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M ARTÍNEZ
SANABRIA
De la crujía de muros paralelos
a la espacialidad del aula
2016
FERNANDO
MA RTÍN EZ
SANABRIA
De la crujía de muros paralelos
a la espacialidad del aula
Este libro es producto de la tesis doctoral De la crujía de muros paralelos a la espacialidad del aula. Las casas de Fernando Martínez Sanabria en
Bogotá, 1957 – 1963, dirigida por Antonio Armesto Aira, leída en abril de 2013 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de
la Universidad Politécnica de Cataluña. El tribunal de tesis estaba formado por María Pía Fontana, Fernando Álvarez Prozorovich, Daniel García
Escudero, Ana Martínez Durán y Juan Antonio Cortés.
Dedicado a mis padres,
Marina y Édgar
Erazo Barco, Andrés Felipe
Fernando Martínez Sanabria. De la crujía de muros paralelos a la espacialidad del aula /
Andrés Felipe Erazo Barco.--Cali : Editorial Bonaventuriana, 2016
335 p.
ISBN: 978-958-8785-80-6
1. Arquitectos 2. Martínez Sanabria, Fernando, 1925-1991 -- Obras y proyectos
3. Arquitectura de interiores 4. Arquitectura colombiana -- Siglo XX 5. Espacio
en arquitectura 6. Diseño arquitectónico 7. Estilo arquitectónico 8. Arquitectura
doméstica 9. Casas - Diseños y planos I. Tít.
720.92 (D 23)
E65
ISBN: 978-958-8785-80-6
Tiraje: 150 ejemplares
Cumplido el depósito legal (ley 44 de 1993, decreto 460 de 1995
y decreto 358 de 2000)
RECAPITULACIÓN
207 ORGANIZACIÓN ESPACIAL: CASAS EN LA LADERA
225 EL SISTEMA CONSTRUCTIVO DE CRUJÍAS
321 CONCLUSIÓN
329 BIBLIOGRAFÍA
331 CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES
7
PRÓLOGO
PRÓLOGO 9
Bachelard llamó a la dificultad psicológica que impide una correcta aproxi-
mación al conocimiento objetivo. Decía Bachelard que los hábitos verbales
utilizados cotidianamente se convierten en obstáculos tanto más eficaces
cuanto mayor es su capacidad explicativa. Una sencilla demostración de este
fenómeno consiste en que basta que en una obra aparezca un muro curvado
de ladrillo para que alguien la adjetive como “arquitectura orgánica”.
Hay que admitir que si las cosas que nos rodean no se nos ofrecieran bajo
la apariencia sintética de su figura que muestra de un solo golpe de vista su
unidad, su integridad y –aunque solo de modo tácito, sobreentendido– su
identidad, posiblemente pereceríamos o enloqueceríamos. Necesitamos com-
portarnos de modo reflejo y despreocupado en nuestra vida cotidiana para
conseguir preservarnos: quedaríamos varados, paralizados, si al servirnos de
los utensilios más corrientes estuviéramos en todo momento conscientes de su
constitución interna, de las piezas y partes que los integran y del modo como
funcionan, incluidos los niveles moleculares y atómicos. Los objetos cotidianos
como el vestido, los útiles de aseo, el menaje de la cocina, el mobiliario, las
puertas y sus cerraduras, el pavimento, el ascensor, los edificios, la calle, un
árbol, los medios de transporte, una nube, serían otras tantas trampas, com-
plicados laberintos que ralentizarían nuestro avance o redes y telarañas en
las que quedaríamos atrapados.
Resulta, pues, sumamente práctico que el mundo se nos muestre a través de
las figuras, de su obviedad y de su evidencia, para resbalar sobre él en direc-
ción a nuestros fines corrientes. Lo obvio es lo que se obvia; es decir, aquello a
lo que se presta poca atención porque en su inmediatez se da por conocido.
Desde luego con los riesgos correspondientes, porque la silueta en la que los
objetos y los seres están envueltos, su figura sintética, no siempre coincide con
su identidad, con su ethos. Las figuras de los objetos, tanto los naturales como
los culturales, funcionan en cierto modo como una convención, como signos
con los cuales podemos operar. La figura pertenece al orden de lo sensible, es
inmediatamente accesible una vez se nos ha hecho familiar o acostumbrada
y no exige tener un conocimiento de lo que se oculta en su intimidad para
tratar con el mundo y desarrollar determinadas acciones.
PRÓLOGO 11
El análisis de Erazo no se conforma con describir la estructura formal de esas
obras, pues examinar sin más su configuración sintáctica equivaldría a pro-
ceder a su descomposición. Paul Valéry afirmaba que “la composición no
solo se opone al desorden sino a la descomposición”. Diríamos que el manejo
de conceptos como crujía, aula, hall, triparto, cruciforme, en el llano de la
sabana, en la ladera de los cerros, etc., no es un movimiento solo de ida que
desemboca en un análisis tipológico que sería aún una explicación de las
obras y de la obra entera de Martínez. A lo que se aspira es a que al regreso
de este viaje, pues el análisis genuino es una actividad de ida y vuelta, lo
sensible pierda su condición sintética al venir acompañado de lo inteligible
y la figura, asistida por la forma, pierda por un instante su condición sintética
y obvia, sin necesidad de proceder a una descomposición de la obra que
equivaldría a su liquidación. Como diría Condillac: “Analizar no es otra cosa
que observar en un orden sucesivo las cualidades de un objeto, a fin de darles
en el alma el orden simultáneo en que existen”.
13
1. Sección esquemática oriente-occidente de los cerros, ladera y sabana de Bogotá. Dibujo del autor.
2. Bogotá, alrededor de 1950. Desde la ladera oriental hacia la sabana. En Bogotá C.D por Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, 1998,
Bogotá: Museo de Desarrollo Urbano e Icono Multimedia.
Entre 1957 y 1963, Fernando Martínez Sanabria diseña siete casas unifamiliares
en un nuevo y exclusivo sector residencial de Bogotá, con unas condiciones
excepcionales para la apreciación de su geografía (Figuras 1-3). Se localizan
sobre la ladera de los imponentes cerros orientales, en una pequeña área
cuyo radio no supera un kilómetro, con vistas dominantes hacia los cerros y
principalmente hacia la sabana del occidente, sobre la que se extiende la
ciudad.
Las siete casas tienen una definición figurativa exterior tan diversa que a simple
vista no parece que existan elementos comunes para establecer su interés
como conjunto, pese a compartir condiciones como el emplazamiento, la
proximidad física y temporal y la relación personal o la afinidad profesional
con los propietarios. La única excepción a esta diversidad la constituye la
recurrencia del cerramiento de fábrica de ladrillo visto y para las últimas
cuatro, las cubiertas inclinadas de teja de barro. Aparentemente no se ad-
vierte que pertenecen al mismo arquitecto y todo parece indicar un esfuerzo
por diferenciarlas, a pesar de sus circunstancias comunes. Sin embargo, si se
atiende en las plantas a su organización espacial, se encuentran motivos para
establecer vínculos entre estas casas y reconocer una voluntad ordenadora
que las presenta como un conjunto más homogéneo.
Martínez conoce bien el lugar donde se localizan las casas y al parecer toma
buena nota de él para satisfacer las expectativas propias y las de su familia
sobre el paisaje, porque aquí hace, en 1957, la casa que comparte con sus
padres, su residencia definitiva. Las casas posteriores, hasta 1963, parten de
esta casa.
PREFACIO 15
3. Plano de Bogotá, 1954 (fragmento rotado). Localización de las siete casas unifamiliares. En Atlas Histórico de Bogotá Cartografía 1791-2007 por
M. Cuéllar y G. Pavony, 2007, Bogotá: Planeta Colombiana.
3
Sabana
Carrera Séptima
Ladera
6
5
Cerros 4
4. Urbanizaciones en la ladera oriental, sobre la Carrera Séptima. A la izquierda, las casas Martínez (1), Ungar (2) y Zalamea (3); a la derecha, las
casas Wilkie (4), Santos (5) y Calderón (6). Dibujo del autor con base en los planos catastrales del IDU (Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá).
PREFACIO 17
Casa Martínez, 1957.
5. Fachada a la calle. 6. Planta primera. Dibujo del autor.
PREFACIO 19
Casa Zalamea, 1960.
9. Fachada a la calle. Fotografía de Hernán Díaz. En Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura
por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
10. Planta primera. Dibujo del autor.
PREFACIO 21
Casas Santos, 1962.
13. Fachada a la calle. Fotografía de Néstor Africano. En Fernando Martínez
Sanabria por A. Zalamea, F. Montenegro, y R. Velásquez, 2008, Bogotá: Molinos Velásquez.
14. Planta primera. Dibujo del autor.
PREFACIO 23
17. Hall de la casa Martínez. Planta primera. Dibujo del autor.
PREFACIO 25
19. Casa Calderón, 1963. Perspectiva de Fernando Martínez Sanabria. En Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F.
Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
PREFACIO 27
21. Casas en la sabana de Bogotá, 1954. En Revista Proa No. 100 (junio, 1956).
Hall se refiere aquí al espacio que en el sistema de crujías tiene en las casas
el carácter de antesala, distribuidor y reunión de las diferentes estancias que Hall
conserva la proyección espacial hacia el exterior. Se explica su transforma-
ción desde su concepción original, como una gran estancia próxima al aula,
hacia el tipo de espacio que se define en esta tesis.
PREFACIO 29
Hall y aula proceden de concepciones espaciales que Bonet (2007) encuentra
equivalentes. Un estudio que recorre la evolución de la habitación principal
que estructuró en el área Atlántica la casa, “[…] es decir, lo que se denomina
en distintas lenguas hall, halle, halla, saal, sala, aula, términos que expresan
un espacio arquitectónico […] designando una habitación grande en la que
se pueden realizar múltiples funciones”1(p. 13).
1. Bonet explica que “ha tenido que recurrir a diversas fuentes de otras disciplinas para construir
23. Los tres elementos básicos de la arqui- la genealogía de este espacio y sus diferentes acepciones, porque a pesar de que abunda en
tectura: aula (A), recinto (R) y porche (P). estos años la literatura arquitectónica, es escaso el material bibliográfico directo” (Bonet, 2007,
Dibujo de Antonio Armesto. p. 13).
Los tres elementos básicos que propone Armesto son nociones lógico-formales
de la arquitectura, derivadas de las formas posibles de la constricción del
espacio, que después adquieren consistencia física mediante la construc-
ción, haciendo de esta manera por su mediación, persistentes los límites en
el tiempo.
La tesis recurre a esta comprensión sobre el aula para seguir un proceso que
recorre Martínez: desde la práctica material, con el sistema constructivo de
crujías, pasando a la aparición del hall central que promueve la transforma-
ción del sistema, hasta el desarrollo de una versión particular del aula que
define una concepción específica del espacio doméstico. Crujía, hall y aula
quedan así implicados en la concepción de un gran ámbito interior. A lo largo
de la tesis se distinguen los valores espaciales particulares de cada uno de
estos términos, que van a caracterizar las distintas fases en que se divide el
proceso de transformación.
2. Homotecia: transformación que permite obtener figuras proporcionales análogas a las originales.
PREFACIO 31
INTRODUCCIÓN
33
24. Fernando Martínez Sanabria en la casa Martínez (fotografía presumiblemente de 1978). Fotografía de José Sigala. En Fernando Martínez Sanabria.
Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
INTRODUCCIÓN 35
25. Avenida Caracas. Bogotá, 1938. Aspecto de la avenida y los barrios para el IV centenario de la
fundación. En Santafé de Bogotá, IV Centenario, 1938: Guía Ilustrada por R. Valencia, 1938, Bogotá:
ABC.
26. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Aspecto de su construcción alrededor de 1938.
3. Aquí hacían sus prácticas los estudiantes de arquitectura de la Universidad Nacional, que
luego se incorporaban como profesionales (Angulo, 1987).
INTRODUCCIÓN 37
27. Viviendas para la reconstrucción de Tumaco, 1948. En Cincuenta años de Arquitectura. 1936-1986 por E. Angulo, 1987, Bogotá: Asociación de
Arquitectos de la Universidad Nacional de Colombia.
Pasé en New York los quince días más detestables de mi vida… lo que no me
impide darme cuenta de hasta qué punto estos días son algo muy serio en mí, o
mejor todavía, en la orientación de todo mi ser (Tomado del diario de Martínez 29. Martínez (centro), Paul Lester Wiener (ex-
en Zalamea et al., 2008, p. 39). tremo izquierdo) y Le Corbusier (derecha),
en la casa de la familia Martínez (Bogotá,
presumiblemente febrero de 1950, con
Este sería el último viaje de Martínez al exterior. motivo de la visita de Le Corbusier, Wiener
y Sert, posterior a la cancelación del viaje
de Martínez a París). Fotografía de Paul
4. Una impresión comprensible, si se considera que Colombia era su país de acogida. En él Beer. En Fernando Martínez Sanabria por
había terminado sus estudios escolares y universitarios e iniciado una prometedora actividad A. Zalamea, F. Montenegro, y R. Velásquez,
profesional que luego abandonaría para continuar un nuevo periplo como inmigrante. 2008, Bogotá: Molinos Velásquez.
INTRODUCCIÓN 39
30. Edificio en la Carrera Séptima con Calle 84. Fernando Martínez Sanabria y Jaime Ponce de León, años cincuenta. Dibujo del autor.
En 1957, con el diseño de la casa para sus padres y para sí mismo, da comienzo
al periodo sobre el que se centra esta tesis. Martínez se refiere a esta casa
como el nacimiento de sus preocupaciones sobre la integración espacial.
INTRODUCCIÓN 41
32. Casa Wilkie en la ladera oriental de Bogotá, 1962. En Revista Proa No.173 (junio, 1965).
Aproximaciones
INTRODUCCIÓN 43
35. Aguadas, sin título. Tinta sobre papel. Fernando Martínez Sanabria,1962. En Fernando Martínez
Sanabria. Vida y Obra por A. Zalamea y otros, 1993, Bogotá: Galeria Deimus.
INTRODUCCIÓN 45
38. Edificio de la Caja Agraria en Barranquilla. Fernando Martínez Sanabria,1961.
En Fernando Martínez Sanabria. Vida y Obra por A. Zalamea y otros, 1993, Bogotá:
Galería Deimus.
