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Problema Eje Terminado
Problema Eje Terminado
A MIS PADRES
POR ALENTARME
Y APOYARME A CERRAR
POR FIN ESTE CICLO.
A MIS PROFESORES
1
POR AVIVAR EL DESEO
DE CONOCIMIENTO
QUE ESTABA DORMIDO.
Y A MIS AMIGOS
POR HACER DIVERTIDO
EL PROCESO.
ÍNDICE
Introducción……………………………………………….……………4
I. Aproximaciones a la Ética.
El vínculo entre la felicidad y la Ética………………………………5
2
entre las cuatro posturas……………….……………….………….30
V. Fuentes de información.….……………….……………………..….37
INTRODUCCIÓN
Fernando Savater
Mercedes Garzón plantea que: “La Ética se ocupa del comportamiento del
individuo en sociedad pero, a diferencia de la moral no prescribe el curso de
nuestra conducta o nuestras acciones.” 1 La ética expone distintas posibilidades
de relación social, y esto lo lleva a cabo criticando y analizando las distintas
morales existentes en la sociedad y se encarga de ver si están sirviendo o no
para las distintas necesidades de los seres humanos, todo esto lo hace sin
establecer las leyes que nos señalan como actuar, ya que de ello se encarga la
moral.
1
Garzón, Mercedes, La Ética, México: Tercer Milenio,1997, p 5
4
Para Adolfo Sánchez Vázquez menciona que: “La Ética es la teoría o
ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad” 2. Ambos
autores hacen referencia al comportamiento moral. Este comportamiento son
los actos que realiza el ser humano de manera conciente y voluntariamente,
que afectan tanto al individuo mismo como a la sociedad a la que pertenece.
Explicando cada uno de los puntos mencionados antes decimos que, las
normas son propuestas y acatadas por la misma sociedad en la que se
encuentra el individuo, con esto se busca que la sociedad tenga un orden, que
sea capaz de organizar a la sociedad y evitar el descontrol dentro de la misma.
Estas normas son históricas, ya que la moral existente hoy en día no es la
misma que existía años atrás, sino que va cambiando de acuerdo al paso del
tiempo y a las necesidades de las distintas sociedades. La normas se acatan
libremente ya que el ser humano es el único capaz de preguntarse por su
situación actual, es decir que a diferencia de los animales sabemos que es lo
que nos conviene y lo que no, por lo tanto podemos decidir entre varias
opciones que se nos presentan y de ellas tomar la que mejor nos parezca.
2
Sánchez Vázquez, Adolfo, Ética, México: Grijalbo, p. 22
3
Ídem, p. 73
5
actos que se realizan de acuerdo o en contra de estas normas, este plano se
llama moralidad.
4
Savater, Fernando, Ética para Amador , Barcelona, España: 1991, p 31
6
II. PLANTEAMIENTOS FILOSÓFICOS Y PSICOANALISTAS SOBRE
FELICIDAD
placentero.
Aristóteles
7
pasajero, sino que la felicidad la identifica como el sumo bien al que todas las
cosas aspiran.
En el libro I Aristóteles nos dice:” las acciones y elecciones parecen estar
orientadas hacia algún bien y ese bien es aquello a lo que todas las cosas
aspiran”5. Y como toda acción tiene un fin, hay por lo tanto muchas acciones y,
habrá también muchos fines. Pero si existe solo un fin para nuestros actos
deseado por sí mismo y los demás por él, y ese último fin es el bien soberano.
Ahora lo que necesitamos es saber cuál es ese bien soberano o fin último
que buscamos.
“Tanto la mayoría como los espíritus selectos llaman a este bien
felicidad”6. Pero la diferencia está en que la esencia de la felicidad es cosa de
discusión, pues para el que está enfermo dirá que la felicidad es la salud, y
para el pobre, lo será la riqueza. Siendo muchas las opiniones al respecto
atenderemos a la que tenga matiz de razón. Es por esta razón que la felicidad
tiene que cumplir ciertas condiciones formales para que pueda ser identificado
como fin último o mayor bien. Estas condiciones son:
8
esfuerzo del ser humano que quiere alcanzarla y no depende de la fortuna ni
de sus designios, esto es, por que, por más que un hombre sufra de mala
fortuna, solamente las grandes desgracias e incontables pueden llegar a quitar
la felicidad que posee el ser humano cuando la ha alcanzado. Y suponiendo
que se vea en esa situación tendrá que esforzarse y realizar las mismas
buenas acciones, para tenerla de nuevo.
