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La evaluación Psicopedagógica

Publicado en Manual de Orientación y Tutoría. Barcelona: Praxis

M.ª' Ángeles Marín

1. INTRODUCCIÓN

En el documento La orientación educativa y la intervención psicopedagógica, publicado


por el M.E.C. en 1990, se sitúa la Evaluación Psicopedagógica como una modalidad de
intervención dentro de la Educación de Apoyo que se justifica desde el principio de
atención a la diversidad. Su objetivo principal es la valoración de¡ alumnado, no tanto en
sus niveles actuales de desempeño y rendimiento, cuanto de sus capacidades,
posibilidades y potencia¡ de aprendizaje, en una evaluación dinámica, que cumpla
funciones orientadoras y de diseño y programación de los aprendizajes
posteriores1.

Una lectura atenta de la L.0.G.S.E. (1990), de los documentos sobre orientación y


tutoría redactados por el Ministerio de Educación, y de las órdenes y decretos, que
concretan la puesta en marcha de la Ley, pone en evidencia una cierta confusión respecto
al modo de entender la diversidad. Es importante clarificar este concepto ya que el modo
de entenderlo tiene grandes ¡aplicaciones en quienes son los destinatarios de la
evaluación psicopedagógica (todo el alumnado o sólo aquellos con necesidades
educativas especiales), cuáles son las funciones que ha de desempeñar (mejora de la
calidad de la enseñanza o adaptación de las respuestas educativas a las necesidades de¡
alumnado) y sobre cuáles han de ser las áreas objeto de evaluación.

En el articulado de la Ley, el concepto de diversidad se plantea de una forma amplia


reconociendo las diferencias individuales en intereses, conocimientos previos, modo de
afrontar el estudio, capacidades físicas y psíquicas, etc. De acuerdo con este enfoque el
papel de los educadores y profesionales de la psicopedagogía consiste en articular las
ayudas necesarias para que el alumnado desarrolle estas capacidades personales que le
permitan comprender el mundo, reflexionar de forma crítica, actuar de forma eficaz frente
a los problemas y vivir de forma personalmente satisfactoria y socialmente solidaria. La
evaluación psicopedagógica desde esta perspectiva proporcionaría una ayuda al
profesorado para reflexionar sobre su propia práctica y poner en juego las metodologías y
procesos de enseñanza según el proceso, ritmo y modo o estilo de aprendizaje del
alumnado.

En el concepto de diversidad se integra también al alumnado con necesidades educativas


especiales, de ahí la referencia explícita a la atención individualizada, a la aplicación de
métodos altamente especializados o las adaptaciones curriculares. En este caso la
evaluación psicopedagógica tiene la función de identificar las necesidades educativas que
tiene el alumnado con dificultades o desajustes en su desarrollo personal y/o académico y
por tanto, para fundamentar o concretar las decisiones respecto a la propuesta curricular y
el tipo de ayudas que pueda precisar. La finalidad de la evaluación psicopedagógica es

1
En negrita la definición que hace el mencionado documento
en este caso, de tipo correctivo o remedia] ya que se orienta a proporcionar información
para proceder a ajustar las respuestas educativas a las necesidades especiales de este
alumnado. Entre las respuestas educativas que se contemplan están las decisiones
relativas a su escolarización, flexibilización de] período de escolarización; la elaboración
de adaptaciones curriculares significativas; propuestas de diversificación del currículum;
determinación de recursos y apoyos específicos complementados, así como para la
orientación escolar y profesional, una vez acabada la Enseñanza Obligatoria (Orden
Ministerial de 14 de Febrero, B.O.E., 23.2.96).

La combinación de un modelo preventivo con un modelo remedia¡ que subyace en los


planteamientos descritos no está suficientemente detallada y puede dar lugar a problemas
tanto en la evaluación como en la intervención psicopedagógica, ya que ambas se
realizan a partir del concepto de orientación y de intervención psicopedagógica que
mantenga el profesional encargado de su realización. Parece importante pues, detallar
cuál es el concepto de orientación y de intervención psicopedagógica en el que se ha de
enmarcar la evaluación psicopedagógica.

