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La Familia de Harry - AU [M-PREG] [EEDH #2]

by MyLegoHouse

[ESTA ES LA SECUELA DE: EL EXPERIMENTO DE HARRY][EEDH #2][PAREJA:


LOUIS/HARRY - ZAYN/NIALL][AU]
Mi fan-ficción llamada "El Experimento de Harry" la puedes encontrar en PDF aquí:
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La vida después del matrimonio no es tan sencilla como parece...


Louis y Harry, junto con sus hijos, recorrerán un largo camino, lleno de amor, felicidad y también
momentos difíciles. Pero al fin de cuentas, los Stylinson demostrarán porque son una familia
inquebrantable.

[NO PUEDES LEER ESTA HISTORIA SI ANTES NO HAS LEÍDO #EEDH 1]

LINK DE EL EXPERIMENTO DE HARRY.


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La Familia de Harry I l.s.

SECUELA DEL EXPERIMENTO DE HARRY


SINOPSIS

La vida después del matrimonio no es tan sencilla como parece...

Louis y Harry, junto con sus hijos, recorrerán un largo camino, lleno de amor, felicidad y también
momentos difíciles. Pero al fin de cuentas, los Stylinson demostrarán porque son una familia
inquebrantable.

[ESTA HISTORIA ES UNA SECUELA, PUEDES ENCONTRAR LA PRIMERA PARTE EN


ARCHIVO PDF: "EL EXPERIMENTO DE HARRY" EN MI PERFIL HAY UN LINK.]

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OO1. Extrañamos a papá

[*] Dos años y medio después de la boda.


Brian P.D.V.

Hoy es jueves, y como casi todos los días, mi tío Niall se encuentra platicando con papi en la sala,
mientras Danny juega a presionar los botones de su nuevo juguete en nuestra habitación. La
nueva casa asustaba un poco a Danny, así que papi decidió colocar su cama en mi habitación por
un tiempo, solo hasta que mi hermanito se acostumbrara a lo enorme que era este lugar.

«La vaca hace Muuuuu»

Danny rió y aplaudió alegremente, luego presionó el otro botón con la figura de un gato.

«El gato hace Miauuuu»

Sonreí agitando mi cabeza, ya que estaba muy seguro de que Danny nunca se cansaría de jugar
con eso. Mi tío Zazzu se lo regaló para su cumpleaños.

Miré el balón entre mis manos. Quería aprender a jugar como mi papá, quizás así me llevaría con
él la próxima vez que se fuera a trabajar. Lo extraño mucho, cada día un poco más.

Reboté mi balón y lancé una canasta. Papá la instaló la última vez que vino. Él me regaló un
balón muy pequeño y colocó una canasta en la pared para que pudiera practicar mis tiros.

—We get it on... every night... —Intenté cantar la canción que papi nos canta algunas noches
antes de dormir. Dejé mi balón y fui a la repisa junto a mi puerta, encendí el iPod y la canción se
escuchó por toda la habitación. "Dancing in the moonlight", papi dice que esa canción siempre lo
hace sentir mejor y tiene razón.

Tomé mi balón y continué intentándolo. Encesté otra vez y otra vez, desearía que papá viera esto.

—¡Comida! ¿Boo? —me habló Danny, justo cuando estaba a punto de encestar una vez más.
—¿Tienes hambre?

Danny asintió, mientras con su mano restregada su ojo derecho.

—Vamos, le diremos a Papi. Toma mi mano.

Danny se puso de pie con mi ayuda, entonces apretó mi mano y fuimos hasta las escaleras para
bajar como papi nos enseñó. Él bajó escalón por escalón, sentado, mi deber como hermano
mayor era cuidarlo, y en este caso, ayudarlo a bajar las escaleras para que no se lastimara.

Cuando llegamos al último escalón ya habíamos tardado mucho tiempo. Pero entonces papi llegó
y nos miró con una sonrisa. Él siempre era muy dulce.

—Bebés, ¿qué hacen aquí? —acarició suavemente mi cabeza y luego cargó a mi hermanito.

—Papi, Danny tiene hambre.

—¡Oh, ya veo! Ya es hora de cenar. Ven amor. —me tomó la mano y los tres fuimos hasta la
cocina donde tío Niall cortaba algunos vegetales. Danny y yo sabíamos que tío Zazzu llagaría con
un postre. Ellos no viven aquí, pero pasan mucho tiempo con papi para que no se sienta solo.
Además, tío Niall esta engordando mucho, y papi a veces lo ayuda a ponerse de pie.

Pero él se ve muy feliz.

[...]
Papi, Danny y yo nos sentamos frente a la computadora como cada viernes. Hablaríamos por una
cámara con papá. Aguardamos hasta que su rostro al fin apareció en la pantalla del computador.

—¡Hola!

Papi y yo gritamos un fuerte.

—¡¡Heyyy!!

Danny sonrió y dijo.

—¡¡Papaaaaa!!

Me acerqué a la pantalla y le di un beso como siempre, papá sonrió y se acercó más al lente.

—Hijos, ¿Cómo se han portando, eh?

—Bien, papá. ¿Cuándo regresas a casa?

Harry P.D.V.

Aquella era siempre la primera pregunta que mi hijo mayor le hacía a su padre cada vez que
llamaba. Y siempre tomaba a Louis desprevenido, ya que nunca sabría cómo responder a eso sin
lucir una triste sonrisa en el rostro.

Sé muy bien lo difícil que es para mí exitoso esposo estar separado de los niños y de mi. Él me lo
repite todo el tiempo, pero para nuestros hijos aquello es más complicado que eso.

—Dentro de unas semanas...

Louis se quedó callado y miró con dolor a Boo, no comprendí lo que veía hasta que observé la
cabeza gacha de mi hijo, luego escuché un débil sollozo y mi corazón se partió en dos.

—Boo, cielo, yo...

Y entonces nuestro hijo corrió con dirección a las escaleras. Las subió más rápido de lo que
esperaba, mientras limpiaba su joven rostro de las lágrimas.

Tomé a Danny dispuesto a levantarme e ir tras mi hijo, pero entonces recordé algo que Brian me
dijo hace unos días durante la cena.

—Dentro de dos días es el día del padre. —suspiré—. Sabes que es el primer año de Brian en la
escuela. Me dijo que había hecho un regalo para ambos. Es el primero que hace, Louis.

Mi esposo pasó ambas manos sobre su rostro. Estar en Londres, al otro lado del mundo, le
estaba afectando. Se veía muy agotado por los entrenamientos, y se esforzaba por viajar en sus
días libres para pasar dos o tres días juntos. Luego se devolvía a Londres y aguardábamos otro
par de semanas. Sé que es solo momentáneo, cuando acabe el campeonato el volverá a los
Ángeles y todo mejorará.

—Te llamo después, ¿de acuerdo? Iré a hablar con Brian.

Él asintió resignado a no platicar con todos nosotros por ahora. Le dije a Danny que se despidiera
de su padre, y Louis le mandó un beso que recibió con una sonrisa inocente.

—Buenas noches, bebé. —se despidió él de nuestro hijo menor.


—¡Adeos, paaapaaa!

Cerré el ordenador y fui camino a las escaleras con Danny en brazos. Cuando llegué a la
habitación de mis hijos, dejé a mi pequeño castaño en su cama, y con tacto me acerqué a la de
mi hijo mayor. Él se encontraba boca abajo, y tenía una almohada presionada sobre su cabeza.

A través del silencio pude escuchar sus respingos, y nada me partía más el corazón que escuchar
a uno de mis hijos llorar.

—Boo, cielo. ¿Puedo hablar contigo?

Mi pequeño se quitó la almohada de la cabeza y se dio la vuelta poco a poco con sus ojos
llorosos. Me senté a su lado, mientras apartaba las almohadas de su cama, y sonreí para hacerle
saber que estaba aquí para escucharlo y apoyarlo.

Me acomodé muy bien y lo atraje a mis brazos. Lo amaba tanto y me duele mucho que tenga que
pasar por esto. Sé perfectamente que se siente, cuando tenía su edad, mi padre trabajaba todo el
tiempo, y solo lo tenía para mí los fines de semanas y días festivos.

—Bebé, tú sabes muy bien que papá te ama mucho, y que si por él fuera estuviese aquí con
nosotros todos los días. ¿Estás orgulloso de lo que ha logrado tu papá?

Boo asintió acurrucándose sobre mi pecho. Yo acaricié su pequeña cabellera rizada y castaña
cobriza, como Louis.

—Pues, debes comprender que para tener éxito debes sacrificar cosas... Pero esto no será para
siempre, pronto él estará con nosotros como antes.

Boo asintió lentamente mientras escuchaba con atención. Él era un niño con un corazón de oro, y
eso era lo que más orgulloso me hacía sentir de él.

—¿Quieres hablar con papá? Nada lo haría más feliz que escucharte justo ahora.
Mi pequeño hijo asintió, mientras sorbía su nariz, y entonces tomé mi celular del bolsillo trasero
de mi pantalón y le marqué a su teléfono.

—Habla con él, yo te esperaré abajo con un delicioso helado, ¿qué dices?

Boo sonrió y tomó mi celular. Acaricié su cabecita y me puse de pie. Le daría privacidad para que
no se sintiera presionado de ninguna forma.

Pero entonces, antes de salir de la habitación, escuché el principio de su llamada.

—¿Hola?... Te amo, papá, lo siento...

[*] Nombre de la canción: Dancing in the Moonlight de Toploader.

=================

OO2. Día del padre

Hoy es el día.

La Señora Dana, la nana de mis hijos, terminó de vestir a Danny, mientras yo me encargaba del
disfraz de Brian. Miré a mi hijo de cinco años disfrazado de rana, lucia absolutamente adorable.

Acomodé su cabello castaño dentro del gorro de su disfraz. Según la profesora de Brian, hoy
presentarían una pequeña obra con los niños de entre cuatro a seis años. Boo sería una pequeña
rana perdida en el pantano. Me encontraba muy emocionado, además, la pequeña tarjeta que mi
hijo había preparado para mí me conmovió totalmente.

"Feliz día, papi. Te amo con todo mi corazón, Att. Brian"

Las retorcidas letras venían junto con un tierno dibujo de Louis y de mí. Brian me dijo que el
rizado de ojos verdes pintados con acuarelas era yo. Y al otro lado, se encontraba Danny y él,
dibujados con palitos y círculos. Para mi eran perfectos. Sonreí al recordar que le dije a la Señora
Dana que mi hijo era un gran artista, ella miró el dibujo y sonrió en comprensión.

"Para un padre, los dibujos de su pequeño hijo siempre serán una obra de arte".

Quizás tenga razón, pero ya pegué mi regalo en la puerta de nuestro refrigerador donde podría
admirarlo todos los días.

Alguien tocó el timbre, y escuché que Dana se encargaría. Estoy seguro que se trata de Zayn y
Niall.

El pequeño rubio anda un tanto malhumorado por el embarazo. El pobre de Zayn se la pasa
corriendo por la ciudad todos los días en busca de los antojos de su esposo. Niall acaba de entrar
a las quince semanas, y al parecer son tiempos difíciles para mi morocho amigo.

Hace una semana, Niall se quedó conmigo en casa porque llegó a mi puerta llorando, me dijo que
había discutido con Zayn y que no quería verlo. No quiso contarme nada porque me aseguró que
moría de sueño, después de un par de horas llamaron a la puerta y era nada más, ni nada
menos, que Zayn para preguntarme angustiado si Niall había venido conmigo. Lo calmé
asegurándole que estaba en la habitación de invitados, y entonces me contó sobre la famosa
discusión que tuvieron esa mañana.

«Solo le dije que se veía tierno con su pancita, y que le había conseguido pantalones más
anchos. Él solo salió de casa gritándome que parara de llamarlo gordo.»
Reprimí una carcajada, porque a Zayn se le notaba muy preocupado, pero así que todo había
sido una simple mal interpretación de sus palabras. Para suerte o desdicha de Louis, él no tuvo
que soportar mis arranques hormonales por el embarazo, ya que nunca los tuve tan intensos
como los de Niall.

Quizás se deba a la depresión que sufrí todo ese tiempo por la idea de perder a Boo apenas
naciera. Y con Danny, en realidad intenté controlarme y evitarle molestias a Louis por obvias
razones. Suficiente hacia con darme su amor y apoyo.

Sacudí el traje de rana de Boo y lo bajé de la cama. Mi pequeño hijo salió corriendo en busca de
sus tíos en cuanto escuchó la voz de Zayn.

—¡¡¡¡TÍO ZAZUUUU!!!!

—¡Hola, Boo!

—¡Tío Niiiiiiiii!

—Hola, Bebé.

Salí de la habitación de los niños para encontrarme a la encantadora pareja en las escaleras.

—Hola, chicos, ¿Cómo están?

Niall se encogió de hombros fatigado. Tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos.

—No pude dormir en toda la noche, y vomité esta mañana.

—Que mal —dije, mientras me acercaba para mirarlo de cerca—. Nunca me lo pasé tan mal en
mis dos embarazos. Niall, creo que esto no es lo tuyo.
—Tienes razón. Zayn, este es el ultimo bebé que te doy.

Dijo el rubio medio en broma, mientras bajaba por las escaleras. Reí ante la cara de desconcierto
del morocho.

—Pero si es el primero.

—Y ultimo.

—Pero yo quiero más bebés.

Hice una mueca de "¿Estás loco amigo? apenas tu esposo puede con uno". En verdad la
situación tenía a Niall agotado. Además, su pancita era muy grande.

—Si quieres más bebés, quizás deberías ser tú quien use el Fertilax. —le sugirió Niall poniendo
su pie en el último escalón. Zayn deseaba replicar, pero acaricié su hombro y le sugerí con la
mirada que dejara las cosas de ese tamaño por ahora.

—Zayn, no lo presiones.

El moreno asintió resignado, mientras tomaba de la mano de Boo. La señora Dana me trajo a
Danny, y los cinco salimos. Les pedí a ambos que me acompañarán en mi camioneta, ellos
podrían dejar su auto en el garaje de nuestra nueva casa.

Louis y yo adquirimos una magnifica residencia de dos pisos y seis habitaciones hace un par de
meses. El lugar tenía un hermoso jardín delantero y una piscina en el patio trasero. La propiedad
se encuentra a nombre de ambos, ya que utilicé parte de mi herencia y Louis el dinero de su
contrato. Ahora podíamos estar mucho más tranquilos con todas las comodidades y la seguridad
que poseía el barrio.

Tenemos como vecina a Miranda Cosgrove, y eso lo sé porque Brian pegó de brincos en cuanto
la vio salir de su casa.

«¡Papi, es Carly!» Y la nana de los niños me dijo que Brian era fan de ese programa donde la
chica aparecía. Aquello no debería sorprenderme, ya que vivimos en los Ángeles.

Si solo pudiese toparme con cualquier celebridad en el mundo por las calles de esta ciudad,
quizás desearía que ese fuera Ricky Martín... Sería fantástico. No más que eso, ahora yo era un
hombre felizmente casado. Miré mi anillo de oro y sonreí, ni siquiera me enteré cuando ya todos
se encontraban instalados en sus asientos. Zayn a mi lado, y Niall en la parte trasera con los
niños.

—Listo.

La pequeña rana canturreó un par de líneas, supuse se trataría de la obra. Estaba muy
emocionado, si tan solo Louis estuviera aquí para ver a nuestro pequeño Boo en un día tan
especial.

La mañana era hermosa, Zayn y yo miramos una pancarta fuera del coliseo de baloncesto de los
Ángeles. Este nos quedaba de camino a la escuela de Brian. Allí habían extendido una nueva
publicidad de quince metros sobre el equipo al que pertenecía Louis. Me sentía orgulloso de ver a
mi adorado esposo en ella, a decir verdad, Louis era el más atractivo de todos, además, del más
pequeño, pero para ser juntos, esos sujetos eran MUY GRANDES.

—Papá es increíble —dijo Boo con un tono orgulloso, pero a la vez su voz sonaba con un tinte de
tristeza.

—Yo también lo soy. —Intenté animar a mi hijo, haciéndome el falsamente ofendido, siempre
terminaba riendo por mis reclamos.

—Mis pancartas son muy bonitas. Están en todos los centros comerciales. —le informé.

—Sí, pero la de papá es más grande.


Escuché un par de carcajadas de mis queridos pasajeros. Zayn me miró con su par de cejas
alzadas, retorciendo las inocentes palabras de Brian.

—¡Eso no es cierto! —le grité a Zayn.

Niall se rió con ganas. Ojala siguiera tan amargado como antes, pero no. Todos búrlense de
Harry.

Sonreí aturdido y atacado. Puse el auto en marcha, y mientras nos alejábamos Boo dijo.

—Si es vedad, Papi. ¿No viste la pancarta de papá?

—Sí, Harry, ¿no has visto la "pancarta" de tu esposo? —dijo el morocho haciendo comillas en el
aire—. Yo solo digo... él parece tener el control del matrimonio, si sabes a lo que me refiero.
—concluyó Zayn.

—¿Sabes? Solo no te respondo como mereces, porque hay niños presentes —dije con una
sonrisa desconcertada.

[...]

Tomé la mano de Brian, mientras entrabamos a la escuela de "Philimton Rona". El costo de la


colegiatura era una locura, pero era una excelente escuela donde desarrollarían todo su
potencial. Llevé a mi hijo mayor con su maestra, y luego los chicos y yo buscamos asientos. Zayn
me entregó a Danny, ahora que iba por algunas golosinas para todos.
Me gustaba mucho esta escuela, además, el dinero ya no era un problema. De por si Danny con
sus tres cortos años de edad poseía una fortuna heredada de su padre biológico. Liam le había
dejado la vida arreglada a mi pequeño castaño de ojos marrones. Cada día se parece más a
Liam, hasta tiene ese lunar en su cuello tan característico de él.

Mi más grande temor siempre será que Louis se sienta incomodo alrededor de él. Empiezo a
dudar si el cabello rizado es por mí, o Liam lo tenia de ese modo cuando no lo cortaba, al menos
podía asegurar que esas entradas en su cabello me pertenecían. ¡Gracias, Dios!

Espero que mi hijo tenga algo más de mí.

Zayn volvió luego de un momento con agua, un helado, dos bolsas de papitas y un jugo natural
de naranja para mí y para Danny.

—Gracias.

—De nada. Gracias a ti por invitarnos.

Negué con una pequeña sonrisa.

—Quien debería agradecerles por estar aquí soy yo.

—Ni lo digas. —negó Zayn con una cálida sonrisa en su rostro—. Feliz día del padre —me dijo,
acompañado de su mano revolviendo mí cabello, sin ninguna consideración.

—Gracias, que amable —dije con sarcasmo, mientras intentaba poner mi cabello en su lugar.

Niall se puso de pie, su abrigo de lana lo hacía ver adorable, y al mismo tiempo disimulaba
favorablemente su panza. Él se paró frente a mí y me dio un abrazo.

—Feliz día del padre, Harry.


Danny atrapó la pancita de Niall que por poco lo asfixiaba.

—Lo siento, Danny.

—De acuerdo, tienes que decirme que cargas allí pronto. Ya van casi cuatro meses y aún no
haces el eco. Y para ser sincero... —evalué el vientre de Niall—. Tu pancita esta grande, no te
ofendas. —sonreí—. Yo no la recuerdo de ese tamaño cuando estaba de cuatro meses.

Niall asintió en reconocimiento.

—Es por eso que aún no estoy listo para ver que tengo dentro. —Hizo una mueca de
circunstancia y mencionó—. Creo que no es uno.

Zayn resopló y se metió una gran bocanada de papitas fritas a la boca.

—Es obvio que no. Ya te lo dije, pero tú no quieres aceptarlo —dijo con la boca llena.

—Le pegaste al premio doble, Zayn.

Mi morocho amigo se pavoneó con una sonrisa suficiente.

—Cuando Louis regrese se lo presumiré.

Niall rodó los ojos y fue a su lugar, luego de un par de minutos el escenario se iluminó en el gran
auditorio, y la luz sobre nosotros se apagó. La función iba a comenzar.

Mi corazón iba a explotar de la emoción. Mi pequeño Boo actuaria en su primera obra infantil,
pero se sentía como Broadway para mí.
Los niños disfrazados de aves empezaron a revolotear en el escenario. No veía el momento en el
que las pequeñas ranitas aparecieran. Pero parecía que eso iba a tardar un poco. Apoyé el rostro
sobre la cabecita de Danny, mientras mi hijo menor observaba fascinado los colores del
escenario, y a su vez, tarareaba con singular alegría las canciones del espectáculo.

Junto a mí, un sujeto con capucha se sentó sin saludar, ni pedir permiso. Lo miré extraño, pero él
ni se dignó en voltear a verme. Envolví a mi pequeño con mis brazos en un instinto innato de
protección, no es como si creyera que aquel sujeto fuera a hacernos algo malo, pero me sentí
más cómodo con Danny bien apegado contra mi pecho, y así, continué viendo a las avecillas
revolotear y cantar en coro algo sobre dejar el nido.

La función transcurrió, y así aparecieron dos osos, una ardilla, cinco conejos, tres arboles
parlanchines, y mis ranas ni las narices.

Los osos pensaban robarse el show, llevaban cantando más de diez minutos.

—Creo que los osos ya cantaron lo suficiente, que salgan las ranas en el estanque.

—Los osos son geniales —dijo el extraño a mi lado. Pero lo ignoré y continué quejándome para
mí mismo.

—Ya han pasado mucho tiempo cantando, es hora de... ¡AL FIN!

Las ranitas del estanque aparecieron saltando encantadoras.

Tres ranas, y la del centro era mi hijo. Las tres empezaron a cantar, hasta que para mi sorpresa,
Brian cantó un dulce solo. Miré a Zayn y Niall, y ellos estaban igual de sorprendidos que yo, así
que no solo era una cosa de padre desmedido. Mi hijo cantaba muy bien, pero entonces los dos
osos aparecieron y espantaron a las ranas. Puede que sea parte de la obra, pero ya estaba
detestando a esos osos entrometidos.

—¡¿De nuevo los mismos osos?! Ya estuvo bueno. —esta vez la fila de al frente si me escuchó.
—Esos dos son mis hijos —dijo el sujeto junto a mí en tono cansado y molesto. Me quedé callado
y miré a mi lado. El sujeto tenía acento, y en cuanto vi como me observaba, por poco me trago la
lengua. Él era... ÉL ERA... Esos osos eran... eran... ¿LOS GEMELOS MARTIN? Dios. Mátame.
Ahora.

Acabo de abuchear a los hijos de Ricky Martin.

—Oh... Cielos... yo... eh... ¿Sabe señor? soy su fan. —sonreí de oreja a oreja. ¡QUE EMOCIÓN!
RICKY MARTIN me va a golpear por bocazas.

Zayn tomó a Danny en cuanto se percató de la situación, mientras tanto, yo empezaba a


maquinar mis disculpas. Ricky al menos era dos veces más grande que yo.

—Lo siento, ¿me va a golpear? porque si es así podemos resolverlo afuera.

Mi plan suicida está en marcha. ¡¿Pero qué rayos?!

—No, no voy a golpearle. Estoy aquí para disfrutar un maravilloso día del padre con mis hijos. No
dejaré que nadie lo arruine.

—Lo siento —dije apenado.

—Bien, de acuerdo, pero por favor, solo guarde silencio.

—Está bien, como diga, señor Martin.

—¡Santo cielo! Me da su autógrafo, juro que no conozco a este tipo —dijo Niall señalándome.

El Señor Martin sonrió y tomó la libreta y el bolígrafo que solo Dios sabe cómo consiguió Niall.
—En serio, en serio, en serio lo siento. Los niños cantan increíble.

El Señor Ricky asintió y acabó de entregarle la libreta a Niall.

—Ya no hay problema.

Sonreí y él muy amablemente me devolvió el gesto.

—Entonces... en ese caso, ¿Me da su autógrafo?

[...]

—Hoy vi a nuestro hijo en su primera obra de la escuela. Recibí una hermosa tarjeta de su parte y
conocí a Ricky Martin. Hasta me dio su autógrafo —le conté a Louis por video llamada.

Mi esposo meneó su cabeza en negación mientras sonreía.

—¿Por qué tuviste que abuchear a sus hijos?

—Lo siento, pero quería escuchar a Brian cantar. Debiste escucharlo, Lou —dije con una sonrisa
orgullosa. Encontré a mi lado el autógrafo que el Señor Martín me había dado—. Oh, mira aquí
esta.

«Para: Harry, un gran abrazo de mi parte. Att. Ricky Martin PD: No vuelvas a abuchear a mis hijos
xoxo»

—Las equis y las "o" son besos y abrazos —dije presumiendo mi buen día. Pero ahora era hora
de escuchar a Louis. Luego de la conversación que tuvo con Boo, quien le prometió le cantaría la
canción de la obra en cuanto volviera, Louis se sintió mejor de escuchar a su hijo animado. Brian
era incapaz de guardar cualquier tipo de sentimiento de resentimiento por nadie. Era un buen
niño, e incluso le hizo una tarjeta a Louis que no quiso mostrársela a nadie, dijo que era muy
especial.

Brian era sencillamente fascinante.

—¿Y cómo van las cosas con el equipo?

—Muy bien, bebé. Regresaré a casa dentro de un par de semanas. No más trabajo por cuatro
meses consecutivos. Lo prometo.

—Eso es fantástico, amor. Te extraño —dije con una sonrisa triste. Bajé la mirada y mordí mi
labio con diversión—. Hasta ya comienzo a sentirme virgen de nuevo. —reprimí una risa que
terminó estallando cuando escuché la de Louis.

—¡Dios, Harry! —volvió a reír, su rostro sonrojado siempre seria todo un espectáculo para mí—.
Prometo que resolveré eso en cuanto ponga un pie en casa, cielo.

—Gracias —le dije en un bufido—, te amo.

—Yo también te amo, bebé.

—Feliz día del padre, tus bebés te amamos —le aseguré con una sonrisa embelesada, no lo
negaría, estaba completamente enamorado de mi esposo.

—Y yo a ustedes —me respondió con un dulce gesto.


—Ya es tarde, será mejor que vaya a dormir porque mañana tengo que ir con Chad.

—¿Un nuevo trabajo?

Asentí.

—Estuve revisando el mensaje que me llegó a mi correo, pero en realidad no comprendo... tengo
que hablar con él.

—De acuerdo, hasta pronto, amor.

—Hasta pronto —agité mi mano frente a la pantalla y concluí la comunicación.

=================

OO3. Lou, Lou

Acaricié la cabeza de mi pequeño hijo menor, mientras miraba a Boo jugando baloncesto con
Zayn. Mi pequeño era escurridizo y Zayn no tenía ni la menor idea sobre el deporte. Brian con sus
cinco años le enseñó a jugar decente.

—Ya es hora de irnos. —cargué a Danny contra mi pecho y me encaminé hasta los chicos. Zayn
y Brian me miraron con dos distintas expresiones. Zayn estaba feliz de que ese juego acabara y
Brian, al contrario, él hizo un puchero de tristeza, que se le borró en cuanto le dije que iríamos
con Chad.

Boo adoraba a Chad, y no sabía por qué, creo que le gusta sacarlo de quicio. Pero sé que mi
representante quiere a mi hijo. Boo lo llamaba abuelo Chaddy, mientras él intenta quitárselo de
encima con un palo.

—Zayn, ¿me acompañas?

—Claro que sí. Le prometí a Louis que no te dejaría andar solo...

Me detuve frente a él, para darme la vuelta y preguntarle a que se refería con eso, pero él se
adelantó diciendo.

—Con los niños, a-a-andar solo con los niños —dijo nervioso.

—¿Tú y Louis hablan mucho, eh?

—¿Qué? —Preguntó mi amigo haciéndose el ofendido—. No, pocas veces hablamos y cada vez
que lo hacemos no te mencionamos en lo absoluto.

Reí entre dientes ante la metedura de pata de mi querido Malik. Podría ser un genio, pero cuando
se trataba de ocultar cosas...

—Yo nunca te pregunté si hablaban sobre mí —mencioné de camino al auto. Escuché a Zayn
bufar.

—De acuerdo, me atrapaste. Pero no le digas a Louis o se enojará conmigo.

—No comprendo por qué la desconfianza, ¿le has dicho algo a Louis para que desconfíe de mí?

—Noooo, jamás. —se rascó la barbilla—. Solo le dije que en la agencia de tu manager hay
muchos sujetos coqueteándote.

—¡¿Qué?! ¡Eso no es cierto! —Grité mosqueado, mientras subía a mis hijos al auto—. La otra
vez, mi amigo Matty te estaba coqueteando a ti, pero yo no le dije a Niall que aceptaste su
número de teléfono.

—¡No se lo digas, por favor! Además, solo lo hice por educación. —se defendió.

—Sí, claro. —ironicé mientras subía al auto, pero en verdad confiaba en él. Zayn ama mucho a
Niall, y primero muerto y pierde a su esposo por una tontería como aquella.

Resoplé molesto. No podía creerlo, Louis me tenía vigilado.

—Ya no te molestes, Harry.

—Claro, como no es tu esposo el que te considera más fácil que la tabla del uno.

—Harry, él no piensa eso.

Encendí el auto y miré por el retrovisor el par de puertas principales de mi casa abrirse y darme
paso.

—Seguro piensa que su esposo tiene un culo muy sociable. "Abierto para todo el público,
aprovechen, su esposo no está". —Intenté imitar la voz aguda de Louis, y lo conseguí. Reí ante
mis dotes de imitador.

—Contrataré a un detective para que sea mis ojos en Londres.

—¿En serio harás eso?

—Tal vez lo haga —le respondí y nos dirigimos a la agencia. Justo ahora era muy importante para
mí hablar con Chad acerca de ese trabajo, del que comprendía muy poco.
—Harry... ¿Contratarás a ese detective? —Insistió mi afligido compañero de viaje.

—No, no lo haré, ¿y sabes por qué?

Él negó con toda la pena del mundo. A veces ver a Niall y a Zayn me trasportaba en el tiempo y
veía a esos nerds que tanto protegía... Liam, Liam era bueno... Ese no era un fin para alguien tan
joven y brillante.

—Porque confío en Louis. —sonreí—. Ahora vamos.

Ambos bajamos y tomamos cada uno a un niño. Zayn a Danny y yo a Brian. Mi amigo nunca dejó
de maravillarse por el parecido de Danny y su padre biológico. El propio Zayn se ha encargado de
cada detalle: exámenes, pruebas, y ahora solo espera que cumpla sus cuatro años para averiguar
si el coeficiente intelectual de Danny igualaría, o superaría el de Liam. Estaba muy metido en ese
asunto, pero no me preocupa, es Zayn.

Yo solo espero que sea un niño sano y feliz.

Los cuatro entramos por el vestíbulo, y para nuestra sorpresa allí estaba Chad, ojeando carpetas
contra el mostrador.

—¡Aaaaaaabuelito, Chaddy! —Gritó Boo, corriendo hasta él. Mi desdichado representante rodó
los ojos y esperó resignado al pequeño.

—¿Cuántas veces te he dicho mocos que no me llames abuelo? Y aún peor... ¿Chaddy?

—¡¡Aaaaaabueliiiiitoo!! —Lo ignoró mi pequeño hijo y fue a engancharse en una delgada pierna.
Le dio un dulce y sincero abrazo. Todos en el vestíbulo murmuraron un "Awwww", ya que todos
ellos consideraban a Chad un hombre frio y tosco, al que solo le importaba el trabajo y el trabajo.
Tenía una esposa, pero jamás tuvo hijos.

Mi representante gruñó y empezó a empujar fuera a Boo.


—Mocoso, yo no soy tu abuelo.

—¡Abueliiiiito, Chaddy! —Dijo Boo apretando más sus cortos brazos alrededor del pantalón caro
de Chad.

El hombre rubio, y de ligeras canas, me miró con ojos entornados.

—¡¿Así educas a tu pequeño parasito, Styles?!

—Harry, creo que está molesto —comentó Zayn a mi lado, preocupado de que el hombre
lastimara a Brian, pero lo persuadí de que todo estaba bien. En serio, Chad solo intentaba
encerrase en su caparazón e ignorar todo tipo de muestra de afecto que se le digiriese. Pero en el
interior, y cuando nadie lo veía, dejaba aflorar ese lado humano y vulnerable. Como aquella vez,
cuando creí que Boo se había perdido en el set de mi sesión de fotos.

Aquel día les pedí a todos en el lugar que me ayudaran a buscar a mi hijo. Y entonces, envuelto
en una bata gris de baño fui a la oficina de Chad para preguntarle por Brian, y lo que encontré me
sorprendió mucho.

Boo devoraba un helado, mientras Chad probaba en él una nueva línea de gorros y le decía
cosas como: "El ser valiente, es lo único que te sacará del fracaso." "Nunca lo olvides Brian, eres
un niño muy dulce, tanto que es desagradable." hizo una mueca y rió. El cabello de Brian quedó
hecho un desastre, pero Chad como un buen ex estilista lo arregló con su peinilla. "Pero tú sabes
cómo alegrar a los demás." "¿Mira lo que conseguiste? La última vez que le dije a tu papá que no
podía traerte, todos mis empleados firmaron una petición para que te dejara venir." "¿Cómo rayos
consigues eso? podrías ser político".

Me crucé de brazos y reprimí una risa.

—Emm... con que aquí estas.

Chad se volteó hacia mí y dejó los gorros de terciopelo a un lado, junto a Brian.

—Qué bueno que llegas —dijo Chad fingiendo que revisaba los nuevos diseños—. Tu demonio
llegó aquí y mira el desastre que hizo con mis gorros. Además, robó un helado de mi mini fridge.

—Oh, cuanto lo siento. —me disculpé con una sonrisa enorme.

—De acuerdo, ahora ve a trabajar y amarra a tu bestia.

Boo estiró sus bracitos en el ademán de un abrazo, uno que quería darle a Chad. Lo llevé con él y
entre gruñidos y protestas mi representante se dejo hacer.

—Oh, yo también quiero —mencioné, antes de darle un fuerte abrazo de la misma manera.

—Gracias por cuidar de mi pequeño.

—¡YO NO LO CUIDABA!

—Sí, claro... —dije con retintín, mientras abandonaba su oficina de paredes cubiertas de madera.
La puerta de roble puro se abrió con un empujón fuerte—. Diablos, Brian debe tener mucha
fuerza. —ironicé al respecto de la llegada inoportuna de mi hijo a su oficina.

—Será mejor que lo cuides mejor —dijo él con una mueca—. Lo encontré vagando por los
pasillos, pudo haberse lastimado con los cables y las lámparas.
—Le contrataré una nana.

—Pídele a Julia que te ayude con eso, creo que ella tiene hijos también. —soltó lo último con
desdén. Pero sé que en el fondo adora a los niños. Tal vez su desaire se deba a que nunca tuvo
uno propio.

—Le preguntaré. Gracias, Chad —y así lo hice, le pregunté a su secretaria por alguna buena
niñera que pudiera ayudarme con los niños y ella consiguió a Dana.

Chad logró desenredarse a Boo y lo cargó con una mueca de disgusto. Boo se rió y mi
representante negó rendido a la dulzura de mi pequeño hijo.

—Hola, pequeña escoria. —Entornó los ojos mientras observaba con atención a Boo—. ¿Ya te
están salieron nuevos colmillos?

Brian asintió y señaló el pequeño diente que brotaba, luego de perder el primero que consiguió en
ese mismo lugar.

—¡Bien por ti! Cuando consigas todos tus dientes buenos, ven conmigo y platicaremos de un
contrato. Tu padre ya estará lo suficientemente viejo para retirarse.

—¡CHAD! —protesté con brazos cruzados. Zayn rió y se acercó a Chad para saludarlo, mientras
yo refunfuñaba por escuchar que mi agente ya me estaba buscando remplazo.
[...]

Zayn, los niños y yo regresamos de mi junta con Chad. En esa pequeña reunión, solo estuvimos
presentes mi agente y yo. Él me platicó sobre mi nueva propuesta de trabajo. Decidí pensarlo un
poco, lo que me proponía era algo muy serio y necesitaba platicarlo con Louis.

—Eso suena muy bien, Harry. Pero... ¿Crees que Louis no tenga problemas con eso?

—Ese es el problema —mencioné quedadamente mientras pensaba. Me concentraba en la


carretera de camino a casa, de nada serviría darle tantas vueltas al asunto. Esta noche hablaría
con Louis por chat y le contaría.

—Harry, necesito pedirte un favor.

—Sí, dime.

—Mañana, Niall me permitirá hacerle un eco, al fin lo convencí, pero quiere que estés allí.

—¡¿En serio?! Eso es fantástico, claro que estaré con ustedes.

El moreno sonrió más emocionado que nunca. Al fin vería a sus hijos, porque todos le
apostábamos a que eran dos.

—Serás papá, Zayn —le mencioné y él sonrió con la única e inigualable ilusión de un padre.

—Estoy muy feliz.


—Lo sé. Te comprendo.

Pasé por la casa de Zayn para dejar a mi querido amigo en la puerta de su hogar. Niall me recibió
con un abrazo y un pastel de chocolate recién horneado.

Luego de una corta platica, me despedí y conduje con rumbo a casa. Me sentía muy ansioso y
preocupado por mi plática con Louis esta noche. En verdad quiero hacerlo, pero me dolería
mucho que Louis no me apoyara con esto, porque sé que no va a estar de acuerdo... ¡No lo sé!
Quizás lo estoy juzgando mal. Al menos puedo decidir si se lo contaré hoy o mañana. Eso me
daría tiempo para pensar.

Apenas llegué a casa fui con los niños a su habitación, Danny ya estaba dormido y Brian apenas
podía mantener los ojos abiertos, aún tenía que darles un baño y a Dana no la veía por ningún
lado, seguro se encontraba en el jardín regando las flores.

Bueno, primero iría a ducharme y luego prepararía el baño para mis hijos. Hasta entonces podían
dormir, los pobres habían tenido un día muy largo.

Entré a mi habitación en penumbras, tan cansado como para encender la luz. Me quité la camisa.
Definitivamente necesitaba un masaje, estaba muy estresado. Los nervios terminarían
matándome en cualquier instante.

Tomé un respiro, y entonces, de repente, sentí unas manos sobre mis caderas y mis nervios se
dispararon hacia todas direcciones. Grité estrepitosamente, pero esas manos se volvieron rudas y
fuertes alrededor de mi cuerpo.

—Shhh, amor, soy yo, Louis.

Me quedé inmóvil. Mi cuerpo se sintió extrañamente pesado y vi el techo, mientras me dejaba


arrastrar por la oscuridad.
[...]

—¡SANTA MIERDA¡ ¡HARRY LO SIENTO! ¡Dana! ¡DANA! ¡DANA! ¡NECESITO AYUDA, AQUÍ!
¡DANA!

La mujer apareció muy apresurada por la puerta de la habitación luego de unos minutos. Louis
tomó a Harry en brazos y lo dejó sobre la cama.

—¡Santo cielo! ¿Qué sucedió aquí, Don Louis?

—Por favor, Dana, traiga algo para despertarlo, se desmayó.

La mujer se dirigió al baño y rebuscó en el botiquín de primeros auxilios que Harry había instalado
en los baños de toda la casa.

—Señor, aquí esta lo que me pidió.

—¿Por qué se desmayó, Dana? ¿Qué le sucede? —Preguntó Louis viendo con temor el cuerpo
pálido de su esposo. Él había pretendido darle una sorpresa, pero nunca creyó que acabaría con
Harry inconsciente.

—No lo sé, Señor. Él parecía bien cuando salió.

—Mi amor, despierta —murmuró Louis, mientras acariciaba el cabello de Harry. La Señora Dana
colocó sobre la nariz de este un algodón con alcohol.

Louis volvió a respirar cuando Harry comenzó a reaccionar de su desfallecimiento.


—¡Harry! ¿Te duele algo?

Su esposo parpadeó un par de veces antes de abrir los ojos y mirarlo con confusión.

— ¿Louis?... —jadeó intentando ponerse de pie.

—Sí, amor, soy yo.

—¿Qué sucedió?

—Te desmayaste, y creo que fue mi culpa, cielo. Lo siento, no quise asustarte de ese modo.

—Mhm, está bien... —sonrió débilmente, en cuanto enfocaba su vista en él—. Eres un tarado,
¿en qué rayos pensabas apareciendo de la nada y agarrándome de espalda?

Louis asintió con una mueca trágica. Pero su esposo se inclinó para envolver sus brazos
alrededor de sus hombros y sostenerlo fuerte.

—Pero no importa, me alegra que estés aquí, te extrañé mucho, mi amor —mencionó para luego
aspirar ese aroma tan inconfundible de su adorado esposo.

La nana se retiró dándoles privacidad, y Harry aprovechó para tomar la boca de Louis y reclamar
los besos que ese gran susto le ameritaba.

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OO4. ¿Una de esas mentes brillantes?


—Necesito darle un baño a los niños, ¿vienes a ayudarme?

Dijo Harry mientras se ponía de pie. Relamió sus labios consiguiendo saborear el inconfundible
gustillo de su esposo.

—Claro, amor, pero antes...

Harry soltó una alegre carcajada cuando sintió los brazos de su esposo alrededor de su cintura, y
sus pies dejaron de tocar el suelo. Louis era ahora un poco más fuerte. Harry se detuvo a
acariciar los músculos de su esposo bajo el abrigo de invierno que utilizaba.

—Mnhm, Louis. —ronroneó roncamente, entonces, envolvió sus brazos alrededor del cuello de su
esposo y se dejó llevar a la cama.

—Si más no lo recuerdo, mencionaste algo sobre sentirte virgen de nuevo, ¿me lo explicas?
—Mencionó Louis con una sonrisa lasciva. Harry rió y envolvió el cuerpo de su esposo con sus
piernas en cuanto este se cernió sobre él en la cama.

—Mmnn, bueno, ¿cómo quieres que te lo explique? —ronroneó el rizado, y con tacto fue
descendiendo la mano que acariciaba el cabello de su esposo hasta el centro de su unión y tocó
el miembro semiduro de Louis descaradamente.

Él gimió roncamente al sentir las manos de Harry sobre su dureza. Este río y murmuró sobre su
oreja.

—¿Quieres que te haga un dibujito o qué?

El castaño mordió su labio inferior con lujuria, disfrutando de las caricias de su esposo. La mano
del rizado se cerró en un puño obligándolo a retorcerse y pegar un rudo gruñido acompañado del
nombre de su esposo que debió escucharse por toda la casa.
Segundos después escuchó apresuradas pisadas, y la voz de su hijo gritando.

—¡PAPÁ! ¡PAPÁ, ESTAS AQUÍ!

Louis se movió lejos de Harry justo antes de que su hijo apareciera por la puerta sin tocar. Pero
eso no importaba ahora, Brian corría hacia él con entusiasmo y mucha felicidad.

Louis se puso de pie y cargó a su hijo por los aires.

—¡Boo! ¡Hijo mío, cuanto has crecido!

Su hijo rió en cuanto su padre repartía pequeños besos sobre su frente y mejillas.

Brian afirmó aquello, y le dijo.

—He crecido cuatro centímetros.

—¡Eso es fantástico! —espetó Louis muy orgulloso.

—Ajam, le dije que le faltaba muy poco para superar la estatura de su papá —mencionó Harry
con un bufido, y se puso de pie perezosamente a sabiendas que su esposo lo estaría mirando
ofendido.

—Oh, me la pagarás esta noche.

Harry se dio la vuelta y le guiñó un ojo antes de continuar su camino hasta la puerta entre abierta.

—Iré por Danny.


—Papá, encesté cinco veces seguidas.

—¡Uau! eso es campeón, estoy orgulloso de ti.

Harry apareció minutos después con un soñoliento Danny, el pequeño castaño pasó de sus
brazos a los de Louis.

—Hola, pequeño, ¡No puedo creerlo! A Danny ya le salieron todos los dientes de leche.

Harry asintió, mientras tomaba asiento junto a Boo.

—Crecen rápido.

—Siento que he pasado una vida lejos de mis hijos —mencionó Louis ensimismado en el rostro
del bebé—. No debería ser así.

Danny se acurrucó sobre el hombro de su papá, mientras él tomaba asiento junto a su hijo mayor,
pensativo.

—Estas cumpliendo tu sueño. Tus hijos están orgullosos —le dijo Harry seriamente, mirándolo
con ojos sinceros y llenos de amor—. A ellos no les gustaría saber que su papá se rindió porque
no quería pasar un par de semanas lejos.

Louis soltó un resoplido y acarició la cabecita de su hijo mayor, quien lo miraba con esos ojos
azules llenos de admiración.

El castaño mayor depositó un corto y dulce beso sobre los labios de su esposo y mencionó un
"gracias". Harry sonrió ampliamente y restregó su nariz sobre la de su esposo, en una muestra
perfecta del beso esquimal.
—Ahora, vamos a darles un baño.

—¡Papá, no! —rogó su hijo mayor, renuente a formar parte del ritual diario obligatorio.

—¡PAPÁ, SÍ! Ahora, caminando jovencito.

—No necesito un baño.

—¿A no? —Louis fingió oler el lugar, terminó frunciendo la nariz con aversión—. ¿Hueles eso,
Harry? Un pequeño rizado necesita un baño.

—Es Danny, él se hizo popo —dijo Brian en una risita traviesa. Louis levantó al pequeño y acercó
su nariz al pañal de Danny. Por su cara, Brian tenía razón.

—Quizás Danny se hizo popo. —aclaró con una sonrisa cómplice hacia su esposo que miraba a
su hijo menor con una sonrisa—. Pero tú necesitas un baño, y él también —señaló a Danny.

—¡No, papá! —Gritó Boo, antes de salir corriendo de la habitación a toda marcha. Louis sabía
muy bien el protocolo. Le dio a Harry el bebé y caminó hasta la puerta—. ¿Aún se esconde bajo
la alacena? —preguntó con una ceja alzada en dirección a su esposo.

—No, ya se dio cuenta que siempre buscamos allí, así que cambió al mueble del estudio.

Louis asintió con una sonrisa divertida.

—¡Te encontraré pequeño apestoso, seguiré el aroma de tu miedo! —Gritó por el pasillo
acompañado de una risa siniestra.

—¿Louis, tú quieres traumar a Brian? —le preguntó Harry, cruzándose de piernas en estilo
mariposa sobre la cama, para empezar su tarea de quitarle el pañal sucio a Danny, luego tendría
que bañarlo para colocarle uno nuevo y limpio.

Harry metió a su pequeño hijo a la tina. Danny, a comparación de Brian, disfrutaba sus baños, al
menos lo hacía ahora, porque Boo solía hacerlo.

Mientras Danny jugaba con su barco de hule, Harry aprovechó todo ese tiempo para lavar su
cabello y restregarlo bien con una suave esponja.

—Papi, barquito.

Harry lo miró con una sonrisa dulce y asintió.

—Sí, cariño, ese es un barquito.

Danny miró a su alrededor y observó un par de juguetes más en la bañera, cerca de sus lociones
y jabones.

—Papi, patito —dijo dándole el pequeño patito de hule. Harry lo tomó y asintió en aprobación—.
Muy bien, Danny.

—Un carro azul. ¡Ruum, rumm! —Jugó con el pequeño carro de goma.

Harry continuó bañando a su pequeño hijo con admiración. Más al recordar que según Niall un
bebé de apenas tres años por lo general no poseía una gran memoria para recordar nombres de
objetos, diferenciarlos unos de otros con seguridad.

—Papi, la radio... —señaló la pequeña radio que Harry tenía en el baño de sus hijos.

—¿Quieres escuchar algo de música, cariño?


Su pequeño hijo menor asintió y Harry se estiró hacia la repisa para encender el aparato.

—El viejo McDonal tenía una granja ...

Minutos después, Louis estuvo de regreso luego de una persecución intensa. Su hijo no fue nada
tonto y se escondió en un nuevo lugar. Le tomó más tiempo del que imaginó.

Miró a Harry envolviendo a Danny y sacándolo de la tina, y en cuanto vio a su esposo, él sonrió
emocionado.

—Louis, tienes que escuchar esto.

El castaño mayor se detuvo en la puerta con Brian bajo su brazo, colgando rendido como una
pequeña maleta pesada.

—El viejo McDonal tenía una granja ia ia oh —empezó Harry, y luego Danny le tomó el ritmo—. Y
en es granja ¿tenia?

—¡Una vaca! —Gritó Danny ante la pausa de su padre.

—Ia, ia, oh.

—Muu, muu por aquí...

Danny continuó con un tierno. «Mu. Mu po allá. Mu, mu, mu»

Louis sonrió encantado, pero aquí venia la gran sorpresa para él.

—El viejo McDonal tenía una granja ia ia oh. Y en esa granja ¿Tenia?...
—Un Perro.

Una...

—Un Pato.

Y otra...

—¡Unas gallinas!

Y otra vez...

—¡Una Oveja, papi!

—Un Toro.

—¡Guau!

—No se equivocó en ninguna, Louis —concluyó Harry seriamente—. Créeme, yo me sé esa


canción.

—Yo ni siquiera recuerdo que iba después del pato —mencionó Louis asombrado.

Harry cargó al pequeño y lo llevó hacia la cama de su hermano mayor. Louis se encargaría de
bañar a Brian, mientras Harry preparaba al más pequeño para dormir.

Un par de minutos después, Harry volvió a mencionárselo a Louis.


—¿Crees que tenga que ver con lo que dijo Zayn? Es decir...

—¡Yo creo que sí! —Gritó Louis desde el baño. Harry escuchó el sonido seco de un golpe y la
risa de Boo.

—¡¿Qué sucedió, Louis?!

—Me golpeé con esta repisa, ¿no crees que deberíamos elevarla un par de centímetros más?

—Boo es muy pequeño aún. Allí esta perfecta, él alcanza sus cosas.

—De acuerdo. —se rindió Louis y luego de un par de minutos recordó—. Quizás Danny sea una
de esas mentes brillantes.

Harry colocó una pequeña camisa sobre la cabeza de Danny, y con cuidado acabó de ponérsela.

—Sí quizás...

—No me sorprendería. Después de todo lo lleva en la sangre...

—Yo esperaba que fuera un niño normal —mencionó Harry con un tono preocupado.

Louis pudo escuchar desde el baño la inquietud de su esposo cuando dijo eso.

—¿De qué hablas?

—Lo sabes muy bien. Hay niños que se cenan a otros como Niall, Zayn y el mismísimo Liam. Yo
no quiero que Danny viva eso sin que este yo para protegerlo...
—De chicos como yo... —apareció Louis con un Boo limpio y envuelto en una toalla azul.

—No... es solo que, alguien puede guardar mucho resentimiento... y un dulce niño puede volverse
alguien egoísta por compensar tantos años de retraimiento.

—Harry —Louis se encontraba ahora frente a su esposo—. La historia de Liam no se va a repetir


con Danny.

Harry dejó salir su pesimismo con un suspiro.

—Y puedes estar seguro que será un niño como cualquier otro, porque te tiene como papá —lo
señaló orgulloso—. Yo le voy a enseñar a defenderse. Igualmente, Danny cuenta con un hermano
mayor, cosa que Liam no tenía, aparte, Zayn y Niall son muy normales —Louis hizo una mueca
curiosa.

Harry lo miró con una ceja arqueada, lo que llevó a su esposo a agregar.

—Está bien, en todo caso no son tan raros.

Harry rió, al mismo tiempo que envolvía a Danny en su mullida manta.

—Eso me recuerda, que hace una semana Niall por poco atropella (con el carrito del súper) a una
anciana porque se llevó el último snack de chocolate de la tienda.

A Louis se le desencajó la barbilla.

—¿Niall? ¿El rubio por poco comete un abuelicidio por un chocolate?

Harry se rió dolorosamente con solo recordarlo.


—El embarazo lo está volviendo algo loco.

—¿Pero el snack era de chocolate blanco u oscuro?

—Blanco.

—Vaya, el rubio necesita ayuda.

Harry negó con una sonrisa y depositó un suave beso sobre los labios de su esposo.

—Te amo.

—Y yo a ti.

—¡Y yo a mí! —Rió Brian antes de darle inicio a una nueva persecución. Louis recuperó la toalla
metros más adelante.

—¡Este niño será mi Karma! —Rugió el castaño por los pasillos del hogar Stylinson.

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OO5. El gigante egoísta

Harry P.D.V.
Repartí besos cortos sobre todo su rostro, mientras nuestros cuerpos permanecían desnudos y
saciados sobre la cama matrimonial.

—Tigre. —solté con una socarrona sonrisa en los labios.

—¿Por eso me pintaste las rayas en la espalda? —susurró con picardía.

Me encogí de hombros, y le di un beso largo y extenuado, sonriendo para mi mismo ante la idea
de la espalda de Louis totalmente rasguñada por mis pequeñas uñas. Apenas tenía las
suficientes para enterarlas sobre su carne, mientras llegaba al clímax.

—Eres un tigre que se ha ganado sus rayas.

Mi adorado esposo sonrió alegremente fingiendo monería. Lo golpeé en el hombro.

—Ya basta. Ahora debo decirte algo muy importante para mí.

Mi mano descendió por su pecho hasta la unión de nuestros estómagos. Lo acaricié con prosa,
mientras intentaba encontrar la manera de decírselo.

—Chad... —esquivé mi mirada de la suya y solté una risita nerviosa. Estaba tan feliz y
emocionado, a la vez que nervioso e inseguro—. Me sugirió un nuevo contrato. Es... interesante.

Louis murmuró un "Mhm", mientras besaba mi cuello, lo separé un poco para continuar.
—Escúchame. Sería muy importante para mi... —gruñí— ¡¿A quién rayos engaño?! Chad me
está dando la oportunidad de trabajar con la firma de Christian Dior.

La cara de Louis era inmutable. Por la confusión en sus ojos segundos después, supe que no
tenía ni la menor idea del grado de importancia que representaba para mí esto.
—¡Es Christian Dior! ¡Louis!

—Ajam, uno más de esos viejitos que diseñan ropa. ¿Pero qué con eso?

—¿Unn... Uno más? —Le pregunté con la boca desencajada.

Louis frunció el entrecejo y soltó un bufido.

—¿Es un diseñador, no? ¿O actor? No tengo ni la menor idea.

—Louis... —susurré realmente ofendido con su tono tan monótono. Luego sonrió y supuse que no
le importaba en lo más minino lo que quería contarle.

—¡Lo siento! —Extendió sus manos en señal de disculpas, así que me separé de él y me senté a
su lado, intentando contener mi enojo. No se trataba sobre lo que él podía ignorar o no.

—¿Estas molesto?

—No —murmuré cortante, apoyando el rostro con mi mano.

—Harry, acabo de llegar. No quieres que discutamos ahora, ¿o sí?

Lo miré completamente dolido y molesto, y negué levemente con la cabeza.

—Claro, quien quiere eso —suspiré rendido y me puse de pie con camino a la ducha para
asearme.

—¿A dónde vas? —Me preguntó torpemente. No quería escucharlo ahora, era obvio que mi
trabajo le parecía de lo más banal del mundo. Es como si solo pensara "Harry, tú solo modelas, te
paras allí y luces bonito" nada relevante. Ni siquiera me preguntó por eso tan importante que
deseaba decirle. Cielos, hasta quería pedirle su aprobación de esposo. Que idiota.

—Me daré una ducha. —me di la vuelta y sonreí amargamente—. ¿No es obvio?

—¿Por qué me hablas así, Harry? Primero te molestas por nada y ahora... Harry, ¡HARRY!

Entré al baño y cerré la puerta con seguro para no tener que escucharlo. No es el momento de
hablar, necesito tomar una ducha, luego dormir y mañana quizás hasta no me importe su falta de
interés.

—¡Harry!

Encendí la regadera y me metí bajo ella. El agua refrescó mis ideas, y me relajó mucho, era justo
lo que necesitaba, y en cuanto disfrutaba de aquello, recordé mi primer desfile, ese día fue
fantástico en realidad, y no pude evitar recordar que Liam estuvo en la primera fila, aplaudiendo y
mirándose muy orgulloso.

Quizás él fue egoísta al ocultarme la verdad por tanto tiempo, pero me llevó a cenar al "Palaxs"
cuando conseguí mi primer contrato, y cuando no conseguí trabajar en el desfile al que tanto
deseaba entrar, me compró flores y nos emborrachamos los dos en nuestro departamento.

Liam me recordaba el cuento que papá me contaba por las noches antes de dormir.

Cuando terminé mi baño, me vestí con una cómoda piyama y abrí la puerta. Para mi suerte Louis
ya estaba dormido. Así que salí de nuestra habitación y fui a ver como se encontraban mis hijos.

Al entrar a su cuarto, la primera silueta que divise fue la de Boo recostado sobre su cama. Me
acerqué hasta él y lo cubrí hasta el cuello con su manta, le di un beso en la frente y en cuanto me
disponía a ir con Danny, Brian despertó.

—Papi...
—Hola, bebé... —murmuré esperando no despertar a Danny. Pero fue muy tarde, mi hijo menor
levantó su cabeza, sus ojos marrones brillaron con la luz de su lamparita de noche y sonreí—.
Oh, Danny, ¿te desperté, cariño? —Caminé hasta su cuna y cargué de él.

—Papi, ¿me cuentas un cuento? —Murmuró Brian muy despierto para ser la una de la mañana.

—Oh, de acuerdo —le dije felizmente y me senté con Danny en su cama, a su lado.

—Pues... ¿Qué te cuento? ¿Quieres que te lea uno de tus libros?

—Mmmn, No... quiero que me cuentes uno nuevo, papi, ¿sí?

—Okey... bien... —murmuré, mientras me acomodaba en la cama y pensaba en una historia


apropiada—. Mi papá solía contarme una historia muy bonita cuando era un niño como tú.

—¿En serio?

Asentí, para luego acomodar a Danny entre mi hijo mayor y yo.

—¿Y cómo se llamaba?

—Pues, él lo llamaba "El gigante egoísta".

—¿Un ginaaaaanate egoísta? —Me preguntó haciendo ademanes con sus brazos—. ¿Qué es
egoísta?

—Bueno, es cuando... —pensé en algunas palabras sencilla que lo hicieran comprender


correctamente—. Es cuando, tienes algo y... no quieres que alguien más lo tenga, sin importar
cuán importante sea para otra persona.
—¿Eso es malo? —me preguntó con inocencia.

—Bueno... sí.

—Oh, pues... en la escuela, la señora Patterson nos pidió que dibujáramos con crayolas y Lucy
me pidió mi crayola azul, pero yo quería mi crayola porque iba a dibujar un perrito y no se la di
—hizo un puchero—. ¿Soy egoísta?

Sus ojos azules me miraron con toda la pena del mundo, y no pude llenarme de más ternura.

—No, cariño... eres muy pequeño e inocente aún, no fue tu intensión.. —acaricié su cabecita y
sonreí.

—¿Quieres que te cuente esa historia?

Mi hijo asintió entusiasta y Danny me miró expectante.

—Bien...

''Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al
jardín del gigante...

"¡Somos muy felices!", se decían. Pero una tarde el gigante regresó, luego de vivir durante siete
años con su amigo el ogro. Y vio a muchos niños jugando en su jardín: "¡¿Qué hacen aquí?!"-les
gritó y los niños huyeron. "¡Este jardín es mío!". Así que luego construyó un muro con un cartel
que prohibía el paso y los niños ya no tuvieron donde jugar.

—El gigante malo... —dijo Brian cruzándose de brazos con un tierno puchero que fruncía sus
cejas.

—Sí, lo era —le dije y continué el relato...

...Llegó la primavera, y sólo en el jardín del gigante seguía el frío. Desde que faltaban los niños,
los pájaros dejaron de cantar y los árboles dejaron de florecer. Los únicos felices eran la Nieve, la
Escarcha, los Vientos y el Granizo. "¿Por qué tarda tanto en llegar la primavera?", decía el
gigante muy triste y solo.

Una mañana de sol, el gigante vio algo raro. Los niños habían entrado al jardín y se subieron a
los árboles; pero al otro lado proseguía el frío y un niño que no llegaba a un árbol lloraba
amargamente. El árbol cedió, pero el niño era muy chiquito y el gigante se quebró al verlo. "¡Qué
egoísta soy! —pensó—. Tiraré el muro y mi jardín volverá a ser de los niños"

—¡Siii! —Gritó Boo alegremente. Danny apoyó su cabeza sobre el hombro de su hermano y me
miró muy atento.

... Entonces él salió al jardín, pero los niños se asustaron tanto que huyeron. El chiquitín no lo
hizo porque las lágrimas lo cegaban. Y el gigante lo subió al árbol y el niño tendió sus bracitos, lo
rodeó y lo besó tiernamente. Al ver que el gigante no era malo, volvieron los niños con la
primavera, y se abrió el jardín para todos.

"¿y el niño que lloraba?", preguntó el gigante.

"No sabemos su nombre ni el lugar donde vive", le respondieron los niños. Por las tardes los
niños iban a jugar con el gigante, pero el chiquitín no volvió más y él suspiraba triste.

—Ohhhhhh, pobre gigante —dijo Boo y Danny hizo una mueca de tristeza, y no podía imaginar
que él comprendiera la historia de esa manera, pero continúe...

...Pasó el tiempo y el gigante envejeció. Dejó de jugar con los niños, pero solía cuidarlos. Una fría
mañana miró por la ventana y se frotó los ojos. Debajo de un árbol con flores blancas, ramas de
oro y frutos de plata, estaba el niño que amó tanto.
—¡EL NIÑO VOLVIÓ!

—Sí... así es.

...El gigante corrió lleno de alegría y cuando estuvo a su lado vio que las manos del niño estaba
lastimadas y gritó: "¡¿Quién se atrevió a herirte? Dímelo para que pueda matarle!"

"No —dijo el niño—, porque son las heridas del amor" —le explicó al gigante.

"¿Quién eres tú?", dijo el gigante; un extraño temor le invadió y se arrodilló ante el niño. Y el niño
le sonrió diciéndole: "Tú me dejaste una vez jugar en tu jardín; hoy vendrás conmigo a mi jardín,
que es el Paraíso". Y cuando por la tarde llegaron alegres los niños, encontraron al gigante
muer... emmm, profundamente dormido... para siempre... debajo del árbol, con una tenue sonrisa
y enteramente cubierto de flores blancas.

—¿Dormido para siempre? —Preguntó Brian muy confundido.

—Emmm, sí. Es cuando... te haces viejo y... llega la hora de dormir... para siempre.

—¿Para siempre, SIEMPRE? ¿Nunca despertará más?

Asentí.

—¿Y cómo los niños jugarían con él de nuevo?

—Él ya no jugará, porque está en un mejor lugar, ya que dejó de ser egoísta y pensó en los
demás.
—Eso es triste.

—Hijo, es la ley de la vida... es algo que no puedes cambiar por más que lo desees.

—¿Tú y papá dormirán para siempre algún día?

Solté un suspiro pesado, no sabía cómo explicárselo sin lastimarlo de algún modo.

—Probablemente, sí.

—No quiero.

—No se trata de...

—Papi, prométeme que tú y papá estarán siempre con nosotros, nunca dormirán para siempre-
SIEMPRE.

—Boo, amor, no se tra...

—¡Promételo!

Mordí mi labio intentando idear una excusa para no hacerle falsas promesas a mi hijo, pero algún
día lo comprendería de todos modos.

—Lo prometo.

A mi hijo mayor se le iluminó el rostro con una gran sonrisa.


—Si ves papi, no fue tan difícil.

Su inocencia es dolorosamente hermosa, así que le di un gran abrazo y un beso en su frente, ya


era hora de dormir y a Danny se le hacía cada vez más difícil mantener los ojos abiertos.

—Ahora duerme, hijo. Buenas noches —ayudé a Brian a arroparse y le di otro pequeño beso en
su frente—. Te amo.

—Yo a ti, papi. Buenas noches.

Luego de arropar y despedirme de Danny, apagué la lámpara y junté la puerta. No sin antes
admirar los más preciosos regalos que nunca, ni en sueños, habría imaginado tener conmigo.

[*] El cuento del GIGANTE EGOÍSTA es del escritor Oscar Wilde.

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OO6. Percepción

Harry tomó una copa de vino y permaneció cómodamente sentado sobre el marco de la ventana
del primer piso. El líquido bermellón raspaba su garganta de una forma muy amigable. Iba por su
tercera copa apenas. Eran las tres de la mañana y sus pensamientos no le permitieron conciliar el
sueño. Todo lo que ha hecho desde que se sentó sobre los cojines del ventanal ha sido mirar la
oscuridad y pensar en su futuro.
Tenía una carrera, una familia, dinero, amigos, pero eso aún no se sentía suficiente. Y quizás
sonara ambicioso, pero él deseaba más. ¿Sus hijos se sentirían completamente orgullosos de él?

Louis tenía una carrera en el baloncesto. Él era exitoso, además, poseía un título universitario.

Entonces a Harry se le ocurrió una gran idea. Ya era hora de retomar esos planes que tuvo en la
preparatoria y estudiar diseño gráfico.

Era el momento indicado. Luego de terminar el contrato que aceptaría con la marca Christian Dior
para ser la nueva imagen de su perfume Alibi Dior por un año. La fragancia poseía un concepto
muy interesante... Ojala Louis lo hubiese escuchado.

Harry oyó pasos desde las escaleras. Supuso que era Louis preguntándose por qué no se
encontraba en la cama.

Consideró esconder la botella de vino que cargaba consigo, pero ya era muy tarde. Sintió unas
manos sobre sus hombros, estas lo acariciaron perezosamente y se deslizaron sobre su pecho.

—Bebé... ¿Aún sigues molesto? Vamos, dime lo que te molestó.

Louis le quitó la copa a medio beber y se sentó frente a él con toda la disposición de resolver las
cosas. Lo último que necesitaba era estar distanciado de su esposo ahora que había vuelto.

Los ojos verdes de su esposo lo miraron con un tinte de resentimiento, que se borró cuando dijo.

—No tienes que fingir que te interesa lo que hago. Estoy bien... —mencionó sinceramente.

—Harry... claro que me interesa...


—¿Recuerdas que iba a contarte algo importante?

Louis lo pensó por un largo minuto, pero no consiguió recordar nada al respecto. Eso era muy
frustrante, porque Harry rodó los ojos y se puso de pie.

—Buenas noches, Louis.

—Harry... ¡Harry! espera —lo tomó de la mano, intentando persuadir, pero no lo consiguió.

—Hablaremos de esto mañana. Niall quiere que estemos presentes en su eco. Al fin sabrá si
tendrá gemelos.

—Necesito que hablemos...

—Te dije que hablaremos de esto mañana, ahora no, ¿de acuerdo? —dijo enfático, dejándole
claro a su esposo que deseaba pasar del tema al menos esa noche.

Louis dejó de insistir y miró a su esposo caminar hasta los escalones, para luego desaparecer
escaleras arriba.

[...]

Zayn P.D.V.

Besé la mejilla de mi amado rubio mientras dormía plácidamente, luego me puse de pie para
alistarme. Hoy vería a mis bebés y estaba muy emocionado al respecto. Le prepararía a Niall un
delicioso desayuno, y luego lo despertaría con el dulce olor de un chocolate caliente.

Bajé a la cocina de nuestro hogar y me puse manos a la obra. Minutos después me sorprendió
mucho sentir un par de brazos alrededor de mi cintura mientras freía unos huevos revueltos. Sentí
la abultada pancita de Niall contra mi espalda y sonreí.

—Buenos días, cielo —murmuré con mi sien contra sus cabellos, intenté echar mi cabeza lo más
atrás posible, pero él rió. Estaba de buen humor, eso era fantástico.

—Buenos días, amor —murmuró con voz soñolienta y pegó su frente contra mi espalda—. Huele
delicioso.

—Y ya casi está listo —dije con una sonrisa ancha. Apagué la hornilla y serví los huevos
revueltos en un plato antes de llevar conmigo a mi esposo y acomodarlo en una silla. Niall
continuaba viéndose cansado aún luego de dormir. Temía mucho los siguientes meses, es por
eso que me levanto cada mañana a prepararle un gran y balanceado desayuno. Luego cocinaba
el almuerzo y un postre. Y por la noche prefería algo más ligero, pero a la vez consistente. Tenía
todo un itinerario.

—Cuando acabemos nuestro desayuno, iremos al laboratorio con Harry y Louis.

—¿Louis está de regreso? —preguntó mi adorable esposo con una gran rebanada de tostada en
la boca. Asentí.

—Sí, Harry me llamó hace una hora y eso me dijo.

—Fantástico. Harry debe estar muy feliz.

—Bien, no se escuchaba muy bien al teléfono.

—¿Qué quieres decir?


—Creo que tuvieron una discusión.

—¿En serio? Oh, no, no puedo creerlo.

—Esas cosas pasan, cielo. Estoy seguro que lo resolverán.

—Ojala así sea —suspiró Niall preocupado, antes de llevarse a la boca una gran tajada de
sandia, entre otras frutas. Todos los malos ratos de pareja entre Harry y Louis lo apenaban más
de lo normal, y eso se debía al gran cariño y lealtad que les tenía, además del embarazo y la
sensibilidad persistente.

[...]

Harry P.D.V.

—Boo, cariño, ¿Por qué aún no te has anudado las agujetas? —Miré los converse celestes de
Brian y este hizo una cara de sorpresa muy teatral.

—¡Oh! Yo las até antes de bajar, papi.

—¡AJAM! De acuerdo, iré por tu hermanito, será mejor que estés listo en cuanto baje o llegarás
tarde a la escuela.

La Señora Dana se encontraba terminando de alistar a Danny con unos encantadores pantalones
negros y una camisa a cuadros. La nana de mis hijos era una mujer muy encantadora y laboriosa,
aún con sus cuarenta y tantos años realizaba la afanosa tarea de cuidar a los niños en mi
ausencia o la de Louis. Incluso, nos consentía a ambos con deliciosos platillos originarios de sus
raíces latinas. Dana era de gran apoyo para mi familia, no sé qué haría sin ella.

—Señorito, Harry.

No comprendía exactamente el por qué me llamaba así a mí, y a Louis le decía Don Louis. Pero
nunca negaría que me alegraba mucho la forma tan cariñosa —casi maternal— con la que nos
trata a todos en casa.

—Dígame, Dana, ¿todo en orden?

—Este bello retoño ya está listo. Espero que Brian no se haya desatado las agujetas de nuevo.

—Lo hizo —enarqué mis cejas, para luego reír junto a ella. Dana cargaba un pañuelo sobre su
oscuro cabello, algunos de ellos eran blancos y se escapaban de su perfecto moño alto.

—¿Don Louis aún no se ha despertado?

Negué, y mi sonrisa desapareció.

—No, mi adorado marido aún sigue como noqueado. No lo despierte, por favor.

—Bueno —sonrió ella—. ¿Le ha dejado el desayuno?

—No —me encogí de hombros—, pero si le preparé unos deliciosos huevos revueltos, así que
deje todo lo que hace justo ahora y vaya a desayunar. Yo ya me voy.

—Gracias. Oh, por cierto, lo llamó el señor Zayn. Usted se estaba bañando así que tomé el
recado, dijo que lo esperaba hoy a las once en su laboratorio, no me dijo nada más.
—Muchas gracias, Dana —tomé a Danny y me encaminé a la puerta—. Si mi marido no despierta
antes de las diez, despiértelo así sea con un balde de agua helada. Que recuerde que tiene ese
compromiso con Zayn y Niall, yo llegaré allá luego de pasar por el centro comercial, Adiós
—canturrié junto con Danny.

—Adeossssss, Daneeeta —se despidió mi hijo menor agitando su manita enérgicamente.

—Hasta luego, dulzura.

Brian apareció con su mochila estampada con una imagen de Superman y corrió a despedirse de
Dana con un sonoro beso en su mejilla.

—Hasta pronto, Danita.

—Hasta pronto, angelito.

—¿Angelito? —pregunté con incredulidad. Brian salió corriendo de la habitación.

—Iré por papá.

—No... Brian, espera....

Muy tarde.

—¡PAPÁ! ¡DESPIERTA!

—Ay, Dios. Como sea. Adiós, Danita, dígale a Brian que lo espero en el auto.

Poco después llegué a mi auto con Danny y abrí la puerta trasera. Tenía tantas cosas que pensar
y una propuesta que aceptar.
Minutos después, vi a Brian salir de casa de la mano de Louis, su papá llevaba su lonchera.
Cuando ambos llegaron al auto, Louis me dedicó una mirada de reproche y subió a Brian a su
asiento, mientras aseguraba el cinturón de seguridad me dijo.

—¿Por qué me evitas?

Cerré la puerta de mi lado y encendí el motor del auto. Él advertía una discusión.

—Yo no te evito.

—¿Ah, no? Pues si más no lo recuerdo, solías despertarme y preparar mi desayuno. Ahora ni
siquiera te despides de mí.

—Si hubiese sabido que era tan importante para ti, te hubiera despertado —dije perezosamente,
mientras me miraba por el espejo retrovisor.

—Baja del auto, vamos a hablar ahora —dijo cabreado. De acuerdo, había llevado esto muy lejos,
pero esperaba que se diera cuenta de su error, su sentido de percepción era el de un piedra.

Bajé del auto y cerré la puerta tras de mí para que los niños no tuvieran que escuchar lo que
ambos necesitábamos decir.

—Ahora me dirás que sucede contigo.

—Bien, Louis. Te lo diré ya que tanto deseas saberlo —solté un bufido y respiré profundo antes
de decir—. Me gustaría que mi vida y mi trabajo tuvieran algo de relevancia para ti. Soy tu esposo
y si no te interesa mi trabajo, al menos muestra un poco de respeto. Anoche deseaba contarte
algo muy importante sobre mí, y tú simplemente pasaste de ello, ¿No te detuviste a pensar en
cómo me sentía al respecto? Luego solo empezaste a preguntarme por qué estaba enojado
contigo y adoptaste tu papel de víctima —Louis me miraba neutral. Escuchando cada detalle con
atención, aún así parecía costarle comprenderme.
—Lo siento. Fue mi error lo entiendo —suspiró duramente, mientras acariciaba su despeinado
cabello—. Harry, me importas mucho.

Solté el aire que llevaba reteniendo en mi pecho no sé cuánto tiempo. Louis envolvió su brazo
alrededor de mi cuello y me atrajo a su pecho. Lo abracé. Ahora me sentía mucho más ligero sin
todo ese peso encima.

—Te amo, perdóname, a veces soy un bruto.

—¿A veces? —Murmuré con una pequeña sonrisa en el rostro. Él rió levemente y me abrazó más
fuerte—. Cuando regreses iremos con Ziall juntos, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —sonreí. Me incliné frente a él y le di un largo y demandante beso de despedida—.


Bueno, nos vemos.

—Nos vemos, amor.

Subí al auto de mucho mejor humor, mientras por la ventanilla Louis nos observaba.

—Tienes que contarme de que se trata ese trabajo que te ofrecieron.

—De acuerdo, te lo diré luego —volví a encender el auto y nos pusimos en marcha.

—¡ADIÓS, PAPÁ! —Se despidieron los niños, mientras dejábamos nuestra casa. Todo marcharía
mucho mejor, o eso esperaba.

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OO7. Premio doble

Zayn P.D.V.

—¡Al fin llegan!

—¡Zayn! Lo siento, hombre —me dijo Louis con una enorme sonrisa. Harry se veía igual de feliz,
así que supuse que ese par se había reconciliado.

—Hola, Zayn, ¿dónde está Niall?

Los hice seguirme hasta la habitación que preparé para realizar la ecografía. Nuestro laboratorio
llevaba el nombre de «Fundación Payne para la investigación Biomédica» Harry propuso el
nombre, ya que no se sentía muy cómodo con la idea de que todo el dinero donado para el
proyecto fuera de Liam, y aún así dejarlo de lado. Tanto Niall como yo estuvimos de acuerdo.

Todos ya lo perdonamos, y además, la primera vez que Niall, Liam y yo platicamos sobre
nuestros planes a futuro, los tres mencionamos un sueño en común. Ahora, gracias al dinero de
Liam, es un sueño cumplido, aunque él no estuviera aquí para vivirlo.

—Ya está listo.

Harry y Louis entraron a la habitación y vieron a un nervioso Niall recostado sobre una camilla
blanca y cómoda, a su lado se encontraba una gran máquina de ecografía. Era lo último en
tecnología. Niall y yo la conseguimos de la misma compañía de Buker, gracias a las acciones que
Liam poseía. Harry como representante legal de Danny y propietario de la mitad de la herencia
nos consiguió más de una docena de artefactos clínicos de última generación, algunos ni siquiera
habían salido al mercado aún.
—Hola, amigo, ¿cómo te sientes?

—Muy nervioso —le confesó a Harry, quien lo miraba con una sonrisa de comprensión. Compartir
con Louis y Harry este momento tan especial, para él y para mí, había sido una gran idea.

—Bueno, ya es tiempo de conocer a los Malik Horan —dijo Louis con una sonrisa amable. En
estos momentos no podría describir cuanta ansiedad y preocupación, acompañada de una
prominente emoción y felicidad, sentía al mirar la pancita de mi esposo. Niall sonrió ampliamente
y acomodándose en la camilla dio su consentimiento para empezar.

Me paré a su lado con una botella de gel, siguiendo el protocolo lo unté sobre su vientre. Podía
sentir toda la incertidumbre de Niall mientras acariciaba su piel.

Todo se volvió abrumador cuando encendí la maquina y coloqué el escáner sobre su vientre. El
monitor arrojó la primera imagen con una claridad impresionante. Una ecografía en 4D, era lo
último en tecnología, donde podríamos captar movimientos a tiempo real. Tragué duro cuando
encontré al primer bebé, por el tamaño del vientre de Niall, y mi poca, pero consistente
experiencia en obstetricia, lo que yo encontraría dentro de mi esposo debían ser dos bebés.

—¡OH POR DIOS! —Gritó Harry acercándose a la pantalla—. Puedo ver sus cejas. Mira Louis
está moviendo los labios. ¡¿Por qué nunca me hice uno de estos?!

—¿Qué está haciendo, Zayn? —Me preguntó Louis con mucha curiosidad, mientras observaba
atento.

—Está practicando los movimientos de succión, eso es fantástico.

—¿Eso significa que todo está en orden?

Asentí y bajé el censor, vi como mi bebé empuñaba su mano derecha, lograba ver su mano
izquierda apenas, pero en cuanto moví el censor unos cuantos centímetros a la derecha, una
tercera mano hizo su aparición.
—¡ALLÍ ESTA! —Gritó Harry alegremente—. Mira Louis, sí son dos.

Sonreí totalmente emocionado cuando logré ver a mi segundo hijo. Los ojos de Niall
resplandecían mientras observaba. Él era hermoso, esperaba que mis hijos fueran tan perfectos
como él.

Bajé el censor con la enorme curiosidad de saber el sexo de los bebés. Vi al primero que
encontré. Cerciorándome con atención mencioné.

—Es una niña.

—¡¡AHHH!! Niall es una niña, una hermosa niña. ¡FELICIDADES! —mencionó Harry
completamente emocionado.

—Vaya, hermano, vaya lío.

Harry empujó el hombro de Louis con una mueca de molestia.

—¿Lío? ¿Cuál lío?

Louis alzó sus manos al aire y se encogió de hombros.

—Yo solo digo que dentro de unos años se la pasara espantando novios.

Negué con una sonrisa irónica y le dije.

—¿Celos de que le haya atinado al premio doble, Louis?


—¿Celos yo? ¡Ja! Claro que no, para Harry y para mi aún no es tarde —mencionó envolviendo a
su esposo en sus brazos. Harry negó espantado.

—Ya cállense todos —dijo él cruzándose de brazos luego de un rato y miró a Niall ilusionado,
entonces le preguntó—. ¿Qué opinas? ¿Querías una niña?

Niall asintió, en su rostro no cabía la emoción.

—¿El segundo bebé es otra niña? —preguntó Louis intentando descubrir donde comenzaba y
terminaba cada bebé. Zayn movió el censor más al sur.

—Mmmm no lo sé, está jugando con el cordón umbilical. Oh, oh, ya. Lo tengo... ¡Guau! es un
niño.

—¡UN NIÑO Y UNA NIÑA! Niall no alucines. Esto es fantástico.

Harry tomó su mano y nos dedicó una mirada conmovida.

—No saben lo feliz que me siento por ustedes chicos.

—Sí, chicos. Felicidades —nos dijo Louis, mientras apoyaba su mano sobre la cintura de su
esposo. Me alegraba mucho saber que todo entre ellos se encontraba tan normal como siempre.

—Muchas gracias por venir.

Terminé de chequear los signos vitales de mis hijos y al encontrar todo en completo orden quité el
censor del vientre de mi esposo y le dio un corto beso. Él rió conmovido.

—Zayn, son un niño y una niña. No puedo creerlo.


—Sí, cielo, y todo marcha perfecto.

—Bueno, hay que ir a celebrarlo. ¿Les parece si vamos a casa y les preparo algo especial?
Además, hay algo importante que debo contarle a Louis.

Niall asintió de inmediato. Todos sabíamos que Harry era un gran cocinero, y eso era
sorprendente, ya que existió una época no muy lejana, en la que al pobre rizado se le quemaba
hasta el agua. Pero al ser padre, se aprende ciertas cosas indispensables, como cocinar y
cambiar pañales.

[...]

—¿Qué? —Louis frunció el ceño y miró a su esposo. En sus manos tenía el libreto para el
proyecto «Alibi Dior». Niall y yo ya lo leímos, y bueno... Dudábamos que Louis no tuviera ningún
problema con eso.

—Harry y la señorita X se conocen en la ciudad de Londres, se miraron y una atracción inminente


se apodera de ambos. Escenas... —dijo Louis con una sonrisa irónica—. Se besan bajo el agua,
en una piscina, se besan bajo la nieve, se besan bajo la lluvia, se besan en la playa —rió si
gracia—. Se tocan y se besan en un ascensor. ¿Dónde no se besan?

Niall escuchó con una mueca de vergüenza el resumen que Louis argumentaba con su mano
contra su barbilla.

—Bailan en un elegante salón y huyen del lugar ante la mirada injuriosa de los elegantes
invitados, para seguir con su torrentoso romance en una habitación de la agitada ciudad de
Londres —concluyó Louis con un suspiro muy teatral.
—Esa es la versión censurada —comentó Harry trayendo a la mesa una bandeja con ensalada.

Louis enarcó las cejas y nos miró a ambos. No pude evitar reírme de la situación de lo más
incómoda para Niall y para mí.

—Vaya, yo creí que esa era la versión hardcore.

Harry lo miró con reproche.

—Esto es algo que debemos discutir como esposos. Es muy importante para mí, pero más
importante eres tú.

Louis asintió, sus facciones se suavizaron de repente.

—Lo sé. ¿Quieres mi sincera opinión?

Harry sonrió nervioso.

—No tan sincera, pero sí.

Y entonces, con un asentimiento, Louis le dijo.

—Es tu trabajo. Y sé que lo harás muy bien, además, estoy seguro que a estas alturas de
nuestras vidas, ya eres alérgico a las mujeres, así que no me preocupa.

Niall se descojonó de risa, tomé su vaso de jugo, y así evité que lo regara todo encima de mí.

Harry negó con una sonrisa mosqueada.


—Vale. Gracias por el voto de confianza.

—Pero...

Oh, oh. Allí viene el «pero» de Louis.

—Aquí dice que van a realizar un casting para encontrar a la señorita X, ¿no?

Harry asintió mientras bebía de su jugo de naranja. Louis hizo un leve sonido de reconocimiento
con su garganta.

—Se supone que tú estarás en el casting.

—Sí, así es.

—Bueno, ¿A Chad no le molestará que esté presente? Yo podría ayudarte a escoger a la actriz
adecuada, ¿quién mejor que tu esposo?

—Emmm, no lo sé, Louis. Supongo que no habría ningún problema.

—¡Genial!

Desde nuestro lugar, Niall y yo sabíamos que aquello sería una mala idea. Pero ya era hora de
almorzar y todos dejamos el tema de lado. Mucho mejor.

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OO8. ¡Oops!
—Mío...

Louis humedeció la tibia piel de la clavícula de su esposo, justo sobre el tatuaje de golondrinas.
Harry gimió entre complacido y renuente, su esposo sabía muy bien que su trabajo no le permitía
llevar ese tipo de marcas a un set.

—¿Mañana tienes una sesión de fotos?

Harry negó, mientras arqueaba su cuerpo ante la intromisión de su esposo. Louis sonrió
perversamente y continuó reclamando lo que por ley y derecho propio le pertenecía.

—Pero no planeaba.... utilizar una camisa.... con cuello de tortuga.... mañana —jadeó con la
respiración entrecortada.

Su esposo colocó ambos puños a cada lado de su cabeza, y con una sonrisa listilla se impulsó
hacia arriba causándole mucho placer, los labios de Louis atacaron su cuello con saña una vez
más.

—L-louis... —gruñó con dificultad, y enredando sus piernas alrededor de las caderas de su
esposo se dejó llevar.

Hasta que a la mañana siguiente...

Harry se observó frente al espejo del baño, sus labios entreabiertos de horror y sin mencionar
cuanto dolía presionar los moretones que parecían estar en todas partes.
—¡Eres un maldito, Louis Tomlinson!

Desde afuera pudo escuchar la risa soñolienta de su esposo, el que se suponía seguía
durmiendo.

Harry soltó un bufido y se dio la vuelta, y entonces tuvo un breve flashback de él de manos y
rodillas, mientras su esposo besaba su espalda y entre otras cosas.

—No, no, no... —conteniendo el aliento, al revivir la sensación de los labios de Louis sobre él,
miró la media docena de chupetones repartidos por su espalda, y al bajar el pantalón de la
piyama que se había puesto al salir de la cama, ni siquiera su espalda baja no lucia como si
hubiese nadado con sanguijuelas toda la noche. Sanguijuelas con bocas del tamaño de una Pitón
hambrienta.

Cuando se reincorporó vio a su esposo parado en el marco de la puerta del baño, sus brazos
cruzados sobre su pecho lo hacía ver tan imponente, ahora podía recordar porque terminó como
un jodido dálmata.

—¿Disfrutaste tu jueguito de poder anoche?

—No tanto como tú —respondió con una sonrisa descarada—. Buenos días, mi leopardo que se
hizo merecedor de sus manchas —canturrió, mientras se deslizaba perezosamente por la
habitación con sus pantalones de chándal y ese cuerpo que volvía loco a Harry.

—Creído... —murmuró el menor mirando con una mueca sus brazos. Tocó uno de sus múltiples
moretones y jadeó de dolor. Este día iba a ser muy interesante.

[...]
—No creo que sea una buena idea, ¿por qué no mejor le dices a tu esposo que vaya a cuidar a
los niños?

Harry rió sin gracia.

—Intenta decirle eso.

Chad rodó sus ojos con desdén y dijo.

—El casting empieza en una hora, y si tu esposo no se ha ido hasta entonces, llamaré a
seguridad.

Harry asintió en comprensión, Louis solo llevaba diez minutos sentado en la sala de espera, y ya
había mandado a casa a dos aspirantes. Ellas habían llegado hasta él para preguntarle sobre el
casting, entonces él las miró de pies a cabeza y dijo.

—Creo que buscan el casting para la prostituta ebria, ese es pasado mañana.

—¡Idiota! —Bramaron las jóvenes de minifalda y botas de cuero hasta más arriba de sus muslos y
se fueron, no sin antes insultar a sus muertos.

—¡Suerte! ¡Ustedes tiene todo lo que se necesita! —Gritó y les hizo de la mano con la mejor de
sus sonrisas venenosas.

Harry intentó convencer a Chad de que Louis se comportaría, además, le prometió que estaría a
su lado todo el tiempo, evitando que abriera la boca de más.

Chad lo miró con una ceja arqueada. Su manager se encontraba lo suficientemente molesto como
para echarlos a ambos del edificio.

Harry acomodó el incómodo suéter gris con cuello de tortuga que se había visto obligado a utilizar
y dijo.

—Ya firmé el contrato que me diste, y en ninguna cláusula dice que Louis no puede estar
presente en el casting.

—Oh, disculpa, la próxima vez me aseguraré de marcar en negrita una cláusula que diga "Se
prohíbe la entrada a los casting a esposos celosos y esquizofrénicos".

—Él será muy objetivo —le aseguró Harry, aunque ni siquiera él podía estar seguro de eso.

—Mira, Harry. Allí adentro esta un representante de la firma de Dior y el director de Alibi Dior. Si
tu esposo abre la boca y nos echa abajo el negocio, te despediré por mucho que te aprecie, y
sabes que despediría a mi propia madre si amenazara con destruir el nombre de esta agencia.

—Lo sé...

—¿Y entonces que decides?

—Él no hablará...

—De acuerdo —dijo Chad con la barbilla en alto—. Puedes traer a ese estorbo al que llamas
esposo, nos reuniremos ahora antes de comenzar.

Harry tragó duro.

—De acuerdo...
De regreso con su Louis, Harry se paró frente a él y lo tomó del brazo.

—Vamos, ya es hora de ir con los directivos.

—Genial —dijo Louis con una sonrisa jocosa.

—Debes prometer que no vas a hablar de más, solo... cualquier cosa que sientas la necesidad de
decir, dímela a mí.

—Comprendo —asintió Louis con seriedad. Harry lo miró por unos segundos a la cara y por
desgracia conocía a su esposo muy bien, soltó un suspiro dramático y dijo.

—Sabes, quizás mañana sea parte de las estadísticas de desempleo de este país.

—¿En serio?¿Por qué lo dices?

—No lo sé, es solo un presentimiento.

—Oh, vamos cariño. Todo saldrá bien.

—De acuerdo...

=================

OO9. Lindo, pero gay


Harry se hundió en su asiento sudando a mares, junto a Chad y a su otro lado Louis. Su agente
les presentó al representante y al director de la campaña Alibi Dior. Louis saludó cordialmente a
ambos hombres, hasta que hizo surgir el tema del guion de la campaña con ambos caballeros.

—¿A quién le pagaron por el guion? En mi opinión, es un tanto atrevido.

Chad le dedicó una mirada asesina, pero al representante de la firma le pareció un gran alago, le
agradeció a Louis su opinión. El hombre de unos cincuenta años, vestido con un costoso traje
color azul marino miró a Harry y le extendió la mano. Con una brillante sonrisa blanquísima le dijo.

—Es un gusto conocerte en persona, Harry. Yo mismo me encargué de escogerte para nuestra
campaña, la verdad, me dio mucha curiosidad el hecho de saber que estabas casado con otro
hombre.

Miró a Louis y este asintió. Harry le mostró orgullosos su anillo de matrimonio.

—Sí, ya van más de dos años.

—Pues, felicidades. Me da gusto por ustedes. Lo que más deseo con esta campaña es
demostrarle al par de peldaños más altos que yo, que las preferencias sexuales no tienen que ver
con el talento y el profesionalismo.

El hombre mayor hablaba por experiencia propia, eso pudo notar Harry por su lenguaje corporal y
la intensidad de sus palabras.

—Y en ti, mi querido amigo, tengo puestas todas mis esperanzas.

—Gracias, señor Douglas, no lo defraudaré.


—Dime Douglas, quítale el señor de encima.

Louis sonrió amigable y tomó a Harry de la mano.

—Gracias, Douglas. Estoy seguro que la campaña será un éxito.

—Así lo espero, Louis. Es un gusto ver lo unidos que son, tener ese grado de confianza debe ser
maravilloso.

Harry observó a su agente y este le pidió que se llevara a Louis lejos de su cliente, antes que
dijera algo que arruine el negocio.

—Pues, veras, Douglas yo...

—Louis, amor, creo que ya va a comenzar el casting.

Harry P.D.V.

Me llevé a rastras a mi dulce esposo hasta su asiento, mientras podía sentir el pie de Chad sobre
mi cuello. Louis me dio un dulce beso en la mejilla, mientras mi agente y sus clientes platicaban.

—Bebé, relájate. Puedo sentir lo tenso que estas desde aquí.

Luego de unos minutos, un hombre con overol entró al salón y colocó una valla publicitaria en el
centro, allí me encontraba yo, además, se podía admirar el producto: «ALIBI DIOR».

—¡Uau! mira lo jodidamente caliente que te vez en esa foto, bebé.


Bufé lánguidamente negando con la cabeza. Nunca había visto la publicidad hasta ahora, me
sentía muy emocionado, y a la vez tenía demasiado miedo de perder esta oportunidad.

—Bien, vamos a dar inicio, señores —Chad le hizo una señal a su joven secretaria que
aguardaba en la puerta y ella hizo pasar a una larga fila de chicas, cada unas más
despampanante que otra. Cuchicheos y risitas se escucharon por todo el salón, al tiempo que la
última chica entró.

—Buenos días, jóvenes. Les doy la bienvenida al casting de la nueva campaña de fragancias de
la firma Dior.

Algunas chicas estaban realmente emocionadas de escuchar el nombre de su posible compañía


contratante.

—Les presento a los representantes de la firma —señaló al señor Douglas y al director de la


campaña, el hombre se miraba muy serio.

—Y a mi derecha esta Harry Styles, futuro compañero de trabajo de alguna de ustedes, señoritas
—levanté mi mano en gesto de saludo y recibí miradas que me incomodaron mucho, a mi lado
escuché un carraspeo. Chad hizo un molesto sonido con su garganta y con desgana dijo.

—Y el otro señor del extremo es Louis Tomlinson, consultor personal de Harry.

—¿Consultor? —Preguntó Louis incrédulo—. ¿En serio?

El señor Douglas rió roncamente y miró con diversión a Chad.

—¿Consultor y nada más, Chad? ¿Seguro?

Chad hizo un mohín con sus labios, y terminó diciéndoles a todas las chicas que Louis era mi
esposo. Al menos de las treinta chicas frente a mí, veinte se quedaron boquiabiertas, el resto
empezó a hacer gemidos odiosos, muchos murmureos terminaron con un "¿Es gay? ay no, que
desperdicio de hombre..."

Eso era muy ofensivo, me sentía algo inseguro ahora, no podía creer que tendría que trabajar con
ese tipo de mujeres, pero Louis parecía grabar en su memoria cada rostro, en especial el de las
chicas pesadas y groseras.

—De acuerdo, regresen al salón continuo, y una por una las iremos llamando.

Ahora que todas se marchaban podía imaginar cuál sería el tema de conversación de esas viejas
cotillas.

"Su esposo es lindo ¡¿Dios, por qué?!..."

Frustrado y muy molesto me giré hacia Chad para escuchar lo que le indicaba a Douglas. El
representante designado asintió a lo que mi agente le decía. No lograba escucharlos, pero de
pronto la mano cálida de Louis acarició la mía.

—Bebé...

Me volteé y miré a Louis con una sonrisa tenue, no me sentía de ánimos como para fingir que
todo estaría bien, quizás ninguna chica quiera trabajar conmigo por no ser heterosexual, y eso era
frustrante, porque sé que soy capaz de hacer un buen trabajo.

—Harry, no deben afectarte los comentarios de esas mediocres. Esto se trata de ti, cielo.

—No se trata de mi, Lou —dije afligido.

—Para mí sí. Y sé que esto es muy importante para ti, y no me importa si tengo que arrancar
algunas extensiones el día de hoy.
Solté una risa floja, que alegró a mi esposo, pero no lo dejo hasta allí.

—Sabes que lo haré —se puso la mano sobre el corazón—. Lo juro.

Minutos después, Louis me pidió un segundo y fue con el señor Douglas. Chad le pidió que
regresara a su asiento, pero como nadie le manda a Louis, terminó de platicar con Douglas. El
hombre le estrechó la mano y Louis estuvo de vuelta conmigo.

—¿Qué le dijiste?

—Nada, solo le dije que podía confiar en mi opinión. Créeme, él me escuchará a mí antes que a
Chad.

Louis parecía muy seguro de ello. Decidí que ya tenía suficiente con el asunto como para revolver
mi cabeza más de lo que ya parecía estar. Confiaría en él.

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O1O. La señorita X

—Para ser sinceros, no eres exactamente lo que estamos buscando —dijo Louis tomando el
mando del casting, ante la sorpresa de Chad, y del mismísimo Harry. Douglas asintió dándole la
razón.
—Louis tiene razón. Nosotros nos encontramos en busca de una dulce chica de una pequeña
ciudad del sur de california.

La morena de ojos verdes frente a ellos, la que utilizaba una minifalda de cuero negro y
masticaba vulgarmente un chicle, los miró como si intentara resolver una complicada ecuación.

—Pero soy perfecta para el papel, puedo tolerar que sea gay —señaló a Harry con una mueca de
desagrado, eso fue todo, Louis saltó a su defensa.

—Hemos dicho que no. Ahora puedes irte.

—Pero...

—¡AHORA! —Rugió Louis a todo pulmón, colocando ambas manos sobre el tablero y haciendo
que este sonara estrepitosamente. La mujer se encogió de hombros y se fue maldiciendo por lo
bajo.

—Muy zorra —susurró Louis para Harry. Su esposo se quedó con la boca semi abierta de la
impresión.

—No me mires así, sabes que tengo razón —le dijo con una mueca engreída, que afilaba una
sonrisa burlona.

Louis soportó las protestas de Chad, las que se dieron lugar, luego de que desechara a su
favorita. La chica era muy guapa, pero Louis la recordaba muy bien minutos atrás, ella ofendió a
su esposo y eso era jodidamente inaceptable.

Chica tras chica audicionaron para el papel, y ninguna parecía tener lo necesario.

—¡¿Cuántos años tienes?! —Louis le preguntó escandalizado a una joven, que para ser sinceros,
parecía mucho más joven de lo que decía su hoja de vida. Harry tapó su rostro negando
ligeramente mientras esperaba el comentario de su esposo.
—Dieciséis —dijo la joven con una mueca de prepotencia. Niñita de mamá.

—Lo siento, no deseamos fomentar la pedofilia —Harry se rió a su lado y Louis aprovechó para
acariciar su mano—. ¿La vez? Parece que va en el mismo año que Brian.

—No exageres —soltó Harry rodando los ojos.

La muchacha negó furiosa y se marchó pisando fuerte con sus tacones de punta fina,
inapropiados para alguien de su edad, vaya, sería una futura diva.

Con un furioso rubor en su rostro Harry miró a la ultima chica que Louis había entrevistado, y por
supuesto él no le había permitido hablar a Chad. La joven era rubia y muy "proporcionada", y por
supuesto, Louis le preguntó si algo en ella era natural, segundos después se fue blasfemando.

—¡No nos llames, nosotros te llamaremos! —le dijo, mientras por lo bajo logró escucharlo decir—.
Cuando te encontremos un marido.

A decir verdad, aquella mujer le había pasado coqueteando toda la entrevista, aún teniendo a
Louis frente a ella, eso era lo más vergonzoso.

—Louis, porque no mejor te pones un par de tacones y vienes a audicionar con nosotros —soltó
Chad entre dientes, lo suficientemente molesto para apretar sus nudillos de esa manera.

—Sabes, me encantaría hacerlo, yo por mi esposo haría lo que fuera, pero para mi mala suerte
necesitan una chica.

El estruendoso sonido de una puerta cerrándose torpemente acompañó a una desaliñada chica
vestida con pantalones holgados de camuflaje, a Harry le recordaron los uniformes que utilizaban
los soldados para esconderse del enemigo en la espesa selva.
Sus hombros caídos y cabello castaño lacio, el que lucía ásperos a simple vista, inclusive Louis
podía notarlo, además, de poco maquillaje en su rostro y un gorro de lana sobre su cabeza que
decía «SHUT UP BITCH» se paró frente a ellos.

Chad la miró de pies a cabeza con crítica, ella no se parecía a nada que hubiese visto hasta
ahora. Pero era una chica muy bella, detrás de toda esa ropa enorme.

Harry sonrió amistosamente y le saludó, por primera vez desde que empezaron las audiciones se
sintió cómodo como para empezar una entrevista por su cuenta.

—Hola, soy Harry.

—Hola —dijo la chica con tono pesado y levantó su mano por un par de segundos. Aún así
continuaba agradándole.

—¿Cómo te llamas?

—Eva Parsson. Tengo veinte años y vengo de Doncaster.

—Yo también —mencionó Harry sorprendido—, bueno, Louis y yo somos de Doncaster, crecimos
allí. Ahora somos residentes aquí, nuestros trabajos se concentran en los Ángeles.

—¿En serio? Pues, yo también vine a Los ángeles para trabajar —se encogió de hombros como
si tuviera frio a pesar de toda esa ropa.

Louis buscó entre las carpetas apiladas el nombre de aquella chica, pero no encontró nada.

—Disculpa, ¿trajiste tu hoja de vida?

—¿Había que traer una? ¡Demonios! —Negó agarrando su gorra y negando con pesadez—.
Sabía que había un truco en todo esto, Alex me la pagará.
Harry rió bajo y miró a Louis con reconocimiento, claramente le agradaba mucho esa chica, había
algo en ella que era muy genuino y único.

—¿Quién es Alex?

—Oh, bueno, es mi novia. Y si tienen algún problema con eso, pues me largo ya, ¿eh? no
necesito sus rollos moralistas.

Louis sonrió con claro interés, al parecer no se encontraba muy enterada de la situación, pero
sería perfecta para el papel, todo eso se reflejaba claramente en el rostro del castaño.

Harry frunció el ceño y con una media sonrisa miró a su esposo, él asintió y ambos observaron a
Douglas, quien consintió a Eva, y por supuesto ella no tenía ni la menor idea de que hacia allí,
pero todos tres estaban muy seguros que la querían en ese comercial.

—Buenas tardes, muchacha. Mi nombre es Douglas, y debo decirte que eres una hermosa
criatura.

Soltó con apreciación el representante de Dior. Chad lo miró boquiabierto, claramente no opinaba
lo mismo.

—Douglas, no creo que ella sea lo que estamos bus...

—Oh, Chad —dijo con una amplia sonrisa, le señaló a Eva, ella tenía una confusa expresión en
su rostro. Sus ojos azules miraron a Louis y a Harry, haciendo un ligero ademán que decía: "¿De
qué hablan estos tipos?"

Louis sonrió amistosamente, y eso fue sorprendente. Harry agitó su mano hacia Eva y ella se
acercó a ambos.
—Creo que es tu día de suerte.

Louis asintió y observó a Chad y Douglas discutir ligeramente, a decir verdad, Douglas ya había
tomado una decisión, pero Chad intentaba persuadirlo.

—¿En serio? ¿Creen que me den el trabajo, y ya?

Harry asintió.

—Posiblemente.

—¡Uau! ¡No inventes! —La voz de Chad se detuvo y miró con el ceño fruncido a Eva, ella se
encogió y volvió su atención a Harry y Louis con una sonrisa—. Estaba segura que esto era una
pérdida de tiempo y no me considerarían, en realidad pensaba decirle a Alex que lo intenté
—comentó la chica con ojos entornados—. Pero, vale, seguro si le digo que lo he conseguido se
vuelva loca.

—Eres lo más genuino que hemos visto hoy —mencionó Louis tomando el resto de carpetas y
tirándolas al contenedor de basura que tenía a su lado.

—Pues, vaya, ¿quién diría? pero, oye... emm, ¿Harry? ¿Así dijiste que te llamabas, no?

—Sí, así es.

—¿No importa que no tenga ninguna experiencia como modelo?

Harry abrió muchos los ojos y observó a su esposo, el que soltó un ligero silbido de desconcierto.

—Emm, no.
—Claro que sí —le corrigió Harry.

—Rayos...

—¿Si no eres modelo por qué viniste al casting?

La chica soltó un largo y pesado suspiro, luego se encogió de hombros derrotada.

—Lo hago por Alex, necesito verla feliz, ella necesita saber que he cambiado, que puedo ser
alguien. Ya no quiero volver a decepcionarla.

Harry asintió en comprensión, él más que nadie sabía sobre sentir que no eres lo suficientemente
bueno, o si en realidad eres alguien en esta vida, muy al contrario de lo que dijera Louis.

—Pues, será algo complicado, pero, de cualquier forma Chad se enterará de tu falta de
experiencia...

—Y mis antecedentes penales... —bufó Eva apretando los dientes y encogiéndose un poco.

—¿Antecedentes penales? —preguntó Louis realmente sorprendido.

—Sí, bueno, algunas peleas en la calle y bares, ¡Pero todas fueron en defensa propia! Lo juro...

Harry soltó un sonoro suspiro y negó levemente.

—De acuerdo, pero... ¿no mataste a nadie o sí?

—¡Casi! —sonrió ella al recordarlo—. Pero llegó la policía. Era un imbécil que quería propasarse
con mi novia, ella es como un cachorrito —sonrió Eva al describir a la chica llamada Alex, Louis
rió—. Tiene unos enormes ojos verdes y cabello rizado —Ella observó a Harry y frunció el ceño—.
Ahora que te veo, te pareces a ella. Solo apuesto a que eres muy alto. En fin, yo haría cualquier
cosa por ella.

—Puedo comprender eso —soltó Louis mirando a su esposo con profunda devoción. Harry
acarició su mano ante la sorpresa de Eva.

—Oh, oh, aguarden, ¿Qué fue eso?

Louis rió entre dientes y le mostró su anillo de matrimonio, tomó la mano de Harry y se la mostró
también. Los anillos de alianza brillaban con la luz.

—Es mi esposo.

La boca de Eva formó una gran y perfecta «O»

—¡No es cierto! —Sonrió con alegría y genuina admiración—. ¡Eso es fantástico! Nunca antes en
mi vida había visto una pareja de esposos, hombres... ya saben, pero... es increíble.

Harry sonrió generosamente ante la personalidad y el carácter de su futura compañera de trabajo,


o esperaba que lo fuera, para ser sinceros, él no quería trabajar con ninguna de las otras mujeres
que audicionaron.

—Espero conseguir un par de esos pronto —les mostró su mano, en especial el dedo anular de
alianza.

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O11. Una pareja dispareja


—¿Un gay y una lesbiana? Douglas, sabes que adoro a Harry, lo conozco desde hace mucho
tiempo, es bueno en su trabajo e incluso puedo decirte que es uno de mis mejores modelos, pero
su esposo esta chiflado.

Harry y su nueva compañera de reparto escucharon desde el otro lado de la puerta, Louis
aguardaba en el auto, mientras Chad discutía con Douglas en su oficina.

—Chad, te recuerdo que también ha sido mi decisión.

—Lo sé, pero por el bien de la campaña, necesitamos contratar a dos personas que logren
trasmitir atracción. Suficiente teníamos con Harry, ahora, tú y yo acordamos en encontrar a la
chica adecuada.

—Que incomodo, creo que no deberíamos seguir escuchando... —Eva lo interrumpió con un
chillido silencioso—. Shhh, silenció, Douglas le va a responder —murmuró ella, pegando la oreja
en la puerta.

—Bueno, tienes dos meses para que el rodaje del comercial empiece. Haz que funcione
—sentenció el representante de la firma—. Confió en que lo lograrás.

Harry tuvo el suficiente tiempo para jalar a Eva y tirarla sobre el sofá junto a la puerta, mientras él
adoptaba una postura aburrida de brazos cruzados y rostro rojo brillante.

—¡Augh! No me tires —hizo una mueca de brabucona, en cuanto Douglas salió de la oficina y se
topó con Harry.

—Oh, muchacho, nos mantendremos en contacto durante estos dos meses, ya tengo que irme.
Eva, linda, espero verte dentro de poco, nos reuniremos con el director dentro de unas semanas.

—De acuerdo, Señor Douglas —asintió Eva con una sonrisa, la que pretendía ser dulce, pero se
veía como un tiburón con todos sus dientes.
Chad salió de su oficina segundos después de que Douglas abandonara el lugar. El famoso
representante le entregó una carpeta a Eva de mala gana y le dijo.

—Firma.

—¿Qué es esto?

—Tu contrato, ¿qué más? —Le respondió Chad extendiéndole un bolígrafo—. Además, también
necesito que llenes el formulario que se encuentra en la última página.

Chad se dirigió a Harry cuando dijo.

—Y tú te vas a encargar de trabajar día y noche con ella, y más te vale que dentro de dos meses
ambos logren convencerme, porque de lo contrario te despediré, y de paso te demando a ti y al
troglodita que tienes de esposo.

—Oye, oye, bájale a tu drama, anciano. No te voy a permitir que le hables así. Ya oíste al señor
Douglas, así que obedeciendo las órdenes del jefe —chasqueó sus dedos frente a la cara púrpura
de Chad. Harry no podía creer la forma en la que Eva dejó sin palabras a su agente, pero luego
de un par de segundos Chad dejó salir toda la frustración que llevaba recopilando en el día.

—¡¿CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ, MOCOSA?! —le gritó frente a frente.

Eva lo miró de pies a cabeza y le ofreció una sonrisa torcida.

—Sabe, me he enfrentado a tipos con el doble de su tamaño y han terminado con las pelotas
partidas. No me obligue a demostrárselo, no me provoque, le recomiendo que no vuelva a
decirme mocosa. Harry miró aquella escena con los ojos muy abiertos. Nunca vio a alguien
enfrentando a un furibundo Chad.

Chad aplastó su cabello rubio, el que comenzaba a mostrar más de los signos de la edad, y
reprimiendo su ira salió del recibidor, dejando a Harry y a Eva solos.

—Creo que nunca lo he visto tan molesto, ni siquiera esa vez que desprecié un perfume frente a
sus creadores.

—¿A que olía?

—A estiércol —comentó Harry tomando asiento y arrastrando consigo una revista de modas—.
¿Vas a firmar?

—Claro que sí, esta es mi oportunidad —dijo Eva tomando asiento en un sillón individual al lado
de la puerta. Harry le dedicó una sonrisa amable y asintió.

—Vamos, fírmalo ya. Si quieres te espero hasta que termines de rellenar tu hoja de vida.

—¿En serio? Gracias, por cierto, ¿podría pedirte un favor?

Harry levantó su vista de una prenda que compraría por línea apenas llegase a casa y le prestó
toda su atención a Eva.

—Sí, dime.

—¿Ustedes podrían dejarme en la estación de autobuses? La verdad no recuerdo como llegué


aquí y ya es tarde.

—Claro, no hay problema.

[...]
Cuando al fin Eva formaba oficialmente parte del nuevo comercial Alibi Dior. Ella y su nuevo
compañero caminaron hasta el estacionamiento, donde un plácidamente dormido Louis
aguardaba con los vidrios del auto arriba y la alarma activada. Ambos lo supieron cuando se
acercaron lo suficiente, y el auto empezó a berrean, despertando de un solo golpe a su
desorientado ocupante.

Eva no pudo evitar reírse a carcajadas, mientras Louis miraba confundido y compulsivamente
todo su alrededor. Harry negó con los brazos cruzados frente a su esposo.

—Muy listo, ahora déjanos entrar —golpeó el vidrio con sus nudillos y Louis bajó por completo la
ventana con el ceño ligeramente fruncido.

—Al fin llegas, estaba muy preocupado por ti.

—Sí, así veo —Ironizó su esposo rodeando el auto para llegar a la puerta de copiloto, Eva lo
siguió no sin antes saludar a Louis tan fuerte que por poco lo deja sordo.

—¡HOLA, LOUIS! ¿Puedes llevarme a la parada de autobús?

—Hola, Eva, sí claro —bostezó frente al volante, luego restregó sus ojos y los achicó a causa del
sueño.

—Sabes, mejor conduzco yo, cielo —se ofreció Harry, a lo que Louis no objetó y se cambiaron de
puesto.

Más animado por el viaje a la estación de bus, Louis empezó un ligero interrogatorio a Eva.

—Y bien, Eva, ¿Dónde vives?


—Al sur, autovía 10. Alex y yo alquilamos un pequeño departamento.

—Oh, ya veo. ¿Y qué tal el alquiler y las cuentas del mes?

—Por mucho muy altas —se inclinó Eva en su asiento, parecía sentirse muy cómoda con un par
de desconocidos como ellos, o eso pensó Harry, bien podrían ser una pareja de psicópatas, o al
menos para Chad, Louis tenía algo de aquello.

—Pero Alex tiene un empelo de medio tiempo, y yo me encargo de hacerle la vida más sencilla,
aunque detesto lavar ropa y cocinar, nunca fui una buena ama de casa, si tú comprendes a que
me refiero —comentó mientras volvía a estamparse en el asiento trasero—. Pero hasta ahora no
había conseguido un trabajo con una paga decente como en el club nocturno donde batía tragos
y atendía borrachos, eso ya no era para mí...

Harry miró por el retrovisor la pronunciada mueca de repulsión que cruzó por el bonito rostro de
Eva.

—¿Por qué ya no era para ti si la paga era decente? —preguntó Louis robándole la idea de la
mente. Él también se preguntaba lo mismo.

—Quizás la paga fuera decente, pero la gente que iba allí era de la peor calaña —Eva se
estremeció en su asiento de solo recordarlo, y luego negó para sí misma—. Yo no soy una puta,
no me vendo por dinero, aunque muriese de hambre, y al parecer mi antiguo jefe no estaba de
acuerdo con eso y me echó.

—Pues es admirable de tu parte, no muchos piensan de ese modo.

Comentó Harry, mientras giraba el timón a la derecha tras un cartel de pare.

—Gracias, pero ya hemos hablado mucho de mí, quiero saber su historia; ¿Cómo se conocieron?
¿Por qué se casaron? Y todo eso.
Louis soltó un silbido ahogado y miró a su esposo con un par de castañas cejas alzadas.

—Es una historia muuuuuuuuy larga, pero para resumírtelo: Harry y yo estudiamos en la misma
escuela, nos detestábamos mutuamente, o eso creí.

—No lo detestaba en realidad —intervino Harry de repente—, pero esa es otra historia.

—En fin, una situación llevo a otra, nos enamoramos, tuvimos que separarnos, yo recibí una gran
sorpresa... por tristes razones del destino nos separamos de nuevo, luego un par de años
después nos reencontramos y nos casamos.

Eva miró a ambos con los labios abiertos, y no precisamente de asombro.

—No es por ofender, pero ese pequeño resumen apesta.

Harry rió estando de acuerdo con su nueva compañera de trabajo.

—Sí, eso pensé.

—Lo siento, nunca fui bueno haciendo resúmenes —comentó Louis negando con una sonrisa en
los labios—. Oh, por cierto tenemos dos hijos.

—Aguarda, ¡¿qué?!

—Ya llegamos.

—No, no, no, espera, ¿dos hijos?


—Eva, creo que nos multarán si no nos movemos de aquí —mencionó Harry mirando por el
retrovisor la gente circulando y a un oficial de tránsito.

—¡AH! —Gruñó la castaña mirando a ambos hombres con ojos furiosos—. ¿En serio? ¿Me dicen
que tienen dos hijos y me echan a la calle?

Harry rebuscó en su billetera y apresurándose en abrirla le pasó una tarjeta a Eva. Louis cerró los
ojos y soltó una risa ahogada, su esposo no podía ser más despistado.

—Cobro en efectivo —susurró Eva con una sonrisa irónica. Tras su desconcierto, Harry se volteó
y vio su tarjeta de crédito en las manos de la castaña, sonrojándose hasta las orejas, le quitó la
tarjeta bancaria y le entregó su tarjeta de presentación.

—Lo siento...

—Vaya, no me digas que eres así de despistado.

Louis soltó un ruidito parecido a un carraspeo que hizo a Harry voltear su mirada a él.

—No empieces.

—Yo solo digo que podrías escribir un libro sobre todas tus meteduras de pata, se titularía
"Memorias de un atarantado".

Eva se bajó riendo del auto, no sin antes agradecerles a Harry y a Louis su ayuda.

—Los llamaré pronto.

—¡Saluda a Alex de nuestra parte! ¡Dile que queremos conocerla!


Eva alzó sus pulgares en aprobación y luego corrió hasta la parada de autobuses cuando divisó
su línea.

[...]

Zayn y Niall prepararon una fantástica cena para sus dos mejores amigos, ambos consideraron
que quizás ellos la necesitarían. Dana, la nana de los niños, los ayudó.

Mientras tanto Boo corría por toda la casa con el nuevo obsequio de su tío Zayn. Brian amaba su
nueva colección de la liga de la justicia, el pequeño no paró de agradecérselo hasta que tomó la
figura de acción de "Superman" y salió corriendo a mostrarle el resto de su regalo a Danny, quien
se encontraba trazando líneas en su obsequio. Zayn consiguió para el pequeño castaño de ojos
marrones, un Telesketch (La pantalla mágica) con la que él podía dibujar y borrar con solo voltear
la pantalla y agitarla. Danny lucia muy feliz cuando su tío le mostró como utilizarla.

Pero luego de ver la colección de su hermano mayor, el pequeño se había encariñado con la
figura de acción del caballero de la noche, a Brian no importó que su hermano la tomara y jugara
con él.

—Los pequeños angelitos de esta casa me llenan de tanta alegría —comentó la adorable mujer
que ayudaba a Zayn a cortar verduras. Él sonrió y asintió.

—Son niños completamente sanos y felices.

—Oh, sí le contara que hace un par de años trabajé para una pareja de abogados, tanto la señora
como el señor de la casa pasaban mucho tiempo fuera y ambos niños de cinco y seis años
peleaban todo el día. Era una tortura escuchar sus gritos y luego darme cuenta que uno le había
roto la nariz al otro. Decidí que no quería continuar en ese empleo.
—¡Danita!

La amorosa mujer se dio la vuelta y vio al más pequeño de la casa extendiéndole la mitad de un
plátano, la mayor parte de aquella ensalada de frutas se encontraba esparcida por toda la mesa y
la ropa de Danny.

—¿Para mí?

El pequeño asintió mientras con su otra mano masticaba un cubo de manzana.

—¿Ya no quieres más ensalada de frutas?

Danny negó lentamente, pero su tío Niall llegó bramando.

—Nada de eso. Usted jovencito se quedará allí hasta que acabe con toda esa fruta, ¿no quieres
creer, cariño?

Zayn se carcajeó cuando desde su lugar vio el ceño fruncido de Danny y como con desdén
masticaba el plátano.

Niall se acercó al pequeño y le dio un sonoro beso en la frente.

—Así es bebé, come todas tus frutas.

—Yo creo que no le hace muy feliz la idea —comentó Zayn tomando a Niall por la cintura y
rodeando su pancita.

Tras la distracción de todos en la cocina, Danny le brindó a su hermano mayor el resto de su


ensalada, la que Brian se comió en solo un par de bocados. El mayor desapareció con su muñeco
de acción y Danny gritó en voz alta.
—¡Ya, Danita!

La mujer se dio la vuelta y vio su plato vacío con una sonrisa.

—Ya terminaste todo, dulzura.

El pequeño asintió enérgicamente y Dana lo llevó a tomar su baño, cuando estuvo listo lo vistió
con una cómoda camisa a rayas y unos pantalones cortos.

—Señor Zayn, ¿podría ayudarme con Brian? Por lo general siempre que deseamos bañarlo los
señores lo acorralan hasta que lo atrapamos.

—No creo que sea para tanto —dijo Zayn mirándola con una ceja arqueada, la mujer se encogió
de hombros y le permitió que la experiencia lo contradijera.

Media hora después, Dana observó al mejor amigo de la familia sentado sobre el césped del
jardín trasero, completamente agotado, tirando de su camisa para secar el sudor de su frente. Ella
se encaminó hasta él desde la puerta trasera con un vaso de agua.

—¿Ha tenido suerte?

—Danita, usted tenía razón —dijo el moreno negando levemente con su cabeza—. Será mejor
esperar a Louis y Harry, yo ya me rindo.

Dana sonrió y miró a Brian paseando tranquilamente por el Gazebo donde el señorito Harry se
sentaba a leer todas las tardes. Ella acostumbraba referirse a Harry de ese modo debido al gran
cariño que le tenía a este, además, él era tan joven ante sus ojos, una conversación con él
siempre era agradable, dulce y divertida.

A Harry no parecía molestarle aquella muestra de cariño, al contrario, él la recibió gustoso y


agradecido la primera vez que la escuchó llamarlo así.

—Iré por él, ya ha corrido por mucho tiempo debe estar cansado.

Zayn bebió un largo trago de agua.

—No sé como Louis y Harry pueden pasar por esto a diario.

Dana sonrió abiertamente y se encogió de hombros antes de encaminarse al Gazebo.

—Don Louis es muy veloz, supongo que se debe a su trabajo. Él lo atrapa en poco tiempo, y
cuando no se encuentra, el señor Harry lo soborna con golosinas.

—Vaya, ser padre es más difícil de lo que creí.

[*] En multimedia hay una imagen de un Gazebo.

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O12. Nuevo TopMan

—Hoy conocimos a una chica llamada Eva, es muy simpática —comentó Harry mientras colocaba
a Danny en su silla alta de bebé. El resto de su familia y amigos escuchaban con atención, con
excepción de Louis, quien trinchó el filete que Dana había horneado. Gimió de felicidad y alabó a
Danita sus talentos culinarios.

—¿Y ella será tu compañera de trabajo? —preguntó Niall curiosamente, observando de Harry a
Louis, al parecer era sorprendente lo feliz y despreocupado que lucía el castaño.

—Sí —respondió Louis tragando su comida—. Ella es todo un personaje, espero muy pronto
presentárselas, oh, también espero conocer a su novia.

—¿Es lesbiana? —inquirió Zayn de repente muy sorprendido. Desde que su mejor amigo empezó
a contarles sobre Eva, supo que algo muy extraño sucedía. Ver a Louis tan tranquilo no era
normal. Más si se trataba de su esposo.

—Sí, y aparte tiene un carácter muy interesante, hoy se enfrentó a Chad, creí que lo golpearía
—comentó Harry tomado asiento junto a Louis.

—Esperen... ¿Contrataron a una chica a la que no le gustan los chicos? ¿Harry, cómo rayos
harán que funcione? Es como si quisieras unir los dos polos iguales de un imán, sabes que se
van a repeler.

Harry hizo una mueca en reconocimiento, no era la primera vez que escuchaba eso, Chad estaba
seguro que no funcionaria, pero ellos se equivocan.

—Vamos a trabajar para que funcione, solo debemos acoplarnos. Chad me exigió que me
encargara de Eva, ella necesita un poco de ayuda para amoldarse a su nuevo trabajo.

—¿Y qué planeas hacer? —Preguntó Zayn, embocando un pedazo del jugoso filete que preparó
Dana.

—Le daré algunos consejos profesionales.

Louis lo miró con una sonrisa bobalicona, en sus ojos brillaba la socarronería.
—Le enseñará a ser femenina —soltó con una risita baja.

—¡¿Qué?! —Gritó Harry claramente ofendido, todos en la mesa, incluyendo Dana, observaron a
la pareja de casados. Harry miró boquiabierto a su esposo—. ¿Pero qué rayos dices?

—¿No crees que deberías enseñarle a comportarse como la señorita X?

—¿Pero por qué debería enseñárselo yo?

Todos bajaron la mirada a sus alimentos, e hicieron el intento de pasar del tema cuando Harry los
miró en busca de apoyo.

—¿Ustedes creen que soy afeminado? —farfulló mosqueado. Brian no comprendía la situación,
así que pasó del tema embocando sus alimentos y mirándose muy feliz.

Nadie respondió a su pregunta, cuatro caras incomodas se miraron entre sí y entonces Louis
habló.

—Amor, ¿no te has escuchado? no debes tomártelo como algo personal, todos amamos como
eres.

—Pero obviamente Ed Coxs masticó y escupió a Harry Styles —comentó Zayn encogiéndose de
hombros. Harry respiró profundo reprimiendo su frustración. ¿Todos pensaban lo mismo?

—Eso no es cierto —se defendió molesto, pero Zayn continuó empujando, y no era su culpa, el
poseía muchos argumentos al respecto.

—Puedo nombrar veinte cosas acerca de tu ropa que terminaría con este tema justo ahora, pero
nombraré solo una y espero que me expliques el por qué.
Harry rodó los ojos y asintió suspicaz en espera de las tontas razones del morocho, ya que,
según su opinión, eso sonaba como un mala broma.

—Usas botas de mujer.

Los ojos de Harry no pudieron abrirse más de la impresión. Louis silbó a su lado dando por
sentado que más de una vez había visto a su esposo comprando en línea botas excesivamente
caras en la sección «Para mujer», y más de una vez recibió aquellos pedidos.

—¿Cómo sabes eso? ¿Tú se lo dijiste? —le preguntó a Louis de repente, cogiéndolo
desprevenido.

—Yo no.

—¿Entonces quien?

—Vi las cajas regadas por toda la casa —le comentó Zayn negando levemente frente a su viejo
amigo.

Harry se incorporó incomodo en su asiento y dijo.

—Son botas, no importa quién las use. Además, no siempre encuentro lo que quiero en la sección
caballeros. Ese no es argumento.

—Sí, claro —bufó Zayn regresando su atención al plato, acabando con la discusión.

La cena continuó en relativo silenció, al terminar, Harry se puso de pie excusándose tajante por
retirarse a su recamara. Zayn quiso disculparse con él, pero Harry decidió pasar del asunto,
necesitaba asimilar lo que acababa de escuchar de las personas que vivían a su alrededor. Todos
lo consideraban un hombre afeminado sin el mínimo sentido de masculinidad, y eso dolía.
¿En ese hecho se basaba Chad para decir que el proyecto Alibi Dior fracasaría? porque Harry
estaba seguro como el infierno que él era más que un chico afeminado.

Harry P.D.V.

Caminé hasta mi armario e inspeccioné de pies a cabeza mi guardarropa. Mis camisas y


pantalones solo parecían respaldar las palabras de Zayn, él tenía razón.

