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Sus poemas hablan de lo corta que es la vida, lo terrible y duro que es envejecer, que es

preferible morir antes que envejecer. Sus poemas en general tienen un tono vitalista,
lleno de ganas de vivir, donde se contrasta la belleza y fugacidad de la juventud con lo
terrible de la vejez.

Sus elegías más conocidas y comentas están en el volumen llamado: Nanno, el cual está
dirigido a una flautista de la cual estaban enamorado, son poemas llenos de sensualidad
y erotismo.

La elegía, que entonces los griegos usaban preferentemente para exhortaciones políticas,
morales y filosóficas, se convirtió para Mimnermo en un desahogo sentimental,
instrumento para la expresión de los impulsos de su corazón. Poquísimos son los
fragmentos que poseemos pero notables, porque fijan los tonos de la poesía voluptuosa
y sentimental que floreció especialmente en los convites.

En su poesía se inspiraron después los poetas alejandrinos, Calímaco entre ellos. El gran
poeta romano Sexto Propercio dirá de él (I, 9, 11) que plus in amore valet Mimnermi
versus Homero ("en cuestiones de amor vale más un verso de Mimnermo que
Homero"), señal inequívoca de estima.

La actitud hedonista de Mimnermo, que considera la vejez como un mal peor que la
muerte, se expresa en los versos:

¿Y qué vida, y qué goce, quitando a Afrodita de oro?

Morirme quisiera, cuando no importen ya más

Los amores ocultos, los dulces obsequios, la cama,

Cuanto de amable tiene la flor de la edad

Para hombre y mujer; pues tan pronto llega la triste

Vejez, que hace al hombre feo y malo a la par,

Sin cesar le consumen el alma los viles cuidados,

Ya no se alegra mirando a los rayos de sol,

Los muchachos lo odian, lo vejan también las mujeres

Tan terrible dispuso Dios la vejez.

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