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RAWLS
La justicia como equidad. Una reformulación
Departamento de Filosofía 2
TEMA 7. RAWLS, J. la justicia como equidad. Una reformulación
a) Contexto histórico
Rawls, nacido en 1921 y muerto en 2002, participó en la Segunda Guerra Mundial y fue testigo
del nuevo orden mundial establecido por las potencias vencedoras que condujo a la “Guerra Fría”. La
durísima experiencia de millones de personas torturadas y asesinadas (genocidio) provocó una drástica
reacción de los países occidentales; el mundo necesitaba establecer un orden internacional que
garantizase la estabilidad y la vida. Con este fin, en junio de 1945, en la Conferencia de San Francisco, se
funda la Organización de Naciones Unidas (ONU). También se constituyen otros organismos como el
Tribunal Internacional de Justicia (con sede en La Haya) y el Consejo Económico y Social.
Tras la Segunda Guerra Mundial, aparece un sistema bipolar. Por un lado, se encontraba el
bloque comunista, alrededor de la Unión Soviética, que defendía un sistema político totalitario, una
economía planificada y una ideología marxista. Por el otro, estaba el bloque occidental, alrededor de
EEUU, defensor de un sistema político democrático, una economía capitalista y una ideología liberal. Las
dos superpotencias intentaron extender sus áreas de influencia, valiéndose de todos los recursos salvo
el del enfrentamiento bélico directo (porque acarrearía el uso de armas nucleares, que supondría la
destrucción recíproca). Esta situación se mantuvo durante 40 años.
La Segunda Guerra Mundial acelera, además, la descolonización ya que Europa queda muy
debilitada y se ve incapaz de mantener los costes de la posesión de extensos imperios. Como
consecuencia, surgen nuevos Estados que han de hacer frente a la dependencia económica, la
desigualdad social y la inestabilidad política. He aquí el origen del Tercer Mundo.
La década de 1960 va unida también, a conflictos sociales promovidos por la cuestión racial y la
reivindicación de los derechos civiles, la contestación estudiantil y los movimientos contraculturales,
además de las dificultades provocada por la crisis del petróleo en la década de 1970. En estas décadas
los Estados Unidos se vieron involucrados en diversos conflictos bélicos que produjeron gran
conflictividad social y una amarga sensación de derrota, tras la guerra de Vietnan, que conmovió los
fundamentos de la sociedad americana. Este sentimiento de derrota (o síndrome de Vietnam) en
muchos ciudadanos se vio reflejado en el mundo cultural y la industria cinematográfica, así como en un
repliegue de la política exterior hasta la elección de Reagan en 1980. Pero este repliegue no afectó al
apoyo de las dictaduras latinoamericanas, que no cesó, como lo demuestra el golpe de Estado de
Pinochet (1973) o el apoyo a los gobiernos militares en Argentina.
EEUU es, sin duda, el referente económico, político y tecnológico, Esta segunda mitad del siglo
XX ve extender sus valores y su cultura por todo el mundo gracias a su industria cinematográfica y sus
poderosos medios de comunicación.
Asimismo son acontecimientos relevantes de la segunda mitad del siglo XX en EEUU la década
turbulenta (1962-1971), que se saldó con la muerte de dos presidentes (John y Robert Kennedy), del
activista Luther King, etc., y el escándalo Watergate, que hizo dimitir al presidente Nixon en 1974.
En este panorama histórico político debemos recordad las simpatías de Rawls por las políticas
a favor del Estado del bienestar, por los movimientos estudiantiles y por los grupos que se
manifestaban en contra de la guerra y a favor de los derechos civiles
El siglo XX es una época dominada por el progreso científico y tecnológico (la aparición del
automóvil, el avión, el cinematógrafo, el gramófono, etc.), que han cambiado nuestra vida y nuestra
manera de entender el mundo. Domina un sentimiento de modernidad: lo viejo y caduco debe ser
sustituido por lo nuevo, por lo producido tecnológicamente. A finales de siglo estos prodigiosos
avances científico-tecnológicos se han centrado en el ámbito de la información. Como consecuencia, el
mundo está mucho más interconectado, tanto en lo que hace referencia a las relaciones comerciales
como a las influencias culturales. Se trata del fenómeno conocido como globalización o mundialización.
Rawls es uno de los filósofos políticos más importantes del siglo XX. El mismo afirma que su
teoría de la justicia como equidad tiene como objetivo llevar “a un nivel superior de abstracción la
teoría del contrato” tal y como se encuentra en Locke, en Rousseau y en Kant. Para Locke, el
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fundamento racional del gobierno y la sociedad civil es el consentimiento por el que los ciudadanos
acuerdan poner límites a su libertad natural y renuncian a sus poderes legislativo y ejecutivo,
autorizando a la sociedad a promulgar leyes a favor del bien común e instaurando un poder capaz de
hacerlas cumplir. En Rawls se enlazan las dos tradiciones de la teoría contractualista: la de Locke, que
hace más hincapié en las libertades individuales que buscan salvaguardar al individuo frente a las
injerencias del estado, y la de Rousseau, que subraya las libertades políticas iguales y los valores de la
vida pública. Aunque Rawls se asocia a la tradición liberal y, por tanto, considera que las libertades
políticas tienen menor valor que las libertades individuales, pretende lograr que los valores de la
libertad y la igualdad estén presentes de forma armónica en la estructura básica de la sociedad
La teoría de la justicia como equidad propuesta por Rawls es una forma de liberalismo político y
constituye una respuesta al problema fundamental que se plantea esta corriente del pensamiento, que
consiste en elaborar una concepción de la justicia para una sociedad democrática. En primer lugar, una
característica permanente de la sociedad democrática es el pluralismo razonable y esto implica que no
se trata de una circunstancia histórica pasajera que pudiera superarse en una fase posterior ni de un
defecto de integración social, sino de un «resultado natural de las actividades de la razón humana en un
contexto perdurable de libertad”. El pluralismo significa que habrá una variedad de doctrinas
comprehensivas de carácter religioso, moral o filosófico, que pueden ser incompatibles entre sí. Pero el
pluralismo es razonable cuando estas doctrinas aceptan los rasgos esenciales de un régimen
democrático, especialmente la libertad de conciencia de todos los ciudadanos que les permita sostener
legítimamente una doctrina diferente.
