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La fuerza geológica del capital.

La topadora como máquina política

Lisandro Barrionuevo
La Luna con Gatillo, 16 de Julio de 2018
Disponible en: https://www.lalunacongatillo.com/single-post/2018/07/16/La-fuerza-geol
%C3%B3gica-del-capital-La-topadora-como-m%C3%A1quina-pol%C3%ADtica

El día 1 de junio de 2018 ocurrió un terrible desalojo en Juárez Celman. Las imágenes y
relatos que circulaban sobre el evento eran estremecedoras: la expulsión de personas era coronada
por la quema y demolición de casas. Particularmente impactante era la imagen de una topadoras
destrozando hogares. Para el espacio de esta columna, en la que nos proponemos pensar sobre la
relación entre tecnología, capitalismo y cambio social, esto no es algo menor: una enorme fuerza
capaz de destruir en un instante los medios de vida de quienes allí habían construido sus hogares
materializada en un tipo específico de máquina.

La propuesta es muy simple: no tomemos a la topadora como algo dado, tomémosla como una
expresión de fuerzas sociales históricas y territoriales. La pregunta es entonces ¿cómo es posible
que haya llegado a existir una máquina para destruir hogares? ¿Qué fuerzas sociales se expresan a
través de la topadora?

Con la palabra topadoras en este escrito me refiero a palas excavadoras, cargadoras frontales,
motoniveladoras, compactadoras, etc., cuyo avance suele ser resistido bajo el único grito de ¡afuera
las topadoras!. Entonces, por topadoras tomaré a todas las máquinas de movimiento de tierra que
dotan al capitalismo actual de una fuerza capaz de alterar el terreno, de aplanarlo: la expresión de
una fuerza que es geológica. Narrar la historia y la geografía de las tecnologías no es una actividad
que pueda reducirse a una descripción de patentes o a una sucesión de mejoras en determinados
aparatos. Por el contrario, los argumentos que presentaré son parte de una disputa y requieren de un
ejercicio interpretativo comprometido con las luchas por el territorio. Alimentar entonces una
imaginación técnica lejos de cualquier pretendida neutralidad. Cada avance técnico es también un
testigo de barbarie.

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Villa la Maternidad (2007)

Fuente: http://villalamaternidadcordoba-argentina.blogspot.com/2007/07/

Una constelación de máquinas de destruir hogares

La imagen difundida por el diario la tinta (https://latinta.com.ar/) logra capturar una serie de
elementos fundamentales a la hora de pensar a estas máquinas de movimiento de tierra. Por un lado
vemos que la topadora al avanzar produce un cambio muy fuerte en el terreno: a su paso los hogares
se convierten en escombros, detrás de ella el terreno se vuelve plano y queda listo para hacer allí
otra cosa. Pero además, en la foto vemos a un policía mirando atento la destrucción, como
cuidándola. Si unx lo piensa un momento resulta obvio, si la policía no hubiera desalojado primero
a la gente que allí vivía estas personas no hubieran permitido que la topadora avance. Pero a la vez,
si la topadora no hubiera destruido las casas, el desalojo policial no tendría mucho sentido, tanto
porque la gente hubiera vuelto a su hogar como porque ese terreno no hubiese quedado disponible
para hacer allí otra cosa. Fuerza policial y topadora van de la mano.

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Juárez Celman (2018)

Fuente: https://latinta.com.ar/2018/06/desalojo-juarez-celman-destrozando-viviendas/

La imagen de las topadoras destruyendo casas inmediatamente resuena en nuestras cabezas y


se produce una superposición: es difícil distinguir el avance de las topadoras en Juárez Celman de
las imágenes que nos llegan desde distintos pueblos sobre los que avanza el estado de Israel
destrozando toda vida y alisando el terreno palestino o beduino para sus proyectos inmobiliarios,
infraestructurales o de parquización europeizante (recomiendo leer las reflexiones que se comparten
en The Funambulist, un portal donde habita un estudio sistemático y creativo del proyecto
arquitectónico israelí como proyecto político: https://thefunambulist.net/). El uso de las mismas
máquinas para destruir hogares en distintos puntos del mundo nos da la pauta de que hay algo en
común entre estos distintos ejercicios de poder.

