N QR” A sQ D¡‘ espontánea

iYIf. forma
EJERCITO deselos Oficiales.
con los trabajo4e colaboración
LIIL..

CO LABORA. ¡0 N iaytrabajos toda la Oficialidad, sea cualquiera

.

EJERCITO publica también trabajos de escritores civiles cuando el tema y su desarrollo

interesa que sea ditundido en el Ejercito.
Invariablemente se remunera todo trabajo publicado con una cantidad no menor de 300
pesetas, que puede elevarse a 750 cuando su mérito lo justifique.
Se exceptúan de la normaanterior los trabajos que se utilizan fragmentariamente o se inclu
yen en la sección información, Ideas y Reflexiones, cuya remuneración es de 125 pesetas.
Admitimos fotos, composiciones y dibujos en negro o en color que no vengan acompañando
trabajos literarios y que sean de carácter adecuado a la Revista. Pagamos su publicación.
según convenio con el autor.
Es muy conveniente enviar con los artfcuios fotos a propósito y dibujos explicativos, eje
cutados con la mayor limpieza y claridad; mas ello no es indispensable.
Los trabajos deben enviarse certificados; acusamos: recibo siempre.
Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para GUION, Revista ilustrada de los mandos
Subalternos del Ejórcito. Su tirada, 25.CtÜ ejemplares. hace de esta Revista una tribuna
resonante donde el Oficial puede darse la nimensa satisfacción de ampliar su labor diaria de
instrucción y educación de los Suboficiales. Pagamos los trabajos destinados a GU ION con
200 a 5C0 pesetas
Admitimos igualmente trabajos de la oficialidad para la publicación titulada EJÉRCiITO.—
APÉNDICE PARA LA OFiCIALIDAD DE COMPLEMENTO. en iguales condiciones que para
GU ION, siendo la remuneración mnima la de 250 pesetas, y la máxima hasta 600.

CONCURSO
BEPREMIOS ELAÑO
PARA PROXIMO
ilE 1946
La Superioridad ha dispuesto que durante el año de 1946 rija en esta Revista un
Concurso de trabajos con ios temas siguientes:

1. Grandes Unidades aerotransportadas; su empleo en la última guerra; posibilidades en el

porvenir, en sus aspectos orgánico, táctico y estratégico.
2. El Servicio de arbitraje en el desarrollo de temas tácticos.
3. Los Cuerpos activos como escuela permanente de los diferentes escalones del Mando.
4. Los Ingenieros Militares en la organización de desembarcos marítimos y aéreos.
5. Previsible evolución sustancial de la guerra del porvenir y su sentido.
6. Cómo los inventos modernos pueden afectar al desarrollo de la maniobra en el campo táctico.

Se adjudicará un premio de 2.500 pesetas por cada tema y otro de 1.000 pesetas.
Los trabajos para este Concurso se enviarán a la Dirección de la Revista, antes del 31 de
mayo de 1946, expresando que se destinan al Concurso. Vendrán debidamente firmados
por su autor, el que expresará también su empleo y destino.
Los trabajos premiados se publicarán en la Revista y los no premiados podrán también
publicarse íntegra o fragmentariamente si está conforme el autor.
Todos los trabajos que se reciban serán cursados con Informe al Excmo. Sr. General
Jefe del E. M. C. para resolución del Concurso.
Se deja al discreto arbitrio de los autores dar a los trabajos la extensión adecuada,
procurando no perjudicar a su bondad con desproporciones innecesarias.
 ejército
REVISTAILUSTRADADE
LAS ARMASY SERVICIOS
NÚM. 71 DICIEMBRE • 1945

SUMARIO
Ejercicios de Cuadros regimentales. Coronel Perret. (Tracluc
ción del Comandante Arechederreta.)_EflSeñaflzas de la última
guerra. Comandante Ruiz Martín.—Iluminaciófl de blancos
navales con proyectiles estrella. Teniente de Navío Casajús.—
La defensa del Farque de Monteleón. Comandante De la
Plaza.—Propulsión cohete. W. R. Cook. (Trad. del Coman
dante Salvador.)—Campos de minas. Reconocimiento y levan
tamiento. Capitán Nadal.—Información e Ideas y Reflexiones.

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 MINISTERIODELEJÉRCITO

1
rviitu iIoIroda
d Ii, utI1rnyi’er1mo
DIREcToR:
ALFONSO FERNÁNDEZ, Coroni”de E. M.
JEFE DE REDACCIÓri:
Coronel de E. M. Excmo. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General de Marruecos y Colonias.
REDACTORES:
General de E. M. Excmo. Sr. D. Rafael Alvarez Serrano, Profesor de la Escuela Superior del
Ejército.
Coronel de Artillería D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército.
Coronel de Infantería D. Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central.
Coronel de Infantería D. Emilio Alamán, del Estado Mayor Central.
Coronel de E. M. D. Gregorio López Muiz, de la Escuela Superior del Ejército.
Coronel de E. M. D. Juan Priego, del Servicio Histórico Militar.
Teniente Coronel de Caballería D. Santiago Mateo Marcos, del Estado Mayor Central.
Teniente Coronel de Ingenieros D. Manuel Arias Paz, Director de la Escuela de Automovilismo.
Comandante del C. 1. A. C. D. Pedro Salvador Elizondo, de la Dirección General de Industria.
Comisario de Guerra D. José Bercial, de la Intervención de la La Región.
Comandante de Intendencia D. José Rey de Pablo, del Patronato de casas militares.

PUBLICACIÓN MENSUAL
Redacción y Administración: MADRID, Alcalá, 18, 3•0

Teléfono 25254 • Correspondencia, Apartado de Correos 317

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Para militares, en suscripción colectiva por intermedio del Cuerpo. 4,50

Para militares, en suscripción directa (por trimestres adelantados). 5,00
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Correspondencia para suscripciones, al Administrador, D. Francisco de Mata Díez, Coman
dante de Infantería.

2.
 •(• i1e
(UIIDROSftEIMEMTALES
Coronel PÉRRET, del Ejército Suizo. (De la Revista Ailgemeine Schweizerische Militar
Zeitung. Junio 1945, — Traducción del Comandante de Intendencia ABEC11EDItRETÁ.)
C OMPLETANDO el Ejercicio de Cuadros ex
puesto en el número del mes de noviembre
último, de esta Revista, que se refería a una si
tuación táctica estable, vamos ahora a mostrar
aquí cómo se puede instruir a los Jefes de Unidad
en lo relativo a toma de decisiones y expedición
de órdenes. Se tratará ahora de un escalón más
elévado y difícil en la formación de los elementos
auxiliares del Mando, y simultáneamente de una
especie de “ejercicio de inspección”, de lo que
podríamos llamar “el aparato de mando” dé un
Regimiento de Infantería reforzado. Es preferi
ble tomar como base de esta clase de Ejercicios
al Regimiento y no al Batallón, porque sola
mente en el Regimiento funcionan conjunta
menté todos los medios de Información y. Trans
misiones.
Para ejercitar. en la toma de decisiones a los
Jefes de Unidad se deben elegir situaciones én que
aquéllos tengan una gran libertad de iniciativa.
Estos Ejercicios•• pueden también llévarse a
cabo con el máximo provecho en las Escuelas y
Cursos tácticos. Bl Director de ellos debe ser el
Jefe de la Escuelao Çurso, ejerciendo el papel
de árbitros los Jefes de Grupos y Profesores de
los mismos. Los alumnos actuarán como Jefe
del Regimiento, Jef es de Batallones y de Compa
ñías. Cuando se trate de Cursos Regimentales,
éada Jefe u Oficial se empleará en el cargo que
haya de desempeñar normalmente, si bien el Jefe
del Regimiento delegará el suyo en uno de los
Jefes -de Batallón para poder ocuparse exclusi
vamente de la dirección del Ejercicio.
Actuarán como auxiliares del Mando los ele-
mentos indicados a continuación, que son los
mismos del Ejercicio ya explicado en el trabajo
anterior; pero como lo más interesante es preci
samente ejercitar a los Jefes de Unidad, se puede
prescindir hasta que sean necesarios de parte de
dichos elementos, especialmente en la primera
fase del Ejercicio. Es esencial, sin embargo, que
cada Jefe de Unidad disponga de los elementos
con que contaría en un caso real.
Veamos un ejemplo de un ejercicio de Cuadros
Regimentales en que se persigue instruir, bajo
la dirección del Jefe del Cuerpo, a los Jefes de
Batallones y Compañías.
Los elementos del Mando que habría que em
plear serán:
El Ayudante y el Oficial del Servicio de In
formación del Regimiento como auxiliares
del Jefe y para señalar el P C. de éste.
Las secciones regimentalés de Información
y Transmisiones.
Los Ayudantes y Oficiales de Información
de los Batallones con sus secciones respec
tivas.
Los Grupos de Mando de las Compañías de
fusiles y ametralladoras.
El Jefe del Grupo artillero afecto al Regi
miento y las Transmisiones del mismo.
—Los Jefes de batería y Oficiales de enlace dé
Artillería en los Batallones.
— Algunosperros de enlace.
Todos estos elementos deben estar dispuestos
y serán empleados una y otra vez por el Director
del Ejercicio.
3
SITUACION INICIAL
El Director del Ejercicio elige una situación
inicial en la qué sean posibles todas las sorpre
sas, ya que, como se ha dicho, lo que se dsea es
provocar la toma de decisiones y expedición de
órdenes, por parte de los distintos Comandantes
y que simultáneamente éstos se den cuenta de
las consecuencias que una falsa interpretación
de la información puede tener y de los resulta
dos que los partes erróneos o retrasados y las de-• 2. Los destacamentos divisionarios de explora
cisiones equivocadas pueden acarrear.
A los fines expuestos se juzga ventajoso elegir
como situación inicial la de un Regimiento de
Infantería en reserva, que puede resumirse así
(Croquis núm. i.):
4
i. El Regimient9 de Infantería núm. 8 se en
cuentra a cubierto en el bosque D con su P. C.
cerca del único puente que hay sobre el río C.
Su Batallón núm. i8 avana por terreno des
cubierto escalonado y con un fondo de unos
dos kilómetros; su vanguardia, a unos oo
metros delante del borde meridional del bos
que D. El Grupo de Artillería de’ campaña
núm. 5 está emplazado en el sur del bos
que con la orientación de vigilancia 2480
— O.
ción mantienen contacto con el enemigo en
un frente de unos tres kilómetros desde la
aldea F hasta la pelada loma A. Más al Este
se desarrolla, desde hace aproximadamente
una hora, el ataque del grueso de nuestra Di-
CROQUÍSIZ°1
 visión, que, sin encontrar resistencia impor
tante, desemboca del gran bosque B hacia
el. N.
3. Misión del Regimiento núm. 8:’
a) Proteger el flanco occidental del ataque
de, .a División.
b) Estar dispuesto al avance en dirección
N: y NO. pasando por ‘F, y caso de que el
ataque propio se desarrolle favorablemente,
avanzar en la dirección citada.
Para la discusión táctica de esta situación ini
cial puede celebrarse una conferencia en el Cuar
tel y sobre el terreno. En ella el Director señala
‘a cada participante el lugar exacto en que debe
comenzar, y los Jefes de Unidad fijan, para sus
subordinados, la localización inicial de las dis
tintas Unidades y de sus destacamentos en el
bosque D, por ejemplo, donde están los PP. CC.
de los Batallones y de las Compañías, en qué
formación avanzan las Compañías del Batallón
núm. i8, cómo se ha establecido en posición
el Grupo de Artillaría, qué zóna puede batir,
dónde se erícuentran los puestos de observación
en las lomas A y E, cómo están enlazados con
las baterías, cómo están organizadas las trans
misiones dentro del Regimiento y las comunica
ciones de éste con la Artillería y çon las fuerzas
vecinas propias.
Es interesantísimo para el desarrollo del Ej er
cicio que se determine con absoluta precisión la
situación inicial; en comparación cOn este ex
tremo, no tiene importancia cómo entienda cada
uno su situación propia, pues 11 fundamental
es que ésta esté definida y que los Jefes de Uni
dad dejen a sus subordinados la mayor libertad
para concretarla. Ahora bien; una vez perfecta
mente definida en sus detalles, la situación ini
cial no debe ser variada, y para ello’.seextenderá
el croquis correspondiente. . . ‘.
Tan pronto sea fijada del modo expuesto la
situación inicial, el Jefe del Regimiento comu
nica a sus subordinados la decisión’ que ha to
mado. Esta podrí.a ser:
— Hacer avanzar alBatallón núm. i8 para si
tuar el Regimiento en un dispositivo trian
gular dentro del bosque dispuesto a mani
obrár hacia el N. y hacia el O.
— Envío de un Oficial de enlace al destaca-
mento de exploración divisionario para co
nocer en todo momento su situación.
— Ordenar al Jefe del Batallón núm. 20 que ex
plore una zona de unos ‘tres kilómetros del
valle C aguas abajo (Sur) y que establezca
un puesto de observación en el cerro E.
Establecer en las cercanías del borde NE. del
bosque una patrulla de observación, del Ser
vicio de .Informaqión regimental para estar
al tanto de la marcha de la acción de la’ivi
• ,.visión.
— Retener provisionalmente en’ su ‘situación a
‘los mandos de unidades y mediós de infor
,mación, y transmisiones, prohibiendo al mis
mo tiempo el uso de las emisoras de’ radio
para, no indicar al enemig9 nuestra presencia.
El Oficial de Información del Regimiento toma
por sí las siguientes medidas:
Pone a disposición del Oficial de enlace, con
el destacamento de exploración, divisiona
ria, dos hombres del S. de 1. con sus bici
cletas.
Informa y orienta sobre su misión al Subofi
cial jefe de la patrulla del S. de 1. enviada a
vigilar el avance de la División y le da como
medios de enlace una de las tres motos y dos
ciclistas de su sección.’
— Se pone de acuerdo con el Jef e del Grupo de
Artillería de Campaña para poder hacer uso
de los puestos de observación artillera que
desde A y E vigilan en dirección NO., orga
‘nizando el enlace con la artillería y con el B
talión núm. 20 por medio de peónes y ci
clistas.
Con ello, la situación inicial se ha fijado hasta
en sus menores detalles. La primera discusión
táctica, ha terminado, y cada participante está
‘perfectamente al corriente; hasta ,ahora, la ma
yor parte de los colaboradores de los mandos no
han sido necesarios, como tampoco los medios de
transmisión. Sólo han participado los Jefes de
Unidad. Esta conferencia puede tener lugar en
las primeras horas de una tarde cualquiera, sin
que nadie necesite saber cuándo tendrá lugar el.
ejercicio propiamente dicho. Pero, se repite, este
trabajo preliminar debe hacerse con. toda minu
ciosidad.
5
DESARROLLO DEL EJERCICIO
Solamente el Director sabe de antemano el
desarrollo que ha planeado para el ejercicio. Lo
habrá combinado de tal modo, que cada parti
cipante se encuentre a menudo ante situaciones
inesperadas que le obliguen a tomar por sí deci
siones y a tener que transmitirlas. Además ha
brá previsto varias fases separadas entre sí por
cortas interrupciones, durante las cuales puedan
ser discutidas las incidencias.
Igualmente ordenará el día y hora en que em
pezará el ejercicio y cómo cada ejecutante sabrá
desde la primera discusión táctica lo que tiene
que hacer; la orden puede ser comunicada casi
en último momento. Cumplimentándola, los man
dos subordinados ocuparán su puesto acompa
1445-t450
o4
6.
flados de sus colaboradores,, disponiendo todo
para que funcionen realmente las transmisiones
previstas. A la hora seftalada, y sin más, el ejer
cicio empezará.
Los árbitros se encontrarán allí donde deben
intervenir; habrá uno en cada P. C. para que
desde el comienzo, empiece simultáneamente.
Como ya se aconsejó en el ejercicio precedente,
lo mejor será que los árbitros sean Jefes y ofi
ciales de otro u’ otros Regimientos debidamente
orientados sobre su misión por el Director del
ejercicio.
A continuación se da como ejemplo de un ejer
cicio la actuación de los árbitros y la posible de
los auxiliares del Mando y de los Jefes de Uni
dad. (Véase croquis núm. 2.)
G
1
30 Cá’rros
1
CROQUIS
iZo 2

Actuación de los árbitros:
,4,oo,—Se muestra al Jefe
de la patrulla’ regimental en
servicio de observación en el
borde NE. una foto y se le
explica que nuestras fuerzas
avanzan en dirección N. so
bre F, y que la vanguardia
del Regimiento 53 sale del
bosque B.
I4,oo — Se muestra una
foto al Oficial de enlace en el
destacamento artillero de la
loma A y se le explica que se
observa movimiento de fuer
zas enemigas de la aldea F
hacia el N.
,4,oo.—Se manifiesta al
Oficial de Información y a
varios otros oficiales y solda
dos del Batallón r8 en mar
cha, .que un avión vuela len
tamente a unos mil metros
por encima del Batallón.
14,o5.—Se dice al Oficial
de Información del Batallón
número 20, que está en el
bosque, que acaban de reci
birse partes de su patrulla de
éxploraciÓn y del punto de
observación en A, indicando
que fuertes patrullas enemi
gas han atravesado el río a
la áltura de A y de que apro
ximadamente dos Compañías
surgen del borde SE. del bos
que H.
i4,,o.—El Jefe del Bata
llón i8, en marcha, es infor
mado, corno asimismo cada
Jefe de sus Compañías, por
medio de árbitros auxiliares,
que el Batallón es atacado en
vueloraso de O. a E. por tres
patrullas de tres aviones
cada una. Las pérdidas del
batallón son:
i cañón antiaéreo destruído.
4 sirvientes muertos.
8 caballos de la Compañía
de Ametralladoras muertos.
iz soldados muertos y 25
heridos en las Compañías II
y III.
14,15.—Se informa en los
PP. CC. del Regimiento, Ba
tallón rg y Batallón zo, que
se oyen disparos de armas
automáticas y explosiones de
morteros en dirección Sur.
j4,z.—Se informa al Jefe
del Batallón i8, que sigue
marchando, de que se oye
fuego de armas automáticas
(Sigue en1* co’umna 3$)
Reacción
de los órganos del Mando:
Dicho Jefe envía con el
motorista el siguiente parte
escrito al Oficial del 5. de 1.
del Regimiento: “EL ATAQUE
DEL GRUESODE LA DIvIsIóN
PROGRESAEN DIRECcIÓN N.
EL REGIMIENTONÚMERO1 HA
REBASADOF; EL NÚMERO 13
SALE DEL BOSQUEB.”
El OficÍal de Enlace envía
un ciclista con el siguiente
parte al Oficial del 5. de 1.
del Regimiento: “MovIMIEN
TOS DE RETIRADAENEMIGOS
AL NORTE DE LA ALDEAF.”
La sección Antiaérea del
Batallón dispara sin éxito.
Dicho Oficial de Informa
ciÓn envía un parte al O. de 1 Artillería
del Regimiento y otro al del
Batallón i8. Ambos dicen:
“FUERTES PATRULLASENEMI
GAS ATRAVIESANEL RÍO C A de la División se traslada ha
LA ALTURA DE LA LOMAIA,
Y APROXIMADAMENTED05 cia G.
COMPAÑÍAS ENEMIGAS SUR
GEN DEL BORDESE. DEL BOS
QUE H EN DIRECCIÓNDEL CE
RRO E. COMUNÍQUELODIREC
TAMENTE AL BATALLÓN i8.”
La sección Antiaérea no
llega a disparar. Las Compa
ñías siguen su marcha.
El Ayudante del Bata
llón zo se dirige a caballo ha
cia el borde S. del bosque
para ver qué ocurre.
El O. de 1. del Regimiento
ordena al O. de E. en el Ba
tallón i 8 que informe perso
nalmente.
El Jefe del Batallón iS da
personal y sucesivamente las
siguientes órdenes:
A los Jefes de las Compa
(Sigue enla columna 4$)
y explosiones de morteros,
que vienen de la dirección de
la altura E. También se da
el mismo informe a los Jefes
de dos de sus Compañías.
I4,3o.—En el P. C. del Re
gimiento se presenta el árbi
tro, y, como Oficial del Esta
do Mayor de la División, da
la siguiente orden al Ayu
dante:
i.° El ataque de la Divi
sión ‘progresa favora
blemente.
a.° Su Regimiento pasa
rá inmediatamente sobre F,
en dirección a G, donde con
tinuará guardandó el flanco
oeste de la División durante
su ataque.
3.° El destacamento de
permanece con la
misma misión en las cerca
nías de la lorna A.
4,0 El puesto de mando
14,35.—Se muestra al Jefe
de la patrulla de observación,
ahora situada en el borde
este de la aldea F, una foto
en que unos treinta tanques
atacan al Regimiento 13 por
su flanco derecho al N. del
bosque E.
‘4,4°.—
14,4o.—Se muestra al Ofi
cial de Información de enlace
en el destacamento artillero
de la loma A, una foto en que
se ve a la Infantería enemiga
atravesando el río C y que
penetra en el borde NE. del
bosque H.
r4,4o.—El O. de 1. del Ba
tallón 20 es informado de que
su puesto de observación en
el cerro E se está retirando
y de que la primera Compa
ñía del Batallón i8 está lu
chando por la posesión de la
parte N. de dicho cerro.
ñías 1 y II, que tomen la al
tura E.
Al Jefe de la Compañía de
Ametralladoras, que apoye
a las Compañías 1 y II.
Al Jefe dela Compañía III,
que siga a la II.
El Jefe del Batallón i8,
que acaba de recibir el parte
de las 14,05 del Batallón 20,
comunica por medio de un
ciclista la decisión que acaba
de tomar.
El Jefe del Regimiento, a
la vista de los últimos infor
mes en poder del Oficial de
Información (parte de las
14,05 del Batallón 20 y el de
las 14,20 del Batallón r8),
dice en presencia del Oficial
de E. M. de la División:
“El Batallón x8 fué ataca
do por la aviación enemiga
y está empeñado en lucha
para tomar el cerro E. La In
fantería enemiga avanza por
la orilla izquierda del río C,
en dirección N. S., y surge
también en la misma direc
ción del borde oriental del
bosque H. El flanco izquier
do del Regimiento está ame
nazado.
El Jefe de la patrulla de
observación del S. de. 1. da
parte, por medio de un ci
clista, de que “una Compa
ñía de tanques enemiga ata
ca desde el E. al Regimiento
número 13, que está saliendo
del bosque B”.
El Jefe del Regimiento
toma la decisión
pliinentar la ordende de
no lacum
Di
visión hasta que la situación
de su flanco izquierdo se acla
re. La comunica al Oficial
de E. M. de la División.
El. Oficial de Enlace pide
se haga fuego artillero sobre
esas fuerzas. Se hace de las
14,45 a las 54,50. Entonces
las piezas e orientan de nue
vo en la dirección 2480 — O.
El O. de 1. del Batallón 20
informa al Regimiento sobre
estos hechos. El Jefe del Ba
tallón 20 prepara a éste para
poder apoyar el ataque del
Batallón i8 y ordena al Jefe
de su Compañía de Ametra
lladoras que lleve a cabo los
necesarios reconocimientos.
7
Interrupción del ejercicio.
En esta primera fase de la lucha se han utili
zado pocos elementos auxiliares del Mando. Has
ta ahora no ha participado en el ejercicio el
grueso de la Compañía de P. M. del Regimiento.
Tal como se ha desarrollado la fase que acaba
mos de exponer no se ha empleado más que a
los Jefes de Batallón y de Compañía y algún per
sonal de las secciones de Mando y de las de In
formación. Como el Director del ejercicio lo sa
bía, no debió aún ordenar a la P. M. del Regi
miento su participación en el ejercicio.
El ejercicio puede interrumpirse en este mo
mento durante algún tiempo. Por una parte se
pueden ya sacar muchas enseñanzas de él, y por
otra, si se ha de emplear ahora la Plana Mayor
del Regimiento, se precisa crear una situación
más complicada. El Director debe dar la orden
de interrupción personalmente a todos sus
subordinados; cada uno permanecerá donde
se encuentre y aquél tratará con ellos de este
modo:
— Cada Jefe de Batallón, así como el del Grupo
de Artillería, explicará al Director, cuando
éste se acerque a él, en qué situación se en
cuentra en el momento de la interrupción y
qué proyectos tiene.
— El Director debe guardarse de influenciar el
juicio sobre la situación de sus subordinados;
pero tiene la oportunidad de cerciorarse, en
vista de la variada información verbal que
recibe, de cómo ha funcionado el Servicio de
Información. Comparando lo que le comunicó
su O. de 1. al interrumpirse el ejercicio sobre
la situación general con estas distintas infor
maciones parciales, sabrá si dicho O. de 1.
está bien informado.
— Al reunirse nuevamente con el Jefe del Re
gimiento, el D.irector investigará con su Ayu
dante y Oficial del Servicio de Información
por qué no ha funcionado satisfactoriamente
el S. de 1.
— Cada Jefe de Batallón y el Jefe del Grupo de
Artillería harán lo mismo en sus unidades y
comprobarán en qué situación y dispositivo
se encuentran, porque ello es la base para
poder reanudar el ejercicio.
8
La reanudación del ejercicio.
Tan pronto se haya acabado este cambio de
impresiones, por ejemplo a las dieciséis horas,
se puede continuar el desarrollo del ejercicio.
Para ello se toma como base la situación y dis
positivo que acaban de discutirse, aunque el Di
rector puede, en esta ocasión, suponer un salto
en los acontecimientos que comunica a sus sub
ordinados. Por ejemplo, a las dieciséis horas.
— El Batallón i8 ha tomado el cerro E y está
instalándose en él.
— Como es visible la acción enemiga sobre el
flanco izquierdo del Regimiento, el Jefe de
la División está de acuerdo con el Coronel
del Regimiento, y así se lo ha comunicado
por medio de uno de sus oficiales de E. M.
El Regimiento se quedará donde se encuen
tra, y desde su zona actual, en lugar de ha
cerlo desde la de G que antes se previó, pro
tegerá el flanco izquierdo de la División.
Para dar vida al ejercicio y emplear en él nue
vos elementos; puede el Jefe del Regimiento to
mar la decisión de dar a su misión carácter ofen
sivo y hacer en su vista llegar a sus subordinados
las siguientes órdenes, que transmitirá con su
Ayudante, al cual, en el momento de la inte
rrupcón del ejercicio, comunicará su decisión
y distintas órdenes que para ejecutarlas proce
dan, dejándole el encargo de redactar éstas y
transmitirlas, con lo cual el P. C. tgndrá algo
que hacer durante la ausencia del Jefe del Regi
miento. Dichas órdenes podrían ser:
— Al Batallón i8: Que conserve el cerro E, el
cual serviría de punto de apoyo para un ata
que del Regimieirito contra el bosque 11.
— Al Batallón o: Por orden del Jefe del Regi
miento debe atacar por su flanco izquierdo
al enemigo, que desemboca del bosque H y
apoderarse de éste. El ala izquierda del Ba
tallón se apoyará en las estribaciones septen
triónales del cerro E.
— Al Batallón 19: Que avance hasta el borde
occidental del bosque D y allí esté preparado
para atacar en dirección al bosque H, detrás
y a la derecha del Batallón 20. El Jefe del
Regimiento dará la orden de ataque en el mo
mento oportuno.
 Re0 /

G
II

CROQUIS
,103

— Al Grupo de Artil[erír:. Que esté dispuesto la escucha de la emisora de mando del Regi
para apoyar el ataque del Batallón zo me miento.
diante un cañoneo repentino del borde orien —Establecer enlace radiofónico entre el Oficial
tal del bosque H. (Véase croquis núm. 3.) de enlace en el destacamento de exploración
de la División y el P. C. del Regimiento.
Simultáneamente el Jefe del Regimiento con Igualmente establecer enlace radiofónico en
fiará al Jefe de la Compañía dé P. M. la siguiente tre los Jefes de las Unidades que avanzan y
misión: el P. C. del Regimiento.
— Establecer la comunicación alámbrica del — Y, finalmente, facilitar al Batallón i8 para
Puésto de Mando del Regimiento, que sigue sus comunicaciones internas, dos perros de
cerca del puente, primero con los Batallo- enlace.
nes i8 y 20 y después con el 19.
- Todas estas órdenes deben darse con la sufi
— Preparar una línea telefónica que pueda se- ciente anticipación para que los preparativos ne
• guir al Jefe del Regimiento cuando éste cesarios se hagan durante la pausa en el ejerci
avance detrás de los Batallones, a fin de que cio y las transmisiones estén a punto al comén
pueda mantener el contacto con su P. C. zar la segunda fase de éste.
— Proveer a los jefes de Batallón de estáciones El Oficial del 5. de f habrá, por su parté, re
de radio, que deben sincronizarse y estar a cibido del Jefe deiRegimiento, enel caso de que

9
él mismo no las haya sugerido, las siguientes ór 16,25.—Se muestra a un El jefe del Batallón i8 or
denes: observador del Batallón i8 dena al Jefe de su Compañía
en la altura E cómo cae nues de Ametralladoras y al de la
— Vigilar la acción de la División en su progre tro fuego artillero sobre el sección de Morteros, apoyar
borde del bosque H y cómo con sus fuegos el avance del
so hacia el NO. avanza nuestro Batallón o. Batallón 20.
— Aumentar la exploración y vigilancia en di 16,25.—El jefe del Bata El Oficial del S. de 1. del
rección al valle C, aguas abajo, y hacia el llón 20 y el de la Compañía Batallón 20 comunica por
del primer escalón de ataque, teléfono al Regimiento que el
borde del bosque H. manifiestan que el ataque ataque propio progresa sin
— Mantener en buen estado la comunicación progresa favorablemente y resistencia digna de mención,
que el fuego artillero propio y que el enemigo parece ha
con el destacamento de exploración de la es muy efectivo. ber sido sorprendido.
División. 16,30.—El jefe del Regi El jefe del Batallón i co
El desarrollo de la segunda fase podría ser miento da personalmente al munica a los jefes de sus
jefe del Batallón i la orden Compañías, que se encuen
aproximadamente como sigue: de iniciar el ataque y de apo tran con él en este momento,
derarse de la parte N. del la orden de ataque.
Reacción
Actuaci6n de los árbitros: de los órganos del Mando: bosque H. Se ordena tam
bién mantener el contacto a
x6,oo.—Se informa a los El jefe del Batallón i8 si la derecha con el destacamen
Capitanes de las Compañías 1 túa su Compañía III detrás to artillero de A. También
y II del Batallón i8, que se ordena a su Ayudante que
de su ala izquierda, prepara
encuentran en el cerro E, de da para ser empleada en di mediante una comunicación
radiada cifrada comunique
que el enemigo se ha puesto rección S. O.
a la defensiva, en tanto que El Oficial del S. de 1. del esta decisión a los Batallones
otros de sus elementos avan Batallón i8 lo comunica por i8 y 20.
zan hacia el S. Se trata de In radio al Regimiento. 16,35.—Se muestra al Ofi El bficial de Enlace lo co
fantería solamente. cial de Enlace en el destaca munica por radio al P. C. del
El fuego artillero enemigo mento artillero de la loma A, Regimiento.
sobre E aumenta rada vez que Infantería enemiga con Tan pronto como sabe esto
más. cinco tanques se adentra en el Oficial del S. de 1. del Re
el valle C, a lo largo de la fal gimiento comunica esta im
i6,oo.—Se muestra e in El jefe de la patrulla expi da O, de la loma A, donde se portante incidencia al Bata
forma al Jefe de la patrulla de con un ciclista el siguiente encuentra en combate con el llón i, que acaba de iniciar
de información, que sigue en parte al Regimiento: ala izquierda del destacamen su ataque.
la periferia oriental de la al “El Regimiento 13 sale
to deA.
dea F, que el Regimiento 13 nuevamente del bosque B y
sigue progresando hacia el N. avanza. Los tanques enemi 16,50.—Se muestra a va- El jefe del Batallón ig des-
y de que los tanques enemi gos han sido destruidos. Per ríos soldados del S. de 1. del plaza su sección cazatan
gos han sido destruídos o manezco aquí y sigo obser Batallón ig, que ha pasado ques y una Compañía de fu
puestos en fuga. vando.” al ataque, cómo tanques ene sileros del segundo escalón
migos aislados avanzan por para asegurar su flanco de
16,05.—Se muestra en el El Oficial del S. de 1. del el valle C, a la derecha del recho.
Batallón 20 a un hombre de Batallón 20 establece perso Batallón, en tanto que la
la Compañía de Mando, por nalmente contacto con el ala Compañía más avanzada de
ejemplo, los elementos del derecha del Batallón i8 y éste penetra en el bosque H.
Batallón x8, que están em comprueba que dicho Bata
plazados en la falda N. del llón está preparado para el 16,55.—Se muestra al Ba El jefe del Batallón 20 di
cerro E y a las patrullas ene ataque. El citado contacto tallón 20 en el momento en rige su Compañía a través
migas que surgen del borde puede establecerlo por medio que la Compañía que más ha del bosque contra los bor
del bosque H. del puesto de observación avanzado está entrando en des O. y 5. y comunica tele
del N. de E. el bosque: fónicamente su situación al
—cómo el Batallón 19 avan Regimiento.
x6,ro.—El jefe del Regi El jefe del Batallón da la za hacia la derecha y esca
miento da personalmente al orden de ataque a los jefes lonado hacia atrás.
del Batallón 20 la orden de de sus Compañías. —cómo algunos tanques
ataque y le señala en el te enemigos amenazan más a
rreno su objetivo. Esta orden la derecha nuestro disposi
armoniza con la preparación tivo de ataque.
artillera propia que sobre el — cómo y dónde actúa el
borde de H se hará a partir fuego de la Artillería y
de las 16,20. morteros propios.
16,15.—Se muestra y ex El Oficial de Enlace comu 17,00.—Se muestra al Jefe El jefe del Batallón i8 da
plica al Oficial de Enlace en nica por medio de un ciclista • del Batallón x8 en el momen sus órdenes para destruir a
el destacamento de Artille al Oficial del S. de 1. del Re to en que la Compañía más las fuerzas enemigas que se
ría dela loma A, que se ven gimiento un parte escrito: avanzada del Batallón 20 en encuentran entre el cerro E
movimientos de fuerzas ene “Infantería enemiga atravie tra en el bosque: y el bosque H.
migas en el valle C, y que la sa de E. a O. el valle C, un — cómo avanza el Bata
artillería enemiga cañonea la kilómetro al NO. de la loma llón 20.
loma A. A aproximadamente. Aquí — cómo ha sido copada
sufrimos fuego de artillería parte de la fuerza ene
de los calibres ro y 150 mm. miga al S. del bosque.

‘o
 El ejercicio puede continuar con una orienta
ción análoga para ser más tarde, nuevamente in
terrumpido. Tan pronto corno el Director del
ejercicio crea que una fase de, éste ha durado lo
suficiente, dará la orden de interrumpirlo. La
duración de tales fases depende de varias consi
deráciones, de las cuales la más importante es
que el ejercicio debe ser interrumpido tan pronto
como pierda interés o que el Director aprecie
que sus subordinados no tienen. ya oportunidad
de tomar decisiones por sí mismos. Este parece
ser el caso actual, aunque se podría objetar, con
razón, que quizá conviniese hacer durar esta fase
lo suficiente’ para que cada participante pueda
comprobar su propia situación.
El Director de estos ejercicios adquirirá pronto
la debida experiencia para saber cuándo debe
ordenar las interrupciones. En el caso actual ya
han sido empleados la mayor parte de los me
dios de comunicación. Los participantes han te
nido oportunidad de utilizarlos y de experimen
tar sobre sus ventajas e. inconvenientes.
La estación de escucha.
También en este ejercicio se ha instalado una
estación de escucha, cuya situación más venta
josa sería, en la loma A, ‘aunque ésta estuviese
ocupada por un destacamento de exploración de
-la División, ya que desde allí pueden ser captadas
nuestras comunicaciones radiadas o telefónicas.
Estas, últimas por medio de derivaciones toma
das en la Central telefónica.
Los Oficiales participantes tienen la oportu
nidad de comprobar cuánto dura la transmisión
de los partes y órdenes según los distintos medios
empleados, y el Director debe investigar si en
cada caso el medio empleado fué el más conve
niente, si fué prudente transmitir en lenguaje
claro o se debió enmascarar o aun cifrar los des
pachos. Solamente mediante la comparación en
tre sí de las órdenes y partes captados y con la
valoración ‘de las observaciones que el enemigo
recoge probablemente en el campo de batalla,
podremós medir la conveniencia o no de los me
dios de transmisión empleados y del enmascara
miento que en ellos era necesario en cada caso.
Un árbitro tiene la misión de comparar entre
sí en la E. de E. todas las observaciones hechas
y todas las comunicaciones captadas, presen
.tando luego sus conclusiones al discutirse el ejer
cicio, relativas a lo que el enemigo haya podido
extraer de nuestras Transmisiones. Este árbitro
y sus auxiliares deben conocer solamente la si
tuación general e ignorar las órdenes y partes
que se próduzcan; es decir, saber solamente lo
que pueda saber el enemigo.
En relación con las comprobaciones que por
medio de la E. de E. se puedan hacer, deberá el
Director del ejercicio tener’ en cuenta y advertir
a los participantes que un enemigo moderno dis
pondrá de medios técnicos suficientes para vigi
lar nuestras transmisiones y valorar minuciosa
mente mejor que lo que nosotros podamos hacer
lo. Lo que nosotros con nuestros modestos medios
podamos demostrar es sólo una pequeña parte de
los que un Ejército moderno puede conseguir.
Discusión final del ejercicio.
Hemos visto ya en el ejercicio expuesto en el
número de noviembre, cómo con motivo de una
discusión táctica, los Oficiales del Servicio de
Infórmación que permanecían’ en sus PP. CC.
hacían saber a los participantes en el ejercicio la
Situación tal como cada uno la veía., Esto debe
hacerse también, por supuesto, en’ la discusión
final. ‘
Lo más importante en la discusión final de un
ejercicio de esta clase no es la cuestión técnica.
El Director debe hacer saber sus conclusiones
tácticas a los Jefes de Batallón y de Compañía.
Tal o cual decisión adoptada en vista de la
situación en el momento en que se tomó, se apo
yó en una interpretación certera de’ aquélla, es
decir, en el estudio de toda la información reci
bida sobre, las fuerzas propias, las vecinas, el te
rreno y el enemigo.
En el caso que nos ocupa puede ser interésante,
ante todo, el examinar la decisión que el Jefe del
Batallón tomó a las 14,15. ¿Tuvo razón al orde
nar el ataque contra el cerro E en lugar de seguir
la dirección de marcha del grueso del Regimien
to? Esta decisión es una típica decisión libre, to.
mada incluso en contra de la misión recibida;
puede influir en la futura actuación del Regi
miento y aun forzar al Jefe de éste a tomar me
didas distintas de las que él había previsto. Pero
11
 si el Jefe del Batallón no hubiera tenido el valor
de tomarla, quizá hubiese sido sorprendido el
Regimiento por su flanco izquierdo.
En lugar de celebrar esta “Discusión final”, el
Director hubiera podido influir la marcha del
ejercicio para hacer patentes las consecuencias
de una decisión o de una imprudencia. Ello, en
ocasiones, puede ser incluso más provechoso y
será especialmente recomendable cuando se trate
de demostrar las consecuencias de un empleo
técnico equivocado o imprudente de las Trans
misiones. Lo que el participante pueda “ver” le
quedará más grabado que la explicación más bri
llante. Para ello, el Director debe permitir el des
arrollo de una. acción enemiga que sea posible
mente el fruto de la pasada equivocación o im
prudencia Para ilustrar esto con un ejemplo, su
pongamos que el Oficial del Servicio de Informa
ción del Batallón r8 haya telefoneado o radiado
su parte de las dieciséis horas al Regimiento en
lenguaje normal y que aquél ha sido captado por
el enemigo, y que lo comunicado fué:
“Las compañías 1 y II del Batallón i8 man
tienen el cerro E, que han ocupado; la Compa
ñía II está reforzada por el grueso de la Compa
fíía de Ametralladoras, que está emplazada en
la parte S. de la cumbre, donde se encuantrá
también el P. C. del Batallón. La sección de Mor
teros está emplazada en un cascajar del NO. del
cerro y dispara a favor de la Cómpañía 1. En
el SE. del cerro la Compañía III sigue de reserva
y dispuesta a ser empleada hacia el O. o hacia
el SO.
El Batallón ha tenido un io por loo de bajas
y empieza a escasear la munición.
El enemigo se dirige, a unos oo metros al
oeste del pie del cerro, hacia éste. Unas dos com
pañías avanzan lentamente saliendo del borde
sur del bosque. Están bajo nuestro fuego de ame
tralladoras.
La Artillería enemiga dispara contra las posi
12
ciones del Batallón; pero sus tiros son, en gene
ral, muy largos.”
El Director puede, como consecuencia de esa
imprudencia, provocar las siguientes reacciones
enemigas, que hará comunicar por lo árbitros:
— El fuego artillero enemigo caé más intenso
y preciso sobre la parte 5. del cerro, precisa
mente sobre el’ P. C. del Batallón y sobre las
posiciones de la Compañía de Ametrallado
ras, produciendo considerable número de
bajas.
— Ob’uses y morteros enemigos, y aun aviones,
bombardean por sorpresa el cascajar, donde
están emplazados los morteros del Bátallón
núm. i8.
— Aviones enemigos vigilan primero, y atacan
después, toda tentativa de municionamiento
al Batallón i8.”
Espero que háya quedado demostrado 1 inte
resante que son estos ejercicios para todas las
facetas de la instrucción. El Servicio de Informa
ción de los Cuerpos es y seguirá siendo un ele
mento del Mando muy importante, que debe ser
enseñado bien y usado apropiadamente. Con su
ayuda pueden los Jefes de Cuerpo preparar alec
cionadores ejercicios e instruir de un modo com
pleto a sus subordinados.
La dificultad de tales ejercicios estriba en pre
pararlos de tal modo que cada participante tenga
bastante que hacer y las suficientes oportunida
des para actuar en ellos a’ctivamente.
La ventaja que tienen sobre los ejercicios pu
ramente tácticos es la de ofrécer la posibilidad
de transmitir realmente las decisiones tomadás
y de descubrir las consecuencias de una trans
misión técnicamente equivocada.
Los ejercicios relativos al Servicio de Informa
ción constituyen una ampliación de la instruc
ción táctica y son tan importantes como los ejer
cicios de tiro.
 11.1
LI1)LuHIILIbDL L
Comandante de Ingenieros del S. E. M., D. ÁNGEL RUIZ MARTIN.
se nos ytal
turado, ocultavezque
lo aseamuchos parecerá tratar
éfectivamente, aven
desaáar deducciones de hechos tan recientes; pero
no es menos cierto que aun en el mismo cursodel
combate hay que sacar conclusiones para aplicar
las al día siguiente,. por muy aventuradas que sean
ante lo incompleto de los datos y de la visión; y
quien-no lo hace suele pagarlo al precio de derrota,
pues muy pronto quedan sus medios y procedi
mientos anticuados frente a los de su adversario
No parece que los alemanes anduviesen con dema
siados pies de plomo para adoptar la artillería
cohete de los rusos, ni los aliados las formaciones
de paracaidistas de los alemanes y su táctica de
carros. Es pronto, no cabe duda, para sacar conse
cuencia del detalle, para desmenuzar, pero no lo es
tanto para marcar las líneas de conjunto.
La guerra que acaba de terminar vien a confir
mar una vez más lo perenne y eterno de los prin
cipios fundamentales de la guerra y lo voluble y
variable de los procedimientos. Pearl-Harbour,
Noruega, Creta y las Ardenas confirman la vigen
cia del principio “sorpresa”; Inglaterra es la me
jor muestra de lo que vale la “voluntad de ven-
13
 cer”; la cooperación aliada concentrando sus es
fuerzos primero en Europa para llevarlos luego al
Pacífico, y la acción hacia el mismo fin de los di
versos frentes europeos, así como el operar por
líneas interiores de los alemanes al principio de la
contienda, son una lección de “acción de conjun
tó”. Asimismo se confirma plenamente la superiori
dad de la ofensiva sobre la defensiva (ésta hoy muy
en baja ante los medios modernos de ataque); que
la montaña (Cassino) se presta más a la defensa que
al llano; que sólo la ofensiva da la victoria, etc.
Pero, en cambio, se advierte una profunda revo
lución en las proporciones, importancia y misio
nes de las diversas armas y perfección en los ar
mamentos, medios y métodos de que se valen. Esto
es lo que conviene aprender y pronto; el excesivo
apego a lo tradicional y la demasiada prudencia
en adoptar nuevos métodos tal vez haya pesado
mucho en algunas derrotas de esta guerra al en
frentar con el joven y revolucionario Ejército ger
mano tros anticuados en la organización, doc
trina y material.
En las consideraciones que vamos a hacer, que
prometemos imparciales, tal vez encuentren algu
nos que aludimos demasiado a los vencedores,
cuando en algunos aspectos se encuentren entre
los vencidos soluciones más elegantes y ortodoxas.
Tal vez sea así desde el punto de vista especula
tivo y del arte militar; pero en el orden práctico...
La guerra es un hecho brutal que no se parece en
nada a un match de boxeo. No hay en ella reglas
de juego, árbitro ni golpes prohibidos; se trata sen
cillamente de vencer como sea; podrá ganarse
por “k. oS”, tal vez por “puntos”; pero desde luego
jamás se ganará por descalificación del contrario.
La primera y fundamental consecuencia que se
deduce es la desaparición de aquella casi completa
independencia entre los Ejércitos de Tierra, Mar
y Aire. Se impone el Mando único en las alturas y
una gran compenetración y conocimiento mutuo
escaleras abajo, aunque cueste buena dosis de amor
propio por las -tres partes.
La segunda conclusión es la del grado de impor
tancia que hay que dar a las diversas Armas.
La tercera se refiere a las modificaciones sufridas
en los medios y procedimientos de que éstas se
- valen. - -
Analizaremos lo másbrevemente posible estas
dos últimas, si bien en la segunda sólo considera-
14
remos los medios, porque para el análisis de los
procedimientos sí que nos parece aún pronto.
LA AVIACION
Prescindiendo de lis Marina, en que no vamos a
entrar por desconocimiento, tal vez imperdonable,
se nos presenta en primer término la Aviación.
Ella ató materialmente de pies y manos al Ejér
cito polaco en 1939, impidiéndole maniobrar sus
reservas, para repetir la hazaña contra el alemán
en 1944, cuando el desembarco aliado, y más tarde
paró en seco la ofensiva de Von Rundsted en las
Ardenas. Narvik y Creta en tierra (como Pearl
Harbour y las batallas del Pacífico en el mar) son
ejemplos de lo que puede hacer en el campo tác
tico. Finalmente, en el orden estratégico, la acción
brutal de sus bombardeos sobre las ciudades, co
municaciones e industrias del Reich han contri
buído, sin duda, mucho al derrumbamiento nazi,
privando a su Ejército de la gasolina, aviones y
tanques que habría necesitado en el momento de
la batalla decisiva.
Si ya era axiomático que para atacar es impres
cindible dominar el cielo, y las derrotas alemanas
y japonesas demuestran que tampoco hay posibi
lidad de defenderse sin tener ese dominio, por lo-
menos en el momento y lugar decisivos, no cabe
duda que lo primero que hay que tener es una avia
ción potente en número y calidad de aparatos.
LOS CÁRROSJ- -
Al final de la guerra 14-18 aparecieron los carros
con misión exclusiva de apoyo de la Infantería.
- Más tarde nace en Inglaterra y se desarrolla en
Alemania la idea de los carros en misión indepen
diente y principal, con una Infantería motorizada
que los apoya a ellos. La teoría demostró su acierto
desde el principio, y rápidamente adoptada por
todos los ejércitos, sigue en vigor; ello no excluye
de ningún modo la modalidad de carros -apoyando
a la Infantería, pero la masa de ellós opera en la
otra forma.
- Pronto se vió que ya no es posible montar una
-
ofensiva, salvo en terrenos muy especiales, sin masa
de carros, y más tarde las sucesivas derrotas de la
magnífica y magníficamente armada infantería ale
mana en Libia, Rusia y Francia, amparada o no
en no importa qué clase de fortificaciones, cuando
carecía de carros que le apoyasen con sus contra-
ataques, mientras resistía bien donde los tenía,
prueban que tampoco puede ya bastarse la Infan
tería en la defensa. Se precisan los carros.
Por consiguiente, después de la aviación (que da
la condición básica del dominio del aire), hay que
contar con una masa decarros cuyo número y ca
racterísticas dependerán de la clase de guerra que
se vaya a hacer y terreno en que se va a operar.
La cuestión espinosa siempre y varias veces abor
dada de si los carros deben ser de la Infantería, de
la Caballería, o una nueva Arma, es secundaria. Los
carros.., son loscarros, con táctica y procedimien
tos propios y características también propias. Se
gún las misiones, los países, etc., se afectarán a una
u otra Arma; en países pobres, que piensen en gue
rras más bien defensivas en que los carros van a
operar por contraataques o en apoyo de Infante
ría, tal vez sea prudente que los tripulen infaiites;
si se piensa en grandes cabalgadas ofensivas, quizá
convenga montar en ellos hombres de “espíritu
jinete”. En la práctica, en casi todos los países se
ha dado carros a las diversas Armas, incluso Inge
nieros, según la misión y características del carro.
LA INFANTE RIA
La Infantería, madre, masa y base del Ejército,
alrededor de la que ha girado siempre y seguirá
girando el combate, parece pasar por un momento
de crisis, no de métodos ni de táctica o misiones,
sino de armamento.
Observemos que, en efecto, a pesar de que las
Divisiones normales de Infantería son la masa prin
cipal de los Ejércitos, en la acabada contienda he
mos oído hablar relativamente poco de sus haza
ñas. La mayoría de los comunicados se refería a las
hazañas de los carros y los paracaidistas (moderna
y magnífica infantería). A lo largo de ella hemos
visto que la proporción de Divisiones normales ha
ido disminuyendo en beneficio de las blindadas.
Finalmente, en el Ejército ruso hemos visto dismi
nuir los efectivos de la División N, de los 18.000
ó 20.000 hombres del principio, a 19s 9.000 ó 10.000
del final. Ya no puede, al parecer, llevar sola el peso
del ataque ni aun bastarse a sí misma en la defensa.
¿Culpa suya? No. Culpa de la crisis de su arma
mento que refleja esa diversidad que ahora usa.
La importancia de esta Arma merece un poco más
de detención. Repasemos la historia.
Cuando el arte de la guerra en la antigüedad
llega a su apogeo (épocas de la Falange y lá Legión)
vemos a la Infantería reina y señora indiscutible
del campo de batalla; las demás tropas sólo prepa
ran o rematan el combate. ¿Cómo va armada esa
Infantería? De un modo simple y homogéneo: Sa-
risa y espada o pilo y espada. Cierto que existen
infantes armados de arcos, hondas y Otras armas;
pero fuera de la Infantería de línea, de la verdadera
Infantería, que lleva el peso de la acción.
Cuando la Caballería se “blinda” en la Edad Me
dia, aquel armamento de la Infantería, impotente
contra la nueva Caballería, pierde su sencillez y
uniformidad. La Infantería, sin armas apropiadas,
pasa por un momento de crisis en que pierde su
soberanía, y buscando su arma adecuada, la vemos
usando lanzas, espadas, hachas, mazas, arcos, ba
llestas, hondas, etc., todo en confusión. Por fin,
aparecen las armas de fuego, que vencerán a los
jinetes; pero en sus comienzos, cuando todavía
son imperfectas, vemos a la Infantería armada
de modo heterogéneo. En los tiempos del Gran Ca
pitán, comienzo del renacer del arte guerrero y del
dominio de los infantes, aún vemos mezcladas en
las Coronelías partidas de piqueros, rodeleros, ar
cabuceros y escopeteros, amén de los cañones de
que pronto empieza a desprenderse porque le res
tan movilidad y flexibilidad.
Al fin aparece el fusil y la bayoneta. La Infan
tería ha encontrado su arma. Vuelve a reinar como
dueña y señora indiscutible y su armamento vuelve
a ser homogéneo y único. El período dura desde
Federico el Grande hasta la guerra de 1914-18.
Hoy, ante la aparición del carro de combate, se en
cuentra la Infantería en un bache semej ante al de
la Edad Media, aunque menos acusado, y del que
saldrá más pronto dada la rapidez del progreso.
Quizá en esos “Bazooka” y esos “puños contra ca
rro” esté el germen de “su arma” nueva, como en
el cañón de antes estaba el germen del fusil.
Antes de pasar adelante conviene dejar bien sen
tado que el criterio que nos guía es enfocar este es
tudio desde ei punto de vista exclusivamente tác
tico, sin mezcla alguna. Por ello, al hablár aquí de
la Infantería, nos referimos exclusivamente a la
Infantería clásica; a la que combate a pie y donde
el elemento principal es el hombre, y no a otras tro
pas que, aunque orgánicamente pertenezcan al
Arma de Infantéría en unos u otros países, no po
demos considerar como verdadera Infantería.
 Existía o existe en el Uruguay una “Infante
ría montada”, y en todos los Ejércitos europeos
existían a fines del pasado siglo unos dragones
que eran una “Caballería que combatía a pie”.
El ms ciego ve que ambás cosas no son sino una
sola: una tropa que se traslada a caballo y com
bate a pie. Para cualquier táctico esa tropa no
será runca Infantería (porque tiene mucha más
movilidad) ni Caballería (porque carece de pc
tencia de choque y no combate a caballo), sino
una tropa especial de características propias iii
dependienteménte del emblema que ostentan
sus cUellos y del escalafón a que pertenezcan
sus cuadros de mando.
En este orden de ideas, los carros, antica
rros, motoristas, etc., ¿son Infantería?, ¿son Ca
ballería?, ¿son Artillería? Son.., carros, antica
rros, motoristas, etc., simplemente. Para todos
es evidente que el combate de una compañía de
carros no tiene ningún parecido con ci de un
escuadrón de lanceros; pero no es menos evi
dente que tampoco se asemeja lo más mínimo al
de una compañía de granaderos y mucho menos
al de una compañía de montañeros. Orgánica.
mente pertenecerán a un arma u otra o forma
rán un Arma nueva, según los países y las mil razo no’ es Infantería propiamente dicha, aunque nada
nes de orden táctico-político-económico-morales- se oponga e incluso muchas razones puedan acon’
históricas que puedan influir; pero en general, sejar que esa unidad pertenezca orgánicamente a
tienen personalidad propia e inconfundible. la Infantería y sean infantes sus mandos y su tropa,
Algo análogo sucedió con la Aviación; nació sin que deba olvidarse tampoco que la causa del
como una especialidad de Ingenieros; pronto se vió nacimiento de las restantes Armas y Servicios, y
que no había razón para ello, sino que más bien era única razón de su subsistencia, es la de desemba
cosa común por ser de interés general, y se creó el razar a la Infantería de aquellos medios que ella
“Servicio” con acceso de todos los Cuerpos; más no puede manejar sin perder la ligereza y movili
adelante se ha visto que no era común, sino distin dad que le son consustanciales.
to, y procedía crearle un escalafón aparte, que por Cerrado el amplio paréntesis aclaratorio que
su volumen ha pasado a desdoblarse en todo un queda expuesto, y dentro del estado actual de mo
ejército independiente. Evolución análoga está ex mentánea crisis pór que creemos pasa la Infante
perimentando el Automovilismo. ría, vemos en clin las siguientes evolucione y ten
Quedando, pues, para cerrar esta digresión, que dencias:
aquí nos referimos a la Infantería pura. Infantería A la tendencia alemana del principio de la con
en este concepto son unos hombres que se sirven de tienda de recargar al Regimiento de Infantería con
unas armas y nunca unas armas servidas por unos armas cada vez más pesadas, convirtiéndolo en una
hombres. En la Infantería, el hombre es lo principal, pequeña gran unidad, viene sucediendo la tenden
lo q-u combate, y el arma, lo accesorio; en las otras cia que extreman los norteamericanos de aligerar
Armas, el arma o ingenio (cañón, carro, avión, sus batallones,llevando la masa de los morteros pe
puente, herramienta) es lo principal, lo que com sados, cañones contracarros, etc., a unidades espe
bate, y ellmmbre es lo accesorio. Toda unidad en ciales independientes. Incluso parecen tender a
que ios hombres sean meros sirvientes de un arma, retirar de los batallones las ametralladoras pesa-

