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80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos PDF
80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos PDF
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contextualización al habla de las distintas culturas, cortes, agregados de palabras, improvisaciones,
modificaciones de escenas o de personajes, etc, forman parte del dinámico trabajo de puesta en
escena en el teatro actual por parte de directores y actores, pero no da pie en ningún caso a
entender el espectáculo como “versión””adaptación” de este original. Las adaptaciones serán
permitadas cuando se trate de un género a otro (teatro a cine, por ejemplo) pero siempre bajo la
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“Olvidamos la culpa
cuando la confesamos a otro.
El que no olvida es este otro”
Friedrich Nietzsche
"...Baseball es la
suma total de
nuestra vida
histórica"
Walt Whitman
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 3
«80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos» fue estrenada el 18 de enero del 2002 por la
Compañía Nacional de Teatro en la Sala Ana Julia Rojas. Participó ese mismo año en el
Festival Internacional de Teatro de Caracas. También en el 2002 , la traducción al inglés
(80 Teeth, 4 feet and 200 pounds) fue incluida en el programa New Works Now del
Public Theater de Nueva York, bajo la dirección de Taloc Rivas.
Fue estrenada por el autor el 4 de abril del 2008 por el grupo Textoteatro en la Sala
Principal del Teatro San Martín de Caracas, bajo la dirección de Luis Domingo González,
y contó con el siguiente elenco:
CAPÍTULO PRIMERO
«80 dientes»
Personajes:
ÁNGEL: 15 años
CÁNDIDO: 15 años
CACHITO: 15 años
HOMBRE / OBRERO / GUARDIA / PADRE
MUJER / MESONERA / MADRE
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 5
1
Letrero: «1975, 4:30 pm»
En escena, Ángel.
Todo oscuro a su alrededor.
ÁNGEL: El béisbol es una patria maravillosa que tiene de personal y solitaria lo mismo de
colectiva y nacional. Eso, el béisbol, nuestra ilusión. Esa fábrica de leyendas.
CÁNDIDO: Pero eso no es lo importante, Ángel. Ella está bien ahí donde está. Lo más
importante es que te necesitamos para que la lleves a tu casa y la metas en su cama y así
no sospechen.
ÁNGEL: ¿Yo solo?
CÁNDIDO: Se vería loco si la llevamos todos.
ÁNGEL: ¿Ahora?
CÁNDIDO: Cuando tú quieras. Tú mandas.
ÁNGEL: No podemos llevarla ahora porque mamá está en casa y nos vería. (A Cacho) ¿Tú
acabaste?
CACHO: ¿Acabar?
CÁNDIDO: Este ni siquiera sabe lo que es eso.
ÁNGEL: ¿Se pusieron condón?
CÁNDIDO: No me funciona con condón.
CACHO: A mí tampoco.
ÁNGEL: Tú cállate que nunca habías hecho nada.
CACHO: ¿Y la profesora de Castellano? ¿No cuenta?
CÁNDIDO: Pero esa te tira a ti.
CACHO: Igual quiere que use condón, pero yo no puedo.
CÁNDIDO: ¿Imaginas si embarazas a la profe de Castellano?
CACHO: Me pasa con la mejor nota.
ÁNGEL: Este analfabeta ignorante iletrado y bruto y resulta que es el mejor en Castellano.
CÁNDIDO: Por rata.
ÁNGEL: Eso no vale...
CACHO: No debería valer, pero vale.
CÁNDIDO: ¿Viste ayer el experimento de Cacho?
CACHO: Abrí una cucaracha y le saqué una tripa.
ÁNGEL: ¡Agggg!
CÁNDIDO: Y se la puso a la García en la Pepsicola.
ÁNGEL: No me digas.
CÁNDIDO: Y la tonta, glup glup glup.
TODOS: ¡¡¡Aggg!!!
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 9
CÁNDIDO: Y este hijo de puta dice: «La Pepsicola sin gas siempre sabe a cucaracha». Y
todos nos reímos y la susodicha se dio cuenta. Y comenzó a llorar…
(Juegan)
CÁNDIDO: ¡¡¡Dale... lánzala... lánzala, mariquito, que te la voy a meter por la boca...
vente... lánzala... lánzala...!!!
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 10
(Ángel se queda pensativo. Está a punto de tomar una decisión. Pero de nuevo, ve a sus
amigos)
(Entonces lanza)
(Oscuro)
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2
Letrero: «7:01 pm»
ÁNGEL: El profesor de Educación Física dijo que yo tenía potencial para jugar en
profesional.
CACHO: Eso se lo dice a todos.
ÁNGEL: ¿A ti te lo dijeron?
CACHO: Yo no pierdo el tiempo jugando todos los días.
CÁNDIDO: Cachito pierde el tiempo haciendo otras cosas.
ÁNGEL: ¿Dónde estaré en 1986, ah? ¡Jugando la Serie Mundial, seguramente!
CACHO: Por cierto, ¿a qué hora comienza el juego?
ÁNGEL: (A lo locutor) Cincinatti-Boston. Séptimo juego de la Serie Mundial. Nueve de la
noche.
CÁNDIDO: Pero el concierto también es a las nueve. Primero y último de los Bee Gees en
Caracas.
CACHO: Hay que ponerlo en una balanza objetiva. Serie Mundial o único concierto de
Bee Gees. Objetiva. (Pausa) Único y último probablemente en la historia. Objetiva.
(Pausa) Okay. Votación. Yo voy por los Bee Gees.
CÁNDIDO: Bee Gees.
ÁNGEL: ¿Quién nos va a llevar?
