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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Dios: Creador y Redentor


Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 2197
John MacArthur

Estamos viendo Mateo capítulo 5. Obviamente, va a tomarnos algo de tiempo estudiar todo
esto. El Sermón del Monte abarca los capítulos 5, 6 y 7. Y yo creo que todo esto fue
presentado por nuestro Señor como un sermón en una ocasión en particular. Y claro, estas
verdades fueron enseñadas una y otra vez por Él en diferentes puntos, en diferentes
intervalos y en diferentes locaciones. Pero hay una fortaleza y poder tremendas al colocar
todo esto como un gran sermón. Y vamos a tomar mucho tiempo para estudiar estas verdades
revolucionarias, estas verdades que azotaron al mundo como una especie de bomba y
explotaron en las mentes de aquellos que las escucharon.

Pero permítame comenzar nuestro estudio de esta sección maravillosa -un estudio que sin
duda alguna va a durar muchos meses por venir- con esta afirmación: Jesús está ocupado en
proveerle a la gente felicidad. Y ésta es la razón por la que hemos titulado este mensaje de
apertura “La Felicidad Es…” Tristemente, no todo el mundo entiende eso; no todo el mundo
realmente entiende o cree eso. De hecho, hay muchos cristianos que no están demasiado
seguros de que realmente experimentan la realidad de la verdadera felicidad. Pero Jesús está
ocupado en traer felicidad. La felicidad es Su preocupación.

Ahora, esto es muy evidente para nosotros porque aquí, en el primer sermón jamás registrado
como habiendo sido predicado por Jesucristo, conforme entramos en los evangelios, la
primera vez que vemos un sermón de nuestro Señor, es un sermón que comienza con el tema
resonante de la felicidad.

Usted notará en el versículo 1 y en adelante, ve la palabra ‘bienaventurados’ utilizada nueve


veces. La palabra simplemente significa felicidad o feliz; y podemos leerlas de esta manera.

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“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a Él Sus discípulos. Y abriendo Su
boca les enseñaba, diciendo: Felices los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los
cielos. Felices los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Felices los mansos, porque
ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a
Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el
reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro
galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de
vosotros.”

Nueve veces vemos la palabra bienaventurados, la palabra felices. Y lo vuelvo a decir, el


Señor está preocupado por traer felicidad. El Señor está preocupado por darle a los hombres
y a las mujeres felicidad, bendición. El fin definitivo de todo esto en el versículo 12 es que
estos puntos de felicidad resulten en gozo y alegría excesivos. Y entonces, lo vuelvo a decir,
Dios está preocupado porque nuestras vidas estén llenas de gozo, llenas de gusto, llenas de
felicidad.

Ahora, ésta es sólo la introducción al sermón. Habiendo afirmado esa meta básica de Su
enseñanza de traer felicidad verdadera, y no estoy hablando de la felicidad del mundo basada
en las circunstancias, entraremos a eso a detalle conforme avanzamos, pero la verdadera
felicidad es la meta. Y como cualquier buen predicador, Él afirma Su objetivo al principio.

El principio mismo del Sermón del Monte le presenta el punto entero del Sermón del Monte, y
este es que conozcamos la verdadera bienaventuranza, la felicidad real, el gozo real, el
regocijo real, la recompensa Divina genuina. Y después, a partir de ahí, Él procede a hablar
de cómo es que eso se vuelve posible, qué tipo de estilo de vida es el que produce ese tipo de
felicidad. Y eso se convierte en el tema recurrente a lo largo del capítulo 5, capítulo 6 y
capítulo 7.

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Ahora, tenemos que tener los elementos fundamentales antes de que podamos entender este
sermón absolutamente fantástico.

Creo que este es el sermón más grande jamás predicado. Tenemos que entender el cimiento.
Entonces, en esta noche, simplemente vamos a establecer algo del cimiento y vamos a darle
algo de un enfoque de enseñanza para usted en lugar de un enfoque de predicación. Pero
tiene que entender estos elementos básicos para que el resto pueda ser entendido por usted.

En primer lugar, quiero presentarle el contexto. Quiero darle algo del trasfondo, un poco del
trasfondo. Quiero, si puedo, presentarle el marco de referencia para que pueda entender la
importancia de estas palabras para la gente en ese punto en el tiempo, en este punto bíblico.
Todo tiene que encajar. Necesitamos entender el contexto un poco. En primer lugar, y hay
varios contextos que debemos ver, en primer lugar, tenemos que entender el contexto bíblico.
Con esto quiero decir un trasfondo bíblico. En dónde estamos en la Biblia. En dónde estamos
en el flujo de la revelación de Dios. En dónde estamos en el plan de Dios de revelar Su verdad
al hombre. Bueno, este es un punto nuevo. Este es un cambio dramático y esta es una
transformación increíble.

Simplemente, para mostrarle lo que quiero decir, quiero que vaya al último mensaje del
Antiguo Testamento. El último mensaje está en Malaquías 4:6. Esta es la manera en la que el
Antiguo Testamento termina. Esto es lo que dice. Malaquías, el último libro y el último
versículo del último capítulo. “Y Él volverá el corazón de los padres a los hijos y el corazón de
los hijos a sus padres.” Ahora escuche esto: “no sea que venga y azote la tierra con una
maldición.” ¡Qué interesante! El Antiguo Testamento termina con una maldición. El Nuevo
Testamento comienza con una bendición.

Ahora, este es un cambio dramático. Las últimas palabras del hombre de Dios, una maldición.
Esas son las últimas palabras. Una maldición. Las primeras palabras del hombre de Dios, el
Cristo viviente, “bienaventurados”. Bienaventurados. Bendición y maldición. El Antiguo
Testamento: la ley, Sinaí, relámpagos, truenos, juicio, maldición. El Nuevo Testamento: Sion,
gracia, paz, bendición. Un cambio dramático.

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La palabra bienaventurados, makarios, de hecho, ese es un nombre común para la gente
griega. Quizás se acordará del obispo Makarios de la Iglesia ortodoxa griega. Makarios es un
adjetivo que simplemente, básicamente significa feliz. Eso es realmente lo que significa. Pero
quiero expandir eso un poco más para que pueda entender la importancia de este nuevo
mensaje. La palabra que básicamente viene de una raíz, makar. Esa raíz significa realmente
estar feliz, felicidad real. No en el sentido del mundo de felicidad basada en la circunstancia
positiva. Tanto Homero como Hesíodo hablaron de los dioses griegos como estando -ahora
escuche esto porque este es un punto muy importante- hablaron de que los dioses griegos
eran bienaventurados en sí mismos y dijeron que era un estado no afectado por el mundo de
los hombres que estaban sujetos a la pobreza, debilidad y muerte.