16

das, lo que, desde luego, parece excesivo e hijo de
la deformación de no háberse tenido que batir a la
defensiva.
Dentro de este cuadro general, las observaciones
principales en el momento son las siguientes:
—La granada de mano conserva toda su impor
•tancia y la acrecienta, empezando a dar nom
bre a las compañías, que cambian por el de “gra
naderos” su denominación anterior de “fusile
ros”, quizá totalmente anacrónica, porque el
fusil y su sustituto el mosquetón van “de capa
caída”.
—El fusil desaparece y el mosquetón se ve cada
vez en menor proporción ante la necesidad de
ceder el puesto a armas más eficaces y necesa
rias. IJuicamente en las unidades de Montaña
y similares en que interesa hacer un “tiro de
caza” a distancias largas y medias, conserva el
mosquetón su importancia. El resto de la In
• fantería se bate únicamente a distancias cortas,
y en ellas el mosquetón resulta pesado y de poca
velocidad de fuego.
— La pistola corrientç ha desaparecido práctica
mente por inútil.
— Se prodigan cada vez en mayor escala las
pistolas ametralladoras y subfusiles, que
constituyen el armamento de la oficialidad
y suboficiales del Arma y de algunos indi
viduos de la tropa.
— Los fusiles ametralladores conservan su im
portancia, tienden a aumentar y se ven
reforzados por los subfusiles y pistolas ame
tralladoras.
— También tiende a aumentar el número de
los• morteros, principalmente de los ligeros.
En cuanto a las ametralladoras pesadas, hay
divergencia; tendían a aumentar en los Ejér
citos que se han visto obligados a defender-
se y a disminuir en los que han hecho gue
rra eminentemente ofensiva. Pero si se obser
va la tendencia general a aumentar la ligere
za del arma, puede afirmarse que el número
de ametralladoras pesadas tiende a dismi
nuir.
— Se mantienen las ametralladoras antiaéreas,
bien que el tipo monotubo desaparece, ce
diendo el paso a la de tubo doble o cuádru
ple. Es fundamentalenviaral avión, en los
breves segundos que su velocidad actual lo
tiene bajo nuestro, fuego, una masaS de pro
yectiles lo mayor posible, sin que el incoü
veniente del mayor consumo por segundo sea
de tener en cuenta, ya que se compnsa con la
brevedad de las ráfagas.
— Aumenta sin límites el número de los e. e. c.;
pero los Regimientos empiezan a desprenderse
de los tipos pesados (que pasan a unidades in
dependientes que pudiéramos llamar de “caza
carros”), conservando sólo los ligeros, a base de
cargas huecas la mayoría.
— Se estaciona y tiende a disminuir la adopción
de morteros pesados y cañones de infantería,
que, como los e. e. e. pesados y gran cantidad
de a. a. a., pasañ a formar unidades especiales.
— Aparecen y se prodigan cada vez más las armás
de lucha próxima contra carros (“puños”,
“bazookas”, “brocales para mosquetón”, “lan
zagranadas”, etc.). Por el perfeccionamiento de
ellas puede que vuelva la Infantería a encon
trar “su arma”.
Resumiendo, se observa que la tendencia a hacer
más pesado el Regimiento ha pasado de moda, y
ahora con más lógica se tiende a hacer más ligeras
17
 las armas, tendencia que parece más acertada por tillera. En los primeros años de la guerra la agilidad
ir en pro de la movilidad y agilidad y porque ayu de movimientos, brevedad de las preparaciones y
dará a evadirse de la servidumbre del mulo. Como explotación del factor sorpresa hicieron pensar que
los escuadrones por la vulnerabilidad de los caba renacía la era de los calibres ligeros y del tiro de
llos ante el avión y la ametralladora, corren igual batería o grupo. Pero cuando en el frente del Este
peligro esas compañías de armas pesadas con cen chocaron dos ejércitos de pujanza semejante, rena
tenares de mulos. Las masas de ganado son difíci cieron las masas artilleras y pidieron plaza los cali
lés de disimular y muy vulnerables, y si el combate bres pesados. Las campañas de Libia y las últimas
se basa sobre las armas que arrastran o llevan las de Francia confirman el empleo de la artillería en
acémilas, cuando falten o queden atrás por baja grandes masas, llegando en el Ejército ruso a apa
del ganado, ¿cómo resolveremos el combate? recer incluso la División de Artillería como gran
Creemos, pues, que al organizar la Infantería Unidad de nuevo cuño (aunque, como nada hay
debe pensarse en muchos fusiles ametralladores y nuevo bajo el Sol..., ya Napoleón pensó en ello).
subfusiles, gran cantidad de granadas de mano, El tiro de batería o grupo aislado y el martilleo
profusión de “puños” y “tubos” contracarros, bas constante pero lento parece haber pasado a la his
tantes morteros ligeros y el resto mosquetones; todo toria. Tiro de masas, acciones intensísimas pero
complementado por algunos morteros, ametralla. breves; no el martillo que por reiteración de golpes
doras pesadas y a. a. a., y algo más de anticarros clava o quebranta, sino brutal mazazo de martillo
ligeros, dentro del Regimiento. pilón, que en un solo golpe tritura y pulveriza. Eso
Crear con los c. c. c. medios y pesados, y con la en cuanto al empleo.
masa de a. a. a., morteros y ametralladoras pesa Luego se necesita agilidad para seguir los rápidos
das, unidades independientes de apoyo, que nada movimientos de la batalla moderna. Los calibres
impide, si conviene, que sean de infantes. En tropas extrapesados, pese a las facilidades de la tracción
de montaña, disminuir el número de subfusiles y auto, siguen difícilmente a las columnas y tardan
aumentar el de mosquetones. demasiado en entrar en batería. Sobre su poca mo
Y no perder de vista el cómo se arman las tropas vilidad tienen el lastre de la lentitud de su tiro (que
“paracaidistas”, esa moderna y magnífica infante no favorece la acción de mazazo brutal pero breve),
ría, que ni quiere ni puede perder su agilidad. In su corta vida frente a un elevadísimo coste y la ser
fantería decimos, e infantería de tierra, no del aire vidumbre de lo penoso de su municionamiento. Es
(ya hemos dicho que prescindimos de la cuestión posible que el avión, que no tiene ninguno de esos
de escalafones), ya que en la tierra combaten y para inconvenieiites, que ya les ha igualado y aun supe
ella el avión es un simple medio de transporte. Si rado en precisión de tiro y con alcance infinita
al medio de transporte nos atuviésemos, tendría mente mayor, llegue a ser su sustituto.
mos que admitir una infantería ferroviaria y una En cambio aparece la artillería ligera y media
infantería automovilista. Paracaidista sí, porque autopropulsada sobre oruga, que tiende a genera
si bien cualquier infantería puede llevarse en avión, lizarse.
sólo ella es apta para saltar en paracaídas, como es La artillería antiaérea ha elevado su importan..
infantería ciclista la que puede llegar al combate cia a una potencia muy alta, y la aumentaría más
en bicicletas, con cuyo medio no podremos nunca aún, ya que, en defecto de la caza, es el único palia
transportar un Regimiento de Línea cualquiera. tivo posible contra el avión.
Infantería paracaidista, pero no Infantería del Aire. En cuanto a la tracción, la de sangre, por su len
titud y vulnerabilidad, tiende a desaparecer, salvo
ARTILLE RIA en la artillería de montaña, en que es insustituíble.
Arma hermana de la Infantería se le llamaba ya, Novedad y de importancia es la artillería-cohete.
y sigue siéndolo. Basta observar que apenas aparecida en el campo
En ella se apuntan dos clases de evoluciones: una ruso, fué adoptada por los alemanes y en seguida
en el ordenorgánico táctico y otra en el material. por los aliados, que la emplearon profusamente
En el orden orgánico táctico, lo primero que se desde barcazas especiales para preparar su desem
aprecia es un aumento considerable de la masa ar barco en Normandía. Es un material barato, fácil
 de construir y de transportar y muy apto para la
acción de mazazo preparatoria de la ruptura, por
lo que presumimos figurará en bastante proporción
en las reservas generales de Artillería.
En síntesis, las consecuencias que podemos saçar
de estas observaciones son:
— Sigue creciendo la importancia de la Artillería.
— La a. a. a. crece con más rapidez y es más vital
que la de campaña, ya. que para que el frente
pueda funcionar es, ante todo, preciso que la
retaguardia pueda vivir y trabajar, y ello sólo
con aviación propia, complementada por a. a. a.,
puede conseguirse.
— Dentro de la artillería de campaña, desapari
ción de la tracción de sangre, salvo en monta
ña; transformación en oruga de toda la artille
ría de las Divisiones Acorazadas tal vez de
alguna de las demás Divisiones.
— Pérdida de importancia de las artillerías pesa
das (calibres por encima de 15 a 20 cm.), sus
tituída ventajosamente por el avión (recorde
mos que la aviación es el primer factor y el más’
indispensable,, a nuestro juicio, por lo que nó’
admitimos la idea de hacer una guerra en que
la aviación ‘falte).
— Abundancia de piezas lanzacohetes en la Re.
serva General de Artillería.
— Aparición de artillerías contracarros, aféctas a
la Reserva General.
En cuanto a la artillería de costa...’, pasa una
crisis bastante más grave que la de la Infantería
ya citada.
La teoría de que los acorazados no se baten con
la costa si está artillada y de que basta defen
der los puertos importantes está mandada retirar.
Si el enemigo tiene poca o mala escuadra no se
le ocurrirá desembarcar, y es inútil guardar la
costa; si se aventura, fácil será cortarle los abaste
cimientos y machacar los efectivos desembarcados.
• Si, por el contrario, dispone de buena escuadra, des.
embarcará donde se lo proponga. Durante cuatro
añns hemos visto hacer infinitos desembarcos en
todas latitudes, frente y a pesar de toda clase de
fortificaciones, y tomar de revés plazas marítimas
utilizando medios pesados desembarcados en pla
yas, medios anfibios o puertos artificiales. Y, final
mente, ios acorazados han bombardeado las costas
con frecuencia y casi impunemente, gracias a la
previa acción demoledora de la aviación, y con la
ventaja de superioridad de fuegos en calibres y al
cances; aunque haya alguna batería de calibre si
milar a la del acorazado,. acudirán éstos en número
suficiente para asegurar una superioridad abruma
dora, caso de que la batería costera sobreviva a la
acción prévia de los aviones.
Unicamente se abstendrán de acercarse (y no se
han acercado) a aquellos puertos fuertemente arti
llados con baterías primarias. Pero pretender esto,,
unido al hecho de que hoy es abordable en fuerza
casi cualquier punto del litoral, llevaría a solucio
nes mucho más costosas e ineficaces que construir
una buena escuadra capaz de mantener a raya a la
contraria.
En el armamento secundario hay que aumentar
el número de a. a. a. en los grupos y suprimir mu
chos mosquetones para dar subfusiles, ametralla
dorasy armas o. c. c. que defiendan las piezas con
tra incursiones de carros, infantería o paracaidistas.
INGENIEROS
La rapidez con que se desarrolla la guerra mo
derna, exigiendo uias transmisiones rápidas y se
guras, y las enormes destrucciones unidas a la ve
locidad de movimientos, han acrecentado también
en gran manera la importancia de esta Arma en
sus dós ramas.
En’la de transmisiones, vemos desaparecer el
telégrafo y la óptica y aumentar la importancia del
teléfono y la radio. El primero va también dando
de lado a la telefonía sencilla, salvo en las líneas
poco importantes o de redes particulares de los
Cuerpos, para lanzarse decididamente por el campo
de la telefonía múltiple y modulada con altas fre
cuencias, ya que el problema está en el tendido de
las líneas. La radio saca cada día más partido de
los progresos de las ondas cortas y extracortas, y
descendiendo escalones hasta abarcar la totalidad
de las unidades.
En ios Zapadores, se acusa la presencia en
vangúardia de máquinas y materiales que hace un
lustro consideraríamos del escalón Ejército; la apa..
rición de misiones eminentemente combatientes,
como los golpes de mano, cooperación de, asalto,
etcétera. La existencia de numerosos y perfeccio
nados rnateriales?mecano, que van desde el nido
blindado para ametral1alora al enorme aeródromo
ae pista metálica, pasando por los materiales. de
19
puentes. Finalmente, la aparición de los Zapado tigadores),y más conocimientos tácticos, sobre todo
res de las Divisiones Acorazadas con sus carros es en vanguardia, donde tendrá que anticiparse a las
peciales (carros-lanzallamas, carros-dragaminas, peticiones del Mando, por lo que tiene que saber
carros-lanzapuentes, carros-puente, carros-lanza cómo piensa y combate éste.
cargas, carros-empujadores, etc.). Hemos hablado de la especialización, y ésta es
Tanto en una u otra rama el material complica otra característica revoluciónaria de los ingenieros
do, delicado e imposible de reponer, sustituir o im de hoy. La universalidad está reñida con la perfec
provisar, han revolucionado el Arma. El puente de ción y la rapidez hoy imprescindibles. De aquí que
circunstancias con que se lucía la técnica del Ofi sólo en el escalón División, donde el zapador más
cial capaz de hacerlo con cajas de cerveza y pique que trabajar combate (no como una infantería más,
tes de alambrada; la línea telefónica a base de fle que sobraría, sino con estilo y procedimientos pro
xible de la luz y pilas de la cacharreríá del pueblo pios), se conserve el ingeniero-universal clásico apto
más próximo, etc., son ya simples recuerdos histó lo mismo para un fregado que para un barrido; en
ricos. El Oficial de profunda técnica, Manual en ci el C. E. empieza la especialización de las unidades
bolsillo y caja de herramientas a la vista, improvi y en los escalones superiores esta especialización se
sador de todo sin pedir a retaguardia casi nada, no acentúa con toda energía.
tiene ya ningún papel en los escalones avanzados. Paralelamente, aunque las necesidades obligan
¿Se conciben las campañas de alemanes y ame a tener mayor cantidad y variedad de unidades de
ricanos en suelo francés con su velocidad descon Ingenieros que antaño, el mayor rendimiento de
certante si cada Oficial de Ingenieros que topabá las máquinas hacen que el efectivo total de tropa
una brecha hubiese tenido que proyectar y calcu destinado a esta Arma se haya estacionado o tienda
lar el puente que iba a poner allí tal vez para mu a disminuir; haéen falta más oficiales pero menos
chos años de servicio? Si cuando Alemania decidió soldados, pirque un equipo de tractores con moder
construir su “Sigfrido” o su “Atlantic-WaIl” hu na maquinaria de movimieutQ de tierras america
biese encargado a cada oficial el proyecto y cálculo
de las obras y blindajes que iba a construir, ¿se hu
biesen terminado a tiempo esas obras?
Se necesitan delante, en los escalones División
y C. E., oficiales de técnica “militar” muy extensa
pero poco profunda, grandes conocedores del ma
terial reglamentario y su empleo y duchos en orga
nizar eltrabajo y manejar máquinas y hombres.
Más útil que el arquitecto es el aparejador, más que
el ingeniero de caminos el contratista de carrete
ras, más ‘que el ingeniero de Telecomunicación el
perito electricista y el celador de la Telefónica.
Es atrás, en ias unidades especialistas de Ejér
cito y de la Reserva General de Ingenieros, y sobre
todo en los talleres y centros, donde se estudian, en
sayan y construyen las nuevas máquinas o mate
riales que han de llenar las necesidades que plan
tea el zapador o transmisionista de vanguardia,
donde hacen falta y tienen su puesto los hombres
de técnica, de campo más limitado, pero gran pro.
fundidad, que caracterizan al ingeniero.
En éuanto a los jefes, tanto en vanguardia como
en retaguardia, necesitan una técnica más pro
funda que la del Oficial (sin que sea preciso alcance
la del ingeniero que le auxilia en los centros inves

20
na, hace con 15 6 20 hombres el trabajo que antes
hacía. una Compañía de 150 ó 200; un puente-me
cano de hoy se monta y tiende con un equipo redu
cido sin necesitar la nube de carpinteros, herreros
y albañiles de hace veinte años; el cable múltiple o
los POCOS hiios que exige una linea telefónica traba
jando en telefonía múltiple, exigen muchas menos
‘cuadrillas de celadores que los numerosos hilos de
un eje de transmisiones de telefonía sencilla.
Ensíntesis, crecimiento del número de unidades
y cuadros de oficiales y decrecimiento del efectivo
de las unidades, oficiales de técnica extensa pero
superficial en vanguardia y profunda pero de cam
po limitado, a base de movilizados, en la reta
guardia y centros de investigación; jefes de cono
cimientos técnicos algo más profundos y sólidos
conocimientos militares; profuso empleo de herra
mientas mecánicas y materiales-mecano y dismi
nución de la mano .cie obra, y gran especialización
de las unidades e individuos, excepto en los zapado
res divisionarios (de cualquier clase de Divisiones),
que siguen siendo de tipo universal, pero más com
batientes que trabajadores.
También el armamento de estas tropas cambia.
Los zapad6res van armados de modo similar a los
granaderos de Infantería. Para las restantes tro
pas, los enemigos probables son el avión en vuelo
rasante, el tanque infiltrado y la patrulla de guerri
lleros o paracaidistas. Contra estos enemigos no sir
ve para nada el mosquetón; subfusiles., granadas de
mano, armas para la lucha próxima contra el carro y
a. a. a. de tubos múltiples, son las armas que precisan.
LA CABALLERIA
Las misiones clásicas de exploración, seguridad,
cobertura yexplotación del éxito subsisten en todo
su valor, pero la moto y el carro de combate son
hoy sus elementos.
En el frente del Este han aparecido masas de
jinetes. Primero, las polacis, que sucumbieron gb
riosa, pero estérilmente en un plazo de días. Más
tarde, las rusas, que han sobrevivido. Pero no deben
perderse de vista determinadas ciscunstancias que
allí se han dado.
En primer lugar, la época del barro, inmovili
zando prácticamente los vehículos a motor, obli
gaba a conservar los caballos. En segundo lugar,
los grandes bosques permitei ocultar sus masas
a los ojos de la aviación, y la inmensidad del espa
cio,, imponiendo la discontinuidad de los frentes,
crea vanos por los que esas masas pueden manióbrar
fuera del alcance de su más terrible enemigo: la
ametralladora.
En cuanto a su armamento, caben las mismas
observaciones que respecto a la Infantería, acen’
tuándose las características de ligereza y conser
vando en muchá más proporción los mosquetones
y no los subfusiles, porque a la Caballería no le in
teresa nunca combatir de cerca, sino de lejos.
En síntesis, la ‘guerra última con sus amplios mo
vimientos le devuelve el papel que las estabiliza
ciones del 1914-18 parecían. haberle arrebatado.
Si consideráramos las masas de carros como mo
derna Cáballería, tendríamos que decir que su pa
pel. se acrecentaba y superaba nuevamente al de
la Infantería; pero si los carros sofl siwplemente
carros, como hemos dicho, hay queconfesar que el
papel de la Caballería ha renacido ‘con evidentes
modificaciones.Unicamente en terrenos montañosos
veremos (por paradoja) algunos grupos de jinetes.
LOS SERVICIOS -
La tónica general es la complejidad, enorme vo
lumen e imposibilidad material-de acudir a ‘la ex-.
21
plotación local en los períodos de movimiento por Pero este renacer ha venido acompañado de una
falta material de tiempo para hacer los precisos amplitud de movimientos insospechada.
reconocimientos, cotejar los datos recogidos y or El crecimiento de los alcances, y sobre todo el
ganizar la explotación. Los territorios ocupados aumento de la velocidad de traslación de las reser
quedan en seguida demasiado atrás, y sólo al fin vas, permitiéndoles recorrer en la jornada distan
de un período activo puede el Grupo de Ejércitos cias del orden del centenar de kilómetros, ha am
pensar en extraer recursos del país. Hasta tanto pliado las dimensiones del campo de batalla. Las
hay que traerlo todo de atrás. más bellas maniobras al estilo de Aníbal y Na.
Ello hace que entre todos ios servicios sobresalga pleón las hemos visto reproducirse, pero corno
el de Transportes, y que en los restantes haya au a través no ya de una lupa, sino de un micros
mentado más la importancia de los órganos direc copio.
tores que la de los ejecutores, con el consiguiente
Han pasado a ser maniobras tácticas muchos
aumento de plantillas de ios Estados Mayores y movimientos que hace veinte años estarían fran
Cuarteles Generales. camente en el terreno de la estrategia. Por ello es
El Servicio de Transportes, además de ser con preciso meditar si el concepto “la División dirige
mucho el más importante ya que sin él se anulan el combate, el C. E. la batalla” no habrá que revi
automáticamente todos los demás, es el que más
sano, siendo el combate desempeñado por el C. E.
profundamente ha sido afectado. y la batalla por el Ejército, quedando la División
Hasta hoy la base era el ferrocarril y elcomple
relegada a un papel secundario. Recuérdense los
mento el camión. Hay que confesar que los térmi nombres de Generales que “han sonado” y se com
nos se han invertido. El ferrocarril, con su rigidez probará que todos eran Jefes de C. E. por lo me
y sus complicadas instalaciones, es muy vulnera nos. Recuérdense los encuentros que han merecido
ble a la aviación, y su construcción o restableci el nombre de batallas y se verá que a ellos ha con
miento, lentísimos. Por ello es fácilmente puesto currido siempre más de un C. E.
r mantenido fuera de acción. Recordernoslas te
Esta mayor amplitud de movimientos, unido a
rribles marchas a pie del orden de mil kilómetros la elevación de efectivos en presencia, han produ
que en la era del maquinismo y la motorización!
cido en el papel de los mandos un empequeñeci
tuvieron que hacer las Divisiones alemanas en Ru miento general.
sia el año 1942 y en Francia en 1944, a causa de Hasta hoy, prescindiendo de las pequeñas ma
que Alemania, siempre escasa de gasolina, no po niobras locales de unidades inferiores a Compañía,
díá trasladarlos en camión y los ferrocarriles esta y elevando un poco los conceptos, se valoraba la
ban fuera de servicio, aun en países de densidad de potencia de las- fuerzas en presencia por el mimero
vías férreas tan elevada como el norte y centro de de batallones; el batallón con sus cuatro compañías
Francia. de fusiles y su base de fuego era un elemento que
También se revoluciona el armamento de las maniobraba por cuenta propia y tenía personali
unidades ejecutoras de los Servicios, para quienes dad. La División dirigía el combate; el C. E. la ba
el mosquetón resulta anacrónico, ya que no les talla; el Ejército tenía ya un papel estratégico más
sirve contra sus probables enemigos (aviones en
que táctico.
vuelo rasante, guerrilleros, paracaidistas y carros
Hoy, el batallón, encerrado en sus 500 a 1.000 me
infiltrados por este orden de importancia). Preci
tros de zona de acción, no tiene posibilidad de ma
san la a. a. a., el subfusil, la granada de mano y el
niobrar, porque para la maniobra es esencial dis
puño contra carros.
poner de tiempo y espacio y que en ese espacio
existan accidentes que oculten, protejan o favorez
EL PAPEL DE LOS MANDOS
can nuestros novimientos; pues bien: en 500-1.000
Y LA MANIOBRA
metros, salvo rarísimos casos de terrenos muy es
Durante la campaña que acaba de finalizar he peciales, no cabe más que un trozo de valle, un
mos asistido a un amplio renacer del arte militar trozo de ladera o un trozo de cresta; ¿cómo y por
y la maniobra, que parecían haberse enterrado el dónde va a maniobrarse? Cierto que a veces se
año 1918, para no salir de su letargo hasta 1936-3 9. asignan al batallón zonas bastante mayores; pero

22
 !J!’
h
__

(I

mente faltas de tiempo y espacio para poder des

es en los frentes muy pasivos donde prácticamente
arrollar iniciativas.
“no hay guerra”.
Es, pues, la División la primera unidad que real
- Es, pues, inútil que en guerra regular sueñen los
mente puede hacer movimientos que merezcan el
jefes de batallón en hacer movimientos de ala, des
nómbre de maniobras (que una cosa es maniobrar
bordantes y demás fjligranas. Su papel se reduce a
una resistencia local por desbordamiento y otra
presionar en su zona de acción mientras su Unidad
hacer un movimiento envolvente, pues aunque en
conserve poder de penetración (o mantenerse mien
tras conserve capacidad de resistencia) hasta que esencia la idea sea la misma, la envergadura es
muy distinta; también, en esencia, una escaramuza
sea relevado.
Otro tanto, y por la misma razón de falta de es y una batalla no son más que un encuentro entre
pacio y tiempo, sucede al Jefe de Regimiento. Y dos grupos de hombres que se matan, y ¡a nadie se
cuanto queda dicho para la Infantería es aplicable le ocurrirá decir que dos secciones han librado una
a las Unidades similares de las otras Armas, igual- batalla y dos Cuerpos de Ejército una escaramuza!).
23
 Se exceptúan de lo dicho las Unidades de Caba como medio secundario, la defensiva se encuentra
llería (motos) y carros, que en sus misiones de ex en un profundo bache, pues no hay línea fortifi
ploración, cobertura, explotación del éxito, etc., cada, por potente que sea, capaz de resistir los mo
se mueven en espacios amplísimos, y para los cua dernos medios de ataque.
les la posibilidad de maniobrar, lejos de restrin Los progresos de la fortificación, no obstante ser
girse, se ha aumentado. muy considerables, quedan muy por debajo de los
Este empequeñecimiento del papel de los man
progresos de las armas ofensivas.
dos, tan desalentador para quienes no pasamos del Dentro de esta idea general, la resurrección de
modestísimo primer escalón de jefes, tiene como las guerrillas, que tan eficaces se han mostrado
contrapartida la ventaja de facilitar al país el po cuando parecía que su actuación debía ser impo
der disponer en guerra de un gran ejército sin sible, y la aparición de las tropas paracaidistas y
estar en paz excesivamente recargado de profe desembarcos aéreos en planeadores, dando naci
sionales. miento a la nueva maniobra de envolvimiento por
Alemania dió la primera lección de cómo pudo arriba, han hecho desaparecer aquella seguridad
con aquel ejército de 100.000 hombres encuadrar que se disfrutaba tras una línea estabilizada sólida
en breve tiempo otro, eficacísimo, de millones. In
mente fortificada y guarnecida.
glaterra más tarde, y Norteamérica últimamente, Los puntos vitales del interior y la “gola” de las
han mejorado la marca en tiempo y en volumen. posiciones pueden ser atacados y ocupados en cual
¿Cómo es posible? Porque basta tener profesiona quier momento por el enemigo. No basta mirar el
les para asumir los mandos de Regimiento y uni frente solo; hay que mirar mucho hacia atrás y ha
dades superiores, Jefaturas de Servicio y Armas de cia los lados. Las posiciones lineales se convierten
las Grandes Unidades, Estados Mayores (en sus en posiciones erizo, y los puntos del interior tienen
puestos principales) y una cierta proporción de que guarnecerse y fortificarse, como se guarnecían
mandos de batallones y similares, especialmente y fortificaban las ciudades, los castillos y las pla
en las Unidades blindadas y de Caballería destina zas fuertes de la Edad Media y principios de la mo
das a operar sueltas. El resto de los mandos puede derna, a favor de los cuales, apoyándose y acogién
asumirlo la oficialidad de complemento o improvi dose a ellos, operaban las tropas (masas de mani
sada, ya que, además de no tener que resolver pa obras), que buscaban la batalla sin tratar jamás
peletas complicadas, la facilidad de las rápidas co de fijarse al terreno fuera del momento de la ba
municaciones y transmisiones del día, sumándose talla misma. Tal vez veamos renacer este modo
a su reducción de zona de acción, permiten a los de. guerrear.
mandos superiores hacerles sentir casi constante
mente su presencia y tenerlos mucho más a la mano
LA BOMBA ATOMICA
que antaño. Nuestra legislación pareció preverlo
sabiamente cuando, muy al comienzo todavía de En los días que escribíamos este artículo ha he
la contienda, dispuso que la oficialidad de comple cho su aparición este nuevo elemento, que cuando
mento pudiese alcanzar el grado de Comandante. pase el momento de la sorpresa vendrá a ser un
elemento más de lucha al que no tardará en opo
LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA nerse su contraarma correspondfente; pero que hoy
por hoy parece ser un elemento decisivo capaz de
Si la pareja ametralladora-trinchera parecían poner fuera de combate al país enemigo mediante
haber enterrado definitivamente el movimiento la destrucción de sus puntos vitales.
y dado con ello superioridad a la defensiva en 1918, Como hasta ahora este elemento sólo puede ser
el tanque y el avión han devuelto su supremacía llevado a esos puntos vitales por la aviacón, ha
tradicional a la ofensiva. venido a reforzar lo que al comienzo del artículo
No sólo se confirma el aforismo de que sólo la decíamos acerca de que lo primero, lo principal, lo
ofensiva puede conducir a la victoria, sino que, aun esencial es tener una buena y suficiente aviación.

24
 • IIUMINACDDN
FI LLAN(ÜNÁÁ14ES
(CN PHJYE(TILIS
tSTkILLA
Teniente de Navío VICTORIANO CASAJUS RUEDA, Profesor de lá Escuela Naval Militar.
L che
A iluminación de un
fué siempre blanco naval
problema en la im
de capitál no
portancia, y más hoy, dada la potencia ofensiva
de las actuales armas y la reducida distancia a
que generalmente han de actuar, aun en noches
muy claras. Puede asegurarse qué las fracéiones
de segundo adquieren un valor extraordinario,
y, en consecuencia, para ganarlos, ya que anti
ciparse al adversario puede ser de resultados de
cisivos, se disponen las piezas orientadas en los
sectores de probable aparici6n del enemigo, se
multiplican los serviolas, se destacan unidades
ligeras en descubierta, etc., hasta que, por los
progresos técnicos incesantes, se ha conseguido
aplicar aparatos cápaces de señalar la presencia
de unidades a gran distancia y con la súficiente
exactitud en su localizáción. La “seguridad del
Mando”, conseguida en esta forma, permite ac
tuar en consecuencia, y a este respecto, el radio
localizador se presenta como solución insusth
tuíble, que permite adoptar con tiempo las me
didas de reacción oportunas, reduciéndo la uti
lidad de los antiguos localizadores. luminosos,
proyectores o iluminantes, al ápoyo del fuego
y su observación, destacando generalmente una
unidad ligera con esta exclusiva misión.
Pero cuando, en vez de fuérzas navales, sOn
las fortificaciones de costa las que hán conse
guido la localización de un blanco sospechosO,
el aspecto de la cuestión varía notablemente.
Ya se trate de una unidad que intenta realizar
un golpe de manO sobre la cósta, ó de un buqué
que desfila intentando éruzar una zona détet
minada, pósibleménte batida por 1as baterías
costerás, el problénía desu recOnocimiento y el
de dirección del tiro sólO será posible resolverlO
on proyectores y proyectiles iluminantes sobre
todo en sectores secundarios, en los que rara vez
se dispone de unidades navales ligeras encarga
das de la vigilancia costera. Consideraciones di
versas, que no hacen al cao, pueden aconsejar
el empleo de proyectores o el de granadas de es
trella; pero conviene observar que mientras los
primeros tienen indudables ventajas para “bus
car” (por algo los ingleses le denominan Sçarch
Light), si bien descubriendo su posición, que
puede servir de referencia al enemigo, los pro
yectilés estrella son superiores a ellos como
iluminadores del blancó, aunque su empleo exi
ge una aproximada localización preliminar de
éste. Por otra parte, un buque iluminado por
un proyector resulta difícil de ser reconocido y
séguido por la artillería a distancias mayores
de 5 ó 6.ooo metros, salvo en los casos de ilu
minación a contraluz, verdaderamente excep
cionales y de difícil ejecución, mientras que el
proyectil iluminante permite el empleo de la
artillería a una mayor distancia, consiguiendo,
en consecuencia, un mayor rendimiento de las
baterías. No obstante, es de advertir que en
estas consideraciones no se trata de establecer
una superioridad de los proyectiles iluminantes.
sobre elproyector, ya que sólo las peculiarida
des de cada çaso pueden aconsejar el empleo de
unó. u otro sistema de iluminación. .
‘Ahora bien; tanto uno como otro medio re
quiere una “orgánica de utilización”, presidida
por ufr “diréctor de iluminación”, que coordine.
el manejo de lOs elementos disponibles, a fin de
originar un níínimo de perturbaciones (baterías
propias ‘deslumbradas, unidades de vigilancia
propias iluminadas, etc.), y obtener un máximo
25
de rendimiento, debiendo tener presente que, bustible y del tiempo de caída, lo que nos dice
aunque con menos intensidad que en el caso de que precisaremos una gran cápsula y un gran
las fuerzas navales, es preciso gran “rapidez deparacaídas o, lo que es lo mismo, una capacidad
reacción” para compensar en lo posible la iner máxima del proyectil dentro de su calibre.
ma sufrida en la utilización de la batería, ya que
Por la misma razón, la carga explosiva ha de
los medios de descubierta luminosos adolecen ser pequeña, y dado que su efecto no debe de
del grave inconveniente de tener un álcance no teriorar el paracaídas, su acción ha de ser limi
tablemente inferior al de las piezas. Será nece tada, reduciéndose a abrir el proyectil, el cual,
sario, pues, compensar con la rapidez la reduc para mayor facilidad, está generalmente cons
ción de tiempo en que puede ser batido el ene tituído por varias partes unidas entre sí por ele
migo, ya escaso de por sí, si se trata de unidades
mentos cizallables u otros medios de escasa re
rápidas que pueden colocarse fuera de peligro sistencia.
con gran velocidad. De este modo resulta una granada de paredes
La misión de este “director de iluminación” suficientemente sólidas para resistir los esfuer
será, naturalmente, la preparación del personal zos mecánicos del disparo. La figura i repre
y material en esta modalidad específica, em senta la sección de un
pleando el conjunto en la forma doctrinal y pre proyectil Bofords de 12
viendolas diversas circunstancias que, dadas lascentímetros: a es la espo
peculiaridades topográficas y estratégicas de suleta de tiempo; c, la carga
sector, puedan presentarse, organizando, por explosiva que, por medio
decirlo así, un “método de iluminación” propio del casquete ci, impulsa al
de tal sector, dentro de las normas doctrinales bote luminoso f y al pa
establecidas para el empleo de estos elementos. racaídas g, empaquetado
Para esta labor de preparación es preciso co en el interior del tubo s.
nocer a fondo las posibilidades y particularida Los taladros k sirven para
des de los medios disponibles. Sobre proyectorescomunicar el fuego a la
poco puede decirse, después de que plumas pres sustancia iluminadora. El
tigiosas han publicado frecuentemente en esta proyectil se cierra por el
Revista notables trabajos sobre su utilización. culote con uña tapa h., de
Por ello vamos a hacer únicamente algunas con mayor diámetro que el in
sideraciones sobre el tiro con iluminantes, que,terior del proyectil, para
completando la experiencia personal del Oficial que el esfuerzo en el dis
encargado de su empleo, puedan ayudarle a con paro se efectúe sobre las
seguir la máxima eficacia en la difícil misión que
paredes de éste. Esta
se le encomiende. tapa se fija por medio de
unos cizallables 1, única
resistencia que ha de ven
La granada estrella o iluminante. cer la carga explosiva, y
unos pasadores a media
La granada iluminante, como es sabido, es un madera i, que evitan la
proyectil en cuyo interior se aloja una cápsula ruptura de los ¿ por efecto de la inercia al tomar
de sustancia combustible con llama viva, ligada el proyectil las rayas en el momento del disparo.
a un paracaídas de papel que ha de impedir su Claro es que la condición expuesta, de volu
caída rápida. Una pequeña carga explosiva, ac men interior máximo, trae como consecuencia
tivada por una espoleta de tiempo, origina la una notable variación de las condiciones balís
ruptura del proyectil en el momento oportuno, ticas respecto a las de los proyectiles ordinarios.
dejando libre la cápsula y su paracaídas. La notable diferencia de peso, y generalmente
Naturalmente, la duración de la iluminación de forma, la necesidad de utilizar cargas de
será función de la cantidad de sustancia com prpyección reducidas, dada la menor resistencia

26
 mecánica del proyectil, obligan a calcular una la intensidad de iluminación alrededor de la es
tabla de tiro para el proyectil de iluminación, trella irá disminuyendo por superficies esféricas
y, por lo tanto, los platillos de alcance y deriva concéntricas a medida que aumente la distan
•del cañón habrán de ser modificados para el cia, y habrá, según lo alejado que se encuentre
tiro con iluminantes. En realidad, no es necesa el observador, esferas límites a partir de las cua
ria una gran variación, y es fácil improvisar re les el ojo no será capaz de distinguir-objetos ilu
ferencias que nos resuelvan el problema con su minados por las capas de luz más alejadas, que
ficiente exactitud. constituirán solamente una zona de penumbra.
• La influencia de las condiciones balísticás de Como consecuencia, al hacer explosión la es
este proyectil en la velocidad inicial es intere trella agran altura, la zona de agua estará ilu
sante, no sólo por la reduc
ción de alcance respecto al -

proyectil ordinario, sino por 1

,‘ .. — - -.
-

los valores que, como conse- ‘ .—

/

/
———-----...-

cuencia, pueden alcanzar las ( /1’1—-Z’

1
/
derivas. Basta considerar que (0»(1
para un canon de 12 centi- ‘, ‘../---,
/
/ (1

¡ ,f—.
metros, por ejemplo, la dura- — _‘
— / ¡ -

_ -____
ción de la trayectoria para (4) -
una distancia. aproximada de -
-unos ii.ooo metros pasa de
unos veinticinco segundos con el proyectil ordi -minada por su intersección con unas superficies
nario a unos cincuenta y cinco en el iluminante, -esféricas, en que la intensidad luminosa será pe
no obstante emplearse en nuestro iluminante de quefia (fig. 2,- a), y a medida que la estrella va
fabricación nacional cargas de proyección y,: por descendiendo, aproximándose al agua, ésta irá
tanto, velocidades iniciales notablemente supe quedando iluminada con más intensidad hasta
-

riores a las etraxjeras-de que tenemos informa que, aparentémente, al llegar la cápsula al agua,
ción. Ñi que decir tiene que la carga de proyec la. iluminación de ésta será máxima, lo que nos
- ción ha de tener -composición antillama, no sólo -dice que la máxima utilidad del proyectil se
-

para no denunciar el asentamiento de la batería, obtendrá al estallar en una cota muy baja.
sino para evitar al personal el deslumbramiento Sin entrar en un estudio detallado del fenómeno,
que produce el fogonazo, y que exige un lapso se comprende perfectamente que, si bien en esta
- detiempo para recuperar la visual- normal en forma aumentaremos la cantidad de luz en un
- - la oscuridad. - - - -punto del agua, al elevar la estrella lograremos
una- m yor zona iluminada, teniendo en cuenta
- que la mar reflejará la nube luminosa formada
-

- El proyectil como foco luminoso. por los corpúsculos en suspensión en el aire ilu
--

minado por la estrella, y que el mayor rendi

- Si suponemos el iluminante encendido, sus- miento seobtiene, como es lógico, con un má
- pendido en el aire, la luz que de él procede se ximo de uniformidad en el brillo del agua, ya que
extenderá prácticamente sobre un volumen es de otro modo el ojo, impresionado por la zona
férico de radio dependiente de -la constitución más brillante, queda incapacitado para distin
de lá sustancia incandescente, de la distancia a guir objç tos medianamente iluminados, qüe per
que se encuentra el observador y de las condicio cibiría distintamente de no existir esta zona des
• nes meteorológicas reinantes. La intersección de lumbradora en su proximidad. Así, mientras en
esta esfera con la superficie del mar -nos produ el caso b podría distinguirse un blanco perfecta
-

cirá una -zona de- agua iluminada que, por refle mente, en el caso c no le sería posible, a pesar
xión, origina: un aumento de brillo, i-déntico -al de estar -más-iluminado, a causa del 1nayor bri
- clásico “efecto de luna eñ el agua. Claro es que llo de la zona ni. -- - - -

27
• Esta consideración nos dice que el máximo de para. cada proyectil determinado, “según los ele
utilización del proyectil lo obtendremos con un méntos que para él fijen las ex,periencias de Po
punto de explosión alto, a una altura que, na lígono o las tablas dé tiro correspondientes.
turalmente, será distinta para cada tipo.. Por
otra parte, es innegable que una buena economía
aconseja utilizar el proyectil mientras ilumina, El problema de tiro.
y, por consiguiente, nos convendrá que el car
tucho del mixto iluminante llegue al aguá casi Las características reseñadas nos fijan unas
completamente quemado. Con este criterio, la condiciones, que será preciso llenar al resolver el
altura de explosión resulta .dep endiente de la problema del tiro.’ Prescindamos por. el mo
.

velocidad de caída y de la velocidad de combus mento del aspecto. real .de éste para referirnos
tión, y el máximo efecto de ilumi
nación se obtendrá prácticamente
a la mitad de esta cota.
El proyectil presenta su máximo
rendimiento iluminando el blanco
a contraluz, pues se comprende
que, salvo a distancias muy cortas;
no será posible percibir un rayo lu “g. 3
minoso que se refleje en el blanco.
La explosión ha de ocurrir, por lo tanto, de&a’s únicamente a la determinación de sus elemen
del blanco a una distancia tal que éste se desta tos sobre’ un blanco perfectamente localizado, el
que sobre la zona de agua y el horizonte bri ,B de la figúra 3. Se trata, según se indica, de
llantemente iluminado. La silueta,ñestacará en conseguir la explosión de un punto E, definido
forma inconfundible, y es de notar que, aun en por:
el caso dé que la explosión se efectuara en la a, cota de aprovechamientó mxirno.
propia vertical del buque, sería éste más difí X, distáncia horizontal X’ + b (b, radio de
cil de reconocer que a contraluz, ya que los la zona práctica iluminada).
distintos reflejos, y sombras de las superestruc Como vemós, el problema se reduce al de un
turas, aun sin pinturas, de enmascaramiento, tiro de tiempos, determinando los elementos
harán difícil discernir el buque de que se trata, y S de la trayectoria que pasá por E y el tiempo
incluso a personal experimentado ‘y’con cono neceario .p,ara alcanzar ese punto, que utiliza
cimientos exactos de las características de los remos ‘para graduar la espoleta. ,Las tablas de
buques propios y enemigos. Esto, hay ‘que re tiro nos resuelven inmediatamente ,el problema,
conocerlo, no duele ser ‘muy’frecuente, como dándonos la distancia horizontal X, el ángulo
e notorio, en personal que nósea de gente ‘de S + y el tiempo para un proyectil deter
mar, y aun entre’ esta misma, es una aptitud ex-, minado, o sea para el valor de a que vamos a
cepcional. ‘ utilizar. Indudablemente, bastará sustituir en
Resumiento, llegamos’ a la.conclusión de que esta tabla X por. XB, y tendremos los elementos
el proyectil ha de hacer explosi’ón ‘a’una’ altura de puntería. que debemos introducir en ‘el cañón
característica par’cada tipó y dependiente de y espoleta para situar la explosión ‘a una altura
‘la velocidad d cáída, y detrás del buque, a una de a métros y a b metros por detrás del blanco.
distancia horizontal que,. en principio,’ no de Ahora bien; el ‘paracaídas desciende, supuesto
berá exceder del radio de la zona del agua prác que no haya viento, siguiendo práctidamente la
ticamente iluminada para ese tipo de proyectil. vertical de E con una velocidád que depende
Como norma general, ‘se establece que el radio del tipo de proyeétil, pero que oscila alrededor
de esta zona es igual a la cota de explosión, y de los 20 metros por segundo, la cual, para una
sobre esta hipótesis haremos huestras: considera cota de metros (valor aproximado corres
ciones, que, claroes, habrá que particularizár pondiente al. .pr9yectii. de. 12 centímetros), su-

28
pone un tiempo de caída de veinticinçó segun por lás características mecánicas del proyectil,
dos. En este tiempo, las posiciones relativas y. i nos conviene, sea máximo, para conseguir
de. C, B y E varían constantemente. El valor esta iluminación lo más duradera posible. Vemos,
de la deriva sería el que nos situara:el iluminante pues, que hemos cje renunciar. a efectuar un tiro
en. el plano vertical pieza-blanco, estando aquél matemáticamente situado réspecto al. blanco...,
a media cota, dado que esta posición es aproxi al menos en los primeros momentos.
madámente la de mayor rendimiento del pro Por otra parte, y acercándose al caso real, la
yectil. El problema a resolver sería calcular el solución obtenida se basa en el conocimiento de
valor del ángulo O (fig. 4). otro elemento fundamental: la distancia. Lógi-.
Es fácil determinar expresiones de los valo camente, si para el tiro con iluminantes pudiéra
resde L y O para este tiro, en función de los mos conocer, antes de abrir el fuego, los ele
mentos X, VB y rumbo, y visar perfectamente
de VB y de la inclinación; pero como para el caso
real no deduciremos de ello utilidad ninguna, no el blañco..., ¿para qué necesitaríamos iluminan
tes? Romperíamos el fuego
con nuestros buenos proyec
tiles de alto explosivo o per
forantes, y jara nada nos in,
teresaría esta “estrella”, cuya
misión precisamennte es hacer
visible el blanco para deter
minar los elementos del tiro
y efectuar la puntería. Resul
ta, en consecuencia, que el
iluminante ha de empezar a
usarse generalmente antes de
vale la peña detenerse a obtener tales ecuacio conocer los datos del enemigo, sin más referencia
nes. Se observa claramente, sin necesidad de que el lugar aproximado en que se encuentra la
ellas, la influencia que en estos valores tiene el sombra o bulto sospechoso, que puede :incluso
conocimiento exacto de VB y la.necesidad de haber sido señalado .a la batería por algún pun
que sean mínimos los valores de t, tiempo de to de observación lejano, y, por lo tanto, los da
vuelo, y t, tiempo de caída. Ahora bien, en el tos necesarios habrá que obtenerlos casi instin
caso real VB será generalmente desconocida en tivamente en más de una ocasión.
absolutó, ya que únicamente será distinguible Claro es que las circunstancias pueden ser
una sombra y no puede perderse un’ tiempo pre ‘extremadamente diferentes. Si el blanco ha sido
ciosó en tratar de apreciar sus variaciones de descubierto por un proyector, el cual conviene
pósición (1) t hemos dicho que está influenciada apagar,.para no perturbar el fuego de las bate
rías, o si es seguido por una unidad ligera de pa
(1) Sobre la nec’sidad de abrir el fuego ‘inniediatamejte trulla enemiga que, desapercibida, va radiando
de aparecida la sombra no se insistirá nunca lo suficiente,
ya que ello tendrá en todos los casos un efecto moral impor sus movimientos, indudablemente el tiro de los
tante sobre el atacante. Se habla comúnmente del efecto des iluminantes entra de lleno en el caso de las, figu
moralizador que produce el verse iluminado por un proyec
tor, pero esto no es comparable con el que supone ver exple ras 3 y 4; pero aun así no precisamos gran exac
mr en el aire un iluminante. El proyector puede haberse en titud en los datos, como veremos a continua
cendido por tener orden de hacerlo más o meno frecuente
mente, desconociendo nuestra presencia. La distancia a él,. ción. Las particularidades’ del proyectil como
donde instintivamente se supone al’ observador, puede ser iluminanté, su objeto principal, que no hemos
perfectamente medida, y con esos datos se reajusta la situa
ción, cón lo cual, si la distancia es suficiente, se tiene la cer tenido en cuenta para resolver el problema de
teza de que aunque estemos iluminados no nos distinguen, su tiro, nos van a facilitar extraordinariamente
y por ello disponemos .de un cierto tiexnpó para actuar. En
cambio, la explosión del iluminante señala que ya hemos sido su empleo, desvaneciendo la impresión desola
vistos, y se adivinan los cañones de las baterías apuntándo dora de inutilidad que puede aparecer como
nos ya y.. múltiples puestos de observación invisibles obte
ajeado nuesros ‘datos. .
consecuencia de la ortodoxa resolución anterior

