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Brentano Sobre Los Multiples Significados Del Ente Segun Aristoteles PDF
Brentano Sobre Los Multiples Significados Del Ente Segun Aristoteles PDF
E3
ENCUENTRO
Sobre los múltiples significados
del ente
según Aristóteles
To óv Xéyexai noXAxxxíoq
Aristóteles: M etapb. Zt 1.
ÍNDICE
Presentación................................................................................... 5
índice ............................................................................................ 33
P refa cio .......................................................................................... 39
Introducción................................................................................... 40
^Capítulo primero: El ente es un oji<dvu(íov . La pluralidad de
sus significados se reduce a la cuádruple distinción entre
el ov Kara aufi.pepT|ico<;, el ov á>q áXrjGeq, el ov de las
categorías y el ov Suvánei Kai evepyEity ...................... 45
Capítulo secundo: El ov Kaxa aujipepT|KÓq........................ 48
Capítulo tercero: El óv cóq áX,T|0e<; ......................................... 63
1. De lo verdadero y lo fa ls o ................................................... 63
2. Del ov íbq <xA.r|0é<; y del |ít^ ov v|/eu5o<;.................... 72
Capítulo cuarto: El ov Suvajiet Kai Évepyeía .................... 83
1. Definición del significado de este e n t e ............................. 84
2. Conexiones entre estados de potencia y acto. La KÍvr|<n<; 93
*- Capítulo quinto: El ente según las figuras de las categorías 120
1. Observaciones introductorias. Las categorías han sido
dispuestas por Aristóteles en número determinado.
Diferentes interpretaciones de las categorías aristotélicas
por los comentaristas recientes .......................................... 120
2. Las categorías son conceptos reales .................................. 129
3. Las categorías son diferentes significados del ov, análogos.
Precisiones sobre la naturaleza de esta analogía............... 132
33
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Notas
42
Introducción
43
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Notas
1 M etapb. /; 2, 1003a33.
2 M etopb. Et 2, 1026a33: ¿XX’ enci to ov to árcXoiq Xcyd^evov XsyETai
noXXax¿><; (Trad.: -Pero, puesto que 'ente*, sin más precisiones, se dice en
muchos sentidos-). M etapb. Z, 1, p. 1028al0: to ov Xeyerai 7ioX Xax¿£v
3 M etapb. r t 2 1003b6: tcl pcv yap o ti o u a ía i, o v ra X¿yETai, tcx 5* o ti
ticxGt\ ouaíaq, id 6’ o ti ó8oq e\q ooaíaV j f\ tpOopai f\ cnEp^aciq f\ noKÍTitreg
r\ 7roir]TiKa YEWTjriKa oúcríaq, fj tcov Tipoq ti^v o ú a ía v Xetohevcdv, r)
toutcdv nvóq ánotpdarEiq f| ouaíaq* 5ió Kai to \it\ ov Eivai ^ ov cpajicv.
4 M etapb E, 2,1020334: ev ^iev (es decir: iqiv ovtcúv) tjv to KaTa a u p -
pcprpcoq, ETCpov Se to ¿q áXi)0Éq Kai to jíT| ov c¡>q to yEi>8oq, rap a TauTa
8* cari Ta axTÍyaTa tt>; Karrjyopíaq, oiov to p¿v tí, to 8c tioiov, to 8e
tocto v, to 8É_nou, to 8e TtOTé, Kai eí t i aXXo cnmaívct tov Tporcov to u to v
¡£ti n ap a T am a n áv ra to 8üvcí^ei Kai EvcpycíqL.
5 M etapb. Z¿ 1, 1028a 10: to ov XéyETai noXXax¿>S» KaOdncp 8iciXo^c6a
npoTEpov ev Tcaq TiEpi tou noaa)[c5q* oiuiaívct yap to jie v t í ectti Kai to8e
ti, to 6e o ti tioiov 7^ noaóv r\ tcdv aXXcov EKaarov tqjv ootcú KaTTjyopou-
pEVCDV.
« M etapb. A 7, 1017a7.
7 M etapb. 0 , 10,_105la34: E7ici 8e to ov XíycTai Kai to pii ov to pév
Kaxá Ta cnrm iaxa tcov KaTtiyppiáiy, to 8e KaTa Jo y c ^ iiy .^ £ y £ g g ia v toiítcdv
H Távavíía, to Se IcupicóTaTa ov a XriQ^.Q.jy[£ufic¿~k. t. X
47
CAPÍTULO SEGUNDO
ambas cosas. Por ello, yo optaría más bien por la expresión «ser for
tuito» o «lo fortuito»3 (zufállig), empleada más adelante por el pro
pio Schwengler — que debe, por lo demás, entenderse en un sen
tido restringido, determinado de manera especial: en contraposición
con el ov Ka0’ auto, que es en virtud de una cierta entidad, que
le es propia, el ov Kaxá aupPepriKÓq no es en virtud de un ser pro
pio en cuanto tal, sino que es ente en virtud de un ser que coinci
de fortuitamente conél> Mientras que el ov Ka0’ auto es en cuan
to tal (fl aúxó), el óv Kaxá au|jpEpr|K<><; no es en virmH de un ser
propio de sí en cuanta laL .sino. aue es_en .k medida en.queiam-
bién es alguna otra cosa, que fortuitamente es junto, con él4. Todo
esto se aclarará inmediatamente. A falta de una expresión alemana
adecuada, permítasenos emplear la propia expresión griega.
Aristóteles dice en el libro XI de M etafísica que ningún óv
Kaxá CTunPeptiKoq es anterior a los entes en síL Y ciertamente,
también según el conocer es anterior el óv KaO’ aúxo6. Por todo
ello, resulta necesario examinar en primer lugar, siquiera breve
mente, lo que constituye el ámbito de éste. De las cosas^ unas son
substancias y tienen un .ser independiente por sí7, como por
ejemplo un árbol, un ser humano, etc+ Y otras, a las que falta
esto, existen sólo en las substancias, y se denominan accidentes8,
como por ejemplo lo blanco que existe en el cuerpo, etc. Por lo
demás, en una substancia no sólo existe un único accidente, sino
muchos, y de diferente especie. Todos ellos pueden predicarse
con verdad tanto de la substancia como entre sí, uno respectq de
otro, como cuando decimos: el cuerpo es blanco, lo blanco es
bello, etc., pues son en las cosas uno respecto del sujeto, si bien
no según la esencia; y como el ente y lo uno son idénticos9, de
ello se sigue que también uno de ellos es el otro. Ahora bien, no
siempre de la misma manera, sino unas veces Ka0’ aúxo y otras
veces Kaxá aufiPepr|KÓ<;. He aquí el óv Kaxá cn>|iPepT|KO<; de
Aristóteles, del que nos corresponde tratar ahora.
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
50
El 6v icara au^PePT)iaí; (ens per acccidens)
51
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
52
El ¿v tana cu^PcP^K(j<; (ens p er accciden s)
53
Sobre lo< múltiples significado* del ente según ArlKÓtelfft
54
El 6v Kaxa aunpeprpcdí; (ens per acccidem)
55
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
57
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Con ello, no nos quedan sino los tres modos arriba citados del
óv Kara CTDjipepriKdq (es decir, del ente que se denomina ente
en virtud de un ser ajeno a él, unido con él fortuitamente), reco
nocidos ahora como exhaustivos: 1 ) aquel que es ente en la
medida en que un ente inhiere en él fortuitamente; 2) aquel que
es ente en la medida en que un ente es fortuitamente su subs
trato; y finalmente 3) el óv Kaxá ODupePiycóc; que es ente en la
medida en que, simultáneamente a él, un ente sucede fortuita
mente al mismo sujeto. Hasta aquí lo que hay que decir del ente
en este primer significado, impropio.
Notas
1 A. Schwengler, Metaphystk des Aristóteles II, p. 80.
2 Brandis: Griecb.-Róm. Pbilos.%11, 2, 1, p. 474 y ss.: en lugar de ov Kara
au^PePriKo^ •Beztebungsweises>.
3 Schwengler, op. cit. pp. 104 y ss.
4 M etapb. A, 30, 1025a28: yéyove \izv 8r\ K a i Ecjti to au^PepTiKo'q,
áXX’ oúx U auto áXX* r¡ Exepov.
5 Metapb. K\ 8, 1065b2; oúOev Katá <jujiPePhkÓ<; npdTEpov tcov kcx# avió.
6 Se puede colegir esto de Metapb. A H » 1018b34: Kara xov Xoyov 5é to
au^PePi]KÓ(; tou oXou rcpoTEpov, otov to jiougikÓv tou houqikou
ávOpciÍTCou* oú yap ccrcai o Xoyoq oXoq cíveu tou jiépoix^
7 Categ. 5, 3a7.
* Anal. post. I, 22, 83a25.
9 Metapb.^F, 2, 1003b22: ¿i 6*n to ev Kai to ov Tamov Kai jiía q>ucn<;,
tc^ ¿koXouOew áXXi^Xoiq GxntEp ápxn ^ai amov, áXX' oúx fevi Xoto
5iiXod^Eva ... Taino yap cu; av0pa>noq Kai ávGpcono^ Kai oúx ETEpov ti
5t)XoÍ Kara ttjv Xe^iv EnavaSutXoüjiEvov to ei<; ¿crriv avOpamoc; Kai eotiv
avOpcDíro^... coa0 ‘ oaaKEp tou tvóq eí5t), Toaama Kai too ovto<; ecttív.
(Trad.: -‘Lo que es’ y ‘uno* son lo mismo y una naturaleza en la medida en que
entre ambos se da la misma correlación que entre ‘causa’ y ‘principio’ ... en efec
to, *un hombre, alguien qiie es hombre’ y ‘hombre* significan lo mismo, y nada
distinto se da a conocer reduplicando la expresión *wn hombre’ y ‘uno que es
hombre’» ... Con que es evidente que el añadido expresa lo mismo en ambos
caso, y que lo uno no es algo diverso de lo que es»).Compárese M etapb. Z, 4,
1030b l0; K 3,106la l7.
10 Metapb. 4 30, 1025al4: m)|iPePr)KÓ<; X£yerai o úndpxei [iév tivi Kai
áXT|0e<; EiTCEiv, oú jxévroi oÚt‘ e^ ávdyKT|q out’ etiÍ to noXií, oíov... (Trad.:
•‘Accidente’ se llama: aquello que se da en algo y su enunciación es verdadera
pero no, desde luego, necesariamente ni la mayoría de las veces»); a, 30: XEycTai
El ov r a ía auiiPeprjKoq (ens p er acccidens)
8e Kai aXXcix; oujiPepT|Kd<;, oíov d aa únápxEi ekoíctxcp KaO' aúxo ^xfj ev xfl
oúcríqi ovia, oíov xq¡ xpiyüívq> to 6do ópOaq exeiv. Kai xauxa ncv EvSexcrai
áiSia eívai, ekeívgjv 5e oúOcv. (Trad.: «‘Accidente’ se usa también en otro sen
tido: así se dice de las propiedades que pertenecen a cada cosa por sí misma
sin formar parte de su entidad como, por ejemplo, pertenece al triángulo el
tener dos rectos. Y los accidentes de este tipo pueden ser eternos, mientras que
ninguno de aquellos puede serlo»).
« Ib.
12 Vide infra cap. 5» § 9, nota última.
13 Véase Anal. post. II, 13, 9óbl9.
u Top. I, 5, p, 102al8.
15 Metapb. E, 2, 1027a8: (¡íctt etieiSti oú na'vxa fcaiiv c£ ávájKTy; Kai áci
r\ ovia f¡ yiyd|iEva, áXXá xa nXcíaxa tbq etiÍ xó jcoXi5, ávayKri Eivai xó Kaxá
CTup.pEpTiKÓq ov. (Trad.: «Con que, puesto que no todas las cosas son o se gene
ran por necesidad y siempre, sino que la mayor parte de ellas <son o se gene-
ran> la mayoría de las veces, es necesario que exista lo que es accidentalmen
te*). Y también con anterioridad, 1026b27: ejieÍ oov eaxiv ev xolq ooai xa
jíev óeÍ ¿oauxcoq L'xovxa Kai e£ ávayicriq, oú xt¡^ Kaxá xó píaiov Xsyo-
|i¿vr|q áXX’ r\v Xcyo^sv xqí jít| EvSÉxEaSai á'XXcoq, xa S e£ áva'yKriq jíev oúk
Eaxiv oú6* 6 eí, <¡>q 5 ’ etcÍ xó TioXd, aurn ápxn Ka* otúxri aixía fcaxi xou
Eivai xó aojipcpT)Kdq (Trad.: -Puesto que, ciertamente, entre las cosas que son,
las hay que se comportan siempre de la misma manera y por necesidad —no
la que se llama así en el sentido de 'violencia', sino la que denominamos tal
porque ‘no es posible que sea de otro modo'— , y otras no son por necesidad
ni siempre, sino la mayoría de las veces, éste es el principio y ésta la causa de
que exista el accidente»).
16Metaph. K> 8, 1065al: eoxi 5ti xó aoiiPEprpcoq ó yíyvsxai jiév, oúk áci
6’ oú8’ ávayiaiq oú5’ ¿x; ínx xó^rcoXd. Metapb. Et 2, 1026b31: o yap áv
íj olei HTÍ0* cbq e t i Í xó rcoXu, xouxd cpa^icv CTujaPepTjKÓq civ ai oívov eni
Kuyi áv xeijicdv ycvrixai Kai yuxoq, xouxo CTU|iP*nvaí (panev, áXX’ oúk áv
rcvíyoq Kai áXca, oxi xó hev ¿ei t\ ¿q eni xó noXtí, xó S oú. Kai xóv avOgco-
tcov Xeukov E^ívai cru^ipEpTiKEv (ouxe yáp asi ouO’ coq ETli xó TtoXlí), ¿¡q!ov
8' oú Kaxá aupPEpTiKd^ Kai xó úyta^Eiv Se xóv o'iKo8d|iov Kaxá crunpEpTi-
Koq, dxi oú 7i£(puKE xooxo rcoisív oiKo8oyoq áXX' laxpoq, áXXá auvépTj
laxpóv Eivai xóv oikoSojíov k. x. X (Trad.: -En efecto, lo que no es ni siem
pre ni la mayoría de las veces,, eso decimos que es accidente. Así, si en la caní
cula se produce tiempo desapacible y frío, decimos que tal cosa sucede acci
dentalmente, pero no si se produce mucho calor y bochorno, ya que esto último
pasa siempre o la mayoría de las veces, mientras que aquello no. Y accidental
mente sucede que el hombre es blanco (no lo es, en efecto, ni siempre ni la
mayoría de las veces), pero no es accidentalmente animal. Y algo accidental es
que el arquitecto cure, puesto que no es al arquitecto, sino al médico, a quien
por naturaleza corresponde hacerlo, por más que accidentalmente suceda que
el arquitecto es médico»).
17 Vide supra nota 10.
18 Metaph. A 7,1017a8: Kaxá ou^PEPt|Kdq n¿v [XéyExai xó ov], oíov xóv
SÍKaiov jíouoikÓv e’ivoi (pajiev Kai xóv ávOpcorcov jiouctikÓv Kai xóv ¿iou-
oikÓv avOpamov, 7iapa7iXrjaícoq XéyovxEq coCT7iep xóv |íouoikov oiko8o|íeiv,
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
61
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
40 Categ. 5, 2b5: jitÍ oúoxdv ouv t<5v rcpcDTcov oúcjuüv á5\5vaiov t<5v aXXcov
ti cívai (Trad.: «Así pues, de no existir las substancias primeras, sería imposi
ble que existiera nada de lo demás-). V. infra, cap. 5, S 6.
41 En un pasaje de los Segundos analíticos, Aristóteles aclara esta distinción
de la siguiente manera: -Yo no soy un blanco- y «Yo soy un no-blanco- se dis
tinguirían, en sentido estricto, de la misma manera que «Yo no conozco a un
blanco- y «Yo conozco a un no-blanco-.
42 Vide De interpret. 13, 23bl5.
43 De interpret. 11, 20bl3: to 6c ev KaTa noXXtov í\_ noXka Ka0* evóq
Kaiatpavai f\ árcocpavai, eáv ev ti to ck t¿>v noXXcov Sr^Xoiíjievov, oúk
&jti KaTa<paatq ^iía oú5e aTtdqHxaiq. Aiyto 8é ev oúk eáv ovo^a ev rj
keíhcvov, ^ 5e ev ti e£ ckcívcov, o’íov o avOpcorcoq íacoq eaTi Kai_ £qíov
Kai Sírcouvjcai %iepov, aXAá Kai ev ti yíveTai ck toutcúv ek 5é tou Xcu-
kou Kai tou ávGpamou Kai tou Pa8í£eiv oúx ^v- oifx eáv ev n Kará
roo tcov KaTatprfoxi ng fu(a Kara<£aaigt áAAa <pcovr¡ ¡íév /iía Kccroupdaeig 5¿
nokka U oí) re eáv kclO' kvóg rao va, á\X ófuoiajg noXkaí (Trad.: -Afirmar o
negar una cosa de varias o varias de una, a no ser que de las varias cosas resul
te una compuesta, no es una afirmación ni una negación únicas. Digo una cosa
no si existe un nombre pero no hay unidad a partir de aquellas, v.gr.: el hom
bre es seguramente animal, bípedo y civilizado, pero también surge una unidad
a partir de esas cosas; en cambio, a partir de lo blanco, el hombre y el caminar
no surge unidad. De modo que no <babrá> una afirmación única, ni aunque
alguien afirme una cosa acerca de ésas—sino que el sonido será uno, pero las
afirmaciones, varias—, ni aunque afirme esas acerca de una sola —sino que
igualmente <serán> varias <afirmaciones>0.
CAPÍTULO TERCERO
falsas, por tanto, se denominan así bien porque no son, bien por
que suscitan la representación de algo que no es-6. Resulta, pues,
que aquí — en contradicción al menos verbal con el pasaje del
libro VI citado más arriba (oú ydp ecxi to \yeo8o<; Kai xó
áXr|0é<; év xoic nod'maanO. se habla de diferentes modos en
que las cosas pueden denominarse falsas. Más aún, también en
las facultades sensitivas, en la fantasía y en los sentidos externos,
se darían la verdad y la falsedad, según se afirma en A cerca d el
a lm a -El sentido externo- —se dicen en el libro III, cap. 3— *es
verdadero en referencia a su objeto propio, o sólo muy raramen
te susceptible de falsedad. Pero el sentido se extiende también a
lo que resulta accidental respecto de aquello que pertenece al
objeto propio de su percepción, y aquí puede suceder muy bien
que sea falso-7. Y a propósito de la fantasía se dice también, un
poco antes, en el mismo capítulo: -Los sentidos externos son
siempre verdaderos, pero las representaciones de la imaginación
son en su mayor parte falsas- y -hay, ciertamente, imaginaciones
falsas-8. Finalmente, el capítulo 6 del mismo libro atribuye tam
bién verdad al entendimiento en su función representativa: -El
enunciado dice algo de algo, como la afirmación, y cada uno de
ellos es verdadero o falso; pero no ocurre esto con todo pensa
miento, sino que la idea que presenta la esencia según su con
cepto es verdadera, y no dice una cosa de otra, sino que es ver
dadera, como es verdadera la visión del objeto propio (es decir,
del color)-9. Con todo, entre los conceptos, además de los verda
deros, se distinguen otros falsos, como afirma M etaph. A, 29: -Se
llama falso, por su parte, el concepto que, en tanto que falso, pre
senta un no-ente. Por ello, todo concepto es falso respecto de
cualquier cosa menos aquella de la que es verdadero; por ejem
plo, el verdadero concepto de círculo es falso respecto del trián
gulo... Otros conceptos son falsos en el sentido de que no les
corresponde nada-10.
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
aquello que no puede ser de otro modo que como es, <un mismo
discurso no es a veces verdadero y a veces falso, sino que es
para siempre verdadero y falso lo mismo»14. De esta misma exi
gencia de concordancia del pensamiento verdadero con la cosa
que es pensada se sigue también, para Aristóteles, una conse
cuencia ulterior, a saber, que allí donde no hay composición en
las cosas, éstas tampoco pueden ser conocidas por el entendi
miento mediante composición, es decir, mediante unión de un
predicado con un sujeto. *¿Qué es — se pregunta— -ser y no ser»,
•verdadero y falso» en lo no compuesto?» Y su respuesta es que
lo verdadero es, aquí, el captar y el enunciar (pues no son lo
mismo -afirmar» y enunciar», mmcpacnq y <pá<ri<^ cf. D e interpret.
4, l6b28) y que a lo verdadero no se le contrapone aquí el error,
sino el desconocimiento15. Así, por ejemplo, Aristóteles afirma,
especialmente en referencia a las ideas que se tienen de subs
tancias simples (es decir, de aquellas que, libres de toda materia
y potencialidad, son formas y actos simples, como la Divinidad)
que no pueden ser conocidas mediante un pensamiento com
puesto, sino sólo mediante captación simple, por lo cual respec
to de ellas no es posible el engaño, sino sólo el conocimiento o
el desconocimiento. »En referencia a las substancias no com
puestas», nos dice, -uno no puede engañarse». -Sobre aquello que
es un q u é y que es en acto no es posible el error, sino sólo cono
cimiento o desconocimiento»16.
Todo esto confirma, por tanto, nuestra afirmación anterior de
que, según Aristóteles, la verdad consiste en la concordancia del
entendimiento con la cosa, en la conformidad de ambos17. Y esta
relación entre pensamiento y ser es, ciertamente, como toda rela
ción, recíproca18. Sólo que su inversión no acontece de la misma
manera que la mayor parte de las relaciones: mientras que la rela
ción del saber con lo sabido tiene una base real en el saber, es
manifiesto que la relación inversa, de lo sabido con el saber, sólo
67
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ov <óq ¿XnOéi^ el ser en el significado de lo verdadero
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ov coq áXr|6¿;, el ser en el significado de lo verdadero
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El ov ¿q áXnGéq, el ser en el significado de lo verdadero
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ov ¿q áXr[0éq, el ser en el significado de lo verdadero
Notas
dadero no consiste en nada distinto que en afirmar que las cosas son, y lo falso
en negarlo...*). Schol. 685b2.
3 De an im a III, 6, p. 430a26: i] jiev ouv tcov áStaipeTcov vot|cnq ev
ToiÍToiq, nepi á oúk & jti to yeo8oq* ev o\q 8é Kai to yeoSoq Kai to áA/r|0éq,
advOeaíq Ttq r^5r| voTUiárcov cocmep ev ovtcdv.. b, 1: to yáp yeuSoq kv
cruvOéaei á e r Kai yáp á v to Xcukov, \ir\ Xcukov, to jj.t| XeuKov <tuv¿0tik£v.
ev8ex€Tai 8é Kai Siaípecnv <pávat návra. Compárese: Categ. 4, 2a7. De
interpr. 1, l6 a l2 .
4 M etaph. £ t 4, 1027b20: to jiev yáp áXnOéq Trjv Kaicítpacnv e7ii T<p auy-
KEifievc^Jexei, xriv 8’ árcápacnv erci tStttprmcvcp, to 6e yeuSoq toutou tou
|iepia)iou tt\v áviíqKXCTiv... ou yap eaxi to yeu5oq Kai to áXrjOeq ev TOiq
Ttpáynaaw, o^ov to p¿v áyaOov áXrjOeq, xó 8e khkov eú0i>q yeüéoq, áXX’ kv
77
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Siavoíqr nepi 8e xa ánXa Kai xa t í eotiv oú8’ ev xxi Siavoígi. (Trad.; -En
efecto, la verdad comprende tanto la afirmación sobre lo que se da unido como
la negación sobre lo que se da separado; la falsedad, a su vez, comprende la
contradicción de estas dos partes... La falsedad y la verdad no se dan, pues, en
las cosas (como si lo bueno fuera verdadero y lo malo, inmediatamente falso),
sino en el pensamiento. Y en lo referente a las naturalezas simples y las esen
cias, <lo verdadero y lo falso> no existen siquiera _en el pensamiento*).
* De interpret 4, 17a2: ámxpavTiKÓq Se oú naq (entiéndase: Xoyoq), ¿XX’
ev ¿5 xó áXrjOEiÍEiv yeuSeaOei úndfycei.
