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LA HISTORIA, LAS MUJERES Y EL GÉNERO

Prof. Líber Romero

"Que la mujer se mantenga en silencio. Porque Adán fue


formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue
Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión",
(Pablo de Tarso. Primera epístola a Timoteo 2 12-14)

Las mujeres han sido protagonistas de la historia, pero fueron ignoradas por la
historiografía. Nuestra visión del pasado está plagada de hombres. ¿Por qué ha
sucedido esto? ¿Qué tan real es ese relato masculinizado? Toda visión del pasado se
hace desde un presente concreto y la reconstrucción de los hechos históricos influye
sobre nuestra comprensión del presente y delimitan las tareas futuras.

Los problemas de su visibilidad

La existencia de una historia de las mujeres es producto de las luchas feministas de


mitad del siglo pasado (en los 60 en EEUU y Gran Bretaña y en los 70 en Francia),
por lo que la aparición de las mujeres en el relato histórico es relativamente reciente.
En particular los cambios producido a partir del 68 en las cátedras universitarias
permitió a las mujeres acceder a cargo de investigación y por lo tanto oficializar “su”
historia.

La creación del relato histórico estuvo dominando por los hombres y el marco
ideológico a través del cual miraban el pasado no les permitía (o no querían) ver el
papel de la mujeres. El lugar privilegiado por la historiografía hasta la segunda mitad
del siglo XX era el espacio político en donde solo marginalmente ingresan las mujeres
(para existir dice Perrot “hay que ser piadosa o escandalosa”). Tomar como central
para el análisis el ámbito de las relaciones entre los grupos organizados políticamente
y el Estado hace que no solo las mujeres sino también otros sectores subalternos (la
clase obrera a modo de ejemplo) hayan sido excluidos de la historia.

Independientemente de esto existen pocos documentos escritos o materiales “La


destrucción de las huellas también opera. Esta destrucción es social y sexualmente
selectiva. En una pareja en la que el hombre es famoso, se conservaran los papeles
del marido, no los de la mujer “(PERROT, p.27). El acceso a la escritura fue tardío
para la mujeres, hay que tener presente que los registros más antiguos corresponden
a las mujeres de los sectores dominantes. Ellas mismas destruyen sus huellas “(…)
hay incluso un pudor femenino que se extiende de a la memoria. Una desvalorización
de la mujeres de ellas mismas” (PERROT, p.19). No escribe en general autobiografía
sino memorias; las cartas (cuando sobreviven) son un mejor registro.

¿En dónde buscarlas? Siguiendo el ejemplo de los estudios subalternos sobre los
trabajadores, a las mujeres se las puede encontrar en los archivos policiales. ”Las
mujeres alteran el orden mas de los conveniente”, hay que recordar que los motines
que ellas encabezan se encuentra en el inicio de la Revolución Francesa y la
Revolución Rusa. El aumento y la escasez del pan, elemento básico de la
alimentación, de la subsistencia y por lo tanto de la vida y la muerte lo que lleva a las
mujeres a protestar, a reclamar. Madre, hija o esposa que “afincada” en el hogar sabe
de sus sinsabores y de las necesidades básicas.

En los registros de nacimiento, casamiento y defunciones. La longevidad de la mujer


es reciente históricamente, su promedio de vida era normalmente más bajo que el de
los hombres producto de la cantidad de embarazos y las malas condiciones higiénicas
(a ello hay que sumar que el infanticidio afecta en forma particular al sexo femenino).

En las representaciones que sobre ellas se hacen, realizadas por hombre en un gran
trayecto de la humanidad nos muestra su imagen idealizada, el modelo que se quiere
imponer. “La mujer es ante todo una imagen. Un rostro, un cuerpo, vestido o desnudo.
La mujer es apariencias. Y esto se intensifica en la medida en que, en la cultura
judeocristiana, se le asigna el silencio en público. Algunas veces debe ocultarse y
otras mostrarse. (…)Primer mandamiento de las mujeres: la belleza. "Sé bella y
cállate", se le ordena, quizá desde la noche de los tiempos”Lo que se valoriza de las
mujeres ha cambiado con el correr del tiempo “Hasta el siglo XIX, se examinaba "lo de
arriba": la cara, y luego el busto; hay poco interés en las piernas. Luego la mirada se
desplaza hasta "lo de abajo”, los vestidos se hacen más ceñidos al cuerpo, los
dobladillo dejan ver los tobillos. En el siglo XX las piernas entran en escena”
(PERROT, p.62-63). Las figuras de las modelos al límite de la delgadez y de las
vedettes al límite de las cirugías nos invaden a través de los medios de comunicación.