29
del problema cinemático. Para mayor facilidad, grande, se percibirá claramente su silueta a con
estudiemos separadamente los dos elementos, traluz, no sólo estando en la zona MN, sino aun
alcance y deriva, y veamos su influencia, no fuera de ella, si el observador está a una cota
sobre el proyectil, como antes, sino sobre la es muy baja, ya que entonces (fig. 6) seguirá des
trella desprendida de él en el momento de la ex tacándose sobre un fondo iluminado tras él.
plosión y descendiendo pendiente de su para En consecuencia, llegamos a la conclusión de
caídas. que podemos permitirnos en nuestro tiro el lujo
de tener un error de más de 500 metros en largo
sobre la distancia a que se encuentra el buque,
Distancia. con grandes probabilidades de que pueda ser
distinguido por algún puesto de observación,
Supongamos que fijamos un iluminante en cuyos datos nos servirán para corregir adecua
una cota determinada, 500 metros, por ejemplo, damente. -

y que el cono práctic’o de iluminación tenga Esta corrección tampoco acarrea grandes com
i.ooo metros de radio (fig. 5). Si
suponemos que un buque se va cE
acercando al puesto de observa
ción, pasando por la vertical de E,
observamos que, en la posición
más allá de la zona de agua ilu
minada, el brillo de ésta hace
prácticamente imposible distin fiq. 6
guir el buque. Acercándose, al
entrar en la zona MM’, el buque quedará ilu plicaciones. Si el buque se ve brillar apenas, el
minado; pero, aparte de que las sombras de su tiro es corto; si se distingue, pero el agua refleja
superestructura harán difícil el reconocimiento, -mucho ante él, el tiro es poco corto o centrado.;
será preciso que la distancia a él del observador si apenas hay reflejos en el agua por delante y
sea reducida, para que los rayos luminosos, par- la silueta se destaca iluminada, el tiro es largo,
-tiendo de E, lleguen en forma perceptible al ojo. es decir, bueno; y si no hay reflejos delante y
sí detrás, el tiro es largo, aun
que eficaz. Nos queda el caso de
que el buque no se -vea en ab
1 “‘ soluto. Una de las razones de
ello puede ser un gran error en
(_ / 7’u deriva, de la que ya hablaremos.
u Prescindamos por ahora de ello,
y nos quedan los casos de estar
tan lejos el blanco de la zona
iluminada, que no se distinga
por muy corto o muy largo.
Ante este problema, no cabe
más que una solución. Hay que
eliminar en absoluto una de las
posibilidades, y’esindudable que,
A medida que se acerca a la vertical de E el puesto que todo proyectil entre el buque y el
buque, estará más iluminado, para disminuir observador ha de perjudicar la visibilidad de éste
de nuevo su iluminación en la zona MN. Pero en a contraluz, debemos asegurar que en ningún
ésta el buque se destacará sobre el fondo lumi caso quede el. tiro corto.
Empezarémos el fuego con la certezá absoluta
noso, y aúnque la distancia sea relativamente

.30
 de que el firo ha de ser largo, e iremós dando
saltos de una zona, acortando tooo metros en
nuestro caso O, más prácticamente aún, 750 me
tros, disparando con breves intervalos de tiem
po, cuyo valor nos conviene sea aproximada
mente la mitad del tiempo de caída, al objeto
de tener dos proyectiles en el aire y la seguridad
en la observación de que el primero no ha sido
de utilidad. Si,la distancia es muy grande,’ pue.
de aumentarse el número de disparos haciendo
aún menor el salto del alza, para tener conti
nuamente iluminantes en el aire, lo que no ocu
rriría si se espera el resultado de los dos prime
ros, dado que la duración de la trayectoria a
•esa distancia es elevada.
De esta forma se llegará a un disparo, rára
vez después’ del segundo o tercero, por poca que
sea la práctica del director del tiro, en que se
• apreciará el blanco iluminado; y si bien puede
ocurrir que, al vislumbrarlo a la luz de un pro
yectil, otro que va por el aire venga a hacer ex
plosión, quedando más corto,’ la amplitud de
horquilla entre ambos no permite que la luz del
corto tenga una influencia muy perturbadora.
,Claro es que ‘inmediatamente se pasará al alza
que nos proporcionó la iluminación directa, co
rrigiendo, si es preciso, con arreglo al aspecto
observado en el conjunto.
La dificultad más grave en la aplicación de
este método estriba en la elección del alza ini
cial. Indudablemente, si el bulto ha sido denun
ciado por un radio localizador, un proyector o un
buque de vigilancia propio, que puede situarse
desde la costa’ goniométricamente, este proble
ma no existe. Pero si los medios de vigilancia
son puramente ópticos, es’ preciso adiestrar al
personal, creando una orgánica adecuada y eli
giendo escrupulosamente individuos de fisiolo
gía o psicología adaptables a su misión. Cada
noche y cada hora, si es preciso, el jefe de cada
puesto fijará la visibilidad probable desde él,
‘-según las condiciones reinantes, con lo que, al
dar a la central directora la información de su
descubierta, indicará la marcación o dirección
‘‘y la distancia apreciada..., generalmente más
que suficiente para proporcionar uha distancia
de tiro inicial según las normas anteriores. Tén
gase en cuenta que el entrenamiento del per
sonal, una vez seleccionado, no es difícil, de
conseguir, ya que basta disponer frecuentemen
te de un buque cualquiera que cruce ante la
costa. Ni que decir tiene que, si dos puestos se
ñalan simultáneamente el bulto sospechoso, la
localización será casi perfecta, y es de notar que
este caso no será nada raro en una costa en que
los puestos de vigilancia han de ser forzosamente
numerosos a lo largo de ella y en distintas cotas.
Obsérvese que el aspecto del buque y del re
flejo en el agua del iluminante proporciona un
valor aproximado de la distancia que en más de
una ocasión será suficiente para abrir un fuego
de barrerá con proyectil de guerra contra uni
dades que traten de abordar la costa. Nos atre
vemos a asegurar ‘que un observador experimen
tado podría, por la apreciación del efecto luz-
blanco, señalar la posición de éste respecto a la
vertical de la estrella, con un error no’ mayor de
los 200 metros, cantidad despreciable, ‘sobre
todo si el fuego se ha de hacer con batería baj3
a una corta distancia, en que los ángulos de
caída tienen un valor reducido y, por tanto, el
fondo batido es grande.
Deriva.
El problema de la deriva inicial presenta ma
yores dificultades que el del alcance, en cuanto
la distançia es un poco grande. Dado lo relat
vamente pequeño de la velocidad iniciál, los va
lores de la deriva son elevados, y como al care
cer de referencias para corregir oportunamente
no habrá más solución que tomar el valor .0,
puede muy bien ocurrir que el blanco quede fue
ra de la zona de mar iluminada, sin que se sepa
además a qué lado de ella está. En efecto, para
el caso que hemos considerado, proyectil de
- 12 centímetros, .‘tendremos a ii.ooo metros,
aproximadamente (fig. 7), con un buque desfi
lando a 30 nudos, que el espacio B B1 recorrido
desdé que se dispara hasta que estalla el ilumi
nante (cincuenta y cinco segundos) es de 825 me
tros, con lo que indudablemente el buque que
daría fuera de la zona iluminada. Claro que, éste
es el caso extremo, ya -que el alcance es prácti
camente el máximo; la velocidad, bastante ele-
vada, y el rumbo, normal. Es muy posible que
con estas características de velocidad y rumbo se
si
apreciase claramente, aun en un breve espacio
de tiempo, el sentido del movimiento de B.
No puede pénsarse en buscar una sólución
análoga a la del alcance, pues sería muy difícil
y de dudoso resultado la coordinación de ambas.
La única admisible es, en general, la salva de
varias piezas disparadas simultáneamente con
escalonesen deriva. Así, en el caso de la figura 7,
es indudable que bastarán unas 50 milésimas
de deriva a cada ladó de la dirección del bulto
para obtener la seguridad de que éste ha de des
cubrirse; y obsérvese que serían suficientes dos
piezas y que este valor del escalón podría ser el
mismo, cualquiera que sea la distancia, ya que
nó existe inconveniente en que queden monta
das las zonas de iluminación, y que cuanto más
cerca esté el blanco, menor será también la dura
ción de la trayectoria y menor el espacio VB x T,
hasta el punto de que a unos 5.ooo metros no
será absolutamente necesario siquiera escaloñar.
Naturalhiente que todos estoÉ razonamientos
se refieren al caso extremo de iluminar una som
bra sospechosa con una carencia absoluta de
datos. Lo más probable es ue siempre se posea
una información más completa, aunque sólo sea
por las peculiares características de la zona -de
costa. Así, por ejemplo, si el buque está muy
ensenado, no es fácil que navegue a una veloci
dad de 30 nudos en una costa a oscuras y proa
aella,- a no ser que se trate de una pequeña uni
dad de desembarco o lancha rápida, a la que
habrá que repeler con ametralladoras, las cua
les, y dada la distancia a que puede percibirse
una unidad de tal tipo, no precisan dato alguno
para reaccionar. Si alguno de los puestos de vi
gilancia señala la sombra como muy próxima,
puede quedar limitado el sector de rumbos pro
bables, y si llega a distinguirse la ola de cabeza
o la estéla, se tendrá también una referencia,
errónea, pero para nuestras necesidades sufi
- su extremo, realizando ejercicios combinados,
ciente, de la dirección en que el buque se mueve.
Observemos también que la multiplicación de
puestos de vigilancia - val, no sólo nos inte
facilita la descubier-
ta, ya que indudable- - - hemos de actuar, sino
mente, como indica la
figura 7, un puesto
de vigilancia excén
trico O’ puede descu
32
F<9:7
brir al buque en el propio reflejo del proyectil E,
que fué -incapaz de revelarlo al puesto O, y su
información permitirá hacer las correcciones co
rrespondientes.
Conclusiones. - -
Las normas apuntadas con carácter general
han de variarse con arreglo a las modalidades
que en todos los aspectos presenta el sector de
costa de que se trate. Precisamente por ello he
mos indicado al empezar nuestro ligero estudio
-la necesidad en que se verá el Oficial encargado
de esta misión esencial de acoplar las normas de
utilización, creando un “método” que sólo sobre el
terreno puede establecerse, y únicamente a fuer
za de prácticas reiteradas logrará perfeccionar,
hasta conseguir la finalidad deseada, la ilumina
ción inmediata de cualquier sombra que se señale.
La acertada distribución de los puestos de vi
gilancia y su perfecto enlace con el puesto direc
tor de las baterías adquiere una importancia
extremada, y su estudio será el primer problema
que deberá atacar el Oficial encargado de la
iluminación. Después, las peculiaridades de la
-costa, -su particular situación con respecto a los
frentes principales, la importancia que los obje
tivos en o tras ella puedan tener para el enemigo,
o simplemente sus posibilidades como eventual
refugió d& unidades navales propias que, ante
fuerzas superióres, se retiran al abrigo de las ba
terías, la existencia de campos minados, etc.,
son factores que han de estudiarse al concebir el
método general a seguir, originando el complejo
problema que se plantea a nuestros compañe
ros de Costa. A ellos les dedico este modesto tra
bajo con el deseo de iniciar un intercambio de
opiniones y experiencias, que precisamente en
el asunto tratado sería tan interesante llevar a
del que todos podríamos deducir importantes
enseñanzas, ya que, desde el punto de vista na
- - resa
la forma en que
también el medio y la
mentalidad doctrinal
que han de determi
nar la reacción.
Comanuante de Artillería, del S. de
LMI)LILI1’,,,-DLL!
E. M., FELIPE DE LA PLAZA
HERNANDEZ, del E. M. C.
QUEdeMonieléon
Que no puede esclavo ser
pueblo que sabe morir...
y personalidad.
morir por la Patria no es morir,
es vivir eternamente en ¡a memoria
de la Patria agradecida.
1 una misma nción—el
“La Historia se repite”, se oye decir. La parte de verdad
que encierra esta frase hecha se refiere a que las diferentes
circunstancias que se suceden en la vida de los pueblos son
limitadas, por lo que en el trancurso de la misma se repiten,
más o menos espaciadas, situaciones sinilares que general
mente provocan, en cada Nación, reacciones análogas.
Se aproxima a la verdad, si las circunstancias que se con
sideran son de hechos genéricos. Así, la actitud de neutrali
dad de un pueblo ante los conflictos bélicos que rodean sus
fronteras (Suiza), o de oposición a variar una política marí
tima (Inglaterra), o de rebeldí ante el peligro de perder su
independencia (España), suelen reproducirse, principalmente
en pueblos que, como los citados, tienen una acusada y recia
Se aleja de aquella verdad, si en vez de atenderse a las si
tuaciones se consideran las reacciones que producen, ya que
éstas pueden variar si en el espacio de tiempo comprendido
entre la presentación de circunstancias análogas—dentro de
pueblo ha sufrido transformaciones
fundamentales, envileciéndose o regenerándose, según el sen
tido de aquéllas.
Por ello, y admitiendo el fondo de verdad que encierra aqu
ha frase, estimamos oportuno, para recreo de los fervientes,
estímulo de los timoratos y asombro de lós descreídos, el di
vulgar—rememorar—en los agitados tiempos actuales una
gran efemérides española que, aun de todos archiconocida,
sirva de punto de meditación a muchos y de solaz del espí
ritu a los más, y, por qué no decirlo, de deleitación al qué
transcribe el drama heroico que vóy a recordar.
Este se representó en Madrid, un lunes Dos de mayo, por
infantes, Artilleros y Pueblo de Madrid, hace ya decenas
33
de años, sin que hasta el presente se haya vuelto a bisar,
gracias—a Dios sean dadas—a no haberse reproducido las
circunstancias históricas que lo motivaron. Pues ¿quién
puede poner en duda que si las “situaciones” se repitiesen
—si nos obligaran a ello—, el Ejército y el Pueblo obrarían
con idéntico heroísmo al poner en escena, una vez más, el
drama hispánico “La defensa de nuestra Independencia”?
Ya os’ imaginaréis que voy a tratar de relataros la defensa
del Parque de Monteleón, asaltado por las aguerridas tropas
del por entonces invencido Emperador de los franceses, en
aquella infausta y gloriosa primavera de t8o8...
Descubriremos primeramente el “escenario” del drama,
para presentar después a los personajes, “actores” heroicos
del mismo, y terminar luego con el “drama” épico, relato fiel
de los sucesos acaecidos en el Parque dé Monteleón durante
la mañana del primer día de nuestra “Guerra de la Indepen
dencia”.
II
EL ESCENARIO
(VER F0r00RAFIA «AÉREA, Y CROQUISNÚMEROS1 Y 2.)
La epopeya del Dos de Mayo de i8o8 se desarrolló en el
marco grandioso de la capital de España.
El drama, de la defensa del antiguo palacio de los Duques
de Monteleón tuyo por escenario el barrio de Maravillas de
Madrid.
Daban nombre a este barrio la iglesia y convento de las’
Maravillas—situados entre las calles de San José, San Pe
dro y Palma Alta—, que el rey Felipe IV mandó reedificar
—segón cuenta la leyenda—sobre uné. capillita de Carme
litas calzadas, como gratitud a la Virgen de las Maravillas,
por haberla invocado y salido con bien de un suceso que se
mantuvo en secreto, y del que fué el Monarca protagonista
y casi víctima, una noche en que marchaba de incógnito por
las callejas de sus inmediaciones. A la imagen, ya entonces
venerada, de la Virgen le viene el nombre de su advocación
de una devoción popular, según la cual en el huerto del anti
guo convento—existente en 1808—encontraron las monji león 1 en España la zona Toledo-Madrid, y su entidad era
tas enterrada una eatatuita del Niño Jesús—la que lleva la
Imagen actual en los brazos—entre florecitas llamadas “ma
ravillas”. En la esquina del antiguo convento—calles
José y San Pedro—murió, “cosido” a bayonetazos, el Capi
tán Daoiz.
En 1869 fueron expulsadas las monjas y el convento des
truido, pero no la iglesia, en la que se instaló la actual pa
rroquia de los Santos Justo y Pástor.
La Comunidad, llevándose consigo la imagen, se instaló
en la calle de Príncipe de ‘Vergara, en convento que incen
diaron los rojos en 1936. Hoy se ha reedificado en el mismo
solar de la calle, llamada ahbra del General Mola, y en ella
se venera la imagen que fué “testigo presencial” de la he
roica defensa del Parque de Artillería.
comprendía el citado barrio, en la parte que nos interesa,
el espacio existente entre las Puertas de Madrid, conocidas
por la de los Pozos de Nieve (al este)—actual glorieta de Bil
bao—y la de Fuencarral (al’oeste)—hoy glorieta de San Bet
nardo—, y las calles de Fuencarral y Ancha de San Bernardo
que en ellas desembocaban, respectivamente. Al norte, la Comandante
Ronda—actual calle de Carranza—, y al sur, las calles de
San José, Palma Alta y Baja, San Vicente Alta y Baja y
otras.
Dentro de este cuadrilátero, el Parque de Artillería de
Madrid ocupaba otro irregular de óx7.z48,i3 pies cuadrados
de extensión superficial, que comprendía el ‘antiguo palacio
de los Duques de Monteleón, así como el convento e iglesia
de las Salesas Nuevas, edificados en 1,798, y que ocupaban
el ángulo sudoeste del recinto cercado, en el que existían
además otras edificaciones, caballerizas, jardines y huertas
—del convento—, rodeados por una alta tapia de adobes, sin
que su conjunto constituyera, ni con mucho, una fortaleza,
ya que por la longitud de la alta y débil tapia no se preitaha
a una defensa militar prolongada.
Los límites del Parque eran: por el norte, la Ronda; al este,
34
la calle de San Andrés, que en aquel tiempo no desembocaba,
como actualmente, en la Ronda (calle de Carranza); por el
oeste, la de San Bernardo y el edificio de las Salesas Nuevas,
y por el sur, la de San José—actual de Daóiz y de Ve-
larde (a).
El recinto tenía dos puertas, a más de la principal, que es
la que hoy se conserva restaurada con muy escaso acierto, y
que estaba—-y está—en la calle de San José, frente a la calle
de San Pedro la Nueva—hoy del Dos de Mayo—, perpendicu
lar a ella. Las dos puertas “traseras” se abrían a las calles
de San Bernardo y San Andrés, respectivamente.
El conjunto de edificios servía, a más de cuartel de Arti
llería—del Destacamento’ del 5.° Regimiento de Artillería—
y Parque del Ejército, de Museo Militar.
Los materiales, municiones y efectos de todas clases exis
tentes en el Parque el día 2 de mayo de i8o8 eran los si
guientes: 37 cañones de diversos tipos y calibres (2); 35 cu
reñas, dos de ellas para Marina, y dos afustes para pedreros
y morteros (2); 28 armones, 1.484 granadas de artillería re
gular, 91 idem de íd. irregular, 229 botes de metralla, c8 quin
tales de pólvora de munición, “5 idem de íd. de fusil,
36.380 balas de fusil, 2.030 cartuchos cargados para Infan
tería, 83 bayonetas, 2.468 espadas y iables, 10.314 fusiles,
carabinas y escopetas, 2.303 pistolas, 1.358 sables de Caba
llería y 105 tiendas de campaña.
Todo esto encerraba de “material” el Parque de Madrid,
si bien la mayoría en reparación o inservible.
III
LOS ACTORES
(VER CROQUISNÚM. 3.)
En el intenso drama que vamos a relatar tomaron parte,
a más de los actores nacionales, otros extranjeros que vamos
a presentar.
/
Ocupaban las tropas más avanzadas del Ejército de Napo
de más de 5o.ooo hombres, de los que era Comandante en
Jefe el Príncipe Joaquín de Murat, Mariscal del Imperio,
San Gran Duque de Berg y de Cleves, como lugarteniente del
Emperador en España, el cual—según Escoiquiz en su fa
mosa Idea sencilla—estaba “en comunicación directa con
Bayona por medio de un servicio de Cuerpos franceses que
componían al pie de 30.000 hombres, formando una cadena
no interrumpida desde aquel Ejército hasta dicha ciudad
(Madrid)”; es decir, entre la capital y el Ejército de Bes
siéres, llamado de los Pirineos Occidentales, que ocupó en
un principio la frontera vasca y posteriormente cubrió los
huecos dejados por los C. de E, de Moncey y Dupont en, su
avance.
De los datos oficiales franceses y de sus historiadores mi
litares () podemos establecer el siguiente cuadro () de
conjunto de las Fuerzas imperiales:
Cuartel General: Madrid. P. C., palacio de D. María de
Aragón.
Jefe: Principe de Murat, Gran Duque de Berg
y Lugarteniente General de Napoleón 1 en España.
Ayudantes: General Legran ge y Coronel Rut/ser.
Estado Mayor: General de División Belliard, Jefe de E. M.;
(z) El espaCio, ocupado por si Psrque en z5o8 ha sido transformado
por Sucesivas reformas urbanas. En la actualidad no queda del recinto
—aparte de la puerta principal—sino el edificio de las Salesas Nuevas.
pos calles de nuevo trazado cruzan el mismo desde la calle de San José a
la Rosida, las de Monietedn al oeste y Teniente Ruiz al este. El patio prin
cipal es hoy Placa del Dos de Mayo. Puede apreciarse en el croquis núm. z
el trazado actual de las nuevas calles y Plaza del ‘Dos de Mayo.
(a) Muchos de esios materiales formaban parte del Museo.
(( Géneral Foy.
(4) Entresacado de la obra El Arma de In/aszlería en el lecaofamietsfs
del a de maye de ‘SaS, del Secretario de Embalada D. Fernando de Antón
del Olmet. Imp. A. Marzo, ao8, Madrid, y de otras consultadas.
Fotografíci’del Parqué de Monteleón
como la hubise tomado la Aviación
napoleónica.—(De la maqueta”Ma
drid-183o” —existente en el Museo
Municipal) .—Escala, 1/864, y su
autor el Teniente Coronel de Artille
ría Gil de Palacio (1834). El plano
tiene la orientación de la foto.

General de D.ivisión La Riboissiére,

Jéfe de Artillería; íd. íd. Lery, Jefe
de Ingenieros; ídem íd
Intendente General;
Generales a las órdenes: Mouton,
Habert, Francheschi, Levasseur,
Augerau y Renc.

Tropas dependientes del C. G. (Ma

drid):
Guardia Imperial (mamelucos, cuar
tel de Recoletos: (Coronel Dausnes
mil (1).
Guardia Imperial: Marinos y Fusile
ros (cuartel del Conde-Duque): Co
ronel Frederic.—Lanceros polacos
y Cazadores (cuartel de Alcalá o
del Pósito): Coronel Valente (2).
Las tropas se componían de dos
C. E. de tres Divisiones de Infantería
y una de Caballería cada uno: -

II C. E. de Observación de la Giron
da (General Dupont) (a). (De To
ledo a Aranjuez y de Aranjuez a
Madrid.)
C. E. de Observación de las Costas
del Océano (Mariscal del Imperio
Moncey, Duque de Conegliano). (De
Madrid a El Escorial y de El Es
corial a Guadarrama.)

C. E. Dupont: P. C., Toledo.

Estado Mayor: General Legendre,
Jefe de E. M.; General Faultrier,
Jefe de Artillería; General Deba
die, Jefe de ingenieros; Generales
a las órdenes: Aubrey, Godinot y
Lagrange (este último enlace en el
C. G., de Murat).
5a División Infantería: General Bar
boud (Aranjuez); 2.a División In
fantería: General Védel (3); .e. Di
visión Infantería: General Frére
(El Escorial).—De dos Brigadas.
Total hombres, 24.000.

(z) Se distinguió por su ferocidad al frente
de sus mamelucos en la Puerta del Sol cargan-
do sobre el pueblo, que se defendió heroica
mente, defensa inmortalizada por el pincel
impresionista de Goya. De él dijo Morat, en
z.—Poerta principal del Parqae de Moitteleóe.
z bia.— Puertas traeerae del Parque de Menf dedo.
a—Pieza que mandaba el Cap. 1.0 Dasiz, y junto a la
que murió, berido de bala y acuchillado.
5.—Lugar del patio donde murió el Cap. a.” Velarde, de
ducidos por e Cap. de Miliciss Provieionales don
Andrés Ravira, provocó la decisión de Velarde.
sz.—-Lngsr donde tovo lugar el desafio a espada entre
el Cap. Daoiz y el Cersnel Lalasode, comandante
del Rgto. InI.” frsnresa núm. z. -

en parte a Napoleón: “El Coronel Danmeamil
se ha portado, como de ordinario, como un va
liente.”
(a) También ae distinguió por su dureza,
matando y siendo acuchillado por loa paiea
noa. De sos Cazadorea dice Murat en el parie
de loa auceaos: “La Caballeria les ha perseguido
(a tos paiaanoa) y acuchillado”; pero no en bal
de, pues añade “ha habido mucha gente muer
fa; los Cazadores de vuestra Guardia han au
Indo pérdidas enormes”.
() Mástarde prisionero del General Casta
ños en la baialla de Bailén.
bale enemiga, el iniciaree el cuarto ataque francés.
4.—Pieza que mandó el TIe. Ruéz, donde resultó por
primera vez herido en un brazo.
5.—Lugar donde loe franceses plantaron su artilleria.
e—Pieza servida por artilleros, mujeres y hombres
del pueblo.
7.—Cabállerizas donde quedaron encerradas tas fuerzas
francesas que se rindieron en el Psrque (z jefe,
Capitán, subalternos, 75 soldados y i 5tam-
bor.)
8.—Edificios defendidos por laq.0 CIa. del za Bón. del
Rgto. lnf.8 núm. 6 de Voluntarios del Estado.
g.—Ofirina donde trabajaba el Cap. Velarde, y dele que
salió para (zo)y el Parque.
zo.—Cusrtel del Rgto. Inf. núm. 5e de Voluntarios
del Estado.
as—Dirección del grupo de paisanos armados que, con-
z5.—Direrción del primer staqoe francés rechazado.
z bis.—Direrción del segundo ataque francés recha
zado.
z4.—Dirección del tercer ataque francés por el Regi
miento provisional núm. 4, rechazado, quedando
prisioneros en coronel Cendede Menlhofó’s y 1 ofi
ciales.
z.—P. C. del GeneralLe/raec, desde el que dirigió el
enarto ataque en tres columnas.
zñ.—Direcciones del cuarto ataque francés.
17.—Ataques secundarios, rechazados por el paisanaje
armado y la Cfa. del Rgto. Inf.” de Voluntarios
del Estado.
al—Columna del Rgto. mf.”núm. 23 (Ceranel LaZan-
de), sote quien senindid el Parque, muertos Daeéz y
Velarde, agotadas las municiones de cañón y herido
por segunda vez gravemente el TIe. Rués.
 División de Caballería: General Fresia (Aravaca).—De dos tirados de la Villa y Corte, por el malhadado Príncipe de la
Brigadas. Total, 3.500 hombres. Paz, los mejores Regimientos, para concentrarlcis en Aran-
Artillería: 38 piezas. juez, a fin de facilitar su proyecto de íuga—o la de. los
Reyes—a América. Las posteriores exigencias de Murát
C. E. de Observación: Mariscal Moncey (a). P. C., Madrid. acabaron por desguarnecerlo. Las fuerzas que quedaron te
Estado - Mayor: General Harispe, Jefe de E. lvi.; General nían “en cuadro” sus efectivos.
Couin, Jefe de Artillería; General Cazal, Jefe de Inge El conjunto de -las fuerzas nacionales en la capital com
nieros. prendía: a) las tropas de la Casa Real; b) el Ejército propia
Generales agregados al C. G.: Caulaincourt, Laplane, Ruty, mente dicho, y e) . otras fuerzas militares o militarizadas,
Cossin, Lefévbre, Boussard, Cassaygue, Rouget, Le que en detalle eran las siguientes:
grand (2).
Tres Divisiones de Infantería a dos Brigadas y un Batallón a) Guardias de Corps... . zocs hombres.
especial, y una de Caballería, a dos Brigadas. Las Brigadas Reales Guardias Espa
de Infantería, a cuatro Regimientos de a cuatro Batallones ñolas de Infantería 2.000
con cuatro Compañías cada uno. Réales Guardias Valo-
1a División: General Mnsnier de la Conversérie (Casa de nas de Infantería i.000 —

Campo y El Pardo (3).I: Brigada: General Brun; Carabineros Reales 700 —

2a Brigada: General Príncipe de Salm-Isemburg; un Ba Reales Guardias Ala
tallón wesfaliano. barderasioo —
2a División: General Gobert (). Huertas de Leganitos y Jefes y Oficiales de. las.

convento de San Bernardino.._.I.a Brigada: General Le mismas200 —

/ranc (5); 2A Brigada: General Dufourt; un Batallón ir
4.200 hombres.
landés. b) In/antería.—Regimien

División: General Morlot (Fuente la Reina y Fuencarral). to Infantería Saboya 936 hombres.

y 2. -Brigadas; un Batallón prusiano.—Total, 25.000 Regimiento Infantería

hombres - de Aragón 5.305 —

Una División de Caballería: General Grouchy (Carabanchel). Regimiento Infantería

De a dos Brigadas: el Retiro; 2.° CarabancheL—Total, nómero 36 de Volun

2.700 hombres. tarios del Estado. . . 742

Artillería (en el Retiro); 42 piezas. Jefes y Oficialesc —

3.158 hombres.
El General Grouchy había sido nombrado por Murat Caballería.— Regimien
Gobernador Militar de Madrid, que había designado para el to Dragones del Rey. 77 hombres.
mando de su División al General Caulaincourt. Regimiento Dragones
El total de las fuerzas francesas se aproximaba a los de Lusitania
554 —
55.000 hombres (sin contar los destacamentos de la Guardia Regimiento Húsares de
Imperial) y unos So cañones. María Luisa 534 . —
Gran parte de estas fuerzas formaban un círculo infran Jefes y Oficiales 502 —
queable de bayonetas que cercaba la capital, ocupando su 1.767 —
perímetro y distribuyéndose en sus alrededores en “cinco Artillería. — Dstaca
campamentos”, de los que habla el Monitor al iniciarse los mento del •a Regi
sucesos, como luego veremos. La situación de conjunto co- miento de Artillería
- rresponde a la representada en el croquis número 3. (Oficiales y tropa) .. 20 hombres. 20 —
A más de los estacionamientos de tropas que en él figurán, Ingenieros y A dnsinis
existían fuerzas francesas en las aldeas inmediatas de Cha- tración Militar 20 —
martín, Canillas, Canillejas, Vallecas, Villaverde, Getafe,
Pozuelo y Leganés. Tolnl,-unosg.zon hombres.
Contra este formidable aparato guerrero se alzaron unos e) Compañía de Granaderos de Marina.
Oficiales oscuros y sin, historia, que en un día, en una hora, Compañía de Fusiínros de los Reales Bosques.
por inspiración de sus almas generosas, instrumento de la Fuerzas del ResguaMo de Madrid.
conciencia nacional, se anticiparon a la declaración de gue Total, unos.. g.oo hombres.
rra por las juntas y descargaron los primeros golpes de la
lucha, que empezó a abatir el más grande poder que se ha Era Capitán General de Madrid D. Franciscó Xavier de
enseñoreado del mundo. Así, sus ignorados nombres alcan Negrete, de infausta memoria.
zaron la inmortalidad. Es indudable que existían elementos suficientes para que

la actitud adoptada por la guarnición—vista la del pueblo—

Los actores nacionales. - hubiese sido bien distinta si los componentes de la Junta

Suprema de Gobiercío y el tristemente célebre Capitán Gene

Frente a las tropas extranjeras llevaban “la contra”, en
ral de la Plaza no hubieran mantenido un criterio torpe y
la capital, otras nacionales que, con las invasoras, guarne
egoísta, “en evitación de males mayores”, y demostrado un
cían Madrid. -
total desconocimiento. del propio valer; pero, desgraciada
Unos meses antes—a mediados de marzo—habían sido re- mente, las severas órdenes dictadas por esos Mandos, que

“impedían todo movimiento a las tropas y su confraterniza

(xl Los impresos en bastardilla tomaron parte activa en los sucesos
ciÓn con el puéblo”, redujo al mínimo los actores del dra
del Dos de Mayo.
(al Muerto el a de mayo en la calle del Barquillo, con la cabeza fractu ma (r).
rada por un tiesto arrojado desde los balcones por loa patriotas; fui paje
del Emperador. Y era que en la inteligencia roma y acomodaticia de estos

Mandos—como muy acertadamente dice Antón del Olmet—

(31 elLaellaDivisión Musnter, que ce alojaba en la ulema capital, fui tras
ladada 29 de abril a El Pardo, como castigo y “de orden del Empera “la lucha conlos Ejércitós del invencible Napoleón les pare
dor” por los excesos, atropellos y estupros cometidos por su Oficiaildad,
culmsoados por el asesinato realtzado en la noche del sO de abril por el
propio General de la Brigada, Principe de SaIm-lsemburg, cuando mar (1) Confirma esta opinión en forma categórica el parte del General

ihaba ebrio con otros Oficiales por las calles de Madrid. La victima fui el Grouchy a Murat, que dice: “Las pocas tropas espaSolas que se hallaban en
honrado comerciante de la Villa D. Manuel Vidal. Madrid se han mantenido en sus cuarteles sin tomar parte por el populacho,
seg4,.s las órdenes de su General, pero se ha nefads un gran descontento en ellas
(41 Muerto posteriormente, dos dias antes de la gloriosa jornada de
Bailin, en una acciónde guerra en las inmediaciones de Menjtbar. por no haber podido ayudarlo, lo que si se hubiera verificado estoy persua

() Resultó prisionerocon el General Dupont, en Bailin. dido de que tal vez hubiesen perecido lsdas las trepas francesas.

36
 Velarde.

cía cosa tan insensata, que no paraban mientes en

estudiar el problema, porque no admitían su plantea
miento”. En tanto estimaban las diferencias de orga- é
nización y armamento entre los dos Ejércitos, que
juzgaban de la guerra con el mismo criterio g.roiero y
materialista de Napoleón, que fundaba la victoria en
la diferencia existente entre el número de bayonetas
y cañones de los contendientes.
Pero, una vez más, la “insensatez” de unos Oficiales
de Infantería y Artillería, es decir, el Ejército, encau
zando a un pueblo berido en su patriotismo secular,
enseñó a sus Mandos y al mundo entero que.çxiste una
cosa invencible contra toda táctica y en contra de to
dos los genios e ingenios militares, yesla decisión ab
soluta de un pueblo de mantener a toda costa su inde
pendencia, dispuesto “a morir mil veces antes que
someterse a la brutal imposición de la fuerza”.
Por ello, los infantes, artilleros y pueblo que actuaron
fueron escasos, y sus nombres tan conocidos de todos,
que nos evitará détenernos en su presentación, que
haremos someramente pa±a llegar lo antes posible al
relato fiel del intenso drama.

A) LOS ARTILLEROS

Daoiz.—Era D. Luia Daoiz y Torres Capitán pri

mero de Artillería, Jefe efectivo del Parque de Mon
teleón y encargado del Detall, de brillañte historial
iiilitar, sólida cultura científica y lingüística, bravura
personal reconocida y probado patriotismo.
Cuatro botones de muestra confirmarán, mejor que
largas disquisiciones, estas relevantes cualidades enu
meradas.
Buéna muestra de su historial militar son sus cam
íañas de Africa, dónde asistió a las defensas de Ceuta
en 5790 ji de Orán en xçs.
Tomó parte en la gueira [contra Francia en 5794,
cayendo prisionero de los franceses• (25 noviembre
r794), que lo tuvieron encerrado en Toulouse hasta la
firma de la paz en 1796. En la guerra contra los in
gleses fué destinado a la escuadra de Mazarredo, ac
tuando en la defensa del bloqueo de Cádiz y ataque
al navío Poderoco, al mando de la “tartana cañonera
número 5”.
Por último; estuvo embarcado cuatro años (s 798 a
x8oz) en el navío San Ildefonso como “encargado de
la artillería”, y en plena guerra con Inglaterra hizo
dos viajes completos al Nuevo Continente e islas de
América, en los que alternaba su misióts específica con
la de intérprete, e incluso, por sus profundos conoci
mientos de navegación, compartía las guardias con
la Oficialidad del navío.
En síhteiis, había guerreado en.tres continentes, por
tierra y por mar, y combatido contra africanos, fran
desee e ingleses. Sabía también de las amarguras del -
prisionero y del trato que daban a éstos los franceses... mal da España. El duelo quedó concartado para al día si
El cargo—tan importanteS por.los conocimientos técnicos y guianta, as dacir, al 2 da mayo, y no pudo calebrarsa, si bien
científicos que requería—de Jefe del Parque de Artillería da en ase mismo día y en duelo desigual con otro Jafa francés
la capital de la Nación es suficiente para acreditarla como ancóntró gloriosa muarte,. que cubrió da lauzelas su cuarpo
uno de los Oficiales más notables del Arma. Aparte da sus y da dashonra a su contrincante, al permitir qua dualo ini
coiiocimiantds ciantíficos, poseía correctamente al francés,. ciado con un hombre gravemante herido, tarminara—inci
inglés, italiano y latfn. tado por él—an al más vil da los asasinatós.
Da su bravura militar da fa el nombramiento da Teniente Era también Daoiz Jata directo del Dastacamanto daT
da Infañterfa que, como recompensa a su. heroico comporta .° Ragimiento del Arma, da guarnición an Madrid y alojado
miento en campaña, “afecto a la Compañía de Minadoras, an al Parqua. El Ragimianto, qué mandaba D. Francisco da
sin desatender al servicio en las Baterías”, la fué confarido Carassa, parte.nacía .al 5.° Dapartamanto da Artillería (Sago
en Orán al 5 da octubra de 179r, siandi Subtanianta da Arti via), y tanja cuatro Compañías, que radicaban an aquella
llaría. dapital.
Y, por último, prueba irrafutabla da su exaltado patrio Nacido en Sevilla al so da fabrero de 1767—tanía, puas,
tismo la dió la mísma vfspérá de su gloriosa muerte, desa -cuaranta y ün años—, enciarra su temperamento maridional
fiando. en dualo5.nn la “Fonda da Ganieys”, en unión da otros dantro da una disciplina implacable qua le haca parecer axta
dos Oficialas aspañoles» a tras Oficialas francasas que en la riormanta da caráctar más tampíado que al da Velarde a in
masa próxima a la por allos ocupada sa parmitiaron hablar cluso frío. Es reflexivo y consciante da todo acto que rea
 liza, lo que le valió en la Escuela segoviana—en donde ingre C. DE CARRANZA
só a los quince años de edad—el apodo de “el Abuelo”, con
que le conocían los cadetes de su promoción, en la que des
tacó—entre otras cosas—como excelente esgrimidor. rn-r=rri C. DENALAS4ÑA
EJ
Velarde.—Don Pedro Velarde y Santillán, Capitán segundo
de Artillería, fué destinado al 5.° Regimiento de Artillería a
su ascenso, en 6 de abril de 1804, procedente del 4.° Regi
miento, donde iervía como Teniente desde el az de julio 4 EewwxawJk¡f
de 1802. Agregado al Déstacamento de Madrid, prestaba sus C.DELD/vrnoPlsroa ‘LS

servicios en el Parque a las inmediatas órdenes de Daoiz.

Posteriormente simultaneaba este destino con el de Se 1n
dretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo—”afec
ta al E. M. de él”—, de la qué eran vocales, entre otros, el ¡iSAtSASNUS,’-’ ,0, ARQeEt
Coronel D. José Navarro Falcón, que a su vez era Coman L—

dante de Artillería de la Plaza, y el Teniente Coronel don C. DE010/? -.. DEVELARDE

O

Francisco Novella. A este cargo, uno de los de mayor respon -1 Moui DE 2.05
.J.SANTQSJUSTOYPAST0 _______
sabilidad del Arma (sus funciones eran “la dirección de todo
el material de Artillería”), le elevaron sus propios méritos 1 CDE¿A PALMA
1 ALTA. _____ _____ 1

técnicos, ya que era considerado como uno de los más noto

rios Oficiales del Arma. Había tomado parte en la guerra con cROQUISn°2
Portugal en i8ox, y como profesor estuvo afecto a la Escuela
de Cadetes dé Segovia (i de agosto de 1804). Plano actual.
Durante el mes de marzo del mismo año de a8o8, y con
anterioridad a la entrada de Murat y su C. G. en Madrid en
23 de marzo, fué comisionado—por el tristemente célebre
Príncipe de la Paz—con otros distinguidos Jefes y Oficiales en una rígida voluntad disciplinada “para actos oficiales”;

de distintas Armas, entre los que íiguraban el Teniente Co pero se desbnrda en su vida civil, en cuanto hieren su pa

ronel D. José Pacheco, Exento de Reales Guardias de triotismo (recordar el duelo). Velarde es metódico—su estu

Corps (a), y el Capitán D. yrancisco Cabanys, Alférez y dio del plan de defensa contra los franceses lo acredita—y

Abanderado de Reales Guardias Valonas de Infántería (2), su exaltación es consecuencia de su impetuosa juventud.

con el fin de marchar al encuentro de Murat en Buitrago, al Los caracteres de los dos heroicos artilleros se reflejan en

objeto de explorar sus intencionés y rendirle pleitesía, ha su actuación. Daoiz es el fuerte; Velarde, el intrépido. Daoiz

ciéndole entrega de la espada que el Rey Francisco 1 hubo fué el sublevado’consciente, el director y el alma de la defensa

de rendir en la gloriosa jornada de Pavía... (jQué pensaría del Parque, alcanzando grandeza en su muerte, que el Arte

el Emperador Carlos de esta humillante bajeza!...) ha sabido recoger con los pinceles. Velarde es el promovedor

En los días de convivencia con los Generales franceses en de la sublevación, el que encauzó el sentir del pueblo y el im

• el C. G. de Buitrago pudo darse cuenta, con su clara inteli pulsor del grito de Independencia.

gencia, de los verdaderos propósitos de los secuaces del Em- Estás características diferenciales de los dos héroes han

- perador, que herían su acendrado patriotismo e hicieron sido recogidas oficialmente, como se verá en los dos signifi

germinar en su espíritu generoso y tisetúdico un “proyecto cativos detalles siguientes:

de defensa militar contra los franceses”, que a su regreso a En las urnas que para encerrar sus cuerpos construyó el

la capital maduró durante largas horas en su despacho de la Cuerpo de Artillería en 1814 se inscribió: en la de Daoiz,

Secretaría de la Junta Superior, y que, una ez terminado, “2 de mayo de i8o8”, y en la de Velarde, “Primer héroe de la

fué conocido y aprobado por los Jefes y Oficiales de su Cuerpo Libertad de la Patria”.

• y aun de otras Armas, que fueron iniciados en la patriótica Y este otro: En 1832 se conceden a los familiares de Ve-

confabulación (,). Los Jefes y Oficiales conspiradores se larde los títulos de Castilla Condado de Velarde y Vizcondado

reunían en una casa de la calle de Lemus (j. del 2 de Mayo, y en 1852, a la hermana de Daoiz, los de Con

En esa casa se conocierod Ruiz y Velarde, y a ella concu desa de Daoiz y Vizcondesa del Parque. Genéricó aquél, espe

- rrían, a más de sus dos acompañantes en la comisión de cífico éste.

Buitrago—convencidos por el verbo exaltado del artillero—,, Otros artilleros.—Se encontraban en el Parque la fecha in

Daoiz y otros... olvidable otros Oficiales ‘de esta Arma que tomaron parte ac

Ya veremos más adelante cómo los acontecimientos impi tiva en la defensa, rivalizando en denuedo con los anteriores

dieron la realización del meditado proyecto. en su lucha contra los franceses.

Era, natural de lYluriedas (Santander) (nació el 25 de octu Eran éstos, según la opinión más autorizada (z), los siguien

bre de 1779) y de temperamento fogoso, lo que, unido a su tes: Capitanes D. Juan Cónsul, D. José Dalp y D. José de

indiséutible jpventud (veintiocho -añoi) y ferviente patrio Córdoba; Teniente D. Gabriel Torres y Alférez D. Felipe

tismo, servidos por un verbo pnérgico, que tiende a la exal Carpegna.(o Carpeña), y Subteniente D. Rafael de Aran go;

tación, hacen ‘de él un predestinado por la Providencia a sa este últimó Ayudante de la Comandancia de Artillería de

crificarse por un ideal abstracto y sublime como el de Patria. la Plaza (2).

El número de soldados de Artillería fluctúa, según los au

• Una aparente paradoja resulta de la sintética exposición
de los caracteres de los dos héroes artilleros: Daoiz, el meri tores, entre 14 y a 6—parece más exacta la primera cifra—, y

dional, resulta el templado y ecuánime, y Velarde, el norteño, de ellos resultaron bajas ciertas y: 4 muertos y’ 3 heridos;

“el exaltado e impulsivo. Esta paradoja es más aparente que es decir, un o or roo de los efectivos.

real, ya que el primero enfunda su exaltado temperamento

B) LOS INFANTES -

so defeosa.
(a)
-
(x) Que luego veremosacudir al Parque de Madrid y tomar parte co

Posieriormeute Brigadier de los Realee Ejércitos; tomó parte en 3.5

Ruiz.—Dnn
Compañía
Jacinto
del II
Ruiz
Batallón
y
del
Mendoza
Regimiento
era Teniente
de Infantería
de la

la Campaña de Cataluña como Jefe de E. Tú. de Ejército.