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Umm al-Hiran (2017)

Fuente: https://abcnews.go.com/International/killed-clashes-demolition-arab-bedouin-village-
israel/story?id=44866091

Franja de Gaza (2002-2003)

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Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Caterpillar_D9

Las topadoras parecieran indicar el límite, el contacto conflictivo, entre dos proyectos de vida
que no son compatibles sobre una misma porción de terreno. Las máquinas, comandadas por
quienes se disponen a desalojar, avanzan despojando a las personas de sus medios vitales,
destruyendo, lejos de cualquier metáfora, sus lazos con la tierra. La topadora siembra, allí donde
antes de su paso había viviendas, tierras disponibles para el avance de otra forma de vida que
solamente puede existir a partir del exterminio y/o la expulsión.

Villa la Maternidad (2007)

Fuente: http://villalamaternidadcordoba-argentina.blogspot.com/2007/07/

Sin embargo, las topadoras no expulsan solamente a grupos humanos de un territorio.


También son excelentes maquinarias para arrancar del suelo a cualquier forma de vida, sea de la
especie que sea. Por ello, la imagen de la topadora nos conecta con la exfoliación del monte
santiagueño, las sierras cordobesas o la selva amazónica y la preparación del terreno para la
circulación, la extracción o el monocultivo.

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Fuente: https://www.sunchaleshoy.com.ar/2017/08/01/en-seis-meses-se-desmontaron-en-el-norte-
47-000-hectareas-de-bosques-nativos/

Lo que hay en común en todas estas situaciones en las que participa la topadora es que delante
de ella, antes de que ella pase, encontramos a lo múltiple de la vida y sus medios de existencia (los
hogares, la villa, la ocupación de tierras, pero también el monte y la selva para vidas animales y
vegetales además de humanas), detrás de la topadora, luego de su paso el terreno esta bien plano,
listo para ser planificado, liso como un billete. La topadora arranca a la vida del suelo, al valor de
uso de la tierra, y siembra a su paso la tiranía del valor de cambio. Es la máquina que expresa el
conflicto entre la forma de vida capitalista y la multiplicidad que escapa a las maneras actuales de
valorización: la primera, para desarrollarse necesita desarraigar a la otra rompiendo todos sus
vínculos con la tierra.

Ahora bien ¿cómo llegó a existir esta máquina que a su paso transforma el territorio de la vida
en una planicie muerta, lista para ser planificada y/o puesta en valor?
Mural en Villa la Maternidad

Fuente: http://villalamaternidadcordoba-argentina.blogspot.com/search/label/El%20Desalojo

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Una historia posible de la máquina de destruir hogares

Una interpretación posible de la historia de una máquina sería aquella que haga evidente
cómo diferentes operaciones se han ido encontrando y concentrando en único aparato. Esa
reconstrucción no responde a una serie de pasos evolutivos que, en el caso de la topadora, irían de
modelos más viejos y primitivos a las modernas máquinas actuales. Por el contrario la historia que
considero importante construir es absolutamente interpretativa, y trata de establecer una cartografía
de las fuerzas de conquistas territorial y de sus operaciones técnicas que, tras un largo proceso
logran expresarse, actualizarse y profundizarse en la topadora.

Para contar esta historia voy a partir, un tanto arbitrariamente, desde el ferrocarril y su
expansión. Esta máquina, al igual que la topadora hoy, expresa el encuentro violento entre el
capitalismo y otras formas de vida. Considero que, en última instancia, la topadora es la puesta a
punto de algunas de las fuerzas que habitan el tendido de líneas férreas y el funcionamiento del tren.

El ejemplo más claro de las implicancias del avance del ferrocarril como avance del
capitalismo es el que se da en lo que hoy es el oeste estadounidense, donde el tren implicaba,
además de una aceleración de la circulación de trabajo, armas, capital y mercancías, la destrucción
de medios de vida de una enorme multiplicidad de pueblos que aún hoy siguen disputando el
territorio. Como el avance de la red de líneas férreas era muy resistido por los pueblos de las
llanuras, las fuerzas armadas y sus mortíferos Remington y cañones acompañaban los trabajos de
tendido. Las armas potencian el tendido en territorio enemigo, y el tren, que circula por el tendido,
permite llevar más armas a los puntos de combate. Fuerza policial y ferrocarril van de la mano.