8
Ídem, p. 19
9
nacimiento ilustre, una descendencia feliz y la hermosura, no podrán ser
felices, ya que no sería feliz el que tuviera un aspecto repugnante.
Sigamos explicando que, los actos virtuosos son los árbitros de la felicidad,
pues en la manera de realizarlos está el que los hábitos sean o no hábitos. Y
de entre todos los actos del hombre los virtuosos son los que duran, y el
hombre que vive de acuerdo a la virtud tendrá una plenitud tal que podrá
aceptar con dignidad los aconteceres de la fortuna.
Pues con esta diferencia dada, ahora sentemos las divisiones de la virtud.
“Hay virtudes intelectuales y virtudes morales” 9. Las intelectuales son: la
sabiduría, la comprensión y la prudencia; las morales, la liberalidad y la
temperancia. Las virtudes morales, necesitan de costumbre, ya que no nacen
de manera natural en nosotros sino que cuando las llevamos a cabo las
perfeccionamos por medio de la costumbre.
Las virtudes morales están en relación con los placeres y los dolores. A
tal grado que “quien sepa usar de ellos rectamente, será bueno, y quien mal,
9
Ídem, p. 31
10
malo”10.La virtud del hombre será llevar a cabo ese hábito por el cual el hombre
se hace bueno y realizará con perfección la obra que le corresponde. El hábito
nace de realizar actos iguales y ejercitarlos para llegar a perfeccionarlos. Las
virtudes morales se pueden ver fracasadas cuando se cae en un exceso y en
defecto de estas mismas. Es decir, que en las virtudes morales hay un exceso,
un defecto y un término medio, y la virtud es un término medio. “Esto es que en
toda capacidad humana el exceso y el defecto son medidos no solo en la
relación de uno con uno, sino también en relación con la medida exacta que
debe alcanzarse”.
En el libro X, Aristóteles efectúa un sumario de la felicidad, para
esclarecer lo propuesto.
Ahora bien, la felicidad está entre los actos que se desean por sí mismos
y no por otra cosa, por que ella se basta a sí misma. “Todas las cosas las
escogemos por otras menos la felicidad, que es un fin” 11. Los actos que se
apetecen por ellos mismos son en los que no tenemos que buscar nada fuera
de ellos. Llámense estos, actos virtuosos. El acto más anhelado para el hombre
virtuoso, es el acto realizado conforme a la virtud. Si la felicidad es, actividad
conforme a la virtud, y debe pensarse en cuanto a la virtud más alta, ésta virtud
máxima es la actividad contemplativa. Aristóteles explica qué es la actividad
contemplativa de la siguiente manera: la inteligencia es lo más alto en cuanto
existe en nuestro ser, de las cosas que conocemos la inteligencia es la más
excelente de todas y porque contemplar lo podemos hacer de manera habitual.
Y pensando como dijimos que la felicidad va acompañada de placer, porque el
acto más apetecible que conforme a la realizamos conforme a la virtud será la
sabiduría. El solo afán de saber, trae consigo hermosos deleites “por su pureza
y por su firmeza”.
10
Ídem, p. 37
11
Ídem, p 223
11
Todo lo dicho toma su curso, pues lo propio de cada ser es, lo mejor, lo
más anhelable para el hombre y “esto es, por tanto la vida según la inteligencia,
porque esto es principalmente el hombre; y esta vida será por consiguiente la
vida más feliz”12. Cabe mencionar que Aristóteles afirma que hay dos tipos de
felicidad. “Feliz en grado secundario es la vida en consonancia con otra virtud,
porque los actos de estas otras son puramente humanos”. La felicidad de la
vida intelectual necesita de menos recursos exteriores que la de la vida moral.
“Y si hubiésemos de recorrer todas las virtudes morales, veríamos que todo
cuanto atañe a la acción moral es mezquino e indigno de los dioses”
Por esta razón la felicidad importante para Aristóteles es la de actividad
contemplativa. Ya que es la que se asemeja a los actos de los dioses, y lo
propone de esta manera:”Así pues, el acto de Dios, acto de incomparable
bienaventuranza, no puede ser sino un acto contemplativo. Y de los actos
humanos el más dichoso será el que más cerca pueda estar de aquel acto
divino”. Y le añade a lo dicho el que los animales no participan del acto de
contemplación, y por lo tanto no participan de la felicidad.
