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Personas Naturales - Monografias
Personas Naturales - Monografias
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RESUMEN ................................................................................................................................... 4
INTRODUCCIÓN....................................................................................................................... 5
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Las personas físicas y naturales
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Las personas físicas y naturales
RESUMEN
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Las personas físicas y naturales
INTRODUCCIÓN
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frase: nasciturus pro iam nato habetur quotiens de eius commodis agitur. El
aforismo, sin embargo, no está formulado así en ningún texto romano; es máxima
construida por los comentaristas. Las expresiones análogas de
algún jurisconsulto clásico, indicadoras de la apuntada semejanza entre la
condición del simplemente concebido y la del ya nacido, no fijan un principio
doctrinal de afirmación de personalidad jurídica del nasciturus, sino que tienen
más bien un mero valor instrumental, recurso expositivo que aclara y facilita la
explicación de una situación.
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Para que un esclavo se convirtiera en un ciudadano libre, tenía que ser liberado
del pater familias, (de ahí los términos manumisión y emancipación), por ley, en
cualquier circunstancia, su palabra era absoluta y final. Si un hijo no era querido,
bajo la ley de la República Romana tenía el poder o potestad para ordenar
la muerte del niño por exposición.
El Pater Familias, también tenía el poder para vender a sus hijos como esclavos,
sin embargo, que si un hijo era vendido como un esclavo tres veces, dejaba de
estar sujeto a la patria potesta y el poder de aprobar o rechazar matrimonios de
sus hijos e hijas. Con el tiempo, la autoridad absoluta del pater familias tendió a
debilitarse, y derechos que teóricamente existían no eran aplicados ni se insistía
en ellos.
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Es necesario precisar las condiciones del nacimiento del ser humano, ya que
únicamente los nacidos vivos gozan de personalidad jurídica. Para el Código
Civil, el nacimiento se verifica cuando el ser humano se ha separado
completamente de su madre (Art. 90 C. C.). No interesa distinguir cómo se
realiza la separación del ser humano del vientre materno, pues si es expulsado
mediante parto espontáneo, como si lo es por operación cesárea, o es separado
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Como podemos observar, en Roma no todo ser humano era persona y también
ocurría que no toda persona era ser humano, como las personas colectivas, pero
en esta sección estudiaremos a la persona física, así como los requisitos para
serlo.
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Existen, por consiguiente, tanto en el Derecho moderno como en el romano, dos tipos
de personas: a) personas individuales o físicas, es decir, el ser hombre: todos los
hombres, hoy; sólo los individuos humanos que reunieran ciertos requisitos, en el
Derecho romano, y b) esas otras entidades -el Ayuntamiento y la Compañía ferroviaria
de los ejemplos anteriores- con tenencia de derechos y obligaciones, pero sin naturaleza
individual humana.
Existen –en Derecho privado– dos clases de personas: las naturales y las
jurídicas. Es persona natural todo hombre capaz de derechos; persona jurídica,
todo sujeto capaz de derechos privados, que no sea hombre; por ejemplo: el
Estado o un Municipio.
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poco las negras sombras que sobre la vida del pueblo proyecta la propiedad
privada de los individuos, por el reparto forzosamente desigual –aunque no
inmutable– de los bienes económicos, logrando que una parte del patrimonio, en
cada pueblo, pertenezca como inalienable a la sociedad, a la colectividad y a
cuantos la integran; la historia es la encargada de determinar, como fruto de las
luchas sociales de cada época, el alcance de esta distribución. He aquí la misión
de la persona jurídica, en concurrencia con la natural.
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ventris nomine.
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Naturalmente, este triunfo del Derecho romano no fue repentino, sino gradual.
Para llegar a la definitiva consagración de la personalidad jurídica hubo
necesidad de ensayar antes una serie de formas conceptuales y desplegar un
esfuerzo constructivo nada vulgar. El Derecho romano antiguo desconocía,
como los de otros pueblos, la idea de la persona jurídica; estaba hecho a la
medida de la persona individual o natural, es decir, del ciudadano. Aunque
existían asociaciones privadas –collegia, sodalitates–, no se les reconocía
capacidad patrimonial: sus bienes eran, en Derecho, pertenencia formal de un
individuo, de uno de sus miembros. Jurídicamente era, pues, como si no
existiese como tal patrimonio social. El patrimonio público, perteneciente al
Estado –a la ciudad– y a sus dioses, figuraba entre las cosas sustraídas al
comercio –res extra commercium–. El Estado lo formaba el pueblo, al cual, por
tanto, correspondían los bienes de aquél; de aquí su nombre de res
publicae o populicae. Estos bienes del dominio público se consideraban
patrimonio común de los ciudadanos en general y eran lo opuesto a las res
privatae, o sea al patrimonio individual de cada ciudadano. No eran objeto de
propiedad privada –individual– ni susceptibles de apropiación por los
particulares. El pueblo no se reputaba persona –jurídica–. Cuanto poseía, se
hallaba fuera del comercio y de la propiedad privados –extra commercium–. Así
se explica que los terrenos públicos –ager publicus– se digan "nullius", que vale
tanto como decir "propiedad de nadie", entendiendo por nadie ningún particular.