En el esquema siguiente los colores han sido asignados a las partes de la historia que me
interesa contar. Por un lado tenemos a la locomotora (negro) que, al movilizarse por las vías
(verde), dispone de toda su fuerza para arrastrar vagones llenos de gente, armas o mercancías. La
fuerza de trabajo (rojo) prepara el terreno, lo aplana, lo vuelve regular para colocar las vías por las
que se deslizará el ferrocarril. Por delante van las fuerzas armadas (azul) con su terrible poder de
fuego, protegiendo vías, máquinas y trabajo, a la vez que aniquilando a fuerzas enemigas.

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El avance del ferrocarril fue la punta de lanza de la colonización del oeste norteamericano.
Luego de una cruenta pero inacabable guerra contra los pueblos de las llanuras quienes comandaban
la colonización dieron con que el blanco de las fuerzas armadas que acompañaban al ferrocarril
debían ser los bisontes. Las ventajas de eliminar a estos animales eran tres: por un lado, los pueblos
cazadores tenían sus dinámicas económicas, políticas y territoriales superpuestas a la vida de estos
mamíferos, es decir eran su medio de vida; por otro lado, las manadas de bisontes solían atacar los
trenes y obras que atravesaran su territorio; por último, eliminar a los bisontes era dejar disponible
todo su territorio para el nuevo modo de vida farmer. En este punto es donde aparece un saber
fundamental que acompañara al ferrocarril en su devenir topadora: 1) en la guerra por el terreno lo
fundamental es liberar espacio que está ocupado por otras formas de vida, 2) destruir a una forma de
vida humana de manera completa por aniquilación es muy costoso y peligroso, 3) es más efectivo
destruir los medios que esa vida se da para aferrarse al mundo.

Las tierras ocupadas por lxs nuevos farmers que vivían en torno a la dinámica del ferrocarril
eran poco estables, por lo que las nuevas máquinas del capitalismo agrícola, tractores tan pesados
como locomotoras, se hundían en el terreno. Para superar este problema los industriales intentaban
construir tractores de ruedas cada vez más y más grandes sin llegar a buenos resultados. Pero en un
momento dieron con avance poderoso: la oruga. Si las locomotoras no se hunden porque andan
sobre vías, la solución entonces se encuentra en dotar a las ruedas de los tractores de un sistema que
les de tanta estabilidad como las vías al tren pero sin limitar su recorrido a un tendido prefijado.
Fueron las Industrias Holt las que lograron plegar a las vías sobre las ruedas, generando una vía
infinita que acompaña al vehículo a donde quiera ir. La oruga (caterpillar en inglés) permite al
vehículo circular libremente por un terreno que no ha sido preparado para ello.

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De esta forma, el tractor de tracción continua nace como un tren autónomo, una locomotora
que introduce en su mecanismo a su medio (el tendido ferroviario). Esta invención abrió la
posibilidad de transportar por cualquier terreno vehículos de varias toneladas que no podían usar
ruedas y que podían arrastrar arados o cosechadoras por su potencia, así como un tren arrastra
vagones. De repente había disponible una capacidad de carga y empuje tan alta que se podía llevar
casi cualquier cosa a casi cualquier lugar (por ejemplo un cañón a un campo de trincheras, lo que va
a dar origen a los tanques de guerra). La empresa Holt va a ser uno de los nodos de la historia de las
máquinas que nos interesan, ya que, luego de fusionarse con otras corporaciones, dará origen a
Caterpillar Inc., la más poderosa productora de máquinas de movimiento de tierras. (Luego, más
adelante en el tiempo y aunque quede afuera de este relato, la topadora puede, en algunos casos,
independizarse de las orugas y utilizar neumáticos).

Tractor Holt de tracción continua

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Fuente: https://i.pinimg.com/originals/bb/bb/93/bbbb936ee386bf3cc0abf7bcb5507e5d.jpg

Para que la locomotora pueda circular una enorme fuerza de trabajo debía ser movilizada para
alisar el terreno y tender las vías. Este gesto, que a partir de la oruga ya no es necesario, no
desaparece sino que se invierte. Al despojarse de la tarea de arrastrar los vagones toda la potencia
del motor queda disponible para empujar. La tarea de lxs trabajadorxs se vuelve parte de la máquina
depositándose en la pala u hoja de la topadora: el trabajo de miles de cuerpos dispuestos a eliminar
todas aspereza e irregularidad del camino se hacen parte del vehículo. Así, el principio que
relaciona a la máquina con el medio se invierte totalmente: antes era necesario preparar el terreno
para que pueda circular la locomotora, ahora la topadora circula para preparar el terreno para otra
cosa. Lo que era condición para el funcionamiento del tren se vuelve el objetivo de la topadora.