Nunca me importó lo que el resto de personas pensaran de mí, pero mi hombría estaba en juego,
y no tenía nada que ver con el hecho de ser gay. Soy un hombre, y al parecer he olvidado lo que
se siente serlo.

Me metí a la ducha, el agua fría refrescó mis ideas, y entonces tuve una magnífica idea.
Esperaría el momento adecuado para mencionárselo a Louis.

Louis entró a la habitación una hora después, me dijo que los chicos ya se habían ido y que
tomaría una ducha. Asentí a todo lo que dijo mientras miraba en la televisión un viejo programa
en blanco y negro llamado Yo amo a Lucy.

Minutos después, Louis salió de la ducha con sus pantaloncillos negros y su camisa sin mangas,
mi decisión no podía tentarme más así lo quisiera.

Mi esposo se acostó a mi lado y apagó el televisor, estaba seguro que querría hablar del tema
que surgió en la cena, pero no había tiempo para discutirlo.

—Louis, esta noche quiero que cambiemos de roles.

Por la ligera mueca de confusión que percibí en su rostro, supe que había perdido el hilo de sus
pensamientos.
—¿A qué te refieres?

—Quiero ser activo, Louis. Eso.

Mi esposo, embozando una sonrisa burlesca negó. Su mano ascendió a mi rostro, lo acarició
condescendientemente y dijo con voz suave y amable.

—No, cielo.

=================

O13. Son puros estereotipos, Cariño

Esa noche no conseguí conciliar el sueño, luego de discutir con Louis sobre nuestra vida sexual
tan monótona. Él se sintió ofendido, o eso percibí en su tono de voz al acabar la discusión con un
afectado: «Creí que disfrutabas todo aspecto de nuestra vida sexual»

Luego se dio la vuelta y apagó la luz de su lámpara. Era deprimente que no se animara a tomar
una vez más el rol del que recibe, cuando hace un par de años lo hicimos y a él pareció gustarle,
nunca lograré comprender a Louis.

Esa mañana lloviznaba.

Desperté para llevar a Brian a la escuela, mi adorable hijo mayor apenas podía mantener la
cabeza en alto, eran las cinco de la mañana. Le serví su cereal favorito, luego de encender la
televisión de la cocina.
—¿Quieres un Sándwich? ya empaqué tu lonchera.

Brian asintió pesadamente antes de empezar a comer su desayuno. Acaricié su cabecita y lo


acompañé en la mesa, el noticiero matutino anunciaba una tormenta que azotaría al sur de
california.

«Se suspenden las clases en todo el estado»

—¡SI! ¡Wohoo! —gritó Boo de repente, despertando por completo, y con sus ojos azules idénticos
a los de Louis mirándome, una sonrisa amplia se formó en su joven rostro.

—¿Papi, puedo regresar a la cama?

Negué con una sonrisa enternecida, no había nada más dulce y extrovertido que Boo.

—Claro, cielo, ve a dormir.

Luego de recoger la mesa y el cereal a medio acabar de Boo, subí a mi habitación para volver a
la cama, sabía que Louis no despearía hasta las diez de la mañana. Cuando tengo que salir a la
agencia de Chad es por lo único que lo despierto a las ocho, pero hoy habría una tormenta y no
tendría nada interesante que hacer.

Me di una ducha y luego me metí bajo las cobijas. Podía ver y escuchar la torrencial lluvia desde
mi lugar, quizás hace un par de minutos no lucia tan serio como ahora, agradecí el haber
escuchado esa noticia, de otra manera en estos momentos estuviese de camino a la escuela de
Brian, no podía imaginar a alguien fuera con esta tormenta.

De repente mi celular empezó a sonar, y me apresuré a tomarlo para no despertar a Louis, el


nombre que aparecía en la pantalla de mi teléfono me tomó por sorpresa, ya que llevaba más de
seis meses que no sabía nada de él, desde mi boda, Nick no había vuelto a visitar los Ángeles,
luego se limitó a llamar una vez al mes.
Con el ceño fruncido, pero emocionado por escuchar a mi viejo amigo contesté. Al otro lado, una
entrecortada respiración y el castañeo de unos dientes me alertó. Podía escuchar la lluvia a
través de la línea.

—H-H-Harry, a-a-ábreme la puerta. E-e-estoy a tres segundos de morir afuera de tu casa.

—Pero, ¿estás en los Ángeles? ¿Qué haces afuera de mi casa? —me puse de pie y corrí hasta
las escaleras con el teléfono pegado a mi oreja.

—T-t-t-te lo diré si sobrevivo.

Rodé los ojos en cuando llegué a la cocina y accioné el botón que abría la puerta principal, pude
escuchar a Nick suspirar con alivio cuando la puerta exterior se abrió. Luego corrí hasta la puerta
principal y allí lo vi, corriendo con una maleta empapada y un abrigo de cuero.

—¡Harry!

—¡Nick!

Mi despeinado y mojado amigo temblaba en la puerta.

—Maldito clima de mierda, ¿no se suponía que Los Ángeles era siempre cálido y confortable?
—Bufó.

Alejé su maleta con ruedas del camino y le di un gran abrazo.

—Eres el amigo más ingrato que alguien pudiese tener.

Nick soltó una carcajada, mientras se escurría la ropa, tomé su maleta y me acompañó hasta la
cocina cuando le ofrecí una taza de chocolate caliente y una toalla seca. Mi pobre amigo no paró
de renegar su mala suerte, mientras preparaba dos tazas de chocolate humeante.
—Ahora dime, ¿qué te trae por acá? —Me acomodé sobre una silla frente a él, Nick dejó de
temblar en cuanto probó su bebida caliente.

—Vine a visitarte, no te he visto por mucho tiempo, lo siento, he estado algo ocupado con mi
trabajo y creí que tú también lo estarías, ya sabes... tienes una familia.

Asentí levemente, había algo en ese tono que me dejó inquieto, parecía afligido ahora que se
encontraba cómodamente sentado y un poco más seco.

—Además... hay algo muy importante que debo contarte.

Lo sabía, podía reconocer esa expresión en su rostro, no era usual, por lo que podía asegurar
que era un asunto muy serio.

—Sabes, será mejor que vayas a tomar una ducha caliente y te cambies de ropa antes de que
pesques un resfriado.

Nick sonrió levemente y se puso de pie en cuanto acabó su taza de chocolate.

—Tienes razón, me daré un baño y luego te platicaré eso tan importante que he venido a decirte.

La prolongada espera me estaba matando de curiosidad, ¿qué era eso que Nick quería
contarme?

Alguien jaló mi cabello y me tomó desprevenido, Nick acababa de entrar a la cocina en cómodos
pantalones deportivos y una camisa de Guns N' Roses.

—No puedo creer lo enorme que es este lugar, por cierto, gracias por mi habitación.
—De nada, es una de las ventajas de vivir en esta casa, pero ahora dime eso que quieres
contarme.

Me acomodé en mi asiento. Nick se sentó a mi lado y soltó un suspiro abatido, nunca lo había
visto tan extraño, y eso era sorprendente viniendo de Nick.

—Estoy saliendo con alguien...

Una enorme sonrisa de felicidad se asomó en mi rostro, en cuanto escuché esas palabras
acompañadas con esa expresión de sometimiento. Alguien había atrapado a Nick y lo tenía
duramente sujetado de pies y manos.

—¿En serio? ¿Y se puede saber quién es?

—Pues...

—¿Es un diseñador, un cantante del bajo mundo? —Tanteé con una risa floja. Nick puso los ojos
en blanco y murmuró débilmente.

—Es doctor, te sorprenderá saber que trabaja en un hospital general de Londres.

—¿Un doctor? —Mi expresión de perplejidad solo consiguió alterarlo.

—¡Sí! ¡Un doctor! El que se despierta por las mañanas para trabajar y ganar dinero, el que no
tiene un auto de lujo, ni una casa en un buen vecindario.

—¡Uau!... parece no ser tu tipo.

—No lo es, pero... —gimió desesperado, y no dudé en disfrutar de su batalla interna, conocía a
Nick, él era materialista, eso era parte de su personalidad, nunca ni en un millón de años hubiese
imaginado que saldría con alguien que no tuviera como mínimo una bonita cifra de seis ceros en
su cuenta bancaria.

—Además, tiene un hijo, es un niño no más grande que Brian... por cierto, ¿donde están tus
hijos? ¿Siguen siendo dos o ya van por el quinto?

Lo miré con reproche, pero nada me quitaría la satisfacción de ver a un Nick dominado, por aquel
humilde doctor del que me hablaba.

—Dormidos, pero espera, ¿tiene un hijo? ¿Cómo y por qué? —Aguardé expectante, en serio
necesitaba que hablara de una buena vez.

—Un antiguo matrimonio para hacer feliz a sus padres, las cosas no acabaron bien, la mujer con
la que se casó falleció hace cuatro años, y bueno, él se quedó con un bebé.

Tomé una bolsa de galletas y le ofrecí algunas antes de que continuara, esta sería una larga
plática.

—¿Cuántos años tiene?

—Veintiocho.

—No le llevas tantos siglos —dije con una sonrisa burlona, Nick me lanzó su galleta a medio
comer y esta me cayó en el ojo.

—¡Auch!

—Como te decía, mi relación con él se está volviendo aterradoramente seria, tanto que muy
pronto le dirá a su hijo que soy su pareja, y estoy jodidamente nervioso, yo no sé nada sobre
niños, y estoy seguro como el infierno que no quiero alejarme de él. Estoy enamorado, o eso
creo...
Tapé mi boca con ambas manos, esto no podía creérmelo. Nunca imaginé escuchar algo como
aquello viniendo de su boca.

—Deja de mirarme así, parece que acabaras de ver una segunda cabeza saliendo de mi cuello.

—Santo cielos, después de todo si tienes corazón —mencioné teatralmente conmovido.

—No te conté mis problemas para que te burlaras de mí.

Negué con una sonrisa y me incliné para darle un abrazo fraternal.

—Estoy muy feliz por ti, al fin encontraste a alguien especial, ¿por qué lo es no es así?

Nick asintió levemente.

—Todos sabemos que le tienes fobia al compromiso, pero si este... ¿No me has dicho como se
llama?

—Jim.

—Correcto. Jim, es obviamente muy importante para ti, y si él quiere contarle a su hijo que eres
su novio, es porque desea que formes parte de su vida, y no es nada a lo que debas temerle.

—Es muy sencillo para ti decirlo, tienes veinti... ¿Cuántos años tienes?

Negué con una sonrisa pulsante en el rostro.

—Ve al punto.
—Tienes veinti-...

—Veintiqueteimporta, ahora, ¿decías?

Nick puso los ojos en blanco y dijo.

—El punto es que, tú ya tienes una familia con todo e hijos. Y yo nunca he tenido ni lo uno, ni lo
otro —se detuvo por un segundo y me miró inseguro—. Por eso quería pedirte un favor.

Fruncí en ceño ante su insegura expresión, pero luego dijo.

—Ayúdame a estar a la altura de Jim y poder formar esa familia que tanto quiere, porque no sé si
pueda conseguirlo yo solo.

—Hey, claro que puedes, además, no es tan difícil, bueno, en la mayoría de las veces.

Me encogí de hombros y observé un punto muerto en cuanto pensaba en mi vida de casado.

—Sabes, es jodidamente complicado de explicar justo ahora, pero prometo que te ayudaré en lo
que pueda.

—¡Genial! muchas gracias, Ed.

—Harry —le corregí.

—Lo siento, supongo que aún no me acostumbro.

Asentí en comprensión y cambié de tema, porque realmente quería saber más sobre el novio de
Nick.
—¿Tienes una foto del tal Jim?

Nick asintió felizmente y buscó en el bolsillo de sus pantalones deportivos. Me mostró la pantalla
de su teléfono. Cielos, lo tenia de fondo de pantalla, esto era grave.

—¡Hey! Como decir esto para que no suene inapropiado... Tu novio es muy atractivo.

El tipo era más que atractivo, tenía una mandíbula fuerte, cabello negro y espeso, además de una
barba candado que lo hacía lucir sexy, y su contextura era la de un hombre que se ejercita
regularmente, cosa que pensé sería difícil para un doctor.

—Desde cuando los doctores están así en Londres, ¿eh? —solté aquel comentario sin querer.

—Será mejor que te calmes, o te calmo yo mismo de un porrazo, estás hablando de mi novio
—dijo con seriedad, vaya que era un pedazo de posesivo de mierda.

—De acuerdo, ya no te enojes conmigo y dime: ¿Qué tal es en la cama? dame pistas, no puedo
creer que él consiguiera tenerte así de enamorado.

—Pues, no te importa, pero para presumir... —alardeó, al parecer había dado en el punto. Nick
nunca perdería una oportunidad para hablar sobre temas tabúes en una conversación
"Civilizada".

—No lo dudo.

—Todo es una locura, Jim es insaciable, no me da un respiro, y ya que prefiere que yo tome el
control la mayoría de las veces...

Me quedé pasmado por unos segundos y sin pensarlo solté un exasperado "¿Qué?"
interrumpiendo a Nick en media frase.
—¿Qué de qué?

—Repite eso de que tú vas arriba.

—Sí, casi siempre.

—Bueno, ahora sí puedo decirlo... ¡¿Qué?!

Nick me miró con el ceño fruncido en desconcierto, a él no le iban los estereotipos y cada vez que
insinuaban uno de ellos empezaba un duro debate.

—¿Qué? ¿Solo porque me ves pequeño y friki debo ser siempre el de abajo? Santo cielo, Harry,
no puedo creer que se te pegara lo tonto de pronto.

—Lo siento, desde que volví a los Ángeles, he olvidado lo que es eso.

—¿En serio? —me preguntó con una mueca de incredulidad.

Asentí, no iba a ocultárselo, necesitaba platicar con alguien sobre esto, ¿y quién mejor que Nick?

—No puedo creer que vivas de la leche entera, teniendo chocolatada —Nick soltó una fuerte
carcajada, tomando el doble sentido de sus propias palabras—. Bueno, no ha sido mi intensión
que sonara así.

Negué con mi peor cara de amargura.

—Nick, esto es serio.

—Ya lo creo... pero vale, tú eres mi amigo y me vas a ayudar con lo de ser un buen compañero
de vida para Jim, así que yo te ayudaré con tu problema. Te prometo que cuando hayas acabado,
tu esposo te rogará por que tomes el control en la cama más seguido, tú solo escucha y toma
apunte.

Asentí pensando en que no tenía nada que perder de todas formas.

=================

O14. El misterioso obsequio de bodas

—No debes mencionarle el tema de nuevo, Harry. Solo lo incomodarás.

—No pienso mencionárselo de nuevo.

Nick se puso de pie y fue a la nevera por un par de manzanas, me lanzó una y la tomé con éxito.
Luego él regresó frente a mí y mencionó una experiencia que tuvo hace un par de años con un
chico recto, el que no resultó ser tan recto como pensaba.

—Descubrió que las mujeres definitivamente no eran lo suyo. El pobre reprimió por mucho tiempo
lo que realmente le gustaba.

Fruncí el entrecejo, y con voz dubitativa pregunté.

—¿Y qué le gustaba exactamente?

—Que lo follaran por detrás.

Negué ante el cinismo y la poca vergüenza de Nick, al menos aquello no había cambiado en lo
absoluto.

—Bueno, toma nota, tenemos mucho en lo que trabajar justo ahora. ¿Dónde está Louis?

—Dormido, no se despertará hasta más tarde —le comenté, mientras mi viejo amigo caminaba en
dirección a mi ventana para mirar el clima, la lluvia había parado, al parecer la advertencia de una
tormenta no quedó más que en eso, una advertencia.

Miré el reloj en mi muñeca, eran las 07:15 de la mañana. Era una suerte que la lluvia se
detuviera, quizás Brian no tendría que ir a la escuela, pero yo si necesitaba ir al supermercado
por la despensa de la semana.

—Tengo que salir, ¿vienes conmigo?

—Buenos días, señorito.

Me volteé de un salto al escuchar esa voz tan conocida para mí, allí estaba Dana con un papel en
sus manos, y por lo que veía, ella ya se encontraba lista para acompañarme de compras.

—Hola, Danita.

Ella miró a Nick con extrañes, considerando el horario y el clima, ¿qué hacia un completo
desconocido en casa a estas horas?

—Danita, déjame presentarte a alguien.

Lo único que conocía Dana de Nick era su voz, ya que una noche cualquiera, cuando ambos nos
encontrábamos en la cocina preparando botanas a causa del desvelo, encendí mi laptop y
sintonicé BBC Radio 1 online. Me enteré por un viejo conocido que a Nick lo habían trasladado a
Londres, y ahora era locutor de esa radio. Desde entonces Dana ha seguido el programa
matutino de Nick cada noche, debido a la diferencia horaria.
—Nick, ella es Dana —le comenté, mientras la acercaba más a mi disparatado amigo—. Ella me
ayuda a cuidar a los niños y me consiente.

Abracé a mi adorada Dana, y con una enorme sonrisa Nick saludó.

—Hola, mi nombre es Nick Grimshaw.

Admiré la expresión de la adorable mujer, ella estaba muy sorprendida, más porque no
necesitaba escuchar su nombre, con solo escucharlo mencionar "Hola, mi nombres es..." ya tenía
una clara idea de quien se trataba.

—No puedo creerlo, usted es el locutor de BBC...

—La radio número uno de UK —concluyó por ella.

—De acuerdo, deja de promocionarte en mi casa —le advertí, mientras Nick agitaba la mano de
Dana cordialmente.

—Cállate, Harry.

[...]

Dana se quedó en casa con los niños y Louis, aunque todos aún permanecieran dormidos, estaba
seguro que Louis se despertaría muy confundido, y aún más molesto por lo de anoche.
—Entonces, ¿dices que harás un comercial para la firma Dior?

Asentí mientras giraba hacia la avenida principal. Nick soltó un silbido de apreciación, ambos
conocíamos muy bien lo que esa palabra significaba para un modelo.

—Todos te conocerán después de eso, o al menos lo harán las personas adecuadas.

Asentí con una sonrisa embelesada.

—Aún no puedo creerlo, todo esto sucedió tan rápido. El único problema es que lo logre, si el
comercial es un fracaso se acabó, lo digo en serio, Chad ya me lo advirtió.

—¡Entonces crucemos los dedos!

Estaba de acuerdo con ello. Me detuve frente al semáforo en rojo, Nick cargaba su teléfono entre
manos mientras sonreía al teclear.

—¿Estas chateando con Jim?

Nick asintió con una sonrisa brillante.

—Sí, dice que está a punto de iniciar su ronda, se quedará hasta el amanecer en su turno.

—Pobre, y te imaginas la cantidad de gente que se ha de tirar frente a los camiones para que ese
doctor los atienda.

Nick dejó su celular y me dedicó una mirada de odio puro. Vaya, creo que se puso verde.

—Te lo advierto, Harry.


Reí entre dientes cuando la luz del semáforo cambió y nos pusimos en marcha.

—No te molestes, es un cumplido.

—No me gustan tus cumplidos morbosos —me acusó con su celular en alto.

Negué con gracia, nunca en la vida el antiguo Nick hubiese reaccionado así por un comentario
tan inocente como el mío.

—Vale, discúlpame. Yo respeto mucho a tu chico.

—Más te vale, porque si escucho otro comentario lascivo de tu parte, lo lamentaré por Louis, pero
tendrá que acostumbrarse a ser follado por la prótesis de polla que deberás usar cuando termine
contigo.

Solté un jadeo teatral de lo asuntado que me ponía su advertencia. Tuve que detener el auto
frente a otra luz, esta vez Nick sonrió enternecido.

—Jim me mandó un Selfie frente a su consultorio.

El auto ronroneaba en silencio mientras esperábamos, solo esperaba que el motor no se apagara,
había olvidado llevar mi auto al taller para una revisión, maldita cabeza hueca. Me acomodé en mi
asiento, pero antes de continuar tenía mucha curiosidad por ver la foto que tanto enternecía a mi
amigo.

—Déjame verla.

Nick me pasó su celular y vaya, tenía razón, ese era su consultorio, tenía una placa que decía Jim
Thompson. Él usaba una bata blanca de doctor y su sonrisa iba dedicada a Nick, no podía ser
más romántica esta parejita.
De pronto el ronroneo del auto se detuvo y el silencio inundó el auto, eso solo podía significar una
cosa.

—Se me paró... ¡Mierda! —Bramé.

—¡Ahora sí! —rugió Nick molesto, empezando a quitarse el cinturón de seguridad para ahorcarme
con él o cumplir con su otra amenaza, pero no me refería a lo que él seguramente pensaba al
verme aún con su celular en mis manos. Le devolví el teléfono y solté una risita nerviosa.

—¡El auto! Se me paró el auto —golpeé el salpicadero y le mostré mi punto cuando aplasté el
acelerador y este no reaccionaba. Tuve que mover las llaves un par de veces antes de que el
motor se encendiera de vuelta.

Nick me miró con desconfianza, y no pude evitar reírme de sus celos absurdos.

—A este paso te volverás loco, relájate. Al menos no te preocupes por mí, yo soy tu amigo y
estoy casado con un idiota endemoniadamente caliente. No tengo ojos para nadie más.

Nick soltó un bufido y guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón. Negué levemente
mientras ponía en marcha mi auto.

—¿Por qué eres tan celoso?

—¿Acaso tú no lo eres?

Negué sutilmente. No era en extremo celoso, si lo fuera, mi relación con Louis ya hubiese
acabado hace mucho.

—Confío en mi esposo. Sé que no me engaña.


—¿Cómo lo sabes, eh? ¿Eh?

Observé la sonrisa mosqueada de Nick, bromeaba, pero sus tanteos para molestarme no
funcionaban conmigo.

—No me siento amenazado por nadie, quizás no tenga tetas y dos orificios, pero funciona para
mí.

Nick se retorció de risa sobre su asiento hasta que llegamos al supermercado y aparqué mi auto.

—Así que Louis es bisexual, eso no te asusta.

—¿Por qué debería? En ese caso él se vería en la obligación de temerle al hecho de que soy
gay.

Nick asintió estando de acuerdo, y luego ambos bajamos del auto.

—Vamos, tenemos muchas cosas que comprar.

[...]

—Sales de baño, jabones, aceites, lociones —enumeré cada producto mientras inspeccionaba el
carrito de compras que Nick empujaba con mucho optimismo.

—Bueno, son para esta noche, y deberás trabajarlo toda la tarde. Cuando estemos de camino a
casa me dejarás en un hotel y luego pídele a tus amigos que cuiden de Boo y Nickoleto.
—Es Danny —le corregí.

—De acuerdo ¡Ahora que lo recuerdo! Les traje un par de obsequios.

—Gracias, Nick, pero debo preguntarte qué es, y si debo sacar una cita con la psicóloga.

Levanté mis cejas con reproché, aún tenía su "obsequio de bodas" el que continuaba bajo nuestra
cama. Louis y yo decidimos no abrirlo de nuevo luego de la última vez que lo intentamos...

—De acuerdo... —murmuró Louis, mientras mordía su labio inferior, y con su mano derecha
sostenía el libro—, aquí dice que levantes tu pierna derecha.

Solté una pequeña risa floja, mientras seguía sus instrucciones. Podía ver la confusión de Louis
plasmada en su rostro.

—Ahora, tu pierna izquierda sobre tu cabeza.

—Estás loco, jodidamente voy a hacer eso.

Pero Louis tomó mi pierna izquierda e insinuó que lo intentaría. Mi rostro palideció tres tonos, y no
volvió a su color original, hasta que rió y me dio un suave beso en los labios.

—Lo intentaremos luego.

—No, Lou.

Pero él fingió no escuchar y pasó las páginas, conmigo excitado y con mis piernas ampliamente
extendidas para él.
—Olvida el maldito libro.

—No, estuvimos de acuerdo en que lo haríamos. Ahora no intentes echarte para atrás.

Puse mis ojos en blanco y aguardé con impaciencia. Louis continuó pasando pagina tras pagina,
murmurando "Hmmh" "No" "Quizás este..." "No" "Esto luce genial..." "Diablos no tengo uno de
esos..."

—¿Harry tenemos una lata de crema Chantilly?

Negué al recordar que el último poco lo utilicé en una cena, hace dos semanas.

—Hmmh, entonces no.

Negué su serenidad, más cuando algo caliente, pesado y el que empezó a vibrar de repente,
causaba un cosquilleo en mi vientre.

—Louis, ¿te molestaría quitar tu celular de mi ombligo? Para eso tenemos una mesita de noche.

Louis gruñó al verse interrumpido en su lectura.

—Vale, me ha entrado un mensaje del entrenador —murmuró mientras revisaba su teléfono, rodé
los ojos y a regañadientes apartó el aparato y lo dejó sobre la mesita de noche.

El calor de Louis sobre mí, y el tiempo que llevábamos es esa posición, me arrulló, al grado de
ponerme a dormitar en cuestión de segundos. Me desperté alterado cuando gritó.

—¡Ya lo tengo!
Se desmontó de mí y fue por la caja de donde sacamos el famoso libro. Louis rebuscó dentro del
enigmático cartón y sonriendo maliciosamente tomó una pequeña caja de color verde con letras
en azul, no era un gran experto, pero si más no lo recuerdo ese era un... una...

—¡¿Qué?! Louis, no estás hablando en serio, si me hubieses dicho que terminarías usando
conmigo uno de esos, lo hubiese hecho yo mismo hace una hora.

La sonrisa de Louis se transformó en una mueca de niño regañado.

—Eres un aguafiestas, Harry, pero de todas maneras lo usaremos porque yo estoy a cargo.

Rodé los ojos y asentí resignado a los tontos juegos previos de un libro que empezaba a odiar.

Louis sacó el aparato de su empaque, para nuestra sorpresa, era en su totalidad de un silicón
trasparente. Al principio me negué rotundamente, pero Louis consiguió convencerme, él siempre
conseguía lo que quería. Pero a la final de nada sirvió, cuando con una sonrisa traviesa Louis se
acercó a mí con aquel aparato en mano y por curiosidad accionó un botón, la maldita cosa
empezó a retorcerse como gusano aplastado.

Louis soltó un grito poco masculino, antes de soltar el artefacto y tirase al suelo, yo lo seguí con el
rostro ardiendo y nuestra risa descontrolada no esperó por mucho

—¡Pero qué mierda!

—¡Apágalo! ¡Apágalo! —Grité entre carcajadas cuando la maldita cosa empezaba a arrastrase
alrededor de cinco centímetros de su lugar.

—¿Qué? SUEÑAS, yo no me voy a acercar a esa cosa de nuevo.

—¡Tú la encendiste!¡Tú la apagas! —le grité y entonces lo tomé del brazo para obligarlo a
ponerse de pie.
—De acuerdo, de acuerdo, pero si no sobrevivo, dile a mis hijos que los amo mucho.

—¡Cállate, idiota!

—Eres muy insensible, Harry —se quejó antes de proponerse a agarrarlo—. Harry, no quiero...
—gimoteó cobarde—. Me da miedo —dijo con voz engreída, imitando a Boo de bebé.

Pero a la final, saltó sobre la cama y consiguió dar con el botón correcto. Desde esa noche
prometimos no volver a abrir aquella caja infernal nunca más. Todo era culpa de Nick.

—Por cierto, ¿ya utilizaron el consolador que les regalé? es el mejor del mercado, ultima
tecnología en las artes del placer, ¿eh?

Solté un suspiro exasperado que hizo reír a mi disparatado amigo.

—Vaya, apuesto a que no leíste las instrucciones.

—Fue Louis quien no lo hizo.

—Por supuesto que él no tenía que leerlas, estaban en ruso. Pobre Louis.

—No sé porque te sigo dirigiendo la palabra, ¿sabes? —me quejé mientras caminábamos por los
pasillos de productos para baño.

—Lo haces porque me quieres.

—Ohhhh... —gimoteé con sarcasmo.

—Además, hoy deberás intentarlo de nuevo, y por favor esta vez lee las instrucciones, es tan
sencillo que hasta un niño podría comprenderlo.

—Uh, eso se escuchó muy enfermizo.

—Sí, tienes razón, es mejor decir que hasta un idiota podría comprenderlo.

Negué con una leve sonrisa, porque me sorprendí a mi mismo considerándolo, aunque no creía
que a Louis le hiciera gracia tener cerca aquella cosa de vuelta, pero qué más da, YOLO.

=================

O15. Hombre, esto se siente bien

Me encontraba de camino a casa. Hace un par de minutos había dejado a Nick en un hotel del
centro, luego de acompañarlo a comprar algo de ropa cómoda para dormir, y un par de camisas
para el día siguiente.

Antes de emprender marcha a casa le marqué a Niall, le pedí que cuidara de los niños esta noche
ya que planeaba calmar la situación con Louis, él accedió por supuesto, y Zayn estuvo de
acuerdo en que arreglara las cosas con Louis. Incluso, él se disculpó una vez más por lo que dijo
sobre mí la noche anterior en la cena, le aseguré que no tenía ningún problema con eso, y luego
acordaron pasar por los niños dentro de una hora.

Llegué a casa luego de unos minutos. Boo y Danny se encontraban sentados en la alfombra de
nuestra sala viendo una caricatura animada, se encontraban tan concentrados que no me vieron
llegar. Me acerqué sigilosamente hasta sentarme a su lado. Danny fue el primero en notar mi
presencia, y soltando un gritillo de alegría se lanzó sobre mí dándome un fuerte abrazo

—¡¡¡¡PAPI!!!!
—BEBÉ

—¡¡¡¡PAPI!!! —Se unió Boo, mi hijo mayor, plantándome un dulce beso en la mejilla—. Al fin
llegas, papá está muy molesto —me contó él con una inquietante mueca, luego agitó su mano en
una clara mímica de que estaba en problemas. Solté una pequeña carcajada que los hizo sonreír.

—¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices?

—Pues, no desayunó nada, y luego fue a hacer ejercicios.

Oh, supuse que se encontraban en la habitación de ejercicios que habíamos equipado hace un
par de meses.

—Papi Lou está muy triste —dijo Danny torpemente, mientras restregaba su ojo derecho, le quité
la mano porque parecía a punto de lastimarse a sí mismo. Sus pequeñas muecas y voz dulce me
enternecieron el corazón. Boo, quien hablaba con completa claridad, dijo.

—Creo que esta triste porque no estabas en casa cuando despertamos.

—Lo siento, pero salí por la despensa.

—¡¿En serio, Papi?!¿Me compraste "Mi Capitan Crunch"?

—¡Sí! Todo está en el auto, ven ayúdame a entrar nuestras cosas.

Boo no aguardó para que acabara de pararme, porque ya se encontraba de camino por las
escaleras. Mi pequeño Danny se acomodó en el sofá a seguir con lo suyo.
[...]

Brian y Danny permanecieron cómodamente frente al televisor con una funda de papitas. Hoy
decidí permitírselos, después de todo, ellos no tenían por qué alarmarse por nuestras pequeñas
discusiones.

Fui con mi esposo, o al menos me acerqué a la habitación que funcionaba como un pequeño y
acogedor Gym.

Sobre las láminas de caucho, un descamisado Louis realizaba abdominales. Desde mi lugar
podía admirar esa ligera piel bronceada por las prácticas de baloncesto al aire libre. Los
pequeños músculos de sus brazos y abdomen se tensaban con cada impulso.

Decidido a aligerar el ambiente y terminar con los absurdos mal entendidos, me acerqué a él con
cautela. Louis se detuvo en cuanto sintió mi presencia a un par de centímetros.

—Hola.

Lo saludé con una pequeña sonrisa, pero él no me respondió y solamente se limitó a mirarme un
par de segundos, su rostro reflejaba reproche.

Cuando creí que no me volvería a dirigir la palabra me dijo.

—Dana me dijo que Nick estaba aquí esta mañana.

Asentí, colocándome de cuclillas para hacer un contacto visual más directo.


—Él vino a visitarnos, pero se quedará en un hotel esta noche.

—¿Por qué? Vi sus maletas en la habitación de huéspedes.

Me senté en el suelo junto a él, Louis tomó una toalla de la encimera y se secó el rostro con ella.

—¿Te molesta que Nick se quede aquí?

Louis soltó un bufido y negó pesadamente.

—Sabes que no, él es tu mejor amigo se puede quedar si quiere, pero me molestó que te
desaparecieras toda la mañana, ni siquiera llamaste o algo.

—Lo siento, cielo. Sé que debí llamar, pero estaba buscando algo especial para ti y perdí la
noción del tiempo.

Sus ojos azules me miraron con escepticismo, pero al menos logré ver el intento de una sonrisa
en sus labios.

—¿Algo especial para mí?

Asentí con una pequeña sonrisa, la que consiguió sacar una pequeña risa de su parte. Toqué su
rostro y él no se apartó, al contrario, Louis tomó la mano que acariciaba su mejilla y la sujetó junto
a la suya.

—Harry, yo... he pensado acerca de lo que me dijiste anoche.

—Shhhh —acaricié su labio inferior con mi dedo y negué apaciblemente—. Ziall cuidará de los
niños esta noche.
—¿No sabré que es eso tan especial hasta que lleguen los chicos? —sonrió insinuante, se veía
tan jodidamente sexy, que por poco me lanzo contra él allí mismo.

Asentí lentamente mientras me ponía de pie y me acomodaba la camisa.

—Iré con Dana, los niños necesitan comer y tú también. ¿Te ducharás?

Louis asintió, luego de un par de segundos se irguió con toalla en mano.

—Sí, así es —se acercó a mí y me dio un largo y extenuante beso, su lengua barrió dentro de mi
boca, como si no existiera un mañana. Me amoldé a sus brazos y le permití explorar cuanto
deseara.

Luego de un largo momento me separé por aire y observé con una sonrisa el desastre que había
hecho Louis conmigo. Su sudor quedó impregnado en mi ropa.

—Será mejor que tomemos esa ducha juntos —sugirió con una mirada cargada de lujuria.

Acaricié su hombro y murmuré lo tentadora que sonaba esa oferta, pero esta vez quería llevar las
cosas con calma, mientras él pensara que nada está fuera de lo normal, mi plan seguiría en
marcha.

[...]

Louis recostó su cuello sobre la tupida toalla de baño, mientras todo su cuerpo se relajaba
sumergido entre esencias y jabones aromáticos. Vagamente pasó una esponja de baño sobre su
vientre, se veía relajado y feliz, adoraba verlo así.
Nuestra bañera tenía el espacio suficiente para tenerme a mí, sentado en la superficie, con
amabas de mis piernas a cada lado de los hombros de Louis, era confortante, mis manos
acariciaban sus hombros, untando aceites de baño mientras él se encontraba acariciando mis
piernas sin cuidado del mundo, se hallaba lo suficientemente relajado para acompañarme con
una copa de vino.

Las velas a nuestro alrededor tiritaban, el resto de oscuridad era acogedora y le daba un tinte
muy romántico a nuestra velada. Tomé un pequeño trago de vino, el dulzón sabor del mejor
viñedo de Francia se deslizó por mis labios. Había pagado mucho por ese vino, pero era una
ocasión especial.

—¿Dónde conseguiste esta maravilla? —Comentó él, mirándome desde su lugar, no era una
posición cómoda para hablar cara a cara, así que incliné mi cabeza hacia al frente para poder
mirarlo mejor.

—Lo compré hoy, me lo recomendaron.

Sonreí cándidamente cuando Louis besó mi pierna y acto seguido se volteó para poder mirar
cada reacción de mí, siendo besado por él. Sus labios ascendieron lenta y tortuosamente hasta
mis muslos.

Me sentía un poco «muy expuesto» justo ahora. Mi trabajo me obligaba a no cargar un solo pelo
en mi cuerpo, mi abdomen, muslos y piernas eran completamente lampiños, ni hablar de allí
abajo, pero a Louis le gustaba, una vez me lo dijo mientras besaba mis caderas y lamia mi falo,
esta vez hizo lo mismo, su boca se arrastró hasta mis testículos.

Abrí mis piernas y le permití que se posicionara de rodillas entre ellas. Gotas de agua rodaban por
su espalda, mientras la luz de las velas apenas me permitía observar su rostro. Louis no era muy
diestro en el arte de dar placer con su boca, pero sus intentos siempre resultaban gratos, excepto
cuando intentaba los trabajos manuales.

Acaricié su cabello, mientras pequeños gemidos escapaban de mis labios. Pocas veces Louis se
animaba a tomarme en su boca, pero era gratificante que lo hiciera esta noche.
—Sabes... he pensado mucho.

—¿Ah, sí? —pregunté con una sonrisa bobalicona, mientras Louis besaba la punta de mi
miembro. Esos labios hacían maravillas conmigo.

—Sí... y he decidido que lo haré.

Acababa de contener un gemido cuando escuché lo que él acababa de murmurar antes de


meterse todo mi miembro a la boca. El calor inundó todo mi cuerpo, y Louis dejó mi miembro para
admirar mi rostro enrojecido.

—¿Hablas en serio?

Él asintió, y antes de que balbuceara algo sin sentido, sus labios empezaron a besar mi
estomago, siguiendo un camino hasta mis hombros y terminar en mis labios.

—Vamos a la cama, bebé.

Mi cerebro se encontraba a toda máquina, procesando las palabras de Louis. Él quería esto, y él
lo quería ahora.

Mi extrañamente impredecible esposo se puso de pie y salió de la bañera, tomando una toalla
empezó a secar su cuerpo, yo me puse de pie he imitándolo me sequé los restos de jabón y
esencias.

Mi corazón palpitaba a mil kilómetros por hora, la sonrisa sincera de Louis me calentaba el
corazón, al menos sabía que no lo hacía por cumplir conmigo, él en verdad quería hacerlo por sí
mismo, porque lo deseaba.

Salí del cuarto de baño, estremeciéndome por la corriente de viento que entraba por la ventaba y
rosaba toda mi piel desnuda. Mi pene se encontraba orgullosamente erguido, no pude evitar el
impulso de tocarme para asegurarme de que esto fuera real.

Louis tardó un largo tiempo en el baño, antes de abrir la puerta y permitirme observar su sombra,
las velas continuaban tiritando, y aquella vista de su perfil desnudo bastaba para matarme de
ansiedad, él secaba minuciosamente su cuerpo, y no podía ser mejor idea, ya que tenía en mente
muchas imágenes de ambos disfrutando de esta noche al máximo.

[...]

Mis manos acariciaron sus muslos, su cuerpo duro y suave a la vez, se removió bajo mi cuerpo
en busca de fricción. Nuestros miembros establecieron un ritmo constante y rápido. Me sentía en
la cima de un rascacielos en ese preciso momento, pero no quería que todo acabara en una
sesión de caricias.

Recordé algunas ideas que conseguí del libro que guardábamos en una caja bajo nuestra cama.

—Louis... —murmuré con mis labios sobre los suyos.

—Hmhm.

—Date la vuelta.

Los labios de Louis dejaron de responder, y en sus ojos el ligero tinte de vacilación se hizo notar.
Era más que obvio el temor que él tenía acerca de abrirse a mí, pero no iba a penetrarlo hasta
que no estuviera listo y él me lo pidiera.
—Confía en mí...

Él se dio la vuelta, arrastrándose sobre la cama para acomodarse. Me coloqué de rodillas frente a
su cuerpo recostado bocabajo y recordé paso a paso lo que el libro recomendaba.

Mis manos acariciaron su espalda lentamente, descendiendo poco a poco hasta el par de globos
redondos que volverían completamente loco a cualquiera, pero él era mío y solamente mío.

Acaricié la carne delicada, pero a su vez firme, a causa del deporte. Louis se removió nervioso,
habían pasado muchos años desde la primera y única vez que lo toqué de esta forma.

Él extendió sus piernas, y me encargué de tomar sus caderas y colocarlas en una posición
agradable para los dos. Tenía un propósito muy sencillo, y quizás Louis ni siquiera se lo
imaginaba.

Louis P.D.V.

Temblaba por dentro. Podía sentir el deseo dentro de mi cuerpo, pero aún tenía miedo.

Sé que Harry nunca me dañaría, pero mi cabeza solamente podía maquinar los peores
escenarios.

Me sostuve de mi almohada, esperando que Harry me follara. Él me tomó por las caderas, luego
de que sus manos hicieran el dulce trabajo de acariciar y mimar.

Respiré profundo, podía sentir el frio de la noche en los más insólitos confines de mi cuerpo. Los
dedos de Harry exploraban las mejillas de mi culo. Poco a poco se centró en ese punto que tanto
deseaba. Nunca comprendería como resultaba tan sencillo para Harry abrirse a mí, él soportaba
el dolor y la incomodidad en nombre de nuestro amor. Ya era hora de mostrarle que yo también
podía soportar la misma incomodidad y disfrutar de su pasión.
Él me deseaba, y estaba completamente seguro de ello. Me estremecí cuando uno de sus dedos
acarició mi entrada, presionó su pulgar sobre ella y siseé. Él susurró dulces palabras de confort,
causando que mi cuerpo descartara la incomodidad por un segundo, luego, mis ojos se abrieron
de par en par cuando algo húmedo y escurridizo acarició el pequeño botón entre mis nalgas.
¿Acaso Harry estaba...?

Mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando el inconfundible calor y humedad de su lengua


acarició a lo largo de mi entrada, mi espalda se arqueó un poco por la sensación. Poco después
sentí la caliente punta de su lengua dentro de mí, y mi cuerpo se arqueó como si hubiese sido
atravesado por un rayo.

Podía escuchar mi respiración acelerarse y descender en cuanto Harry utilizaba su boca para
follarme. Nunca antes, ni en mis sueños más locos, hubiese deseado algo como eso, pero se
sentía jodidamente intenso.

Gemí roncamente cuando Harry depositó un corto beso en la mejilla de mi nalga, y luego continuó
trabajando mi entrada con su lengua.

—Uhhh, Mmmhh, ahhh, Harry...

Mis dedos se enrollaron en las sabanas, y mi espalda se encorvó del puro placer, su lengua era el
cielo y no solo cuando esta trabajaba mi pene.

—Uffff, sí... —gemí desmesuradamente, roncos sonidos se deslizaban de mi boca, mientras


sentía como los músculos de mi culo empezaron a contraerse pidiendo más, necesitaba más.

—Te ves hermoso así, Louis.

Instintivamente levanté mi trasero y lo expuse a su merced, me importaba muy poco el cómo lucia
en este preciso instante, necesitaba a Harry, mi cuerpo lo pedía a gritos.
Su lengua dejó de trabajar ese pequeño interruptor que hacía a mi cuerpo revolcarse sobre la
cama.

Harry se alejó por un instante, alcanzó algo en la mesita de noche y volvió a mí. Podía sentí como
el musculo de mi ano se contraía ansioso, rogando por las atenciones de Harry.

—Harry, por favor...

—Shhhh, tranquilo, bebé.

—Harry... —gemí adolorido cuando las contracciones se hicieron insoportables, o eso sentía en
ese preciso momento.

Él untó una generosa cantidad de lubricante en sus dedos, mientras mi cuerpo temblaba.
—Harry...

—¿Qué quieres, cielo?¿Qué necesitas?

Su voz sonaba exquisita, era tan ronca y dulce a la vez. Amaba la voz de Harry, pero en este
precioso instante prefería que dejara las palabras a un lado y me follara como tanto lo deseaba.

Un dedo se hundió en mí apenas un par de centímetros, luego lo retiró de inmediato, dejándome


terriblemente adolorido, mis entrañas no podían sufrir más.

—Por favor, amor, te necesito... —tragué duro, apenas reconocía mi voz, era un desastre, ni
siquiera podía asegurar que Harry escuchó mi suplica.

—¿Qué necesitas, cielo?

—A ti... —gemí.
Sentí como una vez más su dedo ingresaba dentro de mi cuerpo, pero apenas pude disfrutar de
la fricción cuando él lo retiró de nuevo.

—Maldita sea... Harry...

—¿Te duele?

Asentí enérgicamente. Dolía mucho, dolía un infierno que no me follara de una maldita vez por
todas.

—Te necesito, Harry, por favor...

Silencio.

No escuché nada en esa habitación excepto nuestras respiraciones. Y entonces, luego de un par
de segundos que consideré horas, sentí como lo que tanto ansiaba se abría paso por mi canal.
Clavé mi cabeza contra la almohada y siseé de placer. El pene de Harry se abrió paso dentro de
mí sin más, empujando bruscamente. Mis labios se abrieron en un grito silencioso, no lograba
encontrar mi voz en ese preciso momento.

Mi cuerpo parecía reclamarlo, porque los músculos internos de mi ano se amoldaron a su gran
tamaño y longitud. Él fue hecho para mí, no tenía dudas de ello.

Una vez dentro, Harry inició un vaivén de caderas que causaron una gran descarga de placer en
mis entrañas. El sonido de sus caderas golpeando mi carne, y los desquiciantes movimientos que
encendían ese punto dulce en mi interior, se transformaron en una sinfonía erótica. Corriente tras
corriente de placer me envolvieron, mientras yo intentaba mantener la compostura, con mi rostro
enterrado entre las mantas y fuertemente agarrado de mi almohada.

—No sabes cuánto te amo, cielo.


—¡Ahhh! —Levanté mi rostro enmarañado de las mantas, y mis caderas deliberadamente
empezaron a impulsarse contra Harry, encontrándose con él a medio camino.

Los minutos pasaron, y los gemidos cada vez se hicieron más fuertes. Con mi cuerpo temblando
y mis extremidades descoordinadas, Harry me dio la vuelta sin salir de mi, y cara a cara me
concedió el placer de observarlo mientras llegaba a su clímax.

Yo no me encontraba lejos de liberar toda esa energía de mi cuerpo. Harry tomó mi pene y
empezó a masturbarlo al ritmo que dictaban sus caderas. Él se inclinó sobre mí, y besó mi cuello,
deslizando sus labios por mi mandíbula y mejillas, se lo agradecí porque me sentía vulnerable,
expuesto y completamente extasiado. Mi cuerpo se contrajo una vez más y con satisfacción sentí
mi orgasmo a punto. Terminé sobre su abdomen y él terminó dentro de mí.

Segundos después, mi cuerpo se hundió en la calma, los espasmos se detuvieron y le abrieron


paso a la mejor sensación de todas, la satisfacción, completa y genuina dicha.

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O16. Eva & Alex

—Y aquí tienes tu desayuno, amor —Harry entró a la habitación con una bandeja repleta de los
alimentos que Louis acostumbraba desayunar por las mañanas. El castaño sonrió dulcemente
ante las atenciones de su esposo. Harry se inclinó sobre él y depositó un corto beso en sus
labios.

—Gracias, bebé.

—Te lo mereces —mencionó solemne, consiguiendo un sonrojo por parte de Louis.


—Ahora debo irme, solo quería saber si todo estaba en orden, y de paso traerte el desayuno a la
cama.

—¿Te vas?

Harry asintió con un puchero que notaba lo poco que lo emocionaba la idea.

—Es Chad, me quiere en su oficina esta mañana.

—¿Te das cuenta que si te vas justo ahora me sentiré utilizado? —le reprochó Louis con una
pequeña risa floja. Harry rodó los ojos y se puso de pie. Las bromas mañaneras de Louis nunca
eran tan brillantes.

—Ahora que ya conseguiste lo que querías me abandonas a mi suerte —continuó dramatizando,


mientras Harry caminaba a su armario por una camisa.

—Soy un bastardo, el que no solo desvirga una vez.

Louis soltó una carcajada y mirando con alegría su bandeja empezó a seleccionar lo que comería
primero.

—Me encantó, Harry...

El nombrado se dio la vuelta y lo miró con el ceño fruncido.

—¿Hum?

—Emmm, lo que hiciste anoche... con tu boca... —señaló Louis, antes de darle un mordisco a su
tostada.
—Oh —sonrió Harry acabando de colocarse una camisa oscura sobre la blanca de algodón—. Me
alegra que lo disfrutaras, amor, cuando quieras.

—Pues, estoy seguro que será muy pronto... —canturrió Louis, causando que una sonrisa
orgullosa se formara en el rostro de su esposo.

[...]

—¡Hola, Eva!

—¿Qué tal, Harry?

Harry recibió un corto abrazo de su castaña compañera de trabajo, para él era un gusto volver a
verla. Chad, por otro lado, frunció los labios y tomó asiento frente a su escritorio. Harry y Eva se
sentaron frente a su rubio agente.

—Ya que los dos están aquí, les hago entrega de los libretos oficiales. Douglas pulió los últimos
detalles él mismo, así que pueden imaginar lo emocionado que se encuentra con este proyecto.

Harry tomó el par de libretos que Chad puso sobre la mesa, y le entregó uno a Eva, la que miró
con ojos amplios la caratula. «Alibi Dior» «Con Harry Styles» y en letras más pequeñas, pero tan
notorias como el nombre de Harry decía: «y el debut de Eva Parsson».

—Bueno, ¿qué esperan para leer esos libretos? —Mencionó Chad tiritando sus dedos sobre la
pulida superficie de su escritorio—. Será mejor que ese comercial sea perfecto o...
—Lo será —le aseguró Harry.

—Ojala así sea.

Harry P.D.V.

No podía contener mi emoción. Ahora ya tenía en mis manos el libreto del proyecto que siempre
soñé desde que inicié mi carrera. Ver el logo tan conocido sobre el fondo negro de mi carpeta, la
que contenía mi fututo. Si esto salía mal, adiós empleo.

Si perdiera mi empleo, eso no significaría que el dinero fuera un problema, no trabajaba por
dinero, el modelaje es lo que vivo y respiro, y debería dejar los pensamientos derrotistas de lado,
porque todo saldría bien.

Eva y yo nos retiramos de la oficina de Chad, y no fue hasta cuando la vi cojeando a la puerta,
que noté que utilizaba tacones, por poco cae de bruces, pero para su suerte yo me encontraba a
su lado y la sostuve de las muñecas. Eva me miró miserable y no pude evitar reír.

—¿Por qué?

—Alex. Son sus zapatos, se los pedí prestados.

—Eso no responde mi pregunta —dije, mientras cerraba la puerta de la oficina de Chad, nuestro
agente nos miró con reproche, quizás pensaba en el desastre y la nube de oscuridad que flotaría
sobre nuestras cabezas.

—Bueno, tampoco debería venir en converses, ¿verdad?


Negué divertido y la ayudé a llegar hasta el pasillo de la estancia. Observé con detenimiento su
ligero maquillaje y su cabello cepillado, su falda de secretaria y la americana azul marino no era
precisamente lo que esperarías ver de una modelo.

—Vamos, admítelo, me veo horrible, odio esto —señaló todo su atuendo en general, restregando
su rostro me miró derrotada.

—No, no, no, no —negué dubitativamente—. Bueno, no es usual...

Ambos dimos un bote cuando un exagerado grito se dirigió a nosotros. Maldije bajo cuando lo vi
en todo su colorido esplendor. Billy, el asesor de imagen de esta compañía, por desgracia tuve
unas que otras discrepancias con él, y al final decidí encargarme yo mismo de mi imagen, con la
ayuda de Nick, cosa que le molestó de sobremanera y desde entonces no desaprovecha una sola
oportunidad para criticar algo sobre mí.

—¡Oh! ¡Que alguien llame a la policía de la moda, una loca anda suelta!

Vi como Eva abrió mucho los labios, lo que me hacia deducir que se encontraba sorprendida y
furiosa, porque era obvio que el comentario iba con dedicatoria.

—La única loca que veo suelta eres tú, Billy —mencioné con una sonrisa falsa, tan falsa como su
cabello azul.

—¿Pero quién rayos eres tú, idiota?

Billy, quien caminaba hacia nosotros altanero, se hizo el ofendido, colocando una mano sobre su
pecho, y mirándonos como animal degollado.

—Harry, luces tan... tan... —me observó de pies a cabeza buscando el defecto en mi ropa, pero
como de costumbre, no lo encontró tan sencillo como creyó, así que se dedicó a fastidiar—. Out,
¿en qué época vives? las florecillas ya no se usan desde... —miró su reloj "Casio"—. hace cinco
minutos.
Billy presumía de su larga trayectoria en le industria de la moda, el hombre no tenía más de
treinta y cinco años, y un montón de cirugías estéticas.

Lo ignoré como siempre, y él y su colorida humanidad se retiró murmurando y resoplando.

—Que amargado.

—¿Qué carajos fue eso? —preguntó Eva temblando de ira.

—Billy, pero no lo escuches, él esta medio mal de la cabeza.

—Pero, él tiene razón, supongo —murmuró Eva, mientras se quitaba los zapatos y miraba con
una mueca las ampollas—. ¡Augh!

—Esos zapatos son al menos dos tallas menos que la tuya.

—Apuesto a que sí —gimió de dolor.

—Venga, dime que trajiste unas sandalias.

—Sí, están en mi cartera —se detuvo de repente, me sobresalté cuando se golpeó la frente con la
palma de su mano y salió corriendo a la oficina de Chad de vuelta. Segundos después regresó
con su bolso y los zapatos en la mano—. Aquí está, casi la olvido de nuevo —rió bajo recobrando
una pisca de humor.

—No me acostumbro a utilizar estas cosas, por cierto, debo ir por Alex a su facultad, ya van a ser
las once, bueno Harry, hasta luego.

—Oye, aguarda, ¿vas por tu novia?


Eva asintió con una mueca, mientras se colocaba las sandalias.

—Sip, y ahora que lo recuerdo, tú y tu esposo tienen algo que contarme con respecto a unos
hijos, ¿eh? no creas que lo he olvidado.

Reí al recordar lo que sucedió hace un par de días, Louis y yo teníamos muchas cosas que
contarle.

—Así es.

—Pues, seria genial que nos reuniéramos hoy. Alex se pondría muy feliz.

—Oh, en ese caso, déjame llevarte, recogemos a Alex y buscamos un lugar donde almorzar.
Estoy seguro que es un buen momento para conocerla.

—Sí, eso suena bien, ¿y Louis?

—Pues, no creo que tenga ánimos de salir hoy, anoche se acostó muy exhausto —sonreí al
recordar los acontecimientos de anoche.

—Oh, comprendo, bueno vamos.

—¿Puedes caminar?

Ella asintió soltando una risa floja.

—Pues, claro que sí.

—Okey, en ese caso en marcha.


[...]

—¡Oh por Dios! ¿Eres tú? he deseado tanto conocerte desde que Eva me habló de ustedes,
bueno de ambos, ¿tu esposo Louis no vino?

—Oh, él vendrá con nosotros en cuanto consiga parase recto, ya le mandé un mensaje —sonreí,
pero ambas chicas me miraron con el ceño fruncido, ellas difícilmente comprenderían mi mala
broma.

Alex lucia tal como me la imaginé, era una chica encantadora, de ojos grandes y expresivos,
como los de un pequeño cachorro, y su cabello recogido en una coleta caía de lado sobre su
hombro completamente crespo.

Recibí una llamada, y me disculpé con las chicas un segundo. En la pantalla de mi teléfono
aparecía la foto de Louis, haciendo una cara graciosa.

Canturrié un «hola» y la repuesta fue un grito.

—¡Harry!

—¿Qué sucede, amor?

—¿Qué hace Nick Grimshaw en mi sofá? ¿Y por qué tengo la ligera sospecha de que sabe lo que
sucedió anoche? ¡¿Ah?!
—¿Qué te hace pensar que lo sabe? —pregunté con una sonrisa socarrona, agradeciendo el no
tenerlo frente a mí, porque si fuera así, sería hombre frito.

Louis resopló al otro lado de la línea.

—Pues, tu amiguito me preguntó si podía andar por mi cuenta hoy, ¿por qué me preguntaría eso?

Solté una pequeña carcajada involuntaria.

—Oh, amor, seguro se refería al auto, ¿vas a manejar tú o le pedirás a Nick que conduzca?

—¿Tengo que llevarlo? —soltó con un resoplido.

—Sí, tienes que traerlo.

—¡Ashh!

»—Pero que patoso, tu marido, Harry.

—Una palabra más y te echo de mi casa.

»—¿En serio? Pues esta casa también es de Harry, ¿no te jode?

Rodé los ojos ante la infantil discusión del fondo. Louis no podía ser más quejica, y el motivo por
el que tardaba en adaptarse a Nick, era el hecho de que él formaba parte de esos casi tres años
tan difíciles para ambos, y más para él, pero en el fondo si se agradan, muy en el fondo, por lo
que casi no se ve.

Luego de una corta despedida, regresé con las chicas y juntos nos marchamos a un restaurante
con un ambiente muy agradable y acogedor.

Eva tenía la particular, pero tierna costumbre, de tocar a Alex en cualquier instante. Parecía como
si necesitara estar en contacto continuo con la chica de ojos verdes y sonrisa alegre.

—Eva, cielo, aún no me has contado cómo te fue hoy con ese ogro.

Eva rió bajo y miró a su novia divertida, luego soltó un pequeño quejido de solo recordar la
incómoda reunión.

—Lo de siempre, pero hoy nos dio los libretos, ¿quieres verlos?

—¡Sí! —Gritó emocionada. Eva sacó su folder y se lo entregó con una sonrisa cargada de
felicidad, la mirada de orgullo en Alex era enternecedora.

—¡Guau! qué bonito —rió entre dientes cuando vio el logo de la marca, que era definitivamente lo
más emocionante.

—¿Ya le has contado de lo que trata el comercial? —le pregunté a Eva, intentando entrar a un
tema un tanto delicado, pero era necesario hablar sobre ello.

—Sí —dijo Alex con una sonrisa—. Sé que se trata de un romance muy a lo «mon amour, Oh là
là!».

Eva rodó los ojos y negó con una mueca incomoda.

—Eso no es cierto, apenas te he dicho el nombre del perfume.

—Pero investigué un poco —comentó Alex con una sonrisa de oreja a oreja. Me desconcertó un
poco.
—¿No te molesta ni un poquito? Porque fue complicado con Louis... —comenté, al mismo tiempo
que una mesera se acercó a nuestra mesa.

Ambas chicas me pidieron que ordenara por ellas, y así lo hice. La mesera se retiró y luego pude
continuar con la plática.

—Al principio estaba un poco inseguro con respecto al libreto, a él no le gustaba el hecho de que
sea tan romántico, y hayan escenas subidas de tono.

—¿En serio? Pero... no se supone que son una pareja gay legalmente unida, y por lo que Eva me
contó tienen dos hijos.

Asentí encogiéndome de hombros, en realidad ni siquiera yo lo entendía. Así que volvimos con el
tema de Eva.

—Entonces no tienes problema con el nuevo trabajo de Eva.

Alex negó rotundamente.

—Confió en mi chica —la miró con ternura y preocupación—, y sé que será muy difícil para ella,
pero me tranquiliza saber que serás tú con quien trabaje.

Bebí un largo trago de limonada y asentí gratamente.

—Gracias por la confianza, prometo que soy digno de ella.

Alex sonrió.

—Ahora que ya discutimos sobre trabajo, ¿podrías contarme sobre tus hijos?
—Pues, quizás quieran escucharlo de Louis, él siempre ha sido bueno para contar historias.

—Supongo que eso compensa sus resúmenes —comentó Eva levantando su vaso de limonada y
fingiendo un brindis, en el que todos participamos.

—¡Salud!

Minutos después me llegó un mensaje de mi esposo, donde decía que ya se encontraba afuera
del restaurante.

—Al fin ya está aquí, ya empezaba a impacientarme.

—Tengo hambre, quiero comer —se quejó Eva con una sonrisa socarrona. Alex le dio un no tan
ligero codazo en la cintura para que se comportara.

—¡Augh!

Louis apareció por la puerta principal con Nick detrás de él. No fue necesario llamar su atención,
ya que él conocía muy bien mi mesa favorita. Nick se adelantó, al parecer el lento y amortiguado
caminar de Louis lo desesperaba.

Recibí un corto beso en los labios de parte de mi esposo cuando estuvo con nosotros. Las chicas
sonrieron enternecidas, bueno al menos Alex, porque Eva nos miraba divertida.

—Vaya, son unos tortolos —soltó con una sonrisa.

—Hola, ¿qué tal, Eva? y tú debes ser Alex —mencionó mientras terminaba de darle un corto
abrazo a Eva, y un caluroso apretón de manos a Alex.

—Mucho gusto, soy Louis Tomlinson.


—El gusto es mío, mi nombre es Alex Lowe.

—Siéntate junto a mí, cielo —sugerí con una sonrisa cómplice, la que Louis detestó, con un
resoplido buscó un lugar a mi lado y gruñó bajo cuando su trasero hizo contacto con la silla.

Nick chocó su puño con el mío, y entonces se lo presenté a nuestras nuevas amigas.

—Alex, Eva, él es Nick Grimshaw, un viejo amigo. Nick, ella es Eva, mi nueva compañera de
trabajo —se la apunté con la mirada, y ella le dio un apretón de manos muy fuerte—, y esta otro
encantadora chica es Alex, la novia de Eva —ella sonrió cándidamente y le dio un caluroso
apretón de manos, ambos sonrieron y jocosamente Nick espetó.

—Es un verdadero gusto conocerlas.

[...]

Louis y Nick soltaron una carcajada cuando Eva hizo una graciosa y muy realista imitación de
Chad, nuestro agente.

—Chad es un gran tipo, solo es demasiado desquiciante cuando se trata de trabajo.

Comentó Nick con agrado, yo sabía muy bien que él tenía razón, después de todo él y Chad son
muy buenos amigos.

—Bueno, ya. Es hora de que nos digan sobre sus hijos y más les vale hablar ahora —exigió Eva
apartando su vaso con limonada de la mesa y separando los codos.

Alex jadeó un escandalizado reclamo.

—Oh, en serio siento que Eva sea tan entrometida, si ustedes no desean hablar al respecto,
nosotras...

—Claro que les hablaremos sobre Brian y Danny —dijo Louis con una sonrisa amable—. El
mayor es Brian, tiene cinco años y es el niño más alegre y extrovertido que hayan visto —Alex
soltó un gimoteo de encanto, así que pude notar lo mucho que le gustaban los niños.

—Y Danny es el menor, tiene tres años y a diferencia de Brian, él es mucho más tranquilo, y de
paso muy inteligente para su edad.

—Por lo que escucho son dos niños muy lindos, y debo admitirlo, adoro a los niños, es por eso
que estudio Pedagogía infantil. Me daría mucho gusto conocerlos.

—¿Hablas en serio? Alex eso es fantástico. ¿Y qué tal van tus estudios? —pregunté entusiasta.

—Pues, dentro de un año seré una egresada.

Asentí en respuesta, mientras pensaba en lo útil que sería Alex para los dos futuros padres. Zayn
y Niall son dos mentes brillantes, pero a menos que inventen una droga para entender el idioma
de los bebés, y como mantener a dos mellizos entretenidos todo el día. Alex definitivamente sería
una buena inversión.

—Pues, me gustaría que conocieran a nuestros hijos, estoy seguro que les caerían muy bien.

Y Louis tenía razón, Brian era muy sociable, y aunque Danny no lo fuera tanto, si mi pequeño hijo
veía a su hermano mayor hablando con una persona nueva en su entorno, él se acercaba a
curiosear.
Si Brian se sentía a gusto con un extraño, para Danny era seguro acercarse.

—¿Cómo consiguieron a los niños?¿Adoptaron?

—Ammm, no. En realidad compartimos ADN.

—Oh, comprendo. ¿Inseminación artificial, no es así? —supuso Alex.

Ambos asentimos, pues sabíamos muy bien que no era una buena idea ir por allí diciendo que yo
me embaracé. Nick carraspeó, llamando la atención de todos y dijo.

—Seguro pronto los conocerán y los amarán. Ahora me gustaría saber un poco sobre ustedes,
tengo mucha curiosidad por saber... ¿Cómo se conocieron? ¿Cuándo se enamoraron?...

—Nick es locutor, entrevistador y presentador, así que desde ahora intentará conseguir una
exclusiva.

—Cállate, Harry, todos queremos saber sobre Alex y Eva —bufó Nick, retomando su postura
como entrevistador.

Rodé mi mirada a Louis, quien comía animadamente las galletas de cortesías, se suponía que era
para todos.

—¡Oye!

Eva rió bajo antes de comenzar.

—Bueno, emm... prácticamente Alex y yo nos conocemos de toda la vida. Ella era mi vecina, pero
nunca nos hablamos hasta cuando fue su cumpleaños número catorce y me colé a su fiesta —mi
castaña nueva compañera miró con orgullo a su novia.
—Me caía muy mal, ella era tan hermosa y se vestía como una niña, mientras yo debía usar lo
que mi hermano mayor tirara. Puedes ver que no fui la hija favorita de mi mamá, viví... con ella y
su esposo... casi desde que tengo memoria.

Me sentí muy mal al escuchar eso, y apenas empezaba. Alex la envolvió en un abrazo y Eva
sonrió.

—Ese día me dijo "Hola, ¿quieres un poco de pastel?" y yo pensé "¡Guau! qué voz más dulce".

Miré como la sonrisa de Alex solo conseguía hacerse más grande y resplandeciente, sus ojos
brillaban con amor.

Eva dibujo una ligera sonrisa en su rostro y dijo.

—Nunca olvidaré la sensación en mi estomago cuando ella me habló, nunca nadie había sido
amable conmigo. En la escuela era "la mugrosa rara", en mi casa "la mocosa buena para nada", y
para ella era Eva, solo eso, sin insultos ni apodos.

Alex tomó sus manos en señal de apoyo. Nick se echó para atrás, no era el momento.

—El resto de la historia no es algo de lo que me gustaría hablar por ahora...

—Por supuesto, Eva, no te preocupes —dijo Nick con una pequeña sonrisa compresiva—. El
presente es lo único que importa.

—Grimmy, ¿por qué no nos cuentas como conociste a tu sexy doctor, eh?

Tuve dos pares de ojos furiosos sobre mí. Eva y Alex rieron, y me alegró retomar el ameno
ambiente que habíamos tenido minutos antes.
—Louis, ojala controles al pequeño pedazo de mierda que tienes como esposo.

Mi comprensivo y nada celoso esposo se volteó hacia mí para preguntar muy apaciblemente.

—Hey, dime Harry, ¿A qué te refieres con lo de sexy?

Sus ojos se volvieron una peligrosa rendija azul cuando entrecerró los ojos, expectante.

—Emmm, define sexy —respondí con una sonrisa inocente.

—Amigo castrado —respondió Nick con una sonrisa socarrona.

—Crimen pasional agravado —acotó Louis, sutil.

Por muy feliz que me sintiera por escuchar a Eva reír, no podía sentirme más intimidado por ese
par.

—¡Okey! No es para tanto. Me refería a Jim, el novio de Nick.

—¿Y así te refieres a la pareja de otro hombre? ¿Qué de paso es tu mejor amigo? ¡Ah! Y no
omitamos que yo estoy presente.

Agaché la cabeza y negué como cuando mamá acostumbraba reprenderme de niño, pero esta
vez, en vez de molestarme, era realmente excitante.

—Creo que te hace falta una lección referente al respeto.

Alcé mi rostro y lo observé con picardía, pero Louis hablaba en serio, no se rió ni un instante.
—De acuerdo.

—Hablaremos en casa.

¡Uh! Que miedo, Louis es tan aterrador como un muñeco de felpa con capucha. Lo miré con una
sonrisa enternecida, pero él continuaba en su pataleta.

—Sí, ¿ves Harry? eso te pasa por facilón.

—Como sea, chicas no crean todo lo que dicen este par.

Alex nos miró a Louis y a mí con tristeza.

—¿Todo está bien?

—¡Sí! no te preocupes, al rato se le pasa —acaricié los hombros de Louis, y este soltó un gruñido
bajo, antes de preguntarle a Nick sobre Jim.

Nick nos platicó sobre la primera vez que vio al tan nombrado doctor, el primer encuentro fue
gracias a un programa especial de su emisora por el día mundial de la salud. Jim, era un joven
doctor especialista en nutrición y enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.

Nick mencionó la trillada frase "Fue amor a primera vista".

—Caí enamorado desde que lo vi entrar en la cabina, ese programa fue quizás uno de los peores
que he dado, pero fue un día fantástico. «B-b-bu-e-e-enod días, Doc-doc-tor Ji-ji-m»

Nos recreó el escenario completo, y pasamos un agradable rato entre viejos y nuevos amigos.
Eva y Alex se acoplaron a nosotros de una manera tan natural y agradable, estaba muy seguro
que compartiríamos una muy buena amistad.
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O17. ¿Y si Inglaterra pierde?

Louis P.D.V.

—¿Y los niños?

Me preguntó Harry, mientras yo acariciaba su pierna que colgaba en mi cintura. Y entonces lo


recordé.

—Rayos, aún siguen con Zayn y Niall, creo...

Harry se rió en cuanto solté un chasquido.

—Deben estar insultando a nuestras madres —dijo con una mueca de circunstancia.

—Te apuesto que cuando nazcan los bebes nos cobrarán todos los favores que les debemos
—negué con una sonrisa—. ¿Te imaginas? ¡Cuatro niños! Yo apenas puedo con dos, no sé, creo
que tendremos que regalarlos —bromeé, causando que Harry me diera un ligero golpe en el
pecho.

—Tu instinto paternal es enternecedor —dijo negando divertido, pero ambos sabíamos de sobra,
que nuestros hijos eran lo más importante para ambos, aunque la mayoría de las veces fuera
complicado ser los padres perfectos, al menos lo intentamos el 99% de las veces.

—Bueno, será mejor que nos demos una ducha y vayamos por los niños.
Gemí desconforme con la idea de levantarme de la cama, deseaba continuar acariciando su
cuerpo, y si estábamos de humor para una segunda ronda de sexo, eso sonaba malditamente
bien.

—Vamos.

Harry se puso de pie con un fluido movimiento, sonreí contra la almohada mientras observaba el
desnudo cuerpo de mi esposo dirigiéndose al cuarto de baño.

—¿Es muy sencillo para ti no es cierto? Eso es injusto.

Harry sacó medio cuerpo por la puerta entreabierta y me miró con el ceño fruncido. Me reí
lánguidamente ante el pensamiento que mencioné en voz alta.

—¿Sencillo qué?

Pues, me refería más o menos, a la soltura que Harry poseía luego de intimar, así se tratase de
varias ocasiones, y de todas las formas inimaginables. A diferencia de él, yo cada vez que cambio
roles con Harry, me siento como alguien a quien acaban de arrollar repetidas veces con una
aplanadora.

Luego de un par de minutos meditando sobre la inmortalidad del cangrejo, estiré el elástico de
mis bóxeres, y luego me removí en la cama, me sentía extrañamente pesado, el estomago me
dolía y sentía un desagradable sabor en mi boca, casi como si deseara...

—¡Ugh! —sentí una arcada desde el fondo de estomago. Luego otra, y otra, y al final salté de mi
cama e irrumpí en el cuarto de baño donde Harry tomaba una ducha. El vapor que inundaba todo
el lugar me dio la seguridad de vaciar todo mi estomago sin que mi esposo me viera. Claro, él
tenía que escuchar.

—¡¿Louis?! —escuché la puerta corrediza de la ducha abrirse, y a un asustado Harry


envolviéndose las caderas torpemente con una toalla—. Cielo... ¿Qué sucede?

Me incliné sobre el retrete y devolví los sagrados alimentos a donde pertenecían, al fin de
cuentas, terminarían allí de una u otra manera.

—¿Tú qué crees? —gemí con voz ronca. Cerré mis ojos y aguardé por la siguiente arcada—. Oh,
Dios.

—Aguarda, llamaré a Zayn o a Niall, ellos seguro podrán venir a chequearte —dijo con un dulce
tono, ignorando mi molestia por las estúpidas arcadas. Me senté en el suelo, sobre la alfombra, y
aguardé por unos minutos.

Apostaría lo que sea a que fue el pulpo del almuerzo. Estaba seguro que sabía raro, pero tenía
que repetir, ¿cierto?

—Fue el pulpo —entró Harry refunfuñando, lo que al parecer era su conclusión—. Tenias que
tragarte dos platos.

—¡Hey!

—Nunca me escuchas, parece que hablara con tu...

—¡Don Harry! Conseguí un par de dulces que encontré en los bolsillos del pantalón del pequeño
angelito.

Cuando estaba a punto de inclinarme de vuelta sobre el retrete, me detuve al darme cuenta de
algo muy peculiar.

—Dana, ¿desde cuándo le dice Don a Harry? Creí que ese "Don" era exclusivo para mí.

Reí apenas un par de segundos, antes de sentir una nueva ronda de bilis. Harry gruñó molesto.
—Él me pidió que lo llamará así —dijo muy amable la señora Dana. Negué con una pequeña
sonrisa entre mis labios, mientras agonizaba de dolor.

¿Qué puedo decir? Me resultaba muy gracioso.

—¡Tú sigue en lo tuyo! Iré a la farmacia por supositorios... —Me miró mosqueado, sabía que no
hablaba en serio—. Zayn no tarda, pero me dijo que te comprara algo para la indigestión.

—¡No! —Imité aquel puchero que Brian hacia cada vez que se negaba a darse un baño. Harry
soltó una pequeña risa.

—Tranquilo, cielo —murmuró acercándose hasta mí. Me sonrojé horrores, tapé el retrete y fingí
que segundos antes no me veía tan deplorable. Danita nos observaba con una sonrisa.

—Yo cuidaré de ti cuando regrese, ¿de acuerdo? No importa cuán tonto y resabiado seas,
siempre te cuidaré porque eres mi pequeño bebé.

—Harry... —murmuré con las mejillas al rojo vivo, porque Dana estaba presente y nos miraba
como a dos cachorritos de panda.

—Mi pequeño bebé —dijo en voz alta y mona, antes de revolotear mi cabello y estrujarme los
cachetes.

Reí sacudiendo sus manos de mí, me sentía abochornado.

—¡Ya vete!

Harry se enderezó y colocando amabas manos sobre su cadera me dijo.


—Dana se quedará contigo.

Y entonces se apresuró, regresando a nuestra habitación por algo de ropa. Asentí en silenció
antes de reprimir una nueva arcada. Odio esto.

—Dana, me voy a morir.

—Tranquilo, Señori... Don Louis, ¿Quiere que le prepare algo de beber? Se va a deshidratar.

—Sí, por favor.

[...]

Harry P.D.V.

Resoplé frente al volante antes de bajar de mi auto y caminar de regreso a casa con las
medicinas de Louis. Zayn me llamó por teléfono hace un par de minutos, y me dijo: "Louis pidió
pizza, ¿puedes explicarle que eso no ayuda?".

En fin, él es un caso perdido.

Entré por la puerta principal y los adorables gritos de mis hijos me dieron la bienvenida. Brian
saltó sobre mis brazos y Danny corrió hasta prenderse de mi pierna. Reí enternecido con verlos
tan alegres, y entonces me agaché para tomar a mi pequeño Danny y cargar con dificultad a
ambos pequeños, que ya no eran tan pequeños, en especial Boo, que cada día crecía más y
más.
—Papi, papá nos compró pizza y estamos viendo el partido de Inglaterra contra Ucrania.
¿Vienes?

—¿Tú padre no estaba enfermo?

Brian frunció su pequeño entrecejo, mirándome con esos ojos fijos y azules. Conocía
perfectamente a quien le pertenecía esa expresión.

—No parece enfermo.

—¡Venga, vamos por el segundo! —escuché esos gritos en la sala, seguido de un par de
aplausos.

—Vamos a ganar, Louis, no hay manera que los de Ucrania nos empaten.

—¡No, no, no, no! ¡NO! —Gritaron ambos y una sarta de insultos acompañaron el grito del locutor,
recalcando que Ucrania consiguió un limpio Gol.

—Papi, ¿por qué papá dice que los u-u...cran-ianos...? —soltó un resoplido de frustración al no
lograr decirlo con fluidez, luego me miró y sonrió graciosamente—. ¿Por qué dice que son unos
hijos de perra? ¿Eso significa que sus papás son perros? Pero no se ven distintos a nosotros,
porque nosotros no somos perros, ¿verdad, papi? ¿Verdad? ¿O sí?

—Oh... Bueno, cielo, esa frase está prohibida en esta casa. Son malas palabras.

—¿Malas palabras? Oh... ¿entonces por qué papá las dice y tío Zazuu también?

—Bueno, ellos las dicen porque son mayores, aunque no deberían... así que no puedes decir
malas palabras hasta que seas mayor.
—Oh, bueno —dijo con inocencia y se bajó de mí para ir de regreso con un alterado Louis que
negaba y refunfuñaba frente al televisor.

—Tenias que hablar, Zayn

—¡¡No es mi culpa!! —discutían ambos, sin notar que ya había regresado a casa.

Negué con los brazos de Danny envueltos alrededor de mi cuello, él se recostó en mi hombro y
era más que obvio que no quería seguir mirando el partido.

—Papi, vamos afuera, ¿sí?.... Quiero... dormir.

—¿Quieres dormir, cielo? —le di un beso tronado en su adorable mejilla redonda.

Él asintió soñoliento, así que decidí pasar por la cocina y dejar las medicinas que ya no le hacían
falta a Louis, ya que el milagro del futbol lo curó.

Con ese pensamiento, y las quejas de Louis dirigidas al entrenador, que cada vez se hacían más
y más molestas. Pasé frente al televisor de pared que ocupaba la mitad de esta, tanto en su
ancho y alto, y aún así ambos empezaron a inclinarse hacia todas direcciones. Por último Louis
soltó un irritado.

—Muévete, Harry, que estorbas.

Me quedé de pie frente a ellos con Danny dormitando en mi hombro, solo porque no me daba la
gana quitarme, mientras tanto Brian se concentraba en separar los pimientos del pepperoni, la
pizza siempre seria su prioridad, más cuando son muy pocas las veces que les permito pedir una.

—Vamos, Brian, ¿quieres salir? ya comiste demasiado.

Mi hijo mayor asintió. Tomando una servilleta y limpiando sus dedos con ella.
—¿Ahora si te moverás?

—¡Sí! —Grité dedicándole una mueca idiota que le iba muy bien, yo, preocupado por su salud, y
él, mirando un mugroso partido—. No sé por qué te preocupa, si igual van a perder, como
siempre.

—¡JA! Ganaremos y te vas a arrepentir de tus palabras.

—Lo dudo —dije muy seguro, cuando me aparté de la pantalla, para alivio de Zayn, quien se
reincorporó en su asiento. No recuerdo la última vez que Zayn vio futbol, él no tenía más interés
que yo, pero Louis lo contagió de alguna manera.

Zayn se rió sobre el sofá, ahora disfrutando de nuestra discusión más que del partido.

—Bueno, si estas tan seguro de ello, ¿te atreverías a apostarlo?

Me encaminé fuera de su punto de visión y asentí.

—Obviamente no tengo problemas con ello.

—De acuerdo —dijo con una sonrisa diabólica—. Si Inglaterra gana, cosa que sucederá, tú serás
mi esclavo personal durante toda una semana, ¿comprendes? Las 24 horas del día. Sin quejas,
ni apelaciones.

—No veo la novedad, pero acepto. ¿Y si Inglaterra pierde?

—Pufff, eso no va a suceder, en un rato les meteremos dos goles más a esos imbéciles y listo.

—Hum, bueno, entonces no te molestará someterte a cualquier penitencia que crea conveniente.
—No importa, igual no sucederá —se encogió de hombros con la mirada fija en el partido.

—¿No quieres saber que penitencia te pondré si Inglaterra pierde el partido de hoy?

—No, ahórratela para una ocasión en la que tengas al menos un 1% de probabilidades de ganar
una apuesta.

—Okey.

Luego de aquello, me marché con Boo y Danny hasta el Gazebo de nuestro patio. Era un
hermoso día, aire fresco y mucha paz. Danny y Brian durmieron sobre los almohadones que
lazamos sobre el suelo, hasta que minutos más tarde Zayn apareció por la puerta trasera con una
sonrisa divertida en el rostro. Tardó mucho en llegar hasta nosotros, pero en cuanto lo hizo se
echó a reír estruendosamente.

—Louis... —soltó una nueva carcajada— Inglaterra perdió, y él está hecho un manojo de ira.

—Como siempre —comenté con una sonrisa hilarante en el rostro.

—¡Pero ganaste, tenias razón! —dijo Zayn roncamente, mientras intentaba reponerse del ataque
de risa que seguramente le dio allí dentro al ver la cara de Louis cuando Inglaterra perdió.

—Sí, y no sabes cuánto disfrutaré cobrando mi apuesta —canturrié alegremente. Pues tenía
grandes ideas en mente, y todas para mi adorado esposo.

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O18. A trabajar, Cariño


Louis reprimió su ira por dos sencillas razones:

Una de ellas se debía a que Inglaterra perdió. Y la segunda, a que Harry cobraría su apuesta y no
podría sentirse más humillado, porque su querido esposo le dijo: ¿Listo para comenzar?

Y segundos después puso frente a él un cubo vacío y una esponja.

—Lava mi auto, y que quede impecable —le ordenó, enfatizando con un gesto de sus manos, que
no toleraría un mal desempeño.

—¿Qué? estás loco, alucinas si crees que voy a limpiarte una mierda...

—Pues, diste tu palabra de hombre, ¿O acaso no la tienes, Lou? —canturrió con un molesto
tonito meloso que irritaba a Louis, su orgullo no podía estar más pisoteado. Y es que Louis odiaba
que le digan que hacer, ya de por si era una lucha constante obedecer a su entrenador, siempre
fue así.

—¡Dame eso!

A Louis no le quedó más remedio que observar con el ceño fruncido como su esposo tomaba
asiento a unos cuentos metros, en una silla desplegable y con una revista en las manos dijo.

—¿Y qué esperas?¿Una invitación escrita?¿O qué te haga un dibujito? A trabajar. —Te detesto
—gesticuló Louis con una pequeña sonrisa sarcástica. No era cierto, pero en ese preciso
momento deseaba arrancarle la cabeza.

—Apuesto a que estas algo decepcionado, ¿no? Seguro creíste que me cobraría esta apuesta
con una idea retorcida como las tuyas. ¿Recuerdas lo que me hiciste hacer hace cinco años en la
secundaria?
Louis sonrió con astucia, mientras regaba una generosa cantidad de jabón en la cubeta de agua.

—Sí, recuerdo lo mucho que te negaste... o espera —el castaño fingió pensárselo con
detenimiento—. Oh, no en lo absoluto, aceptaste sin chistar y te encantó además.

Harry soltó una ronca carcajada, y ofreciéndole una última mirada burlona a su esposo se dedicó
a echarle un vistazo a su revista.

—Si te portas bien, quizás te complazca.

Louis soltó una carcajada, y apretando la esponja y el jabón, empezó su vergonzosa labor de
lavar la camioneta de su adorado esposo, mientras este se daba la buena vida en un día tan
bonito.

Como si no fuera lo suficientemente malo, mientras Louis restregaba con jabón el techo del
enorme auto, el que apenas alcanzaba. A su esposo no se le ocurrió mejor momento para tomar
una manguera y chorrearle agua fría sobre su camisa. Louis miró sobre su hombro cabreado.

—¿Estas mojado, Lou?

Louis por poco cae del escalón impulsador donde se encontraba trepado para alcanzar la parte
superior del vehículo. Harry volvió a descargar un chorro de agua sobre su Capri rojo deportivo.

—Estas chorreando —rió.

Su esposo no paró de apuntarlo con la bendita manguera, la presión le hacía cosquillas en la


espalda baja.

—Ríete todo lo que quieras, pero solo aguarda a lo que tendré preparado para ti a las doce y un
segundo.
Harry rió entre dientes al recordar lo que le dijo su esposo sobre la culminación de su apuesta.
Louis haría todo lo que Harry le pidiese hasta las doce de la noche. A partir de las doce y un
segundo, él sería un hombre libre de deudas y apuestas.

[...]

Louis tardó al menos dos horas en dejar el auto de su esposo flamantemente limpio. Estaba tan
exhausto, que no le importó encontrarse completamente mojado, gracias a Harry.

Su esposo levantó la vista de su celular y con seriedad se acercó a inspeccionar el vehículo.


Louis se tiró al suelo y observó con ojos achicados por el sol y el esfuerzo, como Harry pasaba su
dedo por cada rincón de la puerta de su auto.

Rodó los ojos.

—No me jodas.

—Está limpio —anunció Harry con una sonrisa punzante.

—De acuerdo. Ya cumplí con tu capricho, me iré a ver televisión si no te molesta —Louis se
encaminó por el pasto, pero fue interrumpido por la voz incrédula de su esposo.

—Claro que me molesta.

—¿Y ahora se puede saber el por qué?


—Pues, quiero que me invites a cenar esta noche. Y te advierto, debe ser un lugar decente.

Louis alzó sus cejas con socarronería, dándole el claro mensaje de que podía comenzar a olvidar
ese capricho justo ahora.

—Estoy agotado, no pienso levantarme del sofá toda la noche.

Harry se cruzó de brazos frente a su esposo, la esbelta y larga figura de Harry mostraba
determinación.

—¿Pareces olvidar que perdiste una apuesta el día de hoy?

Louis frunció sus labios en un puchero de molestia. Inglaterra perdió... sí, eso.

—De acuerdo... —gruñó antes de retirarse a casa para cambiar su ropa.

[...]

Horas después, Louis observó a su flamante esposo caminando por casa con un traje muy
elegante y ajustado, y entonces recordó la estúpida apuesta. Admiró lo bien que lucía el trasero
de Harry en esos pantalones skinny blancos.

Y Harry lo sabía muy bien, porque robaba su atención en el programa que miraba, cada vez que
pasaba frente a él contoneando "súbitamente" sus caderas al trotar y desfilar por la sala.

Dieron las seis de la tarde y Louis se puso de pie. Fue a su habitación y se puso la primera
camisa que encontró en el armario. Tomó sus llaves y su billetera.

—Ya vámonos, ¿Harry, dónde estás?

—¡Papi! —escuchó las adorables risas de sus hijos en la habitación que compartían—. Papi, ¿me
regalas tu abrigo? —escuchó a Brian decir, o más bien gritar impresionado.

Louis salió de su habitación y se acercó a la de sus hijos. Se asomó por la puerta y con una
sonrisa observó como Harry se quitaba el abrigo tres cuartos color gris que cargaba, y se lo
colocó a su hijo mayor. Brian aún era muy pequeño, y para él aquel abrigo era una enorme manta
que lo tapó por completo. Harry rió junto a sus dos hijos, y buscó la cabeza rizaba entre la tela,
cuando la encontró, acomodó el abrigo lo más que pudo.

—Bueno, te prestaré todo lo que quieras cuando crezcas.

—¡Ayyy! Eso es injusto.

Y para demostrar que no necesitaba esperar tanto tiempo, intentó desfilar a lo largo de la
habitación, demostrándole a su padre que podía lucir un abrigo que era tres veces más grande
que él.

Danny reía ruidosamente, mientras Brian hacia una parodia de su padre modelando. Brian era un
niño muy atento, y cada vez que su padre trabajaba, el observaba con detenimiento lo que hacía,
logrando imitarlo con un tinte humorístico que parecía innato en él.

Al finalizar su recorrido, frunció su joven ceño y cruzó sus brazos sobre el pecho. Louis reconoció
aquello como los posters publicitario que encontraba de Harry en los centros comerciales los
últimos días. Brian era un gran imitador. Louis no pudo evitar soltar una carcajada cuando su hijo
tiró sus rizos hacia atrás y le lanzó una mirada autosuficiente a su padre.
—Ya ves, papi, lo hice bien, ya puedes prestarme tu abrigo.

Louis podía estar orgulloso de ver a su hijo adoptando esa seguridad propia que tanto ha
intentando fomentar en él. Brian tenia la habilidad de agradar a todos, era un niño muy amable y
gracioso, pero también necesitaba ser fuerte y en el futuro valerse de sí mismo ante cualquier
situación. Esa sería su mayor herencia.

Pero había algo más importante que debía hacer, y eso era enseñarle a Danny con el doble de
esfuerzo.

Detestó interrumpir el momento, pero se hacía tarde, y le había costado mucho reservar una
mesa a las siete en el mejor restaurante de la ciudad, ya que aún tenía que pagar su apuesta.

—¡Papá! —gritó Danny alegremente cuando lo vio pasar. Louis tomó a su hijo menor y lo alzó por
los aires—. Al fin te despiertas dormilón.

—Papá, mira, papi me prestará su abrigo cuando crezca.

Louis asintió con fingido asombro.

—¡¿En serio?! ¡Guau! pero ten cuidado, si lo manchas a tu papi le dará un infarto.

Harry sonrió y asintiendo arduamente se acercó para ayudar a Boo a quitarse el abrigo. Luego se
lo colocó y Louis admiró una vez más lo endemoniadamente atractivo que lucía su esposo.

—De acuerdo, ya es hora de irnos —dijo Louis depositando un beso en la mejilla de Danny y
luego otro en la mejilla de Brian.

—¡Hey! ¿Adónde van y por qué no nos llevan? —preguntó Brian cruzando los brazos y dando de
golpecitos con su pie al suelo.
Harry agarró el cabello de su hijo mayor y lo acomodó con ternura.

—Vamos a cenar, bebé. Se quedarán con Dana y con Nick, claro, si aparece. ¿Por cierto, Louis,
lo has visto?

Su esposo se encogió de hombros.

—No lo sé, seguro se perdió —dijo con inocencia—. Ay que superarlo, nunca lo encontraremos.

—¡Hola, hola! ¡Harry! ¡Louis! ¿Dónde está todo el mundo?

—Y hablando del rey de roma. Lo invocaste.

—Vamos, será mejor que le digamos y corramos —sugirió Harry tomando la mano de su esposo.
Louis sonrió y ambos recibieron nuevos besos de despedida de sus hijos antes de salir de la
habitación. Nick y Dana se encontraban platicando en la cocina, momento perfecto para darle una
clase de paternidad a su buen amigo.

—Nick, necesito un favor —dijo Harry apenas lo vio.

—Hola, buenas noches, ¿cómo estás? Yo bien, gracias por preguntar —mencionó Nick
sarcásticamente, mientras bebía una taza de café. Había al menos media docena de bolsas de
ropa en el suelo.

—De acuerdo, de acuerdo. ¿Puedes hacerme el gran favor de ayudar a Dana con los niños?
Estoy seguro que puedes aprender mucho de paternidad con esos dos. Si puedes con Brian,
puedes con una docena. A demás, Dana puede darte los mejores consejos que pueden existir.

Nick asintió dejando la humeante taza de café a un lado.


—De acuerdo, me parece una buena idea, pero ¿ustedes adónde van?

—A cenar —soltó Louis y jaló de Harry apresurándolo—. Y ya nos vamos se nos hace tarde. No
pienso perder las benditas reservaciones.

—¡Adiós! nos vemos luego —alcanzó a despedirse Harry.

—Aguarda, Louis, se me olvida algo.

—Ufff, señor dame paciencia —se quejó su esposo mientras cruzaban la puerta.

Harry le sacó la lengua burlón y corrió escaleras arriba, cuando volvió lo hizo con un maletín
cruzado sobre su pecho.

—Ahora sí, vayámonos.

—Al fin, pero... ¿Para que el maletín?

—Es una sorpresa —dijo únicamente antes de pasar a su lado con una sonrisa amplia—.
Apresúrate ya, Louis, ¿qué esperas?

Este con el ceño fruncido lo siguió.

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O19. Nuestro último destino


—Buenas noches, bienvenidos al Blue Heart ¿Los caballeros tienen una reservación?

Louis asintió, mientras a su lado Harry miraba todo el lugar con ojo crítico, pero por sus leves
asentimientos y murmureos de apreciación cada vez que veía un cuadro colgado en la pared, o
una lámpara con extraña forma, la sonrisa que le ofreció al finalizar le aseguró que había elegido
bien el maldito lugar.

—Sí, está a nombre de Louis Tomlinson.

El Capitán revisó su libreta, era una larga columna de nombres. Louis no estaba seguro de cuanto
le costaría el chiste, pero al mirar a Harry tan feliz y emocionado por conocer el famoso
restaurante de las estrellas, aquí en los Ángeles, todo el dolor que su bolsillo sintiese esta noche
valdría la pena.

—Oh, aquí esta su reservación, Señor Tomlinson. Mesa para dos. Por favor acompáñenme, les
mostraré su mesa.

El capitán les hizo un ligero ademán para que lo siguieran a través de las puertas del gran
comedor.

El lugar era enorme, y muy lujoso. Louis sintió que se había metido en graves problemas, nunca
fue de esas personas que pagan gustosas una cifra escandalosa de dinero por una cena, cuando
existen restaurantes de comida rápida con ofertas muy agradables.

Harry y Louis caminaron entre las mesas, mientras observaban la ambientación del lugar, era
muy acogedor y agradable a la vista. La luz tenue y la música instrumental de fondo le daban un
toque romántico y especial al lugar.

Al final, Louis pensó que esta no fue una mala idea. El capitán se detuvo frente a una mesa en la
esquina posterior del comedor, donde tenían la hermosa vista de un gran arrecife artificial.

El reflejo a contra luz que hacían los peces al nadar era posiblemente un espectáculo difícil de
olvidar.
—Este lugar es hermoso, Louis.

—Me alegra que te guste, bebé.

Harry sonrió dulcemente e inclinándose sobre la mesa depositó un torpe y casto beso sobre los
labios de su esposo. Louis sonrió contra los labios de Harry, y tomándolo por la parte posterior de
su cabeza lo obligó a profundizar el beso. El modelo así lo hizo, y entre risas y empujones
divertidos se separaron.

Harry miró compulsivamente a todas direcciones, pero para su suerte aquella mesa era lo
suficientemente privada, como para que el resto de comensales admiraran el pequeño
espectáculo que su amado esposo había iniciado.

—Gracias pececitos —canturrió Louis mientras observaba la gran vitrina que seccionaba las dos
aéreas del comedor.

—No puedo creer que te comportes de ese modo aquí —le acusó Harry con una sonrisa torcida
en su rostro.

—Pero si acaba de predicar, San Harold —dijo Louis sarcásticamente, consiguiendo que su
esposo riera deliberadamente, y no había nada más encantador al respecto.

—Al menos yo esperaré hasta que estemos solos —comentó, al mismo tiempo que movía el
maletín del suelo, y lo colocaba sobre la mesa.

Louis frunció su entrecejo ante lo enigmático que lucía aquel maletín que cargaba Harry desde
que salieron de casa. Iba a preguntarle que se traía entre manos, cuando el mesero que los
atendería esa noche llegó con una sonrisa cordial.

—Buenas noches, mi nombre es Tom y seré su mesero esta noche.


El joven les entregó la carta a cada uno y luego de asegurarles que en un par de minutos
regresaría para tomar sus pedidos, se marchó, dándoles privacidad.

Louis leyó el menú, o al menos lo intentó, los nombres de aquellos platos no le sonaban a nada
que antes hubiese probado.

—Almejas al coñac —murmuró distraídamente, pero Harry negó, mientras revisaba su menú con
detenimiento.

—Mariscos no esta noche, cariño.

Luego de escuchar a su esposo tararear más de veinte platos este al fin dijo.

—¿Qué tal si pedimos como entrada Croutes al queso Brie?

—Emmm, claro, suena... ¿bien?

Harry levantó su rostro del menú y miró con curiosidad a su esposo. Louis rodó sus ojos azules, a
la vez que bajaba su menú.

—Pide por los dos, confió en ti.

—Estas en buenas manos, pero sabes que puedes confiarme lo que quieras. Si tienes curiosidad
con respecto a algo, dime Louis, nadie nace sabiendo.

El castaño asintió colocando una mano sobre su barbilla y admirando a su esposo. Los segundos
pasaron y Harry empezó a sentirse nervioso, no es que le molestara tener la mirada de Louis
sobre él por tanto tiempo sin razón aparente, ¿O sí?

—¿Tengo algo en la cara? Dime, Louis, me estas poniendo nervioso.


Él rió bajo, antes de negar pomposamente.

—No es nada, solo... recordaba la primera vez que salimos juntos a comer, ¿recuerdas?

—Taco Bell... bien, logro recordar que aquella vez tenía raros antojos.

—Nunca me hubiese imaginado lo que te sucedía realmente.

—Claro, era más sencillo pensar que tenía problemas alimenticios —soltó sarcástico. Ambos
rieron al recordar aquella época.

La cena trascurrió en un divertido y reconfortante momento en el que ambos recordaron


únicamente las buenas remembranzas de la preparatoria. Ninguno podía negar que su presente
fuera todo lo que pudieron soñar, incluso sin saber lo que deseaban en aquel preciso momento.

—Bien, ¿qué opinas sobre la cena, te gustó? —preguntó Harry, luego de pasar la servilleta de
tela sobre su boca.

—Debo admitir que todo estuvo perfecto. En especial el postre —comentó Louis, mientras
acababa de llevarse a la boca el último trozo de Tarta Mousse de Café—. Mmm, en definitiva el
postre, hay que pedir para llevar.

—Ahora no, Louis.

—¡¿Por qué?! —se quejó el castaño con una mueca de berrinche. Harry sonrió ampliamente,
adoraba las rabietas de Louis, siempre lograba lucir tan infantil y condenadamente sexy.

—Porque no iremos a casa.


—¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?

Harry llamó al mesero, el joven apareció con la cuenta ya lista entre sus manos, y Harry sacó su
tarjeta de crédito ante la sorpresa de su esposo.

—Oh, espera. ¿No se supone que esta cena la tenía que pagar yo?

—En esta ocasión no —dijo Harry, mientras a su vez le ofrecía al mesero el quince por ciento de
propina.

—Harry... no me siento cómodo si pagas cuando fui yo el de la invitación...

Luego de resolverlo el mesero se retiró dejándolos solos una vez más. Harry negó ante el
reclamo de su esposo y se puso de pie junto con su maletín.

—No te preocupes, conseguirás la manera de pagármelo cuando lleguemos a nuestro último


destino de esta noche.

Minutos después, luego de cruzar media ciudad con Harry conduciendo tranquilamente sin ningún
temor en el mundo, ambos llegaron al famoso "último destino de esta noche".

—¡¿Un motel?!

Harry asintió con una sonrisa lasciva en el rostro. Louis negó entre sorprendido e inquieto.

—¿Acaso no me dijiste que esta apuesta que hicimos no involucraría nada sexual? Además,
¿con quién crees que estas tratando? No puedo creer que me traigas a un motel.

—No es un lugar cualquiera, Lou. Es especial.


Le aseguró Harry, al mismo tiempo que abría la puerta del auto y daba un salto a la fría noche de
la ciudad. Louis bajó con renuencia.

Harry y su maletín se adelantaron por la acera, y mientras observaba a su alrededor Louis se


percató de que aquel lugar no era nada deplorable, al contrario, parecía un lugar digno para las
parejas ostentosas que salían y entraban por la puerta principal. Harry se encontraba a punto de
cruzar la puerta, cuando se volteó y agarró a Louis de la mano, al parecer a su esposo aún no le
convencía el lugar.

—Confía en mí, Louis. Será divertido, ya lo veras.

El castaño embozó una sonrisa que denotaba mucha confianza a lo que su esposo le decía.

—Apuesto a que sí.

=================

O20. Fantasía

Nick observó detenidamente el comportamiento de los dos pequeños hijos de Harry y Louis.

Eran las ocho de la noche y Dana preparaba chocolate caliente, mientras él, tal y como se lo pidió
Harry, cuidaba de los niños.

El pequeño Danny garabateaba sobre un papel que su nana le dio, junto con crayones y lápices
de colores, lucia muy concentrado, pero feliz con los resultados.

Brian, por otro lado, jugaba con dos muñecos de acción. Sonidos como «¡Piws!¡Bam!¡Ahh!»
retumbaban en la habitación. Su hermano menor de vez en cuando lo observaba con el ceño
fruncido y negaba.

Danny torpemente le dijo algo a su hermano sobre callarse y dibujar, pero Brian parecía
comprenderle a la perfección, ya que lo miró con ojos entornados y luego le sacó la lengua.

—No, eso es aburrido —Brian sacó otra figura de acción, y esto causó que Danny se olvidara de
sus crayolas y dibujos.

—¡Bat-man!

Ambos niños empezaron a jugar sobre la mesa, simulando una escena muy tierna, que en
realidad era una pelea, pero Brian le daba una gran ventaja a su pequeño hermano.

En silencio, parado detrás del sofá, Nick contempló el compañerismo de ambos niños y no pudo
evitar pensar lo bonito que sería presentarles a Chase, el hijo de su novio. El niño acababa de
cumplir cinco años y sería lindo que hiciera amistad con ellos. Calculando la edad de Brian, el
niño debía tener unos cinco años más o menos.

Dirigiéndose hasta ellos y tomando asiento en el sofá, carraspeó para llamar la atención de
ambos.

—Hola, niños, ¿Cómo están?

—Bien, ¿y tú? —respondió Brian por ambos, a Nick le sorprendió lo cortes pero temerario que era
el hijo de Harry. En definitiva tenía mucho de él, pero obviamente ese gesto de apretar los labios
y alzar sus cejas era algo que había visto en Louis muchas veces. Nick rió y asintió
enérgicamente.

—Me encuentro muy bien, gracias por preguntar.

—Genial, ¿quieres jugar con nosotros? necesitamos que alguien utilice a Joker.
—Emmm, claro, ¿por qué no? Pero debo advertirles que no sé cómo jugar —mencionó mientras
se sentaba sobre la alfombra frente a la mesita de centro.

—¡Es fácil! Solo debes...

Y así Brian comenzó una larga explicación sobre la vida, pasión y muerte del personaje que Nick
observaba en sus manos, fue narrada con lujo de detalle.

—Y es por eso que Joker es un villano... —concluyó.

Los ojos marrones de Danny asintieron a todo lo que decía su hermano mayor. Nick sonrió,
porque el menor era el retrato viviente de Liam, y Nick podía decirlo con seguridad. La única
particularidad que le recordaba a Harry era su nariz, era muy diferente a la de Liam, y
definitivamente no deseaba estar en los zapatos de Harry cuando el pequeño creciera y notara
que su hermano se parecía a su papá Louis, y él no.

Louis ha mostrado ser un excelente padre para Danny, al que le da tanto amor y cuidado como a
Brian, así que lo más seguro es que nada acerca del si comparten material genético o no fuera
relevante.

—Oh, bien. Brian, dime, ¿Cuántos años tienes?

—Cinco —respondió mostrándole los cinco dedos de su mano.

—Oh, eso es fantástico, ¿y tú Danny?

El menor respondió.

—Tres —no sin antes mostrarle los tres dedos de su pequeña mano.
—Sí, los cumplió hace cuatro meses —agregó Brian tomando otro par de muñecos de una caja
plástica de colores que trajo consigo, allí al parecer guardaba todos sus juguetes.

—¡Oh, bien! eso significa que te debo un regalo de cumpleaños, Danny.

—Y a mi cinco —le aclaró Brian con cejas arqueadas y una sonrisa burlona—. En total... —el
mayor empezó a hacer cálculos con su mano y Nick no pudo reprimir una carcajada.

—En realidad nos debes ocho regalos, tres a Danny y cinco a mí.

Nick iba a protestar, pero no consiguió lucir serio, así que se limitó a encogerse de hombros y
murmurar.

—No hay problema. Pero, solo con una condición.

—¿Cuál? —preguntó Brian adoptando un semblante serio, que asombraba a Nick, ya que ni
siquiera él podría lucir más intimidante.

—Yo conozco a un pequeño niño de tu edad, él es un poco tímido y no es muy bueno haciendo
amistades.

—¿En serio? pues, ¿quién es él? —preguntó con mucha curiosidad. Nick sonrió más tranquilo.

—Se llama Chase, y tiene cinco años recién cumplidos. Jim, su papá, le hizo una gran fiesta hace
un par de días, pero casi nadie fue...

—Qué triste.

—¡Lo sé! Fue terrible, era la primera fiesta que le hacían, pero a veces los padres son personas
muy crueles... oh, bueno, no todos los padres, pero... hablo de... —Nick no deseaba tocar el tema
de lo difícil que era para un niño proveniente de padres homosexuales hacer amigos.
Los compañeros de Chase no asistieron a su fiesta de cumpleaños, tan solo porque sus padres
opinaban que no era un buen ejemplo que los niños se relacionaran con uno cuyo padre sale con
otro hombre.

Nunca creyó que asistir a aquella feria de primer grado al que fue invitado por Jimmy terminara
con cuchicheos como aquellos.

Lo más lamentable era el saber que todos aquellos niños crecerían en un hogar de padres
homofóbicos. Jim tuvo que retirarlo de esa escuela e intentarlo en otra, los niños son pequeñas
personas muy crueles con otros.

—Los compañeros de Chase no lo aceptan porque su papá y yo nos queremos.

—Oh, lo sé... en mi escuela es igual, hay niños que se burlan de mí porque tengo dos papás, pero
no los escucho. Mi papi me dijo que no es culpa de ellos... ya que son niños como yo. Mi maestra
me ayuda mucho, y cada vez que alguien dice algo malo de mis papis ella les deja más tarea.

—Que linda por no ignorarlo.

Brian asintió con una sonrisa dulce en sus labios, de repente se sonrojó y Nick lo miró confundido.

—¿Qué sucede? ¿Eh?

—Emm, nada.

—Pues, Brian, no sé si lo sepas, pero soy un periodista especialista en entrevistas y a mí no se


me escapa una exclusiva —mencionó Nick ante la confusión del niño mayor.

—¿Qué es entre-vistador y perio-periodista?


—Bueno, yo te hago preguntas y tú las respondes, eso es ser un entrevistador. Y bueno, ser
periodista en mi profesión, como la de tu papá Louis es ser jugador de baloncesto y la de Harry
ser modelo.

—Mis papis son los mejores.

—Y me alegra que estés orgullosos de ellos. Ahora, cuéntame algo más sobre esa maestra,
¿Cómo se llama?

Brian abrió mucho los ojos, consiguiendo un sonrojo de los pies a la cabeza.

—Oh, es ella. ¿Tú primer amor? Me imagino que si, digo, tienes cinco años, vaya —divagó Nick
con una sonrisa enternecida en el rostro.

Brian rió avergonzado, mientras tapaba su rostro con dos muñecos de acción. Era una imagen
muy tierna.

—¿Cómo es ella?¿Es linda?¿Cuántos años tiene?

El pequeño niño se escondió bajo la mesa, avergonzado, y Nick no pudo evitar reír ante tanta
inocencia.

—De acuerdo no te presionaré. Sé que algún día me enteraré, como te dije, soy periodista.

Brian salió de su escondite y soltó un gritito de bochorno.

—Ya, ya, no te alteres, entonces ¿Les gustaría que Chase viniera uno de estos días? El vive en
Londres, pero las vacaciones de verano están cerca.

—Okey.
—¿Qué opinas Danny Nickoleto?¿Quieres conocer a Chase?

El menor se encogió de hombros y continuó jugando con su muñeco de acción sin ningún tipo de
preocupación en la vida.

[...]

Zayn sonrió alegremente cuando al fin estacionó su auto frente a casa, luego de traer de vuelta a
Niall de Doncaster. Su esposo había decidido pasar toda una semana junto a sus padres, y Zayn
lo echaba tanto de menos que no pudo esperar otro día más y fue por él.

A sus suegros no les hizo ninguna gracia que le robara dos días de sus vacaciones junto a ellos,
pero Zayn inventó una buena excusa para tomar un vuelo y traerlo de vuelta.

—No necesito un eco, Zayn —se quejó Niall mirándolo con reproche. Él lucia tan lindo para su
esposo, que no pudo evitar inclinarse y picotear sus labios.

—Te extrañaba tanto, cielo. No es justo estar aquí en casa solo, deseando tanto verte a ti y a los
bebés.

Zayn deslizó su mano sobre el vientre de su esposo con sumo cuidado y cariño. Niall sonrió y con
sus ojos llenos de amor colocó su mano sobre la de su esposo.

Ambos se sorprendieron al sentir a los gemelos moviéndose inquietos. Al parecer Zayn no era el
único que extrañaba a alguien allí.
—Ellos también te echaron de menos —dijo Niall, y riendo entre dientes se inclinó para darle un
beso corto.

—¿Y tú no?

—Como no tienes idea.

Zayn acarició el rostro de su esposo mientras devoraba sus labios, y luego, permitiéndose
recordar que Niall no podía hacer grandes esfuerzos, se apartó con una sonrisa.

—Vamos, te prepararé la cena, y un postre de bienvenida.

—Te amo por eso —mencionó Niall cándidamente ante el falso desconcierto de su esposo.

—¡¿Solo por eso?! No puedo creerlo, me lastimas.

Niall soltó una risa en cuanto Zayn abría la puerta y saltaba a la cálida noche de los Ángeles.

—Vamos, cielo. Déjame ayudarte.

—De acuerdo —Niall abrió la puerta, pero Zayn ya se encontraba frente a él para ayudarlo.

—Gracias. ¿Sabes, Zayn? mi papá pensó en unos nombres para los bebés.

—¿En serio?¿Y cuáles son? a ver cuéntame.

—Pues... Ali, Adham, Husain, Zaida, Aladdin —Niall rió al observar la cara de desconcierto de su
esposo.
—Hombre, eso es racista.

—Lo sé, él solo bromeaba —volvió a reír, no sin antes darle un beso corto en los labios—, pero
"Zarah", ¿No te parece lindo?

—Sí... Aguarda, ¿Aladdin? Ten por seguro que tendré una seria plática con tu padre —dijo con
una media sonrisa en el rostro. Niall negó con una sonrisa divertida y se dejó ayudar de camino a
casa.

[...]

Harry dejó sobre el pulcro suelo del lobby su maletín, y a su vez le entregaba al recepcionista una
tarjeta.

—Buenas noches, bienvenidos. ¿Podrían escribir en este registro un nombre? —mencionó el


hombre de mediana edad con profesionalismo. Louis no podía imaginar a cuantos tipos de pareja
o no parejas había visto llegar.

Harry tomó la hoja y escribió "Nathan Lewis" y en acompañante "Tom Sande". Con una cara de
confusión de proporciones épicas, Louis lo vio firmar por ambos.

El hombre al otro lado del mostrador tomó la hoja y ni siquiera miró lo que había allí puesto.

—¿Efectivo?

—Sí —dijo de inmediato Harry, a la vez que sacaba su billetera de la solapa.


Louis se removió incomodo, mientras observaba todo el lugar. Aquel motel era tan elegante como
un hotel cinco estrellas y no podía creerlo. Nunca imaginó que un lugar como ese... sería
agradable.

Sus experiencias en moteles habían sido de lo más desagradables, ya que eran insalubres y
destartalados.

—Todo en orden, señor —mencionó el recepcionista, y tomando una tarjeta del escritorio le
dijo—. Esta es su llave y que disfrute su estancia.

—Gracias.

El camino a la habitación 0169 fue muy largo. Ambos tomaron un ascensor, y luego tuvieron que
caminar por un par de pasillos. Una pareja los saludó al pasar, aquel hombre y su "Novia, esposa,
amante" o lo que sea, fueron muy corteses, ellos lucían como gente muy culta y formal. ¿Qué
clase de lugar era ese?

Pero entonces Louis tuvo una revelación, y la idea no le agradó en lo absoluto.

—¿Cómo sabes de este lugar?

Harry podía sentir como los celos de su esposo aumentaban con cada paso. Se carcajeó antes
de visualizar su habitación.

—Si esperas oír que soy un cliente recurrente, pues desde ahora te inhibo de tus privilegios.

—¡Harry!

Pasó la tarjeta por el censor y la puerta se desbloqueó con un leve "Clic". Guardando la tarjeta en
la solapa le permitió a Louis pasar primero. Este le dedicó una mirada asesina antes de entrar.
—Encontré este lugar en internet hace un par de semanas, quería venir contigo, pero aún no
encontraba la excusa perfecta para hacerlo.

Su esposo asintió complacido.

—Más te vale.

Con una sonrisa en los labios Harry tomó de su mano, había un protocolo de seguridad que
cumplir.

Con ojos entornados Louis observó los carteles en la pared de lo que parecía una ducha
esterilizadora.

—Leí sobre el protocolo. Debes seguirlo o te echan de aquí.

—¿Por qué? No comprendo el motivo de... —de repente su cara se ruborizó cuando Harry sacó
una caja de enemas de la estantería. Parecía que a este lugar no se le escapaba nada. Harry lo
miró confundido.

—¿Qué? ¿Nunca has visto uno de estos? —dijo con sarcasmo.

—¡Claro que si, idiota!

—Bueno, ahora que tocamos el tema, deja de usar los míos y compra los tuyos. No creas que no
me doy cuenta que de repente dejas toda mi caja vacía.

—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!

—De acuerdo, te daré privacidad.


A Harry le divertía saber que su esposo seguía siendo el mismo inmaduro de siempre. Y aunque
no lo demostrara a menudo, él era del tipo de persona que conseguía avergonzarse en dos
segundos.

Harry P.D.V.

Me sentí muy feliz cuando ambos terminamos el tedioso ritual protocolo de "Fantasy Motel" el
lugar era todo un espectáculo, empezando por la habitación que nos esperaba. Louis aún no la
había visto, pues las duchas y todo lo demás se encontraba tras la primera puerta.

—Listo, todo en orden —dijo Louis mientras se acomodaba los bóxeres.

—Quítatelos, no los necesitaras. Tengo una sorpresa para ti.

—¿En serio? ¿Cuál? —Preguntó entusiasmado, en sus ojos brillaba la lujuria y picardía. Pero,
aún no podía saberlo. Caminé hasta mi maletín, ante los curiosos ojos de Louis, y de ahí saqué
una venda de seda de color negro.

—Primero te colocaré esto.

—¿Qué? Oh, no, Harry, más te vale que no sea nada rarito —mencionó con la incertidumbre
dibujada en su bonito rostro.

—Oh, cállate. Te recuerdo que yo fui quien ganó una apuesta.

Con aquel recuerdo puesto sobre la mesa, Louis guardó silencio y accedió a colocarse la venda
por sí mismo. Luego de asegurarme de que no hiciera trampa, le robé un beso que efectivamente
no vio venir.
Con la majestuosa vista de Louis parado frente a mí con una venda sobre los ojos y nada más
que un bóxer puesto, me dediqué a sacar la pequeña sorpresa del maletín.

—¿Confías en mi?

Louis se retrajo un poco, pero asintió.

—Me pones nervioso con tanto misterio.

—Relájate.

Haciendo uso de mi poder, como el ganador de esta apuesta, tomé el traje que conseguí para
Louis. Sería algo inolvidable nuestra noche en "La Celda número 69" la habitación que simulaba a
la perfección una celda tétrica y excitante.

Tomé el pantaloncillo a rayas blancas y negras, y el gorro con un número de serie que lucía
encantador en la tienda en línea.

Nunca admitiría cuanto llevaba planeando esto.

Me coloqué de rodillas frente a mi nervioso esposo, y con un tacto suave le bajé los bóxeres.
Aproveché aquella oportunidad para hacer algo por él y besar su miembro a media asta. Louis se
estremeció sobre sus dos pies, y consciente de lo bien que se sentía continué depositando
pequeños besos húmedos a lo largo de su orgulloso miembro, el que se erguía cada vez más con
cada caricia de mis labios.

—H-harry... —siseó, intentando tomar mi cabeza con sus ansiosas manos. Me aparté, no sin
antes jalar su ropa interior, y torpemente, con su ayuda, deslicé la pieza de su disfraz.

—¿Qué acabas de colocarme?


—Nada —dije con un tono inocente, al mismo tiempo que plantaba el gorro a rayas en su cabeza.

—Dame una pista, por favor —rió entre dientes. No pude evitar sonreír ante el tono ansioso de su
voz, así que decidí darle una pequeña pista.

—"The warden threw a party in the county jail

The prison band was there and they began to wail..."

Canturrié el clásico de todos los tiempos de camino a mi maletín por el disfraz de los famosos
chicos de azul que tanta falta hacia en nuestra pequeña caracterización.

—No puedo creerlo —rió Louis cuando captó el titulo de la canción en su mente.

Louis P.D.V.

¿Harry me vistió como los chicos de "Jailhouse Rock"?

Él nunca dejará de sorprenderme, y eso me fascina. La idea de un "juego previo" empezaba a


entusiasmarme más de lo que debería.

Esperé y esperé mucho tiempo parado en el mismo lugar, hasta que sentí la respiración de Harry
sobre mi rostro, relamí mis labios por la ansiedad y el deseo de tocarlo.

De repente la oscuridad desapareció, dándole paso al rostro de Harry y su sonrisa seductora.


Bajé la mirada y... ¡JODIDO DIOS!
Mi mandíbula por poco cae al suelo junto con todo y cerebro. No existía nada más en esas cuatro
paredes que no fuera Harry, en calzoncillos azules, con una placa dorada y un par de tirantes.
Para completar el cuadro, lo observé colocarse su sombrero de "Hombre de ley".

—¿Te gusta? —susurró contra mi oído, y mi reacción únicamente fue asentir torpemente. Harry
sonrió y tomó ambas de mis manos para colocarlas en su trasero desnudo. Abrí mucho los ojos al
sentir que el famoso calzoncillo solo cubría la parte delantera, rebelando toda piel y carne en su
parte trasera, apenas un elástico hacia su vez de sujetador.

—¡Maldición, me encanta!

—Sabia que te gustaría —sonrió cándidamente, mientras envolvía sus brazos alrededor de mis
hombros, oportunidad que aproveché para acariciar su trasero y devorar su boca.

—Entonces, este era el misterio del maletín con el que cargaste de casa hasta aquí.

Harry soltó un pequeño gemido en cuanto sus labios se deslizaban por mi mandíbula
volviéndome completamente loco.

—Aún conseguirás mucho más de él.

Reí nervioso, a la vez que mis manos se pasaban de lo lindo acariciando y estrujando el trasero
de mí esposo en ese suspensorio tan sexy.

Harry se apartó de mí, dejándome un gran dolor entre mis piernas, y de paso, mis manos se
resintieron por la ausencia de su calor.

Quería tocarlo, pero él no me lo permitió. Eso me quemaba por dentro, estaba tan caliente y todo
era su culpa.
Aguardé jocosamente sobre mis pies, mientras Harry volvía con su maletín y me mostró tres
accesorios más.

Unas esposas.

Unas gafas, que apenas las colocó en su rostro causaron un jalón punzante en mi entrepierna.

Y un tolete de policía que me puso nervioso.

—Camina, delincuente, te llevaré a tu celda —espetó con un tono de voz fuerte e intimidante.

—Uh, el policía corrupto —bromeé colocando mis manos en alto, pero Harry no sonrió en lo
absoluto.

—Harry, que seriedad.

—Oficial Styles para ti, ahora muévete.

¡Guau! Se ha metido en su personaje, y algo me dice que si no le sigo el juego él intentará algo
con ese tolete del que no me fiaba.

—Como usted diga, oficial —ironicé, mientras caminaba derecho a la puerta corrediza. Estaba
dispuesto a seguir en mi papel, hasta que consiguiera aprovechar el mínimo descuido de su parte
e intercambiar los papeles de poder.

Jamás en la vida me perdonaría no tomar a un Harry vestido de oficial y tumbarlo sobre una cama
para saciar la ola de fantasías que empezaban a maquinarse en mi cabeza.
[*] CRÉDITOS POR EL INCREÍBLE DIBUJO DE LA DERECHA A ANGIE. ¡Muchas gracias!

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O21. Louis Ninja Tomlinson

Eva deslizó su cabeza sobre la cálida y esponjosa almohada de su cama. Era de noche y Alex
acababa de llegar de sus clases de Pedagogía Infantil, y mientras su novia se duchaba, Eva
aguardaba ansiosa por tener a su dulce Alex entre sus brazos.

Luego de diez largos minutos, Eva se deleitó con la visión de su novia envuelta en una corta
toalla de baño.

Alex era un par de centímetros más pequeña de altura, lo que la hacía tan dulce y bella para Eva.
El agua escurría de su cabello largo y rizado.

Una sonrisa se formó en sus labios cuando ella la miró. Alex tomó una toalla del armario y la
envolvió en su cabello mojado.

—¿Quieres que prepare café? —Preguntó en cuanto recogía su piyama del pequeño y viejo
mueble a un lado de la mesita de noche.

—No, mejor ven conmigo —musitó Eva con una sonrisa dulce en el rostro. No había nada más
perfecto que tener a su novia recostada a su lado, mientras la acariciaba y platicaba de las cosas
positivas de su día, ya que lo negativo podía quedar de lado, no había nada que unos besos y
caricias no resolvieran.
Alex se colocó la pequeña bata rosa, frente a su novia como de costumbre, y Eva no podía
sentirse más orgullosa de su sexy y dulce pareja.

—¿Sabes? El proyecto que he preparado para el fin de semestre esta casi culminado. Solo
necesito conseguir quince niños a quienes impartir clases.

—Me alegro tanto, mi amor —Dijo dulcemente, mientras acariciaba la piel pálida, pero cálida—.
Estoy muy feliz de saber que quieres incrementar tu programa de inclusión en las escuelas.
Puedo imaginar que hay miles de niños y niñas alrededor del mundo que sufren de cualquier tipo
de discriminación y estoy muy segura que te lo agradecerán. Nadie se ha atrevido a realizar un
proyecto que cambiaría tanto a esta sociedad.

—¿Tú crees? —dijo Alex con un leve sonrojo en el rostro.

—Claro que lo creo.

Y susurrando palabras apacibles, Eva deslizó un beso sobre los labios de Alex, quien recibió las
caricias de su novia muy ansiosa.

El amor siempre sería una de sus prácticas favoritas.

Louis P.D.V.

—Ahh... —tragué duro, mientras Harry se montaba cómodamente sobre mis caderas, la sonrisa
traviesa en su rostro me volvía completamente loco.

Y al parecer había dejado a un lado su personaje de policía inflexible, según él, deseaba
complacerme un poco antes de empezar. No podía imaginar a que se refería con eso.
La tenue luz rojiza sobre nuestras cabezas bañaba todo su cuerpo, aquella ambientación que nos
rodeaba parecía cobrar vida, los barrotes oxidados y las paredes destartaladas y cubiertas con
grafitis aceleraban mis palpitaciones.

Acaricié el trasero desnudo de mi esposo, deseando quitarle los malditos suspensores que
apresaban su miembro. Sonreí al ver como él acomodaba los tirantes que gracias a mis caricias
se deslizaban de sus hombros.

—Acaricia todo lo que quieras, Lou. Soy tuyo.

Sonreí airosamente, mientras mis manos apretujaban rudamente la carne suave y caliente que
sostenía entre mis manos. Harry descendió sus labios sobre mi pecho, al mismo tiempo que mis
labios buscaban el momento preciso para alcanzar su boca, pero fue imposible, ya que los labios
de mi esposo barrían mi pecho y se deslizaban cada vez más al sur.

Harry levantó su rostro a un par de centímetros de mi boca. Intenté besarlo, pero él me esquivó
sublime. Maldije su tonto juego, pero él empezó a sacudir sus caderas sobre mi necesitado bulto
y mi frustración desapareció por un instante.

—Ahhh, Harry —gemí ruidosamente, deleitándome de observar el rostro apacible de mi esposo


mientras se molía cada vez más de prisa, y a su vez, sus dientes capturaron la suave carne de su
labio inferior, dándome una imagen digna de admirar.

Intenté inclinarme hacia él, pero sus manos me empujaron contra la cama colocándome en mi
antigua posición.

—Creí que me complacerías —me quejé con una mueca de dolor y placer. Mi bulto se encontraba
apresado entre mis bóxeres y la entrepierna de Harry.

—Lo haré justo ahora, pero a mi manera y bajo mis reglas —sentenció tras esas gafas oscuras.

—De acuerdo.
Me llevé dos dedos a la boca, salivándolos lo suficiente para luego descenderlos hasta su
entrada, Harry levantó su trasero y con una sonrisa caliente me incitó a penetrarlo con ellos. Así
lo hice, él soltó un par de gemidos roncos, mientras mis dedos hacían un trabajo rudo y ansioso.

Mordí mi labio, al mismo tiempo que mis dedos entraban y salían de su brecha. Un sollozo de
anticipación rodó por mis labios cuando Harry quitó mi mano y la alejó de su cuerpo. Creí que me
permitiría tumbarlo contra la cama y follarlo, pero en vez de eso, él se puso de pie sin darme
tiempo a retenerlo.

—Eso es cruel —dije en cuanto observaba ese lindo trasero desnudo alejarse por su maldito
maletín. Sonreí afanosamente, no logré contenerme de tocar mi desatendida erección. De
espaldas y agachado, Harry rebuscaba en el maletín un par de cajas y telas que no lograba
identificar.

Mi mano se dio rienda suelta, masturbando mi dureza. Harry desde su lugar murmuró un "No te
toques, puedo escucharte desde aquí".

Detuve mi mano, avergonzado, y soltando una carcajada tiré mi cabeza contra la almohada.
Estuve esperando por mucho tiempo, o así lo sentí, y eso no me gustaba nada.

—Si no te apresuras terminaré yo solo —le advertí, pero él no dijo nada, hasta que sentí como se
subía a la cama con las esposas en la mano y un par de vendas rojas en la otra.

—Pues, sería una lástima —dijo únicamente ante mi decline. No quería más vendas, suficiente
con la que me puso antes de entrar a este lugar. No soportaría cargar esa cosa que solo me
privaba de una increíble vista, además, me ponía muy nervioso no saber que tenía planeado
Harry.

—Cambia esa cara, Louis, será divertido. Además, te daré una oportunidad.

