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ENSAYO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

Nuestro país es multicultural y plurilingüista pero a pesar de ello la gente es muy


prejuiciosa y no aprecia verdaderamente lo nuestro por el contrario se avergüenzan de
su patria.

Se debería cambiar esa discriminación por apoyo para que nuestras tradiciones,
creencias, costumbres y folklore prevalezcan porque a pesar de ser uno de los países
con más historia lamentablemente no la valoramos y se va perdiendo..

Por eso en este ensayo se habla sobre José María Arguedas y sus obras que presentan
un mensaje multicultural.

Al fallecer la madre de José María Arguedas su padre se vuelve a casar, y pasó el


tiempo la madrastra siempre como castigo mandaba a Arguedas con los empleados y
los campesinos, Luego, el Indigenismo de José María Arguedas no fue un hecho
fortuito sino también producto de las enseñanzas de José Carlos Mariátegui, las que
provocaron en él una gran preocupación que marcó un cambio de rumbo en la
literatura: “Yo declaro con todo júbilo que sin Amauta … no sería nada, que sin las
doctrinas sociales difundidas después de la primera guerra mundial tampoco habría
sido nada”.

Por ejemplo: “LOS RIOS PROFUNDOS”, que es una novela con contenido indigenista;
que nos demuestra como los indios eran discriminados, pero también demuestra como
ellos querían hacer valer sus derechos y también nos demostraba como Ernesto
sobrevivió en un mundo plagado de odio y racismo.

Ernesto es un adolescente de catorce años que se sitúa en el límite que une y separa
para el mundo de los blancos con el mundo de los indios. Después de haber sido criado
en una comunidad indígena, en su nuevo exilio, Ernesto es un personaje errático que
recorre el sur peruano hasta quedar internado en un Colegio Religioso de Abancay,
porque su padre, un abogado de provincias, inestable e itinerante, no puede encontrar
nunca donde fijar su residencia. Ernesto comenta en la obra, que con su padre conoció
más de doscientos pueblos.
En el Colegio le tocó convivir con todo tipo de adolescentes de diferente estatus social
y económico, pero se llego a compenetrar con la mayoría de ellos. El padre, Director
del Colegio protegía a todos sus alumnos con mucho cariño. También hubo una
revuelta de las chicheras del pueblo (Abancay) con los gendarmes, por el problema de
la sal.

Lo fundamental en Los Ríos Profundos, aquello que confiere unidad a la novela, es el


ejercicio de la memoria a través de los recuerdos de Ernesto – Narrador. Ello le
posibilita retroceder en el tiempo y situar en el presente hechos, seres y personas que
pertenecen al pasado

Otro buen ejemplo puede ser: “YAWAR FIESTA” que comienza unos meses antes de la
gran Yawar Fiesta (fiesta sangrienta), en la ciudad de Puquio, donde el subprefecto y el
alcalde Antenor comienzan a preparar esta gran actividad que mayormente incluye a
casi toda la población, donde muchas personas mueren y salen heridas debido a los
feroces toros que se presentan; a medida que se va planeando, aparecen una gran
cantidad de personajes, tales como Don Julián, Demetrio, el Sargento, Pancho Jiménez,
etc., a unos cuantos días antes de Yawar Fiesta llega un comunicado del gobierno
donde pide que se cancele la actividad debido a la cantidad de muerte y sangre que
habría en las calles, intentando rechazar esto, se reúne el subprefecto, el Sargento y
Pancho Jiménez, para conversar del tema y ver que se puede hacer al respecto,
quedan en seguir con la planificación, aunque Pancho estaba en desacuerdo, Pancho
era servidor de Don Julián, por eso el subprefecto le pide al Sargento que lo mate, pero
este se niega.