Esto tiene una consecuencia directa sobre el modo de plantear la doctrina de la justicia que
Rawls se propone construir, porque esta pretende ser «una base acordada de justificación pública que
todos los ciudadanos puedan aceptar, a pesar de que cada cual profese de hecho una doctrina
comprehensiva diferente o incluso incompatible”. Por tanto, la teoría no puede basarse en estas
doctrinas morales, religiosas o filosóficas comprehensivas, que abarcan los más variados aspectos de la
vida humana, sino en una teoría política de la justicia que se limite a regular la estructura básica de la
sociedad sin hacer referencia por el momento a cuestiones más específicas en las que entrarían en
colisión dichas doctrinas. Esto no quiere decir que no pueda tener alguna relación con ellas, sino que es
independiente de estas y que está formulada en unos términos tales que puede ser apoyada por ellas, a
pesar de sus diferencias irreconciliables.
Desde este punto de vista, se puede afirmar que los ciudadanos pueden tener dos tipos de
concepciones:
1. Las que tienen un carácter comprehensivo y ofrecen una concepción completa del bien.
Estas no pueden constituir la base de un acuerdo común, porque en este terreno el pluralismo es
insuperable y las doctrinas en cuestión entrarían en conflicto de manera irreconciliable. La única
manera de lograr la homogeneidad acerca de una concepción única del bien sería en un régimen
opresivo que la impusiera por la fuerza.
2. Pero los ciudadanos de una sociedad democrática comparten también otras ideas que
forman parte de la cultura política pública común a la que pertenecen todos. La unidad social
puede alcanzarse sobre la base de estas Ideas políticas y de estos valores morales compartidos,
característicos de la tradición democrática, que están referidos a la estructura básica de la
sociedad.
De diferentes tipos de cosas se dice que son justas o injustas (leyes, instituciones y sistemas
sociales, acciones particulares tales como decisiones, juicios o imputaciones). Sin embargo, nuestro
tema es la JUSTICIA SOCIAL. El objeto primario de la justicia es la estructura básica de la sociedad o, más
exactamente, el modo en que las instituciones sociales más importantes distribuyen los derechos y
deberes fundamentales y determinan la división de las ventajas provenientes de la cooperación social.
Por instituciones más importantes se entiende la constitución política y las principales disposiciones
económicas y sociales, que definen los derechos y deberes del hombre e influyen sobre sus perspectivas
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de vida. La estructura básica es el objeto primario de la justicia porque sus efectos son muy profundos y
están presentes desde el principio.
Aquí la noción intuitiva es la de que esta estructura contiene varias posiciones sociales y que los
hombres nacidos en posiciones sociales diferentes tienen diferentes expectativas de vida, determinadas,
en parte, tanto por el sistema político como por las circunstancias económicas y sociales. De este modo
las instituciones de una sociedad favorecen ciertas posiciones iniciales frente a otras. Estas son
desigualdades especialmente profundas. Es a estas desigualdades de la estructura básica de toda
sociedad, probablemente inevitables, a las que se deben aplicar en primera instancia los principios de
justicia social, que ha de ser considerada como aquella que proporciona en primera instancia una pauta
con la que evaluar los aspectos distributivos de la estructura básica de la sociedad.
Por eso, esta concepción política está esencialmente vinculada a las ideas de una razón pública y
un “consenso entrecruzado”, que permiten superar el pluralismo razonable aportando un tipo de
argumentos que todos puedan admitir, aunque cada uno sea partidario de su propia doctrina
comprehensiva opuesta a las del resto de los ciudadanos. No se trata de utilizar meramente un
razonamiento lógico correcto, sino de apelar a la hora de argumentar, a premisas y a una «familia de
valores políticos» que puedan recabar el respaldo de doctrinas comprehensivas diferentes.
Se resuelve, así, el problema de la legitimidad, que se plantea el liberalismo político, tal como lo
entiende Rawls, y que está estrechamente vinculado a la idea de razón pública a la que acabamos de
referimos. Efectivamente, si el pluralismo razonable es consustancial a una sociedad democrática, la otra
característica esencial de esta es que los ciudadanos se conciben a sí mismos como libres e iguales, de
manera que el problema consiste en articular una sociedad de ciudadanos libres e iguales que están
divididos por doctrinas comprehensivas razonables. La respuesta de Rawls al problema de la legitimidad
política es la teoría de la justicia como equidad, pues esta formularía las bases de una sociedad justa y
estable en unos términos que todos pudieran admitir.