—¿Una oportunidad de qué? —pregunté ansioso. Él relamió sus labios y sonriendo dulcemente
dijo—. Tengo un par de castigos para ti, sino colaboras conmigo y te portas bien, ¿No quieres que
te someta a esos castigos? Pues has todo lo que yo te ordene.
Asentí dócilmente, aunque no me encontrara tan convencido al respecto.

—Bien, comencemos.

Harry empezó a colocar las vendas alrededor de mis tobillos, me alivió saber que no planeaba
taparme los ojos con esas cosas. Luego tomó ambas esposas y me las colocó alrededor de las
muñecas.

Gemí de frustración cuando me esposó contra los barrotes de la cama, impidiéndome moverme
en lo absoluto.

—Harry, ¿Qué tienes planeado? Todo esto me pone muy nervioso.

—No te preocupes por eso, Lou.

—Dices que no me preocupe de nada, cuando estoy esposado de pies y manos a una cama, y tú
tienes un jodido tolete alrededor.

Harry sonrió, mientras las malditas gafas me quitaban la oportunidad de mirar sus ojos. No sabía
lo que esa sonrisa significaba.

—¿Temes no poder defenderte?

Asentí sin miramientos, era la verdad. Le tenía un enorme respeto a la mente perversa de Harry,
era alguien a quien debías tenerle cuidado y no subestimar su proceder.

Como el estar en este preciso lugar para empezar.

—Relájate —murmuró al mismo tiempo que sus manos empezaron a deslizar mis bóxeres
rayados, los corrió hasta la altura de mis muslos y luego su mano derecha tomó mi miembro
erguido y anhelante.

Siseé su nombre al mismo tiempo que mis caderas empezaron a empujarse por si solas contra su
mano.

Harry se quitó las gafas y se lo agradecí con un pequeño gemido de complacencia. Sus ojos
denotaban todo tipo de emociones y sería una gran lastima perderme de ellas.

Mis caderas se movían a su ritmo. Y así fue hasta que se detuvo y me miró con una sonrisa
torcida. Tragué duro y entonces lo escuche decir.

—Quiero tus ojos sobre los míos, ahora.

Eso sonó como una orden muy seria, y ya que no tenía ningún problema en acatarla, así lo hice.
Mis ojos se centraron en los suyos, y entonces Harry se inclinó contra mi miembro y lo tomó entre
sus labios.

Mientas lo hacia sus ojos nunca se apartaron de los míos. Tragándome lento y profundo en su
garganta.

Sentí la enorme necesidad de rodar los ojos y retorcerme contra la cama con la sensación de su
boca chupando como si deseara dejarme seco. Literalmente, estaba perdiendo la cabeza.

—¡Dios, Oh, cielos!

Luché duramente por mantener mis ojos sobre los suyos, pero esa era una misión muy difícil de
cumplir, más cuando todo mi cuerpo temblaba por la inevitable necesidad.

Harry se apartó de mí para tomar un respiro, mientras su mano me acariciaba. Relamió sus
labios, al mismo tiempo que su mano libre secaba la saliva que había humedecido todo el
contorno de su boca. Y entonces volvió a tragarme.
—¡Dios!

—También puedes llamarme Harry —respondió con una sonrisa burlona. Mi cerebro apenas
procesaba información, al parecer toda mi sangre se acumulaba en un mismo órgano y los labios
de Harry tenían el control de este.

Levanté mi cabeza al techo, apartando mi mirada de la suya, y entonces para mi mala suerte
Harry se detuvo. Bajé la mirada hacia donde mi amado esposo segundos antes se encontraba
dándome placer con su boca, pero ahora se encontraba sentado sobre el espacio entre mis
piernas y el colchón, secando su boca y luciendo sexy con sus labios rojos por el trabajo.

—¿Por qué te detienes? ¡Sigue, sigue, sigue! —grité caprichosamente. No me importaba que
luciera desesperado, pero debía comprenderme, estaba esposado, y no podía tocarlo, eso
frustraba a cualquiera.

—Te dije que quería tus ojos sobre los míos.

—¿Qué? Oh, no ¿me estas jodiendo?

—Ahora no, pero lo haré luego —soltó con retintín, mientras abandonaba la cama una vez más.

—¡Harry Styles, regresa aquí! —grité sintiéndome frustrado, abandonado y ansioso. Mala
combinación.

—Harry Styles de Tomlinson.

—Bien, hazle honor a tu nombre y ven aquí.

—¿Crees que tienes el control de tu placer esta noche, Lou? Puede ser que no haya tomado mi
rol hasta ahora, pero créeme, cuando lo tome vas a desear no haberte portado tan mal.
Negué deliberadamente. Jadeando molesto porque Harry no me daba lo que tanto quería.

—Deja de hacer tus pataletas.

—No ¡Ahhh ahh! ¡Escuchen, me están torturando! —grité al mismo tiempo que sacudía las
cadenas contra el respaldo de la cama haciendo ruido.

Harry se rió libremente, tomando del anaquel, a un lado de la cama, lo que lucía como una botella
de lubricante.

—No importa cuánto grites, nadie escucha a través de estas paredes —Y para recalcar su punto,
le dio un par de golpecitos a la pared con los nudillos.

No se escuchó nada.

Cerré mis ojos con una vaga sonrisa en mi rostro. Harry lo tenía todo calculado y eso era
realmente sorprendente en alguien tan atarantado y distraído como él.

Mi adorable esposo se trepó sobre mis caderas, una vez más, con unas tijeras en la mano. Jadeé
confundido, ni siquiera vi de donde las sacó.

—Confía en mí, Lou.

Luego de decirme esto, tomó el dobladillo de mis bóxeres y comenzó a cortarlos, ya que al
parecer soltarme las ataduras del tobillo no era una opción.

Con su mano libre, tomó el bote de lubricante que traía y derramó un poco del líquido sobre su
mano.
Los tirones de mi ropa interior quedaron en el olvido. Y completamente desnudo, con excepción
de mi gorra rayada de presidiario, Harry me untó el líquido viscoso sobre mi palpitante erección.

Suspiré aliviado, ya que al parecer le daría fin a mi tortura.

Mis ojos se centraron en los suyos, había tanto deseo y anticipación en nuestros movimientos
torpes y pesados. Intenté inclinarme solo un poco, pero las malditas restricciones me lo impedían.

Harry, por otro lado, se montó sobre mi dureza, alineándose en cuestión de segundos, y eso se
debía a todo nuestro tiempo juntos, ambos conocíamos muy bien la manera perfecta de acoplar
nuestros cuerpos. Mi respiración se retuvo cuando él empezó a moverse.

Los suspensores me impedían ver su pene, pero podía notar como la carne dura luchaba por
liberarse de la maldita tela, mientras me montaba. Sus caderas ondeaban sobre las mías con
tanta fluidez que creí moriría por la cantidad de sensaciones que me provocaba.

—¡Ah! Ah... Louis, Mmmm —gemía deliberadamente sobre mí. Causando que mis manos picaran
por tocarlo y tumbarlo de espaldas, porque no podía conseguir suficiente de él en esta posición.

Harry sostuvo su sombrero sonriendo y jadeando, sus mejillas rojas y el sudor que escurría de su
frente y sienes, caía sobre mi pecho. Sus movimientos eran frenéticos, violentos y a la vez tan
placenteros.

Me lastimé las muñecas un par de veces al jalar involuntariamente de las esposas, pero esa vista
de Harry me volvía loco, necesitaba acariciarlo.

Levantó sus caderas, dándome el espectáculo de sus movimientos en cámara lenta, y como mi
pene desaparecía en cada descenso. Luego continuaba dando pequeños brincos arrolladores
como si nada. Harry era perfectamente consciente de lo que provocaba en mí.

—Te quitaré las esposas, pero tienes prohibido tocarme.


Mi alegría duro solo un par de segundos. Lo miré estupefacto, a la vez que siseaba de placer, al
sentir sus paredes cerrándose entorno a mí.

—¿Qué?

—Si me tocas sufrirás las consecuencias, y hablo en serio.

Intenté pensarlo con mi cabeza, la que no se encontraba entrando y saliendo de su cuerpo. En


definitiva ganó mi libido.

—De acuerdo... — jadeé roncamente— libérame de estas esposas, no te tocaré.

Y fue así como mi ingenuo esposo tomó las llaves de aquellas odiosas esposas y me liberó de las
restricciones.

—Desátame los tobillos, cariño —murmuré con una sonrisa cándida, Harry cortó los tirones de
tela que me mantenían atado a la cama y ahora que podía moverme con toda libertad, mi esposo
continuó moviendo sus caderas sobre mi dureza a punto de explotar.

—Lo siento, bebé, mentí —gruñí la última palabra, mientras me empotraba sobre él. Harry soltó
un grito de protesta cuando su espalda topó las sabanas y mi cuerpo lo cubrió por completo.

—¡No! ¡Louis!

Ambos nos carcajeamos divertidos por el giro que había dado la situación. Harry enterró sus
dedos, y las pequeñas uñas en mi carne. Mi espalda recibió todo su descargue de adrenalina y
placer mientras lo follaba. Jadeos, gemidos y palabras muy subidas de tono rodaron de mis
labios, consiguiendo que Harry se molestara con un par de ellas.

—¿Con... esa...aahh... boca besas... a tu madre, Lou?


Deposité un beso húmedo en su cuello, seguido de pequeños mordiscos que dejaron marcas a su
paso.

—Marcas no, Louis —murmuró él, mientras sus brazos intentaban apartarme, pero no lo
consiguió. Succioné su piel y él gimió de puro placer, no había nada de malo en marcar lo que me
pertenecía, adoraba sus intentos de ocultar mis pequeñas marcas de amor con suéteres, o
aquellas cremas correctoras que se vio obligado a conseguir luego de pasar momentos
bochornosos con sus maquillistas.

Minutos después fue inevitable, los espasmos empezaron a afectarme. Jadeando y gimiendo de
gozo me corrí en su interior.

Liberé su miembro de los suspensores y Harry no protestó al respecto, luego con un par de
caricias se corrió contra mi vientre. Su sonrisa saciada y perezosa iluminó la habitación, era tan
sexy tenerlo así, bajo mi cuerpo, adoraba hacerlo mío una y otra vez.

Sin quitar mis ojos de él, pasé mi dedo índice sobre el desastre que dejó su corrida sobre mi
vientre y gustoso lo llevé a mi boca.

—Mmm, perfecto.

Harry rodó su cabeza contras las sabanas, sonriendo ampliamente. Pero pronto su semblante
cambió ante mi sorpresa.

—¿Ya te divertiste lo suficiente malhechor?

Negué divertido, apartándome lo suficiente para que se pusiera de pie y se acomodara


perezosamente su "Uniforme".

Aquel sombrero de "Hombre de ley" apareció a un par de metros de la cama, y luego de


acomodarse su ropa tomó las esposas, se colocó las gafas, y me mostró sus habilidades de
bamboleo con el tolete.
—De pie y contra los barrotes, malhechor, es hora de recibir tu castigo.

Me reí tontamente, pues estaba cien por ciento seguro que se trataba de una broma, es decir,
acabamos de tener sexo, el que por cierto fue increíble.

Renuente a ponerme de pie, me metí entre las sabanas, me sentía muy cómodo y feliz, no
necesitaba moverme por ahora.

—No se me antoja, así que... querido oficial, ¿qué piensa hacer al respecto?

Harry P.D.V.

Encadenado y con los brazos extendidos contra los barrotes, Louis tomaba una seria lección
sobre la ley y el orden.

—Mhhmmm, hmmmmhm —murmuraba tras el vendaje que tapaba sus labios, ya que fue muy
difícil esposarlo a esos barrotes sin que gritara cada cinco segundos.

—Todo es divertido hasta que un oficial aplica la ley en tu contra, ¿no es así?

Mi querido esposo asintió sumisamente. Pues, no fue una idea muy brillante el subestimarme.
Engañar a Louis fue muy sencillo, un par de insinuaciones y conseguí tenerlo contra las rejas, el
resto fue una cuestión de habilidad y rapidez.

De mi maletín saqué a un viejo conocido. Tanto Louis como yo ya lo habíamos visto antes. Sonreí
perversamente cuando capté la reacción de Louis al ver el pequeño aparato con la descripción en
ruso.
—Ya sé cómo utilizarlo, Lou.

La mirada de pánico que tenia Louis en su rostro solo me recordaba a las víctimas de aquel
psicópata que tras una pantalla de televisión les imponía retos grotescos para mantenerse con
vida. La película se llamaba SAW, si más no lo recuerdo.

Bueno, Louis lucia como si acabara de escapar del reparto.

Accioné el pequeño botón "On" y nuestro curioso amigo empezó a retorcerse lánguidamente.

Di un paso al frente y eso fue suficiente para alterar a Louis, el que empezó a gritar tras la
mordaza y a moverse mucho contra las rejas.

Negué con una sonrisa torcida en los labios.

—Será mejor que colabores o esto se pondrá feo, Tomlinson.

Y fue así como conseguí un ojo morado a la mañana siguiente.

Louis subió al auto con una cara de pocos amigos, mientras yo, cargando con mi maletín, y una
bolsa de hielo que el motel me obsequió, sobre la cara. Tomé asiento como copiloto.

—Será mejor que no lo menciones con nadie, Harry, o te emplomo el otro ojo. Imbécil.

—No te preocupes, Louis, nadie se enterará que gritas como niña.

Esos ojos azules por poco me matan con solo mirarme de esa manera, pero no lo culpaba.

—Todo es divertido hasta que tu esposo, el que grita como niña, te da una patada en la cara
—ironicé, mientras Louis encendía el auto. Su rostro se tornó tan rojo como un tomate.

—Ya te dije que lo siento, fue un accidente. Igual, todo fue tu culpa —gruñó entre sus dientes
apretados.

—Está bien... debí atarte los pies a los barrotes. Pero quien hubiese imaginado que te pondrías
como una cabra por el pequeño vibra...

—Cállate —me interrumpió, antes de poner en marcha el auto.

—Esta historia se la contaré a mis nietos —bromeé con una sonrisa que me causó dolor. Louis se
rió sarcásticamente, mostrándome una sonrisa con todos los dientes.

—Continua burlándote, y no pasas de mañana, cariño.

=================

O22. Chad se enojará

—¡¿Pero qué rayos te pasó, Harry?!

El nombrado negó súbitamente, mientras dejaba sus cosas sobre el sofá, a su vez Nick miraba
absorto el terrible moretón del tamaño de un puño en su ojo derecho. Por el dolor, Harry podía
asegurar que no se veía nada bien.

—Me caí...

Louis, quien se encontraba parado a su lado, soltó una pequeña risa floja antes de responderle al
aturdido mejor amigo de su esposo.

—El suelo lo azotó en un par de ocasiones. Nada grave, ya sabes, Harry a veces es muy torpe...
¿verdad, cielo? —le preguntó a Harry, el nombrado rebotó sobre sus pies y asintió enfáticamente.

—Sí, soy muy torpe... —dijo con una pequeña sonrisa tímida dirigida a Nick.

—Bien, ¿cómo están los niños? —Cambió de tema Louis, mientras dejaba las llaves de su auto
sobre la mesita de centro.

Nick lo miró con escepticismo, algo en la cara de Harry, además del obvio morado-verdoso golpe,
era extraño, pero le respondió un sutil.

—Aún siguen durmiendo —mientras se acercaba hasta Harry para inspeccionar su rostro más de
cerca.

—Será mejor conseguir una crema antiinflamatoria para eso, Harry.

—Yo tengo, en mi botiquín —le mencionó Louis encaminándose hasta las escaleras, luego le dijo
a su esposo—. Ven, Harry, acompáñame al cuarto, yo te curaré.

Harry asintió y se encaminó hasta las escaleras con su esposo. Nick por una razón, que
probablemente tenía que ver con la extraña manera en la que actuaban, consideró que Louis era
el responsable del estado de Harry. Así que antes de que su amigo se dirigiera por completo con
su esposo, él lo tomó del brazo y le murmuró de cerca.

—Luego me cuentas lo que realmente sucedió, ¿vale?

Harry lo miró sin estar seguro de prometerle algo a su amigo, cuando Louis fue muy claro en la
pequeña plática que tuvieron antes de entrar a casa. Louis no deseaba que nadie se enterara de
lo que sucedió en la habitación de aquel motel. Era muy vergonzoso para su esposo admitir que
lo asustó un consolador. A demás, su golpe no fue intencional, según Louis, el golpe iba dirigido
al odioso aparato frente a su cara.

—No tienes que preocuparte tanto, Nick. Eres toda una reina del drama, ¿no?

—Hmh.

—Gracias por cuidar a los niños.

—No tienes que agradecerme nada, de alguna manera debo pagar mi estancia aquí —la seriedad
de su amigo disminuyó mucho al cambiar de tema—. Quedé con ellos en que les presentaría a
Chase, el hijo de Jim.

—¡Eso es fantástico! —Y contorsionando su cara por el dolor se dio la vuelta—. Yo también


quiero conocerlo, espero que lo traigas pronto.

Durante todo su camino escaleras arriba, donde Louis lo esperaba. Harry recordó su época en la
preparatoria, y en la cantidad de golpes que recibió de Louis, así mismo, como los que él le
repartió a su esposo, y a su grupo de amigos. Vaya que su esposo pegaba duro, había pasado
mucho tiempo desde que Louis lo golpeó por última vez, que hasta había perdido la práctica.

[...]

En su habitación, Harry tomó asiento sobre su cama, mientras Louis rebuscaba cremas y
pomadas en el botiquín de primeros auxilios que había instalado en el baño.

—Y creo que esto ayudará.


—De cuerdo... —murmuró Harry pesimista, al solo pensar en el tiempo que le tonaría recuperase.

—Cielo, ya te pedí disculpas. Y quedamos en que no le contarías a nadie —comentó Louis al ver
la cara larga de su esposo.

—Y no se lo contaré a nadie, Louis.

El castaño se sentó junto a su esposo y destapó el bote de pomada para la inflamación, luego
tomando el rostro de Harry con ambas manos inspeccionó el morado, casi verdoso de su ojo.

—Mmm, bien, no tardará mucho tiempo en bajar la hinchazón. A demás, ese verde combina con
tus ojos —soltó Louis con una sonrisa, y al mismo tiempo depositó dulces y cortos besos en los
labios de su esposo. Harry aceptó los besos con gusto, pero luego una sonrisa extraña se formó
en sus labios, y entonces Louis lo miró confundido.

—¿Qué pasa, cielo?

—Nada, solo pensaba en qué pasaría si te dejo las pelotas azules para que combinen con tus
hermosos ojos —se burló, Harry, imitando la voz de su esposo a la perfección. Louis negó con
reproche.

—No te burles de mí, o te emparejo el otro lado de la cara.

—Oh, ¿y crees que me dejaré esta vez? Puff, recuerdo muy bien las golpizas que solía darte en
la preparatoria.

—¿Hablas de los rasguños que me dejabas luego de cada pelea? sí, claro, yo también lo
recuerdo —se burló Louis con diversión.

—¡Blah! Eres un bocazas.


—Y tú un completo idiota —concluyó el castaño, mientras ponía un chorro de pomada sobre sus
dedos, y luego se preparó para aplicarlo en la cara golpeada de Harry.

—Ahora cállate y deja que te cure.

—Debería golpearte, Louis.

—Cállate o te viro el cuello y acabamos con esto.

Harry negó con la mirada al techo antes de permitirle a su esposo que le aplicara la pomada en el
contorno de su ojo y pómulo derecho.

—¿Sabes que acabas de estropear mi mejor herramienta de trabajo? ¿Qué tal si te rompo el
brazo con el que encestas en tus juegos?

—Te demandarían, no yo, sino el equipo.

—¿Sabes que si Chad se entera de esto también te demandaría?

—Oh, por supuesto, he roto la cara bonita de su muñeco estrella. Apuesto a que no me dejaría en
paz.

Harry siseó de dolor cuando Louis presionó su hinchazón de más por error.

—Oh, lo siento, cielo, en serio —se disculpó apenado.

El teléfono de Harry empezó a sonar dentro del bolsillo de su pantalón, con cuidado él lo sacó y
miró el nombre en la pantalla.
«CHAD»

—Jodida suerte, lo has invocado. Ese tipo es como el diablo, ¿no? —mencionó Louis al ver el
nombre del representante de su esposo.

—Contesta.

Dijo el mayor, pero Harry ya se encontraba en eso.

—Hola, Chad, ¿Cómo estás?

—Harry, deja de perder el tiempo en lo que sea que estés haciendo y ven a mi oficina ahora.
Douglas esta aquí y quiere hablar contigo.

—¡¿Qué?! ¿Douglas? ¿El representante de "Alibi Dior"?

Un exasperado Chad le respondió al otro lado de la línea.

—Sí, Harry, ¿cuál más? ven ahora, ya, ya. Y por favor, lúcete con tu imagen, a Douglas lo
acompaña una fotógrafa del Vogue Americano, les tomaran unas fotos para un pequeño artículo.

—¡Noooo! —Gritó aterrado.

—¿No, qué? —preguntó Chad al otro lado de la línea.

—Digo, ¡Siii! Que emoción...

—Deja de jugar, ¿sí? Esto es muy importante para todos.


—Oh, claro, comprendo, por supuesto...

—Bueno, ¿Qué esperas? ¿Una invitación escrita o qué?

—¡Okey, Okey! En una hora estoy allí. Adiós —dijo Harry antes de colgar con el pánico dibujado
en su rostro.

—¿Qué sucede, cielo?

—Nada, solo estoy jodido.

Louis podía ver la ansiedad y desesperación de Harry en sus ojos. Su esposo era como un libro
abierto.

—Cuéntame, Harry, ¿en qué puedo ayudarte?

—¡No! ¡Chad va a matarme! ¡Se acabó! Me matará y arrojará mi cuerpo al rio con una piedra para
asegurarse de que no escape.

—Vamos, no exageres, sea lo que sea podemos resolverlo...

—Oh, excelente, ¿Por causalidad cargas en tu bolsillo mi cara de repuesto? —bufó Harry
exasperado, al mismo tiempo que se ponía de pie para dar vueltas por la habitación.

—Harry, cálmate, ven y siéntate —intentó persuadirlo, pero no resultó.

—¡NO ME CALMO! ¡NO.ME.CALMO! ¿ENTIENDES? ¡NO! —Gritó frente al rostro de su esposo,


dejándole en claro que había perdido la paciencia.
=================

O23. Lou Candy I

[LOU CANDY PRIMERA PARTE]

—¡¿Qué sucede aquí?! —Gritó Nick irrumpiendo en la habitación completamente turbado. Ver a
Harry golpeado esa mañana solo consiguió inquietarlo, con respecto a la situación en la que se
encontraba actualmente la relación de su mejor amigo—, por suerte aún no se han matado
—soltó más tranquilo, mientras cruzaba la habitación con una mano sobre su pecho, al parecer
corrió muy deprisa para llegar con ese par.

Mientras tanto, Harry no se encontraba más tranquilo en lo absoluto, a pesar de escuchar a su


esposo repetirle que se calmara una y otra vez, la molestia del chico solo crecía más y más.

—¡Nick, solo tú puedes ayudarme! Por favor, necesito resolver este problema lo más pronto
posible. Chad llamó y me quiere en la agencia dentro de una hora. No puedo llegar así —le
señaló el gran moretón en su cara, enfatizando la situación al máximo.

—De acuerdo, Harry. Primero tranquilízate, no debes preocuparte por nada, sabes que puedo
resolverlo, ¿verdad?

Harry asintió ansioso, claro que lo sabía, pero fue hasta que lo vio entrar a la habitación que se le
ocurrió solicitar su ayuda.

—Sí, por supuesto que sí, es solo que necesitaba sacar toda mi frustración —miró de soslayo a
su esposo, quien lo observaba aún intranquilo.

—Comprendo, comprendo, ahora siéntate, e intenta no asesinar a Louis.


—Es la primera vez en mi vida que realmente me alegra tenerte aquí, Nick —mencionó Louis,
soltando un suspiro de alivio al ver a Harry más tranquilo. Su esposo aún lo miraba muy molesto,
quizás lo culpaba de todo el embrollo.

—Bueno, me lo agradecerás toda la vida —dijo Nick mirando a Harry con detenimiento, mientras
lo hacía pensó en todo lo que tendría que hacer para resolver (el no tan pequeño) inconveniente
de su amigo—. Tienes mucha suerte, Harry. Justamente ayer compré todo lo que necesitaba para
la fiesta blanca de este año.

—¡Espera! ¿Hablas de la fiesta anual LGBT? ¿Será en Miami? —preguntó Harry olvidándose por
un momento de su próxima cita con Chad.

—¡No! ¡Este año la realizarán aquí en Los Ángeles! Mis jefes me pidieron que hiciera una
cobertura completa de todo el evento, ya que me encontraba aquí, y como será dentro de dos
semanas, me extenderán las vacaciones, un Spring Break con todos los gastos pagados.

—¡Eso es fantástico! ¿Pero asistirás al evento de Miss Drag?

—Claro que asistiré, pero este año no podré participar —dijo con una mueca de tristeza—. El
esposo de Fiona, ¿Sí la recuerdas? La bajita de lentes.

Harry asintió expectante.

—Bueno, en fin, su esposo trabaja en la organización y me pidió que anime el evento, y


obviamente debo ir vestido para la ocasión.

—¡Guau! ¡Eso es increíble! —Espetó Harry con una sonrisa— Solo imagínalo, de ser un
concursante a convertirte en el animador de un evento tan fantástico como la "Miss Drag".

—Lamento interrumpir su plática, está muy interesante, pero Harry tiene cuarenta y cinco minutos
para llagar a la agencia —les anunció Louis, a la vez que observaba el reloj en su muñeca con
poca paciencia.
—¿Y él sigue aquí? —objetó Harry con el ceño fruncido. Nick soltó una pequeña carcajada y se
encogió de hombros.

—¿Por qué no se ha ido? Qué horror, oye, ¿Qué tal si vas encendiendo el auto hasta que
nosotros resolvemos esto? ¿Sí? haz algo, Lou, venga.

—Hey —soltó el castaño notablemente indignado, pero su esposo negó aún molesto, motivo por
el cual empezó a alistarse para hacer lo que Nick acababa de pedirle.

—Y si no enciende, lo golpeas, ¿vale? así como a Harry.

—¡Nick! —soltó su amigo riendo bajo. Louis creyó haberse salvado de una, la risa de Harry lo
animó, de seguro el enojo se le había pasado, pero entonces su esposo lo miró y su risa se
apagó como si jalaran de un interruptor.

—Por Dios, sé muy bien que Louis te golpeó, los motivos no los sé, pero espero que me lo
cuentes.

—Claro, si me ayudas, lo haré.

—Entonces, manos a la obra.

[...]

—¡Guau, Harry! Casi ya no se te nota.


Louis encendió el auto, mientras Nick y Harry subían y tomaban asiento. Su esposo se colocó
unas gafas de sol sobre su cara, mientras se acomodaba en el asiento de copiloto, aguardando a
que Louis arrancara y dejara de dirigirle la palabra.

—Y no es gracias a ti. Esto no se quedará así, Louis.

—Pero Harry, ya te pedí disculpas... disculpas que por cierto no te merecías del todo, ¿Sabes?

—¡Ah! ¿Entonces soy yo el que debe disculparse por tener un ojo morado?

—Chicos, ya basta, ¿sí? se nos hace tarde —intervino Nick en la pequeña discusión que
empezaba a ventilarse. No era nada bonito ver a una pareja discutiendo, más cuando se trataba
de dos personas que apreciaba.

A Louis lo apreciaba, a su manera, pero lo hacía.

—De acuerdo, solo espero que lo pienses un poco.

—Seguro —soltó Harry con desdén—, me tomará mucho tiempo pensarlo porque según tú soy
estúpido.

—¡Ashh! ¿Sabes, Harry? Mejor lo dejamos así, ¿vale?

—Como quieras.

En la parte trasera del auto, el locutor de la BBC Radio 1, miraba por la ventanilla incomodo.

¿Así era la vida de casados? De solo pensarlo le daba escalofríos.


Veinte minutos después llegaron a su destino. Harry bajó del auto de un salto al estacionamiento,
tirando la puerta estrepitosamente para molestar a su esposo. A Louis aquello le dolió hasta la
médula, su auto era como un tercer hijo para él, y Harry lo sabía muy bien.

—Si ya terminaste tu maltrato psicológico, ¿podemos caminar? —inquirió Louis luego de accionar
la alarma de su auto.

Nick se adelantó deseoso de alejarse de la feliz pareja, mientras lo hacía pensó en lo que haría
apenas pisara la oficina de su viejo amigo: Primero saludaría a Chad, luego se dedicaría a platicar
con él en su oficina, y después de la reunión que el agente tendría con Harry sobre ALIBI DIOR,
lo invitaría a tomar un café, y si tenía suerte, quizás no tendría que volver a subir a un auto con
ese par.

Nick se esforzó en llegar al ascensor primero, quizás podría accionar el botón de cerrar puertas y
zafarse de esa incómoda situación diciendo que fue un accidente, pero no lo consiguió, así que le
tocó subir al mismo tiempo con Louis y Harry. Solo esperaba que todos llegaran vivos al octavo
piso, con la tensión que se percibía en aquel elevador, no se alegró estar parado entre los dos
esposos.

—Nick, ¿Aún puedo conseguir boletos para la fiesta?

De repente la voz de Harry inundó el pequeño espacio. El cambio de tema lo relajó un poco, para
el locutor las discusiones intrafamiliares nunca serían algo que gustara revivir. Su niñez estuvo
envuelta en ese ambiente nefasto.

—Oh, en realidad no lo sé, ya sabes que ese día resurge toda la comunidad de sus cuevas.
Quizás aún vendan boletos, déjame revisar.

Nick sacó su celular, y luego de teclear por un par de segundos consiguió la información que
necesitaba.

—Tickets sold out —le anunció y mostrándole la pantalla de su iPhone se encogió de hombros.
—No puedo creerlo, que suerte la mía —murmuró Harry apoyándose en la pared del ascensor
con brazos cruzados.

—Hombre, relájate, primero escúchame. Yo te consigo la entrada.

—¡¿En serio?! ¡Gracias!

El ascensor llegó al octavo piso, donde se encontraban las oficinas de la agencia de modelos de
Chad Rosso. Su antiguo amigo y compañero de trabajo. Nick solía animar y dirigir eventos para el
agente. Esos fueron los primeros pasos en su carrera.

—¡Genial¡ Nick nos conseguirá dos entradas —espetó Louis incluyéndose en la conversación
ruidosamente. Y de repente tuvo dos miradas sobre él. Una de indiferencia, dedicada por su
esposo, y la otra de escepticismo, pero entonces Nick le preguntó con una sonrisa suspicaz.

—Louis, ¿estás seguro? ¿Al menos sabes sobre qué estamos hablando?

—Claro que no lo sabe, es solo un entrometido —le comentó Harry indiferente, luego se dirigió a
su esposo—. No, Louis, no puede conseguir dos boletos, no seas abusivo.

—Harry, Harry, no seas duro con él. Solo estas un poco molesto.

—¡¿Un poco?! —Rió escéptico—. Si no lo he matado es porque estas de testigo.

—Me lastimas, Harry —musitó Louis con fingido sufrimiento—, pero de casa no sales sin mí y lo
sabes —cruzado de brazos levantó su ceja vanagloriándose, pues Harry lo miró con los labios
entreabiertos de sorpresa e indignación.

—¿Y tú crees que me impedirás ir a una fiesta? Oh, tu ingenuidad es tan tierna —soltó con
sarcasmo. Nick lo miró con ojos suplicantes, él solo deseaba que dejaran sus diferencias a un
lado, pero Harry no había tenido suficiente y le dio un codazo jocoso en las costillas. Aquello lo
tomó por sorpresa, pero no dolió en lo absoluto, por suerte—. Escúchalo por favor, a los locos hay
que seguirles la corriente o se alteran.

—Loco o no, tú no vas a esa fiesta sin mí.

Las puertas del ascensor se abrieron, y nada podía hacer más feliz a Nick que salir de ese lugar,
ya empezaba a sentir claustrofobia.

El camino a la agencia de Chad fue en completo silencio, y en cuanto se encontraron frente a la


oficina del agente, Nick se apresuró a golpear la puerta.

El hombre de cabello rubio, con algunas canas que lo hacían lucir distinguido, abrió la puerta
luego de un par de segundos.

—¡Nick! ¡¿Hombre, qué haces aquí?! —espetó Chad alegremente, a la vez que se acercaba al
locutor para un caluroso abrazo, y pasando un brazo sobre su hombro entró con él a la oficina
olvidándose del par que se encontraba murmurándose cosas irritantes el uno al otro en el umbral.

—Harry, pasa. Y solo porque la visita de mi gran amigo me alegró la tarde, pasa tú también
Lucas.

—Mi nombre es Louis.

—Como sea.

Luego de tomarle la palabra a Chad, ambos pasaron sin hacer el más mínimo contacto. En la
oficina se encontraron con dos personajes muy conocidos. Uno era Douglas, el representante de
la compañía Dior, y el otro hombre a su lado era el director del comercial de Alibi Dior.

Harry se quitó las gafas y rogó que aquellos dos caballeros no le preguntaran por su maquillaje
bastante pronunciado. Nick hizo un fantástico trabajo con las bases, pero sencillamente era
imposible no notar que se encontraba maquillado.

—¡Harry! ¡Louis! que gusto volverlos a ver muchachos, ¿Cómo están?

Los nombrados se acercaron con sonrisas enormes hasta el amable representante de la firma.

—Muy bien, ¿y usted? —preguntó Harry siendo el primero en estrechar su mano y darle un fuerte
abrazo a la persona que le dio la gran oportunidad de trabajar para la compañía que
representaba. Luego lo hizo Louis, mientras murmuraba.

—El gusto es nuestro, Douglas.

—Estoy muy feliz de verlos. En especial a ti Harry, tenemos buenas noticias. El rodaje del
comercial empezará dentro de dos semanas. Además, traje a una fotógrafa del Vogue americano.
Ella salió de la oficina por unos minutos para responder una llamada, pero en unos instantes
regresa.

Douglas se detuvo y observó con detenimiento el rostro de Harry, frunció el ceño al notar algo
extraño en él.

—Creo que es muy temprano para utilizar tanto maquillaje, bueno, los modelos por lo general lo
utilizan siempre, pero...

—No, no, yo no utilizo esta cantidad de maquillaje siempre, solo en sesiones de fotos o cuando sé
que estarán fotografiándome.

—Oh, no debiste preocuparte por las fotografías del día de hoy. Sencillamente, lo que haremos
son algunas tomas para un artículo.

—Ah, sí... me preocupé de más...


De repente alguien tocó a la puerta, y ya que Louis se encontraba cerca de la entrada, abrió.

—¡Hola, Louis! ¿Cómo estás? —entró Eva alegremente, le dio un corto abrazo a Louis y caminó a
través de la oficina para saludar a Douglas y Harry con un pequeño abrazo, y para el resto
sacudió una mano en ademán de saludo.

—¡Harry! Que gusto volver a verte.

—Lo mismo digo, Eva, pero ven, ¿estás enterada sobre el artículo?

—Sí, ¿Por qué crees que me maquillé? Y por cierto, ¿no crees que se te pasó un poco el
maquillaje a ti? Uff, odio maquillarme, y creí que una de las ventajas de ser hombre es que no
necesitas utilizarlo, pero parece que tú rompes esos paradigmas, ¿eh? Me alegro por ti.

—No es eso.

Douglas miró sobre los hombros de Harry y Eva, y visualizó a la fotógrafa entrando en la oficina
con su cámara en mano.

Louis le estrechó la mano que tenia libre por más de la cuenta, la mujer era joven y muy guapa, y
cualquiera podría justificar la atención que despertaba en los demás.

Harry observó como su esposo le sonrió abiertamente y parecía muy atento con ella. Demasiado
para su gusto.

—Oh, allí esta nuestra fotógrafa estrella. Teresa, ven aquí, te tengo a las dos estrellas de mi
comercial.

—Por supuesto, un segundo —dijo la chica de cabello rubio y ondulado un tanto ajetreada, pues
tenía frente a ella al jugador estrella del mejor equipo de la ciudad, y al parecer, él tenía mucha
relevancia.
—¿Eres Louis Tomlinson, cierto? Yo escribí un artículo sobre ti, pero seguro no lo leíste —soltó
una pequeña risa nerviosa.

Louis asintió en respuesta, aún sosteniendo su mano, pero enseguida negó para ser cordial con
la chica.

—Creo que no he tenido el placer, pero me gustaría hacerlo.

—Eso sería fantástico —y de repente, la fotógrafa soltó su mano, con un sonrojo escandaloso en
su rostro. Harry miró la escena con mucha más furia de la que ya sentía.

—Uy, Harry —murmuró Eva agarrando a su compañero del brazo. Quizás el propio Harry no lo
sabía, pero este empezaba a poner un pie adelante con una expresión de pocos amigos.

—Tranquilo...

—Eva, estoy harto que la gente me diga que me "tranquilice" —hizo comillas con sus dedos en un
ademán de sarcasmo—. No sabes el mal día que he tenido hoy, y esto no ayuda.

—Lo sé, puedo imaginarlo, pero hacer algo tonto como armar un escándalo no ayuda tampoco.

—¿Quién dice que armaré un escándalo? Este tipo de situaciones se resuelven con inteligencia.

Eva lo observó por un par de segundos sin comprender a que se refería con "Inteligencia", pero
entonces lo observó dirigirse a ellos y saludar amistosamente.

Harry envolvió sus brazos alrededor del abdomen de su esposo y enterró su rostro en el cuello de
este con dulzura.

—Amor, ¿adivina qué? lo pensé mucho mejor y si aún quieres ir a la fiesta de la que discutimos,
estas invitado.

—¿En serio? —lo miró incrédulo, dejando aparte a la fotógrafa que observaba la escena algo
incomoda y quieta.

—Claro que si, cielo. Tienes razón, yo no podría ir a esa fiesta solo —dijo con una pequeña
sonrisa, mientras jugaba con los botones de la camisa de su esposo.

La chica, a quien Douglas llamó "Teresa" carraspeó llamando la atención de la pareja. Harry
volteó su mirada a ella, observándola de pies a cabeza, para concluir con una sonrisa no tan
amable.

—Hola.

—¿Eres Harry Styles?

—Sí, ese soy yo —asintió, al mismo tiempo que acariciaba el estomago de su esposo.

—Oh, sí, leí mucho sobre ti, eres el esposo de Louis.

—¡¿No?! ¿Tú crees? —bromeó frente a la confundida chica que terminó riendo al sentirse
abochornada. Pues, él tenía razón, era una pregunta un tanto torpe.

—Harry —le reprochó Louis, pero su esposo lo miró con inocencia.

—Amor, solo bromeaba —miró a la chica con condescendencia—. ¿Te ofendí? No era mi
intensión.

—No, en lo absoluto —agachó la mirada y miró la punta de sus pies por unos segundos antes de
mirarlos con una pequeña sonrisa—. Creo que iré con Douglas. Fue un gusto conocerlos.
—El gusto fue nuestro —contestó Harry diplomáticamente.

Luego de observar a la chica marcharse, Harry se volteó con una sonrisa y encaró a su esposo,
su sonrisa se desvaneció como por arte de magia segundos después.

—Vaya, es muy linda, ¿no crees?

—¿Quién? —preguntó Louis fingiendo retraso. Harry negó con una extraña sonrisa que terminó
cuando murmuró entre dientes.

—Por lo general no soy celoso, ¿Tú me conoces de sobra no es así, Louis?

Su esposo asintió.

—Pues, te equivocas, porque ni siquiera yo me reconozco cuando me siento amenazado.

—¿Y te sientes amenazado por Teresa?

—Un poco.

Louis rodó los ojos, y negando pesadamente le respondió.

—Que absurdo, Harry.

—Bien, me alegra que lo consideres absurdo —se separó de él con una sonrisa simpática.

—¿Harry, en verdad estoy invitado a esa fiesta? O solo lo dijiste para armar tu escena.
Su distinguido y dulce esposo asintió enfático.

—Claro que si, bebé, no podría ir sin ti.

Louis sonrió satisfecho. Estaba invitado, y eso era todo lo que necesitaba oír.

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O24. Lou Candy II

[LOU CANDY SEGUNDA PARTE]

—¿Aún sigues molesto, Harry? ¡Por Dios! No puedo creer que continúes celoso.

—¿Celoso, yo? ¿De qué o quién?

—De Teresa —mencionó Louis con firmeza, mientras intentaba acurrucarse al lado de su enojado
esposo, pero desde que llegaron de aquella reunión con Chad, Eva y los representantes de la
marca Dior, en especial "Alibi Dior", Harry se había mostrado muy retraído y distante con él.

Louis deseaba besar, apapachar y consentir a su esposo toda la noche. Él lo deseaba con todas
sus fuerzas, y no lograba comprender porque el hombre que tanto amaba no se daba cuenta de
ello.

Mientras tanto, Harry se encontraba listo para dormir, usando una camisa ligera y unos
pantalones holgados, pero para la mala suerte de Louis, este no se encontraba dispuesto a ceder
a sus avances, tal y como los había fraguado.
Harry no planeaba cumplir sus deberes maritales esa noche. No después de discutir sobre la
entrometida fotógrafa que no le quitó los ojos de encima a su esposo durante toda la reunión,
además, la mitad de su rostro dolía mucho, y el color del golpe continuaba allí.

Louis acarició la cintura de Harry, pero este apartó sus manos de él. Se encontraba muy molesto,
y por supuesto no estaba dispuesto a fingir que el tema de la tal Teresa no lo fastidiaba.

—Claro, solo a ti se te ocurre nombrar a esa "señorita" aquí y ahora —hizo comillas con sus
dedos, luego de mencionar su nombre con sorna.

—Harry, ¿Por qué no te olvidas de eso? ¿Sí?

Su esposo asintió, y eso fue suficiente para animar a Louis. Quien lo envolvió en sus brazos un
par de segundos antes de ser apartado con sutileza.

—Tienes razón, cielo. Será mejor olvidar el tema, buenas noches.

—Pero, Harry... Harry, yo... ¿Qué hay de mi? Cuando me invitaste a esa fiesta de la que tanto
Nick y tú hablaban, creí que todo estaba bien.

—Y lo está.

—¿Harry, a esto le llamas estar bien? Prácticamente me rechazas.

Louis negó ante el perfil de su esposo, Harry no parecía dispuesto a cambiar de opinión, así que
se arropó con su rostro hundido en la almohada. Pero de repente, observó como el hombre más
joven se daba la vuelta y abrazando su almohada murmuró.

—No me siento bien, Louis, estoy muy cansado, además, me duele el golpe de la cara.

—¿Entonces es solo eso?


Harry asintió, e inclinándose para darle un corto beso dijo.

—Dame un poco de tiempo, no me siento bien ahora.

—De acuerdo —murmuró Louis, luego de apartar sus labios de Harry—. ¿Pero puedo sostenerte
mientras duermes? ¿Así?

Harry sonrió cuando su esposo lo envolvió en un fuerte abrazo de oso, su rostro se presionó
contra el pecho de Louis y un ligero gemido escapó de su boca.

—Lo siento, lo siento —se disculpó apresurado, y colocando otra almohada bajo la cabeza de
Harry, se recostó cómodamente—. ¿Así está mejor?

El menor asintió, con la misma expresión afligida que había tenido toda la tarde.

—¿Harry, hay algo que necesites decirme? Sé que esto no se trata de Teresa solamente. Nunca
te había visto tan molesto, y ahora, todo lo que veo es preocupación y una tristeza que no
comprendo.

Su esposo se apartó lentamente para tomar asiento sobre las sabanas y mirarlo a los ojos. Louis
hizo lo mismo, él deseaba saber lo que tanto preocupaba a Harry.

Con un suspiro profundo, y timidez en su voz, el menor de los dos empezó.

—Yo... aún no me siento tranquilo con respecto a nosotros dos, Louis. No puedo evitar pensar
que un día despertarás pensando en por qué rayos estas casado con un hombre, y de pronto
decidas que ya has tenido suficiente de esto y desees recuperar tu antigua vida de mujeres y
todas esas cosas.

Harry tomó un respiro antes de continuar, sus ojos brillaban a causa del sin número de emociones
que sentía en ese preciso momento.

—Te amo, y sé que si algún día me pides que olvidemos lo que sucedió durante todo este tiempo
que hemos pasado juntos, lo aceparé. Si algo aprendí acerca de amar a alguien con todas tus
fuerzas, es que si esa persona no quiere estar contigo debes dejarla ir. Presionarla a estar
contigo solo la lástima. Así que no me gustaría presionarte.

Aturdido y con una mano sobre su frente, Louis intentó procesar lo que su esposo acababa de
decirle, pero solo una idea se le vino a la mente.

—¿Qué te fumaste, Styles?

—Louis... —soltó Harry en un resoplido, una pequeña sonrisa se asomó por las comisuras de sus
labios al recordar la manera en la que Louis lo llamaba en la preparatoria.

—Deja las drogas, Harry —le advirtió mientras acariciaba su lado de la cara sano—. Hazlo por
nuestros hijos.

—Louis, no te burles, no estoy bromeando.

—Pues, todo lo que acabas de decir se escuchó como una muy mala broma de tu parte. No
puedo tomar en serio lo que dices, cuando sabes que siempre estaré contigo y nunca te librarás
de mí. ¿En verdad piensas que te dejaré algún día?

Harry se mordió el labio con incertidumbre, y de alguna manera él sentía que todos sus temores
eran completamente justificables. Louis era bisexual, o al menos eso creía, en realidad no estaba
seguro y de por si aquella revelación lo desconcertó.

—Louis, ¿eres gay?

Harry ni siquiera notó cuando la pregunta escapó de su mente y fue a parar a oídos de su esposo.
—No, no. El gay es mi esposo, no yo —soltó jocoso, mientras Harry se reía tontamente.

—Lo sé, esa fue una pregunta muy estúpida.

—¿Tú crees? —inquirió el mayor con una mueca irónica.

—Lo que quise decir...

—Harry, te comprendí perfectamente. ¿Tu inseguridad se debe a que no sabes si soy gay a
tiempo completo o a tiempo parcial?

La seriedad de la conversación se esfumó por completo, y le abrió paso a un ambiente más


cómodo. Harry suspiró aliviado, Louis no necesitaba decir nada, puesto que la respuesta estaba
escrita por todo su rostro.

—Seré todo lo que tu necesites que sea. Sabes que haría cualquier cosa para estar contigo.

El mayor se inclinó sobre su esposo y le robó un beso lento, pero demandante. Harry sostuvo el
rostro de Louis con sus manos, mientras le permitía a su compañero y amante devorar su boca
con determinación y pasión. Hasta que de pronto, el sonido de alguien llamando a la puerta de su
habitación los separó.

Louis negó levemente sobre el cuerpo tendido de su esposo, ninguno había notado lo caliente
que se habían puesto las cosas.

Y entonces volvieron a tocar la puerta.

—¿Quién es?
—¡Capu! —gritó la joven voz de su hijo mayor.

—¿Capu Quien?

—¡Capu-Chino!

Y Harry contagiado con la dulce risa de su hijo al otro lado de la puerta, soltó una genuina
carcajada ante la cara de asombro y confusión de su esposo.

—¿Le estas enseñando a nuestro hijo tus chistes tan malos?

—¡Pasa, bebé! —le gritó Harry, y en menos de dos segundos un alegre Brian entró a la
habitación con una revista en las manos.

—¡Papi, papá! ¡Miren esto! —Su hijo se detuvo un segundo antes de continuar—. Ouch, papá,
¿ya te sientes mejor?

Para Harry fue una gran odisea explicarles a sus hijos el golpe que lucía en su cara esa tarde,
tuvo que mentirles, en su mayoría. Brian, en especial, quería saber cada detalle de la pelea que
tuvo con un asaltante cuando iba de regreso a casa.

Superado el tema, ambos observaron el anuncio que Brian les mostraba con tanto interés, el
colorido recuadro mostraba una bicicleta último modelo.

—Ya lo veo —comentó Louis con un asentimiento—. Muy bonita, muy bonita, mira Harry, es igual
a la de Brian, pero sin rueditas.

—¡No, papá! Esta es muy distinta.

—Pero Boo, yo la veo igual.


—No, papá, esta es más grande... ¡y el color es genial! Yo la quiero, por favor papá, por favor,
¿sí? —suplicó el pequeño rizado dando brincos sobre la cama, Harry se sintió aliviado de que
todo el peso cayera sobre su esposo. Boo no parecía tener interés en pedirle una bicicleta a él en
particular.

—Pero Brian, tú no sabes andar en bicicleta sin rueditas. La última vez que quise enseñarte me
dijiste que te daba miedo.

—Pero quiero aprender, papá.

—No lo sé...

—Por favor, papi —ahora Brian se dirigió a Harry, ya que al parecer deseaba mucho aquella
bicicleta y no descansaría hasta conseguirla.

—A mi no me metas, Brian, este es un problema entre tu padre aquí presente —abrazó a su


amoroso esposo, quien se rió fuerte y decidió acariciar la cabeza rizada de su hijo—, y tú. Si me
la hubieses pedido a mí desde el principio, yo personalmente te la hubiese comprado mañana a
primera hora, pero preferiste pedírsela a él, así que a mí no me involucren. Iré con Danita. Suerte.

Harry se puso de pie, no sin antes dejar un sonoro beso sobre la frente de su hijo mayor, quien se
quejó en voz apagada y triste.

—Pero, papi... —lo intentó por última vez, antes de que su padre dejara la habitación.

—¿Qué pasa, mi amor precioso? —mencionó Harry dulcemente desde el marco de la puerta.

—¿Me compras la bicicleta? ¿Sí?

—No, cariño.
Luego de ir a la cocina y preparar junto a Dana un par de tazas de chocolate caliente, Harry tomó
la computadora portátil del estudio y encargó aquella bicicleta, vía online, desde la página web
oficial.

El cumpleaños de Brian se encontraba muy cerca, y no se negaría a obsequiarle a su hijo mayor


eso que tanto quería el día de su cumpleaños, pero Harry creyó conveniente no decirle nada a
Brian, ya que no deseaba que su hijo se acostumbrara a conseguir todo capricho que se le
pasara por la cabeza con solo abrir la boca y pedirlo.

A veces es bueno decir "No".

Más tarde esa noche, Harry se dispuso a subir a la recamara de sus hijos para despedirse y
desearles buenas noches, además, necesitaba saber si Brian continuaba molesto por no
conseguir su bicicleta.

Al entrar en la recamara se topó con la encantadora imagen de Danny, su hijo menor, durmiendo
junto con Brian, a quien abrazaba protectoramente tras su espalda. Su hijo mayor parecía haber
llorado mucho, las lagrimas secas sobre sus mejillas lo hizo sentir fatal.

Harry dio un paso cerca de ellos, y de repente Danny despertó. El más pequeño restregó sus ojos
antes de mirar a su padre.

—Hola, papi... —dijo con su tono de voz dulce e inocente, propio de un niño de su edad.

—Hola, cariño, ¿cómo estás?

—Triste... Boo estuvo llorando... porque papá... no le compró la bici que quería.

—Oh, comprendo... ¿Pero crees que ya se sienta mejor?

—No lo sé —mencionó con una pequeña mueca de preocupación.


En ese instante Harry comprendió que necesitaba tener una larga plática con su hijo mayor, pero
justo ahora había llegado la hora de dormir.

—Bueno, cariño, será mejor que ya vayas a dormir, es muy tarde.

Luego de meter a Danny en su cama y arroparlo muy bien, le dio un beso en la frente y salió de la
habitación, apagando la luz tras su paso.

A la mañana siguiente, Louis se puso de pie muy temprano por la mañana, luego de unos dulces
arrumacos matutinos. A Harry le sorprendió ver a su esposo colocándose la ropa interior y los
pantalones a las 06:00 de la mañana.

—Louis... ¿A dónde vas? —le preguntó soñoliento, mientras apartaba las mantas. Cuando su piel
sintió la ráfaga de frío recordó la fogosa noche que mantuvo con Louis, la misma que despejó de
su mente y alma cualquier inseguridad con respecto al amor y compromiso que Louis tenia con él,
o así lo sintió.

Anoche su esposo le hizo el amor como la primera vez, demostrándole que la pasión y la
necesidad que sentían el uno por el otro eran dos sentimientos innatos.

—Duerme, bebé. Luego te cuento.

Louis tomó una camisa del closet y salió de la habitación. Harry estaba muy seguro que algo
tramaba, puesto que de otra manera su esposo nunca se hubiese despertado a esa hora.

Vistiéndose con unos pants y una musculosa blanca, bajó hasta el primer piso, donde su esposo
se encontraba platicando con alguien en la puerta.

»—¿Esta seguro? Pero, yo solo pedí una...


«—Sí, señor. Efectivamente, usted pidió solo una, pero ayer también recibimos otro pedido donde
figuraba esta misma dirección.

»—¿A nombre de quién?

«—A nombre del señor Harry Styles.

»—¿Harry Styles? —inquirió su esposo confundido, pero Harry sabía muy bien de que se trataba,
nunca creyó que la bicicleta que encargó hace un par de horas ya estuviera en la puerta de su
casa.

—¡Hola! ¿Qué tal? —apareció el mencionado con una sonrisa alegre y cordial—. ¿Esa es la
bicicleta que encargué? —le preguntó al chico repartidor. El joven asintió, y ofreciéndole los
papeles de recibo preguntó—. Usted es el señor Harry Styles, ¿No es así? Por favor firme en la
última línea y ponga su número de cedula a un lado, usted también señor Tomlinson.

Pero Louis aún no podía creer que Harry hubiese cometido la desfachatez de comprar una
bicicleta sin consultarle, más porque él ya la había pedido apenas Brian abandonó la habitación,
ver a su hijo llorar le partió el corazón, así que no se resistió ni un minuto más y tomó su portátil
para encargar el famoso carcacho. Sería una gran sorpresa para su hijo en su cumpleaños.

—¿Por qué no me lo dijiste anoche? —preguntó Louis, mientras firmaba el recibo. El repartidor
aguardó en silencio.

Harry observó al joven y luego a su esposo, tenía la respuesta a esa pregunta, pero no creyó
apropiado ventilar la intimidad de su matrimonio frente a un desconocido.

—Termina de firmar, ya. El chico tiene prisa.

—Que tengan un buen día, señores.

—Gracias.
Harry y Louis se tomaron la labor de meter las bicicletas en el garaje, y luego de conseguir
refundirlas, Louis las cubrió con la lona de su auto, y solo entonces soltó un suspiro de alivio.

—Ojala no las encuentre, ahora no se qué haremos con dos bicicletas, Harry.

—Tranquilízate, dejaremos una de ellas para Danny cuando tenga la edad de subir a una y ya.

Minutos más tarde, mientras Louis y Harry preparaban el desayuno, un soñoliento Nick bajó por
las escaleras con jeans y una camisa de NIRVANA.

—Pero si son los padres desnaturalizados, alias Louis y Harry Tomlinson Styles.

Louis dejó su taza de café a un lado para escuchar con atención la cantidad de sandeces que
Nick tenía preparadas para esa mañana.

—Buenos días, Nick. Te recuerdo que estás viviendo bajo mi techo.

—Es el techo de Harry también.

—Solo la mitad.

—Pues, déjame ir a pararme bajo la mitad que le pertenece a Harry —canturrió mientras
atravesaba la cocina y tomaba una taza vacía del estante.

—Además, tengo toda la razón, ayer vi a Brian llorando. Le pregunté qué le sucedía y me dijo que
ustedes dos no querían comprarle la bicicleta que tanto quería, ¿en serio? ¿Una mugrosa
bicicleta? No puedo creerlo. Al menos no de tu parte, Harry. De Louis puedo esperar cualquier
cosa, no es ningún secreto lo tacaño que es.
El aludido gruñó al otro lado de la cocina, mientras Harry reía entre dientes. Aquello era real.

—Bueno, ya. Nick, este es un asunto de padres. Estamos educando a nuestro hijo.

—Los hacen llorar porque los aman... —murmuró entre dientes el locutor, mientras batía su café
caliente—. ¡Guau! Deberían escribir un libro sobre paternidad.

—No se trata de eso, Nick. Es solo que Louis y yo queremos enseñarles a nuestros hijos algunos
valores como la humildad...

—Cosa que tú no conoces, ¿No es así, Nicky? —intervino Louis, haciendo mofa del mote con el
que su esposo acostumbraba referirse a su amigo.

El mayor de los tres se cruzó de brazos, pero en su rostro se dibujaba una gran sonrisa suficiente.

—Quizás yo no sepa de humildad, pero sí mucho de generosidad, ¿no es así, Lou?

De pronto se escuchó el timbre y los tres decidieron ir a recibir a la visita, o eso creyeron, hasta
que Louis abrió la puerta y se topó con la sonrisa contrariada del chico repartidor de hace un par
de minutos atrás.

—Hola, señores. Acabo de darme cuenta que me faltó entregarles una bicicleta más. Esta vez
está a nombre del señor Nick Grimshaw.

—¿Ah? Bueno, ese soy yo —dijo Nick, apartando a Louis del camino hasta el repartidor.

—Por favor firme al final de la hoja, y ponga su número de cedula, gracias.

—De acuerdo, ¿eso es todo? —preguntó mientras terminaba de escribir el último número de su
cedula, y luego le entregó los papeles debidamente firmados.
—Sí, eso es todo. Que tenga un buen día.

—Igual.

Un cruce de miradas entre los Stylinson, fue todo lo que lograron hacer, antes de escuchar la
emocionada y escandalosa voz de Brian desde las escaleras.

—¡UNA BICICLETA! ¡¿PARA MÍ?!

—Sí, pequeño, y es toda tuya, disfrútala —le anunció Nick con una enorme sonrisa al apreciar
tanta felicidad en un niño que la noche anterior apenas podía decir una palabra sin llorar.

—¡Guau! ¡Gracias, Nick! ¡No puedo creerlo! ¡Gracias, gracias, gracias!

El pequeño le dio un gran abrazo de agradecimiento, antes de correr hasta su obsequio.

Louis y Harry observaron como su hijo desenvolvía su regalo, la emoción del pequeño Boo era
indescriptible.

—¿Lo ven? Ya puedo ser un buen padre para Chase, ¿no creen? —les preguntó el locutor
felizmente, a lo que el matrimonio Stylinson solo pudo negar con suspicacia y gracia.

[...]
Dos semanas después...

—¿Drag Queen? Espera, nunca lo mencionaste —le reclamó Louis con pánico. Había estado
esperando ese día desde hace dos semanas y ahora Harry, junto con Nick, aguardaban con
maletas en la sala de su casa. Poco a poco más personas llegaron a su hogar para alistar al
animador de Miss Drag, de la fiesta blanca de esa noche.

—Pues, creí que el nombre del evento pudo darte alguna pista, Louis. Ya no puedes negarte,
Nick hizo un gran esfuerzo por conseguir tu guarda ropa y a las personas que te maquillarán, y
todo corre a cuenta de él, así que ni lo pienses.

Louis negó aparatosamente con sus brazos cruzados, era una de sus típicas pataletas y Harry no
pudo evitar sonreír al ver lo infantil que era su esposo.

—Louis, ¿recuerdas lo que me dijiste hace dos semanas? Aquello de que serias cualquier cosa
que necesite que seas, tan solo para estar conmigo.

—Claro que lo recuerdo, ¿Pero esto?...

=================

O25. Lou Candy III

[LOU CANDY TERCERA PARTE]

—Harry, la verdad es que... no sé.


—Si no lo haces, tendré que ir con otra persona, ¿y sabes lo difícil que seria para mí estar en una
fiesta sin ti? Te necesito conmigo, amor.

—Sí, lo comprendo, pero... ¿Por qué no eres tú el que va vestido como Drag Queen y yo voy de
traje?

Louis no paró de insistir con lo mismo desde que vio lo que usaría Harry para la fiesta. Al parecer
el evento era toda una cajita de sorpresas. Según Harry, en aquel lugar solo permitían el acceso a
cada Drag Queen con su respectivo Daddy.

Un Daddy, era un caballero acompañante, quien se responsabilizaba de su respectiva Drag


Queen.

—No quiero hacer esto, Harry. Me da mucha vergüenza.

—Vergüenza da robar, Louis.

—Lo sé.

—Y más vergüenza da golpear a tu esposo en la cara. Ahora levántate y date un baño, son las
doce del día y esto de tu preparación tardará mucho.

Louis refunfuñó todo su camino al cuarto de baño. Harry al contrario, se encontraba muy
emocionado por la fiesta que daría inicio dentro de unas cuantas horas. Él estaba muy seguro,
que al final de la noche, Louis recordaría esta experiencia como una de las más inolvidables de
su vida, y por supuesto, él se aseguraría que así fuera.

Ahora habían muchos asuntos que atender, las maquillistas se encontraban en su sala con
docenas de maletas y bolsos. Nick, quien las contrató para que lo alistaran, designó a dos de
ellas para que trabajaran con Louis, ya que al ser novato, requería una ayudita extra.
—De acuerdo, es hora de que empiecen con el maquillaje de Louis —orquestó Nick, a su vez
revisaba el itinerario del evento—. Becky y Milly, por favor encárguense de él. Mientras Natty se
encargará de mí.

Louis tomó asiento sobre su cama, lugar donde Becky y Milly, las dos castañas bajitas y
regordetas, habían armado su improvisado camerino.

—Primero, debemos cortar esa barba —anunció la más alegre de las dos. Harry observaba con
una enorme sonrisa desde el ventanal, ya que según Louis, él sería su apoyo moral. La más
parlanchina de las dos tomó una rasuradora eléctrica de su maleta y la colocó sobre la cama,
mientras terminaba de organizar todos los materiales que utilizarían para la trasformación del
basquetbolista.

Louis por otra parte, se encontraba tan nervioso y tenso, observando cómo ambas mujeres
hurgaban en sus maletas llenas de ropa, pelucas y en otra de estas se encontraban maquillajes y
cosas muy extrañas.

—¿Crees que debamos rasurar sus cejas? Ya sabes, darle un poco de forma —Louis las miró
con pánico, preguntándose con temor si terminaría como un chiflado del que todos se burlarían
en la calle, ya que según su experiencia, las cejas no crecían de la noche a la mañana.

Fue entonces cuando recordó aquella vez de niño, cuando tenía siete años y su primo Andy le
jugó una broma muy tonta. Él le rasuró por completo las cejas y no pudo ir a clases por una
semana. Su mamá tuvo que dibujarle unas, y aún así se burlaron de él.

Para su buena suerte Harry ya se encontraba junto a ambas mujeres con una sonrisa amable, y
tranquilizadora.

—No, chicas, observen. Mi esposo tiene unas cejas muy bonitas, ¿no creen? Lucen muy
delineadas, pero les prometo que son naturales.

—Sí, él tiene razón, mejor trabajamos con ellas tal y como están —resolvió una de ellas y la otra
asintió estando de acuerdo. Louis soltó un suspiro de alivio, cuando ambas chicas decidieron que
tan solo arrancarían un par de pelos alrededor de sus tan preciadas cejas, y era un gran alivio, ya
que al contrario, no sabría cómo explicarles a todos su falta de pelos en la cara.

Harry se puso de pie luego de un par de minutos en los que rasuraron la barba de su esposo y le
colocaron vinchas en el pelo para mantener el área de su cara despejada y lista para la limpieza
facial, antes de empezar con el maquillaje. Louis estaba en muy buenas manos, así que luego de
responder algunos correos electrónicos desde su celular, Harry decidió ir con Zayn y Niall,
quienes cuidaban a Brian y Danny en su casa. Le prometió a Zayn que llevaría el almuerzo para
los cuatro.

—Harry, ¿A dónde vas?

Su esposo le preguntó, mientras su rostro era masajeado con esponjas, aquello parecía relajarlo.

Harry se quedó de pie frente a la puerta y con una sonrisa le dijo.

—Iré con los niños, recuerda que Zayn está cuidando a Niall y necesita un poco de ayuda.

—¿Cuánto tardarás?

—No más de una hora, luego regreso, tú solo relájate y obedece todas las intrusiones de Milly y
Becky.

La poca comodidad que había conseguido Louis con el masaje facial lo abandonó, dejándolo una
vez más tenso y preocupado.

—No te demores tanto, ¿sí? te necesito.

Ambas mujeres soltaron suspiros muy cursis y bochornosos, eso hizo sonrojar a Louis, quien las
miró divertido.

Harry sonrió dulcemente ante el apego y vulnerabilidad que mostraba su esposo, frente a las
pequeñas cosas que no conocía.

—No lo haré, además, traeré los almuerzos para todos. ¿Qué gustas?

—Por favor compra lasaña para mi, ya sabes cómo me gusta.

—De acuerdo, ¿y ustedes, chicas?

—Lasaña está bien, pero de pollo para mí, por favor —dijo Milly alegremente, mientras
continuaba expoliando el rostro de Louis.

—La mía de carne, por favor —pidió Becky.

—De acuerdo, lasaña será entonces. Iré con Nick y Natty para ver que quieren de almuerzo y me
voy. ¿No necesitan nada más?

—No, todo está en orden, aquí —le aseguró Milly mientras revolvía cera liquida sobre una
bandeja de plástico. Harry sabía perfectamente de que se trataba, pero apostaría lo que sea a
que su esposo no tenía ni la menor idea de lo que estaba a punto de sucederle.

Harry salió de la habitación y se dirigió a la sala donde Natty platicaba y llevaba acabo el mismo
procedimiento. Incluso Nick se encontraba en el suelo, sobre una amplia manta de plástico,
aplicándose la cera con completa tranquilidad y naturalidad.

—Hola, chicos, iré a ver a los niños y llevarles algo de comida, luego vengo con los almuerzos de
ustedes, ¿qué se les antoja?

—Harry, por favor, dime que puedes conseguirme una ensalada cesar cuando regreses, ¿eh?

—Claro, además, conozco un lugar donde la sirven con un fantástico aderezo —comentó él con
emoción, recordando el delicioso sabor de la ensalada que compró hace un par de semanas,
incluso a Louis le encantó, y eso que su esposo era cien por ciento carnívoro.

—Por favor, que sean dos entonces —le pidió Natty felizmente, mientras ayudaba a Nick con la
cera.

—De acuerdo, nos vemos en una hora.

—¡Harry! —escuchó el grito de su esposo, y podía apostar lo que sea a que Milly y Becky
acababan de comunicarle que procederían a depilar sus piernas con cera.

—Bueno, yo creo que ya me voy, ¡bye!

—Dios, ya empezó a berrear, ¿Harry, por qué tu marido es tan dramático?

—Así nació, lo sé porque desde la primaria era así: insoportable y muy, muy, ruidoso.

Nick sonrió ante el enorme cariño con el que Harry recordaba su relación con su esposo, incluso
antes de imaginar que algún día terminarían juntos y con una familia unida.

—Bueno, ya vete, antes de que baje y te lleve con él.

—Sí, tienes razón. Te lo encargo.

—Uh, no, olvídalo. Incluso me aterra que se salga de control y nos asesine a todos. Solo imagina
los titulares: "Masacre en la mansión Stylinson".

Agitando su cabeza de un lado al otro, Harry se marchó con rumbo al restaurante favorito de
Brian y luego a la casa de sus mejores amigos.

Eran las 14:00 horas.


—Hola, amor. Ya te traje tu comida —dijo Harry entrando a la habitación con dos fundas del mejor
restaurante de comida casera de la ciudad—. Chicas, abajo en la cocina les dejé sus almuerzos,
ya pueden bajar a comer.

—Oh, muchas gracias —mencionó Milly mientras peinaba una peluca rubia, las hebras largas y
onduladas lucían muy despeinadas. Por otra parte, Becky planchaba sobre la cama, con mucho
cuidado, un vestido color blanco hueso muy despampanante. En la parte superior lucia un corset
con detalles en color negro, y la parte inferior tenía un corte estilo sirena con encajes del mismo
color.

—¡Guau!

Louis se quitó la toalla húmeda del rostro, al parecer descansaba cómodamente sobre la cama,
mientras las chicas hacían el resto del trabajo.

—¿Te gusta? Lo escogí yo —sonrió orgulloso y satisfecho con su vestuario—. Nick está muy
molesto porque yo lo escogí primero, pero ya hizo algunas llamadas para que le traigan otro.

—Pero Nick quería este, esas fueron sus especificaciones —comentó Milly divertida. Becky soltó
una pequeña carcajada antes de decir—. Sí hubieses visto la discusión que se armó, pero
sorprendentemente a la final Nick se rindió.

—Ajam... bueno, me voy un segundo y pasa todo esto.

—¿Conseguiste mi lasaña, cielo?

—Sí, aquí esta. Creí que sería más cómodo si comemos los dos aquí.

Louis asintió con una pequeña mueca cuando apartó las mantas de su cuerpo. Sus piernas se
mostraron a la luz, y estas lucían suaves y libres de vellos.
—¿Qué tal la sesión con la cera? ¿Eh?

—Dolorosa como el infierno.

—Bueno, cielo, ya sabes lo que dicen: La belleza cuesta.

Louis rodó sus ojos antes de abrirle espacio a Harry para que tomara asiento a su lado.

—¿Entonces me quieres decir que tú te sometes a esa tortura siempre? Porque no me puedo
imaginar que hagas eso, lo siento.

Harry asintió, mientras dejaba las fundas de comida sobre la mesita de noche.

—Yo hace mucho que no me someto a esa "tortura", en realidad me permití un tratamiento de
depilación definitiva hace mucho tiempo por mi trabajo, y a mí ya no me crece pelo más que en la
cabeza, axilas y pelvis.

—Oh, así que es eso —lo observó Louis con una expresión de revelación muy teatral—. ¿Y la
barba?

—Tardo mucho tiempo en conseguir una, como ya sabes —dijo Harry, mientras flotaba su
mentón—. Desde la pubertad las palabras «MI» y «BARBA» nunca fueron de la mano.

Louis negó con una pequeña sonrisa en el rostro, a la vez que acariciaba perezosamente su
barbilla. —Pues, no importa cuántas veces me afeite, a la mañana siguiente siempre aparece
—soltó con un corta carcajada—. Tengo hambre.

—Yo también, vamos a comer, o se nos hará tarde.


[...]

Harry P.D.V.

Luego de que todos almorzáramos a gusto, Milly y Becky retomaron su trabajo en Louis. Con
sumo profesionalismo las dos mujeres empezaron su labor de maquillar el rostro de mi esposo,
aquello tomaría mucho tiempo, así que tomé mi ropa y me fui al cuarto de lavandería.

Mi smoking necesitaba ser planchado, y ya que Danita se encuentra de vacaciones y no está aquí
para ayudarme, me toca hacerlo yo solo.

Luego de pasar horas en la sala observando la transformación de Nick, ya que Milly y Becky no
me permitieron volver a la habitación. Ambas me dijeron que deseaban darme una sorpresa.

Miré mi reloj, eran las 17:00 p.m. Mientras aguardaba fuera del baño de visitas, a la espera de
que Natty y Nick salieran.

Escuché quejidos a través de la puerta, luego algo se cayó y Natty soltó una maldición. Con una
sonrisa burlona en el rostro me estampé contra esta para preguntar.

—¿Qué hacen? ¿Eh? Eso se escucha como sexo rudo.

Nick soltó un bufido al mismo tiempo que Natty reía deliberadamente.

—¿No te comenté? Harry está enfermo, le extirparon medio cerebro y ahora solo le funciona una
neurona de las dos que le quedaban.
Solté una sarcástica carcajada, mientras pensaba en lo mucho que debía estar sufriendo Nick y
Natty con esa faja.

—Ya casi, Nick, resiste.

—Me asfixio.

—¿Puedes apresurarte, Nick? ya es tarde y necesito alistarme.

—¿Por qué no vas a tu habitación?

—Milly y Becky no me dejan pasar.

—Entonces ve a la mía y deja de joder.

—¡Guau! Tienes razón.

—Ve con cuidado, no vaya a ser que se te caiga la neurona por el camino.

—Tendré cuidado, gracias —solté con sarcasmo, mientras subía por las escaleras.

Me miré frente al espejo. El smoking me quedó justo a la medida, y ahora solo necesitaba asentar
mi cabello con gel y listo.

Eran las 17:30 p.m. a tan solo una hora y media para que la fiesta blanca diera inicio, ahora solo
esperaba que mi "encantadora acompañante" ya estuviese lista.

Observé la sala de mi casa minutos después, mientras Natty terminaba de colocarle a Nick una
peluca pelirroja, de rizos altos y desordenados. Su vestido era, como todo en mi impetuoso
amigo, muy extravagante, y no podía ser de otra manera, ya que él se encargaría de animar el
evento más importante de la noche.

—Nick, creo que debimos ponerte más relleno allí atrás.

—No, así está perfecto —espetó él, antes de colocarse un par de pendientes de gancho—.
¿Puedes pasarme el spray? ya se nos hace tarde.

Con todo el alboroto, ni siquiera habían notado mi presencia hasta que solté un silbido «sexy».

—Oh, eres tú, Harry. Gracias, gracias, lo sé, el azul eléctrico es mi color.

Y tenía razón, Nick utilizaba un vestido a medio muslo, muy al estilo bustier, con medias negras y
unos zapatos aterradoramente altos.

Ahora me encontraba muy ansioso por ver a Louis. Estoy seguro que debía lucir muy bien.

Pero entonces Milly bajó por las escaleras a paso apresurado.

—Harry, Harry, ¿Ya estás listo?

Sonreí emocionado, y por supuesto que estaba listo para mirarlo, de hecho, Natty y Nick también
lo estaban.

—Bue- —comenzó la castaña antes de ser interrumpida por el estruendoso sonido de un vidrio
rompiéndose—...no...

»—¡Rayos!

«—¿Estás bien, Louis? ¿Todo en orden?


»—Sí, sí, no me pasó nada, es solo que aún no los domino.

«—Tranquilo, recuerda lo que te dije: Primero Talón, luego punta.

»—Gracias, Becky.

Milly se aclaró la garganta desde el último escalón de las escaleras, y Nick no pudo evitar soltar
una pequeña carcajada.

—¿Crees que llegue vivo hasta aquí?

»—¡Te escuché, Grimshaw! Y claro que puedo, ya verás —gritó Louis desde el segundo piso.

—Será mejor que se den la vuelta —sugirió Milly, al mismo tiempo que se percataba de todo
desde las escaleras.

Asentí deseoso, y me di la vuelta. Natty y Nick también lo hicieron. Luego de varios minutos de
maldiciones y tropiezos tras nuestras espaldas Milly dijo.

—Al fin, todo está en orden, ya pueden darse la vuelta.

La sonrisa que se formó en mi rostro cuando Milly dijo que ya podíamos voltearnos se esfumó
cuando lo vi, de hecho, lo único que escuché fue silencio por parte de todos.

—No lo puedo creer —soltó Nick igual de impresionado, y bueno, escucharlo me hizo reaccionar
y darme cuenta que mi boca se encontraba a pocos centímetros del suelo.

Una nueva sonrisa que por poco parte mi cara en dos se formó en mi rostro. Louis lucia, él...ella,
él... ¡Cielos!
—Les presento a Lou Candy —gritó Becky con orgullo, y tenía muchos motivos para estar
orgullosa, Louis era una hermosa criatura envuelta en un vestido elegante.

—Guau...

EN MULTIMEDIA HAY UNA IMAGEN Y EN VINCULO EXTERNO TAMBIÉN.

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O26. Jim Thompson

—Louis... te ves, tan, tan... —dijo torpemente Harry, mientras se acercaba hasta su esposo. Louis
nunca se sintió más incomodo como en ese preciso instante. Todo el mundo lo miraba
atentamente, y bien, no podía culparlos, ni siquiera él fue capaz de reconocerse cuando Milly y
Becky le pusieron un espejo al frente.

—¿Raro?

—¿Qué? No —dijo su esposo firmemente, y con una sonrisa brillante y sincera continuó—. Luces
perfecto.

La emoción con la que Harry lo dijo lo hizo ruborizar bajo todas aquellas capas de maquillaje.

—Cállate, Harry, y llévame al auto. No puedo caminar con estos zapatos, y como si no fuera
poco, estas medias son prestadas.
—Como digas.

—Oh, el dominado —canturrió Nick agitando su cabeza en desaprobación. Harry estaba


embobado, admirando a su esposo como si fuera la obra de arte más magnifica de todo el
mundo.

Louis sonrió abiertamente, mientras su esposo lo elevaba en sus brazos cargando de él, luego,
Louis enredó sus brazos, los que se encontraban envueltos en unos guantes de tela negros,
alrededor del cuello de Harry para sujetarse.

—Oh, Harry, ¿Puedes cargarlo hasta el auto? —le preguntó Milly preocupada, ya que Louis
podría ser considerablemente más bajo que Harry, pero con respecto a la contextura, el castaño
lo superaba por mucho.

—Claro, Milly, el amor mueve montañas —gritó Harry, mientras se encaminaba hasta la puerta,
antes de soltar una lánguida carcajada, o un lamento, quien sabe. Louis en realidad no era peso
pluma.

—Ay, por Dios —se quejó Nick tomando sus cosas de la mesa de centro y emprendiendo la
marcha junto con Natty, Milly, Becky y los dos tortolos.

La fiesta blanca dio inicio, recibiendo a miles de personas de la comunidad LGBT alrededor del
mundo, y todos ellos se encontraban en un solo lugar.

Harry acompañó a su amigo, hasta el camerino que los organizadores del evento equiparon para
él.

El locutor y animador de fama internacional, por primera vez luego de muchos años de trabajo y
experiencia, se sintió nervioso. Aquel sentimiento de temor se proyectaba en su rostro, aún y con
todo ese maquillaje encima.

—¿Hablas en serio, Nick? Yo nunca te he visto nervioso antes de hacer tu trabajo.


—Siempre lo estoy, Harry, solo que no lo demuestro, pero esta vez es distinto.

—¿Distinto, por qué? ¿Te refieres a tu vestuario? Pues, ya antes te habías transformado en Drag,
no veo la novedad.

—No es eso, Harry.

—¿Entonces...?

Nick recibió una llamada, tomándole por sorpresa. Con prosa, se encaminó hasta su maleta,
Natty la había dejado sobre la mesa, junto con los botes de spray y cepillos para el cabello.

El locutor miró la pantalla de su teléfono y de inmediato una sonrisa se asomó en su rostro, luego
contestó.

—¡Hola, cariño! ¿Cómo estás?... ¿Qué?... ¿Estás en los Ángeles?... ¿Cómo?

Harry escuchó con atención a su mejor amigo, al mismo tiempo que se burlaba de lo locamente
enamorado de Jim que se encontraba. Aquella faceta de Nick aún no terminaba de asombrarlo.

—Por supuesto que envío a alguien por ti, no te preocupes, cariño, nos vemos en un rato. Te
amo.

Nick soportó las burlas de Harry por alrededor de cinco minutos, antes de mirarlo con seriedad, él
necesitaba pedirle un favor.

—Harry, necesito tu ayuda.

—¿Con qué?
—Jim está en la ciudad.

—Eso escuché, pero, ¿Cómo así viajó hasta aquí?

—Pues, él usó el mes de vacaciones que le debía el hospital para pasarlos conmigo, y decidió
que quería venir al evento y apoyarme —concluyó con una sonrisa tonta.

—Vaya, que detalle, viajar desde Londres hasta Los Ángeles y darte esta sorpresa.

—Lo sé, mi querido amigo, pero ahora necesito de tu ayuda.

—Dime.

—¿Puedes ir por Jim al hotel donde se hospedó? Iría yo, pero...

Harry lo interrumpió con un: «Alto»

—Ya dejé a Louis mucho tiempo solo.

—Esta con Milly y Becky, ellas lo cuidan.

—Oh, Nick. En serio no quiero dejar a Lou solo allá afuera en esa fiesta, quien sabe, alguien
podría querer robarse a mi chico. ¿No viste la cantidad de ojos lujuriosos que lo miraban cuando
llegamos?

Nick soltó un ronco gemido de protesta. —¡Por favor! —dijo, al mismo tiempo que juntaba sus
manos en un ademán de suplica.
—Pídeselo a Natty.

—¡No sé donde esta! Pero necesito que alguien vaya ya. Además, tú trajiste tu auto, y vamos, no
seas un mal amigo. ¿Qué te cuesta?

Harry levantó su cabeza al cielo, y rodando los ojos inmaduramente asintió.

—De acuerdo, dame la dirección.

—¡Gracias!

Harry se cruzó de brazos frente a su amigo, mientras este garabateaba la dirección del hotel
donde Jim le dijo que se hospedaba.

—Ah, y una cosa más. Te lo advierto, mi novio no se mira, ni se toca, ¿Comprendiste?

Aclarándole ese punto, Nick le entregó la hoja de papel.

—¡No me digas que hacer! —chilló Harry con una sonrisa burlona. A lo que su amigo respondió
con un gruñido amenazador.

[...]

—¡¿Se te perdió algo, amigo?! ¿No? ¡Pues, circulando!


Era la quinta o sexta vez que Louis se vio en la obligación de ahuyentar a esos sujetos en traje
que lo miraban raro. Por una extraña razón su voz se escuchaba dos tonos más grave, bueno,
más bien, intentaba profundizar su tono de voz, todo sea para compensar lo poco masculino que
lucía con esa ropa.

Milly y Becky, las dos chicas estilistas que lo maquillaron, se encontraban bailando sobre sus
asientos, intentando coquetear con hombres gays, no es necesario comentar que hasta ahora
aquello era un rotundo fracaso.

—No te rindas, Becky, al menos debe haber un tipo bisexual en esta fiesta.

Louis rodó los ojos, y con una mueca al sentir como sus abundantes pestañas toparon sus
parpados, aquella sensación era muy extraña e incómoda, Louis sentía como si llevara adornitos
de navidad colgantes en la cara. Sin mencionar los pesados aretes de gancho que utilizaba.

Bebió de su coctel y se preguntó dónde rayos se encontraría el idiota de su marido.

[...]

—Y aquí estamos.

Harry estacionó su camioneta frente al hotel «Palace», y bajando del auto se acomodó el cabello.
No pudo evitar soltar un resoplido al imaginar la cantidad de tipos que deben estar mirando a su
esposo en aquel preciso momento.

Distraído con sus pensamientos, y por un instante, en la plática de un grupo de personas que
abandonaban el hotel. Harry entró empujando la puerta de cristal, y por sorpresa, se topó de
frente con un sujeto que le resultó muy familiar.
—¿Jim?

—¡Harry! Que gusto verte, Nick me dijo que vendrías por mí. Hola, ¿Cómo estás?

Jim era amistoso, grande y atractivo, aquellas fotos que alguna vez vio de él no le hacían justicia.

—Hola, estoy bien, ¿y tú?

Jim le dio un apretón de manos, y luego se miró de pies a cabeza.

—Creo que sí me vestí para la ocasión, no estaba seguro a que se refería Nick con lo de ser un
"Daddy".

Harry asintió en aprobación. Jim llevaba un frac negro, idéntico al suyo, solo que en él lucia muy
ajustado.

—Ya comprendo a que se refería Nick con lo de no mirar... —murmuró Harry para sí mismo, pero
el doctor, novio de Nick, lo escuchó.

—¿Qué? ¿Nick te dijo eso? Oh, no puedo creerlo —rió algo avergonzado, ya que al parecer no
era la primera vez que escuchaba algo así al respecto.

—Harry, ¿Nick siempre fue celoso? Digo, ustedes han sido amigos desde hace mucho tiempo.

El nombrado negó con una sonrisa irónica en el rostro.

—Nick siempre fue todo lo contrario, pero te puedo asegurar algo, él está loco por ti y quiero
saber exactamente el por qué. Tengo mucha curiosidad.
—Bueno, puedes preguntarme lo que quieras, pero creo que será mejor hablar en el auto.

Harry miró su reloj y maldijo en bajo.

—Oh, mira la hora que es, Louis me va a matar.

—¿Louis Tomlinson? —supuso Jim de inmediato.

—Sí, él. Louis es mi esposo.

—Ya lo sabía, Nick me ha platicado mucho sobre ustedes dos, también mencionó a dos niños.

—Sí, nuestros hijos —comentó Harry jovial.

—Eso es fantástico, porque yo tengo un hijo también, su nombre es Chase.

—Sí, Nick me contó sobre Chase. Me dijo que tenía casi la misma edad de mi hijo mayor.

Jim y Harry se encaminaron hacia la calle, en medio de una agradable plática.

—Sí, ¿y sabes? Chase vino conmigo. Tuve que dejarlo bajo el cuidado de la guardería de este
hotel por unas horas. Eso es lo único que me tiene un poco preocupado.

—Oh, comprendo, pero no te preocupes. Apuesto a que si tiene la misma edad de Brian, a estas
horas ya debe estar durmiendo.

—Sí, tienes razón —rió el hombre de cabello negro, piel bronceada y músculos grandes. Harry no
pudo evitar recordar aquella conversación que tuvo con Nick hace un par de semanas, en la que
le confesó que él siempre tomaba el control en la cama.
Jim fácilmente podría aplastarlo con una mano, y eso le resultó muy gracioso.

—Bueno, andando, Jim. Nick "el destripador" nos espera.

El doctor soltó una carcajada antes de subir al auto, luego de cerrar la puerta y colocarse el
cinturón de seguridad comentó.

—Y seguro sabes, que nada bueno viene de dejarlo esperando.

Harry asintió estando completamente de acuerdo.

—Claro que sí.

[*] En multimedia les dejé, una vez más, una imagen de Jim.

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O27. No estamos rotos, solo algo torcidos

Harry se detuvo frente a la luz roja del semáforo. Su estomago protestó en silencio, para suerte
suya, mientras aguardaba por la luz verde.

Jim, su compañero de viaje, miraba por la ventana del auto. Él había decidido bajar el vidrio para
respirar el aire frio de la noche.
—Es fantástico, nunca creí que me gustaría tanto pasar mis vacaciones en una ciudad tan
poblada, y con tanto estrés.

—Aquí también nos divertimos mucho —comentó Harry con una sonrisa amable, a su vez, ponía
en marcha el auto con cierto cuidado, ya que el conductor frente a él, al parecer, no sabía usar las
luces direccionales.

—Pues, me gustaría mucho conocerlo todo.

—Estoy seguro que Nick te llevará a recorrerla de pies a cabeza. Al menos, conocerás sus
tiendas favoritas, ya que Nick tampoco es el mejor guía turístico del mundo.

Ambos rieron, antes de escuchar el bajo gruñido del estomago de alguien. Harry sabía
perfectamente que era el suyo. Nada lo frustraba más, que un estomago vacio, y para su mala
suerte, en los tipos de eventos donde hombres intentan entrar en apretados vestidos corset, no
sirven comida que resuelva su gran apetito.

—Jim, ¿te molestaría si nos detenemos en un lugar para comer algo?

—Por supuesto que no, hasta ahora no he comido nada desde que bajé del avión.

—Genial —estacionando el auto a unos metros de la calle, frente a un pequeño complejo de


restaurantes. Harry buscó su teléfono celular en el bolsillo trasero de su pantalón, pero no lo
encontró. De hecho, luego de hurgar en cada bolsillo de su traje, no halló su maldito teléfono.
Entonces lo recordó.

—Rayos, lo dejé en la sala.

—Harry, ¿puedo cargar la batería de mi teléfono?


—Claro, conéctalo aquí —le señaló, mientras inspeccionaba su billetera, y revisaba el efectivo.

—Vamos, yo invito.

Luego de un par de minutos dedicados a buscar un lugar agradable donde comprar comida
decente. Jim y Harry regresaron al auto con bolsas de "Lucky Doki".

—Burritos vegetarianos, que maravilla —canturreó Jim, mientras se acomodaba en su asiento—.


Nada mejor para restaurar un estomago hambriento.

Harry asintió, al mismo tiempo que abría felizmente su burrito.

—¿Es cierto que eres un doctor especializado en nutrición? —Le preguntó curioso. Jim asintió
divertido.

—Sí, soy nutriólogo especializado en enfermedades crónicas relacionadas con todo lo que
consumes.

—Eso suena interesante.

—Y lo es. No sabes cuantas enfermedades podríamos prevenir con una buena alimentación.
Como resumen, podría asegurarte que todos viviríamos largas y amenas vidas si tomáramos
nuestra alimentación con más cuidado.

—Tienes mucha razón, es lo que intento explicarle a mi esposo, pero él es del tipo: Mientras más
grasoso mejor.

—Es comprensible, Louis es deportista, ¿No es así?

Harry asintió, mientras masticaba ávidamente su comida.


—Sí, en teoría. Por ahora se encuentra en sus meses libres, y hasta ahora no ha movido un solo
musculo.

Jim soltó una corta carcajada antes de preguntar.

—¿Comienza a presentar músculos en reposo?

—Aunque intente disimularlos, sí.

—Apuesto a que es un gran tipo.

—Sí, así es, por algo me casé con él.

[...]

—Márcale de nuevo, Nick. Seguro te estás haciendo ideas muy equivocadas de la situación.

Milly miraba nerviosa hacia Louis, quien observaba la pantalla de su celular en espera de una
llamada de su esposo.

Becky se cruzó de brazos frente a Natty, quien había abierto su bocaza, tan solo para poner el
ambiente tan tenso como se encontraba justo ahora.

—Lo siento, chicos. Solo era una broma, no era mi intensión que se molestaran conmigo.
Las dos rubias se miraron entre sí, puesto que aquella bromita de Natty sobre el paradero de los
chicos puso a Nick intranquilo. Ni hablar de Louis, a quien llamó para que intentara comunicarse
con Harry a cualquier costa.

Para mala suerte de ambos, ninguno de los dos contestaba el teléfono, y eso solo le hacía ganar
peso al comentario de la estilista.

«Nick, algo me dice que Jim y Harry no han dejado el hotel, en especial la cama...»

Nick llamó al hotel, y la recepcionista le comunicó que efectivamente Jim había salido junto con
Harry. Pero entonces Natty soltó otra estúpida broma sobre «Sexo en el asiento trasero de un
auto» Y para entonces, Louis ya se encontraba muy rígido. No mencionó ninguna palabra, pero
parecía imaginar los peores escenarios de su esposo junto con el novio de su mejor amigo. Y los
celos burbujeaban rudamente en la superficie.

—¡Hola, a todos! Nick, aquí está tu novio.

Todos alzaron sus miradas a los dos chicos en la puerta. Nick, quien se encontraba sin su peluca,
miró a su mejor amigo con recelo, la tensión era tanta, que podría ser cortada con un cuchillo.

Extrañado, y más que eso, sin comprender lo que sucedía. Harry se acercó hasta su esposo, el
cual se encontraba apoyado en el tocador, descalzo y con la peluca rubia a un lado.

—¿Cielo, por qué...? —Harry no lo vio venir, pero una bofetada viró su rostro violentamente.
Todos en el lugar jadearon sorprendidos, pero Harry adolorido, y aún más confundido, levantó su
mano hasta su mejilla. El sabor metálico que sintió en su boca le daba la completa seguridad que
ese golpe le había roto el labio.

Louis, con paso firme, y la rubia peluca junto con sus zapatos en mano, abandonó el camerino sin
darle a su esposo la mínima oportunidad de hablar, o al menos comprender lo que acababa de
suceder.
—Oh por Dios, cuanto lo siento. Nick, Jim, Harry, no era mi intención, en serio —masculló Natty
con ojos llorosos. Y ante el silencio sepulcral de todos, abandonó el lugar deprisa, tapando su
boca para amortiguar su llanto.

—Santo cielo, Harry, ¿Qué sucedió? —preguntó Jim, saliendo del shock que le causó ver aquella
escena. Louis golpeó a Harry, y el golpe se escuchó malditamente grave.

—No... no lo sé, Jim —murmuró Harry afectado—. Será mejor que me vaya.

—No, espera. Nick, tú estabas aquí, explícale a Harry lo que sucede.

El mencionado asintió apenado y avergonzado, por siquiera atreverse a pensar en algo tan
absurdo como su novio engañándolo, además, Harry era su mejor amigo y él sería incapaz.

—Todo fue un mal entendido.

—¿Un mal entendido acerca de qué? —inquirió Jim, inquieto.

—Louis... bueno, ambos, nos encontrábamos un poco tensos por lo mucho que se tardaban...

Harry no necesitó más para comprender hacia donde se dirigía el asunto. Una vez más, Louis le
demostraba la poca confianza que tenía en él, y eso lo hería mil veces más que un golpe en el
rostro.

—Lo siento, Harry. Jim, perdóname por ser un estúpido celoso sin remedio.

Jim abrazó a su novio, dándole confort para que no se sintiera aún peor. Al menos, Nick actuó
con sensatez, y aquello jugó a su favor.
[...]

El hogar Malik Horan se encontraba lleno de silencio, ahora que Danny y Brian dormían en la
habitación de invitados.

Zayn los arropó y les contó una historia de ciencia ficción que había adquirido para sus propios
hijos cuando tuvieran la edad de comprender un buen libro antes de dormir.

Niall recogió las tazas de chocolate caliente que habían bebido los dos maravillosos niños que
consideraba sus sobrinos.

—No debes preocuparte por eso, Cielo. Yo llevaré todo a la cocina, tú solo ve a la cama, recuerda
que falta muy poco para la operación.

—Lo sé, amor, pero llevar un par de tazas a la cocina no me hará daño. Además, ya estoy muy
cansado de pasar todo el día sentado o recostado en la cama.

Zayn lo miró con un pequeño ceño fruncido, a veces no sabía cómo hacerle comprender a su
esposo que él y sus hijos serian las tres personas más importantes en su mundo, y que su
tranquilidad dependía de ellos.

El enorme vientre de Niall le impedía hacer muchas cosas, entre ellas salir a la calle, desde hace
un par de semanas era prácticamente imposible disimular a los pequeños bebés bajo su ropa
gruesa y holgada.

—Te amo, Niall.

Él se detuvo y tomó asiento a su lado, los niños dormían plácidamente, y nada parecía perturbar
sus sueños.
—Te amo mucho más, ¿Y sabes por qué?

—Mmm, no —dijo Zayn con una sonrisa.

—Pues, porque llevo conmigo a dos pequeñas personas que te amarán y se sentirán muy
orgullosos de ti apenas te conozcan. —sonrió.

Zayn no pudo evitar repartir docenas de cortos y dulces besos sobre el rostro de su esposo, al
que amaba con todo su corazón.

—¿Te gustaría un masaje? —Preguntó el mayor con afecto, el castaño, que por motivos de su
embarazo no había conseguido teñir su cabello de rubio, asintió.

—Sí, por favor... —murmuró, en medio de un perezoso beso.

[...]

Louis contempló el celular de su esposo entre sus manos, sus llamadas perdidas se encontraban
allí. Y ahora que su enojo había disminuido considerablemente, al saber que había una
explicación razonable para que Harry no le respondiera, ni devolviera sus llamadas. Se sentó en
el borde de la ventana, a contemplar la fría noche que lo acompañaba.

Toda la ropa, y de más, se encontraba en una maleta, lista para ser devuelta a Becky y Milly. El
maquillaje y las pestañas postizas, por otra parte, eran muy difíciles de remover, pero al menos
consiguió quitarse lo suficiente cuando tomó una ducha.
Pasaron los minutos y su ansiedad por ver a Harry y pedirle perdón por golpearlo de ese modo, y
sin ninguna explicación, crecía cada vez más.

Sentado e impaciente, observó como rara vez los autos pasaban por la calle principal, hasta que
dos par de luces le anunciaron que alguien entraría a su hogar.

Era Harry. Él estacionó el auto frente a la puerta, pero tardó un par de minutos dentro, Louis no
podía imaginar cuán molesto debía estar su esposo y lo comprendía.

Lo observó bajar del auto y luego dirigirse hasta la entrada. En ese instante, Louis maquinó el
plan perfecto para contentarlo. Haría todo lo posible por hacerlo feliz, Harry necesitaba olvidar su
absurdo ataque de celos.

Escuchó los pasos pesados de su esposo por las escaleras, luego por el pasillo hasta la puerta
de su habitación.

Su esposo entró en silencio, quizás esperando que se encontrara dormido, pero no fue así, y eso
le tomó por sorpresa.

—Buenas noches, Louis.

El nombrado se puso de pie de inmediato, pero solo bastó que Harry encendiera la luz de la
habitación para que notara su labio lastimado.

Aquello lo retrajo un poco, cruzando sus brazos alrededor de su estomago y luciendo miserable.

—Hola.

—Tengo algo que decirte.


—Yo también —le mencionó Louis nervioso, tenía un mal presentimiento. El rostro de Harry, a
pesar de estar golpeado, lucia muy convencido de algo, y eso, solo lo hacía sentir que su esposo
había tomado una decisión y solo se encontraba allí, frente a él, para comunicárselo.

—¿Quieres hablar primero?

—Sí, por favor —mencionó Louis deprisa. Tomó asiento en la cama y con su mano le sugirió que
se sentara—. Harry, quiero pedirte perdón. Yo no debí golpearte, y aún más, sin escucharte
primero. Fui irracional, lo siento mucho.

Harry lo observó con mucha atención, su rostro no mostraba enojo, al contrario, parecía
comprenderlo muy bien y eso le causó un gran alivio a Louis.

Tanteó la posibilidad de tocar su mano, Harry se lo permitió. Incluso le permitió inclinarse contra
él. Louis besó sus labios, primero lento, delineando sus bordes con su lengua, y entonces el beso
se volvió más profundo por parte suya.

Harry sostuvo sus hombros con cuidado y lo apartó lentamente, sin ser grosero. Aquello no lo
hacía menos doloroso.

—Louis.

—No, no Harry. Olvidemos lo que sucedió, no vale la pena... —mencionó él, mientras acariciaba
el rostro de su esposo con consternación, sus palabras fueron una leve suplica.

—Nuestro matrimonio sí vale la pena para mí.

—Sí, por supuesto que sí —sonrió Louis aliviado—. Prometo que...

—Es por eso que nos merecemos un tiempo.


Louis podía jurar que su corazón empezó a latir más lento y pesado sobre su pecho.

—¿T-Tiempo?

Harry asintió, tomando de sus manos y apretándolas en un agarre confortante.

—Louis, existen cosas que lastiman más que un golpe. Y son mucho más complicadas de
resolver, porque se ocultan tras un silencio, que en lo personal, me asusta mucho.

—Pe-pero... ya me disculpé. Harry...

—Las disculpas ayudan, pero no resuelven nada —Harry le sonrió de medio lado, animándolo a
que comprendiera su punto—. Nuestro matrimonio es algo transcendental en mi vida, te amo.

—Yo también te amo, Harry, por favor, olvida esto del tiempo, no es necesario —dijo temeroso de
que esa pausa en sus vidas significara el comienzo del juego de la ruleta rusa.

—Sí lo es, Louis —le aseguró, mientras su mano viajaba hacia la mejilla de su esposo—.
Necesito que te des cuenta de tus defectos y errores, yo necesito aprender a manejar los míos.
Sé que los tengo, muchos, y lo acepté de camino a casa.

—Harry, no somos solo una pareja de adolescentes que deciden darse un tiempo y desaparecer
de la vida del otro y ya. Tenemos hijos —intentó convencerlo.

—Y te pido que lo hagas por nuestros hijos. Ellos no merecen ver a sus padres discutiendo, y de
repente de la nada, ver a uno de nosotros golpeado por el otro. Los niños crecerán y empezaran
a comprenderlo. Aún tenemos tiempo para corregirlo.

Louis parpadeó de prisa, al sentir los primeros signos de humedad en sus ojos.

—¿Eso significa que te irás?


—Tomaremos un poco de distancia, además, antes de venir a casa, fui a la oficina de Chad, ni
siquiera sé porque, pero necesitaba hablar con alguien y él fue la primera persona que se me vino
a la mente mientras conducía —sonrió un poco, Louis intentó hacerlo, pero no lo consiguió, en
vez de eso una mueca de tristeza se dibujó en su rostro.

—Él me entregó mi boleto de avión para las locaciones donde grabaremos el comercial de Alibi
Dior.

—¿Viajarás? ¿Adónde?

—A St Augustine, Florida. Luego nos trasladaremos a New York, para terminar las grabaciones.

—Oh... ¿Y cuánto tiempo te tomará eso?

—Las grabaciones empiezan la próxima semana, pero le pedí a Chad que me permitiera viajar en
un par de horas.

Louis retrajo sus manos terriblemente deprimido. Eso significaba que Harry no quería pasar ni un
día más con él. Necesitaba su espacio y su tiempo.

—¿Qué le dirás a los niños?

—Me mantendré comunicado con ellos por Skype todos los días. Incluso iré con ellos antes de ir
al aeropuerto.

Harry miró su reloj, eran las 03:50 de la madrugada.

—Louis, ¿comprendes que esto es importante para ambos?


Él asintió. Separarse de su esposo no lo emocionaba en lo absoluto, pero si él tenía razón, este
tiempo que se darían los salvaría de un futuro aún más complicado. Quizás, si permitían que su
relación avanzara de esta manera, llegarían a un punto catastrófico y sin retorno.

Observó como su esposo tomó una camisa y un pantalón cómodo y fue a darse una ducha.
Cuando se alistó, tomó una maleta y empezó a empacar ropa.

En silencio, Louis se acercó al armario y tomó un par de bufandas que creyó su esposo
necesitaría para cuando llegara a Florida.

Harry se lo agradeció y pronto acabó de cerrar su maleta, tomó su pasaporte, junto con su
teléfono celular. El que olvidó en primer lugar.

—Lo olvidé antes de salir.

—Lo sé —dijo Louis cabizbajo, encontrando la alfombra de su habitación muy interesante.

Harry dejó su maleta a un lado y se dispuso a despedirse. Louis intentó duramente evitar su
mirada, pero su esposo no se lo permitiría.

Con su rostro apartado de la mirada de su esposo, Louis suspiró angustiado. Harry tomó la
barbilla del castaño, y depositó un casto beso sobre su frente.

—Cuando sientas que estás listo para hablar conmigo, o solo quieres contarme algo importante,
puedes llamarme.

Acarició el lado de su cara con cariño. Louis, por otra parte, cerró sus ojos y asintió.

Luego de la despedida, Harry tomó sus maletas y se dirigió a la puerta. Su esposo sintió una
enorme ansiedad que no desaparecería hasta el día de su regreso.
Minutos después, de pie frente a la ventana de su habitación, Louis observó a Harry acomodando
su equipaje en el maletero de su camioneta.

Y Luego, solo se fue...

Canción: Just Give Me A Reason - P!nk Ft Nate Ruess

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O28. Me extraña

Louis abrazó con fuerza la almohada de su esposo, mientras se removía sobre la enorme cama
matrimonial, o así lo sintió, ahora que la ausencia del calor de Harry lo hundía en una tristeza
frustrante.

El teléfono sonó, pero Louis no se encontraba de ánimos para hablar con nadie, necesitaba estar
solo. Los minutos pasaron y él aguardó tranquilo en el silencio, hasta que el sonido del timbre de
su puerta empezó a desquiciarlo.

No tuvo más remedio que ponerse de pie y con pasos pesados dirigirse a la puerta principal.

—¡Ya voy, dejen de tocar! —resopló molesto. Lo último que deseaba eran visitas inoportunas.
Pero los gritos alegres de sus hijos jugando entre ellos, lograron robarle una sonrisa antes de
abrir la puerta.

Zayn estaba de pie frente a él, con una seria cara de preocupación. Ya podía imaginar la larga
plática que tendría con él.
—¡Hola, papá! —gritaron sus hijos, antes de que se lanzaran contra sus piernas. Louis se agachó
y les dio un caluroso abrazo, el que se prolongó mucho más tiempo de lo normal.

—Bebés, ¿Cómo están? —preguntó, mientras besaba sus mejillas con dulzura.

Su hijo mayor hizo una mueca, y Louis sabía muy bien lo que sentía su hijo. Nadie podía negar
esa expresión en el joven rostro de Brian.

—Papi tuvo que irse a trabajar lejos de aquí. Danny no quería que se fuera, bueno, yo tampoco,
pero sé que él lo hace por su trabajo, como tú papá.

—Sí... papi Harry debe trabajar —fingió una pequeña sonrisa, y luego observó como su hijo
sacaba una pequeña cámara digital del bolsillo trasero de su pantalón.

—Mira, papá. Papi me dejó su cámara para que tomara muchas fotos de Danny y de mi, luego
debes ayudarme a enviárselas, ¿sí?

Louis asintió.

—Claro, cielo. Yo te ayudo.

—Mira, papá, estas la tomé en el aeropuerto.

Brian le mostró emocionado las imágenes que había capturado con su nueva cámara digital. En
muchas de ellas Danny se encontraba con ojos llorosos, y Harry lucia como si hubiese llorado
mucho antes de la serie de imágenes tomadas por su hijo, otras debieron ser tomadas por Zayn,
ya que parecía ser el único quien lo acompañó hasta el aeropuerto.

—Bueno, niños, será mejor que vayan a su habitación a cambiarse de ropa. Yo necesito hablar
con su tío.
Louis abrazó una vez más a los dos adorables niños, antes de guiarlos a las escaleras.

—De acuerdo. Vamos, Danny.

Zayn aguardó hasta que los niños desaparecieran por las escaleras del segundo piso, antes de
murmurar exasperado.

—¿Me puedes explicar por qué rayos golpeaste a Harry?

—¿Él te lo contó?

—Oh, créeme, tuve que sacarle la información a la fuerza.

—Yo... cometí una estupidez. Desconfié de él, fue absurdo, y como ves...

—¿Se dieron un tiempo?

—Sí, eso dijo —concluyó Louis, mientras se dirigía a la cocina, con Zayn pisándole los talones.

—Amigo, creo que fue lo mejor. Quizás no sea sencillo, pero ambos necesitan pensar un poco,
sin tener la distracción del otro.

—¿Cómo esperas que piense en organizar mi vida, si todo en lo que puedo pensar es en lo
mucho que quiero a Harry aquí conmigo? No quiero que este molesto.

—No parecía estar molesto cuando vino a casa para ver a los niños. Él lucia triste, sí, pero creo
que necesitas comprender que este es un gran paso.
—Entonces tú lo apoyas al cien por ciento —estaba muy claro, que el tono de Louis era de
reproche.

—Esta vez sí —concluyó Zayn, mientras tomaba asiento en la mesa, frente a la isla de la
cocina—. Pero debo pedirte que no le menciones de esto a Niall. A él le afecta mucho este tipo de
cosas. Cuando Harry vino a casa, por suerte él se encontraba dormido, así que no escuchó
nuestra conversación.

—No te preocupes, no pienso hablar con nadie.

Zayn miró a su amigo con el ceño fruncido. Aquella actitud no parecía ser nada productiva para
su matrimonio. Louis necesitaba buscar ayuda de una persona capacitada, tal vez un consejero
matrimonial o un psicólogo.

—Yo creo que si deberías hablar con alguien.

Louis tomó un cartón de leche ya abierto del refrigerador, y luego de comprobar su buen estado,
lo bebió de un trago.

—Por Dios, Louis, usa un vaso.

—Es lo que él siempre decía... —la voz deprimente de su amigo, junto con un sollozó repentino,
alarmó a Zayn.

—Oh, Santo cielo. Louis... amigo.

Se acercó a su compañero, sin saber exactamente cómo manejar ese tipo de situaciones. Así
que, tocó su hombro y murmuró un suave.

—Ya... ya...
Esto solo ocasionó más llanto. Zayn negó levemente y giró a su desafortunado amigo para un
abrazo. Louis murmuró un sin número de: "Si solo hubiese hecho esto...""Si solo le hubiese dado
lo otro..." "Si solo...".

—Si solo comprendieras, Louis —comentó Zayn con una mueca mientras sostenía a su amigo, a
pesar de los años, y del sinfín de situaciones que enfrentaron durante tanto tiempo, él aún no
podía imaginarse consolando al brabucón de la preparatoria, el chico que orquestaba sus
golpizas. Era increíble como la vida da giros aterradores, y tan drásticos. Pero lo menos que
deseaba Zayn ahora, era ver a Louis sufrir.

Él había mostrado ser un buen amigo, además, era completamente obvio el amor que sentía por
Harry.

Todo se resolvería entre ellos, ya que su relación es épica, y ambos pueden soportar las
tempestades.

—Louis, ¿Te parece si vamos por Niall y jugamos monopolio?

—¿Monopolio? —Bufó él, al mismo tiempo que cerraba el refrigerador y secaba su rostro—.
Debes estar bromeando.

—¿Pues, qué otro plan tienes?

—Ninguno en realidad —dijo Louis con una mueca antes de acariciar su estomago—. Creo que
necesito ir al baño.

El castaño se encaminó al baño de su habitación de prisa, mientras su amigo se dispuso a


esperarlo en el sillón. Zayn, luego de ver pasar un par de minutos, se hartó de mirar un Reality
Show, con absurdos dramas familiares de un grupo de mujeres muy interesadas, a las que no
comprendía. Así que apagó el televisor y fue a la habitación de Louis.

—Oye, amigo, ¿estás bien? —preguntó desde el umbral de la puerta. Habían pasado alrededor
de quince minutos desde que subió al baño.
—No —respondió Louis desde el otro lado de la puerta.

—¿Qué sucede?

—Pues, quiero, pero no puedo, si sabes a lo que me refiero.

Zayn soltó una carcajada al otro lado de la puerta, y lanzándose sobre la cama desordenada de
su amigo, con curiosidad vio el vestido que Louis utilizó la noche anterior, no lo había visto con él
puesto, pero podía imaginar lo gracioso que se vería.

—Louis, es curioso, ¿sabes?

—¿Qué es curioso? —dijo Louis al otro lado, fatigado.

—Que a algunos el amor les quite las ganas de vivir, y a ti te quite las ganas de cagar.

—¡Cállate, Zayn! No te burles de mí.

—No me burlo —se defendió el otro chico, mientras miraba el techo—. Es la verdad, pero si
quieres voy a la farmacia por laxante.

—No, gracias. Ya esta fluyendo.

—¡Qué asco, Louis! —Gritó el morocho con una expresión de aversión en su rostro—. Mejor me
voy.

Las carcajadas de Louis resonaron en todo el cuarto de baño, mientras Zayn se dirigía a la
habitación de los pequeños. Al menos, Louis no estaría solo, contaba con Brian y Danny.
Por supuesto, también con Niall y su persona. La señora Dana se encontraba en sus merecidas
vacaciones, ese sería un pequeño problema para Louis después de todo.

—Danny, no llores... —le escuchó decir a Brian con ternura.

—Quiero... a papi, Boo —respondió la inocente voz de Danny, mientras sus manos secaban la
humedad en su rostro.

Brian le dio un fuerte abrazo a su hermano menor, antes de escuchar a su tío Zayn entrando a la
habitación.

—¿Qué sucede, Boo?

El mayor miró a su tío con una pequeña mueca de congoja al recordar lo que su hermano le dijo
apenas entraron a la habitación.

—Danny me preguntó cuando regresaba papi, ¿Por qué esta tan triste? él ya nos explicó sobre su
trabajo, papá también ha tenido que irse por mucho tiempo.

Zayn acarició la cabeza de su sobrino mayor y, agarrando la mano de su pequeño sobrino, tomó
asiento y lo colocó en su regazo.

—Bueno, Boo, quizás Danny no lo asimile tan pronto porque él no ha pasado ni un solo día lejos
de Harry. No tenerlo a su alrededor lo pone así de triste, debes comprenderlo.

—Oh, entonces... ¿Qué hacemos, tío Zazzu? No quiero ver a mi hermanito así.

—Pues, solo debemos darle muchos abrazos —dijo Zayn con una sonrisa, mientras apretujaba al
adorable niño de mejillas regordetas. Brian se unió al abrazo, para luego depositar un pequeño
beso sobre la frente de hermanito menor.
—No te preocupes, Danny, papi regresará pronto.

—¿Quieren hablar con él?

—¡Sí! —gritó el mayor.

—Bueno, vamos a marcarle, seguro ya llegó a St. Augustine.

Zayn tomó su teléfono celular y buscó el número de Harry. Brian, quien jugaba con las manos de
Danny intentando alegrarlo, dibujó una enorme sonrisa en sus labios, cuando su tío dijo.

—Aquí esta.

Luego de esperar por un par de segundos, Harry respondió a su llamada.

—¡Hola, Zayn! ¿Todo marcha bien? ¿Le sucede algo a mis hijos? ¿Por qué me llamas?
—preguntó preocupado, a lo que su amigo respondió con un tono aplacador.

—Ellos están bien, es solo que querían hablar contigo. Estoy aquí frente a ellos, están algo
deprimidos, ¿dónde estás?

Colocó el altavoz para que los pequeños escucharan la voz de su padre. Ambos guardaron
silencio, más cuando al alzar la mirada vieron a su papá Louis en el umbral de la puerta, él les
pidió que permanecieran así, con un dedo sobre su labio en un ademán de «Silencio». Zayn se
encontraba de espalda a la puerta, mirando la pantalla de su teléfono celular, mientras escuchaba
con atención.

—En un taxi, voy al hotel donde me hospedaré. Chad quiere hablar conmigo, al parecer no quiere
perder más tiempo y ya tiene programada mi sesión de fotos para la campaña.
—Oh, de acuerdo, suerte con eso. Harry, aquí te paso a los niños.

—Gracias, Zayn, no sabes cuánto los extraño, y eso que solo han pasado un par de horas.

—¿Y también extrañas a Louis? —soltó Zayn con indiscreción, pero Harry no tuvo problema en
responderle.

—Como no tienes idea, Zayn.

Louis quien escuchó la conversación sonrió alentado. Oír a su esposo diciendo que lo extrañaba
tanto le devolvía el alma al cuerpo.

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O29. Un tipo con talento

—Buenos días, Señor Styles. Desayuno cortesía del Hotel.

Harry restregó sus ojos con somnolencia, eran las siete de la mañana, y su trabajo no comenzaba
hasta las diez, planeaba dormir un par de horas, pero frente a él tenía a un empleado del Room
Service, quien le mostró con una sonrisa el menú.

—¿En serio?

—Sí, ¿desea servirse? tenemos Café a su gusto, una selección de té e infusiones, además, de
chocolate caliente tradicional, pero si gusta algo más refrescante y nutritivo, tenemos zumo de
naranja, piña y mandarina. Aquí le ofrecemos queso de temporada con pan de pagés y cereal All
Bran.
—¡Genial! Muchas gracias, puedes dejarlo.

—De nada, que disfrute de su desayuno, que tenga un excelente día.

Harry estiró su cuerpo predispuesto a iniciar su día. Douglas lo llamó la noche anterior para
invitarlo a presenciar el último ajuste preparado para el comercial Alibi Dior, además de la sesión
de fotos y la entrevista publicitaria, todo aquel trabajo lo mantendría más que ocupado, pero en su
mente, su esposo sería una gran distracción de todas formas.

Louis P.D.V.

Me enredé en las sabanas de mi cama, ayer fue un día muy alentador. Escuchar a Harry confesar
que me extrañaba me tranquilizó magistralmente. Mi corazón ahora podía latir en armonía, pero
aún existen cosas que debo resolver, como por ejemplo: pasar más tiempo con mis hijos.

Decidido, me puse de pie y fui a darme una ducha caliente. Sería un bonito día: cielo despejado,
un sol cálido y generoso.

Cuando estuve listo, fui a la habitación de Brian y Danny, quienes aún dormían plácidamente.

—¡Buenos días! ¿Cómo amanecieron mis campeones? hora de levantarse.

No conseguí una respuesta inmediata, incluso, Boo gruñó en desacuerdo.

—¡No, Papá! Es muy temprano... y hoy no tengo clases.

—¡Arriba! Hoy será un día padre e hijos.


—Cinco minutos más, papá.

—¡No! —Grité alto, demostrando así mi autoridad, incluso Danny se despertó asustando y
confundido—. ¡Ahora de pie!

Brian con pereza y mal humor se puso de pie, mientras yo iba por Danny para tranquilizar su
confundida expresión.

—Tranquilo, bebé —le murmuré, luego de depositar un beso en su frente—. No quise gritar muy
fuerte.

Danny se restregó los ojos y se puso de pie torpemente. Luego observé cómo iba a su closet con
estampillas de cohetes y caricaturas de batman, tomó un par de camisas y pantalones, y
arrastrándolos por el suelo debido a su corta altura, los tiró en la cama.

—¿Y esto, bebé?

—Danita y papi eligen mi ropa —dijo dulcemente, antes de poner sobre mis piernas dos camisas.

—¿Quieres mi opinión, eh? Pues, que mala idea, hijo.

Observé las pequeñas camisas y pantalones de mi hijo menor.

—De acuerdo, me gusta este pantalón, es muy bonito —aparté el escogido y luego, cuando
seleccioné una camisa con un estampado de Ferrari y la coloqué sobre el pantalón que escogí
con anterioridad. Me encogí cuando Danny dijo.

—No combina —y luego lo lanzó sobre mí sin más.

—¿Tienes que ser tan rudo? —Reí, pero en realidad me sentía muy asombrado con su reacción
tan particular.

Danny se dio media vuelta y volvió a su closet por más ropa. No podía creerlo, esto debía ser una
broma.

Lo intenté un par de veces más, pero cada vez que fallaba Danny me tiraba la ropa encima, o
sencillamente me desaprobaba antes de presentarle una combinación.

—Pero...

—No.

Negué tristemente, hasta que al final, mi poco paciente hijo asintió, dándome el alivio de haber
acabado con esa tortura.

—Gracias su majestad, si fuera su sirviente ya me hubiese mandado a cortar la cabeza


—bromeé, en medio de apretujones y besos en su rostro, mi pequeño hijo rió alegremente.

—¿Cómo sabes de esto?

Brian salió del baño ya vestido con una camisa blanca y unos jeans rasgados, aquello era mucho
más sencillo que todo lo que Danny me hizo escoger. Mi hijo mayor alcanzó a escuchar mi
pregunta y me respondió.

—Papi nos enseñó a escoger la ropa correcta, él dice que la mejor herencia para sus hijos
siempre serán: Salud, educación y sentido de la moda.

—Debe estar bromeando —reí entre dientes, pero mi hijo mayor me miró con seriedad—. No,
papi habla muy en serio cuando nos enseña algo. Deberías verlo papá, da miedo.

—Ahora comprendo —señalé a Danny, el que minutos antes me lanzó toda su ropa encima—.
Por eso Danny me pidió mi opinión.

Mientras Brian secaba su cabello con una toalla, se rió entre dientes, y con una mueca graciosa
fue a su armario por unos converses.

—No, papá, Danny te estaba enseñando —volvió a soltar una carcajada.

—No es cierto, ¿Es eso verdad, Danny? —le pregunté al pequeño cuando regresó con dos pares
de cajas de zapatos, no más grandes que una de mis manos.

Mi hijo menor asintió, mientras dejaba el par de cajas en el suelo y volvía por más. No pude evitar
sonreír, él era encantador. Un niño serio, tranquilo, parecía vivir en su propio mundo.

—Ya veo, supongo que Danny es el Gordon Ramsay de la moda.

—¿Quién es ese señor, papá? —preguntó Brian caminando hacia mí para que le atara las
agujetas.

—Un tipo de la televisión, es muy gruñón, pero él sabe lo que hace.

Acabé de anudar los converses de Boo, y él corrió a su mesita de noche para tomar su cámara.
El cuarto de mis hijos estaba lleno de vida, y de dibujos.

—¡Guau! Que dibujos más increíbles, vamos a ver, ¿quien hizo este? —le señalé el árbol con un
niño pequeño sentado en las ramas. Era un muy buen dibujo.

—¡Es mío! Yo lo hice después de que papi nos contara una historia.

—Es muy bonito, me gusta, ¿y este otro? —aquel era un bonito retrato familiar.
—Oh, ese lo hizo Danny.

—Me encanta, solo que mi cabeza no es tan grande —comenté con curiosidad.

Brian rió muy fuerte, antes de tomar una fotografía de mi rostro con su cámara. Luego de tomarla
la analizó con detenimiento. No comprendía porque le tomó tanto tiempo aprobarla, o eso imaginé
que hacía, pero en realidad nada me había preparado para la pregunta que me hizo.

—Papá, si papi tiene ojos verdes y tú ojos azules, como los míos, ¿Por qué Danny tiene ojos
cafés?

La sorpresa en mi rostro debió ser tal, que mi hijo frunció el ceño. Pues, Brian estaba muy
interesado en escuchar mi explicación, pero entonces Danny llegó con la última caja de zapatos.
¡Vaya suerte!

—Oh, mira que tenemos aquí. ¿Te puedo ayudar a escoger?

Danny asintió, lo que me hizo ganar tiempo para pensar en una buen excusa, por lo pronto, yo no
me sentía en la facultad de explicárselo a Boo, esperaba que esa conversación la tuviéramos
dentro de un par de años, y que Harry estuviera presente.

—Mira, estos zapatos deportivos con luces son muy bonitos.

Se los mostré, pero el pequeño Danny negó en desacuerdo. Fue una suerte que me diera tiempo
para cubrirme la cara antes de que me los lanzara.

Brian rió encantado, ya que le parecía divertido que Danny intentara asesinarme con sus zapatos,
luego de aquello, me tomé el tiempo para revisar todas las cajas, y para mi sorpresa encontré
algo que me enterneció mucho.

—¿Estas botitas son tuyas? —le pregunté, a lo que el pequeño asintió vehemente.
—¡Guau! Son muy tiernas, se parecen a las de tu papi, ¿las usarás hoy?

Danny asintió y con una voz dulce dijo.

—De acuerdo.

—¡Al fin! Es una suerte que no quieras golpearme con ellas, ven te ayudo a vestirte, se nos hace
tarde.

—¿Tarde para qué, papá? —Preguntó Brian con curiosidad, por suerte parecía haber olvidado el
tema de los ojos de Danny y porque no eran iguales a los míos.

—¡Iremos al PlayZone!

—¡Sí!

—Luego comeremos mucho helado de chocolate.

—¡Genial, Papá!

Harry P.D.V.

Douglas y yo nos encaminamos hasta el bar del hotel, el gerente fue muy amable en prestarnos el
lugar para charlar, a estas horas se encontraba cerrado, ya que al parecer un artista se
presentaría esta noche.

Las personas relacionadas con Alibi Dior quedaron en reunirse precisamente esta noche para ver
el fantástico show en vivo, las platicas de producción, edición y formato no me correspondía, pero
como la imagen del producto, Douglas creyó conveniente presentarme con todos.

—¿Sabes quién se presenta esta noche aquí? —comentó Douglas con una sonrisa brillante, en
realidad no era una pregunta que necesitara respuesta, porque apenas nos adentramos en el
lugar, escuchamos los acordes de la guitarra y la voz inconfundible de alguien muy especial.

«Give me love like never before,

'cause lately I've been craving more,

And it's been a while but I still feel the same...»

—¡¿Están bromeando?! —solté en un murmullo alto, no podía creerlo cierto, soy un gran
admirador del tipo sobre el escenario, junto con un par de técnicos que ajustaban los micrófonos y
las luces para su presentación.

«You know I'll fight my corner,

And that tonight I'll call ya,

After my blood is drowning in alcohol,

Mmm, No I just wanna hold ya...»

—Amo su música, y amo esa canción que está cantando —comenté emocionado. Su música me
traía grandes recuerdos, entre ellos mi esposo.

«My, my, my, my, oh give me love,


My, my, my, my, oh give me love...»

Douglas asintió, al mismo tiempo que ambos tomábamos asiento en una de las tantas mesas que
se encontraban en el salón.

—Ed está retomando su carrera, ha tenido un par de problemas en estos últimos años.

—¿En serio? No puedo creerlo.

—Sí, prácticamente desapareció de escena cuando su carrera estaba en el preciso momento de


dispararse. Dicen que se debió a una decepción amorosa, al parecer fue algo muy serio.

—¿Tan serio como para detener su carrera?

Douglas se encogió de hombros, y llamando a un mesero que se encontraba en la barra,


comentó.

—Como ves, por ahora trabaja realizando pequeñas presentaciones como estas.

—No, eso es terrible —tomé mi frente sorprendido y terriblemente apenado. Alguien con tanto
talento no podía simplemente quedar en el olvido.

—La fama es algo transitorio.

—No para alguien como él —le aseguré.

—Ojala escuchemos más de su música.

Asentí, al mismo tiempo que me explayaba escuchando el ensayo de Ed Sheeran. Soy un gran
fan, ojala pudiera ayudarlo de alguna manera.
El teléfono celular de Douglas sonó, y luego de un rápido movimiento el hombre adoptó su faceta
de ejecutivo tenaz.

—¿Qué?

Escuché esa objeción con mucha atención, no parecía ser nada bueno, porque la expresión en el
rostro de mi jefe cambió por completo.

—Pero eso ya estaba discutido, todos aprobamos ese tema.

Miré a mi alrededor. El ambiente del lugar era agradable, pero no podía dejar de sentir ese vacío
emocional que consigues cuando te separas de alguien a quien amas.

Extrañaba a mis hijos y a Louis, ese no era tema de discusión.

—De acuerdo, lo comprendo, pero... ¿De dónde quieres que saque la banda sonora para el
comercial? No, no es tan sencillo, me costó mucho conseguir la canción perfecta, incluso... No,
déjalo.

¿Banda sonora? ¿Había problemas con ella?

Miré el escenario, Ed Sheeran ya no se encontraba sobre él, pero curiosamente el pelirrojo


aguardaba con su guitarra sentado en una mesa, él parecía escribir algo en una libreta mientras
entonaba acordes, y entonces una gran idea golpeó mi cabeza.

Douglas bajó su teléfono y gruñó muy molesto.

