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Psicología cuántica/holográfica

José Del Grosso

“Conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”


Oráculo de Delfos

El mundo visible no es ni materia ni espíritu,


sino la organización invisible de la energía
H. Pagels

La psicología y la física han sido entendidas durante milenios como


disciplinas que tienen objetos de estudio de distinta naturaleza. La
física mecanicista nos enseñó que el sustrato último del Universo
estaba constituido por átomos o pequeñas bolitas eternas, sólidas,
discretas, observables, medibles…, los cuales debían ser entendidos
como ladrillos básicos de construcción, a partir de los cuales existen
todos los objetos visibles que conocemos y entre los cuales sólo
existe un vacío.
Adicionalmente, la física newtoniana impuso una serie de
principios epistemológicos, los cuales, por una parte, condujeron a la
reducción de la psicología a la física y, por otra, a una psicología
fraccionada que niega los fenómenos psicológicos no observables
directamente o que los reduce, entre otras cosas, a reacciones
fisicoquímicas, tal como ha venido haciendo con procesos psíquicos
como el aprendizaje, la memoria y la percepción.
Si bien la física mecanicista en un principio demostró ser útil para
conocer ciertos aspectos de la realidad como los objetos en
movimiento, muy pronto también dio signos de ser ineficaz para
conocer otros aspectos como sucede en termodinámica, el
electromagnetismo y la radioactividad.
Así mismo, al partir del principio cartesiano de res cogitans y res
extensa, generaron una dualidad irreconciliable, que pone distancia
entre la mal llamada materia inerte y la vida, así como entre la
“materia inerte” y la mente, al considerar que materia, vida y mente
poseen de fondo naturalezas totalmente distintas, lo cual, desde
luego, ha dificultado entender la relación entre “materia”, vida y
mente.
Ese no encajar de los principios epistemológicos de la física
cartesiana-newtoniana impulsó a los científicos a indagar más allá
del orden implícito que, entre otros, establecieron Copérnico,
Galileo, Descartes y Newton.
A partir de las exploraciones e investigaciones realizadas por
diversos científicos con el objetivo de poder conocer y explicar el
nuevo conjunto de fenómenos que no cumplían las leyes
newtonianas fue posible descubrir la existencia de nuevos órdenes
del Universo que van más allá del átomo, los cuales condujeron a
proponer los principios epistemológicos del paradigma relativista,
del paradigma cuántico, del paradigma holográfico y la teoría del
caos, que cambiaron, entre otros aspectos, la manera de entender la
“materia”, la vida y todos los procesos psíquicos.
El hallazgo de nuevos órdenes más profundos que los newtonianos
en el Universo, no sólo ha conducido a cambios perceptivos de la
realidad, sino que además ha venido estableciendo puentes entre la
física y la psicología. Uno de ellos es el considerar que el trasfondo
último de la realidad es el holomovimiento o sustrato común a todo
cuanto existe en el Universo (Bohm, 1992).
Según Bohm (1992), de manera muy sintética, el holomovimiento
contiene un orden plegado, que al desplegarse pone de manifiesto la
existencia de las partículas (electrones, protones…), las cuales tienen
entre otras propiedades el ser al mismo tiempo materia y energía,
dependiendo del contexto del ambiente en el que existen y están
sujetos a observación; un movimiento discontinuo y no lineal, es
decir, que saltan de un lugar a otro sin pasar por espacios
intermedios; el afectarse entre sí a pesar de la distancia que medie
entre ellas; el que cada partícula del Universo contiene de alguna
manera la información de todo el Universo; y el que actúen como si
tuviesen consciencia.
Estos hallazgos y otros de los que hablaré más adelante justifican la
empresa de generar una nueva psicología, a la cual denominó
cuántico/holográfica, en función de los nuevos órdenes hallados por
los científicos y de los principios epistemológicos que se han
generado principalmente en la física cuántica, la teoría holográfica y
la teoría del caos.

¿Qué es la psicología cuántico/holográfica?

