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RESUMEN

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INFLUENCIAS TEMPRANAS EN EL DESARROLLO DEL PSICOANALISIS:

Notoriamente lo que dio paso al arranque del psicoanálisis fue cierto


comentario que Josef Breur medico fisiólogo y psicólogo austriaco quien emprendió
una gran amistad con Freud le hiciera a este sobre el tratamiento de una mujer
llamada Anna O. (seudónimo dado por Breur a Bertha Pappenheim para proteger su
identidad). De manera que Breuer empezó a atender a Anna O. en 1880, aun cuando
Freud todavía era estudiante de medicina, este le proporcionó a su amigo el crédito
por haber creado el psicoanálisis.

Anna O. tenía 21 años era una mujer radiante y atractiva, que presentaba
diversos síntomas asociados a la histeria, a partir del tratamiento que Breur inicia con
ella desarrolla los primeros estudios sobre la patología histérica. El tratamiento
consistía en incitar al paciente a un estado hipnótico e inducirla a que recordara los
momentos previos a la primera aparición de cada uno de los síntomas padecidos. De
esta manera al salir del trance, los síntomas histéricos desaparecían uno a uno, este
tratamiento Breur lo denomino método catártico.

NACIMIENTO DE LA ASOCIACION LIBRE:

Sigmund Freud continuaba considerando la eficacia de la hipnosis, la cual lo


motivo a buscar una alternativa, recordó que en la escuela de Nancy un hipnotista
lograba recuperar el recuerdo de algo sucedido a través de la hipnosis, el método
consistía en colocar la mano en la cabeza del paciente diciendo “Ahora puede
recordar”. Sigmund le pedía a los pacientes que se recostaran en un diván y que se
mantuvieran ahí con los ojos cerrados, pero no los hipnotizaba.

Por consiguiente les solicitaba que recordaran el momento en que habían


experimentado un síntoma en particular, los pacientes rememoraban varias
experiencias, pero estas eran interrumpidas antes de lograr el objetivo. Es decir ya
cuando alcanzaban recordar la experiencia traumática, se mostraban resistentes. Ante
esta situación Freud situaba su mano sobre la frente del paciente y expresaba que
estaba por surgir información adicional, Freud reveló que la técnica de la presión era
tan poderosa como la hipnosis, gracias a esto se dio cuenta que no era necesario
tocar a sus pacientes para que estos hablaran, solo el simple hecho de motivarlos era
suficiente para que se expresaran libremente, de esta manera nació lo que se conoce
como el método de la asociación libre.
}Entre diciembre de 1880 y junio de 1882 Josef Breuer trata a Anna O., una joven de
21 años con cuadros de anorexia, parálisis, una grave perturbación del lenguaje y
otros síntomas que aparecen luego de la muerte de su padre, y por la que es
diagnosticada como histérica.

El tratamiento consistía en inducir a la paciente a un estado hipnótico (la hipnosis


estaba en boga en aquella época) y persuadirla a que rememorara las circunstancias
previas a la primera aparición de cada uno de los síntomas padecidos. De esta
manera, al salir del trance hipnótico, dichos síntomas histéricos iban desapareciendo
uno a uno. Este tratamiento, realizado dos veces al día, al que Anna O. solía llamar
“cura por la palabra” o “deshollinación”, y que Josef Breuer denominó método
“catártico”, tuvo progresos y retrocesos en relación al vínculo amoroso imaginario
que la paciente había creado con su doctor. Efectivamente, Bertha, durante casi los
dos años que duró la atención, fue elaborando una transferencia afectiva con Breuer
que provocaba fluctuaciones en sus estados de mejoría y empeoramiento de acuerdo a
si el doctor estaba presente o no.

A mediados de 1882, ante los celos de su esposa, Matilde, por dedicarle demasiado
tiempo a la paciente, y dada la desaparición eventual de todos los síntomas histéricos
de Bertha por el proceso de catarsis, Breuer informa a ésta última que da por
terminado el tratamiento. No obstante, esa misma noche se le solicita con urgencia en
casa de la paciente, a la que descubre confusa, contorsionándose y con agudos dolores
abdominales. Inquirida por sus dolencias, ésta responde a viva voz que está por “parir
al hijo del Dr. Breuer”.
Escandalizado ante tal escena de embarazo psicológico, y reconociendo que el
tratamiento no había surtido efecto, Breuer opta por transferir a Bertha Pappenheim al
cuidado de Freud.

Sin embargo, a la larga este fracaso arrojó resultados muy positivos que Breuer y
Freud aprovecharon. Breuer descubrió que los pacientes histéricos no tenían
dolencias físicas sino que, en realidad, sus síntomas eran el resultado de la acción
permanente de ciertas experiencias traumáticas del pasado que por su
inadmisibilidad se habían reprimido, aunque no olvidado, y además, que al
liberar dichos pensamientos reprimidos, exteriorizándolos y aceptándolos de
manera consciente, los síntomas desaparecían.

Breuer no hace público sus descubrimientos en relación con al tratamiento de Anna


O., pero si le ofrece a Freud utilizar el método catártico en los pacientes de éste.
Freud, basándose en dicho método, opta por dejar de lado la hipnosis y en su lugar
establece el procedimiento de “asociación libre”. De esta manera, ambos van
desarrollando una forma revolucionaria de psicoterapia que desemboca, en 1893, en
la publicación de “la comunicación preliminar” de Breuer-Freud sobre el mecanismo
psíquico de los fenómenos histéricos, y en 1895, en los “Estudios sobre la histeria”.

Ya en 1891 la relación entre Breuer y Freud había comenzado a decaer debido a


varias discusiones en el campo de lo científico. Breuer se apegaba a una concepción
cientificista clásica que no aceptaba la separación total entre fisiología y psicología,
mientras que Freud bogaba por la creación de todo un sistema teórico nuevo para la
psicología y una independencia absoluta de cualquier otra rama médica. Por otro
lado, Breuer concebía al método catártico con la hipnosis, pero sin la adopción de la
“asociación libre” ni otras modificaciones y ampliaciones sugeridas por Freud. Pero
lo que algunos autores consideran el desacuerdo que precipitó el fin de la amistad fue
la discusión sobre los recuerdos infantiles y la seducción. Freud consideraba que sus
pacientes neuróticos habían sido seducidos en la infancia, en cambio Breuer creía que
tales seducciones nunca habían existido sino que eran recuerdos de fantasías
infantiles. Sobre este último punto, y con el tiempo, Freud daría la razón a Breuer.

La amistad terminó por romperse definitivamente para el año de la publicación de


Estudios sobre la Histeria, en 1895.

Breuer desistió de continuar con los estudios sobre el psicoanálisis. Prefirió seguir
con el ejercicio clínico en su consulta privada, como lo venía haciendo desde hacía
mucho tiempo. Con todo, siguió de cerca la carrera de su ex amigo, al que le tenía
respeto sumo aunque no compartieran los mismos puntos de vista. Freud reconoció el
carácter anticipatorio de los estudios de Breuer respecto al psicoanálisis, pero advirtió
que había diferencias fundamentales entre las concepciones de Breuer y la propia,
especialmente en cuanto que Breuer tendía a una teoría fisiológica "hipnoide", a
diferencia de la teoría de la "defensa" (llamada luego, "represión") propugnada por
Freud.

Entre otras tantas teorías, a Breuer se le atribuye el concepto de que la percepción y la


memoria son procesos psíquicos completamente distintos, y de haber desarrollado
una teoría de las alucinaciones.

Sin duda alguna, Josef Breuer fue un personaje de gran influencia en el proceso
teórico de la psicología, a pesar de haber sido subestimada su influencia en los
conceptos de Sigmund Freud.