—Algo tenía que salir mal, rayos, ¿Dónde conseguiremos una nueva canción para el comercial,
Harry? Tardé dos meses en escoger la mejor propuesta de tema principal para la campaña y de
repente todo se viene abajo.
—Sí, bueno... ¿Quién de los dos conoce un talentoso cantautor que no tiene más planes que
cantar en bares?

Lo miré con complicidad, aquella que fue astutamente captada.

—Brillante.

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O3O. Ayuda poco ortodoxa

[*] Ortodoxo, ortodoxa: Que sigue fielmente los principios de una doctrina o que cumple unas
normas o prácticas tradicionales, generalizadas y aceptadas por la mayoría como las más
adecuadas en un determinado ámbito.

—Estoy listo.

—No, no lo estas.

—Pero, Lux.

Una vez más la maquillista contratada por Chad sonrió encantada. Ella no podía sentirse más
satisfecha de maquillar por segunda vez a quien ahora se hacía llamar Harry. En San
Petersburgo ella maquilló a Ed para su comercial de telecomunicaciones, hace más de tres años.

—Tu cabello aún necesita arreglo, pero me encanta como luce. Nunca permitas que te lo corten.
—Algún día tendrán que hacerlo, al menos un poco —espetó Harry con una sonrisa. Lux rió.

—De acuerdo. Y... ¿estás nervioso?

Harry entornó los ojos alegremente, causando que su maquillista riera y adoptara una expresión
hilarante en su rostro.

—Por Dios, Lux, esto no es nada que no haya hecho antes.

—Bueno, Harry, el fotógrafo con el que trabajarás es muy difícil de tratar.

—¿Hablas en serio? —inquirió curioso. A lo largo de su carrera había tenido que tratar con
fotógrafos insufribles, y no había nada que lo motivara más a pararse frente a una cámara, que
demostrarles a todos en el set cuán profesional podía llegar a ser.

La mujer de cabellos castaños asintió frente al espejo. Y con una mueca muy exagerada
continuó.

—Sí, pero no debe preocuparte.

—Tu cara no me convence.

Y es así como Lux soltó el aire con fuerza, luego, con delicadeza, confesó.

—Hace un par de semanas maquillé a una pareja de modelos que el planeaba fotografiar, pero
los despidió apenas pisaron el set.

—¿Y por qué lo hizo?


—Pues, según él, ellos eran petulantes —comentó con un dedo entre sus dientes, le dio mucha
pena, y de solo recordar la cara de ambos chicos, quedaron atónitos—. Fue terrible, les gritó
como si fueran sus hijos.

—Ya quiero ver que lo intente —sentenció el modelo con actitud desafiante.

Minutos después, Harry tomó una bata de lino con el logo de "Chad R" y se cubrió con ella, antes
de dirigirse al set. Su vestuario comprendía de unos pantalones de cuero y nada más.

—Harry, desde hace diez minutos te esperan en el set —anunció el coordinador de aquella sesión
de fotos tan importante para la campaña de Alibi Dior.

Apresurándose, o más bien, corriendo por los pasillos de los vestidores, visualizó la puerta negra
del estudio, y luego de aproximarse a ella, le dio un suave empujón.

Harry saludó al par de personas que instalaban un proyector cuando pasó cerca de ellos, y
entonces, luego de mirar hacia la pared gris de fondo, adecuada para la que sería su primera
sesión de fotos oficial para la firma Dior, se topó con unos femeninos ojos azules y una cabellera
rubia ondulada que conocía muy bien.

—¿Teresa?

La chica se sobresaltó cuando escuchó la voz sorprendida del modelo, no era precisamente el
recibimiento que había esperado, pero ignoró aquello porque supuso que nadie le había
comunicado a Harry Styles que el señor Arthur, el fotógrafo titular de la sesión de fotos de hoy,
acababa de sufrir un pequeño accidente con su pierna y no podría fotografiarlo, en su lugar, la
contrataron a ella. Fue una decisión de última hora, pero para suerte suya estaba allí, y era una
realidad.

—Hola, Harry, es un verdadero gusto volver a verte —le extendió la mano cordialmente, parecía
muy emocionada por el empleo.

Harry respondió a su saludo por pura cortesía. Aún podía sentir una pequeña replica de celos al
recordarla cerca de su esposo. Era absurdo, pero desafortunadamente no podía evitarlo.

—Sí... a mí también me da gusto verte... ¿Qué tal?

La chica metió sus manos en los bolsillos traseros de sus Jeans y lo miró alegre.

—Conseguí este trabajo, no me lo esperaba. Estoy muy feliz, aún no puedo asimilarlo
—mencionó con tal emoción, que por poco Harry rueda los ojos, no podía estar menos de
acuerdo.

—Comprendo... —sonrió forzosamente—. Pero dime, ¿Cuándo comenzamos?

Teresa miró a su alrededor, y luego de cerciorarse de que habían instalado correctamente su


equipo le dijo.

—Justo, ahora —su tono era amigable, pero Harry no quería tener nada que ver con eso.

Él se quitó la bata con desdén, nunca creyó que volvería a ver a aquella chica que le hizo temer
por un momento sobre el futuro que tendría junto a su esposo. Estaba de más decir que Harry
confiaba en la veracidad de los sentimientos de Louis, pero sencillamente Teresa no era de sus
personas favoritas.

—Leí la historia que utilizarán en el comercial. Tu personaje es sencillamente fascinante y tengo


tantas ideas para esta sesión de fotos. Ya verás —sonrió entusiasta, como una pequeña niña a la
que llevan a Disney World por primera vez en su vida.

—Que emoción —sonrió Harry por segunda vez. La situación le resultaba tan emocionante, como
caminar descalzo sobre rocas afiladas.
[...]

Al mirar al hombre mayor frente a él, con lentes redondos, cabello plateado y una apacible sonrisa
que nunca parecía abandonar su cara, Zayn creyó que quizás había exagerado al contratar a un
Psicólogo.

Nunca le consultó a Louis, y aquello empezaba a ponerlo muy nervioso. Pero, como decía su
amigo y compañero de tesis: "El Doctor Venegas es el mejor psicólogo que encontrarás en Los
Ángeles".

—Bueno, Señor Malik, háblame de mi paciente.

Zayn estacionó su auto frente a la luz roja del semáforo y miró al doctor con una expresión de
inquietud. Louis iba a matarlo cuando lo viera llegar a su casa.

—Bueno, él se llama Louis Tomlinson como ya le expliqué en su consultorio.

—Sí, además me dijo que se dedica al baloncesto, es gay, está casado con alguien llamado Harry
Styles y tiene dos hijos.

—Usted sí que escucha, ni siquiera recuerdo haberle dicho el nombre de Harry.

—Es mi trabajo escuchar con atención, Señor Malik. Para eso me paga.

—Dinero bien invertido... espero.

El doctor a su lado lo observó con ojos curiosos y serenos.


—¿Qué es lo que más le preocupa de todo esto, Zayn? ¿Lo puedo llamar así?

—Sí, claro.

—Bueno ¿Qué le angustia más? ¿Es el hecho de que su amigo no está al tanto de mi visita? ¿O
por qué teme que él reaccione mal ante su intensión de ayudarlo?

—Un poco de las dos —respondió Zayn apretando el volante—. Louis es un poco impulsivo,
además de terco, no creo que tome bien todo esto, ¿sabe?

—Comprendo. No debe preocuparse.

—Doctor, no sé si él en realidad necesite hablar con usted. Quizás solo estoy exagerando.

—Zayn, yo le diré si él necesita de mi ayuda o no, deje eso en mis manos. A partir de ahora
comparto su deseo de ayudar a su amigo, si resulta que el señor Tomlinson no presenta ningún
tipo de inestabilidad emocional o desorden mental, no le cobraré la consulta, ¿más tranquilo?

Zayn sonrió aliviado, y no precisamente por ahorrarse unos dólares, sino porque su compañero
de tesis tenía razón, ese sujeto parecía ser el más apropiado para tratar a Louis.

Al llegar a la casa de su amigo, bajó del auto junto con el doctor y ambos caminaron hasta la
puerta.

—Qué bonita casa.

—Sí, y es muy acogedora —comentó Zayn, un instante antes de tocar el timbre.

—¿Es usted muy amigo del señor Tomlinson y su esposo?


—Sí, somos como familia.

—Su amigo debe confiar mucho en usted.

—Sí, es lo que hacen los amigos.

Y de pronto un apagado Louis abrió la puerta, parecía no tener un buen día. Zayn podía
comprenderlo, su amigo estaba muy triste.

—Hola, Louis. Buenos días, hermano, ¿Cómo estás?

—Bien... —le respondió, sin apartar la mirada del extraño señor al lado de su amigo.

—Oye, Zayn, ¿Quién es...?

Pero no necesitó terminar de formular la pregunta, porque el doctor acababa de presentarse a sí


mismo.

—Mucho gusto, señor Tomlinson, soy David Venegas, un conocido de Zayn —le extendió la
mano.

—Oh, mucho gusto —respondió cordialmente al saludo.

—Escuche, Zayn acaba de contarme que tuvo una aventura con su esposo, ¿Eso es verdad?
¿Cómo se siente ser un cornudo, señor?

—¡¿QUÉ?! —Gritó el castaño con ojos desorbitados. Su respiración se aceleró y un sentimiento


parecido a la ira se apoderó de su rostro.

—Espere, ¿Qué? —preguntó Zayn confundido, más cuando vio la mirada peligrosa de Louis,
segundos más tarde, se encontraba sobre el suelo y su mejor amigo intentaba asfixiarlo, sino
fuera porque lo agarró de las muñecas con fuerza, este lo hubiese conseguido.

—¡Mierda! ¡Louis, para!

—¿Aún le queda dudas, Zayn? El señor Tomlinson parece necesitar mi ayuda urgente.

—¡Ahhhh! ¡Eres un maldito...! ¿Espere qué? —preguntó Louis, deteniendo por un momento su
ataque.

—Soy Psicólogo, Louis, y ahora usted es mi paciente. Lo que le acabé de decir era una prueba, y
debo felicitarlo porque la aprobó.

—¿De qué está hablando, Zayn? —preguntó confundido, mientras se ponía de pie, dejando a
Zayn aún tendido en el suelo.

—Yo... lo... contraté... ufff, Louis, ¿Qué rayos pasa contigo? Casi me matas ¡y usted! —Apuntó al
doctor—. ¡¿Por qué le dijo mentiras?!

—Zayn, hace un par de minutos acababa de comentarme que usted y su amigo eran casi como
de la familia, y que confiaba en usted. Luego yo, un simple desconocido, vino a decirle que usted
y su esposo se acostaban. ¿Lo escuchó pedir alguna explicación a caso? Pudo observar que solo
saltó sobre su cuello e intentó asfixiarlo.

—¿Era mentira? Pero qué rayos... —murmuró Louis terriblemente apenado—. Zayn, hermano,
perdóname —tomó su mano y lo ayudó a ponerse de pie—. Deja te ayudo, ¿Quieres un café? Te
prepararé uno. Lo siento en serio.

Zayn asintió con recelo, pero su mirada terminó en la trayectoria de los grises ojos del doctor,
quien miraba a ambos con cejas arqueadas.

—Le creo, le creo, por favor, comience a tratarlo desde hoy —luego señaló a Louis, quien lo miró
con el ceño fruncido—. ¡Y tú! ¡Será mejor que te cures! ¡Uch! —sacudió sus pantalones, mientras
Louis terminaba de hacerlos pasar a su casa.

—Zayn... te juro que...

—Cállate, Louis, y tráeme ese café, lo necesito.

=================

O31. Los príncipes besan a otros príncipes

—Harry, necesito que me muestres tu perfil, deslízate a la derecha... sí, así ¡Perfecto!

Teresa le tomó a su modelo estrella, al menos cinco cuadros en aquella pose, rescatando cinco
pequeños y diferentes gestos de sus cejas, labios y ojos, todos orientados a los sentimientos de
un hombre serio y misterioso, como lo era el personaje de Harry en el comercial Alibi Dior.

Para Harry no fue una tarea difícil lucir serio, ya que Teresa le traía toda clase de malos
recuerdos, o al menos eso creía, pero apartó todo tipo de sentimiento opresivo para realizar un
excelente trabajo.

Sentado en el suelo, y en la misma pose, observó la cámara, mientras pensaba en lo mucho que
extrañaba a sus hijos. Brian y Danny hablaron con él en la mañana. Su pequeño Danny, una vez
más, le dijo cuanto lo extrañaba, aquello le rompió el corazón, ya que nunca se había separado
de él en especial. Por otro lado, Brian supo comprender la situación, o al menos lo que le dijo.
Para Boo el trabajo de sus padres era algo digno de admirar, y es por eso que le deseó suerte y
le prometió que cuidaría de su papá, mientras él regresara de su viaje.

—Bueno, ahora ten esto. Douglas me dijo que sería buena idea.
Teresa dejó su cámara a un lado, y luego de revisar su cartera, le llevó una cajetilla de cigarrillos,
la que parecía pertenecerle.

—¿Acostumbras fumar? Porque no necesitas encenderlo si no lo deseas.

—No fumo —le informó, mientras tomaba un cigarrillo de la cajetilla, luego se lo llevó a los labios.

—De acuerdo, solo debes fingir que fumas. Yo agregaré el efecto cuando edite las fotos, ¿de
acuerdo?

Él asintió, y mientras retomaba su lugar se limitó a seguir las instrucciones de la chica.

Teresa podía sentir la gran muralla que Harry había construido frente a ella. Los motivos no los
lograba comprender, porque siempre sintió admiración hacia él y su esposo.

Pero al parecer, desde que se conocieron, Harry la colocó en su lista negra, o así se sentía al
respecto. Y era una lástima, porque nunca se sintió tan emocionada y feliz de realizar una sesión
de fotos, como lo estuvo cuando recibió la llamada de Douglas.

Foto tras foto, el modelo frente a ella, tomaba su entorno y lo transformaba en todo un
espectáculo.

Un último cuadro, y oficialmente la sesión de fotos había concluido.

—De acuerdo, eso es todo.

Teresa miró el reloj en su muñeca, eran casi las siete de la noche. Nunca creyó que alguien fuera
capaz de no dirigirle la palabra por tres horas consecutivas.

Harry tomó su bata de lino y la amarró alrededor de su cintura.


—Buenas, noches —dijo él, antes de tirar su cabello hacia atrás y dirigirse a la puerta. Teresa
creyó nunca haber visto una estructura ósea más fotogénica, mientras revisaba en la pantalla de
su computadora las fotos que había tomado esa tarde.

La chica admiró todo su trabajo en conjunto, había alrededor de quinientos cuadros, y no tenía ni
la menor idea de cómo escoger un pack limitado para la campaña. Sería un trabajo muy duro.

Luego de tomar una taza de café, y un pequeño pan con relleno de la mesa de postres que
destinaron para la sesión, se sentó detrás de la computadora, predispuesta a comenzar su arduo
trabajo de selección, intentaría escoger las mejores cincuenta fotos para mostrárselas a Douglas,
él tomaría la decisión final.

—Muy bien, cual sería una perfecta imagen para la valla publicitaria... —murmuró entre dientes,
concentrada en los pequeños detalles que hacen una fotografía especial, pero entonces, encontró
que un gran número de fotos serian perfectas para adjuntarlas con las que tendría que tomarle a
Eva Parsson cuando llegara a Florida.

De repente el sonido de la puerta hizo que levantara su vista de la pantalla, para observar a Harry
vestido en unos pantalones de tela negros y una camisa del mismo color.

Él, con un resoplido, se acercó hasta ella. Teresa lo miró asombrada.

—Quiero disculparme, fui muy grosero contigo durante toda la sesión de fotos. Lo siento.

Y luego de revisar la hora en su teléfono le dijo.

—¿Quieres ir a cenar? Iré con Douglas, él hizo una reservación, pero puedes venir.

—Yo... no —comentó la chica, antes de ser interrumpida por Harry.


—Por favor, insisto.

—De acuerdo —resolvió Teresa ante el tacto que tuvo Harry para invitarla, estaba siendo muy
cortes, como siempre imaginó que sería—. Me encantaría, solo, permíteme apagar la
computadora...

—Claro, te espero afuera.

La chica se apresuró en dejar todo listo para continuar su trabajo por la mañana, y luego de tomar
su cartera corrió hasta la puerta, solo deseaba no haberlo hecho esperar mucho.

Cuando abrió la puerta se sintió aliviada de ver que Harry se encontraba allí esperándola como
dijo, y que no se trataba de una broma en su contra.

—Ya estoy lista.

—De acuerdo, vamos. Douglas nos espera.

Harry la guió caballerosamente hasta el restaurante del hotel, donde tenía una reservación a
nombre del representante de la firma Dior.

Cuando ambos llegaron, vieron a Douglas en una de las mesas que se encontraba en el centro, él
se puso de pie cuando los vio acercarse y le dio un fuerte abrazo a Teresa, luego a Harry, quien
apartó la silla para que la chica tomara asiento.

—Bueno, Teresa, dime —empezó el ejecutivo con una sonrisa—. ¿Cómo estuvo la sesión de
fotos?

La chica asintió con una sonrisa, miró a Harry y este hizo una mueca que mostraba culpabilidad.

—Todo marchó fantástico. Cuando guste le muestro las fotos, estoy muy segura que las amará.
Douglas asintió complacido, nada parecía hacerlo más feliz que recibir buenas noticias para
variar.

—No saben cuánto me tranquiliza escuchar eso, he tenido un mal día.

—¿Qué sucedió? —preguntó Harry curioso, ya que el último problema del que se enteró, fue la
falta de la banda sonora para el comercial, pero Douglas dijo que hablaría personalmente con Ed
Sheeran, la idea fue de Harry, pero al parecer los planes no marchaban muy bien.

—No podrás creerlo, Harry, pero hablé con Ed y su representante. Él no quiere trabajar con
nosotros. Esas no fueron sus palabras, pero es obvio su rechazo. No sé el motivo, le ofrecimos
una suma muy generosa, prácticamente un diez por ciento extra, a nuestro presupuesto, pero dijo
que no.

—No puedo creerlo —comentó Harry asombrado—. Él no puede negarse.

—Pues lo ha hecho.

—Eso lo veremos.

Douglas frunció su entrecejo con escepticismo, quizás Harry fuera muy optimista, y le agradara a
muchos, pero Ed Sheeran era un completo asocial. La vida había deteriorado mucho a aquel
chico. No creía que incluso el carisma de su modelo estrella consiguiera que Ed firmara un
contrato.

—Esta noche, cuando termine su presentación hablaré con él —sentenció con seguridad, antes
de tomar la servilleta de tela sobre su plato, y extenderla sobre sus piernas.

—Hora de cenar, ¿Qué pedirán?


[...]

La cena fue, por sorpresa, muy divertida. Douglas les contó a sus invitados algunas anécdotas de
sus tiempos en la preparatoria, nadie creería que el chico de pantalones a cuadros y camisetas a
rayas, hoy por hoy tuviera un cargo tan importante en una firma de modas como Dior.

Harry y Teresa decidieron quedarse un poco más, eran casi las nueve de la noche y la
presentación de Ed daría inicio dentro de una hora en el bar del hotel.

Por ahora a Harry le interesaba mucho escuchar a la fotógrafa, durante la cena le dio la impresión
de ser muy inteligente, y poco pretenciosa. Los elogios de su jefe los recibía con sonrisas
agradecidas y leves sonrojos. Lo halagos parecían abochornarla.

—Debo preguntarte algo importante —comentó Harry luego de beber de su copa de vino, la
misma que acompañó a la cena—. ¿Crees que soy un cretino? Se honesta, he sido un patán
contigo.

—No...

Harry alzó una ceja con escepticismo.

—Quizás un poco —asintió ella, tomando de repente una actitud más segura de sí misma, e
incluso Harry la miró con asombro, pero entonces tomó un trago de su vino y rió perspicaz.

—No hablaba en serio. Sé que eres una persona muy agradable, solo que, algunos tenemos un
mal día —comentó, mientras hacia una cara larga.
—En realidad no solo se trata de tener un mal día —le confesó el modelo—. Tengo algo en tu
contra, y estoy muy seguro que sabes a lo que me refiero.

Teresa lo miró con ojos desorbitados.

—¡Oh Por Dios! ¿Qué hice?

—¿Recuerdas el día en el que Douglas nos presentó? ese día conociste a mi esposo.

—Oh, sí. Louis Tomlinson: La nueva figura de las grandes ligas. Así se llama el artículo que
escribí sobre él.

—Eso es genial, pero debo confesarte que tu existencia después de eso me resultó muy molesta.
No significa que te odiara o algo por el estilo, es solo que tu aparición y el interés de mi esposo en
ti me hizo sentir inseguro.

—¡¿Qué?! —Soltó un poco más fuerte de lo normal—. ¿Te sentiste celoso de mí? —Preguntó
incrédula—. Harry Styles se sintió celoso de mí.

Harry soltó una pequeña carcajada ante la cara de fanática desquiciada que vio en la rubia, ya no
tan detestada.

—¿Te estás burlando?

—¡No! —rió mucho más en confianza, confianza que también sintió Harry. Quizás juzgó a aquella
chica antes de conocerla.

—Santo cielo, ¿No tienes idea de cuánto te ama tu esposo?

Harry frunció el ceño sin comprender a lo que Teresa se refería.


—Cuando me presenté con Louis, él fue muy amable, en verdad me escuchó y eso emocionaría a
cualquiera, pero no pude sentirme más conmovida cuando te mencioné y él automáticamente
sonrió como un adolescente enamorado.

Harry la miró incrédulo, pero su sinceridad, y la mención de su esposo, lo hicieron sonreír


escandalosamente.

—Exactamente así —lo señaló, y luego dijo—. Él me dijo que estaba muy orgulloso de ti, incluso
me iba a presentar contigo personalmente, pero luego llegaste y sentí que no sería de tus
personas favoritas.

—¿Hablas en serio? ¿Eso dijo Louis de mí?

—Sí, te estoy diciendo la verdad. Ustedes dos hacen una hermosa pareja, y simplemente nadie
puede decir lo contrario.

—Oh, oh. Creo que ese día acusé a Louis injustamente.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Creí que estaba coqueteando contigo.

—No —el rostro de Teresa se frunció con aversión—. ¿Qué clase de mujer seria si me metiera en
una relación tan linda como la suya? Además, sin contar que son una pareja gay. Sabes, quizás
no haya tenido suerte en el amor, y todos los hombres no resultaran los príncipes que todas
esperan, pero no estoy tan desesperada. Sí los príncipes besan a otros príncipes, ¿Dónde entra
la infortunada chica en la historia?

—Eso se escucha mal.

—¿Qué los cuentas de hadas no sean como los pintan? —sonrió Teresa.
—No. Hablo de lo que acabas de decir sobre la mala suerte en el amor.

—No quiero hablar sobre eso.

—Oh, de acuerdo.

Teresa bebió el último trago de su copa y miró a Harry a los ojos, no necesitaba ser una adivina
para detectar el tinte de tristeza en ellos.

—¿Todo está bien con Louis? Digo, no es de mi incumbencia, pero te ves un poco triste. No llevo
mucho tiempo de conocerte frente a frente, pero algo me dice que eres mucho más alegre.

Harry soltó un suspiro muy audible, antes de beber el último trago de su copa.

—Louis y yo nos dimos un tiempo.

—¿Un tiempo? ¿De qué?

—Para pensar sobre nuestro futuro.

—Oh, no... ¿no me digas que ustedes terminaron? —inquirió con tristeza.

Harry negó aparatosamente.

—No es así. Nosotros no hemos terminado nada, simplemente ambos necesitábamos un espacio,
estábamos volviéndonos locos, y no era el tipo de locura que amarías en tu pareja.

—Comprendo, pero bueno... ¿Por qué no lo llamas?


—Le dije que si estaba listo para hablar conmigo, él podía llamarme, y aún no lo ha hecho.

—¿Crees que aún no esté listo?

—Sí, eso creo. Pero también creo que es hora de irnos. La presentación de Ed empieza dentro de
poco y no he reservado una mesa.

—Y ni hablar de las sillas, esas son las más difíciles de reservar —bromeó Teresa, luego de
tomar su bolso.

Harry soltó una carcajada, mientras dejaba sobre la mesa la propina del mesero.

[...]

Louis dejó escapar un suspiro exasperado, llevaba recostado en su sofá alrededor de tres horas,
hablando sobre su vida desde que tuvo uso de razón. Su psicólogo parecía muy interesado en
revivir recuerdos de su niñez.

—Todo está en tu cabeza, Louis. ¿Puedes recordar algo sobre tu vida a los cuatro años?

—No, ya se lo dije. Creí que ya íbamos por mi etapa universitaria.

—Quise regresar un poco más al pasado, eso es todo.


—Ya le conté todo sobre mi vida, ¿Qué más quiere saber?

Su psicólogo observó la poca colaboración que Louis tenia para continuar, quizás había llegado la
hora de acabar con la sesión.

—Consúltalo con la almohada, Louis. Mañana en la mañana puedes venir a mi consultorio.

—No creo que necesite visitarlo, doctor.

—Oh, estoy seguro que sí lo harás. Ahora debo irme, Zayn tiene mi tarjeta.

—De acuerdo, llamaré a Zayn para que lo lleve.

Mientras el castaño subía por las escaleras, Zayn se encontraba de bajada.

—Los niños se quedaron dormidos.

—Gracias, amigo, y con respecto a lo de esta tarde...

—Tranquilo, sin rencores. Solo no vuelvas a intentar ahorcarme.

—Lo intentaré.

Zayn sonrió amistosamente y luego le dio un fraternal abrazo de despedida.

—Ya me voy, buenas noches.

Luego de deshacerse del psicólogo y de Zayn. Louis decidió ir a la habitación de sus hijos para
darles el beso de las buenas noches. No pudo evitar mirar a sus pequeños con admiración, más
hoy, que una avalancha de recuerdos lo hizo pensar en el pasado, nunca imaginó que a sus
veinticinco años, él ya tuviera una familia.

Es increíble como su vida dio un giro cuando Harry decidió que él sería el padre de su primer hijo.
A partir de entonces, todo giró en torno a Harry y Brian, luego llegó Danny a su vida y cuando
creyó que aquel niño arruinaría su relación, resultó ser absolutamente todo lo contrario.

Louis haría cualquier cosa por los tres, incluso, asistir a unas aburridas sesiones de psicoanálisis
con un cura locos, que parecía necesitar más ayuda que cualquiera de sus pacientes.

Con una sonrisa se retiró a su dormitorio. Aquel día había sido muy largo.

=================

O32. Una llegada prematura

St. Augustine, Florida

Harry bebió un pequeño trago de su cóctel, sin alcohol, mientras observaba y escuchaba con
atención a la cantante sobre el escenario. Ella se presentó como Jillian Banks, y Harry no podía
sentirse más impresionado con su voz.

Incluso, aquella mujer lo hizo olvidar por un segundo que dentro de unos minutos se presentaría
Ed Sheeran.

Teresa se encontraba a su lado, completamente encantada con el show.


«I'm thinking it over

The way you make me feel all sexy but it's causing me shame

I wanna lean on your shoulder...»

Para Harry, estar allí, en un bar, lejos de casa, no era precisamente una velada alentadora.
Pensar en Louis, y como estaría manejando su tiempo —o con quien— lo inquietaba.

Pero él creía firmemente, que su esposo estaba en todo su derecho, sencillamente él podría
manejarlo de la mejor manera. De lo único de lo que estaba seguro, es que él volvería a su lado
más fuerte que nunca, y mucho más enamorado.

«Mi siguiente canción se titula: "Someone New"»

Harry despertó de su letargo al escuchar aquellas palabras de la fabulosa artista sobre el


escenario. Miró a su lado y observó a Teresa en su propio mundo, callada, distante, aquella chica
parecía tenía sus propios problemas.

«I can love you desperately, though your love ain't guaranteed

Oh, I wish you knew the deal, gotta learn from far away

And I simply needed space, space for me to be

And I think you need it too...»

Aquel primer verso bastó para despertar el completo interés de Harry, quien escuchó con toda
atención la melodía y la letra de aquella canción.
«Though I know you call me selfish for assuming

I did this for you too, you still got me around your finger

Even though I'm far away

Please believe me when I say...»

Entonces, las imágenes de esa noche, cuando se sentó junto a Louis en su cama, y le pidió a
este que se tomaran un tiempo, regresaron a su mente. Louis no lucia convencido, podía ver la
tristeza y la confusión en su rosto, incluso podía revivirlo en su pensamiento justo ahora.

«Everything I do, I'm gonna think of you

Don't know what else to do

You got me, you got me, baby

Everything I make, I only make for you

Baby, be patient for me

And please don't fall in love with someone new

I promise one day I'll come back for you...»

El miedo en los ojos de Louis era algo que lo mantenía despierto por un par de horas en las
noches, antes de ir a dormir. Harry solo esperaba que su esposo comprendiera cuanto lo amaba,
y que la separación que ambos vivían en ese preciso momento, no podía ser interpretada como
una idea egoísta de su parte, cuando era todo lo contrario.

«Oh, you say you hate me now, and you burn me with your words

Calling me a fool, saying that I've effed up everything

And you'll never forgive me, though I'm doing this for you

Baby, can't you see if there is such a thing

Of loving someone so much that you need

To give them time to let them breathe

But you don't understand, I wish you understood

Oh, I hope one day you do...»

Harry confiaba en su esposo, y también creía que él podía mejorar. Nunca pretendería cambiar lo
que lo convertía en la persona de la que se enamoró, pero existen cosas que sencillamente solo
logran lastimarlo.

Ahora Harry podía reconocer sus errores, y se encargaría de trabajar aquello, y mejorar para
convertirse en el esposo que Louis merecía. Harry soñaba con ser la persona ideal para él, por su
matrimonio y sus pequeños hijos.

Existen ocasiones en las que solo al sacrificar tiempo de tu vida, logras conseguir lo que más
deseas.

«Believe in you, believe in me, we're meant to be together


I told you, weren't lyin', I know you aren't relying

And now I am supplying you the time and space

To let you grow into the person that I know, that I know you can be

And I can be one too

And I'll come back to you

And I am ready for you, baby, I am ready for you now

I'm not ready for you now, please don't hate me...»

«I promise one day I'll come back to you

I promise baby, one day I'll come back to you...»

Harry bebió el último trago de su cóctel y aplaudió junto con el resto del público. La presentación
había acabado, y ahora, dentro de pocos minutos, Ed subiría al escenario.

[...]
«I'm gonna pick up the pieces,

And build a Lego house

If things go wrong we can knock it down»

El silencio del público, junto con el sonido de los acordes, y la voz de Ed, impusieron un profundo
respeto entre la audiencia.

Harry no podía creer que uno de sus artistas favoritos, con el talento que tenia, estuviera
ofreciendo pequeños conciertos en bares, donde a decir verdad, el público no era nada
despreciable, pero no era el escenario que un artista ambicionaría.

Harry le comentó a Teresa el magnífico compositor que tenían casi entre manos, ella sonrió
escéptica, pero por las miradas que dirigía al escenario, alguien había quedado más que
impresionada con Ed.

La siguiente canción que interpretó fue un impresionante cover de Nina Simone "Be My
Husband".

—¿Crees que acepte si hablas con él?

—Soy muy persuasivo —le aseguró Harry con una enorme sonrisa.

Teresa bebió un trago de su zumo de limón, y miró una vez más al pelirrojo que se explayaba con
su talento.

—Hmh, estoy segura que sí —comentó no tan convencida.

—Pues, para tu información, me casé con quien se suponía era el tipo "más heterosexual" de la
preparatoria. Fui el gran empujón que necesitaba para salir del closet, y si a eso no le llamas ser
persuasivo como el diablo, no sé como podrías definirlo.

—¡Guau! En ese caso será mejor que Ed se cuide de tu persuasión —bromeó la rubia, y Harry no
objetó, ya que ambos deseaban escuchar la presentación.

La siguiente hora trascurrió entre aplausos y buena música. Luego, cuando Ed le deseó buenas
noches al público. Teresa observó como Harry se alistaba para ir con el pelirrojo.

—¿Estás seguro que no te meterás en problemas?

—Tranquila, yo sé lo que hago.

—De acuerdo —mencionó ella, al mismo tiempo que alzaba sus brazos en señal de rendición.
Ambos habían pasado mucho tiempo discutiendo los pros y contras de abordar a Ed Sheeran,
pero a la final, Harry siempre tenía un buen argumento para callar a Teresa.

Con una sonrisa bobalicona, Harry consiguió colarse en el área de camerinos del lujoso Bar. No
fue tan complicado pasar al sujeto encargado de la seguridad, no cuando este se encontraba muy
entretenido con una de las meseras, ambos sabían aprovechar sus minutos de descanso.

Y ahora, que miraba frente a él aquel letrero impreso que decía «Ed Sheeran» tomó aire, y se
animó a tocar la puerta con los nudillos de su mano derecha.

[...]

E. Sheeran P.D.V.
Una vez más, me he probado a mi mismo que estoy destinado a mi nuevo, y a la vez viejo, estilo
de vida. Ya que llevaba más de un año trabajando para pagar la hipoteca de mí casa y de mi
auto, luego de perderlo todo.

Los corazones rotos y las apuestas no van de la mano.

En fin, mi vida no puede estar más en la mierda, así lo quisiera.

—Ed, ya me voy a descansar. ¿Necesitas algo más?

—No, ya vete, yo también quiero dormir.

—De acuerdo, buenas noches y...

El sonido de la puerta detuvo a mi representante, su nombre era Tom, y él era la única persona
que realmente me apoyaba en este mundo.

Ambos nos miramos con extrañeza, ya que desde que trabajo aquí, nadie venia a verme luego de
una presentación. Dejé mi guitarra en su estuche, mientras Tom se dirigía a la puerta.

—¡Hola!

—Hola... ¿Quién eres?

—Mucho gusto mi nombre es Harry Styles, soy porta voz de la campaña Alibi Dior.

Escuché a la persona que platicaba con Tom en la puerta, y no podía estar más harto de esos
sujetos de Dior. Ya les dije que no estaba interesado en participar en su proyecto, por la sencilla
razón de que aquello era algo demasiado grande, y a decir verdad, no me sentía listo para volver
a los grandes escenarios, pues eso fue lo que ellos me proponían, y no podían estar más
equivocados.

—Muchos gusto, señor Styles —dijo Tom con un tono diplomático que me hizo reír—. No sé si
está enterado de que mi cliente rechazó la oferta.

—Sí, estoy enterado, pero yo necesito hablar con él.

—Lo siento, él se encuentra muy cansado y quiere retirarse a su habitación. Quizás pueda hablar
con él otro día, pero déjeme advertirle que él no cambiará de opinión.

—Pero... soy un gran admirador. No se puede negar a platicar conmigo. Si no quiere hablar de la
propuesta, no lo obligaré a hacerlo.

—Ya le dije que...

—Soy su fan.

No pude evitar sentir un pequeño alpiste de remordimiento. Quizás él estuviese mintiendo solo
para convencerme de aceptar su propuesta, pero hace mucho no hablaba con un fan.

—Tom, déjalo pasar.

Fue una gran sorpresa ver al chico que se colgó de la puerta, luego de empujar a Tom fuera de
su camino.

—¡Cielos! ¡Gracias, Ed!

Me encogí de hombros, mientras veía venir un efusivo abrazo de su parte. La cara iluminada de
aquel chico me recordó mis primeros años de carrera, y entonces él dijo.
—Te admiro mucho, lo juro. Incluso perdí mi virginidad con una de tus canciones.

—¡Oh por Dios! —solté con sorpresa, no sabía hacia dónde mirar, así que parpadeé un par de
veces, antes de que él dijera algo más.

—Oh, espera, no... en realidad fue con una canción de Ester Dean y un remix de Lil Wayne.

Achicó sus ojos y asintió al recordar.

—Sí... definitivamente fue un remix.

—Es un gran alivio saberlo —sonreí atolondrado. Nunca sueles escuchar tales cosas de un fan.

—Sí... suele pasar, haces cosas de las que luego te arrepientes cuando eres adolescente y
pruebas tu primera cerveza.

No pude evitar soltar una carcajada, además, no podía estar más de acuerdo con él. Desde ya, el
tal Harry me cayó muy bien. Era un tipo muy raro, pero ocurrido.

—Te comprendo a la perfección, descuida.

Tomé asiento en mi sofá y esperé atento a lo que él tenía planeado decirme, además, esperaba
que esto no tomara tanto tiempo, la presentación de hoy me dejó acabado.

—Ed... como seguro ya escuchaste, yo trabajo para la firma Alibi Dior.

—Sí, así lo escuché, pero dijiste que no ibas a hablarme sobre tu proyecto.

—En realidad no es mío —dijo con una perfecta sonrisa de comercial de pasta dental—. Este
proyecto es muy importante, y créeme, seria genial que compusieras una canción para...
Negando ante su proposición, ya que al parecer solo tenía planeado convencerme, le dije. —Creo
que esto fue todo. Gracias por venir esta noche, fue un gusto conocerte, pero no estoy
interesado.

—Pero Ed... esta es tu oportunidad, ¿Por qué no la tomas?

—No la quiero.

—¿Por qué?

—Porque no te importa.

—No, dime, ¿Por qué? —insistió—. Si me das una razón verdaderamente valida no te molestaré
más.

Rodé mis ojos, ya que este chico no podía ser más entrometido.

—Espero que te vayas por esa puerta ahora, y me dejes en paz. En verdad creí que podías llegar
a agradarme. ¿Pero sabes algo? No tienes derecho de meterte en mi vida.

Aquellas palabras parecieron afectarlo, porque la intensidad de su mirada, a causa de nuestra


pequeña discusión, disminuyó hasta caer al suelo. Dio un paso atrás y asintió rendido.

—De acuerdo. Lo siento, no pretendía incomodarte —soltó apenado.

—De hecho si lo pretendías.

—Sí, lo sé —lo afirmó, antes de meter sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo—.
Entonces... ya me voy.
—Gracias.

—Fui realmente grosero y me disculpo, en serio.

—De acuerdo.

—¿Amigos? Prometo no insistirte con el tema —con su cabello hasta por encima del hombro y
rizos en las puntas, me ofreció su mano en señal de tregua. Acepté sus disculpas, y cumpliendo
con lo que dijo, se marchó.

Esperaba no volverme a topar con él, ni con el famoso proyecto Dior nunca más.

[...]

—¡Harry! ¿Cómo te fue? ¿Él aceptó? —lo abordó Teresa en cuanto lo vio salir de la parte trasera
del escenario. Harry se sentó de vuelta en su silla y le pidió a un mesero un nuevo cóctel.

—No, no aceptó, pero esto aún no se ha acabado. Encontraré la manera de convencerlo.

—Pues, necesitas encontrarla pronto, porque no hay mucho tiempo.

Los Ángeles, California.


«—¡Papá! Ya estás aquí, papá, ¿Ya no te irás? Te extraño...»

«Papá... no por favor, no la golpees... ¡Ya no más!» Los gritos y desesperación de un pequeño
niño retumbaron en su mente, mientras su cuerpo se removía en la vacía cama matrimonial.

Los gritos de aquel niño le eran tan familiares, y el dolor tan real. Las imágenes de una joven y
bella mujer que pudo reconocer como su madre, llorando y jadeando de dolor sobre el suelo, solo
entonces Louis pudo deducir que ese niño era él.

Observó aquella escena en su cabeza. Una persona sin rostro golpeaba a su madre y él, en su
inocencia y desesperación, lo llamaba «Papá».

Alterado, Louis despertó de aquella pesadilla. Llevó ambas manos a su rostro y sintió la humedad
de sus mejillas.

Y entonces aquellos recuerdos se asomaron por su mente como un leve ruido de fondo.

Su padre biológico, su madre y él. Era posible que los tres protagonizaran el peor recuerdo de su
vida, pero sencillamente Louis no conseguía recordarlo del todo.

De alguna manera, ese recuerdo se mantenía en el borde de sus pensamientos, empujando y


presionando sin que él lo notara.

El corazón de Louis se precipitó cuando escuchó el teléfono sobre la pequeña mesita de noche.
Antes de contestar restregó su rostro y miró su reloj, eran las tres de la mañana.

Y entonces respondió.

—Louis, ayúdame hermano, estoy desesperado.


La voz temblorosa de su mejor amigo lo despertó por completo.

—¿Zayn? ¡¿Qué sucede?!

[...]

00:36 a.m.

Zayn deslizó un corto beso sobre los labios de su esposo, mientras lo arropaba. Niall, una vez
más, se quedó dormido mientras miraban una película infantil de Disney.

Luego de asegurarse que su esposo se sintiera cómodo, el mayor se alistó para dormir. Era casi
la una de la madrugada cuando salió de la ducha y se puso el pijama.

Con la luz de su lámpara encendida, admiró lo dulce y tierno que lucía su esposo con su enorme
vientre de treinta y dos semanas.

Zayn no podía sentirse más feliz y emocionado, faltaban solo un par de semanas para practicar la
cesaría que le permitiría conocer a sus pequeños hijos. Y con ese maravilloso sueño en mente,
se acostó al lado de su esposo, acercándose a su espalda y envolviéndolo con su brazo.

En algún momento de la noche, sus brazos quedaron vacíos y el grito de Niall desde la puerta del
baño lo despertó sobresaltado.

Zayn observó los pantalones ensangrentados de su esposo, y el rostro sudoroso de este, con una
mueca que mostraba cuánto dolor sentía. Niall había sufrido un sangrado rectal, y definitivamente
su matriz era la afectada.

—¡Zayn!

—¡Amor, aguarda!

Con sumo cuidado intentó llevarlo hasta el filo de la cama, pero Niall tenía otras necesidades y
Zayn las conocía muy bien.

—Los bebés... Zayn, llama...a... Andy y Eliott.

—Estoy en eso, Niall, no te preocupes. Tú y los bebés estarán bien.

Zayn tragó en seco, mientras sostenía el teléfono celular contra su oído. Niall, por otra parte,
soportaba el terrible dolor en su vientre.

Por suerte los chicos que se encargarían de realizar la cesaría de Niall habían acabado su
capacitación con éxito. Zayn decidió que él no sería capaz de realizar la operación, por el gran
lazo que lo unía a su esposo e hijos. Y no pudo elegir una mejor medida, ya que en ese preciso
momento su corazón colgaba de un hilo, y no se sentía en la capacidad de pensar con claridad.

—Vamos, Niall —lo acarreó hasta el auto, y luego ambos se dirigieron al laboratorio, que ya se
encontraba perfectamente equipado para una cirugía de tal naturaleza.

Luego de que Andy y Eliott dieran inicio a la intervención, Zayn tomó su celular y le marcó a
Louis. Necesitaba la compañía de alguien, porque encontrarse solo, y sentado frente a las
puertas del quirófano, lo estaba volviendo loco.

Su amigo respondió a su llamado, y en menos de media hora se encontraba allí junto a él, y con
sus dos sobrinos profundamente dormidos.
Brian iba colgado de su espalda y Danny contra su pecho.

—¡Zayn! ¿Cómo va todo? Dime, ¿Niall se encuentra bien? ¿Los bebés ya nacieron?

Con cuidado, Louis dejó a Brian sentado en un mullido sofá y a Danny junto a su hermano.

—Disculpa que tardara un poco, fue difícil despertar a Brian.

Zayn asintió, ya que él comprendía perfectamente y se encontraba enormemente agradecido por


tener su compañía justo ahora.

—Están realizando la operación en este instante, no sé si ya nacieron los niños, estoy muy
asustado, Louis. No se suponía que fuera así.

Louis pudo reconocer el mismo temblor en su voz, el que escuchó por teléfono, y no lo pensó
mucho antes de capturar a su compañero en un abrazo reconfortante.

—Tranquilo, todo saldrá bien. No te preocupes. Tú y Niall han llevado el embarazo con mucha
responsabilidad, son excelentes padres.

Zayn soltó el aire que llevaba retenido en su pecho desde que ingresaron a su esposo al
quirófano.

—Gracias, amigo.

—¿Te parece si llamamos a Harry? —sugirió Louis con optimismo, con lo que Zayn estuvo
completamente de acuerdo.

—Sí, él necesita saber.


[...]

St. Augustine, Florida

Su teléfono celular sonó, levantándolo sobresaltado. Eran casi las cuatro de la madrugada, y
Harry miró con el ceño fruncido la pantalla brillante de su teléfono.

Su corazón se detuvo por un instante al imaginar que algo malo sucedía con sus hijos, o con
Louis.

Contestó deprisa con voz ronca.

—¡Louis! ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Los niños se encuentran bien?

—Sí, sí Harry, todo está bien con los niños y conmigo. Te llamo porque a Niall le están
practicando la cesaría, ya van a nacer nuestros sobrinos.

—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! ¿Pero todo está bien? Porque es muy tarde para una operación
programada.

—Fue una emergencia, pero hasta ahora todo marcha bien.

Harry suspiró aliviado.

—Gracias al cielo, Louis. ¿Zayn está contigo?


—Sí, ya te lo paso.

Dejando de lado la preocupación que sintió hace un par de minutos. Harry se dedicó a platicar
con Zayn sobre su nueva paternidad y el maravilloso futuro que le esperaba, porque si existían
dos personas que merecieran toda la felicidades del universo, esos dos eran Zayn y Niall.

Ellos han dedicado sus vidas a resolver los problemas de todos, en especial los suyos y los de
Louis.

Harry consideraba a Zayn y Niall como sus hermanos, en las buenas y en las malas. Estaba muy
seguro que Louis también los consideraba del mismo modo.

Por unos instantes, Zayn se apartó del teléfono, al parecer le tenían noticias importantes.

Así que, por un largo momento, escuchó la respiración de Louis a través de la línea. Sabía que
era él porque había pasado tanto tiempo a su lado, no había forma de negarlo.

—Louis, ¿estás allí?

—Mhm, sí. Harry, ¿Qué tal el trabajo?

—Muy bien, mucho trabajo y algunos contratiempos, pero nada que no se pueda resolver con mi
mente brillante —alardeó con una sonrisa bobalicona en los labios. Louis soltó una pequeña risa
floja y dijo.

—Me alegra escuchar que todo marcha bien.

—¿Y tú? ¿Cómo vas con los niños?

—Con Brian todo marcha normal, pero acabo de descubrir una faceta de Danny que no conocía.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —Preguntó Harry con curiosidad, mientras rodaba por las sabanas de
su cama—. Explícate, Louis.

—Oh, bueno... espera. No vas a creer la sonrisa que carga Zayn en este preciso instante. Estoy
seguro que todo salió muy bien.

—¡Eso es fantástico! —exclamó Harry con alegría, y la risa de Louis lo hizo desear tomar sus
maletas y regresar a su hogar, pero no podía hacer eso, aún había mucho trabajo en Florida, y ni
hablar de New York.

—Bueno, creo que debemos dejar esa plática sobre Danny para otro momento, es muy tarde y
deberías descansar.

—Oh... de acuerdo.

—Bien, mhm, ¿te parece si te llamo mañana a la hora del almuerzo?

—Está bien, entonces nos hablamos luego.

—De acuerdo...

—Despídeme de Zayn. Dile que en cuanto regrese, mis sobrinos van a tener a su tío favorito
consintiéndolos.

Louis soltó una corta carcajada y exclamó.

—Aguarda, yo planeaba ser el tío favorito.

—No, de ninguna manera —y entonces, con un suspiro de complacencia concluyó—. Nos


hablamos más luego, en el almuerzo. Buenas noches, Lou.

—De acuerdo. Buenas noches, Harry.

=================

O33. Un día con Louis

[1*] DC Comics: DC Comics es una editorial estadounidense dedicada a la realización y venta de


cómics (Historietas) y creadores de toda la liga de la justicia: Superman, Batman, La mujer
maravilla, Flash, Linterna verde, Aquaman, etc.

[2*] Marvel Comics: es también una editorial estadounidense dedicada a la creación de


personajes como: Spiderman, Los Cuatro Fantásticos, Capitán América, Los Vengadores, Iron
Man, Thor, Hulk, Wolverine, Daredevil, The Punisher, Silver Surfer y los X-Men.

Louis P.D.V.

Desperté lánguidamente, recostado en el mullido sofá de espera con Brian y Danny a mi lado.
Zayn consiguió una manta para que los tres descansáramos un par de horas. La noche había
sido muy larga.

Me puse de pie con cuidado de no despertar a los niños, en especial a Danny, ya que a Brian no
lo podría despertar ni la caída de una bomba nuclear.

Cuando me puse de pie, ambos pequeños se hicieron un ovillo y los arropé con la manta. Luego
de mirar la hora y darme cuenta de que eran las siete de la mañana, me dirigí a la oficina de
Zayn. Él no se encontraba allí, pero su cafetera sí, y en ella había café recién preparado, pues al
parecer, Zayn no había pegado un ojo en toda la noche.

Era comprensible, mi amigo se encontraba terriblemente nervioso, y si a eso le agregamos las


ansias que tenía de ver a su pequeña familia fuera de peligro, dormir no era una opción.

Me serví una taza y luego me dirigí hasta la pequeña sala de espera, donde podía observar de
vez en cuando a los niños, y de paso esperaba encontrarme con Zayn.

Pero aquello no sucedió, acabé mi taza de café y fui a inspeccionar el lugar. No fue muy difícil
encontrar a Zayn, lo vi a través de una pared de vidrio, junto a dos incubadoras. El par de
piececillos agitándose lánguidamente, mientras Zayn los observaba con una pequeña sonrisa en
el rostro. Aún estando a un par de metros de él, podía sentir como irradiaba su felicidad.

Golpeé la pared de vidrio con mis nudillos para llamar su atención, y entonces él me invitó a
pasar.

Zayn se encaminó hasta mí, y abrió la puerta. En cuanto puse un pie dentro, él me dijo con suma
alegría.

—Ven, Louis. Te presentaré a mis hijos.

Y allí estaba de nuevo, aquel sentimiento de orgullo, pues Zayn estaba cumpliendo su sueño de
ser papá, y aunque las cosas se pusieron difíciles hace un par de horas, todo se encontraba bajo
control esta mañana.

—Dime que ya les tienes un nombre.

—Claro que sí. Niall y yo lo discutimos hace un par de noches.

—¿Y cómo esta él?¿Sigue estable?


—Él está muy bien, por ahora solo necesita descansar para retomar sus fuerzas. La operación
resultó ser un éxito.

Los delicados gimoteos me acercaron a ambas cámaras, donde los bebés se encontraban.
Ambos envueltos en mantas blancas.

—Bien, déjame recordar cuál de los dos es la niña.

Solté una corta carcajada, mientras observaba a Zayn analizando a ambos bebés con
detenimiento.

—De acuerdo, aquí en la derecha —dijo, mientras me tomaba del brazo y llevaba de mí hasta el
primer bebé—. Ella es mi pequeña princesa, Zarah.

Miré a la encantadora Bebé, era la más pequeña de ambos, y sí, era muy tierna.

—Y a la izquierda, tienes a mi pequeño Ethan.

—Hey, mira, Ethan tiene tus ojos. O eso creo.

—Aún no está definido, espero que sí. Los ojos de Zarah son mucho más claros, aún no estoy
seguro, pero probablemente tenga los ojos de Niall. Nada me haría más feliz que eso.

—Felicidades, Zayn. Oficialmente ya eres papá.

—Oh, eso quisiera, pero ni siquiera puedo tocarlos aún. Debo esperar cuatro días, solo entonces
podré cargar de ellos.

—Oh, comprendo. Pero no desesperes, en menos tiempo del que te imaginas, estarás cambiando
muchos pañales, luego Zarah y Ethan los mantendrán a ambos despiertos toda la noche, te lo
prometo.

Zayn dibujó una sonrisa tan grande en su rostro cansado, que creí se le partiría la cara en dos de
tanta felicidad, a decir verdad, nadie podía sentirse emocionado al andar como un zombie todos
los días. Zayn sabía muy bien como lucia alguien con más de una semana de trasnoches.

Cuando Brian era un bebé, existía al menos una sola noche buena en toda la semana. No podía
creer que un bebé llorara tanto, no lo comprendía. Me tomó mucho tiempo acostumbrarme y
aprender a como ser un padre.

—Creo que iré por un café —mencionó. Nos dispusimos a marcharnos, pero de repente recordé
algo muy importante, ahora que veía a los bebés recién nacidos.

—Zayn, el cumpleaños de Brian será dentro de una semana. Aún no sé si es el momento


adecuado para ofrecerle una fiesta, supongo que será algo entre la familia.

—Bueno, justo ahora no puedo ayudarte con eso, Louis.

—Oh, no, claro que no te iba a pedir eso a ti. Solo te estaba invitando —sonreí—. De hecho,
planeaba invitar a Nick y a su novio a cenar, me gustaría disculparme con ellos, creo que Jim se
llevó una muy mala impresión de mí.

—Eso temo —asintió Zayn, y entonces hizo una mueca al solo recordar todos los acontecimientos
que le platiqué.

—Aún no sé si siguen en los Ángeles, pero quedé con Harry esta tarde.

—¿Tú y él quedaron para qué?

—Una llamada —le aclaré.


—Ah, bueno. Me alegra mucho saber que las cosas entre ustedes están avanzando.

Nos encaminamos hasta la sala de espera, donde Brian y Danny dormían plácidamente. Mi hijo
mayor tenia ambas piernas sobre el estomago de Danny, pero a él no parecía incomodarle en lo
absoluto.

Brian tenía un pésimo modo de dormir. Inclusive de pequeño, cuando por las noches no me
dejaba conciliar el sueño, y debía llevarlo a mi cama para que duerma a mi lado, yo siempre
amanecía con sus pies sobre mi cuello o cara, sus manos incluso me empujaban fuera de la
cama, y luego se estiraba como si necesitara tanto espacio. Era la pequeña cosa más tierna del
mundo.

—Bueno, iré por ese café. ¿No preferirías regresar a casa? Necesitas descansar en serio.

Zayn me dio una palmada en el hombro, y con una expresión de profundo aprecio me dijo. —Eres
un gran amigo, gracias por acompañarme, esta sin duda fue la noche más larga de mi vida, no sé
que hubiese hecho sin ti.

—Ni lo menciones, te debo muchas. Y para mí no significa ningún problema acudir en tu ayuda si
la necesitas. Así que ya lo sabes, si estas en aprietos, solo échame un grito y estaré allí, ¿vale?

—De acuerdo, hermano.

Luego de aquellas emotivas palabras, me rasqué el cuello en cuanto me puse frente a mis hijos,
ahora me preguntaba cómo podría llevar a ambos al auto en un solo viaje.

—Déjame ayudarte, no quiero que ruedes por las escaleras con mis sobrinos.

—Gracias.

—¿Cómo subiste?
—Con mucho esfuerzo —resoplé.

—Pronto repararán el elevador. Se suponía que lo harían este fin de semana, pero mira lo que
sucedió con Niall. No sabes cuánto nos costó subir.

Justo ahora que lo menciona, recordé al par de sujetos que estaban anoche junto a Niall. Nunca
antes los había visto, pero era obvio que Zayn confiaba mucho en ellos.

—Las dos personas a las que has entrenado, y que ayer te ayudaron con Niall, ¿puedes confiar
en ellos?

—¿Andy y Elliott? Sí, son viejos conocidos de Harry, él los contactó.

—¿Conocidos de Harry?

—Sí, bueno, es una larga historia, pero no viene al caso por ahora. Solo sé que ellos son
personas muy calificadas. Bien, ¿A quién llevas tú?

Ignorando el tema por ahora, tomé a Brian, quien era de ambos el más pesado, y Zayn cargó de
Danny.

Nos dirigimos a la salida, cuando ambos nos detuvimos ya que los dos doctores vestidos
completamente de verde soltaron un grito de admiración. No comprendí lo que dijeron entre ellos,
porque ambos hablaban otro idioma, un idioma que me resultó muy familiar.

—¡chto udivitel'no!*

—Hola, chicos, ¿aún hay café en la cafetera?

—Elliott amm, a priparado...más* —comentó el rubio, de rostro escandalosamente blanco, por


consecuencia, el vapor del café le sonrojó la nariz.

—Gracias. Bueno, ya que aún no lo conocen, él es Louis Tomlinson, es un gran amigo mío y
esposo de Harry.

—Oh, ya... mucho gusto, senior Tomlinson* —comentó el de cabello negro y ojos pardos, ambos
eran muy altos, en serio muy altos, incluso parecían sacados de mi equipo de baloncesto—. Es...
mmm, una grata, sor-presa.

—El gusto es mío.

—Mi nombre es Elliott, y... mi compañero... es Andy.

—¿De donde son? —pregunté curioso, yo sabía que ese acento lo había escuchado antes, pero
no estaba muy seguro.

—Venimos de Rusia, mmm, hace... un pares de semanas atrás.*

—Oh, comprendo.

Me inquieté un poco cuando el rubio centró su mirada en Danny, parecía muy interesado en él. Mi
hijo menor se removió entre los brazos de Zayn, y este lo acomodó sobre su hombro.

El rubio le murmuró algo al de cabello negro, y ambos miraron a Zayn con la sorpresa dibujada en
sus rostros.

—Zayn, ¿él ser el hijo de Harry? ¿Del que nos hablaste?

—Sí, él es Danny.
—Oh, él es... hijo de Liam, estoy seguro.

¿Por qué esto no me causa sorpresa? El tipo extendió su mano para tocar el rostro de Danny,
mostrando una fea cicatriz en su brazo. Aquella era una larga línea de piel abultada que nacía en
su codo y terminaba en algún lugar dentro de su uniforme de medico.

—Liam Payne fue nuestro amigo, aún nosotros lamentar mucho su perdida.

Asentí quedadamente, mientras miraba al par de sujetos frente a mí. De pronto uno me miró con
una sonrisa extraña.

—Lo siento, nosotros no, ammm, que-queríamos incomodar.

—No se preocupen, chicos. Iré con Louis, él ya se va.

—Oh, en ese caso, mmm, fue un gusto conocerlo... —los tipos parecían tener una grave dificultad
con el idioma, así que asentí, para que no me revolvieran la cabeza con su mala pronunciación.

—No se preocupen, fue un gusto igual. Adiós.

—Adiós.

Zayn me acompañó hasta mi auto y me ayudó en acomodar a los niños en el asiento trasero. Mi
mente aún se encontraba con el par de tipos rusos con los que Zayn trabajaba. Ellos me dieron
muy mala espina, además, ¿Por qué Harry los había contactado? No consideraba necesario traer
a dos rusos a Los Ángeles solo porque hacen bien su trabajo.

Como sea, será mejor no comentárselo a Harry por ahora.

—Gracias, Zayn. Nos hablamos luego.


—Por cierto, Louis. ¿Vas a seguir hablando con el doctor Venegas?

—Sí, no te preocupes, Zayn. Hoy haré una cita con él, necesito hablar seriamente sobre un tema
que recordé anoche.

—De acuerdo, me alegra mucho saber que seguirás hablando con él.

—Sí... a mi también. Bueno, adiós Zayn, nos vemos luego.

—¡Adiós! Cuídate.

[...]

—Papá, ¿quién es este señor?

Preguntó Brian mientras bajaba por las escaleras con sus jóvenes ojos entornados. Los rizos en
su cabeza apuntaban hacia todas las direcciones, como si hubiese sido golpeado por un tornado.

—Al fin despertaste, hijo, ¿y Danny?

—Aún duerme.

—Ven aquí.
Tomé un cepillo de la repisa, lo reconocí de inmediato, era de Harry, su cepillo favorito, el que
llevaba extraviado hace más de dos meses. A veces Harry podía ser muy desordenado.

Brian corrió hasta mi, y se sentó entre el espacio de mis piernas. El señor Venegas lo miró con
una sonrisa cordial.

—Brian, él es el señor Venegas.

—Hola.

—Llámame, David. Mucho gusto Brian.

Mi hijo se puso de pie y le fue a estrechar la mano.

—El gusto es mío, señor.

—¡Guau! veo que es un niño muy bien educado.

Asentí orgulloso, mientras Brian volvía a su lugar. Tomé el cepillo y empecé a peinar su cabello,
las suaves hebras castañas cedieron en el primer intento.

—¿Cuántos años tienes, Brian?

—Cinco, pero dentro de una semana cumpliré seis.

El doctor asintió, con toda la empatía del mundo, algo me decía que no solo me psicoanalizaría a
mí el día de hoy.

—Eso suena fantástico, ¿y estas emocionado por cumplir seis?


Brian asintió quedadamente, y yo dejé de cepillar. Era tiempo de darle forma enrulada a su
cabello con mis dedos. Brian solo nos permitía a Harry y a mi tocar su cabellera, y a Danny
cuando era más pequeño y jalaba de él porque le parecía divertido.

—Bueno, no todos los días se cumple seis.

Brian se encogió de hombros y me miró con una pequeña mueca.

—Papi, tengo hambre.

—De acuerdo, ¿quieres cereal?

—Sí.

—Doctor, me permite unos minutos.

—Claro que sí, el tiempo es suyo, usted lo paga.

—¿No hay tiempo fuera?

—Louis, esto no es baloncesto —rió.

—Oh, claro, comprendo —rodando los ojos internamente, me dirigí a la cocina.

Me apresuré en atender a Brian, colocando frente a él un tazón con cereal y leche. Luego le pedí
que apenas acabara regresara a su cuarto, ya que yo tendría una plática de adultos con el doctor,
y para ser sincero, no quería hablar sobre los recuerdos de mi niñez con Brian escuchando

—Ya estoy de regreso.


—Grandioso, quiero comentarle que tiene un hijo muy simpático y completamente normal.

—¿En serio?

—Sí, parece que el único con problemas aquí es usted.

—Vaya, eso es alentador —mencioné con sarcasmo, mientras me sentaba frente a él.

—Anoche... tuve un sueño... más bien fue un recuerdo.

—Háblame sobre eso, Louis.

—Bueno... en mi sueño yo tenía cuatro años.

—Interesante.

—¿Usted creé?

—Sí, justo ayer me dijiste que no recordabas nada de esa etapa de tu vida.

—Bueno, ya recordé porque se me olvidó.

—Por favor continua.

Me acomodé en el sofá, cuadrando mis piernas una sobre la otra, al estilo indio.

—Bien, cuando tenía cuatro años... yo... creo que mi padre biológico golpeaba a mi mamá.
—¿Eso es verdad?

—No lo sé, mi madre nunca me habló sobre ello. Yo conozco a Mark desde toda mi vida
prácticamente, ni siquiera recuerdo el rostro de quien se supone es mi padre biológico.

—Bueno, cuéntame todo lo que viste en tu sueño.

—De acuerdo...

[...]

Esa tarde, luego de preparar pasta para almorzar y darle un baño a Danny cuando terminó de
comer, ya que mi pequeño hijo se tiró encima más comida de la que llevó a su boca. Tomé mi
teléfono celular y le marqué a Harry.

Era mucho más tarde de lo que planeamos, pero esperaba que tuviera tiempo para hablar
conmigo.

—¡Hola! Creí que ya no llamarías. Quería llamarte, pero pensé que estabas ocupado.

—Hola. Sí, estaba preparando el almuerzo y luego recogiéndolo del suelo donde Danny lo dejó,
¿Cómo estuvo tu día?

Escuché una dulce carcajada de su parte y no pude evitar sonreír, lo extrañaba mucho, quisiera
que estuviera aquí con nosotros.
—Muy bien, estoy ejecutando un plan... de negocios. Quiero convencer a alguien de que trabaje
en el comercial.

—¿En serio? Pero... ¿por qué tú? creí que de eso se encargaba Douglas.

—Oh, sí, pero él ha perdido la fe, yo no. Quiero convencer a Ed Sheeran, ¿lo conoces?

—¿El cantante?

—Sí, el mismo.

—Guau, ¿y cómo va tu plan?

—Mal, en realidad él no está colaborando y... empiezo a dudar que lo haga.

Sonreí ante la muy probable metedura de pata que pudo haber cometido mi esposo, lo conocía
tan bien. Harry era un peligro.

—¿Qué hiciste?

—Nada malo, solo... secuestré su guitarra favorita.

—¡¿QUÉ?!

—Sí, bueno, no es para tanto. Solo me metí a su camerino y me llevé su guitara, pero le dejé una
nota que decía: "Tengo tu guitarra, te espero esta tarde en el restaurante del hotel para una taza
de café. Ven solo si quieres volver a verla con vida, att. Tu fan". No quiero que su representante
venga, creo que él es una mala influencia.
—¡En que lío te has metido, Harry! ¡Te has robado su guitarra!

—¡Nooo! ¡La he tomado prestada! Yo no pienso quedarme con ella... o bueno, no te voy a mentir,
en realidad me gustaría quedarme con ella, pero necesito que me diga que sí. Es un necio, Louis,
el muy torpe se quiere quedar estancado, recibiendo un miserable sueldo de cantante de bar.
Solo intento ayudarlo.

—Cielo, es muy noble de tu... —me retorcí la lengua cuando las palabras abandonaron mi boca.
Rayos, se suponía que no debía decir eso. No sé cómo actúan las personas que se dan un
tiempo, pero estoy seguro que no necesitan portarse cariñosos entre ellos.

—Lo siento... no debí. Oh, rayos, lo estoy arruinando.

—Hey, no te preocupes. Encontraremos el momento para hablar sobre eso. Solo relájate
—murmuró con retintín, podía imaginármelo recostado en su cama, estirándose, luciendo
condenadamente caliente.

—Sí... —tragué duro—. De acuerdo, y como te decía, es muy noble que intentes ayudarlo, pero
robar su guitarra es muy extremista.

—La he secuestrado.

—Aquí y en la china a eso le llaman robo... —solté un suspiro antes de ponerme más pesado,
justo ahora eso no era lo que Harry necesitaba escuchar—. No quiero que te metas en
problemas. ¿Alguien ha notado lo que sucedió?

—Dudo que se haya dado cuenta, seguro esta tarde cuando llegue a su camerino lea la nota.
Creo que deberíamos cambiar de tema, no quiero que te preocupes por mí.

—No puedo evitarlo...


De repente hubo un silencio bastante prolongado, pero entonces escuché un suspiro de su parte
y me dijo.

—Quiero escuchar de ti.

—Bueno... si quieres... Pues, anoche dormí en el laboratorio de Zayn. Todo está bien con Niall y
los gemelos.

—Sí, lo sé. Llamé a Zayn esta mañana. Me dijo que sus bebés se llaman Zarah y Ethan. Me
encanta escucharlo tan feliz.

—Sí, tienes razón.

—Continua, ¿Qué tal la convivencia con nuestros hijos? Apuesto a que se la están pasando muy
bien.

—Sí, de hecho quería felicitarte porque has hecho un gran trabajo con Brian y Danny, ambos me
han dado una lección de moda.

Harry rió con sorpresa al otro lado de la línea.

—En especial Danny y su faceta de obseso de la moda. Me ha tirado su ropa y zapatos encima.

—He creado un monstruo.

—Sí —me reí, mientras me recostaba sobre el sofá—. Estoy de acuerdo.

—Por cierto, el cumpleaños de Brian es dentro de una semana, Louis. Dime, ¿estás de acuerdo
con organizarle una pequeña fiesta?
—Oh, bueno, precisamente de eso te quería hablar. Necesito ayuda con eso y pensé que tal vez
Nick podría ayudarme. ¿Sabes? me gustaría invitarlo a él y a Jim a cenar, no estaría nada mal
cambiar un poco la impresión que tienen de mí.

—Bueno, no he hablado con Nick desde esa noche, lo único que sé, es que Jim vino a pasar sus
vacaciones a los ángeles con su hijo, ¿Nick no ha vuelto a casa por sus cosas?

—No, no le he visto, por eso necesito hablar con él.

—Sí, sería una buena idea, conociéndolo, seguro piensa que aún sigues enojado, ya sabes, a él
no le gustan las confrontaciones.

—Ya veo... ¿me das su número?

—Claro, te lo mando por whatsapp.

Al otro lado de la línea, escuché un par de golpes, y entonces Harry me dijo que alguien llamaba
a su puerta.

—Debe ser Teresa.

—¿Teresa? ¿La misma chica que conocimos en la oficina de Chad?

—Sí, olvidé comentarte que ella es mi fotógrafa, y además ha sido una gran compañía, tenias
razón, la juzgué muy mal antes de conocerla.

—Qué pequeño es el mundo —sonreí asombrado. No podía creer que Harry me hablara de la
misma Teresa que lo puso de tan mal humor hace un par de días atrás.

—Sí, algo, pero siento tener que colgar. Hoy Teresa me pidió que la ayude a escoger un pack de
fotografías de la sesión que realizamos. Le prometí que la ayudaría.
—Oh, está bien, en ese caso, nos hablamos luego...

—Mmm, y si mejor te escribo y continuamos con nuestra conversación ahora, ¿tienes tiempo?

—Mucho —bufé.

—De acuerdo, te escribiré en unos minutos, hasta entonces, amor.

Y entonces colgó.

Miré con una sonrisa tonta la pantalla de mi celular, ya que podía apostar lo que fuera, a que él lo
dijo a propósito.

[...]

Esperé por un par de segundos a que Nick Grimshaw respondiera a mi llamada, pero no tuve
suerte. Lo llamé un par de veces más, y a la cuarta, al fin respondió.

—¿Hola?

—¡Hola, Nick!

—¿Quién habla?
—Louis Tom...

Me colgó.

Completamente aturdido, caminé hasta la cocina por un vaso de agua. No podía imaginar que
Nick estuviera tan molesto conmigo. Sí, me porté como un patán, pero no con él en especial.

Mi teléfono sonó y su número apreció en la pantalla. Al parecer me estaba devolviendo la


llamada.

—¿Hola? —contesté con cautela, y entonces él respondió.

—Hola, Louis. Lo siento, creo que no hay mucha señal aquí.

Podía escuchar mucho ruido al otro lado de la línea, y la mayoría de esos ruidos eran risas y
gritos de niños.

—Sí, pude notarlo. ¿Sigues en los Ángeles?

—Sí, estoy aquí con Jim y Chase.

—Oh, genial, ¿y ustedes tienen planes para esta noche?

—Mmm, no. Jim y yo trajimos a Chase al parque de diversiones, pero luego no tenemos planeado
nada.

—¡Fantástico! Entonces, quiero invitarlos a cenar, ¿se animan?

—Mmm, no lo sé, Louis. No creo que sea una buena idea.


De pronto, sentí que no consideré lo mucho que debe detestarme Jim por calumniarlo sin
conocerlo. Aunque nunca me confronté directamente con él, era obvio que me puse celoso,
porque desconfié de ambos.

—¿No le agrado a Jim, cierto?

—No. Bueno, él no habla mucho del tema, pero esa noche sí que estaba muy molesto. Jim sintió
que fuiste muy injusto con Harry, él lo considera una persona muy admirable, y pues...

—Lo sé...

—Louis, no te preocupes, Jim no es rencoroso. Si quieres le pregunto y luego te llamo, ¿sí?

—De acuerdo.

—Louis, por cierto, ¿es verdad lo que anda Chad diciendo por allí?

—¿Qué? —pregunté con el ceño fruncido, pues ya podía imaginar que de ese hombre no podía
venir nada bueno.

—Él dice que Harry está haciendo trámites para divorciarse de ti.

—No es cierto. Chad solo me odia.

—Sí, eso supuse.

—Maldito Chad —murmuré al recordar todos sus desplantes.


Nick soltó una corta carcajada antes de despedirse y prometerme que me llamaría luego de
preguntarle a Jim si quería cenar en mi casa.

[...]

Eran las seis de la tarde y tanto Brian como Danny se encontraban listos para las visitas. Ambos
tiraron sobre la alfombra toda la colección de superhéroes de DC, luego de que me pasé una hora
limpiando y aspirando la sala.

Con respecto a la cena, pedí algo de comida Italiana a domicilio, no podía arriesgarme a cocinar
esta noche. En serio necesitaba redimirme y dar una buena impresión.

No quiero que la gente me vea como un lunático, al que no puedes acercarte porque es muy
peligroso y corres el riesgo de salir gravemente herido.

Restregando mi rostro, suspiré sobre el mesón, pero de pronto tocaron el timbre y Brian gritó.

—¡Papá!¡Alguien está tocando el timbre!

—¡No me digas, cielo! —le dije con sarcasmo, mientras caminaba hasta la sala, y él con una risita
traviesa me sacó la lengua y fue a abrir antes que yo.

—¡Hola, Nick! —saltó el pequeño rizado a sus brazos con alegría.

—¡Hola, enano! ¿Cómo estás?


—¡Bien!

—Mira, te presento a Jim —dijo él, cuando lo dejó sobre sus pies.

—Hola —lo saludó con cortesía. Jim estrechó su mano con una sonrisa.

—Mucho gusto, Brian.

Saludé a Nick y luego a Jim, quien parecía no tener ningún problema en conocerme, y eso me
hizo sentir un gran alivio.

—Oh, y ese debe ser Chase —dije en cuanto vi al pequeño niño de cabello rubio y lacio, las
puntas de su cabello caían sobre su frente, y llevaba consigo un peluche en los brazos.

Y cuando se acercó a mi vi la maleta en sus hombros.

—Hola, Chase.

—Hola —respondió con timidez.

Pero entonces Brian había vuelto con Danny, a quien jalaba del brazo, ya que mi pequeño hijo
menor no quería conocer a nadie.

—¡Vamos, Danny! ¡Nick vino a visitarnos! —lo vi arrastrando a su hermano, quien se puso recto
cuando vio que todos lo miraban.

—¡Danny Nickoleto! ¿No te alegra verme?

Mi pequeño fue con Nick y le dio un abrazo, luego él le presentó a Jim, quien se rió en cuanto
Nick le explicó el porqué le decía Nickoleto a Danny.
—Es un nombre muy bonito.

—Lo sé —respondió él con alegría.

—Mira Danny, él es Chase.

Mi hijo menor no era el más sociable de la familia, al contrario de Brian, quien se convertía en
amigo de todos, pero algo que Danny sabía muy bien, era comportarse como se suponía debía
ser un niño educado.

—Hola —saludó el niño más alto, y extendió su pequeña mano, pero Danny me echó una mirada,
como si esperara que le dijera que hacer.

Apreté mis brazos en un ademán de abrazo y Danny le dio uno al niño mayor. Al chiquillo le tomó
por sorpresa y entonces Nick sacó su celular, no sin antes decir.

—¡Una foto! Quédense así hasta que tome una.

—Oh, que tiernos —comentó Jim con una sonrisa, al ver la encantadora escena.

Luego, un agudo chillido de asombro, y todos observamos a Brian mirando la mochila de Chase
con una mueca de perplejidad.

—¡¿Marvel?!

Danny miró con curiosidad la maleta, mientras Chase dejaba a un lado su peluche y se la quitaba
de encima para mostrársela mejor.

—Sí, mi favorito es Iron Man, ¿y el tuyo? —dijo con inocencia el pequeño Chase, y desde ya
empecé a sentirme incomodo con lo que Brian tenía que decir. Conocía a mi hijo mayor y su poco
afecto por los personajes de Marvel.

—Ninguno de ellos, porque DC es mejor —y allí estaba él, con sus brazos cruzados y su ceja
arqueada.

—Pero... —murmuró Chase confundido, y entonces Brian pasó a su lado y jaló a Danny al mismo
tiempo.

—Vamos, Danny. Ignóralo.

Me restregué el rostro con la mano, pensando en cómo resolvería el vergonzoso momento que
acababa de pasar.

—Papi... —musitó Chase con su inocente voz a punto de quebrarse. Vaya, que suerte la mía.

—Cariño, no llores —le dijo Jim, mientras lo ayudaba con su maleta y le devolvía su peluche.

—Lo siento, tanto —me disculpé retraído—. A veces, Brian tiene un humor un poquito cruel...
como ven, creo que lo heredó de Harry.

Nick me miró con una cara de "¿Me estás tomando el pelo?" monumental.

—Pero pasen, yo lo resuelvo.

—Oh, Louis, no te preocupes, son niños —me dijo Jim con una sonrisa conciliadora, pero eso no
salvaría a Brian de la zarandeada que le daría cuando ellos no miraran.

—Sí, niños...
=================

O34. Planes

Había llegado el gran momento.

La música instrumental del restaurante solo lograba alterar más a Harry, quien dejó su sombrero
sobre la mesa, luego de jugar con él durante media hora, mientras aguardaba nervioso e
impaciente la llegada del compositor y cantautor más testarudo del mundo.

A lo largo de su vida, el ser impulsivo siempre le trajo muchos problemas. Justo ahora se
encontraba sentado frente a una mesa, esperando por Ed Sheeran, quien debía estar muy furioso
porque tomó su guitarra para extorsionarlo.

Sí, eso era tan malo como se escuchaba.

Precisamente ahora Teresa se encontraba en algún rincón de los pasillos que daban al camerino
de Ed, cargando con la famosa guitarra, lista para escabullirse por la puerta y regresarla mientras
él hablaba con el pelirrojo.

Harry podía anotar en su lista de defectos: Maldita imprudencia, que arrastra inocentes almas a
su paso.

Ahora solo esperaba que Ed no fuera duro con él, ni que encontraran a Teresa con las manos en
la guitarra.

Con un suspiro pesado, pensó en los motivos que lo llevaron a cometer semejante locura. Y no
mucho más tarde terminó deduciendo que sus intenciones nunca fueron egoístas, en realidad,
admiraba el talento de Ed, y saber que este no desea una nueva oportunidad lo frustraba.

Tiritaron sus dedos sobre la mesa, y sus ojos se fijaron en el diseño de la servilleta que reposaba
sobre su plato base. Entonces, de pronto, un golpe seco sobre la mesa lo hizo levantar su vista
de la extraña servilleta y vio al pelirrojo que tanto admiraba frente a él con una cara de pocos
amigos.

—¡Sabia que se trataba de ti! ¿Cuántos locos se meterían en mi camerino y robarían mi guitarra?

—No la he robado —murmuró Harry muy bajo, mirando a su alrededor como algunos de los
comensales ponían toda su atención sobre ellos—. Y para que lo sepas, justo ahora alguien está
devolviendo la guitarra a su sitio.

—¿Ah, sí? Pues...

—¡Suéltame! ¡Me estás haciendo daño!

Ahora, todos en el restaurante no pudieron evitar mirar como aquella chica de melena rubia era
arrastrada por el tosco representante de Ed.

—¡Hey! ¿Qué le haces, bruto? —gritó Harry preocupado por su nueva amiga, y en los problemas
en los que podía meterse. Poniéndose de pie, fue con ella, luego la tomó por el brazo con
delicadeza, quitándole las manos del tal Tom de encima, quien lo miró con ojos entornados.

Pero el representante empujó a Teresa frente a la mesa, mientras echaba chispas. La rubia miró
furiosa al tosco hombre que la atrapó entrando al camerino para devolver la guitarra que Harry
tomó. No fue una idea muy brillante, considerando que ese idiota parecía vivir en el camerino de
Ed. Teresa se llevó un gran susto cuando se disponía a dejar el instrumento sobre el sofá, y de
pronto el grandulón salió del baño sin ninguna preocupación en la vida. La sorpresa fue mutua.

Ed tomó la mano de Teresa y muy caballerosamente le preguntó cómo se encontraba. La


fotógrafa soltó un resoplido antes de asentir y decir que todo estaba bien. Pero Ed no parecía
estar muy conforme con eso y la ayudó a tomar asiento, luego quitó una silla de la mesa de su
derecha y la colocó junto a Teresa.

—Le ruego que lo disculpe. No importa lo que estuviese haciendo, Tom no tiene ningún derecho
en tratarla de ese modo —y para corroborar sus palabras, le echó una mirada furibunda a su
representante, quien no aparentaba más de veintitantos años.

—Pero Ed...

—Cállate, Tom. De hecho, espero que te disculpes con ella —dijo el pelirrojo totalmente
contrariado con la situación, o quizás a alguien le gustó la rubia que se miraba desvalida ante sus
ojos.

La manera en la que Ed concentraba toda su atención sobre Teresa intrigó a Harry. Ya que él
parecía haber olvidado la pelea pendiente que tenía en su contra. Su nueva compañera de
trabajo, y amiga, podría ser la solución al gran problema que presentaba Alibi Dior. Es decir,
Sheeran en verdad lamentaba lo sucedido con la bella chica a la que miraba con particular
insistencia. La sonrisa que se formó en su rostro cuando Teresa le dijo: «Gracias, tú si eres un
caballero» no se comparaba con nada.

Si solo pudiera confirmar sus sospechas.

Luego de observar a ambos chicos frente a él, y la gran química que parecía envolverlos, ya que
el pelirrojo se encontraba preguntándole su nombre, de donde era y porqué estaba en esa
situación.

Teresa sencillamente le dijo que era amiga de Harry, y que solo quería ayudarlo. Y no perdió la
oportunidad para decirle que su amigo, quien miraba expectante la reacción de Ed, no se metió
en todos esos problemas para hacerle daño. En realidad era todo lo contrario, Harry solo
intentaba ayudarlo.

—Teresa, ¿ya te encuentras mejor? ¿Te parece si nos vamos?


—¡No! ¡Aguarda! —gritó Ed, y de inmediato los tres lo miraron aturdidos.

—Yo, necesito saber si no demandarás a Tom, porque si lo haces yo te apoyo —una vez más le
dedicó una mirada dura a su representante, el que no podía mirarse más confundido con él.

—Pero...

—Cállate, Tom, intento resolver este problema.

—No, no planeaba hacerlo. Si tú tampoco metes en problemas a Harry.

Ed sonrió cándidamente y Harry sintió que Alibi Dior tenía nuevo soundtrack. Ahora solo
necesitaba mover las piezas del complicado cantante y Teresa hasta que ambos se encontraran
en armonía.

Harry no sabía por qué, pero ese par hacía una muy encantadora pareja. Y podía intuir, que
ambos necesitaban amor en sus vidas.

[...]

—Brian, será mejor que te disculpes con Chase o si no... oh —Louis intentó pensar en un buen
castigo para su pequeño hijo mayor. Nunca antes tuvo que hacer algo ni ligeramente parecido,
pero esta vez era completamente necesario.

—Te quitaré todas tus figuras de acción.


—No es cierto, papá. No lo harías...

Dijo el niño con los brazos cruzados sobre su pecho, imitando a su padre en ese preciso instante.
Louis no podía sentirse más molesto y conmovido al mismo tiempo.

—¿Ah, no? ¿Quieres que te muestre que sí?

Louis miró a su alrededor, la habitación de sus hijos no lucia tan ordenada como cuando Dana
cuidaba de ellos. Ojala la amable mujer volviera pronto.

Mirando con cuidado, dio con la colección de héroes de su hijo. Toda la liga de la justicia
perfectamente ordenada en el aparador más alto, junto a ella, un banquillo que le permitía a su
hijo alcanzarlos. Con un temple frio y decidido, tomó el favorito de Brian.

Al hombre de acero.

Y con paso firme salió de la habitación. Tras sus pasos, un pequeño rizado nervioso e indeciso lo
seguía lentamente por el pasillo.

—¿Papá?

Vio a su padre bajar por las escaleras con completa naturalidad, incluso cualquiera que lo mirara
no pensaría que Louis se encontrara molesto en lo absoluto, y siguiendo su paso segundos más
tarde, lo vio saludar a los invitados quienes miraban como Danny jugaba con la figura de acción
del capitán América junto con Chase, quien bamboleaba por el aire su figura de acción de Iron
Man.

Brian se detuvo para mirar la escena con los labios entre abiertos, aquella imagen le resultó muy
molesta, pero lo ignoró, porque había asuntos más importantes que atender y corrió detrás de su
padre quien desapareció en la cocina.

Ansioso y preocupado entró a la cocina, y vio como su padre conectó la licuadora y abrió la tapa
evaluativamente.

Su papá se dio la vuelta y se sorprendió de ver a su hijo parado a un par de metros con la cara
llena de pánico. Seguro creyó que tendría que ir por él, pero no fue así.

—Bien, Boo, ¿qué opinas de esto? O vas con Chase y le pides una disculpa, o probaremos que
tan de acero es Superman —Louis hizo el amague de poner al muñeco dentro de la licuadora,
pero Brian salió corriendo de la cocina. Luego de un par de segundo lo escuchó gritar.

—¡LO SIENTO! Chase...

Louis salió trotando hasta la sala donde se vivía la escena. Nick miró con una sonrisa a ambos
niños.

—No quise ser malo contigo... yo...

Brian de repente notó la presencia de su padre y dijo con tono monótono y poco feliz.

—Yo... pienso que Marvel es... genial... también... —su hijo tragó nudos por las difíciles palabras
que tuvo que pronunciar.

—Gracias, Brian. Yo sabía que eras un buen chico —mencionó Jim, y dándole un apretón en su
hombro cargó a su hijo en sus piernas, el que murmuraba alegremente que deseaba jugar con
Danny y Brian ahora.

Louis apareció segundos después con una sonrisa radiante en el rostro. Aquello de la paternidad
no era tan complicado como decían muchos.

—Hola, ¿todo marcha bien?

—Sí, Brian se disculpó con Chase, fue muy dulce.


—¿En serio, Boo?

Brian asintió rápidamente. Y luego de observar a su padre agitar ambas cejas, tomó la mano de
su hermano y de paso la de Chase.

—Vamos, tengo dos autos a control remoto —y jalándolos los llevó hasta las escaleras. Chase
subió primero, mientras parloteaba emocionado cuanto amaba los autos a control remoto.

—¡Diviértanse! —dijo Nick, mientras tomaba el peluche que dejó Chase en la mesa. Era un bonito
conejo color gris.

El pequeño Chase lo vio y no dudó en bajar deprisa por las escaleras para tomarlo.

—Casi lo olvido —dijo con voz inocente, y envolviéndolo entre sus brazos volvió a subir las
escaleras, donde Brian terminaba de llevar a su hermano a salvo hasta el segundo piso.

Louis tomó asiento junto a la pareja, ahora que los niños se habían marchado. Además, podía
sentirse tranquilo al respecto, ya que sabía muy bien que Brian no intentaría nada, porque
sencillamente su amada figura de acción continuaba en su poder, perfectamente escondida en los
anaqueles de la cocina.

Sus invitados lo miraron expectantes. Nick por un lado, esperaba aquella disculpa hacia Jim que
le prometió por teléfono, y el doctor por el otro, solo lo miraba incomodo.

—¿Y Harry? ¿Cómo van las cosas con él?

Preguntó Jim, acabando de raíz con el silencio incomodo. A Louis le sorprendió no escuchar a
Nick parloteando. El locutor se encontraba muy silencioso.

—Oh, ¿Harry? —preguntó—. Sí, las cosas van bien... bien. Bien, sí eso —divagó, mientras
frotaba sus manos y movía la cabeza de un lado al otro.

—Bien —comentó Jim con un asentimiento.

—Sí, de hecho hoy hablamos por teléfono y nos escribimos por WhatsApp.

—Eso se escucha genial...

—No, no es genial —intervino Nick luego de rodar los ojos ante la conversación de lo más inútil.
Lo que parecía desquiciarlo.

—Nick, me prometiste que no intervendrías.

—No estoy interviniendo, solo tengo un par de cosas que decirle a Louis como el buen amigo...

—Gracias —mencionó Louis con alivio.

—...de Harry que soy. No me dejaste terminar.

—Oh... —y entonces, Louis ya podía prepararse para el sermón del año que recibiría por parte de
Nick, quien tenía una particular manera de decir las cosas.

—Desde que conozco a Harry, él siempre ha sido la persona más honesta del mundo. Sabes
perfectamente que te ama, por algo se casó contigo. Y deberías saber que es incapaz de
traicionarte. Él es lo suficientemente grandecito para saber que es estar comprometido con
alguien y todo lo que conlleva. Lo que no me permite comprender lo injusto que fuiste en
desconfiar de él.

Louis quiso replicar, pero Nick se le adelantó, deduciendo a que se referiría. Por un breve
momento desconfió de su novio y de su mejor amigo, pero fueron los interminables comentarios
de Natty, su estilista. Además, ese día en particular, sus nervios le jugaron una mala pasada.
—Sí, yo desconfié de la situación. Y me siento muy avergonzado por ello. Harry sabe que lo
siento y ya me disculpé con Jim porque ambos se merecían que lo hiciera.

—Lo sé, no necesitas repetírmelo —mencionó Louis, junto con un asentimiento—. Por cierto, Jim,
quiero disculparme contigo.

—Tranquilo, no es necesario. Yo comprendo —le dijo el doctor con una sonrisa sincera—. Ahora
lo único importante aquí, es que ustedes vuelvan a la normalidad. Tienen una hermosa familia.

—Sí, además, son tan normales como la familia Addams —mencionó Nick, y luego de eso tronó
sus dedos, haciendo reír a su novio quien se sonrojó de inmediato.

—Incluso, cuando se abrieron las puertas de la calle, Jim me dijo que no le sorprendería que nos
abriera la puerta principal Largo, pero nada más lejos de la realidad, porque nos abriste tú.

—¡No es cierto, Louis! Él acaba de inventarlo —le aseguró Jim entre risas. Nick negó jovial, y por
primera vez en su vida, le alegró escuchar a Grimshaw burlándose de él.

—Bueno. Aclarada la situación, y ya que me he disculpado, será mejor que cenemos, porque
necesito tu ayuda con algo, Nick. Harry me dijo que eras el único que podía apoyarnos con esto.

—Oh, ya decía yo que esta cena no iba a ser del todo gratis.

[...]
Louis P.D.V.

Luego de nuestra cena, en la cual Brian se mostró muy feliz, porque Chase le contó que en su
casa tenía la máscara de Flash que compró su abuela por error, cuando en realidad él quería una
de Iron Man, así que le prometió que se la regalaría.

Eso bastó para crear el vínculo de amistad que tanto necesitaba ver en ese par.

Incluso, me sorprendió que mi hijo mayor me pidiera que Chase se quedara a dormir. Aquello no
resultó un problema, ya que Nick podía quedarse con Jim en su habitación, aún sus maletas se
encontraban allí.

Horas más tarde, invité a ambos al Gazebo del jardín para tomar una cerveza y hablar acerca del
cumpleaños de Brian que era dentro de una semana. En eso radicaba el favor que necesitaba
pedirle a Nick, él cual aceptó encantado, y me aseguró que haría una gran fiesta infantil para mi
hijo.

—Hay que traer un show en vivo... ¿Quiénes son los ídolos infantiles de esta época?

—Yo siempre quise conocer a Barney —les comenté, mientras bebía un trago de mi cerveza
fría—. Mi mamá contrató uno de esos shows infantiles que incluía a ese maldito, pero el fumón
nunca llegó.

Jim y Nick rieron entre dientes, mientras intentaban conseguir una buena idea.

—Qué triste —murmuró el locutor, pero de repente, por su expresión listilla, tuvo una gran idea.

—¿Brian tiene un cantante favorito o algo?

Me costó mucho pensar en eso, pero a la final no se me ocurrió nadie en especial.


—Es un niño, Nick. Todo su mundo se basa en superhéroes —comentó Jim inmerso en sus
pensamientos.

Todos pensamos en lo mismo, o eso creí al ver nuestras expresiones.

—¡Puedo conseguir a Justin Bieber! Claro, por muchos favores que pueda cobrar de su manager
vas a necesitar...

—Nick... ¿En serio? Brian cumplirá seis años.

—De acuerdo, entonces, ¿cuál es tu idea?

—Pues, ¿no es obvio? Podemos contratar a esos actores que interpretan escenas épicas de los
personajes favoritos de los niños.

—Oh, que aburrido —comentó Nick antes de beber un nuevo trago de su cerveza—. Pero ya que
no se me ocurre nada más, y tampoco tengo experiencia en fiestas infantiles, puedo conseguir lo
que dices.

[...]

Jim me platicó sobre sus vacaciones y lo mucho que le gustó la ciudad, mientras Nick iba a casa
para verificar que todo estuviera en orden con los niños.

El ambiente era ameno entre ambos, pero entonces, Jim me hizo una pregunta que no supe
exactamente como contestar.
—¿Por qué no lo llamas ahora y le dices que lo amas?

Sonreí deprimente, ya que todas las noches antes de dormir, pensaba en los posibles escenarios
posteriores a esa llamada.

No sabía si Harry necesitaba escuchar eso justo ahora.

—No lo sé.

—¿No sabes si lo amas?

—¡No! Claro que sí sé cuáles son mis sentimientos hacia él.

—Entonces, ¿Por qué no vas con él y lo sorprendes? —Jim se inclinó y colocó la botella vacía de
su cerveza en el suelo de madera.

—Toma tu teléfono y reserva un vuelo, ve con él y sorpréndelo. Te aseguro que no necesitas


perder más tu tiempo aquí, lamentando no estar a su lado. La incertidumbre es asfixiante,
créeme, necesitas resolverlo ya.

—¿Tú crees que eso funcionaria?

—¡Claro que sí! —me dijo mucho más animado—. Reserva un vuelo ahora, ¿tienes tu celular?

Asentí.

—Vamos, hazlo, ve mañana y sorpréndelo. Invítalo a cenar, llévalo a bailar, lo que quieras, pero
no pierdas más tiempo.
—¿Y los niños?

—¿Tienes a alguien que pueda cuidar de ellos por un día?

—La señora Dana, pero ella está de vacaciones.

—Pues, puedes llamarla y pedirle que venga mañana. No sé, ofrécele una semana más de
vacaciones, lo que sea, pero no te ahogues en un vaso de agua, Louis.

Tomé mi celular y lo pensé por un par de segundos, ¿era una buena idea ir por Harry y
sorprenderlo? ¿A él le gustaría verme allí? ¿Qué podría perder si lo intentaba?

—Lo haré.

Y fue entonces cuando intenté superar la primera prueba. Marqué el número de la Señora Dana,
ella me respondió al segundo timbrado, y para mi tranquilidad, se ofreció a cuidarlos mañana.

—Muchas gracias, Danita. La espero mañana, adiós.

—¿Listo?

—Prueba uno superada.

—¡Fantástico! Ve por ello, Louis.

Con una sonrisa animosa, tomé una vez más mi teléfono e hice una reservación online.

—Listo. Mañana a las 10:00 sale mi vuelo a St. Augustine, Florida.


Jim asintió con aprobación.

—Eso fue más rápido de lo que creí.

—Lo sé —suspiré—, lo sé.

=================

O35. Una noche de reconciliación

St. Augustine, Florida

Un botones me acompañó a mi habitación, pues no necesitaba más ayuda que esa. Mi único
equipaje era una mochila en la que cargaba un traje y un par de zapatos que utilizaría en la cena
que tenía planeada para Harry.

Esta tarde necesitaba confirmar mi reservación. La cena me costaría un ojo de la cara, pero mi
matrimonio era una de mis prioridades más importantes, la otra era ser padre.

Lo primero que hice al entrar a mi habitación, fue darme una ducha. La que se prolongó más de lo
previsto, cuando mi cuerpo súper sensible a la idea de estar tan cerca de Harry me jugó una mala
pasada.

—Uhh... Harry... Mmm.

Mi mano hizo un rápido trabajo en aliviar el dolor, pero nunca era suficiente, no cuando mi cuerpo
reclamaba las atenciones de Harry. Pero no era el momento, me prometí que tomaría las cosas
con calma. Harry y yo no necesitábamos terminar en la cama esta noche, lo último que deseaba
era presionarlo de alguna manera.

Minutos después, cuando secaba mi cabello con una toalla, recibí un mensaje de Harry por
WhatsApp, en el cual decía que Eva llegaba esta tarde, y que él iría al aeropuerto a recibirla.
Luego, ambos irían con Douglas para una reunión previa a las grabaciones del comercial.

Aquello se escuchaba como un día lleno de ocupaciones. Nada mejor, ya que si él se mantenía
ocupado, yo podría preparar todo para su sorpresa sin preocupaciones.

«Algo de trabajo duro, ¿eh? Saluda a Eva de mi parte. x»

«Ok, te escribo luego, ya llegó mi taxi. x»

18:00 horas.

Todo estaba listo: La reservación en el mejor restaurante de la ciudad, el club donde iríamos a
bailar, y luego, el momento lo dirá.

En realidad esperaba que Harry me invitara a su habitación. Sí, aquel plan de tomarme las cosas
con calma parecía no gustarle a mi pene.

El plan se puso en marcha. A esta hora, un botones le entregaría un ramo de rosas a Harry. Sí,
aquello era algo muy anticuado, pero sé perfectamente que a Harry le encantan esos detalles.

Aquel obsequio llegaría con una tarjeta, la cual contenía una nota que escribí a puño y letra.

«Planeo brindarte una noche inolvidable. Te espero esta noche, en el lobby a las 20:00. Att.
Louis.»

Era atrevido, y solo esperaba que a Harry le emocionara la idea. Si este plan lo enfurecía más,
podía declararme hombre muerto.

19:45 horas.

Me miré frente al espejo por última vez, pero mis manos revolotearon mi cabello una vez más.
Estaba muy nervioso, y más que eso, tenía tantas ganas de recorrer cada centímetro de su piel.
No tenía ni la menor idea de cómo podría mantener mis manos quietas en toda la noche.

Cepillé mi cabello con los dedos y acomodé el cuello de mi camisa negra, luego, abandonando el
baño por mi americana, la que combinaba con mi camisa, o eso me dijeron. Mis pantalones eran
de un color marrón claro y confiaba completamente en que Nick escogiera el atuendo adecuado,
fue muy amable en rebuscar dentro de mi armario. El cual odió de todo corazón, pero en cuanto
puso un pie dentro del espacio personal de Harry, donde él guardaba toda su ropa y zapatos, a
Jim y a mí nos costó media hora arrastrarlo fuera de allí.

Agitando mi cabeza de un lado al otro, terminé de tomar mis cosas y las llaves del auto que
alquilé.

Los minutos en el lobby se trasformaron en una eternidad. Balanceándome de un lado al otro


aguardé, observando detenidamente las puertas del ascensor. Cada vez que estas se detenían
en el lobby y se abrían esperaba ver a Harry, pero eso no sucedió hasta alrededor de las 20:10
cuando él apareció con sus ojos fijos en el reloj de su muñeca.

Con su cabeza gacha salió del ascensor. Él llevaba puesto unos pantalones ceñidos, aquello no
me sorprendía. Lo que si captó mi mirada, fue su camisa desabotonada, que le permitía a todos
observar sus tatuajes, es especial aquella mariposa en su abdomen. Pero además de eso,
llevaba una chaqueta con estampado de leopardo. Realmente estaba impresionado, quizás sea el
lapso que pasamos separados, pero lucia más atractivo de lo que recordaba.
Tiró su cabello hacia atrás con una de sus manos y levantó la vista. Mi corazón latió a mil
kilómetros por hora, cuando sus ojos se pusieron en contacto con los míos.

La pequeña sonrisa que se formó en su rostro mientras caminaba hacia mí me permitió respirar
con más tranquilidad. Al menos no se encontraba molesto.

Empuñando mis manos, a causa de los nervios, me propuse decir hola, cuando se encontraba tan
cerca como para estirar mi brazo y tocarlo, pero de pronto, sus labios chocaron con los míos en
un beso lento, al que correspondí gustoso.

Harry me permitió tomar el control de aquel encuentro de nuestras bocas, deslicé mi lengua
deliberadamente en su cavidad, atrayéndolo lo más humana posible con mis brazos. El beso de
por si era inapropiado para un lugar público como el lobby de un hotel, pero poco me importaba. A
Harry tampoco parecía importarle mucho, ya que sus manos se deslizaron sobre mi espalda, y
solamente apartamos nuestras bocas cuando la falta de oxigeno se volvió un problema.

—Hola —dije con una sonrisa embriagada de satisfacción.

Harry sonrió dulcemente, mostrándome ese par de hoyuelos con suma picardía.

—Hola, no sabes cuánto te extrañé.

—Puedo hacerme una idea... —murmuré roncamente, mientras lo observaba conmovido. Harry
se apartó lo suficiente para permitirnos caminar a través del lobby. Observamos a las
recepcionistas, ambos le ofrecimos un par de sonrisas cordiales, las que no tuvieron más que
aceptar. Pero pudimos notar lo afectadas que se encontraban con el espectáculo que acabamos
de dar.

Pasé mi brazo alrededor de la cintura de mi esposo y juntos abandonamos el hotel.

—Tengo preparada una gran noche para los dos, ¿Qué opinas de las rosas?
—Lindo detalle, galán. Me sorprendiste.

Lo conduje hasta el «Porsche» negro que alquilé. Aún luego de verlo por varios minutos cuando
fui a la compañía de alquiler de vehículos, este continuaba impresionándome.

Harry soltó un silbido apreciativo, cuando sus manos alcanzaron la puerta.

—Bonito auto. ¿Donde lo conseguiste?

—Lo alquilé por una noche.

—Me encanta —comentó Harry, detrás de mí. No pude evitar sonreír cuando sentí su mano
alrededor de mi brazo, y como apoyaba su cuerpo sobre el mío. Acarició mi mejilla, mientras su
mirada parecía penetrar mi alma.

—Te amo, gracias por preparar todo esto para mí.

—Era lo mínimo que podía hacer, después de todo, nuestra reconciliación lo vale.

—Reconciliación... —murmuró Harry inclinándose contra mis labios y robándome un corto


beso—. Siento que esta noche será tremendamente inolvidable.

A Harry parecía costarle asimilar que yo, su esposo, reservara una mesa en el mejor restaurante
de la ciudad. Entre bromas al respecto, el mesero tomó nuestra orden y pasó a retirarse.

—De acuerdo, dilo.

—¿Quién diablos eres tú y qué le hiciste a mi esposo?


Asentí con una sonrisa sarcástica, mientras tomaba la servilleta sobre el plato y la colocaba sobre
mi regazo.

—No, aguarda. Sí eres tú después de todo —murmuró, con su cabeza cómodamente apoyada
sobre la palma de su mano, observándome con alegría.

El lugar contaba con un pequeño show en vivo. El que consistía en un pianista, interpretando
canciones de su repertorio.

Incluso, arreglé con él un pequeño detalle para el final de nuestra velada.

Observé deliberadamente a mi esposo, y vaya, creo que alguien necesita cubrirse un poco más o
cogerá un resfriado.

Me tragué el comentario con un poco de agua y pan, porque este era el momento de demostrar
que mis sesiones con el Doctor Venegas estaban dando fruto.

—Por cierto, ¿Cómo esta Eva? No he sabido de ella por un largo tiempo.

Harry asintió con una sonrisa encantada. Amaba como su mirada calentaba todo mi interior.

—Eva se encuentra muy bien. Cuando fui por ella al aeropuerto, casi no la reconocí, en parte por
eso estaba un tanto molesta, en especial con Chad.

—Vaya que sorpresa, ¿y ahora qué hizo?

—Pues, los directivos de Dior exigieron que Eva en el comercial luciera un cabello sedoso y
castaño muy claro. Ella no estaba de acuerdo, pero ya que firmó un contrato con la compañía, no
tuvo más que aceptar y se lo pintaron. Luego Chad dispuso que la convirtieran en una rubia
despampanante y pues, ya sabes, Eva no está muy feliz con ello.
—Creo que alguien debería decirle a Chad que no todo se trata de él, ¿sabes?

Harry se encogió de hombros. Y al parecer, no era la primera vez que alguien se lo decía.

—Así es este negocio, Cielo. No se trata de complacernos a nosotros mismos. La gente con el
poder y el dinero decide en qué o como gastarlo. Y eso... es algo que para bien o para mal, hay
que comprender y respetar.

Louis negó enfáticamente, pero al ver los ojos de su esposo, supo que no necesitaba discutir
sobre ese tema ahora.

—Olvídalo, mejor hablemos de nuestros nuevos sobrinos, Ethan y Zarah, ¿quieres ver una foto
de ellos?

—¡Sí, por favor! Aún no puedo creer que Zayn y Niall ya sean papás.

Busqué la imagen en mi celular y se la mostré. No era precisamente una fotografía encantadora,


ya que ambos mellizos se encontraban en sus respectivas incubadoras.

—¿Todo marchará bien con ellos?

—Sí, Zayn dice que todo está en orden. Solo necesitan pasar un tiempo en las incubadoras por
ser bebés prematuros.

—Oh, en ese caso, espero que pronto Zayn y Niall puedan llevarlos a casa. Ellos merecen
disfrutar a sus pequeños, ya sabes, todo sobre ellos me preocupa. No puedo evitarlo, son como
mis hermanos.

—Para mí también lo son, y todo gracias a ti...

El mesero llegó con nuestra orden, interrumpiendo el momento. Pero nada compensó mejor su
intervención, que aquellas Costillas de Cerdo con Salsa BBQ.

Cuando la cena culminó con el postre, Harry disfrutó de mi última anécdota con Brian, su muñeco
favorito y la licuadora.

Dejando su risa aparte dijo.

—No puedo creerlo. Brian no es así.

Me encogí de hombros igual de confundido que él.

—Bueno, es un niño. No puedes exigirle mucha lógica a sus acciones, pero ya no hay problema.
Chase y Brian ya se llevan muy bien. Danny está muy feliz porque el hijo de Jim le presta todos
sus juguetes, en fin, todo marcha muy bien entre ellos.

Harry gimió bajo y su rostro se tornó triste de pronto.

—Los extraño tanto... No hay un solo momento del día en el que no me pregunte como están mis
bebés. Danny es tan pequeño, extraño cárgalo, siento un gran vacío en el pecho de solo pensar
en cómo se siente con esto de la separación, nunca he pasado tanto tiempo fuera de casa. Y
Boo, cuanto extraño sus ocurrencias y toda esa energía, es como un rayo de sol y no sabes cómo
me siento con el hecho de que está a punto de cumplir seis años. Una parte de mi no quiere
aceptar que mi pequeño está creciendo y cada vez será más independiente, y acepto que tengo
miedo.

La seriedad en su expresión, y el profundo amor con el que pronunciaba cada palabra me hacía
sentir un nudo en la garganta, porque me sentía exactamente igual.

—No eres el único que siente miedo. Así que podemos manejar esto juntos —tomé su mano a
través de la mesa y él sonrió.

—Lo sé, y no sabes cuán agradecido estoy con eso.


Quizás el pianista no pudo escoger mejor momento que ese para interpretar la canción que
acordamos horas atrás, era otro pequeño detalle de mi parte.

Harry arrugó el ceño en cuanto se percató de la melodía.

—Sabes... es curioso... esa canción me es muy familiar.

—¿Ah, sí?

Él asintió, y mientras pensaba duramente por conseguir el recuerdo, y parecía a punto de lograrlo.
Su expresión reflejó total sorpresa y emoción, supe entonces que acababa de recordar que esa
melodía pertenecía a un día muy especial en nuestras vidas.

—Santo, cielo. Esa canción la bailamos en la fiesta de graduación de tu primo Noex, que resultó
nuestra propia fiesta de graduación.

Asentí con una sonrisa ensimismada en los recuerdos de aquel día.

—Ese día me pediste que me casara contigo... ¿Tú planeaste esto también?

—Quizás... sí —solté con una pequeña risa y él la interpretó como un rotundo «Sí».

—Te amo, eres maravilloso, ¿Lo sabías?

—Yo también te amo, y sí, ya lo sabía —mencioné poniendo énfasis en cada palabra que
pronuncié. Harry me miró divertido, y entonces sostuve su mano, y lo miré con serenidad. Esto
era todo lo que necesitaba, tenerlo a mi lado. Feliz.

Harry, yo y el resto de asistentes al pub de ambiente LGBTI más grande de Florida, levantaron
sus vasos plásticos de cerveza y corearon esas canciones que nunca pasan de moda. Y no podía
estar más satisfecho, porque esta era nuestra época.

«I had the time of my life

And I never felt this way before

And I swear this is true

And I owe it all to you

Oh, I had the time of my life

And I never felt this way before

And I swear this is true

And I owe it all to you...»

Harry se aferró a mis hombros, mientras las luces parpadeantes bañaban los cuerpos de todas
las parejas que saltaban y se divertían en la pista de baile. Harry les lanzó su vaso de cerveza a
una pareja que hizo lo mismo con nosotros, y nada parecía hacerlos más felices, y a nosotros
tampoco.

Ambos chicos parecían vivir su propia historia, divirtiéndose, besándose, al igual que nosotros.
—¡Aquí viene mi parte favorita! —gritó Harry emocionado.

«¡'Cause I'm havin' a good time with you

I'm tellin' you!»

Si no estuviera tan feliz como me sentía justo ahora, con mis brazos envueltos en la cintura de mi
esposo, hubiese tapado mis oídos, ya que estas personas si sabía cómo divertirse.

Bailamos por horas, ni siquiera puedo recordar cuando arrastré a Harry al auto y regresamos al
hotel. Apenas podía mantener mis manos quietas, y Harry se encontraba tan ansioso como yo,
pues ambos sabíamos perfectamente lo que deseábamos.

Me alegró el haber decidió no beber de más, ya que ambos nos encontrábamos completamente
sobrios. Y se podría decir que ambos aguardamos por este momento toda la noche.

Bajamos del auto, Harry me alcanzó en menos tiempo de lo que había previsto le tomaría rodear
el auto y tomar mi mano.

—¿Quieres ir a mi habitación?

—¿Estas bromeando? —le pregunté con voz gutural. Harry rió pícaramente, y con completo
disimulo, descendió su mano a mi entrepierna y le dio un juguetón apretón.

La espera del maldito ascensor me hizo desear tener el súper poder de volar los diez pisos que
se interponían entre nosotros y su habitación.
—No sabes cuantas veces me masturbé pensado en ti —me confesó mordiendo su labio, y
agarrando mi trasero con completo descaro. El mismo que disimuló muy bien cuando una pareja
de ancianos abandonaron el ascensor que esperábamos. Ambos nos miraron con ojos
entornados, pero la mujer mayor no disimuló su asombro, mirándonos como si fuéramos un
accidente de tránsito.

Entre risas y empujones nos metimos en el ascensor. Nos controlamos lo suficiente hasta que las
puertas se abrieron en el piso número diez. Luego, Harry me tomó de la mano y arrastró de mí
hasta la puerta de su habitación.

Con un rápido movimiento sacó su tarjeta de acceso de su billetera y la deslizó por la ranura.
Cuando hizo clic la guardó de inmediato, antes de tomar mi mano y jalarme dentro.

—Dios, Harry... —jadeé cuando su boca atacó mi cuello, empotrándome contra la pared y
empujando su cadera contra la mía. La succión de sus labios, y el agarre de sus manos en mi
cintura y espalda, me incitaron a contraatacar. Sonriendo lo aparté y ahora llegó mi turno de
empujarlo contra la pared y atacar su pecho descubierto. Se arrancó la chaqueta y yo desprendí
los tres únicos botones que se encontraban cumpliendo su función de cubrir apenas lo necesario.

Flexioné mis rodillas, mientras mi boca descendía por su pecho, hasta sus duros pezones.
Enredé mi lengua en ambos antes de alcanzar la piel cubierta por su tatuaje, el que se
encontraba bajo sus pectorales. Harry se estremeció retorciéndose contra la pared, oscilando su
cuerpo al ritmo de mi boca contra su piel. Hasta que mis manos se toparon con la cremallera de
sus pantalones, ellas hicieron su trabajo de desatar la molesta prenda, mientras mi boca
succionada los tatuajes en sus caderas con saña. Estaba muy seguro que mis besos dejarían una
marca difícil de borrar.

Bajé sus pantalones junto con sus bóxeres. Con su ayuda las prendas se estrellaron contra el
pasillo que daba a su cama.

Cuando lo tuve completamente desnudo frente a mí, llegó mi turno de despojarme de mi ropa.
Con su ayuda la tarea acabó antes de que pudiera pronunciar su nombre. Mi frente sudaba a
chorros, y mi miembro rozaba mi abdomen.
Harry me guió hasta el filo de su cama, pronunciando palabras sin sentido, mientras mi boca
devoraba su cuello con salvajismo. Entonces, deslicé mi mano entre sus nalgas, tanteando el
dulce tesoro que ocultaba entre ellas.

—Ah... mmm —sollozó Harry ante la pequeña intromisión. Su entrada palpitó ante el contacto de
mi dedo medio.

—Lubricante... —murmuré en voz alta, cuando se suponía que lo estaba pensando.

Harry se inclinó para un beso profundo. Antes de descender sobre sus rodillas y acariciar mi
miembro. Lancé mi cabeza hacia atrás, y entonces escuché el sonido que causaba el escupir en
su mano y humedecer mi miembro con su saliva.

Repitió la misma acción un par de veces, y entonces, mirándome con profundo deseo, se tumbó
contra la cama, recostando su espalda contra las sabanas y abriendo sus piernas para mí.

Me quedé deslumbrado, mirando aquella imagen que tanto extrañé. Entre la penumbra podía ver
su erección y aquel botón rosa que aguardada ansioso por mí.

Me tumbé sobre él con cuidado de no incomodarlo. Me sostuve lo suficiente para tomar mi


miembro y alinearlo en su entrada, y entonces, de una sola estocada, lo penetré.

—Ahhh, Louis, ¡Ah! —soltó, y yo gruñí contra su cuello mientras mis caderas empujaban una y
otra vez en su interior, tan caliente y ceñido como lo recordaba.

Levanté mi rostro de su cuello para observar la hermosa expresión de su rostro. Sus labios
entreabiertos y sus ojos cerrados furiosamente, mientras gemía y se removía
descontroladamente.

—Louis, sí, más... ¡más! Ah, amor... mmm —y entonces, entre abrió sus ojos, y no podía sentirme
más dichoso de sentir como el éxtasis corría por sus venas.
Mi cuerpo lo reclamó como si tuviera la misión vital de hacerlo mío una vez más. Cambié de
ángulo, agarrándolo de los muslos con fuerza, y entonces, Harry arqueó su espalda, mientras mi
miembro golpeaba ese nudo de nervios en su interior.

Los sollozos de placer, junto con mis quejidos, ya que el ceñido interior de mi esposo me oprimía.
Me retiré un segundo para escupir sobre mi miembro y volver a penetrarlo.

Harry soltó una pequeña carcajada que terminó en un quejido. Mis manos presionaron su piel
lentamente, a la vez que mis embestidas disminuyeron el ritmo y se volvieron más lentas y
profundas, golpeando ese punto en su interior que lo hacía retorcer sobre las sabanas de su
cama.

Mi boca buscó la suya, deseosa de experimentar aquella unión que nos permitiría ser uno en
todos los sentidos.

Jadeé entre sus labios, y él sabía perfectamente lo que causaba en mí. Me volvía completamente
loco la manera en la que se apretaba alrededor de mí, moviéndose con maestría, acariciando mi
espalda.

Apreté mis labios y arremetí una vez más contra su cuerpo. Ganándome un grito que retumbó en
la habitación, y sin vergüenza alguna, Harry acarició mi cabello, apretándolo en puño a ratos, y en
otros tirando un poco de él.

Deposité una pequeña mordida de amor en su hombro, a lo que él respondió con un par de frases
obscenas de cómo se sentía conmigo montándolo duro. Las susurró contra mi oído, seguidas de
un pequeño mordisco a mi lóbulo.

Sin el poder de controlarlo, mi clímax barrió con todo pensamiento coherente, y luego de un par
de embestidas brutas me corrí en su interior. Y entonces, mientras los espasmos sacudían todos
los músculos de mi cuerpo, sentí como Harry se vino contra mi abdomen, sin la necesidad de
tocarse, y conmigo aún llenándolo.

Observé a mi esposo, él tenía esa expresión soñolienta, pero en su rostro resplandecía una
pequeña sonrisa, la que se hizo más grande cuando lo besé lánguidamente, como si tuviéramos
toda una vida para disfrutar de ese beso.

Él separó sus labios de los míos, y depositó un rápido beso en mi sien, de la que chorreaba
sudor.

Con una sonrisa me retiré de su interior. Sentí como mis músculos se resistieron, lo que causó
que soltara una pequeña risa floja. Harry se ladeó, para quedar frente a mí, con su cabeza sobre
la almohada y sus ojos sobre los míos.

—Te amo —susurró roncamente, a lo que respondí con otro corto beso en sus labios.

—Y yo a ti, cielo. Yo a ti...

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O36. Louis, el esposo del año

—¿Sabes lo mucho que me gusta verte así? Tus mejillas rojas y tus labios entreabiertos cuando
te hago el amor.

Louis soltó un ronco y ruidoso jadeo en cuanto se deslizó hacia abajo, uniéndose con su esposo.
Para Louis era completamente nueva aquella posición, nunca en su vida había montado la polla
de Harry, pero lo sentía malditamente bien.

—Uh... —mordió su labio inferior ante la sonrisa amplia de Harry, quien envolvió la cintura de su
esposo y se acomodó con él contra la cabecera de la cama, en una mejor postura.
El menor repartió una infinita cantidad de besos sobre el cuello y la mandíbula del mayor,
mientras empujaba tentativamente sus caderas. Louis gimió una maldición. A su cuerpo le
encantaba la sensación de ser llenado por su esposo, pero debía admitir que continuaba siendo
algo muy abrumador.

El modelo tomó entre sus manos el trasero de su esposo, estrujándolo con el objetivo de
aumentar la fricción alrededor de su polla, mientras que a su vez, el castaño rodaba su frente
sudorosa sobre el cuello del rizado. Gimiendo descontrolado.

—Styles... ¡Ah!

Aquella noche de reconciliación se estaba tornando en una de las mejores de sus vidas. Harry
empujó su cabeza hacia atrás, mientras Louis daba pequeños brincos sobre sus caderas. Con su
ayuda, a Louis solo le tomó un par de minutos encontrar el ritmo que prometía brindarle placer a
ambos.

No existía nada que le gustara más a Harry, que ver a su esposo gemir, gritar e incluso balbucear
torpemente su nombre mientras el placer lo arrastraba hasta el borde de su control.

Mordiendo su mandíbula, y siendo consciente de que Louis luciría una variada colección de
moretones en su cuerpo que podrían ser apreciados a simple vista, deslizó sus labios
deliberadamente. A Louis, aquellas atenciones lo hacían sentir la persona más especial en el
mundo, y según las propias palabras de Harry, él lo era.

Los minutos pasaron, y de pronto el castaño agarró el cabello de su esposo, en cuanto sintió el
primoroso temblor en su vientre, que le indicaba que pronto llegaría su tan preciada liberación.

Harry, con un delicado trato, lo empujó contra su espalda sin retirarse de su interior. Por otro lado,
Louis se encontraba envuelto en su placer, sintiendo el miembro de su esposo saliendo y
entrando en su cuerpo adoloridamente sensible.

Las manos de Harry apretaron los muslos del castaño, mientras cabalgada su orgasmo,
manteniéndolo en su lugar, al preciso instante en el que se corría.

Louis miró frente a sus ojos, el rostro de Harry y sus ojos cerrados, mientras maldecía con su voz
ronca y llena de placer.

Aquello bastó para liberarse, corriéndose sobre el abdomen de su esposo. Tiras blancas
impactaron sobre la piel del rizado.

Poco después, sintió el placer ardiente de su esposo arrastrándose dentro de su cuerpo. Harry
empujó sus caderas un par de veces más contra él antes de tumbarse sobre su cuerpo.

Con la respiración acelerada por el reciente orgasmo, ambos permanecieron en silencio por un
par de segundos.

—Hermoso —murmuró Harry poco después. Louis sonrió ampliamente, en cuento era besado y
acariciado deliberadamente, y nada podía hacerlo más feliz.

Harry se retiró de su interior, recostándose a su lado y tomando las mantas frías a un lado de su
cama para arroparlos.

Con el brazo de Harry colgando sobre su pecho, en un íntimo contacto post sexual que llenaba a
Louis de placer y un ardiente deseo de volver a hacer el amor, se inclinó sobre su esposo con una
sonrisa punzante.

—¿Listo para el tercer round?

—Dios... —suspiró Harry, mientras Louis tomaba un par de toallitas húmedas y las deslizó bajo
las sabanas para asear el miembro de su esposo. Harry sonrió tontamente mientras se dejaba
hacer.

—Creo que me tomará un poco de tiempo, mi amor. Estoy en la lona.


—Bueno, puedo resolverlo.

Luego de tirar las toallitas sobre el suelo, tomó la mano de su esposo y la llevó a su dureza. Harry
se sorprendió de sentir lo rápido que Louis se recuperó. Y apartando su mano de él, Louis se
arrodilló bajo las mantas y puso sus labios sobre su tatuaje de golondrinas, arrastrándose hacia el
sur y más allá.

Con los labios abiertos en una perfecta «O» Harry disfrutó de los adiestrados labios de su esposo.
Tomó mucho tiempo enseñarle, Harry era completamente consciente que temió por su integridad
en un par de ocasiones, pero todo había valido la pena.

Louis ahora sabia como darle placer con su boca.

Minutos después, ya se encontraba listo y dispuesto para una nueva ronda de acción marital de
reconciliación. Esta vez, Louis tomó el control, dándole a Harry la única tarea de disfrutar el
momento.

[...]

A la mañana siguiente, Harry y Louis se encontraban platicando cómodamente entre las sabanas.
Ambos apenas habían dormido un par de horas, pero no podían sentirse con más ánimos de
disfrutar todo lo que les tenía preparado sus escasos momentos juntos, pues Louis tenía que
regresar a Los Ángeles esa noche.

Por supuesto, Harry le explicó que aquel día iniciaban las grabaciones del comercial, ya que Eva
había llegado la mañana anterior.
—¿Desayunaremos juntos? —preguntó el castaño, al mismo tiempo que su mano acariciaban el
costado de su esposo, mientras platicaban frente a frente.

—Claro que sí, cielo. Luego del trabajo podríamos ir a la playa, ¿qué opinas?

—Opino que es una excelente idea.

—De acuerdo, entonces será mejor que nos pongamos de pie.

—No... —negó Louis acurrucándose contra su esposo—. Hay que dormir por un par de horas.

Harry rió, e iba a replicar cuando escuchó la voz de Eva al otro lado de su puerta, por el pequeño
pasillo, y entonces ella dijo.

—Voy a entrar. Se supone que ya debes estar despierto, no seré la única que madrugue aquí.

Louis miró a su esposo con ojos agrandados, pero entonces decidió taparse por completo con las
sabanas para jugarle una broma a la disparatada chica. Harry se cubrió bien con las mantas,
dejando a la vista su rostro divertido.

Y como Eva anunció segundos antes, pasó hasta el umbral de su habitación. Lucía un vestido
largo de verano, no parecía ser su estilo, pero desde ya Chad le proporcionó ropa acorde a la
ciudad, el clima y la ocasión.

En un acto de ironía, dejó las gafas de sol sobre sus ojos en aquellas horas de la mañana, pero
en cuanto miró el desorden a su alrededor, las levantó sobre su nuevo cabello rubio.

—Oh por Dios, ¡¿Qué significa esto?!

Su colega se inclinó hacia adelante, sentándose bajo las mantas. Había ropa regada por toda la
habitación. Entre ellas dos pantalones, dos camisas, sacos, chaquetas, dos pares de zapatos,
calcetines, era muy obvio que no toda esa ropa le pertenecía a Harry.

Mientras tanto, alguien se movía al lado del rizado, enrollándose entre las sabanas.

—¡HARRY! ¡¿Qué hiciste?!

—¿Qué hice de qué? —preguntó restregando su rostro, mientras Eva daba un paso al frente y
miraba con asco todo a su alrededor.

—¡Haz traicionado a tu esposo con un puto!

—¡¿Qué?! —preguntó con incredulidad.

—No te hagas el idiota, Harry, ¡Esta allí! —señaló Eva al montón de sabanas que se movían en la
cama. Louis soltó una pequeña risa poco perceptible.

A su vez, Harry negó con una sonrisa irónica en el rostro, pero Eva temblaba de ira frente a él.

—¡QUE ASCO, HARRY! Me dijiste que te habías dado un tiempo con Louis, pero que todo
marchaba bien, y que ustedes estaban hablando muy seguido.

—Eva, déjame explicártelo...

Louis no pudo evitar la pequeña carcajada que escapó de sus labios, al parecer la situación le
resultaba encantadoramente divertida. Pero para Eva, quien no tenía conocimiento de quien era
la persona bajo las mantas, no era nada divertido.

—¿Y a la pequeña puta le parece divertido no?

—Yo... Eva —Harry intentó encontrar las palabras correctas, entre las enormes ganas que tenia
de reír y gritar. Pero por su parte, con desconcierto, vio como su compañera y ahora incondicional
amiga, se quitaba sus nuevas sandalias y se dirigía con una en mano, usándola como arma de
agresión.

—¡Maldita Zorra, te enseñaré a meterte con hombres casados! Porque él lo es —y entonces


empezó a golpear a Louis sobre las mantas, mientras Harry se descojonaba de risa.

—Los que se meten con hombres casados son ZO-RRAS, ¿Me escuchas, zorra? ¡Ash!

La risa de su esposo se tornó en gritos de auxilio «¡BASTA!» «¡BASTA, POR FAVOR!»

—¡BASTA TU ABUELA!

—¡EVA! —Gritó Harry, y entonces Eva le repartió un par de golpes a él también—. Tú te callas,
infeliz.

—¡EVA! ¡ES LOUIS! ¡YA!

—Claro —dijo con ironia—. Louis esta en Los Ángeles. Y tú aquí, haciendo de las tuyas, pues
sabes yo...

Y entonces Louis se quitó las mantas del rostro. A pesar de sentir los golpes malditamente rudos,
la situación seguía divirtiéndolo.

