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Empatía, Creatividad y Psicopatología1


Empathy, Creativity and Psychopathology

José Guimón.
Catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Professeur Honoraire de l´Université de Genève.
Miembro de la International Psycho-Analytical Association.

Resumen: En este artículo se resumen los intentos realizados recientemente para


encontrar una base neurofisiológica a conceptos tales como empatía e intersubjetivi-
dad. La “empatía” interviene como un “diálogo intersubjetivo” entre la madre y su niño
o el psicoterapeuta y el paciente. Ese diálogo intersubjetivo que había ya sido descrito
por Julian Ajuriaguerra a partir de 1950 como “diálogo tónico” ha encontrado en los
recientes hallazgos sobre las “neuronas espejo” una base fisiológica atractiva, aunque
no totalmente extrapolable a los seres humanos todavía. Así mismo el Arte busca una
comunicación intersubjetiva entre el artista, su obra y quien la observa. Estos hallazgos
se integran en una nuevo campo científico, la Neuroestética que intenta encontrar las
bases neurológicas en la contemplación y en la creación de las obras de Arte.
Palabras clave: Creatividad, intersubjetividad, empatía.

Summary: This article summarises the recent attempts to find neural bases to concepts
such as Empathy and Intersubjectivity. “Empathy” intervenes as an “intersubjective dia-
logue” between the mother and her child and the patient and the therapist. This inter-
subjective dialogue, which had already been described byAjuriaguerra, has found an
attractive physiological base in the recent findings on mirror neurons, even though it
still cannot be totally extrapolated to human beings. O the other hand, Art seeks also
“intersubjective communication” that implies motivations and emotions in harmony
with reason. In relation to this findings, a new scientific field has born, Neuroaesthetic,
which is defined as the attempt to find neural bases to contemplate works of art and
their creation.
Key words: Creativity, intersubjectivity, empathy.

La “empatía” interviene como un “diálogo inter- trado en los recientes hallazgos sobre las “neuro-
subjetivo” en las interrelaciones humanas. Ese nas espejo” una base fisiológica atractiva. En el
diálogo intersubjetivo había ya sido descrito por presente trabajo, tras repasar algunos conceptos
Julian Ajuriaguerra (Aguirre, J.M, J. Guimón, 1994) a resumiremos sus implicaciones en la psicopatolo-
partir de 1950 como “diálogo tónico” y ha encon- gía, la psicoterapia y la llamada “Neuroestética”.

1
Las figuras que ilustran este artículo han sido realizadas por la Dra. Inmaculada Gerrikagoitia, Profesora Titular de Anatomía
Humana del Departamento de Neurociencias de la UPV/EHU.

Norte de salud mental, 2010, vol. VIII, nº 36: 131-142. 131


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1. Cuestiones conceptuales puede ser primaria (innata e irremediable aun-


