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Obras Completas 1

HOMENAJE

En el bicentenario de su nacimiento,
mi homenaje a La Patria, que lleva el nombre
de una poesía: ARGENTINA

Héctor David Gatica

Completas
O B R A S

Tomo II
2 Héctor David Gatica

Diseño
Carlos Paigés

© Copyright 2010. Héctor David Gatica

IMPRESO EN ARGENTINA
Obras Completas 3

BREVE REFLEXION

No figuraba en mis planes la posibilidad de reunir en dos to-


mos, parte de mis desvelos editoriales.
De un autor riojano en vida –lo de Joaquín V. González y Arturo
Marasso, ambos de Chilecito, fue post mortem- y salvo el caso de
Lucía Carmona, también chileciteña, que reunió su producción poéti-
ca en un volumen de 360 págs., me tocó en suerte a mí, en el resto de
la provincia, ser el primero en la historia de nuestras letras de alcanzar
en vida, la edición de estos dos tomos –de los nueve posibles- de la
obra total, 26 libros. Idem con Memoria de los Llanos por haber
alcanzado, hasta ahora, catorce ediciones. Y varias de las otras obras,
de entre cuatro a siete.
Esto lo siento como un premio de Dios a tan largo y sostenido
empecinamiento, no sólo tras lo personal sino también por una fer-
viente adhesión a escritores y poetas de mi Provincia, a quienes he
ofrendado buena parte de mis días dedicándoles once volúmenes
antológicos, extendido asimismo al continente americano país por país
y a la Argentina región por región y provincia por provincia, en Este
Canto es América, 2 tomos, 840 págs., 1993. Más cuatro revistas
literarias –una de ellas internacional, Poesía Amiga-. También, cientos
de viajes y recitales difundiendo la poesía de numerosos poetas.
Y qué mejor, alcanzarlo y ofrendárselo a mi Patria en el bicen-
tenario de su nacimiento.

H.D.G.
4 Héctor David Gatica
Obras Completas 5

POSTALES DE LA OBRA
DE HÉCTOR DAVID GATICA
En Bs. As., Casa de La Rioja, 2 de Octubre
de 2009, el poeta, reconocido
internacionalmente, Jorge Boccanera,
presentaba mi último libro «El Viaje»,
pero como lo que dice sobrepasa a solo
un libro, me pareció oportuno, y como
venido al caso, ponerlo en Obras Com-
pletas II a la manera de prólogo. H.D.G.

Es un honor y una alegría estar en la presentación de este nue-


vo libro, El Viaje, de un gran poeta, Héctor David Gatica. Debo
decir que tuve la suerte de tratar a otros grandes de las letras riojanas,
Ariel Ferraro, Daniel Moyano y también al Squeo Acuña, y que me
siento un poco riojano, ya que mi madre nació en esa hermana pro-
vincia, de la que dijo Gatica «Rioja/escondida en el pecho de la pie-
dra famatina/ déjame que te explote con mis versos/ para encontrar tu
corazón minero».
Veía Ferraro en Gatica a un testigo intransferible; «un hombre
que canta lo que vive y vive lo que canta». Ese testigo, instala además
un modo de pararse frente a la vida, junto a su gente y su territorio.
Un dato autobiográfico anotado en uno de sus libros como al pasar
alumbra el trabajo y la creación. Recordaba en ese escrito el poeta
las «aradas» y el niño que era, con una bolsita «sembradora» de maíz,
que arrojaba al surco. Quizá la poesía sea arar en el silencio.
El viaje ha sido el eje de algunos poetas como González Tuñón,
Whitman, García Lorca. Gatica representa la paradoja de un hombre
pegado a su comarca que transita la vida incrustado en el viaje y que
confiesa su sed de caminos, un hombre con «vocación de viento» que
6 Héctor David Gatica

escribe: «Viajar es bueno/ viaja el río fertilizando tierras a su alrede-


dor/ viaja el mar y su movimiento/ evita la podredumbre de las aguas/
el viento viaja»… Ya en un poema anterior había dejado constancia
de la necesidad de tránsito: «Una tarde casi me muero por no tener
caballos/ me faltaba distancia».
Los libros de Gatica son cuadernos abiertos. El Viaje cruza
poesía y relato, autobiografía y dibujos, anecdotario y apunte reflexi-
vo, al igual que otros libros suyos donde el trazo lírico alterna con el
epistolario, el testimonio, la fotografía, el diálogo. El Viaje remite a
los efectos. «Tiemblo con el anhelo de la vida (de «El mensaje»), y
también: «Somos los felices invitados al banquete de la vida que can-
ta». Lo que revela un camino, una senda ensanchada por el gesto
solidario, la reciprocidad, el ponerse en el lugar del otro. Hay que
decir que una sección del libro la tituló: «Tu amistad ahora». Esa amis-
tad que, dice, es lo único que puede rescatarnos de la sombra. Más
claro, échele vino.
La respiración del poeta se fue modelando al ritmo de una for-
ma de caminar la vida, y a la vera de sus lecturas que le iban poniendo
a tiro; el fervor por grandes voces de la poesía: Paul Eluard, Pablo
Neruda, Nazim Hikmet, Miguel Hernández, y ese César Vallejo que
resumió una idea de hermanarse en la contundencia de una frase: «se
debe todo, a todos».
Creo que si en este libro da la cara el viaje, el que pedalea ese
viaje es otro, es el Viento, gran protagonista de este libo. Dice Gatica:
«No puedo sacar al viento de sus madrigueras», ese viento que, dice,
«pasará sin chocar con mis brazos» y que es un poco el tiempo y el
que conversa con su Tío Pedro. Ese mismo viento que sacude los
anhelos, que empuja el deseo, («tengo sed/ siempre/ tengo sed»), la
historia, las ganas y que regresa siempre, dice el poeta, «con un cho-
rro de vida cristalina».
El tono de la poesía de Gatica es reposado y a fondo, en el
Obras Completas 7

desglose de lo cotidiano, y una precisa descripción del paisaje: la luna


en el suelo destrozada por los perros, el verano en la resina de los
días pegajosos, la siesta como un árbol que chorrea sombra… siem-
pre la sombra dibujada por el aburrimiento de las cosas. Por momen-
tos, campea en esta poesía un aire de aforismo, de miniatura oriental
al modo del haiku o de los antiguos poetas chinos que destilaban su
sabiduría en gotas de reflexión sobre el sentido de la existencia: «Ten-
dríamos que saber parar a tiempo/ y no andarnos enredando en los
días que nos sobran» (...) «Debe causar tanto dolor/ ser el mendigo
de uno mismo».
Lo condensado convive con pasajes narrativos y el resplandor
de las imágenes: En un libro anterior había rematado su poema «Car-
bonero» con estos versos contundentes y bellos: «Un beso de sabor
oscuro/ le enciende una mujer de leña». Y ahora, escribe: «Sabemos
por el paso del venado/ cómo se caza el viento en las quebradas» //
«Me gritaban/ no te cuelgues del agua/ y yo iba y caminaba sobre el
miedo» // y en «Canto total al árbol»: «Tengo que hacharte el viaje de
la tierra a las hojas/ para hacer una cuna».
Esa mirada también suele ser crítica, en el gesto de interpelar,
en su demanda: «Hay demasiados yuyos/ demasiada maleza en este
patio/ ha crecido porque ya nadie juega aquí/ los pies del juego des-
trozan la maleza/ en los baldíos del alma»… «también se esconden
víboras entre las malezas del pensamiento/ si no se juega con él». Y en
otro poema, fustiga el egoísmo en un mundo donde pocas cosas
tienen sentido y todas tienen precio: «Qué hacer cuando cobramos
todo/ Cuando pagamos todo».
Fue Atahualpa Yupanqui quien caracterizó a Gatica como «un
poeta que piensa con el corazón», y lo llamó «don Rioja» (nada me-
nos) y también lo apodó: «hombre paisaje», así que bien podría figu-
rar en el registro de los seres mitológicos como el Basilisco, el Lobizón,
el Familiar; el Duende y otros seres que de hecho él mismo ha men-
8 Héctor David Gatica

cionado entre sus textos como el Mikilo y el Pujllay. Esos seres híbridos
se hace muchos. También el autor de «El Viaje» se desdobla y es a un
tiempo poeta, narrador, historiador, antologador, coplero, investiga-
dor, maestro, y editor de revistas culturales: Poesía Amiga, Albora-
da, que llegaron a países de América y Europa.
Vuelvo a Atahualpa Yupanqui que alguna vez dijo: «lo que yo
canto ya lo caminé. Gatica escribe: «sólo es canción la sangre que
sale a los caminos». El poeta riojano viaja al corazón de la gente.
Cuando editaba sus revistas se multiplicaba para distribuirla en luga-
res remotos. Hacía «Alborada» en equipo, junto a su hermano Omar
y maestros de escuela (le gusta trabajar en equipo, en sus libros hay
artistas plásticos como Pedro Molina y Hugo Albarracín y fotógrafos
como Ramón Argentino Avila), y a veces galopaba 15 kms. para lle-
varla desde Villa Nidia a Nueva Esperanza, y despacharla por una
estafeta a diversas regiones del mundo. En esas revistas la poesía iba
de la mano con la vida; sus vecinos, sus amigos, gente de campo,
seres anónimos. Son historias que quizá, dice, alguien las vea como
pequeñas. Y terminan anotadas «con hollín/ en el libro de las heladas
grandes». Sin embargo todo cobra sentido en su palabra que trae
siempre el gesto reparador del abrazo. En ese abrazo cabe Felipe
Celestino Cabañez, hachero que permaneció –dice Gatica- siempre
junto a él, empujando cada número de «Alborada», manejando el
mimeógrafo. Un día don Luis el carbonero, lo recibe en su rancho
con una sonrisa de orgullo: «¡Ya sé que estoy en sus libros!», le dice.
Confiesa el poeta: «Tuve la suerte de que me leyera la gente que
rescaté en mis libros», como Berna Miranda, con solo 2º grado, que
postrado en su cama, tenía bajo la almohada «Memoria de los Lla-
nos». Ese fue su primer libro (1961), que traducido al italiano, francés
e inglés, lleva una docena de ediciones. Y que se suma a otros títulos
de una obra extensa, como los poemas de «País Desvelado», los
cuentos de «Los Fundadores del Olvido» y «El Canto del Canario» y
Obras Completas 9

ahora este viaje; libro que por otro lado viene corrigiendo desde hace
años, y que después de idas y vueltas, correcciones y pasados en
limpio, se dedicó a dar a conocer. Llama la atención en Gatica que
paralelamente a su obra profusa, se dé tiempo para llevar un diario
personal.
En su obra no está ausente el testimonio del horror, de la dicta-
dura militar. Cuenta que debió encerrar junto a un quebracho, como
una tumba sin nombre, los originales de libros suyos: La carpeta va-
cía y Los días insólitos. Allí estaban sus amigos perseguidos, exiliados,
desaparecidos. Moyano, Ferraro, el editor Burnichof, el pintor Toto
Guzmán, Monseñor Angelelli.
De nuevo la mano tendida, el intercambio retroalimenta e im-
plica relación igualitaria, la solidaridad que hoy se disimula con el ro-
paje del asistencialismo y se diluyen lazos de compromiso y respon-
sabilidad, vale decir: una idea de comunidad. Y lo que prevalece es la
competencia salvaje y el individualismo. Pero Gatica se crió cerca de
los obrajes, a lomo de caballo, con hacheros, puesteros, carboneros,
carreros, criadores de cabras, alambradores, poceros. Pero también
los animales que habitan sus libros: el burro, el caballo, el perro.
«Quise escribir un libro que se parezca mucho a las guitarras/
Quise escribir un libro así/ mas me encontré/ con que se hallaba im-
preso/ en vuestros corazones», escribe Gatica y lo concreta con cre-
ces en su poesía y más precisamente en la «Cantata Riojana», nacida
en 1985, difundida como libro y CD, y se presentó en numerosa salas
(Colón y Cervantes), en giras extensas y participó en el Festival de
Cosquín. Y siempre la mano tendida entre el hombre y su terruño;
escribe Gatica: «Bebo la desolada confianza de la tierra».
Entrar a El Viaje, es adentrarse en una voz y un hondo senti-
miento.

Jorge Boccanera
10 Héctor David Gatica
Obras Completas 11

OBRAS COMPLETAS
Hasta este Tomo dos he podido llegar. Quedan pendientes siete
más por sí, andando los años, alguna institución –oficial o privada- o
por ahí, una mente generosa, decide editarlos.
La mayoría están en disco, es cuestión solamente de ordenarlos
un tanto.

EDITADOS

Tomo I: Memoria de los Llanos – Los Días del Amor – Himnos


Farisaicos – País Desvelado – Los Días Insólitos –
Cantata Riojana – Los Fundadores del Olvido.

Tomo II: Geografía Poética de América – Una Aventura en Tres


Tiempos – Diarios Desde Villa Nidia – La Carpeta
Vacía – El Canto del Canario – El Viaje.

A EDITAR

Tomo III:
Este Canto es América. 800 págs.
Tomo IV:
Integración Cultural Riojana Nº 1 (A4). 670 págs.
12 Héctor David Gatica

Tomo V:
Integración Cultural Riojana Nº 2 (A4). 570 págs.
Tomo VI:
Integración Cultural Riojana Nº 3 (A4). 680 págs.
Tomo VII:
Integración Cultural Riojana Nº 4 (A4). 680 págs.
Tomo VIII:
Nuevo Mapa de la Poesía Riojana –
Cuentos y Relatos de La Rioja. 800 págs.
Tomo IX:
Una Voz para mi Tierra – El Libro de los Poetas
Jóvenes – Ausencias Presentes (Inédito). 500 págs.
Obras Completas 13

LIBROS PUBLICADOS
MEMORIA DE LOS LLANOS. Poesía, 1961. Catorce ediciones.
Traducido al francés y al italiano.

LOS DIAS INSOLITOS. Poesía, 1986. Cuatro ediciones. Faja de


Honor de SADE, Bs. As., 1987. Desgarrado testimonio del genocidio
del denominado «Proceso».

LOS DIAS DEL AMOR. Poesía, 1988. Cinco ediciones. Tiempos


del noviazgo, el casamiento y la llegada de los hijos, en convivencia
con la flora y la fauna del lugar.

HIMNOS FARISAICOS. Poesía, 1988. Cuatro ediciones.


Testimonios bíblicos.

PAIS DESVELADO. Poesía, 1988. Cuatro ediciones. Que cuenta


lo que ocurría en los días anteriores al golpe militar del 76. Escrito
antes de Los Días Insólitos y publicado después.

LOS FUNDADORES DEL OLVIDO. Cuentos, 1989. Cuatro


ediciones y cuatro premios nacionales: «Roberto J. Payró», 1982,
Bs. As.; Primer Premio Fondo Nacional de las Artes, 1988, Bs. As.;
Faja de Honor de SADE, 1990, Bs. As.; Faja de Honor de ADEA,
1994, Mendoza. Que narra la vida de hombres de trabajo rudo en
los llanos de La Rioja, con temática similar a la de Memoria de los
Llanos.

MAPA DE LA POESIA RIOJANA. Ensayo, 1989. Que trata de


poetas riojanos en 17ncapítulos y 300 págs., desde la fundación de
La Rioja hasta fines del siglo XX, movimientos literarios e instituciones
14 Héctor David Gatica

culturales.

DIARIOS DESDE VILLA NIDIA. Prosa, 1990.

EL LIBRO DE LOS POETAS JOVENES. Poesía, 1991. En 159


págs. La poesía de veinte autores riojanos jóvenes .

ESTE CANTO ES AMERICA. 1993. En dos tomos de un total de


840 págs., la poesía de América país por país, incluida Centro América.
De la Argentina, región por región y provincia por provincia y al final
el canto de España, acompañado por crónicas de viajes del autor por
alguno de los países americanos visitados (Uruguay, Chile, Paraguay,
Bolivia, Perú).

UNA VOZ PARA MI TIERRA. Prosa, 1997. En 45 capítulos de


175 págs. Cuenta la increíble aventura de las revistas «Alborada» y
«Poesía Amiga», editadas en una zona rural denominada Villa Nidia.

ANTOLOGIA POETICA RIOJANA, 1998. En 315 págs. Una


muestra cronológica de la poesía riojana.

CANTATA RIOJANA, 2001. Siete ediciones, llevada al disco por


Ramón Navarro en música y letra de H. D. Gatica, en 1985, presentada
en 13 provincias argentinas, 18 departamentos riojanos y en los teatros
más importantes de Bs. As.: San Martín, Cervantes, Colón. También
en el escenario mayor de Cosquín. En el libro se cuenta de su creación,
viajes y representaciones.

INTEGRACION CULTURAL RIOJANA, 2001, 2002, 2003,


2004. Obra en cuatro tomos de un total de 2.650 págs. Declarada
por la Cámara de Diputados «Patrimonio Cultural de la Provincia de
Obras Completas 15

La Rioja» –Ley Nº 7639 (20-04-04)- donde están contenidos


culturalmente los 18 departamentos provinciales.
- TOMO I: Lamadrid, Sanagasta y Capital.
- TOMO II: Los ocho departamentos de los llanos: Independencia,
Chamical, Belgrano, Ocampo, Angel V. Peñaloza, Quiroga, Rosario
Vera Peñaloza y San Martín.
- TOMO III: Vinchina, Varela, San Blas, Arauco y Castro Barros.
- TOMO IV: Chilecito y Famatina.

CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA, 2002. Dos ediciones.


En 420 págs. La excelente cuentística de 54 autores riojanos, editado
por la Universidad Nacional de La Rioja (UNLAR).

OBRAS COMPLETAS, 2003. Dos ediciones, 550 págs, Tomo I,


siete libros.

BREVE ANTOLOGIA, 2004, Edit. Vinciguerra, Bs.As.

NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA, 2005. En 375 págs.


y 24 capítulos, actualización del «Mapa de la Poesía Riojana».

LA CARPETA VACIA, 2006. Que cuenta las experiencias de un


docente riojano en Educación del Adulto en una villa miseria de
Mendoza y en una escuela primaria de La Rioja.

EL CANTO DEL CANARIO. Cuentos, 2007. Con temática rural


y urbana.

ANTOLOGIA POETICA, 2008. En 250 págs., una selección de la


poesía de 7 libros de su autor.
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EL VIAJE, 2009. Poesías clasificadas en 5 jornadas, escritas a lo


largo de medio siglo.

OBRAS COMPLETAS, 2010. Tomo II. Seis libros.

Un libro y una plaqueta que aquí no figuran, fueron editados


mas no difundidos.
Entre lo que queda inédito, hay un trabajo denominado Aquellos
Días, que a la fecha se acerca a las dos mil páginas y que continuará
(aunque nunca se publique) mientras tenga vida y esté lúcido su autor.

REVISTAS
Cuatro revistas culturales, fundadas y dirigidas.

ALBORADA. Cuarenta y cinco ediciones, durante once años: 1954-


1965. (Fundada con su hermano Omar).

POESIAAMIGA. Revista Internacional de poesía, cinco años, trece


ediciones. Con viajes por Uruguay , Chile, Paraguay, Bolivia y Perú,
visitando poetas y recogiendo su poesía para esta revista.

JUNTOS EN LA CULTURA. Boletín cultural al permanecer al


frente de la Dirección General de Cultura de La Provincia de La Rioja.

INTEGRACION CULTURAL. Trece ediciones. Se trata de una


publicación cultural que cubrió la provincia de La Rioja departamento
por departamento (1989-2000). El número 12 de 265 págs.
Obras Completas 17

GRABACIONES

CANTATA RIOJANA. Emi Odeón, Bs. As., 1985. Y en disco com-


pacto en 1993, con música de Ramón Navarro.

MEMORIA DE LOS LLANOS. Primera y segunda parte del li-


bro, grabado en «La Galera», La Rioja, 1994, con música de Ramón
Navarro (h).

RIOJA ESCONDIDA. Chaya, grabada por «Arraigo», con música


de Ramón Navarro.

TU GRITO. Grabado en «La Galera», con música de Ramón Na-


varro. (Pertenece a la grabación «En Familia»).

GATICA POR GATICA. Audiovisual de la obra del autor, por Martín


Ptasik.
EL ALBUM
CON REFERENTES DE LAS LETRAS
BRASIL CHILE PARAGUAY

TIAGO DA MELLO NICANOR PARRA HUGO RODRIGUEZ


Traducido al castellano por Candidato al Premio Nobel. ALCALA
Neruda y Benedeti. Escritor exiliado en EEUU.

BOLIVIA ARGENTINA
NESTOR TERAN
Cuentista y
novelista notable.

ARMANDO TEJADA GOMEZ

Llevaron ESTE CANTO ES AMERICA: De


Mello, para trabajar en una antología ameri-
cana; N. Parra, para sus talleres literarios;
Rodríguez Alcalá para entregar a Josefina Pla
y N. Terán para entregar a Yolanda Bedregal.
HAMLET LIMA QUINTANA
PARAGUAY CUBA

JOSEFINA PLA ESTER DE IZAGUIRRE JUANA POCHET

PROVINCIAS ARGENTINAS
BUENOS AIRES

FELIX LUNA

JORGE
BOCCANERA

MARCELO LUIS RICARDO


SIMON FURLAN

JUJUY
ANDRES
FIDALGO Y SRA.
(Revista Tarja)

ANTITEATRO
«NIÑA
YOLANDA»
SALTA
RAUL ARAOZ
ANZOATEGUI (La
Carpa), TERESITA
FLORES (La Rioja),
HILDA A. GARCIA
(Catamarca)

TEUCO CASTILLA

HUGO F. RIVELLA
Y TINA (Visita a V.
Nidia)

ARTURO ALVAREZ SOSA


(Tuc.), JUAN
BALDERRAMA, HUGO
OVALLES (Boliche de
Balderrama)

TUCUMAN
MANUEL
SERRANO
PEREZ (Cartón de
poesía)

ELVIRA
JUAREZ (La
Carpa)

ADOLFO
COLOMBRES

NESTOR SORIA
Y AMELIA
CATAMARCA

RAUL BAZAN HILDA ANGELICA GARCIA LUIS ARGAÑARAZ


(El Habitante)
SGO. DEL ESTERO CORDOBA

ALFONSO NASSIF JORGE TORRES ROGGERO OSVALDO GUEVARA

SANTA FE CHACO
JORGE
RIESTRA

ADOLFO CRISTALDO (Razachaco) y


Sra., SQUEO ACUÑA (La Rioja),
A. NASSIF (Sgo. del Estero)

ENTRE RIOS ESTHER DE MIGUEL


FORMOSA Y MISIONES SAN LUIS

VAN BREDAM, OLGA ZAMBONI OSCAR GUIÑAZU MARIA DELIA GATICA


ALVARES, padre de los DE MONTIVERO (90)
encuentro de poetas

MENDOZA

Dr. LIBERATO TOBARES JUAN MIGUEL BUSTOS ENRIQUE RAMPOM


(Piedra Infinita)

SAN JUAN LA PAMPA

EDUARDO BRACELI JORGE LEONIDAS EDGAR MORISOLI


ESCUDERO
DE NUESTRO FOLCKLORE

SIXTO PALAVECINO y su peña radial

ISABEL ARETZ ARNEDO GALLO y Sra.

CARDOZO OCAMPO, CHOCHI GUZMAN, CARDOZO OCAMPO, RAFAEL AMOR, en


JULIO LACARRA, PANCHO CABRAL casa de Chochi Guzmán, Bs. As.

JORGE MENDEZ (Puerto Sánchez), MARCELO BERBEL,


HUGO GIMENEZ AGUERO (Patagonia, DANIEL TORO, en Cosquín
Loncomeo)
ARIEL PETROCELLI, ISAMARA,
J. MENDEZ, RAMON AYALA y Sra.,
RAMON AYALA M. BERBEL (Cosquín)

JORGE NUÑEZ,
Casa de Flia. Véliz
(RAMON Y NORITA),
Tucumán

JUAN FALU Y
RICARDO MOYANO
(Guitarras del Mundo);
RAMON NAVARRO,
N. TELLO
DISTINCIONES - PREMIOS - NOMINACIONES

FAJA DE HONOR DE SADE, por «Los días


Premio ROBERTO J. PAYRO, por «Las insólitos», poesía. Entrega el presidente
muertes de Pedro Berón», Bs. As. CARLOS DEVOLE,Bs. As.

FAJA DE HONOR DE ADEA por «Los


fundadores del olvido», Mendoza.
FAJA DE HONOR DE SADE por «Los
fundadores del olvido», cuento. Entrega el
presidente FLORENCIO ESCARDO, Bs. As.

Acompañan: MIGUEL DORADO, NELIDA


PIEDRA, RAMON NAVARRO, DELIA
NAVARRO, D. GATICA, ANA MARIA
GIANNINI, NOELIA DE GATICA, ELVIO
GRAN PREMIO DE HONOR de la FERNANDEZ, ORTIZ ASIS, R. ORTIZ
Fundación Argentina para la Poesía, Bs. As. SOSA, SQUEO ACUÑA.
PEÑA «EL COLORADO». Premio Cristo
Wichi. Coordina Liliana Ramirez (Bs. As.). POEMA «Juan Facundo Quiroga», de H. D.
Acompañan Juan Saavedra (bailarín Gatica, en placa de granito. Descubren los
santiagueño) y Pancho Cabral (ex Huanca gobernadores de Córdoba y La Rioja.
Hua). Barranca Yaco.

TATA DUARTE. Al fondo las cruces de los


12 asesinados juntamente con Quiroga, NUEVO CUYO. Los horizontes poéticos de
incluído un niño de 12 años. Barranca la región. Poetas seleccionados: Antonio
Yaco. Esteban Agüero (San Luis), Fernando
Lorenzo (Mendoza), Leonidas Escudero
(San Juan), Héctor David Gatica (La Rioja).

DISTINCION A NERIO TELLO, H.D.G.,


ARIEL FERRARO (representado por su
hijo) por Cámara de Diputados sesioando
en Ulapes, Dpto. San Martín, La Rioja.
RAMON NAVARRO Y DAVID
GATICA, declarados
ciudadanos ilustre de La
Rioja aparecen juntos
durante el acto en que se les
entregó el reconocimiento.

CENTRO CULTURAL
«Héctor David Gatica»,
Villa Unión, Dto. F.
Varela, La Rioja.

IMPOSICION NOMBRE
Avenida «Héctor David
Gatica», Bº «Mis
Montañas», llegada a la
terminal de ómnibus,
La Rioja.
PAIS DESVELADO, con ilustración de Toto Guzmán. Primer Premio NOA, Tucumán.

CIRCULO DE
OBREROS, en su
centenario, entrega de
medalla. Entrega el
Presidente. RECITAL.
PRESENTACIONES - RECITALES
ENCUENTRO
DE POETAS en
V. Dolores.
Presidente
OSCAR
GUINAZU
ALVAREZ. Entre
los asistentes,
ARIEL PRESENTACION de «Los días
FERRARO. insólitos» por GUILLERMO
ARA, Casa de La Rioja, Bs. As.

PRESENTACION
de «Memoria de
los Llanos».
Entre el público,
ARMANDO
TEJADA PRESENTACION de «Este
GOMEZ. canto es América» por LUIS
RICARDO FURLAN y
ANA EMILIA LAHITTE.
Biblioteca Nacional, Bs. As.

RECITAL con
«Lapacho
Duo» y Pancho
Cabral en
Universidad
Nacional y
PRESENTACION de «Integración Sociedad
Cultural Riojana Nº 2». Dr. FELIX Española, San
LUNA, Casa de La Rioja, Bs. As. Luis.

PRESENTACIONES de «Integración
Cultural Riojana Nº 3» por MARCELO
SIMON y «Libro de la Cantata Riojana»
por RAMON NAVARRO, Casa de La
Rioja, Bs. As.
MARCELO SIMON, TERESITA
SALINAS, H.D.G., A. NASSIF, un
abogado, BEATRIZ CARREGA,
presidente ARCHILAR.
PRESENTACION
de «Integración
Cultural
Riojana Nº 4»
por LUCIA
CARMONA.
Congreso de la
Nación,Bs. As.

PANEL en Congreso de Escritores


de Letrarte 98. Representantes de
cuatro países. Tucumán.

PRESENTACION Y RECITAL en Caleta RECITAL en la 29 Feria del Libro,


RECITAL, libro «Los Olivia con Pancho con Navarro y Cabral, Bs. As.
días del amor», con Cabral, prov. de Santa
Ramón Navarro en «El Cruz.
Viejo Almacén», Bs. As.

RECITAL en
homenaje a J.
V. González,
con R. Navarro, CHARLA sobre la poesía de Ariel
Univ. de La Ferraro, invitado por Lidia
Plata, Bs. As. Balkenende, Sala Cortázar, Bibl.
Nacional,Bs. As.

RECITAL en homenaje al poeta sanjuanino Jorge


Leonidas Escudero (85).J.L. Escudero, Ricardo
Trombino, P. Cabral. San Juan
ENCUENTRO bajo el Algarrobo JORGE BOCCANERA
Abuelo, de ocho siglos, que presentando «El Viaje» de
inspirara a Antonio Esteban H.D.G., Casa de La Rioja,
Agüero las «Cantatas al árbol», Bs. As.
Merlo, San Luis.
ENCUENTRO LITERARIO
del taller «La
Araucaria»,Cataratas del
Iguazú, Misiones.

ANTOLOGIA POETICA RIOJANA, presentada en el


local de SADE, Bs. As. - Puqui Pereyra, Matilde Arias,
abogado Casa de La Rioja, Carmen Agüero Vera,
CONGRESO de escritores en
Carlos Paz (presidente SADE), Carmen Moreno, Juan
Tarija, Bolivia. Coordinador: Ing.
C. Soria, D. Gatica, Abelardo Angel, Elizabeth Luna
Renee Aguilera.
Dávila, Miguel Dorado, Diana Bilmezis. - Fuera de
fotografía: Squeo Acuña, R. Navarro, Nydia Lafón,
Lucía Carmona.

PRESENTACIONES de «Los
fundadores del olvido»,»Mapa de la
poesía riojana» y «Diarios desde
Villa Nidia», por Luis R. Furlán y
Alfonso Nassif. Algunos asistentes:
Arnedo Gallo, Argentino Luna,
Francisco Madariaga.
EN LA RIOJA

H.D.G., MARIO ACIAR,


RAMON NAVARRO. Ley JULIAN AMATTE,casa de
Osmán Páez, 1966. TORRES ROGERO, H. D. G.,
mérito artístico. CARLOS MARIO LANZILLOTTO,
RAMON ELOY LOPEZ.
Encuentro de poetas,
Villa Dolores,Cba.

RAMON AVILA, gran


En casa de SILVIO y FRANCISCO SQUEO fotógrafo.
RAMONA DE FRESCURA, ACUÑA, «Mono, cisandino
Pinchas, Dpto. C. Barros. cultor de la sacronta».

PEDRO HERRERA, último poeta de DON JUAN MIRANDA,


Calíbar. 100 años (vivió 106), en
Jagüe, cuando fuimos
NESTOR PANTALEO,en con la Cantata Riojana.
Bañado del Pantano, Con su circo pudo
rumbo a la ciudad levantarle un templo a la
perdida. Virgen de Andacollo.
CARMEN MORENO DE
MERCADO.Realizó PEDRO HERRERA, PEDRO
numerosos encuentros MOLINA, PANCHO CABRAL,
de poetas. Poeta JOSE PAREDES.
H. D. G. en La Estrella, tiempo de
la chaya.

Pbro. MARTIN
GOMEZ,
presentando «Los
días del amor».

TATA DUARTE. Presentación


de su libro «El Perdicero».
LA ALGARROBA,
una de las
reuniones: JULIO
OLIVERA
CHAZARRETA, H.
D. G., CESAR
TORRES.

Con decanos de la UNLAR,


presentando «Cuentos y Relatos de
La Rioja».

De mis cursos de LITERATURA FILMACION de Gatica por Gatica, por Martín


RIOJANA, en la UNLAR. Ptasik, Pampa de las Salinas.
LUCHO TORRES AGUERO, de
Malanzán. Dueño de una
prestigiosa editorial de Bs. As.
MIEMBRO DIRECTORIO Canal 9. Gov. Cavero.

Drs. FELIX LUNA y RICARDO


MERCADO LUNA. Congreso de
Historia.

DAVID GABRIEL GATICA PABLO ESTEBAN


en la Univ. de La Plata, GATICA, leyendo
leyendo poemas de su poemas en encuentro
libro «Cicatrices de de poetas, Goya,
esperanza». Corrientes.

BAUTISMO de David Gabriel Gatica


por Mons. Enrique Angelelli.
Primer niño riojano que bautizó el
obispo mártir.

Hnos. GATICA navegando


en balsa por el río Paraná.
CICLOS CULTURALES
SEIS CICLOS CULTURALES

Tras una primera incursión por la provincia a lo largo de 1973 y luego de un paréntesis
de 12 años, durante más de 2 décadas (1985-2006) dimos vida a un total de 6 ciclos
culturales recorriendo 7 veces toda la provincia. Hay pueblos visitados hasta en 10
oportunidades.
He aquí esos ciclos:

Primer Ciclo

CREAR (1973).Campaña de Reactivación de Educación del Adulto para la


Reconstrucción. Creación de más de 300 centros educativos. Un año de duración
con presencia en toda la provincia, recorriéndola permanentemente.

Segundo Ciclo

JUNTOS EN LA CULTURA (1985-1988). Después de la Dirección General de Cultura,


recorriendo la provincia en dos oportunidades; en la primera, visitas de un día; en la
segunda, quedándonos una semana en cada departamento, acompañados de alrededor
de 10 instituciones, provinciales y nacionales, dictando cursos de teatro, danza,
música, conferencias sobre diversos temas; espectáculos con artistas locales y
delegaciones de Capital; entrega de distinciones, etc.

Tercer Ciclo

CANTATA RIOJANA (1986). Presentación de esta obra con los intérpretes originales
por los 18 departamentos, 13 provincias y en los principales teatros de Bs. As.:
Colón, Cervantes, San Martín.

Cuarto Ciclo

INTEGRACION CULTURAL (1989-2000). Bajo el lema «Los pueblos que se conocen


se aman», más de una década recorriendo la provincia con delegaciones artísticas,
publicando una revista homónima, reconociendo valores locales, impulsando
inquietudes.

Quinto Ciclo

FERIA ITINERANTE DEL LIBRO RIOJANO (1983-1984). Dos años llevando a los
pueblos del interior libros de autores riojanos, charlas diversas, recitales poético
musicales y dando participación a intérpretes y autores de cada lugar visitado. Tarea
conjunta con el Lic. Miguel Bravo Tedín.
Sexto Ciclo

INTEGRACION CULTURAL RIOJANA (2001-2006). Haciendo la presentación de los 4


tomos de esta obra (2.650 págs.), declarada por la Cámara de Diputados «Patrimonio
Cultural de la Provincia de La Rioja». Se alcanzó la sorprendente cifra de treinta
presentaciones, acompañados estos actos por poetas representativos de diversos
departamentos, autoridades municipales y numeroso público.

- JUNTOS EN LA CULTURA -

INTENDENTES de Vinchina y ARTISTAS en Vinchina: Enrique Romero, Nardo


Lamadrid y Secretario de Estado Maza, Enrique Flores, Pimpe Gonzáles, Nicolás
Dirección Gral. de Cultura. Barrionuevo, Loni Maza. (Dir. Gral. de Cultura).

- CANTATA RIOJANA -

Integrantes de la Cantata en Guaja, En Talampaya.


Casa de Chacho Peñaloza.
Quebrada de Andolucas, San Blas.
Villa Nidia.

Teatro Cervantes

Teatro Colón.

- REVISTA INTEGRACION CULTURAL -


«Los pueblos que se conocen se aman»

PRESENTACION Revista Integración Cultural Nº 12 en Chilecito: Miguel Bravo


Tedín, H. D. G:, Adolfo Molina, T. Albornoz, Adriana Plaza Karki, Lucía Carmona.
- FERIA ITINERANTE DEL LIBRO RIOJANO -

- INTEGRACION CULTURAL RIOJANA -

TOMO I. Locutores: Solari,


Sucy Moran, Ricardo
Quiroga, Sonia Lánder,
Jorge Agüero, Homero
Coronel Montes.

TOMO II, en Tama.


Padre Morales,
Relamendez
(Chepes), Beatriz de
la Vega (Los
Molinos), Milo
Peralta (Anjullón), M.
A. Vera (Sierras de
Argañaraz), Sra. de
Avila (Pituil), Oscar
Oyola (Chepes),
Olga Miranda
(Malanzán), H. D. G.
(Villa Nidia), Prof. Tobaga (Tama), M. Roldán (Tama), Sra. de Carrara (Tama), Carmen M.
de Mercado (La Rioja), Emiliano González (Patquía).
TOMO III, en Aminga.
La Navarrada (Flia.
de músicos).

INTEGRACION EN VILLA
UNION. M. A. Vera,
Claudio Revuelta,
Rosendo Luna, Olga
Miranda, Oscar Oyola,
David Gatica, Tuca
Zorrilla, Arturo Oliva, B.
Maldonado, M. Maza.

ULTIMA PRESENTACION. En
plaza de Aimogasta, rumbo a San
Blas. Presentación Nº 30. Hugo
Quevedo, David Gatica, Tuca
Zorrilla, Pablo Gatica, Teresita
Flores, Prof. mendocina,
Margarita Hugás, Olga Miranda,
Sra. de Milo Peralta, Arturo Oliva,
Rosendo Luna, María V. de Avila,
Tata Duarte.
ANTOLOGIAS

ANTOLOGIA POETICA RIOJANA, 1999. PARADOS: Facundo Herrera, Pica Juárez, Tata Duarte, Pedro Herrera,
Roberto Rojo, Pancho Cabral, ????, Miguel Dorado, David Gatica, David Gabriel Gatica, Nicolás Rojo, J. C. Fuentes,
Abelardo Angel, Jorge Ponce, Albornoz Avila, Lilia de Bilmezis, Virginia Hansen, Teresita Salinas, Amelia Abusett,
Arturo Oliva, Nassif, Noelia de Gatica. SENTADOS: Ramón Díaz, Elizabeth Barrios, Jorge Sabanés, Olga Miranda,
Lucía Carmona, Rosa Pereyra, Teresita Flores, Carmen Moreno, Reneé Andrada, Ben Ami Schargrodsky, Alfonso
Nassif
EL LIBRO DE LOS POETAS JOVENES. Ricardo
Silva, Efraín Casiva, Laura Gachón, H. D. G. (autor),
Raúl Chacón (editor), Josefina de La Fuente, Raúl
Guerrero,Domingo «Nene» Bordón, Marcelo Lacasa,
Javier Tineo, David Levi, Julio Salvidio, Pedro Agost, P.
Cabral (coautor),
PATRIMONIO
CULTURAL. La
Cámara de
Diputados declara
a Integración
Cultural Riojana
(cuatro tomos,
2640 págs.)
«Patrimonio
Cultural de la Prov.
de La Rioja».
Habla el Dr. Mario
Santander.

ACOMPAÑAN: Juan Carlos Soria, Hugo Quevedo, Teresita Flores, Pablo Gatica,
Nélida Herrera, Olga Miranda, Nena Avila, Gabriel Gatica, H. D. G., Mario Santander,
Carmen Moreno de Mercado, Milo Peralta, Tata Duarte, Nydia Lafón.
46 Héctor David Gatica
Obras Completas 47

APROXIMACIONES

UNA APROXIMACION A LAS OBRAS COMPLETAS


DE HECTOR DAVID GATICA - TOMO I

La vida me ha otorgado la gracia de andar por todos los pueblos


de La Rioja y, en cada uno de ellos con sus diferentes fisonomías y en
cada uno de sus hombres y mujeres siento la presencia del poeta,
siento la presencia de Héctor David Gatica y leo su poesía a los
maestros y siento como todos lo conocen y lo aman y les digo que el
poeta es mi amigo.
Amigo, qué clara y ancestral palabra en la que me detengo
disfrutando de cada letra cuando se trata de nombrar a Héctor David.
Qué palabra nacida para nombrarlo en toda su extensión, así, tan
humano y nuestro, así, tan viviendo al unísono la primavera y la ceniza
de nuestras existencias.
Y ahora aquí, con sus OBRAS COMPLETAS en mis manos
aquí, cuando este libro se adueña del corazón y me retrotrae a tanta
vida compartida en todos los caminos de la poesía.
Yo aprendí de Héctor David que las verdades poéticas son
parte de la piel y parte de los sueños y también aprendí que quien
cimenta su obra en el amor a su tierra, ha plantado las bases más
seguras para describir el vuelo, ese vuelo que a veces duele tanto
pero que es al final vuelo, sin más rama donde cobijarse que el poema.
Me enorgullezco de haber gozado de su amistad desde la más
tierna juventud y mucho más de haber vivido el nacimiento tanto de
sus hijos de carne como de sus libros desde aquella ALBORADA de
48 Héctor David Gatica

Villa Nidia hasta esta brillante publicación de su obra.


Pero debo dejar de considerar una hermandad que podría hacer
de mis palabras algo poco imparcial, debo dejar pasar al gran escritor
que es Héctor David Gatica y debo reconocer un estilo tan personal
como solamente puede serlo una palabra hecha de médano, viento y
soledades, una palabra forjada por el paisaje de los Llanos riojanos
porque de ninguna otra parte del mundo hubiera podido nacer su
obra literaria, así rigurosa, estricta, sencilla pero de una hondura abismal.
Siempre he pensado que Héctor tiene a su paisaje tan internalizado
que ya constituye un órgano más de su cuerpo. El se confunde con su
habitat en una simbiosis que además tiene como signo característico
una ternura profunda y noble, tal como si encontráramos un modelo
de vida en cada obra, en cada verso. Creo que la clave de su camino
literario es el retorno a las fuentes y recuerdo unas palabras de Roger
Munier que dice que “ese retorno al origen no es un retorno hacia
atrás. No va a la inversa del movimiento del mundo, sino más
bien a su encuentro”... Héctor David Gatica ha ido siempre al
encuentro del mundo agitando orgulloso la bandera de las vidas
sencillas y anónimas, de las vidas sufrientes pero no por eso menos
dignas en su humildad. Héctor agita la bandera de su Villa Nidia para
que el mundo sepa que es posible existir sin altisonantes estruendos,
que es posible existir con el murmullo de los árboles como música de
fondo de toda una epopeya, que es posible todavía encontrar en los
rastros inscriptos sobre el polvo la verdad absoluta. Así ha traído a
sus lectores hombres y mujeres, FUNDADORES DEL OLVIDO
pero también fundadores de la esencia. Así lo afirma en sus palabras
Juan Filloy cuando expresa que “sólo estando varado en un yermo
son posibles versos tan hondos y bellos” o lo que tan certeramente
explica Ulises Petit de Murat cuando dice: “Usted se defiende
formidablemente del acecho inquietante y angustioso del universo
mundo con poemas que lo sitúan en una dimensión profunda donde
Obras Completas 49

los días que fueron suyos pueden ser míos y de mucha gente también,
gracias al vigor de su comunicatividad”...
Tal vez, Héctor David origina en esos Aldecos, esos Leyes,
esos Berón, y tantos otros, una pluralidad que nos pesa en el pecho
hasta volverse lágrima porque nunca debimos dejar de ser ese “todos”
y ese “juntos” que tanto necesitamos y que nuestro poeta ha vivido
infundiendo a través de su vida primero y de su obra después.
Héctor David maneja con igual soltura el poema y la narrativa,
como si en su obra la forma estuviera al servicio de un ideal humano
insoslayable, este manejo conjunto de ambos géneros no es común ni
es fácil de encontrar en la literatura argentina. Su narrativa motivó las
claras palabras de Daniel Moyano cuando afirma: Héctor David Gatica
ha sido testigo y cronista de ese destino latinoamericano de La Rioja.
Los trabajos reunidos en “Los Fundadores del olvido” responden
plenamente a esa premisa.
Vidas sencillas y limpias, pluralidad, pareciera que la obra de
nuestro poeta se nutre sólo de estas vertientes.
En las palabras de introducción a sus “Obras Completas” que
Héctor tituló: “Medio siglo y un camino”, encontramos como hilo
conductor de esta magnífica obra esos cincuenta primeros años que
Gatica entrega a la cultura riojana, nacional y también internacional.
Con simple desnudez, él lo explica diciendo: “Esta es la ofrenda que a
lo largo de cincuenta años de caminar por el país de las letras, puedo
hacerle a mi amada provincia...”. Descomunal ofrenda si consideramos
que no solamente le entrega este racconto de su obra sino que cada
uno de los libros que lo integran tiene varias ediciones y además no
están incluídos en esta publicación obras como “Diarios desde Villa
Nidia”, “Viajes por América”, “Una voz para mi tierra” “El libro de la
cantata riojana” y otros editados pero no difundidos. Seis antologías:
“Mapa de la Poesía Riojana”, “El Libro de los poetas jóvenes”, “Este
canto es América” con dos tomos, “Antología Poética Riojana”,
50 Héctor David Gatica

“Integración Cultural Riojana” con tres tomos y “Cuentos y Relatos


de La Rioja” de muy reciente aparición. Por si esto fuera poco, ha
fundado y dirigido las revistas “Alborada” junto a su hermano Omar
Gatica, “Poesía Amiga”, “Juntos en la Cultura” e “Integración Cultural”
que cubrió toda la Pcia. de La Rioja, Dpto. por Dpto., realizó la
grabación de “La cantata Riojana” con música de Ramón Navarro,
“Memoria de los Llanos” con música de Ramón Navarro (h), la chaya
“Rioja escondida” y “Tu grito” con música también de Ramón Navarro
y el audiovisual “Gatica por Gatica” realizado por Martín Ptasik. Tiene
también seis libros inéditos: “La carpeta vacía”, “Ausencias presentes”
“El canto del canario”, “El libro de las jornadas”, “Aquellos días” y
“La Cigueña”.
Esta enumeración excede todo comentario, orgullo es lo que
siento, un infinito orgullo por ser quien está presentando este libro que
es como presentar la vida de un hombre que hubiera sido ejemplo
para las generaciones venideras en cualquier época y en cualquier
lugar del mundo y es, justamente porque su recorrido parte seguro
desde su cuna en el pequeño pueblito de Villa Nidia, que puede
describir tan fantástico vuelo.
La temática de su tierra llanista prevalece en “Memoria de los
Llanos” que apareció en tres libros: “El cantor”, “Memoria de los
Llanos” y “Hay un mundo” para continuar con la única denominación
de “Memoria de los Llanos” y en “Los Fundadores del Olvido” en
poesía y cuento respectivamente. Los restantes títulos que integran
estas Obras Completas son “Los días del amor” de entrañable temática
intimista, en este libro, el autor se vuelve receptor del mandato universal,
es sólo amar para que el mundo merezca ser vivido. Pero, nunca este
amor que es el definitivo y poblador de todos los desiertos, es
individualista o aislado de la temática humanista que rige siempre la
obra de Gatica. Le sigue “Himnos Farisaicos” con el paisaje y sus
habitantes vistos a trasluz de la palabra bíblica. Tal vez aquí encontamos
Obras Completas 51

todo el soporte filosófico de la obra de Gatica. Unicamente su


coincidencia con el mandato bíblico podría haber logrado tal madurez
humana y literaria- Prosigue.
“País desvelado” con el fuego de la tragedia latinoamericana,
motivo fundamental de toda su obra. Se advierte aquí el uso de
simbolismos absolutamente personales pero con proyección universal
para describir el dolor de la explotación y el saqueo cultural de nuestras
tierras. Cada símbolo no hace más que descubrir el dolor del poeta
ante el oprobio. Continúa.
“Los días insólitos” reflejo del despojo sufrido por nuestra patria
por el tristemente conocido proceso militar. En este libro la desnudez
de recursos es completa, a grandes bocanadas narra poéticamente el
dolor y el escarnio sufridos por La Rioja y el país todo. Su palabra es
lúcida, comprometida, vivencial. Tal vez sea de toda esa pesadilla, el
testimonio más poéticamente veraz que nos ha dejado el sufrimiento.
Seguimos con “La Cantata Riojana” que es el semblante de La Rioja,
paisaje y hombre a través de los siglos. En ella tierra y poeta se abrazan
en un recorrido testimonial también de pasión y alabanza. La música
de Ramón Navarro sirve de fundamental complemento para este
enfoque de raíz y años.
Solamente debo agregar algo más: la certeza absoluta de que a
esta obra seguirán muchas más para grandeza de nuestra literatura
regional y de todas las latitudes. Héctor David Gatica nunca dudó
acerca de sus objetivos estéticos y humanos, nunca vaciló ante
obstáculos y dolores y trabajó incansablemente en apoyo y logro de
su talento iluminado. El fruto de todo ello es la plenitud de su obra y
de su personalidad riquísima que responde a la descripción de René
Char cuando dice “Solitario y múltiple, vigilia y sueño como una espada
en su vaina. Altitud de cirio”.
Lucía Carmona
52 Héctor David Gatica

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA POESÍA


DE HÉCTOR DAVID GATICA, EN SUS OBRAS
COMPLETAS, 499 PÁG.S, 2003.
Deseo poner estas breves palabras bajo la advocación
del narrador Daniel Moyano, riojano por elección.

Aceptó el poeta y periodista José Martí al decir que los hombres


van en dos bandos: los que aman y fundan, frente a los que odian y
destruyen. Y, muchos antes, acertó Habbes, un pensador inglés, al
que Octavio Paz, ayudó a poner de moda cuando nos recordó que
ya en el siglo 18 había afirmado su tesis por la cual el hombre resulta
lobo del hombre, y que tan sólo, la soberanía del Estado, -monstruo
y Leviatán e indispensable Ogro filantrópico- habrá de evitar luchas
fratricidas.
Creo que a partir de este sintético contexto, se podrá acercar y
comenzar a sentir la intensidad que cruza los textos poéticos de Héctor
David Gatica, oriundo de una sedienta encrucijada de los fundadores
senderos de La Rioja.
Atahualpa Yupanqui supo decirle que su poesía estaba pensada
con un coazón, tierno y firme. Que el poeta de “Memoria de los
Llanos”, era un “hombre paisaje”, ya que paisano en verdad seria
aquel hombre con el cual uno se comunica a partir del puente que nos
vincula con su paisaje del alma.
Francisco Colombo, Marco Denevi, Jaime Dávalos, Armando
Tejada Gómez, María Granata, Félix Luna, entre otros han confesado
su admiración por el escritor Gatica, y han advetido en su praxis
poética, la certeza de estar ante una producción literaria “perdurable”.
En mi caso, el conocimiento de la obra de Gatica tiene dos
fuentes, la primera, se remonta a mis años universitarios, bajo la
advocación de la cátedra de Literatura Argentina, a cargo de Guillermo
Ara. Y, ya personalmente, nos conocimos en uno de los memorables
Obras Completas 53

encuentros, que todo los años supo organizar Guiñazú Alvarez, en la


cordobesa Villa Dolores, poblado donde comencé a conocer a poetas
que arribaban de las más diversas latitudes de nuestro país, como
Aldonate, Guevara, Itoiz, Pereyra, Plaza y muchos más.
Era la década del 60, comenzaba mi actividad vinculada a
diversas publicaciones literarias, frecuentes recitales, y numerosos
encuentros para arreglar el mundo, o al menos, esta fracción de mundo,
adonde habíamos visto la luz. Pertenezco a una generación que ha
contribuido, del modo en que es ya público y notorio, al éxito que
emana del que aún aquí, estemos reunidos. Ya que de nosotros se
habla como si hubiéramos soñado -exclusivamente- con el reino de la
utopía, y lo que resultó, es esta malfloración de pesadilla, -que sigue
siendo nuestro presente- el que actualmente disfrutamos. Sobre todo
aquí. En estos pagos argentinos. Tan nuestros. Y como siempre tan
de otros.
Algunos de aquellos escritores que conocí, ya murieron. Pasaron
a ser nombres de calles, plazas, instituciones. Otros se volvieron
desaparecidos, categoría que alcanzaron también compañeros de
estudios. Esa categoría de los que no tiene categoría. Y que aún late,
como una herida abierta. En cierta noche, -fue una velada en
Montmartre- (no ha pasado la moda de sentir nostalgia de Francia),
algún simpático colombiano convertido en editor en su tierra, se alzó
en reproches por lo que mi generación le había legado a la suya. Así
dijo, genéricamente pensando en los latinoamericanos, ampliamente
y sin advertirlo, se dio el lujo de poder pensar en el conjunto y toda
Latinoamérica. La juventud siempre tiene la verdad, me dije entonces
y hoy confirmo: Nuestra Generación mantuvo firme una voz para
Latinoamérica.
Sin embargo, este poeta y amigo, Héctor David Gatica, que
hoy venimos a saludar es también parte del legado que ofrece nuestro
país, con sus ilusiones y sus luchas, por encima de las fronteras de
54 Héctor David Gatica

esta patria.
Lo que puedo decir, ahora es que ahí está el éxito del buen
amigo chileno Antonio Skármeta, que acaba de bienmerecer en España
y aquí, entre nosotros, de este lado de la cordillera, esta la firme y
rotunda voz de un hombre, Héctor David Gatica, que escribe prosa,
ensayo y poesía. Y que ha permanecido, como un verdadero
sobreviviente a todo.
Exclusivamente al adentrarse en ese clima obsesivo, desgarrado,
y enternecedor, palpable en nombres entrañables, herramientas que
la mano ya pierde, lugares desconocidos para siempre, (todo eso que
contiene y muestra sus textos), habrán de darle al lector de hoy, y de
mañana, ese salvaje sabor de su canto herido. Lastimado por qué, y
adolorido, cómo, uno podría preguntarse. Si uno fuera otro, si uno no
hubiera vivido lo que nosotros vivimos y que deseamos enarbolar,
aunque más no fuera como llagas, perturbaciones, enseñanzas y poesía.
Ocurre que, la poesía, no es una comunicación que se ofrece al
público con los mismos estigmas que ofrece el cuarto poder, ese otro
Ogro de la comunicación contemporánea que busca anteponer su
interesada agenda. La poesía, como queda una vez más afirmada en
la obra de Héctor David Gatica, insiste en mostrar las cosas como un
permanente riesgo y desfiladero que puede encontrarse en las calles
de una ciudad, como bajo un solitario árbol seco, a las puertas de una
escuela perdida en la sierra. El poeta, Héctor David Gatica, nombra,
el poeta dice, el poeta vuelve más cierto y perdurable todo esto que
el diarismo de ahora, acabará por ser derrotado ante esa nueva edición
de la realidad, que nace todas las mañanas, ante nuestros ojos.
En estos últimos meses, tuve el gusto de volver a encontrarme
con Héctor David, gracias al genio avizor y cordial que organizó la
Fiesta del Libro y la Cultura, en su provincia. Allá fuimos invitados,
gente de muchas y dispares regiones de nuestro país, bajo el hidalgo
amparo de La Rioja. Algunos conocíamos a sus creadores y geografía
Obras Completas 55

de antes y otros recién pudieron acercarse a su gente, que es decir su


perdurable y honda geografía. Y sabíamos como/ con todo ese amasijo/
se escribió de un modo incomparable “Cantata Riojana” y “Los
fundadores del Olvido”.
Y, allá estaba, otra vez, como yo lo había deseado entrever,
como alguna otra vez lo había dejado, a él -al hombre callado-, al
poeta amigo, y siempre, como sus profundos libros lo muestran. Estaba
Héctor David clavado como un doliente a su cruz de palabras y a su
cruz, de vida, perdido en las quebradas y las distancias de su país
íntimo, como si desde ahí se protegiera, para inventar el andar de sus
libros y hasta ese retoño feliz, en las letras/que supo darle en herencia
a sus hijos.
Y así me han gustado siempre tener entre mis manos sus libros,
y en especial este libro que ahora aspira a reunirlos todos, con sus
fotografías y viñetas de grandes desconocidos, junto a importantes
artistas plásticos, como Albarracín, Bustos, Guzmán, Molina, Pavón,
Ponce y Torres Agüero.
Por último, me gustaría incluso pensar, que algo del mayor
Neruda y del entrañable Rulfo destila esta obra mayor, y necesaria,
que son las “Obras Completas” de Héctor David Gatica.
Y así pude verlo de golpe. Porque nada ni nadie te ha podido
desencajar de tu lugar en la tierra. Héctor David, gracias, por quedarte
a cultivar la pura vid de tu palabra sabia, Héctor David, gracias por
permanecer a todo riesgo, descubriéndonos, con tu escarcha de fina
luz, en la tarde y el polvo de olivar lejano, Héctor David, gracias por
haber logrado, con tu loco empeño, afincar la sabia herencia, de nuestra
poesía, por el sordo rumor de esas venas, siempre abiertas, que son
las incompletas obras de los hispanoamericanos.
Muchas gracias, porque para nosotros, Héctor David, has
sabido exigir la palabra, y la libertad erigir, de los que aman y fundan
la casa de la tierra, una casa también para todos, en la nueva ciudad
56 Héctor David Gatica

de los poetas, que habrá de ser, la Ciudad de Todos los Santos de la


Nueva Rioja. Y hasta encontrarnos bajo ese alero. Muchas gracias,
poeta.
Alberto Mario Perrone
en la Casa de la Provincia de La Rioja,
en Buenos Aires, 17 de octubre de 2003

Rosario, setiembre 28
Querido Héctor Gatica
Una alegría grandota me trajeron desde La Rioja tu carta y el
libro que me enviaste -y que estoy leyendo, y a veces releyendo, con
la parsimonia que reclaman las obras hondas, impregnadas de vida,
gestos fraternos y pensamiento. Porque así es tu poesía y así es tu
prosa, sacadas ambas de las entrañas de lo humano y de las entrañas
de la tierra, de tu tierra, amalgamadas por la voz quye la dice, las
canta o las llora sin llorar. Son obras para tenerlas cerca, al alcance
de la mano; uno estira un brazo y donde las abra, entrará en el mundo
de la luz y del misterio. Has trabajado mucho y bien, Héctor, siembra
y cosecha, fecundidad y espera, comprensión y carácter.
Verse poco no implica olvido. Siempre te debo un viaje a tus
pagos, de los que tengo muy bellos recuerdos (más que de la ciudad,
del valle, sus pueblitos y su gente); pero los dos nos debemos unos
vinitos -tintos preferentemente- tomados en origen.
En algún momento se dará.
Llevo un tiempo sin publicar nada. Me llegan los más inesperados
reconocimientos, pero a la hora del dinero, si no pierdo, quedo
demorado.
Un fuerte abrazo de tu amigo y, como siempre, hasta pronto.
Jorge Riestra
Obras Completas 57

La Capital, nuestro diario, ha suprimido el suplemento cultural.


No sólo no hay puertas abiertas: ni ventanitas entreabiertas
quedan. Igualmente, mostraré tu libro. Quizá aparezca algún
caminito.

Santa Rosa, La Pampa, fines de Noviembre de 2003


Sr. Héctor David Gatica
La Rioja
Querido David: En primer lugar, pido disculpas por partida
doble: a) por haber demorado tanto en acusar recibo de tu magnífico
tomo de tus “OBRAS COMPLETAS” (aunque no del todo, según
vos mismo explicás en el libro). Es realmente espléndido como
realización editorial, e invalorable como realización espiritual, literaria
y poética (Tentado estaría de decir el gastado latinazo “Fins coronat
opus”, pero mi mayor deseo es que tu obra siga creciendo y
renovándose); b) Por escribirte a máquina ya que la buena educación
indica que una carta, y sobre todo dirigida a un amigo, debe ser
manuscrita. Pero mis garabatos, a medida que transcurren los años,
apenas son descifrables para mí solo.
Edgar Morisoli

Villa Dolores, 25 de noviembre de 2003


Querido Héctor David:
Con tus OBRAS COMPLETAS me has hecho viajar
profundamente, intensamente, por tu provincia y por tu corazón. Libro
impar el tuyo, que opone a los Fundadores del Olvido la refundación
vivencial de La Rioja, de una vez y para siempre.
El volumen, copioso, se me hizo liviano con la lectura. Es un
suerte de autobiografía lírica, testimono literario y documento humano,
58 Héctor David Gatica

que te torna indisputable a la hora de evaluar la cultura riojana, medir


su habitante y adentrarse en su paisaje y su pasado.
Se abre tu libro con la infancia que atestigua y exalta “Memoria
de los Llanos” y se cierra con esos “Fundadores del Olvido”, que
regresan por la vida y milagro de tu prosa desgarrada y fulgurante,
dotados de una magia que conjura la desmemoria y el anonimato.
En el medio, me conmovieron “Los días Insólitos”, crónica
implacable de víctimas y victimarios en el ámbito de ese “Proceso
que procesó la palabra, la dignidad, el amor. Celebro que a “Los
días. . .” no lo hayas convertido en literatura, con lo que hubiera ganado
artísticamente pero a expensas de su desnudez sin concesiones y su
verdad de radiografía candente. Te confieso, sin falso pudor, que frente
a ciertas páginas memorables “hociqué”, sobrepasado en mi condición
de lector analítico por una emoción que asumí como un baño lustral.
Me ocurrió, paradigmáticamente, transitando “Las muertes de Pedro
Berón”, relato soberbio que me obligó en más de un pasaje a
suspender la lectura y quedarme con el libro abierto sobre las rodillas
para asimilar un áspero sorbo de indignado dolor, o rumiar aciertos
de la talla de este párrafo: “Nubes de tierra pegando con piedritas y
metiendo el médano por todas partes, hasta que el atardecer comienza
a detenerse para regalar un crepúsculo calmo, de un color blanquecino
pardo, que es hermoso porque da sensación de convalescencia”. Sumo
este lacerante trazo psicológico: “Nadie se animaba a hacer compañía
al pocero, su terrible silencio alejaba”. Y podría seguir y seguir.
En ´La risa oscura del carbón´ advierto cierta incursión en
técnicas narativas de vanguardia que no necesitás para ser original y
excluyente.
Te cuento que te he leído con un mapa de La Rioja sobre la
mesa, para perseguir más de cerca andanzas y destinos y penetrar
casi presencialmente tu tierra.
Qué afortunado sos: Has llevado a tu literatura tu vivir de cada
Obras Completas 59

día, haciendo de estampas, poemas y cuentos diario íntimo,


electrocardiograma goteante, corteza de árbol escrita con el tuétano.
Siempre anhelé eso que vos lográs: fusionar vida y literatura sin respiros
ni excusas. A vos se te da.
Creo que Villa Nidia terminará por figurar en los mapas de tu
provincia. Creo también que tu destino no pudo ser otro: existir desde
la riojanía para contar y cantar desnuda y bellamente tu tierra de la
América morena que me has ayudado a descubrir del todo y
definitivamente, instalándome en tu provincia como en una
prolongación de la mía, con señorío de habitante y no de visitarte.
Gracias por tus OBRAS COMPLETAS y su épica del hombre
y su paisaje y su historia de despojos y resurrecciones. Me placerá
visitarte para rememorar en vinos tu libro raigal.
Saludos a tu esposa. El recuerdo de Carmen. Mi abrazo visceral:
Osvaldo Guevara
60 Héctor David Gatica
Obras Completas 61
62 Héctor David Gatica
Obras Completas 63

- 1961 -
PAIS CHARRUA
64 Héctor David Gatica

BUENOS AIRES

Medianoche en Buenos Aires, leyendo en el subte un libro de


poemas recientemente donado por su autor.
Mañana en el Tigre, lancha hacia las islas, sentados a mitad de
la nave, a brisa quitándonos el rostro, navegamos sobre el Paraná.
Ligustros bañados de jazmines y de aire del río, las lanchas
pasan rápidas, continuas, rugidoras o atracan en los muelles con el
salto justo del lanchero en popa que tiene amarrado su destino al
agua.
Los isleños llevan un remo en cada músculo, una canoa en cada
mano, un río en cada arteria.

MONTEVIDEO

Volando. Turbio Río de La Plata. Una franja blanquecina delinea


el cauce que da la impresión de querer desbordarse sobre esa gran
masa marrón que es la tierra.
Dispuestos en distintos sentidos se ven los tablones de forrajes
y cereales uruguayos.
Carrasco en la mirada. El agua y el sol, conjunto de reflejos,
forman templos blancos sobre las olas.
En Montevideo me oriento por la calle 18 de Julio, voy hasta
Patria y con la esposa del poeta Ubios salgo a conocer el Parque
Rodó, la efigie de Sánchez, la playa que está junto al parque recibiendo
el placentero sol navegante.
Más tarde disfrutó nuevamente del parque, del viento uruguayo,
frágil, sentado en el césped miro la inmensidad del Mar Dulce hasta
que llega la noche muriendo en cada ola. Descalzo palpo la arena
finísima que me baña los pies. Entre al río, camino hacia adentro.
Obras Completas 65

Navegando en el filo del tiempo pasa algún barco con las luces
encendidas. Luego la inmensidad líquida, la soledad salada -el océano
está cerca- A mi espalda, Montevideo soñando puertos a mil leguas
en esos edificios buscacielos que se asoman al agua como mástiles.
Hacia adelante un río sin fronteras que me ahoga los ojos, y la
noche marina, y el cielo piloto, personalidad ancha del Plata, aquí
donde nadie ha venido conmigo, donde estoy tan uno, tan nadie...
solo la mole oscura.
Al volver mis ojos a la costa veo como la ciudad iluminada se
refleja en colores haciendo de la orilla una fuente luminosa. “Es más
azul que verde/ más que verde y azul es colorada/ Y como siempre las
refleja el río,/ roja, verde y azul parece el agua”. (Sebastian Tallón).
A la madrugada golpeó puertas en busca de alojamiento; parte
es eso de las almas peregrinas, llegar a golpear puertas. Y hay quiénes
las abren, y quiénes les aumentan otra vuelta de llave. Uno se siente
un poco linyera.

CON POETAS URUGUAYOS

Recorro la calle 18 de Julio. Aquí la representación del gaucho,


de ese gaucho que dio una nación a la libertad, a esta libertad que,
andando unas cuadras más, se alza en monumento narrando en lo alto
una historia sitiada de guerrillas.
Siguiendo por la misma calle, el monumento al grito de la
federación, al héroe de Río Grande, al fundador de la nacionalidad
uruguaya: Don José Artigas.
Mediodía en un lugar que tiene vista al río, esa masa creciente
con el nombre de cien mil marineros y un barco a la espalda.
Por estas costas hace siglo y medio pasó un grumete irlandés a
bordo de la independencia colonial, para izar muy pronto en el mástil
66 Héctor David Gatica

de la fragata Hércules, la historia naval más heroica y gloriosa de


América y que todas las auroras nombran después de Juan Díaz de
Solís: Guillermo Brown.
Solís probó estas aguas y creyó que todo era dulce en América;
en ese momento no pensó en los indios charrúas.
Los uruguayos tienen una heredad de agua en los ojos, un río
sin costas en el sud de sus párpados. Los orientales tienen agua en las
manos, agua en las palabras. Horas y horas de sol narran cuerpos de
arena y playa.
El río parece levantarse en el horizonte para encontrar el cielo y
colgarse de él.
De noche me reúno con los poetas Olivera Ubios, Manuel de
Castro, Felipe Novoa, Paulina Medeiro, Julio Moncada y Ernesto
Pinto.
Después de cenar y conversar, algunos de ellos me hacen
conocer parte de la ciudad, de las playas, de los altos edificios. Y yo
miro todo esto, y al acercarme a una ventana rubia que me describe el
río, el viento de asaltos frescos me toca la cara con sus cabellos
húmedos.

Hablo por teléfono con Araince Moratorio, directora de los


cuadernos “Julio Herrera y Reissig” -antes lo fue Ortiz Saralegui, autor
de “La Amorosa Búsqueda Poética”- y dejo el país de Zorrilla de
San Martín, Enrique Rodó, Julio J. Casal, Delmira Agustini, Juana de
Ibarbouru, Lautreamont, Juan Carlos Oneth, Eduardo Galcano, Mario
Benedetti.
En un transporte de ONDA viajó hacia Colonia; navegando
por el Río de La Plata, bosques de pinos y eucaliptos y la llanura
encinta.
Al mediodía navegó en el Río de La Plata; agua y cielo; agua
turbia, cielo claro.
Obras Completas 67

El viento me habla con la voz húmeda, la quilla raja el suelo


líquido. Parado en el ángulo de proa me dirijo hacia Buenos Aires.
Colonia ya desaparece, es ahogada por los nudos, los cuatro
horizontes están vacíos de tierra. Todo río. Todo agua.
A media tarde, balanceándonos, levantándonos y bajándonos,
acercándonos siempre.
Muy lentamente aparece Buenos Aires alzando al mástil de sus
edificios, sirena de humo largo.
68 Héctor David Gatica

- 1963 -
HEREDAD ARAUCANA
Obras Completas 69

VOLANDO SOBRE LOS ANDES

El avión está por despegar; ya lo hace. Se va elevando en


etapas... Ahora se ha estabilizado, la serenidad es casi total, una
pequeña vibración sacude estos escritos que la pluma va dejando en
el cuaderno de apuntes. El piloto anuncia: “Estamos a ocho mil metros
de altura y volamos a una velocidad de ochocientos kilómetros por
hora.
La neblina forma un tul sobre la alta piedra. Abajo los caminos
del hombre son caminos de hormiga. La brújula tiembla en su siempre
amor del norte, vamos hacia el oeste, estamos sobre la Cordillera de
los Andes, sobre sus nieves.
La voz de la azafata: “Ajustarse los cinturones que vamos a
descender”.
Y ya bajamos sobre Santiago a sólo 28 minutos del punto de
partida -El Plumerillo-. Corre viento en el aeropuerto de los Cerrillos.
Que extraño me siento, estoy al otro lado de la Cordillera, en
tierra chilena. Ya no puede decir que la Cordillera está al oeste; ahora
está hacia el este desde donde me devuelve la mirada.
Por tres escudos me llevan hasta la ciudad.
La noche trasandina me encuentra a 28 kilómetros al sur de la
capital, en Malloco, casi a punto de llover. Por el patio de un instituto
caminamos con un compatriota y comentamos: Cómo se quiere a la
patria cuando se está lejos, recién se alcanza el significado más
nostalgioso de la tierra. No, no es que se la quiera más o menos,
sencillamente se la extraña.

EN SANTIAGO CON POETAS CHILENOS

Una campana corta los párpados y se levantan urgentes voces,


70 Héctor David Gatica

y los cantos, y las guitarras. Correr a lavarse. Los equipos se distribuyen


y en pocos minutos queda todo limpio; primer piso, planta baja, baños,
salas, patios.
Con el director del instituto nos vamos a Santiago; el escritor
Hernan Poblete, crítico literario de “El Mercurio”, se toma la molestia
de darme varias direcciones, con este material de búsqueda salgo a la
calle. Nunca una ciudad atrajo tanto mi atención, esos edificios seglares,
negros por el humo del tiempo, los portones oscuros, hollín depositado
por los años. Aquí una puerta inmensamente amarilla, un amarillo de
cinco a siete metros de alto en esta iglesia antiquísima con relieves de
cuerpos humanos enteros en las paredes.
Almirante Barroso, Riquelme, San Martín, Amuchastegui. . .Voy
andando, formas de ventanales altos, sin abertura, abundosos detalles
en los frontales, molduras coloniales. Algunas calles no se lavaron la
cara esta semana y tienen todavía sombras en los párpados.
Ventanas con vidrios rotos que sugieren encastilladas noches
de fantasmas y ruidos. Caserones que dan miedo, como si en ellos
habitaran únicamente las memorias sueltas de hombres extaños, con
trescientos inviernos en los labios caídos. Por dentro es otra cosa; la
amplitud, el recinto de seres que fueron más abiertos.
Cruzo las calles Catedral y Morandee y subo a la Biblioteca
del Congreso; en las tablas enceradas crujen mis pasos y se quejan.
Bajo a los jardnes, saludo de flores, plegaria de palomas, dedos
frescos chorreando de la fuente, ascensión de las palmeras, mensajes
de pinos y anuncios de árboles frutales.
Dejo los jardines y camino tres cuadras, la tarde me interroga
en los ojos innúmeros de esa gran cantidad de gente sentada en la
Plaza de Armas donde las palomas pican el ocio a los jubilados.
Camino cinco cuadras hacia el norte hasta dar con el río
Mapocho. Así pasa la pereza dle niño al hombre como desde la
Cordillera al valle esta nieve turbia y apurada que se enreda crecida
Obras Completas 71

con la tierra.
El mercado, el Parque Forestal, la Estación Mapocho... Un
penetrante olor a pescado trafica sin esperar la señal de los semáforos.
Como nosotros empleamos el sí, los chilenos, el ya. O ese mismo
ya como decir está bien, te comprendo, entendido; ya, que a primer
impacto choca, después se hace simpático. Adonde vayan los chilenos
irán con el ya de la mano. A las jóvenes llaman dulcemente chiquillas,
aunque más comunmente les dicen cabras. A los hombres, gallos o
cabros; a los niños, cabritos o guaguas. A los argentinos nos dicen los
Che; ellos en lugar del che utilizan el oye. En algunas formas su
pronunciación es más correcta que la nuestra, no vocean como nosotros
sino que se tutean, trato éste que en nuestro país nos resulta afectado,
como aquí en Chile el vos les parece despectivo. Correctamente el
chileno nos dice: Oye tu, siéntate. Y nosotros le replicamos: Che,
sentate vos. Muy frecuentemente dicen pa, y no para. Es muy común
que a nada le hagan faltar la d: Naa, naita. Esto en cuanto al habla
corriente de la calle. Si un transporte está a punto de salir, se expresan
así: Esta micro parte al tiro. El prefijo harto es muy corriente: Harto
rebueno, harto pescado.
Por la noche viajo al Golf para cenar con Eliana Navarro, José
Miguel Vicuña, Francisca Ossandón y Braulio Arenas.
Braulio Arenas acaba de llegar del sud de Chile -Ancud, Castro,
Achao- donde se come el “curanto”, es Coordinador General del
Taller de Escritores de la Universidad de Concepción y director de la
revista Altasor.
Eliana es una mujer deliciosa, casada con José Vicuña tienen 7
hijos, 4 de ellos escriben. Se mantiene joven, atractiva, cariñosa. Es
directora del grupo “Fuego de la Poesía”.
Una “liebre” me deja en Santo Domingo, camino varias cuadras
a pie por calles opacas, llego a un bar y pido café, pero más que a
beber café a vivir su ambiente, mucho rato hace que ya pasó la media
72 Héctor David Gatica

noche.
Son las tres, golpeo las puertas de unos parientes; por el alma
me aletea la aventura. En Santiago un argentino trasnochado se para
junto a una puerta de la calle Castro Arana y pone los nudillos de su
corazón sobre una lágrima del aire cordillerano.
La noche toca campanas de silencio, su campanera es la luna
en la punta de los álamos.
Contemplo la Cordillera y escucho un grillo (roto chileno).
También hasta aquí llegaron saltando los violincitos negros de la
soledad.

CERROS SANTA LUCIA Y SAN CRISTOBAL

A Santiago le ha salido
un cerro en los
pulmones, el “Santa
Lucía; hay un museo
aquí con numerosos
artefactos que
representan a distintos
países, ya en cerámica,
en plástica, tejidos,
barquitos y crucifijos
dentro de botellas. Más Marito, María Teresa, Raquel y Héctor David
arriba aún siguiendo las en el cerro San Cristobal, Chile.
escaleras, una capilla.
“Cerro de los enamorados”, hasta el aire parece traer y llevar amor.
Descendemos con mis parientes chilenos y nos vamos al cerro San
Cristóbal, subimos en el funicular San Ramón. Desde casi las nubes
dominamos a Santiago extendida hasta la cordillera que la tiene sitiada.
Obras Completas 73

La fábrica de la distancia carga humo sobre el mar de sus edificios.


El cerro Santa Lucía con el lomo hinchado como gato enfurecido
tuvo la osadía de quedar ente la opulencia arquitectónica de la gran
ciudad. Más acá la franja rectangular de plátanos orientales del Parque
Forestal. El sol es niebla que se apaga y el aire, caricia que pone
palabras en la piel.
Subimos más, la Virgen María desde lo más alto, enorme, con
los brazos abiertos, parece querer abrazar a todo Santiago. Un poco
más abajo de sus pies y de las gradas se prosterna una ladera de
flores blancas.
Aquí está el jardín ecológico, un mono se golpea las manos
pidiendo maníes. Bajo un parral bebemos jugos envasados; entramos
luego a conocer la iglesia erigida sobre el San Cristobal, tiene imágenes
talladas en las piedras laterales.
La noche se trepa al cerro y la ciudad empieza a iluminarse,
collares de focos, inundación de la luz eléctrica, bramido de la agitación.

ENCUENTRO CON PARIENTES EN LOS ANDES

En un “bus” viajo a los Andes, los cerros me saludan en nombre


de la altura y al descender, los bosques de álamo. Chile se estrecha la
cintura con una faja de agua y otra de piedra, la Cordillera y el Océano
le conservan la silueta.
San Felipe, aquí vivieron mis bisabuelos, desde aquí partió para
Argentina mi abuelo Joaquín más de ochenta años hace.
Llego a casa de mis otros parientes (de apellido Durán), tienen
diversas plantas, en especial paltos, adornan reinas luisa, malvas rosa,
cardenales. Me reciben con grandes demostraciones de cariño.
Nos vamos a conocer los alrededores. Bordeando el río Blanco
subimos hasta un lugar denominado “Los Quillos”, donde hay una
74 Héctor David Gatica

capilla toda de piedra. Bajamos a beber el agua, helada, el Río Blanco


es cristal, nieve fría y limpia que no se animó a mancharla la tierra,
nieve que no perdió la virginidad al cambiar de estado.
Una cascada humedece al cerro, una de tantas, desde la frente
hasta el calzado.
Ahí pasa el tren internacional, sube lento; aquí un “Taxi cata”
desciende de la Cordillera. Hotel Nobiles, su piscina, y aquí mismo el
Río Colorado, pero a esta hora viene como río Blanco, los sauces
costeros se inclinan sin disimulo y le dicen elegías chilenas al oído.
Agua de perlas derretidas, agua nacarada donde las piedras semejan
barquichuelos anclados. El murmullo invita quedarse largos ratos
escuchando, palpando, viendo a Chile en este su paraíso verde y
blanco.
Por la tarde subimos la quebrada hasta donde empieza el túnel
que une los Andes y Santiago. Volvemos y pasamos a los “Baños del
Corazón”. Pinos, eucaliptos, ramadas de álamo blanco y de ellas
también como cortinas en las galerías. Conozco asimismo el “Cariño
Botado”, fama de la mejor chicha chilena.
Y al anochecer guitarras hasta que el canto se hace adiós en
nuestras manos, mis parientes acompañados con el piano, yo con la
guitarra.

EN VIÑA DEL MAR

Un tren eléctrico me trajo hasta Viña del Mar, rodeado estoy


de cerros con abundosa vegetación, la calle que va hasta el mar, las
palmeras, el estero de mirada verde.
Se ven muchos edificios altos de líneas modernas, los admiro
largo rato y en ellos al hombre, algunos de estos edificios levantados
en la punta de las lomas.
Obras Completas 75

Ahora estoy
frente al Océano
Pacífico, más no tan
pacíficos como en los
mapas, como en esos
mapas donde nos lo
señalaban cuando niños
con un puntero,
encerrados en el aula;
aquellos bancos ciegos,
estáticos y aquel puntero Reloj de flores naturales en Viña del Mar.
mudo qué nos podían
contar. Escribo frente al
mar, el viento marino quiere arrancarme las hojas del borrador. El
agua pega manotones en la costa, salta sobre las piedras como un
perro sobre la presa, sube a la playa y la humedece y baja nuevamente
como un reptil plano, la arena parece secarse en el acto. El sol y el
agua crean espejos en un sector, en el otro el mar azul, azul celeste,
azul azul, mejor azul mar porque no sé que azul decir. Si se le acaba la
tinta a mi lapicera la llenaré con agua del océano.
Hacia el norte un cerro imponderable hundiendo el pico en la
sal, al sud un barco que se aleja, que apenas se mueve. El costo es
agua, cielo, horizonte y nada más. Cómo se pasa el tiempo
contemplando el mar, saladas las pupilas. Los ojos, de golpe se me
han tornado azules.
Me levanto, el viento está fuerte y puede hacerme daño, pues
que si me enfermo aquí... Estoy tan solo...
El casino, el tan mentado Casino de Viña. Esta es la ciudad
jardín, las palmeras, de cabeza chica y poco pelo, alargan el cuello,
jirafas vegetales. Y las flores, cuantas y que variedad, un océano de
flores. Y los paseos, la gramilla. Color. Los ojos no alcanzan a creer
76 Héctor David Gatica

la realidad que están viendo.


De nuevo alzo la vista para mirar la edificación, las casas parecen
a punto de caerse desde esas laderas; piedra, planta y muralla. La
arboleda, el cemento y la mole por todas y cualesquiera partes. En la
punta misma de los cerros los edificios, ola superpuesta, ostentan su
cristalería, como si fuesen únicamente de cristal, o de agua, o de mar.
Camino hacia el norte, voy entre el mar y la ciudad, doblo una
loma y andando un poco más doy con el reloj de flores. No son las
seis menos diez, digamos a la chilena, diez para las seis, marcada por
este reloj natural de color amarillo y rojo. El nombre de la ciudad
también con flores.
Quiero conocer al mar en la oscuridad. Aquí la noche sale desde
abajo, se levanta líquida, muy negra. Bajo a la playa, corazón de
arena, el agua llega muy cerca de mis pies, viene rugiendo como si
fuese a devorarme, a arrancarme de la playa y llevarme al fondo del
océano; mañana amanecería flotando en altamar sin saber que el
océano me ahogó la vida. Qué oscuro está, las olas se sacuden, se
suceden repentinas, impulsivas, una, otra, otra, otra. El océano al
parecer está inmóvil, y de golpe, no de lejos, de allí mismo se levanta
enfurecido, alza una ola y la suelta rugiente contra las costas que choque
en la roca. Me dan unos deseos inauditos de salir disparando, ya por
este fenómeno inacostumbrado para mí, o porque alguien desde atrás
pudiera asaltarse y tirarme al mar. Además el viento, el viento marino,
fuerte y frío. Pero aquí me quedo, quieto, absorto ante lo líquidamente
majestuoso.
Como la edificación se ha hecho sobre los cerros costeros, los
cerros están iluminados. En Viana 47 me recibe y hospeda una amiga,
Ingeborg Ermerich.
Amistad, poesía, viento, agua, cerros.
Obras Completas 77

EN VALPARAISO

Viajo a Valparaíso
por entre el mar y la
montaña, quiero bajarme
en un lugar determinado
pero ya me pasé,
entonces una “chiquilla”
que va en el mismo bus
tiene la amabilidad de
Puerto de Valparaíso.
bajarse y acompañarme
varias cuadras,
mostrarme el puerto, los
barcos, la armada y parte de la ciudad; ella es de Magallanes, me
cuenta que extraña la nieve, el deporte de los patines y el esquí, y la
carne de cordero.
Las calles son quebradas; aquí un cerro alto, subiré en funicular
para ver mejor la bahía. Vaya sorpresa, acá arriba me encuentro con
muchos edificios, con calles circulares de una ascensión que acobarda,
hay camiones calzados con piedras. Desde aquí puede verse
claramente el movimiento de barcos y lanchas, y allá, azul y plomo, la
loma donde termina o donde comienza la edificación de la ciudad,
viniendo cuesta abajo por laderas. Palma en sentido oblícuo, así está
Valparaíso en la falda corriéndose hasta la orilla misma del océano,
casi a punto de se echado al agua por la mano en canto de la piedra
cerril.
De nuevo en el bajo, calle del puerto, pregunto por la estación
portuaria a un hombre de rostro misterioso y gorra legendaria que se
halla sentado en el umbral de una puerta cerrada, acaso viejo lobo de
mar que espere, solitario, que algún barco zarpe y le lleve la mirada.
Un marinero como éste debió de ver Rubén Darío cuando escribió su
78 Héctor David Gatica

“Sinfonía en Gris Mayor”: Es viejo ese lobo. Tostaron su cara los


rayos de fuego del sol del Brasil; / los recios tifones del mar de la
China/ lo han visto bebiendo su frasco de gin”.
Adolescentes a mediodía durmiendo boca abajo sobre carretillas
cargadas, hombres de torso desnudo descargando mercadería,
caminantes con ropas arrugadas y mugrientas, sacos y pantalones
que como nadie saben lo que es un sueño, cien sueños, tendidos sobre
la tierra tirante. Mensajeros de la injusticia social por cuyos ojos
vomitan el alma.
Desde el mismo puerto salen camiones, trenes y buses. Siento
no haber conocido Con Con, el Parque Vergara, la Caleta Barca...

EN LA REINA con Nicanor Parra

En “Sur Bus” regreso a Santiago por Casa Blanca y Curacaví,


camino todo de cerros y ente los cerros los fundos.
La O´Higgins es la avenida más importante en Santiago, más
conocida por “La Alameda”, de movido tráfico, en partes tiene un
ancho de casi cien metros, con paseos tapados de gramilla, colmados
de árboles.
Cerca de la iglesia San Francisco, en una calle quebrada que
se llama Londres, está el Instituto de Literatura Chilena, ahí me recibe
el poeta Pedro Lastra.
Luis Rivano es un carabinero que tiene un pequeño
departamento donde se reúnen los artistas, en momentos libres dirige
“Hoja de Poesía”. Aquí es donde llegamos con el poeta austral Gustavo
Adolfo Cáceres, sus libros muy humanos reflejan un contacto directo
con los indios allá en Temuco, de ellos me habla así:
“Entraba y salía con indomable actitud de las araucarias y era
su alegría el bosque visitado por las lluvias, y era la tierra valles cruzados
Obras Completas 79

por los ríos entregándoles sus peces como una costumbre necesaria,
bajo el pacto conferido por sus dioses secretos, y era la muerte su ley
natural de la existencia. Ahora es la raza dormida por la civilización, el
mundo desechado por la cultura que Ud. conoce y que no sabemos
callar. Es el inútil desheredado de sus dominios, que la piratería dijo
darles nuevos sistemas de vida. Esta es la raza que Ercilla cantara
para la inmortalidad y que hoy deambula con sus costumbres
ancestrales, descalzos, cubriendo sus dolores con sus chales que
recuerdan sus viejos ritos”.
Pasando el puente de la Recoleta subo al bus y en 45 minutos
llego al pie de la Cordillera, a “La Reina”, parcela 27, casa de la
folklorista Violeta Parra.
El agua acanalada ofrece a los oídos las abejas de la nieve
crecida.
Ascendiendo por un túnel de sauces llego hasta la casa de
Nicanor Parra escondida entre acacias, espinos y olivos. Los geranios
pintan las rocas desde donde se domina todo el valle. Este es el pie
mismo de la Cordillera, el alto canto americano de la piedra; la belleza
es única.
Aquí está Nicanor Parra (candidato al Premio Nobel), entramos
a su pequeña y elegante casa de madera. Me obsequia dos libros
suyos: “Poemas y Antipoemas” y “Versos de Salón”.
Nicanor Parra vivió dos años en EE.UU., en Inglaterra estuvo
del 49 al 51, el 58 en el Lejano Oriente (Unión Soviética, China,
Honcón, Japón) visitó Europa varias veces. Ha sido traducido al inglés,
francés, alemán, sueco, checo, ruso. Gran admirador del Martín Fierro,
lo considera el mejor libro de versos escrito en América.
80 Héctor David Gatica

EN MALLOCO

En Malloco otra vez, en este instituto de educación rural donde


me han recibido gratuitamente la mayor parte de los días que estuve
en Chile.
En un galpón cinco cursillistas y un maestro trabajan el mimbre
fabricando canastillas y forrando damajuanas; en otro galpón la
carpintería, recomponen sillas. Hay baúles, cofres y mesas de Coligüe.
En otra parte el criadero de cerdos, el gallinero, la cría de conejos
blancos con sus ojitos rojos. Un grupo cultiva la tierra, otro trabaja en
menesteres diversos más allá. Disponen de varios profesores que les
dan clases en distintas horas del día, nueve meses de enseñanzas y
alojamiento gratutos. Me gusta y admiro todo esto, se está trabajando
bien aquí en Chile por la educación de la juventud rural, el gobierno
cubre gran parte de los gastos.
Pido al profesor Rogelio Correas que por ser la última vez que
lo escucharé, prolongue un cuarto de hora más su charla de hoy.
“Beneficio de la amistad con la mujer para prepararnos al
matrimonio; perjuicio de los muchos amores donde se pierde todo y
nada se tiene para entregar a la escogida.
Capacitación para el pololeo, conocimiento de la compañera,
comportamiento igual ante la novia y los demás, que el teatro a la
larga cansa y ha de ser descubierto irremediablemente. No un amor
apurado en donde cada uno busca su beneficio particular, porque
será fracaso. Si la entrega es de ambos la felicidad será suma. Exceso
de celos, temor a ser descubierto, dos expresiones de cobardía.
Descubierto de ciertas incapacidades que en el pololeo las podía
encubrir, pero que una vez casados no se podrán ocultar. Si estamos
seguros que existe otro hombre que la hará más feliz, que ella apreciará
más por algunas cualidades que nosotros no tengamos, mostrar
hombría y hacernos un lado, dejarla que se encuentre con su verdadero
Obras Completas 81

amor. Por qué no ha de seguir siendo bonita y atrayente? Por qué


prohibírselo? Por qué no permitirle que siga teniendo amigos? Como
seamos demasiado absorbentes perderemos la chiquilla, la
anularemos”. (Me piden que toque la guitarra antes de partir y les
cante canciones argentinas).
Debo dejar a Malloco y a la entusiasmada y sana juventud que
forma este curcillo con peruanos, brasileños, argentinos y chilenos.
La cueca se queda entre los surcos y el álamo, la piedra y el
agua, crecida en la boca del chileno.
Visito “Los Gobelinos, Casa de la Moneda -donde están las
autoridades máximas- Plaza Bulnes y su enorme fuente, Hotel Armas-
el que quiera gastar una fortuna en pocos días puede hacerlo aquí-
Plaza Simón Bolívar, el Polígono, la Basílica de Lourdes, La Quinta
Normal, aquí, la tarde corre juguetona por dos rieles pequeños, navega
en bote por el lago, trepa a los plátanos, se tiende en la gramilla. La
tarde sube hasta las torres iluminadas rojas y pone en esa luz un poema
de cobre mientras crece la noche del minero.

PARIENTES Y POETAS

Hasta hace muy pocos días ignoraba que ningún pariente pudiese
tener en Chile, se me dijo que debería de haberlos, más nunca lo
tomé en serio ni creí jamás encontrar noticias. En este punto de la ida
y el tiempo, quiso Dios que la sangre separada por una cordillera se
volviese a juntar después de haber pasado casi un siglo, así es como
me veo en este Chile que hasta ayer me era desconocido, unido al
cariño heredado (Mario Durán, Raúl Durán y familias); súmese la
amistad de los poetas de esta tierra larga y angosta.
Un poeta sin amigos es un pájaro sin árboles, que puede cantar
sí, y su canto liberarse solo; pero sus pies de hombre quedan atados
82 Héctor David Gatica

a un encierro muy gris y estrecho.


Qué oficio hay que le permita a un hombre viajar a lugares no
conocidos seguro de encontrar amigos por la identificación de su
trabajo? Acaso un comerciante? Un doctor? Un ingeniero? La poesía
realiza este milagro, quizás porque ella no tenga caracteres definidos
de oficio. Mañana mismo si me fuera a otra nación que no conozco
estaría con nuevos amigos por la sola hermandad anónima de la poesía.
Por eso vine a Chile seguro de encontrar muchos, buenos poetas, y
que por ende si había poetas encontraría amigos.
Así es como por el abrazo del hombre, el canto del paisaje, la
abertura del mar me voy enriquecido de la entrega humana y natural
de este país querido de Alfonso de Ercilla, Vicente Huidobro, Gabriela
Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Nicanor Parra, José Donoso.

REGRESO

Al amanecer, las cuatro, ya estamos fuera de Santiago, somos


tes y el conductor.
Ascendemos, ascendemos hasta llegar a la máxima altura
chilena, hace frío invernal y corre viento en agujas. Nos revisan la
documentación. Tras los vidrios del Hotel “Portillo” se ve la tan
renombrada laguna del Inca, murallones milenarios rodean un espejo
asombrado, tiempo líquido entre los altos cerros, quietud que pronto
ha de solidificarse para que los turistas patinen su ocio.
Pasando por el túnel se sube a tres mil metros; pasando por el
Cristo, por donde vamos ahora, se llega a los cuatro mil, altura de
piedra crucificada.
En “Las Cuevas” las autoridades argentinas revisan el equipaje,
en tanto el frío con las manos del viento nos revisa la piel poro a poro.
El valle de Uspallata sonríe verdeante. Desde que empezamos
Obras Completas 83

a descender no se aparta de nuestro lado el río Mendoza.


Y túneles. La tierra y el viento van en más, desierto de polvo y
piedra.
Chacras de Coria, saludo florido. Y Mendoza, que se abre en
viñedos y avenidas después de nueve horas de piedra.
84 Héctor David Gatica

- 1964 -
TIERRA GUARANI

Revista ALCOR.

VILLA OCAMPO

A mediodía hemos bajado en Reconquista, un Reconquista que


hace cuatro años me permitió vivir gratas experiencias. Y ahora, apenas
si de paso, sin avisar a nadie. En 1960 esta misma estación, atardecía
en cantos y lágrimas de chicas y muchachos con una aurora en cada
frente. Hoy es sólo una estación calurosa, pesada, húmeda.
Seguimos hasta donde termina el asfalto, las nubes empiezan a
caer desmontadas y los girasoles miran hacia nosotros porque
perdieron el sol en la tormenta.
Obras Completas 85

Nos hemos detenido por la lluvia que le pega gotas al vidrio, al


algodón que anticipa metros de géneros en su proyección de fibra, el
aceite que se funda en las corolas de Santa Fe.
Los conductores averiguan desde un teléfono. Seguimos. Nos
detenemos. Seguimos. Nos detenemos. Los pasajeros crecen en
impaciencia, la mayoría quiere seguir aun cuando nos quedemos en el
campo; las mujeres con hijos suspiran. Se juntan los transportes y se
bajan más de cien pasajeros. Seguimos.
Villa Ocampo, la lluvia vuelve y ahora para atarnos. La tarde,
la noche. El agua camina descalza por las calles de Villa Ocampo. El
agua que se entra en el agua, lo saben mis pies que son pies de agua.
Con los zapatos en la mano llego hasta una casa de luz pálida.
El barro se pega a las sombras de la noche.

CHACO: FOGON DE LOS ARRIEROS

Las once del día siguiente podemos seguir. Tierra chaqueña,


voz de algodón y manos de quebracho.
Resistencia, veredas anchas y un sol propio de su estatura.
“El Fogón de los Arrieros”: Un perro de aventuras esculpidas
cuida la entrada.
Las enredaderas cubren una rueda de carro de más de tres
metros de diámetro. A la entrada hay un molinete y esta inscripción:
“Para que no pasen los animales”.
Un cuenco de yeso contiene un puñado de agua y un letrero
trasmite su bienvenida: “Si has de agregar una sonrisa al vino y a la sal
que te ofrece nuestra casa, detén pasajero tu camino, abre la puerta
sin demora y pasa”.
El busto de Almafuerte representa desde el bronce la fuerza
moral de los fogoneros.
86 Héctor David Gatica

Bananos de hojas muy crecidas. Una puerta, en ella esta


advertencia: “Si usted es el último en salir constate que queden las
puertas cerradas y las luces apagadas”.
Al entrar Aldo Boglieti me entrega una llave y me alcanza un
vaso de cerveza mientras habla por teléfono con el poeta Alfredo
Veiravé.
Empezamos por la derecha y a grandes pasos porque si los
hacemos cortos no terminaremos pronto.
Poemas, música. Alguna advertencia: “A las 24 baje el tono
por respeto a los vecinos y a cuantos duermen en el Fogón, a las 2
apague. Recuerde que el Fogón es su casa y no una “boite”.
Desde aquí nos miran los “tapes” del Capataz del Fogón, el
Negro Mena; el curupaí se cargó de gestos, se bañó de expresiones
desde las manos fantásticas del escultor y entonces el bosque chaqueño
adquirió proporciones humanas.
Aquí está el bar americano donde tantos pintores, escultores,
concertistas, críticos de arte, gentes de teatro y de más se han arrimado
a festejar su llegada al Fogón o bien a tirar los dados que se ven
rodando sobre el mostrador todas las noches: “Este bar es también
su casa, atiéndase a sí mismo y a quiénes llegan por primera vez”.
“Creemos al hombre nuevo cantando. Canto esta noche de
estrellas en que estoy solo y desterrado. Pero en la tierra no hay nadie
que esté solo si está cantando”.
Numerosos recortes de todo el mundo hablan del Fogón.
Un letrero: TELEFONO PUBLICO. Al entrar nos damos con
un baño... “Silencio; teléfono directo con la bodega Giol”.
Entre baño y baño un bulón: “Tornillo que se le cayó a Héctor
Testoni”.
Segundo baño, las paredes cubiertas de poemas y con una
biblioteca: “Libros seleccionados. Pueden usarse en caso de
necesidad”.
Obras Completas 87

Siguiendo por la misma mano, la escultura de un sujeto descalzo


que camina mirando al suelo; “Que nos pacen encima, pero que
avancen, por Dios!, en lugar de caminar siempre sobre nuestros
pasos”- CHARLES DULLIN.
Cuarto con dos camas para huéspedes y a la vez archivo y un
ropero, “que contiene trajes del Bacán Sr. Aldo Bogliotti por valor de
$ 1.577.000”.
Trasponiendo este cuarto una pequeña galería, patio reducido,
mesones, asadores; algo así como el corazón escondido del Fogón
de los Arrieros.
Salimos al patio mayor de altas plantas, sombras y juegos de
jardín para sentarse a platicar, a escribir, a leer: “Y nadie sabe en qué
calladas flores se ha quedado tu voz”.- CORDOBA ITURBURU-
“Se amaban como la hoja con el aire” -ROSLER-.
La pileta, caprichosa de formas; vestuarios, asientos. Los
bañistas unos en el agua, otros sentados en las orillas. Aquí están
Hilda Torres Varela, Directora del “Boletín”, Aldo y algunos recién
presentados.
Adyacente a la pileta el cementerio: “Colonia Salsipuedes”. Hay
una lechuza en la entrada, dos esqueletos y los nichos simbólicos de
fogoneros que aún viven: “Yace bajo el frío suelo/ Maule, escultor del
mañana/ En vez de un arpa en el cielo/ le han dado una damanjuana”.
“Aquí yace el mejor peón/ que hubo entre nuestros arrieros/ Si en
vida fue Aldo Manguero/ lo hizo con buena intención/ Tirado en este
fogón/ vivió sus últimos días/ Murió con su sobradora/ sonrisa en
brazos de Dios/ diciendo eterno un adiós/ a muchas admiradoras”.
Dejemos a los muertos vivos y veamos estos murales, estas
esculturas, los árboles del Fogón: Santa Rita, flor pájaro, crotos,
mamones, tacuaras, bananos, gomeros, pomelos. La hamaca junto a
los bambúes, la fuente internándose bajo el edificio; sol, sombra, aire
fresco. Presencia de todos estos árboles y el agua, quejido de las
88 Héctor David Gatica

cañas tocadas por el viento. Sensación de selva. Selva en medio de la


ciudad: “Y qué buena es la tierra de mi huerto/ hace un olor a madre
que enamora”.
“Me llamo yerba. Si salto, puede ser rumor de árbol. Si grito
puedo ser pájaro, si vuelo. . .RAFAEL ALBERTI”.
LA BRONCA: Lazos, boleadoras, guachas, rebenques,
cuernos... “Luna roja de los chacos/ a raz de los quebrachales/ Adonde
estará la lluvia/ matando polvadorales” JAIME DAVALOS. Estribos,
concerros, espuelas y numerosas armas antiguas: “No tocar, a las
armas las carga el diablo”.
Una escultura de Beethoven. “En comarcas del aire discurría/
Zodiaco de rosas y de cosas/ y en la mano del niño se dormía/ una
constelación de mariposas”. BARBIERI.
Entramos de nuevo a la planta baja: Cuadros y más cuadros de
pintores, esculturas; la gran llave del Fogón que tantos besaron y
juraron en fidelidad al Fogón y que pasaron a ser fogoneros, llevándose
una llave más pequeña para entrar y salir cuando quisieren, así fuesen
del Chaco, de Holanda o de cualquier parte del mundo.
Ventiladores, sillones, luces, el piano. “Si de noche lloras por
ver el sol no verás las estrellas. Si te arrastras como un gusano no te
quejes si te pisan”.
Hay una hélice de, por lo menos, tres metros y medio: “Sintiendo
el rumor de estar despiertos sobre una tierra dormida”.
En un pequeño espacio se hallan, muy bien ordenadas, más de
cien sillas plegadizas listas para los actos culturales que a menudo se
efectúan en esta casa con figuras eminentes. “Mucha gente que sueña
con a inmortalidad no sabe que hacer con una tarde de lluvia”.
“Un solo ser te falta y todo está despoblado”. “Pensamos que
todo estaba roto, perdido, manchado. Pero dentro sonreía lo
verdadero, esperando”...
Mantas, ponchos, telas norteñas.
Obras Completas 89

Segundo piso: Máquinas de escribir en uso y en desuso; álbum


gigante; registro de llaves. Un borrador y este consejo: “Borre su
pasado”.
Aquí está la biblioteca, el dormitorio de Aldo, esa calle que
lleva a la terraza por un puente de ascenso con veredas y las puntas
de las plantas que se alzan a su costado desde tierra.
Y cuanto esta tarde los ojos descubrieron. El Fogón en su interior
es una selva y una ciudad, con una fuente bajo los cimientos y un
camino con puente en el segundo piso.
“En Resistencia hay un museo del disparate y del buen humor,
con cementerio propio donde los que allí “yacen” pueden llevarse las
flores a sus nichos”.

Con 14 fogoneros almuerzo en el bar del Fogón, Aldo Boglietti


preparó la comida.
Por la tarde recibo la visita del poeta Alfredo Veiravé.
Capital del algodón, Resistencia es una ciudad limpia y bien
trazada; la plaza principal ocupa cuatro manzanas cubiertas por la
arboleda chaqueña en su más variada presencia.
Cincuenta esculturas conviven con el pueblo en sus calles y
plazas, seres de silencio material y voz artística, cuerpos inmóviles
que andan, paradoja, aquí en Resistencia, porque lo encuentran a
uno, le salen a la calle, al lugar público y allí lo esperan, intemporales.
La lluvia puso frescura en la noche, en el grito duro del
quebracho colorado que sueña trochas porque se siente que debe
soportar el paso del tren. Un artista también tiene estos sueños del
quebracho colorado porque bien sabe que después que lo corten,
desde bajo tierra, como los durmientes, seguirá soportando el paso
del tiempo y del mundo en una escultura, en una pintura, en un libro,
en una sinfonía, en un poema..
Un jacarandá y un lapacho se acercan a la ventana de nuestra
90 Héctor David Gatica

noche viajera.

Llueve en el norte, Resistencia se abre hacia el día y hay una


claridad de algodón en el puño fértil de las nubes. De algodón es el
viento y de algodón la mirada de esta tierra; el hombre cosecha los
días de febrero como juntar soles para sus fríos de pan en la travesía
del año chaqueño.
Los canillitas ofrecen “El Territorio”. El poeta Alejo Luis Meloni
tiene la cortesía de visitarme en el Fogón.
No he podido hacer entrevistas, me absorbió el Fogón. Además
la lluvia, esta lluvia que no me deja salir a la calle ni tampoco viajar a
Formosa. El Litoral norte pide asfalto, necesita ese río de alquitrán
que viaja inmóvil sobre las tormentas.
De capital a capital las picadas olvidaron el machete, pero no
todavía el fango que pone ataduras al caucho.
Chaco selvático, sus primeros historiadores y naturalistas fueron
en su mayoría padres jesuitas, hasta que Carlos III los tapó de mar
embarcándolos en su miedo. Sus manos ordenadas tocaron la planta
y escribieron: Urunday. Saludaron al indio y anotaron: Tobas y matacos.
Cruzaron un río y volvieron a escribir: Bermejo.
El hombre pasa; su palabra queda.

