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De Arte Contemporáneo a Espectáculo de Variedades

Notas sobre la puesta en descrédito del Yorch Internacional1

Por Ana Rosa Valdez

¿De qué manera puede integrarse las distintas miradas sobre arte que operan
en nuestro contexto? ¿Es posible concebir un evento de arte masivo, que pulse
esta inquietud, sin preocuparse por la escasez de recursos? ¿De qué forma
puede establecerse un nexo entre la producción artística local y global de
manera “lúdico-crítica”, es decir, desenfadada? Estas fueron, creo yo, algunas
de las interrogantes que llevaron al Combinado de Arte Contemporáneo
“Déjame ver”2 a organizar un segundo acápite del “Todo por 1 Yorch”
Encuentro anual de Arte Contemporáneo de Bajo Presupuesto.

El evento se proponía masivo, trataba de hacer partícipe al público más


diverso; idea por de más desgastada y casi en desuso, e inclusive moralmente
ya inoportuna. Pero más allá de las conflictividades éticas que esto pudo
suponer, lo que debería ser puesto en relieve son cuestiones como la
conversión de la estética de lo imperfecto en estética de la chapucería, el
hecho de que la buena vibra y la buena onda como doctrinas filosóficas no
resuelven nada, y que la informalidad si no es medida puede convertirse en un
desastre fatídico. Como colaboradora de este proyecto, propongo a
continuación algunos comentarios sobre la dificultad de generar una conciencia
crítica con relación al arte desde un pensamiento acríticamente lúdico y
desenfadado –a propósito de los desastres organizativos del evento.

Abierto a todo el público (¿arte de y para las masas?)

“El problema ya no es desplazar los límites del arte, sino poner a prueba los límites de
resistencia del arte dentro del campo social global”.
Nicolás Bourriaud

Conceptualmente, el Yorch planteaba la participación masiva del público local e


internacional, y un tema lo suficientemente genérico como para garantizar una
buena acogida (el dólar). Desde aquí puede observarse una intención populista
que jamás podría llegar a feliz término: supuestamente en este evento el sujeto
común y el artista súper reconocido podían “encontrarse”, “hacerse amigos”.
Esta idea, regularmente infructífera dada su pretensión excesivamente
optimista, sin embargo pudo haberse desarrollado creativamente si las
estrategias de comunicación hubiesen priorizado el diálogo directo y crítico con
comunidades y actores culturales comprometidos con las corrientes de arte
comunitario, arte público, de inserción social, etc.

El slogan rezaba “Para que el dinero no sea una excusa para no hacer arte y
para que el arte no sea una excusa para no hacer dinero”, pero la manera en
1
Para más información sobre el evento, visite www.dejameverarte.blogspot.com, y
www.espaciovaciogye.blogspot.com.
2
Integrado por Xavier Blum / Isabel Mármol / Carlos Pérez / Patricia Rodríguez / Carlos Vaca / Susy
Murrieta / Andrés Fonola Valencia.
que esta idea fue asumida no generó nada más allá de un momento de
socialización en Espacio Vacío, en Diva Nicotina o en Queso de Leche (sedes
del evento). Todavía nos queda preguntarnos qué fue lo que falló, si el tema o
la convocatoria; porque al final de cuentas, las obras, los asistentes y los
posibles interesados fueron más bien pocos –a decir verdad, los mismos que
farandulean desde siempre en este tipo de acontecimientos.

No obstante, la presentación de obras no fue del todo siniestra. El video de


Falco, la curaduría pirata de Rodolfo Kronfle, la acción performática de María
Fernanda López y la obra de Felipe Cortés son piezas que de alguna manera
asumían el tema del dólar de manera oportuna3.

Cuando la informalidad acrítica genera caos

“A veces se atribuye una política radical al arte por una débil analogía entre un mundo abierto y
una sociedad inclusiva, como si una forma poco sistemática pudiera evocar una comunidad
democrática, o una instalación no jerárquica predecir un mundo igualitario...”
Hal Foster

Las vertientes más fructíferas del arte contemporáneo son las que nos permiten
vislumbrar mundos imaginados de manera crítica, problematizar sobre
conflictos colectivos, pulsar tópicos genéricos que nos hablen de nuestras
realidades y de las realidades otras. El hecho de que estas corrientes se
manifiesten en muchos casos pesimistas, apocalípticas o radicalmente críticas
no es para menos: la cosa no está buena... Los motivos de la risa en el arte
sólo pueden asumirse de manera crítica; hay muy poco qué celebrar en estos
días. Y si no, siempre queda el circo, el cine, la telenovela o el teatro callejero.
Muchas veces, bajo la filosofía de que “es más fácil hacer llorar que hacer reír”,
puede llegarse a una acriticidad nociva o al entusiasmo desabrido.

3
“El otro capital simbólico”, obra en video de Falco, constituía la documentación de un performance
realizado a propósito de la muestra “Otro Arte en Ecuador”. La acción consistía en repartir entre los
asistentes del evento el dinero que se le había asignado como participante de la muestra. La cantidad
($300) fue desmenuzada en billetes de un dólar, los cuales fueron intervenidos con la numeración del
001/300 al 300/300 en el anverso, y con el título de la obra al reverso. De esta manera, el autor llamaba la
atención sobre los malos manejos en las gestiones institucionales de las entidades culturales, cuestión que
nos aqueja constantemente en nuestros contextos.