CACHO: Cándido sacó el carro del papá.
ÁNGEL: Esa chatarra.
CÁNDIDO: ¿Prefieres ir caminado?
CACHO: (A lo locutor) ¡Los Bee Gees: Barry, Robin and Maurice Gibb!
ÁNGEL: ¿Viste lo que dijeron de Barry y los menores de edad?
CACHO: ¿Qué?
ÁNGEL: Que violó a un menor.
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 12
(Cacho y Cándido salen contentos. Ángel va a salir también pero de pronto se detiene. Se
ilumina entonces el lugar donde está Mary Carmen, envuelta en una manta. Luego de
una pausa)
(Pareciera que va a ver al lugar donde está su hermana. Sin embargo, se revisa los
bolsillos. Se toca con confianza)
Estoy completo.
(Grita)
¡Espérenme!
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Puerta del estadio. Un guardia de seguridad oye el juego por la radio. Trata de comerse
una hamburguesa pero la historia de Cándido lo tiene embobado. Ángel y Cacho a un
lado.
CÁNDIDO: La vecina ata a su hijo a una silla, rodeado de velas negras y de trece puñales
afilados. Entonces, el niño suplica a su madre.
CACHO: (En niño) «!No me mates, mamá, no me mates…!»
CÁNDIDO: Pero su mamá le grita: «¡Satanás, eres el hijo de Satanás, y te voy a
crucificar!»
ÁNGEL: ¿Cómo va el juego?
GUARDIA: (A Ángel) Cállate. (A Cándido) Sigue con la historia.
ÁNGEL: Cincinatti va a ganar.
CÁNDIDO: Entonces la madre pide sangre y entra en trance. De un cofre dorado saca una
daga de madera de quince centímetros y la pone a dorar al fuego. (Alto, en madre)
«¡¡¡Eeeeressss un vampiroooooooo!!!»
(Salen de escena. Cándido se queda allí, viendo como la puerta del estadio ha quedado
sola)
Bar. Música de bar de los 70. En una mesa, Cacho y Ángel. Beben.
CACHO: Soñé que te mueres de bala, ajusticiado en un hotel. Dos tipos entran y te meten
un balazo en la cabeza.
ÁNGEL: ¿Por qué?
CACHO: No sé. Porque engañaste a mucha gente. ¿Crees que tu hermana ya se despertó?
ÁNGEL: Quizás está viendo el juego Cincinnati-Boston.
CACHO: Quizás está en una fiesta.
ÁNGEL: Quizás está llorando y contándole todo a mamá.
CACHO: Entonces, Cándido está jodido.
ÁNGEL: Y tú.
CACHO: Ella no sabe que yo estaba. (Sin pausa) Y Cándido oyendo sus Bee Gees gratis.
¿Él sabe que estamos aquí?
ÁNGEL: Quedamos en vernos después del concierto.
CACHO: Qué envidia me da el tipo.
ÁNGEL: Dicen que las letras de los Bee Gees tienen información subliminal.
CACHO: ¿Qué coño es eso?
ÁNGEL: Bueno, que cuando dice, por ejemplo, «salven a los niños», realmente está
diciendo «cójanse a los niños, viólenlos o jódanlos».
CACHO: Yo nunca he oído que lo diga.
ÁNGEL: Por eso es subliminal, para que nadie lo entienda, pero que la información llegue.
CACHO: O sea, como los silbatos para los perros, que solo los pueden oír ellos, es decir,
es como si no lo oyes pero tu cerebro lo registra. Como un zombi.
ÁNGEL: Como un zombi de la naturaleza humana.
CACHO: (se abrazan y gritan) ¡Zombi de la naturaleza humana!
ÁNGEL: Dime una cosa, ¿es más fácil tirarlas despiertas o dormidas?
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 19
CACHO: A mí me parece que dormidas. Porque hay menos presión para uno. No hay que
preocuparse por nada. ¿Quieres que te consiga Ropinol?
ÁNGEL: No, eso para mí no significa nada. La verdad, prefiero el béisbol. A mí lo que me
gusta es pensar en, por ejemplo, ¿dónde voy a estar en 1988 o en 1989 o imagínate,
1998?
CACHO: Coño, eso es muy lejos. Nunca llegaremos allá.
ÁNGEL: Yo sí voy a llegar. Y si esos tipos que tú dices me van a matar en una vieja
habitación de hotel porque engañé a mucha gente, seguro que será porque amaba el
béisbol.
MESONERA: Si quieren estar aquí tienen que consumir. Llevan casi dos horas y no han
hecho sino hablar. El dueño me ha dicho que si no consumen tienen que irse. Además, ya
bastante hicimos con dejarlos entrar.
ÁNGEL: Somos mayores de edad.
MESONERA: Y yo soy Bambi. ¡Tienen que consumir!
ÁNGEL: ¿Qué consumimos?
MESONERA: Atrás hay un cuarto.
CACHO: ¿Y qué hace uno en el cuarto?
MESONERA: Dejar que te pase cualquier cosa.
CACHO: No me meto en eso.
MESONERA: Pueden irse conmigo. Si tienen dinero, yo les hago cosas.
ÁNGEL: ¿Te irías con los dos?
MESONERA: Hasta con cinco si me pagan bien.
ÁNGEL: Ropinol tiene sus días contados.
CACHO: Los dos somos mucho para ti.
MESONERA: Para ver las manos.
(Cacho le muestra las manos. La mesonera se las ve. Le coloca dos dedos juntos)
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 20
¿Así lo tienes, verdad? ¿Ese es el grueso de lo que tienes entre las piernas?
