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DOSSIER CORNELIUS CASTORIADIS

Cornelius Castoriadis
Figuras y praxis de
la autonomía
texto de Fernando Golvano

V
o l ver a Ca s t o riadis es vo l ver a pensar su elucidación sobre el proyecto de autonomía,
la imaginación radical, la subjetividad re f l e x i va, la va l i d ez de derecho de nuestra s
s o c i e d a d e s,la creación histórico-social, la noción de ve rdad, el conflicto entre psique
y sociedad, y sobre tantas cuestiones relacionadas con el pensamiento y el hacer político ins-
tituyente que estas bre ves notas apenas logran esboz a r.

El proyecto de autonomía no es una fulguración en un t o rno del pensamiento crítico como en el académico. Con
cielo límpido. En verdad, va con otra cosa, todo, parece emerger un nuevo intersticio crítico a través
condiciona, motiva, incita a otra cosa. de la publicación de sus seminarios de los años ochenta, la
Resumiendo, a lo mejor de la creación que nos rodea. edición y traducción de anteri o res trabajos y la difusión de
(...) Donde no hay voluntad, no hay camino, sus ideas a través revistas y sitios de intern e t .
sino únicamente devenir Siempre defendió que filosofía y democracia, desde su
CASTORIADIS, Hecho y por hacer, 1997 o rigen común en la antigüedad griega, son solidari a s,
dado que ambas expresan (deberían expresar) el re c h a zoa
la heteronomía (a saber, el rechazo a toda autoridad o
La pasión y la voluntad reflexiva de este filósofo, econo- fuente extrasocial de legitimación de la verdad y la justi-
mista, psicoanalista y militante de la emancipación huma- cia). Toda su elucidación teórica y su pasión crítica es una
na, de este “titán del espíri t u” –en palabras de su amigo invitación a pensar, a cuestionar la filosofía y las significa-
Edgar Mo rin–, se desplegó en una encrucijada incómoda ciones imaginarias heredadas. Al final de su ensayo Hecho
frente al pensamiento heredado, los linajes marxistas y las y por hacer (1997) dice: «pero algo es seguro: no va a ser
d e ri vas reduccionistas de las diversas escuelas adscritas al c o r riendo detrás de lo que “se usa” y “se dice”, ni emascu-
psicoanálisis. Quizá por todo ello, su transgresora y cabal lando lo que pensamos y quere m o s, como vamos a au-
a p o rtación sigue siendo bastante ignorada tanto en el en- m entar nuestras posibilidades de libertad. No es lo que

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existe, sino lo que podría y debería existir, lo que necesi-


