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Monografía

TÍTULO DEL TRABAJO

PERSONAS FISICAS Y NATURALES

Autor

DIAZ FLORES, TRACY


QUILICHE CABRERA, YAHAYRA
COLICHON BARRAGAN, LESLIE

Pimentel, octubre de 2017


Las personas físicas y naturales

Contenido
RESUMEN ................................................................................................................................... 4

INTRODUCCIÓN....................................................................................................................... 5

CONCEPTO Y CLASES DE PERSONAS:.................................................................................. 13


INTRODUCCIÓN A LAS PERSONAS NATURALES: .............................................. 15
NATURALEZA DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA: .............................................. 16
EL ESTADO DE LIBERTAD (STATUS LIBERTATIS)............................................................. 25
 La condición del esclavo en la antigua Roma: ............................................... 29
 La institución del peculio y su relación con el esclavo romano: .............. 31
 Responsabilidad del dominus por los actos jurídicos celebrados por sus
esclavos ............................................................................................................................ 31
 Efectos de la manumisión: los libertos y el patronato ................................. 37
 Formas no solemnes de manumisión............................................................... 39
 Restricciones a la libertad de manumitir ......................................................... 40
 Restricciones a la libertad de manumitir en Roma: reformas legales ..... 40
 Reformas de Justiniano en materia de restricciones a la libertad de
manumitir ......................................................................................................................... 41
 Causa liberalis......................................................................................................... 41
La causa liberalis en el Derecho antiguo y clásico ..................................................... 41
 Clasificación a la que daba lugar el "status civitatis" .................................. 43
 El status civitatis, supuesto necesario para ser persona en Derecho
romano .............................................................................................................................. 43
 Cives: Adquisición de la ciudadanía ................................................................. 43
Adquisición de la ciudadanía romana por nacimiento ................................................ 43
 Clasificación a la que daba lugar el "status civitatis" .................................. 45
Condición jurídica de los "sui" y los "alieni iuris" ................................................ 52
Vamos a ver en esta entrada cómo afecta la condición jurídica de "sui" o "alieni iuris"
en el Derecho público y Derecho privado romano. ......................................................... 52
Distinción entre "sui" y "alieni iuris": Derecho público y privado romano................. 52
Consecuencias jurídicas de la cognación o cognatio en Derecho romano ............. 59
 Conceptos romanos de línea y grado: ............................................................. 60
En materia de cognación distínguese, para la aplicación práctica de sus
consecuencias jurídicas, los conceptos de línea y grado. Línea recta o colateral 60
La familia civil en la antigua Roma ................................................................................ 61

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Las personas físicas y naturales

Concepto de familia en Derecho romano ..................................................................... 61


 Infamia y turpitudo:................................................................................................ 63
Causas modificativas de la capacidad jurídica en Derecho romano: la edad ........ 65
 Impúberes y púberes en Derecho romano ...................................................... 65
 Enfermedad .............................................................................................................. 67
DEGRADACIÓN DEL HONOR CIVIL: ......................................................................... 68
La muerte en el Derecho romano .................................................................................. 72

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: ................................................................................... 95

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Las personas físicas y naturales

RESUMEN

La palabra persona, designaba, en el sentido propio, la máscara del cual se


servían en escena los actores romanos dando amplitud a su voz (personare). De
aquí se empleó en el sentido figurado para expresar el papel que un individuo
puede representar en la sociedad; por ejemplo, la persona del jefe de familia,
la persona del tutor. Pero estas personas sólo interesan a los jurisconsultos en
el sentido de los derechos que puedan tener y las obligaciones que le sean
impuestas.
En Roma para ser considerado persona física tenías que tener tres status; status
libertatis (ser libre), status civitatis (ser ciudadano) y estatus familiae (no estar
bajo ninguna potestad. La falta de un status se le conocía como capitis
deminutio. La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen
del status personarum u hominum, es decir, de la condición en que
se encuentra una persona respecto a una determinada situación
(Roma). La situación (el status) puede afectar decisivamente a la capacidad
jurídica, en cuanto que no goza de ésta quien no tiene libertad (status
libertatis) o la ciudadanía (status civitatis). De otra parte, sólo la distinta
situación en la familia (no la situación familiar misma, el status familiae)
influye en la capacidad jurídica.

Palabras clave: persona, física, Roma, Roma y capacidad jurídica.

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Las personas físicas y naturales

INTRODUCCIÓN

En el estudio de la persona física es preciso conocer el momento que determina


el comienzo de la personalidad, es decir, de la adquisición de la condición de
persona, como sujeto de derecho, que implica la capacidad jurídica entendida
como aptitud para devenir titular de derechos y obligaciones. En el Derecho
Romano no sólo era necesario ser hombre para tener personalidad, sino que
hacían falta el status libertatis, status civitatis y status familiae, es decir, ser libre,
ciudadano romano y sui iuris. En el Derecho moderno basta ser hombre para ser
persona, pero, sin embargo, ni doctrina ni legislaciones están conformes en
cuanto al momento del comienzo de la personalidad. Así, según la teoría de la
concepción, el momento del comienzo de la personalidad es el de la concepción,
por entender que el concebido tiene ya existencia independiente y debe el
Derecho considerarlo como persona desde este momento. En cambio, para la
teoría de la viabilidad, se exige no sólo el nacimiento, sino que la criatura sea
viable, que lo será aquella que nace viva, sin vicio orgánico o funcional que le
imposibilite para continuar su existencia independiente. Sin embargo, la teoría
más autorizada modernamente es la teoría del nacimiento, según la cual, una
vez se obtiene la completa separación del feto del claustro materno, comienza la
personalidad para el nuevo ser, que tiene que haber nacido con vida,
independientemente de su aptitud para prolongarla. El artículo 29, primer inciso,
del Código civil expresa la norma básica del comienzo de la personalidad de la
persona física: “el nacimiento determina.

La personalidad”, pero el artículo 30 del Cc enumera cuatro requisitos del


nacimiento para ser tenido como tal a los efectos civiles: “para los efectos civiles,
sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro
horas enteramente desprendido del seno materno”. Si falta cualquiera de estos
requisitos, el ser tiene la consideración en Derecho civil, de aborto, y se inscribe
como tal en el Registro Civil, según los artículos 171 y ss. Del Reglamento de la
Ley del Registro Civil.

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Las personas físicas y naturales

Las personas físicas, cuando hablamos de personas físicas no referimos a los


seres humanos en general. Por un simple razonamiento y siguiendo la
naturaleza, podemos inferir que la existencia de la persona físicas se inicia con
su nacimiento.

Roma admitía la esclavitud, y los hombres y mujeres esclavos no eran personas;


además, Roma concibió su Derecho como algo propio y peculiar de que sólo los
hombres eran ciudadanos romanos podía disfrutar; y, por último, Roma tuvo un
tipo patriarcal de familia, en cuya fuerte contextura antigua que, con más o
menos intensidad, proyecta derivaciones de su concepción originaria en el curso
de la evolución de su Derecho- sólo el jefe, pater, tenía una capacidad jurídica
perfecta y plena. Para ser persona -al menos para serlo en el Derecho romano
antiguo, ya que el rigor de esta exigencia se atenuó mucho con el tiempo-, el
hombre debía ser libre, ciudadano y jefe (pater) de familia.En el mundo actual de
los pueblos civilizados, como a todo ser humano, por el hecho de serlo, se le
considera persona, el Derecho no exige a las personas físicas otros requisitos
que aquellos conducentes a patentizar sus condiciones biológicas de tales seres
humanos. En cuanto las reúnan tendrán capacidad jurídica. En Derecho romano
no basta con ser hombre para ser persona, era necesario un hecho fundamental:
el haber nacido con vida y adicionalmente debía tener forma humana. Concepto
de nacimiento en el Derecho romano; Se entiende por nacimiento la separación total
del claustro materno, sin que deban ser tenidos en cuenta los medios para obtener
dicha separación, la cual puede ocurrir también por medios artificiales. Al respecto,
Ulpiano , alude al parto cesáreo cuando se refiere a los nacidos excepto ventre, esto
es, abierto el vientre de la madre.
Derechos reconocidos al feto; El feto en el claustro materno no es más que un
embrión que forma parte de las entrañas de la madre (portio mulieris vel
viscerum), y por ende no es considerado persona. Sin embargo, al concebido no
nacido (conceptus ó nasciturus) le es reconocida bajo ciertos aspectos,
especialmente en tema de sucesiones, una capacidad jurídica potencial, que
será efectiva cuando nazca realmente, y a este fin, el Derecho romano permite
nombrar un administrador especial llamado curator ventris, que se encarga de
gestionar los bienes que el concebido heredará cuando nazca vivo: un caso claro
es el hijo póstumo, esto es, nacido después de la muerte del padre, al cual se le

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Las personas físicas y naturales

reservan hasta que nazca, aquellos derechos que le hubiesen correspondido si


a la muerte de su padre hubiese ya nacido. A partir de los textos romanos donde
se contempla tal posibilidad, y especialmente en base a D. 1, 5, 26 (qui in utero
sunt intelleguntur in rerum natura esse), fue elaborado más tarde el
apotegma conceptus pro iam nato habetur (el concebido se tiene por nacido),
que recibe el art. 29 del C.c equiparando el concebido al nacido para todos los
efectos que le sean favorables.
El nacido vivo, según los Proculeyanos y los Sabinianos; Nace vivo, según los
Proculeyanos, sólo el recién nacido que emita algún sonido; para los Sabinianos
era suficiente cualquier movimiento del cuerpo, sobre todo la respiración, opinión
ésta acogida por Justiniano.
Cuestiones relativas al parto prematuro romano; El problema del parto prematuro
está relacionado directamente con la muerte súbita del recién nacido. Veámoslo.
Puede suceder que un nacido vivo, muera inmediatamente después de la
separación de la madre, planteándose la duda si durante su corta existencia fue
considerado sujeto de derecho. La duda se resuelve en el sentido que si el parto
fue prematuro (abortus), esto es, si el período de gestación no llegó a su
madurez, se considera como no nacido (aunque incluso haya dado signos de
vida), y por tanto, no adquiere personalidad jurídica; sólo desde este punto de
vista podría admitirse el así llamado requisito de la viabilidad propiamente dicha,
es decir, la aptitud del recién nacido para continuar viviendo
independientemente.De una curiosa noticia de Aulo Gelio (Noches Aticas 3, 16)
y de algún texto del Digesto, podría considerarse parto prematuro aquel ocurrido
antes del séptimo mes de gestación, pues Gelio, transmitiendo la opinión más
extendida de ilustres médicos y filósofos antiguos, relata que la mujer que
concibió da a luz su fruto rara vez (rarenter) en el séptimo mes, nunca
(numquam) en el octavo, y muy frecuentemente (saepe) en el noveno. También,
sostiene que se considera parto perfecto el acaecido al séptimo mes de
embarazo.El disfrute de Derechos de los nacidos deformes o con deformidades;
El nacido deforme (portentum, monstrum, prodigium), que tanta admiración
supersticiosa suscitaba entre los antiguos, no fue considerado sujeto de derecho,
y sólo se contabilizaba su nacimiento en relación con la madre que obtenía así
ciertos privilegios a partir de un número determinado de hijos. Es obvio que no
entran en esta categoría, y por ende son considerados seres humanos capaces

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Las personas físicas y naturales

de derechos, los aquejados de simples deformidades.


Según el art. 39 del C. c., son condiciones indispensables para que un nacido
sea considerado como sujeto de derecho, el tener figura humana y el vivir
veinticuatro horas separado del claustro materno. Por lo que se refiere a la
extraña permanencia en el Código del requisito de la figura humana, es evidente
que tampoco se refiere a simple anomalías físicas, sino a los casos en que la
falta de figura humana en el feto, aun pudiendo subsistir algunos días, pone en
evidencia su imposibilidad de vivir, como por ejemplo un feto acéfalo o bicéfalo;
de todos modos, en caso de duda habría que atenerse caso por caso a la
decisión judicial previo dictamen de peritos.
Creación de un registro de nacimientos en Roma; Augusto fue quien primer
introdujo un registro de nacimientos en alguna medida semejante al que funciona
en la actualidad, aunque no definitivo ni generalizado.Requisitos referentes a la
existencia humana; Los requisitos referentes a la existencia humana de las
personas físicas en Derecho romano son los siguientes: a) que el nuevo ser
quedase separado por completo del claustro materno, totus processit ad orbem,
sin lo cual mulieris portio est vel viscerum; b) que naciese vivo , y c) que tuviese
forma humana: non sunt liberi qui contra formam humani generis converso more
procreantur. Expresamente señalan algunos textos ciertas imperfecciones -falta
de miembros o pluralidad de órganos- que no implicaban carencia de este
requisito, cuya casi nula importancia práctica fácilmente se supone teniendo en
cuenta, además, los dos anteriores. El Derecho romano dispensó protección al
concebido todavía no nacido
A pesar de carecer de los requisitos apuntados, el Derecho romano dispensó
protección al concebido que todavía no había nacido (nasciturus, qui in utero
est). No es que reconociese el feto intrauterino como sujeto de derecho; lo que
se protegía eran los intereses de la futura persona -propter spem nascendi-,
muchos de los cuales resultarían ilusorios más tarde, si no se tomaban medidas
autorizadas. Por eso se reservaban los concebidos derechos, especialmente
derechos sucesorios, reserva cuyos efectos quedaban supeditados al
nacimiento posterior del nasciturus con todos los requisitos antes expresados.
De ahí que se pudiera decir, al menos en ciertos aspectos que se estimaron
favorables para la persona eventual anunciada por la concepción, que los
concebidos se asimilaban a los ya nacidos, idea expresada en la

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Las personas físicas y naturales

frase: nasciturus pro iam nato habetur quotiens de eius commodis agitur. El
aforismo, sin embargo, no está formulado así en ningún texto romano; es máxima
construida por los comentaristas. Las expresiones análogas de
algún jurisconsulto clásico, indicadoras de la apuntada semejanza entre la
condición del simplemente concebido y la del ya nacido, no fijan un principio
doctrinal de afirmación de personalidad jurídica del nasciturus, sino que tienen
más bien un mero valor instrumental, recurso expositivo que aclara y facilita la
explicación de una situación.

La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento. Para que un


individuo se considere efectivamente nacido y en consecuencia sea sujeto de
derechos se exige que el nacimiento sea jurídicamente válido. Hay dos tesis al
respecto: la de los proculeianos, que exigen que la criatura emita un grito como
prueba de que ha nacido vivo, y la de los sabinianos, que son menos exigentes
en la medida en que solo exigen que el nasciturus realice algún movimiento físico
del que pueda deducirse que ha nacido vivo. Justiniano, siguiendo la tesis
sabiniana, introduce los elementos que aún están en el código civil actual: que
haya nacido vivo, que tenga forma humana, que se encuentre enteramente
desprendido del seno materno durante veinticuatro horas.
El derecho romano protege mucho al niño no nacido antes de que naciera, a
través de acciones e interdictos como el interdictum ventris nomine, con el que
se puede proteger a la criatura no nacida de actos jurídicos o físicos, es usado
sobre todo por la mujer y excepcionalmente por terceros.

No toda persona era hombre en Roma, ni todo hombre era persona


Esto mismo sucedía en el Derecho romano: no todas las personas eran hombres.
Pero, además, en Roma, como en todos los pueblos antiguos, el aforismo podía
completarse con la proposición inversa: no toda persona era hombre..., ni todo
hombre era persona, ya que existía la esclavitud, y los esclavos carecían de
capacidad jurídica; eran seres humanos, pero no eran personas.
Se llama persona a todo ser o entidad capaz de derechos y obligaciones, es
decir, a todo el que reúne en sí los requisitos necesarios para que puedan
atribuírsele las facultades o poderes que constituyen los derechos subjetivos, así
como para poder ser constreñido a cumplir deberes jurídicos. Y como esta
aptitud de alguien para ser titular de derechos y obligaciones se designa con la

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Las personas físicas y naturales

expresión capacidad jurídica, podríamos definir concisamente: persona es el ser


con capacidad jurídica.
La utilización de esta acepción técnica de la palabra persona, más que en la
época genuinamente romana, se acentúa en el Derecho romano-bizantino. En
las fuentes de mayor antigüedad, el término caput, que estrictamente equivale a
"cabeza", es usado por sinécdoque para designar al sujeto con capacidad
jurídica, aunque también se le emplea en otros sentidos.

Esta es la llamada capacidad genérica o abstracta esencia de la personalidad.


Pero emplearemos muchas veces la palabra en el sentido de aptitud para una
especie determinada de negocio jurídico –capacidad de contraer matrimonio, de
hacer testamento, de enajenar, es decir, en la acepción de capacidad específica
o concreta.

Roma admitía la esclavitud, y los hombres y mujeres esclavos no eran personas;


además, Roma concibió su Derecho como algo propio y peculiar de que sólo los
hombres eran ciudadanos romanos podía disfrutar; y, por último, Roma tuvo un
tipo patriarcal de familia, en cuya fuerte contextura antigua -que, con más o
menos intensidad, proyecta derivaciones de su concepción originaria en el curso
de la evolución de su Derecho- sólo el jefe, pater, tenía una capacidad jurídica
perfecta y plena. Para ser persona -al menos para serlo en el Derecho romano
antiguo, ya que el rigor de esta exigencia se atenuó mucho con el tiempo-, el
hombre debía ser libre, ciudadano y jefe (pater) de familia.

Para que un esclavo se convirtiera en un ciudadano libre, tenía que ser liberado
del pater familias, (de ahí los términos manumisión y emancipación), por ley, en
cualquier circunstancia, su palabra era absoluta y final. Si un hijo no era querido,
bajo la ley de la República Romana tenía el poder o potestad para ordenar
la muerte del niño por exposición.

El Pater Familias, también tenía el poder para vender a sus hijos como esclavos,
sin embargo, que si un hijo era vendido como un esclavo tres veces, dejaba de
estar sujeto a la patria potesta y el poder de aprobar o rechazar matrimonios de
sus hijos e hijas. Con el tiempo, la autoridad absoluta del pater familias tendió a
debilitarse, y derechos que teóricamente existían no eran aplicados ni se insistía
en ellos.

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Las personas físicas y naturales

DEFINICIÓN PERSONA NATURAL:

Según (MUÑOZ 2007) Distinguimos entre personas y personalidad. En sentido


jurídico persona es todo ser capaz de adquirir u de ejercer derechos y contraer
obligaciones. Personalidad es la aptitud legal para llegar a ser sujeto de derecho.

En sentido etimológico, el termino persona hace referencia a las máscaras


usadas por los actores en el teatro con el propósito de representar a los
personajes y hacer resonar (personare)con más fuerza sus caracteres y también
la condición de cada hombre e la sociedad, como ciudadano, cónyuge, padre de
familia, trabajador, profesional, etc.

En sentido filosófico, se ha definido persona como una substancia individual de


naturaleza racional, es decir, un ser libre, autónomo, con fine específicos, y
responsable de sus propios actos. Como ser substancial individual es elevada a
una dignidad supraindividual, que comprende tanto espíritu como materia.

El estado de las personas físicas lo componían tres elementos, a saber: status


libertatis (libres y esclavos), status civitatis (ciudadanos y no ciudadanos) y
estatus familiae (estado de familia).

Según (HURBE 2005), la persona es la entidad física y jurídica (sociedades) a la


cual la ley reconoce capacidad para intervenir en relaciones legales ostentando
intereses, derechos y obligaciones. Se dice entonces que el individuo tiene
personalidad jurídica y es sujeto de derecho (KELSEN, señala que la persona es
el centro de imputación de derechos y obligaciones).

Las legislaciones modernas reconocen personalidad física al ser humano por el


simple hecho de existir, aunque el número y amplitud de derechos civiles verían
de acuerdo con cada país. Así, el derecho moderno reconoce que toda persona
comienza a existir jurídicamente al nacer y termina con la muerte.

Es necesario precisar las condiciones del nacimiento del ser humano, ya que
únicamente los nacidos vivos gozan de personalidad jurídica. Para el Código
Civil, el nacimiento se verifica cuando el ser humano se ha separado
completamente de su madre (Art. 90 C. C.). No interesa distinguir cómo se
realiza la separación del ser humano del vientre materno, pues si es expulsado
mediante parto espontáneo, como si lo es por operación cesárea, o es separado

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Las personas físicas y naturales

prematural, se considera nacido para efectos de la personalidad. El Código de


Napoleón exige, para otorgar personalidad, que el ser humano nazca vivo y
viable. La viabilidad se refiere a que el nacido pueda continuar viviendo, es decir,
que tenga aptitud para la vida humana. En todo caso, es suficiente decir que
nuestro código no exige ninguno de los dos requisitos.

Sin embargo, en el derecho romano lo anterior era diferente, pues desde la


etimología de dicha palabra es considerada distinta palabra es considerada
distinta. Al respecto cabe señalar que dicho término se adoptó para designar a
las personas en sentido jurídico, debido a que al derecho solamente le interesan
determinadas cualidades del sujeto en cuestión, como su estado civil, su
ciudadanía y su domicilio, con cuyos datos el derecho va conformando la
máscara que deber utilizar el sujeto en el drama jurídico para que este en
posibilidad de representar el papel que le esta encomendado (como el de
acreedor o deudor). Como se observa, el concepto de persona no está forjado
por la naturaleza, sino que es artificial y creado por la ciencia jurídica para poder
estar en posibilidad de funcionar.

De las anteriores reflexiones se desprende la más significativa diferencia entre


nuestra concepción de persona y la que tenían los romanos, pues dicha acepción
era únicamente utilizada para los sui iuris (que significa sujeto de derecho), ya
que es el único que puede ejercer por si los derechos y obligaciones que le
corresponden. En este sentido, dicha personalidad o capacidad jurídica
solamente fue reconocida al paterfamilias, debido a que eran exigidos tres
requisitos indispensables para acceder a tal categoría el status libertatis, el status
civitatis y el status familiae, cualidades que únicamente tenía el jefe de familia,
porque solo él es libre, ciudadano romano y extenso de la patria potestad (que
el ejerce sobre los miembros de su domus).

Como podemos observar, en Roma no todo ser humano era persona y también
ocurría que no toda persona era ser humano, como las personas colectivas, pero
en esta sección estudiaremos a la persona física, así como los requisitos para
serlo.