Metapb. A, 29, 1024bl7: to yeu8oq XeyeTai^ aXXov jíev TpÓTtov ¿ q
jipayjia^ yeuSoq, Kai toutou to jiev tg¡¡ \xr\ auyKeíaOai r\ áSo v aro v E^vai
aovTEOÍivai, (¡ÍCTTiEp XéyCTai to rr\v SiapETpov Ew ai aunneTpov r\ to oe
KaOíyrOar toutcov yap yeüSoq to pév a s í, to 8é noT¿* o#tco yap oúk o v ia
TauTa. Ta 8e o a a ecttÍ ^iev ovTa, jtEipuKE ¿lévTOi qxxívEoOai r\ ¿it¡ oía. eo tiv
f\ a ^ eaxiv, cííov f|jnciaypa<pía Kai Ta evonvia* TauTa ja p ecjti jx év ti,
áXX* oúx Q}y £|i7toi£i rqv (paviaaíav. npdyuaTa ^ev ouv yEü8r) oiítcd
XeyeTai, ti t¿5 \lt\ eivai aÚTa, ti Tq> ti]v án aÚTcov (pavraaíav ovxoq
e’ívau.
7 De anima III, 3, 428bl8: r| aiaOTjaiq tgSv jíev \8ícdv áXr)07Íq eo tiv t\ o ti
óXíyiaxov Exouaa to yEuSoq- SeiÍTEpov 8e too aunPePiiKévat TauTa* Kai
EvrauOa t^Sti ev8exETai SiayeoSearOar... TpÍTov 8É tcov Kotvcov Kai
ETio^évcov toÍ^ du^PepriKoaiv, oíq ÚTiapxei Ta Í8 u r ... nepi á iiaXiara t\St\
eariv ámTr|0T)vai K aia Ttjv a'ío0r|aiv. (Trad.: «El sentido externo es siempre
verdadero en lo referente a su objeto propio, o sólo muy raramente es suscep
tible de error. En segundo lugar está la percepción del sujeto con lo que le
corresponde accidentalmente. Y aquí puede introducirse ya la falsedad... En ter
cer lugar, está la percepción de los sensibles comunes, esto es, de los sensibles
derivados de los sensibles accidentales, a los que pertenecen los sensibles pro
pios... Es respecto de ellos como más a menudo puede engañarse el sentido
externo*). Cf. ib, 4 2 7 b ll.
8 Ib. 428a 11: e u a ai jiév áX^Oeiq aieí, a i 8e cpavTaaíai yívovTai ai
rcXeionq vycuSetq... ; a, 18: ectti yap «pavraaía Kai \j/EuSTfc Véase Metapb. r,
5, lOlObl.
9 De anima III, 6, 430b26: ectti 8* i\ \iév «pdoiq ti K ara Tivoq, cooTiEp r\
Karctcpaaiq, Kai áXT|0pq r\ \|/eu8tV; n a d a ' ó 8e vouq oú Tiaq, áXX’ ó tou tí
feoTi KaTa to t í f\v Eivai (es decir, en la medula en que conoce) aXT^O^q,
Kai oú t I K ara Tivoq* áXX* cocniEp to ópav tou i S íou áXTj0£q.
10 Metapb. A 29, 1024b26: Xoyoq 8e y£u8r|q ó tc o v u n ovxcov ^ \|/Eu5TÍq
(Xoyoq significa aquí el concepto o la definición de algo). 8ió itaq Xoyoq
ysuSiV; ETEpou f[ ou éariv áXri0TÍq, oíov ó tou kukXou yzvbrfc Tpiycovou...
ó 8e yeuSty; Xoyoq oúGevoq eoriv ánX¿q Xo'yoq.
11 Sobre el concepto de analogía véase más abajo cap. 5, $ 3.
12 Véase más arriba, p. 64, nota 4.
13 Metapb. Q, 10, 105 lb3: coote áXt|0EU£i psv 6 to Si^pt^evov o'iojievoq
SiaipEiaOai K a i to cruyKeíjievov cruyKEiCTOai, EyEuarai 8e 6 Évavrícoq ex<ov
r\ Ta npáynaia.
14 Ib. b, 9: ei 8q Ta |iév áfii cniyKEiTai Kai á S d v a ia SiaipeOrívai, Ta 8*
á e i 8iTjpT]Tai Kai aSu vaT a aovT£0TÍvai, Ta 8* ev8éxETai TavavTÍa... nepi
78
El ov cbq áXt|0éq, el ser en el significado de lo verdadero
¿íev oGv xa ev8exojieva r\ aúxi] yíyvexai yeuSiiq Kai ctXTjGrjq So^a Kai ó
Xdyoq o aúxoq, Kai evSéxexai óxé név ¿Xt|0eueiv óxé Sé yeu8ea0ai* nepi 5c
xa á8i5vaxa aXXcoq exetv oó yíyvexai óxé jxév itXrfléq óxé 6é yeoSoq, áXX*
áci xauxa ctXrjDíí Kai yeu8ív
15 Metapb. G, 10, 1051 bl7: nepi 8é 8ii xa ácruvOExa xí xó eívai t\\if\ eivai
Kai xó áXT}0cq Kai xó yeuSoq; ...áXX' &m... xó jiév Oiyelv Kai tpavai áXrjOcq
(oú yap xaúxó Kaxoúpaaiq Kai qxxaiq), xó 5 ’ áyvoeiv Oiyyaveiv. (Trad.:
•Ahora bien, respecto de las cosas carentes de composición, ¿qué es ‘ser* y 'no
ser\ y la verdad y la falsedad?... Más bien, la verdad y la falsedad consisten en
esto: la verdad en captar y enunciar la cosa (pues captar y enunciar no son lo
mismo), mientras que ignorarla consiste en no captarla-).
16 Ib^ b26: óhoíídj Sé Kai nepi xáq \ir\ auvOexáq ouaíaq1 oú yáp Eaxiv
ánaxT|0rívai. Kai n aaaí Eiaiv evcpyciqi, oú Suváner eyíyvovxo ydp av Kai
e<pGEÍpovxo‘ vuv 5é xó ov aúxo oú yíyvexat oúSé (pOeípexai^cK xtvoq yap
áv eyíyvexo. ocra 8ii eaxiv óncp eívaí xi Kai evepyeíqt, nepi xauxa oúk eaxiv
ánaxii0TTvai áXX’ f\ voeiv f\ ^ Sobre el xí eaxt, tal y como aquí se afirma
(en armonía con lo dicho en De anima III), el error sólo es posible Kaxá au|¿-
PEPipcóq. Esto vale también, por consiguente, respecto de las substancias sim
ples, en las cuales, según la doctrina desarrollada en los libros VII y VIII de
Metafísica, el ente y el xí í^v EÍvai son idénticos. En el caso del xí eaxi de las
compuestas, en cambio, el error se produce de dos maneras ( v. supra, página
73): no sólo en cuanto se añade una definición a la cosa definida, sino, espe
cialmente, en la medida en que dicha definición consta de partes que se con
tradicen entre sí. Así, por ejemplo, si dijéramos que 3 es una magnitud conti
nua. Este tipo de error es igualmente imposible respecto de substancias simples,
cuya determinación esencial no se puede componer a partir de género y dife
rencias. Su esencia no posee partes, ni por consiguiente tampoco su concepto.
No poseemos idea alguna de Dios que, completa de este modo en su simplici
dad, resulte adecuada a la substancia divina. Aristóteles prosigue diciendo: xó
8e áXrjOéq xó voeiv aúxct* xó 8é yEuSoq oúk eaxiv, oúS ánaxrj, áXX’ áyvoia,
oux °*a V TVipXdrrjg' i) |iév yáp xuipXoxriq éaxiv ¿q áv ei xó vottcikov oXc&q
jiil fcxoi xiq (Trad.: «Lo verdadero es conocer esos seres; lo falso no consiste en
errar sobre ellos, sino en la ignorancia, pero no como la ceguera: pues la cegue
ra sería como si uno careciera completamente de la facultad intelectiva-). Si con
ello Aristóteles hubiera pretendido concedemos la capacidad de dicho conoci
miento, habría admitido, a la vez, la posibilidad de un argumento ontológico. A
partir de la naturaleza, así captada, del ser necesario por sí, se podría deducir
su existencia de forma inmediata.
17 Véase también al respecto Categ. 5, 4a37; De in terp r 9.
xñjCateg. 7, 6b28: ncívxa 8e xá npóq xi npóq ávxiaxpépovxa Xeycxai, oíov
6 SouXoq Seandxou SouXoq Xéyexai Kai ó Seanoxriq SoiíXou Scanoxrjq, k. x.
X, (Trad.: «Todo lo relativo se dice respecto a un recíproco, v.gr.: el esclavo se
llama esclavo del señor y el señor se llama señor del esclavo-). Veáse también
ib., 7, b, 12.
19 Metapb. A, 15, 1021a26: xá |icv ouv Kax * ápiBjióv Kai Siívayiv
Xeyo|iEva npo'q xt ndvxa eaxi npoq xi xq> dnep eaxiv aXXou XcyeaOai aúxo
5 éaxiv, áXXá \ir\ xcj» aXXo npóq ’ekeivo* xó Se iiExpifróv Kai xó eniaxTycóv
Kai xó 8iavor|xóv xq> dXXo npóq aúxó XcycaOai npoq xt Xeyovxai. xo xe yáp
79
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Siavorjxov ar^atvei oti eariv aúxou Siavoia, oúk Ectti 8* i] Siávoia 7ipoq
touto ou eaTi Siavoia' 8iq yap TaÚTÓv eiptm¿vov áv etrv (Trad.:
•Ciertamente, todas las cosas que se dice que son relativas, bien numéricamen
te, bien según la potencia, son relativas porque lo que precisamente son se dice
que lo son de otra cosa, eso mismo que son, y no porque otra cosa sea relati
va a ellas. Lo mensurable, lo cognoscible y lo pensable, por el contrario, se dice
que son relativos porque otra cosa es relativa a ellos. En efecto, ‘pensable' sig
nifica que hay pensamiento de ello, pero el pensamiento no es relativo a aque
llo de que es pensamiento, pues en tal caso se repetiría dos veces lo mismo*).
Lo que vale del SiavoTjrdv y de la 8idvoia como potencia vale también res
pecto de lo realmente conocido y del acto de conocimiento, de la misma mane
ra que, en la nota penúltima, to Oepjiawov y to Oep^aivo^evov se corres
pondían igual que to Gep^avriKov y to Oepuavrov. Véase Metapb. It 6, 1056,
b, 34; 1057a9.
20 Metaph. 0 t 10, 1051b5: oú yap 5 iá to TiJiáq oieCT0ai_áXT|0ü)q cte Xeukov
a v a i ei av XeuKoq, aXXá 8iá to ge ctvai Xeokov iuieiq oí cpávTeq to u to
áXr|GEUo^Ev.
21 Categ. 5, 4b8: t<5 -yáp to Ttpáyiia ¿ivax fj ^rj eívai, toiítcp Kai o Xoyoq
áXtiGiV; f\ yeuSrjq sw ai XejETat
22 De interpr. 1, l6a6: cov ^aevtoi Taina crqjiEia npGÍTCúq, TaÚTá nácn
TtaGr^iaTa TT|q yuxíjq» Ka* “ v TauTa ójioiciS^axa rcpáyiiaTa ffSri Taúxá
(Trad.: «Ahora bien, aquello de lo que estas cosas (i.e. sonidos y letras) son sig
nos, primordialmente, las afecciones del alma, <son> las mismas para todos, y
aquello de lo que éstas son semejanzas, las cosas, también son las mismas-).
23 Metapb. £, 4, 1027b 20; v. supra p. 64, nota 4.
24 De interpr. 4, 17, a, 2, v. supra p. 64, nota 5.
25 Metapb. a, 1, 993b30: coctO’ EKaorov cbq exei tou Eivat, oíÍtcd Kai Tt)q
¿XTjGeíaq.
26 Ib. b28. a . b ll.
21 Metapb. A, 29, 1025al: Tá y£v ouv outü) XíyETai yeuSí^ avOponoq 5e
ysoSiV; o EÚxEpifc * a i rcpoaipeTiKÓq tcov toioutcdv Xoytov, ht| 8i' ETepov ti
aXXá Si' aúxo, Kai ó áXXou^ E^moiT|TiKÓq tcdv toioiÍtqjv Xoycov, (oanep Kai
Ta Tipáy^iaTOÍ cpa^iEv yfiu8íí Eivai, oaa eutioiei (pavraaiav ^euSt]. 8ió ó ev
tc# InnÍQt Xoyoq napaKpodETai cbq ó aÚToq yEi>8riq Kai áX?|0iíq. tov
Suvá^iEvov yáp yeiÍCTaoGai Xa^pávei yeu8í], oíuoq 8 ’ ó ei8aiq icai ó
<ppdvi|ioq- eTi tov eKOVTa (pauXov PeXTÚav k. t. X, (Trad.: «Así pues, ciertas
cosas se dice que son falsas de la manera expuesta. A su vez, se llama falso al
hombre que sin escrúpulos y deliberadamente se sirve de discursos falsos, no
por alguna otra cosa, sino por ello mismo, y también al que provoca en otras
personas este tipo de discursos, al igual que llamamos también falsas a las cosas
que provocan una imagen falsa. Por eso resulta falaz el razonamiento de Hipias,
según el cual el mismo hombre es a la vez verdadero y falso: y es que en él se
considera falso al que es capaz de engañar diciendo falsedades (y un hombre
tal no es otro que el que conoce, es decir, el sabio), y también se considera que
es mejor el que obra mal voluntariamente*). Véase Platón, Hippias min.
28 Metapb. Et 4, 1027bl8: to 6e cbq áXnGeq ov, Kai nii ov cbq ycuSoq,
Eíl£l5ll TtEpi CTlív0ECTtV ECTTI Kai SiaipCOlV, TO SÉ CTUVoXoV n£pi |i£piajiOV
ávTHpácJEcoq. to yÉv yáp áXr)0Eq tt|v Kaidcpacnv £7ii t<$ ooyKEi^Evcp exei,
80
El 6v cbq áXr|Oág el ser en el significado de lo verdadero
xrjv 5* ánáqxxaiv eni t<5 SifipTuiévcp, to 6c yeuSoq toiítou tou ^epiojiou ti^v
ávTÍqxxaiv ... ou yap coti to \ye\>5oq K a i to áXijOcq ev Toiq npdyiiaaiv ...
áXX’ ev 8iavoíqi* nepi Sé Ta áitXa K a i Ta tí eaxw oúS* ev Tfl Siavoíq.
29 Anal.post. I, 1, 7 1 a ll: 8i%¿q 8* avayioxíov npoyivciíoKeiv to név yap,
o ti con , TtpounoXa^ipaveiv ávayKaiov, Ta Sé, xí to Xeyd^evov can ,
^uviévai 8ei, Ta 8’ a^qxo k. t. X. (Trad.: «El conocer previo necesario es de
dos tipos: en efecto, para unas cosas es necesario presuponer que existen, para
otras cosas hay que entender qué es lo que se enuncia, para otras, ambas
cosas...*). Lo primero son los principios, de los cuales obviamente no se exige
definición alguna; lo segundo, las propiedades que han de demostrarse; lo ter
cero, lo que constituye el unoKeí^ievov de la ciencia.
30 Metapb. A, 7, 1017a31: c'ti to eívai at^ aív ei Kai to ccttiv o ti áXTjGéq,
to 8é eivai o ti oúk áXriGéq áXXá yeúSoq. ó^oícoq erci Kajaípdaecoq Kai
ánocpáaccoq, píov o ti cari ZcoKpáTr|q nouaiKo'q, oti áX*nOéq touto, t\o ti coti
loKparriq oú Xcuico'q, o ti áXriGéq* to 8’ ouk ccttiv i] Siá^icTpoq au^CTpoq,
ó n yeuSoq. Adoptamos la enmienda de Bonitz. Cf. Annot crit. a este pasaje
También Alejandro leyó aun^ieTpoq. Veáse la nota siguiente.
31 Alex. Aphrod. Schol. 701, a5 explica la totalidad del pasaje como sigue:
En, <pnoí, ormaívet xó eaxi Kai xó eívai Kai xo ov xó áXr|0éq, xó 8c \ir\
civai Kai xó \it\óv xó yeuSoq* xó jiév yap áXT|Géq ew aí tc Kai óv «pajiev,
to Se yeuSoq firj eívai tc K aijin óv, ói¿oícoq Ev tc Kaxacpáaei Kai árcocpáaei,
xouxeaxiv eáv tc KaxacpaxiKcoq xivóq KaxTjyopTiGxi av tc aftO<paxiKü>q. ó név
yap Xéycov «can ZcDKpáxijq ^louaiico'q» áXtiOéq cpí^mv eívai xó Xeydnevov, xq¡
eaxiv C7ii xou áXrjGcüq xp^evog. ófioícoq Kai ó Xcytov «eaxi EcDKpáxiy; ou
XcuKÓq» , ¿7io<paxiKú>q KaxTjyopcov xó oú XcuKÓq, áXr|G¿q Xéyci TiáXiv xó
cívai |iT| Xcukov Zo)Kpdxr|v. Kai ouxco ¿iév ev xfl Kaxa<paaei xáXTiOég, xó 8c
yeuSoq ev x^ ¿TEOcpáaei, cbq oxav zínq xiq eívai xi^v Sia^icxgov xu 7tXcu-
pqí au^ip-expov. auvxá^aq yáp xó xi^v Siájiexpov admiexpov xt} nXeopa xco
jirj eívai, yeuSoq Xcyci xó eivai xouxo. ó *iev yáp xt|v Kaxácpaaiv Xéyrov
áXjjOéq cpr|aiv eivai xó eívai, ó Se xi^v árt<í<paaiv ávaipeí xó eívai cbq
yeuSoq óv (Trad.: «Además, dice, el ‘es’, el 'ser* y el ‘ente’ significan lo verda
dero, y el ‘no ser* y el ‘no ente’ significan lo falso. Decimos, en efecto, que lo
verdadero es y es ente, y que lo falso no es y no es ente, y lo mismo vale en
la afirmación y en la negación, esto es, cuando algo se atribuye afirmativa o
negativamente. Así, quien dice que ‘Sócrates es músico’, dice que lo que afirma
es verdadero, pues emplea el 'es' en referencia a lo verdadero. De igual mane
ra, quien dice que ‘Sócrates es no-blanco’, atribuyéndole el no-blanco afirmati
vamente, dice verdad, inversamente, cuando dice que Sócrates no es blanco. De
esta manera, lo verdadero está en la afirmación y lo falso en la negación, como
por ejemplo si alguien dice que la diagonal no es conmensurable con el lado.
Como la diagonal conmensurable con el lado pertenece al no ser, quien dice
que es conmensurable dice algo falso. Quien profiere la afirmación, dice en ver
dad que lo que es, es; quien profiere la negación, retira el ser, como ser falso).
32 Schwengler, op. cit. ni, p. 213.
55 Metapb. r t 8, 1012bl8: eáv 8’ e^aipwvxai ó ¿xév xóv evavxíov ouk
áXT|0Tjq |idvoq eaxiv, ó Se xóv aúxóq aúxou cbq oú yeuSifc, oúGév t|ttov
árceípouq auppajvei aÚToiq aiTCiaGai Xo'youq áXíjOciq Kai yeuSeíq^ ó yáp
Xéycov tov áXfiGrj Xdyov aXT^Or] áXT|0TÍq, touto 8’ eiq arceipov p a S icu a t
81
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Los dos sentidos del ente de los que todavía hemos de hablar,
el ente que se distribuye en las categorías y el óv SuvrijiEi Kai
evepYEÍqt, se copertenecen y están unidos entre sí de la forma
más íntima1. Por ello, comparten también la circunstancia de que
la ciencia del ente, la metafísica, trata igualmente del uno como
del otro2, mientras que, como hemos visto, el óv Kaxá a y ji-
(3ePt|kó<; y el ser en el significado de lo verdadero tienen en
común el quedar excluidos de ella. Como «ente», por ser lo más
general, se dice de todo3, de ello se sigue que el objeto de la
metafísica incluye en sí todo, en la medida en que posee un ser
extramental que, uno con él, le corresponde de modo propio. De
ello se sigue que, al igual que el ente que se distribuye en las
categorías, el ente en la significación que vamos a tratar ahora es
un óv Ka0’ aúxo e^co tt¡c; Siavoíaq /ente por sí fuera del pen
samiento/.
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
91
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
92
El ente según la potencia y el acto (ov SuvafiEi Kai fevepyEÍqO
100
El ente según la potencia y el acto (ov Suvcíiiet Kai evEpyEÍqt)
101
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
102
Ei ente según la potencia y el acto (ov 5uvc£^ei K ai evepycíqt)
103
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
105
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
106
El ente según la potencia y el acto (ov 8uvcíyei Kai cvepyEÍqO
107
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
108
El ente según la potencia y el acto (ov Suvct|i£i Kai evEpycíqO
109
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
Notas
1 Véase Brandis, op. cít. III, 1, p. 46, nota 85 y los pasajes de Prantl allí cita
dos.
2 Los libros Z y H tratan del óv de las categorías y de la o ó aía; el libro 0 ,
del Suva^et Kai cvepyeía ov.
* V. supra, p. 40.
4 Véase al respecto Zeller, Pbilosophie der Griechen, II, 2, p. 238, nota 5. Por
supuesto, uXtj ha de tomarse en un sentido amplio, que incluye, además de la
rcpaÍTE uXr|, a los sujetos de los accidentes. Es entonces cuando resulta correc
ta la observación de Zeller al afirmar -que una cosa sólo está óuvd^xet en la
medida en que posee en sí la üXtj-. Metapb. N, 1, 1088bl: ávayKti xe ckclotou
uXt^v eívai xó SuvájiEi xoiouxov. (Trad.: -Además, necesariamente será mate
ria de cada cosa, lo que es en potencia tal cosa-).
5 Metapb. A, 12,1019b21: Kai áSuvaxa 6*n xá ¿iév Kaxá vr\v áSuvajiíav
xauxt|v X¿yexai, xá 5’ aXXov xponov, cííov Sovaxdv x e Kai á5dvaxov k. x.
X. (Trad.: -Unas cosas se dice que son impotentes según este tipo de impoten
cia, y otras que lo son en otro sentido. Este es el caso de lo ‘posible’ y lo 'impo-
sibleO.Lo incluye, pues, entre lo que pertenece a este Óovaxov puramente racio
nal (ib. b30): xó nev ouv 5uvaxóv Eva ¿iev xporcov... xó )j.ti e^ ávayioy; \|/eü5o<;
CTEliaívEi, Eva 5e xó óXi^Oa; ewai, Eva 5¿ xó EvSexdjiCvov áXrjOEq Ewai (Trad.:
•Ciertamente, 'posible* significa en un sentido, como queda establecido, lo que
110
El ente según la potencia y el acto (óv 5uvá|¿ci Kai e v e p Y E Íq i)
111
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
112
El ente según la potencia y el acto (óv Suvd^iei Kai evepyEÍqO
113
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
se dicen tanto de lo que está en potencia como del ser en entelequia, en los
diferentes sentidos enumerado&). (Sucede que Aristóteles ha tratado ya previa
mente de las categorías). Véase también De anima II, 1, 412a6.
35 V. infra, capítulo 5, $ 3.
36 Metaph. 0 , 6, 1048b6: XéyeTai 5é évepyeíqi ou TtaVra ó^ioícoq, áXX' i]
iqí áva'Xoyov, cbq touto ev toutgp f[ npóq touto, to'S* ev tc^Sb f\ npoq
to5 c - (sobre la lectura adoptada, véase Bonitz: Observ. crit.) tcl ^iév yáp ¿q
KÍvTjaiq npóq Suvantv, tcx 5* cbq oú aía npoq Tiva iíXtjv. V. infra , capítu
lo 5, S 13.
37 Metaph. Nt 2, 1089a34: áronov Sil to oncoq pev noXXá to ov to tí eaTi
^lyríjaai, n¿q 8é f\ noiá ti noaá, jit> Orad.: -Pero es absurdo indagar cómo
puede ser múltiple el ente en su qué es y no indagar j>or qué lo son cualida
des y cantidades*). Cf. b, 15: toutoiq 5*q tí cutiov tou noXXá ewai; áváyicr|
jiév ouv, coanep Xeyonev, unoOetvai to Suvapei ov emaTcp. (Trad.: «¿Cuál es
entonces la causa de que éstas sean muchas? Así pues, es necesario suponer
para cada cosa el ente en potencia*).
38 Véase más arriba el comienzo de este capítulo.
39 Metaph, 0 , 7, 1049al7: coanep ti yr^ oünco ávSpiáq Suvájiei-
lieTapáXXouaa yap ecrcai xctXKoq. (Trad.: -Como la tierra no es en potencia
aún una estatua —en efecto, seria bronce una vez que haya cambiado-).
