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SECCIÓN DE OBRAS DE PSIQUIATRÍA, PSICOLOGÍA, PSICOANÁLISIS

SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL


Psicoanálisis y Criminología

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LUIS SEGUÍ

SOBRE LA
RESPONSABILIDAD
CRIMINAL
Psicoanálisis y criminología

Epílogo
GUSTAVO DESSAL

'-.___,>

~
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición, 2012

ÍNDICE
Seguí, Luis
Sobre la responsabilidad criminal. Psicoanálisis y criminolo-
gía/ Luis Seguí; epílogo de Gustavo Dessal. - Madrid: FCE, 2012
255 p.; 21 x 14 cm - (Colee. Psiquiatría, Psicología y Psi- Exordio .... ...... .. ........................... .. .............. . . 11
coanálisis)
1. De la medicina del alma a la concepción sanitaria de
ISBN 978-84-375-0683-8
la penología ...... . ............................ ... .. .... ...... . 19
1. Psicoanálisis - Derecho 2. Criminología
l. Dessal, Gustavo, epílogo II. Ser. III. t.
2. El derecho, o la impotencia para regular el goce .... .... . 31
3. Agresividad y violencia ..................................... . 55
LC HV6080 Dewey 364.3 S757s
4. Patologías del acto ........................................... . 75
5. El mundo psi en el planeta judicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
© 2012, Luis Seguí
© 2012, del epílogo, Gustavo Dessa l
6. Los crímenes de la gente corriente......................... 113
-· 7. El caso Hildegart o la ferocidad del superyó............ .. 127
D. R.© 2012, FONDO DE CUlTURA ECONÓM ICA DE ESPAÑA, S.L.
Vía de los Poblados, 17, 4° - J 5 ··8. Los crímenes inmotivados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
28033 Madrid
www.fondodeculturaeconomica.es
·9. Historia sin sujeto, sujeto sin palabra ...... ... ............. l 157
editor@fondodeculturaeconomica.es
10. Los semblantes burocráticos del mal absoluto . . . . . . . . . . . 177
FONDO DE CULTURA ECONÓM ICA 11. La pulsión de muerte en estado puro...................... 195
Carretera de Picacho-Ajusco, 227
14200 México, D. F. 12. Poder y responsabilidad........................ . ............ 211
www.fondodeculturaeconomica.com
Epílogo, por Gustavo Dessal............................ . .... 249
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Impreso en España

7
EXORDIO

« [ ... ] la responsabilidad, es decir, el castigo, es una carac-


terística esencial de la idea del hombre que prevalece en
una sociedad dada».

Jacques LACAN y Michel CÉNAC

La relación entre el derecho y el psicoanálisis-discursos ambos atra-


vesados por la filosofía, la ética y la moral- se remonta a finales del
siglo XIX, nada más comenzar a difundirse en el ámbito académico
los primeros escritos de Sigmund Freud. Esa relación, no exenta de
fuertes controversias, viene impuesta no solo porque el sujeto del
derecho es el mismo que el sujeto del psicoanálisis, sino porque cier-
tas actuaciones de esos sujetos producen consecuencias que merecen
la atención de ambos discursos, especialmente cuando las acciones
trascienden del ámbito privado para situarse en el terreno del delito
y el crimen. Sostener que ambos discursos se refieren a un mismo
sujeto, sin embargo, no implica desconocer una diferencia radical:
mientras que para el derecho el inconsciente no existe en el momen-
to de juzgar un acto, el psicoanálisis no concibe al sujeto sino como
sujeto del inconsciente, con las consiguientes diferencias en cuanto
al criterio de responsabilidad. Dado que estas páginas están dedica-
das a explorar los encuentros y desencuentros de los sujetos con la
ley en sus dos vertientes -como ordenamiento jurídico y como
interdictora estructural-, así como las diferentes respuestas que reci-
be desde uno y otro ámbito al mismo tiempo que se confronta con
sus efectos, el enfoque de la cuestión se centra en las conductas
transgresoras de las leyes penales, que afectan directamente al llama-
do orden público, por oposición a los conflictos de intereses parti-
culares que merecen la atención de otras ramas del derecho.
Aunque la psiquiatría se ocupó tempranamente de la relación
entre la locura y el crimen -la relación entre médicos alienistas y
11
12 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EXORDIO 13

juristas se inició en la primera mitad del siglo XIX- dando origen a derecho: inventando el mito del asesinato del padre, Freud señala
la especialidad de la psiquiatría criminal, la aparición del psicoaná- el momento histórico indeterminado a partir del cual surge la ley
lisis actuó como un revulsivo en el ámbito de la psiquiatría clásica. en sus dos vertientes, la del derecho, y esa otra no escrita «con la
Freud se interesó acerca de las motivaciones e impulsos de los sujetos que cada sujeto se castiga en nombre de una deuda simbólica que
delincuentes y su relación con el inconsciente ya en 1906, cuando paga cada vez más en su neurosis», al decir de Lacan. O, dicho de
pronunció en Viena -invitado por el profesor de jurisprudencia otro modo, es el precio a pagar por el sujeto a cambio de una
Alex Loffler- la conferencia editada después con el título de «La renuncia a las pulsiones asesinas e incestuosas, y la inevitable
indagatoria forense y el psicoanálisis»; un tema que volvería a abor- adscripción al malestar.
dar en textos posteriores. Jacques Lacan daría testimonio del mismo El hecho constitutivo del malestar característico de la relación
interés a partir de su tesis -De la psicosis paranoica en sus relaciones del sujeto con la ley es la existencia misma de la ley, que se le impo-
con la personalidad-, de sus comentarios de la misma época en ne de una parte como un fenómeno estructural -la zona oscura,
torno a los crímenes de las hermanas Papin, y después, en 1948 generalmente desatendida por el discurso jurídico- y, de la otra,
y 1950 respectivamente, en La agresividad en psicoanálisis y en la como la encarnación simbólica del discurso del amo. El orden jurí-
ponencia presentada con Michel Cénac, «Introducción teórica a las dico emerge como un intento de evitar el exterminio recíproco
funciones del psicoanálisis en criminología». sumando fuerzas en contra de aquellos que se atreven a romper el
La condición humana no predispone a los hombres a la suje- pacto, al tiempo que ahoga las propias pulsiones asesinas a través
ción voluntaria de sus instintos. De ahí que para ser capturado por de la venganza ejercida en nombre de la ley. Ahí identificaba Freud
el discurso de la ley, un discurso -dice Lacan en Las psicosis- «que uno de los «principios fundamentales del orden penal humano»,
le es ajeno, y con el que, como animal, nada tiene que ver», Freud donde se mezclan los deseos reprimidos en el criminal con las pul-
construyó el mito del asesinato del padre y el consiguiente pacto siones propias de los ejecutores de la ley.
entre los hermanos parricidas; a partir de aquel crimen primor- Constantemente, se comprueba la actitud ambivalente del suje-
dial, el sujeto deberá comparecer como culpable para responder to con respecto a la ley, considerada en su versión más visible y
por esa deuda simbólica, «que no cesa de pagar cada vez más en su cotidiana, como es el corpus jurídico en el que se sostiene el Estado,
neurosis». Con el relato sustancial del mito desplegado en Tótem y esto es, la institución a través de la cual el amo moderno se expre-
tabú -retomado después en numerosos textos-, Sigmund Freud se sa y que pone en acto -respaldado por la capacidad para emplear
adscribe a una variante de las teorías contractualistas, a las que se la fuerza- para hacer que la cosa funcione. El peso de las identifi-
sumaban también Althusius, Hobbes, Spinoza, Pufendorf, Locke, caciones de un lado, y la coerción acompañada de la amenaza de
Kant, y más recientemente John Rawls, cuya característica común castigo de otro, consiguen que la mayor parte de los sujetos que
para explicar el origen de la organización social, del poder y por lo integran el cuerpo social se contenga ante la tentación de dar rienda
tanto del derecho -en suma, el paso del estado de naturaleza a la suelta a sus impulsos más primarios; y aun de modo inconsciente,
cultura-, es la suposición de un hipotético pactum societatis por el también porque, al reprimir aquella tentación, reclama la presencia
que los hombres aceptan convivir sin asesinarse unos a otros, de un Otro que castigue a aquellos en quienes ha fracasado la pro-
seguido del pactum subjectionis, por el que ceden el monopolio de hibición, obteniendo una doble respuesta satisfactoria: encuentra
la violencia a una autoridad investida de poder. una justificación noble a la represión de sus deseos, y los realiza por
Es necesario, sin embargo, separar el cuestionable contenido medio de aquellos investidos de poder encargados de «vengar a la
mitológico de la narración, en cualquier caso imposible de verifi- sociedad ultrajada», en palabras de Freud. Para este, «la acentua-
car históricamente, de la más probable hipótesis sobre el origen del ción del mandamiento "No matarás" nos ofrece la seguridad de que
14 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EXORDIO 15

descendemos de una larguísima serie de generaciones de asesinos humanas, hasta formar un corpus donde el derecho aparece
que llevaban el placer de matar, quizás como nosotros mismos, en como un conjunto de normas, la mayor parte de ellas incom-
la masa de la sangre». prensibles para los legos, con las que se rellenan las es-
La persistencia de la violencia y el crimen, a lo largo de la his- tructuras jurídico-institucionales, produciendo así un efecto de
toria, no es más que una proyección colectiva de las patologías ficción.
individuales; la pulsión de muerte desatada a escala global. Los El amo es un significante, pero un significante que se encarna
asesinatos masivos, las guerras en general, más crueles cuanto más en instituciones, y estas se corporizan en sujetos que representan a
familiarmente próximos son los bandos implicados, como prueba ese Gran Otro de la ley: hermeneutas de los textos a través de los
de la ambivalente relación entre lo familiar, lo más próximo -Heim- que el discurso del amo se hace presente para regular las diversas
lich- y lo siniestro -Unheimlich-, los actos de genocidio ampara- modalidades del vínculo social, garantizar su funcionamiento,
dos en pretextos de «limpieza étnica», son parte de aquello que y resolver los conflictos individuales y colectivos manteniendo
Lacan incluía en lo que llamó una clínica de la civilización, cuya el control social. Y si bien, en tiempos de hegemonía planetaria del
naturaleza merece también ser interrogada a la luz de la responsa- discurso capitalista, se constata un declive del discurso del amo,
bilidad objetiva y subjetiva. La pulsión de muerte en estado puro el significante amo continúa vigente en tanto es el inconsciente:
que se desata en las guerras, durante las cuales el sujeto suele determina la castración, promueve las identificaciones y las dife-
encontrar la ocasión para liberar sus impulsos homicidas, es abor- rencias, funda los grupos, homogeneiza, segrega los goces. Para
dada en los últimos dos capítulos. Si el crimen, cuando abarca un obtener obediencia, el amo debe hacer semblante de proveedor de
gran número de víctimas -como ha señalado Jacques-Alain certezas, y es función del discurso proporcionarlas.
Miller-, pasa de ser un asunto jurídico a convertirse en una cues- Así pues, cuando se habla del derecho, de la ley positiva, se está
tión política, entonces la responsabilidad y el castigo dejan de estar haciendo comparecer dos elementos inseparables: el discurso del
guiados por criterios de justicia para someterse a la conveniencia amo y el poder -para los que el semblante cumple la función de
de quien tiene el poder de administrarla. ocultar la falta-, que sitúan la cuestión simultáneamente en el
El primer derecho parece haber sido el resultado de lo que Walter ámbito de lo político y de la política.
Benjamin denominó «violencia fundadora», generadora del pacto La ley, que representa el orden simbólico por excelencia, manda
por el que los hombres acordaron normativizar su conducta futura y censura, ordena y prohíbe, marca los límites que no deben ser
para asegurar la continuidad de la especie, mediante la instaura- traspasados. Pero mientras que, en el campo jurídico, la vulnera-
ción de una forma elemental de autoridad cuya misión principal ción del orden normativo acarrea un castigo -no hay derecho si no
consistía en mantener una paz siempre precaria y relativa, sirvién- va acompañado de poder coactivo-, ejecutado por uaj~uez en fun -
dose para ello de lo que el mismo Benjamin llamó «violencia ción del grado de culpa imputable al transgresor y a la responsabi-
conservadora». Ese hipotético contrato destinado a imponer un lidad que se le atribuya, el psicoanálisis asigna al sujeto el rol de
cierto orden en el primitivo lazo social, fue seguramente más obe- juez de sí mismo. Y en tanto que un juez puede desresponsabilizar
diente a la necesidad que a consideraciones morales, como el mismo a un sujeto -incluso siendo culpable-, para el psicoanálisis aquel
Kant se vería obligado a reconocer al abordar la cuestión de la paz. siempre es responsable desde su ingreso en la lengua. Es preciso
Todas las elaboraciones racionales y las justificaciones morales en señalar, sin embargo, que la relación que establecía Lacan en 1950
las que se sostiene cualquier orden jurídico -y las instituciones -«La responsabilidad, es decir, el castigo ... »-, bien que referida al
edificadas para conservarlo y defenderlo- se han ido desarrollando ámbito jurídico, no es automática: una declaración legal de res-
en paralelo con la mayor complejidad de las diversas sociedades ponsabilidad no conlleva necesariamente el castigo.
16 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EXORDIO 17

Para el derecho, el loco no es responsable. No puede, por tendencia a la desresponsabilización e infantilización del sujeto, y
lo tanto, responder, hacerse cargo de las consecuencias de sus a dejar en manos de los especialistas psi el tratamiento de la enfer-
actos. Para el psicoanálisis, negar a un sujeto la posibilidad de medad mental como un desajuste yoico que en ocasiones coincide
asumir el resultado de sus acciones equivale a expulsarlo del con el acto criminal, el psicoanálisis está sobradamente legitimado
mundo, de la cultura: convertirlo en un no-sujeto. Un juez puede para hacerse oír.
absolver a un acusado aun siendo culpable por falta de pruebas
que le incriminen - o bien porque no ha cometido realmente el
delito- , declarándole inocente, porque no es tarea de los jueces
pronunciarse acerca de la condición estructural de la culpa,
sobre la que los psicoanalistas y los sujetos concernidos sí saben,
o pueden saber.
La aspiración de los juristas es que la ley, el corpus juris, hable
con una sola voz y que los textos lo contengan todo: hacer del dere-
cho una ciencia cuya coherencia normativa contemple todas las
hipótesis y prevea todas las respuestas. Pero si la verdad no puede
ser dicha toda, si el lenguaje es insuficiente, impreciso, si entre el
enunciado y la enunciación puede mediar un abismo, y la letra
impresa - «Ese soporte material que el discurso concreto toma del
lenguaje», en palabras de Lacan- pone en evidencia el vacío por-
que escribir es mostrar la falta, entonces hay que concluir que a la
justicia, como a la mujer, solo se puede mal-decirla.
Responsabilidad-un concepto «transclínico», según Serge Cottet-
es una expresión común al derecho y al psicoanálisis -como culpa, )
demanda, represión, prohibición, forclusión-preclusión, entre otros-
cuya homofonía puede inducir a error pero que tienen distintos
significados según el contexto. El derecho penal y la criminología
de un lado, y el psicoanálisis de otro, están necesariamente abona-
dos al interés por las llamadas patologías del acto, aunque sus res-
pectivas miradas se orientan en diferentes direcciones. Sin embargo,
parece pertinente interrogarse acerca de la posible intersección
donde coexistan espacios de intervención en relación con los anti-
guos y nuevos malestares. Hay que preguntarse si, además de aquellas
situaciones límite en las que emergen la violencia y los diferentes
modos de pasaje al acto, opera en el discurso jurídico el plus de goce
propio del fracaso de las exigencias superyoicas que se manifiestan,
cotidianamente, en la conflictiva relación de los sujetos con la ley.
En una realidad social como la actual, en la que se evidencia una
l. DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN
SANITARIA DE LA PENOLOGÍA

«En nombre de sus pretensiones periciales el discurso


médico se convertirá en el arma de lo arbitrario».

Jea n-Claude M ILNER

A finales del siglo XVII I, una etapa caracterizada por el despliegue


de lo que Gaston Bachelard definió como «el estado científico», 1 la
psiquiatría sustituyó a los medievales juicios de Dios en un contex-
to en el que la cultura occidental experimentaba la eclosión de la
modernidad, y parecía confirmarse el triunfo inapelable del pensa-
)
miento ilustrado. El racionalismo - fundado en el derecho natural
o bien en el positivismo- se presentaba como un conjunto de ver-
dades establecidas, en tanto el romanticismo antirracionalista y el
tradicionalismo parecían derrotados, definitivamente, después de
la caída del Antiguo Régimen y fracasados los posteriores intentos
restauracionistas. Los descubrimientos científicos y sus aplicacio-
nes técnicas dominaban una escena en la que la condena de la
democracia y la modernidad por parte del Vaticano -iniciada con
el Syllabus del papa Pío IX y reiteradas por sus sucesores hasta las
vísperas de la Segunda Guerra Mundial- se mostraba impotente
para contener los cambios culturales y políticos propiciados por lo
que se llamó la era liberal. A partir de la Revolución Francesa -el
hecho simbólico fundante de la modernidad-, la exaltación del
individuo se unió a la preocupación por lo social, propiciando la
emergencia de nuevas disciplinas agrupadas en las que se denomi-

1
BACHELARD, Gaston (1987): La formación del espíritu científico. México:
Siglo xx 1, p. 9.

19
20 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN SANITARIA 21

narían ciencias humanas, como la sociología -así nombrada por Franz Joseph Gall, editó De Craneologia, 2 un texto en el que de-
primera vez en 1837 por Auguste Comte-, aunque su autonomía y sarrollaba una teoría tendente a explicar los comportamientos cri-
los progresos en sus investigaciones estuvieron durante décadas minales como originados en malformaciones cerebrales. En los
lastrados por la influencia del positivismo, su apego a los concep- mismos años, Pinel hizo los primeros diagnósticos diferenciando
tos y métodos de las ciencias físico-matemáticas o la pretensión de el comportamiento de los criminales del de los enfermos mentales.
explicar los comportamientos individuales y colectivos en base a Su discípulo Jean-Étienne-Dominique Esquirol, el gran teórico de
supuestas leyes naturales. Otro tanto ocurrió con la criminología, la psiquiatría del siglo XIX, fue el primero en intentar establecer
en su origen más interesada por el crimen y qué hacer con los una distinción clasificatoria de los síntomas y cuadros clínicos 3
autores -una etapa en la que es determinante Jeremy Bentham y su contemporáneamente a la promulgación del Código Penal francés
proyecto del panóptico- que en estudiar las causas del delito y al de 1810, en cuyo artículo 64 se decía que «no hay crimen ni delito
sujeto delincuente mismo; un enfoque que llegaría a partir de la cuando el imputado actúa en estado de demencia en el momento
segunda mitad del siglo xrx con la «Scuola Positiva» de Lombroso, de la acción», inaugurando la calificación de inimputable -aunque
Ferri y Garófalo. en el texto no se utiliza todavía esta expresión-, dando estatuto
Si bien el interés por las patologías psíquicas y la enfermedad legal a los cambios operados en la consideración de la locura y de
mental en sus diversas modalidades -la enfermedad invisible, los locos -y de los actos de estos contrarios a la ley- iniciados en
como la llamó Paracelso- y los primeros intentos clasificatorios las últimas décadas del siglo XVIII. En 1835, Esquirol, junto con
se remiten al menos al siglo XVI, es a partir de las primeras déca- otros colegas, tuvo ocasión de emitir dictamen pericial sobre el
das del XIX cuando se cruzan el incipiente saber médico-psi- estado mental de Pierre Riviere, quien ese mismo año había asesi-
quiátrico y el orden jurídico. En 1764, Cesare Beccaria publicó nado a su madre, a su hermana y a su hermano. 4 Al diagnosticar
De los delitos y las penas -libro que la Iglesia católica incluyó que Riviere había dado signos de alienación mental desde los cua-
inmediatamente en el Índex-, obra emblemática del derecho tro años de edad, y que sus crímenes se debieron únicamente al
penal de la modernidad basado en los axiomas que sostienen delirio que padecía, Esquirol y sus colegas proporcionaron argu-
que «no puede aplicarse a un sujeto una pena si el hecho del mentos para que el rey Luis Felipe conmutara la pena de muerte a
que se le acusa no ha sido antes tipificado como delito; que un la que el reo había sido condenado, aunque el acusado, sustituyén-
acto es punible solo si ha violado una ley», y que «debe ser pro- dola por la conmutación propició un efecto indeseado: cerrado el
bada la existencia del acto criminal y la relación causal con el camino expiatorio de la guillotina, abandonado sin posibilidad -si
sujeto acusado». Se dio, además, un paso extremadamente es que la había- de subjetivación de sus crímenes, Pierre Riviere se
importante en el camino de la secularización de la sociedad, al
afirmar el principio de que el pensamiento no delinque (cogni- 2 Se podría interpretar como una involuntar ia contribución al desarro ll o de
tationis poenam nemo patitur), equivalente al pleno reconoci- la ps iq uiatría el hecho de que a Gall se le prohibiera, en Viena, continuar con sus
miento de la libertad de conciencia -«La peor cosa del mundo», trabajos «porque sus doctrinas eran fuente de ateísmo». Emigró a Francia, donde
obtuvo la nacionalidad y siguió investigando.
según el papa Clemente VIII- y un claro desafío al dogmatismo 3 SAUVAGNAT, Frarn;:ois (2004): «Diabolus in Psychopathologia o crimen, perver-
eclesiástico, que no reconocía como válida ninguna ley que no sidad y locura», en: ÁLVAREZ MARTÍNEZ, José M." y ESTEBAN ARNÁIZ, Ramón (comps.) :
fuera conforme a la moral cristiana. Crimen y locura. Valladolid: Asociación Española de Neuropsiquiatría, p. 207 y ss. En
En el campo de la medicina, la psiquiatría alcanzó su autono- este artículo, hay un interesante examen de los debates sobre las monomanías, la teo-
ría de Lombroso y la polémica entre los alienistas.
mía como especialidad en las primeras décadas del siglo xrx. En 4 FoUCAUlT, Michel (2001): Yo, Pierre Riviere... Un caso de parricidio del siglo
1810, el médico anatomista vienés e inventor de la frenopatía, XIX. Barcelona: Tusquets.
DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN SANITARIA 23
22 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

ahorcó en su celda. Su caso sirvió, sin embargo, para impulsar la para el saber médico-psiquiátrico: pese a la observación del fiscal
cadena perpetua, y al mismo tiempo favoreció el desarrollo de acerca de las limitaciones de «la ciencia frenopática» para adoptar
la investigación acerca de las causas, la naturaleza y la clasificación «un criterio aceptado por todos para distinguir los caracteres posi-
de las diversas patologías psiquiátricas. Aquel dictamen también tivos de la locura» , los juristas deberían en el futuro contar con los
supuso la introducción de un concepto fundamental tanto para el alienistas a la hora de determinar el grado de responsabilidad de
saber médico-psiquiátrico como para el psicoanálisis, y de ambos los sujetos criminales.7 La interpretación y aplicación del artículo
con el ordenamiento jurídico: la responsabilidad del sujeto criminal. 5 8. 0 del Código Penal de la época, que establecía que «están exentos
En La recepción del psicoanálisis en España, Thomas F. Glick de responsabilidad el imbécil y el loco, a no ser que hubieran obra-
atribuye al doctor Luis Simarro, que había estudiado psiquiatría do en un intervalo de razón» , continuaba principalmente en
con Charcot en París, una cierta «intuición psicoanalítica» en sus manos de los jueces, pero estos no podrían prescindir de la opi-
trabajos de investigación y en las clases que dictaba. Simarro había nión médica para determinar cuánto de imbécil y de loco era el
fundado en 1894 el Laboratorio de Antropología Pedagógica, y sujeto al que juzgaban.
había adquirido gran notoriedad por su participación como peri-
to en el «caso Galeote» -un sacerdote que, en 1886, había asesina-
do a su obispo de tres disparos-, aunque a tenor del contenido de 2
su dictamen sobre la personalidad del homicida no resulta fácil
confirmar tal intuición. El diagnóstico que hizo Simarro del cura Es sabido que, en España, los primeros escritos de Freud se iban
Cayetano Galeote -secundado por su colega Escuder- le acercan conociendo al poco tiempo de ser publicados en original, y si bien
más a las tesis de la antropología criminal, ya que se basaba más sus obras completas no serían editadas en castellano hasta 1922,
bien en las teorías degeneracionistas y somaticistas que, por enton- puede decirse que el psicoanálisis tuvo una presencia relevante -y
ces, se habían impuesto sobre las monomanías. 6 muy polémica-, tanto en el ámbito de las distintas especialidades
Sin embargo, e independientemente del mayor o menor radica- de la medicina como entre los juristas, desde los primeros años del
lismo de las posiciones respectivas, la intervención de los psiquia- siglo xx. En el artículo antes citado, Thomas F. Glick reseña las
tras en el juicio -tanto los propuestos por la defensa del acusado diferentes actitudes adoptadas por los principales neurólogos y
como por el fiscal-, el informe que el mismo tribunal solicitó a una psiquiatras de la época, en la que la psicología estaba «bajo el
comisión de médicos forenses cuando ya se había pronunciado encantamiento de la experimentación y del fisiologismo». Escribe
la condena a mu~rte de Galeote, y la opinión final de la Real Aca- lo siguiente: «La psiquiatría se atiene a criterios organicistas [ ... ]
demia de Medicina, significaron en conjunto un rotundo éxito se basa en criterios morales o vagas normas higiénicas. No hay tra-
dición ni interés por la psicoterapia». Y a esa «actitud previa de
falta de expectativas» atribuye el hecho de la falta de interés por la
5 Como señala Manuel Cruz en su artículo «Razón y responsabi lidad», teoría y los resultados de los progresos que llegan de Viena o
incluido en la citada compi lación de Álvarez Martínez y Esteban Arnáiz, Crim.en
y locura, (2004), p. 207, el sustantivo responsab il idad es relativamente reciente,
probablemente del siglo x1x. Aunque el dictamen de 1835 no lo emplea, el con-
cepto está implícito en su contenido y conclusiones. 7 Pese a la condena a muerte, Galeote no fue ejecutado. Una comisión médi-
6 En «Crimen y locura: el caso Galeote ( 1886-1887)» (en: ÁLVAREZ MARTfNEZ ca le declaró loco y murió en el manicomio de Leganés, donde Simarro era direc-
y ESTEBAN ARNÁIZ, op. cit.). En las p. 35 y ss., Ricardo Campos hace un excelente tor. Por otro lado, los informes de la comisión de forenses y de la Real Academia
resumen de las diversas posiciones q ue sostenían los alienistas de la época y de los de Medicina se fundaron en descripciones psicologistas y no en las teorías dege-
esfuerzos de los psiquiatras para obtener legitimación social y ante los tribunales. neracionistas.

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24 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN SANITARIA 25

Zúrich. Si bien existían opiniones más matizadas, como las de tado socialista en las Cortes Constituyentes españolas, donde pre-
Ortega y Gasset, o ciertamente escépticas, como las de Nicolás sidió la comisión parlamentaria que redactó la Constitución repu-
Achúcarro, podían leerse críticas como las de Miguel Gayarre, blicana, y participó activamente en las discusiones sobre la ley del
para quien las teorías de Freud no tenían futuro en España por- divorcio, el aborto o el sufragio femenino. 10 Jiménez de Asúa se
que «a su juicio no hay material adecuado para el psicoanálisis, había interesado tempranamente en la obra de Freud, convencido
que es cosa de judíos y consanguíneos, que acumulan neuropa- de los fecundos resultados que podían obtenerse de su aplicación
tías sexuales hasta estigmas degenerativos». 8 O el rechazo sin en el derecho en general, y en el derecho penal en particular. No
paliativos de Enrique Fernández Sanz, quien sostenía que «como fue el único jurista interesado en vincular su disciplina con la salud
método terapéutico, el psicoanálisis debe desecharse por ser ya mental; Saldaña, Ruiz-Maya y Rodríguez Lafora, entre otros, tam-
no inútil, sino además perjudicial». 9 Hay que señalar que, a pesar bién publicaron en esos años artículos, comentarios y libros en los
de la presunta falta de interés por las teorías y los progresos que que abordaban la relación entre crimen y locura. A partir de la
se hacían en Viena o Zúrich -y también en Múnich, donde ense- publicación en castellano de sus obras completas, la teoría psicoa-
ñaba Emil Krapelin-, que Glick atribuye a la «falta de expec- nalítica había obtenido un estatuto de respeto y disfrutado de una
tativas» y a la hegemonía del fisiologismo, paulatinamente iba creciente influencia intelectual entre médicos de prestigio como
abriéndose paso también en España un pensamiento y una prác- Gregario Marañón -aunque con ciertas reservas-, César Juarros y
tica renovadoras, a pesar de la resistencia ofrecida por los secto- José Sanchís Banús -estos más decididamente freudianos-, quie-
res vinculados a la tradición médica más conservadora. Si bien es nes además, junto con Jiménez de Asúa en las Cortes, encabezaron
cierto que, a inicios de los años treinta, se comenzó a enseñar la el activismo en pro del reconocimiento de los derechos de la mujer
psiquiatría como una disciplina independiente, algunos médicos y la «liberación sexual» .' 1 La obra legislativa de la Segunda Repú-
españoles se habían especializado acudiendo a cátedras extranje- blica en materia de sanidad fue ingente, comenzando por la reno-
ras, como Manuel Sacristán -discípulo de Krapelin-, director del vación del Consejo Nacional de Sanidad que habría de redactar la
Manicomio de Mujeres de Ciempozuelos, que habría de desem- nueva Ley Orgánica de Sanidad. Se creó una Comisión Perma-
peñar un papel relevante en el juicio de la parricida Aurora nente de Investigaciones Sanitarias y, en noviembre de 1931, el
Rodríguez Carballeira como perito de la defensa. A la misma Consejo Superior Psiquiátrico. Gracias al impulso de muchos pro-
generación de psiquiatras abiertos a las nuevas teorías pertene- fesionales comprometidos con las reformas, en 1932 se fundó el
cían Ángel Garma, Gonzalo Rodríguez Lafora y Julia Corominas, Patronato de Asistencia Social Psiquiátrica, que recogió las expe-
por mencionar a los más destacados.
En 1940, se editó en Buenos Aires el libro Psicoanálisis criminal,
del jurista español Luis Jiménez de Asúa, un meritorio intento de 10 El 12 de marzo de 1936, cuatro meses antes de la sublevación franquista,

aplicar las teorías psicoanalíticas a casos criminales. Jiménez de unos pistoleros falangistas intentaron asesinar a Jiménez de Asúa, que sobrevivió,
Asúa, catedrático de Derecho Penal y formado en el pensamiento aunque su escolta resultó muerto. Exiliado en Argentina, donde fue catedrático
de Derecho Penal y Criminología en la Universidad de Buenos Aires, Jiménez de
freudiano, había tenido un destacado papel como abogado y dipu- Asúa renunció a su cátedra en 1966 como protesta por la intervención de la po-
licía en los claustros en la llamada «Noche de los bastones largos» durante la
8
dictadura del general Onganía.
Citado por GLICK, Thomas F. (1981): «La recepción del psicoanálisis en 11 Thomas F. Glick, en su artículo «Psicoanálisis, reforma sexual y política en

España», en: revista Estudios de Historia Social, p. 30. la España de entreguerras» (1981), revista Estudios de Historia Social, p. 10, sos-
9
Glick señala, no obstante, que años después Fernández Sanz matizaría tiene que «antes de la vuelta de Ángel Garma de Berlín no había ningún médico
mucho esas críticas. español que se declarase freudiano».
DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN SANITARIA 27
26 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

riencias desarrolladas desde finales de la década anterior por la otros países- fue la que encontró en la transición democrática la
Liga de Higiene Mental, incorporando criterios renovadores en ocasión de tomar el testigo de sus antecesores en un contexto polí-
la asistencia a los enfermos mentales. Asimismo, hay que tener en tico, social y cultural más receptivo, y participar en la renovación
cuenta que hasta entonces la psiquiatría ocupaba un lugar muy institucional en defensa de una psiquiatría pública. También, en los
secundario en los programas de estudios de la carrera de Medicina, comienzos de la etapa democrática posfranquista, el desembarco en
por lo que los esfuerzos para proporcionar a la especialidad un España de muchos psicoanalistas oriundos de Latinoamérica, espe-
estatuto científico se correspondía con las ideas de una generación cialmente de Argentina -el nombre de Óscar Masotta ocupa un
de profesionales que encontraron en el nuevo régimen el terreno sitio relevante entre los pioneros del psicoanálisis lacaniano-, ha
propicio para aplicarlas. La derrota de la República en la Guerra contribuido decisivamente al impulso de la enseñanza y la prácti-
Civil puso fin a aquella experiencia, y durante la dictadura fran- ca del psicoanálisis.
quista los programas de estudio de la especialidad fueron expurga- El permanente interés de Luis Jiménez de Asúa por el psicoaná-
dos, y la práctica de la psiquiatría puesta en los centros públicos y lisis le llevó a participar, en 1950, en la XIII Conferencia de Psico-
privados bajo el control de los «psiquiatras oficiales» del régimen. analistas de Lengua Francesa. En un anexo del libro Psicoanálisis
En 1938, el psiquiatra y militar Antonio Vallejo Nájera, que era el criminal, el investigador dejó constancia de que «la ponencia de los
jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares, le propuso al general doctores Cénac y Lacan -"Introducción teórica a las funciones del
Franco crear un Gabinete de Investigaciones Psicológicas cuya fi- psicoanálisis en criminología"- es de suma importancia filosófica.
nalidad sería investigar las raíces psicofísicas del marxismo. Sus autores construyeron una valiosa contribución a los funda-
Recibida la autorización, Vallejo Nájera se aplicó a demostrar «la mentos del psicoanálisis criminal» .' Muchos juristas en diversos
inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y polí- países advirtieron enseguida que la teoría -en especial, la filosofía
tica», y «la perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del derecho-y la práctica jurídica podían verse notablemente enri-
del resentimiento que promocionan a los fracasados sociales con quecidas con la incorporación del psicoanálisis, y ello con inde-
políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes pendencia del mayor o menor rigor con el que fuera interpretada
aristocráticos donde solo triunfan socialmente los mejores». La y aplicada la invención freudiana. 12
psiquiatría española de la posguerra estuvo bajo la influencia de El hecho de que, desde el principio, hayan sido los especialistas
este hombre, que en 1950 llegó a presidir el Primer Congreso en derecho penal y criminología los más decididos partidarios de
Internacional de Psiquiatría, celebrado en París. Toda una genera- servirse del psicoanálisis en sus respectivas áreas de trabajo no
ción de psiquiatras, con o sin formación psicoanalítica, debieron debería sorprender, en tanto su trabajo se dirige a las denominadas
exiliarse, como Ángel Garma, Julia Corominas y muchos otros. patologías del acto. Tales patologías existieron siempre, pero el
Hubo casos excepcionales, como el de Carlos Castilla del Pino, que renovado interés por ellas de parte de la medicina y la jurispruden-
continuó con su trabajo profesional en las durísimas condiciones cia, a las que sumaron la sociología y la criminología, estaba en
de la España de la posguerra y contribuyó a la formación de nume- relación directa con la preocupación del amo moderno por man-
rosos colegas, y otros que también, en plena época franquista, tener el control social.
fundaron las primeras asociaciones psicoanalíticas españolas en
los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, vinculadas a la
Asociación Psicoanalítica Internacional. La siguiente generación 12 Resultaría imposible de enumerar, y no solo en el campo del derecho, la
-la que pudo hacer estudios complementarios en el extranjero, e cantidad y variedad de tergiversaciones y lecturas sesgadas de la obra de Freud,
incluso participar en diversas experiencias «antipsiquiátricas» en efectuadas desde los más diversos posicionamientos ideológicos.
28 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL DE LA MEDICINA DEL ALMA A LA CONCEPCIÓN SANITARIA 29

3 cionados por el Gobierno británico de cara a la reorganización del


sistema de salud mental, porque se trataría de «terapias psicológicas
Con su comportamiento a-normal, es decir, al margen de las nor- basadas en la evidencia». Se presentan, explica Voruz, «como el mejor
mas -sean estas normas leyes de obligado cumplimiento bajo la medio para reinsertar a los enfermos mentales», y el fin no es la cura-
amenaza de coacción de los dispositivos institucionales, sean usos ción sino obtener un cierto grado de estabilización que les permita
convencionales cuya transgresión es castigada con el rechazo social hacerse cargo de sí mismos y contribuir al crecimiento del PNB.
y la exclusión-, los locos y los criminales cuestionan el orden social El concepto de sociedad de riesgo no solo tiene que ver con el
y dejan en evidencia al poder desnudando su falta, mostrando que aumento de la criminalidad y la mayor presencia de la violencia en
«hay algo que no funciona». Enviar a los criminales a galeras, a las la vida cotidiana -especialmente urbana-, sino con la percepción
colonias o al patíbulo son recursos que encuentran límites objeti- inducida interesadamente con fines de manipulación política, de
vos: a mediados del siglo xrx, la segunda Revolución Industrial que existen amenazas reales contra la seguridad de las personas,
impulsa el desplazamiento de grandes masas de población del de los bienes e incluso del conjunto de la sociedad. Es obvio que
campo a las ciudades, y la concentración urbana es acompañada ese estado de paranoia generalizada en las sociedades occidentales
por un notable incremento de la criminalidad y de las denominadas se ha visto potenciado a partir de los atentados que sacudieron al
conductas desviadas. 13 También por una más decidida interven- mundo en septiembre de 2001, a los que han seguido otros en
ción del Estado en la regulación de los comportamientos indivi- diversos lugares, menos espectaculares pero siempre mortíferos, y
duales y colectivos, y las políticas destinadas a poner la psicología, constantemente incrementada desde entonces. Por lo que se refie-
la sociología y la criminología al servicio de lo que Michael re al primero de los aspectos señalados, el riesgo al que se ven cons-
Foucault definió como la sociedad disciplinaria, 14 un modelo que treñidos a temer el conjunto de los ciudadanos provendría de
arranca a finales del siglo xvm y que desde entonces no ha cesado aquellos sujetos que, como los locos y los criminales, representan
de perfeccionar sus técnicas y ampliar sus objetivos. un peligro real por sus acciones transgresoras, o un peligro poten-
Véronique Voruz 15 describe muy bien cómo se ha impuesto-en cial estimado según las más modernas técnicas predictivas. En el
particular en Inglaterra, pero con vocación de extenderse a otros primer caso, los dispositivos institucionales operan penalizando a
países tradicionalmente menos pragmáticos- la política de la «go- los sujetos en función de la gravedad de los hechos cometidos (con
bernanza del riesgo», que pone a la criminología al servicio de las frecuencia, aislándolos del resto de la sociedad mediante la reclu-
prácticas de control de los sujetos resto, simultáneamente con la sión); y en cuanto a los que aún no se les pueden imputar delitos
utilización de la farmacología conjunta o alternativamente con pero acerca de los cuales las autoridades ya saben que existe un alto
la terapia cognitivo-conductual. El empleo de las teorías cogniti- porcentaje de probabilidad de que los cometan, los mismos dispo-
vas-conductuales -TCC- ha sido recomendado por el National sitivos delegan su tratamiento en los expertos que han de estimar
Institute for Medica! Excellence y aconsejado por expertos selec- «los factores de riesgo [ ... ] e identificar los puntos de intervención
posibles para remediarlos mediante las terapias cognitivo-con-
13
TAYLOR, l., WALTON, P. y YOUNG, J. (1990): La nueva criminología. Contri- ductuales: una reeducación determinada. El sujeto es identificado
bución a una teoría social de la conducta desviada. Buenos Aires: Amorrortu. como una máquina mal programada que se trata de reparar para
14
FoucAULT, Michel (1995): La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: prevenir la perturbación social» . 16
Gedisa, p. 91. Se trata de cinco conferencias dictadas en la Universidad de Río de
Janeiro en 1973.
15
VORUZ, Véronique (2009) : «Psicoanálisis y criminología: estrategias de
resistencia», en: Las ciencias inhumanas. Madrid: Gredas. 16 VORUZ, op. cit., p. 260.
30 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

El discurso capitalista esbozado por Jacques Lacan, y cuya esen-


cia es la circularidad, funciona produciendo un efecto tiovivo: a
mayor velocidad de circulación, aquellos sujetos que no disponen 2. EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR
de un algún asidero son despedidos, expulsados del sistema, arro- EL GOCE
jados a las tinieblas de la desinserción en todas sus dramáticas
modalidades. La exclusión y la precariedad se solapan: parados,
«Quizás los jueces, los abogados, los profesores de dere-
jóvenes, adictos, inmigrantes, enfermos mentales, criminales;
cho, saben ellos más que nadie que no hay justicia. El dere-
todos ellos, en mayor o menor grado, desechos de los que, sin cho no es la justicia. Sería muy peligroso que creyeran en
embargo, los gobiernos no pueden desentenderse completamente. la justicia, eso sería un delirio suyo, creer en la justicia».
Hay una presión social para que el Gran Otro de la ley proteja a los
Jacques-Alain MILLER
buenos ciudadanos, a las personas normales, de los riesgos reales o
potenciales que vienen o pueden venir de ese Otro que está fuera,
al. margen, pero cuya presencia es inquietante. La demanda dirigida
a las autoridades choca con la imposibilidad material de garantizar 1
una seguridad completa, y la fantasía orwelliana de una sociedad
transparente -versión actualizada del panóptico- opera de modo Admitiendo que el derecho surgió para evitar el exterminio recí-
perverso en una doble dirección: por un lado, el amo no puede proco mediante la regulación de los lazos sociales, no debe olvidar-
reconocer su impotencia, y se ve impelido a prometer soluciones; se que su finalidad última -en lo que coinciden todas las escuelas
y por otro, las propuestas se orientan hacia un mayor control social jurídicas- es la de plasmar a través de la ley el ideal de justicia, el
generalizado a toda la población que se traduce en limitaciones y cual, como el de la felicidad o la verdad absoluta, integra ese orden
recortes de las libertades civiles al amparo de la forzada elección utópico-imaginario al que la condición humana legítimamente
entre seguridad y libertad. La «gobernanza del riesgo» se sirve de aspira. No importa que nadie haya podido nunca definir lo que es
la criminología, convertida en ciencia predictiva, para determinar la justicia sin incurrir en generalizaciones, tautologías o redundan-
el nivel de peligrosidad potencial de los sujetos sometidos a exa- cias: para Aristóteles, era «la cualidad moral que obliga a los hom-
men, y, a expensas de la calificación -riesgo alto, medio o bajo-, bres a practicar cosas justas»; para Platón, la justicia se identificaba
adoptar las medidas políticas para proteger a la sociedad. Como con el Bien Absoluto, al que se podía acceder tan solo mediante
lo ha~expresado un profesor de Derecho Penal y Criminología, en una experiencia mística; y los juristas romanos decían que la justi-
lo que se refiere al tratamiento del delito, «es hora de que las togas cia consistía en «dar a cada uno lo suyo». Incluso si se renuncia a
negras dejen paso a las batas blancas». 17 El malestar social ha sido la pretensión de definir_ la justicia en términos filosóficos en aras
sustituido por la enfermedad social, donde la concepción sanitaria del positivismo y el pragmatismo, como hizo Hans Kelsen al carac-
de la penología tiene la palabra. terizarla como «la que se da en aquel orden social bajo cuya pro-
tección puede progresar la búsqueda de la verdad», la abstracción
filosófica se resiste a ser expulsada: ¿quién determina en qué con-
siste la verdad? Sin embargo, y a pesar de lo inalcanzable de su
objetivo, la persistencia del ideal de justicia resulta imprescindible
para afirmar el carácter simbólico de la ley, de la que no basta con
17
GARC!A PABLOS, Antonio (2009, junio): «Declaraciones al diario». El País. sostener que es el vehículo a través del cual el amo habla, se hace
31
32 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 33

obedecer y pone a los sujetos en fila. Todo sistema jurídico se basa Kirchmann fue que «tres palabras rectificadoras del legislador y
en unos principios éticos, en unos valores y en unos presupuestos bibliotecas enteras se convierten en basura». Hijo de su tiempo,
morales que, desde el punto de vista teórico, son materia propia y en consecuencia tributario de los conceptos científicos de la
de la filosofía del derecho pero que, en la práctica, constituyen el época, el jurista alemán no hacía sino recoger los testimonios que
fundamento legitimador del sistema en su conjunto. O dicho de desde el Renacimiento, pasando por Petrarca, Erasmo o Luis Vives,
otro modo, la mayor o menor fidelidad con la que esos principios mostraron su aversión hacia la ciencia del derecho incluyendo,
y valores se recojan no solo en la letra de la ley, sino especialmen- como señala Legaz y Lacambra en su Filosofía del Derecho, 1 las iro-
te en su aplicación, será determinante para advertir si se está en nías y las burlas acerca de los juristas, desde Rabelais y Montaigne
presencia de un derecho justo, cuyas normas son acordes con la hasta el escepticismo de Pascal, hacia la justicia humana. Cuando
llamada moralidad positiva -es decir, con la moral dominante en Kirchmann dictó su conferencia, estaba en pleno auge ese «espíri-
una sociedad y un tiempo determinados, y a cuyos principios tu científico» caracterizado por la fe en las ilimitadas posibilidades
ajustan su conducta la mayoría de los miembros del grupo-, o si, del conocimiento: una ciencia que descubre, con éxito irrefutable,
por el contrario, la percepción subjetiva imperante en la comu- las eternas e inmutables verdades encerradas en la naturaleza. Sin
nidad sanciona como injusta esa ley. Esta no es una cuestión embargo, Kirchmann iba más allá de la crítica del derecho como
meramente académica en la medida en que conduce a formularse carente de valor científico; proponía politizar la jurisprudencia
interrogantes de cuya respuesta pueden derivarse importantes limitando al mínimo las leyes positivas supremas, para que la solu-
consecuencias: ¿por qué hay que obedecer a la ley?; ¿hay que obe- ción de las cuestiones derivadas, menores, quedaran en manos del
decer cualquier ley por el hecho de serlo?; ¿está justificada la pueblo que, haciendo oír su voz, realizara el derecho en su forma
desobediencia a una ley injusta? Estos interrogantes adquieren pura y auténtica. Independientemente del candor que hoy se
la mayor relevancia en relación con la ley penal, que es el ámbito pueda atribuir a semejante propuesta, es imposible desvincularla
donde la acción humana se confronta con la culpa, la responsabi- de la situación política y social que entonces prevalecía en los esta-
lidad y el castigo. dos germanos -que muy poco tiempo después se constituirían en
En 1847, el procurador real de Prusia, Julius von Kirchmann, un Estado unificado-, de efervescencia del patriotismo liberal y de
pronunció en Berlín una conferencia cuyo título -«La falta de aspiraciones reformadoras mezcladas con el Volksgeist hegeliano
valor de la jurisprudencia como ciencia»-, y especialmente su con- (un concepto peligroso que el nacionalsocialismo llevó hasta sus
tenido, convulsionó los ámbitos jurídicos y políticos más allá de las últimas consecuencias: el ideólogo nazi Alfred Rosenberg afirmó
fronteras germanas. En un momento histórico de crisis política y que «derecho es aquello que el hombre ario considera justo» ).
de cierto vacío filosófico, en particular en la filosofía del derecho, Más radicales aún que Kirchmann, en la primera mitad del
cuestionada la Escuela Histórica del Derecho y en retroceso el siglo XX los suecos de la Escuela de Upsala llegaron a profesar una
derecho natural, la tesis de Kirchmann encontró el campo abona- especie de nihilismo jurídico que no solo negaba cientificidad a la
do en medio del escepticismo y el desprestigio del idealismo, y jurisprudencia, sino que cuestionaba la existencia misma del de-
también muchas reacciones adversas. En síntesis, venía a argumen- recho. La pretendida ciencia del derecho, según Andrea Wilhem
tar que la jurisprudencia, entonces sinónimo de ciencia del dere- Lundstedt, no era más que irrealidad y superstición, una construc-
cho, carecía de los requisitos fundamentales para obtener estatuto ción ficticia que confundía causa y efecto y que pretendía otorgar
científico: no se podía denominar ciencia, argumentaba, una disci-
plina que se alimenta de las imperfecciones de su objeto, un obje-
1
to fragmentario, cambiante y confuso. El dictamen lapidario de LEGAZY LACAMBRA, Luis ( 1978): Filosofía del Derecho. Barcelona: Bosch, p. 220.
34 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 35

racionalidad a aquello que es esencialmente irracional: la concien- cho. Mientras que la primera tendría como objeto el estudio de los
cia jurídica. La naturaleza presuntamente racional del hombre no contenidos específicos del ordenamiento jurídico, la teoría general
era, para Lundstedt, más que una fase avanzada de la evolución, y del derecho se dedicaría al estudio de la estructura de ese ordena-
todo lo que la conciencia jurídica se representa acerca de la justicia miento: es una disciplina formal, sin dejar de ser un estudio cientí-
y la equidad no es el fundamento de las leyes, sino al revés: las leyes fico o, lo que es lo mismo, una teoría del derecho positivo válida
son las que crean esa conciencia jurídica. Si el «mecanismo jurídi- para un sistema determinado. La esencia de esta diferencia reside en
co», como lo denominaba Lundstedt, dejara de funcionar, la con- que la experiencia jurídica se presenta como un conjunto de reglas
ciencia se derrumbaría y los hombres caerían en la pura y simple de comportamiento, y que tales comportamientos están regulados.
lucha egoísta e insolidaria, en contra del bien común, por lo que «La investigación sobre los comportamientos -escribe Bobbio- no
los juristas deberían limitarse a elaborar lo que él definía como una puede dejar de remitir continuamente al estudio de la regla en
«construcción jurídica» orientada a beneficiar a la sociedad par- la que están colocados y que ese estudio es [ ... ] un aspecto del
tiendo de la realidad física y psíquica de los miembros de una conjunto del trabajo del jurista. Pero se entiende también que la
comunidad dada, y a interpretar las leyes de modo que sirvieran investigación sobre la regla, dentro de la que se comprenden los
para alcanzar sus aspiraciones y los medios para alcanzarlos. Otros comportamientos concretos, es algo esencialmente distinto del estu-
representantes de la Escuela de Upsala, como Alf Ross y Carl dio de los propios comportamientos comprendidos en la regla». 3
Olivecrona, aunque manteniendo opiniones más templadas, coin- Como ha escrito el mismo Bobbio, la jurisprudencia nunca ha
cidían sin embargo en el rechazo del normativismo y en asignar a podido reconocerse a sí misma plenamente en la definición de
la jurisprudencia una función esencialmente práctica, dirigida al «ciencia» que ha sido formulada por las diversas teorías, y aunque
conocimiento de los hechos; en lugar de sesudas elucubraciones rechaza la objeción de Kirchmann, asume las dificultades que pre-
filosófico-jurídicas tendentes a legitimar el carácter científico de la senta el hecho de que la jurisprudencia trata con hechos de la
jurisprudencia y a reivindicar su lugar entre las demás ciencias, experiencia social, y que «todos los elementos constitutivos de una
estos juristas, siguiendo la estela del realismo jurídico y del prag- definición general de la regla jurídica son empíricos». Un pensador
matismo filosófico norteamericano de finales del siglo xrx, consi- tan inteligente y sutil como Norberto Bobbio no podía ignorar
deraban al derecho un instrumento destinado a resolver conflictos -y no lo hizo- que los argumentos para cuestionar el carácter cien-
como antes lo había hecho en sus orígenes la cultura grecolatina, tífico del derecho no son irrelevantes, y que, de hecho, mantienen
de la que emergieron los principios fundamentales del pensamien- su vigencia. El recurso dialéctico del que se sirve para sortear esta
to jurídico occidental. 2 dificultad y, así, elevar el derecho a la dignidad (supuesta) de la
La expresión jurisprudencia como sinónimo de ciencia del de- ciencia, consiste en apelar a un equivalente de las tesis falsables de
recho o dogmática jurídica había entrado en desuso, cuando la Popper, esto es, a citar en su auxilio a los metodólogos que sostie-
rescató a partir de la mitad del siglo pasado el filósofo y jurista nen que las proposiciones científicas no son incondicionalmente
Norberto Bobbio, para diferenciarla de la teoría general del dere- verdaderas, en el sentido de que reproduzcan una propuesta, sino
que «el acento ha pasado de la verdad al rigor [... ] la cientificidad
de un discurso no consiste en la verdad, es decir en la correspon-
2 Coexisten muchas otras teorías acerca de la esencia del derecho. Para Niklas dencia de la enunciación con una realidad objetiva, sino en el rigor
Luhman, por ejemplo, siguiendo la huella de Habermas y su teoría de la acc ión
comunicativa, «las unidades básicas de un sistema jurídico no son ni las normas,
3 BOBBIO, Norberto (1990): Contribución a la Teoría del Derecho. Madrid:
ni los actores o las organizaciones [... ] sino que son los procesos comunicativos:
el derecho es un sistema de comunicaciones» . Debate, p. 77.

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36 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 37

de su lenguaje [ ... ] en la coherencia de un enunciado con todos desvelo de los juristas es la pretendida plenitud hermética del dere-
los demás enunciados que forman un sistema con aquel». 4 cho, es decir, que no existan las llamadas lagunas normativas, y
que, si existen hechos o situaciones no regulados por el legislador,
ello se deba a una decisión consciente de este. Se trata de una polé-
2 mica que atraviesa el discurso jurídico y que es abordada median-
te diversas estrategias según las tendencias, pero que siempre acaba
Aun admitiendo provisionalmente que el derecho es una ciencia en lo que Norberto Bobbio define como «la parte crítica común e
-en realidad, no se trata aquí de terciar en esa polémica ni de indispensable a toda ciencia [ ... ] el análisis del lenguaje, en espe-
juzgar sobre las razones que puedan alegarse en uno u otro senti- cial aquella parte del mismo que atañe específicamente a la ley, y
do-, la cuestión de fondo es bien distinta y se refiere a la naturale- que es el lenguaje del legislador». Bobbio coincide con los lógicos
za y al contenido mismo del derecho, a su materialización en lo en que el derecho no es una ciencia experimental, susceptible de
que llamamos la ley, a la mayor o menor eficacia con la que sirve verificar comportamientos empíricamente constatados del univer-
al objetivo declarado de plasmar la justicia, y a la posición del sujeto so de la física o de la naturaleza, sino que se trata de regular com-
como resultante de la intersección del discurso jurídico con el dis- portamientos futuros de sujetos; además, disiente al rechazar que la
curso psicoanalítico. Las reglas de comportamiento -las normas-, jurisprudencia pueda ser equiparable a una ciencia formal como
cuyo estudio ha dado lugar a una especialidad que es la lógica las matemáticas o la lógica, ya que aquella tiene como objeto «un
deóntica, se sirve de un lenguaje propio que constituye la lengua contenido determinado de un determinado discurso, el del legisla-
del legislador y cuyo contenido debe ser interpretado por los jue- dor o de las leyes», y no la forma de cualquier posible discurso. 6
ces encargados de aplicar la ley. Aunque la lógica jurídica se esfuer- La tal plenitud hermética del derecho no es sino una construc-
za por proporcionar reglas cuya coherencia garantice la coherencia ción imaginaria propia de los hacedores de leyes, que, poseídos por
estructural del conjunto del sistema, sus principales impulsores el horror vacui, pretenden encerrar en la letra de la ley todas las
reconocen -y lamentan- que la llamada ciencia jurídica no haya alternativas e hipótesis imaginables relativas a los comportamien-
avanzado en la utilización de las herramientas conceptuales de las tos de los sujetos en sociedad y a las consecuencias jurídicas que
que se sirven matemáticos y físicos para fundamentar sus respecti- habrían de generar aquellos. Es inevitable vincular esta actitud
vas disciplinas. Siguiendo la estela de Georg von Wrigth, los ar- característica de los codificadores -y también, como se verá, de
gentinos Carlos Alchourrón y Eugenio Bulygin 5 emprendieron, a otros sujetos que operan en las instituciones- con la neurosis obse-
partir de 1960, la tarea de aplicar la lógica deóntica al estudio no siva, e igualmente inevitable es señalar la estrecha relación existente
solo de las normas, que son prescriptivas, sino también de las pro- entre la exigencia de completud del orden normativo, como con-
posiciones normativas, que son descriptivas, mediante la aplica- trapartida especular a la evidencia de la división subjetiva: así, la
ción de cálculos formales que permitían explicar racionalmente el Verleugnung funciona como barrera protectora contra la duda,
proceso de sistematización del derecho eliminando las contradic- la inseguridad y la incerteza que amenazan aquello que el discurso
ciones, asegurando su coherencia interna, la completud y la inde- jurídico se atribuye como proveedor de sentido y garante del orden
pendencia. Hay que señalar que una -si no la principal- causa de social. Sin embargo, el lenguaje del legislador adolece de falta de
rigor, es necesariamente incompleto, y la multiplicación y solapa-
4 BOBBIO, op. cit., p. 180.
5 ALCHOURRÓN, Carlos y BULYGIN,Eugenio (1991): Análisis lógico y Derecho.
Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.
6 BOBBIO, op. cit., p. 183.
38 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 39
miento de reglas - en muchas ocasiones, contradictorias entre sí- esfuerzo intelectual de Bobbio cuando parece percibir que no hay
requieren la intervención posterior, cuando hay que aplicar las metalenguaje, al insistir en que la intención o el pensamiento del
normas, de una tarea de interpretación dirigida a tapar la falta ori- legislador solamente produce efectos cuando se plasma en pala-
ginal de aquello que ha de devenir como la palabra de la ley.7 La bras «o en todo caso en signos»; y no obstante se contradice fla -
labor de los intérpretes -otros legisladores, los jueces al tiempo de grantemente con respecto a su anterior convicción de que ese
aplicar la ley-, tal y como la define Norberto Bobbio, comienza por «algo» que cita -espíritu, voluntad, pensamiento, intención- «está
algo que este autor percibe que está «más allá del lenguaje» y que más allá del lenguaje». Intuye que no todo se puede decir, que no
se trata «del espíritu, voluntad, pensamiento, intención del legisla- todo encuentra cabida en la lengua, y pese a ello mantiene la espe-
dor», y agrega que «lo que yo llamo voluntad, pensamiento, espíri- ranza: «Lo que importa establecer es que el lenguaje del legislador
tu, intención, es aferrable solo en el momento en que se expresa en es, en este sentido específico de falta de plenitud, incompleto, y que,
palabras o en todo caso en signos, es decir cuando comienza su como cualquier lenguaje que se va haciendo cada vez más riguro-
vida en el mundo de la comunicación intersubjetiva». E insiste: so, pueda ser completado», escribe. 10
«Por interpretación de la intención [ ... ] se debe entender el uso de A finales del siglo XVIII, Jeremy Bentham irrumpió en la filoso-
todos aquellos medios para establecer el significado de una palabra fía jurídica y en la teoría del lenguaje intentando conciliar los con-
o grupo de palabras usadas: pero todos estos medios, recuérdese, ceptos de claridad, verdad y certeza, desde la óptica del utilitarismo
son lingüísticos». 8 ¿Comunicación intersubjetiva? ¿Interpretación y con vistas a su aplicación tanto en el ámbito de la justicia como
de la intención? Los textos dicen lo que dicen, y no deben ser inter- de la propia lingüística. 11 Inspirado en las tesis iluministas de Hume
pretados ni glosados, sostenía la escuela de la exégesis, y el comenta- y Locke, en un contexto histórico fuertemente influenciado por las
rio que hizo Napoleón Bonaparte al respecto es suficientemente ideas de la Revolución Francesa, y en medio de una crisis de la eco-
ilustrativo: «Se han cargado mi código», dijo, refiriéndose a los nomía mercantilista, la doctrina utilitarista se fundó en el axioma:
comentaristas. Sin embargo, y con ciertas licencias, a la letra de los «La mayor felicidad para el mayor número». Asociado al positivis-
textos también podría aplicarse el célebre apotegma lacaniano: «(lo) mo, el utilitarismo se impuso como único criterio de lo bueno y de
que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se oye ... ». lo malo, de lo justo y de lo injusto, de los juicios morales y de las
Resultaría difícil hallar un mejor ejemplo para ilustrar los efec- opciones jurídico-políticas durante la modernidad, frente a quie-
tos de esa hiancia 9 en el discurso jurídico, que solo podría ser sutu- nes lo combatían desde una óptica claramente kantiana, como
rada desde y por el discurso psicoanalítico, y es conmovedor el hizo John Rawls en su ya clásica Teoría de la justicia, donde plan-
tea cuál debería ser el modelo justo de sociedad. Sin embargo, y
7 De ahí que cada ley deba ser complementada con un reglamento, que pres-

cribe el modo de aplicarla, y modificada la misma ley periódicamente en un


(vano) intento de aprehender lo real. hiancia remite a la teoría laca niana sobre la causalidad psíquica, al h echo, regis-
8 BOBBIO, op. cit., p. 188.
trado por la expe ri encia de la cura, de que entre un efecto y su causa no existe una
9 Aunque no lo recoge el D iccionario de la Real Academia Española y tampoco
relación de co ntinuidad y determinación absoluta, sino un espacio de indetermi-
el María Moliner, «hiancia » se trata de un barbarismo derivado de hiato empl ea- nación. La hiancia juega aquí un papel decisivo en la consideración de la estruc-
do para traducir la expresión francesa béance, que significa abertura, separación, tura subjetiva, puesto que dicha indeterminació n tiene consecuencias, no so lo clí-
oquedad. Lacan lo utiliza abundantamente en su obra. La hiancia se refiere al espa- nicas, sino fundamentalmente éticas, en la medida en que para Lacan la acción
cio existente entre dos significantes y que la teoría lacaniana postula como el espa- inconsciente no exime al sujeto del deber de as umir la responsabilidad de su
cio que da lugar a la emergencia del sujeto del inconsciente. En este sentido, el acció n. (Nota redactada por Gustavo Dessal).
inconsciente mismo puede ser considerado como una hian cia en la autoconcien- IO Jbíd. , p. 189.
cia de sí, una falla, oquedad o agujero en la conciencia. Por otra parte el concepto de 11
BENTHAM, Jeremy (2005): Teoría de las ficciones. Madrid: Marcial Pons.
40 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 41

pese a las críticas que puedan dirigirse tanto a sus excesos como a cicla y que esté tan firmemente injertada en cada lenguaje que es
sus carencias, ¿la concepción utilitarista no refleja con mayor fide- ahora imposible continuar el discurso sin ella», escribe.
lidad la condición humana real que el idealismo kantiano? Los Fue santo Tomás, siguiendo a san Agustín, quien empleó la
filósofos argentinos del derecho de la escuela de la Teoría Crítica, expresión fictio figura verúatis -la ficción es una figura de la ver-
dirigida por Enrique Marí, y estudiosos del pensamiento bentha- dad-, y los canonistas, en su búsqueda de la palabra verdadera, los
miano, rescataron, en la década de los años setenta del siglo pasa- primeros en reconocer la utilidad de las ficciones y su carácter ins-
do, la importancia de sus teorías no solo en relación con el orden trumental, al tiempo que fundaron un método para alcanzar su
jurídico, sino también en cuanto puede extenderse a la política y su objetivo: las notas y comentarios marginales, la glosa, como crea-
relación con el psicoanálisis. 12 En su primera versión de la teoría de doras del derecho. La escolástica perfecciona el procedimiento en
las ficciones -«Una ficción es una falsedad arbitraria emitida por el que la lectio, la expositio y la sententia, junto con el examen de las
un juez para dar a la injusticia el color de la justicia»-, Bentham quaestiones mediante la disputatio, garantizaban unas rectas conclu-
obvia las diferencias entre los errores producidos por simple igno- siones para dilucidar intrincados problemas filosóficos, teológicos y
rancia, las ficciones legales necesarias para resolver situaciones de jurídicos. El axioma fictio figura veritatis revela que los doctores de
hecho y las falsedades intencionadas con fines prevaricadores; la Iglesia sabían que, para que la palabra fuera aceptada como ver-
el radicalismo de esa posición original puede explicarse por las dadera, y por lo tanto inducir a la creencia y a la obediencia, debía
mismas razones políticas que impulsaban a Bentham a enfrentar- ir acompañada de un efecto simbólico que complementase las
se con el jurista inglés más importante de la época, William insuficiencias del lenguaje: la palabra que dice la ley debe ser vero
Blackstone. Sin embargo, la evolución del pensamiento bentha- símil, similar a la verdad. Percibieron mejor que el utilitarismo el
miano ha de llevarle a una articulación mucho más fina de su teo- hecho de que las ficciones son algo más que instrumentos nece-
ría del lenguaje con las ficciones; estas ya no son rechazadas de sarios para el funcionamiento de las instituciones y del poder.
plano, sino que se reconocen como necesarias para el funciona- Son imprescindibles para los sujetos en su cotidianeidad porque
miento del conjunto del sistema, y esta aceptación se deriva de la -Lacan dixit- el hombre solo encuentra placer en las ficciones.
existencia de <<nombres de entidades reales y de nombres de enti- La pretensión de encajar el derecho en la lengua -y de hacer
dades ficticias», 13 designando los primeros objetos reales median- sinónimos verdad y coherencia- ha sido siempre un desafío para
te conceptos simples, y los segundos designando indirectamente a los juristas. El fundador de la Sociedad Kantiana, Hans Vahinger,
los primeros, clasificándose como términos ficticios de primero, formuló hacia 1920 una teoría que combinaba idealismo y positi-
segundo y tercer grado. No son las ficciones lo que ahora denuncia vismo denominada «ficcionalismo», también conocida como «teo-
Bentham, sino su mal uso, asumiendo que ningún lenguaje puede ría del como si», un intento de combinar el idealismo con el posi-
prescindir de ellas; el uso incorrecto se produce cuando se toma tivismo, diferenciando las hipótesis de las ficciones que, según
el nombre de «entidades ficticias» por «entidades reales». «No es Vahinger, eran frecuentemente confundidas. Mientras que las hi-
indispensable [ ... ] la necesidad que pueda haber en establecer una pótesis estaban «dirigidas a la realidad en forma directa, con la
ficción: basta el hecho de que esta sea real y universalmente estable- esperanza de que la propuesta coincida con la percepción>>, las
ficciones son construcciones arbitrarias sin reclamo de realidad,
«invenciones que no pretenden afirmar un hecho real, sino un
12 MARI, Enrique (1987): «La teoría de las ficciones en Jeremy Benthan1», en:
medio a través del cual la realidad puede ser abordada y asida». 14
Derecho y psicoanálisis. Teoría de las ficciones y función dogmática. Buenos Aires:
Hachette, pp. 16-56.
13 Ibíd., p. 39. 14
Ibíd., p. 43.
42 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 43