Una sociedad está bien ordenada no sólo cuando promueve el bien de sus miembros,
sino también cuando está efectivamente regulada por una concepción de la justicia. Se trata de
una sociedad en la que:
1. Cada cual acepta y sabe que los otros aceptan los mismos principios de
justicia.
2. Las instituciones básicas satisfacen generalmente estos principios y se sabe
generalmente que lo hacen.
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El objetivo de Rawls es presentar una concepción de la justicia que generalice y lleve a un nivel
más elevado de abstracción la conocida teoría del contrato social tal como se encuentra en Locke,
Rousseau y Kant. Para lograrlo no debemos pensar en el contrato original como aquel que es necesario
para ingresar en una sociedad particular o para establecer una forma particular de gobierno. Más bien la
idea directriz es que los principios de la justicia, para la estructura básica de la sociedad, son el objeto
del acuerdo original. Son los principios que las personas libres y racionales interesadas en promover sus
propios intereses aceptarían, en una posición inicial de igualdad, como definitorios de los términos
fundamentales de su asociación. Estos principios han de regular todos los acuerdos posteriores. Este
modo de considerar lo llamará Rawls justicia como imparcialidad. Así pues, hemos de imaginarnos que
aquellos que se entregan a la cooperación social eligen, en un acto conjunto, los principios que han de
asignar los derechos y deberes básicos y determinar la división de los beneficios sociales. La elección que
los hombres racionales harían en esta situación hipotética de igual libertad, suponiendo por ahora que
este problema de elección tiene una solución, determina los principios de la justicia.
La elección por Rawls de los dos principios de la teoría de la justicia como equidad de los que
hablaremos a continuación viene determinada por tres cuestiones previas:
1. La teoría de la justicia como equidad está pensada para una sociedad democrática, en la que los
agentes son ciudadanos libres e iguales, a los que suponemos en posesión de sus facultades
racionales.
2. Dicha teoría, al ser una teoría política de la justicia, ha de limitarse a la estructura básica de la
sociedad, sin entrar en pormenores que afectarían a otros ámbitos locales o supranacionales.
3. La justicia como equidad es, como hemos visto, una forma de liberalismo político que tiene que
dar una respuesta al problema de la legitimidad política.
Con estos precedentes, Rawls se pregunta qué principios serían los más adecuados para definir los
derechos y las libertades básicas y regular las desigualdades, creyendo que se puede afrontar el
tradicional conflicto entre la libertad y la igualdad en una sociedad democrática de una manera más
adecuada que otras soluciones filosóficas ensayadas hasta el momento.
Para tratar de responder a esta cuestión, recurriremos a una formulación revisada de los dos principios de justicia
Para tratar
discutidos en de responder
la Teoría, a estaAhora
§§ 11-14. cuestión, recurriremos
deberían rezar así: a una formulación revisada de los dos principios
de justicia discutidos en la Teoría, §§ 11-14. Ahora deberían rezar así:
a) cada persona tiene el mismo derecho irrevocable a un esquema plenamente adecuado de libertades básicas iguales
a) cada
que persona tiene
sea compatible con unelesquema
mismo similar
derechode irrevocable a todos;
libertades para un esquema
y plenamente adecuado de libertades
básicas iguales que sea compatible con un esquema similar de libertades para todos; y
b) las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer dos condiciones: en primer lugar, tienen que estar
b) las desigualdades
vinculadas sociales abiertos
a cargos y posiciones y económicas
a todos tienen que satisfacer
en condiciones dos equitativa
de igualdad condiciones: en primer lugar,
de oportunidades; y, en
tienen que
segundo estar
lugar, lasvinculadas
desigualdadesa cargos y posiciones
deben redundar en unabiertos a todos en
mayor beneficio condiciones
de los miembros de igualdad
menos equitativa
aventajados de la
de oportunidades;
sociedad (el principioy,deen segundo lugar, las desigualdades deben redundar en un mayor beneficio de los
diferencia).
miembros menos aventajados de la sociedad (el principio de diferencia).
El objeto del primer principio de la justicia se centra en la idea de libertades básicas, que son
aquellas libertades esenciales a un régimen democrático y determinan la estructura básica de la
sociedad, por lo que deben estar expresamente recogidas y protegidas por la constitución: forman parte
de las «esencias constitucionales», es decir, de las cuestiones cruciales sobre las que, dado el hecho del
pluralismo, es urgente lograr un acuerdo «político». Rawls sostiene que estas libertades básicas
constituyen el presupuesto necesario para el desarrollo de las facultades morales propias de ciudadanos
libres e iguales. Por eso afirma en el principio que deben estar formuladas en un “esquema plenamente
adecuado”. La primera es la capacidad para tener un sentido de la justicia y poder aplicar sus principios
al emitir juicios sobre la sociedad. Rawls relaciona con esta facultad las libertades políticas iguales y la
libertad de pensamiento, que son imprescindibles para asegurar el libre uso de la razón. La otra facultad
es la capacidad de los ciudadanos para desarrollar y perseguir racionalmente una concepción del bien; a
ella se vinculan las libertades de pensamiento y asociación. Otras libertades están relacionadas con
ambas facultades, como la libertad y la integridad de la persona o el imperio de la ley. Estas libertades
sólo pueden estar limitadas cuando entran en conflicto entre sí mismas, es decir, con otras libertades
fundamentales, o por un ejercicio que sea incompatible con las libertades de los demás.
