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Práctica 3. HIDROGRAFÍA
Condiciones naturales y humanas de los ríos europeos
Grupo: A3
El río Ebro tiene una longitud de 910 Km, siendo el segundo río más largo de la península tras el Tajo.
Su cuenca tiene una superficie de 86.000 kilómetros cuadrados. Es el río más caudaloso de España con un
caudal medio de 600 m3/s. Su caudal relativo, obtenido al dividir el caudal medio entre la superficie de la
cuenca, es de 6,97 l/s/km2.
El nombre del río proviene de la palabra hiberus, palabra latina que también da nombre a la
Península Ibérica y a los pueblos que una vez la habitaron. Tradicionalmente se ha dicho que el río nace
en el manantial de Fontibre, cerca de Reinosa, a
880 metros de altitud. Actualmente se afirma que
el río nace en un punto mucho más alto, en las
fuentes del río Hijar (Peñalabra). Los Pirineos al
norte, el Sistema Ibérico al sur y los Picos de
Europa en su nacimiento son los sistemas
montañosos que delimitan su cuenca, la cual está
principalmente alimentada por los afluentes que
provienen de los Pirineos. Atraviesa las
comunidades de Cantabria, Castilla y León, La
Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña.
Sus principales afluentes por la izquierda son
los ríos: Nela, Jerea, Bayas, Zadorra, Ega, Aragón,
Candanchú, Estarrún, Aragón Subordán, Veral,
1 Nacimiento del río Ebro Eska, Onsella, Irati, Arga, río Arba, Gállego, Aurín,
Escarra, Caldares, Aguas Limpias, Guarga, Asabón,
Sotón, Segre, Valira, Noguera, Noguera Pallaresa, Noguera Ribagorzana, Canellas y Santa Ana, Cinca, Ara,
Ésera, Isábena, Vero y Alcanadre.
Sus principales afluentes por la derecha son los ríos: Oca, Tirón, Oja, Najerilla, Iregua,Arroyo de
Puente Ra, Mayor, Piqueras,Arroyo Castejon,Arroyo San Pedro, Arroyo Tamborios, Barranco Urrilla, Leza,
Rabanera, Vadillos, Cidacos, Alhama, Añamaza, Linares, Bco La Canejada, Río Queiles, Río Huecha, Río
Jalón, Isuela, Aranda, Ribota, Río Jiloca, Pancrudo, Río Piedra, Najima, Deza, Manubles, Río Huerva, Río
Aguas Vivas, Moyuela, Martín, Río Guadalope, Bergantes, Guadalopillo, Río Matarraña y río Algás.
Durante su transcurso, el río Ebro varía mucho su caudal gracias a los afluentes que lo alimentan y
también por la acción antrópica. A pesar de poseer un caudal mayor y un estiaje menos acusado que los
otros ríos de la vertiente mediterránea, se trata de un río con algunos problemas en cuanto al
aprovechamiento de su caudal, el cual se ha visto reducido en los últimos años. En cuanto a su recorrido,
tras su nacimiento y atravesar Reinosa, en Cantabria, el río es remansado en el embalse del Ebro y tras
dejar a la derecha a la ciudad de Frías (Teruel),
de nuevo, es represado en el embalse del
Sobrón. Aguas abajo, el Ebro recibe por su
margen derecha las aguas del Oca y el Nela. A
continuación alcanza Miranda de Ebro (Burgos),
avanza a través de los montes Obarenes y, tras
encajarse en las "conchas de Haro", entra en la
depresión del Ebro y recibe por su izquierda al
Zadorra y de nuevo su caudal está regulado por
medio del embalse de Villarreal.
Seguidamente, el Ebro discurre por La
Rioja, pasa por Haro y recibe por su orilla
derecha las aguas del Tirón y Oja. A partir de
Haro destaca su función fronteriza entre la
Comunidad Autónoma del País Vasco (Rioja 2 Conchas de Haro
Alavesa) y la Comunidad Autónoma de La Rioja.
Ahora recibe al Najerilla y alcanza Logroño. Desde Logroño hasta Tudela (Navarra) el río posee notable
influencia en la agricultura y riega una amplia y fértil vega conocida como la Ribera del Ebro. En este tramo
el río pierde caudal por la acción antrópica, en favor del canal de Lodosa (Navarra), aguas con las que se
avenan tierras de La Rioja, Navarra y Aragón.
Apenas recibe aportaciones de importancia de
los ríos Iregua, Leza, Cidacos, Alhama y
Queiles. No obstante, en el margen izquierdo
de este mismo tramo desembocan los
afluentes más importantes del Ebro: el Ega, el
Aragón y el Arga. Dado que el río es poco
caudaloso hasta la aportación de estos
afluentes un dicho popular afirma “Ega, Arga
y Aragón hacen al Ebro varón”. Otro dicho
popular destacable es “Ebro traidor que naces
en Castilla y riegas Aragón”, este dicho
popular es de origen cántabro y en él se
aprecia la rivalidad entre Castilla y Aragón de
antaño.