Resulta evidente que el derecho no podría funcionar como encar- salidad, le es presentado a aquellos a quienes ha de aplicarse con
nación del discurso del amo sin las ficciones y las presunciones, apli- el enunciado: «Todos iguales ante la ley», o «La ley es igual para
cables tanto a las normas superiores como a las inferiores que se todos», axiomas que encuentran en el normativismo liberal y
derivan de aquellas, atravesando la denominada pirámide jerárquica democrático de Hans Kelsen su fundamento teórico, y que Jacques-
en cuya cúspide está la ley suprema del Estado, llámese Constitución Alain Miller ha señalado 17 por oposición al decisionismo de Carl
o Ley Fundamental. En estos tiempos de hegemonía planetaria del Schmitt, que exalta precisamente al que no es para todos, al menos
discurso capitalista, la encarnación estatal del amo puede revestir uno que hace excepción, y que dio sustento jurídico al nacionalso-
formas democráticas, autoritarias o abiertamente totalitarias: de lo cialismo. Y es que, en efecto, aunque la ley sea la misma, es en su
que se trata es de que la cosa funcione. 15 Pierre Legendre sostiene aplicación donde residen las diferencias. La constatación de que
que el derecho no es la palabra de un sujeto 16 sino una avalancha de mediante sutilezas de procedimiento y de interpretaciones diferen-
textos con los que se rellenan las estructuras jurídico-institucionales, tes, los tribunales adoptan decisiones distintas -y a veces contradic-
produciendo un efecto de ficción: el como si las instituciones habla- torias entre sí- para juzgar situaciones aparentemente similares,
ran. El derecho devendría así un «texto sin sujeto» en un doble pone en entredicho la eficacia de las instituciones destinadas a
aspecto. De una parte, parece como si detrás de las instituciones no administrar justicia, así como la ecuanimidad que se le supone al
hubiera nadie, que son los mismos códigos los que tienen vida, aun- juez. La gente acude a los tribunales en busca de justicia, y con lo
que al tiempo de ser aplicada, la ley se encarna en el ius dicere, el que que se encuentran es con la ley. ¿Y qué dice la ley? La ley dice lo que
está investido del poder de decir el derecho; y de otra parte, ese texto los jueces dicen que dice la ley: a esa percepción que tiene el común
se dirige a todos y a ninguno, pretende tener validez universal y, sin de la gente se le llama justicia subjetiva.
embargo, al aplicarse al caso concreto se singulariza: es entonces
cuando, como en el psicoanálisis, opera uno por uno.
De las arbitrariedades legales podría deducirse que el ordena- 3
miento jurídico es un orden(a)miento, un orden que miente, y en
cuyo texto esa (a) sustraída y entendida como falta representaría Interrogarse acerca de por qué los sujetos obedecen a la autoridad
aquello que está ausente: la justicia, no ya como mera abstracción, conduce a preguntarse por el modo en el que las instituciones se
sino como plasmación de la ley. La justicia, como la verdad, no inscriben en la subjetividad, más allá de aquello que Étienne de la
puede ser dicha toda -si es que algo se puede decir-, y la afirma- Boétie denominara, en el siglo XV I, «la servidumbre voluntaria». En
ción de Lacan de que la verdad tiene estructura de ficción alcanza 1933, Sigmund Freud, respondiendo al requerimiento formulado
su auténtica dimensión cuando se relaciona con la verdad profun- por Albert Einstein, escribió que <<Una comunidad humana se man-
da que encierra el mito, una vez separada de las adherencias que lo tiene unida merced a dos factores: el imperio de la violencia y los
adornan, invenciones de los sujetos para poder soportar aquello lazos afectivos, técnicamente llamados identificaciones, que ligan a
que de insoportable trae la verdad. Porque el discurso jurídico sus miembros». 18 Muchos años antes, en 1909, el mismo Freud
vigente en un espacio determinado tiene vocación de univer- había percibido que «la credulidad en el amor constituyó [ ... ] una

15 17
Aunque para los sujetos no es en absoluto indiferente vivir en un régimen M ILLER, Jacques-Alain (2002): De la naturaleza de los semblantes. Buenos
democrático o en uno que no lo es. Tampoco para la práctica del psicoanálisis. Aires: Paidós, p. 60.
16 18
FREUD, Sigmund (1997): ¿Por qué la guerra? Buenos Aires: Amorrortu, p.
Citado por Koz1cK1, Enrique (1982): El discurso jurídico. Perspectivas psico-
analíticas y otros abordajes epistemológicos. Buenos Aires: Hachette, p. 24. 191.
44 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 45

fuente importante, si no la primitiva, de la autoridad» . 19 La ley castigar con la fuerza a quienes han hecho lo que no deberían
debe ser percibida como una manifestación de amor de la que el hacer.22
amo-dispensador espera reciprocidad: ese amo que, además de ser Si antes de recurrir a la fuerza el amo aspira a ser voluntaria-
obedecido, desea ser amado -es decir, reconocido- por los sujetos mente obedecido, ¿de dónde habría de emerger esa voluntad, tanto
que se enlazan entre sí, un mecanismo combinado de identifica- para obedecer como para no hacerlo, sino de la elección del propio
ciones vertical e identificación horizontal que Freud describió en sujeto? ¿Y cómo evitar, si es que se puede, retornar una y otra vez
1920, anticipándose a los grandes movimientos totalitarios de al discurso del amo cada vez que se somete a norma?
masas.20 El amo moderno ha heredado del antiguo un saber: el A diferencia de las ciencias duras, en las llamadas humanas o
saber acerca de la eficacia del orden simbólico y de su funcionali- sociales, y más recientemente conjeturales, tanto los investigadores
dad social, tendente a reforzar las identificaciones para evitar tener como el objeto de su trabajo son sujetos, lo que permitiría abrigar
que recurrir a la violencia como medio para mantener unida a la la esperanza de que la subjetividad no quedara excluida. 23 Lacan
comunidad a través de aquello que Walter Benjamín definió como denunció que, detrás de la pretendida asepsia científica, se oculta
«violencia conservadora». 2 1 la ideología de la supresión del sujeto que, cabalgando a lomos de
Cinco siglos antes, Nicolás Maquiavelo había advertido en El las tecnociencias, avanza sobre el campo del goce. Curiosamente, a
Príncipe que la naturaleza voluble del pueblo permite convencerle pesar de ignorar la existencia del inconsciente, el derecho da cuen-
de una cosa, pero que la misma volubilidad hace difícil mante- ta -sin saberlo y sin llamarlo por su nombre- de la presencia del
nerle convencido, por lo que recomendaba organizarse para que, goce. En el derecho romano antiguo, la Ley de las XII Tablas auto -
cuando el pueblo ya no crea, se le pueda obligar a creer a la fuerza. rizaba a los acreedores de un deudor insolvente o rebelde a matarlo,
No obstante, el florentino percibió - varios decenios antes que La así como a repartirse los fragmentos de su cuerpo en proporción
Boétie, de quien bien podría considerarse la antítesis- que solo es a sus respectivos créditos; hasta mediados del siglo XIX, incluso en
duradero el dominio que se sostiene sobre la voluntad de los la civilizada Europa, los reos eran ejecutados públicamente, para
dominados. Y es que el derecho es, esencialmente, fuerza, aunque regocijo del público y de los propios verdugos. Ya Freud había
el monopolio de su ejercicio por el poder -monopolio al menos advertido que, cuando un individuo había cometido una transgre-
teórico, uno de los requisitos para constituir un Estado moderno, sión, el castigo impuesto no se dirigía tan solo a impedir compor-
según Max Weber- esté reglado y limitado. Siguiendo a Bobbio, el tamientos similares, sino también a expiar los impulsos asesinos de
uso de la fuerza coactiva por el Estado puede asumir cuatro for- los demás miembros de la comunidad, bajo el amparo de la ley: la
mas: a) el poder de constreñir a la fuerza a quienes no hacen lo que muerte impuesta por la colectividad se revistió entonces de justi-
deberían hacer; b) el poder de impedir, por la fuerza, a quienes cia, es decir, de venganza legal.
hacen lo que no deberían hacer; c) el poder de sustituir con la fuer- Al comienzo de su seminario El reverso del psicoanálisis, dice
za a quienes no han hecho lo que deberían hacer; y d) el poder de Jacques Lacan: «Puesto que este año se trata de tomar al psicoaná-

22 BOBB lO,op. cit., p. 331.


19 23
Sigmund (2008): Tres ensayos sobre una teoría sexual. Buenos Aires:
FREVD, Al inicio de la informatización, ciertos juristas programaron ordenado-
Amorrortu, p. 137. res proveyéndolos de datos sobre casos-tipo, a fin de anticipar el contenido de
°
2 FREVD, Sigmund (1999a): Psicología de las masas y análisis del yo. Buenos las sentencias, prescindiendo de la intervención humana. También los juristas
Aires: Amorrortu. forma listas han intentado desarrollar una lógica jurídica que culmine en una
21
BENJAMIN, Walter (1995): Para una crítica de la violencia. Buenos Aires: axiomatización de la ciencia del derecho, un proyecto de desubjetivación con el
Leviatán, p. 47. argumento de «acercar el derecho a la neutralidad de la ciencia».
\_
46 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 47

lisis del revés y, precisamente, darle su estatuto, el sentido del tér- un orden que, como señala Lacan, 26 «es más que una ley, es tam-
mino que suele llamarse jurídico. Esto, en todo caso, siempre ha bién una acumulación, y además numerada. Es un ordenamiento».
tenido relación, y en el mayor grado, con la estructura del discur- Y todo ordenamiento, para que cumpla su función -que no es otra
so. Si no es así, si no es en el derecho donde se palpa de qué modo que ordenar la vida de los sujetos a él sometidos- , requiere de unos
el discurso estructura lo real, ¿dónde va a ser?» 24 Esta es una afir- rituales revestidos de una envoltura formal destinada a hacer creer
mación y al mismo tiempo un interrogante provocador, por otra que por su boca habla la palabra verdadera, un esfuerzo tanto
parte muy del estilo de Lacan: ¿el derecho estructura el mundo real mayor en cuanto que los legisladores son perfectamente conscien-
en su discurso? Digamos que lo intenta, y naturalmente fracasa, en tes de que autorictas non veritas facet legem: es la autoridad, no la
la medida en que lo real carece de ley, no tiene orden. Porque una verdad, la que dicta la ley. E independientemente del reconoci-
cosa es la realidad -a la que Lacan parece referirse en este texto-y miento teórico del principio de separación de los poderes del
muy otra lo real de cada sujeto. Los juristas l~tinos lo sabían cuan- Estado, lo cierto es que, en mayor o menor medida según los paí-
do enunciaron el axioma necessitatis legem non habet (la necesidad ses, la justicia es tributaria de la política.27 Más tributaria cuanto
no tiene ley). más altas son las instancias decisorias.
También en las primeras páginas de Aún había aludido Lacan Y dado que lo real hace obstáculo a la simbolización, el signifi-
al derecho, relacionando el derecho con el goce a través del ejem- cante amo ha de esforzarse para promover las identificaciones,
plo del concepto jurídico de usufructo. «El usufructo -dice- reúne destacar las diferencias, homogeneizar y «repartir, distribuir, retri-
en una palabra lo que ya evoqué en mi seminario sobre la ética, es buir lo que toca al goce». La instauración de un superyó que encar-
decir la diferencia que hay entre lo útil y el goce [ ... ]. El usufructo ne el principio de autoridad para cada miembro de la comunidad
quiere decir que se puede gozar de sus medios pero que no hay que depende del grado de eficacia de esa tarea, que consiste en hacer
despilfarrados. Cuando uno tiene el usufructo de una herencia se creer. Su fracaso abre la válvula de la violencia conservadora.
puede gozar de ella a condición de no usarla demasiado. Allí resi- El psicoanálisis es la página ausente en el discurso jurídico,
de la esencia del derecho: repartir, distribuir, retribuir, lo que toca aunque en ocasiones parece que el inconsciente emerge en la letra
al goce. 25 impresa: «Ese soporte material que el discurso concreto toma del
En este poner límites, con el fin de evitar que una invasión de lenguaje», en palabras de Lacan. El axioma res iudicata pro veritate
goce sumerja a la sociedad en el caos -porque el horror que tiene habetur -la cosa juzgada se tiene por verdad-, además de una
el derecho al vacío expresa el miedo del amo a perder el con- presunción tendente a evitar la prolongación indefinida de los
trol-, también se aprecia -de forma oculta para la mayoría- la pleitos, ¿no es un reconocimiento implícito de que, aquí también,
razón por la cual el ideal de justicia es inalcanzable: porque no la verdad tiene estructura de ficción? ¿Y no es acaso significativo
se puede garantizar un goce igual para todos. A cambio, como ya que la parte resolutiva de las sentencias judiciales se denomine
advirtió Freud al estudiar la psicología de las masas, el sujeto fallo?
tiene que renunciar a su parte de goce para que los demás
renuncien igualmente.
Aquí es donde puede verse, en todo su alcance, el peso del
26 LACAN, Jacques (2008): De un Otro al otro. Buenos Aires: Paidós, p. 269.
orden simbólico, su importancia como regulador de las conductas;
27
En el caso español, basta con observar el descaro con el que las diferen-
tes fuerzas políticas pugnan por colocar a jueces y magistrados ideológicamen-
24 LACAN, Jacques (1991): El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, p. 16. te afines en los máximos órganos judiciales del Estado, e incluso en tribunales
25 LACAN, Jacques (1989a): Aún. Buenos Aires: Paidós, p. 11. inferiores. \
48 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 49

4 tipo penal, por lo que ni siquiera deberían haber sido admitidas. La


primera querella, impulsada por un sedicente sindicato llamado
«Fiat iustitia et pereat mundi» . Manos Limpias - un grupúsculo fascista nostálgico de la dictadu-
ra-, le acusaba de prevaricación por haberse declarado competente
Un paradigma muy ilustrativo del carácter tributario que tiene la para investigar los crímenes del franquismo, considerados por el
justicia con respecto al poder político, encarnado en la versión ins- juez como parte de un plan sistemático de exterminio de la oposi-
titucional del discurso del amo, lo constituyen los tres procesos ción. La segunda, también por prevaricación, la inició un exfiscal y
penales a los que ha sido sometido el juez Baltasar Garzón por el enemigo jurado de Garzón, en representación de los implicados en
Tribunal Supremo de España a partir del año 2010, y que han cul- la trama Gürtel, una red de corrupción vinculada a numerosos
minado a comienzos de 2012 con una condena que lo expulsa de cargos políticos del Partido Popular, que Garzón había investigado
la carrera judicial. Titular durante más de veinte años de uno de los y desarticulado en el año 2009, por haber ordenado la intervención
Juzgados de Instrucción de la Audiencia Nacional - un tribunal que de las comunicaciones de los detenidos con sus abogados. Y final-
tiene atribuciones para instruir y juzgar casos de especial trascen- mente, se admitió otra querella por presunta prevaricación, estafa
dencia penal, entre otros asuntos-, Garzón alcanzó notoriedad y cohecho, delitos en los que el juez habría incurrido aprovechán-
internacional como iniciador del encauzamiento del exdictador dose de unos cursos académicos en los que participó invitado por
Augusto Pinochet, así como de otros imputados de diferentes países la Universidad de Nueva York entre los años 2005 y 2006, un asunto
acusados de crímenes contra la humanidad, los derechos humanos, que fue finalmente archivado por prescripción, no sin antes haber
genocidio, torturas y desapariciones forzadas. Paralelamente a dejado constancia el instructor de que los delitos existían. El
estas actuaciones de trascendencia internacional, el juez contribuyó Tribunal Supremo dispuso que se celebrase primero el juicio por
muy eficazmente a la derrota del terrorismo de ETA, e investigó y las escuchas telefónicas -a pesar de que cronológicamente le hu-
envió a la cárcel a quienes consideró responsables de las acciones biera correspondido iniciar la serie al referido a los crímenes del
antiterroristas organizadas desde el aparato del Estado durante los franquismo- , una causa en la que la defensa de Garzón ofrecía
gobiernos socialistas, poco después de que él mismo viera frustra- varios flancos débiles que permitieron al Tribunal sustentar una
das sus ambiciones políticas en su breve paso por las filas del PSOE sentencia condenatoria técnicamente inobjetable, suscrita por una-
como candidato independiente. De personalidad polémica y con- nimidad de los siete magistrados del Tribunal, con la que quedó
trovertida, capaz de suscitar las más incondicionales adhesiones y consumada la expulsión de Baltasar Garzón de la judicatura.
los rencores más fervientes, Garzón se situó en el ojo del huracán Conseguido el principal objetivo de sus enemigos -políticos y
del que se servirían sus muchos enemigos a diestra y siniestra para personales-, es ya jurídicamente irrelevante que en el juicio si-
destruirlo profesionalmente, en el momento en que atravesó las guiente haya sido absuelto de la acusación de prevaricación por
líneas rojas políticas e ideológicas marcadas por un Partido incoar la causa por los crímenes del franquismo no siendo compe-
Popular gravemente comprometido con la corrupción y cerrado a tente para ello, aunque desde luego nada irrelevante políticamente,
cualquier intento de revisión del pasado dictatorial franquista, y dada la repercusión nacional e internacional que hubiera provocado
ante un Tribunal Supremo bien dispuesto a servirle en bandeja la una condena. De hecho, Garzón había admitido la incompetencia
cabeza del juez. de su juzgado inhibiéndose en favor de los jueces en cuya juris-
Las tres querellas criminales contra Garzón fueron iniciadas dicción se hallasen las fosas de las víctimas, con lo que el asunto
por particulares, sin que los fiscales se sumaran a las mismas al quedaría limitado a unas tareas de exhumación sin consecuencias
considerar que las actuaciones del juez no incurrían en ningún para los verdugos, a menos que la voluntad indagatoria de Garzón

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50 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 51

encuentre continuidad en jueces de otros países, tan decididos Tales son, muy resumidos, los argumentos desplegados por el
como él a aplicar los principios de justicia universal. Tribunal Supremo para condenar al juez, reforzados con citas
La condena por prevaricar -un delito que ejecutado por un jurisprudenciales del mismo Tribunal, del Tribunal Constitucional
juez consiste en dictar a sabiendas una resolución injusta- impues- y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, todas ellas referi-
ta a Baltasar Garzón se basa en una interpretación rigurosa del das al derecho de defensa y las garantías destinadas a protegerlo.
derecho de defensa que asiste a todo imputado en un proceso Sin duda, el Tribunal podría haber hecho una interpretación
penal, garantizando la privacidad de las comunicaciones con sus menos rigurosa de la actuación de Garzón, teniendo en cuenta que
abogados, el respeto a la intimidad y el secreto profesional. -tal y como se defendió el juez acusado- no aparece en las diligencias
Durante la instrucción del caso Gürtel, Garzón ordenó intervenir instruidas ninguna decisión que se hubiera adoptado en perjuicio de
las comunicaciones que mantenían en la prisión los principales la defensa aprovechándose de la información recogida en las gra-
acusados con sus respectivos abogados, por considerar que existían baciones. Y podría haber tenido en cuenta a favor de la absolución
indicios de que la relación profesional excedía el derecho de defen- otros casos en los que también se han interceptado conversaciones
sa, en la medida en que los letrados actuaban como una correa de entre clientes y abogados, sin que se acusase de prevaricación a los
transmisión de instrucciones dirigidas a dar continuidad a las acti- jueces que las ordenaron. Podría también haber excluido la inten-
vidades criminales. Las cintas con las conversaciones transcritas ción dolosa amparándose en la orden verbal del juez a los policías
por la policía eran entregadas en el juzgado, donde por orden del y a los funcionarios de su juzgado, que confirmaron haberla reci-
juez eran expurgados y eliminados los fragmentos ajenos al asun- bido, de que debían preservar el derecho de defensa al transcribir
to investigado para «preservar el derecho de defensa», según orde- el contenido de las grabaciones, y utilizar la imprecisión y el vacío
nó verbalmente Garzón. Estas intervenciones no fueron objetadas legal en la regulación de la intervención de la comunicación de los
en su momento por el ministerio fiscal. Sin embargo, cuando los detenidos para eliminar tanto la responsabilidad objetiva como la
detenidos sustituyeron a sus abogados por otros, el juez ordenó subjetiva en las decisiones que adoptó el juez acusado. Y podría,
prorrogar la intervención de las comunicaciones sin motivar su finalmente, haber dictado una sentencia absolutoria apoyándose
decisión y sin que existieran indicios de que los nuevos letrados en la reiterada negativa del ministerio fiscal a sostener la acusa-
actuaran como cómplices de sus defendidos. Acerca de esta pró- ción contra Garzón. El Tribunal no tomó en cuenta ninguna de
rroga, el ministerio fiscal se pronunció manifestando que no se esas circunstancias, así como ignoró las recusaciones formuladas
oponía a la intervención «si bien con expresa exclusión de las por el acusado contra algunos de los magistrados que le juzgaban
comunicaciones mantenidas con los letrados que representan a al estar contaminados por su intervención en el proceso de ins-
cada uno de los imputados y, en todo caso, con rigurosa salvaguar- trucción de esta y otras causas. Y al carecer de dudas acerca de la
da del derecho de defensa». intencionalidad dolosa, los siete magistrados firmaron un fallo en
Dado que la prevaricación es un delito de resultado formal, el que quedaba igualmente excluida la aplicación del principio in
para cuya consumación no es necesario que la resolución injusta dubio pro reo.
tenga una influencia real en el proceso, el solo hecho de intervenir La sentencia que expulsó definitivamente a Baltasar Garzón de
las comunicaciones entre clientes y abogados sin motivo fundado la judicatura es, a pesar de su aparente escrupulosidad técnica -y
hizo que el juez incurriera en dolo, ya que el hecho mismo de escu- acaso tal escrupulosidad, así como la rapidez para redactar setenta
char las grabaciones efectuadas -aunque fuere con el pretexto de folios y la fulminante velocidad para hacerla conocer, podría suge-
expurgarlas- permite al instructor disponer de una información rir que ha sido una resolución decidida de antemano-, una prueba
obtenida ilícitamente aunque esta no sea posteriormente utilizada. más de que la transición política española se detuvo a las puertas de
52 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL DERECHO, O LA IMPOTENCIA PARA REGULAR EL GOCE 53

los tribunales de justicia. La jubilación de unos cuantos jueces y la un límite a partir del cual el apego a la norma, que en principio
incorporación a la judicatura de muchos otros salidos en los últi- apuntala el discurso del amo, podía volverse contra él. Abonado a
mos años de la Escuela Judicial no han alterado el sesgo tradicio- lo que Max Weber definió como ética de la convicción, ignoró que
nalmente conservador de la institución, caracterizada por un a la justicia solo se puede mal-decirla, y que ya los creadores del
cerrado corporativismo que encuentra su máxima expresión en el derecho latino sabían que no es la verdad la que dicta la ley, sino la
Consejo General del Poder Judicial, un órgano que a tenor de lo autoridad. Es decir, el poder.
anunciado por el actual Gobierno estará integrado en el futuro
exclusivamente por miembros de la carrera judicial. Teniendo en
cuenta la estructura fuertemente jerárquica de la carrera y que los
méritos -y deméritos- acreditados por cada uno influirán decisi-
vamente en las probabilidades de promoción, se explica que quie-
nes manifiestan públicamente su solidaridad con Garzón sean una
exigua minoría, mientras que muchos otros, por envidia, resenti-
miento, diferencias ideológicas o afrentas reales o imaginarias, han
colaborado en la campaña dirigida contra aquel. Si a esto se agrega
la inquina de los numerosos enemigos políticos de casi todas las
tendencias cosechados por el juez a lo largo de su ahora interrum-
pido ejercicio profesional, el dictamen del Tribunal Supremo no
debería sorprender demasiado.
Baltasar Garzón conocía sobradamente que todos sus enemigos
esperaban el momento y las circunstancias propicias para ponerle
al pie de los caballos. ¿Por qué, si lo sabía, cometió un error proce-
sal impropio de su experiencia y de su saber jurídico, ordenando
una prórroga de las escuchas sin motivación alguna, que afectaban
además a unos abogados defensores contra los que no había ningún
indicio de complicidad-y si los había no los invocó ni razonó- con
los imputados? A la vista de lo ocurrido no parece impropio inter-
pretar su falta de prudencia como un auténtico acto fallido dirigido
al Otro - a ese Otro que recogió ese pensamiento inconsciente que
emergió en el sujeto Garzón empujándole a hacer otra cosa más
allá de la intención manifiesta- para fundar en él la sentencia con-
denatoria. Poseído por el discurso de la ley, que él creyó encarnar
-y con no poca arrogancia- identificó con la verdad y la justicia, el
juez que adoptó como divisa el axioma fiat iustitia et pereat mundi
-que se haga justicia aunque el mundo se hunda- se comportó
como un fundamentalista al que su superyó le exigía profundizar
más y más en el goce de la ley, aparentemente sin advertir que hay
3. AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA

«Solo es posible engañar a la violencia en la medida en que


no se la prive de cualquier salida, o se le ofrezca algo que
llevarse a la boca».
René GIRARD

A pesar de que, en la opinión pública y en los medios de comuni-


cación, se emplean como si fueran sinónimos, agresividad y vio-
lencia son cosas diferentes, y en ocasiones el límite que separa la
una de la otra es difuso. Si bien puede afirmarse que la agresividad
es estructural al sujeto, ¿se podría sostener que la violencia es siem-
pre contingente? A veces, la agresividad verbal precede al pasaje al
acto violento casi sin solución de continuidad; otras, la violencia llega
después de una etapa más o menos prolongada de insultos, amena-
zas o manifestaciones de lo que se define (incorrectamente) como
«violencia psicológica». Y, desde luego, existen situaciones en las que
no se produce el pasaje al acto, aunque las víctimas padezcan un
ambiente en el que la agresividad verbal es constante. La agresividad es
común a todos los seres vivos; en lo que se refiere al sujeto, se trata de
una encrucijada estructural, como <mna tendencia correlativa de un
modo de identificación que llamamos narcisista», dice Lacan en su
informe de 1948 «La agresividad en psicoanálisis». 1 Esa configuración
imaginaria de la agresividad no llevará necesariamente a la violencia
si -como tendencia- es eficazmente reconducida para que el sujeto

1 LACAN, Jacques (1989b): La agresividad en psicoanálisis, en: Escritos J. Mé-

xico: Siglo XX I, p. 102. En el «Seminario I» -LACAN , Jacques (1990): Los escritos


técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, p. 263-, escribe que «se cree que la agre-
sividad es la agresión. Sin embargo no tienen nada que ver la una con la otra. Solo
en su límite [... ] la agresividad se resuelve en agresión».

55
56 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 57

pueda incluirse en el lazo social normal, un espacio donde el males- desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, mar-
tar, que siempre existirá, no desemboque en la perversión o en el tirizarle y asesinarle». 2
abismo sin fondo de la psicosis. La desoladora conclusión freudiana que, partiendo del mito del
Pero la violencia es otra cosa. La historia de las sociedades asesinato del padre, sostiene que los hombres de hoy son descen-
humanas -es decir, desde que existen sujetos hablantes y lazos dientes de una «larguísima serie de generaciones de asesinos que
sociales- muestra que la violencia no se puede eliminar por llevaban el placer de matar, quizás como nosotros mismos, en la
completo. Es imposible erradicarla, como es igualmente imposi- masa de la sangre», 3 se basa en su convicción de que «lo anímico
ble acabar con el mal, lo cual no significa que haya que renunciar primitivo es absolutamente imperecedero». 4 Estas citas, que co-
a combatirlos; se trataría de un combate cotidiano e intermina- rresponden a dos textos de Freud de la misma época, exhiben un
ble en el que se deberían conjugar el compromiso individual y la hilo conductor en sus reflexiones que bien podría responder
voluntad política. Nuestro mundo se caracteriza por producir -especialmente Guerra y muerte...- a un arrebato sentimental, ori-
más malestar del que puede consumir; o sea, más malestar del ginado en el hecho de que sus hijos estaban en 1915 en el frente,
que los sujetos pueden asimilar sin que el padecimiento desbor- luchando por un país al que su padre idealizaba como un faro de
de los cauces de lo que se podrían llamar neurosis ordinarias. El la cultura, de no ser porque continuaría afirmando casi veinte años
malestar no desemboca necesariamente en violencia, a menos ese mismo convencimiento acerca de la condición humana. Ni la
que alcance una masa crítica que desborde la capacidad indivi- educación, ni la cultura -y mucho menos la amenaza de castigo-
dual o colectiva para evitar que la agresividad -esa «disposición pueden contra «las malas inclinaciones del hombre», le dirá Freud
pulsional autónoma, primaria y recíproca»- se convierta en a Albert Einstein, en respuesta a la angustiosa pregunta que este le
pasajes al acto violentos. Es obvio que el malestar y la violencia dirigiera en nombre de la Liga de las Naciones: ¿qué se puede hacer
han existido siempre, pero las características contemporáneas de para evitar la guerra?
ambos fenómenos, aunque muchas de sus manifestaciones res- Por motivos similares por los que no se debe renunciar a com-
ponden a la peculiaridad de cada cultura, sugieren que la violencia batir la violencia, tampoco se debería condenar como estéril cual-
aparece como el común denominador del máximo e insoporta- quier intento de reconducir los conflictos por la vía del diálogo y la
ble malestar. Sigmund Freud identificaba tres fuentes principales negociación. El diálogo per se como medio de evitar la violencia
de padecimiento para los sujetos: la hiperpotencia de la natura- carece de los efectos taumatúrgicos que se le atribuyen, en ocasio-
leza, la fragilidad del hombre, y las limitacion es de las normas nes con candor y en otras con hipocresía, a pesar del prestigio inte-
reguladoras de las relaciones entre los individuos, con la fami- lectual que lo acompaña desde Sócrates. Lacan lo advierte en su
lia, el Estado y la sociedad. Acerca de las dos primeras cons- informe de 1948: «El diálogo parece en sí mismo constituir una
tataba la impotencia del sujeto para dominarlas, e incluso se renuncia a la agresividad; la filosofía de Sócrates ha puesto siempre
anticipa a la constatación, hoy generalizada, de que los avances en él su esperanza de hacer triunfar la vía racional». 5 El sombrío
científicos y tecnológicos no han hecho a los hombres más feli-
ces; en cuanto a la insuficiencia de las normas jurídicas para
controlar y sublimar las pulsiones, también apunta como «un 2
FREUD, Sigmund (1999b): El malestar en la cultura. Buenos Aires: Amo-
factor de desengaño» el hecho de que «el prójimo no es sola- rrortu, p. 85.
3 FREUD, Sigmund (2000a): De guerra y muerte. Temas de actualidad. Buenos
mente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación
Aires: Arnorrortu, p. 297.
para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de traba- 4 Ibíd., p. 287.

jo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, 5 LACAN (1989b): op. cit., p. 99.
AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 59
58 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

diagnóstico de Freud continúa vigente, aunque ha cambiado el Las características que asumen los nuevos malestares vienen
contexto en el que las pulsiones hablan y el malestar se expone. La dadas por el solapamiento de dos fenómenos: los desplazamientos
globalización - que otros denominan posmodernidad, moderni- que se operan en los significantes amo, y los nuevos síntomas deri-
dad tardía, segunda modernidad e incluso hipermodernidad-, es vados de tales desplazamientos. Dicho de otro modo, el discurso
decir, la imposición del discurso capitalista, se caracteriza por un capitalista es el que exige definir las diversas formas en que se pre-
estado de incertidumbre generalizado, una situación donde la senta el síntoma, y el síntoma en nuestras sociedades se denomina
supresión de determinadas barreras va acompañada del trazado de precariedad, un concepto que engloba a los excluidos a quienes el
nuevas reglas de juego que deja a los sujetos inermes ante fuerzas cinismo del poder define como socialmente inviables: inmigran-
sobre las que no pueden ejercer el menor control, y que suponen tes, parados de larga duración, toxicómanos, enfermos mentales,
amenazas colectivas muy reales configurando lo que Ulrich Beck jóvenes sin estudios y sin trabajo, en fin, transgresores sociales y en
ha definido como «la sociedad del riesgo global». 6 Este siglo emer- ocasiones también criminales. El Estado y su lógica de «buena con-
gió como la consagración del discurso científico, dirigido a con- ciencia» trata de encerrar el malestar social en los protocolos de la
vencer de que nada es imposible, que la felicidad está al alcance de enfermedad social, unas normas de actuación en las que los médi-
la mano, aunque al precio de la desubjetivación del vínculo social, cos -especialmente los psiquiatras-, psicólogos conductistas y asis-
una arrogancia que los sucesos del 11 de septiembre de 2001 puso tentes sociales sirven como auxiliares de los aparatos estatales en
en evidencia: ni la ciencia, ni la tecnología ni el poder que las un programa dirigido a proteger a la sociedad sana, un modelo
sustenta y cuyo monopolio ejerce, pueden garantizar a los sujetos cuya aplicación en Gran Bretaña ha descrito con elocuencia Vé-
su seguridad y evitarles el desamparo. La seguridad deviene al ronique Voruz8 y que está siendo imitado por las autoridades de otros
mismo tiempo una obsesión y una ficción. Esta paradoja desnuda países. Mientras que el psicoanálisis opera sobre la singularidad del
la impotencia del discurso capitalista y también del discurso de la paciente -una singularidad que exige al analista trabajar sobre el sín-
ciencia, en la medida en que, ante la soberbia del nada es imposible toma específico del sujeto-, el discurso científico -cooperador nece-
y no hay límite al goce, emerge el horror de lo imprevisible que sario del discurso capitalista- procura universalizar un diagnóstico
muestra, a cada paso, la radical vulnerabilidad de los individuos y mediante la localización de la causa acudiendo al biologismo, la
de la comunidad. Las políticas gubernamentales dirigidas a obtu- genética y las neurociencias. Todo se evalúa, programa, estudia y cla-
rar esa hiancia se orientan más y más -dada la imposibilidad de sifica para que el individuo generalizado pierda su singularidad de
prometer la seguridad absoluta, un compromiso demagógico que sujeto y se integre como un objeto entre los otros, porque tranquili-
quedaría desbaratado con la siguiente catástrofe- hacia el recorte za identificar a los objetos claramente en la medida en que las socie-
de las libertades individuales de todos, y en particular, con especial dades modernas tienden hacia la uniformidad de los goces.
furor represivo, contra comunidades enteras señaladas como fuentes La desagregación familiar y de los lazos comunitarios fomen-
potenciales de riesgo por el origen étnico, las convicciones religio- tan, paradójicamente, una suerte de comunitarismo identitario y,
sas, las opiniones políticas, las opciones ideológicas, la pertenencia al mismo tiempo, su contracara: la,exclusión. Junto a la preponde-
social e incluso la localización geográfica de sus miembros.7
Además de constituir una vulneración de derechos fundamentales, cuando quede
6 BECK,Ulrich (2002): La sociedad del riesgo global. Madrid: Siglo xxr. demostrada su ineficacia para evitar atentados se inventarán nuevas técni-
7 La penúltima expresión de la paranoia en la que inevitablemente desemboca cas de control, cuya aplicación supondrá mayores restricciones al ejercicio de los
la pretensión de «gobernar el riesgo» por parte de los gobiernos occidentales, se derechos.
ha manifestado con la implantación de los escáneres corporales en los aeropuertos. 8 VORUZ, op. cit.
60 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 61

rancia del mercado, se yergue la infantilización del sujeto. Con- 2


sumir gadgets es un modo de gozar, y quienes no pueden hacerlo
agreden, violentan, se inventan un modo de sostenerse atentando Erradicar por completo la violencia es imposible por el simple
contra lo real-corporal. La violencia emerge, así, como una forma hecho de que, para combatirla, ha de emplearse la violencia, con lo
perversa de lazo social, tanto entre quienes la practican como entre cual esta se realimenta a sí misma y el proceso se convierte en inter-
estos y el conjunto social, un fenómeno que encuentra antece- minable. Que la violencia empleada por las autoridades se revista
dentes históricos que se remontan a la Edad Media y que obliga a de legitimidad no impide que esa violencia sea vista como una
examinar el concepto de convivencia a la luz de aquellos antece- forma de venganza, aunque sustraída a los particulares. No otro
dentes. Como destaca J. H. Elliott en La Europa dividida (1559- sentido tiene el concepto de violencia conservadora. Conservadora
1598), la violencia era el modo de vida normal a comienzos del del orden establecido, es decir, del poder, lo que la realimenta cons-
Medievo, y no era considerada como un hecho excepcional sino tantemente. Sin embargo, examinar más de cerca la cuestión de la
todo lo contrario. Por su parte, David Nierenberg ha estudiado en violencia exige un rigor que va más allá de los lugares comunes y las
profundidad las relaciones existentes entre las minorías judía y simplificaciones, todas ellas finalmente al servicio del discurso del
musulmana en un contexto mayoritariamente cristiano -el de la amo; de ahí que las exhortaciones a acabar con la violencia hechas
Corona de Aragón en el siglo XIV-, mostrando cómo la violencia desde la moral y los buenos sentimientos -en el mejor de los casos-,
intracomunitaria y extracomunitaria cumplía una función estabi- o por quienes desean monopolizarla en su beneficio, alimentan la
lizadora que garantizaba la convivencia entre los grupos, bajo el ignorancia acerca de la verdadera condición humana al tiempo que
control del poder político. 9 La convivencia no tiene por qué ser eluden una reflexión crítica sobre la violencia misma. La persistencia
armónica, aunque el uso de esta expresión, a la que se atribuye un de la violencia -corno la del mal, un concepto este esencialmente
efecto taumatúrgico en consonancia con la citada «buena concien- moral que se manifiesta en la acción, pero que a la vez la trascien-
cia» del Estado, es tan discutible corno el de la igualmente bende- de- deja en evidencia constantemente los límites del derecho para
cida tolerancia. En un texto clásico, René Girard ha explicado muy operar como dique de contención de las tendencias homicidas.
bien la relación entre la violencia y lo sagrado en las sociedades Todas las sociedades la padecen, unas más que otras, como es tam-
primitivas, y la función del sacrificio en aras de atemperar las con- bién diferente la voluntad política de combatirla, pero es impres-
secuencias de la violencia descontrolada, mediante el recurso al cindible apelar a la pulsión de muerte y al sentido de la expresión
desplazamiento corno medio para evitar el encadenamiento inter- lacaniana de goce para intentar comprender por qué los sujetos
minable de venganzas personales. La «catarsis sacrificial» persigue actúan contra sí mismos y contra los otros en un ejercicio sin fin,
impedir la propagación desordenada de la violencia al precio de de retorno a lo que Freud definió como lo «anímico primitivo».
soportarla en cierto grado, porque «la violencia siempre pide algo En línea con la aludida reflexión crítica, y para abordar un terna tan
que llevarse a la boca». 1º amplio y lleno de matices, conviene dejar sentadas ciertas premisas.
Primera: no solo es imposible eliminar por completo la violencia,
sino que en ciertas circunstancias es inevitable e incluso necesaria: lo
9
N IER ENllERG, David (2001): Comunidades de violencia. La persecución de importante es determinar quién la ejerce, en qué condiciones, en qué
las minorías en la Edad M edia. Barcelona: Península. El autor analiza exhausti- proporción y contra quién, y esto vale tanto para la violencia individual
vamente el papel estabilizador de la violencia y las formas que adoptaba según
los casos. como para la colectiva, tanto para la privada como para la institucional.
10
GmARD, René (1972): La violencia y lo sagrado. Barcelona: Anagrama, Segunda: identificar la violencia con el terrorismo es un error y
p. 12. una manipulación, instrumentada ideológicamente por la potencia
62 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL
AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 63

hegemónica -que es a la vez la representante más destacada del ningún país escapa, en el período del discurso capitalista, a esta
discurso capitalista- y sus aliados en todo el mundo. Todo terro - ominosa presencia de la violencia en sus diversas formas. Los su-
rismo es violento, pero no toda violencia es terrorista. jetos se agreden y matan entre sí no porque sean animales, sino,
Tercera: cuando los actos de violencia alcanzan, en una socie- precisamente, porque no lo son. La pulsión de muerte y el goce
dad determinada, una masa crítica susceptible de generar una cri- mortal que les empuja a actuar así vienen dados, precisamente,
sis institucional, entonces la violencia deviene una protesta social: «porque hablan», 12 y porque lo que se llama la Historia - con
deja de ser un problema policial y judicial para convertirse en un mayúsculas, como si estas le garantizaran mayor trascendencia-
asunto político. Y la responsabilidad objetiva y subjetiva de sus no es sino ese lugar en el que lo reprimido retorna una y otra vez.
protagonistas no es la misma en tales circunstancias. Condenar por principio toda violencia responde a los intereses
Cuarta: la definición tradicional de la guerra como el enfrenta- del discurso del amo, en cuanto oculta que de ese toda están exclui-
miento militar entre Estados o coaliciones de Estados, aplicable das la fuerza y la coacción ejercida por sus representantes -oficiales
también al ámbito interno de las naciones en la modalidad de o extraoficiales-, mientras que se atribuye a sí mismo el derecho de
guerra civil, exige ser revisada y actualizada -como las doctrinas en legitimar determinados actos de violencia, incluida la guerra, cen-
las que se basa y los medios de los que se sirve- si se quiere com- surando y castigando aquellos que juzga contrarios a su poder
prender adecuadamente la funcionalidad que tiene como parte del hegemónico. No se trata aquí de los crímenes llamados comunes
discurso capitalista a escala planetaria. tipificados en las respectivas leyes penales estatales, que en cual-
Quinta: existen, y cada vez más, evidencias de una clara tenden- quier sociedad en la que reina un (relativo) control de las pulsio-
cia hacia la privatización de la violencia. El monopolio estatal de la nes -aunque la amenaza del castigo siempre está presente- son
violencia legítima, que Max Weber caracterizaba como uno de los transgresiones que ponen en riesgo las vidas o los bienes indivi-
atributos imprescindibles de la modernidad, viene siendo cuestio- duales o colectivos; incluso en este marco, ciertos actos de violen-
nado en los hechos, en gran medida debido a la magnitud y exten- cia particular están justificados y no son castigados, como aquellos
sión de las organizaciones criminales, pero también merced a un que responden a la legítima defensa ante un ataque no provocado.
fenómeno que en los últimos años ha crecido exponencialmente: La violencia sistémica puede estar respaldada en la ley y ser, sin
la práctica, por parte de algunos Estados, de contratar o subcontra- embargo, ilegítima; y el ejercicio de la violencia está en ocasiones
tar empresas privadas en las que delegar el uso de la violencia. legitimado, aunque sea ilegal, porque la legalidad remite a lo jurí-
Además de la llamada violencia subjetiva, aquella que inunda dico y la legitimidad tiene que ver con lo político. El monopolio de
de actos criminales la vida cotidiana en todo el mundo, y que los la fuerza por el Estado sitúa la cuestión en el ámbito de la filosofía
sujetos perciben como algo casi rutinario, Slavoj Ziiek ha destaca- del derecho y de la vinculación entre moral y derecho. O dicho de
do la presencia de dos modalidades de lo que denomina violencia
objetiva: la simbólica, encarnada en el lenguaje -la imposición a
)
través de él de un «universo de sentido», además de las muy obvias 12
Ibíd., p. 79. La inclinación a llamar monstruos a los autores de crímenes
manipulaciones discursivas-, y la «sistémica, que son las conse- especialmente horrendos - sea por la condición de las víctimas, o por la crueldad
puesta de manifiesto por el criminal-, negándoles su condición humana y expul-
cuencias a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo sándoles del resto del cuerpo social sano, cumple la finalidad de tranquilizar las
de nuestros sistemas económico y político». 1 1 Ninguna sociedad, conciencias y reforzar la (auto) convicción de que la condición humana nada
tiene que ver con esos productos contrarios al orden de la naturaleza. TENDLARZ,
11 Silvia y GARC!A, Carlos Dante (2008): ¿A quién mata el asesino? Buenos Aires:
Zr2EK, Slavoj (2009): Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales. Buenos Grama, p. 18, hacen una buena síntesis del recorrido a través de las diversas épo-
Aires: Paidós, p. 10.
cas del concepto jurídico de monstruo.
64 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 65
/

otro modo, ¿por qué hay que obedecer la ley?; ¿hay que obedecer reivindicación se corresponde en su origen con el empuje de las
toda ley por el hecho de serlo?, y finalmente, ¿en qué argumentos grandes revoluciones burguesas, decididas a acabar por la fuerza
debe fundarse una ley para que sea admitida como justa por aque- con unas relaciones de producción feudales o semifeudales, y con
llos a quienes ha de aplicarse? las instituciones en las que aquellas se sostenían, también ha sido
Con frecuencia, la primera violencia emerge de las propias ins- invocada legítimamente por todos los movimientos anticolonia-
tituciones. A este respecto, conviene distinguir el terrorismo, gene- listas que se enfrentaron a sus respectivas metrópolis desde los
ralmente utilizado por quienes son el factor más débil de la lucha comienzos del siglo xrx hasta finales del xx. Y aun admitiendo que
política, del terror, que es un recurso empleado por el poder en el recurso a la violencia como método para alcanzar el poder pare-
determinadas circunstancias y que puede tener un carácter siste- ce cosa del pasado, al menos en aquellos países en los que rigen sis-
mático durante un tiempo más o menos prolongado. Como la temas democráticos -incluso con ciertas limitaciones-y las luchas
Época del Terror se bautizó el corto pero extremadamente san- políticas se encauzan por vías relativamente pacíficas, la violencia
griento período de la Revolución Francesa durante la cual el nunca está ausente del todo. Aunque Max Weber hablaba del
Comité de Salud Pública impuso su dictadura, y existen otros múl- monopolio de la violencia como una especificidad de lo que llama-
tiples ejemplos contemporáneos: el bombardeo de ciudades ba «comunidades políticas plenamente desarrolladas» -eufemismo
durante la Segunda Guerra Mundial -tanto por los alemanes como por occidentales y por oposición a las sociedades primitivas-, es
por los aliados- o los ejecutados por los Estados Unidos sobre decir, aquellas en las que el poder está lo suficientemente centrali-
Vietnam del Norte en los años setenta, o en Irak a partir de 2003, zado como para ejercerse con eficacia, tampoco en estas, que según
entre otros. Cuando los encargados de aplicar la ley la emplean el canon occidental se consideran a sí mismas más civilizadas, el
abusivamente contra los ciudadanos, o los encargados de legislar monopolio estatal de la violencia es absoluto.
sancionan leyes consideradas injustas o gravemente arbitrarias, Hay la violencia abierta, pero también existen situaciones o
están alimentando situaciones proclives al desencadenamiento de estados de violencia que, en ocasiones, preceden o anuncian des-
respuestas violentas por quienes se sienten agraviados. Si la exis- encadenamientos violentos. Son situaciones que incluso se man-
tencia misma de la ley llama a la transgresión, aquella que es per- tienen como una amenaza latente cuando la violencia directa que
cibida como un atentado contra los derechos y libertades de la los precedió ha cesado, característica de las sociedades donde la
mayoría animan a la desobediencia y a la resistencia, sea esta extrema desigualdad o la persistencia de la arbitrariedad del
espontánea u organizada, individual o colectiva. El tiranicidio poder -o ambos a la vez- sustraen del ámbito de lo excepcional
como forma extrema de combatir los abusos y la arbitrariedad para convertirlo en realidad cotidiana. Cuando se instala con
encuentra su origen en la antigua Grecia, aunque su teorización carácter permanente lo que vulgarmente se define como un clima
filosófica, teológica y política es posterior. Santo Tomás lo aborda de violencia, ello da cuenta de un malestar social que anuncia una
con cierta ambigüedad en la Suma Teológica, pero a finales del siglo reformulación de los lazos sociales, sean sus agentes conscientes o
XVI Juan de Mariana lo defiende abiertamente, como lo hacen no de ello. 13
actualmente fanáticos de distintas tendencias, desde los Estados
Unidos hasta Irán. ¿Hay que recordar que el derecho de resistencia
13 Sin embargo, esto no se debe confundir con una cultura de la violencia,
a la opresión se remonta a la Carta Magna inglesa de 1215, y que
que está en el origen mismo de la organización social y las instituciones de cier-
la Declaración de Derechos de Virginia de 1776, así como la tos países, fundada en razones históricas y muy arraigadas en la tradición popu-
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano sancio- lar, de tal modo que dirimir los conflictos individuales o colectivos por la fuerza
nada en Francia en 1789 lo reconocen expresamente? Si bien esta no se considera anormal.

1
ir. ·,.
66 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 67

Inmediatamente después de ocurridos los atentados del año histórica muestra que no solo es empleado por «agentes no estata-
2001 en los Estados Unidos, el entonces presidente George W. Bush les», sino por los propios Estados, cuando sirve a sus fines. Y por lo
declaró que su país estaba en «guerra contra el terrorismo». Aun- que respecta a los «no combatientes», se trata igualmente de una
que tanto terrorismo como terrorista son palabras que vienen de caracterización ambigua, dado que depende a su vez de lo que cada
antiguo, aquellos hechos potenciaron su utilización como parte bando considera tales. El terrorismo, tanto si se trata de actos
de una campaña de manipulación ideológica tendente a justificar puntuales como cuando se utiliza de modo sistemático, ha sido
la guerra misma -con todas sus consecuencias-, al tiempo que y es empleado por muy diversos movimientos anticolonialistas y
para deslegitimar moral y jurídicamente cualquier acción violenta antiimperialistas junto con otros medios propios de la lucha arma-
ejecutada por fuera de lo que se podría llamar el canon occidental. da en su sentido amplio, y también por agentes estatales.
Dado que aún no existe una definición mínimamente consensuada
de lo que es el terrorismo, esa indefinición conduce inevitable-
mente a adoptar opiniones muy diferentes al tiempo de calificar 3
determinados fenómenos de violencia: lo que para unos es terro-
rismo, para otros es una forma legítima de hacer la guerra; de ahí Lo que ha puesto de actualidad el terrorismo no es su mera exis-
que, como se ha señalado, sea más fácil identificar los actos terro- tencia, tan antigua como las demás formas de violencia política,
ristas que determinar lo que es el terrorismo. Y no podría ser de sino la emergencia de nuevas modalidades de ejecución; esto, y
otro modo, en la medida en que no se trata de hallar un encaje la manipulación operada principalmente por Occidente, dirigida a
jurídico a una cuestión que es, esencialmente, política. Tradicio- identificarlo con el mal absoluto, con todas las connotaciones más
nalmente, los politólogos caracterizan como terrorismo aquellas o menos subliminales que tienen que ver con la xenofobia, el racismo
acciones violentas ejecutadas por agentes no estatales que tienen y, especialmente, la islamofobia sin matices que confunde delibe-
motivaciones políticas y que, al atacar deliberadamente a no com- radamente yihadismo e islam. Es evidente que el fundamentalismo
batientes, trata de generar miedo en el conjunto de la población. 14 y el fanatismo no son patrimonio exclusivo de los islamistas radi-
La afirmación de que el terrorismo ejecuta acciones violentas con cales. Tanto el fundamentalismo religioso como el laico potencian
fines políticos es unánimemente aceptada, aunque en conjunto la el odio al Otro-diferente y justifican el empleo de la violencia en
definición se muestra claramente insuficiente. 15 La experiencia nombre de la verdad. La acción política, cuando se reivindica a tra-
vés de la violencia sagrada, no es diferente de la que ejercen otros
11'
14 BELLAMY, Alex J. (2009): Guerras justas. De Cicerón a Iraq. Madrid: Fondo
que rechazan cualquier motivación religiosa: tanto la una como la
de Cultura Económica, p. 213. Para un análisis en profundidad del terrorismo en
sus diversas modalidades, así como sus implicaciones morales y políticas, el capí-
tulo VII de esta obra es extremadamente ilustrativo. periodistas, empresarios, políticos de diversas tendencias y ciudadanos en general
15 De ahí la contradicción de quienes insisten en deslegitimar los fines políti-
y es igualmente evidente que los fines que persigue son políticos: un País Vasco
cos de organizaciones que utilizan el terrorismo, insistiendo en que son simples independiente y socialista, que incluiría a las tres provincias vascas, Navarra e
delincuentes. Si lo fueran, sin más, y sus acciones carecieran de intencionalidad incluso parte del suroeste de Francia. La negativa oficial a reconocer la existencia
política, no serían objeto de negociaciones que muchas veces acaban en leyes de de un conflicto político y la insistencia en que se trata de una banda criminal no
amnistía, indultos y otras formas de compensación a cambio del abandono de la han impedido a los sucesivos gobiernos democráticos intentar alcanzar un acuer-
violencia. En España es paradigmático el caso de la organización abertzale ETA, do con ETA para poner fin a la violencia, hasta el punto de que no hace muchos
que ha desplegado sus acciones terroristas durante cuatro décadas en España y años el expresidente del Gobierno, José María Aznar, se refirió a la organización
Francia. El carácter terrorista de esas acciones no ofrece dudas: sus atentados no como el «Movimiento de Liberación Nacional Vasco», una denominación que
solo se han dirigido hacia los representantes del Estado, sino que han afectado a difícilmente puede atribuirse a un lapsus.
68 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 69

otra comparten su carácter sacrificial y siguen un ritual en cumpli- poder, actúan en demasiadas ocasiones del modo en que lo hacían
miento de una voluntad otra, donde la relación culpa-responsabi- los antiguos opresores. 16
lidad queda opacada o anulada por un mandato que legitima la Cuando son los diversos Estados quienes ejecutan actos terro-
acción. En ambos tipos de violencia está presente una cierta des- ristas dirigidos a quienes consideran enemigos internos o externos,
personalización del autor directo de la violencia, en cuanto que la determinación de la responsabilidad objetiva -y sus eventuales
entre el agente ejecutor y la víctima -o víctimas- no hay nada per- consecuencias jurídicas- tropieza con mayores dificultades. El des-
sonal. La víctima, simplemente, representa también -de este lado arrollo en los últimos años del Derecho Internacional de los
del espejo- el Mal al que hay que exorcizar en tanto es la encarna- Derechos Humanos ha permitido identificar a muchos responsa-
ción del infiel, enemigo de la palabra de Dios, o porque es un bles directos y ejecutores de crímenes que, como los denominados
explotador, o un Estado opresor, y en los militantes -creyentes en «contra la humanidad», son imprescriptibles, y pueden ser perse-
realidad- la asunción de la responsabilidad jurídica y subjetiva por guidos por cualquier tribunal de otro Estado en el caso de que
las consecuencias de sus acciones aparecen frecuentemente diso- aquel en el que se han cometido se inhiba de actuar. Si bien unos
ciadas. En cualquier caso, nada tiene esto que ver con el pretendi- cuantos responsables de crímenes con miles e incluso cientos de
do nihilismo como motor de la acción terrorista -incluida la· sui- miles de víctimas han podido ser procesados y condenados, el
cida-, una explicación que comparten tanto Bernard-Henri Lévy examen riguroso de los casos, el contrxto y lugar en el que se pro-
como Hans Magnus Enzerberger, y que parece más bien una coar- dujeron los crímenes, de quiénes han sido los agentes y quiénes las
tada para no indagar más a fondo acerca de las causas profundas víctimas, así como del momento en el que se han empezado a per-
de este fenómeno. Interpretar la furia homicida que provoca múl- seguir, induce a creer que, también aquí, la justicia universal es una
tiples víctimas indiscriminadas como producto de una actitud cuestión de oportunidad política y de la correlación de fuerzas
nihilista es una simplificación; el fin del terrorista es, precisamente, existente entre los protagonistas. Terrorismo, terrorismo de Es-
sembrar el terror, y el efecto multiplicador se consigue mostrando tado, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, genoci-
que nadie, por inocente que sea, está excluido de convertirse en dio ... La línea que los separa es en muchos casos difusa, y es preci-
víctima. so analizar caso por caso. La cuestión de la responsabilidad subje-
En ocasión de los sucesos del Mayo del 68, Jacques Lacan recor- tiva, sin embargo, es esencialmente la misma que se plantea en los
dó a su auditorio que, además de la connotación subversiva que casos de la violencia puesta en acto como consecuencia de patolo-
habitualmente se le atribuye, revolución quiere decir «giro o vuelta gías individuales, ajenas a cualquier intencionalidad política. Unos
que da una pieza sobre su eje», lo que equivale a retornar a su posi- y otros criminales apelan a recursos dialécticos similares para elu-
ción original. Pero este principio de las leyes de la física no es, sin dir el castigo. Con todo, es más probable que, con el transcurso del
más, aplicable a la realidad social. Aunque pueda constatarse una y tiempo, un asesino de los llamados comunes asuma la responsabi-
otra vez a lo largo de la historia que aún los más radicales movi- lidad subjetiva por su acto que que lo haga alguno de los grandes
mientos revolucionarios sustituyen un amo por otro, toda revolu-
ción está precedida -y seguida- de alteraciones estructurales con 16
André Malraux lo expresó muy bien en la página 64 de su novela Los con-
sus correspondientes consecuencias en la subjetividad, que hacen quistadores ( 1980, Barcelona: Argos Vergara): «Los prefiero [dice un revoluciona-
literalmente imposible un retorno a la posición de partida. Y ello a rio profesional refiriéndose a sus camaradas] pero únicamente porque son los
pesar de que los fantasmas que impulsan a los más feroces comba- vencidos. Sí, en conjunto tienen más corazón, más humanidad que los otros; vir-
tudes de vencidos ... Lo que es seguro es que siento un odio asqueado por la bur-
tientes revolucionarios encuentran su correlato en los que animan guesía de la que procedo. Pero en lo que respecta a los otros, sé muy bien que se
a sus enemigos, lo que explica por qué, cuando se alzan con el volverán abyectos tan pronto como hayamos triunfado juntos ... ».
70 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 71

criminales políticos: generalmente, estos apelan a los más nobles recato el empleo de la tortura, los asesinatos selectivos, los bom-
objetivos para justificarse. bardeos indiscriminados y otras formas de guerra sucia, amparán-
La oportunista consigna «guerra contra el terrorismo» inaugu- dose, paradójicamente, en una supuesta superioridad moral.
ró, en la práctica, un concepto nuevo que obliga a revisar la visión Como ha señalado Yves Michaud, la seguridad se ha convertido al
clásica de la guerra como un conflicto entre Estados, o dentro de mismo tiempo en una obsesión y en una ficción , pero al amparo
estos cuando se trata de un enfrentamiento civil. Aunque aquella del gobierno del miedo se ha instalado en la sociedad una suerte de
etiqueta se haya dejado de utilizar en el discurso oficial del Go- estado de excepción permanente.
bierno de Obama, al menos públicamente, la doctrina militar en la En estos tiempos de economía globalizada, la violencia también
que se funda sigue vigente, 17 como lo demuestra la aprobación por se ha internacionalizado. Los grupos criminales que ejercen una
el Senado de los Estados Unidos de la Ley de Autorización de violencia que se podría denominar privada son los protagonistas
Defensa Nacional en 2012, por la que cualquier ciudadano esta- más visibles de este fenómeno, aunque no los únicos. Estas organi-
dounidense sospechoso de terrorismo puede ser detenido por las zaciones se han convertido en multinacionales para sobrevivir a la
autoridades militares por tiempo indefinido, una norma clara- competencia y a la represión, y, gracias a los recursos materiales de
mente inconstitucional que viene a complementar las decisi0nes que disponen, son en muchos países auténticos poderes fácticos,
antes adoptadas por Bush con respecto a los «combatientes extran- insertados en una gigantesca trama de corrupción política y com-
jeros» recluidos en Guantánamo. Para los estrategas norteamericanos plicidades empresariales e institucionales. La extensión y magni-
se trata de una guerra en la que el enemigo es ubicuo, deslocaliza- tud de esta criminalidad hace que la violencia que ejercita, aunque
do, una guerra cuyos frentes son lábiles, que abarca el planeta ente- no sea política por sus fines, constituya un problema político en la
ro, y de duración imprecisa. Una guerra que se solapa, además, con medida en que pone doblemente en entredicho el monopolio esta-
otros conflictos -algunos cronificados- en diversos escenarios, tal de la coacción. En muchos países dohde el Estado se ve im-
con estallidos puntuales de violencia o cuyo potencial explosivo potente para combatir eficazmente la criminalidad, cede parte de
está siempre latente. La dificultad para identificar al enemigo, y así sus atribuciones a verdaderos ejércitos privados cuya función es
poder enfrentarlo y eliminarlo, ha generado un estilo de gobierno proteger a aquellos que se lo pueden permitir económicamente.
paranoico -un rasgo que Richard Hofstadter señaló como propio de Incluso en los países desarrollados, la ausencia de cualquier consi-
la política estadounidense en general-, especialmente en las (antes) deración ética y la exaltación del éxito a cualquier precio parece
satisfechas sociedades occidentales, al que contribuyen los medios haber inaugurado una suerte de nuevo derecho, a una forma per-
más extremistas y ciertos formadores de opinión que apoyan sin versa de derecho: el derecho a transgredir sin temor a las conse-
cuencias, dado que el castigo jurídico -si llega a plasmarse- es
mucho menos importante que la absolución social, lo que evidencia
17
Un alto mando militar del Pentágono ha dicho que ya no es posible distin- al mismo tiempo una cierta ambigüedad moral en una parte con-
guir los tiempos de guerra de los tiempos de paz, lo q ue sugiere que las leyes de la siderable de la ciudadanía.
guerra y los actos que estas amparan estarán por encima del derecho internacional,
si esto conviene al más fuerte. Bush declaró, en 2003, que «los Estados Unidos no El poder político, independientemente del régimen y de las for-
necesitan pedir permiso a nadie para defenderse». Con esta arrogancia, cargada de mas de gobierno, ha utilizado históricamente a criminales comu-
desprecio hacia la ONU, pretendía justificar la aplicación de la preempción - doctrina nes y a organizaciones delictivas como ejecutores subcontratados
de la «defensa anticipada», o «ataque preventivo»- en la invasión de Irak. Al no exis-
para llevar a cabo acciones ilegales, eufemísticamente denomina-
tir realmente una amenaza inminente o un ataque en curso por parte de Irak, úni-
cas situaciones en las que el derecho internacional autoriza el ataque preventivo, se das «operaciones encubiertas». Sin embargo, en los últimos años se
inventó la amenaza de las inexistentes armas de destrucción masiva. ha incrementado una modalidad de outsourcing a mayor escala y
72 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 73

sin disimulo, protagonizado por empresas privadas a las que se fuente de poder frente a estados débilmente estructurados, que
confía una parte de las operaciones militares sobre el terreno, para sobrevivir han cedido sus competencias a grupos de interés
inicialmente como fuerzas auxiliares pero cada vez más como pro- que acaban controlando la economía, poniéndola a su servicio.
tagonistas principales. Con la cobertura legal de «empresas de se- La opción de asumir la responsabilidad subjetiva aparece, en
guridad», multinacionales como Academi -antes Blackwater-, la generalidad de los casos, como inversamente proporcional a la
SGSI Group, Military Professional Resources Inc. (MPRI) y mu- magnitud del crimen, y muy condicionada por el contexto social y
chas otras contratan mercenarios de diversas nacionalidades para cultural del que han salido los autores. No es necesario acudir a los
ejecutar, por cuenta de los Estados, operaciones militares que van numerosos casos de sociedades guerreras que se han dado a lo
desde el entrenamiento de ejércitos «amigos» hasta la participa- largo de la historia para encontrar ejemplos; tampoco salir del
ción en combates. Esta subcontratación supone un negocio esti- marco de los que presumen de ser los países más desarrollados y
mado en 100.000 millones de dólares anuales, y tiene para los civilizados del hemisferio occidental, para ilustrar hasta qué punto
gobiernos una doble ventaja: les permite eludir el impopular reclu- la barbarie es una elección al alcance de cualquiera. En unas pági-
tamiento forzoso de soldados entre sus ciudadanos y, al mismo nas llenas de desazón y perplejidad, Sigmund Freud constataba, en
tiempo, evitan contabilizar como propias las bajas en combate. 18 1915, que la guerra en curso entre «las grandes naciones de raza
Al camerunés Achille Mbembe -Necropolítica, Editorial Melu- blanca, dominadoras del mundo y en las que ha recaído la con-
sina- se debe el neologismo necropolítica, del que se sirve, junto ducción del género humano [... ] trajo a la luz un fenómeno casi
con su teoría del gobierno privado indirecto, para analizar la reali- inconcebible: los pueblos cultos se conocen tan poco entre sí, que
dad poscolonial de África y el papel que juega en ella la violencia pueden mirarse con odio y con horror». 19 En efecto, el continen-
como factor determinante en las relaciones de poder, desde el te europeo, habitado por esos pueblosl. cultos, ha sido el escenario
Estado hasta la sociedad civil. Para Mbembe, la necropolítica es de los más sangrientos enfrentamientos a través de los tiempos,
el modo de ejercer el poder dando muerte a los adversarios hasta culminar en las dos guerras mundiales del siglo XX, cuyos
mediante el empleo de organizaciones paraestatales en las que el efectos mortíferos no son ajenos al desarrollo de la ciencia y la téc-
Estado delega el empleo de la fuerza coactiva. De ahí la denomina- nica, como bien percibió el propio Freud en 1938 cuando descri-
ción de gobierno privado indirecto con la que este autor define lo bió la situación prebélica europea como una alianza del progreso
que en la práctica es una cesión de la soberanía estatal, que pasa a con la barbarie.
las manos privadas de quienes se han constituido en la verdadera

18 Antes de cambiar su denominación , Blackwater llegó a tener entre 20.000


y 30.000 mercenarios operando en tareas de «seguridad» en Irak por cuenta del
Gobierno norteamericano, y algunos analistas cifran en 160.000 el total de «con -
tratistas» que actuaron en ese país en el momento culminante de la guerra. El ase-
sinato en 2007 de 17 ciudadanos iraquíes y las heridas ocasionadas a otros 23 por
empleados de Blackwater pusieron en evidencia el descontrol con el que operan.
De hecho, o bien fracasó la supervisión que los oficiales de la ClA y el Pentágono
debían hacer de las actuaciones de Blackwater, o bien les dejaron hacer intencio- 19
FREUD (2000a) : op. cit., p. 281. Estas páginas revelan el desgarro personal entre
nadamente. Las ventajas aparentes de esta experiencia eran dos: permitía evitar el eurocentrista ilustrado que era Freud y el lúcido investigador que, ya en Tótem y
acudir al impopular reclutamiento forzoso de soldados, y las eventuales bajas de tabú, había explicado a través del mito que los hombres llevan en la sangre el placer
estos mercenarios no engrosarían las cifras oficiales. de matar.
-')

4. PATOLOGÍAS DEL ACTO

« [ ... ] la sociedad es esencialmente criminal; si no fuera


así, no existiría».