CORRIENTES

Veinte minutos hasta Barranqueras para tomar la balsa. Miro


una costa y esa costa es el Chaco. Mire la otra costa y estoy viendo
a Corrientes. Dos provincias que aprietan, que ciñen al Paraná con
sus brazos costeros.
Río Litoral donde navego, qué sereno anda el tiempo en una
balsa.
Obras Completas 91

Una hora de agua y la ciudad que se asoma al puerto por la


calle San Juan, raíz del chamamé.
Plaza Cabral, no podía faltar el nombre del sargento correntino,
granadero en forma de historia que salvó la vida de Yapeyú levantando
de las riendas a Latinoamérica, Babieca guaraní apretando la pierna
del Cid de esta parte del hemisferio.
Visito al poeta Folguerá, me habla de su provincia, de sus héroes;
leo algunos trabajos suyos y recordamos a Miguel Hernández y a
Marcos Ana y en ellos a la voz de las cárceles.
Conozco a Franklin Rúveda, que trabaja en el diario “Litoral”;
me obsequia dos de sus libros.
El resto de la tarde la estoy con el Dr. Ramón Viveros, fundador
de NUPILI. Sus entregas las constato en el saludo que le alcanzan
desde una vereda y otra.
Casa de Gordiola Niella, poeta que vive solo en un caserón
oscuro, con él y Viveros estamos hasta muy tarde entre poemas,
amistad y música del litoral. Aire libre, entreluz, casas, árboles; noche
correntina.
Como golpean las olas en la costa, así les golpea el habla a
estos amigos que me tienden sus manos como entregarme el río.
Un arrozal de estrellas y de brisas han venido a la costanera
para anegarme en ese chamamé que toca el agua al crear un acordeón
en sus olas.
Habla guaraní de Corrientes, su dulzura le viene del citrus que
es aquí la luna, que no baja a las calles porque hay luz eléctrica, entre
esas luces las correntinas bailan y se preparan para ser reinas del
carnaval. La luna es esta noche la reina de los navegantes viajando
por el río Paraná, luna que quiebra los cristales y se cubre la cara con
sus manos pálidas, débiles manos que saben gobernar al océano y al
tiempo de los pescadores, así como las manos sin fuerzas de una
mujer pueden cambiar el curso de la vida de un hombre.
92 Héctor David Gatica

Continúo viaje.
Que extensamente verde los arrozales. Toda esta costa del
campo correntino es agua y arroz.
Los labrantíos forrajeros alimentan la giba del cebú. Mujeres a
caballo. Casas de dos aguas con techos de tacuara y totora.
Al fondo de cada campo rompiendo el horizonte una vivienda
rodeada de árboles.
Iribucuá, Tuyutí, Yahapé, Itá, Ibaté, Ituzaingó. . .

MISIONES

Y aquí entramos a
Misiones, que nombra
sangre en la tierra
colorada y ondulante.
La pasión yerba-
tera le da estatura de
mensú.
Posadas, en las Misiones.
calles sin asfaltar un
polvo como de ladrillo
pone todo bermejo,
pasa un vehículo y ese
polvo al quedar flotando
va a las ropas, a los
rostros, al cabello, al
cuello sudoroso.
El sol, aquí en
Misiones, se considera
de tung; para imponerse Paraná de las Palmas
Obras Completas 93

de su aceite vegetal me llena el cuerpo de lámparas húmedas y pesadas


que agotan mi ánimo.
En el diario “El Territorio” me entrevistó con el periodista Videla.
Esta noche Misiones, como un pájaro enorme, dormirá sobre
un timbó.

ENCARNACION

Con un inspector de radio, un joven, Pedro García, con quien


enlazó amistad nos vamos en lancha a la ciudad paraguaya de
Encarnación.
Qué litoral el agua mojándonos al cruzarla, apenas agua,
levantada por esta lancha y mi ansia costera.
La tierra en Encarnación es la misma de Posadas. Un jinete
paraguayo lleva una mujer en ancas, pero él no sabe que la lleva
porque el vino lo privó del paisaje; ella va impasible en la grupa, o
acaso feliz de sentirse ignorada por su hombre.
Ocho lavanderas en un arroyo restriegan su destino.
Vamos hasta San Miguel y a la emisora local.
Los puertos de una y otra orilla son asediados por mujeres que
llevan grandes bultos y canastas sobre la cabeza, caminando con
naturalidad pasmosa.
Volvemos a media tarde con una embarcación más rápida que
cruza en 10 minutos.
He visto al Paraguay en su primera página, sus manos son dos
cachos de banana apretando la tarde.
Posadas otra vez y exactamente Posadas, cómo se suda y se
cubre todo uno de ese polvo naranja. Baños de piel y ropa, ganas de
caer rendido por la humedad y el calor. Las calles, unas suben y otras
bajan; todas adormecen y cansan, y empolvan y se alargan. Qué lentas
94 Héctor David Gatica

calles. Yqué pesado el sol cayendo en los pómulos verdes de la yerba.


No tengo esta hora la adaptabilidad del misionero, escribo bajo
los efectos de un clima exótico para mi mano y por eso quizáz esté
diciendo no lo que es sino lo que siento, extrañando el clima seco de
La Rioja.
La nocher pica y pica, tiene una fronda mosquitos del alto de
una tipa, la noche, que es misionera porque llegó de un país de pinos
y de araucarias.

EN VIAJE A PUERTO IGUAZU

La topografía ondulante de Misiones alimenta una selva virgen


que enmaraña flores con serpientes.
Cultivos de té, mandioca, soja, maíz, tabaco, patata, caña de
azúcar y cuanto se le antoja al misionero enterrar en la pubertad granata
de la tierra caudalosa.
Yerba y más yerba, yeba mate. Y el tung levantándose en su
aceite vegetal.
Carupé, las ruinas de San Ignacio, Ñacanguazu, Capiovy,
Moopicuá, Garuhapé, Caraguatay, Monte Carlo, Eldorado. Aquí
almorzaremos. La selva está apretando el pueblo, se confunde con él.
Mil, diez mil, cien mil pinos llegaron a Piray Miní y se
establecieron en gran extensión, y ahí están esperando ascender a la
celulosa para recibir del hombre su palabra gráfica, que pasa a ser su
voz.
Pinar misionero, largos pinos, paso y los miro y ustedes no me
refieren nada, esperan solamente, silenciosos. Mañana cómo hablarán,
que buenas serán sus lenguas o que pobres, según la letra que los
nutra.
Uno de ustedes lo asimilará a Shakespeare y tendrá por alma a
Obras Completas 95

Macbeth. Otro de ustedes será Job y recibirá por alma la paciencia.


Quien, Darwin y le entrará un mono por espíritu saltando de hoja en
hoja. Y muchos de ustedes saldrán a las calles a gritar las noticias del
día. O el canto de los poetas misioneros.
Los arroyos se zambullen umbrosos, se ocultan bajo la selva,
para verlos solamente en el cruce de los caminos obligando puentes.
Hasta dónde irán construyendo pájaros y mariposas.
Lenta selva de 12 horas desde Posadas a Puerto Iguazú, las
camisas presentan el sudor de sus espaldas y el color de la tierra.

CATARATAS DEL IGUAZU

Cataratas del Iguazú, toneladas de algodón de agua que caen,


se despedazan y se hacen corriente o se evaporan entre un arco iris
huidizo enhebrado sobre las piedras.
Saltos de espuma bramadora y esta presencia blanca de la caída
de los ríos. Y el Parque Nacional en torrente de árboles gigantes del
tamaño de los saltos, de las caídas. Las aguas se reúnen creadoras de
selva. La selva se levanta sembrada de aguas.
Al ponerme bajo un salto de menos altura, el chorro me presiona
la espalda como queriendo aplastala contra las piedras, el cuerpo
lucha por no ceder, el agua golpea la piel desnuda y sus gotas me
parecen pequeñas piedras por el efecto de la altura, agua que
amansada después de la caída invita a no dejarla, a seguirla golpeando
con los brazos.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue el primer español que recibió
Las Cataratas en sus ojos.
En el corazón del Parque vive “El Vasco de la Carretilla”. Ha
recorrido a pie, conduciendo una carretilla, todas las provincias de la
Argentina, su cuerpo recibió soles, lluvias, fríos -que en su variado
96 Héctor David Gatica

clima nuestra república


levanta 45 grados y más
en las provincias
norteñas y, en el sur
muchos grados bajo cero
-Camas de suelo,
semanas de ciudad,
meses de carretera, de
sed, de hambre.
Cataratas del Iguazú. P e n s a b a
encontrar en “El Vasco
de la Carretilla”, a un ente
jorobado, sucio,
muriendo en un
escondrijo, abandonado
de sí y del mundo. Me
equivoqué. La casita es
por fuera de latas, pero
no a la manera de las
villas miserias sino
moldeada y pintada, y
por dento de madera. En
Cataratas del Iguazú (junto a parientes).
las paredes interiores
recortes de diarios
recuerdan su peregrinaje carretillesco. La singular casa toda ordenada
y la cama, limpia y bien tendida.
Ahora el Vasco de la Carretilla está empeñado en hacer una
nueva casa, ya ha levantado dos pilares hechos con latas de dulce de
duraznos.
Al preguntársele de la carretilla contesta lacónicamente un “ya
no existe”.
Obras Completas 97

Refresca por las noches aquí en Puerto Iguazú, en sus sueños


de madera y agua.
Cuando la sombra coposa llega a puerto y echa anclas
desembarcando el sueño, unos sobrinitos míos ven en una estrella a
ese padre suyos que ya no está con ellos. Estrellita a la que llaman
Nelio Ortiz, su padre lejano.

BRASIL: Garganta del Diablo

En una canoa
cruzó el Paraná. Suelo
brasilero. Brasil con sus
cruceiros y su portugués.
Llego a Foz Iguazú.
Conozco las
cataratass desde esta
otra costa, la “Garganta
del Diablo” que aturde.
Los portuarios Aquí los changarines que atienden a los
aquí saben tres idiomas. viajeros hablan guaraní, portugues y
Portugués, guaraní, castellano.
castellano. Río, tripulantes, cargas, canoas, cambios de moneda,
mezclas de nacionalidades; corrientes de lenguas.

PARAGUAY

Puerto Presidente Franco, pronto al “Rápido Iguazú” que la


tormenta se viene y hay que ganar el asfalto; el rápido arranca, da
vueltas cerradas en las esquinas, frenadas bruscas, los pasajeros
98 Héctor David Gatica

conversan animadamente de un extremo a otro del micro, contagiados


del apuro gritan al chofer cuando se baja, hablan a toda voz; los
vendedores corren en las paradas y nadie les compra nada: “Chipa!
Chipa! Todo se mueve como en una película. Puente Presidente
Stroessner, varios relojes marchan aquí isócronos, pero como son
varios dan la impresión de estar apurados y nerviosos.
Los paraguayos pasan del castellano al guaraní como amagar
con un puño y pegar con el otro. O bien uno pregunta en guaraní y el
otro contesta en castellano.
La lluvia llega, la lluvia, en apuro, con aguacero. Corremos, la
prisa mueve apresuradamente los limpiaparabrisas. Corremos.
El rápido Iguazú se ha detenido, las barreras están bajadas,
nos atajan.
No podemos seguir, tampoco volvernos. Que el apuro nos
madure en la noche que vendrá de aquí a nueve horas y que nos
encontrará sentados en este mismo transporte con las ruedas atadas
por el barro.
Una reducida casa de madera oficia de isla salvadora. Para
almorzar, dice su dueño, quedan algunas latas de picadillo; más tarde
habrá café y mandioca.
Hay protestas: Este viejo grandote y panzudo como palo
borracho no nos dará camino hasta que no le compremos toda la
mandioca. Y aquí en este punto sobre la carretera, parece mandar
más que el mismo Stroessner.
Otro: Este buen hombre, su mujer y su hija nos quitarán el
hambre con lo poco que tienen en tanto la espera se prolongue.
Llueve en el Paraguay, sobre su acento bilingüe. La selva nos
rodea. Encerrados el el rápido -que ahora pasó a ser lerdo- el viajero
que está a mi lado hace funcionar un tocadisco y la música cumple su
misión. Música argentina, brasilera y paraguaya.
Este señor de enfrente, escribe letras de canciones; aquel mira
Obras Completas 99

un álbum; esta chica de atrás canta en portugués.- Nada pregunto,


esta tarde siento el deseo de esa comunicación sin palabras, de ese
acercamiento sin vos.
Y llueve, y la música, y la selva, y esta poesía china que estoy
leyendo, que pone magia de milenio a la tarde paraguaya: “La Gran
Muralla se extiende tres mil lis,/ se extiende a lo lejos. / En las fronteras
los fuertes son muchos y los hombres pocos, / en las familias quedaron
muchas viudas. Escribo a mi mujer una carta,/ le digo que se case,
que no me espere en vano./ Que quiera mucho a sus nuevos padres,/
pero de cuando en cuando, piense en mí, su primer marido. Su
respuesta me llegó en las tierras fronterizas:/ lo que me dices ahora es
indigno de ti./ Aunque los tormentos y las penas me martiricen/ cómo
puedo refugiarme en el hogar de otro?/ Es que sólo tu has visto bajo
la Gran Muralla/ amontonarse los esqueletos de los muertos?/ Anudaré
mis cabellos y, escondiéndome, iré a servirte/ tan angustiada y triste
está mi alma./ Oh ya sé que la tierra de la frontera es cruel/ pero cómo
podría pensar únicamente en mí? TCHEN LIN (siglo II al III).
La noche nos ata a la tierra colorada y somos un gajo de greda
pegajosa.
En la casa de madera seis hombres juegan con naipes y otros
tantos se estiran en el piso. Los restantes nos quedamos en el
transporte.
Media noche, cantos de grillos y de todos los pobladores del
monte.
La selva es una mancha negra, enorme; algún duende oscuro
andará cortando lianas de sombra.
Voz bilingüe, me interno 350 años en tu pasado y encuentro en
la sangre de Asunción el primer criollo que gobernó las colonias
españolas, Hernandarias. El siglo XVIII te nombra con Antequera,
Mompó y los Comuneros. El siglo XIX te trae largas y pesadas
tiranías; más por otra parte que pueblo americano en épocas
100 Héctor David Gatica

semejantes, fue capaz de mantener las riendas de un gobierno en las


manos de tres hijos por espacio de 56 años? Tal el Dr. Francia y los
López.
Los paraguayos duermen a mi lado, los siento hermanos.

Amanece, las voces del silencio, tan alto como ese pindó y hay
disparos de pistolas pidiendo que se levanten las barreras.
Nos lavamos el sueño en un arroyito. A las diez saldrá al aire
nuestro hombre “grandote y panzón como palo borracho” para informar
del tiempo. Llegada la hora nos acercamos a sentir su información.
Todos vemos que no hay más que una espesa neblina, anoche
temprano dejó de llover. Atención que informa!:
-”Una espesa llovizna cae en estos momentos”.
Nos miramos. Qué hacer! Seguir esperando. Deseaba esto:
vivir días atajado por el barro en la selva, tanteando los labios de la
idiosincrasia paraguaya y comiendo su mandioca.
Mediodía subtropical. Se abren las barreras! Entramos en el
camino, o en la vida que es lo mismo. Desde los ómnibus y los
camiones algunos pasajeros se saludan con disparos de pistola, sienten
la alegría del fogonazo como el ebrio la del vino; el Mariscal les llega,
crece aún en largos corazones y vuelve todos los días por la sangre
vertida en Cerro Corá.
Caacupé, nos acercamos a la capital paraguaya; la planta que
da el “mango” nos salada.

ASUNCION: Con Josefina Pla y otros poétas

Al doblarse la tarde y vernirse cayendo desde el cielo, hoy


púrpura, de Asunción, una bandada de polcas en el ala de las arpas
va a posarse en los cocoteros...
Obras Completas 101

Por la mañana
visitó a Josefina Plá,
valiosa crítica de arte,
poeta mayor, ceramista
natural de Canarias y
afincada en Asunción,
donde su palabra es muy
respetada; por la tarde,
con Miguel Angel
Fernández, Director de la Josefina Pla, Paraguay.
revista “Diálogo”.
Conozco asimismo a los poetas Francisco Pérez Maricevich,
Roque Vallejos y María Luisa Artecopna.
Asisto a una
exposición de pintura y de
las colecciones de Alcor,
Diálogo y Asedio.
Al salir de Asedio
nos vamos con Fernández
y Vallejos a orillas del río
Paraguay, a Itá Enramada
¿Adónde dormirá
Alejo García, aplastado
su hombro de oro y plata
bajo el asalto de los
payaguás?
Por las mesetas de
la medianoche la brisa
tropical se queja en las
tacuaras: Tres mil niños
paraguayos que hacen
102 Héctor David Gatica

gemir a sus madres indias


porque partieron un día
anticipado desde los
fusiles de Acostañú, para
suspender su sangre
inicial en la dureza
primera como un
pequeño urundé
separado de la tierra. El
Paraguay llegó a sentir
que su selva no era de
lapachos, ni de cedros, ni
de jazmines sino una flora
de manos detenidas y una
fauna de lágrimas y de
aves de plomo
disparadas contra el
pecho de América.

Estoy en la plaza mayor que se divide en cuatro menores


separadas por calles, en una de ellas se encuentra el “Panteón de los
Héroes”. Dormirán aquí Yegros, Caballero, los Montiel?.
Como edificios más altos se destacan el Banco Nacional de
Fomentos y en especial el Hotel Guaraní.
El diario de mayor importancia es Tribuna; para mañana
aparecerá en su número cero El Día, que promete numerosas páginas.
La mujer aquí trabaja mucho en la calle, vende refrescos de
piña, agua de mosto, banana, chipa; muchas de ellas andan con grandes
canastas sobre su cabeza dejándolas sueltas como si llevaran un
sombrero el más ajustado.
La siesta se presenta con hombres que duermen en los bancos
Obras Completas 103

de las plazas.
Por la tarde visito la revista Alcor, dirigida desde Francia, donde
se halla estudiando, por Rubén Bereiro Saguier.
En el diario El Día conozco al poeta José Luis Applayard.
Hay desfile de carrozas y comparsas: Un tigre enfurecido; un
yacaré, obraje con grandes trozos y hombres hachando y acerrando;
una torera y el toro oliendo suelo; representación de la selva con
mujeres tendidas en la hierba; indios; un hombre atado con cadenas y
su verdugo azotándole el torso desnudo.

CAPILLA CUE

Invitado a
almorzar por el poeta
Oscar Ferreiro voy con
él y el poeta Fernández
a Capilla Cue. Dejamos
el asfalto y seguimos por
un camino de tierra de
dos kilómetros por entre
el monte, que Ferreiro
cubre a pie todos los
Oscar Ferreiro y familia, Paraguay.
días.
Alcanzamos a la joven yanky Carolyn Kautson, que sigue con
nosotros.
Dos crecidos perros nos salen al encuentro y de entre los árboles
aparecen los cuatro hijos y la esposa del poeta.
Si la flora paraguaya se compone de más de seis mil especies,
cuantas de ellas rodean la casa edén de San Lorenzo de Ñu Guasú?
Un río verde con creciente de hojas, ramas, frutas. Un paraíso terrenal.
104 Héctor David Gatica

Ka´ro (hierba
amarga), amba´y (cuyas
hojas usaba el indio
como papel de lija), kiray
(para todo), montera
deliciosa (la fruta de los
aztecas y mayas, con
enormes hojas
perforadas), timbó
Con Carolina Kautson y la familia del poeta (leguminosa gigante),
Oscar Ferreiro, cerca de Asunción, en su ygary (cedro misionero
casa de Capilla Cue.
de cuya madera fabrican
las canoas), iga-canoari-palo (palo de canoa), yugratí (palo blanco),
tajy (lapacho), urunde´y (el árbol de madera más dura), yaapy´y (árbol
del rocío).
Estos nombres me los da Ferreiro en tanto caminamos alrededor
de su casa, plantas éstas que la rodean y la ocultan por completo.
Paková (bananero), bambú (tacuara), poinciana regia (chivato),
tártaro rojo, jazmín, ombú, mamonero, tipa, guayaba, coco.
La biblioteca en otro lugar también se halla bajo este asalto
perenne de hojas, de frutas, de ramas.
Aquí la tierra concibe de todo, nombremos para demostrarle
plantas de otros países que se rozan con las ya nombradas: Aguacate
o palto (Centroamérica), mango (india), ravenala (Madagascar), nogal
pecan (Norte América).
Enrique Hudson se habría sentido tan a sus anchas describiendo
todo esto como lo hiciera tan bien en “Allá lejos y Hace tiempo”.
La casa es amplia, acogedora, tiene la medida de Oscar Ferreiro,
de su esposa Ana Iris, de sus cuatro chicos que escriben poemas y
los ocultan como si oyeran los pasos de Dios después de haber comido
la primera manzana (el arte y en fin todas las cosas en principio tienen
Obras Completas 105

ese recato). Yo también podría oír acá los pasos de Dios, esto tiene
mucho de paraíso terrenal (ya lo supuso Roa Bastos en “Hijo de
Hombre”), tras ese laurel se puede esconder...

GUARANIA “INDIA”

Asunción del Paraguay, estoy en ti y quisiera sentir algo tuyo


que me haga recordarte siempre, es hermoso recordar un lugar, un
hecho, una persona a través de un perfume, de una pieza musical.
Cruzo una plaza, la banda está tocando, José Asunción Flores
sale de los instrumentos porque es “India”, su guarania inmortal, la
que pone de púrpura los oídos del Paraguay. La noche paraguaya es
un arpa inmensa con un cordaje de estrellas.
Adiós Paraguay, adiós Herib Campos Cervera, Josefina Pla,
Augusto Roa Bastos, Elvio Romero, Rafael Barret, Esther Izaguirre.
La empresa “La Brújula” saca al pasajero desde donde se
hospeda y lo lleva a su oficina, luego a Itá Enramada, después, cruzando
al río Paraguay en lancha, a Puerto Pilcomayo, y por último en un
cuarto vehículo a Formosa.

FORMOSA

Ya en la Argentina se parte de Clorinda; plantación bananera


junto al río Pilcomayo. Más acá las palmeras tejiendo en sus palmas
la paciencia, la despoblada espera formoseña.
La calle principal es la 25 de Mayo, de unos 30 metros de
anoche con paseos sombreados por altos y abundantes árboles,
pueden verse diversas efigies: Sarmiento, Irigoyen, una madre con su
niño en brazos. Una fuente, un mástil, bancos, jardines. Una ciudad
106 Héctor David Gatica

chica, bien diseñada, veredas amplias, donde bares y hoteles pueblen


de mesas y sillas al atardecer.
A pocas cuadras del centro ya está el campo, para quien desea
vivir tranquilo y de vez en cuando darse un baño de pueblo.
A puestas de sol asisto al río, que Formosa lo tiene a sus pies,
cuando quiere lo toca, lo bebe, lo mira, juega con el.
Hay siete pescadores. También yo desearía pescar esta tarde
formoseña e irme sin ausencia y con espera por el río, mi frente tiene
aletas y bien se que es por el agua y por este hilo que me ata a la
poesía que existe en alguna parte mía, que a veces duele porque
engancha, como engancha el anzuelo a esa pobre piraña que salta y
se golpea en la arena.
El río hace codo aquí, se alarga, crece igual a un niño en tanto
dejo que los ojos se me vayan sobre el agua, camalotes sin pausa
remolcados por la tarde.
La noche pide ventiladores, el trópico y los mosquitos la están
ardiendo.

No es posible seguir, tengo que devolver el pasaje, cuarta vez


que en este viaje me veo atajado por la lluvia.
Saludo al escritor Armando de Vita y Lacerra.
También aquí hay corzo, desfile de niños indios, alaridos, un
rincón del chamamé, piratas, un séquito lloroso de un muerto que
desde el cajón saluda al público; marineros con trompetas y cornetas;
risas, gritos, máscaras, tambores, pitos, pitos, pitos. Tres días.

VOLANDO SANTA FE

Debo viajar en avión desde Formosa a Santa Fe, no hay otra


alternativa por varios días. Volamos sobre campo chaqueño, el Paraná
Obras Completas 107

se extiende allá abajo, nos acercamos a una cordillera intocable, ya


estamos dentro de ella, almácigo de cataratas, río de algodón, mar de
espumas flotantes. Abajo las nubes, arriba también, solo nubes. El
ruido de los motores crea niebla entre las palabras y el oído.
Esto de tomar café a tantos kilómetros por hora es tan natural,
como pienso que debe de serlo beberse un vaso de estrellas si la
bélica dejara de dibujar círculos.
La neblina nos estrecha, no se ve más que a Dios, el avión
parece turbarse, bromas del aire en sus pozos.
Santa Fe en su campiña muestra con justeza el verde, el amarillo,
el marrón trigo, pasto, tierra arada en tiempo de geometría.

ENTRE RIOS: Con Juan L. Ortiz

Luego de tres horas y media de vuelo aterrizamos en Santa Fe,


embarcándome en una lancha; Sebastián Gaboto desparramó por
aquí su palabra rubia, si no, que lo digan los trigales santafesinos.
Costas salpicadas de lanchas, arribamos a Entre Ríos, la ciudad
de Paraná tiene veredas discretas, las avenidas que rodean la plaza 1º
de Mayo son amplias; las restantes calles que alcanzo a conocer con
subidas y quebradas; algunos edificios de siete pisos, una plaza con
árboles enormes, floridos, y fuentes; una estatua.
Entre Ríos pesa seriamente en las letras nacionales Olegario V.
Andrade, Evaristo Carriego, Carlos Benavento, Alfredo Martinez
Howard, Ema de Cartusio, Carlos Mastromardi (desde Bs. As),
Alfonso Sola González (desde Mendoza), Alfredo Veiravé (desde
Chaco), Marta Zamarripa (desde Misiones), Juan L. Ortiz (desde la
ciudad de Paraná). Manuel Gálvez, Isidoro Blaisten.
Llegó hasta la casa de un grande de la lírica castellana, los
árboles hacen túneles de las calles. En este punto el río baja en dos
108 Héctor David Gatica

cuerpos abrazando una isla. Canoas, lanchas y balsas van y vienen en


hamacada enumeración de olas. Qué espléndido trono natural para el
poeta que me abre la puerta de esta casa ribereña, que bebió tantos
mágicos atardeceres y lunas murmurantes.
Es poca toda la tarde para ascender a su mundo. Su cuerpo
vegetariano se mueve enjuto, cuerpo que desaparece en el tiempo
cuando va por los ríos en su origen y vuelve con el Gualeguay a su
morada, lo trae de dos leguas de ancho, y con el Paraná de treinta y
cinco kilómetros de costa a costa, así fue primeramente, me dice; el
Paraná tenía siete leguas de ancho.
En ese despojo que va siendo su cuerpo, se esconde la
hermosura de una lírica intachable.
Haciendo un paréntesis nos vamos hasta la carnicería. Para mi
perro -me dice al recibir el paquete-; a él aún no lo pudimos hacer
vegetariano.
Habla unos momentos con el carnicero y al retornar me cuenta:
Gusto de conversar con la gente sencilla, especialmente con los
pescadores, predicadores del silencio, creyentes alucinados de mitos
y de duendes.
La expresión se le hace difícil por momentos, no obstante, parece
ir seleccionando cada palabra que pronuncia, la que no está bien la
acomoda mejor, o la rechaza, o la cambia.
En un largo bambú fuma los días que no cuenta, que se separa
de sus labios únicamente para dar paso a la bombilla, alimentada por
un termo también largo siempre presente a su lado.
Lo he encontrado en medio de un desorden ordenado, y digo
así porque al tomar un papel de cualquier montón y luego dejarlo en
otra parte, él se da cuenta y disimuladamente lo vuelve a su punto.
Libros suyos inéditos andan por el piso, bajo los muebles, se
hinca para buscarlos, guarda trabajos de poetas extranjeros
recolectados en su viaje por la China.
Obras Completas 109

Por aquello de que “una cosa es cantar solo y otra cosa es con
guitarra”, digo asimismo que una cosa es leer la poesía de Ortíz y otra
que él la lea, enriquecida por los símbolos que él enumera, tal pasa
con este largo canto suyo a Gualeguay del cual me lee algunos
fragmentos.
Juan L. Ortíz: pájaros, naturaleza. Y más que hijo, hermanos de
todos estos ríos; nació con ellos, viene desde el Génesis. Está
configurando por colinas y hondonadas, por cuchillas y aguas
derrumbadoras de lunas.

“He sido, tal vez, una rama de árbol


una sombra de pájaro
el reflejo de un río...

Señor,
esta mañana tengo
los párpados frescos como hojas,
las pupilas tan limpias como de agua,
un cristal en la voz como de pájaro,
la piel toda mojada del rocío,
y en las venas,
en vez de sangre,
una dulce corriente vegetal.

Señor,
esta mañana tengo
los párpados iguales que hojas nuevas,
y temblorosas de oros,”.
Abierta y pura como el cielo el alma.

Juan L.Ortiz
110 Héctor David Gatica

- 1965 -
DOLOR COLLA
Obras Completas 111

SALTA

La inviolable presencia del gaucho ilustra la montaña, una


montaña sacudida de árboles, impregnada por la fragancia vegetal.
Conozco a los poetas Raúl Araoz Anzoátegui y Holver Martínez
Borelli, cuyos poemas llevo en un grabador portátil. Desde Córdoba,
La Rioja y Buenos Aires traigo otros autores, poesía que haré conocer
por Bolivia y Perú.
Un clima agradable me regala Salta, que le nace un poco
seguramente de sus 1200 m. de altura y esa montaña que asoma al
fondo de sus calles. Hernando de Lerma permaneció por unos
momentos inmóvil ante el San Bernardo y el 20 de Febrero, cuando
los lapachos le encendían la mirada, Hernando de Lerma fundó la
ciudad de Salta.
Además Martín Güemes aún vive, y vive herido, que es la mejor
y la más intensa manera de vivir. Desde lo alto de su monumento
protege los días y las noches salteñas.
Y don Juan Carlos Dávalos les enseñó a querer al poeta; cuando
el murió, cuando el “Tata Sanca” se fue con el “Viento Blanco”, la
ciudad se entristeció toda. Había muerto el poeta.
Y vamos por sus calles con José Brizzi. Nosotros nos
acercamos a un bar, los poemas salen de la boca memorial del vino,
la gente nos escucha con cariño, hay halago en sus oídos.
Joaquín Castellanos, Manuel J. Castillo, Nela Castro, Jaime
Dávalos, Jacobo Regen, Raúl Araoz Anzoategui, Holver Martinez
Morelli, Walter Adet, Miguel Angel Pérez, Benjamín Toro, Carlos
Hugo Aparicio, Santiago Sylvester, Hugo Ovalle, Leopoldo Castilla,
sus poetas.
Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Eduardo Falú, Ariel
Petrochelli, Daniel Toro... Tantos que le han dado dimensión de canto
a Salta hasta volverle la boca de guitarra.
112 Héctor David Gatica

Hay campanas olorosas colgadas de todos los yuchanes. A la


noche salteña le ha crecido un tarco, un gran tarco, un enorme tarco.

BOLIVIA: Yacuiba, Tarija, Santa Cruz

Quince minutos de vuelo en el “Lloyd Aéreo Boliviano” y


comienza a fallar, hay que apresurarse a regresar, aquí no hay lugar
para aterrizaje forzado.
Al mediodía reiniciamos el vuelo, ahora hasta Yacuiba. Nuevas
reparaciones.
Alzamos otra vez el vuelo; pero hoy es imposible llegar a la
paz. Alcanzamos Tarija, la flora cuenta en este departamento boliviano
con variadísimo caudal de frutas.
Este río se llama Guadalquivir. Entramos a Tarija, que es entrar
en los siglos, su tipo colonial sobrevive a España en esta parte de
América. Colonial la noche impasiblemente sosegada, el paso lento
de sus calles, las molduras palaciales y la suficiencia señorial de todo
el conjunto.
Cuéntaseme de la notable belleza de las campesinas, blancas y
de ojos verdes.
Las “chapacas” con su vestimentas típicas me dan la primera
estampa de la tierra boliviana.
Templo San Roque. En la plaza hay buena luz y se respira bien.
Las calles en cambio son angostas, oscuras, con un foco muy débil en
cada esquina. A esta hora temprana aún, no lleva ni traen a nadie.
El Guadalquivir murmura romances que bien pueden ser de
Luis de Fuentes -fundador de Tarija- o de algún juglar de nieve.
Antójaseme si alguien quisiera teñirse de quietud podría quedarse
aquí.
Hay en este pueblo, me cuenta el hotelero, un señor que
Obras Completas 113

conserva cartas del General Belgrano y San Martín.


En este lugar nació Paz Estensoro, dictador derrocado por René
Barrientos.

SANTA CRUZ

Descendemos a las siete, habrá que esperar ocho horas, con el


boliviano Ramón Núñez de la Barra, exconsul de Chile, y la joven
inglesa Patricia Hankn recorremos este nuevo asombro.
Las “cambas” regalan flores morenas desde su piel sollamada,
bellas cruceñas que tienen fama de enamoradoras.
Cuando descendí del avión estaba nublado, el calor de la tierra
sin embargo en extraña sensación parecía acercar estufas a la ropa.
Ahora el sol ha salido y enciende la arena de estas calles doblemente
poceadas. Quisieron, según me cuentan, ponerles asfalto pero éste
pronto se rompió, es así que los vehículos van en un constante
hamaqueo.
Las veredas de casi todas las manzanas están protegidas por
largos corredores a manera de galerías angostas para así poder
transitar sin sol y sin lluvia. Qué extraño es todo esto, qué pueblo más
exótico.
Las “peladingas” venden gladiolos, claveles, crisantemos y cien
flores más.-
En el mercado se exponen las más variadas frutas, que en tantas
clases y con no menos nombres se cultiva en el área tropical de Santa
Cruz de la Sierra. Y cestos, sombreros, pájaros, artefactos caseros,
cereales. . .
El sol nos pega en la sed, despertamos el ánimo con ensalada
de hielo rayado, fresas, plátanos y pacayes.
Una india da de beber a su indiecito en la cáscara de un coco
114 Héctor David Gatica

que tapa entera la cara del pequeño crío, enorme tazón que hace las
veces de mamadera.
-India, silenciosa india; dame de beber en esa totuma el largo y
dolorido corazón de América.
Me hubiera gustado quedarme algunos días, saborear las
costumbres, los jugos de las más exóticas frutas, saber hasta donde
arreglan la noche los ojos hermosos de una cruceña en un canto de
luna y arenal, mirar desde la sombra de los corredores el paso de las
calles rotas, pesadas de arena finísima, y escuchar carnavalitos y
taquiraris.
Nos volvemos al aeropuerto. Gracias a que el avión se
descompuso pude conocer Yacuiba, Tarija, y Santa Cruz de la Sierra.
La sala de espera está repleta de “cambas” que han venido a
eso solamente, a que se las vea y se las admire.

LA PAZ

A Bolivia estuvieron reservados el lago más alto del mundo -el


Titicaca- y la ciudad importante más alta del globo -La Paz- (otrora le
correspondió a Potosí, foco revolucionario en el siglo XIX desde la
Universidad de Charcas).
Es un espectáculo la posición de la ciudad ubicada en un pozo
y las casas corriendo desde la cumbre hasta el bajo. He llegado a la
Paz, aquí se sube o se baja, no hay otra alternativa; el lentísimo ascenso
por lo brusco del declive es tortura para un recién llegado, las palabras
se cortan se hacen torpes... Descansemos. Hemos alcanzado la plaza
Murillo, allí está su estatua, claro que no pudieron ahorcarle la palabra,
el patíbulo lo vio escaparse por yungas, faldones altos y planicies con
esta profecía: “La tea que os dejo encendida jamás se ha de extinguir”.
Verdad es que Mariano Moreno llevó desde aquí aquella sed
Obras Completas 115

de libertad que la desató en Buenos Aires y que terminó por ahogarlo


en alta mar; mas lo es también que desde las provincias Unidas del
Río de la Plata vinieron a ofrecer lo suyo don José Mariano Serrano,
Hipólito Vieytes, Alvarez de Arenales, el Gral. Paz, Rondeau, Lavalle,
Lamadrid, Belgrano, Díaz Vélez, Alvear. . .
Goyeneche, Tristán, Pezuela, La Serna le abrieron el pecho al
trópico buscando alguna vértebra donde quedara vida, cuando se
enderezó el Potosí y en lo más inmortal de su piedra, flameó
desencadenado. Era Bolívar, y aquel héroe ligado a la historia bélica
y constitucional de seis naciones, Don José Antonio Sucre, defendiendo
banderas de Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Argentina.
Ando en busca de una persona y no la puedo localizar, estuve
llamando por teléfono, fui al correo, vine a la policía, me voy a
Miraflores. Nada. Ya es hora de cenar, me siento. No, no puedo
hacerlo, estoy marcado, me falta aire. . .la puna, me duele la cabeza,
tendré que recurrir a la coramina, los 3.600 metros sobre los que
camino me están flechando. Un te con limón y a la cama. Las alturas
suelen marear a los hombres...
Al día siguiente visito al coronel Alberto Lanza Quezada, no
justamente por ser Coronel sino por haber estado cinco años exiliado
en la Argentina y porque le traigo saludos de amigos suyos de Salta.
Más adelante diré algo de él.
Llegan asimismo dos jóvenes salteños que vienen recorriendo
países “a dedo”, traen carpa y mochila.
Con la afamada cerveza boliviana, larga charla y algunos tragos
de “singani” estamos hasta pasada la medianoche.
Se ven los abrigos cruzar la calzada, el verano es aquí frío y
llueve mucho, el invierno en cambio que tiene días muy apacibles.
Estoy lejos del centro, voy en bajada; los cerros se ven
iluminados, sembrados de luces que denuncian otras tantas casas.
Arriba, muy arriba, en el escorial de las estrellas, la luna colla
116 Héctor David Gatica

es una chinchilla.

LA COLLA SARITA

Aun tengo el peso de la altura que no me deja leer ni escribir.


Camino, voy por entre las collas que, sentadas en el suelo junto a sus
mercancías, dejan que el día les corra por las trenzas, por el manto y
que baje por sus polleras anchas, largas encimadas, estoy en medio
de ellas viendo como se están ahí todo el día y todos los días junto a
una canasta con frutas en las veredas, en la calle, en umbrales, en el
mercado dando el tiempo de sus vidas a un sol que ningún cobertijo
ataja, a la lluvia y a los siglos que ya tienen de estar inmóviles.
Arreglo mi pasaporte en Inmigración junto a la Plaza Isabel la
Católica. De tarde me encierro para reencontrarme con mi diario de
viaje, la puna ya se me fue.
Antes de acostarme asomo a la puerta del Hotel San Pedro
para ver si está la vieja india Sarita, a quien he visto el día junto a su
canasta sacudiendo el menor polvo a los membrillos con un plumerito
de paja. Toda una existencia y no conoce más que dentro del radio
de la ciudad. No he tenido tiempo de ir más lejos, me dice; cuando en
verdad, tiempo es lo único de que puede disponer con libertad.
No encuentro a la india Sarita, en su lugar está otra india
acurrucada que me pide permiso para estarse un momento, “Nada
más que un cuartito de hora, ya me voy”. Pobre, no sabe que se lo
está pidiendo a un extranjero y que la única dueña de estas tierras es
ella, aún cuando otros las están disfrutando.
-Que le pasa? Está enferma?
-Un poquito mariada; pero si nada más que un cuartito y ya me
voy,
O hambre, o cansancio, o borrachera. Se amontona contra la
Obras Completas 117

puerta protegidas las piernas por la pollera y a la espalda el aguayo -


esta vez sin hijo- acaso cargado con cuñapó, con ajipas o con algún
bollo duro. Terminándola de cubrir, el sombrero de fieltro que nunca
les falta ni de día ni de noche. Así ha quedado, inmóvil, se ha quedado
piedra. La contemplo intensamente hasta penetrar en su raza, pareciera
que toda Bolivia le pesa enormemente, le falta coca a su acullico para
no sentir el hambre y el cansancio, para adormecer las sombras. Su
tierra le duele por ajena...
Le falta la defensa de Villaba y la sedienta lanza de Juana
Azurduy custodiando el Pilcomayo.
Las ruinas de Tiahuanaco le caen en la sangre, y ya no hace por
adornarse con el vuelo de los guacamayos. Antes era suyo el
Achachayrú, los pacayes, suyas las nieves del Illimani y suyo el
Choqueyapu creciendo turbulento bajo la ciudad.
Ahora nada le está perteneciendo, sabe que hay un segundo
conquistador que se adueña de todo.
-India, no te duermas, tu sangre explotada tiene no obstante el
color y el calor de la liberación. ¡India aimará!... América India!... Y
te has quedado dormida.

CON EL CORONEL LANZA QUEZADA


Y EL PADRE JUAN QUIROS

Alberto Lanza Quezada, ya anunció que iba a decir algunas


palabras de él: Su hermano murió en la guerra con el Paraguay. El
también estuvo en la guerra y en veintiuna oportunidades lo pusieron
preso, los dientes que le faltan los debe a un culatazo de fusil. Su
antepasado más glorioso fue José Miguel Lanza, general heroico y
caudillo a cargo de la Republiqueta de Apopaya, resistiendo por
espacio de quince años, hasta su muerte.
118 Héctor David Gatica

Recorremos el río Choqueyapu, cuyo curso pasa una parte


bajo la ciudad, la Laguna de Gota-Gota, Obrajes, el Club de Tenis, el
cerro Muela del Diablo, Miraflores. . .
Si vieras, capitán Alonso de Mendoza -que viniste a gastar las
botas en estos parajes- como suben y bajan los automóviles y cómo
los edificios de La Paz ya van llenando el pozo que abriste con tus
ojos para fundar tu eternidad.
La tarde. Llueve. Tarde paceña.
Desde el diario “Presencia” el padre Quirós me lleva hasta su
casa, con este eminente crítico literario estoy hasta las tres de la
madrugada. Me regala una antología de Poesía boliviana publicada
por él, carísimo presente para mi revista Poeta Amiga, pues voy
dedicando un número a cada país visitado.
Bolivia duerme a esta hora, su sueño es tan pesado como el
estaño.

YOLANDA BEDEGRAL
(Famosa en este país por sus “Alegatos”)

Asisto as la casa de Yolanda Bedregal, donde soy honrado por


el grupo “Fuego de la Poesía”. Se reúnen varios poetas, muy familiar
y grato se hace el encuentro. Yolanda obsequia masas, chocolate y
singani con limón.
Escuchamos los poemas que traigo grabados de Argentina y
pasamos a otra cinta la poesía boliviana presente.
Prolonga esta inolvidable reunión la guitarra de Rosángela
Conitzaer y la de Lupe Bedregal; música del altiplano. Con las dos
jóvenes bolivianas toco y canto uniendo la zamba al carnavalito y
ofreciendo un mayor acercamiento, que siempre lo habrá en tanto
esté presente una guitarra.
Obras Completas 119

En Chile, Eliana Navarro dirige el grupo homónimo “Fuego de


la Poesía”, y aquí lo dirige Yolanda Bedregal, ambas entre sí amigas y
de un espíritu y maneras de ser muy similares por esa fragancia única
de poesía y amistad.
Yolanda me ofrece la casa para cualquier amigo que venga de
Argentina. . .
Universidad de San Marcos, Avenida 17 de Agosto, calle
Colombia... Camino despaciosamente... En alguna parte se han reunido
quenas y charangos, acaso en las mesetas de la imaginación mía, oigo
bailecitos y yaravíes, Bolivia está en ellos, colla, para aparcérseme
dentro de no poco con la deslindada nostalgia de lo lejano y lo querido.
No es mi paso el frío paso del turista que ve y olvida, o recuerda
sólo con la piel, foto acelerada. Yo voy viviendo, insisto, porque lo
necesito, en querer las cosas y los seres. Y a veces los seres me
duelen. Y las cosas también.

EN TREN HACIA HUAQUI

Viaje por ferrocarril, tres horas de riel, el tren alza el altiplano


en la trompa; las nieves del Illimani se han detenido en su majestuosidad.
Caseríos terriblemente solos, con tapiales de adobe que cubren
los patios y las casas para encerrar las llamas y defenderse del frío, de
los vientos cordilleranos. Esas pircas aumentan la desolación.
Desde La Paz hasta Arequipa, días enteros sin pájaros, con
horas muertas en los ojos, no se ve un árbol, la tierra en su angustia
seca los ha desheredado.
Pequeñas majadas de ovejas destrozan la igualdad tieza del
paisaje.
Así sean diez animales -o menos- cada rebaño tiene su pastor,
por lo común un indio sentado en la planicie a cierta distancia de su
120 Héctor David Gatica

hacienda, recibiendo la intemperie -sol o frío- no hay árbol ni esperanza


de nada que pueda ofrecerles protección. ¡Tanto estar solos y callados!
Tanto estarse en silencio, contemplando la llanura con los ojos casi
cerrados, ejercitando la vista en el punto más lejano que pupilas
humanas puedan ver (como en el océano los ojos de “El Viejo y el
Mar” de Hemingway).
¿Que diferencia hay entre el altiplano y un indio? Creo que
ninguna. O sí. El altiplano es altiplano y colla: el colla es colla y altiplano.
El indio talla la piedra a imagen y semejanza suya porque él
también se siente una piedra tallada, y ofrece por monedas su imagen
pétrea a los turistas.
Llegamos a Huaqui. Pilas de tardes de estaño pesan en mi alma,
en la mirada encorvada de los collas cargadores, en las mulas
inutilizadas que aplastan su osamenta en los falderos.
Los guinches alzan del suelo y depositan en los barcos la pena
maleable de América, y Bolivia ahoga su grito mineral en la espalda
perjura del lago Titicaca.
Voy a dejar el altiplano de Ricardo Jaimes Freyre, Franz
Tamayo, Oscar Cerruto, Agustín Céspedes, Yolanda Bedregal, Beatriz
Schulze Arana, Pedro Shimote.
Obras Completas 121

- 1965 -
SILENCIO QUECHUA

En Perú, Río
Rimac. Casa del
escritor Alejandro
Romualdo.
122 Héctor David Gatica

NAVEGANDO EL LAGO TITICACA

Navegamos en el barco “Inca”. La noche, más la noche, es la


noche que sale de las aguas.
Tormenta, arriba y abajo. Llueve. Agua al agua. Y en la borda
mi rostro encrespado, ausente, solo. A veces hace falta sentirse un
poco así, despegado del mundo, despegado del tiempo, de uno mismo.
Mi corazón navega, mi corazón es un barco con millas y estelas
caídas de su proa.
El padre Muñecas supo defender este lago, su sotana enarboló
salmos y piquetas.
Y dejamos las costas.
Suena la campana, es hora de cenar; alemanes, chilenos,
brasileños, argentinos van reuniéndose en el comedor, creando un
ambiente fraternal que va de una a la otra punta de la mesa fija.
Terminada la cena, volvemos a la sala a conversar de nuestros
países, de América, de Europa, del indio, de los conquistadores, a
mirar por los cristales el agua oscura, o bien salimos a bordo. El viento
sigue fuerte, frío y húmedo.
Media noche, el lago va a cerrarse, de un lado San Pedro, del
otro, San Pablo: Estrecho Tiquina.
Y de nuevo el Titicaca abriéndose, los cerros se alejan.
Todos los pasajeros ya se han retirado a sus camarotes; como
no puedo pagarme uno reposo en los asientos, son cómodos y es
posible tenderse en ellos. Cada vez que despierto me levanto y salgo
a mirar las aguas más altas del mundo.
El viento no duerme, borra quillas y construye mástiles.
Obras Completas 123

PERU. En tren a 4600m.

Toda la noche estuve sintiendo campanas, el mecerse del lago


y en el techo los pasos apurados de los marineros.
Tenemos ya el amanecer en la costa asediado de colores
acuáticos. Puno aguarda. La mañana es este lago que parece un mar.
Puno se da este continuo lujo, mirarse diariamente en el Titicaca.
El tren nos esta esperando, el último equipaje es revisado y ya
vamos en marcha.
Los chicos se despiden: “Chau lago, chau casas, hasta la vuelta
Puno”.
Las pequeñas canoas de totora en la continuación panda del
lago permanecen fondeadas aguardando la hora de las truchas.
En las sucesivas estaciones los vendedores asaltan el tren, suben
precipitadamente con atados y vendajes. Los enormes aguallos de
las indias atajan los pasillos, y olores penetrantes saturan los vagones.
Las llamas y las alpacas mordisquean el ichú, luego, el duro
pasto les despierta en lana.
Laguna Saracocha, Lagunilla, río Cabanillas. En el “Crucero”
hemos subido a los 4.600 metros, el tren bordea precipicios, corre
ensayando sierpes y caracoles y la máquina en la punta parece querer
juntarse con la cola en un juego de repetidas vueltas entre estos macizos
cordilleranos...
En “Pampa de los Arrieros”, bajo la lluvia fina las mujeres
venden platos de locro, batata y choclo asados, empanadas, café,
rellenos de papa.
En “Yura” los niños se bañan en aguas termales. Ofrecen higos,
guayabas y “blancos”.
124 Héctor David Gatica

AREQUIPA

No puedo obtener pasaje por no disponer de soles ni de dólares.


Selva Alegre, Hotel de Turismo, Hotel Sucre, Gran Hotel, nadie
quiere cambiar mi peso argentino y por lo tanto no tengo posada para
pernoctar.
Me voy al convento de los padres dominicos; tampoco pueden
recibirme, están, me dicen, “en reparaciones” pues el último terremoto
les volteó mucho techo.
He caminado hasta no sentirme, si durmiera en un banco de la
plaza me haría mal el frío. No queda otra solución que presentarme a
la policía. Disponen no darme un calabozo por feliz posada, en cambio
un agente me acompaña consiguiéndome alojamiento en una pensión
que más me hubiera valido la segura cárcel. Las sábanas están gruesas
en su olvido del aseo, un olor a pies sudados no deja acercarlas a la
cara. Un hombre llega furioso y vocifera largamente porque los dueños
de casa, según dice, le han andado revisando sus efectos personales.
Calmado éste y ya en su lecho, llega otro más enojado y más ebrio,
que trastabilla, que se va sobre mi cama tratándome de compadre,
que repite “Pobre chileno y mierda”; luego el sonido cantarín de una
taza de noche, un golpe sordo al caer sobre la cama y un ronquido
corpulento al final.

LA CORDILLERA Y EL MAR

Aquí en Arequipa, me cruzo con cuatro argentinas, una riojana,


ellas ya regresan de Lima. Es extraña la alegría que se siente al
encontrarse tan lejos y sorpresivamente, más aún si se trata de
comprovincianos, distancias que se acercan tratando de formar una
sola; la confianza, el afecto surgen espontáneos.
Obras Completas 125

Como sigo sin soles, sin dinero peruano, la empresa “San


Cristóbal” me da pasaje embargándome la valija. Salgo de Arequipa
a las diez. Montaña y pampa, erial y piedra; los cerros se han bañado
con la entraña de la tierra en fuego, el grito eruptivo en el basalto
negro y las arenas abren la pampa con un caliso extensamente blanco,
de leguas y leguas.
En algunos oasis que de repente nos cambian la desnudez visual,
maduran el durazno, la sandía, el higo; en todos ellos se va parando la
empresa para que los pasajeros quiten su sed en las frutas y
desminuyan la fiebre de vender que hace que niños y cholas nos rondan
y suban hasta nuestro apetito. Cachos de crecidas bananas, caramelos
de azúcar. Los higos y los duraznos los venden por docena en canastos
que ellos mismos fabrican con hojas de palmera.
Media tarde, atrás quedaron vientos y pampa con kilómetros
de travesía ininterrumpida. Ya hemos cruzado la infatigable Cordillera
de los Andes, vamos a orillas del Océano Pacífico; cerro y mar están
el uno con el otro, es decir, no se dan tregua, el agua golpea la roca y
la roca a su vez sujeta la fuerza oleada del agua. El mar levanta los
ojos para mirar la cumbre que está sobre su cabeza y la cordillera
baja la vista para contemplar la mole moviente que azota sus pies, tal
si la Virgen estuviese, descalza, pisando la serpiente.
Nos detenemos, únicas dos casas después de tanto camino,
ésta con la espalda contra un gran cerro de arena, la otra, hacia el
oceáno, separados sólo por el angosto paso de la carretera, minimo
espacio para caminar; querer ir hacia el este es sepultarse en la arena
corrediza de las dunas, querer andar hacia el oeste es hundirse en el
mar.
Los pobladores de este lugar no acusan el Pacífico en los ojos,
lo llevan en los oídos, sus oídos ya suenan a mar como suena un
caracol, ese bramido lo llevarán hasta después de muertos. El molusco
desaparece y el mar -sigue sonando en su concha abandonada; así en
126 Héctor David Gatica

estas gentes, se les irá el alma, se les separará la vida y el mar les
quedará aún sonando en los huesos.
Ah... Dormirse acunado por el murmullo en estas casas de caña,
despertarse a media noche y ponerse a pensar y pensar mientras las
olas que vienen de occidente golpean en las costas, casi bajo la cama;
meditar en lo pequeño que en el hombre, en lo poco que es anulado
frente al mar, una gota, nada. Pensar en el origen de la voz, en la no
terminación del espacio mientras el pensamiento vuela sin detenerse y
sin poder llegr, un mudo, y otro, y otro sin detenerse jamás, alucinante.
Seguir pensando acostado a orillas del rumoroso océano,
quererse encontrar con el principio del tiempo, querer alcanzar y
abrazarse con el fin de los tiempos, jugarle una pulseada a la arena, o
a Dios, y seguir soñando en la casa junto al mar, a media noche, con
el ruido de las aguas llegando hasta la cama, ese no estarse nunca
quieto de los mares, ese afán eterno de rompientes y resacas haciendo
espumas con el corazón del viento, soñar con barcos, soñar con la
vida, sentir que el viento anda por las cañas, que la noche, que la
humedad neblinosa, que el bramido del mar, que el mar. En tanto el
resto del mundo naciendo y muriendo. Mar, cañas, noche, bramido,
aromas y en los acantilados las mismas plataformas erosionadas por
las olas encargándose de atajar el agua.
Continuamos, la carretera aguarda, un olor muy penetrante nos
comunica la presencia de fábricas de harina de pescado, pilas de
bolsas puestas a secarse, sin techo alguno; como no llueve nunca no
hay temor a las mojaduras.
El sol se ahoga al caer sobre el mar y la costa pesquera amontona
bruma.
Pasamos la noche viajando a orillas del océano, una luna sin
fuerzas se deshace en las aguas, apenas una vela parpadeando en el
viento, una luna inválida incapaz de dañar a una luciérnaga, incapaz
de cualquier cosa que no sea gobernar a su antojo este enorme océano
Obras Completas 127

y sus cetáceos.
La columna vertebral del Perú de agua y piedra, de mineral y
escamas, alimenta el tránsito de los días con mástiles y hombres de
yodo y salitre.

LIMA

Con la claridad de esta mañana tropical llegamos a la capital


del Perú, a su avenida Abancay, su Plaza de Armas, la Iglesia de
Santo Domingo donde se encuentra Santa Rosa de Lima; la Patrona
de América del Sur intercede desde la costa litúrgica del Pacífico por
los camélidos y el bismuto.
Jirón de la Unión, Plaza San Martín. De “La Colmena” parten
los tranvías que van al Callao busco direcciones que llevo anotadas.
De ANEA -Asociación Nacional de Escritores y Artistas- saco otros
nombres.
Los colectivos aquí, lo mismo que en Bolivia, son automóviles,
llamados carros, que cargan hasta seis pasajeros y que así sea una
cuadra o media hora cobran tres soles.
El tráfico es movido y numeroso, a ciertas horas algunas calles
no se bastan. Varias avenidas arteriales desahogan la ciudad: Wilson,
Alfonso Ugarte, Arequipa, España, Abancay.
Se ve bastante edificación alta y moderna -sin dudas cambió
mucho desde que la conoció Miguel Cané.
Perú tiene dos nombres cumbres: El Cuzco -capital del imperio
incásico- y Lima capital del virreynato hispánico.
Los cambios de altura: 2.000 m., 4.000 m., 4.600 m., 500 m.,
la variación de climas y esto de haber caminado cuadras y cuadras
me han extenuado el cuerpo haciendo que la fiebre me obligue a buscar
descanso. Toda la mañana y buena parte de la tarde estuve
128 Héctor David Gatica

moviéndome sin dar con nadie, seguido de este calor que me apura la
sed.
Consigo cambio y puedo retirar mi valija embargada por el
pasaje. Pero las pensiones están llenas. Al fin un hotel en orillas de la
ciudad.
Tras echar llave me tiro sobre la cama sin desvestirme, sólo por
unos pocos minutos. Quedo tieso, así, muerto. Sueño con calles
estrechas, oscuras...
Qué oscuras! Mujeres que en el Jirón del Cusco, más acá de la
Abancay, atascando veredas y calles venden sus olores. Sueño con la
calle Paruro amontonando ruidos en mi cabeza, y sombras ebrias,
patotas que gritan con el desenfreno en el bolsillo, linyeras borrachos
que duermen entre cáscaras de banana y todos esos desperdicios
que arrojan los venteros. . .Sin dudas tengo fiebre. Despierto. Era
nada más que por un momento y ya es de noche.

BUSCANDO POETAS

Tres días tratando de comunicarme, tres días de aislamiento


conmigo mismo y con quiénes encontré en las calles y en los números
de puertas y teléfonos. Esto ha paralizado mi pluma y casi ya no sé
nombrar lo que me rodea, a causa de ello estoy mirando las cosas sin
verlas y viviéndolas sin sentirlas, pobremente. Estos tres días Lima ha
tenido una cara sin gestos, un rostro que no se deja amar, una confusión
de moles y motores desesperadamente solos, vacíos. Es un estado,
ya lo sé, el mío.
Daría “un Perú” por inventar un amigo con quien sentarme a
beber una “Incakola” por ejemplo.
Ahora que escribo pienso que debo de estarme recuperando.
En el Ministerio de Educación, piso 18, saludo al joven Dr. Javier de
Obras Completas 129

Taboada, y 8 pisos más arriba, al director de la revista “IDEA”, Dr.


Manuel Suárez Miraval.
Javier de Taboada tiene la bondad de llevarme por algunos
lugares, me hace conocer gentes y cenamos algunas noches juntos.
En el diario “Expreso” entrevistó a los poetas Eugenio Buona y
Reynaldo Naranjo.
En calle Carabaya voy a reunirme con el poeta argentino
Eduardo Caravaglia, pero ya ha viajado; encuentro en cambio a
Cristina Perry -de La Plata-.
Quisiera que alguien me indique justo, justo, donde está la
hospitalidad del Perú, desearía llevarme más que sus palabras, más
que el ruido de ellas, su corazón de país hermano. No quiero
únicamente un Perú de cascos blancos muy elegantes, de chaquetas
también blancas y de limeñas taco alto; deseo más entrar en sus
sentimientos, en el tiempo de un amigo.
En San Isidro las mañanas atraídas por las glorietas dan vueltas
y vueltas en las calles circulares. Estar en San Isidro es recorrer la paz
de los olivos, colgarla de ellos, enredarse en el rubor de las buganviglias
rojas. Las casas confundidas con las plantas y las flores. Aquí recojo
el libro de Alejandro Romualdo, a su autor no lo encuentro.
Largamente arbolada la avenida Arequipa me devuelve al
centro.
En treinta minutos de tranvía voy hasta el Callao, sentado frente
al mar me cuesta levantarme. Así como la nieve es sedante fatal para
quiénes se duermen sobre ella con la sonrisa tiesa de la muerte, así el
mar me ata a su inmensidad.
Uno de los deseos más fervientes de este viaje, casi obsesión,
era llegar hasta el Callao y contemplar desde él, el Océano Pacífico.
En lugar de esa arena vaya que caracteriza las playas montevideanas,
aquí veo piedras grandes, medianas y chicas, guijarros en diluvio suelto,
amontonada piedrecilla.
130 Héctor David Gatica

Fue en esta parte de la historia donde el negro Falucho, en la


cruzada libertadora de San Martín, prefirió que cuatro fusiles le bajaran
el corazón antes que entregar su bandera.
Los perdigones no pudieron quitarle la enseña, fue el mar quien
bajó a golpearle el pecho; le bramaba la mirada al Negro hasta
formarle una cuenca de balas en el litoral del pulso.
Sigo tirado en el pedregullo avanzado de sal y de humedad
neblinosa. Porqué será que el mar me impresiona tanto? Acaso porque
ni nacimiento fue de tierra adentro. Cada vez que paso frente al mar
me siento en el mundo con un volumen mínimo, menor al de la gota.
Vuelvo a Lima para pasar en carro a Chocica, treinta kilómetros
cubren el camino hasta Los Angeles, la casa del poeta Javier Sologuren,
que tiene en su llegada alguna similitud con la del poeta Nicanor Parra
en Chile; al pie de un alto cerro, rodeada de nísperos, plátanos,
eucaliptos, pinos. Las rosas colorean y perfuman su paz juntamente
con los geranios, las dalias, malvarrosas y margaritas.
Tampoco encuentro a este poeta, su esposa me regala libros
de su colección en miniatura que él dirige y edita en su casa.
Antiguamente esto fue un hotel.
Bajo al río. ¿Por qué las totoras, los sauces, esa cresta verde
de enormes y pristos montes que hacen costa fabulosa al Rímac no se
contagian del tropel también, del asalto tumultuoso de las aguas de
este varón frenético que baja a saltos la Cordillera?
El río Rímac es la ahorta sacudida de dos cerros que se diría
son las aletas del pecho enfebrecido de los Angeles.
Los colores de la savia y de la piedra crean con voz irreprochable
la temeridad de la belleza ante la humillación de una mano sin palabras,
la mía.
Regreso, un tango se oye en el aparato receptor del automóvil
recordándome la Argentina; hay un coro de plantas acompañando al
Rímac; me siento feliz en el aire que me golpea el rostro...
Obras Completas 131

Le nace una noche americana a Lima, Francisco Pizarro no


llegó a suponer este desenlace bajo las patillas de San Martín, creyó
unicamente en las botas de España siguiendo el miedo de los guanacos,
no presintió siquiera el color tejido de las vicuñas cubriéndole los
hombros a la libertad.

Voy hasta el océano, en Bajada de los Baños encuentro al poeta


César Calvo durmiendo entre las olas del mar. Una cama y una guitarra
es todo el moblaje que lo acompaña.
-Sabes tocar?
-Es para que toquen las amantes que vienen a visitarme.
Le grabo su poema “Noches en Vermont”.
Miraflores, San Isidro, distritos de Lima de arbolada galanería
y buena edificación que ocupa la aristocracia, la avenida que conduce
a ellos tiene en su parte media árboles y gramilla.
Un vals peruano se enreda en las palmeras creciendo desde los
labios cobrizos del Trópico de Capricornio en la pluma del Inca
Garcilazo de la Vega, Ricardo Palma, José María Arquedas, Mario
Vargas Llosa, José Santos Chocano, César Vallejo.
Tengo que dejar la tierra de César Vallejo, me hubiera gustado
conocer el Cuzco, Machu Pichu, adivinar en las ruinas del sol la
heredad incaica, el rastro caliente de Atahualpa, leer en un quipus el
imperio de Tupac Amaru y sufrir una América india descuartizándose.
Ver como llega la colonización en barcos coronando espadas y
decapitando flechas y oler la enorme palabra creciendo desde Yapeyú,
floreciendo en Colombia, madurando en Guayaquil.
Después, ir por las tres esquinas de América tanteando un
prodigioso subsuelo que eslabona su sangre en los oleoductos. Y desde
esta Cordillera alerta, descubriendo cadenas bajo la piedra, cadenas
que inmovilizan las poderosas manos de América del Sur, cadenas de
cobre, cadenas de estaño, cadenas de hambre. Explotación en cadena.
132 Héctor David Gatica

EL REGRESO - TACNA

Conoceré lo que a mi venida no


me dejó ver la noche, esto es, los valles
de gloriosa y sostenida siembra hasta
el oasis “Ica”, donde la noche
nuevamente me anula.
La luna quechua se dilata por las
planicies peruanas, es ceniza planetaria
en las erupciones de las horas peruanas,
o ya una duna amontonando arena en
el desierto.
Viajamos toda la noche. Aclara.
En el oasis de Cazani las cholas son de
algodón y sus dientes de arroz. A
palmos con el mar la tierra oye su canto Tacna.
salado y cobra dulces veranos por los
plátanos y las higueras; y la uva y el
durazno combaten la sed en tanto el viento siembra el pedregullo de
su cereal, las palomas lo detienen, datileras que dan sombra, que dan
fruta, que dan hojas para tejer aldeas, que en fin, lo dan todo en el
desierto. Y en los ríos que llegan a estos pequeños edenes, su riqueza
ictiológica.
Las últimas olas del Pacífico nos pegan todavía como si quisieran
desmentir a Hernando de Magallanes.
Ha comenzado el ascenso a la cuesta de “El Toro” - Cerro
Tiabaya.
En la pampa de Siguas montañas de arena, planicies de arena,
ni una tola achaparrada que nombre vida, que lo diga en secreto tan
siquiera, nada que la balbucee, ni un ichú.
Arena hasta los labios, arena en las preguntas silenciosas de los
Obras Completas 133

días intransitables, arena en los tobillos deshabitados del indio, arena


en la caída de los ojos lentos que se cansan de no ver más que arena.
Arena en el grito sepultado de las siestas, arena en las palabras
ásperas que se hastían y entorpecen de masticar arena.
Arena en el gran silencio quechua.
Todo es mar aquí en Perú: Mar de arena, mar de piedra, mar
de sol. Y por último mar de agua, o mar de mar.
Tras mucho andar algún descanso fértil designa humedad. Los
niños nuevamente imponiendo su mercadería: chancacas, pacayes,
alfajores, sopa
Hasta acá han llegado las erupciones volcánicas del “Misti”.
Cuesta de Tiabaya, de cuatro mil lentísimos metros de altura,
una altura sorda que hace doler la cabeza.
Veinticuatro horas hasta Arequipa, la “ciudad blanca” construida
en buena parte con sillar -piedra calina extraída de canteras volcánicas,
que traicionó a muchos en el pasado terremoto-. Aquí hay un breve
descanso.
Y el viaje continúa su latitud sur, la tarde, la noche nuevamente
sobre ruedas.
Nuestro amanecer se llama Tacna, una ciudad que se enderieza
respirando calles limpias, sus casas de dos pisos en la calle principal
recogiendo perfiles modernos.
La plaza es un gran arco, es fuente, es planta. En las veredas y
portales alegran las glorietas.
Tacna ama, ama las plantas, la simetría.

CHILE OTRA VEZ: ARICA

Antes estuvimos en Chile por lugares donde todo es belleza y


la gente muy cordial; ahora le veremos la otra cara a la moneda, la del
134 Héctor David Gatica

desierto.
La carretera nos introduce en la patria araucaria, el mediodía
tiene las facciones de Arica.
Malos medios de movilidad y peor su organización, dan
números de asiento que después cuando uno va a sentarse los niegan,
peleando entre los mismos empleados de una y otra compañía.

VALDIVIA Y ANTOFAGASTA

A plena siesta nos detenemos en el desierto para esperar que


arreglen el camino, una sombra sería aquí un milagro.
A media tarde, con un clima ya más grato, nos detenemos un
par de horas en la quinta aduana de este viaje.
Adelante, tercera noche de viaje continuado. A media noche
nos abren la puerta para que entremos a una ciudad, las veredas
cubiertas por corredores a la manera de Santa Cruz de la Sierra,
gruesas rejas cubren las ventanas. Sin dudas esta ciudad recuerda
aún las barbas lejanas de Don Pedro de Valdivia.
Toda la noche, tan larga como encogida en los estrechos
asientos, nos estuvo dando frío, ningún lugar donde beber un trago de
calorías, en el clima del desierto y su inhospitalidad, de día calor
ardiente, de noche frío intenso, es el credo de Atacama por el norte
desvelado de Chile.
A las once llegamos a Antofagasta, viajo con diez universitarios
que estudian en distintas provincias argentinas, el trayecto resulta así
más llevadero.
Recorremos la ciudad, las playas atestadas de bañistas En el
mercado compramos palta y frutas para el duro y largo tramo que
todavía nos resta.
Obras Completas 135

SOCOMPA

La noche araucana se desliza sobre rieles, el norte chileno nos


sumer ge en la piedra. Lentamente subimos, afuera el viento se rompe
contra el tren y las rocas.
El frío ataca principalmente a quiénes no llevamos con qué
taparnos y que hacemos colchón de las tablas de los asientos.
A no enfermarse, en el tren no se consigue ni un té. Los fríos de
estas noches han atacado mi estómago, que empieza a dolerme con
mucha insistencia. ¿Pasará esta noche?... Es eterna.
Ascenso y más ascenso. Ascenso sobre la noche, ascenso sobre
la piedra. A la hora del desayuno desatamos lo que compramos en el
mercado de Antofagasta y comemos galletas con palta.
Hasta media tarde seguimos ascendiendo por el imperio de la
piedra.
Pasamos al tren argentino, y en ese pasar pierdo mi máquina
fotográfica comprada en Bolivia. El sol sale un momento para
mostrarnos la alta ballena de los cerros nevados, en contraste con la
maciza desolación de las rocas multimuertas.
Y otra vez la noche, que sólo se diferencia del día porque no
vemos la piedra, la quinta noche seguida de este viaje. Los pasajeros
juegan a los naipes para ganarle una partida al frío; la noche hasta
Socompa será muy larga.
En un cuaderno hago que los peruanos universitarios escriban
breves epitafios.
Una peruana -estudiante de enfermería- me recita el poema
“Sembrando” de Blanco Belmonte.
Los peruanos comparten sus mantas esta noche conmigo y uno
de ellos me regala un gorro tejido y con borlas muy original.
136 Héctor David Gatica

SALTA

Ha pasado otra noche y otro día, nos acercamos a Salta, ciento


veinte horas de viajes continuado; agua salada del Océano Pacífico,
tierra sin vida de su costa y del desierto de Atacama, piedra terca de
la Cordillera de los Andes, cinco días que hay que vivirlos para saber
lo que son.
Después de haber visto tanta tierra y tanta piedra muertas, siento
como si los ojos se me empaparan de humedad y que, áspera de
bostezar cuarzo, la boca se me refrescara.
Conocía ya las sierras salteñas, hermosas, pero nunca me
parecieron tanto como ahora; el río “Toro”, su puente colgante, los
cerros en musicalidad de colores y plantas, tratando de dar el toque
más perfecto de la belleza natural, para el viajero que recién nace
después de tanto y tanto con la piedra golpeándole los ojos y con los
ojos pegándole a la piedra.
Aquí no se saber qué decir, contemplar solamente mil formas
cerriles, la vestidura suyas arbórea, pictórica, el lecho asombrado y
profundo del río entre cuyas aristas va costeando el tren casi temeroso
de caerse, y los pastos colgantes, como barbas de un dios vegetal.
Obras Completas 137
138 Héctor David Gatica
Obras Completas 139

22 septembre
France

Amigo Hector David:


Recibí, no hoy, sino hace bastante, tu Una aventura en tres
tiempos. Gracias por guardarme en tu consideración. Como supondrás
me he leido desde la primera a la última página. Y gracias de nuevo
por haberme incluído en la página 13. Textos que me han llenado de
nostalgias, que me han traido a la memoria proyectos, amistades sueños
idos, unos realizados otros abortados por los enemigos del verso.
He visto en la lista a Mario Angel Marrodan, al que me unió
una larga relación epistolar. Un rio desbordado de Verbo. Se decía
de él como broma: A Dios rogando y con el Marro-dando. Su mujer
es una excelente poetisa a la que Mario hizo siempre sombra.
Te escribo, según expresión francesa: entre dos puertas, porque
ya estoy con la maleta en la mano camino de Madrid y ruta seguida
hasta Canarias, donde me quedaré hasta el mes de Mayo, entonces
regresaré a Francia -si la edad y el dinero no me lo impiden- para
hacer una exposición de mis fotografías submarinas en la Biblioteca
Municipal de Pamiers. Y a continuación viajaré a Ginebra, donde me
han propuesto que exponga una serie de obras militantes protestatarias,
del estilo y el lenguaje de la que hace unos años realicé en el Palacio
de las Naciones Unidas, como ilustración de una Conferencia
Internacional por el Desarme.
Otros actos, y otras acciones, me esperan en las Islas, asi que
ya ves no paro. Y como decía un antiguo humorista de cine argentino:
Mientras el cuerpo aguante la voluntad no falta.

Nada mas hoy...


Un fuerte abrazo de
Francisco Lezcano-Lezcano
140 Héctor David Gatica

INTENTANDO JUSTIFICARNOS

Quizás no esté bien -lo hemos dicho también en alguna ocasión


anterior similar- que hablemos de esto siendo sus protagonistas. Pero
si cuando se hacen estudios de revistas literarias “argentinas” ni se
acuerdan de las nuestras - a pesar de la dimensión internacional que
alcanzaron- y si al aparecer ESTE CANTO ES AMERICA, con la
poesía calificada de todo un continente en casi mil páginas, los más
importantes diarios de la gran Metrópoli no se dignaron dedicarle una
línea ¿Debemos también nosotros sumarnos a esa suerte de
discriminación e indiferencia o desinformación sólo por ser del interior?.

NO HAY OTRO LUGAR

Difícilmente se pueda encontrar en el mundo otro lugar donde,


en un paraje rural tan pequeño como es el que nos ocupa, que ni
siquiera figura en el mapa, se hayan llegado a editar nada menos que
tres revistas.
Para esta misma época, en la Ciudad de La Rioja, daba sus
comienzos el grupo “Calíbar”.
Todo comenzó allá por 1956 en el sur de la provincia, VILLA
NIDIA, Dpto. San Martín. Ahí solo existía en ese entonces una escuela
primaria, tres o cuatro viviendas y los denominados “puestos” a varios
kilómetros uno de otro, desde donde llegaban los alumnos a la Esc.
112.
Es dable hacer nota que este departamento ya había tenido un
importante antecedente cultural en Corral de Isaac, cuando don
Humberto Pereyra, en unión con escuelas vecinas, fundó el periódico
“Aspiración”, año 1937, siendo el lugar de nacimiento del poeta Ariel
Obras Completas 141

Ferraro. Años después, este mismo departamento sería el privilegiado


depositario de 3 de las 4 Faja de Honor de la Sociedad Argentina de
Escritoras, otorgadas a poetas de la Prov. de La Rioja.
Téngase en cuenta el siguiente dato: En 1934 en Ulapes se
patentan 5 carretelas, 16 automóviles, 50 sulkis y 84 carros. De los
automóviles, uno en Baldecito de Gregorio Agüero, otro en Villa Nidia
de Celso Gatica, un tercero en Nueva Esperanza de Luis Fernández
y -qué notable para entonces- cuatro en Corral de Isaac,
pertenecientes a Juan Ibáñez, Eduardo Ibáñez, Humberto Pereyra y
Ramón Molina.
No es exagerado pues decir, de acuerdo a estos datos, que en
aquel tiempo los caminos eran solo huellas de carros, (84), sulkis
(50), y de caballos y burros.
Para su incomunicación podemos agregarle que la televisión
aún no existía; receptores radiales, no más de un par de aparatos;
diarios, si se viaja a la ciudad a cien kilómetros.
142 Héctor David Gatica

ALBORADA
Ante este panorama y habiendo caído en nuestras manos un
libro de esos que nos cambian la vida, en el cual éramos desafiados a
hacer algo que nadie haya hecho en el mundo, utilizando los elemen-
tos que se tuviere a mano, decidimos crear una evista que llegara
adonde no llegaban diarios, ni la radio ni transporte alguno de pasaje-
ros. ¿Pero cómo, si no había imprenta ni gente especializada en el
arte de las letras?
Para su impresión contábamos únicamente con una pasta
hectográfica, antiguo método utilizado por los maestros para sacar
copias.
Así nacen las primeras ediciones, muy precarias, hasta conse-
guir un sacacopias con mejores posibilidades.
Nombre de la revista, ALBORADA, a la cual mantuvimos una
década realizando nada menos que 45 ediciones, con un tiraje de
400 ejemplares, donde latía la vida de aquella comunidad rural de
hacheros, quemadores de carbón, conductores de carros, cavadores
de pozos de balde, puesteros, criadores de cabras; manifestaciones
educativas, religiosas; nacimientos, fallecimientos, mordeduras de
víboras, artículos ilustrativos del mal de chagas y la brucelosis, noticias
de majadas extraviadas, fiestas populares y muchas expresiones más,
culturales, deportivas. El poyo en fin a toda iniciativa que buscara el
progreso y bienestar de la comunidad.
De esta manera la revista Alborada fue difundiendo los mínimos
progresos alcanzados en la zona, sin apoyo gubernamental alguno,
como el cementerio, la mejora de caminos vecinales, el club de fútbol,
la creación de un puesto sanitario, la edificación de un templo religioso
dando a conocer cada peso empleado, cada cabra regalada,
colaborando con la formación de una asociación de ex alumnos, “El
Obras Completas 143

Despertar Riojano”, con más de cien socios, una biblioteca de más


de 500 libros, un conjunto folclórico de 3 guitarras, un elenco teatral
donde hombres de hacha y carbón y mujeres amas de casa dejaban
un fin de semana su trabajo rudo para convertirse en estrellas y soñar
otro horizonte por un par de horas siquiera.
Con la edición Nº45, en 1966 concluye Alborada, apareciendo
en la Rev. “Norte” de Tucumán, un extenso trabajo del Prof. Carlos
Alberto Lanzilloto historiando y ponderando la inusual trayectoria de
la revista Alborada.

Ya dijimos no hace mucho y hace mucho. Gatica es un hombre como un


cuento. Veamos si no. Veinte años después de haber finalizado y dejado la
escuela primaria, en este momento ha de estar dando lección en una división
de 4º año en la Escuela Normal de la ciudad de Mendoza.
Su casa no está en los mapas y su voz se levanta desde algún sitio tan
desconocido y se oye de tal modo, que el averiguador ha de tenerla por palabra
general, y así está bien.
Sucede como cuando en medio del llano largo, dentro de la noche
soledosa y clara, acucian al transeúnte sorprendido las voces desde una entre
mil piedras, desde una entre mil ramas, desde una entre mil brisas, tal vez
desde el próximo cielo, quizá desde la amable penumbra, suena la palabra de
las cosas y los seres. Héctor David Gatica está por ahí, y vive y hace y canta.
Pero además Héctor David Gatica y los suyos hicieron allí teatro, edi-
taron 45 números de una revista, tiraron con ella más de una docena de
ediciones de un cuaderno de poesía, levantaron una capilla, amén de muchas
cosas de milagro.
Por otra parte –y dentro de ese cordial milagro- Gatica es el único
autor riojano que ha publicado más de una edición de sus libros (…)
Tal este poeta. Desde su desconocido sitio, es un nombrador de alto y
urgente grito: árbol fino, cimbreante pero hondamente enraizado, trasiega
hasta la flor de su canto personal los jugos duros pero vitales de la tierra
llanista.
144 Héctor David Gatica

Pero –ya dijimos- algo más que poeta hay en Gatica. En 1961 Ariel
Ferraro expresó que «por otra parte desde hace algunos años Gatica viene
publicando para exclusiva difusión de los predios humanos de ese sur riojano
–mágico, áspero y bravío- su difundida revista Alborada, editada más con el
impulso de la ardiente máquina tipográfica de su corazón que con los rudi-
mentarios elementos gráficos que posee».
Alborada nació en 1955 como órgano del centro de Ex-alumnos de la
Escuela Nacional Nº 112 de Villa Nidia, una casi perdida escuelita Láinez
entre los límites de La Rioja y San Luis.
Durante diez años editáronse sin interrupción 45 números, mas de 4
años, récord que podrían soñar alcanzar importantes publicaciones litera-
rias de nuestras orgullosas capitales provinciales.
En 1966 Alborada calló. Estamos seguros sin embargo, que apenas su
singular director gane el diploma de maestro allá en Mendoza, habrá otra vez
Alborada, y por varios años para lección que conviene repetir.
La Asociación «El Despertar Riojano», desde su antecesor, el Centro
de Ex-alumnos, no solamente produjo el milagro de los 45 números de Albora-
da. Ella es apenas la muestra difundida de una actividad excepcional, casi
increíble.
Apuntamos: Con el Nº 29, aparecido en marzo de 1961, y como suple-
mento, apareció Poesía Amiga, importantísimo cuaderno que alcanzó nada
menos que 13 números hasta la primavera de 1965 y llegó hasta Europa, con
tal vigor que se acompañó a su vez con suplementos o ediciones anexas en sus
últimos cinco números. Cuadernos de viajes de su director por América y la
anotada segunda edición de El Cantor.
Pero «El Despertar Riojano» hizo algo más que artes y letras. Cons-
truyó el edificio para el puesto de sanidad de Villa Nidia. Fundó y mantuvo el
club de ajedrez: «Los hacheros», promovió el teatro vocacional y sostuvo un
activo elenco estable y un conjunto musical de tres guitarras. Organizó el
Centro Católico Virgen del Valle y realizó la construcción de la capilla. Y
organizó y sostuvo una biblioteca pública.
Las páginas de Alborada fueron tal vez el más eficaz instrumento para
la realización de estas increíbles tareas, de las que fue dando con sencilla
claridad, como conversando con amigos.
En ese punto nos preguntamos: ¿Cuántos, con mucho más, en mejores
condiciones y circunstancias, pudieron hacer, quisieron hacer siquiera una
sola de estas obras de cuento?
Obras Completas 145

Resumamos apretadamente el contenido común de Alborada, ese que


se mantiene a través de sus 45 números. En primer término se destacan los
artículos de interés específico para las gentes de los llanos. Encontramos
aquí temas como los peligros y consecuencias del alcoholismo o del origen y
profilaxis de la brucelosis junto a transcripciones de artículos del Código
Rural; noticias acerca de enfermedades propias de los animales del campo y
cómo y cuando vacunarlos, junto a notas sobre el Mal de Chagas o el modo de
organizarse para salvarse de la mordedura de las víboras; la enunciación de
problemas llanistas y sus posibles soluciones; la higiene de la vivienda y el
cuidado de los caminos así como consejos a agricultores y ganaderos, junto a
atinadas reflexiones sobre el obraje, el carbón y la leña.
También ocupa importante espacio en Alborada la información y co-
mentario cultural. Se destacan, en este aspecto, la colaboración constante
desde Candelaria, de un profesor y literato puntano, muchas veces profundo y
siempre orientador; páginas de distintos poetas riojanos y del propio Gatica,
antes del nacimiento de Poesía Amiga; crónicas de viajes; transcripciones y
condensación de libros importantes; instructivas notas «por una mejor re-
dacción»; destacada información sobre los institutos de segunda enseñanza
de la zona, en Olta, Chepes y el Milagro; y recuerdos y homenajes a próceres
y a héroes riojanos.
Otro rubro del contenido –sin duda el más apreciado por la gente
llanista- es el de la información que Alborada trae número tras número. Nada
falta en la vida de Villa Nidia y puestos vecinos, y aun de pueblos llanistas más
alejados: la vida social; las actividades generales y particulares; la lluvia y la
seca; viajes, visitas, nacimientos, casamientos, defunciones; todo, escrito par-
ticipando de la emoción de la noticia, modo apropiadísimo para el lector de la
zona.
La vida religiosa, la orientación cristiana de las gentes, permanece en
las páginas de Alborada. El lector encuentra allí amplia referencia a las fies-
tas grades y chicas, a las procesiones y peregrinaciones, a las visitas de
dignatarios o a las formas del culto. Alrededor de las alternativas de la cons-
trucción de la capilla, por ejemplo, número tras número hay una constante
orientación hacia los valores de la religiosidad, que justamente la capilla
apunta a servir, mantener y favorecer.
Por último, todos los números traen consigo cuidadosas rendiciones
de cuenta, de la inversión de siempre pocos pesos reunidos de mil maneras. Al
centavo los ingresos por rifas, bailes, fiestas benéficas, donaciones y ventas;
146 Héctor David Gatica

al centavo los gastos en materiales y elementos. La construcción del edificio


para el centro sanitario primero y la de la capilla luego –dos obras de gran
costo para el medio-, pueden seguirse paso a paso, para admirar el proceso y
los resultados del esfuerzo comunitario, alentado desde una revista, como
tarea que es menester realizar, que se puede hacer y que se hace, alegremente
inclusive.
Para ser justos, conviene asimismo anotar así sea brevísimamente.
Algunos otros asuntos especiales incluidos o tratados en Alborada. Por ejem-
plo avisos comerciales hasta el número 19 solamente; curiosísima peregri-
nación a Ulapes, a caballo, tras el cumplimiento de deberes religiosos; la
muerte del pocero Pedro Berón, origen de un magnífico poema; la fundación
del club de futbol y los encuentros disputados hasta que se deja de perder; la
visita a Villa Nidia de los poetas Luis Ricardo Furlan y Lily Franco; la proce-
sión a Corral de Isaac en medio de una gran seca; una invitación a oír misa por
radio a transistores; los trabajos en el cementerio local; las actas formales de
la finalización de la obra de la capilla; cartas recibidas y comentadas; extraor-
dinarias noticias animalísticas.
Lo anotamos ya. Después de 11 años ha callado la voz de Alborada, calló
con consejos. Este informe quiere prolongar esa voz, sostenerla todavía, hasta
que Héctor David Gatica regrese a sus llanos para continuar pronunciándola.

Carlos Alberto Lanzillotto, 1967.


Revista «Norte», Nº2, Tucumán.
Obras Completas 147
148 Héctor David Gatica
Obras Completas 149
150 Héctor David Gatica

POESIA AMIGA
En el mismo lugar, cuatro años después del inicio de Alborada,
o sea en 1960, nace una revista literaria internacional denominada
POESIA AMIGA (1960-1965), de manera que, simultáneamente,
se editaban ya dos evistas, parecidas a tres porque se le agregaba un
suplemento de viajes por América.
Poesía Amiga alcanza trece ediciones y a partir de la nueve
comienza a dedicar un número a cada país, de la siguiente manera: Nº
9, Chile; Nº 10, Paraguay; Nº 11, Argentina; Nº 12, Bolivia; Nº 13,
Perú y España.
El trabajo consistía en viajar al país elegido -de cuya historia
nos informábamos antes-, visitar a sus principales poetas en su propio
habitat y de regreso, tras clasificar el material obtenido, tipiarlo en una
matriz, juntamente con la crónica del viaje y una vez impreso en el
mimeógrafo, despacharlo a las provincias argentinas, a todos los países
de América, a Europa. Todo esto desde una humilde estafeta
denominada “Nueva Esperanza”, desde donde salían más de cien
revistas hacia el exterior. Pensar que hoy no se puede despachar ni un
libro de cierto volumen, porque ese solo libro cuesta más que el envío
de las cien revistas de aquel entonces.
Y como al pie de la colaboración de cada poeta colocábamos
la dirección del autor, se formó un interesante puente literario
internacional entre América y Europa, entre los países americanos
entre sí y con las provincias nuestras.
Asimismo, además de los libros que nos mandaban numerosos
autores, recibíamos también más de cien revistas literarias. Y como la
estafeta estaba a 15 kms., cuantas veces la correspondencia, los libros
y esas revistas venidos de países tan lejanos, nos llegaban acarreados
a lomo de caballo, es decir un correo equino, superior a todo internet.
Obras Completas 151

Cuando Poesía Amiga deja de aparecer, el mismo año que


Alborada, el poeta Ariel Ferraro le escriba un sentido requiem,
transmitido por Radio Nacional de Córdoba, merecido homenaje si
ponemos atención a algunos de los siguientes testimonios, entre muchos
otros (que en Geografía Poética de América están mas desarrollados):

CHILE, del autor de la Rev. “Caballo de Fuego”, poeta Antonio de Undurraga:


“En los días de hoy, sobre poesía paraguaya, no he visto nada más que vuestra
recopilación -Poesía Amiga Nº 10-. Loor a ustedes que se preocupan, todavía,
por Latinoamérica”. Y de José Miguel Vicuña, del grupo “Fuego de la Poesía”,
“Aquí el temblor de Poesía Amiga, de sus rumores de mil voces de tantos
poetas de América. Altos valores que no conocíamos, o poemas de nombres que
nos eran familiares y como legendarios. . .”.

BRASIL, Sao Paulo, de Milton de Lima Sousa: “Acabo de receber o excelente


número de Poesía Amiga. En gustaría le ayudar v. a difulgá- lo entre jóvenes
poetas”.

PARAGUAY, Asunción, de la gran poeta Josefina Pla: “Querido y quijotesco


hermano, no hemos olvidado por cierto su visita ni su afectuoso y fraternal
gesto al dedicar a nuestra poesía un número de su revista. Yo sé que a usted
que trabaja en medio del yermo, con tanta soledad y aridez en torno suyo, le
resultará difícil comprender que poetas que viven en una ciudad de trescientos
mil habitantes, con más medios a su alcance, no encuentran tiempo y fervor
para hacer lo que usted hace. . .

URUGUAY, De Arsinoe Moratorio, directora de los Cuadernos “Julio Herrera


y Reissig”: “Me he enterado que continúa Ud. recorriendo mundo y
comunicándose con poetas de distintos lugares. Me he emocionado porque he
sentido esa soledad, ese aislamiento en Villa Nidia, y ese heroico esfuerzo de
lucha contra la soledad, contra el silencio, contra el alejamiento, pero dándole
el puñado de poesía que debe enriquecerla”.

BOLIVIA, La Paz, de Beatriz Schlze Arana: “Es de admirar el entusiasmo


que anima a Ud. para lograr ese puente de unión espiritual entre poetas que
nos conocemos tan poco. Con Argentina tengo una deuda de gratitud, ya que
152 Héctor David Gatica

en mi permanencia en Bs. As. me fueron franqueadas las puertas de la prensa,


radio, sala de conferencias etc. para que pudiera dar a conocer la vasta
literatura boliviana. . .”

VENEZUELA, Maracaibo, del Director de la Universidad del Zulía, Victor


Fuenmayor Ruiz: “Hemos elaborado una bibliografía de revistas literarias,
consta de quinientas fichas.
Le rogamos escribirnos a fin de verificar la supervivencia de su revista, ya
registrada en nuestro repertorio”.

TEXAS, University of Texas, de la Dra. Nettie Lee Benson: “Nuestra


Universidad posee una sección denominada Colección Latino Americana, la
cual contiene más de cien mil volúmenes. Tenemos gran interés en obtener
todos los números de Poesía Amiga. . .”

CALIFORNIA, University of California, Riverside, del escritor paraguayo


Hugo Rodríguez Alcalá: “Mil gracias por Poesía Amiga, exuda juventud y
generosidad. No sabe Ud. cuanto quisiera visitar esa Rioja de ustedes, que no
conozco más que a través de libros. A ver que gran poeta sale del grupo de
ustedes y de esa región para mí casi mítica. Voy en gira de conferencias
mañana y no volveré hasta fin de mes. Hubiera querido decirle muchas cosas.
No deje de escribirme y suscribirme, por favor. Su amigo.

REPUBLICA DOMINICANA, Santo Domingo, del Dr. Julio Jaime Julia: “Que
es de Poesía Amiga? Ha salido de nuevo? Desde el número dedicado a los
poetas bolivianos no he vuelto a recibir nada más de usted. La poetisa boliviana,
Beatriz Shulce Arana me encarga decirle que aguarda con impaciencia la
revista de usted. Dígame si le llega “Testimonio” y si tiene la colección
completa”.

MEXICO, de Alfonso Ortiz Palma: “El diploma que le adjunto le ha sido otorgado
por la Agrupación “México en el Arte y en la Cultura, de la que es coordinador
el periodista y escritor Ricardo Alfonso Sarabia y le ha sido en reconocimiento
fraternal a su labor cultural, literaria y periodística en pro de nuestras letras”.
Y un telegrama: “Organización Internacional Cultural, Dpto. Literatura:
gracias Poesía Amiga, de poesía a Bolivia hemos dedicado textos suyos Dolor
Coya. Solicitamos mateial poetas paraguayos urgente favor auxilienos nuestra
intención difusión poesía. Atte. Relaciones (Vía Trasradio) México, 19 de
Obras Completas 153

agosto de 1965”.
O sea, ellos que vivían en una gran metrópoli, nos pedían a nosotros que
sobrevivíamos, perdidos en los llanos riojanos, que los auxiliáramos
enviándoles poesía del Paraguay. Es más, nos despachaban un telegrama
“tansradio” y nosotros les contestábamos “transcaballo”. . .

OCEANO ATLANTICO, de Ariel Canzani viajando en su barco carguero en


el cual estuvimos a punto de acompañarlo, “vagabundo de la sal sin rumbo
fijo”, desde algún puerto europeo nos mandaba su revista de poesía “Cormorán
y Delfín”.

ESPAÑA, de Franciscmo Lucio: “Poesía Amiga, pese a su modesta


presentación, está dotada de una categoría similar a la de las mejores evistas
poéticas de su país y de España, consiguiendo que en las páginas multicopiadas
colaboren, junto con los más jóvenes poetas, de los más notables entre los que
allí y aquí prestigian con su obra a poesía de nuestra lengua”. Y de Manuel
Pacheco desde Badajoz: “Está en mi poder Poesía Amiga Nº 13 dedicada a
César Vallejo, a la poesía peruana y a la nuestra; también la separata Silencio
Quechua. Me gusta mucho esa prosa, aunque en verdad no es prosa la de esas
relaciones de viajes, es poesía en prosa pero de la buena”.

MARRUECOS, Norte de Africa, de Armando Rojo León: “Me autoriza a


escribirles un común amor a la poesía y lo hago con un poema que no pudo ser
publicado en España (tiranía de Franco). El poema es dedicado a Rafael Alberti
en homenaje a los 60 años del gran poeta español y me gustaría verlo publicado
en Poesía Amiga”.

ARGENTINA, Mendoza, de Rodolfo Eduardo Braceli: “He recibido uno a uno


los números de Poesía Amiga y Alborada, puntuales, ejemplares, conmovedores
(. . .) No creo que en el país, e incluso en América, se haga una tarea tan
significativa como la de Poesía Amiga. Es un puente increíble.
Una guía poética, un apostolado poético. Y la misma precariedad material
multiplica su potencial. Me emociona casi hasta las lágrimas cada vez que el
cartero me trae un ejemplar, poemas de gente muy distinta, muy lejana. . . y
esa incomparable letrita irregular del mimeógrafo. Lo de Poesía Amiga no
tiene nombre. Es importante. Y es hermoso. Es hermosamente importante. En
prólogo de P.A. Nº 13 leo: “Posiblemente a P.A. le esté quedando poca vida, se
154 Héctor David Gatica

conforma con autopersuadirse de que su trayectoria está cumplida”.


Por favor, si de verdad es cierta nuestra amistad, nada de pudor, díganme con
todas las letras que se necesita”.

Hasta aquí, algunos de tantos testimonios recibidos.

Luego, siendo imposible continuar con los viajes y las ediciones de esta revista
-las razones no las contamos aquí esa es toda otra historia- Poesía Amiga
tiene un remate -llamémosle así-, una obra en dos tomos de un total de 840
páginas con poesía de todos los países americanos, de la Argentina provincia
por provincia y al final la poesía española, publicado por Ediciones Culturales
Argentinas (ECA) en 1993, denominado ESTE CANTO ES AMERICA.
En cuanto después vendría lo de INTEGRACION CULTURAL -ya en otro
escenario geográfico-, cubriendo durante doce años los 18 departamentos
provinciales, teniendo también al final su propio remate en cuatro libros de un
total de dos mil seiscientas páginas, declarados por la Cámara de Diputados
“Patrimonio Cultural de la Provncia de La Rioja”
Y volviendo a Poesía Amiga, he aquí algunos nombres de poetas con los que
nos comunicábamos, que ayer ya eran muy conocidos y ahora, pasados cuantos
años, alcanzaron notable protagonismo:
NICANOR PARRA, autor de “Antipoemas”, “La cueca Larga”, a quien
visitamos en su casa de “La Reina”, candidato alguna vez al Premio Nobel.
CANSINOS ASSENS, crítico literario español, novelista, traductor; nos hizo
llegar palabras de aliento muy cálidas. AUGUSTO ROA BASTOS, que cuando
publicamos poesía paraguaya nos hizo llegar desde el exilio su novela más
famosa, “Hijo de Hombre”. ELVIO ROMERO, también paraguayo, de entre
los más notables de sus poetas, con quien compartimos en varias oportunidades
en Bs. As. Asimismo JOSEFINA PLA, en aquel tiempo la más destacada de
Asunción a quien visitamos en su casa. YOLANDA BEDREGAL, que al
visitarla era ya la poeta más renombrada de Bolivia con sus afamados
“Alegatos”.
ROBERTO JUARROZ, sobresalió en Bs. As. con “Poesía Vertical”.
ROBERTO J. SANTORO, RAMON PLAZA y otros poetas que formaban
parte de la revista “Barrilete”, varios desaparecidos en el tiempo del Proceso.
RODOLFO EDUARDO BRACELI, que cuando le conocimos en Mendoza
empezaba a dar sus primeros pasos, hasta que apareció “Pautas Eneras” y
ordenaron quemarlas; a partir de ahí comenzó a crecer hasta llegar a lo que
Obras Completas 155

es hoy en Bs. As GRACIELA MATURO, vivía en Mendoza también, esposa de


Alfonso Sola González, hoy ampliamente conocida en los círculos literaios
porteños.
OSCAR GUIÑAZU ALVAREZ, se le puede considerar el padre de los
encuentros de poetas, que llegó a realizar 35 de ellos en Villa Dolores,
denominado desde entonces “Capital de la Poesía”. JORGE LEONIDAS
ESCUDERO, en este momento el poeta más distinguido de San Juan. POLO
GODOY ROJO, de gran renombre en San Luis, PEDRO SHIMOSE, joven
poeta boliviano hoy destacado en los círculos literarios españoles.
PERE GINFERRER, de el nos decía el novelista Daniel Moyano desde Madrid;
“Un escritor español de quien publicaron cosas en Poesía Amiga, Pere
Ginferrer, es ahora académico famoso”.
ARSINOE MORATORIO, uruguaya, directora de los Cuadernos “Julio
Herrera y Reissig”. ANTONIO DE UNDURRAGA, chileno, director de la
revista americana “Caballo de Fuego”. RUBEN BARREIRO SAGUIER,
paraguayo, director de la Rev. “Alcor”, dirigida desde Francia en tiempos de
su exilio (tiranía de Stroessner). LUIS RICARDO FURLAN, fundador de las
colecciones “Cardinalia”, poeta, con numerosos libros. ALBERTO LUIS
PONZO, Dir. de la Rev. “Vigilia”, de gran producción.
JUAN CARLOS DIAS USANDIVARAS, de la Rev. “Nativa”. JEAN
ARISTEGUIETA, Venezolana, directora de una revista tamaño libro pequeño,
antológica; aparecieron más de 200 números. HUGO RODRIGUEZ ALCALA,
escritor paraguayo con quien nos comunicamos cuando vivía en California.
En un congreso en San Luis le entregamos a él la obra en 2 tomos Este Canto
es América y también al chileno Nicanor Parra, que nos manifestaron utilizaría
en sus talleres literarios. Igualmente en otro congreso, éste en Rosario, a
Thiago Da Melo, quien fuera traducido al castellano por Pablo Neruda,
manifestándonos que le interesaba pues se encontraba trabajando en una
antología brasileña. ALFONSO NASSIF, poeta santiagueño MARIO ANGEL
MARRODAN, español con más de 300 obras. Y autores de primera línea
como JUAN C. KREIMER, ALFREDO VEIRABE, Entre Ríos; FRANCISCO
COLOMBO, Córdoba; CLEMENTINA ROSA QUENEL, santiagueña;
OSVALDO GUEVARA, Río Cuarto; ALEDO LUIS MELONI, Chaco;
ALFREDO CARLINO, Bs. As.; Poetas riojanos de entre los más destacados y
cuantos, cuantos más, que sería muy largo enumerar.
A medio siglo de aquella increíble empresa, casi como de cuento, podemos
ahora decir que la Revista POESIAAMIGA fue una ventanas abierta al mundo,
156 Héctor David Gatica

que nos permitió comunicarnos con todos estos notables poetas y escritores e
incluso, difundir su poesía, desde la inmensidad de los llanos riojanos que en
el siglo XVIII fueron hollados y defendidos por las montoneras de los grandes
caudillos Facundo Quiroga y Chacho Peñaloza, y que en el siglo XIX pasó a
ser el siglo de los poetas.

OTROS TESTIMONIUOS

Parece mentira el tiempo que ha pasado desde que mandaste tu hermo-


sa publicación contando tu viaje y cosas del Fogón. Gracias hermano por tu
recuerdo, ya sabes que el Fogón es tu casa y una «catrera» y vino nunca te
faltará.
ALDO BOGLIETTI
Fogón de los arrieros, Resistencia, Chaco.

Héctor David Gatica es un poeta argentino de una inusitada sencillez y


de una humildad cordial, clara y afable. Se llegó silenciosamente a Asunción
atraído por el deseo de conocerla y de trabar contacto personal con los poetas
nacionales. Los mismos le acogieron con amabilidad, llegando con todos y
cada uno de ellos a trabar amistad fraternal, que puede ser particularmente
fecunda para el conocimiento mutuo entre las literaturas paraguayas y ar-
gentinas. Su viaje al Paraguay tiene relación con próximo número de su
revista «Poesía Amiga», que el poeta se propone dedicar a nuestra literatu-
ra(…)
TRIBUNA
Paraguay, febrero de 1964

Mil gracias por «Poesía Amiga» Nº 10. Asimismo por su carta. Ahora
no tenemos la otra mano, también amiga, de «Caballo de Fuego» para ampliar
la carrera de postas secretas de la poesía de América, en esta hora sórdida
para los creadores de belleza (…)
Me hizo meditar Esteban Cabañas, con su «Poema». En los días de hoy,
sobre poesía paraguaya, no he visto nada más que su recopilación. Todo lo
poquísimo que hay es pasado irremediable. Loor a ustedes que se preocupan,
Obras Completas 157

todavía, por Latinoamérica. Nuevas felicitaciones y varios abrazos.


ANTONIO DE UNDURRAGA
Santiago, Chile

Acabo de receber o excelente número de «Poesía Amiga» dedicada a


Herib Campos Cervera e outros poetas paraguaios.En gustaría le ayudar v. a
difulgálo. Por iso, se quiser enviarme unos 10 exemplares en os distribuiría
entre jovens poetas amigos.
MILTON DE LIMA SOUSA
Sao Pablo, Brasil

Mil gracias por el


envío del N 10 de la revista
dedicada al Paraguay. Leí el
ejemplar con sumo placer.
Exuda juventud y generosi-
dad. No sabe usted cuánto
quisiera visitar esa Rioja de
ustedes, que no conozco
más que a través de libros.
A ver qué gran poeta sale Escritor Paraguayo Hugo Rodríguez Alcalá.
del grupo de ustedes y de Nos comunicábamos con él cuando vivía
esa región para mí casi exiliado en EE.UU
mítica.
Voy en gira de conferencia mañana y no volveré hasta el fin de mes.
Hubiera querido decirle muchas cosas. No deje de escribirme y suscríbame,
por favor. Su amigo.
HUGO RODRIGUEZ ALCALA
University of California, Riverside.

He recibido su revista «Poesía Amiga» y su libro «En busca del hom-


bre!. Los he leído con fascinación y deleite. Su viaje por el Chaco,, Corrientes,
Formosa, el Paraguay, el Brasil, vibra en las descripciones breves que Ud. nos
da de aquellas tierras y paisajes (…)
La antología de los poetas paraguayos ha sido para mí de mucho prove-
cho. Veo que en aquella tierra del arpa y del musical guaraní hay poetas
admirables. La selección está hecha con acierto y gusto refinado. La he leído
158 Héctor David Gatica

repetida veces y debo confesar con toda sinceridad que siento por aquellos
poetas de Asunción una simpatía profunda y una gran admiración.
PRIMO CASTRILLO
Grenwich, Conn. U.S.A.