—¡LO QUE FALTABA! TE BUSCASTE UNA ZORRA QUE SE PARECE A LOUIS, PERO A MI
NO ME ENGAÑAS, LO PUTA SE LE NOTA A...

—¡SOY LOUIS! ¡LOUIS TOMLINSON!

La nueva despampanante rubia, observó con detenimiento el rostro del castaño, y con una cara
de poker, a la final dedujo que sí, efectivamente era Louis.
—Oh... ¡¿Louis?! ¡Guau! Que incomodo...

Harry rió deliberadamente, mientras miraba a Louis negar con cierta alegría en sus facciones.

—Creí que estabas en Los Ángeles. Harry no me dijo nada. Así que... Oops.

—Quería guardar un bajo perfil. No sabía cómo terminaría la noche, por eso no te lo comenté
—respondió Harry, mientras Eva tomaba asiento a un lado de la cama, ignorando al par de tipos
desnudos bajo las sabanas y el olor a sexo.

—Está bien, igual y esto les sirve de escarmiento.

Louis rió y con un gran cariño hacia Eva, extendió sus brazos en un abrazo para la nueva rubia.
Ella aceptó la muestra de afecto por un par de segundos, luego se separó rápidamente porque
era una situación muy incómoda.

—Gracias, Eva. Eres la mejor. Te debo una.

—Pero... no ves que la he cagado en grande —soltó ella con una sonrisa cínica en el rostro.

—Oh, pues, lo único que vi, fue a alguien que defendió mi matrimonio con sus zapatos.

—Sí, ya empiezo a encontrarle el encanto a estas cosas. Golpean muy bien —comentó Eva con
alegría.

—¿Ustedes dos no son parientes? —preguntó Harry, dejando caer su cabeza sobre la almohada.

—Nop —respondieron ambos en unísono.


Luego del altercado con Eva y su sandalia justiciera. Harry y Louis tomaron una ducha juntos.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicieron, pero ambos acordaron no
permitir que cosas tan sencillas, pero placenteras, pasaran por alto en su matrimonio.

—Sabes, aprecio mucho más a Eva ahora.

Harry escuchó a su esposo, mientras buscaba una camisa para él entre sus cosas. Louis le
comentó que no trajo consigo mucha ropa, y que apreciaría mucho que le prestara algo para usar
todo el día.

—Tienes razón, no la quieres de enemiga, golpea muy fuerte.

—No es eso —soltó una carcajada, en cuanto su esposo puso entre sus manos una sudadera
negra con capucha—. Ella defendió nuestro matrimonio. No sé por qué, pero eso me conmovió,
¿sabes?

Harry acabó de colocarse la camisa y ayudó a su esposo con la sudadera, la que le quedaba un
poco grande para su talla.

—Sí, comprendo. Y lo que sucede, es que ella tiene una muy alta expectativa de nosotros. Me lo
dijo ayer. Tanto Alex como ella admiran nuestro matrimonio, y las considero a ambas parte de
nuestra familia.

—¿Sabes? Estoy de acuerdo. Hay que adoptarlas.

—Listo, comenzaré los trámites en cuanto salgamos de aquí porque estoy a punto de saltar sobre
ti y ya no hay tiempo —dijo Harry con una media sonrisa en sus labios, y con rapidez, tomó a su
esposo de las caderas para un beso lento y placentero.

Louis se dejó llevar por Harry a través de los pasillos del hotel. Con su mano bien apretada por su
esposo, ambos buscaron el estudio destinado a la grabación de las primeras escenas de Alibi
Dior.
Era tarde, y Harry solo esperaba que su jefe no se encontrara de mal humor. Considerando que
Louis deseaba estar presente en el rodaje, cosa que no podía negarle.

Él era su esposo, y esperaba que Chad no tuviera otra opinión al respecto. Aunque para ser
realistas, su agente consideraba fielmente, que Louis era un estorbo en su carrera.

Pero nada lo había preparado para lo que sucedió en cuanto llegaron al estudio. Un par de
grandulones, que salieron de la nada, arrastraron a Louis hasta la salida.

Todo fue tan rápido, que ni siquiera Harry lo notó, hasta que Louis gritó un silbante «BÁJENME»

Harry corrió hasta ellos, con una cara de asombro y pocos amigos.

—¿Qué diablos creen que están haciendo?

El gran hombre afroamericano, fue quien le dijo.

—Tenemos órdenes de impedirle la entrada a este señor.

—¿Ordenes de quién si se puede saber?

—El señor Chad Rosso nos contrató —soltó oscamente y Harry tuvo que admitir que el sujeto
lograba intimidarlo. Con solo mencionar que era dos veces más alto y grande.

Louis lucia como un juguete roto a su lado, pero esa expresión petulante no abandonó su rostro.

—Puedes decirle a tu jefe que lo follen —sentenció Louis con cinismo, aún cuando aquel sujeto
podía aplastarlo fácilmente.
El guardia del otro extremo zamarreó a Louis un par de veces, antes de continuar arrastrándolo a
la salida.

—¡Hey! Él es mi esposo y viene conmigo.

—¿Y a nosotros nos importa por qué...? —Inquirió el calvo de la derecha—. Ahora vete.

Harry tembló de ira frente al par de sujetos que sostenían a Louis como si fuera un delincuente.

—Louis, solo aguarda un momento, iré a resolver esto.

—No te preocupes, ellos no permitirán que me mueva —dijo Louis con sarcasmo. Y Harry,
observando cómo ambos tipos llevaban a su esposo a la salida, se dirigió al set con un humor de
perros.

Eva ya se encontraba siendo maquillada en una esquina del set, ella utilizaba unos audífonos en
sus oídos, mientras le permitía a Lux, la maquillista, realizar su trabajo.

—Lux, ¿Dónde está Chad?

—Hola, Harry, al fin llegas —mencionó Eva, al observarlo a través del espejo. Algo que también
pudo ver en el reflejo de este, fue la expresión furibunda de su compañero.

—¿Qué sucede?

—Ahora no, Eva. Necesito hablar con Chad.

—Harry, lo vi hace unos minutos hablando con los de iluminación. Oh, mira, allí esta —señaló Lux
con su peinilla.
El rizado no tardó ni tres segundos en llegar junto a su jefe, y ni siquiera se molestó en saludar.

—Espero que resuelvas esto, ahora.

Chad se dio la vuelta y lo miró con una expresión paternal, como si Harry fuera un pequeño niño
que hacia su pataleta diaria.

—Harry, llegas tarde.

—¿Y sabes qué más? No volveré a pisar este set si no les dices a los gorilas que contrataste, y
que se llevaron a Louis, que lo dejen en paz.

—¿Acaso Louis es indispensable para la realización de este comercial? La compañía te contrató


a ti, y tú precisamente eres el único que tiene permitido entrar al set.

—Pues, yo quiero que me acompañe.

—Lastima, pero eso no será posible, Harry. Ya suficiente tuve con las audiciones. Él no dejó de
entrometerse y no permitiré que arruine este proyecto.

—Hola —dijo Louis detrás de Harry, quien se volteó con el asombro dibujado en su rostro.

—¡¿Cómo entraste?! —preguntaron ambos, pero está de más decir que Chad uso un tono mucho
más despectivo.

—Douglas llegó, y, poniéndolo de este modo: Tijera le gana a papel, y tú mí querido Chad eres el
jodido papel. Ahora, vete. Douglas quiere hablar contigo.

De un rojo brillante, Chad se encaminó hacia su jefe inmediato, quien hablaba con ambos
guaruras a unos metros.
El hombre irradiaba paz y serenidad, cosa que Chad necesitaba.

—¡Hey, Chad! Algo más —lo llamó Louis con una sonrisa insolente en el rostro. Y en cuento el
hombre se dio la vuelta, su esposo le mostró su dedo medio, causando que Harry soltara una
pequeña risa entre dientes, y luego tomara el rostro del castaño para un beso corto.

Con los ojos en blanco, su agente siguió su camino, pero ambos podían asegurar, que Chad no
dejaría pasar otra oportunidad para darle una lección a Louis por todos sus desplantes.

=================

O37. La victima de mi esposo

—¡¿Dónde está mi asistente?! ¡Necesito ayuda aquí! —gritó el hombre canoso, que para variar,
tenía una cara de pocos amigos. Louis, en calma, tomó asiento en una silla alta plegable, junto
con otras personas que manipulaban computadoras y cámaras.

Con una sonrisa torcida, y una punzada en la espalda baja, vio como el elegante y sofisticado
Chad que tanto detestaba hacia una llamada frente al enojado hombre, a quien llamó director.

Debía admitir que era divertido. Chad parecía ansioso por complacer al sujeto, que en cuanto su
mirada se topó con la suya, bajó su teléfono celular y caminó hacia él.

—Oye tú, sal de allí.

—¿Quién es él? —preguntó el director, a la vez que el basquetbolista se acomodaba en su


asiento. El dolor que sentía en su trasero era un recordatorio muy placentero de la magnífica
noche que pasó junto a su esposo.
—Mi nombre es Louis.

—Bien, Louis —dijo el sujeto imitando su voz aguda—. ¿Qué haces en mi silla?

—¿Su silla? —inquirió sarcástico. La cara del sujeto frente a él era la réplica exacta del
narcisismo.

—Sí, mi silla —repuso el hombre mayor, señalándole el espaldearte. Louis giró su cuello y leyó en
letras gigantes «DIRECTOR».

—Genial —comentó mientras se bajaba de un salto. Aquellas sillas eran muy altas, y nada le
molestaba más, ya que le costó mucho subirse a ella.

—Iré con Harry —comentó en cuanto se alejaba de ambos sujetos, definitivamente esa platica no
contaba como un cálido comité de bienvenida. Pero, mientras caminaba lejos, Chad lo nombró, ya
que tenía otros planes en mente.

—Lucas, espera.

—Es Louis, y no finjas que no lo sabes.

—De acuerdo, Louis —repuso Chad con una sonrisa no muy sincera, y entonces le comentó lo
que tenía pensado decirle en cuanto se acercó a él en primer lugar.

—Necesito que asistas al señor, Dabariano.

—¿Él señor qué? —preguntó Louis con el ceño fruncido. Entonces Chad vio a su lado, con una
expresión de respeto y admiración.
—El señor Dabariano es nuestro director encargado. Él es una eminencia en el negocio.

—Oh, ya lo recuerdo. Él estuvo en las audiciones. Era mucho más simpático cuando no hablaba.

El director lo miró con poca simpatía, mirada que Louis replicó. Provocando un catastrófico
choque de egos.

—¿Te gustaría ser útil hoy? Esto ayudaría a Harry en mucho, si nos retrasamos por esperar a un
asistente...

Entonces, Louis recordó aquel plan que Harry tenía en mente para ambos. Luego del trabajo irían
a la playa, y luego tendría que regresar al aeropuerto y definitivamente no deseaba que las
grabaciones se retrasaran.

—De acuerdo, ¿qué debo hacer?

—Sigue sus órdenes.

—Complicado, ¿No hay algo menos castrante que hacer?

El hombre mayor agitó sus manos frente a Louis, en un ademán de que aquella actitud era
irreparable.

—Olvídalo, Chad, yo no puedo trabajar con este muchacho. Es un completo desubicado, ¿Quién
lo dejó entrar a mi set?

—Mmm, Douglas —mencionó Chad con cierto gusto, ahora que tenía al director de su lado.

—Hablaré con él. No hay manera de que trabaje en estas condiciones.


—Adelante.

Luego de decir esto, Chad miró con alegría como el director se abrió camino hacia su jefe directo.
Louis, cayendo en cuenta de su error, negó levemente frente al rubio con ligeras canas, que
después de todo, efectivamente representaba su astucia.

—No eres el único que puede utilizar influencias, muchacho.

Chad definitivamente era muy listo, y Louis no podía sentirse más timado. Con pasos pesados se
dirigió hasta el camerino de Harry, lugar donde su esposo era alistado para el famoso comercial.

—Listo, ya no debes preocuparte más por esa pequeña mordida de amor —comentó la estilista
que maquillaba el cuello de Harry—. Me alegra verte tan feliz, Harry. Definitivamente ustedes no
fueron hechos para la separación.

—Lo sé, Lux —mencionó su esposo con tono amoroso—. No te imaginas lo feliz que me hace
sentir tener a mi esposo aquí.

Y entonces, golpeando la puerta con sus nudillos, Louis pasó al camerino de Harry, quien sonrió
encantado. Pero pronto le contó el pequeño altercado con el director del comercial su sonrisa se
desvaneció.

—Será mejor que te quedes aquí conmigo, o los gorilas de esta mañana vendrán por ti.

Con una mueca, Louis tomó asiento en el sofá, junto con la ropa que Harry utilizó esa mañana.

—Chad me las pagará —resopló el mayor uniéndose en el mueble, mientras su esposo sonreía
divertido.

—Relájate un poco, cielo.


Minutos después, Lux se retiró del camerino, dejando a Harry solo junto a su esposo para platicar.

—¿Listo para trabajar? —preguntó Louis acariciando los pies del rizado, los que reposaban sobre
sus piernas.

—Sí, pero debo confesar que estoy un tanto nervioso.

—¿Por qué, cielo? Estoy muy seguro que todo saldrá perfecto.

Harry soltó un suspiro largo. Louis podía percibir la incertidumbre martillando la cabeza de su
esposo.

—¿Y si Eva y yo no tenemos química y decepcionamos a Douglas? Él ha depositado su


confianza en mí, porque cree en mi experiencia, pero no lo sé...

Louis no estaba muy seguro de cómo responder a eso. Definitivamente él confiaba en el talento
de Harry, así que en vez de dedicarle una frase motivadora, consiguió inclinarse sobre su esposo,
metiendo sus manos bajo la bata negra que utilizaba. Harry disfrutó aquella sensación de su
esposo tocándolo con sus manos calientes, lo que provocó una sonrisa espontanea en su rostro.

—Eres perfecto y muy talentoso —murmuró entre besos.

—Louis... creo que no es el momento —y así, entre risas se apartaron, adoptando su antigua
posición sobre el sofá—, pero gracias por la confianza.

—Recuerda que acepté amarte y apoyarte en las buenas y en las malas.

Harry depositó un casto beso sobre los labios de Louis, antes de ponerse de pie y dirigirse al
espejo.
—Gracias por eso también.

[...]

—Lux, quiero ver a Harry. Me estoy aburriendo aquí encerrado.

Se quejó Louis, en cuanto paseaba de un lado al otro por el camerino de Harry. A su esposo le
pidieron que se presentara en el set hace media hora y él, gracias a Chad, tuvo que quedarse
dentro de aquellas cuatro paredes para no provocar la ira del director.

—El señor Dabadabadu seguro olvidó lo que le dije.

—Su apellido es Dabariano —le corrigió Lux con una sonrisa—, y no lo creo. Mejor quédate aquí,
yo debo ir al set, no deseo que la ira de quien firma mis cheques mensuales caiga sobre mí.

—De acuerdo, ve. No es como si necesitara una niñera —soltó con una sonrisa carismática.

—Oh, yo creo que sí. En solo una hora te has metido en más de un problema.

Con un resoplido, Louis hurgó en el bolsillo de su pantalón, hasta que encontró su teléfono
celular.

Quizás podría pasar el rato escuchando música. La idea de estar encerrado sin hacer nada
empezaba a causarle claustrofobia.

Los minutos trascurrieron y la ansiedad lo arrastró fuera del camerino. Creyó que sería una buena
idea ir al set, pero la suerte no parecía estar de su lado. Los dos guardias que lo arrastraron en la
mañana fuera de la estancia, se encontraban custodiando el trabajo del director. Eso lo obligó a
tomar la salida de emergencia. Lo último que deseaba era causarle problemas a Harry.

Louis no supo cuanto tiempo caminó alrededor del hotel, incluso entró a la tienda de recuerdos,
donde consiguió un balón de fútbol americano del equipo local.

—Señorita, ¿Cuánto cuesta? —preguntó Louis, mientras rebotaba el balón entre sus manos.

—Cincuenta dólares, señor.

—¡¿Cincuenta?! ¡Guau! ¿Acaso lo fabricaron con fibras de oro? Necesito saberlo, porque... rayos,
¿cincuenta dólares?

—Ese es el precio... —repuso la joven.

—Pues no puedo aceptarlo —espetó con el ceño fruncido. La joven lo miró con recelo y tomó el
balón de entre sus manos.

—En ese caso no puedo vendérselo.

—Pero lo quiero.

—Cincuenta es el precio.

—Pero no quiero pagar cincuenta dólares por un balón, es una estafa.

—Entonces cómprelo en otro lugar, señor.


—Pero quiero comprarlo aquí. No acaba de ver que entré y todo.

—Yo... —la joven de cabello corto y castaño, lo miró preocupada. Quizás nunca en su vida
esperó toparse con un cliente tan difícil. Era obvio, por su expresión, que no estaba preparada
para complacer sus exigencias.

—¿Puedo hablar con el encargado?

—De acuerdo —dijo ella aliviada de quitarse la carga de encima, y dándose media vuelta se
dirigió tras una cortina que separaba el local, de la bodega.

Segundos después, un hombre de aproximadamente sesenta y tantos años se acercó a Louis,


con aires conciliadores.

—Buenos días, señor... —el sujeto detuvo su monótono saludo y remontando sus gafas asintió
sorprendido—. Aguarde, ¿usted es Louis Tomlinson del equipo de baloncesto de los Ángeles?

Él asintió.

—Sí, ese soy yo.

El hombre mayor le ofreció su mano cordialmente, la que tomó y estrechó.

—Es un gusto que una estrella con tanto futuro como usted nos visite, ¿Cuál es el problema,
señor Tomlinson?

Con pavoneo, y la gran satisfacción que le daba ser reconocido por su trabajo, tomó el balón que
la chica que acababa de atenderlo le quitó.
—Quiero comprarlo, pero no estoy de acuerdo con el precio. ¿Podríamos rebajar la cifra?

El encargado del negocio estiró sus manos frente a él y con un asentimiento pesado dijo. —Se lo
doy de obsequio a cambio de un autógrafo, ¿Qué opina?

Esas palabras alegraron al eminente basquetbolista.

—Me parece que tenemos un trato.

Su amena visita al local terminó con un par de autógrafos y fotografías que aquel hombre
prometió colgar en la pared de su negocio.

—Gracias, son muy amables, adiós.

Louis pudo admirar los hermosos jardines del hotel: Árboles, arbustos con flores y asientos de
madera muy elegantes.

Aprovechando el lindo día y lo desolado que lucía el lugar. Tomó su nuevo balón, y pretendió
pasar el tiempo haciendo algo de deporte en exteriores.

Dando pequeños brincos sobre el pasto divisó el perfecto arco que formaba las ramas de un árbol
a un par de metros de distancia. Y entonces, dando un par de pasos hacia atrás, tomó impulso y
lanzó el balón a través de este.

El baló traspasó el arco, pero también lo hizo sobre una larga fila de arbustos con flores de
colores pasteles. Solo esperaba no meterse en problemas por jugar en los jardines del hotel.

Corrió por su balón con una sonrisa de satisfacción. El día no podía estar tan perdido después de
todo, pero en cuanto distinguió su balón sobre el pasto, también vio una guitarra, un cuaderno y a
un pelirrojo tirado boca abajo en el fresco y verde pasto del jardín.

—Borrachos —murmuró mientras se dirigía en busca de su balón.

Soltando un resoplido, se encaminó lejos de aquel hombre tirado en el suelo, que


sorpresivamente murmuró algo sobre ser golpeado por un objeto salido de la nada.

Louis soltó el balón y corrió con el pelirrojo que se veía muy aturdido. Este sostuvo su cabeza y la
agitó en cuanto usó sus manos para levantarse un par de centímetros del suelo.

—¿Qué diablos? —Soltó el chico, luego acarició su cabeza y gimió de dolor.

—¡Auch!

Louis, quien miraba al joven derribado por su balón, se acercó un poco más para preguntar.

—¿Se encuentra bien?

—¿Ah? —inquirió el extraño agitando su cabeza un par de veces más.

—¿Qué si se encuentra bien? —volvió a preguntar, esta vez alzando un poco más su tono de
voz.

—No... creo... ¿Qué me golpeó?

Louis miró a su alrededor, esperando que nadie más hubiese visto aquel incidente. Cerciorándose
de aquello dijo.

—Un balón —rascó su cuello impaciente—, pero el chico que lo lanzó ya se fue. Intenté
alcanzarlo, pero desapareció.
—Oh... mierda —murmuró, al mismo tiempo que tomaba asiento sobre el pasto.

—¿Te sientes bien? ¿O necesitas ir a una enfermería?

—No... estoy bien —agitó sus manos irritado—. No puedo creerlo. Solo necesitaba un lugar
tranquilo y aire fresco para escribir, y entonces me pasan estas cosas.

Resoplando, alzó su mirada al cielo.

—Dios, ¿tienes algo más preparado para mí? Quizás quieras que un piano gigante caiga sobre mi
cabeza justo ahora.

—En ese caso, creo que será mejor que te deje solo —rió Louis, pero aquel pelirrojo lo miró con
el entrecejo fruncido. No estaba de humor.

—Lo siento.

El extraño miró a su alrededor, y en cuanto sus ojos se toparon con su guitarra dijo.

—Dime que mi guitarra está bien. No puede estar más jodida que yo. Acabo de recuperarla de un
loco y molesto sujeto que deja notas de rescate en mi camerino.

Louis creyó que aquello sonaba terriblemente familiar, y solo bastó mirar atentamente al pelirrojo
una vez más para darse cuenta que se trataba de aquel compositor con el que Harry había tenido
el incidente de su guitarra.

—Disculpa, quizás sea una pregunta muy tonta pero... ¿Eres Ed Sheeran?

El chico asintió, mientras apretaba los ojos debido al dolor en su cabeza. Ed podía asegurar que
ese golpe le dejó un gran chichón en la cabeza.

—Oh... en ese caso, mucho gusto. Mi nombre es Louis y soy el esposo de aquel loco que
secuestró tu guitarra, por cierto, lo siento. Él es un buen tipo, solo que muchos lo consideran un
poco extraño —se encogió de hombros.

—Oh, qué bien, y aquí vamos de nuevo —resopló el cantautor.

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O38. Vieja herida

Louis P.D.V.

El golpe que recibió Ed Sheeran por mi culpa no resultó un gran problema, al contrario, aquel
incidente me permitió conocerlo y platicar con él.

Quizás al principió las cosas no fueron tan sencillas como ahora, pero le aseguré que solo
deseaba charlar, el parecía necesitar una persona con quién hacerlo.

—¿Alguna vez has tenido un día en el que solo quieres olvidar que compartes el mundo con una
persona en especial?

—Siempre, me sucede con el 99.9% de las personas que habitan en este planeta, todos los días.

La risa que soltó Ed ante mi comentario, me animó a preguntarle los motivos que tenia para
pensar en eso.

—¿Te pasa muy seguido?

—Los trescientos sesenta y cinco días del año, sí —él tomó su guitarra y tocó un par de
acordes—. Es por eso que disfruto mi tiempo libre en lugares como este.

—¿Hasta hoy? —pregunté con una sonrisa.

—Hasta hoy. No quiero conseguir que alguien golpee mi cabeza de nuevo.

—Sí... eso —aguardé en silencio para escuchar la melodía que tocaba en su guitarra. Encontré el
ritmo muy pegajoso. Pero aún no cantaba ni una sola palabra.

—Eso suena bien, ¿es algo que estabas componiendo?

—Sí, la terminé justo antes de que llegaras. ¿Quieres escucharla?

Asentí.

«I met this girl late last year

She said, "Don't you worry if I disappear."

I told her I'm not really looking for another mistake

I called an old friend thinking that the trouble would wait


But then I jump right in

A week later returned

I reckon she was only looking for a lover to burn

But I gave her my time for two or three nights

Then I put it on pause 'til the moment was right...»

«I went away for months until our paths crossed again

She told me, "I was never looking for a friend."

Maybe you could swing by my room around 10:00

Baby, bring a lemon and a bottle of gin

We'll be in between the sheets 'til the late AM

Baby, if you wanted me then you should've just said

She's singing

Ah lahmlahlah»

«Don't fuck with my love


That heart is so cold

All over my home

I don't wanna know that babe»

Para interpretar aquella canción, no necesitaba tener una mente privilegiada. El sentimiento y las
palabras contaron una historia muy jodida.

En conclusión: Increíble canción, frustrante historia.

No quise hacer preguntas personales, pero tenía una gran curiosidad en mente cuando terminó
de interpretar su creación.

—¿Y qué tal? —preguntó, dejando su guitarra a un lado.

—Es una canción increíble, ¿planeas incluirla en tu siguiente disco?

Ed negó con una sonrisa sombría.

—No, no más música para mí —aplastó su cabello pelirrojo con una mano, y luego dijo—. No
pienso volver a pasar por todo el proceso que un artista debe soportar para sacar un nuevo CD.
Me gustan mis canciones tal y como son, nunca permitiría que alguien de nuevo me diga que las
cosas acerca de las que escribo no venderían un solo disco. Por ahora, estoy satisfecho con lo
que hago.

—Comprendo —asentí, y con admiración tomé la liberta que me ofreció. Estoy seguro que Harry
hubiese convulsionado en el pasto si su cantautor favorito le ofreciera su libreta personal para que
le echara un vistazo a aquellas canciones que, según sus palabras, nunca le mostraría al mundo.

Revisé las páginas con los borradores de sus primeras canciones, no conocía todo su trabajo,
pero aquellas canciones si las había escuchado alguna vez.

El borrador de "Give me love". Los tachones y las letras remarcadas en dichas hoja, solo
demostraban lo mucho que trabajó en ella.

—Así nació esa canción. Me encontraba en un café y la melodía apareció en mi cabeza, luego
unos amigos me ayudaron a terminarla —me comentó de repente.

Observé un par de frases que no eran parte de la versión que escuché gracias a Harry, ya que él
solía escuchar su álbum + (Plus) en el auto casi siempre.

—Omitimos algunas cosas y agregamos otras, pero, ¿te gusta?

—Sí, me gusta mucho —asentí mirando la libreta con detenimiento—. Mi esposo coloca tu CD en
el auto y esta canción es mi favorita, más porque Harry la ama y es muy feliz cantándola... me
gusta escucharlo cantar para mí, me hace sentir muy especial —ensimismado en mis
pensamientos, mencioné todo lo que pasó por mi cabeza en ese preciso instante—. Es por eso
que adoptó un significado especial para mí.

«I need your love and I just wanna hold you»

«You're the flame that turn on the city on fire»

«So baby, please give me love»


«I found you in my dreams»

Leí esas cuatro frases tachadas y totalmente descartadas del resto de versos.

—¿Sabes? Creo que estas frases de aquí —le señalé—, formarían un verso.

Ed tomó su libreta y revisó lo que acababa de comentarle. Él asintió con el ceño fruncido, parecía
pensar un poco al respecto.

—Harry amaría ver eso —mencioné tentativamente—. Y sé que tienes una mala impresión de él,
pero te aseguro que si lo conocieras un poco más te cautivaría su personalidad y lo maravillosa
persona que es. Él solo quería rescatar tu talento, y suele preocuparse mucho por las personas
que aprecia y admira. Es un gran hijo, amigo, esposo y padre.

—¿Padre? —preguntó Ed con una sonrisa desconcertada.

Asentí, y señalándome con un dedo le dije.

—Somos padres.

—Guau, nunca lo hubiese imaginado. Bueno, no es el estereotipo de padre —rió bajo—.


¿Cuántos hijos tienen?

—Dos, dentro de un par de días el mayor cumplirá seis años.

—Oh... felicidades. Pareces tener una maravillosa familia.


Asentí, y entonces mi mirada se centró en su guitarra, de solo recordar lo que hizo Harry con ella
no logré contener una sonrisa. Esperaba haber limpiado en algo el honor de mi esposo con el
pelirrojo.

Ed pasó las hojas de su libreta hasta encontrar una en blanco, entonces empezó a escribir.
Aguardé sentado sobre el pasto, tiritando mis dedos sobre mis rodillas hasta que él arrancó la
hoja y me la dio.

«You're the flame that turn on the city on fire»

«I found you in my dreams»

«I need your love and I just wanna hold you»

«So baby, please give me love»

"Ed Sheeran" "Give Me Love" "Versión de Louis para Harry"

—Quizás quieras darle esto a tu esposo, tenias razón, eso luce muy bien. Ahora vamos a
escucharla —sugirió tomando su guitarra de nuevo.

Observé la hoja de papel con la letra inédita de su canción y su firma. Entonces, empezó a tocar
los acordes.
[...]

Harry P.D.V.

—Eva... ¿Eva? ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucede?

Me hallaba en su camerino, luego de seguirla y conseguir que me abriera la puerta. No lograba


comprender que sucedió luego de un par de grabaciones. Todo marchaba bien hasta que el
director se acercó a nosotros con el libreto y la interpretación correspondiente de la siguiente
escena.

El director nos mostró el video que dos actores de prueba grabaron, en él podíamos apreciarlos
en la misma escenografía, pero la escena no era tan sencilla como la de hace un par de minutos.
Los encargados de vestuario hicieron lo posible por hacer sentir cómoda a Eva. Consiguieron
para ella unas pantaletas que era sujetada con hilos trasparentes. Pero para ella aún no era
suficiente, pero sabía que había algo mucho más grande detrás de su preocupación y ansiedad, y
lo confirmé cuando el director le exigió que actuara con profesionalismo.

Chad la presionó, y aunque intenté convencerla de que serian solo un par de segundos, en los
que teníamos que poner de nuestra parte para que fuera perfecto, y así demostrarle a Chad y al
director que podíamos lograrlo, ella aún no parecía convencida.

En la escenografía, minutos antes de empezar. Mi ingle se encontraba cubierta con las sabanas,
y la cámara captaba mi perfil. El director le pidió a mi ya nerviosa compañera que tomara su
posición en el cuadro.

Dabariano le gritó que no teníamos todo el día, y para mi sorpresa ella no dijo nada, parecía estar
mucho más preocupada de mí. Tomé su mano y la ayudé a sentarse sobre mis muslos, y para
entonces, noté como sus manos temblaban.

La ayudante del director colocó la mano de Eva sobre mi hombro y cuando se disponía a quitarle
la bata se removió incomoda, mirándose miserable.

—Eva... ¿necesitas algo de tiempo? —le pregunté pero ella negó tapando su rostro con ambas
manos.

—De acuerdo, ya viste lo que tenemos que hacer, solo relájate, el director se está exasperando.

Asintió, y cerrando sus ojos pasó sus brazos alrededor de mis hombros.

—Lo siento... yo... solo... creí que podía hacerlo, pero...

—Por favor, no pienses que voy a irrespetarte, no tengo ningún interés en tocarte con una mala
intensión.

Ella negó con los ojos aguados.

—Lo sé, Harry, no es eso... lo juro. Lo siento, hay que hacerlo, estoy bien.

Asintiendo se quitó la bata, cubrí con mi brazo sus pechos, quizás le incomodara que hubieran
tantas personas a nuestro alrededor, ellos hacían su trabajo y no había forma de echarlos.

Las manos de Eva empezaron a tiritar contra mi espalda, y podía sentir el palpitar acelerado de
su corazón contra mi pecho.

Me preocupé por ella, e iba a pedir que detuvieran la grabación, pero el director gritó la cuenta
regresiva.
—De acuerdo, comenzamos en 5...

—Solo unos segundos, Eva, prometo que la peor parte habrá pasado.

En realidad creí que podía lograrlo, puesto que aquella escena era el único desnudo completo en
el corto, y solo duraba cinco segundos.

—...2, 1 acción.

Elevé mis caderas, sosteniéndola de la cintura con fuerza, mientras simulaba besar su cuello, y
entonces algo se rompió en mi pecho cuando Eva gritó con tanto pánico de sentirme tan cerca, y
sollozó dejando caer su cabeza sobre mi hombro derrotada emocionalmente.

Luego, al mirar su rostro mojado por las lágrimas y el miedo, negó.

—No puedo, no puedo... lo siento.

La cubrí de inmediato, ayudándola a ponerse de pie, en medio de gritos de nuestro director, pero
Eva no se detuvo a escucharlo, se colocó su bata y salió corriendo del set sin mirar atrás.

Con su vestido de verano y un abrigo de producción, Eva se encontraba acurrucada en el sofá,


llorando silenciosamente.

—Eva... sabes que puedes hablar conmigo.


—Soy una idiota... —soltó completamente rota, nunca imaginé que alguien con un temperamento
tan fuerte como el suyo se escuchara así de pequeña.

—Chad tiene razón... apuesto a que todos deben estarse burlando de mí —negó entre sollozos.

—Hey, claro que no. Todos están muy preocupados por ti.

—Sí, claro... —sorbiendo su nariz murmuró—. Lo siento, he arruinado tu trabajo.

—No, no lo has hecho, solo me gustaría que me contaras que anda mal.

Ella negó y contrayendo su rostro sollozó una vez más.

—Creí que podía hacerlo. Por Dios, ha pasado tanto tiempo —mencionó en un susurro,
envolviendo sus brazos alrededor de su estomago.

—Me estas asustando, Eva, por favor dime lo que sucede, necesitas hablar con alguien.

Acomodándose en el sofá, tomó un cojín que se encontraba a su lado y lo abrazó con fuerza,
mientras secaba su rostro e intentaba recuperar la calma.

—Gracias por preocuparte por mí, Harry, pero no quiero hablar ahora. Solo, quiero estar sola.
Déjame sola por favor.

No estaba de acuerdo con su pedido, pero no quería presionar. Si ella cree que necesita tiempo
sola se lo daré.

—De acuerdo, me iré, pero estaré en el set. Si necesitas algo solo llámame.

—Gracias —murmuró.
Al salir de su camerino, fui al mío y me cambié de ropa. Definitivamente las grabaciones se
atrasarían hoy, pero lo más importante de todo, necesitaba ayudar a Eva.

Tomé mi celular y busqué el número de Alex, su novia. Estoy seguro que ella puede ayudarla.

—Hola, Harry, ¿Cómo estás?

—Hola, Alex, necesito hablar contigo.

Y entonces, le expliqué a la novia de Eva lo que sucedió en el set. Puede escuchar cuán
preocupada se encontraba por ella y entonces dijo.

—Es lo que temía... Cielos, cuanto desearía estar allí con ella.

—Alex... ¿Qué sucede con Eva? Yo tengo un par de ideas en mi cabeza y son muy
desagradables, por favor dime que ella no pasó por algo como... no...

—Sí, Harry, pero por favor no le digas que yo te lo dije.

—Aguarda, ¿entonces es verdad? ¿Alguien abusó de ella?

—Sí... por desgracia eso sucedió.

—¿Por qué no me lo dijeron? ¡Dios! ¿Por qué Eva quiso pasar por esto?

—Ella creé que ya lo superó, incluso me hizo creer eso, pero al final yo tenía razón.

Sentí rabia y frustración porque no podía creer que alguien pudiera arruinar la vida de otra
persona de esa manera.

—¿Sabes quien fue? Dime que justo ahora se está pudriendo en la cárcel.

Al otro lado de la línea, Alex soltó un suspiro pesado.

—Fue su padrastro y no, Eva nunca lo denunció. Ella solo escapó y yo me fui con ella.
¿Recuerdas que te contamos eso? Aquella vez en el restaurante, Louis y tu amigo Nick estaban
allí.

—Sí, lo recuerdo, pero no puede ser posible... ¿Por qué no lo denunció? Ese degenerado debería
estar encerrado pagando por lo que hizo.

—Eva nunca me lo dijo, pero estoy segura que no lo hizo por la vergüenza que sintió, más bien, la
que sigue sintiendo. Le costó mucho tiempo decírmelo, y luego de hacerlo me pidió que no
volviera a mencionar el tema. Harry, prométeme que no le mencionarás sobre eso, si lo haces la
lastimarías, es muy duro para ella revivir ese día en su mente.

—No lo haré —resoplé, mientras negaba afectado.

—Gracias, por ahora solo asegúrate de que la dejen sola, le hablaré a su celular, todo estará
bien.

—De acuerdo, Alex, gracias por confiarme esto.

—No hay problema, Eva en verdad los aprecia mucho, a ti y a Louis. Tal vez no lo sepas, pero
ella no confía en ningún hombre sobre la faz de esta tierra, por eso es tan violenta cuando uno se
acerca lo suficiente para incomodarla, pero con ustedes es distinto, y si reaccionó así esta vez, es
porque sobrepasó sus límites.

—Lo comprendo.
—No pienses que fue algo en tu contra.

—Nunca pensaría algo como eso, gracias Alex.

—A ti, nos hablamos pronto, adiós.

—Adiós.

Tomé asiento en el sillón, pensando en lo mucho que Eva planeaba soportar por esta
oportunidad, y me pareció muy injusto que alguien como ella tuviera que sobrellevar el hecho de
que su padrastro continuara en libertad luego de tal atrocidad en su contra.

De pronto, Louis apareció por la puerta con dos tazas de té en su mano, y una sonrisa
despreocupada.

—Guau, ¿las grabaciones terminaron ya? Creí que tardarían un poco más. Mira, traje té, tu
favorito.

—Gracias... —murmuré sin ánimos.

—¿Qué sucede? ¿Por qué esa cara?

—Tenemos problemas...

—Oh... comprendo, será mejor que me siente, pero primero toma tu té y cuéntame lo que sucede.

—Te advierto que no es nada agradable.


—Ningún problema lo es —sonrió de medio lado, y entonces supe que entre los dos podíamos
resolverlo de alguna manera.

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O39. Esta noche somos jóvenes

CAPÍTULO DEDICADO A: AnyiiGuevara, -TheYellow777-, QuetzaliSalazarAguil, antonella_alive,


CasandraSpears. (Muchas gracias por sus comentarios y el apoyo.)

Louis guardó silencio, en cuanto Harry acababa de contarle todo lo que sucedió con Eva, y la
plática que tuvo con Alex, la novia de su compañera de trabajo.

—Me siento muy mal por ella, es obvio que no pienso quedarme con los brazos cruzados
—concluyó su esposo.

—No lo sé, Harry. Lo que está viviendo Eva es algo muy delicado... no sé como sentirme al
respecto. Por un lado, Eva parece una chica muy fuerte, nunca imaginé que algo como eso podría
sucederle a ella.

—Lo sé, fue exactamente lo que pensé.

Harry bebió un trago de su té, mirando con serenidad a su esposo, quien asintió levemente antes
de preguntar.

—¿Crees que si intentamos ayudarla solo terminemos empeorando las cosas?


—Solo quiero que sepa que cuenta con nosotros.

—Y estoy de acuerdo con ello, pero, ¿Cómo?

—Pues... tengo una idea.

El mayor lo miró con ojos entornados, mientras agitaba ligeramente su cabeza. Una leve sonrisa
se formó en sus labios.

—Cielo, no me gustan tus ideas, siempre terminan en secuestros y gente molesta.

—Oh, Louis. Al menos espero un poco de fe de tu parte.

—De acuerdo —mencionó el castaño, luego de colocar su taza de té sobre la pequeña mesa a su
lado—, háblame de tu idea, bebé.

[...]

Harry golpeó la puerta del camerino de Eva con Louis a su lado. Ambos habían decidido llevar a
su nueva mejor amiga a un lugar donde pudiera divertirse un poco y olvidar porque se sentía
afligida. Tenían la aprobación de Alex para poner en marcha el plan.

Harry y Louis eran muy conscientes de que nada nunca borraría ese mal recuerdo, pero estaban
dispuestos a construir nuevos buenos recuerdos que opacaran en lo más posible al resto.
Alex confiaba en ambos, ellos eran los únicos que podrían levantar el ánimo de su novia, ya que
para ella era prácticamente imposible viajar a St. Augustine, su trabajo y clases eran
responsabilidades que no podía ignorar.

Segundos después, Eva abrió la puerta, su semblante no era el mejor. Sus ojos lucían cansados
y su piel muy pálida.

—Hola —dijo en voz baja.

—Hola, Eva. Será mejor que vengas con nosotros —dijo el modelo, mientras se apoyaba en la
puerta.

—¿Mhm?

Louis asintió a lo que dijo Harry, y con una sonrisa brillante agregó.

—No aceptaremos un No como respuesta.

—Chicos... en realidad no quiero...

—¡No tienes elección! En serio, no puedes decir no. Louis ha retrasado su vuelo, y no se irá de
aquí hasta ir a la fiesta inspirada en los 60' de esta noche.

—¿Fiesta de los 60'?

—Sí, el hotel ofrecerá esta noche una fiesta con música A gogo, Rock And Roll y R&B. Y
necesitas ver lo bien que bailo el Rock And Roll.

Con una tenue sonrisa, Eva observó los divertidos movimientos de baile que Harry intentaba
demostrarle, Louis rodó los ojos.
—Por suerte para el Rock and Roll y toda una generación, Harry no nació en esa época.

Mientras lo comentaba, Harry continuaba moviendo sus manos y caderas, deslizándose a un


metro de la puerta.

—Cielo, déjalo ya, te vas a lastimar.

—"Let's Twist Again... last we did last summer" —con una sonrisa suficiente se detuvo y
mencionó—. Uff, solo lo dices porque mis pasos de baile son mejores que los tuyos.

Eva rió bajo, pero aún no parecía convencida.

—Chicos, en verdad les agradezco...

—Vamos, Louis, baila, seguro consigues convencerla.

—Si bailo ahora, nos tirará la puerta en la cara —le murmuró a su esposo, lo que causó una
pequeña risa floja en Eva, quien cerró la puerta tras su paso.

Tanto Louis y Harry con sonrisas brillantes dieron por superada la primera fase.

—Bueno, me convencieron, a si que por favor, ya dejen de bailar en el pasillo, es vergonzoso.

—Eso lo dice por ti —mencionó Louis con una sonrisa triunfante—, yo ni siquiera bailé.

Con una mueca en su rostro, Harry le dirigió una mirada a la ropa de su amiga y compañera de
trabajo.

—Bueno, hablé con Lux y seguro a esta hora ella ya tiene algo de ropa para la ocasión.
—¿Ropa? ¿Qué ropa?

—Pues, la que usaremos para mezclarnos en la fiesta. ¿No creerás que te iban a permitir entrar
con jeans y una camisa que dice «Larga vida al hip hop»?

Con una mirada aturdida, Eva negó levemente.

—Empiezo a creer que me arrepentiré de haber aceptado.

—Nada de eso —dijo Louis caminando animosamente por los pasillos—. Considera este
momento un salto en el tiempo. Aún no, pero pronto.

[...]

Louis y Eva miraron con labios entreabiertos como Harry lucia orgulloso su look retro. Su esposo
fue el primero en hablar.

—¡Hey, bebé! Naciste para usar eso.

Harry estiró su chaleco dorado, el que cubría en parte una camisa blanca abierta hasta su
abdomen y unos pantalones floreados de bastas anchas. Su cabello largo y rizado cubierto
apenas por una cinta amarrada a su frente. Las gafas redondas y diminutas, eran menos
graciosas que el enorme collar con el signo de paz sobre su pecho.

—No hay camino para la paz, amigo, la paz es el camino —bromeó el rizado y sacando una flor
de su chaleco se acercó a su esposo—. Fuma esta flor, hermano. Prohibido prohibir...

Louis negó ante la estúpida expresión que su esposo usó para decir aquello. Parecía vivir un viaje
astral y eso lo hizo reír con ganas.

—Oh, cállate. Las flores no se fuman, duh.

Harry abrió su boca en socarronería y señalándolo gritó.

—¡Drogadicto! ¡De eso si sabes!

Con una risa sarcástica negó.

—Pero si le preguntara cuanto es cinco más cinco, respondería: ¿treinta y seis?

Louis se abalanzó sobre Harry con una carcajada a punto de explotar en su rostro, entre risas
Eva acompañó a Lux, quien había escogido un guardarropa inspirado en la comunidad juvenil de
los 60' y 70' respectivamente.

—¿Cuántos años tienen chicos? ¿Cuatro?

Media hora después, Louis agitó sus brazos en el aire mientras los tres caminaban con rumbo a
la fiesta.

Eva lucia un colorido vestido a gogo de mangas anchas, su cabello se encontraba planchado y la
cinta que cubría casi por completo su frente, parecía gustarle mucho. Contra lo que tuvo que
luchar, fueron las botas blancas por debajo de sus rodillas que rechinaban un poco al caminar.

Louis, con un estilo hippie, usaba una peluca de crespos altos, esta también se encontraba atada
con una bandana que combinaba con su atuendo floreado, el que le quedaba grande, pero
perfecto para la ocasión.
—Ya quiero comer —canturreó Louis, y llevaba diciendo los mismo desde que se enteró que
aquella fiesta dispondría para sus invitados un surtido buffet.

—Louis, dime que no irás a la mesa de buffet apenas lleguemos.

—Claro que lo haré, ¿Por qué crees que iría a una fiesta si no existiera la comida de por medio?

[...]

Durante horas, Harry bailó junto a esposo y su nueva amiga, no fue sencillo convencerla, pero
una vez en la pista de baile las cosas resultaron más sencillas. Bailar la música de aquella época
resultó muy relajante, y podía notar como Eva se soltaba al ritmo del estilo libre.

«When you move in right up close to me,

that's when I get the shakes all over me

Quivers down the backbone

I got the shakes down the knee bone

Yeah, the tremors in the thigh bone


Shakin' all over»

Louis fue quien más disfrutó mostrándole a su esposo lo bien que bailaba la música a gogo.
Harry, con el ceño fruncido, no desperdiciaba oportunidad para sabotear sus movimientos entre
risas.

Tiempo después, mientras todos se encontraban sentados en los cómodos almohadones sobre el
piso de madera, recreando el informal estilo de la época, un pequeño show dio inicio.

Una banda interpretó canciones como "Once I Had A Woman" de Jimi Hendrix y un largo
repertorio que involucraba a Elvis Presley, Rolling Stones, Bob Dylan, entre otros.

Eva miró con una sonrisa como Harry recargado contra el pecho de Louis, cantaba "Knockin' On
Heaven's Door" mientras los brazos de su esposo lo envolvían amorosamente. Ellos lucían
realmente felices y enamorados, entonces ella no pudo evitar pensar en Alex, y en cuanto
desearía que estuviera a su lado.

Al final de la presentación, el animador del evento anunció el inicio del "The Beatles' Karaoke".
Harry prestó toda su atención en cuanto escuchó: The Beatles y Karaoke.

—¡Hay que participar!

—¿Qué? —preguntó Eva con ojos amplios—. ¿Cantar? Harry, no.

—Vamos, Eva. Louis está de acuerdo.

Su esposo lo miró con la misma expresión de su compañera, entonces rodó los ojos, dejando
caer su cabeza una vez más contra el pecho de Louis.
—De acuerdo, son tan aburridos. No puedo creer que terminara saliendo con ustedes de fiesta.

Louis y Eva se miraron con sonrisas cómplices, y entonces, ante la sorpresa del rizado, ambos lo
atacaron con cosquillas.

—¡De acuerdo! tu ganas, quiero participar en ese jodido karaoke —mencionó Eva con labios
fruncidos. Louis asintió.

—Todo sea por ti, cielo.

—Lo ven, cuando se esfuerzan pueden resultar muy tiernos, chicos. De acuerdo... ¡Vamos!

[...]

Ed no creía en la suerte, pero ver a cierta rubia de bonitos ojos azules, sentada a dos mesas del
escenario bebiendo una limonada, lo hizo considerar que tal vez aquello era obra de lo que
algunos llamaban destino.

El pelirrojo había tenido mucho tiempo para pensar en la inevitable atracción que sintió por
Teresa. La idea lo asustaba, él no necesitaba un nuevo error en su vida. Pero allí estaba ella,
escuchando su presentación, gentil, bella.

Por un segundo Ed olvidó como se entonaba el siguiente acorde de su canción. El silencio inundó
el salón, y él apenas tuvo tiempo de aclarar su garganta y decir.
—Lo siento, tocaré algo especial para ustedes. Hace mucho tiempo no la canto, pero creo que
esta es la noche...

«She's like cold coffee in the morning

I'm drunk off last nights whisky and coke...»

Con sus ojos cerrados y sus dedos raspando las cuerdas, se concentró en los últimos minutos de
su show. Luego volvería a su frio camerino donde Tom, su representante, le diría: "Buen trabajo
esta noche, Ed, como siempre", luego caminaría hasta su habitación para pasar la noche viendo
una película en TNT que tratara sobre divertidas situaciones que involucraran policías, bandas
delictivas y con suerte a Jackie Chan.

Su show acabó con un cover de la banda «The Script» deleitando al público que aplaudió hasta
que se puso de pie, junto a su guitarra y abandonó el escenario.

Mientras caminaba por el pasillo, apretando su guitarra con la mano, la idea de él acercándose a
aquella chica que había rondado sus pensamientos desde que la conoció, se volvió ansiedad.

Absorto en sus pensamientos no notó cuando Tom apareció frente a él, diciéndole algo sobre ir a
tomar un trago. Él se detuvo y con una sonrisa desconcertada por el sentimiento de estar a punto
de cometer una imprudencia, ya que quizás Teresa no gustara de él, pero se atrevería, estaba
decidido. Se acercaría y le hablaría. Sí, eso haría.

Empujó su guitarra contra el pecho de su representante y mejor amigo, quien se quejó por su
rudeza.

—Auch, ¿Ahora qué te pasa, Ed?


El pelirrojo palmeó su hombro y le dijo.

—Llévala a mi camerino —refiriéndose a su guitarra—, tengo algo que hacer justo ahora.

—¿En serio? ¡Guau! ¿Desde cuándo tienes cosas más importantes que hacer? —dramatizó Tom,
aún mosqueado por el desplante de su amigo, con aquella chica amiga del insoportable sujeto de
Alibi Dior.

—Siento que ya no me prestas atención, Teddy —dijo con una fingida mirada dolida, luego dio un
paso atrás—. Como sea, vete. Mal amigo.

—Gracias, Tom, sabes que te adoro.

—Ajam, como digas.

[...]

Louis P.D.V.

Gracias a Harry: Eva y yo nos encontrábamos parados sobre un escenario, frente a cientos de
personas, quienes esperaban expectantes a que Harry terminara de prepararse frente al
micrófono.

—Hola, buenas noches —dijo mi adorado esposo con singular alegría—. Mis chicos y yo
interpretaremos una canción titulada Twist And Shout.
—¿Son ideas mías o uno de los sueños frustrados de Harry fue ser cantante? —me preguntó Eva
mientras colocaba un micrófono frente a nosotros.

—Sí, de hecho, él canta muy bien y es bueno hablando con el público. Está en su personalidad,
no me preguntes por qué... supongo que es un don.

Los asistentes aplaudieron animándonos a iniciar nuestra participación. Para mi sorpresa, Eva se
veía menos nerviosa que yo, solo entonces agradecí estar disfrazado.

Las pantallas sobre nuestras cabezas se encendieron, mostrando una vieja presentación de los
Beatles, y el nombre de la canción difuminándose en letras amarillas. Conocía muy bien aquella
canción, pero Eva, al contrario... «¿Qué diablos? ¿Cómo se canta esto? Ayuda, Louis...»
murmuró a mi lado, la miré con una sonrisa y entonces le dije.

—¿Reconoces a Paul y George?

—Mmmm, no...

—Ya valiste, por favor, pide disculpas y retírate.

Recibí un codazo de su parte, y mientras me retorcía de dolor, porque el codo de la pequeña Eva
no era el más delicado del mundo, mencionó.

—Lo siento, llevo menos tiempo en este mundo que ustedes.

Solté una carcajada al imaginar la cara que pondría Harry si hubiese escuchado eso.

—Elemental mi querida Eva.


La música dio inicio con Harry sosteniendo el pedestal de su micrófono. Empujé a Eva con mi
hombro y le dije.

—Solo debemos repetir cada última frase que Harry cante. Será sencillo, ya lo verás.

Ella asintió y entonces Harry empezó. Nuestros coros tomaron coordinación en menos tiempo del
que predije. Y para suerte de todos Eva empezó a divertirse.

Cuando acabamos y el público aplaudió, Eva se acercó a Harry y le dijo algo al oído, segundos
después mi esposo se acercó a mí con una sonrisa maliciosa.

—Este chico quiere cantar, ¡Un aplauso para él!

Negué aparatosamente, debían estar bromeando. Claro que no.

—¡No es cierto!

El animador del evento no fue de gran ayuda para mí, ya que se paró en la mitad del escenario y
dijo entre otras cosas.

—¡Démosle un aplauso para que nuestro siguiente participante se anime!

—Vamos, Louis, participa —dijo Harry empujándome al micrófono, Eva lo ayudó y ya que ella
lucia tan satisfecha con hacerme sentir avergonzado terminé parándome en el lugar que ocupó
hace un par de minutos mi esposo.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el conductor, a lo que yo respondí un aturdido—. Louis...


Styles.

A eso lo llamaba mantener mi identidad a salvo. Soy un genio. A un metro escuché la carcajada
de Harry y mirándolo con ojos entornados negué.
—¿De acuerdo, Louis, qué deseas cantarnos hoy?

—Mmmm... —miré la lista de canciones disponibles en el karaoke, todas eran familiares para mi,
ya que Mark, mi padre de toda la vida, era un gran fan de la banda. Incluso me llevó un par de
veces a reuniones que organizaban los fanáticos en Doncaster.

"While my guitar gently weeps"

"Because"

"Yesterday"

"Hey Jude"

"Hello goodbye"

Y al final, encontré mi favorita.

—Drive my car...

[...]

Ed (Sheeran) P.D.V.
Fue muy desilusionante llegar hasta la mesa donde minutos atrás ella se encontraba y no ver a
nadie ocupando la silla. Se había ido.

Entonces pensé que quizás el mismo destino que la trajo a este lugar, la alejó de mí porque no
estaba preparado para tomar el riesgo. Pero entonces miré a mi alrededor, y en el exterior del
restaurante, justo en el área de fumadores, la vi caminando con un cigarrillo en su mano.

—Al Diablo el destino... —murmuré en cuanto me encaminaba hasta ella. Mientras me acercaba
mis nervios empezaron a disparase, conocía muy bien lo poco hábil que era al momento de
acortejar a una chica, pero aún recuerdo lo que resultó una vez hace cinco años. Quizás el final
de esa historia no fue uno de los más alentadores, pero no puedo negar que el principio, por
extraño que se escuche, sí lo fue.

—¡Rayos! —murmuré lo suficientemente alto para llamar su atención, ella se encontraba de


espaldas dándole una calada a su cigarrillo, y entonces sus ojos azules me miraron con sorpresa.

—¿Ed?

Mis manos fingieron hurgar mis pantalones, mientras susurraba «¿Dónde los dejé?» luego la
observé con una leve sonrisa.

—Hola, Teresa, que sorpresa encontrarte aquí... afuera... esta noche...

La linda rubia asintió con una sonrisa afectada en su rostro, seguro creía que era un completo
idiota, porque estoy seguro como el infierno que ella sabía, que yo sabía, que estaba aquí esta
noche.

—Sí, escuché tu presentación. Felicidades, fue impresionante.

Asentí embelesado con la manera en la que sus brazos se envolvían a su alrededor, la noche era
muy fría y entonces pensé que tal vez el siguiente paso era ofrecerle mi chaqueta.
Me la quité torpemente, y para mi mala suerte, la manga se enredó en mi reloj.

—Oh, oh.

En mi enredo, di un par de vueltas intentando zafar mi maldito reloj de la manga, entonces en un


suave gesto Teresa dijo.

—Permíteme ayudarte.

Mi rostro debió tornarse tan rojo como mi cabello a estas altas horas de la noche.

—¿Fumas? —Me preguntó mientras observaba mi gran lío y sostenía aún su cigarrillo en la
mano.

Asentí.

—¿Me permites? Solo un segundo —hizo un ademán con su mano, lo interpreté como si deseara
que sostuviera su cigarrillo, asentí y entonces ella lo colocó entre mis labios, y rodeándome para
ver la raíz del problema, me ayudó a desprender mi reloj de la estúpida manga.

—Gracias... y sé que esto es muy vergonzoso, pero quería ofrecerte mi chaqueta para que te
cubrieras del frio.

Le ofrecí la prenda y de paso su cigarrillo, pero ella solo tomó la primera.

—Gracias y puedes quedarte con ese —me señaló el pitillo en mi otra mano—. Viniste a eso,
¿cierto?

Afirmé y dirigiendo mi mirada a lo que ella observaba minutos atrás mencioné.


—Me gusta este lugar, es perfecto para pasar un momento a solas... —al notar lo que acababa de
decir, la observé incomodo.

—¿Quieres estar sola? Oh, ni siquiera lo consideré. Lo siento, yo...

—No, está bien. Me alegra que estés aquí. Me sentía un poco sola, y es aburrido pasar todo el
día en mi habitación, así que salí esta noche a cenar fuera.

—Oh... ¿Y Harry?

—Él está con su esposo y una compañera de trabajo, o eso creo. Surgió un problema con las
grabaciones del comercial.

—¿Momentos difíciles?

Ella asintió.

—La agencia de modelos está consiguiendo una nueva chica, no sé si las cosas se resuelvan tan
pronto como desean.

—Jodido, a eso le llamo tener la suerte Sheeran.

Ella sonrió abiertamente, mirándome con simpatía, y no podía sentirme más satisfecho con eso.

[...]
—¡No puedo creerlo! Esto fue muy divertido, en serio chicos, ustedes si saben divertirse. Debo
confesar que estaba un poco escéptica al respecto, pero debo agradecerles la paciencia que
tuvieron conmigo. Y quiero disculparme contigo, Harry, me comporté como una verdadera idiota.

—¡Hey! Dame un abrazo y cállate —dijo él, mientras envolvía a Eva en un abrazo lleno de cariño
y protección—. Sabes que siempre contarás conmigo, y con Louis también.

Su esposo afirmó las palabras de Harry, cuando le dio un abrazo a la chica. Para su sorpresa Eva
fue muy receptiva, lo que los hacía feliz a ambos.

Frente a la puerta de la habitación de su compañera, Harry mencionó.

—Y entonces, ¿continuaremos trabajando en la campaña de Alibi Dior?

Eva hizo una mueca al recordar el altercado de aquella mañana una vez más y avergonzada dijo.

—Solo si tú quieres seguir trabajando conmigo.

—Solo le di permiso para trabajar contigo, así que... —mencionó Louis quedadamente, mientras
se cruzaba de brazos. Harry protestó a su lado.

—Louis, cállate.

—Lo siento —dijo con una mueca.

—Oye, cállate tú —bramó Eva, y luego con una sonrisa chocó su mano contra la de un sonriente
Louis.

Rodando sus ojos, Harry mencionó lo que pensaba al respecto. Eva le aseguró que continuaría
en la grabación del comercial si lograba convencer a Chad y Douglas.

—No te preocupes, lo resolveremos. Ahora, será mejor que vayas a dormir. Buenas noches —dijo
Harry, y entonces Eva agitando su mano en un ademán de despedía entró a su habitación.

Segundos después, luego de miradas llenas de calor, Harry tomó la mano de su esposo y se
encaminaron por el pasillo.

—¿Aún quieres ir a la playa?

—Claro que sí, por algo retrasé mi vuelo hasta mañana a las ocho —le comentó el castaño
apretando su agarre.

—¿Eso significa que te quedarás viendo el amanecer conmigo?

—¿Esperas que lo vea con alguien más? —Preguntó jocosamente Louis, ante los ojos
entornados de su esposo.

—Siempre arruinas el romanticismo.

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O4O. Ojos azules y marrones

[Fragmentos del "Astraunye"]


La espiral es su insignia.

Astraunye ha significado Ingenio desde principios del siglo XVI. Maks Vasíliev, un científico que
poseía una filosofía muy distinta al resto de personas de su época, inició un pequeño grupo muy
selecto de personas, cuyos conocimientos en distintas ramas, le permitirían llegar a una
respuesta que lo satisficiera. Él creía que el conocimiento no surtía el mismo efecto en todos, y
que sería un desperdicio compartirlo con personas que nunca lograrían comprender el verdadero
valor de nuestra existencia.

Maks Vasíliev pasó gran parte de su vida en un Monasterio, pero debido a su sed por el
conocimiento y respuestas que no conseguía de los libros y las enseñanzas que le impartían los
monjes, clandestinamente creó en su habitación un improvisado laboratorio.

Él era un hombre de fe, pero la ciencia era una de sus mayores pasiones. El monasterio tardó
muchos años en descubrir lo que Vasíliev ocultaba en su habitación. Aquello le trajo grandes
problemas, él describe, que nunca sintió tanta frustración y dolor como cuando observó a los
miembros del monasterio destruyendo todo su trabajo.

Pasó mucho tiempo cumpliendo todo tipo de penitencias, pero él continuó investigando con lo
poco que tenía a su alrededor. Vasíliev abandonó el monasterio poco después de su cumpleaños
número cuarenta, el que se celebra el once de noviembre.

Harry P.D.V.

Louis y yo disfrutábamos de la maravillosa vista, juntos, con mi cabeza encajada bajo la barbilla
de mí esposo. No nos tomó mucho llegar a la playa, y no pudimos escoger mejor momento, ya
que dentro de una hora y treinta minutos el sol empezaría a salir, o eso aseguraba Louis.

Era completamente placentero sentir sus manos acariciando mi abdomen, mientras charlábamos,
adoraba este momento, y más cuando me platicó sobre algo tan trascendental y significativo para
nuestra familia, como lo era la ayuda profesional a la que se sometía.

Suena un tanto extremista, si lo planteamos de esa manera, así que prefiero llamarle: Apoyo
emocional.

—¿Sabes? Hace un par de días empecé a platicar con un psicólogo. Zayn lo contrató al principio,
pero a la final lo consideré necesario.

—¿En serio? Eso es genial... —murmuré girando mi rostro hacia él mientras mirábamos las
pequeñas olas desaparecer en la orilla—. Quiero decir... si te hace sentir cómodo hablar con un
profesional sobre cosas... cualquier cosa. Me alegra saber que fue decisión tuya a la larga.

—Sí, creo que es muy útil. Al principio no lo creí así, pero poco a poco me di cuenta que hay
cosas dentro de mi cabeza que no logro descifrar... es... algo que no consigo alcanzar. Sé que es
importante, porque lo siento presente... pero no logro recordarlo del todo.

—¿Eso significa? —indagué un tanto confundido.

—Ni siquiera yo lo sé, pero... ¿Alguna vez has sentido que olvidaste algo importante, pero no
sabes lo que es?

Asentí, pues claro que sabía lo que eso significaba. Por casi tres años experimenté aquella
sensación mientras me encontraba en Rusia.

—¿Aún no logras recordar lo que es?

—No, pero hace una par de noches tuve una pesadilla, fue justo después de la segunda cita con
el doctor Venegas, ese es su apellido. Él me pidió que intentara revivir recuerdos de mí a la edad
de cuatro años, pero no recuerdo mucho de eso.

—¿Qué viste en tu pesadilla?

—Pienso que más que un mal sueño, fue un recuerdo mío de esa edad. Mi padre biológico
estaba allí, pero no vi su rostro, también estaba mamá.

Asentí, y agarrando sus manos contra mi estomago pregunté.

—¿Crees que tu mamá sepa acerca de eso? ¿Por qué no le preguntas?

—No lo sé, no es un bonito recuerdo. No quiero obligarla a recordar una experiencia tan terrible
como la relación que tuvo con su primer esposo. Ella es feliz, muy feliz con mi papá.

No pude evitar sonreír al escucharlo, porque admiraba mucho a Mark y el increíble trabajo que
hizo con Louis, y ni siquiera considero que él llegó y suplantó el lugar del hombre que lo
engendró, porque Mark fue su padre siempre. No existía ningún lugar que suplantar.

—En ese caso, no lo fuerces. Confía en tu psicólogo, estoy muy seguro que él conseguirá curar tu
memoria. Estarás bien.

—Si lo conocieras no dirías eso. Sus métodos son muy particulares, y por poco mato a Zayn en la
primera sesión que tuve con él.

—¿A Zayn? No pudo creerlo, ¿Qué sucedió?

Empujé la pequeña manta que lo cubría, era divertido verlo con su ropa colorida, con excepción
de la peluca y el resto de los accesorios. Apenas llegamos a la habitación hace un par de minutos
para robar una manta del hotel y echarnos sobre la arena, donde nos encontrábamos justo ahora,
dejamos todos los accesorios sobre mi cama y partimos.
—¿Prometes que no te vas a enojar conmigo? —me preguntó con expresión incomoda, la que
resultó muy graciosa en las actuales circunstancias. Asentí, colocándome frente a él, con mis
piernas rodeando su cintura y mis muslos reposando sobre los suyos. Louis sonrió y envolvió sus
brazos a mí alrededor.

—Bueno... el doctor mencionó una tontería sobre ti y Zayn, solo, perdí la cabeza un poco y me
olvidé que se trataba de él.

—Ah... no comprendo.

Louis resopló y con una mueca llena de vergüenza mencionó.

—Él me dijo que ustedes tenían una aventura.

Parpadeé un par de veces antes de soltar un incrédulo «¿Qué?»

—Ya te dije que fue una completa tontería.

—¿Y golpeaste a Zayn por eso?

—Técnicamente intenté estrangularlo, pero... —alzó su mano en un intento de dilucidar la


situación—. Solo un poco.

—Guau, es bueno saberlo. Solo los asfixiaste un poco, porque creíste que era verdad, ¿no es
así?

El aturdimiento en mi rostro era algo muy difícil de ignorar, más cuando el asunto involucraba a
Zayn, uno de nuestros mejores amigos.

—No me siento nada orgulloso al respecto, pero si vemos el lado positivo... —me explicó con
tanto esfuerzo, que incluso me resultó tierno... un poco, pero eso no evitaba que me sintiera
molesto.

—Gracias a eso me di cuenta que necesitaba ayuda. Fue como tocar fondo, es decir, es Zayn.

—¿Y yo? Soy yo, tu esposo. Deberías confiar en mí al cien por ciento. ¿Sabes? No me paré en
un altar junto a ti solo para rascarme las pelotas a dos manos. Nos prometimos entre otras cosas,
amor y confianza.

—Ya... lo sé, ¿estás molesto? Prometiste que no te pondrías así. Además, dame un poco de
crédito, todos nos sentimos inseguros a veces.

—Sí, de acuerdo, tienes razón, pero Zayn, ¿en serio? Él es prácticamente de la familia.

—Lo sé, y no sabes lo estúpido que me sentí, pero ya, ¿podemos cambiar de tema? No quiero
arruinar nuestro momento.

—De acuerdo, al menos se nota el pequeño cambio, puedo observarte más sereno, en serio. Me
encanta, me hace muy feliz verte más tranquilo. Quizás nunca lo habías notado, pero siempre
estuviste a la defensiva, algunas veces eran incluso más intensas que otras. Creo que yo también
hablaré con ese psicólogo.

—Creo que también lo necesitas, estas un poco loco.

Sonreí mosqueado, y tomando su rostro con ambas manos, deposité un corto beso en sus labios.

—Loco por ti. ¿Cuenta?

—Ed Sheeran aprueba esa idea.

—¿Ed Sheeran?¿Cómo podrías asegurar eso? —inquirí incrédulo, acomodando mi trasero sobre
su entrepierna, algo en sus pantalones, que conocía muy bien, empezaba a presionar contra mí.

—Porque él vive con el temor de toparse contigo en un callejón oscuro.

—Louis, hablas como si lo conocieras —presumí, ignorando sus sonrisa socarrona.

—Pues, en efecto, lo conocí esta mañana. Es una persona muy amable, además, me pidió mi
opinión sobre una canción que escribió. Es genial, en serio. Creo que soy su nuevo fan.

Mi mirada durante todo lo que tardó en decir aquello fue de justificada incredulidad. Estoy muy
seguro que se inventó todo.

—Ajam, y hoy yo fui a tomar el té con la reina Isabel II, y discutimos sobre nuestro plan para
tomar posesión de los siete reinos, de paso, negociamos nuestros turnos para sentar nuestras
posaderas en el trono de hierro. Hablando de eso, deja de incrustarme tu espada.

Louis rodó los ojos, y luego de negar frente a mí dijo.

—¿No me crees?

—¡Por los siete Dioses! Te creo, mi adorado Louis de la casa Lannister.

La expresión en el rostro de Louis dejaba en claro lo cabreado que estaba, en verdad creía que
me iba a tragar ese cuento. Sí, claro.

—¿No me crees, verdad?

—Nop.

—¿Última palabra?
Asentí.

Esperé a que Louis hurgara en el bolsillo de su pantalón. Sacó su billetera y luego de un par de
segundos me entregó una hoja de papel doblada.

—¿Qué es esto? —le pregunté suspicaz. Él se encogió de hombros y con una sonrisa suficiente
aguardó frente a mí.

—Míralo.

Con un bufido desdoblé el papel, tomándolo de los bordes, y entonces leí en voz alta.

«You're the flame that turn on the city on fire»

«I found you in my dreams»

«I need your love and I just wanna hold you»

«So baby, please give me love»

"Ed Sheeran" "Give Me Love" "Versión de Louis para Harry"

—¿Es-es-esta es la firma de Ed? ¿Esto lo escribió Ed Sheeran?


—Sí —soltó Louis con tono burlón—. Me topé con él esta mañana cuando estabas trabajando.
Fue curioso, le lancé un balón en la cabeza y lo dejó inconsciente por un par de minutos, pero él
nunca supo que fui yo.

Él señaló mi aturdido rostro.

—Pero no se lo digas.

—¡No puedo creerlo! ¿Dices que te cantó algo que compuso?

—Sí, además me mostró su libreta donde ha trabajado sus canciones. Encontré este tema, sabía
que te gustaba mucho y como era solo un borrador...

—¿El borrador...?

Mi corazón se disparó de emoción, mientras Louis hablaba tan serenamente.

—Sí, el verso que escribió en el papel, son frases que no utilizó en la versión final, pero las
encontré muy interesantes, y mira, riman y todo, lo sé porque las interpretó... Amor, ¿estás bien?

Preguntó Louis, mientras yo tomaba un largo y profundo respiro de mis emociones.

—Sí... sí, continua, cuéntame todo.

—No sé, ya te lo conté todo. El arrancó una hoja de su libreta, escribió el verso y la llamó
"Versión de Louis para Harry" genial, ¿No crees?

—¿Es para mí? —pregunté completamente emocionado.


Louis asintió como si fuera lo más obvio. Y sin que lo viera venir, me tiré contra él. Ambos caímos
sobre la arena entre besos, risas y muchos: "Gracias, gracias, gracias, gracias".

[...]

Zayn P.D.V.

Muy temprano esa mañana.

—Hola, amor. Espero que te sientas mejor porque he traído a Ethan y Zarah.

Mí adorado esposo se acomodó contra las almohadas, su sonrisa se explayó al verme llegar con
nuestra pequeña hija en brazos, y a Elliott, cargando a nuestro encantador hijo.

Mi esposo extendió sus brazos, con sus ojos aguados por la emoción. Le entregué a Zarah,
envuelta en su pequeña manta rosa, nuestra pequeña hija tenia cabello muy oscuro y los
hermosos ojos de Niall. Ethan, el más inquieto de ambos, jugaba con el dedo pulgar de mi
colaborador.

Tomé a mi hijo de sus brazos y se lo mostré a Niall, esta era la primera vez que él los veía, y
podía comprender su mirada maravillada. Ethan tenía mis ojos y su cabello era tan castaño como
el de Niall. Incluso, el tono de piel de nuestros hijos era distinto, lo que era adorable en mi opinión.

Estaba muy orgulloso de ellos, y de Niall, porque todas aquellas angustiosas horas que pasamos
valieron la pena.
Mi esposo acarició el suave rostro de nuestro bebé, y soltó una pequeña carcajada cuando este le
tomó el dedo en su pequeño puño y apretó. Ethan balbuceó alegremente al reconocer la
presencia de quien lo llevó por casi nueve meses en su vientre.

—Hola, Ethan, hijo —dijo Niall con una sonrisa y una vez más nuestro hijo balbuceó, agitando sus
piececitos. Lo acomodé en mis brazos antes de inclinarme hacia Niall y darle un beso, luego
deposité uno en la frente de mi pequeña que miraba a su papá en silencio, moviéndose apenas.

—Es hermosa —mencioné, y Niall asintió vehemente.

—Traeré la... em... cuna —mencionó Elliott, con toda la dificultad que poseía en el idioma.

—De acuerdo, muchas gracias. ¿Y Andy?

—Atendiendo... el asunto de esta noche —dijo con una sonrisa antes de encaminarse hasta la
puerta. Luego de un par de minutos él volvió con la cuna que mis hijos compartirían, decidí que
ambos se quedaran junto a Niall, ya que el peligro había pasado.

Ver a Niall y a mis hijos fuera de peligro me llenaba de paz. Una gran noticia para la reunión que
debía atender esta noche.

Ethan tomó mi anillo, arrastrando sus pequeños deditos sobre la espiral tallada en la piedra. La
espiral que llevaba por nombre Astraunye.

—Cielo, hoy debo atender la reunión mensual.

—Oh, casi lo olvido. ¿Si Elliott, Andy y tú se van? ¿Con quién me quedaré?

—Conseguiré que alguien venga a cuidarte. No te preocupes por eso, Amor.


[...]

Mientras descansaba en una silla, frente al jardín, Nick observó como su novio jugaba con los
niños a las quemadas. Jim había inflado un balón que encontró en la habitación de invitados,
gracias a la insistencia de Brian y Chase, quienes hasta ahora continuaban llevándose muy bien.

Era un gran alivio, porque los tres niños lucían muy adorables hablando sobre cosas que no
lograba comprender por más atención que les pusiera.

La señora Dana se encontraba en el comedor, terminando de servir los jugos naturales y


combinados que Jim preparó para todos esa mañana.

De pronto, recibió un mensaje de un conocido, quien lo ayudaba en los preparativos para la fiesta
de cumpleaños del pequeño hijo de Louis y Harry.

No sería una tarea sencilla preparar la fiesta, sin contar que nunca había organizado una de ese
tipo. Los niños no estaban interesados en desnudistas o bailarines exóticos.

En fin, los preparativos marchaban de acuerdo a las expectativas.

Una vez más por sorpresa, su teléfono sonó con una llamada entrante de Zayn Malik.

—Hola —contestó Nick alegremente, los gritos y risas de Brian lo obligaron a entrar a casa.

—Hola, Nick, ¿Cómo estás?

—Muy bien, que alegría escuchar de ti. Me enteré lo de tus bebés, felicidades. En cuanto regrese
Louis de su viaje iré a visitarlos.

—Oh, precisamente de eso te quería hablar. Necesito un pequeño favor y me encuentro contra el
tiempo.

—Bueno, dime de qué se trata.

—Pues... me preguntaba si podrías venir y acompañar a Niall con los bebés, esta noche estaré
atendiendo asuntos importantes y no le confiaría a un desconocido mi pequeña familia.

—Zayn, despreocúpate, amigo. Estoy con Jim, ambos podríamos ir.

—Magnifico, solo... ¿Cómo le explicarías a tu novio que vas a cuidar a un hombre que se
recupera de una cesárea y a sus dos bebés?

—Mmm, ¿No se lo puedo contar? Sabes, Jim es muy discreto.

—No lo sé, Nick.

—Vamos, por favor —insistió el locutor, al otro lado de la línea Zayn negó con una sonrisa.

—De acuerdo, creo que Niall podría explicárselo, eso lo mantendrá entretenido toda la noche.

—Buena idea, de acuerdo, ¿Dónde y cuándo debo realizar mis servicio de niñero? Estoy
considerando seriamente dedicarme a ello.

Zayn soltó una pequeña carcajada al otro lado de la línea y agradeciéndole su buena voluntad
dijo.

—Te mandaré un mensaje con ese dato, gracias de nuevo.


—De nada, será divertido.

—Nick, algo más... se puntual.

—No hay problema —mencionó el mayor con una sonrisa extrañada por el serio tono del
inofensivo chico—. Tranquilo, confía en mí.

Minutos después de colgar la llamada, le llegó el mensaje que Zayn mencionó.

«Lugar: Edificio 2390 de Wilshire Boulevard. Hora: 10:30 p.m.»

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O41. El mayor perdedor de Doncaster

[*] Tal vez no comprendan muchas cosas (Porque no han leído NOVIO A LA MEDIDA). Si no
desean leer esa sub-historia no hay problema, pero deben ser pacientes en ese caso y continuar
leyendo con atención.

—¡Oh, Harry!

Louis empujó su cabeza contra la almohada, mientras su esposo llevaba su excitación todo el
camino hasta la parte posterior de su garganta.

Harry movió su cabeza a un ritmo que causó que el castaño de ojos azules sintiera vértigo.
Los cabellos rizados sobre su cara lo hacían lucir sexy, pero Louis creyó que le dificultaban las
cosas, así que tomó el cabello de su esposo y lo corrió a un lado. Harry se lo agradeció con un
guiño, sin dejar de trabajar sus labios sobre el miembro de su esposo.

Louis lanzó su cabeza una vez más contra la cama, y sin lograr evitarlo, sacudió sus caderas
contra el rostro de su esposo. No tardó mucho tiempo antes de temblar a causa de los espasmos.
Harry lo sacó de su boca y sus manos terminaron el trabajo.

—Córrete duro para mi, cielo.

Louis retorció sus caderas, descargando su corrida sobre el rostro de su esposo.

—Oh, rayos —murmuró Harry con una sonrisa en el rostro, mientras su esposo solo se dejaba ir
chorro tras chorro.

—Vale, dime que ya terminaste. Si abro los ojos y me dejas malditamente ciego acabaré contigo.

Louis soltó una agotada risa, así que Harry lo comprobó por sí mismo, jalando un par de veces el
miembro semi erecto de su esposo.

—¡Game Over! —gritó Harry, empujando el falo de su esposo como si se tratara de una palanca
de videojuego. Louis gruñó.

—¡Auch!

—¿Sabes? Siempre quise tener una palanca de videojuego, pero mamá nunca me la compró.
¿Recuerdas aquellos juegos de Bob Esponja? La palanca era la nariz de Bob, eran tan increíbles.
Una de mis más grandes frustraciones de la infancia.

—Oh, sí, bueno, yo la conseguí para mi cumpleaños —mencionó Louis entre abriendo los ojos.
—¡¿En serio?! No puedo creerlo, creo que fui el único niño de nuestra generación en no tenerla.

—De hecho, sí —sonrió el castaño con regodeo.

—¿Aún la tienes? —le preguntó Harry con un brillo de esperanza en sus ojos, pero desapareció
apenas Louis respondió con un confundido «NO»

—Y aún así la tuviera, no puedo imaginar donde rayos se encuentra. Además, ya estas
grandecito para eso, ¿no?

Harry negó con ojos entornados. Tomó un par de pañitos para limpiar su rostro mientras
refunfuñaba.

—Oh, cállate.

—De acuerdo, le preguntaré a mamá. Quizás se encuentre en algún remoto lugar del sótano.

—¡¿Le preguntarás a tu mamá?! —inquirió Harry con una sonrisa brillante, Louis asintió.

—Gracias, cielo —mencionó mientras se cernía sobre el cuerpo de su esposo. Louis lo recibió
con los brazos abiertos.

—¿Algo más que desees? ¿Quizás un tronco móvil?

Harry soltó una carcajada acurrucándose sobre el pecho de su esposo, no sin antes depositar un
amoroso beso en su cuello.

—De hecho... cuando tenía ocho años, el árbol de mi vecino cayó sobre su patio, y le pedí que
me lo regalara porque me haría un tronco móvil igual al de Pablo Mármol.
Louis soltó una sonora carcajada, pero Harry lo miró con aquella cara de: «estoy hablando
enserio».

—¿Cómo quieres que te tome en serio cuando eras así de torpe?

—Cierra la boca.

—Ya... ¿Y qué pasó? ¿Lo echaste a andar?

—No, me di cuenta que no había manera de que usara piedras como llantas. Pasé mucho tiempo
pensando, al final mamá me dijo que de ninguna manera permitiría que el vecino echara el
maldito árbol a nuestro lado del jardín.

—No sé si eras muy tonto o muy inocente.

—Era el pequeño ser más inocente del mundo, mi querido amigo —mencionó orgulloso.

—¿Algo más vergonzoso que necesite saber de ti?

—Mi etapa como Harry Potter. Por un mes deambulé por toda mi casa con una capa de
invisibilidad. ¿Tenía nueve? Sí, eso creo.

—¡Espera! ¿Tú eras el imbécil que llevaba una sabana sobre la cabeza, y se paseaba por los
pasillos de la escuela haciendo estupideces, creyendo que nadie lo veía? Oh... —se retorció de
risa sobre la cama—. ¡Sí, eras tú! ahora que lo recuerdo. Nos burlábamos tanto de ti en esa
época. Luego tuviste grandes problemas cuando...

—Accioné la alarma de incendios frente al director —terminó Harry por él.

—"Tengo una capa de invisibilidad, nadie puede verme, iré por toda la escuela jodiendo a la
gente y nunca sabrán que fui yo" —lo imitó Louis, usando una voz muy tonta que hizo cabrear a
Harry—. Que perdedor.

—Pues, te recuerdo que te casaste con él.

Las carcajadas de Louis murieron en reconocimiento de lo que acababa de decir Harry. Su


esposo observó con una sonrisa de satisfacción como los engranajes en la cabeza de Louis
trabajaban al cien por ciento.

—¡MIERDA! ¡El Karma es una perra!

Harry rió deliberadamente, mostrando su anillo de matrimonio frente al rostro aturdido de Louis.

—¡Por dios, me casé con el perdedor de la escuela! No... espera... ¡De toda la maldita ciudad!

—Qué pena me da tu caso, Louis. Es verdaderamente lamentable —comentó Harry, mirando su


anillo con gusto.

—Quiero el divorcio.

—Adelante, te exprimiré cada centavo, que incluso vivir en una caja te parecerá un lujo.

—De acuerdo, olvídalo. Está bien, el perdedor de la escuela no está mal, eres malditamente sexy
y el sexo es increíble, estoy bien con ello —mencionó Louis, acurrucándose contra su esposo,
quien rodó los ojos.

—Creo que alguien debería compadecerse de mí, me casé con un tacaño. Siempre viviré con el
temor de que vendas a nuestros hijos.

Louis se enroscó aún más alrededor del cuerpo de su esposo, exprimiéndolo en un abrazo.
—Te daré el diez por ciento, dependiendo de cuanto den por el mayor.

—¡Louis! —gritó el menor de los dos, empujando a su esposo con socarronería.

—¿Qué?

Harry negó con una expresión que pretendía ser seria, pero no duró mucho antes de posar sus
labios sobre los suyos.

—Eres un come mierda —murmuró contra sus labios. Louis no pudo evitar reír entre dientes,
antes de permitirle a su lengua explorar la boca de su esposo.

—¿Sabes de que más me acuerdo? —Louis ignoró la plática de Harry, mientras devoraba su
barbilla.

—Mhm...

—Esa época en la que usabas Brackets.

Louis gimió en desacuerdo, aquella época no lo hacía sentir muy orgulloso, precisamente.

—¿Qué te parece si mejor te das la vuelta y dejamos la plática para después? —mencionó,
mientras su esposo empujaba su pecho con ambas manos. Una sonrisa divertida se formó en su
rostro cuando recordó aquel incidente con los casilleros.

—No, porque acabo de recordar algo muy divertido.

Louis rodó los ojos e incorporándose contra el cabecero de la cama, aguardó por la maravillosa
anécdota de la que seguro se iba a burlar.
—Recuerdo cuando los brackets se te pegaron en el casillero —soltó una carcajada, mientras
Louis negaba con una cara de pocos amigos—. Tu cara estaba contra uno de esos y no dejabas
de llamar a tu mamá.

—Tenía nueve —argumentó el castaño con sus brazos cruzados—, y después de todo, nunca
supe porque sucedió, es absurdo. Es como si de repente el casillero fuera magnético.

Harry sonrió tan ampliamente que Louis no tuvo la menor duda, él tuvo que ver. Cosa
sorprendente, ya que su esposo, en la escuela, era más el tipo de niño que tenía problemas con
las profesoras porque no dejaba de comerse el pegamento de la clases.

—¡¿Qué escondes, Harry?!

—Sé quien lo hizo.

—¿Hizo qué?

—Poner un imán a control remoto en tu casillero.

Con los labios entreabiertos, Louis se apoyó sobre sus rodillas, encarando a su esposo quien
sonreía cínicamente.

—Habla ya —le advirtió.

—Hey, deja de mirarme con esa cara, fue Zayn. Él quería vengarse de ti y uso su cerebro. Yo
hubiera preferido golpear tu cabeza contra los casilleros muchas veces, pero él dijo que tenía una
mejor idea. Y sí que la tenía —concluyó soltando una carcajada.

—¡Zayn me las pagará!

—Louis, creo que te lo merecías. Eras un abusivo, así que déjalo en paz.
—Cuando regrese a Los Ángeles yo...

Louis miró a su esposo con ojos amplios, antes de voltear su mirada al reloj en la mesita de
noche.

—¡Mierda! No, no, no... Oh.

—¿Qué? —preguntó Harry reincorporándose en la cama.

—¡Perdí mi vuelo! ¡Son las doce!

—Eres increíble, Louis, realmente increíble... —susurró Harry con un tono lleno de sarcasmo.

[...]

Los Ángeles, California.

Edificio 2390 de Wilshire Boulevard.

—¡Buenas noches, chicos! —se anunció Nick, a la vez que caminaba por los pasillos de la
estancia con Jim, su novio, del brazo, y en su otra mano una bolsa con obsequios.

Zayn lo esperaba con una sonrisa en el recibidor. Luego de saludarlos y agradecerles por aceptar
cuidar a Niall esa noche les ofreció asiento.
—Dentro de unos minutos me iré con unos colegas. Regresáremos en un par de horas, ¿Quieren
conocer a los bebés?

Nick asintió emocionado.

—Sí, por favor. Además, ya quiero que Jim escuche la historia.

Zayn observó a Jim, quien se encogió de hombros completamente fuera del asunto.

—No tengo ni la menos idea de lo que habla, pero sí, me gustaría conocer a esos bebés. ¿Son
tus hijos?

—Sí, así es —le mencionó mientras se encaminaban hasta la habitación de Niall.

—Oh, ¿y alquilaron un vientre?

Zayn negó con una sonrisa llena de condescendencia, y Nick en cuanto vio a Niall se acercó para
un gran abrazo.

—Mi esposo se los puede explicar.

—Mira, Niall, le trajimos a tus bebés un par de obsequios.

—Muchas gracias, son muy amables —dijo el chico de piel pálida, pero sonrisa radiante.

El locutor dirigió su mirada a la cuna que Niall tenía a su lado. Admirando a los pequeños que
descansaban profundamente.
—Niall, que hermosos bebés. Mira, Jim, ¿no son preciosos?

El doctor asintió con una sonrisa encantada, y alegremente comentó.

—Felicidades, puedo imaginar cuán emocionados deben sentirse.

—Mucho —mencionó Zayn, antes de depositar un dulce beso sobre los labios de su esposo.

—Bueno, ya es hora de irme. Nos vemos dentro de un rato, muchas gracias de nuevo.

—No necesitas agradecernos, es un gusto —mencionó Nick con alegría.

—¿Y los demás niños?

—Brian, Danny y Chase se encuentran con la señora Dana, ella los cuidará. Aunque ya estaban
dormidos cuando salimos de casa.

—De acuerdo, entonces, Jim —dijo Zayn dirigiéndose a él—. Niall puede resolver cualquier duda
que tengas con respecto a nuestros bebés.

El doctor miró de su novio a Niall, y cuando estuvo de vuelta en la misma página con Zayn dijo.

—No comprendo.

—Nuestros bebés son el resultado de un poco conocido proceso de fertilidad.

—¿Proceso de fertilidad? —inquirió Jim con el ceño fruncido.

—Sí, un proceso aplicado en hombres.


Zayn soltó una pequeña carcajada al observar la expresión de Jim, la que era todo un cóctel de
confusión y aturdimiento.

—¡¿Qué?!

Su novio apretó su brazo y dijo.

—Sí, cariño. Los bebés que ves aquí —le señaló la cuna con los adorables mellizos—, salieron
de Niall.

—Al igual que Brian y Danny de Harry —agregó Zayn con un puño sobre sus labios, mientras
veía a Jim en un estado de confusión tan alto, que incluso parecía experimentar un ligero shock.

—¿Q-qué? Es-es-esperen... ¿es una broma? —preguntó con sus brazos extendidos, mirando a
todos con una pequeña sonrisa desconcertada.

—¿Hay cámaras escondidas aquí, no es así? —miró a su alrededor, y soltando una corta
carcajada dijo—. Apuesto a que fue idea tuya, Nick. No puedo creerlo.

Su novio sacudió la cabeza de un lado al otro, y con una ceja curvada tomó la mano de Jim una
vez más.

—No, cariño. Lo que acaba de decirte Zayn es verdad. ¿Nunca escuchaste sobre ese
experimento de fertilidad en machos? La noticia salió en la televisión, y en un par de periódicos
también.

Jim se detuvo un par de minutos a pensar, y cuando llegó una idea a su mente asintió
quedadamente.

—Hace un par de años escuché algo parecido, pero... ¿No era solo una especie de plan B para
conservar las especies en peligro de extinción? Yo lo recuerdo así...

Zayn meneó su cabeza de un lado al otro, entre un «sí» y un «no».

—Sí, eso dijeron, pero no es toda la verdad.

—Oh por Dios —soltó Jim, cayendo en cuenta de que ellos estaban hablando en serio—. Oh...
Oh, esperen... —la mano del pobre hombre fue a parar a su frente.

—Esto es... muy extraño.

—Ni que lo digas. Me tomó mucho tiempo comprenderlo cuando Harry me lo contó, y bueno... él
solo dijo: ¡Estoy embarazado! Y yo, por supuesto, creí que estaba loco.

—Aún creo que esto es una locura —mencionó Jim negando, aturdido.

—Yo te lo explicaré —dijo Niall con una sonrisa piadosa. Jim arrastró un banquillo de la
habitación, y lo colocó frente a la cama del chico que supuestamente acababa de tener dos
bebés.

—Por favor, hazlo, o no lograré conciliar el sueño nunca más.

Nick rió a su lado, tomando otro banco y colocándolo junto al suyo. Zayn, por su parte, se alistó
para partir a la reunión que debía asistir, junto a Eliott y Andy.

Él, como parte de la élite de los Astraunye, y el maestro número diez de los once que precedían
la espiral. Tenía como tarea, el proteger y salvaguardar los intereses de Harry y sus hijos, así
como de su propia familia. Los siete formaban parte del proyecto ambicioso que arrancó Buker,
proyecto que se encontraba bajo su buen recaudo. Salvo de James, el hijo del traidor de Buker.

Niall, su esposo, quien también formaba parte de la élite, maestro número once, tenía como tarea,
salvaguardar los intereses de Danny, el hijo de Liam, hasta que este tuviera la edad de dieciocho
años y pudiera tomar el lugar de su padre biológico.

El pequeño poseía el potencial en sus venas, Zayn podía dar fe de ello, había realizado muchas
sencillas pruebas. Comparando el coeficiente intelectual de Danny, con el de Liam a su misma
edad. Requisito que necesitó para mantener el lugar que dejó su padre.

Liam alcanzó el tercer puesto en la élite.

Pero todos sus planes se tornarían muy difíciles de manejar, si tan solo un día James apareciera
y reclamara la antigua empresa de su padre, junto con sus proyectos y prototipos.

James podría causar mucho daño, y Zayn solo esperaba ser lo suficientemente eficiente para
resolverlos sin perturbar la tranquilidad de los Stylinson.

Por otro lado, Harry conocía perfectamente las amenazas que rodeaban a su familia, pero él
nunca lo mencionaría en voz alta frente a su esposo. Puesto que no deseaba preocuparlo,
cuando, con suerte, tal vez James nunca consiguiera armar el coraje para hacer algo al respecto.

Pero aquello solo sucedería si tuviera mucha, mucha suerte...

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O42. Una teoría conspirativa antes de dormir

—Me alegra mucho verte tan feliz, Harry.


—Sí, Louis ya se fue.

Teresa soltó una pequeña carcajada, mientras bebía su limonada. Era la hora de cenar, y ambos
se encontraron en el lobby un par de horas atrás. Él fue muy amable en invitarla.

Harry acababa de llevar a Louis al aeropuerto, por suerte consiguió un vuelo con destino a Los
Ángeles, el que despegó a las seis, así que ambos pasaron el resto de la tarde juntos, fueron
encantadores momentos.

—Pero hablando en serio, fue un bonito gesto que llegara aquí para resolver los problemas que
existían entre ustedes.

—Sí, lo fue. Lo necesitábamos y ahora todo marcha muy bien —Teresa se exaltó cuando Harry
golpeó le mesa con la palma de su mano, haciendo estruendo—. Es momento de hablar sobre ti y
el egocéntrico de mi ídolo.

—¿Qué? Aguarda, Harry, ¿qué fue eso? —preguntó la rubia con una sonrisa aturdida.

—Intento ser enfático.

—No creo que enfático sea la palabra, quizás intenso —lo miró con una media sonrisa—, pero
comprendo.

—En serio siento entrometerme, pero no puedo ver a dos personas solteras que me agradan, y
no emparejarlos.

—Eso es muy extraño.

—Lo es, pero... ¿no te interesa él? ¿Ni un poquito?


Los ojos azules de Teresa resplandecieron al recordar aquella plática que tuvo con Ed la noche
anterior, él fue muy simpático y amable. No lo consideraba en lo absoluto egocéntrico, era todo lo
contrario.

—Él es un gran chico.

—Lo es, en serio —comentó Harry, luego le dio un trago a su bebida—. Solo abre tu corazón.

—No lo creo, cuando lo hice me lastimaron. Ya probé de ese pastel y créeme, me indigesté.

El rostro del rizado se arrugó confundido.

—¿Seguimos hablando de Ed? Porque se me quitaron las ganas de probar el postre.

Teresa frunció los labios en una pequeña mueca de tristeza que no pudo evitar. Recordar a la
persona que se suponía era el amor de su vida nunca dejaría de ser frustrante y doler un infierno.

—Si necesitas hablar con alguien, estoy aquí —y como muestra de apoyo tocó su muñeca, la que
reposaba sobre la mesa. La chica de ojos azules asintió agradecida.

—Está bien... creo que sería bueno hablar con alguien de esto.

—Adelante, tengo toda la noche, ya sabes, el rodaje del comercial se retoma mañana.

La fotógrafa asintió, y apartando su vaso de limonada empezó a platicarle sobre su ex prometido.

—¿Te ibas a casar? —preguntó Harry con asombro.

—Sí —mordió su labio inferior y se encogió de hombros—. Te lo dije, creía que era el hombre de
mi vida.
—¿Y qué pasó? ¿Por qué no te casaste con él?

—Pues... resulta que yo no era la mujer de su vida... —sonrió, pero sus ojos brillaron por las
lágrimas que retenía en ellos. Harry negó, era muy triste escuchar eso.

—Él... veía a otra persona a mis espaldas y... ¿sabes qué es peor que saber que la personas que
amas te es infiel?

Harry negó levemente, mirando a Teresa con serenidad, escuchando atento.

—Darte cuenta de que él nunca te amará tanto como a esa persona, y no importa cuánto lo
intentes, no importa cuánto amor sientas, a él no le importaba, es como si solo pensara que era la
única persona con derecho de sentir algo... era egoísta.

—¿Por qué continuaste con él si sabias que su aventura era más importante que tú?

—Porque soy una idiota. Porque toda mi vida creí que era algo normal que la gente te engañara,
mi papá lo hacía con mi madre constantemente, pero ella parecía tomarlo como una deprimente
rutina y pensé... bueno, él puede equivocarse una vez, pero eso no significa que no me ame... me
repetía eso una y otra vez mientras esperaba a que llegara a mi departamento por mí. Luego,
cuando me acercaba a él, podía oler el perfume de ella... entonces, siempre pensaba en las
opciones que tenía: Podía comenzar una discusión y ver como se marchaba por la puerta una vez
más o callar y tenerlo a mi lado.

Harry la miró sintiéndose internamente desconcertado, pero no podía juzgar algo como eso.
Existen cosas que te acompañan el resto de tu vida, como crecer con una familia rota.

—No eres una idiota, no repitas eso.

—No tienes que ser amable conmigo y decir que no es la estupidez más grande que has
escuchado en tu vida.
Harry asintió, tomando su servilleta de las piernas y colocándola a su lado. Se dedicó a observar
el rostro de Teresa, luego levantó su mano y secó el rostro de la chica. Ella se sobresaltó al darse
cuenta que las lagrimas rodaban por su rostro sin darse cuenta. Con una mirada amable negó.

—Estabas enamorada —mencionó sencillamente—, si supiera el truco para no enamorarse de


alguien te juzgaría, pero no lo sé, no lo conozco y en realidad dudo que exista. No puedes evitar
salir lastimada o lastimado de una relación, más cuando has idealizado a una persona. Pero
puedo decirte con seguridad, que existe una relación perfecta y te aseguro que si logras ponerla
sobre cualquier otra, siempre saldrá vencedora.

—¿Ah, sí? —preguntó la fotógrafa secando su rostro con su servilleta. Harry sonrió y le dio la
mano, Teresa se permitió tomarla.

—Sí, y creo que deberías empezar a tomarlo en cuenta —le mencionó seriamente—. La relación
que tengas contigo mismo debe ser la mejor antes de intentarlo con otra persona.

—¿Una relación conmigo misma? ¿Hablas de autoestima?

—Sí, hablo de que debes amarte a ti misma, antes de amar a los demás, porque de otra manera
tan solo dependerías de la voluntad de otros, y no es así como serás feliz nunca. Si dedicas tu
vida a complacer a los demás, poniéndolos sobre ti siempre, nunca lograrás desarrollarte como
persona. Solo detente a pensar en esto... ¿Debes poner antes de ti a una persona que nunca
haría lo mismo por ti? ¿Cómo crees que hubiera reaccionado tu ex si fueras tú la que lo engañaba
constantemente? ¿Crees que lo hubiese dejado pasar y fingiría que nada malo sucedió? Incluso,
¿crees que si la persona de la que él estaba enamorado, supuestamente, lo engañara él se
cruzaría de brazos y asentiría a todo lo que le dijera? Te aseguro que no.

—Supongo que tienes razón... siempre quise complacerlo.

—Y es allí cuando entra la buena relación que poseas contigo mismo. Si respondes
correctamente a las preguntas: ¿Merezco esto? ¿Puedo soportar lo que hace conmigo? ¿Él haría
lo mismo por mí? Si las respuestas son «Sí», continua con ello si así lo deseas, pero si la
respuesta es «No», puedes solo apartarte porque existen millones de personas en este mundo, y
el planeta sigue girando y tú sigues siendo una hermosa chica, talentosa fotógrafa. Tu ex se
puede ir directo a la mierda, y si quiere nosotros le pagamos el viaje.

Con alegría, Harry la observó sonreír. Asintiendo, y con un ademán de su mano libre apoyó la
propuesta.

—No te niegues una nueva oportunidad por temor.

—Lo pensaré —dijo la chica firmemente—. Intentaré dejar de poner barreras a mi alrededor.

—Tomate tu tiempo, no volveré a presionar sobre el tema de Ed.

—Gracias, eres un excelente amigo. Bueno, nunca he tenido un amigo en realidad.

—Siempre hay una primera vez para todo.

—Estoy de acuerdo con eso también.

—Y cambiando de tema, ¿sabías que los pelirrojos se extinguirán en los próximos años?

Teresa negó, y sin poder evitarlo soltó una carcajada. Oh, sabia a que venía eso, y debía
admitirlo, era divertido.

—Vamos, Harry...

—¿Qué? Es un hecho científico.

—¿En serio?
—Sí, y yo opino que hay que reproducir la raza mientras aún haya tiempo —la miró con una
sonrisa y Teresa negó desconcertada.

—¡Harry!

—¿Qué? Teresa, por favor, estoy intentando comenzar una plática sobre el calentamiento global
aquí. Tenemos que tomar conciencia o perderemos a los pelirrojos para siempre.

—Dios...

[...]

Los Ángeles, California.

—¿Quieres ser Mario?

—Sip —respondió Chase, el pequeño hijo de Jim. Ambos niños decidieron jugar Super Mario Kart
mientras Danny, el menor de ambos, coloreaba con crayolas su libro de dibujos.

El pequeño de cabello rubio y lacio, el que caía sobre sus ojos, miró a Danny mientras coloreaba.
El menor de los Stylinson arrugó su nariz mientras pensaba que color de crayola debería usar
para el auto del ratón Mickey.

Chase no quitó su vista de la manera en la que las cejas de Danny se unían en una expresión
pensativa, así que se puso de pie, junto a su conejo de felpa gris, el que jamás alejaba de su
lado.
Cuando estuvo frente al pequeño Danny preguntó.

—¿Cuántos años tienes?

Danny alzó la mirada de su dibujo y le respondió «tres» con voz dulce y aterciopelada. Y así era,
pero en menos de tres meses cumpliría los cuatro.

—Yo cinco, los cumplí hace siete meses. ¿Qué haces?

—Dibujando —respondió, a la vez que escogía el color verde para colorear.

—Mmm, no, creo que deberías escoger el rojo, se vería mejor, combina con los pantaloncillos de
Mickey...

Danny lo pensó por un par de segundo y entonces aceptó la sugerencia de Chase, el que sonrió
mientras lo observaba pintar.

—¡Chase! Ya va a empezar —gritó Brian al otro lado de la habitación.

—¡Voy! —pero antes de irse miró el peluche en sus manos y entonces dijo.

—¿Puedes cuidar al señor Beep?

—¿Beep? —preguntó Danny bajando su crayola. Chase asintió y se lo ofreció.

—Sí quieres puedes jugar con él, pero no lo rompas, fue un regalo de mi mamá.

—Uhm... ¿Qué es una mamá? —preguntó el pequeño mirándolo confundido.


—Danny, una mamá es como un papá, pero mujer —intervino Boo desde su lugar frente al
plasma—. Nuestra abuelita Anne es la mamá de papi, y la abuelita Jay la de papá.

—Oh...

—Sí, pero yo ya no tengo mamá, está en el cielo —comentó Chase, y luego de mirar su peluche
una vez más se lo extendió a Danny, quien lo tomó, aún con su pequeño ceño fruncido.

—¿Y tu mamá Danny?

—Yo...

—Nosotros no tenemos mamá —dijo el mayor, mientras conectaba un segundo mando a la


consola.

—¿Por qué? ¿También está en el cielo como la mía?

—Nop —dijo conmovido con las palabras de su nuevo amigo, Brian podía escuchar la tristeza en
su voz—. Nosotros tenemos dos papás, mi papi dice que hay muchos niños en el mundo con dos
papás, o dos mamás y eso está bien.

—Oh... como Nick y papá —mencionó Chase.

—Nick es genial, ¿él es tu nuevo papá?

—Aún no... creo...

—¿Te agrada?
Chase asintió enfáticamente.

—Él es increíble, es divertido y me compra muchos juguetes, además... reparó el ojo del señor
Beep cuando se cayó de su rostro —comentó Chase, mirando su peluche en manos de Danny.

—Cuídalo mientras juego, ¿de acuerdo?

Danny asintió, recostando al señor Beep junto a él y cubriéndolo con su brazo, mientras tomaba
su crayola una vez más.

[...]

—Hola, Don Louis, es maravilloso verlo de vuelta.

—Hola, Danita —dijo acercándose a la adorable mujer y dándole un abrazo, era fantástico estar
de vuelta en casa.

—¿Y donde están todos? —preguntó, mientras dejaba su maleta sobre el sofá. Eran las once de
la noche, fue una locura encontrar un taxi con tanta gente rondando en el aeropuerto y
discutiendo por el escaso transporte.

—Bueno, los señores Jim y Nick se encuentran cuidando al señor Niall, no volverán hasta
mañana.

—¿En serio? Bueno, supongo que Zayn les pidió el favor... aunque no comprendo por qué,
¿Dónde fue Zayn?
—No lo sé, señor —mencionó Danita, a la vez que regresaba a las frutas que cortaba para los
niños.

—¿Los niños están arriba?

—Sí. Brian, Danny y Chase. Estoy cortando algo de fruta para ellos, y luego a la cama. Ya sabe,
son tan jóvenes y tienen mucha energía aún.

—Niños —sonrió y tomando su maleta de vuelta se dirigió escaleras arriba—. Saludaré a los
pequeños y me iré a dormir. Estoy realmente agotado.

—En ese caso buenas noches, que descanse.

—Usted también, hasta mañana.

Louis se dirigió a la habitación de sus hijos, y sigilosamente entró, observando a Danny con su
libro de colorear.

Brian volteó su mirada justo a tiempo, impidiéndole sorprenderlo, y entonces gritó de alegría.

—¡Papá! ¡Papá, ya llegaste!

Su hijo mayor dejó el control de su consola y corrió hacia su padre. Danny abandonó sus dibujos
y llegó junto a él con una alegre sonrisa en su rostro.

Louis abrazó a ambos niños contra su pecho y les dio un beso en la mejilla a cada uno.

—Los extrañé mucho, ¿ustedes me extrañaron?


—¡Sí! —respondieron en unisonó.

—¡Hola, Chase! —saludó al adorable niño que continuaba jugando.

—Hola, Señor Louis —dijo con una sonrisa, agitando su mano, y volviendo su atención al juego
segundos después.

—Chase, eso es trampa, hay que volver a jugar el mismo nivel.

—Okey —respondió con una mueca el niño de ojos color miel, como los de Jim.

Louis sonrió feliz de estar de vuelta en casa con sus hijos, pero al recordar la hora, decidió que
era el momento de tomar el exigente rol de padre.

—De acuerdo, juegan una vez más y a dormir. Danita les traerá algo de comer, ¿de acuerdo?
Luego a la cama.

Dicho esto se enderezó y observó a su hijo menor mirándolo con entusiasmo. Definitivamente
dejar a los niños solos no era una buena idea, y era más notorio en Danny, porque era el más
pequeño y nunca había pasada ni un solo día alejado de Harry, antes de que todo con respecto al
comercial en Florida empezara.

—Tú vienes conmigo, ¿de acuerdo? Así le dejas tu cama a Chase.

—Sí —respondió Danny extendiendo sus bracitos. Louis lo cargó y depositando un beso en su
mejilla dijo.

—¿Ese peluche es tuyo? —refiriéndose al conejo gris en su mano.

—No, es de Chase —respondió en voz baja.


Fue entonces cuando recordó la plática que Jim tuvo con él sobre su difunta esposa. Louis
conocía el significado de ese pequeño y desgastado peluche, así que lo tomó y con una sonrisa
se dirigió hasta Chase para devolvérselo.

—Aquí lo tienes, buenas noches, pequeño —revolvió su cabello y el de su hijo también—. Vendré
luego y espero que ya estén dormidos.

—De acuerdo —suspiró Brian, al parecer la idea de tener el tiempo medido le quitaba toda la
división.

[...]

—Lo ves, Danny. Cuando intentas reprimir cosas, no siempre resulta una buena idea —mencionó
Louis, mientras comía un par de Fruity Loops, Danny levantó un pequeño puñado, pero regó la
mitad antes de conseguir llevarlo a su boca.

—Elsa no tuvo la culpa en primer lugar, solo hizo lo que sus papás le pidieron que haga, pero eso
no significa que fueran malos, sencillamente querían protegerla, como cualquier padre haría,
¿comprendes no es así?

Danny asintió mientras masticaba su cereal. Louis se llevó otro puñado de aros de colores a la
boca.

—Mira todo su potencial, todo lo que estuvo reprimiendo por temerle a probarse hasta donde
podía llegar, no te limites, Danny. Estoy seguro que lograrás cosas asombrosas. Tu papi opina lo
mismo de ambos, tanto de ti como de tu hermano, ambos lograrán cosas increíbles, yo lo sé. Y no
importa que tan difícil parezca, los problemas no siempre lucen igual cuando los miras desde otra
perspectiva... pero estoy seguro que estoy hablando como un tonto, no me comprendes —rió,
pero su hijo continuaba escuchándolo con atención.

—Problemas no son importantes... —mencionó su pequeño hijo.

Louis asintió quedadamente, admirado, en realidad no esperaba que lo estuviera escuchando en


serio.

—Sí, así es, los problemas no deben detener tus sueños.

Danny asintió y miró la pantalla donde la colorida película trascurría, y cuando esta al fin concluyó
eran la una de la madrugada, pero Danny continuaba despierto con una colcha cubriendo su
cabeza. Louis se quitó la suya cuando aparecieron los créditos. —Hora de dormir, ya va a
empezar mi programa favorito, pero es tarde para los niños de tu edad, solo los de veinte cinco
pueden quedarse despiertos a partir de ahora.

—No... —protestó, en cuanto Louis sintonizaba el canal donde pasaban testimonios y teorías
sobre la existencia de seres en otro planeta.

—Por suerte lo pasan a esta hora, tu papi odia este programa porque piensa que no existen seres
en otro planeta, pero está equivocado.

—¿Papi está equivocado?

—Sí, los extraterrestres existen.

—¿Estaterestres...?

—Sí, seres fuera de nuestro planeta —le explicó Louis, emocionado, al menos podía expresarse
libremente con su hijo menor, ya que a Harry el tema no podía interesarle menos, y Brian siempre
terminaba involucrando súper héroes a la conversación. En síntesis, a nadie le importaba más el
tema que a él mismo.
—Ohhh, ¿Cómo nosotros? ¿Personas?

—No personas... bueno, quizás luzcan como nosotros... —comentó ensimismado en el tema—.
Entonces... ¿quieres ver este programa conmigo?

Danny asintió.

—¡Genial! Te aseguro que es muy interesante, ya verás. Nada mejor que una teoría conspirativa
para antes de dormir.

Y es así como Louis regresó a su lugar, y colocó a Danny sobre su regazo, cubriéndolo con su
colcha.

—Y... algo más, hijo. Sí tu papi pregunta, yo no te hice ver este programa, ¿de acuerdo?

El pequeño niño asintió.

[...]

St. Augustine, Florida.

—Todos tenemos obsesiones, pero la tuya con ese cupcake de banana es algo que no voy a
tolerar —mencionó Chad, mientras sostenía una barra de granola en su mano.

—Chad, ¿Por qué no hay cupcakes de banana hoy?


—Acabo de decírtelo, subiste de peso en esta última semana.

—No es cierto.

—Sí lo es.

—De acuerdo, vomitaré más seguido como me recomendaste —soltó Harry cuando Douglas se
acercó a la mesa de bocaditos. La grabación del comercial daría inicio una vez más.

Chad negó con una mano sobre su rostro cuando tuvo al representante del comercial frente e él.

—Chad...

—No es cierto, solo lo dice para molestarme.

Harry rió infantilmente, y colocando un brazo sobre el hombro de su representante dijo.

—Es cierto, Douglas, Chad nunca me pediría eso, de hecho está en contra.

Douglas negó, colocando una mano sobre su pecho para recuperarse de la impresión.

—Más te vale, Chad, por un segundo creí que podría golpearte.

—Tal vez le haga falta ese golpe —mencionó el rizado—. No pidió cupcakes de banana.

—¿Es en serio, Chad?


—Eh... bueno, sí, no los pedí.

—Son mis favoritos —señaló Douglas desconcertado—. ¿Por qué?

—Ha remplazado nuestro postre favorito con asquerosas barras de granola.

—Inaceptable —opinó el representante de la firma, cruzando sus brazos, se mostraba muy


indignado.

—Ya, ya, pediré esas... cosas —gruñó el agente con rostro fruncido de indignación—. Pero tú irás
al gimnasio a partir de esta tarde —y esa advertencia fue dirigida a su modelo.

Una vez que Chad se marchó con su teléfono celular en la mano, Douglas se acercó a Harry para
felicitarlo por las escenas del comercial que acababan de ser filmadas.

—Gracias, intento que las cosas se agilicen un poco, este fin de semana debo volar a Los
Ángeles, es el cumpleaños de mi hijo mayor, y necesito estar en casa con mi familia, los extraño
mucho, al menos un día.

—Comprendo, debo imaginar cómo te sientes.

—Incompleto, como un cupcake sin Glasé.

Douglas sonrió conmovido con el joven y su familia, entonces probó una de aquellas barras de
granola, acto seguido la devolvió a su lugar.

Harry rió hasta que su estilista apareció con su celular en la mano. Ella mencionó que acababa de
recibir dos llamadas del mismo contacto.
«Zayn Malik»

[Mensaje Nuevo]

De Zayn: Anoche en la reunión hablamos sobre James, ha surgido algo.

Para Zayn: ¿Algo como qué?

Dos minutos después...

De Zayn: Creo que debes contarle a Louis, porque James todo este tiempo no se ha quedado de
brazos cruzados.

Para Zayn: ¿Intentará algo?

De Zayn: Sí... pero el problema es que no sabemos cuándo, ni siquiera estamos seguros de
cómo.

Para Zayn: ¿Una semana? ¿Un mes?

De Zayn: No, precisamente no dentro de tan poco tiempo, porque una de sus debilidades es que
nadie quiere trabajar con él.

Para Zayn: Entonces déjame manejarlo con Louis a mi manera. No quiero arruinar cualquier
avance con sus terapias, cuando le va tan bien.

De Zayn: Tienes razón con eso, pero... ¿Qué harás?

Para Zayn: Prepararnos todos juntos, sin perturbaciones.


De Zayn: De acuerdo, por cierto, ¿Cuándo regresas?

Para Zayn: Este fin de semana, por el cumpleaños de Brian.

De Zayn: Me alegra saberlo, en ese caso nos vemos hasta entonces.

Para Zayn: Hasta entonces, amigo. x

=================

O43. Asuntos pendientes

Dos años y nueve meses atrás...

Eran pasadas las diez de la noche. Harry y Zayn se encontraban admirando la ciudad de San
Petersburgo desde el antiguo departamento de Liam, mientras un pequeño Brian dormía
plácidamente en la habitación de invitados junto a Danny de un año. El modelo decidió viajar con
ambos ya que Louis se encontraba fuera del país debido a su trabajo, y Zayn junto con Niall
necesitaban viajar con él a Rusia. Su esposo estuvo de acuerdo.

Existían muchos asuntos que necesitaban su atención, entre ellos los temas relacionados con
Buker Company. Zayn y Niall se encargarían de ello y su abogado, el señor Jackson, necesitaba
tratar un par de temas directamente con los tres.

Harry no se sentía en la capacidad de tratar temas de empresas, tampoco deseaba participar en


ello directamente. Así que todas sus acciones y las de su hijo menor eran manejadas por tres
personas: Zayn, Niall y el señor Jackson. Eran de su completa confianza.

Luego de un par de reuniones de aquellos tres personajes, surgió la propuesta del abogado. Él
consideraba que sus dos mejores amigos tenían tanto potencial como Liam para formar parte de
la sociedad secreta "Astraunye".

Harry conocía a los miembros de la espiral gracias a Liam, todos eran personas muy agradables y
siempre predispuestas a ayudar.

Su ex prometido solía comentarle superficialmente los temas que trataban las 44 personas en
total. Incluso, Harry sabia cuando alguien pertenecía al selecto grupo, solo bastaba observar el
saludo que Liam tenía con sus socios, los que se encontraban por todo el mundo, en total once
sedes. Ya sea cuando se hallaban de vacaciones, o en un viaje de negocios en el que Liam
decidía llevarlo.

Todo solía agilizarse con un simple saludo. Adiós largas esperas y tediosa burocracia. Aprendió
mucho de cada persona con la que pudo platicar, y en definitiva, los "Astraunye" eran personas
en las que podía confiar.

Pero, como incluso en las mejores familias existen grandes escándalos, Buker fue la oveja negra
para todos.

—Harry, ¿qué es esto? —preguntó Niall, mientras abandonaba el estudio. Su rubio amigo, quien
se encargaba de empacar todas las pertenencias de Liam y las propias de Ed, le mostró un
cuaderno forrado en cuero.

—Oh, es la libreta de apuntes de Liam.

—De acuerdo, pues, ¿la meto en la misma caja de los libros o...?

—No, dámela. No creo que sea buena idea mezclarla, Liam apuntaba cosas muy importantes allí.
—De acuerdo, entonces consérvala.

—¿Dónde la encontraste? —preguntó Harry, mientras la tomaba de sus manos.

—En la caja fuerte bajo la alfombra que mencionaste, ¿puedes creerlo? ¿Quién instala algo así
allí? Pero no fue complicado adivinar la clave.

Fue una gran sorpresa para Harry que Niall no hubiese tenido problema para adivinar la
contraseña de Liam. Aquella caja fuerte la descubrieron por casualidad una tarde, el antiguo
dueño del departamento nunca les mencionó al respecto. Luego, tuvieron que llamarlo para que
él les dijera como utilizarla. Liam la manipuló desde entonces.

—¿Cuál es la clave?

—Fácil, es la simplificación de tu nombre en código binario.

—Sí, es lo que pensé —respondió Harry alzando sus cejas con gracia.

Zayn rió a su lado, y respondiendo a la pregunta que seguramente Harry se estuviese haciendo
en ese preciso momento, dijo.

—Niall y yo lo sabemos porque la mamá de Liam le regaló hace años para navidad un traductor
de códigos binarios y buscamos el código de nuestros nombres —comentó.

—Desde entonces Liam cambió todas sus contraseñas a seis dígitos. Le preguntamos por qué el
mismo número para todo y él dijo que era un secreto. Luego lo dedujimos rápido cuando tipiamos
tu nombre en el traductor y contamos los número de ceros y unos. 210191, muy ingenioso
—acotó Niall finalmente.

—Ah... claro... sí... —la gran incógnita en el rostro del rizado continuaba creciendo y creciendo.
Zayn rascó su cuello y con paciencia le explicó.
—Bueno, mira, es sencillo. Hay veintiún ceros y diecinueve unos.

—Ah... ¡Guau! ¿Cómo no lo pensé antes?

Ambos chicos rieron, ya que sabían que Harry quedó mucho mas confundido que antes.

—Mi clave es siempre 1234, es tan simple que nadie la adivinaría —mencionó el modelo con una
sonrisa astuta.

—Es bueno saberlo —opinó Niall.

—Ingenioso —dijo Zayn con una sonrisa sarcástica en su rostro.

Los minutos trascurrieron y tanto Zayn como Harry continuaron recogiendo escombros.

—Este lugar es un desastre, no sé si algo sirva en realidad.

Zayn observó a su alrededor y Harry tenía razón, todo el lugar continuaba tal y como la última vez
que lo vio. Incluso los fragmentos de porcelana del florero que Louis utilizó para golpear a Liam
en la cabeza continuaban en el suelo de mármol.

—¿Este departamento a nombre de quien está?

—El abogado me dijo que pertenece al papá de Liam ahora, solo que ellos no han puesto un pie
aquí desde la muerte de su hijo.

—¿No has hablado con ellos?


—No, en realidad nunca los traté lo suficiente. Liam y ellos no hablaban muy seguido. Con decirte
que en todo esos años nunca los conocí en persona. Me atrevería a decir que los traté mucho
más cuando estábamos en la escuela e iba de visita a su casa. Para Ed Coxs ellos eran casi unos
desconocidos.

—Pero para ellos tú no y estoy seguro que Liam no quería que te relacionaras con sus padres, o
ellos no estaban de acuerdo con lo que hacía su hijo. Quién sabe.

—Supongo, pero no sé, tal vez ellos querrían conocer a Danny, estoy seguro que no saben de su
existencia.

Zayn frunció su ceño por un instante antes de decir.

—Creo que es mejor dejar las cosas como están.

Harry lo pensó por un par de segundos, y a la final asintió estando de acuerdo.

—Tienes razón.

En una esquina del lujoso departamento se encontraba una caja con los zapatos y la ropa de
Liam, la que Harry se encargaría de donar. En otra caja Zayn guardó los artículos personales,
entre ellos su anillo de compromiso y aquel de la espiral. El abogado le entregó ambos anillos, los
que acompañaron a Liam hasta su último día.

Los miembros de "Astraunye" fueron los encargados de darle el ultimo adiós a su ex prometido,
ceremonia a la que Harry no asistió. No se sentía preparado y toda la situación era demasiado
abrumadora para ser manejada en su estado, estaba esperando un bebé y ya había tenido
suficiente, además, estaba Louis y su nueva vida juntos.

—¿Zayn, entonces lo intentarás? ¿Te unirás a ellos?

—Sí, el abogado dijo que podía tomar el lugar de Liam hasta que Danny tuviera la mayoría de
edad, aunque él podría no tener el potencial.

—¿Incluso mi pequeño debe heredar eso? ¿Un lugar en una sociedad secreta? No lo sé, Zayn,
no tengo nada en contra de ellos, pero Danny solo tiene un año y siento que carga con mucho.

—Harry, él no carga con nada aún, nosotros estamos aquí para sostener su futuro, el que le
convendrá cuando cumpla su mayoría de edad.

—Eso espero... —murmuró el rizado, mientras recogía polvorientas revistas del suelo.

—Niall realmente está emocionado con la idea, él quiere intentarlo de la manera tradicional,
Jackson está de acuerdo con eso.

—Estoy seguro que lo conseguirá —mencionó Harry con una sonrisa—, es tan nerd como todos.

Zayn revolvió el cabello de su mejor amigo, pues sabía muy bien que él odiaba eso.

[...]

Presente...

Los Ángeles, California.

—Aquí están las invitaciones, mañana Brian puede repartírselas a sus amigos —dijo Nick,
sosteniendo un pequeño cartón con las invitaciones a la fiesta de cumpleaños. El locutor se
encontraba exhausto, pero muy emocionado con el reto. Una fiesta infantil, la primera.
Louis revisó las coloridas invitaciones, la temática lo dejó algo confundido.

—Mmm, Nick, ¿Por qué combinaste a Los Vengadores con La Liga de la Justicia?

—No están combinados —lo corrigió con una sonrisa astuta—. Es un Marvel Vs DC, Jim me
explicó al respecto y me pareció una buena idea, además, ya conseguí el espectáculo.

—¿Ah, sí? ¿Y de qué se trata exactamente?

—Bueno, básicamente, vendrán doce actores e interpretarán una pelea épica. Ellos saben de
eso, no fue nada sencillo encontrarlos. Se llaman cosplayers, por supuesto, son los mejores, han
hecho de su infantil obsesión su trabajo.

Louis tragó duro, y apartando la invitación de su cara dijo.

—¿Y cuanto costará eso?

—Mucho, pero no te preocupes, conseguí el descuento especial para codos.

El castaño rodó los ojos, y con una sonrisa sarcástica negó.

—Gracias, eres tan amable.

—De nada, y con respecto a la comida...

—Mejor pon en las invitaciones que ya vengan comiendo de sus casas, ¿de acuerdo? —concluyó
Louis antes de ponerse de pie e ir por una cerveza a la cocina, cuando estuvo de regreso Nick
cargaba con un humor de perros.
—No puedo hablar contigo, en serio, ¿Cuándo llega Harry?

—Mañana —suspiró el basquetbolista—. Y quita esa cara, era una broma. Pagaré toda la fiesta
de mi hijo, no importa lo que cueste. Él se merece lo mejor. ¿No traerás a Tom Hiddleston?
Porque pagaría por él interpretando a Loki.

—No —el mayor rodó los ojos.

—Es tan caliente: ojos verdes, voz profunda, cabello largo y frente amplia. ¿Has visto esas
entradas en su cabello?

—Definitivamente tu tipo, pero no. Además, los ojos de Tom son azules.

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio —espetó Louis desconcertado.

—Claro que sí, usa lentes de contrato para caracterizar al Dios del engaño.

—Definitivamente me engañó.

Con labios fruncidos Louis continuó escuchando a Nick, mientras revisaba su lista de pendientes.

—Bien, imprimí treinta invitaciones, ¿suficientes?

—No lo sé, ¿Cuánta vida social puede tener un niño? Supongo que treinta son suficientes.

—Tienes razón.

Louis recibió ese día una gran noticia, sus padres asistirían a la fiesta de cumpleaños de su hijo.
Por suerte consiguieron dejar de lado el trabajo. Ambos insistían en seguir conservando sus
empleos aún cuando él les ofreció solventar todos sus gastos, pues consideraba que ya era hora
de retribuirles tantos años de apoyo.

—Hijo, estamos muy ansiosos por verlos, ¿Cómo esta Danny?

—Muy bien, creciendo cada día más —dijo con una sonrisa.

—Maravilloso, hijo, ¿y mi yerno?

—Trabajando en su nuevo comercial, por ahora está en Florida, pero vendrá a la fiesta de Boo.

—Me alegra escuchar que les va tan bien. Tu padre ha comprado un hermoso obsequio para
nuestro precioso nieto. Estamos seguros que lo amará.

—Bueno, solo espero que no sea una bicicleta, por favor. Además, Brian aún no ha querido
subirse en la que consiguió hace un par de semanas, no lo comprendo.

Su madre rió al otro lado de la línea, enternecida. La plática continuó hasta que dieron las seis de
la tarde, y Brian entró a la casa luego de jugar en el patio con Chase, Danny, Jim y por sorpresa
Nick también. A Louis casi le da un infarto cuando vio las huellas de lodo de camino a la cocina.

—Mamá, tengo que colgar.

[...]

—¡Ahora es mi turno! —gritó Jim, colocando el balón de fútbol sobre el pasto. Nick, con sus
rodillas enlodadas y sus pantalones arruinados, aguardó por el pase de su novio, o algo así le
explicó.