Joseph CONRAD

La criminología clásica, tributaria del pensamiento racionalista


ilustrado, consideraba la transgresión criminal como una vulnera-
ción del contrato social originario, aquel por el que los hombres
habrían pactado unas reglas de convivencia elementales para evi-
tar el exterminio recíproco. Al romper la norma, un sujeto dueño
de su voluntad y, en consecuencia, responsable, no tenía excusa de
ninguna clase. Naturalmente, de semejante concepción solo po-
día derivarse un castigo exclusivamente retributivo o expiatorio,
destinado a que el transgresor pagara su delito sin detenerse en la
condición personal del autor o en las circunstancias del hecho.
La doctrina clásica se fundaba en tres supuestos: el primero, que la
distribución de los bienes se asienta en un consenso entre los hom-
bres, guiados por la racionalidad y moralmente justificado e inmu-
table; el segundo, que en una sociedad fundada en el contrato
social, los actos contrarios a la ley son comportamientos patológi-
cos e irracionales y que sus protagonistas son indignos de participar
en la vida social; y finalmente, que los criterios de utilidad son los
que permiten determinar la racionalidad o irracionalidad de un
comportamiento. Se comprende que Jeremy Bentham se propusie-
ra desarrollar una «aritmética moral» que, siguiendo un modelo
matemático, permitiese hacer el cálculo de los placeres y dolores a
partir del cual establecer el carácter positivo o negativo de una
determinada acción; considerando el valor de una acción con
capacidad de producir placer o dolor en relación·con un individuo,

75
,

76 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PATOLOGÍAS DEL ACTO 77

y comparando la tabla de placeres, por un lado, con la de los dolo- delincuencia, aunque se reveló incapaz de establecer una relación
res, por el otro, se podría concluir que, siendo la suma de los pri- causal entre las circunstancias propias del sujeto y el tipo penal
meros más relevante que la de los dolores, la acción en cuestión vulnerado. Otros positivistas biológicos, como Eysenck y Trasler,
redundaría en beneficio del sujeto. Desde la óptica utilitarista, ensayaron explicaciones en las que se mezclaban generalizaciones
la aplicación de este procedimiento también facilitaría juzgar el acerca de la naturaleza humana, con explicaciones pseudopsicoló-
alcance social positivo o negativo de una acción. gicas -sostenían la existencia en los individuos de una especie de
La revisión de la teoría utilitarista por los neoclásicos abrió la «policía interior» que operaría como un reflejo condicionado-, sin
puerta a un rápido desarrollo de la criminología, puesto que aun rechazar la influencia de la educación y el factor ambiental. Por
coincidiendo en que la sociedad está compuesta por individuos poco consistentes que pudieran parecer, las proposiciones de
adultos y libres, es decir, plenamente responsables de sus actos, Eysenck y Tasler fueron recibidas con entusiasmo en las institucio-
debían de tenerse en cuenta las circunstancias personales de aque- nes ocupadas del fenómeno criminal dado que, al poner énfasis en
llos: con la excepción de los niños, los ancianos y los afectados por la prevención ambiental y en la posibilidad de condicionar las con-
una enfermedad mental manifiesta, todos los demás habrían de ser ductas de los potenciales delincuentes, proporcionaban un amplio
considerados responsables y asumir las consecuencias de sus actos. campo de trabajo a un ejército de educadores, psiquiatras, psicólo-
Al introducir los factores circunstanciales en el examen de los he- gos, asistentes sociales y policías, más la extensa red burocrática de
chos, la escuela neoclásica introdujo también, en el ámbito de los apoyo.
tribunales, a los expertos no jurídicos, en particular a los psiquia- Émile Durkheim, que fue un crítico certero del positivismo, al
tras, al tiempo que varió el criterio acerca de la finalidad del castigo: que se le vincula habitualmente, así como de la teoría criminológica
la concepción meramente retributiva y expiatoria fue moderada con clásica, rechazaba la teoría del contrato social, que consideraba de
la incorporación de medidas rehabilitadoras tendentes a la reinser- imposible cumplimiento al involucrar a sujetos desiguales, y con-
ción social de los condenados. tradecía igualmente la opinión de Comte en cuanto este afirmaba
A la escuela positivista se le atribuye la superación de la etapa que el delito es la consecuencia de un atraso en la internalización de
precientífica de la criminología. Sus principales figuras -Garófalo, las pautas culturales. Para Durkheim, la pretendida armonía social
Ferri, Lombroso- adoptaron las premisas que en su tiempo eran era una ficción, en tanto los intereses de los individuos y los de la
tenidas por válidas para estudiar la naturaleza y el mundo físico, sociedad eran diferentes, quedando a cargo de los primeros hacer
para aplicarlas al estudio de la sociedad y los individuos; como sacrificios y renuncias costosas que estaban en el origen de las con-
corolario a la presunción de que la conducta criminal estaba ductas transgresoras, por lo que el delito debía ser considerado
sujeta a leyes causales inteligibles, los positivistas rechazaban el como un hecho ordinario y normal. En su opinión, tan solo podría
postulado clásico de que la sociedad está integrada por individuos excluirse por completo el delito en una sociedad en la que a los
libres y racionales. Para ellos, el comportamiento delictivo está individuos se les asignaran roles acordes con su naturaleza.
(pre)determinado en cada individuo, y el castigo carece de sentido Las teorías de Durkheim tuvieron mucha influencia en la socio-
al aplicarse a personas carentes de la posibilidad de optar. logía norteamericana de la primera mitad del siglo XX, donde la
A mediados de los años sesenta del siglo pasado se puso en Escuela de Chicago desarrolló una metodología empírica en la
boga, como una variante del positivismo biológico, la teoría de la que la preocupación por explicar las «conductas desviadas» estaba
combinación cromosómica XYY, cuyo antecedente se remontaba al acompañada por la crítica al funcionamiento social y, en particular,
«síndrome de Kinefeltern. Los partidarios de esta teoría tenían a la estructura urbana como «ecosistema delictivo». Para autores
la intención de identificar la base genética de la predisposición a la como Robert Merton, Cloward y Ohlin -fundadores de la crimi-
'J

78 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMI NAL PATOLOGÍAS DEL ACTO 79

nología estructural-funcionalista y que habían retomado y des- del volumen La sociedad de la vigilancia y sus criminales, 2 compila-
arrollado el concepto de Durkheim de «anomia»-, las frustracio - do por lván Ruiz Acero, que reúne veintitrés trabajos de autores
nes generadas por la desigualdad de oportunidades, y la también
desigual recompensa al esfuerzo individual, eran factores determi-
nantes en el incremento de la criminalidad.
pertenecientes al ámbito del psicoanálisis lacaniano. Se trataría de
retomar las reflexiones y comentarios de Freud sobre la delincuencia \
y sus protagonistas, y especialmente las aportaciones teóricas de
El profesor Antonio García-Pablos cita en su texto Criminología, Lacan entre 1932 y 1950, desarrollándolas y confrontándolas con
una introducción a sus fundamentos teóricos para juristas, 1 los tres las evidencias empíricas que proporcionan los casos concretos.
grandes modelos que orientan las investigaciones criminológicas
-biologicista, psicologista y sociologista- y las diferentes teorías
que se inscriben en cada uno de los citados. Se advierte que los 2
diversos intentos de explicar el fenómeno criminal para prevenirlo,
combatirlo, reducirlo e incluso suprimirlo muestran la predi- Como ha señalado Irene Greiser,3 las denominadas patologías del acto
lección por las posiciones dicotómicas: responsabilidad social y se corresponden con una descripción fenoménica ajena a las clasifica-
responsabilidad individual; causa externa y elección del sujeto; ciones psicoanalíticas, lo que no impide que sean operativamente útiles
valores sociales y cultura de la transgresión; derecho de la sociedad en la medida en que sirven para examinar ciertas formas de violencia
a defenderse; y límites y eficacia del castigo. En suma, modalidades cada vez más generalizadas en nuestras sociedades, así como de deter-
de abordar la cuestión en las que el psicoanálisis no tiene apenas minadas modalidades del pasaje al acto, y de sus consecuencias sobre
encaje. Muy atrás quedaron los intentos de Franz Alexander y la subjetividad. Se trata, en apariencia, de un viaje de ida y vuelta: la
Hugo Staub en la Alemania de los años treinta del pasado siglo subjetividad de nuestra época es proclive a la multiplicación de las dis-
para desarrollar una auténtica «criminología psicoanalítica» -en tintas formas de violencia, y el ejercicio de esta influye sobre la posi-
rigor, freudiana-, o la que hubiera deseado poner en práctica ción subjetiva de los sujetos y también del conjunto social.
en España Jiménez de Asúa. De hecho, los diversos autores -sean El enunciado anterior invita a interrogarse sobre la relación
juristas, sociólogos o del campo psi- que se dedican a esta discipli- existente entre la declinación de la figura paterna -individual- y el
na tan solo hacen menciones de pasada al psicoanálisis como una declive del discurso del amo y su fracaso para entronizarse como
más de tantas teorías que se interesan por la problemática de la padre social. Sin olvidar que una cosa es ese discurso y otra la
criminalidad, limitándose a citarlo - y a desechar sin mucho dete- vigencia del significante amo en cada sujeto. Los efectos de uno y
nimiento las posibles aportaciones- y, en alguna ocasión, a no otro no son necesariamente equiparables, toda vez que si bien se
hacerle el menor caso. Con ser cierto que el psicoanálisis no ha puede comprobar aquella declinación, en la cada vez mayor in -
desarrollado una teoría sistemática en criminología, probablemen- creencia en las instituciones que lo encarnan por parte de los
te por estar más aplicado al uno por uno y rehuir -con toda razón- gobernados, el inconsciente (salvaje) sigue perteneciendo al amo.
de la tentación de hacer sociología, es perceptible, en los últimos También es preciso examinar las diferencias perceptibles entre
años, el incremento de trabajos dedicados al tema, en paralelo lo que, en tiempos, se definía como marginalidad social con el
con la multiplicación y variedad de pasajes al acto y su relación con fenómeno que hoy se describe, eufemísticamente, como precariedad
la responsabilidad. En este sentido, hay que mencionar la edición
2 Madrid: Gredos, 2011.
3 GREISER, Irene (2009): Delito y transgresión. Un abordaje psicoanalítico de la
1
Valencia: Tirant Lo Blanc, p. 130, 1996. relación del sujeto con la ley. Buenos Aires: Grama, p. 81.

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/ 81
80 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PATOLOGÍAS DEL ACTO

y que el psicoanálisis llama desinserción. Independientemente del La multiplicación de conductas violentas protagonizadas por
término, en uno y otro caso la cuestión clave se encuentra en las niños y adolescentes -un concepto este que no fue utilizado por
diversas modalidades de hacer, o no, lazo social. Freud, que viene impuesto desde otras disciplinas y, sobre todo,
Freud denominó «angustia social» la generada por la amenaza de con una vocación clasificatoria, acentuada desde el Otro social- es
castigo por parte del Otro social, tan solo mitigada por la presencia un fenómeno cada vez más frecuente. Las crónicas de sucesos que
de un superyó capaz de interiorizar el principio de autoridad en se nutrían tradicionalmente de crímenes cometidos por adultos
cada miembro de la comunidad (otra cosa es el modo cruel y la fero- celosos, codiciosos o vengativos muestran ahora a chicos y chicas
cidad con la que ese superyó se cobra su deuda con cada sujeto). que, antes de haber alcanzado la mayoría de edad, emplean la vio-
El propio Freud advirtió, sin embargo, que ni la amenaza de castigo lencia con una naturalidad que asusta. Se agrede o se mata en
ni el reproche social eran suficientes para evitar que los hombres muchos casos sin pasar antes por la palabra; se asesina por un
dieran rienda suelta a esa «hostilidad primaria y recíproca» más gadget, por una desafección imaginaria, por la rivalidad para atraer
próxima a la concepción hobbesiana que a cualquier idealización la mirada del otro, o para «ver qué se siente». 4 Pasajes al acto
humanista. No obstante, cuando el inventor del psicoanálisis hacía aparentemente vacíos de significación, seguidos a posteriori por
este diagnóstico de la condición humana, la crisis del discurso del pueriles intentos de resignificación por parte de los autores, expli-
amo que ahora se observa en toda su agudeza era aún incipiente. caciones carentes de cualquier posibilidad de interpretación lógica
El siglo XX ha estado acompañado de un radical cuestionamiento de para las autoridades, los especialistas, para el entorno social. Por
las instituciones, por medio de las cuales el amo alimentaba la obe- ello, resulta pertinente interrogarse si «la progresiva extensión de
diencia y el sometimiento a los valores sobre los que fundaba su la violencia [ ... ] es correlativa de alguna especificidad de la subje-
dominio: la familia, la Iglesia, la escuela, las estructuras jurídico-ins- tividad de la época, o se trata más bien de una estructura particular
titucionales y, finalmente, la coacción representada por los organis- que se manifiesta en forma diferente, de acuerdo a los distintos
mos encargados de utilizar el monopolio de la violencia. El siglo XXI períodos de la historia humana». 5
aparece como la consagración del triunfo del discurso universitario, Transgresores infantiles y juveniles los ha habido siempre, y no
que se garantiza a sí mismo esgrimiendo los emblemas de la ciencia es necesariamente incompatible asociar sus actos con la especifici-
y sus aplicaciones técnicas, al precio de la desubjetivación del lazo dad de la subjetividad imperante en su tiempo, con una estructura
social. La percepción de una cierta ausencia de ley equivale a una particular que subyace en los sujetos y que tiene más que ver con
suerte de coexistencia salvaje de múltiples leyes; el orden jerárquico- esa «hostilidad primaria y recíproca» percibida por Freud, y que en
patriarcal de las religiones del Libro, portador del mandamiento cada época de la historia humana se presenta con sus propias
feroz de una sola ley, encontró en el estado moderno el brazo secu- modalidades. Hasta mediados del siglo XX, los niños -en particular,
lar que operaba como guardián de la obediencia al padre y a quienes en las zonas rurales, donde se concentraba la mayoría de la po-
comparecen como sus sustitutos institucionales. Por momentos, en blación- nacían y crecían en el seno de un grupo familiar am-
estos tiempos de hegemonía del discurso capitalista, en ciertas situa- pliado, abarcador de varias generaciones y parientes que habitaban
ciones críticas el Estado y lo que él representa parece desvanecerse en bajo el mismo techo; el destino de los hijos era incorporarse cuan-
una especie de afanisis de lo colectivo: la sociedad se psicotiza y emer-
ge una sensación de desamparo que genera angustia, y cuando la
angustia alcanza una masa crítica, se convierte en pánico: la «angus- 4 Así lo expresaron, en el año 2000, dos chicas de dieciséis y diecisiete años de
tia pánica», en expresión de Freud, ejemplificándola con la situación San Fernando (Cádiz), que asesinaron a puñaladas a una conocida de dieciséis.
de un ejército en desbandada. 5 TENDLARZ y GARCIA, op. cit., p. 15.
J

82 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PATOLOGÍAS DEL ACTO 83

to antes al trabajo para, a su vez, formar otra familia, procrear y criminal-8, en la misma medida en que la cuestión de la responsa-
continuar un ciclo tan monótono y previsible como las cosechas. bilidad se desplaza de los sujetos a las estructuras socioeconómicas;
El traslado masivo desde el campo a los núcleos urbanos, la incor- y aunque hay un cierto reconocimiento de que, en determinadas
poración de muchos niños y jóvenes al trabajo en las fábricas y la circunstancias, la «conducta desviada» constituye una elección y que
exclusión de otros muchos lanzados a las calles -un cuadro magis- sus protagonistas se reconocen en ella buscando una identidad, la
tralmente novelado por Dickens- impulsaron un incremento de la responsabilidad última del crimen radica en un ordenamiento social
delincuencia protagonizada por esos «chicos de la calle» que aten- injusto. En el período transcurrido desde que el estructural-funcio-
taban contra la propiedad y amenazaban el orden público. Los nalismo pierde influencia, y hasta la emergencia de la corriente de la
primeros tribunales de menores se crearon en el estado norteame- <<nueva criminología», cobró fuerza, en la década de los años sesenta,
ricano de Illinois en 1899, iniciándose una acción coordinada la teoría del labelling approach, que etiqueta ciertos comportamien-
entre las autoridades policiales y judiciales con movimientos cívi- tos como delictivos, estigmatizando a los supuestos autores, que a
cos que, con un discurso redentorista, colaboraban con aquellas partir de ese momento son identificados con el significante criminal.
para controlar la vida de los menores y tenerlos bajo control, y que Los representantes de esta corriente, inspirados por el llamado
en la realidad expresaban «un esfuerzo punitivo, romántico e «interaccionismo simbólico», sostenían que la calificación de ciertos
intrusivo para fiscalizar la vida de los adolescentes urbanos de clase hechos como delitos y a sus autores como delincuentes no dependía
baja y mantenerlos en su estatus de dependencia». 6 En los hechos, del hecho en sí, sino del significado que le venía atribuido por quie-
supuso un impulso decisivo para el desarrollo de la criminología nes hacían la ley; de este modo, para la imposición social de deter-
positivista, que buscaba explicar la criminalidad en causas bioló- minados valores, como «dominar los símbolos -el lenguaje-, ser
gicas, psicológicas o sociales, seguida, a partir de mediados del si- capaz de establecer definiciones, es una forma de controlar las acti-
glo XX, por las diversas escuelas funcionalistas, las sociologías del tudes igual que otras formas de control, pero más sutiles».9
delito, el naturalismo y las fenomenologías norteamericanas,
hasta el advenimiento de la que se autodenominó «nueva teoría
de la desviación». 7 A comienzos de los años setenta, apareció la 3
obra ya clásica de Walton, Taylor y Young, que significó una reno-
vación de la criminología crítica y de la crítica del derecho penal Independientemente de que el poder para etiquetar los hechos
claramente influida por el marxismo -y de la que está práctica- - tipificar, en el lenguaje jurídico- es un atributo del amo ac-
mente excluida cualquier aproximación psicoanalítica al fenómeno tualmente devenido en auténtica manía clasificatoria, los efectos
perversos del etiquetamiento, por cuanto se refiere a los sujetos

6
PLATT, Anthony (1988) : Los salvadores del niño o la invención de la delin-
cuencia. México: Siglo XXI, p. 87. 8 T1WLOR, P., WAlTON, I., y YouNG, J., op. cit. Los autores sostienen, asum ien-
7 do la premisa de que la sociedad es injusta y desigual, que «el delito es siempre ese
La noción de «comportamiento desviado» se trasladó desde la sociología
criminal a la criminología, y describe una amplísima gama de conductas, tanto comportamiento que se considera problemático en el marco de esos ordenam ien-
delictivas como meramente contrarias a los usos sociales. Es claro que quien tos sociales; para que el delito sea abolido, entonces, esos mismos ordenamientos
determina lo que constituye una desviación lo hace desde el discurso normati- deben ser objeto de un cambio socia l fundamental». Y concluyen: «Lo imperioso
vo dominante, que define los paradigmas. Sin embargo, los sociólogos ingleses es crear una sociedad en la que la realidad de la diversidad humana [... ] no esté
que desarrollaron esta teoría lo hicieron desde una perspectiva ideológica de sometida al poder de criminaliza r».
izquierdas, para combatir el positivismo, criticar el papel de los órganos de con- 9 H . Becker, citado por LARRAURI, Elena (1991): La herencia de la criminología
trol social y la práctica del labelling approach. crítica. Madrid: Siglo XX I, p. 103.
84 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PATOLOGÍAS DEL ACTO 85

concernidos por la etiqueta de delincuentes o criminales, operan tiera más de un delito y alguno de ellos fuera de los más graves. 11
en un doble aspecto: el sujeto es estigmatizado por el entorno En la exposición de motivos de la Ley se declara que «en el De-
social e institucional, dado que lleva consigo la etiqueta de delin - recho Penal de menores ha de primar [ ... ] el interés superior del
cuente donde quiera que vaya, aun esforzándose para exhibir su menor. Interés que ha de ser valorado con criterios técnicos y no
obediente retorno a la disciplina socio-normativa, o bien se reco- formalistas por equipos de profesionales especializados en el ámbi-
noce en su situación y la utiliza para reforzar su identidad, inte- to de las ciencias no jurídicas». La respuesta a los interrogantes de
grándose en el grupo con el que comparte la etiqueta. Lo que sig- cuáles son esas «ciencias no jurídicas», y quiénes los «profesionales
nifica, en una palabra, identificarse con su síntoma, en este caso en especializados» encargados de resocializar a los menores delincuen-
relación con el goce que le proporciona la transgresión. tes, revela con meridiana claridad la orientación de la Ley: las medi-
Si el etiquetamiento que se realiza desde los significantes amo a das sancionadoras deben perseguir «la concreta finalidad que las
través de los aparatos jurídico-institucionales, incluida la familia, ciencias de la conducta exigem>, lo que significa que los llamados
produce los resultados indicados, su efecto deletéreo se multiplica «equipos técnicos» que han de informar al ministerio fiscal sobre
cuando se aplica a los niños y jóvenes transgresores. 'º La Ley «la situación psicológica, educativa y familiar del menor>> actuarán
Orgánica «reguladora de la responsabilidad penal de los menores» siguiendo las teorías y técnicas cognitivas-conductuales.
aprobada en España en el año 2000 -y modificada seis años des- Hasta bien entrado el siglo XIX se condenaba a muerte -y se
pués para endurecer los castigos- eliminó la calificación de delin- ejecutaba públicamente- a niños en más de un país occidental.
cuentes sustituyéndola por la de infractores penales, expresando Y si los Estados Unidos de América no ha ratificado hasta hoy la
que la norma «tiene una naturaleza formalmente penal pero Convención de 1989 se debe a que, en ciertos Estados, las leyes
materialmente sancionadora-educativa del procedimiento y de permiten juzgar, condenar y ejecutar a menores o a quienes, sien-
las medidas aplicables a los infractores menores de edad». La Ley do mayores de edad, cometieron su delito siendo menores, o
es aplicable a los menores que cometen delitos a partir de los recluirles de por vida, dado que la citada Convención establece que
catorce años y hasta los dieciocho. Para los delitos más graves «no se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posi-
cometidos por menores de catorce y quince años (homicidios, bilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de
asesinatos, violaciones, terrorismo y pertenencia a bandas arma- dieciocho años de edad» . El texto anima a los firmantes a fijar una
das), la sanción será de internamiento en régimen cerrado de edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no tienen
uno a cinco años; si los hechos son cometidos por un menor de capacidad para infringir las leyes penales, lo que constituye en sí
dieciséis o diecisiete años, la sanción será de internamiento en ré- mismo un criterio dudoso, porque mezcla conceptos que no admi-
gimen cerrado de uno a ocho años, aunque el internamiento ten confusión. El concepto jurídico que fija la minoría de edad no
en régimen cerrado puede alcanzar los diez años para los mayo- es necesariamente equivalente a la madurez o inmadurez personal
res de dieciséis y de seis para los menores de dieciséis años si exis- de cada sujeto concernido; ni la mayoría de edad penal garantiza la

10
La Convención sobre los Derechos del Niño, suscrita en Nueva York en 11 Además del internamiento en régimen cerrado para los casos más graves,

1989, establece que «para los efectos de la presente Convención se entiende por la Ley establece una numerosa serie de castigos menos graves: amonestación;
niño a todo ser humano menor de dieciocho años de edad». ¿Niños hasta los internamiento en régimen semiabierto; internamiento en régimen abierto; inter-
dieciocho años, en plena era de la globalización, con la extensión de las redes namiento terapéutico; asistencia a un centro de día; libertad vigilada; tareas
y todos sus contenidos al alcance? Esta es, si cabe, una evidencia más de que la ley socioeducativas; tratamiento ambulatorio; permanencia de fin de semana, y la
va por detrás de la realidad social. convivencia obligada con una persona, familia o grupo educativo.
PATOLOGÍAS DEL ACTO 87
86 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

vigencia de una autonomía de la voluntad -signifique lo que signi- alcance y que la satisfacción debe ser inmediatamente colmada, a
fique esta expresión- que a su vez exima o no al sujeto de hacerse cuyo servicio está la invasión de los gadgets, los juegos virtuales,
cargo de las consecuencias de sus actos. objetos en suma con los que muchos padres tratan de combatir la
La inmensa mayoría de los comportamientos transgresores angustia de castración y que les son ofrecidos-ofrendados a los
protagonizados por menores no tienen trascendencia penal, hijos antes aún de que estos manifiesten sus deseos, está en rela-
incluidos los que son en realidad delitos y que, por diversas razo- ción proporcional a la frustración que provoca el no saber, el no
nes, quedan impunes, bien porque se los considera simples trave- tener. La mayoría de los niños y jóvenes consiguen superar este
suras, bien porque se les aplica, por parte de los adultos, un trato magma, caracterizado por la ausencia de límites, por la carencia de
benevolente y paternalista que confunde represión -una expresión referencias identificatorias, o por ambas. Sin embargo, las conduc-
con muy mala prensa- con ausencia de límites, bien porque los tas de imitación, superada la fase infantil durante la cual perdura
autores son penalmente inimputables por ser menores de catorce la confusión entre la realidad y la ficción, parecen haber encontra-
años. Sin embargo, todo esto, incluidas las normas jurídicas ten- do un terreno fértil debido, entre otros factores, al fácil acceso a
dentes a regular esas conductas, permanece en la superficie de las contenidos violentos -incluidos los referidos a agresiones sexua-
cosas. Se ignora aquello que configura una clave fundamental en el les- sin ningún control. La función de transmisión de valores indi-
abordaje de las conductas adolescentes, «que como categoría social viduales y sociales, antes depositada en los padres, la escuela y, cada
es la forma en que se sintomatiza la pubertad. Se refiere al momen- vez menos, en la parroquia, viene siendo cuestionada por el con-
to donde el sujeto se enfrenta con la falta de un saber sobre la re- sumo constante de mensajes que llegan desde el escenario virtual
lación entre los sexos bajo el imperio de un real que empuja al y que exhiben una banalización de la violencia y la muerte. Que
encuentro y donde algo debe inventarn . 12 La serie niño-púber- ciertas instituciones han dimitido de su responsabilidad en este
adolescente describe a esos sujetos que, de pronto, se vuelven tor- asunto lo demuestra el hecho de que, en España, se estima que el
pones, que tropiezan con los muebles -y con otros sujetos, unos 24% de los alumnos de la escuela primaria son víctimas del acoso
extraños llamados adultos-, porque hay un cuerpo en transforma- por parte de sus compañeros, según datos de la OMS corrobora-
ción del que no se sabe y una economía libidinal que busca un dos por estudios extraoficiales. En ese mundo en el que todo se da
camino del que tampoco se sabe. La crisis de la familia y la caída a ver, la frontera entre el pudor y el impudor se difumina, cuando
de las referencias ideales tradicionales, en particular la desvaloriza- no se borra por completo. El pasaje al acto violento puede sobre-
ción de la figura paterna, alientan la instauración de referentes sus- venir si la agresividad deja de ser tan solo una etapa necesaria en la
titutivos ante los que la desorientación de los adultos provoca afirmación del yo frente al otro y el objeto, para convertirse en
auténticos estragos. La sociedad adolescente, caracterizada por la antesala de comportamientos claramente autodestructivos -al
inmadurez, la ignorancia y una des-responsabilización generaliza- entregarse a adicciones que implican un goce mortal-, o bien diri-
da, delega en el amo por excelencia -el Otro de la ley, encarnado gidos al otro, actitudes ambas que suponen un rechazo del lazo
en la policía, los jueces, los reformatorios, el mundo psi- el supues- social o bien una forma perversa de establecimiento de esos lazos.
to saber hacer con aquello que se ha renunciado a entender. La La violencia ejecutada por niños y adolescentes asusta y desconcier-
imposición del axioma de que nada es imposible, que todo está al ta, en la medida en que los adultos encargados -supuestamente- de
explicar el porqué de esas conductas, en realidad lo ignoran todo
de sus protagonistas, en particular lo que toca a la pulsión de
12 T 1z 10, Hebe (2008): «El enigma de la adolescencia», en RECALDE, Marina
muerte y al goce. El entorno social, los amigos, las familias afecta-
(comp.): Púberes y adolescentes - Lecturas Lacanianas. Buenos Aires: Grama, p. 12. das, las instituciones mismas, reaccionan con horror ante estos

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88 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PATOLOGÍAS DEL ACTO 89

pasajes al acto, y con el mismo horror -y en ciertos casos con un nes, a veces niños, y ello sin contar con numerosísimos casos de
sentimiento de culpa más o menos soterrado por haber mirado agresiones en el ámbito familiar que no trascienden. 14 A este
hacia otro lado- cuando los menores son víctimas de los crimina- respecto, las estadísticas de la Fiscalía de Menores retratan, con
les adultos. 13
bastante fidelidad, una situación que se repite y parece ir a más: se
multiplican los casos de chicas que pegan a sus madres, de chicas
que se pegan con otras chicas, de padres que soportan agresiones
4 de sus hijos sin denunciarlas, en parte porque no quieren exhibir
la humillación que implica para ellos la pérdida de autoridad, y en
En 1994, en Manchester, dos niños de diez años asesinaron a otro parte porque pedir la intervención de las instituciones equivale a
de dos. Ese mismo año, en Madrid, dos jóvenes de dieciocho y reconocer su fracaso como progenitores. Es ilustrativo el caso de
diecisiete años asesinaron a un hombre al que no conocían, elegi- un joven de dieciocho años que intentó ahorcar a su madre con un
do al azar. En Murcia, en el año 2000, un chico de diecisiete mató cable «porque lo agobiaba»; reconoció que con su grupo de ami-
a sus padres y a su hermana -que padecía síndrome de Down- con gos «no se disparaba porque ellos no le comían la oreja», pero sí
un sable. Ya se ha citado el caso de las jóvenes Iría y Raquel, de die- con su hermano y su madre. Preguntado por qué lo hacía preci-
cisiete y dieciséis años, que asesinaron en Cádiz a una compañera samente con aquellos con quienes convivía, respondió que era
de instituto «para saber qué se siente». En julio de 2009, una niña «porque son con los que normalmente paso el tiempo». Lo fami-
de trece años, disminuida psíquica, fue violada en Huelva por siete liar, lo próximo, y al mismo tiempo lo siniestro.
chicos menores de edad, dos de ellos penalmente inimputables por Los delitos violentos protagonizados por menores, especial-
no alcanzar los catorce años; en abril de 2010, en una pequeña mente cuando van acompañados de agresiones sexuales, generan
localidad de Toledo, una niña de catorce años mató a golpes y arrojó reacciones de diverso tipo. Además del natural y más o menos
a un pozo a otra de trece, y los amigos de ambas comentaron con espontáneo rechazo que provocan en lo que Freud llamó «la sociedad
naturalidad que «en el pueblo es normal quedar para pegarse». En ultrajada» -espontaneidad generalmente alimentada y condicionada
los últimos veinte años, los episodios de violencia homicida que por la explotación del caso en los medios de comunicación-, y dando
tienen como ejecutores a niños y jóvenes, y como víctimas a sus por sentado el padecimiento de las víctimas y de sus familias, pue-
compañeros o a miembros de la propia familia, se han reprodu- den distinguirse fundamentalmente dos tipos de respuesta. La pri-
cido cada vez con más frecuencia, especialmente en los Estados mera y más primitiva es la reacción de los familiares de la víctima
Unidos, pero también en Gran Bretaña y en menor medida en que, encabezados habitualmente por la madre, exigen justicia. Un
Francia y Alemania, para citar tan solo a algunos de los países occi- reclamo que, a pesar de que no se reconozca como tal, se confun-
dentales más desarrollados. Por lo que respecta a España, hay que
señalar que, aun a gran distancia de los antes citados, ha aumenta-
do el número de delitos graves -homicidios y asesinatos, muchas 14 En 2010 se iniciaro n en Espafia 105.879 procedimientos judiciales contra

veces precedidos por violencia sexual- protagonizados por jóve- menores, un 3,93% menos que en el afio anterior, manteniéndose estable la pro-
porción de sentencias condenatorias: poco más del 90%. Los castigos impuestos
consisten principalmente en libertad vigilada, trabajos en beneficio de la comu-
13 nidad, internamiento en régimen semiabierto o simples amonestaciones. Solo en
En al año 2008, se descubrió en Amstetten (Austria) el sótano en el que casos excepcionales de delitos de sangre se aplica el internamiento en régimen
Joseph Fritzl, de setenta y tres ali.os, mantuvo encerrada durante veinticuatro años a cerrado. La criminalidad protagonizada por menores descendió en todas sus
su hija y a los hijos-nietos que tuvo con ella. También en Austria estuvo encerrada en manifestaciones, aunque obviamente el registro de un año es insuficiente para
un zulo ocho años Natascha Kampusch, que fue secuestrada cuando tenía diez. confirmar una tendencia sostenida .

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PATOLOGÍAS DEL ACTO 91
90 SOBRE LA RE SPONSABILIDAD CRIMINAL

de muchas veces con la venganza. Es muy ilustrativo al respecto un una solución taumatúrgica capaz de evitar la declinación de la
episodio ocurrido en Sevilla en marzo de 2011, cuando un juez de figura paterna-, o aquella que señala como culpable al sistema
menores absolvió de las acusaciones de homicidio y violación de educativo, conviene detenerse en las propuestas que, con mayo-
una joven de diecisiete años a un chico que, en el momento de los res pretensiones científicas, apuntan a «construir modelos que
hechos, tenía quince, aunque sí le condenó a una pena menor por integren variables de personalidad y factores biológicos con
encubrir a otros implicados. Al conocer la absolución, la madre de factores psicosociales y socioculturales» .17 Se trataría de superar
la joven manifestó públicamente que «ya no tenía fe en la justicia de la tradicional oposición entre las teorías ambientalistas, ligadas
las salas» y que tan solo «confiaba en la justicia carcelaria». Es difícil a la criminología y a la sociología criminal más clásicas, con las
expresar más claramente un deseo de vindicta pública llamando a nuevas aportaciones de la biología y los estudios genéticos, para
aplicar la ley de Lynch ante un pronunciamiento judicial considera- explicar las causas que están en el origen del «débil autocontrol»
do injusto, como parece imposible explicar a las víctimas directas o de los sujetos que cometen delitos, 18 especialmente cuando se
indirectas de un crimen atroz que casi nunca una condena -por trata de jóvenes púberes y adolescentes. Está presente en prácti-
fuerte que sea, incluso la de muerte- habrá de satisfacerles, y que camente todas estas corrientes la preocupación por lo que defi-
permanecer instaladas para siempre en el rol de víctimas les impide nen como «propensión antisocial», atribuida precisamente al
hacer el duelo por la pérdida padecida. De situaciones como la des- bajo autocontrol, y aunque difieren en cuanto al origen del
crita, en la que se ceban los medios más sensacionalistas, se aprove- mismo, todas participan de la preocupación por encontrar
chan también ciertos grupos políticos para ejercer lo que se ha dado medios para detectar lo más precozmente posible las conductas
en llamar populismo jurídico: endurecimiento de las penas, rebaja «antisociales» con el fin de intervenir a tiempo antes de que se
de la edad a partir de la cual los menores puedan ser imputados y traduzcan en delitos. La citada propensión antisocial estaría
otras similares, cuya eficacia se ha mostrado más que dudosa. caracterizada, entre otros factores, por «la baja inteligencia, altos
La segunda concierne a ese extenso conglomerado integrado niveles de atrevimiento, impulsividad, actividad y fortaleza físi-
por educadores, asistentes sociales, sociólogos, criminólogos, juris- ca» . En suma, se considera que la impulsividad de los menores,
tas y, muy especialmente, por los presuntos expertos del mundo junto con un «patrón desinhibido» de comportamiento, autori-
psi, del que las autoridades políticas reclaman explicaciones cientí-
ficas que den razón de las causas de la violencia entre los menores,
y al que se apremia para que aporte soluciones. 15 Dejando a un Estados Unidos», aunque no explicó qué método de investigación utilizó para obte-
ner conclusiones tan precisas. De ser acertada semejante hipótesis, que apela a la
lado las opiniones tópicas, como la que atribuye sin matices a la conducta imitativa de los nifios a partir de los catorce meses, y a la facilidad para
influencia de la televisión el auge de la violencia, 16 o la que insiste «interiorizar pautas de conducta violentas» - conductas que invaden los contenidos
en reclamar a los padres que actúen con mayor autoridad -como televisivos en todo el planeta- y, teniendo en cuenta que más de la mitad de la
población del globo ha nacido y crece bajo semejante influencia, actualmente se
estaría en todo el mundo en la fase hobbesiana del hamo homini lupus. Las imáge-
15 Como se ha sefialado antes, en realidad - y con los datos disponibles hasta el nes televisivas pueden desencadenar ciertas conductas violentas en sujetos estruc-
afio 2010- , en Espafia no ha habido un incremento de los delitos violentos protago- turalmente predispuestos, pero su poder no debe ser sobrestimado.
17 ALCAZAR CóRCOLES, Miguel Ángel y Bouso SAIZ, José Carlos (2008): «La per-
nizados por menores de catorce afios, aunque la percepción que tiene la opinión
pública es muy diferente, debido en buena medida a lo que la ley denomina «alarma sonalidad y la Criminología. Un reto para la Psicología», en: Anuario de Psicología
social» generada por estos hechos, claramente explotada por determinados medios. Jurídica 2008. Madrid: Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, pp. 99-111.
16 Brandon Certerwall, de la Escuela de Salud Pública y Medicina Comu- 18 Ibíd., p. 100. En términos jurídico-penales, se dice del autor de un crimen

nitaria de Washington, sostenía no hace mucho que «si no hubiera televisión, hoy que se «ha saltado los frenos inhibitorios» que operan en la mayoría de las perso-
habría 10.000 asesinatos, 70.000 violaciones y 700.000 asaltos callejeros menos en nas como un límite que les impide incurrir en pasajes al acto.
PATOLOGÍAS DEL ACTO 93
92 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

zaría a clasificarlos como propios de un «síndrome de desinhibi- Otro social como consecuencia de sus actos, eluden afrontar esa
ción cuyas dimensiones serían la impulsividad, la hiperactividad, otra responsabilidad, la subjetiva, que acaso les posibilitaría salvarse
conducta antisocial y elementos psicopáticos en el comporta- de la repetición y de quedar para siempre etiquetados (adheridos)
miento».19 al horizonte criminal.
Como quiera que, a pesar de sus esfuerzos, estas corrientes
sociológicas y psicológicas aplicadas a la criminología no pueden
exhibir para sustentar sus teorías más que generalidades, en oca-
siones basadas en muestras de alcance muy limitado, estudios
empíricos igualmente limitados y cuyos resultados son imposi-
bles de confirmar, o bien quedan atrapadas en meras tautologías,
recurren cada vez más al auxilio de las teorías biologistas y gene-
tistas. De este modo desembarcan, enarbolando la bandera de la
prevención, los estudios de neuroimagen de personas clasificadas
como violentas o con propensión a la violencia, aplicados princi-
palmente a comprobar la relación existente entre ciertas deficien-
cias funcionales y estructurales que creen percibir en los lóbulos
frontales y temporales y los comportamientos agresivos. No solo
se llevan a cabo actualmente estudios mediante tomografías de
emisión de positrones (PET), sino también otras investigaciones
mediante técnicas de neuroimagen funcionales, utilizando to-
mografías computarizadas por emisión de fotón simple (SPECT)
y estructurales por resonancia magnética, todas ellas tendentes
a explorar la relación entre las emociones y la agresividad y la
violencia.
E incluso aquellos investigadores que provienen de las discipli-
nas clásicas que estudian la criminalidad, aunque tratan de mati-
zar la rotundidad de las pretendidas conclusiones obtenidas por la
neurobiología insistiendo en la necesidad de tener en cuenta los
factores ambientales, culturales o educativos, eluden referirse a la
subjetividad de los sujetos implicados. Ni siquiera parecen tener en
cuenta ese elemento subjetivo a pesar de comprobar que muchos
menores criminales -una vez detenidos e interrogados- no mues-
tran el menor asomo de culpa o arrepentimiento por sus actos y
aunque asuman como inevitable la sanción penal que viene del

19
Ibíd., p. 102.
5. EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL

«¿El papel del psiquiatra en materia penal? No experto


en responsabilidad, sino consejero en castigo; a él le
toca decir si el sujeto es peligroso, de qué manera pro-
tegerse de él, cómo intervenir para modificarlo,
y si es preferible tratar de reprimir o de curar».

Michel FOUCAULT

La lógica perversa del sistema institucional conduce a lo peor.


Como quiera que el endurecimiento de las leyes y el funciona-
miento de los llamados centros de internamiento, 1 junto con toda
la panoplia de medidas destinadas a los eufemísticamente llama-
dos «infractores penales», no impiden que se repitan los actos cri-
minales protagonizados por menores, los responsables políticos
son cada vez más tributarios del discurso científico. Con el objeti-
vo declarado de anticiparse al acto criminal y presentados como
políticas de prevención (un significante tranquilizador), se vienen
desplegando desde hace años proyectos tendentes a lograr un
mejor y mayor control de los sujetos cuya conducta actual, o pre-
visiblemente futura, constituyen una amenaza al orden social.
Enfermos mentales, parados, extranjeros, adictos, jóvenes criados
en familias desestructuradas, o que han manifestado impul-
sos agresivos y que padecen un «bajo autocontrol», todos clasifi-
cados y etiquetados como sujetos resto -excluidos del lazo social,
desinsertados en términos psicoanalíticos- son objeto de evalua-
ciones y «terapias psicológicas basadas en la evidencia» siguiendo

1 Centros de internamiento que son, en realidad, reformatorios - un signifi-

cante que no podría ser más ajustado a la esencia del discurso del amo: reformar,
modelar a los sujetos para que se pongan obedientemente en fila.

95
96 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI E N EL PLANETA JUDICIAL 97

el modelo EBM (Evidence Based Medicine), tal y como recomen- emiten un dictamen que, con toda probabilidad, determinará el
daba el National Institute for Medica! Excellence antes citado. En futuro del candidato. Se trata de un paso más hacia la reificación de
la misma línea, dedicada a proponer medidas para «predecir», a los sujetos mediante la evaluación como sistema. Como señala
través de controles ejercidos desde la infancia, qué niños podrían Jean-Claude Milner, «la expansión de la evaluación y su carácter
llegar a convertirse en futuros delincuentes, el Instituto Nacional aparentemente irresistible no se comprenderían bien sin tener a la
de la Salud y de la Investigación Médica francés (INSERM) elabo- vista la promesa que anuncia: gracias a ella, se dice, las cosas al fin
ró un informe, en el año 2005, titulado «Trastornos de conducta en podrán gobernan>.3 Si las cosas se gobiernan solas, ironiza este
niños y adolescentes», fuertemente centrado en carencias biológi- autor, ¿por qué no gobernarían a los hombres? El político más
cas determinantes para explicar la no identificación al otro como sabio sería, entonces, aquel que explicara lo que quieren las cosas;
la ausencia de inhibición, rehusando cualquier intento de histori- el experto más serio se limitaría a traducir lo que ellas dicen; la
zación tendente a la singularización sintomática. 2 No es casualidad estrategia más prometedora tendría como programa la transfor-
la coincidencia entre la nosología citada en el capítulo anterior mación aceptada de los hombres en cosas.
-impulsividad, hiperactividad, comportamientos psicopáticos, Cuando se está -o se cree estar- en presencia de sujetos poten-
altos niveles de atrevimiento- para explicar la «propensión antiso- cialmente peligrosos para el orden social -aunque las estadísticas
cial», con el «trastorno de déficit de atención con hiperactividad» tan solo pueden proporcionar probabilidades, no certezas-, entran
(TDAH), y con el «trastorno oposicional desafiante» (TOD) que el en funcion amiento, junto con el régimen diagnóstico, los profesio-
INSERM incluye junto con el factor genético. El aspecto más pre- nales del mundo psi con las «terapias psicológicas basadas en la
ocupante del informe lo constituye, sin duda, la propuesta/suge- evidencia», haciendo las recomendaciones destinadas a los órga-
rencia de hacer un seguimiento del comportamiento de los niños nos institucionalmente competentes para clasificarlos y, eventual-
en fichas individuales, en las que quede registrado, si se ha pelea- mente, basarse en los dictámenes de los peritos para pronunciar
do, con qué frecuencia, si ha pegado, mordido o pateado, si no sentencias. Cuando los jueces deben instruir o resolver en asuntos
obedece, si no tiene remordimientos, etc., con el fin de someterles que requieren conocimientos específicos para pronunciarse acerca
- en el caso de que estén presentes estos factores de riesgo- a tra- de la inimputabilidad total o parcial de un sujeto, recurren a las
tamientos preventivos. opiniones de psicólogos y psiquiatras que, DSM-IV en mano, dic-
Se trata se evaluar a las personas, medirlas en sus aptitudes, taminan sobre la mayor o menor conciencia que el acusado tiene
conocimientos, rendimientos. Estimar su adaptabilidad a las nor- de la ilicitud del acto y de la voluntad para cometerlo. Sin embar-
mas sociales, empresariales, educativas, y, en su caso, corregir a go, como ha señalado Eric Laurent, «el DSM se quiere ateórico,
tiempo las desviaciones en potencia o en acto. Y como los evalua- pura enumeración de síndromes. A partir de la alengua4 del sínto-
dores han de ser también evaluados, y los sujetos que integran la ma, las elucubraciones de los lenguajes clínicos solo se ordenan
pirámide jerárquica en quienes recaen las decisiones son suscepti- según la serie estadística. Solo la medida de la frecuencia define la
bles de perder la objetividad, la responsabilidad última se deposita legitimidad de un fenómeno. El DSM, por su fragmentación y su
en las máquinas que, después de complejos cálculos informáticos, sola sumisión a la ley de los porcentajes, ha revelado que la clínica
procesan las respuestas obtenidas de los sujetos entrevistados y está hecha de pedazos de real que los lenguajes clónicos velan bajo

3 M 1LNER, Jean-Claude (2007): La política de las cosas. Málaga: Miguel Gómez


2Citado por LAUR ENT, Eric (2006): «Blog de notas: psicopatía de la evalua- Ediciones, p. 19.
ción», en revista El Psicoanálisis 10, p. 20. 4 La palabra «alengua» hace referenci a al silencio del síntoma.
EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 99
98 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

la coherencia del sistema». 5 El mismo Laurent cita un comentario enfermedades mentales, no se debe desatender su existencia y las
del profesor de psicología Serge Lesourd, en el que ironiza sobre el consecuencias de su empleo; e independientemente de las tenden-
alcance que puede llegar a tener el diagnóstico del «trastorno opo- cias biologizantes que buscan explicar la psicopatía por trastornos
sicional desafiante» (TOD) en relación con la definición que de él neurológicos -lesiones en el córtex frontal o disfunción de la amíg-
proporciona el DSM: «Conjunto de comportamientos negativos, dala-, el psicoanálisis puede aportar su propia mirada. A este res-
hostiles o desafiantes durante al menos 6 meses (con presencia de pecto, señala Eric Laurent que «desde nuestra perspectiva, en la
al menos cuatro criterios: se enfada, protesta a menudo contra los dimensión del otro real, el real sin ley, el psicópata, por su acción
adultos, se opone con frecuencia o rechaza las peticiones o reglas loca, no regulada, repetitiva, fuera del sentido, intratable, nos
formuladas por estos, fastidia a menudo a los demás y deliberada- recuerda la presencia de un mundo primordial anterior a la pro-
mente, hace soportar al otro la responsabilidad de sus propios hibición (ya que) el psicópata actúa del tal modo que ignora la
errores o de su mala conducta, se muestra susceptible o fácilmente prohibición y la dialéctica que le vincula a la transgresióm>. 8 Se
irritable, se enfada a menudo y está lleno de resentimiento, se trataría de observar hasta qué punto, para el psicópata, no funcio-
muestra a menudo malo o vindicativo». Con semejante definición, na esa prohibición que al resto de los sujetos protege del goce y de
escribe Lesourd, «al hacer de una oposición un trastorno (se) la angustia; él es una «figura residual donde se anudan, sin trascen-
borra toda posibilidad de captar el sentido, a veces justificado, de dencia, goce y normas fuera de toda prohibición [ ... ] el psicópata
una revuelta. Si se considera tal trastorno del adolescente a partir es el reverso del sinthome [que es] el que mantiene juntas a las dos
de una lectura social de sus signos, hubiéramos obtenido en 1970 vertientes: la vertiente significante de su envoltura formal y la
la definición del izquierdista, y en el año 2000 la definición del carga libidinal del objeto a», nos dice Laurent.
joven en dificultad». 6 Estas consideraciones suscitan, sin embargo, ciertas dudas, en
El término psicopatía y su correspondiente adjetivo, psicópata, tanto en muchos comportamientos psicopáticos están también
se deben a Emil Krapelin, y aunque parecieron quedar en desuso presentes claros rasgos psicóticos. De hecho, la afirmación de que
durante mucho tiempo y la jurisprudencia de los tribunales era el psicópata actúa en la dimensión del otro real, sin ley, que su
muy cautelosa en su utilización, han recuperado protagonismo acción es «loca, no regulada, repetitiva, fuera del sentido», remite a
tanto en los estudios e investigaciones como en la clínica. De una sintomatología psicótica. En efecto, el psicótico carece de ley,
hecho, el DSM-IV no lo incluye, aunque reparte la sintomatología mientras que el psicópata no la ignora, simplemente la desprecia,
generalmente atribuida a la psicopatía entre el «trastorno disocia!» porque uno de los rasgos más acentuados del comportamiento
y los «trastornos de la personalidad». No es un concepto comple- psicopático es el desafío consciente al orden establecido. La inopia
tamente ajeno al psicoanálisis,7 y aunque dejó de ser utilizado de las terapias cognitivo-conductuales y la insuficiencia de las cla-
durante cierto tiempo y se discute su incorporación a la lista de las sificaciones basadas en cálculos estadísticos y sus respectivas eva-
luaciones, que dejan fuera la subjetividad, vienen a confirmar que
solo la clínica del sujeto está en condiciones de proporcionar una
alternativa.
5 LAURENT, Eric (2009). «Para el encuentro americano», en: 4° Encuentro
La jurisprudencia del Tribunal Supremo español sostenía, hasta
Americano - XVI Encuentro Internacional del Campo Freudiano, convocado con
el enunciado «El síntoma y el lazo social». Buenos Aires. hace no mucho tiempo, con respecto a los procesados cuya impu-
6 LAURENT (2006), art. cit., p. 22.
7 Freud utilizó la expresión «psicopático» en un texto redactado en 1904:

Personajes psicopáticos en el teatro. Lacan la emplea una vez en la Introducción teó- 8 LAURENT, Jbíd., p 24.
rica a las funciones del psicoanálisis en criminología.

