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PERFECT YOU

E L I Z A B E T H S C O T T
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Agradecimientos
Traducción
 Lunata creciente
 Flochi
 Maggiih
 Jazzy
 Roro_05
 Aranchaquemame
 Genesis
 Amanecer
 Virtxu
 Vampirabriin
Corrección
 Ellie: Responsable del tema
 Ckony
 Maferiza
 Kanon ♪♫ ♪
 AngeliitaW

Recopilación
 Ellie

Revisión
 Mona

Diseño
 Kairenn

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Indice
Sinopsis 6

Capítulo 1 7

Capítulo 2 11

Capítulo 3 14

Capítulo 4 17

Capítulo 5 22

Capítulo 7 35

Capítulo 8 38

Capítulo 9 45

Capítulo 10 51

Capítulo 11 56

Capítulo 12 62

Capítulo 13 67

Capítulo 14 75

Capítulo 15 82

Capítulo 16 89

Capítulo 17 96

Capítulo 18 101

Capítulo 19 110

Capítulo 20 117

Capítulo 21 124

Capítulo 22 128

Capítulo 23 134

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 24 140

Capítulo 25 142

Capítulo 26 149

Capítulo 27 157

Capítulo 28 165

Capítulo 29 172

Capítulo 30 178

Capítulo 31 185

Capítulo 32 196

Capítulo 33 201

Capítulo 34 209

Capítulo 35 214

Capítulo 36 223

Capítulo 37 230

Elizabeth Scott 232

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Sinopsis
traducido por Dani

LLa vida de Kate Brown ha ido cuesta abajo rápidamente. Su padre ha dejado
su trabajo para vender vitaminas en el centro comercial, y Kate es obligada a
trabajar con él. Su mejor amiga se ha hecho popular, y actúa como que Kate
es invisible.

Y entonces esta Will. El magnífico, inalcanzable Will, quien Kate finge que no
puede aguantar aún cuando no puede parar de pensar en él. Y cuando Will
comienza a actuar interesado, Kate se odia a si misma por quererlo incluso
cuando sabe que ella es solo su última conquista.

Kate imagina que de la única manera que las cosas dejen de doler es si ella
sigue y deja de preocuparse de todos y todo. Lo que ella no comprende es
que la vida no siempre puede ser perfecta, buenas cosas pueden
suceder…pero solo si ella las deja.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 1
Traducido por Lunita
Corregido por Flochi y Ellie

LLas Vitaminas habían arruinado mi vida.


No es que haya quedado mucho para arruinar, pero aún así.

Sé que culpar a las vitaminas por mi horrible vida suena algo extraño.
Después de todo, las vitaminas se suponen deben mantener a la gente sana.
Además, ellas son objetos inanimados. Pero gracias a ellas me he quedado
atrapada en el Mall Center de Jackson mirando a mi padre correr en un traje
de abeja.

Me hundí en la silla de nuestra caja registradora, mientras papá se acercaba a


dos mujeres. Ellas miraban alrededor cuando empezó a hablar, buscando una
salida. No encontrarían nada. En nuestra sección del centro comercial, no
había mucho alrededor, que era la forma en que nosotros podíamos permitir
nuestro stand.

Vi la sonrisa de las mujeres y sus pasos atrás, un casi baile que yo había visto
mucho durante los pocos días que había trabajado aquí. Después de que ellas
se fueron, papá se me acercó, sonriente, y dijo: — Kate, ¡creo que hice una
venta! Las dos mujeres con las que acabo de hablar me dijeron que les dirían
a sus maridos acerca de la reformulación de los comprimidos B Buzz! ¿No es
genial? Ahora creo que volaré… ¿lo haré?... hacia abajo a las grandes tiendas
y veré si puedo dar muestras a las personas que caminan hacia fuera.

Le entregué las muestras, pequeñas bolsas de plástico sellado con el logotipo


de Perfect You, y lo vi caminando por el pasillo, fuera de equilibrio a causa
de su traje. Tan pronto como se fue, saqué mi tarea de historia.

Esto no era como me había imaginado mi segundo año. No es que la primera


mitad hubiera sido maravillosa hasta ahora, pero esto era definitivamente
una baja de todos los tiempos.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Cuatro horas y un capítulo de historia más tarde, el centro comercial estaba


cerrado. Papá y yo embalamos las vitaminas extra que había estado tan
seguro que venderíamos, y luego esperé a que corriera la caja de vuelta al
espacio de almacenamiento que alquilamos en el centro comercial.

—Buen día, ¿verdad? —dijo cuando volvió. Las antenas que llevaba se
balanceaban arriba y abajo mientras hablaba—. Todd y yo hemos vendido
una botella de B Buzz! en la mañana, y estoy seguro de que esas dos mujeres
volverán mañana. ¿No crees que lo harán?

Me encogí de hombros, porque era mucho más fácil que decirle a papá que
estaba segura que no. También era más fácil que mencionar que debíamos
ochenta dólares por el traje de abeja alquilado, y que era mucho más que la
cantidad que habíamos tomado de una botella de vitaminas que
supuestamente había vendido.

Cuando llegamos a casa, mamá estaba sentada en la mesa de la cocina


hojeando la chequera con el ceño fruncido. Había estado haciendo eso
mucho últimamente.

—¿Cómo te fue? —preguntó, poniendo el talonario de cheques abajo.

Me fui antes que ella pudiera decir algo más, de regreso a mi habitación. Me
tomé un segundo para detenerme en la sala y pararme delante de la
televisión pero, viendo como mi hermano, Todd, se levantó a sí mismo el
tiempo suficiente para decir: — Kate, fenómeno, muévete. Estoy viendo algo
importante.

La semana pasada, Todd decidió que quería ser actor. Hasta ahora, todo lo
que eso quería decir es que de ahora en adelante pasaría incluso más tiempo
que el de costumbre viendo televisión. Para un graduado de la universidad, él
estaba seguro sobre la vía rápida a ninguna parte.

—No se puede aprender a actuar mirando el baloncesto.

—Tú no puedes. Yo puedo. Ahora muévete.

Comencé a cantar y lo mantuve hasta que se abalanzó sobre mí. Tengo una
voz terrible, y no en la forma ―estoy diciendo que es terrible para ser
modesta‖. La semana pasada, cuando dejé el coro de la escuela, el director
trató de mantener la alegría fuera de su cara pero no podía contenerla.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

No me preocupa eso, sin embargo. Yo sabía que mi voz era una mierda, y
dejarlo fue un alivio. La única razón que había para permanecer tanto tiempo
era Anna. Todo el otoño había sufrido por las prácticas, esperando que ella
volviera. Que ella quisiera estar en el coro de nuevo. Que ella quisiera ser mi
amiga de nuevo.

Que ella tal vez hablaría al menos conmigo de nuevo.

En el otoño, pensé que no había forma que mi vida pudiera ser peor.

Yo estaba equivocada. Muy, muy equivocada.

Hace casi un mes, mi padre se levantó y fue a trabajar en el Corpus de


software, como siempre, llegaba tarde porque había conseguido quedarse
atrapado en su último juego de vídeo, olvidándose de su trabajo a favor de
matar dragones o conducir automóviles o lo que fuera que lo tenía
obsesionado por esa semana.

Pero luego, cuando se puso a trabajar, su escritorio estaba roto. Realmente


roto.

Se había partido justo por la mitad, y todo lo rompible: marcos con fotos de
todos nosotros, su taza de café, y la cosa que mi hermano hizo de arcilla
durante las dos semanas que quería ser un alfarero, estaba roto.

La única cosa que no se había roto era un pequeño frasco de vidrio marrón
de vitaminas. Vitaminas Perfect You. Papá lo había comprado a una
secretaria que se mudaba de la ciudad y pasó su último día de trabajo
vendiéndolos. Sólo se la había comprado para ser amable.

Pero, acortando la larga historia, papá decidió que el escritorio roto era una
señal de que necesitaba cambiar su vida, y que el frasco de vitaminas sin
romper significaba algo.

Así que dejó su trabajo para vender vitaminas Perfect you.

Sí, realmente.

Cobró su fondo de jubilación, y compró caja tras caja de vitaminas, y luego


alquiló un pequeño stand independiente en el centro comercial. Incluso
contrató a una persona para trabajar con él, pero Gary renunció la semana
pasada, después de que papá le dijo que no podría pagarle. Ahí fue cuando
tuve que dejar el coro y comenzar a trabajar con papá después de la escuela.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Así que ahora no tenía mejor amiga, y tenía un trabajo en el centro comercial
vendiendo vitaminas con mi padre.

Definitivamente mi vida había empeorado mucho.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 2
Traducido por Lunita
Corregido por Ellie

v
Vi a Anna tan pronto como llegué a la escuela la siguiente mañana. Cuando
mi padre me dejó, ella estaba de pie en la acera sosteniendo la mano de su
novio, Sam. Saludó con la mano en mi dirección mientras caminaba hacia ella
y, por un segundo, esperaba que su saludo fuera para mí, aunque sabía que
no lo era. Odiaba lo fácil que era para ella actuar como si nunca me hubiera
conocido.

Odiaba cómo todavía esperaba que se fijara en mí.

Nadie me preguntó por qué Anna y yo ya no éramos amigas. Supongo que


todo el mundo entendió que fue automáticamente cuando Anna se hizo
popular, no había forma de que hubiera espacio en su vida para mí. Incluso
la de Jennifer, tres chicas con las que había tratado de ser amiga en el otoño
hasta que me di cuenta de que me volvía loca, nunca se preguntan qué pasó.

En realidad, una persona había preguntado por Anna.

Will Miller dijo: ―Entonces, ¿qué pasa contigo y Anna?‖ una semana después
de empezar la clase, pero yo sabía que estaba siendo un asno. Will era así,
uno de esos tipos que era lindo y lo sabía. Se había conectado con al menos
la mitad de las niñas en la escuela, y el año pasado, te juro que cada semana
se hizo con una chica diferente antes de la clase. No me agradó desde el día
en que lo conocí.

Traté de evitarlo, de hecho, pero este año estaba en mi clase del primer
periodo. Ya era bastante malo que tuviera que comenzar cada mañana con
biología, y Will empeoraba las cosas.

Por ejemplo, cuando la clase había terminado, acabamos entrando en la sala,


al mismo tiempo, y él dijo: —Oye, ¿qué te hizo a ti la rana? Vi que le cortaste
las piernas.

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Suspiré. Ahora Will siempre parecía obtener algún tipo de placer perverso en
hablar conmigo, pero últimamente había sido aún más molesto al respecto
que de costumbre.

—Yo no corté sus piernas. Mi bisturí se cayó.

—Wow, prométeme que no vas a estudiar medicina.

Me miró y sonrió, desatando sus hoyuelos. Aparté la vista y vi a Anna venir


por el pasillo, caminando en medio de un grupo de chicas de las que antes
nos burlábamos. Dos de ellas saludaron a Will, y una dijo: —¿Alguna
oportunidad de que veamos a Will sin camisa para la próxima reunión de
ánimo?

Él se encogió de hombros, sin dejar de sonreír, y Anna dijo: —Piénsalo bien,


¿de acuerdo? —Su mirada se movía sobre mí como si yo no existiera.

Me alejé, diciéndome que no me importaba, y deseando poder olvidarme de


ella como ella se había olvidado de mí.

Desde luego, Will me alcanzó. —¿Qué piensas? ¿Debería hacerlo? Sé que en


secreto has estado muriendo por verme.

—Correcto, porque si yo veo tu pecho flacucho, podré morir como una mujer
feliz. —En realidad él tenía un pecho muy agradable. La cosa era que él lo
sabía también, porque estaba siempre dispuesto a correr por todas partes sin
camisa con ¡JHS MANDA! pintado sobre él durante las estúpidas reuniones de
ánimo.

—Me gusta saber que un atisbo de mi pecho puede ofrecerte el equivalente


de una vida rica y plena.

—Las palabras claves en mi oración fueron ―ver tu pecho‖ y ―morir‖. La parte


de ―feliz‖ era yo tratando de ser amable.

—Eso dices. —Desató los hoyuelos de nuevo, sonriendo como si supiera algo,
y sentí mi rostro acalorarse porque realmente era lindo y yo no era tan
inmune a ello como querría serlo.

Pero yo no quería que él supieras eso tampoco, por lo que me obligué a


mirarlo. O por lo menos a mirar su frente.

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—Muy bien, me atrapaste. Estoy secretamente obsesionada contigo y paso


todo mi tiempo libre escribiendo sobre ti en mi diario. ―Querido diario, hoy
Will fue un idiota por 467 ª vez consecutiva. Es un sueño...‖

Se rió y luego se inclinó hacia mí y tocó la punta de mi nariz con el dedo


índice. Por alguna razón, me quedé un poco sin aliento. —¿Estás bien?

—Excepto por ti, sí.

Bueno, aquí está la verdad. Yo sabía exactamente por qué me sentía sin
aliento. Yo tenía, digamos, ―pensamientos‖ acerca de Will, y no la clase de
pensamientos que querría tener, donde yo era capaz de olvidar su existencia
y conocer a un tipo increíble que realmente me gustaba. No, tenía
pensamientos como de que él y yo de alguna manera quedábamos atrapados
en un aula y Will se daba cuenta de que me quería, y yo... Bueno, digamos que
yo tengo una vívida imaginación, y dejémoslo ahí.

El problema era que tenía estos pensamientos mucho. MUCHO.

Puso una mano sobre mi brazo. Era muy cálida, y miré sus dedos apoyados
en mi piel, maldiciendo a mi cerebro hiperactivo y recordándome a mí misma
cómo respirar.

—En serio, lo lamento acerca de todo lo de Anna.

Eso me sacó de todos mis ―pensamientos‖ que podría haber estado


pensando, y empujé fuera su mano y me alejé. Yo odiaba la manera en que
me sentía a su alrededor, la forma en que lo deseaba. Odiaba que él fuera la
única persona que había preguntado lo que pasó cuando Anna y yo dejamos
de ser amigas.

Odiaba que él fuera la única persona que había actuado como si el hecho de
que ella me hubiera olvidado, realmente significara algo.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 3
Traducido por Maggiih
Corregido por Ellie

PPapá me pasó a buscar cuando terminó el colegio, dejando a Todd ―a cargo‖


en el centro comercial. Nos fuimos a casa, entonces yo podría cambiarme y
embalarme alguna cena, y él se sentó en el sofá y jugó el videojuego que él y
Todd habían comprado y habían comenzado hace unos días.

Pienso que es extraño y patético que papá a veces actúe como si tuviera la
edad de Todd o, peor aún, mi edad, pero a mi mamá no le importa y siempre
pensó que era gracioso cuando él solía reportarse enfermo para quedarse en
casa y terminar cualquier juego que estaba jugando. Ella dijo que papá era
joven de corazón, y que le recuerda que es importante divertirse.

Me hubiera conformado con que su tipo de diversión fuera menos acerca de


dejar su trabajo para vender vitaminas de infomerciales, pero entonces yo no
había tenido voz en nada de eso.

—¿Quieres que te embale algo de comer? —Le pregunté.

Sacudió la cabeza. —Voy a comer cuando lleguemos a casa para ponerme al


día con tu madre. Ella dijo que va hacer panqueques. —Él me sonrió—. Tú y
yo podemos dividirnos un montón. ¿Entiendes?

—Muy gracioso. Y no puedo. Tengo deberes. —Unté mantequilla de maní en


un pedazo de pan y busqué en la nevera por mermelada.

—¿Estás casi lista para ir?

—Casi. —Todo lo que pude encontrar fue mermelada de naranja. Qué asco.
Terminé haciendo mi sándwich de todos modos. Con todos mis deberes,
además del hecho de que me tocaba comer en el primer turno del almuerzo
en la escuela, lo que significa comer antes de las once cada mañana, yo tenía
que comer la cena antes de llegar a casa del trabajo.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Te ves un poco estresada —dijo papá cuando llegamos al centro


comercial—. ¿Quieres cerrar más temprano esta noche e ir al cine? Quiero ver
esa sobre un tipo que se muda a la casa embrujada.

—Yo realmente tengo mucha tarea. Además, mamá va a hacer panqueques,


¿recuerdas?

—Oh, cierto, se me olvidó. —Parecía decepcionado, pero luego vio a Todd


hablando con dos chicas y salió corriendo en la dirección de nuestro stand,
agitando los brazos para tratar señalar algo. Reduje la velocidad y esperé que
nadie me hubiera visto entrar con él. A veces, estar cerca de papá era como
estar con un niño pequeño.

Todd se fue aproximadamente diez segundos después de que yo llegué a la


cabina, como de costumbre, y cuando el centro comercial había cerrado
finalmente, la caja registradora tenía veinte dólares menos que había la
noche anterior. (―Todd y yo olvidamos tomar el desayuno antes de llegar, así
que tuvimos que conseguir comida y esas cosas‖, fue la explicación de papá.)

Asimismo, no había vendido nada.

—Hey, tal vez deberíamos llevar algunas muestras a Sports Shack y coger a
la gente que salga —dijo papá—. Es un potencial consumidor base con un
interés incorporado en mantenerse saludable, además de que siempre dejan
que salgan de la tienda tarde.

—Deberes —le recordé de nuevo.

—¿Sólo por unos minutos? Tú puedes incluso manejar el coche alrededor


mientras lo hago. ¿Está bien?

Una oportunidad de manejar el auto no era algo que dejaría pasar, y papá lo
sabía. Yo había conseguido mi licencia cuando cumplí dieciséis años, pero
mamá no me deja conducir a menos que ella o papá estén en el coche hasta
que cumpla los diecisiete, porque Todd había conducido nuestro coche
contra la puerta del garaje dos semanas después de haber obtenido su
licencia.

Y porque yo había fallado en mi examen de conducir la primera vez que lo


tomé. Pero conducir sobre todos aquellos conos le podría haber pasado a
cualquiera, realmente.


Sports Shack: tienda deportiva.
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Entonces fui, conseguí el auto, y luego me dirigí hacia el estacionamiento por


la entrada de Sports Shack. Papá estaba de pie junto a la salida del
estacionamiento, tratando de hablar con todos los que salían. Di dos vueltas
por el estacionamiento, disfrutando de la sensación de estar en el coche yo
sola, y cuando regresé, papá estaba hablando con un hombre mayor en un
uniforme de la tienda de Deportes, extendiendo las manos como cuando está
arrepentido de algo, y todos los empleados estaban de pie en el enorme
ventanal. Mirando.

Genial. Como si el traje de abeja no es lo suficientemente vergonzoso. Me


dirigí a una parte oscura del estacionamiento y esperé, deseando que nadie
pudiera ver el coche. O a mí.

—Wow, qué tenso que era ese tipo —papá dijo que cuando finalmente llegó
al coche—. Le expliqué que yo trabajaba en el centro comercial también, pero
a no le importó. Oye, ¿por qué has aparcado aquí? ¿Y cómo es que estás
sentada toda encorvada? ¿Estás enferma?

—Sólo cansada —dije, y procuré mantener la cabeza baja hasta alejarnos del
lugar.

La casa olía a panqueques cuando llegamos a casa, y mi mamá estaba en el


teléfono con la abuela. Me di cuenta porque ella seguía frotándose con los
dedos por el espacio entre las cejas como si tuviera un dolor de cabeza.

—No, las cosas están bien —dijo, y me saludó, entonces papá le dio un
beso—. Mira, ¿puedo llamarte mañana? Genial. No, en serio, por favor olvida
lo que dije antes. Vamos a salir adelante. —Ella colgó y dejó escapar un
suspiro de frustración—. Creo que podría haber quemado algunos de los
panqueques. Lo siento. —Miró a papá—. Tú sabes cómo es mi madre.

Papá se acercó y le dio un fuerte abrazo, levantándola del suelo. Ella rió, y en
esa nota casi feliz, me fui antes de que pudiera preguntarle cómo estaban las
ventas. O antes de que ella pudiera realmente comenzar a hablar de la
abuela.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 4
Traducido por flochi
Corregido por MAFE

TTodd me llevó a la escuela en la mañana porque papá había pasado toda la


noche trabajando en un proyecto de Perfect You y quería tomar unas pocas
horas de sueño antes de que el centro comercial abriera.

—¿Proyecto? —dije—. ¿Qué clase de proyecto?

—No lo sé, Kate —dijo Todd, mirando con el ceño fruncido el tablero de
mandos y golpeando el medidor de gas con un dedo—. Yo estaba un poco
dormido cuando me lo dijo. Es inhumano estar levantado tan temprano, tú
sabes.

—¿Tú crees? Yo sólo lo hago cinco días a la semana.

—Sí, pero tú estás en la escuela secundaria. Yo no lo estoy, y no me matriculé


para ser tu chofer. Es decir, es bastante malo que ahora tenga que levantarme
antes de las diez así puedo estar en el estúpido centro comercial cuando
abra.

—Oh, pobre bebé parásito que tiene que levantarse y trabajar por unas
cuantas horas. Quizás si no te quedaras levantado toda la noche hablando en
el teléfono, estarías más descansado.

—¿Quieres caminar a la escuela?

—Por favor. Mamá podría matarte.

Todd gruñó, porque ambos sabíamos que tenía razón, y después golpeó los
frenos mientras la luz de arriba cambiaba a rojo. Mientras esperábamos para
que cambie, pasó sus dedos a lo largo de su pelo, sonrió cuando se dio
cuenta que una chica en el auto al lado nuestro lo miraba.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Aparte de tener el mismo color de pelo, un rubio rojizo oscuro, Todd y yo no


lucíamos muy parecidos. Esto es porque soy parecida al promedio y él es tan
apuesto que las chicas en los autos contiguos al nuestro en el semáforo lo
ven y le dan sus números telefónicos. Él tenía más llamadas en un día (y en la
noche) que las que yo tengo… bueno, nunca.

Cuando nos detuvimos en el siguiente semáforo, la chica del auto de al lado


le preguntó a Todd si quería tomar un café.

—No tengo mucho tiempo más tarde hoy, pero ¿qué tal ahora, antes del
trabajo? —dijo ella.

Resoplé, pensando en la definición de ―trabajo‖ de Todd.

Todd me codeó y dijo —Me encantaría. —Después manejó a la escuela como


si fuera una carrera.

—Genial, ahora llegué temprano —dije mientras él me dejaba—. ¿Qué se


supone que voy a hacer antes de que el primer período empiece?

—No me importa lo que hagas mientras salgas del coche.

—Eres un odioso.

—Estoy seguro que pensaré en eso mientras estoy bebiendo un café con…
um…

—Sarah.

—Lo sabía. De todos modos, estoy seguro que me preocuparé de eso


mientras estoy con ella y tú estés clavada en la escuela.

Cerré de golpe la puerta del auto tan fuerte como pude cuando me fui, pero
él ni siquiera lo notó. Entendí.

Me fui a la librería y terminé con la lectura de inglés que no había hecho


anoche, y luego fui a mi primer período.

Jennifer M., quien se sentó frente de mí, agarró mi brazo tan pronto como me
estaba sentando. —¡Estoy aterrorizada!

Suspiré. Esta era una de las muchas razones por las que había dejado de ver
con las Jennifer. Todas ellas estaban constantemente asustadas acerca de
algo. —¿Qué está mal?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Los PSATs. Los voy a tomar de nuevo, creo, pero ¿qué pasa si lo hago peor
que la última vez?

—Lo harás bien —Dije, y Jennifer T. se apoyó hacia nosotras y dijo: —Ves, te
lo dije.

Eso hizo que la tercera Jennifer, Jennifer S., mirara nerviosa. Jennifer M. era
la mejor amiga de Jennifer S., o al menos lo había sido en el otoño. Ahora ella
pasaba mucho tiempo con Jennifer T.

Miré hacia abajo a mi escritorio y me pregunté si podría escaparme bajando


mi cabeza y tomando una siesta.

—¿Qué te parece a ti, Will? —Jennifer M. dijo, soltándose de mi brazo para


agarrar el de él. Él se sentó frente a ella también, un escritorio delante de
mí—. Oh, espera, lo hiciste realmente bien, ¿no?

—Sí, pero sólo estaba tratando de mantener el nivel con determinadas


personas. —Will se volvió para mirarme y sonrió abiertamente.

—Kate, pensé que dijiste que solo tú lo habías hecho bien —dijo Jennifer M.

—Lo hice —dije con los dientes apretados—. Will está tratando de ser
gracioso. Ríe así él se callará.

Jennifer M. dijo —Kate, eres graciosa —en el mismo tono de voz que ella
usaba siempre que no entendía por qué yo dije algo, y después empezó a
hablar a Jennifer T. mientras Jennifer S. miraba, todavía luciendo nerviosa.

Will las miró por un segundo y luego se giró de nuevo, susurrando — Kate,
no seas así. Sabes que yo solo lo hice así porque anhelo ver la palabra SAT
seguir a la Universidad y robar tu corazón.

—Uh—huh. Demasiado malo para ti que yo no planeo asistir a la universidad


de payasos.

Él sonrió. —Sólo tú ignorarías la cosa increíblemente dulce que acabo de


decir.


PSATs: Preliminares del SAT. Es un test estandarizado que sirve de práctica para hacer el
SAT, además provee becas y aporta herramientas para elegir una carrera.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Solo tú describirías a uno de tus estúpidos comentarios como


increíblemente dulce.

—¿Estúpidos? Ahora hay una palabra de SAT. De hecho...

—Sr. Miller, ¿le importa? —Nuestro maestro, el Sr. Clark, había entrado,
oliendo a cigarrillos como siempre.

—Nop —dijo Will, y luego movió la cabeza a modo de disculpa cuando el Sr.
Clark lo miró.

—No te preocupes —susurré mientras Will se daba la vuelta—. Siempre


puedes buscar qué significa ―estupidez‖ en el diccionario. Será fácil hallarlo
porque tu foto estará al lado de la definición —y entonces sonreí porque
había tenido la última palabra, y eso no había sucedido en nuestras últimas
tres conversaciones.

Sabía que era patético estar feliz por algo como eso. Y realmente mantener la
pista de quien tuvo la última palabra. Pero, hey, tenía que agarrar lo que
pudiera conseguir.

Especialmente porque cuando fui a almorzar, vi a Anna.

Debido a que los períodos de almuerzo en el Jackson High son sólo de veinte
minutos de duración, siempre entro en la fila para la sopa o la ensalada. Es la
fila más ocupada, y la más lenta, y al momento en que me dan mi taza de
sopa tibia y la pago, sólo tengo el tiempo suficiente para beberlo antes de ir a
clases. Hoy la fila se movió un poco más rápido que lo usual, sin embargo, y
en el momento en que pagué, había suficiente tiempo para tomar asiento y
tomar mi sopa antes que la campana sonara.

Ahí fue cuando la vi. Anna era una porrista ahora, aunque siempre se riera de
ellas antes, y las porristas comían durante el primer bloque de almuerzo
cuando había un juego de básquet. La había visto unas cuantas veces antes,
siempre rodeada por sus nuevas amigas, siempre sentándose al lado.

Hoy, Anna estaba sentada con Tara.

Tara era una senior, y ella era tan popular que podía no hacer nada. Comía
cuando quería, iba a clases cuando quería, y cuando consiguiera un mal
trabajo de teñido y su pelo se volviera naranja, un grupo de chicas teñirían
su cabello de naranja también. Si un actual líder mundial tuviera tanto poder,


Senior: estudiante de último año.
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

todos nosotros estaríamos viviendo bajo una gran dictadura. Escalofriante,


pensé.

Vi a Anna reír, sonriendo del modo en que ella lo hacía cuando era feliz pero
avergonzada. La última vez que ella me sonrió así fue el año pasado, cuando
estaba quejándose por su undécimo cumpleaños y recordé que era historia
antigua y ella había conseguido un solo en el coro.

El año pasado, Anna había estado sentándose conmigo, y habríamos estado


hablando de quien sea que estaba en su asiento ahora.

La campana sonó, y engullí mi sopa. Estaba tibia y salada, y mientras yo


tiraba la copa vi a Tara y Anna levantarse.

Se abrazaron, y vi a Anna reír de verdad, radiante y amplia, mientras Diane


llamaba su atención. Anna solía sonreírme así.

Anna me había tratado como mierda y yo lo sabía, pero no podía odiarla. De


hecho, mirando a Diane, quise ser ella, por mucho que me sentí enferma con
eso.

Caminé tras ambas en mi camino fuera de la cafetería. Diane ni siquiera me


vio, pero Anna lo hizo. Ella me vio, y algo cruzó por sus ojos, algo parecido a
tristeza. Me detuve, esperando que ella me sonriera, pero se alejó.

Al igual que lo hizo el día en que yo finalmente comprendí que ya no éramos


amigas.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 5
Traducido por flochi
Corregido por MAFE

NNo puedo recordar un momento cuando yo no conociera a Anna. Uno de


mis primeros recuerdos es construyendo una torre de bloques con ella en la
guardería, sosteniendo uno y esperando a que ella me dijera dónde ponerlo.

Lo hicimos todo juntas. Ambas aprendimos a nadar en la misma clase del


centro comunitario. Ambas conseguimos bicis para nuestro quinto
cumpleaños, y aprendimos a montarlas tambaleándonos alrededor del
callejón sin salida al final de su calle. Ambas conseguimos perforar nuestras
orejas cuando estuvimos en quinto grado. Incluso compramos nuestros
primeros sostenes, aunque, para ser totalmente honesta, yo realmente no
necesitaba uno esa vez.

Hasta la mitad de noveno grado, Anna tenía cerca de 80 libras de sobrepeso,


tenía frenos, y llevaba gafas, del tipo de lentillas gruesas y pesadas. La gente
se reía de ella pero nunca le importó, sólo me miraría y haría rodar sus ojos.

Anna siempre caminó, habló y actuó como si supiera exactamente quién era
ella y nadie pudiera decirle lo contrario. Ella era tan valiente como yo quería
ser.

Entonces, el pasado marzo, Sam chocó con Anna en el pasillo después del
segundo período y dijo: —Cuidado, carga ancha.

A Anna le había gustado Sam desde la escuela media, y su enamoramiento


sólo empeoró durante nuestro primer año en la escuela secundaria. Ella
estaba loca por él, y viendo su cara después que le dijera eso, me hizo querer
llorar.

Ella lloró, aunque no hasta que llegó al baño de chicas. Yo la seguí y dije que
todo estaría bien mientras le entregaba toallas de papel para usar como
pañuelos.

22
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Ella se volvió hacia mí y dijo: —¿Cómo puede decir eso?

—Porque quiere —dije.

Y lo era, porque Sam la alcanzó al final del día y le pidió perdón por gritarle.

—¿Ves? —dije después que se fue—. Te dije que él no quería decirlo.


¿Quieres venir para la cena después de la práctica de coro?

Ella tiró la parte inferior de la camisa hacia abajo sobre su estómago. —Estoy
gorda, ¿no?

—¡Anna!

—Kate, lo estoy.

—Vamos, luces bien.

—Mentirosa —dijo ella, su voz curiosamente monótona, y luego el director


del coro salió y nos dijo que la práctica estaba empezando y si podíamos por
favor darnos prisa y venir dentro.

En el almuerzo del día siguiente, Anna quiso comprar ensalada, no pizza.

—¿Por qué? —dije—. Quiero decir, puedo entender que quieras saltar la pizza
de salchichas, con esas semillas extrañas en la carne. ¡Pero esto es pepperoni!

—Quiero comer mejor.

—Acabo de decir que no es salchicha.

Ella me miró.

—Está bien, bien, conseguiremos ensalada. Pero Anna... ¿esto es por lo de


ayer? Porque Sam dijo que estaba arrepentido.

—Él dijo que estaba arrepentido por gritarme. Él no dijo que no quería decir
lo que dijo, y yo… yo estoy gorda. Estoy gorda y uso gafas y estoy cansada de
eso. Estoy harta de ser la chica fea. Quiero ser bonita.

—Pero sé que Sam no quiso decirlo —dije, atontada por cuán enojada había
sonado ella. Anna siempre parecía segura de sí misma, tan orgullosa de
quien era.

—Claro que quiso —dijo ella, y me miró fijamente con tanta fuerza que tuve
que alejar la vista.
23
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Por el resto del año escolar, comimos ensalada para el almuerzo. Anna
perdió cerca de veinte libras. Tuvimos mucha diversión comprando nuevos
jeans para que ella usara, y el último día de escuela, le pregunté si quería
unirse al centro comunitario y usar la piscina.

—No puedo —dijo ella.

—Vamos, escuché que Sam es guardavidas.

—No puedo, ¿ok? Tengo que ir a la estúpida casa de mi tía en el estúpido


Maine.

—¿Qué?

—Lo sé. ¿Qué voy a hacer en Maine todo el verano? Probablemente me moriré
de frío mi primer día ahí.

—¿Todo el verano?

Ella asintió.

—¿Cuando se van?

Ella miró el piso. —No enloquezcas, Kate, pero… pasado mañana.

—¿Pasado mañana?

—Quería decírtelo antes, pero tenía miedo que me odiaras porque me voy
por tanto tiempo.

—¿Odiarte? —dije, aún cuando en cierto modo lo hiciera porque ahora iba a
estar atrapada en Jackson sin ella—. Voy a extrañarte.

Ella sabía lo que estaba pensando porque dijo: —Te llamaré todo el tiempo y
te mandaré correos electrónicos todos los días. Te enfermarás de tener
noticias mías, lo prometo.

Fui con ella y su mamá al aeropuerto, que dio un poco de miedo porque su
mamá lloró mucho, y Anna me llamó desde Maine esa noche. Dijo que era
frío pero lindo. —Todo es realmente, realmente verde —dijo ella.

Esa fue la única vez que llamó. Yo la llamé una vez, cerca de una semana
después de que ella lo hiciera, pero todo lo que pude hablar era de Todd y
cuán molesto era, hasta que su tía tuvo que usar el teléfono. Y después
mamá se alteró cuando llegó la cuenta.

24
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Le envié correos electrónicos todos los días por un tiempo, pero, otra vez, no
tenía mucho de lo que hablar, y cuando ella me contestaba siempre estaba
cansada de hacer cosas con su tía y nunca estaba segura de cuándo volvería a
casa. Pregunté por qué no hablábamos más, pero Anna dijo que tenía que
pedir para usar la computadora, y la situación del teléfono era como la mía.
Parecía que ambas teníamos veranos bastante aburridos, y pensé que las
cosas podrían volver a la normalidad tan pronto como ella llegara a casa.

Entonces mi mamá vio a la suya en el supermercado un par de días antes de


que la escuela empezara, y averigüé que Anna había venido a casa. La llamé
enseguida.

—¡No me dijiste que habías vuelto! ¿Por qué no me llamaste cuando llegaste a
casa?

—Kate, he estado en casa por dos días y he dormido todo el tiempo. Mi tía
me hizo levantar a las seis cada mañana. ¿Cuán loco es eso?

Hicimos planes para reunirnos en su casa esa noche. No la reconocí cuando


abrió la puerta. Ella estaba bronceada, y su cabello estaba más largo y teñido
del color de seda de maíz, tan pálido que era casi blanco. Sus gafas se habían
ido, y sus frenos se habían desprendido. También pesaba alrededor de
setenta libras menos que cuando ella se había marchado.

—Wow, luces diferente —dije. Ella lo hacía. Lucía como una modelo.

Estaba un poco celosa. Está bien, muy celosa.

—Lo sé —dijo ella, y cuando ella me sonrió, ni siquiera reconocí su sonrisa.


De algún modo lucía más alegre y más brillante, diferente.

Me gustaría haber adivinado lo que venía. Las chicas que lucen como Anna no
andan con las chicas que se parecen a mí. Es una de esas leyes de la escuela
secundaria de las que nadie habla pero que todos saben. Pero ella era mi
mejor amiga, y había dicho que me había extrañado, y cuando habló acerca
de Maine, sonó justo como ella siempre lo hacía. —Tanto frío. Pero el océano
era magnífico, Kate. Incluso nadé unas cuantas veces. Casi muero por el frío,
¡pero lo hice!

Esa fue la última vez que hablamos. Ella no me llamó la noche antes de
empezar la escuela para discutir lo que íbamos a usar, y cuando llegué a la
escuela, no me estaba esperando afuera como ella siempre hizo. Ella no
estaba en ninguna de mis clases o en mi bloque de almuerzo, y siempre que
yo la veía en el pasillo, ella se alejaba de mí.
25
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Era extraño, y en el momento en que ella no se mostró en las prácticas del


coro, supe que algo estaba mal. La llamé esa noche y su madre me dijo que
no podía venir al teléfono.

—¿Está enferma? —pregunté, y la madre de Anna solo dijo: ―Le diré que
llamaste‖.

Cuando Anna no habló conmigo al día siguiente, y no pareció notarme


cuando la saludé, pensé que estaba enojada. Ella no se enojaba a menudo,
pero cuando lo hacía, realmente se enojaba. Yo sabía que debería haberla
llamado más en el verano. Yo debería haber enviado más correos
electrónicos. Debería haberle dicho que lucía increíble en vez de ser celosa y
estúpida y solo decir que lucía ―diferente‖. Yo debería haberla llamado la
noche antes de empezar las clases en vez de esperar que me llamara.

Sabía que necesitaba decirle que lo sentía y hacer las cosas bien, así que al
día siguiente fui al baño de la cafetería antes del último período. Anna
siempre iba ahí para comprobar su cabello y maquillaje.

Ella estaba ahí cuando entré, parada en frente del espejo como siempre, y
sonriéndole a su reflejo. —¡Hey!

Al lado de Anna, Diane Mullins estaba poniéndose brillo labial. Ella me miró
fijamente en el espejo como si fuera algún tipo de bicho extraño y luego se
dirigió a Anna, ignorándome. —¿Qué piensas? ¿Es muy rojo?

Anna no me dijo nada. Sólo me miró en el espejo como si nunca me hubiera


visto antes, y luego se giró a Diane y dijo —Es perfecto.

En ese momento fue cuando comprendí lo que estaba pasando. Anna no dejó
de hablarme porque estaba enojada conmigo. Anna dejó de hablarme porque
yo todavía era yo y ella se convertiría en alguien más. Ella se convertiría en
alguien.

Ya no era más mi mejor amiga. No era incluso mi amiga.

Pero yo quería serlo.

Yo quería su amistad de nuevo. Yo lo quería lo suficiente para mantener la


esperanza a pesar de que me odiara a mi misma por eso. Odié cuando ella
me hizo desear que podamos volver las cosas a como estaban.

Odié cuando supe, en el fondo, que haría cualquier cosa para ser su amiga de
nuevo.
26
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 6
Traducido por jazzy
Corregido por ckony

CCuando acabó la escuela, caminé hacia el carro de papá. Per o papá no


estaba en él.

—Todd, ¿qué estás haciendo aquí?

—Hola para ti también —dijo él y me hizo señas para que subiese al carro. Lo
hice.

—¿Dónde está papá?

—En el mall, dije que te llevaría.

—¿Por qué?

Todd estuvo en silencio por un momento, actuando como si se estuviera


concentrando en salir del parqueadero. —Simplemente me sentí con ganas.

—Seguro que lo hiciste. ¿Qué estás evitando?

—Entregar volantes invitando a la gente para una fiesta de Perfect You.

—Eso no es graciosos Todd.

Me miró y luego al camino. —No estoy hablando del supuesto proyecto de


papá, es una fiesta Perfect You, en casa. Se quedó hasta tarde anoche leyendo
sobre una mujer que hizo una y consiguió una tonelada de dinero.

—¿Y ahora está invitando gente al azar a la casa?


27
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oh, no. Es peor que eso. Ha llamado a todos con quienes solía trabajar, y
ha decidido. ―¿Hey por qué no invitar completos extraños también?‖ ¿Qué te
parece?

—¿Raro? ¿Estúpido? ¿Loco?

—Todas las anteriores, por lo que voy a visitar a mi amigo Andy por unos
días. Tendrás que trabajar sola por hoy, pero dejaré una nota para que mamá
venga a recogerte, ¿okay? —Rebuscó algo en su bolsillo y el carro cambió de
carril por un segundo.

—¿Todd?

—¡Kate! —replicó, burlándose de mí, y me lanzó un billete de diez dólares a


mi regazo. —Es para comida, sé que se supone que debo de llevarte a casa
para que hagas lo que se supone que haces antes de trabajar, pero quiero
irme a casa de Andy.

—Estás bromeando, ¿verdad?

Suspiró. — Kate, lamento que tú no te puedas ir también ¿está bien? Sólo ve y


consigue algo de comer y luego aparece en tu hora regular. Papá me hizo
hacer volantes para la fiesta pero no hice tantos como él quería, así que
probablemente los habrá entregado todos. Así al menos no tendrás que
preocuparte por eso. —Me dio una de sus sonrisas tipo ―¿no soy genial?‖, y
salió del parqueadero.

—Eso es verdaderamente amable de tu parte —suspiré pesadamente,


saliendo del auto. Deseé poder huir como Todd.

—¡Hey! —dijo, y volteé a mirarlo

—¿Qué?

—Dile a papá que voy donde Andy, ¿podrías? Olvide mencionártelo antes.

Lo miré mal, porque los dos sabíamos que no lo había olvidado, sólo no
quería lidiar con papá cuando se alterara. Ninguno de nosotros quería.

Y, seguro, cuando llegue a la cabina después de pasear por la esquina de


comidas, lo primero que papá dijo fue —¿Dónde está Todd?

Tome un gran aliento. —Se ha ido a ver a Andy.

—¿Cuándo? Espera, ¿ahora?


28
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Asentí.

—¿Por lo menos limpió la casa mientras te alistabas para trabajar como dijo
que lo haría?

Todd ni siquiera me había mencionado. No era que eso fuera una sorpresa.

—Él no... —Empecé a decir, pero papá me estaba mirando con esa expresión
falsa de felicidad que ponía cuando estaba alterado, así que simplemente
dije— él ni hizo ninguna limpieza mientras yo estaba con él.

—Oh. Bueno eso es... —papá suspiró, todavía sonriendo con su sonrisa falsa.
Luego se puso algo más brillante, un poco más real—. Hey, tengo una idea.
¿Qué tal si te llevo a casa realmente rápido ahora? Entonces tú podrías
limpiar y luego que tu madre te traiga de regreso hasta el cierre cuando
llegue a casa.

Oh, no. No. No. No. Papá no me va a dejar arreglando la casa para su estúpida
fiesta. Agarré algunas de las muestras gratis que tenía puestas para la fiesta
Perfect You, magníficos chicos y vitaminas masticables de chocolate, y salí
caminando hacia el pasillo principal del centro comercial.

Papá no me llamó ni nada, por supuesto. Él haría cualquier cosa por evitar
una discusión, simplemente sonríe esa estúpida sonrisa falsa cuando está
alterado, y actúa como si todo está bien. Cuando mamá se enojó por su plan
de renunciar a su trabajo para vender Perfect You, papá fingió su sonrisa por
días hasta que ella aceptó.

Aún así, no puedo creer que quisiera que fuera a la casa y la limpiara. Era su
fiesta, no mía, así como toda esta cosa de Perfect You, se supone que sea su
trabajo de ensueño no mi forzado empleo de después de clases.

Desde luego, evitar las cosas que no quiere hacer es la especialidad de papá.
Cuando no le gustaba algo o no quería hacerlo, simplemente no lo hacía y si
tú te molestabas, él sonreía y decía que lo sentía y aún así no lo hacia.

Suspiré, completamente frustrada y volteé una esquina hacia la parte


principal del centro comercial.

Mientras lo hacía, sentí algo chocar contra mi pierna. Bajé la mirada y vi que
era un niño pequeño. Estaba mirándome, con la boca abierta, claramente listo
para gritar, llorar, o ambas.

29
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Luego vio las pastillas de chocolate en mi mano y gritó: —¿Es dulce? Yo


quiero.

—Derek, por favor, espera un momento —dijo una mujer, caminando


rápidamente hacia mí, aunque su paso fuese lento debido al peso de sus
bolsas de compras. Esperé a que le dijera algo más al niño (como ―por favor,
no grites‖) pero en cambio me miró, y a las pastillas de chocolate, y sus ojos
se iluminaron cuando dije: —¿Le gustaría una muestra gratis?

—Sí —dijo, mientras Derek trataba de agarrar una de las bolsas de mi mano,
gritando como si no hubiese otro—Pero sólo una, no me gusta que Derek
coma mucho dulce.

—De hecho, es vitamina para niños.

—Oh. Entonces es saludable —dijo la mujer, brillando de emoción—


¿Podemos llevarnos toda la bolsa?

—Seguro, pero sólo hay una vitamina en ella —dije, un poco desconcertada
por ella y Derek, pero abrí la bolsa y le di la pastilla a Derek antes de
pasársela a ella.

Derek la recibió con alegría, había parado de gritar y ahora estaba sonriendo
con su boca llena de la vitamina Perfect You. Es la cosa más cercana a un
milagro que yo he visto.

La mamá de Derek claramente lo pensaba también porque dijo: —¿Qué hay


en estos? —justo cuando Will, entre todas las personas, pasaba por una de
las puertas de los pasillos del centro comercial, y Derek terminaba de
masticar, tragaba, y me hacía señas para que me acercara a él.

Distraída por ver a Will, lo hice, y Derek gritó: —¡Más! —lanzando pastillas de
chocolate en mi rostro.

—¡Hey! Kate, ¿Qué pasa? —dijo Will, tenía puesto un uniforme de Sports
Shack que decía ―mi nombre es aprendiz‖.

Genial. Simplemente genial.

Claro que vería a Will en este momento. Al menos él no sabía dónde trabajo.

Me levanté y limpié mi cara con la mano, mirándolo mal.

—Vete —le dije mientras Derek gritaba.

30
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Quiero más dulce ahora.

—¿Está tu tienda cerca? —preguntó la madre de Derek, como si su engendro


del infierno no estuviera gritando a toda capacidad—Oh. Espera ¿Es esta
bolsa cierto? ¿Son estas hechas por Perfect You? ¿No son ellos los que lanzan
esos horribles infomerciales?

—Nunca he visto uno —dije, lo que era técnicamente cierto, porque dejaba el
cuarto cada vez que papá empezaba a ver uno.

—Espera. ¿Tú trabajas en la tienda de Perfect You? —Dijo Will, y por la


mirada de su rostro pude ver que él ya sabía todo sobre el tipo de las
vitaminas que se vestía como abeja. Y quien se mantenía cerca de Sports
Shack, tratando de entregar muestras gratis hasta que el administrador lo
hacía irse.

—Lo hago —dije, esperando no sonar tan humillada como me sentía, y le di


la mirada que decía ―vete y muérete‖, justo cuando Derek gritaba:

—¡Más! —una vez más ante de ponerse a llorar.

—Tu mami puede comprarte muchos más si quieres —le dije. Sabía que era
una cosa completamente manipulativa para decir. Pero necesitábamos la
venta, y además el chico me escupió.

—Mami —dijo Derek con voz quebradiza.

Y su madre dijo: —Está bien compraremos algunas —lanzándome una


mirada para que me fuese.

Mientras los guiaba hacia la cabina, poniendo cuidado tanto por Derek como
por las bolsas de compras de su madre. Will dijo. —¿Más tarde Kate? —y
escuché la risa en su voz.

No sabía si se reía de mí o de la situación en la que me había visto.


Conociéndolo, probablemente de ambas. Lo miré mal sobre mi hombro de
nuevo, él saludó.

Idiota.

—Lamento haber ahuyentado el chico —dijo la madre de Derek mientras


empacaba la caja de pastillas que compró—Se veía delicioso.

Ewww... no es algo que alguien quiera oír de alguien tan viejo, especialmente
cuando mi padre estaba cerca y podría decir cosas como...
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Quién se ve delicioso?

—Nadie —dije antes de que alguien pudiese agregar otra palabra—


Simplemente me encontré con alguien que conozco del colegio —le entregué
a la mamá de Derek su bolsa de Perfect You y el recibo de tarjeta de crédito y
traté de no mirarla mal mientras le decía:—Tenga un buen día.

—Entonces... este chico delicioso —dijo papá tan pronto que ella se fue—¿lo
conozco? ¿Es un atleta?

—Papá, por favor no digas ―delicioso‖ de esa forma. ¿Y a quién le importa si


es deportista o no?

—Perfect You dice que patrocinar un deportista local es una manera genial
de conseguir atención.

Increíble. No que quisiera que papá se interesara en mi no existente vida


amorosa, pero ¿tenía todo que ser acerca de Perfect you? —Sí, papá, es un
atleta. Corre triatlones y escala montañas y es una escultor de hielo
profesional, estoy segura de que le encantaría hacerlo todo cubierto de
anuncios de Perfect You.

Me dio una brillante sonrisa falsa y no dijo nada. ¿Por qué no podía
simplemente enojarse como una persona normal? ¿Por qué? Me forcé a
respirar profundamente — Mira, así está la cosa, me encontré con alguien
que conozco de la escuela y se enteró de que trabajo aquí y... bien, voy a
recibir tanta mierda en la escuela mañana que debería simplemente
renunciar ahora.

—¿Por qué a alguien le importaría que trabajes aquí?

—Porque trabajo vendiendo vitaminas demasiado costosas con un sujeto que


se viste con disfraces locos. Oh. Y el tipo en cuestión resulta que es mi padre.
¿Puedes ver como eso podría causar problemas papá?

Se volteó por un momento, fastidiando con una exhibición que él acomodó.


Cuando miró de regreso, todavía estaba sonriendo, una gran sonrisa falsa, y
cuando habló, estaba claro que estaba pretendiendo que nuestra
conversación no había ocurrido. —Me voy a casa para alistarme pera la fiesta
ahora. Haré que mamá te recoja cuando el centro comercial cierre.

—Papá... —Besó mi mejilla y caminó lejos antes de que pudiera decir nada
más.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

A diferencia de él, no tenía la opción de alejarme, y tenía que quedarme en la


cabina toda la noche.

Eso me enojó, pero luego pensé cómo de alterado estaba papá y me sentí
algo culpable, lo que me enojó de nuevo porque yo no había hecho nada
malo. Él era el quería que lo hiciera todo para su estúpida fiesta y, encima de
todo, tenía que preocuparme sobre lo que Will le va a decir a la gente.

Estaba completamente deprimida para el cierre, pero luego llegó mamá


mientras cerraba la registradora.

—¡Hey! —dije contenta de verla.

—Hola Kate —se veía exhausta y se me hicieron nudos en el estomago.

—¿Papá todavía está teniendo su fiesta?

—No —su voz estaba áspera descontenta. Esto no podía ser bueno.

—¿Qué pasó?

Me dijo toda la historia de camino a casa. Doce personas se aparecieron en la


fiesta. Diez de ellos eran del viejo trabajo de papá, y los otros dos eran una
pareja con la que habló en el centro comercial. La pareja llegó tarde y
empezó a tratar de interesar a las personas en tiempos—compartidos.

Mamá había amenazado con llamar a la policía antes de que ellos se fueran.

—Lo bueno es que tu padre sí vendió algunas cosas después de que ellos se
fueran —dijo ella, pero seguro no sonaba como si pensara que fuera buenas
noticias.

—¿Por qué no le dices que renuncie a esta mierda de Perfect You y se consiga
un trabajo de verdad, de nuevo?

Suspiró. — Kate, este es el sueño de tu papá.

—¿Y?

—Y significa algo para él.

—Bueno, entonces nunca voy a volver al colegio, ¿por qué? Porque es mi


sueño.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Kate Louise Brown, no te atrevas a volver a hablarme así —a diferencia de


papá, mamá no tenía ningún problema con enojarse y gritar—, tienes
dieciséis años y no tienes la más mínima idea de cómo es ser adulto y tener
que lidiar con cosas de adultos.

Correcto, sólo tenía que lidiar con un padre que prefería vender vitaminas y
jugar videojuegos que hacer cualquier otra cosa. Sólo tenía que lidiar con que
mi mejor amiga actúe como si yo no existiera. Sólo tenía que lidiar con que
mi vida se desmorone.

Y encima de todo, mañana tendré que lidiar con que Will, y probablemente
todo el mundo, sepa que trabajo para el sujeto loco de las vitaminas.

Me gustaría ver cómo un adulto lidia con todos mis problemas.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 7
Traducido por roro_05
Corregido por Ellie

MMi mundo se terminó a las 7:23 a.m., cuando me di cuenta de que algo
mucho peor que Will había sucedido.

Yo había llegado a la escuela, y mientras caminaba dentro, escuché retazos


de conversaciones, cosas como ―¿Perfect You? ¿No es como eso que se vende
en los infomerciales?‖ y ―No, lo vende también. Toda su familia lo hace‖.

Will, idiota, pensé con rabia en silencio y entonces, justo antes de llegar a mi
casillero, oí a alguien decir: —Diane Mullins dijo que su mamá dijo que era lo
más patético que jamás había visto. Es decir, el tipo invitó a la gente con la
que solía trabajar a su casa, trató de vender cosas, y luego había gente
totalmente aleatoria que se presentaba y trataba de vender cosas también.

Sí, eso es correcto. Diane Mullins, la nueva mejor amiga de Anna, se enteró de
mi padre y sus vitaminas. Y su llamada fiesta. Y luego le dijo a la gente.