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Las personas físicas y naturales

 Tipos de personas en Derecho romano:

Existen, por consiguiente, tanto en el Derecho moderno como en el romano, dos tipos
de personas: a) personas individuales o físicas, es decir, el ser hombre: todos los
hombres, hoy; sólo los individuos humanos que reunieran ciertos requisitos, en el
Derecho romano, y b) esas otras entidades -el Ayuntamiento y la Compañía ferroviaria
de los ejemplos anteriores- con tenencia de derechos y obligaciones, pero sin naturaleza
individual humana.

 Requisitos referentes a la libertad, ciudadanía y situación familiar:

Nacido un ser humano, no por ello era ya persona en el Derecho romano.


Distribuyó éste a los hombres en diversas categorías o situaciones (status), que
tenían decisiva influencia para determinar la personalidad o capacidad jurídica.
Tales categorías eran tres: status libertatis, status civitatis, y status familiae.

 Requisitos de la persona física relativos a la libertad


Status libertatis, con arreglo al cual los hombres eran libres o esclavos.
 Requisitos de la persona física relativos a la ciudadanía
Status civitatis, que determinaba la distinción fundamental entre los que
eran ciudadanos romanos y los que no lo eran

 Requisitos de la persona física relativos a la situación familiar


Status familiae, según el cual los hombres podían ser jefes de familia o miembros
de la misma sometidos a la autoridad doméstica del jefe (pater).

CONCEPTO Y CLASES DE PERSONAS:

La capacidad para tener propiedad, créditos, derechos y deudas, es lo que


llamamos en Derecho privado capacidad jurídica. Quien goza de ella recibe, en
el lenguaje técnico de nuestra ciencia, el nombre de "persona". Persona es,
pues, un sujeto de derechos potencial; es decir, capaz de tenerlos, aunque de
hecho y por el momento no los posea.

Existen –en Derecho privado– dos clases de personas: las naturales y las
jurídicas. Es persona natural todo hombre capaz de derechos; persona jurídica,
todo sujeto capaz de derechos privados, que no sea hombre; por ejemplo: el
Estado o un Municipio.

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Las personas físicas y naturales

El nervio de la capacidad jurídica privada lo forma la capacidad patrimonial. En


realidad, las dos clases de personas que distinguimos representan sendas
clases de patrimonios.

El patrimonio de las personas naturales, o sean los hombres aisladamente


considerados, está al servicio de los fines individuales; es patrimonio
individualista y exclusivo de uno solo, patrimonio privado, en la plena aceptación
de la palabra; tan sólo existe para un individuo, y es ajeno a todos los demás.
Por eso el concepto de la persona natural determina necesariamente la
institución de la propiedad privada, objeto de constante impugnación –"la
propiedad es el robo"–. Es un error pensar que la propiedad privada sea contraria
a los intereses colectivos. Lejos de esto, los fomenta, devolviendo centuplicado
a la sociedad lo que recibe. Es el terreno jurídico en que germinan las libres
personalidades. Alcanzar personalidad es el fin genuino del hombre; crearlas, el
sentido de la historia humana. En los hombres libres de cada pueblo reside la
fuerza expansiva y ascensional que arrastra a todos. La propiedad individual
contribuye a crear esta atmósfera de libertad, sin la cual no sería posible el
desarrollo de las energías morales, espirituales y económicas del individuo, del
que, a su vez, depende el progreso de toda la nación.

El patrimonio de la persona jurídica, tal como es en realidad, no presenta esa


fisonomía individualista que caracteriza al patrimonio del hombre aislado. Puede
decirse que es la sociedad quien adopta la modalidad de persona jurídica –
Estado, Municipio, Universidad–, con objeto de aplicar un patrimonio a fines
colectivos. Las personas jurídicas de Derecho público implican la existencia de
patrimonios sociales reunidos en beneficio de todos; no son, por su función
económica, patrimonios privados, bienes particulares, a la manera como lo son
los que poseen los individuos. El patrimonio de las personas jurídicas puede,
pues, ofrecer un carácter público, lo que no ocurre con el de las personas
naturales, que es siempre y necesariamente privado.

Es imposible que el individuo, confiado a sus fuerzas exclusivas, abarque y


monopolice en su totalidad el mundo económico. Además, hace falta suavizar un

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Las personas físicas y naturales

poco las negras sombras que sobre la vida del pueblo proyecta la propiedad
privada de los individuos, por el reparto forzosamente desigual –aunque no
inmutable– de los bienes económicos, logrando que una parte del patrimonio, en
cada pueblo, pertenezca como inalienable a la sociedad, a la colectividad y a
cuantos la integran; la historia es la encargada de determinar, como fruto de las
luchas sociales de cada época, el alcance de esta distribución. He aquí la misión
de la persona jurídica, en concurrencia con la natural.

Es la sociedad, que reacciona contra el monopolio del individuo, oponiendo al


principio individualista, para contrarrestarlo, el sentido socialista y colectivo, y
complementando el patrimonio privado mediante el público. Esta necesidad
legítima la existencia de las personas jurídicas al lado de las naturales.

INTRODUCCIÓN A LAS PERSONAS NATURALES:

La personalidad o capacidad jurídica del hombre no empieza hasta su


nacimiento. El embrión no es considerado todavía persona, sino parte de la
entraña materna. El apotegma de nasciturus pro jam nato habetur, quotiens de
commodo ejus agitur, no quiere decir que el concebido –nasciturus– tenga ya
capacidad jurídica, sino tan sólo que, en ciertas condiciones, la capacidad
jurídica del natus –del nacido vivo– se retrotrae al tiempo de su concepción.

La importancia práctica de esta norma atañe principalmente al Derecho


hereditario. Si bien se exige que el heredero viva ya al producirse la herencia,
basta con que se halle concebido en ese instante. Es decir, que el natus –y no
el nasciturus, en su condición de tal– puede heredar al causante, aunque a su
muerte sólo se hallase concebido; así, por ejemplo, el hijo legítimo hereda a su
padre muerto antes de nacer él. En previsión de su capacidad jurídica y
hereditaria futura, al "nasciturus" cabe nombrarle un curador –curator ventris–
que, de antemano, provea a sus intereses; y la madre encinta de un hijo póstumo
puede exigir que se le señalen alimentos durante el tiempo de su embarazo, a
cuenta de la porción hereditaria que haya de corresponder al hijo. Las leyes
romanas confieren a la madre, en garantía de ese derecho, la facultad de entrar
en la posesión provisional de los bienes de la herencia: missio in possessionem

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Las personas físicas y naturales

ventris nomine.

En Derecho moderno todos los seres humanos son personas; es decir,


jurídicamente capaces –libres–, y la capacidad jurídica privada o libertad, es, en
principio, la misma para todos. Mas esta conquista jurídica, de la que está
todavía muy lejos el Derecho romano, presupone una larga y profunda evolución.

En Derecho romano existen seres privados de libertad, esclavos; es decir,


hombres que jurídicamente tienen consideración de cosas, y que, por tanto, no
son capaces de derechos propios, sino simples objetos de derechos. Además,
el grado de capacidad jurídica de los hombres libres varía según su estado de
ciudadanía y familiar. Esta gradación se refleja en la teoría de los tres status o
grados de capacidad jurídica: status libertatis –división de los hombres en libres
y esclavos–, status civitatis –ciudadanos y no ciudadanos– y status familiae:
"paterfamilias" y "filiifamilias".

NATURALEZA DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA:

Considerada en el orden económico, la persona jurídica es un instrumento que


sirve para la formación de patrimonios sociales; es decir, jurídicamente
vinculados a los fines de la sociedad o de una entidad colectiva. La persona
jurídica –por ejemplo, el Estado o una fundación de beneficencia– se crea
siempre para ciertos fines concretos, a los cuales se consagra su patrimonio,
uniéndole a ellos mediante un vínculo real que abarca directamente la integridad
de los bienes que lo componen; de estos bienes sólo puede disponerse en
nombre de la persona jurídica y para sus necesidades. La misión de la persona
jurídica es dar vida a patrimonios sociales que completen la obra de los
patrimonios privados, cuyo centro reside en la persona natural. La forma jurídica
que revisten aquellos patrimonios varía profundamente a través de la historia; la
modalidad orgánica de la persona jurídica que hoy jurídica que hoy conocemos,
no fue, ni mucho menos, la primitiva –como no es tampoco la natural y única
posible–, sino el resultado de una larga evolución.

El patrimonio social –cuyos orígenes deben buscarse en el Estado y en el


Municipio– es, en un principio –económica y, por tanto, jurídicamente–,

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Las personas físicas y naturales

patrimonio común a todos los miembros de la colectividad a quien pertenece.


Los bienes del Municipio –llamados por esto mismo bienes de "comunes"– se
consideran pertenecientes en común a los individuos que lo forman, y los del
Estado son patrimonio del pueblo, ager publicus, populicus; es decir, patrimonio
común de los ciudadanos. El acerco social, en esta época primitiva, no tiene más
fin que servir directamente al individuo. Es esencial elemento de la economía
individual, que aún no ha conquistado plena independencia; el labriego no podría
existir sin la base de los pastos y bosques comunes. Hay, pues, económica y
jurídicamente, un patrimonio común de los asociados, que no es todavía
exclusivo y peculiar de la asociación. Y esto se explica porque, como no existen
aún más necesidades económicas que las individuales, sólo el individuo existe
económicamente y, por tanto, sólo él posee un patrimonio, lo que equivale a decir
que sólo él es persona. La colectividad de estos tiempos no ha alcanzado todavía
existencia económica ni, por consiguiente, personalidad. No hay más personas
que las naturales; la personalidad jurídica pertenece aún al reino de lo porvenir.

Y así pasa mucho tiempo, hasta que se presentan a la colectividad problemas


de orden superior, que no se resuelven garantizando al individuo el disfrute de
los bienes comunes, ni concediéndole su goce directo y material. En las ciudades
germánicas, la primera empresa común que plantea a la colectividad
necesidades económicas, procurándole vida genuinamente social, es la
construcción de las murallas y defensas. Más tarde, se imponen a la gestión
común servicios como los de la pavimentación y alumbrado público, enseñanza,
beneficencia y muchos más. Poco a poco, la colectividad adquiere vida
económica propia y se sobrepone a los individuos que la constituyen. Esta nueva
existencia peculiar de la comunidad, dotada de necesidades económicas
propias, reclama un patrimonio privativo y autónomo. La sociedad, cuya
existencia es tan real como pueda serlo la del individuo, y sus necesidades
económicas cada día mayor, requiere, apremiantemente, trato de persona. Y así
es como al lado de la persona natural surge la jurídica.

El molde jurídico de la "Genossenschaft" o asociación germánica medieval no


alcanza a plasmar íntegramente la independencia económica que la colectividad
exige para satisfacer debidamente su necesidad. No supera por entero la idea

17
Las personas físicas y naturales

de "comunidad" en la pertenencia del patrimonio colectivo; los bienes de la


"Genossenschaft" se consideran pertenecientes en mancomún a los asociados;
únicamente tienen carácter corporativo las facultades de administración y
disposición. La asociación germánica de esta época entraña, pues, un
patrimonio en mancomún corporativamente administrado. Es el Derecho romano
quien borra del patrimonio social toda huella individualista, consagrándolo como
atributo exclusivo de la colectividad, así en lo referente a su pertenencia como
en lo tocante a su administración; con lo cual lo fija en su modalidad más
perfecta, y consuma la obra maestra de la "personalidad jurídica".

Naturalmente, este triunfo del Derecho romano no fue repentino, sino gradual.
Para llegar a la definitiva consagración de la personalidad jurídica hubo
necesidad de ensayar antes una serie de formas conceptuales y desplegar un
esfuerzo constructivo nada vulgar. El Derecho romano antiguo desconocía,
como los de otros pueblos, la idea de la persona jurídica; estaba hecho a la
medida de la persona individual o natural, es decir, del ciudadano. Aunque
existían asociaciones privadas –collegia, sodalitates–, no se les reconocía
capacidad patrimonial: sus bienes eran, en Derecho, pertenencia formal de un
individuo, de uno de sus miembros. Jurídicamente era, pues, como si no
existiese como tal patrimonio social. El patrimonio público, perteneciente al
Estado –a la ciudad– y a sus dioses, figuraba entre las cosas sustraídas al
comercio –res extra commercium–. El Estado lo formaba el pueblo, al cual, por
tanto, correspondían los bienes de aquél; de aquí su nombre de res
publicae o populicae. Estos bienes del dominio público se consideraban
patrimonio común de los ciudadanos en general y eran lo opuesto a las res
privatae, o sea al patrimonio individual de cada ciudadano. No eran objeto de
propiedad privada –individual– ni susceptibles de apropiación por los
particulares. El pueblo no se reputaba persona –jurídica–. Cuanto poseía, se
hallaba fuera del comercio y de la propiedad privados –extra commercium–. Así
se explica que los terrenos públicos –ager publicus– se digan "nullius", que vale
tanto como decir "propiedad de nadie", entendiendo por nadie ningún particular.
Los bienes vinculados en común a todos, mal pueden pertenecer
individualmente a ninguna persona privada. Para obtener categoría de persona,
el pueblo romano precisaba ser civis, pues sólo el ciudadano tenía consideración

18
Las personas físicas y naturales

de tal. He aquí por qué el Derecho civil no dispone de forma jurídica alguna en
qué modelar como patrimonio privado los bienes dedicados a fines públicos.
Éstos, repetimos, quedan fuera del mundo jurídico privado –extra commercium–
y se rigen exclusivamente por las normas públicas. Y al mismo régimen que
el ager publicus y el aerarium se hallan sujetas las relaciones patrimoniales del
Estado; es decir, los contratos y actos jurídicos –compraventas, arrendamientos,
etc.–, que celebra por medio de sus magistrados, y que no pueden hacerse
efectivos mediante acción ante los tribunales civiles. El Estado no se aviene a
razones, como un simple particular. Su patrimonio se halla, generalmente,
amparado por providencias públicas, que dictan sus propios órganos, y contra
sus contratos y actos jurídicos sólo se puede recurrir por la vía administrativa,
acudiendo en alzada a la autoridad. El Estado no depone sus derechos de
soberanía ni aun en las relaciones patrimoniales; campea siempre sobre el
individuo y jamás desciende al terreno privado; es demasiado augusto el populus
Romanus, para allanarse a las formas jurídicas que se imponen a un particular
cualquiera. Tal es la razón de que el Estado romano no sea una persona jurídica
ni posea capacidad patrimonial en el sentido del Derecho privado. Éste y el
Estado se excluyen recíprocamente. Los bienes del Estado –populus–
constituyen siempre, en Derecho, un patrimonio social de carácter público, y en
el Derecho privado antiguo no hay sitio para otro patrimonio que no sea el
individual.

Forman grupo aparte, entre las cosas públicas, las res sacrae, o sea las cosas
consagradas a los dioses del Estado. Éstas se hallan sustraídas igualmente al
comercio jurídico privado –extra commercium– y salvaguardadas por la
jurisdicción administrativa; son, por tanto, incompatibles con la idea de la
propiedad privada en cabeza de una persona jurídica, como podían serlo los
dioses o la Iglesia.

El concepto de persona jurídica no aparece, en Derecho privado, hasta la época


imperial, en que el patrimonio consagrado a fines públicos –el formado por
las res publicae– irrumpe en el comercio jurídico privado, sin otra excepción que
las cosas públicas en sentido estricto, directamente afectadas al uso de la
colectividad. Conquista, pues, carácter privado el patrimonio público,

19
Las personas físicas y naturales

igualándose jurídicamente al patrimonio de los individuos. En esta


transformación influye decisivamente la nueva organización municipal creada a
fines de la República. El patrimonio del Municipio se rige ya por el Derecho
privado, lo que equivale a consagrar esta entidad como persona jurídica.
Siguiendo el precedente del Municipio –ad exemplum rei publicae–; es decir, al
estilo de las corporaciones municipales de Derecho público– se reconoce luego
capacidad patrimonial en Derecho privado a las asociaciones
autorizadas: collegia, sodalitates y universitates. Y, finalmente, cuando ya el
patrimonio público encomendado al emperador –fiscus Caesaris– había
absorbido todos los bienes del Estado –pues el aerarium populi Romani, que el
Senado administraba, desaparece, a más tardar, bajo Diocleciano–, aquél, en su
calidad de Fisco, entra también en la jerarquía de las personas privadas, si bien
reservándose una serie de privilegios financieros, que son reminiscencias de su
antigua supremacía pública.

Consolidada así la personalidad jurídica en el Derecho romano imperial, veamos


ahora cuál es su carácter y naturaleza.

¿Qué significa atribuir personalidad jurídica a una corporación –por ejemplo, a


un Municipio– y decir que la corporación adquiere derechos y contrae
obligaciones? En Derecho clásico rige una norma formulada así: los bienes
propios de una corporación no son propiedad de varios, sino de uno solo, del
ente corporativo, en su unidad. Es decir, que la corporación constituye, para los
efectos del Derecho privado, una sola individualidad, un individuo aparte,
coexistente con los individuos físicos que la integran. Y así, no siendo lícito dar
tormento a un esclavo para que declare contra su dueño, si pertenece a una
corporación puede hacérsele declarar, mediante tortura, contra los individuos
que la componen: nec enim pluriam servus videtur, sed corporis: el esclavo no
se halla en copropiedad de los individuos incorporados, sino que es propiedad
exclusiva de un persona aparte, de la persona invisible, "jurídica", que forma el
corpus o corporación. Los juristas clásicas dicen también, inspirándose en la
misma idea: si quid universitati debetur, singulis non debetur, nec quod debet
universitas, singuli debent; es decir, los créditos de una corporación –
supongamos, de un Municipio– no son créditos individuales de quienes la

20
Las personas físicas y naturales

componen, como tampoco las deudas corporativas incumben personalmente a


los asociados. Éstos no responden personalmente de las obligaciones
contraídas por la corporación. Los créditos y deudas corporativos no son
derechos y deudas comunes a sus miembros, que se distribuyan entre ellos, sino
privativos de una persona aparte, de la persona invisible, "jurídica", que forma el
corpus o corporación.

La persona social es, en Derecho romano, una asociación con capacidad jurídica
autónoma. Su patrimonio pertenece a la asociación y no a los asociados. Sus
deudas pesan sobre la asociación y no sobre los asociados. Dotada de
capacidad patrimonial propia, su patrimonio es ajeno a los miembros que la
integran, y sus deudas en nada les atañen jurídicamente. La corporación y sus
individuos son sujetos perfectamente distintos en Derecho para cuanto se refiera
a su patrimonio. En el comercio jurídico, es decir, en sus relaciones con terceras
personas, los miembros de la corporación no actúan como tales miembros, sino
en calidad de extraños. La asociación, cuando goza de propia capacidad,
constituye una persona nueva, una persona jurídica, totalmente distinta e
independiente de las personas físicos que la forman.

EL SUJETO DE DERECHO:

En los modernos ordenamientos, todo individuo, todo hombre singular, por el


hecho de serlo, viene considerado como sujeto apto para tener derechos y
obligaciones. No ocurre así en Roma y por un estado de cosas que difiere
notablemente de cuanto hoy acaece.
En Roma la plena capacidad jurídica no es reconocida, sin mas, el individuo, sino
al individuo cualificado, y, precisamente, por concurrir en él la triple condición de
libre, ciudadano y no sujeto a potestad paterna.- homo sui iuris.
La condición del paterfamilias, de sujeto plenamente apto para ser titular de
relaciones jurídicas, presupone las otras ya dichas, esto es, la de ser libre y
ciudadano.
En Roma, como en todos las pueblos antiguos, se concibe que un hombre quede
sujeto a otro como esclavo.

21
Las personas físicas y naturales

Semejante sujeción, llamada servitus, repugna a nuestra mentalidad moderna.


Con todo, y sin que tratemos, ni mucho menos, de justificarla, conviene hacer las
siguientes advertencias:
• Que la esclavitud, tal como es tratada por los romanos supone un adelanto en
difícil brega civilizadora, por cuanto sustituye a la ejecución del prisionero
• Que tal status o condición no se corresponde con el de una clase única,
cerrada, monolítica, pues hay esclavos puestos a nivel de hombres libres y
ciudadanos, y al revés
• Que los esclavos mas sueñan con su liberación personal que con borrar el
estado de esclavitud en cuanto tal.
Ocupan distintos peldaños en la escala social los esclavos que realizan faenas
agrícolas, los artesanos, los profesionales de las tareas cultural, científica o
pedagógica, los funcionarios públicos, los dedicados a trabajos domésticos.
Distinta es la situación de los esclavos de las familias rustica y los esclavos de
familia urbana, con la advertencia que estos últimos, favorecidos con ciertos
privilegios, y, sobre todo, con el peculio dieron cuerpo a un estamento de
hombres de negocios, empresarios, comerciantes, que llegaron a enriquecerse
y a comprar su propia libertad.
Solo al civis, al ciudadano se aplican las prescripciones del Derecho privado, y
le siguen dondequiera que este. Al margen que tal derecho privado no es
uniforme a lo largo y a lo ancho del territorio romano, donde tienen asiento los
nacionales y los extranjeros peregrini, reza la regla de que el civis, morando aquí
o allí, se rige por el paradigmático derecho de Roma.
Se habla en tema de personas de dos clases: las personas físicas y las personas
jurídicas. Por persona física se atiende al hombre y sobre este, como queda
dicho, marca el acento del Derecho Romano. Por personas jurídicas se
considera a las asociaciones o agrupamientos humanos y a las fundaciones o
patrimonios adscritos a un cierto fin, generalmente benéfico.
Persona jurídica: puede dar lugar a equivoco. En verdad, tanto es jurídica la
persona física, el hombre, cuando el ente distinto del hombre la asociación y la
fundación.