() Llegó a exponer cus planes al Ministro de la Guerra O’Farril “con
franqueza y sin reserva”, siendo acogido por éste “con frialdad y escepti (x) La de D. Juan Pérez de Guzmán, Académico de la Historia y ArO
çisno”. hero Honorario. -
() Según datos de Anión del Oimet en su Aclae,acéén lzésléréca: El (a) Los señalados con bastardilla fignran sarnbién en los relatos del
Arena de Intanf ería en el í de enayo”de z8n8, obra con nornerosoa datos, General de Artillcria D. Altonso Carrasco y dr O. Esnilio Tansarit, Oficial
mejor intencionada us razonada. del Cuerpo de Cuenta y Razón, -

3.
número 36 de Voluntarios del Estado (s), de la que era Ca
pitán D. Rafael de Goicoeçhea, otro de los priucipales actores
del drama. Natural de Ceuta, donde vió la luz primera el
¡6 de agosto de 1779, “alto de cuerpo, enjuto de carnes, Ii
tez morena, los ojos expresivos y centelleantes y gallarda
presencia” (2), hijo y nieto de Infante, qué pertenecieron de
por vida al “Regimiento fijo de Ceuta”.
Fué de los primeros Oficiales que conspiraron con Velarde
en el “proyecto de defensa, etc.”, y estaba, con otros de su
Regimiento, comprometido a llevarlo a cabo. Su bravura,
de la que tantas muestras dió durante la defensa del Para
que, principalmente manteniendo la resistencia después de
consumado el sacrificio de Velarde y Daoiz hasta,,.caer herido
grav.emente—por segunda vez en el díaL, y su exaltado
patriotismo,, le. hacen figurar entre los tres actores princi
pales.,
Era característica acusada de su csrácter el culto al com
pañerismo, que poñdrá bien de manifiesto en los últimos mo
mentos de la resistencia del Parque acudiendo en defensa dé
Daoiz, empeñado en desigual combate. Quizá este culto pro
cediese del profundo conocimiento—conocer es amar—de los
Oficiales de otras Armas, y principalmente de Artillería, “por
haber hecho prácticas como Oficial agregado al Real Cuerpo,
siendo Alférez, en el campo de Gibraltar en 1804” (3).
(Resulta curioso observar cómo a su vez era Daoiz Teniente
honorario de Infantería.)
Apenas curado de las graves heridas recibidas en el Par
qile (‘), huyó disfrazado (30 de mayo) a Extremadura (5),
para incorporarse al Ejército del mismo nombre, con el fin
de combatir a los franceses, después de ser revocada pot
Murat la sentencia de muerte dictada contra él por el General
Grouchy (sentencía que comprendía a todos los supervivien
tes de la defensa del Parque).
El simboliza el heroísmo del Infante en aquel día, y su glo
ria imperecedera.la recoge el Arma de los Tercios. La única,
razón existente para que por algunos historiadores no haya
sido colocado su nombre a la altura de los inmortales Daoiz
y Velarde no puede ser otra que el haber resultado vivo efl la
defensa (si bien con dos heridas, la última.tan grave que le
ocasionó la muerte, “de resultas de las heridas recibidas”, el
(a’) Coyo historial bé sido recogido por el Reg. Alava núm. 5e, trans
formado posteriormeole en el’ Reg. Inf.& Alava núm. 22 por O. de sz de
‘diciembre 2943 (D. O. núm. a de zg44j.
(a) De la obra del Dr. Fernando Antún del Olmet, ya citada.
() Del diacurao dci Dr. Fernández Sandino, médico que trató las a iniciar su actuación, que culminó en la heroica defensa del
heridas de Eniz a en llegada a Badajoz.
)‘) “Abierta aún la haga de la espalda”, y en contra del parecer del
médico que le asistió primeramenle, D. José Rtves, catedrático de la Escuela
de Medicina de San Carlos.
‘j) ‘ Acompañado de loe Oficiales D. José de Luna, D. Julián Romero
y D. Francisco de Arcos
1- D4MówÁ’r
ji- ü,i o.Nor/ot
CROQUIS
33 de marzo de 1809 en Trujillo). Y es ¿ue la gloria resulta
tan exigente, que para alcanzar su cumbre exige la consuma
dión total del sacrificio de la vida.., y al glorioso Infante le
destinaba la Providencia “a que presente a España tan glo
riosas cicatrices e inflame con ellas el valor y la resolución
dé todos los leales españoles”.
El Teniente General de los Reales Ejércitos y Coronel de
Artillería D. José Galluzo—siendo presidente de la Junta
Suprema de Extremadura—, concedió, el primero, al Infante
Ruiz, en 4 de’octubrede i8o8, un Escudo de distinción “por
su heroico comportamiento el a de mayo en la defensa del
Parque de Madrid”, ‘a más de otro Escudo—el mismo seña
lado “a todo militar fugado de Portugal hallándose prisionero
de los franceses”—por haberse fugado de Madrid “con las
heridas abiertas aún”.’
Su brillante y patriótica conducta en los sucesos fué asi
mismo premiada por el Gobierno, que le confirió el empleo
de Teniente Coronel de los Reales Ejércitos, según acredita
su testamento, suscrito en Trujillo a si de marzo de 1809 (s):
“... cómo yb, D. Jacinto Ruiz,’ Tenieñte Coronel de los Rea
les Ejércitos y primer’ teniente de Reales Guardias Valo
nas...” Fallecido el día 53, se le dió cristiana sepultura el día
¡4 en la parroquia de San Martín, de Trujillo.
Por último, el también artillero y académico de la Historia,
Coronel’ D. Luis Vidart, fué el alma de la Comisión gestora
—de la que era secretario—para la erección de la estatua del
Teniente Ruiz, qué se inauguró (en la plaza del Rey) en 1891.
En mayo de 5908, y con motivo del Centenario, fueron
trasladados sus restos (2) desde Trujillo al obelisco del
Campo de la Lealtad (paséó del Prado), donde reposan sus
cenizas junto a las de aquellos cuerpos que en la fecha me
morable lucharon hermanados...
Rovira.—Completa la tetralogía heroica de “actores” per
sonales un. héroe mucho menos popular que los anteriores, si
bien, domo luego veremos, su actuación resultó definitiva en
los éucesos, de los que fué el promotor material, como Velar-
de, el exaltado, fué el instigador moral, y Daoiz, el rebelde,
consciente de homérica muerte, y Ruiz, el intrépido, conti
nuador de la defensa y compañero ejemplar.
Se trata de D. Andrés Rovira y Valdeosera, Capitán de
Milicias—Infantería de Reserva—, perteneciente al Batallón
Provincial de Santiago de Cuba, natural de Barcelona, al
que veremos capitanear un grupo de paisanos armados, cu
yos gritos de venganza electrizaron a Velarde, decidiéndole
Parque.
Vecino de Madrid, en la casa número so de la calle de
Santa María del Arco, fué testigo presencial de la agresión
realizada por, los franceses contra la muchedumbre en la
plaza de Palacio, y su recio patriotismo le impulsó a
acaudillar a numerosos paisanos dispersos de los que,
mal armados,’ discurrían por las calles persiguiendo a
los soldados franceses.
Otros irifantes.—Otros Jefes y Oficiales del Arma
de Infantería, que enumeraremos a continuación, ac
tuaron denodadamente en la defensa del Parque.
Don Rafael de Goicoechea e Irisarri.—Capitán de la
Compañía de que era Teniente D. Jacinto Ruiz; se ba
tió con gran heroísmo, rechazó la primera propuesta
de reñdición y capituló al fin—muertos Velarde y
Daoiz y gravemente herido Ruiz—con todos los hono
res militares, retirándose a su cuartel con los restos de
su Compañía.
Los Oficiales de ésta:
Teniente D. fosé Ontoria, que después de batirse
hasta las dos de la tarde y retirarse con su Compañía
‘al cuartel, al tener noticia de que numerosos paisanos
(a) Extendido en casa de su tío, el Teniente Coronel del Regi
miento de Badajoz, D. Juan Cebollino, donde falleció.
(s) Que permanecieron en la parroqui a de Trujillo 9 añoe,
“en el pavimento de la iglesia, cubiertos por una losa de piedra
sin inscrición”, ‘éegún me escribe el Arcipreste de Trujillo E. Pa
dre Rafael García.
39
 habían quedado escondidos en los desvanes “para no entre
garse a los franceses”, en la nocheldel 2al logró—’--auxiliado
por el Maestro Mayor de Cochés del Parque, gran conocedor
del edificio—sacar a 260 de ellos (s) por una puerta falsa, “de
donde aquella noche fueron sacados sigilosamente y puestoi
en salvo, no sin grave peligro para todos, por el Teniente de
Voluntarios D. José Ontoria y el Maestro de Coches Juan
Pardo”, según el ilustre académico de la Historia D. Juan
Pérez Guzmán.
Alférez (o Subteniente) D. Tomás Bruguera y los Cadetes
- del Regimiento D. Juan Vázquez, D. Andrés Pacheco, D. Juan
Rojo y D. Juan Vázquez y Afán de Rivera. Este último, de
trece años de edad, alcanzó gloriosa muerte en la épica lucha.
En el histórico Alcázar toledano, con motivo de la celebra
ción del Centenario de la memorable jornada, se colocó una
lápida conmemorativa para honrar la memoria del heroico
cadete, precursor de los que en el mismo lugar y por idéntica
causa—la Independencia de la Patria—habrían de derramar
su sangre en 2936.
Por último, citaremos al Teniente Coronel D. José Pacheco,
Exento de Reales Guardias de Corps, compañero de Velarde
en la Comisión de Buitrago, conspirador con él y que acudió
al Parque para luchar unido a su hijo Andrés, cadete ya ci
tado entre los del Regimiento de Voluntarios del Estado.
El número de soldados de Infantería era de 33—según la
mayoría de los cronistas—, de los que resultaron bajas, cuyos
nombres se conozcan, i: 8 heridos y 6 muertos. El tanto
por ciento de bajas, habida cuenta que uno de éstos fué fusi
lado en la noche del z al 3 en la Montaña del Príncipe Pío,
después de luchar por la mañana a las órdenes de Ruiz, re
sulta el 39,3 or loo de los efectivos.
C) EL PUEBLO DE MADRID
- Todo él, en masa, tomó parte activa en la fecba memora
ble del 2 de mayo, luchando unos en las calles con heroísmo
y nobleza sin precedentes (2), en combates aislados y des
iguales, y tomando parte otros en la defensa de Monteleón,
donde los grupos de paisanos de todas las clases sociales, con
predominio de la clase baja, derrocharon su bravura hasta
igualar—individualmente y en su, conjunto—a los-otros dos
grupos principales de actores, artilleros e infantes. Son, pues,
no po/ humildes, menos dignos de respeto, ni por pobres,
menos merecedores de honra. - beneficio de la claridad y exactitud de la magna epopeya
Citaremos sólo algunos de los muchos nombres conoci
‘dos (3), ya que al pretender hacerlo de todos, siempre deja
ríamos en el olvido a los héroes innominados que en el día
giorioso derrocharon su patriotismo y su-sangre sin que la
Historia, tan objetiva a veces, haya hecho mención de sus
nombres. Héroes todos lo fueron, incluso las mujeres, ya que,
como dice Antón del Olinet, en aquel día “cada hombre era
un soldado, y cada mujer, un hombre”.
Veamos algunos de ellos:
Dón José Albarrán, médico de Palacio, que se unió con un
grupo numeroso al formado por Velarde, Rovira y sus paisa
- nos, cuando marchaban camino del Parque. Resultó herido.
Cosme de Mora, que capitaneaba otro grupo, fué de los pri
meros que acudieron al Parque reclamand& armas.
Don José Blas Molina Soriano, que al frente de otro grupo
y con el mismo fin marchó directamente desde la plaza del
Palacio de Oriente al Parque, después de presenciar el ante
trallamiento de la muchedumbre.
- Don José Rodríguez dueño de la botillería de las Cuatro
(i) Del fn/erute de los sucesos redactsdo por el Capitán Goicoechea.
(2) Esta actitud del pueblo madrilello loS reconocida por los mismos
franceses, ‘a asi, Grouchy, en su parte a .Murst, dice: “Han sido desarmsdos
muchisimns soldados en calles y plazas... los qee bao encerrado y guardado
basta que ceed el motin, teniendo ta generosidad, no sdio de perdonar las
vidas, sino que no han recibido ta menor lesidn de parte del populacho.”
() Por haber sido corados en Hospitates, o enterrados haciendo cons
tar en ta partida de deioncidn et lugar donde bailaron muerte gloriosa, o
soticitado docomenta]mente con posterioridad la Medalla creada por Fer
nando VII para honrar a los que tomaron parte activa en la sangrienta
jornada.
•0
Calles, que murió al pie del cañón al lado de su hijo, que for
maba entre los primeros de su grupo.
Don Clemente de Rojas, jefe de un grupo que se unió al del
Capitán Rovira en la calle Ancha. Se distinguió batiéndose
en el Parque no sólo como fusilero, “sino también en el servi
cio de una pieza de cañón, hasta que fué herido por una bala”.
El académico D. Alfonso Sánchez.
Don José Fernández Villamil, dueño de la Isostelería de la
plaza de Matute..
- Don Francisco Matas, jefe de un grupo de los que defen
dieron las tapias traseras del Parque de los asaltos de los in
fantes de Napoleón.
Antonio Góreez Mosquera, de veintisiete años, natural de
Madrid, herido gi pie del cañón que servía y maltratado des
pués por los franceses, nsurió a consecuencia de las heridas.
(Existe de él un retrato al óleo en el Museo del Ejército.)
Don Santiago JVIai’tínez, empleado de Rentas Reales.
Antonio Matarranz y Sacristán, de treinta y cuatro años,
aserrador, herido de bala en la cabeza; fué curado en el con
vento-de Marávillas y. falleció el día ss en el Hospital Gene
ral. (Existe de él un retrato al óleo en el Museo del Ejército.)
- El estudiante D. José Gutiérrez, designado para el mando
de una de las partidas compuestas de paisanos que habían
sido soldados, y que fué alcanzado “por un metrallazo ene
migo que le causó 3 heridas”.
y .. otros muchos más, de todas las clases sociales, sin ol
vidar los más conocidos de Juan Malasasla, entre los majos
“del bronce” y los de Clara del Rey y Benita Pastrana, entre
las manolas de “rompe y rasga” que sirvieron el cañón sa
cado del Parque, y que fué plantado en Ja calle de San
Andrés...
IV
EL DRAMA
Consultada la bibliografía que figura al final de estas líneas’
y entresacados de ella los hechos que resultan probados por
dos o más relatos “independientes”—ya. que muchas cróni
cas son copia casi exacta de otras anteriormente publica
das—, se pueden reconstruir los sucesos, recogiendo en un
relato veraz los acecidos en el Parque de Monteleón y su ges
tación inmediata.
En gracia a los lectores, hemos procurado reducir al míni
mum los pobres comentarios propios, y principalmente en
que pasamos a transcribir.
La chispa.—Corrió por Madrid el domingo, día i de mayo,
en hojas clandestinas repartidas con profusión, la noticia
de la decisión de Murat, que la Junta Suprema de Gobierno
había aceptado, de que salieran para Bayona el Infante
D. Francisco de Paula, niño de pocos años, y su hermana la
Reina viuda de Etruria, hijos ambos de Carlos IV.
Con ese motivo, a las diez de la mañana—hora señalada
para la marcha—, el pueblo de la capital, con florida y com
pacta representación de todas sus clases sociales, ocupaba
por completo la plazuela del Palacio de Oriente.
Primeramente salió de Palacio, en coche, la Reina de
Etruria, sin protestas por parte del pueblo, que la acusaba,
y con razón, de complicidad con Murat, en contra del amado
Fernando VII.
Impaciente por la tardanza en partir del Infante niño,
Murat, desde su residencia oficial, antiguo palacio de doña
María de Aragón, posteriormente Ministerio de Marina y hoy
parcialmente derribado para ensançhe de la calle de Bailén
—entonces llamada calle Nueva—, envía a su ayudante, el
Coronel Rucher, a Palacio para obligar al Infante a activar
la marcha.
La muchedumbre, a las voces de “que se los llevan”, con
firmadas desde un balcón de Palacio por el Teniente Coronal
D. Rodrigo López de Ayala y Barona (i), mayordomo de
semana, que grita: “;Vecinos, a las armas, que se llevan al
(a) Teniente Coronel del Regimieatn de Milicias tjrbaoas de Badajor
y Regidor perpetuo de esa ciudad.

)nfante!”, se lanzasobre el coche énel que ya había subido
el niño Infante, corta los tirantes de la carroza de viajey
acomete al Coronel Rucher. Este resultó herido, mientras
los franceses dispararon los primeros tiros, uno de los cuales
ocasiona la muerte al Teniente Coronel de Infantería señor
López de Ayala. Murat pudo salvar de la muerte a su ayu
dante “enviando si granaderos de la Guardia Imperial de
los que guarnecían su residencia” (i).
(z) Del histórico parte de Murat a Napoleónen ese día (6 tarde), redar
tado: “Cuando el caSón y el fusil han de(ado de hacerse oir...”
Ruiz Mendoza (según Beniliure).
Ante la actitud levantisca del pueblo, que
ha logrado llevar al Infante nuevamente a
sus habitaciones, manda a M. Auguste La
grange, General a sus órdenes, con otras para
el General Grouchy, Gobernador Militar de
la plaza, que rápidamente envía un Bata
llón de granaderos de la Guardia, un Escua
drón de cazadores polacos y uná Baterfá de
dos cañones, con la que, sin previo aviso,
ametralla al pueblo indefeúso, que huye
para buscar armas con que vengar la agre
sión del invasor, no sin dejar en las losas de
la plaguela numerosas bajas.
El. ataque, tan imprevisto y tan rudo,
acrecienta la ira de los más y, como por en
canto, las armasaparecen en los grupos de
paisanos, que se dispersan por las calles, que
semejan un hervidero de rabia; y los cho
ques, que se inician en la plaza Mayor, fren
te a la Cava de San Miguel, culminan eh
matanza encarnizada en la Puerta del Sol, a
la que confluyen numerosas fuerzas del Ejér
cito Imperial.
Murat, al iniciarse el ametrallamiento deli
pueblo en la plazuela de Palacio, sale de su
residencia a caballo, para dirigirse al Cam
po de Guardias (barrio alto de Argüelles)
situado fuera de la ciudad, en la altura que
la domina, al nordeste de la Montaña del
Príicipe Pío (actuales ruinas del heroico
‘cuartel de la Montaña). Le siguen el Mariscal
Moncey, Jefe del CE. de Madrid, y todo su
E. M., óon su Jefe el General Harispe, escol
tados por jinetes y fusileros de la Guardia
‘ las tropas acampadas en la Casa de Cam
po. Poco después avanza, protegido por la
Guardia a caballo, formada en batalla desde
el Prado Nuevo a la Puerta de San Vicente,
hasta colocarse en el camiiio que va de esta
Puerta a Palacio, desde donde puedé dictar
desembarazadamente sus disposiciones.
“En todos los cuarteles franceses de los
cinco campanienlos (r), al ruido del cañón se
tocó generala, y las Divisiones, formadas,
se dirigen a Madrid a paso de carga, a con
centrarse en la Puerta del Sol, según órdenes
cursadas la víspera por el Gobernador Mili
tar de la capital. Este, General Grouchy, al
frente de la caballería del Retiro, con arti
llería volante (unos 3.000 hombres), sube en
dos columnas por las calles de Alcalá y Ca
rrera de San Jerónimo “al galope, de acera
a acera” (i), para confluir en la Puerta del
Sol con los dos Batallones de fusileros de la
Gijardia que manda el Coronel Fréderic,
que avanzan a su vez por la Almudena y
calle Mayor desde su cuartel del Conde-Du
que, después de desalojar la plaza de Orien
te, y al mismo tiempo que unal Compañía
ocupa la plaza de Santo Domingo y costa
nilla de los Desamparados con muchas ba
jas. Los coraceros de la División de Caballe
- ría,que manda accidentalmente el Genera,1
Caulaincourt, éntran por la Puerta de Toledo, procedentes
de Carabanchel, y la Brigada Lefranc, de la División Gobert,
desde sus acuartelamientos en el convento de San Bern3rdi-
no, oóupan la Puerta de Fuencarral (actual glorieta de San
Bernardo).
Queda en reserva el Batallón de Marina de la Guardia, en
lo que luego fué Ministerio de Marina, Cuartel General del
Lugarteniente de Napoleón.
(x) Según frase del Mo,silop.
41
 Y la jornada sangrienta, iniciada a la sombra del Palacio
Real, que se corre por la calle Mayor y se agudiza en la
Puerta del Sol, se extieude por toda la capital, donde la lu
cha aislada se generaliza, con gran inferioridad de arma
mento por parte del pueblo madrileño, por lo que, para pro
curárselo, discurren varios grupos de paisanos, para dirigirse
al Parque de Artillería, situado en el barrio de Maravillas.
Uno de ellos, numeroso y dirigido por D. Andrés de Rovira
y Valldeocera, Capitán de Milicias Provinciales—Infantería
de Reserva—del Batalldn de Santiago de Cuba, avanza por
la calle Ancha de San Bernardo armado de cnchillos, palos
y algunas escopetas (s), viendo engrosadas constantemente
sus filas con los patriotas, que acudían por las bocacalles ve
cinas o descendían de las casas al paso.
La estopa.—Encontrábase el Capitán Velarde en su oficina
de la Junta Superior Económica de Artillería, de la que era
secretario, sita en la citada calle, en la casa señalada hoy
con el número 44, frente a la actual Universidad Central,
entonces Noviciado de los Padres Jesuítas, cuando prendie
ron en su acendrado patriotismo y fogosa juventud las voces
dd los patriotas que acaudillaba Rovira—y algunos disparos
que se oyeron en la calle—, y sin atender los consejos de su
Jefe, el Foronel D. José Navarro Falcón, vocal de aquella
Junta y Comandante de Artillería de la plaza, arrebató el
fusil a un ordeuanzá y, después de pronunciar las memora
bles palabras: Mi Coronel, es preciso morir; vamos a batirnos
con los franceses, se precipitó escaleras abajo, seguido de sus
subordinados, escribientes meritorios del Cuerpo de Cuenta
y Razón (a), D. Manuel Almira y Martín (3) y D. Domingo
Rojo Martínez (), llegando a la calle, donde la presencia de
- su uniforme verde (5) redobla el entusiasmo de los paisanos,
que le acogen con entusiastas aclamaciones.
En rápida conversación con el Capitán de Infantería de
Milicias se entera de los anteriores sucesos, de la escasez de
armas y de su pretensión de encaminarse al Parque para
conseguirlas. Recuerda la existencia en éste de una Compa
ñía de Infantería fradesa, impuesta por Murat, vejación que
él sufre todas las mañanas al acudir a su diario trabajo en el
mismo, y rápidamente decide, de acuerdo con el Capitán de
Infantería, acudir al cuartel del Regimiento de Infantería
número 36, de Voluntarios del Estado, situado en la misma
dalle, en las proximidades de la Puerta de Fuencarral (hoy
glorieta de San Bernardo), en el que tiene amigos compro
metidos—el Teniente Ruiz, entre otros—, en su “proyecto
de defensa militar contra los franceses”, que la aceleración
de los acontecimientos ha impedido llevar a la práctica.
Llegados al cuartel de Infantería, que hace esquina a la
calle de,San Hermenegildo (hoy número 83 de la calle de
San Bernardo); encuentra al Regimiento, parte, formado en
el patio y fortificcmndose (6), y a su Coronel, ID. Manuel Alvarez
de Faria, Marqués de Casa-Palacio—soldado viejo de las
campañas de Francia y Portugal, como dice un cronista—,
convenientemente “preparado” por las yehementes demandas
del Teniente Ruiz, que encarna el espíritu de rebéldía de la
Oficialidad del Regimiento (y).
Velarde, hábilmente, propuso al Coronel le diese una
Compañía, “con la que contaba guardar el Parque de Arti
llería, poniéndolo a su disposición”, o, dicho con claridad,
(i) De la obra monomantal El Das de Mayo de zln5, del iluatre aca
démico D. Juan Pérez de Guzmán.
(al cuerpo Auxiliar de Administración Militar afecto al de Artillería.
() De 7 añoa, caaado, natural de Segovia, al que luego veremos, en
loa últimos momentos, recoger el cuerpo de Daois.
(4) Herido de un balazo en la cabeza, en el Parque, falleció el dia 3 de
julio de s5o5.
• (5) Ea dato poro conocido. “El uniforme de los Ofictalea empleados en
el Estado Mayor es: casaca verde, solapa buelta (sic) y cuello de terciopelo
morado con burdado de oro y una bomba en cada lado del cuello; botón
cIaste, durado, ron la inecriprión Estada Mayar de Arlilleréa; chaleco y pan
talón blanco.” De la obra Estada Militar de España, año s5o5, Imp. Real,
en su parte relativa a Artillería. La Junta Superior formaba, con la “Secre
taría del Estado Mayor” y la Jefatura, el Estado Mayor del Arma. Rn el
Museo del Ejército se puede ver una casaca serde perteneciente a Velarde,
donada por su familia. . -
(6) Relatos de García Bermejo y Tamarit.
(7) “Disuelto a raíz de los sucesos, sal como la Guardia Real de Alabar
deros y los Snizvi de Prenz, por su actitud- ancifrancesa.’I (Pérez Guzmán.)
42
para adueñarse de él, si bien empleó estos subterfugios para
no hablar de sublevación y unión al paisanaje, haciendo com
patible el ardoroso patriotismo del Coronel con el senti
miento de su responsabilidad, ya que conocía por su Jefe
inmediato, el Capitán Daoiz, Jefe del Parque—al que re
serva argumentos más expeditivos—, la Orden de la pla
za (r), discutida entre ellos con acaloramiento, y acatada
a regañadientes por aquél, cuya jerarquía le hacía responsa
ble de su cumplimiento.
La voluntariedad del Teniente Ruiz, las ardientes pala
bras de Velarde y Rcivira y las voces entusiastas de los paisa
nos que acaudillan, vencen los últimos escrúpulos del Coro
nel, que designa a la Compañía de Ruiz la tercera del II Ba
tallón, que con su Capitán, D. Rafael de Goicoechea a la
cabeza; los subalternos, Teniente D. José Ontoria, Alférez
D. Tomás Bruguera y los Cadetes del Regimiento, ID. Juan
Vázquez y Afán de Rivera, ID. Andrés Pacheco y D. José
Rojo, y 33 soldados, “treinta y tres plazas de fusil” (2), mar
chan con los paisanos “en formación” (3) a apoderarse del
Parque de Monteleón, para, con la ayuda de los artilleros
que lo guarnecen, desalojar de él a los franceses que lo ocu
pan y armar al pueblo.
La lla.ma.—Es el momento decisivo; la iniciación dé la glo
riosa jornada. Respondiendo a la agresión ante Palacio el
pueblo se lanzó a las calles a satisfacer su justa venganza;
pero el Ejército, representado por sus dos Armas básicas,
sin haber sido agredido, impulsado únicamente por sus sentí
mientosde honor y patriotismo, marcha a combatir con las
tropas imperiales, declarando la guerra a i.,Tapoletln, dispues
tos a sacrificar sus vidas generosas para despertar en todo el
ámbito nacional el grito universal de Independencia.
De aquí que sea preciso hacer resaltar que la defensa del
Parque de Monteleón fué un hecho totalmente consciente
realizado por el Ejército español, apoyado en la bravura del
pueblo y en su rabioso sentido de la independencia.
El Ejército y el pueblo descienden por la calle de San Ber
nardo; tuercen por la de San José (hoy de Daoiz y de Ve-
larde) y llegan a la de San Pedro (hoy del Dos de Mayo),
frente a la cual se encuentra, cerrada, la puerta principal del
Parque de Monteleón. Se engrosa la formación con los pai
sanos que allí habían acudido—en grupos y aisladamente—
desde los primeros momentos, clamando que les entregasen
las armas que en él había (). Un artihero que hace la centi
nela junto al postigo da el alto a los que llegan, y la tnrcera
Compañía, por orden de Goicoechea, se detiene, y lo mismo
hacen los grupos de paisanos a la voz del Capitán Rovira.
Velarde—que ha sido reconocido por el centinela—-se ade
lanta con decisión y penetra por el postigo seguido del vehe
mente Ruiz, que se destaca de su puesto en formación.
Ante su vista aparece formada en el patio la Compañía
francesa, con su Jefe a la cabeza. Forman en ésta, aparte de su
capitán, 4 Oficiales subalternos, 75 soldados y i tambor.
Rápidamente Velarde se encara con el Capitán francés
y le intima la rendición, “si no quería que toda su tropa, con
él, fueran pasados a cuchillo (), apoyando Ruiz los enérgicos
razonamientos de aquél, haciendo creer—al francés—que su
Batallón, “que es el que acaba de hacer alto en la puerta”,
es el primero de otros dos del Regimiento de Infantería nú
mero 36, “que vienen marchando hacia el Farque” (6).
(z) Dictada por D. Francisco Xavier de Negrete, Capitán General de
Madrid, que decia “que las íropas se mantuvieran quietas y encerradas en
los cuarteles”.
(s) Según Garcf a Bermejn y la msyorls de los cronistas del suceso.
() A este grupo se unió, en el trayecto basta el Parqne, D. José Alba-
irán, Médico de la Real Casa, que capitaneaba otro numeroso, aunque él
mismo no ppdo llegsr a él por haber resultado herido.
(( Uno de estos grupos era capitaneado por Cosme de Mora, exaltado
patriota que dió en ese dis so sangre por Is independencia, como tantos
otros paisanos.
() Del relato de D. Emilio Tamaril.
(6) Según el -De. Ferssd,sdez Sandios en su Discurso, primera pullica
ciie de los sucesns del Dns de Mayo, hecbs en el mes dej ulio en Badajoz,
añadió: “va que por vuestra parte ban empezado las hostilidades, es pre
ciso entregarse iumediatameute; de lo contrario, seréis pasados a cuchillo.”
Rsta crónica, escráta pnr tefereacias, no parece ser de las más veraces, y el
señor Pérez de Gósmán le niega tods autoridad.
Duda el francés y replica “que, aunque tiene orden de mante la calle de San José, quedándose con el mando de estas últi
nerse en su puesto, esto no es obstáculo para que páse el mas el Teniente Ruiz, y él con las de la parte alta.
Batallón”; pero que penetren en el patio “únicamente las Destina a los artilleros a hacer cartuchos y preparar muni
tropas españolas”. Ruiz corre a la puerta, la abre, cruza bre ciones, y con otros paisanos ayuda a arrastrar cinco cañones
ves palabras con Goicoechea y Rovira, y solamánte la Com (dos, de “a 5 libras”, y 3, de “a 4 libras”), que planta en el
pañía de Infantería, con las armas cargadas y dispuestas, patio, abocando dos de ellos a la puerta del Parque, de cuya
penetra en correcta formación, seguida de algunos paisanos dirección se encarga personalmente, mientras Velarde cuida
armados. Rovira y sus grupos quedan fuera aporreando fu del súministro de municiones para todos.
riosamente la puerta y pidiendo “armas, armas!!” y atro-’
nando el espacio con süs gritos de venganza. Los ataques.—Son las once pasadas de la mañana. Algunqs
grupos de paisanos armados, a ifiodo de avanzadillaS, vigilan
La impetuosidad de Ruiz le hace tomar el mando de las
tropas y, “ganándoles la mano” a los imperiales, da orden de la calle de San José a ambos lados de la puerta, y otros, la
de San Pedro, que desemboca frente a ésta; y así esperán el
“hacer fuego a su voz” sobre los soldados franceses, si persis ataque, que no tarda en llegar.
ten en no entregarse, con lo que, convencidos éstos de la in
utilidad de su resistenéia, nrrójan sus armas y fornituras y Prirnero.—Poco tiempo después, un pequeño destacamento
francés, al mando de un Oficial, se presenta por la dalle de
se entregan a discreción como prisioneros de guerra. Fuencarral, emboca la de San José y exige a voces—a dis
La rebeldía del héroe.—En estos momentos llega al patio tanda—la rendición. Rs el
—desde los edificios interiores—el Capitán Daoiz, al que la Capitán Goicoechea quien
extraordinaria rapidez de los anteriores acontecimientos se entiende con. aquél y el
ha impedido toda acción, y se encara con su subordinado el que se niega a rendirse, y
Capitán Velarde. ordena al Ofiçial que se re-
Hasta ahora, dos argucias—la de Velarde con el Marqués tire. Este no obedece y or
de Casa-Palacio y la de Ruiz con el Capitán francés—han re- dena hacer ¿fuego, que es
suelto “las papeletas” que se presentaron con pleno éxito. contestado con dos descar
Velarde sabe que con su Jefe inmediato no han de valerle gas de fusilería, que oca-
subterfugios y le habla claro. Conoce a fondo a Daoiz, a su sionan bajas en las filas
Jefe y compañero, y no ignora su exaltado patriotismo (s), frahcesas, poniéndose en rá
y sabe también de su bravura y de su acendrado com$ñe- pida fuga. El primer ¡taque
rismo, así como de su sentido de la disciplina y del honot haaidorechazado. .:,

militar. Segundo.—Al poco tiem

Celoso Daoiz de su autoridad; increpa, . correcta pero enér- po se inicia un nuevo ata
gicamente, a su compañero y subordinado, preguntándole en que. Esta vez es más serio.
virtud de qué órdenes tomaba aquellas disposiciones, des- Un Regimiento de Infante-
obedeciendo la de lá plaza que tú de sobra conoces tengo la ría “y otras tropas más”,
obligación, de cumplir, y calla... “contra los impulsos de mi pertenecientes a la Brigada
patriotismo”. Eñtonces Velarde, vehemente pero subordi- del Géneral Lefranc (s),
nado, en cortas y enérgicas frases trata de disipar los respe- que desde el convento de
tos que la disciplina impone a su compañero por las órdenes San Bernardino (los actua
recibidas (a), y excita su patriotismo, sin olvidar sus punta- les edificios de la Ciudad
das al honor y al valor militar, al atropello sufridb por el Universitaria) han penetra-
pueblo y, en consecuencia, la actitud de éste, fácil de oír. do por la Puerta de Fuen
Asimila rápidamente Daoiz las exaltadas, sí que re.spetuo- carral y se han dorrido por
sas, palabras de su compañero, y dejándose llevar de sus im- las calles de San Bernardo
pulsos generosos, que vencen su recia disciplina de buen sol- y Palma Alta, iniciali el
dado, rompe en menudos pedazos la Orden de la plaza que ataque de frente al Parque
tenía en las manos, ordena abrir la puerta principal y armar por la calle de San Pedro.
al pueblo, y hace. valer su autoridad—su responsabilidad—, Por las avanzadillas de los
que allí es le única, según dijo primero y corrobora con sus paisanos (que las han visto
actos poco después. cruzar la calle de San José,
Irrumpe el pueblo en el patio con el Capitán Rovira a su al desfilar por la de San
frente, y aclama hasta enronquecer al Jefe del Parque y a Bernardo) sabe el Capitán
sus heroicos compañeros Velarde y Rqiz, mientras se mezclan Daoiz la importancia de
los uniformes verdes y azules de los artilleros con los petos esas tropas y ordena en
carmesíes de los infantes y las negras capas de majos y chis- consecuencia economizar
peros. . . municiones, después de co
Inmediatamente, Daoiz, verdadero jefe y alma de la de- nocer por Velarde el pocu
fensa, multiplica sus disposiciones: ordena encerrar a los favorable resultado del re-
Sr franceses prisioneros en las caballerizas que, desocupadas, cuento de las mismas—”só
existen en el fondo del patioprincipal; encarga a Velarde de lo había so cartuchos de
distribuir el armamento a los patriotas madrileños, de los cañónhechos” (General Sa
que unos, recibidas las armas, corren a luchar por las calles,
.mientras otros son distribuidos por Rovira y Ruiz en Escua- () 34. Jacques Lefranc nació
dras, a las que el mando de sus mismos jefes de grupo o de , siso, 1uó soldado en los Re-
los más capaces sé les encomienda la defensa de -, las tapias gimientos de Bearne y el Delfina-
do
y ascendida Jefe de Batallón
traseras; a Goscoechea ordena dsstrsbusr su Compansa en dos en’5793 y a General de Brigada
Secciones, reforzadas por los paisanos, armados con los fuss- eni5o. Pué hecho prisionero en
les de la rendida Compañía francesa y éste las sitúa en la Bailón, formando parte del Ejér
parte alta del Parque que da a la Ronda y en el edificio que
se levanta a la derecha de la puerta, y cuyas ventanas dan a . celes “al frente de sus granade
ros” apoderándose “a viva fuerza
(c) Bied puesto demanifiesto en el desafio qoe, como amigo, sabe ha del Arsenal de Madrsd”.. “desde
concertado la vispira y del que se habla antériormente. , ‘ elcual las tropas eep9flolas ame
(z) La órden recibida era “que en hiciese movimiento algunó con sus trallaban” a las tropas lrancesae
artilleros, ni saliese del cuarlel hasta no recibir nuevas disposiciones”. “cuando
la toma de la ciudad.

Daoiz.
 las)—, así como el repisegue al patio de los patriotas situa
dos al exterior, permite el avance de la infantería francesa
hasta que sus gastadores comienzan a descargar sus hachas
sobre la puerta del Parque. Es el momento: ordena abrir rá
pidamente aquélla y da la voz de ‘Fuego!”, a la qne dispa
ran los dos cañones abocados a la puerta, al mismo-tiempo
que las descargas de fusilería de los infantes y paisanos apa
recidos en las ventanas del edificio se suceden, .hgciendo nue
vamente huir a los imperiales, que dejan sembradas de cadd
eres y heridos la calles adyacentes.
Estos momentos de confusión son aprovechados para sa
car a la calle los cañones, que colocan en la forma siguiente:
uno (de 4 libras) enfilando la calle perpendicular a la puer
ta (calle de San Pedro); otro (de 8 libras) a la izquierda de la
puerta, en el cruce de las calles de San José y San Andrés,
abocado hacia la calle de Fuencarral; un tercero (de 4 libras)
a la derecha de la puerta del Parque y más pi’óximo a ella,
enfilando la calle de San José y dirigidó contra la de San
Bernardo. Los dos restantes quedan de retén en el patio.
Del mandó de estas piezas se encargan los Capitanes Daoiz
y Velarde, sustituyendo Ruiz a este último disrante sus au
senciás, precisas para vigilar él municionamiento.
Del servicio se encargan: del cañón situado en el cruce de
- las callesde San José y San Andrés, soldados de Artillería,
y de los otros, paisanos. En el primero, al caer muertos a los
primeros disparos los artilleros, es servido por mujeres y
majos del puebld (z), que supieron morir.., como lo hacían
infantes y artilleros.
El duelo de a.rtillería.—Vistos por el General Lefranc los
anteriores movimientos, ordena asaltos parciales (z) de sus
tropas, dirigidos contra las tapias traseras del Parque, prin
cipalmente a las que daban a la calle de San Bernardo, con
resultados negativos, pues todos ellos fueron rechazados por
los patriotas armados y la Sección de Infantería de Volun
tarios del Estado, que las vigilaban.
Al mismo tiempo avanzaba su artillería, de la que, por lo
- menosdos piezas (3), sitúa (cubó cos cubo) en la calle de
San Bernardo, frente a la fuente llamada Matalobos, enfi
lando la de San José e iniciando fuerte cañoneo, inmediata
mente contestado por los nuestros. El objeto perseguido por
los imperiales era el agotar las municiones de los españoles
y el principal de preparar un nuevo asalto.
Al iniciarse el duelo de artillería, Daoiz ha ordenado sacar
del patio el otro cañón de “8 libras”, que sitúa, para batir a
los cañones enemigos, junto al que él dirige, encargando el
mando del mismo al Teniente Ruiz, “en atisnción de haber
estado agregado al Real Cuerpo de Artillería en el Campo
de Gibraltar en 1804, y del servicio, a algunos artilleros.
A los pocos momentos resulta Ruiz herido de bala en el
brazo izquierdo, dando buena prueba del temple de su espí
ritu al ordenar, impávido, “Fuego, artilleros!”, mientras el
Teniente Coronel Exento de Guardias Reales, D. José Pa
checo (j, le venda el brago con un pañuelo para restañar la
sangre.
Las bajas españolas son muy numerosas; pero los puestos
vacantes son inmediatamente cubiertos por paisanos y mu
jeres, por lo que ante esta resistencia inaudita (5) el General
Lefranc ordena “que fuerzas de refresco lo tomen por asalto
a la bayoneta” (j).
Tercero.—Arrecia el cañoneo de los imperiales para cesar
después, dejando paso al Regimiento provisional de InI an
tena número 4, mandado por su Coronel, el Conde de Mon
tholon, que avanza resueltamente en orden cerrado y “a paso
(z) Éntre las primeras, las heroínas Clara del Rey yBessifs Pasfrassa, y
Jnañ Malasalla entre los segundos.
(21 Se hace difícil comprender cómo no les dió carácter de principales.
(3) Por granadas recogidas sse dfa en el hnerto delConvento de Mara
villas, que las monjas conservaron hasta el incendio de su Onevo Convento
en ¡936, se pnede asegurar que estos caSones eran de “a cz libras”. Dato
amablemente facilitado por el Tçniente Coronel de Artillería, del Servicio
Histórico, Sr. Sempere.
(41 Que había acndido al Parque si saber que su hijo Andrés, Cadete
de Infantería en el Regimientn de Voluntarios del Estado, se encontraba
- enél.
(5) Del parte oficial del General Grouchy a Murat.
44
redoblado” por la calle de San José, desde la de San Ber
nardo, sin disparar un tiro.
Los destrozos que en las compactas filas francesas pro
duce la metralla española son enormes; pero los huecos se
rellenan en el acto y el Regimiento, vencedor en cien com
bates, sigue avanzando enardecido por las voces de su Coro
nel, que va a sc frente gritando: ¡Adelante! ¡ Viva el Raspe
rador!
Van a llegar a las piezas; quedan tan sólo una decena de
metros por recorrer, cuando un suceso inesperado hace cesar
momentáneamente las hostilidades.
Aparece a galope por la calle de San Pedro, y llega hasta
Daoiz, un Capitán de Infantería del Regimiento de Volun
tarios del Estado (x), que tremola blanca bandera de parla
mento. Viene comisionado por la “afrancesada” Junta Su
prema de Gobierno3 que preside el Infante D. Antonio,
“para exigir a las tropas españolas que cesen en el fuego y
obedezcan la Orden de la plaza”.
Tras violento diálogo es despedido por Daoiz, que pone
de manifiesto, una vez más, su voluntad inquebrantable de
mantener a toda costa la resistencia para despertar en los
españoles el unánime grito de Independencia. Pero el Coro
nel francés no pierde él tiempo y aprovecha arteramente la
tregua con el ardid de guerra de hacer avanzar lentamente
a sus soldados, “a fin de apoderarse por sorpresa de los caño
nes españoles”.
Ruiz se da cuenta de la maniobra, que Daoiz no puede ver
por encontrarse en violenta discusión con el parlamentario,
y rápidamente grita al Coronel, que ha llegado con otros ofi
ciales a las inmediaciones de las piezas, que se detenga, y, al
no ser obedecido por éstos, ordena hacer fuego a los cañones,
que producen horrible canisicería en las tropas francesas,
mientras el Coronel Conde Montholon y ocho de sus Oficia
les son apresados por los paisanos armados y conducidos al
patio como prisioneros.
La columna imperial, perdidos sus mandos y desmorali
zada por los tremendos destrozos de la metralla española,
abandona precipitadamente el campo, dejando “más de un
centenar de cadáveres en su desordenada fuga”.
El asalto.—Esta nueva derrota encorajina al General Le
franc, que ha adelantado su P. C. a las proximidades de la
Puerta de Fuencarral, al recibir órdenes muy severas del
General Grouchy para “liquidar rápidamente toda resisten
cia”, y ordena “el ataque general al Parque”. Son la u6a y
media de la tarde. Se aproxima el final del drama.
En el campo español, después de dos horas y media de
combates casi continuos, las municiones escasean, las bajas
han sido también numerosas; pero el entusiasmo es indes
criptible. Nuevas voces de victoria atruenan los espacios,
confundiéndose con los ayes de los heridos. ¡Por tres veces
han derrotado y puesto en fuga a los vencedores de Europa!
Lefranc, al que han llegado sucesivamente refuerzos hasta
alcanzar los z.oo hombres, según unos, ó 2.600, según otros,
ordena el asalto en tres columnas, que se aproximan al Par-
que por las calles de San José y San Pedró, procedentes de
las de Fuencarral, San Bernardo y Palma Alta (s).
Arrecia el fuego de fusilería, resultando Daoiz herido en
un muslo “al pie del cañón”, mientras, cada vez más espa
ciadas, suenan las descargas de los cañqnes españoles, hasta
que, por fin, cesan al agotarse las municiones.
El asalto se precipita; los cartuchos para los fusiles están a
punto de agotarse. Velarde, enrabiado, penetra en el Parque
para distribuir las últimas municiones. Los Voluntarios del
Estadn y muchos de los paisanos acaudillados por Ruiz,
Goicoechea y Rn.vira, estimandp imposible la defensa exte
(i) Don Melchor Alvarez, según la crónica de los sucesos del docto
Fernández Sandino.
(a) Algún cronista, como D. Antonio de Cspmsny, asefurs que inter
vinieron tropas de las tres Armas, cifrándolas en dos Regimientos de luían
terfs, dos Escuadrones de Cshsllerls y custro piezas de Artilleris. Igual
mente hacen otros figurar si General Lefranc a caballo (que Iné alcanzado
por una bala), al frente de su Infsntsrla. Está probado que no intervinq la
Cabaflerf a. Se puede comprender fácilmente, visitando las calles estrechás
y cortas que conducen si Parque. -.
rior del Parque, ocupan su primitivo puesto de combate en riores, capitaneados por Ruiz,, Goicoechea y Rovira, ca-
ls ventanas del edificio, desde donde disparan sin cesar yendo el primero y más heroico entre los valerosos infantes
sobre los franceses. Estos avanzan lentamente y a costa de herido gravemenie sobre un montón de cadáveres...
grandes bajas. Las descargas de fusilería, como anterior La cápitulación.—Ei Coronel Conde de Montholon, libe
mente, ocurrió con las de artijlería, se espacian más y más. rado en el patio, y más antiguo que Lalande, se h’ace cargo
Las municiones escasean... del mando. Ante él capitula con todos los honores de guerra
Y llegamos a la escena cumre del drama, que, como en el CapitánG’oicoechea, en nombre del Parque, retirándose
los teatrales, precede en pocas. escenas a la caída del telón. con los escásos soldados supervivientes a su cuartel (i).
En el exterior, algunos paisanos armados hacen fuego de El Cpitán Rovira y numerosos paisanos logran escaparse’
fusilería desde las piezas, alentados por la voz de Daoiz, que, por las tapias traseras, refugiándose en los jardines y con
rodilla en tierra y la espada en la diestra, continúa animoso. vento de las Salesas Nuevas.
dando órdenes çon úna serenida,d e intrepidez maravillosas..., Son las dos y minutos de la tarde. Después de tres horas
mientras se deangra apoyado en un cañón. de épica lucha, el Parque de Monteleón ha sucumbido. El
Lo que tanto temía ha llegado a suceder. Las müniciones drama ha terminado.
están prácticamente agotadas. Solamente tiros sueltos desde El Jefe de Artillería de la plaza,’ Coronel Navarro Falcón,
las ventanas o desde la proximidad de las piezas causan ba se presenta’. en ‘el ‘Parque con orden de la Junta Suprema
jas en los asaltantes, que llegan ya a’alcanzar el cañón de la para ‘entregar ‘el mismo a’ los franceses”. Un Ayudante del
calle de San Andrés. En este instante ve asimismo caer General La R.iboissiére (z), ‘Jefe de la artillería del primer
muerto en el patio a Velarde, atravesado el corazón por una Ejército frañcés, se había hecho cargo de la artillería, alma
bala enemiga. cenes, Muséo Militar y caja de caudales, por lo que aquél
En aquellos trágicos momentos, el Coronel Lalande, pri nada tuvo que hacer y, según dice en su parte de los sucesos,
mer ‘Jefe del Regimiento de Infantería número 23, que avan se marchó de allí, ya que “no había nada que entregar, pues
zaba al frente de sus tropas, enarbola bandera blanca. to que ya se habían apoderado de todo los franceses”.
Daoiz, .consciente de su deber de Jéfe, anuda su pañuelo El nuevo Jefe del Parque, Conde de Montholon, generosa
énsangrentado en la punta de la espada para parlamentar (i). mente permitió que Daoiz, aún con vida, fuese transportado
El duelo.—Avanza el Coronel Lalande’ y, excitado, recri por sus artilleros y D. Manuel Almira (3) a su casa de la calle
mina su, actitud a Daoiz con palabras ofensivas. El tempera de la Ternera, número 12 (la actual número 6), en la que
mento de gigante del héroe no puéde aguántar el verse in expiró a las cuatro horas de llegar, “después. de apretar. la
sultado por el vencedor y, haciendo un supremo e,sfuerzo, mano del sacerdote, única acción de que fué dueño”.
se pone en pie y le replica: “Si fuerais capaz de hablar con El cadáver del Capitán Velarde fué trasladado a las cinco
vuestro sable, no me trataríais así”, y, uniendo la acción a de la tarde, a la parroquia de San Martín, donde se le dió
la palabra, acomete con su espada al Coronel francés, ‘lo cristiana sepultura—después de amortajado con un hábito
grando rápidamete herirle hasta tres veces (z), en cuyó mo de franciscano, de limosna—por su asistente, algunos Ofi
inento aquél grita: ¡Grenadiers, ¿1snoi!,Secours cl votre Cojo ciáles del Arma y paisanos. Entrada la noche, fué llevado a
zel, pon lo que “se agolparon sobre Daoiz varios oficialés y la misma iglesia el cadáver de Daoiz. Juntos permanecieron
granaderos franceses y, a .pesar del denuedo con que los re-. enterrados en ella hasta 1814, en que se les trasladó a la de
sistía—guardándose las espaldas con un cañón—, cayó he San Isidro, para quedar definitivamente instalados en 1841
rido mortalmente d& varias estocadas y bayonetazos” (3). en el Monumento ,del Campo de la Lealtad.
En igual forma cayeron los pocos paisanos que le acompaña Por último, el Teniente Ruiz, gravemente herido, fué tam
ron hasta el fin. ‘bién trasladado a, hombros de sus infantes—con consenti
La muerte del héroe de la defensa del Parque de Monte- miento del caballeroso Conde de Montholon—a casa de doña
león anuncia la caída del telón del épico drama. María Paula Variano, donde ‘tenía su alojamiento.
Pero éste continúa unos minutos, siquiera sea’ para dar Datos finales.—Para terminar, daremos algunos datos nu
ocasión al infante Ruiz de.hacer resaltar su compañerismo y méricos que estimamos interesantes. Entre los defensores, el
bizarría, que le hace igualar en gloria a lós artilleros Velar número de bajas—muertos y heridos—cuyos nombres se
de y Daoiz. conservan es de 62; si bien es lógico suponer la existencia
Al iniciarse la escena antes relatada, presenciada por Ruiz de un cierto número de heridos que, por ser curados en casas
desde las ventanas, éste se arroja escaleras abajo y, seguido particulares ‘o fallecer en ellas, escaparon a toda estadística.’
de algunos soldados de Infantería y paisanos, corre en auxi Los disparos realizados por las piezas del ‘Parque fueron
lio de Daoiz. Cuando llega a salir del Parque se haconsumado 26, según la mayoría de los cronistas, y 12 según otros.
el asesinato del héroe y los franceses esperan con los fusiles El número de paisanos que tomaron parte en la defensa
apuntados, a la puerta. El Teniente General de, Infantería —el de los ‘que se armaron en el Parque para marchar des
Marqués de San Simón (4), “que había presenciado los su pués “a la caza ‘del francés”, fué muy superior—se calcula
cesos del Parque desde los balcones de su casa, sita frente al con cierta aproximación en’tre 8óo y 1.000 hombres, si se
palacio de Monteleón, se mete de uniforme por debajo de los tienen en cuenta los siguientes indicios: el armamento dis
fusiles franceses e imponiéndósé con su bastón de mando, tribuído y municiones consumidas, pues llegaron a agotarse;
signo de su, autoridad, evita la’descarga” (5), que hubiera, los numerosos ataques rechazados en las largas tapias poste
ocasionado la ‘muerte de los infantes que,, con gesto’ tan ge riores del Parque, guarnecidas por ellos; el número de jefes
neroso de compañerismo, acudían a defender al artillero he de grupo conocidos, de los que acudieron separadamente al
rido y empeñado en desigual combate. Parque’, y, por último, según el relato de uno de estos jefes
Pero hay más. Los franceses vencedores entran en el pa de grupo (4), “en los últimos momentos de la defensa, itaca
tio, mientras ‘las tropas españolas, “réducidas a un puñado
de ‘hombres, secundados por el maravilloso heroísmo de los (x) El Conde de Montholon mostró en esta ocasión su hidalguía, como
paisanos”, se baten en retirada hacia las edificaciones inte después su. grandeza de alma, al permitir evacuar del Pargue los cuerpos
desangrados de los héroes Daoiz, Velarde y Ruiz, y, más tarde, su lealtad
acompañando al Emperador, destronado y prisionero, a,la isla de Santa
(z) Daoiz parlamentó pensando salvar a sus fuerzas y engañado por Elena, donde rédactó, a su dictado, las célebres Memorias del Corso que
la traición de loe franceses, que simularon parlamentar para apoderarse ficé Emperador.
de esa forma del Parque. Lo confirma, sin lugar a dudas, el parte oficial (2) Este General, que recibió. orden de Murat de hacerse cargo del
del General Grouchy a Murat en el que, al dar cuenta de la muerte de Daoiz Psique, no pudo: cumplirla por ser bloqueada su casa por los patriotas
y Velarde, dice “que perecieron por una estr’atagema del Coronel Lalande, armados.
Comandante Jefe del Regimiento 23 de Infanteria”. () El héroe.del Cuerpo de Cuenta y Razón que acornpañó a su Jefe el
(a) Del relato de Tamarit. Capitán Velarde desde.la oficina, conservó la llave del féretro de Daoiz, y
(3) De la relación del. General Salas. gracias a él pudieron s’er reconocidos los cuerpos de Daoiz y Velarde al ser
() En i8x6, siendo ya Capitán General, mandaba como Coronel el exhumados en el’ año 1514.
Regimiento de Reales Guardias Walonas de Infanterfa. ‘Don José Blas de Molina y Soriano cuyo relato transcribe el Sr. Pé
() Del relato de Antén del Olmet. rez de Guzmán.

