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TEMA 2
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3. ¿Por qué en el nivel de Bachillerato el docente debe tener un conocimiento sólido sobre
los elementos estructurales básicos de los textos argumentativos?
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a. Para establecer vínculos con los estudiantes que no han desarrollado su competencia
lingüística, y necesitan reforzar sus habilidades en la interlocución dentro del aula.
c. Para generar en los estudiantes conocimientos que les permita narrar y describir hechos de
la vida real y provocar diversas reacciones en el lector.
d. Para promover en los estudiantes razonamientos que les permita defenderse activamente
en el aula, con recursos tecnológicos convincentes y para intervenir en situaciones en las que
debe reaccionar.
4. En el bloque de Lectura, los docentes, al ser un referente para sus estudiantes dentro de
la institución educativa, requieren:
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TEMA 3
1. ¿Cuál es la principal diferencia entre el enfoque gramatical y el enfoque comunicativo?
Formar lectores y escritores que se puedan desenvolver en la vida cotidiana en todos los
ámbitos en que el dominio de la escritura es necesario implica enseñar a leer y a escribir, es
decir apropiarse de un código que no posee, que exige un aprendizaje formal, que está sujeto
a una normativa, que tiene unos usos sociales institucionalizados y que, además, es un
instrumento básico para todos los aprendizajes del ámbito académico.
En este sentido “formar hablantes y oyentes implica enseñar a “hablar” y a “escuchar”, pero,
claro, esto es algo que todo el mundo hace, que los alumnos ya hacen cuando llegan a la
escuela… Por lo tanto, sí se considera objeto de enseñanza-aprendizaje tiene que ser porque
pensamos que no se hace bien, que se puede hacer mejor o de otras maneras, en definitiva,
que se puede incidir en el desarrollo de esta capacidad común a todas las personas. Así pues,
habrá que plantearse qué lengua –o mejor qué usos– hay que enseñar.
2. ¿Qué saberes tiene que abarcar la formación del profesorado en lo que se refiere al área de
Lengua?
En primer lugar, tenemos que conocer el código objeto de enseñanza, tanto desde un punto
de vista interno, que permita explicar su estructura, como desde un punto de vista externo,
que implica el conocimiento de las variedades lingüísticas –geográficas, sociales y de estilo– y
de sus funciones, es decir, de sus condiciones de uso, que son socioculturales. Para este
primer bloque de saberes, contamos con disciplinas como las propiamente lingüísticas o
gramaticales, que abordan el estudio de la lengua desde una perspectiva interna, y con otras
disciplinas, como la dialectología y la sociolingüística, que se preocupan por describir las
variedades y sus usos.
En segundo lugar, necesitamos conocer los factores cognitivos que condicionan la adquisición
de la lengua y el desarrollo de las capacidades lingüísticas. Para ello tendremos que recurrir a
disciplinas como la psicolingüística y la ciencia cognitiva.
En tercer lugar, tenemos que conocer los factores sociales y culturales que condicionan los
usos lingüísticos y el mismo proceso de enseñanza-aprendizaje. Es aquí, en este tercer bloque
de saberes, donde de nuevo y de forma especial necesitamos recurrir a la sociolingüística.
En cuarto y último lugar, necesitaremos conocer los métodos y técnicas más apropiados para
alcanzar los objetivos que nos proponemos. Para nuestra formación respecto a este bloque de
saberes, tendremos que recurrir a disciplinas como la pedagogía y la didáctica específica del
área.
6. En relación con la lectura ¿qué se infiere del texto: “Formar lectores y escritores, hablantes
y oyentes competentes”?
Desarrollar destrezas que permitan a un individuo reflexionar de forma crítica sobre las
dimensiones socioculturales del uso lingüístico, oral o escrito.
Implicar dentro del análisis gramatical todos los aprendizajes para hablar y escuchar
correctamente sin errores en atención a la lengua estándar.
Enseñar gramática y normas ortográficas para escribir con corrección, relacionando los
ámbitos de enseñanza de la lengua oral y escrita.
7. En el contexto de la lectura: "Aportaciones de la Sociolingüística a la enseñanza de la
Lengua" ¿señale uno de los saberes implicados en la formación del profesorado en lo que
se refiere al área de Lengua?
Discriminar la multiplicidad de saberes previos que poseen los estudiantes para llevar
a cabo los procesos de comprensión y producción lingüística.
Conocer los factores cognitivos que condicionan la adquisición de la lengua y el
desarrollo de las capacidades lingüísticas.
8. Uno de los saberes necesarios para el docente de Lengua es el conocimiento de los
factores cognitivos que condicionan la adquisición de la lengua y el desarrollo de las
capacidades lingüísticas. ¿Para ello, a qué disciplinas tiene que recurrir?