No me refiero a yo fuera lo único acerca de lo cual todas las personas


estaban hablando. Después de todo, yo seguía siendo sólo yo, y las noticias
de que el padre de una estudiante de segundo año vende basura de vitaminas
de infomerciales era divertido, pero el chisme no era enorme. De hecho, yo
estaba bastante segura de que la única razón de que la gente estaba
hablando de eso se debía a que de alguna manera involucraba a Diane, que
era mucho más popular que yo.

Aunque eso no significaba que no apestaba igualmente.

Pasé a través del primer período mirando fijamente mi escritorio todo el


tiempo, pero al instante en que sonó la campana, Jennifer T. me arrinconó.

—¿Es cierto que Diane Mullins estuvo en tu casa anoche? —preguntó ella.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Qué? No. —La rodeé para salir de la sala pero, por supuesto, ella me
siguió.

—Oh. Porque oí que ella y su madre llegaron a una fiesta de tu padre hizo
porque había perdido su trabajo, sólo que no era una fiesta, y trató de vender
vitaminas de infomerciales.

—Él renunció a su trabajo, Jennifer.

Sus ojos se abrieron. —¿Entonces de verdad está vendiendo vitaminas de


infomerciales? ¿Y en tu casa?

—Sí. Tenemos también un burdel en nuestro garaje. ¿Estás buscando trabajo?

—Dios, sólo estaba preguntando. No tienes que ser una perra al respecto.

—Correcto, qué estúpida yo —dije, y me marché.

Luego las cosas empeoraron, porque vi a Anna. Iba caminando con Diane, y
Diane, cuando me vio, se echó a reír, y Anna... Anna también se rió.

Se reía de mí.

Debería haber estado furiosa, y una parte de mí lo estaba... una parte de mí


realmente la odiaba entonces, pero después de que ella pasara caminando a
mi lado, me quedé allí, tratando de no llorar.

No lo hice, aunque quería, y de alguna manera sobreviví a través de mis


próximas clases. Me escondí en la oficina de orientación a mirar folletos de
universidad durante el almuerzo, sin embargo, deseando un descanso de la
rutina de actuación de que yo estaba bien.

Naturalmente, eso significa que cuando sonó la campana y salí al pasillo, Will
estaba allí.

—Ahí estás —dijo, como si me hubiera estado buscando—. Oí que habías


salido corriendo a llorar al baño.

Apreté los dientes. —Bueno, ahora que estás aquí, podría hacerlo.

Él sonrió. —Yo sabía que eras demasiado fuerte como para ocultarte en el
baño, y mucho menos para llorar.

—Correcto.

36
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Su sonrisa se desvaneció. —¿Qué? Yo sólo estaba diciendo...

—Mira, ¿qué quieres? Sí, yo trabajo para el loco de las vitaminas en el centro
comercial. Sí, como estoy segura de que ya has averiguado, también resulta
ser mi padre. Sí, al parecer, la madre de Diane estuvo en mi casa, y estoy
segura de que ella sufrió mucho, pero ¿sabes qué? Yo no me siento mal por
ella ahora.

—Supuse que tu corazón no se rompería por eso —dijo—. Y creo que se


necesita una cierta cantidad de coraje para usar un traje de abeja.

—Caramba, gracias. Ahora me siento mucho mejor. ¿No tienes una chica que
encontrar y manosear antes del comienzo de clase o algo así?

—Mónica y yo dejamos de salir la semana pasada. Voy a tratar de no tomarlo


como algo personal el que no te hayas dado cuenta.

—¿Quién puede seguir el ritmo de tus citas?

—Es bueno saber que lo estás intentando —dijo, sonriendo otra vez, y luego
se dirigió por el pasillo.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 8
Traducido por Aranchaquemame
Corregido por Kanon ♪♫♪

EEl sábado por la noche, papá me dijo que me necesitaba trabajando en el


centro comercial el domingo.

—¿Por qué? —dije—. Se supone que no trabajo los fines de semana,


¿recuerdas?

Estaba sentada en el salón, tratando de averiguar lo que le estaba pasando a


mi mamá, que estaba sentada en la mesa de la cocina, mirando fijamente
hacia la nada. Había estado colgando y descolgando el teléfono todo el día,
siempre cogiendo las llamadas en su habitación, y estaba enfadada, como si
hubiera estado tratando de resolver un problema del cual ya sabía la
solución, y no le agradaba.

—Es importante. —dijo papá, mamá me miró y luego a papá, mientras lo


miraba fijamente se levantó y dijo:—Me voy a la cama.

—¿Kate, puedes esperar un segundo? —dijo papá.

—Claro. —Le miré irse detrás de ella, y cuando volvió unos minutos después
estaba sonriendo, con esa gran sonrisa falsa otra vez.

—Entonces, ¿puedes trabajar mañana?

—¿Mamá está bien?

—Ella está bien, sólo un poco cansada —dijo, y su sonrisa falsa cambió a algo
parecido a una mueca por un momento—. Sé que no has trabajado los fines
de semana antes, pero realmente me ayudaría si lo hicieses. Tengo algo
grande planeado.

No me gustó como sonaba eso. —¿Como qué?

38
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Voy a dar una sesión de información en la biblioteca. —Él me sonrió, una


verdadera sonrisa de felicidad—. ¿No es fantástico?

—¿La biblioteca va a dejarte vender cosas?

—Bueno... no —dijo—. Pero, mira, voy a ofrecer todos nuestros productos


afuera después, en el estacionamiento de enfrente. Lo comprobé y está bien.

¿Su gran plan era vender vitaminas en un estacionamiento? ¿Cómo no pudo


ver el lo estúpido que era eso?

Resistí el impulso de hablar hasta haberme calmado, y después dije: —¿Qué


hay de mis deberes?

Ya había hecho la mayoría, no tener vida social te deja mucho tiempo para
hacer los deberes, pero no quería renunciar al domingo para que papá
pudiera salir al estacionamiento de la librería a tratar de vender vitaminas.
Quiero decir, mi vida ya había caído bastante bajo ya.

—Oh. —La sonrisa de papá se volvió falsa otra vez, la expresión de sus ojos
cambió de feliz a triste—. No había pensado en eso. Lo siento, Kate. Lo haré
en otro momento.

—Papá, es solo que…

—Lo entiendo —él lloriqueó—. Pienso que a lo mejor me iré a dar un paseo.

Papá nunca se iba a dar un paseo a no ser que estuviese tan triste que no
pudiese quedarse en casa y seguir actuando como si todo estuviese bien. La
última vez que lo había hecho fue cuando la abuela vino de visita.

—Lo haré —dije, odiándome a mi misma por haberle puesto ya tan triste
como la abuela lo puso, y odiándolo a él por su estúpido plan y su obsesivo
amor por las vitaminas Perfect You.

—¿De verdad?

Asentí, y él parecía tan feliz que yo casi no sentí haber decidido ayudarle.

—Eres una niña asombrosa, ¿lo sabías? Gracias por creer en mí. Realmente
significa mucho.

Dejé la habitación antes de que él pudiese decir algo más, porque no era
asombrosa, y no creía en él. Sólo odiaba cuando se ponía triste.

39
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Pensé que los domingos en el centro comercial serían más ajetreados, pero el
trabajo era lento, como siempre, a pesar de que el centro comercial estaba
lleno.

Pasé la mayor parte del día apilando botellas de vitaminas en pequeñas


pirámides en la parte superior de nuestra vitrina, aburrida y tratando de no
ser vista por cualquier persona que conociera.

Funcionó la mayor parte del tiempo, aunque en la tarde vino Jennifer S.


Estaba sola y parecía frustrada.

—Hola —me dijo.—Estoy tratando de buscar un regalo de cumpleaños para


mi hermana. ¿Qué tienes para una niña de 10 años que piensa que lo sabe
todo?

—Un letrero que diga ―La escuela secundaria te destruirá‖.

Ella se rió. —Fue realmente fastidiosa ¿no? Odio el séptimo curso.

—Yo también. —Anna y yo habíamos pasado horas en el teléfono,


quejándonos sobre todo. Hasta este año, estaba segura de que nunca tendría
uno peor.

—Debe de ser agradable trabajar sola. Sin un jefe alrededor.

—Bueno, es estar sentada en el centro comercial tratando de vender mierda


infomercial, pero sí, mi papá no está aquí hoy.

Mi voz sonó muy malintencionada, ella no parecía estar riéndose de mí, pero
no quería volver a la conversación de sí—mi—padre—es—un—loco otra vez.

—Claro. Supongo que será mejor que te deje volver al trabajo, entones —dijo
con voz tensa y se fue.

Pensé en llamarla, pero ¿qué le diría después de decirle que lo siento? No


tenía ni idea. Además, si decía algo, ¿qué pasa si es la cosa equivocada y se
enfadaba?

Además, nunca me sentí como si pudiera ser yo mismo con ella o con otra de
las Jennifers. Ninguna era Anna, e incluso si me hiciera mejor amiga con
alguien, no sería lo mismo. No habría tratado de aprender cómo hacer
skateboard con ella, y ella no habría sido la primera persona con la que salí
un fin de semana sin mis padres. Todavía me acuerdo de lo guay que fue

40
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

sentir a los 13 años, un ticket adulto en el cine con mi mejor amiga un


viernes por la noche.

Me quedé mirando la caja. ¿Cómo fue tan fácil para Anna olvidar todo eso?
¿Cómo pudo ella olvidar todo sobre mí?

A lo mejor no lo había olvidado, porque cuando levanté la cabeza, ella me


estaba mirando.

Pensé que estaba imaginando cosas, pero no. Anna estaba allí, realmente allí,
de pie en la esquina de nuestra tienda en el centro comercial. Yo contuve la
respiración, esperanzada, pero ella se dio la vuelta, como si se fuera a ir. Una
ola de furia y tristeza se apoderó de mí. ¿Por qué todavía me importaba ella?
¿Por qué ella no me echaba de menos como yo a ella?

Y entonces Sam y Will aparecieron detrás de ella, y ella se volvió hacia mí.

Mientras los tres caminaban en mi dirección, sentí mi corazón acelerarse,


pero Anna se paró delante del escaparate de una tienda justo dentro de
nuestra sección en el centro comercial, mirando fijamente adentro. Sam paró
con ella, envolviendo sus brazos alrededor de ella.

Will fue el único que vino a la cabina. Seguía llevando una etiqueta donde
decía que su nombre era el aprendiz, y dio un toque con sus dedos a la cima
de la caja, mirando dentro.

—¿Así que, tú tomas algo de todo esto?

—Sí. Todo ello. Para de manchar el cristal. —Detrás de él, Anna estaba
todavía mirando la ventana.

—Wow, qué arte de vender. No me extraña que tengas una cola tan larga de
clientes.

—Will, ¿qué quieres?

Sam le dijo algo a Anna y ella se rió, dándose la vuelta en sus brazos para un
beso y luego quitar un mechón de pelo de su frente. Pensé en todas las veces
que me describió qué haría si ella tuviese la oportunidad de besarle. ¿Qué se
siente que un sueño se vuelva realidad? Yo creo que debe ser la cosa más
maravillosa en el mundo.

—Solo pasaba a decir ―hola‖ a un colega esclavo del trabajo.

41
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—De acuerdo, eso es la razón por la que estás aquí todo el tiempo hablando
conmigo. Oh, espera...

—Deberías haberme dicho que te sentías abandonada. Habría venido antes.


Al segundo que fui contratado, incluso.

—Cállate, Will. —Anna y Sam se fueron de la ventana de la tienda, andando


hacia la cabina. Hacia mí. El tiempo parecía hacerse más lento a medida que
ellos se acercaban, vi a Sam mirándome y luego mirando a Will, después miró
hacia otro lado.

Anna no me miró para nada. Ella caminó directamente hacia mí como si no


estuviese allí.

La miré mientras pasaba, furiosa, pero también deseando que se hubiese


dado la vuelta, aunque sólo fuese por un segundo.

Sin embargo, ella no se dio la vuelta, Will dio un golpe en la caja otra vez.

Cuando lo miré, él estaba inclinado un poco, mirándome. — Kate, ¿acaso te


gusto? —dijo—¿lo suficiente como para no atropellarme si estuviera casi
muerto en el medio de la calle?

Por un segundo pensé que hablaba en serio, porque me miraba tan


intensamente, como si realmente quisiese saber, pero entonces una chica que
pasaba por allí dijo: —Hola, Will —y él se dio la vuelta y la saludó.

Sí, yo lo mantenía despierto por las noches.

—Por favor. Si tú estuvieras medio muerto en medio de la calle, claro que


pararía. Y entonces te vería morir.

—Kate… —dijo, pero no alcancé a oír lo que él fuese a decir porque una
mujer vino a la cabina y dijo: —Necesito ayuda.

Comencé a hablar sobre las vitaminas, gimoteando sobre estos que yo había
puesto en el contador, con cuidado de no mirar a Will. Aún así, noté cuando
se fue.

—Mira —dijo la señora, interrumpiéndome—Sólo quiero saber dónde están


los baños.

—Oh. Sección C, al final del pasillo.

42
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

No volví a ver a Anna, pero me preguntaba qué estaba haciendo. Me


preguntaba por qué me había mirado por ese breve segundo, y deseaba que
significara algo, aunque sabía que no era así. Tampoco vi a Will, pero no
pensé en él para nada.

Bueno, a lo mejor pensé en él un poco, pero sólo unos pocos segundos.

Diez minutos, como mucho.

Mamá me estaba esperando afuera cuando el centro comercial cerró. Ella no


se veía feliz.

—¿Como estuvo el trabajo? —preguntó.

—Lento. ¿Cómo estuvo la cosa de la biblioteca de papá?

—No lo sé. No le he visto, le dejé una nota diciendo que venía a recogerte y
he estado conduciendo un rato. —Su voz era entrecortada, y sus manos
estaban anudadas juntas—. Kate, ¿te acuerdas de tu padre diciendo que se
suponía que iba a recibir un último cheque para todo el tiempo de
vacaciones?

Oh no. esto no puede ser bueno. —Más o menos. ¿Qué pasa?

—Nada. Llegó ayer, sólo que él pensó que tenía más vacaciones de las que
realmente eran, así que el cheque es… más pequeño.

—¿Cuánto más pequeño?

Ella se encogió de hombros. —Mucho más pequeño. He estado hablando con


tu abuela y… bueno, ella se ha ofrecido a venir a ayudar.

—¿La abuela? ¿De verdad? —―abuela‖ y ―ayuda‖ no suelen ir en la misma


frase.

A no ser que fuese ―¡ayuda, la abuela me está volviendo loca!‖ —¿Es por eso
que estabas tan mal anoche?

Ella asintió.

—¿Se puso loca cuando le dijiste que no?

Mamá me miró, y supe exactamente por qué había estado mal la otra noche.

43
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Tú dijiste le dijiste que sí —dije, incrédula. ¿Le había dicho a la abuela que
podía venir a visitarnos?

Ella asintió.

—¿Cuánto se va a quedar?

—No lo sé.

—¿Una semana? ¿Dos meses? ¿Cinco años? Vamos, tú deberías tener una idea
de cuánto se va a quedar…

—Kate, para —dijo ella, con su voz aguda—. Esto no fue fácil para mí, pero
era la única opción que tenía.

La miré hasta que ella miró hacia otro lado. ¿La abuela era su única opción?
¿La abuela iba a ayudarnos?

Era oficial. Absolutamente, no había ninguna forma en que mi vida pudiese


ser peor.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 9
Traducido por Amanecer
Corregido por Kanon♪♫♪

MMe escondí en mi cuarto toda la noche, dejándolo sólo para hacerme un


bocadillo. Terminé tirando la mitad, porque papá y mamá estaban sentados
en la sala de estar viendo la televisión.

Sé que no parece tan malo, pero confía en mí, era como ver un accidente de
coche. Mamá se había acurrucado en el sofá, su expresión era una extraña
mezcla de tristeza y rabia, y papá estaba sentado en el sillón, sonriendo
fijamente a la pantalla de la televisión, aunque yo sabía que no tenía idea de
lo que estaba viendo. Cada uno de ellos me preguntó cómo estaba, y ambas
voces eran intensas, la de mamá estaba llena de frustración y la de papá con
falsa alegría, y yo no quería estar cerca de ninguno de ellos.

Cuando fui a lavarme los dientes antes de acostarme, Todd estaba en el


cuarto de baño con un gorro de ducha plástico en la cabeza, contemplando
una caja en el fregadero.

—¿Cuándo llegaste a casa?

—Hace poco —dijo.

—¿Quiero saber qué pasó con tu pelo? —dije, y saqué mi cepillo de dientes—.
Y, hey, ¿te enteraste de la abuela?

—¿La abuela? —Todd me miró—. ¿Qué pasa?... ¡Oh, mierda!, ¿es por eso que
mamá y papá actuaban tan extraño cuando entré? No importa, por supuesto
que lo era. ¿Qué ha hecho ahora?

—Shh —susurré en voz baja, señalando hacia la sala de estar todavía


demasiado tranquila, y cerré la puerta del baño, encendí el ventilador para
que el olor de la cabeza de Todd no me matara—. Ella viene de visita. Mamá

45
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

no me quiso decir por cuánto tiempo. Ella sólo dijo que la abuela le echará
una mano, signifique lo que signifique.

—¿Cuándo?

—No sé. Pronto. Supongo que tendrás que dejar tu habitación para ella, como
siempre.

Hizo una mueca. —Estupendo

—Sí —dije, y ambos suspiramos.

—Entonces, ¿qué pasó? —Dije, señalando a su cabello.

—Fui a una fiesta, y conocí a una chica que es una peluquera, nos pusimos a
hablar, y ella me dijo que me vería muy bien con el pelo rojo…

—¡Ah! Déjame ver —dije, y alcancé la gorra.

—De ninguna manera —dijo él, bloqueando mi brazo—. De todos modos, ella
me dijo que después yo podría deshacerme del color quitándolo o algo. Lo
que sea que está en esta caja. —Él lo señaló, y miré la imagen de una mujer
muy rubia y comencé a reírme.

—¿Tu pelo se va a parecer a esto? Porque wow, te dará un aspecto realmente


encantador en ti.

—Cállate, abuela.

—¡No sueno como ella!

—Claro que no.

—¡No!

—Está bien. Abuela.

Le di un codazo, y él gruñó, con el ceño fruncido mirando su pelo cubierto de


plástico en el espejo. —Así que, mamá y papá…

—Actúan raro desde ayer —le dije.

—¿Cómo estuvo la fiesta de papá?

—¿Cómo crees?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Eso significa mal? —dijo.

Me lavé, y luego escupí. —Peor. Algunas de las personas con las que él solía
trabajar realmente aparecieron, y uno de ellos…

—Tiene un chico que va contigo a la escuela

Yo asentí.

—¿Es grave? ¿Señalan y se ríen?

—No soy lo suficientemente popular como para eso. Sólo algunas risas. —
Pensé en Diane riéndose de mí, y en cómo Anna también reía, y sentí que mis
ojos ardían. Parpadeé fuerte, enjuagué mi cepillo de dientes y lo guardé—.
¿Hey, qué mal crees que están las cosas económicamente?

Todd empujó su gorra de plástico, con el ceño fruncido. —Digámoslo de esta


manera: La abuela va a venir para ayudar.

Me reí, pero sólo para no llorar. Todd debe haber visto eso, porque me tocó
el hombro, en lugar de empujarme, y me dijo: —Mira, me tengo que lavar la
cabeza. Este material está empezando a arder.

Volví a mi habitación. Cuando me metí en la cama, apenas podía escuchar la


televisión en la sala de estar. Escuché por un tiempo, pero nunca escuchando
más que un murmullo. Mamá y papá aún no se hablaban.

Cuando me desperté, mamá ya se había ido a trabajar y papá había dejado


una nota diciendo que se había ido al centro comercial temprano y que Todd
me llevaría a la escuela.

Desperté a Todd. —Tu cabello está bien.

—Vete —murmuró, y tiró de las sabanas encima de su cabeza.

Tiré de ellas. —Necesito que me lleves a la escuela.

Las tiró de nuevo. —Toma el autobús.

—No puedo tomar el autobús. Nadie toma el autobús. Es como llevar un


letrero que dice: ―Soy un perdedor‖.

—Estoy seguro de que tú no necesitas un letrero.

Le dí un codazo en el costado. —Le diré a mamá.

47
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Se incorporó, frotándose los ojos y luego me fulminó con la mirada. —Eres


fastidiosa.

—Tú también. Ahora hazme el favor de llevarme a la escuela

Lo hizo, pero conducía muy despacio, y acabé llegando tarde, lo que


significaba que tenía que ir a la oficina principal y obtener un pase de
tardanza. La secretaria en el contador delantero preguntó mi nombre, me
miraba sin comprender cuando lo dije, y luego me dijo que me sentara y
esperara.

Unos minutos después, Anna entró con una pila de papeles. —Formularios de
permiso para los regionales —le dijo a la secretaria—. La Sra. Walters dijo
que tenía que traerlos aquí.

—Gracias, Anna —dijo la secretaria.

El año pasado, ella no habría sabido quién era Anna.

—¿Puede darme un pase de tardanza para la clase? La Sra. Walters olvidó


darme uno.

—Claro, sólo espera un segundo.

Por supuesto, Anna obtendrá su pase en seguida y sin tardanza. Ella no iba
hasta a tener que esperar. Era el poder de ser alguien. Incluso los adultos que
supuestamente dirigen la escuela no eran inmunes a ella.

—Gracias —dijo Anna, y miró alrededor de la oficina. Cuando me vio, se


congeló por un segundo y luego se alejó, mirando atrás hacia el mostrador.
Me quedé mirando el suelo y deseé que su cabeza explotara.

Desee que ella me dijera algo.

Cuando la secretaria finalmente terminó de llenar el pase de Anna y se lo dio,


tuve que recordarle que yo estaba allí. Y le dije mi nombre otra vez.

Pasé a Anna en los pasillos más tarde, y ella no me vio en absoluto.

Pensé en esto el resto del día, cómo Anna podía verme y darse la vuelta lejos,
lo peor, no verme en absoluto, y cómo, a pesar de ello, todavía deseaba que
fuésemos amigas. Sabía que debía estar enfadada y firme o lo que sea, pero
yo la echaba de menos. Y peor que no me viera en absoluto, o que me viera y
se diera la vuelta lejos, era que ella no estuviera en mi vida en absoluto. Que
ella no sintiera más nada.
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Yo seguía pensando en eso cuando llegué a casa del trabajo y traté de hacer
mi tarea, a pesar de que mañana era un día de trabajo docente.

Los días de trabajo docente significan un día de descanso. Ellos solían


significar diversión. Anna y yo pasábamos todo el día en mi casa o en la de
ella, comiendo helado y viendo películas, o planificando nuestro futuro en
Nueva York. Anna iba a ser una cantante famosa y yo iba a ser su asistente,
yendo con ella a las fotografías y grabando vídeos y yendo a fiestas
fabulosas.

La última jornada de trabajo docente, me había sentado a ver la televisión y a


discutir sobre el control remoto con Todd. Y mañana me tendría que ir a
trabajar. Yo casi deseaba tener que ir a la escuela en lugar de ir.

Renuncié a mi tarea y aparté mis libros, lanzando el lápiz en la parte


superior de ellos. ¿Por qué tengo que aprender más de lo que siempre quise
saber acerca de la geometría, pero nunca me enseñan cosas importantes,
como qué hacer cuando tu mejor amiga decide actuar como si nunca te
conociera en absoluto?

O ¿por qué no había aprendido la manera de dejar de tener bloqueado—en—


una—clase fantasías sobre un tipo que, cuando yo conocí el año pasado, me
escuchó decir que era lindo y luego se acercó a mí y me dijo que
lamentablemente, no era su tipo, pero, que si por cierto, no tenían yo una
pluma que él podría tomar prestada?

Sí, eso realmente sucedió.

La primera semana de noveno grado, cometí el error de asentir cuando


algunos chicos altos me preguntaron si yo pensaba que Will era lindo. Desde
entonces me he dicho a mí misma que sólo asentí con la cabeza porque yo
era una estúpida, estudiante de primer año con miedo, pero que no es
totalmente cierto, y eso es lo que hace que la historia sea tan humillante.

Porque, por supuesto, tan pronto como había admitido que era lindo, Will
apareció, con la cara roja diciendo que gracias, pero que yo no era su tipo, y
si podría pedir prestado un bolígrafo mío.

Y REALMENTE LE DI UNO.

Esa es la peor parte. A pesar de lo que dijo, le di un bolígrafo. Yo estaba tan


enojada con él. Y conmigo, por ser tan estúpida, lo que probablemente
explica por qué, cuando por fin me habló otra vez (exactamente tres días
después), esto fue lo que sucedió:
49
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oye —dijo.

—Devuélveme mi bolígrafo —le dije.

—No tengo más —dijo. (Yo nunca le diría esto, pero era guay que él
pretendiera no saber de qué hablaba yo).

—¿Tú no lo tienes? ¿Por qué? ¿Te asustó cuando alguien te pidió su nombre?

—¿Y qué?

—¿Qué? —Dije, y luego inmediatamente lamenté no haber dicho algo más.


Algo más inteligente. O al menos algo de más de una palabra.

—¿Qué hice después de asustarme por tener que escribir mi nombre? ¿Con el
bolígrafo? —Él sonrió. (Esto fue cuando vi por primera vez los hoyuelos.)

—No sé lo que hiciste —espeté.—Yo no soy un burro analfabeto. Y me debes


un bolígrafo.

Él enrojeció, luego se rió. Me fui. Y más tarde, cuando yo decía a Anna todo,
pensé en él dando un codazo a mí en una esquina y besándome cuando yo
estaba en medio de un discurso mucho más inteligente sobre mi bolígrafo
desaparecido. Así comenzó la locura.

¿Y de alguna manera aprender a calcular los ángulos de un triángulo es más


importante que buscar la forma de lidiar con esto?

Por favor.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 10
Traducido por maggiih
Corregido por angeliitaw

NNosotros tuvimos una venta en el trabajo, eso no es normal. Papá


transportó una gran caja de vitaminas fuera del almacén y pegó un
manuscrito de venta con un símbolo.

—Yo no sé por qué no podemos atraer más clientes —dijo hace unas pocas
horas atrás—. Realmente estoy sorprendido.

No estuve sorprendida que la gente no quisiera comprar una caja de cartón


de vitaminas etiquetada con un andrajoso signo hecho a mano, porque yo
tengo dieciséis y soy racional, y él es mayor y deja su trabajo porque su
escritorio se rompió.

Todo el tiempo que estuve allá, solamente vendimos tres botellas, y dos de
ellas eran a un tipo que argumentó sobre el precio conmigo y luego con papá
hasta que él cayó y las vendió por la mitad porque estaban peladas atrás en
una esquina. Todd, había pasado la mayoría del día libre, haciendo lo que
haya hecho, y cuando debía haber estado trabajando, probablemente
coqueteando, había vendido la otra botella y luego le pregunta a papá si él
puede irse, papá le dice que sí, por supuesto, y yo caigo en la silla de nuestra
caja registradora, deseando tener un auto y salir, o al menos permitirme
conducir uno propio

Cuando el centro comercial finalmente cerró, papa cogió la caja de ventas y


la reorganizó, añadiendo botellas a partir de la inundación que recientemente
había comenzado a almacenar en el pequeño armario de debajo de la caja
registradora.

—Las cosas están un poco apretadas aquí, ¿no? —dijo—Sabes, creo que voy a
tomar algunos extras ahora, y una vez que tengamos un poco mas de dinero
voy a alquilar más espacio para almacenar en el centro comercial.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Y fue entonces cuando yo sabía exactamente por qué la abuela iba a venir.
Ella tiene dinero, mucho dinero y las cosas realmente deben ser malas para
que mamá lo tome en cuenta, porque durante el tiempo que yo puedo
recordar, la abuela siempre soltó indirectas acerca de que mamá no vive de la
forma que debería, y mamá siempre le dice, ―yo vivo como quiero‖, y luego
ella sale de la habitación y la abuela sigue hablando.

Miré hacia las vitaminas de papá y me di cuenta que se añadirán los gastos
de todas las botellas que pude ver en el mostrador y en los estantes. Sí, era
sin duda por qué la abuela iba a venir.

—¿Quieres ayuda? —papá sacudió la cabeza.

—Tengo un sistema ¿ves? Voy por el tipo de suplemento, no el nombre.

—Está bien papá —él era tan extraño.

—Voy a necesitar otra caja, sin embargo —dijo—¿Quieres ir a los


contenedores de basura y encontrar una?

—Claro —porque nada supera el trabajo en una tienda de vitaminas con su


padre, excepto todos los que además al final tienen una visita a la basura.

Los contenedores de basura están a las afueras de la sección del centro


comercial, escondido detrás de una pared de ladrillos y el muelle de carga. La
única manera de llegar a ellos es a través del corredor del centro comercial,
un largo pasillo que serpenteaba detrás de cada tienda y estaba lleno de
armarios como el de alquiler de papá.

Cuando salí, un tío con una camiseta café estaba tirando la basura. Él asintió
con la cabeza hacia mí.

—Lugar de Vitamina, ¿verdad?

—Bueno —dije con cautela, él no era hermoso ni nada por el estilo, pero era
lindo en un estilo desalineado de alguien que vende café y probablemente
toca la guitarra.

—Tú trabajas en el lugar de café ¿no?

—Sí. Oye, ¿puedes decirle a tu jefe que deje de hablar acerca de las vitaminas
cuando está en la tienda? Mi jefe me odia, pero no quiero decir nada porque...
—Se fue apagando y dejó caer dinero en un tarro de punta.

—Si, voy a estar bien en eso.


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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Gracias —dijo, sin percatarse de mi sarcasmo.

—Nos vemos en todo, supongo.

—Genial —dije y agregué ―idiota‖ cuando volvió a entrar en el centro


comercial.

Entonces oí reír a alguien, no sabía de quién se trataba, pero Will se reía


igual, además tenía una pequeña cicatriz por encima de su codo izquierdo.

—Debe ser una convención —dije.

—¿Yo ni siquiera puedo obtener un ―Hey Will‖ antes de que me empieces a


insultarme?

Él estaba de pie por el muelle de carga, apoyándose en una paleta de plástico


envuelto en cajas de zapatos.

—No, adiós.

—Oye, espera —dijo y saltó desde el muelle de carga. Lo vi caminar hacia mí


con algo de molestia porque era Will, y bueno, más molesta porque me
gustaba verlo caminar hacia mí.

—Mira esto, tengo una nueva etiqueta de nombre hoy. Él se la quitó y me la


ofreció a mí para que la viera.

Yo la miré. Decía ―Un. Chico.‖

Él sonrió. —Alguien en realidad me preguntó lo que significa el ―Un‖ —dijo,


su mano rozando la mía cuando tomó la etiqueta de mi mano y la deslizó en
su bolsillo—. Dije que era por Larry.

Yo me reí y él me sonrió de nuevo con sus los hoyuelos. Fue lo más parecido
a un momento agradable que había tenido con nadie en mucho tiempo. Y con
un chico desde siempre.

Así que, naturalmente, Will lo arruinó diciendo:

—Entonces ¿cuál es el trato con tu papá? Tenemos un aviso en la parte de


atrás diciendo que se supone que le avise al gerente de inmediato si entra.

—¿Cómo? no lo sé —dije—¿se supone que te cuente de mi padre y sus locas


aventuras de venta de vitaminas ahora?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Hey, yo solo...

—Oh, yo no puedo esperar para escuchar esto —él me miró parpadeando.

—Yo sólo estaba tratando de hablar contigo —en ese momento odiaba lo
caliente que estaba y me odiaba a mí misma más por notarlo, por notarlo
siempre, incluso ahora.

—Seguro que sí. Porque hablaste tanto mientras lo escuchabas al chico del
café quejándose de él. Oh, no, espera... tú sólo te reíste.

—Para nada. Yo no...

—¿Te burlas de mí? Por favor...

Él me miró por un momento y luego dijo: —Mira Kate, lo siento...

Por alguna extraña razón, eso me hizo enfurecer. Yo no quería su lástima. Yo


estaba harta del centro comercial, de las vitaminas, de todo. Levanté una
mano, ya sea para empujarlo o darle una bofetada, y él la atrapó, me atrapó.

Me quedé helada, no es que ya no estuviera enojada, porque lo estaba. Sentí


otras cosas también, cosas que ni siquiera tenían un nombre y me golpeó tan
fuerte que no podía moverme.

Él tampoco lo hizo, y mientras que nos miramos el uno al otro,


repentinamente sentí un calor, un picor extraño, como un sonrojo, pero más
fuerte, y yo supe que algo iba a suceder.

Y luego lo hizo, me besó.

Mi primer beso, con Will, era algo salido de un sueño.

Excepto que estaba parada junto a un contenedor de basura, fuera del centro
comercial. Y estaba con Will, quien había besado a casi todas las chicas en la
escuela, y quien no quería que me gustara.

— Idiota —le dije, tirándolo lejos y tratando de ignorar cómo me temblaba


todo el cuerpo.

Él me miraba como si nunca me hubiese visto antes. —¿Idiota? Tú acabas de


meter tu lengua en mi garganta ¿y ahora me llamas así?

—Yo no hice eso.

54
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sí lo hiciste.

—No.

—Sí —dijo, y luego se inclinó hacia mí.

—No —y entonces… oh, ésta es la parte embarazosa: lo besé. No pude


evitarlo, la expresión de su rostro era tan intensa y todo era tan intenso que
tuve que hacerlo, no pude evitarlo.

Y no quería evitarlo. Al menos no hasta que la puerta del centro comercial se


abrió y oír a alguien decir: —Oh.

Entonces tomé una caja y eché a correr como si estuviese siendo perseguida.
Lo cual no era así.

Will vendría detrás de mí, no es que yo lo quisiera ni nada por el estilo.

Además, cuando llegué a casa, me olvidé de todo el asunto del beso, al


menos por un tiempo, porque cuando yo y papá entramos, la abuela estaba
allí.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 11
Traducido por flochi
Corregido por angeliitaw

-C
—Cariño —dijo ella tan pronto la vi parada en nuestro vestíbulo delantero,
y se apresuró por un brazo, pasando a papá como si no estuviera ahí.

—Hola, abuela —dije, sintiéndome tan pequeña y sencilla como siempre lo


hacía alrededor suyo.

La abuela estaba cerca de los seis pies de altura, y había modelado cuando
era más joven. Tenía fotos de sí misma por todas partes en su casa para
demostrarlo, e incluso ahora, cuando estaba anciana, todavía tiene el tipo de
cara que hace que la gente pare y la mire.

—Debería llevarte a un salón adecuado para que obtengas cejas formadas —


dijo ella—. Debe haber uno por aquí en algún lugar. Tienes mis cejas,
querida, y deben estar domadas.

—Madre, Kate no necesita hacer nada a sus cejas. —Mamá le dio a mi brazo
un suave y tranquilizador apretón, dejándome desasirme de la abuela—.
Además, ¿recuerdas lo que sucedió cuando quisiste obrar bien antes de mi
fiesta de cumpleaños de dieciséis? La abuela suspiró.

—No puedo creer que recuerdes eso, Sharon.

—Madre, no saliste de la cama por una semana. Tuve que tener a la Sra. Glick
en la puerta de al lado para que me llevara de vuelta a la escuela porque papi
estaba en Suiza.

La abuela ondeó una mano, como espantando las palabras de mamá, y mamá
frunció el ceño antes de girarse a papá, que había esquivado a la abuela y
tomado a mamá en sus brazos.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

— Ustedes muchachos, nadie necesita ver eso —dijo Todd, sujetándome con
un codo mientras él caminaba detrás mío, su versión de un saludo—. Papá,
llegué al último nivel de nuestro juego. ¿Quieres verlo?

Papá quería, por supuesto, por lo que todos terminamos en la sala de estar,
mamá, la abuela y yo sentadas sobre el sofá mientras papá y Todd se
sentaban en el suelo explotando a chicos malo imaginarios.

—Veo que todavía Steve tiene su pequeña afición —dijo la abuela a mamá, y
por la enorme, fija, y falsa sonrisa en la cara de papá, podría decir que él
estaba imaginando que todos en la pantalla eran la abuela.

—Me ayuda a relajarme —dijo sin alejarse del juego—. Sharon, ¿hay
sándwiches?

—¿Rost bif o jamón? —dijo mamá, empezando a levantarse, pero la abuela


puso una mano sobre sus rodilla.

—Acabas de decir que querías sentarte y descansar, querida.

Mamá se congeló, luego dijo: —Discúlpame, madre —dijo con su voz helada,
y se levantó. Cuando ella había entrado en la cocina, la abuela me miró.

—Luces cansada, cariño. ¿Tuviste un día largo?

Largo y extraño. Pensé acerca de Will, y el beso, y sentí un pequeño escalofrío


corres a través mío. —Algo así. Pero al menos no tengo que ir a la escuela.

—¿Sin escuela? ¿Así que pasaste el día con tus amigos? —me sonrió—. ¿Qué
compraste?

La abuela tenía amigos, o al menos decía que los tenía, y sólo alguna vez hizo
alguna cosa con ellos: comprar. Cada armario en su casa estaba lleno de ropa
y zapatos y bolsos, todo coordinado por color y número de acuerdo a algún
sistema que ella había establecido. Mamá una vez me dijo que su primer
recuerdo era de ella sentada en una tienda mirando a la abuela mirar
zapatos. No me interesa comprar, pero la abuela lo trata como una religión.

—Trabajé con papá —dije. Él me miró, una sonrisa real sobre su cara, y yo le
devolví la sonrisa.

—¿Trabajando? Pero querida, tú solo tienes dieciséis.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Ella sabe cuántos años tiene, madre —mamá dijo desde la cocina—. El
negocio de Steve es un negocio familiar. Eso significa que todos ayudan. Te
dije eso antes.

—Pero pobres Todd y Kate, trabajando tan duro…

—No es tan malo, abuela —dijo Todd, mirándola sobre su hombro y luego
observando a papá, que estaba mirando la pantalla de la televisión con su
falsa sonrisa ardiendo otra vez a través de su cara—. Además, ¿el abuelo no
trabajaba todo el tiempo?

— Él era un hombre muy importante —dijo la abuela—. Y la creación de


medicinas no es algo de lo que uno se toma vacaciones. Pero él nunca me
habría hecho trabajar, y tu madre... oh, cuando ella era una muchacha, nunca
necesitó nada. Él nos cuidó y ciertamente no habría dejado su trabajo para
vender…

—Madre —dijo mamá, volviendo y dándole a papá un sándwich—. Era adicto


a los analgésicos que desarrolló, y nunca notó nada ni a nadie mientras
estaba en casa, lo que no era a menudo. No hagamos de él un santo, ¿de
acuerdo?

La abuela aclaró su garganta, luciendo molesta. Papá apretó la mano de


mamá, sonriendo una tensa y muy falsa sonrisa. Mamá parecía trastornada.

Todd los miró y luego me lanzó una mirada, diciendo: —Hey, abuela, Kate y
yo no te dimos tus regalos de cumpleaños la última vez que estuviste aquí.

—Cierto —dije, dándome cuenta de lo que estaba haciendo. Distraer a la


abuela era una buena idea, y afortunadamente, era fácil—. ¿Quieres tus
regalos ahora?

La abuela sonrió abiertamente, y la tensión en el cuarto, tan fuerte hace un


segundo, disminuía. Aún así, no sabía cómo íbamos a sobrevivir con ella,
especialmente cuando le tomó cerca de un minuto para rasgar todos sus
regalos y decir: —Bueno, ¡esos eran inusuales! —antes de mirarnos como si
estuviera esperando más.

— Recién me acuerdo que tengo... que hornear un pastel mañana —dijo


mamá, desapareciendo de vuelta en la cocina—. Hay un cumpleaños en el
trabajo.

Papá, Todd y yo miramos tras ella, y luego papá dijo: —¡Hielo!

58
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Se giró a la abuela. —Sé que te gusta mucho el hielo cuando tienes una
bebida, y nuestro congelador aún sólo hace cubitos de hielo, no picado. Mejor
si voy por algo.

—Yo iré... —dije al mismo tiempo que Todd dijo: —Agarraré mis llaves, papá,
y podemos tomar mi auto.

Entonces terminé por sentarme en la sala de estar con la abuela, quien sonrió
y luego tocó con una mano con una perfecta manicura el paraguas que yo le
había dado.

—Este es un muy encantador paraguas, querida —dijo ella—. Pero el regalo


de tu hermano... ¿qué es, y por qué piensa que quiero leer acerca de árboles
llorones?

—Es un poema, abuela. —Antes de querer ser actor, Todd iba a ser un poeta.

—Llorar, profundo, pedir... ah, rimando. Ya veo. —Ella suspiró—. ¿No se


supone que tienes la foto del brazalete de Tiffany que envié?

—La tenemos. —La abuela siempre nos enviaba anuncios de cosas que
nosotros podríamos conseguirle como regalos. Generalmente cuestan más
que los frenos que Todd tenía, y mamá decía que tendríamos que pagar por
esos hasta que Todd tenga hijos y ellos necesiten frenos.

—Oh. Bueno, entonces, no importa —dijo la abuela, y miró alredor de nuestra


sala de estar, con el ceño fruncido al montón de videojuegos que papá había
amontonado en el suelo al lado de la televisión—. No entiendo cómo trabaja
la mente de tu madre. ¿Qué clase de marido solo holgazanea…?

—Madre, para —mamá gritó desde la cocina—. ¿Por qué no vienes a


ayudarme con este pastel?

—Cariño, estoy bien aquí. ¿Alguna vez conseguiste ese buen libro que envié
acerca de decoración con un presupuesto?

Mamá salió de la cocina, una caja de mezcla de torta en una mano. —Sí,
madre, pero, tristemente, Steve y yo no tenemos veinte de los grandes
alrededor para instalar paredes especialmente texturadas en la sala de estar.
Nosotros preferiríamos enviar a Kate a la universidad.

—Oh cariño, nunca podrías cambiar las paredes aquí. Haría al resto de la
casa lucir más desastrosa.

59
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Mamá rodó sus ojos y volvió a la cocina.

Me pregunté cómo la abuela y el abuelo habían producido a mi madre, quien


era siempre tan sensible, y me levanté, diciéndole a la abuela que le
conseguiría una bebida. Ella siempre bebía soda Diet con una rodaja de lima
y mucho hielo. El hielo estaría mal ahora, por supuesto, no le gustaría, pero
al menos yo sería capaz de alejarme de ella por un minuto o dos.

Mamá me abrazó en cuanto entré a la cocina. —La abuela tiene buenas


intenciones. Sólo que ella nunca piensa antes de hablar, o actuar.

Hice una cara. —Puedo decirlo. Y no me gustan las cosas que dice de papá.
Además ella odió mi regalo.

—Ella no lo odió. Ella... ella cree que todos son como ella, y piensa sólo en
ropa, joyas y maquillaje. Comprar regalos útiles no es algo que mi madre
entiende.

— Uno pensaría que ella entendería para qué es un paraguas —dije, y tomé el
vaso que la abuela siempre usa del gabinete—. ¿Y cómo viene siempre a decir
cosas acerca de papá?

Mamá suspiró. —Ella no lo entiende. Mi padre era un trabajólico, y cuando


estaba en casa... bueno, sólo voy a decir que él no era feliz. Tu padre, por
otro lado, ama estar en casa. Me ama y también a sus hijos. Le gusta relajarse
y tener diversión.

Abrí el refrigerador y saqué una lima, cortando un pedazo y pegándolo sobre


el borde del vaso justo como a la abuela le gusta. —Pero tu papá hizo mucho
dinero, ¿verdad?

—Lo hizo —dijo mamá—. Pero no le hizo ni a él o a tu abuela o a mí mucho


bien—. Me dio una soda Diet, sin encontrar mis ojos.

Quizás no le había hecho mucho bien entonces, pero estaba bastante segura
que el dinero era la única razón por la que la abuela estaba acá ahora. No lo
dije, porque algo en la forma de mamá me detuvo.

Tomé la bebida de la abuela y luego me senté junto a ella cuando acarició el


sofá. — Quiero oír acerca de ti, querida —dijo ella, moviendo su copa y
frunciendo el ceño brevemente al hielo—. ¿Cómo está la escuela? ¿Hay
algunos chicos en el horizonte?

60
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Genial. Encontré algo peor que trabajar con papá. — Um… ¿ése es un traje
nuevo?

—Lo es, querida. He tomado un avión a Nueva York la semana pasada y pasé
cuatro días de compra. Algo que tú y yo haremos juntas. Haremos una
pequeña vacación y...

—Ningunas vacaciones de compras para Kate, madre —dijo mamá, saliendo


de la cocina—. La última cosa que ella necesita es pasar día tras día
probándose ropa y escucharte decirle cuán bonita sería si solo hiciera esto o
aquello.

—Sharon, yo nunca...

—No he olvidado como celebramos mi décimo—octavo cumpleaños, madre.

—Yo tampoco —dijo la abuela—. Un día entero juntas, y al final de él me


dijiste que ibas a ir a la universidad de California, no importó que nunca
hayas dicho una palabra sobre el deseo de ir ahí antes.

—Sí, bueno, ahí es donde Berkeley estaba —dijo mamá, su voz fuerte—. Y te
administraste bastante bien sin mí, ¿o no?

—Todos hacemos lo que tenemos que hacer —dijo la abuela, su voz igual de
fuerte, y yo dije que estaba cansada y me escapé a mi cuarto.

Cerré mi puerta apoyando mi mano contra ella. Tenía una imagen de mí y


Anna en el Jackson Jamboree que grabé esa vez. Lo he usado para verla cada
noche antes de dormir. Ahora lo mantuve en el cajón del escritorio.

Giré, mirando alrededor de mi cuarto. Sobre mi cama había un espacio vacío


donde el mono de peluche que ella me había dado cuando tenía ocho solía
estar.

Deseaba poder llamar a Anna ahora y contarle de la abuela, de todo, pero no


pude, tengo el mono en la parte trasera de mi armario y lo miré hasta que
mis ojos enrojecieron. Cuando lo puse en su sitio, me dije a mi misma que no
estaba llorando, e ignoré la humedad que caía de mi cara al mono, cerrando
la puerta antes de verlo sentado ahí solo.

Dejándolo atrás y olvidado, como yo.

61
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 12
Traducido por jazzy
Corregido por Ellie

LLa mañana siguiente estaba tan nerviosa por ver a Will que cuando llegué al
colegio ni siquiera me molesté en buscar a Anna.

No tenía ni idea qué iba a pasar, excepto que esperaba que las cosas
estuvieran bien, pero estaba casi segura que no lo estarían. Es decir, en mi
corazón todos eran finales felices, pero incluso entonces estaba algo confuso
el cómo llegar ahí. Y luego está el hecho de que había besado a Will, quien ha
estado con tantas chicas —y quien claramente sabía lo que estaba haciendo—
que era básicamente un besador profesional. Además, salí corriendo después
del beso, y estoy segura de que eso no es algo que una adolescente normal de
dieciséis años haría.

Vi a Will en el momento en que entré al primer período. Eso era normal,


aunque la forma en que mi corazón empezó a palpitar tan pronto como lo vi,
no lo era. Él estaba mirando la puerta, como si esperara a alguien, y cuando
entré, me miró directamente y sonrió.

—Hola —dijo. Eso tampoco era normal. Will no me notaba cuando yo entraba
a clases, al menos no de esta forma.

Me sentía temblorosa, y las palmas de mis manos estaban húmedas con


sudor. Tenía que decirle algo, cualquier cosa, incluso yo sabía eso.

Pero no pude.

No podía porque, si le decía algo, si le decía ―hola‖ de regreso, ¿entonces


qué? ¿Will querrá salir conmigo, y papá se conseguirá un trabajo real, y la
abuela volará a su casa y nunca regresará, y Anna será mi mejor amiga de
nuevo?

Ninguna de esas cosas va a pasar, nunca, y no quería que ese beso se


convirtiera en algo así. No quería que ese buen recuerdo desencadenara una
62
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

serie de muchos otros malos. Quería que se quedara en lo que era, un


grandioso momento, algo que fuera dulce y lo suficientemente fuerte como
para sostenerse por si mismo. Algo que yo pudiera recordar sin dolor.

Es algo bueno que no le respondiera nada, porque Will miró hacia otro lado.
No me dijo nada más. No mencionó el beso.

No había esperado que lo hiciera, pero muy profundamente, en ese pequeño


lugar optimista que detestaba, dolía que no lo hubiera hecho. Pero realmente,
¿por qué un simple beso significaría algo para Will?

Especialmente cuando claramente no lo hacía. Después del almuerzo,


mientras botaba mi taza de sopa vacía, vi a Will entrar en la cafetería. Se
estaba riendo, y cuando uno de sus amigos lo golpeó con el hombro, él
volteó, haciendo muecas en su cara de una exageración de una cara besando.
Una broma.

No tenía que adivinar acerca de qué ni de quién era.

Me sentí tan estúpida por haber estado tan nerviosa antes. Por gastar mi hora
de almuerzo pensando acerca de ese beso. Por pensar que fue grandioso.

Estaba enojada también. Sabía que él era solamente un chico y que había
muchísimos más en el mundo, pero no iba a tener una oportunidad de tener
mi primer beso de nuevo, y no era justo que se hubiera arruinado.

Fingí un dolor de cabeza en mi última clase y conseguí un pase a la


enfermería. Aunque no fui ahí. Fui al gimnasio. Sabía el horario de Will, y en
el último período él trabajaba en la oficina del entrenador por el puesto
interino que se suponía debía haber terminado cuando la compañía que lo
patrocinaba fue a la bancarrota.

Estaba caminado por el estante de trofeos cuando las puertas del gimnasio se
abrieron y Anna salió, sus brazos tan llenos de fotocopias que todo lo que
podía ver era la parte superior de su cabeza. Una de las copias salió de la pila
y cayó al piso.

—Mierda —dijo, y luego se sacó uno de sus zapatos, intentando tomar la


copia con los dedos de sus pies. La vi tratar de agarrarla, y repentinamente
pensé que iba a llorar.

Ella todavía era Anna. Mi Anna, quien podía recoger cosas con los dedos de
sus pies y quien una vez, por una apuesta, había recogido dos monedas de

63
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

seguido. Dos veces. Todd tuvo que llevarnos al cine, pagar nuestros boletos,
y comprarnos palomitas por eso.

—Aquí —le dije y recogí la copia, entregándosela.

Se paralizó por un momento y luego dijo: —¿Puedes ponerla encima de la


pila?

Lo hice

—Gracias —dijo ella, volviendo a colocarse el zapato y volteando la pila de


copias hacia el lado un poco, sólo lo necesario para que pudiera ver su
rostro.

Estaba sonriendo, de hecho sonriendo. —Supongo que los dedos


maravillosos no funcionan como solían hacerlo. Supongo que mis días de
gloria terminaron con las monedas, ¿no?

No podía moverme, no podía hablar.

Ella me habló. Después de meses de silencio, ella me habló.

—Pensé que la cabeza de Todd iba a explotar cuando las dos ordenamos
palomitas grandes —continúo, e hizo una cara, un espejo de la expresión de
Todd como había sido esa noche.

—Oh, lo sé —dije, sonriendo, mientras recordaba lo enojado que había


estado, y porque estaba tan feliz de que finalmente ella estuviera hablando
conmigo—. Aunque lo mejor fue que de hecho lo atrapé intentando hacerlo
más tarde y no pudo.

Anna sonrió de nuevo. —No todo el mundo tiene mis dedos maravillosos. Me
encantaba cómo tu Papá solía decir eso: ―Anna y sus dedos maravillosos‖. Mi
papá raramente me notaba y… bueno. —Me miró, y fue una verdadera mirada
de Anna, fuerte y triste al mismo tiempo—. Tú sabes cómo es él.

Yo lo sabía. —¿Has hablado con él últimamente?

—Me llamó la semana pasada —dijo, su voz triste y repentinamente


temblorosa—. Se va a casar de nuevo. Su nombre es Becky y es genial, es
maravillosa... no paraba de hablar de ella. Y después ni siquiera me pidió que
fuera a la boda.

—Debes estar tan enojada —dije—. Lo juro, si miraras en el diccionario, su


foto estaría junto con la palabra ―idiota‖.
64
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Se rió. —Debería estarlo, ¿cierto? Y estoy enojada. Todo el mundo me ha


dicho cuánto lo sienten, pero nadie ha visto… nadie más ha visto lo enojada
que estoy. Dios, te extrañé tanto...

Se interrumpió y miró al suelo, luego sacudió su cabeza. —Tengo que irme —


dijo tan rápidamente que las palabras prácticamente se atropellaron unas
con otras, y antes de poder decir algo, antes de siquiera poder pensar algo,
ella se fue.

Me quedé mirando tras ella, paralizada.

Ella me extrañaba. Ella recordaba lo de las monedas. Recordaba ser mi amiga.


Anna me extrañaba.

Miré alrededor, mi mente dando vueltas.

Quizá podría buscarla y podríamos hablar. Realmente hablar. Debe de tener


esta hora libre, para hacer manados para las porristas o algo así, y si la
alcanzara ahora...

