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Lima, tres de diciembre de dos mil nueve.
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA; vista la causa número dos
mil ochocientos treinta y uno – dos mil nueve con el acompañado, en el día de la fecha y
producida la votación con arreglo a Ley; emite la presente sentencia:
1. MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto por el codemandado, Miguel Diciderio Heras
Quispe, contra la sentencia de vista obrante a fojas ciento cuarenta y ocho, del ocho de abril
del dos mil nueve, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima
Norte, que confirmó la sentencia de fojas treinta y siete de fecha ocho de agosto del dos mil
ocho, que declara fundada la demanda y ordena que los ejecutados le paguen la suma de
treinta mil quinientos sesenta dólares americanos, más intereses compensatorios y
moratorios; con costas y costos.
FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL RECURSO:
Mediante la resolución de fecha once de setiembre del dos mil nueve, se ha declarado
procedente el recurso de casación por la causal de infracción normativa del artículo I del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, sustentando que el petitorio de su recurso de apelación
era de tipo anulatorio, al señalar que no había sido emplazado debidamente, siendo que a
través de su apelación, no ha pretendido desvirtuar el contenido de fondo de la sentencia. En
tal sentido, enfatiza que no ha tenido la oportunidad de ejercer su derecho de defensa, siendo
que con la anulación de todo lo actuado podrá demostrar, vía contradicción, la inexigibilidad
de las letras de cambio, las que afirma han sido falsificadas.
3. CONSIDERANDO:
Primero.‐ La demanda ejecutiva de fojas veintidós, tiene por objeto que los ejecutados le
paguen la suma de treinta mil quinientos sesenta dólares americanos, proveniente de nueve
letras de cambio, que han sido giradas por A.C. Denim Group Sociedad Anónima, que es
giradora y endosante, y, Miguel Diciderio Heras Quispe es el aceptante.
Segundo.‐ Expedido el mandato ejecutivo, se corrió traslado a los ejecutados, siendo
notificado el coejecutado Miguel Diciderio Quispe Heras en el Jirón Santa Clara número
doscientos cincuenta y seis, Urbanización Palao, San Martín de Porres, Lima, y al no haberse
formulado contradicción, se expidió sentencia declarando fundada la demanda y ordenando
llevar adelante el pago por la suma puesta a cobro, resolución que igualmente le ha sido
notificada a la misma dirección, oportunidad en que el notificador procede a devolver la
cédula respectiva, según la constancia de fojas cuarenta y cinco vuelta, de fecha seis de
octubre del dos mil ocho, informando que en dicha Urbanización no existe el Jirón Santa Clara
número doscientos cincuenta y seis; que el treinta y uno de ese mismo mes y año, el
recurrente dándose por notificado de la sentencia de primera instancia, apela de la misma,
cuestionando en primer lugar no haber sido notificado con la demanda en su domicilio real,
negando haber firmado las letras de cambio puestas a cobro, afirmando nunca haber vivido en
el Jirón Santa Clara número doscientos cincuenta y seis, San Martín de Porres, lo que genera
un vicio y la nulidad de todo lo actuado, y de haberlo hecho en forma correcta hubiera podido
contradecir el mandato ejecutivo. La Sala absolviendo el grado, ha confirmado la apelada,
estimando que el mandato ejecutivo sólo puede cuestionarse en la contradicción, acto
procesal que el impugnante no ha realizado, resultando contradictorio que alegue falsificación
de firmas cuando acude al Banco ofreciendo reconocer la obligación y pagar diez mil dólares
americanos, lo que debe hacerlo valer en la vía correspondiente.
Tercero.‐ El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es reconocida en el artículo 139 inciso 3°
de la Constitución Política, como un principio de la función jurisdiccional, debiendo entenderse
como aquel derecho inherente que tiene toda persona de acudir al órgano jurisdic cional, de
iniciar y participar en un proceso judicial teniendo en él, la posibilidad de ser oído, de alegar,
de probar, impugnar sin restricción alguna, en suma, dicho derecho tiene como finalidad que
se le haga justicia a la reclamación que presenta.
