Está en la página 1de 4

El poeta español José de Espronceda (1808-1842), en unos de sus escritos, reflejó muy bien la

consigna pirata: "Que es mi barco mi tesoro, / que es mi dios la libertad, / mi ley, la fuerza y el
viento, / mi única patria, la mar".

PIRATERIA Y SU RELACION CON GUERRAS RELIGIOSAS EUROPEAS.

A finales del siglo XVI y principios del siglo XVII se vio un aumento en la presencia de
“piratas” en las costas atlánticas del Reino de Guatemala, Méjico y las islas del Caribe. Es
importante comprender que “más allá de las riquezas materiales, el fanatismo religioso era
un incentivo muy fuerte para los piratas”, ya que estos provenían en su mayoría de países
protestantes de Europa y “vieron en la piratería una manera de combatir los papistas,
quitando al Rey de España una parte de los recursos económicos con los cuales financiaba
las tropas que luchaban contra los protestantes en Alemania, Flandes y Francia”.

Destaco la importancia del factor religioso en el fenómeno del contrabando y piratería, ya


que a la vista de las autoridades españolas (influenciadas fuertemente por la posición del
vaticano con respecto al surgimiento de protestantismo en Inglaterra y otro países) no se
trataba solamente de las acciones de contrabando realizadas por filibusteros y corsarios,
sino que estos amenazaban el monopolio religioso católico en las indias, ya que estos traían
una formación religiosa anglicana y de otras sectas protestantes. Esto lo observamos en
“una carta del 4 de marzo de 1594, enviada al Rey de España, el Arzobispo de Santo
Domingo, Nicolás Ramos, temiendo una infiltración protestante en la isla, denunciaba que
en los puertos de la costa norte de Santo Domingo llegaban regularmente herejes ingleses y
franceses con los cuales los españoles hacían negocios, comían carne en los días
prohibidos, y compartían borracheras durante las cuales se hacía burla del Papa y los
sacramentos de la iglesia católica.”. Incluso se menciona en estas cartas que a estos herejes
se les decomisaba biblias escritas en lenguas “vulgares” (ingles y francés principalmente),
claro alusión a los conflictos religiosos que existían en Europa en ese entonces. Vemos esto
reflejado en “la Real Cédula del 10 de julio de 1561, en la cual Felipe II formalizaba la
existencia del sistema de las flotas y al mismo tiempo autorizaba y exhortaba a su
comandante, Pedro Menéndez de Avilés, a ahorcar sistemáticamente a todos los piratas
sospechosos de ser luteranos”. Y es así como estos piratas “herejes” eran juzgados no por
tribunales civiles sino por los Tribunales de la inquisición (Méjico y Lima).

El primer episodio reportado remonta al 1543, cuando un grupo de piratas franceses


comandado por Jean-François de la Roque atacó Santa Marta, saqueando la iglesia y
robando sus bienes. A partir de ese momento los ataques con características religiosas van
aumentando, especialmente aquellos llevados a cabo por piratas franceses hugonotes. En
dicho ataque, los piratas robaron bienes del clero, mutilaron una estatua de la Virgen y
ordenó el establecimiento a un monje. Se los acusó de luteranismo y acciones blasfemas, y
durante el proceso se descubrió que poseían biblias en francés.