22
Las personas físicas y naturales

PERSONA Y CAPACIDAD:
Causa de la constitución de todo derecho es el hombre. Mas sujeto de derecho
no es en Roma, todo hombre, ni solo el hombre. Sujeto de derecho es aquel en
quien, sobre la humana condición, concurren otras tres: la de ser libre, ciudadano
u sui iuris. Lo es también el ente distinto del hombre al que la ley reconoce
capacidad jurídica.
Sujeto de derecho o que es capaz de derechos, y una y otra expresión se
vinculan al término persona. Sin embargo, falta en Roma un nombre técnico para
designar la capacidad jurídica. Esto es. La aptitud del hombre para ser sujeto -
potencial o actual- de relaciones jurídicas, para tener derechos y contraer
obligaciones.
Entre los romano, las palabra persona tiene el significado normal de hombre, sin
que aquí se haga alusión a su capacidad, bajo tal aspecto, tanto es la persona
el hombre libre como lo es el esclavo persona serví, al que no considera sujeto
de derecho por nuestra parte, con la palabra persona designaremos en sentido
técnico jurídico aunque no sea romano al hombre capaz de derechos libre civis
romanus y sui iuris. Hay en efecto dos clases de personas: la personas físicas,
que son los hombres entes corpóreos, visibles y tangibles y las personas
jurídicas entes sociales e incorporales: asociaciones y fundaciones.
La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen del status
personarum o hominum, es decir, de la condición en que se encuentra una
persona respeto de una determinada situación status. La situación el status debe
afectar decisivamente a la capacidad jurídica, en cuanto que no goza de esta
quien no tiene libertad status libertatis o la ciudadanía status civitatis. De otra
parte, solo distinta situación en la familia no la situación familiar misma, el status
familiae influye en la capacidad jurídica. En efecto, tanto el homo sui iuris como
el homo alieni iuris, tiene status familiae, pero únicamente el primero es capaz
de pleno.

PERSONAS FÍSICAS EXISTENCIA DEL HOMBRE:

Nacimiento y muerte señalan el comienzo y el fin de la persona física, del


hombre. En orden al nacimiento, se exigen por la ley los siguientes requisitos:

23
Las personas físicas y naturales

• Nacimiento efectivo, esto es total desprendimiento del claustro materno: partus


antequam edatur mulieris portio est vel viscerum, partus nondum editis homo non
recte fuisse dicitur (por que el que todavía no ha sido dado a luz, se considera
porcion de la mujer o de sus vísceras: pues el que aun no ha sido dado a luz no
se dice, con razón, que sea hombre).
• Nacimiento con vida: qui motui nascuntur, neque nati neque procreati videntur
(los que nacen muertos no se consideran ni nacidos ni procreados).
• Forma humana del nacido: mulier si monstruosum aut prodigiosum enixa sit,
nihil profict: non sunt enim liberé, qui contra forman humani generis procreantur
( si una mujer hubiese dado a luz algún monstruoso o prodigios, nada es
sospechoso; porque no son hijos los que son procreados con forma contraria a
la del genero humano).
El que ha de nacer nasciturus no es considerado hombre, aunque tal se afirme
en un adagio vulgar: nasciturus pro iam nato habetur. El concebido no esta
todavía in rebus humanis in rerum natura, y de el solo cabe decir que mulieris
portio est. Ahora bien, no siendo el concebido sujeto del derecho, la ley tiene una
cuenta su futura humanidad dispensando anticipada protección, en su propio y
exclusivo beneficio, a derechos que les corresponderán una vez que acaezca el
nacimiento. Se admitió, en efecto, que el magistrado nombrase, a petición de la
madre, un curator ventris, con la finalidad especial de salvaguardar los intereses
del nasciturus. Pudo este ser instituido heredero en testamento, confiriendo la
posesión de los bienes a la mujer encinta missio in possessionem ventris nomine.
Finalmente, el status personarum u hominum se resuelve para el nacido con
referencia al momento en que solo era concebido.
De tales principios, entroncados en el derecho clásico, hace la regle general y la
legislación justinianea, estableciéndose que siempre se trate del provecho del
concebido cum de ipsius iure quaeritur, quotiens de commodis ipsius partus
quaritur se reputa que in rerum natura esse.
Nacido un hombre, en las condiciones antedichas, el derecho romano no le
confiere, sin mas, la capacidad jurídica. Contrariamente a lo que sucede en las
legislaciones modernas, donde persona sujeto capas es el hombre, por el solo
hecho del nacimiento, se exige en Roma que el nacido sea libre status libertatis
y ciudadano status civitatis.

24
Las personas físicas y naturales

EL ESTADO DE LIBERTAD (STATUS LIBERTATIS)

En Roma los hombres se dividían en libres y esclavos. Sólo los libres tenían
capacidad jurídica. El esclavo era la persona la que la norma positiva privaba
una situación de libertad. Sólo se terminaba cuando se declaraba una institución
de libertad.
La esclavitud ocupa un papel muy relevante en la historia política, económica y
social de Roma. La condición y la consideración del esclavo variaron mucho a lo
largo del tiempo. En época primitiva la posición del esclavo en la casa roma era
igual a la de cualquier sometido al pater familia.

Se dice que en el templo de Pietas, estaba la columna lactaria, donde eran


depositados, los “ius exponendi”, que quiere decir los bebés abandonados, eran
los que el pater familias se negaba a reconocer, para que alguien los adoptara.
Esto casi nunca ocurría, sino que los recogían personas que los convertían en
esclavos si eran hombres, y en prostitutas si eran mujeres. Los niños inútiles,
deformes o débiles eran eliminados. Cuando una esclava tenía un hijo, era
responsabilidad de su amo aceptarlo en la familia. Que lo matara si no era
aceptado no estaba mal visto, aunque más tarde pudo llegar a tener un tipo de
reprobación moral.

La esclavitud adquirió mucha importancia tras conquistas militares de un tiempo


de la república. Se produjo una gran cantidad de prisioneros convertidos en
esclavos a Roma. Esos esclavos fueron utilizados como mano de obrar para el
cultivo de los latifundios. Al aumentar el número de esclavos, va empeorando su
situación y se convierte en mero instrumento de trabajo. Eso da lugar alas
grandes sublevaciones de esclavos y que se produce en el último siglo de la
república. La más famosa de ella llegó a poner en peligro la estabilidad del
Estado romano. Nos estamos refiriendo a la gran sublevación de esclavos
liderado por Espartaco. Según Luis Guzmán Palomino Espartaco logró liderar a
120 000 hombres.
En esa misma época comienza una corriente humanitaria para mejorar a
situación de los esclavos. Se adoptan medida legislativas que limitan las
facultades del dueño sobre el esclavo entre ellas la que prohíbe arrojar al esclavo

25
Las personas físicas y naturales

a las fieras sin la autorización del magistrado; privar al dueño de la propiedad del
esclavo cuando lo abandona por viejo o enfermo.
La situación de los esclavos:
El esclavo no es una persona: es un cosa (res). Su condición personal es
lamentable. La esclavitud es la negación de la personalidad. El esclavo en el
origen (homo, servus, mancipium) no es una persona, no tiene familia: su unión
(contubernium) es un puro hecho, no un matrimonio (matrimonium); no tiene
patrimonio; no puede comparecer en justicia. Siendo una "res, puede ser objeto
de propiedad exclusiva o colectiva. Pertenece a una persona que ejerce sobre él
la "Dominica potesta".

Causas de la esclavitud:

 Nacimiento: Nacía esclavo el hijo de madre esclava aunque hubiera sido


concebido por un hombre libre. En un primer momento se atendía a la
condición de la madre en el momento del parto pero el derecho clásico
estableció que el hijo sería libre si la madre fue libre durante algún momento
de la gestación.
 Cautividad de guerra: Es la más importante. Los prisioneros de guerra
pasaban a ser propiedad el Estado romano y éste o bien los dedicaba
a servicios públicos o los vendía a particulares. El prisionero romano no es
legalmente un esclavo aunque se le designe con ese nombre y su situación
era semejante a la esclavitud. Si fuera un esclavo perdía la totalidad de sus
derechos y personalidad. Para evitar esto se crearon dos medios: Lus post
liminii.- El prisionero romano que fuera liberado o consiguiera escapar del
enemigo readquiría la libertad y se integraba en la situación anterior como
si nunca hubiera esclavo. La cautividad sólo producía la extinción de las
situaciones jurídicas de derecho como el matrimonio y la posesión. Las
demás relaciones como la patria potestad se mantenían en suspenso. Si el
prisionero romano moría en poder del enemigo, la suspensión temporal del
derecho se convertiría en pérdida definitiva de tal forma que se consideraba
que la muerte se producía en situación de esclavitud provocando muchas
consecuencias con respecto a la sucesión hereditaria. Fictis legis crneliae:

26
Las personas físicas y naturales

Se considera que en el momento de caer prisionero murió siguiendo siendo


libre y no que haya muerto bajo el mando del enemigo.
 Condena penal: Las personas que eran condenadas apenas graves se
convertiría en esclavos como las que trabajaban las minas o a
los juegos de gladiadores.
 Infrequens: Era la persona que no acudía para prestar el servicio militar.

 Hombre libre mayor de 21 años que se hacía vender como esclavo


puesto de acuerdo con un tercero para dividirse después el precio.
 Mujer libre que tuviese relaciones sexuales con un esclavo a pesar de la
tercera negativa del dueño.
 Fur manifestar: Persona que realiza un robo.
 Ingratitud del esclavo liberado con respecto a su dueño.
 Noxae deditio: Entre del autor de un delito a la víctima por parte quien
tiene potestad.

DERECHO SOBRE LAS PERSONAS:

El dueño tiene poder de vida y de muerte sobre el esclavo. Puede, con mayor
razón, castigarlo venderlo o abandonarlo. Parecería lógica la creencia de que
este poder primeramente se ejerció en todo su rigor y que se humanizó más
tarde, en una época más avanzada de civilización. Sucedió, precisamente lo
contrario. La potestad del dueño no fue, en primer lugar, sino una especie de
autoridad doméstica que usaba con ciertos miramientos, y cuya moderación
obedecía a diferentes causas. En los primeros siglos, los romanos no tienen más
esclavos que los prisioneros hechos a las naciones vecinas; es decir, a los
pueblos de la misma raza que ellos y de la misma religión. Estos esclavos son,
además, en pequeños números; la comunidad del trabajo, establece entre ellos
y sus amos armonías más íntimas; se consideran casi como de la familia.

DERECHO SOBRE LOS BIENES:

Todo lo que el esclavo adquiere pertenece al dueño; no puede tener nada en


propiedad. En principio se introdujo la costumbre de dejar un peculio al esclavo;

27
Las personas físicas y naturales

es decir, algunos bienes, cuya administración y goce le abandonaban y con los


cuales podía dedicarse al comercio, quedando libre para acrecentarlo con sus
beneficios. El peculio tenía con frecuencia un valor considerable; algunas veces
comprendía también otros esclavos llamados vicarli. Pero el dueño que lo había
constituido conservaba siempre la propiedad, con derecho a recuperarlo a su
voluntad, aunque esto ocurría rara vez.

Clases de esclavos:

En el hecho, existen numerosas variedades de esclavos. Los unos empleados


en los trabajos de los campos, los otros dedicados a las profesiones manuales,
al comercio, a la industria, o al estudio de las artes liberales.
La vida como esclavo dependía en gran medida del tipo general de trabajo que
se le asignaba, del que había una gran variedad. Para los esclavos, la asignación
de las minas era a menudo una sentencia de muerte lenta. A los esclavos
agrícolas generalmente les iba mejor, mientras que los esclavos domésticos de
las familias ricas de Roma (familia urbana) probablemente disfrutaban del más
alto nivel de vida de los esclavos romanos, junto a los esclavos de propiedad
pública (servus publicus) que no estaban sujetos a los caprichos de un solo amo.
A pesar de que su alojamiento y comida eran de una calidad notoriamente inferior
a la de los miembros libres de la familia, puede haber sido comparable a la de
muchos romanos libres, pero pobres. Esclavos domésticos se podían encontrar
trabajando como peluqueros, mayordomos, cocineros, empleadas domésticas,
enfermeros, maestros, secretarios y costureras. Esclavos con más educación e
inteligencia podían trabajar en profesiones tales como la contabilidad, la
educación y la medicina.
El esclavo ordinario ejerce una cierta autoridad sobre otros esclavos bajos sus
órdenes, pero estas diferencias dependen de la voluntad del amo, quien con una
simple seña puede cambiar si condición.
En el derecho, hay también variedades muy numerosas de esclavos "sine
domino", o sea que no tiene amo, incapaces de figurar en un acto jurídico y sin
ninguna esperanza de ser libertados. Es el último grado de esclavitud.
Los esclavos que se encuentran en un condición mediana, es decir, los que
tienen un amo que les sirve de personalidad para figurar en los actos jurídicos

28
Las personas físicas y naturales

pueden salir de la esclavitud por la liberación, otras, pertenecen a una clase más
favorecida: los esclavos públicos, dedicados a empleos de un orden elevado:
como la conservación de los caminos, la guardia en las prisiones, la recaudación
de los impuestos . Estos esclavos pueden poseer un peculio y disponer de la
mitad de sus bienes por testamento.
Los esclavos libres por destinación (statu liberi). Ejemplo: Flavio hace un
testamento por el cual libera a un esclavo bajo la condición que levante, a
su muerte, un mausoleo. Producido como haya puesto la última piedra del
mausoleo quedara libre. Hasta el momento hay una esperanza de libertad que
constituye un espacio de derecho.

 La condición del esclavo en la antigua Roma:

Se refleja en este doble consideración: por una parte, el esclavo no es persona,


es cosa; por otra, el Derecho romano no llevó este principio a sus últimas
consecuencias; el esclavo era una cosa, pero tenía naturaleza humana, y ello
hizo que el rigor del principio apuntado se suavizase, tanto en el campo de la
doctrina como en el de las aplicaciones prácticas. Como el esclavo no es
sujeto, sino objeto de derecho, no puede contraer matrimonio, ni
legalmente tiene familia.

Dado que el esclavo era propiedad absoluta de su dueño. Carecían de


personalidad jurídica, de bienes, y como en el anterior párrafo se dice carecían
de tener familia propia. El esclavo romano no tenía derecho al matrimonio,
tampoco podía ejercer la paternidad ni la maternidad y si tenían hijos eran
vendidos y separados de sus madres. Después del siglo II, los esclavos tuvieron
permitido casarse
Está, asimismo, excluido de los derechos patrimoniales: no puede ser
propietario, ni acreedor, ni deudor, ni comparecer en juicio para demandar o ser
demandado. No puede hacer testamento ni dejar herederos de ninguna clase.
Por los daños que se le causen reclamará, como por los daños causados en las
otras cosas que le pertenecen lo mismo que el esclavo, su dueño. Si éste le
abandona, no por eso se hará libre: será simplemente un servus sine domino,
del cual, como de otra cosa cualquiera de la que su dueño se desprende, podrá
apoderarse quien quiera. En principio, el dueño puede hacer de él lo que le
plazca: venderlo, donarlo, castigarlo, incluso matarlo. Puede también in noxam

29
Las personas físicas y naturales

tradere, es decir, entregar el esclavo autor de un daño al perjudicado, en el caso


de que no quiera pagar la indemnización correspondiente.
La naturaleza humana del esclavo determinaba atenuaciones al desenvolver todas las
consecuencias que derivan de la consideración del esclavo como una cosa:

Así, en el aspecto religioso, el ius sacrum parece haber reconocido una


personalidad al esclavo: su votum es válido y eficaz; su sepultura es res
religiosa, y puede formar parte de collegia con fines religiosos. Los
grandes jurisconsultos clásicos reconocían que, por Derecho natural, todos los
hombres eran libres, que la esclavitud nacía del ius gentiumy que, siempre desde
el punto de vista del ius naturale, el esclavo podía tener deudas y créditos. Ya
en el área del Derecho positivo, si bien el esclavo no tiene familia, se reconoce
valor a la cognatio servilis en materia de impedimentos matrimoniales. En cuanto
a las facultades del dueño sobre la persona del esclavo, algunas medidas
legislativas de la época imperial temperaron su rigor, prohibiendo arrojar los
esclavos a las fieras sin decidirlo así el magistrado, castigando con la pérdida de
su derecho de propiedad sobre el servus al dueño que le abandonase por viejo
o enfermo, imponiendo las penas aplicable al homicida al que matare a un
esclavo sin motivo y obligando a vender sus servi a los amos demasiado crueles
. Con respecto a los derechos patrimoniales, la naturaleza humana del esclavo
lleva a dos consecuencias ricas en aplicaciones prácticas: 1.ª, la posibilidad de
que el esclavo intervenga en múltiples actos jurídicos por y para su señor, y 2.ª,
la institución del peculio.

Ya veremos más adelante cómo en virtud de la primera de dichas


consecuencias, excepción hecha de campo procesal, donde su incapacidad es
absoluta (4), el servus es un instrumento de la actividad jurídica de su dominus:
adquiere derechos para él, contrata, recibe herencias, etc. En realidad, el
esclavo puede llevar a cabo la mayor parte de los negocios jurídicos que puede
realizar un hombre libre, pero no para sí, sino para su amo.

Además no solo intervenían los esclavos en actividades negociales, sino que se


daban respecto de algunas consideraciones religiosas. El esclavo podía
participar en el culto y tomar parte en actos religiosos, e incluso formar parte de

30
Las personas físicas y naturales

asociaciones culturales, en las que no era infrecuente que figurase realizando


funciones de tipo administrativo.

 La institución del peculio y su relación con el esclavo romano:

Más importante aún, en este aspecto, es la institución del peculio. Peculio es


una masa de bienes de cualquier clase -inmueble, muebles, semovientes,
dinero, créditos, etc.- que el dueño pone en manos del esclavo,
concediéndole la administración de la misma y los beneficios que de ella
deriven. Jurídicamente, el dominus era siempre propietario del peculio y
podía revocar en todo momento su concesión (ademptio peculii). Muerto el
esclavo, no dejaba herencia, sino que el peculio revertía automáticamente al
patrimonio del dominus. Pero, de hecho, en la sociedad romana el peculio se
consideró como pertenencia del esclavo, como un patrimonio con cuyos
beneficios compraba muchas veces su libertad.

 Responsabilidad del dominus por los actos jurídicos celebrados por


sus esclavos

En cuanto a la responsabilidad del dominus por los actos jurídicos celebrados


por sus esclavos, el viejo Derecho civil romano sentó el principio de que
el servus podía, con los negocios jurídicos que concluía, mejorar la condición
patrimonial de su dueño, pero no empeorarla. Si, como consecuencia del acto
celebrado por el esclavo, el dueño resultaba acreedor o adquiría cualquier
derecho, el ius civile reconocía y daba eficacia a tales efectos; si
el dominusresultaba deudor, la deuda no era exigible. El Derecho
honorario corrigió esta anomalía sirviéndose de las llamadas actiones adiecticiae
qualitatis, concedidas contra el dominus en tales casos, bien sin limitación, bien
hasta el alcance del peculio, bien, al menos, en cuanto se hubiese enriquecido
como consecuencia del negocio celebrado por el esclavo.
La acción de reclamación (actio noxalis) se dirigía contra el que fuese el dueño
del esclavo al entablarla, aunque ya no fuese el mismo que tenía en su poder al
esclavo cuando causó el daño: noxa caput sequitur.

31
Las personas físicas y naturales

La capacidad jurídica hasta la época romanohelénica, explica las expresiones,


aparentemente contradictorias, de GAYO y de otros jurisconsultos abarcando a
los esclavos, juntamente con filiifamilias, entras la personas alieno iure
subiectae.

MODOS DE EXTINCIÓN DE LA ESCLAVITUD:

La manumisión: es el acto por el que el dueño concede la liberta del esclavo;


es una declaración de voluntad otorgada a entregar la libertad y la ciudadanía.
Además fue una práctica común en Roma y sus territorios a lo largo de su
historia. Un esclavo, por afecto, favores prestados, méritos, cualidades
personales, buena voluntad del propietario, podía convertirse en liberto e incluso
ser aceptado e incorporado a la alta sociedad romana, como es caso de algunos
libertos imperiales, que por el sistema de promoción social, así como por su
excepcional riqueza o experiencia, alcanzaron la cima de la escala social
llegando a desempeñar cargos políticos gracias al apoyo de la aristocracia
romana. Pero lo más habitual era que se les siguiera viendo como siervos, no
permitiéndoles olvidar su pasado, y la mayor parte de los libertos simplemente
subieron un peldaño en la estratificación social romana, pasando a formar parte
de la plebe y con ello la necesidad de ganarse la vida con su trabajo, por lo que
muchos de ellos siguieron trabajando para sus anteriores propietarios, ahora
patronos.

Existían distintos tipos:


 Manumissio vindicta: Consiste en un proceso fingido, celebrado
conforme al ritual de la in iure cesio, sobre la condición de libertad. Se
actúa ante el magistrado (pretor, cónsul, gobernador) por
comparecencia del dominus y de un tercero. El tercero, previamente
convenido con el dominus interviene en lugar del servus, tocándole
con una varita y afirmando solemnemente que es un hombre libre. Tal
afirmación no es contradicha por el dominus, y el magistrado confirma
la declaración.

32
Las personas físicas y naturales

 Manumisión censu: consiste en la inscripción del esclavo, con el


consentimiento del dueño, en la lista del censo de los ciudadanos. Tal
forma de manumisión desapareció hacia los últimos tiempos de la
República.
 Manumisión testamento: Es una declaración de libertad hecha por
el dominus en testamento, bien de modo directo o indirectamente. La
primera se ordena con palabras imperativas y otorga la libertad tan
pronto como la herencia es aceptad por cualquier heredero. La
segunda implica un simple ruego del testador a cualquier beneficiado
por la herencia de conceder la libertad a un esclavo determinado. La
persona a quien se le dirige el ruego (heredero, legatario,
fideicomisario) viene obligadamente a la manumisión del esclavo, y
hecha que sea esta, se convierte en liberto suyo.

EL CAMBIO DE ESTADO O CAPITIS DEMINUTIO:

Es la pérdida de capacidad, aunque en realidad implica un cambio en la


capacidad jurídica del individuo. Existen tres clases:
- Máxima, implica la pérdida del status libertatis o pérdida de la
libertad nominal. Se produce como consecuencia de haber caído
prisionero del enemigo. Si esto pasa se genera una reacción jurídica muy
parecida, a todos los efectos, a la muerte, aunque es una situación
reversible. También podría resultar de la carestía de bienes con que pagar
la cantidad que una sentencia obliga a pagar al demandado, en cuyo caso
el acreedor podía instar a su venta transtiberin.
- Media, comporta la pérdida del status civitatis. La ciudadanía
romana solo se puede perder ante el cambio de estado civil, entendiendo
como estado civil: aquel que ubica en la estructura política. Esto se
produce cuando el ciudadano romano renuncia a sus derechos civiles
para pasar a convertirse en sacerdote.
- Mínima, se produce cuando hay un cambio en la situación
personal del individuo en relación con la familia: adopción (se le tribuye a
un padre la paternidad civil de un hijo que no suyo) y arrogación (mayor

33
Las personas físicas y naturales

que cambia de familia con todo su patrimonio y pasar a ser alieni iuris y
su patrimonio va al padre).