40 Metapb. 0 , 7, 1049a3: coanep ouv ou8e uno iaTpucí>£ anav áv óyiaa-
0eír| oí>S ano Tuxtfo áXX' eart ti ó SuvaTÓv ectti, Kai tout ecrciv uyiatvov
Suvánei. opoq Se tou iiév ano Siavoíaq evTeXexcíqt yiyvo^evou ck tou
Siva^iei ovroq, OTav pouXí|Oévroq yíyvr|Tai nr|0evo£ kcoXuovtoj tcov eKTÓq,
ckci 8' ev tq> uyia^onevop, OTav |iTjOev kcoXutj tcov evjxutcp. óyoícoq Sé
8uvá|iei Kai o’iKÍa, ei fiTiOév KcoXiíei tcov ev toiítcp Kai t^ üXtj tou yíyvea-
0ai o'iKÍav, oúS' cotiv o Sei npoayevéaGai ti ánoyevéaOai t| jieTaPaXelv,
touto Suvánex oikícl Kai eni tcov ctXXa>v cbaaÚTcoq, oacov e^coOev r\ ápxn
Trjq yevéaecoq, Kai oacov Sfj ev aÚTco Tq> é'xovri, ooa ^irjGevoq t ¿ v e£a>0ev
epnoSí^ovToq earai 8i* auiou. otoy to crnepua otínco* Sei yáp ev aXXcp Kai
HCTapáXXew OTav 8* í>8t| 8iá ttjj aÚTOu ápxñ^ TÍ toioutov, i^Sri touto
Suvájiei* ckcIvo 8é eTepaq ápxriq SeiTai. coanep f| yTj oúnco áv8piáq Suváper
^leiapáXXouaa yáp eaiai xaXKÓq. (Trad.: «Así como tampoco todo puede ser
sanado por la medicina, o por el azar, sino que hay algo que puede ser sana
do, y esto es lo sano en potencia. La marca definitoria de lo que se realiza ple
namente por la acción del pensamiento a partir de lo que es en potencia es la
siguiente: si se produce cuando es deseado <por el agente>, si no hay impedi
mento alguno exterior; en el caso de lo que es sanado, por su parte, si no hay
impedimento alguno interno a ello mismo. También una casa es en potencia de
la misma manera. En efecto, algo es en potencia una casa si no hay impedi
mento interno a ello mismo, es decir, a la materia de su producción, ni hay que
añadir, quitar o cambiar nada de ello. Y lo mismo en el caso de las demás cosas
cuyo principio de producción está fuera de ellas. Por el contrario, en el caso de
aquellas cosas cuyo principio de generación está en aquello mismo que se
genera, estarán en potencia si, de no haber impedimento alguno exterior, lle
gan a ser por sí mismas. Por ejemplo, el esperma no es aún en potencia hom
bre (puesto que tiene que depositarse en otro y transformarse), pero una vez
que ha llegado a ser tal, por el principio que le es propio, entonces ya lo es en
114
EJ ente según la potencia y el acto (ov 8uvdjiei Kai evepyeíqO
115
Sobre los múttiples significados del ente según Aristóteles
116
El ente según la potencia y el acto (óv 8uvd|iei Kai evepyeíqO
o sea sangre, es uno y el mismo. Y puesto que no son lo mismo, como el color
no es lo mismo que la cosa visible, es evidente que el movimiento es la actua
lidad de lo potencial en tanto que potencíalo.
w Pbys. III, 1. Véase la nota anterior.
59 Pbys. III, 1, 201a27: 8e tou 8uvá¿iei ovioq, orav evreXexeíqL ov evepyíi
(f\ aúró r\ aXXo), x¡ kivhtov, Kívr|aíq eanv. Xéyco j>É to rj ¿Sí. ecm yap ó
XaXKÓq Suvánei ávSpíaq, áXX' ó'jicoq oúx *1 T°u ^clXkou evreXexeia,
XaXKoj, Kivryjíq eotiv* ou yap xó aúxo to zaAtcq> etvai Kai duvdfiei nvt
kivtjtq k t. X. (Trad.: -El movimiento es, pues, la actualidad de lo potencial,
cuando al estar actualizándose opera no en cuanto a lo que es en sí mismo sino
en tanto que es movible. Entiendo el ‘en tanto que’ así: el bronce es estatua en
potencia, pero el movimiento no es la actualidad del bronce en tanto que bron
ce, pues no es lo mismo ser bronce que ser algo móvil en potencia*).
60 Pbys. 111, 1, 201 b5: oti nev ouv ecttÍv aúiTV Kai cfn aujipaívei tote
KiveícOat, orav ti evreXe'xeia t¡ aÚTT|, Kai oute jipÓTEpov oute ucrrepov,
St^Xov EvSExeTat yag eKacjTOV ote ¿iev ’evepyeiv ote 8é i^it^ oíov to
otKoSo^Tyróv Kai r\ tou oiko8o^T|tou evépyeia,^ oikoSo^titov, oiKo8o'nT|aiq
eariv* ti yap o’iKoSd^TiCTiq \\ evépyEia tou oiKo8oniyrou f\ ti oiKÍa*
áXX’ orav oiKÍa 5, oúk¿t oiko8o^it]tov iícrciv oiKo8o}ieÍTai Se to oikoSojit]-
tov* ávayKTi ap a rqv oiKo8d^iTiaiv xi\v evépyetav eivar x\ 8’ oiKo8d^ir|CTiq
Kívr|aíq TÍq eanv. áXXá n^v ó aúróq ecpapjjocrci Xoyoq Kai erci t¿ v aXXcov
Ktvi^o’Etov. (Trad.: -Resulta, pues, manifiesto que el movimiento es ésta <i.e.
actualización>, y que acontece que se produce movimiento sólo cuando se da
la actualización misma, y no antes ni después. Pues cada cosa puede estar en
actualización unas veces y otras no, como en el caso de lo edificable: la actua
lización de lo edificable, en tanto que edificable, es el proceso de edificación.
Y es que la actualización de lo edificable o es el proceso de edificación o es la
casa; pero cuando la casa existe ya no existe lo edificable, y es lo edificable lo
que está en proceso de edificación. Necesariamente, pues, la actualización es el
proceso de edificación; y el proceso de edificación es un movimiento. Pues
bien, este mismo razonamiento se ajusta también a los demás movimientos*).
61 Ib. a 15: o t i 8 é t o u t o e c ttiv ti KÍvTjaiq, e v teu O ev St^Xov. o r a v yajp t o
oiK oSo^Tfrov^ t o i o u t o v a ú i ó Xéyo^EV e w a i , ÉVTeXexeíqi í¡, o iK o 8 o jie tT a i,
K a i e o r i t o u t o o iK o S o ^ rjaiq * o^ioícoq Se K a i n a O ^ a iq K a i icírp eu criq K ai
K iíX iaiq K a t a X a t q K a i á S p u v c n q K ai y ríp a v a iq . (Trad.: -Y q u e el movimien
to e s e s to s e p o n e d e m an ifiesto p o r lo q u e sig u e: c u a n d o lo q u e e s e d ifica b le
—en la m ed id a e n q u e lo lla m a m o s así— e stá e n a c tu a liz a c ió n , está siendo edi
ficado y e llo e s el proceso d e edificar; y lo m ism o el p r o c e s o d e aprender, d e
curar, d e rodar, d e saltar, d e madurar y d e e n v e je ce r*).
62 Pbys. III. 1, 201 b4: r\ t o u Suvarou rj Suvarov, évreXexeia <pavepóv o t i
K ívrjaíqecrriv (Trad.: -Es evidente que el movimiento es la actualización de lo
potencial en tanto que potencial»); Ib. a 10: i\ t o u Suvájici ovroq evxtXéxzia,
TOIOUTOV, KÍVJlCTÍq CCTTIV, OIOV TOU ^ev áXXoiCÚTOU* áXXotCDTdv,
áXXoíaxnq, tou 8éjxú £ t|tou Kai tou ávriKeiyévou cpOirou (oú8ev yap ovopa
koivÓv en ’ á^cpoiv) au^T^aiq Kai_<p0íaiq, tou Se yEvrjrou Kai (pOaprou
yévemq Kai <p0opá, t o u Se cpopTjrou (popa. (Trad.: -Por ejemplo: la actualiza
ción de lo que es alterable, en cuanto alterable, es el proceso de alteración; y
la de lo que es capaz de aumentar, o su opuesto, lo que es capaz de disminuir
117
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
118
El ente según la potencia y el acto (ov 6uvdfiei Kai EVEpycíqO
évépyeia, sino también como cvieXéxeia, palabra que de hecho significa ple
nitud, TeXeiórry; (t/. supra, J 1). Nosotros podemos explicarlo fácilmente: como
la KÍvrjatq constituye el estado de devenir y lo actualiza como tal (razón por la
cual es EVEpyeia), también lo plenifica corno tal, y se denomina por ello
cvTcXéxeia. Pues lo que hace es establecer el estado más cercano, superior y,
por así decir, más pleno de la potencia.
70 Pbys. III, 2, 201b33: Kai 8iá jouxo xa tenóv aúxi^v XaPelív tí eartv
f| yap £iq axEpriaiv ávayKaíov Oeivat rj Eiq 8uvaniv r\ ciq evepyeiav áTcXíjv,
xouxcov 8 * ou8ev cpaívExai evSexohevov. Xeírcexai xoívuv ó EipT|iévoq
xponoq, evepyEiav jiev xiva Eivai, xoiauxi^v 8' bvEpyeiav, oíav e’ítkxhev,
XaXcTniv jiev i8eív, evSexo^Évrjv 8’ eívai.
71 Cf. Metapb. Kf ll,1067bl4 y ss. Ib. Pbys. III.
72 Pbys. III, 1, 201a8: coaxE KivifaECDq Kai ¿lExaPoXííq eaxiv eí8ti xoaauxa
o a a xou ovxoq. (Trad.: -De modo que de movimiento y cambio hay exacta
mente las mismas especies que de ente*). Cf. Metapb. Kt 9.
73 Metapb. A; 12, 1068a8: ¿\ ouv ai KaxT|yopíai 8iflf)Tivxai ouaí<£, 7toioxr|xt,
xo7U£, xc$ 7ioieiv x\ rcaaxEiv, xcp Tipoq xi, x<\¡ rcoacp, ávayKT] xpEiq eívai
Kivaíaeiq, noiou, rcoaou, xórcou. (Trad.: -Puesto que las categorías se dividen
en substancia, cualidad, lugar, hacer o padecer, relación y cantidad, necesaria
mente hay tres clases de movimiento: de cualidad, de cantidad y de lugar*). Y
lo mismo en Pbys. III. En las cosas que no admiten estado intermedio entre el
devenir y la actualidad, y para las que no existe por tanto KÍvr|aiq propiamen
te dicha (i.e. según acabamos de oír, para todas las categorías, excepto las de
noidv, noaov y 7iou) es evidente que el estado de potencia anterior al devenir,
que no viene constituido como tal por forma alguna, ha de ser caracterizado ya
como estado inmediato de potencialidad. El estado de su devenir es el estado
de la actualidad en su primer momento.
74 Cf. Pbys. III, 5, 204a8.
^ Metapb. é>, 6, 1048b9: dXXoq 8c Kai xó arcEipov Kai xó kevov jcai o aa
xoiauxa, téysxai 8uvcÍ|íei Kai bvEpyeíqt noAAoiq xcov ovxcov, oíov xq> ópcovxt
Kai pa8í£ovxi Kai ópcojiEvqr xauxa n¿v yap Ev8Éxsxai Kai <X7tX¿>q
áXrj0EUEa0aí noxe* xó ^ev yap ópaíjiEvov oxi ópaxai, xó 8 ’ oxi ópaaOai
Suvaxdv* xó 8* anEpiov oúx ouxco 8uvdfX£i baxiv coq EVEpyEÍqi eao^iEvov
^copiaxov, áXXá yvcoaer xco ydp jíi^ unoXsírceiv xi^v Siaípsaiv a7io8í8coai xó
Eivai Suvd|i£i xauxT]v xi^v bvÉpyeiav, xcp 8e x^pía^EaOai ou. (Trad.: -Por otra
parte, el infinito, el vacío y cuantas cosas hay de este tipo, se dice que están en
potencia o en acto de otro modo que muchas de las cosas que son, por ejem
plo, que el que ve, el que anda y lo que se ve. De estos últimos, incluso la
enunciación absoluta puede ser verdadera a veces (de algo se dice que ‘se ve’
bien porque está siendo visto, bien porque puede ser visto). El infinito, por el
contrario, no está en potencia en el sentido de que vaya a ser capaz ulterior
mente de existencia actual separada, sino en el conocimiento. En efecto, el que
la división no llegue a término comporta que tal acto exista potencialmente y
no, ai contrario, que exista separado*).
119
CAPÍTULO QUINTO
120
El ente según las figuras de las categorías
121
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
hay ni uno solo que coincida en este punto con Prantl, como
tampoco ningún moderno parece adherirse a este planteamiento.
Al contrario, tanto Brandis (Exposición sinóptica d el sistem a aris
totélico) como Zeller (Filosofía d e los griegos II, 2) intentan mos
trar que una reducción o ampliación semejante no se correspon
de en modo alguno con las intenciones de Aristóteles7. Y yo debo
confesar que, en mi opinión, ambos han logrado hacerlo de
forma absolutamente convincente. Aducen tal número de ejem
plos en que nuestro filósofo enuncia con toda claridad que ha
establecido un número determinado de categorías, y que consi
dera éstas completas, que nada puede justificar ya las dudas al
respecto". Por el contrario, se ha extendido la opinión de que
Aristóteles, de las categorías originariamente establecidas en
número de diez (quizá debido a la vieja afición que pitagóricos y
platónicos sentían por este número), más adelante abandonó dos
de manera tácita, a saber, iceicrGai y exeiv. Así lo afirma Zeller
en su Filosofía d e los griegos y Brandis en su H istoria d e la filo
sofía grecorrom an a. Tampoco Bonitz, en su Sobre las categorías
d e Aristóteles, parece sentir aversión por esta hipótesis, al igual
que Trendelenburg en su H istoria de la teoría d e las categorías9.
En su momento tendremos que examinar más detenidamente
este punto de vista, que resulta en cualquier caso muy verosí
mil. Por lo pronto, basta con constatar que, cuando menos,
Aristóteles se ha atenido a este número, considerándolo com
pleto y seguro.
Si no cabe negar, por tanto, que Aristóteles estaba convencido
de la validez y la completud de su tabla categoríal, se impone en
cualquier caso la pregunta de qué le ha podido proporcionar tal
convicción. Esto ha conducido, en época reciente, a investiga
ciones sobre cuál pudo ser la vía seguida por Aristóteles para lle
gar a ella. Una hipótesis de Trendelenburg a este respecto ha
alcanzado gran resonancia, si bien han sido más sus adversarios
122
El ente según las figuras de las categorías
que sus defensores. Para disponer de una base sólida, que per
mitiera solventar tales cuestiones, se comenzó a investigar con
mayor detenimiento la esencia peculiar y el significado de las
categorías. En concreto, cabe distinguir tres planteamientos, que
coinciden todos ellos en afirmar que las categorías no pueden ser
meramente determinaciones conceptuales de validez subjetiva,
pues una idea semejante sería perfectamente ajena al realismo-tle
Aristóteles,10.
La primera de estas opiniones sostiene que las categorías no
son conceptos reales, sino que simplemente proporcionan el
entramado clasificatorio en el que deben registrarse todos los
conceptos reales, i.e. que solamente constituyen los puntos de
vista con arreglo a los cuales han de clasificarse los conceptos a
la hora de distinguir los objetos del pensamiento. Brandis parece
inclinarse por este planteamiento, por ejemplo, cuando afirma:
•La tabla de las categorías no tiene otra misión que reunir las
cuestiones y determinaciones generales que debemos aplicar
para acoger en nuestro pensamiento todos y cada uno de los
objetos, i.e. para alcanzar las determinaciones conceptuales de
dichos objetos. Son las fo rm as o géneros de la enunciación,
extraídas a partir del nexo proposicional y separadas de él, es
decir, no son ellas m ism as conceptos genéricos reales y bien d efi
nidos-11. Y añade: «Las categorías sólo tienen como misión esta
blecer los puntos de vista que hay que tener en cuenta para una
completa elucidación de los puntos en cuestión-12. Lo mismo dice
Zeller: -Las categorías no pretenden describir las cosas según su
coastitución real, ni tampoco establecer los conceptos generales
requeridos para ello; se limitan más bien a exponer los diferentes
aspectos que cabe tener en cuenta en una descripción semejante;
desde el punto de vista del filósofo, su misión no es suministrar
conceptos reales, sino sólo el entram ado clasificatorio en que han
de registrarse todos los conceptos reales-15. -Las categorías no son
123
Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
124
El ente según las figuras de las categorías
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ente según las figuras de las categorías
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El ente según las figuras de las categorías
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El ente según las figuras de las categorías
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Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ente según las figuras de las categorías
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Bl ente según las figuras de las categorías
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BI ente según tas figuras de las categorías
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
138
El ente según las figuras de las categorías
139
Creemos, por tanto, que además del tipo de analogía estudia
do por Trendelenburg, ha de aceptarse un segundo, que com
parte con él esa posición intermedia entre homonimia y sinoni
mia pura. También aquí están emparentadas cosas heterogéneas.
Y también aquí, el nombre idéntico que poseen en común, es
algo que no han recibido arcó tuxTK» sino Kat ávaXoytav. Pero
el parentesco es completamente distinto del arriba considerado.
Mientras que los análogos analizados en primer lugar manifesta
ban, en su diferencia conceptual, una igualdad de proporciones
( Verbáltnissé), lo que descubrimos aquí es un remitir ( Verbalten)
completamente distinto, una remisión a un mismo concepto como
término, una relación con la misma ápxií (arcav rcpóq (iíav ápxnv
Metaph. r, 2). Por ello, Aristóteles expresa la diferencia entre estos
análogos y los sinónimos diciendo que estos últimos deben lla
marse en sentido estricto KaO’ ev, mientras que los primeros son
sólo rcpó<; ev, o bien m 0’ ev en cierta medida76.
El lenguaje repara a menudo en este tipo de parentesco entre
las cosas, pues unas veces denominamos a las cosas con el
mismo nombre, otras con nombres distintos, y otras, finalmente,
de manera tal que, aunque los nombres son distintos, proceden
de una raíz común, como, por ejemplo, cuando decimos que
unas cosas son curables y otras curativas, etc. Pero no siempre
procede el lenguaje con tanta exactitud, sino que se conforma
con que todo coincida y se agrupe en torno a algo, para así, des
preocupado de cómo corresponda cada cosa, denominarlo todo
con un único nombre de familia, por así decir. Por ejemplo, no
sólo denominamos «regio* al soberano regio, portador del poder
real, sino que también hablamos de un cetro y unas vestiduras
regias, del honor regio, de una orden regia, de sangre regia, etc.
De la misma manera, los nombres ú y i e i v o v (sano) y ’ia T p tK Ó v
(médico) se usaban más arriba con múltiples significados. Y sería
fácil aumentar los ejemplos77.
140
Así pues, el ov que corresponde a las categorías es, según
Aristóteles, análogo también de esta manera. De los homónimos
puramente fortuitos no sólo le distingue la igualdad de propor
ciones que se da para uno y otro ov, sino también la analogía en
referencia a un mismo término. En los pasajes citados, Aristóteles
insiste especialmente en esta última, que es para él el modo de
denominación analóga que, por estar más cercana a lo
cjuvcbvu|aov, más se aparta de las cosas homónimas en el senti
do estricto del término78. A partir de ella prueba también que la
ciencia que trata del ente en sus diferentes significados es única79.
Y desde ella concluye, además, que, de entre las categorías, hay
una que porta el nombre de ente en un sentido más propio que
todas las demás, como ocurre naturalmente con todas las cosas
que poseen un nombre común de esta manera, en cuanto análo
gos. Así, lo sano lo es en su sentido más propio cuando se dice
del cuerpo sano, pues éste queda constituido en cuanto tal por
la salud como forma, de la que dependen todos los demás con
ceptos y en referencia a la cual ha recibido su nombre todo aque
llo que se denomina sano de algún modo80. De las categorías, el
ente primero y propiamente dicho es la substancia (oúcría). «Las
restantes — dice Aristóteles— se denominan entes porque son
cantidades o cualidades o pasiones o alguna otra cosa semejan
te-81. Más arriba hemos citado una afirmación parecida, proce
dente del libro IV.
Queda claro, con ello, que el ente es un ó|acovu[iov para las
diferentes categorías, pero que no se trata de ójioívu|aa an o
toxtk;, sino m i ’ ávaXoyíav y, en concreto, según una doble
manera de analogía: por analogía de igualdad de proporciones y
por analogía respecto de un mismo término. Pues no sólo ocurre
que el ov de la substancia se comporta respecto de todo lo
substancial como el ov de la cualidad respecto de todo lo cuali
tativo, etc., sino que además todas las categorías se denominan
141
entes rcpóq ev Kai jiíav xivá tpiicnv, en referencia al ser uno de
la oúcría82.
Decimos:
142
libro III d¡e Física o en el capítulo 4 del libro XII de M etafísica ®6.
Que se trata del koivov en sentido restringido, y no del otro sen
tido según el cual reciben tal nombre el ov análogo, el ev, etc.,
se ve fácilmente desde A nal. post. II, 13, donde las categorías son
designadas como rcpóúa Koivá®7. También M etaph. K, 3 asigna
claramente a la categoría de oúcría el predicado koivov, preci
samente en contraposición con el ov8®.
Pero Aristóteles revela su opinión de forma aún más inequí
voca al denominar a las categorías géneros Oyevr|). Pues el géne
ro es siempre un auvwvofiov, como enseña expresamente el
libro IV de Tópicos29. Precisamente por ello hemos visto, más arri
ba, que el ov y el ev no deben ser denominados géneros, y que
lo que corresponde a diferentes categorías no puede tener un
género común90. Por el contrario, que las propias categorías sean
los géneros de todo lo subordinado a ellas, esto es algo que estos
mismos pasajes apuntan ya con bastante determinación, al recal
car que lo no perteneciente a la misma categoría tampoco perte
nece al mismo género. Donde esto se dice con total claridad, en
todo caso, es en el capítulo 3 del libro X de M etafísica: «Unas
cosas —se dice allí— son distintas según el género; pero otras
pertenecen a la misma categoría»91. Este punto viene confirmado
por muchos otros pasajes, en los que se denomina a las catego
rías yévri xcov Kaxr)yopio)v o, incluso, yévr) a secas. Ejemplos de
lo primero se hallan en A nal. post. I, 22; Soph. elench. 22; Top. I,
9; Top. I, 15; Top. VII, 1; etc.92. Ejemplos de lo segundo son:
Categ. 8; Categ. 10; Anal. post. n, 13; Phys. III, 1; De an im a I, 1;
De an im a II, 1; M etaph. I, 1; A, 5; N, 2; etc.93.
Según esto, no erraban mucho los antiguos comentaristas aris
totélicos que, según nos informa Porfirio94, pretendían denominar
al libro de las C ategorías-Ilepi tcov yevcov» — si bien, como vere
mos, la denominación »categorías» es mucho más significativa.
Más adelante, los estoicos utilizaron, para referirse a las categorías,
143
la denominación de xá yEviKCúxaxa, i.e. «los géneros supremos».
Trendelenburg piensa que esto podría ser, quizá, indicio de un
tratamiento de la teoría de las categorías distinto del aristotélico95.
Pero, a lo mejor, el indicio en este sentido no es tanto el uso de
este término cuanto el abandono del nombre inicial
(mxriYopícit), que se nos aclarará más tarde. Pues, aunque en
Aristóteles no hallamos la expresión xá yevucaíxaxa, en M etapb.
Z, 9 sí las denomina, exactamente en el mismo sentido, xá
npcoxa96.
Decimos:
144
pertenece a una substancia en tanto que accidente, y sólo es ente
porque pertenece a una substancia, como hemos visto ya más
arriba’01. Así, cualquier cosa que pertenece a alguna otra catego
ría se predica también de !a substancia, como enseñan
C ategorías, el libro I de Segundos a n a lítico s, el libro VII de
M etafísica102 y otros pasajes. Y si se predican de cualquier
substancia, entonces también se predican de una substancia prime
ra, respecto de la cual todas las demás substancias eran predicadas.