12
Ídem, p 226
12
2.2. EPICURO Y EL PLACER
La Ética de Epicuro es una ética hedonista que viene del griego hedoné, que
significa placer. Dependiendo de la traducción que se tome de las cartas de
Epicuro, se utilizan las palabras placer y deleite que en este caso son
sinónimos.
13
cae mal. El segundo sentido es la sensación de estímulos, ya sea un
cosquilleo, una buena comida y su opuesto el dolor o molestia localizable en
alguna parte del cuerpo.
Debemos pues, atender a los dos sentidos del placer mencionados, pero
Epicuro no se refería a los placeres fugaces, que dan el sexo, la comida en
exceso o la bebida, ya que terminan por asquearnos, hartarnos y
probablemente hasta llegar a producirnos problemas físicos y mentales.
“Epicuro se refería los placeres duraderos, siendo estos los que dan los
placeres estéticos e intelectuales”.
Epicuro en la carta a Meneceo nos dice: “que ni el joven dilate el filosofar ni el
viejo de filosofar se fastidie”14 pues en esto vendrá la salud del ánimo. Y quién
diga que se le ha pasado el tiempo o que aún no es tiempo de filosofar, “es
semejante a quien dice que no ha llegado el tiempo de buscar la felicidad” 15.
Por que el filosofar es equivalente a buscar la felicidad.
Entonces Epicuro nos exhorta a cuidar de las cosas que producen la felicidad,
ya que sin ella hacemos todo por tenerla y con ella tenemos todo hacemos lo
que sea por mantenerla con nosotros. Con esto empieza por decirnos lo que
hay que practicar, cuidar y hacer para llevar una vida honesta.
Y esto es, en primer lugar que Dios existe, pero que el pensar que él intercede
en nuestros aconteceres o que de alguna manera interfiere en nuestra vida es
cosa que solo los vulgares tienen por cierto.
14
Debemos de tener siempre en mente y en la memoria que el futuro no nos
pertenece ya que no ha de venir irremediablemente, pero tampoco, no ha de
venir nunca. Esto es que el futuro no se puede tener por seguro puesto que
puede cambiar en cualquier momento, de acuerdo a nuestras acciones y puede
que lo que esperamos nunca llegue a realizarse del modo que queremos. El
futuro llegará, pero no hay que desesperarnos por pensar que nunca lo hará.
De nuestros deseos Epicuro hace una división. Propone que unos son
naturales y los otros carentes de sentido. Los naturales son los que
necesitamos por que de ellos viene el bienestar del cuerpo, como por ejemplo
el vestido para taparnos del sol. Los vanos son sin fundamento, inútiles, ya que
no son necesarios, podemos ejemplificarlo con lo del vestido, si es necesario
para taparse del sol, se hace inútil al querer tener un vestido a la moda o al
querer que tenga otro sentido que el protegernos el cuerpo. De los naturales
los divide en: necesarios y naturales. De los necesarios los que destacan son
los que sirven para la felicidad, los que dan tranquilidad del cuerpo y los otros
son para la propia vida.
17
Ídem, p. 276
18
Ídem, p. 276
15
Este principio del deleite es el origen de todas nuestras decisiones y
elecciones. Por eso de todos los deleites no los elegimos todos, pues de
algunos, después ha de venir una molestia más grande que el propio deleite. Y
con esto aun preferimos algunos dolores en vez de los deleites, por seguir
mayor beneficio después de éstos. Aunque todo dolor es un mal, no debemos
huir de todos.19
Todos los placeres no tienen el mismo peso, es decir unos son mas
importantes que otros, puesto que, unos no los elegimos, porque estos nos
conllevan a dolores más profundos que estos mismos, y en vez de eso
preferimos algunos dolores, ya que enseguida de estos viene un placer mucho
mayor que el dolor. Podemos poner como ejemplo: cuando estamos enfermos
sentimos gran dolor, y para tener la salud que deseamos en esos casos es
necesario someterse a una serie de inyecciones prescritas por el médico, para
algunas personas esto les causan pavor las inyecciones pero pueden
reconocer que es un mal necesario y por eso, prefieren que se las pongan,
puesto que después de sentir el dolor del piquete es más grande la satisfacción
y el placer de sentirse aliviado y con salud.