Los bienes vinculados en común a todos, mal pueden pertenecer
individualmente a ninguna persona privada. Para obtener categoría de persona,
el pueblo romano precisaba ser civis, pues sólo el ciudadano tenía consideración
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de tal. He aquí por qué el Derecho civil no dispone de forma jurídica alguna en
qué modelar como patrimonio privado los bienes dedicados a fines públicos.
Éstos, repetimos, quedan fuera del mundo jurídico privado –extra commercium–
y se rigen exclusivamente por las normas públicas. Y al mismo régimen que
el ager publicus y el aerarium se hallan sujetas las relaciones patrimoniales del
Estado; es decir, los contratos y actos jurídicos –compraventas, arrendamientos,
etc.–, que celebra por medio de sus magistrados, y que no pueden hacerse
efectivos mediante acción ante los tribunales civiles. El Estado no se aviene a
razones, como un simple particular. Su patrimonio se halla, generalmente,
amparado por providencias públicas, que dictan sus propios órganos, y contra
sus contratos y actos jurídicos sólo se puede recurrir por la vía administrativa,
acudiendo en alzada a la autoridad. El Estado no depone sus derechos de
soberanía ni aun en las relaciones patrimoniales; campea siempre sobre el
individuo y jamás desciende al terreno privado; es demasiado augusto el populus
Romanus, para allanarse a las formas jurídicas que se imponen a un particular
cualquiera. Tal es la razón de que el Estado romano no sea una persona jurídica
ni posea capacidad patrimonial en el sentido del Derecho privado. Éste y el
Estado se excluyen recíprocamente. Los bienes del Estado –populus–
constituyen siempre, en Derecho, un patrimonio social de carácter público, y en
el Derecho privado antiguo no hay sitio para otro patrimonio que no sea el
individual.
Forman grupo aparte, entre las cosas públicas, las res sacrae, o sea las cosas
consagradas a los dioses del Estado. Éstas se hallan sustraídas igualmente al
comercio jurídico privado –extra commercium– y salvaguardadas por la
jurisdicción administrativa; son, por tanto, incompatibles con la idea de la
propiedad privada en cabeza de una persona jurídica, como podían serlo los
dioses o la Iglesia.
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La persona social es, en Derecho romano, una asociación con capacidad jurídica
autónoma. Su patrimonio pertenece a la asociación y no a los asociados. Sus
deudas pesan sobre la asociación y no sobre los asociados. Dotada de
capacidad patrimonial propia, su patrimonio es ajeno a los miembros que la
integran, y sus deudas en nada les atañen jurídicamente. La corporación y sus
individuos son sujetos perfectamente distintos en Derecho para cuanto se refiera
a su patrimonio. En el comercio jurídico, es decir, en sus relaciones con terceras
personas, los miembros de la corporación no actúan como tales miembros, sino
en calidad de extraños. La asociación, cuando goza de propia capacidad,
constituye una persona nueva, una persona jurídica, totalmente distinta e
independiente de las personas físicos que la forman.
EL SUJETO DE DERECHO:
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PERSONA Y CAPACIDAD:
Causa de la constitución de todo derecho es el hombre. Mas sujeto de derecho
no es en Roma, todo hombre, ni solo el hombre. Sujeto de derecho es aquel en
quien, sobre la humana condición, concurren otras tres: la de ser libre, ciudadano
u sui iuris. Lo es también el ente distinto del hombre al que la ley reconoce
capacidad jurídica.
Sujeto de derecho o que es capaz de derechos, y una y otra expresión se
vinculan al término persona. Sin embargo, falta en Roma un nombre técnico para
designar la capacidad jurídica. Esto es. La aptitud del hombre para ser sujeto -
potencial o actual- de relaciones jurídicas, para tener derechos y contraer
obligaciones.
Entre los romano, las palabra persona tiene el significado normal de hombre, sin
que aquí se haga alusión a su capacidad, bajo tal aspecto, tanto es la persona
el hombre libre como lo es el esclavo persona serví, al que no considera sujeto
de derecho por nuestra parte, con la palabra persona designaremos en sentido
técnico jurídico aunque no sea romano al hombre capaz de derechos libre civis
romanus y sui iuris. Hay en efecto dos clases de personas: la personas físicas,
que son los hombres entes corpóreos, visibles y tangibles y las personas
jurídicas entes sociales e incorporales: asociaciones y fundaciones.
La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen del status
personarum o hominum, es decir, de la condición en que se encuentra una
persona respeto de una determinada situación status. La situación el status debe
afectar decisivamente a la capacidad jurídica, en cuanto que no goza de esta
quien no tiene libertad status libertatis o la ciudadanía status civitatis. De otra
parte, solo distinta situación en la familia no la situación familiar misma, el status
familiae influye en la capacidad jurídica. En efecto, tanto el homo sui iuris como
el homo alieni iuris, tiene status familiae, pero únicamente el primero es capaz
de pleno.
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En Roma los hombres se dividían en libres y esclavos. Sólo los libres tenían
capacidad jurídica. El esclavo era la persona la que la norma positiva privaba
una situación de libertad. Sólo se terminaba cuando se declaraba una institución
de libertad.
La esclavitud ocupa un papel muy relevante en la historia política, económica y
social de Roma. La condición y la consideración del esclavo variaron mucho a lo
largo del tiempo. En época primitiva la posición del esclavo en la casa roma era
igual a la de cualquier sometido al pater familia.
