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Cuadernos para la docencia de la historia

Número 6 Junio 2015

La marginalidad y la historia: precisiones epistemológicas desde la


historiografía para la enseñanza-aprendizaje de la historia

María Estela Guevara Zárraga


Departamento de Historia
CUCSH/ U de G

La labor del historiador está avocada al registro reflexivo del devenir humano. Acto
complejo en términos de alcance, el devenir humano es complejo y extenso. De
alguna manera, la historiografía ha ido ensayando sus aproximaciones al
acontecer del pasado: se ha centrado en grandes hombres, y grandes hechos, lo
ha hecho desde lo cuantitativo, desde la economía y con enfoque social. Ha
probado ser total y ha dado muestras de ser crítica en sus interpretaciones.
En ese vaivén de propuestas, se detecta un diálogo constante acerca del objeto
de investigación historiográfica y sus posibles formas de construcción. Es,
entonces, un diálogo epistemológico con la historia misma y con otras ciencias
sociales.
Las corrientes contemporáneas han sido muy participativas en sus argumentos. La
historia de la cultura ha perfilado su interés a lo ordinario, lo establecido a través
de las generaciones, que describen en su esencia a los colectivos humanos. A
diferencia de la historia total, la historia cultural no pretende poner distancia a los
grandes hombres o acontecimientos, propone entenderlos como resultado de esa
cotidianeidad, un paso lento que determina roles y acciones individuales y
colectivas. Por su parte, la historia de las mentalidades es un enfoque derivado de
las reflexiones de la Escuela de los Annales, con quien comparte la idea de la
“representación” como el esquema de ordenamiento de la realidad, por lo que se
consideró que esta manifestación debe ser el objeto a historiar (Torres, 2012).
La referencia hacia el exterior ha permitido a la historia replantearse a sí misma.
Es sabido que la interacción con la antropología derivo en el abandono del perfil
economicista (Ruiz y Martínez, 2012) para formular planteamientos
estructuralistas: se habla y se hace historia “de todo”, porque se está tratando de
desvelar la estructura social, que está integrada por cambios de corto y largo
plazo.
Marginación, marginalidad el concepto y sus acepciones
La marginación se estudio como concepto que pertimía explicar el problema
urbano como una realidad naciente en la temática de la sociologia. Las ciudades
se consolidaron como la forma de vida derivada del sistema capitalista , se
constituyenron desde lo ideológico, con la modernidad como el conjunto de
valores que estructuran a lo urbano.
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Pensar en la ciudad llevo a pensar en el campo y en otros espacios como ámbitos