Gramática comparada y lógica epistémica
Psicolingüística y ciencia cognitiva
Psicopedagogía y ciencia filológica
[…] La Sociolingüística nos ofrece una particular mirada que nos permite tener, por una parte,
una visión de la sociedad y de la Escuela como institución y como ámbito social; por otra parte
una visión del individuo y, por lo tanto, del aprendiz y del profesor; por último, nos ofrece una
visión de la interacción comunicativa que nos presenta el aula como un escenario
comunicativo.
Estas reflexiones llevan a plantear que en toda sociedad existe una política lingüística, sea ésta
explícita o implícita. Política que sanciona cuál es la variedad considerada “legítima” frente a
todas las demás, en mayor o menor grado. Esto, además, genera unas actitudes en los
hablantes respecto a los usos, que no son otra cosa que actitudes respecto a los usuarios, a los
que se asocian determinadas valoraciones según cómo hablan.
Si miramos ahora la Escuela como una institución social, hemos de convenir en que es parte y
reflejo de las tensiones de la sociedad que la ha creado. Evidentemente, no es ni una
reproductora exacta de los valores de los grupos dominantes, precisamente porque también
en ella se da la diversidad, ni puede ser una institución unificadora, por el mismo motivo. Cada
centro escolar se halla inmerso en un entorno determinado, con unas características
sociolingüísticas concretas que es necesario conocer y sobre las que hemos de reflexionar con
nuestros estudiantes. Además como apuntábamos hace unas líneas al hablar de la sociedad, la
institución escolar, en general, y cada centro, en particular, tiene una política lingüística, esté
especificada o no en el proyecto de centro. Tenemos que ser conscientes de que nosotros,
como profesores –y no sólo los de Lengua–, somos los agentes de esa política lingüística.
Desde la Sociolingüística, el individuo se nos presenta no como un hablante oyente ideal, sino
como el usuario concreto de una lengua o unas lenguas, miembro de un grupo –o subgrupo–
social y cultural determinado, que pertenece a una clase social, que tiene un status
determinado, que puede desempeñar unos papeles determinados, que tiene un bagaje de
conocimientos concreto y, de forma muy especial, que posee un repertorio verbal
determinado compuesto de todas las variedades que es capaz de usar en su vida cotidiana. Si
nos fijamos en la realidad, veremos que no todas las personas coinciden en cuanto a su
repertorio verbal, por todo lo que decíamos antes, al plantear la heterogeneidad lingüística en
el plano social. Además, los individuos tienen unas actitudes concretas respecto a esas
diferentes variedades que se usan en su entorno.
Si ahora pensamos en el aprendiz y en el profesor, desde este punto de vista, parece evidente
que hemos de pensar en ellos como personas con unas características socioculturales y
sociolingüísticas determinadas. Profesor y estudiantes pueden pertenecer a la misma clase
social o no, pertenecen a grupos generacionales diferentes, con todo lo que esto implica en
cuanto a un bagaje de conocimientos diferente; tendrán unos repertorios verbales diferentes,
al menos parcialmente; tienen unos status diferentes, que les otorga la misma institución
escolar: el profesor tiene el status de transmisor de conocimientos y de evaluador, mientras
que los estudiantes son receptores de conocimientos y sujetos evaluados. A partir de estos
status diferentes, unos y otros podrán desempeñar unos papeles determinados en el proceso
de enseñanza-aprendizaje.
Desde este punto de vista, saber qué tipo de estudiantes tenemos ante nosotros en un aula es
algo fundamental. Hemos de saber con qué repertorio verbal llegan a nuestras aulas, qué lugar
ocupan dentro de ese repertorio, la modalidad oral y la modalidad escrita, qué variedades
hablan habitualmente, qué actitudes y valores asocian con las diferentes variedades que se
usan en su entorno. Hemos de contrastar esas características de nuestros estudiantes con las
nuestras, conocer nuestro repertorio verbal y de qué manera lo utilizamos en nuestra tarea
docente, qué valores asociamos nosotros a los diversos usos y de qué manera hacemos
intervenir nuestras actitudes y valoraciones en el establecimiento de los objetivos de
enseñanza, en la programación de las diferentes actividades y en los procesos de evaluación.
Hemos de ser conscientes de que, querámoslo o no, somos “modelos” de habla para nuestros
alumnos, de que les estamos ofreciendo, día a día, ejemplos de uso lingüístico con nuestra
actividad verbal cotidiana, y de qie continuamente estamos sancionando sus formas de hablar
y de escribir, porque evaluamos no sólo lo que dicen sino también cómo lo dicen. Este
conjunto de elementos constituyen muy a menudo una parte esencial del curriculum oculto,
de ese conjunto de valores y actitudes que se traspasan de forma inconsciente o implícita en el
proceso de enseñanza-aprendizaje, y que es necesario que salgan a la luz, que sea objeto de
reflexión por nuestra parte y de negociación entre nosotros y nuestros estudiantes.