que el análisis puede modificar sus consecuen-
La “contención” (Bion, 1965; Winnicott, 1971) es
cias) o secundaria (debida al temor, al odio, la
la capacidad de enfrentarse a la ansiedad de otro
envidia o amor)”. Otros autores kleinianos
ser humano, de comprenderla y proyectarla de
(especialmente los seguidores de Bion), ven el
manera que se la despoje de su poder negativo.
origen de esa capacidad en la relación precoz
Algunos autores, matizan que implica la capaci-
madre-bebé. Aceptan en la madre una capacidad
dad de responder activa, sensible y apropiada-
de “reflexión empática”, de “reverie”, a través de
mente a las necesidades del paciente. Esa capa-
la cual “el bebé es alojado en el pezón de la
cidad de “estar con el otro” incluiría a la vez
mente de la madre en una ilusión de unidad pri-
“empatía” y “simpatía”. Pero esos dos términos
maria”. Tustin la relaciona con el “éxtasis” que
no son definidos de forma unánime.
surge en estados de intensa excitación que el
niño no puede soportar y procesar solo. Si la
Se distingue frecuentemente en el lenguaje psi-
madre no puede “contenerle” (Almond, 2003) el
cológico entre empatía y simpatía. La empatía
infante se ve sobrenadado y experimenta un
sería ponerse en el lugar del otro sin experimen-
estadio precoz de dualidad (Two-ness) amena-
tar necesariamente sus emociones, como cuan-
zante y confusionante. Kohut la define como
do anticipamos las reacciones de alguien. La
“identificación vicariante”. El filósofo noruego
empatía no sería ni identificación, ni contagio, ni
Vetlesen (Vetlesen, 1994) piensa que se sustenta
fusión. Sería, en realidad, equivalente al concep-
en la facultad humana de desarrollar preocupa-
to que actualmente se utiliza como “intersubjeti-
ción (concern) por los demás y que requiere una
vidad” y se relacionaría con el conocimiento del
especial capacidad para escuchar, es decir para
otro, compartir su estado emocional, tomar su
prestar atención.
perspectiva subjetiva y tener ante él una res-
puesta afectiva. Constituiría, en definitiva, la Existe una relación íntima de ese rasgo con otros
“aptitud para ponerse en el lugar de los demás, como el “apego” (Fonagy, Gergely, Jurist, & Target,
(…) y su ausencia o déficit, explican la crueldad 2004; Garmezy, 1993; Rutter, 1993; Tisseron,
cotidiana”. Por su parte, la “simpatía”, consisti- 2007; Werner & Smith, 1993), la “seguridad bási-
ría en experimentar las emociones del otro sin ca” (basic trust) y la “maleabilidad” o resiliencia
necesariamente ponerse en su lugar. Sería un (resilience). En esa línea cobra un valor decisivo
contagio de las emociones, del que un ejemplo el intento que se está haciendo para comprender
típico es la “risa tonta”. La simpatía implicaría mejor la relación entre el capital genético de
una relación más distanciada. Se puede ser cada individuo y su expresión, a través del con-
empático sin sentir simpatía y viceversa. cepto de “mentalización”, entendido como la
“capacidad de dar sentido a un suceso para reac-
Decety (2004) recuerda que Freud utilizó el con- cionar ante él de forma adaptada”.
cepto en “Psicología de las masas y análisis del
yo”: “a partir de la identificación una vía lleva, por Actualmente (Berthoz A., Jorland A., 2009), los
imitación, a la empatía, es decir a la comprensión tests comportamentales permiten evaluar la
del mecanismo que nos hace posible cualquier existencia o no de actitudes empáticas, la imagi-
toma de posición de cara a otra vida psíquica”. nería cerebral permite estudiar algunas de sus
Tiene entre otras consecuencias el que se restrin- manifestaciones y la genética molecular intenta
ge la agresión contra la persona con la que se explicarlas en términos de errores del programa
está identificado, que se metaboliza la agresivi- genético.
dad y que se le puede aportar ayuda.

Bion (1970) se refirió a la empatía con el término 2. ¿Hacia una anatomía de la empatía?
inglés de “compassion”, diciendo que “es un Ajuriaguerra (1974) denominó “equipo de base”
sentimiento que se necesita expresar, un impul- al conjunto de factores innatos con que el niño
so que se experimenta en relación con los demás se enfrenta al desarrollo y se interesó en espe-
y algo que se necesita sentir en las actitudes de cial por el desarrollo psicomotor. Los niños inter-
los otros hacia uno mismo. Su ausencia, dice, actúan con sus padres (con su madre, sobre

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todo) en una relación que va modulando sus parietal que descargan tanto cuando el sujeto
diferentes funciones. Avanzándose a los descu- actúa, como cuando observa a otro sujeto reali-
brimientos actuales, señalaba este autor que zar la acción. Como es sabido, las neuronas
había una interrelación entre la Neurofisiología espejo fue un descubrimiento casual del equipo
cerebral y la influencia del entorno en el proceso dirigido por Giacomo Rizzolatti (Rizzolati y cols,
de especificidad de las neuronas y de las sinap- 2009; Cattaneo y Rizzolati, 2009) de la Universi-
sis. Se adscribía al paradigma neurobiológico de dad de Parma, trabajando en monos en los que
la autoorganización de los procesos neurobioló- se activaban neuronas de áreas motoras al
gicos por el que el genoma se nos presenta como observar la acción de otros monos. V.Gallese y
la memoria a muy largo plazo de los procesos otros autores han estudiado las consecuencias
auto-organizadores que determinaron las carac- de ese hallazgo para la psicología humana
terísticas generales de la especie. Recordaba (Gallese, 2009) y el psicoanálisis (Eagle y Galle-
que la estabilidad de la memoria genética está se y cols, 2009). La adopción del punto de vista
compensada por el azar de las recombinaciones del otro, que presupone una distinción entre sí
genéticas y el de la memoria epigenética o el mismo y el otro, se efectuaría en el córtex frontal
azar de la vida. y parietal por inhibición de nuestro propio punto
de vista. Recíprocamente las lesiones de esas
Estudió Ajuriaguerra con André Thomas en áreas corticales se traducen en trastornos psí-
ancianos y en niños la neurología madurativa y la quicos de la expresión o del sentimiento de las
ontogénesis del funcionamiento neuro-psicoló- emociones o, de forma más global, por una falta
gico del desarrollo. Por otra parte, con Henri de empatía.
Wallon estudió las relaciones entre la vida emo-
cional y el tono muscular. Ajuriaguerra llevó al
máximo desarrollo las relaciones entre el tono, la
expresión corporal y la vida emocional. Describió
cómo el ser humano, aunque esté callado,
“habla” a través de su cuerpo, y “habla” con y
para el “Otro”, estableciendo una comunicación
que es un verdadero “Diálogo Tónico”. Esa es la
principal comunicación al comienzo de la vida y,
aunque luego pierde cierta relevancia, también
en el adulto la armonía del tono muscular se
relaciona íntimamente con el área afectivocogni- TABLA 1: Anatomía de la empatía
tiva, propia e intransferible de cada individuo. En Par: corteza parietal
efecto, las emociones pueden llegar a producir Premo: áreas premotrices
alteraciones (a veces paroxísticas) en el tono.
Mo: área motriz primaria
Con García Badaracco publicó otro trabajo sobre
Fp: corteza frontopolar
este tema en el que señalan el escollo que surge
s: superior
en la relación con el paciente cuando un proble-
a: anterior
ma psicológico actúa sobre el cuerpo y la impor-
tancia de saber comprenderlo, contemplándolo
como una forma que tiene el paciente de
“hablarnos” de ese cuerpo. Señalan los autores Centros neurológicos relacionados con la
que el aprendizaje del tono muscular es una empatía
parte del aprendizaje de la Realidad.
Según este autor, en la empatía habría un com-
Jean Decety, propone una anatomía de la empa- ponente de “resonancia motriz” (diálogo tónico
tía y la descompone en una resonancia motriz no de Ajuriaguerra), desencadenado la mayor
intencional y, por otra parte, en la adopción parte de las veces automáticamente, no contro-
intencional del punto de vista del otro (Tabla 1). lable y no intencional; por otra parte, habría una
La resonancia motriz sería producida por las toma subjetiva de perspectiva del otro, más
“neuronas espejo” del córtex motor y del córtex controlada e intencional. La primera aparece en

