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La experiencia espiritual, instrumento para la demostración de una realidad no

material.

Juan Felipe Agredo López


PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA - CALI
La experiencia espiritual, instrumento para la demostración de una
realidad no material.

En la actualidad, se gesta una lucha sobre la importancia de las religiones y


sobre si la existencia de una deidad es un realidad o un mito; los actores que
integran esta lucha, son movimientos que se basan en el empirismo para la
demostración de ciertos acontecimientos y de establecer la verdad, en la
medida que se realizan trabajos con un el método científico, por otra parte
están personas que profesan una religión, que defienden la idea de que ese
“cientificismo” nos basta para cubrir el universo de los seres humanos, la
realidad material y la espiritual, la que va más allá de la razón. Estos últimos,
abogan que la experiencia espiritual es la base de la demostración de la deidad
que estos siguen, los empiristas no creen que esto basta para afirmar la
existencia de un Dios, es por ello, que este trabajo se enfoca en poner en
evidencia los límites de los empiristas para la demostración de la existencia de
una deidad.

En el ámbito religioso es normal escuchar conceptos tales como, fe y


experiencia; pues son estos, parte fundamental de la creencia en una deidad.
Como es común, hay que definir cada concepto para ayudar al lector durante el
trabajo aquí realizado sobre qué se entiende por ambos términos, para no dejar
ambigüedades ni dudas. Carlos Bravo s.j. en su texto “El Marco Antropológico
de la Fe” trabajado en clase, nos aproxima a la definición de fe, puesto que, en
el texto mencionado se considera que la fe es “un acto de encuentro y de
confianza entre personas, lo cual abarca inteligencia, voluntad y sentimiento en
su unidad originaria.” (Bravo, 1993)

La definición que nos ofrece Bravo, ha dejado de lado un elemento que es


fundamental, el cual no siempre el encuentro puede ser con un persona, sino,
con algo superior al sujeto, como una deidad. Y no recurre simplemente al
contacto con el otro, ejemplo un apretón de manos o un abrazo, sino que es
meramente presencial. Dejando en claro lo que se entenderá por Fe, como un
acto de encuentro y confianza, que no se remite exclusivamente a una persona
ni a un contacto, sino que también se incluye una deidad, un algo superior al
sujeto y que el encuentro llega hacer sencillamente presencial. Se pasara a la
tarea de definir experiencia.
En favor del trabajo, se trae a coalición dos definiciones de experiencia, la
primera de Bravo, definida como “el acto por el cual la persona capta su propia
relación, inmediatamente, directamente, con anterioridad a toda reflexión y
análisis” (Bravo, 1993), por otra parte, Gerardo Remolina, en el texto asignado
y por el cual se basara la mayor parte de este ensayo, “Fundamentos de una
Ilusión”, se entiende como “la presencia inmediata de una realidad en las
facultades cognoscitivas. Es una forma de conocimiento en que el objeto se
hace de una manera tan inmediata y directa que no es necesario ni posible
probarlo o deducirlo” (Remolina Vargas, 2016). Hay que, profundizar en este
definición, puesto que, se menciona un elemento que se obliga a definir, para
ayudar a la comprensión de esta definición; el término “presencia” es “la
coincidencia de dos realidades, no simplemente en un determinado espacio y
tiempo, es decir, dentro de un determinado horizonte espacio-temporal”
(Remolina Vargas, 2016)

El ensayo se guiara principalmente por la definición de Remolina, pero, aunque


las definiciones divergen en algunos aspectos, es preciso mencionar las
coincidencias tales como la experiencia es algo que gesta de una forma
inmediata, por lo general, no hay espacio para el análisis, ni tampoco para la
reflexión.

Ahora bien, como consecuencia de la época de la ilustración, el empirismo y el


método científico cobra como la única vía para demostrar lo que es verdad, y lo
que a su vez existe. Es por ello, que se hace una crítica a las religiones porque,
¿cómo es casi imposible demostrar la existencia de una deidad, de un Dios,
sino se puede observar ni medir? Es entonces que las respuesta por parte de
las religiones (cabe resaltar que no de todas), es la experiencia. Es así que los
sujetos “sin haber tenido algún tipo de “experiencia” de la presencia y realidad
de Dios” (Remolina Vargas, 2016), es casi imposible la creencia en este.

