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SEGUNDO PARCIAL DE PSICOLOGÍA

Docente a cargo: Heriberto Ghibaudi alias “Tito”


1°7 Nocturno
fecha :29/09/2018

¿Cómo es ser docentes para adolescentes hoy?

Para responder a la siguiente pregunta haremos una breve reseña histórica


para luego adentrarnos en el tema de interés : Con el auge y expansión de la
Revolución Industrial en el siglo XIX, un nuevo sistema económico, político y
social se impone: el capitalismo liberal, se consolidan los Estados Modernos,
y junto con ellos una nueva forma de ver, pensar y sentir el mundo, el sujeto
pasa a ser protagonista, y la fe que hasta entonces estaba depositada en Dios
(característica de toda la época medieval) da un giro hacia el sujeto, siendo
este centro de interés, de estudio y de poder, con estos surgen todas las
especificidades de la ciencias y también el término “adolescencia” acuñado
en 1904 por F. Stanley Hold para romper con la antigua creencia de que el
individuo pasaba directamente de la niñez a la adultez y afirma también que
esta etapa es decisiva para la vida “constituyendo una especie de segundo
nacimiento del hombre”, la cual se convierte en objeto de estudio de las
nuevas ciencias como la sociologia, la antropologia y la psicología.
Aquí abordaremos este periodo desde los diferentes autores trabajados en
clase para luego responder cómo es ser docentes para estos hoy.
Jean Piaget epistemólogo, biólogo y psicólogo suizo (1896-1980) basó su
teoría en el desarrollo cognitivo de los sujetos, éstos según él, pasan por una
serie de estadios, que se consolidan con el periodo de “operaciones
formales”, el cual, se inicia en la adolescencia (11-12 años) y es el que dura
toda la vida. Aquí el individuo comienza a conocer y pensar de una manera
diferente hasta la que entonces lo hacía; ya no necesita construir su
conocimiento con el objeto presente, sino que ahora lo hace de manera
abstracta: “deja de pensar en objetos para pensar en conceptos”, se
desarrolla el razonamiento hipotético deductivo, es decir, a partir de la
observación del fenómeno a estudiar, crean una hipótesis para explicar dicho
fenómeno, deducen las consecuencias (proposiciones), para luego verificar su
validez. Éste método, es el empleado por los científicos, y obliga a combinar la
reflexión racional (formación de hipótesis y deducción) con la observación de
la realidad o el momento empírico (observación y verificación). Comienza a
interesarse por problemas morales, políticos y sociales de su entorno,
planteando posibles soluciones a conflictos existentes. Hay autores que
afirman que no todos los individuos logran concretar este estadio, pues, es
necesario que el periodo “operaciones concretas” se haya desarrollado con
éxito, por esto nos parece sumamente importante remitirnos al pensamiento
de Lev Vygotsky psicólogo ruso de origen Judío (1896-1934), quien se asemeja
a Piaget en cuanto a su creencia que el conocimiento es una construcción,
pero se diferencia absolutamente de éste, en cuanto afirma que no solo la
construcción del conocimiento depende del sujeto-objeto cognoscente sino
que además, juega un papel central el entorno socio-histórico-cultural y las
experiencias personales que le permiten internalizar su cultura, donde el
lenguaje es la herramienta psicológica fundamental, el cual forma parte de los
“procesos psicológicos superiores”. Éste plantea que el desarrollo cognitivo
no se puede dividir en etapas universales debido a que la variedad cultural es
muy amplia, pero si asigna una actividad directriz (aquella actividad que juega
el papel determinante en la formación de los proceso y cualidades psíquicas
de la personalidad en cada período de desarrollo) cada determinado lapso de
tiempo , donde “bajo la dirección de un compañero más capaz el niño y la niña
se apropian de toda la experiencia social y los logros de la cultura humana”,
es decir, que una persona con mayor conocimiento que otra/o actúa como
mediador y/o “andamiaje”( Bruner) para alcanzar dicho desarrollo, superando
su “nivel evolutivo real” y alcanzando su “zona de desarrollo potencial”,
siendo esto lo que él denomina “zona de desarrollo próximo”. La actividad
directriz en la cual se enmarca la adolescencia la denomina actividad de
