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BIBLIOGRAFIA
s de Hueyapan. Tlalocan, Vol. III, núm. 1.
choca con su ansia de hallar para todas las cosas una causa y ahora fuesen Señores o principales,
un fin, De allí la elaboración de doctrinas basadas esencial
ba de un 1ugar " .,. OSCUrISlmO,
,. que 11
mente en la suposición de una supervivencia del ser, pero que al cual se llegaba después de 4 años d
divergen en cuanto a su destino final. no se salía y en donde " ... se acabal
Conocemos perfectamente la respuesta que la religión azteca toS".l1 Aunque Torquemada afirma q
ofrecía a la angustia del hombre de su época y ámbito, angus atormentados los Malos"/2 el hecho d
tia semejante a la de los hombres de todas las latitudes y todos que no podían gozar de los paraísos e
los tiempos, El destino ultraterrenal del ser no lo condicionaba y del sol, independientemente de su
su comportamiento ético como en otras religiones, la cristiana conducta ética sobre la tierra, es de s
entre éstas, sino las circunstancias de la muerte, Tres caminos tó el cronista las duras pruebas a que
se ofrecían en el más allá: El Tlalocan, o paraíso del dios de durante los cuatro años de su tránsit,
la lluvia; el Omeyocan, lugar de la dualidad, paraíso del sol; en donde no existían tormentos y qu'
el Mictlan, llamado infierno por los cronistas, de la nada, del aniquilamiento absolut
El paraíso de Tlaloc estaba reservado a todos aquellos "que Esta diferenciación tripartita del é
mataban los rayos, o se ahogan en el agua, y los leprosos, bu- bres habría de provocar en el pensa
bosos, sarnosos, gotosos e h1'd roplCOS...
' , ' como a "os
" ,laSI 1m-' en pugna con los dictados dogmáticOl
ños, o a lo menos aquellos que morían sacrificados en honor de conformidad y hasta rencor contra 1
Tlaloc",2 Era un lugar en que había "muchos regocijos y re frente al problema trascendental qU{
' " sm pena nmguna,
f ngenos, . "3"1ugar f resco y ameno... en planteaba el hecho de la muerte, el I
m, Cap. 1I, pp. 318-319. 10 Sahagún, 1946: Ap. Lib. I1I, Cap. 1, pp. 313-314.
:::ap. XXIX, pp. 595·596. 11 Sahagún, 1946: Ap. Lib. I1I, Cap. 1, p. 316.
m, Cap. 11, pp. 318·319. 12 Torquemada, 1944: Tomo III, Lib. XV, Cap. XIII, p. 31.
" 26
La misma idea de la implacable destrucción que esperaba a
las cosas y a los seres, por más valiosos que fueran, se repite ¿
¡. Ti~~~~ 'r~i;:~~. ~~;d~d:r~~ '¡os hOD
varias veces en hennosas metáforas:
20 Cantares Mexicanos, cita de A. M. Garibay, 1953:
ll1 Anales de Cuauhtitlán, cita de M. León·Portil1
13 A. M. Garibay, 1953: p. 19l.
!lir
Sembrado el escepticismo en lo más hondo de su pensamiento,.
verdad que venimos a vivir en la tierra: lo asaltaban dudas sobre lo que era el más allá, sobre la hipo
de la hierba así es nuestra hechura: tética existencia que le esperaba:
y ahre corolas nuestro corazón.
luestro cuerpo: se marchita!" u "¿ Se llevan las flores a la región de la muerte?
¿ Estamos allá muertos o vivimos aún? 21
trazón de los cantores la idea de que esa
e no se volvería a la tierra, que "No dos El poeta tlaxcalteca se resistía a pensar en que no habría
veces se es niño"/4 y que tal fatídico regreso, y angustiosamente preguntaba:
lo para la gente común, sino para los
fldo vez venimos a la tierra, oh príncipes ¿ Como una flor, acaso, lanzaré otra vez la semilla?
e con ellos desaparecerían hasta su re ¿ Como el maíz, acaso, me sembraré en mi padre y mi madre?
¡tzañas: "¿Nada mi nombre será algún ¿ Y habrá de echar su grano, y medrar creciendo en la tierra? 22
por más valiosos que fueran, se repite "¿ Tienen raíz, son verdaderos los hombres?" 27
metáforas:
20 Cantares Mexicanos, cita de A. M. Garihay, 1953: p. 103.
176.
24 A. M. Garihay, 1953: p. 199.
185·186.
25 A. M. Garihay, 1953: p. 199.
185·186.