1 ~ \
100 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 10 1

tabilidad era dudosa en consideración a su salud mental, que «la 2


esquizofrenia viene siendo considerada por la ciencia médica, de
la cual la jurisprudencia debe convertirse en tributaria, como El Código Penal actualmente vigente, al precisar las circunstancias
una psicosis endógena, de un gen orgánico o cerebral, que con- que eximen de responsabilidad penal, ha sustituido la califica-
siste en la disociación intrapsíquica de la personalidad y que ción de «enajenado» por la más amplia de «anomalía o alte-
conlleva, con la ruptura entre el mundo interior del enfermo y ración psíquica» que impida al acusado comprender la ilicitud
el exterior, hondos trastornos de pensamiento y de la afectividad de su acto, aunque mantiene el concepto de «trastorno mental
y, a veces, alucinaciones o ideas delirantes y perturbaciones psi- transitorio» en el que parece englobar los estados de intoxica-
comotrices, notas que justifican sobradamente que la misma ción aguda producto de la ingesta de estupefacientes o bebidas
haya sido considerada, en ocasiones, como presupuesto de inim- alcohólicas -incluyendo los síntomas propios del síndrome de
putabilidad». Sobre los psicópatas el mismo Tribunal expresaba abstinencia- para, finalmente, referirse a quienes, «por sufrir
que «son personas con anomalías de carácter muy acentuadas alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la
que les impiden su adaptación a las normas penales y sociales infancia, tengan alterada gravemente la conciencia de la realidad».
vigentes [que ] no pueden ser incluidos propiamente en el con- Una diferencia sustancial en relación con la anterior redacción es
cepto de enajenado o semienajenado [ ... ] porque la causa de sus que el internamiento en establecimientos psiquiátricos de sujetos
desviaciones no es morbosa o patológica, sino simplemente criminales declarados inimputables -absueltos penalmente por no
psicológica o caracterológica, conservando intactas sus facul- ser responsables de sus actos- no podrá superar el tiempo de con-
tades mentales que son base y sostén de su imputabilidad [ .. . ] dena que les hubiera correspondido de ser hallados culpables. Esto
pudiendo decirse que mientras el psicópata mantiene intactos supone que, una vez cumplido ese plazo, los psiquiatras deben
sus controles intelectivos e inhibitorios o volitivos, pero no quie - informar al tribunal si estiman que el interno está en condiciones
re ni se preocupa de utilizarlos, como hacen la mayor parte de de salir en libertad sin que represente un riesgo para terceros,
las personas consideradas normales que viven en su sociedad, el aconsejar en caso contrario la prolongación de la reclusión, o
enajenado tiene su cerebro afectado en más o menos por una someter al sujeto a un régimen de semilibertad bajo control y
enfermedad, lesión cerebral o disfunción orgánica que le impide mediante la aplicación de las denominadas «medidas de seguri-
emplearlo debidamente, por lo que en la mayoría de las legisla- dad». Una consecuencia paradójica es que, de un lado, limita el
ciones penales no se considera al psicópata como un inimputa- poder de los médicos al no dejar exclusivamente en sus manos la
ble total o parcial, sino que solamente se otorga la exención o decisión de mantener a estos sujetos indefinidamente recluidos,
atenuación al psicótico». La consecuencia de esta interpretación ya que sus informes no son vinculantes para los tribunales, y al
jurisprudencia! del artículo 8 del Código Penal vigente hasta el mismo tiempo puede suponer un riesgo el poner en la calle a per-
año 1996, que empleaba los términos «enajenado» y «trastorno sonas cuya patología puede convocarles a la reincidencia. 9
mental» con las derivaciones propias de la nosología psiquiátrica,
era que quedaban -literalmente- fuera de la norma un sinnú-
mero de casos cuyo examen y la determinación de la respon- 9 Este es un asunto no resuelto y nada abstracto de política criminal, que no

sabilidad penal exigía una sutileza y precisión mayores que la se limita a los sujetos declarados irresponsables y recluidos en psiquiátricos peni-
simple clasificación entre sano, y por lo tanto responsable, o tenciarios. También delincuentes declarados culpables y condenados han aprove-
chado sus permisos carcelarios o su libertad defin itiva para cometer nuevos
loco y por consiguiente irresponsable. crímenes, debido precisamente a la ineficacia de los criterios de evaluación y el
desprecio por un tratamiento individualizado atento a la subjetividad,

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102 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI E N EL PLANETA JUDICIAL 103

A partir de 1999, el Tribunal Supremo modificó su criterio con rísticas de la víctima - un humilde trabajador en la cincuentena,
respecto a la psicopatía, hasta entonces considerada una «atipia casado y padre de familia-, y especialmente la crueldad y el ensa-
caracterológica», admitiendo que se trata de un auténtico trastor- ñamiento demostrados, convirtieron en un suceso el juicio cele-
no mental. Este cambio, asumido en consonancia con la inclusión brado tres años después. En él comparecieron psicólogos, médicos
de la psicopatía en la lista de trastornos mentales y del com- forenses, un psiquiatra penitenciario, un psiquiatra forense, un
portamiento en la Clasificación Internacional de Enfermedades perito psiquiatra de la defensa y un perito psiquiatra de la acusa-
Mentales elaborada por la Organización Mundial de la Salud, ción particular. Todos ellos emitieron sus respectivos informes,
habría de tener importantes consecuencias de cara a la aplicación que luego ratificaron - y en algún caso rectificaron- ante el tribu-
de las circunstancias eximentes o atenuantes de la responsabilidad nal, quedando de manifiesto una diferencia sustancial entre los
en los delitos cometidos por sujetos diagnosticados como psicópa- dictámenes de los psicólogos y los de los psiquiatras con respecto
tas. La eliminación de la expresión «enajenado» del Código Penal al diagnóstico clínico del acusado mayor de edad, el único que pos-
y su sustitución por la de «cualquier anomalía o alteración psíqui- teriormente recurrió la sentencia alegando, entre otras cosas, su
ca» simplifica la tarea de los jueces, en tanto que para determinar estado de enajenación. En tanto que los psiquiatras y médicos
la responsabilidad de un sujeto lo primero que deben preguntarse forenses lo definieron como un psicótico, los psicólogos diagnos-
es si el acusado está en condiciones de comprender la ilicitud del ticaron un trastorno psicopático de la personalidad -que el sujeto
hecho y de actuar conforme a esa comprensión. «Es esta - explica utilizaba para fingirse loco- pero que era perfectamente conscien-
la jurisprudencia- una definición de la imputabilidad que pone te de la ilicitud de su acción. 10 Ambos jóvenes fueron condenados
prudentemente el acento en la mera aptitud del sujeto para ser por asesinato alevoso con la agravante de ensañamiento, además
motivado por la norma, al mismo nivel que lo es la generalidad de de por robo y conspiración para asesinar, aplicándose al de dieci-
los individuos de la sociedad en que vive, y, a partir de esa motiva- siete años la circunstancia atenuante de minoría de edad.
ción, para conformar su conducta al mensaje imperativo de la De juego de rol expresa la sentencia del tribunal que «consiste
norma con preferencia a los demás motivos que puedan condi- en la recreación de un mundo imaginario en el que cada uno de los
cionarla». Tributarios, como se declaran, «tributarios de la ciencia jugadores interpreta a un personaje a quien se le asignan determi-
médica» (y psicológica), los jueces se entregan al mundo psi para nadas pautas de actuación, sometidas en último término a la direc-
dictar las sentencias que eximan por completo de responsabilidad ción del responsable de la actividad lúdica [ ... ] función asumida
a los procesados, o bien reducir las condenas cuando las anomalías en muchas ocasiones por el procesado [de mayor edad]».
psíquicas no sean de tal magnitud que les impidan «comprender la Y de la relación entre ambos jóvenes se hace constar que «tenían
ilicitud del hecho y actuar conforme a esa comprensión>>. una gran amistad y una relación de dependencia afectiva y cierta
La aplicación en la práctica de la doctrina de los tribunales y sus simbiosis y de sumisión del menor con respecto al mayor». Relata
consecuencias puede examinarse plasmada en dos casos crimina- la sentencia que el acusado Javier Rosado «había ideado una especie
les relativamente recientes acaecidos en España. de rol llamado Razas, al cual venían jugando un reducido grupo de
En 1994, dos jóvenes -uno de dieciocho años, Javier Rosado, amigos; la peculiaridad de Razas consiste en dividirlo todo en
y el otro de diecisiete- ejecutaron en Madrid un asesinato, pre-
viamente programado en forma de juego de rol, con una víctima
10 En su artículo «Motivos del crimen paranoico: el crimen de las hermanas
elegida al azar. Este pasaje al acto criminal desde un juego de orde-
Papin», publicado por primera vez en la revista Minotaure (n° 3), de diciembre de 1933,
nador, eludiendo toda mediación simbólica, la edad y condición Lacan ya había advertido que la simulación, alegada por ciertos sujetos para explicar su
social de los asesinos -estudiantes, de clase media-, y las caracte- comportamiento, no excluye q ue este sea por ello menos típicamente mórbido.
104 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 105

determinados arquetipos que representan una parte de la persona- Se repite aquí una paradoja que aparece constantemente en estos
lidad de una persona, inspirados en ocasiones en ciertas publicacio- casos, en los que la crueldad y el salvajismo del hecho criminal
nes como libros de terror, ciencia ficción , cómics, vídeos; pero - difundidos y amplificados por los medios, casi sin excepción-
siempre impregnados los personajes por la violencia, el terror, el aviva el ánimo de venganza colectiva. De un lado, se pide que caiga
odio, las armas y la muerte. El procesado [ ... J decidió superar tanto sobre el acusado «todo el peso de la ley»; un peso que nunca será
la forma lúdica documentada en fichas, como la de la escenifica- suficiente para satisfacer a quienes confunden la justicia con la ley,
ción, para materializar en el mundo de la realidad física un plan y que abre el camino sin fin de los reclamos de endurecimiento de
consistente en dar muerte a una persona»; lo que efectivamente las penas; y de otro, no se admite que el criminal sea declarado
hicieron el 30 de abril de 1994, después de haber comprado unos loco, en tanto ese diagnóstico obliga a los jueces a pronunciar un
guantes de látex, proveerse de sendos cuchillos y deambular por un veredicto absolutorio, que para las víctimas y el coro de vengado-
barrio de Madrid hasta que eligieron a su víctima. res espontáneos es inaceptable en la medida en que confunden
El contenido de la sentencia muestra que el tribunal, además de exención de responsabilidad con inocencia. «Cualquier cosa,
juzgar la capacidad de los acusados para «comprender la ilicitud r menos loco», proclaman, recurriendo a la figura del monstruo, del
del acto y actuar conforme a esa comprensión», optó por asumir el perverso constitucional, para explicar comportamientos como el
dictamen de los psicólogos, que estimaron que Javier Rosado del austríaco Joseph Fritzl, de setenta y tres años, que mantuvo a su
padecía un trastorno de la personalidad (psicopatía), rechazando hija encerrada en un sótano durante veinticuatro años, junto con
que se tratase de un psicótico. Esta decisión permitió condenar al los hijos-nietos que había tenido con ella.
acusado mayor de edad sin aplicación de ningún atenuante, exclu- ¿Una decisión oportunista de un tribunal más atento a la posi-
yendo así la absolución por aplicación de la eximente completa de ble reacción de una opinión pública -y publicada- ante una sen-
responsabilidad derivada de un diagnóstico de locura. Admitir que tencia absolutoria, que al rigor de los dictámenes periciales? En
se trataba de un psicótico hubiera supuesto absolverlo penalmente cualquier caso, ello no impide que, independientemente de los
y recluirlo en una psiquiátrico penitenciario, con un efecto prác- motivos por los que los jueces optaran por sostener su decisión en
ticamente similar a un encierro carcelario, pero no es difícil con- los informes de los psicólogos, se pueda examinar más detenida -
jeturar que si el tribunal se inclinó por la condena, y no por la mente un posible diagnóstico de psicosis de este sujeto. Una clave
absolución, se debió muy probablemente a la presión de los la proporciona la misma sentencia, cuando describe la naturaleza
medios de comunicación y a la alarma social despertada. En efec- del juego de rol como «la creación de un mundo imaginario» en el
to, la expresión absolución, con la carga desculpabilizadora que que los personajes se asignan determinadas pautas de actuación,
inevitablemente conlleva para la mayoría de la gente, hubiera «materializándose en fichas de papel en las que aparecen registra-
resultado inaceptable en relación con la premeditación y la fe - das todo tipo de informaciones, así como de experiencias surgidas
rocidad exhibida por los asesinos, la edad y condición social de en la actividad y las peculiaridades de cada personaje. Después del
estos y la azarosa elección de una víctima humilde e indefensa. ti crimen, Rosado escribió estos hechos en un relato y confeccionó
una ficha para el juego de Razas dándole el nombre de la víctima
del asesinato a una imagen de una persona gruesa que portaba una
11 La sentencia describe cómo, durante el forcejeo con la víctima, el sujeto bolsa, y a la que se indicaba que le faltaban las cuerdas vocales. La
perdió el cuchillo con el que ya le había inferido diversas heridas, por lo que «per- narración del episodio escrita por el asesino dice textualmente:
sistiendo en el propósito de seccionarle la garganta, introdujo su mano derecha y
«Habíamos estado afilando cuchillos, preparándonos los guantes y
luego las dos en la herida del cuello, realizando desgarros en los tejidos, cartíla-
gos, incluso metió la mano en la boca .. . ». cambiándonos. Elegimos el lugar con precisión [ .. . J Se suponía

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106 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 107

que yo era quien debía cortarle el cuello. Yo sería quien matara a la otra opinión, en no pocas ocasiones influido por consideracio-
primera víctima. Era preferible atrapar a una mujer, joven y boni- nes extrajurídicas. 12
ta (aunque esto último no era imprescindible, pero sí saludable), a
un viejo o a un niño [ ... ] Una viejecita que salió a sacar la basura
se nos escapó por un minuto, así como dos parejitas de novios 2
(¡maldita manía de acompañar a las mujeres a sus casas!) [ ... ]Vi a
un tío andar hacia la parada de autobuses. Era gordito y ma- El segundo de los casos paradigmáticos es el suceso acaecido en el
yor, con cara de tonto. Se sentó en la parada [ ... ] El plan era año 2003 en la Fundación Jiménez Díaz-Clínica de la Concepción,
que sacaríamos los cuchillos al llegar a la parada, le atracaría- de Madrid, cuando la doctora Noelia de Mingo, de treinta y cuatro
mos y le pediríamos que nos ofreciera el cuello (no tan directa- años, atacó con un cuchillo al personal del centro y a diversos
mente, claro). En ese momento, yo le metería el cuchillo en lagar- pacientes, causando tres muertes e hiriendo a otras cuatro personas.
ganta y mi compañero en el costado. La víctima llevaba zapatos Ocultando el cuchillo bajo su bata, Noelia sorprendió a las vícti-
cutres y unos calcetines ridículos. Era gordito, rechoncho, con una mas, en unos casos por la espalda y en otros de frente, e incluso
cara de alucinado que apetecía golpearla, y una papeleta imagina- remató a una de ellas después de haberla dejado malherida. El
ria que decía: quiero morir. .. ». recorrido homicida por los pasillos de las unidades 33 y 43 acabó
No ha habido lugar para lo simbólico en el comportamiento cuando la agresora fue reducida en la zona de los quirófanos por
de este sujeto, cuyo diagnóstico está más próximo a la esquizo- un auxiliar y dos celadores.
frenia que a un pretendido trastorno de la personalidad. Ni Examinada por los psiquiatras forenses, estos dictaminaron
siquiera puede armar un delirio para defenderse de la invasión que «la naturaleza de la enfermedad padecida por la acusada es la
de goce, dirigida a lo real-corporal, sin que nada opere como un pérdida de la identidad, el sujeto no es el mismo. Piensa que es real
obstáculo a la realización de sus deseos. En este, como en los lo que le ocurre. Las ideas patológicas le hacen pensar que son sus
demás procesos penales, la sentencia no la firman los peritos, propios compañeros los que le van a perjudicar. Además no tiene
sino los miembros del tribunal. Pero ¿quién decide realmente el conciencia de enfermedad [ ... ] Tiene delirios y alucinaciones que
destino de los sujetos enjuiciados? Comentando la evolución del vive de forma real. Todos los médicos, pacientes y enfermeros eran
derecho penal, Lacan y Cénac citaban los Juicios de Dios de la actores que simulaban y la estaban perjudicando y también esta-
Edad Media y la doble instancia a la que los sujetos se veían some- ban perjudicando a su familia. Con esta patología la inteligencia de
tidos. La secularización de las sociedades occidentales parece Noelia, la lógica y la capacidad de respuesta, no se perdía para
haber sustituido aquella doble instancia por otra fórmula en la otros temas o vivencias. Es decir, tenía conservadas sus capacida-
que el derecho, como primera (supuesta) garantía del procesa- des volitivas e intelectivas para determinadas actividades cotidia-
do, no puede no contar con el discurso psi. El hecho de que el nas. Se produce una pérdida del yo pero tiene capacidad intelectiva
dictamen de los expertos no sea vinculante para el juez resulta, adecuada. Lo que tiene afectado es el juicio de la realidad. Por ello,
en los hechos, una posibilidad más bien teórica. En el mejor de puede afirmarse que la anomalía o alteración psíquica que sufría
los casos, el juez o el tribunal disponen de más de un dictamen
pericial, de modo que el lenguaje jurídico desplegado en la sen-
tencia estará revestido y se sostendrá en explicaciones científicas
12 Javier Rosado ha tenido un buen comportamiento durante su encarcela-
aportadas por los especialistas, lo que no impide al mismo tri- miento, ha acabado la licenciatura que había comenzado antes del crimen y com-
bunal -facultado para valorar las pruebas- inclinarse por una u pletado otra, y actualmente está en régimen de semilibertad.
108 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 109

Noelia no le impedía el conocimiento y la comprensión de la uti- temores que suscitaba su estado y el peligro que suponía su
lización en la ejecución de medios, modos o formas que tendían mantenimiento en el hospital, sin que aquellos tomaran medida
directamente a asegurar la ejecución del hecho sin el riesgo que, alguna. La información de la que disponían sus jefes acreditaba:
para su persona, pudiera derivar de la defensa del ofendido, tal y 1) que Noelia no hacía guardias, ni se relacionaba con otras
como es definida la alevosía en el Código Penal». personas; 2) que no acudía a las sesiones clínicas pese a ser obli-
El tribunal, a resultas de esos informes y desechando los ar- gatorias para los residentes; 3) que el jefe del servicio había deci-
gumentos de algunas de las acusaciones particulares -dirigidas dido que Noelia tan solo viese a pacientes nuevos, porque «era
a probar que la agresora no tenía completamente anuladas las donde menos daño podía hacen>; 4) que dejaba en blanco las
«capacidades de querer y conocer»-, decidió aplicar la eximente historias clínicas a su cargo; y 5) que se reía sin sentido y «escri-
completa de responsabilidad por padecer la acusada una «esquizo- bía» informes tecleando frente a un ordenador apagado. Y aun-
frenia tipo paranoide con delirios de persecución y alucinaciones». que no se les pueda atribuir a esas personas una responsabilidad
La sentencia de junio de 2006 la absolvió de los tres delitos de ase- in eligendo, dado que la contratación de Noelia era una decisión
sinato, cuatro delitos de tentativa de asesinato y otro de lesiones de las autoridades del centro, sí deberían hacerse cargo de las
graves, y se acordó la medida de seguridad consistente en su «inter- consecuencias de no haber ejercido adecuadamente la responsa-
namiento en un centro psiquiátrico penitenciario por un tiempo bilidad in vigilando.
máximo de veinticinco años, no pudiendo abandonar el estableci-
miento sin autorización del tribunal». En suma, se la declaró jurí-
dicamente irresponsable. 3
Tanto el fiscal como las acusaciones particulares reclamaron,
además, que fuera declarada «responsable civil subsidiaria» la Declarar no responsable al sujeto e internarle en un psiquiátrico
Fundación Jiménez Díaz-Clínica de la Concepción y como «respon- equivale a privarle de cualquier entidad civil, cercenar toda posibi-
sable civil directa» la aseguradora Mapfre, peticiones a las que acce- lidad de establecer un lazo social no patológico. ¿Es esa perspecti-
dió el tribunal de cara a las indemnizaciones fijadas en la misma va mejor para él que juzgarle, condenarle y que cumpla la pena en
sentencia para las víctimas. Expresa el fallo que «no cabe duda de una prisión ordinaria, en la que nada impide que reciba un trata-
que la Fundación Jiménez Díaz debe responder de forma subsi- miento adecuado? En su Tratado sobre el padre, Pierre Legendre ha
diaria del pago de las indemnizaciones [ ... ] no solo porque la señalado la encrucijada en la que se encuentran los especialistas del
acusada se encontraba en el hospital como médico residente de 3er mundo psi -en particular, los psiquiatras- cuando deben compa-
curso y trabajaba con contrato de la citada Fundación, sino tam- recer a dictaminar acerca del estado mental de un acusado. «En el
bién porque por los responsables de esta [se refiere a la agresora] trasfondo -escribe este autor- la evocación de la relación entre la
se conocía su estado y situación y no se adoptó medida alguna psiquiatría y su sello institucional permite poner el dedo sobre lo
tendente a evitar un resultado que en cierta medida era previsible más delicado: la imposibilidad, para el psiquiatra, de asumir el
y evitable». estatuto de simple experto científico en un proceso criminal. ¿Por
¿Quiénes tenían la obligación de prever y la posibilidad de qué? Esencialmente porque la psiquiatría, incluso científicamente
evitar este suceso trágico? Aquí reside otra cara de la responsa- concebida y practicada, no puede disponer del poder de transfor-
bilidad -en este caso, objetiva- que apunta a los superiores de mar la cuestión de la causa última del crimen en un discurso dirigi-
Noelia, a quienes otros empleados del centro médico habían do al juez que se reduciría a la exposición de un diagnóstico. Esto
informado de la situación de la residente, advirtiendo de los es lógicamente imposible, ya que, en verdad, el psiquiatra se dirige

1. /--
110 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL MUNDO PSI EN EL PLANETA JUDICIAL 111

también al inculpado, y su experiencia toma para este el peso de atención adecuada a su diagnóstico. Es más, la experiencia mues-
una palabra». 13 tra que el encierro carcelario opera en numerosos casos como un
Una palabra que con-nota. La cuestión que se plantea es si esa factor de pacificación, y a pesar de que en la mayoría de los proce-
palabra puede favorecer la subjetivación de la responsabilidad, sos criminales y en el posterior tratamiento de los condenados el
independientemente del pronunciamiento del juez. La experiencia psicoanalista no parece ser tenido muy en cuenta. En 1950 Lacan
clínica muestra que una psicosis no invalida necesariamente en el acertaba al plantear que, en determinadas circunstancias, si el suje-
sujeto la conciencia de hacer el mal, y de desear hacerlo. En pala- to encuentra a otro que escuche, este pueda «con el expediente de
bras de Legendre, «un juez, en nuestras sociedades impregnadas de la transferencia dar entrada al mundo imaginario del criminal, que
doctrinas psi, queda perplejo ante la facultas deliberandi del incul- puede ser para él la puerta abierta a lo real». 15 En este punto,
pado, el poder de deliberar consigo mismo concedido al inculpado. teniendo en cuenta tanto el tiempo transcurrido desde la publica-
Pues todo psiquiatra puede demostrar que la conciencia del carácter ción de la Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en
ilegal del acto o de la omisión acompaña a menudo al acto homi- criminología, como el propio desarrollo del pensamiento de Lacan,
cida consumado por psicóticos comprobados». 14 En los Estados no es posible abordar la contribución del psicoanálisis a la crimi-
Unidos, se estima que alrededor del 25% de la población carcela- nología sin incorporar los tres registros e indagar cómo se anudan
ria está formada por sujetos diagnosticados como psicópatas, la en la mente criminal. Criticaba Lacan en la misma Introducción
inmensa mayoría de los cuales -los que no sean ejecutados- pasa- que en los procedimientos judiciales y en el posible tratamiento del
rán el resto de su vida o la mayor parte de ella en prisión. Esto es sujeto criminal después de la condena no se contara con los psi-
así porque la política criminal imperante en la mayoría de los coanalistas, cuando este es «el único que posee una experiencia
Estados de la Unión ha abandonado, prácticamente, la rehabilita- dialéctica del sujeto (que ) resuelve un dilema de la teoría crimino-
ción individual y la reinserción social de los condenados como lógica: al irrealizar el crimen no deshumaniza al criminal». Este
objetivo del castigo, a diferencia de la casi totalidad de los Estados trabajo, que en opinión de Serge Cottet pertenece al período
de la Unión Europea, en los que no solo ha sido eliminada la pena «sociológico» del Lacan pre-estructuralista, muestra la influencia
de muerte sino también la condena a prisión de por vida. Aunque en el psicoanálisis del ambiente reinante en la posguerra y a los
es evidente que en toda sociedad existen sujetos cuyas patologías problemas a los que se enfrentaba entonces la sociedad francesa en
-incluso cuando existan dudas acerca de un diagnóstico preciso- particular; la misma expresión «irrealizar el crimen» sin deshuma-
les convierten en un peligro para los demás, el etiquetamiento nizar al criminal, la remite Cottet a esa misma época, marcada por
como enfermos antes que como criminales, teniendo en cuenta el el existencialismo sartriano. 16 No hay duda de que el desarrollo
tipo de tratamientos a los que son sometidos en esa condición cla- posterior del pensamiento de Lacan -en particular, con la intro-
sificatoria, guiados por las técnicas cognitivo-conductuales -y en ducción del concepto de plus de gozar y del objeto a- ha propor-
los casos más graves apoyados simplemente en los fármacos-, lejos cionado nuevos instrumentos teóricos aplicables al examen tanto
de favorecer un posible reintegro de estos sujetos al entramado de las tradicionales como de las nuevas modalidades del pasaje al
social, lo dificultan. Las cárceles no son necesariamente peores acto, y por extensión a la responsabilidad criminal.
que los manicomios, si en ellas el condenado puede recibir una
15
LACAN y CÉNAC (1989): Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis
13 en criminología, en: LACAN, Jacques: Escritos I. México: Siglo xx1, p. 127.
LEGENDRE, Pierre (1994): Lecciones VIII. El crimen del cabo Lortie. Tratado 16 CüTTET, Serge (2011 ): «Criminología lacaniana», en Ru1z ACERO, Iván
sobre el padre. México: Siglo XXI, p. 57.
14
Ibíd., p. 58. (comp.): La sociedad de la vigilancia y sus criminales, op. cit., p. 29.

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6. LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE

«El momento del pasaje al acto es el de mayor embarazo


del sujeto [ ... ] Es entonces, cuando desde allí donde se
encuentra - a saber, desde el lugar de la escena en la que
como sujeto fundamentalmente historizado, puede única-
mente mantenerse en su estatuto de sujeto- se precipita y
bascula fuera de la escena».

Jacques LACAN

La violencia, que se manifiesta a través de episodios que asumen la


forma de pasajes al acto, y que se muestra por medio de una mul-
tiplicidad y pluralidad de modalidades, pone de manifiesto la
estrecha relación con la subjetividad de la época. Originado duran-
te el siglo XIX, en la época de auge de las teorías criminológicas,
el concepto se introdujo en el campo psicoanalítico a comienzos
del siglo XX, enriqueciéndose notablemente con las aportaciones de
Lacan, sobre todo a partir de su tesis De la psicosis paranoica en sus
relaciones con la personalidad, y posteriormente con la diferencia-
ción de las modalidades del pasaje al acto definidas como «críme-
nes del Súper-Yo», «crímenes del Ello» y «crímenes del Yo», una
clasificación que no siempre admite límites claros entre una y otra
dado que, en determinados casos, aparecen solapadas características
atribuidas a las diferentes tipologías. De todos modos, la diferen-
cia establecida en función del elemento subjetivo -es decir, a las
motivaciones de los sujetos protagonistas- no ha perdido vigencia
aun cuando resulte instrumentalmente insuficiente ante la emer-
gencia de nuevas formas de criminalidad, que parecen encajar más
adecuadamente en la categoría de crímenes de goce: crímenes
inmotivados -vaciados de significación, por oposición a los de
113
114 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE 115

utilidad-; asesinatos de masa; los serial killers, que eligen a sus víc- ca» a consecuencia de la cual «no puedan comprender la ilicitud
timas y las matan con cierta periodicidad hasta que les atrapan; y del hecho o actuar conforme a esa comprensión». También está
más recientemente spree killers, 1 caracterizados por matar sin solu- eximido de responsabilidad quien, al tiempo de cometer el delito,
ción de continuidad a cuantos se cruzan en su recorrido homicida. esté bajo los efectos de una «intoxicación plena por el consumo de
Antes se ha dicho que el derecho no desconoce lo que significa el alcohol o drogas estupefacientes, y cuando, por sufrir «alteraciones
goce y el plus de goce, aunque no emplee estos conceptos. Es más, la en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alte-
función principal del derecho consiste en regular, poner límite al rada gravemente la conciencia de la realidad». He aquí la esencia de
goce, algo que puede comprobarse a través de múltiples ejemplos. lo que la doctrina jurídico-penal y la práctica jurisprudencia! sos-
Resulta interesante observar cómo el derecho penal traduce en tér- tienen acerca del binomio responsabilidad/irresponsabilidad, apli-
minos jurídicos algunas de las modalidades del pasaje al acto antes cada a los transgresores. 3 Es obvio que determinar cuándo y hasta
citadas. Al reseñar las circunstancias agravantes del delito -y, como qué punto el sujeto concernido está privado de la capacidad de
consecuencia, incrementar la responsabilidad del autor-, el Código comprender la ilicitud de sus actos, sea por una anomalía o altera-
Penal español enumera en su artículo 22, entre otras, las siguientes: ción psíquica, sea por la ingesta de tóxicos, es competencia atribui-
1) la alevosía, utilizando medios, modos o formas que tiendan a da a los tribunales en el caso por caso. Y en tales situaciones, como
asegurar el resultado creando indefensión en la víctima; 2) utilizar lo dejó dicho una sentencia célebre del Tribunal Supremo, cuando
disfraz, emplear abuso de superioridad o aprovecharse de las cir- se plantea la duda acerca de la salud mental de un acusado «los tri-
cunstancias de lugar, tiempo o auxilio de terceros para debilitar la bunales son tributarios de la ciencia médica», lo que en la práctica
defensa de la víctima y asegurar la impunidad del autor; 3) ejecutar significa que -aunque téoricamente el dictamen de los peritos
el hecho mediante recompensa, o precio; 4) actuar por motivos no sea vinculante- suele operarse por los jueces una auténtica
racistas, antisemitas u otra clase de discriminación ligadas a la ideo- delegación de la responsabilidad de condenar, con o sin circuns-
logía, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nacionalidad, tancias atenuantes, o de absolver, apoyándose en el contenido de
su sexo u orientación sexual, la enfermedad que padezca o su disca- tales dictámenes.
pacidad, y el ensañamiento. 2 Es difícil no percibir en este catálogo la
huella del goce en los sujetos ejecutores de estos actos.
Por otro lado, la exención completa de la responsabilidad está razonamiento refleja la tensión gue siempre ha coexistido en el derecho penal
contemplada en el artículo 20 del mismo Código Penal, para aque- entre los partidarios de juzga r los hechos por el resultado de la acción, o bien por
llos sujetos que padecen «cualquier anomalía o alteración psíqui- la intención del autor. En el ámbito, generalmente más pacífico, del derecho civil,
también existen normas gue ponen cierto límite al goce. El artículo 42 del Código
Civil español se dice que «la promesa de matrimonio no produce obligación de
1 Spree: del inglés, juerga, parra nda. A diferencia del asesino en serie, gue se
contraerlo, ni de cumplir lo gue se hubiera estipulado para el supuesto de su no
toma su tiempo en tre uno y otro asesinato y cuyas víctimas no son producto del celebración». Pero a continuación, y con el fin de evitar gue el prometido/a arre-
azar sino de una elección, en la modalidad del spree killer el asesino mata al azar pentido/a disfrute completamente de la gozosa sensación de haberse liberado del
y sin pausa entre una y otra víctima. compromiso, dejando al despechado/a al pie del altar, en el artículo siguiente
2 El Código Penal castiga el ensañamiento, gue consiste en «aumentar delibe-
prescribe gue «el incumplimiento si n causa de la promesa cierta de matrimonio
rada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, causando a esta padecimien- [...] producirá la obligación de resarcir a la otra parte de los gastos hechos y las
tos innecesarios para la ejecución del delito», tal y como lo define el artículo 22 obligaciones contraídas en consideración al matrimonio prometido».
del Código Penal español. Se trata de una circunstancia agravante gue convierte 3 Además de las citadas, que revisten una importancia más directa en rela-
el homicidio en asesinato. Hay sentencias gue han excluido esta circunstancia ción con el tema gue se aborda en estas páginas, el Código Penal contempla igual-
agravante fundándose en gue la víctima ya estaba muerta cuando el ejecutor con- mente como exenciones de la responsabilidad la legítima defensa, el obrar en
tinuó agrediéndola, y por lo tanto no podía padecer ya ningún sufrimiento. Este estado de necesidad, por miedo insuperable, y en cumplimiento de un deber.
116 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE 117

La ley contempla aquellos casos en los que las citadas circuns- nes sociales, circunstancias en las cuales el sujeto pone en acto «lo
tancias eximentes de la responsabilidad no cumplen todos los anímico primitivo», generalmente enmascarado detrás de reivindi-
requisitos exigidos, convirtiendo aquella en una responsabilidad caciones de orden ideológico, étnicas, nacionales o religiosas.
criminal tan solo parcial. Se trata de las denominadas circunstan-
cias atenuantes, de las que interesa destacar la que se describe 2
como «obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan pro-
ducido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad La violencia machista, o de género, que otros prefieren llamar
semejante». Esta atenuante parece concebida en su origen para feminicidio -aunque este concepto tan solo sería pertinente en los
exculpar -aunque limitadamente- aquellos crímenes que en tiem- casos de muerte de la víctima de la violencia, y no cuando los
pos pretéritos, antes de que lo políticamente correcto impusiera su resultados no han sido letales-, está en el origen de la Ley de
dominio sobre el conjunto del lenguaje, se llamaban pasionales, y Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, san-
que cualquiera que sea la denominación actual tienen en común cionada en el año 2004 por el Gobierno del socialista Rodríguez
dos elementos: casi siempre la víctima es la mujer, y la mayoría de Zapatero, y que el actual Gobierno del Partido Popular ha prome-
estos pasajes al acto pueden ser incluidos entre los denominados tido revisar. Esta ley se remite a las resoluciones de las Naciones
«crímenes del Yo»; 4 ejecutados, por lo general, por sujetos <<normales», Unidas aprobadas en la Cumbre Internacional sobre la Mujer, cele-
gente corriente que carece de los recursos simbólicos para hacer brada en Pekín en 1995, en las que se considera la violencia contra
frente a aquello que se vive como una pérdida, como un signo de las mujeres un atentado contra los derechos humanos y las liberta-
fracaso o de exclusión, o como una humillación en el marco de los des fundamentales, y se asume la definición del «síndrome de
valores sociales imperantes en su medio cultural. En suma, como la mujer maltratada» como «las agresiones sufridas por la mujer
un acto hostil que le viene del Otro, aunque en ciertos casos subya- como consecuencia de los condicionantes socioculturales que
cen en este comportamiento yoico fenómenos elementales no actúan sobre el género masculino y femenino, situándola en una
detectados previamente, reveladores de la pre-existencia de una posición de subordinación al hombre y manifestadas en los tres
estructura psicótica que encuentra en el crimen el instante de su ámbitos básicos de relación de la persona: maltrato en el seno de
desencadenamiento. O bien se trata de neuróticos obsesivos que las relaciones de pareja, agresión sexual en la vida social y acoso en
han pasado por una torturante rumiación, en cuyas hiancias apa- el medio laboral». Para combatir esa situación, la norma adopta
recen imperativos homicidas que, finalmente, se imponen como una gran cantidad de medidas de protección aplicables en diversas
un fracaso de la defensa. En la categoría de «crímenes del Yo», áreas -laboral, de la seguridad social, educativa- y crea órganos
pueden incluirse también aquellos protagonizados por sujetos judiciales especializados con apoyo de unidades policiales, hacien-
normales y corrientes, cuyos actos criminales se producen en un do la protección extensible a «los menores que se encuentran den-
contexto que facilita tanto su ejecución como la impunidad, en tro de su entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta
tanto se benefician de un ambiente de desresponsabilizacl.ón gene- violencia». Sin embargo, el aspecto más polémico de la Ley es el
ralizada como el reinante en los conflictos bélicos o las convulsio- contenido del título IV, que modifica nueve artículos del Código
Penal, y que para muchos juristas es dudosamente constitucional,
teniendo en cuenta que estas modificaciones establecen un trato
4
El arrebato se define como «enajenamiento causado por la vehemencia de claramente discriminatorio por razón del sexo. En efecto, la nueva
alguna pasión, y especialmente por la ira», y la obcecación como el «ofuscamien-
redacción de los artículos del Código Penal convierte en delito
to tenaz y persistente». La característica de la obcecación es el ofuscamiento, es
decir, la «oscuridad de la razón» y la «confusión de las ideas». hechos que tenían antes la consideración de falta, con el consi-
118 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍME NES DE LA GENTE CORRIENTE 119

guiente agravamiento de las penas, cuando la víctima es una mujer 2011 se solicitaron 212.155 órdenes de protección, de las cuales
que es o ha sido esposa o pareja sentimental del agresor -aun sin 151.657 fueron acordadas por los jueces. Se pronunciaron 223.285
convivencia-, en tanto que si ha sido el hombre la víctima no se sentencias, de las cuales el 65% fueron condenatorias y el 35%
aplican estas agravantes. Aunque los datos muestran una gran des- absolutorias. Al 25% de los hombres condenados durante el año
proporción entre los muertos de uno y otro sexo -en el año 2011, 2010 se les suspendió el cumplimiento de la pena a cambio de
por ejemplo, fueron asesinadas 61 mujeres frente a 7 hombres someterse a terapia rehabilitadora, con un resultado reconocido
que murieron a manos de su pareja-, esta asimetría estadística oficialmente de entre el 50% y el 60% de «objetivos conseguidos»,
no debería funcionar como un argumento tendente a desprote- mientras que un 30% abandonó el tratamiento. En otro 20% «no
ger jurídicamente, y también a ignorar socialmente, a los sujetos se apreciaron avances», y el índice de reincidencia por este delito se
masculinos que padecen esta violencia. estima en el 10%, 5 un porcentaje que suele corresponderse con el
No obstante, la cuestión de fondo es saber si la Ley, transcurri- de aquellos en los que, incluso habiendo cumplido una sanción
dos ocho años de vigencia, ha producido los efectos esperados y penal, persiste el ánimo de venganza dirigido contra quien les
anunciados en su artículo 1, en el que se expresa que las medidas denunciara. Obviamente, de los datos citados -proporcionados
de protección reguladas tienen como finalidad la de «prevenir, san- por el Ministerio de Justicia y los diversos observatorios que hacen
cionar y erradicar esta violencia, y prestar asistencia a las vícti- el seguimiento de los casos- ninguna conclusión puede extraerse
mas». A la vista de las cifras de mujeres asesinadas anualmente, que sobre la eventual responsabilidad subjetiva que hayan podido asumir
muestran variaciones poco significativas entre un período y otro los sujetos en cuestión, ni en qué medida lo ha sido. Hay que se-
-contabilizando solo las muertes y excluyendo las agresiones no ñalar, en primer lugar, que la violencia desplegada en el ámbito
mortales-, la respuesta es negativa tanto por lo que se refiere a la afectivo - familiar o no- es un fenómeno transclínico, en cuanto
prevención como a la pretendida erradicación de la violencia de que está presente en patologías diversas, al mismo tiempo que
género, aunque sí ha tenido y tiene un papel muy importante en lo atraviesa todas las clases sociales.
que se refiere a la concienciación del conjunto de la sociedad sobre Son los delitos cometidos «por el vecino de al lado», el mismo
esta forma de violencia, y ha puesto en el primer plano la cuestión que saluda en la escalera y al que la gente ve como uno más, o que
de las posiciones femenina y masculina en el lazo social. Si bien no saluda y del que se oyen las peleas domésticas, pero en cualquier
como consecuencia de las campañas institucionales han aumenta- caso alguien «normal», cuyo pasaje al acto siembra la perplejidad
do las denuncias por malos tratos por parte de las mujeres, un sig- en el barrio y entre sus compañeros de trabajo. Pero como cada
nificativo porcentaje de denunciantes se retractan posteriormente homicidio alimenta la denominada «alarma social», generosamente
y no acuden a la vista judicial, con lo que las actuaciones se archi- recogida y aumentada por los medios de comunicación, la res-
van sin consecuencias para el supuesto maltratador. Es igualmente puesta de las instituciones, muy influenciadas por las asociaciones
significativa la cantidad de mujeres que transgreden las órdenes de feministas, se orienta, por una parte, al incremento de las sancio-
alejamiento dictadas contra sus potenciales agresores -parejas o nes penales para los autores de los delitos, con lo que se engaña
exparejas- retomando una relación e incluso volviendo a convi- a la opinión acerca de la supuesta eficacia disuasoria del castigo,
vir, asumiendo una situación de riesgo que no pocas veces acaba
en tragedia. Desde noviembre de 2003 y hasta finalizar 2011,
5 La premiada película de Icíar Bollaín Te doy mis ojos, independientemente
600 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Desde
de las intenciones de su directora, y aun considerando que se trata de una obra de
enero de 2007 y hasta marzo de 2011 se interpusieron 570.555 ficción, refleja fielmente el fracaso de las teorías cognitivo-conductuales en el
denuncias, y en el período que va desde el año 2006 hasta julio de abordaje de la violencia de género.
LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE 12 1
120 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

tantas veces desmentida en los hechos, mientras que arrecian las escrito mucho sobre las motivaciones que impulsan a los maltra-
campañas instando a las mujeres a denunciar hasta los menos rele- tadores y homicidas a protagonizar esa salida de la escena que
vantes episodios domésticos en los que quiera percibirse una acti- implica el pasar al acto: celos, narcisismo, apego a los roles sociales
tud potencialmente amenazante. Una consecuencia indeseable de más primitivos, venganza por agravios reales o imaginados, en
estas campañas ha sido una exagerada criminalización de la vida suma, los semblantes con los que se viste el fantasma. Una prime-
familiar, y en ocasiones la interposición de denuncias falsas con el ra mirada sugiere lo evidente. Se trataría -al menos en aquellos
fin de condicionar los resultados en procedimientos civiles, princi- casos en los que el perfil de los sujetos concernidos responde al
palmente en aquellos en los que se discuten las relaciones paterno- patrón de los neuróticos obsesivos- de un pasaje al acto que sobre-
filiales. Y en cuanto a las denunciantes que, pasado un tiempo, se viene como resultado de un recorrido interior, de elaboración y
retractan presentándose en los juzgados o en la fiscalía expresando acrecentamiento de un odio que finalmente explota y que, visto
su decisión de retirar la denuncia -lo que no es admisible por tra- desde fuera, aparece como un arrebato, algo impremeditado. En el
tarse de asuntos perseguibles de oficio, independientemente de la fondo, se trata, y así lo describe Lacan, de «la identificación ab-
voluntad de las partes- , y que luego no comparecen en el juicio, se soluta del sujeto con el a al que se reduce», 6 una identificación
ha planteado la posibilidad de imputarles un delito de desobediencia que revela el modo patológico que para él reviste el amor por el
si vulneran las órdenes de alejamiento o no acuden al juicio, con lo objeto perdido y que le lleva a asumirse como resto, víctima
que se da la paradoja de que las víctimas reales o presuntas de él mismo de la ignorancia y de la infatuación del yo. Evaporada la
malos tratos o amenazas se convierten en víctimas por partida fantasía de «ser Uno», se verifica lo insportable del goce del Otro,
doble: de aquel de quien se las quiere proteger y, al mismo tiempo, que se muestra como un enigma, y ante el cual se desata el odio
de la institución que ha de protegerlas. que se expresa en el acto, sin pasar por la palabra. Se comprueba
también hasta qué punto, en tanto que «un hombre no es otra cosa
que un significante» y como tal lo busca la mujer, mientras que
3 para el hombre la mujer sigue siendo, esencialmente, un enigma:
«hay algo en ella que escapa del discurso».7 Limitado por el goce
Este campo minado de la llamada violencia de género es, probable- fálico, el hombre cree poseer el cuerpo de la mujer que, como tal,
mente, donde más en evidencia queda la ignorancia de aquello que «no entra en la relación sexual sino como madre». 8 Precisamente
toca al goce por parte de los juristas, los movimientos feministas y por esta condición, a veces el homicida mata también a los hijos
los especialistas psi en general, pese a la evidencia de que muchas -de ella o de ambos- o, lo que es aún más cruel, solo a los hijos,
mujeres se ponen voluntariamente, y de modo más o menos in- que es el modo de dejar caer a la mujer al quitarle aquello que da
consciente, en situaciones de riesgo. La explicación tópica pero sentido a su vida. El posterior suicidio del homicida -el pasaje al
políticamente correcta que se dan a sí mismos los responsables po- acto por excelencia, para Lacan- representa la salida definitiva de
líticos, los profesionales concernidos y las asociaciones de mujeres, la escena. Aquellos que sobreviven a su crimen, las más de las veces,
confrontados a esa evidencia, elude la cuestión de fondo para cen- acuden a entregarse a las autoridades, en un gesto que no puede
trarse en la maldad intrínseca del maltratador y su capacidad para sino interpretarse como una asunción de responsabilidad objetiva
influir en la voluntad de la víctima, a quien tan solo se reprocha
-con muchos matices- su credulidad ante las protestas de reden- 6 LACAN, Jacques (2006): La angustia (Seminario 10). Buenos Aires: Paidós, p. 124.
ción, en las que suelen mezclarse declaraciones de renovado amor 7 L ACAN ( l 989a): op. cit., p. 44.
con chantajes emocionales por parte del hombre. Se ha dicho y 8 Ibíd., p. 47.
122 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE 123

merecedora del castigo legal, lo que no significa en absoluto que 4


aquella vaya acompañada de su equivalente subjetiva. En el mejor
de los casos, esta suele emerger en el trascurso del tiempo, cuan- En 1916, Freud comprobó que una buena cantidad de aquellos de
do los sujetos ya no pueden sostener sus argumentos autoexcul- sus pacientes que reconocían haber cometido actos ilícitos de dife-
patorios. rente índole y gravedad, lo habían hecho «sobre todo porque eran
José Antonio Naranjo, en un artículo en el que aborda la cuestión prohibidos y porque su ejecución iba unido a cierto alivio aními-
de la violencia y el deseo, 9 comenta que «hay sujetos masculinos co para el malhechor [que] sufría una acuciante conciencia de
cuya relación con el deseo es tan problemática, que solo mediante culpa, de origen desconocido, y [que] después de cometer una falta
la violencia pueden recuperar su deseo [... J para estos sujetos la esa presión se aliviaba».'º Esa constatación le permitió a Freud
erotización consiste en suspender al otro sobre el abismo del sufri- deducir que la conciencia de culpa preexistía a la consumación del
miento». La recuperación del deseo vendría por la expectativa de acto delictivo que, presumiblemente, debía estar en el origen de
aquella amenaza suspendida que, al plasmarse en acto, opera la aquella, una característica común en la mayoría de los transgresores,
recuperación del deseo sexual. Sujetos que, para volver a desear que le llevó a concluir que el hecho ilícito no era sino una búsque-
sexualmente al partenaire, necesitan poner en peligro la vida o al da inconsciente de castigo; y que, precisamente por implicar a tan
menos en cierto grado de riesgo a aquel. Pero ¿y este partenaire? extensa variedad de tipos delictivos y sujetos concernidos,
Dejando de lado los tópicos que insisten en la casi exclusiva res- las leyes penales estaban dirigidas principalmente a esta clase de
ponsabilidad del agresor, es común intentar dar cuenta de la posi- delincuentes, gente corriente cuyos pasajes al acto, en la mayoría
ción de sometimiento de la mujer por la vía de explicaciones de los casos, podrían encuadrarse en la tipología de los «crímenes
sociológicas -atraso cultural, tradición familiar, preservación de la del Superyó». En ella, se inscribiría la extensa gama de los deli-
unidad familiar- o psicológicas -miedo, dependencia psicológica tos de utilidad o de interés, como los dirigidos contra la propiedad,
del macho, temor por los hijos-, factores que sin duda están pre- desde el simple robo hasta las múltiples formas de fraudes, aunque
sentes en la mayoría de los casos. Es inevitable, sin embargo, para conseguir su objetivo los delincuentes incurran circunstan-
concluir que para muchas mujeres vivir «sobre el abismo del sufri- cialmente en tipos penales mucho más graves -como homicidios y
miento» es una fuente de goce, y que en no pocos casos estimula asesinatos- que a veces son parte del plan original del criminal
su propio deseo y consiente que el juego amoroso sea precedido o pero que, generalmente, resultan ser efectos sobrevenidos no pre-
realizado mediando un cierto grado de violencia. De otro lado, vistos. Sin embargo, Freud hace una salvedad en este mismo texto:
el hecho de que muchas mujeres acepten vivir «sobre el abismo del excluye de esa primera caracterización a aquellos sujetos que co-
sufrimiento» parece estar en relación con la posición histérica que meten delitos sin sentimiento de culpa, «ya sea porque no han des-
Lacan llamaba la «asunción de la privación», una ética más ligada arrollado inhibiciones morales o porque en su lucha contra la
a la privación que a los bienes, en razón de que estas mujeres esta- sociedad se creen justificados en sus actos», 11 dos circunstancias
rían consagrados a dar consistencia al Otro con su propio sufri- que en realidad no son necesariamente contradictorias u opuestas.
miento -a completarlo en su goce-, en la medida en que ese Otro En efecto, tanto si estos delincuentes que actúan sin sentimiento de
exhibe su castración.

1° FREUD, Sigmund (2000b): Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo

9 psicoanalítico. Los que delinquen por sentimiento de culpa. Buenos Aires: Amorrortu,
NARANJO, José Antonio (2005): «La violencia y el deseo». En El Psicoanálisis pp. 138-139.
8, p. 84. 11 Ibíd., p. 139.
124 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES DE LA GENTE CORRIENTE 125

culpa obedecen a un «Superyó criminógeno», como si son profe- utilización abusiva del mismo, ya que en tanto no se ha demostra-
sionales del crimen que se inscriben en una comunidad cuyo lazo do que el joven Halsmann asesinara realmente a su padre, ni que
social se anuda a través del delito, es claro que han superado cual- las citadas desavenencias supusieran una mala relación entre
quier inhibición en relación con la norma, la justificación -si es que ambos, hacer referencia al complejo de Edipo como fundamento de
la necesitan- autoexculpatoria suele ser tan variada como inane. la acusación era «ocioso», ya que «justamente por su omnipresen-
Sin embargo, la referencia a «su lucha contra la sociedad» admitiría cia, el complejo de Edipo no se presta a extraer una conclusión
otra interpretación, de tipo ideológico, acaso una alusión velada a sobre la autoría del crimen». 13 El interés freudiano por el com-
las acciones -sean individuales o de grupos minoritarios- tendentes portamiento criminal se había puesto de manifiesto en fecha tan
a subvertir el orden social, protagonizadas en tiempos de Freud por temprana como 1906, cuando dictó, en la Universidad de Viena,
el anarquismo o por ciertos nacionalismos irredentos. Estas accio- una conferencia posteriormente editada con el título «La indagato-
nes exigirían ser estudiadas, tanto por lo que ellas mismas desvelan ria forense y el psicoanálisis» en la que anticipa, claramente, su tesis
como por los sujetos protagonistas, en el marco de la relación entre sobre los que delinquen por sentimiento de culpabilidad que
los registros imaginario-simbólico-real, aunque, como se ha men- incluirá diez años después entre los tipos de carácter observados en
cionado en un capítulo anterior, la responsabilidad subjetiva viene el trabajo psicoanalítico, alertando a sus oyentes de que «pueden ser
asumida por los ejecutores desde antes de pasar a la acción, y el sen- despistados en su indagación por el neurótico que reacciona como
timiento de culpa está, en principio, excluido. si fuera culpable aun siendo inocente, porque lleva en su interior
Freud atribuía al complejo de Edipo, gracias al cual la humani- una conciencia de culpa aprontada y al acecho para apoderarse de
dad habría adquirido su conciencia moral, el origen de ese senti- cualquier inculpación determinada». 14 En esa conferencia les explica
miento de culpa que empujaba a muchos sujetos a convertirse en a los juristas lo que entonces eran los primeros descubrimientos del
delincuentes que, al poder fijar ese sentimiento en actos transgre- psicoanálisis, comparando el trabajo de los jueces de instrucción
sores de menor entidad, se protegían de la amenaza y la tentación con el de los analistas a partir de las semejanzas y diferencias entre
-para Freud siempre latentes- de retornar a los crímenes primor- los neuróticos -que no saben lo que saben, porque su secreto se
diales. Significativamente, el texto acaba con una referencia a las oculta a su propia conciencia- y los criminales, los cuales saben
posibilidades que se abrirían, en el caso de confirmarse esta moti- pero ocultan conscientemente aquello que saben.
vación en la actuación de los delincuentes, para esclarecer muchos Una observación superficial de los casos de delincuentes por
«puntos oscuros de la psicología del delincuente y proporcionar a sentimiento de culpabilidad podría llevar a la conclusión de que
la punición un nuevo fundamento psicológico».12 Esta posición estos sujetos tienen asumida su responsabilidad subjetiva por sus
centrada en el complejo de Edipo exigiría de Freud, en 1930, intro- actos incluso antes de haberlos ejecutado, y, lo que resulta paradójico,
ducir una matización al pronunciar su opinión sobre el caso de aunque nunca lleguen a ser declarados judicialmente culpables.
Philipp Halsmann, acusado de asesinar a su padre, hecho que Esta presunción, sin embargo, no puede ser admitida con carácter
según el dictamen forense estaba sustentado en las desavenencias general. También aquí se impone el uno por uno, si se tiene en
entre el hijo y su progenitor y que, por lo tanto, encontraría su res- cuenta que ese sentimiento de culpabilidad es inconsciente, lo que
puesta en la hipótesis edípica. Después de reiterar su convicción
acerca del carácter universal de este complejo, Freud critica la
13 FREUD, Sigmund (200la): El dictamen de la Facultad sobre el proceso

Halsmann. Buenos Aires: Amorrortu, p. 250.


14 FREUD, Sigm und (1999): La indagatoria forense y el psicoanálisis. Buenos
12
Jbíd., p. 139.
Aires: Amorrortu, p. 95.
126 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

explicaría la diferente respuesta que proporciona el comporta-


miento de aquellos sujetos criminales que no son psicóticos, del
que tienen los que sí lo son, confrontados con las consecuencias
de su acción. En efecto, mientras que la mayoría de los primeros 7. EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ
tienden a negar su responsabilidad-abonados al «Yo no he sido»-,
al menos en sus primeras declaraciones ante las autoridades, los
«Como una gran artista que puede destruir su obra si le
psicóticos no solo reclaman sino que frecuentemente exigen que se
place, porque un rayo de luz se la muestra imperfecta, así
les reconozca esa responsabilidad al tiempo que niegan estar men-
talmente perturbados. hice con mi hija a quien había plasmado y era mi obra».

Aurora RODRIGUEZ

En la mañana del día 9 de junio de 1933, Hildegart Rodríguez


Carballeira, de dieciocho años, fue asesinada, mientras dormía, de
cuatro disparos efectuados por su madre, Aurora Rodríguez
Carballeira, de quien aquella era hija natural, en el domicilio que
compartían en Madrid. Poco después, la parricida se presentó
acompañada de su abogado en el juzgado de guardia, donde hizo
un relato de los hechos 'y prestó declaración de manera también
voluntaria; a continuación, se ordenó su ingreso en prisión. En
respuesta a las preguntas del fiscal, Aurora manifestó que «le pro-
duda verdadero terror el que su hija, único objeto y finalidad de su
vida, apartada de la declarante y fuera de la órbita en que esta
O'
podía protegerla, defenderla y aconsejarla, fuese a caer en malas
manos y a consecuencia de su misma inocencia y bondad llegar
a ser una desgraciada y seguir una vida completamente opuesta a
la que siempre fue ideal acendrado de la declarante». 1 Hay que des-
tacar que Aurora, desde la primera confesión hecha a su abogado,
previa a la comparecencia en el juzgado, y hasta el final de sus días,

1 Citado por DOMINGO, Carmen (2008): Mi querida hija Hi ldegart. Barcelona:

Destino, p. 28. La autora de esta bien documentada obra ofrece -además del
estricto relato de los hechos- una visión extremadamente ilustrativa del contexto
social, cultural y político de la España de la época en el que vivieron las protago-
nistas del drama.

127
128 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 129

sostuvo que no padecía enfermedad mental alguna y que el asesi- características particulares de su personalidad, se halla en estado
nato de su hija había sido una acción premeditada desde hacía de peligrosidad psíquica». 2 El informe de Sacristán y Prados -rati-
tiempo. Esa tenaz negativa a aceptar que sufriera un trastorno ficado por los firmantes durante el juicio celebrado en la Audiencia
mental y a ser considerada una delincuente ha quedado reitera- Provincial de Madrid y ante el tribunal del jurado los días 24, 25 y
damente reflejada en las actas judiciales, así como en los informes 26 de mayo de 1934- sigue las pautas marcadas por los descubri-
y dictámenes periciales a los que fuera sometida después del mientos de Emil Krapelin, de quien los dos psiquiatras españoles
crimen; informes que dan cuenta de la sensación que tiene la habían sido discípulos, de tal modo que, en la vista del día 25 de
parricida de haber cumplido con un deber y de ser digna de admi- mayo, dedicada a las declaraciones de los peritos, fue posible
ración por ese acto que considera «sublime», por lo que se mues- presenciar una confrontación entre dos concepciones de la enfer-
tra completamente ajena a cualquier sentimiento de culpa. El efec- medad mental, de la normalidad y, en consecuencia, del grado de
to pacificador que en ciertos casos sobreviene a la consumación responsabilidad que podía atribuirse a la procesada, del que a su
del crimen, la confesión del mismo y la prisión, se opera aquí par- vez habría de depender la sanción penal o el internamiento en el
cialmente; en efecto, Aurora mantiene muy vivo el odio y el ánimo manicomio. El fiscal pedía una condena de treinta años de prisión
de venganza -que se muestra convencida de poder satisfacer en el para la acusada -más otro año por la tenencia ilegal del arma
futuro- contra todos aquellos a quienes considera los auténticos homicida-, sosteniendo que era plenamente responsable de sus
responsables del drama: una variada lista de personajes españoles actos, en tanto que la defensa planteó, desde el primer día, que
y extranjeros, algunos de gran relevancia pública, supuestos partí- Aurora era una paranoica a la que había que aplicar la eximente
cipes de una oscura conspiración internacional dirigida a separarla completa de responsabilidad penal.
de Hildegart, para utilizar a su hija con fines opuestos a los que Los psiquiatras Sacristán y Prados, a quienes no podía tacharse
ella, su madre, la había destinado, convirtiéndola en espía, instru- de «peritos de parte» dado que el informe que presentaron se
mento de guerra y «carne de prostitución». Durante el tiempo que redactó a petición del Juez de Instrucción, reiteraron que la enjui-
pasó en prisión (desde junio de 1933 hasta diciembre de 1934), y ciada era <mna paranoica permanente e incurable que obró sin
antes de ser trasladada al psiquiátrico de Ciempozuelos, dedicó sus lucidez de conciencia, en la más absoluta irresponsabilidad, al
esfuerzos a intentar regenerar a las demás reclusas, alternando matar a la señorita Hildegart». Procurando, a tenor de las pregun-
períodos maníacos con crisis depresivas al ver frustrados dichos tas que les formulaban el fiscal y la defensa, hacer comprensibles
propósitos regeneracionistas, a la vez que expresaba su preocupa- tanto para el jurado como para el presidente de la sala las caracte-
ción por el hecho de que las demás internas, que se reían de ella y rísticas de la paranoia, Sacristán manifestó que las convicciones
la llamaban chiflada, pudieran tomarla por loca. «inquebrantables» que exhibía la acusada eran compatibles con
La parricida fue examinada en numerosas ocasiones por los «ideas agudas y sensatas [ya que ] el paranoico, si lo que enjuicia
psiquiatras José Sacristán y Manuel Prados, primero a petición sale de la esfera de su anormalidad, puede precisar lo justo o lo
del abogado defensor y luego por orden del Juez de Instrucción. injusto de los actos humanos». Prados se extendió para explicar
Ambos médicos emitieron, en el mes de septiembre de 1933, un en qué consistían las ideas delirantes de Aurora, y cómo aquellas
informe-dictamen en cuyas conclusiones señalaban que «la proce- se encontraban en la base de su posterior conducta homicida:
sada Aurora Rodríguez padece un proceso psíquico patológico que «La idea delirante de la examinada es reformar la sociedad por pro-
corresponde a la llamada paranoia pura; el proceso patológico
psíquico que sufre la procesada es, como el enunciado de su nom-
bre indica, un proceso incurable», y que «la procesada, dadas las 2 Ibíd., p. 281.
130 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 131

cedimientos eugenésicos y con el método de la vasectomía. Este diagnóstico de los doctores Sacristán y Prados, cuya aceptación
método, aun admitiendo la regeneración de la sociedad, por la hubiera conducido a una petición de absolución de la acusada por
eugenesia, resulta inexplicable. Una de las características de la para- parte del mismo fiscal, en aplicación de lo dispuesto en el Código
noia es que los enfermos pueden exponer ideas incomprensibles Penal. A esto hay que agregar que, paradójicamente, las declaracio-
dentro de su lógica, pero no explicarlas. Por eso es comprensible nes de la acusada iban en el mismo sentido que las conclusiones de
que doña Aurora, con su idea delirante de procedimientos eugené- Vallejo Nájera y Piga de las que se sirvió el fiscal para solicitar la
sicos, mate a su hija, aunque el hecho resulte inexplicable [ ... ] insis- condena: el primer día del juicio, Aurora dijo: «La maté conscien-
timos en que la mujer que ocupa el banquillo de los acusados temente. Estoy contenta de lo que hice. Viví feliz, quiero ser vitu-
padece una paranoia permanente e incurable que ofrece peligrosi- perada y no compadecida». 6
dad social y que fue irresponsable al matar a su hija». Y agrega El tribunal del jurado necesitó menos de una hora para compa-
Prados en su declaración, refiriéndose a las deposiciones de los recer en la sala de audiencias con un veredicto de culpabilidad, que
peritos, que «los cinco doctores coincidimos en afirmar que la pro- condenó a Aurora Rodríguez Carballeira a la pena de veintiséis
cesada tiene una personalidad psicopática. Disentimos en que los años, ocho meses y un día de prisión. El día 3 de junio se cono-
peritos propuestos por el fiscal llegan solo a definir a doña Aurora cieron las primeras declaraciones de la condenada: «Celebro que
como una paranoide de las llamadas reformadoras sociales y los se me haya reconocido la responsabilidad de los actos y que no se
peritos traídos por el letrado defensor diagnosticamos a la enfer- haya querido utilizar mi obra achacándome una demencia estúpi-
ma como una paranoide». 3 da que no padezco».7
La tesis defendida por los peritos de la acusación, los doctores
Antonio Vallejo Nájera y Antonio Piga Pascual, sostenía que la acu-
sada no padecía ningún delirio ni se trataba de una paranoica, por- 2
gue el delirio tiene un origen patológico, mientras que la acción
homicida de Aurora se debía, en su opinión, al «cariño que sentía Los hechos que motivaron la condena de Aurora Rodríguez, el con-
por su hija y al ver que esta se iba con un supuesto amante, llegó al texto en el que aquellos se desarrollaron, el juicio mismo y los deba-
hecho de autos, que no es, en manera alguna una simbolización tes entre distintas concepciones jurídico-políticas-científicas que en
paranoica [ ... ] y el cariño de padres e hijos es perfectamente normal él se desplegaron, no pueden explicarse sin tener en cuenta el revul-
y natural, no siendo, por lo tanto, nada exagerado». 4 Respondiendo sivo clima de cambios que en todos los órdenes de la vida imperaba
a las preguntas del defensor, estos peritos negaron enfáticamente en la época de entreguerras en Europa, y en particular en España.
que Aurora Rodríguez fuera «una paranoica pura [ ... ] podrá ser Nacida en El Ferrol, presumiblemente en 1879, Aurora Ro-
una paranoidea, pero sin que ello influya en nada en la libertad de dríguez Carballeira era hija de una madre distante a la que nunca
ejecución del hecho y del ejercicio de las facultades mentales». 5 Al se sintió ligada, y de un padre de profesión procurador y de ideas
negar que la acusada se encontrara en un estado de enajenación liberales con quien mantuvo una relación de profundo afecto du-
mental cuando disparó contra su hija, ambos peritos le proporcio- rante toda su vida. Parece que los caracteres de la madre y del
naron al fiscal los argumentos «científicos» con los que oponerse al padre no solo eran diversos, sino incluso completamente opues-
tos: enérgica, voluntariosa e independiente ella, en tanto que él un
3 Ibíd., p. 170.
6
4
Ibíd., p. 170. Ibíd., p. 161.
7
5 Ibíd., p. 171. Ibíd., p. 192.
1 ,
132 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYO 133

hombre débil, poco voluntarioso, serio, pero leal y de convicciones poder criar y moldear de acuerdo con un proyecto que iba más allá
rígidas. La niña se crió en estrecha relación con ese padre protector, de lo individual, hasta convertirse en una propuesta de transfor-
cuyo despacho ella consideraba su verdadera casa y donde, desde mación social, y que, a medida que tomaba forma en su mente,
muy pequeña, se despertó su interés por los asuntos políticos, que tendría las características de una auténtica construcción delirante.
eran los preferidos en las reuniones del padre con sus amigos y en Después de la muerte de su madre, en 1902, Aurora se refugió en
las que a ella se le permitía participar. Por lo que se sabe de esa Galicia, donde se dedicó con devoción al cuidado de su padre, a
etapa, Aurora no alternaba con otros jóvenes de su edad, y el hecho administrar -al parecer, con bastante éxito- el patrimonio familiar
de que no acudiera a ninguna escuela -supuestamente, los padres y a devorar literalmente la biblioteca del hogar paterno, acumulan-
optaron por que recibiera la instrucción primaria en el hogar- la do una cantidad de conocimientos dispersos que le proporciona-
privaba también de hacer amistades entre quienes podrían haber ron una formación autodidacta que habría de tener una influencia
sido sus compañeros. Estas circunstancias, la instrucción extraesco- decisiva en su futuro.
lar y el autodidactismo de una parte, y el haber crecido casi exclu- Si bien Aurora había incorporado desde pequeña las ideas
sivamente en relación con personas adultas, tuvieron sin duda una librepensadoras que su padre y los amigos de este desplegaban en
influencia decisiva en la formación del carácter de Aurora, y pueden las tertulias domésticas, aquellas se fortalecieron y encontraron
haber tenido también un importante papel en el desarrollo de los una base teórica -aunque bastante incoherente- en las lecturas
acontecimientos. Parece indudable que en el politizado y liberal que hizo en aquel período y hasta el año 1914, en el que nació
ambiente reinante en el hogar paterno, la niña encontrara las con- Hildegart. Se fue perfilando en ella una ideología redentorista en la
diciones propicias para que sus fantasías y su desbordante imagina- que se mezclaban el socialismo utópico con el anarquismo, hasta
ción alimentaran una visión romántica de la libertad, de los ideales dar forma a una suerte de programa de acción que intentaría, poco
de justicia y de rebeldía contra el orden social. más tarde, llevar a la práctica. Fabulaba con la fundación de colo-
Cuando su hermana mayor tuvo un niño -resultado de una nias al estilo de los falansterios en las que se formarían hombres
relación extrarnatrimonial-, Aurora, que entonces tenía doce años, biológicamente superiores, que se multiplicarían mediante la
se hizo cargo del cuidado y la crianza del bebé, iniciándole en la reproducción familiar y luego se distribuirían por toda España. Su
música y dedicándose por completo a la criatura ante la dejación pensamiento abrevaba en las doctrinas biologistas y las teorías
de la madre, forjándose el convencimiento de que en realidad el eugenésicas que, desde la segunda mitad del siglo XIX y práctica-
niño le pertenecía. Esa ilusión se rompió cuando la madre del niño mente hasta la primera mitad del XX, mantuvieron su vigencia y de
reapareció haciéndose cargo de él, decidiendo que ella sería la im- las que, como bien señala Carmen Domingo en la obra citada, 8
pulsora de una carrera musical para la que su hijo había mostrado participaban políticos, intelectuales y científicos de las más varia-
disponer de un talento precoz. De hecho, Pepito Arriola (ese era su das orientaciones políticas e ideológicas. La declarada aversión de
nombre) obtuvo la protección de la reina María Cristina, que Aurora hacia los hombres en general, así como a mantener relacio-
costeó sus estudios, radicándose posteriormente con su madre nes sexuales, y al mismo tiempo la necesidad de recurrir a los ser-
en Alemania habiendo alcanzado fama internacional; su madre vicios de un genitor, la condujo a elegir al hombre que habría de
murió en 1945, y Pepito, enfermo y en franca decadencia, falleció embarazarla -su «colaborador fisiológico», como ella lo llamaba-
al poco tiempo en Barcelona; ni él ni su madre retomaron la rela- de ese hijo que ella iba a parir y que estaba destinado a constituirse
ción con Aurora, que nunca se recuperó de tan radical separación.
Es inevitable relacionar este episodio con la decisión de Aurora
de concebir un hijo suyo, propio de verdad, a quien imaginaba 8 Jbíd., p. 43.
134 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 135

en el modelo del hombre nuevo. Nunca se ha sabido con seguridad primero en Derecho y después en Medicina-, aunque desde los
quién fue aquel hombre con el que ella realizó el acto sexual por doce escribía y publicaba artículos sobre los más variados asuntos
tres veces -para asegurarse de que la cópula fructificara, según ella de interés político y social, en particular aquellos relativos a la
misma relató- y con el que jamás volvió a relacionarse, aunque, situación de la mujer y la sexualidad, de cuyo contenido se deduce
según su propio testimonio, no fue elegido al azar. Su convenci- la enorme influencia que habían tenido en la niña, al menos hasta
miento, entre la omnipotencia del deseo y la certeza psicótica, de entonces, las ideas de su madre.
que su hijo sería una niña, obedecía a la igualmente firme convic-
ción de que los hombres no servían para reformar la sociedad, por
lo que semejante tarea estaría en manos de las mujeres, redimidas 3
ellas mismas.
Aurora Rodríguez comenzó a poner en práctica su proyecto de Hay pocas dudas de que el ingreso en la universidad tuvo para
ingeniería social nada más comprobar que estaba esperando a su Hildegart un efecto catalizador. Aunque su madre no se separaba
hijo que, en efecto, sería una niña. Abstrayéndose del mundo exte- de ella, acompañándola a todas partes, no pudo impedir que al
rior, se dedicó exclusivamente a su cuidado personal para garanti- abrirse a otras relaciones personales y sociales la hija viera estimu-
zar que el embarazo se desarrollara en las mejores condiciones, lado su deseo de tener un protagonismo que inevitablemente la
sometiéndose a una dieta especial y sumergiéndose en agua calien- alejaría de la tutela materna. Entre los años 1926 y 1928, Hildegart
te dos veces al día; además, durante el descanso, cambiaba cada fue colaboradora habitual de la revista Sexualidad, publicando
hora de posición para evitar alteraciones en la colocación del feto. 9 numerosos artículos sobre los temas que ya había hecho suyos: la
La niña nació el 9 de diciembre de 1914 y fue bautizada dos años condición femenina, la maternidad, la procreación, la higiene
más tarde con los nombres de, Hildegart Leocadia Georgina sexual, siempre desde la óptica de los principios eugénicos; a par-
Hermenegilda María del Pilar. La simbología del primero de los tir de 1929, y hasta muy poco tiempo antes de su muerte, su pro-
nombres fue explicada por la madre: combinaba gart-jardín- con ducción intelectual fue incesante, así como sus intervenciones en
hilde -conocimiento, sabiduría-, de lo que resultaba en su traduc- actos públicos. Editó varios libros, cantidad de folletos e innume-
ción libre «jardín de la sabiduría», sin duda un modo de nombrar rables artículos, estos últimos principalmente en El Socialista y
las expectativas que ella depositaba en la niña. Aurora repitió con Renovación -órganos respectivamente del Partido Socialista
su hija el método de enseñanza que había ejercitado con aquel Obrero Español y de las Juventudes Socialistas-, y después de su
sobrino que le fue arrebatado, ciertamente con excelentes resul- ruptura con el socialismo en el periódico de tendencia anarquista
tados: empezó a hablar a los ocho meses, a identificar las letras e La Tierra. Las preocupaciones sociales de Hildegart y su proyec-
incluso a formar palabras. Antes de cumplir los cuatro años, su ción política están siempre presentes e inextricablemente unidas
madre la instruyó en otros idiomas, y fue la más precoz mecanó- en sus textos. Los libros y la mayoría de los artículos que escribió
grafa titulada por la firma de máquinas de escribir Underwood. 10 -redactados en un estilo militante, pero siempre intentando pro-
A los catorce años, habiendo acabado el bachillerato, solicitó y porcionar una base «científica» a sus argumentos- estaban dedica-
obtuvo la dispensa para ingresar en la universidad -se matriculó dos a la sexualidad, la profilaxis e higiene sexual, la maternidad y
la paternidad, e inspirados en la eugenesia y la «mejora de la raza
humana». La autora era perfectamente consciente de que la con-
9 Ibíd., p. 50.
creción de semejante programa no podía llevarse a cabo si no era
10 Ibíd., p. 52. asumido por una fuerza política que apostara realmente por un
136 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 137

