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Guías de Orientación

en Seguridad Vial

EL PEATÓN
PRESIDENCIA DE LA
REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

UNIDAD NACIONAL DE SEGURIDAD VIAL


Comisión Directiva:
Dr. Gerardo Barrios (Presidente)
Ps. Alejandra Forlán (Vicepresidente)
Sra. Blanca Repetto (Directora)

Secretario General:
Sr. Pablo Inthamoussu
Primera Edición 2011

REDACCIÓN COMPILACIÓN Y COORDINACION DE PUBLICACION:


Departamento de Formación, Capacitación y Responsabilidad Social
UNASEV
Lic. Lauro Paulette

CUERPO ASESOR EN SEGURIDAD VIAL Y CONTENIDOS


Departamento de Jurídica y Seguridad Vial
UNASEV
Dra. Gaby Lencina

Departamento de Ingeniería de Tránsito


UNASEV
Crio. Insp. Fernando Rolando
Generalidades
Responsabilidad y valores de convivencia
Entendemos que en momentos en que la sociedad
uruguaya toda, comparte la preocupación acerca
de la siniestralidad vial existente y considerando
al tránsito como el espacio en el que básicamente
interactúan personas, vehículos, vía y ambiente,
resulta fundamental que todos como parte del
mismo, nos sintamos parte de la solución de las
problemáticas existentes en él.
Aspiramos a la construcción y ejecución
de conductas seguras, al desarrollo de
comportamientos correctos, a la creación de
hábitos viales saludables, a estilos de vida que
promuevan la salud personal, social y ambiental
así como una cultura vial de prevención para el
reconocimiento y la reducción de riesgos, en definitiva hábitos que mejoren la
calidad de vida, que fortalezcan la formación ciudadana mediante la creación de
conciencia social de problemas en el tránsito a través del pensamiento crítico y
reflexivo.
Apostamos a mejorar la cultura vial existente, mediante la formación de la
conciencia vial de cada uno de los usuarios en sus diferentes roles en interacción
con los demás componentes de la vía, en el entendido de que para lograrlo la
comunidad, las instituciones educativas y las familias deben comprometerse a
cabalidad.

¿Qué es un peatón?
Un peatón es la persona que transita a pie por las vías de tránsito.
Si bien la definición anterior es general, debemos tener en cuenta los casos
particulares y a su vez las diferencias que se dan entre si.
De esta forma, también se consideran peatones los que empujan un vehículo
como una bicicleta o una moto con el motor apagado, así como las personas con
discapacidad o los minusválidos que circulan gracias a una silla de ruedas.

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A lo anterior conviene agregar las particularidades de cada peatón en tanto las
personas son seres con conformaciones síquicas y físicas diferentes no solo por
sus particularidades personales y culturales, sino por las etapas sicoevolutivas por
las cuales transcurren.
De esta forma, los niños son peatones al igual que los adultos mayores, pero no
podemos considerar que ambos compartan las mismas particularidades, ni que
el tránsito en general puede contemplar los mismos comportamientos de parte de
estos grupos de usuarios, asi como las precauciones que debe tenerse con cada
uno de ellos.
En lo niños será su normal etapa de desarrollo que los privará de un uso completo
de los sentidos, motricidad, así como de la interpretación adecuada de los
fenómenos que ocurren en el espacio de tránsito. Las personas Adultas Mayores
por su parte, pueden presentar deterioro de sus facultades no solo síquicas sino
sobre todo las físicas, donde las dificultades motoras pueden hacer evidentes
algunos comportamientos inseguros que los expongan a riesgos en el tránsito
diario.

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Velocidad y mortalidad: los riesgos a los que se
enfrenta el peatón
La ciencia de la seguridad vial indica que hay una relación directa entre
siniestralidad peatonal y velocidad de embestida del peatón. Es decir, cuanto
mayor sea la velocidad del vehículo que embiste al peatón menor es la posibilidad
de sobrevivencia de éste.
El cálculo de base indica que:

• Un peatón que es atropellado por un vehículo que circula a 30 Km/hora


tiene el 95% de posibilidades de sobrevivir al siniestro.
• Un peatón que es atropellado por un vehículo que circula a 50 Km/hora
tiene el 50% de posibilidades de sobrevivir al siniestro.
• Un peatón que es atropellado por un vehículo que circula a 80 Km/hora
NO TIENE posibilidades de sobrevivir al siniestro.

Caminar: una acción innata


Caminar es la acción que realizamos la mayor
parte de los seres humanos usuarios de la vía de
tránsito en algún momento de nuestras vidas.
Constituye el primer rol que asumimos al
integrarnos al espacio de tránsito y el cual
siempre está presente, dado que aunque
seamos conductores o pasajeros, en algún
momento seguramente deberemos utilizar el rol
de peatón para desplazarnos.