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a las fieras sin la autorización del magistrado; privar al dueño de la propiedad del
esclavo cuando lo abandona por viejo o enfermo.
La situación de los esclavos:
El esclavo no es una persona: es un cosa (res). Su condición personal es
lamentable. La esclavitud es la negación de la personalidad. El esclavo en el
origen (homo, servus, mancipium) no es una persona, no tiene familia: su unión
(contubernium) es un puro hecho, no un matrimonio (matrimonium); no tiene
patrimonio; no puede comparecer en justicia. Siendo una "res, puede ser objeto
de propiedad exclusiva o colectiva. Pertenece a una persona que ejerce sobre él
la "Dominica potesta".
Causas de la esclavitud:
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El dueño tiene poder de vida y de muerte sobre el esclavo. Puede, con mayor
razón, castigarlo venderlo o abandonarlo. Parecería lógica la creencia de que
este poder primeramente se ejerció en todo su rigor y que se humanizó más
tarde, en una época más avanzada de civilización. Sucedió, precisamente lo
contrario. La potestad del dueño no fue, en primer lugar, sino una especie de
autoridad doméstica que usaba con ciertos miramientos, y cuya moderación
obedecía a diferentes causas. En los primeros siglos, los romanos no tienen más
esclavos que los prisioneros hechos a las naciones vecinas; es decir, a los
pueblos de la misma raza que ellos y de la misma religión. Estos esclavos son,
además, en pequeños números; la comunidad del trabajo, establece entre ellos
y sus amos armonías más íntimas; se consideran casi como de la familia.
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Clases de esclavos:
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pueden salir de la esclavitud por la liberación, otras, pertenecen a una clase más
favorecida: los esclavos públicos, dedicados a empleos de un orden elevado:
como la conservación de los caminos, la guardia en las prisiones, la recaudación
de los impuestos . Estos esclavos pueden poseer un peculio y disponer de la
mitad de sus bienes por testamento.
Los esclavos libres por destinación (statu liberi). Ejemplo: Flavio hace un
testamento por el cual libera a un esclavo bajo la condición que levante, a
su muerte, un mausoleo. Producido como haya puesto la última piedra del
mausoleo quedara libre. Hasta el momento hay una esperanza de libertad que
constituye un espacio de derecho.
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que cambia de familia con todo su patrimonio y pasar a ser alieni iuris y
su patrimonio va al padre).
1. Latini prisci o latinos antiguos a los que se concedía el ius comercii, ius
connobium y testamenti factio pasiva.
2. Latini coloniarii: son los habitantes del Lacio, propios de las colonias que
Roma crea con latinos y ciudadanos tras el fin de la liga latina. Se les
concede el ius comercii.
3. Latini juniani: estos son los libertos manumitidos de forma no solemne.
Dar la libertad a un esclavo ha de hacerse dando una serie de fórmulas.
Cuando se respetan esas normas pasa a ser ciudadano romano; si no,
resulta libre pero no ciudadano romano. No pueden votar ni entrar en la
actividad jurídica.
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Peregrinos:
A los peregrini solo se les concedieron los derechos básicos del Ius
gentium ("derecho de gentes"), una suerte de derecho internacional
derivado del derecho comercial desarrollado por las polis griegas, que fue
usado por los romanos para regular las relaciones entre ciudadanos y no-
ciudadanos.
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a los cuales les hubiera sido atribuida la snatalimn restitutio”. En las Novelas
justinianeas viene por fin acordado el conceder a todos los libertos la posibilidad
de alcanzar la libertad (in. genui).
La esclavitud tenía su principal fundamento en la cautividad de guerra que hacía
esclavos a los “captivi”. Era un matituto de “ius gentiuni”, definido como “contra
naturam”, porque se reconocía que por derecho natural todos los hombres eran
libres e iguales. No obstante, desde un principio
hasta la edad justinianea, la esclavitud fue siempre admitida en el mundo
romano, como en casi todos los otros pueblos de la antiguedad, y considerada
plenamente legítima según el derecho positivo.
El esclavo era considerado como una «res”, y así, pues, como objeto y no sujeto
de derecho; sobre él se podía constituir la propiedad, el usufructo, la prenda y
como tal cosa podía ser v~ndido, arrendaao, donado, poseído. Totalmente
privado de capacidad jurídica (servirle caput nullum ius habet), no podía ser
titular de derechos de familia, de propiedad, de obligaciones, de sucesión, ni
podía promover o ser citado en juicio. Por lo tanto no era posible el matrimonio
entre libres y esclavos, ni entre esclavos mismos, sino sólo uniones de hecho
(contubernium), aunque sí permanentes; y con los nacidos de estas uniones no
se establecía vínculo alguno de parentesco, siguiendo ellos en todo caso la
condición de la madre.
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condicio nostra per servos fien potest, deterior fien non potest). Por otra parte
bajo ci mismo aspecto era considerado como honibre y su personalidad
reconocida. Esto sucedía especialmente en el campo del derecho sacro y para
el dereho penal público: respecto al primero no se hacía regla de distinci6n entre
libres y esclavos, y en cuanto al segundo el esclavo era responsable por loE
crímenes cometidos. Para los delitos privados, por el contra no, respondía el
propietario, que podía, sin embargo, librars€ de su responsabilidad consignando
al ofendido al culpablE
— La condena penal, por la cual los condenados a muerte o a trabajos forzados
eran considerados s’~servi poenae”. En el derecho justinianeo, sin embargo, tal
esclavitud iba referida sólo a la pena capital.