INTRODUCCIÓN 47
destaca su influencia en una nueva orientación de la arquitectura moderna.
Concluye con una reflexión sobre la polémica de los cincuenta entre la ar-
quitectura racionalista y la arquitectura orgánica, en la que reitera el papel
de Martínez como su principal iniciador.
A partir del año 2000 se evidencia un creciente y renovado interés por la docu-
mentación y el estudio de la arquitectura moderna en Colombia, desarrollado
principalmente por las investigaciones de la Facultad de Arquitectura de la
Universidad Nacional.5 Estas investigaciones se traducen en una serie de tesis
monográficas de maestría que buscan reconocer por primera vez elemen-
tos y una estructura ordenadora del proyecto mediante caracterizaciones
establecidas por la historiografía y apoyadas en los valores de la experiencia
del espacio, que sigue enfatizando su singularidad figurativa.6 Entre estas se
incluyen las dedicadas a proyectos de Martínez posteriores a 1960 y algunas
de las casas consideradas dentro del periodo de la arquitectura orgánica.
Hipótesis de trabajo
INTRODUCCIÓN 49
caracterizar el proceso de transformación. El estudio incorpora el periodo de
las casas de crujías en hilera de la sabana de Bogotá, caracterizado por su
carácter normativo, pero se centra en las de la ladera, pues en este momen-
to se identifica el establecimiento de un patrón que promueve el proceso
de transformación en la búsqueda de una solución específica a las nuevas
condiciones que se plantean.
La tesis se divide en dos grandes partes para caracterizar los momentos del
proceso que se describe: un momento de la crujía y otro del aula. La crujía
se inicia con su asimilación práctica como sistema operativo a través de
interpretaciones lógicas que identifican la recurrencia de elementos y estra-
tegias y las condiciones de estabilidad y cambio del sistema. En el momento
El soporte teórico de esta tesis procede por entero del estudio de las obras,
de los elementos y las reglas propias encontradas durante su análisis, que
establecen el sistema de referencia mediante el cual se indaga por los mo-
tivos de generación de la forma. De otra manera, se impondrían fórmulas
interpretativas ajenas al objeto de estudio que al ignorar su conocimiento
concreto volverían a limitar o sellar su comprensión.
INTRODUCCIÓN 51
La estructura definitiva de esta tesis se revela cuando se analiza la obra an-
terior de la sabana de Bogotá comprendida entre 1951 y 1956, desestimada
inicialmente como objeto de estudio y subestimada por los trabajos existentes.
Al final de una prolongada lectura y convivencia con la documentación se
confirma la permanencia de un sistema y la existencia de un proceso de
transformación.
A lo largo de la tesis aparece la referencia a otros autores con un propósito
distinto al de definir su orientación o la comprensión de las obras. Con ellos se
comparan conjeturas que surgen del análisis, en un diálogo sobre experien-
cias comunes en el que se decantan algunos principios recurrentes en esta
y otras arquitecturas o en actividades diferentes.
Dada la variedad de la obra del periodo analizado en Martínez aparecen
autores diversos, algunos alejados temporal e ideológicamente, que resul-
tan coincidentes por la formalidad de sus apreciaciones. Es el caso de los
vínculos que se establecen entre los planteamientos lógicos del análisis y
los fenomenológicos de autores como Theyssot, que participan en grados y
momentos muy distintos durante la tesis. En A Topology of Thresholds, Theyssot
retoma los conceptos de umbral de Walter Benjamin y de región de Michel
de Certau para ilustrar la experiencia de una noción de la interioridad del
espacio. Theyssot trata una condición topológica y por tanto más elemental
e intuitiva del espacio y la relación entre los elementos que lo definen, que
se recoge igualmente en La idea del espacio en la arquitectura griega de
Martienssen, cuando se refiere a la percepción del plano horizontal y el muro
como superficie, o en La arquitectura del humo de Bonet, en los capítulos
que destina a las operaciones lógicas de un proceso de transformación del
hall y su significado en la forma de habitar la casa.
Los autores en los que pueden reconocerse planteamientos fenomenológicos
testimonian la experiencia de relaciones lógicas de carácter topológico, as-
pectos que se analizan con mayor detenimiento en el artículo From Doorstep
to Living Room de Aalto.
La originalidad de la tesis consiste en identificar por primera vez en la obra de
Martínez un proceso de transformación que define una concepción específica
De esta manera podría aportarse mayor claridad sobre la posición que ocupa
Martínez en un podio construido más por el culto a su personalidad y la singu-
laridad de sus realizaciones, que por la consistencia de una obra que durante
más de una década afronta problemas de un orden general, centrada en
la estructura elemental y profunda del espacio doméstico.
INTRODUCCIÓN 53
PRIMERA PARTE. LA CRUJÍA
55
39, 40. Casas Ricaurte (izq.) y Ponce de León (der.), 1951. Plantas primera 41. Planta de localización, en la esquina de la manzana (junto al conjunto
y segunda. AFMS. de las cuatro casas de Mery de Montoya y Blanca Ponce, desarrolladas
posteriormente). AFMS.
Las casas Ricaurte y Ponce de León (Figuras 39-41) contienen atributos que
caracterizan las que se desarrollan en la sabana, por lo que interesa dete-
nerse en su descripción. Las dos se resuelven de acuerdo con una casa tipo,
pareada y ordenada a partir de tres crujías en hilera de ancho semejante
paralelas a las medianeras. A pesar de ser pareadas, las plantas presentan
claras diferencias debido a dos variaciones: la adición de una cuarta crujía
para el acceso y un garaje en la casa Ricaurte que obliga a un ligero redi-
mensionamiento de las demás crujías, y la variación en la posición del estudio
en las dos casas. El programa de ambas casas se distribuye en dos plantas y
queda delimitado estrictamente por las crujías. Las zonas sociales se vuelcan
hacia la parte posterior del lote y la definen como la zona más privada por
el recinto del patio. Las perspectivas demuestran esta concepción del patio
posterior, por lo cual resulta importante que sobre este espacio la casa apa-
1. En estos proyectos colabora Augusto Tobito, arquitecto que participó con Martínez en un
sistema de vivienda para la reconstrucción de la ciudad de Tumaco.
42. Revista Proa, núm. 44. Bogotá, febrero
2. Las editoriales de ambos números se dedican a los problemas de la industria de la construcción de 1951. En la portada, el proyecto de
e identifican “la falta de racionalización en los procedimientos constructivos” que conduce a casas económicas de Martínez, Ponce de
altos costos, frente a lo cual las propuestas de Martínez son un modelo para su solución. León y Augusto Tobito.
En adelante, las casas que Martínez desarrolla en asocio con Jaime Ponce
de León responden a este tipo de casa: unifamiliar entre medianeras empla-
zadas en terrenos llanos. Esta condición topográfica permite la continuidad
entre el interior de las zonas sociales y el patio posterior, lo cual asegura la
privacidad y se convierte en el espacio de integración exterior por fuera del
sistema de crujías. Aun en los pocos casos en que las casas se encuentran
en terrenos inclinados, se sigue adoptando el patio como el espacio más
importante de relación.
Debido a que el interés por las casas de este periodo se centra en el reco-
nocimiento de las continuidades en la organización espacial y la recurrencia
de atributos, se desarrollará en adelante un análisis que no sigue un estricto
orden cronológico. Se agrupan casas de diferentes años por sus semejanzas
3. La perspectiva del patio posterior de la casa Ricaurte corresponde a una versión de las casas
estrictamente pareadas con el estudio contiguo al muro divisorio.
Si se observa el extremo derecho de la imagen, las dos ventanas idénticas separadas por el muro bajo corresponde-
rían a los estudios, lo que demostraría que en el proyecto definitivo se vuelve a un esquema de casas estrictamente
pareadas, como lo ilustraban las perspectivas de los patios posteriores.
El periodo con Ponce de León termina en 1956 con el proyecto de las casas
económicas en el barrio Veraguas en Bogotá, que se analiza más adelante
y puede ser considerado resumen de la experiencia adquirida durante estos
años, cuando se lleva a la máxima eficiencia la economía de la solución
desarrollada con el sistema de crujías.
63
47. Casa Blanca de Ponce, 1952. AFMS. 48. Casa Abello de Umaña, 1954. AFMS.
En el volumen del salón de la casa Fanny de Videla (1953) (Figuras 76, 77),
gracias a la supresión del estudio, es posible retranquearlo de la fachada
posterior para provocar dos situaciones complementarias: una, que el salón se
2. Esta es la intención recurrente de Martínez, que se observa en la fotografía del comedor en
las casas de la compañía.
La casa Rafael Márquez (1951) (Figura 79) ejemplifica las restricciones que
plantean estas condiciones de los lotes. Se resuelve a partir de un esquema
de tres crujías en hilera, que pierden continuidad longitudinal para dar cabida
al salón y a la habitación principal en la planta segunda.
La casa Celia Galvis de Orozco (1955) (Figura 80) se resuelve con mayor
claridad al definir con rotundidad un sistema de dos crujías, que reproduce
la experiencia de tres de la casa anterior. Esto ocurre porque el acceso en
ambas casas se produce por las escaleras confinadas entre los muros y por-
que en esta la posición de la escalera define la tercera crujía longitudinal.
Justamente la modificación de la posición de la escalera caracteriza las
casas Alicia Montoya de Arboleda y Alcibíades Narváez (1955) (Figuras 81,
82). Resueltas también a partir de dos crujías, generan una variación que las
relaciona con casas alargadas, como las casas Mery de Montoya y Blanca
de Ponce (1952-1953).
3. Esto recuerda la circunvalación del muro perpendicular en las casas Mery de Montoya y Blanca
de Ponce. Así como la escalera, los baños adquieren autonomía y caracterizan figurativamente
la planta.
- Regula las cinco crujías de la casa Fanny de Videla y conforma con ellas
una franja principal perfectamente alineada, paralela a las medianeras. 89. Casas Mercedes y Jorge Videla, 1951.
Dibujo del autor.
En el extremo, reemplaza el salón por la habitación principal.
En las casas Santodomingo, esta crujía se magnifica por una doble altura;
por primera vez, una crujía del sistema integra y relaciona hacia el exterior
distintos componentes de la casa (Figuras 97, 98). La crujía reúne visualmente
el comedor e integra en un mismo espacio el acceso, la circulación hacia 96. Casa Blanca de Ponce, 1952.
Dibujo del autor.
- El sistema de crujías de muros paralelos en hilera se define por una serie 99. Casa Ayerbe, Vista del salón. Foto-
de espacios no concatenados interiormente, que se vinculan entre sí con grafía de Paul Beer. En Fernando Martínez
Sanabria. Vida y Obra por A. Zalamea y
el exterior a través del recinto del patio posterior. Esta condición es la más otros, 1993, Bogotá: Galeria Deimus.
frecuente en la sabana y podría dar lugar a una continuidad del interior 100. Casa Ayerbe, Sección longitudinal por
el salón. Dibujo del autor.
de las zonas sociales con el espacio exterior donde el límite del recinto
101. Casas Santodomingo. Sección longi-
define el ámbito de privacidad e intimidad de la casa. tudinal por el salón. Dibujo del autor.
- Las cubiertas inclinadas (con excepción del caso de las casas Santodomin-
go) se utilizan por razones económicas y se hacen con la menor pendiente
posible para semejar planos horizontales. Los volúmenes exteriores se aca-
ban principalmente con superficies en pañete blanco, que aporta solidez
al plano y unidad al conjunto. El aparejo de ladrillo visto, que se incorpora
posteriormente a las casas de la ladera, solo aparece en las casas de la
sabana de forma anecdótica o en alguna versión previa de la casa Celia
Galvis de Orozco, desestimada en la versión definitiva.
95
Casas de Veraguas, 1956.
103. Plantas primera y segunda. En Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
104. Vista del conjunto desde de la calle. Fotografía de Paul Beer. En Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F. Monte-
negro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
Las casas descritas anteriormente cuentan con lotes de una profundidad sufi-
ciente en su mayoría, lo cual permite volcar la casa hacia el patio posterior y
convertirlo en el lugar común del sistema de crujías que define su privacidad.
Sobre este espacio desembocan las estancias sociales que pueden exten-
derse visual y físicamente hacia el exterior por la continuidad del suelo. Por
su parte, el área más privada de habitaciones se ubica, por lo general, en
la planta segunda, separada desde el acceso por un vestíbulo que evita el
vínculo con la actividad social.
En las casas del barrio Veraguas, la solución que se adopta modifica las con-
diciones descritas anteriormente: deja un patio posterior reducido que impide
la vinculación acostumbrada de la zona social, hacia el cual se ubican dos
plantas de habitaciones y hacia la calle, el salón y el comedor en una crujía
de doble altura, que incorpora la escalera y la circulación de habitaciones en
relación directa con el espacio social. La rotación de la zona social a la calle
deja en medio el sistema de circulación, que antes permanecía confinado
por las crujías y en el que ahora la escalera se expone como elemento defini-
tivamente autónomo dentro del espacio. La sección longitudinal enfatiza un
plano de cubierta inclinado, donde el espacio social, aunque esté orientado
hacia la calle, queda volcado al interior (Figuras 105, 106; 111, 114).
100 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
hacen que la experiencia de esta crujía sea la de un gran espacio interior
que recupera la privacidad e intimidad del patio posterior (Figura 114).
Aunque la posición de la crujía que aloja este espacio integrador en las casas
de Veraguas no ocupe una posición central, logra reunir y exhibir práctica-
mente la totalidad de las actividades y elementos que componen la casa y
que confluyen en él. Por ello es importante señalar que la escalera –elemento
fundamental en la experiencia de este espacio– sale de la neutralidad y al-
canza protagonismo en estas casas: un papel centrípeto semejante al cuerpo
convexo que reúne escalera y chimenea en la casa Calderón y concentra
el espacio a su alrededor.
102 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
miento, sino a un deliberado interés por desarrollar un espacio de integración
cuya posibilidad aparece aquí de manera excepcional y en el cual puede
desarrollarse esta forma de vida particular para la casa económica.
