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LAS PARTES
Parte es aquel que en nombre propio o en cuyo nombre se demanda
una actuación de la ley, y aquel contra quien se formula la pretensión.
Las partes son el sujeto activo del proceso ya que sobre ellos recae el
derecho de iniciarlo y determinar su objeto, mientras que el juez es simplemente
pasivo pues sólo dirige el debate y decide la controversia. Ahora bien, por la
existencia de diversos campos del derecho, donde se utiliza la concepción de parte,
se ha originado una gran dificultad para conceptualizarla en el ámbito del derecho
procesal, creando gran controversia para su especificación; sin embargo de acuerdo
a sus componentes se puede decir que las partes son el sujeto activo y el sujeto
pasivo de la pretensión que se hace valer en la demanda judicial, siendo dichos
sujetos libres para el ejercicio de sus derechos y debiendo contar con capacidad de
obrar para la gestión de los mismos, tal como lo establece el artículo 136 del
Código de Procedimiento Civil. Por otra parte, de igual manera se toma como
parte, los terceros intervinientes en el proceso a través de quienes igualmente
se busca la actuación de la ley.
La determinación del concepto de parte no sólo tiene importancia teórica,
sino que es indispensable para la solución de primordiales problemas prácticos que
se plantean en el proceso. Para que una persona sea parte o tercero en un pleito,
debe poseer ciertas cualidades o requerimientos exigidos por la Ley y además, debe
estar identificado con una relación jurídico material que le vincule con la pretensión
propuesta, ya sea porque se afirme titular del derecho reclamado o porque sea
llamado a restituir la situación jurídica infringida.
Conforme a lo antes expresado, es imposible imaginar un proceso civil sin
partes;. algunos autores como Köhler, distingue entre un proceso civil de partes y
un proceso inquisitivo, un ejemplo de este proceso inquisitivo seria el
procedimiento de interdicción civil; pero no obstante, también un procedimiento
inquisitivo requiere de, al menos, dos personas distintas al juez, sólo que mientras
que en el proceso de partes se funda en la contradicción de las partes, en el
proceso inquisitivo prevalece la mera iniciativa procesal.
La legitimación de las partes:
¿Quién puede ser parte en un proceso civil? La legitimación la va a ostentar
el titular de la relación jurídica sustantiva controvertida en el proceso, es decir,
aquel que se afirme titular de un derecho, en cuyo caso estamos frente al sujeto
activo de esa relación procesal. Esa titularidad nos permite identificar quién puede
ejercer la acción y en contra de quien es posible intentarla. La producción del
proceso debe nacer desde la existencia de un hecho controvertido que es necesario
para que la Litis se genere y transcurra con buena salud, por ello es necesario que
se legitime la cualidad de aquellos que van a formar parte en el proceso, tales
personas deben tener un interés real, actual y jurídico.
Esta cualidad necesaria de las partes se puede formular como: a) la persona
que se afirma titular de un interés jurídico propio, tiene legitimación para hacer
valer en juicio sus derechos (legitimación activa) y b) la persona contra quien se
afirma la existencia de ese interés en nombre propio, esta tiene a su vez
legitimación para sostener el juicio (legitimación pasiva). La falta de legitimación se
puede oponer como una defensa de fondo, conforme a lo dispuesto en el Artículo
361 del Código de Procedimiento Civil junto con la contestación de la demanda,
alegando en este caso, falta de cualidad e interés, tanto en el actor, como en el
demandado, a cuyos efectos, la doctrina ha distinguido entre falta de legitimación
activa y falta de legitimación pasiva.
Es importante resaltar que no se debe confundir la legitimación, la cual es
inherente a la titularidad del derecho, o sea a la cualidad o interés en demandar y
ser demandado, la cual, a se vez, se podrá determinar a través del
pronunciamiento judicial o sentencia; con la legitimidad, la cual se refiere a la
capacidad de las partes para intervenir en el proceso. La ilegitimidad de la persona
del actor o de su representante legal o de su apoderado, según sea el caso, deberá
oponerse conforme a lo dispuesto en los ordinales 2º, 3º y 4º del Artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, como cuestión previa. En este orden de ideas se
habla también de Legitimatio ad causan y legitimatio ad processum, refiriéndose la
primera, a la falta de cualidad e interés y la segunda, a la falta de capacidad
procesal.
