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En la transmisión del calor por radiación un cuerpo cede parte de su energía interna a través de la
emisión de ondas electromagnéticas (que viajan a la velocidad de la luz y no necesitan de un medio
material para su propagación). Al absorberse estas ondas electromagnéticas por otros sólidos, su
energía pasa de nuevo a un movimiento térmico de las moléculas y, por tanto, a un aumento de
temperatura. Así, el proceso de intercambio de energía por radiación es un proceso de absorción y
emisión posterior de energía en forma de fotones por parte de los átomos y moléculas de una
sustancia.
Figura 1
Cuando un cuerpo se calienta, emite radiación electromagnética de una longitud de onda λ que se
encuentra típicamente comprendida en el rango de longitudes de onda de 0,1 a 100µm, a la que se
denomina radiación térmica. Lo que denominamos radiación visible es una porción muy estrecha
del espectro y de la radiación térmica, que se extiende aproximadamente desde 0,35µm hasta
0,75µm, como se muestra en la figura 1. Antes de calentarse el cuerpo también emitía radiación
electromagnética, pero de longitudes de onda mayores (menor energía) y estaba en equilibrio
térmico con el medio, esto es, emitía lo mismo que absorbía. A la distribución de energía emitida en
función de la longitud de onda o frecuencia de la radiación se le denomina espectro de la radiación.
La mayor parte de los sólidos y los líquidos tienen un espectro continuo de radiación, es decir,
emiten energía en todas las longitudes de onda desde cero a ∞, aunque la intensidad con que lo
hacen depende fuertemente de la región del espectro en la que se observa la radiación emitida.
Por el contrario, en el caso de gases y vapores, o en el caso de muchos metales con la superficie
pulida, se tiene un espectro de emisión selectivo. Sólo se produce emisión a unas determinadas
longitudes de onda. En general, esta energía emitida se debe a transiciones entre los estados
electrónicos, vibracionales o rotacionales de los átomos o moléculas. La intensidad de la radiación
emitida depende de:
• Naturaleza de la sustancia.
• Temperatura de la sustancia.
• Longitud de onda λ.
• En los gases, también de la presión del gas y del espesor de la capa del mismo.
En los sólidos y líquidos opacos se produce una considerable absorción y emisión y, por tanto,
solamente una fina capa superficial interviene en el proceso de transmisión del calor por radiación
(el calor se transmite al resto del cuerpo por conducción y convección más que por radiación). Para
los cuerpos no conductores opacos, el espesor típico de esta capa es de ∼1mm, mientras que para
los conductores opacos, el espesor típico es de ∼1µm. En ambos casos, éste fenómeno se considera
como un fenómeno de superficie. Para cuerpos semitransparentes (vidrios, gases, vapores, cristales,
etc...), toda la sustancia interviene en el proceso de transmisión del calor por radiación.
La energía radiante de un emisor aumenta con la temperatura, ya que su energía interna aumenta.
Cuando la temperatura cambia, no sólo cambia la magnitud absoluta de la energía, sino también su
distribución en longitudes de onda (el espectro de la radiación). Al aumentar la temperatura
aumenta la proporción de radiación de longitud de onda corta (alta frecuencia-alta energía)
mientras que al disminuir la temperatura aumenta la proporción de radiación de longitud de onda
larga (baja frecuencia-baja energía). La transmisión del calor por radiación térmica depende de la
temperatura de una forma mucho más acusada que en el caso de la conducción o la convección,
pudiendo a altas temperaturas convertirse en el mecanismo principal de transmisión de energía.
Ley de Stefan-Boltzmann.
Recordemos que denominábamos poder emisivo total o integral a la potencia emitida en todas las
longitudes de onda por una superficie de área unidad que se encuentra a una temperatura T .
Si la superficie se comporta como una superficie negra, el poder emisivo vendrá dado por la integral
de la distribución de Planck a todas las longitudes de onda del espectro,
Ley de Kirchoff
Como el cuerpo y la cavidad están a la misma temperatura, no habrá intercambio neto de calor
entre ambos. Así, serán iguales el flujo radiante emitido por el cuerpo Φ CN→CAV y la parte del flujo
radiante emitido por la cavidad que incide sobre el cuerpo, Φ CAV →CN :
donde hemos definido la emisividad ǫ como el cociente entre la energía emitida por un cuerpo y lo
que emitiría si fuese un cuerpo negro a la misma temperatura. Como acabamos de ver que Φ
CN→CAV = ΦCAV →CN , se tiene finalmente que:
relación conocida como ley de Kirchoff, que en esta forma es válida exclusivamente en el equilibrio
térmico.
La ley de Kirchoff se cumple también para los factores de absorción y emisividades espectrales: q
Cuerpo gris.
