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Auge y Caída de La Hermeneútica PDF
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Hirsch, que se funda en la idea de la exis- en juego en una situación dada» (The Cri-
tencia de «sentidos« culturales (individua- tical Circle; p. 58). Esta capacidad no se
les o colectivos) previos a toda interpre- orienta al «conocimiento» (la «compren-
tación (idea de la que deriva el concepto sión en sus propios términos») sino al «en-
de autonomía semántica del referente). tendimiento», El mismo presupone siem-
Para Hoy, en primer lugar, «es el len- pre la aplicación (Anwendung] de un marco
guaje el que hace posible algo como la categorial dado (lo que Gadamer llama
intencionalidad, y no a la inversa» (The pre-juicios). Pero estos pre-juicios no nos
Critical; p. 38). No hay acción que no sea encierran dogmáticamente en la celda de
significativa, y no hay significados articu- nuestros propios supuestos, éstos pueden
lab!cs fuera de las estructuras del lenguaje, ser, al menos, parcialmente clarificados en
El lenguaje viene a ocupar entonces el el proceso dialógico. Laphrónesis exige que
lugar del autor como horizonte último y esta «aplicación» se vuelque sobre sí a fin
soporte a la vez de la inteligibilidad his- de especificar el contexto comunicativo y
tórica; se convierte así en el fenómeno pri- posibilitar la comprensión mutua. De este
mitivo, autocontenido y constituyente (y no modo puede emerger «un diálogo genuino
sólo constitutivo) de nuestra realidad [en el que] los pre-juicios pueden ser traí-
social. Ahora bien, en segundo lugar, no dos a la conciencia y chequeados frente
hay tampoco para él «significados» fuera a sus ramificaciones en términos del asunto
de, o anteriores a, sus interpretaciones, es en cuestión mismo [la propia capacidad
decir, a las realizaciones verbales. El «len- para comunicarse, para sostener un inter-
guaje» de la hermenéutica gadameriana ya cambio mutuamente inteligible]: si el
no es, pues, el de la langue de Saussure, pre-juicio se muestra inadecuado, entonces
sino más bien el de su parole; la escurridiza la unilateralidad en la interpretación que
historia de las comunicaciones efectiva- éste introduce [y que produce la falla
mente realizadas, y no el universo ya dado comunicativa] puede ser expuesta, abrien-
de las combinaciones significativas estruc- do así el camino a nuevas interpretaciones»
turalmente posibles. En fin, la quiebra de (The Critical Circle, p. 77). Este mismo con-
la rígida distinción entre el texto y su con- cepto se aplica cuando se trata de hechos
texto de recepción conduce a la disolución o voces del pasado. El pasado, para Hoy,
misma del objeto como tal, a la paradoja como para Gadamer, no es algo cerrado,
de un textualismo sin texto. Como señala mantiene su capacidad de sostener un diá-
Stanley Fish en su provocativo libro ls The- logo con el presente en la medida en que
re a Tea in this Class? 7, no habría «obras» ambos forman parte de una «tradición»
sino únicamente la historia de sus lecturas (proceso comunicativo siempre en curso).
por parte de comunidades interpretativas El «entendimiento» supone la continui-
articuladas según sus propios estándares dad-discontinuidad de esta tradición.
