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No existe una causa única para el cáncer; por el contrario, se sabe hoy en día que existen
factores que incrementan el riesgo de padecer cáncer en diferentes lugares del cuerpo. Su
naturaleza es heterogénea, como la predisposición genética, el consumo del tabaco, una
dieta poco sana e inactividad física, exposición a infecciones, factores cancerígenos y una
esperanza de vida más larga, contribuyen al incremento de esta enfermedad.
Actualmente se conoce que la predisposición genética es responsable del 10 al 15% de los
casos de cáncer en seres humanos. Este factor resulta más frecuente en los cánceres de
mama, ovario, colon, estómago y próstata. En esta última localización del cáncer, el peso
del factor genético se acerca al 20%, en cuyo componente existe un fuerte origen racial.
La OMS expresa que los factores infecciosos están presentes en el 18% de los cánceres a
nivel mundial, siendo en promedio 11% en los países desarrollados y 24% en los países en
vías de desarrollo. El papiloma virus humano está vinculado con varias localizaciones de
cáncer. En el cáncer de cuello uterino, la asociación es casi del 100%, en el cáncer anal
esta asociación es del 86%, en el de vulva es 30%, en el de pene 25%, en el de orofaringe
50%, en el de laringe 10% y en el cáncer de cavidad oral es 10%.
El estudio de la carcinogénesis, es decir, de las causas que motivan la puesta en marcha
de un tumor y de los mecanismos por los cuales éste llega a desarrollarse, constituye, sin
duda, uno de los puntos de mayor interés. Como consecuencia de ello, la literatura sobre
este tema ha sido muy amplia desde los tiempos en que comenzó el estudio científico de
las neoplasias. Este interés se justifica por diversas razones
a. Factores primarios:
1) Físicos.
2) Químicos.
3) Hormonales.
4) Virus.
5) Proliferaciones celulares no tumorales.
b. Factores secundarios:
A. Factores primarios
Carcinogénesis física
Desde un punto de vista experimental, las radiaciones actúan probablemente por liberación
de peróxidos y necesitan por tanto, la presencia de oxígeno (la isquemia-disminución
transitoria o permanente del riego sanguíneo y consecuente disminución del aporte
de oxígeno- hace disminuir su acción). El mecanismo de acción de este fenómeno incide
fundamentalmente sobre los cromosomas, alterándose gravemente el DNA, probablemente
a nivel de las bases pirimidínicas de la molécula. Esta acción tienen por consecuencia
roturas de los cromosomas e interviene preferentemente durante la fase S del ciclo celular.
Es común a todos los casos la existencia de una fase de latencia de duración variable, pero
en general muy prolongada. Este fenómeno depende del efecto acumulativo de la
irradiación anteriormente citado. Se explica así la aparición de leucemias tardías o de
carcinomas epidermoides cutáneos en médicos que llevan varios años retirados de la
práctica profesional
Carcinogénesis química
Al igual que los tumores por radiaciones, las neoplasias consecutivas a la acción
química son conocidas desde hace muchos años. El primer resultado definitivo en
carcinogénesis experimental fue aportado por Yamagawa e Ichikawa (1918) estos autores
provocaron carcinomas epidermoides en la oreja de un conejo por un ingenioso método
que consistía en la pincelación repetida de la oreja con alquitrán.
El elevado número de productos empleados hoy en día con estos fines demuestra la
diversidad de agentes cancerígenos que existen entre la población. Estos agentes han sido
utilizados en medicina experimental de forma muy variada y, a veces, muy ingeniosa desde
las pincelaciones iniciales de Yamagawa e Ichikawa por medio de un rotor para dirigir el
pincel desde un depósito del producto a la oreja del animal, hasta la introducción de perlas
de benzantraceno en el interior del cerebro para producir gliomas (Zimmermann y Arnold;
1941, 1943), pasando por la implantación de «pellets» subcutáneos. Un sistema
especialmente sugestivo para producir una carcinogénesis experimental en material
humano es la utilización de cultivos de tejidos y, más recientemente, de cultivos de órganos,
sometiendo los especímenes a la acción del benzantraceno y otros agentes químicos. Se
han obtenido así carcinomas a partir de cultivos de bronquio normal, tubo digestivo, mama,
etc. (Harris y cols.; 1977, 1978).
Por otra parte, este tipo de carcinogénesis confirma la existencia de un tiempo de latencia
entre la acción cancerígena y el desarrollo del tumor.
Los experimentos de carcinogénesis química a distancia han atraído la atención de los
investigadores hacia importantes cuestiones, una de las cuales se refiere a la frecuencia
con que, a partir de productos inocuos como los nitritos, se pueden formar en el organismo
sustancias como la dietilnitrosourea, fenómeno que parece ser relativamente frecuente en
el estómago tras la ingestión de conservas que contienen dichos productos.
Carcinogénesis hormonal
El papel de las hormonas en la génesis de las neoplasias es de máximo interés, puesto
que las hormonas forman parte de los posibles mecanismos endógenos no dependientes
de factores externos y, por lo tanto, inevitables hasta cierto punto en la patología humana.
La acción de las hormonas como productoras de neoplasias presenta dos vertientes
distintas.
El del tiroides es uno de los ejemplos más claros de acción tumoral hormonal sobre otra
glándula endocrina. Mientras esta acción se mantiene dentro de límites fisiológicos y la
estimulación de la función tiroidea por parte de la hipófisis es limitada, el tiroides responde
dentro de los parámetros fisiológicos. Pero cuando la estimulación aumenta, se producen
los conocidos bocios y, si la proliferación continúa, es frecuente la formación de adenomas.
Un determinado porcentaje de carcinomas tiroideos, muy especialmente los carcinomas
foliculares, representan el último estadio en la secuencia bocio-adenoma-carcinoma.
En el caso del ovario, la destrucción experimental de los folículos por irradiación determina
una falta de producción de estrógenos y el subsiguiente aumento de secreción de FSH por
la hipófisis; como consecuencia de este estímulo se producen tumores ováricos. Un
resultado parecido, dependiente de la estimulación hipofisaria, se obtiene implantando el
ovario en el bazo de animales castrados. Los estrógenos del ovario implantado son
destruidos en el hígado y, al elevarse la cifra de FSH, se produce el tumor ovárico.
La acción hormonal cancerígena sobre otros tejidos distintos de los del sistema endocrino
es muy variable en el animal, siendo los resultados distintos en las diferentes especies, de
forma que modelos experimentales que son útiles en un tipo de animal pueden no serlo en
otros.
Otras neoplasias humanas de dependencia homonal son las de la mama, donde también
puede establecerse una secuencia del tipo estimulación hormonal-proliferación
benignatumor maligno. Así, la mastopatía glandular fibroquística, o displasia mamaria,
consecutiva a una disarmonía entre estrógenos y progesterona es probablemente la base
para el desarrollo de carcinomas, que son estadísticamente más frecuentes en las series
de enfermas con displasia mamaria que en las normales.
Carcinogénesis vírica
A menudo resulta difícil descifrar cuál es el papel preciso y concreto de los virus asociados
a un cáncer, ya que entre la infección vírica inicial y el desarrollo del cáncer transcurren
muchos años.
Sin embargo el papel que pueden desempeñar los virus en el desarrollo de tumores ha sido
considerado desde los momentos iniciales de la historia de la carcinogénesis y su estudio
se remonta a las experiencias de Rous (1911), quien logró transmitir un sarcoma de las
gallinas por medio de material ultrafiltrado. Desde entonces, la existencia de tumores
consecutivos a infección viral ha sido descrita repetidamente en diversos animales. Así,
Shope (1932) describió un fibroma viriásico en el conejo y un papiloma (1933) también en
el conejo. Transmisible por virus y que, en ciertas condiciones genéticas, podía incluso
transformarse en maligno. Por otra parte, la conocida experiencia de Bittner (1936) fue de
gran significación en cancerología viral; este autor demostró la existencia de un carcinoma
mamario en la rata, transmisible a la prole a través de la leche, el cual fue achacado a un
virus entonces indeterminado.
Hubo que esperar cerca de treinta años antes de que el virus fuera reconocido como
auténtico gracias a la microscopía electrónica. Desde entonces el número de neoplasias
virales descritas en diferentes especies animales no ha hecho sino aumentar.
Cabe resaltar que el virus sólo es responsable de una serie de etapas de la progresión del
cáncer, ya que también están implicados otros factores ambientales y accidentes genéticos
Siguiendo a Dustin (1969), los virus cancerígenos pueden dividirse en dos grupos:
-Virus RNA.
-Virus DNA.
a) Virus RNA
Los virus RNA afectan muy frecuentemente a las aves de corral y los roedores. En
las aves, además del citado sarcoma de Rous, producen leucemias víricas que se
comportan como enfermedades contagiosas; las principales son las leucemias mieloides,
las eritroblásticas y un tipo de linfoma con afección sanguínea y hepatomegalia. Además
de estas leucemias se handescrito raros tumores epiteliales renales.
En el ratón, los virus RNA son responsables de los carcinomas mamarios del tipo del tumor
de Bittner y de un tipo de leucemia ligada a la persistencia del timo, evitable por timectomía
previa, así como de la denominada leucemia de
Friend y otras.