Con todo, hay una diferencia entre la predicación de la cate
goría oúcría y de las substancias segundas en general (así deno
mina Aristóteles a las especies y géneros pertenecientes a la pri
mera categoría) y la predicación de las restantes categorías
respecto de la substancia primera103. Pues, en el caso de aqué
llas, lo que se atribuye a la substancia primera es a la vez un
nombre y un concepto; éstas, en cambio, no pueden identifi
carse conceptualmente con ella, ya que no son nada esencial a
la substancia y simplemente se encuentran en ella como acci
dentes104. Con todo, también la predicación de estas categorí
as respecto de la substancia primera es una predicación autén
tica y natural, y no una de esas (que ocurren a veces) en que
una substancia primera hace papel de predicado respecto de una
substancia segunda, o una substancia en general respecto de
un accidente. Aristóteles se niega a denominar predicación a una
forma tan retorcida de juicio105.
Se aclara así, por tanto, cómo es que los géneros supremos
son a la vez los predicados supremos de la substancia primera,
pues ocurre que son los predicados supremos en general. Sólo el
ov, el ev o cualquier otra cosa que sólo tenga unidad análoga
puede, en el mismo sentido inexacto en que es denominado
koivov, quedar caracterizado como predicado aún más general,
al modo en que, por ejemplo, Top. IV, 6, 127a28 afirma que el
ente se predica de todo; y el libro X de M etafísica afirma que
145
el ente y el uno son los predicados más universales106. Frente a
esto, el libro I de Prim eros an alíticos dice, hablando de las cate
gorías en sentido estricto, que «se dicen respecto de otras cosas,
pero no hay nada que se pueda decir con anterioridad a ellas*107.
De la misma manera, también Metaph. B, 3 contrapone los géne
ros supremos a las especies inferiores como los predicados
supremos a los ínfimos108.
En época reciente, se ha discutido a menudo en qué sentido
habría que entender el nombre KaxriYoptai, con el que
Aristóteles designa a los géneros supremos. Trendelenburg decla
ró109 que tiene el significado de -predicado», pues icaxr|yopeív,
que originariamente significaba «acusar», denota en Aristóteles,
como término acuñado, el predicar en el juicio y en la proposi
ción (más estrictamente, el afirmar). Otros, en cambio, han recha
zado este planteamiento. La opinión de Aristóteles, afirman, no
puede haber sido que las categorías abarquen sólo predicados,
pues él mismo ha establecido que la categoría primera y princi
pal es la substancia, y ha designado como substancia primera,
por antonomasia, a la substancia individual, el xó8e xt. Además,
lo ha hecho de modo tal que a las substancias universales las
considera tanto más dignas del nombre oócría cuanto más cerca
están del individuo110. Pero esta substancia individual, según
enseña expresamente Aristóteles, no puede ser nunca predicado
en una proposición correctamente construida111. Y si bien es ver
dad que ello sucede a veces, una predicación semejante no mere
ce propiamente el nombre de predicación112. Con ello, si
Aristóteles hubiera derivado el nombre de Kaxriyopíai a partir de
Kaxrfyopeiv en el sentido de -predicar-, o bien habría incurrido
en la inconveniencia de conferir a las categorías un nombre que
no se adecúa a lo fundamental en ellas, o bien habría derivado
el nombre de Kaxrjyopía a partir de un KaxriyopEiv que no
merece en sí mismo tal nombre. Por esta razón, Bonitz declara
146
(especialmente en su ensayo sobre las categorías, al que tantas
veces nos hemos referido ya) que Karnyopía significa simple
mente •enunciación», y echa mano además a numerosos pasajes
de Aristóteles para mostrar que éste ha empleado también dicha
palabra en su sentido más general113. Zeller, en la segunda edi
ción de su Filosofía de los griegos, le sigue también en este
punto114.
Pero si Aristóteles ha acuñado inicialmente el término catego
ría para referirse al concepto al que alude cuando dice que el
ente se divide en las figuras de las categorías (cosa sobre la que
Bonitz llama la atención, con razón115), es mucho más verosímil
que, al hacerlo, haya tenido presente el significado más propio
de KaxrjyopEiv como -predicar* —que en su caso es también, con
mucho, el más común. Y es así como Brandis, que anteriormen
te había explicado el término Karnyopía a la manera de
Bonitz116, en su reciente Exposición sinóptica d el sistem a aristoté
lico indaga en cambio alguna posibilidad de tomar como punto
de partida la idea de KaTtiyopía en su sentido propio y estric
to117. A nosotros, nos parece que esto puede hacerse sin dificul
tad alguna. Y es que, aun aceptando que no todo lo que cae bajo
las categorías pueda ser predicado (cuestión de la que trataremos
más tarde), las propias categorías sí que son predicados. Y esto
no resulta en modo alguno afectado por aquello, de igual mane
ra que del hecho de que sean géneros (yévr|) y géneros supre
mos (lipona yévrj) tampoco se sigue en modo alguno, como
hemos visto, que todo lo que cae bajo ellas tenga que ser tam
bién género supremo, cosa que sería ridicula. Las categorías mis
mas son, por tanto, sin duda alguna, susceptibles de ser predica
dos, e incluso poseen dicha capacidad antes que todos los demás
conceptos, ya que no hay nada (sea individuo, género o especie)
que no pueda ser sujeto de una u otra de ellas, mientras que no
cabe hallar predicado superior para ellas mismas. Si ésta es la
147
única razón por la que han recibido el nombre de KatTjyopíat,
se descubrirá más tarde118. De momento, lo que nos importaba
era probar que son los predicados supremos de todo ente y, en
consecuencia, también los predicados supremos de la substancia
primera, que es la base de todo otro ser.
Decimos:
148
de las cuales se contraen en tal o cual especie, al modo en que, por
ejemplo, los animales se dejan dividir en bípedos y cuadrúpedos,
etc. ¿Y en el caso de los análogos? ¿Cuál será para ellos el modo de
división, en correspondencia con la unidad imperfecta que les es
propia (y que, con todo, es más que una mera igualdad de nom
bre) y con su posición intermedia entre homónimos y sinónimos?
Hemos descubierto que los predicados pueden ser análogos
de dos maneras: análogos de semejanza o proporcionalidad y
análogos en referencia a un mismo término. Como Aristóteles
incluye también a veces a los primeros entre los predicados ple
namente homónimos119, yo no sabría tampoco decir qué diferen
cia esencial debería establecerse entre unos y otros en lo que
hace a su división en las cosas que caen bajo ellos. Pues lo que
es uno por semejanza es, en realidad, distinto en términos abso
lutos, y sólo es uno y lo mismo según la proporción. Si atiendo,
por tanto, exclusivamente a la diversidad de los conceptos que
constituyen, como materia, las dos partes de esta proporción cua
litativa, lo que hallo es, sin más, la distinción de la palabra común
en sus diferentes significados, igual que ocurriría en el caso de
los homónimos puros — por ejemplo, cuando hablo del alma de
un ser vivo y del alma de un proyecto, etc.
Muy distinto es el caso de lo análogo en referencia a un
mismo término. Estos análogos lo son realmente npoq ev Kai
jiíav (púaiv, aunque no Ka0’ ev. Este ev es una unidad real, es
absolutamente uno según el concepto y según la esencia, y
cabría por tanto definir a estos análogos como siendo uno y lo
mismo respecto del término y distintos sólo en atención al modo
en que remiten a él. Ahora bien, de esto se sigue también inme
diatamente para ellos de qué manera se produce su división —
obviamente, habrá que dividirlos atendiendo a la diferencia en
los modos de remisión. Una mirada a los ejemplos que arriba
ofrecía el propio Aristóteles basta para aclarar este punto.
149
Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
150
El ente según las figuras de las categorías
151
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
manera; la forma no sólo debe ser una forma distinta, sino una
forma recibida en el sujeto de diferente manera, una forma que
afecta a lo mismo de diferente manera. Con ello, si la substancia
primera es aquello que está como sujeto en la base de todos los
accidentes, es claro entonces que de los géneros supremos de los
accidentes, cada uno de ellos ha de manifestar un modo diferen
te de inherencia, una diferente remisión a la substancia primera,
y que la diferencia en la remisión a la substancia primera no sólo
distingue substancia de accidente, sino también las diferentes
categorías accidentales entre sí.
Con ello hemos llegado a la misma meta por un camino com
pletamente distinto. Y también aquí hemos de admirar la interna
unidad del sistema doctrinal aristotélico, por la que se distingue
en tan alto grado. Los siguientes parágrafos servirán para confir
mar en diferentes respectos lo que aquí hemos dicho, y que des
vela el principio auténtico de la tabla aristotélica de las catego
rías. Éste viene enunciado por Aristóteles, de forma no obscura,
de la siguiente manera: xó S ÚJtapxetv xo8e x¿?8e... xoaauxaxcoq
A/nnxéov óaaxcoq at Kaxrjyopíai Si^prjvxai130, pues este enun
ciado puede reformularse como: a i Kaxriyopíai 6iatpouvxai
xoaauxaxü)?, 6<rax¿? xoSe xo?5e U7tápxet, es decir, -hay tantas
categorías como modos en que las cosas existen en su sujeto*,
esto es, en que remiten a la substancia primera, que es el sujeto
último de todo ser.
Decimos:
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El ente según las figuras de las categorías
153
Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
que es bello, alto, blanco, etc. Pero nada se dice de éstas que no
pudiera decirse también, del mismo modo, de una substancia
individual — por ejemplo, de un hombre concreto, como
Sócrates, Platón, etc. No es necesario, por tanto, suponer a este
respecto una nueva forma de predicación, que hubiera que aña
dir a las restantes, según las cuales distinguimos las categorías. Y
tampoco hay que hacerlo en los casos en que un accidente se
predica de otro. Pues, como explica Aristóteles en el capítulo 22
del libro I de Segundos analíticos, ningún accidente es substrato
de otro accidente132, ni se puede decir que uno sea cualidad de
otro, ni que un tercero, a su vez, sea cualidad suya y cualidad de
la cualidad133. Sólo el accidente universal se predica del individual
o del menos universal en cuanto perteneciente a su esencia,
como por ejemplo el color del blanco, la figura del triángulo,
etc.134. Pero, ¿cuál es aquí la relación ente sujeto y predicado?
Evidentemente, la de identidad real, pues el uno pertenece a la
esencia de! otro. Con ello, tampoco aquí hay que aceptar un
nuevo modo de predicación, pues de la misma manera que los
universales accidentales son idénticos al accidente individual,
también las substancias segundas son idénticas a la substancia
primera —y en el caso de aquéllas hemos tenido que considerar
ya la misma relación y el mismo modo de predicación. Es por ello
que la misma partícula interrogativa sirve para ambas afirmacio
nes: ¿Qué es — preguntamos— este blanco? — Es un color. ¿Qué
es Aristóteles? —Es hombre, substancia, etc.135.
No hay, por tanto, diferencia en los modos de predicación (a
saber, en aquellos en que se predica algo de algo y de manera
propia — cf. Anal, post. I, 22, 83a22) a la que no corresponda
también una diferencia en la división categoríal. Y Aristóteles
pudo decir con razón que el «ser* se dice de tantos modos cuan
tas son las formas de la enunciación (i.e. las cosas en que una cosa
se predica de otra) y que los géneros supremos deben distinguirse
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II ente según las figuras de las categorías
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El ente según las figuras de las categorías
valen para las cosas sensibles), siendo así que Dios no puede
ser concebido bajo ninguna definición ni subordinado bajo nin
gún género, pues todo ello contradiría la pura simplicidad y
actualidad de su esencia. Con todo, Dios habrá de ser, si no
subsumido, sí al menos vinculado de manera análoga a la cate
goría de substancia, por ser ésta la primera en todos los senti
dos y la más ente. Pero estas ideas, desarrolladas, no son ya
aristotélicas — aunque sí están, desde luego, contenidas en ger
men en sus doctrinas, y pueden incluso deducirse inmediata
mente a partir de sus principios. No será contradecir a estos
últimos sino, antes bien, permanecer más fieles a ellos de lo
que lo fue el propio Aristóteles, elevar con Agustín la esencia
de Dios sobre todas las categorías, ya que no puede ser agota
da por ninguna207.
Hasta aquí, por tanto, lo que había que decir de las cosas que
no pueden subordinarse directamente a una de las categorías.
Decimos:
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
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El ente según las figuras de las categorías
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§ 13. Tesis XII: La p ru eba deductiva d e la división categorial
d ebe com en zar con la distinción entre substancia y acciden te.
Im p rim era no adm itirá y a distinciones ulteriores, p ero
el segundo se descom pondrá, prim ariam ente, en dos clases:
acciden tes absolutos y relacion es; los prim eros, a su vez,
se descom pondrán en inherencias, afeccion es y circun stan cias
externas
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El ente según las figuras de las categoría*
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del que decimos que se halla en tal sitio. Pues hay, ciertamente,
una gran diferencia en el modo en que se predica de algo la lla
nura o el mercado cuando digo, respectivamente, «este campo es
una llanura» o «esta piedra está en la llanura»; -estas casas son o
forman el áyopá- o «estos cestos, frutas, etc. están év áyopa».
En estos ejemplos cabe reconocer, en concreto, tres clases de
predicados, que se predican todos ellos de la substancia de
manera absoluta, pero no ctuvcovujíok ; 229. Se trata, por tanto, de
las tres clases en que se distribuyen primariamente las afecciones
o 7iá0r| (para designarlas kcit s^oxtÍv con una expresión que en
Aristóteles aparece con significado más o menos amplio, y modi
ficado de múltiples maneras230), de modo tal que, con ellas,
queda agotado todo el marco de posibilidades. Pues todo aque
llo que no es en sí mismo el ser primero y propiamente dicho del
que se predica todo lo demás, pero que tampoco es algo com
pletamente falto de esencia y mera sombra se ser (i.e. algo que,
más que ser en sí mismo una cosa, lo que hace es acompañar a
otra cosa), como la relación — todo aquello que no es ni una cosa
ni otra, digo, se puede atribuir a la substancia de la que se pre
dica bien porque se halla en ella, bien porque se halla fuera de
ella, bien porque se halla parcialmente en ella y parcialmente
fuera de ella. Un cuarto caso no es concebible. Si ocurre lo pri
mero, la remisión será un eveivcu propiamente dicho, el más
aproximado a aquel en que se halla la forma substancial respec
to de la TipüJTTi oúcría. Podemos denominar a esos accidentes,
como el color, la extensión y semejantes, in heren cias en sentido
especial. Si, por el contrario, el predicado existe completamente
fuera del sujeto, como por ejemplo el lugar fuera de lo que se
encuentra en tal lugar, de manera tal que el sujeto sólo queda
determinado por él desde fuera, en virtud de una razón especial,
podemos denominar a tales accidentes determinaciones externas o
circunstancias de la substancia. Aristóteles caracteriza claramente
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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
—al modo en que, por ejemplo, alguien que quiere viajar a Roma
toma también la decisión de viajar por el Mediterráneo, recalar en
Marsella y en toda una serie de ciudades, subir al carruaje, etc.
Esta serie debe, en todo caso, tener un comienzo, pues no se
puede presuponer siempre un nuevo acto de la voluntad. Alguno
habrá de ser el primero —y como tampoco éste puede existir
desde toda la eternidad, ello nos obliga a suponer un motor
externo, a cuyo impulso tiene lugar el primer movimiento de la
voluntad. De la misma manera que, en el caso del movimiento
físico, el primer movimiento que mueve la naturaleza viene de
fuera, lo mismo ocurre también en el caso de la voluntad, si bien
aquí el principio inm ediato del acto de la voluntad puede estar
en ella misma256. Todo movimiento intransitivo se revela, por
tanto, como movimiento secundario.
Con esto, no resulta ya difícil solventar la cuestión planteada.
Los intransitivos del primer tipo (que no son, propiamente,
intransitivos en sentido alguno) se resuelven ellos mismos en un
noteiv y un ndaxEiv, pues la parte a la que corresponde el movi
miento como hacer y la parte a la que le corresponde como
padecer son distintas — y pertenecen, por tanto, a una u otra de
estas categorías, según se los considere desde uno u otro punto
de vista. El principio y el término se distinguen, así, claramente.
Y en lo que respecta a las actividades propiamente inmanentes,
resulta que, examinadas con atención, se resuelven también en
dos conceptos, que se distribuyen en ambos géneros. Cierto que
un mismo sujeto es a la vez agente y paciente, y que tanto el
principio como el término de la actividad residen en él. Pero, con
todo, ambas cosas continúan siendo distintas realmente: aquello
m ediante lo cual algo se actualiza no es lo qu e se actualiza. Con
ello, la operación, por remitir al sujeto de dos formas distintas, se
dirá de éste según dos modos de predicación distintos, resultan
do de ello dos conceptos que se distinguen perfectamente según
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El ente tegún la* figura* de la* categoría*
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está aquí, lo mismo que cuando digo que el bastón está vertical,
cada uno de estos predicados parece ser una circunstancia, una
determinación hecha desde fuera mediante el Torcoq, pero el
modo de predicación parece, con todo, distinto. Por segunda vez,
el keictOcu eleva la pretensión de constituir una categoría propia.
¿Qué es la situación? Evidentemente, no otra cosa sino el orden
de lo que posee partes, respecto del lugar277. Por ello, cuando de
algo que se encuentra en un sitio sé, además, que está allí en
posición vertical, lo que conozco es simplemente, junto al lugar
de la cosa, la mutua relación de sus partes respecto de la deter
minación local. Con ello, Aristóteles tiene razón al enumerar a la
Géaiq entre las especies de la relación (Categ. 7, ó b ll)278.
Tampoco tiene, de este modo, generación y corrupción indepen
dientes, pues desde el momento en que cada una de las partes
ha asumido un lugar determinado279, la relación entre ellas viene
dada de suyo. Evidentemente, esta relación es un accidente de las
partes: la superior se halla, por su situación, encima de la inferior;
la posterior, detrás de la anterior, etc.280. Pero los accidentes de
las partes se predican también del todo al que pertenecen: el pelo
es rubio — y, por consiguiente, también el hombre es rubio (a
saber, en su pelo); la mano está herida —y, por consiguiente,
también el hombre está herido (en la mano); la cabeza está aquí
y el pie allí — por consiguiente, el hombre está aquí y allí. De
igual manera, también la relación entre las partes se predica del
todo. Si un huevo muestra colores distintos en lugares distintos,
yo predico la relación de las partes (en lo referente a sus colo
res) y digo que el huevo es polícromo. De la misma manera,
cuando la cabeza de un hombre se halla con las restantes partes
del cuerpo en una relación local tal que la cabeza es lo que está
más abajo, y las otras partes están arriba, digo del hombre com
pleto que está cabeza abajo, etc. Lingüísticamente, la relación ya
no aparece (como ocurre siempre que lo ávtoTepov es un
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El ente según las Figuras de las categorías
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El ente según las Aguras de las categorías
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204
El ente según las figuras de las categorías
205
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p. 225, b, 5.
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b. 25. Tqp.1,9,
p. 103, b, 21.
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última instancia, en una inducción — respecto de la cual el
lenguaje sólo sirve para facilitar la visión de conjunto— y habría
mucho que objetar sobre diferentes aspectos concretos y sobre la
fiabilidad del resultado al que se llega a partir de todo ello.
Porque, con este método, el lenguaje se revela todavía más
incapaz que con el anterior, a la hora de dar cuenta de la validez
y completud de las categorías.
Decimos:
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El ente tegún lu flguna de lu citegoriaa
245
Notas
1 Prantl, Geschichte der Logik im Abendlande I, p. 205 y ss.
2 Véase al respecto Brandis en su Obersicbt des Aristotelischen
Lehrgeháudes, p. 41 y s.
3 Prantl, op. cit. p. 206.
4 Categ. 4, lb25: tcov KaTa jir|8£¿iíav ouiinXotcTjv X^yojiévtov ékaaxov
tjtoi oúaíav aej^aivEt f| noaov i\ noióv t[ npoq ti ti nou f\ noxe f[ jceíaOai
r\ exeiv íioieiv r\ naaxetv. Véase Top. I, 9, 103b21: ¡Scrci 8c Tauia tov
ápiOjaóv Seica k. t. X. (Trad.: •Son en número de diez, etc.»).
5 Véase, con todo, Brandis, que se pronuncia repetidamente y con deter
minación a favor de su autenticidad, últimamente en su Ohersicht d. Aristot.
Lebrgeb., p. 47, nota 86.
6 Prantl, Geschichte der Logik, I, p. 206
7 Brandis, Gríechiscbe-Rómmische Pbilosophie 111, 1, p. 41 y ss. Zeller,
Pbilosophie der Griecben, 2* edición II, 2, p. 189, nota 2.
8 Asílen Anal post. I, 22, 83bl5 Aristóteles dice: n£7iepavrai xa yévt) tü>v
Karnyopi¿)v Orad.: -Están limitados los géneros de las categorías») y en Soph.
elencb. 22, princ.: trceínep exo^iev Ta Y8VT| tcov KaTTiyopioív (Trad.: -Pues pose
emos los géneros de las predicaciones*). En Top. I, 9, tras enumerar las categorí
as, afirma: Taüia Kai roaaoTa cari (Trad: -Tales son, y en este número») y a
menudo las denomina ai 5iaipc0cioai KaTTflopíai (Trad.: -Las categorías distin
guidas-), como por ejemplo en De anima I, 1, 402a24; ib. 5, 4lOal4. Compárse
con esto Anal, prior. I, 37, 49a7: oaa^coq ai KaTryyopíai SiflpTivrai (Trad.: -En
tantas maneras como aquellas en que se dividen las categorías») y otros pasajes.
En otros pasajes, tras enumerar algunas, se refiere a las no nombradas como ai
áXXai Kaxrfyopíai (Trad.: «las otras categorías»), lo cual apunta evidentemente a
la existencia de una tabla categorial establecida de una vez por todas.
9 Pbilosophie der Griecbeti, 2a edición, II, 2, p. 191 y ss.; Griecbisch-Róm.
Pbilosophie, III, 1, p. 43; Bonitz, Sitzungen der k. Academieder Wiss. Philos. Histor,
O. X, 5, 18523, p. 643; Trendelenbuig, Geschichte der Kategortenlebre, p. 142.
10 Véase más arriba e! cap. 3, S 2 ad finem , en el gue quedó excluido del
objeto de la metafísica todo aquello que no es e£a> rriq Siavoíaq, pero sí se
incluyeron, en cambio, las categorías.
11 Griech-Róm. Philos. II, 2, 1, p. 394.
12 Loe. cit.
” Philos. d. Griecb. U, 2, p. 188 y s.
u Op. cit. p. 189, nota 1.
15 Gesch. der tbeoreiseben Pbilosophie, p. 211.
16 Trendelenburg, Geschichte der Kategorienlehret p. 23.
17 Véase Categ. 5, 2all.
18 Trendelenburg, op. cit. p. 6.
19 Anal, prior I, 27, 43a35: 90fiev yap nore to Xeukov ekcivo ZcúKpdrnv
¿ivai Kid to npoaióv KaAAíav.
20 Biese, Pbilosophie des Aristóteles I, p. 49: «Las categorías, conceptos funda
mentales del pensamiento ... p. 53: no son ellas mismas conceptos genéricos que
ofrezcan lo esencial de un objeto, sino los modos más generales de la predica
ción (id yevti tcov Karnyopícov — Top. I, 9)».
21 Waitz, Aristotelis Organon I, p. 268.
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Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
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£1 ente según las figuras de las categorías
todas partes del ser, también en todas partes se trata de la misma oposición: los
términos son diversos, pero la relación es idéntica... Así pues, las oposiciones
establecen entre los diez géneros del ser igualdades de relación , proporciones;
analogías: tres expresiones sinónim a).
83 De part. anim . I, 5, 645b26. V. supra, p. 135, nota 59. Compárese Anal,
post. 1, 10, 76a38.
« Metapb. Zt 16, 1040b21; /, 2, 1053bl9.
85 O también, en otros pasajes, de principio general.
* Pbys. III, 1, 200b34. V. supra p. 130, nota 39. Metapb. A 4, 1070bl:
napá yap xi^v oúaíav Kai xaXXa xá Karnyopodueva oúOév éaxi koivov.
(Trad.: -Pues nada hay común fuera de la substancia y de las restantes cate
gorías»).
87 A nal.j)ost II, 13, 96bl9: |iexá Sé xouxo Xapdvxa_xí xo yévoq, oíov
no'xepov xcov noaov fj xov noiov, xá íSia naOrj 0£Opeiv 5ia xcov koivov
npaíxov. (Trad.: -Y después de eso, una vez admitido qué es el género, v. gr.,
si es de los quanta o de los qualiat observar las afecciones propias a través de
las primeras <propiedades> comunes»).