La capacidad de ser parte y la Capacidad procesal:
Del mismo modo que se puede ser sujeto de derecho y no tener el ejercicio
de los derechos o tenerlos limitados, puede tenerse la capacidad para ser parte
en juicio y no tenerse el ejercicio de los derechos procesales. Por otra parte, la
capacidad procesal es la capacidad para comparecer en juicio, para realizar actos
procesales con efectos jurídicos en nombre propio o por cuenta de otro, así lo
afirma Giuseppe Chiovenda en su obra “Instituciones de Derecho Procesal Civil”
Vol. 3. También es posible decir que en materia de capacidad, las personas que no
tengan el libre ejercicio de sus derechos deberán estar representadas, asistidas o
autorizadas en el proceso, según lo establecido por las leyes que regulen su estado
y capacidad. En Venezuela las normas que regulan la capacidad se encuentran en
los Artículos 16, 18 y 19 del Código Civil Venezolano, en concordancia con los
Artículos 136 y siguientes, del Código de Procedimiento Civil.
El artículo 136 del Código de Procedimiento Civil no habla de la capacidad
para estar en juicio, como anteriormente lo señalamos; las personas que tengan el
libre ejercicio de sus derechos pueden plenamente obrar en juicio por si mismas o
por medio de apoderados, salvo las limitaciones establecidas en la ley, estas
limitaciones pueden ser de varios tipos: en razón de la edad, el entredicho y el
inhabilitado. En Venezuela se tiene total capacidad procesal y capacidad de obrar al
cumplir los 18 años de edad, a excepción del menor emancipado, y a no ser que
por algún defecto intelectual amerite interdicción o inhabilitación o exista alguna
otra causa que limite su capacidad, en todo caso el legislador presume una plena
capacidad con el cumplimiento de la mayoría de edad, según lo dispuesto en el
artículo 18 del Código Civil de Venezuela.
Con respecto a las personas jurídicas, éstas pueden intervenir en el proceso,
ya sea como accionantes o como demandados, por medio de su representante legal
según la ley, sus estatutos o sus contratos, tal como lo establece el artículo 138 del
Código de Procedimiento Civil.
El Artículo 139 del Código de Procedimiento Civil establece que Las
sociedades irregulares, las asociaciones y los comités que no tienen personalidad
jurídica, estarán representadas en el proceso por medio de las personas que actúan
por ellas o a las cuales los asociados o componentes han conferido la
representación o la dirección. En todo caso, aquellos que han obrado en nombre y
por cuenta de la sociedad, asociación o comité, son personal y solidariamente
responsables de los actos realizados.
La Asistencia Procesal: Viene dada por el hecho de que una persona puede tener
capacidad para ser parte al igual que capacidad procesal pero no puede gestionar
por sí misma ciertos actos del proceso sin el asesoramiento de un profesional de
derecho, ya que carece de los conocimientos necesarios para direccionar su manejo
en la maquinaria judicial, por tanto es necesario que las partes sean asesoradas,
asistidas o representadas por un Abogado en ejercicio.
El abogado tiene participación en todos los actos del proceso para ayudarle a
la parte a ejercer y disponer de sus derechos sustantivos y procesales, esta
representación del abogado a la parte se puede realizar con un simple
asesoramiento o por medio de un poder especifico donde la parte le proporcione al
abogado la facultad para realizar ciertos actos procesales en su nombre durante el
transcurso del proceso según lo dispone el artículo 150 del Código de Procedimiento
Civil.
En consecuencia, como lo señala Giuseppe Chiovenda en su obra
“Instituciones de Derecho Procesal Civil” Vol. 3: “El negocio jurídico mediante el
cual se confiere la representación es un acto coordinado al proceso, si bien
meramente preparatorio y está sometido, por consiguiente a las normas del
derecho civil sólo en lo que la ley procesal no prevea y su naturaleza lo consienta.
Este poder o mandato, confiere la facultad genérica, frente a terceros, de realizar
en nombre de la parte todos los actos concernientes a la constitución,
desenvolvimiento y a la definición de la relación procesal….”.