He recibido regularmente, en estos dos últimos años y más, «Poesía


Amiga!, y cada número es un aldabonazo penoso al corazón pensando en lo
desagradable que nuestro silencio debió pintarse a sus ojos. Querido y quijo-
tesco hermano, no sé qué puedo decir en descargo. No hemos olvidado por
cierto su isita, ni su afectuoso y fraternal gesto al dedicar a esta poesía un
número de «Poesía Amiga». Yo sé que a usted que trabaja en medio del yermo,
con tanta soledad y aridez en torno suyo, le resultará difícil comprender que
poetas que viven aquí en una ciudad de trescientos mil habitantes, con más
medios a su alcance, no encuentran tiempo y fervor para hacer lo que usted
hace. Pero es así, y ello explica cosas, entre ellas esta desconexión de nuestra
poesía con las «poesías amigas» de afuera, y su mote final de incógnita ame-
ricana. No que toda sea culpa suya, por cierto. Pero sí una gran parte. Nues-
tros poetas tienen pocas oportunidades, pero las pocas que tienen no las apro-
vechan ciertamente. En verdad también que sobre ellos pesa, y muy pesada la
carga psicológica –entre tantas otras cargas- de una situación que se prolon-
ga demasiado ya, cuya única salida se concibe sea la ataraxia. Cada promoción
hereda de la anterior una carga de desengaños y de flojera. Nos hace falta una
mística, una conciencia plena de lo que poesía significa, como construcción
del hombre, como afirmación de espíritu, más necesaria que nunca en cierta
situación, cuando todo conspira a echarnos a tierra y someternos al rasero
del funcionamiento cotidiano, del «saber vivir» y del «vivir y dejar vivir».
Han surgido muchos poetas en el último año. Pero está por ver cuántos
entre estos que se llaman poetas, lo son. Tal como está el mundo, desconfío
totalmente del poeta que no lleva sobre sí el signo del dolor. Estos jóvenes no
llevan sobre sí más que el signo del juglar. Dicho sea con perdón de aquellos
tipos que llevaron la poesía sobre sus alforjas a través de siglos, junto con un
mendrugo de pan y a veces sin él. Lo que el poeta de hoy pocas veces sabe
hacer.
Con un recuerdo de Miguel Angel Fernandez –que debería escribirle-
y con un afectuoso abrazo de su siempre amiga.
JOSEFINA PLA
Asunción, Paraguay.
Obras Completas 159

Si le hubiéramos escrito una carta por cada vez que su recuerdo nos
hacía nombrarlo, usted estaría con mil cartas nuestras en su manos tan cor-
diales. Pero… no tenemos ese don tan precioso que desborda en usted y que lo
lleva a acercarse a todos y a cada uno de sus amigos.
Oscar trabaja, lee y escribe, viaja y charla! (…) No quiero que piense
que ha sido para nosotros un poeta más conocido y olvidado pronto. Aun sin su
«Poesía Amiga» será inolvidable para nosotros por esa cara cualidad tan
humana y sin embargo tan difícil de hallar: Amistad! Ud. es feliz dando, si lo
retribuyen, bien, si no, bien lo mismo. Hace mucho tiempo yo descubrí que lo
admiro y hoy siento la necesidad de decírselo. En una próxima le daré noticias
de los Ferreiro.
ANA IRIS DE FERREIRO
Capilla Cue, Paraguay.

Con mucha gratitud y simpatía recibimos estos mensajes suyos, cons-


tantes y puros, plenos de ese amor grande que une a los hombres en sus
ideales más altos y lejanos. Aquí el temblor de «Poesía Amiga», de sus rumo-
res de mil voces de tantos poetas de América. Altos valores que no conocíamos,
o poemas de nombres que nos eran familiares y como legendarios, qué alegría
encontrarlos de nuevo, como a este querido amigo Carlos Villagra Marsal de
quien tanto deseábamos saber, y lo vemos aquí, en un soneto magnífico y, lo
que es más extraordinario, según su noticia en la misma revista, instalado en
Chile. Mañana mismo lo iré a buscar.
Hermosísima labor de manifestación y conexión, «Poesía Amiga», con
la mayor dignidad, dentro de su formato ejemplificador, se suma a la obra que
vienen emprendiendo con tanto tesón y esfuerzo otros poetas de nuestra Amé-
rica y de España, a través de revistas cuya colección completa sería muy bueno
obtener para una visión de la poesía actual de habla castellana. Vista así en su
conjunto, esta obra merece una especial consideración de organismos mayo-
res, que ojalá nacieran de un intercambio directo entre los mismo poetas, ya
sea como Ud. lo ha hecho, viajando y visitando cada centro de poesía y casa por
casa a cada escritor, obra misionera y fecundísima, ya sea a través de reunio-
nes internacionales de poetas destinados exclusivamente a esta tarea (…)
JOSE MIGUEL VICUÑA
Chile
160 Héctor David Gatica

Mi querido amigo:
Buena obra esa de darnos la poesía paraguaya, cenicienta de la poesía
hispánica. Gracias a ti, a «Lírica Hispánica» y algún otro esfuerzo aislado
esa poesía va siendo conocida entre nosotros. Muy bueno el suplemento «En
Busca del Hombre». ¿Sabes que eres un estupendo prosista? Y no lo digo por
esta obra: ello ya se hacía evidente en el suplemento dedicado a tu viaje a
Chile. Tu prosa –algo desdibujada como tu poesía- tiene color y gracia exqui-
sitos. Inesperadas virtudes, que la hacen muy grata. No me extrañaría pues,
que nos sigas sorprendiendo con grandes realizaciones en este aspecto. Cla-
ro que –sobre todo para mí, español- algunas referencias quedan sin com-
prender, pero esto en nada impide el pleno gusto de la belleza de tu palabra. De
la belleza y de la gracia, como he dicho antes.
Me place tu propósito de dedicar algún número de tu revista a la poesía
española actual, no sólo por razones poéticas sino, por decirlo al modo de tu
revista, por razones amistosas. Aparte de su contenido esencial, la poesía, y
en general la literatura, puede ser un medio formidable para el acercamiento
entre nosotros (aquí Rubén y sus manes optimistas) y tú, con tu revista y tu
entusiasmo, tienes un arma poderosa.
FRANCISCO LUCIO
España.

Difundirá poesía actual de Bolivia en varios países. De paso al Perú, el


joven poeta argentino Héctor David Gatica, editor de los cuadernos «Poesía
Amiga», de La Rioja, ofreció entre nosotros una interesante muestra de la
actual producción poética argentina. Con este motivo el grupo «Fuego de la
Poesía» de La Paz promovió una de sus primeras reuniones del año, en casa
de su presidenta, la poetisa Yolanda Bedregal.
Grabaciones. Gatica, luego de dar algunas noticias sobre las agrupa-
ciones afines y las publicaciones que sustentan, hizo conocer la poesía de sus
últimos libros. Posteriormente desarrolló en una grabadora portátil las cin-
tas obtenidas por él en su viaje hacia Bolivia, conteniendo poemas recitados
por sus propios autores en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, La Rioja.
La poesía argentina de reciente data, así grabada, resultaba un singular men-
saje no solo para los otros poetas del continente sino también para quienes lo
oían sin serlo.
A la conclusión el poeta visitante invitó a los componentes del grupo
«Fuego de la Poesía» que leyeran ante su grabadora versos propios y así lo
Obras Completas 161

hicieron (…) La anfitriona y presidenta cerró la breve sesión grabada con uno
de sus celebrados «alegatos».
En El Perú. Al presente, esta muestra de poesía boliviana con comenta-
rios del secretario permanente del grupo, el periodista Luis Raúl Durán, es
conocida en el Perú, siendo su portador el poeta Gatica.
«EL DIARIO», La Paz, Bolivia
23 de febrero de 1965.

Ignoraba sus viajes, sus versos, su prosa. Hombre de América del Sur
(…) Ud. debe insistir en estas cosas. Inmediatice Ud. sus experiencias y en el
estilo singular de América siga alargando sobre el Ande el eco de una litera-
tura peregrina que busca la raíz del horizonte (…) Tenemos que decir con
Francisco Lucio, con Iris de Ferreiro y con Castrillo, pero más con Antonio de
Undurraga –formidable testigo de las artes y del destino singular de Améri-
ca- que la vigencia, la validez, la voluntad, el ansia de los propios poetas boli-
vianos y del propio Gatica, por lo mismo superan con largueza la depresión, la
arritmia y aún la desolada superficie, de algunos exponentes de estas letras
que nos quieren dejar por sobre todo, lo más profundo de una historia erguida
sobre el yunque de piedra de los Andes y sobre el hombre mineral de América.
Saludamos al hombre de La Rioja que supo dirigir sin estridencias
este justo homenaje a Franz Tamayo.
PABLO R. TROISE.
Montevideo, Uruguay.

Soy antólogo. Llevo publicadas cinco recopilaciones, la última en su


décima edición («Los Grandes Poetas»).
Preparo una antología de poetas del mar, universal, y llevo más de 500
carilla copiadas. Abarcará desde Horacio, Homero, Virgilio hasta la fecha.
Tengo entendido que Ud. lleva publicados varios números, todo lo cual me
interesa sobremanera.
FRANCISCO GALANO SERRA.
Maipú, Chile.

Mi buen amigo Héctor:


Esperando que haya obtenido todo el éxito que Ud. bien se merece y que
haya encontrado colaboración en su noble peregrinaje, le envío en estas lí-
neas todo mi recuerdo y mi afecto, así como el de toda mi familia, en cuyo
162 Héctor David Gatica

hogar lo recordamos permanentemente. Mi querida viejita cada día pregunta:


«Dónde estarán nuestros amigos?» Y al decirle la verdad, tanto usted como
Pedroso y Avellaneda dejaron muy buen recuerdo en casa donde en el poco
tiempo que estuvieron se captaron toda la simpatía y afecto.
No se olvide que aquí, en Bolivia, en esta cuenca andina y a una altura
bastante respetable, tiene Ud. amigos que siempre estarán a sus órdenes,
deseando eso sí, que no sea ingrato y que de vez en cuando nos haga llegar sus
noticias, pues no quiero que en mi casa piensen que los argentinos son ingra-
tos, quedaría yo muy mal pues siempre he contado que los argentinos son muy
buena gente y excelentes amigos.
Afectuosos saludos de mamá, de mis hermanas, hermano y d mi sobri-
no Fernando que siempre pregunta por Ud.
Coronel ALBERTO LANZA QUESADA.
Bolivia.

Hermano en la poesía:
Ayer recibí «Poesía Amiga» Nº 11 de diciembre con la muestra de la
poesía argentina. Editar un cuaderno de las características del que Ud. dirige
es empresa titánica. Casi imposible. Seleccionar el material. Confeccionar
los sténsiles. Imprimir. Encuadernar. Quinientos años después de haberse
inventado la imprenta, cuando en todas partes salen periódicos y folletos de-
testables por inútiles y por perjudiciales, los poetas se hallan atados, con el
canto en el pecho, sin poder publicar. Y el mundo tiene hambre de poesía ¡ …
No puede quedar sin agradecimiento un esfuerzo de envergadura semejante.
Lo felicito por «linyera»: un cuadernillo para viajar, un itinerario de viajes
hechos por usted para los viajes que nos invita a hacer en prosa y en verso.
Le deseo ventura personal y renovados éxitos en las letras, tanto al dar
sus creaciones como al dar creaciones ajenas en los bien nutridos cuaderni-
llos de «Poesía Amiga».
Un abrazo, el más amistoso y fraterno de que soy capaz.
JUAN BAUTISTA SPRUMONT
Argentina.

Me llega su Poesía Amiga, esa poesía amiga que lo es de todos, y pese


a esa Villa Nidia –que como tú dices de villa no tiene nada- y a las dificultades
de comunicaciones, tú, como poeta, saltando barreras y esforzándote al máxi-
mo, haces llegar tu Poesía Amiga a otros pueblos y ciudades para comunicar-
Obras Completas 163

te con los hombres y comunicar a los poetas y a aquellos que tengan un poco de
luz en el alma; porque tú sabes que ahora la poesía es más necesaria que
nunca, ella sólo puede dar la libertad al Hombre en este mundo de máquinas.
Me ha llegado el último número dedicado a César Vallejos. Es bueno,
con escogidos poemas dedicados a este gran poeta; también me llega la sepa-
rata de tu Silencio Quechua. Me gusta mucho tu prosa, aunque en verdad no
es prosa lo que haces en esas relaciones de viajes, es poesía en prosa pero de
la buena.
MANUEL PACHECO
Badajoz, España, diciembre de 1965.

Acabo de recibir el Nº 13 de Poesía Amiga y su suplemento Silencio


Quechua. Por él me he enterado que continúa Ud. recorriendo mundo y comu-
nicándose con los poetas de distintos lugares.
Hoy quiero enviarle estas líneas sólo por un motivo y muy hondo: Me
han emocionado sus primeras palabras de Poesía Amiga. Y me ha emocionado
porque he sentido esa soledad, ese aislamiento en Villa Nidia, y ese heroico
esfuerzo de lucha contra la soledad, contra el silencio, contra el alejamiento,
pero dándole el puñado de poesía que debe enriquecerle.
Creo, amigo Gatica, que los que sabemos lo que significa el hermoso
trajinar de editar, tenemos la obligación de acompañarnos, estimularnos y de
extender nuestras manos llenas de amistad.
ARSINOE MORATORIO.
Cuadernos Julio Herrera y Reissig.
Montevideo, Uruguay.

…Dicho lo anterior acerca de «El Cantor», la primera obra de Héctor


David Gatica, quiero añadir un comentario final para completar debidamente
su verdadero perfil de poeta. Como ya he indicado, vive en un lugar perdido en
los vastos llanos de La Rioja, y si es ya meritorio llevar a cabo desde un lugar
semejante su propia actividad de poeta, mucho más lo es haber añadido a ella
la dirección de una revista poética que, con el nombre de «Poesía Amiga»,
difunde por casi todos los países hispanoamericanos y por España. Esta revis-
ta, de la que han aparecido ya nueve números, se imprime ciclostil al cuidado
del poeta. Consideremos lo que esta empresa supone –lejos de todo centro
cultural, de toda ayuda directa, a más de quince quilómetros de la estafeta de
correos más próxima, en un lugar donde no hay luz eléctrica ni ninguna
164 Héctor David Gatica

comodidad de las normales en cualquier ciudad del mundo-. En tales circuns-


tancias, este joven poeta argentino no sólo ha sabido mantener su propia
vocación, sino crear esa revista y, pese su modesta presentación, dotarla de
una categoría similar a la de las mejores revistas poéticas de su país y de
España.
Gatica ha conseguido que en las páginas multicopiadas de «Poesía
Amiga» colaboren junto con los más jóvenes poetas de los más notables entre
los que allí y aquí prestigian con su obra la poesía de nuestra lengua. Y
todavía, a todas estas cualidades –y no ciertamente como la menor- hay que
añadir ese puro y hondo sentimiento de la amistad que adorna a este poeta y
que hace que cada número de su revista, además de un medio de delectación,
un abrazo verdaderamente fraternal que goza y siente uno en el alma.
Bien merece, por tanto, el lejano y querido poeta, que se le dediquen
estas líneas de admiración, y de afecto por su generoso esfuerzo en pro de la
poesía y la amistad.
F. LUCIO.
España.
Obras Completas 165

TRAYECTORIA CUMPLIDA

Hacer en el mundo algo que nadie haya hecho, empleando los


medios que se tenga a mano.
Desde un lugar que no figura en los mapas por ser en pleno y
desolado campo de los secos y ventosos llanos de La Rioja, inicia-
mos hace diez años, con pastas y una tinta violeta, una pequeña
revista «Alborada» que destinamos muy en especial a los hacheros, a
los carboneros, al hombre que vive en el rancho y que no recibe
ningún periódico. Hoy es ya una publicación mimeografiada que re-
corre la patria con el número 43 de su edición.
Si de los matorrales de las áridas mesetas de Somalín los afri-
canos extraen mirra e incienso. ¿Por qué nosotros no podíamos sem-
brar un árbol que para poder crecer tuviese que enterrar las raíces en
toda América?
Aquí, en Villa Nidia, mal puesto nombre ya que de villa nada
tiene pues las casas están a casi la legua una de otra, donde la ciudad
más cercana dista cien quilómetros, donde no llega el tren ni el co-
rreo, ni pasa ruta nacional ni hay ómnibus y donde el hombre para
subsistir voltea el algarrobo y lo hace carbón, nos propusimos sem-
brar ese árbol, esto es, crear una revista de poesía que se mezclara
con los balidos de las cabras y los golpes de las hachas y que fuera
luego a confundirse con el ruido y la fiebre de las grandes ciudades.
Así nació «Poesía Amiga», para ser primero riojana, luego ar-
gentina, después americana y ahora, ya en su cumbre, intercontinental.
Para conseguir material peruano con calor de presencia debimos cru-
zar el mapa hasta andar tierra quechua, recorrer la ciudad de los vi-
rreyes, llamando a la puerta de los poetas limeños, tocar el agua del
Pacífico en el Callao y recibir el sol que hace quinientos años guarda-
ban los incas en un templo.
De la misma manera nos hubiera gustado llegar a la tierra
166 Héctor David Gatica

celtíbera…
… Así es como hemos conseguido el canto allende el mar de
nuestra Madre Patria; así es como han llegado a los llanos de La
Rioja. Pero esta vez no con espejillos ocultos donde ingenuamente
poder mirar nuestros rostros ignorados, no como conquistadores ni
civilizadores sino como hermanos, con las manos abiertas y la boca
clara para cantar y oír cantar.
España nos enseñó su bello idioma, nos acercó al viejo mundo,
nos habló de Dios en el sayal de San Francisco Solano y en el testi-
monio de los jesuitas. Pero también se llevó enormes riquezas y nos
impuso sus vicios. Y fueron exterminados millones de aborígenes.
Continúa el intercambio. En esta oportunidad «Poesía Amiga»,
sin proponérselo, simplemente dejando oír la voz de los poetas her-
manos, ha resultado un grito, que hace ponerse de pie.
Posiblemente a «Poesía Amiga» le está quedando poca vida.
Se conforma con autopersuadirse de que su trayectoria está cumpli-
da.
«Poesía Amiga», año 5, Nº 13
Villa Nidia, primavera de 1965.

REQUIEM PARAUNAREVISTA

No sólo los hombres que concluyen su ciclo terrestre son los únicos
que merecen un réquiem.
También hay ciertas obras, de aquellas creadas a imagen y semejanza
de algún sentimiento perdurable que, por haber sido impulsados por la diná-
mica enjundiosa del corazón, se hacen acreedores indiscutibles de palabras
que traducen con sinceridad acabada, la exégesis más encendida de una adiós
entrañable.
Hoy justamente pensamos hablar de estas cosas, porque nos ha servido
para ilustrar este sincero ejemplo que consignamos, todo cuanto deriva del
pre-anuncio de cierre definitivo de una revista literaria.
Obras Completas 167

Hace alrededor de siete años, en Villa Nidia, una modesta población


rural en el confín paupérrimo de los llanos de La Rioja, de la cual se olvidan
muchas veces los cartógrafos más avezados, un joven poeta lugareño que dio
nombradía y promoción a su lar insospechado, se entregó a la nobilísima
tarea de instaurar una publicación que denominó Poesía Amiga.
El padre y autor de la iniciativa, no era otro que Héctor David Gatica, un
autor de cuño original y prolífico que desde los días de su infancia sintió sobre
sí el violento imperativo de darse y comunicarse con sus semejantes.
Así fue como, en la soledad cómplice, y cordial de los montecillos
recoletos, o en la quietud profunda de las noches invariables, nuestro rapso-
dia comenzaba a escribir sus primeras églogas.
Y Héctor David Gatica, con poco tiempo de su tiempo, hizo rápidamente
suyos los pormenores de la preceptiva y los convencionalismos usuales y
difíciles del lenguaje gramatical. Es decir, todo lo que a veces este endiablado
oficio de expresarse complica en desesperantes dificultades, le resultó a la
postre accesible y fácil, justamente tal vez porque llevaba dentro de sí esa
sagrada llama de lo difícil.
Un día, un aparato sencillo pero prodigioso, un mimeógrafo, como el
niño que por primera vez observa la piedra imán, comenzó a subyugarlo, a
golpearle insistentemente sobre el vértice del sueño, deslumbrándolo con la
magia de incontables perspectivas.
A los pocos días, sin conocer las principales digitaciones de aquel
aparato multiplicador, estaba ya entregado de lleno a la entusiasta tarea de
preparar con sus hermanos y un grupo de docentes, la primera entrega de una
revista que reflejara las vivencias, hasta entonces ciertamente inéditas, de los
hombres de su tierra, que transcribiera la alternativa del carnal y a la vez
descarnado universo silvestre de esa, su comarca penosa de arrieros, hacheros
y pastores, donde la redondez de la tierra se debatía secularmente en la posi-
bilidad de los más ásperos olvidos.
Así nació primeramente Alborada, aquella entrañable y cuidadosa pu-
blicación consagrada a decir su mensaje de y para ese extraño mundo inmer-
so en el precario habitad de su páramo legendario y tal vez irremediable.
Acaso el mismo Gatica con las excelencias de su voz introvertible,
había tipificado la circunstancia exacta de su territorio, en ese límpido poema
de su autoría: «Vuelo par de pupilas desplegadas/que amontonan su sed sobre
la siesta/ masticando caminos./ Sobre la fe del viento martirizando arenas/
por una lluvia lerda que no tiene palabras,/ postergada limosna/ que clava las
168 Héctor David Gatica

rodillas de un sol excomulgado./ La tierra se abre heridas que ya no se


desangran/ y un instinto sin pasto muestra lunas de hueso».
Por espacio de varios años, la revista Alborada, fue una especie de
regalo bimensual que reflejaba las alternativas totales de la vida sin milagros
y a voces sin esperanza, de la tierra riojana del sur. Tanto en los ranchos
humildes como en las casas de los poderosos, Alborada fue siempre recibida
como un presente codiciado, único y carismático, puesto que hablaba de todo y
de todos. Y porque era algo así como un denso libro de bitácora en el cual se
consignaban con la sabrosura de un idioma rural reconocible, los sucesos
protagonizados por pobres o por ricos y más aún, porque identificaba sus
prédicas enjundiosas, con el acento de timbre más accesible en el oído y el
corazón lugareño.
Pero Héctor David Gatica, antes que periodista era poeta, y sin perjui-
cio o menoscabo de su tarea de editar la revista ya nombrada, se le ocurrió que
el mismo mimeógrafo heroico y servicial de los ya añosos tirajes de Alborada
podría servir también para imprimir una revista poética. Y así nació esa otra
gran aventura de amor que se denominó Poesía Amiga.
Desde su lejano e increíble reducto de confín oculto de los llanos de La
Rioja, el poeta realizador se había convertido por obra y gracia de su propia
iniciativa, en una especie de novísimo Orfeo, el cual, desde su misterioso
palomar de oficios y elucubraciones, domesticaba y desparramaba hacia todas
las latitudes –primero del país y luego del mundo- sus blancas bandadas de
papel, ennegrecidas y dignificadas con el mensaje cotidiano de otros muchos
soñadores.
Al cabo de un año, Poesía Amiga, había conseguido adquirir para sus
páginas la colaboración de connotados valores de la poética nacional,
proyectándose hacia las principales ciudades del continente y también España
y Portugal.
Y por si esto fuese poco, su director, ya vinculado con esos centros,
comenzó a viajar año tras año por las principales capitales americanas para
concretar en cada regreso de los mismos, números de carácter antológico
que merecieron siempre una señalada distinción de su cada vez más numero-
sa cantidad de lectores.
Primero fue Uruguay, luego Chile, Paraguay y posteriormente Bolivia
y Perú.
Críticos y estudiosos de alta solvencia de aquellas naciones hermanas,
tuvieron a su cargo la supervisión, el comentario y el respaldo cotizado de
Obras Completas 169

estas entregas. Y todo ello, he aquí lo más importante, sin subvenciones ni


otro apoyo económico que no fuese el encendido fervor de su responsabilidad.
Sin embargo, luego de siete años de intensa brega y de creaciones
excepcionalmente constructivas, debemos consignar que Poesía Amiga acaba
de despedirse de los suyos.
Urgido por otros nobles propósitos, el poeta Héctor David Gatica ha
dejado su tierra por una larga temporada y ha decretado el adiós definitivo a su
boletín poético cada vez más difundido. No hay convencimiento de que esta
situación pueda remediarse.
En verdad a nosotros nos entristece plenamente esta defección de Poe-
sía Amiga, pero dentro de todo, y pese al irremediable vacío que la misma
genera para nuestra cultura y su haber limitadísimo, nos queda
compensatoriamente el consuelo de que, tal como sucede en otros órdenes de
la existencia, con la cancelación de muchas obras que nacieron y crecieron
desgajando la preocupación más noble del hombre, aquí también se da una
muerte digna y espléndida.
No es magnífico acaso aquello de que una desaparición así, sea lamen-
tada y llorada por poetas y escritores de indiscutible proyección ecuménica?
Pocas cotizaciones existenciales del hombre y su obra, se elevan tanto
como un buen recuerdo. Y claro está que esta Poesía Amiga, que viera la luz,
se proyectara desde la casi inadvertida aldea riojana de Villa Nidia, deja mu-
cho. Y por cierto, de la más alta dignidad biográfica.

Ariel Ferraro. Radio Nacional.


Córdoba, 4 de mayo de 1967.
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CAMINANDO
Tercera revista que nace en Villa Nidia, dirigida ésta por Omar
N. Gatica, fundada en 1986.
Cumple las Bodas de Plata y el Nº 40 de su edición, y es
actualmente la más antigua de la provincia.
Gentes que partieron a vivir en otras provincias nos cuentan
que cuando la reciben hasta llegan a llorar y las leen y releen cuantas
veces.
Era intención hacer un encuentro de revistas riojanas en Villa
Nidia; Pero con el fallecimiento de Yeny Robles, Directora de “Tinajas”,
perdimos interés por ese encuentro.
Con artículos sacados de Caminando, en su mayoría, y
fotografías diversas, colocados en láminas de telgopor, hemos formado
como una historia gráfica de Villa Nidia, donde los que aún viven
pueden encontrarse en ella y los más jóvenes y los niños, descubrir a
sus mayores y reconocer a quiénes fundaron los diversos puestos que
componen el distrito.
Hay también una biblioteca con parte de los libros y revistas
que nos llegaban cuando existía Poesía Amiga.
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178 Héctor David Gatica
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DOS VOCES PARA ESTOS DIARIOS

Si tuviéramos que hablar geográficamente diríamos que “EL


MAPA DE LA POESIA RIOJANA” es la idea totalizadora del arte
de la provincia. “Los FUNDADORES DEL OLVIDO” los pueblos
comarcanos DE un lugar determinado donde le tocó actuar o vivir a
nuestro autor, una zona importante de su vida y de su geografía y
“DIARIOS DESDE VILLA NIDIA”, pertenecen al lugar de su
nacimiento, a suy entorno más familiar, desde donde salen y vuelven
las palomas mensajeras, desde donde se va al mundo y donde se
espera que el mundo llegue, para la gran fiesta universal del espíritu.
En su diario el Poeta vive una visión eglógica, vive el tiempo
feliz, la niñez, la familia, el amor, los hijos, los amigos. . .
Esa prosa que nunca se equivoca. Siempre esa precisión
matemática: Y GATICA, ahora es parte de la tierra.
Leemos al azar: “El campo me hace campo”. “Que feliz me
siento con ser árbol”.
Estas páginas están escritas para nosotros esta noche, para
todos los riojanos ausentes de su Rioja. Para quiénes quieran conocer
esos lugares y para quiénes quieran descubrir un poeta que quiere a
su tierra y que esa tierra se sentirá honrada por su poeta.
Cuando Cervantes hablaba de la fama decia; “La tierra te da
en tierra la comida”
En los libros de Gatica, están nombrados los pueblos, las
mujeres y los hombres, están narrados los hechos, y todos los seres y
las cosas están nimbados de amor y de recuerdos.
Resumen: El mapa de la poesía Riojana es, la poesía hecha
pueblo.
DIARIOS DESDE VILLA NIDIA es ser parte del pueblo y el
destino de llevar el pueblo en uno y mostrarlo al mundo.
LOS FUNDADORES DEL OLVIDO: Es el pueblo en
Obras Completas 183

gestación. El pueblo en nacimiento, en fundación.


Pero todo es semilla para la misma tierra.
Lo de Héctor David Gatica es una siembra.
La demostración cabal del artista que el arte verdadero germina
para el mundo.
En estos libros se siembra desde La Rioja.
Cuando el sol estire su cuello sobre los llanos, sabrá que germina
también esperanzas.
El sabrá que tras el infortunio, la soledad y la muerte, los pueblos
pueden nacer y renacer y que los fundadores de esos pueblos vuelven
desde las páginas de Héctor Davi Gatica a fundar de nuevo sus pueblos
y a repetir nuevamente sus vidas y así seguirán mientras los días y los
siglos sigan volteando sus hojas de tiempo y lejanías.
Con Gatica, la memoria vuelve en tropel y la memoria del amor
llega iluminando los caminos.
Héctor David Gatica, arriero de fantasmas y recuerdos, de
sombras y esperanzas, vuelve a poblar los caminos, y vuelve a llenar
de vidas los páramos olvidados de los hombres.
GATICA como todo gran poeta, detrás del olvido puede fundar
la esperanza.
ALFONSO NASSIF

Islas Canarias (España) 30/11/60


Estimados amigos de Alborada:
Luego de un largo viaje por Europa, donde asistimos al Festival
Internacional de Títeres y Marionetas -obtuvimos el tercer premio
mundial por nuestra interpretación-, navegamos de regreso a nuestra
amada patria, con deseos de doblar nuestro trabajo, por la cultura de
nuestro pueblo. Me imagino, que no habrán ustedes dejado de
mandarme la revista a Córdoba. Vuestro ejemplo es interesante y
184 Héctor David Gatica

valioso, tal vez algún día podemos llegar con nuestro teatro a la lejana
Villa Nidia.
Un enorme saludo a todos.
EDUARDO DI MAURO.

¿Dónde queda Villa Nidia?


En un reciente congreso de historiadores y poetas del NOA y
Bolivia (06-09) en Salta, un joven se me acercó con un mapa de La
Rioja, pidiéndome que le marcara donde estaba Villa Nidia, para poner
el mapa marcado en un cuadro...
Mis amigos hacen chanzas diciendo que Villa Nidia no existe,
que es solo un invento literario.

«He leído, releído este libro, te admiro por ese trabajo de mi-
sionero de lo minúsculo y homenajeador de los miles que nacen o
mueren sin que el resto del mundo se entere...»
«De esa Villa Nidia que encontró su herrero, su poeta para
ponerla al lado de esos pueblos fantasmas que se llaman Macondo.
Es admirable que hayas hecho de tu vida una copia escrita para sus
lectores fervorosos, entre los cuales me cuento».
ALFREDO VEIRAVE,
Resistencia, Chaco, 1991.

SERENATA PARA DAVID

Viene agrietando esperanzas Quise aprehender tu silencio


El turno de tus represas Que se colmaba de voces
Suaves de lluvia esperada Porque David me contaba
Fieras de secas promesas. El nombre de tus entonces.
Obras Completas 185

Mansa la sombra de tu árbol David andaba en su casa


Brava la luz de tu siesta Con tanto cariño añejo,
Rica tu noche de estrellas Que reflejaba en mi alma
Sobria la paz de tu fiesta. La luz de su propio espejo.

Vengo de un pueblo pequeño, Agua olvidada de cielo


Allá de azules y montañas, Amor curtido de empeño,
Nos ha igualado el silencio Villa Nidia en el viento.
en la flor de tus mañanas. Pozo de balde en el sueño…
RAMÓN NAVARRO

PALABRAS PARA LA PRIMERA EDICION

Cuando me decidí a publicar LOS DIAS INSOLITOS hubo


más de una voz que me aconsejó que no lo hiciera. Ese libro recibió,
al año de su aparición, la faja de honor de la SADE.
Hoy me enfrento ante una segunda duda, aunque de
características distintas: ¿corresponde hacer públicos estos diarios?
Traté de quitarle lo más íntimo (imposible desmalezarlo
totalmente) y en edición reducida lo lanzo a la circulación.
He levantado el nombre de mi tierra como una bandera, que ha
transitado desde la nada casi hacia las conquistas si no sorprendentes
(algo de eso hubo) al menos insólitas. Y además, una toma de posición,
creyendo en lo más pequeño e ignorado, en un rincón que no existe ni
en los mapas provinciales (calco de otros tantos lugares con minúscula)
para ofrecerlo al mundo cual punto de partida y de apoyo, raíz
profunda que evita la caída del árbol, que le suministra el alimento que
le da su tierra y que le confiere una identidad. Y adonde hay que
volver permanentemente.
186 Héctor David Gatica

Estos seis diarios fueron escritos para seres concretos, dentro


de un tiempo más o menos prolongado en la formación de un libro,
25 años, sin ninguna especulación de que algún día pudieran ser
reunidos y aparecer en un volumen.
Por lo demás, si esto fuera con el solo propósito de alargar la
lista de obras editadas, confieso que tengo escrito para no ser
publicado, al menos en vida mía, mi diario, que comencé a los 20
años y que ya se encuentra al filo de completar las mil páginas, (en
2009 acercándose a las dos mil págs.) con toda la alegría y todo el
dolor de lo que late, a lo largo de 33 años, (hoy mas de medio siglo)
alimentadas por mi vida y la de aquellos con quiénes conviví en Villa
Nidia y en los restantes lugares donde me tocó desplazarme.
Sea éste mi humilde homenaje a los miles de Villa Nidia que
nacen y mueren, con toda su riqueza dentro, sin que el resto del mundo
se entere de que una vez también existieron.
HÉCTOR DAVID GATICA
Obras Completas 187

DIARIO PRIMERO
PARA MI GENTE
(29/12/63 - 12/01/64)

Casa de Villa Nidia

Día 29 de Diciembre de 1963


EN LA CANCHA

Este domingo lo dediqué al deporte. Marcamos la cancha,


compusimos los arcos y casi a la siesta trajimos leña para asar dos
cabritos y un cordero y cocinar la chanfaina que preparó doña Juana.
188 Héctor David Gatica

Hubo cambio de comisión directiva.


Una cuarentena de muchachos querían que tocásemos las
guitarras: así lo hicimos con Bocha Ludueña y Arturo Leyes. Y mi
compadre Roberto Maldonado, con uno de los jugadores, bailó una
cueca.

Club Atlético Villa Nidia. Esta fotografía fue tomada entre 1950 y
1960. Podemos identificar a: de pie (de izquierda a derecha): Felix
Llanos, Víctor Cabáñez, Vicente Llanos, Raúl Ojeda, Domingo Arce y
Rosas Cabáñez. Sentados: Edgardo Gatica, el arquero (¿puede ser
Saturnino Leyes?), Andrés (Eudé) Cabáñez, David Gatica y Dario
Gatica.

Recién se han ido, con la noche en el anca de sus caballos.


Viven lejos y aún tienen mucho camino.
La luna cae sobre la arena donde me he sentado a escribir
estas páginas, sobre los campos que me rodean y los mil grillos que le
cantan.
Obras Completas 189

Día 30
LA ALOJA

Esta mañana le trajeron una cotorrita a mamá. Días antes me


dieron un lechuzo, una reina mora y una liebrecita; pero venían
golpeados y se me murieron. Una ahijada de pocos años me regaló el
lechucito. El lechucito y mi ahijada murieron el mismo día.
La algarroba “pintona” que aquí llamamos “Chocla” cuando
comienza a madurar, se entrega al sol abundantemente: la cortan y
chupan los niños, y los caballos estiran sus pescuezos para alcanzarla.
Al mediodía bebemos aloja, la primea de este verano, fresca y
dulce. La tierra sedienta que hace su entrega al hombre que la habita
unido a su sequía.

Día 31
FIN DE AÑO

Se va 1963, se va por una orilla de esta tarde que tiene en sus


nubes la hermosura triste de la ausencia. Miro el cielo y de cielo se me
llena el rostro.
Un coro de coyuyos da música a los campos.
Hoy he terminado de pasar a máquina mi viaje por Cuyo y
Chile.
Este año me ha dado mucho, por eso se va con las manos
perfumadas
No habrá ni sidra ni pan dulce. Beberé el aire que está fresco y
vuela y comeré la paz que en esta soledad tan mía me ha regalado
Dios.
El campo me hace campo. Qué feliz me siento con ser árbol.
El viento y la noche que están llegando me invitan a que salga
con ellos y vaya por los caminos.
190 Héctor David Gatica

Mi fiesta será de estrellas.

Día 1
CAMPO Y FRESCURA

Estuve leyendo los originales del libro “Las Crónicas” de


Francisco Colombo, del cual me pidiera las palabras preliminares; no
me animé:
“Pienso en ella, en ella solamente/ que se desgastaba como un
roto panal/ en el silencio del campo, gota a gota”.
Así nos dice Colombo de su madre, me gusta su libro, por algo
nos identificamos tanto.
Esta madrugada las nubes tiraron un puñado de agua y la
mañana humedecida ha quedado fresca, a esa frescura se suma la
delicia de una brisa, y esta sombra copiosa del algarrobo blanco que
me arroja vainas al sombrero. Qué juguetonas son a veces las plantas,
mueven las ramas para arriba, para abajo, para los costados y dejan
caer una que otra hoja.
Me he sentado en la raíz caliente de este gran árbol. Las pichanas me
miran y no me dicen nada, ya están acostumbradas a mi presencia.
Los lagartos se cruzan haciendo huellas con su cola larga, verde. Y las
cigarras cantan un mismo canto.
Hacia el fondo del día silba una perdiz.
Por aquellos puestos donde ha llovido más, el hombre y su niño
descansarán unos días, no tendrán que sacar el agua del pozo balde
ni juntar tanto sol en la frente, encadenados a la hondura de la sed que
ablanda el noque.
Obras Completas 191

Día 2
CORRESPONDENCIA

¿Cual es la correspondencia que ha llegado este miércoles?


1- Carta de Noelia Carrizo, desde Corral de Isaac.
2- Tarjeta y romance navideño de Lizzie Gallo. Esta poetisa
sanjuanina me escribía con mucha frecuencia. Este año dejó de hacerlo.
La conocí personalmente de paso para Chile. Es periodista del diario
“Tribuna”.
3- “Bibliograma”, revista del Instituto Amigos del Libro.
4- “Una voz para mi lágrima”, libro de Mónica Sérpez una
amiga mendocina muy querida, casada recientemente con el poeta
Francisco López.
5- Tarjeta de Delia Bassi, misionera de “La Cigüeña”, anduvo
hace poco por Norteamérica.
6- Tarjeta de felices fiestas del Gobernador de mi povincia.
Nos conocimos al asistir él a una conferencia que di en Chilecito.
Después me visitó aquí en Villa Nidia.
7- Carta de Mario Lemos, un amigo fiel. Trabaja de hace varios
años con el mayor Schettini por la salud de la gente de los llanos
riojanos.
8- Un periódico, “Soberanía y Pueblo”, no lo conocía.
9- Carta de Reconquista de la hermana Amalia agradeciéndome
revistas “Alborada” con artículos del Hno. de Foucold Arturo de Paoli.
10- “El Buho”. Esta publicación literaria de Buenos Aires que
nació hace poco y ya va en el Nº 5, se está tornando importante.
11- “Boletín de Poesía” Nº 15. Según parece, los Fiel están
con deseos de empezar la edición de unos cuadernos.
12- Tres ejemnplares del “Independiente”, diario que su editor
me envía gratis.
192 Héctor David Gatica

Día 3
LLEGA UN HERMANO

Llegó desde Mendoza mi hermano Alonso Dario con su flia, su


esposa, y el chiquito de ellos, Edgar, uno de mis veinte ahijados. Mi
hermano viene agotado por el estudio y el trabajo. Trataremos de
distraerlo para que aquí se recupere algo.
También hoy, con Felipe Cabáñez, Ramón Cabáñez, y mi
hermano Omar hemos trabajado todo el día, y lo seguiremos haciendo
hasta dar término al balance.
Está corriendo viento. Más luego he de salir a saludarlo; a veces
siento que somos muy amigos.

Día 4
ALGO CANSADO

El trabajo de este día me ha cansado un poco, quizás porque


no estuvo bien organizado. Vino un camión temprano. Ramón debió
apagar mil kilos de cal para la capilla, nos preocupa su techo, ha sido
mal construido y habrá que ver si es posible curarlo.
El sol se mostró muy recio este día. La sequía se viene
prolongando y hay un ansia larga de lluvia en el rostro sediento de los
llanos.
Escribo a media tarde, luego no podría. Allí al frente está la
cancha y la muchachada reunida me espera para dar comienzo al
partido de este sábado.

Día 5
AMASANDO PAN

Domingo, aprovechamos que está el albañil para poner la cruz


Obras Completas 193

y enaceitar las puertas.


A la siesta me voy con mis hermanos Alonso y Omar a correr
lagartijas con un matagatos. Después hicimos blanco en un mate viejo.
Y es que aún nos queda mucho de niños en nuestra manera de ser
cuando nos juntamos todos los hermanos. La infancia vuelver a
nosotros por el ala de la unión.
También estuve cortando leña y cargando el horno. Después,
de dos en dos, entre hermanos dimos vuelta a la máquina de amasar.
Mamá recibía la masa y fue dando forma al pan.
Cuando, con su pañuelito, seca el sudor que le corre por la
cara, el orgullo y la humildad me recorren el corazón. Treinta y tres
años dio clase en una escuela de campo, de los cuáles quince fueron
con doble turno, numerosos niños, algunos casi hombres, amén de
todos los trabajos de la dirección. Hoy esa frente docente se moja en
sudor santificando su vejez, mientras sus manos toman forma de pan.

Día 6
LA CAPILLA

Día de Reyes. Estuve tecleando todo el día para pasar mi diario


1963. Las páginas son muchas ya, pues lo empecé hace ocho años,
cuando cumplía veinte.
Y hasta aquí por hoy, mi vista está cansada y necesito un poco
de aire fresco.
Iré a mirar el techo de la capilla que ya empezó a componer
Nicolás Avila. En HIMNOS FARISAICOS tengo un poema referido
a esta capilla cuando la estábamos construyendo.
194 Héctor David Gatica

Día 7
TIO DOLORES

A las doce vino tío Dolores con un yerno suyo afincado en La


Pampa. Tío Lolo nos ayudó siempre en obras de bien público. Su
esposa, y otras tías de edad parecida, me quien como a hijo. En estos
últimos años me sucede algo de lo cual no soy merecedor: me siento
querido de ancianos; de los jóvenes que viven por acá, tal vez por el
respeto que les siento y la familiaridad con que me tratan; de la
muchachada hachera y carbonera con la cual me junto en la cancha,
en picnic; en diversas reuniones tratándonos de igual a igual; y de
niños de muchos ranchos.

Día 8
DOÑA JESUS

Doña Jesús llegó a la siesta. Vengo a esta hora, me dijo, porque


me demoré juntando algarroba para usted, aquí la traigo en esta bolsita
para que la muela y haga aloja.
Doña Jesús suele traerme flores del campo por donde cruza a
pie, gajitos de albahaca de su pequeño jardín. Es muy pobre. Hoy
vive con Basilio Fernández.

Día 9
CORRESPONDENCIA DE A CABALLO

La correspondencia de hoy, el correo llega una vez por semana


a caballo o con sulky, a una estafeta de aquí a quince kilómetros en
Nueva Esperanza y luego se la hace llegar hasta acá por la misma vía,
la equina.
1) “El Molino de Papel”, revista española de poesía.
Obras Completas 195

2) “Pan”, revista porteña de arte y letras.


3) “El Barrilete”, Nº 9, publican un poema mío.
4) “Se necesita un hombre que reemplaza a Dios”, de Julio C.
de Alari.
5) “El quijote”, revista literaria mimografiada, de Buenos Aires.
6) “Polémica”, revista chilena.
7) “Carta de mi hermana María Elsa”, desde Chilecito,
pidiéndome tarjeta para el corresponsal del diario Córdoba.
8) El poeta Squeo Acuña me escribe desde Santa Justina, uno
de los barrios de La Rioja.
9) “Los círculos en el Agua”, libro de Daniel Barros.
10) Roberto E. Corvalán Posse, se refiere a un juicio que le di
de su último libro.
11) El poeta uruguayo Juan de Gregorio agradece Poesía Amiga,
Nº 9.
12) Oscar Barros escribe pidiéndome canje.
13) Tarjeta de Caty, Reconquista.
14) Tarjeta del poeta Federico Fantini.
15) Carta de Zunilda Costábile; a esta poetisa le está atando
las manos la artritis, es de Santa Fe.
16) Hilda Wagner, llora al no tener noticias de Adelmo. En
Córdoba donde estuvo hace pocos días, no me dejaron entrar en la
cárcel para verlo. No sé entonces cómo ayudar a Hilda. Le llevaba
un libro de Miguel Hernández.

La bendición de Dios cayó esta madrugada sobre el campo;


llovió 43 milímetros. Iré a ver el agua que le ha entrado a la represa,
hará que mis ojos naden en ella; cortaré un puñado de hojas de
algarrobo y las echaré sobre el agua para beberla colada. Me pondré
a oír el canto de los sapos.
196 Héctor David Gatica

Día 10
ALGARROBA Y PIQUILLIN

Se ha entrado el sol y mis hermanos vienen a invitarme que


vamos a colgarnos de los árboles, a comer algarroba “chocla”.
Y los días se desangran en la fruta pequeña y roja del piquillín.

Día 11
SE LLENA EL ALJIBE

Anoche, luego de cenar, me fui caminando por el camino hacia


el sur y me tendí un rato, de cara contra la arena.
Sábado es hoy; los muchachos me llaman desde la cancha.
Anoche llovió nuevamente, 39 milímetros; se llenó el aljibe.
El campo se renueva, el verdor empieza por cubrir la tierra
madre.

David, Noemí y Omar en el aljibe.


Obras Completas 197

Día 12
LA FLOR DEL CAMPO

Ni bien llueve se pone verde el musgo bajo los montes, como


señal de la esperanza nunca agotada de la tierra.
También hay una flor que llega casi junto con la lluvia, nace de
cebollitas ocultas, una pequeña planta sin hojas, con una vara de diez
a quince centímetros; crece en un par de días luego que ha llovido. De
estas flores de bulbo, blancas y rosadas, se puebla la campiña. La
tierra, al parecer tan hosca, sonríe desde esas flores.
No me gusta cortarle las sonrisas a la naturaleza.
198 Héctor David Gatica

DIARIO PARA NOELIA


(24/12/64 - 05/01/65)

Noelia
Obras Completas 199

Día 24 de Diciembre de 1964


ESCRIBIENDO EN EL PATIO

Estaba pensando si debía dar comienzo a este diario, y digo


pensando porque si ha de ser empezado tiene también que ser
terminado. Y ese tiempo y ánimo de alguna parte han de salir cada día
y todos los días. Por lo tanto es compromiso que debe ser considerado,
es decir, debía pues ya di comienzo.
La dactilografía al tacto me es muy útil, sin necesidad de luz,
sentado en el patio, con la máquina portátil en las rodillas, podré
escribir esta noche.
Mis hermanos han viajado todos, con rumbos distintos. Mamá
y papá conversan sentados en el patio.
¿Que correspondencia ha llegado hoy? Correo de a caballo:
Carta de Adelmo desde la cárcel de Córdoba.
Carta de María Teresa C. desde Gral. Dehesa. Esta joven me
ha dicho en muchas oportunidades que se va a suicidar, llegan versos
de despedida; cartas donde me informa que me dejará sus libros, que
son muchos. La de hoy es optimista, ha recibido poemas y dibujos de
un amigo que tengo en España y cuya dirección le facilité.
Carta de Lucio. Poeta español, habla de mi último libro y me
hace saber que aparece un juicio suyo en editoriales españolas. Me
comunica además el gusto que ha tenido con mi prosa: “muy bueno el
suplemento TIERRA GUARANI. ¿Sabes que eres un estupendo
prosista? Y no lo digo por esta obra, ello ya se hacía evidente en el
suplemento dedicado a tu viaje a Chile. Tu prosa algo desdibujada,
como tu poesía, tienen color y gracia exquisitos, inesperadas virtudes,
que la hacen muy grata. No me extrañaría, pues, que nos sigas
sorprendiendo con grandes realizaciones en este aspecto. Claro que
sobre todo para mi, español, algunas referencias quedan sin
comprender, pero esto en nada impide el pleno gusto de la belleza de
200 Héctor David Gatica

tu palabra. De la belleza y de la gracia, como he dicho antes”.


Carta de Paulina de Pereyra, felicitándonos por la fiesta de la
inauguración de la capilla.
“La Voz del Interior” de Córdoba, con un artículo de Rodolfo
Rivarola. También una hoja periodística que empieza divulgando un
poeta riojano; me solicita colaboración.
Y tu carta, que esperaba ansioso.
Hubiese querido escribir mucho esta noche de paz, lo siento,
papá y mamá ya están acostados en el patio y mi golpeteo no los
dejará dormir bajo este cielo estrellado.
Los caminos de la sombra, el silencio, la soledad y el viento
traen tomada de los hombres la noche de Navidad.

Día 25
CARRERAS EN “LA PORFIA”

Los diarios tienen de cautivante -y a la vez una prueba- que


han de ser redactados donde su autor se encuentre.
Me hallo en La Porfía, en Don Honorio Arabel. Me acerco a
una cancha de taba, hacen muchas apuestas y clavan en un buen tiro
lo que se llama suerte.
Tanto al tiro y tanto a la espera. Y el dinero apostado cae al
suelo y ahí alguien lo pisa con sus alpargatas.
Nos vamos a la cancha de caballos. Empiezan las partidas.
Los jinetes muy alertas. Hace mucho calor.
Los hombres juegan al sol la tierra suelta que levantan los pingos
y el sudor de sus ijares chorreantes.
Las pocas sombras las ocupan un grupo de mujeres que también
asistieron a estas cuadreras. Sus vestidos de colores resaltan en este
jarillal pobre, sobre una tierra pelada, candente.
Sentados en el suelo, a un metro de donde pasan los caballos a
Obras Completas 201

media rienda, sin molestarse por el sol encabritado, ni por la tierra


suelta, ni por quiénes pasan cerca gritando apuestas y escapándolos
de pisar, se encuentran don Carmen Ibáñez Luna y su hermano José
con casi un siglo en las tabas, pero fuertes como quebracho llanero.
Mil pesos al tostado! Pago! La doy puesta granada! La doy
puesta ganada al cuadril!! La doy a la cortada!
Después de muchas partidas largan al fin, con gran movimiento
de los asistentes.
Ganó el tostado a medio cogote.

Día 26
EN LA REPRESA CON S.T. ELIOT,
DAMASO ALONSO, PLATON Y SENECA

Esta madrugada llegó Omar con su Robertito, viene queriendo


caminar.
Ayer estaba con Platón hablando de la amistad y del amor.
Hoy me entrevisto con Séneca para tratar acerca de la ira.

Represa de Villa Nidia.


202 Héctor David Gatica

Todos estos días he sentido golpear una palabra más fuerte


que de costumbre, como si al lado de las demás se presentara en
relieve.
Hay palabras así que por temporadas me asaltan pidiéndome
que eche más luz sobre ellas para que pueda conocerlas mejor. Me
instan a que las cave, a que les descubra la raíz, palabras que obligan
a que se las medite para exprimir su significado. Palabras para las
cuales tengo oídos sordos y oídos atentos, ojos que la ven y ojos que
ni las miran.
Estamos constantemente en disipación, colibríes conceptuales:
no sabemos ahondar.
Estuve haciendo correcciones en el último libro que preparo.
“Hay un mundo”. En el vuelvo a ser niño: mi lejanísima abuelita que
apenas recuerdo, los juegos primeros, las aradas, las siembras, la
leña, las siestas con iguanas, las noches con zorrinos y vizcachas.
El gran crítico inglés S.T. Eliot dice que los poetas que en su
poesía quieren mostrar los conocimientos que poseen o dar cátedra
con ella, fracasan irremediablemente.
Por su parte el notable crítico español Dámaso Alonso comenta
que las únicas obras que tienen valor y que han de perdurar son aquellas
nacidas de la intuición y que contienen un mensaje.
Hoy es sábado, la cancha me vio reunirme a los jugadores, a su
alegría de hombres fuertes.
Ultimamente estuve nadando en la represa desde donde acabo
de llegar.
La brisa, amplia su voz, tiene una misión muy similar a la música,
esta roza los oídos y penetra en el espíritu, aquella toca la piel y también
nos penetra, y al igual que la música nos despega de la carne, nos da
alas.
Obras Completas 203

Día 27
EL TIO JOSE

Ha venido a visitarnos un tío de Luján que recién voy a conocer.


Tiene varios hijos, es de apellido Durán, el apellido de mi madre. Me
gustan los Durán, hay un parecido en todos ellos, de rostro generoso,
espejo de un interior pacífico, alegre y sincero.
El tío José estuvo recordando en el almuerzo su infancia, urdida
de picardías, domas de terneros y tiempo de aguijones y panales.
Ha llovido toda la tarde y los días anteriores, la semana totalizó
130 milímetros. Los campos están hermosos.
Por Radio Nacional termino de escuchar la obra teatral “Rebelión
en las Malvinas”.
Las doce de esta noche me dicen que ha terminado el día, que
de seguir escribiendo tendré que anotar la fecha de otro sol.

Día 28
JOSE, DOÑA BERTA Y CAYETANO

En nuestra casa se crió


José Altamirano, hoy sargento de
la policía Federal en Buenos
Aires, siguió esta carrera después
del servicio militar.
¿Porqué este recuerdo?
Porque un lejano 28 de diciembe
doña Berta le pidió un disco y
después no se lo devolvió,
diciéndole que lo había hecho
inocente. ¡Como se enojó José!
JoséAltamirano.
Doña Berta era alta, más
204 Héctor David Gatica

alta todavía para mi niño. Estaba prendiéndome una vacuna molesta


cuando se acercó a decirme que ya me iba a mejorar. La fiebre me
dio cama y ese mismo día, trajeron la noticia de que doña Berta
acababa de morir, luego de encerrar las cabras. Con ella y don
Sinencio vivía un adolescente de 17 años, muy alto, que llegara meses
atrás de Buenos Aires. Yo le quise, nos placía andar juntos, salir a
cazar estrellas y prender fuego a las noches, bajo la helada, al fondo
del potrero. Ahí me contaba cosas de Buenos Aires, de esa gran
ciudad que yo no me imaginaba siquiera. Y una vez me habló de algo
que él llamaba televisión. Su nombre: Cayetano Pimpignano.
A don Sinencio le dieron una puñalada estando borracho, y al
momento se fue con vino y sangre por la abertura de su insomnio.
Y Calletano, o Cayetano, no sé. Caneta mejor, tal había llegado
así se fue.
Ignoro si aún vive o si es ya sueño eterno.
Todo esto se quedó en poesía en HAY UN MUNDO. (3a.
Parte de Memoria de los Llanos).

Día 29
LA AMADA INMOVIL

Posiblemente ya estará Ud. en Corral de Isaac descansando


de los estudios. Las caminatas hacen mucho bien, el contacto con la
naturaleza, ahora estida de coros por los coyuyos que nos visitan,
cantando a la algarroba. Pobres, el instinto les vibra en las alitas sin
animarse a confesarles que este año la algarroba no vino.
Novalis, sus Cantos Espirituales y sus Himnos a la noche ante
la tumba de Sofía.
Acuña y su Nocturno a Rosario poco antes de suicidarse.
Dante y una Beatriz que ignoramos si existió, pero que si
Obras Completas 205

sabemos que nunca fue suya.


Amado Nervo y La Amada Inmóvil.
Y los coyuyos siguen cantando sobre la tumba de un amor
vegetal que no los oye.

Día 30
DIPUTACION

Insisten en mi candidatura como diputado de mi departamento.


No acepté.
La luz se va, la oscuridad llega. Saldré a caminar.

Día 31
LLUEVE NUEVAMENTE

Nuevamente llovió anoche. Diciembre- febrero, los tres meses


que nos visitan las lluvias. El agua cae transparente y se levanta verde
en cada gota amanecida en hojas.
Han llegado Raquel y su hermana, dos sobrinas muy queridas
con quiénes suelo cantar folklore cada vez que vienen.
Un año más. 366 días que fueron cayendo uno a uno desde el
tránsito del almanaque, así como cae todo. Es malo decir esto, tan
malo como cierto. Debiera echarme un puñado de tierra en la boca
como lo hacía San Francisco de Asís cada vez que decía algo terrible,
según la novela de Nikos Kazantzaki.

Día 1
TOCANDO LA GUITARRA

Un año entre pañales de hojas tiernas, lo sentí en mis manos


esta madrugada, estaba húmedo, como un recién nacido, y los ojos
206 Héctor David Gatica

los tenía de estrellas que contemplan todavía mi asombro.


El nuevo año me encontró ante un micrófono, hablándole a
mucha gente, deseándoles felicidad, instándolos a la amistad.
El nuevo año me sorprendió sosteniendo una delicada cintura
de madera con armonía de músicas, cantándole al nuevo rostro del
tiempo, y de ello estoy contento.
El trío que formamos con Ludueña y Leyes podríamos haberlo
llevado a otras partes. Pero no, debe estar aquí y así. Nos queda la
satisfacción de haber puesto un poco de alegría en cada rancho.
Volvimos en sulky al amanecer, el sereno mojaba nuestras voces;
más que una persona éramos campo, con su olor, su oración de ramas,
la magia suya de sombras y astros silenciosos y la tierra soñando
fresca, amanecida.
Ha venido mi hermana Nydia y su flia.; después lo harán Dario
y María Elsa con las suyas. Y los demás. La casa se llenará por unos
días de una vida distinta, feliz, armoniosa.

Día 2
FRENTE A LA CAPILLA

La rueda familiar estaba muy linda en el patio. Se me antojaban


lejanos tiempos ya idos.
Ahora estoy frente a la capilla. Es noche y hacia el sud
relampaguea y llueve.
Hay una puerta de hierro con dos letras de un metro de alto, es
una V y una N, Villa Nidia; el dorado que las cubre ya no se nota a
esta hora.
La cruz allá arriba y el campanario a un costado.
Llega el viento y algunas gotas. Tengo que irme. Este viento
fresco y alegre, este viento joven que entrega el oeste.
Obras Completas 207

Día 3
EN LA REPRESA

Represa de Villa Nidia.

La tarde inaugura mi paz de este momento. Estoy aquí, estoy


con lo que me rodea -no todas las veces me sucede así-; mi espíritu
se une a los gritos de los teros, es árbol y es sombra de árbol.
Sentado en el bordo de la represa miro su agua tan mansa, tan
quieta. La gramilla de la costa. . .el perfume del poleo. . . Está pintando
Dios en día domingo.
Cuando estuvo más campo el campo? Su verdor es de cortina,
árboles se unen y pastos hasta cubrir los ojos.
Alguien subió al campanario y tocó el cielo, dos pájaros sonaron
en el aire y se enredaron con las ramas y su sombra como una música
de ángeles. A la campana le ha brotado un rezo, un canto.
208 Héctor David Gatica

Día 4
UN LINYERA

Un linyera. Recién se va. Los admiro, los quiero, no sé. Gusto


de conversar con ellos, tienen un mundo interior que asoma en sus
expresiones a veces como una gran culebra y otras, como una
pequeñísima paloma. Y la gente o los desprecia o los trata con recelo.
La humanidad los patea.
Andan a pie, la carga ha de ser liviana para no quebrarles el
siempre andar. Si algo les pesa lo tiran. ¿Para qué tener? Todo lo que
poseen va con ellos. Entonces no poseen nada. O todo.
Si llueve se mojan, si corre viento se empolvan, si el sol les
pega se parecen al sol. Nada los separa de la tierra, duermen pegados
a ella, tapados por el aire.
Con su trabajo ganan para el día, ganar más no hace falta.
Andan, andan, cruzan campos desconocidos, ¿y si murieran en medio
de ellos? Tanto importa morir como vivir, lo uno de lo otro no les lleva
diferencia. Difícil es morir cuando se tiene casas y cosas que apegan
a este mundo, que atan a las personas y a los objetos. Ellos de qué
van a desprenderse que les duela? De su bolsa?
De sus pies llagados? De sus vestimentas viejas, sucias y rotas?
De su cuerpo enjuto?
Mi hombre de esta tarde ha leído un poco, algunas novelas y la
Biblia protestante. Dice que sus ambiciones están muertas, que no las
tiene y que todo le resulta indiferente. Llegar a esto, es señal de
superioridad en algún sentido? Es bastarse a si mismo completamente,
estar por encima de lo que consideramos sensatez y sentido de la
realidad, tener seguridad de algo, de estar a la orilla del mundo por
ejemplo; desprecio absoluto por su ser. Saben lo que es hambre, frío,
soledad, abandono. Todo eso les crea una personalísima filosofía.
Acaba de irse hacia el este; pudo haberse ido al oeste, o al sud.
Obras Completas 209

En ellos no hay más que partidas, nunca llegan, ni van ni vuelven;


andan simplemente. La rosa de los vientos les es completamente
extraña. No creo que puedan inmutarse ni ante el Apocalipsis.
Algo tiene este linyera de hoy de “El lobo estepario” de Hernán
Hesse.
“Linyera soy, corro el mundo/ y no sé donde voy, linyera soy
lo que gano/lo gasto, lo doy./ No sé llorar, ni en la vida/
deseo triunfar . ./ No tengo norte, no tengo guía/ parta mí
todo es igual”/. LA CANCION DEL LINYERA

Día 5
GEOGRAFIA DEL CORAZON

Necesito viajar, escribir una crónica más. Siento el norte


doliéndome en la espera. Chile me dio su océano. Uruguay el ancho
río. Paraguay la selva. ¿Que me darán Bolivia y Perú? Poetas tan
valiosos quizás como los ya visitados en las otras naciones americanass.
Antes me hubiera gustado verte Noelia, como llevarme La Rioja
toda conmigo.
La Rioja, lo más nuestro. Sus lunas, sus serenatas de silencio,
ese pasado del cual nos queda y mucho se nos ha ido, la ciudad
traficada de azahares y jazmines, la sierra sangrando en las vertientes
los siglos y milenios de la piedra, los valles viñateros, este llano de
días apartados, los hombres humildes de mirada sin puetas, tu Corral
de Isaac, mi Villa Nidia.
Tenemos que hacer mucho, mucho aún por esta geografía que
llevamos en el corazón.
210 Héctor David Gatica

SEGUNDO DIARIO PARA NOELIA


(24/12/68 - 09/01/69)

Con nuestros padres.

Día 24 de Diciembre de 1968


EN CORRAL DE ISAAC

La mañana presume, y es porque tiene el color de los días más


felices, edad de una tierra que espera para crecer en forma de mujer,
amada y cantada, para descubrir la nota capaz de representar las
músicas ocultas, tierra donde yo alcanzo la anchura de los llanos, esas
Obras Completas 211

miradas que me vienen desde el horizonte y que de golpe descubro


reunidas todas en una mirada lejanamente ausente, tanto que ni tu
misma sabes de estas cosas, porque están más allá y vienen de una
profundidad que no conoces, que están en tí como el sonido de mi
guitarra, pero que es necesario que alguien interprete.
Estamos en Corral de Isaac, llegados ayer desde Mendoza.
Caminamos hasta la represa, subimos su bordo de herradura,
el agua que nos ilumina, nos transforma por la ola de su canto nivelado.
Que pasa que te inclinas así sobre la hierba como si fueras a
alzarle el corazón a la tierra?... Ya lo veo, es un ave, una tijereta con la
cola muy larga en horqueta y las alas clausuradas. Tus dedos acarician
su cabecita y el amarillo asoma entre las plumas grises. La vida se ha
ido recién de ese vuelo caliente que sostienes en las manos y que ya
nunca más se colgará del cielo.
Sigamos caminando por tu tierra baya, si no estuvieras tú le
abrazaría a ella la cintura.

Día 25
RAMON CABAÑEZ

Con Arturo vamos a la casa de Ramón Cabañez.


Ramón le ha cerrado el frente a su casita, donde colocará un
sencillo placar.
Todo etá limpio y en orden, las camas bien equipadas, el ropero,
la mesa, las sillas.
Jugamos al ajedrez, bebemos sidra, comemos pan dulce.
Por la noche, con papá, mamá y Ramón vamos a rezar el Rosario
a la capilla, esta capilla de nuestros largos desvelos.
La llama de la vela destruye las gigantescas sombras de la noche
sobre el altar, reconstruyendo el desafío de David a Goliat.
212 Héctor David Gatica

Día 26
EN VILLA NIDIA

Estás en mi casa, llegaste recién del oeste, de ese oeste tras la


sierra desde donde tantas veces te esperé. Recuerdo que antes de
conocerte solía ponerme en medio de esta calle que va de sol a sol y
mirando los dos centros solares me preguntaba desde dónde vendrías
o hacia donde iría a buscarte. Hacia aquel confin quizás donde tantas
veces los míos viajaron en busca de ciudad. O hacia este otro que
tantas veces desde niño cubrí con los galopes del tordillo, comarca
de salineros y arrieros.
Después, cuando tuve conocimiento de tu existencia y comencé
por acercarme a ella, el poniente me aceleraba el corazón. Tu padre,
tus hermanos, algún vecino tuyo que pasaba campeando o
conduciendo un carro, tus cartas que me ponían de fiesta, o acaso tú
misma llegando con tu edad de portezuelos, esbelta y desenvuelta.
Cuando me tocó en suerte andar por tus caminos, traté de ir
más allá de la arena y de la espina, construyendo tu nombre en cada
huella, con horizontes pardos como el pelo de los mulares sobre el
anca de la soledad de los llanos, con eso te construía a cada instante
en la proyección de mis sueños.
“Para producir lo bello hay que apartarse en lo posible de la
realidad” JANET.
Y en las pocas fiestas de tus lares a las cuales asistí, las guitarras
de los conjuntos y peñas folklóricas de Chepes. Totoral, El Tala, San
José, San Isidro, Corral de Isaac me alcanzaban al alba su madera
musical.
Reguemos las plantas con mamá si te parece.
Caminemos, la tarde nos invita. Mira como ha habido algunos
adelantos: las oficinas públicas, ese escenario para teatro, los arcos
de caño, los bancos fijos.
Obras Completas 213

Sentémonos a contemplar este crepúsculo lloviznoso. Jamás


olvidaré esta hora, nuestro andar juguetón y fresco como la brisa
húmeda que nos recorre la piel.
Hay un golpeteo sobre el suelo, es el aguacero y algunas piedras.
Corremos hacia la casa.
Mira como nuestros padres ríen al vernos llegar.
La lluvia dialoga con el zinc, te me vas en el aire, y te tengo a mi
lado y de alguna manera no están conmigo. Esfumada te advierto en
lo que flota, en la lluvia, en las nubes viajeras, en el relámpago, en la
noche distinta. En el traspaso de la lluvia hasta llegar al corazón.

Día 27
ULTIMO DIA

Hoy hemos reído, bromeado y jugado todo el día, tal vez el


último de solteros porque la próxima ya será para casarnos.
Con papá te llevamos hasta tu casa.
Regresamos. El olor de tu pélo se ha quedado en mis ropas.

Día 28
FUTBOL

La cancha una vez más uniéndose a mis días, salto redondo


atado a la carrera del sábado.
Tantos partidos jugados, brindándome un cansancio
reconfortable. Me traen alegría, amistad, ganas de vivir. No hay
preocupación que se anime a entrar en una cancha deportiva. Y el
alma se le desata a uno en la carrera.
214 Héctor David Gatica

Cancha

Día 29
LA MUERTE DEL PICAZO

Hoy de mañana nos vamos al potrerillo de mis hermanos a


juntar algarroba.
¿Recuerdas aquellos días cuando comíamos piquillín? La
pequeña fruta azucarada, roja, morada o amarilla cortada en granitos
uno a uno, entre espina y espina y reuniéndolos en nuestras manos.
Un coro de cigarra se expande por el campo festejando la
fecundidad silvestre de la tierra, coro de alas que se desatan para
señalar la hora del estío.
La aloja nos instruye, con su lengua morada, de todo el secreto
de este suelo llanero torrencialmente agreste, enriquecido con su propia
desolación, antiguo de su pasión del viento y límite del hombre solo.
Obras Completas 215

Al anochecer juntamos leña y quemamos el “pícazo”. Pobre


caballo viejo, estaba flaco de tanto servicio, de modo que ni los jotes
vinieron al banquete de su muerte. Y ahora andará cinchando el agua
de la nada, más allá del oficio de los caballos muertos.
El pícazo era der mi hermano Chicho.

Día 30
DON CARMEN IBAÑEZ LUNA

Sabés quien ha
venido ahora? Se diría
que como avisado de
que estoy escribiendo
este diario y deseando
quedarse en él, ya que
de otra manera los años
se lo llevan, igual que si
llevaran un tala
codiciado por su
madera y su sombra.
Estoy hablando de don
Carmen Ibañez Luna.
Le sacaré una fotografía
también.
Ha llegado
preguntando por mi y
me ha pedido una
guitarra, para cantarle Don Carmen Ibáñez Luna.
cosas de antes, me dice.
Largo rato escucho sus
payadas.
216 Héctor David Gatica

Enmudecen las cuerdas y con su mano grandota me acaricia


tiernamente la cabeza.
“Usted es un niño al lado mío, m´hijo, y yo lo sentaría en mis
faldas por solo demostarle el cariño que le tengo. Ayer estuve en casa
de su novia, si la conoceré, la he visto crecer desde chiquita”.
Ríe a cada instante con el entusiasmo del que tiene toda la vida
por delante.
Recuerda y me cuenta, me cuenta, me cuenta. Su mirada desde
el fondo de sus ojos pequeños es penetrante, como si viniera del
fondo de los tiempos, veo en sus pupilas ese cielo que al entrarse el
sol brilla en el poniente, que de tanto rastrearlo se le ha metido en la
mirada.
Le pregunto de tío Pedro Montivero. Ríe y me responde:
- “Cállese con esa basura!”.
Una lágrima corre por sus pómulos al pensar en ese hombre
bonachón y gaucho con quien recorrió en mula, arreando vacunos y
vendiendo quesos, todos los caminos de La Rioja, San Juan, Mendoza,
Córdoba.
- “Entonces los arreos no bajaban de doscientos novillos, y no
llevábamos terneros sino animales paletones, mayores todo de siete
años”.
Don Carmen Ibáñez Luna es historia viviente y vibrante, que
está dentro de un hombre, síntesis cabalgante, protagonista de
epopeyas nunca narradas.
Es nuestra historia, nuestro ayer presente es esta estructura de
quebracho humano, mezcla de leguas y años, de tierra y cielo, de
caminos y aguadas, piedra y árbol, huella doliente recorriendo un
hombre, éste que me está hablando, don Carmen Ibáñez Luna, que
canta y también llora.
- “Mi padre fue asistente del General Quiroga muchos años,
me cuenta: por acá no había montes, todo era pasto, sólo en la Envidia
Obras Completas 217

algunos chañares, por eso se lo llamaba el Chañaral de los Loros.


Después, en el balde del finado Damián había tres retamos.
Muchas veces salí de San Juan para ir a dar a los tiempos
contra las sierras de Córdoba. Hasta sabía dormir en la mula con la
cabeza sobre los guardamontes.
En oportunidades pasaban hasta cinco días que no me sacaba
las botas, con los talones rajados por los hielos. Nunca tuve flojera
para nada”.
Y sus manazas al tocarme me sacuden; más dentro de ese
cuerpo recio, con esos músculos capaces de alzar un yeguarizo, con
un apetito de comerse medio novillo de esos “paletones”, hay un niño
muy tierno, sensible, que ríe y llora.
-¿Alguna vez estuvo enfermo y debió tomar remedios, don
Carmen?
-Sí amigo, una vez me empaché y me dieron un “té de joselino”,
es la única enfermedad que yo recuerdo y el único remedio que he
tomado en mi vida.
Me cuenta de los ascendientes de mi padre:
-Celso Gatica se llamaba también su abuelo, portero de grandes
extensiones de campo en los llanos, cuando él los dejó y se trasladó
al puesto de Salinas -hoy el Aromo-, en su lugar quedaron los
Guardias, a quiénes Quiroga donó una merced de campo.
Nombres y más nombres afloran a la boca histórica de don
Carmen Ibáñez Luna -el as de la verdad como él se llama- con palabras
que tienen casi un siglo.

Día 31
FIN DE AÑO CON SILENCIOS

Otro año que termina. Puedo anotar hechos muy felices: mi


compromiso contigo, tu carrera de asistente social terminada, mi título
218 Héctor David Gatica

de maestro a los 33 años.


Y también otros muy tristes: la muerte de tía Haydée en mis
brazos -que tanto me quiso y me cuidó-; la muerte de Felipe Cabáñez-
con quien trabajamos tantas horas juntos, desde el amanecer hasta la
medianoche, en las distintas ediciones de las revistas ALBORADA y
POESIA AMIGA-; la muerte de tío Galo Ortíz -el popular Don Galo-
y otras muertes más.
Los noticieros hacen sus resúmenes: muerte de King, de Gagarín,
campeonato de Estudiantes de La Plata, campeonato mundial de
Nicolino Locche; esfuerzos de De Gaulle por evitar la desvalorización
de la lira; autopista de La Plata a Buenos Aires; comienzo de la obra
Chocón-Cerro Colorado; encíclica del Papa contra el control de la
natalidad; muerte de Zalazar en Portugal luego de 40 años de gobierno.
Cuando llegue la medianoche y en las ciudades los cohetes, las
bombas, los pitos, los abrazos y los besos se confundan, yo estaré en
el silencio de estos campos, confundido con su soledad estrellada,
solo en la noche sola cerca muy cerca de la voz inmensa de Dios.

Día 1
LAS FOTOGRAFIAS

A las dos nos levantamos


con Omar para ir a esperar a
Noemí y su Flia.
En el camino mi hermano
me contó que la esposa del Dr.
Martínez había conocido mis
escritos de “La Cigüeña” y tras
leerlos, entusiasmada está
buscando los medios para una
misión en Famatina. Yo no pude Nito.
Obras Completas 219

hacerlo en Villa Nidia; pero al parecer mis escritos lo podrán en otra


parte.
Algún día volveré sobre esas páginas que fui escribiendo por el
norte santafesino, en los obrajes cerca de Fortín Olmos.
Noemí me trajo el retrato tuyo, ese que dibujó en España el
poeta Gustavo Adolfo Pérez.
En el comedor, dispuestos por mamá, se encuentran en una
mesa pequeña de mimbre las fotografías de sus nueve nietos; en la
pared. Nito -Celso Joaquín., mi hermano fallecido. Y sobre una
cómoda, las tres hijas con sus respectivos esposos y los tres hijos con
sus esposas. Y ellos presidiendo la prole numerosa. Sólo yo estoy
solo.
El 1º de marzo de este año, si así Dios lo quiere, te colocaré a
mi lado. Y ya seremos catorce los hijos que rodeen a tan felices padres.
Y después, también nosotros nos haremos presentes con
nuestros hijos en la mesa de mimbre.

Día 2
LA MUSICA DEL VIENTO

Con una libreta de apuntes me he internado en el monte para


ver si el campo me devuelve lo que el estudio y la ciudad me han
postergado.
Me he sentado en un tronco, a la sombra de un quebracho.
Nuestro andar ha sido maravilloso y muchas páginas recuerdan
encuentros en Chilecito, La Rioja, Villa Dolores, Carlos Paz, Córdoba,
Villa del Rosario, Catamarca, Mendoza y muy especialmente en Corral
de Isaac y aquí.
En las ciudades lo compartimos con muchos poetas amigos,
aquí los pájaros.
Allá las luces, las calles, las plazas, los cafés; aquí el sol y la
220 Héctor David Gatica

luna, el viento y las estrellas.


Y hablando del viento, aquí está conmigo también este día dando
mensajes a las ramas del quebracho, música de fondo de casi todos
mis escritos. Por temporadas el viento es casi diario, soy su confidente
y le quiero mucho porque él me trae todas estas voces y me entrega
más que muchas cátedras juntas de música y literatura.

Día 3
DIALOGANDO EN FAMILIA

Llega mi madre y acariciándome tiernamente la cabeza me dice


que ya es muy tarde para estar encerrado escribiendo, que salga a
caminar, a tomar aire nuevo.
Mi hermana Nydia me da un puñado de piquillín y un reto por
estarme encerrado escribiendo; es la manera que tiene de expresarme
su cariño.
Esta es la hora en que todos, sentados en el patio, hacemos
corro para dialogar con nuestro padres. Una luna muy grande nos
baña los rostros cayendo en cataratas.
Ranas y coyuyos mezclan sus coros.

Día 4
TODO FUGAZ

Entre chiste y chiste, se fue Tato. Llegar y partir, siempre me


dejó un gusto a ceniza en la boca. Nos ha pasado, tantos encuentros
y despedidas, ensayo de nuestra etapa final, de este paso por la tierra
y por entre todas sus cosas y sus seres, los padres, los hijos, los
nietos, yéndose sin poder detenerse, y nosotros con ellos, poco a
poco.
Nacer, crecer y morir, ya fue dicho. Todo caduca al fin. Por
Obras Completas 221

eso, felices los que pueden suspenderse en la producción de vida por


sus espíritus y desde allí proyectarse hacia los tiempos, dejar luz a los
que vienen, ir con la luz, alumbrando.

Día 5
HUMBERTO SORIA

Hoy ha estado paseando Humberto Soria y su flia. le va bien


en Chepes, lo necesitaba, sus iniciativas se hallaban por encima de la
escuela unitaria que antes ocupaba y donde sus semillas caían sin
regreso. Ahora está al frente de 22 maestros y sus capacidades
adquieren el cuerpo que antes la estrechez del medio lo impedía.
Fue un activo colaborador de “El despertar Riojano” y de
“Alborada”. Más de una vez bajó en sulky desde la sierra para unirse
a nuestra tarea..
El termómetro marcó hoy 42 grados; la máxima de este verano
fue 47.

Día 6
COSECHANDO ALGARROBA

Nicolás, el nombre del chico que le ayudaba a mi hermano


Omar, hijo de Francisco Flores. Recuerdo que años atrás solía bromear
a Pancho por la esterilidad de su matrimonio. De golpe despertó a la
fecundidad, dos veces llegaron mellizos. Ocho hijos alegran hoy el
hogar, él es muy cariñoso con los niños, y hachando, alambrando o
haciendo otros trabajos pesados similares, los mantiene.
Estuve leyendo el programa para adultos, trataré de dar cuanto
pueda de mí, especialmente en el tercer nivel- Será una buena
experiencia.
Me voy a juntar algarroba con mis tres hermanas -Nydia, María
222 Héctor David Gatica

Elsa y Noemí-, ya con hijos, viviendo en las ciudades; pero siguiendo


atadas a la tierra que las vio nacer.
Dios se disgustaría al ver tanta vaina tirada en el suelo.
Es tan hermoso recoger a Dios en forma de una vaina de
algarroba.

Día 7
CARLE Y NELIO

Hoy llegó Carle -Carlota Jara-, viene desde Puerto Iguazú,


con seis hijos.
Todas sus criaturas estaban pequeñas cuando falleció su esposo,
Nelio Ortiz, de quien alguna vez te conté que estaba escribiendo una
historia de las Cataratas del Iguazú.
Carle tuvo la valentía de sobreponerse, criar los hijos y aún
hacerlos estudiar.
Era tan compañera de Nelio, a quien todo aquel pueblo de
Pueto Iguazú admiraba y quería por los sevicios que le prestó.
Después de 15 años ha podido reunir unos pesos para visitar a
los parientes ya casi olvidados de ella. Es directora de una escuela de
Montecarlo y cuando regresa a puerto, donde tiene una casita de
madera, enseña a particulares para poder sostener los suyos.
En Nelio campeaba un optimismo y energía constantes, nunca
lo vi triste ni preocupado, había una simpatía cautivadora en él.
En una oportunidad en que se hallaba de vacaciones en su casa
paterna. “La Amalia”, distante quince kilómetros, venía a caballo todos
los sábados y jugaba con nosotros en la cancha. Era de admirar el
avasallante contagio que tansmitía a todos los jugadores. La cancha
entera se sacudía. Y aún me cimbra la sangre aquel tremendo cabezazo
que dio a la pelota mandándola de un arco al otro entre los
quebrachales de Nueva Espéranza. Y aquel penal que se tragó, yendo
Obras Completas 223

a parar la pelota sobre un quebracho.


Cuando trabajaban juntos en la misma escuela y hacían jugar a
los alumnos, en uno de los arcos se colocaba Nelio y en el otro Carle.
Tenían proyectadas muchas cosas juntos; pero él se fue y ella debió
quedar sola. Desde entonces también, nunca faltó una flor a la tumba
de Nelio.
Por hoy, con la llegada de Carle, somos 27 los que habitamos
esta casa, y lo será por toda la semana. Ya puedes imaginar el largo
de las mesas.
De Peuser me llegó el presupuesto para mi revista, tercer intento
de querer sacar el Nº 14 de Poesía Aminga y no poder hacerlo. Esta
es la vencida. Un amigo editor logró matármela.

Día 8
EN VILLA DOLORES

Viajamos con Omar y Noemí a Villa Dolores. Al llegar a esta


ciudad del oeste cordobés afloran a mi tantas horas felices vividas en
numerosos encuentros de poetas.
Con Guiñazú Alvarez vamos a visitar a Luis Amman, que ha
llegado hoy de Córdoba; trabaja en la revista “Jerónimo”. Le doy el
mensaje de Ramponi -poeta mendocino- para su próxima entrega
conjuntamente con Juan L.Ortíz y Luis Franco.
Hasta la madrugada, con Guiñazú Alvarez, estiramos el desvelo
para rescatar en parte lo que se escapa por el trasfondo de los días
opacos.

Día 9
LAS CIEN CARTAS

He estado reuniendo tus cien cartas.


224 Héctor David Gatica

Hace cinco años pudimos habernos casado. Más eran otros


los designios. Antes, estaba señalado que debía recorrer América,
conocer otras gentes, publicar sus cantos, escribir del paisaje, del
hombre americano, cantar al hombre de mi tierra, acercarme a él en
cuarenta y cinco ediciones de una revista mimeografiada e ir hacia
otros continentes en el vuelo de la poesía. Y recién, después de todo
esto y otras cosas, comenzar a estudiar y esperar su término para
poder casarnos.
Mucho hubo que esperar y en principio esa espera tenía rostro
de imposible.
Lamento no saber hacer descripciones físicas para confiar a las
palabras toda tu belleza.
Y ahora habrá que prepararse para ir muy pronto hacía nuestro
encuentro definitivo.
Y parafraseando a Rabindranath Tagore en “Pájaros Perdidos”
te digo: “Sean estas mis últimas palabras: confío en tu amor”.
Obras Completas 225

DIARIO PARA UNA HERMANA


DIARIO PARA NYDIA
(17/07/77- 28/07/77)

Nydia.
226 Héctor David Gatica

Día 17 de julio de 1977


RUINAS

Vine anoche con mi hijo David.


Noelia y Pablo quedaron en La Rioja.
A las 15 había una reunión con autoridades del Banco de Chepes
y un veterinario.
Aprovecho para conversar con varios vecinos, por quiénes
siento entrañable cariño.
La risa sin ataduras regresa delante de ellos y vuelvo a ser el
mismo juvenil de otros tiempos. Este rostro, que habitualmente se nos
torna serio en las ciudades, quizá por tantas preocupaciones materiales
y premuras, aquí recoge su antigua luz. Y no es que aquí no se sientan
también las preocupaciones, pero quizás sean de otro tipo, al menos
para mí, diríase metafísica.
“En soledad tu vida es tu vida; en sociedad tu vida no es
tu vida; es una vida”. “Soledad es creación. Sociedad es
imitación”. ISIDORO RICARDO STEINBERG.
Al entrarse el sol me voy caminando hacia el este. Tantas veces
supe hacerlo a estas hora. . La mayor parte de lo que yo escribía, lo
concebía caminando, acompañado de la soledad creadora y de la
paz de los campos. Si de noche, con una linterna o valiéndome de la
luz de la luna, siempre con un papel y un lápiz, escribiendo con signos
taquigráficos.
Paso frente a la casa de Ramón. Recuerdo cuando los domingos
amasábamos barro con él y Omar para pegar los ladrillos. Traíamos
agua del bebedero en un tanque y las manos nos llegaban a gritar de
frío en las mañanas; debíamos quebrar el hielo. La mayor parte de mi
libro HIMNOS FARISAICOS nació trabajando en esta casita y en
la capilla.
Ahora la casa ha sido agrandada, posee galería y más piezas,
Obras Completas 227

además tiene muebles, heladera, televisor. Ramón -a quien se le


despertó la vocación de albañil después que levantamos esta casa y
con cuyo trabajo mantuvo varios años a sus hermanos- se casó con
una maestra y le dieron puesto en la policía.
Sigo andando. Más o menos a esta altura vivieron doña María,
doña Berta, la Ñata de Pedrito Fernández. Ya los jarillales lo cubrieron
todo y ni siquiera se nota el bordo de aquellas ruinas.
No puedo menos que evocar a Rodrigo Cano: “Estos, Fabio
¡ay dolor! que ves ahora/ campos de soledad, mustios, callados/ fueron
un tiempo Itálica famosa;/. . ./ solo quedan memorias funerales donde
erraron ya sombras de alto ejemplo;/ y este llano fue plaza, allí fue
templo;/ de todo apenas quedan las señales/ . . ./ ¿Cómo en el cerco
vago/ de la desierta arena/ el gran pueblo no suena? ¿Dónde, pues,
fieras hay, está el desnudo/ luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?.
Todo desapareció, cambió la suerte/ voces alegres en silencio mudo;
más aún el tiempo da en estos despojos/ espectáculos fieros a los
ojos, / y miran tan confuso lo presente/ que voces de dolor el alma
siente”
Si bien este desolado poema hace referencias a todo un imperio
desaparecido, uno no deja de sentir esa desolación en escala menor
en estas pequeñas ruinas, que para nosotros, para nuestro espíritu
que las compartió, dejan de ser pequeñas, pues constituyeron su
esencia. De estos y otros vecinos saqué los nombres de mi libro HAY
UN MUNDO: Pedro Miranda, doña Berta, Caneta, don Sinencio,
Ventura.
Andando un poco más, aquí había un tapón; ya no existe,
tambien un pozo hondo para matar langosta, donde nos escondíamos
a fumar cigarrillos de yuyos de tallo hueco. Nunca más fumé después.
El crepúsculo está cerrándose: me encuentro frente al cementerio.
Abro la puerta de hierro y ésta cruje rechinando sobre el eje de la
soledad. ¿Sabés a qué me parezco? A un personaje extraño y solo de
228 Héctor David Gatica

alguna singular novela, de aquellas que leías a nuestros padres. Qué


curioso. Nunca más lo he visto repetirse. Una hija leyendo novelas a
sus padres. Y no una, fueron muchas. Solía sentarme, recuerdo, a
cierta distancia a escucharlas también yo; pienso que otros hermanos
harían lo mismo. Era, antes del almuerzo o después de la siesta.
Tu voz se prestaba formidablemente, le dabas un encanto
especial a las palabras. Me parece verte, sentada en un sillón en la
galería, o en la pieza de ellos, con tu vestigo largo hasta los tobillos.
De algunas obras, muy pocas por cierto, recuerdo su nombre: Juana
Eyre, Genobeba de Bravante, La isla del tesoro: Virginia. . .De otras,
sólo pasajes o alguna palabra suelta.
Y con qué devoción te escuchábamos.
Hay expresione que a veces vuelven a mi llegándome como
desde muy lejos de entre sueños, con tu voz, y siento que tienen la
misma magia de entonces.
Quizás todo aquello más los cuentos que nos contaba Anatilde
y algunos libros leídos a la siesta por nuestro hermano Alonso -
”Campos Porteños”, “Los hijos de Lagardere”- enriquecieron mi
imaginación.
Y mamá y papá escuchaban, sentados en la amplia galería. ¡Qué
mundo distinto aquel!
Cruzo el cementerio, abro el mausoleo y entro, hincándome
ante los restos de papá, mamá y nuestro hermano Nito. Pienso en ese
silencio sin pensamientos en esa cavidad sin aire, sin oídos. Percibo
las sombras acercándose desde afuera con todo el misterio de la noche
y me da pena su incapacidad para sentirla, ellos los creadores de Villa
Nidia, ausentes inútiles y eternos de todo lo que aquí pasa.
Digo en mi oración cosas que hubiera querido escribirlas
después, pero terminada ella ya no las recuerdo.
Me levanto, contemplo un instante sus cajones al descubierto,
la urnita con la Virgen del Valle -devota imagen de la familia- y saliendo
Obras Completas 229

echo una mirada sobre las múltiples tumbas de tantos vecinos queridos
que duermen su sueño final ahí donde lo señalan las cruces.
Salgo del cementerio con las sombas de la noche sobre los
hombros: me parecen tristes y calladas.

Día 18
LOS ARBOLES AMIGOS

Esta mañana voy a caminar por el potrerillo. Aquí existía un


retamito y no lo encuentro. Al fin doy con él, le habían cortado los
gajos principales, quizás para labrar un poste. Bajo este retamo escribí
algunos poemas, el me enseñó la música del viento entre las ramas.
Su total ausencia me hubiera dado pena, como lo fue con los árboles
de Tía Elina.
Cada árbol, cada senda que conocimos siendo niños son un
poco los amigos infatigables que uno quiere en estos lugares y que
hace que sean distintos a todos los demás. Esa familiaridad les viene
del diálogo con nuestra infancia. En cada senda correteamos alguna
vez, o bien las anduvimos cinco mil veces. Se podría decir que hay
sendas que a lo largo de más de treinta años las anduve diez mil veces,
pues no faltó día que no las recorriera.
A cada árbol le sacamos un palo para leña, o una horqueta
para la honda, o comimos de su algarroba clasificándolo según su
sabor, o subimos a escarbarle un nido de pichones, o nos sentamos a
su sombra, o le buscamos una colmena, o nos trepamos a jugar en
sus ramas y a mirar el horizonte. O simplemente lo observamos cada
día sobresaliendo del jarillal.
Entonces, a medida que van cortando esos árboles o van
desapareciendo aquellas sendas, tapadas por el viento o porque nadie
las transita, son amistades que se nos van y con quienes nuestra vista
no puede dialogar.
230 Héctor David Gatica

Felizmente, todavía los que han cortado no son muchos y hay


sendas que aún se conservan. Por eso, aunque ya no están nuestros
padres y aunque muchas personas queridas ya no existen, uno siente
que no está solo andando por el campo, que tiene la compañía de
esos amigos de la infancia, solitarios, mudos y sin embargo decidores,
cargados de una secreta voz de cierto lenguaje que le habla únicamente
a nuestro corazón.
Por eso Yupanqui dice tanta verdad en su canción:
“No venga a tazarme el campo/ con ojos de forastero/
porque no es como aparenta/ si no como yo lo siento”.
Después del almuerzo vamos con Omar y los chicos hasta la
perforación donde está instalado el motor. De regreso me quedo con
los Hnos. Leyes a jugar un ajedrez. Están poniéndose viejos, quizás
no queden muchos años para ellos.
¡Representan tanto para esta zona! No quieren dejarme ir.
Por la noche, acostado junto a la ventana de mi pieza,
escuchando el silencio, mirando el eucalipto, pienso muchas cosas.
Pienso por ejemplo cuando mi madre me pidió que siguiera
estudiando -cuanto no sería para ella el dolor de aquella separación-
. Solía decirme al volver de mis estudios: me parece, al pasar junto a
esta ventana, que te voy a ver sentado en la cama tocando la guitarra,
o leyendo, o escribiendo. Pienso, por ejemplo, que al final todo no es
más que un recuerdo, hasta que el recuerdo también desaparece y,
entonces ya no es nada.

Día 19
CAMINANDO

Muy temprano, al abrir Omar la puerta del despacho, Don


Gregorio Oniman esperando, igual el ruso a lo que era hace veinte
años, y siempre tras las telas. Habla de mamá, de papá, cuenta cosas
Obras Completas 231

que recuerda de ellos. Los quería mucho. Cuando me acuerdo de


ellos, dice, se me llenan los ojos de lágrimas, El dinero le debe sobrar,
posee bodegas y propiedades, pero trabaja nada más que por amor
al trabajo, para no volverse viejo, según el.
Me pongo a acomodar un poco de papeles, pues debo vender
el ropero donde los tengo, más otras cosas de allá de La Rioja, juego
de jardín, máquina de escribir, etc. antes que me indexen la deuda de
la casa y no la pueda pagar nunca más.
Aprovecho para quemar aquellos inútiles. Siempre tuve la
debilidad de guardar demasiado papeles.
Pienso en la gran cantidad de cartas que otrora escribía; ahora
ni siquiera contesto, salvo a mis hermanos.
Encuentro además, entre muchas otras cosas, un reglamento
de carreras de caballos de La Rioja; esquelas de cuando hicimos la
capilla diciéndome que podían, o no, prestarme tal o cual mula, o que
el carro estaba cargado para salir por eso no me lo mandaban ese
día. También fotografías, encargadas de retrotraer el tiempo, de
eternizar las cosas en fracciones de segundo, fotografías que guardan
para siempre la ausencia de los rostros queridos.
Después de almuerzo salgo a caminar por el potrero del norte,
llevando algunas canciones nativas. Una vieja costumbre, caminar
después de comer y aprovechar para cantar, para aprender canciones
nuevas, especialmente en invierno, que al pesar los años uno las canta
nuevamente, volviendo con ellas la evocación de tiempos idos. Además
pienso que no tengo porqué alejarme totalmente de aquellas cosas
que me hicieron feliz en otro momento.
Conmigo tengo estos días la guitarra de Alfredo Leyes. La
guitarra, me dijo muy bien mi suegro una vez, es un adorno de la
persona.
Al volver, juego un ratito a la pelota con los chicos y sigo
acomodando. Y al entrarse el sol, tras un día de mucho viento, me
232 Héctor David Gatica

voy a caminar en la semioscuridad hacia el quebracho del potrerillo,


solo, muy solo, pensando en estas cosas que ahora te escribo.

Día 20
TRES MUERTES JOVENES

Hoy vamos con los Leyes y Davicito a Corral de Isaac, celebra


misa un padre de Chepes. Se da la triste coincidencia de pedir por
tres jóvenes de 17 años de este vecindario, muertos recientemente,
uno en un choque haciéndose pedazos, otro suicidándose de un tiro y
el tercero ahorcado. Agüero, Azcurra y Guardia.
La conversación del almuerzo, entre otras, versa en casa de mi
suegro acerca de las “mercedes indivisas”, sistema por el cual están
divididos la mayor parte de los llanos; estas mercedes se daban en
concesión, como regalía por favores recibidos, a capitanes y a otros
servidores, por cédulas reales. De ahí que ahora haya tanto problema
con el saneamiento de los títulos de propiedad.

Día 21
UNA CUECA

Estamos invitados a un festejo en Villa Elva. Cuando nos


acercamos a la mesa, asado y empanadas, llega don Ramón Arabel.
Un hijo de Hidalgo Arabel canta y toca la guitarra. Hacemos
otro tanto con Alfredo Leyes.
Hidalgo baila una cueca con su madre, doña Alodia deja a un
lado el baston y comienza a mover las septuagenarias.
Si habré estado de veces animando estas reuniones; pero hoy
no están mis compañeros de guitarreadas, Bocha y Arturo.
Obras Completas 233

Día 22
POR CANDELARIA Y QUINES

Elsa y los chicos viajan a Chilecito. Vamos con Omar a dejarlos


en Baldecito que tomen la COTIL y seguimos hasta Quines. De paso
por Candelaria visitamos a los tíos. Tía Dalivia aún se mantierne fuerte
no obstante la pérdida de todos sus hermanos y de dos hijos ya
hombres.
Se alegraron mucho de vernos. Pensar que aquí estuve un año,
cuando contaba doce, asistiendo a 6º grado y haciendo cuanta picardía
con los primos Raúl, Afito y Deolindo. De esto hace veinte años. En
Quines saludo a nuestros primos.
Regresamos por el camino viejo que pasa junto a doña
Honorilda, por el Progreso.
Si habremos recorrido estos caminos con nuestro padre en
aquel noble Ford 38
Alguien ha dicho que es conocido cuando una persona empieza
a ponerse vieja, pues comienza a vivir de los recuerdos.

Día 23
MI DIARIO

Como desde el 56 empecé a escribir un diario -entonces tenía


veinte años-, hoy, después de veintiún años, he comenzado a releerlo.
Por cierto que estas vacaciones serán insuficientes para verlo a todo,
pues son más de seiscientas páginas, donde he volcado parte de mi
vida, de nuestro hogar en Villa Nidia, del vecindario, de los caminos
recorridos. Al ir leyéndolo me alegro de cosas que consigné y me
apeno de haber silenciado otras.
Es interesante, después de tanto tiempo, volver a leer lo que se
escribió de la vida real personal veinte años atrás, lo que fue sucediendo,
234 Héctor David Gatica

como pensaba en esas dos décadas, y cómo al releerlo revivo, de


alguna manera, todo aquello como un largo viaje donde las alegrías y
las penas se van entecruzando, ensamblándose a cada momento, todo
esto en apretada síntesis, como en una película o en una novela. Y
todos ustedes reflejados también.
Pero es un libro que no se publicará nunca, al menos en vida
mía. Mis hijos dispondrán de él cuando sean grandes y yo ya no esté
aquí. Lo conservarán, lo extraviarán... nunca se sabe. Mejor, nunca
lo sabré. Hay de todo en estas páginas, como ocurre en la vida real.
Hay páginas abrumadas de dolor, como aquellas en que escribí,
llorando, las agonías y las muertes de papá, de mamá, de tu esposo
Héctor; u otras, cuajadas de alegría, ente tantas, como aquellas que
reflejan los irrepetibles encuentros de toda la familia aquí en Villa Nidia.

Día 24
PAPA

Tengo enfermo al hijo, desde ayer que empecé a notarle la


frente caliente.
Anoche debí levantarme a las dos a darle agua y genioles; estaba
en los 39º.
Lee, según su edad, demasiado. Ya sé, yo tenía el mismo mal;
pero lo mío comenzó a los veinte años, en cambio él recién tiene seis.
Vive haciendo preguntas, le preocupa el significado de las palabras,
la existencia de ellas.
-Papá, ¿que quiere decir tal o cual cosa, esto o aquello? ¿Que
son las leyes? ¿Qué quiere decir volver a la naturaleza?. ¿Desde
cuando existe Dios?
En estos días trato de dialogar más con él, la ciudad y los
menesteres nos alejan de los hijos. Le gusta contar lo que lee y lo que
ve en televisión, cuando empieza a hablar que lo pare quien.
Obras Completas 235

Hoy ha corrido viento todo el día, de ratos muy fuerte. Se acerca


el tiempo de los vientos nortes en los llanos.
Omar puso en marcha un motor para cargar acumuladores. Si
habremos escuchado esa música monótona cuando papá hacía andar
su motorcito. Y pensar que esto fue hace tantos años, en que un pueblo
como Candelaria tenía luz a querosene en las calles, los llamados
faroles, o soles de noche; entonces papá ya tenía instalación eléctrica
aquí en el campo, con focos en la galería y en las piezas, radio con
acumulador, pluviómetro -qué hermosos aguaceros si contabamos
cuarenta, ochenta, cien milímetros-, automóvil y tantas cosas
desconocidas aquí.
Sin dudas papá fue muy emprendedor y aspirante, le gustaba la
innovación.
“El Aromo” con molino, campos bien alambrados, buenos
corrales, represa y pozo balde, hacienda vacuna buena, las chacras
que sembraba con maíz haciendo arar con cuatro yuntas, el arado de
disco, la rastra con clavos de hierro -se usaba ramas entonces- el
negocio de ramos generales, uno de los más surtidos de la zona, casas
grandes, el alijibe.
Hizo estudiar a casi todos los hijos, los que no, fue por razones
ajenas a él, recibiéndose la mayoría de maestros, siendo eso casi
prohibitivo para la gente de campo.
De gran prestigio moral, social y cultural, firmeza de carácter,
gran ascendiente ante sus hermanos, ante el vecindario, ante tanta
gente. Seriedad como docente y como comerciante. Jamás firmó un
pagaré.
Las plantas distintas: Grandes paraísos, tamarindos, los
durazneros, el parral, los laureles en el patio. Además de las
madreselvas de mamá, begonias y helechos.
La máquina de desgranar maíz, los sótanos, el galpón, el horno
de pan -cuando todos asaban tortas al rescoldo-. Muchas
236 Héctor David Gatica

herramientas. Buenos lazos y monturas.


¿Y al final qué?
Una parálisis facial que lo disminuyó enormemente. La muerte
de mamá que lo sumió en una gran tristeza y soledad. El capataz que
se le quedó con los campos de El Aromo. Por último, él, que lo fue
entregando todo, que se quedó sin nada.
Luego aquella agonía de más de veinte días. Y al final la muerte.
Y aquí termino este domingo porque me siento un poco escéptico.

Día 25
CABALLOS, PERROS Y GATOS

Estuve tratando
de localizar nueva-
mente las casas de
nuestros vecinos.
Creo recordar
cuando lo apretaron los
horcones a Don Pedro
Miranda en una noche
de tormenta, él miraba
relampaguear y se
estaba preparando
Perros
para venir a arar.
Paréceme que por la
mañana se fue papá a avisarle a doña María Ibáñez, después creo oír
su llanto. Quizás vos hermana te recuerdes mejor.
En la otra parte, cerca de la represa, tampoco es fácil ubicar
donde estuvo el rancho de doña Felinda -en mi poema “Jugando”
hago referencias a su hijo Ventura- Aquí los áboles que servían de
guía fueron cortados, no sé si para postes de alambrado o para carbón.
Obras Completas 237

También aquí vivieron Eduardo Miranda y la Clementina


Cabáñez. Vos sabías referirte a otra viejita, doña Baldomera, que
según creo era la esposa de don Isidro Gatica, el anterior dueño de
este lugar, cuando se denominaba San José. Papá lo compró y le
puso tu nombre. Mi libro HAY UN MUNDO se ha impregnado de
todas estas cosas que existieron en nuestro mundo de la infancia.
Algo ya dije en páginas anteriores. Agrego lo de los trompos de Pedro
Miranda, de las alpargatas de Ventura, las cosechas de algarroba, la
abuelita Antonia, la caza con mi hermano Darío de iguanas y vizcachas,
la Pancha, tantos años en la cocina, las aradas y don Diego Ibáñez.
Cuántos de ellos duermen ya bajo tierra. También en Hay Un
Mundo me refiero al tordillo, homenaje a uno de tantos nobles caballos
que pasaron por nuestras cabalgatas.
Y ahora dejo de hablar de Hay un Mundo y te cuento que sigo
leyendo mis memorias, voy en la página 170. Pocas más podrá leer
en estas vacaciones. De toda esta cantidad de hojas se pueden formar
distintos folletos según el tema que se quiera elegir -700 pág- si lo
confidencial, si las ediciones de las revistas Alborada y Poesía Amiga,
si referencias a libros, a viajes, la capilla, los ex-alumnos, el teatro, el
club; si de personas o vida de animales, de muertes o de alegrías o de
penas. Todas las subdivisiones, en fin, que se quieran hacer de una
vida real, inquieta, idealista por sobre todo. Cómo me hubiera gustado
comenzar este diario apenas empecé a escribir, encontrar unas páginas
de mi padre hablándome de ellos, de nuestra infancia, siquiera unas
pocas páginas.
La tarde está templada. Me he sentado en el patio a contemplar
la chacra, que ya no es chacra, es campo. Se cubrió de tuscas y otras
plantas espinudas.
Tras esta contemplación, me pongo a pensar en algunos de
nuestros caballos.
El pangaré y la riojana, de Nito. El moro bailador, de José. El
238 Héctor David Gatica

Pícaso y el colorado de Chicho -lindos pingos, el picazo me parece


que se lo regaló tío Galo o El Pasuco tuyo, qué buena silla. El Lucero,
de Darío -cuando se enojaba comenzaba a retroceder a toda
velocidad. Mi zaino -ganador de muchas carreras- El tordillo, que en
los primeros tiempos nadie podía enfrentarlo pues mezquinaba la
cabeza y se avalanzaba. Tantas veces que traje la correspondencia en
él desde Nueva Esperanza a 15 kms., corrí cabras de la chacra, tiré
la rastra, el noque... cuántas tareas camperas que cumplió ese tordillo.
¿Y los perros?
Me acuerdo del chirino en adelante, el chirino que vivió atado a
un alambre que le permitía desplazarse tras toda la casa; era temible.
El topo y el tocón, de más data, celosos guardianes. ¿Te acuerdas
que sabíamos decir, sordo como el tocón? El tapir, chupino; no había
perro que lo dominara. El piloto, que una noche mató Nito de un tiro
de rifle en una vizcachera, se confundió pues sólo le veía los ojos. El
yanqui, perro de policía, muy inteligente. El lácar, buldox, peticito,
negro, que se tumbaba los toros más bravos. El boby. El buqui. El
sandro, que estos días ha desaparecido, tan grandote, ya muy viejo.
Caballos y perros forman, sin dudas, una parte muy valiosa de
nuestras vidas y de nuestro pasado.
Algunos perritos, que morían por alguna enfermedad o
accidente, los enterrábamos y les poníamos una cruz, no sin lágrimas
y el resto de la tarde con un nudo en la garganta.
Posiblemente algunos perros y caballos murieron de viejos, de
muerte natural. Pero no siempre fue así; el cuchillo por la nuca para
los caballos fue más frecuente; la cuerda de la horca para los perros.
Por eso mis poemas Perro y Caballo de EL CANTOR. Los animales
más fieles al hombre. Y que mal paga el hombre a esa fidelidad. Cada
perro, cada caballo, tuvo su dueño entre nosotros.
Podríamos agregar algunos gatos. El nene y el niní por ejemplo.
O aquella gatita, la lilí, tan cazadora; siempre andaba en los depositos
Obras Completas 239

y dormía sobre el mostrador del almacén.