—Así que, dedos maravillosos. Supongo que ahora sé cómo convertirme en


una porrista exitosa.

Will. Él estaba recostado contra la pared cerca a la puerta del gimnasio, con
las manos en sus bolsillos.

—¿Te paraste ahí a escuchar mientras hablábamos?

—¿Qué se supone que iba a decir: ―hola Anna, siento molestarte mientras
estás fastidiando la mente de Kate, pero no puedes apagar la copiadora
cuando has terminado de usarla porque algunos de nosotros tenemos
montones de formularios de salud que copiar‖?

Ahora recordaba por qué había venido hasta aquí. —Ella no me estaba
fastidiando, estaba hablando conmigo. Pero, desde luego, no puedo esperar a
que tú sepas la diferencia, tú—cerdo—perro—comadreja—perdedor.

—Wow —dijo, sonando sorprendido y un poco enojado—, ¿me besas, me


ignoras, y ahora me estás llamando nombres? Eso parece un poco extraño
pero, desde luego, tú lo eres...

—¿Yo te besé? ¿Esa es la historia que estás contando?

—¿Ahora estoy contando historias de ti?


65
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Te vi en el almuerzo.

—¿El almuerzo? Yo no dije nada sobre ti en el almuerzo.

—Cierto. Es algo curioso, pero no confío en mentirosos.

—Bien —dijo y luego jaló el cuello de su camiseta a la izquierda, mostrando


un moretón con la forma de una boca en su cuello—. Alguien vio esto
temprano, y he estado recibiendo mierda por eso todo el día, así que en el
almuerzo amenacé a todos con darles uno propio —dijo, y luego hizo la
expresión que le había visto antes.

—¿Así que tus amigos van por ahí mirando bajo tu camiseta? Y yo no te hice
esa… cosa.

Se rió. —Seguro, fue sólo una chica que comparte tu nombre y se ve justo
como tú. Y me gustaría verte intentando esconder esto todo el día. ¿Eres en
parte vampiro?

Empecé a reír, luego me detuve a mí misma. —Mira, yo no te hice...

—¿Qué? ¿No me diste esto? —se movió hacia mí, tocando el moretón con un
dedo—. ¿Debería refrescar tu memoria?

—No eres gracioso —dije y golpeé su pecho con un dedo.

Él lo agarró y se inclinó, presionando sus labios sobre mi cuello, justo bajo


mi oído. Sentí la calidez de su boca, un filoso y rápido mordisco de sus
dientes, y luego me estaba sonriendo de nuevo.

—Ahora estamos a mano.

Lo miré, mi boca colgando abierta en algún punto cerca de mis rodillas. Su


sonrisa se desvaneció y esa mirada, la intensa de la noche anterior, regresó.
La campana sonó y él no se movió. La mirada no cambió. Escuché gente venir
por los pasillos, una ola de sonido creció dirigiéndose a nosotros.

Él continúo mirándome. No estaba segura de si yo seguía respirando.

—¡Miller! ¿Dónde demonios están esas copias? —alguien gritó, miré por
encima y vi a uno de los entrenadores mirándonos mal.

Will parpadeó, como si se estuviera despertando, y miró hacia el entrenador.


Yo me alejé, prometiéndome a mí misma que lo descifraría todo más tarde.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 13
Traducido por r0r0_05
Corregido por Ellie

EEn lugar de eso, terminé besando a Will otra vez.


El trabajo era aburrido, y a eso de las siete, el centro comercial estaba
bastante desierto. Papá fue a comprarse un café, y mamá llegó justo después
que se fuera.

—Acabas de desencontrarte con papá —le dije—. Salió en busca de café.

Ella no pareció sorprenderse. —Entonces, ¿cómo van las cosas?

—Lentas. Además, papá le dio a Todd cincuenta dólares para una audición
que afirma tener, pero apuesto a que Todd sólo va a…

— Kate —dijo con su voz de alerta—, ¿no estás un poco grande para esto?

—¿No es Todd un poco grande para vivir en casa?

Ella suspiró. —Cuando te pregunté cómo estaban las cosas, quise decir
contigo. Has sido muy callada sobre todo últimamente. Yo no sé cómo van
las clases, o si estás saliendo con alguien…

—Mamá, por favor. ¿Me veo como el tipo de chica con la que los chicos
quieren salir?

—Sí —dijo ella, como si le hubiera hecho la pregunta más estúpida del
mundo, y miré hacia abajo al piso para no hacer algo vergonzoso, como
abrazarla en público.

—La escuela está bien —murmuré—. Y no hay ningún muchacho.

—¿Qué hay de Anna?

—La vi hoy.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Mamá y papá sabían lo que había sucedido con Anna, más o menos. Les dije
que no nos estábamos hablando mucho ahora, y que ella tenía un novio. Hay
algunas cosas que no puedes decirle a tus padres, y ―hey, mi mejor amiga
piensa que soy una perdedora‖ es una de ellas. Ellos piensan que ese tipo de
cosas no son posibles, lo cual es dulce, pero equivocado.

—Eso es bueno. Me pareció ver al novio ese de ella el otro día, pero estaba
con una pelirroja, así que supongo que no era él. —Su estómago rugió, y ella
se sonrojó.

—¿Tienes hambre, mamá?

Ella suspiró de nuevo. —Cuando llegué a casa esta noche, hice la cena, y la
primera cosa que mamá, la abuela, me dijo fue: ―Cariño, ya no tienes veinte
años, así que no comas como si los tuvieras‖. Había estado esperando por
unos macarrones con queso todo el día, y ella me los arruinó.

—Lo siento —dije, y apoyé la cabeza sobre su hombro durante un segundo.


Pobre mamá. La abuela era molesta, pero no era mi madre—. Deberías
encontrar a papá y beber un café con él.

—No puedo. Tengo una entrevista.

—¿Entrevista?

—Para vender cosméticos en la tienda de departamentos en la que papá tiene


prohibido entrar —dijo, y me dio una sonrisa débil—. Si consigo el trabajo,
tendrá que entrar a escondidas a visitarme. ¿Lo puedes ver haciendo eso?

Por desgracia, sí podía. —Pero ¿por qué quieres trabajar allí cuando ya tienes
un...? Oh. Estás buscando un segundo empleo. ¿Necesitamos tanto el dinero?

—Bueno, creo que no tengo que preguntarte si has notado que estamos
teniendo problemas de dinero —dijo.

—Mamá, ¿por qué no le pides a papá que vuelva a trabajar? —Dije, pero ella
no respondió, sólo movió la cabeza, silenciándome cuando papá llamó:
―¿Sharon?‖ desde el final del pasillo que daba a la parte principal del centro
comercial.

—Tengo que irme —dijo, y fue a encontrarse con papá. Los dos hablaron
brevemente, lo suficientemente lejos como para que no los pudiera oír, y
cuando papá volvió, me dijo que me tome un descanso.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Mamá te dijo por qué está aquí? Porque no me parece justo que tenga que
conseguir otro trabajo para que tú puedas estar aquí con estos estúpidos... —
Me callé, avergonzada por la conmoción y el dolor en sus ojos—. Papá, yo…

— Kate, por favor, vete a tomar un descanso —dijo, y su sonrisa era tan
terriblemente falsa que prácticamente me escapé de la cabina.

Me sentí mal por haberlo disgustado, pero yo estaba enojada también. Yo no


le pedía a él que se enamorara de unas estúpidas vitaminas. Yo no le pedía
que trabajar en el centro comercial. Yo no le pedía que las cosas se pudieran
tan mal que la abuela tuviera que venir.

Por una vez, yo deseaba que él y mamá fueran la clase de padres que se
gritaban unos a otros. Pero papá era incapaz de enojarse, y cada vez que
mamá se enojaba con él, siempre lo hablaban en privado, y peor aún, se
comportaban como que si todo estaba bien en frente de mí y de Todd.

Fui al puesto de comida rápida, pero no tenía ganas de estar allí rodeada de
gente con bolsas de compras y refrescos que en realidad se divertían en el
centro comercial. Sólo me hacía pensar acerca de cómo el centro comercial
era el último lugar donde quería estar.

Salí de allí, donde las luces de neón el patio de comidas daban de sombras
brillantes, y entonces vi a Will. Estaba en su uniforme de Deportes Shack,
devorando una hamburguesa como si no hubiera comido en todo el día.
Tenía un poco de mostaza justo encima de su labio superior, y cuando me
vio, se lo quitó con la lengua, tragando su último bocado, y luego me miró,
con las luces del puesto de comidas dándole extraños colores a su rostro.

La forma en que me miraba me hizo pensar en antes, y me llevé una mano en


mi cuello. Su beso no había dejado una marca, pero juro que todavía lo
sentía. Me sonrió entonces, como si supiera lo que estaba pensando; y no sé
qué tenía esa sonrisa, pero cuando la vi, la escuela y mis padres y Anna, y las
vitaminas y todo lo demás no importaban. Ni siquiera podía pensar en nada
de eso.

Y me gustó esa sensación. Me gustó mucho.

Yo quería sentir eso de nuevo, de hecho, y cuando él me dijo: ―Hey‖, del


mismo modo en que lo había hecho por la mañana, yo le dije: —Tengo que
volver a trabajar, pero voy a estar en nuestro armario de almacenamiento,
detrás de Toy World, en unos diez minutos.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Me miró, sus ojos imposibles de leer, pero por la forma en que se había
quedado congelado, sabía que lo había sorprendido.

Entonces éramos dos los sorprendidos.

No podía creer lo que acababa de decir. Yo nunca hacía cosas así, nunca.
Anna era la que tenía ideas y que nunca tenía miedo de decir lo que pensaba.
Anna era la que se atrevía a hacer cosas, la que me convenció de ponerme
agujeros en las orejas, aunque yo estaba realmente asustada, ella era la que
se había convertido a sí misma en otra persona. Yo me limitaba a seguirla,
feliz de ir a donde ella quisiera ir. Y entonces ella se había ido, y yo me había
vuelto más callada, más encerrada en mí misma. Supongo que ese beso con
Will había destruido parte de mi cerebro.

O, en el fondo, yo realmente quería un momento como el que había tenido la


noche anterior. Yo quería besarlo de nuevo.

Pero cuando volvía a entrar al centro comercial, esa dosis momentánea de lo


que sea que me había hecho hablar con él, como que se perdió, y después de
varios minutos de estar pie en el pasillo que conducía a nuestro espacio de
almacenamiento, me apoyé en la pared y suspiré.

Yo no podía hacerlo. Fue un error, y lo sabía. Tenía que volver al trabajo.

Además, ¿cuáles eran las probabilidades de que él incluso se apareciera?

Bajas. Inexistentes incluso, porque cuando mi papá me envió a coger botellas


de los geles de ajo que quería exhibir un par de minutos después de volver a
la cabina, Will no estaba allí.

La decepción se apoderó de mí, y me dije que estaba siendo estúpida, que yo


sabía que él no se presentaría.

Pero me sentía decepcionada de todos modos.

Miré los estantes que papá había apilado llenos de vitaminas, y comencé a
excavar en busca de los geles de ajo. Encontré una caja de ellos en la parte de
atrás y la saqué, resoplando ante el peso.

Oí un ruido, miré por encima de mi hombro, y luego casi dejo caer la caja.
Will estaba de pie un poco más atrás de mí, apoyado contra la pared, como si
estuviera tratando de parecer relajado, pero no lo lograra del todo. Me miró
mientras luchaba para colocar la caja en otro estante abarrotado, sin ofrecer

70
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

su ayuda, y el impulso abrumador que había sentido por darle un beso


comenzó a parecer mucho menos abrumador.

—No te preocupes, estoy bien —le dije.

—Como si fueras a permitir que te ayude —dijo, dando un paso hacia mí—.
Además, ahora se supone que debería estar contando los cordones de mis
zapatos en nuestro lugar de almacenamiento. Supongo que ahora voy a tener
que quedarme hasta tarde para hacerlo.

—Yo no te pedí que hicieras eso.

—Yo no dije que lo hubieras hecho. —Dio otro paso hacia mí.

—Bien —dije, pero mi voz salió muy tambaleante y suave.

Entonces él me besó. Tocó los lados de mi cara, mi cuello, y luego puso sus
manos en la parte baja de mi espalda, acercándome a él, y todo mi cuerpo
ardió. Él sabía como a canela, lo que me sorprendió porque lo había visto
comer una hamburguesa, y entonces me di cuenta de que debe de haber
comido una menta o algo y eso sólo... me derritió.

Podría haberlo besado por siempre, creo, pero una vez más, las vitaminas me
arruinaban la vida. La puerta del pasillo se abrió y Papá gritó: — Kate, ¿has
encontrado los geles de ajo?

Salté como si él estuviera junto a nosotros, y Will me tocó el hombro,


susurrando: —Tu papá, ¿verdad?

—Sí, me tengo que ir. —Traté de fingir que no me había dado cuenta de que
el hecho que él me susurrara al oído me había dado piel de gallina, y me
marché antes de que él pudiera notarlo. O decir algo.

Podría decir que no sé por qué me alejé así de nuevo, pero eso sería una
mentira. Me alejé para poder ser la que se iba, y me fui para no tener que ver
cómo él se iba primero.

—Alcánzamelas —dijo papá cuando llegué hasta él, y parpadeé antes de


recordar que tenía que traer las vitaminas.

—¿Por qué no estás en la cabina? —Le dije, con la esperanza de cambiar de


tema—. Quiero decir, ¿no me dijiste que alguien siempre tiene que estar allí
durante las horas de centro comercial?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Papá se ruborizó. —Bueno, se hace algo aburrido allí a veces, y te fuiste por
un tiempo. —Me miró—. No las encontraste, ¿verdad?

Sacudí la cabeza, y él se fue a buscar las vitaminas. Me senté en la cabina y


me pregunté qué demonios había sucedido. Básicamente, le había pedido a
Will que me besara. ¿Por qué había hecho eso? ¿En qué había estado
pensando?

No había estado pensando. Ese era el problema.

Yo no podría hacer frente a la escuela, por miedo de que Will podría decir
algo, y también por miedo a que no dijera nada, y en la mañana traté de
convencer a mamá que estaba enferma. Aunque me levanté cuando ella dijo
que la abuela se quedaría en casa conmigo y, antes de darme cuenta, estaba
en camino al primer período, temiendo lo que iba a suceder.

Sólo que no pasó nada.

Entré a clase y Will estaba hablando con Jennifer M., sonriendo y asintiendo
con la cabeza y sin notarme para nada. Quería golpeaba. Y a él. Y luego
volver a casa y pasar el día comiendo helado.

Era una sensación muy angustiante.

—¿Pudiste entender la lectura? —Jennifer S. me preguntó cuando me senté.

La miré, totalmente sin importarme que Will seguía hablando con Jennifer M.
De hecho, yo esperaba que ellos dos se juntaran. Su locamente celoso novio,
que jugaba al fútbol y tenía un cuello del tamaño de mi pierna, lo rompería a
Will por la mitad.

—Más o menos —le dije, y Will miró por encima de su hombro a mí entonces,
haciendo clic con su bolígrafo una y otra vez muy rápido. Por un segundo,
pensé que parecía nervioso.

—Así que... lo de anoche —dijo, y tan pronto como lo hizo, yo sabía lo que
venía. El discurso de: ―Mira, anoche estaba borracho/en un lugar realmente
malo/etc., y yo no te veo de esa forma‖. Yo había oído a Todd decirlo un
millón de veces, y siempre empezaba así.

Yo no quería escucharlo ahora, en especial no delante de todos.

—No me importa, sólo deja de hacer clic con el bolígrafo, ¿vale? —Dije, y
volví a mirar a Jennifer S—. ¿Tú la entendiste?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Todo lo que recuerdo es que cuando la gente tiene ciertos tipos de anemia,
terminan comiendo cosas como pintura.

—Y tierra —dijo Will, metiéndose como siempre. Me miró de nuevo—. ¿No te


importa? —Casi parecía herido.

—Sí. No me importa, así que por favor ahórrame el discurso.

—¿Discurso?

—¿Qué eres, un eco?

Me miró por un momento, y luego sonrió igual que la noche anterior. —¿Qué
clase de discurso se supone que debo hacer?

Nerviosa, miré mi escritorio, y me quedé mirándolo hasta que comenzó la


clase.

Por supuesto, terminó siendo día de grupos. Y adivina quién estaba en mi


grupo…

Correcto. Jennifer M., con quien seguía teniendo sentimientos residuales de


odio irracional; Kim, quien en realidad pensaba que ser el tesorero del
consejo estudiantil significaba algo y gastaba todo su tiempo en debatir
acerca de películas antiguas de la década de 1980; y Will.

—Pero ya no hay robots asesinos, Kim —dijo Jennifer cuando él finalmente


hizo una pausa para tomar un respiro en mitad de su discusión sobre alguna
película que nadie más que él y un montón de gente vieja jamás habían visto.
Se volvió hacia mí—. Vamos a concentrarnos en la lectura. Kate, ¿qué piensas
de la sección sobre la tipificación de la sangre?

Yo lo había leído la noche anterior, mientras me preocupaba acerca de lo que


había sucedido con Will, y no recordaba nada al respecto. —Pensé que era...
Bueno, era interesante. ¿Qué te parece a ti?

Jennifer suspiró. —No lo leíste, ¿no? Will, por favor dime que tú lo leíste. No
te preocupes, sé que lo hiciste. ¿Qué te pareció lo de la sangre?

Casi pude oír sus pestañas revoloteando. Me acordé que yo salía con ella, y
que, además de una tendencia a pelearse con Jennifer S. y T. unas contra
otras, no era tan mala. ¿Y quién quería a Will de todos modos?

No hice caso de la pequeña voz dentro de mí que decía: ―¡Yo!‖

73
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Creo que es realmente complejo —dijo Will—. Pasaron un montón de


cosas, ¿sabes?

—Absolutamente —dijo Jennifer—. Te refieres a cómo los tipos de sangre


fueron descubiertos, ¿verdad?

—Claro. La evolución de todo —dijo Will.

Muy bien ¿cómo es que ella no se daba cuenta que claramente él no había
hecho la lectura tampoco? Me aclaré la garganta, y él me miró, sonrió otra
vez, y luego miró a Jennifer.

—Wow, ¿estas son tus notas? Incluso has resaltado algunas partes… Sí, eso
exactamente en lo que estaba pensando. Tienes que hablar de todo esto
cuando nos llamen.

—¿En serio? ¿Crees que está bien? —Jennifer dijo, y miró a Jennifer T., que
estaba hablando con Jennifer S.

Mientras ella estaba distraída, Will se inclinó hacia mí. – Tienes que mejorar
tus habilidades para mentir —susurró.

—¡Oh, por favor! Si yo tuviera hoyuelos y pretendiera que todo lo que dijo es
interesante, ella estaría encima de mí también —le susurré.

Se echó a reír. —¿Así que estás diciendo que eres inmune al encanto de Will
Miller?

—Definitivamente soy inmune a cualquier cosa que tú llamas ―encanto de


Will Miller‖, perdedor.

Se estiró, sin dejar de sonreír. Su camiseta se subió, mostrando un poco de


su estómago, y vi a Jennifer girarse y mirar ese pequeño trozo de piel como
si hubiera sido hipnotizada. Honestamente, es tan triste la forma en que
algunas chicas se ponen totalmente estúpidas por…

Volvió a acomodarse la camisa hacia abajo, y me miró mientras lo observaba,


sonriendo una sonrisa lenta que hizo que me dieran ganas de golpearlo. Y
luego besarlo.

Me guiñó el ojo y me dejé caer de nuevo en mi silla.

Estúpido Will. Estúpida yo.

74
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 14
Traducido por Aranchaquemame
Corregido por MAFE

EEl trabajo fue bien, estuve en nuestra cabina todo el tiempo, incluso cené
allí. Papá dijo que incluso admiró mi dedicación y me preguntó si quería
limpiar nuestra zona del almacén.

—Después de todo, tú has tenido una buena mirada a ello ahora ¿no? —dijo
él, y yo dije ―claro‖, tratando de no ruborizarme.

Otra vez en el pasillo, con filas con cajas y cajas de vitaminas Perfect You,
traté de ponerlas en un tipo de orden y no pensé en Will. No me pregunté si
él estaba trabajando. No me pregunté en qué estaba pensando, ni si él estaba
pensando en mí.

No mucho, de todas formas.

Por la mañana, me levanté antes de que sonara la alarma porque mamá


estaba discutiendo con la abuela. Me levanté y abrí la puerta un poco, para
poder echarles una ojeada. Mamá estaba de pie en la puerta del baño, que
estaba abierta lo justo para yo poder ver a la abuela peinándose el pelo.

—O sea que lo que estás diciendo es que estoy sola como siempre, —dijo
mama. Su voz era bajita, apenas un susurro. Al principio pensaba que era
porque no quería que Todd o yo lo oyéramos, pero entonces se paso una
mano por sus ojos y me di cuenta de que estaba tratando de no llorar.

—Cariño, no voy ni a responder a eso. Estoy aquí, ¿no? quiero ayudar. —La
abuela cogió mi cepillo del pelo le hizo una mueca y luego cogió el suyo.

—¿Y cómo vas a hacer eso? Te dije lo que necesitábamos la otra noche,
dijiste que lo tenías que pensar, y ahora me has dicho ―no‖.

—Eso no es lo que he dicho. He dicho que te ayudaría.


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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Qué significa eso?

—Significa que no es mi trabajo salvarte de las decisiones de tu marido. Has


decidido quedarte con él, vives con lo que él hace. ¿No te suena eso familiar
cariño?

—O sea, ¿esto es realmente de papá y algo que te dije a ti antes de ir a la


universidad? Tú no puedes estar comparando a Steve y a él seriamente,
mamá, y estoy segura de que no me estás diciendo que soy como tú.

—No, tú dejaste eso muy claro cuando te fuiste. Y entonces no nos dijiste ni
una palabra a tu padre o a mí hasta que te graduaste sin un trabajo y con una
montaña de préstamos de estudiantes.

Mamá se estremeció. —Eso no es justo. Volví a casa porque leí que papá
estaba enfermo, no porque quisiese dinero. Nunca te he pedido nada, pero la
vida que Steve y yo hemos construido... estamos en peligro de perderla.

—No si él consigue un empleo.

— Él tiene un trabajo.

—Oh, Sharon, por favor. Te casaste con un niño y, sinceramente, es el


momento de que crezca. Te ayudaré, pero claramente no voy a mantener la
absurda fantasía de Steve.

—No tienes ni idea de lo que estás hablando. Steve es asombroso. Él es en


realidad cariñoso, y haría lo que fuese por mí o por los niños.

—¿Lo haría? —dijo la abuela, y vi cómo mamá miraba al suelo, su cara


poniéndose oscura, y cambiando a rojo.

—Como iba diciendo, si hago lo que me has pedido, esto sólo retrasaría lo
inevitable. El pequeño sueño de Steve es sólo eso, cariño, un sueño, y
posponiendo que se despierte por un par de meses o incluso un año no
cambia nada. Te ayudaré, pero todo lo que te pido es que pienses sobre lo
que te dije. Un matrimonio no se supone que tiene que...

—Ya está bien —mamá dijo, mirando a la abuela. Su cara estaba todavía
colorada pero su voz era fría—. Quédate con tu dinero. No me importa
trabajar aunque no me guste alguna gente, y sé más del matrimonio de lo
que tú sabrás nunca.

76
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Cariño, eso es un poco melodramático, incluso para ti, y yo pienso que las
dos sabemos que yo sé mucho del matrimonio. He sobrevivido al mío
después de todo.

Mamá cogió aire y lo soltó lentamente, y después dijo: —No hay ningún
punto en que tú te quedes aquí por más tiempo.

—¿Quieres que me vaya? —la abuela parecía sorprendida, extrañamente,


dañada. No pensaba que eso fuese posible.

—Sí, mamá, lo quiero. Quiero que te vayas en cuanto sea posible, y si vuelvo
a ser lo suficiente estúpida para pedirte algo alguna vez, sólo pretende que
soy una niña. No podrás enviarme a un internado como lo hiciste entonces,
pero tendría que ser lo suficientemente fácil para ti ignorarme.

—Cariño...

—No quiero oírlo, mamá.

—¿Cómo crees que hubiese sido la vida si no te hubiese mandado fuera? —


dijo la abuela—. ¿Crees que tu padre hubiese dejado las pequeñas pastillas
azules? ¿Tú crees que él hubiese estado más alrededor, o notado a alguna de
nosotras? ¿Crees que yo en cambio habría sido una persona mejor? ¿Una
madre mejor? Alejarte de esa casa fue lo menos egoísta que jamás he hecho.

—La única cosa —mamá dijo, pero su voz estaba temblando.

—Puede que tengas razón —dijo la abuela—. Pero aun así, no mantendré a
Steve y su ridículo esquema. Pero sí que te quiero ayudar cariño. No volveré a
mencionar lo que dije la otra noche, pero te daré el dinero suficiente para
este mes. No te quiero trabajando en dos trabajos, especialmente cuando uno
de ellos es vendiendo esos horribles cosméticos.

—¿Donde está el truco?

—Ningún truco. Sólo quiero ver a mi familia. ¿Es tan difícil de creer?

—Francamente, sí, pero viviré con ello. Una vez que el mes se haya ido,
podrías...

—Sí, cariño, lo entiendo. ―Gracias por el dinero, ahora vete‖.

Mamá sacudió la cabeza. —Mamá, tú tratando de ser la víctima... bueno, es


como yo tratando de vender un lápiz de ojos de 40 dólares.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oh, no soy tan mala en ello, cariño —dijo la abuela, y cerró la puerta del
baño.

Volví a la cama y me pregunté qué le habría dicho la abuela a mamá de papá


y su matrimonio. Tendría que haber sido realmente... bueno, típico de la
abuela. Con tal de que papá y sus vitaminas se fuesen, tenía que estar de
acuerdo con ella.

El sueño de papá era uno que no me importaba si se rompía.

En cambio, me encantaría que tuviese un trabajo de verdad otra vez.


Significaría que parte de mi vida volvería a ser como antes. Significaría no
volver a trabajar en el centro comercial, no más música ambiental o una
cabina diminuta o gente mirando a papá y sus vitaminas y luego mirando
hacia otro lado como si les avergonzara.

No, no habría nada que echaría de menos de trabajar en el centro comercial.

Bueno, una cosa. Una persona. Pero ya ha pasado, había terminado y eso era
todo.

Todavía, estaba aliviada de llegar al primer periodo y encontrar que Will no


estaba en el colegio.

O al menos sentir que estaba aliviada. Realmente estaba un poco


decepcionada cuando andaba hacia clase y no le vi, pero la decepción podría
haber venido cuando tenía que encarar biología tan pronto en la mañana. O
porque tenía que oír a Jennifer M. hablando sobre su nuevo bolso, que era
tan molesto como sonaba.

No, estaba bastante segura que la decepción que sentía no tenía nada que ver
con Will.

Entonces, Jennifer empezó a hablar de él.

—He oído que Will no está aquí porque Mónica es una completa ruina y él no
puede lidiar con eso —ella dijo—. Ustedes sabían que estuvieron como juntos
por un tiempo, ¿verdad? Bueno, supuestamente ella fue a verle al trabajo la
otra noche, y él tenía un chupetón de otra chica. Quiero decir, sí, ellos no
estaban juntos más, pero aun así. Él siempre ha tenido a otra chica
esperando, ¿sabíais?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Dibujé una caja pequeña en el borde de una hoja de mi cuaderno. Lo sé.


Todos sabían sobre Will. Excepto Sam, que era tan popular que la conexión
con él requería un nivel social que casi nadie tenía. Infiernos, yo lo había
logrado. Garabateé sobre la caja que había dibujado.

Jennifer M. se apoyó más cerca bajando la voz. —He oído que la otra chica es
una especie de chica rápida elegida al azar.

Qué halagadora. Dibujé otra caja y la rallé, pretendiendo que el papel era la
cara de Jennifer.

—Bueno es Will —Jennifer T. dijo—. Él ha estado por lo menos con la mitad


del instituto, o sea quien está libre para él, ¿sabes? Me siento mal por Sam,
porque la gente a veces dice cosas sobre él y otras chicas, pero tú sabes que
es porque sale con Will.

—Pero Will no ha estado con casi ninguna este año —Jennifer S. dijo mirando
a Jennifer M.— Quiero decir, excepto Mónica, sólo le he visto con un par de
ellas más...

—Por favor —Jennifer T. dijo a Jennifer S., rodó los ojos hacia mí y luego
volvió a Jennifer M.—Como si tú supieses algo acerca de chicos. No eres
capaz ni de tener a uno mirándote. —Jennifer M. se rió, aunque se veía un
poco incómoda, y Jennifer S. apretujada, sentada con los hombros abajo en
su escritorio. Se veía como si fuese a llorar.

—Lo siento —le dijo a Jennifer T., que actuó como si no hubiese dicho nada y
empezó a hablar a Jennifer M.

Y ahí otra razón por la cual no salía con las Jennifers más. Anna nunca me
hacía sentirme mal por decir algo de la forma en la que las Jennifers algunas
veces me habían hecho sentir. Claro que Anna simplemente me ha dejado de
hablar.

Pero ella también me ha vuelto a hablar, de repente, y me ha dicho que me


echaba de menos.

A lo mejor podríamos ser amigas de nuevo. Quiero eso más que nada, y
pienso en eso durante mis primeras clases, me preguntaba si había algo que
yo pudiese hacer para hacer que Anna me volviese a hablar.

Fui al cuarto de baño después de comer, y pasé a Diane en la ida. Ella se


estaba yendo, y gritó: —Esa estúpida canción parece incluso decente cuando
79
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

tú la cantas, Anna —prácticamente gritando en mi oído y aún actuando como


si no me viera.

Anna estaba de pie frente a los lavabos. La miré mientras se miraba en el


espejo y después hice una mueca a su reflejo mientras ella jugaba con su
pelo, que estaba recogido atrás en un nudo hecho—para—parecer—
desordenado.

—Se ve genial —dijo la chica que estaba al lado de Anna, y me di cuenta de


que era Tara—. Y tú realmente hiciste que esa mierda de canción sonase
mejor. ¿Quieres venir a comer? No lo voy a hacer aquí hoy. —Miró alrededor
y, como Diane, miró a través de mí.

—Oh, creo que Diane se fue. Peor para ella. Mira, tengo antojo de comida
chica, así que estate en el aparcamiento en 5 minutos, ¿okay? —Se fue antes
de que Anna pudiese decir algo como respuesta.

Como si alguien alguna vez dijese que no a Tara.

—Mierda —Anna susurró, y se frunció el ceño a sí misma en el espejo—. Sólo


tengo tres dólares. ¿Cómo voy a pagar la comida?

¿Me estaba hablando a mí? Había otra persona en el baño, pero esta era
solamente un estudiante de primer año que pasó rozando por delante de
nosotros dos en cuanto Anna terminó de hablar, claramente atontada por
estar el mismo cuarto que Tara. Y Anna.

—¿Nos vemos igual que el año pasado? —Anna dijo, y ahora sabía que me
estaba hablando a mí.

—No te voy a dar dinero. —Me quedé sorprendida de lo firme que mi voz
sonó. Yo quería volver a hablar a Anna otra vez, pero no así.

—No te he pedido ninguno —dijo ella, sonando sorprendida y un poco


enfadada—. Sólo estaba diciendo que tengo 3 dólares. Mamá fue despedida
otra vez. Es como siempre que tiene un empleo y empieza a hablar de coger
unas vacaciones, sé lo que va a venir.

No dije nada, pero debió de haber algo en mi cara, una expresión que Anna
conocía, porque ella añadió: —Ella todavía quiere ir a Chocolate Village. ¿Qué
pasa con ese sitio, y cuánto tiempo ha estado prometiéndome que me
llevaría?

—Chocolate gratis, y desde cuando quieres ir.


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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Le dije de tratar y volver a coger clases en el colegio otra vez, pero ella...

—No lo hará.

—Sí. Ella dice que es muy vieja y que... bueno, tú sabes. —El timbre sonó y
ella saltó—. Oh, mierda, me tengo que ir. Tara odia esperar. Nos vemos, Kate.

—Okay —dije, y esperé hasta que sabía que ella se había ido antes de girar
alrededor en un círculo sonriendo abiertamente. Anna me ha vuelto a hablar,
e incluso ha dicho que me vería después.

Por favor, oh, por favor, deja que lo haga.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 15
Traducido por Amanecer
Corregido por MAFE

PPapá y Todd decidieron ir al cine unos diez segundos después mi padre y yo


llegamos al centro comercial.

—No tengo prisa por irme a casa, ¿sabes? —Todd dijo a papá, quien asintió
con la cabeza cansada en acuerdo por temor a la abuela—. Además, conozco
a alguien que trabaja en el cine, y cuando yo conseguía el café esta mañana
me dijo que si nos presentamos antes de las tres, ella podría llevarnos a ver
cualquier película de forma gratuita.

—¿Cualquier película? —Papá dijo, animándose lo suficiente como para hacer


una media vuelta extraña, mitad baile, que esperé que nadie viera.

—Síp.

—Te voy a traer algo para comer —dijo papá mientras él y Todd
prácticamente salieron de la cabina, como la comida compensara tener que
quedarme a vigilar su precioso negocio.

No es que hubiera mucho que vigilar. No había clientes, por supuesto, así que
hice alguna tarea y luego traté de reorganizar el gabinete abultado debajo de
la caja registradora. ¿Por qué papá seguía comprando más vitaminas?

Mamá llamó a la cabina después de que yo había renunciado a acomodar el


gabinete y había vuelto a tratar de descifrar los problemas de geometría. Ella
quería hablar con papá, y su voz sonaba tensa.

— Él no está aquí.

Ella suspiró. —¿Dónde está?

—Con Todd. —No es que yo quisiera proteger a papá, que me hacía trabajar
sola, pero yo sabía que decir que él se saltaba su ―trabajo de ensueño‖ para ir
al cine, era el tipo de cosas que la abuela pensaba cuando ella había llamado
82
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

a papá un niño. Y, aunque yo lo había pensado antes, había sonado tan mal
cuando la abuela lo dijo.

—¿Así que se fue del centro comercial?

—¡No! Él está en el cine.

—El cine —dijo mamá, repitiendo las palabras como si ella misma no acabara
de creer en ellas—. Está bien, le dices… —Suspiró otra vez—. Sólo dile que
llamo para decir hola.

—¿Quieres que te llame?

—No. Quiero decir, no es necesario. Oh, y Kate, cuando él vuelva, dile que he
dicho que tú te mereces un descanso extra largo por trabajar tan duro.

Fue muy agradable que alguien se diera cuenta. —Gracias, mamá. Lo haré.

Papá volvió mucho después de que cualquier película que él hubiera visto
hubiera terminado, comiendo helado y ofreciéndome una caja medio vacía de
cosas gomosas, que se veían ajenas a mi estómago.

—Mamá llamó —dije, lanzando el caramelo a la basura.

—Está bien —dijo papá, y no se movió hacia el teléfono o incluso preguntó lo


que había dicho—. Ya sabes, la cosa más genial pasó cuando yo estaba
viendo la película, que, dicho sea de paso, no era muy buena. Los efectos
especiales eran terribles, y…

—Papá.

—Está bien, lo siento, vengo un poco fuera de pista. De todos modos, me


puse a pensar en cómo el negocio es lento y luego me golpeó. ¡Un anuncio!

—¿Un anuncio? —¿Papá en la televisión? Yo nunca sería capaz de salir de


casa de nuevo.

— Uno de película. La mayoría de los restaurantes del centro comercial los


tiene. Yo podría decir algo como, ―Mencione este anuncio y recibe un treinta
por ciento en su compra‖. ¿Qué piensas?

—Mamá dice que deberías dejar que me tome un largo descanso.

83
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Claro, por supuesto. Pero ¿qué pasa con el anuncio? ¿Debo dejarlo en
veinte por ciento de descuento en lugar de treinta? Será mejor que llame a la
gerente del teatro y pregunte sobre los precios.

No tuve ganas de quedarme alrededor mientras papá ignoraba el hecho de


que mamá había llamado y siguió adelante gastando el dinero para un
negocio que él había abandonado alegremente para ir al cine, así que me fui.

Estaba tan absorto en esbozar las ideas de anuncios que ni siquiera estoy
segura de que me viera alejarme.

En el patio de comidas, mi caja de zumo caliente y bocadillo parecieron


patéticos entre la comida del centro comercial. Si hubiera tenido algo
divertido que hacer, o incluso una revista a la vista, pero lo único que tenía
era la tarea. Ahora era una niña que traía su propia comida al centro
comercial. Y trabajaba en su tarea. Puede que también llevara tatuada
―perdedora‖ en mi frente.

Una hora y varias salidas en falso en un documento de inglés más tarde, dejé
de fingir que mi descanso era mejor que el trabajo y decidí regresar. Yo
estaba tirando la basura cuando vi a Will. Mi corazón comenzó a latir a toda
marcha, sonando hasta en mi garganta, y mi caja de zumo perdió el cubo de
la basura y aterrizó en el suelo, mostrando el personaje de dibujos animados
de la caja.

—A mi vecino de al lado le gusta eso —dijo Will—. Él tiene seis años.

—¿Se supone que es un insulto? Porque tú eres el que discute cajas de zumo
con un niño de seis años de edad.

—Hablamos de cereales también. —Me sonrió, y me acordé del beso de una


manera que fue increíble y aterrador. Asombroso porque, bueno, ¡besos!
Miedo porque no me gustaba lo feliz que me puse al verle.

Me agaché y cogí la caja de zumo, sin darme cuenta de que terminaría


poniéndome en cuclillas junto a él, tan cerca que si yo extendiera la mano,
podría descansar mi mano en su pierna y luego… bien.

Sé que se supone que yo no pienso en ese tipo de cosas, su cuerpo, quiero


decir, pero el hecho es que lo estaba haciendo. Yo lo hice. Lo hago.

Retrocedí un poco, tratando de despejar la cabeza y de repente temiendo que


todo el mundo en el centro comercial pudiera leer mis pensamientos, y me
estrellé contra una mesa cuando me levanté.
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Hey, cuidado —el chico sentado allí dijo—. Casi te atropello con mi comida.

Me quedé mirando al hombre, que tenía un matorral patético de bigote


salpicado de migas de una bolsa abierta de patatas fritas.

—No te preocupes, estoy bien —le dije—. Lo siento, tus patatas se


tambalearon. Debe de haber sido muy traumático para ti.

—No me vengas con mierda, niña —dijo el chico—. He tenido un día largo, y
tengo que ir a mi segundo trabajo en breve. Tal vez cuando crezcas te darás
cuenta de que la vida no es todo acerca de ti.

—Oh, pero ya sé eso, porque es evidente que es todo acerca de ti. —Fue una
gran línea de salida.

Lástima que revientan al olvidar la caída del jugo que llevaba hasta lo poco
que siempre está al acecho en el fondo saltó sobre mi mano.

Lo tiré en el siguiente cubo de basura que pasé, con la esperanza que el chico
de bigote estúpido no estuviera mirando, luego me limpié la mano en mis
pantalones vaqueros y crucé el pasillo fuera del patio de comidas.

— Kate. Oye, Kate, espera un segundo.

Will. Me detuve y me volví, aturdida porque había llegado detrás de mí. (¡Yo!)

—Lamento lo de ese tipo —dijo.

—Sí, bueno, si yo tuviera ese tipo de bigote, también estaría de mal humor. —
Espera, ¿acababa de implicar que yo tenía un bigote propio? ¿Por qué hice
cosas por el estilo? ¿Por qué?

Will se rió, y me relajé. Un poco.

—Tienes razón. Pero entonces, es de lo que se trata la vida. Que es una


especie de miedo. —Se metió las manos en los bolsillos y se quedó en
silencio.

Yo no quería mirarlo como si estuviera esperando a que dijera algo más,


aunque lo estaba haciendo, así que me obligué a sonreír en lo que yo
esperaba fuera cortés y no ―oh por favor dame un beso‖, caminé y me volví
para irme.

—¿Puedes reunirte conmigo más tarde?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Qué? —Me volví, y me detuve tan rápido que apenas conseguí no tropezar.

—Tengo que romper las cajas en donde… por la basura. Estaré allí a las
nueve, y bien… Ya sabes.

—¿Quieres que me reúna contigo? ¿Eso de las nueve? —Sabía que sonaba
estúpido, pero Will acababa de pedirme reunirme con él. Los chicos no me
pedían reunirme con ellos.

—Sí —dijo, y se ruborizó, Will se SONROJÓ. Yo no sabía que él pudiera hacer


eso. Sé que debo decir que de pronto parecía vulnerable y sentí una conexión
con su alma o lo que sea, pero la verdad es que sólo quería abordar y luego
hacer para los próximos tres mil años—. Es solo que… Hoy fue una mierda, y
cuando estás cerca, las cosas no parecen tan malas.

—Oh, bien. —Yo no dije nada más. No podía decir nada más.

—Está bien —dijo—, más tarde —y eso fue todo.

Le vi alejarse, segura de que estaba en un sueño porque no tenía voluntad ni


para caminar. Will me dijo que hice su día mejor. Bueno, que lo hace menos
malo. Pero aún así.

Así que me inventé una escusa, que papá creyó totalmente porque él es mi
padre y también porque estaba distraído con los bocetos que seguía
haciendo para su anuncio, y me reuní con Will a las nueve. Pienso que
distinguíamos antes de que la puerta del centro comercial hiciera click
cerrándose detrás de mí.

En un momento me mordió el labio inferior, y luego él hizo esta cosa donde


chupó en el mío y cuando toqué su cara, un toque rápido, cuidadoso de mis
manos a lo largo de su mandíbula, cuando los deslicé abajo en sus hombros,
yo podía sentir un poquito el rastrojo. Sólo aquella diferencia, la brusquedad
leve de su piel, me hizo sentir como si estuviera sin hueso. Sin aliento.

Estúpida.

Estaba tan feliz que Will me pidiera reunirme con él que yo había pasado por
alto el hecho de que me pidió reunirme con él, así que podía ver. Así que se
podría conectar.

Sí, había dicho que estar conmigo hizo su mal día, mejor. Más o menos. Si no
pensara en ello demasiado.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Pero yo estaba pensando en ello.

Me aparté. Tenía los ojos cerrados, y vi cómo se abrieron. Si hubiera parecido


molesto, me gustaría saber con seguridad que él sólo quería que yo estuviera
allí con él.

Yo habría sabido que era tan estúpido como yo tenía miedo de estar.

Pero él no parecía molesto. Él sólo miró sorprendido.

—No lo entiendo —dije.

—¿Qué?

—Tú sabes… Esto. Ni siquiera te gusto.

—¿Tú no me gustas? —Parecía divertido, más o menos. Realmente parece


más molesto y tratando de sonar divertido, como la forma en que papá
sonaba cuando hablaba con la abuela.

—No es… quiero decir, eres tan…

—¿Qué?

—Bueno, tú. Como la primera vez que nos conocimos, te burlaste de mí.

—Yo no me acuerdo… —Él se fue apagando—. Odio cuando me miras así,


como que acabo de demostrar directamente alguna teoría que tienes sobre
mí.

—¿Es esa tu manera de decir que no te acuerdas?

Él se encogió de hombros. —Todo lo que hice fue pedir una pluma.

—¿Ah, sí?

—Muy bien. Lo siento. Pero fue mi primera semana en JHS también, y no era
como si estuviera en un lugar donde pudiera decir, ―Hey deja a esa linda
chica en paz‖. Ni siquiera pude encontrar la cafetería.

—Pero no es como si fueras bueno conmigo después, tampoco. —Yo no iba a


decir nada de él pensando que era linda. Yo no lo era. ¡Pero él pensaba que
yo era linda! ¡Yo! ¡Linda!

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oye, lo he intentado. Tú eres la que me llamó un burro y analfabeto y luego


prácticamente me escupías si yo siquiera te miraba después de eso. Y si no te
caigo bien, ¿por qué estamos aquí?

—Yo… bueno, todo es sólo una especie de… sólo pasó. Y, de todos modos,
no es como si yo te gustara tampoco. —Por lo menos yo no había hecho la
pregunta. Por lo menos no le estaba preguntando si yo le gustaba. En
realidad no, de todos modos.

Me miró por un momento, una mirada extraña, casi una mirada de dolor que
destellaba a través de sus ojos, y entonces me besó de nuevo.

Yo no había hecho la pregunta, pero tenía mi respuesta de todos modos, ¿no?


Fue allí, en su silencio.

Y eso dolió. Estúpido, lo sé, pero lo hizo.

¿Más estúpido todavía? Seguí besándome con él.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 16
Traducido por aLebEna y ANDRE_G
Corregido por Ellie

NNo sólo esa noche, de todas maneras. Comencé a reunirme con Will cada
noche en el trabajo. Algunas veces nos encontrábamos junto a los
contenedores de basura. Algunas veces nos encontrábamos en la tienda de
mi papá. Una noche, nos besamos fuera de una tienda cerrada. La puerta de
atrás estaba abierta, proponiéndose, tal vez por los estantes vacíos y las
lámparas apagadas en su camino, y en ese pequeño, y oscuro lugar, era como
nuestro propio mundo. Todo en lo que podía pensar en el camino a casa esa
noche eran en cómo se sentía la piel de la espalda de Will, y cómo se sentía al
tocarla. Porque yo la había tocado.

Nos encontramos cada noche, y nunca hablamos sobre eso. Pero una mañana,
después de que yo pasara todo el camino desde casa pensando en nosotros
dos en la oscuridad de ese cuarto, en nuestro pequeño mundo, él dijo ―Kate‖
en el pasillo después del primer periodo, y usó esa voz.

La voz que usaba para hablar con las chicas. Otras chicas. Nunca la usaba
conmigo.

Pensé que había oído esa voz antes, cuando no sabía cómo era besar la piel
detrás de su oreja. Pensé en él diciendo mi nombre con esa voz, cuando
presionar mi boca contra la suya era sólo un sueño.

No quería que lo dijera ahora.

No quería oír esa voz porque, si lo hacía, lo que pasaba entre los dos estaría
allí afuera, libre. Real. Y no tenía un buen historial con eso. La vida real no
era amigable conmigo, y me mantenía vendiendo vitaminas en el centro
comercial. La vida real me tenía compartiendo un baño con mi hermano y mi
abuela.

Por lo tanto, definitivamente no estaba interesada en lidiar con Will y la


realidad, especialmente no en la escuela, en frente de todo mundo. —
89
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Olvídalo, no voy a decirte qué se supone que teníamos que estudiar para el
examen. Nadie puso una pistola en tu cabeza y te obligó a dormirte en clase.

—Yo... —dijo, y tocó mi hombro, deteniéndome—. Mira, no es que no aprecie


tu completa falta de interés acerca de si pasé biología o no, pero...

Fue interrumpido por Sarah, quien era porrista junto con Anna, y quien era
linda en la clase de sé—que—soy—linda que sólo chicas como ella podían
tener. —Hey, Will. ¿Por qué no me devolviste la llamada acerca de ir al
partido de anoche?

Eso, justo allí, era la realidad dándome una bofetada. Fuerte.

—Tenía que trabajar —dijo Will—Debí de haberte llamado. Lo siento.

—Oh, no, no te preocupes —dijo Sarah, y se apoyó en él, presionando sus


pechos contra su brazo—. Sólo no olvides que me la debes —se fue,
moviendo las caderas, y balanceando su falda de porrista.

—¿Por qué no solamente hizo una súper voltereta mortal hacia atrás y te
flashea? —murmuré, y entonces miré a Will.

Él me estaba mirando, y era extraño, una mirada intensa, como si estuviera


tratando de mirar dentro de mí.

— Quítame esa mirada de muerte —dije—No te diré qué vendrá en el


examen. Además, tienes mayores problemas que eso. Quiero decir, le debes a
Sarah, y todos sabemos que las porristas son como la mafia de la secundaria.
¿Quién más haría que la gente pague 10 dólares por el lavado de un auto?

Sus labios se curvaron. —No es tan mala. Y, mira, se supone que sólo la
ayudaría a salir con esa cosa de la noche del partido. No es gran cosa o...

—Ahórrame las historias de ti y la creación del espíritu escolar con rutinas


de baile y letras que digan ―JHS manda‖ pintados en tu pecho huesudo.

Esa noche, en el centro comercial, presionada contra la pared de la tienda de


papá, Will se rió cuando mis manos pasaron bajo su camisa, mis pulgares
frotándole bajo la piel de las costillas.

—¿No es demasiado huesudo? —dijo.

— Qué puedo decir... hago mis sacrificios —le dije, y sentí algo dentro de mí
que se debilitó cuando él rió otra vez, y sus ojos se arrugaron en las
esquinas.
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—Yo... —dijo, pero lo besé antes de que pudiera decir algo. Y antes de que
pudiera pensar en él sin su camiseta. Con Sarah.

De camino a casa, mi papá me dijo: —Has estado realmente deseosa de sacar


la basura o poner más productos en los estantes en la tienda. Me encantaría
darte un aumento, o pagarte, pero...

—Papá, sólo estoy tratando de ayudar. —No quería que siguiera hablando. Me
sentía rara tomando crédito de las cosas que estaba haciendo para tener
regulares sesiones de besuqueos. Además, quería pensar en Will, y no en las
cápsulas de Perfect You.

—Es sólo que antes no mostrabas tanto interés, entonces pensé que tal vez...
bueno, sé que tus amigos deben de venir al centro comercial, y pensé que tal
vez trabajar conmigo era vergonzoso y que te estabas escondiendo...

Lo miré. Estaba apretando el volante con esa estúpida sonrisa falsa.

—No es tan malo. Trabajar contigo, quiero decir...

—¿De verdad?

—En serio, papá —dije—Pero aún así no usaré un gorro de zanahoria


mañana.

—Pero es una gran publicidad. Sé que no estabas tan impresionada cuando te


leí el folleto de la nueva tabla de vegetales, pero a la gente le gustan los
vegetales.

—Papá...

—Bueno, deberían gustarles.

—Ni siquiera a ti te gustan los vegetales.

—Me gustan algunos vegetales —dijo papá—Y, sabes, eres una gran hija,
Kate.

—Aún así no usaré ese gorro —dije, y entonces él aparcó el auto en la


entrada de nuestra casa y ambos hicimos un gemido. La abuela acababa de
llegar a casa.

91
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Ella había comenzado a ir de compras en el día, manejando todo el camino


hasta el gran centro comercial en Faron. Era un largo viaje, una par de horas
de ida y de vuelta, y ella siempre regresaba al mismo tiempo en que mi padre
y yo llegábamos a casa, y nos preguntaba si la podíamos ayudar a cargar las
bolsas.

Papa no trajo otra vez el plan de la zanahoria, no es que pudiera hablar de


cualquier manera. La abuela había empezado a hablar incluso antes de que
yo bajara del carro, aparentemente sin darse cuenta de que no podía oírla.

—Hay algo verdaderamente grandioso sobre comprar allí —dijo cuando yo


estaba luchando con los brazos cargados de bolsas resbaladizas—Nadie tiene
ni idea acerca de la moda, y eres tratado como si fueras de la realeza si estás
dispuesto a gastar más de 20 dólares por un traje.

Papa tosió desde detrás de las bolsas que cargaba, lo más cercano que
llegaría a callar a la abuela.

—Eso no es verdad —le dije—Son al menos 30 dólares. Tal vez incluso hasta
32.

Como siempre, la abuela era completamente inconsciente de todo sarcasmo y


dijo, —Pues, cariño, treinta y dos dólares difícilmente es una mejoría,
¿cierto? Cuidado con esa bolsa de arriba. Tiene regalos adentro. —Dijo esa
última parte como si fuera algún tipo de anticipo. No lo era.

La abuela casi siempre compraba cosas para sí misma, pero algunas veces
volvía con regalos para mí, Todd o mamá. Esta noche, Todd recibió un traje,
que se negó a probarse y sostuvo como si pudiera morderlo antes de ponerlo
en el suelo. Mamá recibió un largo vestido rojo. La parte de atrás se abría en
una curva que se arrastraba por nuestra sala, las pequeñas cuencas que se le
habían cosido brillaban a la luz.

—¿Qué se supone que haga con esto? —le dijo ella a la abuela.

Papá le subió al video que él y Todd estaban jugando. Estaba sonriendo en


forma fingida, pero no lo hacía muy bien. Él sabía que se aproximaba una
pelea, y papá odiaba pelear. Me imaginé que se pondría en pie y se ―iría a
pasear‖ en aproximadamente treinta segundos.

La abuela se aclaró la garganta. — Querida, seguro que tendrás alguna


ocasión para usarlo, y el rojo te siente maravillosamente.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Mama miró el vestido, y luego sostuvo la etiqueta del precio en dirección a la


abuela. —Así que gastarías todo este dinero en un estúpido vestido pero no
lo harías... —se detuvo, apretando la etiqueta en un puño.

—Gasto mi dinero como me parezca.

Mamá frunció su ceño, y luego miró a papá. —Steve, bájale a ese maldito
video.

Papa la miró perplejo, como si lo hubiera abofeteado. La boca de mamá


tembló, ella se giró hacia la abuela y deliberadamente tiró el vestido en el
suelo. —No quiero esto. De hecho, puedes tomarlo y...