105
115. Bogotá, a finales de 1960. En la base de la fotografía, el trazado sinuoso de la Carrera Séptima: la orilla de la sabana, que marca el inicio de
la ladera oriental. Fotografía de Saúl Orduz. En http://img130.imageshack.us.
106 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
CASAS EN LA LADERA, 1957-1963
6
5
4
116. Casas Martínez (1), Ungar (2), Zalamea (3), Wilkie (4), Santos (5), Calderón (6). Dibujo del autor, con base en los planos catastrales del IDU (Instituto
de Desarrollo Urbano de Bogotá).
108 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Como se sabe, esta no es la primera experiencia de Martínez con casas en
lotes en pendiente. En 1953 hizo las casas Santodomingo en un lote orienta-
do norte-sur sin dominio sobre la ciudad. Las casas Blanca de Ponce (1952)
y Abello Umaña (1954) –esta última cercana a este sector de ladera– se re-
suelven contra la pendiente y adoptan la solución de las casas de la sabana
que vuelcan la zona social hacia el patio posterior.1 Justamente esta es una
de las condiciones que más ha explotado hasta el momento Martínez en la
organización espacial de la casa en la sabana: la posibilidad de mantener
las zonas sociales en contacto con el suelo y extender el espacio interior ha-
cia el patio posterior con la conservación de la privacidad e intimidad que
brinda el recinto.
110 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
El hall de la casa Martínez, 1957
La casa Martínez define una organización espacial tripartita con el hall cen-
tral, sobre la que se desarrollan las casas posteriores (Figura 120). Esta casa
resume las experiencias de las casas Santodomingo y Veraguas, relacionadas
con la conformación de un espacio de integración en el interior del sistema
de crujías. Por ahora se tratan brevemente los cambios más significativos que
provoca esta organización espacial, a partir de los cuales se consolidan en
los apartados posteriores los demás aspectos, que convierten esta casa en
el proyecto de referencia para las casas de la ladera.
La casa está compuesta por cuatro plantas: al nivel del patio posterior, una
planta en semisótano resuelve los garajes y los servicios complementarios;
las dos plantas siguientes corresponden a la zona de los padres, con la zona
social y de servicios en la planta primera y habitaciones en la segunda.
Martínez se reserva la tercera y última planta para su habitación, estudio y
un salón, dependientes de los servicios de comedor y cocina de la planta
primera (Figuras 121, 22).
2. En 1957 Martínez es un hombre soltero de 32 años, que hace la vivienda definitiva para su
120. Casa Martínez. Planta primera. AFMS.
familia, la que ocupará hasta el final de su vida.
E
h
Casa Martínez.
121. Plantas. G: garaje, H: hall, S: salón, C: comedor, K: cocina, E: estudio, h: habitación. Dibujos del autor.
122. Sección longitudinal por el hall. Dibujo del autor.
112 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Las dimensiones del lote y la ocupación de la casa Martínez son similares a las
anteriores de la sabana, en que se inserta normalmente un sistema de crujías
paralelo a las medianeras.3 Las diferencias fundamentales en esta casa se
resumen en cuatro aspectos (Figura 123):
114 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
adelante este espacio de integración al interior (Figuras 125-128). El centro
adquiere jerarquía como espacio que se atraviesa para conectar con el pai-
saje y por su posición intermedia motiva la aparición de los ejes transversales
para la integración de las estancias adyacentes.
Antes de terminar este apartado se analiza una parte del proceso de concep-
ción de la casa Martínez, que confirma la importancia otorgada al vínculo
que perdía la casa con el patio posterior. En estas versiones del proyecto,
Martínez considera acceder al patio posterior de manera independiente a
través la torre de la escalera privada, sin tener que usar la de sus padres. Las
revisiones que hace al proyecto llevan la planta tercera a su estado final.
116 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
130), el salón permanece retranqueado respecto al estudio y la cubierta de
la logia todavía no se ocupa como terraza.
En una planta posterior del semisótano (17 de abril de 1957) y en una sección
longitudinal (14 de mayo de 1957), se modifican la escalera hacia la calle y
el acceso de la casa. La escalera llega ahora hasta la planta del semisótano
y el acceso principal se pone al mismo nivel de la calle, a un costado de la
escalera (Figura 132). En este plano se destaca el diseño de un pavimento
que va hasta el patio posterior, demostrando con ello el interés que recibe
este recorrido que ahora conecta el sistema de circulación hasta la última
planta. Esto explica la importancia de la sección tronco-cónica de la torre
de escalera (Figura 131), que asume una función de transición semejante al 133. Sección esquemática de la versión del
17 de abril de 1957.
hall sobre el que Martínez destina toda la atención. En los planos definitivos
134. Sección esquemática, según la versión
se abandonan finalmente estas opciones, pero se produce una modificación definitiva.
en la última planta que explica el propósito de estas revisiones. Dibujos del autor.
Casa Martínez.
135. Versión definitiva de la planta terce-
ra. El salón alineado con el estudio y la
cubierta de la logia ocupada comple-
tamente como terraza. AFMS.
119
136. Palladio. Villa Rotonda, 1550. En http://4.bp.blogspot.com.
120 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
CONCENTRACIÓN, ORDEN Y ORIENTACIÓN
EN LA TRADICIÓN DEL HALL
“No existe arquitectura que carezca de ascendencia paradigmática”
(Brandi, 1967, citado por Martí, 2005, p. 42).
La organización de la casa que Martínez define y que servirá para los proce-
sos que se desarrollan en las demás, se presenta como un modelo general,
o si se quiere como un tipo, con la amplitud del término que reconoce Martí
(2005): “[…] una estructura espacial donde importa más el conjunto de todas
aquellas operaciones de transformación que nos permiten pasar de una de-
terminada arquitectura a tantas otras” (p. 40). Por ello, si se considera la casa
Martínez como resultado de las operaciones lógicas descritas, habría que
considerar también las analógicas, para establecer las correspondencias con
otras arquitecturas. Es Martí (2005) quien afirma que en esta noción de tipo
convergen los pensamientos lógico y analógico como condición inherente
a la práctica del proyecto:
El pensamiento lógico posibilita descomponer la realidad en los elementos que
la forman y operar con ellos aisladamente, alterando las leyes de composición
y, en consecuencia, la propia estructura del objeto. La analogía se mueve en el
plano comparativo, mostrándonos la ejemplaridad de la arquitectura a través
de las obras, de los ejemplos (p. 42).
122 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Martínez constituye un evento singular en la vida y obra de Martínez,
porque es la casa para sus padres y la residencia del arquitecto. Lo que en
cualquier circunstancia es importante, aquí representa la búsqueda de una
estructura significativa en un momento en que esta familia de inmigrantes, for-
zada a abandonar su lugar de origen, decide su arraigo definitivo en Bogotá.
124 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La arquitectura de las casas quintas suburbanas de los primeros años del siglo
XX se considera el precedente del tipo de casa que ocuparon los Martínez y
el modelo de la modernización de la casa en Colombia por la especialización
de espacios alrededor de un hall (Arango, 1989). La quinta puede definirse
como una casa aislada, con acceso frontal a través de un hall central que
establece por lo general una estructura tripartita (Figura 140). El hall se de-
sarrolla sobre un eje longitudinal que distribuye a las diferentes estancias sin
atravesar la casa y dispone las zonas sociales hacia el frente del lote sobre un
amplio jardín. Con las quintas, la vivienda experimentó un cambio significativo
en su organización y forma de vida, al pasar de la casa con patio interior del
centro histórico, a la casa con hall de la periferia, creando un tipo de vivienda
compacta que liberaba su perímetro exterior (Arango, 1989).
Martínez debió de conocer muy bien los modelos de casa bogotana, porque
vivió en uno ellos, que provenía del modelo de vivienda para la burguesía,
reproducido por la arquitectura profesional de la época.
No hay que desestimar la empatía de los Martínez por los modelos de casas
ecléctico-historicista, en su mayoría de estilo inglés, que se producían en
Bogotá, si se considera el origen irlandés y galés de la familia (Arango, 1989).
Las casas quintas, por su parte, representaron desde los años veinte una
forma de vida en Bogotá, primero como casas de recreo en la periferia de
la ciudad y luego como primeras residencias, conformando nuevos sectores
privilegiados, al igual que lo serían después las urbanizaciones de los años
cincuenta en la ladera (Figura 141).
126 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La transformación del hall inglés, que se describe a continuación, permite
comprender la trascendencia en el proceso que se desarrolla entre las casas
económicas de Veraguas y la casa Martínez. En las primeras, su aparición
como un gran ámbito interior destinado a la zona social, y en la segunda,
con la definición de la crujía central como espacio de ordenación y recorrido
transitivo con el exterior, que asume también un papel de integración.
128 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
En La arquitectura del humo, Yago Bonet dedica parte de la genealogía del
hall inglés a trazar el itinerario de una transformación análoga. Esta arranca
desde una concepción de espacio unitario con el fuego en el medio común
a muchas culturas (Figura142). La vivienda de las culturas de las tierras frías
del Atlántico norte, donde Bonet (2007) sitúa el precedente del antiguo hall
sajón (Figura 143), se definía por las siguientes características:
[…] la cubierta fuertemente inclinada y muy preponderante respecto al muro,
generaba un espacio único en toda la altura del edificio desde el suelo, sobre
el nivel del terreno hasta la cubierta, que cobijaba el ámbito de vivir […] Este
sistema se desarrollará en las manor house, constituyendo junto al fuego en el
medio de la estancia, los elementos más característicos del hall inglés (p. 60).
Según Bonet (2007), el hall sajón fue la base de las manor house (Figura 145),
una casa señorial medieval, cuya pieza más característica es el great hall o 145. Great hall en la manor house de Pens-
sala central, que ocupaba la mayor parte del volumen de la casa (Figuras hurst Place, en Kent, 1341. En La arquitectu-
ra del humo por Y. Bonet, 2007, Barcelona:
144, 146). Fundación Caja de Arquitectos.
[…] El papel que juega el hall como espacio doméstico […] desde los modelos
medievales, se convierte en el núcleo central de la composición arquitectónica
del edificio y solo más tarde la especulación económica va a subvertir el valor
semántico de la palabra hall, olvidándose de su valor de uso al irse introduciendo
otros espacios específicos que desgajan sus funciones y debilitan su significado.
[…] El great hall continuaba conservando su posición como habitación central
en la composición general de la casa, pero dado que cada vez aparecían
habitaciones más especializadas en determinadas funciones, este se convirtió
en una sala de ceremonias que unía las diversas estancias de la casa a modo
de un gran distribuidor general (p. 68).
130 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
claves de la aceptación que Palladio tuvo en el mundo anglosajón, ya que
no representaba un cambio en la estructura profunda del espacio, sino una
modernización (p. 83).
132 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Se mantiene en esta tesis el término hall a sabiendas de que no coincide con
su condición original, si se acepta que el carácter del hall como pasaje reúne
y orienta la casa en el sitio, conservando así una condición vital original que
después de las casas de Veraguas se activa en la casa Martínez en su cambio
de emplazamiento (Figuras 151, 152, 154). Por ello, habría que añadir al plantea-
miento de Bonet que la transformación del hall en Palladio se produce en un
momento en que están dadas las condiciones para una apreciación estética
del paisaje: una dimensión contemplativa que distingue en el paisaje un orden
formal que incorpora la arquitectura a través del hall como dispositivo. Sobre
lo anterior, la investigación de Maderuelo (2005) da mayor claridad sobre el
concepto de paisaje y el papel que desempeñó la arquitectura de Palladio
en su desarrollo: “Existe una evolución tipológica de las villas, reflejo del cambio
en la actitud y en la mirada con respecto al campo, que permite entender
como surge la nueva sensibilidad al paisaje” (p. 113).
En las operaciones lógicas se han expuesto dos básicas: una, la pérdida del
recinto por la separación del suelo, y la otra, la exposición frente al paisaje. 154. Casa Martínez, 1957. Planta primera.
La primera obliga a Martínez a poner el espacio de integración dentro del Dibujo del autor
134 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
sistema de crujías, como fue necesario en las casas Santodomingo por la
misma separación del suelo, y en Veraguas por la reducción del patio. En la
segunda, debe incorporar el paisaje sin la colaboración del recinto. Para la
primera operación, Martínez cuenta con su experiencia directa en las casas
de hall en las que vivió junto con su familia como espacio ordenador. Para
la segunda, que representa la primera vez que enfrenta la ladera frente al
paisaje de la sabana, está la lección de los ejemplos representados en obras
paradigmáticas como las de Palladio, emplazadas en entornos semejantes.
159. Casa años cuarenta en Bo- 160. Casa quinta en Bogotá. 161. Villa Foscari. En La arquitec- 162. Casa Martínez. AFMS.
gotá. En Historia de la Arquitectura En Historia de la Arquitectura en tura del humo por Y. Bonet, 2007,
en Colombia por S. Arango, 1989, Colombia por S. Arango, 1989, Barcelona: Fundación Caja de
Bogotá: Universidad Nacional Bogotá: Universidad Nacional de Arquitectos.
de Colombia. Colombia.
136 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
cuando Martínez elige una organización espacial en sincronía con obras que
han demostrado una renovada vigencia a través del tiempo.
139
Casa Martínez.
163. Vista de la planta tercera, reservada para Fernando Martínez, desde el salón hacia el hall central y la sabana. Dibujo del autor.
140 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
EL HALL, PROMOTOR DE LA DISOLUCIÓN DE LA CRUJÍA
142 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Martínez
Martínez hace alusión específica al hall de esta casa en la entrevista que con-
cede para la televisión en 1986 (Hoyos, 1986). Asegura que su casa la diseña
sin circulaciones, con lo que se refiere a que todas estas se concentran en
el hall, que tiene el carácter de una estancia más y no de un corredor (Figu-
ras 166, 167, 169). En los mismos términos menciona en esta entrevista el hall
de las casas de Veraguas, donde la crujía de la estancia social absorbe las
circulaciones de la zona social (Fig. 168). Por el tratamiento que da al hall en
estas casas, las considera un tipo de encargo donde «uno puede llegar a unas
soluciones en las cuales hay una enorme economía de área y construcción».