Y hasta se podría agregar el nombre de algunos animales criados
por mamá, como loros, cotorras, pollitos guachos que más de una
vez terminaron con la cabeza aplastada por algún pisotón nuestro.

Día 26
LA BIBLIOTECA

Tenía hoy la intención


de acomodar un poco la
biblioteca de los ex-alumnos
que fue trasladada al local
del club, luego que ocuparon
también esta parte del
edificio para sala de primeros
auxilios. Antes, no solo se
hallaban ordenados sus
Biblioteca.
volúmenes, sino que además
había un fichero con tarjetas
y un folleto con los nombres
de los libros y sus autores.
Pero no solo eso, leía mucha gente.
Hurgueteando a la ligera, descubrí una especie de libreta de
cartulina donde tenía anotadas a todas las familias del vecindario, por
alfabeto, una tarjeta para cada familia, con los libros que iban leyendo
sus componentes. La tarea cultural de “El Despertar Riojano”. Hay
familias con treinta libros anotados.
240 Héctor David Gatica

Día 27
LIBROS Y DISCO DE NYDIA

Entre los libros


que fueron tuyos, tienen
su nombre escrito -Flor
de Durazno, Novia de
Vacaciones. Las Espigas
de Ruth, etc.- se
encuentra María, de
Jorge Isaac.
Recordando ese libro
hace poco, me contaba
María Elsa que ella y
Nené, Alita, María Elsa.
nuestra prima Nélida se
iban por las tardes a
leerlo, sentadas en los
palos del cerco del corral y que ratos leían, ratos lloraban.
“Inolvidable y última noche pasada en el hogar donde corrieron
los años de mi niñez y los días felices de mi juventud!.
“...Frondosos naranjos, gentiles y verdes sauces que conmigo
crecisteis ¡como os habréis envejecido! rosas y azucenas de María,
¿quien las amará si existen?; aromas del lozano huerto, ¡no volveré a
aspiraros; susurradores vientos, rumoroso río... ¡no volveré a otros!”
“La medianoche me hablló levantado en mi cuarto. Todo estaba
allí como yo lo había dejado; solamente las manos de María habían
removido lo indispensable, engalanando la estancia para mi regreso;
marchitas y carcomidas por los insectos, permanecían en el florero
las últimas azucenas que ella había puesto. Ante esa mesa abrí el
paquete de cartas que me había devuelto al morir”.
“Aquellas líneas borradas por mis lágrimas y trazadas por mi
Obras Completas 241

cuando tan lejos estaba de creer que serían mis últimas palabras
dirigidas a ella...”
“Teniendo entre mis manos las trenzas de María, y recostado
en el sofá en que Emma le había oído sus postreras confidencias,
sonaron las dos en el reloj, él había medido las horas de aquella noche
angustiosa, víspera de mi viaje; él debía medir también las de la última
que pasé en la morada de mis mayores”.
“Ya en el corrector, Tránsito y Lucía, después de recibir mi
adiós, sollozaban cubierto el rostro y sentadas en el pavimento; la
señora Luisa había desaparecido; José, volviendo a un lado la faz
para ocultarme sus lágrimas, me esperaba teniendo el caballo del
cabestro al pie de la gradería; Mayo, meneando la cola y tendido en
el gramal, espiaba todos mis movimientos, como cuando en sus días
de vigor salíamos a caza de perdices”.
“Faltome la voz para decir una postrera palabra cariñosa a José
y a sus hijas; ellas tampoco la habrían tenido para responderme”.
“A pocas cuadras de la casa me detuve antes de emprender la
bajada, a ver una vez más aquella mansión querida y sus contornos”.
“De las horas de felicidad que en ella había pasado, sólo llevaba
conmigo el recuerdo; de María, los dones que me había dejado al
borde de su tumba”.
“Llegó Mayo, entonces fatigado, y se detuvo a la orilla del
torrente que nos separaba: dos veces intentó vadearlo y en ambas
hubo de retroceder; sentóse sobre el césped, y aulló tan
lastimosamente como si sus alaridos tuviesen algo de humano; como
si con ellos quisiera recordarme cuanto me había amado, y
reconvenirme porque lo abandonaba en su vejez”.
También nosotros nos vamos yendo de Villa Nidia, como Jorge
Isaac del Valle del Cauca.
Buscando una piola, entré un momento a la que fue tu pieza,
primero; cuando vos te fuiste, de María Elsa y por último de Noemí.
242 Héctor David Gatica

Ahora no la ocupa nadie; pero en ese tiempo era la más


codiciada. Había un tocador de tres espejos y un hermoso lavatorio
de loza, una jarra, también de loza floreada, haciendo juego.
Solías usar un vestido largo que te llegaba hasta los pies, no de
telas caras sino de brin, del diario, pero que te quedaba muy bien.
Eras, se me ocurre ahora, un poco la reina de estos lugares.
Aún me suenan las músicas de ese tiempo, los boleros de Lara,
algunos valses como Desde el Alma, Ciudad de Córdoba. A unos
Ojos; pasos-dobles, tangos en especial La Cumparsita, Mano a Mano,
El Choclo, El Amanecer, u otras piezas como Gitana Rusa, Margot,
Tengo Mil Novias; Nely y tantas otras que tocabas en aquella vitrola
a cuerda, R.C.A. Victor, de mamá, alegrádonos las mañanas
campestres de Villa Nidia. Aquella guarania “India”. Cantantes como
Gardel, Magaldi. Tantos discos antiguos, y todos, sin saber quien,
fueron un día a parar a la basura. No quedó uno.
Vos podrías ayudarme a completar estos recuerdos, para mi
bastante imprecisos algunos.
Y cómo te gustaba tener limpia la casa. Si habrás gastado jarillas
barriendo casi hasta las chacras. Pobre de nosotros cuando te veíamos
con la cabeza atada con el pañuelo. Las veces que te habremos
insultado por lo bajo -en voz alta no podíamos porque nos cascabas-
pues nos mandabas levantar carretilladas de basura.
O porque no nos dejabas hacer picardías a la siesta para que
pudieran dormir los mayores.
Y en las noches de verano, cuando toda la familia dormía en el
patio, al llegar el fresco eras vos la encargada de que ninguno estuviese
destapado. Vos y aquel pato famoso, los dos que se cruzaban toda la
noche.
Donde está el baño ahora, había una pileta, sentados en su
borde ensayábamos “Caminito”, el tango de Filiberto y Coria, éramos
alumno de la Esc. 112 de Villa Nidia y vos ya te habías recibido de
Obras Completas 243

maestra, pero entonces no ejercías.


Un día te acomañé a San Roque a caballo, distante de aquí 15
km. fuimos a visitar a nuestra prima Anatilde Durán. Me dolían los
pies por los zapatos ajustados, no acostumbrado a ponérmelos nunca;
preferí seguir descalzo, pisando los estribos con los dedos.
Una tarde le ofrecías gotas para el corazón a Darío, pues estaba
muy pensativo. Darío tenía brucelosis, y de una brucelosis con
complicaciones acababa de morir nuestro hermano Nito -Celso
Joaquín- De los ocho hermanos que éramos, a cinco les dio esa maldita
enfermedad. Sólo nos salvamos los tres menores.
El tiempo va borrando los recuerdos, como el viento las sendas
y los antiguos caminos por donde otrora transitaban los carros tirados
por mulas y que ahora quedaron olvidados entre campos alambrados.
Ni un solo carro se ve ya. Y nosotros, de alguna manea, también nos
vamos borrando como las viejas huellas.

Carro.

Un día llegará en que nadie sabrá que por aquí pasaban antiguos
caminos.
Un día en que tampoco recordarán que también nosotros fuimos
una senda, porque nos habrá tapado el olvido.
244 Héctor David Gatica

Día 28
COMO NUESTRA MADRE

Esta mañana ha estado nublada y fría, después de dos semanas


que, aunque ventosas, pasaban templadas.
Hoy debía venir el médico y la odontóloga desde Ulapes. No
aparecieron.
Varios vecinos habían viajado en sulky y a caballo de hasta dos
leguas. Tuvieron que volverse entre el viento, la tierra y los enfermos.
En la lectura de mi diario llegué hasta la página 215, año 1963, cuando
regresé de mi primer viaje a Chile, cuando comenzamos la casa de
Ramón, cuando mamá principió a cobrar su sueldo, su jubilación para
regalarlo todo -su generosidad fue ejemplar tras toda su vida, su
generosidad y su humildad-. Un poco como vos, solo que te cortaron
las manos con la desaparición de Héctor, con el problema de tu artritis.
Pero te queda el corazón, intacto, y el recuerdo ejemplar de tu
marido.
Mañana a la madrugada nos vamos. Lamento que este diario
no fue otra cosa, algo más optimista, que es lo que necesitas. Pero
vengo de dos años muy duros y mi ánimo es éste por ahora. Entonces
tendría que haber esperado otra ocasión. Y sabe Dios ni te escribía
éste. En una de esas era mejor no escribirlo nunca. Un diario personal
es reflejo de vida, no simulación. Y mi deseo era escribirte un diario,
no una carta de optimismo, algo que partiera bien de adentro.
Te deseo que sientas ganas de vivir, que si no por vos, por los
hijos, que tanto necesitan de su madre, y más aún si el padre no está
ni estará nunca más. No queda, pues, más que hacer de madre y
padre, en un esfuerzo redoblado, porque se lucha solo y no se tiene
con quien compartir, con los hijos y por los hijos hacerse fuerte y
continuar.
En fin, que no tiene sentido seguir hablando sobre algo que uno
Obras Completas 245

no vivió. Las palabras entonces sobran, y a veces puede ser que


molesten.
Estuvimos por visitarte con Omar y Tato; pero se truncó el
viaje.
Como no pudo ser, sirva de emisario este diario.
Y espero que para muy pronto, el próximo verano tal vez, ya
sean vos y tus hijos los que anden personalmente por estas sendas de
Villa Nidia.
246 Héctor David Gatica

CONVERSANDO CON
ATAHUALPA YUPANQUI Y
SUS AIRES INDIOS - 1983
(29/08/83)
Obras Completas 247

Día 29 de Agosto de 1983


YUPANQUI

Sr. Héctor David Gatica


La Rioja
Gracias, don Rioja, por sus generosas palabras al Canto del
Viento.
Don Rioja, así llamo a los seres cuando se me aparecen como
hombre-paisaje.
Claro, mi Tata les llamaba: Paisano, y sabía decir: Paisano no
es aquel que nació en el mismo pago, sino el que sabe llevar su paisaje
adentro. Después, considerando las generales del asunto, explicaba
que hay muchísima gente nacida en el mismo pago de uno, pero que
para nada representa, ni ostenta, ni honra la tierra de uno.
Bueno, ya algo sabía de usted por comentarios de algunos
amigos.
Hizo bien en arrimarme el poema suyo escrito para Leyes. Es
un trabajo pensado con el corazón, tierno, expresador de una linda
firmeza interior. Esoy seguro de que eso mismo, burlado con
entendimiento poético, quizás le hubiera resultado más breve, y algunos
rumbos más definidos como concepto o como símbolo, aún a costa
de sacrificar detalles.
Pero es buen asunto así, como usted lo ha sentido y escrito. Y
amén.
Me permito acercarle algo sobre La Guitarra, ya que ella es
nuestro confesionario de los crepúsculos a lo largo del tiempo.
Es verdad. Don Gatica, amo su país riojano, algo lo he caminado
y mucho lo he pensado. A menudo lo evoco porque me hace bien
recordarlo, porque en algo se parece al destino de mi existencia, tan
llena de largos otoños y primaveras cortitas.
Le acerco también los apuntes de “Aires Indios”, resumen de
248 Héctor David Gatica

charlas y glosas realizadas hace más de cuarenta años en Liceos y


Colegios de todas las provincias, mientras las mano interrogaba a la
guitarra.
Alguna vez, amigo, saludaremos a la luna en Cochangasta.
Mientras tanto, le digo hasta siempre, don Rioja.
Atahualpa, Héctor R. Chavero, París, 1983

EL RIO (de Aires Indios, 1975)

Sigo andando con usted. En verdad, desde niño que ando en


su compañía, cuando al ir a juntar leña silbaba sus canciones en el
campo, se las silbaba a la soledad, al silencio escondido entre el pastizal
y el monte.
Cuando anduve con mi bolsita sombradora la escuchaba de
boca de los aradores.
La primera página me da la pauta de cómo debo leer AIRES
INDIOS, como el pastor que escuchaba la musica del río y se iba
luego de aprender su lección de cada día recibida de la música del
agua.

EL PONCHO

Don Alfredo Leyes, para quien escribí La Vieja Guitarra, poema


que envié a usted, solía cantar ese estilo “Poncho Castaño”: Tienes
unas manchas rojas/ como flores estampadas. . .Bordar un rojo clavel/
con la palabra te adoro”... donde se refleja la bravura de nuestros
gauchos y también su ternura poética, tal cual usted lo dice en esta
página.
Obras Completas 249

LA NOCHE FRIA

Como el agua de los vertederes, así brota la poesía de su prosa


cristalina. La noche de San Juan relata usted aquí. Le cuento que
cuando niño también arrimé ramas secas y me sentí deslumbrado ante
el fogón, que alzaba las llamas por sobre las sombras y las pavesas
subían hasta el cielo y ante los otros fuegos que, cercanos o lejanos,
encendían el misterio de esas noches.
Y los aguayos que nombra, los he visto en el altiplano en mis
pasados viajes buscando poetas y poesía por América. Aquí el
sufrimiento “a lo largo de la Cordillera y a lo largo de la vida” en la
noche más fría del año tiene un descanso en el resplandor cálido del
fuego, y en el fogón de su alma de poeta.

LAS RAICES

Linda lección la de Juan Alancay, la de la raíz de mata brava y


espinuda. Me hace acordar de su milonga “El aromo”.
Alguna vez leí de la saxifraga, que nace sobre la piedra creando
su propio suelo para subsistir. Después lo he referido a empresas de
arraigo espiritual que parecieran nacer sobre la nada.
Habla de hondeadas pero que a uno de ustedes solo le interesaba
mirar el río, las nubes, los bichos pequeños. Se ve que eran dos los
poetas, el que admiró y contó lo de la raíz y el otro que no olvidó la
lección, ese que ahora se lo nombra Atahualpa Yupanqui.
Le cuento que siempre me gustó andar tras los sonidos
armoniosos y el silencio del campo. Y al llegar la oración cada día
bucaba una linterna, un lápiz y un papel, chiflaba a los perros y me iba
a cazar poemas al monte, en el nido mismo de la soledad. Así nació
“Memoria de los Llanos”.
250 Héctor David Gatica

INDIECITO DORMIDO

Mientras leo su libro siento que canta una hurpilita.


¿Por qué ese canto triste me alegra y me desborda el corazón?
Si la primavera se manifiestara con un canto, tendría que ser ése,
como si a partir de ese canto triste volviera la alegría de la vida y
todos los perfumes y todos los colores.
Indiecito Dormido, si lo habré entonado andando por las sendas
de mis pagos.

LA CUNA

En mi casa paterna había de esos baúles, aún debe de quedar un par


de ellos: les cabía de todo.
“... mientras la madre lo mira a su chango, pensando que tal vez
Pachamama lo ande precisando a su hijo”. Y lo cierto es que le entrega
resignada su dolor sin pensar que es el puñal de la miseria quien se lo
tumba.

CHANGOS ESCUELEROS

Que realista y a la vez que tierna es su palabra en esta página.


Cuánto aprende el maestro en estos casos internándose sensible en el
sufrimiento de sus alumnos de ushuta.
En la escuelita de mi infancia iban los niños en sus burros hasta
de dos leguas luego de campear por los pastos mojados y el cristal de
la helada quebrándose bajo la alpargata bigotuda, muchas veces rota.
Obras Completas 251

BAGUALAS Y CAMINOS

“Entonces el hombre madura sus silencios para parir la copla”.


Sin dudas esa poesía no tiene su nacimiento en un escritorio, su
cuna se halla en el silencio, no en ese silencio primero que se siente
sino en el que usted dice “madurando”. Y cuando la noche le ha
rodeado el paisaje de afuera, el hombre se anima a abrir la ventana de
su otro mundo.
Comparto ese convencimiento de que al canto hay que salir a
buscarlo en una senda, en el cerro, en la noche con luna, en el canto
del viento, en los ríos. Por eso usted, como nadie quizás, se largó a
andar el país a caballo, sin calendarios, por eso se dejó estar un año
en un rancho litoraleño; por eso levantó otro rancho en Raco y ahí
permaneció otro año. Por eso su canto encierra la magia que otros
autores quisieran pero que no lo logran porque no tuvieron agallas
para salir a buscarla a los senderos de perdidos rincones de la patria
grande.

EL CERCO

Cómo le duelen los cercos a sus recuerdos!, cercos que al


comienzo cercaban patios, después se agrandaron tanto y con tal
resistencia que se transformaron en alambrados y sirvieron para
parcelar la pampa abierta del gaucho, marcándole límites al galope y
entregándola a dueños advenedizos.
“Son ellos los niños de las familias sin importancia... son los
carreritos del futuro; son los peladores de caña del mañana...
observando como brillan las cosas hermosas de la vida, desde la
penumbra arbolada que comienza siempre detrás de los cercos”.
252 Héctor David Gatica

EL SALITRAL

Esta página me traslada a mi tierra, hacia el otro lado de la


sierra de las Minas donde están las salinas en el límite con San Juan.
Si habré visto pasar aquellos carros hasta el trope con la costra
de la sal y un almud abollado para pesar su pobreza vestida de blanco.
Hace poco escribí un cuento -”Camino de Carros” donde nombro
cómo de paso algunos viejos salineros, uno de ellos se quedó ciego
deslumbrado por el resplandor hiriente de tantos años.
... “desde que los cóndores levantan la mañana”; ésto me hace
acordar aquel pasaje de El Canto del viento en donde los grillos andan
sacando la noche en las grutas de la montaña. “Nadie habla, porque
la palabra trae la sed, y allí no hay agua.
Duelen los ojos, del relumbrón permanente. Duelen las manos, duele
la vida...”

VIENTO, TRAEME AGUACERO

Leo esta súplica de “Aires Indios” y me vienen a la memoria


algunas sequías de las muchas que me tocó compartir en los llanos de
La Rioja, con días de hasta 48º, quemando casi las palabras, vacas
cayéndose para no levantarse, huesos blanqueando en el esqueleto
de la luna sobre los barriales resecos, corderos muriendo en el último
barro de las represas agotadas, como aquella de Corral de Isaac por
sobre cuyo bordo caminaba una procesión pidiendo agua y ofreciendo
un baile; balidos de cabras moribundas que no estarán en la hora de
la entrega cuando las reclaman los cabritos. Y una angustia callada en
el pozo balde del alma de cada hombre secándose de esperanzas.
Obras Completas 253

LAAPACHETA

Ese es el tema de este capítulo de Aires Indios; es usted,


personalmente, hincado ante una apacheta, desde ese espíritu suyo
tan respetuoso de la América aborigen, usted que le deja como ofrenda
la página de un libro suyo.
A una apacheta me he referido brevemente en mi cuento “El
rastro del guanaco”; un cuento donde denuncio la expulsión que hicieron
de sus tierras a tantos llanistos, con el cuento del saneamiento de los
títulos.

DINA

Este pasaje de su libro es tan desgarrador, como bello en su


expresión; lo que hasta acá, más me ha tocado de Aires Indios.
“Rueguen porque me muera”, dice Dina cuando debe dejar los suyos.
“Ese era su mundo. Sus juguetes fueron los perros y los borricos; sus
ternuras, los hermanitos y la madre enferma; sus temores, el padre y
algunas voces que tienen los vientos del otoño en esas regiones”.
Estuve tomando un café hoy con el amigo Arsenio Aguirre; me
contó de aquellos tiempos en que un guitarrista debía esconder la
guitarra si pretendía posada; las veces que la policía no los dejaba ni
siquiera bajarse del colectivo en el pueblo donde pretendían actuar.
Luego las andanzas de Aguirre por América y el viejo mundo, siempre
por los caminos del canto. Recordó también algunas veces que estuvo
con usted.
254 Héctor David Gatica

LA ZAMBA

Como verá por las fechas, tuve que interrumpir la lectura de


Aires Indios pues debí viajar a Buenos Aires a presentar mi libro
Memoria de los Llanos. Nuestro común amigo, el talentoso Ramón
Navarro -sabiendo de su estancia en Buenos Aires- estuvo tratando
de comunicarse por teléfono con Ud. para invitarlo.
Después supimos por Héctor Gatica -amigo que días atrás
almorzara con usted- que se había mudado a otro departamento.
Hubiese sido para mi un honor y una alegría-
Continúo la lectura de su libro desde Villa Nidia, donde mujeres
y hombres se cruzan afanosos, ellas desplumando gallinas, preparando
la chanfaina y el picadillo para las empanadas; ellos, cuereando
cabritos y un par de vaquillonas. El vecindario está de fiesta.

MALAMBO

Pintura que nos trae la pampa, el gaucho, el potro de las danzas


de machura, el ritmo de la coscoja y la espuela, zapateos domingueros,
carreras y duelos, galopes y bota de potro, guitarra y viento pampero;
palenque y tascar de frenos.
Le cuento que hoy le ponen el nombre de mi madre -Delia
Durán de Gatica- a la Escuela Nº 112 de Villa Nidia, que ella fundara
hace más de medio siglo en estos campos y a la cual entregó su vida.
Se han mezclado autos y camionetas, con hombres de a caballo
y parejas en sulky.
Obras Completas 255

CEMENTERIO KOLLA

Leía esta mañana su semblanza del cementerio kolla, el entierro


de la huahua, y la urpillita a la siesta.
Y justamente me toca asistir al velatorio de un angelito. Como
el médico atiende a más de cincuenta kilómetros la llevaron en una
camioneta, la criatura nació en el camino, iba una partera con ella; el
niño se le asfixió, se le volvió morado al noveno sueño. Quizá hubiese
llegado; se le terminó el agua a la camioneta dos leguas antes... Al
acercarnos le estaban poniendo una coronita verde y unas alitas blancas,
un angelito morado; sobre el cajoncito una vela. No alcanzó a ser
bautizado. La miseria no llegó a ser bautizada, no tiene nombre, o si
lo prefiere llámele tuberculosis y sepúltela en el lugar destinado a los
infieles.

POEMA DE LA MADRE KOLLA

Hace rato hablaba con Tito Flores, un hombre de unos cuarenta


años que se hallaba charqueando. “Yo me enojo a veces, me decía, lo
que ser zonzo, hachar como animal desde los 14 años, estropearse
joven. Un hachero no pasa de ser eso, siempre hachero, y pobre. Mi
padre, mis tíos, mis primos. Yo le alcancé a sacar el cuerpo, aunque
ya un poco jodido. Formé un puestito con algunos animales y me
dediqué a alambrar, cierto que es pesado también, pero no como el
hacha”.
“El otro día volví con mi hermano a tomarle el peso al hacha, le
pegamos un par de semanas, qué vergüenza, antes volteábamos 12
metros y hoy no llegué ni a cinco. Abandonamos, nos volvimos a las
casas”.
Y claro, mientras Manobens Calvet amasó con el sudor de los
256 Héctor David Gatica

hacheros de estos lares una fortuna de millones de dólares, los hacheros


cargaron con el árbol caído de sus pulmones.
Y aquí leo su poema, que solo conociendo al kolla como debió
conocerlo, se puede escribir así:
“... si a veces se me hace que toditos somos/ pedazos de un
cerro/ que se ha echao a andar./ Nosotros los kollas, somos como el
cerro,/ por juera... color./ ¡Y un mundo llenito de canto y silencio en el
corazón!

EL GUITARRISTA

“Nabor creció entre potros y campos roturados. Y creció


también en ensueños y sonidos. Su academia media dos leguas a la
redonda; la vertiente, el río, el viento, los sauces, los peones, los
gauchos reseros, la primavera reventona, el invierno mudo.
Un día se puso a observar un caminito sencillo, que se estiraba
trabajosamente entre arenas y piedras desbaratadas, pasando cerca
de su rancho.
Le entró una curiosidad muy parecida a la ansiedad: quiso ver
hasta donde llegaba ese caminito. Así fue que una tarde se plantó en
medio de la senda y se puso a caminar”.
... “La Mama lo observaba bien y comentaba con el tío Gabriel
-Pobrecito m´hijo! lo han ´agarrao´ los caminos-”.
Y así termino este día contándole que un grupo de cinco changos,
aquí en Villa Nidia, además de gozar con el color amarillo de las
flores quisieron beberle su néctar silvestre; entonces la pichanilla, el
chañar, la brea, el algarrobo reciben la visita polinizadora de miles de
obreras voladoras. Empezaron hace un año, ya tienen cincuenta
colmenas, hay horas de cera en sus días y celdas y reinas en sus
esperanzas. Hoy dispusieron hacer una extracción de miel, la segunda
Obras Completas 257

de este verano, logrando sacar cien kgs.

EL SALUDO DEL SALINERO

Estoy de cumple, 48 años, tuve algunos regalos muy caros para


mí. El canto familiar de diversas aves en una orquestación silvestre. Y
ciertas voces del viento que hace un tiempo no escuchaba.-
Estoy aquí detrás de la casa paterna donde tantas veces ví
sentado a mi padre. Aquí me he puesto a leer su libro en medio del
viento, un norte bastante fuerte, en tanto el molino está sacando agua.
Cómo amo ese canto!

EL CENTRO DEL MOLINO

A diez metros está el pencal. A 20 metros veo la hacienda de


mi hermano que baja al bebedero.
Volviendo a su libro, esto de “El saludo salinero” me toca muy
de cerca, porque también lo he vivido. Aquí, a pocos metros de donde
estoy sentado, pasa el camino por donde cuando era niño, y aún
joven, transitaban los carros salineros que venían de las salinas, rumbo
a poblados de San Luis y Córdoba. Por aquí pasaron también cientos
de carros carboneros rumbo a las planchadas de “Los Cerrillos”.

EL BRAMADERO

Sigo leyendo en el mismo sitio, con el mismo viento. Bien arriba


de un algarrobo dos horneritos están construyendo su casa. Un poco
más allá un cholope puntea, se diría, y la hembra contesta como
258 Héctor David Gatica

llevando el acompañamiento.
“¡Ah! Están aprendiendo pa peones... He visitado sus ranchos
que en el peñascal parecen monumentos al desamparo”.
También el bramadero me toca de cerca. De aquí a 200 metros
puede divisarse el pozo balde y luego el corral donde solíamos enlazar
nuestra infancia acercándola al bramadero en algún testuz.
Ayer me contaba un hijo de don Venancio Soria. 96 años, que
su padre todavía anda a caballo, cierra portillos y piala en el corral.
Este año se nos fue don Pedro Montivero, que también andaba
despuntando el siglo y que en mula aún subía a la sierra. Al mes de su
muerte viajó también su mujer; habían vivido juntos más de sesenta
años y no aguantaron estar separados más de un mes.

BAGUALA DEL SEMBRADOR

Continuó en la amplia galería. Ahí en medio del patio está el


aljibe con las últimas lluvias que recogió. Pero ya la sequía se está
haciendo sentir, lo dicen los yuyos marchitos y los aradores que
adelantaron siembra en setiembre. “Que lindo destino el mío/ si lluvia
pudiera ser. Campito mío/ te quiero yo”.

EL VIENTO

Es mediodía y el viento amainó un tanto, lo que no es común


porque a esta hora suele convertirse en un polvaderal furioso. Esa
boca abierta en herradura que es la represa está pidiendo agua a un
cielo sin nubes.
Soberbia su descripción del viento: “pero de pronto en la línea
del horizonte el taladro del remolino hiere el vientre azul del espacio.
Obras Completas 259

¡Es la señal! ¡No tardará en desatarse el viento grande... El viento


envuelve en su enorme caudal todos los sonidos robados a la tierra.
Los lleva hasta las grutas de sus magias andinas y con ellos, compone
sus músicas... mezcla el aletazo del cóndor con el blanco balido de
los corderos, la queja de la rama tronchada; el adiós del río, el relincho
de los potros y los gritos del arriero... Con todo eso el viento compone
su música. Y se pone a cantar con poderosa voz, en precipitada
marcha”.

EL CARDON

“El cardón no vive. Dura. Una noche cualquiera, el viento


enamorado se fuga con la flor”.
Usted habrá visto en su paso por La Rioja que también aquí
habita numeroso el cardón.
Viajo a La Rioja, salgo a las 14.30 cuando el sol de la siesta, el
viento y la sequía hacen del llano un infierno con diablitos que se
arrastran por la arena.

CARNAVALITO. DUERME, NIÑO INDIO.


EL DOMADOR NEGRO

Tres poesías suyas que por cristalinas dejan ver lo más profundo
de su inspiración. La tercera es la que más me gusta. El Atahualpa
que escribe bellísima canciones ha tapado hasta hoy, al que escribe
hermosas poesías, que no fueron llevadas al canto. Es justicia conocer
por igual a los dos. ¿Alguna vez se puso a pensar que no hay día en el
calendario de nuestro país donde en alguna hora por alguna emisora
no se escuche la guitarra, la voz y una canción de Atahualpa Yupanqui?
260 Héctor David Gatica

Si le habré cantado yo desde niño a los pastos, a la leña, al viento


norte su Luna Tucumana, La Zamba del Grillo. Viene Clareando.
Caminito del Indio. El Arriero, y tantas otras.

LA SELVA Y SU POESIA

Cuando empieza a hablar de la selva rumorosa y del río que


escapa y de que “El indio tiene lengua de agua andariega” (Por la
gruta de su garganta pasa la palabra el suspiro y el grito, y todo tiene
un acento de vertiente aromada de hierbas”), me hace acordar de
Diamantes y Pedernales de José María Arguedas.
Un lirismo doloroso va desatándose al fin para mostrar la
tragedia de las arpas, el poeta con lepra. Manuel Ortiz Guerrero,
tirado por bueyes a través de la selva sin poder escribir ya, dictando
poemas con voz ronca y pidiendo que sus amigos no vayan en silencio,
que le canten guaranias.
“... copiando un recodo de azul Paraná”, esa guarania la escuché
de niño en la vitrola a cuerda de mi madre. Otra tarde, ya adulto, la
volví a escuchar en Asunción, cuando una banda la tocaba en la plaza
en una tarde paraguaya.
“India, bella mezcla de diosa y pantera/ doncella desnuda que
habita el Guayrá/ arisca romanza curvó tus caderas/ copiando un
recodo de azul Paraná”.
Llegué anoche, en La Rioja no pude continuar la lectura de su
libro. Lo hago acá ahora, nuevamente en la paz de Villa Nidia.

EL HUANACO

“Que fama puede alcanzar un volteador de quebrachos?”


Obras Completas 261

Esto me trae a recuerdo una mañana que vino un camionero desde


Candelaria -pueblo puntano- diciendo que don Teófilo Flores- un
comerciante turco muy rico- había fallecido. Entonces un hachero
que oyó me comentaba. Gauna se llamaba el hombre...: ¿Ve? Como
es un rico dicen “ha fallecido”, en cambio si fuera yo dirían “ha muerto
Gauna”.

LOS CANTARES DE LA PAMPA

En mi estadía de descanso -con mi familia- aquí en Villa Nidia,


duermo en la galería y por las mañanas, al alba, las 5.30, salgo a
caminar internándome en el monte, que a esa hora comienza a
despertar, un trino aquí primero, otro que contesta a cierta distancia y
otro y otros hasta oírse por todos lados cuando el campo se convierte
en una gran orquesta.
Aquí es muy seco pero hay tiempos en que se pone llovedor:
hace una semana cayeron de golpe 124 min: la tierra goza mostrando
el verdor del pasto. Camino un par de horas y regreso para continuar
la lectura de su libro: “Sin saberlo, el gaucho ponía toda la pampa en
su canto, y su voz era un espejo de leguas.
Cuando el hombre cantaba en las pulperías, ya sean cifras,
milongas o aires sureros, la tierra llana se prolongaba en la música. . .
Como no conocía el arpegio, el gaucho usaba el rasgueo, y
comenzaban a galopar potros sonoros sobre seis caminos sensibles,
en los que la polvareda de los refranes y versos cantados copiaban en
todo la vida de la Pampa... Para narrar los temas del campo, usaba el
modo musical de la cifra. Para hablar de caminos, carreras, “yerras”
y sucedidos, andaba el gaucho por la huella de las décimas, ajustada
al movimiento de la milonga de los fogones... Pero para oírse a si
mismo en soledad, para ahondar en su última pampa de cavilaciones
262 Héctor David Gatica

y maduras primaveras, buscó el estilo. Se inclinó sobre la guitarra


como quien se asomara al brocal de un pozo para contar, él sólo, las
estrellas reflejadas en el agua profunda”.
Y quien más que usted, con mayor autoridad, podría opinar,
gran conocedor de la música nuestra y caminador del país argentino.
En esta tarde voy a buscar leña de brea para el horno; pensar que
cuando chicos nos decían que no servía y había montones de breas
que se pudrían ahí cerca a 100 metros mientras nosotros buscábamos
otras leñas pesadas y difíciles de cortar allá, casi al fondo del potrerillo.
Después venía el premio del pan caliente, recién sacado del horno.

EL TAMBORIL MONTAÑEZ

Anoche, desde la galería, miraba caer la lluvia estrepitosamente,


con relámpagos, truenos y algún rayo. Se descolgaron 100 mm. La
represa está de orilla a orilla, desagüándose aún, perfumada de poleos
y gozoza cn el canto de los sapos.
En Aires Indios, usted hace referencia a una caja y sus distintas
nominaciones; supongo que es la misma que aquí en La Rioja tocan
los hijos del perdicero, los hermanos Duarte y algunos más, como las
vidaleras de Alpasinche, de Anguinán. La misma que según nuestro
chayero desaparecido, don José Jesús Oyola, los antepasados la
llamaban Huancara.

LA DANZA DE LA LLUVIA

Creo haberlo leído en el Canto del Viento, ese libro con el que
tanto vibré y que como le decía en una carta, debería estar en cada
hogar que se sienta argentino. Cómo me hubiese gustado irle narrando
Obras Completas 263

página por página -pero de primera lectura- de qué manera me llegó


EL CANTO DEL VIENTO, teniéndome en todo el tiempo que tardé
en leerlo, en un estado como de exaltación y delirio interior. No quería
que se terminara nunca. No es que no me haya metido en AIRES
INDIOS: pero aquello no tiene comparación.
Y así desde Villa Nidia, que no es más que un puntito en alguna
parte del mundo, desde los llanos de una provincia que usted recorrió
especialmente en la parte oeste, y que mucho aprecia y lo aprecia,
desde aquí le hago llegar mi homenaje a uno de los cantos más hondos,
cristalinos y altos de América y máxima expresión de nuestro folklore.
264 Héctor David Gatica

DIARIO PARA MARIO ACIAR


Y URSULA - 1988

Mario Aciar

ANIMAL, PLANTA, TIERRA

Sólo ustedes podrán comprender estas locuras que voy a


escribir aquí. Porque a quien sino a ustedes solamente, en sus caminatas
matinales por Campanas se les ocurre hacer un fueguito para
contemplarlo y sentir la magia de su simbolismo.
Sólo ustedes son capaces de quedarse alimentando el asombro,
mirando el cielo, las estrellas, la luna, este cielo que tanto extrañaron
en las noches europeas. Como lo hicieron en Vinchina. Y en la cuesta
Obras Completas 265

de Troya donde los alucinó la piedra con el encanto de su plasticidad.


Lo que aquí cuento tiene parentesco con esa nostalgia suyas
por venir a pisar ese pedacito de suelo que les quedó en la quebrada,
donde como dos horneros, volvieron a levantar la casa, solos, lejos
de los hijos que se les quedaron en España, acompañados únicamente
por un par de amigos. Y ese perrito que se les acopló, el “corcho”.
Ustedes también más de una vez se refirieron a Memoria de los Llanos,
razón sobrada para irme guiando por alguna de sus páginas. Esto
coincide con mi permanencia de vacaciones aquí en Villa Nidia, donde
estoy, como un desafío, únicamente con mi hijo Pablo, sintiendo mucha
soledad y a veces honda pena.
Estos escritos pasarán a formar parte de lo que se ha
denominado “Diarios desde Villa Nidia” que en distintas etapas he
ido escribiendo a lo largo de veinticinco años: 1968, 1964, 1968,
1977, 1983 y hoy 1988.
Aparte de esto, que consta de unas sesenta páginas, también
he ido escribiendo otro que comenzé hace treinta y dos años y que va
redondeando entre 950 y 1000 páginas. Qué disparate, haber, durante
tres décadas, escrito mil páginas que solo yo conozco, que en vida
únicamente quizás tenga acceso yo y que después de mi muerte sabe
Dios qué pasará con ellas. Páginas cargadas de vida, o sea de alegría
y de dolor, que no son historia sino que late el presente, porque fueron
escritas sobre el cuerpo del delito, con la felicidad en el instante mismo
de la llegada de un hijo por ejemplo o del desgarre en el velatorio de
los seres más queridos; las mil vivencias de Villa Nidia y de los lugares
por donde fui caminando después.
En MEMORIA DE LOS LLANOS, comienzo diciendo que
soy “animal, planta y tierra”. Algo de eso volví a sentir el otro día
cuando empezó a correr viento por la mañana. Les ocurre a las cabras
que ante este fenómeno sienten deseos de caminar y caminar contra
el viento, y empiezan a cruzar campos y campos hasta que se pierden:
266 Héctor David Gatica

los camperos deben ensillar sus caballos y andar días y hasta semanas
campeándolas. Ese impulso siento yo y me largo por los campos
tratando de descubrir viejas sendas que anduve tantas veces,
escribiendo en muchas oportunidades, trayendo leña, poniéndole
trampas a los zorros, cazando vizcachas con mi hermano Dario y que
ahora algunas de estas sendas permanecen y otras solo las descubro
en parte pues han sido borradas por el viento al no transitarlas nadie
o tapadas por el monte. De a ratos subo a algún árbol procurando
encontrarles continuación. En mi silenciosa búsqueda hay tanta
concentración que ya no sé si soy una persona tras una senda o la
tierra misma con amadas sendas desapareciendo.
Por ahí me doy cuenta que puede andar un león cerca
siguiéndome, doy un grito y vuelvo a continuar en la silenciosa
búsqueda. Me encuentro con varios árboles amigos: algarrobos,
quebrachos, retamos, tintitacos, tuscas, breas. Cada uno me recuerda
en su lenguaje vegetal algún momento especial de mi pasado (“Ser
árbol es casi una soledad./ Ser árbol y viento es ya la nota completa/
del alto de un niño/ de este niño por ejemplo/ que es árbol y es viento”).
Porque también entre las plantas uno se da cuenta que las hay
desconocidas, otras que se las conoce pero no más y aquellas que las
sabemos íntimas amigas de uno, con las cuáles se entra en amoroso
diálogo.
Y cómo duele cuando uno vuelve al pago y encuentra que de
alguna de esas plantas amigas solo queda un tronco de diez centímetros
a flor de tierra testimoniando el paso mortal del hacha.
Cómo me dolió aquella oportunidad en que al ir acercándome
no podía descubrir el follaje, la estampa de cuatro árboles muy queridos
para mí, cuatro algarrobos dispuestos en círculo, bajo cuya sombra
yo encaramándome a sus ramas pasé tantos momentos felices. Y que
denominábamos “árboles de la tía Elina” me costó encontrarlos esta
vez, pues de ellos quedaba solamente ese tronco casi al ras del suelo.
Obras Completas 267

Sentí como si me hubieran hachado la infancia. Qué dolor sentí. Qué


podían significar en dinero, hechos carbón, esos cuatro testigos de
nuestra existencia campera, monedas acaso. Y cuánto en cambio
significaban en afectividad para mí, para mis hermanos, para nuestros
padres. Ni una fotografía quedó de ellos. Tarde he comprendido que
tendría que haber conservado una foto de cada árbol querido. Igual,
de cada vecino de Villa Nidia.
Y ese otro algarrobo cerca de la acequia de la represa. Mirar
desde mi casa paterna hacia el noroeste, sin él ya no es lo mismo el
horizonte, es otro horizonte, no familiar.
En la búsqueda de mis sendas, esta mañana llegué hasta un
quebracho lindante con un bosquecillo adonde íbamos a juntar leña,
ahí nuestra infancia tenía un duende que llamábamos “Tío Fucuno”, el
cual cuidaba de ese bosque y cada vez que llegábamos nosotros nos
ayudaba a encontrar la leña seca y hasta a veces a juntarla y acarrearla.
Me interné en el bosquecillo y no podía encontrar un algarrobo bastante
grande, ¿que pasaba? Que le habían cortado una gran rama horizontal
y lo desconocí. Recuerdo que aquí escribí, haciendo de escritorio una
carretilla. “La tumba de Pedro Berón”. Siempre andaba con papel y
lápiz, armas con las que salía a cazar poesías.
Regresé al mediodía, después de andar toda la mañana entre el
viento, el sol y el monte.

LA COSECHA

“Nos íbamos a cosechar el sol en bolsas./ Aturdíamos la


algarroba./ Sus vainas largas se parecían a la risa de mis hermanos...
“Nos desalojan el suelo./ lo dejan sin algarrobos./ Nosotros
pasamos a ser la tierra desolada/ con un coro sepultado/ ése de los
coyuyos distantes/ que nos castigan la cara/ como si los árboles
268 Héctor David Gatica

rebotaran en nuestra venas/ temerosos de secársenos en el corazón”.


LA COSECHA.
Sobre esta poesía hizo un análisis la Sra. Acevedo de Bomba,
de Tucumán, mostrando la luz que hay en el principio y la sombra del
final.
Por mi parte la he redescubierto en su mensaje, más allá de la
denuncia de que nos dejan sin algarrobos. Lo más tremendo es ese
miedo de que los algarrobos se nos sequen también en el corazón. Y
en este caso el algarrobo es sólo un símbolo porque son muchas las
cosas que peligran ser desalojadas de nuestro corazón. Y mis
periódicos regresoso a Villa Nidia tienen por móvil luchar contra esta
amenaza. Y muelo personalmente la algarroba en el mortero, bebiéndola
como si fuera un rito. Y camino las viejas sendas como buscándome.
Mi cordón umbilical fue enterrado en esta tierra y desde entonces
quedé atado a ella.
La sirena de Nalé Roxlo, el día que le cortaron la cola porque
quería parecerse a las personas, pierde la inspiración que le venía del
mar y no cantó nunca más.
Y vuelvo a conversar con la gente que valientemente continúa
aquí a pesar de las sequías, el aislamiento, la soledad y beber el agua
de su pozo balde y su represa, saborear su chanfaina.

LA CASA

“Y era la tarde y la casa un salmo/ y era mi casa la isla del


tesoro”. LA CASA.
Por todas partes nombro a Villa Nidia como una forma de llevar
conmigo este pedacito de suelo y sus gentes; pero cuando a mis amigos
los veo con intención de venir, trato entre bromas y serio, de hacerles
entender que no existe, que es un invento literario, como dijo alguna
Obras Completas 269

vez Daniel Moyano.


Leí en una oportunidad un artículo donde se lo reporteaba a
Juan Rulfo a causa del enojo de los parientes por el desencanto de
gentes que viniendo de lejanas tierras, no encontraba aquello que el
escritor mostraba en “El llano en llamas”. Este Rulfo es un mentiroso,
decían, cuenta lo que no existe.
Hace dos años cuando vinimos con los integrantes de la Cantata
Riojana, decía ante el público reunido y ante los artistas que Villa
Nidia para los forasteros es invisible porque, como en El Principito, la
esencias no se ve, y Villa Nidia no es una casa ni dos sino el espíritu
de su gente, de ahí que no quiero que nadie se sienta, aparentemente,
estafado.
Por eso. Ursula y Mario, prefiero que ustedes a Villa Nidia la
sigan viendo a través de “Memoria de los Llanos”, de “Alborada”, de
“Poesía Amiga”.
Esta tarde vino a visitarme mi compadre Roberto Maldonado:
“Cuando llegue la sombra con sombrero.../ dos manos juntarán sus
asperezas/ al pasarle ella un mate junto al fuego/ y temblando cansancio
entre los puños/ sin decirse palabra/ sabrán que se han hablado”.
SOMBRAS.
Lo escribí pensando en este compadre y su mujer: “Luz del
alba rumiando en los chiqueros/ que mi comadre ordeña/ Sus manos
sustanciosas pisan quesos/ o golpean la tela el día entero/ tejiendo
peleros y jergones”. Soy padrino de cinco de sus hijos, ninguno vive
con ellos. Están criando un niño que ya tiene siete años. -”Lo mismo
da compadre tener uno que diez hijos, igual la pareja queda sola
cuando más comienza a necesitar de la compañía y el apoyo de los
suyos”.
Y conversábamos con mi compadre, sentados en la galería:
Pensar lo que ésto fue, el vecindario de hasta tres leguas y más a la
redonda se daba cita diariamente en esta casa.
270 Héctor David Gatica

Todos los sábados se autoconvocaba la muchachada a caballo,


otros en sulky y esa cancha hoy solitaria que está muda al frente, se
llenaba por las tardes de carcajadas y bromas.
-Y esta casa tan grande donde hoy está usted solo, compadre,
paseando con uno de sus hijos, no le faltaban visitas, que con tanta
solicitud atendía su madre.
-Fíjese que algunos veranos entre mis padres, mis hermanos,
sus hijos y algún sobrino nos reuníamos 35 y más personas. Y eran
mesones largos en medio del patio, cenando a la luz de la luna tan
solo: “Y muy cerca del aljibe/ el mesón sin más luz que la luna cenando
con nosotros”. -LA CASA-
-Desde el año pasado que se fue su hermano Omar con su
familia a Chilecito, esta casa tan grande quedó sola y da una pena
pasar frente de ella. Más para uno que sabe lo que ha sido.
Y entonces yo comienzo a hablarle de mi libro de cuentos “Los
fundadores del Olvido” y mi compadre saca el pañuelo pasándoselo
por los ojos, pues se le han llenado de lágrimas.

LA ESCUELA

Un día una campana/ voló sobre este reino de pichana/ y


encaramada al trono del hornero/ nos llamó esa mañana/ Era la escuela/
en el país del puma y de la cabra”. CANCION DE AGOSTO.
Hace unas semanas me decía mi hermano Omar que se olvidó
de consultarnos a los hermanos que íbamos a hacer con la escuela
vieja. Le dije, si podemos arreglarla la arreglamos, y si no que se vaya
destruyendo de a poco y no que seamos los que la volteamos por un
par de ladrillos y unas chapas viejas, que nada valen en comparación
con lo que este edificio en ruinas significa para todos nosotros.
Obras Completas 271

NYDIA Y VILLA NIDIA

“La bautizaron Nydia/


barría los patios/ y leía novelas
a mis padres”- LA CASA.
La que también está en ruinas,
la que parece un montoncito de
escombros humanos es mi
hermana Nydia, a los 60 años.
No puede ni reír ni llorar, las
dos manifestaciones que
distinguen a las personas de los
demás seres, y apenas si habla
para contestar cuando le
preguntan algo, ella que era la
luz de la alegría de esta casa,
la animación de las fiestas
Nydia.
camperas bailando y riendo
con la muchachada. Lo andaba buscando a uno para conversar por
esa virtud suya de la comunicación, que ahora se ha trocado en triste
silencio. Verle ese rostro de un dolor infinito y de una pena que la
sabemos pero que no la comenta con nadie, duele tanto.
Mirarla cuando los hijos la llevan alzando de un lado a otro,
trasladando esa sombra sin peso, piel y huesos a que ha quedado
reducida su belleza y juventud, es sentir que el alma se nos cae a
pedazos como un edificio viejo. Es como que tanto ella, Nydia, como
Villa Nidia, parecieran querer terminar juntas.
En los primeros días de nuestra llegada, antes de que Noelia y
David viajen a Córdoba, antes de que Omar y flia, viajen a Chilecito,
antes de quedarnos solos con Pablo, pasamos unos días con Nydia e
hijos. Es muy posible que sea la última vez que Nydia pueda venir a
272 Héctor David Gatica

Villa Nidia, salvo que un milagro la salvara de su postración.


La tarde de su partida fue desgarrante, llamó a uno de sus hijos
para que la alzara y la llevara hasta donde estaba sentada nuestra
cuñada Elva en el patio en silla de ruedas, para poder despedirse,
pues Elva tampoco puede por sí sola acercarse a Nydia porque
tampoco camina.
Llamo a mis hijos para que se despidan de su tía y es como si
un nudo me atara la garganta. ¡Carajo que me estoy volviendo flojo,
privárseme la palabra!
Al subir al automóvil les pidió a los hijos que la bajaran un
momento al pasar por el cementerio, (donde descansan nuestros
padres) pero se entraba el sol y podía haber llovido para Candelaria.
No pudo ser.
Ella que siempre lo primero que hacía era visitar a sus padres y
hermano, viniendo de tan lejos y con tanto sacrificio, hoy no pudo
llegar ni un instante a dejarles una oración.
Y esa noche, mirando, sentado en el patio, el temblor de las
estrellas, me parecieron lágrimas de un inmenso, inconmesurable llanto.

EL ULTIMO PERRO

TIEMPOS BRIOSOS: Tiene olor a sudores de distancia/ tu


galope/ y nada nos detiene cuando vamos los dos. LA VEJEZ: sólo el
tiempo te ha ganado la carrera/ y has venido a pararte junto al rancho./
Te tirita en el lomo la amistad. Ya no puedes sernos útil/ .../ Tu cuero
ha de servirme por lo menos./ Mi puñal te despide por la nuca/ Haré
noque el relincho de tu adiós. -CABALLO-
TIEMPOS BRAVOS: Cariño hablando en el rabo/ fidelidad
con colmillos,/ pelo de rabias ladradas/ y de humildades lamidas. LA
VEJEZ: Te está arrastrando las patas/ el servicio de los años./ Ya no
Obras Completas 273

sirves para nada/ Y


estorbas y sueltas
sarnas. / El amo te
invita al campo./ Te
restriegas en sus
piernas/ y le haces
fiestas al lazo./ Una
agonía trenzada/
tirada por sobre un
gajo/ te está por
alzar del suelo./
¡Abres la boca y no Perro.
puedes/ morder la
muerte colgada!. Cómo has soltado las patas... -PERRO-.
Nosotros tenemos una extensa historia de caballos, perros y
otros animales domésticos o domesticados cubriendo todo el largo
de la vida que pasamos acá.
Los últimos perros que cuidaban la casa fueron dados, para
que no quedaran solos muriéndose de hambre.
La perra, que está cerca, se llega todas las noches a visitarnos.
El perro en cambio, fue llevado más lejos, a La Reserva, en poder de
los Flores, un hermoso animal, vino un par de veces muy temprano y
siguiendo la vieja costumbre de despertar a los hijos de mi hermano al
aclarar, se acerca hasta Pablo y a mí a hociquearnos y ladrarnos. Al
mediodía se lo lleva su nuevo dueño. Pero desde ayer se quedó con
nosotros, pasó la noche aquí, nos hace fiestas y nos salta simulando
mordernos abriendo semejante bocaza.
Como me levanto a la madrugada, mucho antes de aclarar, él
me acompañó esta semana, arriesgándome a ir más lejos por el campo
gracias a su compañía, ya que se han aumentado mucho los leones
estos últimos tiempos.
274 Héctor David Gatica

Pobre y fiel animal, no quiere irse, se esconde cuando viene a buscarlo


su nuevo dueño.

SORPRESA

Bajo un techo de fama/ y a las puertas del mando/ un miedo


gatillado/ le partió el pensamiento. -JUAN FACUNDO QUIROGA-
Desde La Rioja, en mi afán por conocer todo lo riojano, traje
algunos libros agotados, que muy pocos o nadie debe recordar. Uno,
de Carmelo B. VALDEZ referido a los rastreadores. Otro, de
Francisco Efraín Baigorrí, una novela de César Carrizo y cuatro
ensayos historicos. Y aquí me encuentro con un interesante estudio
publicado en el 79 sobre Ulapes y la Sierra de las Minas.
También traje un libro que la Dirección de Cultura de la
Municipalidad de Chilecito le publicó a Julián Amatte. Cual no sería
mi sorpresa al abrirlo y descubrir que mi poesía Juan Facundo Quiroga,
aparecida en las cuatro ediciones de “El Cantor” y antes aún en algunos
diarios, figura aquí como de Amatte ...

LOS PALMA

Por la corteza herida del quebracho/ se adelgaza la tarde en


Pozo Piedra/ para pintar de acero los insectos del pecho./ Alfredo
Palma crece/ cuando derriba un monte de diez metros de leña. / En
las ramas más altas/ se cimbra su potencia. -HACHERO-.
Don Facundo Velazquez/ lo he nombrado/ cogollo de poleo y
atamisqui/ Desate que ha llegado la oración./ ¡Mire el cuarteto tiene
un ojo volcado!/ A lo mejor la punta del rebenque. Y el recado le ha
reventado el lomo a la sillera./ Al último el varero/ siempre al último/
Obras Completas 275

después le toca a Ud./ Desate don Facundo su ilusión: “Cadenero de


mano” es su querer. - CARRERO-
Estuve un par de veces en casa de Doña Regina y no pude
encontrar a Alfredo Palma; andaba para las hachadas. Su hermano
Manuel fue mordido por una cascabel hace poco días allá por “Las
Palomas”, provincia de Córdoba, y su hermano Ignacio enfermó y
falleció andando también en su oficio de hachero, hace algunos años
en el hospital de Chepes. Años antes pasó lo mismo con otro hermano
que falleció en el hospital de La Rioja.
Alfredo Palma es el personaje protagonista de mi cuento LA
HERENCIA DE LAS HACHAS.
Al que sí encontré fue a Facundo Velázquez y le saqué una
fotografía. Facundo, de más años que Alfredo, es el personaje de mi
cuento CAMINO DE CARROS.

HAY SEQUIA

Sobre la sed del viento martirizando arenas/ por una lluvia lerda
que nunca llega/ postergada limosna/ hincando las rodillas de un sol
excomulgado/ casi a cincuenta grados. -LA SEQUIA.
Malo, muy malo se presenta este año. No quiere llover, nadie
ha podido sembrar y por lo tanto no tendrán ni un zapallo ni una
espiga de maíz para aliviar la olla, ni siquiera chala que sirva de pasto
para alguna lechera.
Los campos están pelados; quiénes puedan pagar pasto deberán
llevar lejos sus vacas, los demás tendrán que venderlas a cualquier
precio antes que comiencen a caéreseles, contados animales que en
largos años lograron obtener.
Se pone frío de noche, la luna llena parece queer correr todo
amago de tormenta y el viento norte corre y corre, pero no saca agua
276 Héctor David Gatica

como en otras oportunidades.

EL MAPA DE LAS VEINTE SENDAS

... Y sus manos que alzaron cuando mozo/ el rebenque pesado


del carrero/ un rebenque capaz de hechar al suelo a un hombre/
andaban livianitas por las cuerdas/ buscándoles el tono del crespín en
las breas. -LA VIEJA GUITARRA-.
Fui a pedir la guitarra a Arturo Leyes para tener compañía.
Pregunté por “la vieja guitarra” de Alfredo Leyes, pues creía que la
tenía su hijo, y lamentablemente no, se la llevó Nino.
Llevo conmigo senderos adorables/ quitados al tiempo/ por el
recuerdo de mis hermanos./... Todos los días nos mandaban a la leña
que después de juntar en el campo/ traíamos en nuestros brazos. A
nosotros nos faltaba cuerpo/ para alzar tanta tarde./ Pesaba la leña/
se nos caía de los pantalones cortos/ nos pegaba en la risa. -LA
PANCHA-.
Me puse a confeccionar un mapa con las veinte o más sendas
que habitualmente recorría cuando vivía acá y se me ocurrió que podría
fotocopiar y mandar una a cada hermano para que la completen según
sus propios recuerdos y sentimientos. Y de paso aprovechar para
pedir alguna reflexión acerca de nuestra solariega casa paterna. Y
agregaría otra para ustedes, Mario y Chiquita, para que
imaginariamente caminen por ellas, descubriendo su magia.
No será, en fin, el “caminito” de Gabino Coria Peñaloza pero
son mis veinte sendas de Villa Nidia. No, no, estas son locuras solo
mías; mejor las guardo en mi corazón donde únicamente han de
borrarse cuando él deje de latir, nunca antes.
Obras Completas 277

LA FIESTA DE LA LLUVIA

Al fin llegó la lluvia a Villa Nidia.../ y el hombre de la tierra que


yo canto/ quedó mirando el agua rescatada/ para el panal de soles de
su puño/ decidor de lagartos y tranqueras/ sombra algarrobal. -LA
LLUVIA-.
Llegó al fin, aunque muy retrasada. Ya no era posible errarle
pues las nubes venían acorralando la tarde de todos lados.
Desde la galería, ya acostados para dormir, la contemplamos
con Pablo Esteban mezclando relámpagos y truenos, viento y agua.
Cuántas veces mis padres gozaron observando desde aquí la
fiesta de la lluvia. Porque en el campo la lluvia es eso, una fiesta para
el espíritu del hombre campesino.
Y a mi infancia la sentí otra vez tronar hacia el norte.
Medían mis pies un número húmedo/ como aquella noche que
tronaba hacia el niño/ desvelo norte./ Tenían un tamaño de leña/ de
sendas diarias/ de calandrias y de piquillín./ Todo mi tiempo lo he
dedicado a ser árbol./ Conozco al tacto las creencias del viento. -
RETORNO-.

PABLO

Mi hijo Pablo sale a veces por la mañana con un machete y se


va al campo a desmalezar sendas muy cerradas. Y al anochecer, como
lo hizo su abuelo tantas veces para gozar de esta paz, descubrir el
paso de un satélite o una estrella más brillante, busca una silla y se
sienta en el patio a contemplar la llegada de la noche.
A propósito, ni una vela encendemos.
278 Héctor David Gatica

MUERTE DE VENANCIO LEYES

Los borra-
dores del diario para
Mario Aciar y
Ursula, fueron
hechos en taquigrafía
en el mes de enero,
pudiéndolos pasar a
máquina recién
ahora, al finalizar
agosto. Y no quisiera
cerrar sin agregar
algo que sucedió Casa Hnos. Leyes.
posteriormente.
Falleció don Venancio Leyes, a los 83 años. Muchas cosas
sepultamos con él y algo de nosotros también, pues la suya siendo
individual con lo físico, fue una muerte colectiva en lo espiritual nuestro.
De la escuela 112 fundada por mi madre, fueron mis padres y
él los sostenedores y ejemplares docentes por largos y esforzados
años. Venancio Leyes fue el último en irse.
De los tres hermanos Leyes -Josefina, Alfredo y Venancio- que
demostraron una unión ejemplar en toda su existencia y donde el
vecindario, por varias leguas a la redonda, sentía que era su casa, el
último en llegar al mausoleo de aquellos tres tan unidos hermanos fue
Venancio Leyes.
De la comisión directiva que trabajó afanosamente durante una
década casi para construir el cementerio, de piedra y ladrillo -comisión
de la cual fue presidente mi padre- allá por el año 45, el último en irse
fue Venancio Leyes. Hoy todos ellos descansan en paz en ese
cementerio.
Obras Completas 279

Perteneció al grupo de tres caudillos que durante cincuenta años


mantuvieron el liderazgo político absoluto en el Departamento San
Martín, junto con don Ireneo Pereyra y don Angel Carrizo. A su casa
llegaba o era recibido de la misma manera un gobernador com un
hachero y su actuación no fue sólo en el tiempo de las elecciones.
Raro quizás haya sido el día en que algún pobre no se acercara para
que le ayudasen a solucionar un problema económico, familiar, de
salud, encontrando siempre la mano amiga, la camioneta para trasladar
un enfermo al pueblo, el consejo sereno.
De aquellos tres políticos, uno falleció hace tres años, otro en
agosto del año pasado y Venancio Leyes fue hasta hoy el último en
quedarse. Sus dos grandes amores a los cuales fue fiel hasta la muerte,
la política y las carreras de caballos, a los que, como ya no podía
caminar casi, se hacía llevar y acercar la camioneta hasta el costado
de la cancha.
Mientras esperamos la hora de la sepultura, anunciada para las
diez y postergada hasta las catorce porque el cura no llega desde
Ulapes (a las nueve bajó un helicóptero en la chacra con políticos de
La Rioja) me abrazo y converso con mi gente. Me sorprende ver
muchas cabezas encanecidas, en ellas me doy cuenta de cómo han
pasado los años.
Algunos viejos hacheros me reclaman que no conocen mi último
libro. Qué mayor homenaje podría haber para un escritor (al menos
para mí) que los más humildes reclamen sus obras. Les prometí que
cuando aparezca el de cuentos, donde hablo de sus vidas, se los
acercaría.
Ya tuve una experiencia similar con Memoria de los Llanos; a
la vez que sentí pena por la muerte de Berna Miranda, que sólo llegó
a tercer grado, no leyendo nunca más quizá ni una carta, los últimos
meses de su enfermedad quien lo acompañó en su lecho fue mi libro,
el cual leía todos los días hasta quedar dormido.
280 Héctor David Gatica

No únicamente el vecindario entero se reunió para despedir a


don Venancio Leyes, al “joven Venacio” como le decían por costumbre
a pesar de ser octogenario, también de pueblos aledaños.
El resto del ventoso día lo pasé andando y meditando,
contemplando la única, larga calle blanca, la tierra toda blanca por la
gran sequía.
Voy al cementerio nuevamente a rezarle a mis padres. Al
regresar, de paso, me llego hasta la cocina detrás de la cual y en
medio del viento, se halla sentada muy campante mi comadre María y
dos hijos, como si no corriera una brisa y la tierra no obstante los
envuelve. Cuánta dejadez y abandono. Su hombre, don Vicente Suárez
está grave en el hospital de Ulapes juntamente con otra vecina, doña
Jesús. En los últimos meses no se cambiaba ropa ni menos bañaba,
no se lavaba la cara ni peinaba ni se cortaba el pelo. Se dejaba estar
quieto, sentado todo el día tras la cocina.
Miro la casa de Ramón Cabáñez, por el momento sola y pronto
quizás sin moradores, porque su esposa, Elida insiste en que se vayan
a Chepes de donde ella es oriunda, para hacer estudiar los hijos. La
casa paterna nuestra, también sola. La otra casa igual, la de tejas con
techo de dos aguas de los Leyes. Sin ninguno de sus tres dueños.
Un ciclo muy importante en Villa Nidia se ha cerrado con la
muerte de don Venancio Leyes; es como si en él se hiciera sentir de
golpe, antes no percibido con tanta fuerza, la definitiva desaparición
de cuantos hombres y mujeres que dieron su vida por cada una y
todas las cosas que voy viendo mientras ando y se va aquietando el
viento, llenándome de congoja esta tarde blanca.
Miro el aljibe en el patio de mi casa, él era el orgullo de mi
padre por su agua de lluvia cristalina y dulce recibida en el techo de
zinc. Cuánto habrá sido su empeño por lograr construirlo y después
mantenerlo.
Miro el edificio de la escuela vieja donde fui hasta cuarto grado
Obras Completas 281

-no había más grados entonces- descascarándose su revoque y las


aulas del sur ya sin techo.

Escuela.

Entramos con Noelia a la capilla. Hay tanto por qué y por quien
orar en esta tarde blanca.
Me asomo al campo y contemplo las sendas que me recuerdan
cuando hace cuarenta años poníamos las trampas a los zorros. . .
“una piel de zorro es tan hermosa para mí que volvería a ser niño por
sólo una piel de zorro”... -CAZANDO-.
Contemplo dos de las tres chacras, una rozada hace un par de
años pero sin siembra, la otra cubierta de monte.
Decir arado, surco, amelga/ es nombrar un tiempo de tordos y
torcazas/ Antonio Miranda, Sinencio Fernández, Natividad
Maldonado./ Duchos aradores pacientes del cencerro, La mancera y
el morral./.../ Riendas y pecheros al fin/ caían junto al crepúsculo.
282 Héctor David Gatica

Recién entonces/ mi alegría sin cadenas ni balancines/ podía revolcarse


repartida entre los grillos y la luna. -DON DIEGO-.
Mi infancia se mezcla con esta hora de muerte y resurrección.
¿Que será de Caneta?
Vino de Buenos Aires/ o sabe Dios si llegaba de algún lugar de
mi mismo./ Se quedó en La Rioja/ se quedó en la leña que acarreaba
por las tardes./ Se quedó en el rancho de don Sinencio y doña Berta./
Los perros que ladraban y corrían/ estiraban nuestros oídos/ hasta
terminar en un zorrino/ o en un quirquincho./... Otros dijeron que no/
que estaba vivo. -CAYETANO-.
Me gustaría sentarme en la vieja cocina con Ventura.
A ventura poco le importa no saber cómo se llama su padre/ le
interesan más/ las alpargatas nuevas que le compró doña Felinda./. .
./ A Ventura no lo mandan que se lave las manos./ Por qué no nos
darán permiso para comer en la cocina / y poner el plato en las rodillas
como lo hace Ventura! -JUGANDO-.
Siento mucha congoja en esta tarde blanca, el corazón oprimido
no sé por qué, quizá por las cosas que he vivido, quizás por aquellas
en las que he muerto.
Los trompos nos ponían de música/ daba espirales el corazón/
bailaba la vida./ Al fin se nos partieron/ apretándonos sus astillas así
como lo apretaron los horcones a don Pedro Miranda... -LOS
TROMPOS-.
A mí me asombra el paisaje exhuberante, con mucha agua, verde
hasta casi el insulto del lujo de la naturaleza, pero no me dice nada. En
cambio estos lugares agrestes, áridos, desolados me hacen entrar en
diálogo inmediato con lo que me rodea y siento unos deseos tremendos
de escribir, de que se yo qué. Será porque en este ambiente nací y me
crié y me vienen desde el más allá.
Mi abuelita Antonia no fue una mujer/ fue una trenza./.../ Dios
viste a sus criaturas/ y que yo recuerde/ mi punto de partida fue aquella
Obras Completas 283

incuestionable trenza. -LA ABUELA-.


Se ha aquietado el viento casi por completo.
Quien es más puntual, agosto?
No, el viento. VIENTO.
Ah. si pudiera buscar un freno y ensillar el tordillo o el pasuco o
el picazo o el moro o el lucero o el tostado o el pangaré o el zaino o el
colorado y galopar en esta tarde blanca.
Esto es nombrar mi infancia yeguariza/.../ ellos los caballos/
constituyen la raíz de mis dias/.../ Una tarde casi me muero/ por no
tener caballo/ me faltaba distancia.../ Lo de sentirme con leguas en la
voz/ tiene mucho de madrugadas galopando./ Había que ponerles
rastros al canto./ Crecer sin caballos tendrá que ser muy triste. /.../
Casi se me quedan en el alma./ Se quedaron en sus huesos -
LOS CABALLOS-
Iré hasta la quebrada y ahí les entregaré estos “Diarios desde
Villa Nidia”.
Seguro los encontraré, Mario y Ursula, después de trasponer
los geranios y entrar a esa casa levantada por el amor y la amistad,
modelando el mural de “Cuando toque el olvido”.
284 Héctor David Gatica
Obras Completas 285
286 Héctor David Gatica
Obras Completas 287

PRÓLOGO

Cuando alguien me pide que le prologue su libro, siempre lo he con-


siderado como una distinción amistosa e intelectual; este es el caso,
también, del pedido de mi amigo Hector David Gatica... Después de
haber leido decenas de prólogos, en los cuales el prologuista habla so-
bre todo de sus ideas y de sí mismo (lo cual me parece un narcisismo
vulgar), me hice la promesa de que cuando tuviese que realizar esa
tarea, sólo hablaría de dos cosas: de la obra y del autor. Así lo haré para
presentar La carpeta vacía y a quien la escribió.

«Cualquiera que sea la dimensión por la cual consi-


deremos la auténtica práctica educativa su proceso
implica la esperanza... los educadores sin esperanza
contradicen su práctica... las educadoras y educado-
res deberían analizar siempre las ideas venidas de la
realidad social».
Paulo Freire. A la sombra de este árbol.

Me he decidido comenzar el prólogo con una frase de Freire, escri-


ta en un libro publicado en español poco antes de su muerte, por dos
razones principales:
- Porque La carpeta vacia es una reflexión sobre la experiencia
educativa a partir de «ideas venidas de la realidad social».
- Y, porque ella resume las características de lo que hizo David
(acompañado por su inseparable y amorosa Noelia), en el Barrio San
Marín de Mendoza: la presencia y la acción de ambos, fue un canto a
la esperanza.
Más que una carpeta vacía, el libro de Gatica, es un diario de una
288 Héctor David Gatica

experiencia vivida en una villa miseria. Es una obra testimonial. No


busques en ella, amigo lector, teorizaciones pedagógicas. Hay algo
mucho más importante: detrás de los relatos de cada día o de cada
hecho, late una vida llena de sueños posibles, plena de esperanza. David-
Noelia, eran parte de esos jóvenes que llegaban A Mendoza para com-
partir con José María Llorens, el sueño de construir -a no largo plazo-
un mundo más humano y más fraternal. Soñaban -soñábamos, porque
tú sabes, Hector David que yo compartía las mismas ilusiones-, que a
través de una acción social, educativa y cultural, comprometida con los
más pobres, era posible cambiar las situaciones de injusticia y de des-
igualdades sociales.
Tal vez vivimos falsos testimonios, pero, en verdad, fuimos capaces
de soñar y de luchar... Treinta años después -la experiencia de David-
Noelia fue vivida en 1969- aparece esta obra de Gatica. Cuando pare-
ce que las utopías se han derrumbado y que las ideologías han muerto,
David grita en este libro: es posible vivir la esperanza en medio de
tantas desesperanzas en un mundo pragmático y mercantilizado, en
donde hasta la solidaridad parece tener un precio.
Hector David Gatica -y ahora hablaré del autor- con su mirada
poética, trata de iluminar la dimensión oculta del latir de un pueblo
marginado, no tanto con la magia de las palabras, como con el relato
testimonial de una experiencia. David nos dice -al comienzo del libro-
que a los 12 años tuvo que interrumpir los estudios y que a los 30 los
retoma. Lo que no dice -y lo afirma como testigo de su experiencia- es
que junto al maestro Llorens, aprendió sociología y pedagogía en la
universidad de la vida y del sufrimiento, a través de su práctica educa-
tiva al servicio de personas marginadas.
Cuando Gatica escribe poesía, lo hace a partir de un hecho, realidad
o drama: del silencia quechua, de un desalojo, de una viña que no es de
quien la cultiva, del país desvelado... Para decirlo en breve: piensa la
realidad y la expresa poéticamente. Lo mismo hace en este libro: re-
flexiona desde una realidad que él está viviendo sabiendo -como lo dice
en su poesía- que «con un basural/y unas gotas de sudor/se puede parir
Obras Completas 289

un pueblo», como ocurrió.


Muchos jóvenes, en esos años de sueños e ilusión, pasaban por
esas experiencias, junto a esa persona inefable y entrañable por su
consagración a los pobres que era Llorens. Unos lo hacían fugazmen-
te, otros por moda y algunos -David y Noelia entre ellos- lo hicieron
viviendo en el mundo de los marginados. Llorens,, un hombre que bus-
có la coherencia hasta sus últimas consecuencias, marcó la vida de
muchos jóvenes. Optó por los pobres, vivió entre ellos y trabajó junto a
ellos... Al lado de Llorens, David y Noelia, hicieron esa experiencia.
Al escribir este prólogo, lamentando que Llorens no pueda leer este
libro, vienen a mi memoria unas palabras de José Martí: «La muerte no
es verdad, cuando se ha cumplido bien la obra de la vida»... Gatica
hace vivir -mejor dicho, revivir- la obra de una vida, de modo que pode-
mos decir: la muerte de Llorens no es verdad... su vida se prolonga en
este libro.
No he querido, amigo David, cerrar este prólogo, sin evocar a nues-
tro admirado y amado maestro. Recuerdo de 30 años atrás vienen a mi
mente... puedo traer a mi memoria la primera vez que te ví en el barrio
San Martín. Te ví frágil de cuerpo, pero en tu actuación descubrí tu
osadía juvenil y tu compromiso. En tu tarea silenciosa tú realizabas
aquello que enseñó Freire: «No hay que esperar a que la sociedad
cambie, para luego hacer una escuela diferente. Cuando uno espera
que la sociedad cambie, la escuela no va a cambiar; es la mejor mane-
ra de no hacer mada».
Lo que tú hicistes, querido David, apenas pasados tus treinta años,
era para cambiar la escuela y para cambiar la sociedad, en lo que,
desde el ámbito de un maestro, se puede hacer. No esperastes: hicistes.
amastes, soñastes y hombres y mujeres aprendieron contigo... Este
libro da testimonio de ello.
A través de tu poesía -la que escribes y la que vives- has querido
mostrar que, más que proclamar valores, hay que practicarlos. En tu
generación, muchos jóvenes ejercieron el derecho a la esperanza, pero
también asumieron el deber de ser actores. Tu y Noelia, son parte de
290 Héctor David Gatica

esta historia. Han realizado, lo que Pablo Neruda había proclamado:


«La libertad de América Latina, será hija de nuestros hechos y de
nuestros pensamientos». Tú has contribuido a esa libertad, a avanzar
hacia la misma... Que la lectura de este libro, aliente a otros a que
también lo hagan.

Ezequiel Ander-egg
En un lugar de La Mancha
No pongo el nombre de ninguna ciudad, porque vivo
en el campo, precisamente en un lugar de La Mancha.

Nota: En cuanto a la referencia que haces a mi


persona, tal como está redactada, expresa de al-
gún modo un estilo de comportamiento de los
intelectuales que van a ver lo que pasa y que he
criticado duramente en algunos. En 1960/61, fue
quien asesoró a la cooperativa, hizo el plan de
viviendas, participó en la gestoría de fondos, for-
mó a los dirigentes de la cooperativa y sobre todo
acompañó a Llorens. Tu verás como lo presen-
tas.
Obras Completas 291

La Rioja, 17 de Marzo de 1988

Sr. David Gatica

Por la presente, nos es muy grato dirigirnos a Ud. con el fin de


agradecer, por intermedio de la presente, su valiosa colaboración
a través de su obra «La Carpeta Vacía», en donde describe con
conocimiento y solvencia la vida docente y su lucha diaria, que
fuera publicada en nuestro boletín Nº 2 (La Campana) con fecha
10 de Marzo del cte. año.
Obras como la vuestra, de Maestro y poeta riojano, da brillo y
prestigio a nuestra humilde publicación, por lo que invitamos a
Ud. y cuando lo crea necesario, enviarnos la colaboración poéti-
ca de su autoría para que sea conocida o bien publicada en nues-
tro órgano.
Sin otro particular, aprovechamos la oportunidad para saludar a
Ud. con toda consideración y respeto.

Asociación de Maestros
y Profesores de La Rioja (A.M.P.)

*****

Buenos Aires, 25 de junio de 1994

Queridos David y Noelia:

Estoy escribiéndoles en mi nueva computadora. Observarán la


prolijidad de la carta.
Cuéntoles que la razón de ésta es que estuve leyendo «La carpeta
vacía» y no podía dejar de transmitirte David cuánto me gustó.
La leí de un tirón. No podía dejar de leerla completa.
292 Héctor David Gatica

Hay tantas cosas para resaltar, las respuestas de la gente, aque-


llos momentos en los que me contabas lo que sucedía en las cla-
ses, cómo me llamaba la atención que los atacaran con piedras, el
cuento final que me parece tan vigente y que tiene que ver con la
mediocridad Argentina, la imagen que del barrio en ese entonces
que se te hace presente en cada día recordado, la comparación
con la actual fisonomía del barrio, podría continuar con tantas
cosas. A veces se me ocurre pensar en la satisfacción que tiene
que haber sentido Macuca por todo lo logrado a través de ese
inmenso esfuerzo de lucha y sacrificio.
David, te felicito por haber tenido la sensibilidad de haber guar-
dado todas estas memorias que tienen un valor inestimable. Tam-
bién recuerdo la sensación de relax que transmitían tus clases,
justo el clima ideal para que esas frágiles personas se sintieran
alentadas a decir lo que sentían. Paz que, en realidad, era una
abierta rebelión en contra de nuestro obsoleto sistema educativo.
Gracias por haberme dado la oportunidad de leerla. Gracias por
nombrarme, es un lujo para mí.

Ana María Giannini


Obras Completas 293

INTRODUCCIÓN
En 1969 me tocó vivir una experiencia singular en una villa, dando
clase en Educación del Adulto y fui escribiendo el borrador de esas
vivencias.
Después, en varias oportunidades intenté pasar aquello en limpio y
siempre hubo algún inconveniente que lo postergó.
Recién hoy, a 37 años de aquello, logro concretarlo.
La historia es la siguiente:
A los 12 años debí interrumpir mis estudios teniendo sólo la ense-
ñanza primaria.
A los 30, comencé el secundario, recibiéndome de maestro a los 33.
A esa edad me casé, yéndome con mi esposa -para gran sorpresa de
nuestros padres y hermanos- a vivir en una villa, compartiendo una
pequeña comunidad de nueve personas: Tres porteños, un formoseño,
un entrerriano, dos riojanos y dos alemanes; de ellos, dos sacerdotes -
Benjamín Villalba y José María Llorens y un hermano -José María
Penzotti-, los tres habitando en una pieza.
Dos seminaristas alemanes -Reihnald Meyer y Werner Rausch- y
dos universitarios estudiantes de ciencias políticas -Roberto Armelín y
Francisco Ayelo- viviendo en una pieza de madera levantada a conti-
nuación de la otra y hacia el fondo nuestro habitat.
Mientras permanecimos en aquella villa -tan temida por los
mendocinos de la ciudad- vivíamos en una casita muy pobre, teniendo
como moblaje la cama, una mesita metálica con dos sillas y una peque-
ña biblioteca colgada de la pared.
La comida le tocaba el turno un día a cada uno, menos el domingo
que, en forma separada, se almorzaba en alguna de las casas de la
villa.
Por la vida singular de aquel barrio y el prestigio del padre Llorens,
llegaban a vernos muchas personas tanto del país como del extranjero,
con las cuales almorzábamos o cenábamos casi a diario.
Para Semana Santa nos visitaron de Santa Fe, Bs. As., Cba., Chile,
Paraguay.
294 Héctor David Gatica

También se acercaba gente de la ciudad de Mendoza.


Había unos amplificadores a los cuales llamábamos «la voz de
Macuca», por donde el padre Llorens se dirigía a su barrio, por él los
muchachos de la Cooperativa pasaban música, sobre todo de los «Ira-
cundos», que por la repetición quizás hasta nos molestaba y que hoy, al
escucharla, nos produce nostalgia.
En una capillita muy pequeña, con asientos de troncos, diariamente
teníamos misa para nuestra pequeña comunidad. Los domingos la misa
para el barrio se hacía en la escuela.
Fernando y Rosita, Raquel y Juan, Santiago y Kati, Elvira y Marcial
eran algunas de las 9 parejas de matrimonios con los cuales nos reunía-
mos semanalmente con Noelia, mi esposa; hubo reuniones que co-
menzaron a las 21 y terminaron a las dos de la madrugada. Cuánta
riqueza había en aquello! Eso solo bastaba para otro libro.
La singularísima vida y formación de este barrio ha quedado impre-
sa en las páginas de un libro de Llorens denominado Opción fuera de la
Ley, que se editó gracias al aporte de quinientos campamenteros ami-
gos y admiradores del padre. Van ya varias ediciones. Y lo que en él
vivimos sobraba para un tercer libro.
Noelia trabajó como asistente social y a mi me tocó de maestro de
adultos; lo que sigue es su memoria.
Antes digo que al año siguiente di clase en la primaria en una escuelita
rural, en mi lugar de nacimiento, Villa Nidia. Esc. 112 «Delia Durán de
Gatica».
Al otro año pasé a la ciudad de La Rioja, donde además de la ense-
ñanza primaria -en la Esc. 177 denominada primero «de la basurita» y
después «de los bomberos»-, estuve un año al frente de una campaña
nacional de educación del adulto, CREAR, como coordinar provincial,
llegando a crearse más de 300 centros.
En el 80 me retiré de la educación, para entregarme a la actividad
cultural.
Reflejo de lo que pasó en la primaria es ese otro trabajo que aquí
incluyo también: La carpeta vacía.
H.D.G.
Obras Completas 295

Escuela Normal de Maestros “Tomás Godoy Cruz”, Mendoza, con


mis compañeros de 5º año, 1968.

Llorens, Noelia, David,


Benjamín, Roberto,
José María
296 Héctor David Gatica

Reynaldo y Werner
(alemanes)

Padre Benjamín,
David, Noelia,
Macuca, Roberto
Obras Completas 297

Vivienda que habitaban Noelia y David


298 Héctor David Gatica

Fiesta escolar en Esc. 112 de Villa Nidia.


Director Edgardo Gatica, maestro H. D. Gatica, maestra de
Chepes, -Omar atiende el micrófono-, Alumnos.
Obras Completas 299

MARZO DE 1969

MARTES 18 - LA MORDEDURA DE UN CHANCHO

Doña Rosa: – Aunque Ud. no lo crea, dejé mis estudios porque me


mordió un chancho.
Así han ocurrido los dos primeros días de nuestras reuniones, un
poco presentándonos.
Los alumnos elaboran opiniones. Cada uno de los que llegan nos
cuenta el porque de su asistencia a nuestro centro, la causas por las
cuales no pudo asistir a la enseñanza primaria y algo de su oficio.
Para dar término a estos dos días de labor oral, la Sra. Elva hace
una síntesis de las expresiones generales y en especial de mis deseos.
De este modo, el miedo a la palabra comienza a empequeñecerse para
dar salida al diálogo.
Sí, resulta fácil relatar con palabras sencillas, sin levantarse del asiento,
enfrentándose con todos los compañeros, de lo que estuvo tratando,
para conocimiento de los que llegaron al último.

JUEVES 20 - REMO

Remo es muy despierto, demasiado; tiene deseos de hablar y ha-


blar; corro el peligro de que me cope la clase; ya veremos.
He traído dos libros, uno le doy a Remo y el otro a Miguel; los
demás se dedican a la lectura silenciosa establecida para estos cursos.
Viene ahora el comentario. Remo comenta su lectura: «La imagi-
nación creadora», la gran distancia del animal al hombre. Todos apor-
tamos ejemplos. Para hacer una aguja se la necesitó, como así para
edificar una ciudad que pueda andar por las aguas del océano.
Esa imaginación creadora es la que tenemos que desarrollar en
nuestras clases, la palabra va a ser uno de sus principales elementos.
300 Héctor David Gatica

Miguel comenta «El Elogio», lo hace con suficiencia.

VIERNES 21 - UNA PALABRA

– Pasa, Mirta, y escribe una palabra que quieras mucho o bien que
le tengas rabia.
– «Familia».
En relación con la familia se llena el pizarrón con palabras y más
palabras. Llega el recreo; se puede salir a fumar. De común acuerdo
hemos quedado así, adentro nada.
Tras este paréntesis y ya con la mente refrescada, van a justificar
cada una de las palabras.
– Tristeza. ¿Cuándo hay tristeza en un hogar? ¿Cuándo alegría,
unión, pobreza, riqueza, cariño, amor, nietos, padres, suegros, cuña-
dos...?
– Para mi los cuñados no existen porque le hicieron mal a un hijo
mío; tengo bronca a esa palabra.
– Quiero tanto a mis suegros como a mis padres.
Las ideas se vierten numerosas. A las personas que noto más calla-
das las hago entrar en el diálogo pronunciando sus nombres.
Con todo este material se redacta una página.

LUNES 24 - RAÚL VILLEGAS Y JOSÉ ESPAÑA.


HACIENDO CULTURA

– El alumno que desee leer su trabajo lo hace; los que no, me lo


entregan para mirarlos en la casa.
Se animan a leer Mirta y la Sra. Elva; a esta última le tuve miedo al
principio por tanta risa, felizmente esa risa, menos frecuente ya, nos es
muy útil.
– ¿Hay alguno entre ustedes que sepa dibujar? Porque yo en eso no
digo que soy malo: Doy lástima.
– Yo, maestro.
Obras Completas 301

– Y yo.
Raúl Villegas y José España pasan al frente y en trazos ágiles re-
presentan: En el costado izquierdo un indio saliendo de una cueva de
piedra; hacia la derecha; una vivienda moderna.
– Aquí hay dios mundos: El de la naturaleza y el de la cultura; el que
está hecho y este otro, el que estamos haciendo, transformando, per-
feccionando, valiéndonos del primero. El mundo que nos regaló Dios y
el mundo construido por el hombre.
– Entonces, ¿nosotros estamos aquí haciendo cultura? Pregunta
Villegas.
– Pienso que sí.
– ¿Y cuándo levantamos una pared? Interroga José.
– También. Ustedes están cambiando al mundo, están haciendo
cultura. Y cuando se animen a soltar la lengua para hablar de sus expe-
riencias, sus creencias, sus dolores y alegrías, cuando digan todo eso
con palabras, estarán creando cultura.

JUEVES 27 - PORQUE TE QUIERO TE PEGO

– ¿Hay amor cuando entre los miembros de una familia uno le pega
al otro?
– Claro que si maestro; recuerdo esto: «Porque te quiero te pego».
Un padre le pega a un hijo para corregirlo y el dolor más grande se lo
lleva él.
– ¿Creen que un hijo debe alguna vez levantarle la mano a su pa-
dre?
Irma: – No porque es una falta muy grande de respeto y de cariño.
Remo: – Yo digo que sí puede, y le pongo por ejemplo algo que a mí
me sucedió: Mi padre encaró a pegarle a mi madre y yo traté de defen-
derla; como él no se sujetaba me vi obligado a pegarle.
– Y una madre, ¿un hijo le puede levantar la mano?
Todos: – No ¡Eso es un crimen!
Sra. Elva: – Yo no lo sé porque cuando tenía 18 meses me quedé
302 Héctor David Gatica

sin ellos y sólo conozco la triste experiencia de quiénes me mal criaron;


me vi sola en el mundo.
Dibujo tres hombrecitos que marchan a la par y un señor que está
más acá con cara de enojado.
– ¿Son compañeros estos cuatro?
– No, sólo son compañeros los tres que marchan a la par.
– Con respecto a mí y a ustedes, ¿dónde me colocarían?
– Al lado nuestro, como van esos tres.
– ¿Por qué?
– Lo consideramos compañero; porque según nos han dicho, y por
lo que vamos viendo, usted se está valiendo de nuestras experiencias
para que juntos descubramos las verdades; o sea, marchamos a la par;
por lo tanto somos compañeros.
– Un padre, ¿puede ser compañero de sus hijos?
– Según, maestro.
– ¿Por qué, Domingo?
– Con mi padre yo era compañero, sabíamos conversar mucho. El
día anterior a su muerte me llamó y me encargó a mi madre y a mi
hermana. En cambio mi padrastro es otra cosa, ya me le he disparado
de la casa dos veces, la segunda me encontraron porque me vendió un
amigo avisándole que me hallaba en Bs. As., pero ya le he dicho que la
tercera vez que me quiera levantar la mano no me verá nunca más en
su casa.
Refiriéndonos a dos palabras del vocabulario impuesto por ellos,
surge esta pregunta: ¿Qué prefiere Ud. en la familia, dinero o amor?
Las opiniones están divididas. Escribo en la pizarra D A y se hace la
votación. Gana la A. Hay un aplauso general, el segundo del año, pues
el primer fue para el dibujo del Sr. Villegas. Pero aquí no ha terminado
todo, me exigen que también yo vote. Mi rayita aumenta los totales a la
A.
También nos animamos a tocar la educación sexual de los hijos.
– ¿Opinan Uds. que está bien decirle a los niños que ellos y sus
hermanitos son traídos por la cigüeña?
Obras Completas 303

– Claro que sí.


– Yo en cambio no estoy de acuerdo. Tengo una chiquita de diez
años y al decirle eso me contestó que no podía ser porque la casa, de
noche, quedaba siempre cerrada. Entonces le dije que iba a buscarla al
hospital. Y me contestó: – Pero mamita, vos estás cuatro días cada vez
que te vas al hospital ¿Tanto tiempo hay que esperarla?

VIERNES 28 - UN BOTIQUÍN

Mirta se golpea en una rodilla y de ellos mismos surge la idea de


conseguirse un botiquín; cada uno ofrece algo para traer. Alguien su-
giere que se haga una nota firmada por todos pidiendo a la farmacia
«Granadero». Estamos de acuerdo.
Comentamos el boletín «4 Noticias» aparecido hoy en el barrio
-antes habíamos comentado la aparición del diario «Mendoza»-.
Como entre mis alumnos hay un señor que formó parte un tiempo
del directorio de la Cooperativa -la cual ha nucleado a más o menos mil
familias que están construyendo sus casas- nos va explicando con cla-
ridad los distintos puntos.
– ¿Cuál es la causa de ese divisionismo actual en la Cooperativa?
– Es muy simple, trate Ud. de crear discordias en un lugar y verá
que pronto cunden; pero tire una semilla de amor y ya verá como todos
encaran a pisotearla.

LUNES 31 - LLANTO DE FELIPE

– ¿Debe ser el hombre la autoridad máxima en el hogar?


Doña Rosa: – Depende, si es un vago como el mío, que se pasa
semanas fuera de la casa, no tiene ningún derecho a mandar. Y des-
pués viene a gritar que el lote es de él y que él es el que manda, cuando
yo con mi hijo somos los que lo estamos pagando.
Irma: – Yo pienso que la autoridad ha de ser compartida, mandan-
do un poquito más el hombre cuando están los dos presentes y reem-
304 Héctor David Gatica

plazándolo la mujer cuando él no se encuentra.


– ¿Ha de haber gratitud de parte de los hijos para con sus padres?
Carlos Felipe: – Los hijos han de ser agradecidos y no como una
hermana mía con mi padre...
El llanto ahoga las palabras de Carlos Felipe y la mano cariñosa de
una de mis alumnas, madre, se posa sobre esa cabeza adolescente que
inclinada sobre la mesa de trabajo deja correr sus lágrimas.
– Todos estamos para acompañarte en este dolor tuyo, para noso-
tros también es tu sufrimiento. Aquí ponemos sobre la mesa cada una
de nuestras vidas, de esa forma nos enriquecemos, con lo que cada
uno da de si, nos conocemos más, nos queremos más, nos ayudamos
mejor.

José María
Llorens
Obras Completas 305

ABRIL DE 1969

MARTES 1º - VISITA DEL PADRE JOSÉ MARÍA


LLORENS

Estamos en Semana Santa. Ubicamos a San Martín en la historia


de América; a Napoleón -nombrado por Raúl Villegas- en la historia de
Europa. Eisenhower, que acaba de morir, también es historia.
– ¿Podemos ubicar a Cristo en la historia?
Domingo: – Claro que sí porque también fue hombre.
– ¿Y quién escribió su historia?
Chicho: – Fue escrita por cuatro apóstoles.
– ¿Podrías escribir sus nombres en la pizarra?
Chicho: – (Escribiendo) San Mateo, San Juan, San Lucas y San
Marcos.
Llega a visitar el centro el padre José María Llorens. Por medio de
los alumnos le hago saber de lo tratado.
Ante el miedo de algunos para manifestarse, les hace saber la im-
portancia de superarlo:
Padre: – También yo alimentaba esos miedos y me ponía rojo cada
vez que tenía que hablar, pues no sólo sentía miedo, era tartamudo
además.
El padre conoce el dolor de América, lo ha caminado por minas y
villas miserias.
Padre: – ¿Para conseguir la harina de nuestro pan, qué se hace?
Sra. Elva: – Se pisotea el trigo.
Padre: – ¿Para producir nuestro vino mendocino, qué se hace?
José: – Se pisotea la uva.
Padre: – Por medio de ese pan y ese vino pisoteado recibimos a
Cristo en la misa. Cristo es pisoteado en el hombre por los hombres y
ustedes tienen que salvarlo. ¿Hay hambre en alguna parte en este
306 Héctor David Gatica

momento?
Sra. Elva: – En la India.
Irma: – En Bolivia.
José: – En el sur de Chile, en Puerto Mont.
Padre: – ¿Y en nuestro barrio?
Roberto: – También; nosotros somos nueve hermanos y muchas
veces pasamos hambre.
Padre: – ¿Somos objeto de esas injusticias? ¿Somos responsables?
¿Tenemos que esperar que esto sólo lo arregle Dios? ¿Podemos noso-
tros transformar el mundo? ¿Ser cada uno de ustedes el hombre nuevo
de la salvación? Piensen todo esto, discútanlo con el maestro y des-
pués me consultan lo que quieran. Dentro de 15 días estaré con uste-
des otra vez.
El padre me hace saber que está al terminar un libro, donde cuenta
la historia de la villa, y me solicita que le escriba el prólogo.
Le pido los borradores para conocerlo; pero de antemano le hago
saber que yo no acostumbro ponerme trajes que me quedan grande,
ese prólogo no lo haré, lo que si le prometo es escribir una poesía por si
quiere incluirla al comienzo del libro, lo cual recién haría después de
permanecer un año en la villa. Acepta.

MIÉRCOLES 2 - UN AGENTE

Los alumnos me traen algunos objetos elaborados por ellos:


Sra. Rosa, un palillero de hilo; Josefina, un cinto trenzado, Sra. Elva,
un racimo de uva formado de bolitas de cristal pegadas sobre una ma-
dera.
Como trabajamos en la policía, a causa de haber unos detenidos se
me distraen los alumnos. Además, entra el agente y pidiéndome permi-
so hace saber a las chicas que por favor digan a sus novios que no
vengan a esperarlas, porque van a ser detenidos.
Es problema de estos centros, la hora, la edad del alumnado, la
facilidad de ciertos encuentros con la excusa de estar asistiendo a la
escuela.
Obras Completas 307

Agradezco al encargado policial y pido el concurso de todo el


alumnado para no tener dificultades de esta índole.

MARTES 8 - EL BOTIQUÍN

Con motivo de la donación del botiquín sanitario confeccionamos la


lista de los remedios adquiridos, aprovechando para referirnos a las
utilidades de cada medicamento, como asimismo la necesidad de for-
mar un botiquín familiar:

Farmacia «Guaraní»

Botiquín que donó a nuestro centro:


1 paquete de algodón «Estrella» de 100 g.
1 frasco de alcohol de 1/4 l.
1 frasco de agua oxigenada de 10 v.
1 frasco de tintura de árnica.
40 trozos de gasa.
2 paquetes de venda.
1 frasco de tintura de yodo.
1 caja de curitas.
1 rollo de cinta adhesiva.
3 sobres de sulfamilamida.

Mientras confeccionamos la lista distinguimos artículos y sustantivos;


acentuación, palabras agudas y graves.
Tenemos el tercer aplauso del año -que nace espontáneamente de
la clase- dirigido a Domingo Videla por una repisa de baño con puertas
corredizas y un amplio espejo encima, que lo trae para dejarlo en el
centro como parte de la exposición que proyectamos.
En la segunda hora Raúl dibuja una casa en el pizarrón.
Leopoldo: – Veo ahí una casa con su comedor, dormitorio, terraza y
un camino de piedra.
Sra. Elva: – Bueno, veo ahí una casa de ventanas cuadradas, con
308 Héctor David Gatica

alero y un jardín con verja.


Así, cada alumno descubre elementos nuevos y comienza el diálogo
acerca de la orientación de la casa, de puertas y ventanas hacia el este
y el norte y los beneficios del sol como antisépticos naturales.
Ventilación. Razón por la cual el sol se aleja en invierno hacia el
norte. Algunas enfermedades de invierno. Humedad que sale de nues-
tros pulmones y razón por la cual se condensa en los vidrios de la
ventana.

MIÉRCOLES 9 - RECORRIENDO EL MAPA

Presento el mapa de la República Argentina y recorremos todas


sus provincias, pero no así con frialdad geográfica; reconocemos Bue-
nos Aires, Córdoba, Santa Fe por si riqueza granera; la patagonia por
sus ovejas, las manzanas del valle de Río Negro, las obras a iniciarse
en el Chocón, y el ritmo del loncomeo. Las provincias de Cuyo: Sus
viñedos, cuecas y tonadas. Catamarca, rindiéndole culto a la Virgen
del Valle. Tucumán, sus ingenios, naranjales y los problemas del cañe-
ro. Salta, sus bellas sierras y selvas y la zamba con los «Chalchaleros»
y los «Fronterizos». Esa última provincia del norte que la nombra un
bailecito: «Viva Jujuy, viva la puna, viva mi amada, vivan los cerros
pintarrajeados...». Misiones, con su yerba, la selva, el mensú, las cata-
ratas del Iguazú. Chaco, con el quebracho colorado y el algodón para
nuestras ropas. Corrientes, arroz y chamamé, río Paraná. Las bananas
de Formosa entre los ríos Pilcomayo y Bermejo. La Rioja, olivares,
nuez, la chaya...
Vemos después la escala 1: 4.000.000 y con ella hacemos un viaje
desde Mendoza a Santa Fe.
Raúl: – Nosotros sacamos una distancia aproximada de 880 kms.
– Quiero que me digan ahora la nafta que gastaré en un «Citroen»
y el tiempo que voy a emplear. Los cálculos corren por su entera cuen-
ta, yo no intervengo para nada.
César: – 53 litros de nafta, esto calculado a 6 litros cada 100 kms.
Domingo: – y a $ 35, resulta un gasto de $ 1855.
Obras Completas 309

– Saliendo a la madrugada, a las 4, ¿a qué hora llego?


Mirta: – Con un cálculo de sesenta kilómetros, término medio, em-
plea unas 14 horas, es decir que llegará como a las 18.
– Pues bien, esto no es algo inventado, debo partir para Santa Fe a
la madrugada, y pobre de ustedes si me han sacado mal los datos.
Sra. Elva: – Maestro, ¿pero cómo, nos va a abandonar?
– No, muy pronto estaré de vuelta; debo asistir a un congreso don-
de se hablará de estas cosas que ahora estamos tratando; se juntará
gente de toda la república que está en condiciones similares a la nues-
tra. A la vuelta les cuento.

LUNES 14 - UNA LISTA

Les cuento de las experiencias vividas en Santa Fe. Después hace-


mos nuevas mediciones desde Jujuy hasta Mendoza y desde Posadas
hasta Neuquén.
Luego se confecciona una lista con muebles imprescindibles, nece-
sarios y de lujo:

Imprescindibles Necesarios De lujo


mesa ropero televisor
silla aparador mesa de luz
cama reposera aspiradora
cocina heladera alfombra
reloj máq. de coser ventilador
espejo repisa combinado

Les comunico que no estoy del todo de acuerdo con el listado; pero
ellos afirman que así está bien y por lo tanto la lista debe quedar como
está. Acepto su decisión.

MARTES 15 - LEYENDO

Formamos como una mesa redonda para dedicarnos a la lectura,


310 Héctor David Gatica

uno lee un trozo y otro lo comenta, si no hay acuerdo se discute. A


todos nos toca leer, también a mi según el orden de la rueda. Y también
tengo la obligación de comentar algunos de los fragmentos elegidos.

MIÉRCOLES 16 - ESTRELLA O SATÉLITE

Perímetro de los muebles con los cuales estamos trabajando dentro


del aula, dar formas y sacar medidas.
La célula. ¿Qué es la célula? Vida pequeñísima dentro de la vida
total de nuestro cuerpo, lo más diminuto del hombre donde está metido
Dios. ¿Es que Dios es digno de ser admirado tanto en una estrella
como en una semilla? ¿Es estrella el sol?
– Claro que sí.
– ¿Y es la más grande de las estrellas?
– No, sólo que está más cerca de nosotros.
– Y la luna, ¿es estrella?
Josefina: – No.
Agente: – Claro que es estrella.
Perdón, había olvidado contarles que en nuestras clases tenemos
dos agentes -día por medio- que cuidan este edificio y que de vez en
cuando, pidiendo permiso siempre por supuesto, intervienen también
en las discusiones. Además me ayudan con los de primer nivel.
Por la forma de ser de ellos, en un principio creí que serían factores
negativos; pero según parece, no, quizás porque supe no ser torpe y
aceptar sus modos.
Entre los dos agentes hay una diferencia: Lucero llegó hasta tercer
grado y es más humilde; Agüero en cambio, por el hecho de haber
llegado, según él, a segundo año es un poco pedante, y a veces hace
preguntas para ponerme a prueba ante mis alumnos. O cuando le per-
mito dirigirse a los alumnos trata de imponer su manera de pensar
como si eso fuera lo perfecto.
– ¿Por qué dice Agüero que es estrella?
– Porque yo he estudiado astronomía; los maestros no ven esas
cosas. Además yo soy amigo de un gran astrónomo, de Rasquin.
Obras Completas 311

– Esa es una gloria mendocina de la astronomía, verdaderamente.


– Ahora, a mí me parece que sería estrella si tuviese luz propia;
pero la luna es un cuerpo opaco, y el brillo es porque recibe la luz de
otros cuerpos del espacio.
– No, está equivocado. Le voy a poner un ejemplo: si en esta pieza
hubiera varios espejos colgados y yo alumbro con una linterna desde la
puerta, ¿acaso no se envían la luz unos a otros?
– Sí, perfectamente; pero esa luz, ¿es suya o es de la linterna?
– De la linterna.
– ¿Tienen entonces luz propia?
– No.
– Pues lo mismo pasa con la luna, porque no tiene luz propia y al
recibirla de otro es un satélite y no una estrella.
Sra. Elva: – Satélite como sos vos de tu comisario.
Agente: – Y como son ustedes del maestro.
Domingo: – No porque con el maestro nos estamos alumbrando
mutuamente.
Pasamos a otro tema: Mentira, robo. ¿Qué actitud debe tomar un
padre si un hijo tiene estos defectos?
Romelio: – No pegarle; aconsejarlo mucho hasta que se dé cuenta
que va por un mal camino; una vez que haya comprendido esto se
corregirá.
Sra. Elva: – Una vez uno de mis hijos me trajo una revista del
centro, le exigí que me dijera la verdad y lo llevé hasta donde estaba el
kiosco, ahí le hice devolver la revista y le pegué un chirlo; desde enton-
ces nunca más volvió con nada que no fuera suyo.
César: – Creo que es muy importante el ejemplo de los padres,
porque si les dicen que no roben y ellos roban, si les dicen que no
mientan y ellos mienten, entonces confunden a sus hijos y los desorien-
tan. La acción en este caso es más importante que la palabra.
Agente: – Estoy de acuerdo con algunas cosas que dijo doña Elva,
pero con otras no. Jamás se le debe pegar a un hijo delante de otras
personas, eso es ser un mal padre y llenar de vergüenza y humillación
a un hijo.
312 Héctor David Gatica

Sra. Elva. – Eso me decís por lo que te dije recién del comisario y
ahora querés desquitarte.
– Hagamos una breve síntesis de lo conversado:
Aunque pobre, honrado.
Aún cuando disguste, la verdad.
Sin necesidad de castigarlo, enseñarle a no mentir.
Cumplirle lo prometido.
Ante la mentira, el robo y la haraganería, se impone el buen ejemplo
de los padres.
No podemos pedir a nuestros hijos que no mientan si nosotros men-
timos, que no roben, si nosotros robamos, que no sean holgazanes si
nosotros lo somos.

