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HISTORIA DEL CARNAVAL DE BOLIVIA

El carnaval en Bolivia se vive y se celebra a lo largo de varios días, en cada pueblo


y ciudad se organiza un desfile de grupos que bailan diferentes danzas populares y
folclóricos, llamada "entrada del carnaval", también participan individualmente
personas disfrazadas representando a algún personaje. Además de la entrada, se
realizan otros ritos durante los días del carnaval, como la ch'alla, una libación y
ofrenda a la Pachamama (Madre tierra) en señal de agradecimiento por todos los
favores recibidos, como los productos agrícolas.

Uno de los mayores carnavales de Bolivia es el Carnaval de Oruro, una celebración


religiosa y un proceso cultural de interculturalidad e intangibilidad que rebasa los
2000 años de antigüedad que por medio de la creatividad, la continuidad y la
ritualidad llegó a constituirse en un modelo de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e
Intangible de la Humanidad” (UNESCO) capaz de generar manifestaciones
culturales parecidas en otros espacios geográficos. La fiesta de Ito fue
transformada en ritual cristiano, la Virgen Candelaria (Virgen del Socavón)
celebrada el 2 de febrero, y la tradicional “lama lama” o “Diablada”, se convirtió en
el baile típico, propio y principal de Oruro, Bolivia.3

Otro carnaval importantes en Bolivia es el de Santa Cruz de la Sierra, donde se


destacan principalmente los concursos de diferentes grupos ( murgas infantiles y
adultas, agrupaciones musicales, comparsas y rondallas) además de verbenas y el
gran Corso.

HISTORIA DEL CARNAVAL LA PAZ

Su vida como personaje imaginario o como bailarín disfrazado no ha sido fácil.


Pasó de los desfiles de elegantes carrozas que pasaban por las calles céntricas
con público como espectador desde los balcones y las aceras a los bailes
nocturnos de les elites en los que predominaban figuras de origen europeo. El
pepino nació, precisamente de una de estas figuras, del Pierrot. Éste fue un
personaje de la comedia de arte italiana, muy difundido en toda América Latina
junto con el arlequín. Pero fue el pierrot el que cautivó el interés de los
carnavaleros populares que junto a los participantes económicamente pudientes
danzaban por las calles paceñas. Así vemos en las estupendas fotografías del
maestro Cordero numerosas comparsas de migrantes y artesanos disfrazados de
pierrot hasta inicios de 1930. Sin embargo, gracias a este mismo documento
excepcional que es la fotografía, ya en 1908 aparece el primer pepino en medio de
jóvenes vestidos de marineros. Este dato es fundamental pues comprueba su
origen popular aunque inspirado en una imagen foránea.

ORURO

El carnaval de Oruro se
origina en las ancestrales
invocaciones andinas a la
Pachamama (Madre Tierra),
al Tío Supay (Diablo) de los
paraje mineros y a la Virgen
de la Candelaria.

Su honda espiritualidad y
magnetismo se ha gestado
en cinco grandes períodos.

El primero se extiende
desde la aparición de la
imagen de la Virgen de la
Candelaria en 1789, y su
revelación posterior en una
cueva del cerro “Pié de
Gallo”.

Cuenta la leyenda que en un socavón abandonado de la mina del cerro antes


mencionado, vivía un ratero llamado Anselmo Selarmino (el Nina Nina o Chiru
Chiru) que robaba para repartirlo entre los pobres. En una de sus correrías
nocturnas fue mortalmente herido por un obrero a quien pretendió quitarle el único
tesoro que tenía.

En su agonía fue trasladado por una virginal mujer del pueblo hasta su morada en
el socavón. Al día siguiente, fue enorme la sorpresa de los mineros de la zona que
al hallar el cadáver, se encontraron con la bella imagen de la Virgen de la
Candelaria custodiando la cabecera de la pobre cama del ratero.

En el segundo período, los mineros, ante el descubrimiento de la virgen resuelven


reverenciarla durante tres días al año desde el sábado del carnaval, usando
disfraces a semejanza del diablo al ritmo de una cautivante música. Desde
entonces realizan la Entrada de Cargamentos y Ceras, con ornamentos regionales,
presentes de plata para la Patrona, viandas y bebidas.

