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José Guimón.
Catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Professeur Honoraire de l´Université de Genève.
Miembro de la International Psycho-Analytical Association.
Summary: This article summarises the recent attempts to find neural bases to concepts
such as Empathy and Intersubjectivity. “Empathy” intervenes as an “intersubjective dia-
logue” between the mother and her child and the patient and the therapist. This inter-
subjective dialogue, which had already been described byAjuriaguerra, has found an
attractive physiological base in the recent findings on mirror neurons, even though it
still cannot be totally extrapolated to human beings. O the other hand, Art seeks also
“intersubjective communication” that implies motivations and emotions in harmony
with reason. In relation to this findings, a new scientific field has born, Neuroaesthetic,
which is defined as the attempt to find neural bases to contemplate works of art and
their creation.
Key words: Creativity, intersubjectivity, empathy.
La “empatía” interviene como un “diálogo inter- trado en los recientes hallazgos sobre las “neuro-
subjetivo” en las interrelaciones humanas. Ese nas espejo” una base fisiológica atractiva. En el
diálogo intersubjetivo había ya sido descrito por presente trabajo, tras repasar algunos conceptos
Julian Ajuriaguerra (Aguirre, J.M, J. Guimón, 1994) a resumiremos sus implicaciones en la psicopatolo-
partir de 1950 como “diálogo tónico” y ha encon- gía, la psicoterapia y la llamada “Neuroestética”.
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Las figuras que ilustran este artículo han sido realizadas por la Dra. Inmaculada Gerrikagoitia, Profesora Titular de Anatomía
Humana del Departamento de Neurociencias de la UPV/EHU.
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Bion (1970) se refirió a la empatía con el término 2. ¿Hacia una anatomía de la empatía?
inglés de “compassion”, diciendo que “es un Ajuriaguerra (1974) denominó “equipo de base”
sentimiento que se necesita expresar, un impul- al conjunto de factores innatos con que el niño
so que se experimenta en relación con los demás se enfrenta al desarrollo y se interesó en espe-
y algo que se necesita sentir en las actitudes de cial por el desarrollo psicomotor. Los niños inter-
los otros hacia uno mismo. Su ausencia, dice, actúan con sus padres (con su madre, sobre
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todo) en una relación que va modulando sus parietal que descargan tanto cuando el sujeto
diferentes funciones. Avanzándose a los descu- actúa, como cuando observa a otro sujeto reali-
brimientos actuales, señalaba este autor que zar la acción. Como es sabido, las neuronas
había una interrelación entre la Neurofisiología espejo fue un descubrimiento casual del equipo
cerebral y la influencia del entorno en el proceso dirigido por Giacomo Rizzolatti (Rizzolati y cols,
de especificidad de las neuronas y de las sinap- 2009; Cattaneo y Rizzolati, 2009) de la Universi-
sis. Se adscribía al paradigma neurobiológico de dad de Parma, trabajando en monos en los que
la autoorganización de los procesos neurobioló- se activaban neuronas de áreas motoras al
gicos por el que el genoma se nos presenta como observar la acción de otros monos. V.Gallese y
la memoria a muy largo plazo de los procesos otros autores han estudiado las consecuencias
auto-organizadores que determinaron las carac- de ese hallazgo para la psicología humana
terísticas generales de la especie. Recordaba (Gallese, 2009) y el psicoanálisis (Eagle y Galle-
que la estabilidad de la memoria genética está se y cols, 2009). La adopción del punto de vista
compensada por el azar de las recombinaciones del otro, que presupone una distinción entre sí
genéticas y el de la memoria epigenética o el mismo y el otro, se efectuaría en el córtex frontal
azar de la vida. y parietal por inhibición de nuestro propio punto
de vista. Recíprocamente las lesiones de esas
Estudió Ajuriaguerra con André Thomas en áreas corticales se traducen en trastornos psí-
ancianos y en niños la neurología madurativa y la quicos de la expresión o del sentimiento de las
ontogénesis del funcionamiento neuro-psicoló- emociones o, de forma más global, por una falta
gico del desarrollo. Por otra parte, con Henri de empatía.