Campos de batalla

En toda construcción historiográfica existe un sentido de la historia implícito o explicito.


El abordaje del pasado desde una perspectiva de género no está exento de batallas
teóricas, conceptuales y políticas. El“(…) enfoque analítico categorial característico de
los “women´s studies”, que centraba su atención exclusivamente en las experiencias
de la mujeres como tales, ya fuese en logros o desventajas, se plasmo políticamente
en la lucha por derechos iguales con los hombres. La teoría de género, en cambio,
introdujo un enfoque relacional según el cual solo pueden comprenderse las
experiencias de las mujeres si se analizan en sus relaciones con los hombres.
“(STOLCKE, p. 30).

Las historiadoras (porque son ellas las que más se ocupan de este campo de estudio)
han tenido que ir reelaborado o generando conceptos que les permitieran abarcar el
conjunto de los casos particulares que iban descubriendo (ver SCOTT). La elaboración
de los mismos, su precisión conceptual eran necesarios, además, para ir ganado un
espacio en una historia académica que las consideraban una temática de segundo
orden.
Las marxistas han tendido a subordinar o subsumir la situación de la mujeres a las
contradicciones de clase (la mujeres son obreras, campesinas, burguesas…). En este
enfoque se perdía las características que la ideología dominante realizaba sobre el
conjunto de la mujeres en forma trasversal. Desde el punto de vista político
postergaba o hacia depender la resolución de la problemática a la lucha clase.

La teoría del patriarcado ha buscado la explicación en la necesidad del hombre en


dominar a la mujer. La subordinación de la mujer se logra utilizando su diferencia
biológica (procreación y amamantamiento). Asumir que las diferencias se sustentan en
el sexo, que es una variable biológica y ahistórica, es condenar a la sumisión a las
mujeres. Los cambios genéticos-producto de la adaptabilidad- se producen en el correr
de millones de años (Por más que se festeje como el cambio más importante para la
situación de la mujer los métodos de concepción y anticoncepción).

En tercer lugar se ha buscado ver la relación de género como mediada y creada por el
lenguaje. Lo simbólico se transforma en el centro del debate, la realidad desaparece
porque lo único que existe son las representaciones. (la lucha que hay en torno a la
utilización del lenguaje, una forma de hablar o de escribir que no sea únicamente
masculino, es parte de esta discusión)El problema es que en “La ´luchas por el
reconocimiento´ se está convirtiendo rápidamente en la forma paradigmática de
conflicto político en los últimos años del siglo veinte. Las exigencias de
´reconocimiento de las diferencias´ alimentan las luchas de grupos que se movilizan
bajo las banderas de la nacionalidad, la etnia, la ´raza´, el género y la sexualidad. En
estos conflictos ´postsocialistas´ la identidad de grupo sustituye a los intereses de
clase como mecanismo principal de movilización política. La dominación cultural
remplaza a la explotación como injusticia fundamental. Y el reconocimiento cultural
desplaza a la redistribución socioeconómica como remedio a la injusticia y objetivo de
la lucha política” (FRASER, p.17)

Scott opina que “(…) el género es una forma primaria de las relaciones simbólicas de
poder, sería mejor decir que el género es un campo primario dentro del cual, o por
medio del cual, se articula el poder (SCOTT, p.68). Esta tesis focaliza el problema,
quizás producto de su raíz desconstruccionista, llevando al máximo la tensión
explicativa.

Clase o géneroi

Las actividades diferencias por sexo estaban presentes desde el comienzo del
proceso de hominización, aunque no eran roles permanentes. La recolección y
cuidado de los niños- en el momento de la caza- era una actividad femenina (que
implicaba el mismo aporte nutricional- en algunos casos más seguro- que el que
hacían los hombres). En función de ello se entiende que fueron las mujeres las que
descubrieron la agricultura. La reproducción vegetal era más visible para las mujeres
por su tarea dentro de la comunidad y por ser ellas mismas procreadoras. Este
invento, que rigió la vida de gran parte de la humanidad hasta entrado el siglo XX, es
la base de la revolución neolítica y la que va a permitir la existencia de un excedente
productivo.

La apropiación de este excedente en manos de un grupo dominante, es el origen de


las diferencias de clase. La utilización de este plusproducto para el comercio y la
construcción de obras de carácter hidráulico permitirán el desarrollo de las primeras
civilizaciones en lo que se conoce como media luna fértil (Mesopotamia y Egipto).