comunicación y relación íntimo personal (11-12 hasta los 16-17) y consiste en
el establecimiento de relaciones con sus iguales sobre la base de
determinadas normas morales y éticas que mediatizan los actos de dicha
etapa, van formando sus puntos de vista generales de la vida, su propio futuro
y su devenir como ser social. Dicha actividad se vuelve muy significativa, para
lo posterior etapa (profesional y de estudio) que es la que durará por el resto
su vida, y que según Kancyper Médico psicoanalista argentino en
“confrontación generacional” para que esto suceda también se necesita no
solo de la relación con sus pares, sino de la relación con un otro como
alteridad, el cual tiene que posibilitar la tensión de la diferencia entre opuestos
(ser oponente no es sinónimo de enemigo) sin éstas se imposibilita la
identificación- desidentificación- reidentificación, las mismas se dan a lo largo
de toda la vida, pero es la adolescencia el momento óptimo para confrontar, ya
que éste comienza a ver a sus padres, al mundo, a la realidad desde otro
punto de vista distinto al que lo veía, perdiendo el lugar ideal que ocupaban.
Al igual que carrasco, Luis piensa que es la etapa más dolorosa de la vida y
también la de alegrías más intensas. La confrontación es necesaria para que el
adolescente pueda construir su propia identidad , ya que sin ésta se produce
el “borramiento generacional”.
Juan Carrasco docente y psicólogo uruguayo (1923- 2010) tiene una lectura
integral del desarrollo del ser humano, desde su perspectiva, la adolescencia
(11-12 hasta los 18 años) se inicia con la pubertad, período en el cual el
individuo experimenta cambios muy relevantes. En cuanto a lo biológico,
ocurren transformaciones a nivel físico y hormonal, las mujeres con la
menstruación y los hombres con el líquido seminal, siendo esta una etapa en
la cual el púber “adolece solo”, es decir, genera poca repercusión en el medio
en el que vive, pero, según el autor “es uno de los momentos más dolorosos y
conflictivos por los que pasa el ser humano”, lo psicológico tiene igual nivel
de importancia, donde lo ambiental y el contexto juegan un papel muy
importante en el desarrollo de su conducta. Luego de transcurrida esta
primera fase, inicia el período adolescente, donde el joven “molesta” a los
adultos ya que comienza a hacer cuestionamientos profundos ejercerciendo
influencias sobre su entorno.
Si hablamos de desarrollo y adolescencia, no podemos olvidar la teoría
psicosexual del austríaco Sigmund Freud, médico neurólogo de origen judío,
padre del Psicoanálisis (1856- 1936) en la cual plantea una serie de etapas que
se van dando a lo largo de la vida, siendo la etapa genital con la cual culmina
este proceso. Esta última, se inicia en la pubertad y los cambios a nivel
biológico son muy significativos, ya que el desarrollo hormonal y anatómico
permite a los púberes-adolescentes dejar de lado la búsqueda de aquel placer
sexual infantil característico de la etapa fálica, para satisfacer su necesidad
personal mediante el acto sexual (relación heterosexual) y cumpliendo con la
perpetuación de la especie, en la cual los genitales son la zona erógena
fundamental. Para que este proceso sea óptimo la manera con que se
resolvieron los conflictos sexuales de las etapas anteriores, determinarán la
calidad de su interacción sexual en su vida adulta, laboral y profesional. Por
este motivo Freud considera que en esta fase el individuo desarrollará su
personalidad y formará su identidad sexual.
Desde el punto de vista de la neurociencia, Ariel Gold, Alicia Gómez, Facundo
Manes, Aldana, entre otros, nos permiten acceder al conocimiento del cerebro
humano y como este se manifiesta en la adolescencia. En esta fase, el cerebro
pasa por una etapa de remodelación, en donde las conexiones neuronales que
hasta entonces se habían formado, cambian y “se reorganizan”, teniendo más
activo el cerebro emocional (límbico) ya que se enciende la amígdala, una
estructura muy importante de éste, mientras que la corteza prefrontal (zona
que controla impulsos, elabora juicios, razona, etc.)quedará conformada
después de los 20 años, es por esto que los adolescentes tienden a ser
impulsivos, buscan nuevas experiencias que impliquen riesgos, se ofenden
con facilidad, sacan conclusiones apresuradas, reaccionan poniendo acento
