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40003A_474 /
BARRANQUILLA
2018
EDICIÓN ÚNICA
En este autorretrato de quien soy, cómo visiono el mundo, qué quiero y espero de cada una de
las acciones que realizo en mi existencia, deseo mostrar generalidades de mi identidad. Tal
vez no sea la mejor descripción, pero, a través de él espero que el lector se acerque a quien soy,
y pueda apreciar un poco de mi identidad. Si bien, tal vez las palabras sobren o no alcancen,
pero es justo de eso lo de que se trata, mostrar de la manera más cordial y sin excesos quienes
somos, es nuestro retrato, el autorretrato de nosotros mismos (valga la redundancia).
“Tiene pies popochos con dedos largos y gruesos y siempre exigentes en el calzado a usar,
necesarios para sostener unas piernas gruesas como columnas y fuertes como tracto mula azul,
indicadas para soportar unas anchas caderas con nalgas de Yayita”: esa soy yo, mujer
descendiente de una mezcla extraña de boyacense con santandereano y nacida en Bogotá, que
me hizo de cintura, espalda, hombros brazos y manos encajables a todo lo anterior, dejando
un cuerpo armónico, más conocido como cuerpo “botella de cocacola, guitarra o reloj de
arena”. Mi rostro es alargado, pero con un toque de cachetes con hoyuelos; nariz no fileña, no
puntiaguda ni griega, pero acorde a mi rostro. Tengo labios semigruesos o semidelgados, es
decir, en la mitad de los dos. Mis ojos son cafés medianos con pestañas de largo promedio;
cabello largo, lizo castaño medio, el cual me gusta peinar probando estilos diferentes en cada
ocasión.
Así, no podría mostrarme mejor a través de las palabras y este texto. Soy mujer, soy arte, soy
lente en persona, y soy creativa. No importan las reglas, lo que más significado tiene es el
deleite que se puede sentir al disfrutar la vida con lo que más nos gusta, y poder compartirlo
con aquellos a quienes queremos agradar. La diversión, la risa, las emociones, nos mantienen
vivos. De esta manera, retratarme a través de las palabras para el lector, me llena de emoción
y vida. Y es por todo esto, y al igual que todos los demás, me considero una Edición Única.
FOTO SELFIE
El proyecto de vida de
Emmanuel es interesante.
CONCLUSIONES
Sólo cuando nos reconocemos a nosotros mismos, miramos quienes somos y nos vemos
al espejo para autorretratarnos, aprendemos a valorar quiénes realmente somos. Es por
eso que este ejercio, más que un compromiso, es un paso en el aprender de la vida.
Si aprendemos a ver quiénes somos, y retratarlo, entonces será más fácil poder retratar,
a través del arte, a los demás.