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el desarrollo y se remonta a la historia evolutiva cuerpo” o “somatognosia”. Se basaron en los


de los primates no humanos. La segunda es más trastornos somatognósicos que hallaron en
reciente y parece propia de la especie humana. numerosos casos de lesiones encefálicas, en
Los mecanismos precursores de la empatía, de particular, el desconocimiento o la desvaloriza-
esa comunicación no verbal, se basarían en las ción de la propia hemiplegia, (anosognosia y
propiedades del mimetismo y de la resonancia anosodiaforia, respectivamente), la sensación
motriz, que explican, en el hombre, el contagio de ausencia de un hemicuerpo, las ilusiones de
emocional y los fenómenos de facilitación social. transformación corporal y las ilusiones de miem-
Según él, a partir de una “predisposición innata bros fantasma (en amputados). Por lo que con-
a sentirse atraído por las demás personas”, los cierne al cuerpo en su relación con el espacio,
bebés interactúan casi desde el nacimiento por estudiaron de las desorganizaciones del gesto,
imitación con los adultos hacia quienes mani- de la orientación y del conocimiento de ese cuer-
fiestan expectativas sociales específicas. Los po en el momento de “actuar” o de “ser actua-
bebés son sensibles ya al malestar de los otros do” (apraxia constructiva y apraxia del vestirse).
por el fenómeno del contagio. Existe un código Trataron, además, de las perturbaciones
común utilizado para planificar una acción, ima- somatognósicas en el transcurso de determina-
ginarla y percibir las acciones realizadas por los dos síndromes psiquiátricos como la desperso-
demás. Para Decety los progresos de la neuro- nalización, el fenómeno del doble o sosias, la au-
ciencia permiten identificar las redes neuronales toscopia y el fenómeno de desaparición de la
implicadas en esas representaciones comparti- imagen en el espejo (autoscopia negativa).
das. En efecto, se activa una misma red neuronal
cuando tenemos la intención de actuar, cuando Recientemente, Bachoud-Levi (Berthoz A.,
pensamos actuar, y cuando miramos a otras per- Jorland, G, 2004) ha presentado su descubri-
sonas actuar. miento de dos trastornos de la designación des-
conocidos hasta entonces: la alotopoagnosia y
Existe sin embargo una diferencia subjetiva la heterotopoagnosia. En el primero los pacien-
esencial entre ser el agente y el observador de tes han perdido la facultad de designar cualquier
la acción de los demás. Algunas regiones cere- elemento del mundo externo y, en el segundo, la
brales juegan un papel esencial entre sí mismo designación de las partes del cuerpo del otro,
y el otro. Así, mientras que las lesiones del cór- pero en ambos conservan la capacidad de desig-
tex prefrontal de cualquiera de los dos hemis- nar las partes del propio cuerpo. Parece que hay
ferios conllevan déficits de empatía, una agre- una relación estrecha entre designación y objeti-
sión posterior (parietal) tendría un efecto vación, que hace pensar que la designación es
mayor, pero solamente si está localizada en el correlativa de la objetivación. Estos trastornos
hemisferio derecho. Según este autor, en los muestran, por lo tanto, una condición primordial
trastornos antisociales el defecto de empatía de la empatía: la distinción entre sí mismo y el
se vincula a una alteración de la amígdala en el otro. La designación, es pues, una forma rudi-
curso del desarrollo, mientras que estos suje- mentaria de intersubjetividad. Se han visto alte-
tos no son especialmente deficitarios en las raciones de esas capacidades en trastornos
capacidades ejecutivas. En el caso del autismo como el autismo, que antes se explicaba por las
infantil le es más difícil a ese autor aventurar carencias parentales, maternales sobre todo.
una hipótesis, aunque Rizzolatti (2009) propo-
ne algunos elementos. Decety (2004) señala que distinguirse a sí
mismo del otro es fundamental en la empatía. El
lóbulo parietal inferior del hemisferio derecho se
3. Neuro-Psico-patología activa más cuando el sujeto es imitado por otro y
En 1952, Ajuriaguerra publicó con M.Hécaen el lóbulo parietal del hemisferio izquierdo se
sus estudios sobre la Integración y la desinte- activa más cuando el sujeto imita al experimen-
gración de algo que con nombres variados y no tador En el lóbulo parietal y en el córtex fronto-
siempre equivalentes se ha llamado “imagen polar del hemisferio derecho se detecta un fuer-
espacial del cuerpo”, “esquema postural”, te aumento del metabolismo cuando los sujetos
“imagen de uno mismo”, “imagen de nuestro toman la perspectiva de otro (Tabla 2).