Si antes plantéabamos que la Escuela es parte y reflejo de la sociedad que la crea, ahora
hemos de pensar que cada centro escolar y cada aula constituyen espacios o escenarios
comunicativos, porque el proceso de enseñanza-aprendizaje se produce a través de continuas
interacciones comunicativas (a veces incomunicativas). El aula es un microcosmos, un
concentrado de la realidad sociocultural donde, continuamente, aprendices y profesores van
poniendo en juego los instrumentos que tienen a su alcance para conseguir sus objetivos, sus
finalidades, que se van negociando momento a momento a partir de la diferentes visiones que
unos y otros tienen de lo que está sucediendo. El aula se ve así como un contexto físico,
cognitivo y sociocultural en el que el uso verbal –oral y escrito– es fundamental.
Entender el aula como un escenario comunicativo nos lleva a plantear lo que ocurre en ella
como si fueran diferentes escenas o acontecimientos comunicativos. En cada uno de esos
acontecimientos comunicativos, los ocho componentes que plantea Dell Hathaway Hymes,
etnógrafo de la comunicación, para todo acontecimiento de habla (situación, participantes,
finalidades, secuencia de actos, clave, instrumentos, normas y género) se articulan de una
forma específica y adquieren unas características peculiares. [...]
9. ¿Por qué la Escuela como institución social es parte y reflejo de las tensiones de la
sociedad?
Por la variedad lingüística
Por la diversidad
Por la homogeneización
10. ¿Qué implicaciones tiene una determinada Política Lingüística en la sociedad, sea implícita
o explícita, desde una perspectiva hegemónica?
Intolerancia respecto a los usuarios de una variedad dialectal por no adaptarse a la
variedad lingüística dominante, considerada legítima.
Aceptación por parte de los usuarios, quienes tienen su propia lectura de la sociedad,
respecto de cómo tienen que acoplarse a la lengua dominante.
Actitudes respecto a los usuarios, a los que se asocian determinadas valoraciones
consideradas legítimas o ilegítimas, según cómo hablan.
11. Desde el punto de vista del aprendiz y del profesor, como personas con unas
características socioculturales y sociolingüísticas determinadas, es menester saber qué tipo
de estudiantes tenemos ante nosotros en un aula. En este sentido ¿Qué se debe valorar en
los estudiantes que llegan a las aulas?
Repertorio musical, formas de hablar y escribir correctas, actitudes y valores coherentes
con el entorno en el que se encuentran, costumbres asociadas a la cultura escolar.
Registro lingüístico elaborado, acorde con el entorno escolar, actitudes y valores que
denoten corrección en todos los aspectos de la urbanidad y ética de la Institución.
Repertorio verbal, qué lugar ocupan dentro de ese repertorio, la modalidad oral y la
modalidad escrita, qué variedades hablan habitualmente, qué actitudes y valores asocian
con las diferentes variedades que se usan en su entorno.
12. Desde la visión respecto a la interacción comunicativa como un lugar de encuentro entre
lo social y lo individual, ¿Qué lectura tiene la Sociolingüística?
La vida social se desarrolla, se (re)crea, se mantiene o se cambia, a partir de las
interacciones comunicativas entre los individuos, desde las situaciones más informales
entre iguales, hasta las situaciones más jerarquizadas y ritualizadas, desde la conversación
espontánea hasta un juicio.
La sociedad se transforma siempre, independientemente de las interacciones
comunicativas entre los individuos, de ahí que la comunicación tenga que encontrar
espacios adecuados para desarrollar las competencias de los individuos.
Los individuos no se relacionan siempre, sus interacciones están supeditadas a su
necesidad de comunicarse, por tanto, los espacios de comunicación desarrollados dan
cuenta de sus intereses y formas de vida.
Tema 3 evaluación
De acuerdo con el planteamiento del uso lingüístico. Es posible aprender a usar un idioma sin
adquirir los conocimientos socioculturales básicos de una comunidad lingüística.
Verdadero Falso
2. En un salón de clase, los estudiantes están atentos a la explicación del docente, quien en el
pizarrón va señalando cuáles son los elementos de una oración, pidiendo a los estudiantes
que lo transcriban y que realicen en su cuaderno ejercicios similares de los que encuentran
en el libro de texto. ¿Ante qué enfoque de enseñanza de la Lengua nos encontramos?
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a. Enfoque gramatical.
b. Enfoque comunicativo.