sobre las ventajas de alguna acción y subestiman las las consecuencias
negativas (hiper optimismo) lo que es provocado por la gran producción de
dopamina, buscan ser admirados por sus pares, etc.
Éstas diferentes teorías nos permiten comprender la etapa por la cual están
transitando los adolescentes, si bien cada de uno de estos autores centraron
su análisis en un tipo de desarrollo, desde nuestra visión consideraremos al
ser humano como un individuo integral, por lo cual todas ellas son
constitutivas de este e igualmente importantes, apropiandonos de las mismas
podremos llevar a cabo nuestro rol docente de la mejor manera.
Hoy en día estamos atravesando por una etapa llamada posmodernidad, que
tiene como una de sus características la “adolescentización de la sociedad”, a
consecuencia del fuerte impacto conductista que tienen los medios masivos
de comunicación y la publicidad que toman a la adolescencia como centro de
interés y de venta. En este período los adolescentes necesitan con quien
diferenciarse para construir su subjetividad e identidad, encontrando cada vez
menos referentes con los cuales confrontar, tanto en su hogar como en
diversos ámbitos, es por esto que teniendo consciencia de la importancia que
tiene la alteridad para que esto ocurra, seremos nosotras quienes nos
posicionamos de esta manera, ya que con los anteriores aportes
mencionados, pudimos visualizar claramente que es una etapa por la cual ya
hemos transitado, conforme nuestra edad y experiencias, y si hay resabios de
ella es porque también somos parte y producto de esta época, pero aún así
podemos situarnos críticamente frente a estas situaciones, tratando de que
encuentren en nosotras un referente ético que se contraponga y marque la
diferenciación generacional, así como también ser buenas “agente de salud
mental” sin olvidar las condiciones que debemos poseer para llevar a cabo “el
arte de educar”, donde la autorregulación, empatía, respeto, aceptación,
asertividad, entre otros, son factores fundamentales sobre los cuales trabajar
en el aula ya que estos influyen en la autoestima de nuestros alumnos,
escuchando lo que ellos piensan, sin olvidar que todos los cambio que están
viviendo a nivel biológico y psíquico repercuten en su modo de actuar y como
bien nos dice la neurociencia somos nosotras quien tenemos que estimularlos
para que no se genere la “apoptosis neuronal” (muerte neuronal), donde el
diálogo es fundamental para construir nuevos circuitos neuronales tanto en
ellos como en nosotras. Teniendo en cuenta que su cerebro es muy plástico y
está en proceso de moldeamiento podremos influir y ayudar a controlar
variables tanto internas como externas y en el caso de que se presenten
situaciones conflictivas, ya que su amígdala estará activa es mejor hablar con
él o la estudiante a solas porque en esta etapa buscará más la aceptación de
sus pares que su conveniencia personal, propendiendo que ellos/as nos
tengan confianza para que puedan expresarse con libertad, ya que
identificando la emoción que lleva adelante sus actos se activa la corteza
prefrontal la cual les permite razonar ante dicha situación, agotando así todos
los recursos necesarios disponibles dentro de la institución, antes de llegar a
un castigo que rompa con la confianza.
Es fundamental la importancia que tiene su pensamiento, ya que están en una
etapa muy crítica, es por esto que consideramos adecuado trabajar a partir de
preguntas para saber qué experiencias y conocimientos poseen en lo que
respecta a nuestras respectivas asignaturas (Filosofía y Derecho),
posicionándonos como un guía y no como portadoras de todo saber,
deconstruyendo de esta manera con lo instituido de la escuela tradicional,
donde sus experiencias ayudarán a nuestra formación no solo como docentes
sino como seres humanos.
En conclusión, desde nuestra experiencia podemos afirmar que el rol docente
ha sido trascendental para descubrir nuestra vocación, fue gracias la huella
que dos profesores dejaron en nosotras lo que nos permitió transitar este
camino, así como tampoco podemos olvidar a profesores con los cuales
tuvimos experiencias negativas, esto denota la importancia de nuestro
rol.

Jessie Duré - Valeria Marquez

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