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El derecho que los peatones tienen a ser resguardados en su vulnerabilidad al
hacer uso de la vía pública está claramente especificado en el artículo 7º de la
ley 18191 cuando expresa que “todo conductor debe dar preferencia de paso
a los peatones en los cruces o pasos reglamentarios destinados a ellos”,
pero este privilegio del peatón debe ser ponderado de acuerdo a un derecho que
siempre conlleva obligaciones.

Es obligación del peatón tomar las precauciones


debidas anticipando los posibles riesgos
que conlleva el cruce por las vías de tránsito
respetando las normas específicas para ello y
realizando tal maniobra de forma ágil, segura, sin
entorpecer el normal flujo de tránsito.
El cruce debe hacerse anunciando la intención
y evitando lanzarse de forma repentina e
intempestiva a la vía de tránsito, debiéndose tomar
en cuenta que el vehículo requiere de tiempo y
distancia para detenerse una vez que el conductor
ha visto al peatón y entendido sus intenciones.

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Cruzando la vía
Prepararse para ejecutar la acción de mayor riesgo…
Atravesar una calle constituye la acción más
peligrosa que ejecutan los peatones. Ello se debe
a que entran en juego roles de diferentes usuarios
que usan un mismo espacio: conductores en
vehículos y personas sin protección alguna.
EL espacio de circulación del peatón se denomina
“acera” o “vereda”. Generalmente este espacio
esta separado de la “calle” o “calzada” por el
elemento definido como “cordón”, el cual marca
el desnivel entre la calle y la acera. La calzada
esta reservada para los vehículos y los peatones
solo utilizarán la misma para atravesarla
exclusivamente, sin provocar molestias o trastornos a los demás usuarios.
Debemos tener siempre en cuenta que las aceras
son el espacio legítimo de uso para el peatón ya
que la calzada es el espacio con muchos riesgos
que debe soportar el tránsito vehicular. Pero no
siempre se dispone de veredas y en muchas
zonas este espacio vial constituye una grave
faltante que debería ser resuelta prontamente ya
que el peligro al que se expone a los peatones
aconseja la construcción de este espacio vital de seguridad peatonal.

El cruce de una vía de tránsito


El peatón debe mantener la calma y no invadir la
calle hasta que decida iniciar el cruce. Cuando un
peatón se posiciona en la calzada sin moverse
para cruzar desorienta a los conductores y los
pone en sobre alerta por posibles acciones
repentinas de los peatones, siendo este clima no
favorable para asegurar el cruce correcto.

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Solo debemos bajar a la calzada en el momento que hemos decidido cruzar porque
el uso de nuestras facultades y experiencia nos indican que es el mejor momento
para hacerlo. La prudencia debe ser nuestra rectora al momento de cruzar una
vía. Tampoco es conveniente cruzar de forma apurada y se recomienda cruzar
con la mirada atenta al tránsito hasta finalizar la travesía de la vía.
En general el entorno urbano contiene más puntos donde el cruce peatonal
está marcado específicamente, existen más veredas y es esperable que estén
definidas las esquinas.
Como regla hemos de preferir siempre los lugares
donde exista señalización que nos brinde mayor
seguridad al momento de cruzar (semáforos,
cruces peatonales, o cruces del tipo cebra), pero
no siempre es posible tener estas condiciones
debiéndose extremar las medidas de cautela en
cruces desprovistos de estos dispositivos.
Por otra parte, existen muchos lugares, fundamentalmente en zonas sub urbanas,
donde no solo no hay definición en cuanto a que espacio es la vereda o la calle,
sino que ambas están mezcladas en uso y roles generalmente ante la inexistencia
de cordones delimitadores. Esto representa un riesgo para el tránsito peatonal.

En ausencia de acera o banquina


Si la vía no posee acera transitable, tomemos
siempre en cuenta que al tener que caminar por
la calzada vehícular, los riesgos son mayores
por tanto se recomienda hacerlo siempre de
frente al tránsito, a efectos de tomar una decisión
acertada y rápida ante un riesgo o peligro que se
constate con el flujo de circulación vehícular que
nos enfrenta.
No lo hagamos nunca dando la espalda al tránsito
circulante ya que se pierde toda posibilidad de
anticiparse a una medida de escape de la vía
por causa de una situación de peligro o riesgo
que puede ser alertado a tiempo.
Tengamos en cuenta que para el caso de cruce en rutas, la garantía será prestar
la mayor atención a la información que captan nuestros sentidos y evaluar el
momento preciso de decidir la acción teniendo presente que un buen cálculo de
la distancia a que se encuentran los vehículos requiere mucha atención antes de
cruzar y escuchar el ruido del motor para apreciar una noción de su velocidad.
Está absolutamente descartado como regla de responsabilidad permitir que los
niños efectúen el cruce de rutas sin compañía de un adulto. Los niños no tienen la
posibilidad de evaluar la velocidad de un vehículo al observarlo de lejos ni asociar
esta conjugación al sonido ambiente, facultad que si poseen los adultos. Esta