La psicología cuántica/holográfica es una disciplina científica


teórico/práctica, basada en los diversos principios epistemológicos
derivados esencialmente de los paradigmas cuántico y holográfico, la
cual tiene como objetivo explicar todas las posibles experiencias del
hombre, quien es/siendo en contexto y relación a través, en y con el
Universo, sin reducir la psicología a la física o viceversa, pues los
hallazgos de las investigaciones realizadas por los físicos cuánticos
sugieren que tanto la materia como la consciencia y todos los
fenómenos psicológicos tienen un sustrato común indivisible, al cual
David Bohm ha denominado holomovimiento.
La psicología cuántico/holográfica lleva implícita no sólo el
mandato del Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo…”; sino
también el acierto de que en nosotros se halla implicado todo el
Universo. Al conocernos, al ir hacia nuestro interior, conocemos
todo el Universo y, por ende, a los dioses, lo Creativo/lo Creado, el
Atman, la Gran Consciencia, pues somos/siendo en Él, con Él y a
través de Él. ¿Acaso no somos materia/energía; mente/cuerpo… al
mismo tiempo?
La psicología cuántico/holográfica puede entenderse también como
una psicología general integradora, es decir, como una disciplina que
como un todo le da un sentido de unidad e identidad a todos los
procesos psíquicos bajo la concepción de que todos ellos tienen
como sustrato común la consciencia.
La aproximación a esta psicología unificada es realizada desde una
perspectiva interdisciplinaria con el objetivo de entender toda la
amplia gama de aspectos que abarca la experiencia humana y la
realidad que construimos.
Se trata de una psicología holística personal y transpersonal abierta
a todas las experiencias del hombre en relación íntima con el
Universo, pues es el Universo en su holomovimiento lo que hace
posible tanto su existencia física como sus experiencias.
Bohm postula que el Universo es una totalidad indivisible que fluye
en un movimiento eterno en el cual prevalece el orden, de modo que
la realidad es una totalidad indivisible y es movimiento. Una de las
consecuencias de ello es

“… el conjunto de elementos de aspecto espacial que conlleva


cambios discretos o discontinuos. La continuidad espacio-tiempo es
algo que abstraemos de procesos discretos o discontinuos subyacen-
tes. Así, no construimos el universo comenzando por algunos
elementos básicos en el tiempo y en el espacio. En su lugar,
comenzamos con el “flujo” y la idea de que el orden prevalece en el
flujo. Ello permite el elevamiento o “ponerse en pie” de elementos
que pueden ser ordenados en estructuras familiares” (Pylkkänen,
2007, p. 49).

Sobre esta base, igual que lo hacía Bohm, podemos mirar y pensar
la materia y la consciencia como dos aspectos de o formas de mirar
a una realidad subyacente, la cual es movimiento que contiene un
orden implicado.

“…, en cierto sentido, la consciencia (que consideramos que incluye


el pensamiento, el deseo, la voluntad, etc.) debe estar comprendida
en el orden implicado, juntamente con la realidad como un todo. Es
decir, estamos sugiriendo que el orden implicado se aplica tanto a la
materia (viviente y no viviente) como a la consciencia, y que, por
consiguiente, esto hará posible una comprensión de la relación
general entre ambas, por lo cual seremos capaces de llegar a cierta
noción del fundamento común de ambas” (Bohm, 1980, p. 272).

Lo anterior sugiere que psicólogos y físicos debemos mirar la


consciencia y la materia como aspectos de algo global en
movimiento fluyente.
Consciencia y materia se erigen o despliegan de un sustrato común,
el holomovimiento, relacionándose y afectándose de manera
recíproca en lo que consideramos el orden manifiesto. Esto implica
que psicólogos y físicos debemos acercarnos y apoyarnos en nuestras
investigaciones, ya que de otra manera seguiríamos viendo una sola
cara de la “realidad”: Para entender el mundo material necesitamos
de la psyche y para entender la psyche requerimos conocer el mundo
material en la mutua participación de ambos de la “realidad” y
“experiencia”.
Haciéndome eco de los hallazgos y deducciones de David Bohm y
Pylkkänen (2007), puedo decir que los hallazgos de la nueva física se
refieren al encuentro de un nuevo orden más profundo y amplio de
las cosas, lo cual implica una nueva forma de usar el lenguaje y de
comunicarnos, así como una nueva forma de percibir y de pensar.
Más aún, el hallazgo de un orden más profundo que el newtoniano
nos obligar a percibir y a pensar el mundo “material” de una nueva
forma, también nos obliga a percibir y pensar la psyche y la physis
de una nueva forma en relación, lo cual, obviamente, nos obliga a
psicólogos y físicos a hermanarnos en la búsqueda de la
comprensión de nosotros y de nuestro entorno a través de una nueva
psicología y de una nueva física.
Tanto los físicos como los psicólogos debemos aproximarnos tanto
a los fenómenos psicológicos como a los materiales, ya que ambos
hemos de vérnoslas con la consciencia, la memoria, la percepción… y
con los fenómenos “materiales”, entendidos de manera cuánti-
ca/holográfica, sin necesidad de reducir una disciplina a la otra.
La tarea de crear una psicología general unificada sobre la base de
los principios epistemológicos derivados del paradigma cuántico/
holográfico y la teoría del caos ha de ser realizada sobre una base
interdisciplinaria y no aislada, pues la filosofía, la epistemología, la
neurociencia, las matemáticas, la teoría de la evolución, la teoría
general de sistemas y otras disciplinas aportan conocimientos a las
experiencias del hombre y el conocimiento de sí mismo.
Al igual que Vandervet (1995), pienso que la psicología es la
disciplina científica más amplia, general y diversificada, la cual
posiblemente maneja los aspectos más amplios de la totalidad de la
experiencia humana, tan es así, que es muy difícil pensar cuáles
aspectos de experiencia humana pueden ser excluidos de la
psicología.
Los nuevos principios epistemológicos implican que no existe un
único método de investigación válido como entendían los
mecanicistas, esto es, el método experimental, para obtener
conocimiento, sino que dada la naturaleza de la realidad, la
existencia y la experiencia del hombre debemos adoptar y
desarrollar aquellos métodos que sean adecuados para los diversos
temas y aspectos de la experiencia del hombre que se aborden.
La psicología cuántica no pretende desmerecer ni invalidar la
psicología mecanicista, pues es indudable que ha hecho aportes
valiosos al conocimiento del hombre y es indudable el que en
nosotros existen aspectos de nuestra conducta que funcionan de esta
forma, tal como ocurre con los condicionamientos emocionales.
La psicología mecanicista y la psicología cuántica no deben verse
como antagónicas, sino como aspectos de una misma realidad. Así,
es indudable la presencia de eventos fisicoquímicos en los procesos
como la memoria y el aprendizaje, pero también es indudable el que
a nivel de las sinapsis se generan campos de interferencia de onda
que generan “placas holográficas”, los cuales mantienen la
experiencia global del individuo como un todo (Talbot, 2007).