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uno podría realizar o experimentar y sirve para


atribuir ese resultado a otro organismo.

También se ha visto que las variaciones de los índi-


ces fisiológicos asociadas a la expresión de las
emociones (ritmo cardiaco, presión arterial, sud-
oración) son semejantes en las personas que actú-
an de determinada manera, que en las que las
observan tal acción yen las que la imaginan.

TABLA 2: La distinción de sí mismo y del otro


4. Psicosociología
In: ínsula
Par: corteza parietal (gris) Para Ajuriaguerra, hay que ser cauto a la hora de
Zona rayada: grio postcentral interpretar socialmente los descubrimientos ana-
s: superior tómicos y fisiológicos: “hay que ceñirse modesta-
a: anterior mente a ser psicólogos, hablando humildemente
el lenguaje del comportamiento, de la acción, y
dejarse de pretensiones anatómicas y fisiológi-
En cambio, se activan más la ínsula, el girus pos- cas”. Sin embargo, señaló que, a partir de la diná-
tcentral y el córtex parietal del hemisferio mica del diálogo con el entorno, el niño utiliza los
izquierdo cuando los objetos imaginan una potenciales de base innatos. La actitud que toma-
acción en primera persona. Por otra parte, gra- mos ante los demás de aceptar o rehusar es ya
cias a nuestra capacidad de representación una forma de relacionarnos con el mundo que
interna del mundo exterior y de nosotros mis- aprendimos en un lenguaje primitivo al relacio-
mos, no es necesario que realicemos una acción narnos con la madre. A través de las caricias se
para conocer sus consecuencias, porque pode- desarrollan la somatognosia (descubrimiento y
mos anticiparla y simularla mentalmente. conocimiento del cuerpo) y la practognosia (el
cuerpo vivido como operante sobre el medio).
Muchos estudios con neuroimagen identifican las Estudió Ajuriaguerra el desarrollo de otras formas
regiones cerebrales implicadas en la simulación de comunicación: grito, mirada, sonrisa, lenguaje
mental de las acciones (tabla 1): áreas premotri- verbal. La risa y la sonrisa son exclusivamente
ces, motrices primarias, parietales y cerebelosas, humanas y evolucionan de formas de respuesta
con predominio del hemisferio derecho. Vittorio positiva innata hasta adquirir un grado de liber-
Gallese (Gallese, 2004) dice que las investigacio- tad y de intencionalidad que llega a lo cómico y lo
nes han puesto en evidencia los mecanismos neu- lúdico (juego de reglas). La mirada, más allá del
rales que median entre la experiencia personal acto de visionar, permite seguir, buscar, fijar el
que tenemos sobre nuestro cuerpo y las aprecia- “objeto”, (pezón, rostro de la madre, sonajero,
ciones que tenemos sobre los demás. Ese conoci- chupete o “máscara”). El “barrido” ocular permi-
miento personal, relacionado con la experiencia te entrar en contacto con el “otro”.
corporal, permite nuestra relación fina con los
otros y la intersubjetividad. Es la simulación cor- Señala Decety (2004) que, en un momento de la
poralizada, de la que el sistema de neuronas evolución difícil de datar, aparece en el niño la dis-
espejo es probablemente una correlación. La criminación de las expresiones faciales, principal-
simulación, para este autor, no es necesariamen- mente de la madre, cuyas emociones constituyen
te el resultado de un esfuerzo cognitivo conscien- una fuente de información esencial. El niño imita,
te y voluntario para interpretar las intenciones y esa competencia imitativa refleja no solamente
ocultas de las conductas públicas de los demás, una tendencia a reproducir movimientos de los
sino más bien un mecanismo básico del funciona- otros, sino a identificarse con ellos. Hay estudios
miento de nuestro cerebro. Este mecanismo pare- comportamentales y neurológicos que favorecen
ce jugar un papel importe en nuestra aproxima- la teoría de las “representaciones compartidas”
ción al mundo, porque representa el resultado de que implican la influencia de la presencia de los
posibles acciones, emociones o sensaciones que demás sobre nuestro comportamiento: facilita-