Tabla Nº 1
AREAS DE ALTA
VIRUS-ARN TUMOR ASOCIADO
INCIDENCIA
Familia de los retrovirus
Virus tipo 1 de la leucemia leucemia de las células T, Japón. Antillas
de células T (HllV-1) de adultos/llnfoma
Virus de la
inmunodeficiencia
sarcoma de Kaposi África Central y del Sur
humana (HIV-1,el virus del
sida)
b) Virus DNA
Los virus DNA son capaces de producir tumores más variados que los anteriores,
entre los que figuran el papiloma de Shope en el conejo, los tumores de glándulas salivares
por virus polioma y los tumores por virus SV 40, capaz de actuar sobre el hámster. En estas
últimas neoplasias el virus ya no se encuentra en el tumor desarrollado, por lo que su acción
se interpreta como un fenómeno de inducción en el tiempo por alteración cromosómica, con
ulterior evolución tumoral después de un período de latencia.
A los virus del herpes se deben el clásico carcinoma renal de la rana leopardo, descrito por
Lucke (1938), y el fibroma de Shope de localización subcutánea. Este último tumor no debe
confundirse con el papiloma descrito por el mismo autor, que es causado por un poxavirus
semejante al que produce en la especie humana el molusco contagioso.
En este sentido, debe tenerse en cuenta que el hallazgo del virus en las células de un
determinado tumor no significa indefectiblemente que sea el responsable del proceso. El
virus puede existir en las células sin tener relación causal con el tumor, limitándose
únicamente a reproducirse dentro de ellas en simbiosis. Por otro lado, algunas
descripciones iniciales de virus corresponden a las llamadas partículas viruslike, que
ofrecen un aspecto ultra estructural semejante pero no son realmente virus. En el caso de
las leucemias humanas, hay indicios de una eventual acción viral, pero solamente se ha
podido establecer una relación de cierta consistencia entre el denominado virus de Epstein-
Barr y el linfoma de Burkitt. Sin embargo, el hallazgo se basa en la demostración de
anticuerpos antivirus y no en la del virus propiamente dicho.
Todos los órganos, en diferente medida, son capaces de compensar hasta cierto
punto las pérdidas de sustancia que se producen como consecuencia de diversas
agresiones. Esta compensación es tanto más fácil cuanto menor es la destrucción tisular; a
la inversa, ofrece dificultades progresivas cuando se trata de compensar lesiones de gran
tamaño o de evolución prolongada. Como ejemplo de este tipo de procesos cabe citar la
transformación maligna de las úlceras pépticas. Habitualmente las pérdidas de mucosa
gástrica se regeneran a partir de los cuellos glandulares, que proliferan en ocasiones de
forma muy llamativa. El resultado favorable de este fenómeno es la reepitelización de la
úlcera, hecho que se produce en el100 por 100 de los casos en las formas agudas, pero
solamente finaliza con éxito en un moderado porcentaje de úlceras pépticas crónicas. Una
pequeña parte de estas últimas experimenta una transformación maligna, que se inicia
precisamente a nivel de los cuellos glandulares más cercanos y se desarrolla tanto en forma
de anillo carcinomatoso periulceroso como en forma de focos aislados (Buchner, 1964).
Para afirmar el diagnóstico de úlcera péptica cancerizada es necesario que se mantengan
las características arquitecturales de la úlcera péptica
(Capas de Askanazy, retracción del estrato muscular, vasos con hiperplasia de la íntima,
etc.), junto con un borde carcinomatoso; el proceso debe diferenciarse bien de los
frecuentes carcinomas ulcerados.
Asimismo el carcinoma cervical uterino guarda cierta relación con estos procesos, toda vez
que asienta casi siempre sobre fenómenos previos de epidermización del límite
escamocolumnar. Sobre estos cuadros, en principio inocentes, puede desarrollarse una
displasia moderada o grave, punto de partida de carcinomas in situ y carcinomas invasivos.
Muy cercanos a estos últimos tumores se encuentran los que se desarrollan sobre
neoplasias benignas previas. El origen de los carcinomas rectales se sitúa en cierto número
de casos en pólipos adenomatosos previos, en los que, con el tiempo, la proliferación
abandona su homotipia inicial y van apareciendo focos de carcinoma in situ y más tarde de
carcinoma invasivo. La secuencia pólipo-carcinoma es especialmente demostrativa en el
caso de la poliposis colónica familiar, en la que, además de la proliferación celular previa,
interviene decisivamente la herencia. En estos enfermos el desarrollo de carcinomas sobre
alguno o algunos de los múltiples pólipos es indefectible, planteando la necesidad de una
colectomía total preventiva.
B. Factores secundarios
La acción fundamentalmente directa de los cancerígenos está influida por una serie de
factores de carácter secundario que matizan dicha acción. Estos factores son los que
convierten la carcinogénesis en un problema complejo y hasta cierto punto irregular.
Bajo una misma exposición a agentes cancerígenos, la población responde con diferencias
que hacen variar las incidencias respectivas. Entre estos factores secundarios deben
tenerse en cuenta los siguientes:
Disposición racial
Edad
En el sistema nervioso central hay claras diferencias entre niños y adultos en cuanto a la
aparición de un tipo de tumor o de otro; así, el astrocitoma de cerebelo es una neoplasia de
clara preferencia infantil, mientras que los astrocitomas de cerebro empiezan a aparecer
hacia los 20 años y alcanzan su máxima incidencia entre los 35 y los 45 años.
Otro tanto se puede decir del meduloblastoma cerebeloso, prácticamente exclusivo de los
niños, y del glioblastoma de los hemisferios cerebrales, que es privativo de los adultos.
Estado inmunológico
Medio ambiente
Sin recurrir a los carcinomas pulmonares de los mineros de Joachimstaal o de los operarios
que manipulan anilinas, la respiración de humos en ciudades con elevado índice de
contaminación atmosférica como consecuencia de la combustión de motores, el hábito de
fumar o la inhalación de humo de tabaco por «fumadores pasivos», la recepción constante
de radiaciones solares por la población campesina de áreas muy soleadas, la vida en áreas
infestadas por esquistosomas o incluso la ingestión de alimentos conservados con nitritos
demuestran que estamos continuamente sometidos a estímulos cancerígenos, los cuales
pueden ser evitados, o al menos paliados, mediante una adecuada política sanitaria de
prevención.
Cocarcinogénesis
Como hemos visto, los diversos agentes que actúan como determinantes de la
carcinogénesis son muy numerosos; incluso se produce con frecuencia la combinación de
varios de ellos, fenómeno denominado cocarcinogénesis. Sin embargo, en todos los casos
los mecanismos que se desencadenan a nivel citológico son relativamente monótonos;
según Zollinger (1969), pueden reducirse a tres, resultantes de la actuación del cancerígeno
sobre las tres estructuras fundamentales de la dinámica celular:
Acción sobre el DNA que implica su destrucción, alteración o sustitución, con lo que
el RNA no recibe la información necesaria para la formación de proteínas
específicas por parte del retículo endoplásmico rugoso. De esta forma actúan las
radiaciones ionizantes, que provocan alteraciones cromosómicas, la
dietilnitrosamina y los virus DNA, que sustituyen al DNA propio de la célula al
colonizarla y reproducirse en ella.
Estos tres mecanismos intermedios conducen a una vía terminal común: pérdida de la
producción de proteínas específicas citoplásmicas por parte de la célula lesionada, ante lo
cual el núcleo responde con un aumento de la síntesis de DNA. A su vez, este aumento de
DNA se traduce en una poliploidía, y de ello resulta la típica hipercromasia nuclear de la
célula tumoral, que puede llegar progresivamente a la duplicación o multiplicación nuclear.
Como es lógico, este esquema es más rígido que la realidad, ya que sobre él influyen todos
los factores etiológicos secundarios. La importancia de estos cofactores es variable y, si
bien el tumor puede desarrollarse sin alguno de ellos, otros resultan imprescindibles; a ellos
se debe la irregularidad estadística en el desarrollo de las neoplasias, aparte de que
explican por qué, ante situaciones semejantes, se afecta sólo una parte de la población,
mientras que otros individuos permanecen sanos.
2-CICLO CELULAR
La capacidad de crecer y reproducirse es una propiedad fundamental de los organismos
vivos. Ya esté el organismo compuesto por una única célula o por trillones, las células deben
crecer y dividirse de una manera regulada. El crecimiento celular se lleva a cabo a través
de la síntesis de nuevas moléculas de proteínas, ácidos nucleicos, hidratos de carbono y
lípidos. Debido a que la acumulación de estas moléculas produce un incremento en el
volumen celular, la membrana plasmática crece para evitar que la célula estalle. Pero las
células no pueden crecer ilimitadamente; el crecimiento celular lleva asociado un descenso
en su relación superficie/volumen y por lo tanto, en su capacidad para realizar un
intercambio eficaz con el medio. Así, el crecimiento celular viene acompañado
generalmente por la división celular, en la que una célula da lugar a dos células hijas (el
término hija se utiliza por convención y no significa que las células tengan género). En los
organimos unicelulares, la división celular aumenta el número total de individuos de una
población. En los organismos pluricelulares, la división celular aumenta el número de
células, que produce el crecimiento del organismo y reemplaza a las células muertas. En el
ser humano adulto, cerca de 2 millones de células madres de la médula ósea se dividen
para mantener constante el número de eritrocitos en el cuerpo.