En otras palabras, el concepto antiguo griego de makar y makarios es la idea de un tipo de


felicidad y un tipo de bienaventuranza y un tipo de satisfacción y un tipo de bendición que no
es afectada por las circunstancias. Eso es realmente lo que estaban diciendo. La palabra,
entonces, tiene la idea de una bendición interna, de una felicidad interna, que ni es el
resultado de las circunstancias ni está sujeta al cambio en base a las circunstancias. Este es
el significado básico del Nuevo Testamento de bienaventurado. Significa una paz interna, una
bendición eterna, una felicidad interna, un gozo interno que no es producido por las
circunstancias ni es afectado por las circunstancias. Es un estado de felicidad, un estado de
bienestar en el cual Dios desea que Sus hijos vivan.

Ahora, permítame profundizar un poco más. Es una palabra que indica virtud. Es una palabra
que habla de virtud, toca al hombre en su base misma de existencia. Es una palabra que
habla de virtud. Y la razón por la que digo eso es porque es usada para describir a Dios. Por
ejemplo, la encontramos muchas veces en la Biblia la afirmación “bendito sea Dios.” Por
ejemplo, el Salmo 68:35 dice eso. “Bendito, bienaventurado y sea Dios.” Salmo 72:18 dice
“bendito sea Jehová Dios.” Salmo 119:12 dice: “bendito eres Tú, oh Jehová.” Primera de
Timoteo, capítulo 1, versículo 11, dice: “el Dios bendito.” En otras palabras, ahora escuche
esto, lo que este estado sea, es verdadero de Dios. ¿Entiende lo que estoy diciendo? Sea lo
que sea, es verdadero de Dios. Sea lo que sea, ser bienaventurado y bendito, es verdad
acerca de Dios.

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Ahora, debido a que esta palabra es usada de Dios, y por cierto también es usada de nuestro
Señor Jesucristo, en 1 Timoteo 6:15, dice: “el Señor Jesucristo, quien es el bienaventurado y
solo potentado, el Rey de Reyes y Señor de señores.” Entonces, esta bienaventuranza es una
virtud que es característica de Dios, un aspecto característico que es real acerca de Dios y de
Cristo. Ahora, esto demanda que profundicemos más.

Si lo que es esta bienaventuranza es verdadero de Dios y es verdadero de Cristo -ahora


escuche esto- entonces las únicas personas que jamás la experimentarán son aquellas que
participan de Dios y participan de Cristo. ¿Muy bien? No hay bienaventuranza fuera de eso.
Pero Pedro nos dice en 2 Pedro 1:4 que aquellos de nosotros que creemos en el Señor
Jesucristo -escuche esto- “somos participantes de la naturaleza divina.” ¿Verdad? Somos
participantes de la naturaleza divina.

La ventaja de eso como se aplica aquí es que podemos conocer la misma bienaventuranza, el
mismo estado interno de satisfacción, la misma felicidad interna dentro de nosotros que es
conocida por Dios y el Señor Jesucristo mismos. ¡Qué cosa tan maravillosa es reconocer esto,
entender esto! Makarios, entonces, es fundamentalmente un elemento de la esencia de Dios.
Y el hombre sólo conocerá ese elemento si es participante de la naturaleza Divina.

Entonces, escuche, desde el principio es establecido, el Sermón del Monte no tiene nada que
decir ni nada que ofrecerle a alguien que está fuera de la fe en Jesucristo. Eso es elemental.
Pero para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, para aquellos
de nosotros quienes por la fe en Cristo nos hemos convertido en participantes de la naturaleza
Divina, la misma bendición, la misma satisfacción, la misma felicidad, el mismo sentido de
bienaventuranza que es conocido por Dios de sí mismo y Cristo de sí mismo, puede ser
conocido por nosotros de nosotros mismos.

Es un pensamiento tremendo. Una vez que una persona conoce a Dios mediante Cristo, la
bienaventuranza se vuelve disponible para él o ella. Entonces, para comenzar, escuche esto,
que cuando hablamos de felicidad o cuando hablamos de bienaventuranza, es en un contexto
bíblico y no está hablando de una actitud superficial basada en las circunstancias; está
hablando acerca de una actitud interna basada en la morada misma de la naturaleza de Dios

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mismo.

Entonces, vemos que esto es algo tremendo que Dios está diciendo. Que mientras que el
antiguo pacto termina con una maldición, el nuevo comienza con el potencial de que la
naturaleza misma de Dios mora en el creyente de tal manera que hay una bienaventuranza
que sólo es verdadera de Dios mismo. No sé si usted entiende eso. Esto es algo totalmente
asombroso, que usted y yo podamos ser participantes de la naturaleza Divina como para
conocer la bendición misma que el Dios eterno conoce en Su propia mente. Ése es el tipo de
satisfacción que Dios quiere para nosotros.

El Antiguo Testamento es el libro de Adán. Y Adán y su historia son la historia del Antiguo
Testamento. Es una historia un poco triste. El primer rey en la tierra fue Adán y fue dicho por
Dios a Adán que él tenía dominio sobre la tierra. Él fue el primer monarca. Pero él cayó, y
desde que él cayó, el Antiguo Testamento tuvo que terminar. Y debido a que él cayó, el
Antiguo Testamento tuvo que terminar con una maldición. Pero en el Nuevo Testamento hay
un nuevo Rey. Y ese es el por qué Mateo comienza Nuevo Testamento, porque Él es quien
presenta al Rey.

El Rey es presentado inmediatamente. El último Adán, el postrero Adán, el segundo Adán; el


que es mayor que Adán. Y Él es un Rey quien no cae. El primer rey cayó y dejó una
maldición. El segundo Rey reina y deja una bendición. Un escritor lo dijo de esta manera: “el
primer Adán fue probado en un huerto hermoso y fracasó. El postrer Adán fue probado en un
desierto peligroso y tuvo éxito. Debido a que el primer Adán fue un ladrón, él fue expulsado
del paraíso; pero el postrer Adán convirtió a un ladrón en una cruz y dijo: “hoy estarás
conmigo en el paraíso.”” El libro de las generaciones del primer Adán termina en una
maldición. El libro de las generaciones de Jesucristo termina en una promesa “no habrá más
maldición.” Así termina Apocalipsis.