JUEVES 17 - LA CÉLULA

Geometría aplicada. Sacan la superficie de los muebles y del piso.


Por último cubican la pieza.
Luego volvemos sobre la célula dándose tres nombres principales:
membrana, citoplasma y núcleo. Nos referimos al parecido de las fiso-
nomías, del caminar, la manera de ser. ¿Y dónde podrá estar el origen
de todo eso?
Raúl: – En el espermatozoide.
– Claro, dentro de esta célula microscópica, en el núcleo, más pe-
queño todavía, algo pequeñísimo que se llama cromosoma -parecido a
como somos-, aquí se halla lo hereditario que los padres trasmiten a sus
hijos.

VIERNES 18 - CUBICANDO

Como han asistido pocos, hacemos otros trabajos de cubicación del


placar del aula y unos dictados; cambiándose de papel, para corregirse
y clasificándose unos a otros. Esto los entusiasma enormemente.
Obras Completas 313

LUNES 21 - HARAGÁN

Visita del delegado, Sr. Vaca, de la supervisora, Srta. Carmen Mo-


rales y del padre José María Llorens.
El Sr. delegado trata de convencer a los alumnos que se trasladen a
un nuevo local para fundir este centro con el Nº 28, que ha de quedar
sin maestra.
La Srta. supervisora se muestra muy accesible ante el alumnado.
Domingo: – Parece buena, maestro, y digo parece porque no la
conozco.
Se discute acerca de las causas que pueden destruir una familia:
Infidelidad de los esposos, alcoholismo, haraganería, falta de trabajo
(problemas económicos).
José: – Y acaso no es lo mismo haraganería que no trabajar?
Leopoldo: – No, porque puede uno querer trabajar y no encontrar
trabajo y eso no es ser haragán. Haragán es cuando habiendo trabajo
no se trabaja.
Sigue la lista: Desatención del hogar por parte de la mujer, el chis-
me, la envidia, (es decir, querer tener todo lo que otros tienen), la falta
de comprensión, los celos, el juego.
Si bien la mayoría de estas causas se encuentran en el programa,
las consigno porque todas fueron dichas exclusivamente por los alum-
nos, que es mucho más importante que dictárselas, pues salen de un
esfuerzo propio y del convencimiento personal.

MARTES 22 - ¡LO QUE LE DICEN MAESTRO!

Cuando en un centro de Educación los adultos se acostumbran con


un maestro, resulta un choque afectivo el cambio, no conciben que
haya nadie más que pueda dar clase como «su maestro». Al nuevo no
le tendrán la misma confianza para contarle sus intimidades. Se crea
como un enfrentamiento del alumnado de los dos centros, dos
idiosincracias colectivas en donde es inevitable algunos roces.
Estudiamos el cuerpo humano. Para que el tema no resulte árido
314 Héctor David Gatica

trato de insertar algunas bromas, extendiéndose una risa general cuan-


do al preguntar por la capacidad del estómago, Raúl, por su pequeño
estómago hace un cálculo de 700 gramos, el cual es ridiculizado por
José que ennumera lo que comió un día sumando dos kilos y medio. Y
todo entró, Sr. maestro, no es cuento.
– No te asombres de esto, José, la capacidad normal es de 2 kg.
solo que te pasaste un poquito ese día... Y la gula reciente la salud.
Un alumno del Centro 29: – Ud. maestro debe tener un estómago
de gorrión.
Un alumno del Centro 28: – ¡Lo que le dicen maestro!
Para los alumnos del centro 29 una broma así es lo más natural;
para los del 28 un insulto, un atrevimiento.

MIÉRCOLES 23 - LO PSÍQUICO Y LO FÍSICO

Uno de los alumnos, Villegas, dibuja el aparato digestivo en la piza-


rra y los restantes lo hacen en sus cuadernos, colocándole los nombres
respectivos. Al hablar de su función se discute lo siguiente:
El tener preocupaciones puede dañarnos el estómago, hacernos mal
la comida. ¿Entonces hay influencia de lo psíquico sobre lo físico?.
Raúl: – Considero que no, son como dos líneas paralelas.
– ¿Las líneas del ferrocarril son paralelas?
Raúl: – Sí.
– Si caliento uno de estos hierros, ¿se trasmite su calor al otro?
Raúl: – No.
– ¿Entonces no pasaría lo mismo entre lo psíquico y lo físico, que si
fuesen paralelos no se influirían?
Raúl: – No estoy conforme con el ejemplo.
– ¿Qué opina Ud. Sra. Mercedes?
Sra. Mercedes: – Pienso que sí hay influencia.
– ¿Podría darnos un ejemplo?
Sra. Mercedes: – En una oportunidad estaba almorzando y me
trajeron la noticia de que mi abuelita había muerto; aparte del dolor que
me produjo, me causó una colitis muy fuerte; tuvieron que internarme
Obras Completas 315

por una semana en el hospital.


Sra. Haydee: – Parecido me ocurrió a mi cuando la semana pasa-
da vino el patrón de mi esposo de Neuquén y mi esposo no.
– ¿Un animal, una planta, tienen alma?
Raúl: – Sí, y ahí está la diferencia, que sí puede haber una influen-
cia, tomando lo psíquico como vida.
– Qué diferencia encuentra Ud. Raúl entre lo psíquico y lo espiri-
tual.
Raúl: – Que lo psíquico se puede mezclar con la carne, en cambio
lo espiritual es una esencia pura, totalmente pura.
Nos vemos obligado a suspender el diálogo porque se llega la hora
de salir.

JUEVES 24 - ALUMNOS DISCONFORMES

En la segunda hora dos alumnos se manifiestan en disconformidad


por haberse trasladado a este centro.
– Hemos llegado y la puerta estaba cerrada, eso no puede ser.
– ¿Qué vamos a hacer cuando esté lloviendo?
– Desde que estoy en Mendoza, tres años ya, he visto que una o
dos veces llueve anualmente.
– Si pero no podemos estar como tontos afuera esperando que abran
y tomando frío.
– Vengan a horario y no les pasará eso.
– En la policía teníamos donde estar cuando llegábamos antes de
hora.
– Pues bien, llego entonces un cuarto de hora antes y les abro la
puerta.
– Sí pero ahora ha venido tarde.
– He venido a la hora justa; lo que sucede es que siempre he sabido
llegar casi media hora antes. Además, en el supuesto caso que hubiese
llegado tarde -que no ha sido- ¿acaso no puede pasarme algo que me
impida alguna vez llegar a horario? Ustedes son casados, ¿verdad?.
– Sí.
316 Héctor David Gatica

– Pues bien, yo también.


– Creen que no soy humano, que no puedo alguna vez tener proble-
mas en el hogar que me impida llegar a la hora justa?
Sra. Elva: – Sí pero a mí me queda muy lejos y tengo además que
preparar la comida a mi esposo.
Domingo: – Pero maestro, por unos metros más que tienen que
caminar están protestando.
Romelio: – Lo hubieran dicho antes de que nos traslademos para
acá y no salir con esos problemas ahora.
Raúl: – ¿Maestro, por qué no continuamos la clase?
– Decíamos que el aparato digestivo...
Cuando estábamos en el edificio de la policía nadie nos llegaba a
molestar. Ahora se amontona gente en la puerta e interrumpe la clase.
Entra el agente Agüero con tres jóvenes.
Agente: – Permiso señor maestro.
– Adelante Agüero.
Agente: – ¿Conoce alguien a estos tres señores?
Nadie contesta.
Agente: – La cara de ustedes no me es grata.
Uno de los tres: – Pregúntele al maestro si hemos estado moles-
tando.
Agente: – El maestro va a decir que no. ¿Quieren que los lleve a la
comisaría?
Los detenidos se miran con cara de asustados.
Agente: – ¡Se me retiran inmediatamente si no quieren que ya los
saque a los tiros!
Una luz son los pies de los tres muchachos que desaparecen a toda
carrera.

VIERNES 25 - CINCO AGRESORES

Un chico da grandes gritos en la puerta sin dejarnos trabajar, dispa-


rando cuando me asomo a la puerta, acción que se sigue repitiendo
hasta que uno de mis alumnos me pide permiso para comprobar de
Obras Completas 317

quien se trata.
Pasado un rato regresa muy cansado; lo estuvo corriendo y no lo
pudo alcanzar.
Llegada la hora del recreo se presentan cinco muchachos, el más
corpulento pregunta por la persona que salió corriendo al chico.
Raúl se hace presente y se alejan con él unos cinco metros del aula;
tras él voy por si pasara algo.
Uno de los cinco: – ¿Ud. le estuvo por pegar al chico?
Raúl: – (mirando el grupo) Yo no acostumbro pegar a los niños. ¿Es
usted el padre de él?
– No, el hermano.
– Mire, yo no le iba a pegar; ¿sabe que iba a hacer? Tomarlo del
forro del culo y llevarlo a la seccional 33. Y tenga por seguro que si lo
alcanzo lo voy a llevar.
– Está bien señor.
El cuerpo de Raúl es tan pequeño como el mío; quizás el valor con
que los enfrentó hizo que los cinco se alejaran.
Terminamos con aparato respiratorio y circulatorio.

SÁBADO 26 - MAESTROS DE VILLAS

Nos reunimos en la Dirección del Adulto.


Se discutió acerca de la forma en que debían enseñarse materias
como lengua, matemática, llegándose a la conclusión de que sería con-
veniente hacerlo en la primera hora con los contenidos del día anterior.
No obstante se recordó el margen de libertad que cada maestro tiene
que disponer de su forma de enseñanza.
Se puso en evidencia la necesidad del diálogo entre los maestros de
villas de emergencia para enriquecerse mutuamente con las experien-
cias de unos y otros. Para esto se dispuso efectuar reuniones quince-
nales a partir de junio.
Se vio asimismo la necesidad de encontrar un tema central para ser
desarrollado mensual o quincenalmente, alrededor de ese tema gira-
rían los otros contenidos.
318 Héctor David Gatica

Para el mes de mayo, el trabajo.


Se puso como ejemplo una clase dada por el padre Llorens: «Va-
mos a hacer una casa: Se necesita barro, tablas para la adobera, los
adobes, y trabajo».
Para la fabricación de una pieza hasta tanto sea construida la casa:
adobes o bloques, hierro, rollizos, caña, y trabajo.
Para una casa: arquitecto, maestro mayor de obra, albañil, peón,
carpintero, y trabajo.
Tenemos formada la casa. Ahora para construir una nación com-
pleta, si ha de ser completa requiere la faz económica, que tenga un
gobierno, que haya justicia, que esté en relación con las otras naciones.
Y para construir un mundo completo: ¿Cuáles son las mayores po-
tencias? EEUU, Rusia y China. Tres naciones pobres: Bolivia, Biafra y
Vietnam. Tres naciones intermedias: Argentina, Checoeslovaquia y
Cuba.
Unas naciones se están enriqueciendo a costas de otras que se
empobrecen cada vez más. ¿Qué está faltando en el mundo para que
sea completo?
– Justicia.
Esta clase fue desarrollada en un centro casi exclusivamente por
los alumnos; el padre solo ofició de coordinador. En ella está dada la
mayoría de los contenidos del programa.

DOMINGO 27 - COMPARTIENDO VIVENCIAS

Salgo con uno de mis alumnos, Domingo, a visitar el barrio; se me


recibe con mucho cariño.
Necesito estar más cerca de la familia de todos mis alumnos, me da
la impresión de que hasta tanto no haga eso, estuviera trabajando en el
aire, una enseñanza deshumanizada, desconectada, por ejemplo, de ese
pequeño rubio que es Marito, hijo de Marta Lidia; de la Sra. de Leopoldo
Villegas que me ayuda a enseñarle a su marido, trabajando con las
palabras casa, pala y camisa; desconectado de los cuatro hijos de la
Sra. Elva y del sabor de sus tortas fritas, de estas con que hoy me
Obras Completas 319

convida, y de su mate.
Sí, que triste sería que el lunes hable de las enfermedades del espí-
ritu sin saber antes que una pareja en automóvil lo golpeó a don Briceño,
le rompió la bicicleta y después le mintieron una dirección.
Creo mucho más importante compartir sus vivencias que el resto
de la enseñanza.
Sólo es posible crear cuando se siente; lo otro es repetir, engañar y
engañarse. O bebo de la misma taza de mis alumnos para regarme con
su tiempo, o dejo de mentirles posturas simuladas.
Necesito que cuando les hable en clase tenga mi voz la misma di-
mensión de sus días, el tamaño de los sufrimientos suyos, la edad de
sus pobrezas y el callado corazón con que sufren. Sólo así es posible
enseñar y aprender.
Doña Rosa ya dejó de asistir a clase; la visito igual. Me hace pasar
a su casa a que conozca donde dan «el culto» todas las semanas. Lo
mismo Josefina, porque su madre ha tenido el hijo número trece hace
dos días.
Hoy sé que Domingo jugó de arquero en Independiente y que le
pagan por partido mil quinientos pesos. Hoy sé que Romelio juega en la
reserva y que es muy buen delantero. Sé también que las chicas Molina
no podrán asistir más a clase porque el padre tiene reumatismo
deformante, lo cual involucra un temperamento agrio.

LUNES 28 - COMENTANDO EL DIARIO

Se trabaja con problemas de acuerdo a los contenidos del viernes.


En la segunda hora se establece que todos los días dispondremos de
cinco o diez minutos para comentar el diario.
– ¿Alguno desea decir algo hoy?
Sr. Lucero: – Las noticias más importantes de la fecha son: La
muerte del presidente de Bolivia, Renee Barrientos, y la renuncia del
presidente de Francia, De Gaulle. Además sale una noticia que intere-
sa al barrio: Se construirá una gran pileta.
Sra. Haydee: – Me llama la atención la muerte de tres grandes
320 Héctor David Gatica

figuras de la humanidad en la presidencia de Johnson: Los Kennedy y


Luter King. ¿No habrá en él alguna culpabilidad?
Sra. Mercedes: –Veremos que pasa con Nikson.
Romelio y Domingo comentan de deportes y el Sr. Lucero da tam-
bién su opinión al respecto; se nota en él una información general.
El chileno José -que según él estudiaba humanidades en su país-
sugiere la creación de un franelógrafo para colocar recortes de diarios.
Tenemos lecturas relacionadas con el hombre, a quien estamos tra-
tando estos días.

MARTES 29 - ALIMENTOS Y ENFERMEDADES


DEL ESPÍRITU

En la primera hora hablamos de Esopo y leemos una fábula suya,


utilizándola luego para dictado.
Del diario comentamos el sábado inglés que desean suprimir los
industriales.
Se discute acerca de si los pájaros y las plantas tienen alma, tienen
espíritu, si es que pueden ubicarse dentro de la historia. Luego la divi-
sión física del cuerpo, y la otra, la físico-espiritual.
El cuerpo necesita diariamente de alimentos; el espíritu también
tiene que alimentarse? Me responden que sí. Ahora me van a dar la
razón de esa afirmación diciéndome con que puede alimentarse el es-
píritu:
religión buenas costumbres trabajo
poesía bailar paseo
música asistir al cine amor
deporte ayudar al necesitado lectura-palabra
canto dibujar

Lidia: – Esta vez ustedes no han ayudado nada; esto es un fondo


común donde cada uno pone su parte y todos nos enriquecemos.
Romelio: – Es que de esto poco entendemos.
Ahora en la próxima lista me van a ayudar. El cuerpo adquiere
Obras Completas 321

enfermedades. El espíritu, también puede enfermarse?


José: – Sí maestro.
– Entonces, me van a dictar ustedes una lista de enfermedades del
espíritu:
ignorancia injusticia chisme
cólera vivir sugestionado calumnia
avaricia desconfianza embriagarse
pesimismo mentir celos
envidia robar odio

Y dejamos de hacer la lista porque son ya las 22.30 hs.

Alumnos del Centro 28


322 Héctor David Gatica

Alumnos del Centro 28


Obras Completas 323

MAYO DE 1969

LUNES 5 - ¿QUÉ LE PASA A MANUEL MIRANDA?

Manuel Miranda, ese chico que nunca falta a clase, el que se sienta
con Mercedes y que son tan compañeros; Manuel, el que trabaja des-
de las cinco de la mañana hasta la hora de entrar a clase, vendiendo
agua para poder ayudar a sus padres -el papá se está poniendo un poco
viejo y al no ser obrero calificado sino changarín, le resulta muy difícil
conseguir trabajo. Sus hermanitos son cinco.
El viernes no vino a clase, habrá que ir a verlo, a lo mejor sea
porque estuvo lloviendo y se quedaron casi todos los alumnos, pero
dudo, Manuel es muy puntual y nunca falta.
De inmediato me voy con mi esposa a visitarlo, el fue antes alumno
suyo.
Todo está en oscuras, sale la madre y nos pide perdón por la humil-
dad de su casa; son los suyos dos cuartos pequeñísimos donde todos
viven hacinados y en la mayor de las miserias. Manuel está en casa
con anginas y posiblemente con escarlatina; mañana lo llevarán al hos-
pital, quería levantarse para asistir a clase.
En el otro cuartito hay una tía de Manuel, de 22 años, la operaron y
hoy tiene mucha fiebre y gran dolor; cuando uno se acerca, nos dice la
señora, se siente un olor muy feo. Claro, se está pudriendo por dentro,
en los hospitales hay mucho descuido. El cirujano les ha dicho que
recién pasado mañana la lleven de nuevo, mientras tanto la pobre ahí,
sin comer y con el pus en aumento.
Ya en la clase invito a mis alumnos a dialogar acerca del trabajo.
Confeccionamos el siguiente cuadro:

Trabajar para subsistir.


Trabajar para industrializar.
El trabajo como castigo (¿?) Aquí hay un interrogante.
324 Héctor David Gatica

Necesidad de un oficio o profesión.


El trabajo es una necesidad, tanto material como espiritual.
El trabajo nos dignifica.
El trabajo nos estimula.
El trabajo de un pueblo es parte de su progreso.
El trabajo es un deber moral.
El trabajo no es sólo manual sino también intelectual.
El que trabaja disfruta de su labor.
El trabajo combate el ocio.
El trabajo es un orgullo para la persona.
La persona goza doblemente de su trabajo porque además de obte-
ner bienes goza con lo que crea (Esto lo dijo la Sra. Mercedes).

Casi en su totalidad expusieron. Fueron sintetizando y apuntando


Raúl, José y Romelio.
Diario: – Triunfo de Loche contra Hernández.

MARTES 6 - CABALLOS EN EL BASURAL

Tenía planeado para hoy que hablásemos de la universidad del tra-


bajo y de sus bienes materiales y morales; pero, motivados por una
lectura que dos alumnos fueron explicando (del primer libro de lectura
que nos pareció muy buena) los alumnos me pidieron que porque no
hacíamos con dibujos y palabras todo el proceso de la elaboración del
pan en la siguiente forma: arado, chacra, cultivo, trilla, trigo, molino,
harina, panadería, masa, horno, pan, comercio.
El gráfico unido desde arado hasta comercio por un camión como
vía de transporte. Y encima, abarcándolo todo, la palabra Trabajo.
Raúl fue haciendo los dibujos. Por mi parte me senté como un alumno
más y desde allí fuimos entre todos conformando el gráfico.
Después nos trasladamos a la casa de nuestro compañero enfermo,
Manuel; pero ya las luces de la casita estaban apagadas.
En la calle media docena de muchachos disparan y se atropellan en
Obras Completas 325

sendos caballos; me cuentan los Briceño que esos animales son retira-
dos del basural y que los usan para sus travesuras hasta dejarlos exte-
nuados.
Uno de los alumnos, muy corajudo, se enfrenta con ellos y trata de
tomar a algunos, más todos huyen insultándolo a grandes palabras.
La noche se desparrama y huye por el barrio.

MIÉRCOLES 7 - BIENES DEL TRABAJO

– ¿Dónde se trabaja?
– En las fábricas, en el comercio, haciendo cosas en la casa, coci-
nando, arreglando enseres; en la oficina, en la escuela, en el campo, en
la ciudad. En el Barrio San Martín, en Mendoza, en Bs. As., en Chile,
en Norteamérica, en Europa. Se trabaja en todo el mundo.
– ¿Cómo es entonces el trabajo si se lo hace en todo el mundo?
Romelio: – Universal.
José: – Muy bien Romelio, te apuntaste un poroto.
– Se pueden crear bienes.
– ¿Qué clase de bienes?.
– Materiales y morales.
– Veamos primero los bienes materiales que puede crear el trabajo:

Construcciones
muebles
automotores
artefactos eléctricos
barcos
industria metalúrgica, alimenticia, minera, textil, vitivinícola, gana-
dera.

Bienes morales
satisfacción personal
bienestar social
326 Héctor David Gatica

alegría
educación
confianza en sí mismo
colaboración mutua
orgullo

La lista consta nada más que de esto y ha sido elaborada en una


hora. El valor que tiene es que ellos la han construido, que han tenido
que esforzarse, pensar, discutir acerca de si había que poner o no en la
lista tal o cual concepto, controlarse los errores. Son, indudablemente,
creaciones de ellos, de su trabajo mental.

Comenzamos a dialogar acerca de los bienes y vamos haciendo


una síntesis, hay un ambiente muy cordial, una alegría y coparticipa-
ción generales.
Cada alumno pasa a consignar su opinión; José es uno de los que
más goza cuando descubre algún error ortográfico; la expectativa es
de todos.
Mercedes, la soltera, tan callada al principio, ahora está muy activa;
un poco influyó haberla puesta en el primer asiento, ya que antes esta-
ba en el último.
A los Hnos Briceño los he separado de banco porque juntos son
muy conversadores. A veces he debido llamarles la atención y como
tienen buen carácter nunca se enojan. Suelen convidarme con galletas
y caramelos.
Mientras dialogamos, Oscar Silveira y Farías trabajan
entusiastamente en otra pizarra formando palabras y frases.

JUEVES 8 - BIENES MORALES

Continuamos la lista de bienes morales del trabajo:


honestidad
compañerismo
Obras Completas 327

respeto
disciplina
orden
tranquilidad
capacidad vocacional

Y ya no hay tiempo para más porque estuvimos demasiado en pro-


blemas de perímetro y superficie. Todo lo que relacionamos con mate-
mática y lenguaje y con el tema del día, sea hombre, vivienda, trabajo,
familia, etc. figura en el cuaderno de actividades diarias.

VIERNES 9 - CUATRO PALABRAS LOCAS

Lectura del diario: Nicolino Locche, campeón mundial de boxeo,


desengañado de su pueblo. Subirá la leche, el transporte y la nafta.
Higiene del trabajo: ventilación - espacio suficiente - iluminación
- ropas adecuadas - guantes - caretas (especialmente en las minas,
explica nuestro compañero chileno) - antiparras - limpieza del edificio
donde se trabaja - orden - vigilancia personal (hay una discusión acer-
ca de si esto se aceptará: al fin sí) - botiquín - baños - camarines.
¿Y para esas cuatro palabras locas estuvieron toda la hora?
Podría preguntarse. Recuérdese que todo va saliendo desde dentro,
y por tanto necesita tiempo, como toda cosa que crece, y duele, y
madura. Además van dando razón de cada una de las palabras, po-
niendo ejemplos, anotando experiencias, que aquí, lamentablemente,
de hace varios días no consigno por no disponer del tiempo que necesi-
taría para ello.
Si les quisiese meter todo esto como se hace con las aves para que
engorden más rápido, en dos minutos escribiría esas palabras en la
pizarra y que luego las copien en sus cuadernos sin más trámites. Así
también saldrían las clases y después todo lo olvidarían al no ser elabo-
ración propia. Trato de que ellos mismos, por trabajo conjunto, se ma-
nifiesten.
328 Héctor David Gatica

LUNES 12 - UN SALUDO

Este es el saludo que en su cuaderno me trae esta noche la Sra.


Araujo: «Mi maestro yo, opino que es muy bueno, es recto y es muy
sensible, es nuestro compañero y nuestro hermano, y es amigo y es
guiador, consejero, educador y es muy responsable».
La primera hora lectura relacionada con el trabajo, uno lee en voz
alta, otro, indicado de antemano, lo corrige, los restantes miran callados
en sus libros. Así, todos van interviniendo. Luego uno solo lee, de los
más aventajados, el resto tiene derecho a corregir o bien a tomar apun-
tes para hablar después. La hora resulta muy animada.
Un alumno hace referencias al capitalismo, al proletariado y a la
burguesía.
Un segundo, anota la falta de representación de algunos dirigentes
gremialistas.
Un tercero apunta que la justicia social en nuestro país tiene buenas
bases en la Constitución de 1853, solo que muchas cosas no se llevaron
a la práctica.
La segunda hora es ocupada por Domingo, que expone acerca de
los deberes del trabajador.
José, en un intercambio de opiniones en tanto habla Domingo y
anotamos lo que creemos más importante, nos presenta un problema
suyo: Le deben $ 28.000 por un mes de trabajo y teme perderlos. De
mis alumnos, Villegas y Lucero, le dan razones por las cuales ese
dinero no puede perderse, que si bien no hay nada firmado, está la obra
como testimonio. Se le informa de como hacerse pagar ese trabajo.
La clase se mantuvo toda en un ambiente muy cordial.

MARTES 13 - NOS AGREDEN

La primera hora problemas con ocupaciones de los mismos alum-


nos, haciendo descuentos de jubilación y tanto por ciento de distribu-
ción de dineros.
Obras Completas 329

En la segunda hora enumerados las ocupaciones en el barrio; pero


transcurrido no mucho rato es imposible seguir: Entra primero un mu-
chacho con la cara tapada y desnudo desde la cintura para arriba, al
enfrentarlo huye.
La clase está por recomenzar, la puerta se abre nuevamente y en-
tra otro intruso desafiando a uno de mis alumnos y comienzan los gritos
desde fuera. Dos alumnos -uno de ellos boxeador- salen de inmediato
y traen tomados a tres que despotrican; la más exaltada es una mujer
vestida con pantalones.
José: – Mirá, no te doy vuelta las carretas de una trompada ya
mismo porque sos mujer.
Mujer: – Metete no más mierda y ya vas a saber lo que es bueno.
Luego de unos entrecruces de palabras hago soltar a los perturbado-
res, les cerramos la puerta e intentamos seguir la clase, cuando una
lluvia de pedradas, acompañada de insultos, cae sobre el techo y con-
tra las ventanas.
Salimos todos, apagamos las luces, cerramos la puerta y nos vamos
a la Seccional 33 a hablar con el comisario. Las calles están totalmente
a oscuras; tropezamos en las piedras, los perros nos ladran y pretenden
mordernos, pero la cantidad los aleja; seguimos por el terraplén de la
defensa con mucho cuidado de no caernos al bajo, hasta llegar a la
comisaría.

MIÉRCOLES 14 - OCUPACIONES DEL BARRIO

Ocupaciones del barrio donde vive el alumno. Sin dudas el barrio


San Martín es muy completo, porque la lista de oficios que hacen mis
alumnos es muy extensa. Es que a pesar de todas sus miserias edilicias
y económicas, es una potencia humana que está en pleno desarrollo.
Tan larga es la lista ya, que debo suspenderla.
Pero -les pregunto- es que hay eso aquí también? Por cierto señor,
al lado de mi casa, o de la mía, o de mi vecino.
Si usted, que me está leyendo, conociera la extraña y rica historia
330 Héctor David Gatica

del Barrio San Martín, conmigo admiraría todo lo que aquí late con una
fuerza enteramente nueva y desde adentro.

JUEVES 15 - CARTA DESDE OTRO CENTRO

Cada vez que voy al centro me llego hasta las oficinas de Educa-
ción del Adulto; no se da aquí eso de tratar de andar lo más lejos posi-
ble de los superiores.
La supervisora, Srta. Morales, aparte de su simpatía, está tan ena-
morada de su tarea que da gusto consultarle cualquier problema. Tam-
bién en el Sr. Vaca, delegado de esta zona, hay mucha dedicación.
Con los alumnos campeamos en el mapa las distintas provincias
buscando las principales fuentes de riqueza en nuestro país.
Asimismo se habla de la ventaja de los adelantos técnicos que be-
nefician y dan liberación al hombre:

Más trabajo en menos tiempo.


Mayor velocidad.
Acorta las distancias.
Se viaja más cómodo y rápido.
Escribir con rapidez y perfección.
Confecciones en grandes cantidades y en pocas horas.
Mayor confort.
Más potencia.
Construcciones más rápidas y seguras.
Conocer países lejanos.
Más comunicación y acercamiento.
Envasado de frutas en gran escala.
Determinación con mayor precisión de enfermedades.
Alivia el trabajo.
Viajes espaciales.

Dominio en el mar. (Y hemos puesto «en el mar» porque Ramón no


Obras Completas 331

permitió que se pusiese del mar, eso, nos dijo, es pretender demasiado.)
Anoche se me quedaron cuatro alumnos de los más chicos fuera
del aula, justo vino la policía rondando, tres lograron huir, alcanzaron al
restante y lo llevaron preso, a Juan Carlos Briceño. Nos cuenta los
saltos rana y otras cosas parecidas que debió hacer en la Seccional 33
hasta muy tarde.
Seguimos con ejercicios de descuento, los de primer nivel lo hacen
con compras y ventas, así por ejemplo se propone la compra de una
bicicleta entregando sólo una parte, o la venta de cinco caballos a diez
mil pesos. Son chicos que siempre van al campo a caballo.
Cuando asistí el mes pasado al congreso de gentes que viven en
villas de emergencia, conocí a la hermana Inés del norte de Santa Fe,
donde esos días anteriores hubo una gran manifestación obrera por
haber quedado sin el ingenio de Villa Ocampo. La hermana Inés me
contó que tenía a su cargo un centro de adultos y hoy nos llega una
carta desde ese centro:

Villa Ocampo, 23-4-69

Alumnos del Centro Educativo Nº 29


Mendoza.

Queridos amigos:
Qué alegría al escribirles a ustedes, nuestros nuevos amigos
mendocinos.
Somos un grupo de personas del Centro Educativo Nº 58 de Villa
Ocampo, nuestra ciudad está ubicada al norte de la provincia de Santa
Fe.
Nos dedicamos a los quehaceres domésticos, otros trabajamos en
talleres y algunos en la cosecha de algodón. Y luego por la tarde nos
dedicamos al estudio, nos atiende la hermana Inés Quiroga.
Vivimos en un pueblo grande que hace poco se nombró ciudad.
332 Héctor David Gatica

Todos nosotros aspiramos al progreso y la paz.


Nos despedimos de ustedes cordialmente esperando contestación.
(Firmas)

VIERNES 16 - EL TRABAJO

La máquina: Desventajas:

Mayores peligros.
Deshumanización.
Desocupación.
Excesiva potencia nuclear.

Resumen de lo expuesto este día. Hemos llegado a la siguiente


conclusión:
No hay trabajo indigno en sí mismo; indignas son, en ciertos casos,
algunas actitudes dentro del trabajo.
El hombre ha trabajado desde que existe en el mundo, así por ejem-
plo el primitivo trabajaba al cazar, el artesano lo hacía en su casa y hoy,
el obrero en la fábrica.
Al tratar de si el trabajo es castigo o no, tres de mis alumnos se
estorban por expresar su opinión según han leído en el génesis -acá se
lee bastante la Biblia.
Uno de los alumnos vino sólo por veinte minutos, pues tenía que ir al
centro a cobrar; pero llegada la hora no quiso abandonar la clase. Esto
me interesa más que ir a cobrar, nos dijo. Luego, a las diez, debía dar
permiso a cuatro de los más chicos, que tienen que levantarse a las
cinco par ir a la feria.
Entonces les propuse que ya que debía dar permiso a todos esos
alumnos, si querían, los restantes podían retirarse; protestaron, ninguno
intentó siquiera levantarse del banco.
Con mucha alegría continúe entonces la clase hasta pasadas las
22.30 hs.
Obras Completas 333

Anoto ahora la lista que me dieron de algunos empleos en el barrio:


Constructor - electricista - tapicero - zapatero - panadero - aguatero
- carbonero - estafetero - mecánico - técnico en artefactos eléctricos
- talabartero - lustrador - pajarero - chofer - pocero - enfermero -
jardinero - maestro - comerciante - cloaquista - verdulero - lechero -
carpintero - pintor - carnicero - dependiente - herrero - macetero -
bicicletero - camionero - taximetrista - canillita - hielero - mozo - lava
copa - lavandera.

LUNES 19 - EVALUACIÓN
¡EL HIJO SE ME CRUZA!

Primera prueba evaluativa. Tema: El trabajo. Las preguntas figuran


en el cuaderno de actividades diarias. Les resulta una sorpresa y lo
toman con la mayor seriedad.
Con la que debo tener mucho cuidado para que no se sienta nervio-
sa es con la Sra. Mercedes Arce, que espera su primer hijo.
Sra. Mercedes: – Sr. maestro no por favor, que siento que el hijo se
me cruza.
– Póngase tranquila, esto no es más que una comprobación y yo los
voy a ayudar a todos.
En su mayoría los trabajos resultan satisfactorios, especialmente
los de tercer nivel. Los alumnos quedan contentos.

JUEVES 22 - CONTESTANDO LA CARTA

Como el miércoles fue día de lluvia asistieron muy pocos y solo


estuve una hora con ellos, con lectura y matemática, especialmente
división de dinero entre personas calculando un número de dos cifras,
que es lo que más le cuesta al segundo nivel.
Hoy, contestamos la carta a Santa Fe en los siguientes términos:
334 Héctor David Gatica

Mendoza, 22 de mayo de 1969

Alumnos del Centro Educativo Nº 58 - Sta. Fe.

Queridos amigos:
Hemos tenido la gran alegría de recibir vuestra carta, a la cual con-
testamos con mucho agrado.
Interesados en conocer el lugar desde donde nos llegaron sus noti-
cias, ya los hemos ubicado en el mapa.
Nuestra ciudad capital es bonita, de veredas amplias y calles muy
limpias; pero nosotros vivimos en un barrio que se halla en formación.
Este centro está formado por alumnos de Jujuy, San Luis, Mendoza
y también tenemos un compañero chileno de Puerto Montt.
Todos los años cosechamos abundante uva.
Nuestro maestro es riojano y conoce a la hermana Inés, de quien
nos ha dado muy buenos informes.
Además de estudiar, realizamos trabajos de carpintería, pintura, cons-
trucción, costura, comercio, etc. También nos gusta practicar depor-
tes.
Nos despedimos de ustedes muy cordialmente esperando pronta
contestación. Firmas.

En la segunda hora, a causa del intenso frío y la necesidad de tener


estufa, mis alumnos nos proponen formar una comisión y fijar una cuo-
ta mensual. Nombramos, por votación secreta, un tesorero y un secre-
tario - Romelio y José- fijándose como cuota mensual $ 200.

VIERNES 23 - APOLO 10

Tomo una segunda prueba evaluativa, pero esta vez no la hago por
escrito sino oralmente, pues se trata del hombre, que no había visto el
otro centro educativo con el que nos hemos fusionado.
La prueba se convierte en un diálogo que deja un saldo moral muy
positivo, allí cada uno manifiesta ciertas debilidades propias y conver-
Obras Completas 335

samos acerca de la manera de poder superarlas.


En la segunda hora se comentaron las dos noticias sobresalientes:
El viaje de la Apolo 10 a la luna y la conmoción estudiantil en nuestro
país.

SÁBADO 24 - HOY TENEMOS ASADO

Hoy tenemos asado. Desde muy temprano comienzan a movilizar-


se mis alumnos, lo cual me da la pauta del interés y la buena voluntad
por estos acercamientos sociales.
Y se llega la noche con el asado sobre las brasas; hay mucha ale-
gría.
Por pedido de todos he asistido con mi esposa, Noelia, a quien ano-
che, sabiendo que estaba un poco enferma y que era su día, fue la
clase entera a saludarla en su cama y a la vez a invitarla.
José nos cuenta: «Como mi padrastro no me quería y me pegaban
siempre sin darme razón, a los 11 años abandoné mi casa ocultándome
en un barco, después que hubo zarpado y cuando el hambre me obligó,
salí de entre las máquinas y entonces me llevaron a la cocina a pelar
papas. Luego de un tiempo pude pasar a la Argentina a instalarme en
Bariloche, después Bahía Blanca y otros lugares.
Dispuse un día regresar a mi casa, donde me tenían por muerto,
volvía bien vestido, antes de entrar acerqué mi oído a la puerta, sentí
que mi madre lloraba y que mi abuelita la retaba, pues se llegaba una
pascua más y mi ausencia pesaba dolorosamente sobre ellos, especial-
mente sobre mi abuela que prácticamente me crio.
Entreabrí la puerta y fui sentido, salió entonces mi tío pero no me
reconoció, mi voz estaba más gruesa y además tenía puestas unas
gafas.

– ¿A quién busca joven?


– Aquí vive la señora de España?
– Sí, aquí vive.
– ¿Puedo hablar con ella?
336 Héctor David Gatica

– Pase.

Entré donde mi madre se hallaba sentada llorando y no me recono-


ció, me saqué entonces los lentes y al descubrirme casi me alzó de un
abrazo.
Yo nunca había sido bien querido de mi madre, prefería al otro her-
mano. Un mes encontré cariño, después vi que molestaba y decidí
alejarme nuevamente y lo hice con un compañero chileno con quien
viniera en otra oportunidad a este país. Caminamos hasta Santiago a lo
largo de todo Chile, casi 1000 kms. y luego dispusimos pasar a Mendoza,
siempre siguiendo de a pie. Al llegar al Cristo el hizo algo que no me
gustó y entonces nos separamos. Desde el Cristo hasta las Cuevas
hay como dos horas de viaje de a pie por los caracoles, me animé y me
tiré por la arena, los cabellos llegaban a silbarme y no era tan fácil
esquivar las piedras más grandes, di muchos tumbos y golpes, pero en
un cuarto de hora estuve por mi tobogán en Las Cuevas (hay aquí
algunas sonrisas de incredulidad apenas esbozadas). Una semana tar-
dé en cruzar La Cordillera. Para dormir por las noches me acurrucaba
junto a las piedras.
He encontrado mucho afecto aquí y me siento muy contento de
estar viviendo en la casa de un compañero, Domingo. En la otra casa
donde estuve estos días anteriores no me gustaba, me tiraban la ropa,
no me daban de comer, veía cosas muy feas en la señora cuando su
esposo estaba ausente, ejemplo que seguían los hijos.
La última noche estuvieron por acuchillarme entre dos, me tiraron
las cosas al medio de la calle, me echaron, debí ir a la policía para
hacerme entregar todo. Me han prometido que cuando me encuentren
en la calle me van a matar.
Por su parte la Sra. Mercedes nos cuenta que ha estado de cocine-
ra en varios hoteles, en uno de ellos tenía que hacer de comer para 90
personas. Esta noche ha presentado una torta con los colores de la
bandera, y recibe las bromas de que todo tiene que hacerlo doble (por
el hijo que espera).
El asado lo prepara el tesorero; el secretario estudia su lista para
Obras Completas 337

ver si cumplieron todos con lo prometido.


Luego cada uno dirige la palabra y manifiesta su gran contento.
Por último, como he llevado la guitarra, cantamos en coro diversas
canciones; uno de los asistentes ha estado en una orquesta anterior-
mente.
La Sra. Mercedes al hablar nos manifiesta: Tal vez en setiembre u
octubre llegue mi hijo, para entonces quiero que todos ustedes estén
presentes.
Para finalizar, piden los alumnos que cantemos los himnos argentino
y chileno.
Ramón saca dos escarapelas y una me la coloca a mí y la otra a
Noelia.
Esta noche hemos aprendido más que en tantas clases, por ejemplo
que podemos querernos inmensamente mucho y hacer unidos un mon-
tón de cosas.

LUNES 26 - LAS SRAS. MERCEDES Y


HAYDEE LLORENDO

Hoy elegimos un presidente y tres vocales, lo cual es motivo de


convulsión en nuestro centro; entre los electos, Ramón como presiden-
te y la Sra. Haydee como vocal, disgustan a la Sra. Mercedes por
considerarlos irresponsables.
– Ya verá como luego lo que se reúnan, rechazan mi ofrecimiento
de una torta para rifar.
– Me parece, Sra. Mercedes, que está exagerando un poquito, si a
Ud. no le gustan los candidatos, sea la suficientemente generosa para
aceptarlos, han sido nombrados por una mayoría; eso es lo lindo de
estar dentro de un grupo, verse obligado a renunciar a los egoísmos
personales. Si a Ud. no le gustan los candidatos de hoy, paciencia, ellos
durarán un tiempo y después serán cambiados. Demuestre su buen
corazón colaborando ahora con ellos.
Se reúnen los miembros designados y tras deliberar un buen rato
mientras yo prosigo la clase, se sientan y el secretario informa:
338 Héctor David Gatica

Secretario: -Se ha pensado en este momento que no es oportuno


rifar una torta, que sería mejor hacer una tómbola; el vocal, Sr. Villegas,
nos entregará el número.
– Informe Sr. Vocal como se hará eso.
– El número de la rifa de los «Torinos» cuesta diez mil pesos, hace-
mos, supongamos, mil números en talonarios para dividirse, con dos
números por cincuenta pesos. Todos los participantes formarían para
ese número que se está corriendo en varias oportunidades durante el
año, de vender todos los números nos quedará una buena ganancia,
además de la posibilidad de sacar algún premio.
Hay una mirada de la Sra. Mercedes pesando firme sobre la mía
como diciéndome ¿tenía razón o no?
– Lo del número de rifa no lo voy a objetar; si Uds. lo han dispuesto
respeto la decisión, lo que si quisiera es que revean el ofrecimiento de
esta compañera que lo hace con la mejor voluntad.
– Veíamos que esa rifa tendría que hacerse entre nosotros y por
tanto pagarla con nuestros bolsillos, los cuales tantas veces andan de-
masiado livianos, de todas maneras...
– Ya no, hoy les doy mi palabra definitiva, no les haré ninguna torta.
– Entonces, no hay más que agregar. Todos a sentarse.
– Pido al señor maestro permiso para retirarme.
– Le ruego un poquito de calma, Sra. Mercedes, ya va a terminar la
clase y entonces nos vamos todos juntos.
A la salida la Sra. Mercedes viene hacia mi.
– Me siento muy mal; desearía hablarle pero no puedo porque el
llanto me ahoga.
Y dando la media vuelta, se aleja por medio de la calle llorando casi
a gritos, me da pena pues temo por ese hijo que se está gestando den-
tro suyo.
La Sra. Haydee se acerca como para hablarme en secreto:
– Sabe lo que pasa maestro, no es su disgusto porque no le acepta-
mos la torta; está desconforme que Ramón y yo hayamos salido en la
comisión.
Y no puede continuar porque también comienza a llorar.
Obras Completas 339

– No se pongan así, ya pasará la tormenta y de nuevo seguiremos


luchando juntos, lo importante es no renunciar y responder a esa res-
ponsabilidad que ha sido depositada en ustedes.

MARTES 27 - CONSEGUIMOS UNA ESTUFA

Por la mañana encuentro a la Sra. Mercedes en la carnicería.


– ¿Maestro, anda de chico de los mandados hoy?
– Este día me toca a mi hacer la comida, somos una comunidad de
nueve y cada día le corresponde a uno u otro según su turno.
– Después le voy a dar algunas recetas.
– Se lo voy a agradecer mucho. ¿Y cómo se siente Ud?
– Muy mal, anoche la Sra. Haydee me hizo pegar con mi esposo y
esta mañana aprovechó ella y me fue a pegar en la cama.
Por la tarde va a visitarme el secretario, José.
– He venido a verlo porque quiero que esta misma noche tengamos
calefacción, estuve en Luján y me piden $ 3.700 por la garrafa cargada
y con envase; pero luego hablé con la encargada del puesto, de sani-
dad, ella tiene dos envases y además ayudaría con $ 300 hasta que el
gobierno le dé gas. Me voy a hablar con el tesorero.
El barrio San Martín es muy frío, más que la ciudad pues se halla en
una parte alta.
Cuando llegamos a la clase la estufa ya está funcionando. A la hora
del recreo, la comisión se reúne para tratar la venta de los números;
disponen hacer un sello.
No estoy de acuerdo con la rifa, temo que sea un fracaso; pero en
ningún momento manifiesto mi parecer, solo les pido que piensen bien
en lo que van a hacer.
El tema de hoy fue relacionado con historia, en este tema los alum-
nos hablan menos y el maestro más. El trabajo en la pizarra y los cua-
dernos los concentra un poco.
340 Héctor David Gatica

MIÉRCOLES 28 - OPCIÓN FUERA DE LA LEY

La historia del barrio también figura en el programa, y que mejor


que el libro, aún inédito, del padre José María Llorens «Opción fuera
de la ley».
Este libro comienza con lo que fue en principio el barrio San Martín,
un basural, el lugar donde la bella, limpia e impecable ciudad de Mendoza
tiraba sus desperdicios, aquí donde sólo se reunía la mugre.
Luego vino el primer habitante, don Isidro Quiroga, con un permiso
de la Dirección de Parques y una consigna: «Cuidar el basural».
Con el tiempo comenzaron a llegar otros cuidadores de «la roña».
Un sacerdote jesuita, el padre Llorens -más conocido por Macuca-
se suma a ellos. También un chileno, don Humberto Mardone, el ora-
dor que enseñaría a los hombres del basural a decir su palabra.
También concurría una directora de escuela.
Disponen formar una cooperativa integral y las reuniones comien-
zan aquí justamente, en este puesto de sanidad levantado por Emaús;
las piedras entonces llovían sobre sus techos cuantas veces se reunían
(también hoy siguen lloviéndonos piedras algunas noches). Aquí iba a
comenzar todo esto y uno de sus integrantes, con el tiempo, escribiría
un libro, y los hijos de aquellas gentes lo estaríamos leyendo bajo ese
mismo techo, y con la música fuerte de las pedradas todavía.
Todo se fue haciendo al margen de la ley, los terrenos que habita-
ron, el agua que robaron -la noche fue la mejor aliada- hasta la luz
eléctrica llegó robada al barrio San Martín, la vida misma era un robo
para aquellas gentes que vivían del lado este de la defensa.
Cuando vieron que tomaba cuerpo se los quiso destruir; mas la fuerza
ya era adulta, las conciencias habían madurado, lo que se hizo fuera de
la ley porque así lo obligó la sociedad civilizada, ahora debía ser acep-
tado como correcto y no quedaba más que comenzar a hacer las cosas
legalmente. Así se le dio personería jurídica a la Cooperativa, se le
vendieron los terrenos ocupados, se exigió el pago de la luz eléctrica y
la luz se pagó puntualmente.
Lo que hacía falta se consiguió, de noche, cierto; pero están aquí.
Obras Completas 341

Y ahora, a la luz del día, nadie tiene interés en seguir clandestina-


mente.
La Cooperativa, la única integral de la Argentina, cuenta hoy con un
gran caudal de socios que trabajan afanosamente en sus viviendas, el
próximo mes se cumple el décimo aniversario de ella.
Dos mil familias habitan el barrio.

Del libro «Opción fuera de la ley»

José María Penzotti, Julieta


D‘Andrea
(salteña), J.M. Llorens
342 Héctor David Gatica

De pie: R. Armelín, F. Aielo, J. M. Llorens, B. Villalba.


Sentados: J. M. Penzotti, W. Rausch, Noelia.
Obras Completas 343

JUNIO DE 1969

LUNES 2 - DE NOCHE BUSCANDO A ROMELIO

Ramón, el presidente de la Comisión «Escuela del Adulto», está


consiguiéndole trabajo a algunos de los compañeros.
Esta noche al salir de clase a las 23, me invita que vayamos a bus-
carlo a Romelio.
Entramos por la calle La Virgen, nos confundimos entre el rancherío
llamándolo a Romelio porque no sabemos exactamente donde vive;
perros en cantidades avanzan sobre nosotros pero las piedras abundan
y resultan excelente proyectil de defensa; mucha gente hacemos le-
vantar, suerte que nadie nos insulta.
Ramón, allá se ve una pequeña lucecita parpadeando... ¡Romelio!
Romelio!.
– Aquí no vive, es más allá, donde encuentren una puerta verde.
Pero a esta hora, en la sombra, todas las puertas son verdes, o
negras. Al fin damos con ella.
– Perdoná que te hagamos levantar, quería decirte que si necesitás
trabajo, te vas mañana hasta el barrio de Sanidad donde estoy traba-
jando con una topadora, me buscás y veré si te hago dar trabajo.
Ahora la luna y el frío caen copiosos sobre los techos y en nuestras
carnes. Todos duermen y los perros velan por el sueño del barrio San
Martín, que nosotros lo andamos interrumpiendo.

MARTES 3 - EL PROCEDER DE RAÚL

Estoy atento al proceder de Raúl, es uno de los alumnos más capa-


ces, sin dudas; pero eso no es todo acá. Días pasados me dijo en su
casa que le molestaba cuando los demás se demoraban demasiado en
algo y que en esos casos el perdía tiempo, incluso me habló de si podía
344 Héctor David Gatica

enseñarle particular y me negué.


– Eso no sería desarrollar una vida comunitaria, no somos tan ricos
interiormente como para que nuestros compañeros, aún encontrándo-
se en un nivel intelectual más bajo -al menos presumiblemente- no
puedan darnos algo en sus conversaciones y vida en común. En todo
caso, si se siente más adelantado, ayúdeme a que los de atrás avancen.
En la votación de hace algunos días, salió electo vocal. El fue quien
propuso la venta de un número de la rifa de los «Torino».
Ahora lo veo un poquito aislado del resto, lo han invitado a la re-
unión del sábado y les ha dicho que le va a ser imposible porque en el
día trabaja como pintor y en la noche de mozo.

MIÉRCOLES 4 - APRENDIENDO EN RUEDA

Como hoy han venido pocos, alejamos las sillas de las mesas y
formamos rueda alrededor de la estufa para hacer lectura e ir indican-
do los puntos nombrados en el globo terráqueo.
Es notable el cambio que se produce de estar sentados ante las
mesas enfiladas que el formar una sola rueda, es como si estuviéramos
en familia o en grupo de amigos, conversando de cualquier cosa, de
geografía por ejemplo, o de historia, o el estar preparando una carta
para una madre a la cual no se le escribe hace seis meses hallándose
en otra patria. O que hay una ley según la cual se debe poner en las
etiquetas de los cigarrillos las enfermedades que producen, y esto vie-
ne al comentario porque uno de mis alumnos me pide permiso para
fumar.
– ¿Puedo retirarme un momentito de la rueda para fumar un ciga-
rrillo?
– Puede hacerlo aquí mismo, sin necesidad de levantarse.
– Muchas gracias maestro. Y perdone.
Hay tanto afecto y delicadeza que a veces me siento tocado.
Obras Completas 345

VIERNES 6 - DELIBERANDO

Sacamos un problema y luego los invito a que todos alcemos silla y


nos sentemos alrededor de la estufa. Iba a comenzar la clase de histo-
ria, antes quise que el presidente informara acerca de los inconvenien-
tes para mañana, así lo hizo y luego agregué:
– Además, como el 21 es tu día José y el 24 el de Ramón, me
parece magnífico que juntemos fechas y festejemos.
El círculo va respondiendo que sí, solo José, secretario, está cabeza
baja y en silencio. Por fin habla:
José: – Yo no estoy de acuerdo maestro.
Presidente: – Pero a esa gente se ha quedado de avisarle y nada se
le ha comunicado, es la supervisora, vamos a quedar muy mal.
Secretario: – No tenemos la culpa.
Presidente: – Pero el maestro dice además que por ser nuestro día
sería lindo festejarlo.
Secretario: – Con más razón, y es por eso que estoy más descon-
forme, si quiero festejar mi cumpleaños yo mismo hago la fiestita y los
invito -como lo tenía pensado- pero me parece indigno que, miembros
de la comisión directiva, estemos pidiendo a los compañeros para fes-
tejar nuestros cumpleaños. En todo caso si habría de festejársenos,
tendría que haber salido de ellos y hay otra cosa, uno de los vocales no
viene casi nunca, por eso la rifa está detenida, yo lo dije esa misma
noche, hay que votar por personas que asisten regularmente.
– Confieso que el culpable de que la supervisora no esté avisada
soy yo, no le he comunicado porque vi un poco de vacilación.
Quiero además recordarles algo: Como comisión ustedes están para
representarnos, para disponer y nosotros para colaborar en lo que dis-
pongan, en estos casos no cuenta para nada el maestro, me encuentro
bajo vuestra autoridad. (Hay una mirada de satisfacción en los miem-
bros). Yo he tomado con toda seriedad esto, no sé ustedes, o si solo les
parece un pasatiempo.
Miembros. – De ninguna manera.
Y continúa la deliberación, hasta que al fin se dispone que sí, que se
346 Héctor David Gatica

hará la reunión para mañana.


Ahora comienzo a hablarles de la historia del barrio, de los hombres
que más se destacaron en su formación, esto porque mañana se cum-
ple el décimo aniversario de la cooperativa. Les pido que analicen la
lucha de los directivos y su lema «Dar la vida por los demás».

LUNES 9 - JOSÉ CON ATAQUE DE EPILEPSIA

El sábado, según se dispuso, se llevó a cabo la reunión, que estuvo


animada. Después de cena la dueña de casa, madre de Domingo y de
once hijos más, bailó un chamamé. Fuimos acogidos con toda deferen-
cia.
Pero ocurrió algo inesperado: El viernes, después de salir de clase,
dos de mis alumnos menores fueron alcanzados en una esquina por la
policía, uno de ellos fue soltado, Farías, y el otro pasado a «La Colo-
nia», Briceño. Poco antes del asado me llego hasta su casa, estaban ya
en cama, hablé con el padre de ellos y luego Juan Carlos se levantó y
me acompañó.
Después de comer, unos nos quedamos dentro y otros, alrededor
del fuego, allí le hicieron algunas bromas a José y se disgustó, hubo
algunos forcejeos, que se suspendieron en cuanto salí enterado de lo
que ocurría por la Sra. Haydee. En algún momento parece que José se
había desmayado, al salir y preguntar que ocurría, algunos alumnos me
contestaron que no habían sido más que bromas mal interpretadas por
el chileno, por su parte este también dijo que no ocurría nada y abra-
zándome me llevó para adentro.
El disgusto principal de José era con Briceño, a quien momentos
antes había desafiado a pelear en la calle.
La delicadeza de Ramón se mostró en el sumo cuidado que puso en
todo para que hubiese mejor atención. Estos días con otro socio suyo
espera cobrar dos millones de pesos. Me ha manifestado su gran an-
gustia por ser analfabeto, nos cuenta que se le ha despertado un terri-
ble deseo de estudiar toda la vida.
El sábado por la mañana José fue encontrado tendido en la calle,
Obras Completas 347

parece que le dio un segundo ataque y cayó inconsciente, epilepsia.


Hoy por la tarde llega Romelio a visitarme, darme razones de por-
que no asistió el sábado y a comunicarme que si esta noche se «arma»
dentro del grado no sería él, el culpable sino José, a quien había tenido
que aguantar ya muchas cosas feas.
– Nunca he peleado, pero si me obligan lo haré; además estaba por
renunciar como tesorero, antes preferí venir a hablar con Ud.
– No te tomes las cosas demasiado a la tremenda, Romelio, ya veré
si hablo seriamente con José.
Esta noche vinieron pocos alumnos, José no pues está en cama.
Luego de hora y media de clase nos vamos a visitar a la Sra. Mer-
cedes, que guardará cama por diez días.

MARTES 10 - EL MUNDO EN QUE VIVIMOS

Estos días tuvimos de visita a una joven asistente social santafesina


(la Negrita Gagnetén) -permanentemente llegan a nuestra comunidad
visitas de muy lejanas tierras- con buenos conocimientos acerca de
esta clase de enseñanza, leyó las presentes memorias y me comunicó
que le habían impresionado muy bien. Le pedí que me dijese que veía
de negativo en ellas, me contestó que la falta de algunos datos que
hiciesen más concreta la problemática, evitando así manejar única-
mente ideas.
En vista de lo cual me dediqué a leer «El Mundo en que vivimos»
del Dr. Ezequiel Ander Egg.
En este primer día trabajamos con estadísticas demográficas: Dos
bebés nacen por segundo en el mundo, hago calcular a los alumnos por
minuto, hora, día y año. Además comprobamos que en término de las
dos horas que dura nuestra clase han nacido en el mundo 14.700 niños.
Nuestro barrio no llega a diez mil.
Siguiendo este mismo libro vemos que en el año 30 había trescien-
tos millones de habitantes, fue menester más de un milenio para que se
duplicaran a seiscientos; luego solo se necesitaron doscientos años para
duplicarse a mil doscientos millones. Ultimamente solo fueron necesa-
348 Héctor David Gatica

rios sesenta y cinco años para esa duplicación, pues en la actualidad la


humanidad cuenta con tres mil millones. Si esta progresión continúa...
El 55% de la población se encuentra en Asia, especialmente en
China, 740 millones; India, 470 millones; Pakistán, 126 millones;
Indonesia, 113 millones y Japón 104 millones.
Buscamos estos países en el globo y comparamos su tamaño con
nuestro país.

MIÉRCOLES 11 - BOMBAS NUCLEARES

Antes de irme al centro vienen a buscarme Domingo y Farias para


comentarse acerca de los datos del día anterior y lo que ellos habían
visto en la Biblia de los evangelistas.
– Acaso cuando la gente aumente tanto, vengan guerras con bom-
bas y queden unos pocos para empezar de nuevo.
– Según algunos datos, para destruir toda vida en la tierra hacen
falta cuatro mil bombas nucleares ¿y saben cuantas tienen ya listas?
Pues, ¡cincuenta mil...!
En clase dedico hoy todo el tiempo al tema «Nuestra Patria»: Los
hechos políticos desde 1816 en adelante hasta 1950; el centralismo, el
federalismo y los caudillos.
Influencia del romanticismo; el socialismo, Echeverría y La Cauti-
va, Alberdi y Las Bases; José Mármol y Amalia, Mitre y la historia de
Belgrano y San Martín; Vicente Fidel López y la historia argentina.
Sarmiento.
El gaucho en nuestras pampas, su libertad, el paisaje; la yerba y el
tabaco, la guitarra, las pulperías. Las vaquerías. José Hernández y el
Martín Fierro.
Los alumnos nombran al gaucho «Cubillos», a Hormiga Negra, a
Juan Moreira, a quienes conocen por las novelas que escuchan en la
radio.
Romelio muestra muy contento el diario donde aparece su nombre
como jugador del Club San Martin.
José nos visita un momento, a quien colocamos cerca de la estufa,
Obras Completas 349

está con el cuello tieso, ha tenido nuevos ataques, debería estar inter-
nado pero no quiere ir al hospital.

VIERNES 13 - MARTÍN FIERRO Y ESOPO

Ayer nos reunimos alrededor de la estufa para leer el Martín Fierro,


corriendo el libro de mano en mano. Por último, dos leyeron el contra-
punto de Fierro y el Moreno, esto los concentró mucho y se mostraron
muy contentos, les cuesta bastante la lectura pero van tomando con-
fianza.
Fue un poco estar al lado del fogón comentando aquella vida del
indio y del gaucho nuestros. Al salir, nos encontramos con que llovía y
el frío era muy intenso.
Hoy me fue imposible ir a clase, un estado gripal me lo impedía;
vinieron entonces a mi pieza, y al leer y comentar los consejos de Mar-
tín Fierro, saltó a luz las diferencias que tuvimos el sábado pasado.
Se hallaba presente en nuestra rueda el padre Llorens. Nos comen-
tó José que cuando tenía 8 años un camionero atropelló a su hermanito
haciéndolo pedazos, imagen que tenía viva y un rencor vivo contra
aquel conductor. Ramón trató de hacerle ver que eso es un accidente
factible de ocurrirle a cualquiera, lo cual no es motivo para un resenti-
miento así; José adujo que aquella muerte había sido adrede; disparan-
do luego cobardemente el causante, a quien, una vez tomado por la
policía, el insultó desde su infancia prometiéndole que cuando fuera
grande se las cobraría.
Y otra hermana suya, al encender la estufa ardieron todas sus ro-
pas quemándose viva.
– Soy epiléptico, por eso me encontraron tirado en la calle, por eso
me desmayé el sábado por la noche a causa de que las bromas que me
hicieron me pusieron nervioso y cuando estoy en ese estado soy capaz
de aventar arriba de la casa al que se me arrime; pero me sucede algo
muy curioso, si una persona que odio me habla, me dan deseos de
hacerla pedazos, en cambio si es una voz querida de inmediato se me
va el ataque.
350 Héctor David Gatica

Ahora veo más claro y podría contestar a una pregunta que me


hicieron los alumnos el lunes, que por qué si José estaba enloquecido
cuando yo salí, ni bien lo hablé, como un relámpago reaccionó y abra-
zándome me llevó para adentro.
Padre Llorens. – Todos guardaremos esta confesión tuya, José, y
trataremos de compartir tu dolor, comprenderte mejor y ayudarte en lo
que nos sea posible, pues si bien está el hecho físico, también lo está el
psicológico. Este grupo es muy lindo y se impondrá esa misión, sumado
a lo que vos puedas hacer por vos mismo.
Continúa la lectura, ahora con las fábulas de Esopo y se entusias-
man al punto de no querer dejar la clase, por último se encaran con mi
biblioteca y cada uno se lleva un libro.

SÁBADO 14 - SIN CONCIENCIA DE CULPA

Jorge, Coyi, Francisca y Carmen (docentes): y la supervisora nos


reunimos con el padre Llorens en Educación del Adulto para comentar
lo realizado hasta hoy.
Jorge le preguntó al padre que autoridad podían tener la iglesia y los
curas para dar los cursillos prematrimoniales, a lo cual el padre contes-
tó que los sacerdotes tratan tantos casos obteniendo capacidad sufi-
ciente para preparar novios.
En un caso presentado por Norma, el padre hace notar que si él
conoce el estado marital de dos concubinos, los cuales están sin con-
ciencia de culpa, no tiene ningún derecho -y además de hacerlo sería
criminal- en despertar dudas y sentido de culpa, porque en ese mismo
momento la pareja comienza a obrar torcido.
Debemos ser muy respetuosos de todas las creencias y andarnos
con mucho cuidado y una gran delicadeza en ello.
Tras otras consideraciones no menos importantes, nos volvemos a
los respectivos barrios, cuando llego están ya reunidos mis alumnos
para ir a saludar a los compañeros que dejaron de venir esta semana a
invitarlos a continuar concurriendo.
Domingo, que ha venido primero, me habla de Palito Ortega, a quien
Obras Completas 351

admira porque empezó desde abajo siendo muy pobre y ahora lo consi-
dera un triunfador.
– También con Romelio pensamos seguir en nuestra perfección. Y
le cuento maestro, estoy enamorado de una joven semiparalítica, el
amor está por sobre eso.
El frío es muy intenso fuera, corre un viento sur que tortura las
carnes, lo cual no los ataja y se van a recorrer el barrio, ya casi ano-
checiendo.
Vuelven cuando estoy en misa, ellos también entran a la pequeña
capilla.
Al salir me cuentan que tuvieron éxito, pues los visitados prometie-
ron seguir viniendo.

JUEVES 19 - DESPIDIENDO A CELESTINO

Es tan irrisorio el precio que se paga a un maestro que enseña en


Educación del adulto, que resulta imposible vivir de esto solo y dedicar-
le todo el tiempo y el amor que se merece. Por otra parte es tan dudo-
so, que en cualquier momento el maestro se puede quedar solo. Es
cierto que hay maestros que lo toman como un modo de aumentar sus
ingresos de la primaria y no le dedican más tiempo que el que se demo-
ran en permanecer en la clase y a veces ni eso; pero no es el caso.
Trece mil pesos que nos pagan, ofrecérselos al último de los trabajado-
res sería insultarlo.
Por eso es que he tenido que empezar a hacer copias a máquina por
la mañana para aumentar las entradas, de ahí que no haya tenido tiem-
po de escribir las memorias de esta semana.
Hemos estado viendo el proceso político desde la Constitución de
1853 hasta la segunda presidencia de Irigoyen, algunos presidentes y
parte de su obra como Urquiza, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca,
Sáenz Peña, los partidos que se presentaron en 1916, sus fundadores.
Un dato que encontramos es que en 1910 Roque Sáenz Peña re-
chaza la proposición de Rockefeller -ya Rey del Petróleo- de explotar
el mineral en nuestro país. Y nos encontramos hoy con los recientes
352 Héctor David Gatica

rechazos de la venida del gobernador de Nueva York, Rockefeller, por


parte del pueblo latinoamericano.
Hoy nos llega una carta al Centro:

Junio 18 de 1969

Sr. Gatica:
Espero que al recibir este papel esté contento junto a sus alumnos.
Esto es para hacerle saber que no voy a participar más a ese cen-
tro, a ese cariño y amistad que he tenido entre ustedes, por el motivo
que me voy a Río Negro para trabajar.
Espero que me recuerden como a un amigo y me escriban a Viedma.
Celestino Arce.
Ante la noticia, al salir de clase nos vamos hasta la casa donde se
hospeda Celestino a darle nuestro abrazo de despedida.
– Es muy triste lo que ha ocurrido en esta casa, la Sra. Mercedes
no andaba en muy buenas relaciones con su esposo, lo hizo venir en-
tonces a su hermano, el cual la cuidaba con mucho cariño, surgieron
algunos choques, luego parece que hubo cuentos. Bien claro no supi-
mos nunca como fue, pues casi todos los días llegaban a mi casa las
señoras a distintas horas y con distintas razones, al punto de que co-
menzaron a cansarme y a no saber a cual creerle.
Todo termina con el doloroso viaje de Celestino y esta otra carta
para mi esposa, Noelia, que trabaja como asistente social en el obra-
dor:
«Yo quería decirle el motivo de mi ida de acá y no trabajar en el
obrador por la casa de Mercedes, es por no tener más problemas con
mi hermana y mi cuñado porque no quiero que un día de estos se arme
el lío por culpa mía.
Me refiero a lo que mi hermana piensa de mi y de la Sra. N.N. una
calumnia. Y para que se termine todo he tomado esta decisión, lo único
que quiero es que me comprenda y me perdone no haberla complacido
en su decisión». Celestino Arce.
Obras Completas 353

LUNES 23 - NUEVAS AGRESIONES

A media tarde llegan a visitarme José y Domingo.


– Pasen muchachos, me alegra mucho verlos por acá, ¿que tal les
va a Uds?.
Domingo: – Regular nomás, estamos un poco tristes, acabamos de
ayudarlo a cargar las cosas a la Sra. Mercedes, se fue del barrio junta-
mente con su esposo a vivir a Rodeo del Medio, me dijo que le entrega-
ra el libro pues no asistirá más a la escuela. Vamos quedando muy
solos.
José: – Yo también voy a tener que abandonarlos, maestro.
– Vaya, como sigamos así tendré que darle clase a las sillas.
¿Y has pensado José que de esa forma nunca vas a obtener tu
certificado de 7º grado aquí en la Argentina? Aparte del daño que te
causas estás perjudicando a tus compañeros por el peligro de cerrarse
el centro.
– Sí, lo he pensado y a causa de ello es que anoche he estado hasta
las cinco de la mañana dándome vueltas en la cama sin poder dormir
buscando una solución y no la he encontrado, el trabajo aquí no me
alcanza para subsistir, en cambio en Río Negro me pagan dos mil pesos
por día y la comida me cuesta trescientos, me quedarían libres mil
setecientos.
– Ojalá no te la hayan pintado rosada, tengo entendido que la comi-
da allá es muy cara y que a causa de ello muchos tienen que volverse.
– Ya veremos que hago, por esta semana voy a seguir asistiendo.

Hacía bastante que en el centro no teníamos problemas por gente


que nos molestara, pues nuestra última actitud era hacer pasar a todo
el que sentíamos fuera y lo invitábamos a sentarse a un costado, estaba
unos diez minutos y luego silenciosamente se retiraba, esto ocurrió
muchas veces.
Esta noche fue nuevamente movido el ambiente, estuvieron gritan-
do desde fuera y de pronto desaparecieron, alguien me golpeó la puer-
ta y abrí, era un agente con un hermoso perro de policía.
354 Héctor David Gatica

– ¿Alguna novedad maestro?


– Hace un minuto estaban gritándonos desde fuera, parece que
llegó un poquito tarde.
– Los ví, esos no van a ir a tomar frío a la cárcel si no al hospital,
pienso largarles el perro. El jueves vendré por la noche antes de que
comience la clase para esconderme, al que se tome con el perro Ud.
me va a hacer el favor de dejar un momento la clase y acompañarme
para que firme la denuncia.
– Mañana iré a hablar con el comisario.
El agente se va y sigue la clase. Hay aquí en el barrio un señor
llamado Chebré, vive con dos mujeres y tiene 18 hijos, que andan todo
el día «pateando» calles; una de las hijas mayores está casada y su
esposo también forma parte de la patota, la más terrible es una mujer
de unos 16 años que viste pantalones y a quien mis alumnos tomaron
vez pasada por insolente.
Hoy se nos vienen en cuadrilla y son insoportables sus bocas, no
gritan contra mí, gritan contra algunos de mis alumnos, Domingo sale
corriendo para ir hasta donde hay un teléfono a llamar la policía, lo
quieren detener, los desafía a pelear pero no se le animan y al ver que
se les escapa aprovechan para fugarse en una ambulancia que en este
momento se detiene y los alza.

MARTES 24 - LIBRO DE ANDER EGG

Me llego hasta la comisaría, Seccional 33, el comisario me recibe


muy amablemente.
– Vengo más que todo a pedirle un consejo pues no sé que actitud
tomar. ¿Conoce Ud. acerca de la familia Chebré?
– Sí, conozco bien a esa Flia., vez pasada cuando Ud. vino con sus
alumnos los tuvimos allá arriba.
– Pues bien, anoche han vuelto y nos ha sido un desastre la clase a
causa de los gritos, insultos y pedradas, pensaba hablar con el padre,
pero se me ocurre que ha de ser tiempo perdido, si andan todo el día en
la calle no creo que ejerza sobre ellos ninguna autoridad.
Obras Completas 355

– Por supuesto que no.


– El agente anduvo anoche, pero fue antes de lo ocurrido, además
me dijo que próximamente al que llegara a tomar me pediría que lo
acompañe para poner la denuncia, se imagina el peligro que eso sería
para mí dentro de una familia tan numerosa y viviendo en el barrio?
– Es evidente, estaría arriesgando su vida. Ya tomaré medidas.
En la clase, volvemos al último libro de Ander Egg -este autor vive
aquí en Mendoza y siempre viene al barrio. Sacamos un problema en el
cual vemos que un caza supersónico cuesta tal cantidad de dólares,
que si una de las grandes potencias dedicara el importe de uno solo de
estos aparatos al problema de la vivienda en Bolivia, todos los bolivia-
nos tendrán casa, pues alcanzaría para un millón de casas habitables
cada una por cuatro personas, pues Bolivia tiene cuatro millones de
habitantes.
Reflexionamos acerca de esto y luego marcamos en mapas indivi-
duales los principales ríos, después cada alumno indica las provincias
que conoce y comenta los lugares que le gustaría conocer.
Se me enferma José, después me entero que es a causa de que una
compañera nueva que se sentó con él, se fue luego a otro banco, sin-
tiéndose herido y por tanto al borde de su ataque. Cuando empiezo a
preguntar de los lugares que los alumnos conocen se mejora rápida-
mente y al llegar su turno nos refiere que conoce todo Chile y la mayor
parte de Argentina.
No sé que hacer con los hermanos Briceño, según me informaron
sus compañeros hoy han llegado hasta la puerta y se han vuelto, son
demasiado chiquilines y tal vez el padre no tiene autoridad. Al parecer,
van a estar un mes fuera, se irán a la caza de guanacos.

MIÉRCOLES 25 - EL GLOBO SIEMPRE A MANO

Volvió Ramón que estaba para el sur, nos cuenta de su viaje, estuvo
en Viedma y Carmen de Patagones, viendo allí las posibilidades de
comprar tierras, que el gobierno las entrega a quiénes desean cultivar-
las para pagarlas luego con las cosechas.
356 Héctor David Gatica

Nos trae algunas postales, aprovechamos para buscar en el mapa


los lugares recorridos, considero importante el conocimiento a nivel
continental de la geografía, por esto trato de aprovechar toda oportuni-
dad que se presenta para ubicarnos en el globo, ya sea aquí o en la
China. El globo siempre se encuentra inflado y a mano.

JUEVES 26 - LLUEVE EN EL BARRIO

Llueve con bastante intensidad, a causa de ello tengo pocos alum-


nos. trabajamos una hora, el frío es mucho.
Al salir y cerrar el aula se les ocurre discutir en la calle, bajo la
lluvia, los problemas de la comisión y el presidente les reprocha con
bastante energía la falta de pago de las cuotas. Me veo obligado a
apaciguarlos.
Hay mucho barro en las calles y el agua cae y cae sobre nuestras
animadas palabras, a nadie más se le ve andar por el barrio.

LUNES 30 - JUGANDO A LAS COMPRAS

El viernes trabajamos con círculo y circunferencia. Me pidieron


unos minutos para reunir la comisión y algunos quisieron renunciar; les
hice ver que nada remediarían con eso y que era menester que se
mostraran más hombres.
Confeccionamos una factura con artículos de tienda en la pizarra y
en los cuadernos, las casas de comercio con el nombre de cada alum-
no, dirección y teléfono que a ellos se les ocurrió.
Cada uno vendió un artículo: traje, un tapado, una manta, un conjun-
to de camiseta y calzoncillo, una falda, un cubrecama, un colchón, una
camisa, un vestido de novia. Al ser al contado se hizo un descuento del
14%. Todos trabajaron activamente y con mucho gusto, la clase resul-
tó de esta manera muy amena.
Ramón presentó unas postales adquiridas en su viaje a Viedma.
En los últimos cinco minutos se eligieron dos vocales en reemplazo
de Villegas y Lucero que han dejado de concurrir, resultaron electos
Obras Completas 357

Mercedes, soltera y Domingo.


Tuve la visita de la supervisora, Srta. Morales, llegó en momentos
en que aún no tenía ningún alumno. Trató de darme ánimo para que
siguiera trabajando por la educación del adulto y me dejó un poema
suyo de mucha ternura. Venía muy dolida pues ha constatado el plagio
de un libro inédito suyo.
358 Héctor David Gatica

JULIO DE 1969

MARTES 1º - VANDOR Y ONGARO DISPÓNESE


QUE IREMOS A COSECHAR ACEITUNAS

De aquella pequeña pieza de la policía donde una noche, al comen-


zar, debí amontonar 22 alumnos, pasamos a esta otra que es tan grande
como fría. Colocamos las mesas en Círculo y les escribo en la pizarra:
Barrio San Martín.
– Cualquier duda me llaman para preguntarme en voz baja.
Terminada la redacción comentamos el diario y los últimos sucesos
en el país, delego mi autoridad en el presidente de la comisión para que
él dirija el diálogo.
Presidente: – Tiene la palabra Sr. Domingo.
Domingo: – En el centro he oído que Vandor fue asesinado por
gentes mandadas por el mismo gobierno.
Presidente: – ¿Ud. que dice Sra. Haydee?
Sra. Haydee: – Según el último informativo que escuché, los cau-
santes serían de extrema izquierda venidos o pagados desde fuera.
Presidente: – Ahora quiero decir algo yo: Vandor andaba mal con
Perón, pero últimamente estaban en buena amistad, fue el líder de una
parte de los trabajadores, de la otra lo es Ongaro, a quien han detenido
hoy en la ciudad de Córdoba.
Se reúne luego la comisión directiva disponiéndose que se irá a
cosechar aceitunas el viernes para reunir fondos y así poder comprar
una garrafa de gas, el frío es muy intenso y el aula con los vidrios rotos
muy helada. Todos están de acuerdo. Iremos.

MIÉRCOLES 2 - ACTITUDES NEGATIVAS DE JOSÉ

Voy conociendo mejor a José, así como ha sufrido, lo cual lo enno-


Obras Completas 359

blece, tiene otra parte negativa, se enoja con demasiada facilidad, está
seguro de tener siempre la razón, no sabe perder; hoy se le había ocu-
rrido que «fueron» debía llevar acento en la o; objetando que él lo había
visto en los libros y que él tenía tercer año del bachillerato. Así, agrega,
me lo han enseñado en Chile, lo que pasa es que no sé como anda la
enseñanza acá. Trato de aclararle el concepto con otro ejemplo, pero
agacha la cabeza y no mira, queda tiezo.
– Pues entonces, si adoptas una actitud así y no tratas de que acla-
remos el error, quedándote con tu porfía, no me molestaré en explicár-
telo más.
Continúa la clase, al término anotamos los que irán a la cosecha,
doce.
José: – Yo voy a ir pero mi parte no la entrego.
Esta vez me es imposible contenerme, en el primer asado que tuvi-
mos José no colaboró con nada, en el segundo, además de no colaborar
compró la carne en un lugar más caro, y las cuotas fijadas por mes no
las paga nunca. Se que José es boxeador y que además le dan ataques
terribles cuando se enoja, mas no puedo dejar que esto siga adelante.
José llega esta noche tambaleándose a su casa, tiene que sostener-
lo Domingo para que no se caiga.

JUEVES 3 - CLASE EN LA COOPERATIVA


PADRE DE 2 ALUMNAS CON LÁTIGO

Los hermanos Briceño pagan su cuota y se disculpan que les es


imposible acompañarnos pues han encontrado un trabajo ayer y si fal-
tan mañana seguro los echan.
Después de una hora de clase nos trasladamos a la Cooperativa
para ver unas diapositivas del barrio explicadas por el padre con algu-
nas intervenciones del presidente, el Sr. González, boliviano que en la
mañana reparte diarios y por la noche se entrega con gran capacidad a
la dirección de la Cooperativa.
A través de estas diapositivas se ve el basural al oeste de la defen-
360 Héctor David Gatica

sa, la casa de lata del primer habitante de la mugre, don Isidro Quiroga,
el hombre comenzando desde abajo, el agua robada, la topadora, pri-
mero como símbolo de destrucción bajo cuya grúa se quiso tirar don
Humberto Mardones para salvar el barrio.
Las topadoras nuevamente, esta vez como símbolo de progreso,
abriendo calles, nivelando terrenos, el agua robada gracias a la noche;
el día es para los que no están «fuera de la ley».
«Creyendo en las flores, a veces se las hace nacer». Un mono
sacando la mano por entre los barrotes para que le den maní: «Así es el
hombre que acepta limosnas en lugar de escupirlas, se porta como un
mono». «Este barrio es el maní que vinieron a ponernos por lástima en
la mano, no actuamos como monos, la impusimos con nuestra fuerza,
así es como tiene que surgir América Latina, desde adentro hacia afuera
y desde abajo hacia arriba».
Las diapositivas se prolongan hasta las 21, al salir nos encontramos
con la madre de Mercedes, furiosa:
– Esto no puede seguir más, no voy a mandar más a mi hija a clase,
después la que paga los retos de mi marido soy yo.
Trato de explicarle el por qué de la demora pero en su cólera no
entra en razones, entonces el padre se encarga de acompañar a madre
e hija para evitar la tormenta.
Con los otros alumnos y con mi esposa nos vamos a acompañar a
las dos alumnas nuevas, Elsa y Norma; andamos varias cuadras.
Norma: – Adelántese maestro por favor que allí vienen mis padres.
Verdaderamente, un hombre y una mujer se acercan, él con una
goma como de un metro lista para ser descargada. No es fácil calmar-
lo, pues ha ido dos veces al centro después que se apagó la luz y no
sabían donde estaban escondidas sus hijas, ya se iba a dar cuenta a la
policía. Recién cuando conseguimos serenarlos les entregamos las hi-
jas y volvemos a la capilla.
Obras Completas 361

VIERNES 4 - COSECHA DE ACEITUNAS

A la madrugada nos levantamos para subir al camión, viajamos has-


ta Luján, Finca Wesped, cuarenta minutos de camino, la helada blan-
quea sobre los surcos, viñedos y olivos. De los doce que dijimos sí el
martes por la noche estamos cinco: José, Domingo, Ramón, Norma y
el suscripto -pero Norma debe ayudarle a su padre.
Al bajarnos, José me informa que también ofrece su trabajo.
Contratista: – Más luego le voy a hacer ensillar un caballo para
que recorra la finca.
– Muchas gracias, pero no vine de pic-nic sino a cosechar.
Extendemos grandes lonas bajo el olivo y subiéndonos a las ramas
más altas apaleamos con fuerza la planta, las aceitunas están muy
pegadas y no caen tan fácilmente. Las ramas más grandes que caen
sobre las bolsas se sacan y al final de la jornada hay que aventar.
Al bajarnos para cambiar las bolsas perdemos las alpargatas en el
barro pues han regado recientemente las hileras.
La fruta es muy pequeña y el rendimiento es mínimo, sumado a
nuestra falta de experiencia; en todo el día logramos terminar tres plan-
tas.
Contratista. – (que de vez en cuando pasa recorriendo la finca a
caballo).
– Calculo que bien pronto terminaré la cosecha con ustedes, hay
nada más que cuatro mil plantas.
Ramón. – Trabajando todos los días alcanzaríamos a cosechar mil
plantas por año.
Domingo. – En cuatro años terminaríamos la cosecha.
José: – Imposible, nos alcanzaría la nueva cosecha, la única forma
de poder terminar en cuatro años sería planta cosechada, planta
hachada.
Encuentro una pareja riojana, ella tiene el brazo muy hinchado, de
tanto golpear el olivo y lastimarse con los palos que rebotan, se le ha
producido una infección, hay guano y basura desparramado por mu-
chas partes. Al hombre le deben diez mil pesos y no consigue que se
362 Héctor David Gatica

los paguen, solo le dan papeles, vales, hasta que el patrón, que vive en
la ciudad, entregue dinero; mientras tanto, a la mujer comienzan a darle
escalofríos y se nota con fiebre.
– Aquí nos trajeron y luego se fueron dejándonos un día entero sin
comer, ayer he tenido unas palabras con el contratista, no me gusta
andar mal con nadie pero es muy atropellador, no me ha vuelto a ha-
blar, luego voy a buscarlo para pedirle que me pague, necesito hacer
curar a mi mujer y retirar mis hijos de la casa donde los dejé; me deben
diez mil pesos, aquí no conviene trabajar, más de dos tachos no se
puede hacer por día aunque se trabaje como animal.
El padre de Norma -más amable que anoche cuando nos recibió
con la manguera- nos ayuda a aventar, eso se lo deja envuelto en uno
de los lienzos. La aceituna que se deja en el lugar de recogimiento
puede disminuirse en la noche, también desaparecer toda, como les ha
pasado a dos de mis alumnos que vinieron a cosechar ayer y hoy no
han encontrado nada, llegando casi a pelear para que otro cosechador
les devuelva el fruto de su trabajo. Y la razón que dan es que si nada se
gana de día, habrá que ganar de noche; lamentablemente es a costillas
de otros pobres.
Como no tenemos en que medir, calculan los que saben que hemos,
entre los cuatro, cosechado tres tachos, multiplicados por $ 190,- as-
ciende nuestro jornal a $ 570.-
Como no trajimos comida debimos comprar en un almacén, gastan-
do $ 700.-, o sea que nos queda un déficit, después de un día de trabajo,
de $ 130.-
A las 19 estamos de regreso, alcanzo a darme un baño y me voy a
dar clase, solamente una hora, los alumnos no quieren abandonar el
aula.
– Un día así, en que se estuvo haciendo algo por el centro desde la
mañana hasta la anoche, no deberíamos tener clase, ustedes perdó-
nenme, tengo que igualar el cuaderno de actividades, hacer el registro
de este mes, poner al día las memorias y asistir mañana por la mañana
y por la tarde a la Dirección de Educación del Adulto.
Obras Completas 363

SÁBADO 5 - UN DIOS QUE NOS PISE LOS CALLOS

El grupo de los barrios de emergencia tenemos reunión con el padre


Llorens para hablar del contenido «El mundo en que vivimos».
El padre desarrolla la evolución del universo a través de la filosofía
de Theilar de Chardín: El mundo mineral, luego el vegetal, después el
animal tendiendo siempre hacia la complejidad. La ley de amortización,
la personificación.
La creación es un hecho de fe, el hombre es más hombre cuanto es
más capaz de amar.
La venida de Cristo, su inserción en la historia, su actuar dinamizante
en ella.
No un Dios que por las noches buscamos, levantando la cabeza, en
las estrellas, en tanto hay un hombre que sufre y que nos está pisando
los callos. No un Dios estático venido verticalmente.

SEMANA DEL 7 AL 11 - ESTÁ NEVANDO.


HAY UN CURA DE OVEROL

Pasada la semana sin poder escribir, poco digo ahora. El lunes estu-
vo nevando en nuestro barrio.
Leemos Opción fuera de la Ley, los alumnos no saben que ha sido
escrito por el padre Llorens y cuando en el libro encontramos las refe-
rencias a un cura todo apocado e inútil, comentan, seguramente ese es
el padre Llorens.
Mercedes: – Yo recuerdo cuando sabía andar de overol y en una
motoneta, trabajaba junto a los demás del barrio.

DÍA 8 - MERCEDES DEBE ATENDER


A SUS HERMANOS

Mercedes llega a saludarme y a decirme que no le será posible


quedarse, debe atender a sus numerosos hermanos pues su madre fue
tomada por la corriente del lavarropas esta mañana quedando tendida
364 Héctor David Gatica

en el suelo, le dio tilo y ahora está en la cama un poco atontada.


Como mañana es el gran día de la Patria, buscamos datos de histo-
ria de las instituciones, Historia Argentina, Instrucción Cívica y otros
apuntes de tercer y cuarto año.

DÍAS 10 Y 11 - FAMILIAS MUY NUMEROSAS

Nos dedicamos a la confección de una planilla con gastos de una


familia que podría decirse «tipo». Aquí en el barrio, en casa de Elsa son
10, en la de Mercedes 10, en la de Domingo como 13; entonces consi-
deramos 10.
Dos días estamos en esto, entusiasmados, a cada uno le correspon-
de hacer una comida por día y mientras se van organizando las com-
pras, Farías, de primer nivel, hace las cuentas en la pizarra: panadería,
almacén, carnicería, frutería, verdulería, revistas y diarios, cigarrillos y
golosinas, farmacia, librería, diversiones, varios.
Luego los gastos fijos: alquiler, gas, luz, mutual, club. Después una
síntesis del total de gastos en el mes y por último el cómputo general:
entrado, gastado, ahorrado.
José inventa una comida a la chilena.

LUNES 14 - VISITANDO FAMILIAS

Confeccionada ya la planilla de «economía familiar», vemos las po-


sibilidades que nos ofrece ahorrar una cantidad equis por mes para un
viaje, la compra de un vehículo, adelantos en la vivienda, alguna enfer-
medad imprevista.
Tenemos la visita del padre Llorens, el diálogo nos sitúa en el mun-
do actual. Además el aburrimiento, la felicidad real y la aparente encu-
bierta por ciertas actitudes u objetos.
Como faltan algunos compañeros los vamos a visitar para saber
que les sucede.
Sra. Haydee: – No me animo a dejar la niñita sola.
– Llévela a la escuela y déjela junto a la estufa; no pierda la escuela
Obras Completas 365

por algo que tan facilmente puede solucionar, porque si así continúa
faltando me parece que sus deseos de seguir estudiando medicina no
se van a cumplir.
Silveira: – Me engañaron que no teníamos clase estos días.
– En tal caso te engañaron mucho antes, porque hace ya más de 15
días que estás faltando.
Vamos a la casa de Ramón, pues nos sorprende que haya faltado
tres días, no lo encontramos. Don Montenegro nos pide que pasemos y
que toque una pieza en su guitarra.
– Tanto que hablaban del maestro, yo me imaginaba una persona
grande, alta.
– No Sra. de Montenegro, si soy más bajo que la mayoría de mis
alumnos.
Como se corta la cuarta no me es posible complacerlos. Don
Montenegro nos pide que por favor regresemos pronto.
Pasamos a la casa de Miranda, la madre nos dice que su hijo sale
muy tarde del trabajo. Manuel asistía con gran entusiasmo todos los
días y dejó de asistir.
En adultos muchos se quedan por cualquier resentimiento con algún
compañero y nunca uno sabe la verdad, veces hay que se trata de
problemas realmente serios, como es el cambio de domicilio, una mujer
encinta, el trabajo, el poco dormir. Y cuantas razones y no razones más,
a esto se suma hoy lo siguiente: En las escuelas primarias, en la secun-
daria y en la universitaria tienen vacaciones desde el 9 hasta el 28, a
nosotros en adulto en cambio no nos corresponde ni un día.
Pasamos a visitar a doña Juana, el doctor les ha dicho que la cuiden
mucho, su enfermedad la conoce sólo el hermano mayor.
Doña Juana: – Y porque no les ha dado vacaciones a los alumnos?
– La orden es esa, yo también me quedé esperando, pues pensaba
ir a visitar a mis padres que ya tienen 70 años, edad en que uno desea
estar el mayor tiempo cerca suyos, pues no podemos atarnos a la espe-
ranza de que ya puedan durarnos mucho tiempo. Y aquí me ve.
Doña Juana: – Pobrecitos, eso es muy cierto.
– En agosto voy a insistir que me den permiso siquiera por 4 días.
366 Héctor David Gatica

– Pero los alumnos no van a querer que les dé clase otro maestro,
es Ud. tan bueno con ellos...
– Nada de eso, sólo que se han familiarizado conmigo. ¿Y Ud.
cómo se siente?.
– Hace dos días que tenía que venir el médico, pero no quiere en-
trar al barrio San Martín, parece que los pobres no somos gente.
Le agradezco tanto que haya venido a vernos!

MARTES 15 - CAMINANDO POR EL GLOBO

El mundo en que vivimos: Con el diario de la fecha y el globo


terráqueo hacemos rueda, vamos a ubicar diversos puntos: A diario nos
llegan noticias de todas partes del mundo, los soviéticos lanzaron un
cohete a la luna (buscamos Rusia); Pablo VI solicita una oración por
los astronautas (buscamos Italia); Guerra del fútbol (buscamos El Sal-
vador y Honduras); Tensión en el Medio Oriente (buscamos Israel y la
R.A.U.); Onganía y Frey (Bs.As. y Chile); Reforma agraria en Perú.
Realizamos imaginariamente un viaje a la luna en avión, luego uno
de los alumnos habla de un sueldo para astronautas, 180 dólares por
día. Buscamos la cotización del dólar.
Dejando encendido un solo foco, tratamos de encontrar el funda-
mento de esa medida de tiempo creado por el hombre, el día y el año
según los movimientos de rotación y de traslación de la tierra.

MIÉRCOLES 16 - PARALELOS Y MERIDIANOS

Comienza a interesar el diario, comentamos el lanzamiento de la


Apolo II.
Ponemos el globo sobre la mesa y nos fijamos en paralelos y meri-
dianos. Dibujamos el globo con estos paralelos y meridianos, Romelio
se siente muy desanimado porque no lo puede hacer, es un buen alum-
no y no falta casi nunca.
– En esto yo no ando.
– No te aflijas Romelio, yo te ayudaré, a mi me pasaba lo mismo
Obras Completas 367

cuando estaba en los cursos, mis compañeros tenían que ayudarme.


Después de esto Romelio sigue trabajando con entusiasmo. En otro
globo trazamos el Ecuador y los trópicos de Cáncer y de Capricornio y
el meridiano de Greenwich pasando por los alrededores de Londres,
José se acuerda de estos conocimientos y por cierto que goza muchísi-
mo.
– Mañana se fijan en el sol, los que se levantan temprano, donde
nace y donde se entra y me dirán hacia cual de los trópicos es.
Sacamos algunos problemas de tanto por ciento.
Inesperadamente aparece Manuel Miranda sin dar claras razones
de su larga ausencia.

JUEVES 17 - EL VIAJE A LA LUNA

El viaje a la luna es el tema del momento:


Saturno Cinco a 39.000 kms por hora para vencer la gravedad de la
tierra 3.017 toneladas. Costo de la nave 24.000.000.000 de dólares...
Fuerza del cohete igual a 90.000 locomotoras, o bien, a 500.000 auto-
móviles. Consumo, 15 toneladas por segundo, alto 110 metros.
Cápsula que descenderá en la luna, 7.000 kgs. Los comentarios son
numerosos.
Vemos después medidas de tiempo, el día y la noche polares de seis
meses.
Ha vuelto la Sra. Haydee y sus eternos problemas, hoy es que el
esposo no le escribe y Celestino que le pregunta si quiere que vuelva.
Me alegra saber que Romelio y José han encontrado trabajo siquie-
ra por algunos días.

VIERNES 18 - MANUEL SIENTE VERGÜENZA

Formulo algunas preguntas.


Debo llamar la atención de Mercedes, pues ha estado fuera como
media hora con Manuel, se suma que ayer vino su madre tras ella y me
la recomendó muy seriamente.
368 Héctor David Gatica

– No lo haré más maestro.


Contestadas las preguntas, cada uno elige una lectura, las lee y la
comenta, menos Manuel, tiene vergüenza, ya no la tendrás más ade-
lante, por hoy puedes decirme con toda confianza las veces que quie-
ras que me quede contigo.
– Gracias maestro, el domingo lo veo en la misa.

LUNES 21 - DOS HOMBRES CAMINARON


AYER POR LA LUNA

La confección de telegramas y luego llenar formularios nos consu-


me la mayor parte, la demora se debe a que les doy para que elaboren.
El primero en animarse es Romelio, ponemos el cuerpo del texto en
la pizarra y vamos luego sacando las palabras que pueden eliminarse.
Uno de los telegramas es para los astronautas Armstrong, Aldrin y
Collins, felicitándolos por el alunizaje.
Pasamos luego a comentar el gran acontecimiento científico:
Saturno 5. Apolo 11. Dos hombres han caminado ayer sobre la luna,
la planta humana dejó por primera vez su huella sobre su satélite y hoy
regresa ya a la tierra: «Todo lo hizo bien».
Domingo: -Por qué solamente hablan de los dos que pisaron la luna
y del otro, de Collin, el hombre en este momento más solitario del mun-
do, no dicen casi nada?
Leemos en el diario el diálogo de los dos astronautas mientras jun-
tan rocas para traer a la tierra.
Un pedacito de luna estará con nosotros dentro de contados días.

MARTES 22 - LEYENDO

Los materiales e instrumentos dejados por los astronautas en la


luna suman un millón de dólares; sacamos la equivalencia en pesos
moneda nacional y en libras esterlinas (los alumnos buscan la cotiza-
ción en el diario).
Obras Completas 369

Después, cada uno elige un artículo y lo lee en silencio para comen-


tarlo luego:
Boca y Atlanta finalistas de la Copa Argentina.
Bohamm, corredor, al salirse de la ruta mata a tres personas.
Bordeau se accidentó y fue socorrido por Copello y Galbato de-
biendo estos, por el tiempo empleado en el socorro, abandonar la ca-
rrera.
Perkins fue el ganador de la vuelta de Córdoba. (Lectura de
Romelio).
¿Habrá vida en la luna? Los astronautas traen rocas para ser inves-
tigadas. Presumiblemente habría humedad. Palpitaciones de Armstrong
al alzar una roca, 160. (Lectura de domingo).
Mensaje del Papa a los norteamericanos para que este descubri-
miento favorezca la paz de todo el mundo y no sea motivo de guerra
como está sucediendo en Vietnam, Africa y el Medio Oriente.
Asombra la semejanza entre los datos reales de este viaje a la luna
y los de ciencia ficción de Julio Verne hace un siglo. (Lectura de José).

JUEVES 24 - EN LA CASA DE FARIAS

Día de redacción, fijado el tema los alumnos me preguntan si tienen


amplia libertad para expresarse, les contesto afirmativamente.
Terminada esta labor nos vamos a conocer la familia de Farías, la
única con la cual no habíamos tomado contacto, es el más chico del
curso. Ha estado una semana con gripe y hemorragia nasal.
En principio la familia se muestra reservada, después toma confian-
za, la madre muy simpática. Pocas palabras de su padre sirven para
perfilarlo: «Soy de esos que dicen blanco aún cuando esté viendo que
es negro».
Nos cuentan que su hijo lleva varios golpes en la cabeza y que
tienen que hacerlo operar o al menos tratar.
Ya en la calle, un aire muy frío y polvoriento nos sacude.
370 Héctor David Gatica

VIERNES 25 - LEYENDO TRABAJOS

Mirando algunos trabajos.


Barrio Libertad de Puerto Montt: El barrio Libertad se formó de la
siguiente manera: Había unos terrenos votados de muchos años y llegó
el momento que la gente se aburrió de andar de aquí para allá y busca-
ron un terreno donde ir a vivir y fueron justo donde había uno que no lo
sembraban, ni tampoco se preocupaban de vender por lotes ni nada y
entonces la gente se puso a construir sus casitas.
Así pasó un tiempo, había 65 viviendas construidas y llegó la policía
a desalojarlos armando una verdadera guerra entre pobladores y poli-
cías tanto de a caballo como de a pie, armados de bombas lacrimógenas,
palos, sables, hachas. Y los pobladores con palos y bombas que fabri-
cábamos, total con lo que encontrábamos a tiempo le hicimos frente.
Así pasaron 15 días que teníamos que turnarnos para dormir y po-
der comer, hasta que se llegó a un acuerdo con el Sr. Alcalde e inten-
dente de la provincia.

José Rubén España España

LUNES 28 - PLANTAS QUE CAMINAN

Como enseñar las eras geológicas de manera que participe activa-


mente el alumnado. Comenzamos imaginando el principio del mundo,
algunos se remiten a la Biblia. Refiriéndonos a la era Paleozoica, Ma-
nuel se refiere al helecho y lo dibuja; hay intercambio de ideas acerca
de la similitud entre la planta y animal.
– Les falta caminar.
– También las hay que andan, en Quinta Normal de Santiago hay
una que al ponerle la mano cerca se desliza y si le arriman fuego se
retira; su flor cerrada en cuanto le tiran algo se abre para atraparlo.
– Flores carnívoras.
Obras Completas 371

MARTES 29 - LE CANTAMOS A UN ENFERMO,


ROMELIO

Hoy somos catorce, vamos a visitar a un compañero enfermo,


Romelio, que debe guardar cama una semana. Siguiendo entre el case-
río por la calle de la Virgen, llegamos hasta su ranchito, no cavemos
todos, algunos se quedan afuera.
Le cantamos dos canciones, la alegría de Romelio es grande.
Los vecinos se congregan junto a la puerta y una señora pide «que
una de las señoritas le cante, así se sana más pronto el joven».
Volvemos llenando la calle, nuestros cantos van a caer a la defensa
aluvional.

MIÉRCOLES 30 - VISITA DE PADRES

Inventamos la necesidad de pintar el aula y sacan las medidas de


las cuatro paredes, la del norte obliga a separarla en un cuadrilátero y
en un triángulo.
Llegan Norma y Elsa y me piden hablar a solas, afuera están espe-
rándome sus padres.
– Hemos venido a decirle que andamos con algunos problemas,
parece que hay alumnos suyos que esperan a las chicas por el camino,
hay cuentos en el barrio. Como Ud. sabe volvemos muy tarde del tra-
bajo y no podemos andar en esos cuidados, creemos que las chicas no
podrán venir más a clase.
– Les agradezco que se hayan molestado y los felicito por el cuida-
do de sus hijas, de quienes tengo el mejor de los conceptos. Y en este
momento lo único que puedo ofrecerles es acompañarlas hasta la casa.
– Es demasiado sacrificio, está lejos y hace mucho frío.
– Para eso vine a este barrio, para ser útil a quien pueda. Y en
cuanto a los muchachos, luego hablaré con ellos.
Se van conformes, seguirán mandando sus hijas.
Un alumno: – ¿Hubo tormenta maestro?
– Después hablamos, ahora quiero que me saquen el costo de la
372 Héctor David Gatica

pintura.
Trabajan con afán, terminada la tarea los reúno para pedirles la
colaboración que en este momento requiero de ellos.
Todo lo vamos haciendo juntos, esto es delicado pero tampoco debo
determinarlo por mi propia cuenta amonestándolos sino al contrario,
solicitando su comprensión y apoyo, el cual lo afirman una vez más y
unánimemente.

JUEVES 31 - DELEGADO Y SUPERVISORA

Tenemos la visita del delegado, Sr. Vacca, y de la Supervisora, Srta.


Morales.
Conversan con el alumnado, miran los cuadernos y me sugieren la
necesidad de una mayor elaboración en lengua, como asimismo en la
confección de sus propios problemas y más brevedad en las pruebas
evaluativas.
Hoy comenzamos con historia, Edad antigua. Al salir acompaña-
mos a las chicas hasta su casa, es en la parte sur del barrio entrando
por un callejón estrecho y oscuro, custodiado por muchos perros...

Del libro «Opción fuera de la ley»


Obras Completas 373

AGOSTO DE 1969

VIERNES 1º - LECTURAS COMENTADAS

Comenzamos una forma de lectura distinta, por grupos, como si


fuera un diálogo o bien teatro, lee cada uno hasta donde haya punto, de
inmediato continúa el otro y así, dando la vuelta y tratando de que sea
lo más ágil posible. Después se reúnen aparte, discuten su contenido,
cuando han terminado, uno de ellos me informa acerca de él -esto
también irá rotando-, después tienen derecho a hacerme cualquier pre-
gunta y viceversa.
Manuel y Norma, que son los que menos saben de lectura, juntos,
atendiéndolos en un banco, se van quitando los miedos. Manuel, al
actuar ante su compañera que sabe un poquito menos que él, aparenta
obrar con toda suficiencia.
Los Briceño esta vez -lo cual es tan difícil- se han quedado quietos
y seriamente meditan en su lectura para hablarme después del conteni-
do llegado su turno.
Terminada esta tarea, me piden que los deje dibujar, el único que no
lo hace es Romelio -ya convaleciente. Para darle ánimo me veo obliga-
do a intentar algo en la pizarra, al comprobar que mis dibujos son ma-
los, se anima y comienza a trabajar en la otra pizarra.

MARTES 10 - EN VILLA NIDIA

Por circunstancias varias no he podido continuar normalmente las


memorias.
A principios de año comentamos la aparición del diario «Mendoza»,
ahora uno nuevo llega a nuestra consideración: «El Diario».
Se ha hecho visitas a dos centros vecinos comenzando un compa-
ñerismo más abierto.
374 Héctor David Gatica

La gripe visitó a varios de mis alumnos, también estuvo conmigo.


En estas oportunidades de cama obligatoria suelo aprovechar para leer
alguna obra de Rabindranath Tagore: El Rey del Salón Oscuro, Chitra,
Ofrenda Lírica son felices recuerdos de algunas gripes.
A Mashi la leí sentado en las raíces de un gran algarrobo, la fugaci-
dad de la belleza carnal que cubre el esqueleto me hizo estremecer en
la palabra simple y caladora del gran poeta hindú.
Esta vez le tocó a «Morada de Paz» y me hizo pensar mucho y
desear estar con mis alumnos en medio de la selva para alegrarme
ante el nacimiento de cada nueva flor, ser interrumpido en medio de la
clase bajo un árbol para escuchar el trino de un pájaro que antes no
habíamos sentido, saludar con un canto la llegada del sol, aprender a
estar mucho tiempo en silencio, conversar con las plantas y los anima-
les para llegar a tener la capacidad de amistad que pretende otro autor,
Ignacio Leep y permitir que la imaginación creadora se desarrolle en el
alumnado al ritmo de la misma selva.
En Educación del adulto, tomada la enseñanza con el amor que
requiere, se llega a lo que Tagore dice en una carta que escribe a un
maestro inglés desde Shantiniketan: «En los negocios espirituales, de-
biera uno olvidarse de que tiene que enseñar a otros, o conseguir resul-
tados que puedan ser medidos; y en esa Escuela mía yo creo bueno
medir nuestro éxito por el desarrollo espiritual de los maestros.
En estas cosas lo que uno gana, es ganancia de todos, como el
encender una lámpara es luz de toda una habitación».
El viernes 15 de agosto estuve en los llanos riojanos donde nací, en
Villa Nidia, se cumplían las bodas de oro de la escuela fundada por mi
madre.
Concurrieron cerca de mil personas, la palabra de mi madre sonó
clara y precisa por el amplificador, superó las emociones y con toda
serenidad y lucidez fue historiando desde sus 71 años; los ojos de los
asistentes comenzaron a llenarse de lágrimas.
Sus primeros alumnos, personas de más de sesenta años, abuelos
ya, subieron al escenario y dieron su presente.
Obras Completas 375

Terminados los discursos, leí el poema «Canción de agosto», que


escribí para este acto de amor.