Cuando las células crecen y se dividen, las células hijas recién formadas son generalmente
duplicados genéticos de la célula parental, con la misma, o casi la misma secuencia de
DNA. Por lo tanto, la información genética en el núcleo de la célula madre debe duplicarse
y distribuirse cuidadosamente a las células hijas durante el proceso de división.
Para llevar a cabo esta tarea, la célula pasa por una serie de etapas, que se conocen en su
conjunto como ciclo celular.
En este capítulo, analizaremos los procesos asociados al ciclo celular, centrándonos en
primer lugar en los mecanismos que aseguran que cada nueva célula reciba la información
genética completa, y después examinaremos cómo se regula el ciclo para satisfacer las
necesidades del organismo.
El ciclo celular comienza cuando se forman dos nuevas células hijas, por la división de una
única célula madre, y finaliza cuando una de estas dos células se divide de nuevo en otras
dos células hijas. Para los primeros biólogos que estudiaron las células eucariotas con el
microscopio, los procesos más espectaculares en la vida de una célula, eran aquellos
relacionados con el punto del ciclo celular en el que una célula se divide. Este proceso de
división, denominado fase M, incluye dos etapas solapadas en las que primero se divide el
núcleo y después el citoplasma.
La división nuclear se conoce como mitosis, y la división del citoplasma para producir dos
células hijas se denomina citocinesis.
Los cromosomas son los protagonistas del drama mitótico.
El comienzo de la mitosis está marcado por una condensación (enrollamiento y
plegamiento) de la cromatina de la célula, que hace que los cromosomas sean lo
suficientemente densos como para que se puedan observar al microscopio. La división del
DNA ya ha tenido lugar, así que cada cromosoma consiste en dos copias de cromosomas
que permanecerán unidos hasta que la célula se divida. Mientras permanezcan unidos, los
dos nuevos cromosomas se denominan cromátidas hermanas.A medida que las
cromátidas se hacen visibles, la envuelta nuclear se rompe en fragmentos.
Después, en un baile orquestado por los microtúbulos del huso mitótico, las cromátidas
hermanas se separan y en este momento cada una es ya un cromosoma emigran a cada
extremo de la célula. Mientras tanto, la citocinesis ya ha comenzado, y los cromosomas de
las dos células hijas son envueltos por membranas nucleares nuevas a la vez que se
completa la división celular.
Aunque la mitosis es sorprendente desde un punto de vista visual, sólo representa una
pequeña parte del total del ciclo celular; en una célula normal de un mamífero, la mitosis
dura menos de una hora. Las células se encuentran la mayor parte de su tiempo en la fase
de crecimiento entre divisiones, denominada interfase. La mayor parte de los componentes
celulares se sintetizan continuamente durante la interfase, de tal manera que la masa
celular aumenta gradualmente conforme se acerca la división.
Es durante la interfase cuando el DNA nuclear se duplica y en experimentos basados en el
uso de precursores radiactivos, se demostró que el nuevo DNA se sintetiza durante una
parte de la interfase, conocida como fase S (de síntesis).
Un intervalo de tiempo («gap») llamado fase G1, separa la fase S de la fase M precedente,
y un segundo intervalo, la fase G2, separa el final de la fase S del comienzo de la fase M
siguiente.
A pesar de que las células de un organismo pluricelular tasas de división variadas, la
mayoría de los estudios sobre el ciclo celular se han realizado en células en cultivo, donde
la duración del ciclo tiende a ser muy parecida entre los diferentes tipos celulares, Podemos
determinar la duración total del ciclo celular —el tiempo de generación— de células en
cultivo simplemente contando las células en el microscopio y determinando cuánto tiempo
tarda la población celular en duplicarse. En células de mamífero, por ejemplo, el ciclo
completo suele durar de 18 a 24h. Una vez que sabemos la duración total del ciclo,
podemos determinar la duración de cada fase en particular. Para saber cuánto dura la fase
S, podemos exponer las células a un precursor del DNA marcado radiactivamente
(generalmente 3H timidina) durante un periodo de tiempo corto y después examinar las
células por autorradiografía. Todas aquellas células que presenten granos de plata en su
núcleo se corresponden con la fracción de células que se encontraban en la fase S, cuando
el compuesto radiactivo estaba disponible. Si multiplicamos esta fracción por la duración
total del ciclo, el resultado es una estimación de la duración media de la fase S. En las
células de mamíferos en cultivo, esta fracciónes aproxidamente 0,33, lo que supone que la
fase S tiene una duración de 6-8 h. De igual manera, podemos calcular la duración de la
fase M multiplicando el tiempo de generación por el porcentaje de células que se encuentran
en mitosis en cualquier momento. Este porcentaje se conoce como índice mitótico. El
índice mitótico para las células de mamíferos en cultivo, es normalmente 3-5%, lo que indica
que la fase M dura menos de una hora (habitualmente 30-45 minutos.)
A diferencia de las fases S y M, que suelen tener una duración muy parecida en todas las
células de mamíferos, la duración de la fase G1 es bastante variable dependiendo del tipo
celular. A pesar de que una fase G1 normal dura 8-10 horas, algunas células sólo están en
ella escasos minutos, mientras que otras permanecen aquí largos periodos de tiempo. Es
durante la fase G1 cuando la célula toma la decisión crucial de si se divide y cuándo se
divide de nuevo.
Las células que se quedan bloqueadas en la fase G1, esperando una señal que las
reintroduzca en el ciclo celular, se dice que se encuentran en G0 (G cero). Otras células
salen del ciclo celular por completo y sufren una diferenciación terminal, lo que significa que
no volverán a dividirse de nuevo; la mayoría de las neuronas del cuerpo se encuentran en
este estado. Algunas células pueden quedar bloqueadas transitoriamente en G2.No
obstante, en general, G2 es más corto que G1 y mucho más uniforme en cuanto a su
duración en los diferentes tipos celulares, durando por lo general 4-6 horas.
Ahora que ya hemos echado un vistazo general al ciclo celular, pasaremos a analizarlo con
más detalle. Comenzaremos examinando la fase S, ya que la síntesis de DNA es, en cierto
sentido, el objetivo del ciclo celular.
Anteriormente hemos descrito una breve explicación del ciclo celular, un ciclo celular típico
de una célula eucariota en la que las fases G1, S, G2 y M se sucedían una a otra. Este
patrón es con frecuencia el que se da en los organismos en crecimiento o en células en
cultivo que no tienen limitación de espacio o falta de nutrientes. Pero también pueden existir
variaciones, especialmente en la duración total del ciclo, la duración relativa de las distintas
fases del ciclo, y en la inmediatez con la que la citocinesis sucede a la mitosis. Esta
variabilidad pone de manifiesto que el ciclo celular debe de estar regulado de alguna
manera para satisfacer las necesidades de un tipo celular en concreto o de toda la especie.
Las base molecular de esta regulación es un tema de gran interés, no sólo para lograr
comprender los ciclos vitales de las células normales, sino también para conocer cómo las
células cancerosas consiguen escapar a los mecanismos de control normales.
Actualmente, la investigación de la regulación del ciclo celular es una de las áreas más
activas de la biología, y ha comenzado a desvelar alguno de los mecanismos moleculares
subyacentes al ciclo celular.
La evolución a través del ciclo celular está controlada en varios puntos clave de
transición
El sistema de control que regula la progresión a través del ciclo celular debe cumplir varias
funciones. En primer lugar, debe asegurar que los eventos relacionados con cada fase del
ciclo se lleven a cabo en el momento apropiado y en la secuencia adecuada. Segundo,
debe asegurar que cada fase del ciclo se ha completado adecuadamente antes de que se
inicie la siguiente fase. Por último, debe ser capaz de responder a condiciones externas
que señalen la necesidad de crecer o de dividirse (por ejemplo, a la cantidad de nutrientes
disponibles o a la presencia de moléculas que estimulen el crecimiento).
Los objetivos anteriores son llevados a cabo por un grupo de moléculas que actúan como
puntos de transición claves en el ciclo celular (como se puede ver en la figura de la
izquierda). El primero de estos puntos de control sucede durante la fase G1. Ya hemos visto
que la fase G1 es la más variable entre los distintos tipos celulares, y que las células de
mamíferos que han dejado de dividirse, quedan detenidas en esta fase. Por ejemplo, en las
células en cultivo podemos parar o frenar el proceso de división celular permitiendo que
las células agoten el espacio o los nutrientes, o incorporando en los medios inhibidores de
procesos vitales como la síntesis proteica. En estos casos, la célula se detiene en la fase
G1 tardía, lo que sugiere que la entrada en S desde G1 es un punto crítico en el control del
ciclo celular.En las células animales, el punto de control se denomina punto de restricción.