144 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
A lo largo y alto de las dos plantas de su casa, Martínez compone con estos
elementos la unidad base que caracteriza y exhibe el hall en las casas de
Veraguas. A esto debe sumarse la incorporación del aparejo de ladrillo, que
define el volumen exterior y principalmente la fachada hacia la calle. Este
cerramiento ya se había utilizado en otras casas de la ladera –como la casa
Raisbeck o la Abello Umaña– en la sabana, pero aunque aquí no produzca
en el momento grandes modificaciones es importante seguir su aparición y
desarrollo en esta casa, porque en adelante las transformaciones que se pro-
ducirán sobre las superficies del interior incidirán en el exterior en la definición
de la envolvente del volumen.
146 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Ungar
De las siete casas de la ladera que se analizan, esta es la única que no rela-
ciona la zona social con el paisaje de la sabana. La casa se vuelca contra la
pendiente del terreno hacia un jardín posterior que conectaría originalmente
con una visual hacia los cerros (Figura 174). Martínez decide privilegiar esta
dirección y no recuperar la visual hacia la ciudad, como sí lo hace después
en condiciones semejantes en las casas Santos. Es importante enfatizar la
posición de la casa para entender que, aunque se recupera la relación con
el patio posterior al nivel del área social, la integración espacial se desarrolla
hacia el interior de la estructura tripartita que incorpora el hall.
148 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Casa Ungar.
180. Planta segunda y secciones longitudinales, por el salón hacia el comedor y por el hall hacia el estudio. AFMS.
150 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
marcadas diferencias: no está en el centro de la estructura tripartita, no tiene
una gran transitividad hacia el exterior y su volumen no se comprende como
una pieza intermedia con respecto a las demás, como la franja del hall. Este
hecho plantea el valor de la posición relativa del espacio de integración, el
cual no depende tanto de su centralidad como de su condición intermedia
que, en definitiva, promueve la disolución de la crujía para conectar los es-
pacios adyacentes.
El hall de la casa Ungar es, efectivamente, menor que el de la casa Martínez
para considerarlo solo por su posición como el espacio que reúne la casa.
Pero al acodar el eje longitudinal que atraviesa la casa hacia el comedor y
proyectarlo hasta el patio lateral, puede entenderse que la experiencia del
hall que se desplaza en esta dirección, magnifica su dimensión y reúne en su
recorrido todas las estancias (Figura 181).
En la casa Martínez, aunque aparezcan ejes transversales al eje longitudinal
del hall, los límites laterales del lote permanecen desvinculados. Ahora bien,
en la casa Ungar al extenderse el hall transversalmente se vincula una de las
medianeras del lote y producen en el interior de la casa una experiencia del
perímetro (Figura 182). A pesar de estas notables modificaciones en sentido
transversal que recortan fuertemente la crujía central, el hall mantiene su
identidad y la crujía conserva sobre el doble espacio una clara identificación.
Las modificaciones y sucesos espaciales del interior en la casa Ungar se enla-
zan también a los que ocurren sobre el volumen. Los propietarios de la casa
Ungar solicitaron a Martínez el revestimiento exterior en revoco, lo que cambia
sustancialmente la concepción del volumen por planos asociada a su obra
blanca. A pesar de las hendiduras que se practican en la fachada del patio
y la horizontalidad que conserva la fachada hacia la calle, el volumen tiende
a ser una serie de cajas con mayor continuidad de la superficie del muro y su
pliegue para la conformación de diedros (Figuras 184, 185). Por ello, la delimi-
tación del salón queda resuelta por una serie de recortes en el muro, evidentes
por la presencia de los dinteles que controlan su extensión hacia el exterior. 183. Esquema del recorrido hacia el patio
lateral y los dos ejes transversales que vin-
La fachada posterior cambia sustancialmente de una composición tectónica, culan las estancias sociales.
acostumbrada en las casas de la sabana, a una estereotómica, consecuente Dibujo del autor.
152 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
con una nueva relación con el terreno: el volumen ya no aparece superpues-
to, sino encajado en la topografía. Sobre las dos fachadas no hay rasgos
que modifiquen la concepción de volumen prismático, pero se contrasta
radicalmente la solución adoptada para cada una de ellas: una apaisada
hacia la calle, separada a todo lo ancho del terreno por un voladizo; y otra
que descansa sobre el terreno. Aunque exista esta fuerte diferenciación entre
las fachadas opuestas, vale la pena resaltar la manera como la cubierta las
vincula, y resuelve la sección del volumen respecto a la topografía. Para ello
resulta útil atender la singularidad de la solución de cubierta de la habitación
del tercer piso, que altera la fachada apaisada hacia la calle (Figura 186).
Martínez se asegura de que la casa aparezca siempre a la vista como de
dos plantas, aunque hacia la calle cuente con tres. Esto se logra hacien-
do que una de las vertientes de cubierta se proyecte hacia la calle hasta
encontrarse con la losa de entrepiso (Figura187). Con esto consigue que la
ventana triangular de la habitación no parezca una planta adicional, sino
la extensión de la cocina en la planta segunda. El resultado, aunque puede
Casa Ungar.
resultar desfavorable en la composición general de la fachada, adelanta una
preocupación sobre el volumen que Martínez busca resolver posteriormente 186. Fachada a la calle. Fotografía de
Hernán Díaz. En Fernando Martínez Sana-
con mayor énfasis: mantener la casa lo más próxima al terreno, para que los bria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño,
recortes practicados en él colaboren en la definición de recintos sobre los F. Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá:
Escala.
que se proyecta el interior.
187. Sección longitudinal, por el estudio.
AFMS.
154 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Zalamea
S
La dificultad de lectura de la crujía central en la planta tiene que ver justa-
mente con la extensión transversal del hall que en esta casa integra toda la
zona social. Esta integración mantiene un grado de complejidad que requiere
conservar de la crujía central –a pesar de su gran disolución– su papel orde-
nador y la dirección longitudinal que atraviesa la planta. En la casa Zalamea,
la experiencia completa de integración de la zona social se alcanza desde
la posición privilegiada y más privada del comedor o el salón, dos espacios
que se mantienen ocultos para el observador hasta el final del recorrido a Casa Zalamea.
lo largo del hall. La importancia del eje diagonal, que se introduce entre el 189. Planta segunda.
salón y comedor y que involucra el estudio, justifica las operaciones que se 190. Planta primera.
practican (Figura 194). Dibujo del autor.
156 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Casa Zalamea.
192. Planta primera y segunda. AFMS.
158 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
El machón intermedio que define la crujía central en la planta primera se
extiende en la planta segunda, transforma el plano en un volumen interior
que reúne el estudio y la escalera y se convierte en un baldaquino del área
social. Esta práctica recuerda el efecto observado en la perspectiva de la
casa Calderón, donde el objeto convexo de la escalera y la chimenea acen-
tuaba la concavidad del espacio interior (Figura 193). En este caso, además,
se extiende visualmente y magnifica el espacio social pese a sus reducidas
dimensiones. Provoca así la misma experiencia de contención interior de
espacios orientados hacia el exterior que se reconoce con la chimenea en
la casa Calderón, las escaleras en las casas de Veraguas y en la casa Mar-
tínez. A esto contribuye también la experiencia con el cielo falso del salón,
que extiende la superficie y modela la sección de este espacio (Figura 195).
El cielo falso se entiende en esta casa como un elemento vinculado a una
secuencia de espacios que se inicia en el exterior.
160 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La atención dedicada al aparejo de ladrillo se reduce todavía a la ductilidad
explotada en la torre de la escalera de la casa Martínez. Sin embargo, en la
casa Zalamea quedan establecidas nuevas condiciones sobre el tratamiento
de las superficies: en la extensión y conversión del plano al volumen sobre el
estudio y el cielo falso del salón, que todavía son exclusivos del interior.
163
197. Plaza de Bolívar, 1846. Acuarela de Edward Mark. En Fernando Martínez Sanabria por A. Zalamea, F. Montenegro, y R. Velásquez, 2008, Bogotá:
Molinos Velásquez.
164 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
LA SUPERFICIE EN LA PLAZA DE BOLÍVAR
Antes de continuar con las casas del conjunto El Refugio, es necesario dete-
nerse en la remodelación de la Plaza de Bolívar que Martínez lleva a cabo
en Bogotá en 1960. En este proyecto desarrolla el interés incipiente demos-
trado sobre la superficie en el volumen interior del estudio-escalera de la
casa Zalamea. La Plaza de Bolívar anticipa preocupaciones que surgen en
las nuevas condiciones de ocupación del lote planteadas en las casas de
El Refugio, como sucede con el aislamiento de las medianeras en la que el
cerramiento exterior del aparejo de ladrillo tomará un protagonismo definitivo
en la definición de los volúmenes.
166 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La revisión de una fotografía del costado oriental de la plaza, realizada en
1868, así lo confirma (Figura198). La catedral y los edificios contiguos confor-
man el borde más significativo de la plaza, no en términos de su representa-
tividad institucional, sino por el valor que alcanza como referencia urbana en
relación con la geografía, señalando así la importancia de la Carrera Séptima
para la orientación en el sitio. La claridad con la que se reconocen estos
elementos depende de una experiencia ininterrumpida del espacio, gracias
a la extensión de la gran superficie empedrada que define el perímetro del
recinto. Esto mismo puede apreciarse con mayor nitidez en la fotografía del
costado occidental, no menos importante para la plaza. El punto de vista, muy
próximo al zócalo que conforma el atrio de la catedral, revela la fuerte inclina-
ción de la plaza como una condición topográfica determinante del espacio
que debe asumir el proyecto de Martínez. Aunque la altura del paramento
se modifica para la fecha en que Martínez interviene, el embalconamiento
de la plaza hacia la Carrera Séptima que permite la vista de la sabana es
un hecho excepcional para este recinto, que confirma su vocación como
espacio público: reunir los paisajes que definen la comprensión de la ciudad.
168 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
el costado sur, la aparición del Capitolio Nacional, con un zócalo debido a
la pendiente, que resuelve su acceso con una escalinata de planta irregular.1
La plaza, convertida en un parqueadero, ha deteriorado su carácter público
y los valores formales de los elementos descritos que la definen. Las calles ve-
hiculares que ahora la rodean, la reducen a una plazoleta y se desconecta
definitivamente del perímetro del recinto definido por los edificios. El plano
base, que se caracteriza en la plaza colonial por la extensión de la superficie
empedrada hasta los límites del recinto, queda fragmentado. Esto se acentúa
por la adición de fuentes y parterres ajenos a esta escala que concentran
el espacio, por contraste con la continuidad de una superficie unitaria que
antes dirigía la atención desde la base hacia sus bordes y de estos a los cerros.
La fragmentación de la superficie anula la relación que antes establecía la
escala de la plaza con la geografía y su disponibilidad pública, condición
esencial muy bien representada en la acuarela de 1846, en esa libertad de
movimiento que se expresa en la plaza, gracias a una indiferencia del plano
base que permite el desarrollo de prácticamente cualquier actividad.
170 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Todo ello a partir de una solución que propone como elemento único y
fundamental la intervención del plano base, con una superficie continua
de planos alabeados a la que se subordinan otros elementos. La superficie
restituye la escala a la plaza al desplegarse en toda la extensión del espa-
cio delimitado para la intervención, recobrando con ello su disponibilidad
pública y recomponiendo –como se verá– la apreciación del lugar natural y
construido, considerando la nueva jerarquía del Capitolio (Figuras 200, 201).
3. Martínez piensa que ganó el concurso “por una razón muy elemental y sencilla, y es que había
que resolver el problema de la escalinata del Capitolio […] Uno miraba el Capitolio desde el
norte y parecía un barco que iban a botar al agua, y lo único que lo trancaba era la cuña de
la escalinata. Entonces, evidentemente había que racionalizarla” (Hoyos, 1986).
172 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
El peralte y la escalinata que finalmente se realizan constituyen una modifi-
cación más sutil de la superficie, que sin embargo tiene un efecto notable
en la apreciación del recinto de la plaza. Efectivamente, el peralte conserva
una sensación de concavidad que acentúa su delimitación, necesaria para
aliviar el recorte de la superficie que provoca finalmente la permanencia de
la calle vehicular al nivel de la plaza, sobre el costado occidental.
La solidez del efecto que vincula la realidad física con la visual, radica en
la estructura formal de la trama del pavimento. Esta puede reconocerse en
4. Es una estrategia semejante a la utilizada con el Capitolio. De hecho, la diferencia entre las
dos franjas principales de las escalinatas es de solo dos escalones.
5. Como se define en los planos del proyecto la conformación de elementos y materiales del
pavimento.
6. Esta percepción del pavimento como aparejo puede lograrse desde el atrio de la catedral o
para quien mira desde un nivel inferior y a cierta distancia, la elevación de los planos alabeados.
174 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
la superficie de la planta general de la plaza análoga a un tejido tafetán,
donde a pesar de que los recortes por filas del pavimento parezcan destruir
físicamente su continuidad, los encuadramientos de ladrillo reconstruyen la
trama visual (Figura 207).
176 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
En estas casas no solo definen figurativamente el espacio. En la casa Wilkie,
por ejemplo, la yuxtaposición y el deslizamiento de los trapecios provoca la
concatenación espacial en diagonal de la zona social. En la casa Calderón,
dos trapecios invertidos y superpuestos de las habitaciones y el salón son los
responsables de caracterizar un volumen, que a pesar de la fragmentación
interior logra unidad exterior (Figuras 209-212).
179
Conjunto de El Refugio, 1962-1963.
213. Localización casa Wilkie respecto a las casas Santos. AFMS.
214. Planta de cubiertas del conjunto. AFMS.
215. Sección longitudinal: casas Wilkie (superior), Santos (centro) y Calderón. AFMS.
180 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
CONJUNTO DE EL REFUGIO
Las casas Wilkie, Santos y Calderón se encuentran más al norte que las casas
anteriores de la ladera, en el barrio El Refugio, que cambia las condiciones de
ocupación de los lotes con casas aisladas en las que, sin embargo, el volumen
mantiene un compromiso con la paramentación de la calle.
Interesa empezar por la casa Wilkie, que corona el conjunto, y por el vínculo
que se reconoció en esta casa con la Plaza de Bolívar.
182 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Wilkie
184 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
contra la medianera, recogimiento que logra la unidad y compacidad de
la casa por efecto de la superficie de muro y de cubierta (Figuras 217, 218).