En Villa Nidia acompañados por habitantes del Bº San Martín

VIERNES 22 - ACOMPAÑAMOS A DOS ALUMNAS

Nos ha informado Mercedes que posiblemente deje de asistir, se ha


comprometido y su novio no quiere que siga concurriendo, tiene celos
de uno de mis alumnos.
Fuimos por la casa de Farías, la primera noche no nos atendieron,
estaban ya acostados, la segunda sí, lo seguirán mandando, su padre
me pidió que «lo tuviese muy corto».
Elsa: -Pierda cuidado que ahora el maestro nos tiene zumbando.
El miércoles, nuevamente lectura por grupos, se van agilizando y
expresan con mucha claridad el contenido, los siento a veces reír mu-
cho y como si estuvieran perdiendo el tiempo, después compruebo que
376 Héctor David Gatica

no es así, aprovechan más al no sentirse controlados, con libre elección


de tema.
Del día jueves lo más importante fue la confección de un problema:
– ¿Qué podríamos vender de Mendoza a otro país, Inglaterra por
ejemplo?
Elsa: – Vino
– ¿Con qué moneda trabajaremos?
Domingo: – Con libras esterlinas.
Romelio busca en el diario la cotización del día en la sección Pulso
Económico.
Vino tinto $ 28. Libra esterlina $ 836.
Con estos datos ellos mismos confeccionan el problema en la piza-
rra y después lo pasan a los cuadernos para sacar los resultados.
El viernes estuvieron por discutir Santiago y José por algo que aquel
le había dicho a este en son de broma o irónicamente la noche anterior.
– Miren muchachos, esas cositas personales háganme el favor de
dejarlas para otro momento.
Me miraron ambos y guardaron silencio, después nos dedicamos a
la lectura en rueda: La Cautiva y El Fausto. Les cuesta la lectura a
primera vista y más todavía en verso.
Después de clase acompañamos siempre a Elsa y Norma hasta su
casa, cinco cuadras hacia el sur, voy con todos los alumnos, entre bro-
mas o a veces terminando algún tema. Esta noche por ejemplo, trata-
mos acerca de si el domingo tendremos pic-nic, disponemos postergar-
lo. Mañana nos reuniremos a las 15 para ver si podemos formar el
club.
Una pequeña de doce años que acompaña a las chicas del sur me
ha traído un pedazo de torta, es su cumpleaños.

LUNES 25 - QUIERE QUE SELECCIONE LA GENTE

– Seguramente mi nombre desapareció de su libro.


– Correspondía, si señora Haydee, pero aún no la he borrado, pue-
de seguir asistiendo.
Obras Completas 377

– Estoy trabajando en la casa de un doctor, y como ahí es tan limpio


todo, al volver al barrio se me viene la moral al suelo.
– A mí en cambio se me levanta la moral cada vez que vuelvo al
barrio.
– Ando con problemas con mi hermana, quiere que seleccione la
gente, todo lo contrario de lo que Ud. nos ha enseñado, yo le he dicho
que quisiera que asista a una sola de sus clases.
– Ojalá esa gente que su hermana selecciona no vaya a salir dándo-
le la espalda y esta otra que desprecia, le termine dando una lección.
– Fíjese que yo necesitaba trabajar en quehaceres domésticos en
cualquier casa y ella, en lugar de pedir trabajo para su hermana ha ido
a decir que necesitaba trabajo para una amiga.
– No es bueno eso que me cuenta ¿adonde asiste a clase su herma-
na?
– A una escuela del centro, va a la secundaria, a primer año.
– Ah.

VIERNES 29 - GUITARRA Y CANTO

El martes, como había paro general, conversamos largamente para


dejar en claro la decisión a tomar, reconocieron en parte la necesidad
del paro; mas manifestaron decididamente su deseo de no faltar a cla-
se.
Disponemos reunirnos en la capilla del barrio el día miércoles, para
cantar con guitarra y tomar un vermouth con galletitas y bizcochos.
Hasta Manuel, tan callado, se animó a cantar.
El jueves hicimos un trabajo relacionado con la madre, además se
leyó en grupo y se ilustró la lectura desde la materia prima hasta la
venta al público.
El viernes comenzamos con la Edad Contemporánea, tratamos de
distinguir entre revolución y golpe de estado.
Vemos las causas de la Revolución Francesa.
378 Héctor David Gatica

SEPTIEMBRE DE 1969

SÁBADO 6 - REUNIÓN CON LLORENS

No llevo ahora las memorias día por día, valga siquiera este testi-
monio semanal.
El martes me doy el lujo de amonestar seriamente a mis alumnos y
digo lujo porque puedo hacerlo sin que ellos lo tomen a mal.
Estos últimos días me están llegando un cuarto de hora más tarde.
– Empezaré a contar desde el momento que llegan en adelante, así
tengamos que salir a medianoche. Si es por trabajo, qué mejor que
darles menos horas y volverme a la casa, pero no está en mi ánimo
eso. Y por el cariño que les tengo y siendo sólo ustedes los perjudica-
dos, no voy a permitir de ninguna manera que me sigan haciendo eso.
Alumnos: – Lo aceptamos, así tengamos que estar hasta la madru-
gada. Si algunos venimos a horario, aguantaremos sin quejarnos con tal
de que los otros también lo cumplan.
En el camino una de las chicas me dice que desea conversar con-
migo y nos vamos adelante, el resto se queda atrás a propósito, la
conversación de la alumna que va conmigo es, me doy cuenta, para
que no oiga al resto del grupo, ignoro que están tramando, lo sabré
estos otros días.
Hemos comenzado a analizar la Rev. Francesa. Al hablar de la
libertad los alumnos se refieren a hombres que ellos conocen, sojuzga-
dos por sus mujeres, los celos también aparecen aquí, la no confianza.
Terminan pidiéndome que les hable del matrimonio.
El miércoles conversamos del derecho a resistirse a la opresión y
tratamos de establecer un paralelo con lo que está ocurriendo en el
sector sur del barrio, razón por la cual el padre Benjamín y pobladores
han decidido formar una cooperativa.
Comenzamos con las pruebas de evaluación para ser contestadas
en los cuadernos, 4 por día, trataré de llegar a 80 o 100.
Obras Completas 379

El jueves nos dedicamos a los adelantos científicos del siglo XIX, en


eso entra la madre de Mercedes, se nota explosión pronta a estallar en
su rostro.
– Perdón maestro, ¿Ud. mandó llamar a Mercedes?
– No señora.
– Le pregunto porque ella salió con esa excusa de mi casa, es decir
que se me disparó y lo alcanzó a este alumno suyo (lo indica a Domin-
go) y venían los dos juntos mientras el novio llegaba a mi casa y los vio
venir.
– Ud. vio muy bien señora que yo salía de la Cooperativa, si ella me
alcanzó es cosa suya.
– Lo que sé es que entre mi marido y mis hijos ya me tienen harta,
estoy dispuesta a matar un hijo, de mí no se van a venir a burlar ni me
van a engañar.
– Señora, desde el momento que Mercedes dijo que no volvería
más a la escuela porque se comprometía, nada tengo que ver con ella,
si quiere venir a visitarnos, encantado. Pero como alumna bien sabe
Ud. que ya nada tiene que hacer aquí.
– Perdone señor maestro, buenas noches.
A mitad de clase llegan dos alumnos del centro de la maestra Nor-
ma, a saber si se va a ensayar fútbol el sábado. Llamo a dos de mis
alumnos.
– Estos jóvenes vienen a saber de la jugada, si se va a formar el
equipo.
Romelio: – Cuando nos reunimos antes de encarar esto fuimos muy
claros, nos íbamos a encontrar para una fecha fija en la cancha 27 de
febrero, si en esa oportunidad no venían tanto del otro centro como si
faltaban algunos de los nuestros, el cuadro no se formaría, definitiva-
mente. Por lo tanto, maestro, nada tenemos que contestar nosotros, la
respuesta la han dado ellos mismos al no ir.
– A nosotros no nos avisó a tiempo nuestra maestra.
– Lo siento muchachos, la contestación ya está dada.
Romelio: – Perdone maestro por mi actitud.
– Bien saben ustedes que respeto plenamente sus determinaciones.
380 Héctor David Gatica

El viernes, reunión en Educación del Adulto con el Padre Llorens:


– Es importante ir sintetizando en el repaso.
El hombre, la familia, la comunidad involucran un solo contenido.
La riqueza del hombre en la pequeña comunidad, tener la experien-
cia de familia, de comunidad, porque se puede estar dentro de ellas y
no experimentarlas.
Otro contenido sería la salud, el trabajo, la vivienda, la patria.
Otro, economía familiar, relaciones comerciales de la Flia., previ-
sión social.
Todo debe ser en función del hombre, de que nos vale saber del mal
de chagas, como asimismo comprobar que a una vinchuca la podemos
matar de un alpargatazo, si no sabemos que necesitamos la salud para
ponerla al servicio del mundo en que vivimos.
Si mutuamente nos engañamos ¿que podemos dar? Ante todo ser
honestos con nosotros y con los demás.
Mundo - Universo - Dios viviente.
Hablar de Dios es muy fácil, vivirlo es lo difícil.
Todo esto es perdido si no se le vive existencialmente. Todo es
subjetivo, pleno, vocacional.
Todo es secundario si el hombre no es planificante... Vivo por que
estoy buscando.
Según San Isidro la gloria de Dios es el hombre que vive. Matemá-
tica y física tienen valor en cuanto que el hombre vive.
1.- Prehistoria: El hombre sabe su origen.
2.- Primer trozo de la historia: El hombre recorre el tiempo. El cris-
tianismo en su primera etapa.
3.- Edad Media: El hombre observa.
4.- Edad moderna: El hombre domina.
5.- Las creaciones artísticas del hombre.

La fe va muy unida al orden temporal. La cristiandad vive en prin-


cipio a pesar del orden establecido, después, por el orden establecido».
Esto no lo veo claro, el padre tiene demasiado dentro suyo y larga a
veces cosas que se necesitaría todo un libro para entenderlas, y que el
Obras Completas 381

con tres o cuatro palabras las da por sabidas.


6.- Los grandes acontecimientos.
7.- Conquista - espacio.
El 6 y 7 son elementos de la revolución.
Un mundo en gestación... Cristo es el hombre que vive en el mun-
do. Y ahora al pensar en la navidad y en nuestra búsqueda, estoy pen-
sando en el hombre que viene al mundo.
Hay dos puntos muy importantes a considerar: 1º, en qué medida
nos sentimos actores del mundo en que vivimos. 2º, transmisores de
esa acción en nuestro centro educativo, como la damos o las palpa-
mos.
Estamos viviendo una responsabilidad muy delicada, el mundo en-
tero es vida nuestra y si no somos capaces de insertarnos en él en
comunión con nuestros alumnos, mejor nos vamos a vender limones en
el puerto.
Que nuestros alumnos consigan un certificado de tercer nivel no
tiene ningún valor proyectivo; importa que nos desalienemos con él.

LUNES 15 - ES MUY TRISTE SENTIRSE SOLO

El lunes pasado tuvimos, de tres áreas, una reunión en el aula mag-


na del Hospital Central para tratar medios audiovisuales.
El grabador, se dijo, es un elemento importantísimo.
Con la proyección, es necesario tener bien en claro el fin que se
persigue, dar por dar no tiene sentido, se lo debe emplear para fijación
o repaso del tema, nunca para enseñarlo. Los alumnos tienen que estar
preparados y motivados. Después de pasada la película es bueno tra-
bajar en grupo, es un viaje de ida y vuelta. Recrear historia, recrear
geografía, recrear. No repitamos, evitemos hacer las mismas cosas
siempre. La duración de una proyección debe ser de 10 a 15 minutos
como máximo. Es imprescindible que sea algo incompleto, lo demás
debe terminarse por medio de la investigación.
En el trato, no olvidemos que un niño olvida pronto una palabra, un
adulto no.
382 Héctor David Gatica

Esto es apenas una síntesis de algo mucho más extenso. Al final


trabajamos 6 minutos en dinámica de grupo.
El martes, uno de mis alumnos me trajo su dolor.
– Mi hermana y mi cuñado me pidieron que les permitiera sacar
carne de la carnicería donde yo tenía mi cuentita, así lo hice.
Resulta que ahora, cuando debían pagar, no lo han hecho, fui a casa
de mi hermana y me trató muy mal. Sumado a esta deuda no me quiere
pagar un trabajo que les hice. Ahora no me queda más remedio que
vender la piecita donde estoy viviendo junto con ese matrimonio que
Ud. conoce.
– ¿Es tuya esa pieza?
– Los materiales con que la construí, es decir los adobes y la puer-
ta.
Luego de mucho insistir, mi alumno acepta que, hasta que él pueda,
paguemos los dos esa cuenta.
– Estoy dispuesto a sacrificarme el todo por el todo con tal de ter-
minar este año los estudios, después me iré a otra parte, es muy triste
saber que uno tiene familia y sentirse solo en el mundo, dan deseos de
cualquier cosa... Desde niño, teniendo padres, debí trabajar para com-
prarme mi ropa y no andar desnudo.
– Ahora debes tranquilizarte, terminar tu tercer nivel, después te
buscas una mujer, ya tienes 24 años, te casas, crian hijos y ese hogar
no permitirá que estés solo en el mundo.
El jueves, los alumnos me dieron una sorpresa muy grata: Manuel
me trajo tortas fritas, calientes, hechas por él, Elsa y Norma un ramo
de flores de papel, Domingo una loción en nombre de su hermanita y
de su pequeña sobrina, de él y de Romelio -Domingo se dio cuenta que
Romelio no tenía nada en ese momento por eso dijo que era en nombre
de los dos- y así también otros alumnos. Me conmovió mucho, son de
familias muy pobres.
El viernes, tratamos acerca de «las cosas de todos» dando por re-
sultado la siguiente lista: calles, baños públicos, teléfonos, hospital, es-
cuela, medios de transporte, estadio, biblioteca pública, cementerio,
bancos, árboles, parque, playas.
Obras Completas 383

También, dijeron, una canción, un doctor, el agua, la tierra.


Después las escribieron en sus cuadernos y se discutió acerca de
su cuidado.
– Una canción es de todos.
– ¿Deja de pertenecer al que la hizo?
– No, le sigue perteneciendo de la misma forma que a Ud., que a
nosotros, a los que la cantamos, a los que nos llega.
– Un doctor es también de todos. La tierra es también de todos.
– ¿Ustedes, tienen tierra?
– No, ninguno.
– ¿Es entonces de todos?
– No, de algunos.
– ¿Es justo eso?
– De ninguna manera.
– ¿Quién tiene que arreglar esto?
– El gobierno.
– ¿Al Barrio San Martín, vino a resolverle sus problemas el gobier-
no? Lo resolvieron?
– No, los hombres que se vinieron a vivir al basural.
– Se sentirían ustedes capaces de cambiar cosas que en este mun-
do en el que vivimos les parezca que no están bien?
– Creemos... que sí. Hay una revista que a quien encuentran ven-
diéndola lo llevan preso, yo encontré una y la tengo en casa, mañana se
la traigo, ahí habla del problema de las tierras en Perú, la revista se
llama «Visión».
– ¿Y porqué los llevan preso?
– Por lo que estuve leyendo, veo que habla bastante de las guerri-
llas de Fidel Castro, quizás sea por eso.

MARTES 16 -MATAN A UNA ALUMNA.


JOSÉ BORRACHO

Con cierta frecuencia suele llegar a visitarnos Mirta, es muy alegre


y siempre, de paso, deja un poquito de ese perfume suyo, la tuve a
384 Héctor David Gatica

principios de año y por cuentos de otra alumna, Andrea, la hizo azotar


con su abuela, esta vino a hablar conmigo y aunque todo quedó bien en
claro creyó mejor mandarla a la primaria.
Por esta misma causa, con Mirta se fue Adela, y Roberto -interesa-
do en una de ellas-.
Hoy entra nuevamente Mirta, pero esta vez apresurada y muy se-
ria, como asustada.
– ¿Maestro, se acuerda de su alumna Andrea?
– Por cierto que sí.
– Hace un rato el marido le pegó cinco tiros, la llevaron al hospital
pero no hubo caso.
Después que se ha ido Mirta llega José, está borracho y la sangre
que pierde es mucha, la cara bastante rota y las ropas blancas de tie-
rra, se sienta, abre el cuaderno y levantándose me lo trae.
– Es un himno al centro, quiero que por favor lo lea.
– Andá a tu asiento. Haber Domingo, vas a leer esto.
Y mientras Domingo lee el himno de José, este llora con la cabeza
entre los brazos. La clase continúa.
José: – Perdone maestro pero hoy no puedo escribir.
– Te quedas quieto en tu asiento y tomá mi pañuelo que el tuyo ya
está impregnado en sangre.
Estamos trabajando en un problema de distancias y velocidades en
tren, avión y automóvil, pero la clase no se puede concentrar.
José comienza a acezar, igual a un perro, temo que le dé el ataque
epiléptico y entonces juntos no seríamos capaces de sujetarlo.
Tomándolo de un brazo lo llevo afuera.
Los alumnos quieren seguirme pero les ordeno que cierren la puer-
ta y me dejen a solas con José, logro al fin serenarlo y volvemos.
– Tan lindo que anoche estuve hasta después de media noche en su
casa, en la capilla, sintiéndolo cantar a Ud. y a todas esas otras gentes,
parecía que esa felicidad no se iba a terminar nunca, y ya ve. No sé
ahora si pueda volver nunca más al centro.
– ¿Qué es lo que te ha pasado José?
– Yo no sé maestro las fuerzas que tiene este puño mío que sea
Obras Completas 385

capaz de matar a una persona, pero eso les pido a mis compañeros que
cuando me vean en este estado no me provoquen. Me invitaron a be-
ber, hacía varios meses que no me emborrachaba, después un hombre
me pegó y yo no quise pelear dentro de la casa, le dije que saliera y me
fui, el me siguió, cerca del callejón «Falucho» fue, quedó tendido, des-
pués corrí a buscar mi cuaderno para no faltar a clase, al pasar por el
mismo lugar el hombre seguía en el suelo y unas gentes reunidas ahí
decían que estaba muerto (llora).
– No ha de ser para tanto.
– Dios quiera, porque de lo contrario no se que irá a ser de mi.
Cerramos el aula y nos vamos todos, al llegar al lugar el hombre ya
ha desaparecido.

MIÉRCOLES 17 - PROBLEMAS CON ACEITUNAS Y


METROS DE ZANJA

Tratamos acerca de la guerra mundial, al terminar todos quedan en


silencio, pensando.
Mientras tanto trabajo en otro pizarrón con los de segundo nivel,
que han comenzado a elaborar ellos mismos sus problemas, así por
ejemplo Norma con las cajas de aceituna que cosecha por día y Ma-
nuel con los metros de zanja que cava.
Hago una serie de preguntas orales a los de tercer nivel; contestan
con bastante seguridad.
Al dejar a las chicas en su casa, me hacen saber que estoy invitado
para el día siguiente a las 16, festejan los cumpleaños de dos de ellas y
la independencia chilena.
– Mañana no pensamos asistir a clase.
– Tendré entonces que darle clase a los bancos.

JUEVES 18 - EN CASA DE ELSA Y NORMA

Los padres de Elsa y Norma y seis hijos más, son muy pobres,
recién están levantando las paredes, aún no tienen techo, así es como
386 Héctor David Gatica

han debido pasar este invierno.


Hoy todos mis alumnos se encuentran reunidos desde las 9, han
levantado un techo de cañas y le han puesto unas mantas alrededor,
hay gallardetes, globos, una torta grandota con el Nº 15, los de Norma,
pastelitos, alfajores, vermouth y muchos, muchos niños.
Estuve hasta las siete.
– Habrá que ir a clase.
– De ninguna manera.
– ¿Qué les parece si hoy viniese la supervisora y al no encontrarme
me echara?
Todos: – (poniéndose de pie) Eso sí que no, ahora mismo nos va-
mos tras de usted.
– Los hago sentarse y continúan en su alegría, vale este día más
que muchas clases juntas.
Yo me retiro porque debo despedir a un amigo con quien estuvimos
seis meses juntos y que dentro de unos minutos viaja a Bs. As., Fran-
cisco Ayelo.
Padre de chicas: – Vuelva por favor, queremos cenar con Ud., y
tráigala a su señora y a la guitarra también, para que la igualemos con
el acordeón.
Vuelvo a despedirlo a Francisco y me encuentro además, vaya co-
incidencia, con la Supervisora, Srta. Morales... Se siente ofendida por
no habérselo comunicado, pero es que yo tampoco lo sabía hasta ano-
che. Accede a acompañarme y vamos con ella, mi esposa y el Sr.
Cabrera hasta donde están mis alumnos festejando, que abren grande-
mente los ojos al vernos llegar, pero se acercan y lo hacen con mucho
cariño, los niños la rodean, le cantamos y la Sra. de Don Manuel le
sirve torta y vermouth.
Luego de obsequiarnos su sonrisa, la Srta. Morales se va y nosotros
continuamos hasta media noche.
Se encendieron dos fuegos, hacía mucho frío igual, corría un poco
de viento, el lugar algo más alto y despejado que el resto, la falta del
techo. ¡Cuánto habrá sufrido la familia de Don Manuel este año!
Estuve acompañando al acordeón, cenamos y después nos condujo
Obras Completas 387

de vuelta Don Pedro, en una camioneta sin parabrisas ni puertas late-


rales. Volveré próximamente para hacerle ver a Don Manuel la nece-
sidad de asociarse a la reciente cooperativa de su sector, única forma
de que no lo despojen del terreno donde está levantando su casa.
Este día deseaba contestar un poco de correspondencia y mis alum-
nos me exigieron que estuviese ocho horas junto a ellos, así lo hice y
por cierto con mucho gusto.

SÁBADO 20 - EVALUANDO

Nos reunimos a las 16 con el delegado, Sr. Vacca, la Srta. Morales,


el padre Llorens y los maestros Norma, Francisca y Coyi, a evaluar lo
experimentado durante el año y según esto, la forma de seguir traba-
jando. Una reunión muy confortable.
Francisca lleva sus memorias. Hablando de experiencias dijo una
de ellas de su clase: «Yo había desaparecido y en eso sentí haber logra-
do algo».
Los alumnos de Francisca suelen invitar parientes o amigos para
que vayan a escuchar las clases. Coyi y Norma también muestran su
contento por cambios notados en los alumnos.

LUNES 22 - CLASE CON MAFALDA


LLUVIA DE PEDRADAS

La clase de hoy la dará Mafalda:


1- Qué linda es la primavera: Los árboles ya tienen sus primeras
hojas.
2- La plaza está llena de flores y mariposas.
3- Los pájaros pían alegremente en su nido, el aire es más templa-
do, los días comienzan a ser más largos.
4- Las noches más cortas y la gente cambia sus ropas invernales
por otras más livianas y coloridas. Y.
5- ¿Quién cuernos le quita a uno esta alienación escolar?
– En la clase última le tocó a Domingo, ¿a quién elegimos hoy?.
388 Héctor David Gatica

– A Manuel.
– Ustedes saben lo que quiere decir cuernos aquí? No se sonrían,
díganlo sin miedo. Es una interjección que podría ser lo mismo que
diablos o cualquiera de esas palabritas más gruesas que ustedes bien
conocen para darle más énfasis a la expresión.
– ¿Y alienación, maestro?
– Eso es lo que vamos a tratar de aclarar con Manuel. ¿En qué
personaje lo podemos ubicar?
– En el de Isidoro.
– ¿Y qué hace con más frecuencia Isidoro?
– No le gusta trabajar, en cambio le gusta ir al hipódromo, a la boite
con las chicas, le encanta la timba.
– Supongamos que Manuel -en este caso Isidoro- viene y sin per-
mitirnos el diálogo nos sale convenciendo a todos que la mejor forma
de vida es la suya, nos cambia nuestra personalidad, nos priva de liber-
tad de pensar, entonces Elsa deja su trabajo de servicio doméstico y
sale a divertirse todas las noches con los muchachos; José deja sus
ventas en la calle y se va a jugar al monte o la ruleta; Domingo abando-
na la panadería y enfrenando uno de esos matungos que andan sin
dueño en el basural, se va al hipódromo; Norma no le ayuda más a
levantar paredes a su padre, trabajar es una deshonestidad; yo abando-
no mis clases y me voy a la boite.
Y así. ¿Está claro?
– Sí, lo vamos entendiendo.
– Veamos ahora que quiere significar Mafalda con eso de aliena-
ción escolar.
Los alumnos comienzan a pensar y a emitir opiniones, hasta que, en
forma de síntesis, aparecen las siguientes conclusiones.
a) Mafalda dice estar alienada porque la obligan a que asista a
clase pudiendo, en cambio, disfrutar libremente de la naturaleza todos
los días.
b) Isidoro tiene quien lo salve o lo respalde: Patoruzú, el tío Caño-
nes. Al igual, Mafalda a sus padres. Llama entonces alineación por ser
tan niña, querer jugar, que sus padres le den en los gustos, sin caer en
Obras Completas 389

la cuenta de la necesidad de asistir a clase, como nos ha ocurrido a


nosotros que ahora debemos concurrir ya mayores, y entonces prefie-
re el parque.
c) Mafalda, que contempla la naturaleza, de golpe se acuerda de la
escuela y se enoja; a tal punto llega su alienación que en lugar de gozar
de lo que la rodea está pensando en la escuela.
d) Para Mafalda la enseñanza actual es demasiado aprender cosas
sin vivirlas.
Vienen luego algunos ejemplos dados por los mismos alumnos:
– Si es verdad lo que dicen con respecto al último punto, entonces
los alumnos que a principios de año se fueron, estaban alineados y les
molestaba esta manera nueva de enseñar.
– A nosotros también nos costó; en principio creíamos estar per-
diendo el tiempo.
– Si ustedes de acá no salen con capacidad crítica, si en adelante no
intentan cambiar aquello que consideran injusto, entonces el que he
perdido el año soy yo. ¿Se sentirían ustedes capaces de ayudar a trans-
formar el mundo actual en que vivimos si no están de acuerdo con él?
– Si otros lo hacen, ¿por qué no podríamos también nosotros?.-
Esta clase duró dos horas.
Como es costumbre, acompañamos a Elsa y Norma hasta la casa
de sus padres, aún sin techo.
Al regresar, saliendo ya del callejón Falucho, una lluvia de piedras
cae sobre nosotros al unísono, dos dan en el blanco, una en la pierna de
José, la otra en la cintura de Domingo. Nos damos vuelta pero ya los
causantes han desaparecido en la oscuridad.

MARTES 23 - O JOSÉ O LOS DEMÁS

A Norma debe acompañarla su padre hasta la escuela y nosotros


hasta la puerta misma de su casa, pues hay una mujer en el sector sur
que quiere matarla a puñaladas o balazos, dispone de ambas armas.
Según parece, la mujer no es normal y la cela sin razón.
José debe cambiar de casa, ya por cuarta vez este año, dice que
390 Héctor David Gatica

han empezado a calumniarlo con sus compañeras y le gritan a viva voz,


teme se arme un lío con el padre de las chicas y desearía dar cuenta a
la policía. Me pide le ayude a aclarar lo que debe hacer.
Creo no más que al fin tendré que darle la razón al Delegado de
Mendoza, Sr. Vacca, que en una oportunidad me dijo:
Delegado.- Mire Gatica, es muy bueno tratar a toda costa de man-
tener al alumnado, pero cuando entre ellos hay uno que puede ser mo-
tivo de dispersión de los demás, entonces hay que eliminarlo cuanto
antes. Por culpa de José, Ud. se va a quedar sin alumnos, acuérdese lo
que yo le digo.
En tanto los alumnos de tercer nivel trabajan en revisión geométrica,
en la otra pizarra Manuel y Norma preparan un problema: Manuel y su
padre han tomado un trabajo a su cargo -esto es verdad-, van a revo-
car una casa de dos piezas, pagándole por cada una $ 15.000, ese pago
en forma global parece mucho, nos ponemos a sacar la cuenta y ve-
mos que ganarán por metro cuadrado $ 250. Normalmente se paga $
500. por el metro.

MIÉRCOLES 24 - MANUEL HA CAMBIADO

Los primeros meses Manuel era una voz que no se conocía en la


clase, hoy, mientras los alumnos de tercer nivel no saben como empe-
zar, el da rápidamente los datos de un trabajador de agua y energía y
entonces los demás ya pueden seguir.
Lo mismo pasa en la lectura, ante sus compañeros de segundo nivel
es el quien siempre toma la iniciativa de la lectura; antes se negaba
rotundamente a leer una sola palabra.

JUEVES 25 - UN REGALO

Una alumna me regala un macetero con una plantita, que tiene una
flor violeta.
Aprovechamos para estudiar la flor, sus partes, fecundación. Cada
alumno pasa después para describirla, les cuesta.
Obras Completas 391

VIERNES 26 - PÁJAROS

Máquinas simples. Manuel es uno de los que más trabaja. Contribu-


yen un grupo de tres jóvenes que han comenzado a visitarnos con mu-
cha frecuencia.
Confeccionamos luego una lista, cada uno escribe el nombre de
diez pájaros y después hacemos la lista en la pizarra:
Pito Juan -siete colores - torcaza - chirigua - loro - canario - palo-
ma- cotorra - gaviota - águila - pititora - murciélago - zorzal - diuca -
tordo- yiqui yiqui - cóndor - tinque - jote - pato silvestre - papa gallo -
lechuza - buho - buitre - chimango - teru teru - jilguero - hornero-
cardenal - siete cuchillos - teste naranjero - bolita de fuego - viudita -
tijereta - gorrión - dormilón - carpintero - picaflor - urraca - cholope -
col col - pelícano - cuervo - cigüeña - chalchalero- reina mora- chingolo
- golondrina.

SÁBADO 27 - CENTROS CLAUSURADOS

Reunión de los maestros y supervisores de las áreas Nº 1, 2, 3 con


el Sr. delegado.
El Sr. Vacca recalca la necesidad de la comunicación como base, lo
esencial.
El verdadero protagonista es el alumno. Diálogo, comunicación
grupal, enseñar al alumno a pensar y no lo que debe pensar, que es muy
distinto.
Ochocientos catorce centros se han clausurado por culpa de su
maestro.
Un centro tiene vida cuando el maestro tiene vida, cuando sensibi-
liza.
Nos informa del Tercer Congreso Internacional de Educación del
Adulto a realizarse en Mendoza y del funcionamiento de un centro
piloto por la OEA.-
Igualmente de la posibilidad de la instalación de la enseñanza se-
392 Héctor David Gatica

cundaria para adultos en Mendoza con los alumnos egresados de ter-


cer nivel.
Se desprende mucho amor de las palabras del delegado, Sr. Vacca.

Agua corriente del Bº San Martín.


Del libro «Opción fuera de la ley»
Obras Completas 393

OCTUBRE DE 1969

JUEVES 2 - PROBLEMAS CON JOSÉ

Ayer no vinieron las chicas, según dijo José, porque habían estado
peleando a palos, le tomé olor a chisme y no dije una palabra.
Hoy, al ir ya en el callejón, Domingo cometió la torpeza de avisarle
por lo bajo a Elsa lo que José había dicho el día anterior, esta se enfu-
reció y entre Norma y José las palabras se cruzaron violentas, traté de
hacerlos callar y no me fue posible.
Elsa: – Ud. José es una basura.
Norma: – Perdonando la presencia del maestro, vos José no «valís»
una mierda, y le voy a contar a mi padre para que te haga por lo claro
(sale corriendo y aunque le grito no la puedo retener).
José: – Que me va a hacer tu padre, ya mismo me lo llamás, aquí no
saben de lo que soy capaz.
Se llega hasta la misma casa y la ronda desafiando a su dueño, don
Manuel es lo suficientemente prudente como para no salir, al ver en-
tonces que nada pasará regreso con los otros muchachos. Una patota
nos insulta pero no está nuestro ánimo como para contestarles.

VIERNES 3 - QUINTO ASESINATO DEL MES


EN NUESTRO BARRIO

A una cuadra de nuestra casita, esta noche asesinan a un hombre


-el quinto del mes en el barrio-, alguien me informa que debe estar
complicado el novio de Mercedes, alumna que me dejó el centro por-
que se comprometió con él. No hay nada fundado en esto, de ser así,
sería el segundo asesinato relacionado con nuestro centro, aunque no
directamente por cuanto tanto la chica asesinada, Andrea, como Mer-
cedes, hace bastante que nos abandonaron.
394 Héctor David Gatica

LUNES 6 - EXPULSO A JOSÉ

Antes de entrar a clase llegan Elsa, Norma -esta última revolcada-


y sus padres.
Las señoras donde José estuvo parando la cuarta vez las han atro-
pellado, hubo forcejeos, trompadas, palos; el padre Benjamín Villalba
logró separarlas, momentos en que llegaba Don Manuel a toda veloci-
dad con un martillo en sus manos.
– Nos va a perdonar maestro, queremos llegar hasta la policía y
recién a la vuelta le vamos a dejar las chicas.
– Llévelas hasta que yo trate de arreglar esto, don Manuel, mien-
tras tanto no las mande, después le aviso cuando pueden seguir concu-
rriendo.
No me queda otra salida que expulsarlo a José, el riesgo es grande,
lo sé, lo he meditado mucho ya.
Como decírselo para evitar que se enfurezca. No falta nunca a
clase, pero su proceder resulta ya inaguantable y dañino, me quedaré
sin un alumno por él, nadie lo acepta ya en el curso.
Comienzo la clase, como de costumbre en estos últimos tiempos
José llega media hora tarde.
– Muchachos, salgan un momento que necesito hablar con José
(salen y cierro la puerta).
Necesito, José, me aclares tu proceder del jueves (hace silencio).
– ¿Te parece que está bien ir a provocar a alguien a su domicilio
privado?.
– Yo no estaba por pasar por un cobarde.
– Pues bien, si en casos como estos, habiéndote indicado que no lo
hagas, yo no tengo autoridad, y visto el riesgo que corren mis alumnos,
te hago saber José que no puedo seguir dándote clase.
– Está bien, puesto que me echa me voy (toma los cuadernos).
– Un momento, creo que te queda una última posibilidad, que sería
la de hablar con el Sr. Delegado haber si el te admitiría que rindas libre.
– No quiero ninguna posibilidad y ahora mismo me voy a los diarios
para denunciar todo esto.
Obras Completas 395

– No creo que ganes mucho con eso, puedes hacer lo que se te


antoje.
– Voy a llamar a mis compañeros que tengo todavía que aclarar
algo con ellos.
Entran todos y José cierra la puerta; Romelio, Domingo y Manuel
no se sientan detrás de las mesas sino fuera de ellas haciendo un ángu-
lo a distancia respetable uno de otro, el movimiento más leve y las sillas
vuelan sobre José.
Por mi parte me coloco a su lado.
– Haber si el que le hizo saber a la Elsa lo que yo dije el jueves me
lo dice ya.
El silencio se hace absoluto. ¿Aquí falla la hombría de Domingo?
Prefiero pensar que su prudencia le hace callar.
Algo dice Manuel, algo Domingo, José insiste, otra vez el silencio,
ordeno entonces que cada uno tome asiento para continuar la clase,
José también se sienta, ignoro lo que escribe en su cuaderno.
Nos vamos después, los muchachos van conmigo hasta la puerta de
la capilla, José también aunque pasa de largo sin decir ni hasta luego.

MARTES 7 - IMPOSIBLE DAR CLASE


EN EL CENTRO DE SALUD

Disponemos abandonar el centro de salud -han comenzado a ape-


drearnos el techo nuevamente- y por esta noche lo hacemos aquí en la
capilla. Les hablo a los alumnos.
– Las chicas no pueden volver solas a su casa, es necesario acom-
pañarlas, Uds. saben el riesgo a que nos exponemos tanto por José
como por la patota que se ha formado en el sector sur, dispongan, si les
decimos que se queden o bien si las vamos a continuar acompañando
para que sigan concurriendo.
Todos: – Las vamos a acompañar, estamos dispuestos a lo que sea.
396 Héctor David Gatica

MIÉRCOLES 8 - CLASES DOMICILIARIAS

Tuvimos una clase muy provechosa días pasados hablando del ocio
útil. Ahora lo hacemos con el trato con los demás: vendedores, ancia-
nos, amigos, vecinos.
Llamo la atención a las chicas, especialmente a Norma por la acti-
tud del jueves y les hago ver el peligro tonto en que pusieron ese día a
su padre.
Les recuerdo el cumplimiento del horario, no quiero que se repita la
escena vivida con José, saben perfectamente ellos que también yo es-
toy dispuesto a cualquier cosa: Jugarme por ellas o expulsarlas, según
se lo merezcan.
Disponemos que las clases se harán en la casa de cada alumno:
Lunes, don Manuel (padre de las chicas); martes, Romelio; miércoles,
doña Juana (madre de Domingo), Jueves, don Miranda (padre de Ma-
nuel); viernes, en mi casa. Y así.
De alguna manera, este era mi deseo desde el principio, los hechos
últimos nos han llevado a desembocar en esto, sabía que era la única
forma de llegar a la familia de cada uno de los alumnos; estas clases
domiciliarias hubieran evitado muchas deserciones.
Vamos a abarcar casi los cuatro extremos del barrio: Sureste don
Manuel, cooperativa Libertador; nordeste, Romelio, Unión Vecinal del
Barrio Norte; noroeste, Domingo, lindando con el barrio de las Rosas,
y al oeste Manuel, junto a la fábrica de block.

JUEVES 9 - CLASE EN CASA DE


DON MANUEL MIRANDA

Cada alumno se encargará de llevar el pizarrón a su casa. Hoy será


en casa de don Manuel Miranda, es una familia muy pobre, con nume-
rosos hijos, chilenos los padres, la casita es de dos piezas pequeñas, al
lado han comenzado la definitiva, ya están terminando los cimientos,
cuando la hayan levantado podrán quemar el ranchito que ahora tie-
nen, no pasará mucho tiempo que tantas familias de aquí del barrio, que
Obras Completas 397

están en condiciones similares, hagan lo mismo, hay una especie de


empuje colectivo.
En un cobertijo que da a la calle, la familia Miranda ha limpiado y
regado con mucha delicadeza, colocando todas sus sillitas y dos mesas
que me permiten trabajar cómodamente.
Estamos rodeados de niños, que al poco rato desaparecen corridos
por sus padres. Casi al terminar la clase nos traen café, les pido que no
se molesten así de lo contrario nos van a correr.
Señora: - Pero no maestro, al contrario, mientras tengamos es un
gusto para nosotros.
Don Manuel y señora, no obstante su gran pobreza, van siempre a
reuniones bíblicas. Me presentan a su yerno, él y ella son muy jóvenes,
aprovecho para invitarlos a las reuniones que tenemos conjuntamente
con mi esposa con varios matrimonios, la mayoría jóvenes, una vez a la
semana, para tratar diversos temas acerca de la familia; acceden gus-
tosos. Es increíble que en una villa miseria, vivan matrimonios con tan-
ta riqueza espiritual, que se manifiestan en estas reuniones semanales
a las que asistimos casi religiosamente y donde cada pareja pone su
alma sobre la mesa.
– Gracias don Manuel por su hospitalidad y perdone el asalto.
– No maestro, no sabe Ud. cuanto le agradecemos que se digne
venir a dar clase en nuestra casita sin tener ninguna comodidad.
– Ya sabe entonces que los jueves son suyos.
Don Manuel: – Encantado, los espero.
Elsa: (ya en la calle). ¿Así maestro que seremos el único centro
que anda así por las calles y las casas de los alumnos?
Vamos caminando y nuestras voces y risas se mezclan con la oscu-
ridad y el polvo suelto de las calles pedrozas del Barrio San martín.

LUNES 12 - EN OTRA CASA

Casa de don Manuel, en el sector sur, todo muy limpio, iluminado


con una lámpara a querosene -sol de noche-, los dueños de casa escu-
chan con mucha atención la clase y se sienten muy felices de tenernos
398 Héctor David Gatica

en su domicilio.
Buscamos y marcamos en mapas individuales los ríos más conoci-
dos del mundo...
Asimismo continuamos el trabajo de evaluación que va constando
en el cuaderno de ejercicios diarios.

MARTES 13 - EN CASA DE ROMELIO

En la parte norte, casa de Romelio, también aquí se encuentra todo


impecable, la pieza es pequeña y las sillas que faltan a un costado de la
mesa son reemplazadas por la cama.
Nos acompaña una joven estudiante de ciencias de la educación
llegada de Bs. As., Ana María Giannini.
Intervienen aquí tres hombres de la casita vecina, uno desea saber
como se puede sacar la superficie en paredes irregulares.
Vemos la utilidad que nuestro trabajo presta a los demás, al mundo,
a la humanidad:
Domingo: – Como heladero brindo gran alegría a los niños.
Elsa: – Como empleada de servicio doméstico doy mi ayuda a otro
hogar.
Romelio: – Como ayudante de albañil colaboro construyendo la casa
de otros hombres.
Norma: – Cosechando aceitunas hago posible la llegada del aceite
a las amas de casa.
Un señor que escucha.- Que lindo, porque así uno aprende a valo-
rar su trabajo.

MIÉRCOLES 14 - CLASE EN DOÑA JUANA

La clase se desarrolla en doña Juana, una pieza muy amplia de seis


por cuatro, con una mesa grande, sillas cómodas y el pizarrón sobre
dos sillones, al otro extremo la cama, un aparador y la heladera, cocina
a gas.
Aprovechamos para sacar un problema de volumen relacionado
Obras Completas 399

con el aire y el oxígeno.


Tanto aquí como en las otras casas nos obsequian con café y galle-
titas, manifestando la alegría de tenernos y la esperanza de seguir sien-
do visitados, doña Juana es muy cariñosa y toda la familia nos quiere
mucho.

VIERNES 17 - INTERROGATORIO

Como llega ya el momento de la evaluación preparo un interrogato-


rio para ir cumpliéndolo hasta fin de año, algunas serán contestadas
oralmente, otras por escrito. Son 68 preguntas.

Centro Educativo Nº 29 - Testimonios

«Vengo a clase desde el día 28 de marzo; en ese entonces asistía-


mos al Dpto. Policial del Barrio San Martín.
Me gusta mucho el sistema que emplean en los centros educativos,
del adulto, por eso concurro casi sin faltar.
Mientras venía he ido aprendiendo no solo en lo que respecta a la
escuela sino también, cosas muy importantes para la vida.
Luego de estar un tiempo estudiando en dicho Dpto. Policial nos
trasladamos con el maestro y con los compañeros, que son todos muy
buenos amigos.
Tiempo después ocurrió algo que no lo esperábamos, surgieron pro-
blemas con un compañero, viéndose el maestro obligado a expulsarlo.
De ahí en adelante decidimos dar clase un día en cada casa nues-
tra, esta idea nos parece buena, nos sentimos más amigos, una amistad
sincera que espero no se termine cuando no asistamos más a clase.
Y no dudo que entre los compañeros que estamos, lleguemos a
olvidar esa amistad que elaboró el maestro con su idea de familiarizar-
nos».
Romelio Olivares - El Centro
400 Héctor David Gatica

«Su comienzo se remonta al 17 de marzo del año que transcurre;


funcionó con mucho amor y tesón en el Dpto. Policial.
Luego de dos meses de intenso trabajo, con un grupo de alumnos
sedientos de saber, seguimos al maestro al nuevo y transitorio local, la
Sala de Primeros Auxilios, para quedarnos allí viviendo la felicidad del
compañerismo, hasta el 6 de octubre; pero ya no éramos todos los que
comenzamos, hubo muchas deserciones y la expulsión de uno.
La lucha por el progreso del centro y el beneficio nuestro hizo que
organicemos un fondo común, del cual se extrajo dinero para la com-
pra de garrafas -las noches de invierno son muy crudas en este barrio-
y solución de variados problemas.
Hubo una tercera modificación de local, pero esta no nos trajo nin-
gún trastorno, por el contrario, nos hemos sentido muy felices gracias a
que en los hogares donde nuestro maestro nos dicta las clases somos
muy bien recibidos.
Nuestros hogares se han convertido así en verdaderos recintos cul-
turales y nuestros padres se sienten orgullosos por este acontecimien-
to.
Elsa Dolly Iturre - Centro Nº 29

LUNES 20 - LA FELICIDAD EN LA POBREZA

A media tarde se viene la lluvia con una asombrosa cantidad de


piedra que blanquea calles y techos; mi casita ocasional de este año se
llueve por varias partes.
La clase corresponde ahora en don Manuel, sector sur; una cuadra
antes de llegar siento varios tiros; Norma viene corriendo a mi encuen-
tro muy sonriente.
– ¿Qué pasa Norma?
– Nada maestro.
– ¿Y esos tiros?
– Ah... son los policías que van corriendo a unos delincuentes, pa-
saron por el lado de mi casa.
Obras Completas 401

Llego, hay mucha gente reunida junto a la defensa. La casa de don


Manuel se ha llovido por todas partes, imposible dar clase donde lo
hacíamos anteriormente, ahora han acomodado en el dormitorio, que
aunque el piso es puro barro, con la puerta cerrada por una cortina y la
lámpara en medio de la mesa nos calienta y el ambiente se vuelve
grato para estudiar.
Los niños, los que no duermen, miran callados, el más chiquito tose
por la mojadura, doña Juana y don Manuel escuchan y cualquier cosa
que les pregunto la contestan con mucho agrado.
Después nos quedamos a conversar mucho rato, se los ve felices
no obstante encontrarse mojadas todas sus cosas. Mañana vendrá el
sol y las secará, me dicen.

MIÉRCOLES 22 - CASA DE DOMINGO

En casa de Domingo. Descubro las razones por las cuales Lidia


dejó de concurrir a clase, doña Juana me presenta un chiquito de dos
meses. Lo mismo me ocurrió con mi alumna. Elsa días pasados, al
alzar en casa de ella un chiquito sin pantalones de poco más de año.
Que pena no haber empezado esta forma de enseñanza desde el
primer día.
Doña Juana no quiere que nos vamos, quédense, nos dice, a tomar
mate y café y a conversar.

JUEVES 23 - COOPERATIVA

Reunión de varios centros en la cooperativa para escuchar a los


dirigentes. Grabamos la interesante conversación.

VIERNES 24 - CAMBIO DE ROMELIO

Casa de Miranda, a doña María la han operado del apéndice y el


hígado.
Romelio me alcanza y me dice:
402 Héctor David Gatica

Romelio: – Aunque usted no lo crea, este año de enseñanza me ha


cambiado totalmente, tenía pensado andar de un lado para otro hacien-
do changas y hoy compruebo que no, voy a tratar de asociarme a la
Unión Vecinal, pedir mi lote, levantar una pieza provisoria hasta hacer-
me la casa y desde mañana comienzo a trabajar con un antiguo patrón,
a quien no volvía porque era muy malo, no me gustaba que me hagan
ninguna indicación. El patrón desea conocerlo a Ud.
El trabajo de esta semana ha sido en su mayor parte evaluativo.
Esta noche hacemos un ensayo de reportaje deportivo.

LUNES 27 - RAÚL VILLEGAS VUELVE

Llevo a Educación del Adulto algunos trabajos manuales solicitados


para una exposición, han sido hechos con mucha dedicación y amor:
Norma un carrito para llevar la muñeca; Elsa un juego de comedor,
mesa, dos bancos y un aparador, (todo en pequeño) y Domingo una
casa.
A media tarde se presenta Raúl Villegas -era el alumno más infor-
mado que tenía.
– Necesito certificado de 7º grado pues tengo que rendir en un
curso de inspector. ¿Qué puedo hacer?
– Lo que a mi me corresponde en este momento, sacarlo corriendo.
Bien sabe las veces que anduve por su casa diciéndole que siga concu-
rriendo, que el certificado le iba a ser útil algún día.
– Si, claro, lo reconozco, estuve mal, pero Ud. sabe que el cambio
de horario de mi trabajo fue lo que me imposibilitó para seguir estudian-
do.
– Perdóneme Raúl, pero no fue todo, quizás lo menos; lo que a Ud.
le faltó fue bondad y le sobró egoísmo, quería que me adelantara con
usted y que dejara a los otros, o de lo contrario que le diese clases
particulares. Pero a mi me importó más lo humano. Si en lugar de
retirarse hubiese tenido paciencia y me hubiese ayudado a llevar ade-
lante el curso, todo hubiese sido distinto.
– Reconozco que es así. ¿Y qué hago ahora? Puedo ponerme de
Obras Completas 403

cabeza a ver lo que han estudiado los compañeros. Dígame por favor
que quiere que haga.
– Las clases por hoy ya no las hacemos en el centro de salud si no
en la casa de cada alumno, tiene que concurrir desde esta misma no-
che. Y deberé emplear por lo menos dos días enteros para indicarle
algunas cosas.
– Voy entonces corriendo a mi casa a buscar el cuaderno, hasta
luego y muchas gracias maestro.

VIERNES 31 - EN CASA DE RAÚL

La semana ha sido en su mayor parte evaluativa.


Hoy tenemos una nueva casa para dar clase. Qué enseñoreada se
ve la Cordillera al otro lado del aeroparque.
Otra familia que se suma, escucha y a veces participa.
En cada hogar, los chicos son los primeros en salir corriendo a reci-
birnos, después los padres y todos los que están adentro.
Esta es la noche que más lejos nos queda hacia el oeste. Raúl me
hace conocer un cuaderno con poesías suyas (milongas, zambas, ro-
mances) escritos en su provincia de Córdoba.
Ahora si que se quita toda distancia maestro-alumno y somos una
familia viviendo en varias casas.
Terminada la clase nos piden que nos quedemos un rato más.
Raúl: – Queremos festejar el acontecimiento.
Nos sirven café con galletitas y después nos ponemos a ver un
album de fotografías: El servicio militar, la vida en el campo, el casa-
miento. Que alegría para padres e hijos.
Raúl nos cuenta que dos balas le atravesaron el cuerpo perforándo-
le los intestinos cuando cumplía el servicio militar y nos muestra una
cicatriz de 20 cm., abertura que le hicieron para extraerle la sangre
interna desparramada.
Se alarga demasiado esta «sobreclase». Encuentro a Noelia, mi
esposa, muy preocupada por la demora, estaban por salir a buscarnos
sin saber en que casa nos encontrábamos. Ya va a ser media noche.
404 Héctor David Gatica

Foto: Fundación José María Llorens S.J.


Obras Completas 405

NOVIEMBRE DE 1969

SÁBADO 8

Esta semana ha sido dedicada al Curso de Capacitación para Edu-


cadores de Adultos.

LUNES 10

En la clase de hoy consideramos un chiste de Mafalda, aquel del


«inquilino que llevamos adentro» y que no le permite quedarse con los
vueltos de su madre.

MARTES 11

Trabajamos acerca de problemas sociales. He aquí su resultado:


El barrio
La vivienda. La salud. Mal de chagas. El alcoholismo, la falta de
agua, la basura.
Decir «yo vivo en el barrio» con la inmerecida fama que tenemos
en la ciudad de asesinos, de ladrones, de ignorantes, de sucios.

La provincia
La emigración de siete mendocinos por día a Estados Unidos, falta
de apoyo gubernamental, abuso de precios con los turistas, el pago con
fichas en la vendimia.

El país
Mala atención de hospitales, problema del salario familiar en lo pri-
vado (no se ocupa al que es casado y tiene hijos), exceso de empleados
administrativos, incumplimiento del plan gubernamental, falta de liber-
406 Héctor David Gatica

tades políticas, malversación de fondos, falta de explotación racional


de las riquezas del país, centralización de las industrias y descuido ru-
ral.

El continente
Bajos salarios (principalmente para el obrero), falta de fuentes de
trabajo, desventajas en el mercado internacional, gran diferencia de
patrón a obrero y explotación del peón, en especial del indio, serio pro-
blema educacional; la Alianza para el Progreso, que no es una ayuda
sino una explotación despiadada de los países del sur: «Te doy cinco
pero me devolvés quince».

El mundo
Graves conflictos internacionales y raciales, serios problemas reli-
giosos, el armamento nuclear, el imperialismo de EEUU y la URSS, el
crecimiento demográfico.

JUEVES 13

Nos reunimos cuatro centros educativos para dialogar con los di-
rectivos de la Cooperativa «del basural».
Estuvieron presentes además el superior general Sr. Castronuovo,
el Prof. Fritancher, el delegado Sr. Vacca, y la supervisora Srta. Car-
men Morales.
La conversación, de más de dos horas, fue grabada por el padre
Llorens (conservo esa grabación).

VIERNES 14

En las preguntas evaluativas vemos los acontecimientos que más


han interesado tanto en lo provincial como en lo nacional y continental.
Leemos «El indio Panta» de Joaquín V. González y cada uno hace
en el cuaderno su interpretación personal.
En tanto tomamos café, llegamos a una conversación y a un estado
Obras Completas 407

de bromas sanas no alcanzado antes.


Raúl Villegas me entrega una poesía suya.

LUNES 17

Vuelvo a recordar aquí que cuando el padre José María Llorens me


pidió prólogo para su libro Opción fuera de la Ley, yo me negué por
considerar que me quedaba demasiado grande y si, en cambio, le pro-
metí que escribiría una poesía referida a él, pero eso sería después de
vivir un año en esta villa. Como ese tiempo ya se cumple y muy pronto
debo partir, le entrego esa poesía, que aparecerá en su libro y en otro
trabajo mío denominado País desvelado:

América desde aquí

Con un poco de barro y una semilla


se puede inaugurar una flor.

Con un basural
y unas gotas de sudor
se puede parir un pueblo.

En un gran pedregal del otro lado del parque


donde la hermosa tiraba sus vergüenzas
hombres huraños asomaban desde unas cuevas
-olía el aire a cosa prohibida.-
miraban y miraban
nadie los veía
-la inmundicia es despreciable-

Ahí comenzó todo


-una vez enarbolado el miedo es ya distinto-
La tierra inútil aparecía amada
408 Héctor David Gatica

levantaron el techo simple y cálido


prohibido
la noche anduvo con ellos
-cavadora de estrellas y de zanjas-
por eso pudieron robar el agua
descolgar por alambres clandestinos el pecado de la luz
y desvelarse entre perros
escarbando en la basura su palabra
hasta ponerla en cada boca
pronunciando en voz alta
el silencio del valle de los huarpes.

Ahora
el basural es un pájaro
que está empollando el corazón de América.
Terminación
Los días restantes para completar el año lectivo 1969 no me fue
posible tomar notas. Casi exclusivamente fue dedicado a repaso y a la
preparación para el examen de los de tercer nivel.
Asimismo una semana debí ausentarme a Bs. As., por un curso.
A los alumnos de tercer nivel que debían rendir les fue bien feliz-
mente.
Si todo sigue como va, es muy posible que Romelio y Elsa se casen
pronto.
La supervisión y maestros del área Nº 1 tuvieron la delicadeza de
hacerme una despedida.
También mis alumnos por su parte, después fui casa por casa reci-
biendo abrazos y ruegos de cartas y regresos.
Un barrio sin medida se cuelga de mi adiós tras un año de intensa
vida comunitaria.

Bº San Martín, Mza, 1969.


Obras Completas 409

Opción fuera de la ley


410 Héctor David Gatica
Obras Completas 411

SEGUNDA PARTE

Con algunos de los Colegas de la Esc. 177.


412 Héctor David Gatica

Con algunos de mis alumnos, Esc. 177, La Rioja.

Con algunos de mis alumnos de Esc. 177.


Obras Completas 413

LA CARPETA VACÍA

LA PLANIFICACIÓN

Aquella mañana contemplaba con satisfacción el entusiasmo que,


sin estridencias, alcanzaba todo el grado. Hacía algunos años que ve-
nía tratando de perfeccionar aquello. El alumnado estaba dividido en
cinco grupos, cada uno con su coordinador. Un alumno, elegido en
mayoría, encargábase enteramente de la disciplina, a él le pedían per-
miso para moverse dentro y fuera del aula y le obedecían cualquier
orden o castigo que les impusiese. Cada uno de ellos, por otra parte,
tenía funciones especificar que cumplir.
Encontrábame gozando al observar aquellos niños que se goberna-
ban a si mismos y trabajaban sin ser molestados, cuando entró la direc-
tora con una carga de planificaciones en los brazos. Pareció no perca-
tarse de los chicos. Tampoco ellos.
– Maestro, aquí le devuelvo su planificación, no la hizo como yo la
quiero. Las otras también las voy a devolver, todas están mal.
La miré salir con aquella carga de tiempo perdido, con esa montaña
de planificaciones anuales que estaban mal, porque no estaban como
ella las quería.
Necesitaba serenarme. Miré los niños, completamente ajenos a esa
planificación que acababan de rechazarme, y en vez de serenidad lo
que sentí fue una gran desazón, era como si el polvo de la tiza que caía
desde la pizarra me hubiese tapado los ojos amortajándome la mirada.
Otro día se hallaban tan entretenidos en un examen donde ellos
mismos corregían y ponían las notas, que ni advirtieron, nuevamente, la
presencia de la directora, quien entró con las amadas planificaciones
bajo el brazo. Aquí habría que aclarar que decir año escolar era decir
programa anual, planificación anual, planificación mensual, planifica-
ción diaria, planificación.
414 Héctor David Gatica

-*- Maestro, le traigo la planificación, la inspectora quiere que estén


a la misma altura y en línea horizontal los objetivos, los contenidos, las
actividades, la evaluación, el tiempo y los recursos.
Esta vez no supe si había salido en el acto o si observó la pizarra y
el intenso movimiento en el aula, pues los niños correctores llegaban ya
con las primeras pruebas, indicando la nota que a su juicio correspon-
día. Sus alegrías y tristezas resbalaron como nunca sin tocarme, mien-
tras en mi mente deprimida se acomodaban horizontalmente, y a la
misma altura: la planificación, las patas de las mesas, las patas de las
sillas y los tacos altos de los zapatos de la señora directora saliendo por
la puerta de la media mañana.

LA PALABRA JUSTA

– Maestros, deben hacer la planificación de toda la semana de nue-


vo.
Tengo que decírselo, pensé, tengo que decírselo: Señora, usted me
ha enseñado algo. Tengo que decírselo... Usted señora me ha enseña-
do algo. ¿Sabe qué? Usted señora directora me ha enseñado a odiar la
escuela!
Estos pensamientos sonaron demasiado fuertes contra mi frente,
acaso porque empezaban a ser verdad o porque encontré las palabras
precisas para expresarme. Casi que me quedé más tranquilo.
Usted me ha enseñado algo, señora directora, usted me ha enseña-
do a odiar la escuela. Me las estaba repitiendo para mi gobierno y era
como si se las hubiese tirado a la cara en el mismo momento en que
nos rechazaba las planificaciones. Debía decírselo pronto, antes que se
enfriaran. Mas casi que me convencí de que ya no hacía falta; seguro
que la podía destruir con esas palabras, eran poderosas. Lo único que
falta, me dije, es que ahora me sienta agradecido por haberme permiti-
do volcar en palabras lo que se me estaba desbordando por dentro. Y
me las volví a repetir: A usted señora le debo ¿sabe qué le debo? Este
odio que ha cultivado en mi por la escuela.
Obras Completas 415

Acto seguido volví a mis alumnos, indicando a Griselda que pasara


a comentar el último libro leído. Desde hacía algunos años que venía
procurando perfeccionar la enseñanza de iniciación literaria y de re-
dacción, me revelaba contra la lectura de libros en serie para todo el
país, como si el interés de los niños argentinos fuera uno solo y se
pudiera manejar así.
Entre otros intentos traté de acercarlos al conocimiento de los gran-
des autores y de las principales corrientes literarias, conectarlos con la
literatura americana y española, universal en fin. Tras este aprendizaje
generalizado, les pedía la lectura de textos completos, sin mayor es-
fuerzo, con un mínimo de páginas diarias, para luego comentarlos se-
manalmente ante la clase. Así, hubo niños que leyeron hasta ocho li-
bros en el año.
– Lea esto maestro, es muy lindo; me decía un día el alumno Pedro,
mostrándome La Cabaña del Tío Tom, cosa que hice una tarde que
inacostumbradamente caía nieve en la ciudad de La Rioja. Fascinante
y doloroso. Cruel.
– Leyó 20.000 Leguas de viaje submarino? (La pregunta era de
Nancy). Léalo, maestro, que le va a gustar.
Las poesías que habían copiado e ilustrado las aprendían y las reci-
taban, desde los viejos romances, la literatura clásica española, el ro-
manticismo, la literatura gauchesca, el modernismo, hasta llegar a los
poetas contemporáneos.
– Tienen que empezar a formar la biblioteca propia, su biblioteca;
les insistía permanentemente.
Aquel día un alumno habló de las Fábulas de Esopo, otro de La Isla
del Tesoro, un tercero de El Principito, un cuarto se refirió a Las Torres
de Nuremberg, de Sebastián Tallón y un quinto había comenzado a
hablar de Morada de Paz, de Rabindranath Tagore cuando sonó el
timbre, sacándolos de Sankiniketan y de aquellos maestros y alumnos
que desarrollaban sus clases bajo los árboles hindúes y que saludaban
al sol cantando los himnos del poeta.
416 Héctor David Gatica

EL REGISTRO MANCHADO

El avecinamiento de la primavera empezaba a sentirse aquella ma-


ñana desde los lapachos y azahares por los poros. Caminaba al aclarar
por las calles y me parecía que la vida se renovaba en mí, con un
perfume y un olor distintos. Ese aire de renovación, circulaba una hora
después en el aula.
Aquel día teníamos redacción. Siempre me preocupó la libertad del
alumno, la creatividad y el agrado en la tarea, no facil de conseguirse
dentro de los esquemas exigidos.
En esa búsqueda, cuando debían investigar les ponía a disposición
varias tarjetas y dejaba que los grupos se establecieran donde quisie-
sen, dentro del aula o fuera de ella, en el patio, bajo las moreras o los
aguaribayes.
Otro día, dos o tres jurados de tres alumnos cada uno, preparaba
una serie de preguntas, que a lo largo de una o dos horas contestaban
los demás, ya en grupo o en forma individual, horas en que el maestro
permanecía totalmente ignorado, sin una sola intervención, ni disciplina
de ningún tipo. El jurado es soberano, les había dicho con tiempo, solo
se pueden levantar quejas al finalizar el interrogatorio. Aquello era una
fiesta para los chicos, y para mi también, viéndolos a ellos trabajar con
tanta euforia, sin ninguna muleta, automotivados.
En cuanto a las composiciones, por lo general me parecían odiosas,
con temas áridos, sacadas a tirones en el término de tantos minutos.
Les indicaba en cambio cinco temas de entre varios propuestos por
ellos mismos, para que elaboraran en el tiempo que se quisieran tomar.
Me había quedado casi solo en el aula, salvo dos niños que observa-
ban en la esquina de una mesa un retrato. Volvieron luego los otros
chicos, discutieron, se pelearon, se pusieron de acuerdo, pasaron al
frente, cada uno leyendo algo distinto, de manera que demostraron que
todos habían trabajado. Ninguna de las descripciones se parecía, tam-
poco el comentario de láminas o la interpretación de rostros; diferentes
y amenas las narraciones. Hubo diálogos que colmaron de risas o de
ternura el aula.
Obras Completas 417

Fue tanta la alegría que llenó mi espíritu al escuchar a los niños, que
al quererme agachar para anotar las asistencias e inasistencias dia-
rias, una gota de esa alegría cayó desde mi alma descuidada sobre el
registro impecable, manchando el sello de la dirección.

LAS REUNIONES

Aquellas reuniones las vi repetirse calcadas durante años: Los ni-


ños no deben quedar un momento solos ni han de moverse del aula en
horas de clase. El registro de grado es un documento, es el espejo
donde se ve al maestro, como al niño se lo ve en su cuaderno. Las
carpetas diarias, paso por paso: objetivos generales, objetivos específi-
cos, actividades, evaluación. Se debe concurrir con puntualidad, quince
minutos antes, para no comprometer al directivo.
Nadie puede salir por ningún motivo del establecimiento. Se solicita
a los maestros no pedir permiso, porque comprometen a la dirección.
Tantas veces discutí con directores y supervisores... Y que había
ganado? Como cambios, nada; quizás solamente que se nos respetara
un poquito como personas. Mas terminaba al fin, como todos, por ha-
cer silencio, llevado por el aburrimiento de la reunión, por el tedio del
monólogo de la reunión. Y poco a poco me venía el desánimo, hasta
llegar a una depresión tal que terminaba con el alma tirada a los pies de
las maestras, sobre el piso, tan mudo al fin como esos guardapolvos
sentados en la dirección, blancos, más blancos todavía de recibir tiza y
palabras sin color y sin calor.

LA CARPETA VACÍA

La disposición del gobierno de facto llegó a todos los establecimien-


tos: Había que presentarse ante la Junta de Calificaciones para certifi-
car documentación, dejar la válida, retirar la inútil y ajustarse al nuevo
puntaje.
418 Héctor David Gatica

Comenzaron a llegar docentes de todas partes de la provincia. Tras


un par de horas había acortado bastante la cola; conversé unos mo-
mentos con gente de Ulapes y de Chepes.
Ya estaba a diez metros de la llegada, las autoridades de la Junta
sacaban carpetas, las abrían, entregaban documentación, anotaban en
unos cuadernos y volvían a guardarlas.
Faltaban nada más que un par de docentes, aunque para atrás eran
infinitos los apóstoles de la educación.
Ya me antecedía nada más que un colega en la cola de las carpetas;
sentí que el corazón se me apuró un poco.
Dí mi nombre y la empleada se dirigió a los anaqueles volviendo con
una carpeta de mucho bulto y peso y comenzó a sacar papeles apresu-
radamente, al principio hojeando, después en montón: Conferencias,
publicaciones, cursos, becas, premios, asistencia a congresos, viajes
culturales al exterior, dirección de revistas y periódicos, diplomas.
Más de cien folios, que -distinto a los otros casos- no se ocupó de
anotar en su cuaderno hoja por hoja. El trámite ordinario consistía en
asentar la documentación extraída de cada carpeta, el docente debía ir
a un escribano oficial, hacer la certificación de la misma y regresar con
todo ya sellado y firmado.
La señora me alcanzó el fajo y me dijo:
– No hace falta que la haga autenticar ni que la traiga de vuelta,
todo eso no vale nada.
– Y los libros que dejé juntamente con esta documentación?
– Aquí no hay nada.
– ¿Y las revistas?
– Tampoco, seguramente se han extraviado.
Miré a mi alrededor, varios colegas me observaban. Sentí vergüen-
za, una vergüenza que partía de ese montón de hojas que sostenía en
las manos y que «no valían nada», aunque representaban toda una vida
dedicada a la cultura, a lecturas, a estudios, desvelos, madrugadas,
renunciamientos y que para mi, como maestro, no me valían ni un pun-
to, ni un centésimo de punto.
Obras Completas 419

Algunas caras se mostraron serias, otras, con una leve sonrisa.


No supe reconocer si de ellas se desprendía lástima, alegría, asen-
timiento, reprobación o simplemente indiferencia.
Como para librarme de aquellas miradas, bajé los ojos hacia la car-
peta con los espirales aún abiertos; únicamente quedaba el título de
maestro normal nacional y, haciéndole compañía como para que no se
muera de frío, un certificado de ortografía de las Academias «Pitman»,
curso que había hecho por correspondencia cuando niño, cuyo valor
fue consignado en treinta centésimos.
De haber sido la más abultada y codiciada, pasaba a convertirse en
la más flaca y despreciada.
Hice ademán de retirarme pero fui detenido por la voz de la em-
pleada que me decía:
– Ha de traer una carpeta nueva, mire que esta ya está muy vieja.
Al alejarme de la Escuela «Castro Barros» donde trabajaba
provisoriamente la Junta de Calificación y empezar a caminar por la
calle Benjamín de la Vega, sentí que mi alma de maestro estaba tan
vieja, tan rota y vacía, como aquella carpeta que acababa de abando-
nar.

EL ÚLTIMO DÍA

Este es el fin de los maestros jubilados, me había dicho un amigo


indicándome un kiosco atendido por una señora, ubicado en el living de
su casa. Al fin y al cabo, que la única satisfacción es haber sido maes-
tro.
La desilusión se había apoderado de mi y ya no pensé en otra cosa
que no fuera retirarme, además la vista no me acompañaba lo necesa-
rio como para una tarea tan delicada. Sentíame hastiado y decepciona-
do, cansado de tanto atropello al magisterio, de manoseos, de ver rea-
lizar tanta tarea inútil. Odiaba cada vez más el papeleo, las planifica-
ciones, que no eran otra cosa que copias de otras carpetas o libros,
420 Héctor David Gatica

donde la creatividad propia era lo que menos contaba. Total...


Ya me habían informado también de mi nuevo puntaje, ingresé a la
docencia con el más alto de toda la provincia, setenta puntos -yo había
comenzado mis estudios secundarios a los treinta años y a los treinta y
tres ya me presenté como maestro.; ahora solo tenía quince puntos y
pasaba, de esta manera, a ser el último de mi establecimiento.
Acontecimientos posteriores me trajeron alegrías muy íntimas:
Resultó que alumnos míos de años anteriores, como un obsequio de
reconocimiento, comenzaron a pasar por mi aula para contarme que
les iba bien. Así pasó con Rosana, con Guillermo, con Mirna -tan
inteligente y de una gran personalidad. Pedro, amante del dibujo, me
contaba de sus estudios en la Polivalente.
El día del padre llegó Noemí con unas rosas; a esta chica la vi andar
muy mal en sexto grado, confié en ella y la hice pasar a sétimo -yo
también solicité pasar con todo mi alumnado- y el cambio fue notable.
Ahora Noemí continuaba muy bien en el secundario.
También ese día pasó Viviana, tan delicada y dulce, había dejado en
el aula muchas ilustraciones de poesías, lo hacía muy bien y con suma
ternura, que se notaba más que todo en el color; ahora estudiaba dan-
zas.
– Maestro, me dijo; hoy he faltado a clase para venir a saludarlo y
a traerle esta loción al aula donde nos hizo vivir cosas tan hermosas.
A último momento encontraba mi salvación en el amor de los niños.
Me retiraría, sí, estaba decidido; pero sin la amargura de la frustración.
Hasta pensé con benevolencia en los distintos directivos que tuve y
quise comprenderlos; ellos eran el producto de un sistema. Fue como si
hubiese olvidado todo lo anterior, todo lo desagradable del pasado, sen-
tía que los respetaba y los quería y que pasaban, a pesar de todo, a
formar una parte amada de mi pasado, y eso era cierto.
Donde los encontrara los saludaría con afecto, con añoranzas qui-
zás.
Aquel último año los alumnos formaban jurados casi a diario, de esa
manera todos pasaban por la lección oral y escrita con gran frecuen-
Obras Completas 421

cia; las notas las ponían los mismos niños y no yo.


También se formaban jurados para escuchar y calificar la exposi-
ción de libros leídos. O sea que para lo que normalmente se necesita-
ban muchas clases, lo hacían en un par de horas.
Una vez por mes los chicos podían disponer de todas las horas de
clase de ese día para teatro. En la primera hora y media debía, cada
grupo, escribir o hacer apuntes de una obrita teatral, con la cantidad de
actores según el grupo; otra hora para ensayarla y al último se volvían
a encontrar en el aula, donde la representaban, invitando a algún maes-
tro que en ese momento tuviese hora libre. ¡Como gozaban!
También se formaban triunviratos de disciplina. En una oportunidad
perdonaron a un alumno acusado de copiar, lo perdonaron porque solo
había tenido intención, pero no lo hizo. En cambio le bajaron cuatro
puntos a una alumna que tenía diez en conducta, por golpear a una
compañera en la calle y haber prometido que seguiría portándose mal.
Y por cierto que ese bimestre la libreta suya mostraba un seis no un
diez.
En el mes de junio dieron un recital de poesía española: Hice al
comienzo una breve síntesis de literatura universal y luego entré en
diálogo con Ernesto, un alumno de doce años, sobre corrientes litera-
rias y literatura española, tanto en poesía como en novela, desde el
Marqués de Santillana hasta García Lorca.
El acto fue ante toda la escuela, turno mañana, la supervisora se
emocionó y lloró. Un poeta amigo presente grabó el recital.
Y ahora comenzaba la preparación de la muestra de poesía ameri-
cana y riojana. Pero ya no pudo ser, se quedó a medias, goteando miel
como una lechiguana destrozada a hondazos.
Sonó el timbre de la última hora que daba por terminada mi carrera
docente. Y al trasponer el umbral del campanazo postrero, un coro de
besos y de lágrimas de mis veintiún alumnos, llenaron mi corazón de
guardapolvos blancos.

La Rioja, 1980.
422 Héctor David Gatica
Obras Completas 423
424 Héctor David Gatica
Obras Completas 425

EL CANTO DEL CANARIO

Material inédito y propio constituye la tela de este libro de Héctor


David Gatica, quien en los últimos años se había dedicado a reunir y editar
textos variados de diferentes escritores de La Rioja, postergando con ello su
propia producción. Sin embargo, diez cuentos breves son suficientes para
recordarnos el buen manejo de la narrativa cultivada por este autor que tras-
cendió especialmente como poeta, por ser la lírica el género en el que suele
nadar mas a gusto.
Estructurados en dos grupos –“Del Campo” y “De la Ciudad”- estos
relatos abordan una temática tan variada como nuestra: la casi inimputabilidad
de un embalsamador de animales exhibiendo su cruel oficio sin perversión y
sin culpa, el desamparo de los habitantes de Los Llanos, el fantasma palpable
de una avioneta asesina de lluvias y de esperanzas, la jocosa flexibilidad de los
marcos legales de Villa Nidia toda vez que una causa superior lo requiera, la
candidez de los viejos que pagan consultas médicas con canciones a capela, la
depredación de documentos en manos de un “aristócrata” dispuesto a mante-
ner incontaminado su apellido, la enfermedad contra la que lucha un entraña-
ble poeta enamorado de la vida, el sinsentido de las formalidades administra-
tivas, la avaricia de una comadre, la vaciedad de los gestos del patriotismo
militar de los años setenta, son entre otros, los motivos que se irán impri-
miendo en estas páginas, siempre en contrapunto o contraste con algún telón
de fondo que hará vacilar la escala de los valores humanos en el mundo narra-
do.
Este contraste aparece con fuerte sello en textos como “La madrina”,
“El rancho de los verdes”, “La avioneta asesina de tormentas y tierras”, “La
patria flamea”, entre otros, de los cuales merecen mención aparte por su
solidez: “Márgenes de la muerte” donde asistimos a la loca carrera de supe-
ración de una empleada pública, quien, obsesionada por agradar a sus supe-
riores, posterga nada menos que la atención del hijo enfermo, tras el empeño
puesto en lograr una nota de márgenes perfectos; “El médico, los números y
un tango”, en el que vemos cómo un doctor se debate entre el costado humano
y el costado burocrático de su profesión frente a la ternura de un paciente
agradecido; y, muy especialmente, el que da nombre al volumen, “El canto del
canario”, de impecable factura y de un naturalismo conmovedor y lacerante.
426 Héctor David Gatica

Con una hermosa tapa diseñada por Carlos Paigés en torno a un dibujo
de Oscar Salas, el libro exhibe un discurso comprometido, no exento de ironía
y crítica social. Con lenguaje sencillo y poético a la vez, estos cuentos de
Gatica nos hacen sonreír y estremecer, y al final, nos dejan pensando…

Marcela Mercado Luna

JUICIOS

Presentar un libro de David Gatica no es un hecho sin trascendencia.


Hay que lidiar con el bagaje de sueños y añoranzas de este trovador riojano.
Me siento feliz y gratificada por ser merecedora de este distingo: acaba de
confiarme “El canto del Canario” para que lo presente en sociedad.
¿Hay algo más placentero que acompañar a un amigo en un proyecto
de esta naturaleza? Solo espero tener la objetividad suficiente para hablar de
su obra sin que me ciegue el afecto, porque el cariño tiene por costumbre
hacernos ver con los ojos del alma alejándonos de ciertas realidades menos
gratas. Aunque las realidades de David se caracterizan por su contundencia.
Todos sabemos que la literatura de Gatica es incuestionablemente
hermosa, y hablaré de ella con la libertad que me confiere el noble gesto de
haberme elegido, como muestra de confianza.
Dicen que el arte obra el milagro de transformar para bien a quien se
asoma a él. Entonces ¿por qué es grato leer a David Gatica?
Porque después de haberlo leído uno ya no vuelve a ser el mismo: nos
hace crecer, madurar, nos despierta; sacude nuestra conciencia y nos arrulla
el corazón. En él habita la magia que hace fluir la palabra como un manantial
de frescura.
El canto del Canario es una serie de cuentos que se leen con creciente
interés a medida que uno va dando vuelta las páginas.
Lo integran diez relatos que a pesar de la diversidad de argumentos,
los distintos matices psicológicos de los protagonistas, y el trasfondo
dramático o trágico de algunos de ellos, tiene como denominador común una
Obras Completas 427

impronta vital y un acento de insoslayable solidaridad humana. Historias


todas ellas reveladoras de la fértil imaginación de David y de una prosa que
fluye de modo ameno y convincente. El autor ha ido desarrollando la trama de
cada una de sus historias con sencillez y diafanidad expresiva.
Este escritor, de pura cepa riojana, posee el don de la difícil y justa
paradoja; es decir, el punto donde se funde el dolor-horror con la belleza.
Según que cosa nos quiera contar ha de elegir el tono inequívoco que va a dar
realismo a la imagen. Su palabra es fuego y agua, es lija y seda, es golpe y
caricia; es el filo de una navaja que abre la herida y al mismo tiempo la lame.
Dice en su cuento. La muerte del poeta: “Se fue deteriorando cada vez más.
La cama matrimonial le quedaba muy grande y costaba encontrarlo cuando
uno entraba en penumbras. Se iba achicando desde afuera, porque hacia
dentro se agrandaba. ¡Como creció el poeta en los últimos meses!”.
También dan cuenta de su ductilidad narrativa los relatos que brotan
de la condición humana que no siempre tienen que ver con la belleza, el amor,
el bien, sino con pérdidas, desarraigos, abusos, el irrespeto hacia el hombre,
el desamor. En este sentido el autor siempre se compromete, no le teme al
mal, lo enfrenta, lo reta, o desarma. Y lo confunde, porque su palabra va
siempre armada de poesía; dispara con versos y metáforas. David no puede
despojarse de ella, porque sin ella él no sería.
Tiene este noble escritor la virtud de conmover a sus lectores con una
simple frase, de esas que brotan del alma cuando el alma está triste. Frases
que no requieren de elaboración ni esfuerzo alguno, sino de espontaneidad;
de esas que se asoman a la vida mientras van abriendo las heridas.
Es poético el relato que alude a “La muerte del poeta”, valga la
redundancia, y nos dice así: “Cuando me pides que te recuerde! prefiero
inventarte cada día! para que no seas! una pobre huésped más de mi
memoria” y cerrando los ojos, sin un movimiento dejó que la copla popular
hablara por él que había quedado sin voz: “Como un animal voraz! la muerte
me anda siguiendo! le voy a entregar mi cuerpo! y voy a seguir viviendo”.
David es un narrador irrefutable, pero, no sé si él sabe que es un
rehén de la poesía; por eso lo que él escribe es tan hermoso. Escuchen esto:
“Adolfo Morán sintió que el sol bajaba hacia el poniente de su
cansancio, sacó una silla al patio reseco y se quedó sentado a la sombra del
silencio”.
Como soslayar la poesía si se le escapa por los poros!!
428 Héctor David Gatica

El Canto del Canario tiene un corazón que late porque lo habitan


seres con vida propia, que sufren, lloran, aman, que persiguen un fin noble y
justo, que a diario libran una batalla con el infortunio.
La humildad es uno de los rasgos más distintivos que pueblan el
universo doliente del Canto del Canario. El autor bucea en las profundas
aguas del comportamiento humano y logra extraer vida de la vida; aboga por
la sencillez y a pureza, como cualidades primigenias del hombre, y logra que
sus historias se identifiquen con una idiosincracia que permanece
inmarchitable porque no la acosan los flashes de la moda ni el aturdimiento
de la gran ciudad.
El Canto del Canario denuncia un estrecho vínculo del hombre con el
medio que lo rodea: la naturaleza, el campo, los animales, y hace una lectura
sensible y descarnada de las dificultades que tiene que sortear para sobrevivir
a los abusos, la indiferencia, la escasez tanto de elementos materiales como
de cordura humana.
En la obra de David Gatica prevalece por sobre todo el espíritu de
lucha.
Como el autor es rico en sutilezas y metáforas, nos enseña a
interpretar imágenes de innegable valor poético.
Me pregunto ¿cómo puede el trino de un ave tene color? Puede, puede
tener el color de la vida, o el color de la muerte:
Como esto que nos dice David: “. . .aunque después dudé si era sangre
o era no más una gota de trino con el color de la sangre”.
El sentimiento pristino de David subyace en la tierra, campo adentro,
y se nutre de esa soledad enriquecida de simpleza, nos enfrenta con la nostalgia,
nos hace sentir la añoranza del pago querido. Nos invita a volver. Me recuerda
a Belisario Roldán en “El exilio necesario” que también nos propone
recuperar esa soledad, cuando dice: “No necesitamos del embravecido!
rumorear eterno y ensordecedor; ¡si las vanidades viven del ruido! solo del
silencio se nutre el amor; !vámonos amada donde está todo eso! quedémonos
solos con nosotros dos”
Los cuentos de David Gatica son atemporales, y no tienen fecha de
caducidad, justamente porque tratan del sentimiento del hombre; y los
sentimientos no prescriben, gozan de absoluta vigencia, felizmente.
Hay tanta carnadura en estos relatos, pareciera que están sucediendo
ahora, aquí mismo. Se sienten, se huelen, se dejan tocar. Los cuentos de
David respiran. Se me hace oír a la avioneta asesina de tormentas surcando
Obras Completas 429

el cielo riojano cuando dice:


-Oís viejo? Oís Adolfo?
-Oigo qué María.
-Ese zumbido arriba: la avioneta.
El rostro del campesino también se nubló de una tormenta negra,
sus ojos relampaguearon de bronca.
-¡La puta que los parió!
En esa expresión dura había volcado toda la rabia, como si de su
boca se desprendiera una centella capaz de mata a los causantes del terrible
daño. El ronroneo apenas perceptible del motor de la avioneta asesina de
tormentas estaba volando por sobre las nubes, procurando dispersarlas
coma majadas de cabras cuando se les acerca el león. Los relámpagos se
espaciaron, comenzó a disminuir a furia del trueno apagándose poco a
poco y el tul oscuro, como de luto de la nube comenzó a rasgarse, dejando
ver una que otra estrella que parecían ojos amarillos riéndose de la pena
seca del hombre.
El Canto del Canario es la historia de la belleza manipulada por el
hombre. Cuando se pretende etenizar esa belleza, inevitable y paradójicamente
se la asesina. El hombre, fiel a su soberbia comete el abuso de invadirla
rompiendo el delicado equilibrio de las cosas. Pero David, como maestro de la
vida que es, nos enseña que así como hay belleza en la pobreza, hay belleza en
el dolor.
El Canto del Canario es un libro que palpita entre las manos como el
corazón agitado del ave que tiene miedo; miedo del hombre.
El párrafo final del cuento que da nombre al libro dice así:
“Y ahí lo tengo ahora. Cuando quiera ir a verlo, vaya, se halla
igualito en todo: la forma del instante está perfecta. Al embalsamarlo lo he
perpetuado. Ese momento tan hermoso de vida y canto quedó para siempre;
sólo que le falta la vida y el canto, por la muerte del ave ¿vio?
Si la función de la literatura es, por otra parte, iluminar nuestro
destino o descifrar las claves secretas de la realidad, no hay que olvidar que
debe satisfacer antes dos exigencias ineludibles: interesar y conmover. Los
cuentos de este volumen cumplen holgadamente esos requisitos.
Felicitaciones David!

Gladys Abilar
430 Héctor David Gatica

VILLA DOLORES, 12 de diciembre de 2007

Estimado Héctor David:


Entre biberones y otras corridas (mi nieta Ancush está con nosotros
y la madre en el trabajo) te escribo estas líneas que por fin puedo concretar.
Están referidas a EL CANTO DEL CANARIO, tu publicación más
reciente ¿verdad?
Humor, ironía, indignación que llega a la sátira, campean en estos
trabajos, marcados con la impronta de solidaridad social e identificación
humana que te caracterizan.
El cuento que da título al volumen sobresale por su lírica exaltación
del canto alado y novedosa trama: “El rancho de ´Los Verdes´ plasma un
cuadro de conmovedor realismo, motivado por la desolación y miseria que se
abaten sobre su protagonista, en “Resurrección en Villa Nidia, el
pintoresquismo costumbrista deviene en caricatura no exenta de
verosimilitud: “La avioneta asesina” muestra un flagelo que también por
aquí es impiadoso e injusto: la impunidad de los rompetormentas... Y así
podría seguir, entusiasmado con la lectura atenta que he practicado a fin de
asimilar tus testimonios crudos y sin embargo tiernos. Magnífica tu evocación
de los últimos días de Eloy López, con quien nos estimábamos, y que nos lo
rescata para el recuerdo vivido e imborrable.
Detengo este inventario compulsivo porque todo el libro respira con
tu nobleza y con tu estilo. Un estilo, es cierta veces descuidado de gramáticas
y otros primores, que quizá no se puedan atender cuando se escribe con el
pulso al rojo y el corazón insomne.
Seguí en lo tuyo, para bien de tu tierra y de ese país sin puerto que
vivimos los del interior....
Un abrazo y mi afecto para vos y tus seres queridos, deseándoles un
2008 sin tantas impurezas endémicas.

Osvaldo Guevara
Obras Completas 431

Bs As. 7/7/07

Mi querido David:
Ud. debe ser de los que les gusta que les escriban a mano. Como hace
tiempo que no lo hago. Espero que entienda mis garabatos.
He leído El Canto del Canario. Cada libro suyo me trae más alegría,
mas furia, más amor y tristeza por nuestra Rioja.
Pero sobre todo, más nostalgia del campo.
No sé como se las arregla Ud. para seguir siendo el niño que andaba
por Villa Nidia, honda en mano.
Sólo que ahora, apunto una piedrita al cielo, cuando pasa la avioneta
asesina.
Así se hace, don David. No con misiles. Hay que voltearlas con palabras,
y le ofrezco todas las que tengo para ayudarlo.
Muchísimas gracias por su envío. El libro de Eduardo Ortíz Sosa me
abrió por fin los ojos respecto al secreto mejor guardado de muchas familias,
que conocemos. Ojalá algún día vuelvan los negros a La Rioja, para honrar al
Santo Patrono y vivir en libertad.
Si no fuera por Ud. este exilio de 34 años me habría vencido, y me
hubiera convertido en otra porteña de tantas.
Ud. es el custoio de mi canción riojana, esa que me cantó a mi misma
cuando el ruido de la ciudad amenaza tras pararme la conciencia (¿Sabe cual
es?)
Hay una estrofa que dice:
Los cerros bajen al llano/ la sombra y los soles/ los hacen juntar
y el Chacho al mirar/ se vé, lejano el amor,/ durmiendo su lanza/ en Chile de
a pie.
¿Se acuerda? Así que, como don Ramón al médico, yo le regalo a Ud. la
canción que me ha permitido, a lo largo de mi vida, no olvidarme de quien soy.
Un abrazo

Diana Bilmezis
432 Héctor David Gatica
Obras Completas 433

DEL CAMPO
434 Héctor David Gatica
Obras Completas 435

EL CANTO DEL CANARIO

“Taxidermia: Arte de disecar los animales para


conservarlos con apariencia de vida. La ciencia
y la museística exigen hoy del taxidermista
aptitudes artísticas y conocimientos científicos
suficientes para reproducir el animal en su
ambiente más propio”.

- ¿Y qué es lo más importante?


- La observación para el descubrimiento de la pose en la cual ha
de quedar definitivamente.
Yo tengo embalsamada un águila guerrera y me gustaría encontrar
un águila real. Hay tres clases de águila. No es lo mismo embalsamar
un águila que una paloma, la paloma tiene que transparentar su man-
sedumbre, en cambio al águila hay que mostrarlo en toda su agresivi-
dad, con potencia y fiereza, por eso es importante, muy importante la
observación.
- Y animales más grandes aún?
- Tengo un cóndor, es grandioso. Una vuelta casi embalsamo un
puma, lo seguimos un día y una noche, se subió a un árbol y como
estaba tan cerca es como que no sintiera la penetración de la bala; lo
atraviesa tan rápido y con tanta fuerza que no le florece al salir.
- ¿Y que pasó?
- La fiera se fue debilitando hasta que se le aflojaron las garras y
cayó. Se los pedí pero los muchachos que me acompañaban no qui-
sieron perderse la carne.
436 Héctor David Gatica

- Pero si en mis pagos sólo se la tiran a los perros para que se


hagan más leoneros.
- Es muy rica. ¿No ha probado usted?
- ¿Qué otros animales ha embalsamado?
- Y muy muchos uff. Una vez embalsamé dos loros del goberna-
dor.
- ¡Cómo!
- Sí. ¿No recuerda aquellos loros tan mentados que se le perdie-
ron al gobernador de la residencia? Yo no sabía, me los trajeron a mí
para que los embalsamara.
- ¿Por qué no me embalsama un sueño, el sueño más lindo que de
hoy en adelante tenga?
- Ya está macaniando usted.
- Una poesía podría embalsamarme, un canto.
- Hablando de eso.
- ¿De embalsamar una poesía?
- No, un canto. Una mañana silenciosa en medio del campo, como
a dos kilómetros sentí y distinguí el canto de un canario y empecé a
caminar y caminar en ese rumbo hasta que lo encontré.
- ¿Al canto?
- No, al canario. Yo siempre mato con munición, más grande o
más chica según el caso. Esta vez busqué un cartucho con la munición
más pequeña que llevaba y me escondí tras unos montes para obser-
varle todos los movimientos. Yo no uso máquina fotográfica, todo lo
voy grabando en mi mente.
Era una mañana de primavera, de esas en que, no sé porque, uno
siente más ganas de vivir.
Como le decía al principio, la observación es muy importante, es
lo más importante y yo miraba, no quería perderme nada, estaba como
himnotizado por el movimiento y el canto. ¡Todo lo que da la vida!
¿No? ¡Qué grande es Dios!
Obras Completas 437

Más de una hora habré estado siguiendo con los ojos los movi-
mientos del canario, hasta que en un instante lo colmó todo: Había
puesto de una manera tan especial los dedos en dos ramas cruzadas,
agitó las alitas, levantó la cabeza, el diminuto pico se abrió y dejó
escapar una catarata de cantos ¡divinos!. Todo era vibración: El ave,
las ramas, el árbol entero; el aire perfumado de la primavera, que a mí
me pareció, fíjese qué cosa, sentí como si el aire cayera sobre el
pasto casi simultáneamente con la explosión. ¿Por qué será que a mí
me pareció eso?
Apoyé la escopeta en el tronco de un algarrobo y levanté al paja-
rito, palpitante todavía; así deben de quedar los músicos después de
un concierto ¿no le parece?
Se me ocurrió que me iba a quemar las manos por el parecido que
tenía el color del plumaje con el fuego.
Abrí la caja, que siempre llevo conmigo, saqué el bisturí y le hice
un pequeño tajo en el pecho, para extraerle las vísceras y fue como si
al sacarle el corazoncito hubiera bajado de la garganta, no sé, pareci-
do a un trino que me hizo temblar, volteando sobre el suelo una gota
de sangre, aunque después dudé si era sangre o era nomás una gota
de trino con el color de la sangre.
Lo limpié con agua de alibour y lo llené con algodones impregna-
dos en líquidos que impiden la descomposición. Entró tan poquito
algodón...
Y ahí lo tengo ahora. Cuando quiera ir a verlo, vaya, se halla igua-
lito en todo: La forma del instante está perfecta. Al embalsamarlo lo
he perpetuado. Ese momento tan hermoso de vida y canto quedó
para siempre; sólo que le falta la vida y el canto, por la muerte del ave
¿vio?
438 Héctor David Gatica
Obras Completas 439

EL RANCHO DE LOS VERDES

“Los Verdes”, así se llamaba el puesto. El cauce seco de un río


ancho y arenoso pasaba unos pocos metros hacia la parte sur, bajan-
do desde la Sierra de las Minas, que en tiempo de lluvias se hacía ver
creciendo un par de días.
Al oeste estaba la represa, rodeada por algunos árboles que au-
mentaban la frescura del agua.
Poco menos que a un tiro de honda hacia el norte, dibujando una
curva sur este, pasaba el camino por donde muchas veces fue y vol-
vió doña Mercedes, pero “ahicito” nomás, hasta Nueva Esperanza.
Al otro lado del río, también a poco metros, se veía un rancho, el
de René Arce con su mujer y sus doce niños, rancho de una sola
habitación, sin puerta ni galería igual al suyo y con un cuartito de quincho
hacia la parte de atrás, igual que el suyo también. Y una represa más
grande pero que no era de René Arce si no de los dueños de “Las
Tres Marías”, gente de muchos yeguarizos, les gustaba criar yeguas
salvajes. Y el rancho de la Antonia. Y el rancho de don Nicomedes.
La única hija legítima suya, la Isolina, se le cayó del colectivo cer-
ca de Villa Dolores rompiéndose la cabeza en el asfalto. Los demás
eran adoptivos o allegados.
Cuando el Pancho se le puso mozo, “puntió» para Mendoza y no
volvió nunca más.
La Juana, salió a trabajar como empleada doméstica, lejos, a La
Rioja. Ella se desvivía por su Juana, que la crió de chiquita. Volvió a
los tres años, con un niño muy bonito, ojos celestes, blanco y rosado;
440 Héctor David Gatica

parecía un durazno. La acompañó unos meses, se enamoró y el hom-


bre se la llevó, a Mendoza también, desde donde no volvió ni le escri-
bió jamás.
Juan, el más chico, la siguió acompañando pero no mucho; apro-
vechando que veía poco se le puso pícaro y atrevido, le descuidaba
las cabras y al fin terminó yéndosele como los otros dos.
Las pobrezas la anduvieron acorralando y tuvo que vender el monte.
Como el campo era tan chico la única condición que puso fue que a
los algarrobos cercanos a la casa no se los hacharan.
Se cumplió con lo prometido hasta que se acabó el monte, des-
pués cayeron también los árboles que no debían tocarse; los hacheros
no obedecían órdenes suyas si no del comprador. Las únicas som-
bras que se salvaron fueron las de la represa y esto.
Al final se le acercó un viejito, así no más. A su edad y con sus
pobrezas no se puede compartir otra cosa que no sean los años, a lo
sumo regalarse una palabra cuando tomaban mate. El dormía en el
cuarto de quincha. Siquiera tener alguien con quien conversar para no
estar tan callados, alguien con quien comentar que hacía día y medio
que estaba creciendo el río después de ocho meses sin llover.
Qué sería de la Juana y el Pancho que ni noticias le hacían llegar.
Seguramente volverían cuando ella muera, para venderle el campito.
¡Qué mala pata! A causa de su poca vista una noche sin luna tro-
pezó con el mortero y se quebró una pierna, y a su edad y sin tener
quien la cure, de esa enfermedad no se sanó más.
Tuvo que llevarla René Arce para su rancho. Y el viejito al quedar
solo se fue, no se pudo aguantar el silencio ni la soledad. La mujer de
René la cuidó durante un año.
Pensar que en las ciudades había gente que se iba a Europa, cru-
zando un inmenso océano, hasta dos y más veces al año y ella, que
estaba a solo dos cuadras de lo suyo, nada más que pasar el río seco
y arenoso, nunca consiguió que ni en andas la llevaran hasta su ran-
Obras Completas 441

cho. ¡Cómo lo echaba de menos! Y estaba ahí, a nada más que a 200
metros, y no podía ir, era como si se encontrara en el otro extremo
del mundo.
Soñaba con la represa, con el bordo de la represa, y los montes
que la rodeaban; nada había igual para ella.
¿Y qué tenía ese rancho que pudiera atraerla de esa manera?
Si le ofrecían la casa más lujosa, con más linda sombra, seguro no
lo cambiaba. Su rancho era todo para ella, aunque no tuviera nada
dentro. Sólo así y únicamente ahí, podía ser feliz; nada más necesita-
ba y eso tan poquito, digamos nada, no lo poseía.
En cambio, había otros que disponían de todo en el mundo; pero
quien sabe si tenían todo. Porque aún viviendo en palacios, no tenían,
como ella, un miserable rancho para soñar y amar.
442 Héctor David Gatica
Obras Completas 443

RESURRECCION EN VILLA NIDIA

Todos los días del mes y del año rogaban, y se empeñaban, por-
que les llegara un hijo y no vino durante los veinte años que llevaban
de casados.
Se decidieron pues a pedir una criatura y la madre verdadera no
se hizo de rogar mucho, total, joven y soltera, no habría de faltar
como reponerlo. Además no era el primero sino el cuarto que ya
daba. A niño regalado niño encargado, y pronto. Ah no, eso de
hacérselo sacar, jamás.
-Y ya sabés Isabel, el próximo que tengás es para mí.
.Bien doña Cruz; en esas gestiones ando.
-Vos siempre tan empeñosa, Isabel...

La criatura contaba año y días cuando don José y doña Cruz lle-
garon en sulky al registro civil, ahí los recibió el juez; así lo llamaban
todos a don Arturo, el hombre más bueno y pacífico del lugar y que
no obstante, iba a cargar con una muerte en sus espaldas, nada me-
nos que la muerte de un niño.
Entraron a la oficina y le hicieron conocer su inquietud: Querían
cambiarle el apellido a la criatura que les habían dado, ponerle el de
ellos.
- Eso tiene arreglo doña Cruz.
- Usté dirá don Arturo.
- Sólo necesito saber si es que lo quieren tanto como para aceptar
cualquier sacrificio por él.
444 Héctor David Gatica

- La vida si es necesario; respondió don José.


- Bien. Hay una única forma de solucionar esto.
- Diga nomás.
- Matar al niño.
Los ojos de doña Cruz se abrieron espantados, retrocedió hasta
la puerta aferrada a la criatura y empezó a llorar a los gritos.
No hubo caso que don José la pudiera consolar hasta que no
menguó el efecto del golpe de la barbaridad con que se largó el juez.
Una vez calmados quedaron en silencio, como si les hubieran ma-
tado las palabras, mirando como asustados al funcionario, quien con
su habitual y pasmosa tranquilidad, les preguntó:
- ¿Cómo se llamaba el niño?
- Anacleto Flores; dijo el padre de crianza. E instintivamente miró
al pequeño temiendo verlo muerto, pues el Juez había preguntado no
como se llama sino como se llamaba.
- ¿Y que nombre quieren ponerle ustedes?
- El nombre del viejo, José Morán.
El juez abrió un libro grande, les anotó los datos personales, y
estuvo escribiendo un buen rato. En la oficina no se movía ni una
mosca, hasta parecía que ni el niño respiraba. Después tomó una hoja
de papel, volvió a escribir, selló, firmó y se las alcanzó.
- Esta es la defunción de Anacleto Flores, que acabo de matarlo;
la evidencia más cierta de que ha muerto fue el llanto de doña Cruz.
Quedó unos momentos en silencio y continuó:
- Ahora lo vamos a resucitar, solo que con otro nombre; Dios nos
ha dado ese poder en Villa Nidia.
Y agachándose escribió nuevamente, pero esta vez en otro libro.
Tomó luego una hoja de papel romaní, hizo anotaciones en ella, la
estampilló después mojando con abundante saliva la estampilla, selló,
firmó y les alcanzó el papel.
- Guarden bien este documento; es la partida de nacimiento de
Obras Completas 445

José Morán, que no tiene una hora de vida todavía.


