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MICRORRELATO

DEFINICIÓN DE GÉNERO.

CONCEPTO DE GÉNERO.

Diversos teóricos.

Boris Tomachevski. “Entiende el género literario como un esquema o una serie de rasgos
presentes en la estructura de toda obra literaria perteneciente a esa clase”. (citado en Pujante, 222)

Gérard Genette. Identifica género como architextualidad entendida como “el conjunto de
categorías generales o trascendentes – tipos de discurso, modos de enunciación, géneros literarios, etc. - del que
depende cada texto singular. (Citado en Pujante, 222).

Fernando Lázaro Carreter. Resume a Boris como “un conjunto perceptible de


procedimientos constructivos a los que podrían llamarse rasgos de géneros. Estos rasgos constituyen un esqueleto
estructural que yace bajo las obras concretas de ese género” (Pujante, 222).

“Una de estas ideas recurrentes en la genealogía ha sido la de relacionar el concepto de género con
los participantes en la comunicación literaria” (Pujante, 223). A este respecto Fernando Cabo (citado en Pujante,
223) dice que “el género tiene su lugar tanto en la producción, como en la recepción, en la crítica o en la propia
forma del texto”. Así, Cabo establece tres tipos de género: el autorial, como “construcción del autor en su propio
texto, en el que encontramos referencias a otras obras que sirven como modelo” (Pujante, 224), que se ve en el
microrrelato en cuanto a que los autores suelen explicitar sus influencias (Pujante, 224); el género de la recepción,
definido tanto por la lectura individual como por los procedimientos del texto para que el lector entable el diálogo
con el texto adoptando una postura receptiva concreta (Cabo, citado en Pujante, 225), visible en el microrrelato en
cuanto a que “presuponen un lector avezado, capaz de comprender correctamente unos relatos que se mueven
entre lo elíptico y lo sobreentendido” (Pujante, 225); y el género crítico, “la configuración metadiscursiva d ellos
géneros a través de la recepción crítica de la Literatura” (Pujante, 225).

Esta idea del género como algo más allá de los rasgos estructurales también es compartida por
Hernández Darío que afirma que “los teóricos que clasifican el microrrelato como subgénero del cuento suelen
obviar, además, que, en la descripción y definición de un género literario, entran en funcionamiento otros factores
aparte de los puramente estructurales (…) como son los de carácter pragmático – las claves que determinan la
creación, publicación y recepción de un microrrelato no son iguales a las del cuento – e histórico.” (Hernández,
Darío, 2013, 71).

En este trabajo, la enmarcación del microrrelato como género autónomo se llevará acabo analizando
algunos rasgos propios de esta forma narrativa bebiendo de la definición de género aportada por Cabo.

Pujante Cascales, Basilio (2013). El microrrelato hispánico (1988 – 2008): teoría y análisis. (Tesis doctoral).
Universidad de Murcia, España.

EL DEBATE DEL GÉNERO.

Lo primero a mencionar es que el tema del género del microrrelato carece de conclusión unánime.
Según Basilio Pujante (2013, 219), esto se produce tanto por su novedad, que conlleva una falta de estudio, la falta
de un término concreto consensuado para referirse a él, su cercanía al cuento y su apropiación de mecanismos y
registros de otras formas literarias.

Pujante Cascales, Basilio (2013). El microrrelato hispánico (1988 – 2008): teoría y análisis. (Tesis doctoral).
Universidad de Murcia, España.

Así, la discusión de la independencia genérica del microrrelato tiene psoturas que afirman tanto
que es un género independiente (centrando su análisis en rasgos exclusivos del microrrelato) y los que postulan su
adhesión al cuento (enfatizando sus rasgos comunes).

Hernández, Darío (2016). El estudio del microrrelato. La revitalización de la filología. Revista Forma (13).
DEFINICIÓN DE MICRORRELATO.

“El microrrelato es una forma literaria narrativa que va surgiendo con la crisis de la modernidad y adquiere su
estatuto genérico en el seno de la posmodernidad. Se caracteriza por la intensidad, la tensión y la unidad de efecto,
conseguidas fundamentalmente por la complejidad de sus mundos ficcionales, la virtualidad de la narración y la
brevedad textual extrema”. (Bustamante Valbuena, 2012a, 62)

“Si bien muchos de estos rasgos pueden ser atribuidos a otros géneros o formas, conforman un conjunto
entretejido de principios y requisitos pragmáticos, de la historia y del discurso que sólo se corresponde con el
microrrelato.” (Bustamante Valbuena, 2012a, 62).