Breuer es reconocido como uno de los mejores fisiólogos y psicólogos de Viena.


Fallece en la misma ciudad que lo vio nacer, el 20 de junio de 1925, a los 83 años

Ana O. y Josef Breuer


Alejandra Márquez Ramírez
(Miembro fundador de la Red Analítica Lacaniana)

Uno de los casos clínicos más importantes en la historia del Psicoanálisis


es el de la señorita Ana O. Esta paciente fue atendida por Josef Breuer en
la Viena de 1880, se trataba de un caso de histeria. Breuer era un famoso
médico vienés y notable hombre de ciencias que compartía con Freud los
mismos intereses científicos, por lo que no tardaron en trabar amistad.
Ambos estaban interesados en el estudio de la histeria, trastorno que se
presentaba principalmente en las mujeres; de ahí su nombre, la palabra
histeria viene del término griego hysteron que quiere decir útero.

En aquel entonces, los médicos le daban poca importancia a este


trastorno pues consideraban que las pacientes fingían los síntomas,
puesto que éstos no tenían un origen orgánico, y así la histeria era cosa
de simulación y no merecía ocupar el valioso tiempo de los médicos. En
otros casos se consideraba un trastorno del útero, y era tratada mediante
la extirpación del clítoris. En mi opinión, aún actualmente, la histeria es un
trastorno incomprendido, puesto que escapa a la lógica, no se encuentra
una explicación racional u objetiva de muchos de los síntomas por lo que
generalmente se tiende a descalificar, a menospreciar y a tratar
despectivamente a la histérica, pues no nos cansamos de decirle que: “no
tienes nada” o bien le recetamos un tranquilizante para que se calme. En
otros casos una limpia o un exorcismo se convierten en la aparente cura
para estos síntomas. Veamos lo que pasó con Ana O y su doctor.

Bertha Pappenheim (Ana O.) es descrita por su médico como una joven
inteligente, sumamente atractiva por su físico y por su personalidad, de
carácter enérgico, tenaz y persistente y a la vez bondadosa y compasiva.
El padre de Ana, a quien ella amaba con pasión contrajo una enfermedad
y muere al cabo de un año. En los primeros meses de su enfermedad Ana
se consagra a su cuidado, al grado que entra en un estado de debilidad y
anemia que la aleja de su padre, al poco tiempo empezó a manifestar una
serie de graves perturbaciones, como una parálisis de tres extremidades,
con contractura y anestesias, perturbaciones de la vista y del habla,
incapacidad para alimentarse y una penosa tos nerviosa. Lo más
interesante era la existencia de dos estados de conciencia enteramente
separados. En uno de ellos, aunque triste y angustiada actuaba de
manera relativamente normal, en el otro se comportaba de una forma
caprichosa, insultaba, arrojaba las almohadas en la medida que su
contractura se lo permitía, se oponía a las indicaciones terapéuticas,
hablaba solo en inglés pues parecía haber olvidado el alemán, su lengua
materna. La transición de uno a otro estado se denotaba por una fase de
auto hipnosis, de la que despertaba con mente clara y normal, este
momento coincidía con las visitas de Breuer, y pronto ella tomó el hábito
de narrar a éste los acontecimientos desagradables del día. Ante el
asombro de Breuer la paciente mostraba una mejoría, pues los síntomas
desaparecían después de haber sido narrados. Consciente de esto, Ana
bautizó a este procedimiento con el nombre de cura de conversación o
limpieza de chimenea.

Entusiasmado con los resultados y en vista de la abrumadora cantidad de


material, Breuer agregó a las sesiones de la tarde, sesiones matinales de
hipnosis, lo que implicó dedicar horas enteras, todos los días, durante más
de un año, lo que dio como resultado un nuevo método terapéutico, que él
denominó catarsis y que es el antecedente de la asociación libre, método
característico del Psicoanálisis.

La relación de Ana y Breuer produjo otro resultado inesperado, la


esposa de Breuer terminó por sentirse molesta y celosa por no oírle
hablar de otro tema, así sus protestas, lo llevaron a tomar la decisión
de dar por terminado el tratamiento. Ante esta noticia Ana sufre una
recaída por lo que Breuer es llamado nuevamente y la paciente que
siempre se había mostrado como un ser asexual, estaba sintiendo
ahora los dolores de un falso parto histérico, culminación lógica de
un embarazo imaginario que se había iniciado y seguido
inadvertidamente, en respuesta a la atención médica de Breuer, quien
con una mezcla de amor y culpa, viajó con su mujer a Venecia donde
pasaron una segunda luna miel, cuya consecuencia fue el nacimiento de
una niña.

Años más tarde, Ana se recuperó y se convirtió en la primera asistente


social alemana y una de las primeras en el mundo, también dirigió sus
esfuerzos en beneficio de la mujer y de su emancipación. Nunca se casó.

Este caso llamó poderosamente la atención de Freud cuando oyó hablar


de él, después de que Breuer lo dio por terminado. Su impresión fue tal
que le llevó a comentar con él una y otra vez lo detalles del caso. Así se
inicia una relación de colaboración entre Freud y Breuer que culmina con
la publicación 12 años después de los Estudios sobre la histeria, texto
considerado como el punto de partida del Psicoanálisis.

De los motivos que llevaron a Breuer a dar por terminado el tratamiento de


Ana O. y de su propia experiencia con sus pacientes histéricas Freud
comprendió que aquella relación especial de tanta eficacia terapéutica
tenía una base erótica, ya fuera oculta o manifiesta. Años más tarde
declaró que los fenómenos transferenciales siempre le habían parecido
una prueba irrefutable de la etiología sexual de las neurosis

LECTURA: EL CASO DE ANNA O.

La historia de Freud empieza con su amigo, el Dr. Joseph Breuer y su paciente


(durante dos años) Anna O. Ella tenía 21 años, poseía una formación
intelectual alta; era muy preparada. Pasó la mayor parte del tiempo cuidando
a su padre enfermo. Durante este tiempo fue desarrollando una tos
importante que no tenía una explicación orgánica. Presentaba también
dificultades para hablar, que finalizaron con un mutismo completo, luego
seguía con expresiones en inglés, en vez de su lengua natal (el alemán).

A la muerte de su padre, Anna empezó a rechazar comida; desarrolló una


serie inusual y extraña de síntomas. Perdió sensibilidad en las manos y los
pies, parálisis parciales y espasmos involuntarios, alucinaciones visuales.
Todo esto, sin una causa física justificable.
Además de estos síntomas presentaba fantasías. Cambios dramáticos de
humor y varios intentos de suicidio. El diagnóstico de Breuer fue: “histeria”, lo
que significaba que tenía síntomas en el cuerpo de origen psíquico. Durante
las noches, Anna se sumía en estados de hipnosis espontáneas, a los que ella
llamaba “nubes”.

Breuer se dio cuenta que a pesar de los estados de trance que tenía la
paciente, ella podía hablar de sus fantasías diurnas y de otras experiencias,
sintiéndose mejor posteriormente. A esto Anna le llamaba “limpieza de
chimenea” y “la cura de la palabra”. En algunas ocasiones, durante la
“limpieza de la chimenea”, Anna proporcionaba datos que permitían tener
mejor comprensión de algunos síntomas.

Breuer llamaba a esta limpieza “catarsis”.

Años más tarde, Breuer y Sigmund Freud (su asistente) escribieron un libro
sobre la histeria y su teoría, según la cual: “Toda histeria es el resultado de
una experiencia traumática, que no puede aceptarse en los valores y
comprensión del mundo de una persona”. Las emociones que se asocian al
trauma no se expresan a través de la conducta de manera vaga o imprecisa.