Se puso de pie y siguió hablando:
- Un niño al que en el mismo día doña Cruz lo ha llorado por su
muerte como Anacleto Flores y que ahora, nosotros, vamos a feste-
jar por su nacimiento como José Morán.
Y poniéndole la mano grandota y pesada en el hombro del flaman-
te padre, lo invitó:
- Vamos, don José, a tomar una cerveza en lo de doña Ilda a la
salud del recién nacido.
446 Héctor David Gatica
Obras Completas 447

LA AVIONETA ASESINA
DE TORMENTAS Y TIERRAS (1)

La Siembra

Las plantas en sus hojas apagadas blanqueaban de polvo, mos-


trando en sus pulmones verdes, ahora grises, una prolongada ausen-
cia de agua que elaboraba su asfixia y, en algunos casos, su muerte.
Adolfo Morán sintió que el sol bajaba hacia el poniente de su
cansancio, sacó una silla al patio reseco y se quedó sentado a la som-
bra del silencio. Cuando la María terminó de entregar los cabritos a

1. Este cuento fue escrito en Villa Nidia en 1998 -publicado después en


el Diario “El Independiente”- viendo pasar por el cielo las mentadas
avionetas y desaparecer infalibles tormentas.
Han transcurrido siete años desde entonces. Los productores y
puesteros llaneros han realizado todo tipo de protestas, solos, por ahí
aisladamente se suma algún funcionario dolido por tanta injusticia: Han
cursado notas y más notas con numerosas firmas a las autoridades
tanto provinciales como nacionales, pedido audiencias, cortado rutas y
cientos de artículos en los diarios. Hay hasta un libro. Y nada, siguen
tratándolos de ignorantes. Mientras tanto, en el 2004 murió por la sequía
gran parte de su hacienda. No hay pasto, solo tierras resecas.
Las quejas continúan, sin haber dilucidado la supuesta mentira de las
avionetas ni la razón de sus incursiones cuando aparecen las tormentas.
Esto en los llanos donde reinan las avionetas nunca investigadas y
cercano a la ciudad de La Rioja, bombas y más bombas que parten
desde las fincas de los poderosos regadas con aguas subterráneas.
448 Héctor David Gatica

sus madres de ubres cargadas, se acercó al hombre que parecía que-


rer esconderse no sé si debajo del sombrero o del crepúsculo.
- Qué te pasa Adolfo que te veo con la cincha floja?
- Me he puesto a pensar, zonceras nomás.
- Y se puede saber?
- Cómo van desapareciendo cosas, no?
- La vida no es para toda la vida, llega el momento en que también
uno tiene que descontarse.
- No me refiero a eso, lo de uno. Es algo que va más lejos, per-
diéndose en tropilla -no conocía la palabra especie- en montón diga-
mos sin quedar nada. Te acordás de los melones grandes que traían la
cáscara marcada en tajadas?. Nunca más.
- Tenés razón, todos cáscara lisa. Y hablando de cosas que ya no
se ven, -nadie hace charqui, con lo rico que es un charquicán-, mor-
tadela en vez de mazamorra con leche, jugos en lugar de agua fresca
del pozo. Para qué cosechar algarroba si nadie muele ni come, para
qué asar tortas al rescoldo que los carreros en sus viajes llevaban
porque duraban semanas, si ya no andan más los carros.
- Tampoco ya no se ven, alumbrando las noches de verano entre
los maizales, ni tucos ni luciérnagas.
- Ta que te me has puesto poeta, viejo.
- Tristeza es lo que me da. ¿Acaso no era hermoso sentir los niños
llamándolos “tuquito tomá pan” y luego verlos como un farolito en sus
manos?
- No, si me parece que vas a tener que ponerte a escribir para los
diarios.
- Mirá la cantidad de pajaritos que ya no se ven, tan hermosos, ni
se siente que canten tan lindo, como no sea en una jaula de la ciudad.
- Pronto también nos vamos a quedar sin iguanas ni lampalaguas,
sin perdices, ni liebres, sin vizcachas ni gato montés.
- Eso por la gran matanza que hace la gente que viene de fuera por
Obras Completas 449

la carne, llenas de animales muertos a tiros las camionetas, y algunos


de aquí, por el cuero. Qué extraño fue la desaparición de la vizcacha,
que se consideraba una plaga, así de golpe, no quedaron ni para re-
medio. Pero, hablando de persecución, a las luciérnagas, a los tucos,
a los melones en tajada quien los persigue? Por qué desaparecieron,
si nadie las cortaba, esas plantas sin hojas, pura espina, que llamába-
mos matorrales? Hasta los cuices que hacían conejeras debajo de
ellas tampoco se ven ya. El hombre, nosotros con el hacha hemos
matado los bosques, sólo quedan unos pocos árboles.
Y ahora estamos haciendo lo mismo con los animales. Algunas
vidas desaparecieron así, por mano nuestra. Pero otras no, como las
luciérnagas, como los matorrales espinudos.
- Y los melones de cáscara en tajadas, no es cierto? -dijo la mujer
con picardía-
- Esa es otra cosa que me entristece.
- Qué cosa? Los melones?
- La siembra. Ya no quedan mulas para tirar el arado, ya no hay
arados, también van desapareciendo como ciertos bichos, nadie tira
la semilla. Antes, entre nosotros, quién era empleado del gobierno? Y
sentíamos una alegría tan grande cuando llegaban las primeras lluvias.
Ahora el que no es empleado no es hijo de Dios. Qué se van a alegrar
mirando las nubes si el sueldo, llueva o no llueva, les llega lo mismo.
Es cierto que de esa manera se ha evitado que la juventud se vaya al
pueblo y nos quedemos padres sin hijos, abuelos sin nietos; pero
también es cierto que ya no les importa nada, es como si les hubieran
cortado las ganas, quedan como toros capados. Ya no saben trenzar
un lazo, armar un catre de tientos, cavar una batea. De eso tuvo la
culpa primero el hacha y ahora estos empleos.
Si quiere hacer sinvergüenza a un hombre bueno, decía don
Venancio Leyes, dele cabras a medias; si quiere hacer flojo a un hom-
bre guapo -digo yo- dele un puesto público. Y si uno les pregunta que
450 Héctor David Gatica

están haciendo ahí en las oficinas, sentados al pedo, echando panza,


trabajando te contestan. Trabajando qué?
- Y también eso es trabajo, viejo, no sólo hachar y sembrar es
trabajar, no seas anticuado, este otro es trabajo con la cabeza no con
las manos.
- Ahora le llaman trabajar a no hacer nada. Mirá qué cosa. Antes
se nos iban los ojos al cielo mirando alguna nube de esas anunciado-
ras de tormentas, las bomberas que les llamábamos, en cuanto las
veíamos comenzábamos a aprontarnos para sembrar maíz, zapallos,
sandías.
- Y melones con cáscara en tajada -rio la María-
- No importaba si la última vez -continuó, serio, Adolfo- nos fue
bien o mal, si tuvimos mucha cosecha o se nos ardió todo.
Al año siguiente en primavera volvía otra vez la alegría, como las
flores que siempre vuelven para esa estación, como el verde en las
plantas. Y muchas veces, y vos te vas a reír de lo que estoy por decir,
no me parecía que sembrábamos maíz (Escogió un silencio, como
para arar suspenso y remató): -Era como si sembráramos esperan-
zas!
Volvió a quedar callado, tomándole sabor a lo que terminaba de
expresar. La mujer tampoco dijo nada. El continuó:
- Qué peligro, como los tucos y las luciérnagas, los matorrales
espinudos y los melones en cascos, peligro de que la esperanza des-
aparezca entre nosotros los hombres humildes y pobres del campo,
peligro de que se acabe, como los hurones y el mataco bola, peligro
de que la esperanza también muera porque ya no la siembra nadie.
- El único que por estos lados se anima a romper el suelo de las
chacras son vos, Adolfo -dijo la María con ternura y con tristeza-.
Cuando vos mueras, viejo, habrá desaparecido de estos lados no
sólo la última luciérnaga y el último sembrador. Tampoco habrá más
cosecha de esperanzas.
Obras Completas 451

II

La Procesión

Era el día de la Patrona de Santa Rosa. Cuando me vio llegar, la


gente salió a recibirme, no se quedó sentada esperando que yo fuera
a ella, ese gesto me emocionó, sabía que era una muestra de cariño y
respeto, lo mismo que yo sentía por ellos. Desde niño me vieron jugar
y crecer, y a lo largo de los años fueron enseñándome a quererlos con
la humildad de sus gestos. Nos hicimos algunas bromas:
- Vicente, cuántos años tiene usted?
- Setenta y seis.
- Qué hombrecito duro para morirse!
- Y para eso viene a preguntarme de la edad, carajo!
Dejamos que nuestras risas se acomodaran en las sillas haciendo
rueda. Llegó el cura, un tal Carlos Baigorrí, y pasamos a la galería. El
padre dio comienzo al Oficio entre santos y gallardetes -mezcla de
recogimiento y diversión- pero al poco rato, mirando hacia el patio,
exclamó: Parece que esta llegando la gente de La Reserva- me gustó
esa interrupción del rezo por parte del sacerdote., Los vecinos de La
Reserva entraron, pasaron a saludar al oficiante, éste esperó paciente
que doña Rosario sacara de una bolsa una buena cantidad de santos,
los colocara en el improvisado altar y se retirara, para recién conti-
nuar la misa. Antes del ofertorio dijo: Que pasen los más viejos a
sostener las velas. Nadie se movió, ninguno quería ser el más viejo.
Ante una broma mía se levantaron Vicente, Félix y algunos más y a la
hora de los ruegos dijo en voz alta el dueño de casa: Pido por los
amigos!
Se hizo la procesión alrededor del gran desplayado. Al pasar al
lado de los corrales el sacerdote hizo depositar las andas con el santo
en la arena, junto al chiquero ahí nos hincamos y rogamos por la
452 Héctor David Gatica

lluvia, el único que no se hincó fue un cabrito, que se hallaba en medio


de la procesión. Y seguimos, doña Rosario golpeando la caja y los
demás cantando.
Vino la noche y con ella la cena, que el dueño de casa obsequiaba.
Adolfo Morán brindó nuevamente, por los amigos. Estaba tan con-
tento. Los amigos habían venido a su casa. Y ahora iba a llover, la
Santa, seguro, escucharía los ruegos desde la arena.

III

La Tormenta

“La tierra estaba en su voz


como el campo está en un diente
de maíz”. Manuel del Cabral

Un trueno lejano levantó de la silla a Morán, quien desde tras la


casa vio como en el ángulo suroeste, desde donde nunca falla, se
venía encima relampagueando una gran tormenta. El hombre vuelve a
sentir una alegría inmensa porque una vez más, no sé si la última, iba a
empuñar la mancera para sembrar la esperanza en un diente de maíz.
Muy pronto la tormenta se hallaba encima de Santa Rosa, la mujer
corrió a buscar gallinas con pollos para traerlos a la galería, los relám-
pagos ponían de día la noche a cada instante y los truenos eran como
bombas inaugurando la fiesta de la lluvia, que esta vez, no podía fal-
tar.
Las primeras gotas buscan el rostro del hombre arador, con sur-
cos como para sembrar maíz, este sintió que el corazón se le volvía
una chacra donde, en lugar de sangre caliente, llegaba una acequia
Obras Completas 453

con agua fresquita y volvió a decirse para sí -ella no lo escuchaba


pues andaba corriendo tras los pollos-. Eso es lo que sentimos noso-
tros, la alegría de la esperanza, la semilla de la esperanza, que aunque
no se dé en choclos ni calabazas por secarse antes, con solo acercar-
se la tormenta ya nos florece en el corazón.
Mas de golpe se le secó toda la alegría; la fresca esperanza con
olor a tierra mojada no le alcanzó a reventar como la yema en una
planta; se quedaba sin parir el zapallar. Algo más poderoso que el
rayo lo fulminó todo.
- Oís viejo? Oís Adolfo?
- Oigo qué, María?
- Ese zumbido arriba: La avioneta.
El rostro del campesino también se nubló de una tormenta negra,
sus ojos relampaguearon de bronca.
- ¡La puta que los parió!
En esa expresión dura había volcado toda la rabia, como si de su
boca se desprendiera una centella capaz de matar a los causantes del
daño, del terrible daño. Eran hombres de campo, cierto, los tendrían
por brutos y anticuados; pero ellos sabían lo que estaba pasando con
las lluvias. Desde niños aprendieron de la experiencia de los viejos,
cuándo y a qué hora una tormenta iba a llegar descargando cataratas
de agua, o si el viento la empujaba, hacia donde se dirigiría.
El ronroneo apenas perceptible del motor de la avioneta asesina
de tormentas estaba volando por sobre de las nubes, procurando
dispersarlas como majadas de cabras cuando se les acerca el león.
Los relámpagos se espaciaron, comenzó a disminuir la furia del true-
no apagándose poco a poco y el tul oscuro, como de luto, de la nube
comenzó a rasgarse, dejando ver una que otra estrella, que parecían
ojos amarillos riéndose de la pena seca del hombre.
Poco rato más y no quedaba una nube, sí, un cielo límpido que
llovía luz de estrellas, en tanto hacia el sur, hacia San Juan, no lo sabía,
454 Héctor David Gatica

Mendoza tal vez o acaso San Luis, se iba alejando el bramido del
delito, sin esas luces tipo baliza de los aviones sino una lucecita fija,
roja: La avioneta asesina acababa de matar una tormenta más, la es-
peranza del hombre de los llanos desde Milagro y Catuna hasta los
límites con San Luis, y Córdoba, en el departamento San Martín.
La única gota llovida estaba aún en el rostro de Adolfo Morán,
como una lágrima caída del cielo.

IV

Sin Defensor

De bronca, pero más, de impotencia Morán lloró escondido entre


las sombras de su desamparo mientras se preguntaba:
- La Rioja, no tiene gobernador que la defienda? No tiene diputa-
dos, intendentes, concejales representantes del pueblo? No tiene
policías? No tiene abogados, jueces que no nos dejen huérfanos?
Desamparada tierra de nadie, no tiene políticos que además de juntar
votos alcen también una protesta? Curas que rueguen a Dios y de-
nuncien y maldigan a los asesinos de tormentas? En vez de proteger-
nos somos desmentidos por todos lados, nos acusan de ignorantes,
de algo que no se puede demostrar con seriedad. Y que es lo que no
sabemos demostrar? Que en la provincia de Córdoba, en Cruz del
Eje y Villa Dolores hay importantísimos sembradíos que pueden ser
estropeados por la piedra? Que entre Candelaria y Quines el gober-
nador de San Luis es dueño de enormes campos cultivados? Que
compañías aseguradoras de Mendoza prefieren pagar ese trabajito
sucio de la avioneta, antes que el más caro del desastre de una manga
de piedra?. Y hay algo más todavía, que, por cierto, si se puede
Obras Completas 455

demostrar: Al no llover, por la consiguiente falta de pasto y agua viene


la mortandad de la hacienda, entonces hay que adelantarse y vender
regalado. Dos cabritos valen más que una vaca.
Y aquí no termina todo; la tierra, los campos sin agua y sin pasto
van perdiendo valor verano tras verano, cuestión de tener un poquito
de paciencia hasta que los puesteros revienten, no den más, se deses-
peren y entonces venga esa tierra que ya se la puede comprar sin
plata, cambiársela por cualquier mentira.
En los tres o cinco años -nadie sabe exactamente cuando- de los
vuelos asoladores de las avionetas una sola vez pudo conversar Adolfo
Morán con uno de esos que, por sus estudios, saben y afirman que lo
de la avioneta destructora de tormentas es científicamente imposible,
le echó en cara al ingeniero por qué la coincidencia de la aparición de
la avioneta al formarse las tormentas.
- Le voy a poner un par de ejemplos -miró serio el ingeniero-: Las
chicharras cantan para el tiempo de la algarroba y ustedes dicen que
la hacen madurar; pero resulta que haya o no haya algarroba las chi-
charras aparecen y cantan lo mismo, entonces lo que a Uds. les ma-
dura no es más que una falsa ilusión. El otro ejemplo: Si una gallina
que está clueca y empollando le cambian los huevos por unos de
madera, puede ser, la gallina sigue empollando igual hasta que se le
pasa la clocura, en ese caso lo que empolla es una mentira.
- Y por qué hacen eso los animales?
- Por algo que se llama instinto.
- Ah... Así que por instinto aparece también la avioneta cada vez
que se acerca una tormenta? La diferencia está en que la avioneta
viene solo cuando hay tormenta y no anda cantando al pedo, cuando
no hay tormenta que hacer madurar. Mire usted. La avionetita solo
pone huevos y empolla en las nubes y canta únicamente su motorcito
para el tiempo de los relámpagos. Y lo que entonces hace madurar es
esta sequía de mierda que nos va matando con tierra y todo. Y si
456 Héctor David Gatica

como contestó el piloto ese que aterrizó en las salinas -Por qué sería
que la policía de San Luis llegó tarde dejando escapar el cuerpo del
delito?.- que su tarea es la de fumigar campos cercanos a Villa Dolo-
res, cien kilómetros hacia el este, como es que vuela por aquí, de sur
a norte? Así que aquí tira el combustible y lo llevan los vientos del
oeste más de cien kilómetros? Porque difícil es que se lo lleven las
nubes pues ya nunca pasan para el naciente... Tampoco es cierto,
solo coincidencia, que al caer la avioneta en Pampa de las Salinas,
límite de San Luis con La Rioja -al aterrizar se empantanó la asesina
del agua- pura coincidencia nomás que esa noche, mientras perma-
necía inmovilizada en La Pampa, allá en Corral de Isaac -donde no
cayó ni un milímetro en noviembre ni diciembre,- se descargaron se-
senta milímetros. Y llovió también en El Pozo, en San Rafael, en Los
Verdes, en Nueva Esperanza, Villa Nidia. Pura coincidencia. Mire
usted.

Estrellas como monedas

Adolfo Morán continuó meditando un rato más:


- Se han hecho petitorios con cuántas firmas, han viajado a la
capital comisiones de protesta. ¿Y? ¡Ahora son más las avionetas!
- Cuando dejarán de quitarnos la lluvia que nos manda de regalo
Dios?
- Cuando los entendidos, verdad en mano, vendrán a demostrar-
nos que estamos mintiendo? Proponemos que la avioneta vuele todo
lo que quiera, día y noche si prefiere, pero que cuando las tormentas
aparezcan la avioneta desaparezca. Si no llueve, es puro cuento lo
Obras Completas 457

nuestro. Y si llueve, entonces es porque alguien está ocultando la ver-


dad, y cometiendo un delito muy grave, permitiendo la muerte de la
hacienda, empobreciendo la tierra y echando de sus campos a sus
antiguos dueños.
Hacía mucho calor, Adolfo Morán sacó el catre al patio, se tiró
sobre él -estaría mal decir que se acostó- y se quedó de cara al cielo,
mirando las estrellas. No pudo dormir. En algún momento le pareció
que esas estrellas, de entre las más grandes y brillantes, eran como
monedas doradas con las que alguien, intentaba comprarle, casi re-
galado, su amado campo de Santa Rosa, justo en el día de la fiesta de
la Santa Patrona.
Pero esta vez no lloró; hasta sus lágrimas, como a las nubes, como
a la lluvia, se las habían asesinado.

CLAMAN AL CIELO EN NACATE


AL SECARSE SUS VERTIENTES
Malanzán (C). El martes 20 de diciembre fue el día más triste que recuer-
den los habitantes de Nacate. Ese día se secaron las vertientes que le brindan
agua potable. Sus vecinos se quejaron de los rompetormentas y de la indife-
rencia de los candidatos y autoridsades.

En una nota que presentaron en esta corresponsalía aseguran que Leopoldo


Luna (98) puede testimoniar que en un siglo nunca ocurrió algo semejante.
Y ponen como testigos adicionales a los vecinos Fermín Reynoso, Víctor
Fuentes y Félix Agüero, los que siempre vivieron de criar animales con esas
vertientes.
Como todos los días, amanecen preguntándose si lloverá, llevan anotadas
30 tormentas con sólo 2 milímetros de lluvia y desafían a los incrédulos
interrogándolos acerca de “¿por qué pasan avionetas justo cuando se forman
las tormentas y a los pocos minutos se disipan las nubes?”.
Afirman que en el 2004 se perdió la mitad de la crianza y este año espe-
ran que la pérdida sea total. Denuncian que las familias Rivero de El Chorro,
458 Héctor David Gatica

y las de Cayetano y Mario Valles, entre otros que viven del ganado, se queda-
ron sin agua para beber ni ellos ni las bestias.
Dicen que lo mismo ocurre en Carrizalillo, Algarrobos, Chañariaco, La
Calera y Carrizal, y señalan que igual padecimiento tienen los cultivos,
huertas, chacras y frutales, “los que se están secando”.
En la disyuntiva de vivir de rodillas o morir peleando, sacan a relucir que
“los señores candidatos se comprometieron firmemente a averiguar y a dar
soluciones a dicho problema, pero hasta hoy no tenemos solución de nada”.
Relatan que el jueves 22 a las 21 una tormenta fue interrumpida por tres
avionetas que fueron observadas por casi todos, por lo que salieron a la calle
a lamentar por la falta de apoyo del diputado, intendente, consejales y hasta el
Gobernador.
Afirman que “es muy triste lo que les está pasando, porque nuestros
hijos, nietos y el pueblo y sus alrededores, sin agua no tienen futuro”.
Reclaman por último que “den la cara” los que le prometieron para las
elecciones. De quienes firman, visitaron esta corresponsalía, Oscar Fuen-
tes, Paco Flores, Dante Valles Agüero, José María Romero Luján, Gerónimo
Tito Flores, Camilo Luján, Ramón Almonacid, Nito Reynoso, Josefa Pérez y
Nicolás Valles.

El Independiente, 28-12-2005

PORTEZUELO: los habitantes


están perdiendo todos sus recursos
En Puluchán piden ayuda por la gran sequía

La falta de agua y la aparición de aviones rompetormentas en días de


lluvias, está ocasionando grandes pérdidas a los pobladores.

Vecinos de Puluchán, localidad distante a 30 kilómetros de El Portezuelo,


hicieron llegar a la corresponsalía de Nueva Rioja un acta del Centro Veci-
nal de esa localidad, quienes se habían reunido el pasado 22 de diciembre
para tratar la gravísima situación que se está viviendo en esa zona por la falta
de lluvias.
El acta firmada por la presidente del Centro, Lucrecia Rivero y más de 80
Obras Completas 459

vecinos, declara que “como consecuencia de la sequía en los puestos de la


zona se secaron las vertientes que proveían de agua para el consumo de los
pobladores y de la que bebían los animales que son nuestro sustento”. Por
otra parte, el documento denuncia que “esta situación nos llevó prácticamen-
te a todos a la quiebra”.
Un párrafo aparte fue utilizado para reflejar el asombro de los vecinos ya
que, como declaran, “tormentas hay, pero allí no más aparecen los vientos
fríos y la tormenta desaparece”.
Por estas razones deciden dar a conocer a través de la prensa esta grave
situación y también invitan al intendente Juan Vicente Romero, y al diputado
provincial por el Departamento, Roberto Brizuela, a una reunión con toda la
población afectada por el flagelo para buscar en forma conjunta una posible
solución.
Los puestos más afectados están en el Potrerillo, Cañada del Medio, Paso
Grande, puestos de la Sierra de Argañaraz, entre otros.
Un comunicado similar a éste se dio a conocer días atrás en Nacate, donde
ya no hay agua ni para consumo humano.
Por su parte, pobladores de El Portero, El Portezuelo, y demás localida-
des estarían pensando cortar las rutas 27, 28 y 29, a la vez de rodear los
domicilios del Intendente y el Diputado a efectos de no dejarlos salir hasta
que realmente se brinden soluciones definitivas.
Por otro lado, durante la jornada de ayer y anteayer, la FM El Mirador, de
la localidad de El Portezuelo, intentó ubicar telefónicamente por pedidos al
aire a las autoridades locales, sin obtener ninguna respuesta.

Nueva Rioja, 31-12-2005


460 Héctor David Gatica
Obras Completas 461

EL PERRO DE RAMON

Capítulo I: El perro quirquinchero

Con no poco trabajo había conseguido hacer quirquinchero a su


perro, para lo cual debió darle amorosas sobas. A partir del afecto
del chicote, cada incursión volvía con una cuota de peludos, que ven-
día a cinco mezquinos pesos.
Su visión era cada vez menor, en contraposición con el trago.
Una tarde se le dio a doña María en dar por concluido su casi siglo
y el hijo, medio ciego, se quedó sin madre y con perro, y sin nadie
más. A partir de ahí, cuántas veces se lo vio tendido en medio de la
calle y su perro al lado, cuidando que ni las pulgas se acercaran.

Capítulo II: Y el perro se quedó solo

El turno le tocó esta vez a Ramón, lo llevaron al pueblo de Ulapes


y ahí murió. Desde entonces, al pobre animal se lo vio pasar por la
calle larga de Villa Nidia, ratos deteniéndose y como olfateando algún
rastro invisible, husmear, mirar hacia el poniente, gruñir al día, ladrar a
los remolinos y acercarse con temor a las casas haber si le tiraban un
hueso.
Pobre perro de Ramón, anda buscando a su dueño, decían con
lástima; pero los huesos eran cada vez más espaciados, comenzando
a marcársele las costillas en el cuero.
462 Héctor David Gatica

Capítulo III: El remolino

Aquella noche lloró lastimosamente hasta el alba. Se durmió re-


cién a la salida del sol, despertándose a la siesta, la hora de los remo-
linos. Afirmado en las patas delanteras vio que al fin regresaba su
amo, volvía en forma de remolino, se levantó y lo saludó moviéndole
la cola. Cuando se acercó más alzando hojas de tusca, intentó saltarle
juguetonamente sobre su espiral, y al dar en el aire se pegó un formi-
dable golpe.
Al levantarse, vio que el remolino entraba a la casa y tiraba cubier-
tos y platos al suelo, suerte que no eran de loza. Está borracho otra
vez, se dijo para sí viéndolo saltar por la ventana y tomar la calle.
Salió corriendo tras de él y estaba a punto de alcanzarlo, cuando, al
llegar al cementerio, se elevó levantando unas plumas para bajar lue-
go sobre una tumba con cruz de madera, desde donde no se le vio
levantarse más. Y se quedó ahí sin ladrar ni llorar y sin que nadie se
animara a interrumpir su pena canina.
La noche llegó pareciéndose a la sombra fugaz de una liebre, ilu-
sión óptica que le dicen, como el brillo mentiroso a la distancia en un
sediento. En este caso, sed de caza en las fauces del perro de Ra-
món.

Capítulo IV: El viento

Apareció el sol confundiéndose con el amarillo de las breas cuan-


do llegaron las primeras brisas, frescas caricias matinales. El perro se
dio cuenta que era su amo anunciándose en el aire y le gimió, luego
llegaron las oleadas y al mediodía una tierra que no dejaba ver, un
viento que tiraba arena a los ojos y al hocico. Se ha vuelto a tomar mi
amo, está muy borracho y viene con mucha bronca, reconoció.
Obras Completas 463

A media tarde el viento Ramón comenzó a sosegarse hasta quedar


quieto, tendido en la calle, peligrando que algún camión cargado con
hacienda lo aplastara, por eso se tiró a su lado para defenderlo.
Cuando la primera estrella que apareció en el firmamento se le
acercó confiada, enfurecido la saltó y la mordió y, como a la serpiente
verde de Goethe que al tragar monedas de oro se tornaba resplande-
ciente, la boca al perro le quedó brillando, de modo que cuando llegó
la noche se vio toda la calle iluminada.
Pasó cerca la perrita ladradora de Mariano y riéndose le preguntó
que estaba haciendo como un tonto echado en medio de la calle. -
¿No ves? Cuidándolo a Ramón, porque ha hecho algunas picardías y
tengo miedo que lo quiera meter preso el agente Aquilera. - ¿Qué
perjuicios? –Ha roto la rueda del molino de don Omar y don Omar lo
retó al capataz, a Eudé, por no frenar el molino a tiempo. Después, le
quebró unas plantas a don Benito, que a su vez se enojó con la Juana
creyendo que eran sus cabras. Por último se metió al horno de la Peta
justo cuando le acercaba fuego, que de no lograr salir por la tronera,
seguro la Peta a estas horas se lo estaba vendiendo por pan al famoso
hachero Alfredo Palma. Y se quedó callado, moviendo el rabo, por-
que le pareció que alguien, le alcanzaba una ayuda de hueso para sus
colmillos viciosos.

Capítulo V: El quirquincho

Porque será que sentía tantos deseos de ir al campo? El hambre


quizás. Más de cien quirquinchos le había cazado a su dueño. ¿Qué le
pasaba ahora que al ver un enorme peludo comiendo algarroba que-
dó paralizado? Cuando el animal entró en la cueva recién reaccionó,
tarde ya, pues nadie es capaz de sacar un quirquincho de la madri-
guera tirándolo de la cola, salvo que se le aplique el trabajito que
464 Héctor David Gatica

describe Ricardo Güiraldes en Don Segundo Sombra; pero para eso


su dedo era muy corto…
Cuando se dio cuenta que no era un quirquincho sino su amo,
empezó a cavar furiosamente, gimiendo y ladrando, hasta que una
luna llena, enorme como la pelota de los muchachos del club, alum-
brando hasta el fondo de la cueva le hizo ver que estaba vacía de
quirquincho, vacía de Ramón, vacía para su apetito, vacía para la
metamorfosis desvanecida de su cariño fiel.

Capítulo VI: El atajacaminos

En Santiago del Estero a nuestros atajacaminos los llaman


yamarcas, de ahí el canto del poeta Coronel Lugones a los yamarcas
y las tardes amarillas –como son las nuestras en tiempo de floración-
.
Al atardecer se le vio color de montaña a la distancia y se sintió el
olor a jarilla después de la lluvia, fue entonces cuando el perro, flaco
y cargado de garrapatas y sarnas, más cuero que carne, más hueso
que cuero, se lo observa emprender un dudoso trotecito rumbo a
Santa Rosa, haber si se le ablandaba el corazón a Adolfo Morán
sacudiéndole con un hueso.
Al dar vuelta los corrales de los hermanos Leyes se hizo el mila-
gro: Vio como a diez metros delante caía un pedazo de carne posán-
dose sobre el camino cual un pájaro marrón, corrió como Dios le
ayudara y cuando iba llegando el pedazo de carne se le voló, le nacie-
ron alas. No, no era carne, era un pájaro, un atajacaminos, un yamarca,
que se volvió a posar metros adelante. Esta vez no trotó, no le daba el
aliento, apenas si caminar. Ya muy cerca, el pájaro alzó vuelo nueva-
mente. Mentira que era un pedazo de carne marrón, mentira que era
un atajacaminos; se trataba de su amo, de Ramón, lo vio en sus ojos
Obras Completas 465

medio azulados por la nube de la ceguera.


Quiso trotar haber si lo alcanzaba; apenas si un balanceo. ¿Adón-
de quería llevarlo su amo que a ratos lo atajaba, a ratos se volaba
como llamándolo para que lo siguiera? ¿Hacia dónde? ¿Hasta dón-
de?
Las patas traseras se le aflojaron y cayó, sintiendo como un bra-
mido que se acercaba –por ahí pasaban camiones cargados de leña-
, intentó levantarse, inútil. Ramón, posado muy cerca, lo miraba pare-
ciéndose a un crepúsculo en silencio y con alas y pico.
El golpe fue seco, las enormes ruedas del camión y su acoplado le
pasaron por encima y desde el polvo espeso que dejaba tras de sí
salió volando la copla del poeta santiagueño: “Cómo he de sentir en-
tonces/ calor de tierra y de vida/ cómo he de sentir la ausencia/ de mis
tardes amarillas/ mientras los parches legueros/ se alarguen de leja-
nías/ y los yamarcas me atajen/ presintiendo mi partida”.
La luna se ocultó lentamente tras el postrer gemido de aquel pe-
rro, que alcanzó a moverle la cola a su amo pájaro, como si fuera una
rama de retamo tocada por la brisa, dando el último adiós con el rabo
al hambriento delirio de su fidelidad.
466 Héctor David Gatica
Obras Completas 467

DE LA CIUDAD
468 Héctor David Gatica

ELOY LOPEZ
Obras Completas 469

LA MUERTE DEL POETA


A Eloy López

No supimos descifrar su mensaje cuando nos llegó aquella tarde


de fin de año en forma de saludo navideño, porque sólo él estaba en
el secreto, él y su médico: Tenía cáncer.
Esto rezaba la tarjeta:

“Que ningún dolor sea tan grande


que toda alegría sea tan fuerte
para que nuestra sangre demande
alegría para vencer la muerte”.

Desde ese momento comenzó a valorar la vida que otrora derra-


mó a baldazos. Hasta entonces no le importó, o quizás le importó
demasiado.
Escribía poesías hermosas y nunca las valoró, aprendió una y esa
sola la decía, toda vez que en una reunión le pedían que recitara algo
suyo, las restantes no contaban.
Los amigos debieron ocuparse en editarle; recién entonces, y qui-
zás porque casi junto con el libro se le vino la enfermedad, valoró
también su obra poética y empezó a preocuparse seriamente por ella,
a regalar libros y a tratar de encontrar poesías sueltas para dar vida a
otro volumen, las reunía como quien anda juntando hijos naturales
desparramados por ahí, para darles a último momento la herencia de
su apellido, reconociéndolos, como se dice en estos casos.
Su dominio era grande sobre la literatura universal y la matemáti-
470 Héctor David Gatica

ca, tanto como sobre la noche, el vino y las mujeres.


- No tengo colesterol ni úrea ni ninguna de esas malas compañías
y venirme a joder esta macanita, esta pavada de enfermedad.
Tampoco a ella le hizo caso los primeros meses; pero el cáncer no
lo esperó, como sus pacientes poesías. Y sólo se hizo presente ante el
facultativo cuando se le comenzó a hinchar el tumor en un lado de la
cara. No permitió que ni su mujer entrara en el consultorio no me
ande con vueltas ni macanas doctor y dígame la verdad y la verdad le
fue dicha.
El cuento de la operación no era más que para engañar a los otros.
Lo de los tratamientos milagrosos, también.
- Cáncer de tal por cual se cree que me va a ganar; dijo aquella
vez que casi se fue en sangre.
Se le rindieron varios homenajes y a todos asistió ¿Sienten ese
olor a muerto? ¡Coman aca que me voy a morir!
Y se lo vio en los bares pasar al lado de las mesas como un cadá-
ver andante; por las calles, al entrarse el sol, como una sombra do-
liente, fantasmal; o ir al trabajo aunque fuere unos minutos.
Sabiendo que a la muerte la tenía encima, emprendió cosas que
daban la impresión de que pensaba en términos de futuro lejano:
Viajó a Bs. As. para hacerle poner, por su autor, la firma borrada
de una pintura prestigiosa; al pequeño unicornio azul que le regaló un
ceramista amigo lo mandó colocar dentro de una urnita de cristal y
hasta se encargó de hacer arreglar la camioneta.
Los pasos se le fueron acortando cada vez más hasta que ya no
pudo salir a la calle. Después, tampoco aguantó permanecer en la
reposera en un rincón. Debió reducirse a la cama.
El cáncer le fue comiendo las cuerdas vocales, por eso utilizaba
una campanita para llamar a los suyos, y acaso los recuerdos de su
infancia de Pozo Largo también acudían al tintineo del bronce. Desde
el lecho, dictaba poesías y pedía que le leyesen cuentos.
Obras Completas 471

Hizo escribir una carta con su mujer, solicitándole a un amigo es-


critor que le juntara sus trabajos desperdigados, pues a él ya le que-
daban muy pocos días que deshojar del almanaque. Cuando terminó
de dictarla se abrazó largamente a su compañera. Se estaba despi-
diendo de ella en ese momento. De ella y de la poesía.
Se fue deteriorando cada vez más. La cama matrimonial le queda-
ba muy grande y costaba encontrarlo cuando uno entraba en penum-
bras. Se iba achicando desde fuera, porque hacia adentro se agran-
daba. ¡Cómo creció el poeta los últimos meses! Su serenidad, las
bromas, la aceptación total, sin reparos, como diciendo estoy por
sobre de la muerte, más allá de la humillación y su lástima. Y si por ahí
el peso de la enfermedad, de la crueldad de la vida, que parecía de-
cirle, en el tono de una lección final, “mira a lo que han quedado
reducidas tus jactancias”, le doblegaba la cabeza bajándosela hasta
las rodillas, remedando un feto, pronto reaccionaba y volvía a su
entereza.
De todas maneras los amigos ya nos habíamos acostumbrado a
esa especie de evaporación lenta, continua, primero al verlo en paso
de fantasma por las calles y los bares, después en la cama.
Ahí sí que supimos que no moriría nunca así de golpe, que se iría
consumiendo como un pan de alcanfor, como una vela hasta quedar
la última llamita parpadeando, un perfume flotando impalpable.
Ser sólo poesía, la esencia de la poesía.
Por eso no nos sorprendía verlo cada día más pequeño, lentamen-
te esfumándose hasta ser con el tiempo -lo suponíamos- una “memo-
ria”, el “huésped” de una memoria.
El quería seguir estando entre nosotros, en esta ciudad de sus
andanzas infatigables; continuar concurriendo a las reuniones de can-
to, poesía y cuento del grupo “La Algarroba”; recordando a “Calíbar”,
esa antorcha cultural del noroeste argentino de la cual fuera parte
fundadora. Y sentarse en el bar con los amigos desvelándose hasta el
472 Héctor David Gatica

alba, por si acaso la noche le entregaba un lucero... con faldas.


Por eso fue que se decidió aquel mediodía de enero y dio indica-
ciones: Que en vez de coronas de flores para el muerto, mandaran
cuadernos y lápices a esas escuelitas del interior que tanto quiso, lo
sepultaran bajo tierra junto a un algarrobo, le tiraran tres rosas y que
los amigos llevaran la guitarra a su entierro y le cantaran.
Le costó hacerse entender pues las palabras ya no le salían.
A continuación hizo llamar a toda la familia, miró en silencio, larga-
mente a sus hijas amadas, con la misma ternura nostálgica con que
tiñó su poesía, a su fiel mujer - “cuando me pides que te recuerde/
prefiero inventarte cada día/ para que no seas/ una pobre huésped
más de mi memoria”- y cerrando los ojos, sin un movimiento, dejó
que la copla popular, con toda su potencia, hablara por él que se
había quedado sin voz:

“Como un animal voraz


la muerte me anda siguiendo
le voy a entregar mi cuerpo
y voy a seguir viviendo”.
Obras Completas 473

LA MADRINA

Llegué al hospital a las siete para sacar turno. El médico comenza-


ría su atención a las ocho.
Empezaron a conversar dos mujeres en el sector donde yo espe-
raba.
- La Blanca me comentó que a la niñita se le ha roto la bombacha.
- Y vos qué le dijiste?
- Que le compre otra.
- Y con qué?
- Ya lo sé. Pero ella me lo dice a mí para que se la compre yo,
valiéndose de que voy a ser la madrina.
- Y qué vas a hacer?
- Yo ya le he dicho que vaya pensando en otra madrina. Por inte-
474 Héctor David Gatica

rés, no.

II

Un perro grande pero con aire de humillación, buscando alguna


caricia de “te perdonamos” se movía casi arrastrándose por el pasi-
llo.
- De quien es el perro?
Esto preguntó una mujer con aire de jefa de enfermeras. Le res-
pondió el silencio.
- Claro, ahora no tiene dueño. Quien sea que lo saque de inmedia-
to. ¿Y si muerde a cualquiera de ustedes?

III

Salí cerca de las diez y vi muchos automóviles estacionados, algu-


nos bellísimos.
Todavía no sé porque en ese instante me puse a sacar cálculos
mentales, que me dieron como resultado que uno solo de estos auto-
móviles, que ahí estaban estacionados, alcanzaba, según fuera de brin,
de algodón o una tela mejor, para diez mil, veinte mil o treinta mil
bombachitas.
Y a medida que hacía estas cuentas, en mis oídos seguía sonando
aquella conversación:
- Pero ella, que es la madre, me dice que se la compre yo a la
bombachita.
- Y qué vas a hacer?
- Yo ya le he dicho que vaya pensando en otra madrina. Por inte-
rés no.
Obras Completas 475

EL MEDICO, LOS NUMEROS


Y UN TANGO
(Al Dr. Jorge Mercado Luna)

- ¡El que sigue!


- Permiso.
- Documento.
- Aquí tiene.
- Profesión.
- Médico.
- ¿A quien viene a visitar?
- A mi hermano Ricardo.
- ¡Le pregunto por el número, no por el parentesco ni el nombre.
- Ah... El 933.
- Pase.
La visita familiar y la conversación íntima fue a distancia y a los
gritos. Todos hacían lo mismo al frente de sus respectivos parientes.
Los mil y más kilómetros que lo separaban de aquella cárcel de
Sierra Chica le dieron tiempo para meditar bastante, sentía en la boca
una cosa desabrida, un algo metálico, con frío de hielo al haber tenido
que dar un numero en vez del nombre de su hermano, que le hubiera
puesto un sabor dulce y tibio en la boca.
Pensó en su profesión, que era la más hermosa: Salvar vidas.
¿Por qué entonces algunos colegas la abandonaban para dedicar-
se a la política? Claro, no es fácil aguantarse sudar sangre cuando se
476 Héctor David Gatica

está ante una operación riesgosa, ante un paciente grave, sintiendo en


el alma el peso de esa vida, llorar cuando se nos escapa un niño de las
manos, levantarse a altas horas de la noche medio dormido porque
alguien que nos hizo llamar, quiere también ver el nuevo día.
Recordó los viejos médicos, el de sus padres por ejemplo que se
metían en el paciente, en la familia toda y que curaban el cuerpo y
también el alma.
Y ahora qué pasaba en las clínicas? No había enfermos con nom-
bre, existían sólo números, como los presos en la cárcel de la cual
venía de visitar, como el 933 de su hermano. Carpeta número tanto,
luego la enfermedad, la operación a efectuar: -Doctor, tiene una vesí-
cula. Doctor, tiene un ovario.

Llegó a su casa apenas como para darse un baño, pasó a la clínica


y de inmediato entró en su consultorio.
La secretaria hizo pasar una pareja de viejitos, llegaban desde el
campo y cada vez que venían estos ancianos le traían a su doctor un
regalo, “un engañito” digamos: Huevos de perdiz, quesillo de cabra,
alguna torta asada al rescoldo.
Esta vez notó algo distinto en los ojos mansos de la mujer, una
especie de ansiedad. Y él, su hombre, estaba como una cuerda tensa-
da a la cual bastaba con tocarla para que empezara a sonar.
- Don Ramón, doña Jacinta ¿cómo andan esos huesos?
- Doctor, esta vez no tuvimos nada para traerle; pero mi viejo ha
estado ensayando un tanguito y ahora se lo va a cantar; así dijo doña
Jacinta, se quedó un momento en suspenso y luego agregó: -Para
usted, doctor.
Y sin más don Ramón comenzó el dos por cuatro. El médico, que
nunca dudó ni le tembló el pulso en meter bisturí con la calma más
pasmosa, se quedó como cortado.
Obras Completas 477

“Hoy vas a entrar en mi pasado


en el pasado de mi vida”.

En principio el facultativo pensó en lo que estaría ocurriendo ahí


afuera con los demás pacientes, extrañados, escuchando el tango a
viva voz de don Ramón.
Mas no, los ruidos que salían eran otros, y asustaban. Ruidos de
números de carpetas y de enfermos que estallaban al caer en el piso,
mezclándose riñones con apéndices pertenecientes a esas cifras, cada
órgano del cuerpo humano caía pegado a un número y multiplicaba
en intensidad de ruido según fuera ese número, oyéndose hasta de
Talamuyuna, de donde venían don Ramón y doña Jacinta.

“Qué grande ha sido nuestro amor


y sin embargo, ay,
mira lo que quedó».

Hubo algo que nadie escuchó caer, una lágrima, que no hizo ruido
porque como esos ríos subterráneos, se fue por dentro, creciendo en
el cauce oculto y caliente que lleva al corazón. El corazón de un mé-
dico enternecido.
Los viejitos salieron y él siguió escuchando a doña Jacinta:
- Para usted, doctor.
De golpe se abrió la puerta y entró la secretaria anestesiándole la
emoción con una carpeta que ostentaba un gran número.
- Doctor, le recordó; lo está esperando una próstata.
478 Héctor David Gatica
Obras Completas 479

LA MANCHA

Llegóse un día don Artemio hasta la parroquia de Arauco, pues


quería conseguir datos acerca de la Virgen Peregrina. Había conver-
sado además con gente de “El Valle Vicioso” porque deseaba hacer
su aporte en un folleto a la historia de San Blas de los Sauces.
Al arribar a Aimogasta le pidió permiso al cura del lugar para rea-
lizar sus investigaciones y éste se lo concedió pero con una condición:
El, por asuntos de iglesia, tenía que salir para volver recién al medio-
día, hasta entonces, don Artemio debía permanecer encerrado con
llave haciendo todas las averiguaciones que quisiera, pero encerrado.
- Padre, su desconfianza me ofende,.
- La condición es ésta, si usted la acepta, pase.
- Esta bien, la acepto, pues me interesan mucho los datos que
busco.
- Yo le prometo que al mediodía le daré razones de porque lo
encierro.
El cura se fue y don Artemio estuvo consultando papeles y ano-
tando hasta media mañana, sin poder salir ni al baño, lamentando el
resto del tiempo sobrante no haber traído cerda para hacer sus bellos
trabajitos manuales.
Al regresar el cura se produjo el siguiente diálogo, después de ir al
baño por cierto:
- Ud. conoce a N.N.?
- ¡Quién no lo conoce!
- Bien, resulta que vino a investigar aquí. Cuando él se va, descu-
480 Héctor David Gatica

bro que en uno de los libros parroquiales había desaparecido una


página.
- ¿Una página?
- Sí, quería sacarse una mancha.
- ¡Cómo!. Volcó tinta sobre el libro?. Un descuido seguramente.
Y claro, un hombre tan delicado sentía vergüenza de haberle mancha-
do algo tan importante, casi sagrado digamos.
- No, la mancha estaba volcada sobre su apellido.
- Cada vez le entiendo menos, padre.
- Claro, ocurre que no era por los inocentes que él mandó a la
cárcel, ni por las torturas ni por los fusilamientos lo que le quitaba el
sueño.
- Tan grave era? Y eso, que tiene que ver con la mancha?
- Termino de contarle: Sucedió que en un pueblito de la costa, no
sé si Anillaco o Aminga, tuvo familia siendo soltera una parienta de su
mismo apellido y eso manchaba, ensuciaba digamos, tan ilustre pro-
sapia. Entonces, había que hacer desaparecer la mancha, o sea la
hoja adonde se hallaba anotado tamaño pecado de madre soltera,
con su mismo apellido. Por eso lo encerré don Artemio, no sea que
usted también quisiera borrarle una mancha a su nombre.
Y riéndose y bromeando, ya de a caballo don Artemio, le contestó
al cura:
- En ese caso yo tendría que llevarme no ya una hoja si no el libro
entero, padre. Si yo nací entre una montaña de manchas. Benditas
sean.
Y la carcajada grande de don Artemio trepó a los olivares y voló
después hasta el Valle Vicioso, donde habitaba la mancha que le dio
la vida.
Obras Completas 481

MARGENES DE LA MUERTE

“Decretado por el Gobernador y que debe ser refrendado por el


Ministro de Gobierno e Instrucción Pública, por el Ministro de Ha-
cienda y Obras Públicas y suscripto por su señoría el Sr. Secretario
de Estado de la Gobernación”. Así rezaba aquella fascinante Circular
Nº 4.
“Margen izquierdo cuarenta milímetros; derecho, diez milímetros,
superior, cincuenta milímetros; inferior, veinte milímetros. En la hoja
final, será de sesenta milímetros como mínimo”.
482 Héctor David Gatica

Pensó con pena en su hermana, pues sufriría mucho hasta apren-


der todas estas normas; le interesaban más los garabatos de sus alumnos
que la seriedad de los documentos. Sin dudas le consultaría constan-
temente a ella. Sintió orgullo.
Se habían cumplido las ocho horas de esa jornada. Salió a la calle
-hacía dos años del golpe militar y el país seguía vistiéndose con uni-
forme verde-. Comenzaban a florecer los lapachos, parecían nubes
blancas y rosadas bajando sobre la ciudad al ras de las casas, nubes
sostenidas por el tronco de los árboles. Eso parecían a la mañana,
antes que salga el sol; pero a esa hora de la salida de la oficina, seme-
jaban más bien -así lo sentía ella- hojas de papel a la espera del tecla-
do de una máquina de escribir, con espacio suficiente para tabular
unos hermosos márgenes.
Cerca de las quince llegó al Barrio Matadero; la fiebre de la niñita
había cedido un tanto.
La circular decía que “los subtítulos deben comenzarse a escribir a
partir del margen, no llevarán numeración y su texto, en mayúscula,
irá subrayado”.
Preparó la comida, almorzó, lavó los platos, hizo la limpieza de la
casa, puso en jabón la ropa. Así paso un día más.
Oscuro aún estuvo en pie, deseaba llegar unos minutos antes.
Salvando basurales y esquivando la huída de media docena de
perros se dirigió hacia el centro. Tuvo por un momento la sensación
de que setiembre quería metérsele por los poros.
Firmó primero que todos, buscó la circular y se dirigió a su silla.
“Los títulos se comenzarán a escribir a partir del margen. No lle-
varán numeración y su texto en mayúscula irá subrayado”.
Llegó la jefa de sección y la saludó. Increíble la capacidad de
aquella mujer para recordar leyes, decretos, circulares.
La envidiaba. De seguro su jefa no consultaría más la 4/17-6-78.
Llevaba tres horas inclinada sobre la máquina de escribir cuando
fue distraída por una llamada telefónica; era su hermana la maestra
Obras Completas 483

insultando a media voz. En su rostro tirante de ciento ochenta minutos


de tecleado sintió la comezón de la superioridad.
- Tomá un lápiz y un papel -le dijo sobrándola-
- Ya los tengo -repuso molesta la hermana.
- Izquierdo cuarenta milímetros, derecho diez milímetros, superior
cincuenta, inferior veinte...
- ¡Basta! -gritó su hermana la maestra y le cortó-.
Cuando volvió a sentarse, se demoró un momentito antes de pro-
seguir, gustando el dulce instante que acababa de pasar. Con qué
seguridad le había dado los datos, hasta pensó agregarle, sin que ella
se lo preguntara, que “las notas deben ser cursadas a doble espacio y
que la escritura de párrafos al comienzo de una nota o después de
punto y aparte, se iniciará dejando diez espacios a partir del margen
izquierdo”. Gajes del oficio que le dicen.
Salió a la calle a la hora de costumbre. A la distancia, su delantal
celeste se mezclaba con las copas azules de los jacarandaes.
Los labios resecos de la niñita volvían a denunciar fiebre. Pidió
agua. Ya era hora también de uno de los antibióticos. Mientras la
medicamentaba recordó que “el nombre del lugar donde se emite la
documentación administrativa debe presidir a la fecha”.
Preparó el almuerzo, lavó los platos, limpió la casa y planchó. Así
se fue otro día más.
Aquella mañana comenzó calculando muy bien los márgenes, con
una precisión de ingeniería: “izquierdo cuarenta mm, derecho diez,
superior cincuenta”.
Una brisa que entró por la ventana trajo desde los naranjales de la
plaza el perfume a los azahares. La primavera derrochaba colores y
olores.
Las horas cayeron una tras otra sobre el teclado, y sobre su espal-
da.
Sintió, ante la suficiencia certera de su jefa, un complejo de infe-
rioridad al tener que consultar por trigésima vez la circular: “Se escri-
484 Héctor David Gatica

birá en mayúscula el cargo del funcionario a quien vaya dirigida la


nota, informe o providencia. Se escribirá a cuatro interlíneas debajo
del lugar y fecha y a partir del margen izquierdo”.
Qué espectáculo los empleados públicos saliendo por miles de las
distintas oficinas y volcándose largo rato hacia la calle, algo así como
ver correr un río colorido de corbatas y uniformes.
Se dirigió a su barrio tal cual lo venía haciendo desde veintiocho
años atrás. La fiebre de la criatura continuaba resistiendo la avalan-
cha de antibióticos.
Tras administrarle los remedios dio comienzo a su tarea, que si
bien era igual era también distinta, pues no se parecía a la de la maña-
na en la oficina: Almuerzo, platos, jabón, plancha.
Aquella siesta la enfermita estuvo muy molesta, con vómitos. Se
había puesto muy práctica en eso de los márgenes, qué satisfacción,
los tenía dentro de la cabeza, como marginándole los pensamientos.
Le molestaba algo, había ítems que aún no podía aprenderse. En
cambio ella, la jefa, cómo se los sabía. Será no más que unos nacen
para dirigir y otros para categorías menores.
El sueño de toda la noche giró alrededor de la Circular Nº 4.
En el sueño sí que la sabía, desde el primero hasta el último ren-
glón, de aquellas normas para la redacción y diligenciamiento de la
documentación administrativa. Sólo la interrumpía, a ratos, el llanto
de la hija.
Antes de salir para la oficina le tocó la frente, casi quemaba.
Pediría permiso por un par de días, aunque era muy arriesgado,
una carpeta médica podía costarle el puesto.
El tiempo y espacio que la separaban del barrio al trabajo lo apro-
vechó para dar un repasito a su memoria. El olor a azahares apenas
se animó a rozarla.
Firmó, puso la hora y pasó a su escritorio dispuesta a no levantar-
se en toda la mañana, pues debía confeccionar un informe muy deli-
Obras Completas 485

cado donde tendría que aplicar, paso por paso, la 4/17-6-78 con
todos los puntos de la 2517/16-11-77.
Seis horas pasaron en un vergel de teclas, en un cielo de letras
luminosas como estrellas, había comenzado por los márgenes, per-
fecto, y así cada código sin consultar una sola vez la circular que
transcribía el decreto. Levantó la cabeza, caliente la frente, henchido
el corazón. Acababa de triunfar en la vida, sentíase igual a su jefa,
muy por encima de su hermana la maestra, que la seguiría consultan-
do cada vez que debiera cursar una nota. El que persevera triunfa.
Qué sabio era eso. Sentirse logrado, qué felicidad. Pensar que hay
personas que no lo consiguen en toda su vida. Como le hubiera gus-
tado que pasara el Interventor Gobernador para que comprobase la
eficiencia de sus administrados. Cuántos grandes hombres permane-
cieron en el silencio y en el anonimato hasta el instante de su revela-
ción. Algo parecido debían de sentir a ese momento que ella estaba
viviendo. Ya no necesitaría consultar más a la Cuatro, firmada por el
Sr. Interventor, los Sres. Ministros y refrendada por su señoría el Sr.
Secretario de Estado de la Gobernación.
Se acercó a la ventana y aspiró el olor a setiembre. Veintiocho
años había permanecido todas las mañanas en esa oficina, sin una
falta, en esa silla, en ese escritorio, con esa máquina, la ventana con la
misma manchita amarilla en la parte superior, una baldosa de la es-
quina floja y un mapa de la provincia con los anteriores nombres de
algunos de sus departamentos: Juárez Celman, Gral. Roca y otros.
Volvió a la silla y continuó la tarea, sintiendo ahora la seguridad y
la superioridad con que había aprendido a marginar.
Momentos antes de cumplir la jornada, tras algunas vacilaciones,
se decidió y fue a hablar con la jefa para solicitarle permiso por un
día. No se animó a pedir dos.
El río de empleados que venía por el corredor, brazo de ese otro
gran río que es la calle, salió a la acera y comenzó a bifurcarse hacia
486 Héctor David Gatica

los distintos y distantes barrios.


Sentíase otra ese día, casi como no perteneciente a la masa
innominada, o al menos por sobre de ella. Pensó en lo que un compa-
ñero había leído en voz alta en el diario días anteriores de un pintor al
parecer famoso, un tal Picasso, quien tocara la cumbre con su obra
“Guernica”, o algo así. La vida da múltiples posibilidades a quien las
busca, y la consagración de ella estaba en aquellos márgenes como la
de Picasso en la Guernica, en la Circular Nº 4, en el Decreto 2517. Si
algún día pudiera, personalmente agradecería a sus inspirados crea-
dores.
Con todos estos pensamientos vigorizantes ni sintió las cuadras.
Tampoco percibió un par de saludos.
Al doblar la última esquina escuchó llantos, levantó la cabeza y
trató de localizarlos, venían de su casa; el corazón le pataleó adentro
y corrió sin ningún pudor.
Ella misma -no permitió que nadie más- fue a Servicios Sociales,
miró mucho rato el interior de los cajones más pequeños y al fin seña-
ló uno, decididamente, ése.
Ella misma también se encargó de levantar la criaturita y colocarle
con sumo esmero en el fondo, cuidando las distancias. Al agacharse
sintió que se le caía el alma y se le quedaba ahí, inmóvil y marginada.
Su hermana la retiró bruscamente cuando se dio cuenta que estaba
calculando el lugar exacto y los márgenes donde aquel ángel debía
permanecer.
Se la llevaron al día siguiente por la mañana. Le aterraba pensar
que algún movimiento brusco de la pompa fúnebre pudiera moverla,
transgrediendo así los márgenes de la muerte.
Y aquella tarde fue distinta, aunque fue igual que las otras en lim-
piar y barrer, pero solo en eso, porque esta vez no barrió pelusas ni
recetas de antibióticos, sino pétalos de rosas blancas que al agachar-
se a alzarlas se mezclaron con sus lágrimas.
Obras Completas 487

LA PATRIA FLAMEA

A la tercera hora hubo que suspender la clase; debía estar presen-


te toda la escuela en la ceremonia.
En pocas palabras vamos a narrar la historia que culminó en este
acto: Dos años atrás el IPSAS (Instituto de Previsión Seguridad y
488 Héctor David Gatica

Asistencia Social) había donado una bandera de ceremonias al Jardín


de Infantes de mi escuela. Ese año y el anterior las instituciones oficia-
les más representativas, donaron con magnanimidad varias banderas
y se hacían actos inolvidables en un marco de recogimiento y solem-
nidad; terminado este, se agasajaba a la concurrencia.
Sucedió que al hacer la donación que nos ocupa, el terremoto que
dio por tierra con Caucete, también produjo muchos daños en nues-
tra ciudad, debiendo cerrarse las clases diez días antes; sólo queda-
ron los maestros terminando papeles. Por eso al entregar la bandera
de ceremonia al director del establecimiento, todo fue demasiado si-
lencioso. En el IPSAS no sabían que una orden del Consejo de Edu-
cación prohibía los actos de fin de curso, por el luto que cubría a la
hermana provincia y los daños en la nuestra.
El acontecimiento de entrega se limitó a la llegada del presidente
de la institución donante y al escribano de la misma. Así comenzó y
terminó, con total silencio periodístico. El único que asistió, media
hora después, al parecer no enterado del susodicho decreto, fue el
Juez Federal.
Esta es la historia. La maestra jardinera reclamó a la señora direc-
tora, dos años después, el acto de recepción, de no, quedaba como
un desaire. Así es como llegamos al presente día.
La banda de música se ubicó debidamente pues se acercaban las
autoridades. El anterior presidente del IPSAS donante de la enseña
no estaba ya, había sido reemplazado. Habló el nuevo representante,
después lo hizo la directora. Hubo aplausos, tocó la banda, se hizo el
traspaso de banderas, desfilaron los pequeños de varios jardines cui-
dados por sus señoritas y hubo muchos aplausos, como correspon-
de. El periodismo sacó fotos y tomó notas.
Después se pasó a un aula decorada con primor, mesas y copas
colocadas simétricamente, bellamente dobladas las servilletas.
Yo era uno de los anfitriones, amén de poner de mi bolsillo para
Obras Completas 489

aquel lunch, igual que mis colegas y que la cooperadora, y otras ins-
tituciones de bien público. Había empanadas, masas, sandwiches, vi-
nos finos, gaseosas.
La banda estuvo atendida en otra aula, en una no cabían tantos.
Dos inspectoras sostenían de ambos lados, con sus sonrisas, el
interventor de turno del Consejo de Educación, un profesor muy iras-
cible, mal llevado y estrambótico que vino de Buenos Aires, del cual
nunca se olvidará la docencia riojana por las iniquidades a las que
sometió a supervisores y colaboradores cercanos, un tanto cojo el
hombre -los muchachos le decían por eso el engaña baldosas- por lo
que rengueaba cada vez que se acercaba a levantar discretamente
una empanada más.
Antes de irse, las autoridades distribuyeron entre el personal do-
cente abundantes felicitaciones. Y la Sra. directora les regaló a ellos
sonrisas de agradecimiento por tan jerárquicas presencias.
Por la tarde de ese mismo día debí concurrir a la Plaza 25 de
Mayo al arrío de la bandera, con el abanderado y los escoltas.
Esto también requiere narrar una pequeña historia, ella posibilita la
ambientación: Resulta que el anterior interventor de la provincia,
Comodoro Nanziot, tras dos años de gobierno, la obra más visible y
duradera a la cual tenía acceso el conocimiento generalizado, era el
arrío de la bandera en la Plaza principal los días jueves a la tarde, por
parte de las autoridades gubernamentales y alguna institución de tur-
no digna de ser honrada. Nuestro pueblo, que es agradecido, siem-
pre recordará al Comodoro por esta obra de gobierno, latente cada
jueves al caer del sol sobre la ciudad fundada por Ramírez de Velasco.
A este acto pues nos tocó asistir en representación de nuestra escue-
la, denominada “de los bomberos” o “de la basurita”.
Se ubicó la banda, varios policías y yo y mis niños también.
Todo se puso tenso en un momento, se acercaba el interventor de
turno, Comodoro Llerena, con sus ministros, secretarios y otras altas
490 Héctor David Gatica

autoridades.
Con qué postura el alto mandatario miraba el pabellón; lo había
visto flamear en homenaje suyo hacía tan poco en España, donde
estuvo representando a La Rioja Argentina.
Me temblaban las manos, hasta sentí deseos de salir disparando,
era demasiado para mí; hubiera preferido estar haciendo las visitas
domiciliarias por el “Tiro Federal”. La Patria flameaba descendiendo
suavemente al compás del clarín.
Quizás no corresponda aquí ni esté bien decir que el viático de un
día del gobernador equivalía a dos sueldos de un maestro ni que su
sueldo era equiparable al de noventa docentes -datos inflados segu-
ramente- justificado sobradamente por tener que administrar toda una
provincia. Lo que posiblemente si quede bien es decir que esas ma-
nos que sostenían la driza, habían hecho mucho por la patria y en
especial por nuestra amada provincia -según se comentaba, aunque a
mí me pareció exagerado- firmando ellas solas hasta este momento
patriótico la cesantía de tres mil quinientos empleados públicos.
Esa tarde del arrio recibí palabras de felicitación juntamente con
mis alumnos y fui invitado a seguir en el apostolado de la docencia,
“que es de renunciamiento y no de lucro, de patriotismo y no de esta-
fa a los alumnos ni al erario público”.
- Muchas gracias, contesté, casi temblando.
En mi corazón de maestro, que volvía al anochecer a la casa, que-
daron flotando las últimas palabras de inspiración patriótica, que en-
tre los naranjos de la Plaza 25 de Mayo me dijera el Comodoro
Gobernador.
Ya ni me acordaba que ese mes no había pagado la libreta, si no
fuera por mi mujer que me esperaba prosaicamente en la puerta de mi
casa bostezando un tanto, tal vez porque esa noche no habría cena.
Obras Completas 491
492 Héctor David Gatica
Obras Completas 493

LA ULTIMA PALABRA

EL VIAJE se trata de un libro formado a lo largo de casi medio


siglo, con poemas -algunos- que fueron quedando al borde del camino,
abandonados por ser distintos a los demás de su tiempo o porque no me
convencían.

Intuía algo de valor en ellos que los salvaba del fuego; pero algo,
también, no me cerraba.

Los corregí, a lo largo de los años, una y otra vez, muchas veces
los releí, agregaba, quitaba y los volvía a guardar- Al fin, he decidido
darlos por aprobados y otorgarles el diploma de la edición.

No he respetado el orden cronológico de los nacimientos.


Asimismo, la altura de vuelo no es la misma en todas las jornadas.

En cuanto al título el primero fue “Poemas para romper” -solo


me interesaba saber si la poesía es conocimiento sin importarme su
publicación. Segundo título: “Lo que va a quedar”, basado en uno de
sus poemas. Ahora, referido a todo el libro, es ya distinto. Si esto o
aquello ha de quedar o desaparecer, es el tiempo quien tiene la última
palabra, siempre. De ahí, y para ser menos pretensioso, “Lo que no va
a quedar”.

Como ve, no sólo a los poemas los corregí muchas veces, también
el nombre del Libro fue cambiando, para quedar finalmente EL VIAJE.
Un viaje de medio siglo por supuestos caminos de la poesía.

H.D.G.
494 Héctor David Gatica

EL VIAJE
San Juan, 10 de febrero del 2008

Querido amigo poeta verdadero en la raíz de la tierra donde somos.


Días hace, recibí lo que tu generosidad me envió: EL VIAJE y la revista
CAMINANDO que edita tu hermano.
Tu profundo EL VIAJE, que no es otra cosa que el viaje de tu vida a
través de la poesía para llegar a la poesía sin ficciones auténticas como es
común en muchos escribidores. Ahí están los pozos de balde donde fuiste a
beber tu poesía desde la infancia.
Ahí está la tierra que viste y los poetas que te inspiraron, los nombres
de la gente que viste trabajar y morir en los campos inolvidables que te
acompañarán siempre.
Respecto a la revista CAMINANDO me dices que es la más antigua de
la provincia de La Rioja. Todo lo que figura en ese ejemplar me resulta
interesantísimo, víboras, se viene la algarroba y lo que vos escribiste sobre
Villa Nidia, y etcétera.
Te digo que leo de a poco y con mucho agrado el volumen de tus OBRAS
COMPLETAS y ahí se me refresca el espíritu de tanta complejidad ciudadana.
Espero que vuelva Ricardo Trombino de sus vacaciones en Córdoba
para que ponga su acción en procura de que nos juntemos con ustedes para
mostrar aquí, en un teatro, nuestro haceres poéticos y musicales. Te digo que
lo espero a él porque es un hombre joven y activo respecto a esos trámites
previos mientras que yo ando con achaques propios que para qué enumerarlos.
Sin más que decirte y hasta la próxima, agradezco tu envío y te deseo
saludo y felicidad en este nuevo año.

J. Leonidas Escudero
Obras Completas 495

PRIMERA JORNADA
Entre zorros y perdices
496 Héctor David Gatica

MI CORAZON

A ADOLFO COLOMBRES, novelista; NERIO TELLO y RICAR-


DO ACEBAL, periodistas; GLADYS AVILAR y TEUCO
CASTILLA,poetas; SUSANA ARRATE y ANA MARIA
GIANNINI, licenciadas; VICTOR CARRION y HUGO CASAS,
músicos; JOSE PERALTA y LUIS GUEDES, médicos; DIEGO
FRESCURA, artesano, que
me apuntalaron con su sangre cuando mi corazón
trastabilló. El poeta CASTILLA me dio a elegir:
“¿Malbec o Cabernet Suavignon?”...

Voy buscándome en horas de vigilias


que vienen desde un pie lejano.

Toda una vida prolongando jornadas.

Mi corazón tiene además el latido de los vientos


y se multiplica al alba.
En él están las épocas y los sucesos
dispuestos para un registro de aves
o de reptiles.

Me hundo en mi corazón tormentoso


para salir en el gajo.
El agua que no se hace barro
no puede encender flores.
Obras Completas 497

EL MENSAJE

Después descubrí (...) las uniones de las letras,


memoria de todo.
PROMETEO (Esquilo, 525-456 a.C.).

Toda raíz es luz en potencia


que se desatará en lo alto.
¿Hasta donde subirá mi voz
para decir su nube?

Tiemblo con el anhelo de la vida.

En un momento u otro
voy a callar;
pero el ave que vi nacer esta tarde en mis nidos
ésa
seguirá habitando primaveras.
498 Héctor David Gatica

AUTOBIOGRAFIA

Me decían
eso es llanto
y yo les respondía
no, eso es amor.

Me gritaban
no te cuelgues del agua
y yo iba y caminaba sobre el miedo.

Así anduve en el temor de los que pensaron


que a la hora de los vientos
sería un árbol tumbado.

Me cansa la llanura sin peldaños.


Hay quiénes siguen creyendo aún
que el dolor es un castigo.
Obras Completas 499

SED

A MARTIN PTASIK,
al cine móvil de sus viajes.

Estar solo es un modo de encontrarse


cuando el cauce es de un río
que se busca por dentro.

No es posible mojarse
cuando sobran cascotes que azotan los oídos.

Sólo es canción la sangre que sale a los caminos.

Cuan difícil este intento de rescatar luciérnagas


mientras se sienta el resto
a masticar la noche.

No está bien poner las ganas en reposo


cuando aprieta los labios
un hambre de palomas.

Tengo sed
siempre.
Amo la sed.

Debe ser tan triste


no aprender a morir.
500 Héctor David Gatica

LA PALABRA
PALABRA

A JORGE BOCCANERA.
A HUGO RIVELLA, que libera toros y suelta caballos.
A TINA.

Acaso tengan razón de guiar su paso por el mundo


con las manos repletas.

Mas en mí no se cumple ese proceso


ese afán de atarse a los placares
antes, en mis recios caballos incendiados
trasnocho persiguiendo el gran momento
esa palabra cada vez más sola
más difícil de ubicarla
por el ollín de los que viven cuerdamente.
Obras Completas 501

GOLPES

Quien en verano recoge, es hijo sabio; el que ronca en la siega,


se acarrea deshonra. Prov. 10.5.

Una y otra vez


no pude sacarlo al viento de sus madrigueras
por más que me colgué de su cintura.

Pero no lo consideré un motivo


para tirarme al río.

Al alba se la junta con los pies


no con las sábanas.
502 Héctor David Gatica

CONTRA LA CORRIENTE

Por mi pie lastimado llegan aves migratorias.

Me están chicos los días


necesito rehacerme
responder por un mundo que no entiendo
inventarme motivos para tomar el desayuno
pensar que esto es normal
que vamos bien acostándonos y levantándonos
siempre tras el sol.

Tendría que ser otro para sentirme sin


remordimientos.
A mí no me madura un solo día.
Obras Completas 503

LA VIDA

Mientras el vigor y la edad lo permitan,


soportad las fatigas; pronto vendrá la
encorvada vejez con paso silencioso.
OVIDIO (43 a.C. - 17 d.C.)

Al principio
construimos el mundo con dos dedos. Somos Dios.
Después, la mano toda es torpe.

Cuando es más fuerte el músculo


sobran ganas de romper la luz.

II

Mira esa zona de tu pelo


donde comienza a penetrar la niebla.
En tu oído mueren las palabras
y en tus ojos de mar encadenado
La noche es pirata.

Por acá se estiró la vida un día


y saltó como fiera en la maraña.

Ahora cuando todo es nada


comienza por encogerse Dios.
504 Héctor David Gatica

AUSENCIA

Caminar contigo noto que es una forma de andar solo


los pasos nos alejan
nos rodea el miedo de perder lo que no tenemos
nombramos una misma distancia
todo está cerca
o nada
ni siquiera nosotros.

Habría que aprender otra forma de amarse


vivir juntos nos separa
rompemos el silencio para no estar callados
y es cuando callamos más.

Esa es la pena y por eso me voy.


Pasará el viento sin chocar en mis brazos
y entonces sí
se habrá enterado de que me necesita
como el pan
que se insinúa en el hambre.

Me dispongo a partir

es un poco triste
pero solo así estaré contigo.
Obras Completas 505

NUESTRAS CARCELES

En estas torpes puertas clausuradas


saludo tu condena.
Nos encontramos a nivel
con tu encierro y mi angustia libre.
Con la penumbra de los dos.

Ya podemos anular la distancia


esa que nunca existió
que sólo la inventamos
con el fin de no pisarnos la sombra.
506 Héctor David Gatica

VIBRACION O VIDA

A ROSA PEREYRA, habitante del fuego de Villa Casana.


A LUIS PORTUGAL, que me regaló dos jarillas.

Regálame oh represa de agua calma


las madreselvas que te sacarán los baldes
cuando una silueta de mujer
se acerque a tu herradura.

El verano circula en la resina de los días pegajosos


y se deshidrata en el cuerpo poroso del calor.
Sólo la leña permanece insensible.

La siesta no es el enervamiento de los ojos


ni el bostezo del paisaje.
La siesta es un árbol chorreando sombra.

Quisiera algún día


ser aire y sombra a la siesta
para aliviar la agonía
de los que no saben amar el trote de una lagartija
o el leve movimiento de una rama.
Obras Completas 507

EL CAMINO

Dejo que las horas se resbalen de mis pies


que importa
y que la luna caiga sobre el suelo
y la destrocen los perros.

Quisiera estar junto a los árboles que hacen las


sombras
junto al viento
costeando la noche
mirar la sierra distante
echada sobre las patas como un animal alerta
oler el beso del aire
saborear la tierra con pasos lentos
y dejar que el camino siga...
y seguirlo.
508 Héctor David Gatica

LOS ZORROS (1)

Los zorros se divierten disparando gritos


asaltan a la noche con sus gritos.
La estafan.
Para ellos cualquier silbido vale una perdiz.

Me asustan los zorros


y huyo de su hocico.
En las estrellas
siento como si me aliviara de la tos.

(1) La primera versión de este poema fue ilustrada por Toto Guzmán y,
con todo el dolor del alma, debí vender el cuadro pues me encontraba
muy mal economicamente, época en que también debí vender el mate
de plata de mis fallecidos padres.
Obras Completas 509

A UN AMIGO TERMINAL

Al CHACHO “Conejo“ REARTE,


a su memoria.

Estaban los niños jugando,


jugabas;
los jóvenes soñando,
soñabas;
el hombre ya maduro trabajando,
te sentías glorioso entre los hombres.
La vida decías la vida.

Tal vez no sea cierto que no estés enterado


que esto se acaba.

Que debes esperar únicamente el tiempo que deje


de nombrarte
que deje de preocuparte
que te deje.

Pero aún así


habrá algo tuyo un gesto una palabra no sé
inscrito en la eternidad.
510 Héctor David Gatica
Obras Completas 511

SEGUNDA JORNADA
Esperando a la torcaz
512 Héctor David Gatica

ESOS DIAS

A NERIO TELLO.
Cuando Nerio Tello, hijo de Ulapes, pasó con su teatro
por La Rioja, se me quedó grabado aquello de
no comenzar a repetirse.

Tendríamos que saber parar a tiempo


y no andarnos enredando en los días que nos sobran.

Debe de causar tanto dolor


ser el mendigo de uno mismo.
Obras Completas 513

EL OLVIDO
OLVIDO

Cómo, todo, se va metiendo en el olvido:


Olvido de ser fiel a la vida
porque la muerte a ratos nos cae entre las manos.

Olvido de aquellos lugares lejanos en el tiempo y el


espacio
donde dejé de mí
todo lo que ya no soy
y me llevé de ti
lo que tampoco es más.

¿Será que olvido tanto


que ya no sé cuándo me amaste?

Escribo
¿sabes por qué?
Por no olvidarte.

No me reproches el tiempo de mis versos


quiero en algo vivir.
514 Héctor David Gatica

BUSQUEDA

A veces uno siente el tiempo desencajado


desangra y no halla su herida
aparece como en la sombra
se busca y no se encuentra.
Quisiera decir que ya no puede amar
mas no se anima.
Quisiera arrimarse otra vez junto a la vida
sentir que hay ganas
y no aflojar.
Quisiera en fin
que siga el pintor pintando
el niño jugando
y la noche echando estrellas sobre el sueño.
Pero si se ha olvidado amar
si no es posible ya
arrimarse otra vez junto a la vida
entonces
se ha muerto.
Obras Completas 515

EST AS MANOS
ESTAS

Verdad es que he sufrido


midiéndome con otros en lo que yo no sabía hacer
vergüenza de estas manos
incapaces de todo emprendimiento útil
manos improductivas
no preparadas para lo cotidiano y
necesario
manos inhábiles para la vida
que sólo saben fabricar estrellas.
516 Héctor David Gatica

CUANDO ME VAYA
VA

A IVANA ALOCHIS, entre adivinanzas y mitos.


A OSVALDO GUEVARA, entre cantos de grillos.
A ILDA GARCIA, al pie del Ambato.
A PETRONA BAZAN, por difundir nuestros sueños.

Por la mañana leía el poema “El ciego” de


Jorge Luis Borges:
“El desnivel acecha. Cada paso
puede ser la caída. Soy el lento
prisionero de un tiempo soñoliento
que no marca su aurora ni su ocaso”.

Por la tarde,
aforismos que escribió mi hijo:
“El destino puede regalar suerte
pero jamás grandeza”.

Es otro nacimiento
como recomenzar cuando ya se apagaba.

Qué será esto de las prolongaciones...


Los libros, los hijos
los sueños de los hijos...

Y alguna tarde vivida ardientemente


en quién me quedaré cuando me vaya.
Obras Completas 517

LA TORCAZ

A JORGE LEONIDAS ESCUDERO, que, en lugar del oro,


encontró la poesía en los cerros sanjuaninos.
A EDGAR MORISOLI, que, en lugar de la tierra pampeana,
lo que mensuró fue el canto de la diuca.
Al TATA HERRERA, que, en lugar de viento,desparrama
cuentos y cantares por la Patagonia.

Canta una torcaz


alejando la tarde hacia los cerros
para que no se muera en esta calle.

Cuanto tiempo aguardando que vinieras en el canto


diminuta paloma.

Me enrostran tantas cosas


siendo que lo mío es
escuchar como canta una torcaz.

-¡Se equivocan señores!


No todos están aptos para escuchar a las torcazas.

De qué me sirve a mí ser otro


y no éste que soy
si yo siento que vivo
para encontrar un cerro
donde llevar la tarde
y escuchar la torcaz.
518 Héctor David Gatica

LAS URRACAS

A BEATRIZ y PABLO, en Sanagasta.


A ADRIANA PLAZA KARKI, en su patio chileciteño.
A TERESA SALINAS, (City Bell).
A DIANA BILMEZIS, en el “fin del mundo”.
A MARGARITA MASSUD, en Los Llanos.

En la araucaria que plantamos hace diez años


han venido a hacer nido las urracas.

Por las mañanas y a la tardecita


traen en su pico el alimento a los pichones.
¡A nosotros nos alimentan cuando cantan!
Es como si le saliéramos a la mañana
a piar por un gusanito de luz.

El trino de las urracas vuela desde la araucaria


y se viene a posar en nuestros brazos
abiertos como ramas.

Somos los felices invitados al banquete


de la vida que canta.

Entremos en la fiesta de las hojas y las plumas.


Obras Completas 519

EL EUCALIPTO

Eucalipto es todo lo que va hacia arriba


muy hacia arriba
y que se queda en lo alto
muy en lo alto;
si algún día es derribado
él ya estuvo a la altura de las nubes
abrazado con el viento
con los vientos y las nubes
que solo saben de mensajes altos.

El percibe que lo observan desde cerca y desde lejos


su imagen, su presencia de altura
su verde y perfumada elevación.

Solo las aves llegan a sus ramas


-o sea lo que vuela-
lo demás se queda aquí, abajo
lo demás que no tiene el vuelo de las aves.

Las palabras son aves


cuando alcanzan el don del canto y el vuelo.

Si quiera una de éstas que aquí digo


se fuera a posar entre tus nidos.
520 Héctor David Gatica

DEMASIADA MALEZA

En mi tiempo compartíamos los juegos, nos trompeábamos


y al ratito nos perdonábamos, nos abrazábamos; crecíamos
en el aprendizaje de la vida compartida, intercambiábamos figuri-
tas, dábamos y recibíamos.
Hoy la televisión de horas y horas, los juegos electrónicos, el estarse
inmóvil cuando el cuerpo pide movimiento, juegos no compartidos,
distracciones individuales.
Invasión de drogas, alcohol, robos, crímenes: Víboras de
ponzoñosa mordedura.

Hay demasiados yuyos


demasiada maleza en este patio;
ha crecido porque ya nadie juega aquí.
Los pies del juego destrozan la maleza
en los baldíos del alma.

Si el niño deja de jugar en nosotros


nos sale maleza en el patio de la risa
y se vuelve una espina la palabra
y un arbusto que rasguña
la mirada.
Obras Completas 521

Ya no se puede jugar en este patio


es peligroso que nos muerda alguna víbora oculta.
También se esconden víboras entre las malezas del
pensamiento
si no se juega en él.

Nadie se ha vuelto a revolcar en esta tierra


desde que comencé por no ensuciarme los pantalones
y ahora en mí todo está limpio
pero, ¡Ay los patios!, que se pueblan de malezas.
Todo, porque ya nadie juega.

Y hoy hace falta una guadaña filuda, asesina


que corte al ras
en lo que antes se arreglaba solo con jugar.
522 Héctor David Gatica

SI UN NIÑO
A MATEO ESTEBAN, mi primer nieto.
Al pediatra y escritor SANTOS DANON.

Si un niño te dijera
que solo vale su risa
que le sale como quien dispara un arma
que va matando todo lo que no sea dicha.
Obras Completas 523

Si un niño te dijera
que comienzas y terminas en la infancia
que solo se vive cuando se juega
que Dios es nuestra madre
el amor un caramelo
y la realidad
un cuento de la abuela.

Si un niño te dijera que no existe el peligro


que la misma muerte puede ser parte del juego
y que hasta el dinero es un juguete más
pues nada se compra ni se vende
todo se da.

Si un niño te dijera.
524 Héctor David Gatica

LA SINFONICA

A VIRGINIA HANSEN, que danza poemas


sobre los cerros de la costa riojana.

Tengo ganas de quedarme en esta tarde


demasiada tarde como para dejarla pasar
hay flamear de música en el aire
frente al Cabildo y en La Plaza
¿Que va a pasar acá, señora?
¿Va a morir de música?

Actúan el crepúsculo y la brisa


falta una hora pero siéntese
no importa si se va antes
mientras tanto
usted se detuvo una tarde en la plaza de Córdoba
y hay música en usted
escúchese, señora, puede oírse
porque esta tarde usted se ha quedado en la tarde.

Va a comenzar la sinfónica:
Ya llegaron el crepúsculo y la brisa
¿Para qué sirve la música?
Para que usted recuerde por un momento al menos
que es usted
en este estarse quieta y atendiéndose
para que sienta que es feliz
aunque la música le duela
para que sienta
que está triste y es feliz.
Obras Completas 525

LAS ALFORJAS

¿Qué será esto de ir desocupando las alforjas


para aliviar la partida?

¿Qué ha de arrojarse primero al agua del naufragio


dejando en el camino de la vida
un ideal, un sentimiento?
Tirar una pasión?
Descartar una meta?

Será aliviar las alforjas


que no me moleste
si tengo una mancha más en el rostro
el párpado caído
unas ojeras estruendosas
un abultado vientre
que veo que no veo.

¿Será aliviar las alforjas


que me vaya despidiendo de lo que fui?
¿Que cada día acepte que algo nuevo se resienta y
sea terminal
que no levante que arrastre
guapo de nunca llorar
me quiebre porque no soy el de antes?
Aliviarme, desprenderme, desatarme.

Aquí tienen mis alforjas;


vean en ellas
si algo quedó de mí.
526 Héctor David Gatica

LO QUE VA A QUEDAR
VA

Si esto fuera el comienzo


me asustaría de verdad
tanta simpleza
tanta pregunta sin respuesta
me asustaría la falta de soberbia
la tempestad del grito alejándose
las ganas rompiéndose en la inutilidad de las
palabras
si esto fuera el comienzo
pero no
ya estoy de vuelta
y traigo conmigo lo que va a quedar.

La ropa y otras cosas están demás.


Obras Completas 527

TERCERA JORNADA
Tu amistad ahora
528 Héctor David Gatica

TU AMIST AD AHORA
AMISTAD

Siento que la edad se me rompe


contra el muro de mi paz en trámite.
Al fin he comenzado a hacer mi casa;
mas no ha de ser ella, no,
la que encierre mi vocación de viento
poniéndole puertas machimbradas a mis días.

Y aunque deba seguir pensando en mi obstinada casa


preciosa como un parto
digo que no es solución brillante pararlo al corazón
separándolo del alba.
Por eso apelo a lo único que en este momento
puede rescatarme:
Tu amistad.

La casa nos sobrevive -es cierto-


pero es fugaz.
En cambio nuestra amistad
ya está informada de lo eterno
porque no es eterno lo que simplemente permanece
si no lo que se vive intensamente.

Siento que comienzo a recuperarme


que percibo la brisa verde y larga
y el estallido azul de esta mañana
porque tu voz familiar me ha llamado
y se queda conmigo.
Obras Completas 529

EL DOMINGO

Un día abierto para verse


y respirarse el rostro
sol sin ese animal
que lleva a tiro al hombre.

Puedo mirar un ave picándome la risa


y tocar la mañana.

Puedo poner los labios


en la frente del hijo
sin temor a dejarle
los microbios de un horario.

El domingo es un campo que se asombra de todo


un obrero sentado
una niña lavándose la voz de la patrona.

El domingo es el día que puedo estar conmigo


preguntándome a veces
si aún vivo.
530 Héctor David Gatica

EN EL CEMENTERIO

Hoy, día de los muertos


voy con mi esposa al cementerio.
_ Claveles patrona seis pesos la docena
la flor que quiera
elija
ésta tiene el color de la ausencia
mire qué belleza para alegrar la tumba de sus muertos
huela son rosas sienta su perfume
de aquí en adelante y para siempre
su olor y su color
le harán recordar a los fieles difuntos.

Vamos a rezar ante vuestras tumbas


queridos muertos
y ojalá nuestros ruegos
sean de alivio
pues aquí termina
aquí en nosotros vuestros herederos
porque por el camino de la descendencia
nadie más vendrá a traerles flores.
Obras Completas 531

Empeñosos somos en hacer cementerios y llenarlos


de tumbas
donde vendrán los deudos a visitarnos
permanentemente
para el día
de los fieles difuntos
ellos son quiénes guardarán nuestra memoria
por los tiempos de los tiempos
eternamente hasta los hijos.
Y cuando nuestros hijos ya no estén
¿habrá quien venga
a traernos media docena de claveles
mirar nuestras fotografías donde se nos ve bien
leer enmohecidas lápidas
y rezar pidiendo que nos perdonen los pecados?

¿Y quién guarde eternamente


nuestra muerta memoria?
532 Héctor David Gatica

CAMINANDO

Las caminatas siempre me acercaron algo:


Cuando las hacía en el campo al anochecer
traía de regreso algún poema conmigo
como quien vuelve de cazar.
Si me alumbraban los astros
era de luz la palabra;
surgía entre las sombras
y entonces guardaba misterio.
En la ciudad en cambio
nada encuentro bajo las ruedas de los automóviles
ni en el paso apresurado de los transeúntes.
Por eso me levanto tan temprano
y empiezo a caminar junto al zanjón del alba.

Cuando vivía en el campo


escuchaba los grillos y las aves
contemplaba la luna religiosa
las sombras fantasmales de las plantas.
Aquí en la ciudad en cambio
lo que escucho es el bramido de la noche
pero no alcanzo a ver
la majestuosidad de su sombra/
ella que podría acercarme la música del silencio.
Obras Completas 533

Caminar me trae la distancia al alma


me regala la frescura de los patios
y por entre los edificios
la imponencia del Velasco
y al levantar mis ojos me doy cuenta
que aquí también se puede encontrar el cielo
acaso escucharse entre los ruidos
y por ahí la poesía quien te dice.
534 Héctor David Gatica

LA MONEDA

Qué hacer cuando un niño nos pide una moneda


sabiendo que tras de él
hay un mayor hambriento
o un canalla controlándolo.

Qué hacer si la vida nos pide una sonrisa


sintiendo que tras de ella
acecha la muerte.

Qué hacer con un mendigo que nos ruega el desprecio


junto con la moneda
y nos deja
sin deudas la conciencia
por sólo esa moneda.

Qué hacer cuando los muertos amados


esperan la moneda de un recogimiento
mientras la despilfarramos en la disipación
de la ancha fiesta.

Qué hacer cuando el dolor en la calle nos saca una


moneda
a tirones digamos.

Qué hacer cuando al amor


damos monedas
de manera que así lo tratamos de mendigo.
Obras Completas 535

Qué hacer cuando a la sonrisa


le oímos tintineos
como si fuera el precio de una dádiva.

Qué hacer cuando una silla de ruedas nos tira una


palabra
y va rodando
sin haber mano que la recoja.

Qué hacer cuando nosotros somos


los mendigos del cuento
y alguien nos desprecia
dándonos una moneda.

Qué hacer si el mundo es un pudiente


que nos enrostra su pobreza.

Qué hacer si el mundo es un mendigo


que nos ofrece su riqueza.

Qué hacer si la mentira es la moneda


con que abonamos la apariencia
y la hipocresía se cobra o se paga.

Qué hacer cuando pagamos por un beso


el beso que se vende o que se compra.
Qué hacer cuando cobramos todo.
Cuando pagamos todo.

Qué hacer con las monedas con que intento a diario


venderme yo, comprarlo a Dios.
536 Héctor David Gatica
Obras Completas 537

CUARTA JORNADA
Afanes cotidianos
538 Héctor David Gatica

LA ARAUCARIA Y LA VID

A NICANOR PAVÓN VILLARREAL.

Este día domingo


cálido de acontecimientos simples
con mi esposa
plantamos una edad de araucaria
por sus ramas
en su tiempo alto
crecerá nuestro amor
nuestro amor que irá regando el árbol
y los hijos.

Y al cumplirse esta jornada de luz


un amigo pintor me regala una vid
juntos cavamos el hoyo y la plantamos.
Sentados a su sombra algún verano
comeremos de las uvas de la amistad
subiendo desde las raíces
que enterramos hoy
para que mañana nos dé frutos y sombra
acá en el corazón.
Obras Completas 539

DOS NOMBRES

A GRINGA
Al PELADO SORIA y su amigo PANCHO CABRAL.
A NESTOR SORIA en Raco.

Julio Chazarreta
Treinta años o más de serenatas
subieron a un mateo
y se fueron tirados por un potro de música
a golpear no sé qué ventanal clausurado
que alguien soldó esta tarde
tras el último amigo.

José Oyola
Poeta de huancaras
coplero de abra pampa
venía desde dónde...
nacido entre pichones de zorzales.
Habitó en Challay Huasi
bebedor de vidalas
y morador de lunas y del alba.
No se pudo aguantar
metido en su garganta
por eso no anda más
pastoreando los soles y los días.
Ahora es para siempre
porque en La Rioja ahora
el corazón del pueblo
se llama José Oyola.
540 Héctor David Gatica

COPLAS DE UN SAPITO

A CHICHI ZAMORA.
Vamos con Pimpe González a Campanas a visitar al plástico Mario
Aciar y la “Chiquita”, su esposa (Ursula) que están dictando un
curso de cerámica. Para esperarnos se fueron preparando esta
mañana muy temprano saliendo al campo y encendiendo un
“fueguito”, como dos niños.
Charlamos bastante, comemos asado con su correspondiente vino y
cruzamos por bajo los nogales hasta la tía Mafalda, donde cantamos
y decimos poemas. En más de una oportunidad Mario y Ursula se
pasan la mano por el rostro secándose las lágrimas. Les duele la
lejanía de los hijos, que se les quedaron en España, y por lo que
debieron sufrir en el exilio.
(De “Aquellos días”, pág. 878, año 1987).

Ay, Mario Aciar, si supieras.


Ay, Ursula, qué decir.
Los hijos que les quitaron
la greda se los da aquí.
Fue con el Pimpe González
que vinimos de mañana
a traerles unas coplas
a estos pagos de Campanas.
Ay, Mario Aciar, si supieras.
Ay, Ursula, qué decir.
Los hijos viviendo lejos
la amistad creciendo aquí.
Cuezan sapitos de greda
enciendan fuego en el campo
y hagan pan nogal adentro
mientras florece el geranio.
Obras Completas 541

COPLAS DE POLEO

A NOELIA, siempre.

Cuando estoy cuando no estoy


con la brisa estoy contigo
porque es ella en tu lugar
que me besa en los caminos.

Desde el norte y hacia el sol


me acompañan los aromas
de ese polear que encontré
en tu canto de paloma.

Andando o estando quieto


con horizonte o con cielo
contigo mi amor estoy
entre las ramas y el vuelo.
542 Héctor David Gatica

GRUPO “LA ALGARROBA”

Era en el tiempo del Proceso, cuando estaba prohibido reunirse y


menos expresarse. Nos juntábamos por las noches en casa de un
amigo -a la cual denominamos “La Jabonería de Vieytes” para
contarnos cuentos humorísticos, darnos a conocer el último poema
escrito, cantar la canción más reciente.
Este grupo, andando los años, llegó a autodenominarse
“La Algarroba”, creó un símbolo -una vaina de algarroba-
y editó un libro: “No te detengas corazón”.

La guitarra abrió la noche


vino y cuento, canto y vino
y un poema de trasnoche
rumbo al alba del amigo.

Nació porque así sucede


cuando se juega a morir.
La Patria andaba en ausencias
y era pecado vivir.

Noche de amigos creciendo


mitad en serio, mitad en broma
humor y canto, cuento y poema
y el vino, que no se doma.
Obras Completas 543

II

“Jabonería de Vieytes”
alguien la vino a nombrar
por sus vigilias secretas
poesía y amistad.

El símbolo: Una algarroba


que en plata fue a madurar.
No sé si tuvo comienzo
no sé si parió final.
544 Héctor David Gatica

COMO UN DIAGUITA
DIAGUITA

A TERESITA FLORES, que en sus libros de cocina cuece con


fuego de poesía; a sus cien
morteros de piedra del Rumi Mayu.
A RAMONA FRESCURA, que en Pinchas teje luciérnagas.

La tierra
nos brinda lo que somos
y lo que tenemos.
Nada nos hace falta:
Ríos, arroyos, vertientes
nos entregan el agua necesaria
que nos riega el maíz.

Sabemos por el paso del venado


como se caza el viento en las quebradas
y nos vestimos elegantemente
a la altura del tropel de las vicuñas.

Es nuestro el relincho del guanaco


nuestra la mirada de las llamas
y la tierra que abundantemente
nos da para comer en todo el año.

La algarroba es el oro que explotamos a cielo abierto


la algarroba que nutre nuestra raza
su patay, su mashaco
su condición de aloja montándonos la sangre.
Obras Completas 545

Algarroba y maíz:
¡Qué más para vivir como un diaguita!

Cavamos la piedra
piedra y greda que nos dan por estas manos
la conana y el cántaro
el mortero y la flecha.

Y junto al agua y bajo el cielo


entre el bosque y la piedra
reflejamos el sol -que es nuestro Dios-
en nuestro rostro cobre.

II

Cazadores
alfareros
agricultores de valles y bolsones
vivimos según nuestras usanzas
y comiendo lo mejor que da la tierra.

¡Qué más para vivir como un diaguita!

Pero vinieron ellos


vinieron a enseñarnos a vivir
a enseñarnos a trabajar para ellos
vinieron a enseñarnos a creer.
Vinieron a enseñarnos. Vinieron.

Qué más para morir como diaguitas!


546 Héctor David Gatica

EL AGUA

A CARLOS NAVARRO, a quien se llevó


el río juntamente con su hijo pequeño,
una noche de fin de año.

Supe que era parte avasallada


cuando sentí el bramido del agua en mi existencia
tras aquella creciente
por donde te fuiste con tu niño

Nuestra amistad quedó ahogada río abajo


noche arriba.

Tengo una de tus prendas repartidas por el agua


bajo las arenas de mi alma
para ponerla detrás de la llovizna
cada vez que se me inunde el corazón.
Obras Completas 547

CANTO TOTAL AL ARBOL


TOTAL

(Escrito mientras lo hachaban,


única forma de salvar su memoria).

Niño ojos bailarinos


me alzabas a las nubes con la infancia del trompo.

Si la noche nombrara te llamaría aurora


porque nunca se ha ido sin consultar tus gallos.

Eres de las criaturas que andamos por el mundo


la única mamífera que bebe con los pies
por eso tienes limpia la boca para el canto.

Suspiras en el viento si te duele una astilla


tal vez una clavija que estira los caminos.
Ofreces en tu abeja un cielo a las gargantas
y sabes qué esperanza volverá en armonías
al ponernos las manos sonoras de guitarra.

El aire nos refleja por la voz lo que somos:


Eres canto con alas.

Mirada el agua en maza


-que es tu voz natural-
la sorprendemos verde;
por eso rompes verde cuando te atan los soles
y te pronuncias sombra para que yo descanse.
548 Héctor David Gatica

Mi clima te hará nidos porque el hombre es un


pájaro.

Ni bien llegue la hora de mis ojos cerrados


regalarás tu entierro al muerto.

Cuando el otoño asome


esperarán mis días sentados en tu pecho sin hojas.

Qué inmóvil se ve el viento cuando pasa a tu lado;


si le salen raíces a su rumor de espacio
junto al vuelo de oficios con que lo dejas lerdo.
¡Qué estatura has tomado con tu selva de empleos!

Mira ahora mi saco metido en un ropero


colgado de tus hombros.

De tu cuerpo rollizo nacieron largas filas


de pupitres rayados y tiezas matemáticas.

Si quieres muchos ojos para guardar los campos


convocas los taladros.

Para subir al techo de mi casa


te piso las rodillas escalón por escalón.

Con los dientes trabados mordió canto el serrucho


y en lenguaje de encierro se volvió pajarera.

El cielo de tus flores y tus frutos


sostiene en tus raíces un horizonte dulce y aromado.
Obras Completas 549

Por ventanal labrado me ventilas la casa


y una puerta lejana te está golpeando el viento.

Tengo que hacharte el viaje de la tierra a las hojas


para hacer una cuna
y llamar a mi amada que te tape la espalda
cuando arrulle, meciéndolo,
a mi niño pequeño.

Esta tarde he venido para hablarte del canto


te sentía tan solo...
Pero me has enseñado y hoy sé, cortina lírica,
que cantar es ser gajo vuelto barco.
Me dijiste: Hay poetas que andan mintiendo mástiles.

Esta sangre que alza primavera en mis labios


ya tiene en tu piel verde un verso sepultado:
Talvez yo que te canto.

.
550 Héctor David Gatica

POEMA PARA REIRSE


PARA

-Nombre
-Julián Ochoa
-Profesión:
-Lustrador
-Edad:
-Cinco años.

Ya tienes los años suficientes


ya te alcanza
para inscribir tu edad en la esquina de una plaza.

Cualquiera creería que es un juguete


el apuro que llevas
y que es otro juguete
ese cajoncito que te cuelga de las calles.
El alto tuyo se parece a un juguete.

Es para morirse de risa


compararte el tamaño con la vida.

Lo que si no se puede confundir


es ese zapato serio que te mira
dispuesto a fusilarte con el brillo
cuando lo hayas lustrado.

Si da risa verte el alto


si da risa pensar que no hace falta que te agaches
Obras Completas 551

para pasarle el trapo al frío de la tarde.


Cuando hayas logrado reunir, así como a tus monedas,
los seis años exigidos para invertirlos en la inscripción
del primer grado de la escuelita de tu barrio
pedirás a la señorita que no te enseñe la letra “a”
que sólo sirve para escribir... amor.

Qué pena esos niños que se lo pasan jugando


a los cinco años
habiendo tantos zapatos que lustrar
a los cinco años.

¡Si da risa!
552 Héctor David Gatica

DONDE MANDA BORDON

Tala I

-¡Voy a quemar todas mis ropas!


-¡Qué no las vas a quemar!
-¡En mis hilachas mando yo!

Total me queda el tala


que no es mío
este tala metido en la ciudad
Obras Completas 553

como si fuera un animal verde entre los autos.


Total me queda el cuarto
que tampoco es mío
este cuarto escondido bajo el tala agachando el techo
pareciéndose a un asno al que le dan por la cabeza.

-Adiós, Bordón.
-Venga, joven Jorge, no se vaya
porque si usted se va
sólo la noche se quedará conmigo bajo el tala
ella me pone en la boca
gusto a estar ganas de llorar a los gritos.
-Aquí estoy, Bordón; alzá esas ropas.
-¡Voy a quemarlas, digo;
voy a quemar también el tala
metido en la ciudad
él estuvo burlando con sus ramas tupidas
mis heladas de julio
él, con su sombra,
me apagó el fuego del verano.
Voy a quemar también el cuarto
por la vergüenza que lo agacha bajo el tala!

- ¡Bordón, apagá ese fuego!


-Joven Jorge no se meta
déjeme hacer cenizas
estas hilachas de vivir que tengo!

Voy a prenderle fuego también a la ceguera


que cada vez me quita más los ojos;
a las broncas que me trago
554 Héctor David Gatica

por la burla que me hacen por el solo hecho de estar


juntos
los que no viven solos como yo.
Con todo eso quiero terminar
en esta noche en que me está incendiando el vino!

-¡Guarda, Bordón, que se te quema el saco!


-¡Pero es que no se ha dado cuenta todavía
que yo también me estoy echando al fuego?

¡Voy a dar fin a este montón de nada


que se llama Bordón!!

Tala II

Este es el mismo tala que habitaba Bordón


y no es el mismo
porque Bordón ya no es su pájaro.
Le dieron otro nido, siempre solo.
La ceguera le quemó los ojos
y voló sin rumbo y sin regreso
buscando alguna noche que para él tuviera estrellas.

Aquí me encuentro ahora yo


y mi nombre es lo único distinto:
Don Avila, señor ¿tiene una changa?
Y si puede, un adelanto para el vino.

Hay dos o tres valores como yo no muy lejos de aquí


la igualdad de no ser nos junta por las noches
hacemos fuego
y cantamos tonadas.
Obras Completas 555

Pero lo nuestro resultó molesto


para el dueño de la sombra.

Para colmo
la lluvia vino en contra
y me echó el techo encima del catre.
A su lado coloqué unas chapas
donde sólo se puede estar de echado.
¡Y deje nomás venir los aguaceros!

Llegó entonces la orden:


-A cavar y hachar el tala.

Una semana para tanta vida verde,


una semana de arrastrarlo rama a rama
hasta cubrir el sitio de mis palabras mansas
¡y de este emperramiento de no irme!

Y entre los troncos, que no pudieron arrastrar,


y el gran pozo, que permanece destapado,
mis chapas encandilan como soles
y calientan como un horno.

Aquí, de echado,
se puede resistir los aguaceros
mas no el infierno del verano.

Esto me pasa porque no tengo ya conmigo


la sombra de aquel tala
con que espantaba el corazón del hombre.
556 Héctor David Gatica

CORRAL DE ISAAC O EL ULTIMO FUEGO


ULTIMO

A PASCUALA ARCE, o “La Niña Pascualita”,


que hoy se dedica, cada madrugada, a hacerle fuego
a Dios en la cocina del cielo.
A ANIBAL ALBORNOZ, poeta de Aimogasta,
patria del olivo y del viento.
A SUSANA ARRATE, por su estancia en La Rioja
y por gustarle este poema.

Por acá pasó el maestro Domingo Orihuela


setenta años atrás
tras el cuento del águila real.

Acá vivió don Humberto Pereyra


medio siglo pasado
editando en la piedra
aquel tiempo que hablaba de Sierra de las Minas
cuando tan sólo los carros salineros
escribían las huellas del desierto.

De aquí partieron hacia el Paraguay


cuando La Triple Alianza
guerreros obligados.

Acá anduvo por sendas de cabras


cuando niño
el poeta Ariel Ferraro
Obras Completas 557

viendo nacer “la flor del coplerío”.

Acá se escapaba con las tardes


-porque estar quieto enmohece-
don Angel de los viajes
señor de los caminos y la palabra dada.

Por estos pagos del chimango y la paloma


cruzó a caballo
rumbo al poniente de la sal
arreando ventarrones y cantares
don Carmen Ibáñez Luna.

II

Y hoy le toca a usted


usted la de los baldes regando la sequía
la del fuego y el alba
la del patio barrido y el comino en la sopa
amasando cuajada
criando pollos para el zorro
y moliendo dolores en los huesos.

Pequeña hormiga andariega del cariño


que va y viene por las galerías del recuerdo
de ese recuerdo que le dejó doña Guillerma y sus
ocho hijos
los varones jugando a los carbones
las niñas, al ordeñe de las cabras.
558 Héctor David Gatica

Este es su turno en el Corral de Isaac


no es la historia grande la suya no
quizás sea anotada con hollín
en el libro de las heladas grandes
como escribir cocina
en el folio del rescoldo.
Ochenta años la van como achicando
niña Pascualita
nos cuesta encontrarla
entre el brasero, la pava, el mate
y entre la escoba y el pañuelo gris.

Quién cuidará del fuego y la ceniza


cuando usted se despida del humo de la leña.

Quién irá por el grito de los teros


si usted falta una tarde a la cita del agua.

La enramada
el patio regado y bien barrido
los días amarillos como pollo recién nacido
y hasta la represa
mire lo que le digo
todo eso se lo cambio
Niña Pascualita
por el último fuego.
Obras Completas 559

EL CASCABEL

Al arriero Pedro Montivero debieron bajarlo de su monta


pues anduvo a caballo hasta que le dio paralisis. Después la diabetes
lo dejó ciego. Parálisis, diabetes, ceguera y una víbora de cascabel
intentaron clausurarle los caminos y no pudieron.

Calzaban sus botas


los luceros de cuanto amanecer.

Luz de luna llena tenía en los ojos


que siempre sonreían
cuando oía un balido.
Mirar la novillada
era entrar en el cielo.

El Tío Pedro hablaba con los vientos


les hacía bromas
igual que a Ibáñez Luna
igual que a su mula ¡tan alto ese animal! ¡Y qué guapa!
¡Guarda! ¡La víbora!

Tío Pedro creía


que la vida era un arreo de años
que se lleva al matadero.

Cabalgaba sin pausa en el silbido


casi que era un sombrero
casi un rebenque.
560 Héctor David Gatica

Nunca pensó en morir


y no morirá nunca.
Rastro que haya en él se quedará
sea de toro o mula
sea de sol o lluvia.

Pero ¡ay! la víbora


aquella que lo anduvo embromando.

De Balde de los Torres a San Juan


casi cincuenta leguas
como -y era de pura marcha-
que le sobraba mula
a pesar de los zondas.

Ay la maldita
que le hizo sonar los cascabeles.

¿Por qué usted no quiso


contarle a su amada María
-la que vivió cien años largos-
que jamás estuvo triste?
Salvo cuando el reptil
salvo cuando sus ojos.

Abran el poniente.
¡Abran el poniente
que ahí viene Tío Pedro
viborón enroscado en la mirada
con rumbo al Pinchagual!
Obras Completas 561

Si no le hace falta
el brillo de los ojos.
Su mula conoce de sobra los caminos
que van más allá de aquella lejana tarde
cuando sintió cantar el cascabel.
562 Héctor David Gatica

EL CANTO DEL MOLINO

A JUAN MIGUEL BUSTOS, poeta de la pala,


la cuchara de albañil y la tonada cuyana.
A LUIS RICARDO FURLAN y LILY FRANCO,
visitándome en Villa Nidia.
A mi sobrina ELIZABET BARRIOS,
a su talento y generosidad.
A los músicos de La Cantata Riojana
y su consagración en Villa Nidia...

El molino es otra historia


que aún no les conté
con pisadas en el aire
que dejan rastros de agua.

El convoca los vientos


y en cuanto ellos se anuncian
por el sonido entre las hojas
el movimiento suave de los pastos
y ese polvo del camino tan de lejos
comienza dando vueltas su rueda
ave en lo alto con las alas de lata
se pone contra el viento y por los caños
desciende desde el cielo hacia la entraña de la tierra
desde donde regresa
con un chorro de vida cristalina.
Obras Completas 563

Lo he visto en ese afán día tras día


llenando el bebedero
apagando la sed de las haciendas
tirándole a las plantas un pañuelo verde
y dándole a las gentes su tónica frescura.

Sólo él por su alta estampa


es el primero que ve relampaguear una tormenta.
Desde su trono redondo y majestuoso
divisa las majadas
observa un liebrón sentado a la sombra de un
quebracho
y en las chacras
cuando el sol anda inventando la mañana
mira brillar el pelo rubio del maíz.

En fin que él es el único


que puede ver el campo
cueva a cueva
nido a nido.