Con esto nos conviene actuar pues, con medida. Y si en algunos casos se nos
presenta el que debemos escoger cosas malas por buenas y viceversa, lo
conveniente aquí es actuar de manera que nos contentemos con lo suficiente
pero no de manera que siempre tengamos escasez de todo, sino de manera
tal que cuando no tengamos mucho podamos vivir con poco, y que tanto los
alimentos fáciles y sencillos son también sabrosos como los grandes manjares,
de modo cuando los comemos igual dan la satisfacción de deleite cuando un
mendigo llega a conseguirlos.20
16
simple es bueno para nuestra salud, y hace que estemos mejor preparados
para acatar de mejor forma los aconteceres de la fortuna.
Entonces cuando Epicuro habla de que “el deleite es el fin” no se tiene que
entender como el placer sexual de los lujuriosos. Este sentido de la palabra
placer se ha tergiversado en nuestra época, puesto que, los adultos (más aun
los jóvenes) al mencionarles la palabra placer, lo primero que se les viene a la
mente es una connotación sexual.
Esto se da porque los jóvenes buscan la diversión y huyen del dolor a toda
costa, pensando que el placer es la ausencia de todo dolor físico y que
únicamente el placer que pueden obtener tiene que ser el sexual. Esto es
erróneo, pues únicamente lo afirman, porque viven en la ignorancia del no
saber que pueden darse dos tipos de placer y Epicuro no se refirió al placer de
los que se divierten con mujeres y hombres en fiestas, ni los que dan los
grandes manjares, siempre como los ignorantes de su doctrina han pensado,
sino que el deleite está unido a “el no padecer dolor en el cuerpo con el estar
tranquilo en el ánimo”21. Este placer lo dará el de la posesión del raciocinio que
es el que nos capacita para poder deliberar entre las distintas opciones de
elección.
21
Ídem, p. 277
17
se podrá dejar de vivir dulcemente 22”. Pues las virtudes están ligadas a la
suavidad de la vida.
Con esto dice Epicuro que, el que opina santamente de los dioses, que no
teme a la muerte, que pone en términos de fáciles de obtener y prevenir sus
bienes, que sus males los tenga por breves y que niega el destino nadie le
podrá superar.
Diógenes Laercio hace un sumario de todas las opiniones primarias de
Epicuro que tienen por fin el principio de la felicidad estas son:
22
Ídem, p. 277
18
2.3. BERTRAND RUSSELL Y LA POSIBILIDAD DE ALCANZAR LA
FELICIDAD.
19
Por esta razón, se pregunta “¿Qué pueden hacer ahora un hombre y una mujer
en medio de nuestra sociedad nostálgica para conseguir la felicidad?” 23
Lo que se propone Russell para resolverlo es plantear los cambios de
mentalidad necesarios, mediante un esfuerzo hábilmente dirigido.
En los capítulos del apartado dedicado a las causas de la felicidad en el libro,
La conquista de la felicidad, Russell afirma que es posible obtener dicha
felicidad, al afirmar esto lo hace explicando que llego a esta conclusión de
acuerdo con las platicas que ha tenido con distintas personas y de la
experiencia propia que se lo han demostrado, que para esto es necesario
realizar algunos cambios y diversas experiencias que ellas mismas harán que
sea fácil obtenerla.
Russell hace una clasificación de la felicidad las divide en: “felicidad natural e
imaginativa, o animal y espiritual o la de corazón y de cabeza” 24. La diferencia
entre la denominación que se deba tomar radica en que una es accesible a
todos los seres humanos y la otra solamente a los que saben leer y escribir.
Con esta diferencia, narra de qué tipo es la felicidad de su jardinero y la de un
hombre que se dedicaba a cavar pozos. La felicidad para ellos se basa en la
autosuficiencia en el trabajo y en la fuerza. La única diferencia que se puede
dar entre ellos y las personas que saben leer y escribir es que mientras menos
pensemos que vamos a tener éxito en la empresa o situación que vayamos a
realizar menos nos podremos decepcionar si fracasa.
Con esta descripción va mostrando los cambios que se deben realizar para que
se de la felicidad. El primero de ellos es el siguiente. Menciona a los hombres
de ciencia que son los más felices, puesto que en él se presenta todo lo que es
necesario para la felicidad, en primer lugar se presenta por el reconocimiento
que tienen, ya que su inteligencia los mantiene en el trabajo y nadie duda de
ellos, están es constante afirmación de ellos mismos frente al resto del mundo,
lo que los lleva a obtener una admiración de los demás.
23
Russell, Bertrand, La conquista de la felicidad, México: Grupo Editorial Tomo, 2000, p. 13
24
Ídem, p. 127
20
A diferencia de los científicos, dice que los artistas podrían no ser reconocidos
con sus obras, por el hecho de que pocos podrían entender lo que quieren
plasmar en sus obras, mientras que el científico siempre comprueba lo que
hace.