CIUDADANOS, LATINOS, PEREGRINOS:

Al ciudadano romano se le denominaba cives o quirites. En principio se


consideraba ciudadano romano a aquel individuo nacido de matrimonio
legítimo entre ciudadano y ciudadana romanos. Se dictó una lex minucia en la
que se establecía que es ciudadano romano aquel que tenga un progenitor
ciudadano romano, con una excepción: las hijas de los esclavos.

La ciudadanía se otorgaba automáticamente a todos los hijos de un matrimonio


legal de un ciudadano Los esclavos liberados obtenían la ciudadanía, sin
embargo, mantenían algunas formas de obligaciones con sus antiguos amos,
transformándose en clientes. Los hijos de los esclavos liberados eran
ciudadanos de derecho propio. Además con el tiempo se hizo costumbre
considerar ciudadanos romanos a los habitantes de provincias (países)
completos que habían mantenido lazos de amistad y comercio con Roma por
largo tiempo
Los latinos eran los habitantes de la zona geográfica donde se
encuentra Roma. Existían tres categorías de latinos:

1. Latini prisci o latinos antiguos a los que se concedía el ius comercii, ius
connobium y testamenti factio pasiva.
2. Latini coloniarii: son los habitantes del Lacio, propios de las colonias que
Roma crea con latinos y ciudadanos tras el fin de la liga latina. Se les
concede el ius comercii.
3. Latini juniani: estos son los libertos manumitidos de forma no solemne.
Dar la libertad a un esclavo ha de hacerse dando una serie de fórmulas.
Cuando se respetan esas normas pasa a ser ciudadano romano; si no,
resulta libre pero no ciudadano romano. No pueden votar ni entrar en la
actividad jurídica.

34
Las personas físicas y naturales

Peregrinos:

Roma siempre fue recelosa de los extranjeros. No tenían palabra para


'extranjero', se utilizaba 'hostes' (enemigo) o 'barbieri'. Solo a partir del siglo III
su usó 'peregrino'. Estos puede encontrarse en dos situaciones:

1. Peregrini alicuius civitatis: los que procedían de ciudades preexistentes a


la conquista de Roma. Se les conserva y respeta su propia organización
política y jurídica.
2. Peregrini dediticii: procedentes de ciudades que se habían rendido a
Roma y a las que no se respetó la organización política ni jurídica,
regiéndose por el derecho provincial romano.

A los peregrini solo se les concedieron los derechos básicos del Ius
gentium ("derecho de gentes"), una suerte de derecho internacional
derivado del derecho comercial desarrollado por las polis griegas, que fue
usado por los romanos para regular las relaciones entre ciudadanos y no-
ciudadanos.

Fundamental distinción de los hombres era aquélla entre libres y esclavos


(ornnes homines aut liben sunt aut servi). Los libres se llamaban «ingenui” si
habían nacido libres; “lihertini”, si habían nacido esclavos y con posterioridad
habían alcanzado el estado de libertad.
La libertad era definida como la facultad natural de hacer aquello que se quería,
inmune a ser impedido por la fuerza o por el derecho. Nacían libres, y así, pues,
eran “ingenui”, los nacidos de madre libre bien que fuese ésta a su vez libre o
bien que fuese liberta. En el derecho clásico los concebidos en matrimonio
legítimo nacían libres, aunque la madre en el momento del parto hubiera caído
en la esclavitud. Con posterioridad, para favorecer la libertad “favore libertatis),
se acoge el principio de que existiese o no matrimonio, el nacido fuese libre si la
madre hubiera sido libre en cualquier momento desde la concepción al parto. El
ingenuo que hubiese caído en la esclavitud y después se hubiera libertado de
ella volvía a ser considerado como tal. A esta condición de “ingenui” llegaron a
ser admitidos los libertos a los que el emperador les hubiese concedido el “dna
aureorum anulorum”, esto es: llevar el anillo de oro de los caballeros y a aquéllos

35
Las personas físicas y naturales

a los cuales les hubiera sido atribuida la snatalimn restitutio”. En las Novelas
justinianeas viene por fin acordado el conceder a todos los libertos la posibilidad
de alcanzar la libertad (in. genui).
La esclavitud tenía su principal fundamento en la cautividad de guerra que hacía
esclavos a los “captivi”. Era un matituto de “ius gentiuni”, definido como “contra
naturam”, porque se reconocía que por derecho natural todos los hombres eran
libres e iguales. No obstante, desde un principio
hasta la edad justinianea, la esclavitud fue siempre admitida en el mundo
romano, como en casi todos los otros pueblos de la antiguedad, y considerada
plenamente legítima según el derecho positivo.
El esclavo era considerado como una «res”, y así, pues, como objeto y no sujeto
de derecho; sobre él se podía constituir la propiedad, el usufructo, la prenda y
como tal cosa podía ser v~ndido, arrendaao, donado, poseído. Totalmente
privado de capacidad jurídica (servirle caput nullum ius habet), no podía ser
titular de derechos de familia, de propiedad, de obligaciones, de sucesión, ni
podía promover o ser citado en juicio. Por lo tanto no era posible el matrimonio
entre libres y esclavos, ni entre esclavos mismos, sino sólo uniones de hecho
(contubernium), aunque sí permanentes; y con los nacidos de estas uniones no
se establecía vínculo alguno de parentesco, siguiendo ellos en todo caso la
condición de la madre.

En definitiva, el esclavo formaba parte de la familia, participaba en los cultos y a


medida que se aumentaba la extensión del Imperio, surgían más esclavos. El
esclavo es considerado a la vez humano y una res mancipi que está bajo la
propiedad de su dueño. Su condición humana se reconoce en que se les
reconoce como agentes activos en la vida jurídica que actúan en representación
a sus dueños. Su condición de cosas en propiedad se manifiesta que no son
sujetos de derechos y sus dueños pueden disponer de ellos, además que pueden
reivindicarlos como cosas cuando se discute acerca de su propiedad.

Por otra parte el esclavo no tenía un patrimonio propio; y si teniendo la capacidad


de hacer, realizaba válidas adquisiciones, éstas iban directa y necesariamente a
su propietario (quodcumque per servum adquinitur, id domino adquinitur), que,
por otro lado, no podía ser obligado por los .negocios del propio esclavo (melior

36
Las personas físicas y naturales

condicio nostra per servos fien potest, deterior fien non potest). Por otra parte
bajo ci mismo aspecto era considerado como honibre y su personalidad
reconocida. Esto sucedía especialmente en el campo del derecho sacro y para
el dereho penal público: respecto al primero no se hacía regla de distinci6n entre
libres y esclavos, y en cuanto al segundo el esclavo era responsable por loE
crímenes cometidos. Para los delitos privados, por el contra no, respondía el
propietario, que podía, sin embargo, librars€ de su responsabilidad consignando
al ofendido al culpablE
— La condena penal, por la cual los condenados a muerte o a trabajos forzados
eran considerados s’~servi poenae”. En el derecho justinianeo, sin embargo, tal
esclavitud iba referida sólo a la pena capital.
— La venta. Partiendo del principio de que el ciudadano, por lo general, no podía
ser esclavo en Roma, antiguamente, la venta debía realizarse «trans Tiberim”,
esto es, fuera del territorio romano. Podían ser vendidos como esclavos los “filii-
familias” por el padre, los ladrones cogidos en flagrante delito, los deudores
insolventes (addictis), los desertores y aquellos que no se inscribían en el censo
(incensi). Pero todos estos motivos dejaron de ser considerados en la Edad
Clásica.
Por otra parte llegaban a ser esclavos del adquirente: el hombre libre mayor de
veinte años que a sabiendas se hubiese hecho vender por un supuesto
propietario para participar del precio de esta venta, por otra parte nula; del
antiguo señor:
el esclavo libertado que se hubiese mostrado ingrato hacia él; del señor del
esclavo ajeno: la mujer libre que con el esclavo mismo mantuviese relaciones no
obstante la prohibición del «dominus”. Este último caso, decretado por el Senado

 Efectos de la manumisión: los libertos y el patronato


El que ha sido manumitido se llama libertus, en oposición al que nació libre y ha
vivido siempre libre, que se llama ingenuus. Los libertos no estaban equiparados
a los ingenuii, ni en el Derecho público ni en el privado

En materia de ius publicum, se prohibía a los libertos el acceso a las


magistraturas y al Senado, y se les agrupó a todos, para el ejercicio del sufragio,
en las cuatro tribus urbanas. En el campo del ius privatum, aparte su incapacidad

37
Las personas físicas y naturales

para contraer matrimonio con ingenui, limitada luego a la clase senatorial y


suprimida, finalmente, por Justiniano, no se rompían del todo los lazos que les
unían a sus antiguos dueños. La relación que liga al liberto con el que fue su
dominus y con los descendientes de éste constituye lo que se llama
patronato. Patronus es el antiguo amo. La situación de reverentia en que el
liberto se encuentra respecto al mismo produce consecuencias diversas. Así, en
el orden procesal, el liberto no podía demandar a su patrono sin autorización del
magistrado, ni obtener contra él condena en más de lo que sus medios
económicos le permitían buenamente pagar (in id quod facere potest). Aparte las
prestaciones y servicios que la gratitud y las costumbres indicaban, era corriente
que el patronus concretase tales servicios (operae) haciéndoselos prometer por
estipulación o por un especial juramento (iusiurandum liberti). El patrono y su
familia tenían también derechos sucesorios abintentato respecto del liberto, los
cuales serán estudiados más adelante, y un derecho de tutela sobre los libertos
impúberes y las libertas.

No todo, sin embargo, eran derechos a favor del patrono; éste debía también
alimentos al liberto; no podía, so pena de perder el patronato, entablar contra el
liberto acusaciones que produjeran condena a pena capital, y los pretores
corregían frecuentemente los abusos que se cometían por los patronos que se
excedían en la exigencia de operae.

En la época del Principado, los emperadores concedían a algunos libertos la


equiparación con los ingenui. El beneficio podía adoptar dos formas: el
otorgamiento del ius anulorum aereorum, que no suprimía el ius patronatus, o la
concesión de la restitutio natalium, que transformaban en absoluto al liberto en
ingenuo.

Ya en el nombre se indicaba la condición de ingenuo o liberto. El nombre


completo u oficial de un romano se componía de tres partes: praenomen, nomen
gentilium y cognomen. El primero se escribía abreviado. Se usaba un número
reducido de praenomina, por lo cual tal porción inicial del nombre completo era
común en muchísimas personas. Los más generales eran: A = Aulus, Ap =
Appius, C = Caius, Cn = Cneus, D = Decimus, L = Lucius, M = Marcus, M' =

38
Las personas físicas y naturales

Manius, N = Numerius, P = Publius, Q = Quintus, Ser = Servius, S = Spurius, Ti


= Tiberius, T = Titus, V = Vibius. La segunda palabra (el nomen) indicaba la gens
a que pertenecía el individuo, y el cognomen designaba en principio la rama de
la gens; después los cognomina aludían a otras circunstancias familiares o
personales, y era frecuente usar varios; v. gr.: L Cornelius Scipio Barbatus, o P.
Cornelius Scipio Aemilianus Africanus; las palabras que en ambos siguen a
Cornelius son cognomina. Desde el siglo II entre las clases populares y desde el
III entre las aristocráticas, fue frecuente en las inscripciones consignar el apodo
(signum). Los ingenui añadían después del nomen gentilitium las iniciales del
praenomen del pater y de la voz filius; v. gr.: L. Cornelius P. f. (Publii filius = hijo
de Publio) Scipio Asiaticus. Los libertos tomaban el praenomen y el nomen del
patrono, añadiendo las iniciales del primero y de la palabra libertus (Ap. l. =
liberto de Appius), y poniendo al final como cognomen su antiguo nombre de
esclavo.

 Formas no solemnes de manumisión


Sin amoldarse a las formalidades descritas, los dueños concedían la libertad a
sus esclavos bien declarándolo así ante sus amigos o en una carta, o haciendo
sentar al esclavo a su mesa, o por otros medios más o menos ostensibles
establecidos en las costumbres romanas.

En un principio, con la manumisión no solemne: libertad hecho del esclavo, no


de derecho.

Tales otorgamientos de libertad no tenían, en un principio, validez legal: el


esclavo así favorecido era libre de hecho, no de derecho.

El pretor las ampara, y por ley se reconocen estas formas de manumisión,


aunque limitadas.

Pero el pretor comenzó a dispensar una cierta protección a los que se hallaban
en esta situación, y después una lex Iunia reconoció dichas formas de manumitir,
aunque sin equipararlas en sus efectos a las formas solemnes. Los esclavos
libertados inter amicos, per epistulam, per mensam, etc., no se hacían
ciudadanos romanos, sino latinos, y, aparte algunas otras restricciones, a su

39
Las personas físicas y naturales

muerte todos sus bienes pasaban a su antiguo amo, no como herencia (iure
hereditatis), sino iure quodammodo peculii. Por eso se dice que estos latinos,
llamados latini Iuniani, en razón a la ley que creó tal situación, vivían libres, pero
morían como esclavos.

 Reformas de Justiniano en materia de formas no solemnes de


manumisión:

Justiniano hizo de la manumisión inter amicos y de la per epistulam formas


solemnes, ya que las equiparó en efectos a las enumeradas como tales, y, por
otra parte, exigió en ellas la presencia de cinco testigos.

 Restricciones a la libertad de manumitir


Augusto temió que por la vía de la manumisión se aumentase excesivamente el
número de ciudadanos romanos y adquiriesen, además, tal condición individuos
indeseables. Manifestaciones del criterio de depuración de la sociedad romana,
que inspiró muchas de las reformas de Octaviano, fueron las leyes Fufia
Caninia y Aelia Sentia, del año 2 a. de J. C. la primera, y del 4. d. de J. C. la
segunda.

 Restricciones a la libertad de manumitir en Roma: reformas legales

La lex Fufia Caninia limitaba el número de esclavos que, en relación con el total
de los que el testador tenía, podían manumitirse por testamento, fijando en todo
caso un tope máximo de cien. La lex Aelia Sentia dispuso: 1.º, que el dueño
manumitente debía ser mayor de veinte años; 2.º, el esclavo manumitido no
podía ser menor de treinta años; antes de estas edades podía únicamente
manumitirse per vindictam y previa justa causa reconocida por una comisión
especial; 3.º, la manumisión llevada a cabo en fraude de acreedores, es decir,
cuando al manumitir no quedaban otros bienes bastantes para satisfacer a éstos,
era nula; 4.º, el esclavo manumitido que hubiese sufrido pena infamante, no
adquiría la ciudadanía romana ni la condición de latino; se hacía libre, pero
quedaba en la situación de los dediticii. Es de advertir que la manumisión en
contra de los requisitos 1.º y 2.º no era nula: la única sanción por la infracción de
los mismos consistía en que el manumitido no se hacía ciudadano romano, sino

40
Las personas físicas y naturales

latino .

 Reformas de Justiniano en materia de restricciones a la libertad de


manumitir

De todas estas disposiciones, únicamente la de la exigencia de una edad


(rebajada a diecisiete años primero y a catorce después) en el dueño, y la que
declaraba la nulidad en caso de fraude de acreedores, fueron dejadas
subsistentes por Justiniano.
A decir verdad, un texto de ULPIANO dice que el manumitido sin
el consilium aprobador de la justa causa, se haría servum Caesaris.

 Causa liberalis
La controversia y consiguiente decisión acerca de si un hombre era libre
o esclavo daba lugar, en el procedimiento romano, a un juicio especial,
denominado causa liberalis.

La causa liberalis en el Derecho antiguo y clásico


En el Derecho antiguo y clásico (1) se trata de una acción real
(vindicatio, petitio, adsertio) que, según quien tome la iniciativa, si el que
pretende ser dueño o el que afirma ser libre, será una vindicatio in servitutem o
una vindicatio in libertatem. Fallaba estos pleitos un jurado especial: el de
los decemviri stlitibus iudicandis, suprimido desde Augusto. No obstante la
situación interina de libertad en que había de vivir durante la tramitación (2),
aquel cuyo estado se discutía no podía actuar personalmente, sino valiéndose
de un adsertor libertatis. Además, variando la persona de éste, el pleito podía
incoarse repetidas veces indefinidamente.
La causa liberalis en el Derecho justinianeo

En el Derecho justinianeo la tramitación era la de una acción prejudicial:


el adsertor está suprimido, pudiendo comparecer el mismo interesado, y se
prohibe, en cambio, la reiteración indefinida de la causa liberalis.

41
Las personas físicas y naturales

STATUS CIVITATIS:

Para que un individuo fuese considerado sujeto de derecho era necesario en


Roma que al requisito de la libertad, presupuesto esencial de la capacidad
jurídica, se sumara tambiéii el requisito de la ciudadanía. Tal principio tuvo
aplicación muy rigurosa, aunque se realizaron algunas atenuaciones y, formal-
mente, se mantuvo siempre en vigor, aunque la progresiva extensión de la
ciudadanía terminó por quitarle todo valor prác. bco.
Ciudadano romano se nacía o bien se adquiría tal condición por liberación de la
esclavitud o por concesión. Nacía ciudadano el hijo concebido por padres que
tenían el “connubium” y se hallaban unidos en legítimo matrimonio, o bien el
nacido de madre ciudadana aunque, no obstante, ésta hubiera alcanzado la
ciudadanía después de la concepción. Normas par. Titulares regulaban la
posición de los nacidos de las uniones estables entre una mujer ciudadana y un
hombre no ciudadano.
Por liberación de la esclavitud llegaban a ser ciudadanos en un principio todos
los esclavos liberados a través de las formas de manumisión civil; después, en
el derecho clásico, sólo aquellos para los cuales, además de la manumisión civil,
hubieran sido aplicadas las disposiciones de la ley “Elia Sentía”; al final, en el
derecho justinianeo, todos los esclavos así, pues, que hubieran alcanzado la
libertad. Por concesión llegaban a ser ciudadanos los extranjeros a los cuales le
hubiese sido dada la ciudadanía por el pueblo romano o por un dele. Gado suyo
y, en la edad imperial, por el emperador.
La concesión podía. Ser hecha singularmente o, bien, a todos los habitantes de
una ciudad o región. Con tal concesión colectiva la ciudadanía romana es
extendida en el último siglo de la república a todos los habitantes de Italia, y
durante los primeros siglos del imperio a muchas comunidades de fue. ra de ella.
La ciudadanía, siempre que no existiese una causa limitativa de la capacidad
jurídica.

42
Las personas físicas y naturales

 Clasificación a la que daba lugar el "status civitatis"


El Estado romano, como los tipos análogos de Estado-ciudad que conoció el
mundo antiguo clásico, sólo brindaba protección en su ordenamiento jurídico a
los miembros (quirites, cives) de la civitas romana. Únicamente los que gozaban
de la ciudadanía romana eran capaces de derechos: sólo ellos tenían
personalidad.

 El status civitatis, supuesto necesario para ser persona en Derecho


romano

Juntamente con el status libertatis, el status civitatis constituía también un


supuesto necesario para ser persona. Dicho más exactamente, para ser
reconocido como tal por el Derecho propio y genuino de Roma.
Cives, peregrini y latini

En relación con el status civitatis, se dividían los hombres en dos grupos


extremos: de un lado, los ciudadanos romanos (cives); de otro, los extranjeros
(peregrini). Entre ambos grupos se encontraba otro intermedio: los latini

 Cives: Adquisición de la ciudadanía

La ciudadanía romana se adquiría: por nacimiento; por manumisión; por ley; y


por concesión del Poder público

Adquisición de la ciudadanía romana por nacimiento


Son ciudadanos por nacimiento los procreados por un ciudadano romano en
justas nupcias, o los nacidos, fuera de matrimonio de una madre romana. Esta
última regla no se mantuvo con regularidad; la lex Minicia dispuso que el hijo de
una ciudadana romana y un peregrino que no hubiesen podido contraer
matrimonio con arreglo a la ley de la civitas de éste, fuese considerado como
peregrino. E incluso, con arreglo a un senadoconsulto posterior a la época de
Adriano, como hijo legítimo de dicho padre peregrino. Hasta el emperador citado,
que lo derogó, se admitía que nacían esclavos los hijos de ciudadana romana

43
Las personas físicas y naturales

que viviese in contubernio con un esclavo, de acuerdo con el dueño de éste.


Adquisición de la ciudadanía romana por manumisión

Los manumitidos por un medio solemne, y en el Derecho bizantino todos los


manumitidos, adquirían la ciudadanía romana, juntamente con la libertad.

Adquisición de la ciudadanía romana por ley

Las leyes fijaron diferentes medios de adquirir la ciudadanía, verbigracia, el


establecido por la lex Acilia repetundarum a favor de los peregrinos que
acusasen e hiciesen condenar por concusión a un magistrado romano, y los que
se señalaban de un modo especial para que pasasen a ser ciudadanos romanos
los latinos. Adquirían éstos la ciudadanía romana: 1.º, yéndose a vivir a Roma,
facultad que se restringió y finalmente se suprimió por la lex Licinia Mucia; 2.º,
por el desempeño de magistraturas locales o formar parte de la curia en sus
ciudades; 3.º, en premio a ciertos servicios de orden militar o social, y 4.º, en
virtud de disposiciones destinadas a favorecer la natalidad legítima.

Abolida la existencia de la latinidad en el Derecho justinianeo, todos estos


medios carecieron de finalidad.
Adquisición de la ciudadanía por concesión del Poder público:

La adquisición de la ciudadanía por concesión graciosa del Poder público


emanaba de los comicios en la época republicana, o también de las comisiones
encargadas de la fundación de colonias, o de los generales victoriosos. Más
tarde fue otorgada por los emperadores, guardando muchas veces relación con
necesidades militares -reclutamiento de legionarios, premio a licenciados- o
fiscales -extensión del impuesto sobre las herencias.

No siempre se concedía la ciudadanía completa. Se daba a veces restringiendo


parte de los derechos inherentes a la misma, sine suffragio.

Finalmente, Caracalla, en una constitución de alcance mal conocido, concedió la


ciudadanía a todos los habitantes del Imperio.
Contiene dicho papiro otras dos constituciones del mismo emperador. Las
lagunas y oscuridades que ofrece la referente a la concesión de ciudadanía se

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Las personas físicas y naturales

suplen por los intérpretes con diversas reconstrucciones, discrepando: a), acerca
de si la concesión abarcó a los dediticios o fueron éstos excluidos; b), de si,
además de esta exclusión, se hicieron otras, y c), acerca de quiénes son en el
texto considerados como dediticios.