2. LA EVALUACIÓN PSICOPEDAGÓGICA EN UN MODELO DE INTERVENCIÓN


ORIENTADO A LA PREVENCIÓN Y EL DESARROLLO

Aparentemente la conceptualización de la Orientación Educativa y la Intervención


Psicopedagógica que figura en la propuesta del M.E.C. (1990) coincide con los principios
de prevención, desarrollo e intervención sobre el contexto que, desde hace tiempo,
venimos defendiendo algunos autores de acuerdo con los análisis, experiencias y
resultados de las evaluaciones realizadas en otros países, tanto del contexto americano
como del Europeo, y del nuestro propio (Álvarez, 1992 y 1994; Echeverría, 1988; Marin,
1991 y 1993; Rodríguez, Espinar, 1992 y 1994; Rodríguez, Moreno,1986) y por quienes
más cercanamente, desde su práctica profesional cotidiana, constataban la imposibilidad
de seguir manteniendo un modelo de intervención exclusivamente correctivo, remedia] y
centrado en el alumnado problema.

Si bien una lectura superficial de los principios y criterios que guían la orientación
(M.E.C.,1990, 1992) parece estar acorde con los planteamientos expuestos por los
autores anteriormente citados, una lectura más detallada de la conceptualización y
funciones de la orientación que allí se describen, así como del modelo organizativo
propuesto para llevadas a cabo, revela una sede de contradicciones y una falta de
precisión conceptual, que puede dificultar su puesta en práctica desde los diferentes
niveles (Tutoría, Departamento de Orientación, Equipos) y originar una disparidad de
actuaciones por parte de los profesionales por falta de un marco claro de referencia y de
unos presupuestos comunes sobre los que fundamentar la actividad orientadora, como de
hecho, está sucediendo en la actualidad (Hernández Fernández, 1995).

Entre las características innovadoras que recoge el modelo de orientación e


intervención psicopedagógica planteado en la Ley General de Ordenación del Sistema
Educativo (1 990) se pueden subrayar:

El reconocimiento del papel activo del alumnado en el proceso de aprendizaje.


La estrecha relación entre procesos de enseñanza y procesos de aprendizaje.
La importancia del contexto y del clima de aprendizaje.
La atención al desarrollo integral del alumnado.
El reconocimiento de estas características innovadoras comporta modificaciones en
cuanto a los modelos de evaluación psicopedagógica con los que se ha estado
funcionando en los centros escolares y desde los equipos sectoriales. En este sentido,
uno de los avances importantes es el abandono de los modelos estáticos de base
psicométrica y clínica imperantes hasta la actualidad, para dar paso a una evaluación
dinámica. Este planteamiento tiene varias consecuencias: la evaluación psicopedagógica
ha de estar acorde con el modelo y objetivos de la intervención; se han de variar los
procesos de diagnóstico y modificar las técnicas de obtención de datos; se modifican las
variables sobre las que se plantea la recogida de información (acentuándose la
importancia concedida a las variables contextuales) y, por último, el profesorado y el
alumnado se convierten en agentes activos del proceso de evaluación.

Desde hace años se viene señalando la necesidad de modificar los objetivos y funciones
del diagnóstico educativo e incorporar modelos de evaluación dinámica, centrados en el
proceso y no en el producto, como el mejor modo de plantear la intervención educativa
(Marín, 1986; 1987). También se ha ido indicando cómo hacer efectivo este tipo de
diagnóstico dentro de los programas de intervención, acentuando el reconocimiento del
papel activo del alumnado en este proceso de evaluación psicopedagógica (Rodríguez
Espinar, 1993).

Alonso Tapia (1 995: 43), caracteriza los cambios en el modo de realizar la evaluación
psicopedagógica para la intervención como pasar de:
• Una situación de juicio a una de evaluación-instrucción.
• Una situación en la que los objetivos de la evaluación no se hacen plenamente
explícitos para el sujeto a una en que se haga explícito al alumnado que el objetivo
es encontrar las ayudas que le permitan progresar.
• Una evaluación centrada en los resultados a una centrada en el modo de aprender
y los procesos de cambio.
• Una evaluación normativa, centrada en la comparación del sujeto con un grupo, a
una evaluación referida a los procesos individuales (criterial)
• Una evaluación ausente de mensajes orientados a mostrar al alumno qué puede
aprender y cómo puede hacerlo a una evaluación llena de mensajes realistas
encaminados a mostrar al sujeto de qué es capaz, cómo y con qué ayudas.