“Se trata pues, de un género histórico contemporáneo, conformado en principio a partir de otras formas con las
que entra en contacto y se mezcla, a las que transforma e incluso fagocita. Pero en su evolución ha llegado a
adquirir identidad propia”. (Bustamante Valbuena. 2012a, 62).

Bustamante Valbuena, Leticia (2012a). De cómo el microrrelato se ha convertido en un fenómeno cultural.


Fábula: revista Literaria (33, 62-68).

“Microrrelato remite a un texto literario en prosa, articulado en torno a los principios básicos de hiperbrevedad,
narratividad y ficcionalidad” (Andres-Suárez, citado en Delafosse, Émilie, 2013, 70).

Delafosse, Émilie. Internet y el microrrelato español contemporáneo. Revista letral (11).

CARACTERÍSTICAS.

“Cuando hablamos de microrrelato, nunca hay que perder de vista que la brevedad no es la característica
definitoria del género, sino una consecuencia de la intensidad de su estructura referencial, que encuentra su mejor
forma de representación en la extensión hiperbreve. En el microrrelato importa más la concisión que la brevedad.”
(Navarro Romero, 2014, 3)

Navarro Romero, Rosa María (2014). Literatura breve en la red: el microrrelato como género transmediático.
Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos (27).

Para Darío Hernández (2016, 70), los elementos constitutivos del microrrelato serían la concisión, la literariedad, la
ficcionalidad y la narratividad.

Hernández, Darío (2016). El estudio del microrrelato. La revitalización de la filología. Revista Forma (13).

RASGOS DISCURSIVOS.

NARRATIVIDAD. Según Ródenas de Moya (citado en Bustamante Valbuena, 2012b, 35) en los
distintos tipos de vacíos que aparecen en el microrrelato está lo inenarrable (omisiones por contenido trivial o
tabú); lo elidido (información suprimida que se puede restablecer en el proceso de lectura mediante rastros
dejados en el texto) y lo desnarrado (las posibilidades descartadas por autor y/o los personajes, aunque el lector
llegue a ellas y las considere de importancia en su significación).

Según Andrés Neuman (citado en Bustamante Valbuena, 2012b, 35), los procedimientos discursivos
usados para suplir los vacíos y condensación de la historia son la “singularidad y nuclearización de la acción,
abreviación y linealidad temporal, minimización de la configuración espacial, reducción del número de personajes y
de la caracterización actoral, preponderancia de la narración frente al diálogo o a la descripción y empleo de
anisocronías, en especial, de elipsis, que produce aceleración rítmica”.

“Los elementos de la narración condensada se pueden expresar con marcas lingüísticas mínimas,
pero imprescindibles para que el microrrelato no pierda su esencia narrativa” (Bustamante Valbuena, 2012b, 36).

“El microrrelato (…) ha de poseer sustancia narrativa y por mucho que ésta se haya adelgazado o se
haya transmutado en el discurso, habrá dejado los indicios linguisticos necesarios que permitan al lector
reconstruirla o construir su propia aproximación. Esto significa que el microrrelato posee virtualidad narrativa”
(Fernández Pérez, citado en Bustamante Valbuena, 2012b, 36),, virtus para producir un efecto narrativo.
HIPERBREVEDAD / BREVEDAD EXTREMA. Según Bustamante Valbuena (2012b, 32), “la brevedad,
rasgo imprescindible en el microrrelato, plantea dos problemas fundamentales: su medición, es decir, cuánto de
breve ha de ser un microrrelato para ser considerado como tal; y su vinculación con otras características, con las
que se establece una relación de causa o de consecuencia”.

En cuanto a la extensión, su tema se ve condicionado por cuestiones culturales, espaciales y temporales. En


la literatura hispánica se determina por el número de palabras o líneas, habiendo consenso cobre la idoneidad de
una página. Esta decisión condiciona aspectos pragmáticos como la “unidad de efecto, el impacto sobre el lector y
las nuevas estrategias de lectura” (Bustamante Valbuena, 2012b, 32).