45
 lueoaa pcgrfe del paisanaje pudo escapar por la puerta inte
rior”, y segúu el informe del Capitán Goicoechea, “quedaron
260 de ellos (paisanos) escondidos en los desvanes para no
entregarse a los franceses” (z); no hay duda de que su nú
mero estaría lógicamente comprendido entre las cifras antes
citadas.
El número de prisioneros franceses fué de r Coronel, 23
Oficiales y 78 soldados.
Por último, las bajas de las tropas invasoras fueron real
mente extraordinarias y dan idea del encarnizamiento de la
lucha. Según el parte del Gobernador Militar, General Grou
chy, a Murat, dice, al dar cuenta de que los Oficiales que
sacaron los cañones habían perecido “después de habernos
muerto a metralla ‘más de 2.000 soldados”. De estas bajas,
los propios franceses evacuaron muchas de ellas en sus dife
rentes retiradas, “para que no pudieran ver los madrileños
tan extraordinaria mortandad”; pero, aun así, existe el tes
timonio del alcalde del barrio de Maravillas, D. Ramún
Royo, que certificú que “pasaban de Soo los cadáveres de
soldados francóses levantados por él” (2).
Dispuestos siempre a “bisar” el drama.
La ejemplaridad de la defensa del Parque y la represalia
francesa que siguiú a los sucesos relatados dieron rápidamente
úptimos frutos. “España se levantú contra mf como un hom
bre de hoñor”, escribiú Napoleón en Santa Elena.
Tras el levantamiento “sintético” de la Nación en el Dos
de Mayo vino el desbordamiento súbito, inesperado, del
sentimiento nacional, herido en su fibra más sensible: su amor
a la libertad.
Y el grito de Independencia, que el ecolde los cañones del
Parque de Monteleún propagó por el ámbito nacional, unido
al “odio a muerte al invasor”, que se exacqrbó con los inicuos
fusilamientos del día .3 en la Montaña del Príncipe Pío, din-
(sj Los que fueron puestos ensalvo enianocizedel z si
niente D. -José Ontoria. de este Oficial en Otras ¡nf antes.)
¡Ver actuación
(sI Rl número total de bajas francesas el día a de mayo mí, según el
Mariscal Isloncey, extraordinario: “Se ecbaron de menos cerca de 5.000 fran
ceses”, dijo en su parte. De ellos, un General jLegrant) y 5o Oficiales (ño
irente st Parque). Las victimas españolas del z de mayo toaron, según el
Catótogade1SrPérez de Guzmán, 578; de eltos, 4o6 muerlos y 572 batidos.
ron lugar a una larga campaña de seis años, en la que toma
ron parte, unidos en Democracia única en la Historia de la
Humanidad, el Ejército y el Pueblo, los Generales y Grañ
des del Reino, soldados y sacerdotes, majos y labradores,
estudiantes y académicos, comerciantes y empleados, sin
que ni edades ni sexos fueran obstáculo para acudir en de
fensa de la Patria en peligro, y cuyo resultado fué—después
de constantes vaivenes, de fracasos y victorias—que las tro
pas invasoras—las más aguerridas y mejor dotadas de Eu
ropa, ¡no olvidarlo!—, derrotadas por el Ejéroif o español y
hostigadas continuamente por el Pueblo, hubieron de repasar
las fronteras.
Contra todas las predicciones y cálculos de los “sensatos”,
la locura sublime de los “insensatos” alcanzó el “nulagro”,
que nuevamente a esta generación nos ha sido dado el pre
senciar en 5939. En esta ocasión, la invasión fué de “ideas”
extranjeras adoptadas por un Gobierno de “españoles” inep
tos o traidores, o, mejor dicho, de traidores ineptos, y vol
verá siempre a presentarse—con la ayuda de Dios—cuantas
veces se trate de arrebatar a nuestro Pueblo el ideal que es
tima más que su vida: su Independencia.
BIBLIOGRAFIA
Memorial Histórico de la Artilteróa Espaitola.—153z. Del General de Arti
lien a D. Ramón de Salas.
Memoria Histórica—Madrid, z5r. Tmprenta de Andrés Peña. De D. Emi
lio Tamanit, Oiícial 3.0 del Cuerpo de Cuenta y Razón “parte integrante
del de Artillería”, según las propias palabras oficiales de la Direáción
General del Arma en z514.
Discarae.—Badajoc, junio zIol. Del doctor D. Pedro Pascasio Fernández
Sandino, Médico de Número de los Reales Ejércitos qne asistió de ana
beridas al Teniente Ruiz a su llegada de Madrid. Es la primera publi
cación con et retato del Dos de Mayo, y apareció en el segunda número
del periódico Almacén Patriótica, de Badajoz. Se imprimió en la ion.
prenta de D. Juan Patrón, en julio de doS.
El z de mayo de ‘88 en Madrid—Publicada por el Ayuntamiento de Ma
drid ea zgn5, en Rivadeneyra, del Académico de la Mistoria y Artillero
Monorario Excmo. Sr. D. Juan Pérez de Guzmán.
por el Te Aclaración Histórica.—Madrid, zgo5. Imprenta A. Marco. De D. Fernando
Antón del Olmet.
Daais y Velardc.—cgot. Imprenta Bernardo Rodríguez. Del entoncea
Comandante de Artillería D. Juan de Arzadun.
Memorial de Artillería. —Extraordinario dat Centenario.
 Vopuison
OI1(TE
W. R. COOK,de la Revista “The .Journal of the Royal Artillery”.
(Traducción del Comandante del C. 1. A. C. Pznao SALVADOR)
INTRODUCCION
Los cohetes son conocidos y utilizados desde hace
muchísimo tiempo. Mucho antes de la invención del ca
ñón fueron utilizados en el combate por los chinos, y
hasta principios del siglo XIX los cohetes formaban par
te del armamento británico. Brigadas de cohetes fueron
utilizadas en Waterloo, y en Copenhague fueron dispara
dos también cohetes, desde los barcos, contra la flota da
nesa. El aumento obtenido en la precisión y regularidad
del tiro de cañón, por la..introducción de ánimas rayadas
y cargas de proyección a base de cordita, hizo perder la
popularidad al empleo de los cohetes. Sin embargo, antes
de los comienzos de esta última guerra y durante la misma
se prosiguió, una vez más, el empleo de los mismos, ha
biéndose conseguido grandes avances en su perfecciona
miento por los alemanes, ingleses, rusos y norteamerica
nos. En los párrafos que siguen nos limitaremos a expo
ner algunos de lós aspéctos del problema de la propulsión
cohete, así corno de sus obligadas limitaciones.
EL PRINCIPIO FÚNDAMENTAL DEL COHETE
El principio mecánico en el cual está basada la acción
del cohete es el ya conocido de “conservación de la can
tidad de movimiento lineal”. El momento o cantidad de
movimiento de un cuerpo en cualquier dirección está dado
por la fórmula
Momento lineal = masa x velocidad.
Cuando el cuerpo está constituídó de varias partes, el
momento. total será la suma de los productos “masa x
velocidad” de sus distintas partes componentes. Ahora
bien; si no existe ninguna fuerza exterior que actúe sobre
el cuerpo, la ley de “conservación del momento lineal”
establece que el “momento lineal total” no se alterará ja
más. Por consiguiente, si una parte se mueve en una di
rección,
negativa. el resto deberá moverse en la opuesta o dirección
El ejemplo más sencillo es el viejo problema planteado
al encontrarse uno sentado sobre la superficie helada de
un río e intentar alcanzar la orilla por sus propios medios.
Al no poder ponerse de pie, por lo..muy resbaladizo de su
superficie, o no encontrar el medio de empujarse en di
rección de la orilla, bastará emplear la solución clásica
de lanzar monedas con toda su fuerza hacia la orilla opues
ta a la que se trate de alcanzar; entonces se observará
cómo se mueve uno lentamente en la dirección deseada.
Ahora bien; teniendo en cuenta que el principio de -“çon
servación del momento” dice que: (vuestro pesa) x (vues
tra velocidad) + (peso de monedas) x (velocidad de las
monedas) = o, se podrá deducir fáclimente que costará
unas 8 “perras gordas” el moverse un metro por minuto
hacia la orilla, siempre que las monedas vayan lanzadas
a una velocidad de 48 kilómetros por hora. En las opera.
ciones habrá .que tener cuidado de dar signo negativo a
la velocidad de las monedas que. se lanzan a la órilla
opuesta a la que se desea alcanzar. 1
El cohete se mueve hacia adelante al forzar el escape
de gases a gran velocidad por su parte trasera. Las par
tículas de gas juegan un papel similar al de las monedas
del ejemplo anterior. El gas se produce al quemar un
combustible—sólido o líquido—a una presión convenien
te; los gases fluyen entonces por uia abertura hecha en la
base del cohete. Debe desecharse la idea errónea de que el
cohete es impulsado hacia adelante por los gases que salen
y se apoyan en el aire exterior, pues el cohete funcionará
de la misma manera aun tratándose del vacío.
La forma en que crece la velocidad del cohete en un
intervalo de tiempo puede calcularse por la conservación
del momento: (peso del cohete) x (incremento de la velo
cidad en dicho tiempo) + (peso del combustible quemado
en el mismo tiempo) x (velocidad del gas con respecto
al cohete) = o.
Para calcular la velocidad máxima alcanzada por el
cohete deberá tenerse en cuenta la gradual reducción de
su peso al irse consumiendo el combustible. La fórmula
exacta. para tener en cuenta esta circunstancia será la si
guiente:
Máxima velocidad del
cohete ¡Pesoinicialdelcohete
=‘log. i
Velocidad del gas re i, Peso del c. sin com
lativa al cohete bustible
La velocidad del cohete, calculada de esta manera, tie
ne que ser corregida en la práctica por los efectos debidos
a la resistencia del aire y de la componente de la gravedad.
Aparte de estas correcciones, la fórmula nos muestra
que la máxima velocidad depende solamente de:
a) La pxoporción, en peso, del combustible en el
cohete.
b) La velocidad de los gases.
No dependiendo, por lo demás, de la lentitud o rapidez
con que se queme. el combustiblé. Es decir, que abstrac
ción hecha de la resistencia del, aire ‘y de la gravedad, el
cohete alcanzará la misma Velocidad máxima, indepen
dientemente de su aceleración.
La aceleración del cohete, definida como el incremento
de velocidad en el intervalo de un segundo, podrá tam
47
 bién calcularse por la fórmula de la “conservación del Sin embargo, la combustión del oxígeno líquido y el
momento” de esta manera: noalcohol
representa el límite de posibilidades; existen
Peso del combusti- combustibles
otros con velocidades de gases bastante
Aceleracion blequemadoen «
Peso del coh x (velocidad del gas). nado con el oxígeno liquido, eldará
elevadas.
más Por ejemplo: hidrógeno líquido, decombi
una velocidad gases
e e ordendelde 3.355 m/s; es decir, casi el doble de la obte
La aceleración es, según esto, directamente proporcio
nal a la velocidad con que sé consume el combustible.
Ahora bien; puesto que el peso del cohete va decreciendo
de una manera continua al mismo tiempo que se consume
el combustible, la aceleración aumentará, siendo máxima
cuando éste se haya consumido casi completamente. Este
es prácticamente el caso en la bomba volante alemana
“V 2”, pero no sucede con la mayor parte de los cohetes
que utilizan combustibles sólidos, pues resulta extrema Figura 1.
damente difícil el quemar el combustible a una velocidad
constante; generalmente la aceleración suele ser máxima
inmediatamente después de que el cohete empieza a que
marse.
Cuanto mayor sea la velocidad de escape de los gases,
mayor será la velocidad alcanzada por el cohete. La ve-
• locidad de escape de los gases depende,
entre otras- cosas, de la presión a que
se quema el combustible, las con dicio
- hes del escape y la calidad del com
bustible. No existen grandes posibili
dades en los límites de aplicación de
los dos primeros factores, pues por
encima de una pre
sión relativamente nida con cordita.
-

baja, del orden de - Y si nos remonta

35 kg./cm. , las ven mos todavía más en
tajas obtenidas en • escala
la de las po
la velocidad de los sibilidades, cuando
gases son pequeñas se llegue a disponer
y están contrapesa- - - de
un’ combustible
das por el incre- - • átomico, es decir,
mento del peso de la cámara de combustión necesario un combustible que desprenda núcleos atómicos en lugar-
para resistir las presiones más elevadas; de la misma de moléculas, podremos llegar a obtener un prodigioso
manera un. simple tobera con la salida en forma de cono incremento en la velocidad de las partículas.
de pequeño ángulo en el vértice es tan eficiente como Sin embargo, existen dificultades en el modo de emplear
cualquier otra clase de orificio de escape.
Con respecto al tercer factor, es évidente que la natura
leza del combustible puede influenciar la velocidad del 1
gas, puesto que cuanto mayor sea la energía liberada por
el combustible tanto mayor será la energía disponible
para impulsar los gases. Los fuegos de artificio ordinarios
utilizan un tipo de pólvora ordinaria; los cohetes emplea
dos con fines militares usan en muchos países cierta clase
de cordita, mientras que el último ejemplo de cohetes,
el “V 2”, utiliza el oxígeno líquido y el alcohol.
A continuación se transcribe una lista de las velocida
des de los gases para estas clases de combustibles:
Velooidad
Combustible los de
ga
________________________________________
_______- ses m/s.

Pólvora de fusil1.372
Cordita1.830
Oxígeno líquido y alcohol2.440

Figura 2.
C,r
estos combustibles de tan alto grado de energía, pues
las temperaturas de combustión son elevadísimas, y los
metales constitutivos de la cámara de combustión y de
la tobera tienen que pro tegerse o refrigerarse. La técnica
de la combustión de los combustibles de gran energía,
en su aplicación a los cohetes, es una cosa que se encuen
tra todavía en la infancia, de su desarrollo.
Evidentemente, podemos hacernos la pregunta de por
qué se utilizan combustibles sólidos y no líquidos en aque
llos cohetes distintos del “V 2”, empleado por los ejércitos
de diversos países. La respuesta es que, para obtener la
mayor precisión, disparando con un proyector lo más corto
posible, se necesitará normalmente disponer de una velo-
Figura 3. : Cohete de ¡2,70 centímetros. Sus partes
fundamentales son análogas a las, del tipo de la figura 2. a,
excepto que el agente propulsor consiste en i x varillas
tubulares, dispuestas alrededor de un tubo central que
se encuentra perforado. Las xx varillas presentan una
superficie de combustión mucho mayor, suministrando
de esta manera una aceleración más grande. De nuevo.
volvemos a observar que la forma de la varilla tubular,
o macarrón, asegura un área de combustión constante,
pues al arder disminuye su espesor, y lo que pierde por
el exterior lo gana por el interior. Esta es una disposición
general que es adoptada al proyectar las cargas propulso
ras de los cohetes, y su razón de ser está suficientemente

Figura.’ 3’

cidad moderadamente elevada de lanzamiento desde el aclarada, desde el momento que asegura que la marcha
proyector. La aceleración necesaria habrá que obtenerla en el desarrollo de los gases y, por consiguiente, la presión
con el aumento de la velocidad de combustión del com- permanece constante mientras se quema la carga de pro
bustible. Esto es una cosa que no’ ofrece dificultad pulsión.
cuan do se. trata de un combustible sólido, puesto que la Figura 4. a: Granada de lanzamiento de ¡5 centímetros,
combustión puede tener lugar sobre una amplia super alemana. Su carga propulsora consiste en 7 macarrones.
ficie.. ,Por el contrario, tratándose de un combustible Existen dos peculiaridades notables en este cohete. La
líquido, el cual tiene que ser alimentado dentro de una
cámara de combustión al mismo tiempo que es atomi
zado, entonces resultará más difícil, si no imposible, el
obtener una superficie suficiente, con dimensiones razo
nables. La alternativa consistirá en aceptar una baja
aceleración y controlar el vuelo subsiguiente, tal como
se efectúa con el “V a”; pero esta solución resulta anti
económica cuando se ‘trata de pequeños proyectiles.
Figura 4.

TIPOS, DE COHETES

En las figuras siguientes ‘se muestran cinco tipos de

cohetes:
Figura I.a: Cohete salvavidas Schermuly. El agente 7
propulsor es un tipo de’ pólvora de fusil encerrada dentro
de una envuelta metálica. Al dispararle, la pólvora co
mienza a quemarse por su base, transmitiéndose la’ igni
ción sobre la totalidad de la superficie expuesta, mien
tras los gases de la combustión ‘escapan a través de un
simple orificio practicado en la base del cohete.
Figura 2.a: Cohete de 7,62 centímetros, utilizado para
múltiples propósitos.

49
primera, el dispner de 26 pequeñas toberas, en lugar de
una sola, cuyos ejes se encuentran ligeramente inclina
dos con respecto al del proyectil, con objeto de comu
nicarle un movimiento de rotación y con ello una esta
bilidad a lo• largo de su trayectoria: de una manera
análoga a como sucede en los proyectiles de cañón. La
segunda, que la granada va atornillada dentro de la base
del p±opulsor-cohete, lo cual resulta ventajoso al reducir
al mínimo el enterramiento del proyectil cuando incide
sobre un terreno blando.
Figura 5. a: El “V 2” germano, que lleva oxígeno líquido
1.00o k.
/
/
jLn’ t d4
e
1iifl2Á.
fira
4TL4Z.
»
Figura
y alcohol en dos recipientes ligeros. Estos combustibles
son impulsados por medio de una bomba e introducidos
en la cámara de combustión, situada en el acceso a la
tobera. La tobera es de triple pared y el alcohol circula a
su alrededor, con objeto de conseguir su refrigeración
al mismo tiempo que, por medio de una bomba, se intro
duce una pequeña cantidad dentro de la misma (por unos
pequeños orificios), formando una delgada lámina refri
gerante sobre la supárficie de la tobera. La carga explo
siva se encuentra en la ojiva. La estabilización se consi
gue con cuatro aletas posteriores; pero el control de vuelo
se efectúa por intermedio de un equipo de giróscopos, los
cuales operan, auxiliándose de servomotores, sobre cua
tro válvulas, en las cuatro aletas, y cuatro mariposas in
troducidas dentro de la corriente de los gases a la salida
de la tobera. El mecanismo de control se aloja en un com
partimiento situado entre la ojiva y el tanque de alcohol.
El proyectil completo pesa unas rz toneladas, de las cua
les 8,5 Tm. son de combustible y una tonelada de carga
explosiva.
LIMITACIONES PRACTICAS DE
LA PROPULSION POR COHETE
Hablando en términos generales, podemos decir que se
trata de producir la mayor velocidad posible para el pro
yectil, utilizando un motor de reacción lo más pequeño
posible también. Ya se le exija un gran alcance o una
trayectoria rasante, lo cual significa en todo caso una
gran velocidad, y puesto que de todos modos la granada
50
es solamente la que muestra su eficacia sobre el blanco,
será de desear que el peso del agente propulsor se man
tenga lo más bajo posible, siempre que sea compatible
con la misión que se le haya encomendado. Existen, sin
embargo, ciertas limitaciones que se oponen al logro com
pleto de nuestros deseos, las cuales vamos a enumerar,
aunque sea brevemente, pues nos han de conducir a la
más perfecta comprensión de las máximas posibilidades
que pueden esperarse de un cohete.
En general, estas limitaciones se concentran todas al
rededor del tema del combustible.
1 4 rr,..1 4TLe4J-v-’ 170 m.
-n±ro1
P1e dn
ttrLL2.
5.
a) Combustiblessólidos.
La cordita no es un agente propulsor muy adecuado;
su principal ventaja consiste en su fácil disponibilidad.
Es quebradiza y no resiste a grandes esfuerzos. Arde con
una velocidad que aumenta rápidamente con la tempe
ratura y la presión. A la presiones ordinarias no arde con
suficiente rapidez para poder ser utilizada en gruesos ma
carrones, en los cohetes de gran calibre, y en caso de ha
cerlo, existen dificultades para obtener un producto uni
forme en los grandes tamaños.
El incremento de la velocidad de combustión con la
temperatura y la presión constituye una seria limitación
para su empleo. Los cohetes utilizados en el servicio mi
litar tienen que funcionar entre amplios límites de tem
peratura; corrientemente, entre — 200 y + 600, en las
fuerzas marítimas y terrestres; y entre — 50° y + 6o°,
cuando soñ empleados por las fuerzas aéreas. La propul
sión cohete que está proyectada para trabajar a la pre
sión más baja, compatible con una regular combustión
a — 200 ó — 500, deberá ser capaz de resistir la impor
tante elevación de presión debida a la más rápida produc
ción de gases a + 6o°. El peso del tubo de acero del pro
pulsor o motor cohete y el de la tobera se encuentran,
por consiguiente, condicionados por la presiones a + 6o°,
siendo mucho más grandes que lo que les correspondería
si la velocidad de combustión no se elevase con la tempe
ratura.
Además, por razones de precisión de su trayectoria
—consideración que dejamos para último lugar—, el co
hete debe experimentar una aceleración bastante grande
 y consecuentemente la velocidad de consumo del agente
propulsor deberá ser elevada. Esta circunstancia origina
dos consecuencias.
La primera consiste en la elevada velocidad de forma
ción de los gases, la totalidad de los cuales habrá de atra
vesar el final de la carga, con objeto de poder escapar a
través de la tobera. Esto exige que haya suficiente espa
cio libre para el gas, sin que se produzcan estrangula
mientos, cosa que deberemos evitar a toda costa, puesto
que el lamido, por el gas, de la superficie de la cordita
aumenta su velocidad de combustión y, por consecuen
cia su presión, la que a su vez incrementa la velocidad de
combustión, reproduciéndose el ciclo de una manera
cada vez más acentuada. Vemos, pues, que este exceso
de espacio libre que es preciso ceder al gas origitia una
disminución en la “densidad de la carga”, haciéndola me-
flor que lo que fuera de desear y dando lugar a que el
proyectil correspondiente a un determinado peso de agen
te propulsor sea de un tamaño mayor.
La segunda consecuencia es que, como el agente pro
pulsor ha de ser consumido a una velocidad mucho más
grande, el espesor de los macarrones deberá ser mucho
más pequeño, tendiendo a romperse prematuramente
bajo la fuerza de la aceleración. Dé cualquier manera,
como la combustión progresa y la carga se hace cada vez
más delgada, los mácarrones se romperán, siendo expul
sados algunos trozos a través de la tobera, aunque nues
tros esfuerzos se dirijan a retrasar lo más posible dicho
momento. Aun haciendo esto, con los cohetes existentes
de 7,62 centímetros se pierde un ro por loo de la carga
por esta causa. Esta ruptura de la carga es incrementada
por efecto del paso del gas sobre su superficie, lo cual
tiende a afilar el extremo del macarrón hacia la tobera,
haciendo este extremo progresivamente más frágil.
El tubo de acero que rodea la carga se encuentra tam
bién expuesto a la alta velocidad de los gases calientes, y
el calor de convección en las proximidades de la tobera
eleva la temperatura del tubo.. Ahora bien, como han sido
registradas temperaturas hasta de 8oo°, hubo necesidad
de aumentar el espesor de sus paredes, con objeto de com
pensar la pérdida de resistencia a esas temperaturas.
Teniendo en. cuenta estas prinçipales limitaciones, no
ha sido posible obtener en los cohetes una proporción en
tre el agente propulsor y el peso del motor de reacción
-superior al 40 por loo; considerándose que hay pocas pro
babilidades de mejorar esta proporción en tanto no se
utilicen cordita y acero en su confección. Tomando este
valor para la mencionada proporción, vemos en la
tabla i. , que damos a continuación, las velocidades que
pueden lograrse con granadas de distintos pesos. El peso
total del proyectil se ha mantenido en todos los casos
en 45 kilogramos.
TABLA a tando el número de escalones en la propulsión, existirá la
Peso total del proyectil, 45 kg.
Proporción, en peso, de la carga al dispositivo propulsor
repleto, 40 %
Peso de la granada Velocidad
Peso del pro yeiif
o/o m/s
lO 820
25 640
50 396
75 183
Unicamente partiendo de la cordita como combustible
y del acero como metal se podrán obtener mayores ven-
tajas. En la tabla 2•a se dan loá datos óorrespondientes a
una proporción: carga a dispositivo propulsor, de 6o %
en peso. La comparación de estos datos con los de la tabla
anterior servirán para mostrarnos la importancia del in
cremento de la mencionada proporción.
TABLA 2.a
- Peso total del proyectil, 45 kg. -
Proporción, en peso, de la carga al dispositivo propulsor
repleto, 6o /00/
Pesodelagranada
Velocidad
Peso del proyectil -
- mis
10 1.400
25 1.100
50 640
7.5 290
Antes de terminar de referirnos a los combustibles só
lidos debemos aclarar que para los cohetes de.rnayores
tamaños, en los cuales nos es permitido obtener- un mayor
grado de complejidad en su construcción, podremos au
mentar el alcance con el uso de multicohetes, que se dispa
ran automáticamente de una manera escalonada, des
prendiéndose del dispositivo propulsor usado tan pronto
como se haya iniciado la combustión del siguiente. Pon
gamos un ejemplo: un proyectil de 92 kg. podrá cons
truirse con una granada de 23 kg. y dos dispositivos pro
pulsores de 23 y 46 kg., respectivamente, de los cuales
entrará primeramente en combustión el más pesado.
Si tomamos como proporción entre la carga y el disposi
tivo propulsor la de 40 %, el dispositivo propulsor más.
pesado nos proporcionará una velocidad de 400 m/s, des
prendiéndóse del proyectil una vez consumido, momento
en que empezará a actuar la carga propulsora de
9,2 kg., produciendo una aceleración en el movimiento
de la granada, la cual llegará-a alcanzar uná velocidad de
2.600 m/s. Refiriéndonos a la tabla- 1a, vemos que un
proyectil cohete sencillo, en -el. cual la granada pesa el
25 % (por ejemplo: un. proyectil de 92 kg. con una gra
nada de 23 kg.), solamente alcanzará, una velocidad de
8oo m/s. La velocidad adicional únicamente se ganará a
expensas de complicar su construcción; pero incremen
posibilidad de obtener velocidades muy elevadas.
b) Combustibles
líquidos.
Tratándose de cohetes, la diferencia esencial entre com
bustibles líquidos y sólidos consiste en que los primeros
pueden ser encerrados en depósitos separados y alimen
tados dentro de la cámara de combustión. Estos depósi
tos de combustible, al no estar sometidos a las altas tem
peraturas de combustión, pueden ser relativamente más
ligeros. Sin embargo, si los combustibles tienen que ser
alimentados a presión en la cámara de combustión, como
esta presión deberá ser más alta que la existente en dicha
cámara, se tendrá muy póca economía en peso—de los
depósitos—con respecto al caso de. empleo de combusti
ble sólido. Unicamente se podrá obtener una ventaja
considerable en el caso de que los cohetes sean lo sufi.
cientemente grandes para que permitan un mecanismo
de alimentación por bomba, tal como sucede en el “V 2”;
entonces el depósito podrá hacerse muy ligero. La propor
ción del peso del agente al total del dispositivo propulsor
es en el “V 2” del orden del 77 %, lo que representa un
considerable avance sobre el 40 % que se obtiene con los
cohetes de combustible sólido. Indudablemente que no
es preciso construir cohetes tan grandes como el “V 2”
para que el mecanismo de bombas alimentadoras pueda
ser introducido en los mismos, y en un futuro próximo se
estudiarán, sin duda, las posibilidades militares de los
cohetes de combustible líquido, bien sean de mayor o
menor tamaño que el “V 2”.
Tampoco deja de tener interés el aspecto del alcance
que puede conseguirse con estos cohetes de gran tamaño.
El “V 2” aÍcanza unos 325 km., llevando una carga ex
plosiva de i tonelada para un peso total de unas 12 tone
ladas. El límite teórico de alcance de este cohete es de
x6o kilómetros más. Si se disminuye su carga explosiva
o, a constancia de la misma, se eleva el peso total del
mismo, entonces resultará incrementado su alcance a un
límite de 650-725 kilómetros. Para lograr alcances supe
riores se requerirá o un combustible más potente o un
multicohete. Por ejemplo: si se utilizara hidrógeno y oxi
geno líquidos en vez de alcohol y oxigeno líquido, podrían
obtenerse con el “V 2” alcances del siguiente orden de
magnitud:
PESO TOTAL, UNAS 12 TONELADAS
- Peso del explosivo en Tm. Alcance en Km.
- 2 480
1 640
0,5 800
Los cohetes de peso ligero y medio, con propósitos of en
sivos, no pueden obtener las mismas ventajas de la po
tencialidad de lcs combustibles líquidos, pues estos sólo
podrán alimentarse en la cámara de combustión de una
manera relativamente lenta, mientras que con los com
bustibles sólidos se podrá inflamar una superficie muy
ámplia. Con las pequeñas velocidades de combustión del
combustible líquido, la aceleración resulta insuficiente
para asegurar la precisión del vuelo y el proyectil tendrá
que ser -controlado o guiado. La complejidad que esto
supone y los mecanismos adicionales necesarios tienen va
lor solamente cuando se trata de grandes proyectiles. Un
multicohete en el cual el primer escalón propulsor sea de
52
combustible sólido podría ser el medio de elevar la acele
ración cuando se trata de combustibles líquidos.
c) Combustibles
que utilizanel oxígenoatmosférico.
Desde que Alemania nos proporcionó, con el “V 1”, un
ejemplo de cohetes alimentados con petróleo solamente,
no deja de tenér interés el ocuparnos, aunque sólo sea bre
vemente, de esta clase de cohetes, que se encuentran su
peditados al oxígeno del aire para obtener la combustión
del agente propulsor.
Resulta claro que si el aire pudiera ser forzado a entrar
en la cámara de combustión y después mezclado con pe
tróleo y encendido, podríamos obtener una propulsión
por cohete. El cálculo muestra que, puesto que solamente
hay necesidad de transportar el peso del petróleo, la im
pulsión obtenida por kilogramo de combustible será de
tres a cuatro veces mayor que la que se obtiene cuando el
sistema propulsor está alimentado con los combustibles
sólidos o líquidos anteriormente descritas.
En el “V i” alemán, que volaba a pequeñas velocida
des, el aire es tomado en la parte delantera, incrementán
dose ligeramente su presión cuando desciende su veloci
dad. La combustión tiene lugar en un canal tubular si
tuado detrás de la toma del aire, siendo cerrada la en
trada de esta última por la presión de combustión. Como
los gases de combustión son expelidos por detrás a gran
velocidad, en este momento tiene lugar una nueva en
trada de aire y el ciclo se repite.- Este sistema intermitente
se hace necesario, con objeto de permitir que la combus
tión tenga lugar a una presión razonable, asegurando de
esta manera un impulso suficiente.
Sin embargo, tratándose de grandes velocidades (super
sónicas), el aire en la toma, si se lleva prácticamente al
reposo, originará, él mismo, una presión bastante elevada,
análogamente a lo que ocurre sobre la ojiva de un proyec
til. Si el aire se toma entonces a una gran velocidad en la
proa, disminuyéndola después para elevar la presión; si se
alimenta entohces de petróleo a través de toberas conve
nientes y se enciende la mezcla, los gases de combustión
se lanzarán hacia atrás en forma de un chorro propulsor
o cohete. A velocidades supersónicas el proceso puede ser
continuo y proporcionar un elevado impulso. Esta es una
forma de cohete que solamente transporta una parte de
su combustible. Resulta evidente que el total de aire que
entra dependerá de la altura que alcance el cohete sobre
el terreno; de esta manera, condiciones que resultan co
rrectas para operar a una altura determinada, no lo sue
len sr para otras, al menos que no se incorporen los ne
cesarios controles de medida del combustible, etc. Este
tipo de cohete es perfectaménte adecuado para ser equi
pado con unas sencillas alas que faciliten su vuelo hori
zontal. Sin embargo, queda al futuro la determinación de
las posibilidades de este sistema de propulsión cohete.
 camposde minas
E(OF1O LEVAflTAMII1TO
(IMIEflTO
Capitán de Ingeniero P. GUILLERMO NADAL SIMO

7ÁMOS a analizar en el presente trabajo, como com los campos propios, y su objeto es: comprobar el .buen
V plementario de otro aparecido en esta Revista sobre estado de las minas que lo forman, el número de las mis
“Campos de minas” (x), el objeto, forma y necesidad de mas; en épocas de grandes nevadas, investigar si están.
efectuar los reconocimientos y levantamientos de los colocadas sobre la capa de hielo y no incrustadas en ella;
mismos etcétera.
Se comprende perfectamente la necesidad de todo lo
anterior:
Hay que comprobar el buen estado del campo de mi
RECONOCIMIENTO DE CAMPOS DE MINAS nas, pues cuando llevan emplazadas un cierto tiempo,
puede ocurrir, especialmente en las de madera, que por
Hay que distinguir dos clases de reconocimientos, según la humedad, clima, etc., no conserven sus condiciones
se efectúen en: primitivas; pueden haberse oxidado los alambres, si se
a) Campos de minas propios. trata de minas a tracción; o bien los dispositivos de fue
b) Campos de minas enemigos. go, muchas veces ‘de circunstancias ‘en las. minas B;
Estudiaremos cada uno de ellos por separado, ya que haberse descompuesto la carga explosiva, etc.
el objeto y la forma de realizarlos difieren completamente Es necesario también comprobar el número de minas,
entre si. pues aparte de que los campos sufren un desgaste conti-
nuo por los disparos de la artillería enemiga; hay que
tener en cuenta que los situados diante de la alambrada
pueden sufrir los reconocimientos de las patrullas enemi
gas de zapadores, los cuales pueden llevarse parte de ellas
Reconocimientos en campos de minas propios.—El ob o desactivarlas. Y en. los campos situados a retagaurdia
jeto de estos reconocimientos es comprobar el buen es de la primera línea, especialmente si se lucha en país ene
tado de los campos, sean de la clase que fueren, para sa migo, puede también suceder lo mismo,, por actos de
ber si poseen condiciones de eficiencia, potencia de des sabotaje.
trucción y de detención en todos los momentos. Finalmente, en las épócas de nieves, si no se tiene la
Se comprende que generalmente sólo se llevarán a cabo precaución de ir levantando las minas a medida que la
en.los frentes estabilizados, pues en la guerra de inovi capa de hielo ‘que se forma debajo va aumentando, que
miéntd, por el poco tiempo que están emplazados, no es darán incrustadas, con lo que.; al foi-mar un todo compacto
de esperar pierdan sus condiciones en tan corto plazo. con ella, podrían no estallar. Claro que esto apenas si
Estos reconocimientos deben efectuarse periódica •y reza para nosotros, yá que en España, generalmente, no.
accidentalmente. son lo sufiásinteinente grandes las nevadás; pues si blen
Los reconocimientos periódicos deben hacerse a todos en la frontera norte pudiera llegar el caso, no ha ‘que
olvidar qué los campos de minas de cobertura nó se em
(1) Véase el ndmero 62, marzo. plazarían en las cumbres o laderas cubiertas todo el in

53
vierno de nieve, pues no sería precisamente éste el ca
mino que seguirían los carros que trataran de invadir
nuestro suelo patrio.
En el primer caso citado, o sea cuando se compruebe
el mal estado de las minas que forman el campo, lo más
conveniente es levantarlo e implantar uno nuevo. A casi
nada nos conduciría el reponer solamente las minas en
malas condiciones, ya que si el campo primitivo se em
plazó de una sola vez, haciendo un solo pedido de minas,
es lógico que todas estuvieran construídas más o menos
por la misma fecha; y entonces es de esperar se descom
pongan a corto plazo de las que lo han hecho en primer
lugar, pues todas están sometidas a los mismos agentes
exteriores.
En el segundo caso, o sea cuando por cualquier causa
falten minas en el campo, no hay más que reponerlas.
Aparte, claro está, de aumentar la vigilancia, si se trata
de faltas debidas a las patrullas enemigas de Zapadores
o a actos de sabotaje.
Y en el tercer caso, o sea en épocas de nieves, hay que
elevar las minas que forman el campo hasta que asienten
sobre la capa de hielo, sin cambiarlas de lugar; es decir,
sin variar ni las distancias ni los intervalos. Nos referimos
únicamente a las minas antitanque y a las de presión
contra personal; las de tracción no es conveniente em
plearlas en épocas de nieve, pues los alambres quedarán
cubiertos por la misma y serán de casi imposible y muy
peligrosa localización, si hay que levantarlas; o bien los
alambres quedan sujetos entre la nieve y el hielo, no
ejerciendo tracción sobre los dispositivos de fuegos, al
tirar de los mismos.
Los reconocimientos accidentales deben hacerse, apar
te de los periódicos, siempre que por cualquier circuns
tancia se presuma que un campo de minas determinado
no reúna sus características primitivas (una nevada gran
de, una concentración de artillería enemiga en sus inme
diaciones, una explosión por simpatía dentro del mismo,
cuando se haya observado gran movimiento de patru
llas enemigas, etc.).
Otros reconocimientos accidentales deben efectuarse
también cuando se haga cargo de los campos de minas
otra Unidad de Zapadores que no sea la que los emplazó;
estos reconocimientos deben hacerse por componentes de
las dos Unidades; la que releve y la relevada.
***
Veamos ahora la forma de efectuarlos.
Lo ideal es que sean las mismas fuerzas de Zapadores
que los implantaron las que sean las encargadas de hacer
los reconocimientos; pero ello no siempre será posible,
desde el momento que las necesidades tácticas o estraté
gicas imponen relevos a las grandes Unidades y, por con
siguiente, a las fuerzas de Zapadores que llevan afectas.
Pero para obviar este inconveniente existen los mapas
de minas, de los que ya se habló con detalle en el trabajo
sobre “Campos de minas”.
Para hacer el reconocimiento de un campo no hay más
que ir buscando, por el plano de minas correspondiente,
los puntos de referencia (P. R.), los puntos auxiliares
(P. A.) y los puntos base (P. B.). Una vez en éstos, se lo
caliza la primera mina, y como se sabe la ley de forma
ción y la dirección general del campo, se pueden ir detec
tando todas las demás. Es siempre una operación deli
cada, aun tratándose de campos propios, pues el más
pequeño descuido puede ser de fatales consecuencias,
especialmente en los campos contra personal, y en éstos,
más en los de tracción. En los antitanques, como la pre
sión a ejercer para que estalle la mina es mucho más gran-
54
de, no es tan delicada la operación; pero si por cualquier
causa estalla, entonces los resultados son mucho más
temibles, por la gran carga explosiva que contiene.
Existen muchos aparatos detectores; no citaremos
más que dos, que son los que siempre se emplean o, al
menos, que hemos visto emplear.
El clásico “bastón de pincho” o “bastón buscaminas”,
que consta de un bastón hueco, de metal muy ligero, ter
minado en una punta metálica. Se va tanteando el terreno
con él hasta que esta punta metálica, al tropezar con la
mina, produce un ruido característico; las ondas sonoras
del choque se transmiten por el interior, hueco, del “bas
tón buscaminas”, áiendo, con un poco de práctica, muy
fácil distinguir si efectivamente se trata de metal o
madera (materiales con que actualmente se fabrican lás.
minas), o bien, por el contrario, se trata de una piedra
o roca. Es, a nuestro júicio, y aunque parezca paradójico,
el elemento detector más perfecto, y el único que en la
práctica da buenos resultados y de uso corriente, salvo
en casos especiales que más adelante se citan.
Se puede objetar que es un procedimiento lento; pero
con soldados un poco entrenados y acostumbrados a mo-
verse entre minas, es mucho más rápido de lo que a pri
mera vista pudiera parecer. No hay que ir tanteando el
terreno más que en aquellos momentos en que el tropiezo
con una minaes inminente, lo que se sabe por la ley de
formación del campo; de, una mina a otra hay que dar
los pasos de distancia o intervalo con decisión y sin titu
beos, un poco cortos, y entonces tantear con el “bastón
buscaminas” hasta su exacta localización. Y así sucesi
vamente.
E igual ocurre con los campos enemigos, una vez loca
lizada la primera mina; después de esto ya se gana rapi
dez con el procedimiento, y mucho más comodidad y se
guridad.
El otro aparato es eléctrico, llamado “detector de mi
nas.” Se fundamenta, en líneas generales, en dos oscilado
res eléctricos de alta frecuencia, para obtener, por mez
cla de las oscilaciones producidas por los mismos, otra
de frecuencia audible en unos cascos telefónicos. Uno de
los osciladores está formado por un aro circular en el
extremo de un tubo, unido a la caja del aparato por me
dio de un enchufe.
La bobina de este oscilador está dispuesta, en el aro
citado, unida eléctricamente al resto del circuito. Acer
cando la bobina a una-masa metálica, nacen en ésta co
rrientes inducidas, cuya reacción sobre el circuito de la
bobina se traduce en una disminución aparente de la in
ductancia, y, por consiguiente, en un aumento de fre
cuencia, observándose en los cascos telefónicos un cam
bio de nota, que se hará más agudo o más grave según
que la frecuencia del oscilador contenido en el aro busca
dor sea, respectivamente, mayor o menor que la de la
que va contenida en la caja del aparato.
Hay infinidad de modelos, según se basen en estos dos
casos últimos citados o -bien en igualar las frecuencias en
los dos circuitos osciladores. El más conveniente es aquel
en que la frecuencia del oscilador del aro buscador es
mayor, pues de esta manera se eliminan los peligros de
que, al acercarse a una masa metálica, la nota tienda a
desaparecer haciéndóse más grave, para reaparecer de
nuevo, engañando al operador, en aquellos aparatos en
que la frecuencia de la bobina del aro buscador es menor;
y si están igualadas las frecuencias, que si el aparato deja
de funcionar por cualquier causa, no se notará la avería,
pues seguirá sin oírse ruido alguno, aunque la bobina
buscadora se acerque a una masa metálica.
El modo de operar (con el detector en quela frecuen
cia de la bobina buscadora es mayor) será el siguiente:
El acercamiento a una masa metálica se hará patente por
una elevación de la nota que se percibe en los cascos,
siendo necesario mover el aro de modo que siga creciendo,
haciéñdose cada vez más aguda, hasta llegar a un máxi
mo, que será aquel en que el aro esté
centrado con respecto a la masa metá
lica detectada. El cambio de nota será
más brusco cuanto mayor sea la masa
metálica y su conductibilidad; pero
basta un objeto metálico pequeño para
que se note dicho cambio. La sensibi
lidad del aparato se puede variar, por
medio de un mando, eligiendo conve
nientemente las frecuencias en las dos
bobinas.
Este aparato da óptimos resultados
en los campos de minas, antitanques
de segunda línea, y sustituye con ven
taja al bastón buscaminas. Pero en los
reconocimientos a vanguardia, y nos
referimos únicamente a campos pro
pios, tiene grandes desventajas: soló
detecta con facilidad las minas metá
licas; detecta cualquier trozo de metal,
y el campo entre la línea propia y la
enemiga está sembrado, pudiéramos
decir, de trozos de metralla; es lo bas
tante voluminoso y pesado para im
pedir que ‘pueda hacerse uso de él ras
treando, o al menos lentísimo y muy fatigoso, como no
sea de pie, cosa no posible generalmente entre las dos lí
neas; y, finalmente, necesita personal, no diremos que
técnico, pero sí más instruído.
Además,, hoy en día están empleando los alemanes mi
nas antitanques antidetectables con este aparato, ence
rradas en dispositivos de cristal. Aunque es de esperar que
en seguida nazca otro detector contra éstas, con el “bas
tón buscaminas” no existen estos compases de espera
entre la nueva mina y su detector, pues siempre se podrá
hacer un uso adecuado de él,
Veamós ahora la composición de las patrullas de reco
nocimiento.
Son muy variables según los casos; siempre deben ir
mandadas por un Suboficial, y cuando su importancia lo
requiera, por un Oficial.
Así, en los reconocimientos de campos situados detrás
de la primera línea (en general, los antitanques), la com
posición puede ser muy varia; pero sin que jamás se acu
mule un exceso de personal, que no haría más que entor
pecer la labor. Debe ir, como máximo, un soldado bien
entrenado e instruído en la tarea a realizar por cada fila
de minas que tenga el campo, trabajando unos diez o quin
ce metros retrasados los de una fila con respecto a la
otra, a fin de que si estalla una mina, no cause más bajas
que la del soldado que la reconocía; un cabo por cada dos
o tres filas de minas que inspeccioñe el trabajo, y un
Suboficial, que es el jefe y responsable del reconocimiento.
Un equipo de transporte por fuera del campo, con minas
suficientes para reponer las que se encuentren en malas
condiciones, equipo que irá bajó las órdenes directas del
jefe del reconocimiento, el cual les indicará el camino a
seguir para el transporte de cada mina al li.gar que se
necesite, tomando’ nota detallada de todas las novedades,
para luego dar el parte correspondiente y poderlas verter
en el apartado io de la Hoja descriptiva del plano de
minas, según ya se dijo en el trabajo “Campo de minas”.
Los reconocimientos de los campos situados a vanguar
dia de la primera línea, si están emplazados entre la trin
chera y la alambrada propia, sólo difieren de los anterio
res en que generalmente habrá que hacerlos de noche,
con la consiguiente disminución de rendimiento y el áu
mento de peligro por operar a oscuras y el tratarse, en la
mayoría de los casos, de minas contra:.personal; la mejor
hora es al atardecer y al amanecer, entre dos luces. Las
patrullas deben estar formadas por menos personal, el
cual debe operar en completo silencio, protegido por las
fuerzas que ocupan la posición y por otras propias de
Zapadores.
En caso de estar emplazados los campos delante de la
alambrada propia, se hace más delicada la operación,
debiendo estar constituídas las patrullas por escasísimo
personal, llegando incluso a la patrulla de Oficial o Sub
oficial con dos o tres soldados bien instruídos, armados
con pistolas ametralladoras y bombas de mano, para caso
de encuentro con una patrullaenemiga. Debe extremarse
el silencio, aumentando las patrullas de protección con
fusiles ametralladores, situados en puntos bien definidos,
y que sepan claramente la posición del campo que va a
reconocer la patrulla, para evitar confusiones con otras
enemigas. Antés de empezar el reconocimiento avisarán
al Jefe de la posición, el cual pondrá sobre aviso a sus
centinelas de que van a salir patrullas propias de Zapa
dores; punto muy importante, que a veces, por nervo
sismo, ha dado lugar a lamentables equivocaciones.
En estos reconocimientos se tomarán notas de las no
vedades y paltas de minas, pero sin reponerlas hasta el
día siguiente, que se repetirá el reconocimiento transpor
tando el número de minas necesario, y que colocará el
mismo personal que formó la patrulla el día anterior.
Al igual que antes, el Jefe de la misma dará el parte co
rrespondiente para que se puedan verter las novedades
en el apartado so de la Hoja descriptiva.
Un punto interesantísimo es deducir si las faltas de mi
nas son debidas al desgaste natural producido por la arti
llería, o si, por el contrario, lo son por patrullas enemigas.
En este último caso se procurará conocer el camino que
siguieron, parainmediatamente colocar un pequeño cam
po contra personal en el itinerario, por ‘si repiten la, in
cursión, ya que, por tendencia natural, seguirán el mis
mo que anteriormente, que saben expedito, consiguién
dose efectos de sorpresa; y al mismo tiempo se les puede
preparar una emboscada con el objeto de hacerles algún
prisionero, que por ser la patrulla enemiga de Zapado
res, podrá proporcionar una buena información sobre
emplazamientos, clase y tipos de minas de los campos ene
migos de aquel sector.
Reconocimiento de campos de minas enemigos.—Es
una misión peligrosa que requiere mucha sangre fría y
una completa inteligencia entre los componentes de la
patrulla, los cuales deben estar unidos entre sí por un
compañerismo grande y dispuestos a sacrificarse uno
55
 por otro. Al seleccionar el personal que debe formarla,
deben tenerse en cuenta todos estos factores morales.
Habrá que acercarse a las -líneas enemigas, a su misma
alambrada, e incluso salvarla, si ello es posible, por ejer
cer el enemigo poca vigilancia. De noche, en el terreno de
nadie, sometidos al fuego propio y al enemigo, se encon
trarán muchas veces con tipos de minas desconocidos,
que es necesario desactivar en el propio lugar del emplaza
miento, en las peores condiciones posibles, sabiéndose en
inmediato peligro, rio SÓlO porque-la mina estalle, sino
porque la explosión pondrá alerta al enemigo. Y no hay
que olvidar que en este caso habrá que retirarse rápida
mente, pero con orden completo y sin perder la serenidad,
con bajas que hay que evacuar a toda costa, siguiendo el
mismo itinerario que a la ida y soslayando, por los pasi
llos, los campos propios. Un momento de indecisión o
pánico puede ser de resultados fatales para toda la pa
trulla.
El objeto de estos reconocimientos es la información:
es necesario conocer los modelos de minas enemigas y el
emplazamiento de sus campos, por si pasamos a la ofen
siva. Y la única forma de saberlo, son estas patrullas es
pecialistas de zapadores, ya que, en general, las declara
ciones de prisioneros pocos resultados darán, como no
sean de las tropas de zapadores enemigas, y aun así
con grandes limitaciones.
No se persigue, pues, más que la información en múl
tiples aspectos, pues además de los señalados, un aumento
de campos de minas nos hace ver que el enemigo no tiene
intenciones ofensivas, sino todo lo contrario; una dismi
nución de campos o una desactivación de los mismos nos
prueba unas intenciones inminentes de ofensiva.
Hay que conocer los modelos de minas enemigas; al
encontrarse con un campo, hay que levantar, desactiván
dolas, por lo menos, una o dos minas, para estudiarlas
con todo detalle inmediatamente y conocerlas a fondo,
para instruir a las tropas de Zapadores propias con rapi
dez y claridad en horas, y al mismo tiempo dar parte al
Jefe del Batallón del nuevo modelo encontrado, para
que, a su vez, lo dé a P. E., y así, sucesivamente, llegue
rápidamente a todas las tropas de Zapadores el estudio
completo y detallado del mismo, evitando con ello bajas.
Labor de estudio que muchas veces cuesta la vida, como
al Capitán de Ingenieros D. José -María Iribarren, caído
gloriosamente en Rusia mientras estudiaba una mina
rusa, de tipo desconocido, cogida al enemigo.
Otra misión de información importantísima es estudiar
las leyes de formación de los campos de minas enemigos;
no basta conocer solamente lós tipos de minas, es necesa
rio también saber las distancias e intervalos y profundidad
- que da el enemigo a sus campos, para cada modelo de
mina, para que en un momento determinado puedan
ser abiertas rápidamente brechas. Esto se consigue con
un detenido y razonado examen y estudio de sus campos y
forma de colocarlos.
Veamos ahora la composición de las patrullas de reco
nocimiento y su forma de actuar. - Luego, con las minas que queden, se podrá hacer el estu
Las patrullas deben estar formadas por el personal
indispensable; en la mayoría de los casos, Oficial o Sub
oficial con dos o tres enlaces como máximo, a veces con
uno solo, armados con pistolas ametralladoras y bombas
de mano, con “bastones buscaminas”. Protegidos por
“patrullas de protección”, atrasadas con respecto a la
zona a reconocer, fijas en lugares determinados y pron
tas a intervenir por el fuego.
Es conveniente dejar enlaces en puntos bien fijados,
56
jalonando el itinerario de- regreso, especialmente en los
pasillQs abiertos en los campos de minas propios y enemi
gos atravesados. Necesidad absoluta de contraseña entre
sus componentes y entre la patrulla y las fuerzas que
guarnecen la posición propia, delante de la cual se efec
túa el reconocimiento. Adquiere su más adecuado empleo
el “bastón buscaminas”, que será el único utilizado en
estos reconocimientos.
A veces, la primera mina enemiga se detecta cuando
ha estallado, causándonos bajas; es necesario e ineludible
que a toda costa sean evacuadas, por el efecto moral que
para las tropas representa. Insistir de nuevo en el recono
cimiento del campo detectado de tal forma, una vez pa
sado un tiempo prudencial, ya que el enemigo se habrá
puesto alerta y lanzado bengalas para iluminar el campo
delante de sus líneas, o habrá lanzado patrullas. En este
caso, lo mejor es pegarse al terreno, guardando una ab
soluta inmovilidad y silencio, hasta que sea posible con
éxito el repliegue. Es en este momento cuando adquiere su
más elevado valor el espíritu de iniciativa, la sangre fría,
la reflexión serena, el ejemplo del Oficial que manda la
patrulla. No hay que olvidar que se está metido en un
campo - de minas enemigo, cuya ley de formación desco
nocemos, con un enemigo prevenido, cerca del mismo,
teniendo que salvar al regreso los campos propios; y en
último lugar, expuestos al encuentro con una patrulla
adversaria, con el consiguiente peligro de que nuestro
choque con la misma se• ponga en funcionamiento todo
el fuego, tanto propio como enemigo, alarmados unos y
otros, por desconocer lo que sucede entre las dos líneas,
expuestos a la confusión lógica que pueden sufrir, incluso,
nuestras mismas patrullas de protección.
Y esta labor tiene que ser constante, día por día, sin
dejar de recoger la información precisa; labor callada y
penosa que en su día dará los resultados apetecidos.
Hasta aquí hemos expuesto los reconocimientos de los
campos de minas enemigos, cuando el frente está esta
bilizado.
Se comprende perfectamente que existirán otros cam
pos, -lejos de la acción de nuestras patrullas, detrás de la
primera línea enemiga, a los cuales será imposible recono
cer en la forma explicada. Se sabrá o stipondrá su presen
cia por información, para lo cual es necesario un íntimo
contacto entre el Jefe del Batallón de Zapadores y la se
gunda Sección de E. M., e incluso el interrogatorio directo
de los prisioneros por Oficiales de Zapadores.
Al tomar la ofensiva, roto, aunque sea en parte, el dis
positivo de defensa enemigo, será necesario abrir brechas
en estos campos desconocidos para facilitar la progresión
de la infantería y carros. Y antes de proceder a abrirlas, no
hay duda que tiene que conocerse su exacta situación.
Vemos, pues, la necesidad de efectuar reconocimientos
durante el combate ofensivo, casi análogos a los anterior
mente explicados; pero que difieren de los mismos en que,
en vez de estudiarlos a fondo, predomina la rapidez de
su localización y la apertura inmediata de brechas por me
dio de explosivos, sin detenerse a desactivar las minas,
con más razón si son de tipo desconocido; jalonar el cam
po y las brechas, delimitando las zonas prohibitivas.
dio del tipo de mina considerado y la táctica de su em
pleo por el enemigo.
Generalmente, estos campos estarán formados por mi
nas antitanques, y, por tanto, será de aplicación el apa
rato detector de minas, aunque no precisamente por los
zapadores de acompañamiento, sino por los sapadores
de C. E., que serán en la mayoría de los casos los que lle
varán la misión de ampliar las brechas, perfeccionando la
labor de los divisionarios. Entonces es útil su empleo, con
gran ventaja sobre el “bastón buscaniinas”, ya que, en
general, estas fuerzas de seguñdo escalón podrán efectuar
su trabajo sin estar sometidas al fuego de la infantería
enemiga, y su forma de actuar ya no será abrir brecha
por medio de explosivo, sino desactivan4o., las minas.
Posteriormente tienen lugar los últimos reconocimien
tos, cuando, una vez conquistados los objetivos, se com
pruebe si existen otros campos no localizados durante el
desarrollo de la acción. Reconocimientos que ya se harán
casi exclusivamente con el aparato detector eléctrico.
LEVANTAMIENTOS DE CAMPOS DE MINAS
Al igual que en los reconocimientos cabe distinguir dos
casos, según se trate:
a) De campos de minas propios.
b) De campos de minas enemigos.
Levantamientode camposde minaspropiós.—Se pre
senta este caso en diversas circunstancias, siendo la prin
cipal de ellas cuando hay que, tomar la ofensiva, y es ne
cesario, a priori, levantar los campos propios, si no en
su totalidad de primer momento, abriendo brechas sufi
cientes para que la maniobra sea posible. Estas brechas
no cabe abrirlas con explosivo, como cuando se trata de
campos de minas enemigos, sino que hay que. levantar
mina por mina, en una anchura impuesta en. cada caso
por la cuantía de los itinerarios de ataque y la cantidad de
fueráasoperantes.
A posteriori, habrá que levantar la totalidad de los
campos, bien para emplear las minas en la nueva situa
ción táctica, bien para almacenarlas para usos posterio
íes; suponiendo en ambos casos que se encuentran en
buen estado de conservación.
No hay duda que, una vez que el terreno donde esta
ban emplazadas no es campo de batalla., o cuando menos
haya quedado lejos del mismo, habrá que levantar todos
los campos, pará evitar accidentes. Y esta operación debe
hacerse en todos los casos y circunstancias. Por la facili
dad de su implantación, no cabe dejarlos en. el lugar que
ocupaban, con vistas a una posible defensiva, caso de
fracaso de la ofensiva, pues en la inmensa mayoría de los
casos no se organizaría la defensa en el mismo lugar, ni
sería la misma la situación táctica,’ con lo que los campos
no tendrían su emplazamiento adecuado. Se exceptúan los
campos de cobertura de fronteras, costas, etc.
Para proceder al levantamiento nos servirán a la per
fección, al igual que en los reconocimientos, los mapas
de minas, único documentó que nos dará la exacta situa
ción y composición. Las brechas a abrir en el primer mo
mento de ataque (en los campos propios) puede darse el
caso de tener qúe ser abiertas por las mismas fuerzas de
Zapadores’ que lo implantaron, aunque lo probable será
que no suceda así; pero lo que sí es seguro, es que elle
vantamiento total de los campos etará encomendado a
otras fuerzas diferentes, ya que los zapadores divisiona
rios que los implantaron seguirán necesariamente las
vicisitudes de su gran Unidad.
***
En la Hoja descriptiva del plano de minas de un cam
po determinado ya se dijo que quedaba registrado en el
apartado 8 el lugar donde quedaban depositados los segu
ros de las minas, los cuales habrán sido entregados, jun.
tamente con el mapa de minas, ala Unidad de Zapado
res que re)eva.
El levantamiento del campo sereduce, pues, a la ope
ración inversa de su construcción: se formará un “equipo
de detección y seguros” que tendrá por misión detectar
las minas y ponerles el seguro una vez localizadas, deján
dolas en el lugar que ocupan. A continuación, un “equipo
de recogida”, que va comprobando el número de minas
detectadas, fila a fila, sacándolas ,de su emplazamiento y
entregándolas al “equipo de transporte”, que con medios
adecuados las aparcará.
La detección de las minas se hará generalmente con el
aparato detector eléctrico, aunqüe sigue siendo de útil
y práctica aplicación el “bastón buscaminas”, especial
mente si son campos contra personal.
Si los campos estuviéran emplazados al tresbolillo, sería
fácil su levantamiento utilizando unas plantillas de ma
dera, las que no habría más que ir colocando, siguiendo
las operaciones inversas de su’.’colocación, para detectar-
las; pero, en la práctica, las plantillas podrían perderse o
romperse, perdiendo eficacia el procedimiento, que será
bueno solamente en instrucción. Además, que la ley de
formación al tresbolillo ya sabemos no debe usarse, y con
las otras leyes, las plantillas serían de engorroso manejo
y bastante complicadas. Y con personal entrenado se ob
tiene más rapidez con el detector.
En el caso de tener que abrir brechas, el procedimiento,
en esencia, es el mismo citado anteriormente, con la única
variante que, como habrá que hacerlo generalmente de
LAS MINAS SE HAN EMPLEADO DE MANERAS vARIADAs:
(s) Campos de ‘Punas (su. principal aplicación)..
(2) Colocándola debajo de un. cadáver.
() En.vehículos abandonados.
() Unida a un objeto abandonado que atraiga. la atención.
() ‘ Prendidas en vallas o empalizadas.
(6) Atadas a ramas bajas de árboles o arbustos.
(7) En editicios (puertas, ventanas, escaleras,. etc.).
57
noche, la anterior al ataque, debe hacerse mucho más canismos y dispositivos de fuego, como asimismo la for
rápidamente, formándose solamente un solo equipo, que ma de desactivarlos.
es a la vez detector, pone los seguros, y aparta las minas Hasta aquí nos hemos referido a abrir brechas en las
levantadas, colocándolas (con el seguro puesto) en los proximidades del enémigo. Si se trata de abrirlas lejos del
bordes de la brecha abierta por la parte de fuera; es mi mismo, fuera del alcance de su infantería, se hará igual
Sión del equipo, además, el jalonamiento de la brecha. que si se tratara de campos propios, sólo que sin conocer
la ley de formación del campo. En campos de minas anti
tanques, y hasta en los de personal, se usará el detector
de minas, localizando mina a mina, desactivándolas,
hasta abrir la brecha apetecida, jalonando el paso abierto
Otro caso que puede presentarse es tener que levantar delimitando, si es posible, todo el campo.
un campo propio, por haberse implantado otro u otros
en sus inmediaciones, no siendo ya necesario, una vez
cumplida su misión de urgencia, por la que fué implan
tado. La operación de levantamiento será la misma ya
citada anteriormente, debiendo tacharse el campo del
mapa de minas, y anotándolo en su Hoja descriptiva, Para los levantamientos totales de los campos de minas
según ya se dijo. enemigos, operación que debe hacerse siempre una vez
También puede suceder que haya que levantar un cam ocupada una zona de terreno, se seguirá el mismo proce
po por no reunir condiciones las’ minas que lo forman, dimiento anterior, procurando detectar minas de dife
por la acción de los agentes exteriores (humedad, lluvia, rentes filas, hasta deducir la ley de formación del campo,
etcétera), pero siendo necesaria su existencia, en cuyo en cuyo momento será posible efectuar el levantamiento
caso habrá que ir levantando y construyendo el campo tótal mucho más rápidamente. Se tiene que tener un gran
al mismo tiempo, como se dijo al hablar de los reconoci cuidado en no dejar ninguna ruina, cosa posible por no
mientos, sustituyendo mina por mina, dejando las nue conocer la extensión del campo ni el número de las mis
vas en el exacto lugar que ocupaban las antiguas, reco mas que lo forman (aunque se haya deducido la ley de
giéndose después éstas y procediendo a su destrucción. formación), para ló cual habrá que seguir detectando en
La composición de los equipos variará en cada caso, en un radio grande alrededor del mismo, por si existieran
función de las condiciones a realizarlo, longitud y an pasillos intermedios por tratarse de un campo formado
chura del campo, etc. Como siempre, hay que seguir la por otros parciales.
norma de no apelotonar el personal. La composición de las patrullas será variable según
la proximidad del enemigo y los medios disponibles; y
repetimos que siempre habrá que tener la precaución de
que el personal no trabaje apelotonado, evitando bajas
por la explosión, siempre factible, de una o varias minas.
Para desactivar las minas, hay que tener en cuenta que
Levantamiento de campos de minasenemigos.—Hay no dispondremos, en la mayoría de los casos, de los se
que subdividir este apartado en dos, según se trate de guros, por lo cual, lo más conveniente es quitar los dis
abrir brechas en los campos o, por el contrario, proceder positivos de fuego o espoletas, separándolos de las minas
a su total levantamiento. propiamente dichas y efectuando su transporte aparte.
No entra en el presente trabajo el primer caso, pues la Al levantarlas, hay que poner sumo cuidado en que no
apertura de brechas durante el ataque se efectuará gene estén enclavadas o tengan otro dispositivo análogo que
ralmente por medio de explosivos, completando las des las haga estallar a tracción, al intentar moverlas del sitio
trucciones efectuadas por las concentraciones de artille que ocupan..
ría o aviación; se neutralizarán las minas, desactivando
las que queden, o se destruirán; pero sea el que fuere el
procedimiento empleado, no puede llamarse a esto un
levantamiento, ni parcial siquiera. Entra su estudio en CONSIDERACIONES FINALES
una modalidad diferente, que, en todo caso, se tratará
en otro trabajo bajo el nombre de “Apertura de brechas”. Tanto para los reconocimientos como para los levanta
No haremos más que indicar a la ligera la forma de mientos, bien sean de campos propios como enemigos, lo
efectuarlas, tratado ya, en su forma más esencial, al ha esencial es conocer con todo detalle los tipos de rtiinas y
blar de los reconocimientos, que son la base principal el empleo táctico de las mismas.
para efectuar las brechas durante el combate ofensivo, Esto sólo se consigue con una labor constante, un estu
una vez que ya se tiene, por los’ mismos, señalados los dio ininterrumpido día tras día y un perfeccionamiento,
campos enemigos con el mayor detalle posible, y estudia casi a ojos cerrados, del montaje y desmontaje de todas
dos los puntos más convenientes para abrir las brechas. ellas, acompañado de un análisis profundo de su forma de
Se formará un “equipo de minas” en el momento del empleo.
asalto, que no hay que confundir con el equipo de brecha Es una labor que todo Oficial de Zapadores debe cum
de la alambrada, mejor llamado “equipo de pértigas”. plir con todo celo, con el máximo interés, para propor
Dicho “equipo de minas” estará compuesto por cuatro, cionar a.la tropa a sus inmediatas órdenes una sólida y
seis u ocho hombres, al mando de una clase, y cuya mi perfecta instrucción, un sexto sentido (adquirido con el
sión es ir abriendo camino en los campos de minas enemi hábito) para adivinar su presencia y para desactivarlas.
gos, jalonando las brechas. Actuará preferentemente por En sus manos está el conseguir evitar unas bajas que no
medio de los explosivos, protegidos, bien por cortinas de tendrían lugar con unos soldados y clases a los que hubiera
humo, bien por el fuego. No se indican detalles de ejecu entrenado a conciencia, haciéndoles perder, sí, el recelo,
ción, porque ya se ha dicho que su estudio no entra en los dándoles una seguridad grande en su manejo, pero sin
límites del presente trabajo, y además porque dependerá permitirles imprudencias, muchas veces de consecuen
esencialmente de la maniobra y forma de efectuar el cias fatales y sin razón de ser. Ha de imbuirles una sólida
ataque. disciplina, pudiéramos llamar “de minas”; un gran cui
El personal que constituya estos, equipos debe estar dado, acompañado de una decisión y seguridad grandes
muy bien entrenado, especializado en su misión, cono- en los momentos necesarios, que se traducirán en éxitos
den do los modelos de minas enemigas y su forma de em cuando sea decisiva para el Mando la actuación de estas
pleo; versado e ingenioso en asuntos de esta clase de me- tropas en el combate.