88 Metapb, K, 3, 106lbll: énei 8é xo xe ov anav KaO' ev xi Kai koivov
Xeyexai noXXaxoq Xsydnevov... (Trad.: -Y puesto que lo ente, aunque se diga
en muchos sentidos, en todos los casos se dice según algo único y común...*).
Lo mismo ib. p. 1060b35. Que este koivov es la oúaía resulta claro a partir de
lo dicho en el parágrafo anterior.
89 Tofh IV, 6, 127b6: Kaxa návxov yáp e\8ov auvovujioq xó yevoq
mxriYopeíxai (Trad.: -Pues el género se predica sinónimamente de todas las
especies*). Compárese Top. IV, 3, 123a28.
90 Metapb. A 28, 1024bl2, etc. V. sufrra f?. 134, notas 55 y 56.
91 Metapb^l 3» 1054b35: áXXd xa |iév xó yevoq exepa, xá 5’ ev xii aúxíj
auaxotxÍQt xíjq KaxTjyopíaq. Con idéntica claridad expresa lo mismo el pasaje
de Metapb. A 6, 10l6b31 citado supra, p. J35, nota 59. _
92 Anal. post. I, 22, 83bl6: xá yevr] xov Kaxryyopiov nenépavxai (Trad.:
•Están limitados los géneros de las categorías*). Sopb. elencb. 22, 178a5: exo^iev
xá yévii xov Kaxiiyopiov. (Trad.: -Tenemos los géneros de las categorías») Top.
I, 9, 103b20: xá yévr| xov KaxiTyopiov. (Trad.: -Los géneros de las categorías*).
Top. I, 15, 107a3: xá yevr| xov Kaxá xouvopa Kaxi|yopiov (Trad.: «Los géne
ros de las categorías según el nombre-). Top. VII, 152a38: év evi yevei KaxT|-
yopíaq. (Trad.: -En un solo género de categoría*). Para una explicación del geni
tivo, v. supra, p. 130.
93 Categ. 8, lla37: exi ei xuyxavoi xó aúxo npoq jn Kai noióv ov, oú5év
axonov év ájacpoxépoiq xotq yeveaiv aúxo Kaxapi0^eía0ai.(Trad.: «Además, si
acontece que la misma cosa es quale y respecto de algo, no tiene nada de
absurdo que se la cuente en ambos géneros*). Ib. 10, llb l5: únép |iév ouv xov
npoxeOévxov yevov iKavá xá eipiméva. (Trad,: «Así, sobre los géneros pro
puestos, es suficiente con lo ya dichoO^Ana!. gost. U,^13, 96bl9: |¿exá 8é xouxo
XaPdvxa xí xó yévoq, caov noxepov xov noaov f\ xov noiov... (Trad.; «Y des
pués de esto, falta considerar qué es el género, esto es, si es de los quanta o
de los qualiat). Pbys. ID, 1, 201a9. Vide supra, p. 98, nota 50. También
Metapb. B, 9 .J>e anim a I, 1, 402a22: npoxov 8’ taoq ávayKaiov SieXeív év
xívi xov yevov Kai xí éaxi, Xeyo Sé noxepov xo S eji Kai oúaía fj noióv
fj noaóv fj Kat xiq aXXr| xov 8iaipeGeiaov KaxTjyopiov. (Trad.: «En principio,
253
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
sería necesario quizá determinar de qué género resulta ser el alma, y qué es: es
decir, si es una entidad individual y una substancia, o una cantidad, o una cuali
dad, o alguna otra de las categorías que hemos distinguido-). De anima II, 1,
4l2a6: Xeyo|iev Sf[ yevoq Ev ti tov ovtcov mrjv oúaíav k. t. X.. (Trad.: «Decimos
que uno de los géneros del ente es la substancia»). Metapb. I 1,
1052bl8:..jiaXiara Se to fiérpov ewai nporov étcaorou yevouq Kai KupiOTara
tou noaou’ evreuOev yap eni rá aXXa eXifXuQev. (Trad.:«... pero, más que nada,
ser medida primera de cada género y especialmente de la cantidad. En efecto, de
este último se pasó a los demás significados de ‘uno’*). Metaph. A, 5, 1071a24:
aXXa 5e aXXov a’ÍTia Kai aroixeta coanep tcov |ít| ev raúro yévei,
Xpojiárov, ydcpov, oúaiov, noaoTTjroq, nXijv rtp ávcxXoyov. (Trad.: «Las causas
y los principios son distintos para cosas distintas que no pertenecen jil mismo
género... a no ser analógicamente»). Metagb. Nt 2, 1089b27: Kaíroi 8e¡ ye n va
eivai iíXtiv emarcp yever nkr\v xa>piaTT|v áSdvarov tov oúaiov (Trad.: -En
todo caso, para cada género tiene que haber un tipo de materia, sólo que es
imposible que ésta se dé^separada de las entidades»).
94 Porfirio: Kara neucriv Kai^ártÓKfriaiv ( - Sobre la interrogación y la res
puesta) fol. 2b: aXXoi 5e nepi tcov yevov too ovroq, aXXoi 6é nepi tcov SeKa
yevov. (Trad.: -Algunos lo denominan «Sobre los géneros del ser»; otros, «Sobre
los diez géneros-).
95 Gescb. der Kategortenlebre p. 219.
96 Metapb. Z, 9, 1034b7: ou ¿iovov 5é nepi rijq ouaíaq ó Xoyoq SrjXox ro
M1! yíyvea0ai ró eÍ5oq, jxXXá nepi navrov ópoíco^ tcov nporov Koivoq o
Xoyoq, oíov noaou noiou Kai tov aXXov Kari)yopiov. (Trad.: -Que la forma
no genera, por lo demás, lo pone de manifiesto el razonamiento, no sólo tra
tándose de la substancia, sino que el razonamiento vale igualmente en relación
con las determinaciones primeras como cantidad, cualidad y las demás catego
rías*), Véase también el pasaje de Anal. pa?/. II, 13 citado en p. 143, nota 87.
97 Categ. 5, 2all: oúaía 5é eanv Kupicírarcí re Kai npcíroq Kai |iáXiara
XeyopevTj, f[ piíre Ka0’ únoKei^iévou nvoq Xeyerai n^r ev únoicei|iévcp nví
eariv, oíov ó riq ávOponoq f\ ó riq Xnnoq. (Trad.: «Substancia, la así llamada
con más propiedad, más primariamente y en más alto grado, es aquella que, ni
se dice del sujeto, ni está en un sujeto, v. gr., el hombre individual o el caballo
individual-).
98 TopA, 5, 102a31: yevoq 5* cari ró Kara nXeio'vov Kai Siacpepdvrov t<5
e’íSei ev tcJ tí e a n Karr[yopod|ievov. (Trad.: -Género es lo que se predica, den
tro dél qué es, acerca de varias cosas que difieren en especie»), Categ. 3, lb22:
rd yáp enávo to v ún aú rá yevov KaTTiyopeirai. (Trad.: -Pues los géneros
superiores se predican de sus inferiores»).
99 Categ. 5j 3a38: ró ¿iév eÍ6oq icará rou áio^iou Karqyopeuai, ró 8e yevoq
Kai Kará rou eíSouq, Kai Kará rou árdjiou.(Trad.: -La especie se predica del
individuo; el género se predica tanto de la especie como del individuo).
100 Categ. 3, Ib 10: orav ETEpov Ka0 érépou Karnyoprjrai cbq Kaff únoKei-
jiévou, o aa Kará tou Karnyopou^ievou Xe^rai, navra Kai Kará rou
únoíceifievou priGiTaeiai, oíov ávOponoq Kara rou^nvóq áv0ponou_ Karrj-
yopeíxai, ro 8e £q>ov Kará rou avOponou* oúkouv Kai Kará rou nvoq
ávOponou KarnyopT|0iíaeTai to ^ o v £> yap nq ávOponoq Kai ávOponoq
ean Kai £c¡>ov. (Trad.. «Cuando una cosa se predica de otra como de un suje
to, todo aquello que se dice del predicado se dice también del sujeto; v. gr.,
254
El ente según las figuras de las categorías
255
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
dos accidentes —con lo cual, naturalmente, hay una gran cantidad de accidentes
que no pueden predicarse de la substancia, pues no puedo decir que el hombre
sea virtud, aunque sea virtuoso. Amonio llama además la atención sobre el hecho
de que hay muchos nombres abstractos de accidentes para los que no existe una
forma concreta, de suerte que no pueden predicarse de modo alguno de la subs
tancia, ni siquiera en la forma de un parónimo emparentado con ellos.
105 Anal. post. I. 22, 83a4: oxav pev yap xó Xcukov eívai <p¿> £uXov, xdxe
X¿yo oxi aunpépr|KE Xeuiccp eívai £i5Xov éaxív, áXX * o¿Xx *ó
unoKEÍ^Evov xq> £uXq> xó Xeukóv éaxi* ... oxav Se xó £uXov Xeokov eivai
<po, oux oxi exepov xí éaxi Xeukov, éraívc# 8é ov)|íP¿Ptik£ £iíXcp eívai,
...áXXá xó ^uXov éaxi xó unoiccijievov, onep Kai éyévexo, oúx e^pov xt ov
one^ £uXov r\ £uXov xí. ei 8rj 8ei vo|¿oGeiíiaai, eaxco xó oííxco Xejeiv Kaxrj-
yopeív, xó 8* EKEÍvtoq *nxoi ^r^ancoj Kaxt|yopeiv, r\ Kaxriyopeiv jiév uti
ánXoq, Kaxá aunPepTjKÓq 8é KaiTiyopeiv. eaxi 8 cbq |iev xó Xeukov xo KaxT)—
yopod|ievov, cbq 8e xó_£¿Xov xó ou KaxTiyopEixai. ónoiceíaOco 8r\ xó Kaxrj-
•yopoujievov KarnyopeíaOai áci, ou KaxTjyopeíxai, ánXcoq, áXXá |ii^ Kaxá
au^PePriKo'q* ouxco yáp ai ánoSeí^eiq ánoSeiKvdouaiv. (Trad.; «En efecto,
cuando digo que lo blanco es madera estoy diciendo que aquello a lo que acon
tece accidentalmente el ser blanco es madera, pero no en el sentido de que lo
blanco sea el sujeto de la madera... En cambio, cuando digo que la madera es
blanca, no <estoy diciendo> que hay alguna cosa blanca y que le acontece acci
dentalmente el ser madera (...) sino que la madera es el sujeto, que es precisa
mente lo que se hizo <blanco>, sin ser otra cosa que lo que es precisamente
madera o un cierto tipo de madera (...) Supóngase entonces que el predicadc
se predica siempre, de aquello de lo que se predica, sin más, y no accidental
mente; en efecto, así prueban las demostraciones-). Véase Trendelenburg,
Gescb. derKateg. p. 15.
106 Metaph. /, 2, 1053b20: xó yáp óv Kai xó e v KaOáXou KaxTiyopeuai
jiaXiaxa návxcov. (Trad.: -En efecto, ente y uno son los predicados más uni
versales-). Compárese p. 40, nota 2.
107 Anal, prior. 1, 27, 43a29: a ú x á jiév K ax’ áXXcov K a x r jy o p e u a i, K a x á 8c
xoúxcov oíXXa n p o x e p o v ou K a x n y o p e íx a i.
10B Metaph. Bt 3, 998bl4; npóq 8e xooxoiq ei Kai cfxi fiáXicrxa ápxcti xá
yévr| e í o í , noxepov 8ei vo^í^eiv xá npoxa xcov yevov ápxáq r\ xá eaxaxa
Kaxt|yopou^eva éni xcov áxojicov; (Trad.: «Además y suponiendo que los géne
ros fueran principios en grado sumo ¿han de considerarse principios los géne
ros primeros, o los últimos que se predican de los individuos?-).
109 Gescb. der. Kategorienlehre, p. 6
no Categ. 5, 2a 11. V. supra p. 144, nota 97; ib, b21: coaxe Kai ¡sk xodxcov x o
e^Soq xou yevouq naXXov oúaía. (Trad.; -Con que también resulta de esto que
la especie es más substancia que el género-).
1,1 Categ. 2, lb3: xá 8c oux’ ev unoKei^évc^ eaxiv ouxe KaO’ únoKei-
lievou Xéyexai, oíov o xiq ávGpconoq Kai ó xiq 'ínnoq. (Trad.: -Otras, ni están
en un sujeto, ni se dicen de un sujeto, y. gr., el hombre individual o el caballo
individual*). Ib. 5, 3 a36: ano |iév yáp xíiq npciíxr|q oúaíaq ooSe^ía éaxi Kaxrj-
yopía* Kax oúSevóq yáp únoKei^evou Xeyexai. (Trad.: «Cierto que a partir de
la substancia primera no hay predicación alguna —en efecto, no se dice de nin
gún sujeto.). Cf. ib. 2bl7; Anal prior. I, 27, 43a25; Metaph. A, 7, 1017a21... t\ oxi
aúxo éaxiv q> unápxei ou aúxo KaxTjyopelxai CTrad.: «O bien porque existe el
256
El ente según las figuras de las categorías
257
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
,2Í Metapb. Ht \ 1043b28: ¿Sor* oúaíaq ean ^iev riq evfiéxetai ewai opov
m i Xdyov, oíov xry; auvOéxou, eáv te áiaOrixTi eáv te voiyni 5*
auxr| n^aÍTov, oúk eaxiv, e’írcep n m í a nvoq aTfiaívei ó Xoyoq o op tan -
Koq, m i 8ei xo coanep uXiyv ewai, xo 8é coq ¿iopcp^v. (Trad.: «Hay un tipo de
substancia de la cual puede haber definición y enunciado: la compuesta, sea
sensible o inteligible. No la hay, sin embargo, de sus elementos primeros, ya
que el enunciado expresa 'algo de algo’ y lo primero ha de darse como mate
ria y lo segundo como forma»).
IU Metapb. //, 6, 1045a20: cpavepóv óii oxi ouxco nev jiexiouaw_ coq
eiaíOaaiv (los platónicos) ópí^eaOai m i X¿yew, oúk evSéxexai áno8ouvai
m i Xuaai xt\v ánopíav (a saber: nepi xe xouq ópia|iouq Kai nepi xouq ápiO-
¿iou<^ xí aíxiov xou ev eívai ib. a8) ei 5’ éaxív, coanep Xeyo^ev, xó név úXt|
xó 8e |iop9^, m i xó |iev Suváyei xó S evepyeícy, oúkcxi ánopía 8d£eiev áv
ewai xó ^rytounevov. eaxi yap atíxn r\ ánopía f| aúxii m v ei o opoq e'ÍTj
ú|iaxíou o axpoyyuXoq x^^óq* e’ÍT| yap áv aruievov xoúvona xouxo xou
Xdyou, coaxe xo ¿jixoufievov ean xí aíxiov xou ev ewai xó axpoyyuXov Kai
xóv xctXKOv. oúk¿xi 8 ’ *n ánopía (paívexai, o n xó ^ev úX*n xo 8e jiop(pf¡.
(Trad.; -Las que proceden así, con el modo en que acostumbran a definir y
enunciar, es evidente que no pueden resolver esta dificultad. Pero si, como
nosotros decimos, lo uno es materia y lo otro es forma, y lo uno es en poten
cia y lo otro en acto, lo preguntado dejará de aparecer como un problema. De
hecho, se trata de la misma aporía que si la definición de Vestido’ fuera ‘bron
ce redondo1, en cuyo caso aquella palabra significaría este enunciado y, por
tanto, lo preguntado sería cuál es la causa de que lo redondo y cl bronce sean
algo uno. Ahora bien, esto no parece que sea en absoluto un problema: <son
algo uno> porque aquello es materia y esto forma-). Véase Metapb, Z, 12,
1037b8; Depart. anim. I, 3, 643a24: ean 8’ t| 8iacpopá xó E^Soq ev xfl uXfl
(Trad.: -Es la especie la que constituye la diferencia en la materia-). Sobre la con
formidad entre pensamiento y ser, y. supra p. 67.
m Metapb. A, 28, 1024b6: xó jiev ouv yevoq xoaauxaxcoq Xeyexai, xó^ név
Kaxá yeveaiv aovexñ xou aúxou eí8ouq, xó 8é m x á xó npcoxov Kivt|aav
ófxoei8eq, xó 8’ cbq uXtj. (Trad.: -Así pues, ‘género1 se dice según todos estos
sentidos: según la generación inintemimpida de la misma especie, según el pri
mero que inició el movimiento <de la generación>, y según la materiaO.
Metapb. /,_8, 1058a23: xó 8e yevoq úXr] ou Xeyexai yévoq, jifj <bq xó xa>v
HpaKXeiScüv, áXX' coq xó ev xg <pdaei. (Trad.: -Y el género es la materia de
aquello de que es género, no entendido como el ‘género’ de los Heráclidas, sino
como el que se da en la naturaleza-). Véase la nota anterior.
126 V. supra, p. 91, nota 37. También Metapb. Nt 2, 1089b27 dice^míxoi 8ei
ye xiva ew ai úXt]v emaxcp yevei* nXrjv xü>P1oxtív á8uvaxov xcov oúatcov.
(Trad.: -En todo caso, para cada género tiene que haber un tipo de materia-).
127 Metapb. A 4, 1015a7 y otros pasajes.
128 Metapb. Z, 3, 1029a20: Xeyco 8’ uXrjv r\ m 0 ‘ aúxi^v nifxe xi ¿ufre noaóv
piíxe^áXXo nnOév Xeyexai oTq copiaxai xó ov. eaxijpap xi m0* oú m xii-
yopeixai xouxcov E K a a x o v , <$ xó eivai exepov m i xcov mxr|yopu5v emaxT)-
xá pev yáp áXXa xí¡q oúaíaq mxrjyopeixai, auxn 8e xiiq uX*r|q. coaxe xó
eaxaxov m O'aúxó ouxe xi ouxe noaóv ouxe aXXo oúGev eaxiv. (Trad.: «Y
llamo materia a la que, por sí misma, no cabe decir ni que es algo determina
do, ni que es de cierta cantidad, ni ninguna de las otras determinaciones por las
258
El ente según las figuras de las categorías
que se delimita lo ente. Se trata de algo de lo cual se predica cada una de éstas
y cuyo ser es otro que el de cada una de las cosas que se predican <las demás,
en efecto, se predican de la entidad, y ésta, a su vez, de la materia>, de modo
que el <sujeto> último no es, por sí mismo, ni algo determinado ni cierta can
tidad ni ninguna otra cosa-).
129 V supra, cap. 4, $ 2.
130 Anal, prior. I, 37, 49a6.
131 Anal. post. I, 4, 73b5: en ó |iii Ka0’ únoicei|iévou Xeyerai áXXou nvoq,
oíov to pa5í£ov erepov n óv PaSí^ov ean K ai Xeuxov i\ S oúaía, K a i ooa
xáde n ar^xaívei, oúx exepdv ti ovra fcanv onep earív. Ta [icv 8f¡ firj
KaO* únoKeinévou KaO*aura Xéytú, Ta 8é Ka0‘ únoKei^evou auMpepr^Koia.
(Trad.: «Además, <es en sí> lo que no se dice de otro sujeto cualquiera, v. gr.,
lo que camina, siendo alguna otra cosa, es caminante, y también lo blanco; en
cambio, la substancia y todas las cosas que significan un esto, son precisamen
te lo que son sin ser alguna otra cosa. Entonces, las cosas que no <se dicen>
de un sujeto las llamo en si, y las que <se dicen> de un sujeto, accidentes•).
132 Anal. post. I, 22, 83b20: TauTa Se navra Kaff únoKei^ievou nvoq KarT}-
yopeiaOaí (papev, to 5é au^PeptiKoq oúk eívax únoKeünevov t l (Trad.: «Y
decimos que todas éstas se predican de un sujeto, mientras que el accidente no
es un sujeto»).
133 Ib. 83a36: jiií ean touto tou8í koxóxty; kcikewo rourou, ^íTjSé noiorfiroq
TcoiOTTjq» (Trad.: «Además, si tal cosa no puede ser cualidad de tal otra y ésta, a su
vez, de aquélla, ni puede haber una cualidad de una cualidad...»).
134 Categ. 2, la¿9: Ta 8é K a 0 ‘ únotceijiévoo re Xeyerat^Kai ev únoKeiiievcp
earív, oíov eniarnjiTi ev_únoKeiiiev<$ ¿iév ean únoKei|iévou
Se Xeyerat TT|q ypajijianKriq. (Trad.: «Otros entes se dicen a la vez de un suje
to y en un sujeto; por ejemplo, la ciencia está está en un sujeto, que es el alma,
y también se afirma de un_sujeto, v.gr., el gramático»).
135 Top. 1, 9. 103b27: StjXov 8’ e£ aúrcov orí ó ró rí ean^arniaívcov óré
¿iév oúaíav ar|taívei, ore Se notov, ore Se noiov, J>ré Sé tcov aXXoov u v a
KarTjyopicov. orav jiév yáp eKKeijiévou ávOpconou ró etaceífievov avOpco-
710v ewai fj ¿¡qíov, ríjs a n Xiyei Kai oúaíav armaíver orav 8e x p ^ a ro q
XeuKou eKKei^iévou Tó eKKeíjievov Xcukov ewai r\ xp¿|ict, tí ea n Xeyei
Kai Tioióv aT^aívei. ojioícoq 8é Kai eáv nTjxuaíou neyeGouq eiacei^ievoo (pxi
ró eiaceí^evov nrixuaiov ewai ^éyeOoq, rí earív epei Kai noaov aTmaíveu
ó|iOÍcaq Sé Kai eni r¿>v aXAcov eKaarov yap tgov roiourcov, eáv re aúró nepi
aúrou Xéyrfrai edv re ró yevoq nepi toutou, tí ean aT^iaívei. orav 6é nepi
erépou, oú rí ean armaívei, á XXa noaóv fj noióv t\ n v a tcov cftAcov KarT|-
yopuov. (Trad.: «Y es evidente, a partir de esto, que el que indica el qué es, en
algunas ocasiones significa una substancia, otras veces un quantum, otras un
quale, y otras alguna de las demás predicaciones. En efecto, cuando dice de un
hombre tomado como ejemplo que lo tomado como ejemplo es hombre o ani
mal, dice qué es y significa una substancia; y cuando de un color blanco toma
do como ejemplo dice que lo tomado como ejemplo es blanco o color, dice qué
es y significa un quale. De manera semejante, si de un tamaño de dos codos
tomado como ejemplo dice que lo tomado como ejemplo es de dos codos <o>
un tamaño, dice qué es y significa un quantum. De manera semejante también
en los demás casos: pues cada una de las cosas de este tipo, tanto si se dice ella
acerca de sí misma, como si se dice el género acerca de ella, significa qué es;
259
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
en cambio, cuando se dice acerca de otra, no significa qué es, sino quantum,
quale o alguna de las otras predicaciones*). Metapb. Z, 1, 1028a36: Kai eiSévai
xdx* oid^eOa EKaaxov pdXiaxa, oxav xí eaxjv ó avOpconoq yvco^iev r\ xo nup,
liáXXov xó noióv fi xó noaóv f\ xó nou, énci Kai aúxcov xoiírov xoxe
¡ÍKaaxov ’íajiev, oxav xí eaxi xó noaóv j\ xó noióv Yvci^iev. (Trad.: -Y, en fin,
pensamos que conocemos cada cosa, sobre todo, cuando sabemos qué es el
hombre o el fuego, más que si sabemos la cualidad, la cantidad o el dónde; y
es que, incluso, conocemos cada una de estas cosas cuando sabemos qué es la
cantidad o la cualidad*). Cf. ib. 4, 1030a22.
136 Metapb. A, 7, 1017a22: KaO* auxá 5c ewai Xéyexax oaanep ar^iaívei
xá axifaaxa xrjq Kaxtjyopíaq* óaaxtoq yap Xéyerat rocraoraxcog to ¿ivai
ar^iaivev enei ouv xcov KaxTiyopou^evcov xá jiév xí eaxi ar^aívei, xa 5é
noidv, xá 8é noaov, xa 5e npoq xi, xá 8e noieiv r\ náaxew, xá Se nou, xá
8é noxe, eKaaxq» xouxwv xó ewai xaúxó aTpaívei k. x. k. (Trad.: «Por otra
parte, se dice que son por sí mismas todas las cosas significadas por las distin
tas categorías: en efecto, pues cuantas son las categorías, tantas son las signifi
caciones del ser. Ahora bien, puesto que, de los predicados, unos significan la
substancia, otros una cualidad, otros una cantidad, otros alguna relación, otros
un hacer o un padecer, otros dónde y otros cuándo, el ser significa lo mismo
que cada uno de ellos*).