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Como mencioné más arriba, el tendido ferroviario era sede y expresión del violento choque
entre la forma de vida del capitalismo moderno y otras que le resultaban incompatibles. Por ello,
para ganar la disputa por el espacio, el ferrocarril iba acompañado de fuerzas armadas. Esto no ha
cambiado una vez transformada la locomotora en topadora. Allí donde las topadoras avanzan con
toda su potencia arrancando hogares del suelo, la fuerza militar o policial acompaña para expulsar a
lxs indeseadxs y proteger a la máquina de sus justas agresiones. Sin embargo, decir que fuerza
policial y topadora van de la mano ya no es una metáfora que sirva para dar cuenta del vínculo
entre la máquina de destruir hogares y la fuerza letal. En los últimos avances que ha hecho
Caterpillar Inc. junto al estado de Israel, la potencia letal de las fuerzas armadas se han
metabolizado en la maquinaria misma de la topadora. El resultado es la horrorosa Caterpillar FDI 9,
también llamada ‘doobie’ (osito de peluche): una enorme máquina blindada que posee, encima de la
hoja o pala, ametralladoras que se manejan desde el interior de la cabina. La protección y el ataque
que antes brindaban personas armadas ya no van de la mano, sino que son parte integral del diseño
mecánico.

Caterpillar FDI 9

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Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Caterpillar_D9

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Franja de Gaza (2014)

Fuente: https://www.timesofisrael.com/palestinians-set-off-bomb-against-idf-vehicle-near-gaza-
army-retaliates/

Esta última integración logra concentrar a todas las fuerzas de la breve historia que invito a
reconstruir aquí en una única máquina. La topadora es una versión más concreta del ferrocarril. Este
artefacto es capaz de moverse en cualquier terreno sin la necesidad de que este sea preparado, de
hecho frente a la presencia de obstáculos como casas o infraestructura vital no se detendrá, sino que
utilizará su potencia para destruirles. La estrecha vinculación entre máquina de destruir hogares y
fuerza armada se está incrementando de tal manera que la capacidad letal está incorporándose al
diseño mismo de la topadora.

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Lejos está la topadora de haber terminado su recorrido evolutivo. Este artefacto seguirá
transformándose (tal vez en algún momento dejemos de llamarle topadora) mientras existan
voluntades dispuestas a arrancar a otras formas de vida de su medio. Las topadoras son la expresión
del exterminio de la multiplicidad, de la estandarización de las maneras de habitar el mundo. El
grito ¡afuera las topadoras! es la expresión de los proyectos de construcción de espacios para la
vida que no están dispuestos a rendirse frente al avance del despojo y el monocultivo. Frente a las
máquinas de movimiento de tierra y contra la fuerza geológica del capital, por debajo y más allá de
ellas, florece el mundo donde quepan muchos mundos, y de su capacidad de echar raíces y producir
alianzas poderosas (es decir, de nuestra creatividad) depende el futuro del planeta y las vidas dignas
que lo habiten. La tierra será digna porque será para, por y a través de la vida digna.

¡No pasarán! ¡Afuera las topadoras!

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Fuente: https://i.pinimg.com/originals/16/24/f2/1624f2ac5e5510c274aa68ee338e4d43.jpg

Materiales consultados

Daniel Alcoba, Los indios, el ferrocarril, los bisontes y la guerra. Disponible en:
http://dalcoba.blogspot.com/2012/12/los-indios-el-ferrocarril-los-bisontes.html

Leopold Lambert, The Palestinian Ruin as an Israeli Architectural Project. Disponible en:
https://thefunambulist.net/architectural-projects/new-book-bulldozer-politics-the-palestinian-ruin-
as-an-israeli-architectural-project

Mercedes Ferrero, Ciudad capitalista, gobierno y resistencias. Un estudio de casos múltiples de las
ciudades de Asunción, Córdoba y La Paz. Tesis Doctoral.

Walter Benjamin, Tesis de la Filosofía de la Historia. Disponible en:


http://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Benjamin-TesisDeFilosofiaDeLaHistoria.pdf

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