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ción social, mimetismo de las posturas en un Pacherie (Berthoz A., Jorland, G, 2004) recurre a
grupo, contagio emocional, etc. la articulación de la imitación y la simulación
para explicar dos formas de empatía que se ven
Muchos comportamientos de ese tipo (como la en el curso de desarrollo del niño. Las emociones
“resonancia motriz”, el diálogo tónico) se expli- intencionales del otro llegan al sujeto como
can por la activación automática de las represen- aprobación y desaprobación, y su reconocimien-
taciones motrices y la ausencia de inhibición. to empático es un vector de interiorización de las
Como es sabido, actualmente se han descubier- normas sociales, lo que abre naturalmente, la
to neuronas en el córtex premotor del mono psicología a la psicosociología.
(región implicada en la programación de los
movimientos voluntarios) que se activa cuando Se ha discutido (Premack y Woodruff, 1978) si la
se ejecuta una acción orientada hacia un objeto capacidad de interpretar el comportamiento de
(coger un trozo de alimento por ejemplo) y cuan- sí mismo y de los demás en términos de inferen-
do él observa al experimentador realizar la cias a partir de los estados mentales del otro
misma acción. En el hombre, con neuroimagen (deseos, intenciones, creencias, conocimientos)
funcional, se ha visto que cuando observamos era o no exclusivo del hombre. Estas capacida-
una acción realizada por otra persona, se activan des han sido estudiadas con PET y Baron en
las regiones cerebrales del córtex premotor y del 1994 ha demostrado un aumento de la actividad
córtex parietal (Tabla 1) especializadas en la del cortex prefrontal orbitomediano derecho al
generación de acciones integrales. Esta resonan- desarrollarlas. (Tablas 3).
cia motriz se organiza de forma somatotípica,
porque las zonas del córtex premotor (que pro- Parece que fue Darwin el primero en describir los
graman las unidades musculares implicadas en procesos emocionales en los animales (su perro
un gesto dado) que se activan a la vista de una en particular) y el hombre, y en proponer una con-
acción realizada por otro son precisamente las tinuidad de mecanismos entre las diferentes
que son responsables de la acción real. Cuando especies (Decety, 2004). Las emociones ejercen
el sujeto percibe movimientos imposibles (por funciones preeminentes en la movilización de res-
ejemplo un gesto de la mano que atraviesa la puestas adaptativas en las situaciones de urgen-
cabeza) la región del córtex prefrontal ventrome- cia (por ejemplo, modificaciones metabólicas,
dial implicada en la detección de conflictos o endocrinas y vegetativas que preparan la huida o
incoherencia, se activa fuertemente (Tabla 3). la lucha). Compartimos con otros animales un
conjunto de mecanismos de tratamiento de la
información emocional que juegan un papel regu-
lador en la vida en grupo. Estos mecanismos resi-
den en un conjunto de circuitos neuronales espe-
cíficos del sistema límbico, que unen la amígdala
al córtex temporal, al córtex singular, y al córtex
orbitofrontal (Tabla 4).

TABLA 3: Centros neurológicos relacionados


con la imitación y la simulación
Pfm: corteza prefrontal medial
Pfdl: corteza prefrontal dorsolateral
Of: corteza orbitofrontal
s: superior
p: posterior
a: anterior
i: interno

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TABLA 4: Sistema límbico también una empatía “interespecífica” entre los