Entonces, el Antiguo Testamento nos dio una ley para mostrar al hombre en su miseria y el
Nuevo Testamento nos da vida para mostrar al hombre en su bendición. Gran diferencia.
Entonces, Mateo nos presenta de manera inmediata, como hemos estado estudiando en
nuestro estudio, nos presenta de manera inmediata al nuevo Rey, ¿no es cierto? Es una

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nueva realidad fantástica que amanece en la historia humana. Hay un nuevo Rey. Hay uno
que puede revertir la terrible maldición de Adán.

E inmediatamente, conforme llegamos al Nuevo Testamento, enfrentamos la presentación de


Mateo del Rey. Y ya hemos estudiado la descendencia del Rey, y ya hemos estudiado la
llegada del Rey, y hemos estudiado la adoración del Rey, y hemos estudiado la expectativa
profética del Rey, y hemos estudiado el proclamador del Rey, Juan el Bautista y la afirmación
del Rey, y la ventaja del Rey conforme Él ganó en Su tentación, y la actividad del rey. Y ahora,
llegamos al discurso del Rey. El manifiesto del monarca mismo. El Sermón del Monte es la
afirmación grandiosa del Rey conforme abre Su boca y pronuncia bendición en lugar de
maldición a aquellos que la desean. Ése es el contexto bíblico general en donde es
presentado este sermón -una nueva época, un nuevo Rey, un nuevo mensaje.

Pero también está el hecho de que conforme usted estudia las bienaventuranzas conforme
este mensaje bendito es dado, parece algo paradójico. Y Mateo está presentando un Reino
que realmente no encaja con lo que la mayoría de la gente habría esperado. Como puede ver,
la felicidad como Mateo la bosqueja aquí en las palabras de Jesús no es exactamente la
manera en la que el mundo lo entendería. De hecho, dice que las personas felices son los
pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed. Los
misericordiosos, los puros en corazón, los pacificadores, los perseguidos, los calumniados.

Ahora usted dice: “espera un momento. Yo no estoy seguro de que quiero ese tipo de
felicidad. Se oye como miseria con otro nombre. Debes estar bromeando.” Bueno, ese es el
punto. Hay una paradoja porque a lo largo de esto, en conexión con la felicidad está la
miseria. Y voy a decirlo en este punto y usted lo verá conforme avanzamos. La miseria es la
clave para la felicidad.

Usted dice entonces: “bueno, espera un momento. ¿La miseria es la clave para la felicidad?”
Eso es correcto. Y veremos eso conforme avanzamos en detalle. Pero para la mayoría de la
gente, todo esto parece realmente absurdo. Un escritor dijo esto: es como si Jesús se metió
en el mostrador de la vida y cambió todos los precios. Está al revés. ¿Qué quieres decir que la
felicidad sale de la miseria? ¿Qué estás diciendo? Por qué dice hombre, mira, la felicidad es…

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Tenemos libros acerca de eso. La felicidad es esto y aquello. Usted sabe, trabajamos mucho
en eso. La felicidad es el que busca lo que quiere, que aplasta a todo el mundo. Y el hombre
que tiene lo que quiere, cuando quiere, como lo quiere, donde lo quiere. Esa es la felicidad. La
felicidad es ser macho. La felicidad es hacer lo que usted quiere. La felicidad es disfrutar de la
vida al máximo. Eso es felicidad. La felicidad es adquirir las cosas del mundo. Felices los ricos
y felices los nobles y felices los famosos y felices son los populares. Pero no es así. El
mensaje de este Rey realmente no encaja con el retrato. Y Mateo es tan dinámico en una
presentación así, porque su mensaje simplemente derriba las actitudes mundanas, inclusive
las del pueblo judío mismo quien habría leído Mateo en primer lugar.

Inclusive Séneca, el filósofo romano, el tutor de Nerón en el primer siglo dijo esto, y cito: “¿qué
es más vergonzoso que equiparar la bondad de almas racionales con aquello que es
irracional?” Fin de la cita. Lo que él estaba diciendo es que cualquier necio sabe que no puede
llenar el alma vacía de un hombre con cosas externas. Usted no puede llenar una necesidad
racional con un objeto irracional. Eso es lo que el mundo trata de hacer.

Jesús viene al mundo para anunciar que el árbol de la felicidad no crece en la tierra
maldecida. Y tengo que decirle eso, el árbol de la felicidad no crece en la tierra maldecida.
Pero tantos lo buscan. Piense en Salomón. Salomón fue el rey más impresionante que jamás
vivió. Si alguien debió haber estado feliz según el estándar del mundo, él debió haber sido. Él
tenía nobleza. Escuche, su descendencia era la línea real de David mediante la cual vendría
el Mesías, el linaje más noble y real en la historia del mundo. No hubo nadie con mayor
nobleza que Salomón.

Su palacio era lo mejor en la tierra y estaba ubicado en la ciudad, la ciudad de Dios, la ciudad
de Jerusalén. Su riqueza era tan inmensurable y su tesoro tan vasto que el Antiguo
Testamento dice que la plata era tan común como las rocas. Su placer era comida fabulosa,
establos increíbles. Estuve en el establo de Salomón en Mejido, increíble, literalmente miles
de los caballos que podían ser hallados en el mundo.

Él tuvo los edificios y los siervos y los viñedos y los lagos y los jardines. ¿Mujeres? Por ciento.
¿Su inteligencia? Bueno, él fue el hombre más inteligente que jamás vivió. Él lo tenía todo. En

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la valuación del mundo, él lo tenía todo. Él debió haber sido un hombre infinitamente feliz y lo
único que tuvo que decir acerca de eso fue esto: “vanidad, vanidad de vanidades. Todo es
vanidad.” La palabra significa “vaciedad.” Y el Nuevo Testamento lo expresa de esta manera:
“porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de las cosas que posee.”

Escuche, si usted está buscando felicidad de los bienes del mundo, usted está en el lugar
equivocado. El árbol de la felicidad no crece en la tierra maldecida. No está ahí. Las cosas
físicas no tocan el alma. ¿Escuchó eso? Es un punto simple, pero quiero que lo piense. Las
cosas físicas no tocan el alma. Usted no puede satisfacer una necesidad espiritual con una
sustancia física. No puede ser hecho. Pero la gente trata de hacerlo.

Sabe una cosa, digo, si realmente es miserable en su matrimonio, vaya y compre un


automóvil. O si acaba de tener una discusión terrible con su esposa, vaya a comprarse un
traje nuevo. Se va a sentir mejor. Usted no puede llenar una necesidad espiritual con una
sustancia física. Eso es necedad.