(Ángel hace lo mismo. Se decepciona por las dimensiones de sus dos dedos juntos)
(Ambos niegan con la cabeza. La mesonera, molesta, sale. Ángel y Cacho hacen la
prueba de los dedos sin que el otro mire. Pero de pronto descubren a Cándido, saliendo
del cuarto oscuro. Viéndolos, asombrado)
(El Obrero carga con la bolsa de basura. Parece una bolsa que contiene un cuerpo. No
lo podemos distinguir)
OBRERO: Yo con esta parada termino mi trabajo. Bueno, muchachos, es mejor que se
vayan a dormir.
CÁNDIDO: Hasta mañana.
CACHO: Adiós.
OBRERO: (Saliendo, grita) ¡Paren el camión, que ya voy! La gente no deja de lanzar
basura bajo el puente. Con lo que cuesta sacar las cosas de ahí. ¡Qué noche tan fría!
ÁNGEL: Oigo una voz, en sordo, como los silbatos de los perros que solo ellos pueden oír.
Oigo una voz en silencio, como en subliminal. Una voz de niña que me dice: «corre
Ángel, corre y no te detengas. No dejes que te alcancen. Salta el puente. No mires hacia
atrás». «Corre, que tienes que llegar muy rápido, llegar muy rápido para que no puedas
llegar nunca». Buenas noches, Cacho.
CACHO: Que sueñes con los angelitos del cielo.
(Música)
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(En el centro del escenario, Ángel se levanta del sueño. A su lado, el padre)
CÁNDIDO: Entonces llegó la policía. Preguntó. Y como en la tele, los miré directamente a
los ojos y les dije: «Yo no me acuerdo».
CACHO: Yo no me acuerdo.
ÁNGEL: ¿Y ya?
CÁNDIDO: Y ya.
ÁNGEL: «Yo no me acuerdo».
CACHO: Qué bien .«Yo no me acuerdo».
CÁNDIDO: Exacto.
CACHO: Y entonces, ¿qué te dijeron?
CÁNDIDO: Nada, me dejaron salir del concierto.
CACHO: Entonces no oíste casi nada.
CÁNDIDO: Los Bee Gees tocaron solamente tres canciones. Luego suspendieron.
ÁNGEL: ¡Qué hijos de puta!
CÁNDIDO: Me provocó pedirles que me devolvieran mi dinero.
CACHO: Pero entraste sin pagar.
CÁNDIDO: Eso fue lo que más me molestó.
CACHO: ¡Cómo me hubiera gustado estar ahí!
ÁNGEL: ¿Y encontraron al que lanzó la botella?
CÁNDIDO: No lo sé.
ÁNGEL: ¿Pero fuiste tú?
CÁNDIDO: Te voy a responder con las tres mejores palabras del idioma español: Yo no
me acuerdo.
CACHO: Esas son cuatro palabras.
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 27
ÁNGEL: ¿Tú sabes lo que más me duele de todo eso? Que finalmente no vimos el juego.
CACHO: Ganó Cincinnati.
ÁNGEL: Sí, ganó Cincinnati. Y papá dice que nunca olvidaremos esta serie mundial y que
será eterna y todo lo demás.
CÁNDIDO: Ángel, la policía preguntó por tu hermana.
ÁNGEL: ¿Te preguntaron por Mary Carmen? Y tú, ¿qué dijiste?
CÁNDIDO: La verdad.
CACHO: La verdad.
ÁNGEL: ¿Dijiste la verdad?
CÁNDIDO: Claro. Que no la había visto.
CACHO: Eso es. Yo tampoco.
CÁNDIDO: Quizás huyó con un novio.
CACHO: Quizás consiguió el amor de su vida y vive en un país lejano.
ÁNGEL: Quizás oigamos de ella en la tele.
CÁNDIDO: Eso. O en el cine.
CACHO: Como sea. Vente, vamos a jugar.
CÁNDIDO: Okay. Ángel lanza y yo al bate.
(Se preparan a jugar. Señalan las bases improvisadas. De pronto, Cacho se le queda
viendo a Ángel)
CACHO: Ángel, antes de empezar a jugar… Dime una cosa. (Pausa, como si fuera a
hacer la pregunta más importante de su vida. Se ilumina entonces el lugar donde está
Mary Carmen, envuelta en una manta) ¿Los vampiros ponen huevos?
ÁNGEL: ¿Ah?
CACHO: ¿Los vampiros ponen huevos?
ÁNGEL: Si, yo creo que sí.
CAPÍTULO SEGUNDO
«De tipo peligroso»
Personajes:
ÁNGEL, 25 años/27 años/29 años
CÁNDIDO, 25 años
CACHITO, 25 años/29 años
FOSSA, 50 años
MARÍA, 25 años
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Letrero: «1985»
CÁNDIDO: (A María, que se hace la que no oye) ¡Conozco a este tipo desde que tenía
doce años...!
CACHO: (Ríe) ¡En mi vecindario en Suramérica! ¡Y después de diez años venimos a
encontrarnos en Nueva York, nada menos!
CÁNDIDO: ¡Horas en la calle, de noche, hablando, sin hacer nada!
ÁNGEL: Jugábamos béisbol.
CACHO: Eso, béisbol.
CÁNDIDO: ¡La pasábamos como nunca!
CACHO: ¿Recuerdas la Serie Mundial de Cincinnati y Boston?
CÁNDIDO: Al final salí con pintura y escribí «Cincinnati».
ÁNGEL: ¿Escribiste Cincinnati?