La capacidad de traspasar el punto de restricción viene determinada en gran medida por la
presencia extracelular de factores de crecimiento, que son proteínas que usan los
organismos pluricelulares para estimular o inhibir la proliferación celular. Las células que
han pasado con éxito el punto de restricción, entran en la fase S, mientras que las que no
lo pasan, entran en G0 y permanecen allí durante periodos de tiempo variables, esperando
una señal que les permita volver a entrar en G1 y pasar el punto de restricción.
En la transición G2-M hay un segundo punto de transición importante, relacionado con el
compromiso de entrar en mitosis. En algunos tipos celulares, el ciclo celular puede
bloquearse indefinidamente al final de G2, si no es necesaria la división celular; en estas
condiciones, la célula entra en un estado de no división análogo a G0. La regulación de la
tasa de división celular mediante la parada del ciclo, durante la fase G2 tardía o G1 tardía,
varía según los organismos y el tipo celular. En general, la detención del ciclo en la fase G1
tardía (en el punto de restricción) es el control más habitual en los organismos pluricelulares.
Pero en unos pocos casos, como en la división de los huevos fecundados de la rana o en
algunas células cutáneas, la detención en G2 es más importante.
Un tercer punto de transición clave en el ciclo celular, aparece en la transición de la
metafase a la anafase, donde el objetivo consiste en segregar los cromosomas en dos
células hijas y salir de la mitosis. Antes de que la célula traspase este punto de transición y
comience la anafase, es importante que todos los cromosomas se encuentren unidos al
huso. Si las dos cromátidas que conforman cada cromosoma no están unidas
adecuadamente a los polos opuestos del huso, el ciclo celular se detendrá
momentáneamente para permitir que se produzca tal unión. En ausencia de este
mecanismo, no existen garantías de que cada célula hija formada reciba un juego completo
de cromosomas.
El comportamiento de la célula en los distintos puntos de transición está condicionado, tanto
por la finalización correcta de los procesos precedentes del ciclo (por ejemplo, la unión de
los cromosomas al huso), como por factores presentes en el ambiente celular (por ejemplo,
los nutrientes o los factores de crecimiento). Pero independientemente de las influencias
particulares, la progresión a lo largo del ciclo celular está mediada por un grupo de
moléculas relacionadas, que se activan o inhiben unas a otras, en cadenas de
interacciones, que pueden ser muy elaboradas.
La progresión a través del ciclo celular está controlada por quinasas dependientes
de ciclina (Cdks)
Cabe mencionar de que no hablaremos muy profundo sobre esta parte pero tampoco
menospreciar la función de las cdk-ciclinas mitóticas ya existen unas moleculculas q se
descubrieron a partir de experimentos las cuales se llama MPF que es una Cdk-ciclina
mitótica que provoca el inicio de la mitosis en un amplio abanico de tipos celulares, surge
la pregunta de cómo se controla la Cdk-ciclina para que sólo funcione en el momento
apropiado, es decir, al final de G2. La disponibilidad de la misma cdk mitótica no responde
a la pregunta, porque su concentración permanece constante a lo largo de todo el ciclo. Sin
embargo, la cdk mitótica es sólo activa como proteín quinasa cuando se encuentra unida a
la ciclina mitótica, y la ciclina mitótica no se encuentra siempre presente en las cantidades
adecuadas. De hecho, la concentración de la ciclina mitótica aumenta gradualmente
durante G1, S y G2; al final de la fase G2 alcanza un umbral crítico, que le permite activar
a cdk mitótica y desencadenar, por lo tanto, el inicio de la mitosis
(Ver la figura adjunta a este subtitulo). A mitad de la mitosis, las moléculas de ciclina son
destruidas rápidamente. El descenso de la actividad de la cdk mitótica resultante, evita que
ocurra otra mitosis hasta que la concentración de la ciclina mitótica vuelva a aumentar
durante el siguiente ciclo celular.
Además de la ciclina mitótica, la activación de Cdks también requiere la fosforilación y
desfosforilación de la propia Cdk. Como se muestra en la Figura que se encuentra a la
arriba, la unión de la ciclina mitótica a la Cdk mitótica produce un complejo ciclina-Cdk que
es inactivo (paso 1). Para desencadenar la mitosis, el complejo requiere la incorporación
de un grupo fosfato activador en un determinado aminoácido de la Cdk.
Sin embargo, antes de que se produzca esta fosforilación, unas quinasas inhibitorias
fosforilan la molécula de Cdk en otras dos posiciones, bloqueando el sitio activo (paso 2).
Posteriormente, una quinasa activadora añade el grupo fosfato activador, marcado en
amarillo en el paso 3. La última etapa de la secuencia de activación es la eliminación de los
fosfatos inhibidores, por la actuación de una fosfatasa específica (paso 4). Una vez que las
fosfatasas han eliminado los fosfatos inhibidores, se establece un bucle de
retroalimentación: la Cdk mitótica activada generada por esta reacción estimula a la
fosfatasa, y hace que el proceso de activación suceda más rápidamente.
La Cdk-ciclina activa provoca ahora la entrada en mitosis. Ya hemos visto que los procesos
tempranos de la mitosis comprenden la condensación de los cromosomas, la formación del
huso mitótico y la desorganización de la envuelta nuclear. ¿Cómo desencadena la Cdk-
ciclina estos cambios? En el caso de la desorganización de la envuelta nuclear, la Cdk-
ciclina fosforila (y estimula a otras quinasas a que fosforilen) a las proteínas de la lámina
nuclear, que están unidas a la membrana nuclear interna. La fosforilación provoca la
depolimerización de las láminas, lo que facilita la ruptura de la lámina nuclear y la
desestabilización de la envuelta nuclear.
La integridad de la envuelta nuclear se ve perjudicada además por la fosforilación de
proteínas asociadas a la envuelta, y las membranas de la envuelta se desgarran.Además,
la Cdk-ciclina mitótica fosforila a otras dianas adicionales, también involucradas en
procesos mitóticos. Por ejemplo, la fosforilación del complejo multiproteico llamado
condensita, facilita la condensación de las fibras de cromatina, para formar los cromosomas
compactos. Una vez fosforilada por la Cdk-ciclina, la condensina contribuye a la
condensación de los cromosomas mediante su unión al DNA, provocando su
sobreenrollamiento. En último lugar, se cree que la fosforilación de las proteínas asocidas
a los microtúbulos por la Cdk-ciclina mitótica, facilita la formación del huso mitótico. Tambien
otras de las más importantes funciones es que este complejo también activa al factor
promotor de la anafase las cuales se darán una serie de mecanismos; las cuales no se
hablara ahora.
Una vez que hemos examinado el papel que desempeña la Cdk-ciclina en el control de los
procesos asociados con la mitosis, veamos brevemente cómo otro tipo de Cdk-ciclina
regula la entrada en la fase S. Como se ha mencionado anteriormente, el punto de
restricción es un mecanismo de control situado al final de G1, que determina la entrada de
una célula en la fase S, su progreso por el resto del ciclo celular, y su división. Debido a
que traspasar el punto de restricción es el paso principal que conduce a una célula al ciclo
de división celular, este punto está sujeto al control por varios factores, como son el tamaño
celular, la disponibilidad de nutrientes y la presencia de factores de crecimiento, que
indiquen la necesidad de la proliferación celular.
Estas señales ejercen sus efectos activando la Cdk-ciclina de G1, cuya actividad proteín
quinasa hace que la célula traspase el punto de restricción mediante la fosforilación de
varias proteínas diana.Una de las dianas más importantes es la proteína Rb, una molécula
que controla la expresión de genes cuyos productos son necesarios para traspasar el punto
de restricción y entrar en la fase S. En la Figura de abajo se recoge el mecanismo molecular
a través del cual Rb ejerce su control. Antes de ser fosforilado por la Cdk-ciclina de G1, Rb
se une e inhibe al factor de transcripción E2F, una proteína que de otra manera activaría la
transcripción de genes que codifican productos requeridos para iniciar la replicación del
DNA.Mientras la proteína Rb permanezca unida a E2F, la molécula de E2F es inactiva y
estos genes permanecen silenciados, impidiendo que la célula entre en la fase S. Pero
cuando se estimula a la célula a dividirse mediante la adición de factores de crecimiento,
se activa una ruta que produce y activa a las Cdk-ciclinas de G1 que catalizan la
fosforilación de Rb. La fosforilación de Rb bloquea la capacidad de Rb de unirse a E2F,
quedando E2F libre para activar la transcripción de los genes cuyos productos son
necesarios para entrar en la fase S.
Dado que la proteína Rb regula un proceso tan importante, es decir, la decisión de traspasar
el punto de restricción y seguir con el ciclo de división celular, no es sorprendente descubrir
que los defectos en Rb pueden tener consecuencias desastrosas. Por ejemplo, veremos en
el avance de este tema cómo dichos defectos pueden producir formas de cáncer
hereditarias o inducidas por agentes ambientales.