En el tercer período, 1900 a 1940, irrumpen las primeras Comparsas o


Fraternidades devotas de la Virgen como tropas de Diablos, Morenos y Tobas para
enfilar hacia la antigua Capilla del Socavón extasiados de Chicha y Alcohol. En ese
tiempo no participaban niños ni mujeres.
En el cuarto período, 1940 a 1980, reavivando prejuicios, empleados del comercio,
la banca, maestros y hasta un militar se unieron al Carnaval y marcaron
innovaciones a los futuros rumbos de la original Entrada. En 1970, el gobierno
declaró a Oruro Capital del Folklore Boliviano, acrecentando la corriente turística.

Comienzan a surgir otros conjuntos y con la incursión resuelta de la juventud y la


mujer en el Carnaval, este comienza a masificarse. En el quinto período, que data
desde la década de los 80 hasta nuestros días, se vive un período de esplendor
con la espectacular presentación de la mujer, el despliegue de trajes y derroche de
belleza juvenil.

HISTORIA DEL CARNAVAL COCHABAMBA

La historia del carnaval en Cochabamba se remonta al periodo colonial. Fueron los


españoles, tomando las tradiciones paganas y medievales, quienes introdujeron
esta fiesta, la cual a lo largo de los siglos recibió también la influencia andina y
popular.

Hacia 1825, la fiesta carnavalera se realizaba en las calles donde las pandillas
danzaban al son de guitarras, flautas y charangos, sendos bailecitos y
zamacuecas.

A fines del siglo XIX el carnaval se reestructuró, cuando los grupos pertenecientes
a la élite criolla organizaron una fiesta a la manera que se estilaba en Europa.

"El Corso de las Flores" ocupó entonces la plaza 14 de Septiembre y durante la


fiesta hombres y mujeres, cada uno por su lado, daban vueltas la plaza, en
carrozas tiradas por caballos mientras les arrojaban pétalos de flores.

Recién muchas décadas después se introduciría los globos de látex. Además del
carnaval en el centro de la ciudad, se realizaban fiestas en las zonas periféricas o
semi urbanas, como Cala Cala y Jaihuayco. Allí el carnaval tenía un contenido
popular. Se libaba con chicha y se danzaban al son de música mestiza y popular.

Durante la primera mitad del siglo XX, existieron pocas innovaciones, salvo la
emergencia de grandes fiestas populares celebradas en los salones del Teatro
Achá o el teatro Rex, donde centenares se congregaban al son de música de
moda, sea tropical, tangos o boleros.

En 1952, se introdujo una innovación. La fiesta de la entrada de carnaval se


trasladó a El Prado.

El carnaval sin embargo languideció, hasta que en 1974, cuando, como iniciativa
de Radio Centro, nació el actual Corso de Corsos, que con el correr del tiempo se
ha convertido en una fiesta intercultural que cobija en su seno distintas danzas,
trajes y participantes que expresan la diversidad de Cochabamba.

POTOSI

Siendo el carnaval alegría


sin igual, esta fiesta sin par
viene de siglos atrás.
Carnestolendas que se las
conoce y practica en la
mayoría
de las naciones del mundo
con serie de bullicios,
regocijos y fiestas
populares.
Es el carnaval donde todo
se soporta: calor, frío,
agua, lluvia, embrujos de
amor, satanismo, apodos,
insultos, carcajadas,
música, baile, máscaras y
todo disfraz.
Tradicionalmente, el carnaval potosino como una herencia o trasplante de las
carnestolendas de España, se lo practica desde el día antes del domingo de
quincuagésima, para continuar en lunes de ciervo, seguir con el martes de
ahogamiento o de challa, agregándose el miércoles de ceniza, luego el jueves de
lardero, viernes de viejo y sábado del entierro al dios Baco, para finalmente estar
en el domingo de tentación.

Otro hecho importante es que el carnaval se constituyó desde tiempos remotos, en


una fiesta con canciones sarcásticas y obscenas. Luego, las máscaras de carnaval,
originalmente tuvieron un otro carácter religioso-pagano como un culto hacia los
muertos, mostrando caretas con diseño de calaveras; recordando que el primer
disfraz de carnestolendas fue un hábito blanco todo enterizo con careta de muerto.
El carnaval fue dedicado por siempre a BACO o Dionisos dios griego del vino y, a
MOMO dios de la burla y el escarnio, contagiando su alegría a unos y otros,
tradición bullanguera que echó raíces en la Villa Imperial de Potosí a partir del año
1660, para un siglo después, todos los españoles asentados en esta ciudad, dieron
rienda suelta al jolgorio de carnestolendas, cuando el Rey Carlos III de España,
otorgó amplia libertad para que todos se divirtieran con música, bailes y beber vino
dulce.
Fue en 1761 cuando Potosí vivió sus mejores fiestas de carnestolendas con grupos
de danzarines representando a cada nación española, así como otros bailarines
criollos, negros, mulatos y nativos con danzas y canciones propias de sus tierras de
origen, sin que en sus coreografías faltasen la mofa o burla