de evaluación antes que por las propie- «Nosotros no vemos a Platón», ejemplifica
dades intrínsecas del texto o del acto inten- Hoy, «como lo hacían Descartes y Kant,
cional del autor cuya lectura aquéllos pero ciertamente vemos a Platón diferente
hacen posible 8. a causa de Descartes y Kant» (Tite Cruical
Esto no significa, sin embargo, para Circle, p. 41). La historia existe corno his-
Hoy, que tales modos de leer sean sub- toria de los efectos (Wirkungen), de la serie
jetivos e ídiosincráticos. Hoy sigue también de las modificaciones en la tradición que
aquí a Gadamer, quien explicara esto ape- ella misma produce. Y esta historia de
lando al concepto aristotélico de phronesis efectos es la que a la vez hace posible (ya
(sabiduría práctica), redefinido por él que articula dicha «tradición» como tal)
como la capacidad de «percibir [o que está y necesaria (debido a que la misma cambia
ducir (esta vez, subrepticiamente) una dis- contexto de emergencia llevó primero a
tinción de niveles similar a la propuesta tema tizar las relaciones entre aquéllos y
por Hoy. Cabe al menos preguntarse si las su contexto de recepción. En un estadio
mismas constituyen «referentes extra-lin- subsiguiente, Fish viene finalmente a pro-
güísticos» (con lo que toda su teoría se blematizar el propio contexto de recep-
derrumbaría) o son sólo proyecciones ción: este mismo se convierte entonces en
Intra-paradigrnáticas (con lo que.también objeto de interpretación por parte de las
toda su teoría se derrumbaría). En defi- diversas y particulares comunidades inter-
nitiva, la apelación de Fish a la «retórica» pretativas. Es entonces que emerge la pre-
deja aún pendiente el problema de cómo gunta relativa a las condiciones de pro-
identificar y distinguir tajes (comunidades ducción e intercambio de la propia empre-
interpretativas»; es decir, no alcanza aún sa crítica. Ésta debe, pues, volverse sobre
a explicar los mecanismos de cómo las mis- sí, tornarse doblemente reflexiva, y comen-
mas emergen, se modifican y transforman zar a interrogarse respecto de los marcos
históricamente. teórico-institucionales en los que la disci-
Esto parece devolvernos a una proble- plina puede desenvolverse como tal; en fin,
mática análoga a la planteada originaria- hacer explícitos sus fundamentos enraiza-
mente por Hirsch, es decir, la de la nece- dos en los modos particulares en que los
sidad de buscar tras los textos la huella dicursos pueden hoy interpretarse y cir-
del autor a fin de fijar su contenido semán- cular en el medio académico y en el tipo
tico. Sin embargo, la quiebra de la her- de exigencias que tal medio impone a sus
menéutica se expresaría en una serie de miembros.
desplazamientos decisivos. El más funda- Sin embargo, según Jo visto aquí, lle-
mental es que el «autor» al que se refiere gado a este punto, la crítica parece enfren-
Fish ya no es el de los textos analizados tarse a una serie de aporías que (como
sino el de sus propios intérpretes. La legi- las observadas en el caso Fish) la tornan
timidad de la empresa critica ya no se fun- inevitablemente autocontradictoria. Ésta
daría tanto en la posibilidad de acceder no parece capaz de dar cuenta de sus pro-
al significado «oculto» tras los textos, sino pios fundamentos. La quiebra de la her-
en su capacidad para dar cuenta de sus menéutica parece, pues, arrastrar consigo
propios fundamentos epistémico-institu- la de la critica literaria toda en una pen-
cionales. Esto significa un desplazamiento diente fatal hacia el Máelstrom del rela-
del énfasis de los estudios desde los objetos tivismo más absoluto. Claro que todavía
textuales y, eventualmente, su relación con puede, quizás, argumentarse que tal con-
sus contextos particulares de emergencia, clusión relativista no es incscapable; que
al de los mecanismos constructivos de tales las aporías señaladas estarían simplemente
objetos por parte de la crítica y de sus pro- revelando una limitación sólo inherente al
pias condiciones histórico-institucionales presente «giro lingüístico»: su incapacidad
de producción. Llegado a este punto, la de servirse de sus propias categorías de
crítica se convierte en una metacrítlca, análisis a fin de dar cuenta de su propia
Pero, para llegar a este grado de autorre- discursividad, es decir, de convertirse en
flexividad, la misma debió pasar previa- su propio metadiscurso (tarea cuya rea-
lización nos exigiría movernos más allá del
mente por una serie de estadios sucesivos.
horizonte definido por la «Iingüistícali-
dad»). De hecho, el relativismo no es tam-
En la trayectoria descrita que lleva de poco sostenible, puesto que conduce siem-
Hirsch a Hoy vimos cómo la problema- pre a la conocida «falacia relativista». De
tización de la relación entre el texto y su ser así, el presente «giro lingüístico» habría
NOTAS
I La New Critical School florece en los años 1930 ¡ Sontag, Against Interpretation and Other Essays
y 1940 (aunque reconoce sus antecedentes en los escri- (Nueva York, Delta Books, 19M), p. 14. Sontag fue
tos de la década anterior de T. S. Eliot, l. A. Richards acompañada en su radicalismo contra el New Criticism
y Wilíiam Empson, en Inglaterra, y Crowe Ransom y las escuelas tradicionales por autores diversos, como
y Allen Tate en Estados Unidos). Además de los men- J. Hillis Miller, Paul Brodtkrob y Geoffrey Hartman.
cionados, participaron de la misma R. P. Blackmur, J Eric Donald Hirsch, Jr. (1928), es William R.