cambio revolucionario de la sociedad. Sabía Hildegart que con solo que los que podía proporcionarle cualquier grupo político y, en
la difusión de las ideas a través de la prensa y de su participación en todo caso, la doble militancia (partidaria y masónica) era muy
instituciones como la Liga Mundial para la Reforma Sexual sobre común entonces. El texto que ella misma escribió y que fue editado
Bases Científicas -donde se relacionó con personajes famosos como en el Boletín de la Gran Logia Española de octubre de 1932 11 ilus-
Havelock Ellis- no era suficiente para promover el cambio social al tra muy bien la mezcla de ideas que bullían en la cabeza de la joven
que aspiraba. y que, muy probablemente, reflejaban también la confusión que la
En enero de 1929, a sus catorce años, Hildegart se había afiliado embargaba acerca de su propio deseo y, en particular, el conflicto
a la Federación Nacional de Juventudes Socialistas, de la que llegó que desde hacía cierto tiempo la enfrentaba con el deseo de ese
a ser vicepresidenta, un compromiso que provocó un primer des- Otro -amado y odiado- representado por su madre.
encuentro con su madre, que desde muy joven se sentía más pró- No es difícil identificar los pasos fundamentales que conduje-
xima al ideario anarquista, si bien el desencanto materno a este ron a Hildegart a consolidar su deseo de volar sola. El proceso de
respecto no habría de durar mucho tiempo; en efecto, el paso de separación de su madre se inició, al comienzo tímidamente, a par-
Hildegart por las filas socialistas fue tan fulgurante como efímero. tir de su paso por la universidad, donde su inteligencia y su talento
Desilusionada por lo que ella consideraba una renuncia a los prin- fueron rápidamente reconocidos, abriéndole al mismo tiempo una
cipios por parte de la dirigencia del PSOE, a la que acusó de nepo- ventana al mundo y liberándola parcialmente de la asfixiante vigi-
tismo y oportunismo por colaborar con los políticos burgueses lancia materna; continuó más decididamente -contrariando la
olvidando los compromisos programáticos, expresó pública y rei- opinión de Aurora- con su militancia política que, aunque breve,
teradamente sus discrepancias, una actitud crítica que le valió ser la proyectó como una figura pública en toda España; y finalmente,
marginada de las páginas de El Socialista a finales de 1931, y excluida el horizonte internacional que se abrió ante ella gracias a la cuan-
de cualquier protagonismo en mítines y celebraciones partidarias tiosa producción literaria en forma de libros, folletos y artículos
o del sindicato UGT. En septiembre de 1932, se dio de baja de las periodísticos en los que difundió su ideario feminista, 12 en pro de
Juventudes Socialistas. la liberación sexual y en defensa de las teorías eugénicas, que la
Aurora Rodríguez siempre se mostró contraria a la militancia relacionaron con la Liga Mundial para la Reforma Sexual sobre
política de Hildegart, a quien imaginaba como protagonista de la Bases Científicas, y con figuras del ámbito internacional como
mucho más noble y ambiciosa misión de mejorar la raza, por lo Hirschield y Havelock Ellis. Estas circunstancias constituían una
que la incorporación de su hija al Partido Federal nada más dejar amenaza de cara al control que Aurora había ejercido hasta
el PSOE debió de haberle provocado una cierta frustración, y al entonces -y que aspiraba a mantener- sobre la vida de su hija. El
mismo tiempo una relativa satisfacción por el hecho de que Hil-
degart hubiera abandonado a los socialistas -a los que Aurora des-
11
preciaba como reformistas- para comprometerse con una fuerza Ibíd., p. 237. Hildegart había elegido como nombre simbólico masónico el
de izquierdas más próxima a sus propias convicciones anarquistas. de «lris-Egle», cuyo significado es «jardín de la sabiduría». Aunque no está con-
firm ada la pertenencia efectiva de Aurora a la masonería, ella misma declaró que
A finales de ese mismo año de 1932, Hildegart hizo su ingreso en la varios miembros de la fami lia habían sido masones, y que ella también lo era, con
masonería, una organización que vivía entonces un considerable el pseudónimo «Ara Sais», que se traduce como «diosa de la verdad».
12
desarrollo en España, a través de una de las denominadas Logias A pesar de su feminismo, y de la defensa que hacía del derecho de las mu-
de Adopción, especialmente creadas para admitir mujeres, aunque jeres a Ja contraconcepción y al aborto, Hildegart se pronunció - al igual que
Victoria Kent- en contra del derecho al sufragio femenino, finalmente aprobado
subordinadas a las logias masculinas. Está claro que las aspiraciones por las Cortes, convencida de que las mujeres no estaban suficientemente educa-
de Hildegart exigían para su realización unos cauces más amplios das y que su voto se vería condicionado por la opinión masculina dominante.
138 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 139

comportamiento de Hildegart se tornaba cada vez más indepen- mente una entidad que Aurora abandonó airadamente -arrastran-
diente, y como Aurora habría de reconocer después del crimen, los do a su hija con ella- muy poco después de su creación, despechada
enfrentamientos verbales entre ambas se habían agudizado y siempre porque la mayoría de sus miembros no estaban de acuerdo con sus
giraban alrededor de lo mismo: la madre le reconvenía recordándole propuestas.
que tenía una misión que cumplir en la vida que no debía olvidar, Esta supuesta confabulación en contra de su hija tenía para Aurora
mientras que la hija reivindicaba su derecho a trazar ella misma su un alcance internacional cuyo objetivo era hacer de Hildegart una
trayectoria en la vida y no lo que otros decidieran por ella. 13 espía, una prostituta «en cuya carne se rindieran los principales
Aurora veía cómo se desmoronaba el plan que tenía trazado hombres de Estado», tal y como relató a los psiquiatras que la entre-
para hacer de su hija la encarnación de sus propios alientos mesiá- vistaron antes del juicio, repitió durante el mismo y continuó soste-
nicos, esa hija destinada a «trazar rutas nuevas a los hombres opri- niendo después. Desde el escritor H. G. Wells hasta Havelock Ellis,
midos y esclavizados», que de pronto se había convertido en una pasando por otros personajes -bien imaginarios, bien existentes
representación del mal. Frustrada su esperanza de haber engendra- pero cuyas palabras y comportamientos son para Aurora la confir-
do el modelo perfecto de la humanidad futura, les dice a los psi- mación de su condición de conspiradores-, todos quieren secuestrar
quiatras del manicomio de Ciempozuelos: «No fui escultora de a su hija para someterla a sus propósitos, unos fines últimos nunca
carne, lo fui de piedra, por eso no la llegué a cincelar». 14 definidos con precisión pero que son, en cualquier caso, la encarna-
ción del mal. Paradójicamente, en un artículo titulado «La virgen
roja» publicado en la revista The Adelphi unos pocos días antes del
4 drama, el mismo Havelock Ellis había hecho un encendido elogio de
Hildegart y de su madre, calificando a Aurora de «mujer extraordi-
naria [ ... ] lo que yo llamo las Nuevas Madres».
Paralelamente al proceso descrito, se acentuaron visiblemente en
En paralelo al despliegue de esta manía persecutoria, Aurora
Aurora Rodríguez los síntomas de una paranoia en forma de
siempre se había mostrado celosa de las múltiples relaciones que
manía persecutoria, celos y megalomanía.
Hildegart había establecido en su recorrido político e intelectual,
La sospecha de que Hildegart estaba siendo manipulada por los
unos celos atemperados quizás por el hecho de que, al menos hasta
dirigentes socialistas se convirtió para su madre en certeza cuando
entonces, madre e hija se mostraban unidas, y el reconocimiento
la hija, enfrentada públicamente con aquellos, dejó de ser tenida en
a la figura pública y al éxito de la hija se atribuían en gran medida
cuenta e invitada a participar en los actos que el partido y sus orga-
a la madre. Esta situación cambió, radicalmente, a partir del mo-
nizaciones afines realizaban, y se cerraron para ella las páginas de
mento en el que Hildegart empezó a reivindicar con mayor énfasis
El Socialista. Aurora vio esto como el resultado de una conspira-
su deseo de independencia, coincidente con la atracción sentimen-
ción contra Hildegart, a la que, según ella, se sumaban destacadas
tal que se había despertado en ella y que, según todos los indicios,
personalidades de la ciencia y la cultura, incluyendo a muchos
estaba dirigida a uno de sus compañeros del Partido Federal. Joven
que siempre habían alentado y apoyado la trayectoria de Hildegart,
-se diría que en pleno despliegue hormonal-, atractiva y de tempe-
y participado con ella y su madre en la fundación de la Liga
ramento romántico a pesar de su semblante de activista y agitadora
Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas; precisa-
social, es comprensible que Hildegart se sintiera atraída por alguno
de los tantos hombres jóvenes con los que se habría relacionado en
l3 DOMINGO, op. cit., p. 298.
su actividad política o como divulgadora del ideario feminista. En su
14 Ibíd., p. 128. momento, se citaron al menos un par de nombres como posibles
140 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 141

cortejantes de la hija, y en los días que precedieron al crimen su por ella misma, muestra una clara identificación de la niña con su
madre contó a un amigo de la familia la supuesta visita de uno padre -al que describe como «callado, de voluntad débil, nada
de aquellos pretendientes que se presentó para pedir la mano de luchador, serio, poco expresivo»- frente a la madre, mujer enérgica
Hildegart. Según el relato de Aurora, ella respondió al visitante: «Mi y voluntariosa -«con más sexo que seso»-, con quien Aurora
hija no está en el mundo para contraer matrimonio. Casarla sería nunca tuvo una buena relación, y que parece ser que tenía una
tanto como sacrificar la misión para la que ha venido a esta tierra». 15 evidente preferencia por la hija mayor, Josefa. Esta, a la que
El receptor de esta confidencia fue igualmente testigo del airado Aurora odió durante el resto de su vida y a la que describe como
rechazo de Aurora a un supuesto enamoramiento de su hija, que sucia y sexualmente promiscua, fue quien le arrebató al hijo que
estaba presente en la escena, y de la desesperación e impotencia de su hermana había criado y comenzado a educar llegando a imagi-
Hildegart para expresar ante su madre sus auténticos deseos. Para nar que era suyo. A diferencia de su madre y de su hermana,
Aurora, el hecho de que su hija le fuera arrebatada por un hombre Aurora no solo no mostró interés alguno en mantener relaciones
implicaba un doble fracaso: de ella misma, por no haber consegui- sexuales, sino que se complacía en exhibir su desprecio por aque-
do crear a la mujer perfecta, y de la criatura que había traicionado llas mujeres que se entregaban a lo que llamaba con repugnancia
su destino. «la afrenta carnal». 16 Es probable que la agresividad despertada
De acuerdo con los testimonios recogidos de lo acaecido en las por los celos y la tenaz represión de la libido se desplazaran ali-
últimas horas inmediatamente antes del crimen -corroborados mentando la utopía megalómana sobre la que Aurora empezó a
por la misma parricida en sus declaraciones posteriores-, Aurora construir su delirio. Las ideas románticas y vagamente libertarias
fingió acceder al deseo de su hija de abandonar el domicilio en el orientadas hacia una imprecisa justicia social, mezcladas con las
que ambas convivían para mudarse a otro cercano donde vivía una aspiraciones de redención del género humano, habían ido toman-
amiga de la familia. Para Hildegart se había hecho evidente que la do forma en la mente de Aurora; a ellas se sumaba la convicción,
operación de separación, imprescindible para salvarse del estrago firmemente arraigada desde pequeña, de que la misión salvífi-
materno, debía comenzar por tomar distancia física con su madre. ca debía estar liderada por las mujeres y que, en esa cruzada, ella
Para esta, ese gesto era la confirmación de su fracaso. Una última tenía la responsabilidad de engendrar y educar a quien debía
discusión entre ambas parece haber girado alrededor del significa- abanderarla.
do de ese fracaso, y de las consecuencias mortales que habría de La megalomanía y los delirios de grandeza de Aurora eran tales
acarrear para una u otra. En efecto, tal y como declaró Aurora en que se consideraba intelectualmente superior a todos quienes la
las sesiones del juicio, ella misma pensó en suicidarse, algo que rodeaban, con la excepción de su hija, a la que estimaba como una
descartó porque habría sido inútil, y porque además hubiera signi- proyección de sí misma, hasta que aquella traicionó sus expectativas.
ficado dar satisfacción a «ciertos sectores», una alusión a la supuesta La posición reivindicativa y la querulancia, 17 la inflexibilidad en la
conspiración internacional dirigida a arruinar la vida de su hija.
Convencida de que había perdido a Hildegart definitivamente, 16
Ibíd., p. 261. La expresión está recogida en el informe psiquiátrico firmado
sacrificarla era, pues, la única opción. por los doctores Sacristán y Prados.
Tanto los celos como la megalomanía estuvieron presentes en 17
La «querulancia» es una característica propia de los sujetos paranoicos, se
la vida de Aurora muy precozmente. La historización, facilitada manifiesta en la inclinación a culpar a los demás de los males reales o imaginarios
de los que se sienten víctimas, lo que les conduce a sostener una relación conflic-
tiva con las personas que les rodean y en general con el medio en el que habitual-
mente se despliega el lazo social. Instalado en la queja constante y en argumentos
1s Ibíd., p. 141. exculpatorios -dos modalidades típicas del autoengaño y de la consecuente abdi-
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defensa de sus opiniones frente a todos las demás, así como la cer- dió siempre como lógica y perfectamente explicable su acción, a
teza de estar llamada a cumplir una misión redentora, son fenóme- la que en varias ocasiones calificó de «sublime». Ella, como Ernst
nos que comenzaron a anunciarse en ella desde muy joven y que se Wagner, sobre el que trataremos a continuación, se sentía responsa-
fueron acentuando en el transcurso del tiempo. Así lo atestiguan ble pero no culpable. Esta asunción de responsabilidad iba general-
muchas personas de diversa condición que tuvieron trato con ella; mente acompañada de la afirmación de que estaba plenamente
lo confirman las propias declaraciones de Aurora durante el juicio, cuerda, y del vehemente rechazo de las opiniones que sostenían que
y así también se recoge en los informes periciales. «Tilda con los se trataba de una loca, hasta el punto de que se enfureció con sus
más groseros dicterios a personas de alto renombre intelectual o abogados defensores cuando estos, con el fin de evitar la condena
político y hace tabla rasa de los valores más firmes de nuestra penal, alegaron inimputabilidad por no ser responsable de sus actos.
sociedad. Considera que es muy difícil llegar a comprenderla, que Sin embargo, en el sujeto psicótico ese reconocimiento aparece
es una mujer superior y excepcional, que todo cuanto hace es por- viciado precisamente por el obstáculo que ofrece su condición deli-
que lo debe hacer y jamás duda ni se arrepiente de sus actos, incluso rante, en la que se sostienen -simultáneamente con la confesión del
de los más desgraciados de su vida[ ... ] Sentimiento predominan- acto- las explicaciones y justificaciones locas del mismo; una posi-
te de superioridad sobre los demás y sobre el ambiente, de su fuer- ción en la que no parece posible que funcione «el expediente de la
za, de su dominio y de sus actos. Tendencia a la sobreestimación de transferencia, que puede dar entrada al mundo imaginario del
sí misma [ ... ] Su actitud pedante, una de las cualidades esenciales criminal que puede ser para él la puerta abierta a lo real», como
de su carácter, es causa de que aparentemente su inteligencia se nos planteaba Lacan en 1950. A la negación radical de la castración se
ofrezca a un examen superficial como superior a la media normal, suma, como es habitual encontrar en los sujetos paranoicos, un fan-
cuando en realidad puede afirmarse que no sobrepasa este límite tasma literalmente blindado, extremadamente difícil de penetrar
convencional [ ... ] Ya en los años de su juventud, o quizá antes, aun cuando se pueda establecer un cierto grado de transferencia.
comienza a esbozarse su delirio de reforma de la humanidad, conse- El tribunal, ajeno a las sutilezas diagnósticas, condenó a la asesina
cuencia del cual es la actitud que la procesada mantiene en el curso como responsable del asesinato de Hildegart a la pena de veintiséis
de toda su vida de un modo constante y sin corrección alguna». 18 años, ocho meses y un día de cárcel -que equivalía a una decla-
¿Puede afirmarse que la parricida asumió su responsabilidad ración de cordura-; un pronunciamiento pocos meses después
subjetiva en el crimen? La respuesta sería afirmativa si esa respon- desvirtuado con el ingreso de Aurora en el sanatorio psiquiátrico de
sabilidad se identificase con el consiguiente -y voluntario- re- Ciempozuelos, donde permaneció hasta su muerte, en 1956.
conocimiento del hecho ante el juez, así como con la constante El diagnóstico social lo hizo el psicoanalista Ángel Garma
exigencia de Aurora de que se la considerase responsable de su pocos días después del fallo del tribunal: «La situación no ha cam-
acto, algo que suele ser habitual en este tipo de sujetos. Aurora biado -escribió-; en los tiempos actuales, los individuos psíqui-
Rodríguez Carballeira admitió desde el principio su responsabilidad camente enfermos son condenados bajo el influjo imperativo de la
en el asesinato de Hildegart; nunca abjuró de ese reconocimiento, masa [ ... ] Los culpables son aquellos cuyos conocimientos les obli-
como jamás manifestó un sentimiento de culpa. Antes bien, defen- gan a encauzar el sentir de la masa por caminos lógicos y que no rea-
lizan esta función. Más culpables aún son los que conscientemente
se apoyan en los sentimientos de crueldad de una masa, para conse-
cación de la responsabilidad- el sujeto querulante asume una posición reivindica- guir un éxito fácil, ofreciendo a dicha masa la víctima que desea». 19
tiva planteando las más variadas exigencias, en muchas ocasiones claramente
carentes de lógica, exigiendo derechos de los que, supuestamente, ha sido privado.
is Ibíd., pp. 264, 270, 271 y 272.
19 Ibíd., p. 191.
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El acto criminal de Aurora Rodríguez, e incluso el proceso marco de la psicosis, de lo que se ha calificado como crímenes
previo que condujo a ese acto, que no fue la consecuencia de un arre- inmotivados.
bato sino la culminación de una decisión meditada, son paradig- Entre los días 3 y 4 de septiembre de 1913, el maestro de treinta
máticos de lo que Jacques Lacan llamó la ferocidad del superyó. y nueve años Ernst Wagner asesinó a su mujer y a sus cuatro hijos
Demuestra hasta qué punto la función que Freud atribuyó a esta en el pueblo alemán de Degerloch, y a otras nueve personas en el
figura, la de ser el abogado de todo afán de perfección en el sujeto, no pueblo cercano de Mühlhausen, donde dejó heridos a otros once.
puede entenderse sin su reverso siniestro, a saber, el empuje al goce, El asesino provocó, además, varios incendios en esta última locali-
con su efecto devastador. Para Aurora, el ideal de perfección estaba dad, y no pudo consumar su suicidio al ser reducido por algunos
depositado -en el plano delirante- en la aspiración, que ella se pro- vecinos. Declarado irresponsable de sus actos por el tribunal que le
puso llevar a la práctica, de redimir al género humano, y para cum- juzgó, fue ingresado en el manicomio de Winnental, donde murió
plir con esa misión era imprescindible contar con un ser que encar- en 1938. La personalidad de este criminal psicótico fue exhaustiva-
nara él mismo la perfección, único modo de asegurar el éxito de la mente estudiada por el psiquiatra Robert Gaupp, quien le trató e
gigantesca tarea de regenerar la especie. Hildegart estuvo así, desde hizo un seguimiento del sujeto durante el internamiento. En tanto
antes de su nacimiento, destinada (programada) a representar ese que para Gaupp se trataba de una paranoia caracterizada por «la
papel vicario por imperativo del superyó materno, guiado por esa ley edificación de un delirio crónico y sistematizado a partir de los
insensata que excluye el deseo a fin de que no opere como barrera al sentimientos de culpa y la mala conciencia», 2º José María Álvarez
goce. De ahí que el encuentro de Hildegart con el objeto a causante sostiene que Wagner «no trenzó ningún delirio sistematizado hasta
del deseo -de su propio deseo, que nunca podría ser aceptado por su mucho tiempo después de su pasaje al acto; más que un delirio sis-
madre- marcó el punto álgido de la operación de separación inicia- tematizado se trata de un acto sistematizado y, quizás, de haberse
da por la hija. De hecho, y aunque las discusiones entre ambas muje- entregado a la edificación de un delirio de este tipo, el acto se
res no habían sido infrecuentes en los tres últimos años -particular- hubiera pospuesto definitivamente». 2 1
mente, en relación con la vocación política de Hildegart-, la situación Wagner ideó sus crímenes al menos cuatro años antes de ejecu-
hizo crisis en los días inmediatamente anteriores al crimen, cuando a tarlos, según consta en sus propios escritos y confirman las decla-
las sospechas de que la hija se había enamorado se sumó la expresión raciones posteriores a los hechos. Detrás de un semblante cargado
de la misma Hildegart -«Los hijos no son propiedad de los padres»- de arrogancia y pretendida superioridad intelectual, de este perso-
dirigida a Aurora. Semejante comentario desafiante, que era a su vez naje extremadamente puntilloso y observador de las reglas de
una manifestación decidida de la voluntad de la hija de separarse de urbanidad, fanático de lo que él entendía por la verdad y la justi-
su madre, selló su destino trágico. cia, había en realidad un megalómano asfixiado por el sentimien-

5 20 ÁLVAREZ, José María (2001): «Sobre el caso Wagner», en: GAUPP, Robert: El
caso Wagner. Valladolid: Asociación Española de Neuropsiquiatría, p. 7.
« [ ... ] si hago abstracción de lo sexual, soy de lejos el mejdr 2 1 Ibíd., p. 30. Este autor destaca la importante contribución de Robert Gaupp al
hombre que he conocido ... » desarrollo de Ja psiquiatría, en contra de las corrientes dominantes de su época,
«pues manifestó la más férrea de las oposiciones ante la visión generalizada de la psi-
Ernst WAGNER cosis como un proceso incomprensible e insistió sobremanera en que la relación con
el psicótico podía mantenerse dentro de los lindes de la empatía. En su opinión, era
El «caso Wagner», que en rigor debería ser llamado el caso de perfectamente posible desentrañar la articulación existente entre la historia del suje-
Wagner, puede ser citado como un auténtico contraejemplo, en el to y las características propias desarrolladas en el curso de la psicosis» (Ibíd., p. 9).
146 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EL CASO HILDEGART O LA FEROCIDAD DEL SUPERYÓ 147

to de culpa y abrumado por la manía persecutoria. La culpabilidad Como suele ocurrir con los sujetos psicóticos con vocación
parece haber tenido origen primero en sus prácticas onanistas, ini- literaria, los escritos de Wagner -en especial, su Autobiografía,
ciadas alrededor de los dieciocho años, para acentuarse hasta el pero también otros anteriores- proporcionan información valio-
tormento a partir de lo que él mismo definió como «actos delicti- sa para adentrarse en la mentalidad del criminal. Del contenido
vos con animales», que consumaba durante la noche en el pueblo de los textos se confirma que el sujeto había planificado los crí-
de Mühlhausen, donde trabajaba como maestro. Que tales actos de menes con al menos cuatro años de anticipación, por lo que cabe
zoofilia se realizaran en el pueblo en el que años más tarde asesi- el interrogante de si la escritura fracasó como elemento de
naría a nueve vecinos, hiriese a otros once y provocase los in- suplencia y factor estabilizador, vencidos finalmente por «la con-
cendios, tiene relación directa con la paranoia alimentada por el densación de goce depositado en el acto homicida». 24 Ernst
criminal; en efecto, Wagner estaba convencido de que las murmu- Wagner renegaba de su padre, Jakob, un alcohólico poco dado al
raciones y comentarios acerca de su persona que imaginaba que trabajo de quien decía que había heredado su condición «dege-
hacían los demás eran porque conocían aquellas aficiones aberrantes. nerada», aunque es la figura de la madre la que parece haber pre-
El asesino no solo confesó de inmediato la autoría de los hechos, dominado en su formación, ya que Jakob murió cuando Ernst
sino que también relató sus intenciones de matar a la familia de su tenía solo dos años. A esta madre se la conocía por su carácter
hermano para después suicidarse. de persona querulante, frívola y promiscua, con tendencia a la
Wagner siempre sostuvo que los asesinatos de su familia obe- melancolía y, según hace constar Gaupp, con antecedentes de
decieron a la intención de salvar a los suyos del desprecio y des- enfermedades mentales en varios miembros de su familia. Con
crédito social que habrían de arrostrar por culpa suya, es decir, semejantes antecedentes familiares, no cabe extrañarse de que
por lo que él mismo definía como «delitos sexuales» y de los que Ernst Wagner estuviera, literalmente, poseído por un ideal exa-
tenía la certeza de que eran conocidos por la gente. «Mis hijos cerbado dirigido al perfeccionamiento moral y a la defensa de la
deberían permanecer muertos [ ... ] me produce un gran dolor verdad y la justicia, y al mismo tiempo a merced de su contraca-
pensar que podrían sufrir, aunque solo fuera una mínima parte ra obscena, el empuje al goce de un superyó insaciable. Instalado
de lo que he sufrido yo», declaró. 22 El parricida jamás se retractó en su certeza psicótica, el asesino asumió, desde el mismo día de
de la afirmación de que la muerte de sus hijos era necesaria, y de su detención, la responsabilidad objetiva de sus actos -pedía que
que tales muertes estaban inspiradas en la piedad y la compasión. le condenasen a muerte y le ejecutasen-, rechazando indignado
Consecuente con esta convicción, nunca mostró sentimiento de el diagnóstico clínico que le describía como un enfermo mental
culpa alguno por esos asesinatos, en tanto que unos años después al que debía considerarse legalmente inimputable. Lo cierto es
de los hechos sí manifestó su arrepentimiento por haberse en- que el internamiento psiquiátrico favoreció una cierta pacifica-
tregado al odio y la venganza asesinando a los vecinos de ción en el sujeto, hasta que emergió un Otro al que dirigir la
Mühlhausen -al que se refería como «el pueblo causante de mi manía persecutoria, esta vez el dramaturgo de origen judío Franz
desgracia»-, de quienes afirmaba que si pudiera les devolvería la Werfel, a quien Wagner acusaba de haber plagiado sus obras.
vida. 23 ¿Construyó Wagner así un <<nuevo delirio» con el que asegurar-
se una relativa estabilización? En todo caso, esa construcción
se armó sobre la manía persecutoria enfocada esta vez hacia los
Ibíd., p. 12.
22
23
No está claro que el arrepentimiento con respecto a los crímenes de
Mühlhausen fuera completamente sincero. Al parecer, otras manifestaciones de
Wagner pocos aftos antes de su muerte lo contradicen. 24 Ibíd., p. 17.
148 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

judíos, que alcanzó su máxima expresión contemporáneamen -


te a su afiliación al nacionalsocialismo, un movimiento que de
haber sobrevivido Wagner un par de años le habría conduci-
8. LOS CRÍMENES INMOTIVADOS
do al exterminio junto con todos los demás internos del mani-
comio.25
«Yo, Pierre Riviere, habiendo degollado a mi madre, a mi
hermana y a mi hermano ... »

Michel FouCAULT

Los crímenes llamados inmotivados, que se identifican general-


mente con los crímenes del Ello, atribuidos tradicionalmente a los
sujetos esquizofrénicos, 1 admiten ser considerados desde posicio-
nes diferentes. Son inmotivados para aquellos que, desde fuera,
intentan encontrar una respuesta al pasaje al acto desde el lugar de
la explicación racional, entendida esta como sinónimo de búsque-
da de sentido. Esta mirada está condenada al fracaso en tanto el
acto del loco se caracteriza, precisamente, por la ausencia de senti-
do. Otra posición es la del sujeto protagonista del acto criminal,
para quien su acción tiene siempre una causa; una causa que resi-
de en la mente del ejecutor y que responde a la lógica propia del
pasaje al acto en la psicosis, que es algo diferente del motivo, en
cuanto este -supuestamente- permitiría explicar y enmarcar el
• hecho en los protocolos diseñados al efecto por los especialistas de
las «ciencias de la conducta», que después ilustrarán a los jueces
con sus dictámenes acerca de la responsabilidad o irresponsabili-
dad del sujeto concernido, desentendiéndose de la subjetividad. La
posición del psicoanalista, a su vez, a pesar de que la experiencia ha
mostrado que tiene un difícil encaje en el ámbito jurídico -limita-
do a determinar el grado de responsabilidad objetiva del acusado-
se dirige a restituir la subjetividad en el sujeto criminal, indepen-
25
ÁLVAREZ, José María (2011): «Sobre las relaciones del delirio y el crimen 1
SAUVAGNAT, op. cit., p. 219. Para este autor, los crímenes del Ello comprenden
a partir del caso Wagner», en: GAUPP, Robert: La sociedad de la vigilancia y sus
criminales, Madrid: Gredos, p. 196. los ejecutados por sujetos «esquizofrénicos prodómicos o hebefrénicos muy des-
organizados, donde la simbolización es muy parcial» .

149
150 SOBRE LA R ESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES INMOTIVADOS 151

dientemente del resultado estrictamente jurídico del caso y ajustán- ció el Tribunal Supremo, que ordenó el internamiento psiquiátrico
dose a su propia ética.
de Andrés durante el tiempo máximo de veinte años. Ingresado en
el módulo psiquiátrico de la prisión, el parricida protagonizó tres
2 intentos de fuga, todos ellos frustrados, y uno de suicidio, del que
no se conocen suficientes detalles para establecer el grado de deter-
El 6 de febrero de 1994, Andrés Rabadán Escobar, de veinte años, minación auténticamente letal que pudiera tener.
mató a su padre disparándole tres flechas con una ballesta. Aca- Estando recluido, cometió otro delito -cuyas características acaso
baban de comer en la cocina de la casa en la que convivían, cerca pueden servir para ilustrar mejor la patología que padece- por el
del pueblo barcelonés de Palafolls, y, según declaró después el ase- que fue juzgado y condenado a un año y medio de prisión, a no
sino, habían tenido una discusión. Mientras la víctima estaba en el comunicarse por ningún medio durante cinco años con la víctima,
suelo, Andrés le quitó una de las flechas, le puso una almohada en y a indemnizar a esta con 5.000 euros. En octubre de 2004, cuando
la cabeza y lo abrazó hasta que unos quince minutos más tarde el ya llevaba encerrado más de diez años, Rabadán envió una carta
padre expiró. Se dirigió entonces a Palafolls, donde se entregó a manuscrita y sin firma, la cual, presumiblemente, remitió con la
la policía.
ayuda de un tercero, a una auxiliar de enfermería a la que había
La anamnesis, construida en base a los antecedentes familiares y a conocido de forma circunstancial en la prisión, amenazándola con
las declaraciones del sujeto, revela que su madre se suicidó ahorcán- violarla. La misiva, cargada de injurias y con una escritura - ¿inten-
dose en su habitación cuando él tenía nueve años, que sus hermanos cionadamente?- fragmentada, frases mal construidas y con nume-
mayores se marcharon de casa y que Andrés pasaba mucho tiempo rosos errores de ortografía, fue entregada por la destinataria a las
solo. El padre se lo llevaba consigo de vez en cuando para que le ayu- autoridades, que iniciaron una investigación a partir de las sospe-
dara en su trabajo de albañil, pero su hermana Mari Carmen cuenta chas de la víctima. Los peritos calígrafos concluyeron que la carta
que Andrés «llegaba por las noches y se ponía a estudiar porque había sido escrita por Rabadán, quien negó la autoría alegando que
quería hacer otras cosas [ ... J era un chico muy solitario, odiaba a la mujer le había denunciado por despecho porque él se había rela-
todo el mundo porque se sentía rechazado». «Vivir con mi padre era cionado sentimentalmente con una compañera, también auxiliar de
un calvario», asegura la hermana. «Yo me fui porque no lo soporta- enfermería; el psiquiatra declaró que el acusado, a pesar de la enfer-
ba más», agrega, mostrándose culpable por no haber advertido que medad que tenía diagnosticada, disponía de una capacidad intelec-
su hermano «acumulaba tanto dolor» después de la muerte de la tiva suficiente como para «comprender y querer lo que hace, y la
madre. Andrés declaró en el juicio que él quería a su padre y que, en juez consideró que había pruebas suficientes corno para declararle
el instante de disparar la primera flecha, no sabía lo que hacía: oía responsable de las amenazas, desechando la posibilidad de aplicar
voces, y las voces Je guiaban. Las dos flechas siguientes las disparó con tanto una eximente completa corno una atenuada. Finalmente, en
plena conciencia, según manifestó, para que Ja víctima «no sufriera». noviembre de 2005, Andrés Rabadán se casó en la prisión de Brians
Un mes antes de cometer el crimen, el sujeto había hecho descarrilar (Barcelona) con la auxiliar de enfermería Carmen Mont.
tres trenes de cercanías en Ja comarca del Maresme. En la trayectoria carcelaria del parricida pueden percibirse dos
En el juicio al que fue sometido, la Audiencia de Barcelona con- etapas, con características bien diferenciadas, aunque entre ambas
sideró a Rabadán inimputable por haberse acreditado su «pertur- se extiende un período durante el cual el sujeto exhibe un compor-
bación» en el momento del hecho -en realidad, el diagnóstico de tamiento contradictorio. La primera etapa se prolongó desde que
los psiquiatras fue de esquizofrenia paranoide- y, en consecuencia, cometiera el crimen hasta finales del año 2004 o comienzos del
absuelto del crimen; no obstante, la sentencia definitiva la pronun- 2005, y la segunda llega hasta la fecha sin haber sufrido alteracio-
LOS CRÍMENES INMOTIVADOS 153
152 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

nes. Entre los años 1994 y 2002, Rabadán estuvo en tratamiento psi- año 2014; sin embargo, con un informe favorable de los médicos
quiátrico hasta que, según su propio relato, él mismo le pidió a la y del equipo interdisciplinario que evalúa la conducta del inter-
psiquiatra que le atendía que dejara de medicado, a lo que aquella no y su peligrosidad potencial, el tribunal que le juzgó está facul -
accedió; en el transcurso de ese año 2002, el sujeto protagonizó su tado para autorizar el levantamiento de aquella medida antes del
último intento de fuga, sin que pueda precisarse si el episodio se plazo de veinte años. El psiquiatra que ha estado tratando al sujeto
produjo cuando aún estaba siendo medicado o después. Rabadán opina que Rabadán podría tener un informe favorable, teniendo en
se inició en la lectura, la escritura y el dibujo, e hizo una prime- cuenta su capacidad para establecer vínculos exteriores, el estado
ra exposición de sus dibujos que despertó el interés del cineasta de la enfermedad -la esquizofrenia paranoide que le fuera diag-
Ventura Durall, que a partir de 2002 le visita regularmente en la nosticada en el momento del asesinato-y la ausencia de adicciones.
prisión. Durall rodó el film documental El perdón, sobre la vida de El abogado defensor de Rabadán afirma que este ya no padece el
Rabadán -en el que este expresa su arrepentimiento por haber trastorno psicótico que motivó la absolución penal y el interna-
quitado la vida a su padre-, y una película de ficción titulada miento; según el abogado (las declaraciones corresponden al año
Las dos vidas de Andrés Rabadán. Sin embargo, durante este tiempo 2009), el diagnóstico actual de su cliente sería el de «trastorno
que podría considerarse de transición y en el que parece observar- narcisista y antisocial de la personalidad» que, de confirmarse, lo
2
se una relativa pacificación en el sujeto, que inicia una relación sen- situaría en el ámbito de la psicopatía más que en el de la psicosis.
timental con la auxiliar que conoció en la prisión, el mismo sujeto Hay que destacar que, además del psiquiatra forense contratado
envía a una compañera de aquella, en octubre de 2004, la carta en por la defensa, otros profesionales sostienen igualmente que el diag-
la que injuria y amenaza con violarla. Al año, contrajo matrimonio nóstico de esquizofrenia paranoide fue erróneo. Pero independien-
con la primera auxiliar, y en el año 2009 la editorial Plaza & Janés temente de que el diagnóstico efectuado al sujeto inmediatamente
editó el libro que Andrés Rabadán escribió en la prisión, con el títu- después del asesinato de su padre fuera el correcto, o que el compor-
lo Historias desde la cárcel. tamiento del mismo se ajustara más a la tipología del psicópata, lo
Escribe el autor: «Soy culpable, lo reconozco abiertamente. No me que resulta evidente es que, transcurridos aproximadamente ocho
.escondo, no iba drogado ni bebido. Mis problemas entonces no eran años de internamiento, Andrés Rabadán consiguió una cierta esta-
más graves que los vuestros de hoy en día. Cabalgaba desbocado a bilización en cuyo favor se conjugaron varios elementos. A la sus-
lomos de mi ira. Un grave peligro. La cárcel era necesaria, no digamos pensión de la medicación le siguió el abandono de sus intenciones
que no. Me consta que, explicado así, parezco el psicópata que he de fuga, así como el despertar de inquietudes intelectuales y el
negado ser. Sí, es un callejón sin salida, un embrollo. Era y no soy. Soy interés por un cierto saber: lectura, dibujo y finalmente la propia
y no era». No obstante, y a pesar de ese reconocimiento de culpabili- escritura. Contradictoriamente, este período recién comenzado
dad y, por extensión, de que la cárcel es el modo de hacerse cargo de
la consecuencia de su crimen, Rabadán dice ser víctima de una injus-
2 TENDLARZ y GARCfA, op. cit., p. 128. Estos autores señalan que «a partir del
ticia. ¿A qué se refiere? Sin duda, al hecho de que se considera ya DSM-Ill el concepto de psicopatía es reemplazado por otro de natura leza más
mentalmente sano -«era y no soy ... soy y no era»- y de que ya no es sociológica denominado "personalidad antisocial", también llamado "disocia!";
peligroso para nadie, por lo que la medida de seguridad que le man- en este cuadro son incluidos Jos sujetos "amorales, antisociales, asociales, psico-
tiene en prisión carece ya de objeto. páticos y sociopáticos"» . También recuerdan que, para Krapelin, las personalida-
des psicopáticas son formas frustradas de psicosis. El Tribunal Supremo español
Su pretensión se ajusta a la letra de la ley. En efecto, la medi- adoptó el criterio de Henry Ey para diferenciar a los psicóticos de los psicópatas,
da de seguridad que establece que estará recluido en un centro expresando que estos últimos padecían una «atipia caracterológica», no siendo
psiquiátrico «como máximo durante veinte años» expiraría en el por lo tanto acreedores a la exención completa de la responsabilidad.
154 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS CRÍMENES INMOTIVADOS 155

se interrumpió en 2004, cuando el sujeto envió la carta anónima mientras dormían. Cubrió las cabezas de su padre y de su herma-
amenazante a la enfermera, episodio que le valió una condena na con sendas bolsas de plástico y a continuación el «asesino de la
penal, esta vez sin atenuantes. De modo simultáneo, inicia una catana», como le bautizó la prensa, llamó dos veces a la policía
relación sentimental con Carmen Mont, con la que contraería para informar de lo acontecido, sin que los agentes le hicieran
matrimonio un año después. Según declaró el mismo Rabadán en caso, y después se comunicó por teléfono con un amigo para
el año 2008, además de la ayuda que recibió de la psiquiatra que le decirle que no acudiría a la cita que tenía con él porque acababa
quitó la medicación -acaso una profesional capaz de escuchar-, «el de matar a sus padres y a su hermana. El joven se marchó del
sexo ha sido la otra puerta para su curación». 3 domicilio en dirección a Alicante, donde pasó la noche, y a la
A partir del mes de marzo de 2010 Rabadán estuvo disfrutan- mañana siguiente fue detenido cuando iba a tomar un tren hacia
do de pequeños permisos de salida de la prisión, al principio tan Barcelona, al ser reconocido por un vigilante. Los policías que le
solo los domingos y acompañado, que en octubre de 2011 ya le detuvieron escucharon decir al detenido: «No estoy loco ... mi
suponen permanecer en casa de su hermana entre cuatro y seis hermana está en el cielo. ¿La muerte de mis padres? Son muchas
días al mes, con autorizaciones renovadas periódicamente por los cosas juntas [ ... ] maté a mis padres y a mi hermana por tener una
jueces de vigilancia. Separado de su esposa, con la que había teni- experiencia, pero los quería muchísimo». Unos días más tarde,
do una hija, se muestra relativamente integrado en el entorno manifestó que había cometido los asesinatos porque «quería estar
social que comparte con su hermana durante los permisos. Sigue solo en el mundo».
dedicándose a la pintura, y es muy probable que si continúa exhi- José Rabadán no fue sometido a juicio porque se mostró con-
biendo un comportamiento estabilizado y un trabajo -aunque sea forme con la pena solicitada por el fiscal, que en aplicación de la
a tiempo parcial- se le conceda la libertad sin restricciones antes Ley reguladora de la responsabilidad penal de los menores pidió
de 2014, año en el que se cumpliría el plazo de veinte años de una condena de seis años de internamiento en régimen cerrado, y
internamiento. Si Lacan reclamaba en 1950 que se evitara «deshu- otros cuatro años de libertad vigilada. Los informes psiquiátricos
manizar al criminal», ¿acaso podría ser Andrés Rabadán un ejem- dictaminaron que el joven padecía una «psicosis epiléptica, por lo
plo de aquella aspiración? que no puede ser declarado plenamente responsable de sus actos».
Mientras cumplía la condena de internamiento, el joven aprovechó
una excursión para burlar la vigilancia de los educadores y huir
3 junto con otros menores, aunque volvió a ser detenido a las pocas
horas. A pesar de este incidente, el Juzgado de Menores, con el
El día 1 de abril de 2000 por la mañana, José Rabadán Pardo -sin acuerdo de la fiscalía, adelantó en siete meses la fecha en la que
relación alguna de parentesco con el anterior y que tenía entonces Rabadán debía pasar al régimen .de libertad vigilada, para recobrar
diecisiete años- asesinó en Murcia a su padre, a su madre y a su definitivamente la libertad en el año 2008.
hermana, esta de once años y con síndrome de Down, empleando Nada se ha sabido de la vida que desde ese año ha llevado José
para la ejecución de los crímenes una espada de samurái y un Rabadán después de haber purgado la pena impuesta. Dada la con-
machete. Según declaró más tarde, esa noche no había podi- dición de menor de edad que tenía en el momento de los hechos,
do dormir, al contrario que sus víctimas, que fueron asesinadas tanto el contenido del sumario como los informes médicos y la
misma sentencia -en la que seguramente están recogidos los datos
3
FERNÁNDEZ- SANTOS, Eisa (2008, 27 de abril): «La vida negra de Andrés fundamentales del caso- no se han divulgado. Fuera de las decla-
Rabadán ». El País. raciones citadas, hechas por él en las horas y días que siguieron a
156 SOBRE LA RE SPONSABILIDAD CRIMINAL

los asesinatos, no se conocen otras que puedan arrojar alguna luz


acerca de la evolución de su situación personal, por lo que resulta
9. HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA
imposible determinar en qué medida el sujeto -que actualmente
tiene veintiocho años- se siente culpable de lo ocurrido, y si ha
asumido subjetivamente la responsabilidad por sus actos. En este «[ ... ] se mata lo que se ama».
caso, como en otros crímenes protagonizados por sujetos psicóti-
cos, la inmediata confesión de los hechos y la reivindicación de su ÓscarWILDE
pretendida cordura -«No estoy loco», fue una de sus primeras
expresiones- conduce inevitablemente a los interrogantes: enton- 1
ces, ¿qué lo impulsó a matar?, y ¿cuándo se dispara la pulsión de
muerte? Por lo que ha trascendido, se sabe que en varias ocasiones El 16 de noviembre de 1980, Louis Althusser estranguló a su mujer,
se marchó del domicilio con el ánimo de dejar a su familia -inten- Hélene, quien había sido su compañera durante más de treinta
tos que no le llevaban mucho más lejos que a Alicante, a unos 40 años. El crimen lo consumó en el piso que compartían en el edifi-
kilómetros de Murcia-, todos ellos frustrados por la reacción de su cio de la École Normal Supérieure de la calle de Ulm, en París, que
padre, que era quien iba detrás del hijo para devolverlo al hogar. Althusser tenía asignado por su condición de profesor de la insti-
Poco después de ser apresado y en un evidente estado de confusión, tución. Según su propio testimonio, 1 mientras que él continuaba
José dijo que «quería muchísimo a sus padres y a su hermana», para masajeándole el cuello de modo compulsivo, se dio cuenta de que
agregar, sin solución de continuidad, que cometió los asesinatos su mujer estaba muerta; salió corriendo y gritando en dirección a
«para tener una experiencia» y, lo que resulta muy significativo, la enfermería de la École en busca del doctor Pierre Étienne, quien
que lo había hecho «porque quería estar solo en el mundo». Y es le acompañó a la habitación donde yacía el cadáver de Hélene, y
que en ocasiones, cuando la simbolización es insuficiente, el único después de ponerle una inyección y hacer unas llamadas telefóni-
recurso que tiene el sujeto psicótico para operar la separación es el cas -obviando cualquier intervención de la policía o de la justicia-
pasaje al acto. 4 le trasladó directamente al hospital de Sainte-Anne, donde quedó
ingresado. Unos días después, cuando se le suponía en condiciones
de declarar, Althusser recibió la visita del juez de instrucción, ante
quien no pronunció una palabra.
Louis Althusser nunca fue sometido a juicio. A expensas del
4
En este, como en muchos otros casos de sujetos diagnosticados como psi- resultado de los tres exámenes médicos a los que fue sometido en
cóticos en sus diversas variantes, la confesión del crimen - es decir, la asunción de Sainte-Anne después del crimen, se decretó que no había lugar a
la responsabilidad objetiva- y la reivindicación de su presunta cordura, son per-
fectamente compatibles con las declaraciones incoherentes e incluso contradicto-
un proceso penal dado que el sujeto no era responsable de sus
rias, lo que confirma precisamente qu e se está en presencia de la locura. Pretender actos. Él mismo atribuyó esta resolución judicial a las presiones
otorgar un sentido desde fuera a tales manifestaciones - con la mirada exterior del -reales o imaginadas- que recibieron los médicos «por parte de
observador presuntamente cuerdo- resulta inútil. Como sostiene Gustavo Dessal
-un psicoanalista con gran experiencia en el tratamiento de esta patología- , para
el psicótico el sentido es pleno, riguroso, aunque indialectizable, y las contradic-
1 ALTJ-IUSSER, Louis (1992): El porvenir es largo. Barcelona: Destino, p. 28.
ciones e incoherencias a través de las cuales un psicótico puede tratar de excul-
El volumen incluye el escrito del mismo autor titulado «Los hechos», redactado
parse pueden deberse al hecho de padecer un delirio poco sistematizado, o sufrir
un estado confusional inmediatamente después del crimen. en 1976.
157
HISTORIA SIN SUJ ETO , SUJETO SIN PALABRA 159
158 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

autoridades administrativas del más alto nivel», 2 a fin de que su Louis Althusser redactó el texto que tituló «Los hechos» en el
reclusión psiquiátrica continuase indefinidamente en algún hos- año 1976, cien páginas autobiográficas que precedieron en diez
pital de provincias para, de ese modo, enterrar un episodio tan años a «El porvenir es largo», editados ambos en el volumen que
trágico como atractivo para los medios de comunicación. lleva el último de los títulos citados. Son escritos complementarios
Independientemente de que tales presiones existieran o no, es e incluso imprescindibles en su complementariedad, en la medida
claro que si el asunto que enseguida se conoció como «el caso en que constituyen un testimonio extremadamente valioso y des-
Althussern era extremadamente incómodo desde el punto de vista garrador del proceso seguido por una inteligencia que se desliza,
político para el Gobierno francés, lo era aún más para el Partido paso a paso, hacia el desencadenamiento trágico representado
Comunista, del que Althusser era un notorio militante y filósofo - entre uno y otro escrito- por el pasaje al acto asesino. Un tránsito
de cabecera, aunque desde aproximadamente el año 1968 sostenía que se prolongó durante setenta y dos años, y del que el sujeto pro-
públicamente opiniones marcadamente críticas con la línea oficial. tagonista levanta acta con la minuciosidad de un notario de su
Es plausible, pues, que en el esfuerzo para sustraer al filósofo del propia existencia, y que es, en el caso del texto posterior a la muer-
morbo publicitario confluyeran intereses aparentemente opuestos, te de Hélene, un alegato tendente a romper el cerco de silencio en
pero con la suficiente influencia como para que la magistratura se el que había sido encerrado, y también un intento de desmentir
mostrase complaciente al tiempo de pronunciarse sobre la irres- ciertas especulaciones que sobre él y las circunstancias que ro-
ponsabilidad de un criminal tan políticamente molesto. La aplica- dearon los hechos circulaban por entonces en Francia. Asegura
ción del artículo 64 del Código Penal francés de 1838 determinó Athusser, en lo que constituye en realidad un alegato autobiográfi-
que se considerase a Louis Althusser como no responsable de sus co, que cree encontrarse en disposición no solo de explicarse con
actos en el momento del crimen, eludiendo, mediante ese recurso claridad sobre sí mismo, sino también de llevar a los otros a re-
administrativo, un proceso público y contradictorio durante el flexionar sobre una experiencia concreta, lamentándose de no ser
cual el acusado hubiese tenido la oportunidad de hacerse escuchar, Rousseau -una referencia significativa, si se tiene en cuenta
en suma, de defenderse. La declaración de irresponsabilidad supo- que Rousseau era un psicótico-. Privado de la palabra por impera-
ne la interrupción del procedimiento de comparecencia pública tivo legal mediante la fórmula del «no ha lugar» -expresión emple-
ante un tribunal y el confinamiento en un hospital psiquiátrico, ada por los jueces para hacer callar a los demás-, Althusser escribe
que puede prolongarse indefinidamente, toda vez que el poder de su patética confesión que es, al mismo tiempo, un combate entre
los jueces es reemplazado por el poder médico, que se ejerce a tra- la razón y la locura, en un vano intento de explicar y explicarse los
vés de informes periódicos dirigidos a los jueces. Si los informes motivos que le llevaron a matar a su mujer. La circunstancia de que
dan cuenta de que el interno ha alcanzado una cierta estabilización Louis Althusser dejara sus escritos autobiográficos proporciona
y no representa un peligro para sí o para terceros, las instancias una excepcional oportunidad para intentar una aproximación a la
judiciales pueden poner fin al encierro permitiendo al interno relación entre la estructura y el modo en que se produce la deriva que
recuperar la libertad. 3 conduce al pasaje al acto; aun teniendo en cuenta que siempre hay

2
Ibíd., p. 350. pruebas practicadas, que el tribunal podría fallar en el sentido de absolver al acusado
3
En el sistema penal español Althusser hubiera sido juzgado en audiencia por considerarlo inimputable, o condenarlo con o sin atenuantes. El procedimiento
pública con todas las garantías, aunque existieran serias presunciones de trastor- seguido con Althusser se acerca más al sistema inquisitivo -escrito y secreto- que al
no mental. Sería en el transcurso del juicio, después de escuchar el dictamen de acusatorio, en el que los principios de contradicción, igualdad de condiciones, publi-
los psiquiatras forenses y de peritos de la defensa y de la acusación, y de las demás cidad y oralidad, ofrecen al acusado mayores garantías para su defensa.
160 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 161

una hiancia entre la historia del sujeto y su acto, y lo engañosa que Hay, sin embargo, algo más que otorgó al «caso Althusser» una
puede resultar una autoanamnesis, hay que conocer la vida del relevancia extrajurídica, convirtiéndolo en objeto de polémica
sujeto Althusser sin esperar que del relato emerja por un sentido ideológica y política al tiempo que se formulaban los interrogan-
que escapa a la mirada del Otro en cuanto obedece a la lógica tes de rigor acerca de la relación entre racionalidad y locura; o
propia del psicótico. Como escribiera Gerard Pommier, «el filó - entre el talento y la lucidez intelectual capaz de producir una obra
sofo que sostuvo con tanto rigor la tesis de una historia sin sujeto filosófica teóricamente consistente que conservó su poder subver-
acabaría sus días cautivo de un acto declarado sin sujeto en nom- sivo durante dos décadas, y la psicosis de su autor. Un autor que,
bre de la ley».4 como señala Pommier, «él mismo reconocía que algunas de sus
Pocos días después de la muerte del filósofo, ocurrida el 22 de intuiciones más importantes, construidas luego con rigor, tuvieron
octubre de 1990, su amigo Alain Touraine escribió que «le resul- su fuente en el punto más íntimo de su locura». 6 La polémica fue
taría difícil a un estudiante actual de Filosofía o Sociología ima- rápidamente iniciada y alimentada por quienes, principalmente
ginar la influencia que Louis Althusser llegó a ejercer en el curso desde las posiciones de derecha, pero también por parte de perso-
de los años setenta. El hombre que acaba de desaparecer tras nas y grupos que se reclamaban de izquierdas -con la complacen-
diez años de silencio [ ... ] fue, antes y después de 1968, el inspi- cia de ciertos medios-, que enjuiciaban a Althusser junto con el
rador de un nuevo integrismo marxista que tuvo efectos políti- marxismo y el psicoanálisis, como si Marx y Freud fueran los coau-
cos y filosófico~ de tal importancia que puede ser considerado tores intelectuales de un crimen ejecutado por un intelectual
como el canto del cisne del marxismo». 5 En efecto, aunque el maníaco depresivo con más de veinte ingresos psiquiátricos a sus
experimento de ingeniería social desplegado principalmente espaldas, y por añadidura psicoanalizado durante años. O bien, se
en la Unión Soviética -e imitado con mayor o menor fidelidad en insinuaba, las ideas de Marx y Freud conducían a la locura, o bien
los países que integraban su esfera de influencia- hacía agua por aquellas tan solo podían ser tomadas en serio por un loco. Ante
varios flancos, tanto La revolución teórica de Marx como Para tales prejuicios, de nada iban a servir los comentarios del mismo
leer El Capital proveyeron, durante un cierto tiempo, sustento Althusser dirigidos a defender tanto el psicoanálisis como a los dis-
ideológico a la ola de estructuralismo marxista que en la década tintos analistas que le trataron. Refiriéndose a sus depresiones,
de los años setenta intentaba salvar los muebles de un proyecto escribe: «He sufrido tantas y tan graves, tan dramáticas, desde hace
de emancipación en crisis. La gran repercusión que tuvo en treinta años (en total habré pasado quince años entre hospitales y
Francia y fuera de ella el pasaje al acto criminal ejecutado por clínicas psiquiátricas), y a buen seguro todavía estaría allí de no ser
Louis Althusser se vio incrementada por la personalidad de su por el psicoanálisis»;7 y reprocha a sus amigos que culpen alana-
protagonista como pensador y renovador de la filosofía marxis- lista -el doctor Diatkine, que no era lacaniano- que le trataba en
ta. Deudor de la teoría estructuralista y paciente analizado el momento del crimen por no haber intervenido a tiempo para
durante muchos años, amigo de Jacques Lacan, la influencia de evitar la tragedia: «No obstante, mi analista sí había intervenido.
su obra en el ámbito de la filosofía, la sociología y las ciencias Tuve que verle por última vez el 15 de noviembre, y me dijo que
políticas en los años sesenta y setenta fue considerable, tanto esta situación no podía continuar, que era necesario que yo acep-
dentro como fuera del marxismo. tase la hospitalización». 8 Consumado el crimen, el propio analista

4
POMM JER,Gerard ( 1999): Louis de la nada. Buenos Aires: Amorrortu, p. 11 . 6 POMMIER, op. cit., p. 13.
5
TüURAINE, Alain (1990, 13 de noviembre): «Louis Althusser, integrista 7 ALTHUSSER (1992), op. cit., p. 425.
marxista». El País. 8 Jbíd.,p.337.
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162 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 163

le visitaba todas las semanas en el psiquiátrico: «Daba vueltas sin siderado y no del hombre, o bien que la sociedad no se compone de
cesar con él, pero sin sentirme culpable nunca, en torno a la razón individuos sino de relaciones, sirven a Althusser para combatir lo que él
profunda de mi homicidio [ .. . ] Recuerdo (ya lo había formulado opina que son interpretaciones humanistas e historicistas del marxis-
ante él en Sainte-Anne) haberle sometido una hipótesis: el homi- mo, que nada tienen que ver con el verdadero Marx, el de los escritos de
cidio de Hélene habría sido un "suicidio por persona interpuesta". la madurez. La publicación en 1967 de «La revolución teórica de Marx»
Me escuchaba, sin aprobarme ni desaprobarme». 9 funda el concepto de «ruptura epistemológica» al que el autor recurre
para señalar cuatro períodos en la producción intelectual de Marx: en el
primero, se inscribirían las «obras de juventud», que Althusser conside-
2 ra «ideológicas» en el sentido apuntado de falsa conciencia; el segundo
período se correspondería con los escritos de «la ruptura»; el tercero
Es preciso detenerse en las aportaciones althusserianas a la teoría lo define como «de maduración»; y finalmente, el de la «madurez», que
marxista, porque desde el psicoanálisis se ha avanzado la existencia de incluye toda la elaboración teórica de Marx a partir de 1857.
una relación entre el diagnóstico clínico del sujeto Althusser -de la Alain Touraine ha señalado que Louis Althusser «marcó en el
historización de su síntoma- y la interpretación que ese sujeto hac~ del terreno de las ciencias sociales [ .. . ] el punto final de una larga
pensamiento de Marx. Lejos de ver en la construcción teórica mar- historia intelectual, la del rechazo del historicismo [ . .. ] a la idea
xiana un ejemplo más de ideología -es decir, de falsa conciencia en los de que la historia es la realización de la esencia del hombre a la vez
términos clásicos-, Althusser le atribuye una auténtica ruptura episte- que el triunfo de la razón y el dominio de la naturaleza por el hom-
mológica que la convierte en una ciencia con un método propio que bre. Esta idea, que nació con la filosofía ilustrada y fue adoptada
permite analizar las diversas formaciones sociales desde la causalidad después por los hegelianos y por el mismo Marx, recibió el recha-
estructural, desechando cualquier adherencia humanista o existen- zo de los tres pensadores que dominan el pensamiento occidental
cialista; al mismo tiempo, desprecia igualmente las interpretaciones desde hace más de un siglo: Marx, Nietzsche y Freud». 1º En su
simplistas al uso, inclinadas a la aplicación de una concepción determi- obra, Althusser intentó sintetizar las ideas de estos tres increyentes
nista y mecanicista en la que la estructura ,condiciona sin mediación en la historia como un proceso lineal y en continuo perfecciona-
alguna el funcionamiento de la llamada superestructura. El materialis- miento de la condición humana; lo hizo por la vía de disociar la
mo sería una «ciencia del conocimiento científico», una productora de subjetividad de la clase obrera como agente de cambio histórico
conceptos dirigidos a alcanzar conocimientos verdaderos de los obje- trasladando al partido esa función; un partido que, más que encar-
tos reales, en tanto que los conceptos ideológicos serían instrumentos nar el papel de vanguardia de la clase proletaria, deviene él mismo
de encubrimiento destinados a conservar la estructura social dentro de en sujeto de la revolución. Gran parte del libro, cuyo título origi-
la cual se elaboran. De este modo, Althusser identifica la teoría como nal es Pour Marx y que se editó en español como La revolución
sinónimo de filosofía marxista -o materialismo dialéctico-, mientras teórica de Marx, está dedicado a combatir el humanismo y el his-
que reserva la voz filosofía para emplearla como equivalente de ideolo- toricismo atribuidos a aquel por quienes utilizan sus escritos de
gía en su sentido de falsa conciencia, en tanto el materialismo históri- juventud -en particular, los «Manuscritos de economía y filosofía»
co es para él la ciencia que explica la historia y el funcionamiento de de 1844- para convertir el pensamiento marxiano en una ideolo-
las formaciones sociales. Ciertas afirmaciones de Marx en las que sos- gía más, otra forma de falsa conciencia, traicionando así el carác-
tiene, por ejemplo, que sus análisis parten de un período histórico con-

9 Ibíd., p. 355. 10 TOURA INE, art. cit.


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ter científico de la obra en su doble vertiente de materialismo dia- sión- que atraviesan su atormentada existencia: las identificaciones
léctico y materialismo histórico. 11 Su radical posición antihuma- imaginarias que marcarán sus relaciones con el Otro, tanto si se
nista y antihistoricista conducen a Althusser a la destitución del trata de las creencias religiosas, de las convicciones políticas o de
sujeto, pues «los sujetos de la historia son las sociedades humanas las relaciones de amistad y su vida sexual. Y muy especialmente, la
dadas», 12 y la condición para encontrar no al hombre abstracto relación con su propio cuerpo y el modo en que articula esa relación
sino al hombre real, es «pasar a la sociedad y ponerse a analizar el con el sentimiento de no existir, que hacia el final de su testimonio
conjunto de las relaciones sociales» .13 le hace interrogarse acerca de «la fuerte dominación que el fantasma
Con ser cierto que existe una hiancia entre la historia del suje- de no existir ejerció sobre todos mis fantasmas secundarios». 16
to y su acto, no es irrelevante contar con la genealogía. Y aunque el ¿Cómo se concilia -si es que eso es posible- ese sentimiento de
conocimiento de la misma «no prejuzga sobre lo que cada sujeto no existir con el temor constante de que su cuerpo fuera mermado?
hará con aquello que lo precedió [ ... ] permite descubrir no obs- Al contrario de lo que le ocurría a James Joyce, quien los golpes
tante los puntos de apelación de las identificaciones imaginarias, o que recibía de sus condiscípulos parecía encajarlos otro cuerpo que
sea el lugar al que cada hijo fue convocado por el deseo de sus era el suyo -un síntoma determinante en su psicosis, como hace
padres».1 4 O, dicho de otro modo, en el «caso Althussen> qué es lo constar Lacan en su estudio del personaje-, Althusser se estreme-
que ocurrió en la «sala de máquinas», en la estructura a partir de cía ante la sola idea de pegarse con alguno de sus compañeros,
la forclusión 15 del Nombre del Padre capaz de producir el efecto como relata en sus memorias. No obstante, ~nte la amenaza real o
criminógeno. Hay dos significantes que están presentes en la vida imaginaria de un riesgo físico, en particular si era desafiado a pelear,
del protagonista -que él mismo trae reiteradamente a colación en siempre encontró una figura masculina que oficiaba de protector.
sus textos-y que son la muerte y la impostura. En el recorrido que Compañeros de los que invariablemente se enamoraba, tanto de
el propio sujeto indica, habría que introducir otros significantes aquel con quien tuvo su primera experiencia de excitación sexual
no menos importantes, efectos de la causa originaria -la forclu- en una acampada, como del camarada Dael en el campo de prisio-
neros, de quien dice que era cariñoso con él «como una mujer (la
verdadera madre que yo no había tenido), aquel "hombre verdade-
ro" también [ ... ] como un verdadero padre que yo no había teni-
11 LACAN, Jacques (1990): Las psicosis (Seminario III). Buenos Aires: Pai-

dós, p. 350, en relación con el human ismo, recuerda que la posición filosófica do».17 Al narrar aquel episodio infantil en el que duerme abrazado
de Freud era fundam~almente pesimista, y agrega que «niega toda tendencia a su amigo Paul, reflexiona acerca de si el amor y ternura que sien-
al progreso. Es fundame talmente antihumanista, en la medida en que en el huma- te es una señal de que estaba destinado a la homosexualidad, a lo
nismo existe ese romanti · mo que quiere hacer del espíritu la flor de la vida». que él mismo se responde negativamente con vehemencia. La par-
12 ALTHUSSER, Louis (1 88): La revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI,
ticular relación del sujeto con el registro imaginario está presente
p. 192.
13 Ibíd., p. 202. en todas las vivencias que relata. Se encuentra feliz sumergido en
14 POMMIER, op. cit., p. 44. lo que describe como una fraternidad masculina -sea el grupo de
15 El término no tiene un equivalente exacto en castellano, idioma que sí
scouts, el círculo de la Juventud Católica que él mismo organiza en
recoge «preclusión », un a expresión del lenguaje jurídico que alude al vencimien-
to de un plazo que excluye la posibilidad de ejercer un derecho. El origen jurídi- el Liceo, o el campo de prisioneros- hasta el punto de que, durante
co está presente en «forclusión», término que Lacan utiliza profusamente y desde
una época temprana en sus escritos como una traducción del concepto freudiano
«Verwerfung» -rechazo- para explicar el origen de los estados psicóticos y el fra-
caso de la metáfora paterna: allí donde debía comparecer el Nombre del Padre el
16 ALTHUSSER (1992), op. cit., p. 303.
sujeto se encuentra con un agujero. l 7. Jbíd., p. 146.
1
166 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 167

una visita a un monasterio, relata su fascinación por la vida de los ruptura de su propia imagen, porque, de hecho, toda imagen tiene
monjes, y se permite fantasear sobre su retiro a un convento como dos caras: una de investimiento, pero también otra de defensa. Dicho
una solución de vida a todos sus problemas, que juzga insolubles. de otra manera, la imagen no es solo erotismo sino defensa ante la
Que esto lo escriba estando recluido en un hospicio después de propia fragmentación que el deseo y la pulsión suponen». 19 En las
haber asesinado a su mujer no resta valor a su testimonio, si se neurosis obsesivas aparecen imperativos homicidas en las hiancias
tiene en cuenta que Althusser encontró desde su infancia en estas de la rumiación mental; aparece el terror -un concepto propio de
fraternidades masculinas un refugio al abrigo de los fantasmas, y «el hombre de las ratas» que destaca Freud- tanto de sí mismo
que siendo ya un adulto, tanto el campo de prisioneros como como del Otro: un terror de sí mismo como Otro. El pasaje a.l acto
después el hospicio -universos concentracionarios ambos- le en el obsesivo surge como un fracaso de la defensa, en la medida en
proporcionaron sendos espacios de protección y pacificación a la que llega a un punto en el que ya no puede soportar la tortura a
vez. El encierro y la disciplina que conlleva eximen al sujeto de la que él mismo se somete y somete al Otro. El pasaje al acto puede
tomar decisiones, y lo liberan de la carga de as.umir las conse- manifestarse en cualquier estructura, aunque es fundamental
cuencias de sus actos. Es probable que el ansia del filósofo en determinar la relación que en cada caso existe entre una estructura
hallar una fraternidad que le acogiera -una búsqueda que se pro- específica y la contingencia que hace emerger el acto; obviar esa
longó durante toda su vida- esté ligada a la condición de creyen- conexión, así como desatender la implicación subjetiva, dificul-
te cristiano que Althusser conservó incluso después de adherirse ta -cuando no impide- averiguar el grado de responsabilidad
al Partido Comunista, unas convicciones que para Alain comprometida en el suceso. La referencia ética en el psicoanálisis
Touraine eran propias de «un jansenista marxista [que] podría lleva a pensar al sujeto en términos de deseos, aun inconscientes,
haber sido también discípulo de san Ignacio de Loyola [ ... ] él de los que debe hacerse cargo: debe responder, aun cuando aquellos
otorga al partido, concebido como una Iglesia, un papel de com- no se plasmen en ninguna manifestación exterior al sujeto mismo.
batiente mítico y se opone a la burocratización de la esperanza En su dimensión jurídica, en cambio, el sujeto está exento de toda
revolucionaria». is responsabilidad en tanto sus deseos e intenciones, por retorcidos y

3---
Lacan denominaba «la otra orilla» al límite que separa al sujeto de
perversos que sean, no se traduzcan en actos. De ahí que el lugar
de encuentro -y simultáneamente de desencuentro- del psicoaná-
lisis y el derecho se localice en lo tocante al concepto de responsa-
bilidad y al alcance que esta debe tener. Si para el derecho el
inconsciente no existe, y la subjetividad se tiene en cuenta solo en
la ruptura de su propia imagen. José Antonio Naranjo retoma ese aquellos casos en que de ella puede presumirse una intención, para
concepto y escribe que «la imagen es una orilla, un límite, y no el psicoanálisis el inconsciente es el lugar donde la división del
todo sujeto puede soportar su fractura, por lo que lo normal, sujeto encuentra su expresión más radical.
cuando se está cerca de esa ruptura de la imagen, es que el neuró - ¿Qué ocurre con el sujeto Althusser? Tiene la sensación de no
tico dé un paso atrás y se recompone .. . Este es el punto donde el existir. Esa sensación le agobia y le impide simbolizar, empujándole
neurótico retrocede - salvo en el pasaje al acto-, y retrocede no al registro imaginario (el yo ideal), identificándose con su maestro,
tanto por la imagen del otro, sino por la angustia que le produce la con un cura, un condiscípulo, de manera mimética. Cuando su

l8 TOURAINE, art. cit. l9 NARAN JO , art. cit., p. 83.