137 Anal, prior; I, 37, 49a6^xó S úndpxeiv xo'8e xcpSe Kai xó áXiiGeueaOai
xo8e Kaxá xou5e xoaauxaxcoq Xtjnxáov óaax¿¡q ai Kaxrtyopíai Sitprjvxai.
138 Griecbiscb-Róm. Pbilos, II, 2, 1, p. 394. Así, resulta también muy correc
ta la traducción que Julio Pació da de Anal. post. I, 22, 83a21: itaque attríbui-
tur vel in quaestione quid est, vel quia est quale aut quantum, etc.
159 Trendelenburg, Gescb. derKategorienlebrep. 209 y en otros lugares: «Son
las predicados más generales*.
140 Zeller, Pbilosopbie der Griecben 11, 2, p. 189, nota 1: «Las categorías no
son ellas mismas inmediatamente predicados, sino que simplemente designan
el lugar de ciertos predicados».
141 Brandis, op. cit. p. 394: -Son las formas o géneros universales de los
enunciados, tomados del vínculo proposicional y desligados de él*. (7op. I, 9,
103b20; Metapb. E} 2, 1026a36; Nt 2, 1089a26).
142 Bonitz, op. cit. p. 623: -Las categorías, en sentido aristotélico, ofrecen los
diferentes significados en que expresamos el concepto de ente*.
143 Bonitz, op. cit. p. 599: «Son los géneros supremos». Cf. p. 623: «Designan
los géneros supremas, a alguno de los cuales debe subordinarse todo ente». Lo
mismo Prantl, op. cit. p. 167, y otros.
144 Trendelenburg, op. cit. p. 209. «Son los predicados más generales»; p. 21:
•La oúaía es la categoría unitaria del sujeto*. Prantl, op. cit. p. 198: «Si son efec
tivamente los géneros los que aparecen como predicados (Kaxriyopodjieva), los
predicados más generales y abarcantes serán precisamente los géneros supre
mos».
145 Top. III, 1, Il6a23: Eneixa Sé xó onep xdSe j i xou ev yevet, oíov f|
SiKaioauve xou Sncaíou* xó név yap ev yevei xq¡ ayaOcp, xó 8* oú, K a i xó
yév dnep <xya0dv, xó 5’ oú. (Trad: «Después, lo que es precisamente un esto
<es preferible> a lo que no está incluido en su género, v. gr., la justicia <es pre-
ferible> al justo, pues aquélla está incluida en su género, el bien, y éste, en cam
bio, no; y aquélla es precisamente lo que es el bien, y éste, en cambio, no»).
260
146 Prantl, op. cit. p. 196.
147 Op. cit. p. 198.
148 Op. cit. p. 208.
149 Op. cit. p.209.
150 Anal prior. I, 27, 43a25: ánávrcov 8rj tcov ovtcov Ta hev eort Toiaura,
cúcjte Kara jir|8eyó^ aAAou KarrtyopcujOai áXijGaiq KaOoXou, oíov KXecov
Kai KaXXíaq Kai to KaO* ÍKaarov Kai aioOTjrov, Kaxá 8e rourcov aXXa k.
t. X. (Trad.: -De todas las cosas que existen, unas son tales que no pueden pre
dicarse universalmente con verdad de ninguna otra <v. gr., Cleón y Calías y lo
singular y lo sensible>, pero de ellas se predican otras-). Metapb. Zt 3, 1028b36:
to 8* úrcoKEÍnevov e a n Ka0’ ou xa aXXa Xéyerai ekcivo 8e aí>ró |ít|keti
Kax’ aÁÁou. (Trad/. -El sujeto, por su parte, es aquello de lo cual se dicen las
demás cosas sin que ello mismo <se diga>, a su vez, de ninguna otr&¡). VIde
Pbys. !, 7, 190a34.
151 Metapb. Z, 13, 1039al: oúOév arjjiaívei t<bv koivxÍ Kauiyopounévcov
rd8c xx.
151 Top. I, 9, 103b35: eKaarov yap tcov toioutcov, eáv xe aúxo n ep i aóxov
XEynrai eáv re to yevoq nepi rodrou, tí eoti crr^aívei. orav be erépoo, ou
tí ean argiaívei k. t. X. (Trad.: «Pues cada una de las cosas de este tipo, tanto
si se dice ella acerca de sí misma, como si se dice el género acerca de ella, sig
nifica qué es, en cambio, cuando se dice acerca de otra, no significa qué es...0.
Anal, post I, 22, 83a24: eti xá |iév oúaíav aT|iaívovra Sitep skeivo fj onep
EKEivd ti aifiaívei, KaO’ oí KaTrjyopeuai. (Trad.: -Además, los predicados
que significan la substancia significan que aquello de lo cual se predican es pre
cisamente tal cosa o un tipo de ella-).
153 VUL Trendelenburg, Gescb. der Kategortenlebre, p. 56 y ss.; 93 y ss.
J
154 V. supra, cap. III, 2, página 77.
w Top. I, 4, 101b30: apá_ yE to £q¡ov ne£óv Sínouv ópta^oq eauv
ávGpcónou; Kai ap a ye to £<¡¡ov yévoq ¡sari tou ávOpaínou; (Trad.: -¿Acaso
‘animal pedestre bípedo' es la definición de hombre? y ¿acaso animal es el géne
ro del hombre?-).
156 7bp. VII, 5, 155a3: cpavepov 8e Kai 8iou návrcov pqíaTov opov á v a a -
Kcuaaat' nXeiara yap ev au rc^ rá 8e8oj¿éva noXAxSv eipruiéva)v...eu npóq
H¿v opov evSéxerai Kai 8td tcov áXXcov emxeipew* eíre j a p j 8toq ó
Xdyoq, ¿(xe jar] yévoq to áno8o0év, eíte un ónápxei ti tcov ev t¿s¡ Xdyq>,
ávxiprmEvoq yíverai ó ópiapoq... (Trad.: -Queda manifiesto también por qué lo
más fácil de todo es refutar una definición: en efecto, al ser muchas las cosas
enunciadas... Además, cabe enfrentarse a la definición también a través de las
otras cuestiones; en efecto, si el enunciado no es propio, o lo dado no es el
género, o alguna de las cosas que hay en el enundado no se da <realmente>
definición, queda eliminada-); al7: 8r|Xov ouv ou gqtorov návrcov df>ov á v a i-
peiv, KaTaaKEuá^etv 8e xa ^£n(¿TaTov' ekeivoí te yap 8ei navra
auXXoyíaaaOat (Kai yap o u unápxei Ta cip r^ v a Kai oti jevoq ró áno8o -
0 e v Kai o u 18105 o Xoyoq), Kai eti napa raura, o u 8r|Xoi ró rí fjv eivai
ó Xoyoq, Kai touto KaXoq Sei nenoiípcevai (Trad.: -Es evidente, pues, que lo
más fácil de todo es refutar una definición, y lo más difícil establecerla: pues
es preciso probar mediante razonamiento todas aquellas cuestiones (<pro-
bar>, en efecto, que se dan las cosas mencionadas, a saber, que lo dado como
explicación es el género, y que el enunciado es propio) y, aparte de esto, que
261
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
262
El ente según las figuras de las categorías
162 Por ejemplo, en Pbys. III, 3, 202al8: ...ocrre ó|¿oíoq jiía ti áji<poiv
evépyeia cííanep to aÚTo Sidarr^a ev npoq Sifo Kai 8i5o npóq £v, Kai to
ávavreq Kai to KctTavreq* lauxa yap ev |iév earw, ó jiévroi Xoyoq oux
(Trad.: -De modo que la actualización de ambos es una y la misma — lo mismo
que el intervalo 1/2 y el 2/1 es el mismo y la cuesta arriba con relación a la cues
ta abajo. Estos son una sola cosa, pero su definición no es la misma*).
163 Metapb. A, 28, 1024bl5: oú8é yap rau ia ávaXueTai out eiq áXXriXa
out eiq ev ti. (Trad.: *Y es que éstos no se resuelven ni los unos en los otros,
ni <todos ellos> en algo que sea uno*).
164 Top. IV, 2, 121b29: SoKei yap, orav ev eí8oq uno Siío r¡t to erepoy
uno tou erepou nepiéxea0ai. exei 8’^ ánopíav en evíov to toiouto. 6ok¿i
yáp_evíoiq ii cppdvpcnq ápeTT] tc Kai emarnuTi ewai, Kai oóSeTepov to v
yevov un ouSeTepou nepi¿xwOaf ou iirjv uno navrov ye cruyxopevcai t^v
c^p(5vr|(nv entaTifyrjv ¿ivai ei 8’ ouv Tiq cjoyxopoÍTi to Xeyonevov^áXiiGejj
eivai, aXXa t ó ye un áXX^Xa n uno Tamo áfitpo yíyveoOai Ta tou auToo
yévn tov ávayKaíov 8d£eiev áv ¿ívai, KaOánep Kai eni u>q ápe*níq Kai TÍjq
eniarn^T)q ciu^ipaívei* á|iqxo yap uno to aúro yevoq eaTÍv erarepov yág
auTOV e^tq Kai 8iá0eatq earív. axcKTeov ouv ei ^T|8éTepov unápxei Tqi
áno8o0évn yévei. ei yap ^tt0‘ un* áXXr\Xá écrci Ta yevr| |iif0' uno TauTÓv
áfitpo, oúk áv ¿ír\ xó ánoSoOév yevoq, (Trad.: «Pues es cosa admitida que,
cuando una especie está bajo dos géneros, uno de ellos está contenido en el
otro. Ahora bien, esto presenta dificultades en algunos casos: en efecto, a algu
nos les parece que la prudencia es una virtud y un conocimiento, y ninguno de
los dos géneros está contenido en el otro. Sin embargo, no todos convienen en
que la prudencia sea un conocimiento. Si, pues, alguien conviniera en que lo
dicho es verdad, con todo seguiría pareciendo necesario que los géneros de una
misma cosa estuvieran subordinados entre sí o subordinados ambos al mismo,
como ocurre, por ejemplo, con la virtud y el conocimiento: en efecto, ambos
están bajo el mismo género, pues cada uno de ellos es un estado y una dispo
sición. Mirar, pues, si ninguna de las dos cosas se da en el género aplicado. En
efecto, si los géneros no están ni subordinados entre sí, ni subordinados ambos
al mismo, el género aplicado no será talO. Cf. Top. VI, 6, 144bl4.
165 Top. I, 15, 107a27: Kai oiÍToq ouv áj¿<poTe£a Ta yevrj KaTryyopeiTai
Kara tou KÓpaKoq, Kai ó Xoyoq auTov. eni 8é to v ¿iti un áXXr|Xa yevov
oú_aü|iPaívei touto. Top. IV, 2 , 122bl: au^PnaeTai yap to yevoq Kai to ei8oq
tou aÚTOU ’ev Tcp tí eort KaTTjyopeiaGai, ocrre to aúró únó 8iío yevt] yíverau
ávayKaíov ouv un’ áXXr|Xa Ta yévr\ ewai. (Trad.: -En efecto, ocurrirá que
tanto el género como la especie se predicarán de la misma cosa en el qué es,
de modo que esa misma cosa llegará a estar bajo dos géneros. Así pues, es
necesario que los géneros estén subordinados entre sí-)^
166 Metapb. /, 7, 1057b7: eK yap t o u y¿vouq Kai t o v 8ia<popov rá ¿í8t\
(Trad.: -Puesto que las especies se componen del género y de las diferencias*).
167 Categ. 3, lb l6: t o v eiepov yevov Kai un un* áXXT|Xa rerayn¿vov
Erepai t o eí8ei Kai ai Siacpopaí, oíov £oov Kai enuxnfyiTiq- ^epov név yáp
8ia(popai cmlov t o Te ne£óv Kai to 8ínouv, Kai t o nrr|vov Kai t o evuSpoVj
enicmi}iri<; 8e oóSe^ía t o u t o v o ú yap Sia<pépei ém anprj eniorTfyiTjq r¿p
8ínouq eivai.
168 Anal. post. II, 13, 97a28: to 8e rá^ai oq 8ei earai, *eáv to nporov
Xáprv touto 8* earat, eáv XivpOfl ó n d a i v ó ico X o d Oe i , eKeívq> 8é un návra*
263
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
á v riy K T i y a p c í v a í t i t o i o o t o v k . X. . t . ( T r a d .: «El o r d e n a r c o m o s e d e b e s e r á
t a m b i é n p o s i b l e s i s e t o m a l o p r i m e r o < c o m o ta l> . Y e l l o s e r í a < a s í> s i s e t o m a
l o q u e a c o m p a ñ a a t o d a s la s < d e m á s > c o s a s s i n q u e a e l l o l e a c o m p a ñ e n i n g u
n a : e n e f e c t o , n e c e s a r ia m e n te s e r á a lg o d e e s ta c la s e *).
169 Metapb. «4 6, 10l6b31: eti 8é tcx jiév Kar’ ápi0nov_éauv Ev, ra 8é
k<xt’ ei8oq, Ta 8e Kaxá yevoq... yévei 5' <ov to auio axíjjia TT¡q Karnyo-
píaq... 35. áei 8e rá ¿'arepa roiq ¡f^inpoaOev aKoXouOei, oíov o a a api0}iqí
icai e’íSei £v, o a a 6 * eíSei, ou navra api0iic?‘ aXXá yEvci navra ev,
oaanep Kai ei'8ei (Trad.: «En fin, ciertas cosas son uno numéricamente, otras
específicamente, otras genéricamente... genéricamente aquéllas cuya figura
categoríal es la misma... Por otra parte, las modalidades posteriores acom
pañan siempre a las anteriores; así, las cosas que son uno numéricamente lo
son también específicamente, pero no todas las que son uno específicamen
te lo son también genéricamente. A su vez, todas las que lo son específica
mente lo son también genéricamente*). También el pasaje de Top. VI, 6 cita
do más arriba se negaba a aceptar, al menos para la especie, la posibilidad
de un doble género, que parecía seguirse de su relación con la diferencia,
una vez admitida a propósito de ésta. V. I44b26.
170 Metapb. Z, 12, 1038al5: Kai otfrco^ áci ftoi5Xerai paSti¡eiv Ecoq áv eXOu
eiq rá á5ia<popa tote & fcaovrai roaaura e(8t^ no&oq Saainep a i 6ia<popaí,
Kai rá unonoSa £q¡a Vba ralíq Siacpopaiq, ei 8*n rau ra oúrcoq exei, <pavepóv
o u T|reXeuraía 8iaq>opa r; ov aía rou npay^aroq Earai Kai ó opiar^oq, e'(nep
fijn 5¡¿i noXXaKiq rau ra X¿yeiv ev roTq cípoiq1 nepíepyov yap k. t. X. (Trad.:
•Éstas, en efecto, son las diferencias del pie, ya que tener dedos es una manera
de ser los pies, Y siempre se procurará seguir de este modo hasta llegar a las
<especies> que ya no tienen diferencias, en cuyo caso habrá tantas especies de
pies como diferencias, y los animales dotados de pies serán iguales en número
a las diferencias. Ahora bien, si esto es así, es evidente que la diferencia última
será la substancia y la definición de la cosa, puesto que no conviene repetir
muchas veces las mismas cosas en las definiciones, ya que sería superfluo*).
171 Metaph. Z, 12, 1038a8: «pavepov oti ó ópiaiioq eauv ó ek tcov 8ta -
«popciSv Xoyoq. (Trad.: -Es manifiesto gue la definición es el enunciado formado
a partir de las diferencias*); ib. a, 28: cbare cpavepov o n ó ópia^oq Xoyoq eariv
ó ek tü>v 8ia<popcov K ai rodrov rriq reXeuraíaq Kara ye ró ópOdv (Trad.:
•Conque es evidente que la definición es el enunciado constituido a partir de
las diferencias, y si es correcta, a partir de la última de ellas*).
172 Metaph. 2, 1043a 19: eoike yap ó nev 8id tcdv 8ia<popü>v Xoyoq roo
e(8ouq Kai rriq evepyeíaq eivat
175 Ib. al2: ir[ evépyeia aXXi] áXXnq uXtjq K ai 6 Xoyoq.
174 El libro Vil de Metafísica nos aclara cuál es la razón por la cual
Aristóteles, en algunos pasajes de sus escritos lógicos, en contraposición a estas
últimas afirmaciones, parece atribuir a la diferencia, en medida no menor que
al género, una universalidad mayor que la de la especie. Esto ocurre en varios
pasajes de Tópicos,por ejemplo, en Top. IV, 2, 122b39: áei yap t\ 8ia<popá
fen ia7jq ?\ eni nXeiov rou eí8ouq Xéyerai. (Trad.: -Pues siempre la diferencia
se dice sobre un número igual o mayor de cosas que lajespecie*). Véase tamj
bién Top. I, 8, 103bl4 y Anal.post. II, 13, 96a33: [xcov 8r\ únapxóvrcov ev rq>
ópia>iq>] ÍKaarov név eni nXeiov únap^ei, cínavra 8e nr\ eiti nX¿ov raiíuiv
yaávayKii oúaíav eívai rou npáynaroq k. t. X. (Trad.: *[de los atributos que
264
El ente según las figuras de las categorías
ingresan en la definición] cada uno de ellos se dará en más cosas, pero todos
juntos ya no: en efecto, esa será necesariamente la substancia de la cosa-). La
diferencia establecida en la definición tiene a menudo una extensión mayor que
ei definitum porque, al dar la definición, no siempre somos capaces de encon
trar la diferencia propiamente dicha, i.e. la que da a conocer la forma substan
cial de la propia especie. Cuando no nos son conocidas las formas esenciales
en cuanto tales, debemos suplirlas aduciendo accidentes que sean signos de
dichas formas, y a los que cabe denominar diferencias esenciales en la medida
en que ayudan a aclarar la forma esencial. Pero éstos se encuentran fuera del
deflnitum, pues los accidentes propios Qos íSicx) de la especie sólo pueden
exponerse mediante la definición de la especie. Cf. Metapb. Z, 12,^ 1038^8:..^.
«pavepóv cfu ó ópici^xdq^ecTTtv ó ck_t¿dv Siacpopwv Xoyoq. áXXa yir\v Kai 5et
ye 6iaipeto6a i xr\v^ xty; Siacpopaq 6ia<popcív, oíov £<jov 6ia<popá to
unonouv; náXtv tou £q£oo tou únonoSoq rqv 6ia<popáv 5ei eiSevai xi
U7107C0UV. (¡JoT OU XCKTCOV TOU ÚndnoSoq TO JieV TCTepCOTOV to 8é anrepov
(compárese con esto Top. VI, 6, I44bl4), edvnep XéyXl KaX¿q, ákkd Sia ro
áSuvaxeTv xoirjcrei to u to • ¿XX* f\ ro yév oxt^onouv ró cíaxtorov; au rai
yap óiacpopai no5dq* r] yap axt^onoSía noSdrrjq riq. (Trad.: -... Es evidente
que la definición es el enunciado constituido a partir de las diferencias. Pero es
necesario que se divida la diferencia de la diferencia. Por ejemplo, ‘dotado de
pies* es una diferencia de ‘animar. Y a su vez, ha de considerarse la diferencia
de 'animal-dotado de pies’, en tanto que dotado de pies: por tanto, si la enu
meración es correcta, no ha de decirse que el dotado de pies se divide en
'alado' y ‘carente de alas’ <más bien se haría tal cosa por incapacidad>, sino en
'con dedos’ y 'sin dedos'. Éstas, en efecto, son las diferencias del pie, ya que
tener dedos es una manera de ser de los pies*).
175 De interpr; 7, 17a38: enei 8 eort xá ^iév KaOoXou tüjv npayudrcov, ra
5é_Ka0' eicaorov (Xéyco 5e KaOdXou ^cv ó eni nXeiovíov necpuKe taxTqyo-
peiaOai, Ka0’ ckootov 8e o oíov avOpconoq ¿icv tcov KaOoXou, KaXXíaq
Se tcov Ka0* eKaarov) k. t. X. (Trad.: -Puesto que de las cosas unas son uni
versales y otras singulares — llamo universal a lo que es natural que se predi
que sobre varias cosas y singular a lo que no, v.gr., hombres es de las <cosas>
universales y Calías de las singulares...-).
176 Categ. 5, 2a 14: Seurepat Se oúoíai Xéyovrai, ev díq eíSeatv ai npaírcoq
oúaía i Xeyojievai úncípxouatv. (Trad.: «Se llaman substancias segundas las
especies a las que pertenecen las substancias primariamente así llamadas-).
177 Por ejemplo, B. Hauréau, en su escrito De la pbilosopbie scolastique, París
1850, premiado por la Academia de París.
it« pbys. in, 3, 202al3: Kai ró ánopoujievov Se «pavepov, oti_ eariv r\
KÍyrjatq ev Tq¡_KiVTyccg ■ evreXéxeia yap ecrri toutou, Kai uno rou KtvTjri-
kou. Kai 7] rou kivtiukou Se evépyeia oúk áXXjj earív* 5ei nev yáp ¿ivax
évreXejcetav ¿lupoiv KiviyriKÓv pév joíp ear^Típ SuvaaOat, kivouv 5é r¿5
évepyeiv* áXX* eariv evepyrrnKOV rou kivt^tou, ¿ a r e ópoíax; t¿(a tj á/¿^o7v
evépysxa coanep ro aúro SiáaTjyia ev npoq 6do Kai Sdo npoq ev, Kat ro
avavreq Kai ró Karavreq^ rau ra yap e v fiév ¿crriv, 6 piévroi Aóyoq oúx
eTq. ó}ioícoq 8é Kai eni rou Kivouvroq Kai Kivoujiévou. (Trad.: -También es
evidente esto que produce perplejidad: que el movimiento se da en lo que
es movible, pues es la actualización de esto, pero por agencia de aquello que es
capaz de mover. Sin embargo, la actualización de lo que mueve no es diferente,
265
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
pues tiene que ser la actualización de ambos: ello es capaz de mover en vir
tud de la potencia, pero mueve de hecho en virtud de la actualización.
Conque es actualizador de lo movible, de modo que la actualización de ambos
es una y la m ism a — lo mismo que el intervalo 1/2 y 2/1 es el mismo y la cues
ta arriba con relación a la cuesta abajo. Éstos son una sola cosa, pero su defi
nición no es la misma. E igualmente con lo que mueve y es movido»). — Cf.
Metapb. Kt 9, 1066a30. A continuación se suscitan algunos reparos contra la teo
ría propuesta (a 21 -b5), que se resuelven en lo que sigue (b5 -b22). Pero la
idea central sigue siendo que, por^más que se dé una identidad real entre
SvSdaKEiv y navOdvew, entre noiew y náa^eiv, los conceptos permanecen
completamente distintos. Cf. b, 4: ou yap xaúxa na vea únápxei xoiq óncoaouv
xoíq aúxoíq, aXká jiovov oíq xó ewai (comp. Pbys. IV, 11, 219a21) xó aúxo.
(Trad.: «Pues no es cierto que las mismas cosas se den todas en las que son lo
mismo de cualquier forma, sino en las que son lo mismo por el ser*). Igualdad
en todas las propiedades sólo se da allí donde las cosas son idénticas objetiva
y conceptualmente—cf. bl9: otaoq 6 ’ eineiv oú8 ’ f| 8í8a£tq xí) ¿laÓiíaei
oú8 ‘ r\ rtoÍT)atq x^ naOifarei xó aúxo Kupícaq, áXX* <5 únapxei xauxa, ti
KÍynatq* xó yap xooSe ev xcp8e Kai xó xou8e únó xou8e évépyeiav ewai írepov
T(j) Xóyco. (Trad.: -Por hablar en términos generales, no es cierto que la docencia
sea lo mismo, en sentido propio, que el aprendizaje ni el proceso activo que el
proceso pasivo, sino aquello en lo que se dan estas cosas, a saber, el movimien
to. Porque el que haya una actualización de esto en esto otro, y ei que haya una
actualización de esto por agencia de esto otro, son diferentes por la definición*).
179 Categ. 6%4b22: eaxi 8é Sitopia^evov jiév oíov ápiOyóq K a i Xdyoc;,
auvexéq 8e oíov ypafifirí, énupaveia, acojia, exi 8e napa xauxa xpóvoq K<*i
xoTioq. (Trad.: «Es discreto, por ejemplo, el número y el enunciado, continua la
línea, la superficie, el cuerpo y aun, aparte de esto, el tiempo y el lugar»). Cf.
ib. 5b8.