Cleanth Brooks, René Wellck, W. K. Winters y, en Kenan Professor of English. en la Universidad de Vir-
alguna medida también, Kenneth Burke, F. R. Leavis, ginia y miembro del Comité Editorial de New Literary
y Yvor Winters, El movimiento contó con varias publi- History. Es también autor de lnnocence and Experience;
caciones afines, como Tire Cnterion (1922·29), dirigida An Introduction lo Blake (New Haven, Yale University
por Eliot; Scrutiny (1932-53), dirigida por Lcavis, en Press, 1964); Validity in Interpretation (New Havcn,
Inglaterra; la Southem Review (1935·42), editada por Yale University Press, 1967); TheAims ofInterpretation
Brooks y Warren; la Canon Review (1938-59), dirigida (Chicago, University of Chicago Press, 1976); The Phi-
por Ransorn, y la Sewanee Review (t944A5), dirigida losophy ofComposition (Chicago, University ofChícago
por Tale en Estados U nidos. Hacia la década siguiente, Press, 1977); «The Politics of Interpretation», en
la New Ctitical School pierde su aura «revolucionaria» W. J. T. Mitchell (comp.), The Politics of lnterpretation
y pasa a integrarse al establishment. La escuela adopta (Chicago, Thc University of Chicago Press, 1983),
un tono «profesionalista», que se conecta con Su enfo- pp. 321-334; «Beyond Convention?», New Literary His-
que formalista. Entonces se producen también sus tex- tal}) 14.2 (invierno 1983), pp. 389-398; «On Theories
tos teóricos más importantes, como Theory 01Luerature and Metaphors: A Comment on Mary Hesse's Paper»,
(1949), de Warren; The Verbal Icon (1954), de W. K New Literary History; 17.1 (otoño 1985), pp. 49-59 (en
Wimsatt; The NewApologists[or Poetry(1956), de Krie- ese mismo número aparece la respuesta de Mary Hes-
ger, y Literary Criticism: A Short History (1957), de se, pp. 57-60); «Transhistorical Intentions and the Per-
Brooks y Wimsatt. Para una buena síntesis de las ideas sistence oí"Al1egory»,New LüeraryHistory, 25.3 (verano
fundamentales del grupo, ver la entrada «New Cri- 1994), pp. 549-67. Hirsch estudia actualmente asuntos
ticism», escrita por Cleanth Brooks, en Alex Preminger relacionados con la enseñanza de la literatura.
et al. (cd.), Princeton Encyclopaedia of Poetry and Poe- • Hirsch es asociado con la «vieja hermenéutica»
tics (Princcton, Princcton University Prcss, 1974), (Schleiermacher, Dilthey). La «nueva hermenéutica"
pp. 567·56B. de Heidegger y Gadamer es introducida por Richard
Palmer, Hermeneutics: Interpretation Theory in Schleier- suasíon in Freud's the "Wolf-Man". A Response to
macher, Diuhey, Heidegger, and Gadamer (Evanston, Stanley Fish», Minnesota Review, 34.3 (primavera
Northwestern University Press, 196'1). 1990), pp. 118-134; M. Spíkes, «A Kripkean Critique
s David Couzens Hoy, The Cruical Circlc (Berkeley of Stanley Fish», Soundings, 73.2-3 (verano-otoño
y Los Ángeles. University of California Prcss, 1978). 1990), pp. 327·341, YJ. Michael, «Rheturical Ouestions
Hoyes profesor de Filosofía en la Universidad de Cali- in Stanley Fish's Doing what Comes Naturally», Dia-
fornia en Santa Cruz. Ha publicado: con Thomas critics, 20.1 (verano 1990), pp. 54-73; R. Dworkin «My
MeCarthy, Critical Theory (Oxford, Blackwcll, 1994); Reply to Stanley Fish (and Walter Benn Míchaels):
«Is Hermeneutics Ethnocentric?», en D. Hiley, J. Boh- PIcase Don't Talk About Objectívity Any More)" en
mand y R. Schusterrnan (cornp.), The Interpretative W. J. T. Mitchel1 (comp.), The Poluics ofInterpretotion
Turn. Philosophy, Science, Culture (Ithaca, Corncll Uní- (Chicago, Thc Chicago Univcrsity Press, 1983),
versity Press, 1991), pp. 155-178, Y «Deconstructing pp. 287·314.