La aparición de las clases y con ellas de una ideología justificadora del dominio
subordinó a la mujer a un rol secundario. Un ejemplo de esta evolución es la
construcción simbólica de la mujer. En el paleolítico la encontramos representadas en
estatuillas conocida como “Venus” símbolo de la fertilidad, en el neolítico se seguirán
representando (en forma más estilizada) hasta llegar a la primeras mitologías en
donde aparecen las diosas de la tierra, el agua o la agricultura dadoras de vida y por lo
tanto creadoras. Los cambios políticos mencionados irán subordinando a estas diosas
a la presencia del dios-rey, que las subyuga, las domina, las viola. Es decir, que la
aparición de las clases sociales trajo consigo un cambio en las relaciones de género.
La paradoja histórica es que las mujeres al crear la agricultura generaron las armas de
su propia esclavitud.

¿Es por lo tanto el género anterior a las clases y superior a este en cuanto criterio de
explotación? Sí y no. Las diferencias de género existían antes que las clases pero es
la aparición de estas últimas las que terminan asignado un rol fosilizado y secundario a
las mujeres dentro de la relación de género. El dominio de una clase sobre otra
subordinó al mismo tiempo a la mujer al hombre. Toda sociedad de clase tienen
inserta una relación de domino sexual. Este enraizamiento, amalgamiento de la clase
con el género debe hacer reflexionar de cuan incorporado esta la subestimación de la
mujer en nuestra concepción del mundo.

El poder utiliza las relaciones simbólicas como una forma de asentar su dominio. En
los países en donde se ha ido mejorando la relación entre los sexos fue en donde
desde el Estado (y producto de las luchas sociales que lo obligaron a hacerlo) se han
tomado medidas de discriminación positiva.ii

La distinción puede ser analítica o de precedencia, pero no se puede relegar la


discusión del tema a un ámbito exclusivamente femenino iii. Hay que asumir que
“(…)la teoría del género puede conducir a una política de género nueva y subversiva
que no solo desafié el poder masculino sino las raíces socio-políticas de la
desigualdad de género tan solo si se presta atención especial a las formas de poder y
de dominación, Desde esta perspectiva, el proyecto político ya no es llegar a ser lo
más iguales posibles a los hombres, sino consiste en transformar las relaciones de
género de forma radical, un proyecto político que a su vez, exige la superación de
todas las formas de desigualdad social”( STOLCKE, p. 30)

*Profesor de historiología en formación docente

Bibliografía citada

FRASER, Nancy, Iustitia Interrupta, Bogotá, siglo del hombre, 1997


LENIN, V.I, “Las tareas del movimiento obrero femenino en la República Soviética”, 23
de setiembre de 1919.

PERROT, Michelle, Mi historia de la mujeres, Buenos Aires, FCE, 2008

SCOTT, Joan, Género e historia, México, FCE-UNAM, 2008

STOLCKE, Verena tomado de “¿Es el sexo para el género lo que la raza para la
etnicidad…y la naturaleza para la sociedad?”, en Política y Cultura, Nº14, México,
UNAM, 2000,

Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 6 de marzo de 2014, N 258, 3ra época

i Distingamos aunque sean en forma provisoria sexo como característica


biología y género (hombres, mujeres, homosexuales, bisexuales, transexuales) como
una construcción histórico- cultural que define relaciones entre los sexos.

ii No se puede pensar en tratar como iguales situaciones que no lo son, esto estaba en
los razonamiento de Lenin cuando afirmaba que” (…) claro está que las leyes por sí
solas no bastan, y en modo alguno nos damos por satisfechos con nuestros decretos.
)…)Todavía la situación de la mujer sigue siendo penosa debido a sus tareas
domésticas. Para lograr la total emancipación de la mujer y su igualdad real y efectiva
con el hombre, es necesario que la economía nacional sea socializada y que la mujer
participe en el trabajo general de producción. Entonces sí la mujer ocupará el mismo
lugar que el hombre. Claro está que aquí no hablamos de igualar a la mujer con el
hombre en lo que se refiere a la productividad del trabajo, la cantidad de trabajo, la
duración de la jornada, las condiciones de trabajo, etc.; sostenemos que la mujer no
debe, a diferencia del hombre, ser oprimida a causa de su posición en el hogar. Todas
ustedes saben que incluso cuando las mujeres gozan de plenos derechos, en la
práctica siguen esclavizadas, porque todas las tareas domésticas pesan sobre ellas.
En la mayoría de los casos las tareas domésticas son el trabajo más improductivo,
más embrutecedor y más arduo que pueda hacer una mujer. Es un trabajo
extraordinariamente mezquino y no incluye nada que de algún modo pueda contribuir
al desarrollo de la mujer. “

iii Es sintomático que las comisiones de género estén compuestas solo o


mayoritariamente por mujeres

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