3. Relacione los principios planteados para cada enfoque:
Énfasis en los aspectos objetivos y cuantitativos, exámenes, evaluaciones analíticas.
Enfoques gramaticales.
El profesor explica los conocimientos magistralmente. Enfoques gramaticales
Énfasis en la motivación intrínseca (Comprensión, curiosidad, exploración, sin sanciones
motivadoras). Enfoques comunicativos
Énfasis en el desarrollo de la persona y de habilidades. Enfoques comunicativos
Los temas y las asignaturas (las 4 habilidades, la gramática, etc.) se integran en un enfoque
global. Enfoques comunicativos
Distribución tradicional del aula (entarimado, pizarra, mesa del profesor, etc.). Enfoques
gramaticales
4. De acuerdo al enfoque comunicativo, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?
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a. Es primordial que los estudiantes desarrollen habilidades sintácticas, léxicas,
morfológicas y fonológicas.
b. La gramática queda supeditada a la capacidad comunicativa.
c. Los estudiantes deben convertirse en usuarios competentes de la lengua oral y escrita.
5. El docente, al dejar de ser el orador magistral que transmite contenidos en el aula,
permite:
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TEMA 4
Desde esa perspectiva, la cultura escrita se considera un hecho socio-cultural ya que son las
personas quienes crean la necesidad, uso e interés por aprender a comunicarse y participar en
el mundo social a través de la escritura.
Margaret Meek plantea dos presupuestos respecto a cómo se forma y desarrolla la cultura
escrita. El primero es que “… la cultura escrita no es algo natural, aun cuando actuemos como
si lo fuera. No es algo que sea parte de nosotros […] como el lenguaje, que también es algo
socialmente aprendido. Nos volvemos usuarios de la lengua escrita al conducirnos como lo
hacen los usuarios de la lengua escrita esforzándonos mediante su guía, en el hogar, en la
escuela y en nuestros encuentros en el mundo con la palabra escrita”[2]. El segundo es que la
cultura escrita “…cambia conforme las sociedades lo hacen”[3], como se pudo apreciar en la
primera sección de este capítulo.
[1] Torres, R. M. (08 de septiembre de 2007). "No basta con enseñar a leer y escribir; hay que
acercar la lectura y la escritura a la gente"..
[2] Margaret Meek (2004) En torno a la cultura escrita. México, Fondo de Cultura Económica,
pág. 16.
[3] Ibídem.
1. En el contexto de la primera lectura de esta lección, ¿qué se entiende por cultura escrita?
Las condiciones dadas para alfabetizar a los individuos que muestren interés en los
diversos contextos socioculturales en los que se desenvuelven.
Los usos extemporáneos de la lectura y escritura que sirven para aclarar y persuadir a los
interlocutores, sobre diversos temas.
Las prácticas lectoras y escritoras, así como a las funciones y el valor que asignan las
personas a la lectura y escritura, y las relaciones que se establecen entre los lectores y
escritores, y entre estos y los textos.
2. ¿Cuáles son los presupuestos respecto a cómo se forma y desarrolla la cultura escrita?
3. Según los presupuestos planteados por Margaret Meek, respecto a cómo se forma y
desarrolla la cultura escrita ¿cuándo nos volvemos usuarios de la lengua escrita?
Al emplear la lengua escrita en diversos ámbitos comunicativos.
Al realizar dictados y repetir varias veces, planas de palabras sueltas.
Al practicar nuestra motricidad con ejercicios caligráficos.
Lección: Aspectos implicados en la cultura escrita. Disponibilidad,
acceso y participación
1. Los objetos materiales de la cultura escrita, es decir, lo que permite que esta cultura
exista, que son los diversos tipos de objetos donde hay algo qué leer (libros, periódicos,
revistas, enciclopedias, afiches, CD-Rom, entre otros), así como los materiales para escribir
(papel, lápiz, computadores, etc.).
2. Los diversos tipos de textos escritos: informativos, instructivos, científicos, literarios
(narrativos, poéticos y dramáticos), entre otros.
3. Los lugares, es decir, todos los espacios destinados a la lectura o donde se encuentran los
escritos: bibliotecas, museos, rincón de lectura, sala de informática, librerías, quioscos...
Los letrados, que son las personas que leen y escriben y que se encuentran ya insertos en el
mundo de la escritura. Aquí se incluyen las relaciones y experiencias de los lectores y escritores
con los textos, así como el manejo de las técnicas lectoras y escritoras.
Según la propuesta de Judith Kalman[1], los tres primeros elementos de esta lista pertenecen
al campo de la disponibilidad, entendida como la presencia física de objetos que pueden ser
leídos o que sirven para producir escritos, y la infraestructura para su distribución y circulación.
En otras palabras, son las condiciones materiales que se necesitan para que haya cultura
escrita.