3 El Ebro por Zaragoza
En el siguiente tramo, Tudela-Zaragoza,
el Ebro recibe por su margen derecha su segundo afluente más importante en extensión después del Cinca-
Segre, el río Jalón, y antes de abandonar el término de Zaragoza aún acoge por su margen izquierda las
aguas del Gállego, si bien, está regulado por los embalses de Lanuza, Búbal, La Peña y Ardisa.
Entre Zaragoza y Mequinenza, el Ebro discurre por una de las zonas más desérticas de España (clima
árido), Los Monegros. En este tramo tan sólo recibe cauces permanentes en su margen derecha: Ginel,
Aguasvivas, Martín y Guadalope, cuyas aportaciones se ven muy reducidas a causa de su utilización para
el regadío.
Antes de desembocar en el mar, el Ebro es de nuevo remansado por las presas de Ribarroja y Flix.
Ya en la provincia de Tarragona, el río se abre camino a través de la cordillera Catalana y luego entra en la
llanura del Bajo Ebro (Baix Ebre), desde donde parten el canal de la Derecha y el canal de la Izquierda, los
cuales permiten el regadío de más de 33.000 ha. Pasa por Tortosa, Roquetas y a partir de Amposta forma
el denominado delta del Ebro, un extenso espacio ecológico declarado Parque Natural por sus valores
naturales. Además de su importancia ecológica, el delta posee una importancia agrícola, destacando los
campos de arroz de la zona.
El río atraviesa distintos climas y regímenes, como son el oceánico pluvial de la cornisa cantábrica,
el régimen nival de los afluentes de los Pirineos, o el clima árido de la zona central de la cuenca. Los
distintos tipos de materiales de la cuenca (materiales más duros en contraste con materiales marinos
como margas, areniscas y yesos) y los distintos climas han conformado una gran diversidad de paisajes,
que supone una gran diversidad de flora desde el nacimiento del río hasta su desembocadura.
C. Comentario personal: el río Ebro a través de la Historia y papel que juega en la actualidad.
Si bien la Península Ibérica es un importante foco de estudio sobre la prehistoria, el Valle del Ebro
ha jugado un papel muy importante en el asentamiento humano en esta. Ya en la primera oleada del homo
Heidelbergensis (en Atapuerca denominado en un principio homo Antecesor) la depresión tuvo que ser
atravesada y jugó un papel importante a la hora de que los seres humanos más antiguos de Europa
poblaran la península. Destaca el corredor de la
Bureba, paso obligado para acceder a la Cuenca
del Duero, y por lo tanto a la sierra de
Atapuerca.
En la antigüedad, los historiadores
romanos dieron el nombre del Ebro (Hiber) a la
península, nombre que fue acuñado por los
griegos al referirse a los pueblos de la zona. El
curso medio del río ha estado poblado desde el
paleolítico, aunque algunos pueblos de origen
indoeuropeo también se asentaron en la zona.
Los pueblos que se asentaron, los celtíberos, se
organizaban en una especie de ciudades estado
heterogéneas, pero poseían una cultura similar. El pueblo que ocupaba el resto del valle fue el Íbero, que
vivía en la zona más oriental y también ocupaba el levante.
A diferencia de otros ríos europeos como el Rin y el Danubio, los cuales hicieron de frontera. El río
Ebro destaca por su función aglutinante de culturas, ya que en definitiva era un cruce de caminos. Desde
la antigüedad se ha mencionado la importancia comercial del río, ya que los comerciantes navegaban el
río arriba para comerciar con los pueblos que se
asentaban en la orilla, haciendo también la
función de vía de comunicación.
El paso del río se hacía mediante puentes o
barcazas que cruzaban de un lado a otro.
Existieron varios puentes sobre el Ebro en la
colonia Celsa (Velilla de Ebro), en Caesaraugusta,
en Vareia y en Dertosa (Tortosa). El puente
de Caesaraugusta debió ser seguramente de
madera pese a la importancia del paso del río en
la zona, ya que el actual puente de piedra data del
siglo XV.
7 Ánforas usadas para el comercio
Retomando la importancia como enclave o
cruce de caminos y mercancías, destaca la
construcción romana, por parte del emperador Augusto, del puerto de Cesaraugusta. Dicho puerto fue un
enclave distribuidor de mercancías, tanto de las procedentes del interior, como madera, hierro o trigo;
como de las procedentes del exterior, como vino, salazones, cerámica o joyas. El puerto se encontraba
muy cercano al foro y a sus mercados y tenía un gran edificio que haría las funciones de almacén que se
habría al río mediante grandes arquerías, un vestíbulo y una escalinata que comunicaba con el foro.