CÁNDIDO: ¿No recuerdas? Salí emocionado y escribí bien grande: «Cincinnati campeón».
ÁNGEL: Siempre pensé que ese había sido yo.
CÁNDIDO: ¿Tú? Eras incapaz.
CACHO: Totalmente incapaz...
(María deja de bailar. Mira a Ángel. Luego, otro cliente le muestra un billete. Sale a
bailarle)
(Le contestan)
CÁNDIDO: «Bien decido» ha dicho el hijo de puta. Se dice «bien dicho». (A Ángel) Estos
centroamericanos nos están jodiendo el idioma, mi hermano.
ÁNGEL: Tengo que aprenderlo en seis meses.
CACHO: Deja que les llegues a la Serie Mundial.
CÁNDIDO: Con una Final en Doble A.
ÁNGEL: Clase A...
CÁNDIDO: ¿En qué pueblo fue la final?
ÁNGEL: Tucson, Arizona.
CÁNDIDO: Arizona. Si jugaste en Arizona, que no la conocen ni los Arizonenses,
entonces ahora que juegas en Nueva York te van a conocer hasta en Japón, que por cierto
oí que pagan bien allá.
ÁNGEL: Ya tengo casi listo un contrato millonario.
CACHO: ¡Y Grandes Ligas!
ÁNGEL: Jugaré profesional por unos diez años. Mínimo.
CÁNDIDO: Eso es talento, mi hermano. Este país lo da todo. Hoy, nosotros hablando aquí
en esta ciudad de sonámbulos y sirenas, 1985 y en tres años, en este mismo bar, ¡tendré
que verte por televisión!
CACHO: ¡Es que eras el mejor jugador de la ciudad!
ÁNGEL: Tú también jugabas bien.
CACHO: Pues si me hubiera dedicado al baseball quizás no habría tenido que cargar con
una de estas...
ÁNGEL: Mírenla, mírenla... Esas son las mujeres que me gustan. Las que se te acercan.
CACHO: A mí nunca se me arriman.
CÁNDIDO: (Levantándose) Es que eres feo, aunque horrible. Voy a mear.
CACHO: Feo tu madre.
(Ríen)
MARÍA: ¿Entonces?
ÁNGEL: No me alcanza.
MARÍA: Qué lastima. (A Cacho) ¿Y tú?
CACHO: A mí tampoco.
(Regresa Cándido)
ÁNGEL: Dios mío, creo que es la mujer más bella que he visto en mi vida.
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 35
CÁNDIDO: Así comienzan todas. Siendo las más bellas que viste. Bellas y enigmáticas.
Pero piensa que en cinco años ya no será así.
ÁNGEL: Ella se verá siempre como la mujer más hermosa del mundo. ¿Han venido antes
a este lugar?
CÁNDIDO: Todos los viernes.
ÁNGEL: ¿Y la habías visto?
CÁNDIDO: Siempre está aquí.
ÁNGEL: Se ve espectacular.
CÁNDIDO: De noche y borracho todas las gatas son pardas.
ÁNGEL: ¿Te sabes el nombre?
CÁNDIDO: Se llama María y seguro que es cubana.
ÁNGEL: Parece gringa.
CÁNDIDO: ¿Gringa?
CACHO: No, Rusa. Con ese pelo afro y es color niche.
CÁNDIDO: Te apuesto cien dólares a que es cubana. (Hace señas a Cacho para irse) Te
dejamos, Ángel. (Se levanta, lo abraza y lo besa. Muy mafioso) Nos tenemos que ir.
Tenemos tareas que emprender en esta aburrida noche.
CACHO: Gente a quien hay que leerles los mandamientos.
ÁNGEL: ¿Leer los mandamientos? ¿Van a golpear a alguien?
CÁNDIDO: ¿Golpear? (Ríe) Deja de ver televisión.
CACHO: Cuídate. (Le da una tarjeta) Toma, por si acaso. Uno no sabe. De pronto te va
mal, de pronto te cansas, de pronto hacen una jugada y tienes que salirte del juego y
buscar otra cosa.
ÁNGEL: Ya sabes que para mí no hay otra cosa.
CÁNDIDO: Okay, para ti no hay otra cosa, pero quizás, para las otras cosas, estás tú.
(Cuando van a salir, el mismo obrero del capítulo uno se acerca a Cándido. Se lo lleva a
un lado. Hablan. Oímos un ruido terrible, como el de un monstruo que jadea. Salen.
Queda en escena Ángel y María)
ÁNGEL: Dios mío... dios mío...Creo que tengo mucho, pero mucho miedo.
(Le sigue bailando. Ángel se excita y se masturba. María ríe y se desnuda completo.
Música alto)
Oscuro.
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Letrero: «1987»
FOSSA: Seré sincero. Te sabes la rutina. Eso no lo tienes que aprender. Tienes buen
guante, nadie lo ha puesto en duda. Pero eso no basta. Allí tienes al dominicano. Más
malo que un colador, pero con bate 345. Subió a Cincinnati con 20 años. Rookie del año,
Juego de las Estrellas.
ÁNGEL: Bate.
FOSSA: Bate.
las bolas.
MARÍA: Tiene razón, Ángel, te sudan.
ÁNGEL: Vete a la mierda, Fossa. Todo lo que dicen de ti es verdad. Vete a la mierda.
FOSSA: (Saliendo) Pues adiós. Me residenciaré en una cagada bien voluminosa. Espero
no verte por allá.
MARÍA: Señor Fossa, espere. Usted no sabe por lo que está pasando. No quiere regresar a
su país y no hace sino soñar con la Final Triple A que jugó alguna vez. Necesita el
trabajo.