— La venta. Partiendo del principio de que el ciudadano, por lo general, no podía
ser esclavo en Roma, antiguamente, la venta debía realizarse «trans Tiberim”,
esto es, fuera del territorio romano. Podían ser vendidos como esclavos los “filii-
familias” por el padre, los ladrones cogidos en flagrante delito, los deudores
insolventes (addictis), los desertores y aquellos que no se inscribían en el censo
(incensi). Pero todos estos motivos dejaron de ser considerados en la Edad
Clásica.
Por otra parte llegaban a ser esclavos del adquirente: el hombre libre mayor de
veinte años que a sabiendas se hubiese hecho vender por un supuesto
propietario para participar del precio de esta venta, por otra parte nula; del
antiguo señor:
el esclavo libertado que se hubiese mostrado ingrato hacia él; del señor del
esclavo ajeno: la mujer libre que con el esclavo mismo mantuviese relaciones no
obstante la prohibición del «dominus”. Este último caso, decretado por el Senado
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No todo, sin embargo, eran derechos a favor del patrono; éste debía también
alimentos al liberto; no podía, so pena de perder el patronato, entablar contra el
liberto acusaciones que produjeran condena a pena capital, y los pretores
corregían frecuentemente los abusos que se cometían por los patronos que se
excedían en la exigencia de operae.
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Pero el pretor comenzó a dispensar una cierta protección a los que se hallaban
en esta situación, y después una lex Iunia reconoció dichas formas de manumitir,
aunque sin equipararlas en sus efectos a las formas solemnes. Los esclavos
libertados inter amicos, per epistulam, per mensam, etc., no se hacían
ciudadanos romanos, sino latinos, y, aparte algunas otras restricciones, a su
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muerte todos sus bienes pasaban a su antiguo amo, no como herencia (iure
hereditatis), sino iure quodammodo peculii. Por eso se dice que estos latinos,
llamados latini Iuniani, en razón a la ley que creó tal situación, vivían libres, pero
morían como esclavos.
La lex Fufia Caninia limitaba el número de esclavos que, en relación con el total
de los que el testador tenía, podían manumitirse por testamento, fijando en todo
caso un tope máximo de cien. La lex Aelia Sentia dispuso: 1.º, que el dueño
manumitente debía ser mayor de veinte años; 2.º, el esclavo manumitido no
podía ser menor de treinta años; antes de estas edades podía únicamente
manumitirse per vindictam y previa justa causa reconocida por una comisión
especial; 3.º, la manumisión llevada a cabo en fraude de acreedores, es decir,
cuando al manumitir no quedaban otros bienes bastantes para satisfacer a éstos,
era nula; 4.º, el esclavo manumitido que hubiese sufrido pena infamante, no
adquiría la ciudadanía romana ni la condición de latino; se hacía libre, pero
quedaba en la situación de los dediticii. Es de advertir que la manumisión en
contra de los requisitos 1.º y 2.º no era nula: la única sanción por la infracción de
los mismos consistía en que el manumitido no se hacía ciudadano romano, sino
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latino .
Causa liberalis
La controversia y consiguiente decisión acerca de si un hombre era libre
o esclavo daba lugar, en el procedimiento romano, a un juicio especial,
denominado causa liberalis.
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STATUS CIVITATIS:
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suplen por los intérpretes con diversas reconstrucciones, discrepando: a), acerca
de si la concesión abarcó a los dediticios o fueron éstos excluidos; b), de si,
además de esta exclusión, se hicieron otras, y c), acerca de quiénes son en el
texto considerados como dediticios.
Los no ciudadanos
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EL STATUS CIVITATIS:
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servían en los ejércitos romanos: ya no hubo más latinos que los libertos latino-
junianos.
Clasificación:
La clasificación sería:
b) los latinos;
c) los peregrinos.
1) por nacimiento: era ciudadano romano aquel concebido por padres romanos
unidos en iustae nuptiae. Fuera de esta situación se debía considerar la situación
de la madre.
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es decir, participa de todas las instituciones del derecho civil romano, público y
privado. Entre las ventajas que de ellos resultan, en la condición de ciudadanos
en el orden Privado son: A).- El Connubium, es decir, la aptitud para contraer
matrimonio de derecho civil, llamado justa nuptia, el único que
Establece entre el padre y los hijos el poder paternal y la agnación. Y, B).- El
Commercium, que es el derecho para adquirir y transmitir la propiedad, por los
medios establecidos por el derecho civil, tales como el mancipatio. Y permite al
ciudadano tener la testamenti factio, es decir, el derecho de transmitir su
sucesión por testamento, y ser instituido heredero. Y en el orden Político: A).- El
Jus suffragii, derecho de votar en los comicios para hacer la ley y proceder a la
elección de magistrados. Y, B).- Los Jus honorum, o derecho de ejercer las
funciones públicas o religiosas. También se agregan otros privilegios, como son;
la Provocatio add populum, que es el derecho de no sufrir una
pena capital pronunciada por magistrado que no sea un dictador y que la
sentencia haya sido aprobada por el comitiatus maximus, es decir, los comicios
por centuria.