El primer principio tiene primacía sobre el segundo, precisamente por el carácter básico de las
libertades que protege, que son «irrevocables» o -inalienables-, por lo que no pueden ser objeto de
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intercambio con las ventajas sociales y económicas reguladas por el segundo principio. Por tanto, estas
libertades no podrían limitarse con el pretexto de que resultaría de ello un bien público mayor para la
sociedad en su conjunto. Ahora bien, es esencial observar que las libertades básicas se dan a través de la
enumeración de tales libertades. Las más importantes entre ellas son la libertad política (el derecho a
votar y a desempeñar puestos públicos) y la libertad de expresión y de reunión; la libertad de conciencia
y de pensamiento; la libertad personal que incluye la libertad frente a la opresión psicológica, la
agresión física y el desmembramiento; el derecho a la propiedad personal y la libertad respecto al
arresto y detención arbitrarios.
Si el primer principio trata de las libertades, el segundo está destinado a regular las diferencias.
Sin embargo, el primer principio tampoco se desentiende de las desigualdades, porque entonces
llevarían razón los críticos para los que las libertades básicas serían meramente formales. Por eso, Rawls
sostiene que cuando en la posición original las partes deciden otorgar primacía a las libertades básicas
entienden que las libertades políticas deben ser concebidas de una forma equitativa, es decir, de manera
que se garantice el acceso a ellas de los menos aventajados. Pero es cierto que si el primer principio
tiene por objeto principalmente la preocupación clásica del liberalismo por la garantía de las libertades,
el segundo se aplica a la estructura básica desde la perspectiva de un «trasfondo institucional de la
justicia social y económica», y se interesa fundamentalmente por la igualdad, sometiendo a una
regulación las desigualdades sociales. Es el problema de la justicia distributiva.
Las desigualdades son necesarias, porque vienen exigidas por la eficiencia económica y la eficacia
organizativa de la sociedad, que necesita incentivar determinados puestos, pero también son inevitables,
ya que se derivan de diversas «contingencias naturales y sociales». Rawls las llama «contingencias»,
porque se trata de factores de desigualdad que se distribuyen arbitrariamente como una especie de
«lotería natural»: la clase social de origen, las dotaciones innatas o la buena o mala fortuna en el
transcurso de la vida (enfermedades, desempleo, etc.), Ahora bien, que las perspectivas de éxito y las
«porciones distribuidas» se decidan en función de ellas es arbitrario desde una perspectiva moral.
Una teoría política de la justicia tiene que regular estas desigualdades en términos de la reciprocidad
y la equidad en que lo harían los representantes de ciudadanos libres e iguales en la posición original, en
la que desconocen las posiciones sociales que ocuparán sus representados. El resultado de ello es el
segundo principio de la teoría, que formula dos condiciones para la regulación de las desigualdades:
1. Estas tienen que estar abiertas a todos en condiciones de igualdad equitativa. Con esta idea
Rawls quiere corregir la mera igualdad formal en el sistema de “libertad natural”. La injusticia de
este sistema estriba en que la obtención de una posición ventajosa se ve influida arbitrariamente
por contingencias naturales y sociales que son arbitrarias desde un punto de vista moral. Por
tanto, una justa regulación de las desigualdades ha de garantizar a aquellos que tengan las
mismas capacidades y motivaciones una oportunidad efectiva de tener «las mismas perspectivas
de éxito».
Esto implicará una actuación social que facilite el acceso a un sistema escolar que disminuya la
desventaja de pertenecer a una familia o a una clase social que impida el adecuado desarrollo de
las capacidades naturales de los ciudadanos. La igualdad equitativa limita el alcance de la injusta
distribución de ventajas sociales y económicas que tiene lugar con la mera igualdad formal, pero
permite aún que subsista la arbitrariedad de la «lotería natural» que otorga al azar diferentes
capacidades a los individuos. Por otro lado, en la práctica es imposible compensar totalmente las
ventajas que tienen para su desarrollo los individuos pertenecientes a una clase superior o a una
familia privilegiada.
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2. El principio de la diferencia, al exigir que las desigualdades favorezcan a los miembros menos
aventajados de la sociedad, legitima moralmente las diferencias en una teoría de la justicia
concebida como equidad, en la que expresa el ideal de reciprocidad con el que debe regularse la
estructura social.
Rawls define como el principal objetivo de su obra el de “elaborar una teoría de la justicia que sea una
alternativa viable a las doctrinas que han dominado largamente nuestra tradición filosófica”. Las
doctrinas rivales a las que se refiere son el intuicionismo y, sobre todo, el utilitarismo.
1. Acepta una pluralidad de principios de justicia, capaces de entrar en conflicto unos con
otros.
2. No hay un método objetivo capaz de determinar, en caso de dudas, qué principios escoger
entre los muchos que existen, o cómo establecer reglas de prioridad entre ellos. Por tanto, hay
que determinar cuál es el principio más adecuado en cada caso de acuerdo con nuestras
intuiciones.
Tomemos ahora la otra doctrina con la que polemiza Rawls, el Utilitarismo, definiéndola
simplemente como aquella postura que considera que un acto es correcto cuando maximiza la
felicidad general. Podemos afirmar, por tanto, que posee un método capaz de jerarquizar las
alternativas, frente a posibles controversias morales (la mejor opción sería la que contribuye al
bienestar general). Sin embargo, Rawls tiende a rechazar el utilitarismo, en su carácter de concepción
“consecuencialista”, puesto que él defiende una teoría “deontológica”, esto es, una concepción
conforme a la cual la corrección moral de un acto depende de las cualidades intrínsecas de dicha
acción, y no por sus consecuencias, de su capacidad para producir un cierto estado de cosas
previamente valorado.
