He aquí una cita del élder Orson Pratt extraída de Millennial Star, Vol.
12, pp. 69-70.:
El rescate universal de la posteridad de Adán de la caída se realizará totalmente
después de que la tierra se halla llenado de su medida de habitantes, y todos los hombres sean redimidos de la sepultura a la inmortalidad, y la tierra misma se ha cambiada y hecha nueva enteramente. Pero un rescate universal de los efectos del pecado original no tiene nada que ver con rescate de nuestros pecados personales; el pecado original de Adán, y los pecados personales de sus hijos, son dos cosas diferentes. El primero fue cometido por el hombre en su estado inmortal; el segundo es cometido por el hombre en un estado mortal: el anterior se cometió en un estado de ignorancia del bien y mal; el posterior es cometido por el hombre, teniendo un conocimiento de ambas cosas el bien y el mal. Como los pecados son diferentes, y cometidos enteramente bajo circunstancias diferentes, los castigos son diferentes también. El castigo de la primera transgresión es una separación eterna del cuerpo y el espíritu, y la deportación eterna de la presencia de Jehová; mientras el castigo de nuestras transgresiones propias no involucra una desunión del cuerpo y el espíritu, sino únicamente la deportación eterna. El primer castigo no solamente dejó al hombre fuera de la presencia de Dios, sino también lo privó de poseer un cuerpo eternamente; El segundo castigo permitía que retuviéramos nuestros cuerpos, aunque en una condición desterrada. Como los castigos son diferentes, así también los rescates. El rescate del primer castigo es incondicional por parte del hombre: el rescate del segundo castigo es condicional. El rescate incondicional es universal; toma dentro de su alcance a toda la humanidad; es tan ilimitado como la caída; redime hombres de todos sus efectos; restaura a ellos sus cuerpos…. Los hijos de Adán no tuvieron ninguna injerencia en la transgresión de sus primeros padres, y por lo tanto a ellos no les es requerido que ejerza ninguna injerencia en el rescate de su castigo: Ellos son redimidos sin la necesidad la fe, el arrepentimiento, bautismo, o cualquier otro acto, ya sea mental o corporal. El rescate condicional es también universal en su naturaleza; se ofrece a todos, pero no lo recibirán todos: es un regalo universal, aunque no universalmente aceptado: sus beneficios pueden obtenerse únicamente mediante la fe, el arrepentimiento, el bautismo, la imposición de manos, y obediencia a todos los otros requerimientos del evangelio. El rescate incondicional es un regalo forzado sobre la humanidad que ellos no pueden rechazar, aunque ellos quieran. No es así con el rescate condicional; puede recibirse o ser rechazado según la voluntad de la criatura. El rescate del pecado original es sin la fe o las obras: el rescate de nuestros propios pecados se da mediante la fe y las obras. Ambos son regalos de la libre gracia; pero mientras uno es un regalo forzado sobre nosotros incondicionalmente, el otro es un regalo meramente ofreció a nosotros condicionalmente. La recepción del uno es obligatoria; la recepción del otro es voluntaria. El hombre no puede, por ninguno acto posible, impedir su rescate de la caída; pero él puede rehusar totalmente e impedir su rescate del castigo de sus propios pecados. La tierra, como la posteridad de Adán, fue maldecida a causa del pecado original, y a ellos, se les redimirá incondicionalmente, y se les restaurará nuevamente a la presencia de Dios. Hasta ahora como el pecado original esta implicado, la humanidad y la tierra se mantienen similar entre sí en su marcha. Cuando uno cae las otros caen también. Cuando uno se redime, el otro se redime también. Si no hubiera habido allí otro pecado sino solamente el del Adán, la tierra redimida habría llegado a ser la morada eterna de toda la posteridad de Adán sin excepción. Pero ambos el hombre y la tierra se ha visto todavía corrompida por otros pecados. La posteridad de Adán ha transgredido el código de leyes dado desde la caída, y se sujetó a sí mismos a su castigo. Este castigo no injiere con el primer castigo. El hombre se redimirá del primero antes que del segundo se infligirá totalmente. Cuando su rescate del primero es completo, entonces viene el juicio, cuando sus propios pecados los inquirirán, y no el de Adán. Cuando él este de pie ante el tribunal del juicio, a él se le encontrará completamente inocente de la transgresión de Adán, y completamente restituido de los efectos de esta, pero él todavía se encuentra culpable de sus propios pecados individuales, el castigo de esto es la segunda muerte, que no es la disolución del cuerpo y el espíritu que es la primera muerte, sino el destierro de la presencia de Dios, y de su gloria y de su poder. El rescate de la segunda muerte, como nosotros hemos observado ya, es condicional. El hombre que voluntariamente se comprometió con el pecado, debe cumplir voluntariamente con las condiciones del rescate; de otra manera él debe sufrir el castigo. Si cualquiera se sintiera dispuesto a dudar que el segundo castigo se infligirá, permítales mirar la imposición del primero, durante los últimos 6.000 años. La primera muerte con uno de sus males acompañantes, han extendido sus ruinas entre todas las naciones y generaciones desde que la primera ley fue quebrada. ¿Si Dios, entonces ha cumplido su palabra en la primera provocación a la misma letra, por qué debe cualquiera de nosotros suponer que él no infligirá el castigo de la segunda provocación?