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1
1 Cor. 15, 5-7.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 2
6
Hch. 2, 5-11.
7
Hch. 1, 13-14.
8
Hch. 2, 41.
9
Hech. 4, 36-37
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 4
10
Hch. 12, 1-17
11
1 QS VIII (Reglas de la Comunidad). Citado por JEAN POUILLY, Qumran,
Documentos en torno a la Biblia, Nº 19
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 5
Y [he aquí] las reglas de los rabbim para atender a sus necesidades: el salario de
dos jornadas por mes, por los menos, lo pondrán en manos del intendente y de
los jueces. Estos darán una parte a los [huérfanos]; con otra robustecerán la
mano del pobre y del desvalido y del anciano que se muere y del hombre que
está fugitivo y del que está cautivo en una nación extranjera y de la virgen que
no tiene redentor y de la joven que nadie busca en matrimonio 12.
En la Regla de la comunidad de Qumrán, el delito de fraude es objeto de
severas sanciones. Es incluso el primer delito mencionado en el código
penitencial: «he aquí las reglas por las que se juzgará, a petición de la
comunidad, según los casos: Si entre ellos hay uno que miente en materia de
bienes y lo hace conscientemente, que se le excluya de las purificaciones de
los rabbim durante un año, y que se prive de un cuarto de su ración
alimenticia»13. El castigo aplicado es diferente en las dos comunidades
religiosas, según el libro de los hechos de los Apóstoles, el pecado de
Ananías y Safira, fue una mentira a Dios y al Espíritu Santo, y esta antítesis
entre Satanás – Espíritu Santo nos recuerda ese dualismo qumriano. De esta
manera, tanto en las comunidades esenias como en la Iglesia primitiva, no se
podía tolerar un pecado contra los bienes en común ya que comprometía
gravemente el equilibrio de la comunidad.
Otra de las posibles influencias de la comunidad esenia sobre la Iglesia
primitiva de Jerusalén fue el estudio de las Escrituras y de la meditación
sobre la obra de Dios en el mundo. Los discípulos de Jesús se encontraban
frente a un enorme problema: de interpretación y explicación de los
extraordinarios acontecimientos que habían vivido: la muerte y resurrección
de su maestro, el vivir en una comunidad que trasmitía un mensaje de
salvación. Los seguidores de Jesús con poca preparación intelectual y sin una
formación rabínica, debían explicar y convencer a sacerdotes muy cultos, y a
12
CD XIV (Documento de Damasco) en J. POUILLY, 108
13
1 QS VI (Reglas de la Comunidad) en J. POUILLY, 32
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 6
El libro de los Hechos de los Apóstoles no habla mucho de él, quizás porque
Lucas presenta el punto de vista de Pablo 16 dejando de este modo en las
penumbras lo que constituía la parte más importante de la Iglesia primitiva de
Jerusalén. Como dirá Daniélou
Ello se debe a que Lucas presenta el punto de vista de Pablo. Y es un hecho que
Pablo siempre tuvo divergencias con el partido de Santiago (Gál. 2,12). Como,
además este partido desapareció definitivamente después del año 70, no es
extraño que su recuerdo terminara por borrarse. Pero semejante olvido falsea la
historia de los orígenes cristianos. La influencia dominante durante las primeras
décadas de la Iglesia corre a cargo de Santiago y de la Iglesia Judío-cristiana de
Jerusalén17
No sabemos si el grupo de los Doce hayan llevado una vida totalmente
cenobítica18 y si los líderes de la comunidad que son llamado Santos vivían en
una misma casa. Los fieles cristianos por su parte vivían en casas privadas,
donde se reunían para «partir el pan» todos los días. Esta comida fraterna
quizás fuera de carácter sacro, pero no podemos hablar todavía de la
Eucaristía que practicaron los cristianos más tarde. Las reuniones en las casas
de los fieles cristianos contaban con una especie de enseñanza de la doctrina,
y de diversas oraciones, impartidas por los jefes de la comunidad19. Por otra
parte los Apóstoles –que en ciertos lugares se confundían con los llamados
Doce- subían al Templo para cumplir con las horas de la oración judía «tarde,
mañana y mediodía». Allí predicaban a la muchedumbre y acompañaban su
mensaje con milagros y curaciones, que les daba una gran autoridad y
prestigio delante del pueblo20. A pesar de la hostilidad de los jefes del Templo,
se había establecido una cierta tolerancia, porque la predicación apostólica
era de carácter pacifico y sin disturbios.