Muchos de nosotros tendemos a favorecer situaciones utilitaristas cuando tenemos dudas acerca
de cómo decidir algún dilema moral. Por ejemplo, tendemos a preferir las decisiones que benefician a
una mayoría de personas cuando no sabemos cómo decidir un determinado caso. El utilitarismo
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destaca porque:
nos sugiere que, en caso de dudas acerca de qué política adoptar frente a un conflicto de
intereses, evaluemos las distintas alternativas en juego considerando los intereses de los
distintos individuos que se podrían beneficiar o perjudicar a partir de tales opciones.
porque no prejuzga sobre los deseos y preferencias de los distintos individuos cuya suerte se
encuentra en juego.
carácter igualitario ya que tiende a contar como iguales las distintas preferencias en juego. En
una sociedad, por ejemplo, en la que la mayoría prefiera utilizar los recursos existentes para
distribuirlos entre los más pobres, mientras que el grupo restante -más ricos- prefiere
construir campos de golf, el utilitarismo privilegiará, obviamente, la pretensión de la mayoría.
reproduce, en una escala social, nuestra tendencia a aceptar ciertos sacrificios presentes, con
el objeto de obtener mayores beneficios en el futuro. Sin embargo, según Rawls cierto tipo de
cálculos que podríamos considerar aceptables a nivel personal deberíamos rechazarlos cuando
son trasladados sobre una pluralidad de individuos. Podríamos considerar inaceptable, por
ejemplo, el querer imponerle sacrificios a la generaciones presentes en pos de beneficiar a las
generaciones futuras o la pretensión de imponer sacrificios graves sobre un determinado
sector de la población con el único objeto de mejorar el nivel de vida del resto.
Frente al utilitarismo, Rawls objeta también el presupuesto según el cual el bienestar es el aspecto
de la condición que requiere atención normativa. Y critica esto por dos razones. En primer lugar, esta
perspectiva implica, indebidamente tomar como relevantes lo que podríamos llamar los “gustos caros”
de las personas. Rawls da el ejemplo de una persona que se considera satisfecha con una dieta a base
de leche, pan y garbanzos, frente a otra que reclama platos exóticos y vinos caros. Una postura como
el utilitarismo del bienestar deberá dotar al último de más recursos que al primero, lo que implicaría,
según Rawls, concebir a los individuos como meros portadores pasivos de deseos. Esta es la razón por
la que Rawls va a defender un reparto social de la riqueza de una forma objetiva y no por los deseos de
los individuos. Por otro lado, critica al utilitarismo por dar cabida a lo que podríamos llamar
preferencias o gustos “ofensivos”, de manera que pueda ser computado, por ejemplo, el placer que
una persona pueda obtener discriminando a otra, o de dejar menos espacios de libertad a otros. Desde
una perspectiva igualitaria, dirá Rawls, tales preferencias deberían estar condenadas y no, en cambio,
“tomadas tal como vienen”. Para Rawls el Utilitarismo choca con nuestras convicciones acerca de lo
justo, porque nadie aceptaría legítimamente como una conducta moral apropiada, por ejemplo, privar
a un grupo social de sus libertades en aras del beneficio social.
En este sentido, Dworkin se ocupa de mostrar el modo en que el utilitarismo termina frustrando
su original promesa igualitaria. El argumento de Dworkin se basa en la idea de preferencias “externas”,
esto es, preferencias acerca de la asignación de bienes hacia otras personas (acerca de los derechos y
oportunidades de los que deberían gozar otras personas). La idea es que el utilitarismo deja de
mostrarse como una postura igualitaria cuando, en su pretensión de mantenerse neutral respecto del
contenido de las preferencias de cada uno, permite preferencias externas, y no exclusivamente,
preferencias personales, esto es, preferencias relativas a los bienes que reclamo para mí. Piénsese, por
ejemplo, en las preferencias de grupos racistas que quieren que ciertos grupos (personas que no
pertenecen a la raza aria) no sean tratados en pie de igualdad en relación con los demás grupos.
De acuerdo con Dworkin, el único modo en que el utilitarismo puede asegurar el mismo respeto a
cada individuo es a través de la incorporación de un cuerpo de derechos capaces de imponerse a
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No obstante, otros autores han criticado sus teorías por razones contrarias, es decir, por ser
insuficientemente igualitaria y admitir un nivel de desigualdad social que se justifica en nombre de la
justicia.