Ca: complejo amigdalino
humanos y las otras especies animales, esen-
cialmente los primates.
Tem: corteza temporal
Ci: corteza cingulada Otra capacidad propia a los comportamientos
Of: corteza orbitofrontal interrelacionales es la de controlar la violencia.
s: superior Un llamado “inhibidor de la violencia” forma
a: anterior parte de un mecanismo cognitivo de comunica-
ción no verbal descubierto por Lorenz (1996) en
el animal que interviene en las que se pueden
Una emoción, una vez activada por señales del llamar “emociones morales”: empatía, simpa-
ambiente, desencadena una cascada de reaccio- tía, culpabilidad, remordimientos. Los niños
nes a corto término (por ejemplo, huir de un distinguen, desde el mes 39, sin ambigüedad
depredador) o a largo término (por ejemplo, evi- las “reglas morales propiamente dichas”, que
tar este peligro en el futuro). juzgan obligatorias y se refieren a la felicidad, a
la justicia, a los derechos. Están fundadas sobre
Para Decety (2004), sin embargo, sólo el homo la honestidad y la idea de evitar hacer el mal y
sapiens estaría dotado de la capacidad de “men- “las reglas convencionales”, que se juzgan no
talización”, es decir de considerarse o conside- generalizables y contingentes, incluso si depen-
rar a los otros como seres cuyo comportamiento den de una pretendida “palabra de Dios” y que
está causado por estados mentales (intencio- están fundadas en la organización social. El niño
nes, creencias, emociones) que pueden ser simi- “psicópata” (antisocial) no muestra en cambio
lares o diferentes a los nuestros. Señala que, ninguna reacción emocional al malestar del otro,
cuando un recién nacido escucha a otro bebé llo- es violento y agresivo, sin remordimientos ni cul-
rar, tiene también tendencia a hacerlo, por un pabilidad (Blair, 1995).
mecanismo ligado al contagio emocional, pre-
cursor de la empatía. Esta reacción ante la ansie- En algunos sujetos con síndrome de Asperger,
dad del otro se manifiesta exclusivamente hacia trastornos de personalidad, trastornos narcisis-
los seres humanos y no es desencadenada cuan- tas, y otros cuadros psiquiátricos (Decety, 2004)
do son expuestos a los llantos de un bebé chim- se encuentra una carencia de empatía, una “des-
pancé: el bebé comparte las emociones con las empatía” (Sironi en Berthoz A., Jorland, A, 2009).
personas con las que puede identificarse y tiene Se ha sugerido a menudo de que las lesiones vas-
una distinción entre sí mismo y el otro. culares del hemisferio derecho están asociadas a
déficits emocionales. Las lesiones del córtex pre-
Barresi (1996), describiendo los 4 niveles de frontal dorsolateral y medial pueden conllevar un
desarrollo de representación mental de las trastorno de la expresión de las emociones, una
“intenciones” señala que algunos chimpancés falta de motivación para involucrarse en interac-
se reconocen en un espejo, por lo que tienen ciones sociales y, a veces, un estado general de
una representación imaginada, un concepto de apatía. Una lesión del córtex orbitofrontal altera
sí mismos (Nivel 3). Pero, además, son capaces esencialmente la vivencia emocional.
de representarse de forma imaginada las rela-
ciones intencionales respecto a ellos y de imagi- Por otra parte, existen personas sin patología
narse un estado mental y atribuirlo a sus congé- psiquiátrica evidente que presentan una cierta
neres y a los seres humanos. Serían capaces, “sordera psicológica”. Consideramos que estas
por ejemplo de engañar como los humanos personas tienen poca capacidad de contención.
(Nivel 4). En cambio, muchos niños autistas pre-
sentan trastornos cognitivos graves de desarro- Spaans (2009) señala que algunos síntomas médi-
llo que afectan a la comunicación social, al con- camente no explicados se comprenden mejor por
tacto afectivo, a la empatía y la simpatía y no la mentalización-corporal que se entiende a través
logran esas capacidades. Jorland (en Berthoz A., de la teoría del apego y de la mentalización. La
Jorland, G, 2004) concluye que existe una empa- mentalización corporal es la capacidad de detectar
tía “intraespecífica” entre los no humanos, pero las señales propias y del otro, de responder a ellas