Tampoco puede hacer lo opuesto. Cuando usted tiene hambre, usted no quiere escuchar
acerca de la gracia. Usted quiere cenar. Y cuando usted está en el desierto y se está
muriendo de sed, usted no quiere que alguien le hable a usted acerca de la misericordia
maravillosa de Dios. Usted quiere agua. Usted no puede satisfacer una necesidad física con
una sustancia espiritual. Es tan ridículo pensar que usted puede satisfacer una necesidad
espiritual con una necesidad sustancia física. No puede ser hecho.

Las cosas que no pueden calmar el corazón en una tormenta no pueden proveer ningún tipo
de bienaventuranza. Usted no puede derramar aceite en un espíritu herido. Pienso en Saúl
cuando estaba afligido, todas las joyas en su corona no podían hacer nada por confortarle.
Pienso en el rey Belsasar en el libro de Daniel, él estaba bebiendo y estaban en una fiesta
como pocas en la historia de cualquier nación y de pronto, mientras que él estaba ahí, Daniel
5:3, dice que estaba bebiendo vino en los utensilios de oro del templo y las copas de todos
eran de oro y estaban disfrutando y después, una figura de la mano de un hombre apareció en
la pared y escribió: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN… Pesado has sido en balanza, y fuiste
hallado falto.” Y de pronto, la Biblia dice al que su semblante cambió. ¿Y sabe lo que pasó? El

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vino se agrió y el alimento fue como roca en su estómago.

Uno de los grandes santos puritanos quien ha escrito cosas maravillosas que realmente tocan
el corazón de cualquier persona que estudia la Biblia es un hombre llamado Thomas Watson.
Y Thomas Watson dijo esto: “las cosas de todo el mundo no van a mantener en calma al
afligido de espíritu, así como un pedazo de papel no detendrá una bala. Los deleites
mundanos tienen alas, dice él. Pueden ser comparados con aves que están en el jardín y se
quedan por un tiempo, pero cuando usted se acerca ellos, vuelan. Así las riquezas se harán
alas y volarán como un águila, Proverbios 23:5 dice. Son como el meteoro que pasa
rápidamente. Pero pasa y se aniquila a sí mismo. Son como un castillo de nieve que está bajo
los rayos intensos el sol.” Las cosas externas ayudan más a afligir el alma que a bendecirla.

Eclesiastés 5:13 dice: “las riquezas son guardadas para el mal de sus dueños.” ¿Escuchó
eso? Las riquezas son guardadas para el mal de sus dueños. No hay satisfacción en lo que el
mundo ofrece, y cuando Jesús vino al mundo, escúcheme, él no estaba ofreciendo las cosas
del mundo. Y hay algunas personas que se presentan en la actualidad como cristianos que
están ofreciendo las cosas del mundo. Están ofreciendo prosperidad financiera, dinero, éxito.
Jesús nunca ofreció eso. Eso nunca está en el Sermón del Monte. Lo opuesto está aquí.

De hecho, las cosas del mundo se vuelven combustible para el orgullo, se vuelven
combustible para la lujuria. Se convierten en un lazo. Y Jesús mismo dijo que las cosas del
mundo, las preocupaciones del mundo, las riquezas del mundo, van a levantarse y van a
ahogar la Palabra. Son los espinos y le van a hacer a su alma lo que los espinos le hacen a su
vestido.

Escuche, lo que Dios está diciendo en este sermón maravilloso e incomparable, en estas
bienaventuranzas, es simplemente esto: “nunca encontrará usted felicidad en este mundo”.
Nunca. Más vale que lo aprenda. Es como buscar a los vivos entre los muertos. Y el ángel
dijo: “no está aquí, Él ha resucitado”.

Y quiero simplemente tomar ese concepto y decir que, si usted está buscando la realidad viva
de la bienaventuranza real en la tierra, usted está buscando al vivo entre los muertos; y no

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está ahí. Tiene que ascender a otro nivel. Pablo lo dijo de esta manera: “si pues habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas que están,” ¿qué? “Arriba.” “Poned la mira en las
cosas que están arriba, no en las cosas de la tierra.”

Juan lo dijo de esta manera: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo.” Ahí no
hay satisfacción. La felicidad no está ahí. La bienaventuranza no está en la tierra maldecida,
está en otro nivel. Y el Sermón del Monte lo va a llevar a ese nivel. ¿Está listo? Lo va a sacar
del mundo. Va a ir en contra de todo lo que usted oye por parte del vendedor. Va ir en contra
de todo lo que usted lee en los titulares, todo lo que usted lee en las revistas. Le va a dar a
usted un estándar completamente diferente de vida, completamente opuesto con lo que el
mundo le dice. Entonces, realmente va a tener dificultades en vivir si usted no lo aprende bien,
porque va a ser bombardeado por toda persona que viene del sistema del mundo.

Ahora, permítame llevarlo a otro pensamiento del contexto. Hay un contexto político aquí que
también es simplemente fantástico. Los judíos estaban esperando a un Mesías, nada más que
su definición de Mesías era un gobernante político, ¿verdad? Ellos estaban esperando que
viniera alguien, usted sabe, que llegara a Jerusalén en un caballo blanco y aplastara a los
Romanos y todos cayeran muertos; y Él guiaría a una revolución grande, infinitamente más
allá de lo que jamás habían oído, inclusive más allá de la de Judas macabeo y sus hijos, como
cuando habían derrocado a Grecia temporalmente.

Hombre, esperaban realmente un remolino de acontecimientos cuando el Mesías llegara.


Ellos estaban esperando cosas políticas. Ellos trataron de hacer de Jesús un rey en Galilea
cuando comenzó Su ministerio por primera vez, dice Juan, porque vieron un estado de
beneficencia social. Él alimentó a las 20,000 personas y se aparecieron en la mañana
siguiente para recibir un desayuno gratis. Ellos pensaban que era lo más maravilloso que
jamás habían visto. Este hombre iba a alimentarlos. Iba a existir un estado de bienestar
constante, nunca más tendrían que trabajar. Él simplemente hacía el alimento.

Ellos veían lo político en esto. Ellos estaban viendo cómo esto podía satisfacer su humanidad.
El Señor pasó por en medio y los dejó y no quería ser ese tipo de rey. Escuche, los judíos
estaban esperando un reino político, pero Jesús nunca les ofreció uno. Él ese día vio a Pilato,

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cuando estaba en medio de la burla de un juicio y Pilato le dijo: ¿eres un rey? Y Jesús se le
dijo: “tú lo has dicho”. Y Pilato de hecho le dijo: “bueno, ¿qué tipo de Reino eres Tú? Él dijo:
“te voy a decir una cosa. Mi Reino no es de este mundo. Mi Reino, si fuera de este mundo,
mis soldados, mis discípulos pelearían. Pero Mi Reino no es de este mundo.” Jesús nunca se
enfocó en la política.