Wallon estudió las relaciones entre la vida emo-
cional y el tono muscular. Ajuriaguerra llevó al
máximo desarrollo las relaciones entre el tono, la
expresión corporal y la vida emocional. Describió
cómo el ser humano, aunque esté callado,
“habla” a través de su cuerpo, y “habla” con y
para el “Otro”, estableciendo una comunicación
que es un verdadero “Diálogo Tónico”. Esa es la
principal comunicación al comienzo de la vida y,
aunque luego pierde cierta relevancia, también
en el adulto la armonía del tono muscular se
relaciona íntimamente con el área afectivocogni- TABLA 1: Anatomía de la empatía
tiva, propia e intransferible de cada individuo. En Par: corteza parietal
efecto, las emociones pueden llegar a producir Premo: áreas premotrices
alteraciones (a veces paroxísticas) en el tono.
Mo: área motriz primaria
Con García Badaracco publicó otro trabajo sobre
Fp: corteza frontopolar
este tema en el que señalan el escollo que surge
s: superior
en la relación con el paciente cuando un proble-
a: anterior
ma psicológico actúa sobre el cuerpo y la impor-
tancia de saber comprenderlo, contemplándolo
como una forma que tiene el paciente de
“hablarnos” de ese cuerpo. Señalan los autores Centros neurológicos relacionados con la
que el aprendizaje del tono muscular es una empatía
parte del aprendizaje de la Realidad.
Según este autor, en la empatía habría un com-
Jean Decety, propone una anatomía de la empa- ponente de “resonancia motriz” (diálogo tónico
tía y la descompone en una resonancia motriz no de Ajuriaguerra), desencadenado la mayor
intencional y, por otra parte, en la adopción parte de las veces automáticamente, no contro-
intencional del punto de vista del otro (Tabla 1). lable y no intencional; por otra parte, habría una
La resonancia motriz sería producida por las toma subjetiva de perspectiva del otro, más
“neuronas espejo” del córtex motor y del córtex controlada e intencional. La primera aparece en
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ción social, mimetismo de las posturas en un Pacherie (Berthoz A., Jorland, G, 2004) recurre a
grupo, contagio emocional, etc. la articulación de la imitación y la simulación
para explicar dos formas de empatía que se ven
Muchos comportamientos de ese tipo (como la en el curso de desarrollo del niño. Las emociones
“resonancia motriz”, el diálogo tónico) se expli- intencionales del otro llegan al sujeto como
can por la activación automática de las represen- aprobación y desaprobación, y su reconocimien-
taciones motrices y la ausencia de inhibición. to empático es un vector de interiorización de las
Como es sabido, actualmente se han descubier- normas sociales, lo que abre naturalmente, la
to neuronas en el córtex premotor del mono psicología a la psicosociología.
(región implicada en la programación de los
movimientos voluntarios) que se activa cuando Se ha discutido (Premack y Woodruff, 1978) si la
se ejecuta una acción orientada hacia un objeto capacidad de interpretar el comportamiento de
(coger un trozo de alimento por ejemplo) y cuan- sí mismo y de los demás en términos de inferen-
do él observa al experimentador realizar la cias a partir de los estados mentales del otro
misma acción. En el hombre, con neuroimagen (deseos, intenciones, creencias, conocimientos)
funcional, se ha visto que cuando observamos era o no exclusivo del hombre. Estas capacida-
una acción realizada por otra persona, se activan des han sido estudiadas con PET y Baron en
las regiones cerebrales del córtex premotor y del 1994 ha demostrado un aumento de la actividad
córtex parietal (Tabla 1) especializadas en la del cortex prefrontal orbitomediano derecho al
generación de acciones integrales. Esta resonan- desarrollarlas. (Tablas 3).