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y de percibir los vínculos con los estados mentales que “toma un lugar en mi conciencia solamente
subyacentes. En pacientes con trastornos médicos para el objeto observado… es la imitación esté-
no explicados se observa a menudo, como es sabi- tica”. La apreciación de una obra de arte resul-
do, una mentalización corporal pobre (de alguna taría entonces “de la capacidad del espectador
manera superponible a la “alexitimia”) que puede de proyectar su personalidad sobre el objeto de
ser tratada mediante programas psicoterapéuticos contemplación”.
intensivos.
La “empatía” interviene como “diálogo intersub-
Skårderud (2008) señala que la mentalización es jetivo entre las figuras, empatía del espectador
un concepto nuevo que se refiere a la autorrefle- con las figuras, y entre el artista y el espectador,
xión y comprensión de los demás, central a las poniendo en obra la “capacidad de atribución”,
relaciones humanas y la comunicación. La capaci- lo que constituye según él la llamada “teoría del
dad de mentalización alterada se relaciona con espíritu”.
diferentes tipos de psicopatología. Mizen (2009)
considera que el concepto de mentalización de Esa capacidad de atribución es una predisposi-
Fonagy y colaboradores tiene relaciones con el ción particularmente desarrollada de la especie
modelo de la mente de Bion. Piensa este autor humana que permite representarse los estados
que tiene limitaciones en el sentido de que da mentales de los demás y atribuir a los otros cono-
demasiada importancia a unos tipos de interac- cimientos, creencias y emociones; reconocer una
ción entre el bebé y quien le cuida, y demasiada diferencia o una identidad entre los estados
poca a los procesos internos psicobiológicos. Lo mentales de los demás y los propios. Las funcio-
que se discute aquí es la forma en que el cuida- nes cognitivas, en particular la conciencia y la
dor del niño facilita el desarrollo de dar significa- actividad artística, están asociadas, según este
ción a la experiencia. El concepto de Bion supone autor, a un desarrollo mayor de la organización
un modelo relativamente “interior” en el que de cerebral que se manifiesta principalmente por la
forma importante el cuidador capacita al niño a expansión del córtex cerebral.
extraer de su experiencia el significado, mientras
que Fonagy y colaboradores tienden a hablar más Hasta la invención de la fotografía el arte fue imi-
en términos de la forma en que el cuidador da a tación, copia de la realidad exterior (“mimesis”
la experiencia del niño, un significado. Mizen de la filosofía griega) pero a parir del impresionis-
hace referencia al concepto de Fordham de iden- mo la yuxtaposición de colores puros y la forma d
tidad quien señala que el modelo de Freud consi- las pinceladas introducen un nuevo código de
dera a la mente como proveniente de identifica- representación realista. Señala Changeux que,
ciones complejas del niño con sus cuidadores; el por ejemplo, con la abstracción de Kandinsky, el
modelo de Young mira los estados precoces del observador “debe aprender a mirar las pinturas
desarrollo de la identidad como los medios por como la representación de un estado de espíri-
los que las capacidades inherentes se realizan. tu”, no como la representación de objetos. Para
Klee “el arte no reproduce lo visible sino que nos
enseña a ver. Con el surrealismo, por ejemplo en
5. La neuroestética Magritte, se introducen objetos o imágenes ya
Changeux (1973) define la “Neuroestética” como hechos en los cuadros con lo que el arte ya no es
el intento de encontrar bases neurales para la figuración, sino trans-figuración de lo real.
contemplación de la obra de arte y de su creación
y, si fuera posible, para realizar un estudio cientí- 5.2. Simpatía y “contestación del mundo”
fico de ella. El arte busca una “comunicación
intersubjetiva” que implica motivaciones y emo- El artista, según Changeux, “convoca al especta-
ciones en armonía con la razón. dor a compartir su concepción del mundo e incita
al espectador a contestar una realidad intolera-
ble”, Esta cualidad explicaría la capacidad “de
5.1. Empatía e imitación despertar la contestación”, de la obra de arte
La “empatía estética” se explicaría sobre la base porque, ante un cuadro el espectador no está
de una (Changeux, 1973) “imitación interior”, pasivo: explora la obra de manera activa, pasa de