En la casa Wilkie desaparece también la doble altura al final del hall –que
vincula la zona social con la privada– de habitaciones. Permanecen la doble
altura del salón y un tratamiento del cielo falso semejante a la casa Zalamea,
aunque con mayores limitaciones para extender el pliegue longitudinalmente.
Sin embargo, la sección de este espacio cumple varios propósitos: enfatiza la
dirección hacia el paisaje que el salón recupera para la zona social, lo diferen-
222. Desmonte y terraplenado para produ-
cia del comedor al realzar el muro divisorio y colabora con la discontinuidad cir plataformas y recintos. Dibujo del autor.
186 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
necesaria para mantener la tensión espacial y la identidad de cada unos de
las estancias, pese a su integración. La escalera, que en casas como las de
Veraguas aparece como una figura en el espacio que contiene su extensión,
queda marginada en esta casa y de nuevo confinada entre muros.
¿Pierde, por tanto, la casa Wilkie las características que contrarrestan su ex-
tensión hacia el paisaje por estos elementos? En las casas de la ladera ocurre
un cambio significativo del volumen frente al paisaje: si las casas anteriores
son prismas ortogonales que se presentan como miradores, estas casas son
caparazones que contienen la proyección del espacio al exterior. Esto ocurre
por la relevancia que ahora tienen la cubierta, el suelo, los muros y el recinto,
lo que confirma la necesidad demostrada en la casa Ungar de mantener la
casa lo más próxima al terreno.
188 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Las casas Santos
190 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
(Figura 232). Sin embargo, la casa no queda volcada hacia el patio posterior.
El eje de acceso se proyecta al exterior, pero al haber liberado la planta de
los servicios, logra por primera y única vez vincular oriente y occidente de
manera continua. Esto permite reducir la distinción entre el frente y la espal-
da que impide en las demás casas experimentar en sentido longitudinal el
centro topológico, lo que ya es habitual y enfático en el sentido transversal
a la estructura tripartita.
Planta sótano
Planta primera
Casa Santos.
232. Plantas. Primera y segunda con el recinto
perimetral, producto del desmonte y la plataforma
Planta tercera hacia la sabana. AFMS.
192 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
protagónico que va a tener en adelante la cubierta en la experiencia del
interior. De ello y del papel de la cubierta como superficie plegable dan buena
muestra las casas Santos: tienen la suficiente consideración con los agujeros
de las terrazas de las habitaciones, para que estos no rompan la continuidad
de la superficie y la unidad del volumen.
194 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Casas Santos.
236. Vista desde el hall hacia el comedor y el salón. Fotografía de Hernán Díaz. En Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño,
F. Montenegro y J. Barreto, 2000, Bogotá: Escala.
196 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Calderón
Aunque separada de las anteriores, esta casa está vinculada por dos con-
diciones comunes del conjunto: el eje visual –que pasa por su recinto lateral
en paralelo al muro norte del salón y colabora para que la casa se recueste
a la esquina y adopte la forma circular– y el embalconamiento definido por
el desmonte y terraplenado propio de la implantación de estas casas en el
1. Es importante recordar que en la casa Martínez la simetría de la planta y de cada uno de los
costados del hall es el patrón base que favorece el juego distributivo y el programa de integración.
198 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
terreno. La diferencia está en la forma particular como la casa Calderón se
relaciona con esta forma de implantación (Figuras 239-242).
200 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
que las relaciones hacia el exterior se produzcan solo al avanzar, a través
de vistas oblicuas, hacia las estancias laterales del comedor y el salón. El
segundo eje transversal vincula el salón y el comedor sin proyectarse hacia
el exterior. En su intersección con el hall, el volumen curvo de la chimenea
y escalera desplazado al centro provoca el deslizamiento al salón, donde
aparece un eje diagonal hacia atrás que recupera la relación con el estudio
(Figuras 244, 245, 250).
202 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
la planta inferior, es claro que por la dependencia funcional, las habitaciones
queden abajo y no sobre la zona social, como era costumbre (Figura 246).
La cuestión ahora es vincular, como en las anteriores, la zona social con las
habitaciones a través de la doble altura del hall; ello es asistido en esta casa
por la extensión de una estrecha franja de cubierta que cubre el estar de
habitaciones y corta la extensión horizontal hacia el paisaje (Figura 247). ¿Esta
conexión justifica por sí sola eliminar la visual al paisaje? Al menos por la razón
anterior y para mantener la continuidad de la extensión de la cubierta sobre
todo el volumen, queda justificada. Si se hubiera eliminado esta parte de la
cubierta para lograr la visual al paisaje, aparecería una terraza que elimina
la relación entre la zona social y la privada, una constante en las casas con
la doble altura en el extremo del hall.3
204 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La posición de la escalera y la chimenea en la casa Calderón es un caso
excepcional respecto a las demás: las escaleras se ubican normalmente en
las casas de la ladera en la crujía central, como contraste espacial y figura-
tivo del hall. Aquí pasa a una posición tangencial al hall para su rotación. La
chimenea, por su parte, usualmente se pone en un muro lateral, al menos
para que no compita con la relación centrífuga de la casa y para que el
amueblamiento alrededor de ella mantenga la vista al exterior. Al poner
chimenea y escalera juntas en el centro, además de aumentar el volumen
de la primera y concentrar por su masa el espacio a su alrededor, obliga
como en la perspectiva de la Calderón, a una forma de amueblamiento
que convoca al interior.
***
206 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
RECAPITULACIÓN
ORGANIZACIÓN ESPACIAL: CASAS EN LA LADERA
207
251. Esquemas de Wittkower sobre las villas de Palladio. En Architectural
principles in the Age of Humanism por R. Wittkower, 1998, Chichester:
Academy.
208 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
ORGANIZACIÓN ESPACIAL: CASAS EN LA LADERA
Martínez concentra las transformaciones sobre las zonas sociales con ope-
raciones recurrentes que demuestran un carácter instrumental, al igual que
en las casas de la sabana. En este apartado esto se identifica reduciendo
las casas a esquemas elementales que muestran continuidades en las que
su aspecto figurativo parece indicar lo contrario. En los esquemas sobre Pa-
lladio, Wittkower encuentra un orden geométrico que comparte este nivel
de comprensión sobre la organización espacial, necesario para abordar
después las transformaciones que operan sobre la delimitación del espacio
(Figura 251).
K E
210 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Martínez
Por la posición del acceso y salida sobre el mismo nivel, el hall separa las fran-
jas donde estancias como el salón y el comedor, contiguas comúnmente en
la sabana, solo se reúnen por la logia. Las escaleras permanecen alineadas
dentro de la franja del hall y el baño en la del estudio. La organización define
que el hall sea contiguo a cada una de las estancias y que toda relación
entre las franjas laterales sea a través de él y sin su mediación, solo entre ellas
o a través de la logia.
Para ilustrar una diferencia de esta casa respecto a la siguiente, hay que en-
tender que si se quiere pasar del estudio a la cocina sin atravesar el hall, es
necesario hacer un circuito en herradura por tres espacios, incluida la logia,
sobre el patio posterior (Figura 254).
C E
K
212 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Ungar
A la casa Ungar se accede por un nivel inferior que se vuelca sobre el patio
posterior. Su organización presenta una primera modificación: aunque se man-
tienen el número, el tipo de estancias y la unidad del cuerpo base alrededor
del hall, el comedor aparece como apéndice lateral. Esto resulta porque el
estudio ocupa toda la crujía, con lo cual el salón rota a un costado del hall 257. Vinculación del estudio con el come-
dor, la cocina como conector.
al lugar del comedor y lo desplaza fuera del conjunto. A esta composición se
añaden nuevas relaciones entre las estancias debido al acceso a esta planta
desde el nivel inferior. La parte de la crujía central donde estaría el acceso
sobre la calle, se ocupa con un baño y un paso que ahora vincula estudio,
cocina y comedor (Figuras 255, 256).
La casa Ungar modifica el sistema de franjas paralelas a los costados del hall
por una sola que empieza a rodearlo (Figura 260). Si se compara la longitud
de este hall con el de la casa Martínez, se verá una reducción considerable
provocada por el fraccionamiento del cambio de nivel. La jerarquía del hall
depende de su extensión horizontal, razón por la cual la posición central que 260. Modificación del sistema de franjas
adopta ahora el salón y su mayor vinculación con el hall puede entenderse independientes al de una franja continua
alrededor del salón.
como una estrategia para compensar su escasa longitud. Dibujos del autor.
Casa Martínez.
K C
214 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Zalamea
S
C
216 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Wilkie
En esta casa desaparece todo indicio del patrón distributivo. Ello se debe a
circunstancias particulares de su emplazamiento sobre todo a tres principales:
el acceso a un costado, que impide la organización de las tres partes en sen-
tido oriente-occidente, la inexistencia de un hall o franja central y la desapa-
rición del estudio.1 Desaparecen, por tanto, piezas claves de la organización
espacial para la activación del sistema combinatorio, pero la casa recupera
por otros medios las condiciones básicas que provocan estos elementos en el 267. Permanencia del patrón base de
cuatro cuadrantes compactados.
sistema. Por ahora interesa señalar las excepciones que confirman las reglas
observadas hasta el momento (Figuras 265, 266).
El acceso lateral genera un eje visual que atraviesa la casa pero no separa el
salón del comedor, pues pasa tangencialmente sin definir un espacio como
hall o franja intermedia. Con la desaparición de la franja central desaparece
también el sentido transversal de la estructura tripartita que define su profun-
didad y acentúa la tensión espacial que induce a la rotación de las piezas.2
La reducción del número de piezas combinatorias a tres limita las relaciones
268. Reducción de tres a dos franjas per-
acostumbradas. Adicionalmente, la cocina se margina y deja al salón y al pendiculares a la medianera.
comedor menores posibilidades de combinación.3 Permanecen cuatro cua- Dibujos del autor.
drantes del patrón base, pero compactados por la desaparición de la franja
intermedia, lo que forma dos franjas perpendiculares a la medianera. Esta
disposición contrasta con la dirección habitual de las franjas hacia el paisaje
y desempeña una función importante en adelante por la influencia de los
patios laterales sobre el espacio interior (Figuras 267, 268).
1. El esquema señala una esquina afectada por la geometría del lote que inhabilita en cualquier
caso la ubicación del estudio, ocupada ahora por los baños y la escalera.
2. Se trata de una profundidad topológica independiente de su dimensión, medible por el
número de espacios a través de los cuales se pasa a otros.
3. En la casa Martínez, aunque el esquema parta de estancias más compartimentadas, la
existencia de cuatro espacios alrededor del hall crea el potencial de circunvalación que
desarrollan las otras casas.
S E
218 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Las casas Santos4
La contigüidad y continuidad visual entre el comedor, el salón y el estudio, 271. Desalojo de la cocina pora la amplia-
ción, rotación e integración de las estancias
conforma –como en la Ungar– una herradura que rodea el hall y permite alrededor del hall.
percibirlo definitivamente como el espacio común a todas las estancias. Esta
percepción, considerada aquí solo en términos de su disposición, se desarrolla
en profundidad en los apartados posteriores.
C S
220 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Calderón
Al igual que las casas Santos, desaloja la cocina de la planta pero hacia un
nivel inferior, no por la ampliación de alguna estancia social, sino por la geo-
metría del lote –como en la casa Wilkie– que recorta su espacio disponible
dentro del esquema. Aparte de esta excepción, el esquema de esta casa
reproduce el patrón de la casa Martínez: conserva la contigüidad del salón
y el estudio en la misma franja lateral; la franja central que atraviesa la casa
vuelve a separar el salón y comedor y el baño ocupa nuevamente la posi-
ción próxima al hall, al costado del estudio. También repite la alineación de
escaleras, pero de forma perpendicular al eje longitudinal del hall. Con ello se
enfatiza la relación transversal de las estancias separadas, que se contrapone
al eje principal hacia el paisaje (Figuras 273, 274).
275. Resumen de los esquemas de organización espacial y las plantas de las zonas sociales de las casas. Dibujos del autor
222 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
de un esquema tan elemental en la casa Martínez para explotar la variedad
de relaciones que introduce el hall en su organización espacial (Figura 275).
225
Le Corbusier. Casa Peiryssac, 1942
277. Planta primera. En Unidad y espacios concatenados por L.G. Hernández, 2007, Barcelona: Universidad Politécnica de Cataluña.
278. Perspectiva. En “Le plan Paralysé. Revisando los cinco puntos”, X. Monteys, 2002, Massilia.
226 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
EL SISTEMA CONSTRUCTIVO DE CRUJÍAS
228 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Ungar 1
Se sabe que en esta casa la posición del comedor desplaza su centro al salón
donde se concentran las modificaciones del sistema estructural. Para ello, el
armado de la losa se dispone en paralelo a las medianeras y se trasladan
las cargas a la fachada posterior y a los muros perpendiculares de las esca-
leras. Se liberan así del soporte los muros laterales del salón para recortarlos
y asumir la relación transversal con el estudio y la diagonal con el comedor
(Figuras 280-282). Esta operación que modifica la crujía transversalmente, se
relaciona con las hechas en la sabana en las casas Ricaurte y Ponce Leon,
y Abello Umaña (Figura 284). En esta última se altera la crujía sobre el patio
posterior, generando con el muro perpendicular interior un límite, que modifica
la relación de la casa con el exterior.
230 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Zalamea
232 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Wilkie
Por esta razón, la casa Wilkie puede establecer una semejanza con la casa
Fanny de Videla, cuyo salón aparece como una pieza con mayor autono-
mía dentro del lote. A diferencia de esta donde el comedor y el salón están
claramente diferenciados, en la casa Wilkie se encuentran concatenados
sobre una diagonal que se vincula con el patio lateral. Esto justifica la rotura
de la crujía en la esquina opuesta del salón para dar continuidad al eje visual
hacia el paisaje (Figura 294). De este modo es posible reconocer el papel
del comedor como centro de la composición, por ser la pieza que ajusta la
planta a la geometría del lote: toma la medianera como referencia para
trazar la bisectriz que forma el primer trapecio del comedor y después el que
294. Casa Fanny de Videla
define el salón.