26 A. M. Garihay, 1953: p. 190.
185·186.
27 Ms. de Texas 41v.-42r. (cita de Miguel León·Portilla).
la inconformidad del espíritu frente a la idea de aniquila En el lugar del misterio, allá,
En verdad no es igual
p.193.
86 Cantares Mexicanos, cita de M. Loon·Portilla, 1959: p. 210.
los que habitan; en tu casa a gritos y golpes de rodelas. 41 Era por lo tanto la máxima as
cantos dentro del cielo. piración del hombre mexica, la que de su propia decisión y va~
le alza, lor dependía, la que le aseguraba feliz vida ultraterrenal se
ijo gún la cantó el poeta tlaxcalteca: '
l tu lado, Dador de la vida! $8
"Dicen que sólo dentro del cielo es lugar de dicha
za reflejaba uno de los aspectos de las que allí es donde se vive y donde se alegra uno '
que allí está presto el atabal,
que una puerta quedaba abierta a la an que allí se tiende el canto con que se disipe
do, si bien para el muerto ordinario (se nuestra tristeza, nuestro llanto.
ctlan sólo brindaba castigos y extermina Que la mansión en donde eUos viven es tu casa." 41)
s muertes accidentales (ahogados, fulmi
Aunque tal existencia sólo duraba cuatro años, no acababa
ermedades, ofrecía sus delicias el paraíso
entonces el ser, ya que a continuación "las ánimas de estos di
~más el paraíso del dios solar, reservado
funtos se tornaban en diversos géneros de aves de pluma rica
'tos en combate, a los sacrificados, a las
y de color, y andaban chupando todas las flores, así en el cielo
parto. Es cierto que se suponía que la
como en este mundo, como los tzinzones lo hacen".43 Con esta
el sacrificio y el parto, la decidían los
metempsicosis al terminarse los fatídicos cuatro años que en
[l también los demás hechos humanos, pero
una u otra forma eran de suma importancia para el alma de
, el arrojo en la batalla, el heroismo, son
los muertos (en el Mictlan era el tiempo de pruebas antes de la
stancias ambientales y en última instancia
destrucción definitiva, y en el Tlalocan, al cabo de estos cua
a. Entre todas las posibles modalidades de
tro años ocurría cierta metempsicosis para los niños sacrifica
ro -la muerte a filo de obsidiana-, com
dos al dios de la lluvia 44 T 45), el espíritu de los guerreros muer
:lo, era la única que permanecía al libre
tos en la batalla o el sacrificio regresaba a la tierra.
azteca, la única que podía voluntariamente
Para resumir las diferentes posibilidades que confrontaban
aseguraba la vida eterna. Por ello la can M
ble. Las modalidades del fallecimiento involuntario determina da a 1a c1ase mI'1'ltar, Aunque tal credo,
eocra
ban como ya vimos una alternativa: 1) para la mayoría de los to y la desolación a la mayoría de la p i
que fenecían por enfermedades generales y vejez, por lo que espera?za en una vida de ultratumba p~]
podemos llamar las causas más comunes de defunción, y sin ~n un Instrumento definitivamente eficaz
tener en cuenta su posición social, sexo, edad y conducta ética tIa del hombre respecto de su destin f'
ca d o In
sobre la tierra, no existía salvación alguna sino después de e esper~nza al alcance de su volunta
cuatro años de doloroso tránsito, la desaparición integral y defi que se,ofreClan a las parturientas, como
nitiva en el oscuro y misterioso Mictlan; y 2) para los relati protegIdos de Tlaloc) ; la salvación por el
vamente escasos que morían de ciertos accidentes o enferme que para ello encadenaba su raciocinio
dades, la seguridad de su salvación eterna, con la posibilidad genclas de un régimen totalitario y agr~
de tener acceso al Tlalocan, paraíso del dios de la lluvia si
habían perecido ahogados, por el rayo o alguna enfermedad
relacionada con el agua, o bien al Omeyocan, cerca del Sol, BIBLIOGRAFIA
dador de la vida, en el cielo occidental, el Cihuatlampa, si se CLAVIGERO, FRANCISCO JAVIER' Histo . A '
trataba de mujeres muertas de parto, quizá más particularmente de Escritores Mexicanos n6m 8
GARIBAY, ANGEL MARÍA'
r
M,
Historia d' ,. L,exICo,
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de primer parto,41 Pero lo que denominamos muerte voluntaria, V . t H' ' e ,a zteratur.