3. LA EVALUACIÓN PSICOPEDAGÓGICA EN EL MARCO DE ATENCIÓN


A LA DIVERSIDAD DEL ALUMNADO

Acentuar las funciones de prevención primaria, de desarrollo y de intervención sobre el


contexto afecta a la manera en que el profesional de la psicopedagogía desarrolla su
tarea, cuyo objetivo principal es la mejora de las capacidades de todo el alumnado y
facilitar al profesorado herramientas que le permitan mejorar la propia práctica. En este
sentido, planteamos la evaluación psicopedagógica como un factor de mejora de la
calidad de la enseñanza, por tanto se enmarca dentro del concepto amplio de atención a
la diversidad y no sólo dirigida a los alumnos con necesidades educativas especiales
como la concibe el M.E.C., en la citada Orden, Ministerial de 14 de Febrero de 1996.

El marco en que se plantea la evaluación psicopedagógica por parte del Ministerio de


Educación (según se expone en la Orden Ministerial citada), está dando lugar a que en la
práctica se plantee que sólo el alumnado con Necesidades Educativas Especiales sea el
destinatario de esta evaluación. Resulta de vital importancia clarificar este punto ya que
tiene una especial importancia para delimitar cuál es el eje fundamental sobre el que
articular todo el proceso de evaluación psicopedagógica: la mejora de los procesos de
enseñanza aprendizaje, o la búsqueda de ayudas necesarias para el alumnado con
Necesidades Educativas Especiales.

La delimitación de las funciones y destinatarios de la evaluación psicopedagógica tiene


repercusiones también sobre las funciones o tareas a desempeñar por los miembros de
los equipos de sector y por el profesional encargado del Departamento de Orientación en
los centros de Secundaria2.

Conviene también concretar y delimitar algunos de los presupuestos de base que


mantienen los profesionales de la orientación y la intervención psicopedagógica así como
el resto de los agentes educativos, de aspectos como, por ejemplo las capacidades del
alumnado y el modo cómo se adquieren, o los procesos de aprendizaje y su relación con
los estilos de enseñanza, como algunos de los elementos que tienen especial incidencia
en la forma de plantear la evaluación psicopedagógica3. En la capacidad de aprendizaje
del sujeto intervienen sus conocimientos previos de tipo conceptual y procedimental, pero
también los supuestos de los que parte sobre el valor de lo que estudia; las metas que
persigue al hacerlo condicionan a qué presta atención y qué hace al estudiar, "o es,
condicionan el tipo de actividad que desarrolla y la elaboración que hace de la
información.

La representación que un alumno construye de lo que está en juego depende también


de las características específicas del aspecto curricular que tenga que trabajar en ese
momento (no es lo mismo un problema de matemáticas que un ejercicio de lengua) y de
la actuación de las personas que le enseñan y evalúan (cómo presenta la tarea el
profesorado, -qué mensajes da al introducida, o cuándo el alumnado le pide ayuda-, cómo
la desarrollan los alumnos -Individual o en grupo-). El influjo de los factores contextuales
en el modo en que se realiza la representación y construcción del conocimiento tiene
consecuencias en el modo de plantear la evaluación psicopedagógica.

En la actualidad, existe ya un consenso en cuanto al modo de ver las capacidades


personales: dejan de considerarse como características inmutables y aisladas, para
considerarlas como algo que está sujeto a modificaciones. Por tanto, se trata de apreciar
el papel que desempeña el currículum en el desarrollo de estas capacidades. Se
entiende la evaluación psicopedagógica como un proceso de recogida, análisis y
valoración de la información relevante sobre diversas acciones de los distintos
agentes implicados en el proceso de enseñanza y aprendizaje, sobre sus
interacciones y el contexto en el que éste proceso se desarrolla.

La evaluación psicopedagógica se inserta dentro de las actividades contempladas por


el currículum; su objetivo no es recoger información del alumnado considerado de una
forma aislada, sino dentro del contexto en el que éste desarrolla su proceso de

2
Desde los profesionales de los equipos de sector parece claro que la evaluación psicopedagógica se ha de
realizar sólo al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (Montón y Redó, 1996).
3
En función de la concepción que tenga el profesional de cuáles son los puntos relevantes para el proceso de
aprendizaje planteará las áreas a evaluar, es decir de qué ha de recoger información, así como las fuentes de
información y la selección de instrumentos para llevarla a cabo.
aprendizaje: modo de trabajar del profesorado, papel de los compañeros y la familia,
objetivos del currículum, etc.