Los puntos de control supervisan las interacciones de los cromosomas con el huso,
la finalización de la replicación del DNA y posibles daños en el DNA
Obviamente, sería problemático para una célula pasar de una fase del ciclo a la siguiente,
sin haber completado adecuadamente la fase previa. Por ejemplo, si los cromosomas
comienzan a desplazarse hacia los polos del huso antes de haberse unido adecuadamente
a él, las células hijas podrían recibir copias extra de algunos cromosomas y ninguna copia
de otros. De igual manera, sería potencialmente peligroso para una célula comenzar la
mitosis antes de que todo su DNA cromosómico se hubiera replicado. Para minimizar la
posibilidad de dichos errores, la célula utiliza una serie de sistemas o puntos de control,
que evalúan las condiciones internas de la célula y detienen transitoriamente el ciclo celular,
si dichas condiciones no son las adecuadas para la progresión.
La ruta de control que impide que comiencen los movimientos de los cromosomas en la
anafase antes de que estén unidos todos al huso mitótico, se denomina punto de control
del huso. Se basa en que los cromosomas cuyos cinetocoros no estén unidos a los
microtúbulos del huso, producen una señal de «espera» que inhibe al complejo promotor
de la anafase. Mientras el complejo promotor de la anafase esté inhibido, no se destruyen
las cohesinas, que mantienen unidas las cromátidas hermanas. La señal de ¨espera¨
responsable de inhibir el complejo promotor de la anafase, la transmiten proteínas que
forman parte de la familia de Mad y Bub. Las proteínas Mad y Bub se acumulan en los
cinetocoros de los cromosomas sin unir, donde forman un complejo multiproteico que inhibe
el complejo promotor de la anafase, bloqueando la acción de la proteína Cdc20. Una vez
que todos los cromosomas se hayan unido al huso, las proteínas Mad y Bub no forman ya
el complejo inhibitorio y el complejo promotor de la anafase es libre para iniciar la anafase.
Un segundo mecanismo de control, denominado sistema de control de la replicación del
DNA, controla el estado de la replicación del mismo, para asegurar que su síntesis se
completa, antes de permitir que la célula salga de G2 y comience la mitosis. Se ha
demostrado la existencia de este mecanismo de control mediante el tratamiento de células
con inhibidores que impiden que finalice la replicación del DNA. En estas condiciones, la
etapa de la desfosforilación final implicada en la activación de la Cdk-ciclina mitótica se
bloquea, por medio de una serie de eventos provocados por proteínas relacionadas con la
replicación del DNA. La pérdida consiguiente de la actividad de la Cdk-ciclina, detiene el
ciclo celular al final de G2, hasta que se completa la replicación del DNA.
Un tercer tipo de mecanismo de control está implicado en impedir que las células con el
DNA dañado progresen en el ciclo celular a menos que se repare primero el daño. En este
caso, existen múltiples puntos de control del DNA dañado que revisan la existencia de
alteraciones y que detienen el ciclo celular en las fases G1 tardía, S o G2 tardía, gracias a
la inhibición de complejos Cdk-ciclina diferentes.
Una proteína denominada p53, denominada a menudo «el guardián del genoma»,
desempeña un papel capital en estas rutas de control. Como muestra la Figura adjunta a
esta parte, cuando las células se encuentran con agentes que producen un daño de gran
alcance en el DNA, éste provoca la activación de una enzima denominada proteín quinasa
ATM, que a su vez cataliza la fosforilación de p53 (y de muchas otras proteínas diana). La
fosoforilación de p53 impide su interacción con Mdm2, una proteína que de otra manera
marcaría a p53 para su destrucción, añadiendo ubicuitina (de la misma manera que el
complejo promotor de la anafase marca a proteínas para su degradación provocando su
unión a ubiquitina). La fosforilación de p53, mediada por ATM, la protege de su degradación,
permitiendo que aumente p53 en presencia de DNA dañado.
La acumulación de p53 a su vez activa dos procesos: la detención del ciclo celular y la
muerte celular. Ambas respuestas se basan en la capacidad de p53 de unirse al DNA y
enzimas implicadas en la reparación del DNA. Pero si el daño no puede ser reparado con
éxito, p53 activa entonces un grupo de genes que codifica para proteínas implicadas en
desencadenar la muerte celular por apoptosis. Una proteína clave en esta ruta, llamada
Puma («modulador de la apoptosis regulado a la alta por p53»), promueve la apoptosis
uniéndose e inactivando a un inhibidor común de la apoptosis, conocido como Bcl-2.
La capacidad de p53 para provocar la detención del ciclo y la muerte celular, le capacita
para funcionar como un semáforo molecular, que impide la proliferación de células con el
DNA dañado, y que pase el daño a las células hijas.
La importancia de esta función se subrayará algo muy importante en este seminario, donde
describiremos cómo los defectos en la ruta de p53 contribuyen al desarrollo del cáncer.
La Figura que esta al final de este subtitulo resume de manera simplificada los principales
aspectos de la «máquina» molecular que regula el ciclo celular eucariota. El funcionamiento
de esta máquina se puede describir en términos de dos mecanismos acoplados.
Uno de ellos es un reloj autónomo cíclico, que se repite una y otra vez. La base molecular
de este reloj es la síntesis y degradación rítmica de ciclinas. Estas ciclinas se unen a su vez
a las moléculas de Cdk, formando los complejos Cdk-ciclina, que provocan el paso de la
célula a través de los puntos de transición del ciclo celular. El segundo mecanismo ajusta
el reloj según las necesidades, mediante la retroalimentación desde los ambientes interno
y externo de la célula.
Este mecanismo hace uso de proteínas adicionales que, directa o indirectamente, influyen
en la actividad de las Cdks y las ciclinas. Muchas de estas proteínas adicionales son proteín
quinasas o fosfatasas. Es ésta la parte del ciclo celular que transmite la información sobre
del estado del metabolismo celular, incluyendo posibles daños en el DNA y defectos en la
replicación, y de las condiciones externas a la célula, determinando así, si una célula debe
dividirse o no.
Como veremos a continuación, las moléculas de señalización que promueven o que inhiben
el crecimiento, y que vienen del exterior celular, son componentes importantes de este
mecanismo regulador.
Bueno para ver las alteraciones que conlleva al cáncer era necesario analizar el ciclo
celular para un mejor entendimiento pero también el de analizar los factores de crecimiento.
El resultado final de todos los estímulos promotores del crecimiento es la entrada de células
quiescentes en el ciclo celular. Los canceres pueden crecer de forma autónoma si los genes
que conducen el ciclo celular dejan estar regulados por mutaciones o amplificación, la
progresión ordenada de las células a través de las diferentes fases del ciclo celular esta
orquestadas por cinasas dependientes de ciclinas (CDK), que se activan mediante la unión
a las ciclinas. Los complejos CDK-ciclinas fosforilan proteínas dianas cruciales que
conducen la celula a través del ciclo celular. Se han identificado más de 15 ciclinas, las
ciclinas D, E A y B aparecen secuencialmente durante el ciclo celular y se une a una o más
CDK. Con estas bases es fácil apreciar que las mutaciones que alteran la regulación dela
actividad de las ciclinas y CDK favorecen la proliferación celular. Los contratiempos que
afectan la expresión de ciclina D o CDK4 parecen contituir un fenómeno frecuente en la
transformación neolasica. Los genes de ciclina D se sobreexpresan en muchos canceres,
incluyendo en los q afectan la mama, esófago, hígado y subgrupos delimfomas. L a
amplificacion del gen CDK4 aparece en melanomas y sarcomas. También ocurren
mutaciones que afectan a las ciclinas B y E y otras CDK, pero son mucho frecuentes.
Mientras que las ciclinas activan a las CDK, sus inhibidores (CDK1), de los que existen
muchos, las silencian y ejercen un control negativo sobre el ciclo celular. La familia
CIP/WAF de los CDK1, compuesta por tres proteínas llamadas p21, p27 y p57, inhiben de
forma extensa a las CDK, mientras que la familia INK4 de los CDK1, formadas por p15,
p16, p18 y p19 tiene efectos selectivos sobre ciclinas D/CDK4 y la ciclina D/CDK6. La
expresión de estos inhibidores esta regulada negativamente por vías de la señal mitogena,
promoviendo asi la progresión del ciclo celular. Por ejemplo, p27, un CDK1 que inhibe la
ciclina E, se expresa en toda la fase G. Las señales mitogenas apagan la actividad de la
p27 en una variedad de formas, liberando la inhibición de la ciclina E/CDK2 y, por lo tanto,
permitiendo que continúe el ciclo celular. Los CDK1 se encuentran mayormente mutados o
por el contrario silenciados.
Existen 2 puntos control los cuales son muy importantes y son la G1/S y G2/M, la fase S es
el punto de no retorno del ciclo celular antes de que la celula se divida el punto de control
G1/S comprueba si existe daño en el ADN; y si hay daño se pone en movimiento la
maquinaria de reparación del ADN y los mecanismos que detienen el ciclo celular las cuales
si no se puede reparar entonces se induce a la apoptosis. El ADN dañado después de su
replicación aún se puede reparar mientras no se haya separado las cromatides. El punto
G2/M monitoriza la finalización de la replicación del ADN y comprueba si la mitosis se
puede iniciar de forma segura. Este punto de control es el mas importante en las células
expuestas a la radiación activan el punto de control G2/M y se detienen en G2 los defctos
de este punto de control dan lugar a anomalías cromosómicas. Para funcionar
adecuadamente los puntos de control requieren de sensores de lesión en el ADN.