"Ideoíogy?», Philosophy and Luerature, 18_1 (abril 8 «No hay un modo único de lectura», dice Fish,
1994), pp. 1~17. También haeditado The Foucault Rea- "que sea correcto o natural, s610 modos de leer que
der (Oxford, Blackwell, 1986). son extensiones de las perspectivas de las respectivas
• Ver W. K. Wimsatt, Jr., The Verbal lcon: Studies comunidades» (18 There a Text in this Ciasst, p. 16).
on the MeaningofPoetry (Nueva York, Noonday Press, • Lo contrario supone, como señala Jay respecto
1954). En particular el capítulo de Wimsatt Ir. y M. de la noción de "fusión de horizontes», la posibilidad
Beardsley, «The Intentional Fallacy». de algo parecido a, según postulara Maunheim, «una
7 Stanley Eugene Fish, Is there a Text in this Class?
totalización "relacíonísta" de puntos de vista en con-
The Authority of Interpreuuive Communities (Cambrid- flicto por parte de una iruelligentsia colocada por cnci-
ge, Harvard University Press, 1980). Fish es Jefe del ma de los mismos (a free-ftoating ínreJligentsiaj» (Jay,
Departamento de Artes y Ciencias Tnglesas, Profesor «Should Intcllccrual History?», en LaCapra-Kaplan,
Distinguido de Literatura Ingles'! y Profesor de Leyes
Modern Europcan; p. 103).
en la Universidad de Dukc. Otras obras de este autor
10 Al respecto, ver la reseña del debate entre
son: John Skelton s Poetry (New Haven, Ya le Univcrsity
Habermas y Gadamer en Jay, «Should Intellectual His-
Press, 1965); Surpnsed by Sin: The Reader in Paradise
tory?» (en La Capra-Kaplan, Modern European,
Lost (Berkelcy, Uníversity of California Press, 1971);
pp. 89·11 O).
Self-Consumíng Artifacts; The Experience of Seven-
11 Fish relata, en su introducción a ls there a Text
teenth-Century Litcrature (Berkeley, University 01'Cali-
in this Class? la historia de cómo fue también víctima,
fornia Press, 1972); The Living Temple: George Herbert
en sus escritos tempranos, de una ambigüedad similar.
and Catechizing (Berkeley, University of California
"Lo que no veía es que no podía sostener consisten-
Press, 1978); Doing Whal Comes Naturally: Change,
temente los dos argumentos al mismo tiempo... Cuando
Rhetoric,and the Practice 01 Theoryin Literaryand Legal
alguien me acusaba de que mi énfasis en el lector lle-
Studies (Durham, Duke Uníversity Press, 1989), y The-
vaba directamente al solipsismo y la anarquía, respon-
res no Sucn Thing as Free Speech, and It's A Good
día insistiendo en las limitaciones impuestas sobre los
Thing; Too (Nueva York, Oxford Univcrsity Press,
1994). Algunos de los estudios sobre la obra de Fish lectores por el texto; y si alguien caracterizaba mi posi-
ción como s610 la más reciente vuelta de la tuerca
son: D. Parterson. «You Made Me Do it. My Reply
to Físh», Texas Law Review, 72.1 (noviembre 1993), del New Criticism; replicaba que en mi modelo el lector
pp. 67-77; R. Lanha, «Introduction to Stanley Fish», era liberado de la tiranía del texto y se le otorgaba
Milton Qtwrterly, 26.3 (octubre 1992), pp. 96-98; J. un rol central en la producción de sentido. En síntesis,
Forcman, «Theory, Language-Games, and Fish", New me estaba moviendo en dos direcciones (incompatí-
Odeafls Review, 18.4 (invierno 1991), pp. 15-27; blcs) al mismo ticmpo» (pp. 7-8).
12 Stanley Fish, «Commentary: Thc Young and thc
G. Curríe "Text without Context, Sorne Errors of Stan-
ley Fish". Philasophy and Lilerature, 15.2 (oetubre ResHcss», en H. Aram Veeser, The New Hisloricism
1991), pp. 212-228; S. Barber, ,<Stanley Fish and the (Nueva York, Routledge, 1989), p. 312_
Fulure of Pragmatism in Legal Theory», University J.' Fish, «Anti-Profesionalism», New Literwy His·
of Chícago Legal Review, 58.3 (verano 1992), tory, 27.1 (otoño 1985), p. 91. Ver también, en el mismo
pp. 1033·1043; J. Worthen, "On lhe Malter of the Text número (pp. 109·117), la respuesta de Gerald Graft
(AStudyon Stanley Pish's LiteraryTheory)>>, Un{¡'ersity (<<Yntcrpretation on non: A Response. to Stanley
01 Taranta Quarler{y. 60.3 (primavera 1991), Fish»), seguida por la réplica de Fish (<<A Reply to
pp. 337-353; C."Longines, "Powcr, Meaning and Per- Gemid Graff", pp. 119·127).