Síntesis histórica

La realidad descubierta por los físicos cuánticos es muy diferente a


la elaborada por los físicos mecanicistas, quienes pensaban,
apoyados en el método analítico, el método experimental, la razón,
las matemáticas y, esencialmente, el sentido de la vista, dejando por
fuera los demás sentidos; que fuera de nosotros existe una realidad
objetiva. Una realidad elaborada, la cual, no sólo privilegia el sentido
de la vista, sino que, además, privilegia la “materia” como masa
sólida y moldeable; y reconoce sólo como existente unas pocas
formas de energía, dejando por fuera diversas manifestaciones de
ésta que están implícitas y pueden explicar diversos aspectos de
nuestra conducta.
Pese a lo pregonado por la física clásica de que a través de sus
principios pronto llegaríamos a conocer la totalidad del Universo, la
realidad, demostró ser muy diferente. No había conocimientos
absolutos, no había una realidad sólida y estática.
En verdad lo que llamamos realidad está en los ojos del observador,
algo que ya había señalado Kant y que luego fue señalado por
Heisemberg, Robert Rosenthal, Paul Watzlawick y otros muchos
investigadores en diferentes campos…
En los años 30 del siglo pasado Einstein, Rose y Podolsky
afirmaron que no cabe esperar ni siquiera una definición de la
realidad que nos rodea que sea mínimamente razonable.
Las dualidades materia-mente y materia viva y materia muerta son
insostenibles, ya que el Universo es un todo unificado e indivisible,
de cuyo fondo se despliega la realidad tal como la conocemos. Si el
Universo es un todo indivisible, si, además, todos los elementos
desplegados contienen la información de todo el Universo y sus
elementos mantienen relaciones locales y no ocales instantáneas,
podemos pensar en una estrecha unicidad, relación y causalidad
entre lo que hasta ahora había sido llamado materia inerte, materia
viva y los fenómenos psíquicos.
En la medida que los investigadores han ido arrojando luz acerca
del microcosmos, la interdependencia entre la física y la psicología
se ha hecho cada vez más amplia y profunda. Los físicos han tenido
que recurrir a términos psicológicos como conciencia, inteligencia y
memoria para explicar el Universo y los psicólogos, no sólo hemos
debido adoptar modelos como el holograma, sino también cambiar
la noción que teníamos de la consciencia, la memoria, la percepción,
la realidad…, lo cual, a su vez, ha repercutido en la práctica de la
psicología, especialmente en el campo de la salud física y mental.
La psicología cuántica es consecuencia natural de la evolución de la
Cuarta Fuerza o psicología transpersonal con la cual comparte
muchos de sus rasgos, propósitos y métodos, ya que ésta venía
usando muchos de los principios epistemológicos derivados de la
física cuántica, la teoría del caos y el paradigma holográfico, como lo
atestigua el trabajo de investigadores como Charles Tart y Stanislav
Grof (1988).
Yo mismo acuñé el término de Psicología Cuántica como resultado
de mis investigaciones en el campo de la Psicología Transpersonal y
de mis estudios sobre cuáles principios epistemológicos derivaban
de la física cuántica para conformar el nuevo paradigma científico,
esto es, el paradigma cuántico/holográfico; y los presenté por
primera vez en un Seminario con el título de Psicología Cuántica en
la Facultad de Psicología de la Universidad de Bologna, Italia en
1992. Posteriormente en la Universidad de Los Andes, Venezuela,
dicté varios seminarios a nivel de Maestría en los Programas de
Formación Permanente del CDCHT. Parte del trabajo está reflejado
en gran parte en mi obra “Más allá de mente y conducta” (2008) y
tal como la defino aquí, en un libro, que está en preparación, titulado
“Psicología cuántica/holográfica.
Con anterioridad, investigadores como Sthephen Wolinsky, Robert
Antón Wilson y Sthephen DeBerry, desde finales de la década del 80
en adelante han empleado el mismo término psicología cuántica.
La mayoría de los investigadores que han trabajado directa o
indirectamente bajo la idea de Psicología Cuántica lo han hecho
sobre la base de un reducido número de principios epistemológicos y
una serie de planteamientos teóricos derivados de los hallazgos en la
Física Cuántica y de sus aplicaciones prácticas, sobre todo, en el
ámbito de la psicoterapia, pero hasta donde me ha sido posible
conocer, ninguno ha creado un cuerpo teórico unificado y coherente
que sistematice en una unidad los principios epistemológicos de la
nueva psicología que emerge a partir de la presente Revolución
Científica.