En el punto de control G1/S la detención del ciclo celular esta mediada en su mayor parte
por la p53, que induce el inhibidor del ciclo celular y en el punto de control G2/M implica los
mecanismos tanto de las p53 o independientes de ellas.
En todos los casos, la alteración de los GST se manifiesta con carácter RECESIVO, es
decir se necesita la alteración de ambos alelos del gen en cuestión para provocar una
alteración fenotípica que comprometa la fisiología de la célula. Por otro lado, la alteración
puede ser heredada en línea germinal. Esto explica en gran parte el carácter hereditario de
algunos cánceres cuya frecuencia es alta en determinadas familias (formas hereditarias) y
que se presentan raras veces en la población general (formas esporádicas) En las formas
hereditarias inicialmente uno de los alelos está dañado desde la línea germinal y el restante
puede sufrir una mutación por cualquiera de las causas antes descriptas y expresarse la
alteración. En las formas esporádicas se necesita alterar los dos alelos en una misma célula
por estos mecanismos, lo que por azar es bastante difícil y estas formas son raras .
Se conocen en este momento una docena de GST cuyas funciones biológicas normales
incluyen:
Los ejemplos más importantes de este grupo de proteínas son la p53 y la pRB1.
Llamada así por estar característicamente ausente en este tipo de tumor, esta proteína se
halla fisiológicamente activa en variados tipos celulares como: retina, osteoblastos,
fibroblastos y piel. Su actividad biológica está relacionada al progreso del ciclo en G1/S por
interacción con la familia E2F de factores de transcripción.
Cuando por alguna razón pRB no es sintetizada en cantidad y calidad adecuada E2F se
encuentra permanentemente disponible y se puede perder el control de proliferación de la
célula. Esto ocurre en casos de supresión del GST pRB y puede darse también en células
en que la expresión génica de pRB es normal pero la célula ha sido infectada por un virus.
Se sabe que los adenovirus, papilomavirus y el SV40 producen proteínas virales que ligan
a pRB compitiendo con E2F y facilitando de este modo la transformación maligna.
ECC es una sigla que quiere decir Eliminado en Cáncer Colorrectal. El producto de este
GST es compatible estructuralmente con moléculas de adherencia celular. La inactivación
de ECC puede disminuir la adherencia celular desarrollando el potencial de metástasis.
BRCA1 codifica para una proteína que contiene un dominio dedo de cinc. Su función normal
no ha sido determinada, pero este dominio le permite interaccionar con el ADN como un
factor de transcripción. Mutaciones en estos genes se asocian con el 30% delos cánceres
de mama diagnosticados antes de los 30 años. Han sido identificadas una grna cantidad de
mutaciones de este gen en la línea germinal, lo que indica predisposición hereditaria a estos
tipos de cáncer.
El gen p53 o tp53, también llamado el "guardián del genoma", se encuentra en el brazo
corto del cromosoma 17 (17p13) y codifica un factor de transcripción nuclear de 43.7 KDa,
se ha convertido en objeto de estudio intenso cuando se observó que un alto porcentaje de
los cánceres humanos contenían mutaciones en p53. La proteína p53 juega un papel crucial
en la regulación de la proliferación celular y en la respuesta de la célula a estímulos de
estrés; p53 induce tanto la parada del ciclo celular que previene la replicación de DNA
dañado, como la activación de la apoptosis para eliminar células “defectuosas”. De hecho,
la pérdida del gen p53 genera animales viables pero altamente susceptibles a padecer
cáncer, como es el caso de los ratones TP53-nulos. En humanos, las mutaciones de p53
se localizan mayoritariamente en células somáticas, con mutación de un alelo y perdida
completa de la proteína “salvaje”. La presencia de mutantes de p53 en línea germinal se
asocia con el síndrome Li-Fraumeni, una predisposición hereditaria a padecer cáncer a
edad temprana.
Teniendo en cuenta que la p53 es una proteína con funciones críticas para la célula, no es
de extrañar que su actividad está regulada por mecanismos múltiples. La proteína p53
inactivase localiza en el citoplasma a baja concentración y tiene una vida media
relativamente corta, de unos 20 minutos. Bajo estas condiciones, la proteína 53 debe recibir
señales o sucesos que conducen a la activación de p53 están principalmente asociados a
situaciones de estrés celular tal como ocurre cuando dañamos el DNA por irradiaciones
ionizantes o por ultravioleta, al reducir el contenido de nucleótidos inhibiendo rutas
metabólicas de síntesis (ocurre con muchas drogas quimioterapéuticas), por hipoxia, por
activación de oncogenes que disparan altos índices mitóticos o por cambios en moléculas
redox en la celula. Estos estímulos provocan un rápido incremento en los niveles de
proteína p53 en la célula, tanto por el aumento en la estabilidad de la proteína como por su
activación bioquímica a través de fosforilaciones y acetilaciones, todo lo cual permite a la
proteína actuar como un factor de transcripción, unirse al DNA a regiones determinadas por
secuencias de bases especificas localizadas en regiones promotoras y regular sus genes
Detención el ciclo celular en el punto de control GI/S o G2/M mediada por p53, cuando se
reconoce el daño en el ADN, para evitar su replicación. Puede considerarse la respuesta
principal cuando se produce daño en el ADN. La detención del ciclo celular en la transición
G1/S se debe a la transcripción dependiente de p53 del inhibidor de CDKs denominado
CDKN1A/p21. P21 inhibe los complejos CDK-colina y evita la fosforilacion de pRb, de
manera que el factor de transcripción E2F permanece activo y se impide la progresión de
la célula hacia la fase S (síntesis del ADN). Esta “pausa” en la progresión del ciclo celular
da tiempo a repasar los daños producidos en el ADN
2-Activación de enzimas de reparación del ADN
p53 activa las enzimas de reparación del ADN para corregir los daños detectados. Uno de
sus genes diana transcripcionales, p53R2, codifica para una reductasa de ribonucleótidos,
que es importante en la replicación y reparación del ADN. p53 también interacciona
directamente con la endonucleasa AP y la ADN polimerasa que están implicados en la
reparación por escisión. p53 también induce ciertas proteínas, como GADD45 (por growth
arrest and DNA damage) que colaboran en la reparación del ADN. Si el daño se repara
correctamente, p53 estimula la síntesis de Mdm2, activando su autodestrucción y la
progresión en el ciclo celular. Si el daño no puede ser reparado, la célula puede entrar en
apoptosis o en senescencia, ambos inducidos por p53.
La introducción de p53 en células induce, además de la parada del ciclo celular, apoptosis.
De nuevo cabe preguntarse cómo funciona p53 en su papel de inductor de apoptosis. Existe
una batería de genes que son directamente regulados por p53 y cuya función está
directamente implicada en apoptosis.
El más conocido es Bax, un miembro de la familia Bcl-2 que promueve la apoptosis celular.
Está inducido por p53 aunque no en todos los tipos celulares. Proteínas miembros de la
familia de Bcl-2 se han visto que funcionan, al menos en parte, regulando la liberación de
citocromo C de la mitocondria, un evento observable en la apoptosis dependiente e
independiente de p53. Hay dos grupos de genes reguladores, los anti-apoptóticos como
Bcl-2 y los pro-apoptóticos como Bax. Ambas clases de proteínas están localizadas en las
membranas intracelulares, especialmente de la mitocondria, y se ha visto que interaccionan
entre ellas. El gen Bax tiene sitios de unión a p53 en su promotor y se regula positivamente
en respuesta a daño en el DNA y p53 en varios sistemas, ante una agresión al DNA(acción
dela radioterapia) aumenta la transcripcion del gen Bax y disminuye la bcl-2 este
desequilibrio conlleva a la apoptosis. La introducción de Bax en células resulta en una
muerte celular rápida que se puede inhibir por coexpresión de Bcl-2 y Bcl-X. De manera
similar, la muerte mediada por p53 puede ser inhibida por Bcl-2/Bcl-X, lo que es consistente
con un papel para Bax en la vía de muerte de p53. Sin embargo, Bax no está implicada
siempre en la apoptosis mediada por p53 y no representa el único mecanismo de muerte
celular dependiente de p53.
Sin embargo p53 también regula genes implicados en rutas de apoptosis vinculadas con
receptores de muerte celular. El receptor de muerte CD95 (Fas/APO-1) es un miembro de
la superfamilia de receptores TNF, que media apoptosis mediante su interacción con su
ligando (FasL), permitiendo la retirada de células autorreactivas y la eliminación de células
infectadas por virus y células tumorogénicas. Fas es un mediador de la apoptosis vía la
activación de la cascada de caspasas. La identificación de una secuencia denominada
“dominio de muerte” en el dominio intracelular de Fas agrupa en la región submembrana
una compleja maquinaria de activación de caspasas, y más específicamente interacciona
con la caspasa 8 que es la que inicia el proceso. La vía de apoptosis a través del receptor
Fas está relacionada con la transformación tumoral y es regulada por p53, detectándose
elementos de respuesta a p53 en la región promotora del gen Fas. Drogas que dañan el
DNA son inductores de la expresión de Fas) y dependiente de la expresión de p53 funcional,
aunque se sabe que células con p53 mutado o sin p53 pueden expresar Fas
constitutivamente. Una situación muy similar ocurre con DR5 o PIDD miembros también de
la familia de receptores de muerte con muy similar respuesta que FAS y también regulados
por p53.