ta de nosotros».
El proyecto de autonomía
Desde adolescente quedó muy fascinado por la fi-
losofía. A finales de 1945 se marcha a París para seguir
con sus estudios de doctorado en filosofía. En esa ciudad
se vincularía al trostskista PCI hasta 1948. Pero reconoció
que fue desde las ideas políticas y no tanto desde una
interrogación filosófica como emergió su reflexión sobre
la autonomía (ya presente en sus primeros textos de
Socialismo o Barbarie, 1947-1949) y la potencia creadora
de las clases trabajadoras y del imaginario instituyente.
La critica a los regímenes autodenominados socialistas
se anudaba al análisis y rechazo de la economía capita-
lista contemporánea al tiempo que iba definiendo su
filosofía de la institución imaginaria; de la sociedad. Su
alejamiento del trostkismo estuvo motivado por la inca-
pacidad de éste para dar cuenta de la verdadera natura-
leza de la URSS (régimen de capitalismo burocrático y
totalitario y no “Estado obrero degenerado” como lo defi-
nían). Junto a Claude Lefort, y otros críticos de esa
corriente marxista, funda el grupo y la revista Socialismo
o Barbarie, que se mantendrán hasta 1966-67. Durante
ese periodo y hasta principios de los años setenta se
ocupó menos de la acción política y se dedicó más la pro-
fundización de la crítica al estalinismo, al leninismo, y al
trotskismo, además de elaborar una profunda revisión Foto Skopelitis
crítica del marxismo. Esa relectura de Marx se comple-
mentará con otra fértil relectura de Freud en los años si- mitos escatológicos que orienten definitivamente el deve-
guientes. Su reelaboración de las aportaciones freudia- nir humano, sin verdades esencialistas que descubri r,
nas sobre la psique le permitirá asumir el psicoanálisis queda entonces la interrogación sin fin que nos permita
como actividad práctico-poiética, análoga a la de la elucidar, dando cuenta y razón, otras formas de vida y de
pedagogía y la política, y cuyo objetivo «es crear formas sociedad. La idea de autonomía (esa capacidad de cues-
nuevas que son los individuos autónomos y una socie- tionar lo heredado y darnos nuestras propias leyes) re-
dad autónoma». creada en la acción instituyente del ser humano, de la
En su programa de investigación crítica desarrollado colectividad y de lo social-históri c o, conduce su reflexión
en los años sesenta y setenta reformulará el proyecto de a la idea de la institución imaginaria de la sociedad. Preci-
autonomía, que vendrá a reemplazar la noción de socia- sa-mente, con ese título publica un extenso volumen en
lismo y que al mismo tiempo conllevará la renuncia a las 1975 (publicado en castellano en dos volúmenes: el pri-
ilusiones y ficciones de una “filosofía política racional”. mero, Marxismo y teoría revolucionaria, en 1983; y el se-
Lo social-histórico será entendido como una form a gundo, El imaginario social y la institución, en 1989), en el
ontológica que puede cuestionarse a sí misma y, median- cual ajusta cuentas críticas con el marxismo y el estru c t u-
te esta actividad autorreflexiva, alterarse explícitamente. ralismo que a la sazón tan en boga estaba en algunos en-
De este modo, postularía una ciencia general del ser t o rnos de la izquierda europea y la filosofía heredada.
humano que integrara una dimensión antropológica, La profundidad de su crítica al marxismo ya venía con-
filosófica, política y psicoanalítica. Sin dogmas, ni telos o figurándose en varios artículos publicados en la revista