58
 • NFO .
¿ldeaJy Qef(ex4’*ef
Elcarrocrucero“Cromwell”
(Mayc? J. R. W. Murland, del 5th Royal Inniskilling. Dragoon Guards de la Gran Bretaña.)
Ef’ modelo “Cromwell” es el carro crucero británico
de introducción más reciente y el último retirado de la
lista secreta (i).
No existe ningún carro que pueda ser concebido, dise
fiado y puesto en curso de producción en el espacio de
un mes ó de un año, y los carros “Cromwell” no consti
tuyeron una excepción de esta regla tan dura. Es el resul
tado de una larga y laboriosa serie de experimentos y des
arrollos, y este modelo no fué sometido a las duras prue
bas militares prácticas hasta poco después del desembarco
• de las tropas aliadas en Normandía. El último carro
crucero británico que fué puesto en servicio activo antes
que el “Cromwell” era el modelo “Crusader”; el espacio
disponible no nos permite hacer una relación de los inte
- resantes progresos técnicos entre el carro crucero “Cru
sader” y el carro “Cromwell”. Sin embargo, puede mdi
carse que el modelo “Cromwell” coristituy el tipo más
moderno de una serie de tres, los dos primeros de los cua
les eran conocidos bajo la denominación de “Cavalier”
y “Centaur”. La existencia del modelo “Centaur” fué
divulgada por primera vez durante el mes de abril de 1944,
y esto fué casi inmediatamente seguido por una declara
ción en el sentido de que se había abandonado su pro
ducción. A base de una tal afirmación, era lógico esperar
que existía otro crucero de nuevo diseño o de tipo pér
feccionado. El aludido era el modelo “Cromwell”, si
bien no se admitió oficialmente su existencia hasta tres
meses después, en julio de 1944.
Ciertos detalles mecánicos del “Cromwell” todavía per
manecen secretos, puestó que si bien algunos de estos
vehículos han sido capturados por el enemigo, la rápida
derrota del Séptimo Ejército alemán en Normandía no
puede menos de haber impedido un examen técnico deta
llado, y nosotros de momento no podemos facilitar una
descripción detallada de sus características.
De todas maneras, los “Cromwell” conservan una ca
racterística que ha sido típica de los carros británicos
desde el modelo “A-13” de 1939-1940, y nos referimos al
sistema “Christie” de suspensión, con sus grandes ruedas
de bogie típicas. Este sistema de suspensión fué desarro
llado para ser empleado en vehículos rápidos de rodadura
de oruga, y su adopción en los “Cromwell” fué debida a
la alta velocidad establecida en su diseño. La alta rela
ción entre la potencia y el peso que esto tiende a indicar
ha sido lograda gracias a la utilización del nuevo motor
“Meteor”, de Rolls Royce. Este motor ha sido especial
(x) Posteriormente a la redacción de esta nota se ha dado
a conocer la existencia del carro “Challenger”; a base de este
mismo modelo con la torreta más alargada.
mente desarrollado para los carros crucéros “Cromwell”
a base del famoso motor de aviación “Merlin”; se diferen
cia del motor últimamente referido en el sentido de que
no• es de inducción forzada y desarrolla 6oo H. P. apro
ximadamente. Los primeros informes procedentes del
campo de batalla sugieren que el enemigo se quedó asom
brado al observar la velocidad con que los “Cromwell”
pueden circular a campo traviesa, y esta fué la primera
característica de este nuevo carro, que logró impresio
nar profundamente a los alemanes.
El armamento principal de los cruceros “Cromwell”
consiste en un cañón de 75 mm. y en una ametralladora
“Besa” de montura coaxial. Este armamento está insta
lado en la torrecilla, la cual es de accionamiento de fuerza
motriz y está dotada de un movimiento de giro de 360
giados. También lleva montada otra ametralladora
conductor, y a esta ametralladora también puede hacér
sela girar dentro de límites determinados. Adicionalmente,
dentro del carro se llevan las armas cortas acostum
bradas.
El carro “Cromwell” cuenta con una tripulación de
cinco hombres—conductor, ametrallador de casco o auxi
liar, cargador-radiotelegrafista, artillero-ametrallador de
la torrecilla principal y comandante. Los tres miembros
últimamente referidos están alojados en la torrecilla
principal; bajo este respecto, este carro se parece mucho
al carro “Crusader”, de modelo más antiguo.
La protección blindada es sumamente pesada para un
tanque crucero, y el cañón de 75 mm. puede disparar
proyectiles de alto • explosivo, o bien proyectiles perfora
dores de planchas blindadas: como consecuencia, este
cañón puede ser empleado con resultados muy efectivos
contra los carros, la infantería o los cañones del enemigo.
DEMOSTRACION IDEAL
Por espacio de mucho tiempo se ha establecido el dogma
de que los carros no deberían ser empleados sin el apoyo
de la infantería y que, de manera parecida, no debería
emplearse infantería sin contar con el apoyo de los ca
rros; como es natural, es para el objeto últimamente
referido que se llevan diseñados de manera especial los
carros de tipo “infantería”. En el terreno cerrado, por
decirlo así, de Normandía, y sin contar con gran espacio
para fines de maniobra, resultaba casi imposible el poder
distinguir entre estos dos objetos tácticos tan diferentes
entre sí, y de hecho los carros “Cromwell” fueron utiliza
dos como de “infantería” durante aquel período de luchá.
Con la caída de Caen y la brecha que logró destruir las
líneas de defensa del enemigo, el aspecto de la lucha cam
59
bió por completo con gran rapidez. La batalla de gran
éxito se transformó en una persecución intensiva del ene
migo, y, finalmente, esto a su vez se transformó en una
derrota que continuó sin cesar a través del norte de Fran
cia y a través de Bélgica.
Los carros de modelo “Cromwell” ya habían demos
trado ser un arma práctica y de confianza en las primeras
Organizációndeladefensacon-
tra fuerzas__aerotransportadas
(Traducido del inglés.—De datos e informaciones obrantes en la Redacción.)
“Ciiál es el concepto de defensa? La desviación de un
golpe. Cuál es, pues, su signo característico? El estado
de espera ante ese golpe.” Estas son las palabras con que
Clausewitz inicia su capítulo sobre defensa. No obstante,
no debemos considerar el combate defensivo únicamente
desde el punto de vista pasivo, pues el escudo que pro
tege debe combinarse con la espada que hiere. El com
bate defensivo no excluye movimiento, y por ningún con
cepto debe permitírsele llegar al estado de estanca
miento.
60
fases de la lucha; después, su momento llegó, hallándose
en la situación que cada comandante desea crear con e
objeto de utilizar sus carros cruceros en su medida má
xima completa. El hechó de que grupos blindados pudie
ran recorrer una distancia de casi 65o kilómetros en el
espacio de una semana más o menos, es una obraalta
mente satisfactoria.
La defensa debe estar siempre en estado de alerta con
tra ataques por bombarderos y tropas aerotransportadas
cuando se halle bajo el radio de acción de la fuerza aérea
enemiga. Sólo este hecho justifica la creación por el in
vasor de Unidades aerotransportadas especiales, ya que
el conocimiento de su xistencia no sólo influirá en el es
píritu del defensor, sino que le obligará a retirar de los
frentes de combate, para la defensa del interior, una gran
porción de sus fuerzas terrestres y aéreas.
Las cuestiones de moral desempeñan un gran papel en
 eFproblema,La defensa contra una invasióñ llevada a
cabo por tropas aerotransportadas se halla necesaria
mente ligada a un sentimiento de incertidumbre en el
largo período de espera durante el cual nada sucede y
mucho amenaza. Estos sentimientos y la necesidad de
estar en vigilancia constante pueden tener reacción des
favorable en los nervios del defensor y conducirle, con el
tiempo, a descuidar esta vigilancia. Por consiguiente, la
Prensa y la radio deben infundir en el público el peligro
de “dormirse” instruir a la población civil en la parte
que debe desempeñar en el caso de una invasión. Las tro
pas combatientes deben mantenerse bien instruidas: por
constantes ejercicios en que se ensayan todas las contin
gencias posibles. Otra ventaja de estos ejercicios es qu
las tropas conseguirán el conocimiento de los lugares que
tendrán que defender; esto les dará una gran ventaja
sobre el invasor, que, aunque haya planeado su operación
con el mayor cuidado, tendrá pocos medios de orienta
ción en la óscuridad.
Las fuerzas defensoras deberán éstar distribuídas de
tal forma que puedan enfreútarse rápida y resueltamente
en tierra y. en el aire con las fuerzas atacantes en cual
quier dirección que el ataque se produzca.
Las medidas tomadas de antemano forman el cuadro
del combate defensivo.
Todo el suelo patrio debería dividirse en áreas de de
fensa, cuyos límites coincidieran con los administrativos.
Estos límites, especialmente en países antiguos, se hallan
determinados geográficamente, y una unidad adminis
trativa representará, generalmente, una entidad geográ
fica. Estableciendo los CC. GO. del área de defensa en
una ciudad central, o mejor (para evitar los bombardeos
aéreos) en un punto en las afueras de la ciudad, será po
sible utilizar el sistema de comunicaciones existente.
Las misiones más importantes de los CC. GO. del área
de défensa serán las preparaciones necesarias para en
frentarse con un posible ataque llevado a cabo por tropas
aerotransportadas. En principio, parece también aconse
jable poner bajo las órdenes de este Mando todas las
demás medidas defensivas, como Servicios de escucha,
defensa antiaérea, precauciones contra raids aéreos, po
licía, brigadas contra incendios y demás servicios auxilia
res. El Comandante local del área deberá tener a su dispo
sición todas las tropas disponibles en ella, así como toda
la población civil hábil, con todos los servicios y órganos
civiles.
Desde el punto de vista militar, los distritos y áreas
de un país tienen diferente valor. Sin duda alguna que
los distritos que contengan puertos imjortantes, bases
aéreas, nudos de comunicaciones, centros industriales, et
cétera, estarán más expuestos que los otros a ataques aé
reos y por fuerzas aerotransportadas. Se puede decir que
cuanto mayor sea el desarrollo técnico de un área, tanto
mayor será su probabilidad de convertirse en objetivo
para el ataque. Por esta razón, las partes muy pobladas
serán las que más han de sufrir. Aunque estos ataques,
ya por bombardeo aéreo, ya por invasión de tropas aero
transportadas, no vayan dirigidos contra la población ci
vil, ésta es afectada grandemente por ellos, y este solo
hecho justifica el coordinar las defensas militares y civiles
y colocarlas bajo un Mando único.
Por otra parte, un área puede tener importancia no
porque en ella se hallen situadas actividades esenciales,
sino porque sea la vía o clave de tales centros de activi
dad. La posesión de tal área puede ser de gran importan
cia estratégica para el enemigo; así, por ejétuplo, cuando
se intenta llevar a cabo algún desembarco desde el mar y
las fuerzas aerotransportadas reciben la misión de captu
rar y mantener un puñto en áreas aisla4as, desde las
• cuales actuarán para ayudar directa o indirectamente al
desembarco y avance hacia centros importantes de lastro
pasque actúan desde el mar.
• La fuerza de las tropas que defienden un área determi
nada debe ser proporcionada a su importancia. Pór con
siguiente, la organización y composición de las áreas será
diferente. Al organizar el sistema defensivo en todo el
país, se debe tener presente la colaboración entre las di
versas áreas, siendo también aóonsejable agrupar varias
áreas de defensa bajo el Mando superior de un Jefe regio
nal. Las cuestiones relativas a la defensa del suelo patrio,
como un todo, deberán estar en manos del personal del
Estado Mayor del Alto Mando de la defensa del interior,
que representará al Gobierno en todos los asuntos de
defensa. No obstante, debe evitarse el opuesto peligro de
demasiada centralización en la organización de la de
fensa, lo que permitirá, dentro de límites convencionales,
a lós Jefes regiónales de área y locales utilizar su propia
iniciativa de forma que pueda influenciar favorablemente
en el desarrollo dé los sucesos. Las fuerzas aerotranspor
tadas pueden cortar y aislar áreas, en cuyo caso sería
peligroso esperar a recibir nuevas órdenes. Las medidas
defensivas deben contar con todas las eventualidades, y
cada parte del sistema debe poder coordinar su misión,
en tiempo y espacio, con el todo y llevarla a cabo cuan
do se encuentre aislada.
Las fuerzas combatientes, dentro del área de defensa,
se componen de dos núcleos:
a) Fuerzas locales, cuya misión consiste en poner
freno al avance de las tropas aerotransportadas.
fi) Fuerzas móviles, cuya misión es la de limpieza,
De acuerdo con el tamaño del pueblo, ciudad, puerto
o centro industrial, etc.,. deben defenderlo las fuerzas
locales de defensa o una combinación con fuerzas regula
.res. Los distritos importantes deberán guarnecerse con
tropas regulares reforzadas con tropas de defensa local.
En los distritos en que la población civil es hostil o poco
digna de confianza políticamente, las Unidádes de defensa
local no pueden emplearse para tales fines. Quizá sea pre
ciso imponer ciertas restricciones ala población civil, re
ferentes a sus movimientos y reuniones, o coger rehenes.
De la misma forma ue laimportancia de cada área
es distinta, también existen puntos de diferente valor
dentro de cada área. Su importancia está determinada
nosólo por la presencia de establecimientos y actividades
esenciales; sino también por su valor para la defensa ge
neral del áreá (puentes, pasos,etc.). Por otra parte, pue
de también juzgarse necesario dejar sin protección por
fuerzas locales ciertas áreas, si las tropas regulares o de
defensa local son necesarias para la defensa de puntos
más vitales. Esto no quiere decir que ciertas áreas deben
dejarse totalmente sin protección; esto proporcionaría
al enemigo un campo sin obstáculos para su movimiento.
Pero ciertos puntos deben defenderse principalmente por
las fuerzas móviles y no por las fuerzas iocales.
Por consiguiente, la organización de las fuerzas locales
dentro de un área es variada. Los lugares pequeños que
carezcan de importancia especial y que cuenten con unos
40 a o hombres útiles, debén defenderse con un solo
pelotón dé défensa local. Si por la localidad pasasen ca
rreteras de importancia vital, la defensa local debe ar
marse no sólo con armas ligeras, sino también con algún
cañón. Los lugares mayores deben defendersé con fuertes
guarniciones, que también defenderán los centros indus
triales e instalaciones importantes de la vecindad.. Las
tropas defensoras serán Compañías o Batallones:, en lós
casos de grandes ciudades, pueblos y plantas industriales,
los Comandantes de la defensa local tendrán bajo su
mando las tropas regulares y lás Unidades de defensa
local, así corno también las Unidades de precauciones o
medidas contra raids aéreos y demás servicios auxiliares
que ya hemos enumerado ánteriormente.
Cada Comandante local debe elaborar sus propias medi.
das defensivas de acuerdo con la misión confiada a las
fuerzas de la región dentro del cuadro del plan de de
fensa. Deben tenerse en cuenta un sinnúmero de hechós,
así como consideraciones de carácter técnico y táctico.
61
 Una de las cuestiones tácticas más importantes es la
distribución de las fuerzas dentro de la localidad que va
a defenderse. Cuando se trata de pequeños pueblos, con
escaso potencial humano, fácilmente se desprende la
imposibilidad de ocuparlos totalmente; solamente se de
fenderán los puntos de interés vital. Es mejor conservarse
fuerte en un punto que débil en todos, como sería el caso
- si la Unidad estuviese unifofmemente distribuida sobre
toda la localidad. Los puntos fuertes deben elegirse con
miras a que los defensores puedan mantener bajo fuego
las partes más importantes del terreno circundante. Los
edificios deben elegirse no sólo por su valor como posi
ciones para hacer fuego, sino también por el que pueden
tener como puestos de observación, dominando los alre
dedores.
La preparación técnica incluye, los siguientes puntos:
1.0 Mejora y refuerzo de los puntos elegidos para la
lucha. Deberán abrirse mirillas en las paredes, reforzán
dose los puntos más débiles por medio de vigas y sacos
terreros; construir obstáculos en el interior y exterior del
edificio, rodearlo de alambradas, etc. La población de
berá ser evacuada de tales edificios, que podrán utilizarse
como cuarteles para la defensa local o puestos de vigilan-
• cia nocturna. En los puntos y bifurcaciones de carreteras
donde no existan construcciones, se levantarán fortifica
ciones.
2.° Se deberán establecer comunicaciones entre los
diferentes puntos de resistencia. Estas comunicaciones
pueden llevarse a cabo dentro del pueblo por teléfono o
señales; pero el Comandante local tendrá, a su vez, que
mantener contacto con la autoridad superior y con los
Comandantes locales adyacentes.
3.° Se eliminará, en lo posible, el peligro de incendios.
El material inflamable será trasladado a cierta distancia
y se tomarán todas las medidas necesarias para la lucha
contra incendios.
4.° Deberán construirse obstáculos en todos los carn
pos circundantes de la localida&aptos para el aterrizaje
de aviones y veleros. Además, deberá determinarse de
antemano, para caso de emergencia, los puentes que de
berán ser volados y los campos que deberán sembrarse
de minas. En principio, el Comandante local sólo volará
puentes cuando su superior así se lo ordene, y no por su
propia iniciativa, a no ser que la situación sea muy extra
ordinaria y peligrosa. Obstáculos adicionales pueden ser
el abatimiento de árboles en las encrucijadas, la erección
de barricadas, etc. Pero estas medidas protectoras, toma
das por las fuerzas defensoras locales, desde ningún pun
to de vista deben impedir los movimientos de las fuerzas
móviles.
5.° Finalmente, puesto que la presencia de mujeres,
niños y demás personas no combatientes pueden obstacu
lizar la defensa de la localidad, el Comandante local de
berá tomar las medidas necesarias para su evacuación,
caso de ser ésta necesaria. Por ejemplo, pueden llevarse
las personas no combatientes a bosques, barrancos u otros
refugios. Si la región carece de lugares para la evacuación
natural, se deberán cavar trincheras, en las’que la po
blación civil podrá refugiarse. Será prudente tener dis
puestos en estos puntos, almacenados en pequeños refu
gios, material médico, alimenticio y otros artículos esen
ciales.
Muchos más detalles podrían darse referentes a las
precauciones y preparaciones para la defensa local; pero
siempre deberá tenerse presente una consideración di
rectriz: las medidas adoptadas localmente deberán estar
coordinadas por el plan general de defensa de la región.
Quizá la defensa tenga que esperar mucho tiempo, quizá
el ataque nunca se produzca; pero el relajamiento podrá
traer consigo el desastre; así, pues, las tropas se dedicarán
al mejoramiento y perfeccionamiento de sus medidas de
fensivas constantemente.
Un país organizado en esta forma tendrá semejanza
62
• con una obra de malla cuyos nudos serán “islotes de resis
tencia” formados por las fuerzas locales de defensa.
La eficacia del islote tiene un lado activo y otro pasivo.
El lado pasivo es el abrigo y protección que aporta.
El lado activo son las operaciones ofensivas basadas en
él, aunque sean en pequeña escala y sólo limitadas a la
vecindad. Por débil que sea la guarnición, siempre de
berá existir en ella un elemento activo. En’principio, este
elemento actúa por ataques a las fuerzas enemigas den
tro de su radio de acción. Pequeñas patrullas deberán
salir del pueblo para atacar al invasor por el flanco o re
taguardia. El conocimiento perfecto y detallado del cam
po les facilitará esta misión, pudiendo suceder que los
hombres regresen de su incursión con información de
gran interés, que a veces podrá servir de base para el
desarrollo de la operación general. Cuanto mayor sea la
guarnición, tanto más profundos y más fuertes pueden
ser estos contraataques locales.
No obstante, es obvio que este método de defensa
será de mucho más valor cuando se lleva a cabo en com
binación con otros islotes de resistencia. Tales islotes
pueden formar un grupo de islotes de resistencia bajo el
mando de un Comandante local. Además de la organiza
ción de las patrullas, el Comandante de la defensa local
tiene la misión de coordinar el combate defensivo dentro
y entre los islotes de resistencia. No sólo debe enlazar
los puestos de la defensa local, sino también establecer
comunicación con las localidades vecinas. Sólo por el
intercambio de información pueden explotarse al má
ximo las circunstancias favorables.
Otro problema muy importante de la competencia de
las fuerzas de defensa local es la protección de los aeró
dromos. La experiencia demuestra la importancia que
debe prestarse a este problema. Los aeródromos tienen
que protegerse de los ataques aéreos y de los ataques por
fuerzas aerotransportadas. En ambos casos la defensa
requiere, entre otras cosas, vigilancia constante y gran
serenidad. Las contramedidas técnicas contra bombar
déos consisten, principalmente, en cañones antiaéreos y
buena construcción de refugios de defensa. Es también
necesario tener un buen sistema de transmisiones con los
aeródromos cercanos con objeto de asegurar el apoyo por
cazas y de esta forma dar a la defensa un carácter agre
sivo.
Pero el segúndo peligro, es decir, el ataque por fuerzas
aerotransportadas, es mucho más apremiante. ¿Qué me
didas defensivas se necesitan para proteger los aeródro
mos contra esta clase de ataques? El caos reina en la ma
yoría de los espíritus sobre esta cuestiún. Algunos desea
rían ver carros en los aeródromos; otros quiererr hacer la
defensa “elástica”. Estudiemos estos dos puntos de vista.
No cabe duda que sería una gran ventaja tener siem
pre disponibles carros en cada aeródromo; pero unos po
cos no pueden hacer mucho y además esta medida pro
bablemente es impracticable por razones de economía.
Los carros necesarios para la defensa de aeródromos su
marían cientos y cientos, lo que causarían la desintegra
ción de muchas Divisiones acorazadas. El mismo razona
miento debe aplicarse para la creación de tropas especia
les, organizadas en Compañías y Batallones, para la de
fensa de aeródromos. ¿Cuántos aeródromos podrían pro
tegerse de esta forma? Si suman, varios centenares, esto
supondría la inmovilización de millares de hombres por
semanas y meses en espera de algún ataque en alguno de
ellos. Mantener tantos hombres en alerta sin la perspec
tiva de ninguna misión para la mayoría de ellos no es
economía de fuerzas.
Estudiemos el problema considerando la forma proba
ble en que puede desarrollarse el ataque a un aeródromo.
Primeramente será atacado por bombarderos, cuya mi
sión será silenciar las defensas por medio de bombas y
fuego de ametralladoras. Poco después serán lanzados
los paracaidistas. En lugar de refugios será mucho más
 ventajoso construir islotes de resistencia de ceménto ar Nuestra última pregunta es ¿Quién es responsable de
mado en las cercanías del aeródromo. Estos pueden. guar le defensa del aeródromo? En cada aeródromo debería
necerse con cañones antiaéreos, ametralladoras ligeras y establecerse un. puesto de mando de defensa local, que,
pesadas y cañones de campaña, que tendrán bajo su fuego aunque a las órdenes del Comandante del aeródromo, su
al aeródromo y campos circundantes. Se puede disponer única misión sea la defensa. El personal que lo forme ten
más fácilmente de ametralladoras que de carros u otra drá, pues, que recibir instrucción especial. A primera vis
cualquier arma moderna especializada. Los cañones, de ta, parece solamente posible en casos excepcionales la
cualquier tipo que sean, no precisan ser modernos, ya que organización de un destacamento de tropas de defensa
no necesitan cubrir una larga distancia y su única misón especial con servicio permanente en estos puestos. Aparte
es la protección inmediata. Estos islotes presentan un ob de la ayuda que pueda prestar la fuerza de defensa local,
jetivo tan pequeño, que el bombardeo más intenso sólo la protección del aeródromo es misión que recae sobre el
logrará destruir algunos. Ahora bien; los paracaidistas personal de la fuerza’ aérea. Toda Unidad aérea comprende
sólo pueden saltar de sus aeroplanos una vez terminado un cierto número de mecánicos, conductores y personal
el bombardeo, ya que el hacerlo antes sería exponerse a de campo, cuya fuerza será suficiente en la mayoría de los
ungran peligro; éste es, pues, el momento para que estos casos para la defensa. Debe instruírseles en el manejo de
islotes entren en acción, lo mismo que en la pasada gue armas de defensa,, tales como ametralladoras y fusiles,
rra mundial el fuego de fusil y ametralladora se iniciaba lo mismo que a cualquier otro soldado.
una vez cesado el bombardeo. Hoy, lo mismo que enton El largo período de tiempo que transcurre esperando
ces, un ataque por fuerzas sin armas adecuadas sufrirá un ataque puede 4ener repercusiones peligrosas en la vi
un completo colapso bajo el fuego de la defensa. gilancia de la defensa y su rapidez; estas dos cualidades
Pasando ahora al. segundo punto de vista, la lucha en son las más importantes en la defensa de un aeródromo
tierra tendrá, en principio, un carácter estático. ¿Por qué, que en cualquier otra operación táctica y técnica. Conse
pues, la tan solicitada defensa “elástica”, para la que en guidas éstas y el constante contacto con los aeródromos
muchos casos el número de defensores será inadecuado? vecinos, los servicios de escucha antiaérea y las fuerzas
¿Es requisito esencial que la defensa capture los paracai móviles antiaerotransportadas, se habrá logrado la base
distas arrojados alrededor del aeródromo? Naturalmente, de una defensa fuerte.
la lucha no debe carecer del elemento movimiento; pero
ésta no es la misión de las fuerzas locales, sino de las LA DEFENSA EN ACCION
grandes Unidades, encargadas de las operaciones de lim
pieza de toda el área de defensa, de la que el aeródromo La defensa local representa e’l escudo’ y obliga a las
es parte integrante. Durante el curso de esta acción y du
rante todo el combate defensivo, el aeródromo forma un Unidades aerotransportadas a empeñarse en una lucha
que les es desfavorable, ya que no tienen a su disposición
solo islote de resistencia, compuesto por varias casama el armamento necesario para llevar a cabo con éxito una
tas; no hace falta decir que en circunstancias especiales operación de asedio. En contraposición con la defensa
favorables pueden lanzarse contraataques en pequeña local, principalmente estática, la defensa activa está for
escala desde, estas casamatas. mada ‘por fuerzas móviles que constituyen la espada.
¿Por qué debe ser la defensa estática? La lucha llega Su libertad de movimiento es mucho mayor que la de la
a la inmovilidad tan pronto como la potencia de fuego defensa local, ya que no se hallan estacionadas dentro de
defensivo consigue la superioridad. En la lucha normal, los islotes de resistencia y no precisan volver a ellos.
los ‘vehículos acorazados y motorizados han inclinado la, Su zona de acción cubre toda el área envuelta en la inva
balanza entre la potencia de fuego y el. móvimiento a sión y su campo de lucha es el terreno entre dichos islotes.
favor de este ültimo. Pero esto no se refiere a los ataques En principio, las fuerzas móviles consistirán en equipos
llevados a cabo por tropas aerotransportadas, ya que du mixtos, que podemos llamar grupos de Brigada, cuya
rante la fase inicial de él los paracaidistas sólo estarán fuerza y composición varía según la importancia del área
armados con fusiles ametralladores, granadas de mano, que tienen que defender y la misión que les ha sido asig
explosivos y morteros. Estas armas pueden hacér poco nada. Dentro de un área de defensa habrá varios grupos
contra fortificaciones de campaña o de cemento armado. de Brigada de mayor o menor fuerza, y estarán estacio
Como medio preventivo para evitar el aterrizaje de los nados en ciudades o en acantonamientos dentro de dicha
aparatos se aconseja la destrucción del aeródromo, cosa área, si esto se considera como buena medida contra bom
que deberá tenerse presente en la construçción del mis bardeos aéreos. Estas guarniciones deberán situarse de
mo, dotándole de medios de llevar a cabo esta destrucción. tal forma que puedan moverse en diferentes direcciones
Debajo de la pista se pueden construir pozos de minas, y combinaciones. Tres o cuatro Brigadas móviles de
cubriéndose luego su parte superiór. Estas minas estarán combate, actuando en íntima cooperación para la de
conectadas con las casamatas por cables eléctricos, de fensa de un área, formarán, en unión de la defensa local,
forma que su explosión puede llevarse a cabo cuando lo que podemos denominar una División de defensa.
sea necesario. De diez a quince minas colocadas en zigzag La organización, armamento y equipo de las partidas
debajo del aeródromo, producirán cráteres que imposibi móviles antiaerotransportadas dependerán, en gran par
litarán su utilización como lugar de aterrizaje. Las casa te, de las características de la región., la densi’dad del sis
matas y minas deben considerarse como parte integrante tema de tráfico, las condiciones de las carreteras y otras
del aeró4romo de la misma forma que los hangares y ta muchas circunstancias. Los defensores, en las regiones
lleres de reparaciones. montañosas, deben estar organizados y equipados de una
Volviendo al desarrollo de la batalla en sí, debemos te manera muy distinta a como lo están los defensores de
ner en cuenta que ésta se verifica en el aire y en la tierra una región llana. La composición típica de un grupo mó
simultáneamente; por consiguiente, la defensa necesitará vil de Brigada puede ser la siguiente, aproximadamente:
el apoyo de los cazas para impedir que el enemigo lleve a Un Escuadrón motorizado (carros blindados y motoci
efecto el bombardeo de preparación; más tarde concen tetas).
trará su acción sobre,los transportes. Su misión será. dis Tres Batallones de Infantería equipados con bicicletas.
persar las formaciones enemigas en cooperación con la Un Escuadrón de Caballería.
artillería antiaérea, pudiendo luego atacar a los avionés Una Batería de Artillería ligera de campaña.
enemigos aisladamente. Pero. si, a pesar de todas estas Una Compañía de Transmisiones.
precauciones, el enemigo consigue desembarcar, los bom Una Compañía dé Ingenieros.
barderos defensores tendrán que intervenir bombardeando Fuerza aérea de apoyo cercano (agregada temporal
y ametrallando el aeródromo. mente).

63
 También pueden utilizarse carros contra las fuérzas
áerotransportadas, con gran ventaja, principalmente, en
acciones de reconocimiento en campo abierto, manteni
miento de comunicaciones y aprovisionamiento de mate
rial a las defensas estáticas. Pero por razones de econo
mía será preciso desistir del empleo de éstos. Por otra
parte, carros ligeros pueden desémpeñar un gran papel
en la defensa móvil y, en cooperación con los motociclis
tas, prestarán servicios excelentes como Unidades de re
conocimiento.
Similarmenteserá muy costoso reservar grandes canti
dades de vehículos para el transporte de tropas en el in
terior, cuando pueden prestar un servicio mucho más
útil en el frente; por consiguiente, en un país servido por
buenas carreteras, las Unidades ciclistas serán de gran
valor.
La Caballería puede utilizarse con gran acierto contra
fuerzas aerotransportadas, como lo fué en Rusia, donde
constituyó lá base de la defensa interior. Podemos decir,
además, que la Caballería es el Arma más adecuada para
las operaciones de limpieza.
Como la lucha contra las tropas aerotransportadas con
sistirá principalmente en combate a corta distancia, la
artillería de las fuerzás móviles puede estar constituída
por tipos antiguos de cañones, que serán suficientes de
bido a la corta distancia que tienen que batir. Si escasea
sen los vehículos motorizados, la artillería podría ser hipo
móvil. Lo que debe evitarse a toda costa es retener en la
retaguardia material moderno de gran valor, lo que re
quiere gran economía en el interior. De todos modos es
completamente absurdo almacenar gran cantidad de ma
terial en la retaguardia, que puede necesitarse urgente
mente en el frente, por el mero hecho de un casual ata
que aerotransportado.
-. El primer objetivo de la batalla en sí es impedir que
el invasor conquiste y conserve algún terreno, cosa que
es casiimposible debido a la rapidez con que el atacante
puede presentarse. Algunos grupos de tropas aerotrans
portadas conseguirán siempre conquistar algún campo
para la lucha. El segundo objetivo, más fácil de conse
guir que el anterior, es impedir el desembarco de material
pesado. El tercero es cercar y aniquilar las Unidades aero
transportadas.
El menor síntoma que demuestre la intención del ene
migo de lanzar tropas por aire será causa suficiente para
poner en alerta todo el frente del interior. Aquí, como
siempre, la buena preparación y las buenas comunicacio
nes son esenciales para el éxito. Lo dicho de la defensa
local se aplica también a las fuerzas móviles: deben man
tener contacto constante con los diferentes puestos de
mando, y especialmente con la fuerza aérea de reconoci
miento. El sistema de transmisiones debe organizarse de
tal forma que no quede congestionado, aunque se inuti
lice alguna de sus partes. Las distancias entre las fuerzas
móviles y los islotes de resistencia, además de cubrirse
por radios, teléfonos y señales ópticas, deben patrullarse
continuamente. Siempre que no se realice el contacto de
acuérdo con el plan, se enviarán carros o motocicletas
para averiguar la razón Durante el estado de alerta, nin
guna persona privada deberá utilizar el teléfono, etc.,
para impedir la extensión de rumores u órdenes falsas,
como sucedió en la invasión de Francia.
Las primeras noticias de un desembarco aéreo serán
vagas, y las tropas aerotransportadas, una vez desembar
cadas, intentarán ocultar su verdadera fuerza. Otro fac
tor de complicación es el peligro de pánico entre la pobla
ción civil. Por estas diversas razones será difícil, durante
la primera fase de la lucha, conocer exactamente el lugar
preciso del desembarco, así como la cantidad de tropa.
Al desembarcar, las tropas aerotransportadas fácilmente
se pierden en el campo, y mucho más cuando éste es de
grandes dimensiones, poco poblado y muy accidentado o
con muchos bosques. La fuerza de reconocimiento sólo
64
puede vencer esta dificultad en parte. La aviación que
patrulla el área donde el enemigo intenta desembarcar
encontrará la cortina de cazas enemigos; además, las fuer
zas desembarcadas procurarán también enmascararse.
Sólo podrán conseguirse datos precisos de su fuerza apro
ximada cuando el reçonocimiento haya llevado a cabo su
observación directamente sobre el descenso de paracai
distas o el desembarco por medio de veleros. Los para
caídas y los veleros se ven en el suelo como pequeñas
mancha blancas, cosa queayuda para el cálculo de la
fuerza desembarcada. Los límites precisos del área inva
dida por las tropas desembarcadas sólo se determinarán
por la lucha real.
Las fuerzas móviles deben actuar con la suposición de
poder encontrarse con el enemigo en cualquier parte.
Llamaremo al distrito en que las fuerzas han desembar
cado “infectado”. Por consiguiente, lo que es preciso ha
cer es desinfectarle rápida y sistemáticamente borrando
del lugar las tropas invasoras.
Al declararse el estado de alerta, las fuerzas de la
defensa local tomarán sus posiciones determinadas, pre
parando, para entrar en acción, los cañones, ametralla
doras, morteros, etc. Su misión es defender los puntos
fuertes que se les han confiado, y en caso de que tengan
que ceder ante la presión enemiga, a no ser que reciban
órdenes contrarias, deberán destruir toda clase de equipo
y material que pueda ser útil al invasor. Esto se refiere
principalmente a vehículos, depósitos de gasolina, depósi
tos de víveres, armamento y material. Por otra parte,
las fuerzas móviles procurarán aislar las fuerzas desem
barcadas atrayéndolas al área infectada por todos los
medios, y allí cercarlas en conjunto o por grupos. Este
método de lucha puede compararse a la batida de caza
dores. En circunstancias especiales, siempre que sea po
sible, por ejemplo, para atraer las fuerzas desembarcadas
a un obstáculo natural (ríos, lagos, costas, etc.), las fuer
zas móviles sólo precisan formar un semicírculo.
En tal operación, las formaciones ordinarias de com
bate serían demasiado engorrosas y se emplearía mucho
tiempo en las operaáiones de limpieza. El combate con
tra el invasor aerotransportado debe ser flexible, y las
operaciones de limpieza, sistemáticas. El punto principal
es cerciorarse de la situación general. Una vez logrado
esto, es fácil dirigir con corrección los ataques posterio
res. Los carros, acompañados por motocicletas, llevarán
a cabo raids profundos dentro del área invadida para cer
ciorarse de la posición e intenciones del enemigo. Los pri
sioneros podrán dar información de gran interés e impor
tancia. Esta acción puede considerarse como una forma
de reconocimiento terrestre a larga distancia.
Al mismo tiempo, el grueso de las fuerzas antiaero
transportadas se moverá concéntricamente desde varias
direcciones sobre el enemigo. Las vanguardias de los es
calones de combate podrán ser pequeñas patrullas de diez
a quince hombres operando en frente ancho, misión para
la que es apta la Caballería. Estas patrullas recorrerán
sistemáticamente el terreno para cerciorarse de los lími
tes del “áréa infectada” y los flancos del enemigo.
Seguirán las partidas montadas, compuestas de Com
pañías o Batallones ciclistas, transportando sus propias
armas de apoyo por medio de transportes “Bren”. Se
agregarán cañones aislados o Unidades de Artillería.
Esto quiere decir que la artillería de una Biigada móvil
se halla distribuida entre las Unidades de Infantería.
Esta artillería ligera de campaña, de rápido movimiento,
entrará en acción frecuentemente en posiciones abiertas,
desde las cuales pueden observarse los objetivos. Sóló de
esta forma se destruirán los obstáculos que puedan entor
pecer el avance del escalón de combate. Este método,
que aparentemente parece peligroso, no lo es en realidad,
ya que no puede esperarse reacción seria por párte de las
fuerzas aerotransportadas, quienes, por la naturaleza del
caso, no dispondrán de cañones de cámpafla o de muy
pocos. Naturalmente, estarán expuestas a ataques aéreos,
que pueden tener lugar lo mismo en posiciones abiertas
que en posiciones protegidas.
Seguirá el escalón de combate, principalmente sobre
carretera. Las partidas montadas se moverán por fases
de un sector del área a otro y, siempre que la observación
sea posible, de la cumbre de una montaña a otra. El Co
mandante del escalón de combate observará constante
mente la actividad de las patrullas de Cáballería, pues
cuando éstas no pueden vencer cualquier resistencia que
encuentren, se deberá lanzar a la lucha, en ayuda de di
chas patrullas, una parte suficiente del escalón de com
bate. Cuanto más se reduzca el círculo de las tropas aero
transportadas, mayor será su resistencia, y, por otra
parte, las fuerzas móviles automáticamente tendrán que
reforzar la profundidad de sus formaciones.
Con frecuencia sucede que las tropas aérotransportadas,
después de haber ocupado ;casas, bosques, granjas aisla
das, etc., se establecen firmemente en estos lugares y
ofrecen una resistencia obstinada. Las fuerzas móviles
no deben pararse para expulsar al enemigo de estos pun
tos de resistencia por medio de lo que puede llamarse
un sitio prolongado. Es mejor seguir adelante, dejando
tan sólo las fuerza capaz de prevenir su salida. Mien
tras que las fuerzas móviles estuviesen dedicadas a estos
centros de resistencia, podrían desembarcar nuevos des
tacamentos de fuerzas aerotransportadas sin obstáculo
alguno.
Naturalmente que será préciso mantener un tercer es
calón como reserva móvil. Particularmente donde la re
sistencia enemiga es obstinada sería conveniente poner
en acción inmediatamente parte de la reserva, especial
mente contra tropas establecidas en pueblos y ciudades.
En tal caso, el escalón así empleado en la lucha será
reemplazado inmediatamente por nuevas reservas. Por
todo lo anteriormente dicho se deduce que las fuerzas de
la defensa deben adiestrarse en la lucha de calle, que en sí
misma es un arte.