_ ,0Ü Pbys. IV, 4, 212a20: coaxe xó xou neptéxovxoq nepaq áKÍvrycov npoxov
xoux’ eaxiv 6 xonoq. (Trad.: «De modo que el primer límite inmóvil de lo que
contiene, eso es el lu^ar»). Cf.ib. 5, 212b27.
181 Ib. a28: 8iá xouxo 8okci eníneSov xi eivai ó xdnoq (Trad.: «Por eso tam
bién parece que el lugar es una superficie*).
182 Pbgs. IV, 5, 212a31: <5 nev ouv acíjiaxi eaxi xi eKxóq aco|ia nepi¿xov
aúxo, xouxo eaxiv év xdneo. (Trad.: «Así pues, está en un lugar aquel cuerpo
que contiene fuera un cuerpo que lo contiene»).
*« Metaph. A 13, 1020a26.
iw phys, IV, 11, 220a25: ó XP^vo^ ápiOjioq éaxi Kivnaeax; Kaxá xó
npoxepov Kai úaxepov.
185 Ib., 219al9: eaxi 8é xó npdxepov K a i úaxepov aúxcov év xv[ Kiviiaei, o
pev noxe ov Kívnaíq éaxiv* xo névxoi eivai aúxcp exepov K a i oú KÍvrjat^
(Trad.: «Y el antes y el después en el movimiento son movimiento con respec
to a 'aquello-siendo-lo-cuaP son antes y después; pero su ‘ser’ es diferente y no
es el movimiento»).
isé véase Pbys. IV, 14, 223bl0-21 y b32 - a2. Acúdase también a Pbys. VTII,
8 y ss.
187 Prantl, Geschichte der Logik, I, p. 206.
188 Brandis, CMech.-Fóm. Pbil. III, 1, p. 43.
109 Categ. 4, 2al.
266
El ente según las figuras de las categorías
267
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
es aquello de lo cual se dicen las demás cosas sin que ello mismo <se diga>, a
su vez, de ninguna otra. Por eso debemos hacer, en primer lugar, las distinciones
oportunas acerca de él: porque parece que substancia es, en sumo grado, el suje
to primero. Y se dice que es tal, en un sentido, la materia.en otro sentido la forma,
y en un tercer sentido el compuesto de ambas*).
197 Z, 3, 1029a2, véase la nota anterior. De anima II, 2, 4l4al4: rpix¿k Y^P
XeyojiévTiq xr^q oúaíaq, KaOanep cínojicv. (Trad.: «Substancia se dice de tres
maneras, como ya hemos dicho*). Cf. 412a6: <5v xó pev e’íSoq, xó 8c ú'Xtv tó
8c e£ á^qxuv. (Trad.: «Como forma <lit. esp ecio, como materia y como com
puesto de ambas*). Cf. Metaph. 1, 1042a25*. a i 8* aioOrycai oú aíai n a a a i
ú 'X tjv e%ouaiv. eaxi 8* oú aía xó únoiceíjievov, aXXaq yév r\ uXtj (uXi^v 8é
X¿^co x\ xd8e xt oúaa evegyeíqi 8uvd|iei eaxi xo'8e xi)* aXXxoq 8’ ó Xoyoq
Kai r\ |iop(p4 o xó8e xi ov, xqí Xo'yqi xojpiaxov eaxiv. xpíxov 8é xó ck xoiíxcov
k . x. X. (Trad.: «I-as substancias sensibles tienen todas materia. Y substancia es el
sujeto: en cierto sentido, la materia <y llamo materia a aquello que en acto no es
algo determinado, pero en potencia es algo determinado^ en otro sentido, la
forma y la estructura que, siendo algo determinado, es separable en la defini
ción; en tercer lugar, en fin, el compuesto de ellas*).
Metaph. Nt 2, 1089a26: áXX* eneiSTi xó jicv Kaxa xáq jtxoáaeiq \it\óv
laaxcoq xaiq KaxTiyopíaiq Xéyexai, napa xouxo 8é xó ¿q yeu 8oq X¿yexai xó
óv K ai xó K axa S i ív a ju v , ck xouxou f| y é v e a í ^ e a x iv , eic xou ht|
á v O p o ín o u S u v o í^ e i 8 e á v O p o á n o u a v x p c o o n o q , K a i c k x o u \ít\ X c u k o u 8uva^ei
éav x e n o X X d . (Trad,: «Ahora
8 c X c u k o u X c u k o v , ó ^ io íco q e a v x e £ v x i y í y v r jx a i
bien, puesto que lo no-ente, según los casos, se dice tal en tantos sentidos como
las categorías, y además de esto no-ente se dice también de lo falso y de lo que
es en potencia, la generación proviene de esto último: el hombre proviene de lo
que no es hombre, pero es potencialmente hombre, y lo blanco proviene de lo
que no es blanco, pero es potencialmente blanco, lo mismo si se genera una sola
cosa que sí se generan muchas*). Cf. De anima II, 1, 4l2b8: x ó yap e v K a i x ó
c í v a i e n e i n X e o v a x ¿ q X ¿ y e x a i» x ó K u p ícoq (compárese con Metaph. E, 4,
1027b31) é v x e X é x e i a é a x i v . (Trad.: «Pues aunque lo uno y lo ente se dicen en
varios sentidos, es la entelequia el dominante*). Cf. Metapb. Z, 10, 1036a8: f] 8’
úXt| d y v c o a x o q K aO ’ a ú x i i v . (Trad.: «La materia es por sí misma incognoscible*).
199 Brandis, op. cit. III, p. 46, nota 85.
200 Prantl, op. cit. p. 186.
201 Una observación: para predicar las panes de un ente (que, según lo
dicho, no pueden estar directamente bajo una categoría) del ente completo,
construimos formas derivadas. Pues, desde luego, no puedo decir que el pája
ro es un ala o un plumaje, etc. sino sólo que es alado, plumado, etc. Tampoco
puedo decir que el buey es un rabo, sino sólo que es algo que tiene rabo. Pero
esta forma derivada no cambia nada de lo dicho sobre las partes del ente, cuan
do se expresan mediante una forma que es, de algún modo, abstracta. También
aquí falta la plenitud del ser que es necesaria para que se de la subordinación
directa bajo la categoría. De la misma manera que lo justo, en cuanto justo, no
es otra cosa que la justicia, tampoco lo alado, en cuanto tal, es algo distinto de
sus alas. Pues, de la misma manera que lo justo es justo por la justicia, también
lo alado es alado por sus alas, etc.
2°2 por ejemplo, en Metapb. Z, 11, 1037al, donde la substancia separada
no figura enumerada entre los individuos del género substancia, sino que se
268
El ente según las figuras de las categorías
contrapone al to8e ti: Kai navrój yap uXtj Tiq fcauv o |ítí 'Ecm ™ t^v Ewai
K a i EiSoq auTÓ K a 0 ' aÓTO áXXa toSe ti. (Trad.: «Tiene algún tipo de mate
ria todo aquello que, en sí mismo y por sí mismo, no es esencia y forma, sino
algo particular y determinado*).
205 Metapb, A, 1, 1069a30: ...ouoíai 8é Tpe'íq, |¿ía |iév aíaOirni í)q r\ jiév
aiSioq f| 8e (p0apTi>.. aXkr) 8é á»cívr|rroq...(Trad: -Tres son, por su parte las
substancias. Una de ellas es sensible. De ésta, a su vez, la una es eterna y la
otra corruptible... La otra, por su parte, es inmóvil...*). A 6, 1071b3: etieÍ 6*
T^aav Tpeiq oúaíai, 8uo pév a i «puaiKaí, |iía 8’ ti áKÍvrqroq, rcepi Taurriq
Xektóov, oti ávayicri eivaí Tiva <xT6iov oúaíav ixkívtitov. (Trad.: -Puesto que
tres eran las substancias, dos las físicas y una la inmóvil, acerca de ésta ha de
decirse que necesariamente tiene que haber alguna substancia eterna inmóvil*).
Jt* Etb. Nicom. I, 4, 1096a24: Kai yáp ev t<$ tí ecm oíov ó Oeog Kai o
vouq. (Trad.: «Y respecto de la substancia, Dios y el intelecto*). Cf. Metapb. Zt
1 , p. 1028al8.
»» Ennead. VI, 1, 1.
206 Ennead. VI, 3, 1, 1130, 13: 8¿í hevtoi to Taina ávaXoytqi Kai 6|i(ovu-
Uta XapPdvEiv. (Trad.: «Hay que tomar estas cosas de forma analógica y homó
nima*).
207 Augustin., De Trtnit. V, 1 et 2: Utsic intelligamus Deum, sipossumus, sine
qualitate bonum sine quantitate magtium, sine indigentia creatorem, sine situ
praesentem, sine babitu omnia continentem, sine loco ubique totum, sine tem-
pore sempitemum, sine ulla sua mutatione mutabilia facientem, nibilque
patientem. Quisquís ita cogitat, etsi nondum potest omnino invenire, quid sit, pie
tamen cavet, quantum potest, aliquid de eo sentire, quid non sit. Ést tameti sine
dubitatione substantia, vel si melius boc dicitur, essentia. (Trad.: «Entendamos a
Dios, si podemos, como bueno sin cualidad, grande sin cantidad, creador sin
carencia, presente sin situación, conteniendo todas las cosas sin posesión, dado
todo él en todas partes sin lugar, eterno sin tiempo, autor de todo lo variable
sin ninguna variación por su parte, paciente de nada. Quien así piensa, aunque
no pueda descubrir enteramente qué es, al menos se guarda, piadosamente y
en la medida de lo posible, de pensar acerca de él algo que no es. Es, no obs
tante, sin duda alguna, substancia o, mejor dicho, esencia.*). Véase Con/. JVt 28.
208 No Arquitas el pitagórico, sino un filósofo posterior, de la escuela peri
patética.
209 Scbol. 79, a44.
2.0 Brandis, Griecbiscb-Róm. Pbilosopbie ni, 1, p. 45; compárese II, 2, 1, p.
377.
2.1 Según Anal. post. I, 7, 75a39: Tpía yap sa n Ta ev iaiq cljioSeí^eoiv, ...
TpÍTov to yévoq to úkokeí^evov, ou Ta 7tct0ri Kai Ta KaO’ a ín a ou|íPePt]-
Koia SqXoi í] ándSei^iq. (Trad.: «En efecto, son tres los <elementos que se
dan> en las demostraciones:... el tercero, el género, el sujeto del cual la demos
tración indica las afecciones y los accidentes en sí-).
212 Bonitz, op. cit. p. 643.
2W Bonitz, loe. cit.
214 Brandis, op. cit. II, 2, 1 , p. 397.
215 Anal. post. I, 28, princ.: y ía 8' Ejuarnuii feariv tj évóq yévouq... ETEpa
8* É7ncrrTÍir| eotÍv cTcpaq, oacov a i áp xai ek tcov auTcov htíO’ frcspai
EK TCOV ETEpCOV.
269
Sobre loa múltiples significados del ente según Aristóteles
270
El ente según las figuras de las categorías
271
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
272
El ente según las figuras de las categorías
substancia es, más bien, aquello en que primeramente se dan estas cosas. Ahora
bien, si se abstraen la longitud, la anchura y la profundidad, no vemos que
quede nada, excepto lo limitado por ellas, si es que es algo. De modo que a
quienes adopten este punto de vista la materia les ha de parecer necesariamente
la única substancia*). Véase Trendelenburg, Gescb. derKateg. p. 77.
2j9 Metapb. A, 14, 1020a33: to tioiov XéyExai Eva jaév Tponov r\ 8ia<popá
tÍ¡cj ouaíaq, oíov rcoiov ti ávGpconoq £q>ov oti Sírcouv, 'írcrcoq Sé TETpárcouv*
Kai KVÍKXoq rcoiov ti axiiiia oti áyoviov, ¿q rííq Siatpopáq xí^q Kaxa rrjv
oúaíav noidiriToq ouaryq. eva jiév &f\ Tponov toutov XéyETai i\ noioTTjq 8ia-
(|>opá oúaíaq... (Trad.: «Se llama cualidad, en un sentido, la diferencia de la enti
dad, por ejemplo, el hombre es un animal de cierta cualidad en cuanto que es
'bípedo', y el caballo en cuanto que es ‘cuadrúpedo’, y el círculo es una figura
en cuanto que es ‘carente de ángulos*, como que la diferencia en la substancia
constituye una cualidad. En este sentido se dice, pues, que la cualidad es una
diferencia de la entidad-).
240 V infra, %16.
241 Categ. 8, 8b26: Por ello, en Metapb. A, 14, 1020bl2, esta especie de la
cualidad viene caracterizada como sigue: Eti KaV ápeT^v Kai KaKÍav Kai
oXcaq to KaKÓv Kai áyaOo'v. (Trad.: «Además se habla de cualidad en ei senti
do de la virtud y la maldad y, en general, del mal y del bien*).
242 Metapb. A, 14, 1020bl3, donde Aristóteles se propone resumir todo lo
dicho en dos modos de rcoiriv: axeSóv &f\ KaTa Siío Tponouq Xéyoix áv to
tioiov, Kai TOUTCQV Eva tov KUpiaÍTaTov* jipaÍTTi *iév yáp 7toiárnq i\ TT^q
ouaíaq Sicupopá. TaiSrnq Sé ti Kai f| év Toiq ápiÓjioíq TtoidTTjq jiépoq* S ia-
cpopá yap Tiq ouaiov, áXX* rj ou Kivou^évcov fj oux h Ktvou|ieva, Tá Sé
j«x0Ti to v Kivou^évíov q Kivou^eva, Kai ai tov Kiviíaeov 5ia<popaí ápeTrj
8é Kai KaKia^Tov 7ia0r|idTCüv j^iépoq ti* Suupopág yáp SrjXouai rr|q
Ktvr^TECúq Kai TÍ^q évepyctaq, KaO* aq rcoiouaiv fj náaxooai Kaoq r\ ipauXoq
i á év Kivqaei ovra k. t. X. (Trad.: «Cabe hablar, pues, de cualidades en dos
sentidos, de los que uno es el principal. En efecto, cualidad en sentido prima
rio es la diferencia de la substancia <algo de este tipo es también la cualidad
de los números: es, en efecto, una diferencia de substancias, o no sometidas a
movimiento, o en tanto que sometidas a movimiento>. En un segundo sentido,
<cualidades se llaman> las afecciones de aquellas cosas que están sometidas a
movimiento, así como las diferencias de los movimientos. Y la virtud y la mal
dad forman parte de este tipo de afecciones, pues expresan diferencias del
movimiento y de la actividad según las cuales las cosas que están en movi
miento hacen o padecen, ya perfectamente ya torpemente*).
243 Gescb. derKateg . p. 78. Veáse op. cit. p. 103 y Zeller, Pbilos. derGriecben
11, 2, p. 196, nota 3 , con los pasajes por él citados.
244 Metapb. A, 1, 1069a20: outo npoTov T) ouaía, €iTa to tioiov, eu a to
noaov
245 V. gr., Anal. post. I, 22, 83a21 y b l6; Top. I, 9, 103b20; Pbys. V, 1, 225b5;
Metapb. A, 7, 1017a24; Z, 1, 1028al2; 4, 1029b24; Etb. Nicom. I, 4, 1096a25, etc.
246 Sobre el orden adecuado de las categorías, para mayor exactitud, véase
más abajo, § 16, 3.
247 Bonitz (op. cit. p. 607) concluye, del hecho de que las categorías consti
tuyen una serie de elementos de igual rango (pese a que las que se hallan fuera
de la substancia, en lo que hace a su importancia ontológica, están con ella en
273
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
248 Metapb. A, 20, 1022b5: oxav yap H^v noií} to 8é noiflrai, ectti
noÍTjatq }ieTaí;u.' (Trad.: *En efecto, cuando algo produce y algo es producido,
se da entremedias la producción»).
249 De gen. et corr. I, 7, 324a26: ev <$ te yap f| ápx^l TT)q Kivriaecoq, S o k c i
touto K iv e iv . (Trad.: «Lo que mueve, parece, es aquello en lo que se halla el
principio del movimiento-).
150 Pbys. III, 3. 202al6; b21. VII, 1, princ.
251 Metapb. A, 17, 1022, a, 7: (nepaq XeyeTai) e<p o T| KÍVTjaiq Kai ti npa^iq.
(Trad.: «<E1 límite se dice> del punto de llegada del movimiento y de la acción*).
252 Metapb. &, 8, 1050a23: e n e i 8 ’ é a n t<5v ¿ ié v e a x a r o v j\ xpTjaiq, o í o v
oyecoq i\ o p a a i q , K a i o u G e v y íy v e T a i n a p á _ T a u T r| v e r e p o v a n o xr\q o y ecoq
epyov, á n é v íc o v 8 é y í y v e T a í t i , o í o v a n o TÍíq o iK o S o f iiK r íq p 'i K Í a n a p a r r jv
o i K o S d ^ n c r i v , o jic o q o ú Ó é v t^ttov e v 6 a n é y ^ T ÍX o q e v O a 8 e p a X X o v T e X o q rr| q
S u v a V e c o q e a n y. r\ y a p o i K o S o j i r ja i q e v tio o iK o 8 o ^ io u n é v q > , K a i a j i a y íy v e
Tai K ai e a n T {i o ik ío l o a c o v ^ é v o u v e T e p o v t í e a n napa r r jv ^ í j c n v to
y i y v o ji e v o v , toutojv nev t| é v é p y e i a év tc$ n o io u ix é v c p é a r ív , o ío v r\ Te
o iK o S d ^ T ia iq év tg¡¡ o i K o S o ^ o u ji é v t p K ai ii o q > a v a iq év Tqí 6<patvo|¿évq>,
ó^ io íco q 8 é K a i é n i tcov d X X co v , K a i oX coq ti K Í v r ja i q é v tío K iv o u iié v c p - o a c o v
Se \ii\ é a T iv aX Xo n epyov j i a p a tt¡v é v é p y e ia v , év ú n a p x e i f|
a u r o lq
é v é p y e i a , c !ío v f| o p a a i q é v t q ó p o v n K a i f| O e c o p ía é v tíJ¡ O e c o p o u v n K a i
fi ¿¿o?i é v T^i xyuXTV (Trad.: - Y p u e s t o que en el caso de algunas p o t e n c i a s e l
r e s u l t a d o final es su propio e j e r c i c i o <así, el r e s u l t a d o final de la v is t a es la
v i s i ó n , y por la v is t a no se produce n in g u n a otra cosa aparte de aquélla>, mien
tr a s que en a l g u n o s c a s o s se p r o d u c e algo d i s t i n t o <así, p o r acción del arte de
construir se p r o d u c e una casa, aparte de la a c c i ó n misma de c o n s t r u ir > , n o es
menos c i e r t o que el a c t o es fin en el primer c a s o y más fin que la potencia en
el s e g u n d o c a s o . Y es que la a c c i ó n de c o n s t r u ir se da en lo que se está c o n s
t r u y e n d o , y se produce y t i e n e l u g a r a u n a con la casa, Así pues, cuando lo pro
d u c i d o es algo d i s t i n t o del p r o p i o e je r c i c i o , el a c t o de tales p o t e n c i a s se realiza
en lo que es p r o d u c i d o < p o r ejemplo, el a c t o de c o n s t r u ir en lo que está s i e n
d o c o n s t r u i d o , y el a c t o de tejer en lo que está s i e n d o t e ji d o ; y del mismo m o d o
en los demás c a s o s : en general, el movimiento se realiza en lo movido>. P o r el
c o n t r a r i o , c u a n d o n o hay ninguna o b r a aparte de la a c t i v i d a d , la a c t i v i d a d se
realiza en los agentes m i s m o s <así, la v i s i ó n en el que está v i e n d o , la contem
p l a c i ó n en el que está c o n t e m p l a n d o y la v id a en el alma>*.
253 Metapb. G, 8, 1049b5¿ (pavepóv oti npcnepov évépyeia 8uva|ieco'q
éanv...; b24: áei yap éK tou Suvajiei ovroq yíyveTai to évepyeíqi ov uno
274
El ente según las figuras de las categorías
évepyeíqt ovroq, o’íov ávOpconoq éí; ávQpconou, fiouaiKÓq uno |i0uaiK0u, áei
Ktvouvráq nvoq npaírou’ ro dé kivoxv évepyeíqi t\Sv\ écrctv. (Trad.: «Es evi
dente que el acto es anterior a la potencia... Y es que lo que es en acto se gene
ra siempre de lo que es en potencia por la acción de algo que es en acto, por
ejemplo, un hombre por la acción de un hombre, un músico por la acción de
un músico, habiendo siempre algo que produce el inicio del movimiento, Y lo
que produce el movimiento está ya en acto*).
254 Pbys. Vil, 1, 242a 16: áváyKT| icai ro Kivou^evov nav ev róntp KiveiaOai
ún' áXXou. (Trad.: -Es necesario que todo lo que se mueve según el lugar sea
movido por alguna otra cosa»).
w De anim a III, 7, 431a4: «paíverai 8é ro n¿v áiaGTjróv be Suvrf^iei ovroq
rou cuaGriTiKou évepyeíqi noiouv oí) yáp nácrxet oúS áXAoiourai, 6io aXXo
¿i&oq jo u ro Kivr^aecoq (del que se estudia en Física)• yap KÍvrioiq rou
áreXouq évépyeia r¡v, t] S ánXcoq evépyeia erépa j \rou rereXeajiévoo. (Trad.:
•Es claro que el objeto sensible sólo hace pasar la facultad sensitiva de la poten
cia al acto; pues, de hecho, la facultad no sufre ni pasión ni alteración. Se trata,
pues, de otra especie de movimiento. El movimiento ha sido definido como el
acto de lo que no está acabado, mientras que el acto, en términos absolutos, es
algo muy diferente; quiero decir el acto de lo que está completamente acaba
do*). Compárese Metapb. G, 6, 1048b28, donde se toma la KÍvrjaiq en su signi
ficado más restringido.
256 Etb. Eudem. VIII, J 4 , 1248aJ5: rouro jievr áv ánojpnaeie riq, áp autou
rourou xuxr^ á iría , rou éniOujiríaai ou 6et Kai ore^ 8et^ fj oürai ye návrcov
earai; Kai yap rou voiyrai Kai pouXeuaaaGai1 ou yáp 8n épouXedaaro Pou-
Xeuaá^evoq, K a i rour’ épouXedaaro, áXX’ eariv ápxn T15, ou6 * évor^ae
voT^aaq nporepov voíjaai, Kai rour * e'iq ánepiov. oúk apa rou voíjaai b vouq
ápx^i °ú5e rou pouXeuaaoOai PouXtí.. ró 5e ¿jiroújievov rour éarí, tíq^í]
rr|q KtvtfaeccK; ápxrj év z\\ vyuxiv SrjXov 8t j cocmep év rep oXco Geoq, Kai náv
éKeívcp. Kivei yap ncoq navra ró év f|ñv Getov. (Trad.: -Sin embargo, uno podría
preguntarse si la suerte es causa de desear lo que se debe y cuando se debe; o,
en este caso, ¿no será causa de todo, incluso del pensar y del deliberar? Pues no
se delibera después de haber deliberado, estando precedida esta deliberación por
otra, ni se piensa después de haber pensado con anterioridad a este pensar, y así
hasta el infinito, sino que hay un principio. Por consiguiente, el entendimiento no
es el principio del pensar, ni la deliberación del deliberar... Pues esto es lo que
estamos investigando: ¿cuál es el principio del movimiento en el alma? La res
puesta es evidente: como en el universo, también aquí Dios lo mueve todo, ya
que, de alguna manera, lo divino en nosotros mueve todas las cosas»).
257 V. supra p. XXX; Metapb. A 12, 1019a 15.
258 Gescb. der Kategoríenlebre, p. 24: -Mediante el noieiv y el náaxeiv son
aprehendidos en un concepto general lo activo y lo pasivo; mediante el
KeicrQai, al menos una parte de los verbos intransitivos; mediante el exeiv, la
peculiaridad del perfecto griego, en la medida en que expresa la posesión del
efecto-. Véase también p. 140.