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amigo Paul, el de los abrazos tiernos, se enamora de una chica, él la dosis mortal de medicación. Militante comunista desde los años
mira a su vez como si la amara «entregándose intensamente a aquel treinta, había participado activamente en la Resistencia; en las
amor por poderes». 2º Le ocurre con sus profesores, en particular oscuras circunstancias de comienzos de la guerra, había perdido su
con uno de ellos, a quien atribuye «un espíritu puro, indiferente a contacto con el Partido, un hecho que luego fue utilizado para acu-
todas las tentaciones del cuerpo y de la materia, como la doble ima- sarla de colaboracionista y que, más tarde, daría ocasión para que
gen recompuesta de mi madre y de mí mismo[ ... ] Yo me identifi- Althusser expusiera la ambivalencia de sus sentimientos hacia
caba completamente con él [ .. . ] imitaba su letra, como adoptaba Hélene. Durante la escenificación de una suerte de juicio sumario
sus giros de frases familiares, sus gustos, sus valores, imitaba inclu- muy del estilo estalinista, sus propios compañeros votaron la
so su voz y sus inflexiones suaves y en nuestras exposiciones orales expulsión de Hélene del Consejo Municipal al que también perte-
le devolvía exactamente la imagen de su personaje». 21 Era su mane- necía Althusser, que se sumó a los inquisidores: «Para mi vergüen-
ra, reconoce, de «saldar paradójicamente mi relación con un padre za y estupefacción ~se levantaba mi propia mano: lo sabía
ausente dándome un padre imaginario, pero comportándome desde hacía tiempo, yo era un perfecto cobarde», 26 escribe, como si
como su propio padre». 22 Y hace en su autobiografía, en la que está su voluntad nada hubiera tenido que ver para condenar a la mujer
patente una continua degradación de sí mismo, el patético recono- a la que dice amar. ¿Plasmación fantasmática del cuerpo merma-
cimiento de que «al no existir realmente, yo no era en la vida más do, mutilado, fragmentado, ajeno? En su versión amorosa, seme-
que un ser de artificio, un ser de nada, un muerto que no podía jante ambivalencia se expresa como si se tratase de una mi-
llegar a querer y ser querido excepto mediante el rodeo de artificios sión salvífica: en su primer encuentro con Hélene, dice Althusser
y de imposturas copiadas de aquellos por los que deseaba ser que experimentó «un deseo y una oblación exaltantes: salvarla,
querido y a los que intentaba querer al seducirlos». 23 ayudarla a vivir. Nunca en toda nuestra historia y hasta el final de
No es sorprendente que recién liberado del campo de prisioneros, esta, abandoné aquella misión suprema que no cesó de ser mi
este sujeto torturado que se sentía «culpable de no existir», 24 unie- razón de ser hasta el último momento». 27
ra su vida -¿su destino?- a otro ser desvalido y torturado. Su amigo El modo poético, casi sublime, como el autor describe el efecto
Lesevre se refiere a la mujer que le va a presentar:a Hélene, con las que le produjo el encuentro con esa mujer, contrasta con el horror
siguientes palabras: «Es una muy buena amiga. Está un poco loca desencadenado como consecuencia de la primera experiencia sen-
pero es totalmente extraordinaria por su inteligencia política y por sorial, epidérmica primero, sexual después: «Dos seres en el colmo
la generosidad de su corazón». 25 Esta mujer «un poco loca» arras- de la soledad y de la desesperación que por azar se encuentran y
traba detrás de sí una historia siniestra. Siendo aún una niña de que reconocen en cada uno de ellos la fraternidad de una misma
doce o trece años, a instancias de un médico pusilánime que no se angustia, de un mismo sufrimiento, de una misma soledad y de
atrevía a hacerlo él mismo, había inyectado primero a su padre y
un año después a su madre -ambos enfermos terminales- una
26
Ibíd., p. 271.
27
Ibíd., p. 156. Llama la atención el empleo por Althusser del concepto de
«oblación», tanto cuando se refiere a su madre, Lucienne, como en este caso a
º
2 ALTHUSSER, op. cit., p. 116. H élene. Una de las acepciones del término significa «ofrenda o sacrificio que se
21 Ibíd., p. 119. hace a Dios», y también «modo de legitimar a los hijos naturales» en el derecho
22 Ibíd., p. 120. romano. En cualquier caso, no es aventurado interpretar que habla el inconsciente
23 Ibíd., p. 121. del sujeto, en este caso, el lenguaje propio del creyente que era entonces Louis
24 Ibíd., p. 126. Althusser. Parece evidente que la misión «salvífica» que se autoasigna con respec-
25 Ibíd., p. 154. to a Hélene implicaba su propia redención.
170 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 171

una misma espera desesperada». 28 Y, casi sin solución de continui- cualquier expresión de deseos manifestaba por Hélene como una
dad, sobreviene la repulsión -un gesto, Hélene le acaricia el cabello- demanda que le supera: «Ningún ser en el mundo puede respon-
y el terror: «No podía soportar el olor de su piel, que me pareció der al requerimiento angustioso de ¡dime algo! cuando esas pala-
obsceno». 29 Obsceno, una expresión que se repite a lo largo del bras quieren decir simplemente dámelo todo». 33
texto, tanto cuando relata episodios de la infancia y la adolescencia Tras doce años consultando a un psicoanalista-terapeuta, se
en los que la madre es la protagonista, como cuando describe pone en manos del doctor Diatkine, que antes había tratado al
situaciones en las que ve amenazada su integridad física por una sobrino del propio Althusser, hijo de su hermana Georgette, quien
presencia femenina que toma la iniciativa en el juego amoroso: el después del advenimiento de ese hijo había caído en una melancolía
horror se hace presente en la imagen de su cuerpo mermado por la insondable. «Me dicen que hacia 1975 dije esta frase terrible: ¡y
mano de una mujer. El sujeto, que tiene ya treinta años cuando se luego están los cuerpos y los cuerpos tienen sexos! [ ... ] Como yo
produce lo que, para cualquier otro, podría ser descrito como un no sentía ningún cuerpo, no tenía siquiera que guardarme del con-
mal encuentro, relata que después de marcharse Hélene sintió que tacto con la materia de las cosas o del cuerpo de la gente [... ] pienso
se abría para él «un abismo de angustia que no se cerró jamás. A la que mi cuerpo deseaba profundamente tener una existencia
mañana siguiente telefoneé a Hélene para advertirle violentamente propia», 34 escribe, como si concibiera un cuerpo que es al mismo
que nunca más volvería a hacer el amor con ella». 3º tiempo propio y ajeno. Y agrega: «Cuando encontré el marxismo
A consecuencia de este suceso, a instancias de Hélene, Althusser me adherí a él por mi cuerpo»; algo similar a su descubrimiento
se pone en manos del psiquiatra Pierre Male, quien le diagnostica del pensamiento de Spinoza, al que también convirtió en su filóso-
una demencia precoz y recomienda la hospitalización. Estando fo de cabecera porque descubrió en él «una sorprendente concep-
ingresado consigue que le visite Julián Ajuriaguerra, quien dictamina ción del cuerpo». 35 La aparente contradicción acerca de la sensa-
que padece una melancolía muy grave, sometiendo al paciente a ción de carecer de existencia corporal, y al mismo tiempo sentir
una serie de más de veinte electrochoques que le producen el efecto horror ante lo que percibe como cualquier amenaza para ese cuer-
de una «pequeña muerte», 3 1 una expresión cuya connotación sexual po que dice inexistente, alcanza su máxima concreción fantasmá-
en la lengua francesa Althusser no podía ignorar. Es perceptible en tica cuando el riesgo se encarna en una mujer: «Sentía repulsión y
el sujeto cómo en su fase maníaca exhibe una suerte de adoración angustia extrema ante la idea de que [las mujeres] querían poner-
por su pareja porque le hace sentir joven, «porque ella resultaba a la me la mano encima [ ... ] detesto que alguien tome la iniciativa de
vez para mí una buena madre y también un buen padre [ ... ] hasta amarme». 36 En las fases maníacas, sin embargo, el sujeto se lanza
había llegado a amar el olor de su piel», 32 esa buena madre en la que no solo a la conquista y seducción de otras mujeres sin preocuparse
él busca la aprobación de sus sucesivas amantes y que vive entre lo más mínimo por los sentimientos de Hélene, sino que incluso
tanto su propio infierno cada vez que es rechazada, agredida, hu- empieza una alocada campaña de hurtos en tiendas, fantasea con
millada por un sujeto que se reconoce incapaz de amar, dado que atracar un banco o robar un submarino atómico, o provoca situa-
dice haber sido violado diez, veinte veces por su madre, y que vive ciones embarazosas en reuniones sociales en las que -literalmen-
te- se abalanza físicamente sobre mujeres desconocidas.

28 Jbíd., p. 156.
29 Jbíd., p. 163. 33 lbíd., p. 186.
30 Jbíd., p. 168. 34 Ibíd., p. 285.
31 Jbíd., p. 168. 35 Jbíd., p. 287.
32 lbíd., p. 176. 36 Ibíd., p. 195.
172 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 173

Una y otra vez Althusser vuelve sobre la impostura y los artificios quería destruirme físicamente, sino también destruir hasta el últi-
sobre los que ha construido su existencia, induido su prestigio mo de mis libros y todas mis notas, también quemar la École, e
intelectual. Reconoce sin pudor que, gracias a que disponía de una incluso si era posible, suprimir, ya que estaba en ello, a Hélene
cierta dosis de intuición y, en especial, de una capacidad de acer- misma». 39 A partir de este ingreso psiquiátrico la crisis no hace
camiento que le permitían reconstruir lo que pensaba que era el sino ir a peor, deslizándose hacia el trágico final, en una espiral de
pensamiento de un autor -a partir de otros autores a los que se opo- recíproca autodestrucción entre ambos. La muerte como posible,
nía-, improvisaba sus propias elucubraciones sin saber gran cosa, deseable y realizable es constantemente invocada por uno y otra,
por medio de su habilidad, dice, «para disimular convenientemente hasta el punto de que Hélene llega a manifestar su intención de
mi ignorancia».37 Nada de sorprendente tiene, pues, que él mismo suicidarse para poner fin al sufrimiento que padece por culpa «del
exprese su temor a ser desenmascarado como impostor. Incluso monstruo que yo era», 4º aunque en su relato Althusser sostiene -y
después de publicar los dos textos canónicos de su producción teó- tan solo la víctima hubiera podido desmentirlo- que la propia
rica - La revolución teórica de Marx y Para leer El Capital-, reconoció Hélene le pidió que la matara. En los días inmediatamente anterio-
que tan solo había leído seriamente el «Libro I» de El Capital. res al crimen, ambos se encierran en el piso sin atender el teléfono
ni abrir la puerta a nadie; solamente veían al analista, con el que
también protagonizan -¿provocan?- un último acto que culmina
4 en la tragedia. En efecto, el día 15 de noviembre, el analista le dice
a Althusser que su situación es insostenible y que debe ser hospi-
Está presente en Louis Althusser una cierta complacencia omni- talizado de inmediato.
potente cuando define su filosofía como <<Una teoría [ .. . ] Dos días antes, entre el 13 y el 14, se había producido un con-
como dominio tanto de sí como del Todo, tanto de los elementos como fuso episodio cuyo significado sigue siendo un misterio, cuando
de las articulaciones de esos elementos y, más allá de la esfera pro- Hélene telefonea al analista pidiéndole que postergue la hospitali-
piamente filosófica, un dominio a distancia por el concepto y la zación del filósofo por un plazo de tres días. Al día siguiente del
lengua», 38 es decir, una disciplina que se ejerce lejos de la materia- asesinato llega a la École una carta enviada por el analista y dirigida
lidad de los cuerpos, en particular lejos de los «cuerpos sexuados». a Hélene, en la que le pide a esta una respuesta urgente. Althusser
Cree, por una parte, cumplir el deseo que atribuye a su madre al registra en su autobiografía que «el domingo 16 de noviembre a las
dedicarse a una disciplina abstracta y ascética como la filosofía y, nueve de la mañana, cansado por una noche impenetrable y que
al mismo tiempo, pretende que esa elección le permita fundir el nunca después he podido penetrar, me encontré a los pies de mi
deseo de su madre con el suyo propio. A finales de 1979, o sea, un cama, en bata, con Hélene tendida delante de mí, y yo que seguía
año antes del crimen, el filósofo sufre una grave crisis que motiva dándole masajes en el cuello, con la sensación intensa de que me
su ingreso en el psiquiátrico, donde le inyectan Niamida, un medi- dolían mucho los antebrazos [ ... ] Después comprendí, no sé
camento que le sume en un estado de confusión mental y desata cómo, salvo por la inmovilidad de sus ojos y aquella pobre punta
una paranoia acompañada de delirios suicidas en los que imagina de la lengua entre los dientes y los labios, que estaba muerta». 41
todo tipo de salidas mortales. En semejante estado, relata, «no solo

39 Ibíd., p. 334.
37 Ibíd.,p.215. 40 Ibíd., p. 335.
38 Ibíd., p. 229. 41
Ibíd., p. 338.
HISTORIA SIN SUJETO, SUJETO SIN PALABRA 175
174 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

La supuesta petición de Hélene dio lugar a una elaboración auténtica invasión de goce -la emergencia brutal de la tyche en
delirante por parte de Althusser, claramente autoexculpatoria: su la forma de un goce mortal- al que no es ajena la víctima.
acto no habría sido un asesinato, sino un «suicidio por persona Paradójicamente, el asesino no se siente culpable porque alega
interpuesta». De ahí que, como le dice a su analista, no se sienta haber cumplido con un deseo de la víctima y, a la vez, él quiere res-
culpable de haber matado a su mujer. Esa ausencia de sentimiento ponder -y quiere hacerlo públicamente, como insiste en las prime-
de culpa no le convierte, sin embargo, en un canalla: es un loco que ras páginas de su testimonio- haciéndose cargo de las consecuen-
ha ejecutado un pasaje al acto criminal, un sujeto que ha dejado cias de su acto como un sujeto de derecho y no acallado por la fuer-
caer al Otro, que a su vez se ha puesto en posición de salir de la za, como un loco.
escena. Es obvio que, aun cuando el relato del sujeto Althusser se
beneficie de una presunción de veracidad-incluidos determinados
episodios familiares de su infancia y adolescencia-, la subjetiva-
ción resultante puede no tener relación alguna con dichos episo-
dios. Como ha señalado Gerard Pommier, no hay constancia alguna
de que la imposición del nombre Louis al hijo de Lucienne se haya
debido al deseo de esta de perpetuar en el hijo el nombre de su
prometido muerto -el padre que no fue-, como tampoco hay nin-
gún dato que sugiera que Charles (el padre biológico) se opusiera
a que su hijo llevara el nombre de su hermano. Por lo mismo, ver
en el matrimonio de Charles con la que fuera novia de su herma-
no una intención perversa - y, en la consumación del matrimonio,
una violación-, parece más bien un reproche dirigido al padre
ausente, al tiempo que se eleva imaginariamente a la madre al altar
de la pureza; a esa madre a la que el relator está vinculado por un
deseo incestuoso, que emerge con nitidez en las páginas autobio-
gráficas con una transparencia conmovedora. El rasgo narcisista
que vuelve las pulsiones criminales hacia las personas amadas era
bien conocido por Althusser, un psicótico extremadamente inteli-
gente y en posesión de un arsenal teórico que le hacía ser consciente
de que «el deseo de matar, por ejemplo, o el de destruirse o des-
truirlo todo alrededor de sí, siempre se dobla de un inmenso deseo
de amar y de ser amado a pesar de todo, de un inmenso deseo de
fusión con el otro y por tanto de la salvación del otro ... ». 42
El pasaje al acto no aparece en Louis Althusser como un crimen
por representación o sustitución, sino como resultado de una

42
Ibíd., p. 3 77.
1~1

10. LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO

«Todos sabían, todos podían saber, todos deberían haber


sabido».

Günter GRASS

En determinadas circunstancias y para ciertos sujetos, el Mal se


localiza extramuros de la subjetividad de quienes son los agentes
ejecutores, directos e indirectos. Sea que se actúe inducido por el
fanatismo ideológico, o porque se es parte de una estructura buro-
crática -es decir, jerarquizada- en cuyo seno la obediencia es la
regla y el espíritu gregario se impone, o por una mezcla de ambos
elementos, la aceptación de un mandato legitimador de la acción
puede forcluir el factor subjetivo y, por lo tanto, el interrogante
sobre la responsabilidad. A Giorgio Agamben se debe la recupera-
ción del vocablo sacer, que significa a la vez «sagrado, consagrado,
sacro» y también «maldito, execrable, abominable, detestable».
Relacionándolo con la nuda vida, Agamben rescata el concepto de
ti'
hamo sacer, <<Una oscura figura del derecho romano arcaico, en que
la vida humana se incluye en el orden jurídico únicamente bajo la
forma de su exclusión (es decir de la posibilidad absoluta de que
cualquiera le mate)». 1 La cuestión de fondo, para Agamben, es la
relación de la nuda vida -la pura vida- con la existencia política,
en un juego de inclusión-exclusión en el que la soberanía, la
tensión entre la regla y la excepción, el sacrificio, lo sagrado y
lo profano, adquieren un papel determinante. Citando al jurista
Trebacio, recuerda Agamben que «profano [ ... ] se dice en sentido

1 AGAMBEN, Giorgio (2006): Horno sacer. El poder soberano y la nuda vida.

Valencia: Pre-Textos, p. 18.

177
178 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 179

propio de aquello que, habiendo sido sagrado o religioso, es restituido racionalismo germano, el antisemitismo era un sentimiento pro-
al uso o a la propiedad de los hombres», 2 y agrega que «lo sagrado y fundamente arraigado.
lo profano representan así, en la máquina del sacrificio, un sistema ¿Por qué el antisemitismo - que también estaba presente en
de dos polos, entre los que transita un significante flotante sin dejar Francia y en Inglaterra, por no citar otros países donde los po-
de referirse al mismo objeto». Ese «objeto» es el sujeto, un individuo gromos eran un ejercicio frecuente, como Polonia o Rusia- se
que ha sido excluido de la comunidad y que, por lo tanto, puede ser convirtió en Alemania en un programa de exterminio llevado a
matado pero no ser sacrificado a los dioses porque, paradójicamente, cabo por mandato de las más altas instancias oficiales, un progra-
él está de vuelta del ritual que en su día le consagró. ma en el que se vieron comprometidos no solo los clásicos
Así fue como el Tercer Reich desplegó la mayor organización instrumentos represivos institucionales, como la policía y el ejér-
burocrático-criminal de la historia moderna, conducente al exter- cito, sino millones de ciudadanos, hasta alcanzar el nivel del
minio de la totalidad de la población judía europea, junto con genocidio? Para Goldhagen, fue debido a que ese paradigma cog-
otras minorías étnicas, además de los grupos sociales incluidos en nitivo cultural -que desde una óptica psicoanalítica sería equiva-
la categoría de deshechos o de subhombres: despojar a la vida de lente a un discurso a través del que se anuda el lazo social- fue
todo carácter sagrado, para, mediante la profanación, eliminar potenciado y convertido en un programa criminal masivo gracias
físicamente al horno sacer. El nacionalsocialismo fue el practicante a la coincidencia de tres circunstancias contingentes inexistentes
in extremis de la biopolítica, el control y dominio de los cuerpos en otros países. En primer lugar, el hecho de que un partido po-
-y de las almas, porque su política se dirigía, antes de asesinarlas, lítico integrado por los más feroces antisemitas violentos se
a la muerte social de sus víctimas- explotando su fuerza de trabajo hiciera con el poder del Estado, instaurando una dictadura que
en el vasto sistema de campos de concentración sembrados por eliminó toda oposición. En segundo lugar, que ese antisemitismo
media Europa. En un libro que se ha convertido en un clásico visceral de los nazis encontró, en la sociedad alemana de su tiem-
acerca del comportamiento del pueblo alemán durante el nacio- po, un campo abonado para su proyecto merced a los sentimien-
nalsocialismo, 3 Daniel Jonah Goldhagen ha teorizado sobre lo que tos y prejuicios antijudíos preexistentes, y que constituían una
define como el «paradigma cognitivo cultural» imperante en parte esencial de la creencia popular. Y finalmente, porque el
Alemania desde mucho antes del advenimiento al poder de los poderío militar del Tercer Reich le permitió dominar práctica-
nazis, y que junto a otros factores contingentes hicieron posible la mente la totalidad del continente europeo, de tal modo que no
Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Para Goldhagen, los había ninguna otra potencia que pudiera oponerse activamente e
modelos cognitivos compartidos culturalmente, comprensivos de impedir el genocidio.
las creencias, puntos de vista y valores socialmente aceptados que Aludir a la existencia de ese sedimento de antijudaísmo presente
subyacían en el pueblo alemán al tiempo de la llegada de los nazis en la cultura alemana, en la que el judío era el Otro, el extraño, el
al poder, estaban firmemente anclados en su historia al menos que jamás podría ser un auténtico alemán, al que se satanizaba
desde finales del siglo xvm, de tal modo que tanto en el nacio- -para poder profanarlo- asignándole los atributos más desprecia-
nalismo como en el romanticismo antiilustrado, e incluso en el bles, poso que en un momento histórico determinado sirvió como
base de sustentación de un régimen criminal, ¿convirtió en crimi-
nales, aunque sea por la vía secundaria del consentimiento pasivo,
2 AGAMBEN, Gio rgio (2005a): Profanaciones. Buenos Aires: Adriana Hidalgo,
del asentimiento silencioso e incluso de la indiferencia, a todos y
p. 103.
3 GOLD HAGEN, Daniel Jonah (1997) : Los verdugos voluntarios de Hitler. Los cada uno de los alemanes contemporáneos del régimen nacional-
alemanes corrientes y el Holocausto. Madrid: Tau rus. socialista? Está claro que no se trata de quienes decidieron, progra-
LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 181
180 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

maron y ordenaron el genocidio; tampoco de los ejecutores direc- sacuerdo con el modelo antisemita que subyacía en la depredación
tos y de sus cómplices necesarios: acerca de estos no cabe la menor de aquella noche, a pesar de que lo ocurrido se había hecho en su
duda de su responsabilidad criminal. Se trata, ni más ni menos, nombre, en su medio, a personas indefensas y que además eran
que de la siempre polémica cuestión de lo que se ha dado en lla- sus compatriotas». 9 En esta cuestión, aunque lo intenta, Daniel
mar la culpa colectiva. Goldhagen no consigue del todo separarse de la opinión de Eli
A este respecto, Goldhagen se pronuncia de tal forma que, en Wiesel, para quien la responsabilidad moral y política alcanza a los
principio, no da lugar a equívocos: «Rechazo la noción de culpa ciudadanos que, ante la evidencia del desastre, nada hacen para
colectiva de una manera tajante», escribe, 4 y afirma que no se impedirlo. 1º Sin embargo, culpa y responsabilidad no significan lo
puede sostener una acusación contra una persona por el mero mismo. La culpa es un fenómeno eminentemente subjetivo y no
hecho de ser parte de una colectividad, si esa acusación no se basa necesita estar precedida por ningún acto concreto del sujeto para
en las acciones individuales que ese sujeto haya cometido, lo que, que este la experimente. La responsabilidad, en cambio, si se quie-
por otra parte, constituye un principio fundamental del derecho re fundar en ella el castigo, exige -y es imprescindible que sea así-
penal. Sin embargo, la insistencia del autor en que la complici- que se determine con la mayor precisión que sea posible la relación
dad individual de los alemanes «estaba más extendida de lo que entre un acto y sus consecuencias.
muchos han supuesto», 5 y en señalar que los alemanes individuales Es evidente que, ante situaciones que repugnan a cualquier
«no fueron piezas de un mecanismo, autómatas, sino participantes conciencia civilizada, se impone la tendencia a la generalización.
responsables, capaces de elegir y, en última instancia, autores de Jorge Semprún relata que un prisionero -un comunista alemán-
sus propias acciones», 6 hace que sea más complicado de lo que dijo a sus compañeros de cautiverio en Buchenwald, poco antes
parece determinar el límite entre la presunta culpa colectiva del de ser liberado y cuando ya se conocía lo ocurrido en Auschwitz
pueblo alemán y la responsabilidad individual de cada uno de los y en otros campos de exterminio: «No lo olvidéis jamás ...
sujetos. Especialmente porque el mismo Goldhagen sostiene que Alemania es culpable, mi patria es culpable». Sin embargo, y a
«a pesar de los intentos más bien indiferentes del régimen para pesar de la magnitud de los crímenes -entre los cuales, los come-
ocultar el genocidio a la mayoría de los alemanes, millones de ellos tidos por el Tercer Reich no tienen parangón-, hay que desechar
conocían las matanzas»;7 que la «gran población antisemita de la noción de culpa colectiva. No puede existir una culpabilidad
Alemania» aceptó con una «facilidad notable incorporar al este- colectiva en la medida en que no se puede concebir una subjeti-
reotipo racial antijudío el antisemitismo cristiano»; 8 y en relación vidad colectiva.
a la Kristallnacht, cuando en noviembre de 1938 los nazis asesina-
ron a alrededor de cien judíos, incendiaron centenares de sinagogas
y rompieron los escaparates de 7.500 comercios judíos, que des-
pertó la indignación moral del mundo occidental, «el pueblo
alemán no tuvo una reacción equivalente ni se mostró en de-
9 Ibíd., p. 141.
10 Karl Jaspers, por ejemplo, identifica cuatro modalidades de la culpa en
4 Ibíd., p. 17. relación con la experiencia del Tercer Reich: criminal, política, moral y metafísica.
s Ibíd., p. 17. Con respecto a la última, en su opinión todo hombre es responsable de aquellos
6 Ibíd., p. 18. crímenes ocurridos en su presencia o con su conocimiento, si no ha hecho todo
7 Ibíd., p. 27. lo posible para impedirlo. Desde este punto de vista, prácticamente todos los
8 Jbíd., p. 99. alemanes serían culpables de los crímenes nazis.
182 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 183

2 Una vez localizado, Francia pidió su extradición, que le fue dene-


gada, hasta que en 1983 el Gobierno boliviano lo deportó. Fue juz-
gado y condenado a cadena perpetua por crímenes contra la
«La justicia es uno de los campos desde el que se puede humanidad, y murió en la cárcel de Lyon en 1991. Klaus Barbie
observar el modo en que un país gestiona la memoria de siempre negó su responsabilidad en los crímenes de los que se le
su pasado». acusaba.
Paul Touvier se incorporó en 1943 a la Milicia, la organización
Tvetan TODOROV paramilitar fascista integrada por franceses colaboracionistas que
operaba en la zona controlada por el Gobierno de Vichy, bajo la
Las secuelas de una guerra se dejan ver tanto en el ámbito de la polí- supervisión directa de la Gestapo. Como jefe del servicio de infor-
tica como en el de la moral, y en los vencidos tanto como entre los mación de la Milicia de Lyon, fue responsable de las ejecuciones,
vencedores. Tvetan Todorov 11 muestra hasta qué punto la justicia es torturas y deportaciones de numerosos judíos y miembros de la
tributaria de la política cuando está en juego la razón de Estado, y Resistencia. Condenado a muerte, consiguió escapar y permaneció
cómo el tan llevado y traído concepto de la memoria histórica es, escondido bajo la protección de la Iglesia católica, que le ocultó en
en gran medida, una construcción ideológica en la que los hechos diversos monasterios; así hasta 1964, fecha en la que prescribieron
-aun aquellos sobradamente probados- son en ocasiones suscepti- sus crímenes. En 1971 fue indultado, aunque dos años después
bles de manipulación, interpretados de tal modo que sirvan, bien se reabrió la causa contra él, cuya tramitación se demoró varios
para edificar y sostener una historia oficial, o bien para combatirla. años más gracias a ciertas complicidades oficiales, hasta que en el
Todorov examina dos procesos celebrados en Francia por crí- juicio celebrado en 1994 fue condenado a cadena perpetua por
menes contra la humanidad, en los años ochenta y noventa del crímenes contra la humanidad. Touvier basó su defensa en el con-
siglo XX, contra el alemán Klaus Barbie -apodado «el Carnicero de sabido argumento de haber actuado obedeciendo órdenes de los
Lyon»- y el francés Paul Touvier, respectivamente. Barbie había alemanes, e incluso alegó que, gracias a su intervención, había
sido el jefe de la Gestapo de Lyon durante la Ocupación, donde se conseguido salvar la vida de muchos rehenes. Murió en prisión en
hizo famoso por su eficacia represiva contra los miembros de la 1996.
Resistencia. Las confesiones bajo tortura, las labores de infiltración Para los jueces franceses que juzgaron a Klaus Barbie, no cabía
y el encadenamiento de las delaciones le permitieron detener a duda alguna de que el acusado era culpable de crímenes contra
Jean Moulin, máximo líder de la Resistencia en el territorio francés, la humanidad, imprescriptibles por naturaleza, e incorporados
muerto él también, como muchos de sus camaradas, tras mucho al ordenamiento jurídico galo a partir de 1985. 12 La Corte de
sufrimiento. Acabada la guerra, Klaus Barbie se escondió bajo un
nombre falso, colaborando entre 1947 y 1951 con los servicios
12 Aunque existía corno concepto desde principios del siglo xx, los «crímenes
secretos estadounidenses en «tareas anticomunistas». Buscado por
las autoridades francesas , sus protectores norteamericanos le fa- contra la humanidad» obtuvieron su estatuto jurídico a partir del Acuerdo de
Londres de 1945, cuando los aliados decidieron la creación del Tribunal Militar
cilitaron la fuga a Sudamérica con su familia, siendo localizado en Internacional que habría de sesionar en Núrernberg. Se definió a estos crímenes
Bolivia, donde se había radicado y vivía con una nueva identidad. como «asesinato, extermi nio, esclavización, deportación y otros actos inhumanos
cometidos contra cualquier población civil antes o durante la guerra, o per-
secuciones basadas en motivos políticos, raciales o religiosos en relación de o en
11
conexión con cualquier crimen dentro de la jurisdicción del Tribunal Militar
TüDOROV, Tvetan (1998): El hombre desp lazado. Madrid: Taurus. Internacional, violen o no la ley del país donde se perpetraron».
184 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 185

Casación incluyó, en el concepto de víctimas de este delito, a todos Si bien es cierto que tanto la Resistencia como los colaboracio-
los adversarios del régimen imputado, lo que permitió incorporar a nistas eran fuerzas minoritarias, es igualmente cierto que la mayo-
los miembros de la Resistencia; y por otro lado, estableció que el ría de los franceses se mantuvieron en una actitud pasiva y resig-
sujeto activo de tales crímenes tan solo podía ser un Estado totalita- nada durante los aíios de la Ocupación. Y aunque muchos judíos
13
rio, a cuyo servicio estaban los agentes ejecutores. El caso de Barbie salvaron su vida gracias a la heroica solidaridad de sus vecinos,
encajaba perfectamente en esta definición; él representaba al ré- amigos, comunidades religiosas cristianas, que les ayudaron a
gimen nacionalsocialista, a un Estado totalitario cuyos designios ocultarse, no hubo ninguna reacción colectiva cuando miles de
ideológico-políticos incluían la persecución, detención, tortura, judíos parisinos fueron arrancados de sus casas y concentrados
deportación y ejecución de civiles, aunque tales crímenes se consu- en el Velódromo de Invierno antes de ser trasladados a los campos
maran en un país diferente al de la nacionalidad del autor, e incluso de exterminio.
si aquellos no constituyeran un delito tipificado en las leyes internas. El ajuste de cuentas de la Francia vencedora con el régimen de
Paul Touvier, que había cometido crímenes similares a los de Vichy en particular, y con los colaboracionistas en general,
Barbie, se benefició no obstante, en la primera instancia de su pro- comenzó incluso antes de la derrota definitiva de los ocupantes y
cesamiento, de una auténtica pirueta jurídica que le absolvió de la de sus aliados nativos, dando por hecho que todos aquellos que
acusación de crimen contra la humanidad; los jueces interpretaron habían actuado al servicio del Gobierno vichysta o directamente
que el régimen colaboracionista de Vichy no era, en realidad, un a las órdenes de los alemanes, eran objetivamente responsables
Estado totalitario, sino un «régimen conservador y dictatorial, -como ejecutores o cómplices- de las detenciones, torturas y
donde solo algunos de sus elementos tenían su origen en el ideario muertes de patriotas franceses. Numerosos colaboracionistas
fascista de más puro corte [ ... ] Según esa interpretación, en efec- fueron sumariamente ejecutados nada más ser capturados; en
to, solo un alemán podía cometer un crimen contra la humanidad. otros casos, los acusados fueron sometidos a consejos de guerra
Los franceses quedaban exonerados a priori, porque la Francia de organizados por la Resistencia; finalmente, tales procedimientos
la época no era un Estado totalitario» . 14 irregulares se interrumpieron a medida que se restableció el
El «caso Touvier» volvió a despertar en la sociedad francesa funcionamiento de la Administración de Justicia. La rigurosa y
-cincuenta aíios después del comienzo de la Ocupación- los fantas- excelentemente documentada investigación de Herbert Lottman
mas nunca completamente apaciguados de la mala conciencia -La depuración, editada en Espaíia por Tusquets- concluye que
nacional; en primer lugar, en relación con la capitulación del Estado las ejecuciones de acusados de colaboracionismo rondaron las
francés ante Hitler en 1940, pero también con las guerras colonia- 10.000 en toda Francia, y que muchos miles más fueron conde-
listas que, casi sin solución de continuidad, siguieron a la Segunda nados a diversas penas de prisión, expulsados de sus trabajos,
Guerra Mundial en Indochina y Argelia, donde los soldados france- degradados, confiscada todos o parte de sus bienes, entre otros
ses cometieron crímenes de guerra nunca juzgados. La versión canó- castigos. La herida narcisista del orgullo nacional y los senti-
nica impulsada por el gaullismo pretendía que, aunque los resistentes mientos de culpabilidad eran, sin embargo, demasiado profun-
activos fueran tan solo algunos miles de hombres y mujeres, la dos como para que pudiesen ser suturados mediante expedientes
inmensa mayoría del pueblo francés estaba con la «Francia libre» y judiciales.
que los colaboracionistas eran una exigua minoría.

1
3 ToooRov, op. cit., p. 128.
14
Jbíd., p. 129.
186 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 187

3 aún vivía en Argentina, publicó al año siguiente su testimonio. 16


El libro y su autora fueron blancos de una campaña denigratoria
«El arrepentimiento es cosa de niños». organizada, y objeto de exacerbadas críticas por parte de personali-
dades y organizaciones judías de todo el mundo, dado que Arendt
Adolf E1Cf-IMANN no solo puso en evidencia las irregularidades jurídicas de fondo y
de forma que caracterizaron a todo el proceso, sino que se atrevió
a cuestionar el comportamiento adoptado por la mayoría de los
El proceso, la condena y ejecución del exteniente coronel de las SS, dirigentes de las asociaciones judías de Alemania y de los países
Adolf Eichmann, secuestrado por agentes israelíes en Argentina en invadidos por el Tercer Reich, en sus relaciones con los verdugos.
1960, trasladado clandestinamente a Israel y juzgado en Jerusalén, Analizar las actitudes de esos dirigentes, algunas rayanas en la
constituye un paradigma de interpretación y aplicación de las complicidad, otras abiertamente oportunistas -como se reveló en
leyes, tanto nacionales como internacionales, al servicio de una innumerables testimonios durante las más de cien sesiones del
política de Estado. Aunque estaba sobradamente probado que juicio-, significaba meter el bisturí muy profundamente en la sen-
Eichmann tuvo una participación determinante en las redadas sibilidad judía al poner, en el primer plano, cuestiones atinentes a
contra los judíos, y actuó como un eficaz organizador del sistema la moral y a la ética que muy pocos miembros de la comunidad
de transportes que llevaba a los detenidos hacia los campos de judía estaban dispuestos a afrontar. El texto de Hannah Arendt, sin
concentración y exterminio, existían muchas dudas sobre los fun - embargo, y al margen de la polémica bastante artificialmente gene-
damentos jurídicos utilizados para someterlo a la jurisdicción rada a su alrededor, supuso una contribución extremadamente
israelí. Eichmann fue acusado de quince delitos, incluidos en tres importante no solo para conocer el modo en que los nazis eje-
apartados: crímenes contra el pueblo judío, crímenes contra la cutaron el Holocausto, sino también para analizar la mentalidad
humanidad y crímenes de guerra, cometidos «junto a otras personas», de quienes lo llevaron a cabo, de la que Adolf Eichmann es un
y después de cuatro meses de deliberación, en diciembre de 1961, paradigma.
el tribunal lo sentenció a morir en la horca. Eichmann fue ejecutado Sorprendentemente, al ser preguntado por el presidente del
el 31 de mayo de 1962, después de que fuera desestimada la apela- tribunal cómo se declaraba en relación con los cargos, Adolf
ción por el Tribunal Supremo, y denegada por el presidente de Eichmann respondió: «Inocente, en el sentido en que se formula la
Israel la petición de clemencia firmada por el condenado y apoya- acusación». Y Hannah Arendt se hace la siguiente pregunta: «¿En
da por numerosas personalidades de todo el mundo, muchas de qué sentido se creía culpable, pues?» 17 Durante las siguientes sesio-
15
ellas judías. Hannah Arendt, que presenció el juicio y estudió nes del juicio, Eichmann se preocupó de dejar claro que la acusa-
toda la documentación disponible -las actas oficiales no fueron ción de asesinato era injusta ya que, como insistió reiteradamente,
publicadas-, incluida la transcripción de los interrogatorios efec- «ninguna relación tuve con la matanza de judíos. Jamás di muerte
tuados a Eichmann por la policía israelí, así como un texto origi- a un judío ni a persona alguna, judía o no. Jamás he matado a un
nal de setenta páginas redactado por el propio Eichmann cuando ser humano. Jamás di órdenes de matar a un judío o a una persona

15
Las peticiones de clemencia no obedecían todas a razones humanitarias o
contrarias por principio a la pena de muerte. Martin Buber, por ejemplo, se opo- 16 ARENDT, Hannah (2008): Eichmann en Jerusalén. Barcelona: Lumen-
nía a la ejecución porque esta supondría, según él, un pretexto para que los ale- DeBolsillo.
manes expiaran su culpa. 17
Ibíd., p. 39.
188 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 189

no judía. Lo niego rotundamente». Afirmaciones que matizaría que nunca consiguió acabar sus estudios, intelectualmente pobre y
agregando: «Sencillamente, no tuve que hacerlo». 18 socialmente fracasado, un gris vendedor comercial despedido de su
En 1955, cuando llevaba casi diez años viviendo en Argentina trabajo que, en 1932, se afilió al Partido Nacional-socialista e ingre-
con el nombre de Ricardo Klement, Eichmann concedió una insó- só en las SS a instancias de Ernst Kaltenbrunner, un joven abogado
lita entrevista a un periodista holandés -él también un nazi fugiti- que siempre miró a Eichmann como alguien socialmente inferior y
vo-, a quien dijo que tan solo se le podía acusar de «ayudar» a la que llegaría a ser el jefe del aparato de seguridad del Tercer Reich.
aniquilación de los judíos, «a tolerarla», y que aquel había sido Según sus propias declaraciones, Eichmann no tenía prác-
«uno de los mayores crímenes cometidos en la historia de la huma- ticamente convicciones políticas; hasta tal punto era grande su
nidad».19 Este comentario de Eichmann, lejos de representar una despiste ideológico que, poco antes de ingresar en el Partido Na-
manifestación de remordimiento, no tenía en realidad para él otro cionalsocialista, había pensado en incorporarse a una logia masónica,
significado que la constatación de un hecho por parte de alguien muy probablemente como un medio para medrar socialmente; no
que se sitúa fuera, en calidad de observador o de notario, que conocía el programa del partido, ni había leído Mein Kampf,
fue el papel que él mismo representó en enero de 1942 en la e incluso él mismo reconoció que «fue como si el partido me hubiera
Conferencia de Wannsee -en la que se planificó la puesta en prác- absorbido en su seno, sin que yo lo pretendiera, sin que tomara la
tica de la «solución final del problema judío»-, en la que actuó oportuna decisión [ ... ] Kaltenbrunner le había dicho: ¿por qué no
como secretario. ingresas en las SS? Y Eichmann contestó: ¿por qué no?» 21He aquí un
No, Eichmann no se mostró en ningún momento arrepentido. excelente ejemplo de la superficialidad con la que se toma una deci-
Es más, rechazó con arrogancia la posibilidad de exhibirse como sión que ha de conducir a un sujeto mediocre, sin otra expectativa
un hombre siquiera mínimamente abrumado por la culpa, dicien- que rodar por la existencia como un perdedor, a ser un ejemplo de
do que «el arrepentimiento es cosa de niños». 2º Pero ¿cómo inter- lo que Hannah Arendt llamó «la terrible banalidad del mal, ante la
pretar el hecho de que aceptara ser entrevistado en 1955, cuando que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes». 22
llevaba diez años oculto bajo otra identidad, arriesgándose a que Por oscuras razones, Eichmann comenzó a interesarse por los
fuera detectada su presencia en Argentina?; ¿y por qué no intentó judíos y, en particular, por el movimiento sionista, del que siempre
huir cuando le advirtieron -y él mismo pudo comprobarlo- que se declaró un admirador «por su idealismo», tal y como repitió en
estaba siendo vigilado?; ¿y qué hay de la sorprendente pasividad sus declaraciones.23 Esa curiosidad le llevó a leer el famoso texto de
con la que se dejó secuestrar? Una probable respuesta a estos inte- Theodor Herzl El Estado judío, así como Historia del sionismo,
rrogantes sería que Eichmann, en verdad, nunca se sintió cons- de Adolf Bóhm, e incluso a aprender algo de hebreo, lo que le con-
cientemente culpable y, por lo tanto, no tenía de qué arrepentirse. virtió en poco tiempo en el «especialista en asuntos judíos» dentro
Sin embargo, sus actos, incluyendo en ellos las omisiones, produ- del departamento de seguridad, en una época en la que los nazis
cen la impresión de un sujeto que se ofrece para un sacrificio aún no habían elucubrado la expresión «solución final» e incluso
expiatorio, ya que no es dable imaginarlo como homenaje a alguna algunos jerarcas se permitían sugerir una «solución jurídica» del
deidad. Adolf Eichmann era, en muchos sentidos, el prototipo del problema judío. 24 Antes de la guerra parece que existió un plan que
ciudadano austrogermano medio de entreguerras; mal estudiante
21 Ibíd., p. 56.
1s Ibíd., p. 41. 22 Ibíd., p. 368.
19 Ibíd., p. 41. 23 Ibíd., pp. 67-68.
20 Ibíd., p. 44. 24 Ibíd., p. 64.
LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 191
190 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

se mantuvo en secreto -cuyo carácter delirante hace sospechar Es, en este sentido, que Eichmann se somete al juicio divino; tan
que no se trató más que de una cortina de humo para velar las solo Dios puede juzgar sus acciones, y en sus manos está cualquier
verdaderas intenciones de los nazis-, consistente en enviar, a la posible expiación. Su rechazo a reconocer la legitimidad del tribu-
práctica totalidad de la población judía europea, a la isla francesa nal de Jerusalén era también coherente -y desde el punto de vista
de Madagascar. El curso de los acontecimientos determinó que se jurídico, la objeción tenía su fundamento-, en tanto no existía en
optara por una política de acoso, primero jurídica a partir de las el momento del juicio la llamada jurisdicción universal, los delitos
Leyes de Núremberg, por medio de la cual se trataba de forzar la no habían sido cometidos en Israel, y el acusado conservaba la
emigración, y después cada vez más violenta, hasta que a partir nacionalidad alemana, a la que por cierto apeló a última hora su
de la «Noche de los cristales rotos», en noviembre de 1938, se de- abogado instando a la República Federal de Alemania a que solici-
sembocó en el agrupamiento en guetos y en los campos de con- tara la extradición del ya condenado, para evitar la ejecución. Para
centración. Eichmann, las leyes que legitimaban sus actos eran las vigentes en
«Inocente, en el sentido en que se formula la acusación», expresó el Tercer Reich, y desde luego él no concebía siquiera la posibilidad
Eichmann en su primera comparecencia ante el tribunal. Durante de desobedecer las órdenes que recibía, fundadas en aquellas leyes
una entrevista que concedió su abogado, este dijo que «Eichmann se que, en cualquier caso, expresaban la voluntad de Hitler, de quien
cree culpable ante Dios, no ante la ley»; unas palabras que el intere- Eichmann dijo que aunque estuviera equivocado no se le podía
sado ni ratificó ni tampoco desautorizó, pero que verosímilmente negar que fue un hombre capaz de elevarse desde cabo del ejército
pudo haber pronunciado a lo largo de los interrogatorios policiales alemán a Führer de un pueblo de ochenta millones de personas:
y cuyo contenido -aunque no literal- coincide con otras manifesta- «Para mí-manifestó-, el éxito alcanzado por Hitler era razón sufi-
ciones suyas efectuadas a lo largo del juicio. Asumiendo una actitud ciente para obedecerle».26 Hannah Arendt relata que, durante los
que revela una auténtica Spaltung, Eichmann sostuvo reiteradamen- interrogatorios a los que fue sometido, Eichmann se presentó
te que la aniquilación de los judíos «fue uno de los mayores críme- como un devoto kantiano «que siempre había vivido en consonan-
nes cometidos en la historia de la humanidad», y que si pudiera se cia con los preceptos morales de Kant, en especial con la definición
«ahorcaría con sus propias manos, en público, para dar un ejemplo kantiana del deber», 27 una declaración que, a los ojos de Arendt,
a todos los antisemitas del mundo», al mismo tiempo que se defen- resultaba indignante e incomprensible, propia de un estado de con-
día alegando que había actuado en el cumplimiento de órdenes lega- fusión mental, ya que semejante interpretación contradice lo esen-
les ajustadas al derecho entonces vigente en el Tercer Reich, ya que, cial de la filosofía moral kantiana, que rescata la facultad humana
como manifestó en 1943 el ministro de Educación y Cultura de de juzgar, en oposición a la obediencia ciega. Sin embargo, y en
Baviera -a la sazón un distinguido jurista-, escritas o verbales, «las consonancia con el razonamiento disociativo que guía su discurso,
órdenes del Führer [ ... ] son el centro indiscutible del presente sis- Eichmann aclara que «con mis palabras acerca de Kant quise decir
tema jurídico». 25 que el principio de mi voluntad debe ser tal que pueda devenir el
El razonamiento disociado de Eichmann era coherente con sus principio de las leyes generales», y que era consciente de que al
convicciones. «Uno de los mayores crímenes cometidos en la participar en la «solución final» se había apartado de los principios
historia de la humanidad» excede, por definición, por su magnitud kantianos, «pero que se había consolado pensando que había deja-
y desmesura, a la comprensión y aplicación de la justicia humana.

26 Ibíd., p. 218.
2s Jbíd., p. 44. 27 Ibíd., p. 199.
192 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LOS SEMBLANTES BUROCRÁTICOS DEL MAL ABSOLUTO 193

do de ser dueño de sus propios actos y que él no podía cambiar ridad hacia su meta que el verla ofrecerse a despecho, incluso con
nada». 28 desprecio del patíbulo. Pues el patíbulo no es la Ley, ni puede ser
La pretendida resignación de Eichmann ante unos sucesos aquí acarreado por ella». 29 Y cuando Eichmann dice que encon-
acerca de los que él mismo se sitúa como un simple testigo, en tró consuelo por su supuesto abandono de los principios kantia-
lugar de asumir su papel de ejecutor perfectamente consciente del nos «pensando que había dejado de ser dueño de sus propios
plan criminal del que era parte -y muy importante, en la medida en actos», ¿acaso no se puede percibir en esta reflexión un eco de lo
que de él dependía el sistema de transportes de prisioneros-, es irre- que Lacan describe como el fenómeno de desvanecimiento del
levante. La apelación a los principios kantianos a los que decía adhe- sujeto en su relación fantasmática con el goce? ¿Acaso se podría
rir, y que tanto escandalizara a quienes lo escuchaban, confrontada sostener que, estando ya al pie del patíbulo y después de un proce-
con los actos en los que participó, solo puede ser comprendida como so judicial durante el cual fue confrontado con las consecuencias
un paradigma de aquello que Lacan explicó en Kant con Sade. Este de sus actos, el sujeto Eichmann asumió, aunque fuera parcial-
texto, editado contemporáneamente al juicio celebrado en Jerusalén mente, su responsabilidad subjetiva? De un lado, no hubo por su
-y muy probablemente desconocido para Hannah Arendt-, le hubiera parte manifestación alguna de arrepentimiento; de otro, si se ha de
sido a esta de gran utilidad para extraer de la tesis lacaniana algunas dar crédito a la afirmación de su abogado: «Eichmann se siente
claves fundamentales para matizar sus críticas acerca de las aparen- culpable ante Dios, no ante la ley», semejante -aunque ambigua-
tes incoherencias de Eichmann. Desde luego, el acusado no era en declaración dejaría una puerta ligeramente entreabierta a esa res-
absoluto consciente de la lógica oculta encerrada en sus afirmacio- ponsabilidad. Pero ¿ante qué Dios estaba Eichmann dispuesto a
nes, esto es, que el superyó manda gozar y que ese mandato feroz e responder? Al pronunciar sus últimas palabras antes de ser ahorca-
insaciable se solapa con el imperativo moral, y que en ambos casos do, el condenado dijo que él era un Gottglauber, expresión que,
es desde el Otro desde donde su mandato nos requiere, como diría como señala Hannah Arendt, era utilizada por los nazis para indi-
Lacan. Para Eichmann, ese Otro estaba simbolizado en su Führer y car que estaba apartado de su formación cristiana, agregando que
en la voluntad de este convertida en ley, hasta el punto de que a la tampoco creía en una vida sobrenatural después de la muerte.
máxima kantiana de que «todo lo que a través de un pueblo pueda Contradictoriamente con estas palabras, dijo a los testigos:
ser sancionado como ley, reside en la cuestión de si ese pueblo «Dentro de muy poco, caballeros, volveremos a encontrarnos. Tal
podría imponerse a sí mismo una ley asÍ», la única respuesta para un es el destino de todos los hombres». 3º
nazi sería: sí, el pueblo alemán se identificó de tal modo con Hitler, Por otra parte, las declaraciones que hizo a su entrevistador en
que asumió las consecuencias de aplicarse a sí mismo el rigor de esa Argentina unos años antes, sabiendo que podía ser localizado por
ley insensata. sus enemigos, así como la renuncia a adoptar precauciones para
Al igual que Lacan, tampoco Kant hubiera comprendido en su evitar su secuestro, ¿sugieren que se estaba ofreciendo para -aun
tiempo que «ninguna ocasión precipita a algunos con mayor segu- inconscientemente- hallar una vía de expiación? De las extensas
explicaciones que dio sobre su actuación como teniente coronel de
las SS -sus interrogadores coinciden en que Eichmann mostraba
28
Jbíd., p. 200. En su Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant una notable locuacidad en su afán de justificarse-, en las que reco-
ofrece cinco definiciones del imperativo categórico que se entrelazan, de modo
que en su conjunto constituyen un sistema moral consistente. La obra de Freud
muestra que, en realidad, son axiomas de imposibilidad, y para Lacan se trata de
una versión filosófica de lo que el psicoanálisis denomina superyó, una instancia 29 LACAN, Jacques (1989c) : Kant con Sade. México: Siglo xx1, p. 761.
que empuja sin cesar al goce. 30 ARENDT, op. cit., p. 36.
194 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

noció con detalles su participación en el Holocausto, implicaban


una asunción de su responsabilidad objetiva, en tanto que su pensa-
miento disociado le impedía asumir su responsabilidad subjetiva. 31 11. LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO
La Spaltung le impedía inscribir sus acciones criminales en la
trama de su propia historia.
«La guerra constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo
para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad».

Car! YON CLAUSEWITZ

En la primera mitad del siglo XIX, época del auge del Estado-
nación como la forma por excelencia de la organización políti-
ca-institucional, Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz publicó su
tratado De la guerra, en el que analizaba el origen, desarrollo y
finalidad de los conflictos bélicos. La obra se convirtió inmediata -
mente en un texto canónico para todos los ejércitos, revolucionó la
teoría de la guerra hasta entonces imperante en Occidente y ejer-
ció una influencia determinante en la concepción de la doctrina
militar por parte de los diversos Estados mayores. 1 Aunque la
tendencia a la simplificación, que conduce generalmente a la vul-
garización y empobrecimiento de las ideas, ha hecho que el pensa-
miento de Clausewitz parezca limitado a una sola frase -aquella
que define a la guerra como una continuación de la política, solo
• que con otros medios-, el conjunto de los escritos del militar pru-
siano muestra a un hombre con una sólida formación historiográ-
fica y filosófica, capaz de teorizar acerca de la guerra teniendo
31 Arendt cita dos casos de jerarcas nazis directamente comprometidos en el siempre presente el contexto social y político en el que surgen los
Holocausto que se mostraron arrepentidos antes de morir: Reinhardt Heydrich y conflictos armados, y que en la mayoría de los casos condicionan
Hans Franck. El primero, supuestamente durante los nueve días de agonía que el éxito o el fracaso de la estrategia militar. Clausewitz, en la este-
sufrió antes de morir, después de ser emboscado por resistentes checos; y el
la de Maquiavelo, pertenece a la tradición realista, para la que la
segundo, que había sido gobernador de la Polonia ocupada, en la celda de
Núremberg en la que esperaba su ejecución. No se conocen con exactitud los tér-
minos en los que expresaron ese arrepentimiento, ni es posible apreciar el grado
de sinceridad que contenían. Arendt se limita a preguntarse si, en el caso de 1
Es muy significativo el hecho de que las obras de Clausewitz y de otros teó-
Heydrich, el arrepentimiento se debió, más que a Jos asesinatos en masa, a su con- ricos militares se estudien no solo en las academias militares, sino también en las
dición de medio judío traidor a su pueblo. escuelas de negocios, gestión y dirección empresarial.

