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Vidas Cruzadas
Vidas Cruzadas
Ellas quienes eran las encargadas de cocinar, de velar por el cuidado de los niños
y de los deberes necesarios para mantener una casa en pie. Aún así no eran
consideradas como personas iguales, eran vistas como una subespecie la cual no
tenía mayor cabida e importancia en el país. Estos hechos se reflejaban en la vida
cotidiana, tan absurdos como ponerles un baño separado de la casa, dejarlas en
la cocina fuera de la vista de los invitados o incluso dejarles a la intemperie sin
paga, sin recomendación y calumniadas. Bajo la máscara hipócrita de sus amas
que preferían ayudar a países como África antes que sus prójimos más cercanos,
todo por la absurda escusa del color de la piel.
Pero a pesar de todas estas ideas racistas fundadas desde la infancia, no toda la
sociedad compaginaba con ellas, este fue el caso de una joven visionaria y
apasionante escritora, Skeeter, cuya lucha por la igualdad social no se verá
reflejada en manifestaciones o discursos, sino, una forma más sutil y emblemática,
esta será la “escritura”, compilará entonces las historias y vivencias de varias
sirvientas, ellas le confiaran una vida llena de dolor, desdicha, risa, llanto y amor.
De tal forma que hará ver a su comunidad que nada tiene de civilizado el tratar a
una persona que comparte rasgos diferentes a ellos como una basura simple a la
cual se puede botar, estrujar y olvidar.
Muchos son los países que bajo la máscara hipócrita dicen ser un ejemplo para el
mundo, bajo hermosas heráldicas y lemas, por sobre los monumentos que
representan la hermandad de los hombres, tras las bellas letras llenas de
musicalidad que se interpretan en miles de lenguas, pero no son más que basura
cuando se conoce el trasfondo, cuando a diario en los noticieros del mundo nos
muestran cuan viles podemos ser, quitando la vida, destruyendo y haciendo la
guerra a cuanta persona no esté de nuestro lado. Pensamos que el racismo sólo
viene de los países avanzados y su enorme ego, pero no es así, a pesar de que
México no encabeza las listas de los países con mayor racismo en el mundo, no
podemos pasar por alto las discriminaciones que se hacen a diario a las personas
indígenas y sus lenguas, los pobres, los niños, los homosexuales o las personas
de la tercera edad o entre nosotros mismos.
No importa en qué época histórica nos encontremos, cada nación, reino y poblado
del mundo tiene una participación destacada en este asunto. Según un informe de
la ONU que fue hecho en el año 2011 existe un toque de racismos en mayor o
menor grado entre las naciones, en quinto lugar encontraremos a la suntuosa
Viena y la moderna Alemania, producto del legado nazi y del antisemitismo
fundado durante los 18 años de Hitler en el poder durante los años 1930-1940.
Le sigue los pasos Argentina, quien brindó ayuda a los nazis después de la
guerra. Considerados una raza hermosa por sus genes italianos y alemanes. Una
nación tan superficial y condenada por la belleza y lo extranjero. Le sigue España,
presumiendo su amplio poderío del pasado y jactándose de haber dado progreso
a la América Latina, que agobiada sólo posee un recuerdo egoísta de sus genes
ibéricos.
Después, caminando por la alfombra roja esta Israel, el pueblo elegido por Dios, la
“Tierra santa” , una tierra que mata a hierro por sus creencias, dignos ellos de
reinar a la par de Dios. El siguiente país no les sorprenderá tanto, el ganador del
Premio Nobel en la categoría de “La Paz Armada” es para Estados Unidos, un
país que en cada ámbito y aspecto de la vida le cuerda a los latinos, europeos,
musulmanes, chinos, japoneses, israelitas… que su política es solo para los
blancos, “América para los americanos” decía la doctrina Monroe. Basta con
mencionar el nuevo muro de la vergüenza que se construye en la frontera de
nuestro país y las nuevas reformas de los indocumentados.
Tal parece que los seres humanos jamás encontraran la forma para vivir juntos en
armonía, sea cual sea la escusa absurda o brutal para someterse los unos a los
otros. La historia humana tiene hermosas maravillas y creaciones de los cuales
merecemos estar orgullosos, puesto que tenemos el don para crear y transformar
a voluntad, pero también debemos reconocer nuestros errores, causantes ellos de
condenar a miles de personas y cientos de generaciones, llevando a nuestro
futuro a las peores atrocidades que hemos creado juntos.