A medida que pasa el tiempo se sigue planificando, Don Julián fue a buscar a Misitu, su
gran toro, este era muy feroz, sangriento y despiadado pero estaba un poco viejo, sin
embargo todo el pueblo le tenía miedo debido a las antiguas corridas y mitos que
decían sobre él, Julián va acompañado de sus sirvientes y de Fermín su mayordomo,
por el miedo que se sentían los indios Julián se enfadado mucho y sacaba su revólver
constantemente para asustarlos. Un día al llegar a los montes encuentran a Misitu,
todos se asustaron y huyeron por tan grande bestia, excepto Julián que intento
atacarlo en vano con su lazo, enfadado Julián por la cobardía de sus súbditos descarga
su ira con Fermín al matar a su caballo y haciéndolo caer de él. Con tantos esfuerzos en
vano Julián decide regalar su toro a otro Ayllu que querían a la bestia para asustar a los
indígenas. Mientras tanto en Lucanas se estaba eligiendo al presidente y a los
regidores del “Centro Lucanas”, saliendo elegido Escobar, un estudiante.

Furioso el subprefecto con Julián al vender al toro, reúne a Julián, el alcalde Antenor, al
sargento, a Don Jesús y a Don Pancho; Julián cansado de las reclamaciones que le hacía
el subprefecto de va. Los que quedaron acordaron reunir dinero para contratar a un
torero experto de Lima para Yawar Fiesta, y otras cosas más, luego de salir, Jesús se
limita de dar dinero y se va.

Hay una junta de dieciséis varayok´s, debido a otra carta del gobierno para cancelar
Yawar Fiesta, logran hacer aceptar al gobierno para continuar con la actividad
programada para el 28 de Julio.

Julián va a pedir a su toro al ayllu al que lo vendió para Yawar Fiesta y lo consigue,
también llega el torero Ibarito II, el Vicario manda a construir el estrado y las gradería
para la gente, ya todo listo para Yawar Fiesta solo faltaba domar al gran toro para
llevarlo, lo ataron con varios lazos y lo comenzaron a arrastrar hasta el estrado que
estaba muy lejos.

Comenzó la fiesta en Puquio y estaban reunidos, Don Jesús, Escobar, Don Julián, el
subprefecto, el alcalde Antenor, el sargento y Pancho Jiménez, toda la gente estaba
alborotada por entrar a ver el gran espectáculo, de lejos se comenzaba a ver al gran
toro que lo acercaban arrastrándolo por el camino, luego de un resbalón del

Vicario el chofer Martínez decidió jalar al toro ya que los indios que lo jalaban estaban
débiles y les dolían las manos por todo el forcejeo del animal, ya en el estrado el gran
toro entra ante el torero Ibarito, comenzó el gran Yawar Fiesta, el toro se arremete
contra el torero y por la fuerza y la astucia de la bestia clava sus grandes astas en la
ingle del torero, los demás intentaron calmar al toro, y en un momento un gran
estallido en el pecho del animal lo deja moribundo y muerto en medio de todo el
público que lo observaba, el alcalde le dice en el oído al subprefecto-¿Ya ve
subprefecto?, esto si es un Yawar Punchay.
En esta obra podemos ver el egoísmo, la despreocupación y el abuso de las
autoridades que se refleja en la actualidad de la política en algunos pueblos, debido a
esto la gente no tiene confianza en sus autoridades y puede causar algunas rebeliones
y huelgas, que puede hacer arrepentirse a algunas autoridades.

Otro claro ejemplo es: LA AGONIA DE RASU ÑITI trata de la muerte del indio Pedro
Huancayre, el gran Dansak Rasu-Ñiti (aplastador de nieve); a partir de ella un narrador-
testigo, con una visión homodiegética, vislumbra el tránsito de la vida a la muerte del
personaje en un espacio con características particulares.

En este cuento, a diferencia de los anteriores, el espacio adquiere un valor activo y una
significación cósmica: es el fundamento de la vida y de la muerte. El narrador centra su
atención en el significado de la muerte y la función del espacio en este proceso. La
contemplación de la interacción convivencial del personaje con los elementos
espaciales es fundamental en el cuento. Las preocupaciones sociales, económicas y
políticas, en consecuencia, quedan subordinadas a las culturales y religiosas que se
manifiestan en el mundo configurado.