Los síntomas tienen significado. Cuando el paciente puede comprender el


origen de sus síntomas, entonces se liberan las emociones reprimidas, por lo
que no necesitan expresarse a través de ellos.

Anna fue mejorando poco a poco, sin embargo, siempre necesitaba


de Breuer en sus estados hipnóticos. Según Freud, Breuer reconoció
que la paciente se había enamorado de él y también él se sentía
atraído por ella. Además, ella le contaba a todos que estaba
embarazada del Dr., por lo que Breuer tuvo que abandonar todo,
incluso su interés por la histeria (él era casado).

Freud retomó, posteriormente, lo que Breuer no había reconocido


abiertamente. Es decir, en el fondo de todas estas neurosis histéricas hay un
deseo sexual.

Así Anna O., cuyo verdadero nombre fue Berta Pappenhein, se convirtió en la
inspiración de la teoría de personalidad muy influyente: el psicoanálisis

INTERESANTEEEEEEEE:
De 1875 a 1885 fue profesor adjunto de la Universidad, pero finalmente abandonó
dotsentury y le ofreció un lugar de profesor extraordinario, lo que explica el hecho de
que el lugar para él demasiado honorable. Breyer relación con Sigmund Freud fue un
acontecimiento importante en la vida de ambos estudiosos. Se conocieron en el
laboratorio de fisiología del profesor Brucke, donde en aquel momento Freud trabajó,
y rápidamente se convirtieron en grandes amigos.

Desde 1880 hasta 1882 Breyer dedica a tratamiento del paciente, cuya divulgación
entró en la historia del psicoanálisis como un "caso de Anna O". Para este seudónimo
Bertha Pappenheim oculto, perdió a su padre que hizo su parálisis apariencia,
trastornos de la sensibilidad de la piel, trastornos del habla y visuales. Breyer la
trataba con la ayuda de la hipnosis, pero menos de 2 años interrumpido por supuesto.
La niña empezó a sentirse atraído por el médico, que se adjunta y constantemente
sentía la necesidad de hacerlo. Se alarmó por las fantasías sexuales del paciente,
además, provocó la envidia Breuer esposa, Matilde. Por este motivo tuvo que
interrumpir el tratamiento e ir a Venecia. Volviendo unos meses atrás a Viena, Breuer
regresó a la práctica terapéutica activa.

La búsqueda de tratamiento de Anna O., J. Breuer desarrolló un nuevo método, que


más tarde recibió el nombre de "catarsis". Su esencia radica en el hecho de que los
pacientes con síntomas histéricos dependen de escenas de su vida, una vez que los
sacudió, pero ahora olvidado. Cuando el tratamiento es necesario para hacer que el
paciente recuerde lo que pasó con él, y para reproducirlo. Según Breuer, estos
síntomas se determinan por la energía de excitación del caso sin resolver cuando se
juega, que dio impulso a la enfermedad, la energía normalmente se une y los síntomas
desaparecen gradualmente.

Ante el tratamiento de Anna O. con dificultades insuperables Breyer durante varios


años se negaron a utilizar el método clásico de Qatar. Este evento tuvo un impacto
significativo no sólo en J. Breuer, sino también por 3. Freud, empujándolo al
descubrimiento de la transferencia, además de servir como una razón después de que
los científicos cortaron todas las relaciones entre ellos.

En 1885, cuando 3. Freud regresó de Francia, I. Breyer con él regresó a la aplicación


del método de la catarsis y su estudio detallado. Procedimiento de tratamiento,
llevada a cabo por ellos, se redujo aproximadamente a la siguiente. Breuer dirigió la
atención del paciente a los escenarios, y tal ha causado trauma, durante el cual no era
un síntoma, y trató de encontrar a su conflicto mental con el fin de abrir afectan a los
deprimidos. Cuando esto fue descubierto un fenómeno característico de los procesos
mentales en las neurosis. Más tarde, en la obra de Freud, este fenómeno se llama
"regresión". Asociaciones de médicos de la paciente llevaron lejos de la escena que
tuvo que abrirse paso en el pasado. Poco a poco, los análisis ahondaron en la
adolescencia, y luego en los primeros años de la paciente. Este fenómeno ha influido
en el desarrollo del psicoanálisis en el futuro como lo fue imposible sin regresión
curar al paciente por completo.

Por lo tanto, debido a la práctica extensa Breyer teoría catarsis se ha desarrollado


plenamente. El quid de la cuestión en la distribución equivocada de la energía
psíquica: que sea sustituido por la posibilidad de procesamiento, por lo general ocurre
en la mente, y se envía por vía patológica. Esta energía afectiva se gasta en las
diversas manifestaciones de la histeria, y en memoria de los casos del pasado, puede
ser redistribuido y descargada. Sólo entonces J. Breuer decidió en su artículo "Sobre
el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos" para publicar los resultados del
tratamiento de Bertha Pappenheim, ocultando su nombre bajo un seudónimo.

En 1894, por sugerencia de Ernst Mach Josef Breuer fue aceptada como miembro de
pleno derecho de la Academia de Ciencias.

BUENISIMOOOOOOOOOOO ENSAYO:

Anna O.

Bertha Pappenheim, más conocida como Anna O., fue la primera mujer en ser
diagnosticada con histeria y la que inspiró la práctica psicoanalítica conocida como
“talking cure”. Anna era una joven de 21 años con un alto intelecto. Su enfermedad
duró alrededor de dos años y durante el transcurso de este tiempo desarrolló una serie
de síntomas que llamaron la atención de los médicos. Empezó a tener parálisis en las
extremidades del lado derecho del cuerpo, dificultad para mover la cabeza, problemas
de visión y una fuerte tos. Estos síntomas lograron que Josef Breuer (su médico)
dedujera que estaba frente a una grave alteración psíquica.

Sin embargo, esto no era lo que más sorprendía a los médicos. Anna empezó a
manifestar dos personalidades diferentes: una triste, y preocupada, pero en general,
normal, y otra loca, extraña, grosera. Esto empezó a causar que Anna, en sus
momentos de claridad, se quejara de sentir ciertas tinieblas que nublaban su cabeza,
de tener otro “yo” que le hacía tener un comportamiento inadecuado. Luego su
lenguaje empezó a decaer; primero le empezaron a faltar las palabras, después perdió
toda gramática y finalmente comenzó a hablar en francés, italiano e inglés sin
siquiera darse cuenta.

El 1 de abril de 1881 mejoró su estado, permitiéndole dejar la cama a la que se había


confinado, pero un acontecimiento repentino hizo que decayera súbitamente. La
muerte de su
padre el 5 de abril la cogió por sorpresa haciendo que sus síntomas empeoraran. Se le
empezó a hacer imposible reconocer caras, la parálisis de las extremidades derechas
continuó, la falta de visión empeoró y sólo hablaba en inglés. La única persona en
quien confiaba era a su médico Breuer. Cualquier otra se le convertía en una
“alucinación negativa”. Durante todo este tiempo Anna y su doctor desarrollaron lo
que la paciente llamó “talking cure”, donde ella, en estado de hipnosis relataba
historias (por lo general trágicas) haciendo que los síntomas de la Anna en estado de
claridad, mejoraran.

Este acercamiento entre Breuer y su paciente propició que la joven lo viera como algo
más que su médico y reforzara su vínculo (transferencia), haciendo que tuviera un
embarazo fantasma (como si Breuer fuera el padre). Esto hizo que Breuer terminara
inmediatamente su tratamiento y se alejara por completo de Anna abandonándola a su
suerte. Años después se conoció que Pappenheim se curó y llegó a ser reconocida
como una feminista judía defensora de los derechos de los niños y de la mujer.
Además, dirigió un orfanato en Fráncfort del Meno y fundó la liga de mujeres judías.