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Socialismo o Barbarie (principalmente en «Ma rxismo y Feuerbach reconocía esa cuestión al dejar escrito que «los
teoría revolucionaria», 1965) y recogidos también en La seres humanos están condicionados por el estado de cosas
institución imaginaria de la sociedad. Así, por ejemplo, existente, que sólo pueden modificarse mediante su
impugna la concepción materialista de la historia, y tam- acción». No obstante, Castoriadis, en su ensayo He re n c i a
bién cuestiona el determinismo histórico en el que se ins- y revolución (1996), o b s e rva que Ma rx prefirió buscar más
c ribe esa teoría, dado que pretende que «puede reducirse bien «causas sólidas, es decir, garantías de y para la revolu-
la historia a los efectos de un sistema de fuerzas sometidas ción. Consecuencia de esto es su escaso interés por los
ellas mismas a leyes comprensibles y p roblemas de la acción y de la organiza-
definibles de una vez por todas, a part i r ción políticas como tales: en su lugar,
de las cuales estos efectos pueden ser busca “leyes” económicas capaces de
Marx tuvo un
íntegra y exhaustivamente producidos (y llevar el hundimiento del capitalismo»
por lo tanto también deducidos)». En ese escaso interés por (Figuras de lo pensable, 1999). Por lo tan-
nuevo enfoque de Castoriadis, el pro l e- los problemas de to el cambio político exige a su vez el
tariado deja de tener ese destino eman- la acción y de la cambio de las costumbres y de las signi-
cipador; más aún, no habrá ya ningún ficaciones imaginarias sociales arraiga-
organización
sujeto colectivo predestinado a realizar o das en un contexto social-histórico da-
hegemonizar la tra n s f o rmación social; políticas do, algo que ya fue lúcidamente captado
como tampoco el marxismo ni ninguna como tales. por Rousseau, Platón, Ma q u i a velo o
otra teoría garantizarán una indagación Montesquieu, para quienes «no puede
radical y permanente del mundo con- haber institución “política” que, desde la
temporáneo. Esta posición no conduce necesariamente a cúspide a la base, del nivel más superficial al más profun-
la defensa del escepticismo; sino antes bien debe reclamar do, no esté ligada a las costumbres, a las Si t t e n, a la totali-
una filosofía de la acción y de la reflexión: «hay realmente dad de la estructura antropológica, psicosocial de los indi-
en cada instante para un estado determinado de nuestra viduos que viven en tal sociedad».
experiencia, verdades y errores, y siempre la necesidad de Sabido es que toda tentativa revolucionaria o de tra s f o r-
efectuar una totalización provisional, en movimiento y mación radical topa con esa cuestión, y por ello el poten-
a b i e rta siempre, de lo verdadero. (...) En cada etapa de cial tra n s f o rmador de la clase obrera, por ejemplo, no ha
n u e s t ro desarro l l o, debemos pues afirmar los elementos dependido tanto de su condición alienada cuanto de su
de los que creemos poder estar seguros, pero también capacidad de autocreación en tanto que clase y elemento
reconocer –y con absoluta sinceridad– que en las fronteras actuante en el seno de una sociedad capitalista: «en los
de nuestra reflexión y nuestra práctica se encuentra n países “europeos”, el movimiento obrero se autocreó; pero
necesariamente problemas cuya solución no conocemos esto fue posible gracias a la herencia, a la tradición del
por anticipado». (La experiencia del movimiento obrero I I, movimiento democrático presente en la historia de estos
1974). países, a la orientación ofrecida por el proyecto social-his-
Considera absurda la idea de revolución total, por cuan- t ó rico de autonomía nacido en el seno del mundo “euro-
to que en la vida social lo inalterado sería mayor que lo peo”. Es, por tanto, perfectamente comprensible que, an-
transformado. El devenir histórico conlleva siempre una tes de la degeneración burocrática (socialdemócrata o bol-
dialéctica de herencia y cambio; y parte de la siguiente chevique), el movimiento obrero crease instituciones de
premisa ontológica: la historia humana es creación. Pero carácter profundamente democrático, algunas de las cua-
no podemos ni “explicar” ni “predecir” tal creación, pues les dejaban atrás las formas del movimiento democrático
no está determinada; es, más bien, determinante. A su vez, b u rgués y resucitaban pri n c i p i o s, olvidados hacía ya
también su tiempo y su ritmo forman parte de la creación. mucho tiempo, enraizados en las instituciones de la Grecia
Esa naturaleza creativa de lo humano y de lo social-histó- antigua, como la rotación de los representantes en los sin-
rico, esa potencia poiética que pertenece a la imaginación dicatos británicos del primer periodo; la importancia de
radical individual y colectiva, no fue percibida de manera las asambleas generales soberanas de todos los intere s a-
profunda por Ma rx, a pesar de que en sus tesis sobre dos y la re vocabilidad permanente de los representantes