SANTA CRUZ

Refleja el espíritu alegre


del pueblo cruceño.
Comienza un mes antes
con las fiestas
"precarnavaleras" en las
que participan todas las
comparsas juveniles
encabezadas por su Reina.
Una semana antes del
carnaval se lleva a cabo el
minicorso en el cual se
realiza la proclamación de
la soberana anual del
Carnaval .
A partir del atardecer del
sábado y hasta el amanecer del domingo de carnaval tiene lugar el deslumbrante
Corso en el que "saltan" alrededor de 300 comparsas. Las mismas recorren las
calles de la ciudad al ritmo de bandas y "tamborita". En el recorrido el visitante
podrá admirar un marco desbordante de lujo y colorido en hermosas fantasías,
impresionantes carros alegóricos que transportan a las reinas, también percibirá el
intento por rescatar los motivos regionales y el respeto al medio ambiente.
El espectáculo adquiere su máxima fastuosidad cuando ingresa la reina del
carnaval cruceño con toda su corte constituida por los integrantes de la comparsa
coronadora.
En estas fiestas la mujer es la principal protagonista pues, al estar completamente
disfrazada, hace de las suyas escogiendo pareja, coqueteando e invitando a bailar
a los varones que asisten a dichas fiestas. El público podrá apreciar que la entrada
de los grupos está dividida en tres bloques folklóricos: regional, nacional e
internacional.
También participan de esta fiesta conjuntos típicos, entre los que destacan los de la
Chiquitanía que entran acompañados de tamboristas al son de chovenas (ritmo
oriental).
El frenesí continua el domingo, lunes y martes , días en que la población baila y se
divierte en las calles céntricas de la ciudad jugando con agua, pintura y espumas,
viviendo momentos de total alegría.

HISTORIA DEL CARNAVAL DE CHUQUISACA

El "Carnaval grande de Sucre" tuvo una época de oro. Los mejores años fueron los
comprendidos entre 1920 y 1950. Era una manifestación de los distintos estratos
sociales los que, a través de corsos, entradas, juegos con mixturas de papel
picado, con agua, cascarones de agua perfumada y carros alegóricos, celebraban
alegremente por las calles de la colonial Sucre, acompañados de música
tradicional.
En algunas casas, las señoras y jovencitas esperaban a los varones bailarines con
emparedados de palta con locoto, picantes de pollo y lengua y rica chicha
chuquisaqueña. Estas costumbres han perdido terreno.
La Alcaldía de Sucre ha
iniciado una campaña de
rescate de este
acontecimiento popular,
aunque se han notado
elementos extraños,
sobre todo, en la entrada
del día domingo de
carnaval. La actitud es
digna de reconocimiento,
pero se deberá trabajar
más sobre todo en el
aspecto coreográfico y
musical de las
expresiones populares y
folklóricas de las diez
provincias del Departamento de Chuquisaca.

Jueves de compadres y comadres.- La proximidad de las carnestolendas se


anuncia el "jueves de compadres", dos jueves antes del domingo de carnaval,
seguida del "jueves de comadres", un jueves antes. Son características de ambos
días las tortas, arreglos florales, frutales y consumo de vino y chicha.

Martes de Challa.- En honor a la Pachamama, se toma la bebida típica: chicha culli


y se comen golosinas, confites de maní, nuez, almendras de color blanco y rosado.

Miércoles de Ceniza.- Las comparsas de origen campesino, es decir las pandillas,


se dirigen bailando hacia la zona de El Tejar, donde antiguamente se reunían y se
iniciaba una guerra de papangos (fruto verde de la planta de papa).

Jueves de Surapata.- Este día, las pandillas se dirigen al Morro de Surapata, donde
al son de salaques, bailecitos y cuecas, despiden el carnaval.

Carnaval de Yotala.- Desde hace aproximadamente cinco años, en la localidad de


Yotala, 15 kilómetros de Sucre, se realiza la despedida del carnaval en Chuquisaca
con una entrada de comparsas, pandillas y rondas por las principales calles de la
localidad.