[1] Judith Kalman, “El acceso a la cultura escrita: la participación social y la apropiación de
conocimientos en eventos cotidianos de lectura y escritura.” En: Revista Mexicana de
Investigación Educativa, Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C., México, enero-
abril 2003, Vol. VIII, número 17.
Personas que leen y escriben con ayuda, pero que oralmente interactúan activamente,
reconocen los diversos contextos en los que se desenvuelven y se relacionan sin dificultad
con los demás.
Personas que han adquirido el código alfabético, reconocen la ubicación de las palabras en
un texto, pero no identifican aún el significado contextual, no manejan técnicas de lectura
y escritura.
Personas que leen y escriben y que se encuentran ya insertos en el mundo de la escritura,
se incluyen las relaciones y experiencias de los lectores y escritores con los textos, así
como el manejo de las técnicas lectoras y escritoras.
5. Según la propuesta de Judith Kalman, en el ámbito de la cultura escrita, ¿a qué se alude
con el término disponibilidad?
Condiciones que se deben sortear en las instituciones educativas para enseñar a escribir
Participación social, a través de la producción de diversos textos escritos
Condiciones materiales que se necesitan para que haya cultura escrita.
Apropiarse de la cultura escrita es un proceso de ida y regreso: mientras más se aprende, más
se produce (es decir, más se comprende la lectura y más se escribe) y mientras más se produce
(en lectura o escritura), más se aprende. La apropiación implica, entre otras cosas, convertirse
en un “ser lingüístico” que desarrolla procesos de reflexión sobre la lengua hablada y escrita,
su funcionamiento y las relaciones entre ellas[2]. La reflexión permanente que hace el lector-
escritor sobre la naturaleza y funcionamiento de la lengua, los distintos géneros textuales, las
funciones del lenguaje, el vocabulario o las diferentes formas para expresar algo, lo va
habilitando permanentemente para comprender cada vez más y en mayor profundidad lo que
lee y para escribir mejor cada día.
[2] Gérard Chauveau, “Elementos para una pedagogía exitosa en lectura-escritura” En:
Mercedes Carriazo et. Al. (2007) Memorias del III Congreso Internacional de Lectura y
Escritura. Lectura y escritura: ejes de una escuela de calidad. Quito, Universidad Andina Simón
Bolívar”, p. 24.
Según Kalman[1], los eventos de lectura y escritura que surgen en la vida cotidiana se ejecutan
con fines comunicativos y, por ello, son importantes contextos para la apropiación de los
diversos usos de la cultura escrita. Es a través de la participación en este tipo de eventos
cuando el individuo aprende los usos no escolares de la lectura y escritura. No existe
participación en la cultura escrita si no se tiene la intención de comunicarse.
La participación solo tiene sentido si se hace para construir significados sobre la comunicación
escrita. Esta construcción está marcada por la existencia de algún tipo de interacción social,
que puede ser individual o colectiva, en colaboración con otros lectores y escritores.
Particularmente en esta última, “varios participantes aportan conocimientos y saberes, usan
herramientas culturales materiales y mentales y colaboran, de una manera u otra, para lograr
un fin comunicativo donde la lengua escrita tiene un papel central”[2].
Esto quiere decir que la adquisición de esta nueva cultura, la cultura escrita, no ocurre en el
vacío y adquiere sentido solamente si tiene el propósito de resolver situaciones comunicativas
donde el texto escrito juega un papel trascendental.
Existen diferentes formas de participación en la cultura escrita que dependen de: i) las
posibilidades de aportar del individuo o las necesidades que este tenga de los aportes de los
demás, es decir de la relación de cada lector - escritor con otros lectores - escritores; ii) de los
fines que cada uno persiga con su participación; y, iii) de las ideas y significados que guían su
participación (concepciones que tiene el participante sobre el texto, la lectura, las finalidades,
entre otras).
Estos tres elementos (las relaciones entre lectores – escritores, las finalidades de cada uno, los
conceptos detrás de su participación) constituyen el contexto de interacción social en el cual
los individuos participan de la cultura escrita. En otros términos, son “las circunstancias
específicas que resultan de la dinámica [que se produce] entre los participantes en una
situación comunicativa”[3]. Es decir que el contexto no se refiere únicamente al entorno
sociocultural más amplio en el que sucede el intercambio entre los individuos (hogar, escuela,
hora de clase, concurso literario, etc.), sino que se forja también desde el interior de cada
participante, como aprendizaje individual, y desde cada uno de ellos como ser social, como
experiencia sociocultural.