El caso de Anna O. fue el más especial de los que analizó Freud porque demostró que
la histeria reacciona al método de la palabra. Por esto, fue esencial para trazar el
camino hacia el concepto de inconsciente y el método del psicoanálisis.

OTROOOOOOOOOOOOOOOOO:

1. ANTECEDENTES DE ANNA O.

La señorita Anna O., realmente se llamaba Bertha Pappenheim, nació en Viena el 27


de febrero de 1859, pertenecía a una respetable y pudiente familia judía ortodoxa.
Como era común instruir a los hijos entre las familias pudientes y no había escuelas
para las mujeres judías en aquella época, Bertha asistió a una escuela católica desde
pequeña hasta los dieciséis años, con lo que recibió una educación católica. Además
de saber alemán, por ser la lengua oficial de su país de nacimiento, aprendió italiano,
francés y perfeccionó su inglés, lengua que mas tarde usaba para comunicarse con
Breuer. Sobre su juventud casi no se sabe nada, pero sí se sabe sobre la de Anna O. a
través de las investigaciones realizadas y transcritas al historial de los “Estudios sobre
la histeria”.

Tenía 21 años cuando contrajo la enfermedad, sus padres eran sanos aunque algo
nerviosos y parecía tener un moderado lastre neuropático
por algunas psicosis sobrevenidas en su familia extensa.

Ella fue siempre sana antes, no mostró síntomas de nerviosismo durante su infancia ni
su juventud, era una persona inteligente y muy intuitiva. Poseía ricas dotes poéticas y
mucha fantasía, contrarrestadas con un entendimiento tajante y crítico, lo que hacía
que fuese insugestionable, sólo atendía a los argumentos, las afirmaciones nunca
influían en ella.

Su voluntad era enérgica, tenaz y persistente, llegando incluso a la tozudez que sólo
abandonaba por bondad y amor hacia los demás. Poseía una bondad compasiva que
se trasladaba al cuidado y amparo de pobres y enfermos.

Solía ser desmesurada en sus muestras de alegría y dolor, por lo que se la consideraba
de genio un poco antojadizo.

Contrarrestando con su desbordante vitalidad espiritual estaba el que nunca se había


enamorado, su vida era monótona, pero ella se encargaba de embellecerla con el
soñar diurno, al que llamaba su «teatro privado». Durante el día, en su vigilia, revivía
cuentos en su imaginación, pero siempre estaba alerta cuando alguien la llamaba por
lo que nadie sospechaba lo que pasaba por su mente. Esta forma de soñar habitual de
una mujer sana pasó después directamente a la enfermedad.

2. RESUMEN DEL CASO: HISTORIAL CLÍNICO Y ANÁLISIS

En el desarrollo de su enfermedad se distinguen varios ciclos bastante diferenciados


entre si, que son:

1. INCUBACIÓN LATENTE DE LA ENFERMEDAD: Duró unos meses, desde julio


a diciembre de 1880 aproximadamente, en este tiempo Anna se
dedicó al cuidado de su padre enfermo, al que ella adoraba, pero ella misma comenzó
a debilitarse, padeció anemia, asco por los alimentos y una tos intensísima que
necesitaron de los cuidados de un doctor, Breuer, el cuál diagnosticó una típica tos
nerviosa. A esto le siguió un adormecimiento al atardecer que la obligaba a guardar
reposo en la siesta y un problema en la visión que el oculista diagnosticó
erróneamente como estrabismo convergente.
Pasaba las noches velando junto a la cama de su padre enfermo o se iba a su cama
permaneciendo despierta hasta la mañana, al acecho y llena de angustia, en las siestas
solía recostarse y debido a este tipo de vigilia nocturna y sueño en las siestas, esas
situaciones se deslizaron de contrabando en su propia enfermedad y persistió después
cuando el sueño fue reemplazado por un estado hipnótico.

Si el sopor duraba aproximadamente una hora, se inquietaba, se revolvía de un lado


para otro y exclamaba repetitivamente: “Martirizar, martirizar”, siempre con los ojos
cerrados. También en sus ausencias diurnas, durante las que ella se imaginaba
situaciones o historias en las que solía murmurar algunas palabras.

2. MANIFESTACIÓN FÍSICA DE LA ENFERMEDAD PSICOLÓGICA: la paciente


cayó en la cama hasta primeros de abril, durante esta época fueron apareciendo
graves perturbaciones, dolores de cabeza, parafasia, estrabismo convergente agravado
por las emociones, perturbaciones graves de la visión y de difícil análisis quejándose
de ver inclinarse las paredes, paresia de los músculos anteriores del cuello,
solo movía el cuello si la apretaba hacia atrás entre los hombros alzados y giraba la
espalda, parálisis por contractura total en la extremidad superior derecha y en ambas
inferiores, parcial en la extremidad superior izquierda, paresia de la musculatura
cervical. Contractura y anestesia de la extremidad superior derecha y, pasado algún
tiempo, de la inferior de ese mismo lado; esta última, extendida por completo,
aducida y rotada hacia adentro; después apareció lo mismo en la extremidad inferior
izquierda y, por último, en el brazo izquierdo.

Este es el momento en el que Breuer se convence de que Anna padece una grave
alteración psíquica, que por sus características diagnostica como histeria y decide
tratarla con lo que él mismo llamaría sesiones de “catarsis”. En Anna existían dos
estados de conciencia separados, que se alternaban entre sí con bastante constancia.
En uno era consciente de su entorno, manifestaba sentimientos de tristeza y angustia
pero se encontraba relativamente normal; en el otro alucinaba, se «portaba mal»,
insultaba, tiraba objetos a la gente, arrancaba botones de su cama, se quejaba por las
entradas y salidas de otras personas en su habitación, se quejaba de que se volvía
loca, del maltrato a que la sometían, del desorden en que la dejaban, tenía angustiosas
alucinaciones sobre unas serpientes negras que en realidad se trataba de cintas o de su
propio cabello.

Esas ausencias y otras ya las había padecido antes de caer en cama, se atascaba en
mitad de lo que decía, repetía las últimas palabras y después
de un momento retomaba el hilo, pero poco a estas afecciones se fueron agravando y
en el apogeo de la enfermedad, cuando la contractura le afectó también el lado
izquierdo, estaba casi normal sólo por breves períodos durante el día.
En los episodios de realidad total comentaba que profundas tinieblas invadían su
cabeza, que no podía pensar, se volvía ciega y sorda, que tenía como dos yoes, uno
suyo real y otro que la hacía comportarse de forma inadecuada, padecía momentos de
amnesia total.

Simultaneas a las contracturas musculares apareció una profunda desorganización


funcional del lenguaje, primero comenzó con falta de palabras, después fue perdiendo
la gramática, mezclaba palabras aunque de forma casi ininteligible de entre las cuatro
o cinco lenguas que conocía y aunque entendía cuando la hablaban, en los momentos
mas críticos y angustiosos, era incapaz de pronunciar una sola palabra.

Tuvo alguna ligera mejoría en los síntomas, retomó la movilidad en las extremidades
del lado izquierdo, en marzo de 1881, la parafasia fue cediendo, pero normalmente
solo habla en inglés, sin ser consciente de ese detalle, y solo en sus mejores
momentos de lucidez hablaba francés o italiano, el estrabismo fue cediendo y solo se
mantenía por emociones violentas, y retomó la movilidad de la cabeza.

A primeros de abril se levantó por primera vez de la cama, después de meses en ella,
aunque no totalmente recuperada de los síntomas.