La obra de Rodolfo Kronfle incluía un texto “explicativo”, que preconizaba la intención paródica de su
participación. Cierto fragmento del escrito explicaba: “...esta contribución curatorial problematiza la
relación que existe entre lo falsificado y lo pirata en el campo de las ideas, en las reivindicaciones y
pavoneos autorales, y en la manera como el arte se fagocita a sí mismo para continuar generando obras”.
La pieza consistía en una réplica de la obra “One million dollars” del artista cubano Wilfredo Prieto.

Estas obras, más allá de plantear un acercamiento a las masas, o de pulsar temas sobre conflictos sociales,
encuentran sus públicos idóneos en quienes poseen de antemano ciertos conocimientos sobre arte.

En el caso de María Fernanda López, el performance consistió en recaudar la cantidad de un dólar a


través de una serie de acciones –cómicas, irracionales o irónicas- propuestas a los transeúntes de la calle
Rocafuerte (Zona Rosa) y a los asistentes del evento; cada acción era realizada por la artista a cambio de
la económica cantidad de $0.01. En este caso, el desenfado y la informalidad funcionaron como estructura
metodológica con felices resultados, ya que se insertó momentáneamente en el tejido urbano, generando
un encuentro directo con el “consumidor final”. Ciertamente sólo en aquella obra la idea de informalidad
resultó realmente invicta.
He mencionado que el Yorch intentó posicionarse como un encuentro informal,
abierto a todo el público, donde la gente tuviera muy “buena vibra”. Todo podría
haberse dado felizmente, si tal desenfado no se hubiera convertido en un
verdadero desastre, en un caos total. Véase el caso de lo ocurrido en Diva
Nicotina. Se citó al público a una hora determinada para presenciar las obras
performáticas y de artes escénicas, pero por errores técnicos y problemas de
logística sólo fue presentada la acción de TUAMI, ya por la madrugada. Otro
escenario catastrófico fue el evento “teórico” –del cual formé parte como figura
patética tratando de salvar lo insalvable-, en el cual los asistentes, como en un
“happy end” telenovelesco, pudieron cantar en un improvisado karaoke cierta
melodía romántica que pienso debe pertenecer a la cantante Yuri. Nunca supe
qué tenía que ver un evento teórico sobre arte local y la letra de esta canción4,
pero sigamos. Así, observamos un tránsito del arte contemporáneo al
espectáculo de variedades, donde todo estuvo “chévere” y “lleno de energía”...!
(Lástima que nos haya hecho perder el tiempo a quienes nos preocupamos por
cuestiones menos hilarantes).

Pero la cuestión no es tampoco anatematizar las nociones de lo informal y lo


precario, que ya han sido exploradas de manera hábil y acertada por artistas
como Thomas Hirchhorn en su Museo Precario, un proyecto de arte
comunitario realmente sorprendente por su capacidad de gestión; Humberto
Velez en The Mancunian Way, proyecto que proponía generar un encuentro
informal y emotivo a propósito de la reapertura de un espacio público en
Manchester; Jens Haaning en Turkish Jokes, una acción que consistió en
contar chistes en turco en una ciudad alemana a través de un altavoz, aquí la
idea era crear una comunidad provisional que metaforizara la realidad de las
comunidades de inmigrantes; o Rirkrit Tiravanija en su proyecto The Land, un
“espacio a gran escala para uso de artistas” en Tailandia, que plantea como
statement colectivo el “compromiso social”. La meta que persiguen estos
artistas con sus obras relacionales5 es transformar la recepción pasiva en
participación activa, generando encuentros y comunidades efímeras, pero
sumamente emotivas. En cada caso puede observarse el rigor crítico al elegir
el tema, el espacio y el público.

En el caso del Yorch, la idea de generar un evento informal coqueteaba más


bien con la pretensión de posicionarse en contra de una oficialidad establecida
en dos circuitos fundamentales: la parte conservadora y tradicionalista
(asentada en concepciones de arte modernas y nacionalistas, levantada sobre
la empiria legitimada) y la contraparte académica (vinculada a los procesos
internacionales del arte, desde una visión más posmoderna de producción
“desde” y no “sobre” lo local).

Son muy pocos los que siguen esperando que el arte venga a redimirnos (ni la
más atractiva de las religiones lo ha conseguido), o que nos emancipe del tedio
cotidiano (para eso está la Industria Cultural y del Entretenimiento). No
obstante, bravo por los que luchan en estas trincheras, aunque no vislumbren
que sus acciones son más bien de corto alcance. No porque actúen desde lo

4
Siiii... para enamorarme basta una hora… pasa ligera… la maldita primavera… pasa ligera… me hace
tanto daño a mi…!
5
Según la idea de Nicolas Bourriaud sobre las formas relacionales.
micro-político, lo cual sería genial y pertinente, sino porque reproducen
cánones tradicionales: arte para todos, arte para las masas, arte para la vida...

Epiloguito enjundioso

Para terminar, quiero proponer el párrafo inicial del texto de Humberto Velez, El
espectador en el Arte Público. Notas sobre proyectos colaborativos en América
Latina y Europa:

“Hace poco, en una entrevista en Liverpool, con un asilado político del Congo,
este me pregunta enojado: “¿y cómo diablos me va a ayudar que yo participe
en un proyecto de arte con el Home Office?” (la autoridad migratoria de Reino
Unido). Le dije que no tenía respuesta, que estaba comenzando a desarrollar el
proyecto y tratando de buscar formas de lidiar con este problema. “Mucha
suerte” –dijo-, “estoy seguro de que todos ustedes son personas
bienintencionadas y les deseo lo mejor”, y salió de la oficina.”

Ana Rosa Valdez


Guayaquil, 13 de julio de 2009.

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