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2 El liberalismo político responde que la concepción de la justicia 2 El problema de la legitimidad podríamos formularlo así:
debe ser una concepción política, tal como se definió en § 9.1. ¿en qué condiciones puede considerarse plenamente
Dicha concepción, cuando es satisfecha, nos permite decir lo adecuado o justificado el ejercicio del poder en una sociedad
siguiente: el poder político es legítimo sólo cuando es ejercido de democrática? La respuesta de Rawls es que la teoría de la
acuerdo con una constitución (escrita o no escrita), cuyas esencias justicia como equidad es el marco para la idea liberal de
pueden aceptar todos los ciudadanos, como ciudadanos razonables legitimidad. Un poder es legítimo si existe una aceptación de
y racionales que son, a la luz de su común razón humana. su autoridad entre los miembros de la comunidad. Según el
Éste es el principio liberal de legitimidad. Es un desideratum liberalismo, el poder político sólo está justificado (es justo)
adicional el que todas las cuestiones legislativas que conciernen a cuando se ejerce de acuerdo con una constitución que sea, en
esas esencias o lindan con ellas, o son altamente divisivas, también sus aspectos fundamentales, consensuada por todos los
se resuelvan, en la medida de lo posible, siguiendo directrices y ciudadanos y que garantice la pluralidad y la libertad. Estos
valores que puedan aceptarse de forma similar. ciudadanos poseen “capacidades morales fundamentales”: la
racionalidad, o capacidad de desarrollar y de intentar poner
en práctica una concepción del bien y la razonabilidad, o
capacidad de desarrollar un sentido de la justicia. Una vez
establecido el marco general (constitución consensuada),
constituye además un rasgo deseable que exista un
procedimiento igualmente consensuado (en valores,
directrices y reglas) para dirimir los asuntos relacionados con
las cuestiones básicas o colindantes con ellas, y también las
que provoque una alta división en la sociedad. Pensemos en
el tema del aborto, de la eutanasia, del matrimonio
homosexual o de la reforma laboral. No se trata simplemente
de que el partido que gobierne imponga sus ideas por estricta
ley de mayoría, sino que han de existir técnicas y
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sociales y económicas en las perspectivas de los ciudadanos a lo merece especial atención, lo que resulta coherente
largo de toda su vida? Estas desigualdades son nuestra principal con el presupuesto del que parte: todos somos
preocupación. libres e iguales (liberalismo igualitarista). Busca
un principio distributivo, un criterio que permita
decidir acerca de cuestiones fundamentales como
A fin de hallar un principio que regule esas desigualdades,
la desigualdad, el valor de las libertades y la
recurrimos a nuestras más firmes convicciones razonadas sobre igualdad de oportunidades. Para establecerlo
derechos y libertades básicos iguales, sobre el valor equitativo de decide salir del ámbito de la justicia distributiva
las libertades políticas y sobre la igualdad equitativa de propiamente dicha, aquella rama de la justicia que
oportunidades. Salimos de la esfera de la justicia distributiva en se ocupa del reparto de bienes en una sociedad,
sentido estricto para ver si podemos aislar un principio distributivo pues los principios que en ella se encuentran
apropiado valiéndonos de esas convicciones más firmes, toda vez distan mucho del consenso (un utilitarista dirá que
que sus elementos esenciales son representados en la posición el criterio para la distribución ha de ser la “mayor
original como un mecanismo de representación (§ 6). Este felicidad para el mayor número”, un marxista “la
mecanismo está pensado para ayudarnos a decidir qué principio, o igualdad material”, una feminista “la igualdad
principios, seleccionarían los representantes de ciudadanos libres e entre los géneros” etc.). En consecuencia, Rawls
decide retroceder para disponer de panorámica
iguales para regular las desigualdades sociales y económicas en
más amplia, justamente para reflexionar sobre las
esas perspectivas globales de vida, cuando asumen que ya están convicciones más generales bien asentadas, las
aseguradas las libertades básicas iguales y la equidad de más firmes de la sociedad democrática y que
oportunidades. cuentan con amplio consenso. De esta manera
La idea aquí es utilizar nuestras más firmes convicciones razonadas confía en hallar principios de distribución que
sobre la naturaleza de una sociedad democrática como un sistema sean justos y aceptados por todos. Y tales
equitativo de cooperación entre ciudadanos libres e iguales -tal principios los encuentra a través de su teoría del
como es modelado en la posición original- para ver si la afirmación velo de la ignorancia para establecer los dos
combinada de convicciones así expresadas nos ayudará a principios que serían escogidos por los
identificar un principio distributivo adecuado para la estructura representantes de los ciudadanos en la posición
básica, con todas sus desigualdades económicas y sociales en las original, que es una versión del contrato social. Es
una especie de experimento mental por el que
perspectivas de vida. Nuestras convicciones sobre los principios
imaginamos, hipotéticamente, en una situación de
que regulan esas desigualdades son mucho menos firmes y seguras; igualdad, a unos representantes de ciudadanos
de modo que recurrimos a nuestras más firmes convicciones en libres e iguales, que se proponen establecer un
busca de orientación, allí donde falta seguridad y se necesita sistema equitativo de cooperación. De ahí el
orientación (Teoría, §§ 4, 20). nombre de la teoría de la justicia como equidad a
la que da lugar.