HISTORIA DEL CARNAVAL DE TARIJA

El carnaval tarijeño, al
igual que los carnavales
que se celebran en Bolivia,
tiene su origen en otras en
otras regiones del mundo,
es decir que es una
costumbre, hecha tradición
de acuerdo con su
significación relacionada
con las fiestas religiosas
del mundo cristiano
occidental, ya que tiene
una fecha variable, según las celebraciones de la Semana Santa.

En Tarija no se tiene una fecha exacta de su organización como tal; sin embargo,
se tienen referencias de que podría ser a principios del siglo XX

Es baile, a través de la rueda chapaca, donde todos comparten la danza,


enlazados de la mano al ritmo de tonadas carnavaleras típicas de la región. Es
copla, una manera musical de conquista o de rechazo a quienes expresan sus
sentimientos, ya sea a la pareja amada o al rival de turno, siempre en tono jocoso
típico de la picaresca del tarijeño.

HISTORIA DEL CARNAVAL DE BENI

El carnaval en la ciudad de Trinidad es


celebrado con la alegría propia de los
pueblos moxeños. El domingo se realiza la
entrada de las comparsas, donde puede
verse disfrazados con motivos nativos y
criollos, siempre evocativos de la naturaleza
del llano.
El mismo día los trinitarios acostumbran
jugar con agua, harina coloreada con tintas,
serpentinas, papel picado y talco perfumado.

La costumbre de "enterrar" el Carnaval, en


Trinidad se efectúa -según nos refiere
Miguel Domingo Saucedo-, el miércoles por
la tarde. El centro de la despedida es la
plaza Ballivián, donde hasta 1932, una persona solía disfrazarse de negro,
portando un gran muñeco que representaba el Carnaval difunto. Las comparsas
seguían al disfrazado hasta las cercanías del cementerio, donde el muñeco era
enterrado. Este desfile se efectuaba al son de una melodía fúnebre llamada
Atatango.

En el área rural del Beni, el Carnaval se celebra en el rancho, a donde llegan las
gentes en carretón adornado también con flores, a caballo, o en bueyes también
enflorados. Luego, pasados los bailes y libaciones, la caravana visita otros ranchos.

En cada sitio la comitiva se engrosa con el paso de los días: el carnaval llega a
todas partes. Acompañan esta peregrinación, numerosas bombillas y orquestas.

Las bombillas están formadas por una caja, un bombo y una flauta; las orquestas
por mandolinas, guitarras, y flautas, violines, concertinas y acordeones. Se baila
carnavalitos, machicas, zambas y taquiraris.
HISTORIA DEL CARNAVAL DE PANDO

Las demostraciones
de alegría
probablemente son las
más expresivas
mientras mejor
resuman las
manifestaciones de
diversos grupos
humanos. Y eso es lo
que pasa en la región
amazónica, en el norte
de Bolivia.

El carnaval se ha constituido en la oportunidad más apropiada para recordar las


raíces de los numerosos grupos que llegaron aquí desde diversas partes del
mundo: del lejano oriente, del oriente medio, de Europa, los afro-portugueses, los
altiplánicos bolivianos y naturalmente los dueños de casa: araonas, pacahuaras,
chácobos, esse ejjas, yaminahuas y otros.

En la década del 40, cuando los precios de la goma colocaron a esta región entre
las más codiciadas del mundo, los carnavales hasta adoptaron el color de las
alcurnias y nobleza hasta adoptaron el color de las alcurnias hasta adoptaron el
color de las alcurnias y nobleza, en medio de trajes italianos o ingleses y bebidas
francesas y en embarcaciones lujosas que llegaban a lo que fue el Puerto de Bahía
(Cobija).

Las guitarras, mandolinas, panderetas y otros instrumentos han sido reemplazados


poco a poco por las cajas electrónicas que, hasta hace diez años habían impuesto
aquí sólo el ritmo de la samba brasileña.

A finales de la década del 70 y particularmente en los años 80, el carnaval


amazónico fue "bolivianizándose" cada vez más, y terminó el predominio de la
samba para dar lugar al carnavalito, al taquirari, a la kullawada y, últimamente, a la
alegre saya.

La irrupción de radioemisoras terminó no sólo con la marcada influencia del idioma


portugués, sino que impuso nuevos hábitos hacia la música y el baile.

Las dos últimas "entradas de carnaval" son en el mejor ejemplo de la característica


cosmopolita de Cobija: comparsas imitadoras de la "escolas do samba", saltarines
pachangueros de los ritmos tropicales y los seguidores del carnaval oriental, el
taquirari y la saya.

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