Él no estaba tan preocupado con cambiar la estructura como lo estaba con el interior. Y esto
es lo que dice en Su primer sermón. No hay política en el Sermón del Monte en absoluto. No
hay una referencia al aspecto social o político del Reino aquí. Ni una. Los judíos estaban tan
preocupados por la política y la vida social… Jesús no hace referencia a eso en absoluto. El
énfasis, quiero que entienda esto, el énfasis está en ser. El énfasis está en ser. Esta es la
palabra que usted debe ver. No en gobernar o poseer, sino en ser.

En otras palabras, Él no busca lo que los hombres hacen, Él busca lo que los hombres son.
Porque lo que los hombres son, va a determinar lo que los hombres hagan. Todos los ideales
que son dados en el Sermón del Monte son contrarios a las ideas humanas acerca del
gobierno, las ideas humanas acerca de reinos. De hecho, las personas más exaltadas, las
personas más exaltadas en el Reino de Cristo serían las más bajas de lo bajo en la
evaluación del mundo.

¿Sabe usted quién fue el hombre más grande que jamás vivió hasta ese entonces? ¿Quién
fue? Juan el Bautista. En lo que al mundo concierne, él no era nada más que un loco que
andaba vistiendo un traje de Tarzán modificado comiendo insectos. Y ni siquiera era parte del
sistema religioso. Jesús dijo que él fue el hombre más grande que jamás había vivido.

Y Él procedió a decir: “pero hay uno mayor que él.” ¿Sabe quién es? El menor, el más
pequeño en el Reino. Los pobres en Espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen
hambre y sed, que se sienten vacíos en su interior. Esos que están llenos de misericordia, los
que son puros de corazón, los que hacen la paz, los que son perseguidos, los que son
calumniados. Eso se oye para mí como la lista más grande de perdedores que jamás he visto.
Bueno, por los estándares del mundo, lo son. El mundo dice: “demanda tus derechos. Se
prominente. Busca la cúspide. Aférrate a tu orgullo.”

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Este es un tipo diferente de Reino. Inclusive promueve persecución sin venganza y bendice a
aquellos que viven de esa manera. Es un Reino espiritual. Entonces, el aspecto político de
este mensaje fue devastador. Fue absolutamente opuesto a lo que ellos esperaban que un
Mesías dijera.

Ahora, quiero hablar tan sólo de un área más acerca del contexto religioso para que usted
tenga una idea general del enfoque del Sermón del Monte. Hemos visto un poco del contexto
bíblico. Hemos visto un poco de la perspectiva de Mateo, algo de cómo el mundo lo vería,
algo de la política de esto. Pero ahora, quiero que vea la escena religiosa. Es realmente
fascinante.

Jesús estaba confrontando a una sociedad muy religiosa. De hecho, una sociedad llena de
gente religiosa. Ellos eran ritualistas profesionales. Y ese es un trasfondo importante.
Permítame tan sólo dividirlos en cuatro grupos. Había cuatro grupos primordiales dentro de la
religión del judaísmo: los fariseos, los saduceos, los esenios y los zelotes. Y hemos hablado
acerca de ellos en otras ocasiones.

En primer lugar, los fariseos. Aquí vamos. Los fariseos creían que la felicidad se encontraba
en la tradición o el legalismo. Ellos se aferraban al pasado. Mucho. Ellos creían que la
felicidad real venía mediante la obediencia a las tradiciones de los padres.

Después, estaban los saduceos. Y los saduceos creían que la felicidad se encontraba en el
presente, en el modernismo, en el liberalismo. No en el pasado, hombre. Estamos aquí.
Tenemos que hacerlo así, ahora. Una religión actualizada, un liberalismo nuevo. Olvida lo
pasado. ¿Y sabe una cosa?, en un sentido, ambos tenían algo de verdad. Los fariseos tenían
religión verdad. La religión verdadera tiene que estar basada en el pasado. Los saduceos
tenían un poco de verdad porque la verdadera religión también tiene que operar en el
presente, funcionar en la actualidad.

Y después, estaban los esenios. Y los esenios dijeron ‘no, la felicidad está en la separación
del mundo. Oh, se oye bien, ¿no es cierto? Nada más que estaban hablando acerca de

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separación geográfica. Simplemente, se salieron de la ciudad.

Hace años atrás, hubo un anuncio en una revista cristiana publicada por una de las
universidades más, más fundamentales cristianas, que decía que la escuela estaba ubicada a
más de 20 km del pecado más cercano. Y nada más como comentario al margen, quiero decir
que eso nos encantaría que así fuera. Pero los esenios creían que debíamos salirnos de la
ciudad, en donde no había pecado.

Entonces, estaban los fariseos, los saduceos, los esenios y luego estaban los zelotes. Y los
zelotes decían que la felicidad se encontraba en la rebelión política. La felicidad se encuentra
en la revolución. La felicidad se encuentra en derrocar a Roma.

Entonces, como puede ver, los fariseos estaban diciendo “vamos hacia atrás”. Y los saduceos
estaban diciendo “vamos hacia adelante”. Los esenios estaban diciendo “salgamos”. Y los
zelotes estaban diciendo “vamos en contra”. Y los fariseos eran los nostálgicos. Y los
saduceos eran los modernistas. Y estaban comprando muebles daneses. Y los esenios eran
los que se aislaban. Estaban ahí apilados en un monasterio en algún lugar. Y los zelotes eran
los llamados activistas sociales, religiosos. ¡Qué desastre! Se oye exactamente como 1978
para mí.

Tenemos a religiosos que viven en el pasado. Tenemos a liberales que están tratando de
inventar una nueva religión para la actualidad. Tenemos a personas que creen que la vida
santa es una cuestión de geografía y que simplemente quieren asegurarse de que nunca se
acerquen a nada que se vea como pecado. Y después, tenemos a personas que creen que la
religión es cuestión de desfilar y marchar en algún lugar.

Jesús estaba confrontando a una sociedad entera de religiosos. Todos tenían su propia idea.
Y el punto que Jesús estaba presentando era: “oigan, saben una cosa, todos están
equivocados.” Todos ustedes. Para el fariseo, les estaba diciendo “la religión no es cuestión
de asuntos externos”. Y para el saduceo les estaba diciendo: “la religión no es un tema de
filosofía humana inventada para acomodar al día actual.” Y al esenio, Él le estaba diciendo:
“créeme, la religión no es un tema de ubicación geográfica.” Y a los zelotes, Él les estaba

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diciendo: “ni la religión es cuestión de activismo social.”