234 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Las casas Santos 3
De nuevo el patio lateral se atiende con tanto interés como el mismo paisaje
sin modificar la dirección de las crujías. Es notable que puedan contabilizarse
tres ejes visuales hacia el patio lateral: dos transversales, uno a la altura del
comedor y otro en el salón, y uno diagonal, que vincula salón, hall y estudio.
El costado opuesto de la planta es claramente distinto, puesto que la crujía
del estudio mantiene la mayor proporción de muro como aislamiento contra
la casa pareada.
Respecto de las casas anteriores, las columnas del perímetro tienen un no-
table efecto sobre toda la planta y la experiencia del espacio interior. Estas
permiten retirar los muros de carga de la crujía central que llegaban contra
la fachada, produciendo de esta manera varios efectos: el espacio del salón
entra en contacto directo con el estudio y los muros de la crujía central que-
dan reunidos en medio de la planta, lo que genera una adyacencia entre
espacios y un circuito que permite circunvalarlos. Esto completa la experiencia
del espacio que Martínez busca insistentemente en las casas anteriores, con
la introducción de los ejes transversales y diagonales y la rotación de espacios
alrededor del hall central descrita en esta casa.
3. Al igual que en la organización espacial, se analiza solo una de las dos casas pareadas.
236 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La casa Calderón
238 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
- Descompone el orden en hilera y el paralelismo del sistema de crujías con
la concatenación de estancias y la convergencia-divergencia de los muros
(casa Wilkie).
- Reduce los muros a machones retrasándolos del perímetro y propicia su
reunión en la planta para circunvalarlos (casa Santos).
El conjunto de transformaciones que experimenta el sistema constructivo de
crujías de muros paralelos en las casas de la ladera, provoca una discontinui-
dad espacial con estancias concatenadas, pero fuertemente diferenciadas.
Un tipo de espacio que puede relacionarse con una planta abierta y fluida,
pero no continua ni unitaria de una planta libre, más próxima a la experiencia
del open planning. Este es el espacio que Bonet identifica como la innova-
ción más significativa de la casa aislada, por los arquitectos americanos del
siglo XIX: una noción espacial vinculada con la importante tradición inglesa
del hall adoptada por las casas americanas del Shingle Style (Bonet, 2007).
La arquitectura doméstica de Baillie Scott, uno de los mayores exponentes in-
gleses del open planning, representa una operación análoga a las observadas
en las transformaciones que práctica Martínez en las casas de la ladera. Scott
erosiona un sistema de muros en paralelo para vincular las estancias creando
así ejes visuales en diferentes direcciones que descomponen la jerarquía lon-
gitudinal del sistema. La planta refleja este resultado con una serie de muros
en diferentes direcciones que aseguran la estabilidad estructural del sistema
(Figura 303). Según Bonet, la visión del espacio desarrollada en el open planning
es retomada y desarrollada por las figuras más importantes de la arquitectura
moderna. Es el caso de las operaciones desarrolladas por Frank Lloyd Wright en
sus casas usonianas, dirigidas, según Brooks, a la rotura de la caja, que ataca
con propósitos semejantes las piezas principales de la zona social en las esqui-
nas, como su punto de mayor resistencia (Brooks, 1996)(Figura 304).
No es claro por ahora en el proceso de rotura de la crujía que desarrolla
Martínez, mantener un tipo de espacio semejante al open planning sin eli-
minar definitivamente la interrupción del muro. Insiste con él en la definición
de un carácter compartimentado otorgándole una función fundamental en 304. F. Ll. Wright. Casa Usoniana. Esquema
la delimitación y experiencia del espacio. Sobre esto se tratará en adelante de Brooks a partir de Wrignt. En “Wright y
la destrucción de la caja” por H. A. Brooks,
con mayor detalle cuando se incorporen otros aspectos que inciden en las 1993, Frank Lloyd Wright, Barcelona:
estructuras lógica y significativa de la casa. Ediciones del Serbal
241
305. La anunciación. Fra Angélico. En http://upload.wikimedia.org.
242 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
El espacio intermedio representado por el hall ha sido considerado como un
dispositivo del proceso de transformación para acciones como reunir, integrar
y conectar con el exterior. Su condición de pasaje aparece con el cambio de
emplazamiento de la sabana a la ladera, cuando la experiencia del paisaje
se convierte en motivo de contemplación, orientación y reconocimiento de
la estructura del lugar. Esta condición de dispositivo del hall es argumentada
por Aalto (2000) al sugerirlo para las casas finlandesas, con el fin de resolver la
exclusión del exterior por razones climáticas. Primero presenta una pintura que
expresa para él una forma de unidad primordial entre el interior y el exterior,
y luego se ocupa del hall (Figura 305).
Por motivos muy especiales, he escogido, para la imagen del encabezamien-
to, el cuadro de Fra Angélico, La anunciación. La sinceridad y elegancia que
encontramos en la descripción de sus detalles ilustran a la perfección nuestro
problema. La trinidad patente que domina la pintura –ser humano, habitación
y jardín– nos ofrece una imagen ideal e inalcanzable de hogar.
[…] El hall inglés es una de las formas de ordenación interior de las casas y de
su espacio de entrada. […] Aquel cuarto amplio y espacioso, con su chimenea,
suelo rústico y tratamiento diferenciado al del resto de las habitaciones, conlleva
no obstante, una función psicológica. Es el símbolo del espacio exterior bajo el
propio techo de la casa, remotamente emparentado con el patio de la casa
patricia pompeyana, cuyo techo real es el cielo.
[…] Por el mismo motivo que antes quería convertir el jardín en espacio interior,
ahora deseo transformar el vestíbulo en “espacio exterior”, para así disminuir la
contradicción entre ambos. Además de dar aspecto exterior a la decoración, 306. Pabellón Espirit Nouveau. 1925, Le
crea una habitación de tránsito “de afuera hacia dentro”. Es un método artís- Corbusier. En “De los escalones de entra-
da al cuarto de estar” por A. Aalto, 2000.
tico natural, la base de la filosofía del arte aplicada a la antesala de nuestro Alvar Aalto. De palabra y por escrito por G.
hogar. Este ambiente lo podemos crear de muchas maneras: moldeando los Schildt, Madrid: El Croquis.
detalles de una cierta manera, incluso utilizando cuadros; pero con solo ubicar “Un excelente ejemplo de la unión existente
el vestíbulo en un lugar acertado en relación con las otras habitaciones, el jardín entre el interior de la casa y el jardín. Un hall
que bellamente se abre hacia un exterior,
y el patio lograremos un resultado óptimo (pp. 69-74). dominado por los árboles, o bien puede ser
un jardín construido dentro de la casa o una
habitación jardín”. (En Alvar Aalto, “De los
Se ha advertido anteriormente en las operaciones de transformación de las escalones de entrada al cuarto de estar”,
casas de Martínez, un deliberado interés por privilegiar la relación del espacio en G. Schildt, Alvar Aalto: De palabra y por
escrito, p. 71).
hacia el interior, explicado hasta ahora como producto de las operaciones
Imagen y texto incluidos por Aalto en su
de transformación en sí mismas. Completada la revisión de la casa Calderón artículo.
Aalto remite la acción del hall a un momento remoto de la tradición del patio
de la casa patricia pompeyana –cuyo techo real es el cielo–, situando esta
experiencia paradójica en el origen de las formas de habitar la casa. Es así
como considera convertir primero el jardín en un “espacio interior” y luego el
vestíbulo en “espacio exterior”, para disminuir la contradicción entre ambos.
Esto es posible –dice– con una habitación de tránsito “de afuera hacia dentro”
ubicada en un lugar acertado en relación con las demás (Figuras 306, 307).
244 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
la definición del adentro y el afuera y privilegia la posición intermedia y la
relación con el exterior del hall, clave para la experiencia y concepción del
espacio arquitectónico. De ahí la preocupación de Martínez por que el interior
y la interiorización del espacio queden formulados en el hall, cuyo potencial
cualitativo, por la posición, puede comprenderse en la etimología del término
“intermedio” (Figuras 308, 309).
La interioridad del espacio intermedio que ejemplifica Aalto con el valor que
otorga al hall en la arquitectura doméstica, se profundiza y precisa en el apar-
tado siguiente con la revisión de otros aspectos topológicos y geométricos
que menciona en el artículo. Aquí interesa reconocer el orden espacial y la
estructura significativa que introduce la posición intermedia del hall en las
casas de Martínez, expresadas en los términos interior, interioridad e integra-
ción, que caracterizan el espacio que persigue. Un espacio que, como se
verá más adelante, contrasta la idea de integración por la discontinuidad y
la compartimentación.
246 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
INTERIORIDAD POR ELEMENTOS EN EL ESPACIO
247
313. Alvar Aalto. Casa Väino Aalto, Aläjarvi. Dibujos de una casa para su hermano, incluidos en el artículo From
Doorstep to Living Room, 1926. En “De los escalones de entrada al cuarto de estar” por A. Aalto, 2000. Alvar Aalto.
De palabra y por escrito por G. Schildt, Madrid: El Croquis.
248 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
INTERIORIDAD POR ELEMENTOS EN EL ESPACIO
En su artículo, Aalto hace referencia a otras ventajas del hall como dispositivo,
una condición particular a partir de la cual desde este espacio se reconocen
todas las estancias interiores de la casa. Para ello presenta un proyecto suyo
que incorpora un espacio central y en el que señala un tipo de pavimento
(Figura 313).
He insertado aquí unos cuantos dibujos de una casa finlandesa construida con
medios similares. También en ella el vestíbulo es el centro de la casa, al que se
abren las puertas distintivamente labradas de cada una de las habitaciones.
[…] Esta sala da la impresión de ser un cubo nítido cuyo techo se abre a la
planta superior, de tal forma que el visitante se da cuenta, nada más entrar en
ella, de cuál es la estructura de la casa y de cómo están ubicadas las depen-
dencias. El vestíbulo no tiene mueble alguno, pero las puertas abiertas dejan
ver las entrañas de las habitaciones, creando así una sensación de suficiente
calidez. El suelo está decorado con piedra caliza, el único de su tipo en la
casa. Resultará un fondo algo sobrio y adecuadamente solemne cuando la
anfitriona reciba allí a sus invitados. Se trata pues de una sala de ceremonias,
pero la apertura del techo que permite vislumbrar la planta superior, con sus
dormitorios, cuartos infantiles y ropas colgadas del tendal, quitará rigidez al
ambiente (Aalto, 2000, pp. 73, 74).
250 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Antes de explicar las bondades de la casa que proyectó para su hermano,
Aalto se refiere a un aspecto de los espacios centrales que parece anecdótico
respecto de lo dicho hasta ahora, pero que resulta relevante en relación con
el proceso de transformación en Martínez. Para ello, Aalto sugiere un nuevo
ejemplo (Figura 314):
Esta imagen ilustra como un pequeño vestíbulo de cualquier piso alquilado,
decorado con medios acogedores, puede causar la misma impresión que el
ejemplo pompeyano. El motivo de los arcos pertenece al mismo corazón de
la casa, es su elemento constructivo crucial y representa al mismo tiempo, por
su tono formal pesado, a la ciudad exterior. Junto a los arcos encontramos
algunos muebles, no pensados especialmente para sentarse, sino, más bien
para simbolizar a los habitantes de la casa o como reflejo del mobiliario de las
dependencias interiores. La perspectiva de la calle, el concepto constructivo
de la casa y la intimidad del hogar, se dan aquí la mano (p. 73).
Ya se han indicado las razones por las cuales en las casas de Veraguas el es-
pacio social, aunque está próximo a la calle, no se vuelca al exterior. Ahora
pueden reconocerse otros aspectos relacionados con el artículo de Aalto.
Alvar Aalto. Haansaviertel, Berlín, 1955-1957.
En la zona social de las casas de Veraguas confluyen todas las estancias y 315. Planta. En “De los escalones de entra-
la convierten en un gran hall no centralizado. Si se sigue la argumentación da al cuarto de estar” por A. Aalto, 2000.
Alvar Aalto. De palabra y por escrito por G.
de Aalto, la impresión que surge es la de un espacio unitario y continuo Schildt, Madrid: El Croquis.
que reúne y deja ver todo el interior. Debido a este grado de exhibición, la 316. Vista del salón, desde el vestíbulo. En
Alvar Aalto por K. Fleig , 1989, Barcelona:
definición del espacio depende de la posición y cualidades específicas de Gili.
los elementos que lo componen. La escala, la proporción de los elementos La experiencia que menciona Aalto en el
artículo, con la casa de su hermano, puede
que intervienen, la distinción del techo con un tono más oscuro que el de los asimilarse a estos apartamentos que hace
muros, la ausencia de mobiliario en la fotografía y la analogía con el trata- en Berlín, donde el salón –en el centro– ac-
túa como el gran hall al que confluyen las
miento de otros proyectos de Martínez, provocan la ambigüedad de estar estancias perimetrales.
252 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
en presencia de un exterior (Figura 318). Esto lo ha señalado Ropero (2008)
cuando compara el interior de las casas de Veraguas con el patio posterior
de las casas para Alicia Montoya de Arboleda (1955), paradoja que resulta
de un espacio volcado al interior que por efecto de la inversión topológica
sugerida recupera para la casa el recinto posterior que garantizaba en la
sabana la privacidad e intimidad (Figura 317).
254 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
de las habitaciones. En conjunto, el volumen de la escalera y el corredor de
las habitaciones resultan figuras sobredimensionadas que roban la atención
y absorben el interior. La imagen que surge remite de nuevo a la paradoja
que plantea Yezid Ropero en su comparación e inmediatamente al motivo
de los arcos del vestíbulo al que se refería Aalto: elementos que colaboran
de nuevo con una inversión que da aspecto exterior a un interior.
256 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
forma el pie de este volumen y situarse sobre el escritorio que permite mirar
al vacío del salón. El escritorio es la pieza que da continuidad a la superficie
del pie y cierra el volumen sobre la fachada posterior para comprenderlo
como pieza autónoma dentro del marco de la logia. Para ello, Martínez se
asegura de que el machón sur de la logia –que proyecta el espacio interior
al patio y define el límite del gran volumen del espacio social que se reúne–
sea claramente visible desde el interior gracias al eje diagonal. Visto así, el
estudio asume el papel que podría tener la escalera como cuerpo convexo
pero se expone más como uno cóncavo, toda vez que interesa recuperarlo
para el programa de integración de espacios. De todas maneras cumple
la condición de ser un cuerpo incrustado en otro, a medio camino entre el
elemento dentro de un parénquima de la casa Martínez y la figura autónoma
de las casas de Veraguas.