—Mamá, ¿me haces un sándwich? —Todd había abandonado el juego y se


inclinaba sobre sus codos, mirando a mamá desde abajo.

—Claro —dijo mamá, relajándose un poco en forma evidente, aunque su voz


continuaba apretada—. Steve, cariño, ¿comiste algo esta noche?

La abuela miró a papá y a Todd, y luego a mamá. La tristeza en su cara me


sorprendió.

—No —dijo papá—. Estaba tan ocupado trabajando en los bosquejos para el
anuncio que se me olvidó.

—¿Un anuncio? —Dijo la abuela, hablándole a papá realmente por primera


vez.

—Madre, ven a ayudarme en la cocina —dijo mamá.

La abuela la ignoró. —Steve, cuéntame sobre este aviso.

Papá miró ansioso alrededor de la sala. Mamá apretó sus manos en puños a
ambos lados de su cadera. Todd me lanzó una mirada de pánico, una mirada
de ―esto no es bueno‖.

Yo miré alrededor del cuarto, desesperada, luego vi el traje de Todd en el


suelo.

—Yo quiero un regalo —dije, abrazándome por dentro—. ¿Abuela, me


compraste algo?

Todd me rodó los ojos pero se giró satisfecho de que la abuela se olvidara de
papá y su anuncio para recibir el discurso de ―Oh, abuela, gracias‖ que me
iba a tocar darle.
93
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Claro, querida —dijo la abuela, y me entregó una caja. Mamá miró a la


abuela, luego a papá, y entonces se fue para la cocina. Yo abrí la caja. Recibí
un par de botas de gamuza. Botas de gamuza color morado brillante.

—Pensé que necesitabas algo divertido —dijo la abuela.

—Gracias —dije, preguntándome qué clase de persona me miraría y decidiría


que necesitaba botas moradas de neón.

—De nada. Es un placer comprar para ti, querida —dijo la abuela—.


Imagínate lo agradable que es comprarle algo a alguien y que no lo deje en el
piso. —Miró el traje de Todd, y luego recogió el vestido rojo, alisando la tela
sobre sus rodillas. Sus manos estaban temblando.

—Madre —dijo mamá desde la cocina, su voz en tono bajo y furioso, y yo salí
disparada a mi habitación, diciendo: — Realmente debería ponerme a hacer
mi tarea.

Trabajé un poco más en mi tarea de inglés, concluyendo cuando la abuela


acabó con su interminable rutina nocturna de baño. Con la costa despejada,
me escabullí hacia la cocina para buscar algo de comer.

Mamá y papá seguían despiertos, y estaban hablando en el comedor. Ellos


nunca hacían eso a no ser que estuvieran discutiendo algo realmente
horrible, como por ejemplo la forma de pagar los cursos de Todd. Ajustaron
la puerta, pero sin cerrarla del todo, yo los podía ver y oír desde donde
estaba parada.

—Dijiste que te había gustado mi idea del anuncio —dijo papá.

—No es eso, Steve. ¿Cómo vamos a hacer para pagarla? ¿Y la casa? ¿Y


nuestros autos? ¿Y todo lo demás?

—Sé que ahora mismo no tenemos mucho dinero, pero las cosas van a
mejorar, y el anuncio sólo puede ayudar. Eso lo sé.

—Pues, sin lugar a dudas, las cosas no pueden ponerse mucho peor —dijo
mamá.

Entonces se hizo el silencio, demasiado silencio, y yo prácticamente podía


escuchar la boca de papá curvándose hacia arriba en una brillante sonrisa.

—Cariño, no lo hagas, por favor, no me mires de esa manera —dijo mamá—.


No es que no crea en ti. Sabes que lo hago. Es sólo que creo que ahora no es

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

el mejor momento para tomar dinero que no tenemos y usarlo para un


anuncio.

—Pero ya lo he pagado —dijo papá—. Tuve que dividirlo entre las dos
últimas tarjetas de crédito porque no daba con una. Yo… yo pensé que eso
estaría bien.

—No, sabías que no lo estaría. Tú sólo te adelantaste e hiciste lo que querías,


justo como siempre lo haces, egoísta... —mama paró y presionó una mano
temblando contra su boca, luego tocó el brazo de papá—. Lo siento. Estaba
actuando como mi madre, ¿verdad? Oh, Steve, tenerla aquí me está volviendo
loca. Actuó como si volviera a tener la edad de Kate, y yo... bueno, nosotros,
no necesitamos eso, ¿cierto?

Me quedé ahí parada por un segundo, aturdida y tan enojada que quería
gritar. ¿Actuando como de mi edad? ¡Mamá no tenía ni idea! Si ella tuviera mi
edad, estaría atrapada yendo a la escuela, haciendo tareas, trabajando en un
trabajo de mierda, lidiando con una babosa de hermano, sabiendo que su
familia no tenía dinero, sin tener una mejor amiga y recibiendo feas botas
moradas de la peor abuela del mundo.

No había forma de que mamá pudiera aguantar mi vida. Ninguna. Ni siquiera


puede aguantar la suya. Su vida, que tenía dos trabajos, un esposo que
decidió que vender vitaminas era el sueño de su vida y que no le importaba
que se nos estuviera acabando el dinero para pagar por ello, un hijo que
tenía un diploma universitario y que volvió a la casa para perseguir una
carrera surfeando el sofá, y una madre que volvía a todo el mundo loco.

Regresé a mi cuarto. Seguía enojada con mamá por lo que había dicho, pero
también vi que realmente alguien tenía una vida peor que la mía.

Mamá.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 17
Traducido por Sheilita Belikov
Corregido por ckony

AAl día siguiente, Anna me sonrió antes del último período.


Yo iba a clase, y vi a Sarah acercarse a Will y hacer lo único que las chicas
como ella pueden hacer: sonreír y sacudir su pelo y lograr de alguna manera
estar de pie como si hubiera un foco brillando sobre ellas, mostrando cuán
perfectas son. Odio a las chicas que pueden hacer eso.

También me gustaría poder hacerlo.

De todos modos, lo importante es que no soy celosa. Pensé que podría serlo,
porque nos besuqueamos, pero me sentí bien. No bien como: ―Oh, espero que
Will y Sarah se reúnan y vengan a besuquearse delante de mí en el trabajo‖,
bueno, porque eso sería una locura. Pero bien como: ―Yo sabía que acabaría
con alguien como ella‖.

—Ay —dijo alguien, y aparté la mirada de Will y Sarah y me di cuenta que


caminaba a la derecha de Jennifer S.

—Lo siento —le dije.

—Está bien —dijo Jennifer—. La culpa es mía por venir así, pero estos
zapatos me están matando.

La miré un poco más de cerca y me di cuenta que cojeaba al caminar, como si


tuviera ampollas.

—¿Son nuevos?

—Sí. Los compré el otro día con Jennifer T., y pensamos que sería divertido
usarlos hoy, sólo que ella no lleva los suyos. Pero me dijo que se veían lindos.
¿Qué piensas?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Muy lindos. —Le dije, a pesar de que se veían como zapatos ordinarios
para mí. Me sentí mal por Jennifer S., que era claramente la no—mejor—
amiga en la relación amistosa de las Jennifer M., T., y S., la única que dejaban
fuera, atrás, e ignoraban. Yo sabía lo que se sentía, y por un segundo me
pude imaginar a Jennifer S. y a mí convirtiéndonos en amigas. Amigas
verdaderas, incluso.

Por supuesto, todo lo que teníamos en común era que nuestras amigas no
nos querían más, y después de pasar la mayor parte del semestre de otoño
saliendo con ella y las otras Jennifers, sabía que era todo lo que alguna vez
tendríamos en común, pero aún así. Era algo.

—Casi me compré otro par de zapatos, en realidad —dijo—. Había estas


increíbles botas púrpuras hasta la rodilla que realmente quería, pero Jennifer
dijo que estos eran más lindos. No importa.

Entonces fui más despacio, así ya no tendría que tratar de hacer conversación
con ella, y terminé caminando a la derecha de Will y Sarah, que seguían
hablando. Sólo los miré por un segundo, lo juro pero, naturalmente, fue el
único segundo en el que Will optó por no mirarla a ella y me vio.

—Oye Kate —dijo—. Espera un segundo.

Le sonrió a Sara y luego caminó hacia mí. Sarah se apartó de mí sin siquiera
mirarme y le dijo: —Voy a visitarte al trabajo pronto —pasó rozando una
mano lentamente por su espalda antes de contonearse lejos.

—Oh, el toque lento de espalda —le dije—. Debe ser serio. —Podría haber
mordido mi lengua tan pronto como lo dije. Para alguien que no era celosa,
estoy segura de que sonaba como una.

Y puesto que quería arrancarle la mano y saltar arriba y abajo sobre ella,
estaba en cierto modo sintiéndolo también. No era una buena señal.

—No es tan serio —dijo, sonriéndome—. Como ella dijo, ni siquiera ha venido
a verme al trabajo. Ahora, si alguien lo hace, y después me compra un
pedazo de pizza o algo, podría ser serio.

Yo no iba a interpretar eso. No lo haría. Diría algo inteligente. O por lo menos


un poco inteligente.

—Uh —dije, sonando como una idiota, en su lugar, y fue entonces cuando
Anna andaba por ahí, sosteniendo la mano de Sam, y sonrió.

97
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

En realidad sonrió. A mí.

Era como si supiera lo que estaba pasando con Will y me salvara de mí


misma. Era como si ella fuera mi amiga otra vez. Quiero decir, sabía que no
era eso por lo que ella estaba sonriendo, lo sabía. Pero si no hubiera
sonreído, probablemente le hubiera dicho a Will algo estúpido como: ―Me
gusta la pizza‖, o peor aún: ―Voy a ir a verte al trabajo‖.

Por suerte, no dije nada de eso. Me sorprendió tanto lo que había sucedido
(¡Anna sonriendo! ¡A mí!), que todo lo que pude decirle a Will fue: —Yo...
adiós —lo cual no fue inteligente, pero tampoco estaba rogando por una cita.

¿Por qué me sonreiría? No podía entenderlo. No en el último período, no en


el camino al trabajo, y no cuando estaba en el trabajo.

—Hola —dijo papá, interrumpiendo mis pensamientos y agitando una mano


delante de mi cara—. Tierra a Kate. —Él hizo sus horribles ruidos de
supuesta nave espacial—. Adelante, Kate.

—Gracioso, papá. Sólo estaba pensando.

—¿Está todo bien?

—Sí —dije, arrastrando la voz. Hablar con papá había pinchado mis súper
pensamientos secretos de fantasía, que consistían en que este año fuera un
sueño y mañana me despertaría y descubriría que todo había vuelto a la
normalidad. No más vitaminas, no más trabajo en el centro comercial, no
más abuela acaparando el baño y volviéndonos a todos locos, y Anna sería mi
mejor amiga de nuevo.

—Bien. Voy a conseguir un café, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza, mirando hacia abajo al interior de nuestra vitrina. Si


todo volviera a la normalidad, lo único que echaría de menos sería a Will.

Ese era un pensamiento aterrador por un montón de razones, y me hizo


pensar sobre lo que él había dicho antes, que, naturalmente, me dio más de
qué preocuparme. ¿Qué había querido decir con eso de verlo y pizza?
¿Realmente significa algo? ¿O sólo estaba hablando? ¿Por qué no podían los
chicos venir con un decodificador?

—¿Kate?

Miré hacia arriba. Era Anna. Aquí. Ahora.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Me obligué a parpadear. Ella todavía estaba allí.

—Hola —dijo ella.

—Oye. —No sabía qué más decir.

—¿Cómo va el trabajo? —Ella se mordía los labios como hace cuando está
nerviosa.

—Muy bien. —¿Era yo quien la ponía nerviosa? No podía ser.

Ella asintió pero no dijo nada, sólo miró a su alrededor, como si estuviera
buscando algo. Probablemente una salida.

—Puedes irte —le dije, y estaba orgullosa de lo normal que sonaba. Mi voz no
temblaba en absoluto.

Ella me miró. —Lo sé.

Me negué a mirar hacia otro lado en primer lugar, a pesar de que realmente
quería. —¿Por qué estás aquí?

—Yo sólo... te he visto por aquí.

—¿Y?

—Dios, Kate —ella dijo—. ¿Qué te parece? Quería hablar contigo.

—¿Conmigo? ¿Por qué quieres hacer eso cuando podrías estar saliendo con
Diane o riéndote de mí porque mi papá vende vitaminas de infomercial?

Ella suspiró. —Fui desastrosa en eso. Es que yo... mira, Diane estaba muy
alterada. Su mamá estaba muy afectada por la fiesta de tu papá.

—De acuerdo —dije, con voz tensa, y metí mis manos en mis bolsillos,
porque habían empezado a temblar—. Dios no quiera que Diane, quien solía
llamarte ―Trasero Gordo‖, se vea alterada.

—Agradable —dijo, la mirada perdida al lado otra vez y moviendo su


cabeza—. Realmente agradable, Kate. Mencionar…

—¿Qué? ¿La verdad?

Ella me miró. —Tú... eres tan tú, Kate —dijo, y luego sonrió—. Te vi hablando
con Will antes del último periodo hoy. ¿Todavía te vuelve loca?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Ella no tenía idea. —Bastante.

Su sonrisa se ensanchó. — Realmente te extraño, sabes.

Lo había dicho antes, pero todavía se sentía tan bien escucharlo. La cosa era,
¿por qué me extrañaba ahora? ¿Y antes? —¿Es por eso que me dejaste de
hablar?

—Yo... yo tenía que hacerlo.

—¿Tenías que hacerlo?

—Las cosas cambiaron para mí, Kate, y... me gusta lo que soy ahora. La vida
nunca fue tan fácil para mí como lo es para ti.

—¿Fácil para mí? Oh sí, Anna. ¿Tener a mi mejor amiga actuando como si yo
no existiera? ¡Pan comido! ¿Quedarme atascada trabajando en el centro
comercial con mi padre vendiendo vitaminas de mierda? ¡Alegría! Sí, puedo
ver por qué querrías mi vida fácil.

—No quise decir… es sólo que siempre has sabido quién eres —dijo—.
Nunca... bueno, no pasaste años enamorada de un chico que nunca se dio
cuenta que estabas viva. No tuviste fiestas de cumpleaños que no
funcionaron como tú querías. No hiciste... las cosas fueron diferentes para mí
de lo que fueron para ti.

—Pero tú fuiste a la que nunca le importó lo que la gente dijera, quién…

—De todos modos, siempre los escuchaba —dijo—. Todavía puedo oír lo que
la gente decía sobre mí. A mí. Y sólo... me cansé de eso. Ya no quería ser yo.

—Bueno, no lo eres.

—Pero lo soy —dijo—. De eso se trata. Sigo siendo yo. Lo ves, ¿verdad? ¿Me
ves?

Y mirándola, renovada en alguien rubia, delgada y bella… la vi.

Vi a Anna, mi amiga.

100
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 18
Traducido por Amanecer
Corregido por Kanon ♪♫♪

HH icimos planes para reunirnos más tarde, en el cajero automático.


—Tengo que volver a casa por un tiempo primero —dijo Anna—. Yo no
quiero, pero mamá busca trabajo, y tú sabes cómo es.

Cuando asentí, ella me abrazó. —Ves, por eso te echo de menos. Sabes cómo
es exactamente mi mamá. Nos vemos a las nueve, ¿de acuerdo? Y no voy a
llegar tarde, lo prometo.

—Oh, vamos —le dije, sonriendo—. No hay manera de que hayas cambiado
tanto.

Ella se río y me abrazó de nuevo antes de irse. Yo continúe con mi ruptura de


cena tan feliz hasta que papá se obsesionó con un nuevo plan de promoción,
en el cual me involucró a mí y a camarones, del cual no pude negarme.

Entonces pensé algo.

¿Y si ella no se presenta?

Puse la bolsa que contenía mi sándwich, una caja pequeña de pasas, y un


contenedor de zumo de naranja tibio en una mesa en el patio de comidas y
me senté, despacio sacándolo todo.

Ella aparecería. Yo estaba casi segura de ello. Después de todo, había dicho
que me extrañaba. Incluso lo dijo más de una vez.

Pero ella había dicho que estaría de vuelta antes de empezar las clases
también.

—Hey, ¿dónde está tu caja de zumo?

101
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Miré hacia arriba y vi a Will junto a la mesa, una rebanada de pizza en un


plato de papel que descasaba en una mano y un refresco en la otra. Hoy, su
etiqueta con su nombre, decía ―el tipo del zapato‖. Yo quería darle un beso
tanto que no pude pensar con claridad por un momento.

—¿Qué? Oh, está bien. Ninguna caja de zumo hoy —dije, y puse la caja sobre
él, hurgando en la envoltura de plástico que cubría mi sándwich con un dedo.
Esto rezumó la jalea hacia mí.

—¿Puedo sentarme?

Tiré mi zumo. Por suerte, no lo había abierto aún. —¿Qué? ¿Por qué?

—Porque cuando como de pie, la gente me mira raro.

Me eche a reír. —No es por eso por lo que te miran.

—Agradable —dijo, sonriendo, y se sentó.

Yo no sabía qué hacer, así que cogí mi zumo y lo abrí. Entonces me di cuenta
de que no tenía una pajita. Sé que se supone que se puede tomar de la caja,
pero no había manera de que yo fuera a intentar eso. Habría sido mejor
simplemente verter el zumo directamente sobre mi camisa.

Eché un vistazo a Will. Él me miraba, y yo no sabía por qué estaba sentado


conmigo. Después de que habíamos empezado a reunirnos en la noche, yo a
veces lo he visto en un descanso cuando tomaba el mío, pero siempre me
había ido antes de que pudiera verme, incluso si eso significaba matar el
resto de mi descanso sentada junto a nuestra área de almacenamiento.

—¿Cómo va el trabajo? —dijo.

Esto era exactamente el por qué yo siempre me marchaba. Yo no quería


hablar de eso con él.

—Bueno —dije—¿Y tú? —¿Qué estaba haciendo? Sonaba como un monstruo.


Un monstruo aburrido.

—Bueno, vamos a decirlo de esta manera. Acabo de pasar una hora tirando
de papel de seda de zapatillas de deporte para un tipo que quiso probarse
quince pares antes de decidir que no quería zapatos nuevos después de todo.

—Puedo superar eso. Sólo averigüé que mañana voy a estar repartiendo
camarones.

102
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Él me sonrió, y yo trataba de no mirar sus hoyuelos. —Voy a estar cerca y con


los pies de otras personas por ahora. Gano.

—¿Has visto como actúa la gente alrededor de la comida gratis?

—Por extraño que parezca, lo sé —dijo—. Realmente no es bonito, así que tal
vez no gano después de todo. Podemos hablar de ello más tarde, si quieres.
Se supone que tengo que tirar la basura y romper las cajas a las nueve.

—He quedado con alguien —dije, y él no dijo una palabra. Él no hizo nada. Se
quedo allí sentado, su descolocación de sonrisa y su porción de pizza
suspendida a medio camino entre el plato y su boca.

—Anna —añadí tontamente, como si de alguna manera fuera a preocuparle.

—Ah —dijo, y dejó la pieza de pizza sólo para recogerla otra vez, como si
hubiera olvidado qué hacer.

Entonces nos quedamos sentados allí por un tiempo. Yo quería salir, pero
todo era tan extraño que me daba miedo, por lo que se comió su pizza y me
quedé en la mesa, haciendo caso omiso de mi sándwich y escogiendo mis
pasas de uva, esperando no masticar demasiado fuerte. O trozos de ellos se
me pegarían a los dientes. ¿Cómo podía ser que estar con él fuera tan difícil?

—Entonces, ¿qué pasa con este fin de semana? —dijo, y le miré, sorprendida.

—¿Fin de semana?

—Ya sabes, mañana… bueno, mañana por la noche, sábado y luego el


domingo? Tradicionalmente conocido como el fin de semana. ¿Vas a…
trabajar?

—Probablemente —Me sentía… me sentí como la mierda. Por un instante me


había hecho pensar que iba a decir algo más. Invitarme a salir. Yo era tan
estúpida.

Me puse de pie, agarré mis cosas y apreté mi caja de pasas vacía en una
pelota. —Tengo que volver al trabajo.

Se puso de pie también. Tenía la cara roja. —Yo también.

Los dos nos detuvimos en el mismo cubo de basura, una especie de caminar
juntos, pero realmente no, y después de tirar nuestra basura, nosotros nos
quedamos allí de pie. Fue horrible, pero yo no me atrevía a salir.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—No tengo que regresar enseguida —dijo finalmente, mirándome.

—Lo mismo digo —dije. Me sentí como si hubiera estado molesta con él por
lo que no había dicho antes, pero la verdad era que yo sabía que lo de
invitarme a salir no iba a pasar... era un sueño estúpido.

Además tenía muchas ganas de besarlo.

Por alguna razón, decidió que tenía que tener otra rebana de pizza y después
no comió nada de eso. Me lo comí mientras caminábamos de vuelta al
almacén de papá, mientras me chupaba el queso de mis dedos y haciendo
una mueca cuando me lo encontré mirándome con una expresión muy
intensa, casi como su aspecto justo antes de que nos besáramos.

—Es sólo queso —dije.

Sacudió la cabeza, empujando las manos en sus bolsillos mirando la vitamina


cada vez mayor de papá.

— Kate, mira, sobre este fin de semana —dijo, y le besé antes de que pudiera
decir nada más. Así podía fingir que había hecho más que preguntarme si yo
estaba trabajando.

Así podía fingir que me había invitado a salir.

Pasé el resto de la noche en un ánimo extraño. Yo era realmente feliz y


realmente no feliz al mismo tiempo. No podía esperar a ver Anna, pero tenía
miedo de que no se presentara, o que ella apareciera con Diane y se rieran de
mí.

Y luego estaba Will. Hasta esta noche, no había pensado en salir con él, por
su parte… bien, había sido objeto de un montón de fantasías, pero eso fue
todo. Yo no había pensado alguna vez en algo más, porque sabía que Will
siempre estaba saliendo con alguien. Además, yo había visto a Sarah con él,
¿y quién escogería besos de mí sobre los besos de ella? Pero él me había
comprado pizza. A pesar de lo que había dicho, yo sabía que él había
conseguido esa pieza extra para mí, para que yo tuviera algo de comer que
no fueran las pasas que había recogido. Y eso fue tan inesperado, y tan dulce,
que no lo pude evitar… a él. Mucho.

Además, era un muy buen besador.

104
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

A un cuarto para las nueve, no pude esperar y le dije a papá que me iba a
reunirme con Anna.

—Oh, claro —dijo distraídamente—. Oye, ¿crees que una nueva pantalla
ayudaría? La dirección del centro comercial dijo que no a mi idea de
camarón, pero yo estaba pensando en la creación de conchas, y tal vez un
poco de arena. Una cosa tipo playa, ¿sabes?

—Suena muy bien —dije, mi voz plana, y agarré mis cosas. Yo no sabía por
qué no le dije nada. Lo único que le importaba era Perfect you.

— Kate…

—¿Qué?

— Que tengan un buen rato —dijo—. Estoy contento de que tú y Anna se


hablen otra vez. Sé que debes de haberla echado de menos.

Supongo que papá no era siempre totalmente despistado.

Anna no estaba en el cajero, pero entonces era temprano y ella siempre


llegaba tarde para todo. Cuando solía reunirme con ella en el centro
comercial para ir de compras, que era algo que me gustaba, en lugar de mi
trabajo, yo siempre le decía que viniera veinte minutos antes de lo que yo
realmente llegaba allí, entonces ella aparecía.

Me senté en un banco y esperé. Entonces esperé un poco más. Cuando me


había parecido que pasaron dos horas, le pregunté a alguien qué hora era.
Sólo eran las 9:01, y me relajé, Anna aparecería.

Pero tenía tanto miedo de que no apareciera.

Me levanté y caminé por el corredor principal del centro comercial,


esperando que apareciera. Me detuve y miré en el escaparate de una tienda
de zapatos, fingiendo que estaba mirando un par de tacones realmente feos.
Luego entré en la única tienda del centro comercial que vende jeans decentes
y hojeé el primer estante, mirando por la puerta, echando un vistazo al
cajero automático en lo que esperaba que no fuera patético.

Anna todavía no estaba allí. Hojeé los jeans otra vez. Hice como si estuviera
leyendo la etiqueta del precio.

105
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Alcé la vista, y vi a Anna de pie con Diane por un estante detrás de la tienda.
Ella me miraba.

Luego se mordió el labio y desvió la mirada.

Me di la vuelta, chocando con el estante, lo que dio un silbido de protesta. Me


alejé rápido, dirigiéndome hacia el cajero automático. Me detuve a mitad de
camino, mi ardor en los ojos, caliente con lágrimas que no iba a derramar. No
aquí. No ahora.

Me volví hacia la parte principal del centro comercial de nuevo, a ciegas,


tratando de alejarme de todo, incluso de mí misma, y vi a Anna de pie, las
manos apretadas alrededor de las bolsas de compras que ella sostenía.

—No te enojes —dijo, con voz suplicante—. Yo no sabía que Diane iba a estar
aquí. Me encontré con ella justo después de hablar contigo, y ella quería que
yo fuera con ella para conseguir unos zapatos y luego buscar unos jeans y
yo…

—No querías verme nunca más.

—No es eso, Kate, por favor. ¿Estaría yo aquí si no fuera verdad? —Se
escuchaba como ella, sentí que mis ojos picaban otra vez—. Además, me has
salvado. Ir de compras con Diane es… bueno, es más o menos… Ya sabes.

—En realidad, yo no lo creo.

— Un punto para ti —dijo Anna, sonriendo. Cuando yo no regresé la sonrisa,


suspiró—. Lo que pasa es que Diane es insegura en todo. Tú no creerías
cuánto ella se obsesiona con los vaqueros. Está convencida de que los
bolsillos traseros hacen su trasero enorme. —Ella hizo rodar sus ojos en mí
del modo en que acostumbraba hacerlo siempre que alguien como Diane se
elevara más allá de nosotros, como si no existiera.

¡Se burlaba de Diane! ¡Ella sabía que Diane no era una persona increíble sólo
porque era popular y tenía la habilidad de hacer sentir a otros como basura!
Ella seguía siendo mi Anna.

Yo le devolví la sonrisa. —¿Así que ella tiene miedo de los bolsillos traseros?

La sonrisa de Anna se amplió y ella se acercó, dando un codazo a mi pierna


con una de las bolsas de compras que sostenía.

106
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¡De verdad! Esta vez, hemos intentado en los pantalones vaqueros de algo
así como cuatro horas, y ella… —Anna miró por encima del hombro muy
rápido, y luego se volvió hacia mí—. No le gustaba ninguno de ellos hasta que
me dijo, ―¡Oh, me encanta!‖ acerca de un par al azar. Era extraño, como si me
necesitara para desear algo para que ella pudiera conseguirlo y yo no fuera
capaz de hacerlo.

—¿En serio? —en realidad no sonaba raro para mí. Sonaba igual que Diane, y
yo no podía creer que Anna se presentara con ella. Solía hablar mal de Diane
cada vez que la veía pensé que Anna realmente la odiaba.

—Sí, es una locura, ¿Quieres sentarte?

—Claro —dije, y nos sentamos en el banco donde yo había esperado antes.

—Por lo tanto, pienso ponerme mi pelo corto realmente corto —dijo Anna,
mirando alrededor y luego me sonrío—. Es la primera vez que lo he teñido,
porque yo misma lo hice. ¿Parece el rubio realmente extraño?

—No, se ve bien.

—Gracias. Siempre voy con miedo de que mamá vaya a arrastrar a Sam a ver
las fotos... Hola, mamá, no vamos a recordarle que yo solía ser un culo gordo
con el pelo malo.

—No estabas alguna vez…

—Oh, por favor. Me daba asco. Gorda y aburrida.

—Oye, esa es mi amiga de quien estás hablando.

Ella me sonrío de nuevo, pero esta vez era diferente, casi triste. —Eres tan
buena conmigo, Kate. Yo… ¿Hey, es el cierre del centro comercial?

—¿Qué? Oh, sí —como el cierre del centro comercial, los carillones de cierre
inculcaron.

—Es triste, pero ahora que trabajo aquí, aquel sonido es el mejor ruido…

—Oh, no —dijo, saltando y agarrando sus bolsas—. Olvidé totalmente que


tenía que ir a casa y escuchar acerca de la búsqueda de empleo de mamá, y
tú sabes cómo es cuando ella piensa que no le hago caso. —Ella comenzó a
rebuscar en su bolso frenéticamente—¿Dónde están mis llaves? ¿Dónde
diablos…?

107
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Aquí —dije, y tomé su bolso—. Las conseguiré. —Estaban en la parte


inferior, hundida en su cartera, como siempre, sólo que ahora tenía una llave
del coche junto a su llave de casa. Había visto el coche de Anna alrededor y
siempre me preguntaba cómo sería viajar en él. Tal vez yo lo averiguara
ahora.

—Esto apesta —dijo cuando se las entregué—. No quiero ir, pero mamá…

—Lo sé —La mamá de Anna era intensa, y no en el buen sentido. Ella amaba a
Anna y no le importaba mucho nada más, lo que significa que Anna
conseguía lo que quería, pero también era la única amiga de su madre, así
como su psiquiatra.

— Quiero llevarte en coche a casa, pero tengo que irme. Espero que no te
enfades, porque yo realmente no quiero que…

—No estoy enfadada, y todo estará bien con tu mamá.

—¿Lo prometes? —dijo, como siempre lo hacía cada vez que estaba
preocupada sobre cómo hablar con su madre.

—Prometido —dije, como siempre, y ella me abrazó entonces, fuerte,


diciendo:—Te extraño tanto, no tienes ni idea. Gracias por aguantarme.

Me sentí bastante bien después de que ella se marchó. Casi genial, incluso.
Tendría que coger un viaje a casa con papá, pero eso no fue gran cosa. Anna
me habló… ahora era una gran cosa. Y había sido muy divertido. Incluso
parecía que nunca hubiéramos dejado de hablarnos, sobre todo hacia el final.

Regresé a la parte principal del centro comercial, que ahora estaba casi vacío,
y luego, por alguna razón, me detuve. No sé por qué lo hice, pero volví por
donde vine. Pasé la tienda en la cual yo había visto a Anna y Diana, y Diana
salió cuando yo pasaba por allí.

Ella no pareció fijarse en mí, y yo la seguí pasando el banco en el que me


había sentado con Anna, y luego hacia abajo hasta la puerta por la que había
visto salir a Anna. Fingí que estaba usando el cajero automático cuando ella
salió a la calle, y la oí decir: —Bueno, ¿Por qué te pusiste tan rara antes? Y,
¿de dónde has huido? —cuando la puerta del centro comercial se cerró.

Ella tuvo que dirigirse a Anna. Las lágrimas embotelladas desde antes
picaban mis ojos otra vez, y me apoyé en la puerta hasta que la sensación
pasó, diciendo que no debía mirar.

108
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Lo hice de todos modos.

No había nada que ver, excepto un coche por la orilla del estacionamiento,
tirando a la carretera. No traté de ver si lo reconocí.

Yo no quería hacerlo. Anna me había hablado. Ella me echaba de menos. Eso


significaba algo. Sabía que lo hizo.

Tenía que serlo.

Pero parte de mí sabía que no quería decir lo suficiente. Una parte de mí


odiaba lo patética que era alrededor de Anna, lo desesperada que estaba para
que me hablase. Sin embargo, yo no podía evitarlo. La eché bastante de
menos para tomar mierda de ella, que yo no tomaría de nadie más, porque
quise que ella volviera a mí. Que fuese mi amiga de nuevo, la Anna que
siempre había sido parte de mi vida.

109
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 19
Traducido por Petty
Corregido por Kanon ♪♫♪

A
Al día siguiente, me topé con Will justo después de terminar el último
período.

—Voy a mi locker —dijo él, como si esas palabras explicaran algo. Y no lo


hacían, porque yo sabía exactamente dónde estaba el locker de Will, y no
estaba ahí.

Obviamente, no podía decirle eso.

—Yo ya me voy caminando —dije, y me arrepentí tan pronto como las


palabras salieron. Will podía pesar que le estaba pidiendo que caminara
conmigo. Yo no quería ser patética.

Más que de costumbre, quiero decir.

Él asintió con la cabeza. Y, ¡caminó conmigo! —¿Vas a ir a la fiesta de Jennifer


T.?

Yo no sabía que Jennifer T. iba a tener una fiesta. Lo miré, para ver si estaba
bromeando, y él me miró con una sonrisa, en ella había una expresión casi
frágil en sus ojos. Aparté la vista asustada porque si no lo hacía, podría
hacer algo estúpido, como decirle cuánto me gustaba.

—No estoy invitada.

—Le escuché preguntarte en el primer período.

¿Había dicho ella algo sobre una fiesta? Ahora que él lo mencionó, la recordé
murmurándome durante biología, pero había estado tan ocupada pensando
en si Anna me diría cualquier cosa —ella no siempre me miraba una vez al
día—, que yo realmente no quería escuchar—. Oh, pensé que estaba hablando
de otra cosa, pero sí, creo q podría ir.

110
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Yo también.

—¿De verdad? —caminábamos casi lo suficientemente cerca como para que


nuestros hombros se tocaran, y tuve un repentino —y loco—Deseo de
contarle lo de anoche, sobre cómo hablé con Anna. Para preguntarle lo que
pensaba. Me pregunté en qué estaba pensando ahora, y deseé poder
preguntarle por qué me estaba preguntando por la fiesta de Jennifer.

—Sí. ¿Nos vemos por allí? —dijo, y me dio esa mirada otra vez, la intensa que
me hizo querer empujarlo contra la pared y besarlo hasta que ya no pudiera
respirar.

—Claro que sí. —Yo estaba orgullosa de lo tranquila que sonaba. Incluso, casi
sofisticada.

Entonces caminé afuera, vi a mi padre sentado en su carro, usando el


estúpido sombrero de zanahoria del que había estado hablando, y me di
cuenta de que nunca iba a ser sofisticada.

No es que eso me haría parar a preguntarle a papá si podría tomarme la


noche libre. O decirle que nunca jamás usara el sombrero de zanahoria
cuando estuviera en cualquier lugar cerca de la escuela.

—De hecho, sólo no lo uses cuando no estés en el centro comercial —dije.

—Olvidé que lo tenía puesto —dijo, sonriéndome—. Es tan cómodo que yo...

—Todavía no voy a usar uno, papá. Y, acerca de esta noche, no tengo q


trabajar, ¿verdad?

—Me gustaría darte la noche libre, cariño. Pero, estaré ocupado.

Miré por la ventana y me forcé a dar un suspiro profundo. —Usualmente no


estás ocupado, y yo trabajé por mi cuenta cuando tú y Todd fueron al cine. Y
también esa vez que tú hiciste esa cosa en la biblioteca.

—Tu madre tiene que trabajar esta noche, así que ella no podrá llevarte
donde sea.

— Iré por mi cuenta —no sabía cómo haría eso, pero pensaría algo. Si fuera
necesario le preguntaría —me estremecí—A la abuela.

—¿Grandes planes? —papá sonaba realmente interesado, y cuando lo miré, él


me miraba extrañamente, casi como si me crecieran cuernos. O estuviera
usando un sombrero de zanahoria.
111
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—No realmente, sólo quiero salir, es todo.

—Creces tan rápido —dijo, y me di cuenta que me miraba tan extrañamente


porque estaba teniendo el shock que le da a los padres cuando se dan cuenta
que tú tienes dieciséis y no, digamos, tres—. Sabes, si hay cualquier cosa de
los que quieras hablar, o algunas preguntas que puedas tener...

—Papá, si no supiera sobre el sexo ahora, estaría bastante perdida, ¿No lo


crees?

—Tal vez no estaba hablando acerca de … eso...

—Te escuché decirle lo mismo a Todd después de que lo sorprendiste con su


novia en su habitación.

—Está bien, está bien —dijo papá rápidamente, su rostro estaba rojo
brillante—. Entonces ya has escuchado mi pequeño discurso acerca de
comenzar a ser responsable antes. Con todo lo que significa, hay que
pensarlo. Tú puedes hablarme acerca de cualquier cosa.

Sabía lo que significaba. Él moriría de la vergüenza si yo le preguntara sobre


sexo, o por lo menos moriría en el intento. Y era lindo saberlo, especialmente
desde que hace mucho tiempo me veía como una mula de carga de vitaminas.
—Gracias, papá.

—Oye, Kate —dijo cuando yo estaba saliendo del coche a la casa—. Que pases
un buen rato esta noche, ¿bueno?

Asentí con la cabeza.

—Eres un chica especial, y espero que sepas que deberías esperar hasta
conocer un chico que te aprecie por quien eres antes...

—Esta noche no es sobre un chico, papá —Y no lo era. No exactamente.


Quiero decir, sólo iba a ir a una fiesta, y si una persona especial estaba de
paso allí, entonces él estaría allí. No era como si fuera la gran cosa o algo así.

Me acordaba de eso mucho, especialmente después de cambiarme la ropa


unas cuatro veces. Y luego me sorprendí imaginando conversaciones con
Will.

Will Bueno: ―Kate, eres tan hermosa, no puedo dejar de pensar en ti‖.

112
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Yo: ―Eres tan dulce. Dime más‖.

Will Malo: ―Oh, oye, Kate. No te vi. Estaba muy ocupado besuqueándome con
Sarah‖.

Yo: ―No te vi tampoco, porque estaba buscando mi… mi cita‖.

Él: ―¿Cita? ¿Tú? Oh, eso es divertido. ¿Sarah no es Kate graciosa?‖

Una vez que había encontrado por fin algo para usar que no estaba
totalmente horrible, fui al baño a cepillarme los dientes. La abuela ya estaba
allí, mirando dos sombras de ojos idénticas.

—Compré estas hoy, cariño —dijo—. ¿Cuál se ve mejor?

—Cualquiera, ¿me dejas usar el baño?

Ella se rió, pero no se movió. Típico. —Te ves bien. ¿Vas a alguna parte?

—Veré a unos amigos

—¿A qué hora te vas?

¿A qué hora? Genial. Había pasado tanto tiempo pensando sobre Will,
preguntándome si iba a estar en la fiesta, que no había pensado en la parte
real. —No estoy segura. Quiero decir, pronto.

La abuela frunció el ceño a las sombras. —Tal vez debí haber comprado un
tercer color.

Me di por vencida y cogí mi cepillo de dientes, luego me fui al baño de mamá


y papá.

Por el momento tenía mi aliento de menta fresca, y le dejé un mensaje a


mamá diciendo que llamaría a medianoche para ir a casa, me di cuenta de
que todavía necesitaba quien me llevara.

Hiper-ventilé en el vestíbulo por un momento, tratando de averiguar cómo


podía conseguir que la abuela me llevara allí sin tener que hablar con ella en
el camino, y justo cuando me di cuenta que no era posible y me tendría que
pasar la noche en casa, Todd entró y dijo: —Oye, perdedora, papá me dijo
que saldrías esta noche.

Supongo que estaba equivocada.

113
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Eso no es algo que te importe, pero voy a salir. ¿Qué estás haciendo aquí?

Me sonrío. —Papá dijo que podría salir temprano. Se sentía mal porque tuve
que quedarme y ayudar afuera esta tarde, así alguien podría ir a casa y tener
una gran noche. Así que, ¿cómo es que estás de pie en la sala y yo trabajando
afuera por ti?

Lo saludé con mi dedo del medio. —Eres un enfermo.

—Todd, cariño, ¿eres tú? —la abuela lo llamó desde la sala de estar—. Ven
aquí y saluda.

Todd abrió los ojos. Le sonreí y, en mi voz más alta, grite: —Abuela, es...

—Para —susurró, deteniéndome—¿Qué quieres?

— Un viaje —le susurré.

—Bien —dijo, y sacudió la cabeza en dirección a la voz de la abuela—. Dile


que no estoy aquí.

Entorne mis ojos, pero dije: — Él no está aquí, abuela.

—Pensé escucharlo.

—No, sólo soy yo. —Miré a Todd, que se acercaba hacia la puerta, y tenía una
mano sobre mi brazo—Ya me voy, abuela. ¡Adiós!

—Eso estuvo muy mal —dijo Todd cuando salimos—. No puedo creer que me
fueras a delatar con la abuela, nunca habías...

—Perdóname —le dije, y me metí en el coche.

La fiesta de Jennifer había comenzado definitivamente en el momento en que


llegué allí, porque Jennifer S. se acercó a mí tan pronto como entré. Estaba
molesta porque Jennifer M. y T. no estaban hablando con ella.

— Incluso me dijeron que nos les gustaba mis zapatos —dijo ella, y luego
rompió en lágrimas.

—Son lindos zapatos —le dije, buscando alrededor a Will.

—¿Tú crees? —Ella sorbió por la nariz, y limpió sus ojos—. Me gustan los
tuyos.
114
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Y así fue como acabé discutiendo sobre zapatos con Jennifer S. durante dos
horas mientras ella hizo como si no estuviera viendo todo lo que Jennifer M.
y T. hacían, y yo hice como si no me importara que Will no estuviera allí.

Eso es. No estaba allí. Will no había llegado.

Yo realmente pensaba que él vendría, que había preguntado por esta noche y
la fiesta, porque... bueno, porque él hubiera querido que yo esté aquí. Fui tan
estúpida.

Yo quería ir a casa, pero tan pronto como le dije a ella que me iba, Jennifer S.
empezó a llorar de nuevo y me rogó que no me fuera porque no quería estar
sola. Podría contar con eso.

Naturalmente, terminé de pie, sosteniendo una bebida que era tan fuerte que
la mi nariz picaba cada vez que levaba la copa hacia mi boca. Finalmente, me
agaché y la eché fuera, tirando el vaso cuando volví.

No iba a venir, Jennifer S. se había olvidado de mí ahora que Jennifer M. y T.


fueron a hablar con ella de nuevo, y no había ninguna razón para que me
quedara. Comencé a buscar un teléfono, deseando por una vez, que todavía
tuviera un celular. Había sido una de las primeras cosas en irse cuando el
dinero se volvió ajustado, sin embargo, no me había preocupado ya que no
estaba haciendo ninguna llamada.

Finalmente encontré un teléfono en la sala de estar. En realidad, fue el


teléfono de Jennifer S., y lo tomé prestado de su bolso justo después de que
ella hubiera corrido hasta mí y me dijera: —Esto. Jennifer T. está enojada con
Jennifer M. porque desapareció totalmente con su novio a pesar de que juró
que iba a ayudar con la fiesta. ¿Puedes guardar mi bolso? Jennifer dijo que
necesito lucir más moderna.

Ella ni siquiera esperó que le dijera algo, después me puso su bolso y salió
corriendo, por lo tanto me sentí justificada de usar su teléfono. Hasta
virtuosa, porque ni siquiera miré sus mensajes, solo llamé a casa.

La abuela contestó y dijo que mamá y papá estaban hablando, pero le diría a
mamá que viniera por mí.

—Si mamá envía a papá, dile que le recuerde que dejé la dirección en mi
libreta.

—¿Cómo? Lo siento cariño, este teléfono está sonando. Tu hermano


ciertamente es un joven popular.
115
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Solté un bufido. —Parece que ninguna de las chicas que llamaba parecían
entender que cuando Todd dice: ―Yo soy un actor, poeta‖, significa, ―Yo vivo
en casa, y soy uno con el sofá‖.

—Por supuesto —dijo la abuela—. Dudo que estas jovencitas se den cuenta
de que su carrera principal es ver televisión.

Huh. Tal vez Todd no estaba totalmente salido cuando me dijo que sonaba
como la abuela.

Oh mierda, sonaba como la abuela.

—Me tengo que ir —le dije, y colgué. Y, entonces, justo cuando me di cuenta
que había malgastado toda mi noche y era capaz de pensar exactamente
como una mujer que prestó un nuevo significado a la expresión de dolor-en-
el-culo, vi a Will.

116
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 20
Traducido por jazzy
Corregido por angeliitaw

C
Claramente, venía de trabajar, porque estaba en su uniforme de Sports
Shack, y traía a Sam consigo. Tú casi podías escuchar a todos quedar en
silencio por un momento, porque Sam no venía a fiestas como esta. Él iba a
fiestas ofrecidas por personas como Tara, o como Anna.

Aunque Anna no estaba con Sam. Me pregunté acerca de eso, pero sólo por
un segundo, porque Jennifer M. apareció tratando de actuar casual alrededor
de Sam y prácticamente arrojándose a sí misma a Will, quien no parecía
notarme a pesar de que estaba básicamente en frente de él.

Solté el teléfono de Jennifer S. de regreso en su bolso y puse todo en una


silla, luego fui a la cocina. Mi plan era salir al patio por la puerta que había
utilizado para botar mi bebida antes, y luego rodear la casa para llegar al
frente y esperar a que mamá o papá llegara.

Sam y Will también entraron a la cocina, Sam asintiendo a algo que Jennifer
M. decía y sonriendo esa sonrisa levemente aburrida que llevaba cada vez
que hablaba con alguien que no era ―alguien‖. Will se dirigió a una pizza que
Jennifer T. produjo milagrosamente a pesar del hecho de que le había dicho a
todo el mundo hace siglos que no había más comida.

Me dirigí hacia la puerta, alcanzándola justamente cuando oí a Will decir:


―no, hombre, no he estado con nadie esta noche, pero quizás pueda
convencer a alguien de que se valla conmigo‖, sonriendo mientras los chicos
alrededor de él reían y algunas chicas, incluyendo a Jennifer M., sonreían y le
lanzaban miradas esperanzadas.

Me eché a reír, no lo pude evitar. Will estaba lleno de mierda, y esta noche...
esta noche no podía terminar lo suficientemente rápido. Me había vestido y
había esperado y estaba tan cansada de hacerlo, tan cansada de soñar y ser
incapaz de evitarlo a pesar de que yo había visto, quizá mejor que cualquiera
aquí, lo que los sueños te pueden hacer. Anna tuvo un sueño, se hizo
117
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

realidad, y ella ya no era mi amiga. Mi padre tuvo un sueño, y yo tengo que


vender vitaminas y compartir un baño con mi hermano y mi abuela por eso.

Un par de personas me escucharon y me miraron por encima, me encogí de


hombros, como si no me importara que la gente estuviera mirando, a pesar
de que lo hacía. Pero cuando comencé a dar la vuelta, vi a Will mirándome
directamente, como si hubiera sabido dónde había estado todo el tiempo.

—De hecho —dijo sin dejar de mirarme—Sé con certeza que este uniforme —
se señalo a sí mismo—Vuelve a algunas mujeres locas... bésate-conmigo-
detrás-del-centro comercial-locas.

Sam se echó a reír, y la mayoría de los demás también. Will no lo hizo, y un


par de las chicas más observadoras tampoco. Vi la boca de Jennifer M.
abrirse y los ojos se le encendieron cuando lo que él estaba diciendo penetró,
y me sentí ruborizar cuando ella me miró, conectando los puntos de una
historia acerca de Will y una chica fácil del centro comercial.

No creo que nunca había querido tanto que alguien muriera como quería que
Will lo hiciera en ese momento. No sólo había básicamente dejado que todo
el mundo supiera que nos habíamos besado, lo había hecho sonar como si yo
estuviera tan loca por él que lo besaría en cualquier lugar. Él me había hecho
sonar como si fuera solamente una chica más en su desfile sin fin de chicas.

Me convirtió en lo que yo siempre había sabido que era para él: nada. Me
convirtió en lo que yo había sido tan estúpida como para pretender que no
era cierto.

Supongo que me vio darme cuenta, porque sonrió esa adorable sonrisa con
hoyuelos de la que me había enorgullecido ser inmune, cuando no había sido
inmune a ella en absoluto, y dijo: —Oye, Kate, ¿quieres un pedazo? —
sosteniendo un pedazo de pizza.

Quizás fuese una oferta de paz, o incluso su manera estúpida de disculparse,


pero todo lo que me recordó fue de antes. De él comprándome un pedazo de
pizza, de que yo pensara que su pregunta acerca del fin de semana
significaba algo. De mí pretendiendo que él me había invitado a salir.

Le tiré mi zapato. Habría escogido algo mejor, pero era todo lo que tenía para
trabajar. Al menos lo golpeé en la cabeza, mi zapato conectando un fuerte
golpe antes de rebotar y aterrizar en la pizza.

Will se quedó mirando la pizza en ruinas y luego me miró, con una mezcla de
asombro, dolor y furia en sus ojos. Luego cogió el zapato, se acercó a una
118
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

ventana y lo tiró afuera. Me di cuenta de lo que estaba haciendo tan pronto


como él lo recogió, pero cuando llegué a él, ya lo había tirado y la gente se
reía.

—Ese era mi zapato —dije

—¿No?, ¿De verdad?

—¿Sabes qué? —Dije, tan furiosa que las palabras simplemente salieron de
mí—Yo no iría por ahí diciendo que alguien quiere besarse contigo detrás del
centro comercial, porque, realmente, ¡qué tan loca por ti debería de estar!
Sólo piénsalo. Tú, y la parte trasera del centro comercial, donde guardan la
basura. Suena como si ella se hubiera dado cuenda de a dónde perteneces —
entonces me di la vuelta y me deslicé fuera. Al menos tanto como alguien se
puede deslizar con solo un zapato.

—¿Tú piensas que soy basura?

Miré tras de mí, él me había seguido fuera, su frente estaba un poco roja por
mi zapato y parecía enojado. Bien.

—Veamos, ¿tú vienes y anuncias que estás besándote conmigo detrás del
centro comercial porque estoy tan caliente por ti que no puedo evitarlo?
Supongo que podría haberte llamado el hombre más increíble jamás, pero de
alguna manera no me cuadra —dije y comencé a escarbar en los aparentes
millones de arbustos en el patio de Jennifer T.

—No te entiendo —dijo él— Un minuto estás metiendo tu lengua en mi


garganta y al siguiente me estás tirando zapatos.

—Mira quién está hablando. Me preguntas acerca del fin de semana pero no
me invitas a salir. Me preguntas si iba a venir aquí y luego no apareces por
siglos y luego, cuando lo haces, hablas acerca de irte con alguien más a casa
y luego me haces sonar como si —me interrumpí y deseé ser absorbida a otro
mundo a través de uno de los estúpidos arbustos. Un mundo en el que no
hubiera acabado de decir todas las cosas que dije. Un mundo donde no fuera
tan dolorosamente obvio que él me gustaba más de lo que yo le gustaba a él.

Él caminó hacia mí. —No pude llegar antes. Tenía que trabajar. Y cuando te
pregunté por el fin de semana, yo quería...

—No me importa.

119
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Entonces por qué traerlo a colación? ¿Y por qué no me dejas terminar de


decir na...?

—Lo hice para demostrar que eres un imbécil un ―oye, voy a besarme contigo
porque trabajas en el cetro comercial y no hay nadie más alrededor‖ tipo de
imbécil. Un ―oye, ven a una fiesta para que puedas escucharme hablar acerca
de cómo puedo conquistar a alguien más‖ tipo de idiota. Un ―hey, mírame
tirar zapatos alrededor‖ tipo de imbécil. —Mi voz era temblorosa y me
quemaban los ojos, como si estuviera a punto de llorar. Me dije que era
porque me había enganchado un dedo en una rama.

—Espera ¿me lanzaste el zapato porque crees que te besé sólo porque
trabajas en el centro comercial? —dijo, y luego se rió.

Lo miré con incredulidad. ¿Se estaba riendo? ¿Ahora? Genial. Estaba tan
contenta de haber expulsado mis sesos.

—Tú eres la chica más extraña que conozco —dijo—. Ni siquiera me hablas
por más de diez segundos a no ser que estemos en el centro comercial, así
que ¿cómo podría besarte en algún otro lado? ¿Y de quién crees que estaba
hablando cuando dije que quería convencer a alguien de que se fuera
conmigo?

—Yo no soy extraña —le dije, enderezándome y limpiando la suciedad de mis


manos—Sólo porque no encuentro tu marca de mierda... Oh, ¿estabas
hablando de mí?

—¿Me viste viendo a alguien más? —dijo, y luego me besó.

Se me olvidó buscar mi zapato.

De hecho, me olvidé de todo, y terminamos en el suelo, enredados entre los


arbustos interminables de Jennifer T., y entre nosotros. Sólo abrí mis ojos
una vez, registrando las ramas y las sombras del rostro de Will, la cabeza
echada hacia atrás mientras arrancaba los botones de su camisa, y la vista
era suficiente para deslumbrarme.

Bueno, eso y la luz brillante que de pronto bombardeó mis ojos, provocando
que Will y yo nos congeláramos, parpadeando como gente topo.

—¿Kate, estás aquí afuera? —Dijo Jennifer M. sonando alarmantemente


cerca—. Jennifer T. dijo que debería salir a buscarte. Y, oye, si puedes
escucharme, ¿has visto a Will? Porque él... oh... ¡OH!

120
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Hola —le dije, viéndola borrosa mientras bajaba mi camisa e intentaba


sacar todos los pedazos de cualquier planta en la que estaba acostada —sólo
estaba buscando mi zapato...