En el período de las fiestas judías más importantes, donde las grandes
multitudes de peregrinos acudían a Jerusalén y al Templo, los Apóstoles
buscaban transmitir a la muchedumbre el mensaje de Jesús y su Reino.
Llama la atención que el Libro de los Hechos no haga mención de esta
situación. Con el correr del tiempo muchos de estos peregrinos se habían
convertido al cristianismo, y por lo tanto no participaban de las fiestas judías
16
Lucas ha utilizado unas tradiciones procedentes de los sadocitas convertidos y por
otra de los helenistas, ambas contrarias a la corriente judía del cristianismo.
17
DANIÉLOU, J., Nueva Historia de la Iglesia I, 49
18
CENOBITA, viene de Koinos bios, vida en común; designa al que lleva una vida
común organizada.
19
Hch. 2, 42-46.
20
Hch. 5, 12-16.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 9
26
Gál. 1, 17-18.
27
Hech. 12,17
28
Hech. 10, 1-11. 18.
29
Hch. 1, 13; 3, 1.3.4.11; 4, 13.19; 8, 14;
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 12
30
Hch. 6, 5
31
Hch. 8, 1-4
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 13
37
La palabra hermano que el Nuevo Testamento aplica con alguna frecuencia a los
parientes cercanos de Jesús (Mc. 3, 31-32; Jn. 2, 12; 7, 3-10; Hch. 1, 14) puede parecer a
primera vista un tanto desconcertante. Pero no debemos olvidar que la palabra hebreo-
aramea que está en el origen de todo, tiene un sentido amplio y puede significar
indistintamente, según los casos, «hermano», «sobrino», «primo carnal» o simplemente
«pariente».
38
Gál. 2, 12.
39
Gál. 2, 9
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 15
43
EUSEBIO DE CESAREA, nació en Palestina, quizás en Cesarea hacia el 265 y se formó
culturalmente en esta ciudad. Su gran maestro fue Pánfilo, el más docto de los discípulos
de Orígenes. A él le debe Eusebio, no sólo su formación científica, sino su admiración por
Orígenes. Durante la persecución de Diocleciano, de la que fue víctima Pánfilo (6/02/310)
huyó a Tiro y desde allí al desierto egipcio de la Tebaida; arrestado y encarcelado, pudo
volver a Palestina gracias al edicto de tolerancia del 313. Nombrado obispo de Cesarea, se
vio envuelto desde el principio en la controversia arriana, a favor de Arrio. Eusebio
negaba el Omousios (el Hijo de la misma substancia o esencia que el Padre). Mantuvo una
amistad y devoción sincera con el emperador Constantino, y celebró en discursos oficiales
los 20 y 30 años de su reinado. Eusebio murió hacia el año 339/340. Su producción
literaria es muy notable desde la historia hasta la exégesis, pasando por la teología, la
apologética, etc. A pesar de su gran erudición no puede compararse con Orígenes, ya
Focio definía su estilo como poco brillante. Los modernos investigadores han encontrado
en sus obras imprecisiones y defectos, pero haciendo un juicio sincero, se debe reconocer,
que sin sus investigaciones sabríamos muy poco de los primeros siglos de la Iglesia. Su
obra más importante es la Historia eclesiástica. Cf. C. CURTI, «Eusebio de Cesarea
(Palestina)» en Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana I, 815-819
44
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Hypotypos, fragmento 13. Citado por Eusebio en
Historia eclesiástica II, 1, 5. Al no mencionar más que éstos dos Santiagos, parece que
Clemente identifica a Santiago el Justo o hermano del Señor con Santiago, hijo de Alfeo
(o de Cleofás; cf. Mt. 27,56), uno de los Doce, pero no es seguro.
45
Escritor del siglo II, de origen judío, pero de formación griega. Nació probablemente
hacia el año 110, y quizás haya conocido algunos miembros de la comunidad cristiana de
Jerusalén. Pasando por Corinto llegó a Roma bajo el pontificado de Aniceto (155-156
d.C.) y permaneció en Roma hasta el pontificado de Eleuterio (174-189). Se lo conoce
como el autor de los cinco libros de hypomnémata (memorias) destinados a referir «la
tradición sin error de la predicación apostólica». Es una fuente de Eusebio, el cual
transcribe algunos fragmentos relativos a la primitiva comunidad de Jerusalén. Cf. N.