Cuarto.‐ El artículo 155 del Código Procesal Civil, prescribe que el acto de notificación tiene por
objeto poner en conocimiento de los interesados el contenido de las resoluciones judiciales.
Quinto.‐ En la doctrina, Alex Carocca Pérez expresa que la defensa procesal no consiste propio
y originariamente en el contenido de la acción (re‐acción) de aquél contra el que se dirige la
actuación ante el juzgador, sino en la posibilidad y oportunidad de llevarla a cabo (Garantía
Constitucional de la defensa procesal, J.M. Bosch editor, Barcelona, mil novecientos noventa y
ocho, página quince). Dentro del proceso ejecutivo, la defensa procesal se expresa
esencialmente a través de la contradicción al mandato ejecutivo.
Sexto.‐ El artículo 172 ab initio del Código Procesal Civil precisa que tratándose de vicios en la
notificación, la nulidad se convalida si el litigante procede de manera que ponga de manifiesto
haber tomado conocimiento oportuno del contenido de la resolución. En el presente caso, el
recurrente aduce un deficiente emplazamiento de la demanda, porque no ha sido
debidamente notificado en su domicilio, además que el lugar del emplazamiento no existe la
dirección Jirón Santa Clara número doscientos cincuenta y seis, no obstante ello luego de
emitirse la sentencia alega que ha tomado conocimiento circunstancial del proceso e
interpone recurso de apelación, expresando en este recurso que las firmas en las letras de
cambio sub materia son falsas, y, al mismo tiempo menciona que ha acudido al Banco,
ofreciendo pagarle diez mil dólares y con lo cual repetiría el pago contra la empresa
coejecutada.
Sétimo.‐ Que, lo expuesto precedentemente se subsume en la temeridad o mala fe procesal,
regulada en el artículo 112 del Código Procesal Civil, cuyo inciso 1º prescribe que ello se
configura cuando sea manifiesta la carencia de fundamento jurídico de la demanda,
contestación o medio impugnatorio.
Octavo.‐ Sobre la buena fe procesal, el procesalista argentino Osvaldo Alfredo Gozaíni, arriba a
la conclusión que aquélla se refiere a la lealtad u honestidad de los litigantes. Lealtad procesal
significa franqueza, fidelidad, honradez, rectitud, dentro de una litis. Es un honeste procedere
(Derecho Procesal Civil. EDIAR, tomo I, Buenos Aires, mil novecientos noventa y dos, página
trescientos veinticuatro). En suma, el actuar contra la buena fe procesal no constituye una
afectación a la tutela jurisdiccional efectiva.
Noveno.‐ Finalmente, cabe indicar que mediante escrito presentado el veintiséis de octubre
del año en curso ante esta Sala Suprema, la ejecutante Banco Financiero del Perú ha solicitado
la conclusión del proceso, informando que la parte ejecutada ha cumplido con pagar el integro
de la obligación pendiente de pago, que cubre los gastos, costas, costos e intereses generados,
por lo que afirma no tener nada que reclamar a los demandados, lo que importa un pedido de
desistimiento, no obstante ello, no cumple con las exigencias previstas en el artículo 340 y
siguientes del Código Procesal Civil, con lo cual su pedido debe ser desestimado.
4. DECISIÓN:
Por estas consideraciones y en aplicación de lo establecido por el artículo 397 del Código
Procesal Civil. Declararon:
INFUNDADO el recurso de casación obrante a fojas ciento sesenta y cinco, interpuesto por
Miguel Diciderio Heras Quispe; en consecuencia, NO CASAR la Sentencia de Vista de fojas
ciento cuarenta y ocho, de fecha ocho de abril del dos mil nueve; RECHAZARON el pedido de
conclusión del proceso.
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo
responsabilidad; en los seguidos por el Banco Financiero del Perú con Miguel Diciderio Heras
Quispe y otra; sobre obligación de dar suma de dinero; intervino como Juez Supremo Ponente
el señor Álvarez López.‐
SS.