El espacio concreto que construye el texto es la casa del Dansak Rasu-Ñiti, donde éste
espera la llegada de la muerte con una ceremonia que consiste en el baile de tijeras. La
habitación obscura donde se realiza esta ceremonia plasma una visión particular del
mundo. «Era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana; los
cuyes, cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban en el silencio»
(Arguedas, 1974:150). El personaje convive con otros seres y objetos en un mismo
espacio. El espacio protege la presencia de humanos, vegetales y cosas en permanente
vínculo. Los animales que transitan este espacio son los mensajeros de los dioses de la
naturaleza.

La configuración del espacio narrativo permite la contemplación de un mundo


integrado, una visión andina de un mundo compuesto por la totalidad de fenómenos,
donde el ande está en permanente convivencia con el hombre.

El discurso del espacio con efecto de realidad concreta abarca la habitación. A partir de
este ámbito se expande hacia un espacio imaginario y simbólico. El espacio imaginario
abarca montañas, cascadas, ríos y quebradas. Y el simbólico solo incluye literalmente
«el río de sangre», aunque los elementos espaciales mencionados poseen una
dimensión más simbólica.

El discurso del espacio no se limita a una observación del entorno físico del personaje.
Rasu-Ñiti establece un dialogo horizontal con los espíritus de la naturaleza mediante el
baile de tijeras. La danza es el medio más inmediato a través del cual Rasu-Ñiti entra
en comunión con los dioses de la naturaleza (que determinan el destino de los
hombres). El bienestar total del ser humano depende de tipo de interacción con la
naturaleza. «El genio del dansak depende de quién vive en él: ¿el «espíritu» de una
montaña (wamani); de un precipicio cuyo silencio es transparente; de una cueva de la
que salen toros de oro y «condenados» en andas de fuego? O la cascada de un río que
se precipita de todo lo alto de una cordillera; o quizás solo un pájaro, o un insecto
volador que conoce el sentido de abismos, árboles, hormigas y el secreto de lo
nocturno» (Arguedas, 1974:153). El espíritu de la montaña es el protector de Rasu-Ñiti
y se comunica con él través de un indicador: el Wamani (cóndor-espíritu).

La comunión con los dioses de la naturaleza no está facilitada a todos los hombres.
Solo Rasu-Ñiti y algunos miembros de la familia poseen la capacidad de comunicación
con los elementos de la naturaleza totemizada. Esta capacidad implica un proceso de
fortificación espiritual.¿Ves al Wamani en la cabeza de tu padre? -preguntó la mujer a
la mayor de sus hijas. /Las tres lo contemplaban, quietas/ -¿Lo ves?/ -No- dijo la mayor.
/-No tienes fuerza aún para verlo. Está tranquilo, oyendo todos los cielos; sentado
sobre la cabeza de tu padre. La muerte le hace oír todo» (Arguedas, 1974:152).

El asunto central del cuento es la muerte del personaje. Evento que no se experimenta
como algo trágico o doloroso, sino como un ritual en el que se manifiestan los dioses
para definir el destino final de los hombres, el momento de la comunión absoluta del
personaje con la naturaleza. Cuando la esposa contempla la agonía de Rasu-Ñiti,
explica que «Las tijeras no son manejadas por los dedos de tu padre. El Wamani (dios
de la montaña) las hace chocar. Tu padre solo está obedeciendo» (Arguedas, 1974:
152).
La muerte no se conceptúa como algo que sorprende a la existencia del personaje.
Rasu-Ñiti conoce el final de su destino terrestre anticipadamente, recibe el mensaje de
los dioses de la naturaleza a través del Wamani, la chiririnka y otros seres que actúan
como indicadores de la vida y de la muerte.

En esta obra aparece el rico fondo humano de la gran población quechua


peruana, en el que se esconde esa reserva de vida futura que el campesino del Ande
peruano espera ver un día despertada por la justicia y la dignidad.

En conclusión José María Arguedas al escribir sus obras, especialmente las ya


mencionadas, relata hechos que demuestran la riqueza cultural del Perú y no
solamente lo positivo, sino la realidad en sí de este país, dando a conocer en sus obras
también la parte negativa de este, dando como claro ejemplo que en muchas de sus
obras además de resaltar las costumbres que se preservan en los pueblos andinos
también se puede observar como la persona con más poder se aprovecha del más
débil.

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