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Una Filosofia Contra El Rencor - Peter Sloterdijk PDF
Una Filosofia Contra El Rencor - Peter Sloterdijk PDF
ELISABETH LEVY
Ahora es de buen tono citarlo. Pero sería injusto reducir a una simple moda el éxito
de este filósofo alemán que podríamos describir como un anti-Habermas (él prefiere
presentarse como un nietzscheano de izquierdas). En cualquier caso, sus lectores se
multiplican.
Peter Sloterdijk es los que viven con intensidad la época que les ha tocado.
Manipulación genética, desorden de la cultura, mutación antropotécnica,
desaparición de fronteras: no hay nada del futuro que asuste a este pensador
postheideggeriano seducido por la tecnociencia. En 1999 se vio envuelto en una
polémica al anunciar durante un coloquio las Normas para el parque humano. Los
pro y anti-Sloterdijk se cruzaron invectivas a través de la prensa. Pese a ello, la
consagración, universitaria y mediática, llegó, ya que a los 54 años fue nombrado
rector de la Hochschule für Gestaltung, donde imparte filosofía y estética, y luego
elegido para suceder al crítico Marcel Reich-Ranicki como presentador para TV de un
programa cultural.
-Jamás he sido un auténtico cínico. No tengo medios para ello. Ser un cínico
coherente exige cualidades físicas y morales de las que carezco. El último gran cínico
de nuestra época fue Emile Cioran, que llevó una vida monástica informal. Pero ser
el monje de una desesperanza íntima sale caro porque día a día se enfrenta uno a
refutaciones escogidas, a la prueba de que la felicidad no está tan lejos ni es tan
trascendente. El cinismo es la decisión de no disolverse en la felicidad.
-Hoy en día debemos tener una actitud revisionista con el conjunto de pensamientos
caracterizados como la "época de la metafísica". Yo he intervenido en el proceso
contra la sustancia y su soledad. Nuestra cultura ha cometido un error fundamental
al hablar del sujeto humano en soledad: ha ido demasiado lejos en la voluntad de
analizar. Hay que detenerse en el "dos". El individualismo metafísico de los
occidentales habla del ser humano con una terminología más propia de estrellas, de
granos de arena, de individuos físicos que no conocen el éxtasis del ser vecino... Los
seres humanos son, a mi modo de ver, seres literalmente surreales porque viven en
el surrealismo de sus relaciones siempre recíprocas y asimétricas.
-Hablemos un poco de política. Para usted el combate de la derecha contra
la izquierda ha sido largo tiempo el de lo pesado contra lo ligero: la
izquierda correspondía al deseo de aligerar la existencia, la derecha, al de
recargarla. ¿Es todavía pertinente esa distinción cuando no hay nada más
ligero que el capitalismo actual?
-Sí, la flexibilidad cambió de bando. El capitalismo que propone aliviar la vida ocupa
el lugar de la antigua izquierda cuya clientela clásica la formaban quienes sufrían una
vida demasiado dura. Uno se hacía de izquierdas para compartir la vida con la de
aquéllos que no lo tenían precisamente fácil. En el fondo es muy simple. No se trata
de moral abstracta, sino de una idea concreta de la Justicia.
-Para usted el auténtico peligro fascista del futuro está en Estados Unidos.
-La vida, escribe, sólo se justifica por la generosidad. ¿Pero cómo distinguir
esa generosidad nietzscheana del humanitarismo llano de los buenos
sentimientos?
-Es una difícil distinción. Algunos buenos cristianos se creen los mejores
nietzscheanos. Según ellos, Nietzsche habría subestimado el lado generoso del
cristianismo insistiendo en el resentimiento de éste sin entender que la figura del
santo, como la del sabio, es portadora de la idea de derroche incondicional.
¿Nietzsche habría a su vez carecido de generosidad al ignorar ese aspecto sublime
del cristianismo? Hoy en día, los impuestos han sustituido a la idea de santidad.
Cada millonario da la mitad de su abrigo sin ser canonizado