La experiencia, es el instrumento más óptimo, por el cual se apunta para


contrarrestar las critica sobre los empiristas, y el trabajo de Remolina, da
prueba de ello. Pero es clave hacer la diferencia y mencionar el tipo de
experiencia en la cual este trabajo se va enfocar. Anteriormente se menciona la
experiencia como la critica a los empiristas, pero esta es una afirmación
errónea, ya que, es desde la experiencia con objetos con la cual se basan los
empiristas. Pero la experiencia que se menciona, es la experiencia espiritual,
diferente claro, a la experiencia material. Puesto que, la experiencia espiritual,
se hace evidente “cuando somos capaces de establecer una comunicación que
va más allá de la simple información y coincidimos mutuamente en nuestra
interioridad” (Remolina Vargas, 2016)

Un error que se comete, es llegar a pensar que la experiencia espiritual no se


realiza o no se lleva a cabo en un espacio-tiempo, sino que es algo abstracto y
que sucede solo como una sensación o que el sujeto presencia algo. La
experiencia espiritual se expresa en un espacio-tiempo pero no se queda solo
en esto, sino que se supera esto con el fin de realizar una “presencia inmediata
de nuestro yo, de nuestros pensamientos, deseos, afectos, estados de ánimo,
etc.: la presencia de sí mismo” (Remolina Vargas, 2016). Es así que la
experiencia espiritual es el complemento que tienen los individuos, en su
formación dentro de una religión, puesto que, esta último se da de manera
grupal, y la experiencia le brinda la oportunidad al individuo vivir de manera
interpersonal su relación con una deidad.

Por otra parte, el límite de los empiristas, es el de ignorar los sucesos que
acontecen más allá de lo material, ¿Cómo explicar las experiencias
espirituales, como el encuentro con una Deidad? Es una pregunta que los
empiristas por lo general no pueden responder, y estos acuden a respuestas o
a interrogatorios de si la persona es establece psicológicamente, si ha ingerido
sustancias que conlleven a un desorden o genere sensación y experiencias no
reales. Y acuden al error de establecer la experiencia espiritual como algo
subjetivo, que la persona solo vive esto por sentimientos, su imaginación lo
lleva a vivir tal experiencia.

Los métodos empiristas son incapaces de comprender el ámbito religioso, ya


que, no les es posible desde sus propios mecanismos comprender como un
sujeto por medio de la experiencia, consolida el acto de fe y a su vez, afianza la
creencia en una deidad y en unos lineamientos que enmarquen su religión.
Pero esto no solo se reserva al ámbito religioso sino, cubre también temas
como el amor, es pues, esta última como “la más profunda experiencia
espiritual: es la presencia inmediata de dos personas que coinciden
mutuamente en su interioridad” (Remolina Vargas, 2016)
Por otra lado, los empirista utiliza instrumentos racionales para sus
investigaciones, pero es en la experiencia religiosa en que se da “el momento
en que el hombre se siente “tocado” Por la realidad de Dios, en una inmediatez
que excluye, en el momento experiencial, todo tipo de raciocinio” (Remolina
Vargas, 2016). Observamos, otra vez, como el empirismo queda invalidado al
estudio de la experiencia del ser humano en referencia a lo espiritual. La
imposibilidad de estudiar con la razón, un objeto que en su totalidad desafía
esa razón expuesta desde la ilustración.

A modo de conclusión, el trabajo hasta aquí expuesto situó en evidencia la


importancia de las religiones, y su componente tales como la fe, y
principalmente la experiencia. La religión, quiere rescatar la parte
verdaderamente humana que tiene los individuos, como es el tema de los
sentimientos y las experiencias con otras personas (amor, amistad) y la
espiritual. Como gracias a esta ultima las personas dentro de una comunidad
religiosa, logran demostrar la existencia de la deidad, ahí imperante, gracias a
que esa experiencia, ha “tocado” al individuo de tal manera, que este ha
captado y ha experimentado la vivencia con esa deidad de distintas maneras,
como sentir la presencia de este. Además, que una manera de reforzar esa
experiencia, es las veces que el individuo ha “tratado” esa experiencia que lo
ha tocado, porque es así que el sujeto aprende como es la vivencia con ese ser
o se algo con quien vivió tal experiencia y afianza su creencia en este. Por otra
parte, el empirismo que domina en nuestra sociedad y en el mundo académico,
olvida esa parte humana, y hasta en cierto sentido, la ignora y la ve como
peligrosa para la humanidad, pero si es precisamente eso lo que nos hace
humanos, seres altamente subjetivos. Pero sin dejar al lado, lo objetivo, que
nos diferencia de los animales. Por último, se expuso los diversos límites de los
empiristas a la hora de entrar al estudio del ámbito religioso, demostrando así,
que el universo de los seres humanos no está exclusivamente en lo objetivo-
racional.

Bibliografía
Bravo, C. (1993). El marco antropologico de la Fe. Bogota: Pontificia Universidad Javeriana.

Remolina Vargas, G. (2016). Los fundamentos de una "ilusion" ¿Dios y la religion, ilusion o
realidad? Bogota: U. Javeriana.

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