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inmadurez normal en el desarrollo sico evolutivo
de los niños obliga al acompañamiento de los
adultos siempre.
Algunas veces una zona con vereda puede
transitoriamente perderla y transformarse en un
peligro para la circulación peatonal. Esto sucede
cuando hay obras en construcción y no se han
tomado los recaudos de seguridad peatonal
suficientes. Allí también deben tomarse cuidados de seguridad.

Vemos una obra en construcción


donde la vereda ha sido anulada
y el corredor que observamos es la calzada
adaptada a tales efectos, pero desde
la obra sale una tubería que corta
esta única pasada para los peatones.

Los peatones deben no solo trasvasar


la tubería con el riesgo de caída, sino que
se exponen a la maquinaria de trabajo
de la obra, en este caso el camión
hormigonera a la derecha,
sumado al mal estado del pavimento
destinado a la circulación peatonal .

Como cruzar de forma segura


Antes de cruzar debemos asegurarnos de mirar para ambos lados de la vía. Un
buen método para no olvidar las precauciones es memorizar esta secuencia de
pasos:

1. Mirar primero a la izquierda


2. Luego a la derecha, y
3. Antes de empezar a cruzar mirar
nuevamente a la izquierda.

Insistimos en que los cruces semaforizados es el


óptimo para el cruce peatonal, pero no olvidemos
que estos son los menos y que es probable que
existan los que poseen cruce peatonal o cruces
del tipo cebra. Estos brindan mayor visibilidad
al conductor de la zona donde el peatón está

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habilitado a cruzar y ello redunda en mayor seguridad de ser visto y respetado
para efectuar la maniobra de travesía.
Tengamos presente que jamás debemos cruzar en forma diagonal y siempre lo
haremos de manera perpendicular a la vía que se atraviesa.
En zonas urbanas no debemos cruzar en mitad de cuadra, ni entre medio de
vehículos. Esta acción es una actitud que el conductor no espera y aumenta el
riesgo de ser atropellado.

Los niños siempre de la mano de los adultos


Los adultos debemos tener en cuenta que los
niños tienen dificultades fruto de su estadio
sicoevolutivo que los ponen en desventaja ante
los riesgos del tránsito.
Procuremos que vayan de la mano de un adulto
y no sueltos aunque esto les disguste, ya que su
capacidad de atención selectiva no es eficiente a
la hora de ponderar un riesgo y una distracción
menor puede atraerlos a lanzarse a la calzada
sin tomar en cuenta las consecuencias.
Expliquemos a los niños acerca los peligros que
existen en la vía pública y jamás perdamos de
vista que somos el modelo a seguir para su futuro
comportamiento.
Si nosotros exhibimos malos hábitos estaremos sembrando un futuro donde los
niños que nos observen ejecutarán esas conductas de riesgo tarde o temprano.
Educar para el correcto uso de la vía pública exige el compromiso insustituible,
de varios actores. Primeramente la Familia, el primer agente de socialización que
tenemos los seres humanos y donde el ejemplo es la mejor demostración que
puede brindarse para una formación adecuada en valores de convivencia saludable
y armónica en el tránsito. A ellos se sumarán la Comunidad en su conjunto con sus
múltiples actores que interactúan socialmente y el trabajo insustituible del sistema
educativo institucional como motor de valores de convivencia saludable
Recordemos que como adultos somos más que un usuario del tránsito: para los
niños somos su referente y modelo de imitación.

Las mascotas siempre bien atadas


Es muy importante recordar que los animales son responsabilidad de sus dueños
y la misma se manifiesta cuando hacemos uso del espacio colectivo en la vía
pública.

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Debemos procurar que las mascotas vayan bien
sujetas a su correa y collar con mecanismos de
seguridad para control del animal.
Es necesario además, que estas lleven bozal
para brindarle seguridad y garantía al resto de los
transeúntes por cambios en el comportamiento
del animal (ver otro animal, asustarse por algún
fenómeno del tránsito, etc.).

Asegurar nuestros objetos antes de salir.