En el mundo moderno en el que vivía Russell, el hombre occidental inteligente
se siente desdichado por no saber que hacer con sus mejores facultades, es
decir que el aburrimiento es constante motivo de infelicidad.
Así que el encontrar algún motivante que no sea fantástico es muy fácil y
quienes consiguen interesarse en algo logran obtener lo que los mantiene
ocupados y llena sus momentos de ocio y esto mismo hace que se olviden de
la idea de que la vida no tiene sentido.
En resumen. “El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean lo más
amplio posible y que tus reacciones hacia personas y cosas interesantes sean
amistosas en vez de hostiles”25.
En cuanto al entusiasmo, hace una analogía entre el que come bien con el que
tiene entusiasmo en la vida. “Lo que el apetito es con relación a la comida, es
el entusiasmo con relación a la vida” 26. Debemos de mantener el mismo
entusiasmo por las cosas que realizamos para no perder el interés ni el sabor a
la vida. “Cuantas más cosas interesen a un hombre mayores posibilidades
tiene de felicidad y menos expuesto se haya a un accidente, pues si una le falta
puede dedicarse inmediatamente a otra”27. Esto es que debemos procurar
interesarnos en la mayoría de cosas que nos sean posibles para llenar los
vacíos de nuestra vida.
Hasta que la bioquímica esté tan avanzada que podamos tomar pastillas que
hagan que nos interese todo, tenemos que confiar en el sentido común para
descubrir cuáles son las causas que hacen que unas personas se interesen en
todo y otras en nada.28
25
Ídem p. 139
26
Ídem, p. 142
27
Ídem, p. 43
28
Ídem, p. 146
21
En las diferentes actividades que sean motivo de nuestro interés debe existir la
moderación, es decir que debe darse “la fórmula griega de la moderación” 29.
Para que ninguna de nuestras demás actividades se vea entorpecidas por
nuestra pasión particular, tienen que ser compatibles con la salud, el cariño de
nuestra familia y con el respeto de la sociedad en la que vivimos. Y por último
“tanto para las mujeres como para los hombres el entusiasmo es el secreto de
la felicidad y bienestar”30.
29
Ídem, p. 149
30
Ídem, p. 154
22
La resignación actúa en nosotros de la siguiente manera: existen dos tipos de
resignación la que nos lleva a la desesperación y la que se basa en una
esperanza inalcanzable, la que es buena es la de la esperanza. La resignación
debe existir en las emociones que son perjudiciales y que no nos llevan a
ningún lado como lo son la ira, la impaciencia y la preocupación. Siendo la
resignación una especie de esperanza en base de que todo lo que salió mal
puede cambiar.
La felicidad depende en parte de circunstancias externas y en parte de uno
mismo. En este libro nos hemos ocupado de la parte que depende de uno
mismo, y hemos llegado a la conclusión, de que en lo referente a esta parte la
receta de la felicidad es muy sencilla31.
31
Ídem, p. 213
23
2.4. PSICOANÁLISIS Y FELICIDAD
Para que comprendamos con mayor facilidad lo que plantea Freud, veo la
necesidad de recurrir a la definición dada por Mercedes Garzón sobre la
psique. Esto es necesario ya que Freud no se detiene a explicar lo que
considera que ya ha tratado en sus escritos anteriores sobre este tema.
24
El yo es el intermediario entre el mundo exterior y el ello, su tarea es mandar
sobre los movimientos voluntarios, juntar experiencias pasadas de estos
mismos, evitar dificultades y modificar el mundo exterior a su gusto. El yo
decide cuando es bueno dar satisfacción a las necesidades. El súper-yo es la
conciencia moral, es donde reside la relación del ser humano y la sociedad.
Reprime las acciones del yo frente a las morales existentes, no solo busca que
se satisfagan de manera correcta las necesidades sino que busca hacerlo de
manera que se siga guardando el orden social establecido. El yo es donde vive
la angustia, ya que vive en constante lucha contra las exigencias del ello y del
súper-yo.
Existen maneras con las que podemos evitar el dolor que puede traer consigo
la vida. Una de ellas es mediante distracciones que nos hagan parecer
pequeño el dolor; otra pueden ser satisfacciones que lo reduzcan; una más son
los narcóticos que nos hagan insensibles a la vida.