Son actos relevantes de participación en la cultura escrita: leer entre todos un cuento,
comentarlo e intercambiar opiniones sobre él; redactar juntos un texto surgido de sus propios
intereses y conocimientos; oír a un escritor narrar cómo se inició en la literatura; administrar la
biblioteca escolar o del aula en conjunto con sus maestros; seleccionar entre todos los libros
que quieren adquirir para la escuela; crear un periódico escolar; visitar con sus padres la
biblioteca o librería del pueblo; suscribirse a una revista infantil o de divulgación científica
apropiada para su edad; conversar con un músico para que les cuente cómo crea las letras de
sus canciones; asistir a eventos locales donde la lectura y escritura estén presentes (maratones
del cuento, concursos literarios…); tener amigos por correspondencia (tradicional o por
Internet), etc.
Es en estos eventos donde el niño o la niña que está ingresando a la cultura escrita podrán
identificar quiénes leen y escriben y por qué; qué tipo de textos leen o escriben y cómo lo
hacen; con qué finalidad y cuándo lo hacen. En otras palabras, cuáles son las motivaciones,
propósitos, circunstancias y modos de actuar de los lectores y escritores, y qué prácticas y
conocimientos los definen como tales[4]. Para convertirse en practicante de la cultura escrita,
hay que “frecuentar el mundo de la escritura”[5]. Solo así se alcanzará la apropiación de la
lectura y la escritura como práctica sociocultural y no solo como la manipulación mecánica de
unidades aisladas del texto (fonemas, grafemas, palabras sueltas, oraciones sueltas, reglas
gramaticales, listas de vocabulario, etc.) dirigidas a cumplir un currículo escolar y rendir una
prueba.
La participación en una cultura escrita rica potencia las posibilidades para que una persona
pueda ampliar sus horizontes y oportunidades de desarrollo personales (sociales, intelectuales,
laborales) y de la comunidad a la que pertenece, ya que contribuye a su integración y
participación social y cultural, y al ejercicio pleno de la ciudadanía[6]. Hoy en día, las
comunidades con menor acceso y uso de la cultura escrita -así resuelvan sus necesidades
inmediatas de comunicación al margen de ella, mediante la oralidad- al no integrarse a la
cultura escrita, podrían quedar al margen de otros conocimientos de la cultura universal, que
es un derecho y un patrimonio de todos los seres humanos. Esto no significa perder su
identidad y los valores propios de su cultura, sino que multiplica sus posibilidades de
pertenencia cultural y de expresar sus visiones, demandas y reclamos.
[2] Varios autores citados en: J. Kalman, “El acceso…”, pág. 43.
[5] Gérard Chauveau, “Elementos para una pedagogía exitosa en lectura-escritura” En:
Mercedes Carriazo et. Al. (2007) Memorias del III Congreso Internacional de Lectura y
Escritura. Lectura y escritura: ejes de una escuela de calidad. Quito, Universidad Andina Simón
Bolívar, pág. 19.
[6] Judith Kalman ilustra este hecho con el siguiente ejemplo “…en la Constitución [Mexicana]
dice que todos tienen derecho de dirigirse a los funcionarios públicos por escrito, y esto data
de 1917. No obstante, debemos tener en cuenta que este año [2008] se afirma que el 89% de
la población es analfabeta; por lo tanto, todos, menos el 89% de la población, puede dirigirse a
los funcionarios públicos por escrito. Esto nos demuestra que una fórmula que parece
incluyente, de hecho es excluyente porque si no puedes escribir, no puedes dirigirte “de la
manera más respetuosa” a los funcionarios”. Kalman, Judith (2008) “Cultura escrita: Más allá
de la enseñanza de la lectura y escritura”. Ponencia presentada en el IV Congreso Internacional
de Lectura y Escritura, Quito, junio de 2008.
[7]G. Chauveau, “Elementos para una pedagogía exitosa en lectura-escritura” En: Mercedes
Carriazo et. Al. (2007) Memorias del III Congreso Internacional de Lectura y Escritura. Lectura y
escritura: ejes de una escuela de calidad. Quito, Universidad Andina Simón Bolívar”, pág. 16-
20.
10. ¿Qué elementos conforman el contexto de interacción social, en el cual, los individuos
participan de la cultura escrita?
Las relaciones entre lectores – escritores, las finalidades de cada uno, las concepciones en
torno a su participación.
Las relaciones entre todos los escritores, los intereses de cada uno, los pormenores que
rigen su participación.
Las relaciones entre los componentes morfosintácticos de un texto, la coherencia y uso
apropiado del lenguaje.
11. ¿En qué consiste la participación en la cultura escrita?
Intervención en actividades escolares relativas a la lectura de imágenes y producción
textual que aludan a la realidad, haciendo uso de la lectura y la escritura con fines
educativos únicamente.