Lo que Él estaba diciendo es esto: “Mi Reino está en el interior.” ¿Se da cuenta? Es interno.
Ése es el punto. Ése es el mensaje de Jesús al mundo. Esa es la base entera del Sermón del
Monte. Está adentro, no afuera. No rituales externos, no filosofía externa, no ubicación
externa, ni monasterio, ni nada de eso. No activismo exterior. Es interno.

Lo que Jesús está diciendo aquí, yo creo, abre la puerta del nuevo pacto acerca del cual
Jeremías dijo: “Dios escribirá Su ley en sus partes internas.” ¿Se da cuenta? Pasando al
interior.

Entonces, Jesús lo resumió al decirles: “miren, los fariseos, los saduceos, los esenios, los
zelotes y toda persona quien era un conglomerado de todo eso o estaba dentro de estos
cuatro grupos, quiero decirles algo a todos: a menos de que su justicia sobrepase ese tipo de
justicia, no entraréis en Mi Reino.” ¿Lo ve? A menos de que tengan más a favor de ustedes
que lo externo, no tienen parte en Mi Reino, porque como dije antes, no hay fuente de
bendición en la tierra maldecida. Está más allá de eso. Toda esta religión estaba lidiando con
lo externo. Y el Sermón del Monte invade el pensamiento judío con un golpe al decirle que la
bienaventuranza verdadera viene desde adentro, no desde afuera.

Lo mismo es el caso en la actualidad. Usted no encuentra consuelo en el hecho de que tiene


la teología correcta. Los liberales no pueden consolarse a sí mismos con el hecho de que
tienen esta nueva teoría o que la Biblia no es la Palabra de Dios; realmente la han
actualizado. Hombre, son realmente contemporáneos. Ellos están siguiendo la manera de
pensar de la época.

Un hombre no puede consolarse a sí mismo en el hecho de que se ha alejado del mundo y se


ha mudado a un monasterio y se sienta ahí y contempla a Dios sin distracción de las cosas
del mundo. Ni un hombre puede consolarse a sí mismo porque crea que es un activista social
y ande por todos lados tratando de enderezar a la sociedad. Estas no son las cosas que
Jesús busca. O en últimas, todas esas cosas tienen parte de la verdad, ¿no es cierto?
Necesitamos estar involucrados socialmente y necesitamos estar apartados para Dios y

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necesitamos ser actuales. Y necesitamos estar basados en el pasado. Pero, en y por sí
mismos, son externos. Y Dios busca lo interior.

Ahí atrás en 1 Samuel 16:7, el Señor lo presentó cuando dijo “el Señor Jehová ve el corazón.”
Y Proverbios 4:23 dice: “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la
vida.” Bueno, más vale que usted guarde su corazón. Ése es el punto. Bueno, sabe una cosa,
si usted se encarga de su corazón espiritual como usted cuida de su corazón físico, sería
sorprendente, ¿no es cierto?

La gente en la actualidad está enloqueciendo tratando de proteger su corazón. Gente


corriendo por todos lados, personas andando en bicicleta, corriendo arriba y abajo. Tiene que
cuidar del corazón. Usted puede ir al centro comercial y meter su brazo en un aparato, coloca
$0.50 y le dice cómo está su corazón. ¿Alguna vez ha hecho eso? Lee su presión arterial.
Hombre, cuide su corazón. Guarde su corazón. Y si usted tiene un pequeño problema,
hombre, quite las grasas y colesterol, cuide los triglicéridos y demás y demás.

Y sabe una cosa, la Biblia dice más vale que guarde el corazón, que es lo que importa. Ese es
el verdadero corazón. En el pensamiento hebreo, de ahí fluye a todo el conocimiento del Dios,
la mente. Escuche, si hiciéramos tanto para proteger nuestro corazón espiritual como lo
hacemos para proteger nuestro corazón físico, estaríamos en gran forma espiritualmente.
Pero algunas veces, simplemente ignoramos esa área y eso es lo que es Jesús busca. En
Lucas 11:39, una traducción es maravillosa en este pasaje.

Escuche lo que dice: “Jesús dijo: “ahora tienen el hábito de buscar limpiar lo de afuera de sus
tazas y platos, pero por dentro, están llenos de avaricia e impiedad, necios. ¿Acaso el que
hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? Dedíquense de una vez por todas a su
persona interior para que todo lo demás sea limpio.” ¿Se da cuenta? Ése fue el mensaje de
Jesús. Ese es el corazón del Sermón del Monte.

Ahora, en base a ese contexto y en base al panorama que acabemos de ver, es importante
que estudie esto. ¿Se da cuenta? Realmente importante. Creo que hay al menos cinco
razones por la cual esto es importante. Simplemente se las voy a dar rápidamente.

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Número uno, porque el Sermón del Monte leva a mostrar la necesidad absoluta del nuevo
nacimiento. El Sermón del Monte le va a mostrar que usted nunca puede agradar a Dios por sí
mismo, en su carne. Nunca. Y como dije al principio, las únicas personas que van a conocer la
bienaventuranza, son aquellas personas que conocen que la bienaventuranza es un atributo
de Dios y son participantes de la naturaleza Divina; lo pueden conocer y experimentar.

Escuche, el Sermón del Monte para mí, va mucho más allá de la ley de Moisés al mostrarnos
la necesidad de salvación. Usted no puede vivir un día en una condición bienaventurada fuera
del nuevo nacimiento en Jesucristo. Es lo más grandioso en el Nuevo Testamento para
mostrarle al hombre la situación desesperada en la que se encuentra sin Dios.

Lo segundo. Creo que debemos estudiar el Sermón del Monte no sólo porque muestra la
necesidad absoluta del nuevo nacimiento, sino porque apunta de manera clara a Jesucristo.
Quizás es la verdad más grande que nos ayuda a entender la mente de nuestro Señor
Jesucristo. ¿Quiere saber cómo piensa Él? Estudie Su sermón. ¿Quiere saber cómo palpita
Su corazón? Estudie Su sermón. ¿Quiere saber lo que Él realmente piensa acerca de la vida
y los estándares para la vida? Estudie el sermón.