25
¿Qué fines y propósitos de vida expresan los hombres en su propia conducta;
qué esperan de la vida, que pretenden alcanzar en ella? No es difícil acertar
con la respuesta: aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices, no quieren
dejar de serlo. Esta aspiración tiene dos fases: una positiva y una negativa: por
una parte quieren la ausencia de dolor y de displacer; por la otra se busca
experimentar intensas sensaciones placenteras. En su estricto sentido literal,
“felicidad” se refiere al segundo termino32.
Así que quien fija el objetivo de nuestras acciones para realizar cualquier fin, es
el principio del placer; que rige nuestras operaciones psíquicas desde el origen.
Por este motivo, el ser humano rebaja sus aspiraciones de felicidad, no nos
debe sorprender que se diga feliz por el simple hecho de poder escapar de las
desgracias, de haber sobrevivido al sufrimiento. Esto hace que el evitar el
sufrimiento deje en segundo plano la de lograr el placer. Para la búsqueda del
placer puede haber muchos caminos, como buscar ilimitadamente
satisfacciones, pero traería muchas peores consecuencias. Otros métodos
buscan evitar el sufrimiento y se diferencian según el displacer al que se
atienda. El que más parece efectivo a Freud es de los químicos: la intoxicación.
Dice que como el sufrimiento lo sentimos, si los químicos impiden sentir
estímulos desagradables y a su vez sentir sensaciones placenteras, estos
quitapenas podrían hacer que el ser humano escape de su realidad. Aunque se
sabe que en esa cualidad reside el peligro que desentraña su uso.
32
Freud, Sigmund, El malestar en la cultura, Siglo veintiuno editores, Buenos Aires: 1981, p. 35
33
Ídem, p. 37
26
Cuando se busca satisfacer las pulsiones, ya que de ello deriva la felicidad, nos
causa un gran sufrimiento cuando se nos impide satisfacer nuestras
necesidades de manera inmediata. Podríamos pensar que si podemos aniquilar
nuestras pulsiones lograríamos dejar de sentir dolor, pero lo único que
alcanzaríamos sería la felicidad del reposo absoluto. Otra manera de buscar
satisfacer las pulsiones de manera moderada es a través del gobierno de las
instancias psíquicas superiores (el yo y el súper-yo), sometidas al principio de
la realidad. Con ello no se busca dejar la satisfacción, sino que se logra un
poco de protección contra el dolor, ya que el sufrimiento de los instintos
dominados es menor que al de los no dominados, pero también las
posibilidades de placer se ven reducidas, pues el sentimiento de felicidad que
se experimenta al satisfacer una pulsión no dominada es mayor a la que
produce una que se ha dominado. Razón por la que los impulsos perversos y la
seducción que ejerce lo prohibido sea motivo de gran atracción para los seres
humanos.
27
Freud también menciona a la técnica del arte de vivir como una manera de
evitar el sufrimiento y búsqueda de la felicidad. Esta técnica sitúa la
satisfacción en procesos anímicos internos se quiere trasladar la satisfacción,
desplazando la libido, pero sin apartarse del mundo exterior, al contrario
hallando la felicidad en el vínculo afectivo que surge con éstos mismos. Esta
manera de búsqueda de la felicidad no se conforma con evitar el dolor, sino
que se le olvida que está ahí el sufrimiento y se concentra en el cumplimiento
positivo de la felicidad, es decir que hace del amor el centro de todas las cosas.
Provocando que todas las manifestaciones del amor, como ejemplo el amor
sexual, produzca la experiencia más placentera y poderosa, fijando así el
prototipo de nuestras aspiraciones de felicidad y que viendo que este camino
nos llevo a encontrarla, la busquemos de la misma manera que la vez primera.
Pero el punto débil de esta técnica es obvio, estamos a merced del sufrimiento
puesto que el motivo de nuestro amor es un objeto y al perderlo nos sentimos
tan desamparadamente infelices.
El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable:
mas no por ello se debe- ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse
de cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos
caminos, anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin- la obtención del
No hay regla que valga para todos, sino que cada quien busca y elige el
camino a seguir para encontrar la felicidad. De lo que depende es del grado
que uno se quiera independizar del mundo exterior y de la suma de la
satisfacción real que obtenga de él. La constitución psíquica del individuo es
determinante junto con las circunstancias exteriores, ya que de ellas dependerá
la técnica que adopte para alcanzar la felicidad.
34
Ídem, p. 44
28
III. CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS ENTRE LAS CUATRO POSTURAS
Hemos de filosofar, para lograr una vida más humana, más feliz, más libre…Es lo que
tradicionalmente llamamos sabiduría, que sería una felicidad sin ilusiones ni mentiras.