Los no Ciudadanos: Los no ciudadanos o extranjeros, en principio, están
privado de las ventajas que confiere el derecho de ciudadanía romana y sólo
participan de las instituciones derivadas del Jus gentium. En la lengua primitiva
se les designa con el nombre de hostes; al enemigo se le llama perduellis; pero,
pronto el lenguaje se modifica; hostes significa el enemigo; y los extranjeros que
no tienen el derecho de ciudadanía y con los cuales Roma no está en guerra, se
califican de Peregrini, que son habitantes de los países que han hecho tratados
de alianza con Roma, o que se han sometido más tarde a la dominación romana
reduciéndose al estado de provincia, la condición de los peregrinos es el derecho
común para los no ciudadanos. No disfrutan del Connubium, del commercium ni
de los derechos políticos, aunque son susceptibles de adquirirlos.
Pérdida de la ciudadanía:
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a) Latini veteres: antiguos habitantes del Latium que alguna vez se alzaron
contra Roma y luego conformaron la Liga Latina. También a comunidades no
latinas se les concedió este status. Tenían muchas facilidades para
convertirse en ciudadanos romanos. Por ejemplo, si habían sido magistrados
en su ciudad de origen y luego se iban a Roma se les daba la ciudadanía.
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Los peregrini:
ESTADO DE FAMILIA:
La familia está organizada en Roma sobre la base del patriarcado; el papel del
paterfamilias era el principal y de ahí que la madre ocupara un lugar
completamente secundario. La familia se desarrollaba exclusivamente por vía de
los varones, la mujer al casarse salía de su familia civil para pasar a formar parte
de la familia del marido.
Personas ¨sui iuris¨ y ¨alieni iuris¨
Por otro aspecto considerado, las personas se dividen, según el
derecho romano, en sui iuris y alieni iuris. Las primeras son las que no están
sujetas a la potestad de otra persona. Las segundas son las que se hallan
sometidas a potestad ajena.
Las potestades que una persona podía ejercer sobre otras eran:
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persona, toda vez que el esclavo no tenían personalidad civil. Aquella potestad
era tan solo el derecho de propiedad sobre un bien patrimonial.
Tampoco se incluye como potestad la función del tutor y del curador, porque
estos cargos no implicaban una verdadera potestad sobre la persona del
incapaz, ni en beneficio del guardador. El tutor y el curador eran, por sobre todo,
administradores de los bienes del incapaz y asesores de este en determinados
actos de la vida civil. Eran cargos establecidos como protección de los sui juris
incapaces, según lo veremos oportunamente.
Era característico de las potestades de una persona sobre otra el que se
consideraba instituídas en beneficio de quien las ejercía y no de quien a ellas se
hallaba sometido.
Derecho privado
En relación con el ius privatum, en principio, sólo los sui iuris tienen plena
personalidad jurídica. Por eso se ha dicho, con razón, que el Derecho privado
romano es, durante su época verdaderamente romana, el derecho de
los paterfamilias.
Hablar de la condición jurídica de los sui iuris y de los alieni iuris, viene a ser
referirse a los diversos poderes a los cuales están sometidos los alieni iuris, en
lo que respecta a las reglas de autoridad del amo y a la condición del esclavo,
por lo que sólo se describirá la situación de las personas sometidas a la autoridad
paterna, a la manus y al mancipium.
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Un cambio lento se fue desarrollando, sin embargo, en ésta como en otras zonas
del Derecho privado romano. Y se fue dibujando, con trazos cada vez más
resaltados, una personalidad del filiusfamilias, la cual será objeto de nuestra
atención al estudiar el Derecho de familia.
Patria potestad:
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2º) a los descendientes legítimos por línea paterna, de toda edad y de cualquier
sexo, solteros o casados;
3º) a los hijos adoptados como tales por el paterfamilias, y
4º) a la mujer in manu del paterfamilias.
Resultaba, pues, que los descendientes por línea materna se hallaban excluidos
de la patria potestad del jefe de familia, hallándose sometidos a la del jefe de la
familia de su respectivo ascendiente paterno.
Resultaba igualmente que ni la mayor edad del descendiente, ni su matrimonio,
lo hacían salir de la patria potestad, y que esta se ejercía so solo sobre los
descendientes del primer grado, si no los descendientes legítimos, de manera
indefinida: nietos, biznietos, etc.
Las personas sometidas a la patria potestad se denominaban, en general, hijos
de familia.
El poder en mención lo tenía el páter respecto de la persona y bienes del hijo de
familia. Pero el vigor de ese poder no tenía por finalidad asimilar ese hijo a un
esclavo, puesto que, como ya se anotó, éste era cosa del dueño, mientras que
el hijo de familia era persona, no sólo apta para el desempeño de cargos
públicos, sino para participar en la sacra privata del páter, quien, no obstante, en
los primeros tiempos tuvo sobre el hijo en patria potestad derecho de vida y de
muerte, como si se tratara de una cosa, al punto de poder abandonarlo, de
enajenarlo en territorio romano para que cayera en mancipio y hasta de ejercer
la acción reivindicatoria, como si se tratara de un bien corpóreo, cuando el hijo
resultaba ser objeto de robo. Es más, el páter podía dar muerte al hijo de familia
impunemente.