Pateó la pelota despacio para Danny y este se la pasó a Nick.

—Gracias, Nickoleto, ahora es tu turno, Chase.

El pequeño hijo de Jim pateó el balón de regreso a su padre. Para ambos adultos no era un juego
de lo más emocionante, pero para los pequeños era casi el mundial.

—¡¿Qué es esto?! —gritó Louis, mientras caminaba con Brian hasta ellos. Todos se encontraban
tan sucios como lo estaba su hijo mayor. El castaño tuvo que cambiar su ropa por algo limpio.

—Definitivamente no entrarán a mi casa así.

—Señor Louis —mencionó Chase, quien agarró el pantalón del mencionado con sus manos
enlodadas. Y este, agachando la mirada negó.

—Genial.

—Señor, Louis, señor Louis —insistió, embarrando cada vez más sus jeans. El basquetbolista
con la paciencia que consiguió al ser padre le preguntó al pequeño rubio que era lo que
exactamente necesitaba decirle. Nick rió.

—¿Dónde puedo lavar mis manos? —le mostró con toda la inocencia del mundo. Louis con una
sonrisa enternecida respondió.

—Creí que ya habías terminado.

Chase observó sus manos, las que se encontraban menos sucias que antes, y luego el pantalón
embarrado del señor Tomlinson.
—Lo siento... —murmuró visiblemente apenado. Jim cargó de su hijo y con una sonrisa apenada
se disculpó con Louis, quien no aceptó que le pidiera disculpas, cuando él comprendía
perfectamente ese tipo de situaciones.

—No te preocupes, amigo, tu hijo es adorable —respondió, agitando el cabello del pequeño
Chase.

—¡Papá! Tengo hambre —mencionó Brian a su lado, Chase asintió y Danny se acercó hasta su
padre agitando su cabeza, al parecer todos necesitaban recobrar fuerzas.

—Precisamente iba a pedir algo para la cena. Danita retomó sus días de descanso.

—No es necesario, puedo preparar algo para todos, ¿Qué opinan? —mencionó Jim, y su hijo fue
el primero en aprobar la idea con un alegre «Sí».

—Jim no confía mucho en las "buenas" —hizo comillas con sus dedos—, prácticas de
manufactura de los restaurantes y sus servicios de comida a domicilio —comentó Nick, y
poniéndose de pie, se encaminó con el resto a casa.

—¿Y eso es...? —preguntó Louis de pronto.

—Significa que nunca se sabe con seguridad cómo es el manejo que un restaurante tiene con
respecto a lo que sirven.

—Oh, como aquella vez que compré comida china y encontré algo que definitivamente no era
carne de cerdo, pero debo admitir que sabía muy bien. Harry me dijo que probablemente era
gato, así que me comí la comida de ambos. Desde entonces soy cliente VIP de ese lugar —se
encogió de hombros.

Las expresiones de ambos invitados se tornaron rápidamente en una mueca de trastorno


involuntario. Jim soltó una nerviosa carcajada al final, pero Nick fue menos cortés.
—Eso es asqueroso, Louis...

—Bueno, no fue lo que dijiste la otra vez cuando les di de cenar eso.

—¡Oh por Dios! —Gritó el locutor, sintiendo que todo su estomago empezaba a revolverse. Jim y
Louis observaron como el mayor corrió al baño de invitados con una mano sobre su boca.

—¡Guau!

—¿No hablabas en serio, verdad? —preguntó el nutriólogo completamente pálido.

—No, solo estaba bromeando —sonrió y dirigiéndose a la cocina donde los niños revoloteaban,
en especial Brian, quien buscaba en el refrigerador algo comestible.

—A la ducha, en especial tú, Boo.

—No, papá, baño no.

—Baño, sí —y atrapándolo en plena huida, lo trepó a su hombro. Danny le dio la mano sin
oponerse.

—Chase, puedes ponerte tu traje de baño y acompañarlos.

—¡Sí!

[...]
Eran pasadas las doce y por suerte los niños se encontraban tan exhaustos por el fútbol que se
quedaron dormidos sin protestas.

Louis abrió la llave de su bañera, permitiéndole al agua caliente combinarse con la fría mientras
se desvestía, cuando consiguió alistarse para un relajante baño cerró la llave. Lo único que
necesitaba por un par de minutos era sumergirse en el agua tibia y relajar sus músculos, y así lo
hizo.

Sintiéndose bien, se dejó llevar, sumergiéndose por completo bajo el agua. Intentó abrir sus ojos,
muchas veces lo intentó en las piscinas, pero terminaba sintiendo ardor, en el mar era mucho
más complicado.

Esta vez lo intentó un par de veces, y sin terminar de conseguirlo del todo, se levantó para tomar
aire y volver a sumergirse. Tras varios intentos lo consiguió, sus ojos se adaptaron al agua,
masajeado sus pupilas.

La luz en el techo y en general todo lo que lograba ver lucia muy borroso, parpadeó un par de
veces, intentando aclarar al máximo su visión, pero lo único que notó diferente fue otro par de
ojos idénticos a los suyos mirándolo, al principió creyó que se trataba de algún tipo de efecto
óptico relacionado con el agua, pero quien lo miraba no era él, similar, pero no el mismo.

En cuestión de segundos sintió la falta de oxigeno y una fuerte opresión en su garganta. Unas
manos tres veces más grandes que las suyas sosteniéndolo de su garganta, o así fue como se
sintió, mientras intentaba salir a flote.

Escuchó un desarticulado grito, el que definitivamente no pertenecía a la realidad, pero sonaba


como su mamá.

—¡Por el amor de Dios! ¡Troy!


Agarrándose del borde de la bañera salió a la superficie, jalando aire y tosiendo
compulsivamente.

Pasó un largo momento recuperando el aliento, antes de ser capaz de pensar. No conseguía
comprenderlo, pues parecía una pesadilla y posiblemente lo era, pero todo en lo que podía
pensar hasta ahora eran las insistentes preguntas de su psicólogo sobre él a la edad de cuatro
años.

Confundido, decidió salir de la bañera y ducharse rápidamente. Luego se colocó su pijama y


mientras secaba su cabello con una toalla salió del baño. Intentando apartar el temor que sintió
minutos atrás, quizás podría descansar en paz si escuchaba la voz de su esposo.

Tomó su teléfono celular y le marcó, tras esperar un par de segundos este respondió.

—Hola, amor, ¿Qué sucede?

—¿Qué sucede de qué?

—Pues, es tarde y nunca me habías llamado a esta hora sin ningún motivo importante, ¿todo está
bien?

—Sí... solo quería escuchar tu voz —dijo con una pequeña sonrisa, al otro lado de la línea su
esposo suspiró.

—Eso es muy tierno, cielo. Cuanto desearía estar en casa, no puedo esperar.

—Yo tampoco, y te necesito... —su voz se apagó.

—Louis... ¿seguro que todo está bien? Te oyes extraño.


—¿Extraño?

—Sí, ya sabes, deprimido.

—No estoy deprimido, solo te extraño un poco.

—¡¿Solo un poco?!

—De acuerdo, mucho —se corrigió Louis sonriendo de nuevo.

—Pues, yo te extraño diez veces más que eso y te tengo una excelente noticia —anunció Harry
con alegría.

—¿Noticia? Bueno, ¿qué esperas para contármelo?

—Bien, mis papás irán de visita. Como ya sabes ellos se dieron una nueva oportunidad y no era
algo seguro, pero mamá me contó que... ¡Papá le pidió matrimonio otra vez! ¿Puedes creerlo? Es
increíble, mis papás se casarán de nuevo y estarán juntos, es lo que siempre soñé desde que se
divorciaron.

—¡Es una excelente noticia, amor! Estoy tan feliz por mis suegros, definitivamente se merecían
una nueva oportunidad después de tantos años.

—Sí... —soltó Harry emocionado, su voz incluso se escuchó afectada—. Yo... había perdido las
esperanzas... hace muchos años.

Y entonces Louis supo que Harry estaba llorando, pero no tenía nada que ver con la tristeza. Su
esposo estaba muy emocionado.

—Oh, amor, estoy tan feliz por ellos y por ti. Entonces, ¿ellos vendrán para el cumpleaños de
nuestro hijo?
—Sí, así es.

—En ese caso, toda la familia estará reunida porque mis papás también vendrán a los Ángeles.

—¿En serio? Entonces Boo definitivamente estará muy feliz de tener a todos sus abuelos
reunidos.

—Sí, y más con la noticia. Me alegra que me lo hayas dicho a tiempo para conseguir un par de
botellas de champagne y cerveza. Igual, creo que todos lo vamos a necesitar luego de tratar con
tantos niños en esa fiesta.

Harry rió, apartando las lágrimas de felicidad, y Louis se sintió agradecido de escuchar una
excelente noticia esa noche.

[...]

Zayn y Niall se encontraban de vuelta en casa. Sus pequeños dormían en la habitación que con
tanto amor prepararon para ellos. Pero aún estando en la comodidad de su casa había un tema
que necesitaban seguir tratando.

—En la reunión de anoche discutimos sobre el hijo de Buker, ya sabes, lo de siempre. Nadie sabe
exactamente donde esta, ni en que está trabajando, pero como los rumores nunca acaban, dicen
que aún busca la manera de hacer funcionar su "Estimulador Cardíaco".

—¿Crees que en verdad eso funcione? No comprendo cuál es su insistencia. ¿Cuál es su


necesidad en revivir a los muertos? Es muy poco ético —comentó Niall, mientras se arropaba
junto a su esposo.

—Sí, definitivamente sí, a decir verdad, sería muy útil, pero... ¿Imaginas todo lo que provocaría?
En manos equivocadas como las suyas causaría grandes catástrofes.

—Ni mencionar el desequilibrio por el que toda la humanidad tendría que atravesar.

—Sus intensiones son muy descabelladas, ¿y sabes qué es lo más desconcertante de todo?

—¿Qué? —preguntó Niall con intriga.

—Según lo que dicen, James aspira que su máquina reviva a personas cuyas muertes se dieran
en un lapso máximo de veinticuatro horas, dos veces más tiempo del que propuso en primer
lugar.

Niall negó incrédulo.

—¿Planea hacerse rico con eso?

—Si logra hacer que funcione, se lo vendería a todo el que tuviera el suficiente dinero para pagar
por algo así, y ya que en definitiva sería algo ilegal, no dudo que traficara con ello.

—Por suerte Liam nunca terminó ese proyecto. Es decir, aún después de amenazarlo con decirle
a Harry toda la verdad sobre su pasado, su hijo y Louis.

—Sí, pero... ¿Quién dijo que no terminó?

—¿De qué hablas?

—¿Recuerdas la libreta de apuntes de Liam? ¿La que encontraste en su caja fuerte cuando
fuimos a Rusia?

—Sí... ¿qué con eso?

—Pues, resulta que James sabe que Liam terminó el proyecto pero que nunca le proporcionó
toda la información que necesitaba para que su estimulador funcionara. Luego él murió y James
buscó por todas partes esa información. Lo que necesita está en manos de Harry, pero por suerte
él no lo sabe. Ahora lo sabes tú.

—¿Por qué no me lo dijiste hasta ahora?

—Porque era un secreto y mientras menos personas lo sepan mejor. Ni siquiera los miembros de
la élite lo saben. Un problema menos, solo necesitamos que James deje de insistir con lo de
recuperar "Buker Company". Quiere las acciones y el manejo total de algo que su padre nunca le
dio. En la actualidad, el 75% de la empresa es propiedad de Harry y Danny.

—Aún no sé si comprar las acciones de los otros socios antes que James fue una buena idea,
¿Ya ves el problema en el que nos metimos?

—Fue justo y completamente legal. Harry nos pidió que administremos su dinero y es lo que
hacemos, además, tenemos al mejor abogado de todos y James lo sabe.

=================

O44. Una pregunta difícil de responder

CAPÍTULO DEDICADO A: Sofia_HerediaM y andrewlxrry.


Dos años y nueve meses atrás.

Rusia, San Petersburgo. (Aquella misma noche)

Harry tomó las llaves que encontró en el antiguo portafolio de Liam. Conocía muy bien los cajones
en el estudio de su ex prometido que se encontraban siempre cerrados bajo llave. Aquel mueble
con compartimiento oculto que consiguió en una subasta el primer año de estar juntos, donde
guardaba cosas valiosas (o eso decía él siempre que Harry preguntaba) era uno de esos.

Casualmente lo había visto guardar pequeños aparatos y herramientas que nunca comprendió
para qué servían, pero a los que Liam le dedicaba mucho de su tiempo, trabajando en ello sobre
el piso, garabateando sobre papel, calzando piezas con otras o empatando cables y cortando
cinta que pegaba sobre su brazo.

Ed Coxs lo observaba curiosamente sobre el suelo, mientras bebía una malteada o un café, luego
Liam simplemente lo ahuyentaba como solía hacer con las aves del balcón, pero entonces Harry
siempre volvía tan solo para causar que este frunciera el ceño y negara.

—¿Otro trabajo súper secreto? No comprendo porque me echas de aquí si no tengo ni la menor
idea de que es esto —fue lo que le dijo en cuanto levantó una pequeña placa muy extraña.

—No es un trabajo súper secreto, solo un trabajo —respondió en un murmullo, a causa del lápiz
que reposaba entre sus dientes—. Solo pienso que quizás deberías ir a otro lugar y divertirte.
Puedes ver televisión o salir de compras con Nick.

—Nick ha estado insoportable los últimos días, y sé que solo lo sugieres porque sabes que no me
hablo con él.

—Tienes razón —sonrió Liam, y volviendo a sus planos, tomó un medidor de tuercas y regó un
pilo de estas sobre el suelo.
—¿En serio seguirás haciendo eso?

—Es mi trabajo, Ed.

Con labios fruncidos el rizado miró todas las herramientas a su alrededor y con una sonrisa
traviesa tomó un destornillador.

—Tengo esto —dijo con tono astuto—. Luce jodidamente importante, y no te lo devolveré hasta
conseguir una compensación.

—Guau, ¿estamos estrenando nuevas palabras?

El modelo asintió, pero aquella amenaza no surtió el efecto esperado.

—Puedes llevártela, no la necesito por ahora.

Rodando los ojos dejó la herramienta en su lugar. Liam observó lo inquieto que se encontraba su
prometido así que, pensando en una buena idea que lo mantuviera entretenido, miró el piano a
unos metros de ambos y le propuso algo a lo que no podría negarse.

—¿Tocas algo para mí?

—¿Qué quieres que te toque?

—Mmm, no sé, ¿qué canción se te ocurre?

—Ah... hablas de música... —decepcionado, miró el piano—. De acuerdo, que diablos...

Expectante, Liam observó a su prometido alistándose. Harry estiró sus brazos, y con una sonrisa
entonó la canción «Hallelujah».
«Now I've heard there was a secret chord

That David played, and it pleased the Lord

But you don't really care for music, do you?...»

Encantado, Liam continuó trabajando mientras escuchaba la interpretación de su prometido, el


que había aprovechado muy bien aquellas clases de piano que le dio la esposa de Chad, su
representante.

La melodiosa voz le hizo ignorar por un momento el trabajo que no deseaba realizar, pero se
encontraba malditamente expuesto a James Buker.

El hijo de su jefe conocía el pasado de Harry, incluso conocía el paradero de Louis y el hijo de
este. Si James abriera su boca, e incluso, sí él le mostrara todas las pruebas que tenía en su
contra, atentaría contra la memoria de su prometido.

Así que se encontraba allí, trabajando en los últimos detalles del estimulador cardíaco, solo, ya
que por azares de la vida descubrió que sus colaboradores no eran de confianza.

Andy y Elliott compartían el mismo interés de James, Liam no podía confiar en dos personas que
estuvieran de acuerdo en algo como eso, pues superaba sus límites incluso. Solo deseaba dejar
fuera de todo problema al increíble hombre que lo miraba con admiración y ahora tocaba una
agradable versión en piano de «Nearer My God To Thee».
Empujando la madera que recubría la cerradura, se tomó el tiempo para probar llave por llave.
Había al menos unas quince de ellas.

En el quinto intento Harry consiguió desbloquear la cerradura. Dentro se topó con un sobre, junto
a él una pequeña caja de madera no más grande que un libro, y un cofre que conocía muy bien.
No podía creer que Liam lo hubiese guardado allí.

Lo sacó todo y lo dejo junto con la libreta que conservaría. Pero incluso antes de revisar el
contenido del cofre sabía que no podría conservarlo, lo que le llevaba a pensar en: ¿Qué haría
con él? No podía sencillamente echar todo a la basura, no era tan insensible, tampoco iba a
ignorar los sentimientos que le producían ver aquellos recuerdos.

Levantó la pequeña tapa de madera y observó la columna de fotografías instantáneas, las que
tomó con una cámara Polaroid. Esa etapa de su vida en la que iba por todas partes con una
cámara, tomando foto tras foto. En realidad no le sorprendió ver que Liam las conservó todas.

Fotos de Liam por las mañanas, fotos suyas con mensajes escritos en la parte inferior: "Buena
suerte en tu reunión" "Si me extrañas puedes mirarla todo el día" Harry o Ed, en ese entonces,
solía dejar una fotografía dentro del portafolio de su prometido antes de que este comenzara un
día difícil.

Con una pequeña mueca en su rostro, las tomó y revisándolas una por una se detuvo al toparse
con aquella que le pidió a Chad Rosso, su representante, que tomara luego de darle la noticia del
compromiso que había contraído formalmente con Liam.

Tanto Chad, como su esposa los invitaron a cenar, allí conocieron a Boody la adorable mascota
de su representante.

Si no fuera por Liam, probablemente Ed hubiese subido al auto de regreso con Boody y no
hubiese visto atrás.

Un profundo sentimiento de nostalgia lo invadió y entonces guardó las fotografías en el cofre,


pensando seriamente en qué hacer con todo eso.

Muchas de las herramientas de Liam serian utilizadas por Zayn, y la gran variedad de libros que
atesoraba su ex serian conservados por Niall.

Zayn usaría el anillo de Liam mientras formara parte de la elite, era un requisito, en un futuro su
amigo tendría que entregárselo a Danny, si este así lo desease.

El anillo de compromiso de Liam, junto al suyo, aguardaba en una caja que planeaba conservar,
así como la libreta junto a él. No existía nadie más en el mundo que pudiese conservarlo.

El cuadro que le regaló a Liam para su primer aniversario era un nuevo problema por resolver,
junto con el resto de fotos. Sencillamente no podía volver a casa con nada de aquello. Incluso se
alegró de saber que el celular de Liam quedó arruinado luego de uno de los peores días de su
vida.

Distraídamente revisó la pequeña caja de madera a su lado, acoplado en una esponja se


encontraba un aparato cilíndrico no más grande que su mano, junto a él una pequeña columna de
dispositivos. Harry podría decir que lucían como chips, pero no se sentía de ánimos para
averiguarlo, así que tomó todo lo que planeaba llevar consigo a Los Ángeles y lo guardó en una
caja que llevaba señalado en un costado: "LP ST. P."

De brazos cruzados frente al cuadro oculto detrás de una sábana blanca, tomó el borde de esta y
la retiró. El cuadro era grande, en el habían cuatro fotos de ambos delante de un fondo oscuro,
combinaba muy bien con el estudio, por ello lo eligió.

Unos instantes más tarde sintió la presencia de alguien en la puerta, se volteó con una mirada
afligida, Zayn se encontraba allí de pie observándolo.

—Ya casi empacamos todo...

Harry tomó su caja y la cerró.


—Yo también ya acabé aquí.

Mirando a su alrededor, y fingiendo revisar los cajones que sabia estaban vacios, ignoró la mirada
de su mejor amigo. Harry no deseaba responder preguntas, una en especial.

—Bonito collage.

Harry tomó la sabana para cubrirlo de nuevo, pero Zayn lo detuvo, renuente a las evasiones.

—Aguarda, Harry. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—No —negó el rizado, quitando la mano de Zayn de su antebrazo. Cubrió el cuadro y tomó su
caja.

—Ya es tarde —se excusó, con el ceño fruncido por la insistente mirada de Zayn sobre él.

Su amigo asintió, y sin titubear se dirigió al cuadro quitándolo de la pared y colocándolo bajo su
brazo.

—No te preocupes, lo conservaré en un lugar seguro. No necesitas seguir atormentándote —dijo


sencillamente antes de caminar hasta la puerta.

—Zayn... no es... —el rizado intentó organizar sus ideas—. Amo a Louis, en serio, solo... no
puedo evitar sentir cosas... creí que sería una buena idea regresar aquí y hacer esto por mí
mismo, pero creo que aún necesito tiempo.

Su amigo asintió.

—Si supiera el truco para no enamorase de alguien te juzgaría. No debes sentirte mal por el
simple hecho de haber vivido en el lugar y el momento equivocado.
—¿Ah? —soltó Harry aturdido.

—Hablo de que... gracias a Liam estás vivo. Sí, te conservó para sí mismo, pero no es tu culpa,
no fue como si tuvieras opción. Liam tuvo su oportunidad e hizo todo lo que alguna vez soñó...
—su amigo se acercó, apoyándose en el escritorio a su lado—. Te enamoró y el hecho de que
recordaras a Louis no anula tus sentimientos por Liam, así que no te angusties —Zayn apretó
cariñosamente los hombros de su mejor amigo—. Con el tiempo Louis ocupará de nuevo todos
tus pensamientos. Confía en mí.

Harry asintió, agradecido con su presencia en ese momento.

—Gracias por escucharme, en realidad no estaba seguro si contarte esto sería buena idea.

—Me alegra haber sido de ayuda, ahora vayámonos.

[...]

Presente...

Los Ángeles, California.

Louis bajó al cuarto de trastos viejos y cosas que Harry solía guardar en cajas y acumularlas allí.
Como muchos de los juguetes rotos de Brian y Danny, como también muebles y cuadros que no
utilizaría más.
Él siempre decía que los guardaba en ese lugar para luego obsequiarlos, pero en realidad su
esposo no iba a regalara nada, lamentablemente era un acaparador compulsivo. Todo tenía un
significado especial, según él, como el balón desinflado de Louis. Sí, era su favorito, pero ya no
servía. Harry lo guardó.

Esperaba que su marido acaparara al menos doce sillas que necesitaba justo ahora con urgencia.
Nick y Jim se encontraban encargándose del montaje de la fiesta infantil para Brian.

En cuanto bajaba las escaleras percibió un olor a cosas viejas, entonces se propuso realizar una
limpieza profunda con ayuda de Harry en el lugar, igual, no veía el modo de conseguir
deshacerse de algo con su esposo diciéndole que necesitaba esas viejas botas desgastadas, las
que guardaba en una vieja caja junto con otra docena en el mismo estado.

Con la nariz fruncida miró a su alrededor, él sabía muy bien que allí habían sillas expandibles,
una vez tropezó con ellas cuando bajó por su caja de herramientas.

Echándole un vistazo al lugar, al parecer aquellas personas que su esposo contrató hace más de
un año para limpiar el lugar habían movido todo de su lugar. Louis odiaba que movieran sus
cosas, ya que existía un orden en su desorden. Ahora tendría que rebuscar en todo el lugar,
como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Soltando un suspiro pesado empezó. Le tomó mucho tiempo descubrir que habían movido las
sillas detrás de un pilo de cajas, todas ordenadas, pero nadie pensó que quizás algún día él, en
especial, necesitaría las sillas.

Negando levemente se trepó sobre una solida mesita de noche antigua de la habitación de
invitados.

Necesitaba estirase lo suficiente para no tener que mover las cajas, pero analizando la situación
con detenimiento, sería imposible hacer eso, así que se tomó el trabajo de usar la misma mesita
para empezar a quitar cajas de su camino. Sacudió la primera, sonaba como ropa, la caja de
abajo decía "botas" con la letra manuscrita de su esposo, más abajo había otra que decía:
"Juguetes de Brian" y ahora que solo quedaba una que decía: "LP ST. P." su curiosidad creció, ya
que conocía la fea letra imprenta de Harry, pero al menos era medianamente legible.
—¿LP ST.P? ¿Por qué Harry es tan raro? ¿Con LP se refiere a La Porno? Muy listo —asintió el
castaño inclinando su rostro con curiosidad. Por más que lo pensara no conseguía descifrar el
resto, así que tomó asiento sobre la pequeña mesita de noche a su lado y tomó la caja, no era tan
grande, y pesaba un poco. La sacudió un par de veces, nada interesante. Quiso abrirla pero
estaba sellada con grapas y cinta.

Gruñendo se puso de pie y arrastró los pies hasta la repisa de la esquina. Allí consiguió un
estilete con el que podría abrir la maldita caja.

Ahora más motivado que nunca, Louis cortó la cinta y desempatando las grapas observó su
interior.

Había una caja de madera no más grande que un libro. Le llamó mucho la atención, la abrió
despacio esperando no toparse con algo que saltara y acabara con su vida. Sí, los programas de
experiencias con seres de otros planetas comenzaban a afectarle.

Uno nunca sabe.

Pero no era así, dentro de la caja había un aparato cilíndrico un poco más grande que su mano, a
decir verdad, pesaba más que la caja.

—¡Louis! ¿Dónde estás, hijo?

Louis dejó a un lado lo que hacía cuando escuchó la voz de su madre, ¿era posible? ¿Sus padres
ya habían llegado?

Dejando la caja de lado corrió escaleras arriba donde su madre lo esperaba con los brazos
abiertos.

—¡Cielo! ¡Allí estas! Nick me dijo que estabas aquí, tu papá está alimentado el regalo de nuestro
nieto.
—¿Alimentando? ¿Está vivo? ¿Qué es? —preguntó tan pronto como presionaba a su madre en
un abrazo fuerte, tan fuerte que por poco le quita el aliento.

—Mmm, de acuerdo, ven a verlo por ti mismo.

Jay, con su brazo envolviendo la cintura de su hijo, y Louis, envolviendo el hombro de su madre,
caminaron hasta las escaleras, donde podía escuchar la voz emocionada de Brian.

—¡Gracias abuelito! ¡Gracias! ¡Gracias!

—¡Oh, Boo ya lo vio!

El agudo ladrido le dio una idea muy clara de lo que encontraría en cuanto llegara con ellos.

—Mamá, no puedo creerlo —renegó, mientras baja las escaleras—. ¿Un perro?

—Sí, es muy lindo, además, necesitaba un hogar y mucho amor.

—Pero... quien va a limpiar sus gracias soy yo.

Jay rió, y dándole un beso en la mejilla arrastró a su hijo en camino hacia donde Mark (su esposo)
y su nieto jugaban con el adorable perrito.

—¿Al menos no es hembra verdad?

—Es un adorable machito.

Louis visualizó en su mente un pequeño cachorro de raza enana. Quizás un salchicha o Bichón,
algo por el estilo, pero nada lo preparó para la realidad.
—¡Un San Bernardo!

—Señora, ese cachorro va a crecer más que su hijo —comentó Nick mientras pasaba a la cocina
con una bandeja de cupcakes.

—No puedo creerlo... —murmuró, en cuanto su hijo mayor abrazaba cariñosamente al cachorro.

—Brian, debes prometer que cuidarás muy bien de él —le dijo Mark, a lo que el niño asintió
solemne.

—¿Qué nombre le pondrás? —le preguntó. Boo miró a su papá y le señaló feliz su nuevo amigo
de cuatro patas. Louis asintió con una sonrisa muy fingida, de solo imaginar el tamaño que
tendrían sus desechos.

—¡Copito! —gritó el niño a lo que Louis rió.

—De ninguna manera le pondrás a ese animal un nombre tan cursi. No me veo gritando en la
calle ¡Copito! ¡¿Dónde estás copito?! Los vecinos se burlarían de mí.

—¿Entonces qué sugieres?

Preguntó su padre, y sosteniendo su barbilla entre el dedo índice y pulgar sugirió.

—¿Harold? No, mejor no, alguien podría molestarse.

—Comotu —sugirió Nick de regreso al patio, y antes de salir explicó—. Y si alguien pregunta:
¿Cómo se llama tu perro? Podrás responder "Comotu" y fin de la discusión.

—¡Claro que no! —gritó Brian molesto—. Se llamará Mucky —sentenció y cargando a su cachorro
ambos salieron al patio—. Vayámonos, Mucky, te presentaré a Jim, a Chase y a mi hermano.

—Esperen, no he decidido si aceptaremos al perro —mencionó Louis mirando a sus padre con
reproche, por otro lado Brian ya se encontraba de camino al gazebo.

—Hijo, cada vez que hablamos con nuestro nieto él siempre tiene algo que decir sobre un perro,
además, ¿no crees que merece uno? Es un buen niño, lo cuidará muy bien.

—Papá... —se quejó el basquetbolista.

—¿Y no le darás un abrazo a tu padre?

Una sonrisa se formó en el rostro de Louis antes de acercarse a Mark y darle un caluroso abrazo.
Mark era su padrastro, pero para Louis era su padre, el único.

—Claro que sí, viejo. Te extrañé mucho.

Jay pellizcó la espalda de su hijo y este abrió sus brazos para un abrazo grupal.

—Los extrañé a ambos. Los amo mucho, gracias por venir.

[...]

St. Augustine, Florida.


—¡Al fin, libertad! —gritó Eva, la modelo y compañera de trabajo de Harry mientras caminaba
junto a su maleta por el aeropuerto. A su lado el rizado mensajeaba con su esposo, avisándole
que tomaría su vuelo, tal como se lo pidió.

—Pero solo serán un par de días —le recordó.

—No arruines el momento, Harry —gruñó la ex castaña ahora rubia—. Extraño mucho a Alex, te
aseguro que ella vendrá conmigo a New York, de ninguna jodida manera se quedará en Los
Ángeles.

—Esa sería una gran idea. En mi caso es prácticamente imposible llevar conmigo a mi familia
—mencionó con una mueca pesimista—. Brian tiene escuela y no puedo pedirle a Louis que lo
deje con Danita de nuevo, son Danny, Louis y Brian o ninguno. Por lo que sé los niños están muy
bien porque tienen otro niño de su edad con quien jugar en casa.

—¿Otro niño? —preguntó Eva, apartando la pequeña chupeta que le compró Harry al bajar del
taxi.

—Sí, el hijo del novio de un amigo. Aún no lo conozco —cuadrando los hombros se detuvo en el
camino—. Aguarda, ¿te invité a la fiesta de cumpleaños de Brian?

—No —respondió Eva con el ceño fruncido—. Que amable, no me invitaste. Has hablado de eso
todo el día y ningún: "Eva, te invito a la fiesta".

—¡Lo siento! —soltó apenado, y acariciando su cabeza recordó que invitaría incluso a Alex—.
Estas invitada desde siempre.

—Está bien, pero debo avisarle a Alex, ¿A qué hora es?

—Dentro de unas cuatro horas, es una fiesta infantil, acabará temprano.

—¿Y no habrá fiesta para los adultos?


—Definitivamente sí. Mis padres y los de Louis llegarán a Los Ángeles y vamos a celebrar el
nuevo compromiso de mis padres, ¿recuerdas lo que te conté ayer?

—Sí, tus papás se van a casar, eso es fantástico. ¿Aún no sabes cuándo será la boda?

Harry negó, mientras caminaba junto a Eva hasta unos asientos vacios.

—No, supongo que hablaremos de eso esta noche —tomando asiento luego de su compañera le
dijo—. Debes quedarte con nosotros hasta la cena, ¿te gustaría?

—Bueno... —dijo ella un tanto incomoda—. Eso se escucha como un asunto muy familiar...

—Insisto, Louis estará muy feliz de que estés allí con Alex.

—Gracias.

—No tienes nada que agradecer —dijo mientras miraba su reloj—, ya casi es hora, al fin, libertad.

—¡LIBERTAD! —gritó la chica sin importarle la mirada de todos a su alrededor. Harry levantó sus
brazos.

—¡Whooo!

Ambos rieron.

[...]
—¡Hola! —fue lo primero que dijo Louis al abrir la puerta y ver a un agotado Niall, detrás de él
Zayn empujaba un coche doble de bebé.

—Guau, días difíciles, ¿no es así? —preguntó el castaño, a la vez que se encaminaba hasta Zayn
para ayudarlo a meter el cochecito por la puerta.

—Sí, días muy difíciles. Zarah no deja de llorar, quiere que Zayn la cargue todo el día, no yo, él
—señaló a su esposo, quien sonrió a pesar del cansancio.

—Es normal, según la teoría del apego, en este caso, un bebé desarrolla una relación más
cercana con uno de sus padres, no es intencional, pero Niall cree que Zarah tiene algo contra él.

—Claro que no, además, son muy pequeños para utilizar sus figuras de apego —contraatacó Niall
con brazos cruzados, una pequeña sonrisa se arrastró por su rostro cuando Zayn no replicó.

Louis observó lo que aprecia ser una típica discusión de pareja entre ese par.

—Quizás Zarah solo está más acostumbrada a mí porque pasé prácticamente días enteros
alrededor de su incubadora. Por suerte Ethan duerme siempre.

—Como Boo —comentó Louis con una sonrisa al recordarlo.

—De acuerdo, ya, dame a mi hija —Zayn tomó con cuidado a la pequeña Zarah y se la pasó a su
esposo, observó como su amigo acomodó a la niña en los brazos de Niall, en realidad el rubio no
tenía mucha experiencia cargando bebés tan pequeños y Louis lo notó cuando Zayn se dio la
vuelta y Zarah se desacomodó de los brazos de Niall.

—Le vas a romper el cuello, Niall. Así no se carga a un bebé. Ahora ya sé porque no te quiere
—comentó el castaño entre risas.

—¡Louis! —le sermoneó Niall, y el mencionado, asegurándose de salvar la integridad de su


sobrina, lo ayudó.

—Ten cuidado con su cabeza, no dejes que cuelgue, por Dios, Niall.

—Lo siento... —mencionó el rubio con un puchero y mirando a su hija le dijo—. Lo siento nena,
papi ha sido un torpe todo este tiempo.

Zayn tomó a Ethan quien dormía profundamente y Louis se encargó amablemente del cochecito
de bebé. Niall se encaminó por el pasillo desapareciendo de sus vistas.

—Gracias, hermano. ¿Harry ya llegó?

—No, pero ya está en camino.

Como había sucedido todo el día, Nick apareció con una charola de bocaditos envueltos en papel
de cocina.

—Louis, no son suficientes, ¿puedes comprar más? —Entregándole la charola se dispuso


saludar a Zayn y al pequeño bebé—. Hola, buenos días.

—Hola, Nick, ¿cómo estás?

—Muy bien, aunque un poco estresado y nervioso, es la primera fiesta de este tipo que organizo y
quiero que todo salga perfecto.

—Nick, son niños, ellos destruirán la casa apenas lleguen, te aseguro que no notarán toda esa
decoración en la mesa de bocaditos —le indicó Louis con brazos cruzados.
—Apuesto a que sus padres lo notarán y por cierto, quería pedirles un favor. Cuando lleguen los
padres de los niños, intenten no sacar a relucir el tema de que son gays. Por experiencia propia
se los digo, evitemos que comiencen aquí un absurdo debate...

Louis miró a Nick con ojos entornados, luego a Zayn quien asintió a lo que el locutor acababa de
pedirles.

—Claro, comprendo.

—Espera, ¿entonces quienes se suponen que son los padres de Brian?

Rodando los ojos, Nick le quitó la bandeja de bocaditos que sostenía.

—Es obvio que Harry y tú serán la excepción. Incluso, no se pongan muy afectivos delante de los
niños, por favor...

Con una mueca el castaño asintió, comprendía aquello, Jim una vez le comentó sobre la fiesta de
cumpleaños que le organizó a Chase, fue realmente muy desalentador saber que nadie fue
porque los padres esparcieron el rumor de que él salía con otro hombre, y ese hombre era Nick,
quien muy amablemente lo acompañó a una feria escolar de Chase en su antigua escuela.

—Es injusto —opinó el castaño.

—Estamos aquí para adaptarnos un poco, Louis.

—¿Por qué ellos no podrían adaptarse a nosotros? Esta es mi casa.

—Lo sé, pero la minoría se adapta a las grandes masas, amigo —le respondió Nick seriamente, y
entonces se retiró, no sin antes preguntar.
—¿A qué hora vas a recoger a Harry?

Dejando de lado su molestia respondió.

—Más tarde, en la noche, primero tengo que ir al aeropuerto por él.

Zayn soltó una carcajada cuanto captó el doble sentido de la broma de su amigo, aquel era un
gran avance, incluso parecía volverse más creativo con el tiempo. Nick negó frente a la cara
cínica de Louis.

—Que vulgar eres, en serio. Que no te aflore frente a la gente, ¿de acuerdo?

—Como digas, dile a mis padres que regreso luego, iré al aeropuerto por mi esposo, adiós.

Louis tomó la chaqueta gris que colgaba del gancho, junto a la puerta, y emprendió su camino.

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O45. Papi está en casa

CAPÍTULO DEDICADO A: Tomopenalover99, Xxcupkakehazzxx, SakuraHitomia,


Adrianahernandez2010, CasandraSpears, MelowOoc, LarryftMuke, PerfectRomanceLarry,
Solronconi, Littlecupcake6, Yasmin1DLS, Shazzamhazza, Shutuplovelarry, Takeyoutothestars.
(Muchas gracias por sus comentarios y por otras razones que no recuerdo, pero por algo bueno
han de estar por acá, besos x)

Una dedicación especial para ALAN de parte de LIZIE.


Dejando aparte las cuñas radiales, quiero agradecerles a todas las personas que
aún continúan leyendo esta historia, y quiero que sepan que tengo un compromiso con ustedes.

¡Y aquí vamos!

«I don't like the way he's looking at you

I'm starting to think you want him too

Am I crazy, have I lost ya? ...»

Sintonizado a la emisora local, Louis cantaba alegremente mientras conducía su auto de camino
al aeropuerto. Hoy llegaba su marido de St. Augustine, Florida, y se sentía jodidamente feliz.

Harry acababa de grabar la mitad de su trabajo en el comercial que realizaba para la firma Dior.
El rizado era la imagen del nuevo perfume de la compañía llamado ALIBI DIOR.

El modelo tomaría sus días de descanso para pasar ese tiempo junto a su familia, a la cual
extrañaba con todas sus fuerzas, además, aquel día era muy importante porque el hijo mayor de
la pareja cumplía seis años.

Nick, Jim, Zayn, Niall, Jay y Mark, estos dos últimos padres de Louis, ya se encontraban
finalizando los últimos detalles para la celebración.

Harry se quedaría en casa por una semana y Louis ansiaba aquel encuentro tanto como beber
una cerveza fría en un día tan caluroso como ese.

«'Cause you're too fucking beautiful

And everybody wants your sex.»

Canturrió el castaño con una sonrisa en el rostro. Encontraba aquella canción particularmente
divertida, y a decir verdad, Louis siempre prefirió al hermano del medio.

—Vamos, pequeño Jonas, deja los celos. Apuesto a que te asentaría muy bien conocer a mi
psicólogo —mencionó en voz alta, mientras giraba su volante.

«I still get jealous»

—Deja los celos, y de paso los esteroides, amigo mío.


Soltando un suspiro detuvo su auto frente a la luz roja del semáforo. Mientras esperaba a que la
luz cambiara recordó que necesitaba pasar por una pastelería por los bocaditos que hacían falta
para la fiesta de su hijo, pero aquello lo haría luego de recoger a su esposo.

«You got that long hair, slicked back, white t-shirt.

And I got that good girl faith and a tight little skirt,

And when we go crashing down, we come back every time.

Cause we never go out of style

We never go out of style...»

Sintiéndose satisfecho con la programación de su nueva emisora favorita, Louis continuó su


camino hasta LAX, donde en cuanto llegó, estacionó su automóvil y se dirigió a la puerta principal.

No le tomó mucho tiempo llegar hasta la sala de desembarque de pasajeros donde visualizó a su
esposo junto con Eva, platicando. Harry cargaba un nuevo sombrero sobre su cabello cada vez
más largo. Louis no tenía ni la menor idea cuanto Harry lo dejaría crecer antes de considerar un
corte, pero debía admitir que el cabello de su esposo tenía un sin número de ventajas muy
particulares.

Una de aquellas, era lo bien que se sentían las hebras rizadas y suaves entre sus dedos,
mientras su esposo lo tomaban en su boca y le permitía dirigir el encuentro. A Louis también le
encantaba acariciar el cabello de Harry mientras descansaban en el sofá sin ninguna
preocupación en el mundo.
—¡Amor!

Harry dio un respingo al escuchar su voz, y dándose la vuelta observó a su esposo, él que
cargaba un abrigo gris Adidas que reconoció como suyo, y sus manos en los bolsillos. Sin
expresión aparente se dio la vuelta con Eva una vez más, a quien le guiñó un ojo y mencionó en
alto.

—¿Te hablan a ti?

La nueva rubia tapó sus labios con supuesta sorpresa, y empujando con su codo a Harry dijo.

—Creo que se refiere a ti.

Harry tomó su sombrero y cubrió su rostro. Eva negó con una risa a punto de explotar en su
rostro, observó como su compañero le hizo señas para que se acercara un poco, y entonces le
murmuró.

—¿Ya se fue?

—Te dejaré aquí y me iré Styles —gruñó entre dientes el castaño, consiguiendo así que Harry se
diera la vuelta y corriera hasta él. Su esposo tenía una gran sonrisa en su rostro.

—Me encanta cuando te enojas —comentó el rizado envolviendo su brazo alrededor de su


hombro.

—¿En serio? —preguntó Louis con incredulidad. Él opinaba algo completamente opuesto. Sus
arranques de enojo siempre le traían problemas, los peores siempre fueron contra su rizado.

—A veces.
Con una sonrisa, Louis tomó la mano de su esposo por un par de segundos, ambos sabían que
un aeropuerto no era un lugar donde explayarse con muestras de afecto, tendrían mucho tiempo
para los besos y abrazos cuando estuvieran en el auto.

—Por cierto, invité a Eva a la fiesta de Brian y a la reunión con mis padres.

Recordando la presencia de la particular chica, Louis se dirigió a ella para un corto pero caluroso
abrazo, agarrando su mano con cariño, sonrió.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó con delicadeza, recordando aquel inconveniente con las
grabaciones del comercial, y la terrible historia detrás de su duro carácter.

—Bien, muy bien, estoy feliz de estar de regreso en Los Ángeles. Necesito ver a mi novia.

—¿Ella vendrá por ti? —curioseó Louis, a lo que Eva respondió con un asentimiento.

Harry presionó su cien contra la de su esposo, en una pequeña pero gratificante muestra de
cariño. Louis se sentía muy feliz de tenerlo de vuelta, él apretó el agarre en uno de los lados del
modelo.

—Cielo, ¿Qué te parece si esperamos a Alex un momento? Me gustaría asegurarme de que


lleguen seguras a casa —propuso Harry.

—De acuerdo, amor —estuvo de acuerdo Louis, y tomando asiento junto a Harry aguardaron por
unos minutos.

—¿Cómo crees que reaccione Danny cuando me vea? Sé que Brian comprende muy bien la
situación de mi trabajo, pero Danny... espero que no esté enojado conmigo por no haber llamado
en dos días. Es solo que estaba muy ocupado con las grabaciones para conseguir estar aquí a
partir de hoy.

—Harry hizo trabajar a todos como hormigas —comentó Eva con labios fruncidos—. Incluso al
director, cosa que a él le pareció perfecto.

—Oh, el señor Dabadabadu, que tipo más agradable —mencionó el castaño con sarcasmo al
recordar cómo consiguió desquiciar al sujeto.

—Dabariano —le corrigió su esposo.

—Como sea. Y con respecto a Danny, no te preocupes, él estará feliz de verte. Si no es que se
encuentra preparando un plan siniestro para ti por abandonarlo. En ese caso también estará feliz
de que al fin llegues.

Harry empujó el hombro de su esposo, el cual soltó una carcajada.

—Te extrañé mucho —confesó el modelo con una sonrisa.

—Y yo a ti, amor —dicho esto, ambos se atrevieron a chocar sus labios por un par de segundos.

[...]

Louis y Harry opinaron, que tanto Eva como Alex, no estaban hechas para la separación. La
rizada prácticamente saltó sobre Eva apenas la vio y la besó frente a toda la terminal.

—Te amo, te amo, te amo... —murmuró Alex, toda su preocupación y amor podría ser palpada
por las docenas de personas que se encontraban a su alrededor.

Eva apretó sus brazos alrededor de su novia, a quien extrañó más de lo que Harry pudo percibir
en todo ese tiempo que pasaron juntos en las grabaciones.

—Son adorables —comentó el modelo, a lo que su esposo asintió. Ambos aguardaron por ellas.

Harry tomó la barbilla de su esposo apenas consiguió acomodarse en su asiento y le dio a este
un beso profundo, la lengua del mayor se abrió paso en la boca de su marido con saña, el beso
terminó con un chasquido imperceptible por ambos pero muy audible para las dos chicas que se
encontraban en el asiento trasero observando la escena con dos distintas expresiones en el
rostro.

Alex lucia una expresión enternecida, ella opinaba que no existía nada más tierno que ver dos
personas mostrando su amor, y Eva, por otro lado, lucía cómicamente perturbada.

—Chicos, por favor —mencionó la nueva rubia con una sonrisa burlona—. No necesitaba
presenciar eso.

—Nosotros vimos como te besabas con Alex en la terminal, frente a todos —señaló Harry con
una media sonrisa.

—Ese fue un beso de bienvenida, con calificación B, apto para menores de edad bajo la
supervisión de un adulto. No, una clasificación C, restringida para todo público.

—Bueno, aquí va la repetición —murmuró Harry tomando una vez más la barbilla de su esposo y
cuando estaba a punto de juntar su boca con la suya, una mano empujó su rostro de vuelta a su
lugar.

—No —sentenció Eva exprimiendo la cara de ambos chicos con sus manos—. Hay Alexs
presentes.

—¿Y eso significa qué...? —inquirió Harry divertido.

—No dejaré que destruyan su inocencia.


—Por favor, Eva, de eso ya te encargaste tú. ¿No es así Alex? —preguntó el rizado girándose en
su asiento para observar a la adorable chica que lo miraba sonrojada.

—¿Cómo funciona entre dos chicas...? Eso... —inquirió con completa inocencia, a lo que Eva
respondió con un chillido.

—¡Harry!

—¡¿Qué?! —imitó la voz de su compañera de trabajo.

—Louis, ¿lo estas escuchando?

—Lo escucho —respondió el castaño con una sonrisa dirigida a su esposo.

—¡Dile algo! —gruñó la modelo, negando con su entrecejo fruncido.

—Harry, no seas Harry.

Con los labios entre abiertos, Eva negó ante la intervención tan oportuna de Louis.

—¡Guau! ¡Gracias! Eso fue incluso mejor que una intervención divina —gruñó la chica con ironía.

[...]
St. Augustine, Florida.

—En ese caso, Ed. Siento haberte insistido con el tema. Igual, fue un gusto conocerte —se
despidió el representante de Dior. Douglas una vez había insistido en reunirse con Ed Sheeran,
quien por segunda vez se rehúso a componer aquella canción para el comercial de la firma.

Asintiendo, el pelirrojo estrechó la mano del amable hombre. Por un instante se sintió apenado
por el problema que el representante intentaba resolver. El comercial no tenía un Soundtracks
luego de diferencias con el antiguo artista encargado del tema.

Pero Ed sencillamente no se sentía en la capacidad de ayudar. No necesitaba una nueva


oportunidad, no deseaba volver a los grandes escenarios, solo quería ser olvidado y trabajar por
un sueldo como una persona normal.

Nadie te critica si no les eres útil, nadie te usa si no tienes fama.

Esa mañana, mientras caminaba con la mirada en cada paso que daba, se topó con el equipaje
de alguien en la puerta principal del hotel. Levantó la mirada y se encontró con aquellos ojos
azules y melena rubia que logró quebrantar por segundos todos sus planes de ser un ermitaño
para el resto de su vida.

—Teresa...

—Hola, Ed. Mhm, lo siento —mencionó mientras tomaba sus maletas. Teresa parecía tener
dificultades con su equipaje, así que Ed no dudó en ofrecer su ayuda.

—Permíteme.

—Gracias —mencionó la chica, quien lucía un lindo vestido rosa pastel. El pelirrojo se encontraba
encantado, sencillamente ella le resultaba hermosa.
—No hay problema... así que... ¿Te vas?

Teresa asintió, una pequeña mueca cruzó por su rostro, pero supo disimularla en cuanto Ed la
miró con atención.

—¿El trabajo con Dior acabó?

—No, debo viajar a New York, por ahora pasaré mis días libres allí, luego comenzarán las
grabaciones y debo continuar con las sesiones de fotos.

—Uh, comprendo...

Ed podía recordar aquella plática que tuvo con la bella chica en el área de fumadores, fuera del
bar donde tocaba todas las noches. Teresa era sencillamente encantadora, muy creativa y tenía
una hermosa sonrisa que parecía no mostrar muy a menudo.

Esa noche platicaron por horas y horas, incluso continuaron su plática luego de que el bar cerrara
y se trasladaron al lobby del hotel.

Según él, ambos tenían muchas cosas en común: música, películas, dulces, bebidas y lugares
favoritos. Excepto los sueños y expectativas, Teresa tenía muchas aspiraciones relacionadas con
su trabajo, y Ed, bien... él solo tenía su talento.

Un taxi se estacionó frente a la entrada y Teresa reconoció la placa.

—Bueno, es hora de irme... fue un gusto conocerte, Ed —extendiendo su mano, aguardó por la
suya. Ed observó tontamente el cordial gesto, y en cuanto cayó en cuenta de lo que sucedía a su
alrededor en ese preciso instante, tomó la mano más pequeña y la estrechó.

—El gusto fue mío... suerte.


Luego de aquello, en silencio el pelirrojo llevó las maletas de Teresa hasta su taxi, allí el chófer se
encargó de guardarlas en la cajuela.

La chica agitó su mano en un ademán de despedida antes de abrir la puerta trasera del taxi e
ingresar en él.

Con una pequeña sonrisa que no reflejaba en realidad cuán ansioso se sentía, Ed agitó su mano
frete a ella. Segundos después, el chófer emprendió marcha y el cantante observó como una
importante oportunidad se escapaba de entre sus dedos.

Solo en su habitación el cantautor observó la pantalla apagada de su televisor, no fue capaz de


encenderla ya que sencillamente no tenía interés en nada.

Su mente se encontraba abarrotada de pensamientos como su inexistente carrera y sus


sentimientos con respecto a todo. Desde la infidelidad de la persona a quien amó, y de quien
supo que a sus espaldas le aclaraba a todos que solo se encontraba enamorada de su carrera y
el éxito que estaba obteniendo en aquel tiempo.

¿Sencillamente debería pensar que todos lo consideran de ese modo? O solo fue una piedra con
la que nunca debió tropezar.

Restregando su rostro, y con su corazón palpitando de prisa, se puso de pie y se dirigió a la


puerta.

Tras caminar y caminar por los pasillos del único hotel en América que le dio la oportunidad de
hacer una pequeña carrera como cantante de bar, buscó a la persona con la que necesitaba
retractarse.

A su lado personal encargado de desmontar el set del comercial Alibi Dior realizaban su labor
pieza tras pieza. Ed observó la puerta de ingreso a la estancia y asomándose en ella soltó un
suspiro de alivio cuando vio al representante de la firma aún en el sitio, supervisando el trabajo.

Abriéndose paso, y por poco tropezando con madera apilada a su lado, Ed se dirigió al hombre
mayor.

Douglas se encontraba charlando con Chad Rosso, quien observó con curiosidad al nervioso
muchacho a unos metros, con un además, Chad le aviso a su cliente que alguien se aproximaba.

—Oh... ¿Ed?

—Sí aun necesita un soundtrack, yo lo haré.

[...]

Los Ángeles, California.

Louis fue el primero en entrar a casa, observando a su alrededor y cerciorándose de que los
niños no se encontraran cerca del recibidor. Harry quería darles una sorpresa.

—De acuerdo pasa. Deben estar en el patio, como te dije, mis padres le regalaron a Brian un
perro, ¿puedes creerlo?

—Sé que nuestro hijo debe estar muy feliz, sabes la obsesión que siempre ha tenido con eso de
tener una mascota. Solo... tú limpias su popo y ya.

—De ninguna manera, la limpiarás tú.


—Claro que no —murmuró Harry en voz baja, y luego agarró sus maletas y subió por las
escaleras lo más silenciosamente posible. Fue curioso escuchar la voz de los niños en su
habitación, al parecer no se encontraban en el patio como mencionó Louis.

Con el corazón acelerado observó a los tres niños de espaldas jugando con legos, concentrados
en construir lo que parecía un castillo. El hijo de Jim parecía muy feliz ayudando a Danny con su
torre, pero su hijo menor parecía preferir hacer las cosas a su manera, aquello hizo sonreír a
Harry.

De pronto, su pequeño hijo menor alzó su nariz, percibiendo un aroma muy familiar en el
ambiente, y entonces, dándose la vuelta, observó que su papi se encontraba en la puerta
mirándose curioso, más porque lo que acababa de hacer Danny no era de lo más particular.

Harry llevó su nariz a la ropa que utilizaba, esperando no haber sido un mal olor el que percibiera
su hijo, pero entonces supo que su perfume lo delató. Un gritito alcanzó sus oídos y observó
como este alertaba al resto de niños.

Danny corrió hacia su padre, su rostro brillaba con felicidad. Brian saltó y corrió más de prisa
gritando.

—¡¡PAPI!!

Ambos niños se volcaron contra él, consiguiendo derrumbarlo al suelo, Harry no opuso
resistencia. Brian envolvió sus brazos tanto como pudo alrededor de su cintura y Danny enterró
su rostro en el cuello de su padre, entre risas Harry acarició los rizos de Boo, y con su otra mano
la espalda de Danny.

Los amaba tanto.

—Papi, ¡te extrañamos mucho! —mencionó el mayor colocándose sobre el pecho de su padre.
El rizado mayor sintió una pequeña opresión en su corazón, porque él también los extrañó
mucho, tanto que dolía.

—Yo los extrañé mucho más, no tienen idea de cuánto.

—¿Sí? —preguntó Brian ladeando su pequeño rostro, a lo que Harry asintió enfático.

—Sí, siempre, cada minuto. Los amo mucho, mucho, mucho.

—¿Mucho, mucho? —inquirió el pequeño de ojos azules.

—Mucho, daría cualquier cosa por ustedes... —Dicho esto, se incorporó para envolver en un
abrazo a las dos pequeñas personas más importantes en su vida, aquellas que llevó en su vientre
por extrañas circunstancias, pero adoraba esas circunstancias por más difíciles que fueran.

Depositó en beso en la cabecita de su hijo menor quien murmuraba entre lagrimas: «Papi no te
vayas... por favor...» con su dulce vocecita rota.

Sin poder evitarlo, y después de haber luchado mucho con las lagrimas desde que los vio, el
rizado mayor enterró su rostro contra el pequeño cuello de su hijo menor y sollozó, tanto como su
pequeño hijo lo hacía, porque podía sentir que lo había lastimado marchándose, y con su hijo
mayor, solo Dios sabía cuánto estaría dispuesto a renunciar por sus hijos, y que no renegaba de
ningún evento propiciado por su vida, porque el amaba a su familia y siempre serian su prioridad.

—Papi no llores, te amamos —dijo el mayor depositando pequeños besos sobre la cabeza de su
padre, intentando tornar esas lagrimas en una sonrisa.

—Papá, haz que papi ya no llore —musitó el mayor observando a Louis en la puerta, con una
pequeña sonrisa conmovida e el rostro.

Acercándose, el castaño mayor acarició la cabeza de su hijo mayor y le explicó que no siempre
las lagrimas significaban que alguien estuviese triste, también existían lagrimas de felicidad y
emoción como las que ahora derramaba su papi.

—No estoy triste, mi amor —dijo Harry besando su mejilla, luego de recuperar el control de sus
emociones—. Solo estoy muy emocionado de verlos de nuevo.

—Así es —mencionó Louis tomando asiento junto a su esposo, y entonces, percatándose del
niño que los observaba a unos metros, agitó su mano para que este tímido chico se acercara.

—Ven, Chase.

Harry miró al encantador niño que solo unos minutos ataras jugaba con sus hijos, el pequeño hijo
de Jim, el novio de su mejor amigo Nick.

—Hola, pequeño —lo saludó Harry secando su rostro con la manga de su camisa—. Discúlpame
por no saludarte antes, mucho gusto.

El pequeño niño se acercó y tímidamente le dio la mano.

—Ho-Hola, mi nombre es Chase.

—Hola, Chase. Mi nombre es Harry y soy el papá de Brian y Danny.

El niño asintió y Louis revoloteó su cabello, el niñito se encogió alegremente ante el gesto de
cariño del Señor Tomlinson y la amable mirada del Señor Harry.

Ellos le agradaban mucho.


[NOTA] Este fue un capítulo filtro, lo siento, pero en mi país mañana es el día del padre, así que
quise subir este capítulo.

Una vez más, y como siempre, me gustaría agradecerles a las personas que comentan y dejan su
voto, aquello es un gran incentivo, y les aseguro que a partir de ahora tomaré en cuenta aquel
detalle, porque es agradable y merece ser tomado en cuenta.

¿Qué opinan de Harry y Louis como padres de Danny y Brian?

¿Qué opinan de Danny y Brian cómo hijo? Yo adoro a los dos, no tengo favoritismo.

Bueno, espero leer sus comentarios, son mi entretenimiento básicamente, un abrazo :)x

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O46. Tío Zazzu ya no me quiere más

CAPÍTULO DEDICADO A: LittleCreepyBrownie, santiagognzk, fakealondra, ForgiveQuickly, y


disculpen las personas que también respondieron las preguntas de NALM y no están aquí.

NOTA: Este capítulo trata sobre dos personas muy importantes en la historia y de las que nunca
he escrito lo suficiente.

Los temas tratados acá los tomé y los plasmé con respeto, espero que sus comentarios
contengan la misma formalidad.
—¡Hola, chicos! Los extrañé mucho... —mencionó Harry, mientras tomaba a Zayn en un abrazo
apretado. Su amigo lo estrujó hasta dejarlo sin aire, jadeando, el modelo rió.

—De acuerdo, no puedo respirar —soltó con una sonrisa en sus labios. Se sentía bien estar de
vuelta en casa con las personas que tanto quería.

—Nos alegra mucho verte, nunca imaginamos que te extrañaríamos tanto —dijo Zayn, y
señalando a Niall, quien se encontraba cómodamente sentado en el sofá, estiró sus brazos para
un abrazo.

—Siento mucho no poder ponerme de pie, pero aún no termino de recuperarme de la operación
—le explicó, mientras recibía un caluroso abrazo del modelo.

—Me hace muy feliz verte sano y salvo, nos diste un susto de muerte, Niall.

—Lo siento —murmuró con una sonrisa.

Junto a ellos se encontraba Nick, desayunando al parecer, porque frente a él reposaba una taza
de café y una funda de galletas.

—¡Hola, Nicky! —bramó el rizado, el locutor se puso de pie con un trozo de galleta aún en la
boca, se veía muy cansado.

—Hola, Harry. Qué bueno que ya llegaste —suspiró aliviado—. Empezaba a preocuparme, no
quería seguir un segundo más en esta casa si tenía que soportar solo a tu esposo.

El más joven soltó una pequeña carcajada y abrazó más fuerte a su mejor amigo.

—Pero tienes a Jim y Chase.


—Tienes razón —asintió Nick.

—Por cierto, ¿Dónde está Jim?

—Oh, bueno, tuve que mandarlo a comprar gomitas de colores al supermercado, espero que no
se pierda.

—¿Te imaginas? —soltó Harry con jocoseria—. Mañana podríamos colocar su foto en los
cartones de leche, pero entonces la leche se vendería como pan caliente, ¿comprendes?
Caliente, porque él...

—Cállate, Harry, no arruines mi humor tan de mañana.

—De acuerdo, amigo —rió, antes de darse la vuelta y mirar el cochecito doble de bebé y a dos
pequeños agitando sus piececitos y bracitos lánguidamente. Escuchó por primera vez un gimoteo
de ambos y saltó hasta colocarse frente a ellos.

—¡MIS SOBRINOS!

Zayn se acercó a su amigo y a sus hijos, luciendo muy orgulloso al presentárselos.

—Ellos son Ethan y Zarah Malik Horan.

—Hey, pequeños —dijo Harry arrodillándose frente al cochecito y tomando con ambas manos, las
pequeñas manos de los bebés, casi diminutas a comparación de las suyas.

—Caballero Ethan, mucho gusto —agitó la manita con una sonrisa, el pequeño gimoteó, y una
sonrisa alegre se formó en su rostro.
—Preciosa, Zarah —la pequeña agarró el dedo de su tío Harry y lo apretó apenas un poco, lucia
tan frágil y linda, Harry estaba encantado.

—Tienes una hermosa familia, Zayn.

—Muchas gracias —mencionó su amigo, a la vez que acariciaba el pequeño pie de su hija—.
¿Sabes? Hace un rato tuve una pequeña plática con Brian.

—¿En serio? —inquirió el rizado, completamente curioso por escuchar de que se trató aquella
conversación.

—Sí, cuando Louis se marchó para ir por ti al aeropuerto, Brian se topó con Niall y conmigo aquí
en la sala. Él vio a los bebés por primera vez y...

—¿Qué es eso? —preguntó el pequeño rizado con la cabeza en alto, intentando ver lo que su tío
Zazzu y tío Ni cargaban entre brazos.

—Boo, él es Ethan, es un bebé, y con tu tío Niall se encuentra Zarah. Ellos son nuestros hijos.

—¿Hijos? —preguntó desconcertado—. ¿Cómo Danny y yo para nuestros papás?

Zayn asintió con una sonrisa alegre.

—Sí, exactamente.

El mayor observó a su pequeño con una sonrisa amorosa, se sentía muy feliz de ser padre.

—Entonces... ¿Ahora los querrás más que a mí? —preguntó el niño con sus ojos húmedos, su
joven mente parecía no interpretar aquella noticia muy bien, más cuando su tío miraba a aquel
bebé tal y como solía mirarlo siempre a él desde que tuvo uso de razón.

—Boo...

—Los quieres más porque son pequeños y yo ya no más.

—No es así... —dijo Zayn firmemente, Nick, quien observaba la situación con labios entreabiertos
por el extraño giro de las cosas, se concentró cuando Zayn le pidió que cargara de su pequeño
hijo.

—Necesito hablar con él, Nick, me ayudarías...

—¡No quiero hablar contigo! ¡Nunca más! —gritó el pequeño, corriendo del lugar de prisa, subió
las escaleras y desapreció de la vista de los tres adultos en la sala.

—¿Qué acabo de presenciar? —murmuró el locutor, mientras mecía suavemente al pequeño


Ethan.

—No lo sé... —mencionó Zayn, mirando de las escaleras a Nick, completamente


desconcertado—. Pero sea lo que sea necesito hablar con él.

—No creo que sea el momento —comentó Niall con una pequeña mueca—. Boo solo tiene miedo
de ser desplazado, es normal.

—Pero... cuando llegó Danny nunca se comportó de ese modo.

—Bueno, supongo que se debe a que es su hermano y de todos modos es normal que comparta
el amor de todos con él, en cambio Ethan y Zarah, ellos no estaban en sus planes, solo está
sorprendido, él te quiere mucho, fuiste una imagen paterna para él desde bebé.
—Me duele que piense que lo dejaré de querer porque ahora soy papá.

—Lo sé, amor, pero no te sientas mal.

Zayn tomó asiento junto a su esposo, suspirando pesadamente mientras pensaba en lo mucho
que quería a sus sobrinos.

Brian, en especial, desde que nació tuvo la necesidad de protegerlo, se lo debía a Harry en
aquella época, a su memoria, ayudó a Louis con Boo siempre, pasó mucho más tiempo con él
que con cualquier otra persona en el mundo.

Incluso, la primera palabra del pequeño fue «Zazzu» y Zayn lo recordaba muy bien. Aquel día,
como siempre, él se encargó de cuidar de Brian mientras Louis recuperaba horas de sueño, el
pobre intentaba hacer tiempo entre la universidad, el trabajo y jugar con su hijo.

Esa tarde, mientras Zayn practicaba su pequeña rutina de ejercicios, el pequeño de seis meses
se encontraba frente a él, sentado sobre su alfombra de bebé con letras gigantes para
desprender y pegar.

Arrodillándose sobre el piso, Zayn empezó con su rutina de lagartijas, juntando sus manos en el
piso dándoles forma de triangulo y empezando a descender y elevarse.

Al conseguir realizar la tercera, escuchó la dulce risa del pequeño quien lo miraba y reía a
carcajadas. El moreno le ofreció una sonrisa y continuó en su rutina, pero la risa del pequeño solo
empezó a contagiarlo. Era inevitable.

—¿Qué es tan gracioso? ¿Te estás burlando de mi, Boo?

El pequeño se calló, y con el ceño fruncido, Zayn se flexionó para una nueva lagartija cuando la
risa del pequeño explotó de vuelta.

—¿Con que muy gracioso, eh?


Zayn tomó al bebé y lo trepó a su espalda, Boo felizmente envolvió sus brazos alrededor del
cuello de su tío mientras empezaba de vuelta su rutina.

—¡Uno! —dijo Zayn, y Boo empezó a reír, el morocho se inclinó a su derecha, fingiendo tirarlo de
lado, pero entonces el bebé gritó «¡ZAZZU!»

—¿Zazzu? —preguntó inclinándose del otro lado, el pequeño volvió a gritar aquel nombre una
vez más, junto a un gimoteo.

—¡Boo!

—¡Zazzu!

—¿Boo?

—¿Zazzu?

Y Zayn no pudo evitar tirarse y rodar junto al pequeño que continuaba riendo sin razón aparente.
Él era un rayo de sol que brillaba con luz propia.

[...]

Un Brian de dos años saltaba al ritmo de la música y la pandereta de su tío, mientras cantaba
junto al reproductor una canción de Sami Yusuf. Al pequeño le encantaba escuchar a Zayn cantar
y tocar la pandereta, mientras él bailaba al ritmo de los instrumentos y la letra extraña a sus
oídos.
«Who is the Loved One? Allah

Who is Ar-Rahman? Allah

Who is al-Mannan?»

«La ilaha illa Allah»

Esa tarde Louis llegó con la despensa de la semana y un rostro malhumorado.

—No comprendo porque los vecinos se quejan de nosotros. Otra vez la señora del departamento
de al lado me dijo que te dijera que no escuches tu música tan alto. ¿Qué se cree? Tuve que
mandarla al demonio, no se puede ser más entrometida y quisquillosa.

Zayn se encogió de hombros y le bajó el volumen al reproductor.

—No tengo problema con eso —mencionó.

—¡Papá!

—Hola, bebé. Y no, a Brian y a ti les gusta y se queda en alto —sentenció el castaño con el ceño
fruncido. Luego le subió el volumen.

—Pero...

—Pero nada.
—Es que no comprendes que...

—Que esa mujer se meta en sus asuntos.

—De acuerdo... —concordó, negando levemente ante el malhumor de su amigo y los vecinos.

«He gave us life

He gave us light.»

Brian fue un gran compañero, le enseñó tanto como le enseñaría a su hijo y siempre seria así.

—Niall, no quiero que piense que no lo quiero.

Su esposo asintió, y acariciando su espalda le dijo que si lo hacía sentir mejor fuera a platicar con
él.

Y así lo hizo.

Parado frente a la puerta de su sobrino, quien cumplía seis años ese día, golpeó la puerta con
sus nudillos un par de veces.

—¿Quién es? —preguntó el pequeño rizado al otro lado de la puerta.

—Soy yo...
—Largo.

—Boo.

—No... —gruñó el niño, pero Zayn posó su frente contra la puerta, escuchando al niño llorar en
silencio.

—Brian, necesito que me escuches...

Al otro lado solo se escuchaba silencio, junto al sonido del cachorro, el regalo que Brian recibió de
sus abuelos.

—De acuerdo... no necesito que digas nada, solo escucha... —murmuró el moreno, tomando
asiento sobre el suelo, a un lado de la puerta.

—No sabes cuánto significas para mi, Brian. Me enseñaste cosas que nunca creí fueran tan
importantes para mí... ¿Comprendes eso, bebé? No me importa cuántos años cumplas, siempre
serás el pequeño a quien le dediqué más de dos años de mi vida, y no me arrepiento de ello...

—Ya no me querrás...

Zayn agitó su cabeza con una pequeña sonrisa al escuchar aquellas palabras, porque podía
imaginar el puchero en el joven rostro de su sobrino.

—Eso nunca sucederá.

—Ya no jugarás conmigo más...

—¿Quieres apostar? Jugaré contigo hasta cuando creas que es ridículo jugar con un anciano.
—Yo nunca haría eso...

—Eso dices ahora... pero crecerás, y yo seguiré cuidando de ti.

—¿Algún día dormirás para siempre? Papá dijo que las personas suelen hacer eso, y entonces
ya no juegan contigo nunca más...

—No sé a lo que te refieres, bebé.

—Dormir para siempre... no despertar nunca más, para siempre, siempre...

Zayn comprendió de inmediato a lo que su pequeño sobrino se refería, pero aquello era algo
difícil de explicar.

—Me temo que sí, pequeño.

—¡No! —gritó el niño, y abriendo la puerta se abalanzó sobre su tío, a quien le dio un abrazo
fuerte con su rostro mojado por las lagrimas—. Prométeme que nunca dormirás para siempre.

—No puedo prometerte eso, Boo...

—Papi lo hizo, él lo prometió, promételo tú, por favor...

El mayor apretó al pequeño en un abrazo, con su rostro enterrado en el cuello de su sobrino,


murmurando que no llorara más.

—No pienses en esas cosas, Boo. Estoy aquí, y es todo lo que importa, estoy feliz de verte
cumplir un año más, y espero continuar haciéndolo, si así tú lo quieres.
—Si quiero —respondió con firmeza, envolviendo sus brazos con más fuerza alrededor del cuello
de Zayn.

—Entonces lo haré, lo haré, pequeño.

Este capítulo fue dedicado a Brian y Zayn, y disculpen que sea tan corto pero necesitaba que este
capítulo solo abarcara este tema :)

Y sí, continuo escribiendo capítulos filtro, me gustan y eso, gracias por comentar y votar .

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O47. ¿Hora sex-y?

CAPÍTULO DEDICADO A: LittleWhiteLies28, Grey_Cherry, Ximox3, milunita, Elizabeth_Zeledon,


thequeenofhate & andrewlxrry. (Gracias x.x)

—¡Jay! ¡Mark! —Gritó el modelo mientras envolvía a sus suegros en un caluroso abrazo. Había
pasado ya mucho tiempo desde la última vez que él, Louis y los niños fueron a visitarlos a
Doncaster.

—Es un gran gusto volver a verlos.

—Hola, hijo —dijo la mujer mayor con una enorme sonrisa en el rostro—. No puedo creer que
luzcas tan precioso.

Mark asintió, mientras envolvía un brazo alrededor de los hombros de su esposa. Harry agachó
su cabeza, agradeciéndoles con un gesto aquel alago.

—Gracias, Jay, en cambio tu luces hermosa. No sabes cuánto te envidio, Mark.

El alegre hombre frente a él asintió orgulloso.

—Louis nos ha contado sobre tu trabajo, felicidades —dijo su suegro, remontando sus lentes
cuadrados. Harry les brindó una sincera sonrisa.

—Gracias, estoy muy emocionado, ya quiero que todos lo vean.

Segundos después, el modelo sintió como una pequeña mano intentaba agarrar sus pantalones,
pero le resultaba realmente difícil conseguirlo.

Danny miró hacia arriba, cuando su papá soltó una alegre exclamación.

—¡Miren a quien tenemos aquí! —exclamó Harry, agachándose para cargar a su hijo menor, el
niño sostenía en sus manos un estetoscopio de juguete.

—¿Quién te compró ese juguete, amor? —preguntó el rizado, mientras su hijo colocaba el
estetoscopio contra su pecho descubierto.
—Oh, mi pequeño...

—No hables... —lo interrumpió con su entrecejo fruncido, mientras intentaba escuchar algo.

—Perdón.

—Shhhh.

—De acuerdo.

—¡Papi!

—Ya. —respondió tapándose la boca con su mano libre.

Negando frente a su padre, Danny intentó continuar haciendo su trabajo. Presionando el juguete
contra el pecho tatuado de su padre, el sonido de un pitido escapó de él, dándole al niño lo que
buscaba.

—¡Listo! —dijo alegremente apartando el estetoscopio.

Luego, ante la sonrisa de la pareja mayor que observaba en silencio sin el afán de interrumpir al
niño, Danny le pidió a su padre que lo dejara en el suelo para luego correr hacia Jim.

—Bueno, supongo que dentro de poco los doctores tendrán mis resultados —bromeó frente a sus
suegros.

—Es un niño adorable —dijo Jay—. Mark escogió su regalo, no queríamos llegar con las manos
vacías.

—Gracias, estoy seguro que le sacará provecho.


Harry observó como Jim le mostraba al pequeño y a Chase como utilizar todo el kit de primeros
auxilios en Brian, quien reía recostado sobre las baldosas, fingiendo ser un paciente.

El rizado adoraba escuchar el dulce sonido de su risa, definitivamente no se sentía preparado


para ver crecer a sus hijos tan rápido.

Con un poco de nostalgia, miró a los dos padres de su esposo, y pasando una mano sobre sus
hombros, los llevó hasta la cocina para continuar platicando.

[...]

—¡Mamá! —gritó Harry mientras envolvía sus brazos alrededor de Anne. El rizado alzó a su
madre al menos medio metro sobre el suelo.

—¡Mi cielo! —gritó la mujer de cabello oscuro y mirada amorosa hacia su hijo. Anne se sentía
muy emocionada de verlo, y si a eso le agregaba todas las noticias que tenia para él, su único
hijo, la mujer no podía esperar por más.

—¿Dónde está papá?

—Bueno, está hablando con Louis.

—¿Por qué no me dijeron a qué hora llegarían? Pude ir a recogerlos al aeropuerto.

—No, bebé, tu también llegabas de viaje y Louis se ofreció a ir por nosotros. —mencionó ella,
mientras acariciaba el rostro de su hijo.

—Oh, está bien, mami —dijo dándole un nuevo abrazo—. Necesitas contarme muchas cosas.
Empezando con... ¿Ya tienen fecha para la boda?

—Sí. —sonrió ella emocionada, y lo más importante, su mamá se encontraba completamente


ilusionada con la idea de su nueva boda.

—¿Cuándo será?

—¡Dentro de un mes!

—Fantástico, me dará tiempo para terminar mi trabajo y prometo que te ayudaré en los
preparativos. Tienen que casarse aquí en los Ángeles.

—Tenemos que discutir eso, pero antes... hay algo muy importante que debes de saber
—mencionó la mujer mayor con una tenue sonrisa en el rostro—. No sé como lo tomes, pero...

—Harry, tú papá compró algo para mí —gritó Louis apenas entró, interrumpiéndola no
intencionalmente.

—¿En serio? ¿Y para mí? —Inquirió Harry con labios fruncidos, poniendo toda su atención en su
esposo y su padre. Segundos después miró a su madre de nuevo y dijo—. Me lo cuentas luego,
¿de acuerdo, mami?

Anne lo consintió, sintiendo desde ya como la ansiedad solo crecería más y más.

—De acuerdo...

—Para ti no —canturrió el castaño, mientras agitaba su regalo.


—¡Papá!

—Además de quejarte, ¿no vendrás a darme un abrazo? —preguntó Des, dejando sobre el suelo
sus maletas.

Con un puchero, el rizado fue a envolver sus brazos alrededor de su padre.

—Eres malo.

—Ten, ya deja de lloriquear —dijo el hombre mayor, mientras sacaba algo de su bolsillo. Harry lo
miró, tomando la pequeña caja entre sus manos, segundos después se sorprendió al notar que se
trataba de un anillo de plata muy lindo, tenía pequeños osos tallados alrededor.

—Gracias, papi.

—De nada, hijo. Sabía que te gustaría, desde que lo vi en la joyería pensé: Esto es perfecto para
mi pequeño bebé.

Louis, junto a ellos, rodó los ojos al notar de donde Harry había sacado el trato hacia sus hijos.
Des era tan empalagoso como su hijo.

—Señor, Harry no es ni por asomo un pequeño bebé, se lo puedo asegurar yo.

—Él lo es, escúchalo, aún lloriquea para llamar la atención.

—Lo he escuchado lloriquear últimamente y no precisamente como un bebé.

—Papi, calla a este degenerado —soltó el rizado envolviendo una vez más a su padre en un
abrazo. Des soltó una carcajada.
Louis siempre creyó que sería bueno tener a toda la familia reunida, cosa que sucedía por
primera vez desde que se casaron, y al observar lo feliz que lucía su esposo y sus hijos,
definitivamente este tipo de reuniones se repetirían más a menudo.

[...]

Desde las escaleras, Louis observó a sus padres y a sus suegros platicando entre ellos, mientras
Zayn, Niall y Jim cuidaban de todos los niños en el patio.

Nick, por otra parte, terminaba de alistar los últimos detalles para la fiesta, solo faltaba una hora
para que los invitados empezaran a llegar y Harry, a su lado, comía un emparedado que preparó.

—Odio la comida de los aviones.

—Sí, es terrible... —murmuró con su mirada fija en la boca de su marido. Harry se encontraba
masticando grandes trozos de comida, y Louis no consideraba que fuera el momento oportuno
para sentirse excitado, pero lo estaba.

—Harry...

—¿Hmmh?

—Te extrañé —murmuró el mayor, su voz intentó escucharse insinuante, pero salió de sus labios
como un ansioso gruñido.

Harry lo miró por un largo momento, y con una dulce sonrisa, asintió.
—Yo también te extrañé, cielo.

Afirmando, Louis colocó su mano sobre la rodilla de su marido, acariciándolo distraídamente


mientras este continuaba comiendo.

—Así que...

Harry levantó sus cejas expectante, tomando las distraídas caricias de su esposo como una
adorable muestra de afecto. Louis rodó los ojos.

—Ya sabes...

—¿Qué cosa? —preguntó con una mueca, segundos después, tomó de su jugo de durazno.

A veces no comprendía a su esposo.

—Harry...

—Ya sé lo que quieres —asintió, apartando su emparedado, y ofreciéndolo frente a él,


murmuró—. Toma, iré a prepara otro.

—Mierda, no... —con un resoplido, el mayor se puso de pie, agotado de insinuarle a su esposo
que deseaba tumbarlo contra su cama. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que
estuvieron juntos en la habitación que compartían. Dios, solo necesitaba que abriera sus piernas
y lo dejara entrar.

Bueno, aquello se escuchó diferente cuando salió de sus amorosos labios.

—Quiero hacerte el amor, Harry —acarició el rostro de su esposo y este lo miró enternecido—. Mi
cuerpo te extraña.

—¿Sí? —inquirió el rizado completamente encantado con las dulces palabras del castaño.

—Sí, amor. Solo que... no sabía cómo decirlo. Debes estar cansado, pero en serio...

Harry interpretó el ademán que su esposo hizo con la cabeza como un: «Sube las escaleras»

—Amm, tus padres... los míos... no creo que sea una buena idea —señaló incomodo.

—¿Por qué? —indagó el castaño con los labios entreabiertos de incredulidad. Louis no se
rendiría, porque él obtendría el culo de su esposo ahora.

—Es incomodo... mejor otro día.

—Te vas en tres días —resopló—. Mis papás y los tuyos se irán en una semana.

—No, mis papás se irán pasado mañana.

—¿Y solo hasta entonces lo haremos?

Rodando los ojos, el modelo bebió otro trago de su jugo. No podía creerlo, sencillamente
necesitaba tomarle el pelo a Louis.

Él era tan fácil de enojar, a veces, parecía como si este lo pidiese a gritos.

—Louis, el matrimonio no se trata solo del sexo.

—Lo sé, pero... —resopló—. En primer lugar; ¿Desde cuándo piensas eso? Si más no lo
recuerdo, desde antes de casarnos eras insaciable.

—Pues, he cambiado... —murmuró el rizado, agachando su rostro, intentando reprimir la risa,


pero Louis consiguió una buena explicación a eso.

—He leído la biblia y...

—Sube las malditas escaleras, ahora —murmuró entre dientes el mayor, empujando el hombro
de su esposo, él no se movió.

—Louis, ¿sabías que la sodomía es pecado?

—¡¿No?! —espetó el basquetbolista fingiendo sorpresa. Juntó ambas manos sobre su boca, y
sus ojos por poco saltan de sus órbitas.

—Sí, lo juro —respondió Harry, asintiendo con exageración.

—Que mal... rayos, y con lo mucho que me importa.

Harry observó la poca paciencia de su esposo, el que no consideraba que fuera el momento
oportuno para sus estúpidas bromas.

—Ya no quiero pecar, Louis.

—Sí, claro —concordó falsamente—. ¿Te parece si te eximo de tus pecados?

—¿Sabes hacer eso, Lou?

Él asintió, con una pequeña sonrisa curvando la comisura de su boca. Harry era una tomadura de
pelo perpetua.
—Tomé un curso en línea.

—¡¿En serio?! De acuerdo, ya voy.

—¡Corre!

Desde los últimos escalones hacia el segundo piso, la sonrisa de Harry se tornó
endemoniadamente insinuante. Louis tomó una prolongada respiración antes de negar.

—Tan necesitado... —se burló el modelo, mientras se quitaba la camisa y la lanzaba contra su
esposo. Louis la atrapó a tiempo, antes de que sus padres observaran su camino por las
escaleras. Les ofreció una sonrisa mientras ocultaba la prenda de su esposo.

—Ya vengo...

Ambas parejas lo observaron con curiosidad, pero pronto retomaron su plática, olvidando al
castaño que se precipitó escaleras arriba.

Al entrar a su recamara, Louis observó a su esposo quitándose los pantalones y subiendo a la


cama con su trasero en pompa.

—Tienes quince minutos antes de que esta casa sea un caos —espetó Harry, moviendo su
trasero sugestivamente y riéndose de sí mismo.

De pie contra la puerta, Louis gruñó, lanzando sobre su esposo la camisa que se quitó de camino.

—Solo necesito cinco.


—Qué triste... —lloriqueó el rizado, con su rostro presionado contras las sabanas. Harry
extrañaba demasiado el aroma de su lecho, todo este tiempo, él también necesitaba recuperar el
tiempo perdido.

—¡Cinco repeticiones! —gruñó el castaño, dándole una juguetona nalgada. El modelo soltó una
carcajada, y acomodándose contra su espalda, sus piernas envolvieron a su esposo, mientras
este con movimientos torpes se quitó el resto de ropa.

—Oh... —susurró Louis, mientras presionaba ambos miembros entre sus cuerpos. Harry deslizó
su mano sobre la espalda de su esposo, mientras empujaba sus caderas en busca de más
fricción.

—Mmm, bebé —gimió el rizado, a la vez que sus caderas se molían contra las del castaño en
sincronía. Harry tomó ambos miembros con su mano, deslizando los largos dedos sobre la punta
y de regreso a la base, sonriendo placenteramente ante la sensación del pre semen sobre las
yemas de sus dedos.

—¿Quieres tomarme ahora, Lou?

El castaño despegó sus labios del cuello de su esposo, lugar donde saboreaba la piel y el pulso,
entonces asintió.

Empujándolo contra la cama, Harry tomó posesión de la cima, colocando sus caderas sobre los
muslos de su esposo, sin dejar de tocar su palpitante miembro con movimientos lánguidos y
constantes.

El modelo tomó un bote de lubricante del cajón de su mesita de noche, y vertiendo una generosa
cantidad sobre la palma de su mano, tomó el miembro de su esposo y empezó a prepararlo. Louis
observaba fascinado como el rizado tomaba su pene y lo untaba con el viscoso líquido.

El sonido de su toque era embriagante, mientras la anticipación lo carcomía, porque Harry se


tomó todo el tiempo del mundo para acariciarlo, vertiendo mucho lubricante sobre la cabeza de su
miembro, y deslizando la caliente palma de su mano —cerrada en un puño— de arriba abajo.
Cuando decidió que había sido suficiente, Harry deslizó sus manos sobre el pecho de su esposo,
deshaciéndose del resto de lubricante, para luego tomar su cabello y apartarlo a un lado de su
rostro.

Louis gruñó ante la vista de su ansioso esposo, quien parándose sobre sus rodillas, tomó el
miembro lubricado y lo alineó a su entrada.

—Aquí vamos... —murmuró el modelo, antes de presionar hacia abajo, consiguiendo empalarse
un par de centímetros. Louis mordió sus labios, reprimiendo el impulso de elevar sus caderas y
conseguir aquella placentera sensación aterciopelada y caliente que le brindaba su esposo.

—Ah... —suspiró Harry, empalándose la mitad del camino, pero entonces se retiró por completo,
y para suerte o desgracia de su esposo, Harry esta vez se ensartó por completo, soltando un
largo gemido que terminó cuando sus nalgas se posaron sobre el vello púbico de su acalorado
marido.

—Harry... ahh... —gimió Louis, con una dolorosa mueca en su rostro, las paredes de Harry se
cerraron a su alrededor, y aquello le cortó la respiración por un par de segundos.

El rostro del modelo descendió hasta el de su esposo para un beso lánguido; labios, lenguas,
dientes y encías, todos acariciados los unos por los otros.

Las caderas de Harry empezaron a contonear sobre las del castaño, permitiéndole apenas
pensar, mientras su miembro era exprimido en el interior de su esposo.

Las manos de Louis presionaron las caderas del modelo, este podía sentir como la sangre se
acumulaba en los moretones que apreciarían minutos más tarde, mientras tanto, sus caderas se
elevaban y descendían con una lentitud desquiciante.

—Uhh... Mmm... —dulces gemidos rodaban por los labios del rizado, a la vez que sus caderas
tomaban más velocidad, transformando aquella profunda sensación de plenitud en una
desesperante necesidad de conseguir más. Con el trasero de su esposo azotando contra su
pelvis, Louis arqueó su espalda, sintiendo como el clímax empezaba a destruir cualquier
pensamiento en su mente que no fuera su esposo montándolo duro.

El basquetbolista podía sentir como su orgasmo lo destruiría por completo, porque su respiración
lo puso a prueba. Harry, con sus labios apuntando el techo, gemía deliberadamente, satisfaciendo
el oído de su esposo, quien empezaba a perder el control.

—Bebé, Mmmm, ¿Te gusta así? —preguntó el modelo, presionándose cada vez más contra su
esposo.

Louis consiguió agitar su cabeza de arriba abajo compulsivamente, mientras otro gemido gutural
escapó de sus labios.

Y entonces sucedió, alguien toco una sola vez a la puerta y entró.

—¡AHHHH! —aquel grito de Harry no fue precisamente placentero. Louis intentó enfocar algo
más allá del rostro rojo de su esposo, quien se desmontó de su pene, y lo cubrió de prisa.

—¡Oh por Dios! —tapó su rostro la mujer mayor, reaccionando tras el grito de su yerno. Harry se
escondió bajo una manta. Completamente abochornado.

Louis tardó en reaccionar cuando vio a su madre parada en la puerta, con un rostro pálido.

—Lo siento, hijo... Santo cielo, no era mi intensión.

—De-de-de acuerdo, mamá —soltó el castaño, restregando su rostro y maldiciendo su mala


suerte, no podía ser cierto, estaba a punto de tener el mejor orgasmo de su vida, y en vez de eso,
obtuvo un incomodo momento con su madre y su esposo.

—Oh no, Louis...

—Harry, lo siento tanto... —murmuró la mujer, tras escuchar la voz avergonzada del chico más
joven.

—Está bien mamá, solo, ¿qué necesitabas?

—Mejor se los digo luego, ¿de acuerdo? Ustedes... sigan en lo suyo, finjan que yo no... lo siento.

Dicho esto la mujer se retiró deprisa, cerrando la puerta tras su paso.

—¡No cerraste la puerta! —gritó Harry, empujando una almohada contra la cara de su esposo,
quien luego de un par de segundos de aturdimiento, encontró la situación muy hilarante.

—Ya, Harry... supéralo.

El modelo se quitó la manta del rostro y lo miró con ojos perturbados.

—¿Qué lo olvide? ¡Tu mamá me vio montando tu verga!

—¡Harry! Si lo dices así suena muy mal...

—Fue así de malo, Louis, fue así de malo, porque... ¿Cómo podré mirarla a la cara de nuevo? Es
tan... —el rizado dejó escapar un gemido, completamente avergonzado con la situación.

—Aguarda... tú viste a Zayn y Niall teniendo sexo y nada cambió entre ustedes.

—¡Eso es diferente! Si hubiese sido Zayn, Niall, Nick o Jim, no importaría, ¿de acuerdo? —le
explicó—. ¡Pero fue tu mamá!

—Harry, mi mamá no es perjuiciosa. Se le va a olvidar.


—No... —negó Harry escandalizado.

—Vamos, cielo, hay que terminar...

—No, Louis —agitó su cabeza con esa mirada de ciervo acorralado. Louis podía notar como su
magnifica erección perdía el impulso.

—¿Entonces qué haré? —objetó, mirando su pene con tristeza.

—Son tu mano y tú, amigo —murmuró su esposo, y Louis apenas pudo oírlo con esa almohada
tapando su rostro con fuerza—. Yo no volveré a salir de esta cama nunca más —renegó, antes de
enterrar su rostro sobre la almohada y lloriquear una vez más.

—Trágame tierra... —murmuró.

—¿No más hora sexy para mí? —preguntó el castaño haciendo pucheros.

Su esposo negó, restregando su rostro compulsivamente contra la almohada, mientras pensaba


en el pálido rostro de su suegra cuando los miró. Oh, aquello sería muy difícil de olvidar...

_________________________________

Gracias por sus comentarios y todo lo demás.

Ya que suelo subir capítulo cada año bisiesto, ¿les parece si aplico la temática que utilizó en mi
otra fic?

Bueno, va así. Subo nuevo capítulo este domingo, solo si todos están de acuerdo, ¿vale?

Si tú estas de acuerdo con esta idea, deja tu voto en este capítulo.


Gracias por la atención brindada, nos leemos pronto...

Oh, por cierto: ¿Cuál creen que sea la noticia que Anne tiene para Harry?

Como la mayoría siempre adivina todo, o casi... ¡dedicación para los videntes!

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O48. El amor es como una bala

CAPÍTULO DEDICADO A: VHoranShey, 1Danny_LS, DaneSmithson201001, PeetaKISSme1,


geramyrosales, Lothlorienx, GabrielaGCI, aparicio98, ishiprainbows, LarryWithPizza, florstylinson,
Belenpaita, NatyAriasLS, xZaynMalikForeverx, CasandraSpears, josy1Dechelon, XLallyX, 1Druti,
XXLouisPasivaXX, XLarryFireproofX, Camilu01101, ig0tnojams, LoveIsEqual1DRMC,
Lxrry_Hipster, GordaFanAhre, Paulixtz, _lostinmydreams_, 4everalone07, ChupxlaCTM,
1dcoloveforever, polett_stylinson_1D, karla_cv2, xxgrecia, MichelRamirezMaganda,
Caroline_HemmoHood, Larryesvidaa, Jenna_Sweetcheaks, AlexandraGarciaEspej, jeal0ouis,
isabellabarca, annifrim, MyLittlePudding, StylinsonLarryIsReal, shazzamhazza, N14LL_P0TR0,
Ricardo_SaMu, layslarry, HappyCupcake128, Louise57, OhWaitNo, H0pesofHarry, eliramiiz,
Bayoletzita, Dreamer_Gabs, nxallftcalum, unadirectionerlove1d. (Muchas gracias, y a las
personas que respondieron y no están acá, lo siento, fueron casi todos adivinos, pero aún hay
muchos capítulos por delante).

Y feliz cumpleaños xhoranssunshinex.

NOTA ANTES DE COMENZAR: Muchas gracias por sus comentarios y votos (en el capítulo
anterior). También quiero agradecerles a todas las personas que siguen mi perfil.

Un saludo para los lectores fantasmas. x


Si encuentran errores ortográficos, ¿podrían señalarlos? estoy muy cansada para hacer otra
revisión general por hoy :(

—Hola, buenos días... —murmuró Louis mientras observaba la media docena de niños que
cruzaban la puerta entre gritos y brincos de alegría.

—Bienvenidos...

Desde hace media hora, los primeros invitados empezaron a llegar. Las puertas de la mansión
Stylinson se encontraban abiertas, y hasta donde había contado, ya se encontraban en el patio de
su hogar más de treinta compañeros de Brian de la escuela.

La mayoría de los padres de los pequeños parecían sentirse aliviados de llevar a sus hijos a la
fiesta y dejarlos allí con la promesa de que volverían en un par de horas cuando la celebración
acabara.

Louis, observando a los torbellinos que corrían por todas partes y gritaban como si no existiera un
mañana, dudaba mucho que sus padres desearan volver a verlos en toda su vida.

Negando frente al vacío pasillo (de donde provenía la música, los gritos y las risas) tapó sus
oídos. Lo único positivo de todo, para Louis, era ver a su hijo mayor platicando con sus amigos,
cosa que le pareció curiosa, ya que Brian no se había separado de ellos y parecían formar su
propio grupito.

A Louis le recordó sus días en la escuela, cuando tenía la misma edad de Boo y era el cabecilla
de su propio grupo de compañeros.
Extrañaba esa época, cuando la vida era más sencilla, pero a cambio había conseguido una
familia a la que amaba. Harry, Brian y Danny fueron una realidad que nunca imaginó, pero
también debía ser honesto, no deseaba otra vida.

Louis amaba a su esposo, sus hijos, sus padres, sus suegros, su trabajo y sus amigos, incluso le
caía bien Nick, y eso ya era decir mucho.

El basquetbolista no conocía a aquellos niños que pasaban tanto tiempo con su hijo, así que se
propuso aprovechar la oportunidad y conocerlos un poco.

Pero antes, necesitaba que Harry tomara su rol de anfitrión. Lo necesitaba en la puerta recibiendo
a los niños y a sus padres, su esposo era el carismático de la familia, no él.

Louis hacia un esfuerzo sobre humano para sonreírle a todos, y ser cortés al mismo tiempo.
Definitivamente aquello no era lo suyo.

Harry hasta ahora no había dejado de lamentarse, metido en la cama, lloriqueando cada que le
pedía que bajara y ayudara. Louis no sabía cuánto tiempo le duraría el trauma de ser descubierto
por su madre mientras montaba su excitación. Situación que por cierto, terminó en la bañera con
ayuda de su mano.

De solo recordarlo, Louis siente el enorme deseo de rodar en el suelo y lloriquear. Sí, podía
comprender a su esposo un poco.

Los padres de Harry y los suyos, se encontraban ayudando en el patio, vigilando a los niños con
mucha paciencia.

Zayn y Niall, por otra parte, se encontraban rodeados por un gran grupo de pequeñas niñas de la
edad de Brian, quienes estaban encantadas con los gemelos. Su aturdido amigo intentaba
responder a todas sus preguntas que le hacían, entre ellas: «¿Quiénes son para los bebés?».

«Hermanos mayores» respondió Niall por él, fue muy convincente, lo que provocó una nueva ola
de comentarios alegres de las pequeñas.

Jim, por otra parte, cuidaba de Danny, ya que era el más pequeño de la fiesta y no parecía
gustarle ver a tantos niños en su casa. Con su pequeño ceño fruncido, y comiendo un chocolate,
observaba a los otros niños correr por todas partes.

El nutriólogo le dijo algo al oído y le señaló un grupo de pequeños que jugaban en la piscina de
colores, pero Danny negó.

Es así como Jim soltó un suspiro y continuó observando a los niños jugar. Incluso su hijo parecía
divertirse mucho, corriendo junto a un grupo de niños, quienes jugaban a los quemados con
pelotitas de hule.

Nick, por otro lado, supervisaba que todo estuviera relativamente en orden, con ayuda de un
pequeño grupo de madres de familia, quienes platicaban sobre temas que no parecían interesarle
al locutor.

En conclusión, necesitaba un poco más de ayuda.

Tomando un largo respiro, Louis subió al segundo piso para intentar arrastrar a Harry fuera de
esa habitación, apelando a su instinto de padre.

—Harry... —llamó a la puerta antes de pasar, no sabía cuán afectado se sentía su esposo con
respecto a las entradas abruptas.

Cuando entró, vio a Harry sosteniendo en sus brazos a la nueva mascota de la familia. El
cachorro se encontraba cómodamente echado de espalda contra el pecho de Harry, mientras
este acariciaba su pancita y parecía estar inmerso en sus pensamientos. Incluso dudó que
escuchara su llamado a la puerta.

Entonces, Harry sorbió su nariz, agitando su cabeza. Louis observó una gran cantidad de
pañuelos desechables a su alrededor, él consideraba el estado de su esposo una gran
exageración, pero entonces lo miró y notó que los pañuelos no tenían nada que ver con la escena
que vivieron una hora atrás con su madre.

—Hola, Lou... —mencionó Harry sorprendido cuando su presencia fue evidente en la habitación.

—Hola, ¿Te sientes bien?

Harry tomó un nuevo papel desechable y sonó su nariz, lo dejo a un lado y apretó al cachorro de
nuevo.

—No lo sé... —se encogió de hombros—. Creo que he pescado un resfriado, no me siento muy
bien...

—No creo...

—¿Cómo se llama? —preguntó de repente, mientras perezosamente acariciaba la cabecita del


San Bernardo.

—Comotú —respondió Louis con una sonrisa, mientras se acomodaba junto a su esposo, Harry
rodó los ojos.

—No, en serio...

—No lo recuerdo. Brian le puso nombre.

—Bueno... lo llamaré Raputio por ahora —suspiró su esposo, con una pequeña sonrisa dirigida al
pequeño cachorrito.

Louis soltó una carcajada, separando los papeles usados de su lado. Su esposo tomó otro par
limpios y se sonó la nariz una vez más.
—¿No serás alérgico a los perros? —preguntó el mayor, mientras le jalaba la oreja al cachorro.
Harry le dio un manotazo juguetón antes de negar.

—Pero... no soy alérgico a ti, ¿crees que solo me suceda con los de raza?

—Muy gracioso —murmuró el castaño con un gruñido, Harry se inclino un poco y depositó un
corto beso sobre la frente de Louis.

—Raputio, ataca... —le dijo al cachorro segundos después, quien lamia el brazo de Louis—. El
muy idiota dejo la puerta abierta cuando teníamos sexo.

—Por Dios, Harry, ya pasó. No hay vuelta atrás, mi mamá se siente tan avergonzada como tú,
bueno... incluso peor.

El castaño recordó la plática que tuvo con ella cuando dejó la habitación luego del incidente. Su
madre le pidió disculpas, diciéndole que lamentaba mucho haber interrumpido su pequeño
encuentro, pero que debían ser más cuidadosos la próxima vez. También deseaba hablar con
Harry, pero Louis le dijo que no era el momento.

El modelo negó, con una mueca en su rostro. Todo era muy vergonzoso, solo le bastaba recordar
el rostro pálido de su suegra, podía comprenderla, nunca esperas presenciar semejante escena
de parte de tu hijo y tu yerno, pero el pesar que sentía no se debía únicamente a aquello.

Harry intentaba pensar en un buen motivo para sentir todas sus defensas bajas, y no se refería a
una sensación física precisamente.

—Solo está sorprendida, porque no ha visto a mi campeón desde que era así de pequeño
—bromeó Louis, juntando su pulgar y su dedo índice frente a su esposo, este salto una corta
carcajada.

—Bueno, no ha cambiado mucho —soltó bajo—. Dos o tres centímetros después de la ultima
vez... no es la gran cosa —acotó el rizado consiguiendo que su esposo enarcara los ojos y
negara ofendido.
—Eres tan odioso y melodramático.

—Ríete, no seas amargado... —intentó bromear, pero era inútil.

—Mira quién habla... —contraatacó el castaño, empujando el rostro de su esposo con su mano,
este sonrió.

—En serio... no me siento bien.

—¿Físicamente? —inquirió el castaño.

—No, es emocional —murmuró Harry con un suspiro dramático.

—Bueno, necesitas bajar, es el cumpleaños de tu hijo.

Harry asintió, apartando al cachorro, quien rodó sobre las sabanas agitando su colita. Louis
acarició al perrito, y aunque no fuera un gran fan de las mascotas, el pequeño... Raputio era
agradable.

[...]

—Hola, ¿cómo están? —preguntó Louis, los tres amigos de su hijo lo miraron con suspicacia.

—Hola, ¿usted es el señor Tomlinson?


—Sí —le sonrió Louis al pequeño de cabello rubio oscuro, llevaba un corte militar muy pulcro.

—¿Usted juega en ese equipo de baloncesto de grandes ligas?

Louis se sintió orgulloso, y asintiendo, observó como los tres pequeños se miraron entre sí. Brian
abrió muchos los ojos cuando sus compañeros empezaron a parlotear.

—Mi papá dice que gracias a usted el equipo cayó tres posiciones esta temporada, que es
pésimo jugando en equipo y que deberían expulsarlo —comentó el niño rubio en un tono alto y
claro.

Louis agitó su rostro aturdido, pues... no se lo esperaba. Además, no pensaba tomárselo como
algo personal, aunque si sentía deseos de tomar al niño de la oreja y arrastrarlo hasta la salida.

—Tu papi se escucha como un sujeto muy simpático... —comentó Louis, con una enorme sonrisa.
El niño se encogió de hombros mientras Brian negaba.

—¡Nate, eso no es cierto! —gritó su hijo con ojos entornados.

—No lo sé, es lo que dice papá. En realidad, mi equipo favorito son los "Knicks de Nueva York".

—Si sigues diciendo cosas como esas no te hablaré nunca más. —sentenció su rizado hijo.

—¡Es lo que dice mi papá! —gruñó el rubio, agarrando su cabeza exasperado, intentando
explicarle al rizado que no era el culpable de la opinión de su padre.

—No se preocupe señor Tomlinson, yo creo que es un jugador genial.

—Gracias —dijo el castaño mayor aliviado.


—Pero... ¿no es muy pequeño para jugar baloncesto? —el pequeño niño afrodescendiente de
rastas cortas, que debía admitir eran geniales, fue mucho más cortés, comparado con el primero.

Louis asintió de un lado al otro, intentando controlar sus manos. «Son niños, son niños, son
niños» se repetía una y otra vez, no sería cruel con ellos, no, no lo haría.

—A mi no me gusta el baloncesto —comentó el tercero, de ojos marrones y cabello negro


azabache.

—Son tan adorables... —murmuró Louis, ofreciéndoles una sonrisa con todos sus dientes y
entonces se marchó. Rodándolo los ojos cuando se alejó lo suficiente.

Minutos después, Harry bajó por las escaleras, luciendo muy bien arreglado. Louis podía imaginar
cuanto tiempo tardó su esposo en escoger su atuendo, lucia endemoniadamente sexy, ojala
consiguieran un par de minutos de privacidad con él cuando la fiesta culminara. Poco tiempo
transcurrió antes de observar con una mueca en su rostro como su hijo, y el pequeño comité de
arpías, se dirigían a él.

Louis sonrió ante el grupito de niños crueles, esperando que su esposo corriera con mejor suerte.

—Hola, mi nombre es Harry, mucho gusto —mencionó el rizado, con una sonrisa enternecida.
Adoraba ver niños tan adorables como esos, o eso pensó...

—Tu cabello es muy largo, mi abuelo dice que los hombres no utilizan el cabello de ese modo.

Harry sonrió, agitando su cabeza de un lado al otro.

—Tu abuelito se equivoca, cualquier persona puede utilizar su cabello como desee. Eso no te
hace menos o más hombre.
El rubio se encogió de hombros, luciendo una mueca brabucona.

—Solo las niñas lo utilizan así —finalizó. Harry ignoró el comentario, poniendo su atención en otro
de los pequeños.

—A mí me gusta su cabello, señor Harry —dijo el niño de rastas, Harry le sonrió.

—Gracias.

—Pero su camisa es muy fea, no me gusta.

—Gracias por tu opinión, cariño —respondió el modelo, sintiéndose dolido porque era su camisa
favorita y creyó que sería lindo utilizarla ese día.

—¿Señor, le enseño como abotonarse la camisa? mamá me enseño a hacerlo es sencillo, pero...
ya debería saberlo —comentó el de ojos marones y cabello negro. Con una mueca, Harry negó,
comprendía que los niños fueran un tanto crueles a veces, pero esta vez se sentía atacado.

—¡No sé porque son mis amigos! ¡Dejen a mi papi en paz! —gritó Brian, antes de cruzar sus
brazos y negar.

—Pero Brian... —murmuró uno de ellos confundido—. Solo decimos la verdad.

Comprendiendo que ya había tenido suficiente de ello, Harry se puso de pie, pasando una mano
sobre sus ojos antes de ofrecerles una sonrisa triste.

—De acuerdo, fue lindo conocerlos... estaré cerca por si necesitan algo, hasta luego.

Frotando las cabecitas de todos, se retiró. Sabía que pasaba algo con él, no se sentía bien, y todo
sentido de convicción jugaba en su contra porque la sensación extraña en su pecho lo distraía de
todo lo demás.
—Ya conociste a los adorables amigos de Brian —comentó Louis, tomándolo por sorpresa, Harry
sonrió un poco.

—Me hicieron pedazos —resopló el modelo.

—Son medio metro de pura maldad —acotó Louis—. No sé si quiero que Brian sea amigo de ese
grupito de... —gruñó.

—Son niños, Louis. Los niños son crueles por naturaleza, pero no es su intención.

—Brian no es cruel... —dijo el castaño, pero entonces recordó el episodio que protagonizó su hijo
con el pequeño Chase y se retractó.

—Olvídalo...

[...]

Louis abrió la puerta con temor. Él ya no quería recibir a más niños, pero entonces vio dos caras
conocidas y se sintió aliviado.

—Gracias a Dios no son más niños —resopló el castaño.

—Guau, por suerte ya eres papá —comentó Eva divertida.


—Comprendo, Louis, a veces es difícil manejar a un gran grupo —dijo Alex con una sonrisa
confortante, el castaño asintió.

—Alex, un grupo de niños acaban de acabar con mi autoestima, ¿qué hago? ¿Los ahorco o...?

La rizada rió entre dientes, mientras el anfitrión les permitía pasar. Entre abrazos y
agradecimientos por los regalos, escuchó a Alex decir.

—Son niños.

—Y los tiburones son tiburones, pero créeme, preferiría nadar con ellos antes de mantener una
conversación con esos niños.

Alex negó levemente con una sonrisa en su rostro, ya que su trabajo eran los niños, e incluso
para ella era complicado comprenderlos a veces.

—¿Dónde está Harry? —preguntó Eva.

—A él le fue peor... —negó Louis, señalándole a su esposo, el que utilizaba una musculosa,
pantalones jeans casuales y un gorro que ocultaba su recogido cabello.

—Uno de ellos no paraba de decirle que su cabello lucia como el de una niña, y lo persiguió solo
para decirle que su camisa continuaba siendo muy fea, y que nunca había visto una tan horrible,
empiezo a creer que ese rubio es genuinamente malo. Y si a eso le agregamos lo que pasó con
mi madre esta tarde, creo que llamaré a mi psicólogo.

—Guau, Louis, eso se escucha muy mal.

—Y lo es...
[...]

Jim sentó una vez más a Danny sobre sus piernas, luego de que Harry le dijera que necesitaba
alejarse del ruido por unos minutos.

El pequeño frente a él quiso ir junto a su papi, pero este le prometió que regresaría pronto, y fue
así como aguardó sentado observando la fiesta infantil. La música sonaba un poco menos ruidosa
en ese lugar, y entonces, su hermano llegó junto con otros tres niños.

—Y él es mi hermanito —dijo orgulloso. Jim dejó que Danny fuera con su hermano mayor,
caminando a dos metros de él.

Los niños miraron a ambos, y entonces el rubio dijo.

—No es cierto, no es tu hermano, no se parece a ti, Brian.

El pequeño hijo de Louis y Harry miró a su hermano menor, y luego a Nate.

—Es mi hermano.

—Mentiroso.

—¡No soy un mentiroso! —gruñó el rizado, apretando la mano de Danny, quien miraba a los niños
frente a él sin una expresión aparente.

Jim se puso de pie, acercándose a los pequeños cuando percibió que algo no andaba bien.
—Míralo —dijo el rubio, llamado Nate, una vez más—. No se parece a tu papá, el supuesto
basquetbolista, y tú sí. Sus ojos son diferentes, ni siquiera se parece a tu otro papá, ¿por qué
todos en tu familia son tan raros?

Con el pequeño ceño fruncido, Danny miró hacia arriba, el rostro de su hermano estaba rojo, y su
nariz fruncida solo le recordaba lo mucho que se enojaba cuando perdía jugando video juegos.

—Hey, niños. ¿Quieren helado? —preguntó Jim, apartando a Brian, quien respiraba pesado y
miraba furioso los rostros confundidos de dos de los niños, excepto el rubio de corte militar, quien
tenía esa expresión de satisfacción en su cara.

Jim no podía creer que un niño de esa edad luciera tan molesto, los otros dos no parecían estar
de acuerdo con todo lo que dijo el rubio, incluso en sus jóvenes mentes, sabían diferenciar una
opinión a un ataque apropósito.

—Brian... Hey, amigo, tranquilo —le murmuró Jim al oído—. No le hagas caso, ¿de acuerdo?

—No ha dejado de molestar desde que llegó —ladró el pequeño rizado entre dientes.

—Solo digo la verdad, tonto —mencionó Nate, petulante.

—¡No me llames tonto!

—Nate... cállate ya —dijo el niño de pequeñas rastas con una mueca. Su compañero se había
pasado de la raya.

—De acuerdo, quiero helado —comentó el niño ignorando al otro niño.

—¡Largo! —dijo Brian en un gruñido. Jim tomó el hombro del pequeño, pero lo sintió tan tenso,
que incluso no se movió.
—No me iré, me invitaste.

—Ya no quiero ver tu tonta cara aquí, ¡largo!

—Le diré al ridículo de tu papá que me has echado —rió el niño—. Él es tan amable y tonto como
tú, y su cabello es estúpido.

—¡Tú eres estúpido! —gritó Brian, abalanzándose hacia al frente, pero Jim lo detuvo a tiempo.

—No, basta. Niños, por favor. Y tú —señaló al rubio—. No deberías hablar así del papá de Brian.

—¿Y tú quien eres? —soltó con desprecio, dejando congelado al nutriólogo, esto superaba sus
límites.

—Tus papás son raros, tu hermano no se parece a ti, seguro es adoptado.

Jim se encontraba concentrado en sostener al pequeño rizado, que no notó como Danny se soltó
de la mano de su hermano y fue con el niño odioso, a quien le pateó la pantorrilla.

Nadie lo vio venir, aún peor el rubio, quien soltó un quejido de dolor y mirando al pequeño de ojos
marrones con odio, lo empujó de los hombros, provocando que cayera sobre sus codos.

—¡Eso te mereces! —le gritó al pequeño Danny, quien empezó a llorar de dolor y entonces, Brian
se removió de los brazos de Jim y corrió contra el rubio, a quien lo lanzó al suelo con tanta fuerza,
que cayó más lejos de los que se suponía debería, y es así, como sobre el césped, el pequeño
rizado golpeó el rostro del otro niño con saña.

Jim fue con Danny, levantándolo del piso, luego corrió con Brian, apartándolo del niño que
sangraba por la nariz.
—¡Suficiente! —gritó el nutriólogo, llamando la atención de un par de mujeres, quienes
observaron la escena e intervinieron.

Jim soltó un suspiro pesado cuando las mujeres se llevaron al tal Nate lejos para curar su nariz,
no eran golpes tan graves, pero obviamente traerían consecuencias para el pequeño de rizos y
ojos azules, quien un poco más tranquilo, observaba las raspaduras en los codos de su hermano
menor, mientras murmuraba una pequeña selección de insultos contra su ex amigo.

—Lo siento, Danny, fue mi culpa —murmuró Brian con tristeza, mientras el pequeño de ojos
marrones lloraba desconsoladamente, porque sus raspaduras sangraban un poco.

—Brian, no fue tu culpa —intervino Jim, tocando el hombro del menor, sintiéndose conmovido
más que asombrado—. ¿Te parece si vamos por unas banditas para tu hermano?

El niño asintió, envolviendo a Danny con un brazo sobre sus hombros, apoyándolo contra él
protectoramente para que dejara de llorar.

[...]

—¿Ya te topaste con la cuadrilla de súper villanos, alias amigos de Brian?

Murmuró Nick mientras tomaba asiento junto a Harry en el gazebo, lejos de la música y los gritos
infantiles que empezaban a provocarle jaqueca.

El rizado sonrió de medio lado y asintió.

—¿No se nota? —inquirió, señalando su ropa que no lucia para nada como él.
—Luces horrible.

—¿Tú también? —resopló, dejándose caer hacia atrás, con su cabeza colgando del asiento. Nick
soltó una corta carcajada.

—No me refiero a eso... hablo de tu ropa. Ese no eres tú.

—Lo sé, pero... ¿viste la cantidad de personas aquí? No quiero avergonzar a Brian con sus
amigos y los padres de sus compañeros.

Nick negó, envolviendo un brazo sobre los hombros de su amigo. Aquello no se escuchaba como
el problema en sí, solo una parte de él.

—¿Qué te pasa?

—No lo sé —murmuró con los ojos empañados—. Me siento extraño.

—¿Extraño? —inquirió el locutor con el ceño fruncido.

—Sí... siento algo aquí —señaló su pecho—. Un mal presentimiento...

—No comprendo de esas cosas... —señaló Nick con una mueca en el rostro.

—Yo sí... solo me he sentido así dos veces, que yo pueda recordar... —Harry podía sentir como
todas sus guardias se desmoronaban.

Nick se separó de él, juntando sus manos, con sus codos descansando sobre sus rodillas
preguntó.
—¿Cuándo?

Harry recordó aquella noche, cuando Louis, él y Brian escaparon de la mansión de Buker, esa
misma noche sucedió lo del accidente...

La segunda vez, Zayn y Louis fueron por él a Rusia. Aquella ocasión, fue la última vez que vio a
Liam con vida.

Sin conseguir reprimirlo, Harry sollozó, porque sentía la necesidad de hacerlo. No le gustaba
aquella sensación.

Nick lo abrazó, no tenía la intención de presionar, ya que era muy obvio que Harry estaba
reviviendo en su mente recuerdos poco gratos.

—No te preocupes, amigo, todo está bien.

[...]

Louis miró su reloj, esperaba que los encargados del show principal de la fiesta llegaran, solo se
habían retrasado diez minutos, pero necesitaba que alguien entretuviera a los niños.

Tocaron al timbre, y como lo habían hecho toda la tarde, se alistó para darle la bienvenida a un
nuevo invitado.

Abrió la puerta con una sonrisa forzada, tal y como se suponía debería actuar como anfitrión, pero
entonces, esa falsa sonrisa se tornó una genuina expresión de confusión cuando observó a los
dos hombres con extrañas mascaras blancas sobre sus rostros.

De pronto recordó a los cosplayers, pero no identificaba los personajes. Nunca había visto unas
mascaras tan vacías y tétricas. Se disponía a preguntar, cuando uno de ellos, con una velocidad
abismal, tomó su muñeca y la dobló contra su espalda, colocándose detrás de él. Louis sintió
como el brazo de este presionó contra su garganta y el segundo hombre, realizó un rápido
movimiento, tomando algo de detrás de sus pantalones, causando que el castaño deseara gritar
pero el brazo en su garganta apenas le permitía respirar. Entonces el hombre frente a él puso un
objeto frente a su rostro que heló su sangre, sabía muy bien lo que era, y el miedo, junto con el
hombre tras su espalda, apenas le permitía moverse.

—Este es un mensaje para Harry Styles —escuchó la plana y sintetizada voz de una grabación
anónima, antes de escuchar el silbido de la bala escapando del arma, amortiguada por un
silenciador que en micro segundos perforó algún punto en su estomago, perdiéndose en su
carne, haciéndolo gemir de dolor. Las manos que lo retuvieron empujaron su cuerpo a un lado,
dejándolo caer sobre el piso, gimiendo de dolor, observando como aquellos sujetos desaparecían
de su vista, y en algún punto el sonido de neumáticos raspando rudamente contra el pavimento,
desaparecieron.

Su mano palmeó el lugar donde dolía un infierno, sintiendo la humedad viscosa de su sangre,
deslizándose entre sus dedos.

Louis intentó ponerse de pie, fallando miserablemente cuando observó toda la sangre, se sintió
mareado, la mano que apoyó sobre la baldosa se resbaló, tirándolo una vez más contra el suelo
con un golpe seco.

Un profundo gemido, y se encontraba boca arriba, observando cómo los colores empezaban a
desvanecerse, las lagrimas empañaban sus ojos y entonces escuchó su nombre, seguido de una
exclamación de temor. A Louis le recordó aquella vez que se sumergió bajo el agua en su bañera,
pero en vez de un rostro desconocido, que lucía como una vieja versión suya. Se topó con el
rostro de su amigo.

—¡Louis!¡Quédate conmigo! —Zayn golpeó su pálida mejilla—. ¡Louis!

Louis sintió una presión contra su herida y gruñó en respuesta.


—Mierda, no puedo creerlo. Has perdido demasiada sangre. ¡Louis, no cierres los ojos! —le gritó
con un tono demandante. Louis lo intentó duramente, pero sus parpados pesaban.

Lo último que Louis logró escuchar, fue a su amigo gritándole a alguien por celular que mandara
una ambulancia, el castaño escuchó la dirección de su casa y lo repitió en su mente un par de
veces antes de cerrar los ojos.

Antes de cualquier reclamo, este no es el final, ¿De acuerdo? No se adelanten a sacar


conclusiones que ofendan incluso a la inteligencia de un bebito.

Gracias por sus comentarios, y por dejar tu voto.

He tenido terribles problemas con mi Internet, he pasado muchos corajes para subir este capítulo,
pero aquí esta, como lo prometí.

No sé si es el momento adecuado pero... ¿Les gusta las portadas de EEDH 1,1.1 y 2? a mi sí ;)

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O49. Los papás no mienten I

CAPÍTULO DEDICADO A: TwoGuysInLove, dreammermylove, youaremyscandal, tasihoran,


Dany1D95, vianeyitzel y FlorXV.
—Amor, el sargento encargado de tu caso me dijo que unos oficiales estarán aquí dentro de
poco. Quieren hablar contigo —murmuró dulcemente Harry, mientras acariciaba el cabello de su
esposo, quien ya se encontraba fuera de peligro, en una habitación individual.

Los doctores habían removido la bala, y por suerte, esta no lastimó ningún órgano vital.

El castaño asintió, soltando un suspiro pesado, a lo que su esposo respondió con un tenue.

—Todo estará bien, cielo. Encontrarán a esos hijos de perra —le aseguró, sintiéndose mucho
más aliviado que hace una hora, cuando ingresaron a su esposo a urgencias.

En aquellos instantes, Harry era un desastre tembloroso y jadeante. Temía tanto que se volviera a
repetir la historia, no podía imaginarse perdiendo a Louis, ya había tenido suficiente dolor para el
resto de su vida.

—Harry... —murmuró, agarrando la mano de su esposo entre las suyas. El modelo asintió,
poniendo toda su atención en él.

—Hay algo que necesito decirte antes de hablar con los policías.

—Dime... —mencionó tranquilamente, sus caricias eran suaves y reconfortantes.

—Los sujetos que me hicieron esto, me dijeron que... —el castaño tragó duro al recordar el dolor
y el miedo que sintió en ese instante—. Ellos dijeron que esto era un mensaje para ti... no
comprendo... Ahora más que nunca siento que me estas ocultando cosas, y odio eso.

La mano que acariciaba el cabello de su esposo se detuvo de pronto, los ojos de Harry no podían
lucir más perturbados.

—L-l-louis... ¿Qué? Yo...

—Solo quiero que me digas la verdad. Absolutamente todo, ¿de acuerdo? No quiero que me
ocultes cosas, en especial del tipo que provocan amenazas de muerte.

Pálido como una fina hoja de papel, Harry asintió. No tenía escapatoria, y el reconocimiento de
que el incidente de su esposo tenía que ver con él, definitivamente necesitaba hablar con Zayn.

—No estoy seguro que sea una buena idea que le menciones a los oficiales sobre... eso.

—No lo haré —le aseguró Louis, presionando su mano contra la de su esposo.

—Gracias, amor. Prometo que resolveremos eso, lo siento tanto...

Dicho esto, el modelo depositó un casto beso sobre la frente del castaño.

—Harry, ¿puedes llamar al Dr. Venegas?

—¿Tú psicólogo?

Louis asintió, a lo que su esposo respondió con un asentimiento.

—Por supuesto, cariño, cualquier cosa que necesites. ¿Cuál es su número?


—En mi celular, opción dos, marcación rápida —murmuró con una pequeña sonrisa avergonzada,
solo esperaba que Harry no pensara que estaba demasiado jodido de la cabeza.

—Está bien... —asintió de nuevo, buscando con la mirada la ropa de su esposo, la que se
encontraba en un taburete, envuelta en plástico y completamente manchada de sangre.

—¿Zayn está afuera? Me gustaría hablar con él.

—No —mencionó el modelo, mientras rebuscaba ansiosamente en los pantalones de su esposo,


pero por más que intentara no mirar, la sangre se pegaba en sus manos, aquello desmoronaba su
temple. Se sentía tan culpable ahora que sabía que todo estaba relacionado con James Buker—.
Zayn y Eva son compatibles con tu tipo de sangre, así que están donando. Perdiste mucha...

Harry consiguió el celular, y dejándolo a un lado, tomó unas hojas desechables para intentar
limpiarse un poco.

Louis observó la bolsa de sangre, y la aguja en su brazo.

—Auch.

—Es un poco aparatoso, lo sé. La sangre me... —Harry se estremeció, mostrándole su punto, y
depositando un corto beso sobre los labios de su esposo, se disculpó, pues necesitaba ir al baño,
la sangre en sus manos lo ponían nervioso y no se quitaba con facilidad.

—Aguarda... ¿Y los niños?

—Mis padres cuidan de ellos, están en casa. Niall tuvo que sedar a Brian... —mencionó Harry con
tristeza, mientras empujaba la puerta con manos temblorosas—. Él te vio en el suelo... y, creo
que necesita hablar con alguien de eso cuando despierte.

—El sujeto se hará rico —mencionó Louis con una pequeña risa floja, no podía comprender los
trágicos giros de la vida.

—Eso no es gracioso, Louis —murmuró Harry dándose la vuelta, mirando a su esposo con
desaprobación—. No hagas bromas sobre lo que te sucedió.

—Solo... —soltó un suspiro pesado—. Estoy bien, ¿de acuerdo?

Negando y con una mueca de dolor, Harry se dio la vuelta, cerrando la puerta tras su paso, pero
Louis alcanzó a escuchar un sollozó antes de escuchar el «Clic».

De acuerdo, no era el momento para usar humor negro. Su hijo se encontraba posiblemente
traumatizado al ver a su padre sangrando en el suelo...

Se sentía como el padre del año, nunca hubiese imaginado que le daría a Brian un obsequio de
cumpleaños como ese.

Ensimismado en sus pensamientos, Louis saltó sobre su piel cuando la puerta se abrió y vio a su
madre en un mar de lágrimas.

—Hijo, gracias a Dios —y segundos después, su madre lo envolvió en sus brazos, soltó un grito
de dolor a causa de la herida.

—Mami, por favor —murmuró entre dientes, mientras masticada un nuevo grito.

—Lo siento, cariño —gimoteó la mujer, hecha un desastre, su rostro manchado por las lagrimas y
rímel.

Su padre entró segundos después, suspirando aliviado cuando lo vio sentado, acariciando el
cabello de su madre.

—Mami, estoy bien.


—Creí que... Oh, Dios, no quería perderte, cielo, no de nuevo —y la mujer sollozó contra el cuello
de un confundido Louis.

—¿De nuevo? —susurró el castaño, observando a su padre en la puerta, quien agachó la mirada,
pero él necesitaba respuestas, y por la manera en la que su padre vio en él, ellos estaban listos
para dárselas.

[...]

—Hola, Harry, ¿Louis ya despertó?

El menor asintió, abandonando el pasillo de los baños, y tomando por sorpresa a su mejor amigo,
le dio un abrazo. Zayn envolvió sus brazos alrededor y Harry lloró.

—Estoy harto de esto, Zayn, ya no lo soporto más. ¿Lastimar a mi esposo? ¿Qué rayos sucede
con él?

—¿De qué hablas? —inquirió el morocho, apartando el rostro de Harry un poco para mirarlo a los
ojos.

—De James, él es el culpable de esto.

—¿Cómo lo sabes?

Harry podía comprender el aturdimiento de Zayn, ninguno de los dos imaginó que James
recurriera a algo tan físico como mandar a dos sujetos para que le dispararan a Louis.

—Louis me dijo que los hombres que le dispararon dijeron que tenían un mensaje para mí.

—¿Qué mensaje?

—Dispararle a Louis, toda esta horrible situación... —murmuró el rizado, enterrando su rostro en
el cuello de Zayn, quien negó incrédulo.

—No puedo creerlo.

