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casi XX.

pájaro herido en perpetuo trance


de pedir perdón
¿de qué tiñe las calles la derrota?
¿de risa, de cartón, de sal,
de muerte?
gabo ferro
Nacen,
en la tierra,
hombres de bien y flores del mal
para que elijas bando.

Nosotros somos,
por naturaleza,
raza coyote

No sé cómo será en Plutón, en Saturno o en Finlandia,

pero aquí,
por un buen puñado de dólares,
te sacamos,

pétalo por pétalo,

los muertos

del corazón
Gramos de grumos han invadido un corazón que no valía.

Engendran,
las serpientes,
serpientes de mayor tamaño.

Comienza,
modosa,
la aristocracia
su modesto casting de adorar de cualquier modo
a los modistos

Rascando calcio al esqueleto,


la tempestad del minutero
es marabunta

No te equivoques,

todos los hombres


llevan su nombre escrito en gasolina
Que vuelvan los autistas y los drogadictos
Que vuelvan los bicéfalos
Que vuelvan los sangrinos
Que vuelvan,
uno a uno,
los mancos y los malditos

Que acudan, presto, a vernos.

Para misa de difuntos ya tenemos


la vida,
que estruja apetitos,

si devoramos,
como manjares,
el pan duro y la lejía
y el amor
de los que mueren de amor

Porque somos los hermanos de los contrahechos,


de los asociales, los idiotas,
los jorobados,

los hombres lobo


Porque las grietas
nos oscurecen las mejillas

y los labios,
compactos y prietos,
mascullan

que no pueden existir héroes

mientras hayan

sida

y corteinglés
¿Qué
habrá de ser de los huesos

muertos

del quebrantahuesos?

¿Acaso serán quebrados

por cientos
de infinitos lados

por putos quebrantahuesos?


Amasijó,
banal,
el silencio.

Un peliagudo
y orfebre
dejarse marchitar

horada en frío
este áspero avispero de palabras no dichas.

Te vi guiñando un ojo. Te vi sonreír.

Te vi sonreír, medusa
y allí no había nadie.

El verdadero arte es que

la tentación

no se caiga dentro de sí misma.


Broto, por telequinesis, al día,
después
de toda la ginebra en que ahogué la noche

Indemnizo el inodoro
con la plácida desolación
de las entrañas

Pacto con el espejo,


inmunizado
ante la decepción que refleja

mientras afuera, sin prisa, todo se desploma

y vuelvo al miedo
con cada latido
macizo
que galopa

Estimada compañera, señora muerte,


iza tu anzuelo

vuelve
con tu entusiasmo
por donde viniste
Hombro con hombro contra el hombre,

hembras
con hambre

amargan, epifánicamente,

la macroeconomía.

Todo feminismo es poco.

Con postillas

no hay futuro.
Pon tu cabeza en el cascanueces

Saluda a la quimera
con el rencor indómito del solitario

Aprende
que la noche
sigue siendo idónea

para gatos e hijos de perra

Retén,
pieza por pieza

cada sílaba del mundo

No olvides
que la muerte
tiene hoy y ayer

sus contraseñas
Es este un poema
que tenía,
forzoso,
llevar nombre: FAME

dice que

malditos los ingleses


y los australianos
los malteses, neozelandeses,
bahameños

y los de la u ese a.

Lo que para ellos es fama


a nosotros
sigue pareciéndonos

el hambre
Suple,
cartesiano,
el vodka,

huecos en el álbum de familia

Saben que es el cielo estepa vana.

Saben que el infierno,


es tragaperras

Giratorio. Nómada. Corazón oscuro.


Sístole y diástole
como íntimo argumento,

el hatajo de desgraciados que significa


nosotros
bajando
como aguas fecales,

hazmerreír de fecundo guano que masculla

que tener alas no te convierte en ángel


sino en plaga
plurilingüe
de gorrión
Paga,
el futuro,
su incapaz precio.

En un mundo discontinuo
abrazas almohadas propias.

Buscas el desencanto
en el turrón
maldito
de suchard.

Fertiliza,
como antídoto,

primitiva,

la escopeta
Pócimas de alcohol cercenan apatías

Son las heridas, impuestos,


que,
amabilísimos,
avanzan su paso de flor en flor

Salen las pulgas de su atolladero.


Saben
que forzosamente
ha de ser este su momento y lugar

Va ejerciendo su embudo
el plástico de las cosas:
un cuello de botella de poliespán

Mátate y déjalo estar.