ALMENARA BRYSON
PALOMINO GARCÍA
ARANDA RODRÍGUEZ
ÁLVAREZ LÓPEZ
LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO EN DISCREPANCIA DEL JUEZ SUPREMO, SEÑOR CASTAÑEDA
SERRANO, SON COMO SIGUEN: y CONSIDERANDO.‐ Primero.‐ La principal garantía establecida
por el derecho al debido proceso legal y el acceso de tutela jurisdiccional efectiva o eficaz, se
grafica en el acceso pleno e irrestricto al servicio de justicia, con las obligaciones que la ley
señala taxativamente a los jueces y tribunales para resolver el conflicto de intereses o para
eliminar la incertidumbre con relevancia jurídica, pues de lo contrario, la negación del acceso a
la justicia implica hacer caer al ciudadano en indefensión, alejándolo de las soluciones pacíficas
de controversias que la constitución prevé explícitamente en beneficio de éste y de la
comunidad social, con el grave perjuicio que tal insatisfacción genera a la posibilidad de
convivir en una sociedad donde impere la justicia como presupuesto indispensable para la paz.
Segundo.‐ Analizados los fundamentos en que se sustenta el presente medio impugnatorio se
constata que Miguel Diciderio Heras Quispe, alega la vulneración de su derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva, en virtud, a no haber sido debidamente emplazado con el mandato de
ejecución, con lo cual afirma, que no se le permitió ejercer su derecho de defensa, esto es,
contradecir el mandato ejecutivo. Tercero.‐ A fin de determinar si en el caso de autos se ha
infringido o no el debido proceso en los términos denunciados, es necesario efectuar las
siguientes precisiones: 1) La entidad financiera accionante Banco Financiero Del Perú, por
intermedio de su representante legal, interpone demanda en vía ejecutiva a fin de que sus
deudores A.C. DENIM GROUP Sociedad Anónima y Miguel Diciderio Heras Quispe, cumplan con
el honrar la deuda contenida en nueve letras de cambios, ascendente a la suma de treinta mil
quinientos sesenta dólares americanos, más intereses compensatorios y moratorios, costas y
costos del proceso; 2) Expedido el mandato ejecutivo, se corrió traslado a los ejecutados,
siendo notificado el co ejecutado Miguel Diciderio Heras Quispe en el Jirón Santa Clara número
doscientos cincuenta y seis, Urbanización Palao – San Martín de Porres, y al no haber
formulado contradicción, se expidió sentencia declarando fundada la demanda y ordenando
llevar adelante el pago por la suma puesta a cobro, resolución que igualmente le fue notificada
a la misma dirección, oportunidad en que el notificador procede a devolver la cédula
respectiva, según se desprende de la constancia de fojas cuarenta y cinco vuelta de fecha seis
de octubre del dos mil ocho, informando que en dicha urbanización no existe el domicilio en
referencia; 3) El día treinta y uno del citado mes y año, el ejecutado dándose por notificado de
la sentencia de primera instancia, apeló de la misma, cuestionando en primer lugar no haber
sido notificado con la demanda en su domicilio real, negando haber firmado las letras de
cambio, puestas a cobro, afirmando nunca haber vivido en el Jirón. Santa Carla número
doscientos cincuenta y seis, Urbanización Palao – San Martín de Porres, lo que genera un vicio
y la nulidad de todo lo actuado, y de haberlo hecho en forma correcta, hubiera podido
contradecir el mandato ejecutivo; 4) La Sala absolviendo el grado, confirmó lo dicho por el
juez, estimando que el mandato ejecutivo sólo puede cuestionarse en la contradicción, acto
procesal que el impugnante no realizó, resultando contradictorio que alegue falsificación de
firmas cuando acude al banco ofreciendo reconocer la obligación y pagar diez mil dólares
americanos, lo que debió hacer valer en la vía correspondiente. Cuarto.‐ Al respecto, conforme
a lo dispuesto en el artículo155 del Código Procesal Civil, “El acto de notificación tiene por
objeto poner en conocimiento de los interesados el contenido de las resolucione s judiciales”;
por consiguiente, a través de dicho acto procesal, las partes intervinientes en un proceso
judicial toman conocimiento de las resoluciones judiciales emitidas en el marco del mismo, a