Ninguna superficie real emite como un cuerpo negro. Para el estudio de la radiación, es útil definir
una superficie que tenga una distribución espectral semejante a la del cuerpo negro, pero con un
poder emisivo inferior, de modo que se cumpla que αλ = ǫλ = cte. A esta superficie se le llama
superficie gris (Figura 3–7) o cuerpo gris. Algo análogo ocurre con los factores de transmisión y
reflexión. El coeficiente de absorción de un cuerpo gris será:
y análogamente para los casos de transmisión y reflexión. Así, para un cuerpo gris:
quedando la ley de Kirchoff para un cuerpo gris en la forma α = ǫ, con la diferencia de que en el caso
del cuerpo gris esta expresión es válida incluso cuando el cuerpo no está en equilibrio térmico con
sus alrededores. Así, conociendo la emisividad de un cuerpo gris a una cierta longitud de onda λ se
conocen también las emitancias y absorbancias totales de la superficie.
Ya se ha definido el modelo ideal de cuerpo negro, según lo introdujo Kirchhoff en 1860, como el de
una superficie opaca que no refleja nada, o un agujero o cavidad ciega.
Ejemplo
Para observar la radiación de un horno, se usa una placa de vidrio de 30 cm2. La transmisividad del
vidrio es 0.5 de 0.2 a 3.5 µm. Se puede suponer que la emisividad es de 0.3 hasta 3.5 µm y 0.9 para
valores superiores. La transmisividad del vidrio es cero, excepto en el intervalo de 0.2 a 3.5 µm.
Suponiendo que el horno es un cuerpo negro a 2000 °C, calcule la energía absorbida en el vidrio y la
energía transmitida.
𝐓 = 𝟐𝟎𝟎𝟎°𝐂 = 𝟐𝟐𝟕𝟑𝐊
𝛌𝟏𝐓 = (𝟎. 𝟐)(𝟐𝟐𝟕𝟑) = 𝟒𝟓𝟒. 𝟔 𝛍𝐦 𝐊
𝛌𝟐𝐓 = (𝟑. 𝟓)(𝟐𝟐𝟕𝟑) = 𝟕𝟗𝟓𝟓. 𝟓 𝐩𝐦 𝐊
Conclusión
Los intercambiadores de calor son dispositivos que facilitan el intercambio de calor entre dos fluidos
que se encuentran a diferentes temperaturas y evitan al mismo tiempo que se mezclen entre sí. Los
procesos de generación de energía, refrigeración, calefacción, acondicionamiento de aire,
elaboración de alimentos, elaboración de productos químicos, refinación de petróleo, y el
funcionamiento de casi todos los vehículos dependen de diversos tipos de intercambiadores de
calor. En un intercambiador la transferencia de calor suele comprender convección en cada fluido y
conducción a través de la pared que los separa, así los posibles efectos de la radiación se ven
inmersos en los efectos de la convección. La razón de la transferencia de calor entre dos fluidos en
un lugar dado, expuesto a condiciones ambientales como temperatura o humedad relativa, en un
intercambiador de calor sin aislamiento, puede llegar a variar a lo largo de dicho intercambiador,
dado que las condiciones no son constantes.
Por lo general un intercambiador de calor funciona con dos fluidos que fluyen separados por una
pared sólida. En primer lugar, el calor se transfiere del fluido caliente hacia la pared por convección,
después el calor se propaga a través de la pared por conducción y, por último, de la pared hacia el
fluido frío de nuevo por convección. El efecto de la radiación suele incluirse en los coeficientes de
transferencia de calor por convección, aunque no se aprecien directamente.
Para los gases ópticamente finos, la absorción de radiación dentro del gas es muy baja y el
calentamiento se debe fundamentalmente a la transferencia de energía por conducción. Como la
transmisión de calor por radiación no requiere de un contacto directo, como sucede en el caso de
la conducción o la convección; la radiación se puede definir intuitivamente como un fenómeno de
"acción a distancia". En base a esto, un elemento de gas participante que absorbe, emite y dispersa
energía radiante, puede intercambiarla directamente con cualquier otro elemento del gas en el
sistema. Aquí se observa, que desde un punto de vista puramente geométrico, el carácter
tridimensional de la radiación térmica se hace manifiesto, por lo cual el trabajo de cálculo se
complica grandemente. Por lo que muchas veces se opta por agregar el calculo de la radiación en
conjunto con la convección.
En los casos de análisis de los sistemas de conversión de energía que operan a altas temperaturas,
generalmente, requieren la incorporación de los mecanismos combinados de la radiación térmica y
la convección forzada. Cuando la radiación es muy débil o por el contrario muy intensa, un
mecanismo tiende a predominar sobre el otro. Sin embargo; en muchos casos, ambos pueden tener
igual importancia y la interacción de la radiación con la convección forzada debe-considerarse
simultáneamente, con el fin de determinar la transferencia de calor global en el sistema. Las
aplicaciones industriales en donde estos problemas juegan un papel de suma importancia son:
hornos, calderas, reactores nucleares enfriados por gases y generadores MHD.
Bibliografía:
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/8745/Article02.pdf?sequence=1&isAllowed=
y
https://es.scribd.com/document/233825700/Intercambiador-de-Calor-Por-Radiacion-17
https://fenomenosdetransporte.files.wordpress.com/2008/10/transferencia-de-calor-holman.pdf
http://oa.upm.es/6935/1/amd-apuntes-transmision-calor.pdf
http://webserver.dmt.upm.es/~isidoro/bk3/c13/Radiacion%20termica.pdf