3. REGRESIONES Y AVANCES EN LOS SÍNTOMAS HASTA JUNIO DE 1882: El


día 5 de abril de 1881 murió su
padre debido a un absceso de peripleuritis y los síntomas de Anna volvieron a
agravarse por el gran trauma psíquico que supuso para ella la pérdida de un ser tan
querido. Durante dos días permaneció en estado de shock, después reapareció la
contractura y anestesia, no profunda, del brazo y la pierna del lado derecho, siguió
padeciendo estrechamiento de su campo visual, no solía reconocer a las personas,
excepto a su doctor y comenzó a no querer mantener contacto con sus parientes
cercanos, mantenía períodos de sonambulismo persistente, alternado con estados más
normales. Estos síntomas se mantuvieron duraderos hasta diciembre de 1881.

Ahora solo hablaba y entendía inglés, aunque todos a su alrededor hablaban alemán,
excepto el doctor que también conocía el inglés, a veces conseguía leer en francés e
italiano. Cuando comenzó a escribir lo hizo de forma curiosa, con la mano izquierda,
que era la que tenía más movilidad, con letras de tipo imprenta y con un alfabeto
antiguo.

No quería comer, aunque dejaba ser alimentada por el doctor, y nunca olvidaba
lavarse la boca después, incluso a veces lo hacía sin haber comido antes. Seguía con
somnolencia en la siesta y el atardecer. Se negaba a ser examinada por otro psiquiatra
y pasó ataques de cólera y de angustia. Comentaba alucinaciones con figuras
terroríficas, calaveras y esqueletos.
Las sesiones de terapia sucedían por las tardes, a veces despertaba con mente clara,
tranquila, alegre, se podía trabajar, dibujaba o escribía durante la noche y tenía pleno
uso de razón, pero al día
siguiente solía ser como una especie de recomenzar igual al día anterior. Por lo tanto,
en las mañanas se comportaba como una enferma enajenada, con alucinaciones,
mientras que por las tardes solía poseer plena claridad espiritual.

A pesar de esos avances, siguió empeorando, llegando a tener impulsos suicidas, lo


que obligó a trasladarla a un manicomio disfrazado de casa de campo, en contra de su
voluntad, el 7 de julio de 1881. En los primeros tres días no comió, ni durmió, siguió
con otros intentos de suicidio y alucinaciones sin ausencia, lo que las diferenciaba de
las anteriores. Después se fue tranquilizando y consentía que la enfermera la
alimentase.

En el campo, las sesiones no podían ser a diario, debido a la distancia, en ellas Anna
refería las historias que vivía en su imaginación durante el día, y cuando no tenía
suficiente calma para hacerlo, al día siguiente necesitaba contar dos historias para
conseguir esa tranquilidad. Después de la muerte de su padre, estas historias se
volvieron más tristes, con alucinaciones temerosas y terroríficas. Lo esencial de esto
eran las acumulaciones y condensaciones de sus ausencias y el alivio y eliminación
del estado estimulador de Anna después de charlar sobre ello en las sesiones. Se
quedaba completamente tranquila, mostrándose al día siguiente de forma amable,
dócil, laboriosa, hasta alegre, pero al segundo día volvía a ser más caprichosa, terca y
desagradable. Había días en los que incluso en la sesión era complicado trabajar con
ella.

Anna se inventó el término “cura de


conversación” y el humorístico de “limpieza de chimenea”. Ella sabía que tras las
sesiones perdería toda su testarudez y “energía”; y cuando las sesiones se aplazaban
en el tiempo estaba de mal humor y rehusaba “conversar”. Ocasionalmente era
necesario suministrarla un narcótico, cloral, cuando no conseguía la tranquilidad
deseada.

El sonambulismo persistente no reapareció; en cambio, prosiguió la alternancia de los


dos estados de conciencia. Su estado mejoró en líneas generales, la contractura de la
pierna cedió sustancialmente y .consentía que la enfermera la alimentase, aunque solo
pedía el pan y luego lo rechazaba cuando tocaba sus labios.

Dicho por boca de Freud, Anna sentía un gran aprecio por el doctor Breuer, por otra
parte adoraba a su perro Terranova y amparó a algunos enfermos pobres.

4. DESDE EL ABANDONO DE BREUER HASTA LA TERMINACIÓN DE LAS


SESIONES. Breuer finalizó el tratamiento con Anna en junio de 1882 constando en
su historial clínico el que la paciente ya había conseguido una cierta estabilidad
emocional. Por otro lado y según escribe Ernest Jones, discípulo de Freud, Breuer dio
por finalizadas las sesiones de forma abrupta porque su constante dedicación por la
paciente habían provocado los celos de su esposa. Jones, sigue comentando en su
relato que la “interesante” paciente había desatado en su terapeuta una poderosa
contratransferencia y que posteriormente al abandono, ella “más enferma que nunca”,
reaccionó desarrollando todos los síntomas de un falso parto histérico, esta parte
también es comentada por Freud,
que lo relata en forma de historia de oídas por el propio Breuer.

En este punto del caso de Anna, Freud pasa a ser su terapeuta y comienza refiriendo
que después de regresar de un viaje encontró a la enferma en un triste estado moral:
desidiosa, indócil, lunática, hasta maligna, en sus relatos se advertía que su fantasía
poética estaba a punto de terminar ya que consistían más en fórmulas estereotipadas
que en fantasías poéticas de su creación.

Freud ordenó el traslado de la paciente durante una semana a la ciudad y allí


conseguía que conversase entre tres a cinco historias cada anochecer. Después volvió
al mismo ritmo psíquico anterior, un día estaba amable y alegre, el segundo día,
irritable y desagradable, y el tercero, directamente antipática. Sus fantasías eran
especies de estímulos psíquicos para su enfermedad hasta que eran relatados en la
hipnosis, con la que conseguía eliminar su eficacia.

En el otoño la paciente regresó a la ciudad, aunque a otra vivienda distinta y su estado


físico y mental era tolerable. En diciembre su estado psíquico desmejoró
sustancialmente, volvía a estar inquieta, triste y los días buenos eran escasos. Sus
relatos dejaron de ser nuevos, las ausencias se hicieron mas frecuentes, y en ellas
revivía los acontecimientos pasados el año anterior, día a día y con todo lujo de
detalles. El cambio de un estado a otro se producía de forma súbita, pero también
podía ser provocado por alguna impresión sensorial que la hubiese impactado el año
anterior. Este “volver a vivir” el año anterior duró
hasta el cese de la enfermedad, en junio de 1882.

Este revivir fue aprovechado en la hipnosis para ir liberando de sentimientos amargos


todos y cada uno de los pesares y angustias producidos en Anna desde que se estaba
incubando la enfermedad (de julio a diciembre de 1880) y después de ser trabajados
en las sesiones fueron desapareciendo los síntomas. A modo de ejemplo contar como
desapareció uno de los síntomas que persistió durante mucho tiempo: fue un verano
caluroso y Anna estaba imposibilitada para beber, cuando se acercaba un vaso con
agua a la boca la tiraba como si padeciese hidrofobia, el origen de esto se halló en una
sesión de hipnosis en la que Anna relató que su dama de compañía había dejado beber
a su perrito de un vaso, ella no dijo nada, pero la repugnó ese comportamiento y se la
quedó atascado en su mente, para su sanación, Freud la dio un vaso con agua durante
la hipnosis y Anna despertó de ella con el vaso entre los labios, así desapareció la
perturbación para siempre.