fin de que puedan hacer uso de su derecho a la defensa, en el ámbito del proceso. Quinto.‐ El
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, es reconocida en nuestra Carta Política del Estado en
su artículo 139 inciso 3°, como un principio de la función jurisdiccional, debiendo entenderse
como aquel derecho inherente que tiene toda persona de acudir al órgano jurisdiccional, de
iniciar y participar en un proceso judicial teniendo en él, la posibilidad de ser oído, de alegar,
de probar, impugnar sin restricción alguna, en suma, dicho derecho tiene como finalidad que
se le haga justicia al reclamo que presenta. Sexto.‐ En el caso de autos, si bien el impugnante al
apersonarse en autos, se dio por notificado de la sentencia expedida por el juez de la causa,
apelando de lo resuelto por dicha instancia, fluye del tenor del medio impugnatorio que en
primer lugar cuestionó el acto de notificación realizado a su persona, razón por la que sostuvo
un erróneo emplazamiento de la demanda, que impidió poder hacer valer su contradicción, y
por ende, de su derecho de defensa; no obstante ello, el Tribunal Superior, lejos de
pronunciarse sobre su pedido de nulidad, procedió a confirmar el fallo, pronunciándose sobre
el fondo de la litis, sin advertir ni analizar tales argumentos, ni tampoco tener en cuenta que el
recurso de apelación contiene intrínsecamente el pedido de nulidad, cuando está referido a
vicios en la resolución impugnada, según dispone el numeral 382 del Código Procesal Civil, más
aún si el emplazamiento a las partes debe realizarse por el órgano jurisdiccional con todo
cuidado, cumpliendo con las garantías procesales que regulan dicha actuación a fin de que
asegure la efectividad real de la comunicación. Sétimo.‐ Por otro lado, no se puede perder de
vista que el acto de notificación, se encuentra íntimamente vinculado al principio
constitucional del derecho de defensa ya que en virtud a ello se permite a las partes puedan
ejercer su derecho a ser emplazados, probar sus afirmaciones e impugnar las resoluciones
judiciales con arreglo a un debido proceso; máxime si la notificación con el mandato de
ejecución no se condice con la notificación de la sentencia, en la que incluso fue devuelta la
cédula por el notificador, razón por la que, se evidencia una flagrante infracción del derecho a
la tutela jurisdiccional efectiva y el debido proceso, lo que acarrea la nulidad de la sentencia
emitida, afectándose además, el derecho constitucional de defensa reconocido en el inciso 14°
del artículo 139 de la Carta Política vigente; razón por la que la causal invocada merece
amparo, debiendo retrotraerse el proceso hasta el momento en que se configuró el vicio
advertido. Octavo.‐ Finalmente, cabe indicar que mediante escrito presentado el día veintiséis
de octubre del año en curso, ante esta Sala Suprema, el Banco Financiero del Perú ‐ entidad
ejecutante ‐ solicitó la conclusión del proceso, informando que la parte ejecutada cumplió con
pagar el íntegro de la obligación pendiente de pago, que cubre los gastos, costos, costas e
intereses generados, por lo que afirman no tener nada que reclamar a los demandados, lo que
importa un pedido de desistimiento; no obstante ello, no cumple con las exigencias previstas
en el numeral 340 y siguientes del Código Procesal Civil, con lo cual, su pedido debe ser
desestimado. Noveno.‐ En este orden de ideas, al verificarse el agravio denunciado,
corresponde amparar el recurso, siendo de aplicación lo dispuesto en el artículo 396 inciso 2.3
del Código Procesal Civil; por cuyas razones, MI VOTO es porque se declare FUNDADO el
recurso de casación interpuesto por Miguel Diciderio Heras Quispe a fojas ciento sesenta y
cinco; en consecuencia nula la resolución de vista de fojas ciento cuarenta y ocho de fecha
ocho de abri l del dos mil nueve; rechazar el pedido de conclusión del proceso; en los seguidos
con el Banco Financiero sobre obligación de dar suma de dinero.‐
SS.
CASTAÑEDA SERRANO
.ag
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
SENTENCIA
CASACIÓN N° 2831‐2009
LIMA NORTE
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