 Clasificación a la que daba lugar el "status civitatis"


El Estado romano, como los tipos análogos de Estado-ciudad que conoció el
mundo antiguo clásico, sólo brindaba protección en su ordenamiento jurídico a
los miembros (quirites, cives) de la civitas romana. Únicamente los que gozaban
de la ciudadanía romana eran capaces de derechos: sólo ellos tenían
personalidad.

El status civitatis, supuesto necesario para ser persona en Derecho romano


Juntamente con el status libertatis, el status civitatis constituía también un
supuesto necesario para ser persona. Dicho más exactamente, para ser
reconocido como tal por el Derecho propio y genuino de Roma.
Cives, peregrini y latini: En relación con el status civitatis, se dividían los
hombres en dos grupos extremos: de un lado, los ciudadanos romanos (cives);
de otro, los extranjeros (peregrini). Entre ambos grupos se encontraba otro
intermedio: los latini.

 Los no ciudadanos

Los que no tenían la calidad privilegiada de ciudadanos estaban excluidos de las


prerrogativas del ius gentium, que era el derecho común, y no al ius civile,
reservado a los ciudadanos romanos.
Los peregrinos eran los extranjeros residentes en Roma. Los Latinos se
clasificaban en latini veteres, latini coloniari y altini iuniani.
Los latinis veteres eran los habitantes del antiguo latium, que quedaron sujetos
al poder de Roma.
Los latinis coloniari eran los habitantes de las colonias romanas.
Los latini iuniani eran cierta clase de libertos que la ley junia norbana asimiló a
los latinos coloniales.

45
Las personas físicas y naturales

La división en ciudadanos y no ciudadanos fue atenuándose desde la época de


los emperadores Claudio y Marco Aurelio, hasta llegar a desaparecer por
completo mediante el célebre edicto Antonio Caracalla en el año 212 de la era
cristiana, que, por motivos de convivencia para el fisco, extendió el derecho a
ciudadanía en todo el imperio.

EL STATUS CIVITATIS:

Para que un individuo fuese considerado sujeto de derecho era necesario en


Roma que al requisito de la libertad, presupuesto esencial de la capacidad
jurídica, se sumara tambiéii el requisito de la ciudadanía. Tal principio tuvo
aplicación muy rigurosa, aunque se realizaron algunas atenuaciones y, formal-
mente, se mantuvo siempre en vigor, aunque la progresiva extensión de la
ciudadanía terminó por quitarle todo valor prác.bco.

La distinción de ciudadanos y no ciudadanos es de suma importancia en época


en que el derecho de ciudadanía confería a sus titulares el acceso a las
instituciones del derecho civil. Pero con el correr del tiempo, circunstancias de
toda índole (políticas, económicas, sociales, etc.), le hicieron perder
paulatinamente su interés

CONCEPCIÓN DEL DERECHO DE CIUDADANÍA:

Los emperadores prodigaron el derecho de ciudadanía. Claudio y Marco Aurelio


hicieron amplias concesiones. Antonio Caracalla, tomó una medida más radical.
Por un edicto del año 212 de nuestra era, concedió la calidad de ciudadanos
romanos a todos los habitantes del Imperio. Fué un interés fiscal lo que a ello lo
determinó. Había elevado del décimo al vigésimo el impuesto que gravaba las
manumisiones y las sucesiones de los ciudadanos: la extensión del derecho de
ciudadanía fué destinada a hacer más productivo aquel impuesto. La concepción
del derecho de ciudadanía subsistió para todos los súbditos del Imperio. Desde
entonces no hubo más peregrino que los condenados a penas que importaran la
pérdida del derecho de ciudadanía, los libertos dedicticios y los bárbaros que

46
Las personas físicas y naturales

servían en los ejércitos romanos: ya no hubo más latinos que los libertos latino-
junianos.

Clasificación:

Significa la posición jurídica que ocupa un hombre libre dentro de la civitas. De


acuerdo con ello,

La clasificación sería:

a) Los ciudadanos romanos;

b) los latinos;

c) los peregrinos.

El criterio rector era el de la romanitas, de acuerdo con el cual, cuanto mayor


fuera el grado de romanización, mejor sería la situación del individuo o del grupo
en ese status civitatis.

Ciudadanos romanos. Situación jurídica:

Formas de adquirir la ciudadanía:

1) por nacimiento: era ciudadano romano aquel concebido por padres romanos
unidos en iustae nuptiae. Fuera de esta situación se debía considerar la situación
de la madre.

2) por hechos posteriores al nacimiento: podía ser por la manumisión solemne


de un esclavo, o por concesión especial expresa.

47
Las personas físicas y naturales

Condición jurídica de los ciudadanos romanos:

1) ius publicum: comprende el ius honorum (acceso a las magistraturas), ius


suffragii (intervención y derecho a voto en los comitia), ius sacrorum (acceso a
los collegia sacerdotales) y el ius provocationis ad populum (posibilidad de apelar
en último grado al populus en los procesos criminales).

2) ius privatum: comprende el ius commercii (posibilidad de efectuar negocios


jurídicos del ius civile), ius connubii (posibilidad de celebrar iustae nuptiae),
testamenti factio activa (posibilidad de hacer testamento romano), y testamenti
factio passiva (posibilidad de recurrir a las actiones).

3) munera (cargas): comprende el census (obligación de anotarse en el censo),


militia (obligación de servir en las armas), tributum (obligación de pagar el
impuesto).

El carácter distintivo del ciudadano se denota en la prerrogativa de ser designado


por los tría nomina:

1) nombre individual o praenomen;

2) nombre gentilicio o nomen;

3) nombre familiar o cognomen;

4) sobrenombre o agnomen (no siempre).

En cuanto al liberto, llevaba su nombre particular precedido del de su antiguo


dominus.

LOS CIUDADANOS. Y LOS NO CIUDADANOS:

Los Ciudadanos: Es el ciudadano romano a quien no afecta incapacidad


particular alguna, goza de todas las prerrogativas que constituyen el Jus civitatis;

48
Las personas físicas y naturales

es decir, participa de todas las instituciones del derecho civil romano, público y
privado. Entre las ventajas que de ellos resultan, en la condición de ciudadanos
en el orden Privado son: A).- El Connubium, es decir, la aptitud para contraer
matrimonio de derecho civil, llamado justa nuptia, el único que
Establece entre el padre y los hijos el poder paternal y la agnación. Y, B).- El
Commercium, que es el derecho para adquirir y transmitir la propiedad, por los
medios establecidos por el derecho civil, tales como el mancipatio. Y permite al
ciudadano tener la testamenti factio, es decir, el derecho de transmitir su
sucesión por testamento, y ser instituido heredero. Y en el orden Político: A).- El
Jus suffragii, derecho de votar en los comicios para hacer la ley y proceder a la
elección de magistrados. Y, B).- Los Jus honorum, o derecho de ejercer las
funciones públicas o religiosas. También se agregan otros privilegios, como son;
la Provocatio add populum, que es el derecho de no sufrir una
pena capital pronunciada por magistrado que no sea un dictador y que la
sentencia haya sido aprobada por el comitiatus maximus, es decir, los comicios
por centuria.
Los no Ciudadanos: Los no ciudadanos o extranjeros, en principio, están
privado de las ventajas que confiere el derecho de ciudadanía romana y sólo
participan de las instituciones derivadas del Jus gentium. En la lengua primitiva
se les designa con el nombre de hostes; al enemigo se le llama perduellis; pero,
pronto el lenguaje se modifica; hostes significa el enemigo; y los extranjeros que
no tienen el derecho de ciudadanía y con los cuales Roma no está en guerra, se
califican de Peregrini, que son habitantes de los países que han hecho tratados
de alianza con Roma, o que se han sometido más tarde a la dominación romana
reduciéndose al estado de provincia, la condición de los peregrinos es el derecho
común para los no ciudadanos. No disfrutan del Connubium, del commercium ni
de los derechos políticos, aunque son susceptibles de adquirirlos.

Pérdida de la ciudadanía:

a) Por sufrir una capitis deminutio máxima que ocasionaba la pérdida de la


libertas y a consecuencia de ello, la pérdida de la calidad de civis;

49
Las personas físicas y naturales

b)por una condena política;

c) por abandonar motu proprio la ciudadanía romana y convertirse en


ciudadano extranjero.

Los latinos. Clases y situaciones respectivas:

Debajo de la categoría de ciudadano romano, pero por encima de la de


extranjero (peregrini) los romanos ubicaron a los latinos.

a) Latini veteres: antiguos habitantes del Latium que alguna vez se alzaron
contra Roma y luego conformaron la Liga Latina. También a comunidades no
latinas se les concedió este status. Tenían muchas facilidades para
convertirse en ciudadanos romanos. Por ejemplo, si habían sido magistrados
en su ciudad de origen y luego se iban a Roma se les daba la ciudadanía.

b) Latini coloniarii: unas colonias eran romanas y sus habitantes continuaban


siendo ciudadanos; otras, eran latinas. A estos últimos se los llamó latini
coloniarii. Cuando los romanos conquistaban territorios se les daban a los
veteranos de guerra esas tierras para que se instalaran allí y así tener todo
el territorio controlado, pero tenían que establecer algún tipo de beneficio
dentro de las colonias para que estas personas se quedaran a vivir allí y no
decidieran volver a Roma. Entonces se les otorgan derechos en las colonias
y se les quitan los derechos en Roma.

c) Latini iuniani: corresponde esta categoría a los libertos manumitidos de


manera irregular. Si prestaban favores a Roma se les concedía la
ciudadanía.

50
Las personas físicas y naturales

Los peregrini:

Eran todos aquellos pertenecientes a otras comunidades que mantenían


relaciones con Roma, asegurándoles derechos y garantías

ESTADO DE FAMILIA:

La familia está organizada en Roma sobre la base del patriarcado; el papel del
paterfamilias era el principal y de ahí que la madre ocupara un lugar
completamente secundario. La familia se desarrollaba exclusivamente por vía de
los varones, la mujer al casarse salía de su familia civil para pasar a formar parte
de la familia del marido.
Personas ¨sui iuris¨ y ¨alieni iuris¨
Por otro aspecto considerado, las personas se dividen, según el
derecho romano, en sui iuris y alieni iuris. Las primeras son las que no están
sujetas a la potestad de otra persona. Las segundas son las que se hallan
sometidas a potestad ajena.

Las potestades que una persona podía ejercer sobre otras eran:

1º) La patria potestas (patria potestad);


2º) La manus en el matrimonio y dominio del hombre sobre la mujer.
3º) El mancipum hijo respecto al padre.

La Patria Potestad fue entendida como el poder peculiar que el paterfamilias,


ciudadano romano, ejercía sobre un hijo de familia, también ciudadano. Era una
institución exclusiva del derecho civil en interés, no del sometido a ella, sino del
páter y de la propia republica romana.

Estas dos últimas desaparecieron bajo el DERECHO JUSTINIANO.


No incluimos en estas potestades la del amo, dueño o señor sobre el esclavo,
llamada ppotestad dominical, pues aquí estamos tratando de las potestades de
una persona sobre otra persona, y la potestad dominical no era de persona a

51
Las personas físicas y naturales

persona, toda vez que el esclavo no tenían personalidad civil. Aquella potestad
era tan solo el derecho de propiedad sobre un bien patrimonial.
Tampoco se incluye como potestad la función del tutor y del curador, porque
estos cargos no implicaban una verdadera potestad sobre la persona del
incapaz, ni en beneficio del guardador. El tutor y el curador eran, por sobre todo,
administradores de los bienes del incapaz y asesores de este en determinados
actos de la vida civil. Eran cargos establecidos como protección de los sui juris
incapaces, según lo veremos oportunamente.
Era característico de las potestades de una persona sobre otra el que se
consideraba instituídas en beneficio de quien las ejercía y no de quien a ellas se
hallaba sometido.

Condición jurídica de los "sui" y los "alieni iuris"


Vamos a ver en esta entrada cómo afecta la condición jurídica de "sui" o "alieni
iuris" en el Derecho público y Derecho privado romano.

Distinción entre "sui" y "alieni iuris": Derecho público y privado romano


 Derecho público

Por lo que respecta al ius publicum, la distinción carece de importancia.

 Derecho privado

En relación con el ius privatum, en principio, sólo los sui iuris tienen plena
personalidad jurídica. Por eso se ha dicho, con razón, que el Derecho privado
romano es, durante su época verdaderamente romana, el derecho de
los paterfamilias.
Hablar de la condición jurídica de los sui iuris y de los alieni iuris, viene a ser
referirse a los diversos poderes a los cuales están sometidos los alieni iuris, en
lo que respecta a las reglas de autoridad del amo y a la condición del esclavo,
por lo que sólo se describirá la situación de las personas sometidas a la autoridad
paterna, a la manus y al mancipium.

52
Las personas físicas y naturales

Un cambio lento se fue desarrollando, sin embargo, en ésta como en otras zonas
del Derecho privado romano. Y se fue dibujando, con trazos cada vez más
resaltados, una personalidad del filiusfamilias, la cual será objeto de nuestra
atención al estudiar el Derecho de familia.

Patria potestad:

La patria potestad (patria potestas) es, según el derecho romano, el conjunto de


poderes que el jefe de la familia civil, tenía sobre las personas, los bienes y los
ritos religiosos privados (sacra privata) de sus descendientes legítimos y
personas a estos asimiladas, que se hallaran sometidas a dicha potestad.
La familia civil romana comprendía, pues, un conjunto de personas sometidas a
la autoridad común de un jefe: el paterfamilias.
Los agnados eran. Pues, las personas sujetas a la patria potestad del jefe de
familia, o que lo estarían si este no hubiese muerto. Era, por tanto, la agnación
un vinculo puramente civil de parentesco.
A diferencia de la agnación llamábase cognación (cognatio) el parentesco
fundado en los vínculos de sangre, con independencia de la composición civil de
familia. Los cognados eran, pues, los parientes por sangre que no estaban o
que no hubieran podido estar sometidos a la patria potestad.
La patria potestad era una institución propia del derecho civil. No podía, por
tanto, ser ejercida sino por ciudadanos romanos y sobre quienes tuvieran esa
misma calidad.
La mujer no podía ser sujeto activo de la patria potestad, pero si podía ser sujeto
pasivo. Es decir, podía estar sometida a ella, pero no ejercerla. Tampoco
podían ejercerla las persona alieni juris.
Como todas las potestades del derecho romano, la patria potestad se hallaba
instituida principalmente en provecho del paterfamilias. Era un derecho para
este. La patria potestad se extendía:

1º) a los hijos legítimos de cualquiera edad y de cualquier sexo, solteros o


casados;

53
Las personas físicas y naturales

2º) a los descendientes legítimos por línea paterna, de toda edad y de cualquier
sexo, solteros o casados;
3º) a los hijos adoptados como tales por el paterfamilias, y
4º) a la mujer in manu del paterfamilias.

Resultaba, pues, que los descendientes por línea materna se hallaban excluidos
de la patria potestad del jefe de familia, hallándose sometidos a la del jefe de la
familia de su respectivo ascendiente paterno.
Resultaba igualmente que ni la mayor edad del descendiente, ni su matrimonio,
lo hacían salir de la patria potestad, y que esta se ejercía so solo sobre los
descendientes del primer grado, si no los descendientes legítimos, de manera
indefinida: nietos, biznietos, etc.
Las personas sometidas a la patria potestad se denominaban, en general, hijos
de familia.
El poder en mención lo tenía el páter respecto de la persona y bienes del hijo de
familia. Pero el vigor de ese poder no tenía por finalidad asimilar ese hijo a un
esclavo, puesto que, como ya se anotó, éste era cosa del dueño, mientras que
el hijo de familia era persona, no sólo apta para el desempeño de cargos
públicos, sino para participar en la sacra privata del páter, quien, no obstante, en
los primeros tiempos tuvo sobre el hijo en patria potestad derecho de vida y de
muerte, como si se tratara de una cosa, al punto de poder abandonarlo, de
enajenarlo en territorio romano para que cayera en mancipio y hasta de ejercer
la acción reivindicatoria, como si se tratara de un bien corpóreo, cuando el hijo
resultaba ser objeto de robo. Es más, el páter podía dar muerte al hijo de familia
impunemente.

Atributos de la patria potestad


La patria potestad se extendía a la persona y a los bienes del hijo de familia.
En cuanto a la persona. En los primeros tiempos del derecho romano el
paterfamilias tenían un poder absoluto sobre la persona del hijo; ejercía sobre el
derecho de vida o muerte; podía manciparlo, o sea, cederlo a manera de venta
a otra persona, y abandonarlo.

54
Las personas físicas y naturales

Pero aquellas instituciones inhumanas no subsistieron. El progreso moral del


derecho fue moderándolas, hasta hacerlas desaparecer, conservándose
siempre una severa autoridad personal privada del paterfamilias sobre los hijos.
En cuanto a los bienes. El paterfamilias era considerado dueño absoluto del
patrimonio absoluto del patrimonio formados por los hijos.
El hijo de familia no tenía, por regla general, patrimonio propio. Sus
adquisiciones ingresaban al patrimonio del paterfamilias, como las adquisiciones
del esclavo enriquecían el patrimonio del amo. Pero a diferencia del esclavo, el
hijo de familia figuraba como persona en sus relaciones jurídicas. Lo que
sucedía era que las adquisiciones resultantes de tales relaciones, se fijaban en
la cabeza del jefe de familia y no del hijo.
Se ha observado en el régimen patrimonial de la familia romana una especie de
copropiedad llamada copropiedad familiar, aunque de naturaleza suigeneris.
Durante la vida del padre solo él tenía facultades dispositivas administrativas
sobre el patrimonio. Pero a su muerte, los hijos que estuvieran bajo su patria
potestad entraban a recogerlo en calidad de sui heredes, que jurídicamente que
significa herederos de su propio patrimonio. El derecho de copropiedad de los
hijos sobre el patrimonio familiar no venía, pues, a hacerse efectivo a la muerte
del padre.
Este régimen del poder absoluto del padre sobre el patrimonio familiar, sufrió, sin
embargo, con la evolución del derecho, profunda
transformaciones. Primeramente se conoció la institución denominada
preculium profectitium, que constituía ya a una atenuación del
régimen. Formaban el peculio profecticio los bienes que el padre entregaba
voluntariamente al hijo para su administración independiente, con la finalidad de
educarlo en la práctica de los negocios.
El hijo podía, pues, comerciar independientemente con ese patrimonio, pero no
podía cederlo gratuitamente ni disponer de él por testamento. El padre, además,
podía retirar el peculio cuando a bien tuviera.
El padre no tenía derecho alguno sobre ello sino en caso de que el hijo muriese
sin haber otorgado testamento. En una palabra, el hijo era considerado dueño
de su peculio castrense.

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Las personas físicas y naturales

Bajo el imperio, en el año 320 de la era cristiana, el emperador Constantino


extendió por analogía a los bienes que adquiría el hijo en desempeño de cargos
públicos, así como a los honorarios devengados en el ejercicio de profesiones
liberales.

El hijo era considerado dueño de esos bienes, aunque no podían disponer de


ellos por testamento, y su usufructo pertenecía al padre de familia mientras
conservara dicho carácter. Por tanto, cesaba ese derecho de usufructo si se
extinguía la patria potestad.

 Fuentes de la patria potestad

Las fuentes generadoras de la patria potestad eran el matrimonio, la legitimación


y la adopción.
Pero al hablar del matrimonio como fuente de la patria potestad debe entenderse
el matrimonio del derecho civil o justae nuptiae.

El matrimonio
En las primeras épocas del derecho romano se tuvo un concepto elevado,
idealista y semirreligioso del vínculo matrimonial. En las últimas épocas se
sustituyó por un concepto realista y puramente humano de la unión conyugal.
En los primeros tiempos el matrimonio debía contraerse de manera solemne, es
decir, mediante la observancia de determinadas solemnidades y ritualidades,
para que el marido adquiriera sobre la mujer la potestad denominada manus,
según la cual la mujer casada quedaba sometida a manera de hija (loco filiae) a
la patria potestad del marido, teniendo, por consiguiente, la misma situación
jurídica del hijo de familia.
Las primitivas formas solemnes de constitución de la manus en el matrimonio
fueron la confarreatio y la coemptio.

56
Las personas físicas y naturales

La confarreatio no era otra cosa que una ceremonia religiosa. Los contrayentes
comparecían ante el pontífice máximo, el flamen dialis o sacerdote de Júpiter y
diez testigos, y allí se desarrollaba el conjunto de ritualidades y símbolos que
constituían la ceremonia. Entre esos ritos figuraba el sacrificio de una res, de
cuya piel se sacaba una tira que unía a los contrayentes, sentados juntos, y el
ofrecimiento de un pastel de harina (farreum) a Júpiter.

La coemptio, que era el procedimiento empleado en la época clásica para crear


la potestad de la manus, era una forma ritual, pero no de carácter religioso.
Era un símbolo de venta de la mujer al marido con la asistencia de la persona de
quien aquella dependiera: el jefe de familia o el tutor.

No siendo esencial para la perfección del matrimonio la observancia de las


formas rituales o de los medios de constitución de la manus, pudiere creerse que
bastaba el simple consentimiento de los contrayentes para darle vida jurídica,
siendo así como un contrato puramente consensual. Más por el
solo consentimiento de los contrayentes de unirse en matrimonio no quedaba
formado el vínculo matrimonial o conyugal si la mujer no estaba en la casa del
marido (in domu mariti) para que existiera la posibilidad material de tener acceso
a ella.
Solo desde ese momento quedaba perfeccionado el matrimonio, si bien no era
esencial que se consumara el acto sexual. Bastaba la posibilidad física de ello
mediante la presencia de la mujer a disposición del marido, en casa de este.
Por lo demás, ninguna otra solemnidad esencial se exigía por derecho civil para
la perfeccion del matrimonio. Solía redactarse a veces un acta escrita (tabulae
nuptiales), o celebrarse ante testigos, pero aquello no era solemnidad esencial,
sino tan solo un medio de prueba.
 Requisitos esenciales para contraer ¨iustae nuptiale¨
Para contraer iustae nuptiae se requería:
1º) La puertad de ambos contrayentes;
2º) Libre consentimiento de los contrayentes;
3º) consentimiento del jefe de familia;

57
Las personas físicas y naturales

4º) Tener el ius connubii, y


5º) La ausencia de impedimentos.

