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Tema 1.

El concepto de Cultura Material y el método de trabajo de la Arqueología Clásica 2014

BLOQUE TEMÁTICO I.
INTRODUCCIÓN.

TEMA 1.
EL CONCEPTO DE CULTURA MATERIAL Y EL MÉTODO DE
TRABAJO DE LA ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

INTRODUCCIÓN:
1. ARQUEOLOGÍA CLÁSICA PINTURA MATERIAL . BREVE SÍNTESIS DE UNA EVOLUCIÓN
CONCEPTUAL .

1.1 los conceptos su contexto teórico.

Para poder valorar la situación actual de la disciplina, es obligado que reflexionemos sobre
los contenidos conceptuales de los términos “Arqueología Clásica” e “Historia de la Cultura
Material” y su evolución en el tiempo.
Hemos de empezar con el concepto de Arqueología Clásica puesto que es el que posee una
trayectoria historiográfica más dilatada. El vocablo Arqueología tiene una larga tradición
interpretativa. Su claro significado “disertación sobre las cosas antiguas” no ha impedido que
a lo largo del tiempo el modo de entender y dar contenido a este término haya sido objeto
de múltiples discusiones.
En el presente la Arqueología es una disciplina histórica cuyo objeto de estudio está
constituido por las sociedades del pasado empleando para su análisis las fuentes materiales.
Para ello hace uso del método científico. El conocimiento que se obtiene por este medio
debe aspirar a ser objetivo y a convertirse en verdad científica, pero no es infalible. Y aunque
no se puede pensar en una reconstrucción de la historia certera e inamovible, si podemos
cambiar el sentido de las preguntas, reformular planteamientos viejos o reinterpretar los
hechos cuantas veces sea preciso para situarlos en su contexto histórico y cultural.
Por su parte el término Clásica encuentra su identificación más universal en la antigüedad
griega y romana. Sería el concepto que más se ajusta al espíritu que presidió el nacimiento
de la disciplina de la mano de Winckelmann (1717-1768) que vinculó genéticamente la
Arqueología Clásica con planteamientos estéticos propios de la Historia del Arte. A
Winckelmann se debe la situación, por primera vez, de la obra de arte en un contexto
histórico, sentando así los principios básicos de la ordenación cronológica de las obras
antiguas.
Durante largo tiempo la Arqueología Clásica evolucionó al margen de los movimientos
teóricos que removieron los cimientos epistemológicos de la Prehistoria durante el siglo XX.
Un cambio de inflexión fue la penetración de los principios del Materialismo Histórico en la
Arqueología Clásica. Este fue planteado como una teoría del conocimiento, nacido de la
necesidad de comprender la sociedad capitalista para poder transformarla. El objetivo
científico de este modelo consiste en explicar la transformación social empleando el método
de la dialéctica con el fin de mostrar la dinámica interna que origina los procesos históricos
en las sociedades desaparecidas. Aplicado a la Arqueología, el materialismo dialéctico
enfatiza el análisis de jerarquías socio-políticas, las tensiones entre clases y las relaciones de

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poder estudiando y reconstruyendo las relaciones de producción a partir de los elementos


materiales.
El desarrollo occidental más elaborado de esta tendencia ha sido el de la escuela italiana con
Bandinelli a la cabeza, que se centra en el análisis de las sociedades medievales y clásicas y
está abierta a la introducción de modernas metodologías de trabajo. Bandinelli primero
defiende la interpretación de la Arqueología como Historia del Arte Antiguo, pero la
maduración de su pensamiento le llevó a romper con el sistema cerrado del Arte y buscar
nexos con otras esferas de la Ciencia, así la obra de arte transciende las cuestiones estéticas
para convertirse en producto de una sociedad reflejando la dialéctica entre grupos sociales y
sus gustos. Es decir, el producto artístico se encuadra en una dimensión social e histórica y se
estudia como reflejo de un modelo cultural integrado por diversas clases sociales.
Años más tarde Carandini puso de manifiesto cómo los estudios de Arqueología romana
habían girado en torno a la Historia del Arte, suponiendo el olvido de los aspectos más
sencillo de la vida cotidiana de los seres humanos a pesar de que representan la mayor parte
del registro arqueológico. Al hilo de esta argumentación pondera el concepto de Cultura
Material que plantea la necesidad de investigar la totalidad de los contextos antiguos y no
sólo de los objetos con valores estéticos a veces descontextualizados.
Carandini no ataca a la Historia del Arte, sino a que se relegue el trabajo arqueológico a una
mera técnica de extracción de los materiales que después valorarían los estudiosos del arte.
Se defiende el papel de lo ordinario como elemento importante para la reconstrucción
histórica, es decir, un objeto o elemento sin valor estético posee un valor intrínseco como
fuente de conocimiento histórico. Con esta perspectiva teórica, la Historia de la Cultura
Material tiene como objetivo la realización de reconstrucciones históricas en las que se tiene
en cuenta más las relaciones sociales y económicas que la mera sucesión de
acontecimientos.
Dentro del concepto de Cultura Material se incorpora el conjunto de objetos y elementos
producidos por una sociedad así como las prácticas ideadas para producirlos, usarlos,
desecharlos o reutilizarlos. Por tanto el objeto de estudio de la Historia de la Cultura Material
estaría compuesto por los elementos realizados por los miembros de una sociedad, la
manera en que se hacen y las causas o motivaciones por las que se hacen, que es lo mismo
que decir que el interés de la investigación debe estar en los artefactos, los comportamientos
o prácticas para realizarlos y su significado y función dentro de la sociedad analizada.

