Teatro Mexicano

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Steven Rodríguez Méndez

Historia del Arte Teatral Mexicano del Siglo XX


Enero 11, 2019

El Gesticulador, de Rodolfo Usigli

Obra en tres actos que narra la vida en decadencia del maestro César Rubio,
quien por astucia o inteligencia termina por ocupar el lugar de un general muy
admirado quien fuera desaparecido en acción; sólo por la mera coincidencia de
llevar el mismo nombre. Ahora César, siendo alguien que nunca ha sido, buscará
tener su segundo chance para demostrar a su familia que no es un fracasado.
Poniendo en riesgo la persona que él ha sido.

La obra sugiere una crítica a un México posrevolucionario lleno de huelgas,


traiciones y una calidad de vida que deja mucho que desear. Presenta al mexicano
como un individuo que se desdeña y busca encubrirse en el otro para llevar a cabo
su anhelo ya que se siente impotente siendo quien es, caminando con la cabeza
hacia abajo creyendo que la única solución es no ser el mismo.

Muestra el retrato de una sociedad mexicana que tiene como núcleo la


familia. Se puede observar a una mujer abnegada capaz de seguir a su marido,
cualquiera que estas sean sus locuras y al final le aterra porque nunca aprendió a
estar sola. Una hija que se siente fea y que encuentra refugio en la seguridad que
le puede dar un título. Y un hijo que juega a hacer guerritas para hacer del mundo
un lugar mejor, haciendo burla a una institución, pero queriendo valer los propios
derechos que él ha pisoteado.

Esto hace pensar en la hipérbole que representa la obra; aquel que roba la
personalidad de otro. Se revela ante nosotros así la realidad de un México que
trasciende hasta nuestros días: asesinos disfrazados de héroes, burgueses
disfrazados de líderes, ladrones disfrazados de diputados, etc. El mexicano
promedio que “toma prestado” al otro.
Es curioso ver la idea de cómo el personaje de César “se convierte” em
alguien más tanto metafórica como figuradamente. Puesto que al cambiar quien
era, empieza a mostrar otras actitudes pero que al final siempre han sido suyas
pero es tan poca la propia valía que se convence que si hace lo que hace es
porque ya no es el mismo, porque él no podría hacerlo. Una crítica a ponerse en
los zapatos del otro.

Por otro lado, claro está que en tierra de ciegos el tuerto es el rey y, en esta
obra, Usigli presenta un México influenciable incapaz de pensar por su cuenta,
consiguiendo ser manipulado por uno o dos hombres que conocen, por mínimo
que sea, algo más.

Sin duda alguna, Usigli retrata el eterno mexicano, que ha sido, es y seguirá
siendo mientras busquemos ser el otro. Mientras el mexicano se sienta incapaz de
conseguir algo por el mismo y considere que siendo otro logra así justificar sus
deseos. El mexicano así se siente satisfecho sin importar el precio que haya que
pagar para poder disfrutar de su “libertad enmascarada”.

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