El objetivo no es ajustar los contenidos y objetivos de la enseñanza al nivel de


conocimientos del sujeto4. Actuar así supone olvidar la representación y construcción que
realiza el alumnado del conocimiento y de sus experiencias (no se trata de dañe más de
lo mismo, o de repetir desde más abajo). Hay que averiguar cuáles son los supuestos
desde los que el alumnado afronta activamente las tareas, supuestos que tienen que ver
con la idea de lo que tiene que conseguir y de para qué tiene que conseguido, con los
conocimientos de tipo conceptual, procedimental y autorregulatorio, y con la forma en que
interpreta, asimila y utiliza las ayudas que se le ofrecen ya que todos estos factores
intervienen en el proceso de construcción de tales representaciones a través de los que
se asimilan los nuevos conocimientos.

La evaluación psicopedagógica debe contemplar desde qué presupuestos afronta el


alumnado la actividad escolar. Esto implica examinar cuáles son las metas que de modo
más o menos permanente están en juego para el sujeto, qué significado atribuye a la
actividad académica, con qué estrategias afronta la actividad escolar y por qué usa tales
estrategias, desde qué conocimientos previos interpreta la información en las situaciones
en que parece tener problemas o dificultades.

El objetivo de la evaluación psicopedagógica que realiza el profesional de la


psicopedagogía no está en la recogida de información de las características personales o
modo de ser del alumnado, sino en analizar los procesos de interacción para determinar
cuál es el mejor modo de responder a las características individuales del alumnado desde
la propia clase (modelado, selección de situaciones a las que se le expone .... ) o bien, en
el caso del alumnado con especiales dificultades qué recursos complementarlos se
necesitan.

La evaluación psicopedagógica del alumnado con Necesidades Educativas Especiales


responde a los mismos principios que hemos descrito anteriormente, en este sentido
estamos de acuerdo con la afirmación de que se ha de basar en la interacción del
alumnado con los contenidos y materiales de aprendizaje, con el profesorado y con sus
compañeros en el contexto del aula, en el centro escolar y con su familia (Orden
Ministerial de 14 de Febrero). En el caso de este alumnado, sin embargo, será necesario,
realizar una evaluación psicopedagógica individual con procedimientos, técnicas e
instrumentos ajustados a las características diferenciales de este alumnado, en contra de
lo que plantea la citada orden ministerial5. La evaluación psicopedagógica de carácter

4
Desde el ámbito educativo y fundamentalmente dentro del marco escolar, la finalidad del diagnóstico ha
sido, por una parte, adecuar la enseñanza a los procesos de aprendizaje de los alumnos y, por otra, la
corrección o modificación de los sujetos que presentan algún tipo de problema que les dificulta su
integración en el sistema escolar o la asimilación correcta de los contenidos de la enseñanza.
Un autor representativo en este campo fue, por ejemplo, Brueckner (1955), quien concebía el diagnóstico
pedagógico corno una de las fases de la enseñanza. Desde este planteamiento está mucho más cercano a
lo que denominaríamos una Evaluación Diagnóstica. Los objetivos del diagnóstico para este autor eran:
comprobación del progreso hacia metas educativas, identificar factores que puedan interferir las situaciones
de enseñanza-aprendizaje y la adaptación de la situación enseñanza-aprendizaje a las necesidades del
alumno.
5
Además de las decisiones propias de] seguimiento de la escolaridad, en el caso del alumnado con
necesidades educativas especiales derivadas de disminuciones graves o permanentes, hay que tener en
cuenta otros dos tipos de decisiones, por una parte las relativas a su escolarización (centros de educación
especial o centros ordinarios), y por otra, las relativas a la promoción de ciclo. En ambos casos es
individual implica recoger información tanto de las características individuales, como del
contexto escolar y familiar.

Hay que tener en cuenta que muchos de estos alumnos y alumnas con discapacidades
de tipo psíquico, motórico o sensorial no pueden ser evaluados con el mismo tipo de
pruebas que el resto de sus compañeros, y que éstas también se han de seleccionar en
virtud de sus características individuales. No se puede plantear una evaluación
psicopedagógica de¡ mismo modo en el caso de un alumno o alumna con discapacidad
motora que con una ceguera o sordera. El tipo de instrumentos también han de estar
adaptados a sus características si no se quiere caer en errores debidos a la inadecuación
de los procedimientos de medida seleccionados.

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