2WAsí, por ejemplo, en Metaph. G, 8, 1049b8 afirma que la naturaleza
— que, según enseña Phys. II, 1, 192b20, es un principio de movimiento no en
otro, sino en aquello en que ella es— pertenece al mismo género jju e la poten
cia que produce un movimiento en otro; m i y áp f| «piíaiq év ra ú rc p y íy v e r a r év
ra ú rc o y á p yévei rxí 8u v a jie i* á p x f j y á p kwt|tikt\ áXX oúk év á)Jtq> clXX év
275
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
276
El ente según las figuras de las categorías
KEtTat* oíov exei xiq SaKxuXtov ti tfidxiov fj únoST^iaxa* xauxa ev xcp exovxi
KEixat -¿?- (Trad.: «La dificultad, para los partidarios de un número reducido de
categorías, es explicar cómo es que no son once, añadiendo el «ser tenido- (é%ca-
0at). Porque, a fin de cuentas, ¿por qué oponer al hacer un padecer y no oponer
a ‘tener’ un ‘ser tenido? Siriano resuelve el problea afirmando que el ’¿xeo^a l cae
bajo el KelaOai, con lo que sólo habría una categoría, la de Keío0at. En efecto,
aquello que ‘es tenido’ se sitúa <K¿Ixai> en el que tiene, por ejemplo un anillo,
un vestido o el calzado. Pero, esas cosas que se sitúan en él... ¿?0.
270 Pbys. I, 7, 190a34.
271 Pues, desde luego, lo que no puede haber es un movimiento del movi
miento. Véase Pbys. V, 2, 225bl5.
272 Metapb. Zj 1028al0:_xó ov Aiyexat noXXaxoq, KaOánep SieiXo^eOa
npoxepov év xoiq nepi xou noaaxoq (a saber, en el libro V de Metafísica)*
oTtyiaívei yap xó yév xí éaxi Kai xdSe xt, xó Sé oxi noióv f\ noaóv f\ xov
aXXov ernaxov xcov oííxco mxriyopounévov. Toaauia^coq Sé Xeyofiévou xou
ovxoq <pavepóv oxi xouxov npoxov ov xó xí éaxiv, onep at||ia{vei xiiv
oúaíav (Trad.: -El ente se dice en muchos sentidos, según distinguimos ya en
el tratado Acerca de cuantos sentidos <tienen ciertos términos — i.e. Metaph. V>,
De una parte, en efecto, significa la esencia y la substancia individual y, de otra
parte, la cualidad, la cantidad o cualquier otra de las cosas que se predican de
este modo. Pues bien, si el ente se dice tal en todos estos sentidos, es eviden
te que lo que es primero de todos ellos es el qué es referido a la substancia-).
273 Metaph. A, 7, 1017a24: enei ouv xov KaxTiyopoujiévov xa ¿xév xí éaxi
<rr|iaívet>jc a Sé noiov, xá Sé noaov, xá Sé npoq xt, xá Se noieiv t\ naaxetv,
xá Sé nou, xá Sé noxe, étcdarcp xouxov xó eívat xaúxó aip aívei. (Trad.:
«Ahora bien, puesto que de los predicados unos significan qué es, otros una cua
lidad, otros una cantidad, otros alguna relación, otros un hacer o un padecer,
otros dónde y otros cuándo, ‘ser* significa lo mismo que cada uno de ellos-).
Véase también Phys. V, 1, 225b5. Por ello dice también Brandis ( Griecbisch-
Róm. Philos. III, 1, p. 42): -No pretendemos cuestionar que Aristóteles, más
tarde, haya eliminado las determinaciones de é'xeiv y KetoOai, inicialmente
enumeradas, etc.-. Y Trendelenburg, en su Geschichte der Kategorienlebre, p.
142, dice: «Keío0ai y exeiv desaparecen manifiestamente en otros pasajes de
Aristóteles, como Anal. post. I, 22, donde el fin es exponer, recurriendo ajas cate
gorías, las diferentes especies del predicar, y donde, con todo, faltan Keia0ai y
exeiv. Cabría suponer que, desde otro punto de vista, quedan subsumidas en
categorías como noieiv y notaxetv, entendidas éstas como lo activo y lo pasivo
en su significado amplio. Pero, cuando en Metapb. 1029b24, en lugar de las cate
gorías verbales noieiv, ncíoxew, Keio0ai y exeiv aparece sólo KÍvrjatq, se hace
difícil reconocer KetoOai y exeiv en el ámbito del movimiento-. Véase Bonitz, op.
cit. p. 643; Zeller, Philos. derGriecben , II, 2, p. 191; p. 197._
274 Del lugar se dice en Pbys. IV, 4, 212a20: coaxe xó xou nepiéjjovxoq népaq
ctKivT|xov npoxov, xoux eaxiv ó xo'noq...28: Kai Stá xouxo SoKei éníneSov ti
ew ai Kai oíov áyyeiov ó xo'noq Kai nepiéxov* (Trad.: -De modo que el pri
mer limite inmóvil de lo que contiene, eso es el lugar...; por eso también pare
ce que el lugar es una superficie y como un recipiente que contiene»). Y sobre
el tiempo, véase Pbys. IV, 12, 221bl6: nexpTfarei S’ ó xgóvoq xó Kivou|ievov
Kai xó iipenouv fj T° ^év Kivod|aevov xó Sé ripenouv* xt^v yáp KÍVTyanv
aúxov |iexp7Íaei Kai xi\v ipejiíav, noat| xiq. cSaxe xó Kivou^ievov oúx ¿nXcoq
277
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
278
El ente según las figuras de las categorías
279
Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles
dar lugar a los diversos géneros según un diverso modo de predicación , que es
concomitante a un diverso modo de ser, pues ‘cuantas veces se dice*, esto es,
cuantos son los modos en que algo se predica, ‘tantas significa ser’, es decir,
tantos son los modos en que ser significa algo. Y es por ello que los predica
mentos en que se divide primeramente el ente se denominan así\ porque se dis
tinguen según su diverso modo de predicación. Y, por consiguiente, puesto que,
de las cosas que se predican, algunas ‘significan qué‘, esto es, la substancia,
otros cuál, otros cuánto, e igual con las restantes, es necesario que para cada
uno de esos modos de predicar el ser signifique lo mismo. Así, cuando si dice
que el hombre es ser vivo, el ser significa substancia; pero cuando se dice que
el hombre es blanco, significa cualidad, e igual en los demás casos. Y ha de
saberse, además, que el predicado puede remitir al sujeto de tres maneras. En
primer lugar, cuando es aquello que es el sujeto, como cuando digo: Sócrates
es un ser vivo. Pues, aquí, Sócrates es aquello que es ser vivo, Y se dice que
este predicamento significa la substancia primera, que es la substancia particu
lar, de la cual se predican todas las cosas. El segundo modo es que el predica
do se tome según aquello que es en ei sujeto. Pues, ciertamente, la predicación
o bien es en él por sí y absolutamente, ya sea según la materia (y entonces es
cantidad), ya sea según la forma (y entonces es cualidad) o bien es en él no
absolutamente, sino en referencia a algo, con lo cual es un ‘respecto de algo*.
El tercer modo es que el predicado se tome de lo que está fuera del sujeto, y
esto puede suceder de doble manera: primeramente, si se trata de algo com
pletamente fuera del sujeto. Y entonces, si no es una medida del sujeto, lo que
se predica es el hábito, como cuando decimos que Sócrates está calzado o ves
tido. Por el contrario, si es su medida, y dado que toda medida extrínseca es
ora tiempo, ora lugar, el predicamento habrá de tomarse o bien del lado del
tiempo (y entonces se tratará del cuándo) o bien del lado del lugar (y entonces
se tratará del dónde — esto último, en caso de no tener en cuenta el orden de
las partes en el lugar, pues de tenerlo en cuenta se tratará de la posición). El
otro modo es que aquello de lo que se toma el predicamento se halle en el suje
to del que se predica según algo: y si es según el principio, se predica el hacer,
pero si es según el término, se predica el padecer, pues la pasión tiene su tér
mino en el sujeto paciente... Con lo que es evidente que, cuantos son los modos
de la predicación, tantos son los sentidos en los que se dice el ente* (ndt).
291 Zeller, Pbil. der Griecben, II, 2, p. 190 y s.
292 Nosotros hemos llevado a cabo, en primer lugar, la división en acciden
tes absolutos y relativos, y sólo después hemos pasado a la división de los acci
dentes relativos, con lo cual, en nuestro caso, las relaciones no pertenecen a las
propiedades o accidentes propiamente inherentes. En realidad, no nos parece
admisible que, si el ayer y el hoy no son accidentes inherentes, haya en cam
bio de inherir de manera propia en la substancia lo anterior y lo posterior, que
tiene a uno de ellos como fundamento y al otro como término. Por ello vimos
ya más arriba cómo el propio Aristóteles excluía el npoq t i con anterioridad. Lo
que hacen las relaciones es, por así decir, antes acompañar a un ente que cons
tituye su fundamento, que ser ellas mismas un ente —al menos, son el ser más
débil de todos. Así es como el ser mayor afecta a una cantidad, y el ser sema-
jante a una cualidad. Pero también una operación o una circunstancia externa
pueden servir de fundamento de una relación, y en tal caso ésta ni siquiera acom
pañará intrínsecamente. Lo que no puede hacer en ningún caso es inherir, pues
280
El ente según las figuras de las categorías
281
3,0 Trendelenburg, Geschichte der Kategorienlebre, p. 189.
311 Op. cit. p. 180.
3,2 Op. cit. p. 187.
3>3 Op. cit. p. 188.
314 Decimos que lo más general es más cognoscible que lo menos general
Ka0‘ rmáq en cierta manera. Y entendemos esto como sigue: algo puede ser
conocido, bien mediante captación simple, bien mediante conocimiento cientí
fico de la cosa en referencia a las peculiaridades y principios que le correspon
den como tal. El segundo tipo de conocimiento resulta tanto más difícil cuanto
más general es el objeto de conocimiento —y, por ello mismo, la más difícil de
las ciencias es la metafísica, pues trata de lo más general, el ov (véase Metaph.
A, 2 , 982a23). El primer tipo de conocimiento, por el contrario, resultará más
fácil en la misma medida. Por eso hemos oído ya más arriba que el ov es lo pri
mero que captamos intelectualmente, y en Phys. I, 1, 184a 18 se enseña que lo
más general esjratpecrcepov Kat yvcopipcoTepov íuiív, mientras que lo menos
general lo es tt| <pua£i. Quien no posee el concepto del género, menos toda
vía puede poseer el de la especie, que presupone el primero. Con todo, y pues
to que Anal. post. I, 2, 72a 1 parece poco acorde con todo esto, debemos aña
dir lo siguiente: todo es cognoscible en la medida en que es ente; resulta, pues,
que todo es en y por sí (y por naturaleza) tanto más cognoscible cuanto más
ente es; y son, pues, las substancias separadas, en tanto que actos puros y entes
perfectísimos, en y por sí lo más cognoscible ( Metaph. a, 1, 993bll), Pero como
nuestro conocimiento se realiza por mediación de los sentidos, las cosas mate
riales resultan para nosotros más cognoscibles, a pesar de la potencialidad de
la que están afectadas. Sólo por medio de ellas nos elevamos al conocimiento
de las entidades inmateriales. Así es como, aquí, lo yvü)pi|iíoTEpov Ka0’ iuiaq
se opone a lo yvcopi^coTepov ixj «puaci.
Con todo, también en referencia al conocimiento de lo corporal se da una
oposición semejante entre lo uno y lo otro. Pues lo corporal, debido a su ser
imperfecto, afectado por la potencialidad de la materia, sólo es cognoscible inte
lectivamente en lo general, mientras que en lo individual viene captado por los
sentidos. Ahora bien, el conocimiento intelectivo es más perfecto que el sensi
tivo, con lo que lo general resulta aquí anAxoq yvopijioÍTepov, y lo individual,
en cambio, menos cognoscible, también ánXcaq. Pero como, en nuestro caso, el
conocimiento sensible precede al intelectivo, lo individual es lo más cognosci
ble Ka0’ ripaq, Y esto es lo que enseña Anal. post. I, 2.
Por su parte, lo general que sólo puede ser conocido intelectivamente mani
fiesta, de nuevo, diferentes niveles de generalidad, desde los géneros supremos
hasta la especie especialLsima. Y también aquí hallamos la misma oposición
entre lo yvcopijicoTepov Ka0’ rjuáq y lo yvcopifiaÍTepov tx¡ «pucrei. Pues la espe
cie es <puaei más cognoscible que el género -que, según vimos, está en pro
porción con la materia, mientras que la diferencia sigue la forma. Quien cono
ce una cosa según la especie la conoce, según su ser íntegro, de una manera
más perfecta y determinada que quien sólo posee conocimiento del género. Por
el contrario, el género es KaÓ’ r^aq más cognoscible que la especie, pues, en
el camino del conocimiento, pasando paulatinamente desde el conocimiento en
potencia al conocimiento perfecto, actual, nos apropiamos primero del género
y sólo después de la definición completa, en la que conocemos la especie.
Como en otros casos, también aquí se contrapone lo que es y e v e c te i 7ipdi£pov
282
El ente según las figuras de las categorías
283
movimiento. La perfección del movimiento local habla, por consiguiente, en
favor de ia imperfección de la categoría del término.
322 V. supra. J 13.
323 Trendelenburg, op. cit., p. 182.
324 Categ. 5, lblO: otav etepov Kaff exépou KaTiiyopiÍTCU ¿q KaO' únoKEi-
H¿vou, o oa Kaia tou Ka*niyopoupévou XeytTai, náviu Kai KaTa tou
únoKEi^evou pnOifaETai, oíov k. t . A* (Trad.: -Cuando una cosa se predica de
otra como de un sujeto, todo aquello que se dice del predicado se dice también
del sujeto...0 -
325 V. supra cap. III, $ 2.
326 Griecb.-Róm. Philos. n, 2, 1, p. 401.
327 Incluso si se las denominara substancias KaT ávaXoyíav, ello no impe
diría su reducción a la oúaía como categoría correspondiente, según prueban
el ov SuvaiiEi, que se da en todas las categorías, 1a uXtj y la ^op<pii (t/. supra,
J 11). Sólo entre cosas directamente subordinadas a un género es imposible que
se dé una analogía en la participación del concepto genérico.
328 Trendelenburg, op. cit. p. 182.
32> Metapb. Z, 5, 1031al0.
330 El TtdoxEiv es idéntico al KivEÜoOai no sólo real, sino también concep
tualmente, y se distingue de él sólo en virtud de la reducción a una u otra cate
goría. Vide supra, cap. IV, § 2.
_ 331 Metapb. A 14, 1020bl7: rá óe ncíOri t¿>v Kivoupévtov xi kivou^ievo, Kai
tg>v Kivtfaecúv 5ia<popaí (Trad.: -<las cualidades son >(...) las afecciones de las
cosas que se mueven en tanto que se mueven, y las diferencias de los movi
mientos-).
332 Metapb. A, 14, 1020bl5:j:ai5TTK 5e ti Kai r\ kv TOtq ápiBjunq noidTTjq
Hepoq* 8taq>opá yap tu; oúaitüv, áXX* f\ oú kivou|í¿vü)v f\ oúx KivoiíjiEva
(Trad.: «Algo de este tipo es también la cualidad de los números: es, en efecto,
una diferencia de substancias, o no sometidas a movimiento, o no en tanto que
sometidas a movimiento-).
333 Véase Metapb. A 13, 1020a 19.
334 Gescbicbte der Kategorienlebre, p. 181 y en otros lugares.
33> Op. cit. p. 179.
336 V. supra, J 10.
337 V. supra, J 9.
338 Gescbicbte der Kategorienlebre, p. 139; p. 184.
33> Griecb.-Róm. Pbilos. II, 2, 1; p. 404.
340 Cuando, en referencia al TÓnoq perteneciente a la categoría de cantidad
se habla de un arriba y un abajo (que, según parece, debería pertenecer más
bien a la categoría de n o u —cf. Gescbicbte der Kategorienlebre, p. 183; Griecb.-
Róm. Pbilos. p. 401), es notorio que se trata de otro arriba y abajo, análogo. No
se trata del arriba al que me refiero cuando digo que esta cosa, situada en algún
lugar, está arriba; sino de cuando digo que este lugar, que determina el n o u de
algo, está arriba, es decir, <jue lo determina de manera tal que está arriba.
Aristóteles dice: xr\v n póq t o iíe o o v x<*>pav kcltcú XéyovTEq, mientras que lo
que propiamente se denomina koltcú sería t o e v txj n póq t o n é a o v x^ P Q 1* Así
pues, aquí denomina kcitcí) a aquello que constituye el k cítío, de la misma
manera que a veces, en sentido inverso, llama lugar a lo determinado por el
lugar —v.gr., Metapb. Kt 12, 1068al0, donde aparece Tonoq en lugar de n o u .
284
El ente según las figuras de las categorías
341 Así, por ejemplo, el cap. VI (4b24) enumera Tonoq y xpovoq como espe
cies propias de la cantidad, no reconocidas en cambio por Metaph. A, 13, donde
el xpdvoq llega incluso a ser designado como razia aunpepípcóq noadv. Cf.
1020a28.
342 Categ. 7, 8b21: ’íacoq Se xa ^e7l¿ v únep x¿v toioutcov a<po8pa>q
ánopaívEo&n jíii noAAcítaq eTt£CTK£^(i¿vov to névroi 6iT]7iopr|»cEvai ecp '
ekootou amcov oúk oíxprjaTdv eanv. Orad.: -Sin duda es difícil hacer asevera
ciones firmes acerca de tales cuestiones sin haberlas examinado muchas veces; sin
embargo, no es inútil haber penetrado en la dificulad de cada una de ellas»).
343 Cf. Categ. 8, 10al9.
344 Esto en referencia a la objeción planteada en Geschichte der
Kategorienlebre, p. 184.
345 Ib. p. 131 y s.
346 V. supra, S 15.
347 V. supra, S 13.
348 Simplicio, Ad categ. fol. 7óat $ 11. Ed. Basil.
349 El npoq ti choca aquí con la cualidad más que con el quantum (a lo que
se refería en primera instancia Trendelenburg, p. 183), en el que sólo habría
tomado el lugar de la diferencia; y no tanto con la cuarta especie de la cuali
dad, — que, según parece, Aristóteles excluye con todas las consecuencias (Cf.
Categ. 8, 10, a, 18)— cuanto con la tercera, como mostraremos a continuación.
350 Metaph. N, 1, 1088b2: to Se npoq ti oute Suvcl^iei oúaía oúie bvEpysíqL
(Trad: -Ahora bien, lo relativo no es substancia ni en acto ni en potencia*).
351 Geschichte der Kategorienlebre, p. 187.
35i Op. cit. p. 181.
3’3 Op. cit p. 187.
354 p^ys. II, 2, 194b8: 'éti tcov npoq ti f| úXi>
35* Metapb. Nt 1, 1088bl: ávcrpcn te eicaorou uXr|v sivai to 6uvgí^ei
toioutov, coote K a i oúaíaq* to 6e npoq ti ouxe Óvvavei oúaía ouxe ¿vcp-
ysíq. aionov ouv, ^laXXov 8e áSuvaTov, to oúaíaq un oúaíav noiEtv aro i-
XeIov Kai TtpoTEpov úorspov yap náaai ai KaTiiyopíai.
356 De anim a H, 2, p. 414, a, 25: EKdorou yap ti évTEXExeia e v t<5 SuvafiEi
únápxovTi Kai Tti oikeíql uXfl nctpuKEV eyyiyvEaOai. (Trad.: -Para cada cosa,
la entelequia se realiza por naturaleza en el sujeto en potencia, es decir, en la
materia adecuada*).
357 Griecb.-Róm . Philos.
3* Cf. Phys. III, 3, 202a 18, y bl7.
3» V. supra, %11.
360 Categ. 7, 8a25.
361 Sólo Metapb. A, 15, 1021a31_se refiere también a éstos: to te yup 8ia-
voijtov oipaívEi oti ÉaTiy aÚTou Siavoia, oúk ean 6* *n fitavoia npó^
touto ou sari Sidvoia* yag xavxóv eiprpévov av eírjt ó^oícoq Se kcli
tivo^ éaTiv t| oyiq oyiq, oúx ou éariv oytq* KaÍToi y áXr|0Eq touto EinEiv*
áXXa npóq xP¿>na t\ npóq áXXo ti toioutov (Trad.: -En efecto, ‘pensable’ sig
nifica que hay pensamiento de ello, pero el pensamiento no es relativo a aque
llo de que es pensamiento <pues, en tal caso, se repetiría dos veces lo mismo>;
de modo semejante, la visión es también visión de algo, pero no de aquello de
que es visión <aunque es verdadero, ciertamente, dicho así>, sino que es rela
tiva al color o a cualquier otra cosa semejante»).
285
362 V. supra, $15.
* 3 Categ. 8, Ua23: oxeSov yap eni navxov xov xoiouxov xa yévq npoq
xi Xéyexai, xcov Sé kcx0’ ifcaaxa oúSév. r\ pév yap entaxi^ir^ yévoq ou5a(
aúxo onep eaxiv exépou Xéyexai (xivóq yáp emaxi^iti Xéyexai), xcov Sé
KaO* éicaaxa oú6ev aúxo onep eaxiv exépou Xéyexai, oíov f| ypamxaxiKTi ou
Xéyexai xivóq ypafijiaxiKrj oú5’ ti nouaucfi xivój; jiouaiKT]. &XX’ ^ei apa,
Kaxá xó yévoq Kai auxai xov npoq xi Xéyovxai, oíov ti ypapjiaxiKTj Xéyexai
xivóq entaxi^T], oú xivóq ypap^iaxiKii Kai fj iiouaiKTj xivóg enicmfriT|
Xéyexai, oú xivóq fioooncrí, oaxe ai KaO* eKaaxa oúk eiai xov npoq xi.
XeydfieOa Sé noioi xaiq Ka0* eKaaxa k. x. X. (Trad.: -Pues en casi todas las
cosas de este tipo los géneros se dicen respecto de algo; de las singulares, en
cambio, ninguna; en el caso del conocimiento, en efecto, que es un género,
aquello mismo que es se dice de otra cosa — pues el conocimiento se dice de
algo— . De las singulares, en cambio, ninguna se dice de otra en aquello
mismo que es, v.gr., el conocimiento gramatical no se llama conocimiento gra
m atical de algo , ni el conocimiento musical, conocimiento musical de algo ,
sino que, en todo caso, estas cosas se pueden decir respecto a algo con arre
glo al género, v.gr., el conocimiento gramatical se llama conocimiento de algo,
no conocimiento gram atical de algo, y el conocimiento musical, conocim ien
to de algo, no conocimiento musical de algo-, de modo que las cosas singula
res no son respecto a algo. Ahora bien, nos llaman tales o cuales por las sin
gularidades...*).
364 Metapb. A, 15, 1021b3: xa |iev ouv jcaO’ éauxá Xejo^eva npdq xi xá
|iév oúxo Xeyexat, xá 6é áv xá yévq aúxov fj xoiauxa, oíov f| laxpiKtj xov
npdq xt oxi xó yévoq aúxñq x] emaxtfciTi SoKeli ewai xov npdq xt. (Trad.:
•Ciertamente, de las cosas que son relativas por sí, unas se dice que lo son del
modo expuesto, y otras porque sus géneros son tales; así, la medicina es rela
tiva porque su género, la ciencia, se considera que es relativo).
365 Geschichte der Kategorienlebre, p. 183.
366 V. supra, 5 9.
367 Categ. 8, lla37: exi et xuyxávoi xó aúxo npdq xi K a i noióv ov, oú8év
axonov ev á^cpoxépoiq xoíq yéveaiv aúxo KaOapiO^eiaOai. (Trad.: «Además,
si acontece que la misma cosa es quale y respecto a algo, no tiene nada de
absurdo que se la cuente en ambos géneros*).
368 V. supra, S 13.
369 V. supra, p. 239, nota 363.
370 Metaph. A, 15, 1021b3: xá |jev ouv_fca0' ¿aura Xeyd^ieva npdq xt xá
|iev oúxo Xeyexai, xá 8é áv xá yévr| aúxov íi xoiauxa... (Trad: -Ciertamente,
de las cosas que se dice que son relativas por sí, unas se dice que son relativas
del modo expuesto, y otras porque sus géneros son tales*). b8: xá Sé Kaxá
au^PepTiKoq, k. x. X. (Trad.: -Está, finalmente, lo relativo por accidente...*).
371 Ib. b6: exi Ka0' o a a xá éxovxa Xéyexai npdq xi, oíov tadxTjq oxi xó
’íaov, Kai ónoioxTjq oxi xó o^oiov. (Trad.: -También son <relativas por sí>
todas aquellas cosas por cuya posesión algo se denomina relativo, por ejemplo,
la igualdad es por sí relativa porque lo es lo igual, y la semejanza porque lo es
lo semejante-).
372 Geschichte der Kategorienlebre, p. 184.
373 Pbilosophie der Griecben IT, 2, p. 197: «En sentido estricto, ambas (el
dónde y el cuándo) deberían colocarse bajo la categoría de lo relativo*.
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