ElequiporeglamentariodeInfanteríasuiza
(Traducido de datos e informes de la Redacción.)

El infante debe ser ágil para marchar y combatir; es Las bolsas pueden ser fijas al equipo o suspendidas por
necesario, por tanto, aligerar notablemente su equipo, el un tirante. -

cual debe comprender únicamente lo que sea prescrito La herramienta de los gastadores de Infantería pesa:
por la misión, situación táctica, estación, tiempo ‘y terre
no. Aquello que la tropa no lleve consigo debe ser trans Pala1,150 kilogramos.
portado, según un plan, con los medios disponibles. Si la Azadón1,275 —

situación está estabilizada, el material superfluo debe ser Hacha1,125 —

almacenado en lugares cuidadosamente elegidos. Hay que La herramienta puede llevarse fija en el equipo o sus
tender siempre a mantener la movilidad de la Infantería pendida del correaje.
y conservarla en las mejores condiciones posibles para el La careta antigás se lleva a la izquirda, por bajo del
combate. correaje. La careta se,rá fijada a la mochila: para entrar
El empleo de la mochila de piel en dos piezas y la asig de servicio y para las marchas en tiempo de paz.
nación de vehículos especiales para el transporte del equi Manta.—Si no la lleva el individuo, será unida al equi
po superfluo están previstas.
En el ínterin se dote a todas las tropas de la nueva mo
chila, la Infantería utilizará los equipos reducidos, tal
como existían hasta el presente. Hasta que el empleo de
los vehículos sea un hecho, el equipo superfluo debe ser
transportado del modo más práctico, sea por ferrocarril,
sea por. vehículos disponibles. Si •fuese necesario, éstos
harían varios viajes.
Al calcular el peso de cada equipo no se han tenido en
cuenta, por lo general, los objetos siguientes:
Mosquetón 4,150 kilogramos.
Fusil ametrallador con soporte anti
aéreo 10,770
Cañón de ‘recambio 5,250
Subfusil 5,000 jC,ij
Careta antigás 2,000
Correaje con bayoneta 0,965
Cartucheras vacías 0,475
Iden con 48 cartuchos 1,900 po superfluo y llevada con éste, o bien todas las mantas,
Casco 1,190 empaquetadas, serán acarreadas juntas y cargadas en el
Víveres para un día 1.000 furgón.
Las tropas especiales, que no son mencionadas en este
Municiortes.—Son llevadas con el equipo, repartidas Reglamento (artilleros, conductores, etc.), llevan equipo
en varias cargas. El fusilero lleva su dotación de 120 car de fusilero o preparan sus equipos especiales (teléfono de
tuchos, ya sea en las cartucheras (48) y en una canana(72), campaña, estación de radio, aparatos de telefonía o de
ya sea en una bolsa para municiones (120). Los tiradores señales, telémetro, anteojo-antena, etc.), por analogía
de fusil ametrallador llevarán 48 cartuchos, además de con los equipos aquí indicados.
los de la bolsa de cinco departamentos (x5o) o de la de La tela de tienda y el estuche de tienda completa se de
cuatro (120). nóminan “Unidad de tienda”.

65
 EQUIPOS DE NUEVOMODELO
r.—Mochilade piel eñ dospartes.
a) Está compuesta de una parte inferior llamada
caja (fig. i), y de una parte superior, la cubierta (fig. 2).
Las dos partes están unidas por un pasador de sujeción
fi2
introducido en los enganches de cuero que llevan. Los dos
tirantes están sujetos en este lugar a la cubierta. Uno de
ellos se une con hebilla a la parte inferior de la mochila
o de la cubierta; el otro puede serlo a cualquiera de es
tas dos.
Equipo completo de la mochila de piel dispuesto para
poderse separar la cubierta de la caja (i). Figura 3.
En la caja: un par de botas, un pantalón, una muda y
la cartilla de tiro.
Bolsillo interior de la cubierta: una muda, una toalla
y un chaleco de punto.
Bolsillo exterior de la cubierta: bolsa de aseo, cepillo
Equipos de marcha.
Basdndose en el equipo (r) se puede obtener rápida
mente el equipo de marcha reducido.
x.—Fijar las dos correas inferiores de la capa a las hebi
llas metálicas de la cubierta, a la misma altura de la mo
chila; es decir, desatar las correas, sacarlas de los engan
ches de la caja, introducirlas en las hebillas rectangulares
de la cubierta y fijar de nuevo la capa.
2.—Desatar las dos correas superiores de la capa, Sa
carIas de los enganches por debajo del pasador de suje..
ción e introducirlas en los enganches delanteros de la cu
bierta, fijando allí la capa.
3.—Desatar las dos cinchas laterales superiores de la
cubierta.
4.—Retirar el pasador de sujeción y colocarlo en la
caja de la mochila.
5.—Soltar los tirantes de la cubierta y pasarlos a las dos
hebillas metálicas sobre el bolstflb interior.
6.—Desatar el tirante derecho de su hebilla de la mo
chila y sujetarlo a la hebilla especial de la cubierta.
Después de estas manipulaciones, la cubierta queda en
disposición de ser transportada con su contenido y los ob
jetos del equipo a ella sujetos como equipo de marcha.
La caja, con una etiqueta, será transportada por cual
qtiier otro medio.
El saliente de tela, cosido al borde superior de la aber
tura de la caja, permite el buen cierre de ésta e impide la
entrada del polvo.
Los equipos de marcha de la mochila de piel de dos
partes están compuestos por el equipo mínimo básico y
por cargas suplementarias modificables.
Equipo mínimo básico.
Para llevar por el individuo: el contenido de la cubierta,
el del bolsillo exterior y, sujetos sobre la cubierta, el

FJ5. f,5
de calzado, estuche de accesorios, jabón, cepillo de dien saco de pan con cantimplora y gorra, la marmita y ración
tes y pasta dentífrica. de reserva, y la herramienta del gastador.
Bajo la cubierta de la mochila: saco para pan con can Peso6,660 kilogramos.
timplora y gorra, marmita con ración de reserva, tela El contenido de la caja, peso5,ooo —
de tienda (bajo el saco de pan) y herramienta de gas
tador. Cargas suplementarias modificables:
Sobre la mochila: capote enrolládo y bolsa de piquetes. Capote enrollado2,673 kilogramos.
Bajo la cubierta de la mochila: una manta. Tienda completa2,100 —
Sin municiones: Manta2,000 —

Equipo (r) completo18,500 kilogramos. (A llevar por el individuo o cargados.)

66
 Municiones: Los tipos a, b y e reglamentarios. (Equipo 5):
Equipo de marcha con cubierta (con capa y tienda
Equipo (2). completa):
Equipo de marcha (cubierta). Cubierta con equipo básico 6,66o kilogramos.
Capote enrollado y fijo en la cu
Sin municiones: bierta 2,675 —

Equipo (2), cubierta de la mochila Tela de tienda doblada bajo el saco

con equipo básico6,66o kilogramos. de pan 1,325
Bolsa de piquetes sujeta a la cu
Con municiones: bierta 0,775
Equipo (2, a) (figs. 4 y 5), con ca 11.435 kilogramos.
nana (72 cartuchos) 8,920
Equipo (2, b), con bolsa para mu
nición (120 cartuchos) 10,560
La figura io es el equipo (5, e).
Equipo (2, e), con estuche para car Para cargar (fig. u):
gadores (150 cartuchos) 13,860 — Caja con equipo básico. 5,000 kilogramos.
Manta (puede ser sujeta bajo las
tapas) 2,000 —

7,000 kilogramos.
Equipo (6):
Equipo de marcha con cubierta:
Cubierta con equipo básico 6,66o kilogramos.
Manta enrollada y sujeta a la cu
bierta 2,000 —

Tela de tienda doblada bajo el saco

de pan 1,325 —

Bolsa de piquetes sujeta sobre la

cubierta 0,775 —

10,760 kilogramos.

Para cargar (fig. 5): La figura 12 representa el equipo (6, b).

Caja con equipó básico 5,000 kilogramos. Para cargar: caja, capote enrollado y
Tienda completa 2,100
sujeto bajo las tapas7,675 kilogramos.
Capote enrollado y sujeto a la mo
chila 2,675 2.—Macutosde montaña.
9,775 kilogramos. a) La parte posterior del macuto de montaña para la
Manta 2,000 tropa tiene una ranura para, el fusil ametrallador, el cañón
de recambio o el mosquetón.
11,775 kilogramos. El macuto de montaña para Oficial no tiene esta ranura.
Equipo (3):
Equipo de marcha con cubiertas (con capote):
Cubierta con equipo básico6,66o kilogramos.
Capote enrollado y sujeto bajo la cu
bierta2,675—
9,335 kilogramos.

La figura 6 representa el equipo (3, e).

Para cargar: lo mismo que el (2), sin
capote (fig. 7)9,100 kilogramos.

Equipo (4):
Equipo de marcha con cubierta (con tienda completa):
Cubierta con equipo básico6,66o kilogramos.
Tienda completa (sujeta por las co
rreas del capote)2,100 —
Fiq 6
8,760 kilogramos.
b) El equipo del macuto de montaña depende de las
necesidades. Debe, por tanto, ordenarse para cada caso
La figura 8 representa el equipo (4, b) en particular.
Para cargar: lo mismo que (el 2), sin tienda completa e) Contenido del macuto: ropa blanca, uniforme de
(figura x6). repuesto, objetos de aseo, estuche de limpieza, estuche de

‘67
 çy1.

I.
1 —
#5
55 5-,
5
ri.
L --
lii - — —

f,z8

7
J/o

accesorios y, eventualmente, mar tu enrollada en la tela de tienda, saco para pan

7)
mita, garfios, cuerda y municiones.
d) Bolsillos exteriores: cantim
plora y ración de previsión (si el
saco para pan no va sujeto al ma
cuto). Material de escalador: cuer
da, guantes, pasainontaña, mate
rial de alumbrado, brújula, planos,
gafas para la nieve y productos an
tisolares. -
e) Sujetos al macuto: capote o
saco para dormir, enrollados, o man-
y marmita, pico y pala. de nieve o herramienta
de gastador.
Municiones: bolsa para municiones (120 car
tuchos) o estuche para cargadores (150 cartu
chos). Excepcionalmente, también: cuerda, gar
fio (puntas protegidas y dirigidas hacia el ma
cuto).
,Cig1/
Equipo (7):
Macuto de montaña para tropa.
La manta, enrollada en la tela de tienda,
o el saco para dormir, enrollado, sujetos sobre el ma Equipo (7, e), para portador del cañón de recambio.
cuto. Colocado en la ranura: el cañón de recambio.
Equipo (7, a), para fusileros (fig. 13): Sobre el macuto: pala.

Equipo (8):
Igual al (7), pero llevando sobre el macuto el saco de
pan y la marmita, en vez de herramienta.
Tiene también los tres tipos a, b y c. La figura 15 repre
senta el (8, e).
Equipo (9):
Macuto de montaña para tropa.
Con capote en vez de manta, y tienda, saco para pan
y marmita.

Colocado en la abertura: mosquetón.

Sobre el macuto: pico y pala para nieve o herramienta
de gastador.

fq. 17
El capote, enrollado; el saco para pan y la marmita,
sujetos sobre el macuto.
Los equipos (9, b) (fig. x6) y (9, c) llevan también sobre
el macuto el estuche de cargadores (xo cartuchos).
Equipo (zo):
Macuto de montaña para OficIal.
•Sujetos sobre el macuto el pico y pala para nieve.
Equipo (ro, a) (fig. 17): manta enrollada en la tela de
la tienda, sujeta sobre el macuto.
Equipo (ro, b) : saco para dormir, enrollado, sujeto so
bre el macuto.
Equipo (ro, c) : capote enrollado sujeto sobre el macuto.

CUADRO DE PESOS
figló i.—Armas.
Mosquetón 31 4,150 kilogramos.
Subfusil 5,000 —

Equipo (7, b), para tirador de fusil ametrallador (fi Fusil ametrallador 25 con soporte
gura 14): delantero y posterior 10,770
Colocado en la ranura: el fusil ametrallador. Cañón de recambio con estuche y
Sobre el macuto: pico. baqueta 5,250

69
Bayoneta con vaina 0,630 kilogramos. Mochila de lona 14-17.
Tahalí 0,110 —
Parte superior vacía o,55o kilogramos.
Casco 1,200 — Idem inferior vacía 1,450 —

Peso total vacío 2,000 —

2.—r,luniclones. Tela de tienda 1,325 —

Bolsa con un piquete desmontable y

a) Municiones para mosquetón. tres cuñas de anclaje 0,775

Cartucho con bala 0,0268 kilogramos. Tienda completa 2,100

Cargador (6 cartuchos) 0,175 —
Manta 2,000
Dos cartucheras vacías 0,475 — Careta antigás 2,000
Dos cartucheras con 48 cartuchos. 1,920 —
Saco para pan, vacío 0,550
Canana vacía 0,110 —
Cantimplora con cubilete, vacía.... 0,220
Idem con 72 cartuchos 2,260 —
Marmita sin tapa, vacía 0,320
Bolsa para munición, vacía 0,375 —
Tapa de la marmita 0,150
Idem para municiones con ro car Marmita con tapa, vacía 0,470

tuchos 3,900 — Ración de previsión, cuatro partes. 0,700

Tenedor y cuchara 0,035
Cuchillo 0,115
b) Municiones para fusil ametrallador. Cura de urgencia 0,070
Cargador vacío-. 0,530 kilogramos. Pala 1,115
Idem con 30 cartuchos 1,320 Azada 1,275
Bolsa doble con 120 cartuchos.. 6,ooo — Hacha 1,125
Estuche para cargadores con 150 Herramienta de gastador (peso me-
cartuchos 7,200 — dio) 1,230
Saco para municiones (300 cartu Bolsa de aseo o,65o
chos) 14,500 — Estuche de accesorios (sin cuchillo). 0,210

c) Municiones para subfasil. 4.—Vestuario.

Capote 2,675 kilogran’os.
Cartucho con bala 0,01258 kilogramos. Pantalón 1,100 -—
Cargador vacío 0,350 —
Gorra de cuartel 0,115 —
Idem con 40 cartuchos 0,850 —
Botas de marcha con herrajes para
montaña 3,000 —

.—Equipos. Idem de cuartel 1,050 —

Correaje 0,170 —
Mochila de piel de dos partes, modelo 42. Çhaleco de punto 0,450 —

Parte superior vacía5,225 kilogramos.

Idem inferior vacía1,750 Mudas.
Peso total en vacío2,975 Dos camisas, dos calzoncillos, dos pa
Mochila de piel 98, vacía2,020 res de calcetines y dos pañuelos. 0,500

Unaenfermedaddeimportanciamilitar:eltétanos
(Capitán Médico CESAR SEBASTIAN DACOSTA, del 4.° Depósito de Sementales.)

No es el tétanos, como las enfermedades venéreas o
como las enfermedades infecciosas de origen hídrico, una
enfermedad digna de atención por el número de bajas que
produce o por la importancia social de sus lesiones.
Es una enfermedad relativamente rara, cuyos casos son
casi siempre aislados, por no ser contagiosa de hombre a
hombre, pero que tiene un interés militar por una cuali
dad terrible: su elevadísima mortalidad, y porque en el
Ejército se dan determinadas circunstancias, como el uso
del ganado, realización de maniobras o deportes en la
paz y todas las peripecias de la vida militar en la guerra
que favorecen la aparición de casos de tétanos.
El fin de este artículo es divulgar entre la Oficialidad
de nuestro Ejército aquellos hechos que explican la apa
rición de esta terrible enfermedad y, sobre todo, el modo
de prevenirla, conocimientos que si bien pueden resultar
superfluos en la vida de guarnición, no lo son cuando el
Oficial se encuentra al mando de fuerzas que carecen de
asistencia médica directa, bien por su escaso número y
su dispersión en el terreno, bien por alguna circunstancia
fortuita.
El tétanos es una enfermedad infecciosa, común al
hombre y a ciertos animales, debida a la inoculación de
un microbio anaerobio, abundante en la tierra y en el
estiércol, que se desarrolla en las heridas: el bacilo tetá
nico o de Nicolaier, nombre de su descubridor.
Su cuadro clínico está caracterizado por contracciones
musculares, que suelen iniciarse en los músculos masti
cadores, impidiendo abrir la boca al enfermo y por con
vulsione& que tienden a generalizarse y que terminan,
con frecuencia, con la muerte.
El germen productór de la enfermedad, el bacilo tetá
nico, tiene la forma •e un alfiler o de un palillo de tam
bor, debido a la presencia en uno de sus extremos de un
esporo. Estos esporos se encuentran en la tierra y, sobre
todo, en las tierras cultivadas (huertas y jardines) y en
los estercoleros, pues por su peculiar resistencia no son
destruídos por los jugos digestivos de los hervíboros.
Su resistencia a los agentes físicos es tal, que soportan
durante cinco minutos la ebullición y el calor seco a 1100
durante quince minutos, temperatura y tiempo a la que
mueren la casi totalidad de los gérmenes productores de
las infecciones humanas.
La cualidad biológica fundamental de te germen
es que actúa por medio de un veneno: la toxina tetánica.
En efecto, se ha observadoque este microbio es un
germen que podríamos llamarlocal, es decir, que no se
difunde, sino que permanece en el punto de inoculación,

70
 sin colonizar en el resto del organismo. Además, su colo
nización es escasa; pero, aunque pequeña, es lo suficiente
para que, dada la activísima acción de su toxina, con
cantidades pequeñísimas produzca la muerte.
Este, veneno microbiano tiene otra cualidad esencial:
es neurotropo, es decir, tiene una apetencia especial por
el sistema nervioso, al que se une y destruye, y llega a él
-no por la sangre, como la inmensa mayoría de las toxinas
microbianas, sino difundiéndose a lo. largo de los nervios
hasta llegar a la medula, al bulbo y al cerebro, donde pro
duce las lésiones de las células nerviosas que determinan
la muerte.
Conociendo las propiedades de la toxina tetánica, bien
pronto se pensó en buscar un contraveneno. Observóse
que el suero sanguíneo del animal inmunizado puede des
truir la toxina -tetánica; de aquí a -emplear el suero san
guíneo de un animal inmunizado para prevenir y curar
el tétanos del hombre, no había más que un paso, y fué
dado por Nocard, -Roux y Vaillard, haciendo posible la
seroterapia curativa y preventiva.
Siendo el microbio tetánico muy abundante en la Na
turaléza, debían serlo también los casos de tétanos, dada
- la frecuencia de las lesiones cutáneas, y, sin embargo, se
observa el hecho singular de que los casos de esta enfer
medad son escasos.
Y es que existen circunstancias que influyen en el des
arrollo del germen y que tienen una importancia muy
grande, porque nos deben servir para conocer nuestra
regla de conducta ante una herida presunta contaminada
por el bacilo tetánico.
Sabemos que el microbio, bajo la forma de esporo,
vive en la tierra en espera de una circunstancia que le
permita ser inoculado al hombre o a los animales recep
tivos. Pues bien; no todas las tierras tienen el germen en
‘la misma cantidad, y así, en la guerra mundial de 9I4
a 1918 se comprobó que los casos de tétanos eran mucho
más frecuentes en el frente del oeste que en el frente
oriental, y que aun dentro de cada fi-ente existían zonas
donde el número de casos era mayor: zonas tetanígenas.
También es cierto que los casos eran más frecuentes en
la guerra de trincheras que en la de movimiento, lo cual
se explica porque el barro de las trincheras era un magní
fico receptáculo microbiano y porque las heridas de me
tralla, que van acompañadas de verdaderas impregnacio
nes telúricas, eran más frecuentes en las trincheras y eran
también en las que se presentaba con mayor frecuencia
ésta temible complicación, mucho más que en las heridas
por arma de fuego o arma blanca.
En tiempo de paz se ha observado que la calle moderna
pavimentada o las carreteras de firmes especiales o alqui
tranadas son mucho menos peligrosas que las tierras de
labor, y que es más peligrosa la maquinaria agrícola que
la industrial.
Otra circunstancia interesante es que, cuando se inyec
tan esporos tetánicos puros en un tejido sano, no germi
nan y son bien tolerados pero si junto a estos esporos se
inyectan otros microbios, entonces se produce el tétanos.
La explicación es bien sencilla: estos microbios, asocia
dos, distraen a los fagocitos, esas células de nuestra sangre
cuya misión es luchar y destruir los gérmenes, y éstos se
dedican de preferencia a los otros microbios, dejando que
se desarrollen tranquilamente los esporos tetánicos; de
aquí se deduceque toda herida infectada es mucho más
- peligrosa.
Dijimos al principio que el agente productor del tétanos
es un microbio anaerobio, es decir, que el oxígeno del aire
es nocivo para su desarrollo; esto explica que las heridas
superficiales expuestas al aire sean poco peligrosas, mien
-tras -que las heridas anfractuosas, profundas, con reco
vecos, adonde no llega el aire o llega mal, sean en las que
- de preferencia se presenta el tétanos.
Todas las circunstancias que disminuyen la vitaliéad de
los tejidos orgánicos: la contusión, el frío (congelaciones).
o el calor (quemaduras), favorecen la proliferación del ba
cilo tetánico. La hemorragia y la estancación de los lí
quidos orgánicos, frecuente en las zonas de tejido celular
laxo (genitales) o en las articulaciones, favorecen también
la germinación del bacilo.
La seroterapia antitetánica, en términos generales, no
es absolutamente innocua: su empleo, repetido en diver
sas enfermedades (difteria, meningitis, carbunco, tétanos,
gangrena, etc.), ha hecho que se observen en los indivi
duos en los que se ha inyectado suero varias veces en su
vida, una serie de accidentes, desde la simple urticaria
hasta la muerte.
De aquí el que se propugne no aplicar el suero antite
tánico nada más que en aquellos casos en que esté real
mente indicado.
Se empleará el suero antitetánico o antitoxina tetánica:
x.° En todas las heridas sucias de tierra o complica
das por la presencia de cuerpos extraños (metralla, tro
zos de vestidos, astillas). -
2.° En todas las heridas anfractuosas (articulaciones,
órganos genitales, heridas por asta de toro).
30 En toda las heridas, incluso mínimas, de la planta
y dedos de los pies.
4•0 Las heridas subungueales (debajo de las uñas).
• 50 En las heridas de los dedos de la mano, contusas
o por aplastamiento, aunque sean pequeñas.
- 6.° En las heladuras o congelaciones.
7.0 En las quemaduras extensas, sobre todo cuando
interesen a los miembros inferiores.
8.° En las heridas infectadas (inflamadas, supu
rantes).
9•0 En caso de duda.
Naturalmente que cuando exista un Oficial médico es
a él al que compete la decisión; pero cuando se trata de
Unidades desprovistas de Médico y alejadas de los me
dios sanitarios, es cuando se la plantea al Oficial este
problema.
Como la incubación de la enfermedad, o sea el tiempo
que tarda en aparecer desde el momento de la inocula
ción, oscila entre cinco a quince días, es necesario hacer
la inyección cuanto antes, siendo la fecha apropiada antes
de las cuarenta y ocho horas. Por regla general, si las le
siones no son muy importantes, basta una ampolla de
ro c. c.; pero cuando se trata de grandes heridas, muy
sucias por tierra, cuerpos extraños o complicadas de
fractura, la dosis debe ser de 20 a 30 C. c., repitiendo otra
inyección de 10 c. c. a las ‘cuarenta y ocho horas.
- Las heridas de los pies de los soldados que cuidan caba
llos y mulas o trabajan en las huertas regimentales ex!
gen la aplicación de 20 C. c. El sitio de elección del suero
es bajo la piel del vientre; pero puede hacerse en cual
quier otra región de las empleadas para inyecciones sub
cutáneas.
Para prevenir la aparición de accidentes en aquellos
individuos que ya han sido inyectados con ‘suero, se les
interrogará siempre, insistiendo sobre ello, y en los que
Lo afirmen, se empleará el proceder de Besredka, que
consiste en inyectar lentamente, primero, un centímetro
cúbico debajo de la-piel, y el resto de la ampolla, una hora
después.
Aparte de la seroterapia preventiva, el Oficial de cual
quier Arma o Cuerpo puede colaborar a evitar la apari
ción de esta grave enfermedad, vigilando la ‘estricta lim
pieza de las cuadras, procurando la rápida retirada del es
tiércol de los edificios militares, cuidando de que los sol
dados afectos a los servicios de cuadra o que trabajan en
las huertas lleven botas en lugar de alpargatas, encami
nando al botiquín a todos aquellos soldados que presen
ten lesiones en los pies a consecuencia de accidentes o de
marchas, y, sobre todo, aquellas lesiones mínimas en apa
riencia del pie o de los dedos de la mano, que la ignoran
cia del soldado tieñde a menospreciar y puede ser el punto
de partida de inoculación del tétanos.
11
 Elcontracarroportátilnor
teamericano “La Bazooka”
(Traducido de datos obrantes en la Redacción.)

Como ampliación de la información publicada en esta La pieza 22 se saca de la cola al cargar el arma y se
Revista se insertan los datos sobre organización interna tira de ella para desenrollar el conductor eléctrico que va
de los “Rocket H. E. A. T. 2.36 M6MI”, proyectil contra- dentro de la cola, y una vez el proyectil dentro del áni
carro, cargado con alto explosivo, de la Bazooka, y de ma, se amarra, dándole unas vueltas en uno de los tres
una modificación en el sistema de disparo. (Véase la fi tetones-contactos que lleva el tubo en su parte posterior
gura.) y exterior, aislado de metales
Los materiales empleados en su construcción son los En cuanto a la variante en el sistema del disparo se re
siguientes: cuerda que hasta récientemente el proyectil de la Ba
zooka se disparaba mediante la corriente eléctrica de
Número
MATERIAL Número MATERIAL unas pilas secas contenidas en el culatín del arma, cerrán
del
croquis croquis
dose el circuito eléctrico al apretar el disparador.
Este sistema tenía el inconveniente de que las pilas po
1 Acero. i6 Acero. dían estropearse o disminuir su voltaje, provocando fallos
2 Explosivo (6o % 17 Cartulina. en momentos críticos.
Trotyl) (40 % i8 Pólvora tubular de El sistema se ha modificado, y hoy el disparador actúa
Pentolita). nitroglicerina. un sistema electromagnético que al apretar aquél produce
Acero. Idem tubular de la necesaria corriente eléctrica.
3 19
No se sabe si se trata de una pequeña magneto o de
— 4 Idem. nitroglicerina.
otro sistema, que pudiera ser una barra imantada que se
5 Latón. 20 Acero.
6 Idem. 21 Idem. mueve dentro de un solenoide al apretar el disparador.
Papel. Idem. Posiblemente sea esto último, porque al presionar no da
7 22
la sensción de la existencia de engranajes, y la fuerza
8 Aluminio. 23 Cartulina.
Idem. Lámina delgada de necesaria para ejecutar el disparo es moderada. Por otro
9 24
lado, la corriente se produce tanto al apretar como al
‘o Latón. hierro.
XI Aluminio. 25 Cartulina. soltar.
- 12 Alambre de acero. 26 Plywood (madera Esta última circunstancia es un evidente inconveniente
‘3 Acero. contrachapada). del sistema, pues puede ocasionar el disparo involuntario
‘4 Alambre de acero. 27 Banda de papel en del arma incluso cuando el cargador aún no ha terminado
‘5 Acero. gomado. -
de conectar el conductor eléctrico de la granada al cir
cuito eléctrico del arma.

__ 1.
iL’
A-A -‘

72
.4
 EquipodeZapadoresdeAsaltonorteamericanos
(Por ERNEST MAYER y BENJAMIN L. KRAUSE.—De la revista The Military Engineer,
mayo de 1945. — Traducción del Comandante del C. 1. A. C. PEDRO SALVADOR.)
• El Ejército norteamericano sintió la urgente necesidad
de disponer de un equipo especial para las demoliciones
necesarias duran té el asalto, el cual suministraría un me
dio rápido de conseguir abrir brechas en los obstáculos
enemigos, al mismo tiempo que facilitaría dispositivos con
venientes para atacar las casamatas o blocaos enemigos.
Uno de los primeros elementos de esta clase desembar
cados en las costas de Sicilia fué el torpedo Bangalore,
utilizado para la rápida desorganización y rotura de los
obstáculos a base de alambre de espino y otras clases de
demoliciones.
Por lo demás, el torpedo Bangalore fué solamente el
comienzo del perfeccionamiento y utilización por el Ejér
cito de los Estados Unidos de un equipo especial de demo
liciones de asalto. Como los recursos e inventiva del ene
migo aumentaron y el número y tipos de obstáculos des
arrollados y empleados por el mismo progresó de una
manera notable—debido a las nuevas modalidades de
guerra mecanizada y anfibia—, la necesidad de disponer
de un equipo de demoliciones de asalto más eficaz se hizo
cada día más urgente. - lina. Cada extremidad iba provista de un alojamiento
Para facilitar el logro de este equipo tan urgentemente
necesitado y para mejorar rápidamente el diseño y fun
cionamiento del equipo existente se investigó también la
constitución de los equipos análogos empleados por el
enemigo, incorporando al propio tiempo las peculiarida
des más notables en ellos encontradas. Esta fué la razón
por la que fué adoptada una rosca standard para sér utili
zada en los alojamientos del detonador de todas las car
gas de demolición, así como también en el detonador.
standard, adaptadores de cebos y dispositivos de toma de
fuego. La ventaja del uso por los alemanes de tales aloja
mientos y adaptadores roscados fué reconocida en los
primeros tiempos de la contienda, de tal módo que en la
actualidad todo equipo de demolición empleado por el
Cuerpo de Ingenieros está provisto de piezas con rosca
standard para conseguir la máxima intercambiabilidad
y el más rápido cebado y uso del equipo de demolición.
Aunque este artículo se limita a la descripción de las
peculiaridades del, equipo especial proyectado para las
demoliciones de las tropas de asalto, éstas se encuentran
frecuentemente obligadas a improvisar métodos de de
molición con materiales al alcance de la mano, tales como
minas antitanques y otras municiones de alto explosivo.
El equipo especialmente proyectado para las demolicio
nes de asalto, y que describimos a continuación, podemos
dividirlo en artificios explosivos, equipos accesorios de
demolición y equipos de demoliciones de asalto.
ARTIFICIOS EXPLOSIVOS
Como ya hemos mencionado antes en laintroducción,
el torpedo Bangalore fué el primer artificio especial adop
tado en esta guerra en el equipo de demoliciones de asal
Fig. i. a—Torpedo Bao galore.
to. Este torpedo, empleado originariamente hace muchos
años en Bangalore (India), consistía en una larga caña
de bambú rellena de explosivo, con objeto de obtener una
carga lineal que pudiera ser empujada a través de espesa
vegetación u otros obstáculos haciéndola detonar en el
sitio conveniente donde deseásemos obtener un sendero o
paso. El Bangalore fué también utilizado en la anterior
guerra mundial para abrir brechas en las alambradas o
en aquellas misiones donde se necesitase una carga lineal
de una manera improvisada. Una cañería cualquiera de
drenaje o un simple tubo de cartón, rellenos de cartuchos
de trilita fueron los humildes orígenes de esta eficaz y
poderosa arma de demolición de asalto, tan perfeccionada
después por el Cuerpo de Ingenieros militares.
Como se muestra en la figura 1a, el torpedo Bangalore
consiste en un tubo de delgadas paredes de metal, de
54 milímetros de diámetro y 1,52 metros de loñgitud, car
gado con un amatol de 80-20 (So % de nitrato amónico
y 20 % de trilita), excepto en los. io últimos centímetros
de cada extremidad, que iban cargados con trilita crista
standard para detonador de toma de fuego, adaptadores
de cebo o detonadores de retardo. Las distintas secciones
del torpedo Bangalore se engarzan dentro del extremo
adyacente del tubo siguiente. Una ojiva especial de sec
ción
tal decircular se enchufa
la primera machihembrada
sección en la partede fron
del torpedo, evitando esta
manera que, al empujar éste, quedase enganchado o de-
tenido por las obstrucciones que tenga que salvar, faci
litando su arrastre sobre terreno áspero.
El torpedo Bangalore se transporta en una caja que
contiene so tubos o secciones de 5,52 metros de longitud,
so manguitos de conexión y una ojiva. Los distintos tubos
Bangalore pueden ser empalmados hasta obtener la lon
gitud que se desee; pero generalmente ésta se encuentra
limitada por las posibilidades de empuje a mano, que en
terreno favorable suelen ser de 6x metros, y de 30,5 me
tros en terreno dificultoso. Por otra parte, aunque pro
yectado originariamente para ser utilizado en las demo
liciones de alambradas, el torpedo Bangalore reglamen
tario constituye una carga de demolición muy maneja
ble con su detonador standard, el cual puede ser pronta
mente encendido y ha encontrado frecuente uso en los
ataques contra .las casamatas eñemigas y otras demoli
ciones de asalto.
Con objeto de proveer al Ejército de artificios especia
les de demolición para ser utilizados contra las fortifi
caciones de hormigón, fueron proyectadas dos cargas de
forma especial. Estas cargas están conformadas de tal
anera que la energía desarrollada por la explosión es
dirigida en forma de chorro hacia el objetivo. Esta con
centración de energía proporciona una carga con una po
tencia de penetración mucho mayor que la,,carga ordi
naria del mismo tamaño.
7.3
 De las dos cargas de conformación especial, o cargas.
huecas, proyectadas para las tropas norteamericanas, la
carga hueca de 15 libras (6, 8kg), M-2A-3, que.se muestra
en la figura 2a, consiste en una envuelta de fibra, de
17,8 cm. de diámetro y 27,2 cm. de longitud y base tronco
cónica, cargada con unos 4,5 kg. de pentolina (x) y con un
agujero roscado en su vértice para el detonador. Con ob
jeto de procurar la distancia standard necesaria entre la
carga y el blanco, la envuelta se extiende más allá de la
base de la carga. Esta carga puede perforar una plancha
blindada de acero de unos 30,4 cm. de espesor, haciendo
un agujero en la misma de unos 3,4 cm. de diámetro.
Si se utiliza la misma carga contra muros de hormigón
armado, puede perforar espesores de 91,2 cm., practi
cando agujeros cuyo diámetro varía entre 8 cm. en la su
perficie externa y 5,5 cm. en la superficie interna. La
mencionada carga produce un pequeño cráter en la super
ficie en que actúa y un considerable resquebrajamiento
en la superficie opuesta. Contra objetivos de más espesor
que el acabado de reseñar puede también obtenerse una
perforación completa por el empleo sucesivo de cargas so
bre el mismo agujero.
La otra carga standard, para demoliciones, es la que
se muéstra en la figura 3a y se la conoce con el nombre de
Carga Hueca de 45 libras (20,4 kg.) M-3 consiste en una
envuelta cilíndrica de chapa metálica, de 25,4 cm. de
diámetro y 38 cm. de longitud, con base tronco-cónica y
cargada con unos 13,5kg. de alto explosivo. Un soporte
trípode que se engarza en su base le procura la distancia
conveniente al objetivo contra el que se emplea, y de la
misma manera que la carga anterior, también dispone de
un alojamiento roscado standard, para el detonador, en el
vértice de la misma. Esta carga es capaz de perforar un
muro de hormigón armado reforzado, de 1,55 m. de espe
sor, practicando en él un agujero de 7 cm. de diámetro
como mínimo. La concentración de energía producida por
estas cargas se muestra en la espectacular fotografía to
mada. de noche, que reproducimos en la figura 4. a
(i) La pentolita es un moderno explosivo norteameri
cano a base de pantrita y trilita.
Fig. 2.a_Carga ¡zueca de 6,8 kg., M-2A-3.
1
74
El instrumento fundamental empleado por los ingenie
ros’ en las demoliciones, al principio de la segunda guerra
mundial, füé el cartucho o petardo de trilita de 223 g.:
el mismo que se utilizaba a finales de la guerra anterior.
Sin embargo, poco tiempo después de la ruptura de hosti
lidades se comprobó que si bien estos cartuchos eran
aptos para la defensiva y aquellas demoliciones delibera
das en las cuales se disponía de suficiente tiempo para
preparar las cargas, no lo eran, por el contrario, para ser
utilizadas en las misiones de asalto, donde la velocidad y
la eficacia eran fundamentales.
Por ello surgieron los cartuchos especialmente proyec
tados para las demoliciones de asalto. El primero de esta
serie de cartuchos de demolición fué la “cadena de cartu
chos de demolición”, representada en la figura 5. a Esta
“cadena” se distribuye a las tropas dentro de una mochila
de lona, y está compuesta de ocho cartuchos o bloques
de 2,5 X 2,5 X 27,5 cm. y 2,1 kg. de peso, formados por
una mezcla de 75 partes de tetralita y 25 partes de tri
lita (denominado tetritol); dichos cartuchós van atados
en forma de collar por medio de mechas detonantes de
cm. de longitud y terminando en los extremos por dos
cabos de la misma clase de mecha y 6i cm. de largo.
El motivo de elegir el tetritol como sustancia explosiva,
es debido a su mayor potencia explosiva que la trilita
prensada, utilizada en los cartuchos standard; y dado que
el peso de explosivo requerido es decisivo para esta clase
de demoliciones de asalto. Los ocho bloques mencionados,
encerrados en una mochila, constituyen una adecuada
carga de demolición de unos 17 kg. de peso, la cual se
transporta sin gran dificultad, se ceba rápidamente y se
coloca con gran facilidad sobre la casamata u obra forti
ficada que se trate de destruir. En el caso de requerirse
una mayor carga, como cuando, se trate de abrir una
brecha en un muro antitanque de hormigón, la carga ex
plosiva podrá obtenerse agrupando varias de estas “ca
denas”. Para demoler una serie de obstáculos no excesi
vamente separados, se colocarán una o varias mochilas
sobre cada objetivo, conectándose unas a otras por medio
de mecha detonante. Finalmente, si solamente se requiere
una pequeña carga para vencer el obstáculo, se separará
Fig. 3. a.....Carga hueco de 20,4 ¡cg., M-3.
.4
1
nl
 Además de los cartuchos de demolición M-x y M-2, de
tetritol, el Ejército norteamericano dispone también de
un dispositivo plástico que utiliza el RDX (i) como in
grediente principal. Este explosivo plástico tiene un color
parecido al azúcar morena y es blando y moldeable como
la masilla. Su potencia explosiva es mucho mayor que el
cartucho standard de trilita prensada y ligeramente su
perior a la del cartucho de tetritol. Por lo demás, esto so
lamente es rigurosamente exacto en el caso de que sea
posible un perfecto moldeado del explosivo sobre la su
perficie del objetivo. Este tipo de explosivo es ideal para
seccionar elementos constructivos de acero, tales como
vigas en 1.
El explosivo plástico se suministra a las tropas en for
ma de cartuchos del mismo tamaño que los anteriores y
conocidos con el nombre de cartuchos de demolición M-3.
Estos cartuchos solamente pesan i kg., debido a su me
nor densidad. Cada cartucho va envuelto en una caja de
cartón-análoga a las de mantequilla, reuniéndose ocho de
dichas cajas en una mochila de lona. En- la figura 8. a se
muestra la moldeabilidad de este explosivo plástico y la
gran superficie de contacto que puede obtenerse al mol
dear el mismo sobre la superficie del objetivo.
El gran número de instalaciones disponibles para la
fabricación del cartucho de trilita y el hecho de que este
cartucho constituye todavía una buena carga de demo
-lición para determinadós casos, fueron las causas deter
minantes de que se considerase necesaria la continuación
de la fabricación de este explosivo, llegándose incluso a
pensar en la necesidad- de ampliar su campo de aplica
ción, modificándose su envuelta (apto para contener car
tuchos de 0,5 kg.), incrementando su longitud para que
pudiese alojar dos cartuchos de 0,25 kg. y disponiendo
en el mismo un orificio roscado -para poder recibir los dis
positivos standard de toma de fuego, el adaptador de ce
bos o el detonador de retardo.

EQUIPO ACCESORIO DE DEMOLICION

Además de los cartuchos especiales proyectados para
ser utilizados en las demoliciones de asalto, también se
(r) El RDX, otro moderno explosivo norteamericano,
tiene como componente principal la hezamina, combinación
Fig. 4. aExplosión de una carga hueca. química inestable, de amoníaco y formaldeído, que por ser
demasiado activa se mezcla con trilita. Esta mezcla amasada
con un aceite especial adquiere la consistencia plástica que
el número necesario de cartuchos de la cadena, adaptán.. la hace muy úlil para su empleo en las demoliciones. Sin el
dolos y dándoles fuego sobre el mismo. aceite plastificante se emplea como carga en las bombas de
El segundo de la serie fué el cartucho dedemolzción aviación.
M-z, que consiste (fig. 6.a) en un
cartucho de la misma forma, ta
maño, peso y explosivo que los blo
ques que constituyen la “cadena”
acabada cle mencionar, si bien en
lugar de ir fundidos con la mecha
detonante llevan un orificio rosca
do para recibir un detonador en
cada uno de sus extremos. Este car
tucho se pensó utilizarlo en aque
llos casos en que no se necesitase
una “cadena explosiva” y se de
sease, en cambio, un cartucho con
alojamiento para detonador. Estos
pueden utilizarse: dentro de una
mochila, como cargas de demoli
ción, en el asalto contra casamatas
u otros obstáculos; como carga de
una mina-trampa, atornillando el
dispositivo standard de toma de fue
go dentro del alojamiento para el de
tonador, o como granada de mano,
atornillando en uno de susextremos
un detonador de retardo standard.

Fig. 5. a_Cadena de petardos o cartuchos de demolición, M-r. .75

 proyectaron cierto número de dispositivos accesorios para
simplificar el uso y aumentar la eficacia de los cartuchos
explosivos. El más sencillo de todos ellos y quizá uno de
los más útiles es el adaptador de cebos M-i para expIo-
mundial, el modelo de dispositivo reglamentario para
efectuar el encendido de las mechas lentas fué un encen
dedor disponible en el comercio, que consistía en un pe
queño tubo de papel conteniendo un compuesto pirofórico
a través del cual ‘pasa un alambre frictor que al despla
zarse produce su ignición, de manera análoga a como
sucede al frotar la cabeza de una cerilla sobre la lija Esta
clase de endendedores, aunque aptos para ser empleados
bajo favorables condiciones climáticas, se deterioran pre
maturamente cuando éstas son adversas, tal’ como su
cede en lós trópicos. Para conseguir un dispositivo insen
sible a las mencionadas condiciones atmosféricas, y el
cual sea apto aun para el caso de encendido bajo el agua,

Fig. 6. a_Petardo o cartucho de demolición, M-2.

sivos; consiste (fig. 8. a)en un pequeño cilindro de material

plástico de I,75 cm. de diámetro y 2,61 cm. de longitud,
roscado exteriormente por uno de sus extremos con óbjeto
de poderse adaptar a cualquiera., de los alojamientos
standard para detonador. La base del mencionado ex
tremo roscado tiene un orificio de diámetro adecuado para
recibir la cápsula fulminante o cebo standard en el Cuer
po de Ingenieros, con un resalte interno hasta la mitad
de su generatriz que, reduciendo su diámetro, impide el
resbalamiento del cebo, pero sin impedir el paso de la
mecha lenta o detonante. Cuando dicho adaptador se
utiliza con cebos cuyo encendido no sea eléctrico, se hace Fig. 8. a_Adaptador de cebos para explosivos.
pasar la mecha lenta o detonante a través del orificio del
adaptador, se empalma con el cebo, introduciendo des se proyectó por el Cuerpo de Ingenieros el encendedor
pués éste dentro del adaptador, que a su vez se atornilla impermeable M-2, para retardador, que se representa en
dentro de su alojamiento en el cartucho de demolición. la figura ¡o. Consiste en un cuerpo cilíndrico de metal mol
En el caso’ de utilizarse con los cebos reglamentarios, en deado, con un diámetro de 1,27 cm. y 3,32 cm. de longi
tonces se hacen pasar los alambres conductores a través
de una ranura practicada a lo largo de una generatriz,
procediéndose a continuación como en el caso anterior.
Mientras el adaptador de cebos procura un excelente
medio para realizar de una manera rápida y eficaz el ce
bado de una carga de demolición, se nota la necesidad de
un dispositivo para efectuar también de una manera
rápida y eficiente, tanto las conexiones de los ramales de
mecha detonante a la línea principal como para la toma
¡ de fuego de estas mismas mechas. Para atender a esta
función se proyectó, por el Cuerpo de Ingenieros, una
pinza para mecha detonante, hecha de chapa metálica
de 0,4 mm. de espesor y de la forma representada en la

Fig. p.a_Pinza para mecha detonante.

tud, que contiene en su interior un percutor, con su co

Fig. 7. a_Explosivo pldstico.
figura 9a Se utiliza para abrazar dos ramales de mecha
detonante, bien sea cruzados o paralelos, o bien para
empalmar un cebo a una mecha detonante.
Al comienzo de las hostilidades de la segunda guerra
rrespondiente muelle yretenido en su posición de disparo
por un fiador que pasa a través del mismo. En la base del
cilindro va roscado un cebo de percusión y una especie
de enganche de muelle, donde se engancha el retardado
de mecha lenta, tapando la junta con el material imper
meabilizante de que va provista la mencionada base y
que se moldea alrededor de la junta. Tirando de la anula
de que va provisto el fiador del percutor, este queda
libre y percute sobre el fulminante, que lanza un chorro
de fuego sobre el retardador, encendiéndolo.
Debido al considerable número de operaciones anfibias
en que tuvieron que tomar parte los aliados, se observó

76
que los alicates corrientes del comercio no eran aptos
para empalmar los fulminantes a los retardadores, de
manera que formasen un conjunto suficientemente im
permeable. Para hacer frente a esta situacióu, proyectó
también el Cuerpo de Ingenieros el alicate de empalmar
tremo donde va el cebo, y el cual va roscado para re
cibir El extremo roscado del recipiente. El funciona
miento es análogo al ya descrito, bastando tirar de la
anilla de que va provisto el fiador del encendedor. Su
utilidad es manifiesta para las demoliciones de asalto.

Fig. ro. &Encendedor impermeable, M-2.

M-2, que se representa en la figura ir, y que con sus mor-
da.zas, especialmente conformadas, produce una garganta
o depresión alrededor del cuello del cebo, dando a la jun-
ta una relativa impermeabilización, la cual puede mejo-,
rarse sumergiendo el cebo en un compuesto especial her-
metizante.
Por medio de los elementos que acabamos de describir
EQUIPOS
DE DEMOLICIONES DE ASALTO
Paralelamente al estudio de explósivos especiales para
demoliciones y equipos accesorios, . fueron estudiados
también equipos especiales para ser utilizados de una
manera rápida y efidaz por las tropas dedicadas a las de-
moliciones de asalto, paracaidistas y tropas aerotranspor

Fig. rr.—Alicates de empalmar, M-2.

se puede preparar el cebado impermeable y de funciona tadas. Se proyectaron dos de tales equipos, designados
miento no eléctrico de detonadores con retardo no infe con los números 5 y 7. Ahora bien; puesto que las cargas
rior a diez segundos. Sin embargo, dichos elementos son para las demoliciones de asalto son cebadas la mayor
insuficientes cuando se •trata de obtener retardos muy parte de las veces con detonadores no eléctricos, el
cortos, dado que no se puede ga
rantizar la velocidad de combustión Fig. 12.—Detonador de 15 segundos de retardo, M-i.
de dichos retardadores, al mismo
tiempo que la longitud resultante
para los mismos sería demasiado
corta para amarrarles el cebo y el
encendedor. Para atender a esta
necesidad fué proyectado el deto
nador con retardo de quince segun
dos M-x, que se representa en la
figura 12. Consis’te, en esencia, de
un cebo de percusión reglamenta
rio, un retardador de pólvora y ün
encendedor de fricción para retar- v::çf
dadores, reunidos dentro de una ‘Á . ‘‘

envuelta de cobre que presenta un

aspecto semejante al de un cebo ír’
muy largo. Todo ello va alojado en
un recipiente de material plástico,
el cual se halla roscado en uno de
sus extremos para poderse atorni
llar en el alojamiento roscado para
detonadores reglamentarios; tam.r
bién posee un capacéte de materia
plástica que se adapta sobre el ex-

77
equipo individual número 5 fué proyectado para llevar
en una bolsa especial dejon4una cantidad convenien
te de mecha [lenta, cebos de percusión, mechas deto
nantes, encendedores para mecha lenta y demás acce
sorios requeridos para la utilización o consumo de la
cantidad de explosivos plásticos (cartuchos de demoli
ción M-3) contenidos en cada equipo. Estos equipos están
proyectados para un transporte fácil y confortable por
las tropas paracaidistas y de a pie, tal como se muestra
en la figura 13.
Para suplementar el equipo número , proveyendo a
las tropas de dispositivos de cebado eléctrico, se ideó el
equipo eléctrico de demolición número 7, que se com
pone de la misma bolsa que la utilizada en el equipo an
terior pero que contiene solamente equipo eléctrico ac
cesorio, tal como un explosor capaz para diez cebos, ca
rretes de hilo cónductor, un galvanómetro, adaptadores
de cebos y cápsulas o cebos eléctricos. Este equipo no
contiene cantidad alguna de explosivo; pero tiene, sin
embargo, espacio suficiente para llevar algunos petardos
que suplementen a los mencionados accesorios, si así se
desea.
Vemos, pues, que el equipo de demoliciones norteame
ricano ha progresado notablémente desde el principio al
final de las hostilidades de la segunda guerra mundial,
Fig. r3.—Soldado con el equipo de demolición núm.
78
no necesitando el soldado, en la actualidad, perder un
tiempo considerable en preparar los empalmes y confec
ción de cargas constituídas por algunos cartuchos o pe
tardos de 200 gr. de trilita; le bastará solamente atornillar
el detonador de quince segundos de retardo en el corres
pondiente alojamiento del petardo M-2, quedando éste
listo para su utilización.
Las directivas que han presidido los trabajos de per
feccionamiento de las cargas de demolición tendieron a
conseguir la intercambiabilidad y multiplicidad de apli
caciones de los equipos, así -como que sus características
físicas fuesen capaces de resistir el almacenamiento y
utilización bajo las más variadas condiciones climatoló
gicas. Los problemas de instrucción y municionamiento
hicieron imperativo el que todas las cargas explosivas y
accesorios de ‘demolición fueran intercambiables y adap
bIes a todas las operaciones posibles, pues resulta suma
mente raro que se disponga en toda oçasión de tropas es
pecialmente entrenadas, con equipos especializados, para
efectuar una determinada misión. El manejo, almacena
miento y transporte de explosivos, además de los proce
dimientos para determinar el tipo y tamaño correctos,
así como la preparación y toma de fuego de las cargas
son los factores que han sido tenidos en cuenta en el estu
dio de los equipos de demoliciones de asalto.
.
Hórnosdecal:suexplotación
Teniente de Ingenieros JAIME LEMAUR BUSQUÉTS,
del Grupo de Ingenieros Mixto núm. i, Palma de Mallorca.)