HYLDAHL, «Hypomnemata» Studia Theologica 14 (1960) 70-113
46
1 Cor. 15, 7.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 17
47
Hech. 6, 1; 11, 28-30; Gál. 2, 10.
48
Hch. 11, 30; 15, 2. 4. 6. 22. 23; 16, 4; 21, 18.
49
Hch. 14, 23; 20, 17.
50
Hch. 14, 4. 14.
51
2 Cor. 11, 5.
52
Gal. 2, 12.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 18
Finalmente podemos decir, que bajo la dirección del «hermano del Señor», la
comunidad de Jerusalén contaba entre sus miembros un número de
«apóstoles», cuya función no está muy clara. Probablemente eran
considerados como «mandatarios» de Santiago, y quizás no cumplían
funciones dentro de la comunidad de Jerusalén, de la cual se encargaba el
mismo Santiago y los ancianos. Los mandatarios, con seguridad,
representaban al mismo Santiago fuera de Jerusalén, en zonas lejanas en las
sinagogas que se necesitaban evangelizar, o en las pequeñas comunidades
cristianas que se necesitaba animar o corregir.
Eusebio de Cesarea nos describe al «hermano del Señor» como un judío
observante, escrupuloso y santo de las costumbres judías, y por lo tanto, muy
cercano al grupo de los fariseos, cuya mayor preocupación consistía en hacer
de la Ley de Moisés, una regla de vida aplicable a todos los miembros del
pueblo de Israel.
La intransigencia del grupo esenio, en materia disciplinar y sobre todo en
cuestiones litúrgicas, aparecía a los ojos de Santiago como demasiado
excesiva, y por lo tanto, se acercaba más a las tendencias de la hermandad
farisea, suavizando la propia disciplina que encontraba demasiado rigurosa.
Sin renunciar a una práctica de la solidaridad y de la ayuda recíproca, puso
fin a la existencia del núcleo cenobítico. El jefe de la comunidad cristiana de
Jerusalén, había animado las prácticas de piedad en el Templo, asociando a
los cristianos muy estrechamente al funcionamiento del Templo, mientras que
los esenios y los primeros discípulos de Jesús se oponían.
La comunidad de Jerusalén de esta manera reorientada, no había por esto
renunciado a una cristología o hermenéutica bíblica actualizada, que habían
ido elaborando gracias a las categorías tomadas del grupo esenio. La
recopilación, la utilización con fines prácticos y la transmisión de las
palabras de Jesús se siguieron haciendo, así como la celebración del
Bautismo y de la Eucaristía, ésta última en ocasión de las grandes
peregrinaciones durante el año. No sabemos con seguridad si estas comidas
cotidianas definidas como «fracción del pan»53, hayan continuado entre los
miembros de la comunidad luego de la reorganización de la misma. Algunos
historiadores lo dudan. Ciertamente podemos asegurar, que se continuaba con
53
Hch. 2, 42. 46
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 19
los Gentiles denuncia en su carta a los Filipenses: «¡Ojo con esos perros, con
esos falsos predicadores, con esos que se empeñan en mutilarse! La
verdadera circuncisión somos nosotros, los que damos un culto nacido del
Espíritu de Dios y hemos puesto nuestro orgullo en Jesucristo, en lugar de
confiar en nosotros mismos»60.
El primado de Santiago con respecto a todas las Iglesias locales, resulta
evidente en modo particular, en los esfuerzos realizados por Pablo, para
congraciarse con el jefe de la Iglesia de Jerusalén. Pablo se daba cuenta que
su empresa misionera independiente, se encontraba en conflicto con los
enviados de Santiago, y por lo tanto con la comunidad de Jerusalén. Sabemos
por las cartas paulinas61 que la colecta realizada a favor de los «santos de
Jerusalén» era una forma de acercarse de las Iglesias fundadas por Pablo con
la metrópoli donde residía Santiago.
El reconocimiento de la misión de Pablo con los incircuncisos, hecha por
Santiago y su entorno, se dio al mismo nivel de reconocimiento del
apostolado de Pedro que realizaba con los circuncisos. El pasaje de Gálatas 2,
11-14, que nos da noticias del llamado incidente de Antioquía, nos muestra
que Pedro podría estar sometido a la autoridad de Santiago, y de la misma
manera los otros apóstoles que trabajaban con los circuncisos. Todas la
acciones misionera que iban en dirección a los hebreos, con excepción de
aquella de Pablo, estaban puesta bajo la autoridad de Santiago, que gobernó
esta Iglesia por casi veinte años.