FOSSA: (A María) ¿Usted sabe cuánto ha bateado desde que dejó la final clase A, no
triple, sino clase A?
MARÍA: No lo diga muy alto. Le gusta pensar que yo creo que fue en triple A.
FOSSA: ¿Sabe cuánto ha bateado?
MARÍA: 225.
FOSSA: Usted sabe que no.
MARÍA: 125, se me enreda.
FOSSA: 125 no es promedio.
MARÍA: Ha mejorado.
FOSSA: ¿Cuánto con Novatos?
MARÍA: No sabía que había estado en Novatos.
FOSSA: Toda la vida en Novatos. Bateó: 160.
MARÍA: (Molesta) ¡Novatos! ¡nunca me dijo! Y pensar que mis amigas me envidian.
«Los jugadores hacen dinero. Qué suerte, te ligaste un jugador... Te va a dar una casa,
una mansión y un yate y viajes y todo el dinero del mundo...»
FOSSA: (Saliendo) Así es. Pero no con 125 de promedio.
(María mira a Ángel, impotente. Ángel se adelanta y toma a Fossa por el brazo. Fossa se
resiste y le pega. Lo tumba. Ángel se levanta de nuevo y se va a un lado con Fossa. Sin
que oiga María)
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ÁNGEL: He buscado trabajo, Fossa. En una pizzería. Cargo sacos y soy el encadenado
privado de la dueña de dientes amarillos y piernas gordas. Eso soy y nada más: un latino
envejecido que le hace el favor a su vieja jefa de acostarse con ella a cambio de dos días
libres.
(Como su jefa) «Señor Ángel ¿sería usted tan amable y gentil de cargar diez sacos harina
en tres minutos?» ¡DIEZ SACOS DE HARINA, mi amigo! ¿Crees que me queda vida
para el béisbol después de DIEZ SACOS DE HARINA PRECOCIDA?
(Ve a María) Ella no lo sabe. Ella no se ha enterado de lo que hago mientras el baseball
aparece en mi verde vida. Porque cuando lo sepa, entonces se me pierde. Y en estos
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 41
momentos es la única con trabajo fijo. Es la única que paga las cuentas, la única a la que
le causo lástima, la única que me ayuda.
FOSSA: (Mirando a María) ¿Y por qué no te casas?
ÁNGEL: ¿Casar?... Fossa, ¿tú no has oído nada de lo que te estoy contando?
FOSSA: Claro que te oí. Por eso mismo. Ella es legal ¿no? Muy bien. Legal tienes otras
oportunidades. Podrías dedicarte a otra cosa, sacarle provecho al sistema. Eres legal. Y
siendo legal, te puedo dar algo.
ÁNGEL: Solo quiero hacer béisbol.
FOSSA: ¿Ella quiere o no quiere casarse? Porque todas quieren.
ÁNGEL: Creo que sí. Su madre me odia.
FOSSA: ¿Le has dicho que los jugadores hacen dinero, que compran mansiones, que
gastan en lujos?
ÁNGEL: Eso el único que me queda. El cuento.
FOSSA: Bueno, si la vieja jode… Puedes embarazar a la hija.
ÁNGEL: ¿Embarazar?
FOSSA: Embarázala. Para obligarla. A ella y a la vieja. Que se sienta... ya sabes...
ÁNGEL: Obligada.
FOSSA: Obligada, eso. Se lo notificas al Gerente General. Le va a gustar. Organiza una
fiesta de boda. Que sepan que la niña es ciudadana y que ya tú lo eres. Invita a los amigos
y al dueño. No van a ir, pero les gustará saber que andas casado. Eso inspira confianza.
ÁNGEL: Lo que sea, lo que sea...
FOSSA: Bueno, vamos a hacer una cosa. Primero, devuelve las manzanas al hotel.
ÁNGEL: Hecho.
FOSSA: Dos: si eres legal, te puedo ofrecer... ¡jugador de reemplazo!
ÁNGEL: (Decepcionado) Reemplazo.
FOSSA: Se te pagará como tal.
ÁNGEL: Coño, Fossa. No entiendo. Pensé que decías jugar.
FOSSA: En un equipo de reemplazo. Hay una huelga en ciernes y los equipos quieren
jugadores de reemplazo para joder al sindicato. Eso te puedo ofrecer.
ÁNGEL: (Decepcionado) ¡Reemplazo!¡Dios mío!
FOSSA: Eso es. Dios. De eso se trata. Esa es tu oferta de Dios. Ser legal y jugar como
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jugador de reemplazo.
ÁNGEL: ¿Ya sabes lo que piensan los verdaderos jugadores de los reemplazos?
FOSSA: Que son mierda.
ÁNGEL: (alejándose) Eso. Mierda. Porque mientras están en su huelga maldita tratando
de obtener dinero escandaloso, uno juega para que los dueños les puedan joder su huelga.
(regresa) ¿Crees que si lo hago bien como reemplazo tenga oportunidad luego de volver?
Como jugador normal. Con mi orgullo.
FOSSA: Quizás. No lo sé. No lo creo, sinceramente. Pero es aquí donde uno tiene que
tomar una decisión: en beneficio del equipo o en beneficio mío.
ÁNGEL: En beneficio de equipo.
FOSSA: No seas imbécil. Uno trabaja en beneficio del equipo cuando tiene potencial. Pero
cuando uno es un viejo como yo o un peloterito como tú, vas en beneficio de tuyo.
ÁNGEL: Reemplazo. ¡Qué humillación!