Comte-Sponville
Para Epicuro el deleite es el fin de vivir felizmente. Pero al decir que el fin de la
felicidad es el deleite, no hay que entenderlo como el deleite de los lujuriosos,
ya que estos deleites son pasajeros y poco durables, sino los que dan los
placeres intelectuales y estéticos, puesto que estos son duraderos y
superiores. Y por este principio del deleite se rigen todas nuestras decisiones y
elecciones. Pero de todos los deleites no los elegimos todos, y no huimos de
todos los dolores, pues después de obtener algunos deleites nos viene mayor
molestia y después de sentir algunos dolores nos vendrá un mayor deleite. Por
esta razón nos tenemos que regir por la virtud de la prudencia, que es la que
analiza las causas de la elección. Finalmente nadie puede vivir feliz sino es
justo, honesto y prudente.
29
Comparando estas dos posturas tenemos que en las dos se necesita del uso
de la razón para ver realizada la felicidad. En Aristóteles esto se demuestra en
lo que dice de la actividad propia del ser humano y que nos distingue de los
animales, que es el uso de razón, por lo tanto es lo más perfecto que podemos
realizar. Para Epicuro el uso de la razón se encuentra en la especulación,
tomándola como la reflexión sobre lo que debemos elegir y evitar al momento
de buscar el deleite.
Las diferencias que existen son: Aristóteles critica la teoría del principio del
placer. Criticaba a Eudoxo directamente, (filósofo que planteó el deleite como
fin de la felicidad) pues creía que la búsqueda del placer como un bien solo la
admiten los vulgares y la muchedumbre. En ese sentido nos damos cuenta que
Eudoxo y Epicuro forman parte del hedonismo, aunque Epicuro es al que se
considera como padre del hedonismo, por concretarse todas las ideas en su
filosofía, por lo tanto la critica cabe para ambos filósofos puesto que comparten
las mismas ideas. Sin embargo parece que Aristóteles no evaluó la idea del
placer en la justa dimensión planteada por Epicuro como explicamos antes.
Otra diferencia es que para Aristóteles la felicidad, es solo alcanzable para
unos pocos. El que no posee libertad, quien no tiene los bienes materiales, o
físicos necesarios, tales como la salud o la hermosura no podrían acceder a la
felicidad. Entonces el conjunto de seres humanos que Aristóteles descartaba
eran las mujeres y los esclavos. Para Epicuro la felicidad es alcanzable para
las mujeres y esclavos, inclusive aceptaba a sus sirvientes, pues cualquier
persona que mostrara interés y mostrara aptitudes por la filosofía y sus
enseñanzas podría aprender.
31
En cuanto a las diferencias, una de ellas es que Freud ve a la felicidad como la
satisfacción de las pulsiones de placer, por lo tanto la felicidad solo se puede
dar de manera episódica. A diferencia de Aristóteles, Epicuro y Russell, dado
que para ellos la felicidad es realizable por medio de ciertas acciones
propuestas por cada uno en sus planteamientos.
32
IV. ¿SON VIGENTES LOS PLANTEAMIENTOS DE ARISTÓTELES,
EPICURO, RUSSELL Y FREUD PARA EL SER HUMANO ACTUAL?
Como hemos dicho antes los cuatro planteamientos consideran que el uso de
la razón es necesario para la búsqueda de la felicidad, esto es porque la razón
es una parte de la naturaleza humana. El uso de la razón es reflexionar visto
desde un carácter filosófico. Desde la perspectiva de Comte-Sponville 35
filosofar es pensar por uno mismo, filosofamos al preguntarnos y reflexionar por
todo lo que nos rodea, filosofar es pensar nuestra vida y vivir nuestro
pensamiento. Pero, ¿Cómo se concibe desde nuestra sociedad a la filosofía?
Para tener una referencia sobre las sociedades que existen actualmente y
cómo se desarrollan mencionaremos lo propuesto por Adolfo Sánchez
Vázquez36. Él menciona que nuestra sociedad está divida entre explotadores y
explotados, que en su estructura económica es una sociedad burguesa. El tipo
de ser humano que predomina en ella es el individuo práctico que sólo se
afirma haciendo prevalecer sus intereses personales sobre los de los demás.
En esta sociedad egoísta donde prevalece el interés particular y donde la
adquisición de bienes es la medida de la riqueza humana, la filosofía para el
ser humano práctico se vuelve un oficio no rentable, impráctico e inútil, porque
no le permite desarrollarse en lo práctico.