ajenos al desarrollo urbano y de la modernidad; esas áreas se entendieron como
distintas del devenir urbano, extrañas a las formas de organización que la ciudad
requiere, y en consecuencia, alejandas de los beneficios de la modernidad. Se
hace evidente que ciertos espacios son marginales a lo urbano y a sus beneficios;
la marginalidad inicia como la figura no urbana, con una connotación negativa,
como concepto teorico es util para complementar el propio problema urbano.
Paulatinamente, la ciudad ha diluido sus límites y se ha visto habitada por aquellos
que siendo parte de ella no lo son del sistema de valores, del ideal, de la
modernidad: los marginales, que ahora se ubicarían en áreas periféricas, hacia
donde el desarrollo urbano apunta el cremiento de la ciudad. Así, entonces, se
presenta una extrapolación de la condicion de exclusión hacia las personas que la
viven, de la marginación a la marginalidad.
Al iniciarse el siglo XX, Robert Park en "Migración y el hombre marginal" acercó a
la teoría social el término marginalidad. En su trabajo, analiza el fenómeno que él
cataloga como desorientación psicológica, observa individuos en situaciones de
conflicto cultural, especialmente aquellos que han dejando una realidad social y
cultural para insertarse en otra distinta, los migrantes. Discute como ellos, suelen
optar por mantenerse ajenos a la cultura a veces por desición propia y otras por la
exclusión de parte de la sociedad receptora. En cualquiera de los dos casos, la
persona asimila algunos elementos de la cultura dominante, deja otros de la
original y reuslta no pertenecer ni a la de origen ni a la receptora. La condición
obliga a establecer una serie de relaciones paralelas a los esquemas generales,
una realidad alternativa con la que la estructura funciona.
En México, Oscar Lewis identificó a la marginalidad con la pobreza, expuso la
manera en que ambas componen un sisitema que conforma la identidad de
aquellos que habitaban los espacios urbanos con límitaciones infraestructurales,
de tal manera que aún cuando estás últimas se superan, la identidad marginal
persiste, por haberse constituido como en esquema de vida, de organización de la
cultura.
Actualmente, la marginalidad también se aborda desde la perspectiva de la
ciudadanía, las limitaciones del ejercicio cívico, del ejercicio pleno de la
ciudadanía. Las minorías, por ejemplo, suelen carecer del reconocimiento de su
identidad social y cultural.
Frente al desarrollo se ha considerado marginales a aquellos que no participan del
proceso de obtención de los niveles de bienestar establecidos por los indicadores
del sistema mundial. Al interior de los colectivos socioculturales, la integracion de
sus miembros puede ser acotada o nulificada por prácticas de limitación o de
interaccion pasiva hacia algunos miembros que quedan fuera de la dinámica
general. Sin embargo, la marginación también posee su propia dinámica, es
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resultado habital ante la exclusión, la organización de una estructura alterna con


elementos propios: sociales, culturales e identitarios.
La marginación, entonces, puede ser manifestacion de distintas problemáticas: la
pobreza, el aisalmiento cultural, el poder y la dominación. Consistiría en un modo
limitado e incosotentemente estructurado de pertenencia y participación en la
estructura general de la sociedad, sea respecto de ciertas áreas dentro de sus
esquemas dominantes o básicos, sea respecto del conjunto de éstos en todas o
en algunos de sus sectores institucionales.
La marginalidad cultural implica conflicto entre los individuos o grupos que
detentan valores distintos, la incompatibilidad es la clave de la tensión. Cuando
nos referimos a la marginación, los marcos de referencia son menos precisos,
pueden remitir a la exclusión de posibilidades de desarrollo e inclusive a la anomia
en que puede permanecer una persona o un colectivo. Sin embargo, el término
marginalidad, ha ganado terreno a partir de los sucesos socioeconómicos que han
evidenciado a los grupos marginales.

Dimensiones analíticas
Así es como, en tales versiones de la historia, han emergido una serie de
temáticas diversas como interés de corrientes y autores de la historiografía. La
marginalidad ha sido tema e interés de la historia en función de dar cabida a las
masas, al pueblo, a los generadores de cambio social de corto y largo plazo.
Entonces, la marginalidad no es sólo un tema, es una manera de entender la
historicidad de la humanidad y su circunstancia.
Los primeros esfuerzos en el análisis de la marginalidad, destacan a partir del
entre siglo XIX-XX, cuando la movilización de obreros hace patente su relevancia
frente a la dinámica de cambio estructural. El orden social constituido luego de la
primera guerra mundial, determinó con claridad la polarización de las personas a
partir de su clase social. La historia de los annales marcaba un cambio derivado
de un largo proceso de consolidación capitalista, mientras que la historia cultural
veía como se instituían patrones de acción cotidiana que restituían la rutina de las
comunidades, aunque éstas evidenciarán el dominio de lo popular. Ambas
destacan al pueblo como el aspecto relevante, ceden a la intención de relatar,
sistematizar e interpretar el cómo y porqué el siglo XX arrancaba con un nuevo
orden social.
Es entonces, la marginalidad un derivado del orden estructural? Si se plantea
como un concepto que pretende abordar al sector de la población que posibilita
formas sociales determinadas “desde abajo” en un cambio radical, podríamos
decir que sí: la marginalidad en un producto de la macroestructura. En cambio si la
plateamos como un elemento estructural diríamos que la marginalidad es un
reflejo de las formas históricas constituidas por prácticas de larga duración.
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La marginación, los marginados y los marginales son desviaciones de lo habitual,