Sustitución Procesal: La sustitución procesal en nuestra legislación es una
excepción expresa de la Ley, por cuanto el Artículo 140 del Código de
Procedimiento Civil establece que “fuera de los casos previstos por la ley, no se
puede hacer valer en juicio, en nombre propio, un derecho ajeno.” Veamos
entonces en qué consiste la sustitución procesal.
Hasta ahora hemos dicho que la misma persona se presenta como titular de
la relación deducida en juicio, pero pudiera presentarse el caso de que esta posición
pueda ocuparla una persona que no se pretende como sujeto de la relación
sustantiva deducida; por tanto, se puede comparecer en juicio en nombre propio
(y, por tanto como parte) por un derecho ajeno; a esto se le llama Sustitución
procesal. Así como en el curso de un proceso puede cambiar, la persona física del
juez (por renuncia, fallecimiento, remoción o ascenso), puede también ocurrir que
se verifiquen cambios o mutaciones en las personas de las partes, sin que ello
provoque la extinción del proceso.
Existe sustitución procesal cuando la ley habilita para intervenir en un
proceso, como parte legítima a una persona que es ajena a la relación jurídica
sustancial que ha de discutirse en ese proceso. La sustitución procesal constituye
un ejemplo de sustitución procesal anómala o extraordinaria, pues a través de ella
se opera una disociación entre el sujeto legitimado para obrar en el proceso y el
sujeto titular de la relación jurídica sustancial en que funda la pretensión.
Esta figura se diferencia de la representación en la circunstancia de que,
mientras el sustituto reclama la protección judicial en nombre e interés propio,
aunque en virtud de un derecho vinculado a una relación jurídica ajena, el
representante actúa en nombre de un tercero -el representado- y carece de todo
interés personal con relación al objeto del proceso.
De lo dicho se sigue que el sustituto a diferencia del representante, es parte
en el proceso. Tiene, por ello, todos los derechos, cargas, deberes y
responsabilidades inherentes a tal calidad, con la salvedad de que no puede realizar
aquellos actos procesales que comporten, directa o indirectamente, una disposición
de los derechos del sustituido (confesión, desistimiento de derecho, y otros).
No obstante la legitimación autónoma y originaria que reviste al sustituto
procesal, el demandado puede oponer a su pretensión las mismas defensas que
cabrían contra la pretensión del sustituido, desde que ambas tienen
sustancialmente el mismo contenido. La sentencia pronunciada con respecto al
sustituto produce, como principio, efectos de cosa juzgada contra el sustituido,
aunque éste no haya sido parte en el proceso.
Distintos Supuestos de sustitución procesal: Entre las hipótesis más frecuentes de
sustitución procesal corresponde tratar, en primer término, la representada por el
ejercicio de la acción oblicua o subrogatoria a la que se refiere el art. 1.278 del
Código Civil, según lo cual “los acreedores pueden ejercer para el cobro de lo que
se les deba, los derechos y acciones del deudor excepto los derechos que son
exclusivamente inherentes a la persona del deudor”.
La admisibilidad de la pretensión oblicua se haya condicionada a la
demostración, por parte del acreedor, de que es titular de un crédito cierto, líquido
y exigible, y de que el deudor haya sido negligente en el ejercicio de sus derechos
siendo suficiente, respecto de este último extremo, la mera comprobación de la
inactividad del deudor. Por otra parte, la jurisprudencia predominante considera
que el ejercicio de la pretensión oblicua no se haya supeditados al requisito de que
el acreedor sea judicialmente subrogado en los derechos de su deudor.
Otros casos de sustitución procesal enumerados por la doctrina son:
El caso que durante la Litis tenga lugar una sucesión a título particular, relativo al
derecho litigioso, en cuyo caso el Artículo 145 del Código de Procedimiento Civil, en
su parte final establece: “Si la transferencia a título particular de los derechos que
se ventilan se produce por causa de muerte, se suspenderá la causa desde que
aquella se haga constar en el expediente, hasta que se cite al sucesor a título
particular, quien se hará parte en la causa”.
- La subrogación a la ejecución forzosa lo cual ocurre cuando el acreedor que