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El matrimonio
En las primeras épocas del derecho romano se tuvo un concepto elevado,
idealista y semirreligioso del vínculo matrimonial. En las últimas épocas se
sustituyó por un concepto realista y puramente humano de la unión conyugal.
En los primeros tiempos el matrimonio debía contraerse de manera solemne, es
decir, mediante la observancia de determinadas solemnidades y ritualidades,
para que el marido adquiriera sobre la mujer la potestad denominada manus,
según la cual la mujer casada quedaba sometida a manera de hija (loco filiae) a
la patria potestad del marido, teniendo, por consiguiente, la misma situación
jurídica del hijo de familia.
Las primitivas formas solemnes de constitución de la manus en el matrimonio
fueron la confarreatio y la coemptio.
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La confarreatio no era otra cosa que una ceremonia religiosa. Los contrayentes
comparecían ante el pontífice máximo, el flamen dialis o sacerdote de Júpiter y
diez testigos, y allí se desarrollaba el conjunto de ritualidades y símbolos que
constituían la ceremonia. Entre esos ritos figuraba el sacrificio de una res, de
cuya piel se sacaba una tira que unía a los contrayentes, sentados juntos, y el
ofrecimiento de un pastel de harina (farreum) a Júpiter.
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Fratres germani, sorores germanae llámanse los hermanos que lo son por parte
de padre y de madre; uterini, los que lo son sólo de madre. El
adjetivo consanguineus se aplica unas veces con los hermanos que lo son
exclusivamente de padre y otros a los que son de doble vínculo.
Grado: medida en la relación de parentesco
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Infamia y turpitudo:
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Las fuentes aclaratorias de la infamia, así como las consecuencias que producía
en orden a la limitación de la capacidad de ejercicio de los derechos, variaron en
el curso de la evolución histórica del Derecho romano. Las fases antigua y clásica
de éste nos ofrecen los siguientes modos de declaración y efectos de la infamia:
1.º Las leyes comiciales, que prohibían intervenir como testigos en los negocios
jurídicos a ciertas personas (intestabiles), verbigracia, los que habiendo sido
antes requeridos habían negado su colaboración como tales testigos, los
difamadores, los autores de un carmen famosum . 2.º Los censores y los
cónsules, que con la nota censoria o la inadmisión en la lista de candidatos
privaban al afectado por ellas de la elegibilidad para las magistraturas y acceso
al Senado. 3.º El pretor, que fijó en su edicto una lista de personas a las cuales
prohibía el postulare pro alio y el ser procuradores judiciales o valerse a su vez
de procuradores para pleitear. Tales eran los condenados por algún delito, o en
las acciones de sociedad, tutela, mandato y depósito, los cómicos gladiadores,
viudas casadas antes del año de luto, bígamos o contrayentes de esponsales
dobles, etc.
Esta lista pretoria, modificada, la recogieron los compiladores justinianeos para
confeccionar en el Corpus iuris el catálogo de las personas infames, añadiendo,
en lo que se refiere a las consecuencias, a la prohibición de postulare pro alio, la
incapacidad para desempeñar cargos.
Aparte tales motivos previamente señalados, se daban, como hemos dicho, otros
de carácter exclusivamente social, que tildaban a algunos sujetos
como personae turpes. El derecho no fijaba las causas determinantes de esta
mala reputación (turpitudo), pero cuando aparecía tildando a alguien la tenía en
cuenta, como veremos, en materia de matrimonio, tutela, testamento y
testimonio.
Malum carmen incantare, significaba en las XII Tablas una actividad mágica
para provocar la muerte de alguien. Sentido que se olvidó después, pasando a
significar la difamación por escritos.
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I) Impúberes:
a) Infantes.
II) Púberes:
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de actuación del pupilo varían según las otras tres categorías que en los
impúberes se apreciaban. Infans fue originariamente el impúber que aún no sabe
hablar, qui fari non potest; más tarde se fijó en los siete años un límite uniforme
a este período de la vida. El infans es absolutamente incapaz de realizar actos
jurídicos; sus declaraciones carecen de eficacia. No comete tampoco actos
delictivos. La actividad necesaria para el ejercicio de los derechos y obligaciones
que integran su patrimonio la cumple por él su tutor. El impuber infantia maior -
entre los siete y los catorce o los doce años- puede ya realizar por sí aquellos
actos que no pueden acarrearle sino un beneficio patrimonial, v. gr., aceptar sin
condiciones un regalo, apoderarse de una cosa que no tiene dueño. Necesita,
en cambio, de su tutor puede afectar una modalidad que no es posible respecto
al infans. Porque si el pupilo es infans, el tutor tiene que actuar él sólo, mientras
que con el infantia maior, que ya puede expresar una voluntad aunque inexperta,
el tutor colabora, reforzando dicha voluntad con su auctoritas. Existen,
finalmente, actos -matrimonio, testamento- que ni con la asistencia del tutor
pueden ser llevados a cabo por el impuber infantia maior. Al impúber pubertati
proximus se le consideraba responsable por algunos actos delictivos -iniuriae vel
doli capax-, y debía hacer efectivas las obligaciones que de ellos se derivaban.