Intervención en la cultura oral que les permita a los estudiantes dialogar sobre diversos
temas inherentes al contexto escolar y a la diversidad lingüística, con propósitos reales de
conexión social.
Intervención en actividades sociales de la vida cotidiana, que tengan sentido para la
persona, haciendo uso de la lectura y la escritura con fines comunicativos en un contexto
social determinado.
Lección: Aspectos implicados en la cultura escrita. Disponibilidad,
acceso y participación
En el caso de los niños y niñas, esta participación debe darse tanto dentro de la escuela como
en la vida cotidiana familiar y comunitaria. La participación en la cultura escrita no requiere
necesariamente que las niñas y los niños ya sepan leer y escribir. Por ejemplo, el niño o niña
que aún no va a la escuela pero a quien sus padres leen cuentos, aunque no sabe leer todavía,
ya participa de esa cultura: sigue la lectura, lee imágenes, reconoce el escrito como algo que
comunica ideas. E incluso “lee sin leer”, contando de memoria una y otra vez la historia
escuchada, siguiendo el texto. En el caso de las niñas y niños cuyos progenitores no saben leer
o no disponen de textos adecuados para los pequeños, pueden contarles cuentos, leyendas,
jugar con rimas y poemas infantiles, etc.
Sin embargo, el ideal de participación en la cultura escrita requiere estar alfabetizado como la
base fundamental que garantiza la posibilidad de participar en ella. Estar alfabetizado no
significa limitarse al simple acto mecánico y rudimentario de lectura mecánica y copia de
textos que se enseña aún en nuestra realidad. Actualmente, los conceptos de “alfabetizado” y
“analfabeto” han variado, pues las definiciones tradicionales de estos términos y las
clasificaciones a las que estábamos acostumbrados “simplifican realidades que son mucho más
complejas [ya] que no se trata de polos opuestos sino de un continuo, en el que existen
diversos niveles de dominio del lenguaje escrito”[1].
Por un lado, se considera que “estar alfabetizado” no es un estado definitivo que puede fijarse
en un momento en el tiempo (por ejemplo, al finalizar el primer grado, o la primaria, o el
programa de alfabetización), pues se ha llegado a demostrar que el perfeccionamiento de las
habilidades lectoras y escritoras es un proceso permanente y está en continua evolución,
incluso entre quienes han alcanzado un alto grado de dominio de tales habilidades. Los
individuos calificados como alfabetizados pueden ir “desde lectores incipientes y personas que
apenas dibujan su firma, pueden copiar un texto pero no escribirlo propiamente, hasta
lectores y escritores con un altísimo nivel de sofisticación en el manejo del lenguaje y en varios
idiomas”[2]. Este es un proceso que no termina en la escuela primaria sino que puede
prolongarse a lo largo de la vida.
Por otro lado, la definición más común de “alfabetizado”, acuñada por la UNESCO, que lo
define como estar en capacidad de leer y escribir un enunciado simple de la vida cotidiana,
“requiere repensarse, porque cambió mucho lo que entendemos por ‘leer’ y ‘escribir’, la
noción de ‘enunciado simple’ y la propia vida cotidiana de la gente”[3].
Sin embargo, saber leer o escribir no integra automáticamente a una persona a la cultura
escrita ya que “ser alfabetizado refiere a aquella persona que utiliza la lengua escrita para
participar en el mundo social”[4]. Las estadísticas revelan que muchos individuos alfabetizados
(en el sentido de que saben codificar y decodificar los signos gráficos) no pueden realizar actos
de lectura como interpretar un itinerario de bus o la señalización de las calles en una ciudad, ni
actos de escritura más allá de la copia o el dictado simple; es decir, no llegan a participar en la
“cultura escrita” como práctica social.
Ser alfabetizado quiere decir, entonces, poder manejar el lenguaje escrito en todos sus niveles
(géneros textuales[5], significados[6], palabras, letras) de manera intencional y significativa
para participar e interactuar socialmente con fines comunicativos.
El grado de presencia e importancia de los objetos escritos en los distintos grupos sociales
influye también en la formación lectora y escritora de las personas. En una sociedad donde la
vida de los individuos transcurre al margen de la cultura escrita, los textos no tienen el mismo
sentido que para una sociedad en la que estos son vitales para el desempeño social, intelectual
y profesional u ocupacional de los individuos. No es posible que haya participación en la
cultura escrita cuando se vive en una sociedad que no le da importancia a la misma y en la que
no existe un contexto letrado o donde no existen productos escritos.