—Zayn, no me voy a quedar sentado de brazos cruzados, esperando que continúe lastimando a
mi familia. Si le hace algo a mis hijos lo mataré con mis propias manos, lo juro. —sentenció,
secando su rostro y reincorporándose. Zayn observó la repentina oscuridad en los ojos de su
amigo, donde siempre habían amabilidad y afecto para las personas que se encontraban a su
alrededor, amor, en especial, para toda su familia.

—Harry...

—Puede que se este burlando de mi justo ahora, creyendo que soy la persona más débil del
mundo, pero si toca a Brian y Danny no existirá rincón en el mundo donde no lo busqué para
acabar con él.

—Él no lastimará más a tu familia, Harry, me encargaré de contactarme con él.

—¿Sabes donde esta?

—No —respondió su amigo con un resoplido—, pero si necesitaba mandarte un mensaje con
Louis, es porque espera una respuesta. ¿Ya revisaste tu correo o tus mensajes de texto?

—No, ni siquiera lo he mirado —dijo, refiriéndose a su celular—. ¿Podrías hacerlo por mí?
Necesito llamar al Dr. Venegas, Louis quieres hablar con él.

—Sí, por supuesto.

—Mi teléfono está en casa, gracias

—De nada, y por ahora lo mejor será que intentes relajarte, Louis te necesita, tus hijos también.

—Necesito saber de ellos —murmuró Harry, rascando su cuello ansioso.

—Hablé con Niall, ellos están bien. Brian continúa dormido y Danny solo está confundido, no deja
de preguntar por ustedes.

—Esto es terrible...

—Necesitas tranquilizarte, amigo. Todo se resolverá. Lo peor ya pasó.

—No lo sé, Zayn...

[...]

Jay tomó la mano de Louis, mientras le confesaba aquel evento en la vida de su hijo que había
guardado para sí misma durante más de veinte años. El cual involucraba a Louis y a su padre
biológico.
El castaño abrazó a su madre y besó su frente, prometiéndole que no estaba molesto por
ocultarle a un niño de cuatro años que su padre era un monstruo que los lastimó tanto. Ahora
comprendía porque su cerebro bloqueó ese evento que lo marcó desde entonces, al manos ya
era consciente de ello y podía trabajar junto al Dr. Venegas para resolverlo.

Mark, de pie frente al castaño a quien consideraba su hijo, a pesar de que por sus venas no
corriera la misma sangre, observó con nostalgia cuán pequeño y frágil era el niño a quien adoptó
como hijo y le dio su apellido.

Jay y Louis se convirtieron en su familia, a quienes protegió y protegería siempre. El deber de un


padre no terminaba nunca, incluso si sus hijos tuvieran su propia familia.

—Louis, llamaré a los oficiales para que tomen tu testimonio, ¿estás listo?

Su hijo asintió.

—De acuerdo, te amo.

—Y yo a ustedes, gracias —mencionó con una pequeña sonrisa, tranquilizando la inquietud de


ambos luego de tal platica.

—Hijo —dijo Jay mientras secaba su rostro, mucho más tranquila ahora—. ¿Tienes sed?
¿Quieres que te traiga algo de beber? Le preguntaré a una enfermera si puedo conseguir algo
para que comas.

—Estoy bien, mamá.

—Nada de eso, cariño, te ves hambriento, mira esas ojeras.

—No mamá...
—Iré con la enfermera en cuanto los oficiales lleguen, no quiero dejarte solo.

Louis iba a protestar, pero golpearon a su puerta dos veces antes de pasar.

—Buenos días —mencionó uno de los oficiales, el mayor de ambos, cargando con una libreta de
apuntes en su mano y a su lado, otro oficial, más alto, joven y fornido.

—Buenos días, oficiales —mencionó Jay, en cuanto se dio la vuelta—. Llegaron en buen
momento, iré por algo de comida para mi hijo.

—¿En serio? ¿Puede traer un emparedado para mí? No he almorzado en todo el día, ya sabe, el
deber llama —canturrió alegremente el más joven, mirando a la consternada mujer que murmuró
un confuso.

—C-c-claro.

—Gracias, es usted muy amable. Y no se preocupe, haremos todo lo que esté en nuestras manos
para atrapar a los que abusaron de su hijo.

—No abusaron de él, a mi hijo le dispararon.

—¿Está usted segura? —Inquirió aquel hombre con ojos entornados, luego se fijó en el castaño,
quien miraba a ambos con desconcierto—. Uno nunca sabe, señora. Por lo general los hombres
ocultan ese tipo de cosas, ya sabe... —y con una mueca tragicómica, llevó su mirada a Louis.

—No te preocupes, amigo, los que te hicieron esto pagarán. No sabes lo que le hacen en prisión
a los violadores.

—¿Qué carajos? —espetó Louis.

—Xander... Ya te dije que no abusaron de la víctima, cuando te mencioné: "Atentaron contra su


integridad física" no me refería a abuso sexual, fue un 086 no un 085.

—Oh... —se encogió de hombros apenado—. Opps, lo siento, soy nuevo en el departamento.

—Disculpe, Señor Tomlinson, permítanos presentarnos —dijo el mayor, en cuento Jay


abandonaba la habitación, aún preocupada por dejar a su hijo con esos dos... ¿oficiales?

—Soy el oficial Azoff, y él es el oficial Ritz —señaló al más alto—. Ambos fuimos designados para
este caso.

—Genial —murmuró Louis, acomodándose contra su almohada, aquello sería muy interesante.

El oficial Azoff tomó el control de la plática.

—De acuerdo, Señor Tomlinson, díganos quien le disparó.

—¿No lo sé? —Comentó Louis con el ceño fruncido—. Si supieran eso, ustedes definitivamente
no estarían aquí.

—Deber ser horrible que te acribillen en la puerta de tu casa, esos bastardos —mencionó el oficial
Ritz, ignorando no intencionalmente al testigo.

El oficial Azoff le dio una mirada desaprobatoria a su compañero, quien volvió a guardar silencio,
parándose firme en la puerta.

—Bueno, como ya lo saben... me dispararon, en la puerta de mi casa —dijo el castaño con voz
monótona y aburrida.

—¿Nos podría describir el arma que utilizaron?


—Pues... —Louis intentó recordar ese detalle, pero le fue prácticamente imposible.

—¿Era como esta? —preguntó el oficial Ritz repentinamente, en cuanto apuntaba su arma hacia
la herida del testigo, el oficial Azoff tomó la muñeca de su compañero y la bajó despacio, negando
desconcertado.

Louis miró a ambos oficiales tan pálido como una hoja de papel.

—¿Estás loco, Xander? No puedes poner un arma frente al testigo de esa manera. El pobre aún
debe seguir el shock.

—Jeff, solo intentaba refrescar su memoria, trasladarlo al momento, para que pueda recordarlo
todo con claridad —argumentó.

—¿En serio, Xander? ¿Eso te enseñaron en la academia?

—Lo siento —se disculpó el oficial, llevando su arma de nuevo a su funda.

El oficial Azoff negó frente a su torpe compañero.

—Jeff, lo siento, ya.

—Continuemos.

—Yo no sé si estoy listo para... —murmuró Louis, pero fue interrumpido por el mayor.

El oficial Azoff lanzó sus brazos a cada lado de su cuerpo, volteándose para encarar a su colega.

—¿Ves lo que ocasiones? —dijo severamente—. Ahora el pobre hombre ya no recuerda nada, le
causaste un shock.
—Lo siento, ¿cuántas veces tengo que decirlo? —Gruñó el joven.

—Hey, oigan, si fueran tan amables, estoy algo cansado... me gustaría...

—Yo sé lo que necesita, señor Tomlinson y eso es justicia —mencionó el oficial que lo apunto con
su arma, tomándose la libertad de sentarse sobre la pequeña mesa, a un lado de su cama.

—Dígame, ¿tiene mayordomo?

—No...

—¿Chófer?

—No...

—¿Jardinero?

—Aguarde, ¿por qué me pregunta esas cosas?

—Responda las preguntas, Señor Tonlinson, concéntrese —le pidió con tono firme el hombre de
azul. Louis negó.

—¿No?

—Aquí dice que está casado con un tal Harry Styles.

—¿Espere? ¿Harry styles? ¿El modelo?


—No, Ritz, el que reparte el periódico —Rodó los ojos su compañero—. Obvio que el modelo, el
señor Tomlinson es la estrella del equipo de baloncesto de la ciudad. Duh.

—Jeff, sabes que odio el baloncesto, pero tengo un póster de Harry en mi loft, ¿lo recuerdas? El
que está colgado en mi baño, me sirve mucho de inspiración por las mañanas. Si tu sabes a lo
que me refiero... —soltó jocosamente el oficial Ritz, quien retomó lo que parecía su máscara
profesional cuando miró al testigo.

—¿Pero...? —Louis rebotó en su asiento, pero el oficial agregó.

—Motivación, Señor Tominson... de la espiritual —aclaró su garganta, y de pronto el ambiente se


volvió incomodo.

—¿Saben? ¿Por qué no mejor se largan? No quiero hablar con nadie.

—De acuerdo —saltó el oficial más joven, dando un salto con dirección a la puerta de prisa, el
oficial Azoff lo siguió, frotando el puente de su nariz todo el tiempo.

—Lo sentimos, señor Tomlinson, volveremos luego.

—Por favor, no lo hagan.

—Lo sentimos, el mantendrá la boca cerrada, hasta luego —concluyó aquel oficial y cerró la
puerta tras su paso.

—Idiotas...
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O5O. Los papás no mienten II

CAPÍTULO DEDICADO A: belusstylinson, xMuk3AndL4rryx, HarryPasehva, hazzaloubear1997,


Tomlinson-niana, Bre1D5SOS, LarryZikzi, Areli2202, xxLouisLovesHarryx, SellyMorales,
AventureTimeNow, IlovewigettaForever, allisonLaura1D, 1Danny_LS, L4RRY1SL1FE,
hxrrymydarling, SameHeart, LUIHTOMLINS0N, xLottusBuddhax & LARRYXXHARRY.

(Muchas gracias por votar y comentar la historia) También, gracias a las personas que siguen mi
perfil.

Y aquí seguimos...

—Hoy mis padres me contaron algo... —murmuró Louis, con su cabeza sobre el pecho de Harry,
ambos descansaban sobre la pequeña cama de hospital.

—¿En serio? ¿Quieres hablarme sobre eso? —preguntó el modelo con tacto, mientras acariciaba
el hombro de su marido.

Louis asintió, apretando un poco más fuerte al hombre menor, quien acarició sus cabellos
castaños.

—Desde hace poco tiempo, he tenido extrañas pesadillas...


—Recuerdo que mencionaste algo sobre eso —comentó Harry en voz baja—. También recuerdo
que tenía que ver con tu niñez.

—Sí, al fin sé que sucedió conmigo cuando tenía cuatro años...

Harry depositó un corto besos sobre la cima de su cabeza, dándole un pequeño apretón
reconfortante. Louis ya no sentía tanto dolor en su herida luego de recibir una gran dosis de
analgésicos.

—Mamá dijo que Troy era un adicto... —soltó de repente, Harry asintió, imaginando que aquel era
el nombre del padre biológico de Louis—. No tengo la menor idea, a esa edad apenas me basaba
en el concepto de lo que se suponía era un padre, y... yo no lo consideraba uno —comentó,
encogiéndose de hombros.

—No recuerdo como lucia, pero sí recuerdo sus gritos. Mamá me dijo que evitó mencionarlo de
nuevo desde aquel día, porque temía lastimarme emocionalmente.

—La comprendo. Ningún padre desea ver a sus hijos sufrir, más si puedes evitarlo con solo
guardar silencio.

—Bueno, esto no aplica entre nosotros —dijo el castaño, levantando su cabeza para mirar a
Harry a los ojos—. Quiero que me digas toda la verdad cuando termine de contarte esto.

—Lo haré, lo prometo.

—De acuerdo...

El niño castaño y de ojos azules que jugada con un pequeño carro que carecía de ruedas, pero
aquel era de sus mejores juguetes, se divertía en su propio mundo.
Su madre siempre le dijo que en cuanto consiguiera reunir el suficiente dinero camparía uno
nuevo para él.

La siempre temblorosa mujer que miraba de soslayo el reloj de la sala, llevó una mechón de su
cabello castaño detrás de su oreja, y recogió la ropita del niño.

—Louis, cielo, ya es hora de que vayas a tu habitación. Es muy tarde y tu papá no tarda en llegar.

—De acuerdo, mami —dijo el niño, recogiendo sus pocos juguetes y dirigiéndose con su madre a
su habitación.

Louis sabia que hacer cuando mamá le pedía que se encerrara en su habitación y no saliera de
allí hasta que ella fuera por él.

El pequeño sabía que su padre estaría en casa, pero por una extraña razón no siempre era
bueno y agradable con él.

Louis lo veía tambalearse por el pasillo casi todas las noches, cuando miraba por el pequeño
orificio en su puerta apolillada.

A veces, su padre lo asustaba, golpeando su puerta con sus puños, gritándole cosas que un niño
de cuatro años nunca lograría comprender, pero, algo en el fondo de su corazón dolía, porque la
voz de su madre mientras le rogaba que se detuviera eran retazos de la amorosa voz que el niño
solía escuchar todos los días, cuando se trataba de ambos.

—¡No me digas que me calle, perra!

—Por favor, solo, no le hables así a Louis, él es solo un niño.

La risa sin gracia del hombre cuando gruñó, hizo estremecer al menor.
—¿Me estás diciendo que hacer? ¡Puedo matar a ese pequeño bastardo!

De pronto, los sollozos de su madre se escucharon con fuerza, tarareos indescifrables, antes de
un sonido sordo contra la pared.

—Siempre jodiendome la vida: "Troy, el niño necesita comida" "Troy, Louis enfermó, dame dinero
para llevarlo con el médico" "Troy, el niño necesita un par de zapatos" "Troy, Troy, Troy" ¿Crees
que desperdiciaría mi dinero en ese mocoso?

—Lo poco que ganas lo utilizas es tus malditos vicios... —murmuró la mujer, sentada sobre el
suelo donde el empujón de su esposo la dejó.

—¿Qué dijiste? —gruñó él, y entonces, su puño se levantó en alto, antes de soltarlo sobre el
delgado cuerpo de su esposa, quien intentó no gritar, no quería asustar a su pequeño hijo.

—¡En lo que gaste mi maldito dinero no es tu puto problema!¡¿Entiendes?!

Golpe tras golpe, sangre en su rostro y su blusa, y en lo único en lo que podía pensar era su hijo,
¿Cómo le explicaría los moretones? Louis siempre preguntaba, siempre esa mirada triste en su
rostro, porque él sabía...

—¡¿Por qué ya no gritas, perra?!

—Basta, Troy, por favor... —jadeó la mujer, con sus manos apenas soportando su peso para no
caer de lleno contra el frio piso de madera.

—Como quieras, igual ya me aburriste. Iré a tomar un baño —el hombre se irguió, pateando la
pierna de su esposa con una sonrisa maliciosa en el rostro—. Dame de cenar.

Troy abrió la llave de la vieja tina, dejando que esta se llenara, mientras envolvía hierba y la
llevaba a su boca.

Louis escuchó el sonido del encendedor y se alivió de saber que su padre ya no molestaría a su
mamá. Él no era tan rudo con su mami cuando fumaba esa cosa.

El pequeño castaño abrió la puerta, asomándose por la rendija.

—¿Mamí? —preguntó, abriendo la puerta un poco más para asomarse y llamar a su mamá, pero
no tuvo que llamar muy fuerte. La mujer se encontraba sentada sobre el suelo. Sus manos
tocaban la sangre en su rostro, mientras siseaba de dolor.

A un par de metros de él, la luz del baño le indicaba que su padre se encontraba allí, confundido y
asustado, corrió con su mamá, quien apenas notó la presencia de su pequeño jadeó devastada.

—No, bebé, vuelva a tu habitación.

—¿El hombre malo te pegó?

—Bebé... —siseó la mujer, más cuando levantó su rostro y lo vio.

—¿El hombre malo? ¿Es así como llamas a tu padre? —preguntó Troy, parado en el marco de la
puerta del baño. Le dio una calada a la envoltura entre sus dedos y la presionó contra la pared.

—Cielo, ve a tu habitación —le rogó la mujer aterrada, intentando ponerse de pie, pero su cuerpo
dolía, sus manos temblorosas y llenas de sangre intentaron empujar a su hijo al cuarto, pero era
tan tarde...

La risa del hombre malo, como solía llamarlo el niño, fue suficiente para hacerlo correr a su
habitación, pero él fue tras su paso. El pequeño gritó aterrado justo antes de intentar esconderse
bajo la cama, pero las rudas manos de su pare tomaron sus pequeñas piernas y lo arrastró hasta
la salida de la habitación, frente a su madre, quien con una mano apoyada en la pared, y otro
contra sus costillas, intentó llegar con él.
—¡Troy, a él no! Golpéame a mí, pero a él no, te lo suplico, por favor...

El hombre levantó al niño en peso, quien gritaba y pateaba con sus cortos pies.

—¡No!¡Suéltame! —gritaba el pequeño, pero con una carcajada, él hombre dijo.

—Bueno, pequeño bastardo, pasaremos algo de tiempo de caridad padre e hijo, ¿eh? ¿Sabes
nadar? ¿Eh? Yo te... ¡Auch! —rugió el hombre mayor, cuando sintiendo los pequeños dientes
clavándose sobre su brazo, soltó al niño por un par de segundos y este corrió con su mamá,
agarrándose de su pierna golpeada.

—Mami, dile al hombre malo que ya no te lastime más.

—Te enseñaré algo de respeto, maldito parásito —rugió Troy, dirigiéndose a Jay y el pequeño.

—¡No!¡Aléjate de él! —gritó la mujer, pero aquel sonido apenas era audible con el nudo de
lagrimas en su garganta. Empujó al hombre con todas sus fuerzas, pero ni siquiera eso fue
suficiente. Troy la lanzó contra la pared, provocando que su cuerpo rebotara contra la dura
superficie.

Escuchar a su hijo gritar tan desgarradoramente al ver el estado de su madre, dolió mucho más
que todos los golpes que había recibido de su esposo durante cinco años.

Con la vista nublada, vio como Troy tomaba a su hijo del brazo y lo arrastraba al cuarto de baño.

—Mami —gimoteó el pequeño, estirando su pequeña mano cuanto podía hacia su madre. Las
lágrimas rodaban sin cesar sobre el joven rostro.

Pero Jay no se rindió, ella sabía que existía aún una pisca de su fuerza, y haría lo que fuera por
su hijo, y arrastrándose todo lo que puso, mientras escuchaba los chapoteos y a su hijo llorando.
—No puedo respirar... —gimoteaba el pequeño.

—No me digas —soltó Troy, antes de empujar a su hijo bajo el agua y retenerlo allí un par de
segundos.

—¡Troy, basta! Por el amor de Dios... basta.

Pero el hombre no se detuvo, soltando a su hijo, tan solo para cerrar la puerta frente al rostro de
la horrorizada mujer.

La mujer golpeó la puerta con sus puños, mientras escuchaba el llanto de su hijo, los que eran
interrumpidos por chapoteos.

Él estaba ahogando a su propio hijo...

—¡Por el amor de Dios, Troy!

Harry enterró su rostro contra el cabello de su esposo, quien continuaba narrándole aquel
recuerdo de su infancia, que por alguna extraña razón su cerebro había bloqueado.

—Entonces llegó la policía, los vecinos solían llamarlos a menudo, pero por suerte, lo hicieron a
tiempo.

—Louis... por Dios... eso es... no sé ni siquiera que decir... —suspiró frustrado el menor.

—Ya pasó —murmuró Louis, apretándose más contra los brazos de su esposo—. No recuerdo
absolutamente nada además del agua y de cuanto dolía que el agua se metiera por mi nariz.
Mamá dice que estaba inconsciente cuando los policías me sacaron de la tina, incluso creyó que
estaba muerto, pero una de mis vecinas, la que trabajaba en el hospital, me dio los primeros
auxilios y respiré de nuevo.

—Louis... —murmuró Harry, pasando una mano sobre su rostro. No podía evitar sentir sus ojos
húmedos y su corazón acelerado.

—Amor, ya pasó. Ignoré ese recuerdo por veinte años. Al menos ya lo sé todo.

Harry asintió.

—¿Y...él?

—Murió —respondió el castaño carente de emoción—. En prisión. Una sobredosis de heroína,


creo, no importa.

El rizado envolvió sus brazos alrededor de su esposo, asegurándose de no lastimarlo. Louis


depositó un corto beso en el cuello del menor.

—Y es así como el Dr. Venegas justifica su sueldo —murmuró el castaño, con una sonrisa contra
la piel de Harry.

—Ya lo creo, quizás deberíamos enviarle una tarjeta para navidad.

—Sí —concordó el mayor con una sonrisa—. Y podríamos dejar bajo su árbol a Chad Rosso, tu
agente, ese tipo sí que esta jodido.

—Bueno... tal vez tengas razón.

—La tengo —le aseguró Louis.


—Lo que tú digas.

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El capítulo no esta editado, lo siento*

Una trama culminada, ¿Opiniones?

Gracias por sus comentarios (Yo siempre los leo y considero) ¿Entendido?

Bueno, ¡hasta pronto!

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O51. Todos necesitan hiedra venenosa

No sé, se suponía que me iba de vacaciones, pero ya no queda tiempo así que... ¡Here we go!

Everybody gets the itch

Everybody hates that

Everyone's allergic to
Poison Ivy

—Debo ir con los niños... —murmuró Harry, mientras se deslizaba fuera de la cama. Louis negó
levemente, pues sabía muy bien que su esposo intentaba evitar la plática que tenían pendiente.

—Harry —mencionó, tomando el costado de su esposo—. No huyas, tenemos que hablar.

—¿Debe ser ahora?

—Me lo prometiste —le recordó Louis con ojos entornados. Necesitaba saber exactamente en
que se encontraba involucrado, tanto él como su familia.

—De acuerdo.

—Regresa aquí —señaló el castaño a su lado, Harry dejó caer su cuerpo junto al suyo de nuevo.

El modelo tenia la ligera impresión de que su esposo conseguiría acorralarlo, porque le hizo una
promesa y debía cumplirla. La verdad no era algo con lo que acostumbraba tratar. Liam pasó
mintiendo a su alrededor todo el tiempo, y quizás, aprendió de él mucho más que solo leer,
escribir y toda aquellas cosas que hoy disfruta con su marido en la intimidad.

Una mentira tras otra, todo para mantener de pie su historia.

—Debes decirme toda la verdad, toda.

—Te la diré toda —mencionó Harry sinceramente.


—No quiero que ocultes nada solo porque creas que puedes lastimarme. No soy un niño.

—No ocultaré nada.

—Tampoco quiero que suavices la verdad o te vayas por las ramas. Harry te lo advierto.

El modelo asintió, dejando caer sus hombros mientras aguardaba. Sus manos sobre su regazo en
constante movimiento provocaron que su esposo negara incrédulo.

—No serás condenado a la silla eléctrica, ¿puedes relajarte? —murmuró Louis, mientras buscaba
bajo la almohada de su cama una libreta.

—De acuerdo, he anotado aquí todas las preguntas que te haré.

—Eso es muy listo —mencionó su esposo con una sonrisa amplia, la que no lucia muy
convincente. Louis rodó los ojos.

—De acuerdo, primera pregunta.

—¿La anoto? —bromeó el menor, pero lo único que consiguió fue una seria expresión.

—Basta, Harry. Esto es serio.

—De acuerdo, lo siento —murmuró apenado.

—¿Tu verdadero nombre es Harry?

—Bien, le pediré a la enfermera que le baje a tus dosis de analgésicos.


—Responde sí o no.

—¿Estás loco? —Inquirió distraídamente, pero poco después reaccionó—. Oh... bueno, no quise
decir eso... lo siento —susurró apesadumbrado, no fue su intensión que aquello sonara como una
burla cruel, debido a las circunstancias. Louis tenía el número de su psicólogo en marcación
rápida.

—¿Qué te dije sobre irte por las ramas? —inquirió el castaño, tras ignorar las disculpas torpes de
su esposo.

Con parpados pesados y una mirada sarcástica dijo.

—Sí, Louis, mis padres escogieron ese nombre para mí.

—De acuerdo, ¿eres judío?

—Sí —asintió Harry tras un silencio suspicaz.

—¿Por qué no tuvimos una boda judía? —espetó el castaño mosqueado, bajando su libreta y
negando ante la cara desconcertada de Harry.

—¿Quieres que Zayn, Niall y Nick carguen de nosotros, montados en sillas mientras bailan?
Créeme, nunca termina bien, siempre uno de los novios termina con el cuello fracturado.

—Quiero una boda judía —repitió el mayor contundente.

—De acuerdo, como digas —murmuró el modelo con una pequeña sonrisa torcida.

—Pero esta vez te corresponde a ti proponerme matrimonio.


—Entendido y anotado.

—Y que sea pronto, porque los días pasan y no me hago más joven —concluyó con el ceño
fruncido.

Parodiando un saludo militar, Harry suspiró aliviado cuando su esposo continuó con una serie de
preguntas absurdas que no llegaban a nada. Solo conseguía aumentar la tensión en la habitación
y el rizado empezaba a exasperarse.

—Louis... ¿podemos ir al grano?

—Mi libreta, mis preguntas, mi agujero en el estomago —señaló.

—De acuerdo —asintió Harry, levantando sus brazos en señal de rendición.

—Háblame sobre Liam.

—¿Hum?

—Liam, Liam Payne.

Louis observó como los ojos de su esposo por poco saltan de sus órbitas y caen sobre la cama
del hospital.

Con el ceño fruncido, el modelo pensó en la cantidad de veces que había escuchado el nombre
de Liam de la boca de su esposo, respuesta: Cero. Nunca lo había mencionado en voz alta desde
esa catastrófica tarde en Rusia.

—¿Qué quieres saber?


—Ya te lo dije, todo —respondió sencillamente el castaño, mientras tachaba sobre su libreta.

Harry negó, con una mueca en el rostro. No iba a tratar ese tema con su esposo.

—Lo siento.

Louis, asintiendo quedadamente, dejó su libreta a un lado y se acomodó una vez más sobre su
cama. Harry intentó ayudarlo, pero él murmuró un «Déjame»

—Cierra la puerta cuando te vayas —dijo al fin, luego de un par de agonizantes segundos de
silencio.

—Louis...

De espaldas a su esposo, Louis no respondió, provocando un profundo sentimiento de culpa en


Harry. ¿Debía hablar sobre quien fue su prometido? Aún, y con todo lo ocurrido, no lo sentía
correcto.

—No necesitamos hablar de eso.

—Claro que no, es obvio que tenía razón...

Con un suspiro, Harry aguardó, junto a su esposo, observando su perfil quieto.

—¿Razón sobre qué? —preguntó finalmente el menor de ambos.

—Tienes sentimientos por él y son más fuertes que nuestro matrimonio.

—No es cierto —mencionó Harry de pronto, pensando en la mejor manera de resolver la


situación.
—Sí él solo fuera un recuerdo no te negarías rotundamente a hablar sobre él.

Apretando su mandíbula, Harry pensó en lo estúpido que era al alentar una discusión como esa.
Así que hizo lo más sensato y darle a Louis lo que quería.

—Liam trabajaba para Buker en su compañía durante todo el tiempo que estuvo en Rusia, hizo
dinero invirtiendo en compañías farmacéuticas, apostando en acciones de la bolsa, colaborando
en las compañías donde invertía, tenía contactos, pero todo por la vía legal.

—¿Me dirás algo que no sepa? —inquirió el castaño con un tono afilado.

—Sí, te lo diría, pero estoy seguro que no es lo que quieres escuchar.

—De acuerdo, me alegra que lo vayas comprendiendo ahora.

Con alivio, Harry observó a su esposo darse la vuelta para mirarlo cara a cara de nuevo.

—¿Él te enamoró de verdad? ¿O solo tus sentimientos por él son un daño colateral a causa del
filtrador neuronal?

—Los sentimientos están allí, Louis. Es la verdad, pero eso no significa que no te ame, y que
todos mis sentimientos por ti sean falsos. Que recuperara la memoria no significa que mis
antiguos sentimientos quedaran anulados. No funciona así, lo siento.

—Lo sé...

—Siento eso, pero a lo largo de nuestro matrimonio me he comportado de la mejor manera que
conseguí... he seguido adelante contigo y los niños.
—Me alegra que al fin lo dijeras —suspiró el castaño luego de un largo silencio—. Todo este
tiempo, sabía que algo había cambiado y tenía que ver con él, porque... aún haces cosas como:
vestirte de negro cada aniversario de su muerte, incluso hornear un pastel y decorarlo con fresas
cada año, y aunque no han sido más de tres veces, me tomé la molestia de sentarme a pensar
sobre ello. Luego Zayn y sus viajes a San Petersburgo. Una vez le pregunté y él me lo contó, me
pareció un gesto muy... agradable.

—¿Es cierto?

Louis asintió.

—Es lo que hacen los amigos. Liam fue su amigo y lo echa de menos aún, ¿puedo culparlo por
eso?

—Tienes razón.

—Si muriera, más le vale ir a visitarme. ¿Estoy más cerca a él, no?

—Estoy seguro que sí —sonrió el rizado, y luego de acariciar el rostro de su esposo se puso de
pie.

—Traeré a los niños, necesito saber cómo están —mencionó—. Tengo que hablar con Zayn...

—Espera, aún no me has dicho lo más importante —mencionó Louis tomando asiento, Harry lo
ayudó a incorporarse.

—Uh, ¿hablas de las personas que te dispararon?

Louis asintió.

—No lo sé exactamente —mencionó con total honestidad—. Pero capté el mensaje.


—Gracias, no me gustaría que ellos regresaran e intentaran mandarte otro, ¿sabes? Alguien
necesita crearse una cuenta de e-mail.

Harry asintió, ensimismado en la idea de que James encontrara otra manera de llegar a él.
Primero necesitaba encontrarlo...

—No volverá a suceder.

Desde la puerta, Harry observó la ropa ensangrentada de su esposo.

—¿Necesitas algo?

—No, estoy bien. Supongo que debo esperar a los policías encargados de mi caso —resopló—.
Son algo... raros.

—¿Con raros te refieres a...? —inquirió el modelo, tomando sus gafas y colocándolas sobre su
rostro.

—Imbéciles —agregó, frunciendo el ceño al recordarlos.

—¿Les dijiste algo? —cuestionó, antes de tomar el pómulo de la puerta y abrirla apenas un poco.
Necesitaba asegurarse de no tener a la policía involucrada entre él y James Buker.

—No, mucho —confesó.

—Mantenlo así, intentaré resolverlo.

—De acuerdo, súper héroe —espetó el castaño con una mueca, la herida dolió—. Por una
extraña razón pienso que sabes mucho más de lo que dices.
—Te lo diré luego, necesito hablar con Zayn primero.

—De acuerdo, cielo. Seré paciente, como dice el Doctor Venegas.

—Gracias —sonrió el rizado, antes de salir—. Ya aprecio a ese doctor, y eso que ni siquiera lo
conozco.

[...]

«Doctor Venegas, soy Louis Tomlinson. No creerá esto, pero... Me dispararon ayer, ¿puede
creerlo?...»

El hombre, sentado frente a su escritorio, era atendido por sus dos colaboradores. Elliott, uno de
ellos, era un experto caracterizador. Transformando al hombre cómodamente sentado sobre la
silla giratoria, en el poco ortodoxo psicólogo que para su suerte, logró ingresar al hogar de Harry
Styles, hablar con su esposo e influir en su vida al grado de convertirse en un confidente.

—James, no sé como lo haces —mencionó Elliott en un perfecto ruso. El hijo del extinto Buker
gruñó al escuchar la voz de su "paciente" en la contestadora.

—Estoy harto de él. Una hora más escuchando sobre sus estúpidos traumas y lo ahorcaré con
mis propias manos —mencionó James Buker en un tono monótono. Elliott colocó
cuidadosamente una peluca sobre su cabeza, soltando una carcajada en el proceso.
—Pero ha sido muy útil.

—Sí, lo ha sido, fue una fantástica idea, Andy es un genio —rió—. Recomendarle a Zayn Malik un
psicólogo para su mejor amigo.

—Fue un golpe de suerte —murmuró Elliott, imitando el acento americano falso de James Buker
al interpretar al buen Dr. Venegas.

—Como sea —concluyó, luego de mirar su reloj—. Debo moverme, tengo un paciente que
necesita una dosis más de manipulación.

I just got back from the doctor

He told me that I had a problem

I realized it's you...

Sí, es una canción de los Jonas Brothers (Una de mis favoritas)

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O52. El Príncipe de hielo I

El chico en la multimedia es Grant Gustin, a quien escogí para representar a James Buker, tiene
25 años como el personaje. (Es actor y cantante, trabajó en Glee y es el nuevo Flash).
Tuve que corregir esta parte sorry.

Anne acarició el rostro de su hijo, mientras aguardaba en la sala de espera. Harry necesitaba
platicar con su mamá, existía un asunto pendiente entre ellos.

Cuando Anne llegó a la casa de su hijo, para la fiesta de cumpleaños de Boo, ella le pidió un
tiempo para hablar, pues necesitaba contarle algo.

—Hijo, sé que no es el mejor momento, pero... —suspiró la mujer mayor, acunando ambas
mejillas entre sus manos—. Tu papá y yo seremos padres de nuevo.

—¡Hey! —sonrió el rizado, y colocando sus manos sobre las más pequeñas de su madre,
murmuró—. Estoy muy feliz por ustedes, merecen esta nueva oportunidad.

Anne asintió, sus ojos brillaban de emoción. El temor se había disipado al fin.

—Gracias, hijo.

—¿Por qué? —inquirió el rizado, mientras sus dedos largos se abrieron paso sobre los cabellos
de su madre. Harry podía recordar cuando adoraba acariciar el bonito cabello de su mamá
cuando era un niño.
—Por estar aquí, escuchándome, cuando estas pasando por un momento muy complicado.

Harry asintió, ya que consideraba conmovedor que su madre continuara intentando alejarlo de las
complicaciones. No podía evitarlo, y la comprendía, él haría exactamente lo mismo por sus hijos.

—Siempre tendré tiempo para ustedes, son mis padres. Pueden contarme lo que sea, los
apoyaré.

Su madre asintió, conmovida y feliz.

—No puedo creerlo, seré mamá de nuevo.

—¡Sí! —Soltó Harry con una sonrisa alegre en sus labios—. ¿Y qué esperan que sea? ¿Un niño o
una niña?

—Bueno, ya tengo un hermoso hijo —dijo la mujer mayor, acariciando la nariz de Harry con la
yema de su dedo índice. Él soltó una pequeña carcajada.

—Claro que sí, entonces, ¿una niña? Me encantaría tener una hermanita, también siempre quise
un hermano, así que estaré feliz de todos modos.

—Estoy de acuerdo —mencionó ella, apartando sus manos del rostro de su hijo, pues él
necesitaba ir con sus propios pequeños.

Brian y Danny se encontraban en la habitación de Louis. Desde que llegaron y se abalanzaron


sobre el castaño mayor, quien no podía lucir más feliz de tener a sus hijos con él, los pequeños
parecían estar adheridos a la cama de su padre.

Los niños necesitaban cerciorarse por ellos mismos que Louis se encontraba bien. Y para la
tranquilidad de ambos, todo se hallaba en orden.
[...]

—Buenos días, Señor Tomlinson.

—¿Ustedes de nuevo?

El castaño resopló sobre su asiento, mientras observaba a los dos agentes del orden en la puerta.
El mayor de ambos fue el primero en pasar.

El segundo de ellos, a quien recordaba muy bien por sus estúpidos comentarios, permaneció en
silencio.

—Bien, nuestro sargento nos ha ordenado custodiar su habitación a partir de ahora. Nadie puede
entrar ni salir sin pasar por nosotros, espero que comprenda la gravedad de este caso en
particular.

—Lo comprendo perfectamente, gracias —mencionó Louis, resignado a tratar con ellos de nuevo.

—Bueno —murmuró el agente que llevaba un gafete con el nombre Jeff Azoff en él—. Ayer no
avanzamos mucho, necesitamos recolectar la mayor cantidad de datos para iniciar las
investigaciones pertinentes.

Aclarándose la garganta, apuntó a su compañero, quien no había dicho una sola palabra desde
que llegó. Aquello resultó gratificante, pues el castaño no necesitaba escuchar al oficial frente a
él, hablar sobre su esposo con tanto descaro.

—El oficial Ritz le hará un par de preguntas, esperamos su colaboración.

—De acuerdo —murmuró Louis con una mueca en el rostro. No deseaba responder preguntas,
más cuando Harry le pidió que mantuviera a la policía fuera de esto. Aún no comprendía del todo
el problema en el que su esposo se encontraba inmerso, pero esperaba que Zayn le aclarara
cualquier duda.

—Me gustaría entrevistar a su esposo —mencionó el oficial Azoff, quien parecía ser el encargado
de la situación.

—Él regresa en una hora —comentó—. Nuestros hijos necesitaban descansar.

—De acuerdo —asintió—. Comenzaré ahora —mencionó el oficial Ritz con una expresión seria
que lucía muy exagerada en él.

—El informe que nos proporcionó el hospital dice que fue encontrado en la entrada de su casa,
sobre un charco de sangre y a otra persona intentando mantenerlo con vida mientras llegaban los
paramédicos.

—Sí, estaba Zayn.

—¿Su esposo se encontraba allí también?

—No, era la fiesta de cumpleaños de mi hijo, él se encontraba dentro de casa.

—¿A quién más recuerda a su alrededor justo antes de perder el conocimiento?

—Solo Zayn, todo fue muy rápido... —murmuró inseguro. Necesitaba hablar con Zayn, no podía
ocultar la verdad si no sabía que debía ser ocultado de todas formas.

—De acuerdo, lo ha hecho muy bien, Señor Tomlinson, ya no necesita preocuparse. Nosotros
nos encargaremos de entrevistar a todos quienes consideremos de ayuda.

Con una expresión de sorpresa, Louis asintió a lo que el oficial Ritz le decía con tanto
profesionalismo.

—Que tenga un buen día.

—De acuerdo.

[...]

—Jeff, por favor, me reivindiqué. ¿No me viste allá dentro?

—Solo quédate aquí y resguarda la habitación del Señor Tomlinson.

—Me dijiste que yo podría entrevistar a Harry Styles si te mostraba que podía ser cien por ciento
profesional.

—Te dije que lo pensaría, pero decidí que no era buena idea.

El oficial Ritz se cruzó de brazos. Se sentía timado por su compañero. No era justo que lo
ilusionara de ese modo, sencillamente Jeff era un tipo cruel.

—¿Sabes? Con esto te has ganado una casa en el infierno, Azoff.

—Pues, hola nuevo vecino —contraatacó con una sonrisa irónica—. Eso pasa cuando piensas
con el pene y nos metes en problemas.

El mayor no pudo evitar soltar una carcajada mientras se dirigía por el pasillo hasta los
elevadores. Tenía trabajo que hacer, sencillamente no podía quedarse y observar la pataleta de
Xander, quien tenía una absurda obsesión con el modelo involucrado este caso.

Siempre involucrándose con cualquiera. ¿Algún día cambiaría de verdad? ¿Algún día dejaría de
joder con testigos o sospechosos?

Gracias al último caso que consiguieron cerrar, gracias al gran trabajo de Ritz, quien a pesar de
tener un pene inquieto, era un buen oficial. Metiendo la pata de vez en cuando, pero nivelaba la
balanza entre el bien y el mal con su gran imaginación.

Ambos consiguieron este caso, un intento de asesinato, lo que es mucho considerando que por
poco arruinan sus carreras cuando Xander ocultó evidencia vital de un caso tan solo para salvar
el culo de un sospechoso, quien asesinó a su ex pareja.

Xander acudió a Jeff con las pruebas que terminarían de meter en la cárcel a esa lacra, cuando
vio que su propia vida estaba en juego. Su amante fatal por poco le corta la garganta en medio de
la noche, al parecer, su ex novio no fue la única víctima.

Por eso y mucho más, Jeff no podía confiar en su compañero cuando su pene-radar tenía a
alguien en la mira.

El oficial Azoff dejó caer su cabeza contra la pared del elevador, sus ojos pesaban, y es que la
falta de sueño empezaba a cobrarle factura. Había pasado toda la noche revisando el caso del
Señor Tomlinson.

Ahora solo necesitaba realizar un par de entrevistas e ir a casa.

Bajando del elevador, tropezó con un hombre mayor. El oficial debía admitir que era un sujeto
muy extraño. Lentes redondos, le recordaron a los que utilizaba su tatarabuelo. ¿Quien utiliza de
esos en esta época?

El hombre de mirada serena y cabello plateado, casi blanco, le ofreció un asentimiento antes de
que las puertas se cerraran.

[...]
—Mierda... —murmuró James, cuando las puertas del elevador se abrieron y vio a un oficial
custodiando la habitación de su objetivo. El Dr. Venegas no podía demostrar su existencia en este
mundo: No identificaciones, no títulos universitarios, ni siquiera un registro de nacimiento.

No necesitaba a la policía y al Dr. Venegas involucrados.

Sin más opciones, se vio en la obligación de dar un paso atrás.

James tomó su celular y le marcó a Elliott, necesitaba un plan B. Entre él y Andy podrían pensar
en algo que resolviera este problema.

[...]

—Gracias —murmuró Harry luego de tomar el café que Zayn compró para él. Ambos tomaron
asiento en la cafetería del hospital.

—¿Cómo están los niños ahora?

—Bien, se encuentran mucho más tranquilos, solo necesitaban ver a Louis riendo y jugando con
ellos.

Zayn asintió, mientras analizaba el rostro de su amigo. Él lucia realmente cansado.

—Necesitas dormir —le sugirió.

—En realidad necesito que estés conmigo cuando le explique a Louis el porqué le oculté el
asunto de James.

—Estaré contigo, no debes preocuparte por eso. ¿Te parece un buen momento ahora?
Harry asintió. Su esposo merecía estar al día con los acontecimientos que lo involucraban ahora
más que nunca, porque James no descansaría hasta obtener de nuevo la compañía de su padre,
junto con todo el trabajo administrado por Buker.

Por otra parte, había algo que Zayn necesitaba contarle a Harry, algo que desconocía. Zayn sabía
que James no solo buscaba recuperar «Buker Company». El único hijo del extinto Buker
necesitaba las anotaciones que Liam había realizado sobre el «Estimulador Cardíaco».

James sabía que Liam le había mentido, pero desafortunadamente para él, lo descubrió mucho
después de su muerte.

Liam se había ido, dejando en sus manos un Estimulador Cardíaco inconcluso. James aguardó
por mucho tiempo que Liam encontrara aquella pieza clave que volviera su fantástico proyecto en
algo real, cosa que no sucedió porque su padre le disparó, acabando con sus aspiraciones de
grandeza.

Pero no todo eso era algo verídico, y James con esa idea en su cabeza, cree firmemente que
Harry esconde el trabajo de su ex prometido en la bóveda de un banco, de algún remoto país que
nadie ni siquiera lograría pronunciar su nombre.

Zayn sabía que esas anotaciones y el único Estimulador Cardiaco concluido exitosamente, se
encontraban con Harry, en su casa, entre cajas de chucherías en el sótano, y ni siquiera él lo
sabía.

Zayn conocía a Harry, él no podría haber vivido tranquilo sabiendo que todos sus problemas se
concentraban en una pequeña caja, entre sus botas viejas y los juguetes rotos de sus hijos.

Pero Zayn sabía que necesitaba contárselo, solo entonces Harry podría tomar una decisión.

—Harry, pero antes de que ambos hablemos con Louis, necesitas saber algo...

Bien, había llegado el momento.


=================

O53. El Príncipe de hielo II tiene un corazón ardiente

Bueno, ya muchos saben que va a pasar en este capítulo. Para los que no, no se desesperen, lo
comprenderán pronto.

PD: Tuve que corregir el capítulo anterior porque cometí un error muy importante, coloqué
"filtrador neuronal" en vez de "estimulador cardíaco".

—Debes estar bromeando.

—No... hablo en serio, Harry.

Harry acarició el puente de su nariz mientras intentaba procesar lo que su mejor amigo acababa
de contarle.

—Dices que James busca la libreta que tengo guardada en el sótano de mi casa... ¿y que hay un
Estimulador Cardíaco completo junto a ella?

El desconcierto en el rostro del rizado era comprensible, pues, quien se imaginaria que algo como
una aparato que revive gente muerta se encontrara en una caja bajo su hogar.
—¿Por qué me lo dices hasta ahora? —inquirió el modelo, pasando una mano sobre su cabello.
Zayn soltó un suspiro extenuado.

—Era el lugar más seguro, comprende —mencionó—. Si James no estuviera convencido de que
esas anotaciones se encuentran en una bóveda secreta lejos de aquí, él hubiese comenzado
buscando en mi casa.

—Pero...

—Buscaremos un nuevo lugar donde ocultarlo, ¿de acuerdo?

Harry asintió con una notable expresión de abatimiento en el rostro, Zayn tomó la mano de su
mejor amigo, dándole un apretón reconfortante.

—Confía en mí, todo saldrá bien.

—Confío en ti —confesó el rizado sin dudarlo ni un solo segundo. La confianza era un sentimiento
tan poderoso, que incluso el amor hacia fila tras él. No existe amor sin confianza, ni confianza sin
una muestra real de lealtad.

—Te quiero mucho, ¿lo sabías?

Zayn asintió con una sonrisa cariñosa en los labios.

—Esperaba que lo dijeras.

—Maldito presumido —espetó Harry.

—Pues, si no puedo presumir algo que realmente valga la pena, ¿Qué sentido tendría ser
pretencioso? —poniéndose de pie, observó como su mejor amigo intentaba descifrar sus
palabras.
—Espero que eso signifique algo muy lindo y cursi —concluyó. Zayn tomó la mano del modelo,
levantándolo de su puesto y apoyándolo a su costado.

—Ten por seguro que sí.

[...]

—Mucky, papá se encuentra bien —mencionó el hijo mayor de la familia, mientras terminaba de
decorar una tarjeta para su padre.

El cachorro revoloteó a su alrededor, mientras a su vez, Danny terminaba de dibujar algo para
Louis. Boo orgulloso de su trabajo, le echó una mirada a lo que hacía su pequeño hermano, y
frunciendo el ceño preguntó.

—¿Qué dibujaste, Danny?

—Un estla...terestre —respondió como si fuera lo más obvio. Un pequeño hombrecillo pintado de
color verde, sobre él un ovalo plateado. En realidad Brian no terminaba de comprenderlo, así que
encogiéndose de hombros continuó colocando algo de escarcha extra en su tarjeta.

—Listo, Chase, como nuevo —mencionó Jim, mientras dejaba a su hijo junto a los dos pequeños
que hacían manualidades. Su hijo derramó su cereal, así que no tuvo más remedio que llevarlo a
dar un baño.

—¡Nick! —gritó, esperando escuchar la voz de su novio desde la cocina, pero en vez de eso,
escuchó un gruñido. Poniéndose de pie fue con él, topándose con un malhumorado Nick, quien
intentaba cortar una zanahoria.

—Deja de mutilar esa pobre zanahoria, ¿qué te ha hecho?


Dejando el cuchillo a un lago, el locutor se cruzó de brazos, lucia agotado.

—Esto de cuidar niños no es lo mío —resopló—. Por suerte Niall ya hizo dormir a sus bebés.

—Comprendo, amor —mencionó Jim comprensivo—. Pero debes agradecer que Danny, Chase y
Brian no sean unos torbellinos. Porque si esos tres decidieran hacerte la vida imposible, ya los
hubieses dejado abandonados en la carretera.

Soltando un suspiro pesado, el locutor continuó con su labor.

—Tienen mucha suerte de tener un tío tan increíble como yo —mencionó divertido, Jim asintió.

—Totalmente de acuerdo —y soltando una carcajada depositó un beso sobre la frente de su


novio.

—Te ayudaré, así podrás descansar luego.

Dicho esto, el morocho se disponía a colocarse un mandil, lo que se vio interrumpido por el
sonido del intercomunicador.

Desde la situación de Louis, todos acordaron tomar ciertas precauciones, entre ellas, la puerta
principal.

La casa era una gran fortaleza de puertas cerradas. Tanto Niall como Zayn se habían instalado
en una de las habitaciones para invitados.

Jim, descolgando la bocina preguntó:

—Buenos días, ¿Quién es?


—Hola, ¿Con quién hablo?

—Apreciaría que respondiera a mi pregunta primero —insistió el doctor con el ceño fruncido. Nick,
a su lado, puso atención a lo que decía su novio.

—No eres Harry, tampoco él...

—Si no va a decirme... —continuó Jim, tras escuchar silenció al otro lado de la línea, pero
entonces, la persona con quien hablaba dijo.

—Soy Liam Payne.

—¿Liam Payne? —repitió Jim, confuso, ya que nunca antes había escuchado ese nombre, o eso
creía.

Nick con los ojos amplios, tomó el brazo de su novio, llamando su atención. Jim bajó la bocina
para dirigirse a él.

—¿Qué sucede, Nick?

—¿Quién está preguntando por él? —inquirió el locutor angustiado. Pues, ¿Quién podría conocer
ese nombre en Los Ángeles?

—No están preguntando por él... —mencionó señalando la bocina—. Así dice que se llama, no
sé...

—¿Qué? Debe ser una broma —concluyó Nick, aún intranquilo. Quitando la bocina de las manos
de su novio, colgó—. Una broma de muy mal gusto.

—¿Por qué?
Jim terminó de colocarse el mandil, aún pensando en ese nombre. Por una extraña razón se le
hacía familiar.

—Porque... bueno, Liam era algo así... como, mhmm, es complicado.

Con las cejas juntas, el doctor aparto las zanahorias de Nick. Sencillamente él no podía decir algo
como eso y pretender que no preguntara.

—¿Eras algo como qué?

Soltando un suspiro, y mirando a su novio severamente, respondió.

—Liam era el prometido de Harry cuando vivía en San Petersburgo, además... —murmuró Nick,
estirando el cuello para observar a los niños en la sala—. Él es el padre biológico de Danny.

—Oh... ¡OH! ¿Te refieres a...? —inquirió Jim con sorpresa, su novio sintió.

—Sí.

—Pero... ¿Esto no es un secreto, verdad?

Nick tardó un par de segundos antes de caer en cuenta a que se refería Jim con esa expresión de
preocupación en su rostro.

—Oh, no —sonrió—. Louis lo sabe, por supuesto. Es una larga historia, y la verdad ni siquiera me
atreví a contártela, porque es algo muy personal de Harry.

—Comprendo, pero sí conoces al tal Liam, ¿por qué no le abrimos la puerta? —preguntó—.
¿Acaso Harry no le permite ver a Danny o...?
Con una sonrisa desconcertada, el locutor negó. Podía comprender que su novio no conociera la
historia, pero asegurar que un tal Liam Payne se encontraba fuera de casa, era muy surrealista.

—Jim —comenzó—. Liam lleva muerto más tres años.

—¡¿Qué?! —Nick incluso pudo haberse reído de la expresión perpleja de su novio, pero con todo
los acontecimientos ocurridos en las últimas horas, alguien llamando a la puerta, mencionando el
nombre de Liam Payne, era algo que necesitaba mencionarle a Zayn o a Harry, porque aquello
podría tratarse de James una vez más, intentando perturbar a su mejor amigo.

—Debo llamar a Harry —mencionó con nerviosismo—. Estoy seguro que se trata de alguien
mandado por el hijo de Buker.

—Rayos, Nick, esto es extraño... todo... —murmuró Jim, mientras intentaba realizar un corte en
las verduras, pero era imposible concentrarse en algo cuando se encontraba inmerso en una
situación tan arriesgada—. Esto no es seguro para los niños.

—Lo sé —opinó el locutor—. Nunca he estado tan nervioso en mi vida.

[...]

—James, ¿ahora qué piensas hacer? El policía que se encuentra custodiando la habitación de
Tomlinson no estaba en nuestros planes —comentó Elliott. Andy, a su lado, se servía una taza de
café.

—Debimos considerarlo, ¿no lo creen? Es decir, dispararle a alguien en la puerta de su casa


llama la atención de la policía de Los Ángeles —comentó jocosamente James Buker, mientras
terminaba de quitarse la canosa peluca de su glorioso disfraz. Ser el supuesto doctor Venegas no
era nada divertido.

—Así que... —comenzó Andy, siendo interrumpido rápidamente por James, quien agitó su mano
restándole importancia a su pregunta.
—Consideré algo, y necesito saber que opinan al respecto, ¿de acuerdo?

Ambos hombres se sentaron y observaron atentos a quien pagaba sus sueldos. James nunca
escuchaba opiniones, así que ambos se limitarían a asentir.

—Ya que la policía está involucrada en nuestros asuntos, opino que sería de mucha utilidad
involucrarnos con ellos.

—¿Involucrarnos? —Inquirió Elliott con una mueca de confusión—. ¿A qué te refieres?

—Bueno, alguno de nosotros podríamos infiltrarnos en el departamento de policías. Seria de


mucha ayuda saber que tan cerca de nosotros podrían llegar, y si las cosas se complican,
desviarlos a otra dirección —concluyó.

—James, fingir ser un policía no es tan sencillo como lo que haces con el Doctor Venegas, en los
departamentos de policía hay mucha burocracia, nunca pasarías desapercibido.

Con un resoplido, el hijo del extinto Buker dijo.

—¿Entonces qué? ¿Solo nos quedamos aquí sentados, esperando que la policía empiece a
investigar el caso de Tomlinson? '

—No, no estoy diciendo eso, yo...

—¿Qué? Si no podemos integrarnos en la pequeña jauría, al menos podemos estar cerca, sí, eso
—pensó James con una sonrisa cómplice—. ¿Y si alguno de nosotros le invita una dona a uno de
ellos?

—¿Hablas de una amistad con alguien de allá dentro? —inquirió Andy desconcertado—. No creo
que sea lo más sensato, Elliott y yo no lucimos del tipo "Americano", incluso nuestro acento...
Asintiendo, James mencionó.

—Con eso intentas decirme que debo ser yo quien lo haga, comprendo. Lo haré, porque
seriamente comienzo a considerarlos muy inútiles, y no dejaré que lo arruinen.

Mirándose entre ambos, Elliott y Andy asintieron. Ellos sabían perfectamente que el único que
solía arruinarlo todo por impulsivo, era precisamente James Buker.

[...]

—¡Brian, Mucky quiere hacer popo! —gritó Chase con una sonrisa, mientras observaba al
pequeño cachorro dando vueltas frente a todos.

—¡No! Nick se enojará si se hace dentro de casa —mencionó el mayor de los tres, agarrando su
castaño cabello, espantado.

—Hay que sacarlo, los perros hacen popo detrás de los arbustos —explicó inocentemente Chase,
arrastrando algunas palabras que resultaron muy difíciles de pronunciar.

—No hay arbustos en el patio —pensó Brian, rascando su barbilla.

—Donde las flores de papi, Boo —sugirió Danny, sentado en el suelo, mientras observaba a los
niños mayores. Parecían tener un gran dilema, y él conocía la respuesta.

—¡Sí! Danny tiene razón. Hay muchos arbustos en la puerta principal.

—¿La grande? —inquirió Chase, mordiendo sus pequeñas uñas, Brian asintió—. De acuerdo, hay
que ir. Mucky ya no puede esperar.
Decidido, los tres niños, junto al pequeño cachorro, se pusieron en camino. Aprovechando la
distracción de los dos mayores en la cocina, y de Niall, quien se encontraba en el segundo piso
junto a sus bebés.

[...]

Mirando por milésima vez la fotografía del pequeño niño en sus manos, el hombre que aguardaba
en su auto suspiró pesado.

Se sentía extraño, encontrarse tan cerca del pequeño que debía ser un adorable retrato de Harry
combinado con algo suyo, porque él lo consideraba así.

Danny tenía la hermosa mirada del hombre que amaba, aunque el color de sus ojos fuera una
herencia familiar. La frente amplia que lucía en la vieja fotografía, y la forma de sus labios, eran
un orgulloso obsequio de Harry.

—Hermoso rayo de sol... —sonrió para sí mismo, antes de guardar la preciada fotografía en su
billetera, en un lugar donde podía verla mirarla cuantas veces gustara desde que consiguió las
fuerzas para hacerlo.

Sin saber realmente lo que hacia afuera de la casa de Harry, se disponía a poner su auto en
marcha.

Hace un par de minutos, intentó en vano hablar con alguien en ese lugar para que le permitieran
entrar, pero quizás fue una muy mala idea, después de todo, ¿Cómo reaccionarían todos si lo
vieran en su puerta?

Distraídamente, encendió el auto, pero de pronto, con sorpresa, observó la puerta interior abrirse.
De ella surgió un desfile de pequeños. El primero, no lograba reconocerlo, no lucia como Brian,
aunque a él tampoco lo hubiese visto hace mucho tiempo, según Doc, el hijo de Harry con Louis,
era una notable combinación de ambos. En especial, el cabello rizado y castaño cobrizo.

El segundo niño junto al cachorro, definitivamente era Brian, lucia como la descripción de Doc,
pero entonces, el más pequeño de los tres, quien miraba atentamente a los otros dos y sonreía
era... ÉL.

Emocionalmente al borde de las lágrimas, Liam Payne bajó de su auto, intentando acercarse un
poco más a la puerta principal para mirar a su hijo de cerca, procurando no ser visto en el
proceso, eran dos cosas muy difíciles de llevar a cabo, pero había descartado su loca idea de
solo aparecer frente a la puerta del padre de su hijo.

Con una sonrisa conmovida en sus labios, observó cada movimiento del pequeño por el que daría
su vida una y otra vez.

—Mi pequeño...

Sí, es él. Lo siento por venderles info mala todo este tiempo. Pero así es esto.

Creo que nunca hago preguntas solo porque sí, no me crean D:

jajaj sorry.

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O54. El sujeto de las buenas decisiones


—Hola, soy...

Harry se vio interrumpido por el inquietante policía que, apenas lo vio dirigirse a él, empezó a
comportarse extraño.

—¡Sé perfectamente quien eres! —Dijo con alegría, a la vez que acomodaba su corto cabello bajo
su sombrero de policía. Cuando culminó, le tendió la mano—. Mi nombre es Xander, Oficial
Xander Ritz.

—Como las galletas —asintió el modelo con una sonrisa amable—. Mucho gusto.

—El gusto es mío, créeme. Estuve esperando todo el día.

—Oh, creí que custodiabas la habitación de mi esposo —comentó irónicamente.

—Sí, eso también —asintió el oficial Ritz con una tragicómica expresión en su rostro—. ¿Vas a
pasar?

—Sí, eso creo. ¿No hay ningún problema? —inquirió, mientras se abría paso a la habitación.

—No, todo en orden aquí —mencionó el oficial.

—Muchas gracias por cuidar de Louis.

—Es mi trabajo —dicho esto, los ojos del uniformado se posaron sobre las manos de Harry, quien
las sostenía distraídamente, pero al percatarse de esto no pudo evitar preguntar.

—¿Qué sucede?
—Nada, es solo que tienes sangre en el puño de tu camisa, ¿te lastimaste?

El rizado observó la tela de esta, el oficial tenía razón.

—Oh, no, estoy bien —mencionó—. Temprano esta mañana tomé la ropa de mi esposo, ya
sabes... —suspiró—. La que utilizaba cuando...

—Le dispararon, comprendo —terminó por él. El oficial Ritz lograba vislumbrar cuán preocupado
debía encontrarse el hombre más joven. Pero ahora, solo tenía una idea en su mente. Salía por
completo de contexto, a decir verdad.

—¿Sabes? luces diferente a las fotografías —murmuró Xander de repente, tapando sus labios
con una mano al notar que sus pensamientos una vez más fueron mencionados en voz alta.

—¿Fotografías? —inquirió Harry confundido. No comprendía a que se refería.

—Oh, bueno... eso sonó extraño, pero me refiero a tu trabajo. Luces muy feliz en las fotografías.

—Ah —murmuró el rizado con una expresión de extrañeza—. Sí, supongo. Es a lo que me dedico
—se encogió de hombros.

—Lo sé... pero, es genial mirarte en las revistas o en una valla del centro comercial. Siempre le
digo a Jeff que si tuviera el dinero para comprar esas camisas que anuncias, lo haría, pero para
ser sinceros, ni siquiera puedo pagar el aire que se respira en esos locales.

Soltando una corta carcajada, Harry negó.

—¿Lo siento? —se disculpó, sin saber que decir en realidad.

—No te disculpes, es genial. Al menos ser policía tiene sus ventajas. El otro día decomisé una
figura tuya de cartón tamaño real —mencionó casualmente—. Solo tuve que decir que formaba
parte de una investigación muy importante, asuntos oficiales... creo que no debí contarte eso...

Asintiendo, el modelo terminó de ingresar a la habitación de su esposo.

—En realidad no quiero saber más.

—De acuerdo, solo... ¿podrías no comentárselo a mi superior?

—Te aseguro que no tengo interés en que esa historia salga a la luz —concluyó Harry con una
sonrisa—. Es tarde, deberías ir por algo de cenar.

—¿Tú crees? Me encantaría, pero no puedo dejar mi ubicación.

—No te preocupes, estaré justo aquí.

Entonces, tras pensarlo por un par de segundos, el oficial asintió.

—De acuerdo, gracias. Eres muy amable.

—De nada —mencionó Harry atentamente.

Pronto cerró la puerta, el rizado se dirigió a la cama de su esposo, donde él se encontraba


profundamente dormido. Aquello era lo mejor, pensó, pues necesitaba que Zayn estuviera a su
lado cuando le contara a Louis todo lo relacionado a James Buker.

Su esposo merecía saber cada detalle de lo que sucedía a su alrededor, porque tras los últimos
acontecimientos, él también se encontraba involucrado.

Agarrando el libro a medio leer que se encontraba en la mesa, Harry tomó asiento en cómodo
sofá de la habitación.

Fue un día muy largo, y solo deseaba descansar.

[...]

—Doc, lo vi... —mencionó Liam completamente emocionado—. Es maravilloso, debió verlo. No


puedo creer cuán crecido esta...

—Puedo imaginarlo, Liam. Me alegra verte tan feliz —El profesor Rub, antiguo mentor de Zayn,
Niall y del propio Liam, observó a su ex alumno por un par de segundos.

Siempre seria increíble el hecho de que aquel muchacho se encontrara platicándole sobre sus
sentimientos al ver a su hijo, cuando él mismo trasladó su cuerpo sin vida desde la morgue de un
hospital privado en San Petersburgo, hasta su pequeño laboratorio y utilizó el estimulador
cardiaco que Liam le mostró.

Sabía que se encontraba en su departamento, en una bóveda. Solo le tomó un intento adivinar la
contraseña, ya que desde adolescente, el chico utilizaba la misma combinación.

Paso mucho tiempo para que Liam consiguiera tanto fuerza física, como emocional, para tomar
un vuelo a Los Ángeles y afrontar sus errores.

Doc se encontraba muy orgulloso de él, porque ahora Liam poseía la completa disposición de
hacer las cosas correctas, sin lastimar a nadie, en especial a las personas que amaba.

—¿Cómo piensas presentarte con Harry? —inquirió el hombre mayor, mientras bebía de su
humeante café.

—No lo sé —respondió sinceramente, Doc sonrió.


—Nunca creí que escucharía algo como eso de ti —confesó—. Recuerdo que siempre tenías una
respuesta para todo.

—Eso es verdad, lo acepto —asintió el castaño alegremente—. Pero esta vez, realmente no sé
como podría mirar a Harry a los ojos. Lo lastimé, fui egoísta, y no merezco su perdón, pero eso no
significa que me quedaré de brazos cruzados —aseguró.

Doc, colocando sus codos sobre la mesa, acordó que aquella era una muy buena idea.

—Estoy contigo, pero recuerda —levantó su dedo en señal de advertencia—. Si las cosas salen
mal y Harry te mata esta vez, será mejor que le preguntes donde guarda el estimulador cardiaco
en cuanto abra la puerta de su casa.

Con una media sonrisa, Liam asintió.

—Deseo que logre perdonarme, tanto como lo espero de Niall y Zayn. Aunque no lo crea, los
extraño...

—El lobo solitario extraña la manada —mencionó el hombre mayor con ironía—. ¿Crees que ellos
quieran estar relacionados contigo de nuevo?

—Espero que sí, haré mi mejor intento.

—¿El asunto con Harry...?

—Es un hombre casado, no quiero pensar en eso, es... —bufó—. Respeto sus decisiones y todo
el resto de discurso barato que la gente normal dice en este tipo de situaciones.

Doc soltó un suspiro exasperado, sencillamente Liam necesitaba continuar trabajando en sus
sinceros buenos deseos. El más joven concluyó.
—No quiero perturbarlo, solo eso.

—¿Y has pensado en su esposo?

—¿En Louis? —alzando sus cejas asintió—. Le debo unas sinceras disculpas, quizás no las
acepte, pero eso es todo. No quiero problemas, usted sabe que lo digo en serio.

—Lo sé, Liam.

—Es decir... ¿cuán molesto puede estar? Ha pasado mucho tiempo, quizás ya lo superó.

—No lo creo, Liam —respondió Doc sinceramente.

—Vamos, ¿no existe ningún tipo de consideración con alguien que permaneció quince horas
muerto? Luego todos esos meses con el culo pegado a una cama. Ni hablar de los dolorosos
tratamientos. No la he pasado bien alejado de mi hijo, además, Harry se casó con él...

—Ánimos, recuerda lo que te dije aquella vez en el laboratorio.

—Todos estamos hechos de las decisiones que tomamos. Escoge bien tus opciones y vivirás
feliz. —recitó Liam con un tonillo monótono. Doc asintió.

—Eso es.

—Aún intento averiguar de dónde sacó eso.

Su ex mentor soltó una pequeña carcajada.

—De una galleta de la fortuna.


—¡Lo sabía! —Espetó Liam, haciendo estruendo con su voz—. Los asiáticos dominando el
mundo, qué noticia.

¡Hola!

¡Adiós!

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O55. Una ducha para dos

Hola, en el otro apartado les dejé "El experimento de Harry" versión PDF, ¿Cuantos ya lo tienen?

Bueno, para los que aún no lo saben, o tienen un problema con el archivo, no es un problema en
realidad. Solo deben usar la contraseña que les dejé en las reglas. Las reglas están en el mismo
blog, no hay como perderse.

La familia de harry la terminaré aquí, no vuelvan a preguntarme eso por favor.

:)
Besos x

Harry observó a su esposo despertar poco a poco. Sentado frente a su cama, el rizado se puso
de pie, dejando el libro que trataba sobre temas relacionados con el espacio y la vida en otro
planeta, que seguramente Louis le solicitó a alguna enfermera.

—Hola, cielo —mencionó Harry acercándose más, alcanzando el cabello del castaño y
acariciándolo con tacto.

—Hola, amor —murmuró—. Qué bueno que estas aquí, necesito tu ayuda —comentó soñoliento,
mientras se acomodaba con la ayuda de Harry.

—¿Qué necesitas? —inquirió, tomando el brazo de Louis y colocándolo sobre su regazo. Este
hizo una mueca a causa de su herida cocida, y murmuró.

—Necesito lavarme los dientes —espetó—. Y una ducha, si no es mucha molestia.

Con una mueca pensativa, Harry consideró que quizás lo de la ducha no fuese posible, a causa
de los puntos en su estomago, por supuesto.

—De acuerdo, haremos esto. Traeré todo lo que necesitas para que laves tus dientes aquí, y
luego llamaré a una enfermera para que te de un baño de esponja, ¿qué opinas?

—¡No! —Se quejó su esposo—. Una de esas mujeres ya me dio uno por toda la sangre que
derramé, pero no es suficiente, quiero una ducha completa. Además, esa señora me puso muy
incomodo —comentó dignamente.
—¿Por qué? —preguntó el modelo con una sonrisa, había visto a las dos enfermeras que
atendían a su esposo, eran muy amables, señoras muy atentas.

—Tocaban de más y sus comentarios —gruñó—. No volveré a escuchar cómo me comparan con
sus viejos esposo de bolas arrugadas y caídas.

Harry soltó una gran carcajada que retumbó en toda la habitación, pero el rostro serio de su
esposo lo obligó a tomar la compostura.

—No es gracioso, Harry —negó—. Fue muy incomodo y no quiero volver a pasar por eso.

—De acuerdo, yo te daré el baño de esponja, ¿qué opinas? —intentó negociar, a lo que su
esposo respondió con un asentimiento.

—Mucho mejor, aunque... preferiría una ducha, juntos, eso me haría lucir menos inútil y más
limpio.

Harry podía comprender el punto de Louis, y tenía la ligera impresión que este no estaría feliz
hasta conseguir una ducha, así que se dispuso resolver ese problema, o al menos intentarlo.

—Iré a preguntar si podemos intentar una ducha para ti, pero no prometo nada, ¿de acuerdo,
cielo?

Louis asintió, resoplando al oler sus axilas. Harry negó con una sonrisa cariñosa en los labios.

—Definitivamente insistiré —comentó.

—Gracias —dijo Louis con complacencia.

[...]
—Ten mucho cuidado, Louis.

—Harry, sí puedo caminar, no me apuntaron las piernas, gracias —murmuró el castaño irritado.
Harry asintió, tomando distancia y esperando que su esposo hiciera las cosas a su manera.
Sentía ser muy quisquilloso, pero estaba preocupado.

Louis arrastró los pies sobre las baldosas, mientras jalaba el soporte de su suero. Cuando este al
fin se acomodó frente al espejo, observó su rostro cansado y ojeroso.

—Luzco tal como me siento, no me sorprende.

Hurgando en su bolsillo, Harry tomó el tubo de pasta dental que la enfermera el ofreció.

—Conseguí esto, y me dijeron que por aquí deben haber cepillos de dientes descartables.

Buscándolos en los cajones del pulcro baño de hospital, Harry dio con la docena de cepillos que
estaba buscando.

—Aquí están.

Harry se tomó el trabajo de preparar todo para que su esposo lavara sus dientes, aquello parecía
ser de gran ayuda, ya que la mueca de incomodidad en su rostro bajó de intensidad.

—¿Listo para tu baño? La enfermera estaba muy decepcionada porque no quisiste recibir más
baños de esponja, pero me dijo que sí podías ducharte. ¿Quieres mi ayuda?

El castaño asintió, mirándolo con el ceño fruncido por el escepticismo que le provocaba su
pregunta, y la cara de niño regañado.
—Claro que sí, ¿Qué te hace pensar que no? Desnúdate ya.

Soltando el aire que llevaba retenido en sus pulmones desde hace un par de minutos, Harry se
quitó la camisa. Debía admitir que el humor de Louis desde que despertó le hizo temer.
Considerando la conversación que tuvieron en la mañana.

Confesarle a su esposo un poco sobre su pasado, no era algo que lo hiciera sentir cómodo.

Tomando la bata de Louis, Harry intentó quitársela con cuidado de no estropear la aguja
conectada a la muñeca de su esposo, y luego, cuando consiguió dejarlo en sus boxeres, él
terminó de quitarse todas las prendas, quedando tal y como llegó al mundo.

Posteriormente, volteando a Louis, inevitablemente observó la herida saturada en su estomago.


De inmediato, el rizado se sintió devastado. Detestaba el hecho de que James Buker se metiera
con las personas que amaba.

Louis notó la manera en la que Harry mantuvo sus ojos sobre los puntos que utilizaron para cerrar
su herida, y acariciando su rostro le murmuró.

—Lo resolveremos, ¿de acuerdo?

—Lo haré, Louis, lo prometo —le aseguró Harry, pero el castaño negó con una pequeña sonrisa
en su rostro.

—No necesito que me protejas, cielo. Soy completamente capaz de protegerte a ti a mis hijos.

—Pero... —Harry intentó replicar, pero su esposo lo interrumpió.

—Sí, esta vez esos idiotas me tomaron por sorpresa, pero no volverá a suceder.

—No puedo dejar de sentirme mal por lo que te hicieron.


—Harry, estoy bien, además, ¿no crees que esta cicatriz me luzca?

—Apuesto a que será una cicatriz muy sexy, sí —soltó Harry con un pequeño suspiro, el que se
trasformó en una sonrisa cuando los labios de su esposo se juntaron a los suyos en un beso
lento, el que ganó un poco de impulso y profundidad. El suero que colgaba junto a Louis no
ayudaba en mucho.

Harry, acariciando el costado sano de su esposo, le abrió pasó a la lengua dominante que insistía
en tomar el control. Cuando el beso culminó, el rizado asintió.

—Definitivamente amaré tu cicatriz.

Louis sonrió divertido.

—Desearía voltearte sobre los lavados, pero probablemente mis tripas terminen adornando el
piso.

—Oh, Dios, no —negó Harry cerrando los ojos y teniendo una imagen mental muy
espeluznante—. Cierra la boca.

—¿Qué? Necesitaría mucho de mi esfuerzo para follarte, es obvio que mis puntos se abrirían y
fuera tripas.

—Por favor, Louis, cállate —mencionó con una mirada severa—. Además, estas tan drogado por
los medicamentos, que dudo mucho que se te pare.

Señalando el suero, Harry recalcó su punto. El castaño asintió.

—Apenas puedo caminar, tienes razón —murmuró, inclinándose un poco contra su esposo, quien
le dio un corto beso en sus labios antes de ayudarlo a entrar a la bañera.
—Cuidado te caes y rompes el piso.

Con una carcajada sarcástica, Louis replicó.

—Cuidado accidentalmente te asfixio con mi sonda.

—Eso no suena como un accidente.

—Créeme, lo haré lucir como uno —sonrió.

—De acuerdo, quien sospecharía de ti —opinó el rizado con una pequeña sonrisa, alegre del
buen humor de Louis.

—Xander, él seguramente sería el más devastado de todos.

—¿Quién es...? —inquirió Harry curioso, pero entonces lo recordó—. Oh, ¿él oficial con apellido
de galleta?

—Xander Oreo, o algo así —acotó Louis con un asentimiento distraído.

Negando, Harry abrió el grifo de la ducha.

—Es Ritz —le corrigió.

—La galleta que sea —espetó Louis con una risa apunto de explotar en sus labios—. Apuesto a
que él robaría tu cadáver y lo guardaría bajo su cama. Es un poco extraño.

—Dios, Louis, ¿puedes solo acabar con el jodido humor negro? Es aterrador —mencionó Harry,
estremeciéndose exageradamente.

—De acuerdo, lo siento, pero me siento muy inspirado. Incluso podría escribir un libro.

—¿Un libro de chistes inapropiados para situaciones incomodas? —inquirió el modelo, en cuanto
intentaba escoger un agradable jabón liquido del estante.

—Algo así... ¿Qué opinas? Estoy considerando seriamente cambiar de profesión.

Harry soltó una carcajada mientras tomaba algo de jabón líquido con fragancia a lavanda, y lo
colocaba sobre la esponja que una de las amables enfermeras le ofreció.

—Sí, claro. Tú, haciendo algo que no sea el baloncesto —comentó sarcásticamente, pero su
esposo permaneció con una expresión inmutable frente a él.

—Sí, yo haciendo algo distinto al baloncesto —repitió con sorna—. Tengo un título universitario,
puedo ejercer.

—¿Hablas en serio?

Louis asintió.

—Sí, hablo en serio. Durante todo este tiempo, desde que estoy en este hospital.

—No ha sido mucho tiempo, Louis, no te han declarado desahuciado, así que cálmate —comentó
Harry, al mismo tiempo que empezaba su labor de frotar la esponja contra la espalda de su
esposo.

—Déjame terminar —gruñó el castaño con aparente molestia. El rizado asintió con una pequeña
sonrisa jocosa en el rostro.
—De acuerdo, prosigue.

—Durante todas estas horas que pasé aquí, pensé en que podría ejercer mi carrea, y crear mi
propio negocio.

—¿Quieres ser un empresario?

—Sí, precisamente eso. Algo que pueda manejarlo desde casa, ya no quiero pasar más tiempo
alejado de los niños y de ti.

—Louis, esa es una decisión muy seria. ¿Lo estas considerando realmente?

Su esposo asintió.

—Quiero hacerlo, necesito tu apoyo en esto —comentó, esperanzado en una respuesta positiva.

—Sabes que te apoyo en todo, Louis, lo sabes perfectamente, pero... ¿estás cien por ciento
seguro? Sí dejas el equipo, no hay vuelta atrás...

—Estoy dispuesto a tomar el riesgo y prosperar.

—¿Prosperar? —inquirió embrollado—. ¿Exactamente qué significa eso? Porque tienes un futuro
en el baloncesto.

Su esposo asintió quedadamente, mientras meditaba.

—El baloncesto de las grandes ligas no es como el de la preparatoria, Harry. Hay personas
mucho más hábiles que yo, y mis desventajas... Siento que no soy productivo en el equipo, más
que para aparecer en las vallas publicitarias, o en las ruedas de prensa.
—¿De qué hablas, amor? Eso no es cierto —Soltó Harry, deteniendo su trabajo de restregar con
jabón la espalda de su esposo.

—Lo es, incluso para un niño...

—No lo creo...

—¿No te has preguntado por qué desde que regrese de Londres no he vuelto? —la pregunta
quedó flotando en el aire, mientras con dificultad, Louis se daba la vuelta.

—Quizás adoro que estés en casa —respondió Harry con una mueca de circunstancia. Louis
soltó una corta carcajada antes de decir.

—Me suspendieron.

—¡¿Qué?! —gritó el rizado completamente desconcertado.

—Sí...

—¡¿Por qué no me lo dijiste?!

—Porque no es algo que me haga sentir muy orgulloso. Nadie lo sabe, bueno, solo el entrenador
y la directiva.

—¿Ellos te suspendieron hasta ahora? —Harry realmente necesitaba comprender aquella


revelación. Vaya, nunca lo hubiese imaginado.

—No, mi suspensión acabó hace un par de semanas, pero no me he decidido a regresar, luego
todo lo que ha sucedido en casa, tu trabajo, los niños, no puedo alejarme.
—Cielo, si quieres volver puedes hacerlo, yo me encargo.

—No, Harry, no quiero volver, ¿comprendes? No hay lugar para mí allí. Quizás la prensa diga
siempre lo contrario, pero no soy el jugador estrella, y si no soy el primero no pienso quedarme
con el segundo lugar, o continuar perdiendo mi tiempo en algo que a la final no resultó para mí.

—De acuerdo, de acuerdo. Sí tu decisión es no volver al equipo de baloncesto tienes mi completo


apoyo, ¿comprendido?

—Gracias —respondió el castaño con sincera gratitud.

—De nada, cielo.

—Ahora solo espero encontrar la manera de decírselo a Brian, ¿crees que se decepcione de mí?

—No, no se decepcionará —le aseguró—. Él comprenderá, y si le dices que este cambio te hará
feliz, él te apoyará tanto como yo.

—Eso espero —mencionó, a la vez que envolvía sus brazos alrededor de su esposo, y besaba la
piel de su pecho.

—¿Crees que podamos...? —inquirió el futuro ex basquetbolista, mientras su mano descendía


hasta el miembro semi duro de su esposo, Harry negó.

—No, no quiero que tus enfermeras terminan de decepcionarse —confesó el rizado con una cara
de circunstancia que provocó una ola de conformidad y calor en el corazón de su esposo.

—Eres muy considerado... y tonto —gruñó, jalando el rostro de su esposo para otro extenuado
beso.
Al final, una enfermera llamó a la puerta, advirtiéndole al encantador "amigo" de su paciente, que
terminara de ayudarlo con su ducha. La herida en el estomago de Louis no podía pasar
demasiado tiempo en contacto con el agua, lo que al final frustró el pequeño encuentro.

Este es un capítulo filtro? creo que sí, lo siento :(

Bueno, hasta el próximo!!!

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056. Hola, Zayn

Y la canción era "Apiádate de mi" gracias a las personas que la mencionaron y a los que no, pero
lo intentaron también.

Juro que no recordaba ni la letra, solo de lo que trataba la historia...

Sí, usaron el filtrador neuronal conmigo.

Antes de que mi internet vuelva a irse, subo el capitulo. Lo siento por no subir ayer, pero ya
saben, ya no fue culpa. Estúpido internet.

En capítulo ha de tener algunos errores, lo siento, pero no corregí bien :(

En fin.
Los Ángeles, CA. Loft.

Con sus puños vendados, Liam golpeaba una y otra vez el saco de boxeo que colgaba de su
nuevo Loft. El lugar no era el más bonito de la ciudad, pero en las actuales circunstancias, no
contaba con tanto dinero como desearía.

Él les había entregado todos sus bienes a Harry y a su hijo. Su departamento en San
Petersburgo, se encontraba a nombre de sus padres, y gracias a ellos, consiguió el dinero que
necesitaba para viajar a Los Ángeles.

Sus padres, además de sentir una gran alegría por volver a verlo, por suerte la falta de
comunicación entre los tres evitó que se enteraran que alguna vez estuvo literalmente muerto.

No era algo sencillo de explicar.

Otro golpe más y se tomó un pequeño descanso para revisar su correo. Necesitaba comunicarse
con su antiguo abogado, necesitaba al señor Jackson para resolver cuestiones legales.

Tiempo después, tomando su reproductor, inundó la habitación con la tonada de su canción


favorita de 30STM.

«No matter how many deaths that I die, I will never forget/No importa cuántas muertes yo muera,
nunca olvidaré.

No matter how many lives that I live, I will never regret/No importa cuantas vidas yo viva, jamas
me arrepentiré.

There is a fire inside of this heart/Hay un incendio dentro de éste corazón

and a riot about to explode into flames.../Y una rebelión a punto de explotar en llamas...»

[...]

—¡Hola, bebé! ¿Cómo estás? ¿Ya comiste? —le preguntó Harry a su hijo mayor, quien corrió por
la puerta apenas lo vio llegar. Harry envolviendo sus brazos alrededor de Boo le dio un sonoro
beso en la mejilla.

—Ya comí, papi.

—Que bien, yo ya tengo hambre. ¿Quién cocinó el almuerzo?

—¡Nick! —mencionó Brian alegremente.

—Hey, vaya sorpresa. Nick no sabe ni siquiera encender una hornilla.

—Lo ayudó Jim —agregó el pequeño, mientras acariciaba el cabello de su papá, Harry sonrió.
Adoraba a ese pequeño.

—Es bueno saberlo.

—¿Cómo esta papá? —preguntó de repente.


—Muy bien, cielo. Estoy muy seguro que mañana regresará a casa.

—¡Genial! —exclamó con suma alegría.

—¡Papi! —gritó dulcemente el más pequeño de la familia, abriéndose paso por la puerta y
alcanzando las piernas de Harry.

—Hola, mi amor —gruñó, mientras lo tomaba en peso—. Vamos dentro, necesito que me
alimenten —sonrió al pequeño, quien depositó un beso en su mejilla cuando acabó de
acomodarse.

—Papi, ¿papá regresará pronto a casa?

Harry asintió firmemente, mientras se encaminaba de la mano de su hijo mayor.

—Sí, amor, posiblemente mañana regresará y debemos cuidar de él para que se recupere pronto,
¿De acuerdo?

El pequeño asintió.

—Le hice un dibujo.

—¿Ah, sí? Bueno, estoy seguro que le encantará.

—¡Nick! ¡Jim! Papi ya llegó —gritó Brian en cuanto abría la puerta a toda prisa. Harry sonrió al
observar a su hijo corriendo hacia la cocina. Boo siempre era tan hiperactivo.

—Hola, amigo, ¿Cómo esta Louis? —preguntó su mejor amigo, mientras se acercaba a él.
—Lo ha hecho muy bien, así que mañana lo tendremos de regreso.

—Una buena noticia para variar —mencionó el locutor, mientras conducía a Harry hasta el
asiento más cercano.

—Harry, necesito contarte algo que sucedió mientras no estabas.

—Dime —inquirió el rizado con sumo interés, aún más después de ver la expresión en el rostro
de Nick apenas lo vio llegar.

—Hace un par de horas alguien fuera de casa se comunicó por el interlocutor, Jim respondió.

Asintiendo, Harry escuchó atentamente lo que decía su amigo.

—Estoy seguro que fue una broma de mal gusto por parte de James o alguien mandado por él.

—¿Por qué crees eso?

—Pues... Jim me dijo que la persona que llamó... se identificó como... —murmuró incomodo—.
Bien...

—¿Cómo quien?

—Liam Payne.

—¿Qué? —musitó Harry incrédulo.

—Lo sé, fue precisamente lo que pensé.


—¿Por qué alguien, incluso como James, haría algo así? No tiene sentido.

—Harry, dudo mucho que pueda entender todo lo que alberga una mente perversa como la del
hijo de Buker.

—Sí —susurró el rizado afectado, ¿Por qué James haría algo como eso? Era simplemente
cruel—. ¿Puedes llevar a Danny abajo? Olvidé algo en mi auto.

—Claro.

[...]

Liam, una vez más, se encontraba fuera de la casa de Harry. Observando con paciencia el lugar.
Necesitaba verlo, pero al parecer él no se encontraba en casa hasta hace un par de minutos,
cuando vio una camioneta entrar.

Desde su auto vio como la figura, que recordaba muy bien, se deslizaba del auto. Su corazón
palpitó deprisa, la emociónate sacudida que sentía cada vez que mirada a aquel hombre era algo
que nunca cambiaria.

Las gafas en el rostro de su amado ex prometido le impidió observar, incluso de lejos, esos ojos
verdes que tanto echaba de menos.

Tiritando los dedos sobre el volante, observó como el hijo mayor de Harry salió a recibirlo. Nunca
antes lo había observado siendo padre, y era maravillosa la manera en la que Harry trasmitía su
amor.

Pero entonces su pequeño Danny apareció, corriendo hacia Harry tanto como él desearía
hacerlo. Su padre lo recibió con un abrazo y luego cargó de él.

Liam se aseguró de que Harry entrara a casa con sus hijos cuando bajó del auto y aprovechó que
la puerta principal aún se encontraba abierta.
Era su oportunidad.

—Mmm, Harry... Hola, ¿como estas...? —murmuró Liam, intentando practicar lo que le diría a su
ex en cuanto lo viera—. Bonito clima el de Los Ángeles, ¿no crees?

Soltando un gruñido, negó compulsivamente.

—Vamos, de nuevo. Mmmm... Esto realmente será difícil de explicar... No, no, no —rascó su
cabeza—. Hola, Harry, ¡sorpresa!

Bien, en realidad no estaba funcionando.

—¡Hey! ¿Quién rayos eres tú? ¿Sabes? Esta es propiedad privada.

Liam reconocía muy bien aquella voz a pesar del tiempo, era la misma que lo acompañó en sus
peores ratos.

Con una enorme sensación de incertidumbre, se dio la vuelta, sin detenerse a pensar dos veces
en la reacción que su ex mejor amigo podría tener al verlo de nuevo. Vivo.

Cuando Zayn se dispuso a ir por su esposo e hijos, y asegurarse que todo estuviera en orden,
nunca se imaginó ver a un extraño caminando distraídamente hacia la casa de sus mejores
amigos. Su instinto le exigió enfrentar la posible amenaza que este extraño representaba, pero
nunca se imaginó que, al ver el rostro de este sujeto, lo que las religiones y algunos científicos
consideraban existente, dio un vuelco. Por supuesto, se refería a su alma.

Sin poder evitar la serie de balbuceos que empezaron a deslizarse de sus labios, Zayn espetó.

—¡¿Qué demonios?!
—Hola, Zayn.

Dando un paso atrás, el moreno, quien se quitó las gafas de sol con manos temblorosas, gritó.

—¡¿Qué demonios eres tú?!

—Zayn, soy Liam —mencionó mientras daba un par de pasos hasta él, pero cada vez que
avanzaba hacia su ex mejor amigo, este se alejaba. Decir que Zayn se encontraba aterrado, era
suavizar la situación.

—¡No! Eso no es cierto, él... —susurró para sí mismo—. Esta muerto.

—Es una larga historia, me gustaría platicarte de ella, pero primero necesito hablar con Harry —le
pidió—. Necesito ver a mi hijo.

Apretando sus labios y soltando algo que sonaba como una pequeña risa ahogada, Zayn
exclamó.

—Esto no está pasando.

—Zayn... sé que es difícil de creer, pero solo debes saber que Doc me ayudó a regresar.

—¿Doc? —Soltó incrédulo—. ¿El doctor Rub?

—Sí, él, nuestro maestro —le aseguró ansioso—. Puedes confiar en mí.

—¿Cómo puedes decir eso? —exclamó—. Es decir... apartando el hecho de que no deberías
estar aquí, y que seguramente eres una alucinación por mi falta de sueño...
—Te aseguro que no lo soy.

Zayn estiró su mano rápidamente y rozó la mejilla de quien decía ser Liam Payne.

—Mierda, mierda, mierda —se estremeció.

—Te lo dije. Ahora si no te molesta...

—¿Esto tiene que ver con el estimulador cardiaco?¿Cierto? —pensó Zayn, al fin.

Liam asintió, estirando sus brazos en señal de alivio. Al menos ya no tendría que continuar
explicándoselo.

—No puedo creerlo, eres un maldito enfermo —la emoción en sus palabras causaron que una
sonrisa se formara en el rostro de Liam.

—No creas que no lo sé.

Liam observó la humedad persistente en los ojos de su ex mejor amigo, y como este duramente
intentaba apartar las lagrimas de ellos.

—Zayn...

Acortando la distancia, Liam se atrevió a estirar su mano cerca del rostro de Zayn, pensando en
cuan valiosa era su amistad, y lo terriblemente equivocado que estuvo durante tanto tiempo.

Luego de una dura batalla interna, Zayn atrajo a su ex mejor amigo en un abrazo apretado.
Tenso, Liam posó sus manos sobre la espalda de Zayn, aquello cortó un hilo invisible que rompió
la tensión que sintió a primera estancia.
—Más te vale decirme la verdad, ¿por qué estás aquí?

—Danny.

—Más te vale, imbécil. O te devolveré al otro mundo, ¿comprendes? —gruñó el moreno. Su voz
sonaba extraña, y Liam se encontraba conmovido. Después de tanto tiempo, precisaba del calor
de unos brazos familiares.

—Vale, te puedo asegurar que...

De pronto, Liam se vio impulsado hacia algún lugar lejos de su antigua posición. Con su espalda
contra el auto del que vio a Harry bajar, Zayn lo sostenía rudamente mientras observaba a un
costado.

—Harry viene...

—Magnifico, tengo que hablar con él...

—¿Estás loco? Claro que no.

—Dame una sola razón... —murmuró Liam, mientras escuchaba como las pisadas se hacían
cada vez más fuertes. Zayn le tapó la boca con una mano.

Sintiendo un jalón, tanto Zayn como él terminaron en canclillas, mientras Harry abría la puerta de
su auto y buscaba algo dentro.

Zayn observó la expresión del otro hombre frente a él cuando Harry soltó una maldición, al
parecer había conseguido golpearse de alguna forma dentro de su auto.

Liam tenía esa mirada... Oh, sí solo aprendiera.


Existían cosas sencillamente imposibles de cambiar, y el solo hecho de que Harry estaba casado
con Louis, y que su relación, a pesar de todo, era solida y él nunca haría algo para destruir lo que
tanto tiempo le costó conseguir. Harry amaba a su familia, amaba a su esposo, amaba a sus
amigos y sobrinos. No había lugar para Liam.

El modelo se alejó, luego de cerrar su auto. Solo entonces Zayn pudo respirar con normalidad.

Estuvo cerca.

—¿Quieres una buena razón? James, el hijo de Buker. Esa es una buena razón —espetó Zayn
en un murmullo.

—¡¿Qué?!

—Él quiere hacerle daño, ¿Te odia, sabes?

—¿Crees que no lo sé? Él y Louis son los fundadores del club "Odiamos a Liam". ¿Pero dices
que James intenta lastimar a Harry?

Zayn asintió, soltando un resoplido en el proceso.

—No puedes ver a Danny justo ahora.

—No digas eso... sí puedo —suspiró—. Vamos, Zayn. No sabes cuantas veces he soñado con el
momento de conocerlo, escuchar su voz, darle un abrazo y decirle cuanto lo amo. Es mi hijo,
Zayn, sé que cometí cientos de errores, pero créeme, los he pagado y necesito verlo.

Con una mueca, Zayn observó la mirada abatida de su ex amigo, a quien hace pocos minutos
aún consideraba extinto.
—Comprendo, Liam...

—Por favor, Zayn.

—De acuerdo, te ayudaré. Pero yo no tengo ningún derecho en presentarte a Danny, solo sus
padres.

—Pero dices que no puedo hablar con Harry, no... oh, ¡¿Qué?!

—Sí, exactamente eso —asintió Zayn, enfatizando aquella idea en la cabeza de Liam.

—¿Qué está mal contigo? En primer lugar, él no es su padre, ¿Por qué debería pedirle permiso a
Louis?

—Porque aunque te moleste, él ha sido un padre para Danny desde antes que naciera, y tiene
todo el derecho de prohibirte o permitirte verlo.

—¡No! —soltó indignado—. Sabes perfectamente que él no me permitirá verlo, nunca lo haría,
Zayn.

—Encontrarás la manera de que lo haga. No sé, suplícale, arrodíllate, lo que creas conveniente,
pero no voy a tomarme atribuciones que no me corresponden. Este es tu problema, y tienes que
resolverlo, porque no me voy a arriesgar a que arruines el matrimonio de mis amigos.

—¿Lo consideras tu amigo luego de tantos años de maltratos? ¿Qué sucede, Zayn? ¿Sufres del
síndrome de Estocolmo o...?

—Cállate y camina.

Ordenó, dirigiéndose hacia su auto estacionado fuera del hogar de sus amigos. No sin antes
asegurarse de que fuera totalmente seguro.
—Quizás yo borré algunos recuerdos de Harry y lo hice creer que era otra persona, pero nada
comparado con lo que Louis hizo con ustedes. Les lavó el cerebro. ¿Dónde está Niall? ¿Él
también está envuelto en esto?

—Él es mi esposo, y sí.

—¿Te casaste con Niall?

—Sí —repitió el moreno antes de subir a su auto, Liam lo siguió. Consternado, pero feliz por ese
par.

—Guau, felicidades. Es lo que siempre quisiste.

—¿Ahora cambiarás de tema? —mencionó irritado.

—Zayn, no le rogaré nada a ese idiota, mira... quizás le pida algún tipo de disculpa que no se
merece, pero lo haré por diplomacia —espetó solemnemente.

—¡Liam! Secuestraste a su novio.

—¿En serio? ¿Su novio? ¿Eran novios? —inquirió con una aburrida expresión en su rostro.

—Bueno... no.

—Apuesto a que nunca le pidió que fueran novios.

—Pero era el padre de su hijo —señaló Zayn ansiosamente.


—Zayn, ¿sabes cuantos embarazos no deseados existen en el mundo? Harry y Louis no eran
novios, solo follaban, fin de la historia. ¿En cambió él? Él se metió con mi prometido.

—Ah, vale. Continua —soltó Zayn con ironía.

—Piensa en esto, Zayn. Él se acostó con un hombre comprometido, y por mucho que diga: "Me
recordaba a Harry" Louis no sabía que era él, pero lo hizo. ¿Hablamos de moral?

—En serio, Liam, cierra la boca.

—Por favor, Zayn, eres mucho más listo que eso.

—¿Sabes? Recuerdo a alguien amenazándome con lastimar a Niall si no lo dejaba ir por su auto
para iniciar una persecución. Oh, ¿Tal vez lo conozcas?

—Sí, yo hice eso, y lo acepto, estuvo mal.

—Oh, vaya, gracias.

—Mira, Zayn, independientemente de lo que creas, yo no regresé para interponerme en la vida de


Harry. Si él es feliz en su matrimonio, felicidades. No me interesa.

—Vamos, Liam. Ni siquiera tú te crees eso.

—De acuerdo, si me da un poco de pena que tenga tan mal gusto, pero no por eso voy a juzgarlo.

—Eres tan cínico —espetó Zayn con una sonrisa incrédula.

Los minutos pasaron y Liam mencionó en un murmullo.


—Yo solo quiero formar parte de la vida de mi hijo.

—¿Entonces Harry ya no te interesa?

—No.

—Ah, ya. Continuaré conduciendo y fingiré que te creo.

El incomodo silencio en el auto fue interrumpido cuando Zayn escuchó a su copiloto mencionar:

—¿Qué quiere James de Harry?

—Creí que no te interesaba —dijo Zayn con ambas cejas arqueadas. Liam resopló.

—Estoy en el suelo, Zayn. Deja de patearme —murmuró sinceramente.

—De acuerdo, haremos esto. Iremos con Louis, y me ayudarás a explicarle todo.

—No sé exactamente que debo explicarle, Zayn.

—Créeme, lo sabes perfectamente. ¿Lo harás?

Sin más opciones, asintió.

—¿Te portarás bien? —preguntó nerviosamente el moreno. Una pequeña sonrisa se dibujó en su
rostro, porque a pesar de todos los episodios negativos que vivió con Liam, él siempre formaría
parte de un familiar e inolvidable pasado. Tanto como Niall y Harry.
—Seré bueno, lo prometo —dijo Liam, levantando su mano en señal de compromiso.

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O57. Iracundo

Hola, gracias por las recomendaciones de películas, vi "Kill your darlings" (Me gustó, pero la
consideré más un documental que una película de romance gay).

¿Daniel Radcliffe como pasivo?... ¡100 puntos para Gryffindor!

—Sus padres se encuentran por aquí, supongo —murmuró Zayn, mientras caminaba por los
pasillos del hospital, junto a Liam. Y por muy insólito que le resultara escuchar la voz de quien fue
su mejor amigo, debía admitir que era agradable saber que estaba allí.
—Así que James quería mandarle un mensaje de advertencia a Harry, por eso Louis se
encuentra aquí —mencionó distraídamente—. Bueno, no me sorprende. Supuse que James no
tomaría muy bien el hecho de que ocultara un estimulador cardíaco perfectamente funcional.

—¿Le pediste a Doc que lo utilizara? —inquirió Zayn de repente.

—Estaba muerto, Zayn —resopló Liam—. ¿Cómo podría haberle pedido que utilizara el
estimulador en mí? Ese día no tenía entre mis actividades cotidianas morir... Él solo lo hizo, tuvo
el libre albedrío entre dejarme morir o salvarme. En realidad, me sorprendió mucho que lo hiciera,
yo únicamente le platiqué sobre el proyecto. Doc sabía que el estimulador se encontraba en mi
departamento, aunque aún no comprendo cómo supo la contraseña del lugar donde lo guardé.

Zayn negó levemente, con una sonrisa listilla en los labios.

—Vamos, todos saben la estúpida contraseña codificada que utilizas desde la secundaria. ¿Cómo
crees que Niall la revisó tu caja fuerte?

—Ya no es segura —murmuró Liam apretando los labios, mosqueado por el comentario de su
amigo.

—Ven, ya casi llegamos.

—Así que... —mencionó Liam tras recordar algo importante y personal para él—. Había ciertas
cosas en esa caja fuerte, además del estimulador... ¿Qué hicieron con ellas?

—Mmhn —murmuró Zayn, echándole una mirada insegura. No sabía si era una buena idea
confesarle que Harry decidió conservar el resto del contenido de esa caja fuerte, que consistían
en recuerdos de su fatídica relación. Eso sería como darle esperanzas inútiles—. Harry decidió
echar a la basura lo que sea que guardabas allí, lo siento, no le pregunté si era importante.

Encogiéndose de hombros, dejó que sus palabras surgieran efecto. El rostro de Liam se contrajo
dolorosamente, pero supo disimularlo, pasando una mano sobre su rostro y resoplando alto.
—De acuerdo, como sea —concluyó.

Sintiéndose miserable, Zayn continuó caminando. Y, poco después, en una esquina del pasillo,
observó como el oficial que custodiaba la habitación de Louis se paseaba de un lado al otro,
mientras revisaba su teléfono celular.

El alto oficial rió ante su pantalla, antes de observar al par de sujetos que se acercaban a él. Uno
le era muy familiar, lo había visto un par de veces de visita, pero el otro, aquel castaño con la
bonita estructura ósea. Xander reconocía que ambos sujetos eran muy atractivos, pero ese no era
el punto.

El punto era... bueno, acababa de olvidarlo.

—Hola, soy Zayn Malik, amigo de Louis. ¿Puedo pasar? —preguntó.

—Hola, señor Malik y...

—Oh, él es Liam...

—Uh, ¿alguna identificación? ¿Qué tipo de relación tiene con el señor Tomlinson?

—Bueno, es difícil de explicarlo, pero... —empezó Zayn torpemente—. Liam es primo por parte de
madre de la tía que crió a Louis cuando era un niño. Son como familia. Acaba de llegar de
Doncaster.

Con el ceño fruncido, Liam terminó de escuchar la pequeña dulce historia de su amigo. Bien, él
podía contribuir en su mentira.

—Perdí mi billetera en el vuelo —mencionó el castaño—. Estoy angustiado por Lou, Dios, ¿Qué
sucedió con él? —dramatizó—. Definitivamente la desgracia nos persigue... —y pasando ambas
manos sobre sus ojos, fingió ofuscación. Zayn, a su lado, lo observaba con incredulidad. Vaya, él
sí que sabía mentir.

Con aquel pensamiento en mente, el moreno por poco suelta una carcajada. Sí, como si aquello
realmente le sorprendiera.

—Oh, lo siento. Comprendo, pueden pasar —mencionó conmovido el oficial—. Estoy seguro que
al señor Tomlinson le asentará muy bien ver un rostro familiar en estos momentos.

—Gracias, amigo —mencionó Liam con un rostro devastado, el teatro duro lo suficiente hasta
conseguir traspasar la puerta junto a Zayn.

—Ni siquiera lo mencione —escuchó al oficial decir amablemente.

—Bueno, eso fue muy sencillo.

—Por suerte —murmuró Zayn.

Deslizándose silenciosamente por la habitación, Liam observó al esposo de Harry recostado en


su cama, profundamente dormido.

—Bien, ¿Cómo haremos esto? —inquirió.

—Bueno, hay que despertarlo.

—Sí, eso creí —mencionó Liam con una sonrisa divertida. Zayn se mordió la lengua. Liam era
más odioso de lo que recordaba.

Acercándose a la cama, Liam observó el sereno sueño de su ex verdugo. No lucia tan intimidante
como antes. Ni siquiera recordaba porque le tenía tanto miedo en todos esos años en Doncaster.
A Liam le recordó, aquella sensación de entrar a tu vieja recamara de la infancia, o visitar tu
parque de diversiones favorito de niño, y de pronto, reconocer que todo luce mucho más pequeño
de lo que recordabas.

Había tenido la oportunidad hace un par de años de darle un par de golpes a su ex patada en las
bolas cuando llegó a San Petersburgo por Harry. Hubiese ganado la pelea, si tan solo Tomlinson
no hubiese roto ese florero en su cabeza mientras se encontraba distraído.

Eso fue muy bajo, incluso para alguien como él.

—Hey, tú, ¡despierta! —Soltó despectivamente frente a él, pero no parecía ser suficiente, así que
le dio un ligero golpecito a su mejilla—. Despierta.

—No hagas eso —dijo Zayn molesto, al otro lado de la cama—. Deja que me encargue.

[...]

—Louis, amigo, despierta —mencionó Zayn con una suave tono, mientras con su mano movía el
hombro del castaño, quien, adormilado y confundido abrió los ojos.

—Hola, Zayn... ¿Qué sucede?

—Hola, amigo, ¿Cómo te sientes?

Zayn observó hacia una esquina de la habitación, donde Liam se encontraba de pie, aguardando.

—Louis, alguien necesita hablar contigo.

—¿En serio? —Murmuró el castaño, tallando sus ojos con sus nudillos—. ¿Quién?

—Es difícil de explicar, solo quiero que confíes en mi, estás seguro.
—¿De qué hablas, Zayn? Me asustas.

Louis, escuchando un par de pasos en la esquina más oscura de la habitación, observó


aterrorizado, a alguien que consideraba sacado de una de sus peores pesadillas.

—¿Q-q-q-qué? —tartamudeó quebrantado. Aquella debía ser una broma. No era posible—.
¿Liam?

El hombre frente a él asintió. Su enigmática presencia tenía que deberse a las cosas que Louis
creía reales.

—Estás muerto.

El rostro impasible de quien creía era Liam Payne se frunció, pero entonces este sonrió.

—No lo creo, Louis.

—Zayn, ¿Qué es esto? Él... —murmuró agobiado—. ¿Él nunca murió? ¿Qué hace aquí?

—Louis, si nos das unos minutos, podemos explicártelo —mencionó el moreno, pero su amigo
soltó un sollozo ahogado.

—En todo este tiempo, Harry y tú me han ocultado cosas —gruñó entre dientes—. ¡Muchas
cosas! ¡¿Pero esto?! ¡¿Mentirme sobre su muerte?! —sus gruñidos poco tiempo después se
transformaron en gritos encolerizados—. ¡En que rayos estaban pensando!

Con una seria expresión de extrañes, Liam observó a Tomlinson gritar, incluso, cuando se
callaba, se podían escuchar sus palpitaciones.
—Louis, nosotros no sabíamos...

—¡Cállate! ¡No creeré ni una sola palabra de lo que dices! —Rugió, incorporándose en la cama
con hoscos movimientos—. ¡Tú y Harry!

Zayn, con sus ojos desorbitados, observó lo terriblemente alterado que Louis se encontraba en
ese preciso momento.

—Louis... todo lo que Harry y yo hacemos por ti y los niños...

—¡Si, claro! —gritó con despreció—. ¡No me sorprende que Liam nunca haya muerto y ustedes
me lo ocultaran!

—¡Eso no es cierto! —gritó Zayn.

—¡Eso es pura mierda! —gritó Louis más alto.

Parado cerca de la puerta, Liam escuchó al oficial que custodiaba la puerta al otro lado. El sujeto
intentó entrar, pero el castaño colocó el seguro a la puerta. Las cosas no estaban saliendo del
todo bien.

«¡¿Qué sucede allí dentro?!» gritó el oficial, forzando la manecilla trancada.

—¡Louis, escucha! —intentó Zayn, acercándose demasiado a un iracundo Louis, pero aquella fue
una mala idea, porque con su mano empuñada le lanzó un golpe que lastimo el pómulo del
moreno.

Con sus ojos brillantes, Zayn observó a Louis como si de pronto no reconociera a su propio
amigo.

Liam observó la mirada escarnecida del moreno. La incredulidad se abrió paso justo en el
momento en el que Louis dijo:

—Nunca debí confiar en ti, ni en la basura de Harry, ¡ese idiota!

Cerrando sus ojos, Zayn soportó la ofensa, canalizando su rabia, pero no podía decir lo mismo de
Liam, quien en cuestión de segundos, tenía su brazo contra la garganta de Louis, inmovilizándola
sobre la cama, tan iracundo como lo estaba Louis en ese preciso momento.

—Escucha pequeño bastardo, ¿por primera vez en tu puta vida puedes sacar la cabeza del culo y
escuchar a las personas que se preocupan por ti? —gruñó, tan bajo y profundo que apenas
conseguía escuchar algo de lo que Liam decía.

—No te permitiré que hables así de dos personas que han movido cielo y tierra por mantener tu
estúpida existencia intacta —presionó su brazo un poco más, consiguiendo que Louis soltara un
gruñido—. Si no fuera por Zayn, tu hijo estuviera en una jodida botella de formol, ha arriesgado su
vida muchas más veces de las que puedes imaginar porque es un idiota con un corazón
demasiado grande para mi propio gusto. Y tú esposo, esa basura como lo llamas, ha cargado con
toda la mierda de James Buker, a quien no conoces por ahora, pero a quien verías incluso en tus
propias pesadillas, si no fuera porque Harry ama demasiado la estúpida fantasía de una vida
perfecta contigo; preocupado porque cumplas tus sueños, poniéndote a ti como pilar principal de
todas sus decisiones.

Zayn, afectado, tomó los hombros de Liam, intentando apartarlo de Louis, pero este no era ningún
debilucho.

—Sé que él intentará arriesgarlo todo por cuidar de las personas que ama, y por desgracia eso te
incluye. Pero créeme, no voy a permitir que haga nada ligeramente parecido a lo que yo hice por
él, y lo que volvería a hacer, aún sabiendo que esta vez no correría con la misma suerte.

—Basta —murmuró Zayn, con los brazos cruzados, y observando a Liam regresar a su color
habitual. Louis, rojo por la falta de aire, agarró su garganta mientras intentaba jalar aire.

—Tienes que irte, Liam.


Dándole una última mirada de advertencia, Liam abandonó la habitación, y lo hizo a tiempo,
porque en menos tiempo del que le tomó a Zayn cerciorarse de que todo con Louis se encontrara
en orden, llegó el oficial Ritz, junto a tres guardias de seguridad del hospital.

—¿Qué sucedió, aquí Señor Tomlinson? La puerta... —empezó el policía, pero Louis interrumpió
sus palabras.

—Nada. Todo está en orden, Xander.

—Pero...

—He dicho que no sucedió nada, oficial —concluyó, dando por terminada la incómoda situación.
Zayn, por otro lado, sorprendido por la respuesta que le dio Louis al oficial, murmuró una
despedida y se marchó.

[...]

Cerrando la puerta de su auto, Zayn permaneció en silencio frente al volante, completamente


ensimismado en sus pensamientos, dio un salto cuando escuchó la voz de Liam en el asiento
trasero de su auto. Ni siquiera se dio cuenta que estaba allí cuando subió.

—Una hermosa amistad, sacada del país de las maravillas.

Negando, el moreno puso el auto en marcha.

—¿Esperabas esa reacción de su parte?

—Louis tiene un temperamento muy volátil, es así, pero eso no lo hace una mal sujeto, solo
estaba... molesto.
—Muy molesto, comprendo —ironizó—. No sé porque haces tantas cosas por él, solo...
—suspiró—. Zayn, yo me comporté como un cretino, lo sé, pero me arrepiento. Reconozco mis
errores, ojala él reconozca los suyos.

—Es mi culpa, debí manejar mejor esta situación, me ha agarrado con la guardia baja.

—Seguro —finalizó Liam, abandonando el tema para comodidad de su amigo.

Minutos después, el castaño volvió a romper el silencio en el auto.

—Llévame con Harry.

—No...

—¿Crees que reaccione peor que él? Dudo que Harry te golpee.

Tocando el moretón en su rostro, Zayn negó.

—No puedo llevarte con él.

—¿Por qué? —inquirió Liam con un resoplido.

—Porque... no sería correcto —En su interior, Zayn sabía perfectamente que la llegada de Liam
desestabilizaría la poca paz de su amigo. Él conocía sus sentimientos.

—Zayn, sé que la confianza no es algo sencillo de conseguir, aún peor, recuperar, pero créeme
cuando te digo que nunca haría algo para lastimar a Harry, ya no más.

—Mmhm, yo...
—Mi siguiente invento será un lector de pensamientos —soltó Liam con una pequeña sonrisa
torcida en el rostro—. ¿Qué opinas?

—Me serviría de mucho justo ahora.

Entonces, Zayn giró el timón de su auto poco después de abandonar la autopista. Dirigiéndose
una vez más a la casa de Harry.

—Hablarás con él por tu cuenta, ya tuve suficiente drama por hoy.

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Lamento los errores ortográficos, los corregiré luego.

¿Comentarios?

¿Cual creen que sea la reacción de Harry? ¿Se esperaban esa reacción de Louis?

Me gustaría leer sus opiniones, porque quiero hacer dedicaciones mañana.... ¿mañana? mmmm,
espero que sea posible, pero lo intentaré.

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O58. No te odio, pero te odio


CAPÍTULO DEDICADO A: MireyCastillo, andrea881, N14LL_P0TR0, READYT0LIAM, _harry1D,
InfiniteLove1313, L0UISPUT0, LittleAfrodita, andrewlxrry, PeetaKISSme1, rainbowsxharry,
namelessalexssie, Oops_Hi1D_, Dany1D95, itslourryx, america_sanchez, y niallsylum.

MENCIÓN ESPECIAL: divasa, antonella_alive, Neko-Hazza, Sofia_HerediaM, TwoGuysInLove,


LarryftMuke, 123Morita, tommo24styles, Itslxrry_, N14LL_P0TR0, CasandraSpears, 1Danny_LS,
nauticalboyfriends y layslarry. (Por adivinar al personaje de OS que estoy escribiendo).

*Disculpen las faltas ortográficas y todo eso. Tengo que editarlo.

—¿Esto es necesario, Liam? —refunfuñó Zayn, aún sintiendo una extraña sensación al dirigirse a
él. Después de todo lo que había sucedido, y de lo que seguía sucediendo, era... raro—. ¿Por
qué me hiciste desviarme al centro comercial? Creí que querías llegar lo más pronto posible con
Danny.

—Así es, pero antes... —murmuró, antes de que sus ojos dieran con los que andaba buscando—.
No quiero llegar con las manos vacías.

Minutos después, ansioso, Zayn observó a Liam recorrer los escaparates de una juguetería.

—Cuéntame acerca de él, ¿cómo es? —mencionó con una sonrisa, mientras revisaba los diseños
de rompecabezas.

—Pues... se parece mucho a ti.

Liam, con una sonrisa en los labios asintió.


—Cuando vi por primera vez una foto de él, se me hizo un nudo en la garganta, y no se debía
precisamente a la dolorosa terapia de Doc.

Zayn asintió, dibujando una pequeña sonrisa nostálgica, pero Liam continuó con su pequeño y
anheloso interrogatorio.

—¿Cómo es su personalidad?

Meneando la cabeza de un lado al otro, Zayn mencionó.

—Bueno, es muy listo. Comparé su IQ con un viejo registro tuyo del jardín de niños y no sé cómo,
pero... te superó por más de diez puntos.

—¿En serio? —soltó cándidamente—. Estoy orgulloso, Zayn, y estoy seguro que esos diez
puntos son contribución de Harry.

Junto a él, y soltando una corta carcajada, Zayn rascó su barba, mirando a su compañero con
una expresión incrédula. Liam le devolvió una mirada severa.

—¿Por qué la risita?

—¿Hablas en serio?

—Claro que sí —soltó serio.

—Oh, Liam —mencionó Zayn alegremente—. Amo mucho a Harry, tanto como amaría a una de
mis hermanas, pero no es del tipo "muy listo".

El castaño negó firmemente al comentario de su compañero.


—No lo subestimes, Harry es un excelente alumno, aprende muy rápido y tiene ideas muy
interesantes, solo que es muy tímido para decirlas en voz alta. Incluso es bueno con la sátira, lo
que ya debería darte una señal de su alta capacidad cognitiva, además de ser muy creativo. A
veces, puede insultarte y ni siquiera logras detectarlo.

—De acuerdo, como tú digas —murmuró el moreno entre dientes, ofreciéndole una pequeña
sonrisa cuando Liam le dirigió una mirada asesina.

—De acuerdo.

—Bien —soltó Zayn cortante.

—Bien.

—Bien por diez —volvió a decir, esta vez, con una sonrisa.

—Ya... ¿Crees que a Danny le agrade esto? —preguntó Liam, levantando una gran caja de legos.

—Ya tiene de esos, también rompe cabezas, y muchos otros juguetes para desarrollar sus
habilidades, me encargo de eso.

Asintiendo levemente, Liam dejo en su lugar la caja. Se encontraba satisfecho de saber que su
hijo estuvo en buenas manos todo este tiempo.

—Gracias.

—De nada, después de todo es mi sobrino.

—Sí —acordó Liam alegremente—Su tío Zayn. Me alegra mucho que formes parte de su vida,
eso es genial.
Su compañero, consintiendo levemente, comentó.

—Niall y yo somos padres también.

—¡¿En serio?! —soltó sorprendido, y envolviendo en una abrazo a Zayn, dijo.¬—¡Felicidades!


¡Eso es magnífico! ¿Y qué es? ¿Niño o niña?

—Son dos. Mellizos: Zarah y Ethan Malik Horan.

—¡Hey! —Golpeó juguetonamente el hombro del moreno—. ¿Niall aceptó tomar Fertilax?

Zayn asintió.

—Lo decidimos el año pasado.

—Esa es una excelente noticia, me encantaría conocerlos... bueno, solo si tú quieres.

—Lo consideraré.

—Compraré algo para ellos. ¿Qué opinas?

—No, Liam, no es necesario.

—Vamos, además, aún no he terminado aquí.

[...]
—Es hora de tomar una siesta, ¿qué opinan?

—¡Sí! —gritó el pequeño Brian, echándose sobre la alfombra y fingiendo roncar. Harry negó con
una sonrisa enternecida en el rostro.

—Muy gracioso, cielo.

—No te escucho, papi, estoy dormido —gruñó bajo, removiéndose dramáticamente.

—No puedes dormir en la alfombra —le advirtió Harry, a lo que el niño negó, con sus ojos azules
astutos.

—Sí, puedo papi, mira —se echó una vez más—. ¡Papi! si puedo.

—No —sentenció el rizado mayor, sosteniendo a su hijo de los tobillos y arrastrándolo por la
alfombra con cuidado, mientras este reía a carcajadas.

—¡Danny!¡Chase! Es hora de una siesta, ¿no tienen sueño, niños?

—No —respondió Brian con una sonrisa grande de hoyuelos—. Queremos ir a ver a papá.

Danny asintió y Chase se encogió de hombros, pero pronto dijo.

—Quiero decirle hola al señor Louis.

—Que dulce, cariño, pero eso no se va a poder por ahora.

—Okey —dijo sencillamente, antes de sentarse en la alfombra junto a Brian. Vaya, ser niño es
genial, pensó Harry.
[...]

Aplanando su corto cabello, Liam permaneció en la puerta con una bolsa de regalos en su mano.
Zayn, por su parte, aguardaba en al auto, a la espera de intervenir si las cosas se ponían feas.

Pasó el tiempo y, desde el auto, Zayn observaba a Liam colocar el dedo sobre el timbre, pero
quitándolo al par de segundos sin accionarlo.

El moreno decidió darle tiempo a su compañero para que se preparara psicológicamente y


ordenara sus ideas, pero los minutos pasaron y Liam parecía al borde del ataque cardíaco.

Como si el muerto resucitado fuera Harry y no él.

Zayn, cansado de ver a Liam caminando de un lado al otro, y de vez en cuando hablando consigo
mismo, se bajó del auto y ante la mirada aterrada de su compañero, accionó el timbre.

Decir que Liam estaba aterrorizado era poco.

—Zayn... creo que no puedo hacer esto.

—¿Qué? —inquirió el moreno a su lado. Su mirada severa fue la única advertencia que le dio
antes de volver a accionar el timbre.

—Muy tarde, Liam.


—¡Un segundo! —Gritó Harry mientras se dirigía a la puerta—. ¿Quién es? —preguntó, ya que en
los últimos tiempos, simplemente abrir la puerta no era una opción.

—Zayn —dijo el moreno únicamente, y segundos después, el rostro de su amigo apareció tras
abrir la puerta.

—Hola, Zayn... —dijo, pero su voz murió en cuando se percató de la persona que se encontraba
junto a su mejor amigo.

El pálido rostro de Harry, y sus ojos tan amplios, que lucían pocos naturales mientras miraba a
quien consideraba muerto, destellaron absortos.

Dando un paso atrás, apartó su mirada de Liam y recayó en Zayn.

—¿Qué es esto? —soltó con un hilo de voz, ya que de pronto, su respiración estableció un ritmo
irregular, y el nudo en su garganta se volvió casi insoportable—. Dios... esto no está sucediendo...
—aquello escapó de su boca como un jadeo, cuando sus manos, súbitamente, volaron hacia el
rostro de Liam...

Sí, se sentía como él.

Liam, sobrellevando su propia conmoción, cerró sus ojos, cuando sintió las manos del rizado
sobre sus mejillas.

—Harry...

Apartando su toque, Harry llevó una temblorosa mano sobre su boca, jadeando y sollozando,
porque aquello no podía ser posible, y con voz rota soltó un agudo grito ahogado que alarmó a
Nick y Jim, quienes aparecieron poco después, para observar a un manojo de nervios, todo
tembloroso y jadeante.

Nick corrió con él, mientras Jim, su novio, observaba la situación sin comprender lo que sucedía.
—Nick, ve por un vaso de agua, yo me quedo con él —dijo Zayn de pronto, tomando a Harry del
brazo, y sentándolo en el sillón más cercano. Nick observó a Liam abstraído, como quien ve un
fantasma, y casi lo era, pero hizo lo que le pidió Zayn.

—¡No! —gritó Harry de pronto, alterado, mirando con horror a Liam, quien sin poder evitarlo,
enjuagó las primeras lagrimas que escaparon de sus ojos.

Las temblorosas manos de Harry fueron a parar a su cabello.

—Liam...

—Harry, cariño... —empezó el castaño, intentando acercarse a él con sumo cuidado, como quien
intenta apaciguar a un nervioso león acorralado—. Yo...

—No. —murmuró Harry con dificultad, pero aquello no evitó que la palabra sonara tan mordaz
como la expresión en su rostro, la que intentó duramente mantener el suficiente tiempo para
hablar, pero un nuevo sollozo derrumbó sus esfuerzos—. ¡Mierda! ¡Esta debe ser una puta
broma!

—Harry. Doc, ¿lo recuerdas?

—¿Ah? —soltó Harry tras un sollozo, Zayn lo miró apesadumbrado.

—Doc, amigo, la persona que nos ayudó cuando bebiste nuestra droga para la fertilidad por
primera vez.

Harry asintió, sorbiendo su nariz y respirando ruidosamente.

—Bueno, él ayudó a Liam a usar el estimulador cardíaco, ¿recuerdas que te hable de él? Acabo
de enterarme hoy, ¿De acuerdo? Respira.
—¡¿Todo este tiempo estuviste vivo?! —gritó Harry, dirigiéndose a un Liam vulnerable, la
confusión en su rostro desapareció cuando mencionó.

—Casi... en realidad, pasé mucho tiempo postrado en una cama sin tener idea de lo que sucedía
a mí alrededor, Harry...

Llevando una mano sobre su rostro, Harry soltó otro sollozo.

Pero súbitamente, Liam se acomodó sobre sus rodillas y tomó las manos del rizado, quien lo miró
pasmado.

—Necesito que me perdones todo, todo el daño que te hice —mencionó con voz quebrada, pero
cargada de emoción—. Te lo pediré de rodillas, y haré cuanto sea necesario, Harry, solo necesito
que me perdones, por favor.

Pero Harry, en cuanto reunió las fuerzas suficientes, lo empujó lejos de él. Liam no opuso
resistencia, apartándose débilmente de su camino. Devastado, observó como Harry se ponía de
pie. Podía comprender toda su rabia y frustración, pues, no importaba cuanto tiempo pasara,
Harry sencillamente no podía dejar de sentirse traicionado por alguien a quien creía conocer bien.

—Hagan que se vaya —murmuró, sintiéndose mareado por el sin número de emociones que
sentía en ese preciso instante. Todo empujaba contra su pecho al mismo tiempo y dolía.

—Harry... —murmuró Liam atormentado.

—¡Largo de mi casa! —Gritó. Cerca de él, Jim podía ver como Harry había perdido los nervios—.
¡Largo de mi vida y la de mi familia! —gruñó furiosamente. Incluso Zayn se levantó de un salto,
nervioso.

—Vete. —murmuró entre dientes, dejando que aquella pequeña palabra flotara en el aire con una
incalculable carga de advertencia.

—Pero...

—¿No lo escuchaste? —intervino, Jim, incomodo con la situación y preocupado por lo terrible que
lucía Harry—. Él ha dicho que te vayas, amigo.

Nick, apareciendo con un vaso de agua en sus manos, se dirigió a Harry, quien derramaba
lágrimas de rabia, nunca antes había visto a su amigo así. No parecía el viejo Harry que conocía.
El locutor sobrellevaba su propia conmoción de ver a Liam Payne vivo, pero no podía imaginar lo
que sentía Harry en ese preciso momento.

Jim, intentando ayudar en algo al mejor amigo de su novio, acarreó a una distancia prudente al
extraño que inició toda la conmoción.

—Zayn, no sé lo que sucede, pero pareces conocer a ese tipo, por favor, haz que se vaya, Harry
luce muy mal.

Asintiendo, el moreno jaló del brazo a su compañero, quien, con una última mirada anhelante
dirigida a Harry, se dejó arrastrar fuera de la casa.

—Me odia —susurró, pero Zayn apenas puso escuchar lo que dijo, cuando este empezó a
caminar hacia el auto.

—Es complicado, Liam. ¿Qué otra reacción esperabas de él? ¿Acaso creíste que saltaría a tus
brazos y escaparía contigo y sus hijos?

El castaño subió al auto, taciturno.

—Claro que no, Zayn...


Sin decir una sola palabra, el moreno ascendió su auto, poniéndolo en marcha. Aquello resultó
peor que la situación protagonizada por Louis y Liam en el hospital hace un par de horas atrás.

Su copiloto, quien duramente luchaba por apartar las lágrimas de su rostro, no mencionó ni una
sola palabra hasta conseguir perder de vista el hogar de Harry y su familia.

—Duele un infierno —exhaló con labios temblorosos—. Mierda...

Sin apartar su vista del camino, Zayn suspiró.

Nada podría haber salido peor.

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Me encantaría leer sus comentarios sobre el capítulo, y como saben, con mucho gustó haré otra
ronda de dedicatorias.

¿Qué opinan de la reacción de Harry? ¿Fue cruel con Liam? ¿Él se merecía más?

¿Y Danny? (Si pensamos en él, siempre.)