Así p53 puede regular la apoptosis desde dos diferentes ángulos: o regulando receptores
de muerte que activan la ruta de caspasas desde la membrana o activando la mitocondria
y generando la liberación de citoC, que a su vez es un catalizador de la ruta de las caspasas
y ROS que conducen a la activación de la apoptosis.
La concentración celular de p53 debe estar fuertemente regulada, ya que aunque puede
suprimir tumores, el alto nivel de p53 puede acelerar el proceso del envejecimiento por
apoptosis excesiva. El regulador principal de p53 es Mdm2, que puede accionar la
degradación de p53 por el sistema de ubiquitinación. Mdm2 se actúa directamente sobre
p53 en el núcleo (por unión y enmascaramiento del dominio de activación trascripcional de
p53) e indirectamente en el citoplasma (marcando p53 para su ubiquitinización y
degradación). Por esta razón en células sanas p53 tiene una vida media corta (20 min). La
expresión de Mdm2, a su vez, está regulada por p53 de forma que se mantengan los niveles
de p53 bajos una vez se ha reparado el daño celular.
Cuando se produce un ataque a la célula y se produce daño en el ADN, p53 detecta la
presencia de daño celular. Los diferentes pasos de esta vía están comenzando a
comprenderse. Los dos sensores fundamentales del daño en el ADN son
dos kinasas relacionadas: ATM (por ataxia telangiectasia mutated) y ATR (por ataxia
telangiectasia and rad3 related). ATM fue identificada inicialmente en enfermos de ataxia
telangiectasia, quienes presentan una alta incidencia de cáncer y la incapacidad de reparar
determinadas lesiones en el ADN. ATM y ATR detectan diferentes tipos de lesiones en el
ADN, pero ambos activan vías de señalización similares, fosforilando diversas proteínas
implicadas en la reparación del ADN y p53. La fosforilación de p53 la libera de su asociación
con Mdm2, por lo que su vida media aumenta y puede ejercer su función de factor
transcripcional, aumentando la expresión de genes importantes para la reparación del daño
en el ADN (como GADD45), para inhibir la progresión a través del ciclo celular (como p21)
y para promover la apoptosis en caso necesario (como BAX). Como consecuencia, la
activación de ATM/ATR produce una detención en la progresión en el ciclo celular para
proceder a la reparación del daño detectado, o la activación de la apoptosis en caso
necesario.
Los miembros de la familia Bcl-2 son esenciales para mantener los mayores sistemas de
órganos y las mutaciones que los afectan están implicados en el cáncer.
El análisis genético del nematode Caenorhabditis elegans reveló que dos locus, ced-
3 y ced-4, eran esenciales para la muerte celular programada durante el desarrollo del
gusano y que un tercero el ced-9 podría prevenir la acción de aquellos. El primer regulador
de la apoptosis en mamíferos se detectó al descubrir que bcl-2, el gen activado por
translocación cromosómica en el linfoma folicular humano, permitía la supervivencia de
células hematopoyéticas dependiente de citokina, en un estado quiescente, en la ausencia
de citokina. Este descubrimiento, verificado en otras líneas celulares y ratones
transgénicos, estableció que la supervivencia y proliferación celular estaban bajo control
genético separado y que el disturbio en ambas probablemente contribuiría a la neoplasia.
La creciente familia Bcl-2 podría registrar de alguna manera diversas formas de daño
intracelular, indicando si otras células han provisto un estímulo positivo o negativo e integrar
estas señales que compiten para determinar si la célula "es o no es". Sin embargo, ciertas
señales de muerte celular, tales como aquellas desde el "receptor de muerte" CD95
(también conocido como Fas o APO-1), grandemente bypasearían el paso controlado por
bcl-2
La familia de Bcl-2 puede modular la progresión del ciclo celular. Bajo condiciones de
crecimiento subóptimas, Bcl-2 promueve la salida a quiescencia y retarda la reentrada en
el ciclo. Este efecto es genéticamente separable de su función de supervivencia, debido a
que la inhibición del ciclo celular pero no la función de pro-supervivencia es eliminada por
una deleción en el loop no conservado o mutación de tirosina-28. La inhibición podría
involucrar una proteína que puede unirse a esta región de Bcl-2, tal como la calcineurina
fosfatasa. Las células T que expresan Bcl-2 hacen menos IL-2, la citokina requerida para
su progresión dentro de la fase S, aparentemente a causa de translocación nuclear reducida
del factor de transcripción NFAT. El tránsito de NFAT requiere calcineurina comigrante,
cuyo Bcl-2 puede secuestrar en la membrana citoplasmática. El mecanismo del efecto
inhibitorio del ciclo celular puede haber evolucionado para reducir el impacto oncogénico
de Bcl-2.
8.-Implicancia en cáncer
La apoptosis normalmente elimina las células con DNA dañado o con un ciclo celular
aberrante, esto es, la mayor parte de aquellas que probablemente engendren un clon
neoplásico. Con el descubrimiento de la función antiapoptótica del oncogen bcl-2, surgió el
concepto que un umbral aumentado para la apoptosis representa un paso central para la
tumorogénesis. El ímpetu oncogénico de la translocación de bcl-2 encontrado en la mayoría
de los linfomas foliculares y algunos casos de linfoma celular difuso y leucemia linfocítica
crónica, fue verificado en ratones transgénicos para bcl-2. Estos ratones acumularon
exceso de linfocitos B maduros no cíclicos y linfomas que frecuentemente portan
translocaciones myc, las cuales acompañan también la progresión del linfoma folicular. El
sinergismo entre myc y bcl-2 en tumorogénesis se demostró primero in vitro, luego en
linfoma y cáncer de mama en ratones bi-transgénicos. Su cooperatividad puede reflejar en
parte la capacidad de cada gen para oponerse a un impulso anti-oncogénicos frente a otro.
Bajo condiciones de crecimiento limitantes in vivo, la sobre-expresión del Myc lleva tanto a
una proliferación como a la apoptosis, mientras que el Bcl-2 fomenta la salida del ciclo
celular tanto como la de supervivencia. Los cambios del código de Bcl-2 pueden también
liberar la inhibición del ciclo celular: muchos linfomas foliculares progresan desplegando
mutaciones "missense" en la región amino terminal.
ARGUMENTO:
Los genes denominados genes recesivos o genes supresores pertenecen aun grupo
de genes cuyos productos están involucrados de forma diversa en la regulación
negativa de la proliferación celular. La pérdida en la célula de uno de estos genes
supone la proliferación de forma incontrolada de la misma.
EQUILIBRIO TISULAR
En los tejidos normales se mantiene una tasa demográfica celular en la que la supervivencia
de las células, su diferenciación funcional, su muerte y su proliferación, se mantiene en un
equilibrio dinámico. Este equilibrio es el resultado de acciones contrapuestas. Unas inducen
proliferación, otras la suprimen. En la transformación cancerosa, el equilibrio se rompe.
Por tanto existen dos mecanismos de mutación hacia la proliferación celular incontrolada.
Por tanto,se puede argumentar que el problema de descifrar el proceso neoplásico es algo
que está haciéndose cada vez menos complejo y, por ende, más alcanzable.
Hasta ahora se han descubierto unos 60 proto-oncogenes cada uno de los cuales se puede
transformar en un oncogén. El gen puede resultar alterado por una mutación puntual, a
través de una translocación cromosómca, o por inserción de un elemento genético móvil
como es un retrovirus. El cambio puede ocurrir en la región que codifica para la proteína,
de forma que se produzca un producto hiperactivo, o puede ocurrir en regiones adyacentes
de control, de forma que simplemente el gen resulta sobreexpresado. Los principales
mecanismos de activación de los oncogenes se detallan a continuación:
A.-Transducción retrovírica.
B. - Traslocaciones.
C. - Multiplicación (amphficación).
En este mecanismo lo que sucede es que en virtud de una alta replicación, dentro de
una célula puede llegar a haber muchas copias de un protooncogén, secuencialmente
repetidas a lo largo de un cromosoma, o como partículas extracromosómicas
dispersas. El resultado es la hiperexpresión del proto-oncogén afectado. En tumores
uroteliales se ha encontrado amplificación del oncogén c-ki-ras, así como de otros
proto-oncogenes de la familia.