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Enfermedad
Los estados patológicos (morbus), en cuanto oscurecen o borran la inteligencia
y voluntad necesarias para la realización de negocios jurídicos -como sucede
con la locura e imbecilidad en sus diversas formas (furiosi,
dementes, mentecapti)- o dificultan la necesaria exteriorización de la voluntad
propia y la recepción de la ajena (sordomudos, ciegos), influyen en la capacidad
de ejercicio de los derechos. Los locos tenían un curator. Sobre los enfermos o
afectados de un defecto físico (vitium) pesaban ciertas incapacidades. También
a los castrati, además del matrimonio, les estaba prohibida en el Derecho
justinianeo la adopción.
Prodigalidad
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El honor es, en primer término, un concepto social. Se dice que tiene "honor"
quien goza de plena consideración ante la sociedad. Para lo cual es menester
que obre conforme a las ideas en ella imperantes. La sociedad se vale de este
recurso para imponer al individuo, no sólo los preceptos del Derecho y de la
Moral, sino también las prácticas convencionales que, en ocasiones, chocan con
la Moral misma y con el Derecho. Además, como las exigencias y los usos
sociales suelen variar según las diferentes clases de la sociedad, se habla
también de un "honor de clase", de un honor militar, comercial, etc.
Las normas jurídicas que regulan el "honor civil" son un reflejo, en el mundo del
Derecho, de las ideas y concepciones sociales, a las cuales el Derecho se
somete, en ocasiones, considerando deshonroso aquello que la sociedad
condena. "Honor civil" u honor en sentido jurídico, es la plena consideración de
que goza la persona ante la ley. En este sentido jurídico, la degradación del
honor menoscaba la integridad del hombre en la esfera del Derecho.
El Derecho civil romano sólo impone la degradación del honor: 1. º, en los casos
determinados por la ley; 2. º, por nota censoria. Más en esto, como en todo, el
Derecho honorario prevalece, en el transcurso del tiempo, sobre el civil. A fines
de la República pierde importancia la antigua institución de la censura, cuya obra
continúa el pretor. El Edicto regula la degradación del honor civil en lo tocante a
sus consecuencias procesales, especificando las personas privadas, hasta cierto
punto, por razón de su condición dudosa, del ius postulandi o derecho a
comparecer judicialmente ante el magistrado; éstos sólo pueden postular para sí
y para sus cercanos parientes. El Edicto indica también, en su segunda parte,
los que, por hallarse en entredicho, quedan privados del derecho a ser
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Hay que distinguir dos grupos de casos: unos, en los que se incurre directamente
–ipso iure– en infamia, a consecuencia de un acto punible: es la llamada "infamia
inmediata", que se da, por ejemplo, en el ejercicio de una industria deshonesta,
licenciamiento deshonroso de las filas, poligamia, etc.; en otros casos se requiere
una sentencia judicial provocada por la acción punible: "infamia mediata". Toda
condena criminal en que se impongan penas corporales, de muerte o de
privación de libertad, lleva aparejada como accesoria la de infamia, al igual que
ciertas condenas civiles, principalmente en los procesos por hurto, robo, injuria,
fraude o violación deshonrosa de ciertos deberes: los de tutor, socio, depositario
y mandatario. Las acciones civiles que entrañan esta nota de infamia se
llaman actiones famosae.
Mas toda codificación sobre estas materias tiene que ser, forzosamente,
incompleta. De aquí que se concediese al juez cierta libertad para apreciar los
casos deshonrosos no previstos por la ley ni por el Edicto. Existen, pues, dos
clases de exoneración o minutio existimationis: 1.º, la infamia, cuyos requisitos
señalan el Edicto pretorio o la ley, y 2.º, la turpitudo o "conducta despreciable",
que depura libremente el juez en cada caso concreto, inspirándose en la opinión
pública y en las ideas sociales imperantes.
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Capacidad jurídica
La capacidad jurídica puede ser definida como la aptitud para ser titular de
derechos subjetivos y de deberes jurídicos. O, en otras palabras, la idoneidad
para ser sujeto de relaciones jurídicas. El concepto de capacidad jurídica es
coincidente con el de personalidad. La personalidad es presupuesto e implica la
capacidad jurídica; toda persona, por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica;
la tiene desde el comienzo hasta el fin de su personalidad. Por tanto, la tiene
todo ser humano y las personas jurídicas.
Capacidad de obrar
Señalar, por último, que la capacidad de obrar plena se presume; mientras que
la falta o la restricción de capacidad ha de ser acreditada de modo evidente y
completo.
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Prueba de la muerte
Premoriencia y comoriencia:
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autorizadamente que se crea una presunción legal de las llamadas iuris tantum
(es decir, con admisión de prueba en contrario), la doctrina mayoritaria, estima
que seguramente no se establece aquí una presunción en sentido técnico, sino
que más bien una aplicación del principio de que quien alegue algo en su
derecho debe probarlo. Si ninguno de los interesados puede demostrar que una
de las personas murió antes o después (carga de la prueba), es lógico que el
ordenamiento opte por entender que las muertes se han producido al mismo
tiempo, solución neutra que no supone ninguna presunción, sino todo lo
contrario.
