Está en la página 1de 6

11. Dorothy GRIFFITHS: CIENCIA Y TECNOLOGÍA: ¿LIBERACIÓN U OPRESIÓN?

en:
Rafael PORLÁN, J.Eduardo GARCÍA y Pedro CAÑAL (compiladores):
Constructivismo y enseñanza de la ciencia. Diago Editores, Sevilla, 1988.

TALLER DE PENSAMIENTO CIENTÍFICO

UNAS PALABRAS A MODO DE PRESENTACIÓN

“Muchas veces a nivel popular se identifica a la ciencia con la obtención de


fabulosas drogas o con la consecución de hazañas espaciales. El adjetivo “científico”
confiere cierto prestigio y seriedad. Se habla de la “ciencia de la belleza” o de
procedimientos “científicos” para aprender a conducir automóviles o confeccionar
horóscopos. Se respeta a la ciencia porque, desde esta perspectiva, es fuente de confort
y bienestar. Se la puede considerar, inclusive, como el único recurso para resolver, con
tiempo y perseverancia, problemas que aquejan a la especie humana:

Nómbrenme cualquier problema del mundo y yo le puedo decir que,


aunque es posible que la ciencia no lo pueda resolver,
ninguna otra cosa podrá hacerlo.
Asimov,I.. “El mejor paso atrás”, en El planeta que no estaba, Bs. As, Adiax, 1980.

“Pero, simultáneamente y coexistiendo con esta visión “angelical”, “deificada”


de la ciencia, se encuentra difundido un temor concreto ante sus realizaciones o las
perspectivas que derivan de ella. Se la identifica con guerra y bombas nucleares, con
masificación del individuo, contaminación ambiental, manipulación genética sin control
ético; tal es la visión “demoníaca” de la ciencia:

Ciencia y máquina se fueron alejando hacia un olimpo


matemático dejando solo y desamparado al hombre que les
había dado vida. Triángulos y acero, logaritmos y electricidad,
sinusoides y energía atómica, extrañamente unidos a las formas
más misteriosas y demoníacas del dinero, constituyen el Gran
Engranaje, del que los seres humanos acabaron por ser oscuras
e impotentes piezas.
Sábato, Ernesto, Hombres y engranajes. Bs. As. EMECÉ, 1975.

“Como se desprende, el problema está formulado. Y su resolución, sin duda, es


tan necesaria como compleja. Este Taller de “Pensamiento Científico” no pretende “dar
recetas mágicas” sino, por el contrario, abrir el debate: el intercambio de ideas y
opiniones. Consideramos que es una labor conjunta la que, en todo caso, habrá de
acercarnos a una posible verdad. Este es tan solo un punto de partida para un camino
que todavía debe ser construido.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: ¿LIBERACIÓN U OPRESIÓN?

(Sobre un artículo, adaptado para el Taller de “Pensamiento científico”, de la


socióloga Dorothy Griffiths, miembro de la Sociedad Británica
para la Responsabilidad Social en la Ciencia).