En la definición del matrimonio no se expresada su finalidad primordial, la


procreación, pero no por ello debe creerse que esa finalidad era extraña al
matrimonio según el derecho romano. Todo lo contrario, el solo hecho de
exigirse la pubertad como primer requisito para contraer iustae nuptiae y de
señalarse el matrimonio como la fuente principal de la patria potestad,
demuestra, sin lugar a duda, la finalidad de la procreación en el matrimonio.

LA PUBERTAD como requisito esencial para la celebración del matrimonio debe


entenderse en su sentido fisiológico. Es la capacidad fisiológica, en el hombre
para engendrar, y en la mujer para concebir.

Respecto de la mujer se fijó la edad de doce años como principio de la pubertad,


considerando que por regla general la mujer a esa edad había adquirido un grado
de desarrollo sexual que la hacía apta para concebir.
Respecto del hombre hubo divergencia de opiniones y de prácticas, en un
principio de la fijación de la pubertad se hacía por el jefe de la familia, previo
examen de los órganos genitales del hijo. Esa práctica, combatida por la escuela
de los proculeyanos bajo la influencia de los estoicos, y defendida por la escuela
de los sabinianos, acabó por desaparecer, y se fijo la edad de los catorce años
como inicial en la pubertad del hombre.

 consentimiento de los contrayentes:


En la época del poder absoluto del jefe de familia sobre el hijo sometido a su
patria potestad pudo quizá violentarlo a contraer matrimonio sin su querer. Pero
desaparecido aquel poder omnímodo, quedó definitivamente establecido como
requisito esencial del matrimonio, el consentimiento libre de los
contrayentes: Nuptias non concubitus, sed consensus facit.
No el concúbito sino el consentimiento hace el matrimonio (Dig.,50,17,30).

58
Las personas físicas y naturales

Consentimiento del jefe de familia. Siendo el contrayente sui juris no necesitaba


el consentimiento de otra persona. Pero estando bajo la patria potestad
necesitaba el consentimiento del jefe de familia, toda vez que del matrimonio del
hijo podían nacer hijos que quedaban bajo la potestad de aquel. Respecto del
descendiente varón se necesitaba no solo el consentimiento del jefe de familia,
sino el de su padre directo, por cuanto si tenía hijos, podían venir a quedar en
época futura bajo la potestad de este.

Ius connubii. Siendo las justae nuptiae institución reservada únicamente a la


clase privilegiada de los ciudadanos romanos, debían tener ambos contrayentes
el jus connubii o derecho de contraerlas, toda vez que este derecho era uno de
los atributos propios y exclusivos del ius civitas. Este requisito dejo de tener
importancia con la extensión del derecho de ciudadanía a todo el imperio.

Impedimentos. En ciertos casos no basta el lleno de requisitos esenciales para


contraer matrimonio, en general, si concurrían determinadas circunstancias
personales que inhabilitaban a los pretendidos contrayentes para casarse entre
sí. Eran los impedimentos que, con causas diversas, han sido establecidos en
todas las legislaciones.

Los impedimentos matrimoniales, según el derecho romano, se fundaban


principalmente: en el parentesco dentro de cierto grado entre los pretendidos
contribuyentes; en desigualdades de clases; en motivos de orden público, y en
la protección de los incapaces sui iuris contra los posibles abusos de sus
guardadores.
"Cognatio" o cognación en Derecho romano

El lazo biológico que constituye el parentesco de sangre en Derecho romano


determinado por la procreación fue denominado por los
romanos cognatio (cognación) o cognatio naturalis.

Consecuencias jurídicas de la cognación o cognatio en Derecho romano


Este lazo natural, no obstante la primordial importancia del grupo de individuos
aunados por el vínculo de la potestas, que es el tipo de organización familiar

59
Las personas físicas y naturales

romana, no podía menos de producir consecuencias jurídicas. Algunas las


produjo siempre, como, por ejemplo, en materia de impedimentos matrimoniales.
Pero, además, en materia de derechos sucesorios y tutela fue reconociéndose a
la cognatio, aunque no estuviera combinada con los vínculos de la agnación, una
importancia primero similar y después preponderante. La familia natural de
miembros ligados por la comunidad de sangre fue poco a poco suplantando así
a la familia civil de miembros unidos por la soldadura artificial de los poderes
domésticos. Del todo, sin embargo, no se borraron los trazos de esta última, ni
aun en el Derecho justinianeo.

Conceptos romanos de línea y grado:

En materia de cognación distínguese, para la aplicación práctica de sus


consecuencias jurídicas, los conceptos de línea y grado.
Línea recta o colateral
Aquélla puede ser recta y colateral. Línea recta es la serie de individuos
engendrados escalonadamente unos por otros -bisabuelos, abuelos, padres,
hijos, nietos, etcétera-, que puede apreciarse en sentido ascendente o
descendente. Línea colateral (transversa linea) es la constituida por los parientes
que no descienden unos de otros, sino todos ellos de un antepasado común -
hermanos, tíos, sobrinos, primos, etc.

Fratres germani, sorores germanae llámanse los hermanos que lo son por parte
de padre y de madre; uterini, los que lo son sólo de madre. El
adjetivo consanguineus se aplica unas veces con los hermanos que lo son
exclusivamente de padre y otros a los que son de doble vínculo.
Grado: medida en la relación de parentesco

El gradus es la unidad de medida en la relación de parentesco, tanto en la línea


recta como en la colateral, y equivale a generación; tot gradus quot generationes.
El parentesco entre dos personas de la línea recta se expresa por el número de
generaciones que hay entre ellas; el de las personas en línea colateral, por la
suma de las que, respectivamente, distan del común progenitor.

60
Las personas físicas y naturales

De la misma manera se mide la affinitas, parentesco que une a un cónyuge con


los cognados del otro.

La familia civil en la antigua Roma


La capacidad jurídica dependía también, en la antigua Roma, de la posición que
el hombre libre y ciudadano romano ocupase dentro de la familia. El concepto de
la familia romana no coincide con nuestra noción actual de la misma.

CONCEPTO DE FAMILIA EN DERECHO ROMANO:

Familia, para los romanos, es un grupo de personas que viven sometidas al


poder doméstico de un mismo jefe de casa. En esta sumisión al jefe (pater) se
entra por diversos medios, uno de los cuales, no el único ni siempre, es la
procreación; pero el lazo que une a las personas que pertenecen a una misma
familia es única y exclusivamente esa sumisión a un jefe común. La relación de
dependencia respecto a un mismo jefe y la que une a éste con sus sometidos se
llama agnatio, y familia agnatitia es el grupo doméstico así constituido.
Concepto de familia en sentido amplio

Precisando con más exactitud los conceptos, la que acabamos de describir es la


familia agnatorum proprio iure o en sentido estricto, porque cabía entender la
familia en un sentido más lato. Cuando, a la muerte del pater, el grupo se
escindía en tantas familias como individuos estaban antes directamente
sometidos al jefe, el vínculo que los había unido -evidenciado por lo que hoy
llamaríamos el apellido (nomen gentilitium)- no se borraba, formándose así la
familia agnatorum communi iuri o familia en sentido amplio. Dilatada esta por
sucesivas escisiones, constituía el grupo de los gentiles. En ellos, el recuerdo de
un antiguo jefe común apenas si quedaba otro vestigio que el nomen gentilitium y
una cierta comunidad de culto privado.
Concepto de paterfamilias y de persona alieni iuris

En relación con su situación familiar, los ciudadanos o eran jefes (patres) de


familia o estaban bajo la potestad de un pater. Sólo los primeros eran personas
plenamente autónomas -personae sui iuris-; los segundos dependían del patery
no tenían capacidad jurídica completa. Eran personae alieni iuris.

61
Las personas físicas y naturales

El concepto de paterfamilias o persona sui iuris no estaba ligado al hecho de


tener descendencia o de haber engendrado hijos, sino al de no estar sometido
al poder doméstico de nadie. Un niño recién nacido era sui iuris si no tenía jefe
familiar, y un hombre de edad madura y padre de numerosa prole podía ser
jurídicamente filius familias, alieni iuris, si se hallaba bajo la potestas de un jefe
familiar.

 ¿Quiénes formaban parte de esta familia?

Sujetos a la autoridad de éste se hallaban: a) La mujer que al casarse con él, o


con alguno de los varones sometidos a su poder doméstico, cumpliese
determinadas ceremonias o requisitos (uxor in manu). b) Sus hijos legítimos, de
uno u otro sexo, así como los descendientes, también legítimos de sus hijos
varones y de sus nietos varones. c) Las personas, cualquiera que sea su
procedencia, que el pater acoja en la familia en la posición jurídica de hijos o
nietos, por los procedimientos de la arrogatio y la adoptio.

No formaban parte de esta familia, a pesar de los vínculos biológicos -parentesco


de sangre- o matrimoniales que los unían al pater: a) Su mujer y las de sus
descendientes legítimos, cuando al matrimonio no hubiesen acompañado las
ceremonias o requisitos antes aludidos (matrimonio sine manu). b) Los
descendientes ilegítimos. c) Los descendientes legítimos que por determinados
actos jurídicos salen de la familia agnaticia, bien para constituir ellos una como
jefes (emancipatio), bien para entrar en otra distinta como sometidos,
cambiando, por tanto, solamente de pater (adoptio, matrimonio con manus de
las hijas y nietas). d) Los descendientes, legítimos o ilegítimos, de las hijas y
nietas, ya que las hembras son en este sentido finis familiae, interrumpen la
agnación, que sólo es transmisible per virilem sexum. e) Los hijos vendidos por
su pater a un extraño (personae in mancipio).
La palabra familia se emplea también frecuentemente como sinónima de
patrimonio o herencia (verbigracia: emptor familiae, el comprador de un
patrimonio en bloque; actio familiae erciscundae, acción para pedir la partición
de una herencia o cosa común), o referida solamente a los esclavos que forman
parte de tal masa de bienes (así en las frases familia rustica, urbana, familia

62
Las personas físicas y naturales

pecuniaque). En los textos de la época romano-bizantina se usa, asimismo, en


un sentido análogo al que tiene en la actualidad nuestra voz "familia".

POR CONCESIÓN DEL ESTADO


Durante la república se declararon libres a esclavos que habían tenido
una conducta ejemplar denunciando la comisión de delitos y durante la época
imperial se dictaron normas por las que se concedía la libertad en determinados
casos. Destaca el caso del esclavo que era vendido con la condición de que el
comprado lo manumitiese cuando hubiera pasado un cierto tiempo.
Se establecieron limitaciones a la libertad de manumitir.

 Causas modificativas de la capacidad jurídica: falta de


honorabilidad:

La honorabilidad de una persona no es propiamente una noción jurídica.


El juicio que asigna a un individuo buena o mala fama aprecia matices de
conducta que escapan al campo estricto del Derecho. Pero los romanos
señalaron limitaciones para el ejercicio de determinadas actividades
jurídicas a los ciudadanos que no gozaban de una limpia fama (status
illaesae existimationis). Surgen así las nociones de infamia y turpitudo,
llamadas también, respectivamente, infamia iuris e infamia facti.

 Infamia y turpitudo:

Infamia

En el primero de estos tipos de falta de honorabilidad -infamia- sucedía que, o


las causas productoras de tal estado se hallaban fijadas de antemano por el
derecho positivo, o la apreciación del deshonor se concretaba en la sentencia de
un magistrado. Por ello los comentaristas, desde la época de los glosadores,
suelen hacer en la infamia propiamente dicha una distinción en infamia
inmediata, en la que se incurría dedicándose a ciertas profesiones o realizando
determinados actos indicados unas y otros por la ley, e infamia mediata, para
caer en la cual se requería una decisión judicial.
Turpitudo

63
Las personas físicas y naturales

En la turpitudo, la mala reputación de un sujeto expresa simplemente el parecer


de la sociedad en que vive; es obra de la opinión pública.
Modos de declaración y efectos de la infamia

Las fuentes aclaratorias de la infamia, así como las consecuencias que producía
en orden a la limitación de la capacidad de ejercicio de los derechos, variaron en
el curso de la evolución histórica del Derecho romano. Las fases antigua y clásica
de éste nos ofrecen los siguientes modos de declaración y efectos de la infamia:
1.º Las leyes comiciales, que prohibían intervenir como testigos en los negocios
jurídicos a ciertas personas (intestabiles), verbigracia, los que habiendo sido
antes requeridos habían negado su colaboración como tales testigos, los
difamadores, los autores de un carmen famosum . 2.º Los censores y los
cónsules, que con la nota censoria o la inadmisión en la lista de candidatos
privaban al afectado por ellas de la elegibilidad para las magistraturas y acceso
al Senado. 3.º El pretor, que fijó en su edicto una lista de personas a las cuales
prohibía el postulare pro alio y el ser procuradores judiciales o valerse a su vez
de procuradores para pleitear. Tales eran los condenados por algún delito, o en
las acciones de sociedad, tutela, mandato y depósito, los cómicos gladiadores,
viudas casadas antes del año de luto, bígamos o contrayentes de esponsales
dobles, etc.
Esta lista pretoria, modificada, la recogieron los compiladores justinianeos para
confeccionar en el Corpus iuris el catálogo de las personas infames, añadiendo,
en lo que se refiere a las consecuencias, a la prohibición de postulare pro alio, la
incapacidad para desempeñar cargos.
Aparte tales motivos previamente señalados, se daban, como hemos dicho, otros
de carácter exclusivamente social, que tildaban a algunos sujetos
como personae turpes. El derecho no fijaba las causas determinantes de esta
mala reputación (turpitudo), pero cuando aparecía tildando a alguien la tenía en
cuenta, como veremos, en materia de matrimonio, tutela, testamento y
testimonio.
Malum carmen incantare, significaba en las XII Tablas una actividad mágica
para provocar la muerte de alguien. Sentido que se olvidó después, pasando a
significar la difamación por escritos.

64
Las personas físicas y naturales

Causas modificativas de la capacidad jurídica en Derecho romano: la edad


La edad es una de las circunstancias más influyentes en la capacidad de ejercicio
de los derechos. La conclusión de los actos que tal ejercicio supone implica
necesariamente una intención y una voluntad plenamente desarrolladas. Y,
además, la seguridad del orden legal exige una normal y consciente
exteriorización de la intención de quien lleva a cabo un negocio jurídico, si se
han de atribuir a éste sus peculiares consecuencias. Tales factores no se dan en
individuos de corta edad.

 Impúberes y púberes en Derecho romano

Las categorías distinguidas por los romanos en materia de edad, en relación


con la capacidad de las personas, son éstas:

I) Impúberes:

a) Infantes.

b) Impúberes infantia maiores.

c) Impúberes pubertati proximi.

II) Púberes:

a)Minores viginti quinque annis.

b)Maiores viginti quinque annis.

Impúberes son los que no alcanzaron aún la aptitud fisiológica para la


procreación. Desde la época imperial, tal aptitud se supone en los varones al
cumplir los catorce años y en las mujeres al cumplir los doce, señalándose así a
la impubertad en cada sexo un límite uniforme y legal.
Los sui iuris que no han llegado a dicha edad están todos sometidos a la
dirección de un tutor, pero la esfera de actividad de éste y la consiguiente zona

65
Las personas físicas y naturales

de actuación del pupilo varían según las otras tres categorías que en los
impúberes se apreciaban. Infans fue originariamente el impúber que aún no sabe
hablar, qui fari non potest; más tarde se fijó en los siete años un límite uniforme
a este período de la vida. El infans es absolutamente incapaz de realizar actos
jurídicos; sus declaraciones carecen de eficacia. No comete tampoco actos
delictivos. La actividad necesaria para el ejercicio de los derechos y obligaciones
que integran su patrimonio la cumple por él su tutor. El impuber infantia maior -
entre los siete y los catorce o los doce años- puede ya realizar por sí aquellos
actos que no pueden acarrearle sino un beneficio patrimonial, v. gr., aceptar sin
condiciones un regalo, apoderarse de una cosa que no tiene dueño. Necesita,
en cambio, de su tutor puede afectar una modalidad que no es posible respecto
al infans. Porque si el pupilo es infans, el tutor tiene que actuar él sólo, mientras
que con el infantia maior, que ya puede expresar una voluntad aunque inexperta,
el tutor colabora, reforzando dicha voluntad con su auctoritas. Existen,
finalmente, actos -matrimonio, testamento- que ni con la asistencia del tutor
pueden ser llevados a cabo por el impuber infantia maior. Al impúber pubertati
proximus se le consideraba responsable por algunos actos delictivos -iniuriae vel
doli capax-, y debía hacer efectivas las obligaciones que de ellos se derivaban.

Los púberes -varones mayores de catorce años y hembras mayores de doce-


fueron en el antiguo Derecho romano plenamente capaces para la conclusión de
toda clase de actos jurídicos. El desarrollo de la vida económica dejó ver pronto
los inconvenientes de fijar la plenitud de ejercicio de todos los derechos en edad
tan temprana, y, en realidad, la antigua esfera de total autonomía jurídica de los
púberes quedó reducida a dos actos: el matrimonio y el testamento. Para todos
los demás negocios jurídicos, una serie de medidas protectoras hacen que se
pueda señalar la subdistinción antes indicada: púberes menores de veinticinco
años y púberes mayores de esta edad.

De hecho, sólo estos últimos son plenamente capaces. Los menores de


veinticinco años continuaron siéndolo doctrinalmente: pero la realidad,
determinada por las facilidades que las normas positivas romanas daban para
privar la eficacia a los actos en que el menor resultaba perjudicado, hizo que
fuese siendo cada vez más frecuente el uso de designarle un curator que con su

66
Las personas físicas y naturales

consejo y presencia evitase tales inconvenientes. El curator, nombrado


eventualmente para intervenir en actos concretos, se hizo después institución
permanente -aunque voluntaria por parte del menor- para todo el período de
minoridad. Y más tarde, hecha obligatoria la designación, la situación del que no
ha cumplido los veinticinco años aparece en el derecho justinianeo muy
asimilada a la del impúber sometido a tutela.

Causas modificativas de la capacidad jurídica : enfermedad y prodigalidad


Analizamos la influencia de la enfermedad y prodigalidad en la modificación de
la capacidad jurídica en la antigua Roma

 Enfermedad
Los estados patológicos (morbus), en cuanto oscurecen o borran la inteligencia
y voluntad necesarias para la realización de negocios jurídicos -como sucede
con la locura e imbecilidad en sus diversas formas (furiosi,
dementes, mentecapti)- o dificultan la necesaria exteriorización de la voluntad
propia y la recepción de la ajena (sordomudos, ciegos), influyen en la capacidad
de ejercicio de los derechos. Los locos tenían un curator. Sobre los enfermos o
afectados de un defecto físico (vitium) pesaban ciertas incapacidades. También
a los castrati, además del matrimonio, les estaba prohibida en el Derecho
justinianeo la adopción.
Prodigalidad

Situación similar a la de los afectados de algunas modalidades de dolencia


mental es la de los pródigos, individuos a quienes, por sus hábitos de
dilapidación, se les privaba de la administración de sus bienes, para cuya tarea
era también designado un curator.

67
Las personas físicas y naturales

DEGRADACIÓN DEL HONOR CIVIL:

El honor es, en primer término, un concepto social. Se dice que tiene "honor"
quien goza de plena consideración ante la sociedad. Para lo cual es menester
que obre conforme a las ideas en ella imperantes. La sociedad se vale de este
recurso para imponer al individuo, no sólo los preceptos del Derecho y de la
Moral, sino también las prácticas convencionales que, en ocasiones, chocan con
la Moral misma y con el Derecho. Además, como las exigencias y los usos
sociales suelen variar según las diferentes clases de la sociedad, se habla
también de un "honor de clase", de un honor militar, comercial, etc.

Las normas jurídicas que regulan el "honor civil" son un reflejo, en el mundo del
Derecho, de las ideas y concepciones sociales, a las cuales el Derecho se
somete, en ocasiones, considerando deshonroso aquello que la sociedad
condena. "Honor civil" u honor en sentido jurídico, es la plena consideración de
que goza la persona ante la ley. En este sentido jurídico, la degradación del
honor menoscaba la integridad del hombre en la esfera del Derecho.

El honor civil de un romano queda destruido –consumptio existimationis– al sufrir


la capitis deminutio maxima o media. De esta total aniquilación se distingue la
que podemos llamar "degradación del honor" en sentido estricto, que implica una
simple limitación.

El Derecho civil romano sólo impone la degradación del honor: 1. º, en los casos
determinados por la ley; 2. º, por nota censoria. Más en esto, como en todo, el
Derecho honorario prevalece, en el transcurso del tiempo, sobre el civil. A fines
de la República pierde importancia la antigua institución de la censura, cuya obra
continúa el pretor. El Edicto regula la degradación del honor civil en lo tocante a
sus consecuencias procesales, especificando las personas privadas, hasta cierto
punto, por razón de su condición dudosa, del ius postulandi o derecho a
comparecer judicialmente ante el magistrado; éstos sólo pueden postular para sí
y para sus cercanos parientes. El Edicto indica también, en su segunda parte,
los que, por hallarse en entredicho, quedan privados del derecho a ser

68
Las personas físicas y naturales

representantes –alieno nomine agere– o representados en un proceso. Sin


embargo, el pretor no declara directamente "infames" a estas personas privadas
de capacidad procesal, de libertad de postular, etc. El despojar a nadie,
formalmente, de su honor civil, no es incumbencia suya. "Pero aquellos –dice
Gayo– a quienes el pretor así posterga son llamados infames". En estas normas
del Derecho pretorio toman cuerpo, jurídicamente, las ideas imperantes en la
sociedad sobre el honor; son, en cierto modo, aunque incompletas,
codificaciones del honor civil y casos de degradación; se mantienen en vigor
durante varios siglos y sobre ellas construyen los compiladores de Justiniano.

Hay que distinguir dos grupos de casos: unos, en los que se incurre directamente
–ipso iure– en infamia, a consecuencia de un acto punible: es la llamada "infamia
inmediata", que se da, por ejemplo, en el ejercicio de una industria deshonesta,
licenciamiento deshonroso de las filas, poligamia, etc.; en otros casos se requiere
una sentencia judicial provocada por la acción punible: "infamia mediata". Toda
condena criminal en que se impongan penas corporales, de muerte o de
privación de libertad, lleva aparejada como accesoria la de infamia, al igual que
ciertas condenas civiles, principalmente en los procesos por hurto, robo, injuria,
fraude o violación deshonrosa de ciertos deberes: los de tutor, socio, depositario
y mandatario. Las acciones civiles que entrañan esta nota de infamia se
llaman actiones famosae.