Cuando Anna reproducía en la hipnosis el suceso que ocasionaba el síntoma, éste


desaparecía. Y así fueron tratados todos y cada uno de los síntomas de este entramado
cuadro clínico de la paciente. Similares fueron las curaciones de las contracturas en
sus extremidades, sus problemas de visión, su incapacidad para leer, no oír cuando
alguien entraba, no comprender cuando hablaban varias personas, quedarse sorda, etc,
solo permanecieron algunos fenómenos aislados, que Freud achaca a que
probablemente no tuviesen una relación directa con su mente.
Normalmente, el miedo a algo que hemos enterrado en nuestra mente nos inhibe a
recordarlo de forma consciente, pero las sesiones junto con el empeño de la paciente
por terminar con la enfermedad consiguieron que la histeria llegase a su término.

Freud explica que “desde aquella primera autohipnosis alucinatoria se acumularon las
ausencias con amnesia total y fenómenos histéricos concomitantes, se multiplicaron
las oportunidades para que se formaran nuevos síntomas de esta índole y para que los
ya formados se afianzaran en una repetición frecuente. A ello se sumó que, cada vez
más, cualquier afecto penoso y repentino le producía los mismos efectos que una
ausencia (si es que no producía siempre una ausencia momentánea); coincidencias
casuales formaban asociaciones patológicas, perturbaciones sensoriales o motrices,
que desde entonces reaparecían simultáneamente con el afecto, pero todavía de
manera sólo momentánea y pasajera. Antes de caer en cama, la paciente ya había
desarrollado toda esa gran colección de fenómenos histéricos sin que nadie lo supiese.
Sólo cuando la enferma, debilitada en extremo por la inanición, el insomnio y el
permanente afecto de angustia, sufrió un total quebranto, encontrándose más tiempo
en la «condition seconde» que en estado normal, los fenómenos histéricos
desbordaron también sobre este último y, de unos fenómenos que sobrevenían en
forma de ataques, se mudaron en síntomas permanentes”.

Freud también apunta que este caso fue llevado a buen término debido a la
confiabilidad en las conversaciones de
la paciente, en su veracidad, a la total claridad y orden mental que relataba en las
sesiones, en los relatos tan íntimos que ella refería y que mantenía como sagrados, y
su particular forma de describir lo que podía recordar, por supuesto todo eso lo iba
corroborando con las personas pertenecientes a su entorno mas próximo.

3. ANALISIS DE LA RELACIÓN ENTRE BREURER Y FREUD

Josef Breuer y Sigmund Freud mantuvieron entre 1882 y 1895 buenas


relaciones, hasta el punto que durante parte de ese tiempo fueron amigos
íntimos. Breuer era 14 años mayor que Freud, lo que le ayudó a colocarse como
figura paterna aconsejándolo en temas que ambos compartían relativos a sus
actividades laborales.

Existen datos que afirman el hecho de que Breuer apoyó económicamente a


Freud para que pudiese abrir una consulta privada como neuropatólogo, y
poder utilizar la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de patologías
nerviosas. Eran momentos en los que mantenían estrechas relaciones amistosas
en el ámbito personal y profesional. Ambos trataban a pacientes con similares
características en trastornos psíquicos. Por causas ya señalas anteriormente, los dos
trataron a la paciente Anna O, y aprovecharon sus descubrimientos de forma conjunta
y por separado.

Ya con el caso de Anna O, comenzaron a enfriarse las relaciones, pero siguieron


aumentando debido a varias discusiones en el campo de lo científico y finalmente
terminaron por romper la relación de una forma mas o menos violenta.

Breuer se apegaba a una concepción


cientificista clásica que no aceptaba la separación total entre fisiología y psicología,
mientras que Freud apostaba por la creación de todo un sistema teórico nuevo para la
psicología y una independencia absoluta de cualquier otra rama médica.

Por otro lado, Breuer concebía al método catártico con la hipnosis, pero sin la
adopción de la “asociación libre” ni otras modificaciones y ampliaciones sugeridas
por Freud.

Lo que algunos autores consideran el desacuerdo que precipitó el fin de la amistad


fue la discusión sobre los recuerdos infantiles y la seducción. Freud consideraba que
sus pacientes neuróticos habían sido seducidos en la infancia, en cambio Breuer creía
que tales seducciones nunca habían existido sino que eran recuerdos de fantasías
infantiles. Sobre este último punto, y con el tiempo, Freud daría la razón a Breuer.

La amistad terminó por romperse definitivamente para el año de la publicación de


“Estudios sobre la Histeria”, en 1895.

Breuer desistió de continuar con los estudios sobre el psicoanálisis. Prefirió seguir
con el ejercicio clínico en su consulta privada, como lo venía haciendo desde hacía
mucho tiempo, mientras Freud por su parte decidió seguir en solitario con sus
estudios sobre el psicoanálisis basándose en los aprendizajes adquiridos en el caso de
Anna O. y dedicando su tiempo a delimitar concepciones teóricas en el campo
psicoanalítico, entre otros quehaceres profesionales.

4. IMPLICACIONES DEL CASO AL DESARROLLO DEL PSICOANÁLISIS

A Breuer se le considera el creador de un método


para el tratamiento de la histeria, en el caso denominado de Anna O., Breuer
desarrolla sus primeros estudios sobre la patología histérica, y sobre los que después
se basó Freud para crear su teoría del inconsciente y de ésta pasar al psicoanálisis.

El tratamiento consistía en inducir a la paciente a un estado hipnótico y persuadirla


para que recordase los momentos previos a la primera aparición de cada uno de los
síntomas que padecía. De esta forma, al salir de la hipnosis los síntomas comenzaban
a desaparecer. Breuer lo llamó el método catártico.

Breuer y Freud aprovecharon los resultados positivos que obtuvieron en ese caso al
descubrir que los síntomas de los pacientes histéricos eran mas psicológicos que
físicos y que tras haber sufrido alguna experiencia traumática en el pasado y haberla
reprimido, aunque no olvidado, al liberar esos pensamientos reprimidos,
exteriorizándolos y aceptándolos de forma consciente, los síntomas desaparecían.

Breuer no hizo públicos sus descubrimientos, pero se los ofreció a Freud y éste optó
por dejar a un lado la hipnosis y en su lugar establece el tratamiento con “asociación
libre”. De esta manera, ambos van desarrollando una forma revolucionaria de
psicoterapia que desemboca, en 1893, en la publicación de “la comunicación
preliminar” de Breuer-Freud sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos
histéricos, y en 1895, en los “Estudios sobre la histeria”.

Entre otras tantas teorías, a Breuer se le atribuye el concepto de que la percepción y la


memoria son procesos psíquicos
completamente distintos, y de haber desarrollado una teoría de las alucinaciones.

Sin duda, Josef Breuer influyó enormemente en el proceso teórico de la psicología, a


pesar de que su influencia sobre los conceptos de Sigmund Freud fue subestimada.

Por su parte Freud empezó a transformar la metodología terapéutica basada en la


hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de la “asociación libre”. Y apoyado
en sus estudios e investigaciones desarrolló los conceptos psicoanalíticos de
“inconsciente”, “represión” y “transferencia”.

Freud consideró que la importancia del psicoanálisis residía en su condición de


instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el
comportamiento de los hombres.

Y postulaba que la fuerza determinante de los casos patológicos psicológicos era la


libido, o energía sexual, contra cuyos deseos la psique establecía defensas, también
consideró que el material conflictivo almacenado en el inconsciente procedía en gran
medida de traumas de la infancia, más que de problemas actuales. A partir de estas
intuiciones originales, y rota ya su relación con Breuer, Freud trató de fundamentar su
teoría sobre un individuo "normal", es decir, él mismo, llevando a cabo su
autoanálisis.