1.2. Los márgenes geográficos y temporales de la disciplina.

El término “clásico” suele ser visto como una realidad definida de límites perfectamente
establecidos por la tradición historiográfica, que abarcarían el desarrollo de las culturas
griega y romana, desde la perspectiva de un clasicismo de cuño occidental y relacionado con
el mundo mediterráneo. Aunque por abarcar una realidad bastante más compleja se ha
definido a la Arqueología Clásica como aquella parte de la disciplina comprendida entre las
culturas prerromanas y la Arqueología Medieval.
El ámbito territorial se inscribe en una perspectiva eminentemente mediterránea, dado que
se aplica al conjunto de territorios asomados en todo o parte a este mar. Durante el periodo
romano, la expansión de sus límites territoriales trae aparejada una ampliación del marco
espacial de la disciplina, incorporando la Europa continental y atlántica.
Los márgenes temporales se entiende que comprenden el periodo histórico en el que tuvo
lugar el desarrollo de las sociedades griega y romana. El hito cronológico de inicio parte de

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los desarrollos culturales que tuvieron como escenario el mar Egeo durante la Edad de
Bronce, por ser los orígenes del mundo griego.
El límite temporal de cierre no está tan unánimemente reconocido. El concepto de Tardía
Antigüedad es un espacio transicional que reclaman para sí la Arqueología Clásica y la
Medieval. La primera ve en esta etapa una línea de continuidad cultural, a pesar de los
cambios políticos, económicos y religiosos que se producen desde los estertores del Imperio
Romano; mientras que la segunda encuentra en ella la gestación de un nuevo periodo
histórico.
En estos días se ponderan estos problemas terminológicos y parece que el concepto de
“Antigüedad Tardía” se reserva a la fase de descomposición del mundo antiguo, aunque
persiste su carácter de transición, por lo que se puede encontrar como el epílogo de un
temario de Arqueología Clásico o como arranque de uno de Arqueología Altomedieval.

4. LAS FUENTES DE CONOCIMIENTO EN LA ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

Aunque las fuentes de conocimiento que emplea la Arqueología Clásica, son por definición materiales,
conviene tener en cuenta que no todas las fuentes materiales son de naturaleza arqueológica y que la
Arqueología se sirve de fuentes de otro tipo (escritas, visuales…)

4.1. Fuentes materiales: arqueológicas, gráficas, numismática y etnográficas.


Las fuentes arqueológicas. Aunque en teoría las fuentes arqueológicas son todos los restos
materiales susceptibles de ser obtenidos y estudiados con metodología arqueológica, el
concepto de “material arqueológico” ha variado con los cambios conceptuales experimentados
por la disciplina. En el presente, se incorporan dentro del término “cultura material” enseres
doméstico, aperos y herramientas, residuos de actividades productivas o domésticas,
elementos y estructuras funerarias, edificios monumentales, viviendas sencillas, talleres
asentamientos, espacios productivos y el territorio. El registro del material junto con su
contexto amplía las posibilidades de obtención de datos y por ello, el concepto de material
comprende, de modo indivisible, ambos componentes. Por tanto se considera documentación
material toda información que se obtiene por diferentes procedimientos físicos, químicos,
paleopatológicos, análisis polínicos, sedimentológicos, etc.
También dentro de las fuentes arqueológicas hay que aludir a la arquitectura, a veces
exhumada y otras en pie con reformas o aditamentos desde su construcción original. El
arqueólogo está capacitado para abordar la lectura histórica de un edificio, identificando cada
una de las etapas de su construcción, uso y modificaciones. Esta información, que se obtiene
por la “Arqueología de la Arquitectura” supone para el arquitecto un análisis de primera mano
para afrontar la propuesta de actuación en un edificio histórico.
Las fuentes epigráficas. Los documentos ejecutados sobre soportes duraderos como la piedra
o el bronce constituyen un corpus documental para la reconstrucción del hecho histórico que
persigue la Arqueología. Cualquier cultura que haya dejado escritos sobre materiales
perdurables tiene “Epigrafía”, la documentación epigráfica tiene un carácter arqueológico por