195
196 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 197

guerra es una cuestión de estrategia y necesidad, y no de moral o civiles no ha dejado nunca de incrementarse en una progresión
derecho. Para el prusiano, en una guerra intervenían tres factores geométrica. En 1915, Sigmund Freud, que tenía a sus hijos en el
estrechamente ligados entre sí y cada uno con su respectivo prota- frente, publicó De guerra y muerte. Temas de actualidad. El texto
gonista: de una parte, el odio, la enemistad y la violencia primitiva consta de dos ensayos, el primero de los cuales se titula «La desilu-
que pueden existir entre los potenciales contendientes; de otra, el sión provocada por la guerra». En él, señalaba que «el ciudadano
juego del azar y las probabilidades de los que depende en gran particular puede comprobar con horror en esta guerra algo que en
medida vencer o ser vencido, y finalmente la política. Al asignar a ocasiones había ya creído entrever en las épocas de paz: que el
cada uno de tales factores un protagonista determinante -el pue- Estado prohíbe al individuo recurrir a la injusticia, no porque
blo, el mando militar y el gobierno respectivamente-, Clausewitz quiera eliminarla, sino porque pretende monopolizarla». 3 El con-
avanza en la consolidación de una concepción secularizada de la tenido de ese artículo muestra -al mismo tiempo que la profunda
guerra, despojada de las adherencias teológicas que tradicional- amargura del fundador del psicoanálisis al constatar el retroceso
mente acompañaban la disputatio sobre la guerra justa. de la cultura ante la barbarie- a un conservador victoriano cargado
Si bien por obvias razones cronológicas el militar prusiano no de prejuicios, convencido de la superioridad de la raza blanca y de
conoció la radical transformación que el desarrollo de la ciencia y las grandes naciones «dominadoras del mundo y en las que ha
sus aplicaciones técnicas aportarían a las doctrinas militares, así recaído la conducción del género humano», 4 aunque, muy a su
como al tipo y características de las guerras futuras, tuvo el acierto pesar, se aviene a reconocer que tales naciones no son inmunes a la
de desvelar la relación inextricable entre la guerra y la política. En tentación de rendirse a la satisfacción pulsional. Examinando el
efecto, sean cuales fueren los contendientes en un conflicto, optar comportamiento de los protagonistas de la guerra, Freud no solo
por la violencia depende siempre de una decisión política, 2 inde- se ratifica en su hipótesis esencial desplegada poco antes en Tótem
pendientemente de los argumentos utilizados en cada caso por los y tabú, sino que, como le dirá años más tarde a Albert Einstein,
distintos protagonistas para justificar esa decisión, porque la polí- concluye que el exterminio del mal es una tarea imposible. Se hizo
tica es la inteligencia de la guerra. Y aun cuando no se considere a evidente para él que la existencia misma de las mociones pulsiona-
toda guerra como un acto esencial e irremediablemente criminal les comunes a todos los hombres, ni buenas ni malas en sí mismas
-como pregonan los movimientos pacifistas-, es evidente que es y sujetas a determinadas formaciones reactivas, dan lugar a la
durante una guerra cuando se dan las condiciones idóneas para ambivalencia de los sentimientos de amor y de odio en una misma
que emerja en cada sujeto lo «anímico primitivo» y se incurra en persona, de tal modo que los sujetos -que creían haber superado
actos de bárbara crueldad, de los que son víctimas tanto los con- las pulsiones asesinas que les acompañan desde su origen- inmersos
siderados enemigos como quienes están en el propio campo, sin en un conflicto bélico encuentran en este el ámbito propicio para
distinción entre los combatientes y los que no lo son. De hecho, a ponerlas en acto.
partir de la Primera Guerra Mundial -llamada entonces la Gran En una gran medida, las reflexiones freudianas de la época
Guerra, tanto por el número de naciones involucradas como por la están referidas a la muerte y, en particular, a la actitud de los sujetos
extensión y magnitud de los combates-, la proporción de bajas ante la muerte. El segundo de los ensayos -«Nuestra actitud hacia
la muerte»- se corresponde con la conferencia que Freud leyó a
comienzos de 1915 en la sociedad cultural hebrea B'nai B'rith, de
2 Y ello independientemente del grado de racionalidad de la decisión. Joseph

Shumpeter ha señalado que las inclinaciones arracionales e irracionales, pura-


mente instintivas, hacia la guerra y la conquista desempeñan un papel muy 3 FR EUD (2000a), op. cit., p. 281.
importante en la historia de la h umanidad. 4 Ibíd., p. 278.
198 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 199

Viena, a la que perteneció durante muchos años. Por la misma venenoso en dirección a las trincheras enemigas, un episodio que
época, en una de las conferencias del ciclo que estaba dictando de simboliza adecuadamente lo que Freud definiría en 1938: el pacto
introducción al psicoanálisis, se dirige al público en los siguientes sellado entre el progreso -la ciencia- y la barbarie.
términos: «Y ahora aparten la mirada de lo individual y contem-
plen la gran guerra que sigue asolando a Europa, piensen en la bru-
talidad, la crueldad y la mendacidad de que es pasto el mundo civi- 2
lizado. ¿Creen realmente que un puñado de ambiciosos y farsantes
inmorales habrían logrado desencadenar todos esos malos espíri- La Gran Guerra se desató como consecuencia de la competencia
tus si los millones de seguidores no fueran sus cómplices? ¿Osan en entre las grandes potencias de la época por el control de los mer-
estas circunstancias romper lanzas para sustentar la ausencia de cados -que potenció a su vez la expansión imperialista y colonia-
maldad en la constitución física del hombre?». 5 lista-, además de por razones geopolíticas vinculadas a la histórica
La división subjetiva es patente en Freud. La lucidez intelectual hostilidad entre Alemania, Francia y Gran Bretaña, e incluso a las
no le protege contra lo que él mismo definiera como las identifica- aspiraciones rusas de disponer de acceso a los mares cálidos a
ciones: la vida de sus hijos, su lengua, la que él consideraba -al través de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. El conflicto,
menos hasta entonces- su patria, pesan en esas circunstancias en el que intervinieron treinta y ocho naciones y en el que murie-
tanto como aquello que le dicta la inteligencia. Se niega a aceptar ron nueve millones de personas, acabó con cuatro imperios:
que la barbarie de la guerra se haya impuesto también en el bando Alemania, Austria-Hungría, Rusia y el Imperio otomano se desin-
germano-austrohúngaro con las siguientes palabras: «Alentamos tegraron, y surgieron nuevos Estados como Polonia, Checos-
la esperanza de que una historiografía imparcial habrá de demos- lovaquia y Yugoslavia. El conflicto había dado ocasión de experi-
trar que precisamente esta nación, esa en cuya lengua escribimos y mentar sobre el terreno los últimos avances de la industria militar,
por cuya victoria combaten nuestros seres queridos, ha sido la que como los carros de combate y los aeroplanos artillados, y de com-
menos infringió las leyes de la convivencia humana». 6 Segura- probar la eficacia letal y masiva de la artillería y las ametralladoras,
mente, Freud ignoraba que por las mismas fechas -concretamente recursos todos cuyo seguro desarrollo futuro haría aún más san-
el 22 de abril de 1915- los militares de «esta nación» utilizaron por griento un eventual enfrentamiento próximo. En 1919, John
primera vez en el frente el gas venenoso, un arma de destrucción Maynard Keynes publicó Consecuencias económicas de la paz, una
masiva desarrollada por los científicos alemanes y puesta a disposición obra en la que hacía un análisis contextualizado de la situación del
del ejército, cuyo empleo estaba prohibido por la Convención de La capitalismo al comienzo de la guerra, y las transformaciones radi-
Haya de 1907. El cloro gaseoso y el gas mostaza produjeron cente- cales a las que debía enfrentarse a partir de la quiebra de un esta-
nares de miles de víctimas en ambos bandos, ya que los aliados do de cosas que Keynes definió como el fin del sistema fundado en
comenzaron también a usarlo unos meses más tarde. Como una el laissez-faire. En 1932, en plena Gran Depresión, y cuando los
aterradora anticipación de lo que los nazis pondrían en práctica nubarrones que presagiaban un nuevo conflicto bélico ensom-
durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes designaban como brecían el cielo europeo, Albert Einstein remitió, a petición del
«Brigada de desinfección» a los equipos encargados de lanzar el gas Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, dependiente
de la ya agonizante Sociedad de Naciones, una carta a personalidades
5 FREUD, Sigmund (2006): Conferencias de introducción al psicoanálisis. Buenos
destacadas de diferentes países, preguntando si acaso existía algún
Aires: Arnorrortu, p. 134. camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra. Uno
6 FREUD (2000a), op. cit., p. 281. de los destinatarios fue Sigmund Freud, quien le respondió con un
¡1 1

200 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL


LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 201

breve artículo editado con el título ¿Por qué la guerra?, en el que es la cuestión central, que ha constituido desde siempre el talón de
retomaba muchos de los conceptos ya expuestos en Tótem y tabú y Aquiles del derecho internacional.
en De guerra y muerte. 7 Ante la evidencia de que la violencia es, en principio, el modo
Lo más interesante en la interrogación de Einstein es la respuesta, en el que los hombres han resuelto sus conflictos de interés -y que
aun parcial, que se da a sí mismo, y que coincide con lo sustancial presumiblemente lo seguirá siendo, al menos en situaciones extre-
de la tesis que Freud ha estado sosteniendo desde hace al menos mas-, Freud estimaba que el único recurso para prevenir la guerra
dos decenios con respecto a la naturaleza criminal del sujeto, mati- solo era posible si se pactaba la institución de «una violencia cen-
zada solo por la renuncia -obra de la cultura- a lo pulsional. Lo tral encargada de entender en todos los conflictos de intereses [ ... ]
que el físico define como el apetito de odio y destrucción que el y que además tal entidad dispusiera del poder necesario para hacer
hombre lleva dentro, el fundador del psicoanálisis lo ha explicado cumplir sus decisiones [ ... ] La Sociedad de Naciones, si bien estaba
en profundidad una y otra vez, con ciertos agregados enriquecedo- concebida como esa instancia superior, no tiene poder propio, y
res del planteamiento original, producto de la experiencia clínica, solo puede recibirlo si los miembros de la nueva unión, los dife-
de la observación y de la reflexión intelectual. Einstein ponía el rentes Estados, se lo traspasam>. 9 En algo parecido ponía sus espe-
acento en la cuestión del nacionalismo como obstáculo para crear ranzas Emmanuel Kant, que en 1795 publicó su folleto La paz
lo que consideraba como una imperiosa necesidad: una instancia perpetua -un título inspirado en el rótulo de una posada holan-
supranacional que elaborase una legislación aplicable a situaciones desa en el que se representaba un cementerio, lo que prueba que
de conflicto entre las naciones, que al mismo tiempo juzgase acer- la profundidad de su pensamiento no estaba reñida con cierto
ca de su cumplimiento. Acertaba en cuanto al obstáculo que supo- sentido del humor negro-, en el que reflexionaba acerca del modo
nía el nacionalismo, en la medida en que este -generalmente unido de reconducir hacia fórmulas pacíficas los conflictos entre las
al proteccionismo en lo económico- concibe el interés nacional naciones. Confiaba Kant en que la necesidad de convivir y de
por oposición a los intereses de las demás naciones, y tiende a incrementar los intercambios obligaría a los hombres a forjar
rechazar cualquier concesión que suponga una renuncia a la sobe- instrumentos de seguridad colectiva, sostenidos más en la necesidad
ranía. 8 Obviaba Einstein, sin embargo, un aspecto fundamental, racional de librarse de la recíproca destrucción que por estrictas
que a Freud no se le escapa en su respuesta. Una autoridad supra- convicciones morales, una posición más próxima al realismo
nacional, sí; pero ¿quién y cómo iba a cumplir sus decisiones? Esta de Maquiavelo que al adanismo de Rousseau. El filósofo de Kó-
nigsberg opinaba que gracias a las artes y la ciencia los hombres
7 El volumen con la carta de Einstein y las resp uestas que recibió fue editado eran cultos y civilizados, pero que en cuanto a la moralidad aún
por el Instituto en París, en 1933, en alemán, francés e inglés. En Alemania, donde estaban a medio camino.
Hitler era ya canciller, se prohibió su circulación. A finales de ese año, se pu-
blica en la revista Zentralblatt, órgano oficial de la Sociedad Internacional de
Psicoterapia, Ja obligación para todos los psicoterapeutas de someterse a los prin- la Segunda Guerra Mundial. En la época del intercambio epistolar comenzado
cipios del nacionalsocialismo. A lo largo de 1933, se marcharon de Alemania figu-
por iniciativa del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, ni siquiera
ras destacadas del movimiento psicoanalítico, como Eitingon, Fenichel, Fromm o
se tenía en cuenta la existencia de otro nacionalismo: el que se gestaba en las colo-
Simmel. nias y territorios sometidos precisamente por las potencias europeas, y que se iría
8 El nacionalismo como versión radical del patriotismo y como ideología que
configurando como el sustento ideológico de los futuros movimientos de li-
exalta a la nación como entidad fundamental-y a cada uno de sus miembros como beración nacional que harían eclosión a partir del final de la Segunda Guerra
representantes de una identidad exclusiva y excl uyente- arrancó con el Ro- Mundial.
manticismo en el siglo x1x. Su influencia se hizo sentir en toda Europa, manifestán- 9 ·FREUD, Sigmund (1997): ¿Por qué la guerra? Buenos Aires: Amorrortu,
dose en su forma más agresiva en los años treinta del siglo xx, para desembocar en p. 191.
202 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LA PULSIÓN D E MUERTE EN ESTADO PURO 203

El axioma de que el derecho no puede considerarse tal si no sión, habría podido ejercer la Unión Soviética en el Consejo de Se-
dispone de fuerza coactiva ha lastrado la vigencia del derecho inter- guridad, mediante el empleo de un mecanismo alternativo de toma de
nacional desde que existe como tal, es decir, a partir de 1648, cuan- decisiones por parte de la Asamblea General, consagrado en la
do la Paz de Westfalia permitió la emergencia y paulatina consoli- resolución «Unión pro paz». Este recurso volvería a aplicarse en
dación de los Estados nacionales.'º Esa carencia era utilizada por 1951, también en Corea y en contra de la intervención de China, y
quienes cuestionaban que el derecho internacional fuera en reali- en 1956, cuando Inglaterra, Francia e Israel agredieron a Egipto
dad auténtico derecho, en la medida en que el respeto a las leyes por haber nacionalizado el Canal de Suez. Al carecer la ONU de
internacionales -entre las que han de incluirse los pactos y tratados una fuerza militar propia, ha de recurrir a las aportaciones de tro-
entre Estados- quedaba librado a la voluntad de las partes, sin que pas que pongan a su disposición los Estados miembros, una prác-
hubiera un poder supranacional que les obligara a su cumplimiento. tica que se inició ya en la guerra de Corea y que se ha ido consoli-
Consecuencia inevitable de semejante situación era la imposición dando en el transcurso del tiempo, plasmando de algún modo las
de la voluntad del Estado diplomática y militarmente más fuerte. ideas de Hans Kelsen acerca de la necesidad de la existencia de un
El jurista austríaco Hans Kelsen, contemporáneo de Freud y ads- órgano que actúe dotado del imprescindible poder coactivo en
crito a la corriente legalista en cuanto a la consideración de la nombre de la comunidad internacional. 11
guerra, sostenía que sí debían reconocerse las normas internacio-
nales como verdadero derecho, en tanto que el orden coactivo le
estaba reservado a la comunidad de naciones, con facultad para 11
La denominación de «comunidad internacional» admite una interpreta-
restablecer la legalidad vulnerada delegando en un Estado la apli- ción estrictamente jurídica, que alude a los Estados reconocidos por la Organi-
cación de la fuerza necesaria -mediante sanciones, represalias zación de las Naciones Unidas, tengan aquellos el estatuto de miembros o de
e incluso la guerra-, para restaurar el orden internacional. No se le observadores, y otra interpretación más a mplia, referida a todos los sujetos que
habitan el planeta, incluidos los llamados «pueblos y naciones sin Estado». En estas
escapaban a Kelsen las dificultades existentes para poner en prác- páginas se utiliza la expresión en la primera de las acepciones citadas. Durante los
tica su formulación teórica, teniendo en cuenta las diferentes inter- últimos dos decenios, y en particular a partir del derrumbe de la Unión Soviética
pretaciones que cada Estado podía hacer de las leyes internaciona- y la consiguiente desaparición del bloque qu e aquella lideraba, la capacidad de
les según las circunstancias e intereses en juego, estando aún muy intervención de la ONU en la esfera internacional se ha incrementado notable-
mente, teniendo en cuenta la relativa parál isis a la que se vio constrefiida durante
presente el fracaso de la Sociedad de Naciones. No obstante, cuan- los afios anteriores. En contraposición a la interpretación rígida del principio de
do en 1950 Corea del Norte invadió sorpresivamente Corea del no intervención en los asuntos internos de los Estados, en los afios noventa se
Sur, fue la Organización de las Naciones Unidas -creada cinco abrió paso el derecho de «injerencia humanitaria»; la resolución 1296, aprobada en
años antes- Ja que convalidó la decisión de intervenir para detener el afio 2000, definió con precisión el delito de genocidio, y en 2006 el Consejo de
Seguridad adoptó en la resolución 1674 la «responsabilidad de proteger», aplica-
la agresión, actuando militarmente en defensa de la legalidad ble ante un riesgo evidente de genocidio o crímenes de guerra. Con fundamento en
internacional y sorteando el derecho de veto que, en aquella oca- este principio el Consejo de Seguridad adoptó las resoluciones 1706 del afio 2006
sobre la situación en Darfur; la 1820 de 2008 sobre mujeres, paz y seguridad, y las
resoluciones 1888, 1889 y 1894 -todas durante el afio 2009- sobre la protección de
10 civiles en conflictos armados. A comienzos de 2011, la ONU aprobó la resolución
El antecedente inmediato del derecho internacional es el llamado derecho 1973 que autorizó la intervención militar de las potencias occidentales en Libia
de gentes, cuya teorización entre los siglos x1v y xv es atribuida tanto al jurista con el fin de proteger a la población civil de la represión gubernamental, una
holandés Hugo Grocio como al fraile espafiol Francisco de Vitoria. Como no exis- acción que fue determinante para el derrocamiento del régimen de Gadafi, pero
tían aún los Estados, el ius gentium era, en su origen, un conjunto de normas pen- que excedió con creces el mandato original de Naciones Unidas. Una prueba más,
sadas para regular las relaciones entre soberanos iguales, lo que era sinónimo de en cualquier caso, de la flexibi.lidad imperante en la aplicación de la legalidad inter-
europeos.
nacional, según quién la impulse y en qué circunstancia.
204 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL
LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 205

Después de la guerra franco-prusiana de 1870, Europa vivió un te, a tenor de las diferentes circunstancias en las que se suscribie-
período de paz y prosperidad económica gracias a la segunda ron y del contenido de cada uno de los pactos y tratados, que en
Revolución Industrial, que coincidió con lo que Benedetto Croce tanto que algunos de ellos estaban guiados por la sincera intención
definió como la era liberal y que se prolongaría hasta 1914. En de evitar la guerra, otros eran maniobras tácticas tendentes a acu-
1878, se reunió el Congreso de Berlín a petición de Gran Bretaña mular fuerzas para una futura conflagración. Claros ejemplos de
y Austria-Hungría, con el fin de redefinir las fronteras del este estos últimos fueron el Pacto de Múnich de 1938, entre Francia y
europeo, en particular en la zona de los Balcanes. El acuerdo, del Gran Bretaña de un lado y la Alemania hitleriana del otro, y el
que en apariencia salían beneficiadas Rusia y Austria-Hungría, sal- pacto germano-soviético firmado por Ribbentrop y Molotov en
taría hecho pedazos en 1914 en Sarajevo, arrastrando consigo a agosto de 1939, unos días antes del estallido de la Segunda Guerra
ambos imperios. Seis años más tarde, en 1884, las principales Mundial.
potencias europeas y los Estados Unidos se reunieron en la Confe-
rencia de Berlín con el fin de repartirse el continente africano, des-
lindando las áreas a ocupar y explotar por cada uno. 3
A finales del siglo xrx, asegurado el reparto colonial y aún
vigente la etapa de expansión económica, se celebró en La Haya, en ¿Cómo definir lo que constituye un crimen de guerra -considerado
1899, la Convención para la Solución Pacífica de las Disputas por el derecho internacional como un acto ilegal- en el contexto
Internacionales, a la que siguió otra, en 1907, celebrada en la misma de la barbarie que implica la guerra misma? ¿Y cómo establecer las
ciudad: en ambas, se hacía constar que las potencias firmantes consiguientes responsabilidades por tales crímenes cuando el con-
aceptaban como principio general que «a ser posible, a la guerra cepto mismo de justicia cede ante las conveniencias políticas? Las
solo debería recurrirse si fallaba la mediación». En 1919, se fundó potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial acusaron de
la Sociedad de Naciones, contemporáneamente a la firma del criminal de guerra al káiser Guillermo 11, que había abdicado para
Tratado de Versalles, que impuso a la vencida Alemania unas exac- refugiarse en Holanda, país este que nunca concedió su extradi-
ciones insoportables en forma de «reparaciones de guerra», que ción. Los aliados presentaron acusaciones por crímenes de guerra
junto con la humillación de la derrota abonaron el terreno para contra otras 4.900 personas, además del káiser, que quedaron más
el advenimiento del nacionalsocialismo. En 1922, Alemania y la tarde reducidas a 901, de las que fueron finalmente juzgadas 12 en
URSS suscribieron el Tratado de Rapallo, que oficializó una el año 1922. Solo 6 fueron condenados, todos a leves penas. Al
colaboración militar entre ambos países. En 1925, en la ciudad finalizar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores fundaron
suiza de Locamo, se formalizó un tratado por el que Francia, el Tribunal Militar Internacional, que iniciaría sus sesiones en
Alemania y Bélgica se comprometían a considerar inviolables las Núremberg en base a unos acuerdos previamente pactados durante
fronteras existentes. En 1928, se firmó el Pacto de París, llamado de la contienda en la Declaración de Moscú en 1943, y posteriormen-
Briand-Kellogg, en el que los firmantes -entre los que estaban te en la Declaración de Potsdam y el Acuerdo de Londres, ambos
todas las potencias europeas y los Estados Unidos- se comprome- en 1945. A pesar de que existían serias dudas sobre la jurisdicción
tían a renunciar a la guerra como instrumento de política nacio- competente, en razón de que las leyes internacionales se aplicaban
nal. En 1933, el pacto cuatripartito entre Francia, Italia, Gran a las relaciones entre Estados y no a individuos, y a que se juzgarían
Bretaña y Alemania pareció dar un respiro a la situación de cre- hechos ex post facto -es decir, aplicando unas normas que no esta-
ciente tensión, pero cuatro meses después Alemania se desmarcó ban vigentes en el momento de cometerse los crímenes-, estas
del mismo al abandonar la Sociedad de Naciones. Resulta eviden- cuestiones fueron zanjadas por el imperativo político de satisfacer,
206 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 207

al menos en parte, la exigencia social de aplicar un castigo a quie- absueltos, uno se suicidó en la prisión y a otro se le declaró loco. El
nes habían desatado y conducido la guerra más mortífera hasta juicio dejó en segundo plano la actuación de muchos otros tribu-
entonces conocida, además de haber programado y ejecutado el nales constituidos por jueces militares y civiles de los países aliados
genocidio del pueblo judío europeo y el exterminio de otras mino- que, con menos repercusión pública, juzgaron y sentenciaron a
rías étnicas. Por ello debían responder, en primer lugar, los diri- muchos otros acusados de diversos crímenes cometidos en el curso
gentes nazis, pero muchas voces autorizadas pedían que toda de la guerra. Al margen de estas instancias judiciales respaldadas
Alemania fuera castigada, como sujeto de una culpa colectiva. 12 por las leyes, algunas preexistentes y otras creadas ad hoc, se reali-
Era, en cualquier caso, la justicia de los vencedores, que no serían zaron cientos de juicios y ejecuciones sumarias de alemanes captu-
juzgados y menos aún condenados por las decenas de miles de víc- rados -especialmente de miembros de las SS- y de colaboracionis-
timas civiles de Dresde, o las más de 200.000 de Hiroshima y tas con los ocupantes, tanto por parte de los militares aliados que
Nagasaki, por citar tan solo los casos más notorios. avanzaban sobre las zonas antes ocupadas como por los partisanos
El Tribunal Militar Internacional que sesionó en Núremberg que habían luchado en la retaguardia, erigidos como autoridades
-los hubo también en Japón, menos conocidos y espectaculares, de facto de las áreas liberadas.
pero mucho más sangrientos: entre 1945 y 1951 las comisiones Aunque pueda sostenerse que el enjuiciamiento y la condena de
militares aliadas condenaron a muerte a 920 japoneses, presuntos los acusados de crímenes de guerra por parte de los vencedores es
criminales de guerra- juzgó en el procedimiento principal a los un derecho derivado, precisamente, del hecho de haber vencido, la
jerarcas nazis que habían sobrevivido a la guerra, a los que se acu- aplicación irrestricta de este axioma puede conducir a legitimar
saba de cuatro delitos: conspiración para desatar una guerra de acciones ilegales tan injustificables como las atribuidas a quienes se
agresión, crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes aplica esa apariencia de justicia. En el marco de un conflicto bélico
contra la humanidad. Previamente, se acordó que la condición de -sea internacional o circunscrito al orden interno de un país- se
jefes de Estado o de cargos de gobierno no eximiría a los acusados cometen siempre, por uno y otro bando, actos criminales al mar-
de responsabilidad, y que tampoco podrían exculparse alegando que gen de las leyes de la guerra: asesinatos individuales y matanzas
habían actuado en el cumplimiento de órdenes superiores, sentan- colectivas, ejecuciones de prisioneros, represalias contra civiles,
do de este modo un precedente jurídico de extraordinaria trascen- bombardeos indiscriminados sobre objetivos no militares, torturas
dencia. Sin duda fue un espectáculo de alto contenido simbólico, en y sevicias varias. Cualquier pretensión de determinar la responsa-
el que doce hombres fueron condenados a muerte: tres a cadena bilidad objetiva de los sujetos presuntamente culpables de estos
perpetua, cuatro a penas de entre diez y veinte años, tres fueron hechos queda en las manos -y la voluntad política- de los vence-
dores, que tienden a desatender, ocultar o minimizar los protago-
12
RoY, Jenkins (2003): Winston Churchill. Barcelona: Folio, p. 838, biógrafo nizados por las fuerzas propias. En circunstancias en las que la
del estadista británico, relata que en Ja segunda mitad de 1944, cuando ya se daba determinación de la responsabilidad depende del país o coalición
por hecho que Alemania sería derrotada, uno de los más próximos consejeros de de países vencedores, la decisión de hacer justicia -entendida esta
Roosevelt propuso un plan tendente a convertir a Alemania en una «comunidad
como la aplicación de leyes internacionales preexistentes o de leyes
ante todo pastoral», desindustrializada y, por supuesto, desmilitarizada. Según
Jenkins, en principio el plan resultó atractivo para Roosevelt y «cautivó» a fabricadas ad hoc, como ocurrió en Núremberg- está inevitable-
Churchill, quienes lo aprobaron en la Conferencia de Quebec el 15 de septiembre mente vinculada a la oportunidad política. 13
de 1944. Finalmente, el proyecto fue desechado gracias a la firme oposición de los
ministros de Asuntos Exteriores de ambos países. Tanto los diplomáticos como
los militares estaban convencidos de que, para contener el avance de la URSS l 3 El caso de la Alemania de la segunda posguerra es también ejemplar.

hacia el oeste de Europa, era imprescindible contar con una Alemania fuerte. Muchos de quienes habían participado activamente en la ejecución de crímenes
LA PULSIÓN DE MUERTE EN ESTADO PURO 209
208 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

En cuanto a la asunción de la responsabilidad subjetiva por obvio que quienes se atrincheran en la denegación, o alegan mo-
parte de los inculpados, casi en la totalidad de los casos está ausente. tivos diversos -aunque no muy originales- para defenderse, no
Aunque es imposible saber si aquellos que se enfrentaron a un jui- asumen ninguna clase de responsabilidad.
cio y ejecución sumaria, o quienes se suicidaron, tuvieron un atis- Al final de una dictadura militar -y en este aspecto la experien-
bo de subjetivación de su responsabilidad antes de morir, sintieron cia de América Latina en los últimos decenios del pasado siglo es
culpa o arrepentimiento, el paradigma de la denegación lo repre- paradigmática-, casi siempre las demandas de justicia y reparación
sentan mejor que nadie -dada la magnitud de los crímenes- aque- de las víctimas encuentra satisfacción, siempre parcial, después de
llos que fueron juzgados y condenados en N úremberg por el años de espera. A veces, son los gobiernos democráticos que suce-
Tribunal Militar Internacional. Antes, durante y después del juicio, den a la dictadura quienes toman la iniciativa, presionados por las
prácticamente ninguno de aquellos que fueron confrontados con entidades defensoras de los derechos humanos y las propias vícti-
sus actos se reconocieron culpables. Algunos de los acusados se mas sobrevivientes y sus familiares, iniciativa que no solo depende
mantuvieron en un despreciativo silencio; los demás rechazaron su de la voluntad de quienes la impulsan; frecuentemente, los regíme-
participación directa o indirecta en los hechos de los que se les acu- nes democráticos todavía no consolidados están sometidos a una
saba, o bien, si las evidencias eran incontestables, intentaron eludir su fuerte oposición por parte de los sectores más reaccionarios, par-
responsabilidad escudándose en la obediencia debida a sus superio- tidarios y beneficiarios del régimen dictatorial, que controlan aún
res. Actitudes semejantes se repiten una y otra vez, en cada ocasión y algunos resortes del poder e incluso cuentan con cierta repre-
diferentes épocas. Por lo que se refiere a los máximos responsables de sentatividad social. Pryscilla Hayner, estudiosa de los procesos
haber planificado y ordenado los crímenes, a lo incontestable de los políticos de transición y cofundadora del International Center for
hechos se responde con un relato en el que aquellos encuentran su Transitional Justice, ha publicado una obra 15 imprescindible para
justificación por haber ocurrido en un contexto excepcional: la conocer otra modalidad de búsqueda de la justicia y la reparación
guerra, sea convencional o subversiva, la necesidad de combatir el de las víctimas de las guerras civiles y las dictaduras: las «comisiones
caos que amenaza la unidad nacional, la debilidad de las institucio- de la verdad». Aunque parezca paradójico, esta forma de intentar
nes, el fracaso de los políticos, en fin, la defensa de la patria. 14 Es unir en la práctica los conceptos de justicia, verdad y reconcilia-
ción puede también ayudar a los verdugos a asumir su responsabi-
lidad, en principio objetiva y en ciertos casos también subjetiva, en
de guerra, incluido el genocidio y otros crímenes contra la humanidad, nunca
fueron detenidos ni juzgados pese a que estaban identificados. Numerosos cien- los crímenes que cometieron. Especialmente si la confesión pública
tíficos que habían intervenido en el desarrollo de los programas armamentísticos de esos crímenes -en ocasiones, como en Sudáfrica, en presencia
del Tercer Reich fueron reclutados y trasladados fuera del país tanto por las de las víctimas, que podían incluso interpelar a sus victimarios- no
potencias occidentales como por la URSS, sustrayéndolos de cualquier posible
enjuiciamiento. La inmensa mayoría de los jueces que habían aplicado disciplina-
damente las leyes nacionalsocialistas, así como el resto de los funcionarios adm i-
nistrativos, continuaron en sus puestos. La policía y los servicios de inteligencia, desplegados ante el Tribunal Penal Especial para la antigua Yugoslavia por parte
tanto de la Alemania Federal como de la República Democrática, se nutrieron del fallecido Slobodan Milosevic, del general Ratko Mladic y de su mentor políti-
de antiguos agentes nazis reconvertidos. Otro tanto ocurrió en Japón, donde co Radovan Karazdic. Hay excepciones, como la protagonizada por algunos anti-
MacArthur advirtió rápidamente que necesitaba co ntar con una elite funcionarial guos dirigentes de los jemeres Rojos de Camboya, que varios decenios después del
y empresarial capaz de reconstruir la sociedad civil, aunque sus cuadros hubieran genocidio ejecutado contra su pueblo se han confesado culpables. Pero aun siendo
sido cómplices activos del militarismo imperialista. un paso imprescindible, el reconocimiento de la culpa no equivale necesariamente
14 Este patrón de conducta denegatoria lo comparten tanto los militares a arrepentimiento y asunción de su responsabilidad subjetiva.
15 HAYNER, Pryscilla (2008): Verdades innombrables. México: Fondo de Cul-
argentinos y de otros países de Latinoamérica como otros asesinos de masas más
recientes, como se puede comprobar examinando los argumentos exculpatorios tura Económica.
210 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

tiene consecuencias penales por haber sido los delitos declarados


prescritos, o en virtud de la aplicación de leyes de amnistía cuya
vigencia no fue cuestionada. La obra de Hayner hace una exhaus- 12. PODER Y RESPONSABILIDAD
tiva revisión -de Argentina a Camboya, de El Salvador a Sudáfrica,
de Chile a Alemania, y así hasta completar veintiuna experiencias
de distintos países- de los diversos modos puestos en práctica para «La guerra es justa cuando es necesaria».
intentar superar las dramáticas secuelas de las dictaduras y las gue-
rras civiles, a veces al margen de las estructuras estatales, a veces MAQUIAVELO
impulsadas desde el Estado, en otros casos trabajando en colabo-
ración con las organizaciones de derechos humanos y la justicia, 1
con lo que se ha conseguido esclarecer hechos que permanecían
ocultos y en contadas ocasiones condenar a los genocidas. La Organización de las Naciones Unidas consideró, por primera
vez, en 1948, la posibilidad de establecer un tribunal para enjuiciar
los delitos de genocidio, los crímenes de guerra y contra la huma-
nidad, y los actos de agresión. Existía el precedente de la Corte
Internacional de Justicia, con sede en La Haya, que es un organis-
mo integrante de las Naciones Unidas compuesto por quince jue-
ces designados por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad,
pero cuya competencia se limita a los conflictos entre Estados
-generalmente originados por disputas territoriales e interpreta-
ción de tratados y acuerdos- y depende de la voluntad de las par-
tes el someterse a su jurisdicción. El Tribunal Penal Internacional,
en cambio, tendría competencia para investigar y enjuiciar a los
sujetos que, individualmente, fueran acusados de actos de genoci-
dio y crímenes de guerra y contra la humanidad, así como de agre-
~
sión. En un momento histórico en el que la devastación de la
segunda guerra y el horror del Holocausto estaban tan presentes,
la Asamblea General aprobó la Convención sobre la Prevención y
Sanción del delito de Genocidio, y entre los años 1951y1953 una
comisión designada al efecto redactó un proyecto de estatuto que
no alcanzó a aprobarse, ante las dificultades para alcanzar una
definición de lo que había de considerarse como agresión. El asunto
se retomó a partir de 1992, cuando la misma Asamblea General
pidió a la Comisión de Derecho Internacional que preparase un
nuevo proyecto de estatuto, un tema que adquirió primordial
importancia a partir de 1993, cuando los crímenes de guerra y de
lesa humanidad cometidos en la antigua Yugoslavia motivaron la
211

,•
PODER Y RE SPONSABILIDAD 213
212 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

creación del Tribunal Penal Especial para investigar y juzgar a los mandato de Naciones Unidas en operaciones de paz, incluidos los
1
responsables. Así, en 1994 se pudo contar con un estatuto en condi- ciudadanos pertenecientes a Estados «no parte de la Corte».
ciones para que su texto fuera sometido a la consideración de la Independientemente de la argumentación jurídica con la que la
Asamblea General, que convocó la Conferencia Diplomática de diplomacia norteamericana pretendió impugnar la actuación de la
Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de Corte y obtener la inmunidad para sus ciudadanos, el Gobierno
una Corte Penal Internacional que, finalmente, se celebró en Roma norteamericano alegaba que su negativa a reconocer la juris-
en julio de 1998. Allí se aprobó el que en adelante sería conocido dicción del Tribunal se basaba en que los Estados Unidos debían
como el Estatuto de Roma, en el que se atribuye a la Corte la compe- protegerse de las denuncias infundadas y con intención política
tencia para investigar y enjuiciar a los sujetos acusados de genocidio, dirigidas contra sus nacionales. Al margen de que la Corte dispo-
crímenes de guerra y contra la humanidad, así como de acciones ne de instancias y controles internos -la llamada Sala de Cuestio-
agresivas, y que entró en vigor el 1 de julio del año 2002. nes Preliminares- para comprobar la seriedad de las denuncias,
El Estatuto, por el que votaron a favor 120 delegados -hubo 7 investigar las circunstancias y examinar las pruebas recopiladas,
votos en contra y 21 abstenciones-, o bien no ha sido firmado o la pudiendo archivar las que considere fraudulentas o abusivas, el
firma no ha sido posteriormente ratificada, por parte de Estados argumento mismo revela la naturaleza esencialmente política -y
Unidos, Rusia, China, India, Israel, Cuba e Irak. El Gobierno nor- no meramente jurídica- de los intereses en juego. El decisivo pro-
teamericano lo firmó cuando era presidente Bill Clinton, pero esa tagonismo estadounidense en los diferentes conflictos interna-
firma no fue después ratificada por George W. Bush, por lo que los cionales desarrollados antes y después de los atentados del 11 de
Estados Unidos se han desvinculado formalmente de las obligacio- septiembre de 2001, así como la aplicación de la doctrina militar
nes recogidas en el texto y no reconocen la jurisdicción de la Corte. que pone el acento en la «guerra contra el terrorismo» - con o sin
Para combatir los efectos indeseados que pudieran derivarse de la cobertura legal que tan solo pueden proporcionar las Naciones
la aplicación del Estatuto de la Corte Penal Internacional, el Con- Unidas-, multiplica el riesgo de incurrir en conductas que bien
greso estadounidense aprobó, en agosto de 2002, la «American podrían ser calificadas de crímenes de guerra. El hecho de ser la
Service Members Protection Act» (Ley para la Protección del Per- nación más poderosa del planeta en términos económicos y mili-
sonal de los Servicios Exteriores Norteamericanos), por la que se tares -una nación imbuida, además, de la convicción de que el
prohíbe a los organismos federales, estatales y locales estadouni- liderazgo que ejerce a escala mundial responde a un designio pro-
denses cooperar con la Corte, así como la extradición de cualquier videncial- ,2 con intereses repartidos en todo el mundo, obsesiona-
ciudadano norteamericano reclamado por aquella directamente o a
instancias de terceros países o de particulares. Autoriza, además, al 1 Y ello a pesar de que la Corte debe actuar siguiendo el principio de comple-

presidente de los Estados Unidos a «utilizar todos los medios nece- mentariedad, que da prioridad a las jurisdicciones nacionales para enjuiciar Jos
sarios y adecuados para lograr la liberación de cualquier estadouni- crímenes de guerra, contra la humanidad y el genocidio. Por este principio, la
Corte ha de inhibirse de intervenir cuando el Estado en cuestión ofrece garantías
dense detenido o encarcelado en nombre de, o a solicitud de la de que los acusados serán investigados y sometidos a juicio. Amparándose en una
Corte Penal Internacional». Paralelamente, el Gobierno norteame- interpretación parcial e interesada del artículo 98 del Estatuto, los Estados Unidos
ricano instó a otros países a firmar tratados bilaterales por los que han intentado justificar jurídicamente su política de desautorización del Tratado
se comprometen a no extraditar a ningún ciudadano norteameri- de la Corte Penal Internacional, política que fue severamente criticada por la
Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa el 25 de septiembre de 2002.
cano, y consiguió, mediante fuertes presiones, que el Consejo de 2 La impronta religiosa está presente en el carácter estadounidense desde el
Seguridad de la ONU aprobara ese mismo año la resolución 1422, instante fundacional, cuya acta de nacimiento se corresponde con el arribo de los
que garantiza una inmunidad total al personal que actúe bajo «Padres peregrinos» en el Mayflower, en 1620. Aunque a finales del siglo XVIII la
PODER Y RESPONSABILIDAD 215
214 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

da por la seguridad y constantemente preocupada en conservar ese 2


liderazgo, hace que los Estados Unidos, cuando aplica lo que se
ha dado en llamar eufemísticamente el hard power o poder duro, En el sentido moderno -es decir, a partir del siglo xvr- la sobera-
corra el riesgo de ser llevado ante los tribunales, sean estos nacio- nía es un concepto indisociablemente unido al Estado, como
nales o internacionales. La American Service Members Protection sujeto depositario del poder, que se ejerce sobre una determinada
Act está dirigida a garantizar que ningún ciudadano norteamerica- población y en el marco de un territorio igualmente determina-
no al servicio del Gobierno sea investigado, detenido, acusado o do. Un poder que dispone del monopolio de la fuerza y que no
enjuiciado por ningún tribunal extranjero, sea nacional o interna- responde a ningún otro poder superior a él, en igualdad de con-
cional, y al margen de los hechos que pudieran imputársele, y que diciones -al menos teóricas- con otros Estados, imponiéndose a
tampoco será extraditado a petición de terceros países o de la Corte la organización social medieval y al mismo tiempo liberándose
Penal Internacional. En cuanto a la autorización expresa al presi- de la doble tutela del papado y el imperio. Acabada la Guerra de
dente de los Estados Unidos para que utilice «todos los medios los Treinta Años, los Tratados de Westfalia de 1648 favorecieron,
necesarios y adecuados» para liberar a un ciudadano estadouniden- aunque en distinta medida, la constitución de los Estados y el
se retenido por orden de la Corte -con lo que supone de amenaza orden nacional, la autonomía política, militar y diplomática, y
la expresión «todos los medios»-, es un verdadero desafío a las leyes equipararon el catolicismo, el calvinismo y el luteranismo. La
internacionales en general y a las Naciones Unidas en particular, en soberanía se ha desplegado así en dos direcciones complementa-
tanto la Corte Penal Internacional es un órgano de la ONU. rias una de la otra: hacia el interior del Estado, manteniendo el
A este respecto hay que considerar tres conceptos fundamen- poder unificado y centralizado, mandando sobre unos súbditos
tales, como son: la soberanía, el estado de excepción, y la respon- sometidos a la obediencia, y hacia el exterior, decidiendo acerca
sabilidad. de la paz y la guerra. Con ser estas situaciones de hecho, la cues-
tión de la naturaleza jurídica de la soberanía estuvo siempre liga-
da a la pretensión de racionalizar el ejercicio del poder, aunque
rigidez puritana había ced ido parcialmente a favor de las ideas de la !lustración los distintos teóricos pusieran el acento en la autoridad para
-algo que se refleja en la Declaración de Independencia red actada por los «Padres hacer y deshacer leyes -acentuando el momento legislativo, como
fundadores» -, siempre ha existido una fuerte compenetración en tre las creencias
religiosas, en particu lar calvinistas y evangélicas, y la política. Las consta ntes invo-
Bodin-, o bien para hacerse obedecer -insistiendo en el poder
caciones a Dios por parte de los líderes políticos de todas las tendencias, revestidas coercitivo, como Hobbes-, pero en cualquier caso consideran-
de un cierto se ntimiento de superioridad moral, suelen aludir a una pretendida do la soberanía como algo que no está limitado por la ley: ella
misión de alcance universal que Ja providencia habría depositado en la nación. se ejerce supra legem. Sin embargo, para Hobbes la soberanía,
En 1845 la revista Democratic Review sefialó que el «destino manifiesto» de
la naci ó n era el de «extenderse por el continente designado po r la providencia
aunque indivisible, no es un poder arbitrario y caprichoso; su
para el libre desarrollo de nuestros millones de habitantes». La expresión hizo for- ejercicio está sujeto a una racionalidad técnica, adecuada a los
tuna, ya que con esas mismas palabras u otras parecidas, se invoca periódicamen- fines perseguidos, que no son otros que garantizar el cumpli-
te el destino manifiesto por parte de los líderes políticos. En 1953 el presidente miento del pacto social originario e impedir que los hombres
Dwight Eisenhower, que fue quien incorporó la frase «e n Dios confiamos» en los
billetes de dólar, expresó que «el destino ha echado sobre nuestro país la respon- retornen al estado de naturaleza.
sabilidad de liderar el mundo libre». En su discurso a la nación del afio 2003 -pre- Que los principales teóricos de la soberanía a finales del siglo
cisamente el afio de la invasión de Irak- George Bush dijo que «Estados Unidos xvr y comienzos del xvn fueran británicos, como Hobbes y Locke,
es un país fuerte y honorable en el uso de la fuerza [... ].La libertad que aprecia- o franceses, como Bodin, Leyseau y Cardin Le Bret, se debió a que
mos no es el regalo de Estados Unidos al mundo, es el regalo de Dios a la huma-
nidad[ ... ]. Ponemos nuestra confianza en el Dios del amor». tanto Inglaterra como Francia eran en esa época países en los
216 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 217

que la unidad nacional podía estimarse consolidada. 3 Todos los bien está prevista y regulada en la propia constitución, o bien no lo
intentos de formalización jurídica de la soberanía, tendentes a res- está, en cuyo caso quien decide se sitúa por fuera del ordenamien-
ponder a los grandes interrogantes que encierra el concepto to jurídico, suspendiendo su vigencia, o manteniéndolo formal-
mismo -¿quién decide?; ¿con qué alcance?; ¿cuáles son los límites, mente vigente pero sometido al poder -en este caso- soberano.
si es que los hay?-, se vieron sacudidos por el advenimiento de las Giorgio Agamben ha planteado las dudas jurídicas -y las inevi-
ideas ilustradas y las consecuencias jurídico-políticas de las revolu- tables consecuencias políticas- que suscita tanto el carácter de
ciones norteamericana y francesa. La noción incorporada por el interno/externo al ordenamiento jurídico del estado de excepción,
constitucionalismo moderno de que la soberanía nacional reside como la condición que justifica su aplicación: el estado de necesi-
en el pueblo, quien la ejerce a través de sus representantes, choca dad.4 Se conoce a este respecto la posición extrema de Carl
con la complejidad -al menos en los países más desarrollados- de Schmitt, teórico del «decisionismo», para quien el soberano es
una sociedad plural en la que está seriamente cuestionada la efica- aquel que decide en una situación excepcional; aquel que, precisa-
cia de los mecanismos de representación. De un lado, la multipli- mente por decidir en semejante situación, es él mismo excepcional
cidad de asociaciones y grupos a la que los sujetos pertenecen y a -uno que no es como todos los demás- al apartarse de la regla con
través de los cuales se relacionan hablan de la vitalidad de la socie- el fin superior de garantizar la cohesión política y la unidad del
dad civil, y de otro, en relación con la sociedad política, esta contri- Estado. En este sentido, la intención de Schmitt era la de funda-
buye a la construcción de un sistema poliárquico en el cual el mentar jurídicamente la necesidad de una «dictadura soberana»,
poder de decisión ya no está tan centralizado para que las decisio- que enterrase definitivamente la Constitución de la República de
nes vayan «de arriba hacia abajo». El dinamismo y la velocidad con Weimar para dar origen a un nuevo orden. Partiendo de los presu-
la que se suceden los cambios sociales afectan a los sujetos en todos puestos schmittianos, Agamben se propone indagar acerca del
los ámbitos, obligándoles a lo que se ha dado en llamar una reco- fenómeno del estado de excepción, pero no como -valga la pa-
locación de las identidades, la cual supone, a su vez, una construc- radoja- algo excepcional, sino como un estado de emergencia
ción transversal de la subjetividad con efectos en la sociedad polí- permanente que, aunque técnicamente no declarado como tal,
tica. Así, la multiplicidad y el juego permanente de contrapesos «devino una de las prácticas esenciales de los Estados contemporá-
entre los diversos centros dificultan la adopción de decisiones neos, aun de aquellos así llamados democráticos». 5 Como señala
soberanas con el grado de urgencia propio de situaciones límites, Agamben, «la teoría de la necesidad no es otra cosa que una teoría
en las que un estado de necesidad o una emergencia exigen una de la excepción [ ... ] en virtud de la cual un caso singular es sus-
respuesta inmediata de aquellos en quienes está depositado el traído a la obligación de observar la ley». 6 Se trata, sin embargo, de
poder de decidir. Esa respuesta depende de una decisión que, o dos términos que, si bien están íntimamente ligados, no mantie-
nen la misma relación con el derecho. En efecto, si, como es el caso
3 de España y de otros muchos países, en la norma constitucional,
En Italia y Alemania, en cambio, el sentimiento nacionalista no ha bía con-
seguido aún dotarse de la fuerza suficiente como para fundar un Estado -condi-
que es la cúspide de la jerarquía normativa del Estado, está con-
ción previa necesaria para poder ejercitar la soberanía-, y la unidad nacional templada la facultad de declarar el estado de excepción para hacer
habría de postergarse m ás de dos siglos. La aspiración a una Alemania unida se
frustró en el Congreso de Viena, celebrado entre junio de 1814 y 1815. Italia salió
también perjudicada del Congreso: Austria anexionó Lombardía y Venecia, y los 4
AGAMBEN, Giorgio (2005b): Estado de excepción. Buenos Aires: Adriana
gobiernos de Toscana, Módena y Parma fu eron entregados a los archiduques Hidalgo, p. 23 .
austríacos. Hasta 1861 y 1871, respectivamente, Italia y Alemania no se constitu - 5 Ibíd., p. 25.
yeron como Estado-nación. 6 Ibíd., p. 61.
218 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 219

frente a una situación de necesidad, entonces la excepción es parte extranjeros, en el marco de la proclamada «guerra contra el terro-
del orden jurídico y no puede ser localizada -como sostiene rismo». El significante «guerra» contiene un importante simbolis-
Agamben- en un ámbito que «no es ni externo ni interno al orde- mo de cara a extremar la gravedad de la situación -¿acaso una
namiento jurídico».7 El artículo 55 de la Constitución española guerra no genera un estado de necesidad que obliga a defenderse?-
autoriza la suspensión de ciertos derechos y libertades de los ciu- que tiene su antecedente en la Ley de Espionaje de 191 7, cuando
dadanos cuando el Gobierno, con la aprobación del Congreso, los Estados Unidos acababan de entrar en la Primera Guerra
haya declarado los estados de alarma, excepción o sitio, según la Mundial. 9 En la misma línea excepcional, la military arder del 13
gravedad de la situación a la que se deba hacer frente. Esta suspen- de noviembre de 2001 autorizó la detención indefinida y la pues-
sión de derechos y libertades, cuya extensión territorial, condicio- ta a disposición de comisiones militares de los sospechosos de
nes y duración no pueden ser arbitrarias en tanto están sujetas al terrorismo clasificados como «combatientes extranjeros», para
control parlamentario y judicial, es derecho. 8 El concepto de nece- quienes se ideó y construyó en la base naval de Guantánamo una
sidad es, en cambio, extrajurídico. Entre otras razones, porque prisión especial, cuya extraterritorialidad condena a los allí ence-
siempre existirá una hiancia que el lenguaje jurídico -por meticu- rrados a permanecer en un limbo jurídico. El (pen)último paso
loso que se pretenda- no puede suturar, y porque la determinación tendente a dar cobertura jurídica a la arbitrariedad gubernamen-
de cuándo sobreviene la necesidad, qué magnitud alcanza y qué tal lo constituye la ya citada Ley de Autorización de Defensa
medidas deben adoptarse pertenecen al orden político, o sea, a la Nacional, que permite la detención por tiempo indefinido por
subjetividad de quien decide. parte de las autoridades militares de ciudadanos norteamericanos
El ejemplo más reciente e ilustrativo de declaración del estado sospechosos de terrorismo.
de excepción en un país que se precia de ser ejemplo de democra- La USA Patriot Act fue, desde el principio, seriamente criti-
cia es la USA Patriot Act, aprobada el 26 de octubre del 2001 tanto cada por las diversas organizaciones norteamericanas de defensa
por el Senado como por el Congreso de los Estados Unidos, a pro- de los derechos civiles. En el año 2005, cuando el Gobierno pro-
puesta del Gobierno de George W. Bush. Con el argumento de que puso la renovación de su vigencia para convertir las restricciones
los ciudadanos estadounidenses debían elegir entre la seguridad de los derechos individuales en algo permanente, la opinión
- puesta en entredicho por los atentados de septiembre de ese del Senado fue claramente opuesta al proyecto, mientras que la
año- y la preservación de sus derechos individuales, la Ley Pa- mayoría del Congreso se inclinaba por renovarla casi sin cam-
triótica proporcionó al Estado instrumentos legales para controlar bios. Finalmente, el Gobierno consiguió que se aprobara la
la vida privada, limitando el alcance de los derechos constitu- renovación sin alterar sustancialmente el contenido, con lo que
cionales tanto de los ciudadanos norteamericanos como de los las limitaciones a los derechos civiles han permanecido, aunque
varios fallos judiciales la han declarado inconstitucional por
violar los derechos y garantías establecidos en la Constitución
7 l bíd., p. 59.
8
de los Estados Unidos. Estas resoluciones de los tribunales, sin
La Constitución dispone qu e los estados de alarma, de excepción y de sitio
serán regulados por una ley orgánica qu e determine las competencias y limitacio-
nes correspondientes. En los artículos 55 y 116, se hace penalmente responsable al 9 La Ley de Espionaje castigaba con hasta veinte años de cárcel «a cualquiera

Gobierno y a sus agentes de «la utilización injustificada o abusiva» de las faculta - que cuando los Estados Unidos esté en guerra promueva intencionadamente, o
des reconocidas en la aplicación de la ley. Declarados los estados de excepción o intente promover, la insubordinación, deslealtad, sedición o se niegue a cumplir
sitio, los derechos suspendidos pueden abarcar desde el plazo de la detención pre- con su deber en las fuerzas armadas o navales de los Estados Unidos». Unas 900
ventiva hasta la libertad de circulación, pasando por el secreto de las comunicaciones, personas fueron encarceladas por oponerse a la guerra o por publicar escritos
la libertad de expresión, de reunión o el derecho de huelga, entre otros. contra ella.
220 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 221

embargo, no determinan ni la responsabilidad política ni la jurídi- doctrina que, si bien y en primer lugar estaba dirigida a proteger a
ca de quienes propusieron, aprobaron y luego promulgaron la ley. 10 los propios Estados Unidos de los hipotéticos riesgos de una inter-
vención europea en su territorio, significó en la práctica la hege-
monía norteamericana sobre el resto del continente americano. El
3 principio de no intervención, cuya esencia establece que todos los
Estados deben abstenerse de intervenir, directa o indirectamente,
La proyección exterior de la soberanía ha seguido una trayectoria en los asuntos internos de otro Estado, se incorporó al derecho
cambiante a través de la historia, dado que el Tratado de Westfalia, internacional a partir de 1930 gracias a la iniciativa del entonces
a pesar de que fue el punto de partida de la consolidación de los canciller mexicano Genaro Estrada. La «doctrina Estrada», hoy un
diversos Estados nacionales, no tuvo un efecto inmediato ni se anacronismo a la vista de los acontecimientos históricos y de la
plasmó del mismo modo en los diversos países. A comienzos del propia evolución del derecho internacional, sostenía que la inter-
siglo xrx, las fronteras europeas eran aún lábiles incluso para los vención de un Estado en la política interior de otro u otros era un
grandes imperios, si bien eran estos quienes en verdad podían atentado contra la soberanía nacional, por lo que todos los demás
imponer su poder soberano sobre las naciones más débiles. A par- países debían abstenerse siquiera de juzgar aquella política.
tir del Congreso de Viena, celebrado entre junio de 1814 y junio Históricamente, el respeto al principio de no intervención en
de 1815, Austria había impuesto su hegemonía sobre el resto de los asuntos internos de un Estado, y la defensa de la soberanía
Europa. A instancias del zar Alejandro I, en 1815 se formó la nacional, han estado y continúan estando -como su contracara, el
llamada Santa Alianza, cuyo objetivo era mantener en el poder a las intervencionismo- ligados a las contingencias políticas y a los inte-
monarquías absolutas y mantener vigentes los acuerdos adoptados reses estratégicos de los países cuyo poderío militar les permite
en Viena. En reuniones posteriores, que se sucedieron hasta 1822, y infringir las normas del derecho internacional con relativa o total
por iniciativa del canciller Metternich, se adoptó el principio de impunidad, según los casos. Cuando, en 1884, se reunieron en
intervencionismo, por el que las potencias firmantes se arrogaban París los representantes de las principales potencias europeas y de
el derecho de intervenir militarmente donde lo estimaran necesario los Estados Unidos para repartirse el continente africano -entre
para sofocar los movimientos liberales y revolucionarios. Gran Bretaña, Francia, Portugal y Holanda ya se habían repartido
En 1823, ante la amenaza de algunas potencias europeas de Asia-, obraban en base al derecho de conquista. El imperialismo y
tomar represalias militares contra ciertos países de América Latina el colonialismo no necesitaban entonces de una legitimación jurí-
recién independizados con el pretexto de deudas impagadas, el dica para justificar su acción depredadora, y el saqueo colonial -en
entonces presidente de los Estados Unidos, James Monroe, sentó palabras de Marx- ya se había mostrado como un recurso funda-
las bases de lo que se conoce como el principio de no intervención, mental en el proceso de acumulación capitalista. 11 A finales del
condensado en el axioma «América para los americanos»; una siglo x1x, ya habían surgido en varios de los países colonizados
movimientos de orientación nacionalista de resistencia contra la
10
Independientemente de que la última palabra la tenga el Tribunal
Supremo de los Estados Unidos, que es quien puede pronunciarse en definitiva
11 El argumento moral-la supremacía del hombre blanco y su misión civili-
en materia de constitucionalidad, aquellos que se consideren perjudicados por
la aplicación de la Patriot Act o de otras normas excepcionales -incluidos los zadora- no se cuestionaba ni siquiera por las clases proletarias de las metrópolis.
secuestrados en el extranjero y recluidos en Guantánamo-, deberán presentar El colonialismo producía también beneficios secundarios, funcionando como
demandas individuales contra quienes resulten responsables, con las pruebas de «válvu la de escape» -en palabras del ministro francés Jules Ferry- de los exceden-
que dispongan. tes de población de los países centrales.
222 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL
PODER Y RESPONSABILIDAD 223

ocupación extranjera que fueron cobrando fuerza; el desmorona- originales. Desoída esta exigencia por Irak, el siguiente paso de la
miento del Imperio otomano condujo a que varios de sus territorios ONU fue aprobar, el 29 de noviembre, otra resolución en la que
vislumbrasen su independencia, una aspiración que aún debería concedía un plazo hasta el 15 de enero de 1991 para la retirada de
postergarse algunos decenios. Egipto, donde los turcos gobernaban las fuerzas militares, y en caso de incumplimiento autorizaba «a los
a través de mandatarios locales, consiguió una independencia tan Estados miembros que cooperan con el gobierno de Kuwait para
solo formal; Gran Bretaña nombró un alto comisionado, mantuvo que [ ... ) utilicen todos los medios necesarios para hacer valer y lle-
en el país sus tropas y ejerció el control de las relaciones exteriores var a la práctica» la resolución que condenaba la invasión. Pero la
y la defensa, una situación que se prolongó hasta 1936. Francia, resolución no comportaba la adopción de medidas militares por
que se disputaba con los británicos la influencia en la zona, inter- cuenta de la propia ONU, de modo que la autorización para
vino en Siria en base a un mandato concedido por la Sociedad de enfrentarse al agresor por parte de los Estados Unidos y sus aliados
Naciones -similar al que Gran Bretaña obtuvo para ocupar Pales- se basó en el contenido del artículo 51 de la Carta de las Naciones
tina-, una fórmula jurídica que malamente encubría una modali- Unidas, que contempla el derecho a la legítima defensa colectiva.
dad de colonialismo pretendidamente respaldada por la comunidad Con este respaldo jurídico más que dudoso -en tanto que la inter-
internacional.
pretación que se hizo del citado artículo excedía los límites de la
El final de la Segunda Guerra Mundial sentenció la decadencia actuación permitida al Consejo de Seguridad-, la Operación
definitiva del Imperio británico, y la emergencia, paralela a la Guerra Tormenta del Desierto permitió a Kuwait recuperar su soberanía,
Fría, del imperio americano como potencia hegemónica en Occi- pero la ONU continuó dictando resoluciones con la misma ende-
dente. La independencia de la India, la derrota y retirada de los ble base legal, esta vez en contra de la soberanía iraquí. No solo fijó
franceses de Indochina, el comienzo de la guerra de Argelia y el fra- las fronteras, sino que impuso el desarme y la inspección interna-
caso de la intervención en Suez de 1956 -donde ingleses, franceses cional de los arsenales iraquíes para hacer cumplir la prohibición
e israelíes se hicieron conscientes de quién mandaba de verdad en de disponer de armas químicas, bacteriológicas, misiles balísticos y
el mundo capitalista- impulsaron un proceso de descolonización armas nucleares. Esta resolución, la número 687 de abril de 1991,
que ya no se detendría. Los nuevos Estados soberanos, al incorpo- sería decisiva para preparar y consumar, en el año 2003, la invasión
rarse a las Naciones Unidas, pusieron en evidencia las limitaciones y ocupación de Irak.
de una organización internacional cuyas decisiones más impor- El desencadenamiento y desarrollo de la segunda guerra del
tantes -aquellas que se refieren a la paz y la guerra-, así como su Golfo es un buen ejemplo de la aplicación actualizada del jus ad
poder real para exigir el respeto por las normas del derecho inter- bellum -los requisitos exigidos para iniciar una guerra- y del jus in
nacional, están encorsetadas por una estructura institucional here- bello -el modo de conducirla-, ambos ligados a la consideración de
dada de la Guerra Fría en la que las cinco potencias permanentes lo que es una guerra justa. 12 La puesta en práctica de la resolución
de su Consejo de Seguridad disponen de un derecho de veto que
puede convertir en inocua cualquier propuesta de resolución que
12 BELLAMY, op. cit., p. 25. La controversia acerca de lo que es una guerra justa
considere contraria a sus intereses, o a los de sus aliados.
se remonta a la Antigüedad. Aunque existen diferencias en las diversas escuelas
En agosto de 1990, Irak invadió Kuwait, y el Consejo de Se-
acerca de los requisitos que deben reunirse para considerar que una guerra es
guridad de las Naciones Unidas respondió de inmediato con una justa, todas coinciden en que tienen que reunirse ciertas condiciones para legiti-
resolución de condena, al estimar que la acción ofensiva iraquí mar el inicio de un conflicto, que van más allá de la simple calificación de guerras
suponía un quebrantamiento de la paz y la seguridad internacio- de agresión y guerras defensivas. Además del principio de que el uso de la fuerza
militar debe ser el último recurso para dirimir un conflicto, una vez desencade-
nales, exigiendo la retirada de las tropas invasoras a sus posiciones nado este, el empleo de los medios militares debe ser proporcionado con el fin de
224 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 225

687 de la ONU supuso que Irak sería periódicamente visitado por Al-Qaeda estaba refugiado allí, protegido por el Gobierno talibán,
inspectores internacionales, a fin de confirmar que ese país no al que años antes del 11 de septiembre la ONU había reconocido
disponía de las armas prohibidas, inexistencia que fue ratificada como teniente del control efectivo del país y al que podía conside-
una y otra vez por las sucesivas inspecciones, con evidente disgus- rarse como responsable de sus acciones -o de las acciones inicia-
to del Gobierno de George W. Bush, que intentó desacreditar al das por terceros desde dentro del país- ante la comunidad interna-
director del Organismo Internacional de Energía Atómica y al res- cional.14 Una vez acaecidos los atentados en suelo estadounidense,
ponsable directo de los equipos de inspección. La diplomacia la intervención militar de los Estados Unidos en Afganistán - a la
norteamericana ejerció una gran presión sobre la ONU para que el que se sumaron posteriormente otros países que formaron la coa-
Consejo de Seguridad aprobara varias resoluciones relativas a Irak lición- se justificó con el argumento de que era un acto de legíti-
entre los años 1994 y 2002, dejando constancia de los sucesivos ma defensa contra el ataque del terrorismo internacional, que no
incumplimientos por parte del Gobierno iraquí de los compromi- solo Al-Qaeda y Osama Bin Laden constituían una amenaza terro-
sos asumidos -en particular, los referidos a su obligación de dejar rista inminente, sino que tal amenaza no podría eliminarse mien-
actuar a los equipos de inspección de la ONU-, hasta que los aten- tras el país estuviera gobernado por los talibanes. El fin último, se
tados de Al-Qaeda en Estados Unidos crearon las condiciones idó- dijo, era un cambio de régimen y ayudar a hacer de Afganistán una
neas para que la política exterior estadounidense y su brazo mili- democracia. Las Naciones Unidas convalidaron el recurso al uso de
tar pusieran en acto una estrategia prefigurada al menos diez años la fuerza por parte de Estados Unidos al considerarlo como parte
antes. De hecho, en 1999, el presidente Bill Clinton ordenó bom- del «derecho inmanente a la legítima defensa» y, aunque esa cober-
bardear Irak sin contar con ninguna autorización del Consejo de tura legal no alcanzaba en absoluto para forzar un cambio de régi-
Seguridad y con el único apoyo de Gran Bretaña, tras insinuar que, men, se lanzó una operación militar en la que participaron los
dadas las características del régimen de Sadam, las sanciones eco- norteamericanos de manera independiente, coordinados con las
nómicas impuestas contra su país no deberían levantarse mientras tropas cedidas por los demás países de la coalición, que operaban
aquel estuviera en el poder. bajo el paraguas de la OTAN. No obstante la ocupación de Kabul
Primero fue Afganistán, un Estado endeble apoyado en una y la instalación de Hamid Karzai -un antiguo empleado de las
sociedad tribal de tradición guerrera que derrotó al Imperio britá- petroleras occidentales- como presidente del país, diez años y
nico en el siglo XJX, a la URSS a finales del XX, y que continúa muchos miles de muertos después de iniciada la invasión, hasta
actualmente mostrándose inexpugnable al dominio extranjero. quienes la iniciaron reconocen que se trata de una guerra que no
Como ha reseñado Mónica Pinto: «En términos legales, todos los se puede ganar.
elementos sobre los que reposa la acción armada de Estados Unidos Si la invasión de Afganistán fue legalizada por el Consejo de
en Afganistán están definidos previamente al 11 de septiembre, Seguridad de la ONU, las intenciones belicistas del Gobierno
salvo su calidad de víctima» . 13 Al producirse los atentados, de de Bush con respeto a Irak no consiguieron el respaldo de la Orga-
inmediato el Gobierno de Bush encontró el nexo causal con sus nización a pesar de los esfuerzos desplegados por la diplomacia
autores, que se escondían en Afganistán. Alegando que el líder de

14 Además de condenar el uso de la fuerza en general, la Asamblea General de

evitar al máximo los sufrimientos, especialmente los de los no combatientes y de la ONU aprobó, en una Declaración de principios de 1970, «el deber de todos los
la población civil en general. Estados de abstenerse de organizar, instigar, ayudar o participar en actos de gue-
13 P INTO, Mónica (2008) : El derecho internacional. Vigencia y desafíos en un rra civil o en actos de terrorismo en otro Estado o de consentir actividades orga-
escenario globalizado. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, p. 156. nizadas dentro de su territorio encaminadas a la comisión de dichos actos».
226 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 227

norteamericana. Esta inició entonces una campaña de desprestigio que plantean las armas de destrucción masiva [ . .. ] entregaremos
de la ONU como entidad representativa de la comunidad interna- ayuda humanitaria, y aseguraremos la liberación del pueblo iraquí.
cional, así como del equipo de inspectores que no confirmaban Crearemos un ambiente en el que los iraquíes puedan determinar
-como deseaban Estados Unidos- que Irak dispusiera de armas de su destino democrática y pacíficamente». 16 Casi al mismo tiempo
destrucción masiva, a pesar de que fueron sometidos a fuertes pre- -en mayo del mismo año- el entonces subsecretario de Defensa de
siones para que informaran en sentido contrario. Basándose en el los Estados Unidos, Paul Wolfowitz, traducía en términos más
incumplimiento, por parte de Irak, de las diferentes resoluciones prácticos tan altos ideales en unas declaraciones publicadas por la
de la ONU, en particular de la 687, que le obligaba a admitir la revista Vanity Fair. «La mayor diferencia entre Corea del Norte e
presencia de los inspectores y le imponía la prohibición de alma- Irak, dijo, es que económicamente nosotros no teníamos opción
cenar armas químicas, bacteriológicas, nucleares, y misiles balísti- en Irak. El país nada en un mar de petróleo [ ... ] las armas de des-
cos, Estados Unidos planteó que ese incumplimiento autorizaba trucción masiva no fueron sino una excusa burocrática con la que
por sí mismo a utilizar la fuerza militar contra Sadam Hussein. La se pretendía conseguir apoyo para llevar adelante la operación
manipulación de la información de inteligencia presuntamente militar». El otro objetivo estratégico de la invasión, no por silencia-
recogida por los servicios norteamericanos y británicos, tendente a do menos evidente, estaba dirigido a hacer de un Irak «liberado»
probar que tales armas de destrucción masiva existían -poniendo a un muro de contención de la influencia de Irán en la zona, así como
Sadam Hussein en situación de demostrar lo contrario: una verda- mantener el control de la ruta del petróleo a través del estrecho de
dera probatio diabólica-, fue paralela a la negativa del Consejo de Ormuz. Al tiempo de la retirada de las tropas norteamericanas, a
Seguridad a avalar el uso de la fuerza: Francia, en su condición de finales del año 2011, Irak se encuentra al borde de una guerra ci-
miembro permanente del Consejo, y Alemania, como miembro no vil interétnica entre chiíes y suníes, amenazado de desmembra-
permanente, adelantaron su voto negativo. miento territorial, y con un Gobierno más próximo a Irán que a
Dando por hecha la posesión por Iral< de las armas de destruc- Occidente.
ción masiva, asegurando contra todas las evidencias que el régimen
iraquí colaboraba con Al-Qaeda, y exagerando hasta el ridículo la
inminencia de la presunta amenaza, el Gobierno estadounidense, 4
apelando al derecho de autodefensa -reconocido como uno de los
principios fundamentales del derecho internacional-, forzó la Aunque no se pueden ignorar otros casos en los que el recurso a la
interpretación del concepto de prevención, que autoriza a empren- fuerza militar se ha utilizado -y se utiliza actualmente- como un
der una acción bélica ante una amenaza futura, por el de preemp- instrumento de política exterior por parte de diferentes Estados,
ción, que permite un ataque para evitar una amenaza inminente, desconociendo o desafiando abiertamente el derecho internacio-
clara y específica. 15 Y como en el caso de Afganistán, desde el prin- nal, el paradigma norteamericano, al tratarse del país más poderoso
cipio de la ofensiva militar estaba claro que esta estaba dirigida a del planeta, es especialmente ilustrativo de la relación entre el ejer-
un cambio de régimen, y no solo a eliminar una amenaza militar. cicio de la soberanía, el estado de excepción y la responsabilidad.
A comienzos de abril de 2003, Bush y Blair hicieron público un Por el hecho de tal poder, las consecuencias de sus acciones tienen
comunicado en el que afirmaban: «Eliminaremos las amenazas también una repercusión mundial. A partir de los atentados del 11