Santiago, si bien no ha dejado ningún escrito y no ha modificado de
manera radical las doctrinas elaboradas en los primeros años, no es extraño
que haya ejercitado cierta influencia en las distintas Iglesias y sobre la
cristología. En lo concerniente a la disciplina, las reglas enunciadas en
Hechos 15, 19-33 a propósito de los conversos que venían del paganismo, se
impusieron de un modo general hasta bien entrado el siglo II, y se pueden
considerar que provenían de Santiago. El hecho de que estas reglas de
carácter ritual hayan sobrevivido en un marco, donde tales prescripciones
habían desaparecido, y fueron reinterpretadas en un sentido moral, demuestra
60
Flp. 3, 2-5
61
Rom. 15, 25-28. 31; 1 Cor. 16, 1-4; 2 Cor. 8 y 9.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 21
que se veía a estas reglas que provenían de una tradición con una autoridad
incontestable.
En cuanto a la cristología, todos los aspectos que insisten sobre la
descendencia davídica de Jesús podrían tener su origen en Santiago o en su
entorno: mención de la «estirpe de David» en una antiquísima confesión de
fe cristológica citada por Pablo para atraerse el favor de los cristianos de
Roma62; la genealogía de Jesús utilizada en el evangelio de Mateo 63 y Lucas64;
localización en Belén, la «ciudad de David» el nacimiento de Jesús 65; la
designación de Jesús como «hijo de David» de parte de muchas personas del
pueblo que él encontraba66. La existencia de una estrecha unión entre Jesús y
el rey David reforzaba la autoridad de Santiago, también él descendiente del
rey David.
68
Rom. 15, 25-31. El único grupo que pareciera haber permanecido al interno de la
comunidad, sin romper totalmente las relaciones con la llegada de Santiago, fueron los
seguidores del autor del cuarto evangelio. El grupo no ha criticado de manera directa, al
«hermano del Señor» sino de una forma alusiva e indirecta.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 23
69
Gal. 2, 11-14.
70
1 Cor. 1, 12; 3, 22; 9, 5.
71
Clemente romano en su Carta a los Corintios.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 24
72
PORCIO FESTO fue uno de los pocos gobernadores que se escapa al juicio severo de
Flavio Josefo «se dedicó al azote principal que asolaba el país: capturó la mayor parte de
los bandoleros e hizo ejecutar a un gran número» (Guerra de los judíos II, 271-272).
Lucas lo presenta como un funcionario respetuoso de los procedimientos jurídicos (Hch.
25, 16-27) y preocupado por mostrarse agradable con los judíos que clamaban contra
Pablo (Hch. 24, 27; 25, 9).
73
Procurador romano entre los años 62 y 64. Entre la muerte de Festo y la llegada de
Albino, Jerusalén se vio en una anarquía total, que el Sumo Sacerdote Anano o también
conocido por Anás «el joven» aprovechó para acabar con sus enemigos. Flavio Josefo se
mostró muy severo en su juicio con los dos últimos gobernadores romanos, Albino y
Gessio Floro, cuyo comportamiento escandaloso fue una de las causas de la sublevación
judía. Cf. FLAVIO JOSEFO, Guerra de los judíos II, 271-308, y Antigüedades judías XX,
199-203.
74
También podríamos agregar que Anás era suegro de Caifás, el sumo sacerdote del año
aquel que condenaron a Jesús (Jn. 18,13) y que se mantuvo en el por cargo veinte años.
75
Antigüedades judías XX, 199-203.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 25
Con semejante carácter, Anás pensó que podía muy bien aprovecharse la ocasión
de la muerte de Festo, mientras Albino estaba todavía de viaje. Convocó a los
jueces del sanedrín y trajo ante ellos al hermano de Jesús llamado Cristo –su
nombre era Santiago- y a algunos otros. Los acusó de haber violado la ley y los
entregó para que los lapidaran. Pero todos los habitantes de la ciudad que eran
considerados como los más equitativos y estrictos cumplidores de las leyes 76 se
indignaron por ello y enviaron secretamente a pedir al rey que no dejara obrar de
esta forma a Anás; en efecto, decían, no ha actuado correctamente en esta
primera circunstancia. Algunos de ellos salieron incluso al encuentro de Albino
que venía de Alejandría y le informaron de que Anás no tenía derecho a
convocar el sanedrín77 sin su permiso. Convencido por estas palabras, Albino
escribió enfadado a Anás amenazando con castigarle. En cuanto al rey Agripa, le
quitó por este motivo el sumo pontificado que había ejercido durante tres meses
y puso a Jesús, hijo de Damné como sumo sacerdote78.