Y en ese golpeteo que su trabajo encierra


cuando el mundo
muere en una noche de lechuzas y colcoles solamente
florece como un símbolo del agua
el canto del molino en mi comarca.
564 Héctor David Gatica

QUISE ESCRIBIR UN LIBRO

“Una voz para mi tierra”


A los poetas que me acompañaron puntualmente de pueblo en
pueblo, en las treinta presentaciones de los cuatro tomos de
Integración Cultural Riojana.

Quise escribir un libro con el silencio


de ese cementerio que vamos poblando nosotros.
Un libro que llamara con campanas de iglesia
-nosotros la hicimos, dijeron aquella vez,
con el balido de nuestras cabras-.
Un libro que cure la memoria
como un centro de salud de los recuerdos
que ustedes levantaron.
Un libro que dijera
que hicimos teatro con las nubes
en un escenario de altos vientos.
Un libro capaz de meterse con pelota y todo
en el arco que ataja los olvidos.

Quise escribir un libro


que se parezca mucho a las guitarras aquellas
que estuvieron en su casa en su patio de tierra
procurando aliviarlo del hacha contra el monte
y de las noches de carbón.
Obras Completas 565

Quise escribir un libro con sus nombres


con su rostro
hablar de aquellas horas
cuando imprimíamos la fundación del sueño
en un mimeógrafo de arenas entintadas
a la hora en que aclaraba el primer canto.

Un libro
para que así como ayer ustedes ataban el carro,
acarreaban piedra de la loma
y traían arena de los campos de “La Porfía”
levantando soles y volteando lunas,
que al abrirle las tapas se encontraran con las
vivencias suyas
tan suyas como ese cementerio
donde duermen sus afectos más amados,
como la casa de Dios entre algarrobos,
como la cancha de aquella pelota de corriones,
la escuela de los pisos de tierra regada,
la Asociación del “Despertar” y La “Alborada”.
Como sus niños de ayer, hoy hombres, igual que
ustedes
parecidos al tintitaco y a la brea.

Quería escribir un libro así;


Mas me encontré
con que ya se hallaba impreso
en vuestros corazones.
566 Héctor David Gatica
Obras Completas 567

QUINTA JORNADA
El viaje
568 Héctor David Gatica

PEQUEÑA HISTORIA

En las escuelas rurales de aquella época solo se accedía hasta


4º grado, lo que hice en la Esc. 112 de Villa Nidia, logrando
luego llegar hasta 6º en Candelaria, Prov. de San Luis. Re-
cién a los treinta años pude continuar el secundario libre
en La Rioja, graduándome de maestro en Mendoza, a los
treinta y tres años.
En mi niñez, en algún lugar disimulado, escuchaba a mi
hermana Nydia leerles novelas a mis padres, sentados ellos
en la amplia galería pasada la siesta.
Estas lecturas fueron enriquecidas por los cuentos de ha-
das, reyes y princesas que por las noches nos contaba nues-
tra prima mayor Anatilde Durán, cuando ocasionalmente
venía a visitarnos; algunas lecturas de nuestro hermano
Darío, de vacaciones de sus estudios en San Luis; y en los
veranos cuando, munido de una bolsita sembradora, seguía
a los aradores quiénes por la noche, antes de tender sus
peleros en el suelo para dormir a cielo abierto, me conta-
ban cuentos de Pedro “Ordimán” y de Quevedo.
Luego vendrá el consejo de los oculistas a mis padres que
no me hicieran estudiar si querían preservar mi vista.
A partir de ahí mis lecturas deberán ser a escondidas, apa-
reciendo en el horizonte de mis primeros pasos literarios
Belisario Roldán, Rafael Obligado, Almafuerte, los poetas
gauchescos -Hilario Ascasubi, Estanislao del Campo, José
Hernández-. Los del exterior: Amado Nervo, Rubén Darío;
Gustavo Adolfo Bécquer, Fray Luis de León. Como así las
gramáticas de Roberto Giusti, García Elorrio, Ragucci.
A su amparo, habré escrito cien, doscientas poesías, supues-
tas poesías que a mí me parecían maravillosas, pero que, de
un golpe y sin atenuantes, se me derrumbaron. Ya veremos
la razón.
Obras Completas 569

Recuerdo que mi primer manojo de poesías apareció en dos


copias con el título “Versos de mis diecisiete años”, y su
única lectora, mi madre.
El derrumbe vino porque un supervisor de enseñanza pri-
maria -de amplia cultura como sus colegas el historiador
Nicolás Rivera, el poeta Armando Romero Chaves- pasó por
Villa Nidia, ya no recuerdo si en sulky o a caballo, hablán-
dome del conceptismo de Quevedo, del culteranismo de
Góngora y dejándome como regalo un pequeño libro. El nom-
bre del supervisor, Hugo Plaza; del libro: “El Romancero
Gitano” de Federico García Lorca. ¡Vaya regalo!
A causa de la lectura de este libro sufro una fuerte crisis al
descubrir que mis pretendidas poesías no eran tales y bus-
qué rehacerme en un memorable viaje por Cuyo y La Rioja,
de mucho atrevimiento para mí si se tiene en cuenta que
casi nunca salía de la zona rural donde vivía, lugar de obrajes
poblados de hacheros, hacedores de carbón, conductores de
carros, criadores de cabras, arrieros, alambradores, poceros
y puesteros, viaje éste que habría de inspirarme la creación
de la revista literaria “Poesía Amiga”. La cual me permitió,
años después, comunicarme con América y Europa, reci-
biendo en canje numerosos libros y alrededor de cien revis-
tas de arte y letras que, cuántas veces, me llegaban a lomo
de caballo, y viajar por América para dedicarle un número
especialmente a la poesía de cada país visitado.
Así pues, con mis pobres lecturas y habiendo pasado los 20
años, viajo a Mendoza en búsqueda de un listado de lectura
universal que me sacara del analfabetismo.
Tras visitar a Enrique Ramponi -consagrado en el 35 con
“Piedra Infinita” -me llego hasta la casa de Alfonso Solá
González- quien con Graciela Maturo dirigían la revista
“Azor”-, padres de seis hermosas criaturas, confeccionán-
dome un listado de autores, que habría de seguir enrique-
570 Héctor David Gatica

ciendo consultando a otros poetas mendocinos, sanjuaninos


y riojanos. Años después Sola González se suicidó.
Me llegué también hasta el kiosco de revistas y libros de
Victor Hugo Cúneo, quien me vendió una codiciada antolo-
gía del creacionismo de Vicente Huidobro. En 1969, plaza
Independencia, Cúneo se roció con nafta y se incineró, es-
cribiendo todavía poesías entre el fuego y la agonía.
Algunos de los libros de este listado los fui consiguiendo
poco a poco para entregarme a una apasionada lectura,
mezclada con las conversaciones que diariamente mante-
nía con mi gente. Por esas lecturas selectas, que a veces
apenas alcanzaba a comprender, aquellas conversaciones me
parecían intrascendentes. Pasado el tiempo llegué a com-
prender que eran las que más me enriquecían.
En un viaje que no hace mucho realicé desde La Rioja a Bs.
As. -con gran enojo por esa deplorable costumbre de chofe-
res y azafatas de agredirnos con la televisión poniéndola a
todo volumen, corriendo las cortinas para que se vea mejor
la pantalla con tiros y trompadas, en lugar de hacernos es-
cuchar música y dejar que los pasajeros gocen mirando la
gran pantalla del paisaje- descorrí mi cortina y empecé a
leer “Las Flores del Mal” del poeta francés Charles
Baudelaire.
Terminada la lectura cerré el libro y me puse a escribir El
viaje.
Obras Completas 571

EL VIAJE

Viajamos, no para llegar, sino para viajar.


GOETHE (1749-1832)

A AMELIA ARELLANO, San Luis; LILIANA DE GAMERO,


Mendoza; BEATRIZ MOSER T, San Juan; MARIA ROSA
DE CLARK, Catamarca;
ELENA VICTORIA ACEVEDO DE BOMBA, Tucumán, por
haberse dignado, generosamente, a estudiar mi obra.

Viajar es bueno
viaja el río fertilizando tierras a su alrededor
viaja el mar y su movimiento
evita la podredumbre de las aguas
y la muerte de los peces
viajan las nubes y a su paso
van tirando vida sobre los continentes
el viento viaja
desparramando nubes, semillas
vivificando el ambiente
viaja el hombre oxigenando su espíritu
ante la pantalla grande del paisaje
cambiante, cautivante
estoy viajando
música y distancia
acompañado de un libro:
“Recuerda aquel objeto que vimos, alma mía,
un día estival y soleado
al borde del camino una carroña infame
en lecho de piedras sembrado.
572 Héctor David Gatica

... Y el cielo contemplaba la osamenta magnífica


expandirse como una flor.
... ¡Entonces, oh mi bella, diles a los gusanos
que te devorarán a besos
que yo guardé la forma y la esencia divina
de mis amores descompuestos!”.
Estas “Flores del mal”
han despertado en mi memoria cosas algo extrañas
de mi ayer
como vivir en una comarca
donde gastaban su sombrero los hacheros
conocía sus ambiciones mínimas
producto de un árbol derribado
y estaba atento para cuando comentaban
no quiere llover
hace una calor
que yo intentaba llevar a mi verso
tal cual ellos lo decían
a la vez
sorprendíanme los cuentos de Maupassant
y de Anton Chejov
los poemas de Paul Eluard:
“... Tú cantas himnos nocturnos
sobre las cuerdas del arco iris”.
No lograba entender a Saint John Perse
igual vibraba entero:
“.. Tengo una aclamación fortísima en mí, y es para
vosotras ¡Oh lluvias´
... Llevaré mi causa ante vosotras...
¡La espuma en los labios del poema como una leche
de corales´”.
Obras Completas 573

Hasta llegué a quedarme


por eso de la cortedad de mi olfato poético
sin “Una temporada en el infierno”:
“... La desdicha fue mi dios.
Me revolqué en el fango. Me sequé con el aire del
crimen. Y le di buenos chascos a la locura”.
Habitar donde no llegaban los diarios
ni la radio
ni la televisión
y tener que entendérmelas nada menos que con León Tolstoi
entregándome el olor a la vida
Dostoyievski trayéndome el frio de la nieve encadenada
de la estepa siberiana
Nazim Hikmet
estremeciéndome con su cuanto encarcelado:
“Como en cuarenta idiomas se me imprime
pero en Turquía estoy prohibido
en mi propio idioma”.
Crecer donde no circulaban transportes como éste
en el que voy viajando
qué digo como éste tan moderno
si solo se andaba de acaballo
y en esos mundos desolados
leía las Elegías de Rilke:
“Realmente es extraño no habitar la tierra
... y hasta el propio nombre
dejar, como un roto juguete, de lado”.
Y con las Elegías de Rilke,
los “Himnos a la noche” de Novalis:
“¿No tienes acaso, todo cuanto nos exalta, los
colores de la Noche?
574 Héctor David Gatica

Es ella quien te tiene consigo como una madre


es ella a quien debes tu entera magnificencia”.
Y entre himnos y elegías escuchaba al hachero Alfredo
Palma hablándome de inmensos campos con miles de
hectáreas de añosos bosques de algarrobo, quebracho,
tintitaco, retamo sintiendo en sus palabras el olor a trans-
piración que le daba el golpe del hacha.
A la par quedaba como en suspenso
ante el misterio atormentado
de Edgar Allan Poe
arrojaba almohadones a “El fantasma de Canterville”
me sentaba junto a Eliot
entre “La poesía y los poetas”
y cuando el “Romancero Gitano” me anunciaba:
“las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora”
me levantaba para saludar al carrero Facundo
Velázquez
huésped de todas las huellas
desmontando de la madrugada
que era su mula sillera
y bebíamos un trago con él,
con el carrero Facundo Velázquez
y con el poeta Omar Khayyam:
“Sepultadme en la taberna
bajo la mirada cariñosa de las botellas”.
Me tiraba en Las Hojas de Hierba de Walt Whitman:
“Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver como crece la hierba del estío”.
Sufría «Los heraldos negros»:
“En esta tarde todos, todos pasan
Obras Completas 575

sin preguntarme ni pedirme nada.


.Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.
He salido a la puerta,
y me dan ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!
Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.
Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!”
Oraba y resistía en “Carta al greco”:
“Dije al almendro
-hermano, háblame de Dios.
Y el almendro floreció”.
Mientras tanto el chileno Vicente Huidobro
me aconsejaba:
“No cantes a la rosa
haz la rosa
no cantes a la lluvia
has llover”.
Y yo iba y hablaba de la hacienda sedienta y flaca
con el ganadero Alfredo Leyes
de las cabras matadas por el león de acuerdo a
cálculos del puestero Manuel Flores
de los zorros entrampados y el buen precio de cueros
de iguanas y lampalaguas según el cazador Horacio
Guardia.
Comentábamos del suicidio con el peruano José
María Arguedas, con Hemingway, Jack London,
Cesare Pavese: “Palabras no. Un gesto”.
576 Héctor David Gatica

Daba mi último adiós a Miguel Hernández


solicitándome desde su prisión:
“Despedidme del sol y los trigales”.
Cantaba himnos a la vida al aire libre
con Rebindranath Tagore
abría surcos a la siembra con el arador Natividad
Maldonado.
Me perdía en los milenios de la poesía china :
“¿Es que solo tu has visto bajo la Gran Muralla
amontonarse los esqueletos de los muertos?”
Y para la época de los ventarrones en mis llanos me
transportaba a ese otro gran páramo:
“Soy yo, don Pedro -dijo Damiana-
¿No quiere que le traiga el almuerzo?
Pedro Páramo respondió:
- Voy para allá. Ya voy.
Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo
intento de caminar. Después de unos cuantos pasos
cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola
palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue
desmoronando como si fuera un montón de piedras”.
Me sentía alucinado ante “El lobo esterpario”
me iba a visitar a Don Luis Fernández
el carbonero
solo en la soledad del campo
quemando su risa en las troneras de los hornos.
leía tres veces “El viejo y el mar”
y tres veces “La isla del tesoro”.
Y era como si alcanzara mayor profundidad cada vez que
veía a Pedro Berón cavar un pozo de balde buscando el
agua de la vida... y de su muerte.
Obras Completas 577

Ese ha sido mi ayer


que hoy he recordado en este viaje
mi extraño ayer
leyendo en esos territorios poco menos que ocultos
hasta a la mirada de Dios a poetas tan lejanos como
famosos y viviendo entre hombres de hacha y látigo
tan pero tan ignorados
como de sudor cercano.

Listado que solicité en Mendoza y en el cual figuraban los


siguientes nombres, entre otros: GRECIA: Nikos Kazantzakis;
PERSIA: Omar Khayyam; AUSTRIA: Stefan Zweig. LA IN-
DIA: Rabindranath T agore; TURQUIA: Nazim Hikmet; IT
Tagore; A-
ITA-
LIA: Cesare Pavese; ALEMANIA: Goethe, Herman Hesse,
Novalis, Graham Greene; CHECOSLOV AQUIA: Franz Kafka,
CHECOSLOVAQUIA:
Rainer María Rilke; RUSIA: León T olstoi, Anton Chejov
Tolstoi, Chejov,,
Fiodor Dostoievski, Gogol; INGLA TERRA: Oscar W
INGLATERRA: ilde, Carlos
Wilde,
Dickens. T .S. Eliot; FRANCIA: Honorato de Balzac, André
T.S.
Bretón, T eilhardf de Chardin, Saint Exupéry
Teilhardf Exupéry,, Paul Eluard,
Gustave Flaubert, Lubicz Milosz, Maupassant, Jaqes Prévert,
Arthur Rimbaud, Paul Sartre, Paul V alery; ESP
Valery; AÑA: Ra-
ESPAÑA:
fael Alberti, Dámaso Alonso, V icente Aleixandre, Miguel
Vicente
Hernández, Antonio Machado, Pedro Salinas; EEUU: W illiam
William
Faulkner
Faulkner,, Ernest Hemingway
Hemingway,, W alt Whitman, Edgar Allan
Walt
Poe; GUA TEMALA: Miguel Angel Asturias; NICARAGUA:
GUATEMALA:
Ernesto Cardenal; MEXICO: Juan Rulfo, Octavio Paz; CUBA:
Nicolás Guillén, Alejo Carpentier; PERU: José María
Arguedas; URUGUA
URUGUAY Y: Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano,
Mario Benedetti; CHILE: V icente Huidobro, Pablo Neruda.
Vicente
Asimismo algunos poetas argentinos, ninguno paraguayo ni
boliviano, que en la década del 60 conocí personalmente en
las giras que realicé por América con mi revista Poesía Ami-
ga.
578 Héctor David Gatica
Obras Completas 579

TESTIMONIOS

- PRIMERA PARTE -

Conservo en mi poder carpetas con numerosos testimonios -


cientos quizás- que me fueron llegando a través de muchos años, a
medida que aparecían mis libros.
He rescatado unos pocos -aún cuando aquí aparezcan como
muchos -haciendo justicia a quiénes emplearon de su tiempo en su
lectura y posterior juicio y más, teniendo en cuenta que sabe Dios si
alguien volverá alguna vez sobre estos archivos.

Bueno, ya algo sabía de usted por comentarios de algunos


amigos. Hizo bien en acercarme el poema suyo escrito para
Leyes. Es un trabajo pensado con el corazón, tierno,
expresador de una firmeza interior (...)
ATAHUALP
AHUALPA A YUP ANQUI (Francia)
YUPANQUI

Para Héctor David Gatica / que en los llanos de La Rioja /


con el viento quebrachero / su canto salado moja / cuando en
los parche llaneros / viene latiendo la aloja.
JAIME DADAVVALOS , 1958 (Salta)
580 Héctor David Gatica

Desde el encuentro en Monteros te he perdido el rumbo, pero


el encuentro con tu poesía ha sido para mí inolvidable y
afirmo sin ningún tapujo que tu voz es una de las más
potentes, lúcidas y bellas de mi país interior y de mi Rioja
querida. (...)
ARMANDO TEJADA GOMEZ (Mza.)

Sus poemas me trajeron de nuevo el aroma de obrajes y


corrales. No haber estado en el velatorio de Agustín Aldeco.
No haber podido tirar una flor de duraznillo en la “profunda
tumba de Berón”. Gracias por tan hermosas evocaciones. Le
mando un abrazo apretado y colorido como una cubrecama
llanista.
FELIX LUNA (Bs. As.)

En noviembre terminó un seminario sobre poesía y prosa


del noroeste y usted Junto con Castilla y Clementina, con
Lanzillotto y Ferraro, colmaron una avidez que en mis alum-
nos no conocía en semejante dimensión.
GUILLERMO ARA (Bs. As.)

Usted se defiende formidablemente del acecho inquietante y


angustioso del universo mundo con poemas que lo sitúan en
una dimensión profunda, donde los días que fueron suyos
pueden ser míos y de mucha gente también, gracias al vigor
de su comunicatividad. (...)
ULISES PETID DE MURAMURAT T (Bs. As.)

Solo estando varado en un yermo son posibles versos tan


hondos y bellos (...)
JUAN FILLOY (Còrdoba)

He recibido Los Fundadores del Olvido, que he comenzado a


leer con gusto. Por cierto que ya conocía de usted algunos
excelentes poemas (...)
HECTOR TIZON (Jujuy)

No hay página en Los Fundadores del Olvido que no sea


Obras Completas 581

antológica. Todo en este libro me impresionó: los temas, el


Todo
lenguaje, los hallazgos del ingenio, esa autenticidad que te
singulariza, desollada, azotante. Al leer tus cuentos se tiene
la inmediata certeza de que se está ante algo perdurable.
(...)
MARIA GRANA
GRANAT TA (Bs. As.)

Sigo impresionado por la lectura de “Los Días Insólitos”.


Sigo sin entender cómo la naturaleza del hombre se puede
perturbar hasta esos extremos. Los nombres que se suceden
a lo largo de tu documento poético estuvieron ligados a mí
en jornadas inolvidables.
CARLOS A. DEVOLE (Bs. As.)

He leído uno por uno, sin apuro, sus relatos. Hasta cuando
seguiremos ignorando a escritores como usted y batiéndole
el parche a tanto arribista. (...)
MARCO DENEVI (Bs. As.)

He leído con entusiasmo creciente su ”Memoria de los Lla-


nos” y con sincera alegría me informé de que su valioso
libro alcanzó diez ediciones.
JORGE CAL VETTI (Jujuy)
CALVETTI

Recibí la Antología Poética Riojana que me hiciera llegar


llegar..
Es excelente. Yo pondero, que aparte de ser usted un gran
escritor
escritor,, pondero, digo, su alma noble y generosa. Sin su
participación, sin su desvivir en búsquedas constantes, cuán-
tos escritores riojanos estarían ya en el olvido.
POLO GODOY ROJO (S. Luís)

Van estas líneas para agradecerte el magnífico T omo 1 de


Tomo
Integración Cultural Riojana que recibí en estos días. Si los
intelectuales del interior amaran su provincia como vos amás
a La Rioja, tendríamos la frente más alta del mundo. Debo
felicitarte entonces no solo por el mérito de haber armado
obra semejante, de casi 700 páginas, con la investigación y
582 Héctor David Gatica

selección que ello implica, sino también por la actitud mili-


tante frente a la cultura p`ropia que te llevó a acometer tan
ardua empresa.
ADOLFO COLOMBRES (T ucumán)
(Tucumán)

Recibí Antología Poética Riojana. Mi sincera alegría al sa-


ber que has concretado un trabajo tan amplio y positivo
para la literatura argentina, para la poesía castellana en
general. Nadie es más que vos conocedor de tu gente (...)
JORGE L. ESCUDERO (San Juan)

Tengo en mis manos tu libro Los Fundadores del Olvido. Lo


entiendo como una brea florecida, semejando el sol del pue-
blo naciendo desde abajo. Como debiera ser siempre. Desde
abajo.
JUAN MIGUEL BUSTOS (San Luis)

Querido y quijotesco hermano: No hemos olvidado por cierto


su visita, ni su afectuoso y fraternal gesto de dedicar a la
poesía paraguaya un número de Poesía Amiga (...)
JOSEFINA PLA (Paraguay)

He gozado con tus poemas, son muy frescos, muy lindos y


muy personales. Me traen un sabor limpio y temprano, sa-
bor y recuerdo de lo que no conozco y ya conozco. ¿Cuándo
vendrás por estas tierras? (...)
YOLANDA BREDEGAL (Bolivia)

Impresiona atisbar de pronto, en un recodo de este o aquel


cuento, personajes que se encuentran también en nuestros
campos y pueblos, y por ello en nuestra literatura (...) Ten-
Ten-
dré que ir a La Rioja, a encontrarme con la gente y sus
palabras, con la naturaleza fabulosa y con usted, creador de
belleza.
IBRAHIM HIDALGO (La Habana, Cuba)

... Pero la nota fundamental del poeta Gatica, no se extin-


Obras Completas 583

gue en esta área de sombras, de viento y de destino. Su


lenguaje poético es consumado y eficaz, aún para una visión
mental (cerebral) de las cosas que a veces hace contrastar
contrastar,, a
veces armoniza con las intensas xilografías de Pedro Molina
(...)
PROF
PROF.. CARLOS GENTILE (Italia)

Creo que usted es un poeta de una calidad infinita que re-


presenta fielmente muestro interior del país, estamos orgu-
llosos de haber podido concluir esta empresa de edición de
su libro. El mismo será distribuido por todas las Universi-
dades y diversas instituciones de Francia.
LEOPOLDO TORRES AGUERO (Francia)

Hay en su obra, reciedumbre, fuerza y hondura, su voz es


sincera, y se destaca muy por encima, de tanta y tanta
seudo poesía como recibimos de ahí. Enhorabuena.
JORGE JURADO MORALES (España)

En La Rioja estuve ahora, releyendo tus poemas y sobre


todo, leyendo tus cuentos, donde el paisaje se desborda por
las palabras, aunque tu propósito no sea describirlo, y esto
es algo que solo consiguen los narradores muy pero muy
buenos (...)
DANIEL MOY ANO (España)
MOYANO

JUICIOS

Se han emitido juicios acerca de su obra - ver “Este Canto


Es América” y “Obras Completas” - desde URUGUA
URUGUAY Y: Arsinoe
Moratorio; PARAGUA
PARAGUA
ARAGUAY Y: Josefina Pla, Hugo Rodríguez Alcalá;
BOLIVIA: Yolanda Bedregal, Beatriz Schulse Arana; CHI-
LE: Antonio de Undurraga; VENEZUELA: Jean Aristigueta;
CUBA: Ibrahim Hidalgo; BRASIL: Milton de Lima Sousa;
MEXICO: Alfonso Ortiz Palma; REPUBLICA DOMINICA-
584 Héctor David Gatica

NA: Dr
Dr.. Julio Jaime Julia; ESP AÑA: Jorge Jurado Morales,
ESPAÑA:
Francisco Lucio; IT ALIA: Prof. Carlos Gentile; FRANCIA:
ITALIA:
Atahualpa Yupanqui, Leopoldo T orres Agüero; MARRUECOS,
Torres
Africa: Armando Rojo León; (entre otros).
Y en ARGENTINA, desde BUENOS AIRES: Félix Luna,
Guillermo Ara, Ulises Petid de Murat, María Granata, Car Car--
los Dévole, Marco Denevi, Luis Ricardo Furlan, Dardo Cúneo,
Roberto Juarroz; JUJUY
JUJUY:: Jorge Calveti, Héctor T izón, An-
Tizón,
drés Fidalgo; SAL
SALTTA: Jaime Dávalos, Raúl Aráoz Anzoátegui;
TUCUMAN: Adolfo Colombres; SANTIAGO DEL ESTERO:
Alfonso Nassif; CA TAMARCA: Armando Raúl Bazán, Hilda
CAT
Angélica García; MISIONES: Ramón Ayala, Olga Zamboni;
FORMOSA: Orlando V an Bredam; CORRIENTES: Juan José
Van
Folguerá; CHACO: Aledo Luis Meloni, Aldo Boglietti; EN-
TRE RIOS: Alfredo V eiravé, Isidoro Blaisten; SANT
Veiravé, SANTAA FE:
Jorge Riestra; CORDOBA: Juan Filloy Filloy,, Osvaldo Guevara,
Francisco Colombo; SAN LUIS: Polo Godoy Rojo, María Delia
Gatica de Montivero, Oscar Guiñazú Alvarez, Miguel Bus-
tos; SAN JUAN: Jorge Leonidas Escudero; MENDOZA: Ar Ar--
mando T ejada Gómez; LA P
Tejada AMP
PAMP A: Edgar Morisoli; LA RIOJA:
AMPA:
Ariel Ferraro, Daniel Moyano, Carlos Alberto Lanzillotto,
Ramón Eloy López, Lucía Carmona, etc., etc..
Obras Completas 585

- SEGUNDA PARTE -

HÉCTOR DAVID GATICA


Y LAS TRAGEDIA DE LOS LLANOS
(De Escritores Riojanos de Roberto Rojo)

Héctor David Gatica expresa la tragedia de Los Llanos. Tragedia del


siglo XX que es consecuencia de la derrota política del proyecto federal que
sustentaba La Rioja en el siglo XIX. Es así: Los Llanos habían hecho historia
con sus caudillos, que dieron batalla porque sabían que no existía futuro
posible sin equidad en el reparto de las riquezas nacionales. Y sufrieron las
consecuencias de la insolencia de resistir durante cincuenta años el dictado
del centralismo porteño: la barbarie y el escarmiento, entonces, no se hizo
esperar: El Chacho Peñaloza-Los Llanos- es lanceado y decapitado.
Al siglo de los caudillos, dice Gatica, le sigue el siglo de los poetas.
Todo había cambiado y ya no se podía luchar -existir- a través de la espada:
era la hora de la pluma. Y Los Llanos, entonces engendra poetas y escritores:
Rosario Vera Peñaloza, Rosa Bazán de Cámara, Juan Zacarías Agüero Vera,
Nicandro Vera, Artemio Moreno, el propio Angel María Vargas tenía raíces
llanistas por sus padres, y después Ferraro y Gatica.
“Memoria de los Llanos”, primer libro de Gatica, es la memoria de la
tragedia de sus habitantes. Gatica le cuenta al mundo lo irremediable; y sus
coterráneos poco y nada pueden hacer por esa zona que no levanta cabeza.
Parece que los gobiernos provinciales, que suelen hacen marketing con la
Historia y lanzar frases de compromiso, tampoco pueden hacer mucho.
Los habitantes de Los Llanos son sobrevivientes fantasmasgóricos,
están condenados de antemano, por eso, pese a sus esfuerzos, sólo
fundarán el olvido, porque han nacido fuera de la Historia y vivirán fuera de
la Historia.
Lugar de obrajes -cuenta Gatica-, poblado de hacheros, hacedores de
carbón, conductores de carros, criadores de cabras, arrieros, alambradores,
poceros y puesteros. Oficios duros, embrutecedores, y el alcohol fluye para
olvidar porque ya estaban olvidados. El testimonio poético de Raúl González
Tuñón en su poema “Los guitarreros de Catuna”, escrito en 1925, no deja
lugar a dudas.

Oh, qué caras bajo la luna/ los guitarreros de Catuna./ Es Peñaloza


como el Chacho/ el primero y está borracho./ Es Quiroga como Facundo/ y
está borracho el segundo./ Hermanos, hermanos, hermanos,/ ¡que tristeza la
de Los Llanos!

La epopeya federal era un asunto muy lejano, porque la nueva realidad,


la secuela era patética. Guitarreros y cantores de Los Llanos, hombres de
fuerte consistencia física, de antepasados guerreros, pero ya sin batallas
586 Héctor David Gatica

que librar... Lo cuenta el propio Gatica: Llanos de La Rioja, tierra de los


cantores a caballo, don Carmen Ibáñez. Luna es uno de ellos, su cuerpo es
tan grande como la fortuna de años que lo habita, un novillo entero le cabe
en el apetito; sus manazas tapan la guitarra. Y canta, canta con una boca de
leguas, canta en contrapunto, lo hará hata el alba, perdiendo quien cae
primero del caballo herido por el vino. El otro es don Domingo Arias, que
llega de “Las Lagunitas”. Los juglares estaban también ahí, los cantares del
Siglo de Oro, el coplerío español haciendo equitación. “Disciplinado Clavel”,
de perfiles gongorinos, era uno de esos cantos. Un ruido de tala derribado
castiga el polvo largo del llano y el cuerpo musical de don Carmen Ibáñez
Luna ha quedado tendido junto a las patas de la madrugada.
Gatica sigue un periplo parecido a Ferraro, también va a Mendoza y a
los países latinoamericanos pero ya es demasiado tarde para sacudirse su
Historia. Gatica va en busca de alfabetizarse en literatura, encuentra una
lista de autores que debe y necesita leer. Y los lee y los asimila muy bien.
Pero en realidad lo que estaba buscando era procurarse los recursos para
contar de la mejor manera la tragedia de Los Llanos. David y su hermano
Omar, para no morir, para colgarse de la Historia, empuñan el mimeógrafo.
Leen, escriben, imprimen y distribuyen, se conectan con el mundo a través
de las revistas “Alborada” y “Poesía Amiga”. También Ferraro se conectaba
con los escritores y poetas del mundo casi sin salir de su escritorio de la
ciudad de La Rioja. Ambos recibían libros, revistas y otras publicaciones de
los sitios más diversos...
Es un lugar común el chiste malo que le hacen a David sobre la
inexistencia de Villa Nidia, su pueblo natal, casi pegado a la frontera con San
Luis. En realidad Villa Nidia es de una existencia precaria, virtual, era y es la
voluntad de un puñado de personas que buscaban un lugar en el mundo,
aunque fuera muy remoto, lejos de la civilización. El poeta, con su pluma
refundó Villa Nidia y gran parte de Los Llanos y los difundió por todas partes.
Gatica, a través de todos sus libros, en prosa y en verso, elabora sin
prisa y sin pausa un descarnado testimonio. O mejor dicho si tiene prisa
porque una de sus preocupaciones fundamentales es combatir el olvido,
nada menos ...
El olvido, para Gatica, es Goliat. Gatica da batalla con su empaque de
poeta, esmirriado, con anteojos que acentúan su fragilidad física... Con su
tonada llanista me dijo que ha visto cómo el olvido se lleva cosas valiosas y
eso lo desarma. Ahí está entonces su tarea ciclópea de recopilación, que ya
lleva varias publicaciones: todos los departamentos de la provincia con sus
poetas, sus escritores, sus leyendas, sus libros... Además de su obra, ese
es su mensaje al futuro, les dice a las generaciones por venir esta gente
vivió en La Rioja y escribió estas cosas ...
También me dijo que lleva escrito un diario íntimo de 1700 páginas. Y
sin embargo, confiesa, hay cosas que las leo y no me puedo acordar, es
increíble. Pese a esos olvidos, que seguramente se referirán a episodios y
otras menudencias de la vida diaria, estoy convencido de que el poeta de
Villa Nidia se puede postular tranquilamente para ser uno de los hombres
Obras Completas 587

libro que soñó Ray Bradbury en Fahrenheit 451, aquellos hombres que ante
la amenaza de los bomberos que incendiaban bibliotecas deciden memorizar
libros enteros, la memoria de Gatica es prodigiosa, guarda un inmenso
número de poemas de autores que admira y honra en los recitales
poéticos...
“La Cantata Riojana”, obra poética y musical, Gatica la letra y Ramón
Navarro la muúsica, fue inspirada por el libro de Ricardo Mercado Luna “La
ciudad de los naranjos”.
Después de leerlo Gatica y Navarro se dijeron tenemos que hacer
algo. Se pusieron a trabajar y al tiempo Gatica le dijo a Navarro: se me desbocó
el caballo... Gatica se entusiasmó y pronto la ciudad le quedó chica, hagamos
algo más abarcador, de toda la provincia. Así fue que la Cantata hace un
racconto de la historia riojana, los aborígenes, la fundación, los problemas
del agua hasta la realidad dolorosa de los años de plomo...
- ROBERTO ROJO -

LOS FUNDADORES DEL OLVIDO


Por Horacio Raúl Campos

La violencia (del Estado, de conquistas, de grupos


civiles, armados, etc) es un tema que informa a buena
parte de la literatura argentina y latinoamericana. Se
puede rastrear la violencia en muchas obras. Entre
ellas. El Matadero de Esteban Echeverria, en La
Argentina de Ruíz Díaz de Guzmán, en Y retiemblen
los centros de la tierra (Gonzalo Celorio, México), Las
cartas que no llegaron (Mauricio Rosencot, Uruguay),
La Virgen de los sicarios (Fernando Vallejo, Colombia)
y Glosa (Juan José Saer, Argentina), entre tantas otras.
Esa violencia puede ser externa a la obra, y otras veces, es la obra en
sí misma violenta. Por ejemplo: el Facundo (Sarmiento) o La fiesta del
monstruo (Borges), que son piezas totalmente violentas y difamatorias
contra un sector de la sociedad argentina.
Pero la violencia en el caso de la Argentina no es un simple recurso
de la ficción. Ella tiene plena conexión, como en otros países o regiones,
con la experiencia del mundo real. Una buena parte de la sociedad argentina
es perversamente violenta, lo que es una práctica fundacional que nos
acompaña desde el fondo de nuestra historia.
El destierro, el despojo y la tortura están presentes en la historia, el
ensayo y en el informe social: El informe de Juan Bialet Massé y Los coroneles
de Mitre de Ricardo Mercado Luna, entre innumerables manifestaciones
artísticas, son ejemplo de ello.
588 Héctor David Gatica

FUNDACIONES Y PERDIDAS
El destierro es uno de los temas que informa a Los fundadores del
olvido, un cuento que da título al libro de Héctor David Gatica.
Ya desde el título nos adelanta el despojo. Fundar el olvido, es fundar
algo para que después quede en el olvido por medio del enajenamiento o
del simple abandono forzoso.
Uno olvida cosas cuando se va a otro lado porque hace suyas otras
expresiones culturales; va, de a poco, olvidando lenguajes, los sabores de
las comidas, el perfume de las flores y la gente.
Esto ocurre en ese cuento porque hay personajes que se van para
no volver. El desterrado pierde el sentido de la ubicación geográfica de las
cosas que lo acompañaban: la represa, el corral de las cabras, el tunal o
simplemente donde estaba tal o cual planta, tal o cual algarrobo, que, luego
de unos años, no están más.
Y cuando vuelve a su ciudad se siente forastero y no conoce a nadie
y nadie lo conoce a él. Nadie sabe qué hace y nadie sabe donde vive porque
simplemente es un desconocido, un turista. Los otros, a su vez, son
desconocidos para el desterrado.
El forastero saluda a todos aquellos que lo saludan aunque no distinga
quiénes son los que le levantan la mano o lo miran perplejos porque él los
ignora porque no está muy seguro de quiénes son. A veces recorre el
centro del pueblo con alegría, pero también con angustia.
El desterrado que vuelve a su ciudad o a su puesto donde nació, lo
hace porque aún mantiene lazos familiares, culturales o sociales. Y lo hace
porque quizá cree que en algún momento volverá para quedarse
definitivamente o tal vez lo hace porque cree que nunca va a poder volver.

LUCES Y ALAMBRES
Daniel Moyano escribe (en el prólogo a ese libro de Gatica, Buenos
Aires, 1989, Legasa), que “verdad y ficción se convierten así en una misma
sustancia” y que a raíz de esa amalgama “convencen y conmueven”. Por
eso es justo traducir “verdad y ficción” en Gatica, como “destierro y
realismo rural” a pesar de los cuantiosos problemas que acarrea el concepto
“realismo”.
También se destaca con nitidez en ese relato el eje “civilización y
barbarie”, pero al revés de lo que plantean Joaquín V. González y Sarmiento.
Los “fundadores” de puestos llevan la impronta de la “civilización” y los
foráneos que se quedan con el puesto los podemos colocar en el terreno
de la “barbarie”
El personaje fundador le pone al lugar “La Estrella”, que es como si
dijésemos la luz o las luces, sinónimos cabales de la civilización. El personaje
encargado de la fundación no le pone “La Estrella” porque si, sino, por un
motivo fundamental: mirando las estrellas piensa y encuentra un nombre.
Pensar es otro sinónimo de civilización.
Además, alambra el puesto, que es otro fuerte símbolo del progreso
y la civilización. Aquí los elementos de la “civilización” en la lógica sarmientina
Obras Completas 589

están invertidos y son reordenados para ponerlos del lado de un fundador


de un puesto.
Los fundadores del puesto además (esposo/ mujer, en ese orden,
según el relato) contradicen otro aspecto fundamental de la visión
sarmientina; el desierto y la campaña son los espacios privilegiados de la
barbarie para el sanjuanino.
En el relato de Gatica, el espacio rural es donde se funda un lugar con
todas las marcas de la civilización; alambran, construyen, pueblan, siembran,
elaboran derivados de la leche y los hijos son mandados a la escuela.

DEGRADACION Y PERDIDA
La excelca prosa de Gatica pinta con admirables pinceles la fundación
y la potencia labradora de los personajes centrales del relato. También con
igual destreza narra el lento declive de Rosas Tello y Elina, el matrimonio
protagonista del cuento: “A el se le comenzaron a aflojar las caderas, como
a perro viejo. Ella empezó por arrastrar las alpargatas”.
Se registra, por lo tanto, una degradación física de los fundadores,
que corre paralela al debilitamiento material del puesto, que van a dar lugar
al enajenamiento y olvido. Fundación, degradación, pérdida y destierro, son
los ejes fundamentales sobre los que se desliza la historia básica del cuento.
Los personajes son los Fundadores del Olvido porque quedan al
margen de la historia escrita y ya no basta con que sólo se hable de ellos. El
personaje central está preocupado por esta cuestión.
El análisis de ese riquísimo cuento no se agota aquí porque quedan
varias cuestiones por examinar. Entre ellas, lo que está dicho y también lo
eludido.La degradación, las fundaciones truncas de otros puestos, los
signos de mal presagio, la pérdida de voz de Rosas Tello (equivalente a su
muerte), los árboles secos, las estrellas sin luz, el papel de la mujer, el
alambrado roto, entre otros. El cuento puede ser leído como un programa
de fundación y progreso, que desemboca en la decadencia. ¿Una metáfora
de La Rioja?
- HORACIO RAÚL CAMPOS -

GONZALEZ Y GATICA: LECTURAS ENFRENTADAS

La ideología estética de Héctor David Gatica se encuentra en las antí-


podas de la de Joaquín V. González, porque el escritor de Villa Nidia no hace
suyo el nativismo del escritor de Nonogasta.
Las diferencias, aunque la aclaración resulte obvia, no están fijadas
por las meras localidades geográficas en que ambos nacieron.
El primero inmovilizó en su proyecto nativista conservador a las mon-
tañas, las plantas frutales y a una determinada fauna que utilizó consciente-
mente para dejar por escrito su visión del mundo, en una determinada
590 Héctor David Gatica

etapa histórica del país, cuando el sistema político y el roquismo en particu-


lar necesitaban el sosiego y el orden para imponer su proyecto.
El extremo sur de los llanos es el espacio primordial del nacimiento
de Gatica, aunque el horizonte espacial se encuentra ampliado.
En González, en cambio, leemos una idealización infantil de los espa-
cios, opera a favor de un detenimiento del tiempo y los ubica en una presun-
ta edad dorada, que luego es rota por los bárbaros, aunque luego todo
vuelve a su estado original.
La diferencia fundamental entre ambos proyectos narrativos radica
en que Gatica no idealiza los espacios, ni los personajes, ni la fauna. Bajo
ningún punto de vista Gatica sublima la naturaleza, como sí lo hace el
nonogasteño.
González huye de la urbanidad hacia las montañas y se esconde en el
pueblecillo poético y feudal –como él mismo define a su espacio- en busca
de amparo e inmovilidad, frente a una escena multicultural que le ofrecen
los grandes centros urbanos.
Los inmigrantes y sus movilizaciones, especialmente los ubicados
en Buenos Aires, son los sujetos a quienes el sistema político y cultural
dominante enfrenta desde la experiencia real (represión, leyes) como des-
de la ficción (teatro, poesía, cuentos, novelas).
Frente a ello, Gatica levanta una voz narrativa que da cuenta de la
construcción social y de los establecimientos humanos, como así también
da cuenta del vitalismo de los hombres y mujeres y también de la resigna-
ción, degradación y muerte.
Los personajes de Gatica son vitales, están asentados en sus tie-
rras, trabajan, pueblan, tienen hijos, se degradan, emigran, pierden todo.
Mueren viejos unos o asesinados, otros. Sobre todo no son linajudos, ni
tienen antepasados guerreros o aristocráticos, ni son tontos o sometidos
a burlas, como en las ficciones nativistas de González.
La tremenda fuerza narrativa de Gatica nos presenta una escritura
con un fuerte aroma a carne y hueso. Y de allí que en otra ocasión me tomé
el atrevimiento de encasillar a su escritura en lo que llamé un «realismo
rural». Sin embargo, no estoy tan seguro de ese encasillamiento. Las clasi-
ficaciones, en la literatura, la más de las veces impiden conocer la escritura
de un determinado autor o acotan su examen.
La escritura de Gatica es literatura y listo. Es literatura universal
escrita desde y en La Rioja como la escritura por Chejov, Roa Basto o Rulfo.
No es literatura regional o provincial como la mayoría de los críticos
quieren ver en la escritura de Gatica. Esto sería menospreciar su obra o
reducir inocentemente su escritura.

EL RASTRO DEL GUANACO


Así se llama uno de los cuentos de Gatica, incluido en los fundadores
del olvido (Bs. As., Legasa, 1989). La violencia es uno de los elementos
fundamentales en la cuentística de este escritor. En «El rastro del guanaco»
aparece la descarnada violencia de la última dictadura.
Obras Completas 591

Decíamos que Gatica amplía los espacios en su ficción. No aparece,


como en la narrativa de González, un pueblecito estático. EN Gatica no sólo
aparecen las localidades que lo vieron nacer, sino también otros lugares,
aparecen localidades de otros países, es decir, aparece Latinoamérica, Los
Llanos y la Cordillera de los Andes.
En ese cuento se pueden leer la construcción y la destrucción; la vida
y la muerte; el trabajo, el éxodo y el saqueo; y el guanaco como antagonista
del cóndor: «Para Juan no era el cóndor el señor de la montaña sino el
guanaco», escribe el narrador/autor.
Por lo tanto, la escritura de Gatica no sólo es diametralmente opues-
ta a la de González, sino que polemiza y replica a la del nonogasteño. El
cóndor, en González, huye de la tierra hacia las alturas, se levanta, es más
liviano, se aleja de la tierra. Y es para este escritor el dueño de los Andes, el
ave sublime.
El cóndor es una metáfora del mismo González, que por medio de la
ficción le permite huir del ruido que en la experiencia del mundo real hay en
la tierra; en Gatica, en cambio, el guanaco es una metáfora de los propieta-
rios reales de la tierra, de los puestos, de las cabras y de la escasez de
agua, pequeños propietarios y propietarias, que luego son despojados y
asesinados.
El guanaco, a diferencia de ese cóndor nativista, circula por la tierra,
no está atado a la tierra, sino que se mueve por allá, por la llanura y por las
laderas de las sierras, huye del enemigo, porque el guanaco, como el per-
sonaje principal de ese cuento de Gatica, Juan Pereyra, está cercado y se ve
obligado a esquivar al perseguidor.
En ese cuento se narra la violencia, como muchos cuentos, novelas
y poesías de nuestro continente. Sin embargo, en Gatica hay una diferencia
fundamental. Voy a nombrar sólo dos cuentos de nuestra literatura Latinoa-
mericana: «La muerte tiene permiso» de Edmundo Valdés, relato en que
ante la injusticia, los pobres hacen justicia por mano propia y «El trueno
entre las hojas» de Roa Bastos, donde los explotados se agarran a los tiros
con los explotadores.
Aquí nada de eso ocurre. No ocurre nada ante el despojo. EL siguien-
te diálogo nos revela una enorme resignación, quizá miedo o impotencia.
Juan, el personaje central, luego de perder todo deambula de pueblo en
pueblo y al llegar a Jagüe entabla un diálogo con un antiguo poblador de allí:
«- ¿Por qué te largaste Juan a andar así con tu familia, como si fueras
un pailero?
- Me quitaron la tierra, obligándome a recibir el pago de una miseria
por ella.
- ¿Y por qué no te quedaste a pelearla?
- Me sentía muy solo. Donde mete mano gente del gobierno se hace
muy difícil.»
Se trata de la derrota final propinada por una combinación de intere-
ses particulares y la participación del Estado colonizado por esos intereses
de clase. Se trata del Estado terrorista que mata a Juan.
592 Héctor David Gatica

La justicia por mano propia en este cuento de Gatica se invierte. No


son los pobres y humillados, cansados de la injusticia que se rebelan y
pasan a la acción, sino que aquí el que hace «justicia» por mano propia, al
margen de la legalidad, es el Estado y contra los despojados. El cuento, en
definitiva, es el relato de una derrota, la más fuerte, una de las más contun-
dentes que sufrieron los de abajo.
- HORACIO RAÚL CAMPOS -

UN COFRE

Presentación: En la ciudad de La Plata


y en Casa de La Rioja, Bs.As., 1990,
por el poeta santiagueño Alfonso Nassif.

Este libro es un cofre lleno de sentimierntos, como todos los libros


de Héctor David Gatica.
Nuestro escritor saca a relucir en cada frase, en cada párrafo,
verdades axiomáticas de la vida de sus personajes, situaciones restallantes,
iluminadas desde una psicología profunda, haciendo que el lenguaje vibre
en la nota exacta.
Pocas veces, la narrativa Argentina ajusta con matemática precisión,
el espíritu de la realidad y el espíritu del idioma a través del arte.
Esto no es casual. Ingresar como lo hace Gatica, al dominio de los
símbolos y los signos, de las refracciones y la temperatura de las palabras
es arte de elegidos.
Gatica no nombra con el lenguaje espejo.
Toto lo que existe tiene un nombre. Todo lo que existe tiene o tendrá
correlación en el lenguaje. De tal forma el idioma es un espejo, que dibuja en
imágenes mentales lo que nombra.
Treinta y cinco metros es la profundidad del pozo. Así lo habría dicho
con el lenguaje común.
35 metros adentro del corazón. Cuantas cosas dice el lenguaje sin
decirlas o mejor, dice a través del arte.
Qué sabroso y dulce le hizo cosquillas a 35 mts. adentro.
El libro es todo así: Fuerza, amor, esperanza, podemos sumar la vida
y al tazar la suma total encontramos personajes de este libro. Personajes
vivos luchando por la agonía de sus pueblos, pidiendo una geografía de
recuerdos, ellos fundaron pueblos, pueblos lejanos, que tiemblan al borde
del olvido esperando al poeta que pueda nombrarlos para el jubileo de la
memoria.
Gatica lee las sombras en el aire.
Gatica lee en el polvo que levantan los arrieros, los carros y los
Obras Completas 593

sueños.
Gatica descifra a trasluz del silencio el destino de esos pueblos..
- ALFONSO NASSIF -

MEMORIA DE LOS LLANOS

Habana, 30 de setiembre de 1997


Un saludo cubanísimo para aquellos que visitaron mi
hogar, que también es su hogar durante el Encuentro
Internacional de trabajadores, realizado en la Ciudad de
La Habana.
El motivo de esta carta es para agradérceles
profundamente por haberme dado el privilegio de haber
leído el libro “Memoria de los Llanos” de Héctor David
Gatica. Es el regalo más hermoso que he recibido en mi
vida, no tengo palabras para poder expresar lo que
sentía durante su lectura, me creía parte de sus relatos,
parte de su poesía. Es un poeta argentino que considero como un poeta
cubano.
Ya sé que es muy requerido por los riojanos y como un riojano lo
quiero también.
Quiero ser parte de ustedes como ustedes son parte de nosotros.
Los apoyamos en nosotros y así será siempre. ¡Hasta Siempre Hermanos!
- SARA -

Al Poeta Héctor David Gatica


Querido David:

Me permites?
Acabo de leer tu libro: “Memorias de Los Llanos” (gracias a nuestro
común amigo Victor Vera).
Su lectura, realmente me conmovió. Tal vez porque tu niñez, en
algunas facetas se pareció a la mía?
Dichoso el hombre que puede recordar con profunda nostalgia, e
inmenso placer, esa maravillosa etapa de su vida porque los primeros años
son decisivos para la madurez del hombre.
Creo que los que tuvieron esa oportunidad, se pueden considerar
seres privilegiados, especialmente, en este casi fin de siglo, plagado de
tecnología y computación.
El niño, gozando de su libre albedrio, en perfecta comunión con la
594 Héctor David Gatica

naturaleza, inmerso en ese mundo maravilloso, lleno de misterio e


incógnitas, y con esa capacidad de asombro propia de los seres puros, me
imagino facilmente cómo habrás gozado.
Porque esa es la perfecta situación para que el niño- hombre pueda
liberar su natural creatividad con que venimos al mundo sin excepción.
Tus poemas son exquisitos. Sencillamente porque habla de la
cotidianeidad del hombre, de la tremenda soledad conque Dios le puso en
el mundo: para probarlo? Tal vez, pienso que si sobrevivimos a esta prueba,
llegaremos a ser como dioses, y por lo tanto sabios como tu poesía, que
destila ternura.
Tu libro, “Memoria de Los Llanos”. No está escrito, está “respirando”
y transpirado.
Cuanta riqueza alberga esa tierra riojana, riqueza del hombre y su
entorno: es la naturaleza, que lo forma:
Esto me trae a la memoria otra lectura que me conmovió hasta los
tuétanos. “El pozo de Balde” de Rosa Bazán de Cámara y tantos otros autores
riojanos.
De no haber nacido basko, quisiera haber nacido en tierra riojana.
Un grande y fuerte abrazo.
- DIONISIO -

(Dionisio Aiscorbe, autor de esta nota, fue el ermitaño


que levantó con sus manos un famoso castillo. ee Santa
Vera Cruz, La Rioja.)

EL CRONISTA DE LAS LEGUAS


Por Aníbal Albornoz Avila

La voz de este libro es una plegaria incesante. Un paisaje de hombres


transita el campo en distintos motivos y hechos. “Les quebró los pulmones
la insistencia del obraje/a Rosario Quintero y a sus hermanos”. Un rezo
podría decirse, por esa descripción del alma de los hombres del monte, de
los Llanos riojanos. Por la plegaria anda el carbonero, el hachero, el carrero
o el pocero, entre una variedad de hombres y oficios de la sobrevivencia. La
palabra se abre a los cuatro vientos con la sosegada pronunciación de Héctor
David Gatica. El memorioso juglar de Villa Nidia, el eco evocador de retamos,
churcales y estrellerios, cuenta los caminos demoledores de los hombres
que osan cruzar el monte del mundo: “Tres toneladas pesa el sol/ el tranco
de las bestias/ y el silencio del desierto”.
La memoria de Gatica quema recuerdos en cada verso de este
poemario capaz de conmover al ojo más frío que acierte leerlo. Los habitantes
de este libro viven y mueren con sus nombres puestos, nada del recuerdo
es olvido, por eso un poema nombra a Pedro Berón, el pocero, y éste vive
Obras Completas 595

para la inmortalidad: “Vivió en los pozos, buzo de ardilla,/ buscando el agua


de hondas napas frías” (...) “¡Tantas sequías! Cuántos que lo ataron/ para
que baje y busque la corriente/ y así aumentar la sed del reumatismo/ que
en cada hueso duele una vertiente”.
Atahualpa Yupanqui, en una carta amable desde París, le dice “Don
Rioja”, podría decirse también que el poeta Gatica, por esta semblanza honda
y perdurable, podría llamarse con ventaja “Don Llanos” y tan sólo por ese
poema a la muerte de Pedro Berón o aquellos versos de “Larga sequía”
(“Hoy no tendrá que abrir la boca al pozo balde/ para que venga el día desde
abajo”), ya podría decirse que este cronista de epopeyas humanas es uno
de los más grandes poetas de este continente. Queda para decir en otra
oportunidad de aquel otro volumen aquí compilado, llamado Los Fundadores
del olvido, en una prosa de encomiable rigor literario y certeza humana.
Este último libro, como aquel Cuentos de Valle Vicioso del maestro Juan
Bautista Zalazar, o el prestigioso Pedro Páramo y El llano en llamas, del
mexicano Juan Rulfo, es monumental en sonidos, en maestría poética y
narrativa, capaz de emocionar a la sangre para siempre.
Al poeta Héctor David Gatica (padre-poesía), los vientos lo convidan a
transitar las existencias en una trova sin tregua. Quiénes sospechen que
es un hombre sin olvidos, tienen la certeza absoluta.
- ANÍBAL ALBORNOZ AVILA -

MAPA DE LA POESIA RIOJANA

En el ejercicio de la crítica literaria argentina más de


una vez se ha polemizado acerca de la existencia de
una poesía propia en cada ámbito provincial, es decir,
con características específicas y diferenciales.
Algunos lo afirman y otros prefieren opinar que no
existe una poesía salteña, por ejemplo, sino poesía
escrita por salteños o simplemente escrita en Salta y
que no necesariamente se define por rasgos
peculiares.
Empezando por el título de este libro, es evidente que
Héctor David Gatica, poeta de reconocidos méritos, da
por sentada la presencia de una poesía riojana. Refiere en el prólogo que su
trabajo no tiene pretensiones críticas sino informativas y que se aplicó a
una visión completa de la lírica riojana desde sus comienzos hasta nuestros
días.
Resulta loable el propósito de esta obra que, según Gatica, consiste
en difundir el conocimento de los autores locales y proponer la lectura
obligatoria de estos en el ámbito docente. Una manera de hacer justicia a la
poesía y a los poetas y de luchar contra el olvido al que suelen ser
596 Héctor David Gatica

condenados.
La tarea de Gatica ha sido tan eficaz como abrumadora. Desde el
primer poeta que registra la historia riojana -Mateo Rojas (o Rosas) de
Oquendo (1586)- hasta la actualidad, consigna los siguientes periodos
poéticos. La poesía oral, el cancionero popular, la obra de Joaquín V. González,
Juan Z. Agüero Vera, Artemio Moreno, Arturo Marasso, G. Coria Peñaloza,
Alberto Ocampo y Julián Amatte y la producción poética desde la década del
veinte a la del setenta. Asimismo, cita las numerosas publicaciones, revistas,
agrupaciones, entidades y congresos que lograron mantener la vigencia de
la poesía en el desarrollo cultural de la provincia.
El autor no se limita a la simple reseña sino que añade comentrarios
a la información y transcribe textos de todos los poetas que va mencionando
en su correspondiente periodo. De este manera, el trabajo constituye un
exhaustivo friso antológico de todo lo que sucedió (y sucede) en La Rioja en
materia de poesía. Considerando el digno nivel de calidad que presentan
los textos, su interés no debería reducirse a la provincia sino trascender
sus límites hasta abarcar la totalidad del país. Lo cual es también una manera
de enriquecerlo.
- JOAQUÍN O. GIANNUZZI - (Clarín 16-08-90)

NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA

SAN JUAN, 19 de octubre de 2005


Muy estimado amigo Héctor David Gatica:
Aquí tu libro “NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA”.
Me asombra su contenido, el gran número de poetas
que han florecido y florecen en esa tierra que amaron
y aman, el latido del terruño en cada verso. Y me
asombra y te felicito de manera total por tu
entusiasmada entrega a ese trabajo de selección,
recopilación y armado en un voluminoso libro del
material poético buscado en todos los rincones de La
Rioja, como así también las referencias históricas y
culturales necesarias.
Estoy leyendo este grato volumen y voy a tener lectura para bastante
tiempo pues es mucho y muy interesante el contenido.
Espero que te hayas repuesto totalmente luego de la operación
quirúrgica y que podamos realizar el recital que nos habíamos propuesto.
Ricardo Trombino, quien estuvo en La Rioja en el reciente encuentro de
escritores de SALAC, me trajo tus saludos y que le fue muy bien. Yo no
pude ir y oportunamente se lo comuniqué a la organizadora que me había
invitado.
Fui con Trombino a Buenos Aires donde fue presentado mi último
Obras Completas 597

libro “Divisadero” en la Biblioteca Nacional, pero al llegar aquí a San Juan me


sentí mal parece que de lumbago, enfermedad de viejos, al parecer, y que
me corresponde aguantar.
Sin más que decirte recibe un abrazo fraterno.
- J. LEONIDAS ESCUDERO -

RASTREADOR

Lejos de limitarse a una simple reedición actualizada del Mapa de la


Poesía Riojana (1989) Héctor David Gatica reformula, en este libro, su trabajo
de compilación, ampliándolo y enriqueciéndolo con el producto de las
investigaciones posteriores, realizadas para los cuatro tomos de Integración
Cultural, que dieron como resultado un completo cuadro de la actividad
cultural en La Rioja.
El escritor de Villa Nidia se siente otra vez llamado por su
inquebrantable vocación de “rastreador” para intentar un nuevo recorrido
de ese sendero que la poesía riojana fue forjando a lo largo de cuatro siglos
de permanencia.
Con acertado criterio, Gatica agrupa a los poetas: por generaciones
(sin descuidar por ello el tratamiento en conjunto en el caso de los grupos
literarios) y por procedencia, siguiendo el enfoque por departamentos usado
en Integración Cultural. En muchos casos, la mención de un autor, grupo o
movimiento se completa con notas periodísticas o comentarios, tanto del
propio Gatica como de otros autores que abordaron en algún momento la
temática en cuestión. Otras veces, queda un nombre, un poema, una época
como marca de referencia para el que desee profundizar por su cuenta en
un aspecto puntual de los tópicos enunciados.
También los emprendimientos editoriales tienen su espacio en estas
páginas a través de la evocación de las revistas que en diferentes momentos
y lugares se destinaron a la difusión de la poesía riojana. Con respecto a la
publicación de libros, se recuentan aquí algunas colecciones y antologías
que, en mayor o menor medida, incluyeron el género lírico.
No encontrará el lector miradas ni comentarios críticos.
Encontrará, fundamentalmente (además del material ya dicho),
poemas, cuidadosamente seleccionados por el compilador y puestos a la
consideración del público sin intermediaciones, pero enmarcados en un
claro esquema de orientación temporo-espacial.
Sí, como dice la canción de María Elena Walsh, “en el país de no me
acuerdo, doy tres pasitos y me pierdo. . .” debemos agradecer a David
Gatica, este legado de memoria que el ha dado en llamar “mapa”. Más que
mapa, hoja de ruta, un esfuerzo “cartográfico” de gran utilidad para
ubicarnos, para conocer, sin perdernos, el terreno que pisamos cuando
hablamos de poesía riojana.
- MARCELA MERCADO LUNA -
598 Héctor David Gatica

PAIS DESVELADO

Buenos Aires, 9 de agosto de 1988.


Querido David:
Leo con verdadera fruición tus poemas, porque en
ellos cobran cuerpo el paisaje y la gente que te
rodea, en entrañable cercanía. Haces materia de tu
canto a las minúsculas invasiones de tareas del
pan y de tantas violaciones que signan los perfiles
del noreste argentino. Y surge la tierra misma
llevando a cuesta los oficios, mordeduras del viento,
la intemperie que sublimas en esos plurales
alaridos poéticos.
Hace mucho tiempo que te debía estas líneas para señalar que cada
palabra de tu canto alcanza precisión de arma y testimonia verdaderas
cicatrices del país desvelado que somos y nos desgarra impidiendo una
comunión mágica y transfiguradora.
Tú la conquistas con ojos abiertos y fértiles, pero también con los
puños enhiestos y ganas territorios de universalidad con sólo nombrar
cada mata de hierba, cada límite de los llanos, cada surco de la patria chica.
Gracias, David, por obligarme a compartir tus instrumentos de
emoción, tus herramientas para ´abrir soles a la parra´.
Afectuosamente, tu amigo.
- MANUEL SERRANO PÉREZ -

ANTOLOGIA POETICA RIOJANA

(...) Se siente una sensación esperanzadora y


gratificante al acariciar las páginas de este libro, donde
un grupo de creadores riojanos han dejado fluir
libremente su espíritu, construyendo -como alguien
lo dijera- “ese proyecto vertical que es el poema”. He
manifestado mi gozo, pero debo confesar que no ha
sido una tarea sencilla abordar esta presentación,
referida a una Antología que no está estructurada en
escuelas, ni corrientes literarias, que tampoco es
temática ni generacional, que por el contrario, abarca
cuatrocientos años de la voz poética riojana, y que
parafraseando a Machado “nos habla de la poesía como palabra en el tiempo”.
Por esta particular estructura de la obra, y en función del breve tiempo
disponible, es imposible hacer mención personalizada de los poetas y
Obras Completas 599

poetisas que la conforman y todos, sin excepción, por su calidad creativa y


sensibilidad humana ameritan ser considerados especialmente, lo contrario
sería un acto de injusticia. No me perdonería ser injusta, por lo que delego
en los poetas que nos visitan y que han integrado este “corpus”, y a quiénes
los representen en el caso de los poetas desaparecidos, que sean ellos
mismos, desde su propia voz, desde su propia emoción, quiénes creen
ese “lugar de encuentro que es el poema”. Ese lugar de encuentro
intransferible, íntimo y personal entre el poeta y cada “escucha”.
(...) Hay alguien en esta sala que ha sido el gluten y la argamasa de
esta Antología, y para hablarles de él, lo haré instalámdome en la primera
persona del singular, no por egolatría, sino como símbolo de mi compromiso
con su persona y con su obra.
Porque voy a hablarles de una actitud de vida casi en extinción.
Voy a hablarles de una persona cuya definición es la coherencia.
Coherencia en el sentir y coherencia en el obrar.
Voy a hablarles de un hombre, que aunque joven aún, puede sentarse
en paz a contemplar que sus sueños y su acción vital marcharon juntos en
armónica correspondencia. Voy a hablarles de Héctor David Gatica, para mi
un patriarca de la cultura popular y un sabio de vida ¡bien vivida! De un vivir
como Dios manda.
David, desde siempre, respondió al mandato, reconoció su don y lo
multiplicó haciéndose devoto servidor de la Poeía, pero dio cabal
cumplimiento a su misión de poeta, se recibió de poeta, cuando involucró y
comprometió ese “son” con el suceder del mundo, expresando a su tiempo
y estableciendo el diálogo poético con sus interlocutores, desde esa
capacidad de respuesta lúcida que tuvo frente a la manifestación de lo real.
Y esa misión de poeta, la ejerció desde la humildad y desde su
coherencia, porque no sólo creó su obra potente, viril y profundamente
humanista, obra raigalmente comprometida con el hombre concreto de su
tierra, sino que con grandeza de espíritu difundió la de sus hermanos poetas
y creadores.
Esta Antología que hoy nos convoca, no es una “pastrana”, que en
quechua significa “un alto en el camino”, ni es un poner distancia al
desasosiego que genera crear la propia obra, ni se trata de un súbito decano
en su inspiración, que lo llevara a refugiarse en la inspiración de otros. No
es una acción inédita en Gatica. Esta Antología es una consecuencia natural,
se decanta fluyente de ese compromiso con la POESIA, que comenzó hace
mucho tiempo y allá en Villa Nidia, ese pueblo fronterizo entre la realidad y
la ficción, ese, su pueblo, al que vuelve siempre para celebrar la vida y
cargarse de la fuerza dinámica de la Creación.
Es una consecuencia natural del David peregrino, de ese peregrino
que camina su tierra, incansablemente, para encontrarse con el talento
ajeno y reconocerlo y sentirlo propio y reflejarlo en un libro para devolvérselo
a su gente. Esta Antología es, también, una continuación lógica de esa
entrega, incialmente reflejada en la increíble revista “Alborada” y luego en
“Poesía Amiga”, “juntos en la Cultura”, “Integración Cultural”, “Mapa de la
600 Héctor David Gatica

Poesía Riojana” y “Este Canto es América”. Así, David ha ido tejiendo,


sucesiva y coherentemente, con ediciones que registran su “propia voz” y
ediciones que registran las “otras voces”, el tapiz más colorido y simbólico
de la “gran voz colectiva” de esa Rioja, que se preñó de poesía y se derramó
en poetas, de esa Rioja, que reverencia a la poesía y ama a sus poetas.
Pero esta Rioja, la de hoy, no está ajena ni aislada de este proceso
mundial de deshumanización, y está herida y está debilitada en sus certezas.
Por eso, hoy como nunca necesita refugiarse en la inocencia del poeta, esa
inocencia que se traduce, no como ingenuidad, sino como aquella mirada
total, inteligente y abarcativa, globalizadora, que no se fragmenta en una
mirada parcial, detenida en intereses personales o grupales.
Esa mirada inocente del poeta es la que está necesitando el mundo.
La Rioja necesita reconocerse y confiar en sus poetas, necesita sentirse
protegida y custodiada por sus poetas, para reconstruir su primigenia
humanidad y singular identidad. Y por que he dicho patriarca y sabio, gluten
y argamasa, humilde y peregrino, coherente y servidor, lúcido y humano,
iluminado y “ser concreto”, POETA, fraterno, hombre total, “ser enter”, se
me hace que David... será “el guardián”.
- PROF. SUSANA ARRATE - (“SADE”. Bs. As. 27 de abril de 2000)

CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA

Gatica reflota a narradores


El género narrativo tiene en La Rioja a grandes
representantes, a los que Gatica rescata y revaloriza
en este trabajo editorial

Cuentos y relatos de La Rioja se titula el trabajo


editorial del prolífico Héctor David Gatica, que acaba de
encontrar su segunda edición tras su primnera
publicación en 2002, aquella vez, bajo el auspicio de la
Universidad Nacional de La Rioja.
Esta reedición viene a engrosar la vasta tarea
de Gatica en el rescate de la obra y la palabra de los escritores de la provincia,
del país y del continente. En efecto, son once los volúmenes antológicos
con que cuenta en su haber el escritor riojano, uno de los baluartes de la
cultura local.
Entre estas obras se destacan “Mapa de la poesía riojana”, “El libro
de los poetas jóvenes”, “Este canto es América” y la monumental
“Integración cultural riojana”, la obra de cuatro tomos y más de 2.500 páginas
declarada Patrimonio Cultural de La Rioja.
Obras Completas 601

ESTILOS
Con “Cuentos y relatos de La Rioja”. Gatica reflota uno de los estilos
más altos de la literatura, como es la narrativa, muchas veces opacado en la
Provincia por la poesía y el ensayo.
Así Gatica recopila a grandes autores de todas las épocas como los
históricos Joaquín Victor González, Arturo Marasso, Juan Zacarías Agüero
Vera, Alberto G. Ocampo, Rosa Bazán de Cámara, Victor María Cáceres, Dardo
de la Vega Díaz; los más actuales Daniel Moyano, Plutarco Schaller, Ricardo
Mercado Luna, Mario Paoletti, Nicolás Villafañe, Efraín De la Fuente; y los más
jóvenes como Pablo Gatica y Martín Ptasik.

TRAYECTORIAS
La extensa lista de nombres y obras se complementa con una breve
reseña de la trayectoriua de cada autor y una lista de “candidatos” para un
futuro trabajo similar a este.
- DIARIO “NUEVA RIOJA” -

INTEGRACION CULTURAL RIOJANA Nº 1

Sr. Héctor David Gatica


Apreciado comprovinciano y Poeta. Hace tiempo que
deseo escribirle para agradecerle la gentileza de
haberme incluido en vuestra INTEGRACION
CULTURAL, y que he recibido un ejemplar de parte
de Panchito Cabral luego de nuestra travesía con los
Andariegos y Alberto Cortez por nuestro malogrado
País, a mediados del 2001. No se imagina, querido
Héctor David, el respeto que me inspiran seres como
Ud., que tienen el coraje de continuar sembrando y
cultivando la cultura, a pesar de las tristes condiciones
por la que atraviesa nuestra Patria!
Mi padre Celino, maestro llanisto por Ñoqueves y Chepes (en donde
falleció), nos remarcaba siempre que tan solo la cultura podría solucionar
los problemas del mundo ... Sin embargo, aquí estamos en medio de la
mediocridad magnificada (valga la redundancia...), con los únicos valores
impuestamente respetados: la especulación y los dictámenes del ´dios
verde´...!
En fin, respetado poeta y amigo, os pido perdón por mis desvarios
utopistas, pero a veces, es imposible sujetar al “indio” adormecido en mis
venas cuando se despierta!
Si no le ocasiona molestia, le mando un poemita inspirado en un
texto publicado en Venezuela en la conmemoración del 500 aniversario del
“descubrimiento” de América. Creo que nos atañe, verdad?
602 Héctor David Gatica

Bueno, hermano de sangre y tierra, le agradezco la atención y reciba


los deseos aunados a los de mi esposa, de bienestar y salud en compañía
de los suyos.
- RAÚL MERCADO - (París- 1º de Agosto de 2002)

Querido David:
Recibí “Integración Cultural riojana”, tomo I; en prolija y voluminosa
edición, excelentemente ilustrada, lo que enriquece su natural valor
documental.
¿Qué puedo decir? Creo que, de ser posible, habría que “clonar”
muchos Gaticas para alcanzar la expresión del verdadero federalismo sino,
asimismo, los rostros de la identidad nacional.
Si en cada provincia, alguien con tu entusiasmo y fervoroso amor
telúricos emprendiera tamaña labor y alcanzara similar resultado, otro sería
el cantar de nuestra tierra, la comunicación de los conciudadanos.
Bien recordarás que yo siempre busqué ese acercamiento,
conocimiento y divulgación de las letras de provincia, ya fuera publicando a
los poetas o comentando sus libros y revistas. Desde hace medio siglo
sigo sosteniendo la misma opinión de confraternidad, a pesar, a veces, de
las propias contradicciones de mis hermanos “adentranos”.
Esta obra que culmina -o culminarás con un tomo más- será (ya lo es)
de valor apreciable para el conocimiento amplio de las artes en La Rioja; aún
más, se valorará, seguramente, en el futuro.
Yo te felicito por haber coronado la empresa, como antes con “Poesía
amiga” y otras publicaciones que la precedieron o continuaron. Y te
agradezco hayas incorporado mi carta al texto, con lo cual también tendré
mi “granito” de inmortalidad. Es un “capo lavoro” que te convierte en el
mejor -sino el único- historiador de las letras riojanas; y la demostración de
cómo se puede servir a la cultura regional alejado de la burocracia de turno.
Con Marisol y Lily te envío mi abrazo para tu mujer y para vos.
Fraternalmente.
- LUIS RICARDO FURLÁN - (El Palomar, 5 de setiembre de 2001)

INTEGRACION CULTURAL RIOJANA Nº 2

Mi querido amigo:
Recibí y leí su libro sobre los llanos: otro esfuerzo
ponderable que, en mi caso, me llevó a evocar a tantos
amigos, Ferraro, Lanzilotto, López. . . Le agradezco la
inclusión de material de mi autoría, que espero no haya
desentonado en esas páginas. Lástima que haya que
lamentar algunas erratas que afean a estos y otros
materiales, pero ya se sabe que esos lunares son
Obras Completas 603

inevitables.. . .
Con mucho gusto sumaré mi voz a su presentación. Es un honor que
me hace y me sentiré muy feliz de acompañarlo.
Espero que Integración. . .tenga el éxito que se merece. Los llanos
de La Rioja, es territorio enigmático y pleno de viviencias históricas, lo
merece sobradamente.
Un cordial abrazo.
- FÉLIX LUNA - (BA, 6.VIII. 2002)

Estimado amigo:
He recibido el tomo II de la publicación intititulada “Integración Cultural
Riojana” destinada a difundir la historia y la contribución cultural de los
departamentos que configuran el espacio territorial de los Llanos riojanos.
Como principal responsable intelectual de esa obra, quiero expresarle mi
cálida felicitación por ese empeño editorial verdaderamente original y valioso
desde el punto de vista cultural.
Se han escrito muchas historias provinciales -algunas excelentes
como aporte historiográfico- y conocemos, también, publicaciones más
escasas sobre el origen y formación de los pueblos que integran la realidad
política, social y cultural de las provincias. Pero hasta donde alcanza mi
información, no se había abordado un proyecto como el de ustedes, que
contiene datos referidos a la geografía y a la historia de los pueblos riojanos
y que hace conocer las personalidades más representativas, nativas de los
mismos, que descollaron por su ejecutoria en los distintos campos del
quehacer provincial y nacional.
Esas biografías rescatan la memoria de valiosas individualidades
que, en algunos casos, soportan la peor de las injusticias que es el olvido
de sus comprovincianos.
Excúseme que no haya acusado recibo de la primera entrega de esta
importante colección. Atribuya esa omisión a la excesiva acumulación de
compromisos profesionales donde se conjugan proyectos personales con
requerimientos de instituciones diversas a las cuáles estoy vinculado. Y
me quedé con las ganas de escucharlos a Vd. y a Ramón Navarro en el acto
de homenaje a nuestro recordado amigo Ariel Ferraro. Ese día tuve que
privilegiar un cariñoso compromiso familiar.
Reciba mi palabra de aliento y un afectuoso abrazo.
- ARMANDO RAÚL BAZÁN - (Catamarca, 23 de agosto de 2002)
604 Héctor David Gatica

INTEGRACION CULTURAL RIOJANA Nº 3

Estimado amigo:
Por la mano gentil de Hilda Angélica García he recibido
el tercer tomo de la colección Integración Cultural
Riojana con una conceptuosa dedicatoria de su
compilado Héctor David Gatica, a quien he definido
como “el juglar que habla no solamente desde el libro
sino que transita con su canto toda la geografía riojana
en emocionandos auditorios” (“La Cultura del
Noroeste Argentino”, Plus Ultra, Buenos Aires, pág.
137).
En mi carta anterior,de fechas 23 de agosto del año
pasado, que usted tuvo la deferencia de transcribir en la sección Estafeta
Literaria, formulé mi juicio sobre la importancia de esta Colección destinada
a hacer conocer el patrimonio cultural de los pueblos riojanos. Bernardo
Canal Feijóo decía que las provincias debían ayudarse así mismas resignando
la estéril expectativa de que Buenos Aires se acordara de ellas. Con otras
palabras, usted lo dice en el prólogo de este Tomo III cuando señala la
“dolorosa” omisión que hacen los medios de comunicación metropolitanos
de los autores del interior.
Hilda Angélica García me refirió que estuvo en la Feria del Libro Riojano
donde la SADE, filial Catamarca, tuvo alguna participación. Fue la primera
noticia que tuve sobre esa importante convocatoria cultural. Ignoro quiénes
organizaron la Feria pero me sorprende no haber sido invitado cuando mi
contribución bibliográfica sobre la historia y la cultura riojana me hacía
acreedor a esa cortesía.
Lo felicito por la continuidad de su empeño editorial y espero tener
ocasión de un encuentro personal con usted sea en La Rioja o en Catamarca.
Un fraternal saludo.
- ARMANDO BAZÁN -

PRESENTACION TOMO IV INTEGRACION CULTURAL


8-07-04

Buenas noches a todos:


Celebro que podamos compartir estos momentos.
La frase con la que se incia el libro encierra quizás la
razón misma por la que hoy contamos en la provincia
con el cuarto tomo de Integración Cultural Riojana.
Comienza diciendo “Aprendí, para no olvidarme nunca,
que en la suma de cada uno de nosotros esta todo el
país”, a lo que podríamos agregar lo que dijo Albert
Obras Completas 605

Einstein: “Cien veces al día me repito que mi vida interior y exterior depende
del fruto de la labor de otros hombres vivos y muertos y que debo
esforzarme por dar en la misma medida en que recibí y estoy recibiendo”.
David, hoy tengo la posibilidad de agradecer tu ajetreado transitar en
pos de la maravillosa búsqueda de las voces de los creadores y reconocer
en Noelia una mujer.
Hundir los ojos, las manos las capacidades en la resignada paciencia
de los hacedores de cultura de los pueblos, no es poca cosa.
Puede encontrar en las páginas de Integración Cultural imágenes
lejanas y otras demasiado cercanas de mis ojos. Este trabajo me da la
seguridad de que poseemos un acerbo cultural con rasgos propios y
escritores de pura cepa.
Este IV libro da alma y voz a los Chileciteños y Famatinenses, muchos
de cuyos nombres por la complejidad de la realidad que vivimos hubieran
quedado agazapados hurañamente en el olvido. Esta obra es un cofre que
contiene tierra, espíritu, hombres, empeños pero sustancialmente sueños
y esperanzas.
Es difícil expresar los sentimientos que invaden el alma cuando se
espeja en las personas, en los lugares donde se nació, se vivió, eso me
sucede.
David rescata y le da sentido a figuras como Perfecto Bustamante,
Aniceto Vargas, César Carrizo y muchos más pero pone la fuerza en
reconocer y alentar a quiénes tienen el alma llena de mensajes ardientes,
de sueños, de seguridad, en los que desean continuar sosteniendo los
posibles como una iluminación y un deber altísimo y nos encontramos
entonces con Juan Carlos Silva, Abelardo Angel, Maggi Turra, Magdalena de
Rivero, Claudio Revuelta, Delicia Maza, Lidia Juáres de Herrera, Nena de
Avila, Esther Labaque, prof. Benito Justos, entre otros.
En estos momentos y en esta obra, se mezcla el canto con el llanto,
el amor con el dolor, porque en homenaje a la verdad quien tendría que
estar hablándoles, debió ser Jenny Robles de Maza, quien entregó su labor
inclaudicable en bien de la cultura del Departamento Famatina y que David lo
refleja muy bien en un desgranar cuidadoso de los números de la revista
Tinajas. Tinaja es el legado que Jenny nos entregó, lo que reconforta y
compromete a continuar andando para que sus sueños y ejemplos perduren
para siempre.
En la última página, la Nº 2650 de Integración Cultural, encontramos
una emotiva despedida para esta sembradora incansable. David cierra este
trabajo en coincidencia con el último día de vida de esta mujer extraordinaria.
Siento que David como Jenny se apoyaron para estas obras, en tres
pilares inquebrantables. El servicio, la familia, y el esfuerzo personal. No
porque estos sean valores radiantes, simbólicos sino porque son una fuerza
insustituible, vivas. Condiciones sin las cuales sería azarosa toda continuidad.
El puente para expresar las cosas del espíritu, las sensaciones, las
emociones de la vida interior entre los que fueron y los que continuamos
es una cuerda tensada que aunque separada por larguísimos intervalos de
606 Héctor David Gatica

lugar y tiempo nos mantiene comunicados. David sabiamente contiene en


su obra a los que están, a los que partieron porque como dijo Lima Quintana:
“La vida es una antorcha que va de mano en mano, de/ hombre en
hombre, de semilla en semilla, una tranferencia/ que no tiene regreso, un
infinito viaje hacia el futuro, como/ una luz que aparta irremediablemente
las tinieblas”.
- LUCÍA ZAMORA (Chichí) -

Querido Héctor:
Estoy terminado de leer el IV y último tomo de tu “Integración Cultural
Riojana”, claro que de forma fragmentaria por su gran extensión. Me encanta
navegar por estas memorias de la tierra. Adhiero plenamente a la Declaración
de esta obra como Patrimonio Cultural de la Provincia de La Rioja. Pasarás
sin duda a la historia como el mayor cronista que tuvo esa provincia en el
siglo XX, y también, a la historia de la literatura, por tus libros más personales.
Hay que amar mucho a un lugar para dedicarle tanto trabajo en condiciones
seguramente adversas.
Me alegro que haya sido un éxito la Feria del Libro. Me gustaría poder
participar de nuevo en la próxima, para no ausentarme mucho de esa
provincia. Me fue muy bien en la presentacióin de mi ensayo en Tucumán y
en Córdoba. En febrero presentaré en la Feria del Libro de La Habana la que
será una de mis obras mayores: “Teoría transcultural del arte. Hacia un
pensamiento visual independiente”. Luego lo presentaría en Argentina. En
el 2005 quiero publicar también un par de novelas, pues se me fueron
juntando.
No te olvides, cuando viajes a Buenos Aires o venga alguno de tus
hijos, de llamarme o hacerme llamar, para darte algunos libros que te
interesarán.
Un abrazo fuerte con mi más sincera amistad.
- ADOLFO COLOMBRES - (Buenos Aires, 13 de agosto de 2004)

ANTOLOGIA POETICA

En gracia a la brevedad que se ha pedido para la presen-


tación, expondremos sólo el contenido de parte del libro
y dedicaremos el resto del tiempo a su análisis.
Debemos considerar que éste es un libro de poesía, pero
de poesía auténtica, sin mendaces pretensiones de pom-
pa y circunstancia.
Desde una primera ojeada vemos que, (con sólo esporá-
dicas excepciones y aun en los trabajos más añejos),
este libro discurre sobre los postulados de la lírica ac-
Obras Completas 607

tual, libre y sin trabas de metro y rima, en alas del ritmo que le confiere el
sentir y la idea.
Como verdadera obra contemporánea ostenta en su vuelo las pre-
ciadas joyas de metáforas e imágenes riquísimas que le dan una extraordi-
naria capacidad de síntesis, extrayendo del pensamiento poético la más
intensa expresión con una economía de palabras que requieren la comu-
nión del lector para su deleite. Vaya un ejemplo tomado al azar: «Un viejo va
a taparse con estrellas. ¿Mi padre? No lo reconozco. Epístola del alba, mis
manos van despertando un hontanar de gallos. Pedro llora en mis manos».
Y en esos escuetos versos descarnados, están pintados 20 siglos de nega-
ción del hombre por el hombre, tal como el Apóstol negó a Cristo.
De este modo, recorrer la poesía de Gatica es caminar de asombro
en asombro, detenerse en una piedra y encontrarse con un diamante.
Esta tendencia, así como el uso original de la puntuación elidida,
quizás ha sido acrecentada por las lecturas de tan amplia gama erudita
como lo demuestra el poema final «El Viaje», pero su capacidad para lograrla
es endógena, nace de su propia íntima vena poética. Prueba de ello es el
ajuste entre la temática y la expresión no rebuscada en ambientes
heterogéneos, ramas del mismo árbol, sin injertos espurios.
Lo vemos cuando nos habla de la sequía y encuentra sus imágenes
dentro de la misma tierra sufriente, sin recurrir a elementos extraños que
la identifique:
«La tierra se abre heridas que ya no se desangran/ y un instinto sin
pasto muestra lunas de hueso/ blanqueando en todas partes.»
¿Para qué más ejemplos…? Como nosotros, gente de estos llanos,
quien lo vivió, lo sabe y se emociona ante lo acertado de esa lacónica fuerza
descriptiva.
En esta Antología se destaca además su carácter polifacético. En ella
caben los poemas pastoriles de «Memoria de los Llanos», el zureo idílico
de «Los días del amor», la mística profunda de los «Himnos farisaicos», la
pasión americanista y popular de «País desvelado», el sangrante grito agó-
nico de «Los días insólitos», la raíz telúrica de «La Cantata riojana» y la
memoria reflexiva de «Lo que no va a quedar».
A pesar de tanta variedad temática, corre, como en un collar bien
enhebrado, el estilo del autor, hilo conductor unitivo, carácter tan particular
como las huellas dactilares que logra que cada verso sea propio, innegable,
en su carácter intrínseco, distinto y único, que no acepta traslación ni per-
muta, ni aún entre los distintos libros del mismo escritor. Es decir que lo
que es de «Memoria de los Llanos» nunca podrá ser de «País desvelado»,
por ejemplo, ya que el mensaje de cada libro tiene una vida, un sonido, un
eco tan propio como el tono de una voz o el color de unos ojos.
Sin embargo, los 7 forman una Antología, pero ¿Qué es una antolo-
gía…? Es un conjunto armónico y representativo, personal y voluntario de
trabajos, conglomerado en torno a un pensamiento idea o estilo común.
Si lo meditamos veremos que cada uno de nosotros tiene su propia
antología en la que intervienen el poema escolar, el que leímos ayer y tantos
608 Héctor David Gatica

como resonaron en nuestro corazón a través de los años.


No sabemos, de nuestro interés y sensibilidad depende el disfrute
más o menos intenso de estas páginas, la hondura de participación que
obtengamos de ellas.
La capacidad de goce que pongamos nos hará consustanciarnos con
el autor que aquí se nos ofrece sin retaceos. Podremos entonces agrade-
cerle su entrega y asegurarle el mayor de los éxitos en el porvenir.
- ROSA PEREYRA -

( Esta presentación estaba preparada para la Feria del


Libro de Chepes de 2008, pero la misma se suspendió y
la presentación de Rosa Pereyra no pudo ser, quedan-
do a medias lo que la poeta de Villa Casana pensaba
escribir.)

Querido Héctor David:


Tamaña, inesperada y gozocísima sorpresa tu «caja» de amistoso
recuerdo y presencia cordial. Nada más emocionante que sentir la calidez
del corazón fraterno, la comprobación de que, a pesar del tiempo y faltos de
contactos, seguimos consolidando una antigua amistad, saludable para el
sentimiento y la sensibilidad humanos, frente a la precariedad del tiempo y,
a ratos, los alejamientos de la tecnología.
Releí tus versos (gracias por incluir palabras de mi modesta autoría)
y reavivaron en mi espíritu aquellas horas (aunque pocas) de maravillas, de
fresca y clara y perfumada esencia imaginativa y experimentaría. Tus poe-
mas «resisten» a través de la cronología porque, además de auténticos y
testimoniales, siguen conmoviéndome por la sinceridad expresiva y el cau-
dal vital de la gente que los originó. Esa gente y ese paisaje que, fundamen-
talmente, han encontrado a su cantor para siempre. Generosidad, enamo-
ramiento, solidaridad, en fin, son atributos que hacen –y harán- que tus
versos sigan viajando en las voces y la memoria de la poesía argentina y
federal.
- LUIS RICARDO FURLAN - (El Palomar, 15 de mayo de 2008)

NUEVA "ANTOLOGÍA POÉTICA"


DE HÉCTOR DAVID GATICA
por Jorge Boccanera

Atahualpa Yupanqui lo caracterizó como "un poeta que piensa con el


corazón". Es un poeta leído y cantado. Este Héctor "David" Gatica venció al
Goliat del silencio y la indiferencia con libros que pasan las 10 ediciones. Su
Obras Completas 609

último libro, "Antología Poética" reúne una selección de sus mejores tex-
tos.
Nacido en La Rioja en 1935, Gatica es autor de una obra profusa que va
de libros de poesía -el primero, "Memoria de Los Llanos" (1961) con doce
ediciones, fue traducido al italiano, inglés y francés- a volúmenes de cuento
como "Fundadores del olvido", que obtuvo cuatro premios nacionales, y a
varias obras de ensayo.
Gatica acaba de participar en Cosquín como representante del NOA
en un encuentro de poetas, organizado por la Municipalidad de Cosquín
como una actividad paralela al festival, denominado "Encuentro de poetas
con la gente".
Quizá, el trabajo más conocido de este poeta sea la Cantata Riojana
musicalizada por su coterráneo Ramón Navarro, ex integrante del grupo de
los Quilla Huasi y llevada al disco en 1985. Una obra que, según su autor: "Fue
un verdadero suceso y, tras 20 años, sigue más vigente que nunca".
La Cantata narra la historia de La Rioja desde sus comienzos hasta la
vuelta de la democracia: "La paseamos por 18 departamentos de La Rioja y
por 13 provincia. En Buenos Aires se puso en los teatros San Martín,
Cervantes y Colón. En 2001 se plasmó como libro".
Llama la atención las varias ediciones de los libros de Gatica: "Me-
moria de Los Llanos 12 y los restantes 3 o 4 ediciones. Esto, creo, se debe
a la difusión y aceptación local, ya que no hay librería en el resto del país -
salvo las casas de provincia- donde se vendan nuestros libros.
Sobre algún tipo de subestimación del denominado "escritor del
interior" respecto a Buenos Aires, señala: "En Buenos Aires se publican
antologías `argentinas` que son, salvo excepciones, antologías porteñas.
Se escriben ensayos de literatura argentina y es literatura del puerto. ¡Y
cuántos eximios poetas hubo y hay en el denominado, a veces despectiva-
mente, `pais interior`!
De todos modos Gatica es un autor largamente homenajeado, al pun-
to que una calle riojana lleva su nombre.
"La municipalidad de la capital y otras del interior de la provincia, me
distinguieron como ciudadano ilustre. Se le puso mi nombre a una avenida
frente a la Terminal de ómnibus de la capital y a un centro Cultural de Villa
Unión, departamento Felipe Varela. Pero el mayor reconocimiento que po-
seo es el cariño de mi pueblo".
La "Antología poética" de Gatica es también libro autobiográfico,
anecdotario donde se alternan poemas, fotografías,testimonios y cartas.
Entre éstas destaca una de Yupanqui fechada en Paris, 1983.
Don "Ata" llama a Gatica "Don Rioja" y "hombre-paisaje" y el riojano
Gatica no disimula su alegría: "Si, sus elogios me enorgullecen. Me dedicó
su libro `Aires Indios`, yo ya le había enviado mi poema `La vieja guitarra`
que según él, ya conocía. Prometió que estaríamos juntos en Cochangasta
-barrio de la quebrada al cual le cantó- mirando la luna riojana, pero no pudo
ser por su fallecimiento".
Gatica hace referencia a su provincia como cantera lírica de voces de
610 Héctor David Gatica

envergadura como el poeta Ariel Ferraro: "Bueno, La Rioja tiene a Joaquín V.


González, Arturo Marasso y otros poetas de Chilecito hasta llegar a Lucía
Carmona. También a los poetas del grupo `Calibar`, y varios más de recono-
cida trayectoria, hasta llegar a voces jóvenes actuales. Al respecto he publi-
cado alrededor de media docena de antologías".
De su amigo, Ariel Ferraro, autor de "El Rabdomante", puntualiza: "De
la obra de Ferraro hablaron cinco premios Nobel: Pablo Neruda, Gabriela
Mistral, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Herman Hesse, además
de Federico de Onís, Daniel Moyano y otros. ¡Ganó un concurso en Nápoles
entre ocho mil participantes!".
Poeta y narrador, Gatica se desdobla además en maestro y editor de
revistas culturales como"Poesía amiga" -rotulada como publicación "inter-
nacional de poesía"- y "Alborada", cofundada con su hermano Omar.
Sobre esta experiencia, cuenta: "Fue muy grata, llegábamos a ran-
chos humildes habitados por hacheros, carboneros y carreros. `Alborada`
duró 11 años; en sus páginas estaban retratadas las vivencias de esos
hombres: el mal de Chagas, la brucelosis, las mordeduras de víbora. Espe-
raban, casi que nos exigían, cada nueva edición".
Y agrega: "Poesía amiga duró 5 años. Cuantas veces hubo que galo-
par 15 kilómetros de Villa Nidia a Nueva Esperanza para despacharla por una
estafeta hacia América y Europa. Dediqué un número a cada país de America,
lo que finalmente resultó en la antología `Este canto es América`", de 2
tomos y 840 págs.
Ya se dijo que la "Antología Poética" es también álbum de fotos pro-
pias y de sus personajes, los hombres de campo que protagonizan sus
textos: "Estas fotografías son la prueba de una realidad tangible llevada a la
ficción. Sufridos e ignorados personajes de los áridos llanos riojanos que
escriben la pequeña historia cotidiana de mi provincia y del país, para mí tan
importante como la de los libros".
"Recuerdo que Don Luis Fernánde, carbonero, al verme llegar a su
rancho en medio del campo soltó una cracajada y me gritó: `Ya sé que estoy
en sus libros`. Tuve la suerte de que me leyeran justamente esas personas
que rescaté en mis libros, como Berna Miranda, con solo segundo grado,
que en su lecho de postración tenía bajo la almohada `Memoria de los lla-
nos`".

Historiador, poeta, investigador, escritor, un manojo de oficios don-


de la palabra cobra la dimensión exacta de la heredad crepitando desde sus
llanos riojanos en verano hiriente de sequía, con noques repletos de silen-
cios. Desde ese paisaje Héctor Davir Gatica cuenta en cada uno de sus libros
el destino de sus habitantes buscando la raíz del destino.
Mostrándole al mundo desde esos pequeños pueblos, el coraje del
hombre que remienda sus esperanzas cada noche desvelada, cuando el
tropel de la vida transita por rios de piedra. Su reciente obra, "Integración
Cultural Riojana" es el fruto de su dedicación inclaudicable para testimoniar
Obras Completas 611

en todas sus acepciones la cultura del pueblo riojano. Una inmensa tarea
que va desgajando en la resolana de su memoria mientras una vidala se
estira en el viento.
- JORGE BOCCANERA -

HIMNOS FARISAICOS
Respetuosamente -como Antonio Aliberti- creemos
que «El canto de las manos» debe ser el título de este
libro.
Según manifiesta el mismo David, este libro nace del
encuentro con la Biblia, con mayor precisión, con el
Nuevo Testamento que le sirve de guía y espejo, aun-
que también hay resabios del Antiguo.
Distante ya del ámbito paradisiaco de la familia y el
pueblo natal, el poeta se retira, (como Cristo al de-
sierto) a la meditación y observa en forma
introspectiva la actitud del hombre frente a la Palabra
Divina que establece los cánones para la relación
fraterna entre la humanidad, cánones violados, traicionados por el egoísmo
negando la oferencia de las manos, con la vergüenza de sentir que en ellas
Dios mismo se refugia.
En cada verso hay una flagelación ante la indiferencia que abjura,
orgullosa, de la igualdad sellada por Cristo en el Evangelio. Así vemos el
rechazo al menos bueno; al que cae; al amigo en desgracia… la exigencia del
ardor en el creer, el amar, el obrar…
Luego, quizá como expiación, el poeta canta la edificación del templo
con la arena, la piedra y el sudor de todos y de la casa, levantada desde el
barro y el hielo, ladrillo a ladrillo, hasta ser un cáliz en el que beberá la
plegaria bermeja cada día.
¿Qué sublime manera de balancear la injusticia y la impiedad, ésta,
de levantar el templo que habitará Dios y la casa, que será refugio del hom-
bre…!
Nada de la levadura farisaica queda en este pan cristiano, universal y
fraterno del poema. Ojalá siempre podamos levantarnos, como el poeta,
desde la amarga contemplación del egoísmo hasta la cima de la entrega
total que dignifica nuestro espíritu.
- ROSA PEREYRA -
612 Héctor David Gatica

LOS DIAS DEL AMOR

Este es un libro para los enamorados de ayer, hoy y


siempre, prohibido para los corazones secos y muti-
lados por el egoísmo y la codicia.
Su historia es la del hombre y la mujer que vuelven al
edén por la senda del amor y construyen desde lo
efímero del momento inicial, el sólido refugio para la
dicha que habrá de iluminar la dura brevedad de la
vida.
Aquí amor y paisaje se conjugan. Todo es marco y
esencia para el encuentro que tendrá la permanencia
de la piedra con la levedad de la paloma.
Luego, ella y él se ven separados por las distancias. Entonces, él es
evocación, llamado: ella, respuesta de belleza y juntos, ven crecer el amor
en la soledad del campo o el misticismo de la capilla y el cementerio.
El paso de los días, el patio de la casa, copa de felicidad; el templo,
testimonio de un sí que es fundador del mundo y el correr de los años, con
los hijos que ponen una sonrisa en los labios y anulan el universo con su
llanto.
El tiempo que se agranda para colmar las vidas de trabajos y ocupa-
ciones, sin poder consagrarlo a los hijos que mañana se alejarán de los
brazos amantes…
Secuencia repetida desde el inicio de la humanidad y que aquí se
condensa para deleite y alegría emocionada de cada uno de nosotros que la
hemos visto o vivido en nuestro propio corazón.
- ROSA PEREYRA -
Obras Completas 613

INDICE

BREVE REFLEXION ..................................................................................... 3


POSTALES DE LA OBRA DE HÉCTOR DAVID GATICA ................................ 5

OBRAS COMPLETAS ................................................................................... 11


LIBROS PUBLICADOS ............................................................................... 13
REVISTAS ................................................................................................... 16
GRABACIONES .......................................................................................... 17

EL ALBUM ................................................................................................... 21

APROXIMACIONES ..................................................................................... 47

GEOGRAFIA POETICA DE AMERICA .......................................................... 61


1961: PAIS CHARRUA ................................................................................ 63
1963: HEREDAD ARAUCANA .................................................................... 68
1964: TIERRA GUARANI ............................................................................ 84
1965: DOLOR COLLA ............................................................................... 110
1965: SILENCIO QUECHUA .................................................................... 121

UN AVENTURA EN TRES TIEMPOS ......................................................... 137


INTENTANDO JUSTIFICARNOS .............................................................. 140
NO HAY OTRO LUGAR ............................................................................. 140
ALBORADA ............................................................................................... 142
POESIAAMIGA .......................................................................................... 150
CAMINANDO ............................................................................................. 176
614 Héctor David Gatica

DIARIOS DESDE VILLA NIDIA .................................................................. 181


DOS VOCES PARA ESTOS DIARIOS ....................................................... 182

DIARIO PRIMERO PARA MI GENTE .................................................... 187


DIARIO PARA NOELIA ......................................................................... 198
SEGUNDO DIARIO PARA NOELIA ...................................................... 210
DIARIO PARA UNA HERMANA ............................................................. 225
CONVERSANDO CON ATAHUALPA YUPANQUI ................................. 246
DIARIO PARA MARIO ACIAR Y URSULA - 1988 ................................. 264

LA CARPETA VACIA ................................................................................... 285


PRÓLOGO ................................................................................................ 287
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 293
MARZO DE 1969 ................................................................................. 299
ABRIL DE 1969 ................................................................................... 305
MAYO DE 1969 .................................................................................... 323
JUNIO DE 1969 .................................................................................. 343
JULIO DE 1969 ................................................................................... 358
AGOSTO DE 1969 .............................................................................. 373
SEPTIEMBRE DE 1969 ...................................................................... 378
OCTUBRE DE 1969 ........................................................................... 393
NOVIEMBRE DE 1969 ........................................................................ 405

SEGUNDA PARTE ..................................................................................... 411


LA CARPETA VACÍA ............................................................................. 413
LA PLANIFICACIÓN ............................................................................. 413
LA PALABRA JUSTA ............................................................................. 414
EL REGISTRO MANCHADO ............................................................... 416
LAS REUNIONES ............................................................................... 417
LA CARPETA VACÍA ............................................................................. 417
EL ÚLTIMO DÍA .................................................................................... 419
Obras Completas 615

EL CANTO DEL CANARIO ....................................................................... 423


JUICIOS .................................................................................................... 426

DEL CAMPO ............................................................................................. 433


EL CANTO DEL CANARIO .................................................................. 435
EL RANCHO DE LOS VERDES .......................................................... 439
RESURRECCION EN VILLA NIDIA ..................................................... 443
LAAVIONETA ASESINA ........................................................................ 447
DE TORMENTAS Y TIERRAS (1) ........................................................ 447
EL PERRO DE RAMON ...................................................................... 461

DE LA CIUDAD ......................................................................................... 467


LA MUERTE DEL POETA .................................................................... 469
LA MADRINA ........................................................................................ 473
EL MEDICO, LOS NUMEROS Y UN TANGO ....................................... 475
LA MANCHA ......................................................................................... 479
MARGENES DE LA MUERTE .............................................................. 481
LA PATRIA FLAMEA .............................................................................. 487

EL VIAJE ................................................................................................... 491


PRIMERA JORNADA ................................................................................. 495
ENTRE ZORROS Y PERDICES ......................................................... 495
MI CORAZON ...................................................................................... 496
EL MENSAJE ....................................................................................... 497
AUTOBIOGRAFIA ................................................................................ 498
SED ..................................................................................................... 499
LA PALABRA ........................................................................................ 500
GOLPES .............................................................................................. 501
CONTRA LA CORRIENTE ................................................................... 502
LA VIDA ................................................................................................ 503
AUSENCIA .......................................................................................... 504
NUESTRAS CARCELES ..................................................................... 505
VIBRACION O VIDA ............................................................................. 506
EL CAMINO ......................................................................................... 507
LOS ZORROS ..................................................................................... 508
A UN AMIGO TERMINAL ...................................................................... 509
616 Héctor David Gatica

SEGUNDA JORNADA ................................................................................ 511


ESPERANDO A LA TORCAZ ................................................................ 511
ESOS DIAS .......................................................................................... 512
EL OLVIDO .......................................................................................... 513
BUSQUEDA ........................................................................................ 514
ESTAS MANOS .................................................................................... 515
CUANDO ME VAYA .............................................................................. 516
LA TORCAZ ......................................................................................... 517
LAS URRACAS .................................................................................... 518
EL EUCALIPTO ................................................................................... 519
DEMASIADA MALEZA .......................................................................... 520
SI UN NIÑO ......................................................................................... 522
LA SINFONICA .................................................................................... 524
LAS ALFORJAS ................................................................................... 525
LO QUE VA A QUEDAR ........................................................................ 526

TERCERA JORNADA ................................................................................ 527


TU AMISTAD AHORA ........................................................................... 527
TU AMISTAD AHORA ........................................................................... 528
EL DOMINGO ...................................................................................... 529
EN EL CEMENTERIO ......................................................................... 530
CAMINANDO ....................................................................................... 532
LA MONEDA ........................................................................................ 534

CUARTA JORNADA ................................................................................... 537


AFANES COTIDIANOS ........................................................................ 537
LA ARAUCARIA Y LA VID ...................................................................... 538
DOS NOMBRES .................................................................................. 539
COPLAS DE UN SAPITO .................................................................... 540
COPLAS DE POLEO ........................................................................... 541
GRUPO “LA ALGARROBA” .................................................................. 542
COMO UN DIAGUITA ........................................................................... 544
EL AGUA .............................................................................................. 546
CANTO TOTAL AL ARBOL ................................................................... 547
POEMA PARA REIRSE ........................................................................ 550
DONDE MANDA BORDON .................................................................. 552
CORRAL DE ISAAC O EL ULTIMO FUEGO ........................................ 556
EL CASCABEL .................................................................................... 559
EL CANTO DEL MOLINO .................................................................... 562
QUISE ESCRIBIR UN LIBRO ............................................................. 564
Obras Completas 617

QUINTA JORNADA .................................................................................... 567


EL VIAJE .............................................................................................. 567
PEQUEÑA HISTORIA .......................................................................... 568
EL VIAJE .............................................................................................. 571

TESTIMONIOS .......................................................................................... 579

INDICE ...................................................................................................... 613


618 Héctor David Gatica
Obras Completas 619

Se terminó de imprimir en enero de 2010


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620 Héctor David Gatica

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