15 BELLAMY, op. cit., p. 243. l6 PI NTO, op. cit., p. 157.


228 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 229

de septiembre de 2001, los Estados Unidos decretaron unilateral- que en los próximos conflictos internacionales en los que decida
mente un estado de excepción de ámbito mundial, haciendo si- intervenir, la estrategia norteamericana no pasará por la ocu-
multáneamente una aplicación extensiva de su poder soberano. La pación territorial -que requiere un gran contingente de tropas de
declaración de «guerra contra el terrorismo», un enemigo ubicuo, tierra, con el inevitable aumento del número de bajas- sino por el
sin respetar las fronteras establecidas y la soberanía de otros empleo de sus medios aéreos y navales, por sí mismos capaces de
Estados -un principio fundamental del derecho internacional- fue devastar un país. Por lo demás, consecuente con la opinión de que
la oportunidad para el Gobierno de Bush de poner en práctica su actualmente no es posible diferenciar los tiempos de guerra de los
propia interpretación de la Estrategia de Seguridad Nacional, tiempos de paz, y al margen de la inexistencia de guerras decla-
aprobada en 2002, pese a que su aplicación en el caso de Irak supu- radas o abiertas, se han incrementado las operaciones puntuales
siera enfrentarse al resto de la comunidad internacional. Mientras realizadas por las «fuerzas especiales» -cuyo ejemplo más notorio
que la Estrategia sostenía que, para efectuar una acción preventiva, fue la ejecución sumaria de Osama Bin Laden-, los bombardeos
debía comprobarse la intención real de atacar por parte del poten- convencionales de objetivos localizados por satélite y los asesinatos
cial agresor, de las declaraciones públicas efectuadas por el presi- selectivos de presuntos dirigentes terroristas, cualquiera que sea el
dente norteamericano quedaba claro que los Estados Unidos se sitio en el que se hallen. Para llevar a cabo este nuevo tipo de gue-
atribuían «un derecho exclusivo a la guerra preventiva, y no el rra se emplean cada vez con más intensidad los drones -aviones no
derecho más limitado de preempción [ ... ] según la retórica del tripulados que captan imágenes y seleccionan los objetivos, guia-
Gobierno estadounidense, el blanco potencial no necesita ni dos desde centros de mando ubicados a miles de kilómetros-, que
siquiera tener la intención de atacar a Estados Unidos o a sus alia- vienen operando desde hace tiempo en Afganistán, Pakistán, Libia,
dos ni los medios para hacerlo». 17 Con tales premisas, y ga- Somalia y Yemen, aunque uno de ellos cayó, aparentemente por un
rantizada la impunidad de sus agentes por la American Service fallo técnico, en territorio iraní. Semejantes acciones carecen de
Members Protection Act, el Gobierno norteamericano inició una cobertura legal desde la perspectiva del derecho internacional. No
campaña de secuestros de sospechosos en todo el mundo, montó solo porque violan la soberanía de los Estados en cuyo territorio
-con la complicidad de los gobernantes de diversos países- cár- actúan, aunque se amparen en la tolerancia cómplice de los respec-
celes secretas a las que los secuestrados eran conducidos para ser tivos Gobiernos, sino también porque la doctrina de la preempción
torturados y posteriormente trasladados a Guantánamo en vuelos es inaplicable en tanto las víctimas de los ataques -para no citar los
subcontratados sin que constara la identidad, la procedencia y el eufemísticamente llamados «daños colaterales»- no representen
destino de los prisioneros. una amenaza cierta e inminente para la seguridad nacional de los
Tales métodos son la prefiguración de un nuevo tipo de guerra, Estados Unidos. No obstante tales evidencias, no parece que se
que supone una adaptación de la doctrina militar a las circunstan- haya de emplazar a ningún Gobierno o mando militar a sus órde-
cias sobrevenidas a los fracasos militares y políticos sufridos por nes a asumir la responsabilidad por estos actos.
los Estados Unidos, tanto en Irak como en Afganistán. Una mani- Casi simultáneamente con la invasión de Irak, el politólogo
festación de tal adaptación es la reducción del presupuesto del norteamericano Robert Kagan publicó un libro en el que dejaba
Pentágono, aprobado por la Casa Blanca a comienzos del año 2012 constancia de que «los estadounidenses son menos proclives a
y que afecta principalmente al Ejército, lo que equivale a reconocer apoyarse en instituciones internacionales como Naciones Unidas,
o a cooperar con otras naciones con miras a lograr objetivos
comunes; tienen una visión más escéptica del derecho interna-
17 BELLAMY, op. cit., p. 256. cional y están más dispuestos a operar al margen de sus cauces
SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 231
230

siempre que lo consideran necesario o simplemente convenien- nación lo supere en poderío militar. Esta voluntad de preservar un
te». is Kagan hace un repaso de la política internacional occidental mundo unipolar, en el que su país ejercería un indiscutido lideraz-
a partir de 1945 y llega a la conclusión de que, ante unas debilita- go en todos los órdenes, apareció como un objetivo posible de
das potencias europeas inclinadas siempre a negociar y contempo- alcanzar para los estadounidenses una vez desaparecido el Imperio
rizar, les resulta extremadamente cómodo delegar en Estados soviético. Sin embargo, las optimistas perspectivas contenidas en el
Unidos la defensa de los intereses comunes frente a las amenazas Projet far the New American Century -documento elaborado en
exteriores. Sibilinamente, el autor sugiere que el respeto a la lega- 1977 por ideólogos vinculados al American Enterprise Institute y
lidad internacional, representada -aun con sus limitaciones- por al Pentágono- quedaron obsoletas nada más empezar el siglo XXI:
la ONU, no es más que una coartada de europeos timoratos para no solo está cuestionada la unipolaridad de Estados Unidos, sino
quienes «el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es un el conjunto del orden internacional tal y como existió hasta el
sustituto del poder del que carecen». 19 cambio de milenio. Es la perspectiva de un mundo multipolar la
En realidad, las acciones unilaterales de Estados Unidos y el que se perfila en el horizonte, aunque esto no signifique, necesaria-
recurso a la guerra, guiados por lo que consideran el interés nacio- mente, una garantía de equilibrio y desarrollo pacífico de las rela-
nal y su propia seguridad, están profundamente enraizados en su ciones internacionales.
historia. Lo que podría denominarse como la ideología americana Transcurridos diez años desde el comienzo de la intervención
encuentra su fundamento en la devoción religiosa y el patriotismo, en Afganistán y ocho desde el ataque contra Irak, el total de víctimas
sobre los que se ha forjado el carácter nacional. Junto a estos dos -en su inmensa mayoría, civiles no combatientes- se desconoce,
elementos, el empleo de la violencia para dirimir los conflictos -en aunque se estiman próximas al millón, entre muertos y heridos.
nombre de la ley o al margen de ella- acompaña a la historia de Los costes económicos oscilarían, según cálculos relativamente
Norteamérica desde sus orígenes; sus propios ciudadanos la con- conservadores, entre 3 y 5 billones de dólares. Son innumerables
templan como parte de su tradición y como un factor determinante los testimonios que prueban que tanto en Afganistán como en Irak
que ha contribuido a forjar su cultura. En la esfera internacional, se han cometido -y continúan cometiéndose- crímenes de guerra
lejos de ajustarse al mito del aislacionismo -fruto de una interesa- y crímenes contra la humanidad, tanto por parte de las tropas nor-
da interpretación de la carta de despedida de George Washington-, teamericanas y sus aliados como por parte de los enemigos a los
el país habría intervenido fuera de sus fronteras en más de uncen- que se enfrentan. La determinación y exigencia de responsabilida-
tenar de ocasiones entre 1798 y 1895.2º La doctrina militar del des de cada uno, sin embargo, no puede ajustarse al mismo proce-
Pentágono, revisada periódicamente, mantiene como un principio dimiento, dada la diferente naturaleza de los ejecutores. Si bien en
inalterable que Estados Unidos no debe permitir que ninguna otra ambos casos parece indiscutible la competencia de la Corte Penal
Internacional, así como son obvias las dificultades para identificar
y lograr la detención de aquellos sujetos supuestamente responsa-
18 KAGAN, Robert (2003): Poder y debilidad. Estados Un idos y Europa en el bles de los crímenes cometidos cuando se trata de militantes de
nuevo orden m undial. Madrid: Ta urus, p. 12. Se trata de una voz autorizada. organizaciones no estatales, territorialmente deslocalizadas y fuera
Académico al servicio de la Administració n rep ublicana, el libro de Kagan es
parte de la gran operación de construcción narrativa -storytelling- tendente a jus-
del alcance de algo parecido a la justicia institucional, la situación
tificar la «guerra contra el terrorismo» en general, y la agresión contra Irak en es bien distinta cuando concierne a agentes que actúan a las órde-
particular, desplegada a partir del 11-S. nes de un Estado. En este caso, precisar la responsabilidad objetiva
19 Ibíd., p. 64.
de quienes han ejecutado los crímenes, así como de aquellos que
2º Z INN, Howard (1999): La otra historia de los Estados Unidos. Hondarr ibia:
dieron las órdenes, no debería ofrecer obstáculo alguno a una
Argitaletxe Hiru, p. 264.
232 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 2 33

investigación rigurosa llevada a cabo con todas las garantías. Para les atribuya en este aspecto quedará - en el mejor de los casos- en
impedirla, y en todo caso inhibir cualquier iniciativa judicial en la manos de los ciudadanos de su propio país, si es que tienen la oca-
que se vieran implicados ciudadanos estadounidenses, el Gobierno sión de pronunciarse democráticamente. 22
de Bush hizo aprobar la ya citada American Service Members Por cuanto se refiere a la asunción de la responsabilidad subjetiva
Protection Act, cuyo contenido fue convalidado por el Consejo de por parte de aquellos sujetos investidos de poder que ordenaron las
Seguridad de la ONU mediante las resoluciones 1422 y 1487 de los acciones militares y que, en principio, debieran ser objetivamente
años 2002 y 2003, respectivamente, según las cuales no se puede responsables, es extremadamente infrecuente que la manifiesten. Si
investigar «a funcionarios o personal, en funciones o no, de los los políticos en general son reacios a reconocer públicamente sus
Estados que no son parte en el Estatuto por acciones y omisiones errores y a expresar las dudas que puedan tener, porque prima la
relacionadas con operaciones para el mantenimiento de la paz convicción de que un líder no puede mostrar su división subjetiva
autorizadas por las Naciones Unidas». 21 y admitir que en ocasiones se mueve en la incerteza -entre otras
Como en cualquier otro procedimiento penal, el establecimien - razones, porque el público al que se dirige espera respuestas
to de la responsabilidad objetiva de los acusados de crímenes de pragmáticas que le alivien de sus angustias cotidianas-, esa actitud
guerra -o de crímenes cometidos en un contexto bélico- depende alcanza las mayores cotas de denegación cuando los sujetos con-
del pronunciamiento de un tribunal. Si no hay tal pronunciamiento cernidos ocupan o han ocupado los más altos cargos del Gobierno
no cabe hablar de responsabilidad penal, aunque los crímenes y las del país que se atribuye a sí mismo el liderazgo mundial. El para-
víctimas sean una realidad y exista la convicción de culpabilidad digma más acabado de este comportamiento lo ofrecen, precisa-
por parte de la comunidad internacional. Otra cosa es la responsa- mente, quienes han sido los principales responsables de lanzar la
bilidad política que cabe atribuir a quienes decidieron y ordenaron «guerra contra el terrorismo» a escala internacional, de la que
las acciones en cuyo contexto se cometieron los crímenes. Si el la intervención en Afganistán y la invasión y ocupación de Irak
ejercicio de la soberanía en el orden interno de un Estado encuen- -con las consecuencias conocidas- son los episodios más relevan-
tra su límite en la arbitrariedad -como sostenían los pensadores de tes, junto con la violación de la soberanía de otros Estados, los
los siglos XVI y XVII-, la proyección externa del poder soberano no secuestros, torturas y asesinatos de enemigos reales o supuestos,
se detiene sino ante otro poder capaz de ponerle freno, sea el de todo ello en el marco del estado de excepción mundial unilateral-
otro Estado o el de una entidad supranacional dotada de la fuerza mente declarado. El principal responsable del desastroso devenir
coactiva suficiente. La experiencia histórica demuestra, sin embar- de los acontecimientos posteriores al 11-S -George W. Bush, cuya
go, que si es improbable someter a juicio a los vencedores, es igual- convicción de estar actuando conforme a la voluntad de Dios raya
mente improbable que la comunidad internacional pronuncie una con la certeza psicótica- no ha mostrado nunca, ni en sus declara-
condena política, con lo que cualquier responsabilidad que se ciones públicas ni en las casi quinientas páginas de sus memorias,

2 1 PINTO, op. cit., p. 164. Que el Consejo de Seguridad aprobase semejantes


22
resoluciones da cuenta de la enorme presión a la que fueron sometidos los demás No son pocos los gobernantes de hoy y de ayer que aluden retóricamente
miembros por parte de los representantes del Gobierno norteamericano, así al «juicio de la historia» para evitar dar cuenta de decisiones polémicas, si bien
como del efecto de las amenazas dirigidas al secretario general de disminuir e hay ocasiones en las que es el juicio de los electores el que se anticipa a la histo-
incluso suprimir la aportación de los Estados Unidos al presupuesto de la ONU, ria. El caso de España es ilustrativo; después de haber metido al país en la ilegal
del que es el principal contribuyente. Por otra parte, la invasión y ocupación de intervención en Irak, y haber mentido e intentado manipular a la opinión nacio-
Irak y la intervención en Afganistán no parecen encajar bien en la categoría de nal e internacional acerca de la autoría de los atentados islamistas de 2004 en
«operaciones para el mantenimiento de la paz». Madrid, José María Aznar y su partido fueron castigados electoralmente.
234 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 235

tituladas Decision points (Puntos de decisión), el menor arrepenti- soberano a escala planetaria supondría un peligroso deslizamien-
miento por las decisiones que tomó y por sus consecuencias. Las to hacia un mundo hobbesiano, en el que el papel de las Naciones
memorias publicadas después de sus respectivos mandatos por el Unidas como foro mundial creado con el fin de mantener la paz y
exprimer ministro británico, Tony Blair, por el exvicepresidente de la seguridad internacionales, tal y como lo expresa la Carta funda-
los Estados Unidos, Dick Cheney, y más recientemente por la cional, quedaría reducido a su mínima expresión. Si un mundo
ex secretaria de Estado Condoleeza Rice, siguen el patrón caracte- postsoberano es difícilmente imaginable actualmente, cabe pregun-
rístico de este tipo de obras; interpretaciones interesadas de los tarse de qué otro instrumento podría disponer la comunidad
hechos, tergiversaciones mezcladas con anécdotas generalmente internacional para intentar siquiera regular y mantener dentro de
irrelevantes, en suma, relatos autoexculpatorios en los que no ciertos cauces civilizados las relaciones entre los 193 Estados que
asoma la menor autocrítica, y que en ocasiones -como es el caso forman parte de la organización. El gran desafío que tiene por
de Cheney- son descaradamente cínicos y provocadores. delante es si podrá adaptar su estructura, funcionamiento, meca-
Los Estados Unidos y sus aliados atacaron Irak amparándose en nismos de representación y procedimientos para tomar decisiones
la doctrina de la preempción -llamada también de defensa antici- -y poder suficiente para ejecutarlas- que respondan a la nueva
pada-, que le autorizaba a iniciar la guerra ante una amenaza realidad internacional, en un contexto caracterizado por una gene-
inminente, clara y específica, prescindiendo del Consejo de ralizada reformulación de las relaciones de poder en un mundo
Seguridad de la ONU, del que sabían que no avalaría semejante globalizado. Lo que se ha dado en llamar «la gran recesión» no es
decisión. Confirmando lo expresado por Kagan, los estadouniden- una crisis coyuntural que responda a la periodicidad de los ciclos
ses mostraron, una vez más, su escepticismo acerca del derecho económicos, sino una crisis sistémica cuyo fin no es previsible a
internacional y su disposición a actuar al margen de sus cauces corto o medio plazo, y que detrás de su apariencia económica y
«siempre que lo consideren necesario o simplemente conveniente». financiera es, esencialmente, política. De esa naturaleza política,
A raíz de los sucesos del 11-S, renació la idea de revisar la noción que excede con mucho las tormentas que azotan las bolsas, los
de autodefensa. Los partidarios de la línea más dura -los llamados mercados y las economías nacionales, emergerán -como ya lo
<<nuevos realistas»- sostienen que las normas del derecho interna- están haciendo- conflictos de poder a escala planetaria cuyo alcan-
cional son irrelevantes en situaciones en las que está en juego el ce aún no se pueden medir pero que anuncian el comienzo de una
derecho de una nación a defenderse, e incluso llegan a afirmar que era llena de tensiones e incertidumbre.
«las reglas de la Carta de las Naciones Unidas respecto del uso de
la fuerza han sido violadas tantas veces que ya no son ley», 23 un
criterio pragmático llevado al extremo y apoyado en razones his- 5
tóricamente contingentes que conduce a la reivindicación de la
soberanía absoluta del Estado, sin otro límite que la propia convic- Analistas políticos como Paul Kennedy24 opinan que la ONU, y en
ción de que la guerra es necesaria o conveniente. particular su Consejo de Seguridad, están afectados de una «lenta,
De generalizarse semejante minusvaloración del derecho inter- firme y creciente decrepitud» que amenaza con hacerle perder su
nacional y del -hoy por hoy- único instrumento supranacional a razón de ser, debido a la parálisis a la que está condenado el
través del que hacer efectivas sus normas, la exaltación del poder

24 KEN NEDY, Paul (2011, 3 de noviembre) : «¿Hemos entrado en una nueva


23 BELLAMY, op. cit., p. 254. era?». El País.
236 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 237

Consejo para decidir sobre las más importantes cuestiones mun- las hipótesis posibles relativas al comportamiento de los sujetos
diales, por el arbitrario derecho de veto del que pueden hacer uso -o de los agrupamientos sociales, incluidos los Estados- y las con-
sus cinco miembros permanentes -los Estados Unidos, Gran Bre- secuencias derivadas de aquellos. También en el derecho interna-
taña, Francia, Rusia y China-, un privilegio consagrado en la Carta cional, más aún si cabe que en el orden interno, son perceptibles
fundacional de 1945. 25 El fin de la guerra fría significó también los fracasos que acompañan a los intentos de tapar la falta, sutu-
la desaparición de un mundo bipolar, en el que las dos grandes rar la hiancia, aferrar la cosa. La vocación de universalidad del dis-
potencias enfrentadas mantuvieron un equilibrio estratégico que curso jurídico, propio del normativismo liberal, es tributaria de la
evitaba un holocausto nuclear, mientras que en la periferia se des- lógica del para todos: todos iguales ante la ley, cuando en el ámbito de
arrollaban conflictos de baja intensidad en los que tanto los Estados la política -porque de política se trata- el privilegio de decidir,
Unidos como la Unión Soviética jugaban sus bazas a través de paí- como atributo de la soberanía, está sujeto a la lógica del al menos
ses, ejércitos y grupos interpuestos. La desaparición de aquella uno. Que la política no es una simple administración de las cosas
bipolaridad, sustituida por un escenario multipolar al que se han y que la esencia de la política está en esa dimensión «inconmen-
incorporado nuevos protagonistas lo suficientemente poderosos surable» que sitúa las decisiones en el terreno de la excepción, lo
como para ser tenidos muy en cuenta, puede ser vista como un percibió lúcidamente Carl Schmitt. Es indiscutible que el otorga-
hecho positivo en tanto que la hegemonía acerca de los asuntos miento del derecho de veto en exclusiva a las cinco potencias que
mundiales está más repartida, o bien como la sombra ominosa de ocupan los asientos permanentes del Consejo de Seguridad
un planeta al que la multipolaridad hace más inseguro. merma el carácter democrático que se le supone a la ONU, donde
Los rasgos que para Paul Kennedy hacen de la ONU una enti- -teóricamente- todos los Estados miembros son titulares de igua-
dad casi inexorablemente encaminada hacia la inanidad y que esta- les derechos y obligaciones. Es probable que el mundo entero sea
rían en el origen de su debilidad, podrían sin embargo encerrar las deudor de esta consagración institucional de la excepción estable-
claves de su supervivencia. Si las Naciones Unidas se expresan prin- cida en 1945, en cuanto se debe a ella -y al sistema de equilibrio
cipalmente mediante resoluciones a las que se atribuye fuerza de ley estratégico disuasorio que conllevaba- que la pugna entre Estados
y que en su conjunto forman el corpus del derecho internacional, Unidos y la Unión Soviética y sus respectivos aliados no derivase
ese ordenamiento jurídico no escapa a las limitaciones propias de en un conflicto de consecuencias apocalípticas. Pero el orden
toda ley, que sitúa en el campo de lo imaginario la pretendida ple- mundial construido a partir de esa correlación de fuerzas ha
nitud hermética del derecho, o lo que es lo mismo, la ilusión de los caducado y con él ha colapsado también el orden simbólico que
legisladores de que en la letra de la ley pueden contemplarse todas lo representaba.
El discurso del amo, junto con su pretensión de erigirse en una
suerte de padre social, ha sido derrotado por el discurso capitalista,
25 Para cumplir con el principal objetivo de la organización, que es mantener
que lo ha puesto a su servicio. La hegemonía planetaria de dicho
la paz y la seguridad internacionales, la Carta establece un sistema de seguridad discurso ha puesto en evidencia la quiebra de ese orden simbólico
colectiva que confiere al Consejo de Seguridad la competencia para determinar
cuándo existe una agresión o amenaza de agresión que pone en peligro la paz y que encarnaba los significantes amo, cuyo fin era asegurar el refor-
qué medidas preventivas deben adoptarse -retiro de las tropas, cese de hostilidades, zamiento de las identificaciones como condición esencial para que
sanciones económicas- antes de recurrir al uso de la fuerza. A su vez, la resolución las cosas funcionen. La caída de los viejos dogmas y el descrédito
377 creó un mecanismo alternativo denominado «Unión pro Paz», autorizando a de las instituciones que los representaban -gobiernos, partidos
la Asamblea General a adoptar decisiones sobre cuestiones en principio atribuidas
en exclusiva al Consejo de Seguridad, cuando este se encuentra en una situación políticos, parlamentos, universidades, iglesias- han aumentado la
de bloqueo, aunque las decisiones aprobadas no son obligatorias per se. increencia de los sujetos, sin que se sepa muy bien sobre qué fun-
238 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 239

<lamentos habrá de construirse una nueva subjetividad, a menos En el contexto de la crisis económica iniciada en el año 2008 y
que esta se dé ya por constituida y asentada en el imperativo de cuyo fin es tan imposible de prever como las consecuencias últimas,
goce: en el individualismo egoísta que, con el argumento de la al malestar estructural del sujeto se suman el malestar social gene-
exaltación del yo como sinónimo de sujeto al fin libre de condicio- ralizado y la incertidumbre con respecto al futuro, una situación
namientos externos, en realidad instaura como paradigma de vida proclive a la emergencia de posiciones políticas no ya conservado-
la figura del ciudadano consumidor y como modelo de organiza- ras, sino reaccionarias. Tanto en Europa como en los Estados
ción social el gobierno de los mercados, un eufemismo para evitar Unidos se comprueba el auge de grupos y movimientos de extrema
llamar por su nombre al capital financiero especulativo, que actúa derecha, en algunos casos integrados en el ala más extremista de
él también como un feroz superyó nunca satisfecho con los sacri- los partidos tradicionales -el caso del Tea Party es paradigmático
ficios que se le ofrecen. Aquello que se presenta como la lógica de al respecto-, y en otros organizándose como partidos indepen-
los mercados no es otra cosa que un ataque en profundidad contra dientes que buscan su propio espacio, como el Frente Nacional en
las reglas de juego de la democracia. A esta situación han contri- Francia, que sirve además de inspiración a otros grupos ideológi-
buido, en el ámbito de las naciones que se precian de disfrutar de camente similares en el resto de Europa. Agitando las consignas
regímenes democráticos, la dimisión de los agentes políticos y el más clásicas del populismo de derechas -nacionalismo, xenofobia,
funcionamiento devaluado de las instituciones que tienen atribui- racismo, proteccionismo económico-, todos ellos se orientan a
da la función de representar a los ciudadanos. Trasmutados los capitalizar el malestar y el descontento de los sectores sociales más
partidos tradicionales en organizaciones oligárquicas en las que perjudicados por los efectos de la globalización, localizados en los
apenas se escuchan las opiniones discordantes con la línea oficial y estratos medio-bajos de la población. 27 El proyecto europeo de
los parlamentos en foros en los que se discuten asuntos que para la construir una unidad política sustentada en una economía inte-
mayoría de los ciudadanos resultan ajenos, el tema recurrente de grada se muestra impotente para hablar con una sola voz, tanto
la crisis de representación ha cobrado un nuevo impulso tanto en el hacia fuera de la Unión -la política exterior es inexistente, cuando
orden interno de cada país como en el conjunto de Europa. 26 no es patética- como para alcanzar acuerdos entre los 27 socios,
una polifonía sin duda estimulante para quienes desean el fra-
26 A la clásica y radical oposición entre democracia representativa, basada en caso de la integración y la desaparición de la moneda única, y
la delegación del poder, y la democracia directa, asamblearia y sin mediaciones, que Europa no sea mucho más que una referencia geográfica. Sus
se han sumado otras adjetivaciones para acompañar al sustantivo: democracia
consociativa, democracia procedimental, democracia deliberativa, democracia
electrónica, democracia participativa, etc. Cualquiera que sea el contenido que se
le quiera dar a cada una, expresan en su conjunto la imposibilidad de llenar el aspiración de estos autores de que «esta multitud espontánea y creativa» pueda
vacío, que Jacques Lacan cifró como objeto a. A partir del año 2011 un nuevo forjar por sí misma una alternativa democrática al actual orden global. El 15-M
sujeto colectivo hizo su aparición en el escenario político: el 15-M, surgido en ha generado un estado de opinión que cuestiona el funcionamiento del sistema,
España y extendido después a otros países con resultados irregulares, emergió pero no ha alcanzado aún una masa crítica capaz de convertirse en una fuerza
configurándose como un verdadero acontecimiento, dada su imprevisibilidad, política transformadora.
ante el cual tanto el discurso capitalista como su encarnación política, el amo, 27
Más que por una ideología en el sentido clásico de la expresión, siempre
exhibieron su desnudez. Los efectos negativos de la globalización, la agud ización difusa en estos movimientos, el populismo se caracteriza por ofrecer soluciones
de la crisis iniciada en 2008 y la incapacidad de la izqu ierda institucional para simples a problemas complejos, desplazando hacia terceros la responsabilidad de
imponerse a los mercados financieros y a sus agentes políticos, están en el origen los males reales o supuestos que pretende combatir: inmigrantes, extranjeros en
de un movimiento que -como anticiparon en 2004 Toni Negri y Michael Hardt- general, el Estado porque es demasiado intervencionista y cobra impuestos, o
se sirve inteligentemente de las redes sociales para difundir sus consignas y con- porque no interviene cuando debería, las entidades supranacionales como la
vocar a las movilizaciones. Es más dudoso, sin embargo, que se vea plasmada la Unión Europea, porque atenta contra la soberanía nacional, etc.
240 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODE R Y RESPONSABILIDAD 241

autoridades no previeron el desencadenamiento de la crisis, y tam- de redistribución de la renta y la desprotección de las minorías.
poco se adoptaron a tiempo medidas para atajar sus efectos más A comienzos de 2012 se registraban en el conjunto de la Unión
nocivos, de tal modo que cada país miembro ha intentado salvar- Europea 25 millones de desempleados.
se a sí mismo para evitar ser intervenido, que es la expresión utili- La crisis en la que está sumida la UE parece expresar una cierta
zada para ocultar una nueva modalidad del golpe de Estado, por la increencia en el proyecto colectivo, acaso un agotamiento de los
que Gobiernos legítimos son sustituidos por técnicos que son en grandes relatos, como el que inspiró a Jean Monnet -a partir del
realidad comisarios políticos enviados por sus antiguos empleado- Plan Schuman- en 1951 para fundar la Comunidad Europea del
res: las multinacionales gestoras de inversiones, los bancos y las Carbón y del Acero, el embrión del Tratado de Roma que en 1957
agencias de calificación de riesgos. Una participación más activa dio origen a la Comunidad Económica Europea, suscrito al principio
del Banco Central Europeo para comprar deuda, así como la emi- por Francia, Alemania Federal, Italia, Bélgica, Holanda y Luxem-
sión de eurobonos, medidas ambas pensadas para defender el euro burgo. Los padres fundadores de lo que hoy es la Unión Europea
y mutualizar los efectos de la crisis y colaborar en la recuperación eran conscientes de que el camino para superar la rivalidad y el
del crecimiento, han chocado con los desacuerdos internos entre enfrentamiento entre las naciones europeas -y muy especialmente
los 27 países de la Unión y especialmente con la negativa de Ale- entre Francia y Alemania- que en menos de un siglo habían con-
mania a aceptar un programa que no esté en la línea del más orto- ducido a dos guerras devastadoras, pasaba por la interdependencia
doxo neoliberalismo, centrado en la disciplina fiscal, los límites del de las respectivas economías, como un paso previo a una cada vez
déficit y el control de la inflación. Aún están pendientes de ponerse mayor integración política. Aunque es improbable que alguno de
en práctica medidas acerca de las que parecía existir un consenso, aquellos líderes pudiera imaginar entonces el grado de desarrollo
como la regulación de los mercados, la imposición de tasas a las material y la complejidad jurídica e institucional alcanzado por la
transacciones financieras, o el control de los capitales refugiados Unión transcurridos seis decenios, en la idea original yacía la ilu-
en los llamados paraísos fiscales. Presionados por la agudización sión de que las diferencias que pudieran sobrevenir podrían ser
de la crisis, que amenaza sumergir en la recesión a una buena parte superadas si todos sus miembros aceptaban someterse a las mis-
de las economías -pero también por la emergencia en Francia de mas normas, iguales para todos. Si bien el devenir histórico ha
un Gobierno socialista que parece decidido a cuestionar la po- puesto en evidencia aquella expectativa, los firmantes del Tratado
lítica del «no hay alternativa» que se ha convertido en el mantra aspiraban a que su creación no se limitara a administrar y gestio-
del fundamentalismo neoliberal-, Angela Merkel y el presidente del nar las cosas, sino que actuara como un Gobierno capaz de liderar
Banco Central Europeo han accedido a deletrear la expresión «cre- políticas, incluso si tales políticas desafiaban ese axioma preferido
cimiento» en su vocabulario, limitado hasta bien entrado el año de los administradores que es el para todos. En situaciones de cri-
2012 al significante «austeridad». Austeridad forzada que, además sis los ciudadanos exigen algo más que gestores, cuya incompeten-
de retrasar la recuperación económica, tiene como consecuencia cia, por lo demás, está a la vista: piden autoridad, una autoridad
más evidente el recorte de derechos sociales básicos, 28 el debilita- capaz de adoptar decisiones para romper el statu quo representa-
miento de los sindicatos, el frenazo de cualquier atisbo de políticas do por un estado de anomia paralizante y destructivo. Y aunque la
historia sea ese lugar en el que lo reprimido retorna, y es improba-
ble que se repita hoy la trágica experiencia europea de la primera
2 s Con la excepción, quizás, de la propia Alemania, que puede permitirse
mitad del siglo XX, cuando la crisis -exacerbada por las consecuen-
mantener el Estado de bienestar gracias a la fortal eza de su economía y porque el
anterior Gobierno, socialdemócrata, se anticipó al efectuar las reformas estructu- cias de la Primera Guerra Mundial- generó el caldo de cultivo pro-
rales que ahora exige a los demás países. picio para la emergencia del hombre providencial, de ese uno que no
242 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 243

es como los demás, capaz de seducir a la masa con un nuevo relato consecuencia de la Revolución de febrero de 1917. Es generalmen-
y señalarle el camino. Con menos espectacularidad que entonces, te la decadencia económica la que suele preceder -y anunciar,
lo que está en juego actualmente es el futuro de la democracia en para quien quiera verlo- a la pérdida de la hegemonía, y la susti-
Europa, una democracia devaluada por el pragmatismo de los tución de una potencia dominante por otra u otras suele anun-
técnicos y la prepotencia impune de los especuladores, debilitada ciarse con cierta anticipación gracias a la proyección de una serie
además por la inexistencia de una sociedad civil identificada con de variables y al análisis transversal de los datos disponibles.
un proyecto colectivo. Las autoridades comunitarias cada vez lo son Se ha consolidado una realidad multipolar en la que el poderío
menos ante el empuje de la excepción alemana -se verifica aquí el militar continúa ocupando un lugar determinante como factor
axioma lacaniano de que todo universal se funda en una excepción disuasorio y de contención, pero que depende cada vez más de un
que lo niega- y el peso decisivo que ese país tiene en el seno de la desarrollo científico y tecnológico aplicado capaz de otorgar a
UE, que apunta a convertirse en un poder hegemónico. Porque, una futuras confrontaciones características inéditas hasta ahora. 30 El
vez más, se trata del poder, y ningún Estado se mostrará dispuesto hecho de que en la escena internacional se haya multiplicado el
a ceder individual y voluntariamente su soberanía -aun limitada- número de naciones que quieren ser protagonistas y no meros
mente- a menos que los demás renuncien también a encastillarse espectadores pasivos de las decisiones de los demás, sumándose a
en la fortaleza puramente imaginaria del Estado-nación. la competencia por el control de los recursos y la conquista de los
Otro orden mundial está configurándose, con nuevos prota- mercados, acrecienta también las posibilidades de confrontación y
gonistas y en medio de una reformulación geopolítica de la que amplía el ámbito geográfico de los eventuales conflictos. 31 La vio-
previsiblemente surgirá lo que los estrategas llaman hipótesis de
confiicto. 29 El final de la Segunda Guerra Mundial sancionó la deca- 30 La «guerra cibernética» que se viene ensayando en los últimos años por
dencia del imperio británico, elevando a la condición de potencia parte de las naciones tecnológicamente más avanzadas, está dirigida a apropiarse
hegemónica mundial y líder del bloque occidental a los Estados de información considerada estratégica, siendo su objetivo prioritario acceder a
Unidos de América. La Unión Soviética implosionó porque su las redes informáticas mediante las que el adversario -real o potencial- controla
ineficaz sistema productivo no podía sostener un poderío militar sus sistemas de armas, con la consiguiente ventaja en un eventual escenario bélico.
La Ley de Protección e Intercambio de Inteligencia Cibernética (CISPA, por sus
empujado al agotamiento por la estrategia norteamericana de llevar siglas en inglés), propuesta conjuntamente por legisladores demócratas y republi-
al espacio la confrontación. Ambos ejemplos contradicen el lugar canos en Estados Unidos, pretende regular el control e intercambio de informa-
común de que ningún imperio cede su dominio si no es como con- ción entre las empresas que operan en la red y el Gobierno federal, con el argu-
secuencia de una derrota militar, lo que sí ocurrió al finalizar la mento de prevenir ataques informáticos. Las empresas que entregasen a las auto-
ridades datos de sus usuarios tendrían inmunidad jurídica, una iniciativa que la
Primera Guerra Mundial con la desaparición del imperio otomano, Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU) ha denunciado porque abre
el austro-húngaro y el alemán, y la caída del Imperio ruso como la puerta al uso incontrolado de la información recogida. Un informe de inteli-
gencia estadounidense, presentado en el Congreso a finales de 2011, acusa direc-
tamente a China y Rusia de estar en el origen de los cada vez más numerosos cibe-
rataq ues a redes de ordenadores situadas en Estados Unidos, Gran Bretaña, Fran-
29 Además de las limitaciones políticas señaladas, la Europa continental es cia y Alemania, cuyo objetivo se dirige principalmente a obtener datos de la tec-
irrelevante en términos militares. Debido a los bajos presupuestos dedicados a la nología de la información y comunicación . Irán, por su parte, ha denunciado que
defensa, la denominada Política Común de Seguridad y Defensa es más una sus redes han padecido numerosos intentos de penetración, de los que acusa a
expresión de deseos que una realidad, lo que la convierte en tributaria del poderío Norteamérica y sus aliados.
militar estadounidense, como se comprobó en ocasión de la intervención en 31 El arco que se extiende desde Marruecos a la península de Corea, atrave-

Libia. Con la excepción de Gran Bretaña, en razón de la «relación especial» que sando todo Oriente Próximo hasta el Golfo Pérsico, y más allá, hasta Pakistán y
mantiene con los Estados Unidos. Afganistán, rozando el bajo vientre de China, continúa siendo la zona potencial-
244 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 245

lencia, individual y colectiva, que acompaña a la condición humana 6


desde el origen de los tiempos, puede ser limitada, relativamente
controlada, legalmente regulada e incluso castigada, pero nunca Hay un punto de anudamiento de lo biológico, lo social y lo incons-
exterminada. Ya en 1915 Sigmund Freud se mostró convencido de ciente, alrededor del cual el derecho y el psicoanálisis se encuentran
que la guerra que entonces asolaba Europa no podía deberse exclu- y se enfrentan. El derecho se dirige a textualizar los cuerpos
sivamente a la ambición de los gobernantes, sino también a la mediante la inscripción en la subjetividad de las normas que confi-
complicidad de millones de seguidores -a la sumisión voluntaria, guran el discurso del orden, como el oficial de En la colonia peniten-
diría Étienne de la Boétie-, lo que en su opinión no era sino una ciaria kafkiana lo hacía con sus prisioneros actuando sobre lo real
confirmación de que la maldad forma parte de la constitución físi- del cuerpo. Si para el discurso del amo la mayor virtud cívica -la
ca del hombre. Sin embargo, el grado de responsabilidad no siem- areté- es la obediencia a la norma, el psicoanálisis podría hacer suyo
pre es el mismo. Establecer la responsabilidad de un crimen, in- el axioma que Kant proponía como emblema de la Ilustración:
cluso de un crimen de guerra, es competencia del derecho, que si en sapere aude -atrévete a saber, atrévete a pensar-, aunque ese atrevi-
el ámbito privado no puede desentenderse del amo al que sirve, miento ha de dirigirse al propio sujeto, en una operación en la que
menos aún puede hacerlo en las relaciones de poder que se juegan no es suficiente la razón ilustrada si no va acompañada por un
en el plano internacional, donde está comprobado que la regla deseo de saber sobre la verdad de su síntoma, de su propio modo de
general es que tan solo se juzga y condena a los vencidos. gozar y de lo que hace con él.
Mientras que el discurso del amo promueve las identificaciones
-y las diferencias, en las que se fundan los grupos-, haciendo sem-
mente más explosiva del planeta. Un nuevo escenario ha surgido en el norte de blante de fraternización y homogenización, el psicoanálisis actúa
África, donde tanto los Estados Unidos como Europa han sido cogidos de sorpresa contra las identificaciones del sujeto vaciándolas de contenido,
por las movilizaciones populares que han expulsado a los dictadores protegidos
de Occidente, llevando al poder -o en vísperas de hacerlo- al temido islamismo.
como condición para que ese sujeto se confronte con la verdad del
Incluso en Marruecos el empuje de la calle ha obligado a su régimen de democra- síntoma. En la medida en que la política se sostiene, precisamente,
cia limitada a encargar la formación del Gobierno al líder del islamista Partido de en la identificación, podría decirse que el psicoanálisis va contra la
la Justicia y el Desarrollo. Las cancillerías y los servicios de inteligencia occiden- política, e incluso que es antipolítico, porque no solo no halaga al
tales estiman que, en el plazo aproximado de diez afi.os, toda la orilla sur del
Mediterráneo estará -con la obvia excepción de Israel- en manos de Gobiernos
sujeto sino que lo pone ante aquello de lo que no quiere saber
islamistas con grados variables de radicalidad. En cuanto al océano Pacífico, es un nada: su división, su falta y las miserias de la autocompasión.
objetivo estratégico tanto para los Estados Unidos y sus aliados como para China. Y mientras que los políticos intentan hacer funcionar su discurso
Afirmar su dominio sobre el Pacífico ha sido una aspiración constante de los -en forma de programas, ideales, creencias, ilusiones- en lo real
Estados Unidos, antes incluso de derrotar a Espafi.a a finales del siglo x1x y ocu-
par las Filipinas. Sin embargo, las aspiraciones norteamericanas chocaban con la
del sujeto, el psicoanálisis sabe de la dificultad para hacer funcio-
expansión del imperialismo japonés en Asia, por lo que un enfrentamiento mili- nar lo real en un discurso. Es en este sentido que el psicoanálisis es
tar con Japón se hizo inevitable. El ataque japonés a Pearl Harbor, en diciembre el revés de la política, como señaló en su momento.
de 1941, estuvo precedido por la cancelación en 1939 del tratado comercial que Es sobradamente conocida la desconfianza de Sigmund Freud
unía a ambos países, seguida de la imposición de restricciones comerciales que
incluían la congelación de los activos japoneses en el país, un embargo completo
hacia la política, fundada en el convencimiento de que la fuerza de la
que afectaba el abastecimiento del petróleo y que suponía el estrangulamiento de pulsión se impondría siempre a las buenas intenciones de revolucio-
la economía nipona. En tales circunstancias, es poco creíble -y en esto coinciden narios y reformadores sociales. En 1920 publicó la que bien puede
prácticamente todos los historiadores norteamericanos- que el ataque japonés considerarse la más fundada y demoledora denuncia de la manipu-
tomara a los estadounidenses por sorpresa, aunque no supieran exactamente
dónde se produciría. lación de las conciencias: Psicología de las masas y análisis del yo, anti-
246 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL PODER Y RESPONSABILIDAD 247

cipándose a la experiencia de los dos mayores movimientos totalita- actualidad, en muchos países con regímenes democráticos, donde no
rios del siglo. En 1927, transcurridos diez años desde la Revolución hay impedimentos para la edición y circulación de los libros de psi-
bolchevique, y aunque se mostraba extremadamente prudente re- coanálisis, ni existen obstáculos para el funcionamiento de las escuelas
nunciando a formular un juicio sobre lo que denominaba «gran dedicadas a su enseñanza en el ámbito privado, se practica sin embargo
experimento cultural que se desarrolla en el vasto país situado entre una política destinada a excluir al psicoanálisis del ámbito académico
Europa y Asia», 32 el comentario está cargado de escepticismo. Tan oficial, de la sanidad pública y, en general, del ámbito institucional,
solo tres años más tarde, en El malestar en la cultura, denuncia como para dar lugar -como discurso oficial en materia de la llamada salud
una vana ilusión la pretensión de los comunistas de eliminar la male- mental- a una psiquiatría convertida en dispensadora de fármacos, y
volencia y la enemistad entre los hombres mediante la supresión de a unas técnicas cognitivo-conductuales cuya función es asfixiar el
la propiedad privada, una crítica que reitera - haciendo una explícita síntoma e ignorar la subjetividad. 34
referencia a la teoría de Marx- en las páginas finales de las Nuevas lec- Desde una perspectiva ideológica, Sigmund Freud era un libe-
ciones introductorias al psicoanálisis, editado en 1932. Finalmente, por ral-conservador que nunca pretendió hacer de su creación una
las mismas fechas y en respuesta al interrogante que le formulara cosmovisión, un sistema filosófico, o un púlpito desde el que ejer-
Albert Einstein acerca de qué se podría hacer para evitar una próxima cer un magisterio moral. 35 Hay cierta paradoja en esta aparen-
guerra, Freud se muestra convencido de que «es parte de la desigual- temente imposible articulación entre psicoanálisis y política, en la
dad innata y no eliminable entre los seres humanos que se separen en medida en que, aun sin la menor aspiración a ser revolucionario, el
conductores y súbditos. Estos últimos constituyen la inmensa mayo- psicoanálisis es potencialmente subversivo al vaciar de contenido las
ría, necesitan de una autoridad que tome por ellos las decisiones que identificaciones confrontándolas -como se ha dicho- con la verdad
las más de las veces acatarán incondicionalmente». 33 No es difícil de del síntoma, lo que equivale a socavar los cimientos del discurso del
comprender que desde su nacimiento el psicoanálisis despertara amo. Como señalaba Lacan, no se puede hacer la clínica del sujeto sin
primero la desconfianza, luego la hostilidad, y casi de inmediato la hacer al mismo tiempo la clínica de la civilización, ni se puede desco-
persecución y la represión por parte de los regímenes totalitarios o nocer el hecho de que tanto los psicoanalistas como las instituciones
simplemente autoritarios. En Alemania se expurgaron las bibliotecas en que se agrupan están inmersos en lo político, que es el campo donde
de las obras de Freud, y el 10 de mayo de 1933 estuvieron entre las
entregadas a las hogueras junto con las de otros muchos autores; 34 Es comp rensible que el derecho, que descree del inconsciente y desprecia la
para entonces ya habían abandonado el país psicoanalistas como subjetividad, y que tiene como objetivo regular las conductas con el fin de que
Eitingon, Fenichel, Fromm y Simmel. Poco después, la revista Zen- la sociedad sea humanamente habitable, al tiempo que determina la responsabi-
lidad objetiva de los sujetos transgreso res y la capacidad de adaptación a la norma
tralblatt--órgano oficial de la Sociedad Psicoanalítica- hubo de publicar del resto, encuentre en la psiquiatría y en las teorías cognitivo-conductuales sus
el decreto que obligaba a todos los psicoterapeutas a someterse a los auxiliares científicos idóneos.
principios del nacionalsocialismo. En la Unión Soviética se prohibió 35 Co nsecuente con su ideología liberal -conservadora, Freud percibía a los

en 1927 la traducción de El porvenir de una ilusión, una censura partidos de izq uierdas, en particular a los comunistas, como una amenaza mucho
más temible que cualquier otra. De hecho, entre 1934 y el Anschluss de 1938
extendida después a la totalidad de las obras de Freud. Incluso en la siguió viviendo en Viena bajo el régimen fundado por Dollfuss, que se definía como
un Estado corporativo, autoritario, cristiano-alemán, según su Constitución, un
régimen que en el mismo año de 1934 hab ía aplastado a cañonazos la insu-
32 FREUD, Sigmund (200lb): El porvenir de una ilusión. Buenos Aires: Amo-
rrección obrera en Viena causando cientos de muertos. Tan solo después de la
rrortu, p. 9. anexión pareció darse cuenta de que el peligro que corrían él y su familia prove-
33 FREUD, Sigmund (1997): ¿Por qué la guerra? Buenos Aires: Amorrortu, nía de la extrema derecha, no de la izquierda, aunque se resistió a exiliarse hasta
p. 195. extre mos cuasi suicidas.
248 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL

se constituye el lazo social, y que unos y otras pueden encontrarse en


coyunturas críticas en las que asumir un posicionamiento activo es no
solo inevitable, sino que en determinadas ocasiones puede imponerse EPÍLOGO
incluso como un imperativo ético. La obra de Lacan está recorrida por
la presencia de lo político, en particular a partir de la teorización de sus Gustavo Dessal
cuatro discursos y de la emergencia del significante amo como un
punto central de su enseñanza. Interpelado por los estudiantes de
Vincennes en diciembre de 1969, Lacan intenta explicarles por qué las
aspiraciones revolucionarias no conducen a otro destino que no sea el En un cuento de Heinrich Boll, el protagonista evoca el recuerdo
discurso del amo, fiel a su convicción de que el concepto mismo de traumático de no lograr aprobar el ingreso al bachillerato. El fallo
revolución no es sino un giro sobre el propio eje para retornar a lo se había producido en el examen de lengua, cuando a la hora de
mismo, es decir al amo, aunque sea revestido con otro ropaje. redactar una historia (tal como se solicitaba), cometió el lapsus de
¿Significa esta posición de Lacan, calificada de radicalmente antiuto- escribir mal la palabra «Gerechtigkeit» («justicia»). Escribió «Geriich-
pista, que el psicoanálisis debe renunciar a pensar lo político, y a cual- tigkeit», con «ii» en vez de «e» en la raíz «Recht» («derecho»). Ambas
quier intento de extraer consecuencias políticas de ese pensar? Si esta palabras tienen idéntica pronunciación, pero la que el protagonista
fuera la conclusión, el psicoanálisis no tendría otra alternativa que escribió es inexistente. Necesitará que transcurran muchos años
limitarse a sostener la diferencia y el derecho de los sujetos a ser con- para poder comprender el sentido de su lapsus. El joven había
siderados de uno en uno, y no como un rebaño al que la subjetividad decidido contar la historia de su abuelo, que en la vejez no cesaba
le ha sido confiscada, una tarea tanto más difícil y complicada en de repetir como una letanía: «¡Si acaso hubiese justicia en este
cuanto esa diferencia va a contracorriente del movimiento de la socie- mundo!» Un buen día, el niño le pregunta al abuelo por el signifi-
dad, hegemonizado por el discurso capitalista. 36 cado de esta frase. Como respuesta, el abuelo le cuenta una his-
toria del nazismo que queda dando vueltas en la cabeza del nieto,
y en el examen este escribe «Geriichtigkeit» con la «a» de «Rache»
(«Venganza») .
Durante muchos siglos, la venganza constituyó una forma legí-
tima de la justicia. Incluso hoy en día sigue siendo una respuesta
~ frecuente, a pesar de no estar respaldada por las leyes. La ejecución
de Bin Laden, más allá de cualquier consideración política o estra-
tégica, bien puede ser considerada como una versión moderna de
36
En los últimos años ha surgido una corriente integrada por diversos pen - la venganza, tal vez la más espectacular en la historia de este nuevo
sadores - filósofos, políticos, politólogos y psicoanalistas- que inspirándose en siglo: el pueblo norteamericano en su conjunto, después de diez
la obra de Lacan y partiendo de determinados conceptos fundamentales de su años de encarnecida persecución, consigue consumar su vengan-
teoría, intentan articular un nuevo pensam iento político. Véase el libro de Yann is
za. La pena de muerte, por otra parte presente en la mayoría de
STAVRAKAK IS, La izquierda lacaniana (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económ ica,
2010). También la obra de Jorge Alemán, psicoanalista de origen argentino radi- los estados americanos, es erróneamente juzgada por los críticos
cado desde hace muchos años en España, Para una izquierda lacaniana. Inter- cuando frente a ella esgrimen el argumento de que se trata de una
venciones y textos (Buenos Aires: Grama, 2010); Lacan, la política en cuestión ... medida que no ha logrado disminuir en lo más mínimo los índices
Conversaciones, notas y textos (Buenos Aires: Grama, 2010) y Soledad: común.
Políticas en Lacan (Madrid: Clave Intelectual, 2012) .
de criminalidad. Dicha crítica yerra el blanco, por cuanto la fun -
249
250 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EPÍLOGO 251

ción de la pena de muerte no es en modo alguno la de instaurar dad) han elaborado. Lo que el psicoanálisis nos descubre, a par-
una profilaxis de los crímenes, sino la de satisfacer el deseo de ven - tir de la experiencia clínica, es que sentirse culpable y ser culpable
ganza. Por lo tanto, el debate debería centrarse sobre la venganza, -una distinción que indudablemente es fundamental para el dere-
y no sobre el valor pedagógico o preventivo de la pena capital. cho-, son términos mucho más indiscernibles en el plano del sujeto
Dado que Freud descreía por completo en las virtudes de la del inconsciente. Cuando Freud reflexiona acerca del delirio
educación como método para erradicar el mal, y consideraba que melancólico, y concluye que la autoinculpación que el enfermo se
la pulsión de muerte es un elemento ineliminable de la condición dirige posee una raíz verdadera, que hay algo de lo que ciertamente
humana, podía reconocer sin demasiado esfuerzo que la venganza es culpable y que la tarea del análisis no es disuadirlo de su culpa-
es una forma directa o encubierta de satisfacción, ya sea que se bilidad sino remitirlo a sus fuentes reales, es decir inconscientes, nos
lleve a cabo en la realidad fáctica, o simplemente en el plano de la abre a una dimensión no solo clínica sino profundamente ontoló-
fantasía consciente o inconsciente. gica. Nos descubre la terrible potencia de una instancia, la del
Como lo recuerda Luis Seguí, la publicación en 1764 de Los superyó, un juez que juzga de manera implacable y a la vez impulsa
delitos y las penas, de Cesare Beccaria, supuso un avance gigantesco al sujeto a la comisión del delito. Esta paradoja enloquecedora y
en el ámbito de la filosofía del derecho. Entre otras cosas, «Se dio, perversa, puesta de relieve por el genio de Kafka en la mayoría de
además, un paso extremadamente importante en el camino de la sus obras, muy especialmente en ese tratado sobre la culpa titula-
secularización de la sociedad, al afirmar el principio de que el do El proceso, está en la raíz de la necesidad de castigo que, en
pensamiento no delinque (cognitationis poenam nema patitur)». mayor o menor medida, condiciona la vida del sujeto.
Desde luego, este principio (cuyo respeto ha sido como sabemos Al postular que la culpa es inconsciente, Freud transformó de
generalmente inestable en la historia posterior de la humanidad) modo radical toda la tradición filosófica y religiosa sobre dicho
supuso un avance decisivo en la conquista de las libertades. No concepto. Para el psicoanálisis, el sentimiento de culpabilidad, así
obstante, es justo decir que la iglesia católica tenía sus motivos como el concepto mismo de la verdad, no supone una correspon-
para reaccionar como lo hizo al incluir dicha obra en su célebre dencia con hechos o circunstancias de la vida real, ni con la comi-
Index de libros satánicos. Prueba de que la verdad no siempre es sión de determinados actos, sino que se justifica en el plano del
hermana de la justicia es el hecho de que, sin duda alguna, y como deseo inconsciente, o de la satisfacción mórbida que el sujeto
lo demuestra el psicoanálisis, el pensamiento sí delinque, pues- obtiene de sus síntomas. El propio Freud reconoció de inmediato
to que en el inconsciente no hay registro de la diferencia entre que la expresión sentimiento inconsciente de culpa entraña una difi-
deseo y acto. Que esta diferencia sea decisiva en el derecho penal, cultad lógica, por cuando un sentimiento es por definición una
no impide que en el plano subjetivo los seres hablantes sean culpa- vivencia consciente. Acuñó entonces el concepto de necesidad de
bles de cosas que no han cometido en la realidad material, pero castigo, una fuerza que actúa desde lo inconsciente, y que es capaz
que han sucedido en esa realidad tan singular y real que denomi- de arrastrar al sujeto a la búsqueda de la infelicidad como un
namos inconsciente. intento (siempre fallido) de apaciguar las demandas de ese juez
A pesar de que el derecho y el psicoanálisis están íntimamente insensato que denominamos superyó.
ligados, por las numerosas razones que este libro expone de forma Freud consideraba que existen tres profesiones imposibles:
ordenada y minuciosa, no podemos olvidar que el psicoanálisis le gobernar, educar y psicoanalizar. Cada una de ellas es imposible
confiere a la culpa un tratamiento particular, posiblemente resonan- porque de forma inequívoca tropieza con un real que las supera: el
te con aquello que las religiones (y en especial la religión católica, al síntoma se presenta tarde o temprano como aquello que «descom-
hacer del pecado original el centro de gravitación de la subjetivi- pleta» el discurso al que dichos oficios sirven. No sería demasiado
252 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EPÍLOGO 253

arriesgado añadir a esa lista la profesión de juzgar, atravesada ella inconsciente y fantasmático de la culpabilidad que el psicoanálisis
misma por un real, un imposible que Luis Seguí demuestra al detalle encuentra en el sujeto no significa desconocer la culpa y la respon-
en los capítulos de esta obra. A título de ejemplo, basta con remi- sabilidad en su sentido jurídico. Es indudable que la diferencia
tirnos (página 71) a las paradojas que suscita el tema del maltrato entre el deseo y el acto cuenta a la hora de juzgar el comportamien-
a las mujeres, y que nuestro autor describe con matices no exentos to de un sujeto, incluso desde la perspectiva del psicoanalista. Tener
de humor. La muy respetable labor de los jueces, los peritos, y pensamientos pedófilos no es lo mismo que llevarlos a la práctica,
todas las instituciones que se esfuerzan por enfrentarse a este sín- y en ese punto el psicoanalista se rige por una posición ética inso-
toma social, se dan de bruces contra el muro del goce, ese fenóme- bornable: establece una diferencia crucial entre la perversión del
no clínico que el psicoanálisis encuentra en todos los rincones de pensamiento y la del acto, y lleva incluso a su límite la noción de la
la subjetividad, y que desafía no solo las leyes del sentido común, responsabilidad. Para el discurso analítico, las llamadas «enferme-
sino también las del principio del placer. Los jueces y los «exper- dades mentales», denominación vulgar de las psicosis, no pueden
tos» harían bien en conocer, al menos, esos paradigmas del goce en modo alguno ser consideradas de forma genérica un eximente
que son a la vez ingobernables, inmunes a la educación, refracta- de la responsabilidad. Se impone en este punto, tal vez más que en
rios a la conciencia social, y que solo pueden ser abordados desde ningún otro aspecto del derecho, una consideración atenta a la sin-
la perspectiva del discurso analítico, un discurso que -a diferencia gularidad del caso. Más allá del carácter indudablemente psicopa-
de la filosofía- se ocupa de los seres humanos tal como son, y no tológico que vincula los crímenes perpetrados por Javier Rosado y
como nos gustaría que fuesen. Si la administración de la justicia es la doctora Noelia de Mingo (cf. capítulo 5 de este libro), estos actos
una profesión imposible, es porque la definición misma de lo justo no pueden ser analizados bajo una misma lógica. En uno y en otro
entraña una problemática que no puede abordarse si se desconoce podemos hablar con bastante probabilidad de una estructura psi-
la lógica del inconsciente. cótica, presuntamente esquizofrénica, y sin embargo el análisis de
Para Freud, la justicia tenía un origen basado en el complejo de los casos impone una diferencia importante en lo que atañe a la res-
castración. «Que el otro no tenga lo que a mí me falta», puede muy ponsabilidad subjetiva, que justifica su valor de atenuante en el
bien ser la definición más perfecta de lo justo. Lacan concentró este segundo de los crímenes, mientras que no procede en el primero.
razonamiento en su concepto de goce, un concepto que no está En síntesis, ningún diagnóstico puede ser por sí mismo y de forma
desvinculado de la tradición jurídica. El ser hablante está atravesado general un eximente de la responsabilidad jurídica. Para el psicoa-
por un sentimiento de injusticia primaria y fundamental, que se nálisis, la locura no es por definición un sinónimo de un sujeto
deriva de su convicción de ser privado del goce que le corresponde. irresponsable de sus actos. De lo contrario, tendríamos que calificar
Que dicha privación sea un hecho de la condición humana, antes como tal a cualquier ser hablante, ya que su conducta está gobernada
que el resultado de un infortunio contingente, es un aspecto del en gran medida por el inconsciente, una instancia que lo gobierna
problema que no pude eludirse: la culpa no solo atañe al sujeto, más allá de su voluntad. Sin embargo, Freud dejó muy claro que el
sino que es también un asunto del Otro. ¿Es la culpa del Uno o del sujeto debe hacerse cargo de su propio inconsciente, y que ello cons-
Otro? Como puede apreciarse en el libro que nos ocupa, la falta tituye un deber ético inexorable e imprescriptible.
es constitutiva de ambos, y cada sujeto, así como cada sociedad Como lo señala el autor, el caso Althusser es demostrativo de
en determinado período histórico, pondrá el acento en un lado o que toda locura merece la dignidad de un sujeto que debe supo-
en el otro. nerse incluso en los enfermos más graves, y que según los casos
De todas maneras, como este libro se ocupa principalmente de será considerado jurídicamente responsable o no, pero que en
la responsabilidad criminal, es necesario aclarar que el carácter cualquier circunstancia es moralmente responsable de su posición
254 SOBRE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL EPÍLOGO 255

respecto al goce y al deseo. Es importante aclarar que la responsa - cronológico sino moral del término. Nos encontraremos, enton-
bilidad moral no supone jamás un juicio moralista acerca del sujeto, ces, ante una nueva paradoja: la de no saber ya si las penas deben
sino la facultad (en acto o en potencia, para emplear las categorías elevarse, o por el contrario reducirse. Tal vez el psicoanálisis tenga
de Aristóteles) que se le atribuye a todo ser hablante de asumir las allí la oportunidad de introducir su perspectiva, mostrando los
consecuencias de sus actos, y las implicaciones que sus modos de estragos a los que nos conduce la noción de un determinismo
gozar tienen tanto para sí mismo como para sus semejantes. basado en una exacerbación delirante de la omnipotencia de los
Para el psicoanálisis, la dimensión de la ley está en el origen genes. La época, cargada de una atmósfera de darwinismo social
mismo de la construcción del sujeto, en la medida que no hay acceso (sin duda completamente ajeno a la noble enseñanza de Darwin)
a la humanización del deseo sin la operación de la castración, la es propensa a la divulgación de ideas mesiánicas de prevención del
cual, forzando una renuncia al goce primario e irrestricto, instala mal, que en definitiva no son más que experimentos tendentes a
el registro de la palabra como sustituto de la acción, y la metáfora resucitar las antiguas teorías sobre las bases cromosómicas y here-
como sublimación de las pulsiones primordiales, cuyas figuras ditarias de la criminalidad. Esta forma de neofascismo disfrazado
mitológicas son el incesto y el parricidio. No es sorprendente, pues, de ciencia amenaza con invadir las cortes de justicia y contaminar
que la locura nos demuestre en algunas ocasiones que los crímenes la filosofía del derecho. A todas las voces que ya se alzan alertan-
prototípicos siguen siendo aquellos de los que ha surgido la natu- do de este peligro, los psicoanalistas debemos sumar la nuestra
raleza misma de la ley, y que su legendaria y espantosa fama nos todo lo alto que nos sea posible.
acompañe como sombras imperecederas, proclives a retornar
incluso en la trama nocturna de los sueños y las pesadillas. Lo supo
Diderot, cuando aseguraba que sin el freno de la domesticación el
vástago humano estaba destinado a realizar los deseos más abomi-
nables, y Freud lo convirtió en una teoría que no nos ahorra ningu-
na de las facetas de la condición humana. El ser hablante, dividido
entre su juicio moral y el goce que lo impulsa a buscar satisfacción
en aquello que puede incluso destruirlo, es siempre, y de forma
inequívoca, una criatura que vive al borde de la ley, y para la cual
la transgresión ejerce una constante seducción a la que en muchas
ocasiones no puede escapar, especialmente si tenemos en cuenta
que, en tanto ser de carencia, experimenta la insuficiencia de su ser
y de su satisfacción como algo que le ha sido sustraído, y a lo que
tiene derecho.
Hoy en día, esta fantasía universal se ve renovada e incrementa-
da por un discurso que alimenta la idea de una irresponsabilidad
general. Si todo procede de nuestros genes, si finalmente nada de lo
que hacemos es el resultado de una elección en la que nuestro deseo
ha estado comprometido, nos acercamos por lo tanto a una época
en la cual el legislador y el juez solo tendrán a su cargo una pobla-
ción totalmente integrada por menores de edad, no en el sentido
Este libro se terminó de imprimir y encuadernar
en el mes de noviembre de 2012
en los talleres de Afanias, S.L.,
en Alcorcón (Madrid).

La tirada consta de 2.500 ejemplares.

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