Muchas veces nos trasladamos de un lugar
a otro para jugar, pasear, ir de compras, etc. y
necesitamos llevar algún objeto con nosotros.
Para los adultos esta simple tarea de acomodar
carga para trasladarse a pie resulta una tarea
donde en general se pondera la dificultad de
traslado y el riesgo al hacerlo por las vías que
haya que transitar, pero en el caso de los niños http://www.edukame.com
esto no se produce de la misma forma, y es muy
probable que ellos decidan que la carga puede irse utilizando en el camino. Es
el tradicional ejemplo del niño con su pelota rumbo al lugar de juego que decide
“empezar a jugar antes de tiempo”. Esto ocasiona que muchas veces esa pelota
se vaya a la calzada y sea más importante para él rescatarla antes que pensar en
su integridad física.
Dar las indicaciones adecuadas es parte del trabajo de prevención que debemos
hacer los adultos.

El cruce en vías férreas.


El cruce de un paso a nivel o vía férrea es un
momento crítico para un peatón. Utilicemos los
lugares dispuestos para el cruce peatonal y
siempre hágamoslo cuando el paso esté permitido.
No nos arriesguemos innecesariamente.
Sigamos las pautas internacionales antes de
cruzar:
1. pare,
2. mire a ambos lados,
3. escuche y
4. luego inicie el cruce.

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Ver y ser visto: una cuestión de sobrevivencia.
La visibilidad del peatón por parte del conductor
es la clave para no resultar embestido.
En general muchas veces se desconoce la
importancia de la vestimenta como factor
determinante en la prevención de siniestros de
tránsito con intervención de peatones.
La legislación que obliga a los vehículos a circular
con las luces bajas encendidas durante todo el
día es la resultante de investigaciones científicas
que han demostrado la efectiva disminución de
alrededor del 10% en las cifras de peatones
atropellados al seguirse esta medida.
Utilicemos ropas de colores claros y brillantes,
de ser posible con cintas reflectivas si vamos a
circular en horas nocturnas.
Acompañemos la vestimenta de otros elementos que permitan hacernos visibles
como chalecos reflectivos, arneses de cintas fluorescentes y cualquier otro
dispositivo que aumente nuestra visibilidad en el espacio de tránsito.
Evite el fenómeno denominado “mimetismo” que se produce al llevar ropas de
colores similares al entorno, cuya resultante es que no podremos ser distinguidos
de forma correcta en la visión de los conductores.
En algunos países existe la modalidad donde el peatón declara su intención
de cruzar levantando la mano, tal cual se estila en nuestro país para solicitar
la detención de un autobús de transporte colectivo. La medida es efectiva para
aumentar la visibilidad ante los conductores previo a la decisión de cruzar la vía
de tránsito.

Respete las señales de tránsito.


Tanto como cruzar en los lugares adecuados es igual de importante el respetar las
señales que indican pautas para los peatones.
De las señales de tránsito cruciales, sin dudas el semáforo constituye la más
importante.
Cruce solamente cuando la luz verde a su frente
lo habilite y recuerde que hacer lo contrario
constituye un puesta en riesgo de su integridad
y compromete la seguridad de los conductores.
Cruzar con respeto hacia las señales de tránsito
representa brindar un modelo que formará
positivamente a las generaciones venideras.

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Tips de conductas peatonales para reflexionar:

Peatón en incorrecta
actitud cruzando en medio
de la cuadra y entre
vehículos, teniendo por las
características de la zona,
lugares adecuados para
hacerlo.

Peatón intentando cruzar


en lugar donde se prohíbe
tácitamente el cruce con
cartel y valla metálica
claramente, dado que en el
lugar se constituye un giro de
ómnibus de múltiples líneas de
transporte colectivo.

Cruce de peatones con


cochecito y niño en la zona de
intermediación entre las vías
urbanas y la ruta (accesos a
rutas) donde las posibilidades
de zonas de seguridad
peatonal disminuyen
notablemente. Aquí el
riesgo de atropellamiento es
aumentado por la velocidad de
los vehículos que circulan.

Peatones con cochecito y


niño circulan por zonas semi
rurales sin acera ni banquina
transitable dando la espalda
al tránsito. Esto es incorrecto
ya que no les permite ver
el tránsito para una acción
evasiva en caso de ser
necesario por riesgo.

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Peatón en incorrecta actitud
esperando para cruzar sobre
la calzada. Esta acción lo
coloca en desventaja ante un
giro imprevisto, una maniobra
de estacionamiento de algún
conductor, etc. Se debe
esperar sobre la acera.

Peatón camina por la calzada,


de espaldas al tránsito por
no utilizar la vía alternativa
o acera temporaria creada
por efecto de una obra en
construcción. Se expone
a severos riesgos de
atropellamiento.

Cruce de peatones con el


semáforo en luz roja al frente,
quizás la peor conducta a
la que puede exponerse
un peatón al perder toda
preferencia de paso.
Acción lamentable contra
un dispositivo que es
muchas veces reclamado
por la población para
mejorar la seguridad vial.

Cuidemos nuestra vida y la de los demás.


Un transito seguro es la sumatoria
de la responsabilidad en las acciones
de cada uno de nosotros.

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