Jennifer, ahora entrando alarmantemente en foco, sostenía algo muy


parecido a un zapato. —Estaba por la puerta.

—Gracias —dije, tratando de no odiarla por mirar a Will como si quisiera


deshacer todos los botones que él estaba re acomodando. (No es como si yo
quisiera hacer algo así. Por lo menos, no con ella cerca)

—Ah y tu hermano está aquí —dijo, mirándome distraída antes de mirar de


nuevo a Will—. Está adentro.

¿Todd? Si Todd estaba aquí, significaba que algo había pasado, porque él no
era el tipo que sacrificaba su fin de semana para llevarme a casa.
Especialmente no después de que lo hubiera chantajeado para que me
trajera. ¿Qué pudo haber pasado? ¿Algo con mamá? ¿O con papá? ¿Con
ambos?

Corrí dentro, sólo para encontrar a Todd hablando con Jennifer T., mirando a
su camisa mientras ella se inclinaba para mostrar su escote. De alguna
forma, cuando la había visto utilizar ―la movida‖, como ella lo llamaba,
cuando empezamos a salir juntas, nunca me la imaginé usándola en mi
hermano.

—¿Qué está mal? —dije. Todd me miró y empezó a reírse.

—Cómo te ves... —Él dijo

—Cállate —dije, mientras lo arrastraba por la puerta

—¿Qué va mal? —Pregunté de nuevo cuando estábamos afuera, golpeándolo


mientras él seguía riendo.

—Nada —dijo, sonriendo mientras llegábamos al carro y salíamos a la calle—.


Llegué a casa justo ahora para pedir dinero prestado a mamá y decir ―hola‖,
pero la abuela se me abalanzó tan pronto como entré y me dijo que te
recogiera. Genial el cabello, por cierto. ¿Y el look de un solo un zapato? Muy
lindo.

Hice una mueca y me desplomé en el asiento. Genial. Había dejado mi


zapato. Tal como cenicienta, sólo que yo no era una princesa. Y no había

121
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

estado en un baile. O con un príncipe. Había estado revolcándome entre los


arbustos con Will.

Cuando llegamos a casa, la abuela estaba despierta, bebiendo soda dietética y


leyendo una revista de modas, doblando las páginas que tenían algo que le
gustara. La mayoría de las páginas estaban dobladas.

—Todd, has tenido dos llamadas de una chica llamada Amy —dijo ella, aún
mirando su revista—. ¿Deben todos tus amigos llamar tan tarde? Y también
tu madre no es un cajero automático —luego me miró a mí y soltó su revista.

—Lo sé, soy un desastre —dije incómoda bajo su mirada y el hecho de que
había dejado de lado la moda en favor de mí. Obviamente, ella sabía que algo
había pasado.

—¿Desastre? Sólo tienes un zapato —dijo Todd, golpeando su hombro contra


el mío y haciendo un gran esfuerzo sacando un pedazo de rama de mi
cabello, sonriendo mientras lo hacía—. Quizás deberías explicar de qué se
trata.

—Cállate —susurré.

—Buenas noches, Todd —dijo la abuela, levantándose del sofá y


señalándome para que la siguiera, metiendo su revista bajo un brazo—.
Recuerda lo que dije acerca de tu madre.

La abuela no me dijo una palabra mientras la seguía a lo que una vez fue el
cuarto de Todd, pero ahora era tan profundamente suyo. Incluso había
puesto sábanas rosadas en su cama. Oh, espero que las deje cuando se vaya.
Le servirían bien a Todd.

Esperé a que dijera algo acerca de mi cabello o del zapato que faltaba, pero
ella sólo se sentó en la cama y me miró.

—¿Bien? —dije finalmente, sacudiendo mis manos contra mis piernas y


esperando que la abuela no notara los pedazos de mugre que se soltaron de
mí y se deslizaban al suelo.

—¿Bien, qué? —dijo—. Muévete un poco, cariño, así no riegas mugre en esas
bolsas a tu lado.

—¿No vas a decir nada?

122
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Qué quieres que diga?

—No sé —dije—, me refiero, tú debes de saber que yo... es decir, supongo que
tú probablemente vas a decir algo a.... —me desvié. No hay necesidad de
entrar en detalles, y definitivamente no hay necesidad de sugerir que la
abuela le mencione esto a nadie. Como, digamos, a mamá.

—Sospecho que lo que pasó está atado al hecho de que tu camisa está al
revés y de que, minutos antes de que llegaras a casa, tuve una agradable
conversación con un joven llamado Will, quien me pidió que te dijera que
tiene tu zapato.

—Oh. —Yo ni siquiera había notado mi camisa.

—Él suena como un chico muy agradable, aunque quizás deberías


reconsiderar revolcarte en el suelo con él, querida. O por lo menos, cargar un
cepillo cuando salgas.

—Las cosas no son así.

—¿No lo son?

—Está bien, es algo parecido. Pero es... complicado —¿Will había llamado?,
¿de hecho llamó?

—Las mejores cosas lo son usualmente —dijo la abuela, mirando de nuevo su


revista.

Me fui a la cama antes de colapsar y pedirle que me dijera exactamente qué


había dicho y cómo lo había dicho.

Me fui a la cama y pretendí que él le había dicho a ella que se asegurara de


decirme que llamaría de nuevo.

123
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 21
Traducido por aLebEna
Corregido por Ellie

CCuando me desperté, mi reloj marcaba que eran después de las 10.


Eso no podía ser verdad. El centro comercial abría a las 10, y mi papá nos
despertaba a Todd y a mí a las 8 porque siempre estaba emocionado sobre
sus planes para el día, entonces no podía esperar a decirnos.

Froté mis ojos para salir de la cama, decidiéndome que Todd había cambiado
mi reloj como venganza por llevarme la otra noche, y fui al baño. Raro, la
abuela no estaba quejándose por su cabello o maquillándose, pero disfruté
no tener que esperar para usar el baño por una vez.

Después de que me vestí, fui a ver si la abuela estaba en el cuarto de Todd,


pero no estaba. Me dirigí hacia la sala, pero también estaba vacía. Ni siquiera
estaba Todd allí, y las sábanas donde dormía estaban dobladas en un
extremo del sofá.

—¿Hola? —dije, empezaba a estar nerviosa ¿Dónde estaban todos? ¿Y desde


cuándo Todd era limpio? ¿O no estaba en el sofá?

—Hey —dijo Todd, asomándose por la puerta de la cocina—. ¿Puedes venir,


por favor?

Ahora sabía que estaba dormida. Todd y yo nunca íbamos a la cocina, y él


nunca decía ―por favor‖. La última vez que lo dijo fue durante la cena que
tuvimos después de que se graduó de la universidad: ―Por favor, pásame las
papas, Kate‖, y después le pregunto a mamá y papá si podía mudarse.

—¿Por qué dices ―por favor‖? ¿Y por qué debería ir dentro de la cocina?
¿Acaso metiste el carro por la puerta del garaje otra vez?

—Graciosísimo. Sólo entra a la cocina ¿puedes? —dijo, y me dijo la palabra


―mama‖

124
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—M... —empecé a decir, pero entonces él volteo la cabeza y me dio otra


mirada, la misma que me dio la noche en que brinqué en lo que sea que
estaban haciendo papá, mamá y la abuela, y terminé con las botas moradas.
Una de esas miradas de las-cosas-están-mal-entonces-ayúdame-a-hacer-algo.

Entré a la cocina y me detuve, paralizada. Mamá estaba sentada en la mesa.


Sus ojos estaban rojos, como si hubiera estado llorando.

—¿Mamá? —dije.

—Tu abuela está de compras, entonces pensé que nosotros podíamos...


deberíamos... hablar ahora —dijo, señalando la silla que estaba frente a ella.
Las palabras sonaban como si fueran de mamá... pero su voz... pero su voz
sonaba tan decaída.

—¿Qué está pasando? —dije, sentándome, y mirando a Todd. Él estaba


mirando el piso y, juro, que se veía tan mal como mamá.

Me senté.

—Esto es difícil de decir —dijo mamá, y después habló de cómo las cosas
habían cambiado desde que papá había dejado el trabajo (como si no lo
hubiera notado), y cómo faltaba el dinero (como si tampoco lo hubiera
notado), y que, a veces, a pesar de tratar todo muy duro, cosas feas pasaban.
No dije que eso también lo sabía, porque tenía un presentimiento de que
hablaba de la visita de la abuela.

De hecho, una vez también tuve un presentimiento que mi vida se iba a


poner peor.

—Tendremos que mudarnos —dijo mamá, y empezó a llorar.

¿Mudarnos? ¿Dejar la casa? ¿Mi cuarto, el pasillo que había hecho hacia
abajo, el baño donde Anna y yo habíamos intentado aclararnos el cabello con
peróxido de hidrógeno, la cocina donde Todd y yo habíamos dicho quién iba
a tener la última pieza de pastel... dejar todo? ¿Perder todo eso?

No. No podía haber escuchado bien. Pero, al mirar a mamá, y viéndola llorar,
sabía que tenía que hacerlo.

—Pero la abuela... la escuché decir que te ayudaría —dije.

—¿Qué? —dijo mamá, quitándose las lágrimas, su voz con fuerza.

125
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Te oí hablando con ella una mañana —dije—. Escuché que te ayudaría, pero
no a papá. Entonces ¿por qué no nos ayuda con la casa?

—No se lo puedo pedir —dijo mamá, con la voz dura.

—¿No puedes?

—Tu padre y yo... necesitamos dinero para mandar a Todd a la universidad


—dijo mamá—. No podemos pedir un préstamo porque tenemos demasiadas
tarjetas de crédito, pero no podemos utilizarlas. La cosa es que mi madre nos
dio dinero para la educación de Todd cuando él nació, pero las cosas se
enervaron y nosotros... hicimos lo que teníamos que hacer —se aclaró la
garganta—. Eso es por lo que no se lo puedo pedir. No quiero que sepa...

—Pero...

—Para —dijo mamá, alzando la voz—. Mira, yo... lo intenté, usando nuestros
ahorros y consiguiendo otro trabajo, pero entre pagar el mínimo de las
tarjetas de crédito, la hipoteca, y todo lo demás, nos quedamos atrás. Muy
atrás. Si vendemos la casa ahora, podríamos ser capaces de pagar la mayor
parte de lo que debemos.

—¡Pero la abuela puede ayudar! Tiene dinero, y...

—¿Y crees que mi mamá nos lo dará así como así? —Dijo mamá—. ¿De
verdad crees eso sin ataduras? ¿Que ella no estará recordándonos
constantemente cómo nos gastamos el dinero que era para Todd?

—Podría... —Si ponía mucho vino en su refresco de dieta primero.

—No voy a discutir esto contigo —dijo mamá—. Tu padre y yo tenemos que
vender la casa, y tanto que será difícil para todos, es algo que todos tenemos
que hacer. —Se levantó—. Un agente de bienes raíces viene en unas horas, y
necesito que ayudes a limpiar ¿Podrías por favor...?

—No —dije, y también me paré, tirando mi silla hacia la mesa—. No puedo


creer lo estúpidos que son mi padre y tú. Eso es. Dije estúpido. Y si quieres la
casa limpia, hazlo tú, pero eres la única que lo arruinó y perdió...

—Hey —dijo Todd, mirándome furioso—, no...

—Cállate —dije—. Me tendré que mudar porque tú perdiste cuatro años


aprendiendo el abecedario eructando sólo para venir aquí y no hacer nada.

126
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Conseguiré un trabajo —dijo Todd, su voz dura y su cara llena de furia. —


Él fue hacia mamá, la abrazó, y dijo: —Volveré tan rápido como termine de
limpiar el patio trasero.

—Ve —dije, mirándolo—. ¿Ahora conseguirás trabajo? Creo que es mejor


conseguirme uno también. Oh, espera, ya tengo uno. De hecho, voy tarde...

—Tu padre te dio el día —dijo mamá—. Él... nosotros... pensamos que sería
más fácil para ti...

—Cierto, mamá. Quieres decir que es más fácil para él. Él no tiene que dar las
malas noticias. Vendrá esta noche a casa y pretenderá que todo está bien. De
hecho, apuesto a que él está contento de que la abuela no esté aquí, porque
no le dirás lo que está pasando, y él cree que nadie más se lo dirá. Bueno,
¿adivina qué? Le diré todo...

Todd me agarró por el brazo y me jaló fuera de la cocina —Detente —dijo,


prácticamente jaloneándome.

—Déjame —dije, y lo empujé—. Todo esto es tu culpa, y lo sabes.

—¿Crees que no lo sé? —dijo—. Escuchar que soy la razón por la que
perdemos la casa se siente...

—No me importa cómo te sientes. No, espera, sí me importa. Espero que te


sientas terrible. Espero que te sientas tan mal que...

—¿Que desee conseguir un trabajo en lugar de venir a casa? ¿Tal vez


preguntándome por qué les dije a mamá y papá cuando estaban molestos
que la titulación ya estaba? ¿Adivina qué, Kate? Siento todas esas cosas. —
Fue hacia la cocina y sacó la gerga (trapo para limpiar), regresando y
restregándomelo—. ¿Pero sabes qué? Esto no es sobre mí y, lo creas o no, ni
siquiera es sobre ti. Mamá está realmente triste, y no pudo prepararse para el
agente de bienes raíces. Por lo tanto, cállate, crece, y ayuda.

Lo miré, sin palabras, y empecé a llorar. No por lo que me dijo, sino porque él
también estaba mal, y eso, más que otra cosa, me hizo darme cuenta que
esto pasaría. No importaba si yo quería. No importaba si era justo. Lo que yo
pensara o quisiera, no en esto.

No en nada.

127
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 22
Traducido por Dani
Corregido por Ellie

MMamá y yo limpiamos, la agente inmobiliaria vino y, cuando se fue, nuestra


casa estaba oficialmente a la venta. Al menos, asumí que lo estaba. Cuando
ambas se fueron a ―discutir cosas‖ después de que Mamá le había estado
mostrando los alrededores. Yo no estaba invitada, incluso cuando había
pasado las últimas horas limpiando el polvo de las esquinas que no habían
visto la luz desde los días antes de que Todd naciera.

Incluso aunque fuera mi casa también.

No dije nada. Calculé que antes había dicho bastante.

Me acosté sobre el sofá, mirando fijamente hacia el techo porque estaba


demasiado deprimida para incluso prender la televisión. Hoy ha sido un mal
día. Desearía poder salir y hacer algo, pero, ¿dónde podría ir?

¿Qué podría hacer? Nada. No había nadie que quisiera verme, excepto tal vez
Will.

Will. Me senté.

Will, quien tenía mi zapato. Will, quien me había llamado. Podía contar el
número de chicos que me habían llamado con una mano y, hasta ahora,
siempre había sido sobre tarea.

Podría llamarlo de regreso.

Podría, pero el pensamiento de hacerlo hacía que me doliera el estómago. ¿Y


si no estaba en casa? O peor, ¿y si estaba? Calculaba que podría idear un
―Hola, Will‖ por mí misma, pero todo lo demás tendría que escribirlo
primero, y luego practicarlo. Un montón.

Y qué si después de hacer todo eso y lo que él simplemente quería decir era:
―Dejaste tu zapato atrás,‖ o peor, ―¿Qué? Oh, si, yo llamé. Le di tu zapato a
128
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Sarah y ella te lo entregará el lunes porque yo voy a estar realmente ocupado


besuqueándome con ella entre clases. Y oye, a propósito, ¿qué va a entrar en
nuestro examen de biología?‖

Me acosté de regreso en el sofá. No había manera de que lo llamara. Con mi


suerte, ¿para qué arriesgarme? Hasta ahora, mi segundo año de secundaria
me había dejado sin amigos, y ahora me estaba dirigiendo a quedar sin casa.
Y eso ni siquiera incluía el hecho de que no tenía permitido conducir, y tenía
que trabajar en el centro comercial. O lidiar con papá y su obsesión con
Perfect you.

No, la vida ya era lo suficiente mala, y no necesitaba empeorarla. ¿Cierto?


Miré hacia el teléfono, después para otro lado y luego otra vez hacia el
teléfono.

Entonces la abuela llegó a casa, y sabía que no llamar era la decisión correcta,
porque ella era más que suficiente prueba de que no necesito andar por ahí
haciéndome la vida peor. Eso simplemente ocurría para mí.

—Querida, ¿Qué en este mundo estás haciendo?

—Acostarme en el sofá.

—Bueno, levántate, querida, y no luzcas tan miserable. Déjame contarte


sobre mi día. Tuve el más maravilloso tiempo comprando. Mira todas las
cosas encantadoras que tengo.

Me senté otra vez, y fui invitada a un espectáculo de camisas y pantalones y,


luego, inquietante ropa interior. Me acosté de regreso durante la parte de
mostrar-y-contar, no como si eso detuviera de hablar a la abuela.

Ella finalmente terminó y se encaminó a la habitación de Todd para


mostrarle sus bolsas. —Entonces, ¿cómo estuvo tu día? —Gritó. Pensé en
pretender que no podía oírla, pero ella acababa de salir y preguntar otra vez,
y al menos había una zona divisoria cuando ella estaba en la habitación de
Todd.

—Bien. Limpié el baño. —No había sido fácil, mayormente porque Todd era
un cerdo, pero también porque tuve que recoger cada producto para
maquillaje/cabello/piel de la abuela en orden para limpiar debajo de ellos. O
al menos lo hice después de que mamá me atrapó limpiando alrededor de
ellos.

—¿Hablaste con ese encantador joven que llamó anoche?


129
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

No iba a contestar esa pregunta. No había manera de que quisiera discutir


acerca de Will con la abuela.

Naturalmente, eso quería decir que la abuela regresó a la sala de estar y me


hizo sentar, entonces se sentó a mi lado en el sofá. —Entonces, ¿hablaste
con...?

—Sí, hablé con él. Nos vamos a casar mañana. No le digas a mamá.

La abuela le dio palmaditas mi rodilla. —Estoy segura de que las cosas


funcionarán.

—No hay nada que funcione. No me importa si hablo con él o no.

Ella me dio una mirada que no pude leer, y luego dijo. —Bueno, si él no te
aprecia, entonces es un perdedor.

—Tienes razón, abuela. Gracias.

—Kate, quise decir eso. No te definas a ti misma a través de algún chico, o a


través de cualquiera. No vale la pena. Nunca.

—Quieres decir como tú y...

—Sí, como yo y tu abuelo. Y tu madre y tu padre. No que yo no piense que tu


padre es un maravilloso padre. Y él realmente ama a tu madre. Pero mira
todo lo que tu madre está haciendo, y no puedo ayudar, pero me pregunto...

—¿Preguntarte qué? —mamá estaba apoyada en el marco de la puerta, y lucía


molesta.

La abuela miró directo hacia ella, sin echarse para atrás. —Me pregunto por
qué has dado tanto por un hombre que es tan egoísta.

No sabía si era posible para mamá lucir más molesta de lo que ya estaba
hasta entonces. Si las miradas mataran, la abuela estaría muriendo de un
modo realmente desagradable.

—No creo querer discutir sobre no ser egoísta contigo, mamá. Y apreciaría si
mantuvieras tus pensamientos sobre mi matrimonio para ti misma, antes de
que trates de incluir a Kate en tus ridículas tentativas de drama.

—No vamos a hacer eso, querida —dijo la abuela quedamente—. Me estoy


yendo en unos días, y no quiero pelear. Quiero pasar el tiempo contigo en tu
adorable hogar...
130
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Mamá sonrió, pero era un sonido frágil. —No es mi adorable hogar mamá. No
por mucho más, de todos modos.

—¿Qué quieres decir?

Mamá frunció el ceño, apartando la vista de la abuela por primera vez.

—Querida, si esto es por dinero te dije...

—No, madre, no es por dinero. Es sobre la casa. —Ella hizo una pausa, y la vi
tomando una profunda inhalación—. La estamos vendiendo.

—¿Vendiendo? Pero, querida, ¿no es eso demasiado extremo? Seguramente ni


siquiera Steve podría haber contraído suficiente débit...

—Simplemente no puedes evitarlo, ¿no es así? Siempre tienes que hacer


comentarios sobre mi marido. Dios te prohíba decir que lamentas escuchar
que vamos a tener que mudarnos.

Bueno, había escuchado suficiente. Más que suficiente. Me levanté y avancé


poco a poco hacia el pasillo, esperaba deslizarme alrededor de mamá y
regresar a mi habitación antes de que esta discusión se pusiera peor.

—No tendrías que mudarte si hubieras dejado a Steve y lo hubieras dejado


hundirse solo —dijo la abuela—. Sabes que me preocupo por ti, querida. Tú y
los niños significan todo para mí.

—¿De verdad? Porque no tenía idea de que ―significar todo‖ para alguien
realmente quisiera decir ―Arreglaré las cosas por ti, pero sólo si haces
exactamente lo que diga y destruyes tu familia‖. ¿Dejar que se hunda solo?
¡Escúchate!

El teléfono sonó en ese momento. Nunca había estado tan feliz de


escucharlo, y eso incluía la vez que la abuela llamó después de que fallé mi
primer examen de conducir y puso a mamá tan molesta que ella olvidó que
me había dicho que no podía hacer el examen otra vez por otro año y me
dejó tomarlo el mes siguiente.

—Yo voy —dije, impaciente de alejarme de ambas, y ni siquiera pensé sobre


quién podría estar llamando hasta que ya lo había recogido. Y entonces
pensé, Will. WillWillWillWill.

—¿Hola? —Por favor déjame sonar normal. Por favor deja que sea para mí.
Por favor deja que sea él.

131
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Está Todd?

Por supuesto. Todos querían hablar con Todd.

No fue hasta que había tomado el mensaje y colgado que me di cuenta que
no había ni siquiera pensado que podría haber sido Anna la que estaba
llamando. No había esperado que fuera ella. No había pensado en ella ni
siquiera una vez hoy. No hasta ahora.

No sabía si era bueno o malo. Era como... era agradable en más de una forma,
de hecho.

Durante la cena, Todd llegó a casa y dijo: —Tengo un empleo —cuando se


sentó en la mesa de la cocina. Iba a trabajar tiempo completo en otra
sucursal del lugar del café del centro comercial, y ni siquiera me importó que
él actuara como si fuera la primera persona en el mundo que ha conseguido
un empleo. Fue lindo ver a mamá sonreír.

Papá llegó tarde a casa, probablemente tratando de evitar a la abuela, que se


había ido a la cama realmente temprano, diciendo que estaba cansada. Había
visto su cara cuando ella había estado cansada de tratar de ayudar a mamá a
limpiar la mesa después de la cena. Incluso vi la tristeza en sus ojos cuando
mamá se puso rígida y dijo: —Lo tengo, gracias —como si la abuela fuera una
extraña, por lo que se estaba obligando a ser amable.

Cuando papá se sentó en la sala de estar, sonriendo hacia mí, mamá y Todd,
calculé que finalmente íbamos a hablar sobre la casa, o al menos discutir
dónde nos deberíamos mudar. Después de todo, teníamos que vivir en algún
lado, y mamá ya había dicho que no íbamos a estar en nuestra casa.

—¿Hay algo para comer? —dijo papá.

—Desde luego —dijo mamá, y volvimos a la cocina, los cuatro sentados


alrededor de la mesa de la cocina, igual como solíamos hacer cada noche
para la cena.

—Entonces —dijo papá, mirando hacia mí y Todd cuando mamá le entregó


un plato con un sándwich sobre él—. ¿Supongo que ustedes dos saben sobre
lo de la casa?

Todd y yo asentimos.

132
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Bueno —dijo papá—. Eso es realmente bueno. —Él palmeó a Todd en el


hombro—. Dave, del lugar de café, me dijo sobre tu empleo en su nueva
sucursal. Felicitaciones. —Él se inclinó y besó a mamá—. Estoy agotado,
cariño. ¿Puedes envolver esto para mí? Creo que mejor me voy a dormir.

Él bostezó y comenzó a levantarse, empujando su silla lejos de la mesa. Miré


fijamente hacia él. ¿Eso fue todo? Sabía que papá no manejaba bien las malas
noticias, pero esto era sobre nuestra casa, no era sobre mí fallando mi
examen de conducir, o de Todd haciéndolo con alguna chica en su
habitación, o incluso de la abuela viniendo de visita. Debo haber lucido
molesta, porque cuando papá me echó un vistazo, rápidamente apartó la
vista.

Como él hacía cada vez que veía algo que no quería ver.

—No puedo trabajar mañana —dije, las palabras salieron de forma extraña,
como si se hubieran quedado atascadas en mi garganta. Miré hacia mamá,
esperando por una reacción. Ella no dejaría esto pasar, ¿no es así? Ella
tendría que decir algo, decirme que tenía que trabajar, decirle a papá que
teníamos que hablar sobre todo lo que había ocurrido.

Mamá ni siquiera me miró. Ella sólo miró fijamente hacia el sándwich de


papá, su boca era una línea delgada y apretada.

—No hay problema —dijo Papá—. Con Todd teniendo un empleo, tendré que
acostumbrarme a trabajar por mí mismo un poco más de todos modos.

Y eso fue todo. Fue todo lo que se dijo sobre la casa, sobre cómo pronto
pertenecería a alguien más.

133
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 23
Traducido por ANDRE_G
Corregido por Ellie

CCuando
habitación.
me desperté a la mañana siguiente, miré alrededor de mi

Vi las manchas en la pared, de donde Anna y yo habíamos practicado a


pararnos de manos y habíamos apoyado los pies, luchando por permanecer
levantadas antes de caernos. Vi la extraña grieta en la esquina del techo que
siempre pensé parecía la red de una araña. Vi las conchas que coleccioné el
verano en que mamá, Todd yo nos quedamos con la abuela en la casa de la
playa. Había olvidado lo mucho que amaba caminar por la playa con ella. Ella
jamás se enojó cuando quise parar y recoger algo. Decía que caminar
demasiado rápido era tonto, y que era importante ver todo lo que pudieras.

Traté de imaginarme mi escritorio y mi cama en una nueva habitación. Traté


de imaginarme a mí misma en una nueva habitación. No podía hacerlo, aun
sabiendo que eso iba a suceder.

Como no tenía que ir al centro comercial, me fui a caminar, sin siquiera


molestarme en tratar de hablar con mamá respecto a manejar. Yo sólo quería
estar lejos de casa, de todo lo que ya se había ido.

Terminé llegando a la casa de Anna.

Estar caminando por su casa me hacía sentir mejor y peor. Mejor, porque
traía de vuelta tantos recuerdo. Peor, porque era todo lo que tenía.
Recuerdos.

Me detuve al borde de la entrada, observándola y deseando poder dirigirme a


la puerta de enfrente sin siquiera tener que pensarlo, en la forma que solía
hacerlo, cuando escuché a Anna decir: —¿Kate?

134
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Alcé la mirada, avergonzada, y vi a Anna parada justo al interior de su casa,


mirándome desde la puerta abierta. La saludé con la mano, sintiéndome
como una idiota.

—¿Qué estás haciendo aquí? —No sonaba enojada, sólo sorprendida.

—Salí a caminar. Hubiera salido a manejar, pero mi mamá tiene todo este
asunto acerca de mí y conducir y… —me forcé a parar de hablar, consciente
de que estaba balbuceando y que Anna no tenía ninguna razón para
preocuparse respecto a mi caminata o cualquier otra cosa.

—Oh. —Dijo ella, y entonces, un segundo después:—¿Quieres entrar?

Y así no más, mi amistad con Anna volvió a comenzar. Era como un sueño,
pero mejor, porque era realidad, porque fuimos a su cuarto y nos sentamos
como siempre lo hacíamos, yo hecha un ovillo en la silla abollonada que la
mamá de Anna había conseguido hace años en una venta de garaje, y que
Anna había decorado con stickers de mariposas que yo le había regalado
cuando cumplió once años. Se sentía como llegar a casa, de la mejor manera.

Los stickers se habían ido, pero la silla seguía allí, sólida y familiar, y Anna se
recostó en el suelo como siempre lo hacía, descansando los pies sobre la
cama, y me lo contó todo sobre Sam.

Me contó todo lo que siempre me había preguntado de ellos dos, contestó


todas las preguntas que yo había querido hacerle pero no había sido capaz.

—Entonces, así fue como pasó. —Dijo mucho después, su voz ligeramente
ronca por haber hablado tanto tiempo. —Sam y yo. Nuestra historia. Wow.
Nuestra historia. Suena increíble, ¿cierto? Quiero decir, si me hubieras dicho
el año pasado que yo sería su novia… —Levantó sus brazos y los abrió hacia
los lados, luego se rió tontamente y los cruzó sobre su pecho, como si se
estuviera abrazando a sí misma—. Soy tan afortunada.

—Lo eres. —Y lo era. Estar con un tipo como Sam era el equivalente de la
secundaria Jackson a estar con una estrella de cine.

La cosa era que yo estaba un poco cansada de escucharla hablar de Sam.


Anna había hablado en anteriores ocasiones sobre él, por supuesto, pero
nunca había sido de lo único que hablaba.

—¿Extrañas el coro? —Dije—Tuve que salirme cuando pasó todo lo de papá,


pero cantamos por lo menos dos canciones en el concierto de otoño y de
invierno, tú hubieras tenido un solo...
135
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿El coro? —Dijo Anna—. Te lo juro Kate, que olvidé por completo siquiera
que fui parte de él. En esa época era la más grande perdedora del mundo.
¿No te parece?

Ella se rió. Yo no lo hice. Anna parecía diferente, no sólo en la forma que se


veía, sino también la forma en que hablaba. Era como si Anna estuviera allí,
pero como si también estuviera alguien más en una capa encima de ella.
Alguien nuevo.

Alguien a quien no le importaba ninguna de las cosas que alguna vez lo


habían hecho, a excepción de Sam.

—Creo que sí extraño un poco cantar, pero luego podré hacerlo en serio,
¿sabes? —dijo—. Estaba hablando con Diane sobre Nueva York, y... bueno,
puedo verme por completo cantando en ese lugar, ¿sabes?

—¿Nueva York?

—Sí, Diane quiere ir a La NYU, y ella va entrar por completo porque su tío o
alguna otra persona trabaja allí, y como no hay dinero para que yo vaya a la
universidad, voy a ir con ella y tendremos un apartamento y conseguiré un
trabajo cantando. —Apuntó los dedos de los pies arriba en el aire, rebotando
los tacones en la cama—. Tal vez termine en algún famoso musical o algo así.
¿No sería eso grandioso?

—Grandioso —dije, pero salió plano, un sonido estrangulado. Anna se iba a


mudar a Nueva York e iba a vivir con Diane. Nosotras solíamos hablar sobre
irnos a vivir a Nueva York. ¿Cómo lo había olvidado? Habíamos hablado al
respecto por años y ahora... ahora era como si nada de eso hubiera pasado.

—Está bien, algo está pasando —dijo ella—. Lo puedo decir porque tienes ese
aspecto de estar-pensando-demasiado en tu rostro. ¿Qué pasa?

¿Por dónde iba a comenzar? ¿Ella? ¿Papá? ¿La abuela? ¿Todd y su nuevo
trabajo? ¿Mamá? ¿Enterarme sobre la casa? ¿Will?

Will, que pasaba el rato con Sam.

—Estaba pensando en Sam —dije, rodando los ojos cuando ella me golpeó
con un pie—. No de esa forma. Lo vi el viernes por la noche. En una fiesta,
quiero decir. ¿Estabas tú allí con él? No te vi, pero había muchísima gente, y
terminé marchándome algo así como apurada.


NYU: Son las siglas de NEW YORK UNIVERSITY, Universidad de Nueva York.
136
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Fiesta? —Dijo Anna, sonando sobresaltada.

—La de Jennifer T.

—Oh —dijo ella, notoriamente relajada—. Esa cosa. Pensé que estabas
hablando de… olvídalo.

—¿Hablando de qué?

—Nada. —Me ondeó una mano, sonriendo alegremente.

La miré fijamente. Ella estaba haciendo un gran esfuerzo por intentar verse
casual. Demasiado grande. Además, su sonrisa se vía como la de papá
cuando la abuela se encontraba cerca, demasiado amplia y falsa.

—¿En serio?

—Sí. Sólo tengo muerte cerebral por todo lo que está pasando con mamá,
¿sabes? —dijo ella—. Pero, en todo caso, definitivamente yo no estaba en lo
de Jennifer. Diane y yo salimos esa noche, y se suponía que yo iría a esta
cosa en casa de Tara, pero ella llamó a última hora y dijo que sería sólo para
un par de personas.

—Oh —dije yo, confundida por no entender en qué se relacionaba esto con
Sam.

Ella se rió, pero era un sonido vacío. —Lo olvide, tú no sabes que Sam y Tara
pasan el rato juntos a veces. Verás, él me juró que no iría, pero pensé que
podría haberse pasado a saludar rápidamente. Pero en lugar de eso fue a lo
de Jennifer. Apuesto que a ella le encantó.

La miré, escuchando algo que se me hacía extraño en el tono quebradizo de


su voz. —¿Tú y Sam están bien?

—Claro. —Apartó la mirada de mí, mirando fijamente hacia el techo—. Es


sólo que gente como Tara puede hacer cualquier cosa, ¿sabes? Y Sam dice
que me ama, pero yo... yo creo que sigo pensando que es un sueño, y al
despertar me voy a dar cuenta que sigo sin ser nadie.

—Espera un minuto. ¿Sam dijo que te amaba? —WOW, no podía imaginar a


nadie diciéndome eso, jamás, y Anna lo acababa de decir como si no fuera
gran cosa. Pero yo sabía que debía de serlo.

—Sí —dijo ella, su voz era tímida y un poco aturdida, y allí alcancé a
vislumbrar a la Anna que yo conocía, la que soñaba con Sam y una vida
137
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

perfecta—. Bastante increíble, ¿cierto? Yo todavía no me lo creo del todo, esa


debe ser la razón por la que a veces me preocupo. Pero, en cualquier caso,
tienes que contarme lo estúpidas que estuvieron las Jennifers. —Ella se
aclaró la voz—. ¿Acaso Jennifer T se le tiró encima?

—No, pero él consiguió pizza cuando ella nos dijo que ya no quedaba más
comida.

Ella se volvió a reír, sonando extrañamente aliviada. —Dios, ella es tan


patética. Apuesto que Will fue el que lo convenció de ir por alguna razón.
Probablemente por alguna chica.

¿Yo? ¿Lo había Will convencido a ir por mí?

—Por cierto, ahora comprendo totalmente por qué fue que nunca te gustó —
Anna continuó—. ¿Sabes, como a veces que se riegan rumores sobre Sam
emparejándose con chicas al azar? Todo es porque Will se mete con
cualquier cosa que respire, y es tan molesto porque es obvio que Sam tiene
estándares, ¿sabes?

Asentí, ardida, el breve avance que había llegado a lograr se había ido. Yo
había escuchado rumores sobre Sam, pero no había forma alguna en la que él
besaría a una chica como yo, y yo lo sabía. Pero Will sí lo haría. Lo había
hecho.

Y ahora no quería saber lo que Anna iba a pensar al respecto.

Así que no dije nada más sobre esa noche o de Will, y luego me fui de su
casa. Sentía... sentía como que las cosas entre nosotras no habían vuelto por
completo a la normalidad. Aunque sí creía que podrían llegar a hacerlo. Eso
esperaba. Que lo hicieran.

En casa, había un gran ―en venta‖ clavado en el jardín, y nadie me había


llamado.

Nadie me llamó en toda la noche.

Sabía que podía haber llamado a Will, pero estaba asustada, y no como antes,
cuando tenía miedo de no saber qué decir, o de lo que él diría. Ahora tenía
miedo de todo.

La fiesta de Jennifer T había cambiado las cosas. Sabía que ella le iba a contar
a todo el mundo lo que había visto, y no había ninguna forma de poder
escapar del hecho de que la gente sabría que Will y yo éramos… lo que sea.
138
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Pero realmente no había entendido lo que eso significaba. Todo el mundo lo


sabría. Anna lo sabría. ¿Qué sería lo que iba a pensar?

Después del día de hoy, tenía miedo de pensar al respecto.

Y él no había llamado. Cuando me fui a la cama, tratando de dormirme pero


mirando fijamente mi silencioso teléfono, en todo lo que podía pensar era en
que, que todos se enteraran, significaba desastre a escala épica. Yo quería
tener lo que fuera que teníamos Will y yo en silencio. Mío. Quería que el final,
que sabía que estaba por venir, fuera privado.

Sabía el significado del silencio de Will, y odiaba que mañana todos también
lo fueran a saber. Sólo una vez, quería perder algo sin que todo el mundo
estuviera mirando.

139
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 24
Traducido por arancha quemame
Corregido por Mafe

PPor la mañana, vi a Anna. Y ella me vio.


Sé que lo hizo, porque ella me miró justo a mí. Después miró hacia otro lado,
como si hubiese olvidado todo otra vez.

Por un segundo, la odié. Quiero decir, realmente la odié. Anna y yo habíamos


hablado, y pensaba que las cosas se habían arreglado, o al menos, más o
menos arreglado entre nosotras. Entonces ¿por qué ella estaba haciendo eso?

Fui a mi taquilla, metí mis libros e ignoré todo lo que había a mi alrededor.
No quería saber si la gente me estaba mirando o si estaban hablando de mí, y
cuando el timbre sonó y se vació el pasillo, también ignoré eso. Anna podría
tener su nueva perfecta vida, para lo que me importaba. Era su pérdida.
Realmente.

Ahora, si sólo pudiese creérmelo.

—¿Kate?

Era Anna. Anna, justo detrás de mí, como ella andaba conmigo todo el
tiempo, y sentí cómo mi furia se evaporaba mientras la veía morderse el
labio, claramente enfadada.

—No tengas piedad de mí —ella dijo—. Vi tu cara cuando entraste. Quería


decirte algo, lo juro. Yo sólo...

Se rompió y miró hacia el suelo, y cuando volvió a hablar, susurró.

—Estoy aterrada, ¿okay? Sé que es estúpido, pero no paro de pensar ―¿qué


pasaría si Sam me viese como realmente soy?‖. Quiero decir, he perdido peso
y eso, pero realmente no me importan las reuniones vitales, y echo de menos
el coro y me pongo tan mal al oír sobre la nueva ropa de Diane o a quién odia
hoy que a veces sólo quiero gritar.
140
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Yo creo que si Sam te oyese cantar, no le importaría que estés en el coro.

Ella me miró.

—Okay, a lo mejor le importaría un poco —dije—. Pero puedes hacer lo que


quieras, puedes ser lo que quieras. ¿Te acuerdas cómo antes lo solías decir?

—Sí, y mira qué bien me ha venido eso. —Su voz era plana. Enfadada.

—Sólo quería decir...

Ella negó con la cabeza. —No te preocupes por eso. Esta mañana está sólo
estresándome. Me perdonas, ¿verdad? ¿Por favor? No quiero que me odies.
Me volvería loca si no supiese que podría contar contigo y que estás ahí para
mí.

—¿Desde cuándo tú no has estado loca? —dije, sonriéndole, y me sonrió de


vuelta, sus ojos brillaron.

—Hablando de locuras, ¿hay algo que quieras decirme, de cierta fiesta y


cierto chico que creía que odiabas? ¿De verdad tú y Will fueron cogidos...?

—¡No lo digas!

—¡Es verdad! ¿Por qué no me lo dijiste ayer?

—Iba a hacerlo, pero... —el timbre sonó, cortándome.

—Mierda. Bueno, los detalles después, porque ambas... bueno, hablaremos de


locuras, ¿verdad? —Anna dijo mientras miraba al pasillo.

Asentí, aún sabiendo que no me veía, y me volví hacia mi taquilla, tratando


de ignorar la mezcla de sentimientos, el dolor y el enfado que sus palabras
me habían creado. Anna me había hablado en el colegio. Ella me había dicho
que necesitaba saber si iba a estar allí para ella.

A lo mejor las cosas no habían vuelto a ser lo que eran, pero sabía seguro
que Anna y yo éramos otra vez amigas, y eso era lo que quería. El último
timbre sonó, pero no me moví, estaba todavía procesando todo lo que había
pasado.

Y paralizada por lo que me temía que iba a pasar cuando finalmente termine
el primer período, donde tendría que hacer frente a Will.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 25
Traducido por Melissa
Corregido por Mafe

MMientras caminaba con dificultad hacia mi primer período de clases, mi


visión se puso borrosa y prácticamente podía escuchar a mi corazón golpear
fuertemente. Se hacía cada vez peor a medida que me acercaba más a la
clase, y para cuando lograra llegar, estaba convencida de que si Will estuviera
tumbado en el suelo desnudo, no lo notaría porque estaría muy ocupada
muriendo.

Estaba equivocada.

Eso fue porque Will no estaba en el salón. O desnudo. Estaba de pie en el


vestíbulo, escuchando a Jennifer T., quien claramente lo tenía acorralado.
Mientras Jennifer M. vigilaba, ella me vio y entonces le dio un codazo a
Jennifer T., todo mientras me movía para pasar por la derecha de ellos, hacia
el salón.

Will claramente estaba intentando imaginar por qué lo tenían acorralado en


esa posición en contra de la puerta, mirando alrededor. Cuando me miró, se
veía casi tan extraño como yo me sentía. Como si estuviera pensando
claramente ―oh-mierda-en-qué-estaba-pensando-el-viernes-por-la-noche‖.

Genial. Ya sabía que los tenía, porque no me había llamado de vuelta, pero
aún así.

—Hola —me dijeron ambas Jennifers, y entonces retrocedieron hacia el salón,


dejándonos a Will y a mí solos. Nos miramos por unos segundos.

Él fue el primero en hablar. —Hola.

—Hola —mi voz sonó con una relativa normalidad, y sentía mi corazón
retumbar incluso más fuerte. Tal vez no iba a cortarme. Tal vez iba a decir
algo increíble.

—¿Lista para el examen?


142
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

O no. —Supongo. ¿Y tú?

Podía ir más allá, pero no quise. Toda la conversación, la cual probablemente


duró unos largos diez segundos, pero se sintieron como si fuera una
eternidad, fue cortes e insípidamente dolorosa. Y entonces el Sr. Clark
apareció, oliendo a cigarrillos y preguntando encolerizadamente: —¿Han
notado que sus asientos están dentro del salón, verdad? —estaba feliz de
verlo.

Anduve a tientas a través de mi examen, intentando recordar lo que


supuestamente tenía que aprender, pero en su mayor parte estaba pensando
en lo que significaba la no-conversación que había tenido con Will. Digo,
sabía que no había sido una buena conversación, pero me había hablado.

Claro que no fue como si tuviera mucha opción, considerando que Jennifer T.
y M. lo habían atrapado dando vueltas por ahí cuando yo había aparecido.

—Señorita Brown, ¿su examen?

—¿Qué? —miré hacia arriba y vi al Sr. Clark esperando impacientemente en


mi escritorio.

—El timbre sonó. ¿Su examen?

Se lo entregué.

—Gracias, le sugiero que estudie un poco más en el futuro, a medida que


avancen los exámenes, se irán poniendo más difíciles. Lo mismo va para
usted Sr. Miller. —La reprimenda podría haber sido más efectiva si el Sr.
Clark no hubiera salido disparado por la puerta mientras iba caminando,
desesperado por conseguir un poco de nicotina antes de que empezara el
siguiente período.

Cogí mi mochila, teniendo cuidado de no mirar a Will, o al menos de no


mirarlo de forma obvia.

—Kate —dijo mientras cogía sus cosas y caminaba hacia mí—. Siento lo de
antes. Las Jennifers en cierto modo me acorralaron, y sabes cómo es eso.

Me dirigí hacia la puerta. —Síp, vi tu cara. Deberías dar las gracias de que
nunca has ido de compras con ellas.

No sabes lo mucho que me costó decir eso, actuar como si no doliera no


mencionar lo del sábado por la noche, pero los años de desilusiones me

143
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

entrenaron bien, y no iba a abatirme otra vez. Will no iba a abandonarme,


porque yo iba a ir con cuidado, así de simple.

—¿Estás enojada? —dijo mientras me disponía a entrar en el vestíbulo.

—¿Qué? —¿De dónde vino eso?, nunca podría entender a los chicos—. ¿Sueno
enojada?

—Un poco.

—No lo estoy —dije apuradamente. ¿Por qué no se iba?, ya lo había alejado.


¿Qué más quería de mí?

—Oh, está bien. Es sólo que... nunca me llamaste de vuelta y tu abuela, quien
se ve realmente agradable, dijo que lo harías. —Buscó dentro de su mochila y
sacó una bolsa de compras de plástico—. Aquí está tu zapato.

—Gracias. —Lo apiñé dentro de mi mochila, mi mente corría. ¿La abuela le


había dicho que lo llamaría? Pensé que la cosa de ―Querida, llámalo‖ había
sido un intento de consejo. ¿Por qué simplemente no dijo, ―Dijo que lo
llamaras‖, como una persona normal? —Ella no me dio tu mensaje
exactamente.

—Bien, le dije que tenía tu zapato y que si podías llamarme.

—¿Así que planteaste un rescate?

El rió —No. Pensé… —Habíamos caminado fuera del vestíbulo ahora, y podía
ver a la gente observándonos. Considerando al vernos si realmente estaba
empezando a salir con el deportista más popular de Jackson High.

Vi que Will miró alrededor, lo observé cuando notó que nuestra conversación
se había vuelto pública. Muy pública.

—Creo que el examen estuvo fácil —dijo, dos puntos rojos aparecieron en su
cara y arrojó un ―Después‖ antes de alejarse.

Y así terminé de pie sola en el corredor, mirando sin duda cómo había sido
rechazada por un tipo del que estaba segura de que había unos rumores de
mí concibiendo trillizos con él. La peor parte, es que no había nada que
pudiera hacer sobre eso, y todavía tenía el resto del día por pasar. Diablos,
tenía el resto del año por pasar, sin mencionar el resto de la escuela
secundaria.

144
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Incluso Will me había rechazado, al menos eso había terminado. Habíamos


terminado. Me dije a mi misma que la sensación de ardor en mi garganta y
detrás de mis ojos, era por el examen que acabada de realizar, y no por
alguien más.

Logré hacerlo hasta el final del segundo período, pretendiendo que no veía a
nadie observándome, pero entonces me topé con Will otra vez. Estaba en la
entrada del salón cuando terminó la clase. Se veía como si se hubiera peinado
con un tenedor, y hubiese dicho que él quería decir algo diferente antes.

—¿Oh? —dije, mi estúpido cerebro se agitaba con fantasías de él


enrollándome en sus brazos y besándome mientras la gente tiraba flores y
alguien me pasaba las llaves de un automóvil nuevo.

—Sí —dijo, y echó un vistazo alrededor. Una vez más, muchas personas
estaban mirando—. Así que... ¿cómo crees que te fue en el examen?

Si sólo el mundo se hubiese terminado entonces, pero no lo hizo, así que Will
y yo abordamos lo del examen otra vez.

Y entonces, después del tercer período, lo vi una vez más. Esta vez él se veía
como si se hubiera peinado con un tenedor y tenía una mirada salvaje como
alguien que no hubiera dormido en tres días. ¿El tema de conversación? EL
CLIMA. Fue horrible.

Lo único bueno que vino de toda esta cosa, es que la gente ya no nos estaba
mirando más. Más bien todos, incluso las chicas, miraban a Will como si se
hubiera vuelto un poco loco. Eso me habría hecho sentir mejor, pero cada vez
que él decía ―¿Kate?‖, mi corazón comenzaba a martillar, y comenzaba a
tener esperanzas de cosas que nunca pasarían.

Se suponía que la esperanza era algo bueno, pero la estaba comenzando a


sentir como una mala palabra que se supone no debes decir.

Sin embargo, no lo vi antes del almuerzo y después estaba segura de que no


lo vería otra vez. Me imaginé que finalmente se había cansado de lo que sea
que me estaba haciendo. Además, se había agotado cada estúpido tema de
conversación. Digo, ¿de qué más podríamos hablar luego de haber
conversado sobre el clima?

Del hecho que tenía arroz en mi pelo.

145
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Sí, es verdad, aparentemente no había sido humillada lo suficiente en mi


vida, porque cuando vi a Will mientras dejaba la cafetería. Realmente caminé
directamente hacia él.

—Hola —dijo—. Yo... me preguntaba si... ¿sabes que tienes arroz en tu


cabello?

—No —dije escuchando que mi voz se agrietaba y me odiaba por eso, por
dejarlo llevarme otra vez. Me dirigí al baño de mujeres, prácticamente
empujándolo del camino. Él miró tristemente, pero sabía que veía cosas. Will
se veía divertido o adorable y a veces aburrido, y yo era la chica con arroz en
el pelo.

Lo cogí, pequeño pegajoso enganchado en mi pelo, y lo lancé hacia la basura,


diciéndome a mi misma que cuando tuviera un trabajo real y un automóvil
real y una vida real, esto sería divertido. O al menos olvidable.

—Aquí —escuché, y vi a Sarah de pie junto a mí, sujetando un pequeño


cepillo—. ¿Quieres que te preste esto?

Realmente habría cosido mis ojos cerrados, pero no rechazas la amabilidad


de chicas como Sarah. Bien, algunas personas lo harían. Personas que tenían
autoestima, por ejemplo. Pero acababa de perder mi cerebro y había tomado
el gesto de amabilidad de alguien así.

—Gracias —dije, y tomé el cepillo.

—Seguro —dijo Sarah—. Escuché que Will dijo que regresó ahí. Y lo vi
hablando contigo en el segundo período también, Es una cosa para todos....
lo que sea, después que comenzaron a salir, está actuando muy extraño.

—Sí —dije y arrastré el cepillo por mi pelo tan rápido como podía, esperando
no discutir sobre lo que pasó el viernes en la noche con ella o nadie más—.
Gracias.

—No hay problema —dijo—. He estado allí, ¿sabías? Una vez el año pasado,
salí con un senior, y luego lo vi un lunes. Él me llamó Sandy y me preguntó si
podía llamar su hermano. ¿Y adivina quién era su hermano? Kim.

—¿Kim? ¿Adoro-las-películas-antiguas-Kim?

—Ese Kim —dijo, e hizo una mueca—. Ese fue el peor momento de mi vida
entera, y juré que primero preguntaría el apellido antes de salir con alguien
después de eso.
146
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Asentí con la cabeza, sin confiar en mí para hacer comentarios sobre lo que
ella acababa de decir, sin burlarme o reírme. O ambos.

—De todas formas —dijo, metiendo su cepillo en su mochila y revisando su


maquillaje—. Lo que quiero decir es que a veces los chicos apestan,
¿entiendes?

—Lo hago —dije y entonces salí del baño y me sentí... bien, no genial, pero
mejor, y todo gracias a Sarah, de todas las personas posibles. Casi me dio
pena las cosas que había pensado de ella antes. Sabía que una mejor persona
se sentiría apenada por eso, pero entonces la mejor persona probablemente
no había visto a Sarah restregándose contra el chico que me gusta.

Espera, solía gustarme. Y definitivamente no íbamos a hablar otra vez.

Pero cuando salí de mi última clase, Will estaba ahí.

Salí caminando del vestíbulo y lo vi. Se veía como si estuviera a punto de


vomitar y claramente me estaba esperando porque dijo ―Kate‖, y entonces
cuando salí comenzó a caminar junto a mí.

No puedo decir lo horrible que se sintió saber que lo hacía verse como si
fuera a vomitar. La siguiente cosa que sabía, es que me iba a mirar e iba a
comenzar a convulsionarse. No podía esperar salir de la escuela y alejarme
de él, de forma que pudiera dar la vuelta y alejarme caminando.

—Oye —dijo siguiéndome—. Necesito hablar contigo.

Lo ignoré. O al menos pretendí hacerlo.

—En serio, Kate.

Comencé a caminar más rápido, pero me alcanzó, y anduvo a mi mismo paso


junto a mí.

—Mira, he intentado decirte algo todo el día, y si solo me dejas…

—Bien —me detuve a medio camino del vestíbulo, sin preocuparme de lo que
dijera la gente. Lo había tenido. Intentando, con dificultad, pretender que mi
vida no era una gran bola de mierda. Intentando con dificultad actuar como
si en cierta forma pudiera detener que se pusiera peor—. Di lo que sea que
quieras decirme ya, porque no puedo tener otra maldita conversación contigo
sobre el clima.

147
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Su cara se puso roja otra vez. —Quería saber si te gustaría salir alguna vez.
Quiero decir, conmigo. Y sin… —El gesticuló alrededor de nosotros, con su
cara todavía roja, pero con una sonrisa asomándose—. Una audiencia.

Sí, mi cerebro gritó. ¡SI! pero sólo una parte de mi cerebro. El resto, la
pequeña parte racional, recordó cómo las personas nos miraban en el primer
período, y cómo sus expresiones cambiaban con cada ―conversación‖
nuestra. Cómo comenzarían a mirarnos, y cómo Sarah, de todas las personas,
había dicho algo bueno después del almuerzo. Cómo ella claramente no
pensaba en él como antes.

Will se había hecho a sí mismo actuar como un tonto, y sabía que era lo
suficientemente inteligente para entender eso. Y qué mejor forma que
redimirse a sí mismo que preguntarme si quería salir, especialmente
considerando que nunca lo ha había preguntado antes. Él no quería una cita.
Todos sabían eso. Yo lo sabía.