cia motriz se organiza de forma somatotípica,
porque las zonas del córtex premotor (que pro- Parece que fue Darwin el primero en describir los
graman las unidades musculares implicadas en procesos emocionales en los animales (su perro
un gesto dado) que se activan a la vista de una en particular) y el hombre, y en proponer una con-
acción realizada por otro son precisamente las tinuidad de mecanismos entre las diferentes
que son responsables de la acción real. Cuando especies (Decety, 2004). Las emociones ejercen
el sujeto percibe movimientos imposibles (por funciones preeminentes en la movilización de res-
ejemplo un gesto de la mano que atraviesa la puestas adaptativas en las situaciones de urgen-
cabeza) la región del córtex prefrontal ventrome- cia (por ejemplo, modificaciones metabólicas,
dial implicada en la detección de conflictos o endocrinas y vegetativas que preparan la huida o
incoherencia, se activa fuertemente (Tabla 3). la lucha). Compartimos con otros animales un
conjunto de mecanismos de tratamiento de la
información emocional que juegan un papel regu-
lador en la vida en grupo. Estos mecanismos resi-
den en un conjunto de circuitos neuronales espe-
cíficos del sistema límbico, que unen la amígdala
al córtex temporal, al córtex singular, y al córtex
orbitofrontal (Tabla 4).
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y de percibir los vínculos con los estados mentales que “toma un lugar en mi conciencia solamente
subyacentes. En pacientes con trastornos médicos para el objeto observado… es la imitación esté-
no explicados se observa a menudo, como es sabi- tica”. La apreciación de una obra de arte resul-
do, una mentalización corporal pobre (de alguna taría entonces “de la capacidad del espectador
manera superponible a la “alexitimia”) que puede de proyectar su personalidad sobre el objeto de
ser tratada mediante programas psicoterapéuticos contemplación”.
intensivos.
La “empatía” interviene como “diálogo intersub-
Skårderud (2008) señala que la mentalización es jetivo entre las figuras, empatía del espectador
un concepto nuevo que se refiere a la autorrefle- con las figuras, y entre el artista y el espectador,
xión y comprensión de los demás, central a las poniendo en obra la “capacidad de atribución”,
relaciones humanas y la comunicación. La capaci- lo que constituye según él la llamada “teoría del
dad de mentalización alterada se relaciona con espíritu”.
diferentes tipos de psicopatología. Mizen (2009)
considera que el concepto de mentalización de Esa capacidad de atribución es una predisposi-
Fonagy y colaboradores tiene relaciones con el ción particularmente desarrollada de la especie
modelo de la mente de Bion. Piensa este autor humana que permite representarse los estados
que tiene limitaciones en el sentido de que da mentales de los demás y atribuir a los otros cono-
demasiada importancia a unos tipos de interac- cimientos, creencias y emociones; reconocer una
ción entre el bebé y quien le cuida, y demasiada diferencia o una identidad entre los estados
poca a los procesos internos psicobiológicos. Lo mentales de los demás y los propios. Las funcio-
que se discute aquí es la forma en que el cuida- nes cognitivas, en particular la conciencia y la
dor del niño facilita el desarrollo de dar significa- actividad artística, están asociadas, según este
ción a la experiencia. El concepto de Bion supone autor, a un desarrollo mayor de la organización
un modelo relativamente “interior” en el que de cerebral que se manifiesta principalmente por la
forma importante el cuidador capacita al niño a expansión del córtex cerebral.