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CONCLUSIONES
En el Derecho moderno basta ser hombre para ser persona, pero, sin embargo,
ni doctrina ni legislaciones están conformes en cuanto al momento del comienzo
de la personalidad.
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El ser humano concebido es el llamado nasciturus, que puede ser definido como
el ser humano que ha de nacer, el concebido aún no nacido. Aunque sea el
nacimiento el momento que determina el comienzo de la personalidad, el
Derecho protege la figura del concebido, al disponer el art. 29 CC. en su segundo
párrafo que “el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean
favorables siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo
siguiente”.
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Con ello adopta nuestro Código la teoría de la comoriencia siendo los dos
requisitos necesarios para que opere los siguientes:
1°.- Que las personas fallecidas estén llamadas a sucederse entre sí, ya sea en
una sucesión testamentaria, ya sea en una sucesión intestada.
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La capacidad jurídica puede ser definida como la aptitud para ser titular de
derechos subjetivos y de deberes jurídicos. O, en otras palabras, la idoneidad
para ser sujeto de relaciones jurídicas.
Ésta, pues, no corresponde a toda persona ni es igual para todas, sino que tiene
una serie de grados que corresponden al estado civil y que tienen íntima relación
con la edad, la incapacitación, la nacionalidad y vecindad civil (en el sentido de
que la ley personal, correspondiente a su nacionalidad y su vecindad civil, rige
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en materia de capacidad, según los arts. 9.1 y 16 CC). Señalar, por último, que
la capacidad de obrar plena se presume; mientras que la falta o la restricción de
capacidad ha de ser acreditada de modo evidente y completo.
2º.- Orden público. Sus normas son imperativas, es decir, indisponibles por los
interesados.
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3º.- Registro Civil Central: a cargo de dos Magistrados, asistidos de otros tantos
Secretarios judiciales.
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4º.- Hay otro especial, que es el Registro Civil de la Familia Real: está a cargo
del Ministro de Justicia actuando como Secretario el Director General de los
Registros y del Notariado.
Cada Registro civil está compuesto por cuatro secciones que se corresponden a
las cuatro inscripciones principales, llevándose en libros distintos, a saber:
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3.- Notas marginales, denominación con la que se alude a una clase de asientos
que de oficio debe practicar el Registrador con el fin de coordinar entre sí los
correspondientes asientos registrales.
Esa rectificación del Registro Civil puede hacerse por vía judicial o a través de
un expediente gubernativo.
El Registro Civil es público para quienes tengan interés en conocer los asientos.
Sin embargo, este principio de publicidad del Registro Civil no es absoluto. Unas
veces porque el contenido del mismo se refiere a una institución que
institucionalmente rehúye toda idea de publicidad (p.e. matrimonio secreto); y en
otras, esa limitación se deriva de la circunstancia de que el contenido de los libros
registrales hace referencia a ciertos hechos que atañen a la condición de las
personas y cuya publicidad podría estar en colisión con los derechos de la
personalidad y en particular, la intimidad.
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El nombre, en los pueblos primitivos, era único e individual, cada persona solo
llevaba un nombre y no lo transmitía a sus descendientes. Este uso sobrevivió
por mucho tiempo, en algunos pueblos principalmente los griegos y hebreos, en
cambio, los romanos poseían un sistema de nombres sabiamente organizado
pero demasiado complicado. Sus elementos eran el nomen o gentilitium llevado
por todos los miembros de la familia o nombre propio de cada individuo.
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Así pues, el nombre debe clasificarse dentro del grupo de derechos subjetivos
que consisten en impedir que otro sujeto interfiera en nuestra conducta, no es
que el nombre nos conceda una facultad jurídica de acción sino tan solo una
autorización para impedir que otro interfiera en nuestra propia esfera jurídica y
en nuestra persona misma.
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c) A los menores emancipados se les otorga una semi capacidad, pudiendo llevar
a cabo actos relativos a bienes muebles sin contar con un representante, ejecutar
actos de dominio relativos a sus bienes muebles, mas sin embargo para ejecutar
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Por lo que hace a la familia, este puede ser hijo, padre, esposo, etc.; en el
segundo caso se señala la situación del individuo, expresando su relación
respecto a ser nacional o extranjero, pudiendo así mismo ser ciudadano en el
caso de ser mayor de edad y contar con un modo honesto de vida.
-Soltero
-Matrimonio
- Divorcio
- Unión Libre
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ya sea total o parcial que es en consecuencia reconocida por la ley a todas las
personas desde el momento de su concepción y hasta el momento de su muerte
concretándose como la aptitud en que se encuentran de ser sujetos de derechos
y obligaciones aun durante la minoría de edad.
La doctrina admite la aptitud de la persona física para ser sujeto activo o pasivo
de relaciones jurídicas, señalando así que dicha capacidad presenta
2 manifestaciones que son:
a) La capacidad de goce que es la aptitud para ser titular de derechos o para ser
sujeto de obligaciones, ya que si se niega o suprime esta característica,
desaparece la personalidad del sujeto, impidiendo la posibilidad jurídica de
acción del mismo.
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a) la capacidad
b) el nombre
c) el domicilio
d) el estado civil
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e) el patrimonio
f) La nacionalidad
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ANEXOS:
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