- ezn e zmnos Sacros de los Nah U '
con la aclaración de que era ansiada por los guerreros y al ,noma de México. México, 1958 uas, ro,
alcance de su temeridad, la salvación estaba asegurada, con la LEON,PORTILLA, MIGUEL: La Füo 'r Náhu.ad
promesa <te cuatro años de gozo bélico al lado del sol, en el t'fs. Uni~ersi~ad Nacional Aut6no~a de M¿
paraíso oriental, y la ulterior metamorfosis en aves de ricos S na" Semmano de Cultura NáhuatI, México .
plumajes, AHAG;JN, B~R:"ARDINO DE: Historia General d'
pana, Mexlco, 1946, e
Se desprende de estas creencias de los antiguos Mexicanos TORQUEMADA, JUAN: Monarquía Indiana, Méxic
respecto de una existencia ulterior a la muerte, que una mar
cada y deliberada discriminación se hacía a favor de aquellos
que podían elegir la forma y frecuentemente el momento de su
muerte: los guerreros, sea que cayeran en el fragor de la lucha
o serenamente sobre la piedra de los sacrificios. Es obvio tam
bién que para el mayor número de los casos -las muertes
naturales por enfermedades ordinarias o vejez- los dioses az
tecas no sentían la mínima compasión, y sólo les deparaban
sufrimientos y completa desaparición,
'enerales que la muerte puede ser invo Tal discriminación no era por supuesto casual, sino que com
~ayoría de los casos) o voluntaria. Es pletaba en el campo anímico la tremenda coerción de un sistema
~l guerrero en el combate o después en en que la guerra jugaba un papel primordial, guerra encauzada
editada a las peripecias de la lucha ar hacia el dominio de todos los pueblos meso americanos. El credo
"nos era ansiosamente deseada: "¡Allá religioso propiciando el espíritu bélico secundaba los designios
~ 1" ~6
fIe mi corazón la muerte en guerra. , y las ambiciones políticas de una teocracia estrechamente liga
scada, provocada y fácilm~nte alcat;tza da a la clase militar. Aunque tal credo sumía en el desconcier
lel fallecimiento involuntarIO determma to y la desolación a la mayoría de la población, negándole toda
l alternativa: 1) para la mayoría de los esperanza en una vida de ultratumba, por otra parte se convertía
r:medades generales y vejez, p~,r lo q~e en un instrumento definitivamente eficaz al brindar a la angus
lusas más comunes de defuncIOn, y SID tia del hombre respecto de su destino final .una posibilidad úni·
teión social, sexo, edad y conducta ética ca de esperanza al alcance de su voluntad (siendo casuales las
~stía salvación algu?~, sit;t0 después d~ que se ofrecían a las parturientas, como a los ahogados y otros
~ tránsito, la desapancIOn IDtegral y def~ protegidos de Tlaloc) ; la salvación por el heroísmo bélico, aun
nisterioso Mictlan; y 2) para los relat! que para ello encadenaba su raciocinio y su acción a las exi·
Dorían de ciertos accidentes o enferme gencias de un régimen totalitario y agresivo.
~ su salvación eterna, con la posibilidad
paraíso del dios de la lluvia si
por el rayo o alguna enfermedad BIBLIOGRAFIA
o bien al Omeyocan, cerca del Sol, CLAVIGERO, FRANCISCO JAVIER: Historia Antigua de México. Colección
cielo occidental, el Cihuatlampa, si se de Escritores Mexicanos núm. 8. México, 1945.
de parto, quizá más particularme~te GARIBAY, ANGEL MARÍA: Historia de la Literatura Náhuatl. México, 1953.
lo que denominamos muerte voluntana, Veinte Himnos Sacros de los Nahuas. Universidad Nacional Autó'
noma de México. México, 1958.
era ansiada por los guerreros y al LEÓN-PORTILLA, MIGUEL: La Filosofía Náhuatl, estudiada en sus fuen
la salvación estaba asegurada, con la tes. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Histo
de gozo bélico al lado del sol, e~ el ria, Seminario de Cultura Náhuatl. México, 1959.
ulterior metamorfosis en aves de ncos SAHAGÚN, BERNARDINO DE: Historia General de las Cosas de Nueva Es
paña. México, 1946.
TORQUEMADA, JUAN: Monarquía Indiana. México, 1944.
creencias de los antiguos Mexicanos
ulterior a la muerte, que una mar
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se hacía a favor de aquellos
. y frecuentemente el momento de su
sea que cayeran en.e~ ~ragor de l~ lucha
piedra de los sacnfICIOs. Es ObVIO tam
número de los casos muertes
ordinarias o vejez- los dioses az
compasión, y sólo les deparaban
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