En tercer lugar, debemos estudiar el Sermón del Monte porque es la única manera de
encontrar la felicidad para los cristianos. Si quiere ser feliz, si realmente quiere estar lleno del
Espíritu, no debe estar buscando alguna experiencia mística. No debe estar buscando algún
tipo de sueño que no pueda alcanzar. No debe estar asistiendo a reunión tras reunión para
tratar de encontrarlo en el aire. Si quiere conocer la felicidad y la bienaventuranza y el gozo,
entonces simplemente estudie el Sermón del Monte y practíquelo.

Y añadiré otra cosa: creo que debemos estudiarlo porque es el mejor medio de evangelismo
que conozco. Usted pregunta qué quiero decir ‘evangelismo’. Le voy a decir esto: si vivimos el
Sermón del Monte, vamos a voltear al mundo de cabeza. Es la herramienta más grande de
evangelismo que hay. Vivir este tipo de vida. Y después, finalmente, debemos estudiar el
Sermón del Monte y vivirlo porque agrada Dios.

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Y sabe una cosa, ése es un privilegio. Que John MacArthur pecaminoso, simplemente yo,
como Pablo estaba cantando, simplemente yo pudiera agradar a Dios. Qué pensamiento tan
increíble. Suficientes razones como para estudiar el Sermón del Monte. Suficientes motivos
como para entregarnos a Él.

Permítame terminar conforme concluimos los primeros dos versículos para dar un paso más
hacia adelante.

La ocasión, ya hemos visto el contexto. Simplemente quiero compartir otros puntos de manera
breve. La ocasión, versículo 1: “viendo las multitudes.” Nos detendremos ahí. A Jesús siempre
le preocuparon las multitudes. Y sabe que dice en Mateo 9:36, Mateo 14:14 y Mateo 15:32,
que cuando Él vio a las multitudes, Él tuvo ¿qué? Compasión.

Jesús vio a esa multitud de personas. La multitud está descripta en el versículo 23 al 25 del
capítulo cuatro. “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y
predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los
afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y
los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro
lado del Jordán.”

Aquí está esta multitud de gente que viene del norte, sur, este y oeste siguiéndolo. Y cuando
Él los ve, como siempre, Su corazón esta quebrantado. Y sabe una cosa, cuando los vio
teniendo hambre, Él les dio alimento. Y cuando ve el hambre espiritual de sus corazones, lo
más profundo que hay en Él, es Dios buscando satisfacer lo que ellos necesitan.

Había una maravillosa atracción a Jesucristo. Las multitudes simplemente lo rodeaban:


enfermos, poseídos por demonios, fariseos, saduceos, esenios, zelotes, ritualistas y rameras,
fariseos y publicanos, eruditos y analfabetos, refinados y degradados, hombres ricos y
mendigos; de todo. Pero Jesús siempre es el que atrae a los hombres y hay algo único
atractivo en Jesucristo que no conoce nada de clase, no conoce nada acerca del dinero, y
creo que se resume de manera tan hermosa en las palabras del apóstol Pablo cuando dijo

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que ‘en Jesucristo no hay varón ni mujer, judío ni gentil, esclavo ni libre, ni griegos ni
bárbaros.’ Entonces, hubo en enfoque general hacia Cristo por parte de la multitud. ‘Y viendo
la multitud, subió al monte y habló.’

Y añadiría esto: Su mensaje ni siquiera fue para ellos. Pero Él quería que lo oyeran, no podían
vivirlo. No podían conocer esta bienaventuranza. Pero por lo menos, podrían saber que
estaba disponible. Entonces, fueron la audiencia secundaria. Pero fueron lo que motivó el
mensaje porque Él quería que lo oyeran y se vieran atraídos a Él.

Entonces, vemos el contexto y la ocasión. Y después, una palabra acerca del predicador.
¿Quién es el predicador? “Subió al monte. Y sentándose, vinieron a Él Sus discípulos y
abriendo Su boca, les enseñaba diciendo: el predicador más grande que jamás vivió, Él es el
predicador de quien dijeron que nunca antes jamás hombre ha hablado como Él. O de quien
dijeron hablaba como uno que tenía autoridad y no como los escribas y fariseos. ¿Sabe lo que
quisieron decir con eso? No citó a ninguna fuente. No citó a ningún rabino antiguo. Él habló
como si tuviera autoridad propia. De quien la mujer de Samaria dijo: “venid y ved a un hombre
quien me dijo todas las cosas que he hecho.” ¡Oh, qué predicador!

Este sermón es una de las ilustraciones más grandes de homilética que jamás he visto. Tiene
tres puntos. No puede haber una mejor homilética que esa. Una introducción fantástica, la
introducción y después, el primer punto, los ciudadanos del Reino. Y después, el segundo
punto, la justicia del Reino. Y después, el tercer punto, la exhortación a entrar al Reino. Y
después, en la última parte del capítulo 7, el efecto que el sermón tuvo. Es homilético. Fluye
de manera hermosa. Pasa de una cosa a la otra. Las transiciones son magníficas. El
predicador Maestro.

Tuvo estructura. Tuvo poder. Tuvo comisión divina. A uno de los profetas del Antiguo
Testamento, Dios le había dicho: “haré que tu lengua se pegue a tu boca. Tú serás el mudo y
no lo reprenderás,” Ezequiel, capítulo 3. Pero más tarde, Dios volvió a ese mismo por este
capítulo 33 y le dijo: “ahora la mano de Jehová estaba sobre mí en la tarde. Mi boca fue
abierta y ya no estaba mudo. Y la palabra de Jehová vino a mí.” Y sabe una cosa, nuestro
Señor Jesucristo con todo el poder que tenía, con todo el intelecto que sólo Dios podía haber

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desarrollado, presentó un sermón como ningún otro sermón. Sin embargo, refrenó Su busca
hasta que la voluntad y tiempos soberanos de Dios la abrieron. Él no sólo tenía poder en la
estructura, sino una comisión divina.

El contexto, la ocasión, el predicador. ¿El momento? Mire nuevamente el versículo 1. Fue un


monte. Él encontró un púlpito. Y, por cierto, es hermoso señalar que el griego añade “el
monte.” El monte. ¿Qué monte? Oh, ningún monte en particular. Como Jerry dijo, es una
colina que está ahí en la costa norte del mar de Galilea que entra al agua, hermosa, verde,
iluminada por el sol, uno de los escenarios más magníficos que jamás ha visto en su vida, el
sentarse ahí, en el monte donde Jesús dio este tremendo sermón. Y simplemente ver las
aguas del mar de Galilea rodeado por los montes gentiles de Galilea a la derecha y las
cumbres hermosas a la izquierda. Y donde comienza el río Jordán ascendiendo ahí por el
valle del Jordán, hasta que finalmente llega al mar Muerto a la derecha. Y ahí por los montes
a la derecha en el valle de Sharon y después al Mediterráneo.