extraer de su experiencia el significado, mientras
que Fonagy y colaboradores tienden a hablar más Hasta la invención de la fotografía el arte fue imi-
en términos de la forma en que el cuidador da a tación, copia de la realidad exterior (“mimesis”
la experiencia del niño, un significado. Mizen de la filosofía griega) pero a parir del impresionis-
hace referencia al concepto de Fordham de iden- mo la yuxtaposición de colores puros y la forma d
tidad quien señala que el modelo de Freud consi- las pinceladas introducen un nuevo código de
dera a la mente como proveniente de identifica- representación realista. Señala Changeux que,
ciones complejas del niño con sus cuidadores; el por ejemplo, con la abstracción de Kandinsky, el
modelo de Young mira los estados precoces del observador “debe aprender a mirar las pinturas
desarrollo de la identidad como los medios por como la representación de un estado de espíri-
los que las capacidades inherentes se realizan. tu”, no como la representación de objetos. Para
Klee “el arte no reproduce lo visible sino que nos
enseña a ver. Con el surrealismo, por ejemplo en
5. La neuroestética Magritte, se introducen objetos o imágenes ya
Changeux (1973) define la “Neuroestética” como hechos en los cuadros con lo que el arte ya no es
el intento de encontrar bases neurales para la figuración, sino trans-figuración de lo real.
contemplación de la obra de arte y de su creación
y, si fuera posible, para realizar un estudio cientí- 5.2. Simpatía y “contestación del mundo”
fico de ella. El arte busca una “comunicación
intersubjetiva” que implica motivaciones y emo- El artista, según Changeux, “convoca al especta-
ciones en armonía con la razón. dor a compartir su concepción del mundo e incita
al espectador a contestar una realidad intolera-
ble”, Esta cualidad explicaría la capacidad “de
5.1. Empatía e imitación despertar la contestación”, de la obra de arte
La “empatía estética” se explicaría sobre la base porque, ante un cuadro el espectador no está
de una (Changeux, 1973) “imitación interior”, pasivo: explora la obra de manera activa, pasa de
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la visión global a la visión de los detalles confor- Nervioso Central contribuyen a guiar el movi-
me a un estilo proyectivo. El espectador interroga miento, en particular el cerebelo.
al cuadro con la mirada y selecciona respuestas
perceptivas que se ajustan a sus expectativas Changeux da un cuadro teórico de inspiración
interiores. Las alucinaciones surgen en el espacio darwiniana (que denomina “teoría del espíritu”)
consciente fuera de la voluntad del sujeto. para explicar cómo numerosas especies anima-
Aunque es prematuro decir que esos procesos les podrían poseer representaciones de las
intervengan o no en la creación y la contempla- intenciones del otro. Las normas morales, la neu-
ción de una obra de arte, la imaginería cerebral roética, difiere radicalmente de las reglas del
de los pacientes esquizofrénicos que están arte, que no tienen como propósito producir un
teniendo alucinaciones, muestra una activación placer estético, sino proporcionar reglas para los
de determinados núcleos subcorticales, de conflictos interindividuales.
estructuras límbicas y parahipocámpicas.
A nadie se le escapa, finalmente, las decisivas
Existiría, según este autor, una selección “darwi- consecuencias que las anteriores consideracio-
niana”, naturalmente epigenética, de represen- nes tienen para la comprensión de las bases
taciones “globales y sintéticas” que intervienen neurofisiológicas de las terapias corporales y
al nivel del espacio consciente, que permitiría al artísticas.
espectador encontrarse con las intenciones del
pintor.
6. Psicoterapia
En este contexto, el arte llega a ser un modelo de Hartmann (2009) propone que los hallazgos
comunicación social que crea una tensión impre- neurobiológicos sobre la empatía explican su
vista entre lo real y los deseos y utopías del hom- alteración como un “contagio” al que se super-
bre en la sociedad. El arte incita a un sueño com- pone un proceso cortical cognitivo. El proceso
partido, plausible y reconciliador entre el artista terapéutico en la psicología psicoanalítica del
y los espectadores. El creador posee la facultad self implica una disrupción y una reparación en
de despertar y de poner en la memoria selectiva la que se realiza una internalización y se ve el
del espectador ciertos contenidos, pero además proceso como intersubjetivo, como una cons-
tiene también la facultad de producir representa- trucción conjunta entre paciente y analista.