ONCOGENESIS MULTISECUENCIAL
INMUNOTERAPIA
Las formas habituales de tratamiento de los enfermos cancerosos con radioterapia, cirugía
y quimioterapia no son suficientes en multitud de casos, sobre todo en cánceres con gran
invasión de tejidos o con metástasis. Prueba de ello es que, en la actualidad, la segunda
causa de muerte es el cáncer, lo que ha motivado un gran interés de médicos e
investigadores para encontrar nuevas terapéuticas contra esta terrible enfermedad. Este
esfuerzo está dirigido al perfeccionamiento de los sistemas tradicionales de tratamiento y
a través de la introducción de unas nuevas formas terapéuticas, para lo cual se tienen
grandes esperanzas puestas en el desarrollo de la inmunoterapia (Figura 24.3).
6-METÁSTASIS
DEFINICION:
La metástasis se puede definir como la capacidad que tienen las células malignas de
abandonar el tumor primario, migrar e implantarse en los tejidos de un órgano a distancia,
proliferando y formando nuevos focos tumorales.
1.- Separación de las células tumorales entre sí. Las células tumorales permanecen unidas
unas a otras gracias a vanas moléculas de adherencia, entre las que se encuentra una
familia de glucoproteínas llamadas cadherinas. En diversos carcinomas, se ha encontrado
una inhibición de las cadherinas epiteliales (E), que probablemente reduce la cohesión de
las células tumorales.
2.- Unión a los componentes de la matriz. Las células tumorales se unen a la laminina y a
la fibronectina a través de los receptores presentes en su superficie. La unión mediada por
receptores es un paso importante para la infiltración.
3.- Degradación de la matriz extracelular: Una vez unidas, las células tumorales secretan
enzimas proteolíticas que degradan los componentes de la matriz y crean vías de paso para
su emigración. En sistemas experimentales, puede establecerse una correlación entre la
capacidad de las distintas células tumorales, para degradar la matriz extracelular y su
capacidad para metastatizar. Las enzimas importantes a este respecto son las colagenasas
tipo IV (catalizan la separación del colágeno de la membrana basal), la catepsina D (una
cisteína proteinasa) y el activador del plasminógeno de tipo urocinasa. Todas ellas actúan
sobre una gran variedad de sustratos, entre los que se encuentran la laminina, la
fibronectina y los núcleos proteicos de los proteoglucanos.
4.- Emigración de las células tumorales. Apenas se conocen los factores que favorecen la
emigración de las células tumorales a través de las vías de paso creadas por la degradación
de la matriz extracelular. En el proceso intervienen factores autocrinos de motilidad y
productos de separación de la matriz extracelular.
7-APOPTOSIS
El término "apoptosis" se deriva de las palabras griegas " απο "y" πτωσιζ "significado" de
dejar a "y se refiere a la caída de las hojas de los árboles en otoño. Se utiliza, en contraste
con la necrosis, para describir la situación en la que una célula persigue activamente un
curso hacia la muerte al recibir ciertos estímulos. Desde que la apoptosis fue descrito por
Kerr et al en la década de 1970, sigue siendo uno de los procesos más investigados en la
investigación biológica .Al ser un proceso altamente selectivo, la apoptosis es importante,
tanto en condiciones fisiológicas y patológicas.
Las alteraciones morfológicas de la muerte celular apoptótica que se refieren tanto el núcleo
y el citoplasma son notablemente similares en todos los tipos de células y especies. Por lo
general se necesitan varias horas desde el inicio de la muerte celular a la fragmentación
celular final. Sin embargo, el tiempo empleado depende del tipo de célula, el estímulo y la
vía apoptótica.
3. Mecanismos de la apoptosis
La muerte del receptor vía extrínseca, como su nombre implica, comienza cuando ligandos
de muerte se unen a un receptor de muerte. Aunque se han descrito varios receptores de
muerte, los mejores receptores de muerte conocidos es el receptor de TNF tipo 1 (TNFR1)
y una proteína relacionada llamada Fas (CD95) y sus ligandos se denominan TNF y el
ligando de Fas (FasL), respectivamente. Estos receptores de muerte tienen un dominio de
muerte intracelular que recluta proteínas adaptadoras tales como TNF dominio de muerte
asociada al receptor (TRADD) y el dominio de muerte asociado a Fas (FADD), así como
proteasas de cisteína como la caspasa 8. La unión del ligando de muerte a los resultados
de los receptores de muerte en la formación de un sitio de unión para una proteína
adaptadora y todo el complejo de la proteína ligando-receptor-adaptador es conocido como
el complejo de señalización inductor de muerte (DISC). DISCO luego inicia el ensamblaje y
la activación de pro-caspasa 8. La forma activada de la enzima, la caspasa 8 es una
caspasa iniciadora, que inicia la apoptosis mediante la escisión de otras aguas abajo o
caspasas ejecutoras.
4. La apoptosis y la carcinogénesis
El cáncer puede ser considerada como el resultado de una sucesión de cambios genéticos
durante el cual una célula normal se transforma en un ser maligno, mientras que la evasión
de la muerte celular es uno de los cambios esenciales en una célula que causan esta
transformación maligna. Ya en la década de 1970, Kerr et al apoptosis había vinculado a la
eliminación de células potencialmente malignas, hiperplasia y la progresión tumoral. Por lo
tanto, la reducción de la apoptosis o su resistencia juega un papel vital en la carcinogénesis.
Hay muchas maneras de una célula maligna se puede adquirir en la reducción de la
apoptosis o la resistencia a la apoptosis. En general, los mecanismos por los que se
produce la evasión de la apoptosis pueden ser ampliamente dividendo en: 1) perturbado el
equilibrio de las proteínas pro-apoptóticos y anti-apoptóticos, 2) reducción de la función y la
caspasa 3) alteración de la señalización del receptor de muerte. Figura2 resume los
mecanismos que contribuyen a la evasión de la apoptosis y la carcinogénesis.
Las caspasas se pueden clasificar en dos grupos: 1) las relacionadas con la caspasa 1 (por
ejemplo, caspasa-1, -4, -5, -13, y -14) y están involucrados principalmente en el
procesamiento de citoquinas durante los procesos inflamatorios y 2) los que juegan un
papel central en la apoptosis (por ejemplo, caspasa-2, -3. -6, -7, -8, -9 y -10). El segundo
grupo se clasifican en 1) caspasas iniciadoras (por ejemplo, la caspasa-2, -8, -9 y -10), que
son los principales responsables de la iniciación de la vía apoptótica y 2) las caspasas
efectoras (caspasa-3, -6 y -7) que son responsables en la escisión real de los componentes
celulares durante la apoptosis. Como se mencionó en la sección 2.2, las caspasas siguen
siendo uno de los jugadores importantes en la iniciación y ejecución de la apoptosis. Por
tanto, es razonable pensar que los bajos niveles de caspasas o deterioro de la función de
caspasas pueden llevar a una disminución en la apoptosis y la carcinogénesis.
Receptores de muerte y ligandos de los receptores de muerte son actores clave en la vía
extrínseca de apoptosis. Aparte de TNFR1 (también conocido como DR 1) y Fas (también
conocido como DR2, CD95 o APO-1) mencionado en la Sección 2.3, ejemplos de
receptores de muerte incluyen DR3 (o APO-3), DR4 [o inductor de la apoptosis relacionado
con TNF ligando del receptor 1 (TRAIL-1) o APO-2], DR5 (o TRAIL-2), DR 6, ectodisplasina
Un receptor (EDAR) y el receptor del factor de crecimiento del nervio (NGFR). Estos
receptores poseen un dominio de muerte y cuando son activados por una señal de muerte,
un número de moléculas son atraídas por el dominio de muerte, lo que resulta en la
activación de una cascada de señalización. Sin embargo, los ligandos de muerte también
pueden unirse a los receptores señuelo de muerte que no poseen un dominio de la muerte
y de que estas no para formar complejos de señalización y de iniciar la cascada de
señalización
Se han identificado varias anormalidades en las vías de señalización de muerte que pueden
conducir a la evasión de la vía extrínseca de la apoptosis. Tales alteraciones incluyen
regulación a la baja del receptor o deterioro de la función del receptor, independientemente
del mecanismo o tipo de defectos, así como un nivel reducido en las señales de muerte,
todos los cuales contribuyen a la alteración de la señalización y por lo tanto una reducción
de la apoptosis. Por ejemplo, regulación a la baja de la expresión de superficie de receptor
se ha indicado en algunos estudios como un mecanismo de resistencia a los fármacos
adquirida. Se encontró una expresión reducida de CD95 a desempeñar un papel en el
tratamiento de la leucemia resistente o neuroblastoma las células. Reducción de expresión
en la membrana de los receptores de muerte y la expresión anormal de los receptores
señuelo También se ha informado a desempeñar un papel en la evasión de la muerte de
las vías de señalización en diversos tipos de cáncer. En un estudio llevado a cabo para
examinar si los cambios en ligando de muerte y la expresión del receptor de muerte durante
las diferentes etapas de la carcinogénesis cervical estaban relacionados con un
desequilibrio entre la proliferación y la apoptosis, Reesink-Peters et al llegó a la conclusión
de que la pérdida de Fas y la desregulación de FasL, DR4 , DR5, y factor de necrosis
tumoral relacionada con el ligando inductor de apoptosis (TRAIL), en la neoplasia
intraepitelial cervical (NIC)-secuencia de cáncer de cuello de útero podría ser responsable
de la carcinogénesis cervical.