Y después, en ese pequeño monte, Jesús se sentó y habló. Y no era nada más que un monte
pero el griego dice “el monte”. Y no es “el monte” debido lo que el monte es, sino por lo que el
monte se volvió. No era el monte hasta que Él dio este sermón y después, fue “el monte”. Fue
el monte cuando Mateo lo escribió y era el monte porque ahí es donde Jesús enseñó. Él lo
hizo “el monte”.

Él tenía una manera de santificar la insignificancia misma del lugar y lo apartó como “el
monte”. Y a lo largo de todos los cientos de años, desde ese entonces, los cristianos siempre
han recordado dónde estaba ese monte. Es simplemente un pequeño monte, pero es el
monte. ¿Por qué? Él lo hizo el monte.

¿Y el estilo? ¿Qué hay acerca del estilo? No es sólo el contexto, la ocasión, el predicador, el
momento, sino el estilo. Él se sentó. “Y sentándose abrió Su boca y les enseñaba diciendo,” Él
se sentó porque como puede ver, esa era la manera tradicional en la que enseñaba un rabino.
Y cuando un rabino simplemente estaba hablando y se ponía de pie y estaba caminando, era
no oficial. Pero cuando él se sentaba, ¡hombre!, eso era oficial.

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Inclusive tenemos eso en la actualidad. Cuando un profesor recibe una tarea en una
universidad, decimos que ha recibido la silla o la posición. Y a partir de esa posición, él
enseña. La Iglesia Católica nos dice que el papa habla ex cátedra. ¿Sabe lo que eso quiere
decir? Desde su asiento, desde su silla. Cuando un hombre se sentaba a enseñar, tenía
autoridad. Eso era oficial. Y lo que Jesús estaba diciendo no era algo al azar. Fue el
manifiesto oficial del Rey. Un manifiesto oficial del Rey.

“Abrió Su boca” es un coloquialismo en el griego, un coloquialismo hermoso. Es utilizado de


afirmaciones solemnes, dignas, serias, de peso. No es sólo hablar por hablar. Esta es una
enseñanza seria, de peso, digna. Y también esta frase: “abriendo Su boca,” es utilizado en
algunas referencias extra bíblicas para hablar de alguien que realmente comparte su corazón
de manera íntima. Entonces, era oficial. Fue solemne. Fue serio. Fue digno. Y fue Su corazón.

¿Y quiénes fueron los destinatarios? Oh, está ahí en el versículo 1: “vinieron a Él Sus
discípulos.” Como puede ver, ellos fueron el objetivo primordial porque eran los únicos que
podían conocer la bienaventuranza de la que Él habló. Ellos eran los únicos que podían vivir
el Sermón del Monte. Ellos eran los únicos que podían seguirlo. Eran los únicos que podían
implementarlo, porque eran los únicos que eran participantes del poder mismo y la presencia
de Dios en sus vidas. Sólo fue posible para ellos.

Y, por cierto, amados, permítanme añadir esto. Sólo es posible para usted conforme usted
conoce a Jesucristo. Sólo es posible si usted es participante de la naturaleza Divina. El
arzobispo Magee, ya en sus últimos años en Inglaterra una vez dijo que era imposible
conducir los asuntos de la nación inglesa en base al Sermón del Monte porque la nación no
era leal al Rey. Y tenía razón. Usted no puede vivir el Sermón del Monte a menos de que
usted conozca al Rey.

Y muchas personas han tratado de tomar el Sermón del Monte y convertirlo en un Evangelio
social, han tratado de hacerlo un Evangelio social. Pero eso no funciona. Por cierto, ese
esfuerzo ya no pasa mucho debido a que las dos guerras mundiales en cierta manera nos
quitaron esa idea. Hacer del Sermón del Monte el Evangelio social fue golpeado realmente de
manera fuerte por dos guerras mundiales. Will Durant, el conocido historiador mundial dijo: “en

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cualquier generación puede haber ocho a diez personas que estén vivas en el sentido de
influencia continua 300 años después.”

“Por ejemplo, Platón todavía lo es y Sócrates todavía lo es, pero en toda la civilización
occidental,” dice Durán, “que no es cristiana, la persona que sobresale por encima del resto es
Cristo. Él sin duda alguna fue la influencia más permanente en nuestros pensamientos, pero
no en nuestras acciones; y esa es una modificación importante. Nuestras acciones rara vez
son cristianas; pero nuestra teología con frecuencia lo es. Nos encantaría que pudiéramos
comportarnos como Cristo.” Fin de la cita

Y lo que Will Durant está diciendo -y esto estuvo en el diario del Chicago Tribune hace un mes
atrás- lo que él está diciendo es que usted no puede vivir el Sermón del Monte. Sus
enseñanzas son maravillosas. Nada más que no podemos hacerlas funcionar. Y la razón es
porque no es un participante de la naturaleza divina. No hay recurso. Entonces, Jesús les
enseñó a Sus discípulos porque sólo ellos podían vivirlo. Sólo ellos podían cumplirlo. Sólo
ellos podían implementarlo. Y usted y yo, quienes conocemos al mismo Cristo podemos
conocer la misma bienaventuranza.

Finalmente, la enseñanza misma viene en los versículos 3 al 12: “bienaventurados,


bienaventurados, bienaventurados, bienaventurados.” Oh, es una lección tremenda. Lo que Él
tiene que decirnos aquí es profundo y transforma la vida. Yo creo que nuestra Iglesia será
diferente cuando terminemos con esto. No creo que usted puede estudiar el Sermón del
Monte y ser el mismo. Yo no. Dios ya ha estado haciendo cosas en mi corazón.
Comprometámonos con ser el tipo de personas que Dios quiere que seamos. Recordando
esto, que tenemos la capacidad si conocemos al Señor Jesucristo de ver esto como una
realidad en nuestras vidas para Su gloria y nuestra bienaventuranza. Oremos.

Padre, es con gran gozo que nos embarcamos en esta aventura de estudiar esta Verdad
maravillosa. Te damos gracias, nuestro Señor, por traernos a este punto al lugar en el que
nuestros corazones están abiertos y listos a recibirla. Padre, sabemos que la recepción es
sólo para aquellos que aman al Señor Jesucristo, sólo aquellos que dentro de ellos viven la
vida misma de Dios, que pueden conocer la bienaventuranza de Dios. Enséñanos, Padre, el

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poder de este mensaje en nuestras vidas y en nuestro mundo. Te alabamos en el nombre de
Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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