Los resultados se reflejaron en su obra “La interpretación de los sueños” (1900), y en


posteriores estudios Freud extendió sus análisis a los olvidos y lapsus del habla
corriente, y también a los chistes. En 1905 publico su segunda obra en importancia
“Tres ensayos sobre una
teoría sexual”, fue uno de los primeros estudios de sexología, y describía una
importante actividad sexual en el niño y definiendo además una serie de fases en su
desarrollo, marcadas por diferentes zonas erógenas; la fase fundamental de esta
evolución está marcada por un conflicto, que llamó complejo de Edipo, en el que se
producen complejas relaciones de atracción y rechazo respecto a los propios padres;
del éxito relativo en la superación del conflicto depende el desarrollo de una vida
sexual normal, o bien, el de perversiones sexuales.

5. SIGNIFICADO DE “LA LIMPIEZA DE LA CHIMENEA”

Este término fue inventado por la propia Anna O. para denominar de una forma
humorística a las sesiones de terapia realizadas con el doctor Breuer.

El desarrollo de las sesiones ya ha sido explicado con anterioridad en este trabajo y


para Anna seguir esta forma de terapia suponía conseguir tranquilidad, apaciguar su
angustia, temores y síntomas, desaparecían sus fantasmas, con lo que “limpiar la
chimenea” era como limpiar su cabeza de pensamientos que la trastornaban, al
hacerlos ver la luz en las sesiones, hablar de ellos, revivirlos, los temores afloraban,
conseguía aceptarlos y posteriormente desaparecían, de esta forma y ayudada por su
doctor, conseguía limpiar su mente, o lo que en tono de broma llamaba “su
chimenea”.

Para ella, hablar de sus síntomas no solo era una forma de expresarse, sino que era
una necesidad que mostraba para que él pudiese interpretar los significados ocultos
que para ella estaban vedados hasta entonces.
En ocasiones también llamaba a estas sesiones con el término “curar hablando”,
puesto que realmente las sesiones se realizaban básicamente de forma hablada,
excepto en los momentos en los que a ella la resultaba imposible pronunciar palabras
y se comunicaban con mensajes escritos.

6. REFLEXIÓN PERSONAL

Cuando estaba en los inicios de este trabajo, buscando bibliografía adecuada y veraz
relativa al caso de Anna O., realmente llamada Bertha Pappenheim me he encontrado
con argumentaciones distintas y con hechos que pasaron de forma diferente
dependiendo del autor que las comentaba, por lo que decidí incluir en mi trabajo, los
rasgos más significativos y mas coincidentes en las distintas versiones de los hechos,
aunque también he incluido algunos acontecimientos no coincidentes, pero que
consideré necesaria su inclusión, para esclarecer el caso.

No obstante, no dejo de pensar que los acontecimientos pudieron haber sido de otra
forma, incluso me inclino a pensar que realmente fue así y que se ocultaron de forma
anónima debido a la sociedad de la época o a otros determinantes inespecíficos.

De todas formas, y dejando aparte las distintas versiones sobre algunos aspectos del
caso de Anna O., me ha resultado caso inquietante, por la inmensa cantidad de
síntomas que se llegaron a acumular, aunque quizás sea relativamente normal en este
tipo de pacientes, por el hecho de que se van almacenando de forma latente durante
mucho tiempo antes de que los síntomas afloren a la vista de los demás.

También me llama mucho


la atención la forma en que la mente humana tiende a ocultar, relegando al olvido los
episodios traumáticos, como una forma de defensa, pero realmente y visto el caso de
Anna O., esta defensa se llega a convertir en una grave patología muy difícil de sanar.

Quiero incluir en mi reflexión personal, no solo lo ocurrido mientras duró su


enfermedad, me resulta mas interesante saber qué fue de ella después de sobrepasada
la misma, por lo que seguí investigando y descubrí que llegó a ser una mujer
luchadora, dedicada a la liberación de la opresión a la mujer, tengamos en cuenta que
en aquella época existían muchas represiones y vetos para las mujeres, que no
existían para el hombre.

Bertha fue muy conocida por su militancia feminista y su aporte a los derechos
humanos, especialmente de la mujer y de los niños, además fue la primera asistente
social en Alemania y una de las primeras en el mundo. La preocupaban mucho la
opresión de las mujeres y la marginación a la que estaban sometidos los judíos de la
época, y para conseguir soluciones a estos problemas sociales se valió de la asistencia
social como profesión, del feminismo como ideología a seguir, y de la escritura en la
que fue plasmando sus ideas con su inmensa imaginación, a la vez que la servía como
medio de escape, esta vez ya sin volver a recaer en enfermedades psicológicas. La
interesaba mucho la vida y escribió mucho sobre problemas sociales en donde quería
testimoniar y denunciar distintos acontecimientos que ella pretendía transformar.

En el mismo año en que se


publicó “Estudios sobre la histeria” Bertha fue nombrada directora de un orfanato
judío para niñas, donde invirtió mucha de su gran energía para conseguir que las
pequeñas tuviesen una buena formación

Sin duda esta es además de una historia de adelantos científicos importantes para la
época y para la posteridad, también es una historia de represiones y liberaciones, a la
vez que una historia de lucha constante, quizás esa sea una de las causas por las que
me ha interesado tanto el caso de Bertha.

Creo que fue una mujer adelantada a su época, sus pensamientos eran superiores a lo
que le permitía la sociedad, y se fue reprimiendo de forma inconsciente hasta el
momento en que no pudo más y su mente enfermó, pero su constancia, su lucha y el
buen saber hacer de Breuer y Freud la ayudaron a salir adelante

Josef al dedicar a su paciente varias horas cada dia,


poco tiempo después Bertha empezó a desarrollar
una relación afectiva además de responder a breur
como si fuera su padre, proceso que se llamaría
transferencia, y no obstante este también se sentía
atraído por ella comenzando a propagar sentimientos
emocionales
Josef Breuer emprendio una gran amistad con Freud
poco antes de que terminara sus estudios de
medicinaAntes de que Freud terminara sus estudios
de medicina , el estableció una gran amistad con Josef
Breuer un medico fisiólogo y psicólogo austriaco la
relación entre entre ellos se articulo en diversas
frentes, Josef Breuer descubrió la función del oído en la regulación
del equilibrio y del mecanismo de la regulación térmica del cuerpo por medio de la
respiración, el obtuvo un papel importante en la vida de Sigmund como una figura
peterna. Breur y Freud como médicos clínicos, atendían a pacientes con transtornos
psíquicos, cabe destacar que se especializaban en mujeres de la burguesía de
viena con síntomas histéricos.

INFLUENCIAS TEMPRANAS EN EL DESARROLLO DEL PSICOANALISIS.

Antes de que Freud culminara sus estudios de medicina inicio una gran amistad con
el medico fisiólogo y psicólogo Josef Breuer, en la época en que conoció a Josef este
era considerado e medico mas prestigioso de Viena y, como tal, medico de familia de
algunas de las mas relevantes personalidades de la medicina vienesa. En 1894 fue
designado “miembro correspondiente” de la Academia de ciencias, en Viena, a
propuesta de una serie de científicos de fama internacional. A Breuer se le ha descrito
como un hombre de gran bondad y generosidad. Catorce años mayor que Freud, este
le conocio a fines dela década de los setenta.No es de extrañar que la figura de Breuer
tuviese para Freud los atributos esenciales del maestro. Un maestro con quien dadas
sus características personales, rápidamente entablo una verdadera amistad.