“La aparición de la sociedad moderna, cuyo inicio puede situarse en el siglo


XVI, señaló el comienzo de un período signado por el gran optimismo respecto del rol
que le cabía desempeñar a la ciencia en el avance de la humanidad. Se pensaba que la
ciencia, basada en la observación y es la experimentación se iba a construir en una
fuerza liberadora para toda la humanidad. Sin ir más lejos, Francis Bacon, una suerte de
“padre” de la revolución científica, indicaba que “el verdadero y legítimo objetivo de la
ciencia era dotar a la vida humana con nuevos descubrimientos y poderes”. Loable
objetivo, sin dudas.
“Ahora bien, ¿se ha cumplido ese objetivo? ¿Se cumple hoy en día?
“Bacon describió en su Utopía una sociedad en la que la ciencia estaba dedicada
a incrementar el bienestar y los beneficios de toda la humanidad y en la que los
científicos estaban investidos de poder en virtud de su entrega a ese objetivo supremo.
La ciencia, entonces, era sinónimo de utilidad y de progreso. Esta idea sería retomada,
doscientos años más tarde por Macaulay. La ciencia se erigía como “la multiplicadora
de los goces y la mitigadora de los sufrimientos humanos”. Era el instrumento
adecuado para superar la concepción seudocristiana que “separaba”, por expresarlo de
alguna manera, al hombre de la naturaleza. Al fin, se creía que el hombre podía dominar
a la naturaleza, en vez de ser presa de sus exigencias.
“Cierto es que, en nuestra era científica y tecnológica los avances de la
ciencia han producido resultados sencillamente espectaculares en el combate de la
enfermedad. La mortalidad infantil, por ejemplo, se ha reducido y la esperanza de vida
se ha ido elevando de manera constante. Esto no puede ser negado y convengamos en
que no es poco: se ha avanzado nada menos que contra la muerte.
“Por otro lado, las máquinas han liberado al ser humano de las tareas más
pesadas, cuanto menos en ciertos lugares. Pero, más allá de todo eso (que debe ser
reconocido por una cuestión de estricta justicia), ¿ han sido realizadas las esperanzas de
la ciencia? ¿Hemos sido testigos, realmente, del alivio de la condición humana?
“Es claro que, en este punto, las cosas ya se complican: no son tan simples ni
lineales. Las respuestas, por lo tanto, empiezan a ser ambivalentes, según la perspectiva
con que se mire.
“Hoy por hoy, la ciencia y la tecnología reciben una crítica que se plantea a dos
niveles. ¿Que significa esto? Pues bien: por una parte, está lo que podríamos denominar
la crítica a nivel material.
“El ataque a nivel material se deriva o bien de lo que la ciencia y la tecnología
han producido, o bien de lo que ambas no han producido. Dentro de esta crítica
hallaremos argumentos como que la ciencia ha contribuido a la posibilidad concreta de
la destrucción del mundo en caso de un holocausto nuclear (recordamos que
existen suficientes explosivos como para que nuestro planeta desaparezca doce veces).
También se señala que ha contribuido al despojo ambiental y a la posibilidad futura de
un mundo poblado por niños “armados” en tubos de ensayo. Y, por si esto no alcanzara,
se la acusa de ser indiferente y de no solucionar el hambre que padece más de la mitad
de la población mundial.
“Por otra parte, existe un ataque al nivel de conciencia. ¿Qué queremos decir?
Este ataque se centra especialmente en el hecho de que la ciencia sea presentada como
el único saber. Este saber está sustentado en la racionalidad. Teodoro Roszak señala que
“reconocerán que el ideal de la objetividad científica es una común enfermedad de
alienación, bien disfrazada de respetable epistemología (...); debemos librarnos del
cultivo de la ciencia si hemos de ser espíritus libres (...) pues lo que la ciencia puede
medir es solamente una porción de lo que el hombre puede conocer”.
“Es innegable que los ataques a nivel material tienen, por lo menos, una parte de
validez. Pensemos en las aplicaciones militares de la ciencia-tecnología. Pensemos en
sus costos sociales (especialmente en términos de degradación ambiental). Pensemos,
también, en que se han dejado problemas sociales sin resolver e, inclusive, que se han
planteado dilemas morales para los cuales todavía carecemos de guía normativa.
“El descubrimiento de medios sofisticados para matarnos unos a otros no
constituye, por lo menos para muchos, la realización de la ciencia como fuerza
liberadora.
“En cuanto al desarrollo industrial alentado por el progreso científico y técnico,
si bien es verdad que no puede ignorárselo, tampoco puede desconocerse que ha
colaborado con la contaminación de nuestro planeta y con el saqueo de sus recursos.
“Se afirma, como contrapartida de este desarrollo industrial, que las nuevas
tecnologías de los últimos treinta años exigen más recursos y producen más
contaminación que las que esas mismas tecnologías venían a reemplazar. La Revolución
Verde, en otro plano, ya no parece de ese color cuando se repara en su dependencia de
carísimos pesticidas que atentan contra la propia vida. Los desechos industriales tóxicos
han provocado en Japón los horrores del envenenamiento por mercurio bajo la forma
de la enfermedad de Minamata.
“El optimismo, respecto de las ventajas y beneficios que nos traería la ciencia,
comienza a ser mucho más que moderado. Más aún si nos hacemos cargo de que,
aunque la ciencia ha sido capaz de la hazaña asombrosa de poner en la luna a varios de
los nuestros, sigue siendo incapaz de proporcionar alimentos, remedios y vivienda para
muchos semejantes que, sobre todo en el Tercer Mundo, mueren diariamente por