1 bien unas con otras por la parte interior. Las piedras de

cada corona deben colocarse cubriendo las juntas de las
En ocasión de haber llevado a la práctica, por haberlo de la corona inferior. A medida que vayan tomando al
así dispuesto el Mando, la explotación de un horno de cal, tura se irán adelantando unos centímetros hacia la parte
y por no existir en la Sección personal que tuviera cono central, hasta conseguir formar una cavidad abovedada,
cimien tos prácticos y en evitación de un fracaso, solicité, que será utilizada como hogar para la combustión.
y obtuve, la colaboración de un obrero especializado y Esta cavidad tendrá la altura media del horno. Tendrá
con mucha práctica en estos trabajos. un orificio de entrada de unos So centímetros de alto
A continuación voy a describir, con todos los detalles, por 6o de ancho. La base de este orificio será una piedra
las operaciones que he presenciado, siendo mi mayor
satisfacción que este-trabajo pueda reportar alguna uti
lidad a quien interese la explotación de hornos de cal por
este procedimiento.
Los hornos de cal tienen formas y disposiciones muy.
diversas: unas veces sirven para producirla de una ma
nera intermitente y otras son de producción continua.
El procedimiento que ha llevado a cabo esta Sección
es de los llamados “intermitentes”. Son de gran utilidad
por su poco coste y gran rendimiento, fáciles de explotar
con un poco de práctica, y producen pingües beneficios
económicos a quien los realiza.
Siendo este producto casi de primera necesidad en los
cuarteles, por la gran cantidad que se consume entre sus
diversas aplicaciones, vale la penael dedicar unos pocos
hombres a su obtención.
El horno se construye en forma cilíndrica; los dos tér
cios, en profundidad, y el resto, en muro de piedra y
barro, én talud por el exterior. Este muro, en la parte
superior tendrá, como mínimo, de espesor 8o centímetros.
Las medidas dependen de la cantidad de cal que se
quiera obtener y de la leña de que se disponga. El horno
a que hace referencia este artículo tiene las siguientes
medidas: diámetro de la circunferencia de las bases,
6 metros; altura del eje, 6 metros. Las cantidades de pie CORTESE/O/Y VERTIcAL
DEI HORNO
dra y leña que se indican a continuación corresponden a
estas medidas. de gran tamaño y de mucha superficie. Ello para facili
Para su construcción se elegirá un lugar que sea cómodo tar la introducción de la leña.
y rápido el acarreo de la leña, lo más cerca posible de la Una vez cerrada la bóveda, operación un poco deli
cantera donde vaya a extraerse la piedra; ésto, con vistas cada si no se tiene suficiente práctica en ello, se conti
a ahorrar muchas jornadas de transporte, que retrasan nuará colocando capas de piedra hasta la máxima altura
las operaciones y ocasionan gastos, que puede decirse que del horno, rematando con otras capas en forma de cúpula
son los únicos, ya que tanto la leña como la piedra la ce cónica de 1,50 metros de altura sobre el mismo.
den muy gustosos los propietarios de las fincas donde se Al tomar altura las capas de piedra del interior del hor
exploten estos hornos, por ser altamente beneficiosos no se irá rellenando con leña para que sirva de encofrado
para las mismas la limpieza de broza y monte bajo, como a la bóveda.
también la de piedras, ya que cuanto mayor cantidad de
éstas se recoja, menor habrá de ser la que se extraiga de III
la cantera.
Como demostración de lo antedicho, puedo indicar que, Para combustible se utilizará con preferencia broza,
desde que se halla la Sección dedicada a este trabajo han retama, zarzales, madroño, abrojos, lentisco, ramas de
sido una infinidad los propietarios que han ofrecido des pino, encina y acebuche, y todo lo que vulgarmente se de
interesadamente sus terrenos para que se lleven a cabo nomina monte bajo.
tantos como posibilidades tengán sus fincas, y hasta al Una vez cortada, se ata en haces de un peso aproximado
guno de ellos ha ofrecido una gratificación para el per de 40 kilos; encima de cada uno se colocan unas piedras
sonal de la SecciÓn. grandes para que, al secarse, queden prensados; esto im
pide que se deshagan al manipularlos y sean más fáciles
II de manejar.
Al transportar la leña, deberá ser aparcada en forma
Extraída la cantidad de piedra para la capacidad de que sea fácil y cómodo su empleo, con el finde evitar pér
este horno, que será aproximadamente de unas 200 tonela dida de tiempo al proceder a la introducción en el hogar.
das, se procederá a su colocación en el mismo. Se escoge Un retraso o disminución en esta, operación puede provo
rán piedras de gran tamaño, se colocarán en forma de car un enfriamiento, que si tal ocurre, es inútil cuanto se
corona circular y en capas horizontales, empezando por haga: todo se pierde y hay que empezar de nuevo.
las de la periferia, de tal forma que las piedras cierren Para evitar esto, además de tener en cuenta lo que an

79
 Para evitar el exceso de tiro, con pérdida consiguiente
de calorías, se recubre con barro la cúpula, dejando sin
recubrir solamente para salida de gases y humos una co
rona circular de unos 20 centímetros de ancho alrededor
de la base de dicha cúpula.
Es imprescindible tener siempre a mano una cuba con
agua y una espuerta con arcilla para fabricar barro en
todo momento, con el fin de poder cerrar las salidas de
gases que se van produciendo en el transcurso de la
cocción.
En este período, el más delicado por cierto, se próce
derá con sumo cuidado, por ser aquí donde estriba el éxi
to o el fracaso.
Durante los cinco primeros días se mantendrá un fuego
moderado (unos 6 haces por hora de consumo) hasta con
seguir que la piedra tome un color rojizo, seña que indica
que empieza a hervir. En estos días sale por la cúpula un
humo negro muy espeso y en gran cantidad, al cambiarse
este color por otro grisáceo, lo cual ocurre al quinto o
sexto día: el proceso de la calcinación empieza. Debiendo
proceder, a partir de este momento, a dar con más acti
vidad leña al hogar (unos 9 haces por hora).
Cuando lleve ardiendo diez o doce días, las piedras
irán tomando un color oro pálido, el humo saldrá en me
nor cantidad y de un tono más blanco; al conseguirse esto,
se avivará más el fuego, aumentando la alimentación
(unos 12 haces por hora). Un detalle’ curioso que se nota
en este período es que las piedras parece que se van ce
rrando, dando la sensación de que se sueldañ unas con
otras, formando una masa compacta parecida a un cielo
raso de yeso.
Se mantiene el fuego con la misma intensidad hasta
conseguir que la piedra tome un tono blanquísimo, que

Vista panorámica del horno.

tecede, es conveniente organizar el trabajo de la alimen

tación del horno por medio de equipos. Cada equipo,
compuesto de tres hombres, uno dedicado a arrimar lefía
junto a la boca y los otros dos provistos de unas horqui
llas de hierro, introduciéndola sin parar con el ritmo con
veniente según el caso, teniendo especial cuidado de no in
troducir leña mojada, por ser ésta perjudicial a la cocción.
Un horno de las medidas dadas anteriormente consume
lo siguiente, salvo siempre que las condiciones atmosfé
ricas no retrasen la operación. Por hora, 9 haces de leña;
al día, 216 haces; como la calcinación tarda de dieciséis
a dieciocho días, haremos el cálculo sobre veinte días,
para así dar un coeficiente de seguridad; nos dará un to
tal de 4.320 haces.
Como la parte más fatigosa y que lleva más tiempo en
efectuarse es precisamente el corte y acarreo de la leña,
los siguientes datos servirán de base al hacer el cálculo
para saber cuánto tiempo ha de tardar en llevarse a cabo
esta operación: Un hombre, en una jornada de ocho ho
ras, corta y hace ¡6 haces del peso indicado; estando la
leña situada dentro de un radio de 150 metros del horno;
un hombre acarrea en una jornada 48 haces.
Con estos antecedentes es fácil calcular el tiempo que
se precisa, sabiendo el número de hombres que se van a
emplear en este trabajo.

Iv
Listo el horno y a su inmediación la leña bien apar
cada, trataremos ahora de la combustión --

Una vez dado fuego a la leña que hay acumulada y

que nos sirvió de encofrado al montar la bóveda, se man
tendrá desde este momento constantemente hasta el final. Alimentación del horno durante la noche.

80
 se obtiene, salvo incidente, alrededor de los quince días
de cocer. A partir de esta fecha, el humo sale completa
mente blanco. Esto nos indica que la cocción toca a su
fin. Un síntoma muy significativo de que la piedra está
convertida en cal, es un pequeño hundimiento uniforme
que sufre la cúpula (unos 40 cm.) en los últimos momen
tos de la cochura.
Caso de que en una parte del horno l cocción quede
retrasada con relación a las demás, se conseguirá la uni
formidad, si se procede en la forma que se menciona:
-Sé recubrirá con barro y piedras la parte de la corona
circular de expansión dé gases correspondiente a la parte
más cocida. Se practicará con. una barra de mina una
serie de orificios en la parte de la cúpula que coincide con
la parte más atrasada en su cocción; la consecuencia será
que el fuego, al encontrar más fácil la salida, se precipitará
hacia esta parte y restablecerá la uniformidad deseada.
Otra forma de averiguar si la cocción es perfecta en
todas. sus partes es golpeando con una barra de mina por
diferentes sitios en la cúpula. Si se observa que los golpes
repercuten duros y- secos, nos indica que la cocción no es
completa; contrariamente, si los golpes se notan suaves,
nos dará a conocer que la cocción está terminada.
Eldesarrollodeloscarrosde
combateenlaguerra-actual
(De la revista Der schweizer Artillerisg.—Traducción del Capitán de Artillería D. JUAN
ACKERMANN HANICHS, de la Escuela de Aplicación y Tiro de Artillería.
El carro de combate ha sufrido un importante des-
-arrollo desde el principio de la contienda actual, que se
ha caracterizado principalmente por la eterna carrera en
tre la coraza y el-proyectil.
En las campañas contra Polonia y el oeste europeo fué
utilizada, por primera vez, el arma bliñdada del Ejército
alemán como principal portadora de las acciones de rup
- tura. Ella por sí sola había roto las líneas enemigás, se ha
bía desbordado a sus espaldas y había entorpecido la
traída de reservas del enemigo, -mientras que la limpieza
del terreno conquistado quedaba a cargo de tropas auxi
liares, principalmente de la infantería motorizada. La
División acorazada- alemana se componía entonces de
unos 50 carros pesados, roo medianos y 250 ligeros, de
22,18 y 6 a 9 toneladas, respectivamente. Su fuerza de
empuje se la debía: principalmente al armamento princi
pal de las Unidades pesadas y medianas: un cañón-obús
de 75 mm. y un cañón de 50 mm. Apoyados por la avia
ción y una fuerte artillería igualmente motorizada, puso
repetidas veces fuera de combate a los carros ligeros fran
ceses y cañones antitanques, antes de haber entrado en
las zonas de acción de éstos. Las experiencias hechas
indujeron al E. M. alemán a aumentar más y más la
fuerza combativa de las Divisiones acorazadas, en lo que
respectaa su porcentaje en “tipos de ruptura” pesados
- y medianos, disminuyendo, en cambio, los vehículos lige
ros de exploración. La’ marcha de los combates en Fran
- cia ha convencido a la inmensa mayoría- de los estrategas
de que el ataque combinado exige una defensa combinada
y que el tanque se combate de la mejor manera por el
No -obstante, para mayor seguridad, se manten4rá el
fuego un día o dos más para asegurar que la cal está bien
cocida.
Dado por cocido, se cierra la boca con piedras y barro
y se deja enfriar durante cinco o seis días.
Una vez enfriado, se provoca el hundimiento de. la bó
veda mediante unos golpes con un pico en la misma.
Al hundirse, se precipita en la cavidad que servía de ho
gar, rellenándola por completo; se apisona suavemente
para que desaparezcan las pequeñas oquedades e intersti
cios por donde pueda filtrarse el aire, éosa que hay que
evitar a todo trance, por ser perjudicial a la cal. Su con
tacto produce su desfloramiento.
Hechas todas estas operaciones, se cubre el horno por
un sistema cualquiera, para evitar que la lluvia pueda
perjudicar a la cal.
Y ya que hablamos de cubrir, no debe olvidarse de
construir un techado o visera ante la boca del horno para
resguardar de las inclemencias del tiempo a los hombres
que día y noche están alimentando el horno.
Dicho cuanto antecede, nó resta más que decir que,
desde este momento, está lista la cal para el transporte al
lugar de su utilización.
ataque directo. El carro de combate no representa una
artillería que puede cambiar instantáneamente de posición.
y que durante cierto tiempo pueda operar indepediente
mente, sino que representa un objetivo que, debido a su
movilidad, es difícil de batir.
PROYECTIL CONTRA CORAZA
Al principio de este siglo, el profesor americano Howard,
de construcción naval, ha sentado el principio de que un
buque de guerra había de tener alrededor de sus partes
vitales una coraza del mismo espesor que el calibre desu
armamento principal. Hoy en día existe para el artillero
la regla de que un proyectil especial es capaz de perforar
planchas acorazadas que tengan el espesor de su calibre.
Sin embargo, esto está sujeto a diferentes condiciones,
pues el efecto del proyectil depende no solamente de su
calibre, sino también de una serie de factores: la calidad -
del carro de combate. -Si se toma el acero endurecido al
cromo-níquel como base de comparación, la-capacidad de
resistencia de un acero al níquel no endurecido importa
solamente el 55 por roo, y en el acero al cromo-níquel no
endurecido sólo el 76 por roo. -. . -
La- velocidad final del proyectil depende de la velocidád
inicial del peso del proyectil, de la distancia de tiro y - de
la forma, en resumen, de la “energía cinética” que le qüe
da al proyectil en el momento del impacto.
Como ejemplo diremos que un proyectil- de 37 mni.,
que es disparado con una velocidad inicial de 900 m/s.,s
-81
capaz de perforar, a 300 m. de istancia, una plancha
acorazada de más de 6o mm.; después de un recorrido
cte 1.900 ni. perfora sólo una plancha de mitad del espesor
citado, con una velocidad finál de 500 m/s. (Véase el dia
grama.)
La velocidad del proyectil, por su parte, depende no
solamente del calibre, sino también de la longitud del
tubo, puesto que al aumentar la longitud, puede ser au
mentada la carga de proyección (lo que, ciertamente, in
crementa el desgaste) y actuar ésta durante más tiempo.
Un ejemplo típico nos lo ofrece el conocido cañón anti
aéreo de 20 mm. En el modelo de 760 mm. de longitud de
tubo (38 calibres), el proyectil abandona la boca de fuego
con una velocidad de óoo m/s.; en el modelo de 1.200 mm.
es decir, de 6o calibres, con 750 mIs., y en el tercero, de
1.400 mm., es decir, 70 calibres, con 900 m/s.
Gran importancia tiene también el ángulo de inciden
cia. Se desprende de todos los datos en tiros normales,
que el ángulo entre la perpendicular a la superficie aco
eo
= II 1 1 111 1 ==
-.
1 11 1
{r 1 1
- -
2i i 2S
— — 2O
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cctj-xLciLacLdc pzrorcn d caWrs
20 .47 c ct4rútitCd dstaF1L d,c tvo.
cu1r dz rrowdií 1Lad bftd
razada y la dirección de incidencia no sobrepasa los 20°.
Si, por ejemplo, este ángulo es de 300, se puede contar
con una pérdida-de una cuarta parte del poder de per
foración; si crece hasta 40-45°, el proyectil rebota, mien
tras no se utilice munición especial que se incruste.
Aparte de estas propiedades técnicas más importantes,
juega también un papel importante en el éxito del tiro
anticarro la velocidad de fuego. Como regla general, pue
de decirse que aquélla disminuye conforme aumenta el
peso del proyectil. Mientras que una ametralladora co
rriente puede disparar hasta 1.500 disparos por minuto,
este número decrece en el cañón de 20 mm. hasta 600; en
el cañón de 37 mm., hasta 120, y en la pieza de 57 mm.,
a 25. El calibre solamente no es, pues, decisivo para el
valor combativo de un carro blindado; juega un papel
más importante la velocidad de fuego, en especial contra
blancos móviles, por lo cual el tanque no debe .ser juz
- gado únicamente por sus propiedades técnicas, sino tam
bién por su empleo táctico.
DOS ESCUELAS
Así como en el empleo de los carros de combate, tam
bién en su construcción se observan dos tendencias dife
rentes. La primera, a la cual se han adscrito los alema
nes, tiene su preponderancia en el armamento. Así tiene
el portador principal de la fuerza de choque alemana, el
Pz IV, un cañón-obús de 75 mm., mientras que su blin
daje es de 6o mm. eti la torre y de 40 mm. en la proa.
- La escuela inglesa, en cambio, da preferencia al blindaje
y elige como armamento principal una pieza de fuego rá
82
pido y de pequeño calibre. El tanque de Infantería
“Waltzing Matilda”, de 25 toneladas, modelo “reforma
do” y que fué durante el primer año de la guerra el mo
delo más pesado del Royal Armoured Corps, lleva en la
proa planchas blindadas de 63 mm., y en la torre, hasta de
76 mm. de espesor, mientras lleva como armamento más
potente un cañón Vickers de dos libras y de 40 mm. de
calibre. De estas diferencias en fórmulas de construcción
puede deducirse, sin duda alguna, un diferente concepto
estratégico, que se caracteriza en los alemanes por una in
clinación marcada a la guerra ofensiva de movimiento;
en los ingleses, por la preocupación de la defensiva. Desde
el punto de vista táctico, en la lucha lejana son, sin duda,
superiores los carros de combate con armamento de gran
des dimensiones, pues tienen al enemigo bajo fuego aun
fuera del alcance de sus propias armas. Por otra parte,
en la lucha cercana tiene una gran ventaja el pequeño ca
libre. Gracias a la gran energía cinética en el momento del
impacto, los proyectiles de pequeños calibres perforan los
—
j m.o
¿i
-
(Sag VRenr.)
blindajes de los tanques pesados; además de esto, su velo
cidad -de fuego es mayor y su reserva de municiones tam
bién. Finalmente, pueden dañar a distancia respetable
las orugas de los mayores modelos, inñovilizando el ve
hículo enemigo.
Mirando retrospectivamente, se puede decir que las
grandes batallas—sin tener en cuenta que la acción cor
junta de todas -las armas en cada una de las fases sea deci
siva—no han sido decididas dentro del arma blindada
por una pronunciada superioridad de tal o cual modelo,
sino más bien porque han podido emplearse periódica
mente armas nuevas para misiones especiales. Muy ilus
trativas son a este respecto las luchas alternativas en el
escenario de guerra africano, en los cuales fueron emplea
dos modelos de construcción alemana, italiana, inglesa y
americana.
LOS CARROS DE COMBATE EN AFRICA
DEL NORTE
Cuando Rommel empezó su contraataque, a principios
de abril de 1941, con las Divisiones 15 y 21 alemanas y la
División blindada “Ariete”, italiana, era, sin duda alguna,
superior en el sentido técnico del armamento. Sus Pz IV
y III, de 22 y i8 toneladas de peso, estaban armados con
cañones de 75 y 5o mm., respectivamente, de los cuales
el primero, a pesar de lo corto de su tubo, sobrepasaba a
los británicos cte 2 libras en 2.000 m. de alcance. En los
modelos italianos tenía a su disposición el Ansaldo M-ir,
con una ametralladora Breda de 28 mm. y un cañón de
37 6 40 mm., a los cuales se unía un pequeño número de
 Ansaldos M-13. En el lado contrario se habían unido a
los “Waltzing Matilda” los “Valentines” (Mk-III), más
movibles y más ligeros, en los cuales no se había cambiado
todavía su cañón de ‘dos libras por un armamento más
pesado. Los ingleses se repliegan hasta la frontera egipcia.
En los subsiguientes meses, el Jefe supremo del Ejército
británico recibe dus nuevos tipos: el “Cruzader”, de 14 to
neladas de peso, y el tipo ligero americano “General
Stuart”, de x i toneladas. Ambos son carros de explora-.
ción. En unión con las dificultades en los suministros de
los alemanes, los ingleses obligan al General alemán a
llevar a cabo un repliegue de grandes domensiones hasta
El Agheila.
Pocas semanas después viene el contraataque. Las Divi
siones blindadas alemanas poco a poco han sido modifi
cadas en su organización. El peso preponderante ya no
está en los medios ligeros de 6 a 9 toneladas, sino en los
medianos y pesados. Además, Rommel dispone de un
material muy eficaz con la pieza de tiro rápido de 88 mm.
para tanque y antiaéreo. Se trata de un modelo que ha
- de tanques
sido empleado primeramente en España como pieza anti
aérea, siendo constantemente perfeccionada. Con una
longitud de tubo de 6 calibres, posee una velocidad ini
cial de unos 800 m/s. y un alcance máximo horizontal
de 19.000 m. Los ingleses le enfrentan una nueva pieza
de 25 libras, que con 87,6 mm. de calibre es casi igual a la
pieza alemana; pero posee solamente-una longitud de tubo
de 26,5 calibres, quedándose más corta que la alemana con
sus 15.500 m. de alcance. A esto Rommel se proporciona
otra arma, al montar sobre el chasis blindado del modelo
Pz- 1, en vez de la torre de pieza, una pieza antitanque
de 37 mm., dejándola proteger apenas suficientemente
por una plancha blindada. Más tarde, a esta combina
ción le sigue otra que consta de un chasis Renault y un
obús de 15 cm. A fines de marzo, las tropas germano-
italianas -han avanzado hasta Gazala.
- das en el carro
Entre tanto comienzan a llegar los envíos americanos
al canal de Suez, dando la vuelta por el cabo de Buena
Esperanza. Entre ellos se encuentran también los prime
ros ejemplares de los tanques “General Grant”, construí-
dos en serie—se habla de 400 tanques mensuales—por la
fábrica Chrysler. Con 28 toneladas depeso total, son más
pesados que los más- potentes alemanes; el motor de
de. 400 PS-Wright-Whirlwind le proporciona una veloci
dad de más de 40 km. por hora; cómo armamento llevan
un cañón de 85 mm. de tubo largo, que debe ser superior
a los obuses-cañones germanos; una pieza anticarro y
carro de combate, y en esta última modalidad en los
modelos “Churchill”, y excepcionalmente en los “Valen
tines” y “Covenanters”. A esto se une un obús británico
de 115 mm., de 50 calibres de longitud y una nueva pieza
antitanque americana de io5 mm., la cual, con un cañón
de una libra, está montado en un chasis “General Grant”.
Al carro de combate “General Grant” y a su sucesor pro
visional, poco perfeccioñado, “General Lee”, se une un
nuevo modelo, el “General Sherman”. Aquí, por fin, existe
un cañón de 75 mm., metido en una torreta completa
mente giratoria, existiendo además un cañón anticarro
de 37 mm., que es completado con. 4 ametralladoras.
El blindaje protector ya no está soldádo, sino que es una
fundición de una pieza, en la que los bordes han sido re
dondeados, lo que dificulta la perforación del proyectil.
También el motor es más potente. Además es nuevo el
empleo de goma en el mecanismo de arranque, de manera
que se evita todo contactó entre metales, evitando así
muchos y a menuda importantes defectos de las cadenas-
orugas. La Gran Bretaña suministra un número limitado
“Churchill”, de más de 40 toneladas de peso,
que tienen una longitud de más de 7 m. y van dotados de
un cañón de 6,65 mm., una pieza anticarro de 40 mm. y
una ametralladora; o-bien con una de las nuevas piezas
de 57 mm., dos ametralladoras corrientes y una anti
aérea o un lanzallamas, un cañón de 40 mm. y dos ame
tralladoras. El blindaje, . siguiendo la escuela inglesa, es
de 90 mm. en la torreta y de i8o mm. en la proa, es decir,
mayor que el calibre del armamento principal.
Por parte alemana hay que nombrar, ante todo, una
nueva creación llevada a cabo por el montaje de una
pieza anticarro de 88 mm. sobre un chasis de 22 toneladas:
el “Pz IV Spezial”. El nuevo modelo dispone con esto
de una magnífica pieza y una movilidad considerable.
El problema del retroceso, que representa uno de los in
convenientes principales —parael montaje de armas pesa-
de combate, se resuelve dotando al tubo
de un freno de boca. Más tarde, durante el repliegue a
Túnez y Bizerta, llegan los primeros “Tigres”, que con
sus 62 toneladas de peso representan el modelo más pe
sado en el escenario de la guerra y que llevan también
una pieza anticarro de 88 mm. Pero eran muy poco nu
merosos para poder actuar de manera decisiva.
La industria italiana ha añadido al - “Ansaldo M-12”
un modelo -pesado, el “M-14”, que lleva igualmente un
•cañón de 75 mm., el cual es completado csn varias ametra
llacloras. -

antiaérea de 37 mm. y 4 ametralladoras. Pero esta pri

mera creación de la naciente industria blindada americana -EL ARMA BLINDADA RUSA -

tiene un grave defecto: la pieza principal no está construi

da, en la torreta completamente giratoria, sino en la parte
anterior derecha, donde solamente puede girar lateral
mente 300. En el desastre de Knightsbridge se meten los
“General Grant” en el fuego en masa de la piezas anti
tanques alemanas y no pueden mantener la posición.
Desde este momento se los considera como que se les
ha ‘aventajado”. - Con la cesión de las posiciones en el
triángulo Gazala-Bir Hakeim-Acroma comienza el re
pliegue, que no-puede ser detenido hasta El Alamein y la
depresión de Quattara. De los comunicados británicos
se deduce que esta detención fué, en primer lugar, un
éxito de la artillería, que en este crítico momento recibe el
tan esperado cañón antitanque de 6 libras.
Sigue un intervalo de silencio en las operaciones hasta
fines de octubre. Les da ocasión a los dos bandos de com
pletar sus efectivos. Por parte aliada había sid& recono
cida hacía tiempo la debilidad de las armas propias; las
nuevas construcciones empiezan a llegar a torrentes.
En primer-lugar se nombra el ya citado cañón antitanque
de 6 libras. Tiene un calibre de 57 mm., una rapidez de
tiro de 25 disparos por minuto y tiene capacidad de per
forar planchas blindadas de 6o a 70 mm. a una distancia
de 1.000 m. Es empleada tanto con cureña como con
Después de la primera campaña de Finlandia no se es
peraba mucho del -arma blindada rusa. El origen no po
día atribuirse solamente a insuficiencias técnicas, pues
el -invierno, como después se corroboró en las operacio
nes germanorrusas, limita grandemente el empleo de los
carros. Incluso fallaron los tanques pesados 5 A, con un
cañón de 76,2 mm. y ‘de 6 a 7 ametralladoras, cuando
algunos valientes enemigos los asaltaban con botellas de
líquido inflamable, para lo cual el terreno les brindaba
unas condiciones óptimas.
La sorpresa fué por esto grande cuando resultó, des
pués de la declaración de guerra alemana, que el Ejército
- soviético disponía de unos 20.000 carros de combate, que
habían sido construídos según modelos ingleses y ameri
canos (Vickers-Armstrong y Christie). Tampoco estos mo
delos llenaban las exigencias que de ellos se esperaban.
Solamente cuando en 5942 se empleó el T-43, un modelo
de 27 toneladas con un cañón de 76,2 y dos ametrallado
ras, empezaron a hablár los comunicados de guerra ale
manes de armamento enemigo “equivalente” Este mo
delo se ha acreditado de tal manera en los doce meses sub
siguientes, que solamente el nuevo “Tigre” alemán pudo
ser considerado y ensalzado como medio de combate su-

83
perior. Además aparecieron igualmente en ese año, y por
primera vez, los “Klim Woroschilow”, que son empleados
en dos variantes, que se diferencian esencialmente en el
armamento principal. El modelo 1 lleva el ya citado ca
fión de 76,2 mm.; el modelo II, una pieza de 152 mm.
Se cita cómo novedad que detrás de la torreta de la pieza
pueden colocarse hasta 20 hombres de “tropas de asalto”
que tienen, ante todo, la misión de aniquilar puestos
avanzados. Aparte de esto, utiliza Rusia carros de fabri
cación americana y_británica. -
NótasobrelaferiademuestrasdeMelilla
(Coronel del Regimiento de Artillería número
En esta plaza de Melilla se ha venido celebrando con
verdadero éxito un Certamen hispanomarroquí, donde
expositores venidos no sólo de distintos lugares de la
Península, sino de toda la zona, han presentado en lujo
sos standstrabajos de artesanía, produccionesverdade
ramente notables.
En esta ostentación, como es lógico, no podían estar
ausentes nuestros elementos armados, y una Comisión,
al efecto nombrada, se encargó del exorno y colocación
de los efectos que debieron, por su mérito, ser expuestos
en la parte del ferial que había sido señalada al X Cuerpo
de Ejército antig-uo, Cuerpo de Ejército del Maestrazgo.
No se llegaba a disponer de mucho tiempo para que fuese
una obra digna de nuestras adoradas instituciones, y por
El desarrollo del arma blindada no va solamente hacia
el aumento de peso; muestra más bien la misma tenden
cia que la construcción de aviones: perfeccionar aislada
mente cada factor del combate sin tener otro en conside
ración. Pero para esto no es suficiente aumentar las di
mensiones del blindaje, del armamento o del motor. Sólo
por perfeccionamiento de cada una de las partes compo
nentes es posible obtener construcciones de conjunto que,
efectivamente, sean más potentes, aunque esto no siempre
se deduzca de los números desnudos.
50 JUAN MANELLA.)
eso se acordó móntar un servicio permanente que, llegado
el caso, solventara los muchos y constantes inconvenien
tes que se habrían de presentar, como en efecto sucedió;
pero, afortunadamente, todo fué superado con la rapidez
que el caso exigía, y el día de la apertura, por la mañana,
la obra estaba culminada por completo.
En el decorado, la Comisión que realizó el proyecto
ha hecho figurar, primeramente, algunas de nuestras ges
tas gloriosas no vinculadas en este o el otro Ejército, y
que además no hubiesen perdido actualidad, eligiéndose
para su realización las epopeyas del Santuario de Santa
María de la Cabeza y la del Alcázar de Toledo, las que
fueron reproducidas a derecha e izquierda, respectiva
mente, del conjunto de los tres stands. El decorado apro
 .vechó también, con gran acierto, delicados detalles para
simbolizar a la Marina de Guerra, así como al Ejército
del Aire.
El puesto de honor lo ocupa un busto de nuestro in
victo Caudillo, el cual, sobre su pedestal, tenía la enseña
de España.
Concebido todo en la forma que se indica, para encerrar
el contenido, los stands presentan una serie de trabajos
de artesanía, hechos en distintos talleres y escuelas mili
tares de la Base de Automovilismo, Parque de Artillería,
Ingenieros e Intendencia, y hasta algunos Regimientos
(aunque estos últimos no pudieron, contra su voluntad,
acudir -al certamen en la cuantía debida por falta mate
rial de lugar, ya que el número de objetos notables reuni..
dos desde el primer momento era considerable).
-Apropósitodénuestrasfortificaciones.
(Por el Primer Teniente MARON.—Revue Militaire Suisse.—
- - - Traducción del Coronel de E. M., Juan Friego López.)
Los últimos acontecimientos bélicos han proporcionado
enseñanzas acerca de las ventajas e inconvenientes de las
fortificaciones. Aquellos que negaron toda eficacia al hor
migón después de la campaña de Franciay de la ruptura
de la línea Maginot habían tenido seguramente que revisar
sus puntos de vista ante el gigantesco esfuerzo realizado
por los alemanes para erigir su “fortaleza europea”. Es
curioso, en efecto, comprobar que los mismos que pare
cían burlarse de las fortificaciones con sus potentes me
dios mecanizados y su Aviación, pongan actualmente en
el hormigón todas sus esperanzas.
Deseo aquí mostrar simplemente que, a pesar de todas
las críticas de que son objeto, las fortificaciones pueden,
ciertamente, protegemos por largo tiempo todavía contra
un Ejército invasor. Sin embargo, es necesario que se
cumpla una condición: que tales fortificaciones se encuen
tren ocupadas y defendidas -por una tropa instruída espe
cialrnente para ello y capaz de maniobrar “dentro y en
derredor” de sus posiciones. Al cumplimiento de esta con
dición deben tender todos nuestros esfuerzos.
- Por fortificaciones, entiendo aquí las obras de hormi
gón construídas por especialistas con carácter perma
nente. El emplazamiento y la importancia de la obra se
hallarán determinados por un plan general que se adapte
a las necesidades de un cierto Ejército conforme a una
idea estratégica preconcebida. Dejo, pues, de lado la for
tificación senlipermanente y la fortificación de campaña.
Desde que los hombres se baten, mantienen entre sí un
incesante duelo: el arma del ataque y el arma de la de
fensa; representadas actualmente por el cañón y la co
raza, la bomba y el hormigón. A cada nueva fórmula de
este último, a cada espesor y armamento de los muros,
se opone un nuevo cañón o un nuevo explosivo. La ven
taja pasa periódicamente del uno al otro.
En lo que concierne a la fortificación, ciertos factores
vienen, sin embargo, a modificar sensiblemente la forma
y las condiciones de la lucha:
El emplazamiento de la obra fortificada es muy impor
tante. Independientemente- de las razones tácticas que
han motivado su elección—en un paso obligado, por
ejemplo—, la obra fortificada puede estar o no expuesta
a los impactos de la Artillería o de la Aviación,
86
Tanto en el momento en que el Certamen fué inaugu
rado como durante el tiempo que se ha mantenido abier
to, todo fueron plácemes y felicitaciones justas, justísi
mas, porque el proyecto se llegó a realizar a la perfección,
y, como consecuencia de todo ello, al hacerse el reparto
de premios en la Sección de Clausura, ha sido agraciado
el X Cuerpo de Ejército con diploma de honor y medalla
de oro.
Las fotografías que se unen son más elocuentes para
poder formarse idea de lo que ha sido esta gran manifes
tación de arte y trabajo, que se ha realizado en la bendita
época de tranquilidad que reina entre nosotros, ya que,
désgraciadainente, en el exterior aún se encuentran alte
radas las pasiones con motivo de la última conflagración
mundial.
La naturaleza del terreno en donde se halla emplazada
la obra es también determinante. Si la obra se halla cons
truí da sobre roca será infinitamente más resistente-que si
lo está sobre un terreno poco denso, en donde se hallará
expuesta a ser destruída por los impactos que tengan lugar
en la periferia inmediata.
El relieve del terreno y la clase de vegetación que. lo
cubra facilitarán, según los casos, la intervención eficaz
de la defensa exterior o, por el contrario,- la harán muy
difícil y permitirán al enemigo reducir la posición fácil
mente con sus tropas de choque operando por infil
tración. -
La disposición de las obras fortificadas es igualmente
importante. Un sistema defensivo compuesto de una mul
titud de pequeños fortines, bien disimulados y reparti
dos por el terrenó, será a menudo menos vulnerable que
una línea compuesta de grandes obras, que constituyen
de por sí, blancos extensos sobre los cuales el enemigo
podría concentrar potentes ataques:
La combinación de fuegos. Independientemente de la-
misión principal de cada obra fortificada, debe existir la
pósibilidad de que unas y otras se apoyen mutuamente
con sus fuegos secundarios. Tal conveniencia no puede
lograrse por completo sino en el caso de que el conjunto del
sistema se halle instalado sobre un terreno descubierto
con gran campo de tiro. -
Vemos así que no se puede juzgar del valor de una for
tificación por una simple comparación de los medios de
ataque “dinámicos” (granadas, bombas, cargas explosi
vos, etc.) con los medios de defensa “estáticos” (hormi
gón, blindajes, etc.) Hay gran diferencia de la experiencia
en el polígono a la realidad en el terreno.
La eficacia o resistencia de la fortificación depende,
pues, -en gran medida de factores tácticos.
Resulta claro que raramente se podrán conciliar y agru
par todos los citados factores para una obra fortificada. -
A tal fin, es necesario distinguir entre dos géneros bien di
versos de obras:
La obra fortificada característica de la cobertura,
fronteriza, especialmente en el Jura y la Meseta. -
 • 2.° La obra fortificada tipo de la posición de Ejército, nuestros puntos de apoyo, la vida imposible al adversa
del “Reducto”, construída en la roca. rio, de modo que el “ataque por infiltración” de éste, pierda
En el primer caso, el terreno apenas se presta a la cons toda eficacia.
trucción de obras fortificadas en la. roca, y es difícil con 2. La fuerza de defensa exterior debe ser instruída en
seguir que se beneficien de un “ángulo muerto”. Para los cursos de “granaderos” de “combate’ próximo” y de
compensar este defecto de la naturaleza del terreno y ?‘destrucción”. Integrada esencialmente por jóvenes, de
hacer frente al peligro de un bombardeo aéreo es nece berá estar dispuesta a afrontar y a vencer a cualquier
sario construir una línea compuesta de un gran número de fuerza de choque enemiga, utilizando todas las armas del
obras de pequeñas dimensiones repartidas por el terreno combate a corta distancia, desde la granada de mano al
y bien disimuladas. Los fortines se hallan escalonados en subfusil, pasando por el lanzallamas. Cabe distinguir
profundidad y la defensa está organizada siguiendo el entre la defensa exterior “próxima”, del lado de acá de
principio del “erizo”. las alambradas, y la defensa exterior “lejana”, del lado
En el Jura, por el contrario, ha sido fácil situar los for de allá del obstáculo y más o menos delante de él, según
tines en cortaduras del terreno que hacen muy difícil, si el terreno. La defensa exterior próxima, confiada a desta
no imposible, su descubrimiento y bombardeo por avión. camentos afectos cada uno a una obra determinada, es el
En él segundo caso el sistema -defensivo se apoya en elemento móvil, “elástico”, que lucha contra los destaca
algunas potentes obras fortificadas excavadas en la roca, mentos de asalto del enemigo.. Organizada de acuerdo con
bien situadas al abrigo de la Aviación y capaces de resis las circunstancias y el terreno, esta guardih tiene por mi
tir
nacióna eventuales
de fuegos.ataques en masa
Al abrigo porposiciones,
de tales una juiciosa combi
podremos, sión el impedir a todo elemento enemigo efectuar el
por nuestra parte, desencadenar severos contraataques “abordaje” del fortín; permitiendo a la obra cumplir con
toda seguridad su misión de hacer fuego sobre los obs
con nuestras tropas de choque. táculos. La defensa exterior lejana dispone, a-ser posible,
Habiendo sabido, pues, distinguir los diferentes facto
de radiotelegrafistas, y posee diferentes medios de enlace
res y utilizar racionalmenté el terreno, disponemos de un y de señales (palomas mensajeras, cohetes, perros, etc.)
notable sistema de fortificaciones. Las armas de que se Su misión consiste en impedir la exploración y la observa
hallan dotadas nuestras obras son muy precisas y efica ción enemiga sobre las obras fortificadas, así como en
ces. En tanto que nuestros fuertes se hallen en condiciones combatir a los elementos enemigos que intentaran tomar
de hacer fuego, nuestras carreteras y nuestros pasos serán
impracticables para el enemigo; éste se verá obligado a posición para tirar sobre las obras. También señalará a la
emplear su infantería, y frente a ella podemos resistir y ‘reserva móvil los elementos enemigos que se ha.yan infil
trado entre nuestros puntos de apoyo.
finalmente,vencer. He dicho que “en tanto que nuestros
fuertes se hallen en condiciones de hacer fuego”, y ello mente 3. La fuerza de guarnición debe ser instruída especial
requiere que nuestras guarniciones estén bien instruidas en “cursos de guarnición de obras”. ‘Compuesta
y que la defensa exterior desempeñe victoriosamente su esencialmente de hombres de las quintas más viejas, debe
misión. Lo cual .a su vez exige: una fuerza de guarnición estar capacitada para vivir y combatir en los fuertes, y
especializada y otra fuerza de defensa exterior igualmente saber manejar el armamento e instalaciones de la ‘forti
especializada. ficación.
Por otra parte, también he dicho que si esos “cerrojos” Débemos recordar, de pasada, que las fortificaciones
resisten, “nuestras carreteras y nuestros pasos serán im no permiten ninguna economía de efectivos, sino al con
practicables .para el enemigo”. Resta, por decir, ahora, trario.’ Sin embargo, existe la tendencia a acumular, du
cómo podemos oponernos a un ataque a fo’ndo de la infan rante el combate, demasiada gente en la obra. En princi
tería enemiga utilizando el terreno cubierto fuera de pio, la guarnición debe componerse exclusivamente de los
nuestro sistema defensivo. Si no qüeremos exponernos a sirvientes de las armas y de los “instrumentos de a bordo”.
una cruel sorpresa, es necesario reservar por anticipado El efectivo debe ser’ reducido al mínimo, sabiendo cada
una parte de nuestras fuerzas para actuar en cualquier cual utilizar diversas armas Esta “intercambiabilidad”
momento contra el enemigo que se infiltrara entre nues de los hombres permite organizar un turno en el servicio
tras, posiciones. Lo. que nos conduce, en definitiva, a divi - de “vigilancia” y asegura una transició±s rápida y sin tro
dir nuestros efectivos en tres grupos: piezos al “zafarrancho de combate” (i).
Me he de referir ahora a la instrucción de esta fuerza de
1.0 La reserva móvil independiente. guarnición. No se trata aquí de la táctica de la defensa
z.° Los destacamentos de defensa exterior atribuídos exterior de una obra; ésta depende, sobre todo, de las cir
a las bras o grupos de obras. - cunstancias: de la clase de posicióñ, por un lado, y de la
3..° Las guarniciones. .
acción del enemigo, por otró. Si bien es necesario tener en
cuenta ciertos principios, correspondientes a determina
No entra en el cuadro de estas consideraciones el tra dos casos típicos, no conviene confiarse demasiado en los
tar de la defensa del territorio más omenos extenso exis esquemas’. Se debe ciertamente crear una doctrina que
tente entre el reducto central y la retaguardia de la línea procure la unidad y permita obrar con seguridad en los
fronteriza, así como en el interior del reducto. Eáta defensa momentos de crisis; pero sin caer demasiado en el defecto
contra los paracaidistas y la infantería del aire debe que de la esquematización.
dar asegurada mediante destacamentos especiales: tropas A mi modo de ver, lo esencial en el combate en las for
motorizadas, territoriales, guardias locales, etc. El Jefe tificaciones consiste en asegurar en cualquier circunstan
de, ‘tropas de cada sector fortificado se asegurará, sin em cia lo siguiente:
bargo, confra todo ataque por la “tercera dimensión”, y Que nuestros fortines puedan cumplir con su misión y
sernantendrá en contacto con los diferentes órganos que detengan o destruyan al enemigo sobre los pasos que.
sehallan encargados de esta defensa especial. “barrean”, porque se hallen bien “servidos” por la guar
-‘ x. La reserva móvil independiente se compondrá esen nición y “defendidos” por la fuerza de defensa exterior.
cialmente de “patrullas de caza”; a ser posible reckita Por sú parte, la reserva móvil se opondrá a la infiltración,
das en la región, conociendo a fondo el sector y ejercité- haciéndola perder toda eficacia.
das en el combate en los bosques. Estas tropas se manten Conforme a las órdenes del General, cada guarnición
drán en constante enlace con las defensas exteriores, y “constituída” debe seguir un curso. Este curso será din-
para ello’ dispondrán de diferentes medios de enlace y de
señales. Esta reserva deberá ser empleada contra el ene
migo que se haya infiltrado entre nuestras posiciones, y ción (e) Estas consideraciones, asi como las que siguen, acerca de la instruc
de la guarnición, se refieren a las tropas de InI anterla repaxtidas en las
merced a su movilidad y agresividad, hará, en unión de obras; no conciel neo, pues, a las tropas de Artillerla de fortaleza.

87
gido por Oficiales de tropas. Estos, a su vez, habrán resulta muy vulnerable a los ataques del avión y iel sub
sido instruidos en las disciplinas de la fortificación, espe marino; debe ser protegido por órganos de observación y
cialmente en el tiro con armas de fortín, en cursos especia de combate que actúan alrededor y por encima de él:
les dirigidos por el Cuerpo de Guardias de Fortificacione contratorpederos y aviones. La situación del fuerte es
(C. G. F.). Tal instrucción será inspeccionada por el Ser comparable a la del navío de guerra; por potente que sea,
vicio de Fortificaciones; y los cuadros de la G. F. colabos será puesto pronto fuera de combate si no se halla prote
rarán en la enseñanza. El programa deberá ser tal, que ido por una defensa exterior.
asegure un profundo conocimiento de las disciplinas si Desde el punto de vista del entretenimiento, la compa
guientes: ración vale todavía: los navíos, para que se encuentren
siempre en condiciones de navegar, deben ser cuidados
— Armas, municiones y víveres, y su entretenimiento; por especialistas. Igualmente, nuestros fuertes deben ser
— servicios de ventilación, agua, electricidad, etc, entretenidos e inspeccionados por personal competente,
— tiro panorámico; comunicaciones telefónicas; por los “G. F.”.
— organización del servicio de guarnición; Y si me he referido aquí a los guardias de fortificacio
— defensa exterior inmediata; nes (G. F.), es porque he podido comprobar que, a veces,
— utilización de las cargas explosivas y
— señales (pistolas lanzacohetes). entre la tropa no se sabe bien todavía lo que son.
Por ello, cito aquí el primer artículo del Reglamento de
Por razones fácilmente comprensibles, no conviene en servicio de la Guardia de Fortificaciones (R. S. F.).
trar en el detalle de esta instrucción. Haremos, sin em “La Guardia de Fortificaciones tiene las atribuciones
bargo, algunas referencias generales: siguientes:
Por lo que respecta al conocimiento de las armas, toda a) Vigilar las obras, ocuparlas en parte y defenderlas
vía nos queda mucho que hacer. Los educandos siempre hasta la llegada de la guarnición de guerra, y secundar a
muestran interés por la instrucción, si ésta es amena y ésta;
variada. Para llegar rápidamente a un resultado práctico, b) Participar, desde el punto de vista militar y téc
conviene establecer una distinción entre las diferentes nico, en la instrucción del personal de las guarniciones
partes de la instrucción. En lo referente a la ametralla de las obras; -
dora, por ejemplo, se insistirá ante todo en los ejercicios
de carga y descarga y de cambio de cañón. Se habrá mos c) Proveer al entretenimiento normal y a la adminis
trado previamente la manera de establecerse en posición tración de todas las obras y de sus instalaciones, de las
(ejercicios con el trípode), y el resto del tiempo se aprove barricadas anticarros y de sus almacenes, así como de las
chará para la creación de reflejos en la “manipulación de barreras permanentes sobre el terreno.”
la máquina en el tiro”. Resulta también esencial el ocu En otros términos, estos hombres, que renuevanla an
parse de las averías y de su reparación. tigua tradición suiza del soldado profesional, aceptan los
La utilización de los servicios o equipo de lafortificación rigores de un servicio severo. Aprenden a ser soldados cien
resulta fácil de comprender. por cien, capaces de utilizar todas las armas y fieles “por
El tiro panorámico no ofrece igualmente ninguna dif i definición”.
cultad, si es bien enseñado. Aquí también, el instructor El entretenimiento y la administración de nuestras
debe saber dosificar su enseñanza y ceñirse a lo “esencial fortificaciones, la instrucción del servicio que se presta,
mente práctico”. requieren múltiples cualidades que ponen a contribución
Lo que, indudablemente, es más difícil de conseguir es los gustos, los conocimientos y el entusiasmo de los guar
el sentido del orden y la limpieza—asunto aparentemente dias de fortificaciones.
- secundario, y, sin embargo, esencial—. Los soldados no Los Oficiales, Suboficiales y soldados del Cuerpo visten
llegan a comprender que deben conservar tan limpio su con orgullo el uniforme rojo que recuerda otros uniformes
fortín como su mosquetón. Para hacerles comprender el famosos...
grado de orden que les exigimos, conviene hacerles la com
paración siguiente: Entrenados físicamente, animados de una moral ele
vada, libres de todo derrotismo, son de creación reciente;
“Vuestro fortín es semejante a una unidad naval de pero el país tiene en ellos confianza, porque los reconoce
guerra. Ya sabéis que en todas las Marinas de guerra se como guardianes de las tradiciones de realismo y de honor
exige de las tripulaciones la más severa disciplina. Pues del Ejército.
bien: las mismas razones exigen de vosotros el orden y la
limpieza más estrictos.” Conviene insistir en este concepto De este modo, nuestras fortificaciones, “cuidadas” por
de “tripulación” y crear así entre la guarnición el espíritu los G. F., ocupadas por la tropa, defendidas por todos,
de “solidaridad”. deben frenar, detener, y, después, destruir a cualquier ene
Esta comparación con la Marina, por otra parte, es migo. Pero no olvidemos, y tal es mi conclusión, que, la
igualmente justa desde el punto de vista táctico: un navío, condición primordial para resistir y vencer es tener fe,
por muy acorazado y potentemente armado que esté, valor, voluntad...

Blass, S. A. Tipográfica. — Núñez de Balboa, 27 mod. — Madrid. -