Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nosotros somos,
por naturaleza,
raza coyote
pero aquí,
por un buen puñado de dólares,
te sacamos,
los muertos
del corazón
Gramos de grumos han invadido un corazón que no valía.
Engendran,
las serpientes,
serpientes de mayor tamaño.
Comienza,
modosa,
la aristocracia
su modesto casting de adorar de cualquier modo
a los modistos
No te equivoques,
si devoramos,
como manjares,
el pan duro y la lejía
y el amor
de los que mueren de amor
y los labios,
compactos y prietos,
mascullan
mientras hayan
sida
y corteinglés
¿Qué
habrá de ser de los huesos
muertos
del quebrantahuesos?
por cientos
de infinitos lados
Un peliagudo
y orfebre
dejarse marchitar
horada en frío
este áspero avispero de palabras no dichas.
Te vi sonreír, medusa
y allí no había nadie.
la tentación
Indemnizo el inodoro
con la plácida desolación
de las entrañas
y vuelvo al miedo
con cada latido
macizo
que galopa
vuelve
con tu entusiasmo
por donde viniste
Hombro con hombro contra el hombre,
hembras
con hambre
amargan, epifánicamente,
la macroeconomía.
Con postillas
no hay futuro.
Pon tu cabeza en el cascanueces
Saluda a la quimera
con el rencor indómito del solitario
Aprende
que la noche
sigue siendo idónea
Retén,
pieza por pieza
No olvides
que la muerte
tiene hoy y ayer
sus contraseñas
Es este un poema
que tenía,
forzoso,
llevar nombre: FAME
dice que
y los de la u ese a.
el hambre
Suple,
cartesiano,
el vodka,
En un mundo discontinuo
abrazas almohadas propias.
Buscas el desencanto
en el turrón
maldito
de suchard.
Fertiliza,
como antídoto,
primitiva,
la escopeta
Pócimas de alcohol cercenan apatías
Va ejerciendo su embudo
el plástico de las cosas:
un cuello de botella de poliespán
Sube,
tozudo,
el precio
del sudor constante de tu frente
Actualiza
en ese páramo
el arte neutro de ser un parásito
del sol
Y tócate.
Tócate,
con gula
y sin fin
como en el salpicadero
del renault cinco
y ya no peleamos
y que campen
a sus anchas
las amebas
No.
No es el amor lo que cuenta
No es el sabotaje
de cada moneda
con que hinchar,
salvaje,
el pecho
No.
No es el turbio deshacerse del invierno
La angustiosa
y oportuna sensación
la mirada
Patea, resacosa, los domingos,
Atrona,
introvertida,
palmo a palmo,
tu carne y tus entrañas
Y si el veneno llama,
obedece
Ahora
que si la vida,
precavida
no te ha dado dios alguno
ha de ser
porque ya sabes
que todo cuerpo sumergido en sangre
experimenta
un injusto
empuje
vertical
Inadaptados,
con clamidia,
sordos moleculares,
mala
Deseo
que los arco iris ya no vuelvan
Deseo
que la mar y el mármol no me añoren
esperes mi muerte
sean
por esta vez
un arma
descargada
de futuro
¿Y si al diseccionar
los intestinos
observáis
que absorbí rencor y angustia?
¿que me volví,
consanguíneamente,
polvo?
¿que esto
que ahora vas sintiendo
tiene un nombre
al que el dolor
no llega?
Regresaré a Ítaca.
A esta Ítaca musgosa y séptica
de embolias y rabia,
donde olvidar
el bálsamo de oxígeno, carbono y demás
que vengo siendo
esperando
a la generación que degenerará,
abotargada
y la ves pasar,
resquiciada,
entre costilla y costilla
Y se sienta ahí,
simétrica y amarga
a controlar
lo que queda cuando combustionamos,
a contemplar tu impotencia
ante la traición
de tener que moverse a ras del suelo