Mas toda codificación sobre estas materias tiene que ser, forzosamente,
incompleta. De aquí que se concediese al juez cierta libertad para apreciar los
casos deshonrosos no previstos por la ley ni por el Edicto. Existen, pues, dos
clases de exoneración o minutio existimationis: 1.º, la infamia, cuyos requisitos
señalan el Edicto pretorio o la ley, y 2.º, la turpitudo o "conducta despreciable",
que depura libremente el juez en cada caso concreto, inspirándose en la opinión
pública y en las ideas sociales imperantes.

La turpitudo, como la infamia, se traduce en una postergación del infamado en


la medida prescrita por el juez según su libre arbitrio. Éste, por ejemplo, puede
recusarle como testigo o como tutor, o vedarle el ejercicio de la querela inofficiosi
testamenti, cuando se considere preterido en el testamento de un hermano. Pero

69
Las personas físicas y naturales

la infamia plena entraña, además, consecuencias especiales: acarrea la pérdida


del ius suffragii y del ius honorum y restringe el ius conubii –hallándose
prohibidos los matrimonios de "ingenuos" con infames– y el derecho a litigar por
otro. Estos efectos especiales de la "infamia" desaparecen en el Derecho
justinianeo. En esta época subsiste, como sanción única y general contra el
infame y el turpis, la postergación jurídica en el grado que libremente aprecie el
juez. Es decir, que, de hecho, desaparece la antigua "infamia", o degradación
impuesta directamente por la ley.

LA CAPACIDAD Y EL ESTADO DE LA PERSONA FÍSICA:

Dentro de la capacidad de la persona hay que referirse por separado a la


capacidad jurídica y a la capacidad de obrar

 Capacidad jurídica

La capacidad jurídica puede ser definida como la aptitud para ser titular de
derechos subjetivos y de deberes jurídicos. O, en otras palabras, la idoneidad
para ser sujeto de relaciones jurídicas. El concepto de capacidad jurídica es
coincidente con el de personalidad. La personalidad es presupuesto e implica la
capacidad jurídica; toda persona, por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica;
la tiene desde el comienzo hasta el fin de su personalidad. Por tanto, la tiene
todo ser humano y las personas jurídicas.

 Capacidad de obrar

La capacidad de obrar se puede definir como la aptitud para el ejercicio de los


derechos subjetivos y de los deberes jurídicos. Ésta, pues, no corresponde a
toda persona ni es igual para todas, sino que tiene una serie de grados que
corresponden al estado civil y que tienen íntima relación con la edad, la
incapacitación, la nacionalidad y vecindad civil (en el sentido de que la ley
personal, correspondiente a su nacionalidad y su vecindad civil, rige en materia
de capacidad, según los arts. 9.1 y 16 CC).

Señalar, por último, que la capacidad de obrar plena se presume; mientras que
la falta o la restricción de capacidad ha de ser acreditada de modo evidente y
completo.

70
Las personas físicas y naturales

El estado civil de la persona física. El estado civil se define como el conjunto de


situaciones, de especial carácter, permanencia y relevancia o de cualidades por
estar en cada una de estas situaciones, que tiene cada persona (la situación de
mayoría de edad, cualidad en la que está el que es mayor de edad; la de filiación
matrimonial, que tiene el hijo matrimonial; la de matrimonio, que tiene el casado;
la de nacionalidad, que tiene el español). El estado civil no sólo puede determinar
una diferente capacidad de obrar de la persona (por ejemplo, la mayoría de edad
o la incapacitación, no así la filiación), sino también derechos y deberes (por
ejemplo, la nacionalidad). En nuestro Derecho se pueden considerar estados
civiles la edad y la incapacitación, que determinan los grados de la capacidad de
obrar; el matrimonio, cuyo estado de soltero, casado, divorciado o viudo
determinan especiales derechos y deberes propios del Derecho de familia; la
filiación, que repercute en derechos y deberes, pero cuyas clases (matrimonial,
extramatrimonial y adoptiva) carecen de diferencias en capacidad y
consideración jurídica (art. 14 de la Constitución) ; la nacionalidad y la vecindad
civil, que determinan la legislación aplicable (arts. 9.1 y 14.1 del Código Civil).
Los caracteres del estado civil son los siguientes: 1º.- Personalidad. Es un
atributo esencial de la persona. 2º.- Orden público. Sus normas son imperativas,
es decir, indisponibles por los interesados. 3º.- Eficacia erga omnes. Eficacia
frente a todos.

La prueba del estado civil de las personas la constituye el Registro Civil, de


manera que si se mantiene que lo inscrito en falso o erróneo, el que lo alegue
deberá probarlo. Dicha prueba se halla en las inscripciones o anotaciones
relativas al mismo que constan en el Registro Civil. A falta de tal medio de
prueba, se puede acudir a otros medios de prueba, siendo el más típico la
posesión de estado que significa reconocer un determinado estado civil a quien
de forma habitual, notoria y pública (nomen, tractatus, fama) lo viene detentando.
Presumiéndose que la realidad concuerda con la apariencia, se estima que
verdaderamente la persona tiene el estado que aparenta.

71
Las personas físicas y naturales

La muerte en el Derecho romano


La extinción natural de las personas físicas es la muerte. La muerte de una
persona deberá ser probada por quien pretenda ser titular de cualquier derecho
cuya adquisición haya derivado de dicho acontecimiento. Los medios de tal
prueba no están señalados de modo especial en el Derecho romano, ni
establecía éste la presunción de muerte de una persona en los casos de
ausencia prolongada de la misma con ciertas condiciones, como hacen los
Códigos modernos.

Lo que sí establecen, en cambio, algunos pasajes del Digesto, interpolados por


los compiladores justinianeos, es una presunción de precedencia en la muerte
de personas que han perecido en una misma catástrofe (incendio, naufragio,
etc.) y entre las cuales existían derechos sucesorios. Se evitaba así la
incertidumbre en cuanto al destino del patrimonio de los fallecidos. La hipótesis
para la que se establece la presunción de inocencia es la de la muerte conjunta
de padre e hijo. Si éste es impúber, se presume que murió primero; en otro caso
se entiende que murió antes el padre. Si el padre fuese un liberto a quien no
dejando hijos le sucedería el patrono, se entiende premuerto el hijo, cualquiera
que sea su edad. Todo ello, naturalmente, para el caso de que no fuere posible
la prueba del orden cronológico en que los fallecimientos acaecieron realmente.

El art. 32 Cc dispone que la “personalidad civil se extingue por la muerte de las


personas”, lo que significa que es la única causa de extinción de la personalidad
que admite y reconoce.

La muerte, pues, como única causa de extinción de la personalidad individual,


termina las relaciones jurídicas de carácter personal del sujeto de derecho
(persona) y los derechos que sean vitalicios; por el contrario, muchas de las
relaciones jurídicas de que era sujeto, no terminan por muerte del mismo, sino
que se produce su transmisión mortis causa. El Código civil se abstiene de
determinar los requisitos y el momento de la muerte, por lo que es la ciencia
médica la que lo hace y el dictamen o certificado del médico quien lo fija. No
obstante, si bien la muerte es la única causa de extinción de la personalidad
individual, el Derecho ha previsto un supuesto que asimila a aquélla y que se

72
Las personas físicas y naturales

conoce con el nombre de “declaración de fallecimiento”, que implica una


presunción de muerte y le atribuye prácticamente los mismos efectos.

Prueba de la muerte

Al igual que con el nacimiento, la muerte precisa de una prueba clara y


preconstituida, que es el Registro Civil. La inscripción de defunción es la que da
fe de la muerte de una persona así como de la fecha, hora y lugar en que
acontece. Tras la inscripción se acredita la muerte por medio de las
certificaciones expedidas por el Juez Encargado del Registro Civil. Se practica
la inscripción de defunción y se hace constar también al margen de la inscripción
de nacimiento de la persona. Se practica por declaración de quien tenga
conocimiento, acompañado de certificado médico de la muerte, pero no de las
circunstancias, pues la expresión de éstas puede atentar a la intimidad personal
y familiar. La inscripción de la muerte es requisito previo para que se expida la
licencia para el entierro; de manera que éste no puede practicarse hasta
transcurridas veinticuatro horas desde el momento de la muerte. Finalmente,
indicar que el Registro Civil donde se practica la inscripción de defunción es el
del lugar donde se ha producido el fallecimiento y si se ignora, el del lugar donde
es hallado el cadáver.

 Premoriencia y comoriencia:

El hecho de que una persona muera antes que otra (premoriencia) o


simultáneamente (comoriencia) es decisivo en todos los casos en que la
supervivencia es supuesto de la transmisión de derechos. El problema puede se
resuelto de diversas maneras: 1) Que haya prueba de la supervivencia, en cuyo
supuesto no se presenta ninguna dificultad; 2) Que haya prueba de la
simultaneidad de los fallecimientos, en cuyo caso habrá que decidir si ha de
haber o no transmisión de derechos, admitiendo una presunción de comoriencia
o aplicando la regla de ser necesaria la supervivencia para la transmisión; 3) Se
carece de prueba convincente o decisiva de uno y otro hecho, en cuyo caso la
dificultad podría resolverse mediante la aplicación estricta de la carga de la
prueba, o bien creando unas presunciones de premoriencia o comoriencia. En el
Derecho romano clásico se aplicaron los principios imperantes en materia de
prueba (actori incumbit probatio). De esta suerte, quien fundaba un derecho en

73
Las personas físicas y naturales

la prioridad de la muerte de una persona respecto de otra, debía probar tal


prioridad. Como consecuencia de ello, en la duda y a falta de prueba, no debía
considerarse a ninguna de ellas como superviviente de la otra, aunque esto no
significa presumir las muertes ocurridas al mismo tiempo (comoriencia), sino
simplemente una aplicación de los principios generales. En cambio, el Derecho
justinianeo estableció un sistema de presunciones de premoriencia basadas
principalmente en la edad y el sexo de quienes concurrían. sistema que fue
acogido por las Partidas, que, siguiendo los precedentes romanos, establecían
que si en un mismo accidente perecían marido y mujer, debía entenderse
premuerta la mujer por ser más débil; que si en un mismo accidente perecían el
padre o la madre y un hijo mayor de catorce años, se entenderían premuertos
los primeros, mientras que si el hijo era menor de catorce años se le consideraba
premuerto en atención a la escasa fortaleza de un niño.

En la época de las codificaciones, el Derecho prusiano y el austriaco


abandonaron la presunción de premoriencia, mientras que el Código civil francés
la acepta, estableciendo complicadas reglas. El Código español llevará la
fórmula usada por el Código italiano de 1865 en el Derecho de sucesiones al
título de la personalidad, dándole así valor de regla general, y disponiendo en su
art. 33 que “Si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quien
de ellas ha muerto primero, el que sostenga la muerte anterior de una o de otra
debe probarla; a falta de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no
tiene lugar la transmisión de derechos de uno a otro.”. Con ello adopta nuestro
Código la teoría de la comoriencia siendo los dos requisitos necesarios para que
opere los siguientes: 1°.- Que las personas fallecidas estén llamadas a
sucederse entre si, ya sea en una sucesión testamentaria, ya sea en una
sucesión intestada. 2°.- La existencia de un estado de duda acerca de cuál de
los implicados ha muerto primero, de forma que no pueda determinarse esta
circunstancia, utilizando cualquier medio de prueba permitido en Derecho,
incluyendo las presunciones, pero no se admiten las meras conjeturas, la
verosimilitud o el cálculo de probabilidades. En cuanto a sus efectos, y
concurriendo los requisitos señalados, el art. 33 CC establece que se presumen
muertas al mismo tiempo, es decir, una presunción de comoriencia. Pero pese a
que este artículo habla de “presumen”, y por ello se ha entendido

74
Las personas físicas y naturales

autorizadamente que se crea una presunción legal de las llamadas iuris tantum
(es decir, con admisión de prueba en contrario), la doctrina mayoritaria, estima
que seguramente no se establece aquí una presunción en sentido técnico, sino
que más bien una aplicación del principio de que quien alegue algo en su
derecho debe probarlo. Si ninguno de los interesados puede demostrar que una
de las personas murió antes o después (carga de la prueba), es lógico que el
ordenamiento opte por entender que las muertes se han producido al mismo
tiempo, solución neutra que no supone ninguna presunción, sino todo lo
contrario.

La declaración de comoriencia determina que no tiene lugar la transmisión de


derechos de uno a otro; lo cual implica que la herencia de cada una de las
personas legalmente premuertas se deferirá a los que por ley o por voluntad del
causante vengan llamadas a sucederle, con exclusión del premuerto.

75
Las personas físicas y naturales

CONCLUSIONES

Podemos definir la persona como el individuo o ser humano capaz de derechos


y obligaciones; o si se prefiere, como sujeto activo o pasivo de una relación
jurídica.

En cuanto a sus clases, cuando el art. 29 Cc dice que el nacimiento determina la


personalidad, realmente está proclamando la equiparación entre hombre y
persona, pues atribuye la condición de tal a todo ser que tenga un cuerpo
humano.

Sin embargo, este concepto de persona ha experimentado una mayor amplitud,


por cuanto se hace extensivo no solo al ser humano, sino también a ciertas
organizaciones sociales, a la que el derecho reconoce o atribuye una
personalidad jurídica independiente a la de los miembros que la componen.
Surge así la conocida distinción entre persona física y jurídica.

En el estudio de la persona física es preciso conocer el momento que determina


el comienzo de la personalidad, es decir, de la adquisición de la condición de
persona, como sujeto de derecho, que implica la capacidad jurídica entendida
como aptitud para devenir titular de derechos y obligaciones.

En el Derecho Romano no sólo era necesario ser hombre para tener


personalidad, sino que hacían falta el status libertatis, status civitatis y
statusfamiliae, es decir, ser libre, ciudadano romano y sui iuris.

En el Derecho moderno basta ser hombre para ser persona, pero, sin embargo,
ni doctrina ni legislaciones están conformes en cuanto al momento del comienzo
de la personalidad.

Así, según la teoría de la concepción, el momento del comienzo de la


personalidad es el de la concepción, por entender que el concebido tiene ya
existencia independiente y debe el Derecho considerarlo como persona desde
este momento.

76
Las personas físicas y naturales

En cambio, para la teoría de la viabilidad, se exige no sólo el nacimiento, sino


que la criatura sea viable, que lo será aquella que nace viva, sin vicio orgánico o
funcional que le imposibilite para continuar su existencia independiente.

Sin embargo, la teoría más autorizada modernamente es la teoría del nacimiento,


según la cual, una vez se obtiene la completa separación del feto del claustro
materno, comienza la personalidad para el nuevo ser, que tiene que haber nacido
con vida, independientemente de su aptitud para prolongarla.

El Código civil expresa la norma básica del comienzo de la personalidad de la


persona física: “el nacimiento determina la personalidad”, pero el artículo 30 del
Cc enumera cuatro requisitos del nacimiento para ser tenido como tal a los
efectos civiles: “para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que
tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del
seno materno”.

Si falta cualquiera de estos requisitos, el ser tiene la consideración en Derecho


civil, de aborto, y se inscribe como tal en el Registro Civil, según los artículos 171
y ss. del Reglamento de la Ley del Registro Civil.

En caso de partos dobles o múltiples surge el problema de saber cuál de los


nacidos tendrá los derechos inherentes a la primogenitura, cuestión que se
regula en el art. 31 CC. al decir que “la prioridad del nacimiento, en el caso de
partos dobles, da al primer nacido los derechos que la ley reconozca al
primogénito”; regla que, por analogía, es aplicable al caso de partos múltiples.
En definitiva, sigue fiel esta regla al principio anterior, que el nacimiento
determina la personalidad y, por tanto, el primero de los nacimientos implica que
fue antes el comienzo de la personalidad, y, por tanto, el mayor, el llamado
primogénito.

La prueba del nacimiento es la inscripción en el Registro Civil que alcanza el


hecho, hora y lugar del mismo y la filiación. Una vez practicada la inscripción, la
prueba del nacimiento la proporcionan las certificaciones literales o en extracto
que expide el Juez Encargado del Registro Civil.

77
Las personas físicas y naturales

La inscripción se practica en virtud de declaración del padre o madre del nacido


o, en su defecto, del pariente más próximo o incluso de cualquier persona mayor
de edad presente en el parto, o del jefe del establecimiento o cabeza de familia
de la casa donde tuvo lugar y si se trata de un recién nacido abandonado, de
quien lo recogió. A la declaración anterior va unido el “parte de nacimiento”
firmado por el profesional que atendió el parto.

El plazo normal de la inscripción es después de las veinticuatro horas del


nacimiento y antes de los ocho días siguientes, aunque si media justa causa, es
de treinta días.

Transcurridos tales plazos, se precisa un expediente gubernativo para practicar


la inscripción. Indicar, por último, que Registro Civil en el que se practica la
inscripción es el del lugar donde tuvo lugar el nacimiento; aunque si lo solicitan
los padres, puede inscribirse en el Registro Civil de su domicilio, si es distinto al
del lugar del nacimiento.

El ser humano concebido es el llamado nasciturus, que puede ser definido como
el ser humano que ha de nacer, el concebido aún no nacido. Aunque sea el
nacimiento el momento que determina el comienzo de la personalidad, el
Derecho protege la figura del concebido, al disponer el art. 29 CC. en su segundo
párrafo que “el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean
favorables siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo
siguiente”.

El efecto de esta norma de protección al nasciturus consiste en la atribución al


nacido de todos los efectos jurídicos producidos mientras estaba concebido y le
sean favorables. Se trata, pues, de una protección condicional, que sólo se da si
el concebido nace con los requisitos del artículo 30, y además relativa, pues sólo
se extiende a lo favorable.
El art. 32 CC. Dispone que la “personalidad civil se extingue por la muerte de las
personas”, lo que significa que es la única causa de extinción de la personalidad
que admite y reconoce.

78
Las personas físicas y naturales

La muerte, pues, como única causa de extinción de la personalidad individual,


termina las relaciones jurídicas de carácter personal del sujeto de derecho
(persona) y los derechos que sean vitalicios; por el contrario, muchas de las
relaciones jurídicas de que era sujeto, no terminan por muerte del mismo, sino
que se produce su transmisión mortis causa.

El Código civil se abstiene de determinar los requisitos y el momento de la


muerte, por lo que es la ciencia médica la que lo hace y el dictamen o certificado
del médico quien lo fija.

No obstante, si bien la muerte es la única causa de extinción de la personalidad


individual, el Derecho ha previsto un supuesto que asimila a aquélla y que se
conoce con el nombre de “declaración de fallecimiento”, que implica una
presunción de muerte y le atribuye prácticamente los mismos efectos.

Al igual que con el nacimiento, la muerte precisa de una prueba clara y


preconstituida, que es el Registro Civil. La inscripción de defunción es la que da
fe de la muerte de una persona así como de la fecha, hora y lugar en que
acontece.

Tras la inscripción se acredita la muerte por medio de las certificaciones


expedidas por el Juez Encargado del Registro Civil.

Se practica la inscripción de defunción y se hace constar también al margen de


la inscripción de nacimiento de la persona. Se practica por declaración de quien
tenga conocimiento, acompañado de certificado médico de la muerte, pero no de
las circunstancias, pues la expresión de éstas puede atentar a la intimidad
personal y familiar. La inscripción de la muerte es requisito previo para que se
expida la licencia para el entierro; de manera que éste no puede practicarse
hasta transcurridas veinticuatro horas desde el momento de la muerte.

79
Las personas físicas y naturales

Finalmente, indicar que el Registro Civil donde se practica la inscripción de


defunción es el del lugar donde se ha producido el fallecimiento y si se ignora, el
del lugar donde es hallado el cadáver.

El hecho de que una persona muera antes que otra (premoriencia) o


simultáneamente (comoriencia) es decisivo en todos los casos en que la
supervivencia es supuesto de la transmisión de derechos. El problema puede se
resuelto de diversas maneras:

1) Que haya prueba de la supervivencia, en cuyo supuesto no se presenta


ninguna dificultad;

2) Que haya prueba de la simultaneidad de los fallecimientos, en cuyo caso


habrá que decidir si ha de haber o no transmisión de derechos, admitiendo una
presunción de comoriencia o aplicando la regla de ser necesaria la supervivencia
para la transmisión;

3) Se carece de prueba convincente o decisiva de uno y otro hecho, en cuyo


caso la dificultad podría resolverse mediante la aplicación estricta de la carga de
la prueba, o bien creando unas presunciones de premoriencia o comoriencia.

En el Derecho romano clásico se aplicaron los principios imperantes en materia


de prueba (actori incumbit probatio). De esta suerte, quien fundaba un derecho
en la prioridad de la muerte de una persona respecto de otra, debía probar tal
prioridad.

Como consecuencia de ello, en la duda y a falta de prueba, no debía


considerarse a ninguna de ellas como superviviente de la otra, aunque esto no
significa presumir las muertes ocurridas al mismo tiempo (comoriencia), sino
simplemente una aplicación de los principios generales.

En cambio, el Derecho justinianeo estableció un sistema de presunciones de


premoriencia basadas principalmente en la edad y el sexo de quienes
concurrían. sistema que fue acogido por las Partidas, que, siguiendo los

80
Las personas físicas y naturales

precedentes romanos, establecían que si en un mismo accidente perecían


marido y mujer, debía entenderse premuerta la mujer por ser más débil; que si
en un mismo accidente perecían el padre o la madre y un hijo mayor de catorce
años, se entenderían premuertos los primeros, mientras que si el hijo era menor
de catorce años se le consideraba premuerto en atención a la escasa fortaleza
de un niño.

En la época de las codificaciones, el Derecho prusiano y el austriaco


abandonaron la presunción de premoriencia, mientras que el Código civil francés
la acepta, estableciendo complicadas reglas.

El Código español llevará la fórmula usada por el Código italiano de 1865 en el


Derecho de sucesiones al título de la personalidad, dándole así valor de regla
general, y disponiendo en su art. 33 que “Si se duda, entre dos o más personas
llamadas a sucederse, quien de ellas ha muerto primero, el que sostenga la
muerte anterior de una o de otra debe probarla; a falta de prueba, se presumen
muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de derechos de uno a
otro.”.