Por las observaciones anteriores puede entenderse la importancia otorgada
al estudio como elemento vinculado a un conjunto y a una estrategia sobre
el espacio interior, que justifica destinar física y perceptualmente un espacio
social generoso que lo aproxima al gran hall de las casas de Veraguas.
En las casas Santos la escalera vuelve a tener el protagonismo visto en las
casas anteriores. Para ello se desalojó la cocina del perímetro definido por la
planta social y se ensanchó la crujía central lo suficiente para alojar la esca-
lera dentro de un doble espacio en el que se exhibe en toda su magnitud.
De esta manera se encaja el cuerpo convexo de la escalera en una cavidad
practicada al volumen de las habitaciones, que se presenta como un gran
sólido de sección triangular superpuesto a la planta social. La operación
practicada al sólido de las habitaciones se enfatiza en los tramos de esca-
lera visibles que revelan la talla por la cual se sustrajo la materia al volumen.
Del contraste entre la dimensión tectónica de la planta social definida por
planos y la dimensión estereotómica del doble espacio tallado en el sólido
de la planta privada, surge la tensión sobre la escalera como elemento que
enlaza ambas plantas y concentra la extensión del espacio aparentemente 324. Casa Martínez, planta primera.
proyectado al exterior (Figuras 327-330) Casa Zalamea.
325. Planta primera.
La escalera de la casa Santos comparte con el estudio de la casa Zalamea 326. Planta segunda.
la proximidad al exterior. Sin embargo, en la última el estudio exhibe la super- Dibujos del autor.
258 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
ficie de muro recortada para mantener la relación visual con el salón. En la
primera, es el volumen de la escalera el que da continuidad al interior de la
fachada del patio y convierte el interior en un exterior. Esto puede verse en
las comparaciones que hace Ropero entre la casas de Veraguas y Santos,
que por un efecto de inversión da lugar a considerar que el tambor de la
escalera de las casas de Veraguas se puede izar en la escalera de la casa
Santos. Operaciones de inversión topológica, de intercambio adentro-afuera
y arriba-abajo, que siguen operando en los proyectos de Martínez por la na-
turaleza paradójica de las formas de interiorización del espacio (Figura 331).
260 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Por lo anterior, los cerramientos exteriores de muros y cubierta se presentan
solo como superficies delimitadoras de un volumen y hacen parecer la casa
una gran tienda. Por la inversión perceptual provocada sobre las cargas que
reciben los elementos de soporte, la estabilidad de la tienda depende no ya
del esfuerzo a compresión, sino de la tensión de la superficie que mantiene
la gran extensión de cubierta desplegada. La disolución de la crujía central
de la casa Calderón producida por el contraste de superficies de muros que
forman masas o planos, vuelve a la experiencia periférica del gran ámbito
interior que expresa Martínez en la perspectiva de esta casa y conforma un
tipo de aula discontinua sobre la que se tratará más adelante.
Por ahora es necesario concluir con un apartado más, sobre otro aspecto
que profundiza sobre la interiorización del espacio.
263
Casas Santos, 1962.
334. Fernando Martínez Sanabria. Perspectiva desde el hall hacia el patio posterior. En Fernan-
do Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000,
Bogotá: Escala.
335. Vista desde el salón hacia el hall y la biblioteca. Fotografía de Hernán Díaz. En Fernando
Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitectura por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000,
Bogotá: Escala.
264 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
TRANSPARENCIA Y CONCENTRACIÓN INTERIOR
266 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
hacia fuera; antes bien, provoca lo contrario: una forma de transparencia y
concentración interior.
Por estos años también se publican los libros de Jorge Zalamea –padre del
propietario de la casa Zalamea– con ilustraciones de Martínez, quien participó
en varias ediciones en castellano de las obras de Saint-John Perse (Figura 337).
Interesa dirigir la atención sobre dos obras representativas de su actividad
artística cristalizadas entre 1952 y 1962: un bodegón al óleo y las aguadas de
tinta sobre papel, que establecen un periodo que se abre un año después
de su inicio como profesional independiente y se cierra en el año que hace
las casas Santos.
El bodegón que Martínez pinta en 1952 suscita la anécdota que relata Darío
Jaramillo Agudelo –poeta y escritor, amigo de Martínez– sobre la importante
consideración que Alejandro Obregón –uno de los artistas más reconocidos
268 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
del arte moderno en Colombia– le tiene a Martínez como pintor (Figuras 339
y 340):
Tenía también talento de sobra para convertirse en un gran pintor. No se me
borra la escena ocurrida un domingo, hace más de veinte años, en las Merce-
des a la hora del almuerzo: varios comensales alrededor de la mesa, casi todos
hablando al tiempo como era costumbre y Alejandro Obregón en silencio,
con la mirada en apariencia perdida en el vacío, en realidad muy fija sobre el
cuadro que siempre estuvo allí, un bodegón pintado por Fernando entre 1952
y 1953. En cierto momento, llamando la atención de todos, Obregón se dirigió
a Fernando para decirle: “Menos mal te dedicaste a la arquitectura y no a la
pintura, porque nos hubieras jodido a todos” (Jaramillo, 1999, p. 14).
270 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Rowe termina haciendo alusión a dos aspectos que coinciden con la distinción
sobre el espacio que busca Martínez en las casas Santos frente a la planta libre:
Al principio de cualquier investigación sobre la transparencia, debe dejarse
establecida una distinción básica. La transparencia puede ser una cualidad
inherente a la sustancia –como ocurre en una tela metálica o en una pared
de vidrio– o puede ser una cualidad inherente a la organización –como así
sugieren Kepes y Moholy– […] Precisamente, por esta razón podemos distinguir
entre transparencia literal y transparencia fenomenal o aparente (p. 157).
272 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
trario, apelan a una representación topológica de “regiones” con base en
conjuntos de líneas y manchas, sin referencias figurativas. Para Martínez, las
aguadas deben de tener un alto grado de aceptación porque permanecen
expuestas en su casa (1986) sobre el muro que da paso a su salón privado
(Hoyos, 1986) (Figura 343). Incluso parece ser una técnica practicada desde
1952, puesto que en la foto de su estudio en este año aparecen pinturas en
la puerta que recuerdan las aguadas (Figura 344).
Las aguadas son esencialmente manchas de tinta que definen sus límites en
las marcas que dejan al disolverse en el papel. La pintura consiste en mani-
pular los límites de las manchas y hallar conexiones en las contigüidades que
surgen por su deformación. Al prescindir de las referencias del arriba, el abajo
o la profundidad, el espacio de las aguadas queda reducido a las nociones
más elementales e intuitivas del adentro, el afuera, lo conectado, lo aislado:
intuiciones topológicas semejantes a la fase pre geométrica del proyecto
donde se fijan las relaciones fundamentales del orden espacial (Figura 347).
274 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La relación entre las dos técnicas descritas en el bodegón y las aguadas, y
las dos categorías de generación de la forma arquitectónica –la geométrica
y la topológica–,2 demuestran hasta qué punto la delimitación y disposición
del espacio, los dos aspectos básicos que atiende esta tesis, están presentes
en la obra de Martínez de forma simultánea y colaborativa, procedentes de
fuentes no arquitectónicas que comparten el carácter espacial. Estas con-
sideraciones permiten entender también que para Martínez estos aspectos
de su formación artística así como los mencionados anteriormente sobre su
experiencia con los emplazamientos y lugares de residencia a lo largo de su
vida, constituyan un considerable depósito de la memoria que influye en las
operaciones sobre sus proyectos.
2. “Dos visiones del espacio, dos categorías de generación de la forma arquitectónica”, como
las define Juárez (1999).
277
349. Casa Calderón, 1963. AFMS.
278 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
LA CASA COMO AULA
280 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
LA ESTRUCTURA TRIPARTITA Y LAS TRAZAS ESPACIALES
2. Estos son valores elementales de una dimensión topológica que Martínez mantiene de forma
intuitiva en las operaciones de transformación de sus casas. La espacialización descrita del muro
al espacio intermedio puede ejemplificarse con nociones básicas: para establecer una posición
355. Expresión topológica para caracterizar en el espacio se requiere un punto; para definir un espacio se necesita una región. Si se divide la
el espacio por su posición relativa.
región, se obtiene una relación entre espacios, pero cuando la línea límite que divide los espacios
Dibujos del autor. se convierte en una franja, resulta nombrable y habitable.
282 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La cuestión ahora con la casa Calderón consiste en responder cómo se explica
la insistencia por mantener el orden tripartito y las trazas, pese a que la casa
produce una desconexión con el paisaje y la geometría curvilínea que adopta
la planta dificulta mantenerlas. Para entender el sentido que reside en esta
paradoja, puede ser útil recurrir a las nociones de geometría no euclidiana
que plantea Serres (1996) en Los orígenes de la geometría, para encontrar la
etimología que compromete la práctica de la traza y revelar su arcaísmo:3
Un ejemplo singular: los constructores o arquitectos no empiezan nunca a edi-
ficar sin colocar “sillas”, cuya forma señala y mide la pequeña parte de tierra
que se trata de organizar. Aquí y allá, en las esquinas normales del edificio por
construir, colocan pequeñas estacas, al menos tres, atadas a planchas rectas,
horizontales y normales entre ellas.
Ese aparato sobre el terreno, antes incluso de que se caven los cimientos, se
llama la silla: triple base o referencia, en longitud, anchura y altura, esa vieja
palabra francesa (chaise: silla), pulida por el uso, reproduce, ocultándola, la
palabra culta catedro, que hay que entender aquí en el sentido que la geo-
metría da aún a las palabras diedro o poliedro.
Serres recuerda el valor del allí, definido con la elección del sitio al hincar una
estaca, la necesidad de una dirección en el espacio que requiere de la línea
y que se fija con la traza en cruz: el establecimiento básico y elemental de
las coordenadas geográficas que da asiento a una casa. La ladera, donde
se domina y se comprende la estructura del lugar que reúne los cerros y la
sabana, es, entonces, un buen lugar para que Martínez decida su arraigo y
3. Como broma, dice Serres: “Los matemáticos las llamaban a veces geografías [a las geometrías
no euclidianas], término con el que el filósofo se complace en reencontrar la Tierra y su mundo”
(Serres, 1996, p. 27).
284 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
su residencia definitiva con la casa Martínez. Por ello, la estructura tripartita y
la traza permanecen como actos fundacionales que permiten el desarrollo
de las transformaciones.
Así mismo, puede explicarse la elección de las trazas que definen las villas
paladianas y la transitividad de su espacio central como una forma de orden
y control para la contemplación del paisaje. Por estos motivos pero de forma
inversa, puede entenderse también que la traza cruciforme de la basílica
que surge con el transepto sea intransitiva con el exterior, porque incorpora
un lugar cuya orientación queda comprendida por el rito, práctica que asu-
me la longinealidad y centralidad del orden tripartito para la procesión y la
comunión, que reúne y asimila todo un mundo en su interior.
359. Aproximación a la casa Calderón desde la Carrera Séptima. Dibujo del autor.
360. Casa Calderón. Vista suroriental. Fotografía de Catalina Parra. En Articulando continuidad por C. Parra, 2010, Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia.
286 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
en el aula que la cella representa. El aula es una condensación del lugar, por
lo cual es comúnmente decorada como una bóveda celeste (Figuras 361,
362). En la casa Calderón se remonta una ladera con la conciencia de que
desde allí se ve. Esta conciencia que alcanzan las trazas por su ritualización
en el sitio es la memoria del lugar a la que recurre la casa para ser un aula.4
***
Acrópolis de Atenas.
361. Planta del conjunto. En La arquitec-
tura de la ciudad por A. Rossi, Aldo, 1981,
Barcelona: Gili.
362. Vista del Partenón. En http://upload.
wikimedia.org.
4. El arquitecto Benjamín Barney Caldas dice que cuando visitó las casas Santos en compañía
de Martínez este comparó el espacio entre las dos casas pareadas con el de los propileos de
la Acrópolis, por la manera como conecta visualmente el conjunto de las cuatro casas de El
Refugio.
288 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
LA SUPERFICIE. GENEALOGÍA Y TRANSFORMACIÓN
289
364. Casa Calderón, 1963. Vista del comedor hacia el hall y el salón. Fotografía de An-
tonio Castañeda. En Casa moderna por A. Saldarriaga, 1996, Bogotá: Villegas Editores.
290 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
LA SUPERFICIE. GENEALOGÍA Y TRANSFORMACIÓN
El sistema de crujías que Martínez utiliza depende por completo del muro
para cualificar un tipo de espacio que magnifica la dialéctica de ruptura y
continuidad. Sin embargo, a lo largo del proceso de transformación se en-
tiende que lo que se explota no es el muro en sí mismo, sino la delimitación de
la superficie que se transfiere a otros elementos que participan activamente
en la definición del espacio: suelo, cielos, cubiertas, escaleras y chimeneas,
patios, plataformas, volúmenes interiores y exteriores de las casas en los que
se alterna su condición tectónica y estereotómica por la manipulación de
la superficie.
Sobre esta noción elemental del plano horizontal: suelo, pavimento o terraza,
es particularmente ilustrativa la mención que hace Martienssen (1977) sobre
una intuición de la experiencia del espacio que define las formas propias de
la arquitectura.
292 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
El equipo sensorial del hombre exige, por su naturaleza, esa estabilidad visual
que solo las superficies planas son capaces de ofrecer; y aún en la definición
menos compleja de espacio utilizable –vale decir utilizable por el hombre como
ente perceptor y móvil– el generador del sistema es una superficie plana que
por medios estructurales deliberados niega la irregularidad de las condiciones
topográficas existentes.
La percepción parcial que abre la casa Martínez –ver desde el interior el límite
perimetral de la casa aunque este sea el de las medianeras– actúa a favor
de lo que se pretende demostrar. Es importante recordar que esta es una de
las impresiones más marcadas del espacio que surge de la perspectiva que
Martínez hace de la casa Calderón, donde por efecto de la disolución de
la crujía central el perímetro exterior participa en la integración del interior.