de lo convencional; podrían ser entendidos como representaciones de lo
incorrecto, aunque la historiografía se ha encargado de dotarlos de cierta
capacidad de innovación, de derivaciones hacia el cambio y la adaptación. La
historia da seguimiento al cambio social, es decir a lo diferente, lo que deviene en
un proceso de cambio y estructura constante.

El estructuralismo histórico
La sociedad es un conjunto de grupos con una integración conflictiva y
discontinua. La función social es dada por el contexto historico. Los elementos del
sistema no se integran uno a uno sino que se condicionan históricamente, por eso
la existenci de un elemento no integrado deriva en conflicto, es decir, de la
naturaleza misma de la estructura. No sistemático. La estructura es un proceso
que integra y desintegra elementos conforme el contexto histórico, cambio social,
es como identificamos a esta dinámica. La sociedad puede ser un campo de
interacciones en el que las circunstacias históricas concretas, necesarias y
accidentales o f-acticas, que constituyen a la sociedad y que forman parte en la
continuidad, desarrollo y cambio de la misma.

La construcción de un objeto de estudio


La visibilidad de los marginados, suele provenir de sus propios dichos y hechos: el
pueblo en masa suele ser contestatario. Sin embargo, está también la parsimonia
de la cotidianeidad, donde el pueblo asume sin oponerse abiertamente, donde
est{an incluidos grandes sectores de la población que, aún desde su pasividad,
son agentes de cambio. En este caso, es el historiador quien detecta y hace
patente la acción social, enmarcada en un tiempo y espacio específicos, quizás ya
desaparecidos, quizás presentes en las funciones sociales contemporáneas.
La historia, asumiendo su rigor científico, comienza sus indagatorias formulando
un objeto de estudio. Más allá de un tema, un objeto de estudio es un principio
metodológico, que permite describir los límites de la situación o de la necesidad
determinada por el investigador. Es diferente hablar de la suciedad en las calles,
que de los proyectos urbanos higienistas, en el segundo es evidente el uso de
categorías que dimensionan a lo evidente como un hecho más abarcador, que
puede explicar una serie de causas y complicaciones donde la suciedad de las
calles en un factor conectado a una amplia realidad (Corbin, ¿???).
Esta reflexión epistemológica permite la construcción abstracta de la realidad, la
delimitación de las actividades o las prácticas persitentes aunque continuas e
incabadas a la vez, deriva en la formulacion de problemàticas de investigación en
las que las inconsistencias, las rupturas y desviaciones son el pondo desde el cual
se explica la totalidad de una comunidad
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En una somera revisión de la historiografía occidental, encontramos a los


marginados y marginales de modo constante como sujetos de estudio: las brujas,
los herejes, ladrones, rebeldes y revolucionarios, aparecen constantemente en las
páginas de las historias culturales. En común poseen la condición de ruptura o
exclusión del orden social, circunstancia que igual se posiciona como generadora
de cambios estructurales.

Secuencia didactica
Tema: Orígenes de los patrones de discriminación
1. Observación y análisis de la realidad inmediata:
Determinar la existencia de factores de diversidad: étnica-cultural, económica,
regional, sexual, migrantes, etc.

2. Discusión y Reflexión:
¿Reconoces actitudes de intolerancia que promuevan discriminación, exclusión y
maltrato a grupos o prácticas determinadas?
¿puedes relacionarlos con eventos o acontecimientos históricos que las
expliquen?
¿identificas la existencia de poderes fàcticos que promuevan o mantienen
pratones y cinductas que llevan a la exclusión?

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