Eso fue un gran gesto. Un gran momento. Podía adivinar por qué lo hacía. Y
entonces, por la esquina de mi ojo, vi a Sarah, sabía que se había marchado,
porque ella no me disparaba miradas de solidaridad. Ella miraba a Will, como
si estuviera haciendo algo increíble. Él había arreglado las cosas por su
cuenta. Todo lo que tenía que hacer era seguir la corriente y tener la cita de
mis sueños.

—No —dije.

—¿No? —él se vio alarmado, como confirmado lo que ya sabía, él


invitándome a salir, no era por mí del todo, peo aún así dolía. Dolía mucho.

—Así es —dije—. No quiero salir contigo. No quiero hacer nada contigo.


Tuvimos una aventura, y luego me humillaste. He tenido suficiente de ti.

Y así fue como dije mi punto, conseguí terminar algo antes de que terminara
conmigo.

No era lo que quería. Pero entonces, ¿qué había en mi vida que quería?

148
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 26
Traducido por ANDRE_G
Corregido por Ckony

EEl trabajo estuvo raro. No alcancé a llegar a casa, ni siquiera para preparar
algo de comer para la cena, porque Papá tuvo que cerrar el stand para
recogerme y estaba ansioso por regresar. Al gerente del centro comercial no
le gustaba que las tiendas estuvieran cerradas en el horario de atención del
centro comercial, y aparentemente papá ya se había metido en problemas por
esta misma razón.

Cuando le pregunté en qué ocasión había cerrado el local, murmuró algo


sobre ―tomar un descanso‖ para ir a mirar video juegos con Todd ―un par de
veces‖. Me lo imagine.

—¿Cómo es que nunca me llevas al cine o me invitas a ir a cualquier lado


contigo durante las horas de trabajo? —dije yo, y miré fuera de la ventana. El
centro comercial se imponía enfrente de nosotros, justo esperando para
succionarme al interior. No podía creer que alguna vez hubiera deseado
pasar tiempo en este lugar.

—Pues, yo… tú siempre estás haciendo la tarea o arreglando las cosas en el


área de almacenamiento. —Dijo papá, y yo aclaré mi garganta, avergonzada
de que él pensara que estaba trabajando tan duro cuando en verdad la mayor
parte del tiempo lo había pasado besándome con Will.

—Además, cuando te invito a tomar café o a buscar algo para comer, siempre
me dices que te traiga algo o me dices que no tienes hambre o… —Ahora
papá se aclaro la garganta—. Mira, la verdad es que, sé que no te gusta
trabajar conmigo, y no quisiera… no quiero avergonzarte. Pero si quieres que
hagamos algo juntos, en verdad me gustaría hacerlo. Como mañana, por
nombrar alguna clase de ejemplo, estoy planeando ir a visitar a Todd a su
trabajo en la mañana, antes de que abra el centro comercial. Deberías venir
conmigo. Perderías algo de escuela, pero apuesto que eso no te importaría,
¿cierto?

149
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Vas a tratar de vender cosas de Perfect You en el trabajo de Todd


mientras él se encuentra trabajando? ¿Eso no lo metería a él en problemas?

Papá negó con la cabeza. —No, no es como lo dices. Sólo voy a poner algunas
muestras en la puerta y a saludar a cualquiera que las tome. Creo que esa
sería una forma genial de empezar a construir una base de clientes.

¿En qué se diferenciaba eso de lo que yo había dicho? ¿Y cómo podía ser mi
padre tan despistado? —¿Todd quiere que lo hagas?

—Pensé en sorprenderlo —dijo papá—. Agradecerle por empezar a trabajar.


Sé que ha sido difícil para él, dejar a un lado su sueño para tomar el primer
trabajo que se atravesó en su camino.

Yo me reí. No pude evitarlo. Sabía que estaba mal, pero ¡vamos! El ―sueño‖ de
Todd consistía en ver televisión, acaparar la computadora, el baño y el
teléfono, y salir.

—¿Piensas que lo que ha hecho tu hermano es gracioso? —dijo papá. No


sonaba enojado, sólo decepcionado, la emoción más negativa que parecía
dejarse a si mismo sentir, y yo suspiré. Sabía la razón por la que papá estaba
enojado, que veía todo los llamados ―sueños‖ de Todd como un reflejo del
suyo, y eso era de alguna manera triste y preocupante. Pensé que perder la
casa podría hacer que papá se desenamorara un poco de su ―trabajo de
ensueño‖.

Creo que estaba equivocada.

—No pienso que sea gracioso —dije cuidadosamente—. Creo que es genial
que Todd esté trabajando. Pero tal vez… tal vez deberías preguntarle si está
bien que lleves todas las cosas de Perfect You contigo antes de que ir a
visitarlo.

—Oh. —Ahora sonaba triste y herido, pero cuando alcé la mirada en su


dirección, estaba sonriendo como siempre. Genial. Deseaba que se pudiera
enojar como una persona normal. La forma en que él evadía su ira me hacía
sentir culpable por tener algo de la mía.

—Quiero decir, estoy segura de que a él no le importaría —dije—, pero


probablemente se encuentra en un periodo de entrenamiento para nuevos
empleados, y apuesto a que eso lo mantiene bastante ocupado.
Probablemente esté demasiado ocupado siquiera para poder platicar, ¿sabes?

150
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—No había pensado al respecto, pero supongo que tienes razón. Gracias,
cariño. —Sonaba alentado, pero tan pronto como llegamos al stand, se fue
para hacer un ―recado‖ y me quedé sola. Saqué mi tarea y me pregunté por
qué sería que a veces se sentía como si yo fuera el padre y papá fuera el niño.

Fui a la plazoleta de comida en mi descanso para cenar, pero aunque me


senté en el centro, visible para todo el mundo, y me quedé por unos diez
minutos extra, no vi a Will.

Fui a los cubos de basura antes del cierre del mall, para botar algunas
vitaminas que ya habían expirado sin ser vendidas, pero tampoco lo vi allí.
Me dije a mi mima que no iba a chequear nuestro espacio de
almacenamiento, pero lo hice, y me quedé parada allí por un momento, sola.

Supongo que Will realmente había escuchado lo que le había dicho antes. Eso
estaba bien. Realmente lo estaba. Si no era más, ya era tiempo de que alguien
escuchara lo que yo tenía que decir. Que hubiera terminado las cosas antes
de que ellas se terminaran para mí.

Pero la cosa era que, aunque sí quería decirle lo que le había dicho, todavía
quería besarlo. Desearía no haber ido nunca a esa estúpida fiesta. Sabía por
qué me había preguntado si iba a ir. Deseaba que hubiera estado en la
plazoleta de comidas o detrás del centro comercial o esperándome en
nuestro espacio de almacenamiento.

Deseaba que realmente me hubiera querido.

Todd ya estaba dormido cuando regresamos a casa, acurrucado en el sofá


con una sábana puesta sobre su cabeza. Eso era bastante desalentador para
la conversación, y por una vez la abuela no estaba tendida a la espera. Ni
siquiera mamá había esperado despierta, aunque podía escuchar la televisión
en el cuarto de ella y papá.

Me fui a mi habitación y pensé en hacer la tarea. Aunque no me sentía con


ánimo de hacerla. Quería hablar con alguien sobre lo que había sucedido.
Quería hablar sobre la vida con la abuela y con Todd, sobre perder la casa,
sobre cómo había hecho una pirámide con catorce botellas de Gel de Ajo en
el trabajo y que esa había sido la única vez que papá realmente me sonrió en
toda la noche.

Extrañamente, la primera persona que se me venía a la mente para hablar


sobre todas estas cosas era Will. Creo que lo que me sucedió en la escuela me
151
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

afecto más de lo que pensaba. Tal vez… tal vez sí había sido su intención
invitarme a salir. Tal vez…

No, no iba a caer en eso. Los había visto a todos mirándonos. Lo vi a él


viéndolo también. Había hecho lo correcto. Además, Anna me había dicho
que Will y yo juntos era algo demente. Estaba enojada y dolida cuando ella lo
dijo, pero tenía razón, ¿cierto? Ella había sabido lo que yo no había querido
ver. Debería decirle eso.

Así que lo hice.

Me quité los zapatos mientras la llamaba, acurrucándome en la cama.

—¿Hola?

—Hola —dije—. Soy yo. Kate, quiero decir.

—Lo sé, tonta. ¿Qué pasa?

Esto era familiar. Esta era la forma en que siempre hablábamos. —Odio las
vitaminas. También, me duelen los pies.

—Sabes a lo que me refiero —dijo ella—. ¿Qué pasa contigo y con Will?

—Nada.

—Vamos, Kate. Él te invitó a salir en frente de media escuela, y tú lo


destruiste. Sara me lo contó todo.

Genial. Recordando la forma en que ella había estado mirando a Will la


última vez que él me habló, sólo podía imaginarme lo que habría dicho. —¿Te
dijo que era obvio que me invitaba a salir porque mitad de la escuela lo vio
hablar conmigo sobre un montón de mierda y luego fugarnos todo el día?

—Ella no dijo eso, pero me imaginé que era lo que estaba pasando. Porque,
está bien, ¿Will saliendo con alguien? Por favor. Es el rey de los empates.

—¿Así que sabías que lo hizo por lástima?

—Yo… mira, aun siendo así, ¿entonces qué? Will está bien, pero no es nada
especial, ¿sabes? Quiero decir, él mandó a volar a Sarah por completo esta
tarde cuando ella fue a hablarle en el centro comercial, y es como, ¿quién se
cree que es?

152
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Yo… yo no lo sé —tartamudeé, porque estaba muy ocupada pensando en el


hecho que él había mandado a volar a Sarah, como para lograr ser
coherente—. Tal vez estaba muy ocupado para poder platicar.

—Por favor —dijo Anna—. Sabes a que me refiero con ―hablar‖. ¿Y desde
cuándo Will está demasiado ocupado para enrollarse con alguien?

Espera un minuto. No era sólo que Will no hubiera hablado con Sarah, ¿no se
había enrollado con ella?

Mi mente estaba dando vueltas. —¿Te ha dicho Sam algo al respecto?

—No. Will y Sam sólo pasan el rato porque… bueno, solían ser amigos, pero
entonces la mamá de Will habló con la mamá de Sam para iniciar este
estúpido negocio, y ahora Sam dice que Will lo acuso a él y a su papá de
tratar de impedirlo, lo cual es tan estúpido porque… espera un segundo. —
Esperé que Anna hundiera el botón para pasar a la otra línea, pero en lugar
de eso la escuché bajar el teléfono y la apenas perceptible voz de su madre.

—Lo siento —dijo ella, levantando el teléfono otra vez—. Mama está teniendo
un mal día.

—¿Estás bien?

Ella se rió y suspiró. —Claro. Tengo que estarlo, ¿cierto?

—Anna...

—No, está bien. No quiero convertirme en una chica depresiva. Tengo a Sam.
Quiero decir, yo, la gorda Anna Dray, está con Sam. Tengo la vida perfecta,
¿sabes? Y tengo el novio perfecto.

Aunque no sonaba como si en verdad creyese algo de eso. Sólo sonaba como
si quisiera creérselo, como si sintiera que debía hacerlo.

—Eso está… bien.

—¿Bien? —dijo en forma apretada, y luego suspiró—. Me conoces demasiado


bien, Kate. Las cosas no son totalmente perfectas. Sam… bueno, está bien,
primero, sus pies apestan, lo cual sólo… me parece que está mal. Además
estuvo tonteando con Tara durante el receso de invierno.

—¿Qué?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sí. —La voz de Anna se quebró un poco—. No le he… tú eres la única


persona que lo sabe, ¿está bien? Tara me lo dijo hace un par de semanas,
toda ―Sí, Sam es genial, y después de enrollarnos en lo de Heather durante el
receso de invierno, él dijo que realmente te amaba y pensé que eso era tan
dulce‖. Estaba tan alterada cuando se dio cuenta que yo no sabía nada al
respecto que casi me sentí mal por haberme enojado…

—¡Anna!

—Piensas que lo hizo por perra, ¿cierto?

—Sí, lo digo porque casualmente mencionó que se metió con tu novio pero,
hey, por cierto, él te ama por completo, eso califica como perra. ¿Qué tenía
que decir el Sr. Perfecto al respecto cuando lo confrontaste?

Ella murmuró algo que sonó como: —No lo sé.

—No le has dicho nada, ¿cierto? —Dije—. Anna

—No puedo decir nada,—Dijo ella. —Odia cuando me pongo celosa. Y él es


Sam. Sam, Kate.—

—Sé que es Sam, pero… está bien. ¿Recuerdas lo que dijiste el año pasado
cuando todo el mundo sabía que el tipo de último grado con el que Diane
estaba tonteando sólo la estaba utilizando para volver con su ex-novia?
Dijiste que era estúpido de parte de Diane pretender que todo estaba bien
sólo para poder estar con un tipo que no se preocupaba por ella o por sus
sentimientos.

—Sam me ama, Kate —la voz de Anna era cortante y fría—. Y lo que pasó con
Diane fue realmente bastante terrible. Ella realmente amaba a ese tipo, y sólo
quería que él le correspondiera.

—Oh, vamos. Ella sólo quería ir al Prom. Porque así sería la única de noveno
grado que iría. Incluso la escuchamos decirlo en el baño antes del almuerzo,
¿lo recuerdas?

—No, pero qué bonito saber que piensas que yo soy así, lo que me imagino
significa que crees que estoy usando a Sam. ¿Exactamente para qué se
supone que lo estoy utilizando?

—Eso no es lo que yo quería decir y tú lo sabes. —¿Siempre había sido hablar


con ella así de… frustrante?

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Como sea. No sabes cómo es para mí, ¿está bien? —Dijo Anna—. Cuando
todo el mundo sabe quién eres, existe toda esta presión y tienes que…

—Anna, ¿realmente vas a sermonearme sobre cómo es de difícil ser bonita y


popular?

Ella se quedó en silencio por un momento, y luego se rió. —Está bien, lo


entiendo. Es sólo que… es difícil estar con Sam, pero no quiero renunciar a
él. Me siento especial cuando estoy con él. Soy especial cuando estoy con él.

—Serías especial sin él.

—No lo sería.

—Lo serías.

—No lo sería —dijo ella en voz baja—. La gente aún recuerda quién solía ser,
Kate.

—Lo haces sonar como si fueras una enfermedad vomitiva o algo por el
estilo.

Espero que se ría, pero sólo vuelve a suspirar. —Mira, debo ir a verme una
película con mi mamá. Realmente tuvo un mal día. ¿Me llamas mañana?

¿Quería que yo la llamara? Me imagino que realmente volvíamos a ser


amigas. —Claro. ¿Te veo mañana?

—Sí —dijo ella, y yo escuché el ―pero‖ en su voz antes de que lo dijera, y


sentí algo marchitándose en mi interior. —Pero tengo que pasar el rato con
Sam y Diane y todos los demás, ¿está bien? Y eso toma bastante tiempo. Lo
entiendes ¿cierto? Por favor, dime que lo haces, porque hablaba en serio esta
mañana. Si no supiera que estás allí siempre para mí, estaría perdida.
Realmente necesito saber que siempre puedo contar contigo.

—Puedes hacerlo —dije, y nos despedimos.

La cosa era que yo entendía a lo que se refería. Anna estaba siendo amable
cuando me hablaba en la escuela, actuando como Sam, quien a veces le
hablaba a personas que se suponía él no debería notar, sólo que ella no tenía
una vida entera de popularidad como la de Sam, en la cual pudiera apoyarse.
Sam siempre había gustado, y hasta este año Anna no era nadie, y la gente lo
sabía. Lo recordaba.

155
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Realmente no había pensado en cómo era ahora su vida, porque había estado
muy ocupada preguntándome cómo le era tan fácil olvidarse de mí, pero
parecía que su vida perfecta no era para nada perfecta. Pensaba que lo era.
Parecía tan feliz. Enterarme que no lo era, que había conseguido la vida
genial y el chico genial pero que realmente no fueran tan geniales, era un
poco depresivo.

También era un poco anti-depresivo. Me sentía mal por pensar así, pero la
verdad era que estaba contenta de que Anna no fuera totalmente feliz.

Estaba complacida de que ella sintiera que me necesitaba.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 27
Traducido por jazzy
Corregido por Ellie

WWill no me habló el día siguiente. No me había dado cuenta, pero me había


acostumbrado a hablar con él, incluso si era sólo para pretender que estaba
fastidiándome mientras pensaba cosas como, ―¡Te he besado! ¡Me has
besado!‖, pero él no me preguntó acerca de las tareas ni se entrometió en
ninguna de mis conversaciones, ni siquiera cuando las Jennifers estaban
hablando de los PSAT. De hecho, cuando Jennifer M. me preguntó si sabía
cómo le podía ir mejor por millonésima vez y yo le dije ―sobornando‖, Will
aún no dijo nada. Ni siquiera sonrió.

No lo vi en el trabajo tampoco. Pensé en ir a Sports Shack para ver si estaba


trabajando, pero, ¿y si lo estaba? ¿Qué le iba a decir? ―¿Hola, sé que dije que
no quería salir contigo, y sé que sólo preguntaste porque habías quedado
como un imbécil, pero la cosa es, que te extraño?

Además, no lo extrañaba. No exactamente, de cualquier manera. Extrañaba


besarme con él. Y escucharlo hablar sobre el trabajo. Y la forma en que
nunca se burló de mi pésimo trabajo, e incluso de mi papá. Y la forma en que
me sonreía.

Y la forma en que siempre me sentía con ganas de sonreír cuando estaba con
él.

Ni siquiera estaba aliviada cuando llegué a casa, porque las cosas eran tan
diferentes ahora. Mamá siempre estaba limpiando tras papá, tratando de
mantener la casa limpia para compradores potenciales, y Todd se había
convertido en alguien que huele a café, se quejaba de cuánto le dolían los
pies, y no recibía llamadas después de las diez de la noche.


Una prueba que hacen al final del bachillerato para entrar en las universidades algo así como el icfes
en Colombia.

157
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Papá, de verdad necesito dormir un poco —dijo él mientras todos


estábamos sentados en la sala y papá intentaba convencerlo de jugar una
rápida ronda de un videojuego que había comprado mientras tomaba café en
la tarde.

—Vamos, una carrera —dijo papá—. Deberías ver todo lo que puedes hacer.
Yo jugué este nivel en la tienda por un rato, y fue…

—¿Dejaste a Kate sola para poder ir a jugar videojuegos? —dijo mamá.

—No por mucho tiempo —dijo papá—. Usualmente no tomo un descanso


para comer, pero me gusta salir y ver qué está pasando y…

—Comprar videojuegos aún cuando habíamos hecho un presupuesto y


prometiste ajustarte a él.

—Esto es algo de una sola vez, Sharon, además, estaba en rebaja…

—Yo sólo creo… —mamá cerró sus labios cuando la abuela apareció.

—Creí escuchar voces —dijo la abuela—. Kate, querida, es maravilloso verte,


pero te ves un poco pálida. ¿Has pensado acerca de utilizar bronceador? —
Ella miró hacia papá, pero no le dijo nada.

—Madre, Kate se ve bien —dijo mamá—. Pensé que te ibas a dormir.

—Oh, querida, iba, pero luego decidí venir a decirle ―hola‖ a mi nieta.
También, Todd, ¿de qué iba esa extraña nota en el espejo del baño?

Todd, quien había conseguido deslizarse entre sus sábanas mientras ella
hablaba, levantó su cabeza. —Quería que supieras que tengo que abrir la
tienda cada mañana y que sería genial si yo pudiera usar la ducha antes que
tú entres y hagas lo que sea que haces…

—Querido, podrías simplemente habérmelo pedido. Además, no es como si


yo gastara tanto tiempo en el baño.

—Una hora y media es mucho tiempo para algunas personas —Todd


murmuró.

—¿Qué, querido?

—Madre, simplemente deja que Todd use el baño primero en la mañana —


dijo mamá—. Tú puedes compartir con Kate mientras ella se prepara para ir
al colegio.
158
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Genial. Podía escuchar a la abuela ahora ―Oh, querida, ¿vas a usar eso?‖, ―Oh,
querida, ¿así es como quieres que luzca tu cabello?‖ ―Oh, querida, usé toda el
agua caliente, pero el agua fría es magnífica para tu piel‖. Temblé.

Miré mal a mamá, quien pretendió no verme. Genial, ahora me trataba como
a la abuela.

—Oh, simplemente usaré tu baño, querida —dijo la abuela, y podría jurar que
me guiñó el ojo.

—¿Qué? —dijo mamá mientras papá tosía dramáticamente, lo más cercano


que podía llegar a un ―no‖.

—Tú tienes mejor luz ahí —dijo la abuela—. Además, Steve ciertamente no se
apresura para salir en las mañanas, y tú no usas maquillaje, sin importar que
haya productos maravillosos ahí afuera. Mañana en la noche, cuando llegues
del trabajo, tienes que dejarme mostrarte lo que un poco de color puede
hacer…

—Sharon tiene que trabajar mañana en la noche —dijo papá, y cuando lo


miré, sorprendida de que hablara, él estaba sonriendo falsamente a la abuela
tan duro que creí que su rostro se rompería—. ¿Recuerdas que te rehusaste a
ayudar y ella tuvo que conseguir un segundo trabajo?

Todd sacó su cabeza de debajo de las sábanas lo suficiente para darme una
mirada con las cejas levantadas. ¿Papá finalmente lo había perdido? ¿De
hecho sacaría a la abuela?

—Sharon no tiene que trabajar mañana en la noche —dijo la abuela, y miró a


mamá de una manera que no pude entender.

Supongo que papá fue capaz de leerla, porque dijo: —¿Sharon? —y luego él y
mamá desaparecieron a su cuarto, sus rostros tensos mientras se iban. La
abuela fue a la cocina a coger una soda, y yo golpeé a Todd en el hombro.

—Quiero ver televisión.

—Qué mal. Algunos de nosotros tenemos que levantarnos temprano para ir a


empleos de verdad en la mañana.

—Lo que sea, Todd. Has tenido trabajo como por dos días. —Me senté junto a
él, acomodándome para que él se moviera—. ¿Qué pasa con mama y papa?

159
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Todd miró hacia la cocina y luego a mí. —La abuela le dio a mamá algo de
dinero esta noche —susurró—, dinero para que así no tuviera que trabajar.
Ella hizo que mamá jurara que no se lo daría a papá, y yo pensé que mamá se
enojaría y rompería el cheque. Pero no lo hizo. Simplemente dijo ―bien‖, y lo
tomó…

—Ella de verdad debe de odiar vender maquillaje.

—Supongo —dijo Todd—. Creo que ella está enojada porque papá no está
más alterado acerca de vender la casa. ¿Él te ha dicho algo del tema?

Sacudí mi cabeza

—A mí tampoco —dijo Todd—. Es como si nada de esto fuera real para él, y
creo que está asustando a mamá.

—¿Quién está asustando a tu madre, querido? —dijo la abuela, regresando a


la sala.

—Nadie. Sólo estoy intentando dormir, pero Kate me está fastidiando. Más de
lo usual, digo… —dijo Todd, acomodándose de nuevo bajo sus sábanas antes
de que pudiera golpearlo. O antes de que la abuela pudiera empezar a hablar
con él.

—Bueno, buenas noches —dije, esperando escaparme antes de que ella se


diera cuenta de que yo era la única persona que quedaba con quien hablar.

—Querida, déjame venir a darle una mirada a tu cuarto —dijo ella,


enganchando su brazo al mío y dirigiéndonos a ambas por el pasillo—.
¿Cómo está la escuela?

—Bien, mucha tarea, en la cual probablemente deba de trabajar…

—¿Cómo te gusta trabajar en el centro comercial?

Espera un minuto, ¿esto iba hacia donde creía que iba? ¿La abuela iba a
ofrecer pagarme fuera de mi trabajo?

Oh, por favor, deja que la abuela ofrezca pagarme para no trabajar. Por favor,
por favor, por favor. —Trabajar ahí es duro —digo—, con la escuela y las
tareas y cosas…

—Cosas, ¿qué tipo de cosas?

160
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sabes, cosas normales —yo había asumido que mencionar que era difícil
trabajar e ir a la escuela al mismo tiempo llevaría a algo de dinero.

—¿Cosas normales?

Supongo que estaba equivocada

—Bueno, veo a gente de la escuela en el trabajo, y me da vergüenza y… —


podía ver que estaba perdiendo interés porque ella asumía que papá dando
vergüenza era algo dado—. Está este chico. O estaba. Y no quiero volverlo a
ver…

—¿Un chico? ¿Por qué no quieres verlo?

—Estábamos, algo así como… saliendo —dije, porque sabía que ―besándonos
detrás del centro comercial‖ no funcionaria con la abuela—. Y ya no lo
estamos.

—¿Por qué?

—Porque… sólo porque sí.

—Esa no es mucha razón, querida…

—Supongo que simplemente no soy el tipo de chica con la que los chicos
quieren estar. ¿Está bien?

Esperé a que la abuela dijera algo, pero ella simplemente se quedó viéndome
un rato.

—Quiero decirte algo —dijo finalmente, su voz baja—. Si tú te dices a ti


misma que no eres alguien, que no puedes convertirte en alguien ¿sabes qué?
Se convertirá en verdad. Tú tienes que decidir quién eres y qué puedes hacer
y luego ir tras lo que quieres. Porque, créeme, nadie te lo va a dar a ti.

—Abuela…

Ella me palmeó el brazo. —Piensa en ello, cariño, ¿está bien? El mundo te


noqueará lo suficiente. No tienes que hacerlo tú misma…

Después que ella se fue, llamé a Anna porque no quería pensar en lo que la
abuela había dicho. Sólo necesitaba hablar con una amiga. Necesitaba hablar
con mi mejor amiga.

161
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Hola —dijo cuando contestó—. ¿Puedo llamarte de vuelta en un momento?

—Seguro —dije, pero una hora después, ella no había llamado.

El teléfono finalmente sonó cuando me había rendido y estaba en el baño


cepillándome los dientes para ir a dormir. Diciéndome a mí misma que
estaba enojada y sólo enojada, incluso cuando mis ojos quemaban con
lágrimas, corrí de regreso a mi cuarto, escuchando a Todd gritar ―¡algunos
estamos tratando de dormir!‖ mientras agarraba el teléfono.

—¿Hola?

—Oye, lamento que me haya tardado tanto en llamar —dijo Anna—. Algo…
bueno, papá pasó. No te desperté ¿cierto?

—No —dije y me sentí mal por enojarme cuando ella había tenido que lidiar
con su padre—. ¿Qué está pasando?

—Nada. Llamó y dejó un mensaje acerca de la boda, y mamá… bueno, ella


simplemente no parece poder superarlo. Creo que odio eso más de lo que lo
odio a él. ¿Qué tal si… qué tal si termino como ella un día?

—Eso no pasará. Tú no eres como tu mamá y tu papá. Tú eres tú ¿lo sabes?

—Sí. Pues desearía ser alguien más…

—Vamos, tú eres genial. Te ves magnífica, eres popular…

—¿Tú crees que me veo bien?

—No, sólo estoy diciendo esto para que me dejes comer el almuerzo contigo.

Hubo silencio después de que dije eso. Un silencio verdaderamente


incómodo y raro.

—Estoy bromeando —dije—. Ni siquiera tenemos la misma hora de almuerzo,


¿recuerdas?

—Lo sé. —Pero yo podía notar que no lo hacía, ella no conocía mi horario
como yo sabía el de ella. Eso dolió mucho, pero ella claramente no queriendo
comer el almuerzo conmigo dolió más, y tuve que forzarme a mí misma para
relajarme y soltar el agarre de muerte que tenía en el teléfono.

—¿Cómo está Sam? —dije, esperando que cambiar el tema haría que las
cosas fueran mejores.

162
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Resultó que Sam había pasado la tarde con Tara después de haberle dado un
aventón a su casa al salir del colegio.

—¿Qué crees que signifique? —preguntó Anna.

Tenía la impresión de que este momento no era el mejor para decir lo que
pensaba de Sam —¿Qué crees tú que signifique?

—Que se estuvieron besando.

—Entonces, tal vez deberías decirle algo a él…

—¿Como algún tipo de novia celosa? Yo ya sé cómo es él con cosas así. —


Sonaba enojada.

—Lo sé. Pero… bueno, ¿no crees que mereces algo mejor?

—¿Quién podría ser mejor que Sam? Él es el chico con quien todas quieren
estar…

—Yo no lo quiero.

—Tú sabes a lo que me refiero. Gente que tiene una oportunidad con él…

Alejé el teléfono de mi oreja y lo miré fijamente. ¿Acababa ella de decir lo


que pienso que dijo?

—¿Kate? —su voz estaba débil—. Kate ¿estás ahí? No quise decirlo como
sonó, lo juro ¿Kate?

—Estoy aquí. —Dije, mi voz estaba dura.

—No te enojes conmigo, ¿bien? Hoy con mi mamá fue… fue difícil, Kate.
Además, están todas las cosas con Sam, todo está muy difícil para mí en este
momento.

—Lo sé, pero, ¿por qué dijiste eso?

—Porque soy una idiota.

—Anna…

—Lo soy. Soy desconsiderada, también. ¿Me perdonas? —ella sonaba tan
triste, preocupada incluso, y por mí.

163
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sí, por supuesto —dije, mayoritariamente sintiéndolo, y completamente


sintiéndolo cuando ella dijo: —Gracias, Kate. Tú siempre me haces sentir
mejor. Eres una verdadera amiga, lo sabes. La mejor.

—¿De verdad? —dije, sobrecogida. ¡Ella acababa de decir que yo era su mejor
amiga de nuevo!

—Síp.

Tomé un respiro profundo. Ella acaba de decir lo que me había estado


muriendo por oír, y yo… bueno, ahora podía preguntarle esto. —Mira,
hablando de Sam… él ha… ¿él dijo algo acerca de lo que pasó en la fiesta?
¿Con Will y yo, me refiero?

—No. Bueno, él sabía lo que pasó, por supuesto, porque Jennifer de hecho
fue corriendo hacia él y dijo que él tenía que ser el primero en saber. —Se
rió—. Si tratara un poco más duro, juro que explotaría. Es patético lo que
algunas chicas harían para tratar de conseguir que Sam las notara

—¿Pero Will no dijo nada? —yo no sabía si eso era bueno o malo.

—No, pero tú sabes cómo es Will, Kate, toda su vida es básicamente


escapadas aleatorias. Así que, ¿por qué lo mencionaría, sabes?

Sentí mi corazón hundirse. Malo. Definitivamente malo.

—Además —dijo Anna—, Sam dice que todo de lo que Will habla es ese
negocio que sus mamás tienen. Lo vuelve loco. Oh, ese es él en la otra línea.
Tengo que colgar, ¿bien?

—Seguro —dije, pero ella ya se había ido.

164
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 28
Traducido por Flochi
Corregido por Kanon ♪♫♪

PPensé en todo lo que Anna me había dicho en la escuela, y estaba bastante


deprimida porque había pasado mucho tiempo, especialmente desde que Will
no había hablado de nuevo conmigo. Me dije a mí misma una y otra vez que
sabía exactamente lo que Will y yo éramos, no una pareja, ni nada, pero me
daba cuenta de que realmente era sólo otra relación que me lastimaba más
de lo que pensaba que podría. O quería.

En el trabajo, acabé sola la mayor parte de la tarde porque papá había


decidido dirigirse a los grandes almacenes nuevamente.

—¿No tenías prohibido ir ahí?

—No exactamente —dijo papá, tirando de su sombrero de zanahoria—. Y


conozco a la mayoría de los guardias de seguridad, y nos llevamos muy bien.

Miré al contador así él no podría ver mi cara. Por supuesto que se llevaba
bien con los guardias de seguridad. Siempre estaba comprándoles café. Y
aunque era amable lo que hacía, no ayudaba a nuestra situación monetaria. O
a aumentar las ventas.

—Volveré en media hora, máximo —dijo, y me senté en la caja registradora


con un suspiro.

Media hora se volvieron dos. Conseguí hacer mucha tarea, mientras dejaba
de pretender que íbamos a tener clientes y me centraba en terminar mi tarea
de biología. No creí haber fracasado en la última prueba, pero sabía que
tendría que esforzarme para la próxima.

Pensar en la clase de bilogía me hizo pensar en Will. Me preguntaba cómo le


habría ido en la prueba, y si estaba en el trabajo. Entonces me dije a mí
misma que dejara de pensar en él.

No funcionaba.
165
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Dejé mi tarea y me puse a mirar a la gente que pasaba. Era impresionante


cuántos de ellos eran capaces de fingir que nuestro puesto no existía, como
si pudieran sentir a todas las vitaminas no vendidas y de alguna manera
supieran mantenerse apartados. Una mujer mayor que realmente parecía una
abuela, cabello canoso y rostro dulce, pasó y educadamente preguntó si sabía
dónde estaba la tienda de zapatos con descuento, después me agradeció
cuando le dije. No me podía imaginar a mi abuela diciendo las palabras
―descuento‖ y ―zapatos‖ en la misma oración, mucho menos pareciéndose a
una abuela real.

Enderecé una muestra que no necesitaba estar fija mientras pensaba en lo


que la abuela había dicho anoche, acerca de que tenía que decidir quién era
yo y qué podría hacer. Sonó como un consejo bastante bueno, supongo, pero
siendo yo, de seguro no habría resultado.

Pasé un dedo en la pirámide de vitaminas y suspiré. —Esto apesta. Yo apesto.

—No, sólo eres una molestia.

Alcé la vista y vi a Todd sonriéndome con suficiencia. —¿Qué estás haciendo


aquí? Espera, déjame adivinar… necesitas dinero. Bueno, puedes olvidarlo,
porque papá no está y no te voy a dar nada de la caja registradora.

—Qué amable. Vine a decirles ―hola‖ a mi hermanita y a mi padre después de


vender galones de café a la gente que aparentemente no tiene idea lo que es
una propina y, ¿qué es lo que consigo?

—Síp.

—A veces suenas igual a la abuela.

—¡Cállate!

Él sonrió. —¿Dónde está papá?

—Abajo, en los grandes almacenes.

—¿Muestras gratis?

—Sí. ¿Vas a ir a verlo?

—¿Está usando el sombrero?

—¿Qué crees?

166
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Todd hizo una mueca. —Hey, ¿recibí algunas llamadas?

—¿Qué, aquí?

—Sí, aquí.

—No.

—¿Estás segura?

—Sí, Todd, estoy segura que nadie ha llamado para solicitar el honor de tu
mierdástica, quiero decir fantabulosa, presencia.

—Hey, me gusta eso —dijo—. Soy fantabuloso. ¿Y sabes qué? Sé como


divertirme. Ahora, sé que esto será difícil de entender para ti, pero trataré de
explicártelo. Diversión es…

—Comiquísimo. Sé lo que es diversión, tarado. Sólo que es difícil tenerla


cuando estoy atascada en la escuela o aquí.

—Oh, para de sentir lástima de ti misma. Tienes un trabajo, y es la gran cosa.


Yo apenas tengo un trabajo.

—Todd, tienes veintitrés. Se supone que tienes que tener uno.

Se encogió de hombros. —Puedes hacer cosas, sabes. Hablar con las


personas. Salir.

—Salgo.

—Una fiesta realmente no cuenta, Kate. Deberías dejar de estar deprimida


porque tú y Anna no son amigas…

—Todavía somos amigas.

Me miró. —Bien. Sólo imaginé eso porque Anna nunca te llama o ya no viene
más.

—¡Ella llama! —en realidad, sólo me llamaba si yo llamaba y ella estaba en la


otra línea, pero aún así. Miré a Todd.

—Bien, entonces tú y Anna hablan. Pero de todos modos, deberías salir más.
Hacer cosas, dejar que las personas sepan quién eres, ¿sabes? Porque no
estás tan mal, en serio.

—Wow, gracias.
167
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Ignoró mi sarcasmo. —Entonces, ¿estás segura que no quieres darme algo de


dinero?

Sin palabras, abrí la caja registradora y saqué dos rollos de peniques. —


Piérdete.

—Después, abuela —dijo, y se marchó. Ignoré eso, pero no podía ignorar lo


que me había dicho. O que era básicamente lo mismo que la abuela había
dicho. Y que tal vez lo que habían dicho tenía sentido.

Era mucho sobre lo que pensar, y cuando papá finalmente volvió, dije: —Me
voy a tomar un descanso —y me fui.

Me dirigí al patio de comida, pero el olor de la pizza me hizo pensar en Will y


terminé parándome fuera de ahí y mirando ciegamente un escaparate.

Tenía que dejar de pensar en Will. Conseguí lo que quería cuando lo rechacé,
cuando terminé las cosas antes de que pudieran acabarme, y tenía los
recuerdos de liarme con él encima de eso.

Debería haber sido suficiente. Debería haber sido feliz con eso. Pero no lo
era.

Estaba enojada.

Tan pronto lo pensé, me di cuenta que era cierto. Estaba enojada. ¿Por qué
Will me había dejado plantada? ¿Por qué no podía simplemente ignorarme?
¿Por qué tenía que hacerme pensar que iba a pedirme salir de verdad?

¿Por qué me hacía pensar que le importaba?

Él no tenía que hacerlo. De hecho, nadie apuntaba un arma a su cabeza y lo


hacía besarme en primer lugar. Nadie lo forzó a salir esa noche de la casa de
Jennifer. Fue él quien me preguntó si iba a ir, después de todo, ¿y ahora no
podía molestarse en hablarme? ¡Yo era la que tenía todas las razones para
ignorarlo! Es decir, acabé hablando sobre el CLIMA por él.

Cuanto más pensaba sobre eso, más quería saber por qué había hecho lo que
hizo. Y no podía lastimarlo... pedir perdón, tampoco.

Además, aparte de todo lo que había pensado y sabía, yo... bueno, quería
verlo.

168
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Así que fui a Sports Shack. Will estaba ahí, parado en el departamento de
calzado hablando con dos vendedores de alrededor de la edad de mi papá.
Me vio entrar en la tienda.

Lo sé porque me miró directamente. Y después, se dio la vuelta, y se marchó.

Los hombres mayores me miraron, y se giraron de espalda de él, sonriendo.


—Will, ¿a dónde vas? —dijeron, con risa en sus voces, pero Will siguió
caminando, dirigiéndose fuera de mi vista.

Los hombres mayores me miraron nuevamente.

—Hey, ¿qué le hiciste? —preguntó uno de ellos.

Caminé hacia ellos. Las etiquetas de sus nombres decían Harold y TIM. —No
hice nada. Aún.

Ambos rieron, y decidí que me gustaban. —¿Pueden traerlo para mí?

—Esto debe ser bueno —dijo Tim, sonriendo, y Harold asintió antes de
gritar—, ¡Hey, Will, la chica de la que escapaste está aquí esperándote!

Estuvimos de pie por un momento, y después Tim se encogió de hombros y


dijo: —Supongo que no vendrá.

¿Esto era lo que iba a conseguir de él? Por favor. —¿Por qué no van a
buscarlo? Y cuando lo hagan, díganle que puede fingir que mi hermana no
está embarazada todo lo que quiera, pero cuando el bebé venga y tenga sus
dedos unidos*, no necesitaremos ninguna prueba de paternidad.

Tim y Harold me miraron, y me refiero a que realmente me miraron. Bocas


abiertas, ojos abultados, sin palabras.

—Uh —dijo Harold, y luego escuché una risa proveniente de la parte trasera
del departamento de calzado, cerca de una puerta que claramente daba a un
almacén. La risa de Will. No la había oído en un tiempo, y era agradable oírlo
reír. Saber que todavía podía hacerlo reír.

¡No! ¡Estaba aquí para ser fuerte! ¡Para obtener respuestas y una disculpa!

—Disculpen —dije a Harold y a Tim, y me dirigí al almacén. Pensé que dirían


algo más, pero cuando los miré nuevamente, ambos estaban fuera hablando

*
Enfermedad congénita que se caracteriza por tener los dedos pegados.

169
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

con otros vendedores, sus expresiones inquietamente cercanas a las que


llevaban las Jennifers cuando compartían un chisme particularmente bueno.

Will dejó de reír cuando entré en el almacén, aunque una sonrisa todavía se
arqueaba en las comisuras de su boca. —No sabía que tenías una hermana.

—Yeah, bueno, es difícil para ella salir, con el bebé que viene y todo.

—Correcto. ¿Así que Harold y Tim corrieron a decirles a todos?

—Eso creo. Ellos se parecían a las Jennifers como hacen siempre cuando han
oído algo bueno.

Él rió. —No lo pensé nunca, pero lo hacen, ¿no? —empezó a dar un paso
hacia mí, después se detuvo—. ¿Qué estás haciendo aquí, Kate? ¿Pelear
conmigo en la escuela no fue suficiente? ¿Quieres hacerlo otra vez sobre el
interfono de la tienda o algo así?

—Probablemente debería —dije. Él suspiró, pareciendo herido.

—No hagas eso —dije, porque había esperado que luciera enojado, no
afectado—. No actúes como si nada de esto te molestara. Tú eres el que vino
detrás de mí en la fiesta de Jennifer y después actuó tan extraño en la
escuela que tuviste que invitarme a salir para que la gente no creyera que
eres un total imbécil.

—Espera, ¿has mencionado una cita?

—Supongo que debería haber hablado más despacio —murmuré—. Contaste


con que esos gestos pudieran distraerlos.

—No, espera —dijo él—. ¿Qué significa exactamente invitarme a salir?

—Sabes lo que significa —dije—. Y quiero saber por qué sólo no podías
dejarme sola.

—Mira, siento que mi humillación haya sido difícil para ti, pero ¡mensaje
recibido! No quieres salir. Lo entiendo.

—¿Tu humillación? ¡Tú fuiste el que fingió invitarme a salir!

—¿Quién dijo que estaba fingiendo?

—Oh, por favor. Fue obvio.

170
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Siento no invitarte a salir de una manera más aprobada por Kate, pero
quise decir eso.

—Seguro que lo hiciste.

—Lo quise decir, Kate —dijo, y me miró como lo hacía justo antes de
besarme, una mirada que había pensado que significaba algo. Una mirada
que había pensado que tal vez realmente le gustara.

—Bien —dije, furiosa otra vez. ¿Por qué tenía que hacerme esto a mí? ¿Por
qué tenía que hacerme pensar que yo le importaba?—¿Cómo es? Como,
¡totalmente quiero salir contigo! ¿Esa es una respuesta apropiada, o debería
empezar a gritar como si gané la lotería también?

—No te molestes —dijo a través de los dientes apretados, el aspecto que


había estado usando antes de reemplazarlo por una de total frustración—.
No quiero salir contigo cuando es obvio que no quieres salir conmigo.

—Lo sabía —dije, y para mi horror, sentí un fuerte escozor en mi garganta y


detrás de mis ojos—. Yo sólo... no importa. Esto fue estúpido.

Él me miró, y ahora lucía sorprendido y un poco preocupado, como si


hubiera comprendido algo. —Voy a ir a tu casa alrededor de las siete el
sábado —dijo él—, si quieres salir conmigo, sólo tienes que estar allí. ¿Bien?

—No sabes dónde vivo.

—¿Cómo lo sabes? —dijo él, y después se inclinó y me besó.

Volvía al trabajo con mis orejas zumbando por el shock de Harold y Tim —y
después sus risitas—Cuando nos hallaron a mí y a Will en el almacén. Y el
resto de mí estaba hormigueando por todos los besos.

Y por el hecho de que tenía una cita. No era la gran cosa, ni nada. Sólo era
una cita. Con Will.

¡Tenía una cita con Will!

171
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 29
Traducido por Vamp29
Corregido por Kanon ♪♫♪

YYo estuve muy entusiasmada acerca de mi cita durante media hora, y luego
empecé a enloquecer. Pero entre la escuela y el trabajo y las rarezas en casa,
no tuve mucho tiempo para preocuparme.

Casi significaba que todavía tenía algo de tiempo y, sin embargo, resultó que
había mucho de qué preocuparse. ¿Qué iba a usar? ¿Estaba bien algo de lo
que yo poseía para una cita? Y, ¿qué pasa con mi pelo? ¿Debía tratar de hacer
algo con él, como atarlo? Pero, ¿y si haciendo eso hago que mis orejas luzcan
grandes o que mi cara parezca torcida?

¿Qué pasaba si mi cara estaba torcida?

Y, lo más importante, ¿qué es lo que ―cita‖ en realidad significa? ¿Era una cita
real? ¿O era una por piedad, para compensar la forma en que me había
tratado en la escuela?

Yo no quería una cita por piedad, pero estaba bastante segura de que esta no
era una, aunque estaba también segura de que no lo había querido decir
primero cuando realmente me invitó a salir en la escuela. Pero cuando él me
invitó a salir otra vez, nadie nos había visto o le hizo sentir que tenía que
hacerlo, así que lo hizo realmente. A pesar de que había ocurrido sólo
después de que había sido básicamente acorralado en el trabajo.

La verdad era que yo no sabía qué pensar. Así que lo evitaba.

Sabía que era la peor clase de estúpida, pero no podía evitarlo. Las cosas en
casa eran realmente extrañas con mamá y papá teniendo discusiones a
puertas cerradas en el comedor, y Todd había comenzado a decir cosas
como: ―Tuvimos que dejar ir al chico nuevo hoy porque no era un jugador de
equipo‖. Quería algo en mi vida que no se terminara o fuera extraño o ambas
cosas. Quise fingir que mi vida era normal, que yo era normal.

172
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Además, tenía muchas ganas de salir con Will.

Así que, cuando estaba en el trabajo, yo evitaba salir de nuestro stand, y en la


escuela me convertí en una gran estudiante, del tipo que estaba estudiando
cuando entró a la clase, e ignoró las conversaciones a su alrededor para
centrarse en el profesor, e incluso se quedó después para hacer preguntas.

O al menos fingía ser una gran estudiante, y todas esas cosas falsas.

Naturalmente, ya que esta no era yo, no funcionó, y la noche del viernes, Will
llegó por al stand.

Mi padre estaba, como siempre últimamente, yendo a intentar convencer a la


gente de compras en el resto del centro comercial que en realidad quería
comprar vitaminas. Ahora había tantas cajas sin vender que no había ningún
lugar para sentarse detrás de la vitrina, y nos sentamos en las sillas cerca del
registro todo el tiempo.

—Oye —dijo Will—. No te he visto mucho por alrededor.

—He estado ocupada —le dije, y luego añadí—, en casa y esas cosas, ya
sabes. —Ya que era evidente que no había un enjambre de clientes acudiendo
alrededor de la cabina.

—Claro —dijo, y dio unos golpecitos con los dedos sobre el mostrador. Hoy,
su etiqueta con su nombre, decía NO HAY YO EN EQUIPO*.

—Linda etiqueta de identificación —le dije, desesperada por cambiar de tema


a algo ―cualquier cosa‖ que no estuviera remotamente relacionada con la cita.

—Conseguimos el ―no hay yo en equipo‖ ayer —dijo, sonriéndome—. Fue


muy motivador. Hubo incluso un video. Así que hoy Hank es ―no hay yo en
ventas‖ y Tim es...

—Hey Kate —gritó papá, que apareció al final del pasillo que conducía hacia
fuera a la parte principal del centro comercial, como si de alguna manera el
universo supiera que quería que estuviera aún más incómoda y
avergonzada—. ¿Tenemos todavía más de los Geles de Ajo? Sé que tenemos
abajo nuestra última botella.

*
No hay yo en equipo: es un aspecto motivacional que se usa para enfatizar que cuando se trabaja en
conjunto ya no existes como individuo sino como equipo.

173
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Negué con la cabeza hacia él, y sentí mi cara enrojecer cuando Will echó un
vistazo a todas las botellas de los geles de ajo apilados en la parte superior
de la vitrina.

—Táctica de venta —le dije.

Para mi sorpresa, no se rió, sólo dijo: —Hacemos algo como eso cuando
tenemos los zapatos que no podemos vender. Las etiquetas que dicen ―¡Sólo
unos cuantos pares a la izquierda!‖ y esas cosas.

—Oh —dije, sorprendida porque estaba siendo tan fresco sobre mi padre, lo
que significaba que mi padre decidió regresar en ese momento y
avergonzarme más.

—Creo que estaban realmente interesados —dijo papá mientras entraba a la


cabina, completamente envuelto, como siempre, en su mundo perfecto—. Tal
vez debería tomar algunas botellas conmigo ¿no?, como muestras, y tratar de
vender de esa manera. Sé que a la gerencia del centro comercial no le gusta
eso, pero, oh —hizo una pausa, finalmente al darse cuenta de Will—. ¡Hola,
compañero empleado del centro! Trabajas en Sports Shack, ¿verdad?

Will asintió con la cabeza.

—Me lo imaginaba —dijo papá, como si darse cuenta del uniforme de Will
fuera un logro importante—. Te ves familiar.

—He estado aquí antes —dijo Will, y le tendió la mano—. Will Miller.

Papá se la estrechó, con el rostro iluminado. —¿Miller? ¿Es tu padre, Dan


Miller? Porque si lo es, me encantaría hablar con él acerca de hacer una
promoción con su concesionario de Ford, porque…

—Mi padre es pescador.

—¿En serio? —Dijo papá—. Yo no sabía que había pescadores en Jackson.


Quiero decir, está el lago, pero es tan pequeña y oigo que la contaminación…

—Él vive en Alaska.

—Oh, eso tiene más sentido —dijo papá—. Hay muchos peces allí. De hecho,
una vez conocí a un chico que trabajaba en una fábrica de conservas en
Alaska y me dijo que…

—Papá —le dije, interrumpiéndolo—, Will tiene que regresar a trabajar.

174
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Tengo? —dijo Will, y luego me miró—. Oh, claro. Yo tengo. Sr. Brown,
¿estaría bien si Kate regresara a Sports Shack conmigo?

—Por supuesto —dijo papá—. De hecho, he estado tratando de sacarla de


aquí últimamente, pero ella sigue insistiendo en que no puede tomar un
descanso, que creo que no es saludable, pero…

—Papá —le dije otra vez. ¿Es posible morir de vergüenza? Porque si lo fuera,
yo estaba por hacerlo.

—Está bien, voy a estar tranquilo —me dijo papá, y entonces le dijo a Will—,
qué etiqueta de identificación tan agradable, por cierto. Muy creativo.

—Gracias —dijo Will.

—Muy bien, vamos ahora —le dije, mirando a papá. Días de fingir que me
importaba la escuela y sentarse en la cabina estúpida para nada, y ahora
tenía una nueva preocupación. ¿Qué pasa si, después de todo lo que acababa
de suceder, Will decidió suspender la cita?

Miré por encima de él. Miraba al frente, sin mirarme. Genial. Definitivamente
me iba a decir que la noche del sábado estaba cancelada.

Supuse que sería mejor tratar la situación como un vendaje y simplemente


rasgar. Y terminarlo todo. Terminarlo antes de que yo pasara más tiempo
pensando en lo mucho que quería ir con él.

—Mira, acerca del sábado… —le dije.

—Es por eso que me estás evitando, ¿verdad?

—¿Qué quieres decir? —yo no había esperado que él se diera cuenta.

—Bueno, no te he visto desde que te invité a salir, así que...

—He estado en la escuela —dije, y cuando Will me dirigió una mirada


extraña, añadí—, bueno, yo he estado ahí. Y luego está el trabajo. Además,
todo en casa ha sido una locura. Como, en serio loco. Es decir, conociste a mi
padre. Ahora imagina toda una casa llena de gente así.

—Tu papá me parece bien. Y apuesto a que nunca te haría ver un video sobre
el trabajo en equipo.

—No, sólo los infomerciales de vitaminas.

175
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Me sonrió. —Tuve que sentarme en una presentación de treinta minutos


sobre la forma de medir los pies.

—Tengo un sombrero de zanahoria.

—¿En serio?

Asentí con la cabeza. Se aclaró la garganta. —Yo... Mira, ¿me estás evitando?
Quiero decir, si no quieres salir conmigo…

—Quiero salir contigo —le dije y era cierto, pero wow, la verdad sonó como
que realmente me gustaba. Y realmente me gusta. Me gusta mucho. Pero yo
no quería que me gustara mucho. Tenía miedo.

Además, tal vez debería haberle dejado terminar la frase. ¿Y si él iba a decir:
―Si no quieres salir conmigo, eso está bien conmigo porque yo no quiero salir
contigo‖?

—Oye —dijo Will, tocándome el brazo—. Yo... también —miró hacia la salida
del centro comercial, y luego a mí—. ¿Quieres…?

Yo sabía lo que estaba pidiendo. Quería ir a besarse conmigo. Mi corazón


comenzó a martillar en el pecho. Quería darme un beso. Y ¡salir conmigo!
¿Por qué había estado evitándolo otra vez?

—¡Kate! —papá me gritó. Miré hacia atrás y lo vi agitando frenéticamente los


brazos hacia mí. Genial. Habló de mí sobre no tomar descansos y ahora...
Suspiré y volví a mirar a Will. Tenía la cara roja. No tenía ni idea de por qué,
pero era lindo.