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la visión global a la visión de los detalles confor- Nervioso Central contribuyen a guiar el movi-
me a un estilo proyectivo. El espectador interroga miento, en particular el cerebelo.
al cuadro con la mirada y selecciona respuestas
perceptivas que se ajustan a sus expectativas Changeux da un cuadro teórico de inspiración
interiores. Las alucinaciones surgen en el espacio darwiniana (que denomina “teoría del espíritu”)
consciente fuera de la voluntad del sujeto. para explicar cómo numerosas especies anima-
Aunque es prematuro decir que esos procesos les podrían poseer representaciones de las
intervengan o no en la creación y la contempla- intenciones del otro. Las normas morales, la neu-
ción de una obra de arte, la imaginería cerebral roética, difiere radicalmente de las reglas del
de los pacientes esquizofrénicos que están arte, que no tienen como propósito producir un
teniendo alucinaciones, muestra una activación placer estético, sino proporcionar reglas para los
de determinados núcleos subcorticales, de conflictos interindividuales.
estructuras límbicas y parahipocámpicas.
A nadie se le escapa, finalmente, las decisivas
Existiría, según este autor, una selección “darwi- consecuencias que las anteriores consideracio-
niana”, naturalmente epigenética, de represen- nes tienen para la comprensión de las bases
taciones “globales y sintéticas” que intervienen neurofisiológicas de las terapias corporales y
al nivel del espacio consciente, que permitiría al artísticas.
espectador encontrarse con las intenciones del
pintor.
6. Psicoterapia
En este contexto, el arte llega a ser un modelo de Hartmann (2009) propone que los hallazgos
comunicación social que crea una tensión impre- neurobiológicos sobre la empatía explican su
vista entre lo real y los deseos y utopías del hom- alteración como un “contagio” al que se super-
bre en la sociedad. El arte incita a un sueño com- pone un proceso cortical cognitivo. El proceso
partido, plausible y reconciliador entre el artista terapéutico en la psicología psicoanalítica del
y los espectadores. El creador posee la facultad self implica una disrupción y una reparación en
de despertar y de poner en la memoria selectiva la que se realiza una internalización y se ve el
del espectador ciertos contenidos, pero además proceso como intersubjetivo, como una cons-
tiene también la facultad de producir representa- trucción conjunta entre paciente y analista.
ciones públicas, de proyectar sobre las dos
dimensiones de la tela las imágenes del mundo Decety (2004) dice que la empatía permite al tera-
que le habita. La realización de un cuadro provie- peuta participar de la forma más íntima posible en
ne de una intrincación de evoluciones del pintor la experiencia del paciente, permaneciendo emo-
en diálogo con su tela: elaboración de un esque- cionalmente independiente. Theodor Reik en 1948
ma mental (“intención pictural”), actualización en “Listening with the Third Ear: The Inner
progresiva por el dominio del gesto y ejecución Experience of the Psychoanalyst” describe los cua-
final en un cuadro organizado y coherente. tro aspectos que componen el proceso de empatía
en psicoterapia: la desidentificación, la incorpora-
El artista evoca en un estado de expectativa ción, la red de reverberación y el distanciamiento.
aguda, disocia, recombina imágenes y represen-
taciones, hasta que en su cerebro se estabiliza Decety considera que el papel del terapeuta es el
con el esquema ideal. El conjunto de las intencio- de experimentar las sensaciones y las emocio-
nes se organiza en el plano más elevado del cere- nes de su cliente y comunicarle esta compresión.
bro, el de la razón, por lo que es lógico suponer Para Rogers, el proceso de empatía se define
en el proceso de la creación una participación como “percibir el cuadro de referencia interno
importante del lóbulo frontal. Por otra parte, las del otro tan precisamente como sea posible, con
bases neuronales que controlan los movimientos los componentes emocionales y las significacio-
de la mano están bajo el mando de células de nes que le pertenecen como si se fuera esa perso-
regiones especializadas del córtex cerebral lla- na, pero sin perder nunca de vista esa condición de
madas sensorio-motrices que envían sus órde- “como si”. Para Decety la dificultad y el desafío
nes a los músculos. Otros lugares del Sistema para el terapeuta es situarse tan exactamente

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como sea posible en el marco referencial de la Totorika y cols 2008; Guimón, 2008) nos muestra
otra parte por un comportamiento en espejo o que se pueden también mejorar, por mecanismos
en eco sin nunca perderse en él. Pero ¿es posible de identificación, algunos aspectos superficiales
entrenar a los profesionales de la salud y a los de la entrevista médica (la adecuación del entor-
psicoterapeutas en la percepción y el manejo de no, los signos de respeto e interés) y otros más
la empatía? profundos (el evitar dar signos de agobio). La
duración de nuestros grupos no permite en gene-
Se trataría, como dice Foulkes (1974) de ayudar ral modificar otros aspectos más “temperamen-
a los terapeutas a tener más receptividad para tales” de la empatía y nuestra experiencia en psi-
los “procesos “transpersonales” “para ver un coterapia analítica grupal nos hace pensar que,
poco mejor, más profundo, antes que los demás, incluso con terapias prolongadas, esos rasgos se
lo que sus pacientes están realmente diciendo… modifican poco. En efecto, estamos de acuerdo
porque los individuos se comunican sin saberlo con Bion en que, al igual que existen personas
a través de procesos inconscientes que están sin oído para la música u otras que no detectan
entre ambos y los permean”. Nuestra experien- adecuadamente sus emociones, existen sordos
cia de más de 30 años en la formación de tera- psicológicos “constitucionales” (personas con
peutas grupales (Guimón, 2001, 2004, 2008) nos poca psychological mindness), que seguirán
demuestra que se puede sin duda mejorar la uti- siéndolo. Sin duda, muchos de estas personas
lización de esos mecanismos esenciales en la podrán trabajar en el sistema sanitario, pero se
psicoterapia. sentirían más cómodos y serían más útiles en
Por otra parte, nuestra experiencia de 20 años de especialidades alejadas del trato con los enfer-
sensibilización de los alumnos de Medicina a la mos, especialmente con aquellos que presentan
relación médico-enfermo a través de su participa- patologías graves o padecimientos psicosomáti-
ción en grupos dinámicos (Erroteta y cols, 2008; cos o psiquiátricos (Ainsworth, 1969).

Correspondencia:
Jose Guimón
Manuel Allende 19 bis. 48010-Bilbao
Tfno.: 944 439 049 • correo electrónico: jose.guimon@ehu.es

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