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introducida en la Comuna de París y reanimada o redes- categorías de determinidad y de indeterminidad como ab-
cubierta siempre que los obreros formaron órganos autó- solutas o excluyentes; dado que «precisamente creación
nomos, como los Consejos (tal como sucedió de nuevo quiere decir posición de nuevas determinaciones –surg i-
en Hungría en 1956)». («Herencia y revolución», 1996). miento de nuevas form a s, e i d é, y por ende ipso facto de
Disuelto el mistificado horizonte utópico, ¿cómo prefigu- nuevas leyes: las pertenecientes a esos modos de ser».
rar entonces el futuro? Su respuesta no puede ir más allá La idea de creación informa toda praxis disidente y toda
de aceptar el futuro como «ese despliegue siempre im- i n t e r rogación crítica y filosófica. Mas esa idea encuentra
previsible y siempre creador en cuya formación podemos su fuente en la dimensión re f l e x i va y práctica de nuestra
participar, mediante el trabajo y la lucha, a favor y en imaginación radical, a saber: esa sede del logos, de la vis
contra». formandi y de la libido formandi. Desde los años setenta
La pra x i s, definida por ese hacer específico que desarro- exploró la idea de imaginación radical, y se lamentó de que
lla la autonomía de uno y de los otro s, es profundamente esa facultad y dimensión determinante del ser humano
solidaria del proyecto transformador, que implica vo l u n- singular, de la psique o del alma, descubierta y discutida
tad, deliberación (dar cuenta y razón), reflexividad subjeti- por primera vez hace veinticinco siglos por Aristóteles,
va, y pasión/afección. Dado que ni la autonomía ni la pra- nunca haya adquirido el lugar sustantivo que le pertenece
xis son datos o herencias de la natura l eza humana, sino dentro de la filosofía de la subjetividad. Definió el concep-
que surgen como creación histórico-social, exponen su to de “creación” como la «capacidad de hacer emerger lo
radical natura l eza política. Y por lo cual topan con el nudo que ni está dado ni puede deri va r s e, combinatoriamente o
gordiano de la cuestión de la autonomía: la actividad autó- de cualquier otro modo, a partir de lo dado» (El ascenso de
noma de la colectividad. En el hori zonte de lo por-ser, de la insignificancia). Y esa capacidad reside en la imagina-
la impugnación de lo existente se necesita de la creación ción que es la que nos permite cre a rnos un mundo; y nos
de significaciones imaginarias sociales nuevas; y ello hace ver precisamente por qué la esencia de lo humano no
re q u i e re de una sinergia inédita entre la creación filosóficapuede ser la lógica, ni la racionalidad, sino antes bien será
y creación de una política democrática. Pero en ese mov i- la imaginación radical (que reside en la psique y que es
miento, el sentido es la actividad de creación del sentido y flujo incesante de representaciones, deseos y afectos) y lo
«lo verdadero se hace creación, siempre abierta y capaz de i m a g i n a riosocial o instituyente.
vo l ver sobre sí misma, de formas de lo pensable y conteni- Aunque era consciente de que detrás de la palabra cre a-
dos de pensamiento que puedan encontrarse con lo exis- ción había un pasado teológico, no estaba obligado a car-
tente. (...) La afición a lo verd a d e roes la pasión del conoci-gar con esa herencia. Tal noción la relacionaba con otra
miento, el pensamiento como Ero s » . a p o rtación original suya, la que elucida
(Hecho y por hacer, 1997) sobre la lógica de los magmas y que per-
Definió el concepto mite pensar de manera diferente el con-
Creación, magma e imaginación radical flicto y la solidaridad entre la razón y lo
de “creación” como
Estas nociones han devenido sustanti- n o - racional. Según esa “lógica”, «la vida
vas en su pensamiento. Pa ra Castoriadis la «capacidad de hacer psíquica y social humana no es identita-
las formas de sociedad, las obras, los emerger lo que ni está ria; es magmática: no se la puede sepa-
tipos del individuo que surgen en la his- dado ni puede derivarse rar en conjuntos bien constru i d o s, bien
t o ria no forman parte de un listado, aun- definidos; es una totalidad en la que
a partir de lo dado».
que éste fuera infinito, de posibilidades todo se interf i e re con todo, porque hay
dadas y positivas. Son creaciones en y algo localizable, hay conjuntos en par-
desde lo social-histórico. La historia es el propio autodes- tes... Ya en su capital obra La institución imaginaria de la
pliegue de la sociedad, y conlleva la creación y destru c c i ó n sociedad (1975) definía “magma” como aquello de lo que
de formas; pero sin t e l o s, sin leyes inmanentes (como la pueden extraerse organizaciones conjuntistas en un nú-
que subyace en la creencia en el progreso) que devienen mero indefinido, pero que no puede ser nunca reconsti-
otras formas modernas de heteronomía. El alcance onto- tuido (idealmente) por composición conjuntista (finita o
lógico de su noción de creación entraña abandonar las infinita) de esas organizaciones. Posteriormente, ha apun-