—Creo que será mejor que vaya —dije y empiezo a alejarme antes de que
papá decida gritar más, o peor, venir detrás de mí.

Will agarró mi mano.

—¿Nos vemos mañana? —dijo, y la sonrisa que me dio cuando dije ―Está
bien‖, me envió flotando de vuelta al stand.

—¿Qué tiene de malo? —le pregunté a papá cuando llegué. Él había dejado de
agitar los brazos alrededor, pero me miraba muy fijamente.

—¿Era Will la persona de la escuela con quien te encontraste el día en que


vendiste los caramelos masticables de chocolate?

—¿Qué? —¿Desde cuándo había desarrollado una memoria papá?


176
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Tú sabes, el día que vendiste el Perfect You especialmente formulado para
niños, los que tienen la canción. ―Elija Perfect You Chocolate masticable…‖

—Papá, no cantes. Y sí, vi a Will ese día.

—Empezaste a organizar el espacio de almacenamiento de alrededor


entonces, ¿no?

—Creo que sí.

Me dio una mirada. —¿Ustedes dos tienen un asunto?

¡Los padres! —¿Un asunto? Papá, EW.

—¿Lo tienen?

—Vamos a salir mañana por la noche. No es gran cosa —quise decir, que lo
era, pero evidentemente no podía decírselo a mi papá.

—Eres mi hija. Todo lo que haces es una gran cosa. Y nada más de irse y salir
con los muchachos cuando se supone que estás trabajando, ¿de acuerdo?

—¡Papá!

Él me sonrió. —No soy tan tonto como parezco, ¿verdad? Ahora, ¿has visto
mi pluma?

Yo le devolví la sonrisa a él. —Está detrás de tu oreja, Einstein.

177
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 30
Traducido por Dani
Corregido por angeliitaw

CCuando papá y yo llegamos a casa, mamá le dijo que parecía que alguien iba
a hacer una oferta por la casa.

—Ahora realmente tenemos que pensar sobre dónde vamos a vivir —ella
dijo, y al comienzo pensé que estaba enfadada, porque su voz era tan aguda
que casi dolía escucharla. Pero entonces, cuando papá dijo: —Sharon, cariño,
no te preocupes tanto. Cualquiera puede conseguir un apartamento —y ella
asintió, con las manos temblando, vi que no estaba molesta. Estaba asustada.

No podía entender por qué papá no lo veía, pero cuando él y yo no sentamos


a comer sándwiches de ensalada de pollo, y él trató, y falló, de conseguir que
ella sonriera, me di cuenta de que él sí lo veía. Sabía que estaba asustada,
pero no podía dejar de fingir que todo estaba bien.

Y mamá… ella no le decía nada. Sólo se sentó ahí, brazos cruzados, con las
yemas de sus dedos temblando, en silencio. Esperando que papá dijera algo
que nunca diría, y que yo no creía que él pudiera.

Dejé la cocina en ese momento, sin querer ver más. La abuela estaba en la
sala de estar, colocando pulseras contra un arco iris de camisetas apiladas en
su regazo.

—¿Trabajas mañana? —preguntó. No estaba segura si ella me estaba


hablando a mí o a Todd, pero Todd surgió de sus mantas y dijo: —Por
supuesto que sí. Todo lo que hago es trabajar. Mi vida es café y este sofá.

Desde la cocina, escuché a papá reírse, falso y nervioso, y entonces dijo: —


¿Sharon?

La abuela se levantó, cuidadosamente doblando las blusas que estaba


sosteniendo contra sus brazos, y echó un vistazo hacia la cocina. —Creo que
iré a la cama. Kate, querida, ven conmigo.

178
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—En un segundo —dije, mirando hacia Todd, y tan pronto como la abuela se
fue, le pregunté—, ¿qué está pasando con ellos?

—¿Qué crees? Ellos están… —dijo Todd, y entonces se detuvo, con una triste
mirada en su cara—. Este ha sido un año irritante para ti, ¿huh?

—¿Tú crees?

Él suspiró. —Está bien. No olvides sacar la basura en la mañana y, sí, es tu


turno.

—Eres tan molesto —dije, pero él ya había empujado las mantas de regreso
por sobre su cabeza.

Me desperté tarde, y las dos bolsas de basura que arrastré fuera se


rompieron justo antes de que pudiera arrojarlas en nuestro contenedor,
dejándome con un montón de basura para limpiar. No es la mejor forma de
empezar el día de mi cita, y las cosas sólo empeoraron desde ahí. Mamá no
apareció cuando papá y yo nos fuimos al centro comercial, entonces tuve que
dejarle una nota para pedirle que me recogiera a las cinco, y esperaba que la
abuela no la perdiera.

En el trabajo, papá actuó extraño, y dado como él normalmente actuaba, era


decir bastante. Él había parecido estar bien cuando nos fuimos al centro
comercial, pero entonces mamá llamó al cubículo, y lo que sea que ella dijo
hizo que realmente se alterara porque dijo: —Voy a conseguir café —y
prácticamente corrió lejos. También le llevó un largo tiempo regresar, y
cuando llegó, él simplemente se sentó y miró fijamente hacia nuestra vitrina,
como si estuviera buscando algo dentro de ella.

—Papá, si necesitas salir por un rato yo puedo controlar todo aquí —dije, y
cuando él me miró, su sonrisa fue tan dolorosamente falsa que tuve que
mirar al piso.

—¿Estás bromeando? ¿Perderme un sábado, el día más ocupado de la


semana? —dijo—. Esto es para lo que vivo.

—Mamá todavía va a venir a recogerme a las cinco, ¿cierto? Sé que ustedes


deben de haber hablado sobre… esta noche, y dejé una nota, pero sólo quiero
asegurarme.

179
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Papá estuvo en silencio por un momento. —No sé si ella vendrá —dijo


finalmente.

—¿No lo sabes?

Él sacudió su cabeza. ¿Qué estaba pasando?

—Bueno, ¿puedes llamarla?

—Realmente tengo que reorganizar la vitrina, cariño. Pero tú puedes llamarla


y preguntar.

Genial. No solamente papá estaba evitando a mamá, él claramente no estaba


hablando con ella. O, peor, estaba asustado de hablar con ella. ¿No se supone
que los padres deben ser, ya sabes, adultos?

Llamé a casa. La abuela contestó el teléfono.

—Hola, soy yo —le dije—. Kate, quiero decir. ¿Puedes asegurarte de que
mamá venga y me recoja hoy a las cinco? Porque tengo que ir a casa. Yo…
voy a salir esta noche.

—Querida, ¿qué dijiste? —Dijo la abuela—. Tu madre está afuera tocándome


la bocina. ¿Por qué en este mundo las bocinas de los coches son tan fuertes?
¿Y como puede esperar que yo me cambie los zapatos tan rápido? Quiero
decir, mi traje necesita un cierto tipo de tacón y…

Apreté mis dientes. —Recuérdale a mamá que me recoja a las cinco, ¿está
bien?

—Querida, ya veremos —dijo, y colgó.

Colgué de golpe el teléfono, lo que me hizo sentir un poco mejor,


especialmente desde que pretendí que era la cabeza de la abuela.

—¿Hablaste con tu madre? —dijo papá.

Miré hacia él, pero estaba arrodillado, reorganizando botellas dentro de


nuestra vitrina, y no pude ver su cara.

—No. Mira, papá, ¿pasa algo?

—Todo está bien —dijo, levantando la vista, y su sonrisa era tan intensa que
sabía que estaba mintiendo. También sabía que no importaba cuánto
preguntara, él seguiría sonriendo y diciéndome que todo estaba bien.

180
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Las cosas fueron rápidamente cuesta abajo después de eso, y para cuando las
cinco llegaron, decidí caminar a casa si tenía que hacerlo, porque quería
desesperadamente salir del centro comercial y alejarme de papá, quien se
había puesto más y más tranquilo cuando la gente caminaba por ahí,
aparentemente inconsciente de que estaba de pie ansioso por la caja de
muestras gratis que él había sacado. Había querido que papá se despertara y
viera que su sueño no se estaba haciendo realidad, pero viéndolo tan
agotado, tan incapaz de tratar de hablar con las personas o siquiera de
sonreír falsamente, era aterrador.

—Me voy —le dije—. ¿Quieres que le pida a mamá que te llame?

—Estoy seguro de que hablaremos más tarde —dijo, pasando rozando con
sus dedos todas las botellas en la vitrina, como si tuviera que recordarse que
estaban ahí.

—¿Estás bien?

—Creo que puedo manejar el trabajo por mí mismo esta noche —dijo, y su
sonrisa fue tan triste que tuve que apartar la vista. Él sabía lo que estaba
preguntando, pero no iba a responder. No creo que pudiera.

Me dirigí fuera del centro comercial, determinada a preguntarle a mamá qué


estaba pasando, sólo para encontrar a la abuela esperándome.

—Hola, querida —dijo, haciéndome señas para que caminara hacia ella, que
estaba parada al lado del coche—. ¿Cómo estuvo el trabajo?

—Largo.

—¿Dónde vas a ir esta noche?

—Fuera.

Ella rió. —Querida, fui capaz de entender eso de tu extremadamente confusa


charla al teléfono más temprano.

—Tengo una cita. Con el chico que llamó antes, el que tenía mi zapato.

—Eso suena encantador —dijo, y miré hacia ella. Estaba sonriéndome, y


parecía genuinamente feliz.

—Supongo. Mamá va a estar molesta, creo. No le he dicho nada sobre Will o


esta noche.

181
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Querida, no te preocupes sobre eso —dijo la abuela cuando entramos al


coche—. Hablaré con ella.

Visiones de pesadilla de mamá volviéndose loca cuando la abuela le


mencionara sobre la noche que había llegado a casa de una manera más o
menos despeinada, sin mencionar la llamada telefónica que hizo bastante
claro con quién me había estado despeinando, bailaron a través de mi
cabeza. —Yo lo haré.

—La cosa es, querida —dijo la abuela, apretando sus manos contra el
volante—, tu madre no se está sintiendo tan bien, y creo que es mejor si le
dejas descansar. Hablaré con ella por ti más tarde, ¿está bien?

—¿Mamá está enferma?

—Sólo necesita algo de descanso —dijo la abuela—. Además, estoy segura de


que ella quiere que tú salgas y pases un buen rato. ¿Qué vas a usar? ¿Qué hay
sobre esas encantadoras botas moradas que te compré?

—Yo, uh, las estoy guardando —dije—. Creo que podrían ser mejores para
más avanzado el año. —O nunca.

En casa, mamá estaba en su habitación, pero su puerta estaba cerrada. Podía


escucharla moviéndose alrededor, incluso abriendo los cajones del aparador
y luego cerrándolos, pero cuando golpeé su puerta y dije: —Hey, mamá, estoy
en casa —ella solo dijo, ―Hola, cariño. ¿Podemos hablar más tarde? Estoy un
poco ocupada ahora mismo‖.

—Oh —dije—. Seguro.

Para la hora que yo estaba lista, me había cambiado de ropa cuatro veces.
Bueno, cuatro veces agregando dos más. También, eran las siete de la tarde.

7:02, en realidad.

Fui a la sala de estar y me senté en el sofá, recordándome a mí misma que


nadie aparecía para una cita a la hora. O, al menos, eso es lo que he
escuchado.

—¿Para qué estás tan arreglada? —Dijo Todd, saliendo de la cocina con un
sándwich y sentándose a mi lado—. Espera un minuto… ¿vas a salir? Como,
¿con otra persona?

182
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Por qué estás aquí? ¿No deberías estar trabajando o yendo tras alguna
chica?

—¡Vas a salir! Awww, Kate tiene una cita, qué lindo. ¿Cómo se llama?

—Todd, querido, deja a tu hermana sola y termina de contarme sobre ese


cliente que hirió tus sentimientos —dijo la abuela, también saliendo de la
cocina, con un vaso de soda lleno con hielo, igual que siempre, en una mano.

—No dije que mis sentimientos estuviera lastimados —dijo Todd,


ruborizándose cuando me reí—. Dije… oye deja de reírte, Kate.

—¿Por qué? ¿Estoy lastimando tus sentimientos?

Todd me lanzó una manta, y yo tomando represalias lo pateé y robé el


control remoto. Pronto, nosotros lo estábamos tirando hacia delante y hacia
atrás, cambiando de canales a máxima velocidad y volumen.

—Niños —dijo la abuela, y entonces, cuando la ignoramos, suspiró


dramáticamente y dejó la habitación. Todd y yo nos sonreímos mutuamente
por un segundo antes de comenzar a pelear sobre el control remoto otra vez.

—¿Hay alguien en la puerta? —llamó la abuela un momento después. Eso


sonó como si ella estuviera de regreso en la habitación de mamá—. Creo que
escuché algo.

—Sólo silencio total de la tan-llamada cita de Kate —dijo Todd cuando tiró
con fuerza el control remoto lejos de mí—. Admite que arreglaste todo esto y
te dejaré tener la mitad del sofá antes de que yo salga.

Lo tomé de regreso. —Entonces, ¿le vas a decir a tu cita cómo un cliente hirió
tus pequeños sentimientos?

—No se preocupen niños —dijo la abuela, volviendo a la sala de estar—.


Abriré la puerta.

Todd y yo nos miramos mutuamente e hicimos rodar nuestros ojos. Le bajé a


la televisión, calculando que eso la haría feliz, y le hice una cara a Todd
cuando él tomó el control remoto otra vez.

—Perdedora —dijo, y cuando le saqué la lengua y le pegué con mi codo en el


costado, Will entró en el cuarto, seguido por la abuela.

Perfecto. Simplemente perfecto.

183
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oh, hey, tu cita apareció —dijo Todd, sonriendo ampliamente hacia mí—.
Supongo que no arreglaste toda la cosa después de todo.

Si las miradas mataran, Todd tendría una muerte lenta y espantosa. Pero no
lo hacían, entonces me conformé con aplastar su pie con el mío.

—Bueno, puedo ver que no deberíamos esperar a que Kate nos presente —
dijo la abuela—. Soy Rose.

Gracias, abuela. La miré airadamente, pero por supuesto ella no lo vio.

—Hola, soy Will —dijo Will—. Creo que hemos hablado antes. Yo llamé…

—Oh, sí —dijo la abuela, radiante—. El joven con el zapato. Sabes, tienes


unos dientes encantadores. No que esté diciendo que no eres atractivo o algo,
tú sabes, aunque yo realmente encuentro los peinados de los jóvenes
bastante extraños estos días.

—Um, gracias —dijo Will.

—Yo y Will probablemente deberíamos irnos —dije, pero la abuela sacudió su


cabeza.

—Querida, estamos charlando —dijo, y sonrió hacia Will—. Dime, ¿tuviste


frenillos?

La miré fijamente. ¿Por qué, oh, por qué, el universo me había dado una
abuela con el poder de hablar? ¿Por qué?

Will sacudió su cabeza, pareciendo un poco confundido. Todd me dio una


mirada comprensiva, lo que sólo mostraba cómo de malas estaban las cosas.

—Está bien, nos vamos ahora —dije—. Abuela, ¿puedes decirle a mamá que
me fui?

Y entonces, antes de que ella pudiera decir algo más, agarré el brazo de Will
y me dirigí a la puerta. No corrí, porque eso se habría visto desesperado.

En cambio sólo caminé realmente, realmente, rápido.

184
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 31
Traducido por merygold y ckony
Corregido por Ellie

AAfuera, dejé caer su brazo, sobre todo porque yo quería seguir reteniéndolo
pero sabía que parecería extraña o desesperada, o quizás ambas cosas. Y
ahora mismo necesitaba aparentar ser normal. O lo más normal que pudiera
después de lo que había ocurrido.

—Perdón por todo esto. Mi abuela... bueno, es como que está su mundo y
después está el mundo real.

—Hey, al menos tu abuela te habla —dijo él, dirigiéndose a un coche


aparcado al final de nuestro camino. Lo seguí, y entonces estaba en el coche
de un chico. ¡Estaba en el coche de Will!

Normal, me recordé a mí misma. Habla con normalidad. Desmayarte porque


estás en al auto de alguien, no es normal. —¿Tu abuela no te habla?

El sacudió su cabeza. —No. la madre de mi madre murió cuando yo era


pequeño, y la madre de mi padre no ha hablado con nosotros en años.

—Mi madre y mi abuela no se hablaron durante un tiempo cuando mi madre


era joven —le dije—. A veces pienso que ellas deberían haber continuado con
eso del silencio. Las cosas de familia son extrañas, ¿no? Todo el mundo sabe
acerca de mi papá y el asunto de sus vitaminas, pero nadie sabe cómo es mi
abuela de extravagante, y nunca he oído a nadie hablar en la escuela acerca
de tu... —Me callé.

Él me sonrió antes de salir a la calle. —Así que, tú escuchas cuando la gente


habla de mí, ¿eh?

—¡No! Quiero decir, yo escucho cosas a veces, pero es difícil no hacerlo, ya


que te has enrollado con la mitad de las chicas del instituto.

—Yo no me he enrollado con la mitad de chicas del instituto.

185
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Ok, con un tercio.

Él me miró durante un segundo y volvió a mirar la carretera. —¿Fue tu padre


despedido por intentar vender Perfect You durante una reunión, o porque
vendió a su jefe una botella de vitaminas que le hizo mal?

—¿Qué? Eso no fue lo que ocurrió. Él dejó su trabajo y entonces empezó a


vender todo el material de Perfect You.

—Pero yo oí...

—Escuchaste mal.

—Exactamente —dijo él—. ¿Ves lo que quiero decir?

Ahora yo lo miré a él, pensando en lo que dijo.

—Para que lo sepas, la regla de diez segundos entra en efecto —dijo Will—.
Un segundo más y oficialmente estarás de acuerdo conmigo.

—Ya te gustaría —le dije—. Y, bien, estás diciendo que la gente inventa cosas
como el número de chicas con las que te has enrollado, pero te olvidas de
que te he visto en los pasillos del instituto.

—¿Con cuántas chicas me has visto este año? —Él me miró sonriendo—. Sé
que lo sabes.

—No lo sé. —Sí lo sabía. Cuatro—. Pero, ¿por qué la gente inventa cosas sobre
ti?

—¿Por qué la gente inventa cosas sobre tu padre? Me imagino que


necesitarán cosas de qué hablar.

—Qué profundo.

—¿Es esa tu forma de decir que estás de acuerdo?

—Esta es mi forma de decir que tú estás lleno de mierda.

Él rió. Y entonces no dijo nada.

—La regla de los diez segundos —le dije.

Él me miró. —Ok —dijo con voz serena—. Me he enrollado con muchas chicas
de primer año, con algunas ocurrió justo antes de comenzar las clases y yo…
no sé. Yo estaba saliendo mucho con Sam por aquel entonces e íbamos a
186
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

fiestas en las que todas las chicas querían arrojarse a él, e incluso Sam podía
manejar a varias a la vez, por lo que…

—Déjame adivinar. Tú lo ayudabas.

—Odio cuando me miras como si yo fuera algo que has encontrado en la


suela de tu zapato, Kate. Yo no te estaba mintiendo.

—Tú acabas de decir que te enrollaste con toneladas de chicas, después de


decirme que no.

—Fue el año pasado, y no fueron toneladas, o un tercio del instituto, o la


mitad de eso, ni siquiera algo como eso. Pero la gente habla y tú sabes cómo
es eso.

—Supongo que la próxima me dirás que sólo lo hiciste hasta que te diste
cuenta que en el fondo te odiabas a ti mismo, ya que estar con todas esas
chicas te hizo sentir menos vacío por dentro

—Wow, qué perspicaz —dijo en voz baja pero furiosa—. ¿Sabes lo que no
entiendo de ti? Por qué siempre piensas lo peor de mí, y por qué, a pesar de
eso, aún parece que te gusto. Al menos a veces. —Él encendió la radio,
subiendo el volumen tan alto que no había ningún modo que él pudiera oír
de lo que tenía que decirle.

Pero yo no tenía nada que decir. Me quedé allí sentada, preguntándome si


estaba en lo cierto acerca de mí ¿Yo siempre pienso lo peor de él?

Solía hacerlo, pero Will era la única persona que me preguntó sobre lo de
Anna. Él tampoco había dicho nada malo de mi padre, o incluso reírse de él y
aquel día horrible, cuando todos en la escuela se enteraron de la nueva
profesión de papá, él había sido la única persona que no se había
preocupado acerca de lo que había sucedido. Él sólo había querido saber si
yo me había escapado a llorar y si estaba bien.

Y cuando las cosas con Anna comenzaron a cambiar, cuando nosotras


comenzamos a ser amigas de nuevo, él había sido una persona, la única
persona, en la que pensé en contárselo. Y últimamente, cada vez que pasó
algo, fue la primera persona en la que pensé. El primero con el que quería
hablar.

—Yo no pienso siempre lo peor sobre ti —le dije. En realidad tuve que
gritarlo, sólo que lo hice cuando la canción que sonaba era tranquila, así que
terminé sonando como… bueno, yo. Su boca se arqueó brevemente en las
187
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

esquinas, y luego se inclinó y apagó la radio. Ok, escuché eso. —Y entonces


no dijo nada más.

—Bien, ¿qué es esto? —dije cuando no pude aguantar más el silencio. Pienso
que duré aproximadamente treinta segundos.

—¿Qué es qué?

—Todo este silencio —Él se encogió de hombros.

—Ok, ¿así que yo soy la que se supone que tengo que olvidar todo lo que
dijiste sobre el año pasado? Quiero decir, tu admitiste que...

—¿Todo lo que dije? ¿Por qué incluso escucharías a un chico que usa a las
chicas para olvidar el vacío que siente?

—Mira, estaba enojada...

—Nunca lo habría imaginado.

—Y ahora tú estás enojado.

—Sólo digamos que tu pequeño discurso no me alegró el día...

—Yo no pienso que tú seas ese tipo de chico, ¿vale? Yo sólo… —Tomé una
respiración profunda. Era extraño, pero realmente no estaba acostumbrada a
hablar con nadie. Realmente hablar, quiero decir—. ¿Qué sucedió el año
pasado? Además de las cosas que ambos ya conocemos, quiero decir. Dijiste
que algo sucedió antes de empezar las clases...

Él estuvo en silencio por un momento.

—Mi padre —dijo finalmente—. Me entere que el hombre que nos había
dejado a mi madre y a mí cuando yo tenía seis años y que jamás se había
tomado la molestia de enviar dinero o incluso llamar, estaba viviendo en
Alaska con una mujer que quizás sea cinco años mayor que yo, y que ellos
habían tenido un niño. Él estaba tan orgulloso de su nuevo hijo que había
hecho una jodida página Web dedicada a él y entonces tuvo el descaro de
localizar el email de mi madre y enviarle un link para hacerle saber que él
había organizado su vida, y si, hey, ¿no estaba ella feliz por él y su nueva
familia?

—Oh.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sí, y yo... Mira, eso me hizo sentir mal. No estoy diciendo que esto sea
como una excusa por lo del año pasado porque... Bien, esto suena a algo que
él diría o que me imagino que él diría. Pero realmente apestaba que mi padre
finalmente apareciera en un puto e-mail acerca de su nueva familia, y que ni
siquiera dijera que lo sentía, o incluso preguntara... —Se interrumpió,
sacudiendo la cabeza—. No importa

Yo podría adivinar lo que él no había dicho. —Ni siquiera preguntó por ti.

—Ni una sola pregunta. Ni siquiera un ―dile Hola a Will‖. Es como si se olvidó
de que existo, y el año pasado yo fui a la página Web y vi sus fotos y su
nueva familia y ni siquiera lo odio, ¿sabes? Yo quiero decir, bueno, lo hice,
pero más que eso, quería saber por qué nos dejó en primer lugar.

Yo asentí con la cabeza, pensando en cómo me sentí cuando vi por primera


vez a Anna saliendo con Diane y lo mucho que deseé odiarla pero no lo
conseguí ni siquiera un poco. Sobre todo, quería saber lo que había hecho
para hacer que me olvide y por qué fue tan fácil para ella hacerlo. —Se lo que
quieres decir.

—¿Sí?

—Sí.

Y ahora sabía que había alguien más que entendía lo que era despertar una
mañana y darse cuenta que no le importabas a alguien. Es extraño que, de
toda la gente, fuera Will.

Disminuimos la marcha y giramos al aparcamiento de la pizzería a la que


todo el mundo iba.

—¿Quieres entrar? —dijo él.

—No lo sé. En cierto modo siento que una conversación casual sobre las
preferencias de pizza y salsa no va a funcionar ahora.

—Sí —dijo él—. Podríamos conseguir una hamburguesa o algo y luego ir al


parque.

—Claro, porque yo no estaba escuchando cuando admitiste que gastaste un


montón de tiempo el año pasado haciendo cosas como ésta.

Su boca se arqueó de nuevo —Nunca he hecho esto.

—¿Qué, hablar antes?


189
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Qué graciosa —dijo él—. Quiero decir que nunca hice todo el asunto de las
citas y eso...

—Eso tiene sentido.

Él se quedó perplejo. —¿Por qué?

—Como sabías que las cosas iban a terminarse de todos modos, ¿por qué
pretender que funcione cuando no lo hace?

—Esta... no era la reacción que yo estaba esperando.

—¿Qué, quieres un aplauso?

Él rió. —No, Yo pensaba que tú, no sé, gritarías un poco más o algo.

—Pero tienes razón —le dije—. Las cosas en verdad se terminan. Quiero
decir, este año perdí a mi mejor amiga, a pesar que resultó ser sólo por un
rato, y luego mi padre renunció a su trabajo y ahora...

—Espera, ¿estás hablando con Anna otra vez? ¿Por qué?

—¿Qué quieres decir con por qué? Ella es mi mayor amiga. ¿Tú odiarías a
Sam si él parara de hablar contigo?

—¿Si Sam no hablara conmigo? Creo que sería un sueño hecho realidad para
nosotros dos —Murmuró.

—Pero vosotros dos os abrazáis todo el tiempo y...

—Lo sé, usaba a Sam como cebo para las chicas.

—Eso no era lo que yo iba a decir.

—¿De verdad?

—Sí, Señorito Yo Creo Que Puedo Leer la Mente Pero No Puedo, lo que iba a
decir era… ¿no son vuestras madres amigas también?

—Ellas lo fueron, antes, cuando mi madre estaba en el catering los fines de


semana para ganar dinero extra y hacer todas las cenas de las fiestas de la
madre de Sam. Ahora ellas son socias comerciales, lo que quiere decir que la
madre de Sam gasta todo su tiempo elaborando los menús para que la gente
mire y mi madre gasta todo su tiempo preocupada sobre cómo va ha hacer
ella misma una cosa con masa de hojaldre para 60. Yo incluso tuve que faltar

190
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

a la escuela para echar una mano con algún brunch* porque la mamá de Sam
no puede ser molestada para hacer cualquier trabajo real.

Tenía el presentimiento que ese día fue cuando escuché a una de las
Jennifers especulando que él se había saltado las clases porque tuvo
problemas con una chica.

—Así que, ¿tú estás cabreado con Sam por culpa de su madre?

—No, yo estoy cabreado con Sam porqué él es un imbécil. Yo sólo… supongo


que me di cuenta que me estaba convirtiendo como mi padre en todo lo
relacionado con las chicas… bueno, y yo no quería, ¿sabes? Pero él no lo
entendió. Aún no. Además, él y su padre siguen diciendo que su madre va a
dejar de trabajar con la mía, y si eso ocurre, mi madre seguirá tratando de
mantener su negocio. Y ella no tiene la cantidad de dinero que tienen los
padres de Sam.

—Eso apesta.

—Sí. Ahora Sam me usa como tapadera cuando quiere zafarse de Anna y… —
Él se interrumpió.

—Está bien, Anna sabe que la engaña.

—Supongo que sería difícil no saberlo —dijo él—. ¿Y no le importa?

—Ella tiene miedo de que si ella dice algo, él la dejará. ¡Eh! ¿Cómo es que me
preguntaste por qué estaba hablando con Anna otra vez?

—Debido a lo que ella hizo cuando comenzó la escuela, y porque tú no sueles


aguantar las estupideces de nadie.

—Anna no… No es así.

Él me miró. Yo aparté la vista, mirando afuera por el parabrisas y sintiendo lo


que acababa de decir sonando extremadamente hueco dentro de mí, como si
no fuera cierto. Negué con la cabeza y volví a mirarlo de nuevo… —Hablando
de estupideces, te aguanto a ti, ¿no?

—Eso es porque tú quisiste salir conmigo.

—Yo no…

—Mentirosa —dijo él, y entonces me besó y me olvidé de todo por un


momento.
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Nosotros acabamos por salir del parking de la pizzería para coger unos tacos
y comerlos en el parque. Aprendí que a Will no le gustaba el guacamole (―Es
verde y pegajoso… ¿cómo es posible que sea una comida?‖). También supe
que su madre, antes de empezar con el catering, fue secretaria del padre se
Sam (―Probablemente sea otra razón por lo que el padre de Sam sea como un
culo en todo. Mi madre no está cerca para hacer todo su trabajo nunca más‖)

Y también supe por qué él estaba trabajando en Sports Shack.

—Sabes lo que realmente apesta —dijo él después de tirar todo el guacamole


de su tercer taco de pollo—, es que se supone que yo tenía que conseguir un
aumento de sueldo después de terminar mi período de formación en Shack,
sólo para descubrir que la política de la empresa ha cambiado y ahora tengo
que esperar otros tres meses. Es un asco porque no es como que el alquiler
no se va a poner más barato.

—¿Alquiler? ¿En qué?

—Nuestra casa. Sabes, el lugar donde la gente vive. Tú debería haber


escuchado sobre ello.

Le di un golpe en su brazo. —¿Estás trabajando para ayudar a pagar el


alquiler de vuestra casa?

—Gracias por sonar tan sorprendida. ¿Tú trabajas para ayudar a tu padre,
verdad? ¿Es tan difícil de creer que yo esté trabajando para ayudar a mi
madre?

—No. Yo sólo… no lo sé. Yo siempre pensé que tú eras…

—Sí, ya sé lo que tú piensas de mí.

—¿Tengo permitido terminar la frase?

El sonrió, apoyándose en mí. —No sé. ¿Lo tienes...?

—Yo siempre pensé que eras un idiota, pero no lo eres. No todo el tiempo, de
todos modos —le dije, dándole codazos—. Tú... tú me sorprendiste.

—¿Yo te sorprendí? —El atrapó mi brazo con el suyo, deslizando su mano,


así la enredó con la mía.

—Sí. Tú no eres tan malo, ¿sabías?

—Te gusto —dijo él, sonriendo otra vez.


192
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Yo no dije eso.

—Bueno, fue algo cercano —dijo él, y me besó otra vez.

Para cuando dejamos el parque, ya eran después de las 11. Nosotros


teníamos que estar de vuelta en casa a las 11:20, y nos estábamos besando
cerca de… bueno, sobre dos segundos después de las 11:20.

—Me tengo que ir —dijo después de unos minutos, y luego me besó de


nuevo.

—Okay —dijo, unos cuantos minutos después de eso—, realmente me tengo


que ir. Se supone que debo estar en casa a las 11:30. Además, tengo que
levantarme temprano para ir a trabajar mañana. ¿Trabajas mañana?

Asentí con la cabeza, aturdida por los besos.

—¿Puedo ir a verte en mi descanso?

—No sé, ¿puedes? —dije, burlándome, y bien, tratando de sonar como si no


era la gran cosa lo que estaba pidiendo, pero por dentro estaba animada.

Se inclinó y rozó sus labios contra mi mejilla, moviéndose lentamente hacia


mi boca. —Eres tan linda cuando intentas se mala. Yo solía andar diciendo
cosas sólo para que me mires como lo haces ahora.

Me aparté de él frunciendo el ceño fruncido. —―Lindo‖ es una de esas


palabras que la gente usa cuando saben que eres lo suficientemente
inteligente como para darte cuenta que ―tienes tanta personalidad‖, significa
―eres feo‖.

—Tu capacidad para recibir cumplidos es definitivamente una de las cosas


que más me gusta de ti —dijo sonriendo.

Me obligué a ignorar su sonrisa, pero era difícil. —¿Y qué quieres decir con
que solías decir cosas para que te mirase? ¿Fuiste mi dolor de culo
apropósito?

—Oh, por favor. Para ti y para mí, era coqueteo. Además, era la única manera
de hacerte hablarme.

—Me estás haciendo sonar como una idiota.

193
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Él se inclinó y puso una mano a cada lado de mi cara y luego movió su boca
tan cerca de la mía que casi se besaban. —No creo que seas idiota —dijo y
luego me besó de nuevo.

—Entonces, ¿qué crees que soy? —le dije cuando nos separamos.

Se echo a reír. —Yo sólo pienso que tú eres tú.

—Eso no responde la pregunta realmente.

—Creo que eres terca, inteligente, un poco mandona y hermosa —dijo.

—No soy terca ni mandona. —¡Él piensa que soy hermosa! ¡YO!

—Tienes razón. Eres obstinada y ocasionalmente dominante.

—No eres gracioso —dije, intentado no reír. Lo hice de todos modos.

—Tienes una risa agradable también —dijo, y luego me besó de nuevo. Esta
vez no nos separamos hasta que su teléfono sonó.

—Perdona —dijo, moviéndose y abriéndolo de un tirón. Sonrió al ver la


pantalla y luego me lo tendió.

Voy a seguir haciendo esto hasta que llames y digas que vas camino a casa.
Mamá.

—Me encanta cómo lo ha firmado, como si no supiera de quién es —dijo.

—No puedo creer que ella escribió cada letra.

—Ella es algo psicótica sobre estas cosas —dijo—. Antes de que mi padre se
fuera, ella estaba trabajando para obtener su título en literatura. Tengo que
ocultar todos mis trabajos de literatura de ella. Oye, ¿esa es tu abuela?

Miré por la ventana y lancé un gemido. Mi abuela nos miraba desde la


ventana de la cocina, tenía una bata de seda color naranja que brillaba más
que la luz de la cocina. —Debo ir antes que ella venga y comience a hablarte
de los dientes.

—Así que, ¿la próxima vez debo presentarme con mis radiografías dentales?

—¿Quién dijo que habrá segunda vez?

—¿Quién dijo que no?

194
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Me quedé en silencio un momento. Me gustaba la idea de salir otra vez. Me


gustaba la idea de tener otra noche como ésta.

—La regla de los diez segundos sigue vigente, ya sabes, así ahora tenemos
otra cita —dijo.

—¿En serio?

—Si quieres —dijo, mirándome con tanta intensidad que no tenía más
remedio que darle otro beso.

Y se lo dí.

195
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 32
Traducido por Dani
Corregido por Ellie

EEsperaba que la abuela se me echara encima tan pronto como yo entrara,


especialmente desde que la había visto en la cocina, pero la casa estaba
tranquila y oscura cuando entré, y la puerta de la abuela estaba cerrada, no
había luz brillando por debajo de ella. Sin embargo, había luz en la
habitación de mamá y papá, pero ellos no dijeron nada cuando golpeé la
puerta y, si estaban despiertos, no estaban hablando entre ellos.

Así que, libre de discutir dónde había estado y con quién, me fui a la cama.
Estaba más que feliz, porque quería pensar sobre Will y todo lo que había
sucedido esta noche por siempre. Especialmente esos últimos minutos en el
coche. Habían sido maravillosos. Toda la tarde lo había sido...

Tenía la sensación de que esta clase de noche podía cambiar tu vida.

Me dormí feliz, con la promesa de ver a Will otra vez mañana quemando
dentro de mí.

Me desperté justo antes de que mi alarma se suponía sonara, y se escuchó un


golpe sordo en el pasillo.

—¿Papá? —dijo Todd, y había algo en su voz, una mezcla de confusión y


pánico, eso me hizo tensarme. Todd no entraba en pánico. Nunca.

—Disculpa —dijo papá, y su voz era plana, vacía de su entusiasmo normal—.


No quería chocar contigo de esa forma. Estoy un poco distraído.

—Papá...

—Hablaremos más tarde, ¿está bien? Iré a verte al trabajo.

Sus voces desaparecieron cuando los dos se dirigieron hacia la sala de estar.
Me levanté, me puse algo de ropa, y cautelosamente abrí mi puerta. Mirando

196
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

detenidamente hacia el pasillo, vi que la habitación de la abuela estaba vacía,


y me pregunté dónde estaba.

Ahí fue cuando los gritos comenzaron.

—¡Esto no es un castigo! —gritó mamá, y me pregunté lo que había hecho la


abuela para hacerla enojar tanto. Sin preguntar, supe por qué papá sonaba
tan extraño. A él no le agradaba la abuela, pero realmente odiaba cuando
mamá se enojaba lo suficiente como para gritar.

—Chicos, ¿qué está pasando? —dijo Todd, y él sonaba más asustado que
antes.

—Pregúntale a tu madre —dijo papá, y a pesar de que él no estaba gritando,


estaba hablando más fuerte que como lo hacía normalmente—. ¡Ella es la que
ha decidido que ya no soy apto para vivir con ustedes!

Esas últimas palabras salieron como un grito. Me congelé por un momento,


atontada por lo que había dicho —y por cómo lo había dicho—Y entonces
corrí hacia la sala de estar.

—Eso no fue lo que dije —dijo mamá cuando aparecí. Ella y papá estaban de
pie en lados opuestos de la habitación, papá por el pasillo que conducía a la
puerta principal y mamá por el sofá, una mano sobre la perilla de la puerta
de vidrio que daba a nuestro patio trasero. La abuela estaba sentada en el
sillón, y Todd estaba en medio de la habitación, mirando hacia delante y
hacia atrás.

—Te pedí que tomaras una decisión —continuó mamá, su voz estaba
temblando ahora—. La tomaste, y esa decisión no me acomoda, entonces
pienso que es lo mejor si nos... si vivimos separados por un tiempo.

—¿Desde cuándo? —dijo papá—. Nunca dudaste de mí antes. Pero ahora —él
miró fijamente a la abuela—, ¿repentinamente decidiste que las cosas no
están funcionando? Sé que tu madre te dio dinero, Sharon, pero no le debes...

—¿Repentinamente? —Dijo mamá—. No ha sido repentino. Te pedí que no


cobraras todo el dinero de tu jubilación. Te pedí que no compraras tantos
productos Perfect You, o que al menos esperaras hasta que vendieras
algunos de los que tenías. Te pedí que no hicieras que los niños trabajaran
para ti. Te pedí que no hicieras esa fiesta. Te pedí que no compraras ese
anuncio. ¿Y sabes que, Steve? Hiciste lo que querías de todas formas. Lo que
dije, lo que pensaba, no era importante para ti.

197
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Cómo puedes decir eso? ¡Tú, Kate y Todd son mi vida!

—¿Lo somos? ¿Entonces por qué no escuchaste cuando te dije que no


teníamos dinero? ¿Por qué ignoraste el presupuesto al que te pedí que te
atuvieras? ¿Por qué elegiste vender nuestra casa, nuestra casa, Steve, por esas
malditas vitaminas?

—No puedo creer que estés diciendo eso —dijo Papá—. No es... nada de esto
eso justo. Si sólo hubieras... ¿por qué no puedes...?

—No trates de inculpar a mi hija por esto —soltó la abuela—. Tú decidiste


desperdiciar tu dinero de jubilación, tú decidiste ignorar todo lo que Sharon
dijo. Ella me mostró las cuentas de las tarjetas de crédito, sabes, y cómo
podías comprar café caro y video juegos inútiles durante este tiempo...
Admito que nunca pensé que eras el correcto para mi hija, Steve, pero
ciertamente nunca pensé que fueras lo suficientemente cruel para arruinar
su vida de este modo.

—¡Maldita sea! ¡No he arruinado nada! —dijo Papá, y todos nos congelamos.
Verlo molesto era un millón de veces peor que todas sus sonrisas falsas,
porque era demasiado claro que se estaba desmoronando—. Mira —dijo,
mirando a mamá, su voz era más suave ahora, suplicante—. Tengo todo
calculado. Alquilaremos la casa como te dije, todo lo que necesita es un poco
de trabajo, y ahorraremos tanto como podamos. Después de unos meses de
eso, además de la paga del lugar del café de Todd y del dinero que tu madre
te dio, seremos capaces de mudarnos a algún lugar agradable. Y luego, una
vez que el negocio repunte, tendremos lo suficiente para subsistir a base de
eso y podemos usar la paga de Todd para ayudar a pagar nuestra deuda.

—No —dijo Mamá, al mismo tiempo que Todd dijo—: ¿Qué?

—He sacrificado demasiado por ti, Steve —dijo mamá—. Tengo un segundo
trabajo. Estiré el dinero tanto como pude mientras tú seguías gastándolo, y
no voy a vivir en una casa en ruinas y dejar que nuestro hijo pague nuestras
deudas. No está bien. Merecemos algo mejor.

—Sólo creo que si todos nos echamos una mano los unos a los otros un poco
más...

—Espera —dijo Todd, y enfrentó a papá—. ¿Escuché bien? ¿Quieres que te dé


mi paga?

198
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—No para siempre. Sólo hasta que arreglemos las cosas. Es por la familia,
Todd. Tu madre y yo hicimos todo lo que pudimos para enviarte a la
universidad y ahora...

—Oye, ustedes tenían dinero para enviarme a la universidad —dijo Todd.

—No lo teníamos...

—Tenían. Mamá me dijo sobre eso.

Papá le dio a mamá una mirada dolida, y la abuela se sentó más derecha, sus
ojos pasaban rápidamente desde Todd a mamá.

—Mira, me siento mal de que tengan problemas —dijo Todd—, pero, Papá,
tomé el trabajo en el lugar del café para ahorrar lo suficiente para mudarme.
No para... no para mantenerlos. —Tragó—. Quiero decir... quiero ayudar,
¿está bien? Pero no quiero mantenerlos.

—Pero eso no es lo que estoy diciendo —dijo papá.

—Pero es lo que estás pidiendo —dijo Todd, y miró a mamá, alejándose de


papá.

—Me voy a trabajar ahora —le dijo a ella—. Llámame si necesitas algo.

—Todd —dijo papá, pero Todd sólo negó con la cabeza y se fue.

Estaba tan tranquilo después de que él se fue. Horrible, mortalmente


tranquilo. Miré hacia la abuela y me asusté al ver lágrimas en sus ojos.

—¿Eso es todo? —dijo papá, rompiendo el silencio. Él estaba mirando


fijamente a mamá, luciendo roto—. ¿De verdad quieres que me vaya?

—No, pero... necesito que madures —dijo mamá—. Y espero que ese tiempo
solo te ayude...

—¿Madurar? —dijo papá—. Esa no eres tú, Sharon. Sé que no. Suenas como tu
madre.

Mamá se estremeció. —No estoy diciendo que tengas que dejar tu negocio de
Perfect You, Steve. Puedes seguir haciéndolo medio tiempo. Simplemente...
necesito que consigas un trabajo. Uno de verdad.

199
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Pero tengo un trabajo de verdad —dijo Papá—. Y es éste... Estoy viviendo


mi sueño, Sharon. Toda mi vida he querido hacer algo que me haga feliz, y lo
tengo ahora. Por favor, no me pidas que lo deje.

—¿No te hago feliz? ¿Nuestra vida no es suficiente para ti?

—Por supuesto que me haces feliz. Siempre ha sido tú y yo, ¿no ha sido así?
Y sé que los dos, juntos, podemos hacer cualquier cosa. Las cosas cambiaran,
Sharon. Sólo confía en eso. Confía en mí.

—No puedo —susurró mamá, y papá se echó para atrás, como si ella lo
hubiera golpeado.

—¿Por qué haces esto? —Dijo, girándose hacia la abuela—. ¿Por qué tenías
que arruinar las cosas?

—No lo hice —dijo la abuela—. Tú lo hiciste. ¿No escuchaste una palabra de


lo que dijo Sharon? ¿O eres completamente incapaz de escuchar nada más
que a ti mismo?

—Madre, por favor —dijo mamá, su voz agrietada.

—¿Yo? ¿Me estás acusando de no escuchar a Sharon? —Dijo papá—. La


enviaste lejos cuando era una niña, como si fuera un regalo que pudieras
devolver, y ahora estás sentada aquí, tratando de decirme que yo...

—Para —dije, y luego lo dije otra vez, más fuerte, gritando, y mamá, papá y la
abuela me miraron fijamente, como si ellos nunca me hubieran visto antes.
No creo que se hubieran dado cuenta de que yo estaba ahí.

—Mira —dijo papá a la abuela—. Mira lo que le has hecho a Kate. Cariño, ve
al coche y nos iremos al centro comercial en un minuto.

—¿Yo? —Dijo la abuela—. Kate, querida, ven aquí, siéntate en el sofá y


descansa un poco. No tienes que ir a ningún lado.

—Paren ustedes dos —dijo mamá, mirando a papá y a la abuela—. Kate, por
favor ve a tu habitación e iré a hablar contigo en un rato, ¿está bien?

—No —dije—. Estoy harta de escuchar a todos ustedes. —Y entonces caminé


por delante de ellos, agarrando un par de zapatos cuando salí. Escuché sus
voces, alzándose otra vez, cuando cerré de un golpe la puerta principal
detrás de mí, y dejé de escuchar.

No quería oír nada de lo que tenían que decir.


200
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 33
Traducido por Virtxu
Corregido por Mafe

DDe algún modo, quería que alguien viniera detrás de mí y me dijera que
todo estaría bien, o por lo menos tan bien como puede estarlo cuando tus
padres se están separando, pero nadie lo hizo. Me detuve al final de nuestra
calle por un segundo, esperando, pero no había nadie más alrededor, y la
puerta de entrada a nuestra casa estaba cerrada.

Seguí caminando, tratando de pensar en algo que pudiera hacer. Alguna


manera de que pudiera arreglar las cosas. Pero no había nada. Me habría
gustado hablar con alguien, me habría gustado poder contarle a Will lo que
había sucedido.

Podría llamarlo. Ir a casa, encerrarme en mi habitación, y llamarle. Salvo que


tendría que lidiar con mis padres y mi abuela, además de que Will estaría
probablemente de camino a su trabajo ahora.

Además, estaba bastante segura de que todo lo que le quería decir no era el
tipo de cosas que le cuentas a alguien después de haber tenido sólo una cita.

Todavía tenía ganas de llamarlo, sin embargo. Pero ¿cómo iba incluso a
iniciar la conversación? ―Oye, lo pasamos muy bien anoche, y por cierto, me
levanté esta mañana y mi madre le pidió a mi padre que se fuera. ¿Cómo
estás?‖

No, no podía llamarlo. Por lo menos no con eso como mi línea de apertura.
Pero... Podría preguntarle a Anna qué hacer. Podría decirle todas las cosas
terribles que acababan de suceder. Después de todo, nos volvíamos a hablar
de nuevo.

Cuando llegué a su casa, ella estaba afuera, poniendo un par de sillas de


jardín en su patio delantero.

—Hola —dije—. ¿Qué estás haciendo?

201
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Levantó la vista y parpadeó, claramente sorprendida de verme, y luego se


apartó de las sillas y se acercó a mí. —¿Qué está mal?

—Papá se está yendo —le dije, y mi voz sonó débil y tambaleante.

—Oh, Kate —dijo Anna, y envolvió un brazo alrededor de mis hombros de la


manera en que lo solía hacer cada vez que yo estaba disgustada por algo, y
me llevó dentro.

—¿Cómo sabías que había pasado algo? —Le pregunté mientras


caminábamos y ella cerraba la puerta, con cuidado de cerrarla
silenciosamente.

—Bueno, tu cabello está, umm, un poco más desordenado que de costumbre


—dijo ella, sonriendo—. Además, tú lucías igual que cuando te enteraste de
que Todd se iba a mudar a tu casa de nuevo, ¿te acuerdas?

—Salvo que entonces yo estaba enfadada y ahora... —dije, mi voz se quebró


mientras caminaba alrededor de su sala de estar, tocando la parte superior
de las sillas en las que me sentaba con frecuencia, al lado del sofá que se
encontraba frente a la televisión.

—Aquí —dijo Anna, impulsándome con una cadera y dándome un teléfono


inalámbrico que ella y su mamá mantenían siempre en su mesa de café—.
Llama a tu mamá.

—No quiero.

—Has dicho que la última vez fue demasiado, ¿pero recuerdas cómo se
presentó ella aquí, totalmente furiosa porque no la habías llamado?

Asentí y cogí el teléfono.

La abuela respondió antes de que el primer timbre hubiera terminado. —


¿Hola?

—Hola, abuela, Soy Kate.

—Cariño, ¿dónde estás?

—Estoy donde Anna. ¿Qué es... está todo bien con mamá y papá?

—Me alegro de que llamaras para hacernos saber dónde te encuentras —dijo,
y su voz era más suave ahora, calmada—. Tu padre ya ha salido a trabajar,

202
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

pero él te va a recoger mañana después de clases, así podréis hablar de lo


que va a pasar. Todo está bien, ¿no?

—¿Papá nos deja?

—Tengo que irme ahora, querida. Tu madre está muy disgustada. Por favor,
ven a casa antes de que anochezca, y llama si necesitas transporte.

—¿Disgustada? ¿Qué quiere decir disgustada? ¿Está ella... espera un minuto,


ese es el llanto de mamá? —Me quedé helada, segura de que era ese el sonido
que oía al fondo.

—Yo... bueno, sí, cariño, ella está llorando. —Su voz fue más tenue en ese
momento, como si se hubiera alejado del teléfono—. Sharon, cariño mío, ella
podía oírte, y no voy a mentirle. ¿Qué? Mi vida, no tienes que hacer esto
ahora... —Su voz volvió a la línea firme y clara—. Kate, tengo que irme. No te
olvides de llamar si necesitas transporte.

—Adiós —dije, pero la abuela ya había colgado. Me quedé ahí parada un


segundo, luego colgué el teléfono y lo miré.

Anna lo cogió de mi mano y me pasó una pinta de helado, abierto con una
cuchara ya plantada en el interior. Lo tomé y me senté en el sofá de forma
automática, el lugar donde habíamos hablado siempre de nuestros
problemas más grandes, los que no queríamos que su madre oyera.

—Cuéntamelo todo —dijo Anna, y así lo hice.

Sus ojos se ampliaron cuando le dije sobre papá gritando. —No puedo
imaginarlo —dijo.

—Lo sé. Lo escuché, y no estoy segura de creer que ocurrió. Pero lo hizo.

—¿Crees que tal vez tu madre se encuentra muy enojada y que más tarde
ella... aguante? —dijo, y se puso de pie, silenciosamente pronunciando
―mamá‖ hacia mí.

—¿Necesitas algo? —Llamó ella de vuelta hacia el dormitorio de su madre, y


hubo un leve ruido, un gemido que le era familiar y triste. Anna salió de la
habitación, y después de un momento oí el peculiar ruido de apertura de la
puerta del dormitorio de su mamá. No había funcionado bien desde que el
padre de Anna comenzó abrirlo durante alguna de las grandes peleas que él
y su mamá habían tenido antes de que él se fuera, pero su madre nunca lo
arregló.
203
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Anna regresó unos minutos después, sonriendo brillantemente, pero


mordiéndose el labio.

—¿Qué está mal? —Dije.

—Nada.

—Te estás mordiendo el labio.

Ella suspiró y se dejó caer en el sofá junto a m. —Me conoces demasiado


bien. ¿Puedes alejar el helado de mi camino?

—Acabo de recibir a un gran manojo de chispas de chocolate —le dije, y le


sonreí, ofreciéndole una cucharada.

—No puedo —dijo ella, mirándome—. Sentarme alrededor a comer helado era
mi problema antes, ¿recuerdas?

—Lo siento —dije, el dolor y odio en la forma en que me miraba, hablaba de


cómo de horrible lo pasó ella en el pasado—. Voy a dejarlo a un lado.

Cuando volví de la cocina, me indicó que me sentara a su lado en el sofá y


luego apoyó la cabeza en mi hombro. —No me hagas caso, ¿vale? Llegué
tarde a casa la noche anterior y mamá había estado esperándome porque
quería hablar de un tipo que había conocido, y entonces ella se enfadó por
estar soltera y sin trabajo y ahora ella es... es un desastre. ¿Qué pasa si
termino como ella, Kate?

—Eso no va a pasar —le dije.

—¿Por qué no?

—Debido a que nunca construirías toda tu vida alrededor de otra persona —


dije—. Eres muy fuerte, sabes lo que quieres, y como salir y conseguirlo.

—Perdí todo ese peso —dijo lentamente—. Y tengo a Sam. Y voy a ir a Nueva
York con Diane. Siempre quise mudarme a Nueva York.

—¿Ves? —Dije, ignorando el pinchazo de dolor por la forma en que yo


todavía no era la persona con la que quería mudarse a Nueva York—.
Entonces, ¿qué piensas sobre todo lo de mis padres?

—No es realmente una sorpresa, supongo. Sabía que algo iba a pasar cuando
me enteré de toda esa cosa de la vitamina. Sólo que me imaginé que sería
algo así como que ibais a perder la casa, ¿sabes?
204
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Ella se echó a reír.

Yo no lo hice.