367. Implantación del sistema de crujías de la sabana a la ladera. 1. La sabana entre medianeras – 2. La ladera entre medianeras – 3. La ladera con
patios laterales y posterior. Dibujos del autor.
294 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Implantación del sistema de crujías de la sabana a la ladera y la superficie
en las casas del conjunto de El Refugio
1. Esto es distinto para la casa Ungar que modifica la dirección del acceso, aunque el volumen
hacia la calle siga presentando la apariencia que se describe. La casa Ungar, como se explicó
en su momento, insinúa las modificaciones que se presentan en las casas de la ladera con patios
laterales, que se encajan en el terreno y lo incorporan junto con la cubierta como elementos
que modifican el volumen.
296 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
terreno para su extensión hacia el paisaje. Solo la casa Calderón, a pesar de
poder reproducir de la misma manera esta operación, no lo hace.
El muro perimetral que envuelve la casa Wilkie forma un recinto que reúne
toda la zona social hacia el patio lateral y hace posible reproducir en el
interior las relaciones tripartitas de integración espacial (Figura 368). En las
casas Santos, la percepción de un recinto interior que define el perímetro
de la zona social se explica por la extensión de los ejes visuales en diferentes
direcciones hacia un recinto exterior, que garantiza la privacidad interior. Así
puede entenderse que la implantación de las casas Santos genere con el te-
rreno un recinto exterior para insertar un recinto interior (Figura 369). En ambas
casas, la cubierta restituye figurativamente la masa excavada del terreno y
mantiene la casa próxima al suelo por la convergencia de la sección hacia
el frente, lo que ha llevado a considerarlas un tipo de casas caparazón por
contraste con las casas mirador anteriores, las cuales mantienen una relación
del volumen más franca hacia el horizonte. Sin embargo, aunque la cubierta
actúe definiendo de esta manera el volumen, no alcanza todavía la misma
definición en el espacio interior que la asignada a los muros perimetrales en
la conformación de recintos (Figura 370).
Ladera
298 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
La segunda consiste en convertir la cubierta en el suelo que evita del terra-
plenado y pliega la cubierta por toda la casa para conformar un ámbito
interior, lo que antes era menester del suelo con el recinto exterior (Figura 374).
376. Casa en la sabana. Fotografía de Paul Beer. En 377. Casa Martínez. En Revista Proa No. 125 378. Casa Calderón. Fotografía de Ca-
Fernando Martínez Sanabria. Trabajos de Arquitec- (marzo, 1959). talina Parra. En Articulando continuidad
tura por C. Niño, F. Montenegro y J. Barreto, 2000, por C. Parra, 2010, Bogotá: Universidad
Bogotá: Escala. Nacional de Colombia.
300 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
casa Calderón, donde esta función se concentra visualmente alrededor de
la chimenea como la gran columna física y moral de la casa.2
2. En alusión a la idea de Semper (2010) sobre el fuego como foco sagrado alrededor del cual
todo tomó orden y forma.
302 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
derón, confluencia posible no solo por las operaciones lógicas descritas, sino
también por la transformación que lleva en esta casa a que los elementos
por efecto de continuas manipulaciones, exploten el carácter de superficie
para la delimitación del espacio.
3. Sobre esto, Bonet describe las viviendas celtas sobre terrazas, de planta generalmente
curvilínea, que reciben el nombre de pallozas o pallazas, que todavía se conservan en Galicia,
en el noroeste de España. “La organización espacial del primitivo hall sajón era prácticamente
igual al de las pallozas gallegas: la cubierta, fuertemente inclinada, muy preponderante con
respecto al muro, generaba un gran espacio único […] que cobijaba todo el ámbito de vivir
[…] El sistema estructural de estas primitivas viviendas es el cruck construction, que deriva de las
estructuras de chozas del género casa-techo o cubierta pared indiferenciados (Bonet, 2007, p.
60).
304 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Esto lo obliga a encontrar un orden y una expresión espacial distintos para
formular una concepción particular sobre una forma de vida colectiva que
para él representa la casa.
307
382. Habitación de Thomas Jefferson, en la casa Monticello. En http://www.monticello.org.
308 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
EL AULA INTERSTICIAL. LA CASA CALDERÓN
310 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Esto demuestra la intención que busqué; es parte de ese paseo que quería
hacer buscando el fenómeno de la integración; es el recorrer la casa en una
forma circular alrededor de ese punto también circular de llegada y que incluye
además las escaleras (pp. 74, 75).
2. Recuérdese que la casa Martínez se resuelve con pórticos, lo que demuestra aún más la
importante presencia del muro.
383. Escenificación de las acciones significativas que Martínez señala en la conferencia, en referencia a la casa Monticello de Jefferson.
Dibujos del autor.
312 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
3. Pone un objeto en el hueco para dimensionar el espacio disponible en el
grosor del muro y mostrar su limitación.
314 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
espacio. El sentido de “vida comunal” que concibe en la casa Calderón sería
análogo a esta forma de integración.
316 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
Veraguas con la perspectiva inicial de la Calderón que Martínez se encarga
de transformar en el proyecto definitivo (Figuras 388-390).
3 1
(Casas de Veraguas)
393. Secuencia de transformación del sistema de crujías y desplazamiento del espacio de integración de la sabana a la ladera. Dibujos del autor.
1. SABANA. La casa es una serie de crujías no vinculadas, en que el lugar común es el recinto exterior. Los elementos que lo definen son el plano base
del suelo y los muros medianeros que se proyectan al exterior. El recinto se forma por el pliegue del plano base.
2. SABANA. La casa es una de las crujías excéntricas que concentran las zonas sociales, donde confluyen las demás estancias y convierten la crujía
en el lugar común y en expresión de toda la casa.
3. LADERA. El espacio de integración pasa al centro como pasaje transitivo con el exterior. El espacio central reúne toda la casa, por tanto, el espacio
central puede ser considerado como la casa.
4. LADERA. Por efecto de la perforación, la crujía central se disuelve y se percibe el perímetro interior que la define. El espacio generado hasta los
límites del perímetro es su espacio de integración definido, ya no por la crujía central, sino por un ámbito interior que mantiene la interferencia del
sistema de crujías convirtiendo el aula en intersticial. De esta manera se aproxima al origen del sistema.
318 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
del muro como delimitación y espacio de integración, se puede plantear lo
siguiente:
320 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
CONCLUSIÓN
321
394. Casas de la compañía, 1954. Patios posteriores hacia los que se vuelcan las estancias sociales en las casas de la sabana.
Dibujo del autor.
322 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
CONCLUSIÓN
La crujía y el aula intersticial, los dos momentos en los extremos del proce-
so de transformación, pueden caracterizarse y resumirse así: la crujía en la
sabana representa el canon original del sistema por la extensión horizontal,
unidireccional, transitiva con el exterior y compartimentada en el interior. El
aula intersticial en la ladera descompone la dirección longitudinal predomi-
nante en múltiples direcciones, es circunvalar, corta la extensión horizontal, es
intransitiva con el exterior e integra las estancias interiores. Estas dos concep-
ciones –que comparten el sistema constructivo, oponen sus características
espaciales y demuestran proximidad al final–, llevan a preguntarse por el
vínculo específico que provoca esa transformación.
CONCLUSIÓN 323
395. Estudio de Martínez en 1952, en la mansarda de una de las casas del tipo que se describen. En Fernando Martínez
Sanabria. Vida y Obra por A. Zalamea y otros, 1993, Bogotá: Galeria Deimus.
324 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
profesional que compromete las formas de vida de la casa. La información
conocida sobre las casas que Martínez habita con su familia desde su llegada
a Bogotá en 1938 hasta 1957, antes de su traslado a la ladera, corresponden
a la casa ecléctico-historicista del denominado estilo inglés, que cuenta con
el hall central como antesala, alrededor del cual se ordena y concentra la
casa. Se sabe que Martínez ocupa la mansarda de una de estas casas hasta
su traslado a la ladera. Allí debe asimilar de manera acentuada las cualidades
predominantes de las superficies de muro y cubierta (Figura 395).1 Martínez
no se casa ni tiene hijos; vive siempre con sus padres y prolonga, de manera
excepcional e inusual para su época, una forma de vida en estas casas que
convocan al recogimiento y la introversión. 396. Casa familiar de Germán Samper, ve-
cino y amigo de Martínez. En “Casa + casa
+ casa = ¿ciudad? Germán Samper: una
Este hecho, sumado a su preocupación constante por cualificar la casa de investigación en vivienda” por M.C. O’Byr-
la sabana con el recinto murario del patio posterior y la importancia de epi- ne, M. Ángel Samper, Bogotá: Universidad
de los Andes, Facultad de Arquitectura y
sodios como el de la superficie en la Plaza de Bolívar, pueden considerarse Diseño, Departamento de Arquitectura,
experiencias fundamentales que le permiten después, en la casa Calderón,
llevar a cabo una de las operaciones más significativas dentro del proceso
para consolidar el aula: la inversión topológica que convierte el recinto del
patio en el ámbito interior delimitado por la cubierta, que contraviene la
relación inmediata del hall hacia el exterior.
CONCLUSIÓN 325
397. Casa Calderón. Vista oriental con la sabana de Bogotá al fondo. Fotografía de Carlos Niño Murcia. En Fernando Martínez
Sanabria y la arquitectura del lugar en Colombia por C. Niño, 1999, Bogotá: Banco de la República /El Áncora.
326 FERNANDO MARTÍNEZ SANABRIA. DE LA CRUJÍA DE MUROS PARALELOS A LA ESPACIALIDAD DEL AULA
un todo indiferenciado y continuo y que ello comporte, además, la conser-
vación de unos valores de privacidad e intimidad que encuentra asimilables
en las operaciones que dotan de un carácter interior a la casa, sin renunciar
a la contemplación del paisaje.
CONCLUSIÓN 327
Bibliografía
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53, 60, 63, 72, 74, 75, 88, 89, 95, 96, 100, 101, 109, 110, 112, 113, 114 116, 117, 118 (con
base en los planos catastrales del IDU [Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá]),
121 (Redibujado a partir de ROPERO, Yezid, Anexos p. 40-43), 123, 124, 125, 126,
127, 128, 133, 134, 139, 154, 163, 168, 172, 175, 177, 178, 183, 190, 193, 207, 209 - 211,
222, 224, 233, 242, 248, 252 - 275, 279 - 302, 308 - 312, 319,320, 322, 324, 325, 328, 329,
333, 336, 339, 348, 351, 353 - 355, 359, 365 - 370, 374, 375, 383, 386, 387, 393, 394.
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fotografía: José Sigala), 31 (p. 21), 33 (p. 46), 43 (p. 13; dibujo: FMS), 46 (p.13; foto-
grafía de Paul Beer), 98 (p. 19), 111 (p. 20; fotografía: Paul Beer), 103 (p. 21), 104 (p.
20; fotografía de Paul Beer), 107 (p. 18), 108 (p. 21), 151(p. 88; fotografía de Paul
Beer), 174 (p. 67), 181, 184, 185, 186,189, 191, 194, 196, 199 (pp. 69, 70, 69, 68, 69,
62, 65, 65, 74; fotografía: Hernán Díaz), 201 (p. 72), 203, 208 (p. 71, 109; fotografía:
Hernán Díaz), 223 (p.108), 225 (p.108), 234 (p.20; fotografía: Paul Beer), 236 (p.113;
fotografía: Hernán Díaz), 241 (p.116), 319 (p. 20; fotografía: Paul Beer), 326 (p. 63),
334 (p. 113) 335, 341 (p. 112,113; fotografía: Hernán Díaz), 352 (p. 12; fotografía: Paul
Beer), 376 (p. 30), 388 (p. 118), 390 (p. 20; fotografía: Paul Beer).
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intervenido por A. Erazo), 195 (anexos, p. 76), 212 (anexos, p. 258), 220 (anexos, p.
195), 226 (anexos, p. 228; sección invertida horizontalmente), 246 (anexos, p. 270;
sección invertida horizontalmente), 247(anexos, p. 273), 300 (anexos, p. 258), 318 (
p. 73), 321 (p. 28), 331 (p. 73), 371 (p. 270), 372 (p. 271), 373 (p. 268), 392 (p. 267)
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s1600/1.jpg: 136
– http://img257.imageshack.us/img257/9228/nuevaimagen10.jp: 137(Fotografía: Paul
Beer)
– http://popartmachine.com/artwork/LOC+1142462/0/Vicenza---Dintorni.-Villa-Ro-
tonda-palladiana-FOREIGN-GEOG-FILE--...-painting-artwork-print.jpg: 149
– (http://4.bp.blogspot.com/-9cizfn9q49A/TZNYmxvtT9I/AAAAAAAAAFo/0m_fj0XiXJk/
s1600/1.jpg): 150
– http://www.greatbuildings.com/cgi-bin/gbc-drawing.cgi/Monticello.html/Monti-
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FUhA9jGAdE7hkqSkfpKEm3zxWE%3D: 384
BIBLIOGRAFÍA 335
La originalidad de la tesis consiste en identificar por primera vez en la obra de Martínez un
proceso de transformación que define una concepción específica del espacio doméstico,
así como en indagar sobre la relación entre la crujía como proceso y el aula como aspiración
espacial, en la que se demuestra la proximidad y complementariedad de estos momentos.
La mayor parte de los trabajos anteriores sobre Martínez centraron su interés en el valor in-
dividual de las obras más significativas. Esta tesis desplaza el interés al proceso a través del
cual se producen como conjunto, y trasciende el aspecto puramente instrumental, hacia
la identificación de una concepción espacial que defina mejor el sentido de la obra en su
marco histórico y cultural. De esta manera, podría aportarse mayor claridad sobre la po-
sición que ocupa Martínez en un podio construido más por el culto a su personalidad y la
singularidad de sus realizaciones, que por la consistencia de una obra que durante más de
una década afronta problemas de un orden general, centrada en la estructura elemental
y profunda del espacio doméstico.
ISBN 978-958-8785-80-6
www.editorialbonaventuriana.usb.edu.co