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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Química

Ciencia y Sociedad

Trabajo: Siete amenazas contra la ética

Alumna: Díaz García Erika

Grupo: 6
Teoría evolucionista, ¿una amenaza para la ética?

En el libro Sobre la bondad. Una breve introducción a la ética, Simón Blackburn plantea 7
amenazas contra la ética, dentro de las cuales está “la teoría evolucionista”, que resulta
bastante interesante interpretándola al menos desde el punto de vista del autor, ya que
satiriza a un nivel muy alto los fundamentos en los que se basa dicha teoría. Por ello, hace
alusión a las leyes propuestas por Darwin acerca de la evolución, las cuales proponen
básicamente la transformación de los seres vivos o especies naturales en otras, mediante
variaciones en las características hereditarias que se producen por selección natural y por
adaptación al entorno, y no de forma aleatoria.
Por tanto, esto lleva al autor a afirmar que la teoría evolucionista establece que los seres
humanos estamos restringidos a los designios de nuestros genes, por lo que, toda conducta
o comportamiento adoptado por nosotros tiene una explicación desde el punto de vista de
la genética. Asimismo, dichas leyes nulifican de antemano, el valor y la existencia de la
ética en nuestra vida.
No obstante, la teoría evolucionista no representa propiamente una amenaza para la ética
como propone Blackburn, tampoco es necesario que para la aceptación de una se tenga
que descartar la otra o estemos obligados a dudar de su existencia. Aunque el tema se
presta para generar diversas controversias, dependerá del punto de vista desde el que se
analicen ambas ideas, la teoría evolucionista no está completamente alejada de la ética
como podría pensarse, ni viceversa. Éstas son más bien complementarias, ya que la ética
puede explicar aquello que la genética no puede cubrir y viceversa.
“Lo biológico y lo social no son ni separables, ni antitéticos, ni alternativos, sino
complementarios. ... Todas las causas del comportamiento de los organismos son en el
sentido temporal al que deberíamos limitar el término causa, simultáneamente sociales y
biológicos, y todos ellos pueden ser analizados a muchos niveles ... Todos los fenómenos
humanos son simultáneamente sociales, biológicos, del mismo modo que son al mismo
tiempo químicos y físicos.”1
Por su parte, apoyar la idea de que los genes determinan nuestra conducta, significaría
para algunos defensores de la ética, la privación de nuestra libertad individual o una
limitación para decidir cómo comportarnos, porque de cierta forma ya estamos
“programados” para comportarnos de cierta manera, de acuerdo a esta teoría. Adoptar una
posición extremista en favor de cualquiera de las dos posturas, no es una solución
adecuada, sino que nos llevaría a una equivocación aún más grande, debido a que:
“Los efectos genéticos no restan libertad individual (excepto en el caso de enfermedades
genéticas que provocan graves trastornos metabólicos, motores o psíquicos); no
determinan la conducta. Las influencias genéticas son precisamente eso: influencias,
tendencias, propensiones” (Plomin, 1990:21.). 2
Más taxativamente: no existen «genes de la conducta», como tampoco hay «genes para la
belleza» ni «genes para la capacidad atlética» (Plomin 1990: 20). 2 Los genes son
estructuras químicas que sólo pueden codificar secuencias de aminoácidos, las cuales
interactúan con todos los componentes celulares, orgánicos y estructurales, e
indirectamente pueden afectar extremos tan complejos como la conducta; pero no hay
genes para un tipo de comportamiento particular.
“Puesto que la vida está siempre en marcha, y siempre nos estamos desarrollando de varias
maneras, como resultado de la reflexión y como respuesta a factores cambiantes de
nuestras circunstancias, el carácter no es algo fijo; a veces tratamos de mantener –o
proteger– disposiciones ya formadas, y a veces tratamos activamente de cambiar en algún
aspecto. “(Julia Annas, Intelligent Virtue, Oxford University Press, 2011, p. 150).
Ayala dijo que: “los humanos manifiestan comportamientos éticos porque su constitución
biológica determina la presencia de las tres condiciones necesarias (y suficientes en
conjunto) para la conducta ética. Dichas condiciones son: 1) la capacidad de anticipar las
consecuencias de los propios actos; 2) la capacidad de hacer juicios de valor, y 3) la
capacidad de elegir entre cursos de acción alternativos.”3 La diferencia entre un animal, que
actúa por instinto, y un ser humano, que tiene la capacidad de tomar decisiones, constituye
la línea de demarcación de la ética. Los sentimientos de culpa, mala conciencia,
remordimiento, miedo, o bien de simpatía y gratificación, que generalmente acompañan a
la realización de actos sometidos a valoración ética, demuestran la naturaleza consciente
de la conducta humana ética o antiética. Así pues, la capacidad de comportamiento ético
se corresponde estrechamente con la evolución de otras características humanas, como la
gran duración del período de infancia y juventud (y por lo tanto, de cuidado parental), la
tendencia al agranda- miento de la tropa de homínidos más allá de la familia extensa, y el
desarrollo de tradiciones y culturas tribales.

Referencias:
1. Pedrol T. R. (-). DETERMINISMO BIOLÓGICO VS DETERMINISMO MEDIADO EN EL
DESARROLLO HUMANO. Alternativas cubanas en Psicología, 3, 47-49.
2.Plomin , Robert (1990) Nature and nurture. An introduction to human behavioral genetics.
Pacific Grove, California, Brooks/Cole Publishing Company.
3. Ayala FJ. The Biological Roots of Morality. Biol and Phil. 1987; 2(3):235-252.
Eibl-Eibesfeldt, Irenäus (1993) Biología del comportamiento humano. Manual de etología
humana. Madrid, Alianza.

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