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Historia

Una técnica de inspección de superficie muy temprana implicaba el frotamiento de polvo


negro de carbón sobre cerámica esmaltada, haciendo que el carbón se asentara en
grietas superficiales haciéndolas visibles.

Más tarde, el método de “aceite y cal” se convirtió en práctica común en talleres de


ferrocarriles para examinar los componentes de hierro y acero. En este método, un aceite
pesado comúnmente disponible en talleres de ferrocarril se diluía con queroseno en
tanques grandes para que las partes de la locomotora, tales como ruedas, pudieran
sumergirse. Después de la eliminación del exceso de aceite y limpieza cuidadosa, la
superficie se recubría con una suspensión fina de cal en alcohol de manera que se
formara una capa superficial blanca, una vez que el alcohol se hubiera evaporado. El
objeto se hacía vibrar por golpeo con un martillo, haciendo que el aceite residual en
cualquier fisura superficial se filtrara y manchara el recubrimiento blanco. Este método
estuvo en uso desde la última parte del siglo XIX hasta aproximadamente 1940

Aplicación del revelador

El revelado es la operación que hace visible el defecto al ojo humano. Es obvio que para
penetrantes fluorescentes esta inspección se hará bajo una iluminación de luz negra. En caso
de que la limpieza no haya sido correcta podrán detectarse manchas de penetrante en la
superficie que pueden estar cubriendo indicaciones de discontinuidades y que harán necesaria
una limpieza más a fondo.
Actúa como un papel secante que extrae el líquido de la discontinuidad o defecto superficial y
contribuye a aumentar la visibilidad de las indicaciones por ser de un color opuesto al penetrante
y proporcionar un fondo sobre el que contrasta el color del penetrante (generalmente blanco).
El revelador es un compuesto químico formado por partículas de polvo, las cuales tiene en su
interior una red de poros capilares que les permiten absorber el líquido penetrante, con gran
poder de atracción.
La aplicación del revelador debe hacerse de forma que se obtenga una capa muy fina y uniforme
sobre la superficie a examinar.
Los reveladores pueden ser:

o Reveladores de polvo seco, se aplica mediante pulverización, con pera, pistola o similar.
No son adecuados para superficies muy lisas ya que puede tener dificultades de fijación,
ni para penetrantes coloreados de baja sensibilidad utilizados para discontinuidades
anchas y poco profundas, ya que por la anchura de sus poros tiene poco poder de
absorción.
Esta especialmente indicado para penetrantes fluorescentes y superficies muy rugosas,
roscas, ya que puede depositar sobre ellas una fina capa que no enmascara las anomalías.
Como primeros reveladores se usaron yeso o talco en forma de polvo muy fino que aún
hoy se utilizan aunque existen otros productos que proporcionan mejores resultados.

o Reveladores húmedos acuosos, partículas de polvo seco para preparar en suspensión


acuosa. Se aplica con brocha, pulverizador o sumergiendo las piezas en un recipiente que
lo contenga. Puede utilizarse para todo tipo de penetrantes y forma una delgada capa de
polvo, de espesor uniforme, si ha sido bien agitada la suspensión antes de aplicarla.

o Reveladores húmedos no acuosos, polvo revelador en suspensión en un disolvente


orgánico volátil, envasado en botes de aerosol que se aplica por pulverización, se evapora
dejando una capa de polvo uniforme. Suele aplicarse mediante sprays preparados en
tamaño comercial y, junto con los penetrantes coloreados en rojo, son de muy amplia
utilización en todo tipo de trabajos en taller o en intemperie.
Los vapores de los disolventes que llevan estos reveladores pueden ser inflamables y
tóxicos, por lo que se deben tomar precauciones de seguridad, como una ventilación
adecuada en todos los casos, pero especialmente si se utilizan estos reveladores en el
interior de volúmenes cerrados, como puede ser la inspección de un tanque de
almacenamiento.
Una vez aplicado el Revelador, hay que esperar un tiempo para que éste absorba el
penetrante. Este tiempo suele oscilar entre 5 y 15 minutos.

Inspección final de la pieza

En la fase de inspección para la observación de las indicaciones, que son los resultados que se
obtienen del ensayo, sólo se requiere una buena iluminación si se usaron penetrantes que son
visibles a la luz natural o blanca, con penetrantes fluorescentes sensibles a la luz ultravioleta se
requerirá un equipo de luz negra y una cámara oscura.
También en esta fase, las indicaciones hay que interpretarlas, es decir establecer la causa que
la originó (por ejemplo, puede ser una grieta, un poro, falta de unión, etc.).
Hay que indicar que la correcta interpretación de toda inspección por líquidos penetrantes está
influida en gran medida por el cuidado con el que se ha desarrollado la secuencia de operaciones.
De ello puede deducirse, que la falta de limpieza inicial de las superficies, las manchas y
contaminaciones de unos productos con otros y los falsos contactos con las manos, trapos u
otros materiales impregnados con alguno de ellos, puede contribuir a la anulación del ensayo o
a distorsionar gravemente los resultados del mismo.
Si el ensayo se ha realizado con cuidadoso esmero y se han seguido las indicaciones del
procedimiento aplicable, los resultados serán fáciles de interpretar y quedaran claramente
diferenciadas las indicaciones debidas a defectos del material.

Limpieza Final

Al finalizar el ensayo, la pieza debe quedar en la misma condición que antes de su comienzo,
para lo cual se llevara a cabo una limpieza final, con agua a presión o disolvente, de acuerdo con
el método desarrollado para la inspección y los productos utilizados en las distintas operaciones.
CONCLUSIONES.

Se puede concluir que el principio básico de este tipo de ensayo es encontrar cualquier tipo de
discontinuidad en la superficie del material, las fisuras se hacen visibles gracias a que el líquido
penetrador se queda atrapado por capilaridad en las fisuras, y salen a relucir al aplicar el líquido
revelador.

Al realizar el procedimiento experimental en este tipo de ensayo se destaca que solo detecta
fallos superficiales, por tanto:

-No es apto para casos en los que sea necesaria una inspección completa de la pieza.

-No es apto para superficies porosas ya que el líquido penetrante entraría por las mismas.

Además en superficies rugosas su aplicación es muy difícil ya que las mismas poseen
discontinuidades que pueden llevar la inspección a un error, localizando un defecto donde no lo
hay.

En este ensayo también la limpieza juega un papel importante. Se ha demostrado que si la pieza
no está bien limpia esta suciedad se puede confundir como una discontinuidad.
RECOMENDACIONES

Para un mejor ensayo asegurarse que la pieza este totalmente limpia, la pieza debe limpiarse
con tiner, con cepillo metálico o con lijas para sacar el óxido, etc.

Tomar muchas fotografías del ensayo ya que después de este la pieza se limpia y no nos queda
un registro de dicho ensayo. Así que las fotografías nos ayudaran a ver las discontinuidades
después de la limpieza.

Este es un ensayo puramente visual por lo que hay que ser muy observadores para detectar las
continuidades de la pieza.

Tener muy en cuenta las ventajas y limitaciones del ensayo para saber cuándo aplicarlo y cuando
no.

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