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su soporte –material- y modo de hallazgo –en excavaciones-, pero documental por su


contenido.
Las fuentes numismáticas. Definida como Ciencia que estudia las monedas en todos sus
aspectos y todo lo que con ellas se relaciona, la Numismática es, como la Arqueología, una
disciplina independiente, con un objeto de estudio y procedimientos de trabajo propios. Las
monedas son objetos arqueológicos, con una fuerte carga de información interna (iconografía,
metrología, cronología, situación económica y política…), cuyo valor como fuente de
conocimiento aumenta en proporción directa a la fidelidad con que se conozca el contexto en
que se hallaron. La moneda cuenta con valor cronológico intrínseco, ya que posee ceca y fecha
de acuñación.
Las fuentes etnográficas. La parcialidad del registro material conservado y la falta de
referentes para muchos objetos entre los repertorios más cercanos a nuestro tiempo y modo
de vida son causas de las dificultades y limitaciones que tiene la reconstrucción de la cultura
material de las sociedades antiguas. La observación del comportamiento de grupos
tradicionales actuales y su comparación con el registro arqueológico observado, se ha
constituido en una de las fuentes más apreciadas de la Nueva Arqueología, aunque esté
plagada de dificultades. Ya que la viabilidad del planteamiento comparativo termina allí donde
finalizan las analogías técnicas, no siendo posible establecer correlaciones entre los aspectos
inmateriales que produjeron determinados objetos en una comunidad antigua y los que
determinan su realización en sociedades tradicionales actuales.

4.2. Fuentes escritas: textuales, bibliográficas y cartográficas.


Los textos. Los documentos escritos general la base fundamental de información para la
Historia o la Filología, al tiempo que representan un importante caudal de información para el
arqueólogo, especialmente encaminada a completar aquellos aspectos que los elementos
materiales no explican de modo satisfactorio. Fuentes primarias para la Arqueología son los
textos históricos que se refieren directamente a la cultura material o a las sociedades antiguas
con que se relaciona. Se ha reconocido piezas o yacimientos gracias a citas en textos antiguos,
pero existen limitaciones en la lectura de la documentación textual. Hay que ser
extremadamente prudentes en esta práctica a causa de los numerosos errores y actitudes
tendenciosas que a veces conlleva.
Las fuentes bibliográficas. Dentro de la categoría de fuentes escritas o literarias debemos
incluir la bibliografía, tanto las obras antiguas como modernas que tratan cualquier aspecto
relacionado con la Arqueología Clásica. El arqueólogo debe efectuar una labor de
documentación que complete sus conocimientos generales. Puede dividirse la bibliografía en
cuatro grupos:
1. Publicación de carácter técnico sobre intervenciones concretas.
2. Trabajos específicos sobre problemas concretos en forma de artículos o monografías.
3. Estudios de síntesis o puestas al día de tipo no divulgativo.
4. Grandes repertorios de consulta.
La cartografía y otras fuentes gráficas. La Arqueología emplea la Cartografía a la hora de
ubicar yacimientos, realizar análisis espaciales o estudiar las potencialidades del entorno de un
lugar en proceso de investigación. El análisis cartográfico es fundamental en las etapas previas
de estudio para la realización de prospecciones arqueológicas o el análisis de la caminería
antigua. En la actualidad se emplea la cartografía digital oficial y los mapas temáticos
adaptados a las necesidades o enfoque del estudio. La toponimia es el saber que se ocupa del
nombre que reciben los lugares es una ayuda inestimable para la Arqueología, ya que los
topónimos encierran información topográfica, histórica, social, económica o política.

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5. EL MÉTODO Y LAS TÉCNICAS DE TRABAJO EN ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

Se identifica la metodología arqueológica con las reglas que rigen el planteamiento y ejecución
de un trabajo práctico de investigación arqueológica, confundiendo el método con una de sus
técnicas.
Se ha dividido las técnicas arqueológicas en dos grupos:
1. Técnicas que se orientan a la recuperación de testimonios arqueológicos. Se encuentran
tanto las técnicas de excavación como las formas ligeras o no destructivas de
investigación arqueológica, como la prospección o la Arqueología de la Arquitectura.
2. Técnicas que se circunscriben al estudio de los vestigios previamente obtenidos para
extraer de ellos información histórica de tipo cronológico, social, tecnológico,
productivo, funcional, etc. Tres grupos de técnicas principales: las de datación, las de
clasificación y las de análisis propiamente dicho.