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059. Canalizar
CAPÍTULO DEDICADO A: fabiana_garcia, yumiyuyu, daniasdf (Me encantó él: Danny: (°-°) (°°) ),
LxrryBxtchs, xStudyRainbowsx, MelanyStylinson14 (Feliz cumple, aunque sea atrasado),
maye1D, LoveCofeandBooks, Larry_Gorda_Shipper, Cheesegrillmyheart y ZaydiRolik.

—Xander, nuestro sargento designó a otros dos oficiales para que custodien al señor Tomlinson.
Necesito ayuda aquí.

—¿En serio? No me digas —mencionó Xander, mientras observaba a los dos grandulones mal
encarados frente a él—. Créeme, los noté, y son encantadores.

Uno de ellos soltó un gruñido, y el oficial Ritz rodó sus ojos.

—Gracias, Jeff, ya no soportaba otro minuto más. Los asientos de este maldito hospital son tan
incómodos, que ya me quedé sin trasero.

—De acuerdo, iré por ti y tu inexistente trasero a las ocho.

—¿Es una cita? No creo que Glenne esté de acuerdo.

—Ya quisieras —soltó el oficial Azoff con sorna—. Por cierto, ella insiste en presentarte a uno de
sus amigos de Pilates.

—No gracias, ¿Pilates? ¿Hablas en serio? ¿No pudo considerar algo más aburrido que eso?
—Debes asentar cabeza —le reprochó—. ¿Cuándo cambiarás, Xander?

Dando vueltas en un mismo lugar, el oficial Ritz no lograba comprender porque Jeff y su esposa
insistían en aquello de asentar cabeza. ¿Por qué las personas casadas desean que todos a su
alrededor lo estén también? Es como si intentaran robar tu alma.

Negando levemente, gruñó.

—¿Por qué les importa?

—Porque eres tan bruto como un burro, pero te apreciamos.

—Que gracioso, Jeffrey —soltó Xander con una risa sarcástica.

—No me llames, así.

—Lo haré cuando dejen de presionarme.

—Como sea.

—Como sea —repitió Xander.

—Como sea.

—Como sea, multiplicado por diez —concluyó infantilmente.

—Di lo que quieras, pero apuesto lo que sea, a que no pararás hasta involúcrate en un gran
problema con algún chiflado, ¿y sabes que haré cuando eso suceda?
—¿Aquí es cuando finjo escucharte? Y digo: ¿Qué harás?

—Nada —rezongó Jeff al otro lado de la línea.

—Gracias, compañero. Estaré en el estacionamiento, no llegues tarde, adiós.

Vaya, Jeff y Glenne, los casamenteros lo hicieron otra vez.

[...]

—Liam, tengo que ir por Niall y los niños —mencionó Zayn, junto a su compañero, quien se
encontraba por su segunda copa de Whisky.

Zayn se había sentido tan mal por Liam, que cometió el grave error de preguntarle donde le
gustaría ir. Y fue así como terminaron en un bar del Boulevard.

—Está bien, gracias por todo, Zayn.

Con un resoplido, el moreno no pudo evitar sentirse culpable por los acontecimientos del día.
Nada pudo salir peor, ahora, ni siquiera sabía si continuaba contando con la amistad de Louis o
Harry.

—Liam, espero que comprendas que si quieres estar con tu hijo no debes rendirte, además,
debes comprender a Harry, él no quiso decir todo eso, ¿de acuerdo? Solo esta lastimado y
aterrorizado por todo lo que está sucediendo.
—De acuerdo —murmuró el castaño únicamente.

—Canaliza toda tu fuerza, y has algo que valga la pena con ella —mencionó, y, apretando su
hombro, Zayn se despidió, dejándolo solo a partir de entonces.

Admirando la pequeña bolsa con los obsequios que consiguió esa tarde, Liam pensó en sus
escasas oportunidades: Louis Tomlinson lo odiaba, pero en fin, eso no importaba. Harry lo
odiaba, pero eso sí que dolió.

Y Danny, su pequeño hijo que se encontraba en medio de todo esto.

Continuaría luchando, por él, porque valía la pena y porque durante todo el tiempo que luchó
entre la vida y la muerte, la sola idea de saber que él existía, le dio fuerzas para seguir
intentándolo.

Terminando su copa, Liam sacó un billete de su billetera y lo dejó sobre la barra antes de
retirarse. Necesitaba descansar, porque mañana sería un complicado día.

[...]

—Oh, cielo —murmuró Niall, acariciando la mejilla lastimada de su esposo—. Pero... ¿por qué a
ti? ¿Por qué no lo golpeó a él?

—Niall...

—No, Zayn —dijo indignado—. No es justo, y hablaré con Louis.


Zayn observó la mirada preocupada de su esposo, y por suerte, no necesitó más que un par de
minutos para explicarle porque Liam Payne se encontraba vivo y de regreso.

Niall no parecía encontrarse del lado de nadie, lo primero que hizo cuando lo vio entrar por la
puerta, fue preguntarle a su esposo como se sentía al respecto, y aún más importante, ¿Cómo se
sentía Harry con todo esto? Pues, desde que Liam y él se marcharon, Harry se encerró en su
habitación y no quiso hablar con nadie.

—Niall, no te involucres, suficiente conmigo, ¿de acuerdo, cielo? —dijo, y acariciando el rostro del
chico de ojos claros, depositó un beso sobre sus labios.

—Pero, Zayn...

—Por primer vez en tu vida haz lo que te pido —murmuró el moreno con una pequeña sonrisa.

—Exagerado —murmuró Niall, juntando su cabeza contra el hombro de su esposo.

—Bien, este problema deben resolverlo: Louis, Harry y Liam... Espero que lo consigan.

—No puedo evitar preocuparme por los niños... Brian y Danny son muy pequeños, y dudo que
comprendan cuan complicadas están las cosas para sus padres.

—Lo sé... —mencionó Zayn, acariciando gentilmente el cabello de su esposo.

[...]
—Louis... ¿Qué haces aquí? —preguntó Nick cuando vio al castaño acompañado de sus padres y
dos oficiales mal encarados—. Harry iba a traerte a casa a las ocho.

El locutor observó a Louis negar, y sin decir una sola palabra entró. Su madre y Mark lo ayudaron.

—¿Amor? ¿Quieres que llame a Harry? —pregunto Jay en un tono empalagoso.

—No, después de todo, ¿Harry esta aquí? —inquirió con mal humor. Nick asintió.

—Obvio, aún duerme, ayer fue un día muy estresante para todos... —dijo el mayor, cruzado de
brazos—. Zayn nos comentó que ya lo sabes.

—¿Liam? —Soltó Louis con desdén—. Infiernos que sí, ¿y qué? Supongo que Harry desapareció
todo el día porque tenía muchas cosas que discutir con él, entre ellas burlarse de mi reacción
cuando se apareció en el hospital.

—¿Qué? —Inquirió el locutor, totalmente incrédulo—. Claro que no.

Con una sonrisa suficiente, el castaño dirigió su mirada a Nick.

—Vamos, y supongo que debo confiar en la palabra de un alcahuete como tú.

—Hijo... —murmuró Mark confundido por la intensidad en el ambiente.

—No, espere —interrumpió el padre de Louis, y dirigiéndose a él inquirió—. ¿Qué dijiste? —la
incredulidad en su rostro rápidamente se transformó en expresión defensiva.

—De acuerdo, es hora de irnos —dijo Jim, quien apenas acababa de bajar por las escaleras
cuando escuchó aquella acentuación en la voz de su novio, y enseguida supo que Nick iba a
terminar en una acalorada discusión que nadie quería presenciar.

—No, Jim. Porque tal parece que aquí el señor tienen algo que discutir conmigo.

—Vámonos, Nick. Todos están muy nerviosos justo ahora —dicho esto, Jim abrazó las piernas de
su novio y lo trepo a su hombro, ante la sorpresa de todos. No fue tan difícil para el doctor con
toda su fuerte contextura.

—¡Jim! —gritó Nick abochornado—. ¿Qué haces?

—Enfriar la situación —dijo simplemente, mientras lo llevaba de vuelta al segundo piso.

Luego de aquella conmoción, Louis y sus padres fueron los únicos en la sala. Jay miró a su hijo
con reproche.

—Louis, comprendo que estés molesto, pero no puedes comportarte de ese modo con tus
amigos.

—Él no es mi amigo de todos modos.

—Oh, cariño. Quizás no conviva los trescientos sesenta y cinco días del año con tu familia, pero
con el poco tiempo que llevo aquí, él y su novio han sido unas excelentes personas con nosotros
y con tus hijos.

—Mamá, tú no comprendes —se quejó con brazos cruzados.

—No, tú no comprendes, Louis. Tienes todo el derecho de sentirte molesto y todo lo que quieras,
pero cometes un grave error suponiendo cosas.

—Tu madre tiene razón, hijo. Es tu vida, y todo eso, pero en tus manos esta si quieres resolver
tus problemas o dejarte arrastrar por ellos.
Asintiendo, Jay acarició el hombro de su hijo.

—¿Te quedarás aquí o irás con tu esposo? —preguntó la mujer, deseando con todas sus fuerzas
que su hijo resolviera sus diferencias con Harry. Ambos estaban hechos el uno para el otro, y
tanto ella como su esposo adoraban eso.

Sus padres lo dejaron solo, tal y como él les pidió, y tras un par de minutos, los que utilizó para
pensar sobre todo lo que acontecía en su vida. Louis se puso de pie y subió por las escaleras
hasta su habitación, y, empujando la puerta despacio, vio a su esposo acurrucado entre las
sabanas.

Acercándose hasta la cama, el castaño observó el mal semblante de Harry, no lucia como alguien
quien había tenido un tranquilo sueño. Parecía perturbado, e instintivamente su mano acarició el
cabello rizado de su esposo.

No sabía exactamente a que se estaba enfrentando, pero intentaría escuchar lo que Harry tenía
para decirle.

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Oh, vamos a ver quien realmente conoce el personaje de Harry en esta historia, más bien, quien
lo comprende.

Es obvio que las opiniones están divididas entre los que leyeron Novio a la medida y quienes no.

Pero muy independientemente de eso.

¿Qué opinan de la pequeña charla que Jay, Mark y Louis tuvieron? (Espero por dios que ese sea
el nombre del señor, ya me confundí) jajaj lo siento, pero creo que sí es.

Y quise agregar un poco del personaje de estos policías porque son importantes en la historia,
aunque no lo crean, no están para hacer bulto o por gusto. Tienen su jodida función, sí :)

jajaja ¿Qué clase de función? Ya verán.

Hasta pronto. x

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O6O. El mismo viejo amor

CAPÍTULO DEDICADO A: VHoranShey, SoonMrsHoran, paomhs, Yarolak, allisonLaura1D,


OurAfireLove, larryxstyliinson, namelessalexssie, Braverybutnotfree, Adriana87z4 y
Paoo_Guzman.

Entreabriendo sus ojos de apoco, Harry observó a la persona que descansaba a su lado.
—¿Louis? —murmuró con voz soñolienta, mientras miraba el reloj despertador a su lado, el que
no sonó, obviamente—. Rayos, maldita cosa...

Incorporándose notó que su esposo se encontraba profundamente dormido. Genial, una razón
más para enojar a Louis.

Como si ya no tuviera suficiente.

Resoplando se puso de pie, necesitaba asearse y preparar el desayuno favorito de Louis, pues
esa mañana tendrían una larga charla.

Durante toda la noche, Harry no podía dejar de pensar en la aparición de Liam en su puerta,
después de todo este tiempo. Le tomó mucho tiempo procesar la situación, pero al final llegó a la
simple conclusión: Él utilizó esa extraña maquina de la que Zayn le platicó, o alguien más lo hizo.

Harry no necesitaba escuchar la historia, simplemente deseaba aparentar que aquel fue un loco
sueño, que Liam nunca apareció en su casa y eso es todo.

Luego de ducharse y cambiarse de ropa, Harry se acercó a Louis, quien parecía estar listo para
levantarse. Depositó un corto beso sobre sus labios y murmuró.

—Buenos días, amor. Lo siento tanto, el despertador no sonó.

—Yo lo desactivé —mencionó el castaño restregando sus ojos.

—Oh, entonces... ¿llegaste hace mucho?

Louis asintió, y estirando su brazo dijo.

—Sí, ahora ven aquí.


Con una sonrisa consternada, Harry se deslizó junto a su esposo, quien pasó un brazo sobre sus
hombros tensos.

Louis lo sabía, y Harry ni siquiera podía imaginar que pasó por su cabeza cuando lo vió.

¿En qué rayos estaba pensando Zayn cuando lo llevó con su esposo?

Harry quiso estrangularlo cuando su mejor amigo le contó brevemente lo que sucedió en el
hospital.

—Estas tenso, ¿eh? —mencionó Louis, Harry bufó, pero terminó asintiendo de todas formas.

—Sé que lo sabes... —suspiró—. Zayn lo contó anoche, cuando vino por Niall y sus hijos...

—Todo este tiempo... ¿tú lo sabías? —inquirió el castaño, apretando los lados de Harry. El rizado
negó, pues sabía exactamente a lo que se refería.

—Claro que no, Louis. Se suponía que estaba muerto —mencionó Harry con completa sinceridad,
mirando a su esposo a los ojos, y solo entonces, Louis pudo quitarse el peso que llevaba sobre
sus hombros, o al menos gran parte de él.

—¿Me crees? —Inquirió el rizado anhelante, su esposo asintió, apretándolo a su lado con más
fuerza—. Solo quiero que confíes en mi, cielo.

—Es difícil cuando ocultas cosas —murmuró él, mientras acariciaba el hombro de su esposo.

—Lo hice solo para protegerte.

—Soy un adulto, Harry. No puedes tratarme como tratas a uno de nuestros hijos. Se supone que
somos un equipo, tú y yo.
—Lo sé... y lo siento. Supongo que necesito sacar todo de mi sistema, pero no sé por dónde
comenzar...

Louis observó la angustia en los ojos de Harry, él era tan obvio.

—Por el principio.

—¿Por qué no lo pensé? —murmuró con ojos entornados, Louis depositó un suave beso sobre
los labios del rizado, este acarició su pecho a la vez.

—Bien... —suspiró tras apartarse—. Creo que debo empezar por los Astraunye.

Con una mueca en su rostro, Louis asintió. Harry ni siquiera había empezado y sentía su cabeza
dar vueltas. Quizás eran los medicamentos.

—Los Astraunye son una sociedad secreta relacionada con Liam y Buker, el padre de James. La
sede principal de esta organización se encuentra en Rusia, hay otra sede aquí en Los Ángeles.

—¿Qué es Astraunye? —inquirió el castaño confundido.

—No lo sé todo, Louis, por eso quería que Zayn estuviera con nosotros cuando te lo contara, así
que, solo te contaré lo que sé... es poco, pero supongo que de algo debe servir.

Asintiendo lentamente, Louis se alistó para aquella larga plática.

—Bueno, ellos son un grupo de gente muy influyente y lista, o algo así... En fin, Zayn y Niall están
en ella desde hace un tiempo ya. No sé que hacen en esas reuniones o de que hablan
exactamente, pues Zayn solo me mantiene informado de los temas relacionados con James.
—Espera... ¿No tienes ni una noción de lo que hablan?

—No lo sé, si Zayn estuviera aquí te lo diría, pero no creo que eso suceda. Así que...

—De acuerdo, fui un idiota, ya, ¿Por qué actúas como si fuera la primera vez que hiciera algo
estúpido?

Asintiendo, Harry acarició el muslo de su esposo, concluyendo con un par de palmadas.

—Olvídalo, déjame continuar.

—De acuerdo —concordó el castaño, resoplando en el proceso.

—Los Astraunye son una sociedad muy hermética, no dejan que cualquiera entre a su grupo, por
lo general, lo hacen por recomendación. Algunos de los miembros de mayor rango, o algo así,
lleva a un novato al grupo y ellos lo escogen, bueno, Zayn lo explica mejor.

Louis rodó los ojos, tras observar esa mirada de soslayo que le dedicó su marido.

—En fin, se suponía que Buker, cuando aún era alguien respetado en el grupo, debía llevar a
alguien y decidió llevar a Liam en vez de su hijo, eso molestó a James y desde entonces lo
detesta. El tiempo trascurrió y Liam alcanzó un alto rango en ese lugar. Buker siempre prefirió a
Liam antes que a su hijo porque James era como muchos llamarían: Desequilibrado.

—Aún así lo mató... o espera, no en realidad intentó hacerlo, porque aún está vivo.

—De acuerdo, ¿puedo continuar? —preguntó Harry anhelante.

—Adelante —soltó el castaño, cruzando sus brazos.


—Antes del drama padre e hijo relacionado con la sociedad secreta, James le pidió a Liam que lo
ayudará a cumplir una visión que tenia sobre un proyecto. Liam se negó, luego lo sobornó y no le
tocó más que acceder. Trabajó durante años en una maquina cuyo nombre no recuerdo, pero
sirve para revivir personas que han fallecido en menos de no sé exactamente cuánto tiempo, pero
el punto es que Liam trabajó en ello durante mucho tiempo, bajo la supervisión de James.

Harry observó la confusión extrema en el rostro de su esposo, pero prosiguió.

—Al parecer, Liam llevaba una libreta con todas las anotaciones de los avances que obtenía con
la maquina. Él terminó el proyecto, pero al parecer decidió no exponerlo ante James y le mintió,
diciéndole que aún necesita más tiempo para encontrar una manera de que funcionara. James
aguardó por mucho tiempo, pero sencillamente Liam no movía un dedo y vivía diciéndole que
estaba trabajando en ello, pero en realidad el proyecto ya estaba concluido y era una realidad
palpable. Liam lo escondió en nuestro departamento de San Petersburgo, luego, mucho tiempo
después de su muerte, Zayn, Niall y yo regresamos a esa ciudad, ¿recuerdas? Por aquello de las
acciones que heredé, en fin... encontramos la libreta y esa maquinita extraña, la traje a casa y
está aquí.

—¡¿Aquí?! ¡Espera! ¡¿QUÉ?! —Louis por poco sale disparado de la cama, sino fuera por el dolor
que sintió en la herida.

—Sí, en el sótano —le explicó su esposo.

—¿Esa estúpida maquina pre-apocalíptica esta bajo nuestro techo?

Harry asintió, confuso, pero lo hizo.

—Sí.... y no solo eso... James durante mucho tiempo tuvo la sospecha de que Liam lo engañaba,
y que él realmente si había terminado el proyecto, pero no tenía pruebas, hasta que un día las
consiguió y estas dieron conmigo. James está seguro que todo acerca de esa cosa, pre-
apocalíptica, como dices, y más importante: Lo que la hace funcionar, esta anotado en algún
lugar y que yo sé dónde.

Louis parpadeó un par de veces, mirando la pared frente a él. A estas alturas no sabía si Harry le
estaba tomando el pelo, o hablaba en serio.

—Pero no sabe que hay uno de esos aparatos completamente funcional aquí en la casa. Si lo
supiera, nos haría volar en pedazos, le hemos hecho perder tanto tiempo, tiempo que desperdició
creyendo que yo escondo esos papeles en algún remoto lugar del mundo, y esa es una de las
razones por la cual me odia. También está el manejo de la empresa de su padre, y los derechos
de la droga para la fertilidad que sacamos del mercado. Bueno, eso te da una idea de porque no
somos sus personas favoritas...

Con la boca abierta, Louis negó.

—Por suerte no me ocultas cosas —agitó la cabeza—. ¿Por qué nos pasan estas cosas a
nosotros?¿Simplemente no podemos ser un matrimonio gay normal?

—Lo siento... yo te metí en todo esto —resopló—. Si no hubiera humeado en la casa de Zayn, y
aún peor, bebido esa soda rosa, que no era soda, nada de esto hubiese pasado.

—Oye, amo nuestra familia, todo acerca de ella, excepto esto que acabas de contarme
—confesó—. El punto es; no me arrepiento, ¿tú te arrepientes?

—No, claro que no —mencionó firmemente, llevando su mano contra la barbilla de su esposo y
depositando un beso sobre sus labios.

—Entonces no te disculpes.

—Tienes razón, hay que solucionarlo.

—Estoy de acuerdo, pero... tengo una duda —mencionó el castaño, rascando la parte posterior
de su cuello—. ¿Por qué aparece ahora?

—¿James? —inquirió Harry, Louis asintió—. Pues, según Zayn, James necesitaba hombres que
lo ayudaran, que trabajaran para él, pero todas las personas que podrían servirle estaban
advertidas de sus locas ideas, así que le tomó mucho tiempo conseguir las personas adecuadas,
y ahora está listo.

—De acuerdo, pero... ¿Por qué no llamamos al puto FBI o a unos agente de la CIA? Este es un
caso de seguridad nacional.

Restregando su rostro, Harry respondió.

—De acuerdo, los llamaré ahora y les diré: Hola, amigos de la CIA soy Harry Styles, ¿y quieren
oír algo loco? Pues un sujeto me busca a mí y a mi familia porque en el sótano de mi casa
escondo una maquina que revive gente muerta. Ah, y también quiere los derechos de un
experimento de fertilidad en machos, bueno ustedes lo conocen así, pero en realidad les
mintieron porque ya fue utilizado en humanos, por ejemplo; en mi, y tengo dos hijos fruto de esa
droga. Oh, ¿Qué espere en la línea? De acuerdo.

Dejando de lado un teléfono imaginario, Harry miró a su marido con ojos entronados.

—Una de dos: Me meten a un Hospital psiquiátrico —enumeró con sus dedos—. Creen que estoy
relacionado con seres de otro planeta o... me utilizaran a mí y a los niños para sus
investigaciones. ¿Sabes? Muy probablemente se lleven a nuestros hijos y nunca los volvamos a
ver, y de paso, si llegan a enterrase de los hijos de Zayn y Niall, también se los llevarían y no
querrás saber lo que harían con ellos —murmuró Harry estremeciéndose de solo pensarlo. Sus
amigos siempre tuvieron ese temor.

—No harán eso, Harry —le aseguró Louis con una mueca irónica.

—De acuerdo, llámalos —le ofreció Harry, colocando su celular frente al rostro de su esposo—.
Pero antes despídete de todos nosotros, en especial los niños porque no nos volverás a ver
nunca más. Tal vez, deberías disculparte con Zayn, porque él y Niall irían a la cárcel, ¿yo? Solo
Dios sabe dónde, y los niños, en un laboratorio donde los dividirían en dos a cada uno para
buscar que los hace diferentes al resto de niños.

—¡Dios, Harry! —Rugió Louis agarrando su cabeza—. Ahora nunca podré quitarme de la cabeza
esa idea.
—Louis, es la verdad —mencionó Harry, bajando la guardia—. ¿Querías la verdad? Allí la tienes,
he cargado con esto solo, porque sabía cuán malo era, pero ahora que lo sabes... ¿Qué opinas?
Si tienes alguna idea, me gustaría escucharla.

Aturdido, el castaño recostó su cabeza contra la almohada e intentó pensar en algo.

—Yo... podemos... quizás, sí... no —balbuceó—. Mierda...

—Hablaré con James frente a frente —le comunicó Harry de pronto.

—Espera, ¿qué? —preguntó su esposo.

Harry se levanto de la cama y fue por su laptop, cuando estuvo de regreso le mostró el e-mail de
un servidor anónimo.

—Quiere que nos reunamos mañana.

—¿Y tú solo irás? —inquirió Louis pasmado.

Harry asintió.

—No puedes hacer eso, Harry. Es estúpido.

—Ojala pudiera escoger cualquiera de las millones de otras opciones que tenemos, pero no
—concluyó el rizado.

—Yo iré contigo.


—Para ser sincero, no creo que pueda invitarte porque Zayn lo contactó y él ya tiene un plan.
Debes hablar con él, no quiero arruinarlo.

—Creí que estarías molesto con él por lo de Liam, tanto o más que yo —mencionó Louis de
brazos cruzados.

—No puedo enojarme con él, es como de la familia. Sé que no tenía malas intensiones.

—¿Y Liam? ¿No crees que él tenga malas intenciones de nuevo? —la incertidumbre es su rostro
era algo difícil de ocultar.

Dejando a un lado su portátil, Harry se acurrucó a un lado de su esposo, acariciando su pecho.


Louis aguardó por una respuesta durante un par de segundos, y justo cuando empezaba a
exasperarse, Harry respondió.

—Tengo problemas mucho más importantes ya, como para agregarlo a la lista de cosas por
resolver. De alguna manera me alegra que no esté muerto, pero no estoy interesado en que
Danny se relacione con él —mencionó monótonamente, mientras deslizaba su mano hacia el sur
del torso de su esposo—. Hablaré con mi abogado, le devolveré todo su dinero. Solo lo acepté
porque creí que era su última voluntad, pero no lo es. Así que su abogado puede hablar con el
mío.

Louis jadeó, al sentir los largos dedos de Harry alrededor de su entrepierna. Los labios de su
esposo sobre los suyos, y su lengua, delineando sus bordes sensualmente, pasó poco tiempo
antes de observar como sus pantalones holgados formaban sobre su miembro una pequeña
carpa, Harry apartó la mano tras observar como la herida en su estomago empezaba a sangrar,
formando pequeños puntos sobre el parche.

—Maldición, ¿aún duele? —Inquirió preocupado—. Creo que necesitas que cambie eso, ¿puedo?

Louis asintió, desilusionado con el pequeño encuentro arruinado una vez más. Al parecer, el
hueco en su estomago no lo dejaría en paz por un largo tiempo.
Hasta pronto. x

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O61. Sonríe

CAPÍTULO DEDICADO A: Vvalentinav, america_sanchez, ArielJ02, Girlsunshine7, staizzito,


ANIMECRAZYKARY, Vikki_Lopez, valelou, LouisValeryon, alfarox1994, Belusstylinson,
SheASecret y LxrryBxtchs.

(Me han pasado una foto y opinan que así luce Boo) la verdad es que sí.

Si no pueden ver la imagen, la dejo en el primer comentario de acá.

Es un capítulo corto, pero vaya que importante.

—¡Hola! —dijo Brian, abriendo la puerta principal. Era temprano por la mañana y los niños
jugaban en el exterior—. ¿Esos son mis regalos?

Liam asintió, agradecido de toparse con el hijo mayor de Harry, quien, al verlo parado fuera a la
puerta con bolsas de regalos en la mano, se acercó.

Quizás alguien debería explicarle al pequeño que no es seguro hacer ese tipo de cosas, existen
muchas personas peligrosas allá afuera.

—Oh, sí —sonrió—. Tengo algo para ti, supe que tu cumpleaños fue hace un par de días.

—Sí, bueno... aún no he abierto mis regalos porque papá tuvo problemas y tuvieron que llevarlo
al hospital.

—Comprendo —asintió Liam, inclinándose para hablar con el pequeño.

—Los abriré con él ahora que regresó a casa —comentó felizmente.

—¿Tú padre ya está aquí?

—Síp —dijo el menor con inocencia—. ¿Quiere hablar con él?

—No —mencionó Liam agitando su cabeza, entonces volvió a sonreír—. Me gustaría hablar con
tu papi, pero luego.

—Ahhh, papi esta en el patio trasero con Danny y Chase.

El corazón de Liam dio un vuelco al escuchar las palabras del pequeño. Pero de pronto le dio
curiosidad, aquel niño que vio el otro día con Brian y su hijo.

—¿Quién es Chase?
—Oh, él es nuestro amigo —dijo el menor moviéndose de un lado al otro—. Su papá es Jim y él
está con Nick, así que Chase dice que Nick es su nuevo papá —sonrió Boo, mostrando sus
hoyuelos, ansioso por ver sus regalos.

Liam intentó interpretar correctamente las palabras del niño, hasta que consiguió deducir que
Chase era el hijo del nuevo novio de Nick Grimshaw.

—¿Cuál es su nombre? —preguntó el niño curiosamente.

—Mi nombre es Liam —respondió con simpatía.

—Soy Brian —dijo el niño, señalándose a sí mismo, y Liam no podía dejar de impresionarse por
el enorme parecido que compartía con Harry.

—Lo sé.

—¿Como lo sabe?

—Pues, te conozco, yo te vi nacer hace seis años, mira cómo pasa el tiempo.

Acuclillándose, admiró los ojos de sorpresa del menor al escuchar eso, quien exclamó.

—¡¿En serio?! Pero nunca lo había visto antes... aunque usted me recuerda a alguien.

—¿Te recuerdo a alguien? —preguntó Liam, ladeando el rostro, curioso.

—Sí —mencionó el menor, acercándose al castaño y tocando su cara con ambas manos. Liam se
quedó estático, y entonces Brian dijo—. Mi hermano tiene ese lunar en su cuello —le señaló a
Liam.
—Vaya, eso es genial.

—Y también su nariz —la tomó el pequeño—. Y tus ojos.

El pequeño era temerario, y muy inocente. Combinación peligrosa.

—Oh, bueno, me encantaría conocer a tu hermano, ¿cómo se llama? —preguntó con candidez,
pues necesitaba conocer los sentimientos del pequeño con respecto a su hermano.

—Su nombre es Danny, tiene tres años —mencionó.

—¿En serio? Eso es fantástico, y, ¿cómo es él? ¿Es así como tú? Pareces muy alegre y lleno de
energía.

El niño sonrió divertido por el comentario del hombre mayor, pero negó en respuesta.

—Danny no habla mucho, es muy quieto y papá adora eso porque así no tiene que gritar tanto. A
papi le cuesta mucho hacerlo hablar con extraños, bueno, conocidos suyos y eso —se encogió de
hombros—. Mi tío Zazzu dice que es muy tímido.

—¿En serio? Vaya —mencionó Liam con una expresión pensativa—. Compre algo para él
también.

—¡Sí! ¡Gracias, Liam! eres muy amable —dijo el pequeño educadamente y Liam no pudo evitar
soltar una corta carcajada.

—De nada, pequeño.

—Danny se pondrá muy feliz, adora los juguetes nuevos, ¿pero quién no?
—Exacto —puntualizó el castaño, y entregándole la bolsa con su regalo dijo—. Ten, espero que
te guste.

—¡Gracias, gracias, gracias! ¿Trajiste algo para Chase?

—Oh, bueno, no —comentó el castaño con una expresión de circunstancia, Brian hizo un
puchero.

—Pero no te preocupes, te prometo que traeré algo para él la próxima vez.

Dedicándole una mirada de ojos entornados, el pequeño exclamó.

—¡Hecho! —Brian levantó su mano frente al rostro confundido de Liam, quien al notar de lo que
se trataba, chocó su mano con la del pequeño.

—¿Quiere flan? Hay flan en casa, papi lo preparó.

—Me encantaría, pero no creo que se pueda.

—¿Por qué? —inquirió el pequeño con el entrecejo fruncido.

—Pues... estoy casi seguro que tu papi no estaría de acuerdo.

—¡¿Qué?! No, papi es muy bueno y jamás le negaría flan a nadie —espetó el pequeño rizado
firmemente, y, tomando la mano de Liam lo obligó a moverse—. Por favor, insisto.

—¿Insistes? —inquirió Liam con una sonrisa desconcertada.


—Bueno, papi siempre dice eso cuando hace una invitación y alguien no dice que sí rápido, ellos
nunca dicen que no después de eso, así que insisto.

Y mientras caminaban por el patio delantero, Liam no pudo dejar de pensar en lo estresante que
era regresar a esa casa, además de sentirse mal por el pequeño que lo llevaba de la mano con
tanta simplicidad. De solo recordar el tiempo que ese niño pasó sin Harry lo hizo sentir el ser más
despreciable sobre la faz de la tierra.

Solo llevaba conociéndolo un par de minutos y estaba encantado. Ni siquiera podía creer que
fuera hijo de Tomlinson también, cuando cada palabra que salía de su boca le recordaba a Harry,
y su virtud de hacer a todos esclavos de su sonrisa. De solo recordar todo lo que era capaz de
hacer para gozar de esa vista, todo: hoyuelos y ojos brillantes.

Soltando un suspiró pesado, se detuvo cuando el pequeño que lo guiaba se dio la vuelta.

—¿Qué sucede? Te ves triste, ¿no quieres flan? —inquirió el niño preocupado—. Creo que aún
hay helado.

—No es eso, pequeño. Solo... ¿puedo decirte algo? —inquirió apenado.

—Dime —dijo el pequeño de ojos azules.

—Hice algo terrible y lastimé a muchas personas, me arrepiento mucho, pero nadie me creé...

—Eso es terrible —dijo el niño boquiabierto—. ¿Por qué no te creen?

Liam agachó la mirada y Brian soltó un suspiro exasperado.

—No te preocupes, yo te creo —sentenció—. ¿Qué hiciste? ¿Rompiste algo y lo escondiste bajo
tu cama? Créeme, no funciona, una vez lo intenté y papi me castigó por una semana.
Liam soltó una pequeña risa al escuchar la inocente historia.

—Creo que lo que hice fue mucho más grave que eso, Brian.

Con una mueca en el rostro, el pequeño pensó.

—No importa —concluyó—. Sí en verdad lo sientes, puedo ayudarte con eso, ¿y sí te acompaño
con tus padres y les pedimos disculpas juntos? Será más fácil —dijo Brian—. Yo puedo hablar
con ellos, solo no vuelvas a hacerlo, porque arruinarías mi reputación.

Pasando una mano sobre su rostro, el mayor no pudo evitar sonreír.

—Así está mejor, no estés triste —mencionó el pequeño una vez más—. Sonríe incluso si tu
corazón está roto, o eso dice la canción.

---------------------------------------------------------------

Brian es un niño adorable.

¿Cómo creen que reaccione Harry ante Liam y su pequeño hijo mayor?

¿Cuantos están de acuerdo con que Liam conozca a su hijo?

¿Creen que Harry puede prohibirle conocer a Danny?


(Las dedicaciones van a las personas que respondan estas preguntas x)

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O62. Situaciones y medidas desesperadas

CAPÍTULO DEDICADO A: PeetaKISSme1, Galilea-Freak, Nath_queenB, AgosStylinsonLS,


LoveIsEqual1DRMC, DaianaxPerez, LittleAfrodita, yumiyuyu, -larrxstylinsxn-, 1D_MyBabys,
zoecarrazan, Curiiousgirl, Mariasbelen, FrydaFigueroa, pelirrojita, HarryPasehva, kilamlarrylovex,
WB_Infinite09, BerenjenaMC, SusanaCoba31, 1D_stylinson_, XLarryFireproofX, janyaaSoliss,
LoveCofeandBooks, AmoADelena, Flotus, CRRISS23_Stylinson, antonella_alive,
AlexandraBeltran30, ricardo_acb, JhoanethG1D, _harry1D, the-demons-inside-me, frxppeniall,
micaelaLarryshipper, 1dcoloveforever, luunita24, WH0ISN4TT, Dany1D95, ZaydiRolik,
AdhiStylinson1D, NatyAriasLS, Laura_bv13, F__kingFreak, Karlis97, ArilexBipol, 123Morita,
NOEMIgarCo, Angel_of_Darkness98, NathaliaLoaiza, LarryftMuke, Miss_Illusion¸ LariiStyMaHo,
larrysbrxkenpieces, Sweetbravery_, nauticalboyfriends, SakuraHitomi9, DanAriasJ, Beetzus,
noeliapov, ArrobxAlynx, CarryStylevarez, DaneSmithson201001 y LxrryBxtchs.

Y muchas gracias a todos los que dejaron su comentario, saben que a veces las cosas tardan
pero llegan. (No pude poner más en esta ocasión porque el capítulo no es tan largo.)

«Te encuentras en mi puerta.


Justo como todas aquellas veces.

Llevas puesta tu mejor disculpa.

Pero yo estaba allí para verte marchar.»

- The last time. T.S.

—Papi, ¿qué e' esto? —preguntó el pequeño Danny, llevándole a su padre una lombriz de tierra
que encontró mientras jugaba con Chase y Mucky. Harry tomó la pequeña manita de su hijo y
negó desaprobatoriamente.

—Es una lombriz, bebé. Y no vuelvas a tocarlas —le advirtió.

Tomando el pequeño animal, lo colocó sobre las raíces de las nuevas plantas que sembraba en el
jardín trasero.

—¿Po' qué? —preguntó Danny con su pequeño ceño fruncido. Su papi le había quitado aquel
animalito que se movía gracioso.

—Porque están en el lodo y son asquerosas, bebé.

—Chase aplastó una —dijo el pequeño con una mueca.

—No son agradables, lo acepto, pero no es su culpa ser así —mencionó Harry, tomando la
manguera que había preparado para regar su jardín, y lavó las manos de su hijo menor.
—¿No aplastarlas?

—Dile a Chase que ellas merecen vivir porque ayudan a las plantas a crecer, pero no las toquen.
Merecen su espacio, la tierra es su hogar. ¿De acuerdo? —concluyó, ofreciéndole a su pequeño
una sonrisa cargada de amor. Amor que sentía por sus dos pequeños.

—Okey... —dijo Danny, arrugando su pequeña nariz cuando su padre depositó un beso en ella.

—Ven, se un buen niño y ayúdame a plantar esto, ¿de acuerdo? —le pidió, mientras tomaba del
tallo la nueva planta que compró. Harry necesitaba distraerse en algo por ahora, no pudo pensar
en algo más relajante que atender su jardín.

—¿Qué es eso? —inquirió el pequeño.

—Una planta, y pronto brotaran flores azules, muy pequeñas, pero son realmente hermosas. ¿Te
gustan mis flores? —inquirió el rizado, señalándole los arbustos con muchas de ellas a lo largo
del jardín. Harry se sentía muy orgulloso de su trabajo.

El pequeño asintió, buscando un lugar junto a su papá para sentarse.

—¿Po que te gustan? —preguntó curioso. Harry no pudo evitar sonreír porque nunca antes
imaginó que un niño fuera tan bueno para escuchar como lo era Danny. Siempre preguntando y
explorando.

—Porque son muy bonitas, y huelen muy bien —Harry tomó una de estas y la colocó sobre la
nariz de Danny, quien aspiró la fragancia de la rosa y sonrió.

—Sí.

—¡Danny! —gritó Chase al otro lado del patio trasero.


Harry miró al pequeño hijo de Jim y sonrió.

—Ve con Chase, o seguirá matando lombrices.

—¡No! —gritó su hijo, levantándose de prisa y corriendo por el césped hasta donde se hallaba el
mayor.

[...]

—Quédate aquí, Liam. Iré por papi.

—¿Tu papi Harry? —inquirió el castaño en cuanto se detuvieron en la sala. Liam observó todo el
lugar. La decoración era tan Harry. Incluso, reconoció algunos cuadros que definitivamente eran
las obras de los artistas favoritos de su ex prometido.

—Síp —respondió el pequeño de cabello rizado.

Liam asintió con una sonrisa.

—Ve. —exhaló. Solo esperaba que el padre de su pequeño hijo no lo echara de casa sin
escucharlo primero. Necesitaba conocer a Danny, ojala Harry comprendiera eso.

No pasó mucho tiempo antes de observar a un pasmado Harry, apoyado en el marco de la


puerta. Brian a su lado, parloteaba tranquilamente sin reconocer la situación que había causado
su generosidad.
—Brian, ve con Danny y Chase. —mencionó el rizado con una expresión imperturbable. Acarreó
a su hijo fuera y se tomó su tiempo para cerrar la puerta corrediza.

Liam observó a Harry, él llevaba el cabello recogido, y por una extraña razón podía sentir la
sensación de su cabello suave en las yemas de sus dedos mientras lo recogía por él, años atrás,
claro que sí...

Con su mano libre, la que no sostenía la bolsa con el regalo para su hijo, Liam la deslizó dentro
del bolsillo de su abrigo y la dejó allí. Agachando la mirada e inflando sus mejillas con aire, supo
que esto era mucho más difícil de lo que imaginó. Temblaba por dentro y su mandíbula punzaba
dolorosamente.

El silencio sepulcral no ayudaba, porque se había preparado para escuchar los gritos de Harry, y
sencillamente estar de pie frente a él, siendo observado por esos ojos que siempre irradiaron
sentimientos puros y dulces, ahora teñidos de decepción y dolor. Saber que era el causante de
ello, de destruir algo tan especial, acababa con sus fuerzas. Levantando la mirada, observó los
ojos húmedos de su ex prometido, la desilusión emanaba de cada rasgo de su expresión.

—Cuando me miras así... —cerró sus labios y lo intentó un par de ves más—. Desearía estar
muerto, pero... yo no decidí eso.

Harry apartó su mirada. Sus brazos se encontraban cruzados sobre su pecho. Liam podía
imaginar cuando lo odiaba, y estaba en todo su derecho.

—Me mentiste durante más de dos años —mencionó al fin, su quebrantado tono no iba a la par
con su expresión casi inmutable. Abrió sus labios una vez, pero volvió a cerrarlos. De pronto la
incredulidad se apoderó de su rostro—. ¿Cómo podías dormir por las noches, Liam?

Harry parecía haber estado esperado hacer esa pregunta desde hace mucho tiempo atrás. Liam
asintió, nunca se había sentido tan avergonzado como en ese preciso instante.

Humedeciendo sus labios, negó. ¿Debía ser honesto con él y decirle que las noches a su lado
compensaban cualquier lapso de culpa?
Su presencia apaciguaba sus turbaciones, cada segundo. No podías sentirte un villano con él de
tu lado, era tan sencillo como eso para Liam.

—Desearía explicártelo, pero no estoy aquí para revolver el pasado.

—Seguro. —mencionó Harry con una falsa sonrisa.

—Comprendo que no creas ni una sola palabra de lo que digo, pero eso no lo convierte en una
mentira.

Asintiendo, Harry dio un par de pasos hacia él. Si no estuviera tan decidido en ver a su hijo, Liam
hubiese corrido, pero levantó su barbilla y aguardó.

—Que vengas a mi casa y hables con mi hijo, no cambia el hecho de que te eché la última vez y
te advertí que no quería que volvieras a poner un pie en mi hogar —la seriedad en su rostro aún
continuaba desconcertándolo. Era tan nuevo de su parte, pero no era alentador ser el causante
de sacar a relucir esos sentimientos.

—Lo siento.

—Sentirlo no cambia nada —bufó.

—¿Qué quiere que haga? —inquirió Liam, tomando la muñeca de Harry. Consiguió apartarse en
menos de un segundo.

—En primer lugar, no vuelvas a tocarme —le advirtió.

Echando sus brazos al aire y de regreso a sus lados, Liam asintió.


—Como quieras —murmuró entre dientes.

—No balbucees, odio que hagas eso.

—De acuerdo —gesticuló.

—Hablaré con mi abogado para que te devuelva todo el dinero y las acciones que me heredaste,
y el cincuenta por ciento de Danny.

Con el ceño fruncido, Liam escuchó lo que él acababa de mencionar.

—Harry. No necesito ese dinero de vuelta, es tuyo y de mi hijo.

—No quiero un solo centavo de tu dinero.

Bufando, Liam se alistó para replicar, pero Harry tenía esa mirada de: «Ni siquiera se te ocurra
contradecirme.» y se detuvo en seco.

—De acuerdo, no necesitas ese dinero. Perfecto —soltó insatisfecho—. Pero el cincuenta por
ciento de Danny se queda tal y como esta. No le quitarás a mi hijo lo que por ley le corresponde.

—Puedo. Porque para el estado de California, y para el resto del maldito mundo Danny es un
Tomlinson, no un Payne.

—Su ADN no opina lo mismo —lo contradijo, siendo lo suficientemente temerario—. Además,
¿estamos discutiendo sobre dinero? Harry, eso no me interesa. No gastes todo tu esfuerzo al
intentar devolverme hasta el último centavo del dinero que te di, porque no te lo he pedido.

Resopló, para volver a tomar aire y continuar.


—Vine aquí para hacer las cosas bien. Sabía que no sería sencillo, pero no tengo otra alternativa
si quiero formar parte de la vida de mi hijo —sin notarlo, Liam había empezado a elevar su tono
de voz.

—No grites.

—No estoy gritando —mencionó Liam en voz baja—. Aquí nadie esta gritando.

—Louis está descansando, aún necesita recuperarse de su accidente...

Con ojos entornados y expresión aburrida, ya que sabía que Harry estaba mintiendo sobre el
asunto de Louis, recitó monótonamente.

—Sé que James te está dando problemas de nuevo, Harry. También quería hablar sobre eso
contigo, yo puedo ayudar si me lo per...

—No necesito tu ayuda, no necesito nada de ti, Liam. Louis, Zayn, Niall y yo podemos resolverlo.

—¿En serio? —inquirió el castaño con ambas cejas arqueadas.

—Sí —soltó a la defensiva—. ¿Por qué? ¿Tienes alguna duda? ¿Tienes algo que decir? Porque
no recuerdo haber pedido tu opinión en primer lugar.

—Okey, okey —dijo Liam levantando ambas manos frente a él—. No te alteres. No quiero discutir.

—No quiero que estés aquí. Louis puede bajar en cualquier momento y no quiero que comiencen
a discutir, hay niños en esta casa.

—De acuerdo, iré por... —de pronto, una enorme sonrisa se formó en el rostro del castaño
cuando miró hacia la puerta corrediza casi abierta. Unos curiosos ojos marrones observaban a
través de la grieta—. ¡Hooooooooola, bebé!
Espetó Liam encantado, mientras se dirigía hacia la puerta. Los ojos marrones se abrieron mucho
al notar que había sido descubierto, así que desaparecieron. Harry corrió detrás del castaño, y
alcanzó a cerrar la pequeña grieta, impidiendo sus intensiones de salir.

—Lo siento, no te quiero involucrado en su vida. Danny ya tiene dos padres que lo aman mucho,
no necesita más.

—¿En serio vas a hacer esto, Harry? —murmuró Liam dolido. Eso estuvo tan cerca—. ¿Utilizarás
a mi hijo para vengarte de mí?

Una vez más, Harry adoptó aquella mascara imperturbable.

—No utilizaré a Danny para vengarme de ti, Liam —dijo, y Liam soltó una carcajada sin gracia.
Restregó su rostro, apartando la humedad de sus ojos y asintió.

—De acuerdo. Entonces dime porqué no puedo verlo.

—Ya te lo dije. No puedes llegar, presentarte con mi hijo mayor, utilizarlo para entrar a mi casa, y
luego exigir que le diga a mi pequeño hijo de tres años que su papá, no es su papá, porque llegó
el verdadero. Quien estaba muerto, y que por cierto, utiliza locos artefactos que borran la
memoria. ¿Cómo crees que tomen aquella historia los niños?

Restregando su rostro Liam espetó.

—Por supuesto que no les diré nada acerca de eso, son niños. Maldición, Harry —gruñó—. No le
diré que soy su padre.

—¿Y qué planeas que le diga a Brian? Él notará algo extraño en ti, es un niño muy curioso.

—Le dije hace un par de minutos que soy un amigo de la familia.


—Sí, también puedes decirle que Louis y tú son como hermanos, porque notará el amor entre
ustedes a kilómetros —soltó irónicamente.

—¿Sabes? Solo complicas todo a propósito —soltó, encogiéndose de hombros—. Acepta de una
buena vez por todas que te estás vengando de mí, y que no me dejarás ver a mi hijo, tan solo por
el placer de verme sufrir. ¿Y sabes que provocas con todo esto? ¿Sabes lo que provocas?

Harry frunció el entrecejo, observando como Liam caminaba de un lado al otro.

—Me obligas a hacer algo muy estúpido. Me conoces, sabes que mi paciencia tiene un límite,
Harry.

—¿Ahora me estas amenazando? —Inquirió el rizado, colocando sus brazos en jarra—. No


puedo creerlo.

—Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas —mencionó Liam, mientras se


dirigía hasta las escaleras—. Sí no quieres escucharme, tendré que hablar con Louis.

—No te atreverías —soltó Harry despegándose de la puerta corrediza, y con cautela avanzó por
la sala. Liam subió un par de escalones—. Creí que podía hablar contigo, pero supongo que
hablar con Tomlinson no puede ser peor.

—Baja de allí —le advirtió.

—Lo siento, Harry —dicho esto, subió las escaleras. El rizado lo persiguió tan rápido como pudo,
pero para su mala suerte, Liam dio con la habitación correcta en el primer intento.

Harry intentó abrir la puerta de su habitación, pero el muy maldito la había trabado. El grito
encolerizado que soltó Louis al otro lado de la puerta debió escucharse a diez cuadras a la
redonda.
—Mierda... —murmuró Harry, golpeando su frente contra la puerta.

Aquello no podía terminar bien.

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Gracias por sus comentarios, le dediqué capítulo a toda clase de opinión. Disculpen las personas
a las que no coloqué esta vez.

El próximo capítulo tardará un poco porque será largo, en serio muy largo. (Entraremos en
materia.)

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O63. La vida es una ruleta y apostamos todos

Bueno, no es EL capítulo largo, pero ya entramos en materia.


Niall abrazó a su esposo mientras observaban la pantalla del computador. Ambos sentían como la
ansiedad aumentaba con cada minuto que pasaba.

—Todo saldrá bien.

—Sí, es lo que le dije a Harry para tranquilizarlo, pero en realidad no lo sé —confesó Zayn, su
mano acarició el rostro de su amado Niall—. No sé que planea James. Ni siquiera sé si él irá a
esa cita o enviará a algún emisario. Los Astraunye decidieron no involucrarse.

Zayn observó a su esposo angustiado. Nunca creyó que ellos se negarían a brindar su ayuda.

—Creí que nos apoyarían en esto, pero lo sometieron a una votación. La gran mayoría no desea
sacrificar su tranquilidad y echarse de enemigo al hijo de Buker justo ahora. Estamos solos.

Con una mueca, Niall observó a su esposo enviar la contestación al grado uno de Los Astraunye.

—¿Y si James lastima a Harry? —preguntó Niall, atormentado.

—Louis y yo estaremos cerca. Acordamos eso esta mañana —comentó Zayn con ambas cejas
arqueadas.

—¿Ya te pidió disculpas?

—Sí —asintió, cuadrando sus hombros.

—Hoy deberán estar más que sincronizados —suspiró—. Tengo mucho miedo.
Zayn tomó las manos de su esposo, haciéndolo tomar asiento sobre sus piernas. Niall le dio un
beso.

—Déjame ir contigo.

—No, debes quedarte con los niños. Además, aún no te recuperas del todo.

Niall asintió, recordándolo el dolor que sentía cada vez que realizaba un movimiento brusco. Los
puntos en su vientre aún estaban frescos, y así no sería de gran ayuda. Lo que era frustrante en
las actuales circunstancias.

[...]

—Deberíamos ir por Fajitas.

—Xander, no tenemos tiempo. Debemos ir por el señor Malik —mencionó el oficial Azoff, mientras
revisaba sus apuntes. Eran las diez de la mañana y él tuvo que ir por su compañero. Por poco y
tumba su puerta, Xander tenía el sueño ridículamente pesado.

—¿Crees qué él sepa más de lo que ya nos dijo?

Jeff se encogió de hombros. Mirando a su compañero y amigo con vacilación.

—Quizás sí, no lo sé —confesó—. Por eso necesitamos hablar con él.


—Así parece —concluyó el oficial Ritz.

—Además, ya el señor Tomlinson nos ha dicho todo lo que sabía o recuerda.

—Tienes razón... pero, ¿sabes? He estado pensando sobre algo que leí en el informe. El señor
Tomlinson dijo que las dos personas que le dispararon usaron un traductor de texto, o algo por el
estilo, ¿no es así?

—Sí, quedamos de acuerdo en que era un sintetizador de voz. Él dijo que escuchó ese tipo de
voz artificial.

Xander asintió, en cuanto giraba el timón hacia la derecha con dificultad. La vieja patrulla siempre
dando problemas.

—Bueno, pues, eso me hizo pensar sobre los motivos que tendrían sus agresores para utilizarla,
porque... ¿Cuál era la necesidad? Sí intentaban terminar con su vida, ¿Por qué les preocupaba si
escuchaba el timbre de sus voces?

Frunciendo los labios, Jeff consideró el punto de su compañero. No lo había pensado.

—De hecho, hablé con el doctor que lo atendió, y él me dijo que el disparo no afectó ningún
órgano vital —agregó Xander—. Supongo que el móvil no era el asesinato.

El oficial más joven se detuvo frente a una luz roja y miró a su compañero.

—O el que disparó no tenía ni la menor idea de cómo utilizar un arma. Cosa complicada,
considerando que estaba a menos de un metro del señor Tomlinson.

Azoff asintió quedadamente, analizando el escenario que le exponía Ritz.


—Era prácticamente imposible que fallara en su intento de matarlo —cedió.

—Exacto, Jeff. Lo que me hace creer, que los que le dispararon solo querían darle un susto.

—Y vaya susto —comentó.

—Lo sé, que lastima.

Y vaya que sí lo era. Ambos oficiales eran conscientes de que el atentado contra su vida ocurrió
durante la fiesta de cumpleaños de su hijo.

—¿Por qué? —Murmuró el oficial Azoff de repente, mientras mirada por la ventanilla—. No logro
comprenderlo. El señor Tomlinson es una celebridad en el baloncesto, de acuerdo, pero quien
querría dispararle en la puerta de su casa.

—¿Algún fan? —Sugirió Ritz encogiéndose de hombros—. ¿Algún entusiasta fanático del equipo
rival?

—No lo creo, Xander. Actualmente el señor Tomlinson no representa gran amenaza en la cancha,
él juega bien, pero de allí a provocar deseos de matarlo tampoco. Es un sujeto que hace su
trabajo y ya.

—Bueno, es obvio que alguien quería lastimarlo, pero no lo suficiente —dijo Xander frente al
volante—. ¿Y qué escuchó de parte de ellos?

—Pues, dice que no lo recuerda —se encogió de hombros el oficial Azoff.

—Y con lo difícil que es hablar con ese señor —mencionó su compañero, negando levemente—.
Sacarle información es como sacarle una muela. Además, como que no le caigo bien.

Jeff embozó una sonrisa burlona.


—En fin, solo puedo pensar en que las dos personas que le dispararon podrían ser conocidos de
él —soltó su compañero de repente.

—¿Hablas en serio?

—Sí, Jeff. Mira... —resopló—. Si fueran dos desconocidos para él, personas contratadas, ¿Por
qué estaban tan preocupados por ocultar la identidad de sus voces? Es decir, ¿Cuál es el
misterio? Solo que sus voces fueran un tipo de evidencia o rasgo para ser rastreados. Digamos:
Un acento gracioso o el completo desconocimiento del idioma, algo que dejara una huella —se
encogió de hombros—. La otra posibilidad es que sencillamente eran personas a las que escucha
a diario. Es como si tú vinieras con una máscara y me apuntaras diciendo: "Oye, Xander. Te voy
a matar". Yo diría: "Este es el imbécil de Jeff", porque conozco tu voz, y me has dicho eso un
millón de veces.

—Cada cinco minutos —lo corrigió.

—Allí lo tienes —apunto el oficial Ritz—. Entonces, te digo. Las dos personas que le dispararon a
ese señor, deben ser conocidos.

—Pero Xander, esa acusación es bastante seria. ¿Qué sugieres? ¿Crees que el esposo pudo ser
uno de ellos?

—¿Qué? ¡No! —Dijo Xander de prisa—. ¿Cómo se te ocurre?

Jeff puso los ojos en blanco, y negando junto a su compañero preguntó.

—A ver, ¿por qué no? —dijo—. Vamos, sabes que mientras más plata haya de por medio los
ricos hacen lo que sea.

—Por favor, Jeff —bufó su colega—. No todos son así, además, ¿cómo crees? Eso no puede ser
porque en la declaración de Don Harry dice que se encontraba con un tal Nick platicando en el
preciso momento cuando le dispararon a su esposo, y estaban dentro de la casa.

Xander negó renuentemente.

—¿Sabes cuantas personas suman Don Harry y su amigo Nick?

—¿Qué insinúas? —bufó Xander.

—Tenemos a los dos sospechosos.

—Ay, por favor —resopló el más joven a su lado—. No seas ridículo.

—El sartén le dijo a la olla —espetó Jeff, frotando su cuello a causa del cansancio. No veía la
hora de terminar con este caso y tomarse esas vacaciones pendientes que tenia.

—De acuerdo. No descartaremos tu idea basada en la telenovela de las ocho —murmuró Xander,
mientras observaba los nombres de las calles—. Pero yo tengo en mente a alguien más.

Poco después, no tardó mucho en dar con la exclusiva zona residencial de los Malik Horan.

[...]

—¡¿Qué demonios haces aquí?! —gritó Louis, intentando ponerse de pie, pero apenas consiguió
sentarse en el filo de su cama.
—Vine porque necesitamos hablar —respondió Liam únicamente, parado contra la puerta,
escuchando a Harry gritar al otro lado.

«¡Liam!¡Sal de allí ahora!»

Louis, con la rabia plasmada en su rostro, se puso de pie y se encaminó a la puerta pero Liam se
interpuso en su camino.

—No abrirás esa puerta, hasta que me prometas que escucharás lo que vine a decirte.

—¡Yo no tengo nada que escuchar de ti! Ni siquiera deberías existir. Vuelve a tu sarcófago y
déjanos en paz —gruñó.

—No, yo no me iré de acá hasta que tú y yo hablemos de una buena vez por todas, porque yo no
vine para pelear con nadie, pero tampoco pienso irme sin tener la oportunidad de ver a Danny.

El ruido que provocaba Harry al otro lado de la puerta lo obligó a levantar su tono de voz. Louis se
exasperó.

—¡Si no te quitas te juro que llamo a la policía!

A paso amortiguado, Louis caminó hasta la mesita de noche, donde se encontraba el teléfono
inalámbrico. Liam vio sus intensiones, y se encargó de tomar el aparato a tiempo. Louis le dedicó
una mirada asesina.

—Louis, no vengo a hablarte como la persona que te perjudico a ti y a tu hijo —espetó afectado.
Sintiendo que aquella era su última esperanza, por mucho que odiara tener que admitirlo—. No
estás hablando con el hombre que ocultó a Harry por casi tres años.

Liam observó como Louis tomó su lámpara de cerámica y la lanzó cerca de su pierna. Él no tenía
la intensión de lanzarla sobre él, porque lo hubiese conseguido. Sencillamente deseaba
descargar su furia con algo.
—Solo intento que comprendas el motivo por el que estoy aquí de nuevo, Louis —continuó,
apartándose de la rota lámpara—. Tú también eres padre, y estoy completamente seguro que
harías lo mismo en mi lugar si no te permitieran ver a tu hijo. No te quedarías con los brazos
cruzados, y recurrirías hasta al mismo diablo si es necesario.

Agotado, Louis tomó asiento.

—Vete al infierno, allí esta él.

Liam ignoró el comentario del castaño y continuó.

—Por eso estoy aquí, y no estoy pidiéndote que olvides todo lo sucedió y que seamos los
mejores amigos. Ni a ti ni a mí nos interesa eso. Solo necesito ver a mi hijo, conocerlo y maldita
sea, quiero hacer las cosas bien esta vez. No quiero continuar lastimando a más gente, por mi
hijo, por mí, por consideración a Harry y a ti. Porque aprecio que Danny tenga un hogar, que le
dieras tu apellido y todo eso, está bien. Está bien.

—¿Qué pretendes? ¿Qué me conmueva? —escupió Louis con los ojos entornados.

—No. Solo intento que comprendas que haré hasta lo imposible por formar parte de la vida de
Danny. Lo estoy haciendo y no desistiré.

—¿Y qué pasaría si no me place que lo veas? ¿Qué vas a hacer? ¿Lo vas a raptar? Cómo te
encanta resolver tus problemas con esas sucias artimañas tuyas —soltó irónicamente, mientras
respiraba pesado.

—¡Suficiente!¡Ya basta! —gritó Liam, ambas manos volaron hasta su corto cabello. Estaba
cansado, harto de escuchar lo mismo—. De acuerdo, sé que equivoqué, pero estoy intentando
solucionar las cosas.

—Si tanto quieres solucionar las cosas, porque no vas con James y nos lo quitas de encima
—gruñó entre dientes—. Estoy seguro que puedes darle todo lo que necesita y entonces nos
dejaría en paz.

—Resolveré lo de James. No me tranquiliza que aceche a Harry y a los niños.

Respirando profundo, Louis observó severamente al sujeto frente a él. Tenía muy en claro cuanto
lo detestaba. Quizás sus oscuros sentimientos hacia él disminuyeron drásticamente durante todos
esos años en los que lo creyó muerto, por precisamente ese hecho, y por Danny. Pero verlo de
nuevo despertó todo el resentimiento que albergaba en su cuerpo.

—¿Estás dispuesto a dar la cara? —mencionó en tono apático.

Liam asintió, demostrando su compromiso, y que sus palabras eran reales.

—Sí.

—Pues, tienes una oportunidad —le informó—. Esta tarde, James citó a Harry para hablar con él.
Estoy seguro que se trata de una trampa, pero supongo que puedes ir tú por él.

La mirada de Liam vaciló por un instante. Intentaba considerar las implicaciones. Pero no tardó
mucho en asentir.

—Lo haré.

¿Qué otra cosa podría hacer? Conciliar sus diferencias con Louis o Harry era más difícil que
enviar un hombre al sol. Louis le dedicó una mirada de genuino y real desprecio antes de acordar
con él aquel trato.

—De acuerdo.

—Pero quiero pasar la tarde con Danny, antes de ir, por supuesto...
—Supongo que sí puedes —mencionó, poniéndose de pie, e irguiéndose lo más posible—. Pero
ni una sola palabra de esto a Harry. Hablaré con él, le diré que me conmoviste y que te dejé
conocer a Danny.

—Pero que pasará con él, sí Harry no sabe que yo iré en su lugar —murmuró el castaño de ojos
marrones. Louis puso los ojos en blanco.

—Yo me encargaré de ello —levantó su mano y lo apuntó en cuanto recordó algo—. Tampoco se
te ocurra mencionárselo a Zayn. Seguro él lo impediría, porque ahora son de nuevo tan amigos...

Murmuró mosqueado.

—De acuerdo.

—No sacrificaré a mi esposo, ni a mi familia. Ten —dijo Louis tomando su libreta del cajón a su
lado y un bolígrafo—. Haz una promesa escrita.

—¿Una promesa?

—Sí, escribe lo siguiente —le indicó con seriedad—. Yo, Liam Payne, me comprometo en acudir
a la cita con James Buker en representación de Harry Styles —coloca la fecha de hoy— asumo
toda la responsabilidad. En caso de no cumplir con lo acordado, me atendré a la sanción
dispuesta por Louis Tomlinson. Y fírmalo —concluyó.

Observando la determinación de Louis por aquel papel, Liam firmó su sentencia.

—Le dije a Harry que lo protegería, a él y a nuestros hijos —mencionó el ex basquetbolista.

Liam le entregó el papel firmado a Louis, él lo leyó y al corroborar que todo estuviera en orden
dijo.
—Escucha. Sí no cumples con esto, te juro que pase lo que pase, tú nunca volverás a ver a
Danny. Porque le enviaré esto a mi abogado y quedará en su poder.

—Comprendo —acordó Liam, y restregando su rostro dijo—. No tienes de que preocuparte, lo


haré.

Abriendo la puerta con una llave, Harry entró trastrabillando. Tomó un respiro tras ver que ambos
aún seguían vivos. Lo que sí lo inquietó, fue ver el aire conciliador entre ellos.

—Harry —mencionó Louis caminando hacia él y tomando su mano—. Estoy de acuerdo con que
Liam vea a Danny al menos esta vez.

—¡¿Qué?! —gritó Harry boquiabierto—. Pero... pero...

—Solo será por esta vez, así que... vamos. Terminemos con esto.

Harry dirigió una mirada desconcertada hacia Liam, y él, dedicándole una breve y deprimente
sonrisa, agachó la mirada y los tres abandonaron la habitación.

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Nueva ronda de dedicaciones.

La idea de Louis fue muy ingeniosa.


¿Qué opinan de esa promesa escrita?

¿Qué creen que opine Harry al respecto?

¿Louis hizo bien o mal? (Esto es muy relativo)

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O64. El buen consejo de un enemigo I

CAPÍTULO DEDICADO A: Montserrat78, JustVery14, Sweetbravery_, Brownie_DivaQueen,


LarryftMuke, andrewlxrry, FrydaFigueroa, niallsylum, lovehimisokay, xhoranssunshinex,
supportlwt_, HarryPasehva, pinkcherryforest, 1dcoloveforever, F__kingFreak,
DaneSmithson201001.

(Todas las personas que comentan con sus puntos de vistas son tomadas en cuenta. Eso pueden
dar fe las personas cuyos user he mencionado. Digan, ¿creen que he escogido sus comentarios
porque estoy de acuerdo con ellos? No. En ese caso solo pondría uno o dos. Esta nota es en
respuesta a las personas que me dicen que los ignoro. No es verdad, quizás no han notado la
ronda de preguntas al final de cada capítulo. Algunos Nisiqueira lo han pedido, pero igual van
porque las dedicaciones "según wattpad" y que me gustó, son: Una manera de agradecer a tus
lectores por su colaboración con la historia. A mí me parece una descripción muy buena.)
P.D.: Responder "No" "Sí" "No sé" "Tú sabrás" no cuentan lol

En serio chicos y chicas que estrés con esas calumnias que me dedican.

Bueno, superado el tema, seguimos.

*cualquier error de cualquier tipo será corregido al finalizar la historia.

—No lo sé, Louis... —murmuró Harry, mientras observaba como su esposo se dirigía con los
niños.

Brian, Chase y Danny se encontraban en el Gazebo. Los tres niños disfrutaban de un agradable
día entre juguetes, cuadernos y crayolas, hasta que Louis llegó y cargó al menor de ellos.

—Vamos, pequeño —le dijo con gentileza. Danny envolvió su delgado y corto brazo, rodeando los
hombros de su padre.

Brian, por otra parte, se puso de pie y dirigió su mirada a Harry.

—Papi, ¿Liam ya se fue? —preguntó con inocencia.

Louis observó a su esposo, ya que no tenía ni la menor idea de por qué su hijo mayor conocía
ese nombre, peor aún, al hombre que se encontraba en su casa.
A quien consideraba un intruso. Uno que podría servirle de ayuda después de todo.

—Lo trajo a casa —le explicó a Louis, antes de mirar a su pequeño—. Tú y yo tenemos una
plática pendiente, Boo. No creas que no estoy molesto de que hablaras con un extraño y lo
hicieras pasar a casa.

Con una mueca tragicómica, Brian volvió a tomar asiento junto a sus juguetes. Chase se rió.

—Alguien tiene problemas —canturrió.

—Cállate, Chase —murmuró el mayor con el ceño fruncido.

Danny, en los brazos de su papá, observó a su papi, quien se encontraba interponiéndose en el


camino de ambos.

—Louis, debes reconsiderarlo. No puedes hacer esto.

—Harry, sé que no quieres que él conozca a Danny, pero al menos permite que lo vea esta vez.
¿No quieres que nos quitemos al tipo de encima?

—Pero no a costas de nuestro hijo.

El castaño entonó los ojos, pero aquello apenas duró un par de segundos, porque él continuó con
su camino.

Harry apretó sus brazos alrededor de su estomago, sintiendo como las lágrimas amenazaban con
salir. No sabía porque Louis hacia esto. Sus hijos eran algo sagrado, tan sagrado que no lo
pensaría dos veces antes de arrasar con un batallón con tal de mantenerlos a salvo.
Todo lo que hacía era consagrado a su familia. Y había tomado una decisión, pero al parecer su
esposo tenía otros planes.

Harry no deseaba que Liam entrara en la vida de Danny y luego se desvaneciera como lo hizo
con él. Todo ese mundo de mentiras que creó para mantenerlo a su lado, todo aquello dejo una
cicatriz en su corazón y no deseaba que su pequeño pasara por eso. La historia era demasiado
dolorosa como para ser mencionada en voz alta.

Harry no sentía la necesidad de que Danny algún día se enterara de su procedencia, de la


cadena de situaciones que hicieron posible su existencia. Existencia de la que se sentía muy
agradecido, pero todo el trasfondo era inquietante.

Luego todo su esfuerzo por mostrar aquella parte de sí que odiaba a Liam por todos sus engaños
y haberlo alejado de su novio y de su pequeño hijo. Y la otra parte, la que había enterrado en el
rincón más inhóspito de su alma, provocaba que su corazón latiera de prisa y la ansiedad, esa
que causaba con su presencia, era algo que necesitaba mantener al margen.

Quizás si le gritaba su rencor y odio él se marcharía de su vida y la de su familia para siempre,


pero no, Liam estaba empecinado en conocer a su hijo y no podía reprocharlo, pero tampoco
podía aceptarlo en su nueva vida junto a su esposo, al que amaba y con el que había formado
una hermosa familia.

La presencia de Liam, además de recordarle momentos dolorosos, también le recordaba los


buenos. El tiempo que pasaron juntos, la manera en la que su corazón se acostumbró a su trato,
los detalles, las miradas, los besos, las caricias, las risas y cada aspecto de su relación.

Liam poseía el complemente perfecto entre: entrega y obstinación, y no podía negar que
extrañaba al Liam de San Petersburgo, pero él fue una fantasía. Era completamente consciente
de ello.

Harry solía pensar que conocía a quien fue su prometido, pero no era así. Y aún cargaba con su
fracasada relación.

Ojala Liam utilizará una vez más el filtrador neuronal pero esta vez, borrara de su mente la vida a
su lado, porque por más que deseara odiarlo no podía. Era sencillamente imposible.

Harry frunció el ceño, pues era tan extraño escuchar a su esposo ser tan conciliador. Más con
alguien como Liam.

—Sé qué te parece extraño, pero confía en mí. Después de esto posiblemente no volvamos a
verlo nunca más —comentó casualmente.

—¿A qué te refieres? —inquirió el modelo liado—. ¿Él te prometió que volvería a desaparecer
luego de conocer a su hijo?

Louis se encogió de hombros, y por alguna extraña razón Harry sintió que Louis no estaba siendo
del todo honesto con aquella justificación.

—Déjalo en mis manos —concluyó su esposo.

Poniendo sus ojos en blanco, Harry siguió a Louis hasta la casa de regreso. Su esposo entró con
el pequeño de ojos tímidos.

—Siéntate —le pidió a Liam, y este lo hizo. Fue torpe, pero apenas consiguió tomar asiento, soltó
una exhalación profunda.

Ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora al pequeño, Louis lo dejó sobre sus pies. Danny, parado
y con los nudillos sobre su boca, aquel gesto era común en él, más cuando se veía rodeado de
personas extrañas.

—Quiero advertirte que Danny es un niño muy tímido —mencionó Louis de pie al otro extremo de
la sala—. No le emociona conocer nuevas personas. No creas que su personalidad es igual a la
de Brian. Son polos opuestos prácticamente...

Liam miraba maravillado al niño de ojos marrones que se encontraba con la espalda apoyada al
mueble. Él miraba a Louis mientras hablaba.
—También es muy atento, sabes escuchar —y dedicándole una sonrisa a Danny concluyó—. Es
un gran compañero.

—Estoy seguro que lo es... —susurró él.

Con una mirada seria dirigida a Liam, la que se suavizó cuando miró al pequeño Danny. Louis se
puso de cuclillas y le dijo algo que solo el niño podía escuchar.

Por otro lado, Harry se encontraba de pie en la puerta que separaba la casa del jardín, cruzado
de brazos, incapaz de ver a su ex prometido. No estaba de acuerdo, pero su esposo le pidió que
dejara todo en sus manos, así que eso haría.

Siguiendo la instrucción de Louis, Danny se acercó al desconocido y le extendió la mano.

La expresión de asombro y emoción de Liam era indescriptible. Tomó la diminuta mano, a


comparación de la suya, y la sostuvo por un prolongado tiempo.

—Hola, bebé —mencionó contrariado—. Me siento feliz de conocerte.

—Hola... —el pequeño sonrió, y uno de sus dedos voló a la garganta del desconocido,
presionando el lunar, idéntico al suyo, el que era por supuesto mucho más pequeño en su hijo,
pero el lugar era exactamente el mismo.

—Sí, sé a lo que te refieres —mencionó el mayor, llevando su dedo hasta el lunar del pequeño.
Danny retrocedió con su pequeño ceño fruncido.

—No tocar.

—No te toco, no te toco —le prometió Liam con una sonrisa enorme. Su pequeño tenía carácter.
Sin conseguir evitarlo, miró al padre de su hijo. Él tenía sus brazos cruzados y esa expresión
distante en su rostro. ¿Cuánto tiempo necesitaba para que el odio abandonara su corazón? No
deseaba ese tipo de relación con Harry, tampoco podía esperar una amistad después de todo lo
que sucedió. Pero, a lo único que aspiraba, era a su perdón.

Su hijo haló su bufanda, y Liam le ayudó a quitársela.

—¿La quieres? —le preguntó con dulzura. Admirando esa tierna mirada, la que a pesar del color,
era indiscutiblemente la de Harry.

Danny asintió.

—De acuerdo —dicho esto se la acomodó con sumo cuidado alrededor del cuello.

—¿Sabes? Te traje un obsequio, ¿te gustaría verlo?

El niño asintió, murmurando una aprobación. Mientras observaba al hombre frente a él, tomar una
bolsa de regalo.

—Por cierto, mi nombre es Liam. Liam Payne.

—Soy Danny —le mencionó con su infantil vocecita.

—Daniel es un nombre muy bonito.

—No Daniel, Danny —le corrigió.

—De acuerdo, Danny NO Daniel.

Liam embozó una sonrisa, y se echó al suelo junto al pequeño, quien no parecía tan ansioso
como lo pronosticaron.
—No estaba seguro si te gustaría, pero... —emocionado, Liam colocó frente al niño la caja
delgada y alargada—. Espero que te guste.

Danny tomó el obsequió y empezó el arduo labor de abrir la caja. El mayor intentó ayudarlo, pero
el pequeño parecía tener su propia manera de hacer las cosas, y se lo prohibió.

—De acuerdo, me sentaré aquí y te veré hacer todo el trabajo —le dijo Liam cruzándose de
brazos, pero el jactarse le duró apenas un poco, porque su hijo consiguió desenvolver el
obsequio.

—¿Qué es? —preguntó, tras observar el juguete, presionó las teclas y este hizo un ruido
melódico.

—Es un pequeño piano que vi en la juguetería y pensé que quizás... te gustaría.

—¿Cómo se juega? —preguntó el niño con interés, pero antes de que Liam pudiese explicárselo,
escuchó un sollozó y la sombra de Harry antes de que este se escabullera de la vista de los tres.

Indeciso en si dejar a Danny solo con Liam o ir tras Harry, Louis decidió asomarse por la puerta,
pero por su cara, su esposo no se encontraba en los alrededores.

—¿Qué sucedió? —demandó Louis, estaba seguro que él sabía porque Harry se descompuso de
ese modo.

—No lo sé, Louis —mencionó restregando su rostro—. Él me detesta.

—Yo te detesto, pero no por eso salgo de esta casa corriendo y llorando —argumentó el castaño
de pie.

—El daño que te hice, ni siquiera se acerca un poco a todo el dolor que posiblemente le causé a
Harry. No era mi intensión...

Acariciando la cabecita de cabellos cortos y suaves, mencionó.

—Permíteme hablar con él.

Louis agitó su cabeza con una sonrisa irónica en su rostro.

—¿Crees que soy idiota?

—Con todo el respeto que te mereces por permitirme ver a Danny, sí. Sí lo creo, pero no por
tomar la decisión de hacer este trato.

—¿Ah, no? ¿Entonces por qué?

—No te conozco lo suficiente —le confesó con tono sereno—. Al único Louis que recuerdo, es al
que tuve la desgracia de conocer en la preparatoria. El que me llenó de resentimiento,
además de golpes y patadas, pero ese no es el punto.

—Se nota que lo has superado —murmuró Louis a regañadientes.

—Sí, ya lo he superado, aunque no lo creas. Aún más ahora que veo a mi hijo. Quizás no logres
comprenderlo porque no reconoces el sentimiento de estar en paz contigo mismo.

Louis frunció el entrecejo. Liam se encogió de hombros.

—Escuché lo que dijiste de Harry y Zayn ese día en el hospital. Me sentí ofendido, realmente
furioso, porque tienes una maravillosa vida, un esposo que te ama, amigos que se preocupan por
ti y tú ni siquiera te lo crees —soltó una carcajada sin gracia antes de continuar—. Si yo tuviera tu
suerte, empezaría a creérmelo. Pero no pienses que lo tienes todo garantizado, suponer es el
peor de los errores, dímelo a mí. Así que... permíteme darte un consejo.
—¿Tú dándome un consejo? —objetó Louis con una risa a punto de explotar en su rostro.

—A veces, mi querido amigo —rezongó Liam utilizando el mismo tono despectivo del hombre que
tenía en frente—. Los mejores consejos vienen de aquellas personas de las que menos te
esperas.

Asintiendo suspicaz, apunto a Liam, quien continuaba sentado en el suelo.

—A ver, te escucho.

Esta historia continuará...

Si votan y responden estas preguntas quizás mañana mismo continuará.

¿Por qué Harry se puso tan mal en ese instante? (Yo sé que algunos si saben la respuesta. Y
mención especial de cinco estrellas para la primera persona que lo mencione en el próximo
capítulo.)

¿Qué opinan de lo que Liam le dijo a Louis? (Él necesita un consejo suyo)

Tú, en su lugar, aceptarías el consejo de alguien a quien consideras tu "enemigo".

=================
O65. El buen consejo de un enemigo II

MENCIÓN ESPECIAL PARA: RocioLescano1 (Porque fue la primera persona que lo mencionó.
¡Una aplauso para ella!) y LuisCat (Lo dijo tal cual. Cuando Harry era Ed, la esposa de Chad le
enseñó a tocar el piano, y Ed acostumbraba tocar para Liam.)

CAPÍTULO DEDICADO A: Kailen801LarryIsReal, NancySwag29, Capuccinita, H0pesofHarry,


PrincessOfTheMafia, zxsxfm_, supportlwt_, CasandraSpears, Yvanna707, Michellestefaniac,
littlecupcake6, ForgiveQuickly, Montserrat78, xLi4mSmile, Dany1D95, Itsgarfiell,
LuTomlinsonStyles91, Lauli_Stylinson, francestark, LoveIsEqual1DRMC, DaniellOrtega,
FrydaFigueroa, L0UISPUT0, ArilexBipol, MireyCastillo, larryonmyheart, fabiana_garcia,
flaquitaB1996, N14LL_P0TR0, 96GMMC, xhoranssunshinex, Beetzus y andrewlxrry.

PD: Una abrazo para todos nuestros amigos y amigas de México. Justo ahora están pasando por
un mal momento.

Secando su rostro, Harry pensó en el gran problema que le esperaba esa tarde. Debía ir con
James Buker, y ni siquiera sabía a qué se enfrentaba. Además, era difícil pensar cuando todo se
compaginaba, y el único propósito del destino era hacerle la vida imposible.

Llevó una mano a su cabello, justo antes de voltearse y ver a Liam parado detrás de él. Aquello le
provocó un gran susto, pues no esperaba encontrárselo allí.

El pequeño invernadero se encontraba poblado de todas sus plantas, las que requerían de un
cuidado extra. También lo consideró un buen lugar donde ocultarse, hasta ahora.
—¿Qué haces aquí?

—Louis me pidió que viniera a buscarte.

Harry le dedicó una mirada incrédula. Sonrió sin gracia y Liam apostó lo que fuera a que eso no
se lo esperaba.

—No, me refiero a que haces aquí, en mi casa.

—Vine a conocer a mi hijo.

—Ya lo conociste, y ni siquiera sé como conseguiste convencer a mi esposo. ¿Estás loco? Él no


está atravesando un buen momento ahora, todo esto va a terminar enloqueciéndolo y al parecer
su primer acto de locura fue creerte —dijo caminando de un lado al otro, sus manos inquietas
enfatizaban sus palabras.

—Perdón, Harry.

Liam era consciente de que no sería nada sencillo conseguir su perdón, pero al menos podía
intentarlo.

—Perdóname. Solo necesito que me creas cuando te digo que lamento mucho lo que hice. Pero
si hay algo de lo que no me arrepiento, es del pequeño que conocí hoy. Es fruto del amor que
sentimos en esa época, y aunque todo se haya tornado en odio para ti, eso no cambia el hecho
de que amas a ese niño tanto como yo, no puedes culparme por eso.

Harry frotó su rostro, antes de gruñir de impotencia.

—De acuerdo, de acuerdo —soltó estirando su brazo, luego este cayó sobre su propio muslo con
fuerza—. Acepto que veas a Danny hoy, porque no pude evitarlo, pero hasta que no me muestres
que has cambiado no te perdonaré. Y hablo de perdonarte por todo ese tiempo en el que me
ocultaste quien era yo y que aguardaba por mi es Los Ángeles.
Tomando del masetero las nuevas flores azules que compró y que planeaba sembrar en el jardín
dijo.

—Te devolveré todo tu dinero, fue muy... gentil —hizo comillas con sus dedos—. De tu parte, pero
no lo necesito.

—Como quieras —mencionó Liam levantando sus brazos en señal de aceptación—. Si eso te
hace feliz.

—Oh —recordó el rizado antes de hurgar en su bolsillo trasero. Tomó las llaves de su camioneta
y se las lanzó a Liam—. Puedes quedártelo, lo compré con tu dinero.

—¿Las llaves de tu auto?

—Sí —respondió únicamente, antes de colocar el macetero al otro extremo del invernadero,
donde la luz eran menos escasa.

—Te devolveré el dinero de esta casa, como comprenderás no la puedo partir en dos para que te
lleves la mitad.

—Oh, no, claro que no aceptaré eso. Aquí vive Danny, es su hogar —sentenció, y en aquello era
inquebrantable.

Harry tomó la regadora y la llenó con agua de la bonita llave de diseño que tenía en el
invernadero.

—De acuerdo, pero hay algo que si necesito que te lleves de esta casa. Avísame cuando te
marches, así puedes cargar de ellas, son muy pesadas.

—¿Qué cosas? —inquirió Liam confundido.


—Hace un par de años viaje a San Petersburgo, y fui al departamento donde vivíamos —Harry
hizo una mueca antes de regar la pequeña plata de magdalenas—. Había muchas cosas
personales en una caja fuerte y las guardé en el sótano de esta casa.

—¿Hablas de nuestras fotos y recuerdos? —preguntó Liam con desconcierto, ya que Zayn le
había dicho que Harry echó todo los recuerdos a la basura.

—Las fotos y recuerdos de Ed Coxs y tuyos —soltó con desdén—. Y como no me pertenecen los
guarde. Por suerte estas aquí y puedo entregárselos a uno de sus dueños.

Aliviado, Liam asintió.

—De acuerdo —mencionó Liam, y observando a Harry tan ocupado regando sus platas, caminó
hasta la puerta de vidrio.

—También tu libreta se encuentra allí —recordó.

—Uh, comprendo... Bueno, iré con Danny, me alegra haber hablado contigo.

Frunciendo los labios, y con su mirada en las orquídeas. Harry asintió.

[...]

Sentado frente a la isla de su cocina, Louis meditaba aquello que Liam le dijo. ¿Eso podría ser
cierto? Bueno, él era exactamente el mismo de siempre, y según el ex muerto, resucitado, en eso
radicaba su problema.

Quizás pondría a prueba lo que dijo, al fin y al cabo no era tan complicado.

Maldiciéndolo en voz baja, se sobresaltó cuando traspasó la puerta del patio. Liam entró, con esa
cara de cordero degollado cuando vio a Danny dibujando con sus crayolas.

Liam tomó asiento sobre el suelo y observó lo que hacia el pequeño.

—¿Qué dibujas, Danny?

Louis agudizó el oído, mientras se servía un vaso de agua.

—Un estlatelestre —le respondió, causando que Louis se descubriera realmente conmovido.

—Oh, comprendo, es un bonito dibujo. Felicidades, amiguito.

—Gracias —respondió con voz cantarina.

—¿Puedo dibujar algo yo también? —le preguntó Liam. Louis escuchó con atención la plática,
esperando que el ex difunto no dijera nada inapropiado como "Danny, soy tu verdadero padre".

—De acuerdo —dijo el niño inocentemente. Louis podía imaginarlo encogiéndose de hombros.

Los minutos trascurrieron y Louis decidió ir y buscar a su esposo. Pronto tendría que ir a su
supuesto encuentro con James Buker y él sabía cuán preocupado se encontraba su marido con
respecto a eso.

Louis seguiría la parte del plan que acordó con Harry, hasta el momento en el que las cosas
cambiaran ligeramente.
Pero antes necesitaba despachar a su invitado.

Dirigiéndose a la sala, Louis observó a Danny concentrado en su trabajo de dibujar una nave
espacial, a su lado Liam dibujada el espacio. Levantando una ceja, el castaño carraspeo su
garganta.

—Ya es hora de que te vayas a ya sabes dónde y con ya sabes quién.

Liam levantó su mirada y consultó con su reloj.

—Oh, ya veo. Tienes razón.

Louis se agachó y tomó una hoja de papel del suelo. En ella escribió con una delgada crayola la
dirección del lugar al que Harry debía asistir. Era una antigua fábrica de textiles abandonada. Un
lugar viejo y desolado.

Resoplando, Louis notó lo angustiado que su enemigo mirada a Danny, como si intentara grabar
cada detalle en él. Incluso podría sentir algún tipo de culpa si realmente el sujeto le agradara.

—Bueno, aquí tienes —dijo Louis extendiéndole la hoja. Liam la tomó, asintiendo mientras se
ponía de pie. Luego asintió y guardó el papel doblado en su bolsillo trasero, junto a las llaves que
Harry le dio.

Louis notó el llavero en ellas, y con una expresión de extrañeza inquirió.

—¿Qué haces con esas llaves?

Liam miró a Louis, comprendiendo su confusión.


—Harry me dio su camioneta porque al parecer la compró con el dinero que le di.

Comprendiendo, Louis asintió quedadamente, preguntándose si Harry sería capaz de devolverle


a Liam hasta la última cosa que compró con ese dinero. Louis seriamente dudaba que su esposo
renunciara a toda esa ropa y zapatos que compraba y mantenía en su armario personal.

Seguro su orgullo no llegaría a tales extremos.

Liam se agachó y cargó de Danny para un abrazo que el niño recibió sin muchas protestas. Por lo
general el pequeño detestaba que gente extraña lo cargara, o en general, que se encontrara
cerca. Pero al parecer, con Liam era distinto.

—Hasta la próxima, Danny, pórtate bien —le murmuró contra la sien. El niño asintió—. Sé que lo
harás porque era un buen niño, estoy orgulloso de ti.

Louis aguardó con sus brazos cruzados, era incomodo hacer algo como eso, y luego la
incertidumbre.

¿Qué podría ser lo peor que James fuera capaz de hacerle?

Además, el idiota de Liam era casi como el hijo perdido de Jason Voorhees, no importa cuantas
veces lo mates, siempre regresa.

Mordiendo la uña de su dedo índice, Louis pensó en la opinión que Harry tendría al respecto.

Pero en fin, no había tiempo para eso.

Liam dejó a Danny sobre su pancita de regreso en la alfombra para que continuara dibujando, e
hizo su camino hasta la salida.

—Oh, por cierto. ¿Puedes llamar a Harry y decirle que ya me voy? Él dijo que iba a darme unas
cajas.

—¿Cajas de qué? —inquirió Louis con curiosidad.

—Trastes viejos —se encogió de hombros—. Cosas personales.

Entornando los ojos, Louis le pidió a Danny que lo acompañara a ver a papi. El pequeño se puso
de pie y ambos fueron por Harry, quien se encontraba en el invernadero.

Aprovechando la ocasión, Louis puso a prueba lo que discutió con Liam Payne, y sin hacer
mucho ruido, el castaño se acercó a Harry, y tomándolo por sorpresa, lo agarró de la cintura.

Su esposo rebotó del susto, pero en cuanto se dio cuenta de quien se trataba sonrió. Louis le
devolvió la sonrisa, y en aquella posición deposito un par de besos húmedos sobre su cuello,
acunando en delgado cuerpo de su marido y murmurando gustoso. Harry se dio la vuelta con una
sonrisa extraña en su rostro, como si fuera algo surrealista sentir a su esposo tan cariñoso.
Restregando su nariz contra la oreja de Harry, el rizado lo apartó con una sonrisa encantada
mientras reía bajo.

—¿Y a ti que bicho te pico? —inquirió, soltando una pequeña risa floja.

—¿No puedo ser empalagoso contigo? —enarcó sus cejas.

—Tú no eres así —le mencionó, mirando a su esposo como si de pronto le hubiese salido una
segunda cabeza.

—Tonterías —rodó los ojos y depositando un corto y sonoro beso sobre los labios de Harry le dijo
sobre las cajas. Danny, fuera del invernadero, arrancaba hojas de un arbusto.

—No hagas eso, cielo, son las plantas de papi —dijo Harry pataleando. Danny, dando un paso
atrás, se marchó como si no fuera el culpable de todas esas hojas regadas a su alrededor. Louis
sonrió al verlo tirar disimuladamente las que tenía en la mano en cuanto se alejó un poco más.
[...]

Harry ayudó a Liam con las cajas que guardaba en el sótano. Subió todas a su ahora antigua
camioneta negra. Era una lástima entregarla, pero era necesario.

—¿No trajiste un auto?

—Alquilé uno hace un par de días, pero hoy vine en taxi.

—Hablaré con mi abogado lo más pronto posible, no te preocupes —comentó Harry luego de
montar la última de las cajas. «LP. ST. P.»

—No me preocupo —comentó Liam rodando los ojos. ¿Cómo podía hacerle entender al
testarudo de Harry que el dinero no le importaba?

—La libreta y... esa cosa extraña que construiste —mencionó Harry, pasando una mano sobre su
cabello—. Todo está tal y como lo dejaste.

—Gracias —dijo Liam antes de cerrar la cajuela.

Cruzado de brazos Harry murmuró un «Adiós.» consiguiendo como respuesta un «Hasta pronto.»
[...]

Louis observó a su esposo frente al espejo. Decir que se encontraba nervioso era poco.

—No debes preocuparte, cielo.

Harry se giró y murmuró un sofocado.

—Tengo mucho miedo, amor. ¿Y si el plan de Zayn falla? —Comentó mientras cepillaba su
cabello—. No es que dude de su plan, pero...

—Tranquilo —mencionó una vez más Louis, acercándose a su esposo y tomando sus manos—.
Confía en mí.

Él asintió, y, envolviendo sus brazos alrededor de los hombros de su esposo, le dio un abrazo
apretado.

—Me siento mucho más tranquilo aquí —murmuró Harry, mientras se apretaba aún más a su
esposo, siendo cuidadoso de no lastimarlo.

—¿Ya tomaste tu medicina? —inquirió el rizado.

Louis asintió.

—Sí, ya casi no me duele. Lástima que el efecto no dure todo el día.

Harry acarició la mejilla de su esposo, la preocupación brillaba en su mirada.


—Ya deja los nervios, me pones mucho más nervioso a mí —le dijo mientras negaba. Harry
sonrió de medio lado.

—De acuerdo... quizás necesite un trago.

—Sale un Whisky en las rocas, continúa, yo lo prepararé mientras tanto.

—Gracias... —suspiró aliviado. Realmente necesitaba un trago urgente.

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Hola, gracias por sus comentarios. Les comento que faltan pocos capítulos para el final.

El consejo completo (para las personas que pregunten) lo compartiré en el siguiente capitulo.

Pronto leerán de Ed, Teresa, Alex, Eva, etc, etc.

¿Parte favorita del capítulo? (Será un gusto dedicarles capítulo)

Esto es nuevo y bueno: Sugerencias para el titulo del siguiente capítulo. Quiero escoger alguno
que ustedes propongan. "Titulo de capítulo" ustedes más o menos ya saben como va el asunto.

Obvio tienen todos los créditos y copyright. Ja!


PD: Wattpad para móviles esta raro....

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O66. Donde todo empezó

Créditos por el nombre del capítulo a: LoveCofeandBooks.

CAPÍTULO DEDICADO A: LarryIsLove04, bravehxrryx, NancySwag29, HarryPasehva,


Stefaniiia05, antonella_alive, luunita24, Michellestefaniac, Montserrat78, Itsgarfiell, littlecupcake6,
MyLifeIn_FanFics, MarianaGill, xlarrysbravex, DaneSmithson201001, vvalentinav,
AgusLimonYBieber, andrewlxrry, flaquitaB1996, JhoanethG1D, Beetzus, ForgiveQuickly,
CarryStylevarez, nauticalboyfriends, 94ftLarry, FrydaFigueroa, DiecisieteBlack, camila_padilla,
MaghelCordova y SakuraHitomi9.

—Mmhmm, quiero hacerte un bebé... —canturrió coquetamente el oficial sentado frente a su


escritorio. Jeff se acercó a su compañero y confirmó sus sospechas. Xander se había topado con
una fotografía de su principal sospechoso, el esposo de la víctima.

Para el oficial Azoff, Harry Styles era el primero en su lista de sospechosos. Existía algo muy
extraño en ese chico, y definitivamente él era un experto cuando a detectar personas raras se
trataba. Llevaba más de tres años trabajando junto a Xander Ritzs, por lo tanto no existía nada
anormal que lo sorprendiera.

Negando de camino a su escritorio, el que se encontraba a un metro del de su compañero,


continuó con su trabajo. Xander siempre era tan absurdo, y allí se encontraba, perdiendo el
tiempo como siempre.

Habían visitado al matrimonio Malik Horan un par de horas atrás, ambos eran los sospechosos de
su colega, pero Jeff no le veía el sentido de involucrarlos. Xander insistía en que había algo que
no cuadraba en las versiones de los hechos que contaban sus sospechosos y lo nerviosos que
lucían. Jeff consideraba a ambos chicos dos personas completamente normales, nerviosas por
naturaleza y unos genios por la cantidad de diplomas y reconocimientos en la pared de su casa.

Pero Xander, siendo un impulsivo de mierda, colocó un pequeño rastreador que pertenecía al
departamento de vicios. El oficial Azoff solo esperaba no meterse en problemas, ya que no
contaban con un permiso para hacer algo como eso.

Prácticamente, ambos violaban la privacidad de la pareja y podrían para muy caro por ello.

Jeff observó como su compañero revisaba los expedientes de Louis Tomlinson y Harry Styles.
Deteniéndose a mirar dos veces el del famoso modelo.

—¿Qué intentas encontrar allí? —inquirió Jeff irritado.

—Aguarda —murmuró su compañero mientras tipiaba algo en su computadora.

—Xander —gruñó Jeff consiguiendo como respuesta una pregunta extraña.


—¿Sabes cuantos hospitales de fertilidad existen en esta ciudad?

—¿Por qué preguntas?

—Estoy intentando averiguar la procedencia de Brian y Danny Tomlinson Styles. Estoy casi
seguro que el mayor es hijo del señor Tomlinson, se parece mucho a él, pero también a Harry.
¿Sabes si existe algún tipo de tratamiento en el que puedas alquilar un vientre y utilizar una
combinación de ambos padres? Ya sabes, el sueño de todas las parejas gays. Pero realmente no
creo que eso exista... por lo que no comprendo porque luce como ambos. Definitivamente no es
un niño adoptado. Revisé el registro de todo el estado. Tampoco hay registro de que ellos lo
trajeran de afuera y lo hayan naturalizado en América.

El oficial Azoff escuchó con atención lo que decía su compañera. Ya que, cuando Xander se
encontraba concentrado, apenas se notaba lo idiota que era a veces.

—Quizás solo es hijo de uno de ellos, y su parecido con el otro es pura casualidad, suele pasar...

—¿En serio? —mencionó Xander con un ceja arqueada.

—La verdad no lo sé. No soy doctor —se quejó Jeff malhumorado—. Después de todo, ¿Por qué
te interesa saber si son adoptados o no? ¿Qué tiene que ver con el hecho de que le dispararan al
señor Tomlinson?

El oficial Ritzs giró en su silla, lanzándole una mirada intrigante a su compañero.

—¿No notaste algo extraño con los bebes que vimos en la casa del señor Malik y su esposo?

—Eran gemelos, si lo noté —respondió Jeff con el ceño fruncido. Xander restregó su frente
impaciente.

—No, bueno, sí, eso y lo nerviosos que se pusieron cuando pregunté si eran adoptados o
alquilaron un vientre. Luego, Niall Horan y esa herida en su estomago. ¿Sabes? No me tragué
ese cuento de que le realizaron una operación de apéndice. A mi abuela le hicieron una de esas
operaciones y no la vendaron de esa manera. Lucia muy, muy extraño.

—¿Qué sugieres Xander? —Inquirió el otro oficial muy confundido. No lograba comprender el
punto de su colega.

Xander tomó la fotografía del hijo menor del matrimonio Tomlinson Styles, Danny.

—Mira, este niño no luce como el señor Tomlinson, a diferencia del primero —mencionó
colocando ambas fotos sobre la mesa. Luego colocó una foto de Harry y otra de Louis sobre las
de sus hijos.

—Sí, quizás es adoptado.

—No lo es, ya revise la fuente de datos y fue registrado como ciudadano americano a los tres
días de nacido. Su registro tiene una modificación donde figuran dos nombres, el de Harry Styles
y Louis Tomlinson como padres. Supongo que tienen un excelente abogado, porque ese tipo de
trámites duran muchos meses cuando se tratan de parejas del mismo sexo.

—Bueno... ¿y eso qué?

—Hay algo que no comprendo, y como te dije, estoy seguro que ese pequeñín no es adoptado,
porque su registro tiene un certificado de nacimiento firmado por Zayn Malik.

—¿En serio? —inquirió Jeff inclinándose para observar la pantalla del computador. Y era cierto,
en él podía ver el pequeño papel amarillo escaneado—. Vaya... no sabía que fuera ese tipo de
doctor... creí que era un especie de científico, algo así.

Xander asintió con una amplia sonrisa en el rostro.

—Y tienes razón, él es un científico especializado en un par de ramas de la biomedicina, su


esposo también, ambos escogieron distintas ramas de la misma ciencia. En fin...

Jeff observó a su compañero como si le acabara de salir una segunda cabeza del cuello. Quizás
lo juzgó mal cuando lo vio sentado en su escritorio y creyó que perdía el tiempo.

—Entonces... El señor Malik asistió el nacimiento del último hijo de sus mejores amigos,
¿correcto?

Xander asintió.

—¿Sabes algo de la madre biológica del niño?

—No, no existe registro de ninguna mujer en el certificado, solo el nombre del niño, la hora de
nacimiento y sus datos, ya sabes —se encogió de hombros—. Cosas medicas.

—No comprendo, ¿no es demasiado raro que expidan un certificado de nacimiento sin el nombre
de la mujer que dio a luz? Aún así lo registraran con el nombre de ellos como sus padres...

Jeff tomó asiento sobre el escritorio de su colega y tomó el expediente de Harry Styles.

—Está limpio, ninguna multa de transito, o algún delito leve en su adolescencia... apenas tiene
veintidós años y un hijo mayor de seis. Debía tener dieciséis o deciente años cuando nació el
niño.

—De hecho, hay algo muy curioso en ambos, mira —apuntó Xander en la carpeta del esposo de
Harry—. Ambos eran de Doncaster y estudiaron toda su vida en la misma escuela.

Con una expresión de asombro, el oficial Azoff miró a su compañero.

—¿Cómo pude ignorar eso? —inquirió, su colega se encogió de hombros.


—Jeff, no comprendo porque dos adolecentes, en esa época, tendrían un bebé. Es decir... si
fueran la típica pareja, ya sabes, un chico y una chica, bla bla bla.

El oficial Azoff lo interrumpió con una pregunta.

—¿Aún tienes el acta de nacimiento del niño de seis?

—Sí, justo aquí —mencionó Xander antes de teclear sobre su computador—. Gracias a Julia, la
de archivos en el registro estatal, conseguí estas actas en menos de media hora. Le debo un
favor.

—Si no fueras tan gay, ella y tú harían una linda pareja —comentó Jeff con una sonrisa
socarrona—. Nos serviría de mucha utilidad ese contacto las veinticuatro horas al día.

—Tiene como cincuenta años, es una señora y ten más respeto —respondió Xander con el ceño
fruncido. Su compañero refunfuñó antes de mirar el acta de nacimiento de Brian Tomlinson Styles
en la pantalla.

—Tan normal como el hijo de una pareja gay podría ser —murmuró Jeff en cuanto revisaba
atentamente el documento escaneado.

El teléfono sonó, y el oficial Ritzs respondió inmediatamente.

—Hola, Julia, ¿qué tal? Dime... ¿qué?... ¿en serio?... ¿Cómo eso es posible...? ¿me lo podrías
enviar a mi correo por favor?... Muchas gracias.

Jeff observó a su colega colgar la llamada con extraña expresión en su rostro. Él se encontraba
muy serio, lo que era extraño en Xander.

El oficial Azoff aguardó mientras su compañero accedía a su correo institucional. Este descargó
un par de imágenes que amplió poco después.
—Julia encontró esto en los archivos... es una distinta acta de nacimiento del mismo niño hace
seis años.

Jeff apartó la silla de su colega para revisar el documento. Y él tenía razón, en aquella acta
figuraba únicamente el nombre del señor Tomlinson. Su hijo llevaba sus dos apellidos.

—¿Dónde está Harry Styles? —preguntó el mayor con una sonrisa consternada—. Sabía que
había algo muy extraño con él...

Xander negó mosqueado.

—Eso no significa nada...

—¿No significa nada? —inquirió Jeff, soltando un bufido poco después. Revisando con atención
el actual registro oficial de Brian Tomlinson Styles notó una pequeña nota al final del mismo que
decía: "Acta corregida" y una fecha.

—Eso fue hace tres años...

Tomando las carpetas de la víctima y de su esposo, revisó la fecha en la que contrajeron


matrimonio. Luego, le echó un vistazo a los estudios universitarios de Louis Tomlinson.

—Sabemos que el señor Tomlinson se radicó en Los Ángeles y terminó una carrera universitaria
mucho antes de casarse con el señor Styles.

Xander rompió un lápiz sin querer mientras maldecía que Jeff solo consiguiera más u más
motivos para poner bajo su mira a Harry.

—Dime, Xander, ¿alguna idea de que fue de la vida de Harry Styles desde su graduación hasta la
fecha en la que realizó esta corrección en el acta de nacimiento de su hijo mayor? Porque su
expediente no menciona ningún tipo de actividad durante ese tiempo.

Xander golpeó su cabeza contra el escritorio e intentó pensar en una buena teoría que explicara
por qué no existía un registro de Harry Styles en un lapso de tres años más o menos.

—No lo sé... —dijo al fin, arrastrando su mano hasta el teléfono para marcarle a la única persona
que podía ayudarlo en ese instante.

—¿A quién llamas? —inquirió Jeff, mientras reenviaba toda la evidencia a su correo. Xander hizo
una mueca de disgusto.

—A Julia otra vez, estoy seguro que existe una buena explicación para todo esto, solo... es algo
reciente, estoy seguro que se encuentra registrado en su base de datos.

Mientras tanto Jeff tuvo una brillante idea al recordar un viejo caso en el que trabajó hace un par
de meses atrás.

Ingresó al servidor de patrones que utilizaba el departamento para identificar sospechosos a partir
de rasgos físicos, por lo general basados en bosquejos realizados por la policía. El programa
arrojaba un sin número de opciones cuando se trataba de un dibujo, pero era muy exacto al
tratarse de una imagen u fotografía de buena calidad.

Tomó la foto en el expediente de Harry Styles y la escaneó. Luego, arrastrando la imagen al


programa, y tras recortarla lo suficiente, presionó la opción de buscar.

—¿Qué se supone que haces? —inquirió el oficial Ritzs con el teléfono sobre su oreja. Podía
escuchar a Julia parloteando al otro lado de la línea.

—Intento algo... —murmuró mientras observaba expectante la barra con el porcentaje del
proceso... 10%... 30%... 50%... 70%... 99%...

Xander murmuró unas disculpas por teléfono antes de colgar y ver el resultado de la búsqueda.
PORCENTAJE DE COINCIDENCIA 99.9%

Adjunto a la fotografía hallada por el servidor.

«Edward Dorian Coxs McAdams.»

«San Petersburgo, Rusia.»

—¿Cómo explicas esto? —preguntó Jeff emocionado—. Te lo dije, ¿Cuándo aprenderás a confiar
en mi instinto?

Xander acarició su frente antes de soltar una maldición. Ahora no podía creer en el problema en
el que se encontraba metido Harry Styles. Aquello no se veía bien, de hecho, estaba muy jodida
la situación.

—Estoy seguro que debe existir una muy buena explicación para...

—Oh, por supuesto que debe existir una de esas —soltó el oficial Azoff antes colocar su arma en
la funda de su sobaquera, y posteriormente ponerse la chaqueta. Apreciaba mucho que no fueran
horas de patrullaje, pues, no necesitaba utilizar su uniforme habitual.

—Jeff, nuestro trabajo es encontrar a la persona que le disparó al señor Tomlinson. No nos
interesa perseguir a su esposo por una vieja segunda identidad —bufó Xander, intentando
quitarle crédito a los hechos.

—Oh, por supuesto —soltó Jeff con sarcasmo—. Si no conseguiste una segunda identidad y
desapareciste misteriosamente por tres años no tuviste infancia.

Enderezándose, el oficial Azoff le lanzó a su compañero su placa. La que Xander colocaba junto a
su lapicero con una adoración casi religiosa.
—Ahora hazle honor a tu vocación y acompáñame. Porque te lo advierto, Xander, no volveré a
arriesgar mi carrera por una de tus estupideces.

Su compañero se puso de pie y a regañadientes se encaminó a la puerta. Jeff arrestaría al


hermoso dueño de sus fantasías y él no podía hacer nada al respecto.

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No quise incluir en este capitulo nada más porque después se hacen más bolas...

Espero que se comprenda, bueno, si gustan pueden dejar cu comentario sobre este capítulo y
sobre los oficiales Jeff y Xander.

Nuevo sistema de actualización: 900 votos. (No importa si llega mañana, pasado mañana o la
próxima semana. Apenas el capítulo consiga esa cantidad actualizo, así yo no me duermo en los
laureles y puedo trabajar al ritmo de mis lectores. ¡Todos ganan! Yeiii jajaja) Yo no tanto, porque
al fin de cuentas, la fic terminará en un bonito PDF. Lo que me interesa es saber cuántas
personas aún la leen y que se manifiesten. Uhhh, los fantasmas.

Hasta tan pronto como deseen :)

Un abrazo x
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O67. Utopía

—Bueno, cielo. Al parecer nuestros padres se encuentran en casa de una tía. Mamá piensa que
Anne necesita alejarse de todo lo que sucede aquí por el bien de mi futuro cuñadito o cuñadita.
—Louis le ofreció una pequeña sonrisa, mientras guardaba su teléfono celular en el bolsillo
delantero de sus jeans. Luego, deslizó sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta azul y se
topó con la promesa escrita que Liam le había firmado.

Louis ni siquiera sabía porque la cargaba consigo. Pero de algo si estaba seguro, justo ahora no
se sentía como una buena idea lo que estaba a punto de hacer.

Era un hecho irrefutable lo mucho de detestaba a Liam Payne, pero no le parecía de lo más ético
mandarlo con James Buker sin ningún tipo de advertencia.

—Comprendo... —murmuró Harry dirigiéndose al auto de su esposo.

—Debemos conseguirte un auto nuevo —comentó Louis un tanto estresado.

Harry se encogió de hombros y subió al asiento del copiloto.


—No importa.

Louis se acomodó en su asiento, observando el nerviosismo de su esposo. Aún y con la copa de


Whisky que le sirvió, Harry continuaba inestable.

—Le dije a Nick que iríamos con Zayn y Niall, así que le pedí que por favor cuidara de los niños.
Claro, solo aceptó encargarse de ellos si le pedía unas disculpas por lo que le dije...

Harry lo miró con ojos entornados. Negando levemente recordó lo que Louis le contó sobre haber
llamado a su mejor amigo: "Alcahuete".

—Y lo hice. Ya está —mencionó el castaño con un gruñido. El amigo de su esposo era


exasperante, pero tenía razones suficientes para estar enojado—. Es hora de irnos...

Y a partir de entonces, arrancó su vehículo. Solo esperaba haber tomado la decisión correcta.

[...]

Xander observaba la carretera por la ventanilla del vehículo oficial del departamento de
homicidios. Jeff había insistido en encender la sirena para abrirse paso entre el trafico.

—¿Qué pasará después de apresarlo? Lo pondrás bajo el manto de los judiciales y quizás ni
siquiera sea culpable de lo que sucedió con su esposo.

Jeff observó a su compañero, y de alguna manera comprendía que estuviera molesto, porque se
trataba de alguien por quien tenía una extraña obsesión, pero aquello no cambiaba el hecho de
quienes eran y a que se dedicaban.

Hicieron un juramento cuando se convirtieron en oficiales, y una promesa cuando tomaron su


nuevo cargo en el departamento de homicidios.
—Puedes odiarme todo lo que quieras, pero te aseguro que estoy haciendo lo correcto.

Xander miró hacia el camino nuevamente mientras negaba. Aquello no le parecía correcto. Él no
sentía a Harry Styles como una amenaza, era un sentimiento instintivo. Algo que heredó de su
padre. Él lo llamaba "Instinto Policíaco".

—Él tiene una familia —suspiró el castaño consternado—. Dos pequeños niños.

Suspirando tras el volante, el oficial Azoff miró por un par de segundos a su compañero y amigo.

—Muchas de las personas a las que perseguimos tienen familias, Xander. Eso no cambia lo que
son.

—¿Y él qué es? —inquirió abatido.

—Una persona que esconde cosas tan graves que necesita una nueva identidad —mencionó Jeff
con tono firme. No continuaría teniendo aquella plática poco profesional con su compañero. No
cuando Xander intentaba convencerlo de desistir.

Minutos después, ambos se encontraban tras las puertas de la gran casa de Harry Styles y Louis
Tomlinson.

Jeff se encargó de la situación, habló con una persona que se identificó como Nick Grimshaw.

El oficial Ritzs observó como su compañero le dijo al amigo de su sospechoso que necesitaba
hablar con él. El señor Grimshaw le dijo que no se encontraba en casa, así que mencionó que
tanto Harry como su esposo se encontraban con el matrimonio Malik Horan.

A Jeff le resultó muy conveniente que su sospechoso se encontrara junto a su esposo y la pareja,
tenía muchas preguntas para ellos.
En cuanto subió a su auto, Jeff le mencionó a su compañero el paradero de Styles y su esposo.
Xander frunció el ceño antes de echarle una mirada al pequeño monitor, el que le pertenecía al
rastreador que colocó en el auto del matrimonio Malik Horan.

—No creo que ellos se encuentren en casa...

—¿Por qué lo dices? ¿Qué ves?

—Su auto se dirige por la autopista A-204.

Asintiendo, el oficial Azoff se puso en marcha. La autopista A-204 se encontraba al otro lado de la
ciudad, lo que le daba una gran desventaja. Necesitaban apresurarse.

[...]

Mordiendo su labio inferior, Zayn pensó en el sin número de situaciones que podían terminar con
la vida de sus mejores amigos, incluso con la suya. Pero necesitaba concentrarse.

—Todo saldrá bien, todo saldrá muy bien... —se repitió a sí mismo. Todo lo que necesitaba era
una vida de paz y tranquilidad para sus hijos, su esposo y sus amigos. Aquella vida era como una
utopía, y eso no cambiaria hasta que James Buker desapareciera de sus vidas.

Presionó sus manos sobre el volante y aceleró un poco. Necesitaba llegar antes que todos los
demás. Incluyendo Louis y Harry.

[...]

Louis giró el volante de su camioneta, mientras Harry observaba confundido los carteles verdes
que anunciaban los kilómetros y el nombre de autopistas y sectores.

—Has tomado la avenida equivocada —mencionó Harry mientras observaba en perfil tenso de su
esposo. Louis negó y observó hacia atrás.

—Louis, estoy muy seguro que por aquí no es.

Incluso Harry podía observar un mirador a un par de metros. Ni siquiera se trataba de un camino
que condujera a otra avenida. El paso terminaba allí.

Su esposo avanzó un poco más hasta orillar la camioneta a un lado de la calle. Se quitó la
chaqueta y la tiró en el asiento trasero. Mirándolo nervioso murmuró.

—Creo que se ha descompuesto.

—¿Qué se ha descompuesto?

—El auto.

—No lo creo —mencionó Harry impasible. El tiempo transcurría y no se encontraba de ánimos


para tratar con un auto descompuesto. Además, ¿de qué hablaba Louis? La camioneta no mostró
ningún tipo de avería antes de que la estacionara.

Soltando un suspiro pesado, se disponía a bajar del auto para revisar el problema. No era un
experto, pero en algo podría ayudar. Louis tomó su muñeca antes de que abriera la puerta y dijo.

—Aguarda aquí, yo me encargo... —la expresión en el rostro del castaño, causó que Harry
entornara los ojos. Él le ocultaba algo, estaba seguro de ello.

—No... yo te ayudo.

Cerrando los ojos, Louis se bajó del auto, cerrando la puerta con fuerza. Harry miró al frente
confundido, pero se dispuso a jalar la manija, con el afán de acompañar a su esposo, pero el
inconfundible sonido del seguro lo hizo levantar la mirada hacia Louis, quien se encontraba
caminando lejos del vehículo hacia el mirador.

Las manos de su esposo volaron hacia su cabello, como si lo estirara y discutiera consigo mismo
mientras continuaba alejándose sin mirar atrás. Harry intentó abrir la puerta, esperando que se
tratara de un error. Louis no podía haberlo encerrado sin motivo aparente. Ellos tenían un plan, sí,
eran un equipo.

Pero tras un par de segundos de forcejeos a la puerta, y el percatarse de que Louis no tenía otra
intensión más que tomar asiento sobre una piedra frente al mirador y hacer exactamente eso,
mirar, y no hacia su dirección.

Harry golpeó el vidrio de la ventana con su mano, intentando llamar su atención. ¿Qué rayos
andaba mal con él?

—¡Louis!¡Louiiiiiiiiiiiiiiiisssss!

Topando su rostro maldijo en voz baja. Louis le había tendido una trampa, y en todo lo que podía
pensar era: el tiempo que transcurría, Zayn, su familia, la que lo incluía...

—¡Maldita sea!

Dándole un golpe al vidrio con el lado de su puño, supo que era inútil intentar romper una ventana
blindada.

Buscó desesperadamente su teléfono celular, el que se encontraba junto a él, o eso se suponía...

—Lo dejé aquí... por Dios... —murmuró angustiado, mientras buscaba, pero se detuvo al
comprender que Louis no sería tan torpe para encerrarlo en contra de su voluntad y dejar un
celular en su poder. Miró en el asiento trasero y allá la chaqueta de su esposo. Quizás... él pudo
no calcularlo todo.

Harry tomó esta y revisó sus bolillos. Nada, excepto un papel que abrió deprisa, tan solo para
toparse con algo que heló su sangre.

«Yo, Liam Payne, me comprometo en acudir a la cita con James Buker en representación de
Harry Styles. Asumo toda la responsabilidad. En caso de no cumplir con lo acordado, me atendré
a la sanción dispuesta por Louis Tomlinson.»

Y luego, su firma.

El rostro del rizado se contrajo de horror. ¿Realmente Louis había hecho algo como esto? A
pesar de su odio, nunca imaginó que él, entre todas las personas, sería capaz de una artimaña
como aquella.

Eso no lo hacía mejor que Liam, ni siquiera lo hacía mejor que James Buker. Los tres tenían un
plan, y estaba seguro como el infierno que Zayn nunca hubiese apoyado una idea como la que
sostenía en sus manos. Ahora su mejor amigo se encontraba en peligro, al igual que el padre de
su pequeño hijo menor.

Louis estaba cometiendo un grave error, y estaba seguro que ni siquiera él lo había considerado
de ese modo. Conocía a su esposo, posiblemente sus intensiones no eran egoístas, pero estaba
poniendo en riesgo mucho más que solo su familia.

[...]

Sentado frente al volante de la antigua camioneta de Harry, Liam revisó la guantera mientras
aguardaba al teléfono. Necesitaba hablar con Doc, quizás él podria darle un buen consejo antes
de terminar con todo.

Estaba seguro que su antiguo maestro le diría lo que ya sabía.

"No puedo volver a usar el estimulador cardiaco en ti..." "Y aún si asi lo hiciera, tú vida estaría
condicionada a una maquina..."
¿Estaria dispuesto a vivir una vida destinaba a la completa oscuridad? ¿Estar postrado en una
cama sin ser consciente del mundo que lo rodeaba?

Aquella siertamente era una opción que lo mantendría entre los dos mundos, pero no era
precisamente una vida.

Se topó con un par de juguetes de plástico, los que pertenecían a los niños. Los hijos del hombre
al que amaba.

Aquellos pequeños merecían ser felices, ellos necesitaban a su papá, y él nunca más seria la
razón por la que ambos crecieran sin el amor de Harry.

Ahora solo esperaba que Louis cumpliera aquello que le dijo luego de escuchar su consejo.

«Cuidaré de él y de mis hijos. Mi familia es todo lo que tengo y los amo. Haria cualquier cosa por
mantenerlos a salvo.»

Y Liam no lo dudaba. En su lugar, hubiese hecho lo mismo. Sus errores nunca serian perdonados
si realmente no lo intentaba.

No todo estaba perdido. Quizas él podria acabar con la amenaza de Buker, conocía muy bien a
ese lunático, seguramente no ha madurado desde la ultima vez que lo vio.

[...]

—Louis, ¿dónde estas?... —murmuró Zayn mientras aguardaba junto a su teléfono. Habia
recibido un confuso mensaje de su amigo, él escribió: "Reegresa a casa, Zayn, nos vemos allá
dentro de dos horas."

—Responde, esto no es parte del plan... —el moreno alzó la mirada, pero aún nadie llegaba. Eso
era algo positivo, lo negativo paracia venir por parte de Louis.
Se encontraba en la terraza de la torre más alta. No era un lugar muy seguro, estaba rodeado de
viejo laton y el suelo no lucia muy confiable, pero la vista era lo importante y desde allí podia verlo
todo.

Necesitaba esa visibilidad para poner en marcha el plan. El que consistía en utilizar su LUVO LA
15, uno de los mejores rifles de francotiradores, contra James y su gente. La que no esperaba
fuera lo suficientemente lista para detectar que algo andaba mal.

Consiguió una para Louis, y esperaba poder explicarle como se utilizaba en un intensivo de diez
minutos, pero el tiempo trascurria y su amigo no llegaba.

A esto se refería Harry con prepararse para los días lluviosos. Zayn tuvo que superar sus miedos,
y tomar de nuevo un arma.

Desde su ultima experiencia con el padre de James Buker, el moreno se habia prometido nunca
más quitar una vida, pero esta cituacion lo ameritava. Necesitava proteger a los suyos, no viviría
tranquilo sabiendo que ese lunático sigue suelto en algún lugar del mundo amenazando sus
vidas.

De pronto le llegó otro mensaje de Louis.

"Harry no asistirá, asi que espero que ya estes de camino a casa como te pedí."

—¡¿Qué?!

Boquiabierto, Zayn volvió a marcar el número de su compañero. Quien al parecer no deseaba


afrontar el discurso que tenia preparado para él justo ahora.

Pero pronto observó algó que se avesinaba. Era una camioneta muy familiar.

Soltando un gruñido, pensó en el raro comportamiento de Louis, pues la camioneta era la de


Harry, y estaba seguro que él debía ir manejándola.

Tomando unos vinoculares confirmó el número de placa. Definitivamente era la camioneta de su


rizado amigo, aunque, al dirigir su mirada más arriba, se dio cuenta que alguien que no era Harry
ni Louis la conducía.

—¿Liam?

Tras un par de segundos de confusión, Zayn lo comprendió todo. Primero los extraños mensajes
de Louis, luego esto.

—Rayos, amigo, ¿qué hiciste? —susurró Zayn entre furioso y angustiado.

[...]

«Harry tiene un enorme y maravillosa capacidad para amar, y sé que muy en el fondo aún existe
algo de eso hacia mi, aunque lo niege tan rotundamente.»

«Vaya, no puedo creer que seas tan petulante. Esa no te la conocía Liam Payne.» Masculló Louis
con brazos cruzados. Liam intentaba darle un consejo, o eso dijo.

Lo único que conseguía, era indignarlo más.

«No creas que lo menciono para enojarte. Solo intento que notes cuán reprimido se encuentra.
Acaba de salir por esa puerta llorando, estoy seguro que no te lo veias venir. »

«Harry es un poco inestable, por supuesto que lo sé.»

Liam bufó, dirigiéndole una mirada cínica.


«Él no es inestable.» rió bajo «Al menos no lo era cuando estaba conmigo en Rusia.»

«No me interesa saber como era contigo cuando era tu pricionero.»

«Él no era un pricionero. Él era feliz, viviendo en su ignorancia, pero nunca fue infeliz.»

«La ignoracia tiene ese efecto en todos.» mencionó Louis con una sonrisa punzante.

«Eso depende de que ignores...» mencionó Liam, a la vez que acariciaba la cabecilla de su hijo.
«¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo solo por que sí? Estoy seguro que siempre ha
existido una razón para toda demostración de afecto hacia él: Pasión, deseo, posesión, ¿un
acontecimiento especial? Apuesto lo que sea, a que él lo piensa más de una vez antes de
acercarse a ti para algún gesto de cariño... ¿Alguna vez a saltado sobre tu espalda muy temprano
por la mañana mientras lees el periódico solo porque esta seguro que sonreirás y le darás un
beso calido de buenos días?»

«Eso es infantil.» se encogió de hombros, mosqueado.

«Y tú no eres un hombre infaltil. Lo capto. Pero, ¿simplemente no puedes hacerle saber que eres
la única persona con la que él puede comportarse infaltin o tonto siempre? Te aseguro que si le
ofrecieras esa confianza, ese Harry cariñoso y expontanio surgiría y te soprenderia lo mucho que
podrías amar eso... lo mucho que significa para él un simple gesto. No sabes cuanto te beneficia
esto...»

A Louis nisiquiera se le ocurrió otro comentario punzante y sarcástico en su contra.

«Se casó contigo...» mencionó Liam de repente. «Te prometió muchas cosas ese día, y te
aseguro que lo hizo de corazón. Porque lo sentia...»

Con una mueca. Louis se dirigió a la puerta. No deseaba admitir, pero, que quizás él tenía razón.

El castañó lanzó una piedra hacia el vacío. Sentado, frente al mirador, con Harry a un par de
metros, encerrado en la camioneta. Posiblemente justo ahora se encontrara ideando una manera
de acabar con él en cuanto regresara al vehiculo.

—Bonita manera de arruinar tu matrimonio. Oh, ni hablar de lo mucho que Zayn debe estar
odiándome justo ahora.

Miró su reloj. Ya era hora, seguramente Liam ya debía encontrarse con James, en el mejor de los
cosos. Y en el peor... pues...

Agarrando su cabeza negó aparatosamente.

—No, no lo sientas. Todo esto es su culpa... él se lo buscó —gruñó, lanzando otra roca por el
barranco.

¿Esta era su oportunidad, se acuerdo? Desde que Liam apareció de nuevo en sus vidas, el deseo
de tenerlo en sus manos y acabar con él de raíz era algo muy tentador.

Habia soñado despierto con ese momento, pero para ser sicnero, esto no se sentia nada bien
justo ahora.

¿Qué pensaría Harry de él ahora?

¿Y qué pensaría Danny si algún día se entera de lo que sucedió con su padre biologico?

Nada seria igual, comenzando por su propia conciencia. Él no era un mal hombre. Nunca le haria
daño a nadie a propocito.

¿Y sí la violencia se encontraba en su sangre?

No deseaba ser tan depreciable como su padre biológico. Él era diferente, y se lo debía a su
madre y a Mark, a quien consideraba su único papá.
Desicidio. Se puso de pie y se dirigió hasta su camioneta, la que se veía muy solitaria en su
interior.

—¿Dónde esta? —se preguntó acelerado, mientras desbloqueaba el vehiculo y observaba


confundido el asiento de copiloto. Harry no estaba allí.

Abrió la puerta de los asientos traseros, pero tampoco se encontraba allí. Excepto cierto papel
que reconocí de inmediato.

—Mierda, no...

Trepandose a gatas sobre el asiento. Tomó el papel y maldijo en bajo. Luego, escuchó un
pequeño ruido en el portaequipaje, y en cuanto se asomó para echarle un vistaso, solo escuchó
un grito de su esposo y el sonido de un metal contra su cabeza. El dolor vino despues, y
entonces, solo pura y absoluta oscuridad.

Frente a él, y con una llave destornilladora, Harry se llevó una mano a los labios atormentado.

—Lo siento, cielo, lo siento, en serio —hizo una mueca en cuanto trepaba por los asientos
traseros para tomar de su inconciente marido y llevarlo al asiento delantero. Lugar donde lo sentó
como copiloto y le colocó su cinturón de seguridad.

Echandole una mirada evaluativa, suspiró abatido. Estaba seguro que se encontraba bien, pero le
apenaba mucho haber recurrido a eso.

—Eres un buen hombre, Louis. No puedo permitirte cargar con esto —acarició su rostro y cerró la
puerta.

No tardo mucho en subir a la camioneta y emprender marcha. Necesitaba llegar a una cita con el
hijo de Buker.
Esperaba no toparse con una escena catastrófica cuando se encontrara allí.

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