ciones públicas, de proyectar sobre las dos
dimensiones de la tela las imágenes del mundo Decety (2004) dice que la empatía permite al tera-
que le habita. La realización de un cuadro provie- peuta participar de la forma más íntima posible en
ne de una intrincación de evoluciones del pintor la experiencia del paciente, permaneciendo emo-
en diálogo con su tela: elaboración de un esque- cionalmente independiente. Theodor Reik en 1948
ma mental (“intención pictural”), actualización en “Listening with the Third Ear: The Inner
progresiva por el dominio del gesto y ejecución Experience of the Psychoanalyst” describe los cua-
final en un cuadro organizado y coherente. tro aspectos que componen el proceso de empatía
en psicoterapia: la desidentificación, la incorpora-
El artista evoca en un estado de expectativa ción, la red de reverberación y el distanciamiento.
aguda, disocia, recombina imágenes y represen-
taciones, hasta que en su cerebro se estabiliza Decety considera que el papel del terapeuta es el
con el esquema ideal. El conjunto de las intencio- de experimentar las sensaciones y las emocio-
nes se organiza en el plano más elevado del cere- nes de su cliente y comunicarle esta compresión.
bro, el de la razón, por lo que es lógico suponer Para Rogers, el proceso de empatía se define
en el proceso de la creación una participación como “percibir el cuadro de referencia interno
importante del lóbulo frontal. Por otra parte, las del otro tan precisamente como sea posible, con
bases neuronales que controlan los movimientos los componentes emocionales y las significacio-
de la mano están bajo el mando de células de nes que le pertenecen como si se fuera esa perso-
regiones especializadas del córtex cerebral lla- na, pero sin perder nunca de vista esa condición de
madas sensorio-motrices que envían sus órde- “como si”. Para Decety la dificultad y el desafío
nes a los músculos. Otros lugares del Sistema para el terapeuta es situarse tan exactamente
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como sea posible en el marco referencial de la Totorika y cols 2008; Guimón, 2008) nos muestra
otra parte por un comportamiento en espejo o que se pueden también mejorar, por mecanismos
en eco sin nunca perderse en él. Pero ¿es posible de identificación, algunos aspectos superficiales
entrenar a los profesionales de la salud y a los de la entrevista médica (la adecuación del entor-
psicoterapeutas en la percepción y el manejo de no, los signos de respeto e interés) y otros más
la empatía? profundos (el evitar dar signos de agobio). La
duración de nuestros grupos no permite en gene-
Se trataría, como dice Foulkes (1974) de ayudar ral modificar otros aspectos más “temperamen-
a los terapeutas a tener más receptividad para tales” de la empatía y nuestra experiencia en psi-
los “procesos “transpersonales” “para ver un coterapia analítica grupal nos hace pensar que,
poco mejor, más profundo, antes que los demás, incluso con terapias prolongadas, esos rasgos se
lo que sus pacientes están realmente diciendo… modifican poco. En efecto, estamos de acuerdo
porque los individuos se comunican sin saberlo con Bion en que, al igual que existen personas
a través de procesos inconscientes que están sin oído para la música u otras que no detectan
entre ambos y los permean”. Nuestra experien- adecuadamente sus emociones, existen sordos
cia de más de 30 años en la formación de tera- psicológicos “constitucionales” (personas con
peutas grupales (Guimón, 2001, 2004, 2008) nos poca psychological mindness), que seguirán
demuestra que se puede sin duda mejorar la uti- siéndolo. Sin duda, muchos de estas personas
lización de esos mecanismos esenciales en la podrán trabajar en el sistema sanitario, pero se
psicoterapia. sentirían más cómodos y serían más útiles en
Por otra parte, nuestra experiencia de 20 años de especialidades alejadas del trato con los enfer-
sensibilización de los alumnos de Medicina a la mos, especialmente con aquellos que presentan
relación médico-enfermo a través de su participa- patologías graves o padecimientos psicosomáti-
ción en grupos dinámicos (Erroteta y cols, 2008; cos o psiquiátricos (Ainsworth, 1969).
Correspondencia:
Jose Guimón
Manuel Allende 19 bis. 48010-Bilbao
Tfno.: 944 439 049 • correo electrónico: jose.guimon@ehu.es
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