Santiago y los anónimos ajusticiados con él, que no sabemos siquiera si
fueron cristianos, fueron victimas de las intrigas de un saduceo inflexible,
deseoso de utilizar su nuevo poder para imponer su propia interpretación de
la Ley. Los fariseos de Jerusalén, a pesar de que no pudieron impedir las
muertes de estos condenados, por lo menos lograron derrocar a Anás, que
amenazaba gravemente el equilibrio entre los partidos rivales (fariseos –
saduceos).
El relato del martirio de Santiago que nos trae Eusebio, siguiendo a
Hegesipo, está cargado de aspectos legendarios y fabulosos. El cronista
cristiano pudo hacerse de un rico arsenal de tradiciones orales, y no quita que
haya conocido también fuentes escritas judeo-cristianas. La torpeza que
muestra en el manejo de sus fuentes debe atribuirse a su poca instrucción
literaria, que Eusebio no deja de elogiarla.
80
EUSEBIO DE CESAREA, Historia eclesiástica II, 23, 16-18
81
Lc. 24, 18; Jn. 19, 25; se le suele traducir al castellano por Cleofás
82
EUSEBIO DE CESAREA, Historia eclesiástica III, 11
83
Historia eclesiástica, III, 32, 1-6.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 27
84
Josefo explica el origen del nombre de este grupo. Se los llamaba así por el uso de
unos puñales, semejantes a los que usaban los persas, pero con la hoja curvada que los
romanos llamaban «sicae». De esta arma se saca el nombre de estos individuos que
practican el bandolerismo y asesinan a mucha gente.
85
El honroso epíteto hebreo qanna, que significa «celoso», ha sido traducido al griego
por la palabra zelotés; de ésta deriva «zelota» y que tiene una connotación negativa. El
termino Zelota se utiliza para designar a los miembros del movimiento judío del siglo I.
Este grupo de judíos que luchaba contra Roma, en el siglo I, eran furibundos nacionalistas,
y por eso, no solo anti-romanos, sino también anti-helenistas, ellos se dieron el título de
«celosos» por su afán por Dios y por el Templo, la noción básica para la comprensión del
significado religioso y social del movimiento. Desde el comienzo de las hostilidades están
presentes como un grupo de presión frente al partido moderado de los senadores. Como
partido, no existen los zelotes, al parecer, hasta el comienzo de la guerra. Por lo tanto, no
se puede señalar un vínculo directo entre este partido y Simón el zelote (Mt. 10,4). Cf. H.
GUEVARA, Ambiente político del pueblo judío en tiempos de Jesús, edic. Cristiandad, pág.
111-146
86
FLAVIO JOSEFO, Antigüedades judías, XVIII, 23-25
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 28
87
Historia eclesiástica, III, 5, 1-7
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 29
88
Los samaritanos que, a pesar de su separación del templo de Jerusalén, y no obstante
la influencia recibida de ciertos elementos del sincretismo helénico en su religión, aún
mantenían la circuncisión como vínculo de unión con Israel.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 30
a) La misión de Felipe
El celo apostólico de este grupo lo percibimos en el relato que nos ofrece
el libro de los Hechos, con dos ejemplos relativos a Felipe: la misión en
Samaría (8, 4-25) y la conversión del eunuco etíope (8, 26-40). Estos dos
relatos contienen pasajes legendarios o fantasiosos, donde se nos ofrece una
idea bastante precisa de este evangelizador, que es Felipe (Hechos 21, 8), que
representa muy bien el ambiente helenista.
En el primer episodio la actuación de Felipe consiste en predicar, y la
predicación es acompañada con algunas señales. Lucas trata de subrayar la
predicación, mientras que las señales van descriptas aparte. La gente
«escucha» la palabra y «ve» las señales. Pero su actividad principal fue la de
un gran número de bautismos, incluido el del SIMÓN EL MAGO, un
taumaturgo local que gozaba de un gran prestigio entre los pobladores de esa
localidad que no podemos identificar. Lucas quiere evitar que se vea a Felipe
como un mero taumaturgo, igual que el Mago, por eso insiste en la
predicación como la característica principal de Felipe. Los prodigios que se
mencionan son las clásicas expulsiones de demonios y curaciones de
paralíticos y lisiados.