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talado mejor su intuición genuina: «cada sociedad crea un (y toda nueva forma) es un ser–esto y un ser- a s í». Si no hay
magma de significaciones imaginarias sociales (SIS), irre- una fuerza trascendente, entonces habrá que reconocer la
ductibles a la funcionalidad o a la “racionalidad”, encarn a- existencia tanto en las colectividades humanas y como en
das en y por sus instituciones y que constituyen en cada los individuos de una vis formandi, una fuerza de creación
caso su mundo propio (“natural” y “social”)» (Hecho y por inmanente que denomina imaginario social instituyente:
hacer, 1997). Pero una propiedad del ser «una facultad de innovación radical,
magmático de lo histórico-social se de creación, de formación».
cifra en que el mundo se presta a múlti- Tal imaginario social instituyente
ples SIS y a múltiples organizaciones El intelectual debe crea instituciones y también significa-
ensídicas, mas sin que privilegie ningu- aceptar que lo que trata ciones imaginarias sociales (SIS), que
na. Ahí reside el modo de ser del mag- de hacer entender no se refieren ni a la realidad ni a la
ma, su radical condición heteróclita y todavía es una opinión, lógica (así Di o s, héroes fundadore s,
enigmática. mitos, tótems, tabús, fetiches, capital,
Lo que cara c t e riza tanto el imaginari o
no una ciencia. mercancía, ...). Cuando cristalizan esas
social como la imaginación radical del SIS se conforma lo imaginario social
sujeto y la imaginación teórica es, por instituido. Tales significaciones están
ejemplo, en el ámbito únicamente cognitivo, la capacidad e n c a rnadas en, e instrumentadas por, instituciones, sean
de crear nuevos axiomas, en el sentido más abstracto del religiosas, políticas, cultura l e s, económicas, familiares o
termino, no forzosamente en el sentido matemático; nue- de otra natura l eza. También están encarnadas en el propio
vas bases», la cual no es fundamentable porque es una cre- l e n g u a j e,y todas tienen una dimensión “lógica” o conjun-
ación. «Y una creación no es deductible, ni productible: ahí tista-identitaria (ensídica, es el término definido por este
está el auténtico sentido de lo nuevo». (La insignificancia y autor), e instituyen un mundo propio, una clausura re-
la imaginación. Diálogos). De modo que la creación en el l a t i va.No obstante, el mundo y lo viviente, en su modo de
dominio individual o social-históri c o, si bien es inmotiva- ser magmático no es exhaustivamente “ensídico”, no está
da –es decir se produce ex nihilo y no in nihilo ni cum nihi - plenamente determinado, sino que es a-sensato, lo que
l o–, siempre tiene lugar bajo re s t ricciones o coacciones. significa que se presta a significaciones va riadas sin que
Desde esta perspectiva, para Ca s t o riadis «cualquier form a privilegie ninguna. Toda sociedad existe creando significa-

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PODER LOCAL Y
PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA

Julio Alguacil Gómez

Los ayuntamientos se han convertido en una institución trascendental


para la vida de los ciudadanos. Son también el espacio donde se han pro-
ducido mayor cantidad de innovaciones políticas relacionadas con la bús-
queda de mecanismos que favorezcan la participación ciudadana. Los
textos que aquí se reúnen establecen un debate sobre el poder político
de los ayuntamientos, sobre la realidad de las experiencias de participa-
ción y sobre las potencialidades de desarrollo de este tipo de experien-
cias, a cargo de especialistas nacionales e internacionales en temas de
participación y de personalidades directamente relacionadas con este
tipo de experiencias.