FOSSA: Humillación, no. Es la vida. Vivir es humillarse. Eso es todos los días, de eso
están hechas las horas. Tragarse las palabras, bajar la cabeza, olerle los peos a las
personas que más detestas. Eso es vivir. Bajarse los pantalones. Dejarse. No chistar.
Como al puertorriqueño. ¿ Sabías que lo regresaron?
ÁNGEL: ¿A García?
FOSSA: Lo devolvieron y corrieron la voz. Nadie lo va a contratar. Ni de reemplazo.
ÁNGEL: ¿Por qué?
FOSSA: Por gay. Lo vieron en el baño con Scottenson.
ÁNGEL: ¿Scottenson? ¿Y no le hicieron nada a él?
FOSSA: Él no es gay. Solo le estaba dando por detrás, así que el maricón es García.
Además, Socttenson es casado, con niños y eso. Batea sobre 300. Es catcher...
ÁNGEL: Y es gringo.
FOSSA: ¿Es gringo? (Ríe) Eso no tiene nada que ver. Mira, muchacho, yo llegué a esta
tierra hace veinte años. Como tú. Prospecto, buen brazo, bateo regular. Buen short. Me
mandaron a Tusón. Jugué con todos y contra todos. De pronto, un día, comienzo a batear
bien. Llegué sobre 300. Y tenía 22 años. Pero no me cambiaban ni me ascendían ni nada.
«¿Por qué? », pregunté.
«Tienes que madurar», me dijeron .Y me lo creí.
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Pero a los niñitos americanos, con menos experiencia y bateo que yo, los subían. Hasta
los negros subían. Doble A, triple A y el Show.
¿Y yo? Pasaban las temporadas y me hice viejo. Y nunca pude subir. Entonces, me dieron
esto. Formar.
Y ahora, jugadores de reemplazo.
Y lo acepto.
Ahora; ¿Sabes por qué lo hacen? ¿Sabes por qué te dejan enterrado aquí? ¿Por latino?
Eso pensé: «Por latino, me discriminan y tal por latino, racistas... bla, bla, bla...»
Pero no es verdad. No es por latino. Eso es lo que uno no quiere creer, para justificar la
situación.
La verdad es que te dejan porque necesitan gente que se acostumbre a estar aquí. Negros,
latinos, blancos. Especialmente blancos. He visto blancos sajones, rubios ojitos azules,
doblegados en Clase A, clavados en Novatos, chupando medias para ser reemplazos. Y
uno entonces, se pregunta calladito:
«Si a estos, que son de aquí, los mantienen en la mierda , ¿yo qué?»
¿Ves? No es la maldita raza. Eso sirve para consolarse y para el cine. La respuesta es
simple y es esta:
Los mediocres hacemos falta. Y nos dejan para que nos acostumbremos. Porque,
sencillamente, no hay cupo para todos.
Eso es. No podemos estar todos arriba.
Y hace falta más gente abajo.
Así que nos dejan. Como a mí.
Me toca estar aquí.
Esa es la verdadera respuesta. Hacemos falta abajo porque los mediocres somos
importantes. Los mediocres hacemos el camino de los demás. ¿Ves?
(Saliendo)
MARÍA: ¿Entonces?
ÁNGEL: Llama a tu mamá y dile que nos vamos a casar.
MARÍA: ¡Me estas pidiendo matrimonio!
ÁNGEL: Sí, urgente, sí. Que nos casamos.
MARÍA: Pero mamá te odia. ¿Y el dinero?
ÁNGEL: Podemos vender tu casa.
MARÍA: Es mi casa.
ÁNGEL: Es uno de los sacrificios, por ahora. Fossa me ha prometido un cupo, jugando,
finalmente he llegado. Luego, con el dinero que haré viene la mansión, los viajes.
Tendremos los que queramos. (La toma fuertemente) Quiero que lo hagamos aquí.
MARÍA: (Mirando a todos lados, resistiendose a la idea) Es que puedo salir embarazada
y…
ÁNGEL: No te preocupes. Yo me inyecto.
MARÍA: Yo no sabía que tú te inyectabas.
ÁNGEL: Hay muchas cosas que no sabes de mí. (Ella cede) Tranquila, no te va a doler.
MARÍA: ¿Doler?
(Ángel la posee como una fiera. En la penumbra vemos cómo María sufre)
De pronto, Ángel siente que lleva algo en su espalda. Voltea a verlo. Música.
Oscuro.
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 45
Letrero: «1989»
ÁNGEL: Hoy.
CACHO: ¿Hoy?
ÁNGEL: Para eso te llamé. (Le muestra un arma) Me voy. Contigo. Nos vamos. Me voy.
Hago lo que me digas.
CACHO: Y, ¿ella lo sabe?
ÁNGEL: ¿Estás loco?
CACHO: (Se le acerca) Mira, Ángel. Antes de que hagas nada, quiero que veas algo. (Le
muestra la cara) ¿Ves esta cicatriz? Es un roce. De bala. Un roce viejo al que no le hice
caso. Como tú hoy, que no le haces caso al roce. Bueno, por esto, por este roce que no le
hice caso, me estoy quedando ciego.
ÁNGEL: ¿Qué coño dices?
CACHO: Primero la vista se me puso pesada. Sentía nauseas. Fui al médico y me dijo que,
poco a poco, me quedaría ciego. ¿Ves? Ciego.
En algunos meses, quizás días, me quedo ciego.
Y te digo: estoy asustado. Me meo del miedo.
No por la ceguera. Total, hay tan poco que ver.
Lo que me tiene las bolas congeladas es la soledad.