Las fuentes y los estudios analizados confirmarían que la piratería en el área caribeña
representó otro frente de las guerras de religión en los siglos XVI y la primera mitad
del XVII. Queda averiguar si el carácter religioso de este conflicto fuera real, o más bien
utilizado instrumentalmente por uno u otro bando. Gracias a los documentos de la
Inquisición, tenemos mucha más información sobre las costumbres religiosas de los piratas
en la segunda mitad del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, cuando corsarios ingleses y
franceses incursionaban regularmente en el área caribeña. El análisis de estas fuentes nos
transmite una imagen distinta de la que normalmente se asocia al pirata como aventurero
sin ley terrenal o divina. La mayoría de los piratas que estudiamos son píos creyentes,
practicantes fieles de distintas sectas protestantes, con fuertes convicciones religiosas,
dispuestos a defender y difundir sus credos con todos los medios posibles, preparados a
combatir no sólo por el botín, sino también en nombre de la fe reformada. Como veremos,
los corsarios ingleses, financiados por la monarquía inglesa protestante, eran muy
organizados desde un punto de vista religioso, y la vida a bordo era reglamentada por una
disciplina militar. Los discursos contra España y la propaganda anti católica se repetían a
menudo a bordo de las naves, y los corsarios eran adoctrinados por ministros del culto. Es
importante también subrayar las diferencias existentes entre los corsarios del siglo XVI y
comienzos del XVII, y los filibusteros de la segunda mitad del siglo XVII. Mientras los
primeros tenían una conciencia religiosa más desarrollada, con ideas sobre la reforma y su
contraposición con el catolicismo muy claras; los filibusteros, aun siendo en su mayoría
originarios de países protestantes, se caracterizaban más bien por un anti catolicismo que se
confundía con la aversión hacia España, donde los bienes de la iglesia eran atacados en
cuanto bienes materiales españoles, más que por su simbolismo religioso

FRANCIS DRAKE EN REINO DE GUATEMALA (ACAJUTLA)

No tuvo España enemigo más tenaz, más peligroso y más inteligente. No nos es posible
señalar sino un resumen muy somero de sus ataques al Imperio español. En 1572 saqueó a
Nombre de Dios, en el Atlántico, llave del istmo de Panamá y lugar de concentración de los
tesoros que del Perú venían a España; atravesó el istmo y dio vista al Pacífico. Fue y sigue
siendo una figura controvertida. En una época en la que Inglaterra y España estaban
enfrentadas militarmente, fue considerado como un pirata por las autoridades españolas,
mientras en Inglaterra se lo valoró como corsario y se lo honró como héroe, siendo
nombrado caballero por la reina Isabel I en recompensa por sus servicios a la corona
inglesa.

En el mundo de la piratería, ningún nombre tan altisonante y evocativo como el del célebre
y mitificado Francis Drake, un gentil hombre británico delincuente que a principios de 1578
estaba saliendo del estrecho de Magallanes, con su único barco, el “Golden Hind”, para
terror de las Indias españolas del Pacífico, porque ya en el Atlántico su nombre era más que
conocido, con los desmanes en Veracruz y en el istmo panameño y las amenazas a
Cartagena de Indias. Drake subió desde Chile con sus correrías y abordajes y, a finales de
marzo de 1579, estaba en el golfo de Fonseca, cerca del actual puerto de La Unión, según
los datos de la carta de fray Juan de Frías, del convento franciscano de San Miguel, al
alcalde mayor de San Salvador, Diego Galán (19 de abril). Solamente, fueron unos pocos
días en el golfo y salió Drake con su “Golden Hind” y un barco tomado frente a Costa Rica
hacia el norte, para apresar en las cercanías de Acajutla la nave del comerciante Francisco
de Zárate. Lo interesante del viaje de Drake para la historia centroamericana, y en particular
las costas del actual El Salvador, fue el espanto que ocasionó su llegada por el mar. Nunca
desembarcó, por lo menos no consta documentalmente haberlo hecho con aspavientos de
guerra en algún lugar, aunque es posible que hiciera alguno discreto en el golfo, pero el
terror que cundió por el Reino de Guatemala fue de antología. La Trinidad de Sonsonate
vio la más grande concentración de tropas hasta entonces levantadas en las provincias,
dirigidas en parte por los reticentes encomenderos atemorizados, y en Acajutla se armaron
pequeños barcos para ir tras él.

Pero todos los trabajos de defensa fueron en vano, Drake jamás intentó desembarcar en el litoral
sonsonateco y los afanes y preparativos se vieron frustrados, lo mismo que la frustración para
todos los que se vieron envueltos en este capítulo casi novelesco del siglo XVI salvadoreño. En el
Archivo General de Indias, existe el voluminoso e intenso Legajo Drake, con una singular y
abundante riqueza de datos e informes. En La Trinidad de Sonsonate, de gran nombradía por su
cacao, fue donde se padecieron las mayores aflicciones por las esperadas invasiones que nunca
ocurrieron

También podría gustarte