desnutrición o enfermedades como el paludismo o el mal de Chagaz. Ahora bien, surge
una pregunta insoslayable: ¿todo esto es responsabilidad de la ciencia?, ¿es ella, la
ciencia, así personalizada, la culpable?
“Hay algo que –acaso por obvio- no suele ser indicado, esto es, que LA CIENCIA
Y LA TECNOLOGÍA NO EXISTEN INDEPENDIENTEMENTE DE LA SOCIEDAD EN
QUE SE HAN ENGENDRADO. Con el mismo énfasis con que debe expresarse que la
ciencia y la tecnología no son intrínsecamente buenas, debe decirse que es ingenuo creer
que ambas poseen cualidades intrínsecamente malas. Lo que sí importa, en todo caso, es
la consideración de las relaciones entre la ciencia y la sociedad en la se halla inserta.
Solo de este modo, nos parece, podrán comprenderse sus “funciones sociales”.
“Hay quienes consideran que una cosa es la ciencia y otra –muy distinta- la
aplicación que se le daba. Así, las teorías únicamente podían ser “correctas” o
“incorrectas”. Jamás “buenas” o “malas”... Desde esta perspectiva, no es
responsabilidad del científico si otros deciden emplear sus trabajos para fines
indeseables, inclusive destructivos... Ernesto Chain, Premio Nobel, afirma, por ejemplo,
que “la ciencia, en tanto se limita al estudio de las leyes de la Naturaleza, no tienen
carácter ético o moral”.
“Sin embargo, la bomba atómica y las explosiones en Alamogordo, de
Hiroshima y de Nagasaki contribuyeron a cambiar más que ninguna otra cosa esa
concepción “neutralista” de la ciencia. La horrenda devastación de Hiroshima y
Nagasaki fue causa de que muchas personas pusieran en tela de juicio esa neutralidad y
hasta el dogma de que la ciencia siempre sería beneficiosa para la humanidad. Fue esta
la razón de más peso para que se formara en gran Bretaña y en Estados Unidos un
movimiento a favor de “la responsabilidad social de la ciencia”.
“No obstante, podemos inferir que la idea de que en verdad todo había sido
consecuencia de la ignorancia, perduraba. Todo lo que había ocurrido, se reiteraba,
había sido el resultado de una mala aplicación de la ciencia. La función del científico,
socialmente responsable, era alertar sobre los peligros del “mal uso de la ciencia”. Debe
admitirse que significaba un paso adelante respecto de la anterior indiferencia poco
menos que absoluta. Pero, ¿era esta una auténtica solución? Lamentablemente no. Estos
científicos, inspirados en una visión optimista de la sociedad y de sus gobernantes,
creyeron –y creen- que tales avisos impedirían nuevos desastres. Pero...¿es realmente
ignorancia y accidente lo que ha conducido a los horrores del mundo moderno? ¿Puede
hablarse de accidente e ignorancia con seriedad?
“El error, desde nuestro punto de vista, radica en que esos científicos -que actúan
de buena fe- no aprecian que la actividad científica y tecnológica en una sociedad
industrializada y avanzada, es una expresión de las relaciones políticas, económicas y
sociales de esa sociedad. No importa si se trata de una sociedad capitalista “tradicional”
o de una sociedad capitalista “estatal”.
“La ciencia y la tecnología dependen de los recursos, entre otras cosas, que se
les destina. Hoy son actividades caras. Por consiguiente, los grupos que pueden
financiarlas son aquellos que ejercen un cierto dominio dentro de la comunidad.
Obviamente, dirigen esas actividades científicas de tal modo de alcanzar los objetivos
que los favorezcan. Se deriva, pues, que tanto la ciencia como la tecnología se han ido
convirtiendo en un instrumento de las clases dominantes y son utilizadas para oprimir a
gran parte de la humanidad (en especial al Tercer Mundo), en vez de colaborar con su
liberación. ¡Pobre Bacon!
“Los abusos de la ciencia y la tecnología no son ni han sido accidentales o fruto
de la ignorancia. Nada de eso. Son - y han sido- una consecuencia directa del carácter
de esa ciencia conducida por un sector social.
“Como ejemplo, reparemos en que las verdaderas necesidades sociales (que no
son las generadas por los diversos factores de poder) quedan, a menudo, insatisfechas
porque ofrecen pocas oportunidades de lucro. En Gran Bretaña no existe un sistema
de alarma que comunique a las personas ancianas con los servicios de seguridad social.
¿Por qué? Aunque sería fácil de implementar no se hace porque los ancianos y los
minusválidos no están dentro del circuito del consumo. Son pobres en general y no
podrían pagar esos dispositivos. Sí, en cambio, se hacen investigaciones con el fin de
resolver el problema de la hipertensión, enfermedad que aqueja, prioritariamente, e
ejecutivos de empresas, casi siempre “stressados”.
“Este tipo de “relaciones” entre la ciencia y el poder, puede trasladarse al plano
de las relaciones internacionales. Las corporaciones industriales no establecen
operaciones en países extranjeros por interés humanitario. En las naciones “huéspedes”
son sus intereses los que predominan. En este sentido la tecnología es un producto que
las clases capitalistas de los países ricos venden a las naciones pobres. Estas, muchas
veces, “compran” una tecnología que no les es útil, debido a que las condiciones en que
se encuentran esos países son muy diferentes de las de los países desarrollados.
“A todo esto, muchos de los países gobernados por la “izquierda tradicional”
desconocen, por completo, la articulación en el capitalismo de la función social de la
ciencia-tecnología. E inclusive han tendido a tratar la ciencia y la tecnología como
cosas independientes del capitalismo. Se desprende, entonces, que el carácter de la
ciencia-tecnología en una sociedad socialista aparece también como muy problemático.