El relato sobre el bautismo de Simón el Mago, se interrumpe bruscamente
para dar paso a un nuevo episodio con la llegada de Pedro y Juan de
Jerusalén, como delegados de los apóstoles, para incorporar a la comunidad
de los creyentes a los bautizados por Felipe. La incorporación se hacía con la
imposición de las manos y la transmisión del Espíritu, y así quedaba
reconocida oficialmente la legitimidad de la misión de Felipe 89. En la
concepción de Lucas bautismo, recepción del Espíritu, e Iglesia van siempre
unidos. Lucas introduce la figura de Pedro, el más cualificado representante
de la Iglesia, que complementa con el don del Espíritu, el bautismo
administrado por Felipe. La intención de Lucas, es mostrar la legitimidad de
la misión de Felipe, por eso trata de demostrar que este avance, que rompe
las fronteras de Israel, no se debe a la intención personal de un individuo
aislado, sino que es un hecho que compromete a toda la Iglesia. La visita de
Pedro y Juan, que vienen de Jerusalén, coloca a los cristianos de Samaría en
89
Algunos autores ven en la llegada de Pedro y Juan a Samaría, como una especie de
control que ordenaba Santiago, el hermano del Señor, para ver si la misión y las
enseñanzas de Felipe no se apartaba de la doctrina practicada en Jerusalén.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 31
Comunidad judía.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 32
91
Mc. 3, 22 y paralelos.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 33
mosaica. Desde el punto de vista histórico, hay que considerarla como uno de
los tantos pasos que dio el cristianismo primitivo en su proceso de expansión,
según lo iban imponiendo las diversas circunstancias. Finalmente podríamos
decir que podemos percibir una intencionalidad en el relato de Lucas en los
Hechos de los Apóstoles, que es el de presentar este acontecimiento como la
inauguración de la misión a los paganos, por medio de una directa
intervención de Dios:
3. La Iglesia de Antioquía
La comunidad cristiana de Antioquía es recordada por el importante rol
que desempeñaría, la de convertirse en la capital del pagano cristianismo. La
ciudad de Antioquía es la actual «Antakya», y está situada a unos 25 km de la
costa tierra adentro a orillas del río Orontes, y fue fundada por SELEUCO
NICANOR I hacia el año 300 a. C., convirtiéndose en la capital de la dinastía
seléucida en Siria. Con la ocupación de Siria por los ejércitos romanos (64
a.C.), la ciudad se convirtió en la capital de la provincia romana de Siria y
Cilicia, donde se desarrolló hasta convertirse en una de las grandes
metrópolis del Imperio. La población de esta ciudad en la época era de
aproximadamente 500.000 habitantes, por eso era considerada como la
tercera ciudad más poblada, luego de Roma y Alejandría.
Antioquía se destacó también en el aspecto cultural y religioso, ya que fue
un gran punto de unión entre Oriente y Occidente, donde la actividad
comercial era grande y junto con ella ingresaban a Occidente una invasión de
«cultos mistéricos» con sus doctrinas esotéricas sobre la muerte y la
reencarnación, que fueron ganando muchos adeptos en todo el Mediterráneo
occidental. Junto a estos cultos, el monoteísmo y una ética judía ejercieron
una gran influencia más allá de sus fronteras.
En este ambiente cultural nació la Iglesia en Antioquía. Los orígenes de
esta comunidad son muy oscuros, con pocos datos y fuentes. La llegada de
100
J. ROLOFF, Hechos de los Apóstoles 227.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 37
105
Hch. 13, 1.
106
Cf. Los «herodianos» en Marcos 3,6 y 12,13.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 39
Bibliografía
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THEISSEN, G., Sociología del movimiento de Jesús, Ed. Sal Terrae, 1979.
LA COMUNIDAD PRIMITIVA: DE JERUSALÉN A ANTIOQUÍA 42
CAPÍTULO SEGUNDO.........................................................................................................................1
1. La comunidad de Jerusalén hasta la muerte de Santiago......................................................2
2. Los helenistas y sus empresas misioneras hasta Antioquía.................................................29
3. La Iglesia de Antioquía.........................................................................................................36