5.1. Técnicas de recuperación de testimonios arqueológicos.

5. 1.1. La excavación arqueológica.


Es el procedimiento fundamental de recuperación de testimonios materiales del pasado, ya
que permite conocer la secuencia de estratificación de los depósitos arqueológicos. La
excavación suele ser la culminación del proceso de acercamiento a la realidad arqueológica de
un lugar obtenido mediante la aplicación de todas las técnicas ligeras de investigación que
convengan al carácter del sitio que se somete a estudio. La excavación permite analizar las
actividades humanas en un periodo determinado del pasado y los cambios experimentados
por esas actividades de una época a otra. La excavación es, por definición, estratigráfica y se
orienta al desmonte ordenado de una secuencia de estratos naturales o antrópicos.
Harris define el principio estratigráfico como la ley de sucesión estratigráfica que establece que
una unidad de estratificación arqueológica ocupa su lugar exacto en la secuencia estratigráfica
de un yacimiento. Las unidades estratigráficas pueden ser positivas, cuando son fruto de
acciones de construcción o acumulación o negativas cuando se deben a un proceso de erosión,
saqueo o destrucción. La estrategia de excavación afecta al planteamiento y dimensiones de la
superficie a excavar y no debe confundirse con el proceso seguido en la misma. Las estrategias
de excavación son diversas y se adaptarán a las necesidades y características del yacimiento.

5. 1.2. Técnicas ligeras o no destructivas de investigación arqueológica.


Es un conjunto de sistemas de investigación centrados en el análisis de los vestigios existentes
sobre la superficie. Entre ellos se encuentran la prospección y el análisis estratigráfico de los
restos arquitectónicos no enterrados “Arqueología de la Arquitectura”.
La prospección arqueológica está orientada a la identificación y localización de yacimientos
arqueológicos en superficie. El término prospección se define como “el conjunto de técnicas y
aplicaciones necesarias para localizar los asentamientos arqueológicos de distintos periodos
cronológicos que hayan dejado en el terreno huellas de distinta consistencia”. La aplicación de
este sistema se orientó a la confección de las primeras Cartas Arqueológicas, concebidas como
una recopilación de yacimientos arqueológicos en una unidad territorial dada. Un segundo
modelo de aplicación de técnicas prospectivas está constituido por los proyectos de

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investigación encuadrados dentro de los procesos históricos que se desarrollan en un


determinado territorio. La prospección indica una inspección directa de porciones bien
definidas del territorio. A la prospección de la superficie se han sumado otras técnicas
(electromagnéticas, geoeléctricas, georradar, detección aérea, que permiten perfeccionar la
capacidad de detección de yacimientos y acciones antrópicas en el territorio.
La Arqueología de la Arquitectura ha ido adquiriendo mayor desarrollo a medida que
encontraban su lugar dentro del marco temporal de la Arqueología periodos más recientes de
los que se conservan estructuras murarias. Se trata de documentar las actuaciones sufridas por
un edificio por la información que contienen sus muros. Se aplican técnicas de lectura
estratigráfica, considerando el edificio como un depósito vertical que contiene información de
todas las acciones de que ha sido objeto desde su construcción hasta el momento de estudio.

5.2. Técnicas de natación, clasificación y análisis.


La Arqueología trabaja con tres sistemas de datación. El primero se obtiene a partir de la
disposición estratigráfica del registro arqueológico. Es un procedimiento de datación relativa,
aplica fechas conocidas de determinados elementos de la cultura material para dotar de
encuadre cronológico a otros elementos asociados estratigráficamente a ellos.
El segundo sistema marca fechas concretas y se obtiene de la aplicación de determinadas
técnicas que proporcionan dataciones absolutas (radiocarbono, varvas, dendrocronología,
termoluminiscencia, paleomagnetismo, potasio-argón, hidratación de la obsidiana o la
racemización de aminoácidos para datar huesos).
El tercer sistema es el que hace uso de la cronología histórica conocida a través de calendarios,
listas reales, dinastías, listados de cónsules. Aunque a veces surgen problemas cuando se
combinan los datos de distintas fuentes de un mismo periodo.
La tarea de clasificación es una parte importante del trabajo arqueológico, punto de partida
para establecer la cronología relativa de los contextos.
Una tipología se construye realizando una clasificación en categorías que definen tipos
arqueológicos a partir de atributos cuantificables.
El interés por obtener información sobre las condiciones ecológicas en que se desenvolvieron
los yacimientos ha desarrollado la aplicación de técnicas analíticas sobre restos de origen
animal, vegetal o sedimentológico. En cuanto a los materiales arqueológicos de naturaleza
cerámica, metálica o lítica, se aplican análisis químicos o petrográficos que determinan su
composición y ofrecen información acerca de sus áreas de origen.

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