Justificación de una psicología cuántico/holográfica

De por sí ya el hallazgo de nuevos ordenes más profundos de la


“realidad” y de la “materia” que el descrito por la física newtoniana;
el que ésta sea un caso especial que sólo se ajusta a los fenómenos
observables y, por ende, deja por fuera la mayoría de los fenómenos
psicológicos como la experiencia, la consciencia, la hipnosis, y la
sincronicidad; las estrechas e íntimas relaciones que se vienen
observando entre la psyche y la physis…; y la necesidad de los físicos
de comprender los fenómenos psicológicos y los psicólogos de
comprender los fenómenos físicos, constituyen razones poderosas
para emprender la empresa de una psicología cuántica/holográfica,
que deberá ir variando con el avance de los conocimientos de ambas
disciplinas, así como de las demás disciplinas vinculadas a las
diversas experiencias del hombre.
Desde la perspectiva de la psicología como disciplina que se ha
visto fraccionada durante mucho tiempo y reducida al mecanicismo
y al fisicalismo, también se justifica el esfuerzo de crear una
psicología unificada que realmente vaya más allá de “conocernos” a
partir de deducir el todo a partir de una de las partes y del
individualismo, o del ser humano entendido como un ser que vive
aislado dentro de la concha de su piel.
Más allá de estas razones, también se justifica esta empresa por
razones de supervivencia y convivencia. El mecanicismo y el
positivismo ha contribuido enormemente a través de sus ideas a
desvalorizar al Hombre, a crear divisiones entre nosotros, a
mirarnos como islas independientes, al no aceptar más vínculos
entre nosotros que aquellos que son obvios a la vista, descartando la
posibilidad de una consciencia colectiva a partir de cuyos
contenidos, orden y organización, nos mantiene unidos y da
coherencia a nuestras acciones como sociedad.
Explicado de otra manera, no podemos seguir negando la realidad
de una consciencia colectiva como energía/información compartida,
la cual nos lleva a organizar y a actuar individual y colectivamente; y
nos induce a percibirnos y a relacionarnos con nosotros mismos de
cierta forma.

Referencias bibliográficas

Bohm, David (1992). La totalidad y el orden implicado. 2ª Edic.


Barcelona (España). Edit. Kairós.

Fromm, Eric (1985). ¿Tener o ser? México. Fondo de Cultura


Económica.

Pylkkänen, Paavo (2007). Mind, Matter and the implicate


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Grof, Stanislav (1994). La mente holotrópica. Barcelona (España)


Edit. Kairós.

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May, Rollo (2000). Amor y Voluntad. 2ª. Edic. Barcelona


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Pirámide.

Talbot, Michel (2007). El Universo Holográfico. Madrid. Edit.


Palmyra.

Vandervert, Larry (1995). Chaos theory and the evolution of


consciousness and mind: A thermodynamic-holography
resolution to the mind-body problem. New ideas in
Psychology. Vol. 13 No. 2.

delgrosso.jose@gmail.com

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