La brevedad (uno de los elementos constitutivos del microrrelato), es el origen de cualidades como, según
Violeta Rojo (citada en Bustamante Valbuena, 2012b, 32) “un lenguaje preciso, la anécdota comprimida, el uso de
cuadros y el carácter proteico”. Hay una relación lógica entre la brevedad y los rasgos de diferentes niveles como
los formales (referidos a la sustancia y la progresión narrativa, el perfil de personajes, el tratamiento espacio-
temporal, la economía verbal o la voz narrativa); los temáticos (la intertextualidad, la tendencia a la metaficción, la
sátira o el humor); y estructurales (formas del discurso, la relevancia del título, el inicio, el cierre). (Bustamante
Valbuena, 2012b, 33).

DENSIDAD SÉMICA E INDEFINICIÓN SEMÁNTICA. “El microrrelato tiende a postular mundos (…) con
un grado de indefinición muy elevado. Cuanto menos explícito es el texto, tanto más indeterminado es el mundo
ficcional”. (Bustamante Valbuena, 2012b, 33). Así, la densidad e indefinición del mundo y el tener que acotarlo en
un texto hiperbreve es un condicionante del microrrelato a todos los niveles.

Según Ruiz de la Cierva (citado en Bustamante Valbuena, 2012b, 34) “la necesidad de constreñir (…)
produce un discurso de gran intensidad semántica, tensión narrativa y precisión lingüística”.

Esto da lugar a la frecuente representación de un mundo con vacíos e indeterminaciones, así como
elementos narrativos omitidos, la intertextualidad, las técnicas discursivas del sumario, la alusión, la elipsis, el uso
de recursos lingüísticos destinados a la plurisignificación y la connotación, etc, siendo necesario, por tanto, un
proceso de creación y recepción complejo, laborioso y exigente (Bustamante Valbuena, 2012b, 34).

RASGOS PRAGMÁTICOS.

COMPLEJO PROCESO DE CREACIÓN. A este respecto, la hiperbrevedad del microrrelato obliga al


autor a elaborar su mundo combinando información nueva e información que se da por supuesta, mientras debe
prescindir de elementos narrativos (o aludirlos meramente) sin perder lo esencial de la narración, a fin de que la
condensación y concisión expresiva atraigan el interés del lector. (Bustamante Valbuena, 2012b, 37).

En la inventio, el autor debe poseer un amplia competencia cultural, y en la dispositivo tendrá que
ser capaz de manejar con habilidad los elementos narrativos y su organización discursiva (a fin de que las
estrategias para progresar y dar tensión narrativa sean eficaces), poseer altas competencias lingüísticas y estéticas
(para elaborar el lenguaje rigurosa y precisamente, así como otorgarle un alto poder de evocación y sugerencia), así
como tener competencia emocional (para romper las expectativas y que su intención sea captada). (Bustamante
Valbuena, 2012b, 37).

EXIGENCIA DE UN LECTOR ACTIVO Y COMPETENTE. Según Bustamante Valbuena (2012b, 38) se


presupone un lector cultivado, suspicaz y dispuesto a cooperar. Esto se debe a que, según Ródenas de Moya (citado
en Bustamante Valbuena, 2012b, 39) “el microrrelato (…) propugna un lector activo que (…) se convierte en co-
creador”.

CONCLUSIONES.

Sí es un género.

Andrés-Suárez entiende que el microrrelato, si bien comparte rasgos y cierta historia con el cuento, su
“ejecución en grado extremo produce un cambio cualitativo y no solo cualitativo, las relaciones que se establecen
entre esos rasgos son diferentes y también resultan distintos los factores pragmáticos de producción, recepción y
contexto (…). Su progresiva reducción y su condensación genera, en mi opinión, una mutación estructural y un
cambio de estatuto genérico, llegando a convertirse ne una entidad autónoma e independiente.” (citado en
Bustamante Valbuena, 2012b, 71).

Bustamante Valbuena sostiene que, “entre todos los rasgos fundamentales que conforman la
caracterización del microrrelato como hecho literario se teje una red de interrelaciones que son las que realmente
lo identifican como género autónomo” (Bustamante Valbuena, 2012b, 73). Así, aunque el cuento influye en el
microrrelato en cuanto delimita sus “máximas de tensión, intensidad y unidad de efecto, también intervienen la
recuperación e incorporación de elementos de otras categorías genéricas (…) que, combinadas en la particular
macroestructura narrativa del microrrelato y plasmadas en el discurso con un alto nivel de desrealización,
simbolización y desautomatización, producen una clase textual diferente” (Bustamante Valbuena, 2012b, 73).

Bustamante Valbuena, Leticia (2012b). Una aproximación al microrrelato hispánico: antologías publicadas en
España (1990 – 2011). (Tesis doctoral). Universidad de Valladolid.

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