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ciones imaginarias sociales –es decir, lo no percibido culto ciego a la ‘f u e rza de los hechos’». La democracia, ese
inmanente–, que son irreductibles a la funcionalidad y a la régimen trágico de la autolimitación, de la autonomía, o
racionalidad. Son además y simultáneamente inmotiva- de la autoinstitución, como movimiento real en la histori a ,
das y efectivas. Por lo tanto, debe reconocerse un nivel del deja huellas, instituciones, significaciones, mediante las
ser, lo social-históri c o, como un ámbito de creación de cuales somos o debemos ser libres e iguales. Sobre todo
esas SIS, del para–sí, que tiene como caracteres esenciales: ello, supo Ca s t o riadis elucidar, anudando creación filosó-
autofinalidad, creación de un mundo propio a través de fica y praxis autónoma. Tal es su intempestivo legado.
representaciones, de afectos y de intenciones. (Sujeto y
verdad en el mundo histórico-social).
De lo anterior se deduce que para captar el eidos p a rt i- Bibliografía
cular de una sociedad se necesita «penetrar y comprender En los últimos años se han publicado en castellano las
el magma de sus significaciones imaginarias sociales» que siguientes obras: La exigencia Revolucionaria. Intro d u c-
son cara c t e rizados por tres vectores; el intencional, el ción de Amador Fernández-Savater, Acuarela, Madrid,
representativo y el afectivo. Y este hacer reflexivo conlleva 2000; La insignificancia y la imaginación. Diálogos con
asimismo una recreación poiética, dado que no hay méto- Daniel Mermet, Octavio Paz, Alain Finkielkraut, Jean-Luc
do riguroso que nos permita acceder al núcleo verdadero Donnet, Francisco Varela y Alain Connes. Ed i t o rial Trotta,
de esas significaciones. La psique y lo histórico-social son Madrid, 2002; Sobre El Político de Platón. Editorial Trotta,
irreductibles el uno al otro. De manera cabal afirma que «la Madrid, 2004; Sujeto y ve rdad en el mundo histórico-social
psique no es socializable sin resto –ni el inconsciente tra- (Se m i n a rios 1986-1987, La creación humana I). Fondo de
ducible sin resto en el lenguaje.» (Hecho y por hacer). Cu l t u ra Económica. Buenos Aire s, 2004; Escritos políticos
Co n t rapone el conflicto psique / sociedad al tradicional (Edición de X. Pe d rol), Los libros de la catarata, Madrid,
individuo / sociedad: «el individuo es social, es fragmento 2005; y Una sociedad a la deriva (1974-1997), Katz, Buenos
total del mundo instituido cada vez. De lo que se trata es Aire s, Argentina, 2006. Por otro lado, una serie de ensayos
de elucidar, tanto como se pueda, el hecho de que la psi- recientes divulgan algunos ámbitos de su praxis y de su
que esté socializada (si bien nunca del todo)». Siempre hay pensamiento: J. M. Ve ra, Cornelius Castoriadis (1922-
posibilidad de cuestionar el orden y las significaciones ins- 1997), Ediciones del Orto; N. Tello, Cornelius Castoriadis y
tituidas, entre otras ra zo n e s, porque el lenguaje humano el imaginario ra d i c a l, Campo de ideas, Madrid, 2003.
l l e va incorporada esa facultad reflexiva e interro g a d o ra; y También han aparecido n u m e rosos artículos en revistas
p o rque no se desvanece la rebelión perpetua de la psique como Ensayo y error (Colombia); Zona Erógena y Magma
c o n t rala clausura de sentido que se le impone. ( A rgentina), Archipiélago (nº 9, y el monográfico del nº 54,
Dejó escrito en uno de sus ensayos integrados en El 2002), mientras tanto, Anthropos (monográfico, nº 198,
mundo fragmentado que «no hay privilegio alguno de la 2003); hika (nº 173 y 176) en el contexto español. Por últi-
realidad, ni filosófico ni norm a t i vo; el pasado no vale más mo podrían señalarse en internet los sitios siguientes:
que el presente y éste no es modelo sino materia. www.agorainternational.org; www.castoriadis. o rg; www.
Restaurar, restituir, re-instituir, el cometido auténtico del infoamerica.org /teoria/ castoriadis3.htm; www.magma-
intelectual, en la historia es, antes que nada, restaurar, re s- net.com.ar; www.fundanin.org/bibcastoriadis.htm;. A
tituir, re-instituir su función crítica. (...) El intelectual debe p a rtir de un seminario organizado por Arteleku (4-19 de
considerarse ciudadano como los otros, sentirse port a voz , mayo, 2006; y coordinado por F. Go l vano) se está pre p a-
con derecho, de la universalidad y de la objetividad. La rando el proyecto www.nodocastoriadis.com (www. art e-
condición para poder mantenerse en ese espacio es que leku.net)■
re c o n ozca los límites de lo que su supuesta objetividad y
u n i versalidad le permiten; debe aceptar, y no a desgana,
Co py right©2006 Fernando Golvano. Este artículo ha sido publicado bajo
que lo que trata de hacer entender, todavía es una dox a, una licencia Cre a t i ve Commons Reconocimiento-No Co m e rc i a l -
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