§ 13. DOS PRINCIPIOS DE JUSTICIA
13.1. 5 Para tratar de responder a esta cuestión, recurriremos a una 5. En la posición original habría acuerdo respecto
formulación revisada de los dos principios de justicia discutidos en a dos principios: el primero establece la igualdad
la Teoría, §§ 11-14. Ahora deberían rezar así: de todos los ciudadanos en el ámbito de los
derechos y las libertades básicos, que pertenecen
a) cada persona tiene el mismo derecho irrevocable a un esquema a las «esencias constitucionales» (el principio de
plenamente adecuado de libertades básicas iguales que sea la libertad); el segundo (el principio de la
compatible con un esquema similar de libertades para todos; y diferencia) aborda la justicia distributiva, y
b) las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer reconoce diferencias sociales y económicas, pero
las somete a dos condiciones reguladoras, que
dos condiciones: en primer lugar, tienen que estar vinculadas a
muestran la «forma igualitaria” del liberalismo de
cargos y posiciones abiertos a todos en condiciones de igualdad Rawls: la primera es que hay que garantizar una
equitativa de oportunidades; y, en segundo lugar, las desigualdades «igualdad equitativa de oportunidades y no
deben redundar en un mayor beneficio de los miembros menos «meramente formal» para acceder a esas
aventajados de la sociedad (el principio de diferencia). diferentes posiciones sociales. La segunda es el
“principio de la diferencia”, interpretado como un
Como explicaré más adelante, el primer principio es previo al «principio de fraternidad o «reciprocidad», pues
segundo; asimismo, en el segundo principio, la igualdad equitativa las desigualdades han de favorecer a los menos
de oportunidades es previa al principio de diferencia. Esta prioridad aventajados o más desfavorecidos socialmente.
significa que, al aplicar un principio (o al ponerlo a prueba en casos Entre estos principios, han de aplicarse primero
difíciles), asumimos que los principios previos están plenamente las libertades básicas; a continuación, la igualdad
satisfechos. Buscamos un principio de distribución (en el sentido equitativa, y, en tercer lugar, el principio de la
más restringido) operativo en el escenario del trasfondo diferencia. Esto significa que, dado el carácter
institucional, que asegure las libertades básicas iguales (incluido fundamental de las libertades a las que se refiere
el valor equitativo de las libertades políticas) así como la igualdad el primer principio, no se pueden intercambiar
equitativa de oportunidades. Hasta qué punto sea operativo ese ventajas sociales y económicas a costa de ellas.
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principio fuera de aquel escenario institucional es una cuestión Cada persona tiene un «derecho irrevocable o
aparte que no consideraremos. inalienable a ellas, y estas no pueden admitir más
límite que el que se deriva de otras libertades
13.2. [ ... ] Pero antes de registrar las revisiones en el primer básicas o el que permite que las libertades de cada
cual sean compatibles con las de los demás
principio, que son importantes, deberíamos prestar atención al
significado de la igualdad equitativa de oportunidades. Ésta es una
Si la teoría de la justicia de Rawls es una teoría liberal
idea difícil y no del todo clara; tal vez podamos hacernos idea de
propia de una sociedad democrática, en la que han de
cuál es su papel si entendemos por qué se introduce, a saber: para
asegurarse las libertades básicas iguales de todos los
corregir los defectos de la igualdad formal de oportunidades -las
miembros de la sociedad, dichas libertades no se
carreras abiertas al talento – en lo que llamamos al sistema de entienden de un modo meramente formal. La
libertad natural (Theory,&12, pags. 62 y ss; & 14). En este sentido, «igualdad formal» se refiere, por tanto, a un simple
se dice que la igualdad equitativa de oportunidades no exige reconocimiento legal de derechos sin que existan las
meramente que los cargos públicos y las posiciones sociales estén condiciones reales para que se puedan ejercer (me da
abiertos en un sentido formal, sino que todos tengan una igual tener libertad legal para elegir estudiar un máster
oportunidad equitativa de llegar a ocuparlos. Para precisar la idea en EEUU si luego no tengo ninguna posibilidad de
de oportunidad equitativa decimos lo siguiente: suponiendo que pagarlo). Esta igualdad formal es la que se da en un
haya una distribución de dotaciones innatas, los que tienen el sistema de «libertad natural», determinado por las
mismo nivel de talento y habilidad y la misma disposición a hacer diferentes capacidades o «dotaciones innatas» y por
uso de esos dones deberían tener las mismas perspectivas de éxito las motivaciones o «disposiciones a hacer uso» de
independientemente de su clase social de origen, la clase en la que ellas que los individuos tienen por sí mismos. Para que
han nacido y crecido hasta la edad de la razón. En todas las partes la igualdad de oportunidades sea real es necesario, por
de la sociedad debe de haber aproximadamente las mismas tanto, introducir un elemento de equidad. Rawls habla
perspectivas de cultura y logro para los que están similarmente de la exigencia de introducir un reparto desigual de los
motivados y dotados. bienes básicos (educación, sanidad, protección, etc.),
concediendo más al que menos tiene, de forma que
compense su inicial desventaja. La igualdad de
oportunidades, así entendida, es una forma de justicia
social que propugna que un sistema es socialmente
justo cuando todas las personas potencialmente
iguales tienen básicamente las mismas posibilidades
de acceder al bienestar social y poseen los mismos
derechos políticos y civiles. Para lograrlo no basta con
el sistema de libertad natural, o sea, con una situación
de libre competencia sin regulación estatal, sino que,
por el contrario, plantea la exigencia de que personas
con las mismas capacidades tengan las mismas
posibilidades de éxito con independencia de su
extracción social de origen.