—Oh, sólo estoy bromeando —dijo, empujándome, y sabía que debía decirle
que tenía razón, que había perdido la casa también, pero no pude. Se sentía...
se sentía como si ella no viera la pérdida que eso era.

—Todo estará bien, Kate —dijo—. En serio.

—No se siente que vaya a estar. Se siente como que todo se está cayendo a
pedazos. —Dejé escapar un aliento que no había sabido que había estado
sosteniendo. Le conté cómo de perdida me sentía. Podría contarle el resto
ahora y ella lo entendería. Sabía que lo haría.

—Bueno, la vida de nadie es perfecta —dijo—. Las cosas malas suceden, ya


sabes.

—De acuerdo —dije despacio—. Pero este año ha sido realmente malo. Me
refiero, en primer lugar no me hablas durante meses, y luego mi padre
renuncia a su trabajo. Además, mamá trae a la abuela con nosotros...

—Espera un minuto. ¿Qué yo no te hablé durante meses? ¡Tú nunca


intentaste hablarme!

—Lo hice, y me ignoraste por completo. ¡Actuaste como si no existiera! —No


había querido gritar, pero ¿cómo podía decir que no lo hice? ¿Cómo podía
actuar como si yo no hubiera tratado de ser su amiga?

—Lo hice una vez, quizá dos veces, y quizá esto tendría que ver con que
había cambiado mucho y que mi mamá estaba molesta porque yo había
estado fuera durante mucho tiempo y yo... yo sólo estaba tratando de hacerle
frente, ¿sabes?

—Pero te veías feliz y tú... dijiste que hablaríamos pronto y entonces era
como si nunca me hubieras conocido en lo absoluto, además hiciste cosas
como reírte de mí cuando Diane habló de mi padre.

—Está bien, no soy perfecta —murmuró—. Lo entiendo. Tú y Sam podéis


formar el club ―Anna Apesta‖.

—No pienso que apestes, sólo... ¿Estás llorando?

—No —replicó ella, frotándose los ojos, y después suspiró—. Estoy siendo
una perra total, ¿no? Sólo estoy cansada y anoche Sam coqueteó con algunas
205
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

estúpidas estudiantes de primer año justo frente a mí y... —Ella emitió un


sonido ahogado y se secó los ojos de nuevo—. ¿Por qué no me quiere lo
suficiente como para estar sólo conmigo? Sé que esto es porque solía ser
gorda. Si tan sólo pudiera hacerle olvidar y a todos los demás lo que solía
ser, entonces las cosas serían perfectas.

—Creo... Creo que ese tipo, Sam, es un gilipollas —dije—. Quiero decir, sé que
lo amas, pero te trata tan mal...

—No lo entiendes —dijo Anna—. Sé que estás tratando de ser agradable, pero
simplemente... no lo entiendes.

—¿Eres feliz con él? —Mi garganta se sintió apretada por las lágrimas y algo
más, algo que se sentía como rabia.

—Él es Sam.

—Sí, pero ¿eres feliz?

—Podría serlo —dijo ella—. Es sólo... que puedo sentir a la chica gorda que
solía ser siguiéndome, ¿sabes? Me gustaría poder deshacerme de ella.

—Pero lo haces.

—No —dijo, mirándome directamente—. No lo hago. Sigo siendo yo, Kate. Lo


sabes. En el fondo, sigo siendo yo.

—Pero eres genial.

Ella negó con la cabeza. —No quiero hablar de esto. ¿Qué hiciste anoche?

—Yo... fui a una cita. —Demasiado para mí que no sé nada de chicos, pensé, y
miré su rostro, sin saber cuál sería su reacción

—¡Kate! —Me agarró las manos, sonriendo—. ¿Por qué estábamos hablando
de mí? ¡Cuéntamelo todo! ¿Qué te pusiste?

Esta era la Anna que conocía. Le devolví la sonrisa. —Unos jeans azules y mi
camisa.

—Oh, eso está bien. ¿El pelo?

—Como éste. Bueno, quiero decir que lo cepillé y esas cosas.

—¿A dónde fuisteis?

206
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Al parque.

Sus ojos se ampliaron.

—No para eso —dije, y reí mientras ella se aguantaba la risa—. ¡De verdad!
Sólo hablamos, te lo prometo. Will y yo hablamos por horas, en realidad.
Bueno, y comimos tacos. Y nos besamos un poco.

—¿Will?

Asentí con la cabeza. —Sé que solía decir que era un imbécil, y sé que el año
pasado él...

—¿Conectó con casi todo el mundo?

—Sí, pero él...

—No es sólo el año pasado, Kate. Este año he escuchado tantas cosas...

Negué con la cabeza. —¿Con cuántas chicas le has visto actualmente?

—Algunas —dijo Anna, sonriendo como lo hacía cuando estaba enfadada—.


¿Por qué estás tratando de defenderle? Conseguiste gustarle, pero tipos
como él no cambian, y todo el mundo sabe que él se pierde con cualquiera
que tenga pulso.

—¿Al igual que todo el mundo sabe cómo de perfectos y felices sois tú y
Sam?

—Bueno, algo así —dijo Anna, su sonrisa se apagó y su expresión estaba


completamente cerrada, como se ponía cuando estaba muy molesta.

—No te enfades. Es que Will es realmente agradable, y creo que tal vez...

—No —dijo ella, sacudiendo la cabeza. No parecía que estuviera enfadada,


sólo triste, como si supiera algo que yo no—. Sé que piensas que estuviste
con él, pero una cita real es más que ir al parque y...

—Sé lo que es una cita, lo creas o no. Salimos, Anna, y hablamos. Realmente
hablamos, y me gusta. Incluso iba a llamarle y decirle lo de mamá y papá esta
mañana, pero...

—Está bien, tienes que parar. No voy a discutir sobre la cosa de la cita
contigo nunca más, pero prométeme que no harás eso.

207
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Por qué?

—Porque no vas por ahí hablando con chicos como Will o Sam, cosas como
esa, nunca. Ellos no saben qué hacer y les hace actuar raro y luego ellos te
plantan por estar de mal humor o lo que sea que quieran decir. ¿Crees que
Sam lo sabe todo sobre mi madre? Los chicos no pueden manejar cosas
difíciles.

—¿Así que ahora Sam y Will se encuentran en la misma categoría? Eso es una
sorpresa, quiero decir, que con Will podría ser terrible y todo. Y sólo porque
Sam no te eche una mano... —Me callé cuando los ojos de Anna se redujeron.
Nos miramos la una a la otra por un momento, y luego su teléfono sonó.

Ella lo miró, y luego a mí, y sabía que no debería contestar. No cuando


estábamos hablando de cosas como estas, reales. No cuando nos estábamos
diciendo cosas que teníamos que habernos dicho hace años.

Pero lo hizo.

208
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 34
Traducido por polysantanna
Corregido por Ellie

EElla contestó su móvil y despareció, volviendo a su dormitorio, dejando


fácilmente nuestra conversación atrás. Dejándome a mí fácilmente atrás. Me
senté allí, en shock y herida.

Y enfadada.

—No, yo no estoy haciendo nada —la escuché decir—. ¡Por supuesto que
quiero que vengas! ¿Ya no lo hemos hablado? Síp, tan pronto como puedas.
¿Qué? No, tú lucías grandiosa la noche pasada. Esos jeans son increíbles.
Desearía tener un par.

Ella debe de estar hablando con Diane, y aún cuando he escuchado a Anna
burlándose de lo obsesiva que era Diane, sonaba como si Diane fuera su
mejor amiga. Y también sonaba como…

Bueno, ella sonaba como el tipo de persona de la que se hubiera podido


burlar el año pasado.

—Lo siento —ella dijo, volviendo al salón—. Tengo algunas cosas que
necesito hacer así que…

—Así que quieres que me vaya de aquí antes que venga Diane y me vea.

—¿Has estado escuchando mi conversación? —Anna parecía furiosa.

—No, quiero decir, he escuchado algo, pero yo no tenía la intención hacerlo.

—Eso es un poco feo. No, realmente, es horroroso.

—¿Piensas que quiero escucharte hablando con Diane? —Dije—. Oh, Diane,
¡eso suena grandioso! ¡Oh, luces increíble! ¡Estoy totalmente de acuerdo con
todo lo que dices porque yo no pienso por mi misma!

209
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Wow —Dijo Anna, cruzando sus brazos sobre el pecho—. Gracias por venir
y burlarte de mí. Deseo que todos mis amigos sean tan buenos como tú.

—Pero tú… tú no estás actuando como la Anna que yo conozco. Has hablado
con Diane exactamente como decías que las personas solían hablarle a ella…
y como tú nunca lo harías. ¿Recuerdas? Tú dijiste que ellos eran estúpidos, y
que tú nunca querías ser como ellos.

—Correcto, porque es muy divertido ser gorda y desagradable y no tener


amigos. ¿Por qué quiero ser bonita e ir a fiestas y tener un novio y salir con
personas que importan? Una cosa era cuando yo era como t… —Se contuvo,
mirando hacia su móvil y mordiéndose el labio.

—Era una cosa cuando tú eras como yo —dije tranquilamente—. Así que cada
vez que dijiste que la popularidad era una broma, y que tú nunca quisiste ser
como Diane o, peor, ser su amiga, ¿no lo decías en serio?

Anna me miró. —Lo dije en serio. Odiaba el instituto, odiaba a las personas
como Diane, odiaba la idea de la popularidad. Pero yo… yo también lo quería.
Yo quería ser alguien. Dije que no, que no importaba, pero nunca lo creí. En
realidad. No.

—Yo lo hice.

—Síp, pero esto no es acerca de ti. Nadie te llamaba ―trasero gordo‖ o ―carga
ancha‖ o se reían cuando entrabas a algún aula. Las personas iban a tus
fiestas de cumpleaños y tú tienes una casa, un hogar normal para ir cada día.
Yo tengo que ir a casa y cuidar de las personas que se suponen que deben
cuidarme a mí. Has ido de compras conmigo a todas las tiendas de chicas
gordas, pero tú nunca has tenido que comprar esas ropas, y cuando salimos
a comprar, nadie te mira cuando sacudes tu cabeza disgustada por esperar la
comida. ¿Por que querría yo ser esa chica otra vez?

—Pero yo… —Hice una pausa, sorprendida por lo enojada que ella estaba—.
Parecías siempre tan feliz. Tan segura de ti misma.

—¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Ser la chica gorda que siente lastima de si
misma? Ya he visto como eso tiene a mi madre.

—Si tú me hubieras dicho algo a mí…

—Claro. Porque cada vez que yo trataba de hablarte de cómo lucia, me


mentías y me decías que yo estaba bien.

210
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Pero yo no…

—¿Qué? —Dijo Anna, elevando su voz—. ¿No lo decías en serio? ¿Sólo


estabas siendo amable?

—No, lo decía en serio. —Dije—. Tú eras mi mejor amiga y a mí no me


importaba como…

—¿Qué, cómo era mi aspecto? Bien, eso es noble por tu parte, pero a mí sí —
dijo Anna—. Mira, tengo que estar lista para cuando venga Diane, así que…

—¿Así que es eso? ¿Tengo que irme porque Diane quiere venir a pasar el
rato? ¿Me echas de un lado porque no te dije lo que querías escuchar antes
del último verano, y porque tú piensas que no tenías ningún valor antes de
perder peso?

—Exacto, porque yo no estoy saliendo contigo en este momento ni nada. —


Ella sacudió su cabeza, ceñuda—. ¿Debería dejar de salir con todos y pasar
todo mi tiempo contigo? Te he dicho que tú eres la persona con la que puedo
contar porque sé que siempre estarás ahí para mí. ¿Que más quieres de mí,
Kate? Mira, está bien —dijo ella—. ¿Me llamas mañana?

Asentí con la cabeza, aun cuando las cosas no estaban bien para mí. Pero ella
acababa de decir que contaba conmigo, me recordé a mí misma. Eso significa
mucho.

¿Verdad?

—Hey —me llamó cuando me iba, me paré en el camino de su entrada y me


volví para mirarla.

—Si Sam me bota y Diane deja de hablarme y me vuelvo gorda otra vez, tú
aun serás mi amiga, ¿verdad? —dijo ella.

—Siempre seré tu amiga —dije, y ella me sonrió, entonces se volvió y entró.

Empecé a caminar hacia casa. Sin mirar hacia delante o con lo que podría
encontrarme, por lo fui capaz de alejarme un poco. Estaba contenta de que
aún podía contar con Anna.

Anna, quien no había pedido que viniera o incluso que fuera por el trabajo
cuando estaba en el centro comercial después de aquella vez. Anna, que
nunca llama a menos que llame yo primero. Anna, quien no me quiere
alrededor de su nueva vida y amigos. Anna, quien parece odiar todo acerca

211
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

de su vida y a ella misma este año, y quien me ha olvidado, a menos… bueno,


a menos que ella necesite a alguien que esté allí para ella.

Anna, quien nunca dirá que lo siente por todo lo que ha pasado. Por cómo
nuestra amistad terminó anteriormente, por olvidarme. Por nada.

Me volví y caminé hacia la casa de Anna.

Ella estaba sentada afuera cuando llegué, acostada en una de las 2 sillas de
jardín que ella había creado. Me acordé de cuando las obtuvo. Fue justo
cuando ella había cumplido los once años, y que había hablado con su mamá
para comprarlas para su fiesta de cumpleaños. Ella había invitado a todos en
nuestra clase, pero solamente aparecí yo. Pero al final la pasamos bien,
porque la mamá de Anna nos dejó comer todos los bizcochos que había
comprado y luego nos sentamos en las sillas, agitando bengalas, Anna y yo
escribimos nuestros nombres en el aire viendo las letras en llamas para luego
desaparecer.

Diane estaba en la silla próxima a la de ella, señalando a sus pies y luego a


una foto en una revista. Su coche estaba aparcado a unos pocos pies de mí en
la calle, reluciendo bajo el sol. Mientras estuve allí, mirándolas fijamente,
pasó un coche circulando por la calle, los chicos en el interior gritaron ―hola‖
a Diane y Anna. Parecieron no verme, aun habiendo pasado a mi lado.

Diane levantó la vista, sonriendo, y agitó la mano hacia el coche. Ella me vio y
su sonrisa se desvaneció por un momento, luego afilando al tipo de sonrisa
que te hace doler el estómago. Vi como ella se volvió a Anna, diciéndole algo.

Anna, quien estaba mirando una revista, levantó la mirada.

Me miró. Sonreí y la saludé con la mano, y dije: —Sólo caminaba por aquí —
porque yo no la quería avergonzar ante Diane.

Ella no dijo nada, ni siquiera saludó con la mano. Me miró y luego se volvió a
Diane, y señaló algo en la revista.

—Hey, tú —dijo Diane, y yo la miré—. Dile a tu padre que mi madre ya no


quiere catálogos de Perfect You, ¿entendido? Ella dijo que las notas que él ha
colocado acerca de su estúpida tienda son patéticas. —Ella se rió, y después
de un momento, Anna también.

Anna se rió de mí. Una vez más.

—¿Anna? —dije.
212
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Oh, mira, Kate está molesta —Dijo Diane—. Lo siento, cariño, no me he


dado cuenta que tú también estabas con el tema de las vitaminas. —Su voz
era alegre, pura maldad endulzada. ¿Era esto lo que Anna quería ser?

La miré nuevamente, esperando que ella me mirara. Con la esperanza de que


dijera algo para demostrar que era mi amiga. Lo que fuera.

Pero ello no lo hizo, y allí parada, recordé algo más del décimo-onceavo
cumpleaños de Anna. Ella había llorado. Había llorado porque ninguna de
esas chicas de las que todos querían ser amigos había ido, luego se secó los
ojos y dijo que los odiaba, antes de sollozar: ―¿Por qué no me quieren?‖

Ella siempre quiso estar donde está ahora. No vi cuándo y por cuánto tiempo.
No había visto lo infeliz que era. No lo había visto.

Ella no iba a mirarme. Ella no iba a hablarme. Ella puede haber dicho que aun
quería que yo fuera su amiga, y tal vez lo había dicho en serio, pero
realmente no quería ser la mía.

No pensé que ella fuera a decir algo cuando me volví para irme, y no lo hizo.
Y eso era. Nuestra amistad había terminado.

Quería sentirme libre. Quería sentirme orgullosa de mí misma por finalmente


poder ver lo que era tan obvio. Pero no me sentí ni libre ni orgullosa. Quería
volver atrás. Quería que fuéramos amigas como solíamos ser. Quería saber
por qué las cosas tienen que cambiar.

Quería saber por qué ella no me necesitaba. Por qué yo era tan fácil de
olvidar.

213
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 35
Traducido por Virtxu
Corregido por Kanon ♪♫♪

MMe fui a casa.


La casa estaba vacía, pero mamá había dejado una nota. No la leí. No me
importaba dónde estaba. No me importaba donde estaba papá. No me
importaba donde estaba la abuela, donde estaba Todd, o donde estuviera
cualquiera.

Fui a casa y cogí la foto que solía tener en la parte posterior de la puerta de
mi escritorio y la rompí en pedazos minúsculos. Tomé el mono de peluche de
mi armario y lo tiré contra la pared. Cayó inerte en el suelo, mirándome con
su estúpida sonrisa cosida.

Lo cogí y tiré de sus brazos, tan fuerte como pude, y cuando estos se
separaron y me quedé sosteniéndolos, y el mono cayó al suelo, sin dejar de
sonreírme, entonces me puse a llorar.

Lloré porque Anna no quería ser mi amiga. Lloré por todas las veces que no
lo había hecho cuando la necesité, por todos los momentos en los que
esperaba que las cosas cambiarían y no lo hacían. Lloré porque pensé que
quizá lo habían hecho y estaba equivocada.

Lloré por mi mejor amiga, a la que no estaba segura de haberla conocido en


absoluto.

Lloré porque a pesar de que odiaba a Anna ella ya no me querría más, por
reírse de mí, por no preocuparse por todos los recuerdos que significaban
mucho para mí, yo habría dado cualquier cosa porque ella llamara y dijera
que lo sentía.

Lloré porque sabía que no lo haría.

214
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Y cuando no pude llorar más, cuando mis ojos estaban doloridos y me dolía
la cabeza, cogí el mono. Me dije a mí misma que lo tiraría, para olvidar que
Anna me lo había dado y que lo amaba.

No pude hacerlo. Lo puse en el armario, apoyándole los brazos contra los


costados para que pareciera que estaba completo. Y luego me acosté en mi
cama, mirando alrededor del cuarto que no iba a ser el mío por mucho
tiempo.

Todo había terminado. Anna. Mamá y papá. Nuestra casa, nuestra familia.
Todo.

Todavía estaba en mi habitación cuando mamá llegó a casa.

—¿Hola? —llamó, y me las arreglé para sentarme y decir—, estoy aquí —antes
de que hundirme de nuevo en mi cama, tirando de mi edredón para poder
meterme mejor dentro de él.

—¿Estás bien? —preguntó mamá, mirando a mi habitación. Tenía los ojos


enrojecidos e hinchados, como si hubiera llorado. Me di cuenta por la forma
en que ella me miró que los míos estaban igual—. ¿Tuviste una pelea con
Anna?

—Ella no me quiere más —le dije. Me compadecí de mi misma mientras


sentía que mis ojos pinchaban a medida que hablaba, y mi garganta se sentía
espesa, tapada.

—¿Qué pasó? —dijo mamá, y comenzó a entrar en mi habitación, luego se


detuvo, ya que ambas oímos pasos en dirección a nosotras.

—¿Steve? —dijo mamá, sonriendo—. Steve, ¿es que…?

—Cariño, soy yo —dijo la abuela. Parecía preocupada—. He recogido la


carpeta que dejaste en el coche. Recuerda que los documentos deben ser
firmados…

—Lo recuerdo —dijo mamá, mirando a la carpeta—. No sé por qué pensé que
eras Steve. El centro comercial ni siquiera ha cerrado todavía. Debo ir a
prepararme para cuando llegue a casa.

—Sharon —dijo la abuela, y tentativamente puso una mano en el brazo de


mamá—. Creo que…

215
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Sé lo que piensas, madre. Quieres que decida dónde vivir en este momento
y así movernos allí mañana. Crees que eso es todo, pero no conoces a Steve
como yo. Él va a venir a casa y cuando él lo haga, vamos a hablar y todo irá
bien.

—Muy bien, querida —dijo la abuela, moviendo la mano—. Voy a poner los
papeles en el vestíbulo. ¿Por qué no vas a descansar un poco? Ha sido un día
largo.

—No soy una niña, mamá. No necesito una siesta.

—Pues bien, al menos acuéstate con un paño sobre los ojos durante unos
minutos porque estoy segura de que si Steve llega a casa, desearas que él te
vea lo mejor posible.

—En primer lugar, él volverá a casa, y segundo, Steve no es como tú, mamá.
Él se preocuparía de que haya estado llorando en vez de tratar de hacerme
cubrirlo.

La abuela tomó una respiración profunda, con los puños cerrados apretados
alrededor de la carpeta que estaba sosteniendo. —¿Lo haría? Porque por lo
que he visto, ha demostrado una singular falta de interés cuando le has dicho
que necesitaba reflexionar sobre sus acciones.

Mamá negó con la cabeza. —Es tan fácil para ti juzgar, ¿no? Pero no tienes ni
idea de cómo funciona mi matrimonio. Steve no es como papá. Siempre pone
a nuestra familia en primer lugar. Él siempre me respeta.

—Oh, Sharon, espero que lo haga —dijo la abuela, mirando hacia el techo y
parpadeando duramente, como si estuviera tratando de contener las
lágrimas—. No tienes idea de lo mucho que quiero eso para ti.

Mamá inspiró dos veces y luego dejó escapar un suspiro tembloroso. —


Gracias, madre.

Me miró de nuevo. —Kate, cariño, ¿podemos hablar de los que pasó después?
Tengo que estar lista para tu padre.

—Claro —dije, la palabra salió lentamente, mi mente todavía estaba aturdida


por lo sucedido con Anna y por lo que acababa de ver.

—Bueno —me dijo la abuela cuando mamá cerró la puerta de la habitación—,


creo que necesito sentarme un momento —su voz temblaba un poco—.
¿Estás deseando largarte otra vez, cariño?
216
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Asentí con la cabeza, moviéndome para que la abuela pudiera sentarse a mi


lado en la cama.

—¿Papá realmente a volver?

La abuela se quedó mirando la carpeta que aún sostenía. —Tu madre cree
que lo hará.

—¿No es así?

—Creo… creo que estoy enfadada con tu padre, y vamos a dejarlo así.

—Puedes arreglar esto —dije.

—¿Qué?

—Puedes arreglar esto —dije otra vez, sentándome cuando la idea se apoderó
de mí—. Puedes comprar la casa o dar el dinero a mamá y papá. O las dos
cosas. Entonces no tendríamos que mudarnos y mamá y papá no tendrían
que preocuparse tanto por las cosas. Todo se arreglaría.

La abuela negó con la cabeza.

—¿No lo vas a hacer?

—No puedo.

—¿Por qué no?

—¿Cuánto tiempo? —dijo la abuela.

—¿Cuánto tiempo qué?

—¿Cuánto tiempo se arreglarían?

—Para siempre —le dije—. Nos quedaríamos en la casa y papá y mamá serían
felices de nuevo. Las cosas volverían a la normalidad.

—Se necesita más trabajo que dinero para hacerlo —dijo la abuela,
poniéndose de pie—. Y Kate, ¿sabes qué? No puedo hacerlo. Lo sé mejor que
nadie.

—Sería diferente para nosotros. Nosotros no tú.

La abuela se estremeció, pero no dijo nada durante un momento. Cuando


finalmente habló, ella simplemente dijo: —Lo siento —y salió de mi
217
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Tiré una almohada hacia la


misma. Cuando mi padre llegara a casa y él y mamá se arreglaran, esperaba
que lo primero que hicieran fuera echar a la abuela.

Salvo que papá no regresó a casa.

Todd lo hizo, sin embargo. Una hora después de que el centro comercial
cerrara, yo estaba en la sala, esperando a papá y haciendo caso omiso a la
abuela, que estaba sentada en el sillón reclinable, cuando oí la puerta abrirse.
Corrí hacia fuera para saludar a papá, pero sólo vi Todd, de pie justo en la
puerta de entrada hojeando la carpeta que la abuela había dejado allí.

—Oh, eres tú —le dije.

—Me alegro de verte también —dijo, cerrando la carpeta y poniéndola en el


suelo a la vez que la puerta del dormitorio de mamá se abrió de repente, la oí
gritar—¿Steve?

Entré en la sala y la vi allí de pie, con una gran sonrisa en su rostro.

—Steve —ella respiró hondo, y luego Todd entró detrás de mí y su sonrisa


desapareció.

—Lo siento —dijo Todd—. No pensé… lo siento, mamá.

—Está bien —dijo, con voz débil—. ¿Quieres comer algo?

Todd negó con la cabeza. —Solo vine para hacerte saber que me voy a mudar.
Hay una chica en el trabajo que me va a alquilar su casa hasta que encuentre
un lugar para mí. Tengo que agarrar un par de cosas y luego me pondré en
marcha, ¿de acuerdo?

—Tienes que decirle a tu padre acerca de esto —dijo mamá—. Cuando llegue
a casa, hablaremos sobre eso.

—¿Así que ahora no quieres dejar a papá?

—Nunca quise dejarle —dijo mamá—. Quería que él se diera cuenta que
Perfect You no puede ser su principal prioridad en este momento.

—Pero el centro comercial cerrará por un tiempo, así que si él viene a casa,
¿no debería…?

—Todd —dijo la abuela, con voz aguda—, ¿por qué no me hablas de tu día?

218
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Café, café y más café. Oh, y Kate, vi a Ana esta tarde. ¿Qué pasa con ella?

Mi estómago se apretó. —¿Qué quieres decir? ¿Ella… ella te pidió que me


dijeras hola o algo así?

Todd negó con la cabeza. —No. Ella actuaba, como si no me conociera, lo cual
fue extraño, y luego ella pareció un poco asustada cuando me presenté a su
caliente amiga, Diane. ¿Tiene ella dieciocho años? Dijo que los tenía, pero…

—Ella es de mi edad, y es la que hizo que todos los de la escuela se enteraran


de lo de mi padre y su estúpido partido Perfect You —las palabras salieron
de prisa, mi garganta y ojos ardieron. Sabía lo que significaba —lo que Anna
había hecho tan obvio—Pero una parte de mí, una pequeña parte estúpida,
había tenido aún un poquito de esperanza.

Esta se había ido ahora. Anna no había dicho nada. Ella no iba a decir nada.
No se sentía mal, no me extrañaba, no quería volver a ser mi amiga otra vez.

—Oh —dijo Todd—. Lo siento.

Me encogí de hombros, no del todo confiada para hablar.

—Diane no era tan bonita, en realidad —dijo él—. Los humos del café llegan a
mí a veces, ya lo sabes.

Le sonreí. No era muy malo para ser un hermano, especialmente uno que se
estaba mudando.

Mamá hizo un penetrante ruido extraño, un ruido que hizo que me


cosquilleara la piel con ansiedad.

—¿Mamá? —dijimos Todd y yo al mismo tiempo, y la abuela se levantó y se


acercó a ella. Mamá retrocedió, y la abuela se sentó de nuevo, con expresión
tensa y asustada.

—Él no va a volver, ¿verdad? —dijo Mamá, e hizo ese ruido otra vez, como un
sollozo, pero más profundo, más roto.

—Sharon, cariño, ven siéntate —dijo la abuela, haciendo un gesto a Todd


para que avanzara hacia mamá—. No, ¿por qué no dejas que Todd te lleve al
sofá? Kate, vente a sentarte al lado de tu madre también.

Lo hice, y así los tres nos sentamos en el sofá. Nos sentamos allí por mucho
tiempo, mamá mirando la puerta, esperando, su expresión era tan triste que
me dieron ganas de llorar de nuevo.
219
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Todd y yo finalmente nos escapamos a la cocina, donde hicimos bocadillos y


los devoramos.

—No puedo creer que papá no regrese a casa —dijo Todd, cuando hubo
terminado, dejando caer el plato en el fregadero—. ¿Por qué no puede ver lo
estúpidas que son las vitaminas? ¿Cómo ha podido él escogerlas por encima
de mamá?

—Tal vez sólo necesita tiempo para pensar. Todo ha cambiado mucho…

Todd soltó un bufido. —¿Cómo si no hubiera sabido lo que iba a pasar? Por
favor. Papá no es estúpido, Kate.

—Bueno, ¿y ahora qué hacemos? —sabía que Todd tenía razón. Papá no
volvería a casa. Había hecho la elección que mamá le había pedido, y no la
había elegido a ella. No nos eligió.

—¿Recuerdas la carpeta que estaba mirando en el pasillo? Había un montón


de papeles en ella, y creo que la casa se vendió.

—¿Qué?

—Lo sé —dijo—. Esto... está hecho. La casa se ha ido. Y creo que mamá quiere
decírnoslo, o nos lo debería decir, y tenemos que irnos de aquí y conseguir
que ella lo haga para que pueda salir de eso, ¿sabes? Creo que eso haría las
cosas más fáciles para ella.

—Quieres decir que ella se vaya de aquí para que así tú puedas irte de aquí.

Su expresión fue más estricta. —Eso es todo. Tratar de ayudar a mamá me


convierte en un imbécil. No es de extrañar que no tengas vida, por la forma
en que automáticamente asumes lo peor de todo y de todos.

—¡Hey! —eso fue hiriente y malo, no pude evitar preguntarme si estaba en lo


cierto.

Tal vez lo estaba. ¿Pero este año no me había enseñado que lo peor siempre
era lo que pasaba?

Le fulminé con la mirada. Él me miró de vuelta.

—Está bien —le dije—. Nos vamos de aquí y… —tomé una respiración
profunda—. ¿Realmente crees que esto va a ayudar?

220
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Creo que cualquier cosa que pudiéramos hacer para que ella dejara de
mirar la puerta de entrada sería bueno —dijo Todd—. Y mira, sobre lo de
antes…

—Yo también —le dije, y salimos a la sala.

Me di cuenta, con gran sorpresa, que la abuela se había mudado al sofá y que
tenía un brazo sobre los hombros de mamá. Y que mamá no estaba tratando
de alejarse.

—Entonces —Dijo Todd, y se sentó al otro lado de mamá, mientras que yo


estaba sentada en el sillón, mis manos sudaban cuando las apoyé en sus
brazos—, probablemente debería ponerme en marcha. ¿Necesitas algo?

Mamá negó con la cabeza. —¿Me dejarías el número donde te vas a quedar?

—Claro que sí. ¿Pero qué pasa aquí, mamá? ¿Alguna novedad de la casa?

—Bueno, iba a esperar hasta que Steve llegara a casa, pero ahora… —dijo
mamá y luego se interrumpió, aclarándose la garganta y parpadeando
difícilmente.

La abuela le apretó suavemente el hombro y le dijo: —Está bien, Sharon.


Puedes hacer esto. Sé que puedes.

—La casa ha sido vendida —dijo mamá—. Una familia con tres niños
pequeños la compró, y están muy emocionados acerca de que nosotros nos
mudemos —hizo una pausa y me miró—. Vamos a estar saliendo en
aproximadamente un mes. Tal vez menos. Tu abuela y yo miramos unos
apartamentos hoy y tal vez un poco más tarde en esta semana, tú y yo
podríamos ir a verlos.

—Puedo llevar a Kate a mirarlos si eso ayuda —dijo Todd, tirando de ella en
un abrazo. Actuaba tan compasivo y noble que quería pegarle.

Mamá negó con la cabeza, sonriendo por primera vez en toda la noche, y la
abuela dijo: —Todd, cariño, que dulce de tu parte el ofrecerte —miró a
mamá—. Ves, te dije que los niños entenderían.

Naturalmente, ahí es cuando empecé a llorar. Quería entender, y veía que


íbamos a tener que mudarnos. Entendí que mis padres se habían separado.
Me di cuenta de que mi ex mejor amiga no era mi amiga otra vez, que me
engañé pensando que lo era. Incluso vi que el chico que me gustaba parecía
que yo no le gustaba tanto como creía, ya que no había habido ninguna
221
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

llamada telefónica preguntando dónde estaba ni qué había sucedido, porque


lo que había dicho la noche anterior eran solo palabras y nada más.

Vi lo que era mi vida. Pero ¿por qué tenía que ser así? ¿Qué había en mí que
fuera tan terrible?

—Oh, Kate —Dijo mamá con voz temblorosa y su sonrisa se desvaneció. La


abuela me dio una mirada.

—¿Qué? —le dije a la abuela, secándome las lágrimas—. ¿No estoy autorizada
a estar triste por esto? ¿Debo salir y hacer volteretas en su lugar? Mi vida
está totalmente en ruinas.

—No digas eso —dijo mamá—. Aún me tienes a mí y a tu padre, aunque no


estemos jun… —se interrumpió y empezó a llorar de nuevo.

—Vamos, Sharon —dijo la abuela, juntando las manos de mamá entre las
suyas y ayudándola a levantarse como si estuviera demasiado débil o triste
para ponerse en pie por su cuenta—. Todd, puedes irte, y vamos a dejar a
Kate sola por un tiempo. Eso es todo, querida, apóyate en mí.

222
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Capítulo 36
Traducido por polysantanna
Corregido por Ellie

-B
—Bien hecho —dijo Todd después que la abuela dejó que mamá regresara
a su dormitorio.

—¿No puedo estar enfadada?

—Todos nosotros estamos enfadados, imbécil. Pero mamá realmente está


angustiada, y sería muy amable de tu parte si por un momento tuvieras en
cuenta los sentimientos de ella.

—Sé que ella está angustiada —dije—, pero sólo no entiendo por qué es tan
terrible que yo también esté triste. Quiero decir, tengo la peor vida jamás
existente.

Él sacudió su cabeza. —A pesar de que tú creas que nadie más sufre como lo
haces tú, mamá está herida, Kate. Quiero decir, realmente herida. ¿Piensas
que tu vida es horrible? Intenta y piensa cómo es para ella. Sólo así tal vez lo
sepas. Yo no estoy emocionado que por haberme enviado a la universidad les
haya hecho perder la casa, o que yo tenga veintitrés años, con un título
universitario, y que sólo pueda obtener un trabajo como vendedor de café.

—Así que ahora es eso otra vez. Pobre, pobre Todd...

—Tu actitud apesta.

—No tanto como la tuya.

El teléfono suena y él contesta, mirándome cuando dice. —¿Hola? ¿Qué?


Apenas puedo escucharte. Oh, síp, espera un segundo. —Sostiene el teléfono
hacia—. Es para ti. Supongo que aún no has espantado ese chico de anoche.

¿Will? ¿Will me estaba llamando? Debe haberse percatado que no he ido al


trabajo hoy, ¡y ahora me está llamando! Cogí el teléfono.

223
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—¿Hola?

—Hola, Kate.

Era papá, no Will. La decepción me golpeó tan fuertemente que tuve que
apoyarme en la pared.

—Hola, papá.

—¿Papá? —Dijo Todd, con voz tensa, y de un tirón retiró el teléfono de mi


mano—. ¿Papá? ¿Eres tú? Que tú… ¿tú has llamado y disfrazado tu voz? ¿Qué
te pasa? ¿Tienes miedo que alguien tal vez te diga que eres patético por
rehusarte ver que Perfect You es basura, o que has hecho que mamá llorara
sin parar? O… —Se detuvo, escuchando por un momento lo que sea que papá
le estuviera diciendo, y entonces colgó el teléfono.

—¿Le has colgado?

—Demonios, sí —dijo Todd—. Ese burro dijo que no puede pasar a recogerte
mañana después del instituto y que tú no necesitas volver al trabajo porque
él no quiere ser una ―carga‖ para ti. Y juro que había pretendido ser el chico
con el que saliste anoche así podría hablar contigo sin ―trastornar‖ a mamá.
Qué mentiroso. Él sólo está haciendo todo lo que puede para evitarla.
Evitarnos a nosotros. —Me dio una sonrisa, pero era forzada—. Hey, al menos
ya no tienes que trabajar en el centro comercial, ¿no?

—¿Crees que alguna vez vendrá a vernos, a mamá, a ti o a mí?

—Síp, él probablemente actúe como si no se hubiera perdido la casa y como


si él y mamá… bueno, en realidad, no sé qué es lo que hará con eso. Pero él
aparecerá. Aun así, tendrá que venir a coger sus videojuegos. Tú sabes que él
no puede vivir sin ellos. Es más, tú y yo somos sus personas preferidas en el
mundo entero. O por lo menos yo lo soy.

—Gracioso —dije, pero me sentí un poco mejor.

—Me voy yendo —dijo Todd. Revolvió su bolsillo y retiró un trozo de papel
con un número de teléfono escrito—. Aquí es donde estaré. Llámame si pasa
cualquier cosa o si necesitas algo, ¿vale?

—Necesito que me traigan a casa después del instituto mañana.

—Estoy diciendo algo importante, no estar paseándote en coche por ahí —


dijo—. Nos vemos, Kate.

224
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

—Adiós, perdedor.

Él me sonrió. —Síp, tú definitivamente no te ganarás un viaje en coche


conmigo en un tiempo tan cercano.

Después que él se fuera, me dejé caer en el sofá, exhausta, y después de un


rato escuché la puerta del dormitorio de mamá abierta, y salió yendo hacia el
salón.

—¿Se ha ido Todd, cariño? —dijo mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

—Sí, se fue. Aquí está su número de teléfono. —Le entregué el trozo de papel
a ella.

Ella lo alisó y lo puso boca arriba en la mesita de café. —¿Quien era al


teléfono?

Miré hacia la abuela, quien se limitó a asentir con cansancio, entendiendo lo


que yo no decía.

—¿Qué es lo que quería?

—Ya no tengo que trabajar en el centro comercial y que él no puede… no


quiere… recogerme después de clases mañana.

Ella suspiró. —Yo puedo pasar a recogerte, cariño.

Justo lo que necesitaba. La abuela en el instituto. Ya la podía imaginar,


bajando la ventana de su coche ofreciendo ―asesoramiento‖ a todo aquel que
pasara por allí. ―Cariño, ya nadie usa ese color‖ y ―Cariño, ¿me dices que para
parecerse a ti hay que vestirse en la oscuridad?‖

—Cogeré el bus.

—¿Él ha preguntado para hablar con tu madre?

—No. En realidad pretendió ser alguien más para hablar conmigo, supongo
porque habrá pensado que quien fuera que contestara, tal vez le gritara.

Miré hacia ella, estaba recta, su expresión era imposible de leer. —No
funcionó, después de todo. Todd cogió el teléfono tan pronto cuando dije
―papa‖ y le gritó, y después le colgó.

225
PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Pensé que ella diría ―Bien‖, pero en lugar de ello, ella presionó las puntas de
sus dedos contra su rostro, igual que mamá hacía siempre que hablaba con la
abuela por teléfono.

—Supongo que estás furiosa —dije.

—No, cariño —dijo ella—. Estoy triste. Quiero que tu madre sea feliz y, a
pesar de mis reservas, ella parecía serlo… y ahora… bueno, ahora ella no es
para nada feliz. Y con esta mudanza que se viene… será bastante difícil para
ella. Gracias a Dios que he descubierto que me gusta bastante la compra de
pisos. Hemos visto uno hoy que tenía una terraza que sería perfecta para
sentarse al aire libre en un set que he visto en una revista de decoración de
casas que compré la semana pasada. Ya sabes, ¿la de Inglaterra?

Espera un momento. —Tú vas… yo pensé que te ibas a casa.

—Oh, no, cariño, me quedaré por más tiempo. Ya sabes, tu madre y yo en


realidad nunca hemos vivido juntas antes, no al menos desde que ella era
muy joven. Pienso que será muy bueno para nosotras.

Me la quedé mirando, paralizada. Esto es, entonces. Realmente se había


terminado. No más casa, no más familia. Ahora sería mamá, la abuela y yo,
viviendo las tres en un piso. Adiós vieja y normal vida. Deseaba haberla
apreciado mejor.

—Cariño, estás sentada de una forma terrible —dijo la abuela—. Sé que de


esta manera suena tonto, pero sentarse correctamente es muy importante.
Porque la postura de por sí puede hacer de un conjunto terrible luzca… bien,
un poco menos horrible. Así que porqué no te sientas y…

—Acabo de enterarme oficialmente que ya no tengo un hogar —le dije,


poniéndome derecha mientras hablaba, mi espalda se volvía más y más
rígida a medida que me salían las palabras—. Mi mejor amiga no sólo no
quiere hablarme, sino que actúa como si nunca me hubiera conocido. Mis
padres ya no están juntos porque mi padre ama a unas vitaminas más que a
nosotros. Oh, y para culminar, el chico con el que salí la noche pasada me
dijo que nos veríamos en el centro comercial hoy, pero no lo hicimos, y él no
llamó y sé lo que eso significa.

—¿Qué es lo que eso significa?

Hablé lentamente, con los dientes apretados. —Nada bueno.

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—Entonces, ¿cuando tú le llamaste y le preguntaste por qué no te ha llamado,


él te dijo algo cruel? Lo siento, cariño. Pensé que Will parecía agradable.

—Oh, cierto. Le llamé, abuela. Qué gran idea —Fingí coger el teléfono—. Hola,
Will, no te he visto hoy, y me estaba preguntado si lo has notado. Soy
totalmente patética.

Ella hizo como si no hubiera escuchado casi nada de lo que había dicho. —
¿Por qué no le has llamado?

—Porque no necesito más malas noticias. Actualmente yo no tengo amigos,


no tengo vida y no tengo familia, haciendo oficialmente de este año el peor
de toda mi vida. ¿Por qué las cosas no pueden ser como solían ser? Si este
año jamás hubiera existido, tal vez…

—Las cosas cambian, cariño. Esto es lo que la vida es.

—Bien, lo odio. Y este año, mi vida no ha estado cambiando, abuela, ha sido


el final. Un largo, horrible final. La vida que yo tenía se ha ido. Terminó.
Acabó.

—Cariño, voy a decirte algo importante —dijo ella—. Las cosas acaban. Las
personas se van. ¿Y sabes qué? La vida continúa. Además, si las cosas malas
no pasaran, ¿cómo serías capaz de sentir las buenas?

—Pero yo he perdido a mis padres, mi mejor amiga, mi casa…

—No seas tan melodramática, cariño. Tú no has perdido a tus padres.

—Bien, ellos sólo han cambiado. ¿Pero dónde están las buenas cosas que has
mencionado? Porque yo estoy aquí sentada intentando pensar en algo… lo
que sea… y no puedo. De hecho, pienso que si la vida puede llegar a ser peor,
lo hace.

—Así que, ¿me estás diciendo que no importa lo que sea, no puedes ser feliz?
Bien, cariño, no es de extrañar que seas miserable. Es lo que tú quieres.

—No es así —le espeto—, yo quiero ser feliz.

—Entonces, inténtalo. Cariño, el mundo no te debe nada.

—Wow, eso no hace que me sienta mejor.

—No se supone que lo haga —me dice—. Esa parte depende de ti.

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Ella se paró, mirando hacia el pasillo. —Voy a ver cómo está tu madre. Piensa
en lo que te he dicho, ¿está bien, cariño?

—Seguro. —Murmuro, y ella se va. Esperé por un minuto y luego me retiré a


mi dormitorio, cerrando la puerta firmemente detrás de mí antes de subirme
a la cama y taparme sin tener frío y aun llevando la ropa puesta.
Simplemente me parecía agradable estar envuelta en algo seguro.

No podía creer en la idea del consejo de la abuela. Diciéndome que el mundo


no me debe nada, y que yo tengo que tratar de ser feliz... ¿para ser feliz?
¿Qué tipo de estupidez era esa? Yo podría intentar ser feliz para siempre,
pero eso no cambia el hecho de que estaba equivocada acerca de Anna
esperando que fuera mi amiga nuevamente, y definitivamente no parece que
fuera a hacer que mis padres volvieran a estar juntos o incluso a hablarse.

¿Intentar ser feliz? Por favor. ¿No es eso lo que he intentado hacer desde el
desastre de los primeros días de clases?

No.

La palabra me traspasó tal y como estaba yo allí.

No, no he intentado ser feliz. Yo había pensado qué es lo que había sucedido
con Anna, preocupada por lo que yo podría haber hecho diferente, deseando
que las cosas volvieran a ser como eran antes.

No he intentado ser feliz por papá y el cambio que él había hecho. Nunca he
pensado que yo encontraría alguna felicidad en su obsesión con Perfect You
o que eso hubiera costado nuestra familia.

Supuse que habría algo de felicidad en ya no tener que trabajar en el centro


comercial pero, suficientemente extraño, ese estúpido trabajo era lo único
que realmente me había dado algo. Si no fuera por el centro comercial y por
la fealdad de trabajar allí, más el triste estado de mi vida, yo nunca hubiera
podido superado los nervios de hablar con Will aquella vez. (Está bien,
básicamente lo invité a salir conmigo, pero suena mejor de la otra forma.)

Era gracioso darme cuenta cómo esa estúpida cabina y esas estúpidas
vitaminas Perfect You me habían ayudado a conocer a Will. Me han ayudado
a darme cuenta lo mucho que le gustaba. Había incluso superado los nervios
de confrontarlo y había terminado saliendo con él.

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Pero sólo lo hice luego que Todd me había dicho que básicamente intentara
vivir, dejando que las personas supieran quién era yo, y me di cuenta que la
abuela había dicho algo similar, me instó a ir detrás de lo que yo deseaba.

Intentar vivir. Intentar ser feliz.

Me salí del capullo de frazadas y miré hacia el teléfono. Intentar ser feliz
sonaba muy bien, pero la tentativa de felicidad de mi padre no ha salido muy
bien ni para él ni para nadie más. E intentarlo con Anna tampoco ha dado
resultado.

Pero eso es lo que sucede, es lo que dijo la abuela. Las cosas terminan, las
personas se van, y la vida continúa. Se necesita las cosas malas para sentir
las buenas.

Intentar, dijo ella.

Cogí el teléfono. Lo colgué. Esto era muy difícil. ¿Qué si he leído demasiado
la noche pasada? ¿Y si Will no desea hablarme?

Entonces sería mejor averiguarlo ahora, ¿no?

Cogí nuevamente el teléfono, y marqué.

Sonó, y me sentí enferma. ¿Qué se supone que debo decir? Mi mente y mi


corazón estaban tan llenos con lo que había sucedido hoy, con todo lo que
había pasado a lo largo del año, que no sabía por dónde empezar.

—¿Hola? —dijo él, y en el momento en que escuché su voz, yo sabía lo que


debía decir, y no era tan difícil después de todo.

—Hey, soy Kate.

—Lo sé. —Dijo él, y pude oír la sonrisa en su voz.

El Fin

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Capítulo 37
Traducido por vamp29
Corregido por Ellie

BBueno, en realidad no era precisamente el final. De hecho, era más bien un


principio, ¿y sabes qué? Era uno bueno.

Otras cosas realmente se terminaron, sin embargo. La primera cosa, dejé de


buscar a Anna cuando llegué a la escuela. Dejé de buscarla en los pasillos.
Todavía la veo, sin embargo. Ella sigue saliendo con Sam. Diane sigue siendo
su mejor amiga. Ella parece feliz, pero no sé si lo es. Nunca hablamos.

Mamá y papá están oficialmente separados. Papá perdió su espacio en el


centro comercial cuando no pudo pagar la renta del próximo trimestre, y se
trasladó a Faron, donde está el gran centro comercial. Hay una mujer, Gloria,
que tiene un Perfect You allí, en un stand justo como el que papá solía tener,
y él trabaja para ella. Cada vez que voy por ahí, nos sentamos en su pequeño
apartamento y me dice acerca de la muestra que quiere hacer y los nuevos
productos que está seguro va a vender. A veces vamos a la casa de su jefe y
Gloria y su esposo me dan muestras gratis para llevar a casa.

Yo nunca lo hago.

Mamá todavía no me deja conducir sola. Me niego a dejar que se olvide de


que ella prometió que podría en el momento en que cumpliera los diecisiete
años. Sólo tengo un par de semanas para cumplirlos. Ella, la abuela y yo
vivimos en un apartamento juntas, y no es tan malo. Yo tengo mi propia
habitación, lo cual es bueno, pero todavía tengo que compartir un baño con
la abuela. Eso es lo mismo de siempre.

Todd quiere ser un fotógrafo ahora, y probablemente aburre de muerte a sus


compañeros de trabajo en el lugar de café para hablar de ello. Sé que me
aburre cada vez que se acerca, que por lo general es cuando no sabe hacer la
comida. Vive con la chica que conoció en el cine de cuando los dos
trabajábamos en el centro comercial. Su nombre es Wendy, y ella quiere ser
directora. A veces nos invita a todos a mirar sus películas, que por lo general
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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

la estrella es Todd sentado tratando de parecer pensativo. Creo que son el


uno para el otro.

Will y yo hemos estado saliendo durante seis meses. Sigue siendo el tipo de
hombre que se acercaba a mí después de la clase y decía: ―¿Qué pasó allí?
Perdí el interés tan pronto como el maestro empezó a hablar‖, pero es
también el tipo de persona que decidirá que, ya que es miércoles, tenemos
que ir a comer tacos y luego salir al parque y ver la puesta de sol.

Él también sigue siendo un muy buen besador.

Él me hace feliz.

Todavía extraño a Anna. Todavía extraño mi antigua casa, el pasillo de la


entrada, la cocina, mi habitación. Todavía extraño a mis padres cuando
estaban juntos, y la abuela todavía me vuelve loca casi todo el tiempo.
Incluso es una especie de ―Miss Todd‖ cuando está cerca, aunque por
supuesto nunca en realidad le dije esto.

Pero las cosas cambian. Las cosas que pasan. ¿Y sabes qué? La vida continúa.
De hecho, eso es lo que es la vida. ¿Quién habría pensado que la abuela
tendría razón sobre cualquier cosa, y mucho menos sobre algo tan
importante?

Adivino que las vitaminas no arruinaron mi vida, después de todo. Se


limitaron a cambiarla. Cambiarme a mí.

Así que no puedo decir que este es el final, o incluso un final, porque no lo
es. Es sólo la vida, y ¿sabes qué? Yo voy a hacer mi mejor esfuerzo para
tratar de vivirla realmente.

El Comienzo

(Fin del Libro)

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Elizabeth Scott

CCrecí en una pequeña ciudad en el sur de Virginia, y me refiero a las


pequeñas - que ni siquiera tenía una oficina de correos! Mis padres eran
maestros, y los dos se enseñan en la escuela secundaria local.

Usted puede adivinar lo que viene.

Sí, es cierto. Terminé teniendo a mis padres como profesores, y de hecho


tome clases con mi padre durante tres años.

Parecía como una pesadilla, en realidad no era tan malo. En una escuela
secundaria tan pequeña como en la que yo asistí, era casi un hecho que si
tenia algunas clases, tendría a mis padres como profesores, por lo que en
realidad no fue un choque cuando los vi aparecen en mi horario de clases.
Además, cuando estaba en clase, que me trataban como si fuera cualquier
otro estudiante. De hecho, mi madre me hizo abandonar mi asiento porque
hablé demasiado!. Todavía no la he perdonado por ello. (Si lees esto, mamá,
sólo estoy bromeando, lo juro!)

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PERFECT YOU ELIZABETH SCOTT

Después de graduarme de la secundaria, fui a la universidad. Yo tenía


muchos planes estudiar una carrera glamour (en lo que, no tenía ni idea, yo
sólo sabía que no quería vivir en medio de la nada) y me había jurado que
nunca casarme. Naturalmente, terminé con especialización en Estudios
Europeos, que me había preparado para sólo el más poco glamoroso de
puestos de trabajo, y conocí a mi futuro esposo cuando yo era un estudiante
de primer año.

Hablando de puestos de trabajo, he tenido un montón en los últimos años -


He sido un editor (yo no dije que era uno bueno!) Y una gerente de oficina
(que es una forma elegante de decir secretaria). También he vendido
hardware, pantimedias, e incluso trabaje para una empresa dot.com cuando
eran tan prolíficos como las malas hierbas. (Quemé cds, y el trabajo era tan
aburrido como suena.)

Escribo novelas para jóvenes, y francamente, no veo nunca por escrito


cualquier otra cosa. Leo mucho, y me encanta todo tipo de libros, pero los
libros de adultos jóvenes tienen un lugar muy especial en mi corazón. Ser un
adolescente es a la vez la más sorprendente y lo más alarmante - hay tantas
cosas contigo, tus amigos, tus padres, y la manipulación que la escuela y
tener que pensar en tu futuro ... puede ser muy excitante, pero es también
mucho que hacer frente !

Siempre me sorprende cuando la gente habla de lo fácil que es ser joven,


porque no es nada fácil. Recuerdo tan vivamente algunos de los libros que leí
cuando estaba creciendo, no sólo porque fueron escritos maravillosamente,
sino porque lo que había en ellos realmente me habló. Yo creía que autores
como Judy Blume sabían exactamente cómo me sentía en una manera que
nadie más lo hizo, y escribir libros como ese, los libros que realmente hablar
con usted, es mi sueño.

(Biografía escrita por Elizabeth Scott)

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