Por ejemplo, no es lo mismo vivir en un entorno rural donde las labores productivas básicas y
la vida cotidiana no requieren de la lectura y la escritura para entender los procesos que se
deben seguir (siembra, cosecha, almacenamiento de productos, preparación de comida,
cuidado de los animales, etc.) sino que se los aprende a través de la experiencia cotidiana con
las personas que ya saben como hacerlo, que vivir en un entorno urbano donde la escritura
está presente en la calle, la tienda, el centro comunitario, etc., y donde la lectura y escritura
son indispensables para realizar las actividades diarias (tomar un bus, buscar una dirección,
comprar o vender productos, llenar un formulario, pagar los servicios públicos, etc.). En estos
últimos, “… basta con que el chico salga a la calle para que vea escrituras y se formule hipótesis
interpretativas, porque si las escrituras están por todas partes, alguna importancia deben
tener”[7]. En un contexto cultural centrado en la comunicación oral, el texto escrito puede
cumplir unas funciones sociales secundarias y distintas de su propósito original, como por
ejemplo, ser simplemente un referente espacial (“un poco más adelante del aviso de Porta”).
De igual manera, la escritura no tendrá el mismo significado para una persona cuya lengua
materna tiene un sistema de escritura, que para aquella cuya lengua no la tiene. “En este
mundo hay chicos que crecen sabiendo que su lengua se escribe antes de poder leerla o
escribirla; y otros que crecen ignorándolo, o en la suposición de que no cualquier lengua se
escribe (a lo mejor la que se escribe es la ajena)”[8].
Por lo tanto resulta necesario, por una parte, ampliar el concepto de lectura y apreciar sus
valores implícitos: estéticos, científicos, culturales, sociales, recreativos, informativos, etc. Por
otra, considerar decididamente que constituirse en lector no es algo espontáneo como
resultante del desarrollo humano y social, sino una construcción ligada, en gran medida, a las
oportunidades, situaciones y experiencias por las que se atraviesa”[9].
Lo mismo puede decirse de la escritura: uno no llega a ser productor de textos escritos a
menos que incorpore en su visión de la escritura diversas maneras y razones para escribir, y
que se vea enfrentado a una variedad de situaciones, experiencias y oportunidades que le
permitan constituirse en sujeto escritor.
- experiencias en las que se genere una interacción significativa con los textos con fines
comunicativos;
La tipología textual que caracteriza a un determinado grupo social que intenta insertarse
en la cultura escrita
El grado de presencia e importancia de los objetos escritos en los distintos grupos sociales
El nivel de complejidad de los textos a los que se enfrentan los participantes de la cultura
escrita.
14. ¿Qué implica constituirse en lector?
Reconocer que el acto de leer no es algo espontáneo, sino una construcción ligada, a las
oportunidades, situaciones y experiencias por las que se atraviesa, además de apreciar
todos los valores implícitos que conlleva.
Hacer hipótesis interpretativas durante el proceso de adquisición del código alfabético y
repetir el ejercicio cuantas veces sean necesarias hasta reconocer su estructura textual.
Persuadir a los aprendices de leer, entregándoles textos de lectura que son considerados
obras maestras que forman parte del legado histórico universal, además de realizar
exhaustivos análisis literarios.
EVALUACION DEL TEMA 4
1. La responsabilidad de enseñar a leer y escribir, es únicamente de los docentes de los
primeros grados. ¿Verdadero o falso?
Seleccione una: Verdadero Falso
2. Si leer y escribir son prácticas socio-culturales. ¿Qué entiende por cultura escrita? Dos de
las opciones son correctas.
Seleccione una o más de una:
a. El uso funcional de la lectura y escritura rebasa los usos escolares tradicionales
b. Participar en actividades sociales, dentro de la escuela y en la vida cotidiana.
c. Consiste en brindar acceso y disponibilidad de objetos y recursos físicos.
d. Poner en ejercicio los propósitos, conocimientos previos y esquemas cognitivos.
3. Cuando el docente brinda el acceso y disponibilidad del uso de materiales de lectura y
escritura está garantizando...
Seleccione una:
a. ...el desarrollo de la grafomotricidad.
b. ...el acceso a la cultura escrita.
c. ...la biblioteca de aula.
Tema 5
1. ¿Por qué se dice que el reajuste curricular 2016 es flexible?
Seleccione una:
a. Porque las Instituciones Educativas pueden priorizar y adaptar los aprendizajes a los
contextos institucionales y comunitarios de acuerdo a las necesidades e intereses de los
estudiantes y su diferente ritmo de aprendizaje.
c. Porque las Instituciones Educativas pueden cambiar el currículo enviado por el MINEDUC.
Seleccione una:
d. Ejercicios para desarrollar movimientos básicos como, por ejemplo: trozar, rasgar, moldear,
pintar.
3. En la planificación curricular anual del área de lengua se deben considerar los proyectos
escolares. ¿Verdadero o falso?
Seleccione una:
Verdadero Falso