Con ello adopta nuestro Código la teoría de la comoriencia siendo los dos
requisitos necesarios para que opere los siguientes:

1°.- Que las personas fallecidas estén llamadas a sucederse entre sí, ya sea en
una sucesión testamentaria, ya sea en una sucesión intestada.

2°.- La existencia de un estado de duda acerca de cuál de los implicados ha


muerto primero, de forma que no pueda determinarse esta circunstancia,
utilizando cualquier medio de prueba permitido en Derecho, incluyendo las
presunciones, pero no se admiten las meras conjeturas, la verosimilitud o el
cálculo de probabilidades.

En cuanto a sus efectos, y concurriendo los requisitos señalados, el art. 33 CC


establece que se presumen muertas al mismo tiempo, es decir, una presunción
de comoriencia. Pero pese a que este artículo habla de “presumen”, y por ello se

81
Las personas físicas y naturales

ha entendido autorizadamente que se crea una presunción legal de las llamadas


iuris tantum (es decir, con admisión de prueba en contrario), la doctrina
mayoritaria, estima que seguramente no se establece aquí una presunción en
sentido técnico, sino que más bien una aplicación del principio de que quien
alegue algo en su derecho debe probarlo. Si ninguno de los interesados puede
demostrar que una de las personas murió antes o después (carga de la prueba),
es lógico que el ordenamiento opte por entender que las muertes se han
producido al mismo tiempo, solución neutra que no supone ninguna presunción,
sino todo lo contrario.

La declaración de comoriencia determina que no tiene lugar la transmisión de


derechos de uno a otro; lo cual implica que la herencia de cada una de las
personas legalmente premuertas se deferirá a los que por ley o por voluntad del
causante vengan llamadas a sucederle, con exclusión del premuerto.

Dentro de la capacidad de la persona hay que referirse por separado a la


capacidad jurídica y a la capacidad de obrar.

La capacidad jurídica puede ser definida como la aptitud para ser titular de
derechos subjetivos y de deberes jurídicos. O, en otras palabras, la idoneidad
para ser sujeto de relaciones jurídicas.

El concepto de capacidad jurídica es coincidente con el de personalidad. La


personalidad es presupuesto e implica la capacidad jurídica; toda persona, por
el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica; la tiene desde el comienzo hasta el
fin de su personalidad. Por tanto, la tiene todo ser humano y las personas
jurídicas.
La capacidad de obrar se puede definir como la aptitud para el ejercicio de los
derechos subjetivos y de los deberes jurídicos.

Ésta, pues, no corresponde a toda persona ni es igual para todas, sino que tiene
una serie de grados que corresponden al estado civil y que tienen íntima relación
con la edad, la incapacitación, la nacionalidad y vecindad civil (en el sentido de
que la ley personal, correspondiente a su nacionalidad y su vecindad civil, rige

82
Las personas físicas y naturales

en materia de capacidad, según los arts. 9.1 y 16 CC). Señalar, por último, que
la capacidad de obrar plena se presume; mientras que la falta o la restricción de
capacidad ha de ser acreditada de modo evidente y completo.

El estado civil se define como el conjunto de situaciones, de especial carácter,


permanencia y relevancia o de cualidades por estar en cada una de estas
situaciones, que tiene cada persona (la situación de mayoría de edad, cualidad
en la que está el que es mayor de edad; la de filiación matrimonial, que tiene el
hijo matrimonial; la de matrimonio, que tiene el casado; la de nacionalidad, que
tiene el español).

El estado civil no sólo puede determinar una diferente capacidad de obrar de la


persona (por ejemplo, la mayoría de edad o la incapacitación, no así la filiación),
sino también derechos y deberes (por ejemplo, la nacionalidad).

En nuestro Derecho se pueden considerar estados civiles la edad y la


incapacitación, que determinan los grados de la capacidad de obrar; el
matrimonio, cuyo estado de soltero, casado, divorciado o viudo determinan
especiales derechos y deberes propios del Derecho de familia; la filiación, que
repercute en derechos y deberes, pero cuyas clases (matrimonial,
extramatrimonial y adoptiva) carecen de diferencias en capacidad y
consideración jurídica (art. 14 de la Constitución) ; la nacionalidad y la vecindad
civil, que determinan la legislación aplicable (arts. 9.1 y 14.1 del Código Civil).

Los caracteres del estado civil son los siguientes:

1º.- Personalidad. Es un atributo esencial de la persona.

2º.- Orden público. Sus normas son imperativas, es decir, indisponibles por los
interesados.

3º.- Eficacia erga omnes. Eficacia frente a todos.

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Las personas físicas y naturales

La prueba del estado civil de las personas la constituye el Registro Civil, de


manera que si se mantiene que lo inscrito en falso o erróneo, el que lo alegue
deberá probarlo.

Dicha prueba se halla en las inscripciones o anotaciones relativas al mismo que


constan en el Registro Civil. A falta de tal medio de prueba, se puede acudir a
otros medios de prueba, siendo el más típico la posesión de estado que significa
reconocer un determinado estado civil a quien de forma habitual, notoria y
pública (nomen, tractatus, fama) lo viene detentando.

Presumiéndose que la realidad concuerda con la apariencia, se estima que


verdaderamente la persona tiene el estado que aparenta.

El Registro Civil es la institución a cuyo cargo se halla la publicidad de los hechos


que afectan al estado civil de las personas y de otros que determina la ley.

Su regulación la encontramos en la Ley del Registro Civil de 8 de junio de 1957,


desarrollada por su Reglamento aprobado por el Decreto de 14 de noviembre de
1958.

El Registro Civil depende del Ministerio de Justicia y todos los asuntos a él


referentes están encomendados a la Dirección General de los Registros y del
Notariado.

Podemos diferenciar los siguientes tipos de Registros civiles:

1º.- Registro Civiles Municipales: a cargo de un Juez de Paz o de Primera


Instancia.

2º.- Registros Civiles Consulares: a cargo de un cónsul.

3º.- Registro Civil Central: a cargo de dos Magistrados, asistidos de otros tantos
Secretarios judiciales.

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Las personas físicas y naturales

4º.- Hay otro especial, que es el Registro Civil de la Familia Real: está a cargo
del Ministro de Justicia actuando como Secretario el Director General de los
Registros y del Notariado.

Cada Registro civil está compuesto por cuatro secciones que se corresponden a
las cuatro inscripciones principales, llevándose en libros distintos, a saber:

1ª.- Sección de nacimientos.

2ª.- Sección de matrimonios.

3ª.- Sección de defunciones.

4ª.- Sección de tutelas y representaciones legales.

Con excepción de los Registros encomendados a los Juzgados de Paz, que


carecen de la sección 4. ª La sección 1.ª, de nacimientos, es la general; se abre
folio personal cuando éste se inscribe y como inscripciones marginales los actos
que afectan al estado civil de la misma persona, salvo el matrimonio, defunción
y tutela o representación legal, que constituyen las demás secciones y se
inscriben en los correspondientes libros de éstas. Entendiendo por asiento
cualquier inscripción o apunte que se haga en los libros registrales, la legislación
actual permite distinguir las siguientes modalidades:

1.- Inscripciones, consistentes en aquel asiento sustantivo, definitivo y de


carácter positivo o modificativo que se extiende en los libros registrales para
hacer constar algún hecho relativo a la existencia, estado civil, o condición de las
personas.

2.- Anotaciones, consistentes en un asiento destinado a dar un cierto


conocimiento o información de ciertos hechos no susceptibles de inscripción, de
lo cual resulta además el carácter tendencialmente provisional de tales asientos,
que muchas veces se limitan a preparar una futura inscripción que de momento
no puede practicarse.

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Las personas físicas y naturales

3.- Notas marginales, denominación con la que se alude a una clase de asientos
que de oficio debe practicar el Registrador con el fin de coordinar entre sí los
correspondientes asientos registrales.

4.- Cancelaciones, que son asientos de carácter negativo, generalmente


practicados de oficio, con el fin de privar de eficacia, total o parcialmente, a un
asiento anterior de cualquier clase.

Siendo la función esencial del Registro Civil la de acreditar fehacientemente los


hechos relativos a la existencia, estado civil y condición de las personas, la
posibilidad de que el contenido del Registro no sea conforme con la realidad
hace necesario adoptar los remedios oportunos para rectificar o suprimir los
asientos inexactos. De ahí que la Ley prevea los oportunos expedientes para
rectificar el Registro cuando los asientos no sean conformes con los hechos que
deben oficializar.

Esa rectificación del Registro Civil puede hacerse por vía judicial o a través de
un expediente gubernativo.

El Registro Civil es público para quienes tengan interés en conocer los asientos.
Sin embargo, este principio de publicidad del Registro Civil no es absoluto. Unas
veces porque el contenido del mismo se refiere a una institución que
institucionalmente rehúye toda idea de publicidad (p.e. matrimonio secreto); y en
otras, esa limitación se deriva de la circunstancia de que el contenido de los libros
registrales hace referencia a ciertos hechos que atañen a la condición de las
personas y cuya publicidad podría estar en colisión con los derechos de la
personalidad y en particular, la intimidad.

En cuanto a la forma de hacer efectiva la publicidad, esta se realiza por


manifestación y examen de los libros, previa autorización, tratándose de
Registros Municipales, del Juez de Primera Instancia, y por certificación de
alguno o todos los asientos del mismo folio, literal o en extracto, o negativa si no
los hubiere.

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Las personas físicas y naturales

La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se


pierde por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido,
entra bajo la protección de la ley y se le tiene por nacido para todos los efectos
legales; siempre que al término de la gestación se desprenda el feto enteramente
del seno materno y viva veinticuatro horas o sea presentado vivo dentro de ese
plazo al Registro Civil.

Tales son las reglas que sobre la adquisición de la personalidad jurídica se


contienen en nuestras leyes civiles, mismas que tienen su origen histórico en las
mas antiguas leyes españolas, entre ellas la numero 13 de Toro; solo que estas
leyes, como los viejos Codigos de 70 y del 84 añadian además el requisito de
que el recién nacido tuviera figura humana, que fue suprimido en la legislación
nacional vigente quizá por considerar dicho requisito de tal manera obvio, que
su mención parecio innecesaria. La viabilidad del nuevo ser, que en la mayoría
de las legislaciones es uno de los requisitos para adquisición de la personalidad
y capacidad jurídica, queda asi limitada a un plazo minimo de veinticuatro horas
que aun puede ser menor si antes de que transcurra el mismo, el recién nacido
es presentado al Registro Civil.

1) Personalidad jurídica. Se inicia con el nacimiento; pero desde que se


concibe adquiere derechos, como los hereditarios al declararse como
viable (capaz de vivir).

2) Fin de la personalidad. Surge con la muerte o ante una razón de


ausencia la que se formula ante la presunción de muerte, cesa la
personalidad, ejemplo, cuando alguien desaparece y nadie lo encuentra.

3) Capacidad. Es la aptitud para ser titular de derechos y deberes, aptitud


para ser sujeto activo o pasivo de relaciones jurídicas. Existe la capacidad de
goce y ejercicio, en la primera el individuo es titular de derechos y
obligaciones y la capacidad de ejercicio es la posibilidad de ejecutar actos
jurídicos para hacer uso de los derechos concedidos a la persona como
titular.

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Las personas físicas y naturales

4) Nombre. Sirve para designar a una persona. El nombre más el apellido


determinan en cada sujeto su identificación. Personal.

5) Domicilio. Es el lugar donde reside con el propósito de establecerse en


él; falta de éste, el lugar en que tiene el principal asiento de sus negocios; y
a falta de uno y otro, el lugar en que se halle. Se presume el propósito de
establecerse en un lugar cuando se reside por más de seis meses en él.

6) Estado Civil. Atributo exclusivo de las personas físicas consiste en la


situación particular de las personas respecto de su familia, la sociedad y el
Estado.

7) Patrimonio. Conjunto de bienes, derechos, obligaciones y dinero, es decir


todo aquello que sea susceptible de valorarse económicamente y que
constituye una universalidad.

8) Nacionalidad. Es la pertenencia de un sujeto a un determinado espacio


territorial.

El nombre, en los pueblos primitivos, era único e individual, cada persona solo
llevaba un nombre y no lo transmitía a sus descendientes. Este uso sobrevivió
por mucho tiempo, en algunos pueblos principalmente los griegos y hebreos, en
cambio, los romanos poseían un sistema de nombres sabiamente organizado
pero demasiado complicado. Sus elementos eran el nomen o gentilitium llevado
por todos los miembros de la familia o nombre propio de cada individuo.

El nombre es una forma obligatoria de designación de la persona, es el signo


que lo distingue de los demás en sus relaciones sociales y jurídicas, se compone
del nombre propio y del nombre de la familia o apellido.

El primer nombre sirve para designar a la persona y lo separa de los demás


miembros de su familia mientras que el apellido separa y distingue a la familia
de las demás.

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Las personas físicas y naturales

El derecho al nombre es un derecho subjetivo de carácter extrapatrimonial, no


pertenece en propiedad a una persona determinada sino que es común a los
miembros de una familia, viene de generación en generación, pero no por
transmisión hereditaria sino como atributo común a los miembros que integran
una familia. Tanto en el Registro Civil como en el Registro Público de la
Propiedad se imputan derechos o situaciones jurídicas determinadas en función
del nombre, el derecho objetivo atribuye esta calidad para la diferenciación de
personas y para evitar controversias.

Así pues, el nombre debe clasificarse dentro del grupo de derechos subjetivos
que consisten en impedir que otro sujeto interfiera en nuestra conducta, no es
que el nombre nos conceda una facultad jurídica de acción sino tan solo una
autorización para impedir que otro interfiera en nuestra propia esfera jurídica y
en nuestra persona misma.

Existe el principio de que el nombre es inmutable a excepción de la adopción,


legitimación y reconocimiento, pero no puede serlo en otra situación donde no
exista disposición legal al respecto.

El nombre se encuentra protegido ya que como derecho subjetivo no solo cumple


las finalidades personales del sujeto y le protege en función de sus intereses
individuales, sino también representa intereses generales que es necesario
proteger y así mismo supone el deber frente al estado de usar el que
verdaderamente se tenga; este deber es calificado como público en atención a
que, quien se sirve de un nombre que no le corresponde frente a cualquier
funcionario competente será sancionado.

El seudónimo o nombre falso empleado por artistas se encuentra protegido por


la ley y en consecuencia se aceptarán en los tribunales las acciones que se
entablen por transgresiones a este derecho, sin embargo el uso del seudónimo
no puede considerarse lícito en cuanto pueda perjudicar a alguien ni sustituye al
verdadero, solo sirve para individualizar a su poseedor en ciertas
manifestaciones de su actividad profesional y no en la vida misma, donde habrá
de continuar usando su nombre verdadero.

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Las personas físicas y naturales

Los títulos de nobleza se relacionan íntimamente con el nombre en los países en


que se acostumbra usarlos, es una dignidad u honor otorgado a ciertas personas
como premio a servicios eminentes y son transmisibles por herencia.

En México estos títulos se hayan abolidos por la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos y la aceptación o uso de los mismos es causa de la
perdida de la nacionalidad mexicana.

Los títulos de nobleza se relacionan íntimamente con el nombre en los países en


que se acostumbra usarlos, es una dignidad u honor otorgado a ciertas personas
como premio a servicios eminentes y son transmisibles por herencia.

En México estos títulos se hayan abolidos por la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos y la aceptación o uso de los mismos es causa de la
perdida de la nacionalidad mexicana.

Existen 4 grados de incapacidad de ejercicio los cuales son:

a) En el caso del ser concebido, el cual requiere forzosamente de una


representación física y jurídica que vendrá a recaer en las figuras paternas,
primordialmente en la madre, en los casos de herencias, legados o donaciones,
la madre tiene la representación del no nato para adquirir y hacer valer
derechos.

b) El segundo grado se origina desde el momento del nacimiento hasta la


emancipación, esta incapacidad es tanto natural como legal, requiriendo de un
representante para poder contratar o comparecer a juicio.

En este supuesto, deberá exceptuarse los bienes obtenidos por el menor en


virtud de su trabajo, ya que la legislación le otorga la capacidad para actos de
administración relativos a dichos bienes

c) A los menores emancipados se les otorga una semi capacidad, pudiendo llevar
a cabo actos relativos a bienes muebles sin contar con un representante, ejecutar
actos de dominio relativos a sus bienes muebles, mas sin embargo para ejecutar

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Las personas físicas y naturales

actos sobre inmuebles o bien para comparecer en juicio requieren forzosamente


de autorización judicial o tutor.

d) En este grado se considera a los mayores de edad cuya inteligencia o facultad


mental se encuentra perturbada.

Para esta incapacidad es el representante quien hace valer los derechos y


acciones del incapaz, así mismo, no existe capacidad de ejercicio en acto
jurídicos familiares tales como la adopción, el matrimonio o reconocimiento de
hijos.

El estado civil consiste en la situación jurídica concreta que posee un individuo


con respecto a la familia, el Estado o Nación a que pertenece.

Por lo que hace a la familia, este puede ser hijo, padre, esposo, etc.; en el
segundo caso se señala la situación del individuo, expresando su relación
respecto a ser nacional o extranjero, pudiendo así mismo ser ciudadano en el
caso de ser mayor de edad y contar con un modo honesto de vida.

El estado civil de las personas es el conjunto de cualidades que distinguen al


individuo de la sociedad y en la familia, tales cualidades dependen de hechos o
situaciones que son:

-Soltero

-Matrimonio

- Divorcio

- Unión Libre

Así pues, el estado es un valor de orden extra patrimonial, indivisible e


inalienable cuya naturaleza social y moral impide intentar acciones a los
acreedores donde se afecte la situación jurídica de la persona.

La capacidad es el atributo más importante de las personas, ya que todo sujeto


de derecho posee implícitamente y por su propia naturaleza la capacidad jurídica

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Las personas físicas y naturales

ya sea total o parcial que es en consecuencia reconocida por la ley a todas las
personas desde el momento de su concepción y hasta el momento de su muerte
concretándose como la aptitud en que se encuentran de ser sujetos de derechos
y obligaciones aun durante la minoría de edad.

La doctrina admite la aptitud de la persona física para ser sujeto activo o pasivo
de relaciones jurídicas, señalando así que dicha capacidad presenta
2 manifestaciones que son:

a) La capacidad de goce que es la aptitud para ser titular de derechos o para ser
sujeto de obligaciones, ya que si se niega o suprime esta característica,
desaparece la personalidad del sujeto, impidiendo la posibilidad jurídica de
acción del mismo.

b) La capacidad de ejercicio es la aptitud en que se encuentran las personas


para ejercer por si mismos sus derechos y para contraer y cumplir obligaciones.
La capacidad de goce supone una posición estática, mientras que la de ejercicio
denota una capacidad dinámica, debiendo señalar al respecto que en
consecuencia la capacidad de goce es la aptitud para ser titular de derechos y
obligaciones, mientras que la segunda es la facultad de dar vida a relaciones y
actos jurídicos.

Esta capacidad se reconoce desde antes del nacimiento, es decir con


anterioridad a la existencia orgánica independiente al seno materno, para ello el
Código Civil recoge la teoría del nasciturus, manifestando al respecto que el
concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables, es
decir que la capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por
nacimiento, pero desde la concepción, el individuo es protegido por la Ley.

De esta manera el embrión humano tiene capacidad de goce y personalidad


desde antes de nacer para actos jurídicos como son el heredar, recibir legados
y donaciones, mas sin embargo dichos derechos (específicamente el hereditario)
requiere que el ser concebido nazca vivo y además viable, es decir, que
desprendido del seno materno viva 24 horas fuera del seno materno o bien sea
presentado vivo al Registro Familiar o Civil.

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Las personas físicas y naturales

La capacidad de goce se pierde con la muerte, sin embargo, si se ignora el


momento en que esta sucedió no se extingue la personalidad, esto sucede en
las personas declaradas ausentes, es decir, cuando se ignora si el ausente vive
o ha muerto, la ley esta incapacitada a determinar la extinción de la personalidad
por carecer de certeza.

En el lenguaje jurídico, se dice que quien es capaz de tener derechos tiene


personalidad. La personalidad es la aptitud para ser sujetos de derechos y
obligaciones.

Como ya dejamos establecido, la doctrina jurídica conoce dos especies de


personas: las personas físicas o naturales y las personas jurídicas, colectivas o
morales.

La persona física es el individuo, el ser humano, sin distinción de género, raza o


posición social, el cual desde el momento mismo de su concepción adquiere la
capacidad de goce y por consecuencia tiene derecho a la protección que el
Estado le brinda a través del derecho a todos y cada uno de sus miembros.

El derecho constitucional mexicano, descarta de manera tajante la existencia de


individuos carentes de capacidad jurídica, abole la esclavitud y formula la
declaración de libertad a cualquiera que entre a su territorio, brindando así mismo
la protección de sus leyes a través de su carta Magna.

Llamamos atributos de la personalidad a las cualidades que desde el punto de


vista jurídico deben tener los individuos y que los distinguen unos de otros.

Los estudiosos del Derecho nos hablan de seis atributos de la personalidad


Fisica, que son:

a) la capacidad

b) el nombre

c) el domicilio

d) el estado civil

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Las personas físicas y naturales

e) el patrimonio

f) La nacionalidad

Remontándonos al nacimiento mismo de la conducta colectiva del hombre, es


posible identificar la naturaleza social de éste, la cual motiva indudablemente la
aparición de vínculos grupales, no solo con el objeto de coordinar esfuerzos en
la búsqueda de satisfactores primarios, si no también en la intima necesidad de
establecer relaciones constantes, así pues, el hombre acepta su naturaleza
social y deja de vivir en soledad para sumarse a pequeños grupos que le
permiten realizar funciones específicas y aunque rudimentariamente
especializadas, es decir, nace la división de funciones, mientras que unos se
dedicaban a la casa, otros recogían frutos, etc.

La diaria convivencia humana determina, una serie de lazos y contactos de muy


variada naturaleza, que validan y justifican la existencia de reglas, cayendo en la
esfera del mas rudimentario esbozo del derecho como instrumento regulador de
las mismas, actualmente tales vínculos son definidos como relaciones jurídicas,
a las cuales se les otorga la función principal de coordinar y regular a los hombres
dentro de su entorno social, sirviendo para el establecimiento de contactos
mutuos, aplicables a la generalidad de los individuos que conforman la población
de un estado.

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ANEXOS:

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