Ya no vas a ver nevado


el estado de Nevada,

ni una gran reforma agraria


que se lleve
por delante
nueva York
Electrocuta,
excelente,
el sentirte masa

Sube,
tozudo,
el precio
del sudor constante de tu frente

Exorciza lo que pueda quedar de ellos,


necios
autómatas
de mierda

Busca esa isla


donde nada habita,
ni arrepentimiento
y dite:
la verdad es innegociable. Extranjero siempre.

Actualiza
en ese páramo
el arte neutro de ser un parásito
del sol

Y tócate.
Tócate,

con gula

y sin fin

por todos tus sitios


La vida es una guerra.

El acuoso acoso de una vil tormenta.

Ya lo dijo algún zoquete:

sangre, sudor y lágrimas

como en el salpicadero
del renault cinco

donde me hicieron nacer


Ahora que nos humillan y nos frustran

que nos reprimen


con fusta y fusil

que somos el mismísimo


hundimiento
del titanic

y ya no peleamos

Olvidados por el club de las falsas esperanzas,


antes de que nos maniaten,

caparemos a los hombres

y que campen
a sus anchas

las amebas
No.
No es el amor lo que cuenta

No es el sabotaje
de cada moneda
con que hinchar,
salvaje,
el pecho
No.
No es el turbio deshacerse del invierno

ni siquiera la cerveza helada


con que empieza cada fuego
artificial

No. No es lo que cuenta.

Lo que cuenta es la amargura.

La angustiosa
y oportuna sensación

de no haber sabido robar a tiempo,


a la muerte,

la mirada
Patea, resacosa, los domingos,

que sepan que no eres


un muñeco
de vudú

Atrona,
introvertida,
palmo a palmo,
tu carne y tus entrañas

por mucho que te unjan,


sigue pecando

Y si el veneno llama,
obedece

porque el último clavo ardiendo


es que te sacies
y me sacie

Y darnos por perdidos

ahora que sabemos


que no hay nada inexpugnable
y que las cicatrices,
en secreto,
se están olvidando ya de ti

Ahora
que si la vida,
precavida
no te ha dado dios alguno

ha de ser
porque ya sabes
que todo cuerpo sumergido en sangre

experimenta
un injusto
empuje
vertical

que lo acaba atormentando por completo


Una muerte brutal,
desdentada del todo,
planea
insostenible
sobre los pescuezos

Corazones transeúntes afanan


puercos
poemas de amor
en la biblioteca universitaria

Un aire ocioso de demolición amenaza


su sexo

Inadaptados,
con clamidia,
sordos moleculares,

puta que los parió

Sé que si hoy, por casualidad, tienen suerte


será
del todo

mala
Deseo
que los arco iris ya no vuelvan

que lo comestible sea el hueso


y no la carne

que este cuerpo ya no sea cuerpo


y entre
a deshacerse
en una amena noche lapidaria

Deseo
que la mar y el mármol no me añoren

que este invento del diablo


que es el mundo
me repela

que en la habitación cuarenta y cinco,


aquí a la izquierda,
empinando el codo

esperes mi muerte

y que estos dedos


inservibles,
atrofiados,
consumistas,

sean
por esta vez

un arma
descargada
de futuro
¿Y si al diseccionar
los intestinos
observáis
que absorbí rencor y angustia?

¿que me volví,
consanguíneamente,
polvo?

¿que me tragué el cartón


y la trampa entera?

¿que esto
que ahora vas sintiendo
tiene un nombre
al que el dolor

no llega?
Regresaré a Ítaca.
A esta Ítaca musgosa y séptica
de embolias y rabia,

caldo mayúsculo de cultivo,


tubo de ensayo,
lata
mastodóntica
de sardinas

donde olvidar
el bálsamo de oxígeno, carbono y demás
que vengo siendo

Porque la muerte me ha encontrado


y confío
en su mano pecadora

para abandonar termosfera y exosfera

esperando
a la generación que degenerará,
abotargada

el frágil argumento de la luna


Ofensiva,
llama a la puerta,

la de este estercolero sin color

y la ves pasar,
resquiciada,
entre costilla y costilla

Y se sienta ahí,
simétrica y amarga
a controlar
lo que queda cuando combustionamos,

a contemplar tu impotencia

ante la traición
de tener que moverse a ras del suelo

con todo lo que te prometieron

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