Entre 1880 y 1882 Breur trabajaba arduamente en el caso de Anna O. (seudónimo que
le dio Breur a Bertha Pappenheim para proteger su identidad) Anna O. era una mujer
brillante y atractiva, Ella fue siempre sana antes, no mostró síntomas de nerviosismo
durante su infancia ni su juventud, era una persona inteligente y muy intuitiva.
El padre de Ana contrajo una enfermedad y duró unos meses, desde julio a
diciembre de 1880 aproximadamente, en este tiempo Anna se dedicó al cuidado de su
padre enfermo, pero ella misma comenzó a debilitarse. Su padre muere al cabo de un
año. En los primeros meses de su enfermedad Ana se consagra a su cuidado, al grado
que entra en un estado de debilidad y anemia que la aleja de su padre, al poco tiempo
empezó a manifestar múltiples síntomas asociados a la histeria, había experimentado
parálisis en brazos o piernas, alteraciones de la vista y el habla, nauseas, pérdida de
memoria y desorientación mental general. Lo más interesante era la existencia de dos
estados de conciencia enteramente separados, se oponía a las indicaciones
terapéuticas, hablaba solo en inglés pues parecía haber olvidado el alemán, su lengua
materna. Breuer optó por hipnotizar a la paciente Anna O. y le pidió que rememorara
los momentos previos a la primera aparición de cada uno de los síntomas padecidos

Breuer reveló que cada vez que indagaba en un síntoma hasta su origen, el cual la
mayoría de las veces era una experiencia traumática, este desaparecía temporal o
definitivamente. De esta manera los síntomas de Anna O. fueron suprimidos uno por
uno. Era como si ciertas ideas con carga emocional no lograran ser expresadas de
forma directa, por lo cual se manifestaban a través de síntomas físicos. “Cuando se
daba expresión consciente a esas ideas patógenas, su energía se desipaba y los
síntomas disparados por ellas desaparecían. En gran medida del alivio subsecuente a
la liberación emocional, la cual a la vez daba origen a la expresión de una idea
patógena, Breuer denomino a su tratamiento método catartico, es el antecedente de la
asociación libre, método característico del Psicoanálisis. Anna O. llamo a este método
como “cura por la palabra” o “limpieza de la chimenea, Breuer descubrió que la
catarsis ocurria ya fuera durante un trance hipnotico o cuando Anna O. se hallaba
muy aliviada.

El método empleado por Breuer a Anna O. inicio en diciembre de 1880 hasta junio de
1882. Durante este tiempo, Breuer habituaba a dedicar a la paciente varias horas
todos los días. Luego de un tiempo iniciado el tratamiento Anna O. comenzó a
responder a Breuer como en algún momento lo hacía a su padre, un proceso que
pronto se llamo transferencia. Todas la emociones tanto positivas como negativas que
algunas vez Anna O. había expresado a su padre ahora tenían como destinatario a
Breuer, este al igual empezó a desarrollar sentimientos emocionales hacia la paciente,
un proceso que se llamaría contratransferencia. Se dejó absorber de tal modo por esta
que su esposa termino por irritarse de no oírle hablar de otro tema, y al poco tiempo
se sentía además celosa. Si bien no manifestó esto ultimo abiertamente, se mostro
desdichada y de mal humor. Breuer, con el pensamiento distante de lo que ocurria a
su lado, tardo bastante en comprender los trastornos de su esposa. El descubrimiento
causo en el una violenta reacción. Según Freud, Breuer reconoció que la paciente se había
enamorado de él y también él se sentía atraído por ella.

En 1882, ante los celos de su esposa, Matilde, por dedicarle demasiado tiempo a la
paciente, y dada la desaparición eventual de todos los síntomas histéricos de Anna O.
por el proceso de catarsis, Breuer informa a que da por terminado el tratamiento. Pero
la paciente lo solicita con urgencia, a la que descubre confusa, contorsionándose y
con agudos dolores abdominales. Inquirida por sus dolencias, Breuer descubrió que
ella había desarrollado un embarazo fantasma.

Escandalizado ante tal escena de embarazo psicológico, y reconociendo que el


tratamiento no había surtido efecto, Breuer opta por transferir a Bertha Pappenheim al
cuidado de Freud.

Sin embargo, a la larga este fracaso arrojó resultados muy positivos que Breuer y
Freud aprovecharon. Breuer descubrió que los pacientes histéricos no tenían
dolencias físicas sino que, en realidad, sus síntomas eran el resultado de la acción
permanente de ciertas experiencias traumáticas del pasado que por su inadmisibilidad
se habían reprimido, aunque no olvidado, y además, que al liberar dichos
pensamientos reprimidos, exteriorizándolos y aceptándolos de manera consciente, los
síntomas desaparecían.

Ya en 1891 la relación entre Breuer y Freud había comenzado a decaer debido a


varias discusiones en el campo de lo científico. Breuer se apegaba a una concepción
cientificista clásica que no aceptaba la separación total entre fisiología y psicología,
mientras que Freud bogaba por la creación de todo un sistema teórico nuevo para la
psicología y una independencia absoluta de cualquier otra rama médica. Por otro
lado, Breuer concebía al método catártico con la hipnosis, pero sin la adopción de la
“asociación libre” ni otras modificaciones y ampliaciones sugeridas por Freud.La
amistad terminó por romperse definitivamente para el año de la publicación de
Estudios sobre la Histeria, en 1895.

Breuer desistió de continuar con los estudios sobre el psicoanálisis. Prefirió seguir
con el ejercicio clínico en su consulta privada, como lo venía haciendo desde hacía
mucho tiempo. Con todo, siguió de cerca la carrera de su ex amigo, al que le tenía
respeto sumo aunque no compartieran los mismos puntos de vista. Freud reconoció el
carácter anticipatorio de los estudios de Breuer respecto al psicoanálisis, pero advirtió
que había diferencias fundamentales entre las concepciones de Breuer y la propia,
especialmente en cuanto que Breuer tendía a una teoría fisiológica "hipnoide", a
diferencia de la teoría de la "defensa" (llamada luego, "represión") propugnada por
Freud.
NACIMIENTO DEL LA ASOCIACION LIBRE.

Posteriormente el propio Freud considero el hecho de que las esperanzas


terapéuticas fundadas en el tratamiento catártico, con ayuda de la hipnosis, no
acababan de culminar con éxito, ya que los síntomas se suprimían, pero no del modo
definitivo que era de desear. Por otra parte, el pequeño numero de personas
susceptibles de ser sumidas en profunda hipnosis significaba una limitación, muy
sensible desde el punto de vista medico, para la aplicación del método catartico. Estas
dos razones, aparte de otras que son menos importantes, hicieron que Freud
abandonara la hipnosis. Asi que se dedico a buscar otra alternativa.Recordó que en la
escuela de Nancy un hipnotista lograba recuperar el recuerdo de algo sucedido a
través de la hipnosis, el método consistía en colocar la mano en la cabeza del paciente
diciendo “Ahora puede recordar”. A diferencia de esto Sigmund le pedía a los
pacientes que se recostaran en un diván y que se mantuvieran ahí con los ojos
cerrados, pero no los hipnotizaba, presidió de la hipnosis para tratar a sus enfermos.
El método consistía en que mientras tuvieran los ojos cerrados el les sugería
concentración, aplicaba una ligera presión sobre la frente con la mano y los alentaba a
recordar y a comunicar pensamientos, ideas, impulsos etc, relacionados con sus
síntomas neuróticos. La reflexión científica de Freud combinada con la cooperación
critica de ciertos enfermos (en 1892 la paciente Isabel de R. le reprocho que sus
intervenciones y preguntas interrumpían la elaboración de sus pensamientos)
concluirán con la convicción de que tampoco es necesario el apremio agobiante por
parte del médico. Así, Freud abandono progresivamente todo tipo de intervención
apremiante, transformando entre (1892 y 1898) el antiguo método catártico en el
definitivo método psicoanalítico, también llamado de asociación libre.

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