35
Comte-Sponville, André, Invitación a la filosofía, España: Paidós, 2000, p. 11
36
Revista topán, núm. 1, julio-diciembre, 1993. Revista del Círculo Mexicano de Profesores de Filosofía, pp. 4-6
33
Esta negación de la filosofía es una negación del pensar en sí mismo, de la
actividad racional, lo cual hace imposible que el ser humano se detenga a
reflexionar si es feliz o no y mucho menos que piense hacer algo para cambiar
su situación.
Con lo anterior se pensaría que el ser humano se ha vuelto un ser mecánico,
como programado para realizar sus actividades día tras día sin detenerse a
razonar. Sin embargo ¿En verdad podemos renunciar a pensar? Sería
imposible, sería vivir en la ignorancia, nadie puede pensar por nosotros,
estaríamos renunciando a ser humanos, pues la razón es una parte de nuestra
humanidad. Significaría volvernos animales puramente movidos por el instinto,
estaríamos a merced de nuestras pulsiones sexuales y agresivas, donde
nuestro ello le ganaría la lucha a nuestro yo y éste buscaría sin restricciones
satisfacer sus necesidades. Entonces si vemos desde este punto los
planteamientos de Aristóteles y Epicuro no estarían vigentes en nuestra
sociedad, ya que la actividad contemplativa, es el filosofar mismo y la
búsqueda de deleites intelectuales implica una actividad de la razón. Esto no
tendría que ser así, tendríamos que incluir en nuestra vida a la filosofía, para
que podamos cambiar de actitud, dejar la enajenación en la que estamos
sumergidos, y que culpamos a la sociedad de ello, aunque la sociedad nos
condicione a un modo de vida, no nos obliga a adoptarla, en nosotros está el
reflexionarlo y cambiarlo. Para cambiar nuestra situación y pensamiento
tenemos que entender lo que nos propone Comte-Sponville, que dice que
desde el momento en que somos seres dotados de vida y de razón tenemos
que entrelazar estas dos facultades, que podríamos vivir sin filosofar, pero sin
filosofar no podemos pensar nuestra vida y vivir nuestros pensamientos. Si el
filosofar no se reduce solo a una actividad, estaremos haciendo filosofía desde
el momento en que nos preguntemos por el mundo, por la libertad, por nuestra
felicidad. Lo único que implicaría es el esfuerzo que ponga cada uno por
profundizar en su pensamiento. Podrá haber quienes no quieran preocuparse
demasiado por alcanzar la sabiduría. Pero como decía Epicuro: “quien diga que
no ha llegado el momento de filosofar es como si dijera que no ha llegado el
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momento de buscar la felicidad”.
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Laercio, Diógenes, Vida de los filósofos más ilustres, México: Porrúa, 1984, p. 275
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En cuanto a la noción del placer podemos reconocer que el hablar del
hedonismo y de Epicuro nos remite al placer, que si han permanecido sus
ideas en nuestra sociedad lo han hecho de una manera tergiversada, puesto
que se mantiene su propuesta pero se ha cambiado la esencia de esta misma.
Él planteó que el deleite es el fin de la vida feliz, y los deleites que se deben
buscar son los intelectuales y estéticos, por ejemplo los deleites que dan el
filosofar y la contemplación de arte. Pero en cambio lo que perdura hoy es la
búsqueda de placeres fugaces, placeres carnales, lo cual es derivación de la
mala interpretación de lo propuesto por Epicuro, incluso Freud dentro de sus
ideas menciona que lo que buscamos es formar un yo puramente hedónico, un
yo placiente, que nos hace pensar que tenía una concepción equivocada de la
teoría de Epicuro, ya que Freud reduce el placer a la satisfacción de las
pulsiones sexuales. Dentro de esta concepción equivocada podemos tomar de
ejemplo a la juventud actual, que traduce la felicidad a la búsqueda de placeres
fugaces, de vivir intensamente, de una diversión desmedida, la embriaguez, las
drogas, el tener un carro nuevo, la ropa de moda, etc. Creen que estos son
placeres mejores que los que brindan los placeres planteados por Epicuro, sin
embargo no están usando su razón para evaluar los efectos secundarios de
sus actos, pues probablemente éstos los llevaran a su autodestrucción.
FUENTES DE INFORMACIÓN
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Aristóteles, Ética Nicomaquea, Época, México, 1999.
REVISTAS:
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