6. Igualdad equitativa de oportunidades significa aquí lo mismo 6. La «igualdad equitativa de oportunidades», coincide
que igualdad liberal. Para alcanzar sus objetivos, deben con la «igualdad liberal». Para lograrla es
imponerse ciertos requisitos a la estructura básica, requisitos más indispensable la existencia de un conjunto de
exigentes que los del sistema de libertad natural. Un sistema de instituciones que eviten la excesiva concentración de
libre mercado debe establecerse en un marco de instituciones poder y riquezas en pocas manos (por ejemplo,
políticas legales que ajuste la tendencia a largo plazo de las creando leyes antimonopolio y tribunales de defensa
fuerzas económicas a fin de prevenir las concentraciones de la competencia, como la condena a Microsoft, o
excesivas de propiedad y riqueza, especialmente de aquellas que regulando, por ejemplo, la herencia y las
conducen a la dominación política. La sociedad también debe transmisiones patrimoniales, o de planificar un sistema
establecer, entre otras cosas, iguales oportunidades de educación educativo, público o privado, que pueda «derribar las
para todos independientemente de la renta de la familia (§ 15). barreras de clase» y mantener «iguales oportunidades
de educación para todos».
(Trad. Andrés de Francisco, Paidós Ibérica, Barcelona, 2002,
pp. 70-75).
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Vocabulario
Asamblea legislativa: Se refiere de forma sino justa (de modo que todos tengan
genérica, a cualquier cámara legislativa, es asegurados el acceso a los bienes básicos y a
decir, con poder para aprobar leyes. En la igualdad de oportunidades). Una sociedad
España, estaría formada por el Congreso de se funda para que sus integrantes obtengan
Diputados y el Senado. ventajas mutuas. Ello supone conflicto, pues
existe una diversidad de intereses
Concepción política de la justicia: una teoría enfrentados, pero es indudable que la
política de la justicia se diferencia de otras cooperación posibilita un mejor modo de vida
teorías de la justicia, que pertenecen a que si tuviéramos que valemos solo de
doctrinas morales, religiosas o filosóficas, en nuestros propios esfuerzos individualmente. Y
que estas son más generales y esa cooperación ha de ser equitativa en tanto
comprehensivas, mientras que aquella se que las personas son morales, libres e iguales.
limita exclusivamente a la estructura básica De lo contrario, sería difícil mantener la
de la sociedad. En segundo lugar, es cooperación social.
independiente de las doctrinas
comprehensivas, se funda en un tipo de Derechos y libertades básicas: Se trata de los
justificación diferente del ofrecido por estas y derechos y libertades fundamentales que
puede ser, por tanto, compatible con varias e merecen el máximo grado de protección. Se
ellas. En tercer lugar, la teoría expresa una consideran básicos si su restricción o
familia de valores políticos referidos a la eliminación pone severamente en peligro la
estructura básica de la sociedad, que están en capacidad de ejercer nuestras capacidades
consonancia con la cultura política pública de morales básicas. Aquí se incluirían, pues, el
una sociedad democrática. derecho a la vida, la libertad de expresión, el
derecho a voto, a ser elegido como
Consensuada: Acuerdo producido por representante político, derecho de
consentimiento entre todos los miembros de asociación, derecho de huelga, y en general
un grupo o entre varios grupos. Se los incluidos en la Declaración Universal de
caracteriza, pues, por la ausencia de los Derechos Humanos (en la Constitución
oposición (nadie vota en contra). Se española corresponderían a los artículos del
diferencia así de la unanimidad (todos los capítulo 1, cuya tutela efectiva corresponde al
votos son favorables) o de cualquier tipo de Tribunal Constitucional).
mayoría.
Doctrinas comprehensivas razonables:
Constitución: Norma básica, escrita o no, de Doctrina comprehensiva es aquella que
organización de un Estado donde se recogen abarca todos los ámbito de la experiencia
las leyes fundamentales para regirlo. También humana (no solo los relacionados con la
se la denomina Carta Magna. La Constitución convivencia sino también con el bien en todas
fija los límites y define las relaciones entre los sus manifestaciones). Son, por tanto,
poderes del Estado y de estos con sus concepciones religiosas, morales o filosóficas
ciudadanos. Supone una garantía de derechos que engloban, “comprenden” o contienen
y libertades para el ciudadano. valores o ideales que van más allá de la esfera
estrictamente política y hacen referencia a
Cooperación social equitativa: Forma de cómo se concibe el bien en los más variados
actuar un colectivo de manera coordinada aspectos de nuestra vida. Son
para lograr sus objetivos de manera comprehensivas por su gran alcance. Es
equitativa, o sea, no meramente igualitaria además razonable si permiten otras doctrinas
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1. El Estado como contrato. ¿Cómo se legitima el Estado moderno? ¿Por qué obedecer?
2. Modelos de democracia: liberal, social. Libertad e igualdad.
3. Derecho y justicia. Criterios de validez: ¿cómo se determina que una ley es justa?
4. Justicia como igualdad, justicia como felicidad, justicia como imparcialidad.
Para debatir:
- ¿Tendrá algo que ver con el hecho de que la mejora de las condiciones de la clase trabajadora
de los países ricos se está consiguiendo a costa de la pobreza de los trabajadores de los países
pobres?
- ¿Es compatible la propiedad privada y la libertad de mercado con la justicia social? ¿Contribuye
la tecnología a la enajenación del ser humano o, por el contrario, contribuye a su liberación?
- ¿Cuál es el futuro de la democracia representativa y formal? ¿Se puede aspirar en la actualidad
a un modelo de democracia real y efectiva en la que la participación ciudadana se convierta en
el eje de la actividad política?
-¿Tiene sentido hoy seguir hablando de derecha e izquierda? ¿Y de ciudadanía cosmopolita y
global? ¿Qué sentido e implicaciones tienen estos conceptos en un mundo globalizado como el
actual?