“Roszak, como ya hemos visto, agregaba una perspectiva crítica distinta.


Señalaba que se ha creado una suerte de dominación a través del “salto de la
conciencia objetiva”. En otras palabras: ¿es la ciencia el único modo de conocimiento?,
¿pueden ser reducidas todas las experiencias, en última instancia, a una página de
símbolos y fórmulas? ¿Puede explicarse el pensamiento en términos de reacciones
físicas y químicas?
“En definitiva, el problema que Roszak ha planteado es el de la relación entre
mundo objetivo y mundo subjetivo, entre racionalidad y romanticismo, entre intelecto y
pasión.
“Con todos estos asuntos, se vincula la aparición de una contracultura: los
hippies, las religiones místicas, las populares enseñanzas de Don Juan, el poder de
autodescubrimiento. Ha surgido una especie de revolución de liberación en la
conciencia personal individual. Se ha producido una suerte de respuesta “visceral” a la
cultura oficial. Aunque debemos respetar estas “soluciones”, debe reconocerse también
que todas ellas son personales, individuales y que, por ende, no bastan por sí solas.
Nuestro problema es situarlas dentro de un movimiento social más amplio...
“La tiranía del cienticismo ha llevado a una especie de tecnocracia. Se supone
que son los técnicos-científicos los que pueden opinar exclusivamente sobre la toma de
decisiones políticas que, muy astutamente, han sido disfrazadas como técnicas.
Habermas afirma que se ha producido una “cientización de la política”. ¿Qué se logra
con ella? Pues bien: que decisiones que son esencialmente políticas sean aceptadas por
el “público” como decisiones técnicas justificadas por medio de llamadas al carácter
objetivo o neutral del conocimiento científico.
“Ahora bien, hay algo que es preciso que quede claro: no estamos viviendo en
una forma pura de la sociedad tecnocrática, como la que soñaba Bacon. Por el contrario,
vivimos en una forma de sociedad tecnocrática pero bastardeada. En ella los expertos
son “poseídos” y controlados por la clase dirigente. El saber es una nueva fuente de
poder y los expertos son manipulados en orden a “despolitizar” la toma de decisiones ...
¡políticas!
“¿Qué ha resultado, qué se ha hecho de aquellas saludables esperanzas de
Francis Bacon? Recordemos aquello de que la ciencia sería una fuerza liberadora de la
humanidad... ¿Se equivocó por completo acaso?
“Hay dos contestaciones: la ciencia se ha vuelto opresora porque está poseída y
regulada por los factores de poder en las sociedades industriales avanzadas. Y, por otro,
las ciencia es opresora porque el modo actual de pensamiento científico no nos permite
más que una conciencia disminuida, en el sentido de que es solo la razón la fuente de
conocimiento y experiencia.
“Dorothy Griffiths señala que para los socialistas, la solución reside en cambiar
el contexto estructural social en que la actividad científica tiene lugar. Sólo cuando se
resuelva la contradicción, indican, de intereses entre gobernantes y gobernados podría
desarrollarse ciencia para las mayorías.
“Entretanto, para la contracultura, la solución reside en producir una revolución
de la conciencia y en la creación de una sociedad sobre líneas predominantemente
anarco-libertarias.
“Estas dos demandas -revolución socialista y revolución de la conciencia-
suelen considerarse antitéticas. Y, en realidad, lo son. Con todo, una acción política que
no incluya un cambio de conciencia conduciría a una repetición del autoritarismo y
jerarquización de la sociedad contemporánea, incluso en un contexto nominalmente
socialista. Igualmente, un cambio de conciencia que no conduzca a una acción política
sería también insuficiente.
“Desarrollar una ciencia comunitaria y desarrollar una nueva tecnología basada
en las necesidades humanas y ecológicas, son dos caminos.
“Según la socióloga inglesa, entonces, la labor radica en luchar por el desarrollo
de una sociedad en la que las personas no estén oprimidas, ni material ni
espiritualmente, por una sociedad en la que la ciencia pueda, al fin, ser utilizada para la
liberación humana. Para que, como dijo el escritor argelino Albert Camus, “nuestra
sociedad sea más justa para todos y más libre para cada uno”.
“Encontrar los “cómo”, los “cuándo”, los “dónde” no es una tarea para nada
sencilla. Hay, como puede verse, muchos más interrogantes que respuestas. Sin
embargo, y en esto reside tal vez el aporte de este taller, situar, reconocer un problema
es, en cierto modo, empezar a resolverlo...”.

1.- Compare la cita de Asimov con la de Sábato e indique en qué se diferencian sus
posturas acerca de la ciencia.
2.- ¿En qué consisten la crítica material y la crítica a nivel de conciencia que se le
hacen a la ciencia actual?
3.- Explique la afirmación: la concepción

También podría gustarte