Eso. Que ando solo.
Esa es mi oscuridad. Y tú vas para allá también si pasas por esa puerta y lo dejas todo.
Y te digo esto porque sé que no me vas a oír. Porque todo lo que estás diciendo no tiene
que ver contigo.
No es tu sueño de grandeza o una decisión tuya.
Se trata, simplemente, del campo magnético de la oscuridad.
Eso. El campo magnético de la oscuridad que atrajo a Cándido, que me lleva a mí, que te
atrae a esta arma. Porque cuando estamos juntos, Ángel, se hace más de noche. Una
oscuridad que te hace tomar la dirección errada. Que insiste en ponerte del lado
equivocado.
ÁNGEL: ¡Tengo que irme, tengo que abandonarla...!
CACHO: ¿Y sabes quién irradia ese campo magnético de la oscuridad? Tu hermana.
(Se ilumina elcuerpo de Mary Carmen, envuelta en una manta)
ÁNGEL: ¿Mi hermana?
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 48
ÁNGEL: Óyeme bien. No hay culpa. Por lo menos, yo no. Y yo no sé nada de lo que estás
diciendo. Cándido murió sin monstruo en su espalda y tú no te estás quedando ciego. Te
estás volviendo loco.
MARÍA: Estoy cansada. Quisiera celebrar otro día, Ángel. ¿Te parece?
CACHO: ¿Celebrar…?
MARÍA: Estamos de aniversario. Tenemos dos años de casados. Tenemos el mejor
matrimonio del mundo y vamos para la familia más grande de la ciudad.
CACHO: Deberías dejar de bailar en tu estado.
MARÍA: Yo puedo. Además, las cuentas son las cuentas...
ÁNGEL: Pronto voy a resolver todos los problemas. ¿Dónde estaré en 1998 o en el 2010?
¿Ah? ¿Dónde? (Se levanta. A Cacho) Entonces. ¿Nos vamos?
CACHO: ¿Qué?
ÁNGEL: A donde te dije.
CACHO: ¿Qué cosa?
ÁNGEL: Quedamos en irnos.
MARÍA: ¿A dónde van?
ÁNGEL: Vamos por pizzas.
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(Ángel va saliendo del lugar. De pronto, se voltea rápidamente, como quien ve algo
detrás de su espalda)
¡Dios mío!
(Ángel queda aterrorizado. Cacho no nota la situación. María lo ve. Ángel, desesperado,
trata de quitarse lo que tiene en las espaldas. Corre hacia Cacho.
Cuando van a salir, el mismo obrero del capítulo uno se acerca a Cacho. Se lo lleva a un
lado. Hablan. Oímos un ruido terrible, como el de un monstruo que jadea. Salen. María
bebe un trago largo.
Se oye la voz del disc jockey)
(María va al centro)
MARÍA: Esperé por las pizzas, pero nunca regresó. Sus hijos crecieron poco, porque un
día se quedaron encerrados en un carro que se hundió en el río. Yo no pude hacer nada
por ellos, aunque la prensa diga lo contrario, no pudieron probar nada.
A veces, en la noche, oigo la voz de dos niños que, antes de ahogarse, gritan: «Mamá,
ayúdanos, nos hundimos... nos quedamos sin aire... ayúdame...»
Pero entonces, cuando la conciencia me agrieta el alma, pienso que de todos modos yo no
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Oscuro.
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CAPÍTULO TERCERO
«Corazón Ofensivo de Tucson»
Personajes:
ÁNGEL, 38 años
CACHO / POLICIA / PERIODISTA 1 / MATÓN UNO.
CÁNDIDO / POLICIA / PERIODISTA 3 / MATÓN DOS.
FOSSA / POLICÍA / PERIODISTA 2
MUJER / DETECTIVE
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 53
1er. Inning
Letrero: «1998»
RADIO: Texas 6, Nueva York 2, Baltimore 10, Cleveland 4, San Luis 5, San Diego 4,
Atlanta 3, Los Ángeles 2. Esos son los resultados de los juegos de ayer en las Grandes
Ligas. Son las cinco y cincuenta y cuatro de la mañana.
ÁNGEL: (Ángel se levanta rápidamente) ¡Pero si apenas me acabo de acostar! (Suena el
teléfono. Ángel contesta)
Sí, ya estoy vestido.
Sí, eh... claro... ven a buscar ahora mismo.
(Suena el teléfono)
Sí, lo tengo listo. (Oye) Cuando escriban la historia del béisbol moderno, dirán que el día
de la venta de los Gigantes yo me quedé dormido. Eso es todo. Vente a buscarme.
(Cuelga)
¿Nieve?
¿En octubre? ¿En Arizona?
¿Esto es verdad o estoy soñando?
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2do. Inning
3er. Inning
RADIO: Cinco y cincuenta y seis... en esta mañana de octubre se cumple otro aniversario
de aquella extraordinaria Serie Mundial, llamada «la irrepetible», entre los Rojos de
Cincinnatti —la gran maquinaria roja— y los Medias Rojas de Boston, de Cal
Yastrensky.
ÁNGEL:¿Qué? ¿Qué? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es?
(Entra la mujer)
4to. Inning
5to. Inning
RADIO: ...Son cinco y cincuenta y ocho minutos de la mañana... y es la hora para nuestra
pregunta trivial de hoy. ¿En qué año fue la Serie Mundial entre los Rojos de Cincinnati y
los Medias Rojas de Boston?
(Se abre la puerta. Entran tres hombres y la mujer. Registran todo el cuarto)
6to. Inning
ÁNGEL: El juego es una patria maravillosa que tiene de personal y solitaria lo mismo que
de colectiva y nacional. Conocemos en el estadio a las mismas personas que ignoramos
en la calle. Es allí donde aprendemos a ser equipo, a estar con otros, a ser como los
demás. Tú, yo, todos nosotros somos el verdadero corazón ofensivo del equipo.
Eso, el juego, nuestra ilusión.
Esa fábrica de leyendas.
7mo. Inning
8vo. Inning
RADIO: Son las seis y un minuto en esta mañana de octubre, a pocas horas del inicio de la
Serie Mundial.
ÁNGEL: ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Qué
quieren?
UNO: (Le quita el arma a Ángel) Cállate.
DOS: No digas nada.
ÁNGEL: ¿Qué quieren? (Grita) ¡Auxilio!
(Lo amordazan. Hacen una seña por la ventana, ven las maletas. Ven los tickets)
DOS: Venezuela.
UNO: Venezuela.
DOS: ¿Y tú pensaste que te ibas a ir así?
UNO: Para Venezuela.
DOS: (Pegándole) ¿A quién ibas a joder allá? ¿Ah? ¿A quién le ibas a decir que le ibas a
comprar un equipo de béisbol? ¿Ah? Hijo de puta.
(Ruidos de Ángel queriendo decir algo. Señala dinero sobre la mesita de noche)
DOS: ¿Más dinero? ¿Me quieres dar más dinero? ¿Y por qué?
¿Tú sabes lo que nosotros estamos haciendo aquí?
¿A lo que vinimos? ¿Lo sabes? No te creo.
(A Uno) ¿Tú crees que lo sabe, ah?
UNO: No, no sabe nada.
ÁNGEL: ¡Ahahahah!
DOS: Strike uno.
ÁNGEL: ¡Ahahahah!
DOS: Strike dos.
ÁNGEL: (Grita) ¡Ahahahah!
DOS: Strike tres.
UNO: Out.
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(Suena un disparo.
Suena Staying Alive-Bee Gees)
“80 Dientes, 4 Metros y 200 Kilos” de Gustavo Ott ©1996 66
9no. Inning
Mujer y hombre vestidos de detectives, muy formales. Al público. Mientras los detectives
dan el parte policial, Cacho, Cándido y Ángel, desnudos, están bajo el puente
abandonado. El cuerpo brillante de Mary Carmen los ilumina.
MUJER: Por favor, anoten bien que no vamos a repetir. El informe del comisario establece
los hechos de la siguiente manera:
El occiso, Ángel González, ex jugador de béisbol, natural de Caracas, Venezuela, salió de
su habitación en el Hotel Royal de esta ciudad de Tucson, a las seis y siete minutos de la
mañana.
A las 7:00a.m. la víctima tropezó con dos motorizados que lo encañonaron contra la
pared y le pidieron dinero.
Los asaltantes lo molieron a golpes. Luego, llegó gente común... eh... gente de la ciudad
que pidió no ser identificada... esta gente lo trasladaba al hospital más cercano pero
luego, por alguna extraña razón que no viene al caso, cambiaron de opinión y... eh...
sigue tú...
HOMBRE: Cambiaron de opinión y lo arrojaron a un pantano que da a un banco de arena
que casi siempre da a la muerte.
MUJER: A las 10:15 de la mañana una señora lo encontró herido. Lo bendijo, le puso
yerbas aromáticas y le susurró al oído, en español, claro.
HOMBRE: (Leyendo, con pasión) «Comienza a arrepentirte, porque hoy te vas de los
vivos...»
MUJER: Eso. De los vivos. Muy poético. (Sigue) De manera inmediata la víctima perdió
un brazo mordido por un caimán. Aunque el corte parece hecho por un cuchillo afilado.
HOMBRE: Quizás alguien se lo llevó de souvenir.
MUJER: En béisbol todo es un souvenir. (Ríe corto)
HOMBRE: Alguna persona decente, que todavía las hay, lo llevó finalmente al hospital,
pero nadie lo atendió. Luego, saliendo del Hospital, arrastrándose por el puente, vía
Tucson, lo empujaron hacia una zanja que da hacia la cloaca de la ciudad.
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MUJER: Eso. (Toma agua) Dice en el informe que el señor González pudo colgarse con el
otro brazo a un árbol Ficus para evitar ser llevado por las aguas sucias y pestilentes. Pero
dice aquí: «De pronto se dio cuenta de que no hay árboles Ficus ni de ningún tipo en las
cloacas de Tucson, por lo tanto, se dejó ir...».
HOMBRE: En fin, que murió ahogado, envuelto en mierda.
MUJER: En la autopsia, aparte de determinar que el occiso «durmió mal la noche de su
muerte», le fue encontrado:
Tres balas provenientes de revólveres oficiales. No investigar.
Un gancho de ropa retorcido en su garganta.
Un puño cerrado en la boca abierta. Boca y puño le pertenecían al difunto.
Un rollo de papel toilette en el pulmón derecho. El pulmón izquierdo no pudo ser
encontrado y perdone que lo diga, no lo vamos a buscar.
HOMBRE: Pensamos que ésta ha podido ser la causa de la muerte.
MUJER: Así, se ordena detener e interrogar a todos los rollos de papel toilette del área
vecina. Por lo demás , caso cerrado. ¿Alguna pregunta?
(Semi oscuridad. Vemos el cuerpo completo de Mary Carmen, hermosa. Cándido, Cacho
y Ángel son ahora sombras. Se oyen voces de risas de niño)
OSCURO.