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Introducción
Los seres humanos han evolucionado hasta desarrollar características biológicas y mentales
complejas y específicas de la especie que los diferencian de otras especies. Una de ellas es la
habilidad para construir y comprender el lenguaje, que se activa desde una edad temprana y que le
permite al individuo pensar de manera racional, comunicarse, entre otras habilidades únicas. Los
procesos de comprensión y producción del lenguaje son complejos y diferentes entre sí, suponiendo
una dificultad mayor para quienes se dedican al estudio de estos el primer proceso, ya que son escasas
y limitadas sus formas de medición. A esto se suma el inconveniente de cuando no se cuenta con toda
la información necesaria para que el individuo comprenda un texto o enunciado.
Al centrarse en la comprensión del discurso escrito, la lectura es el proceso que se erige como
protagonista y, en base a lo expuesto por Casas (2004) este no debe confundirse con una simple
descodificación1. Esto no significa que no exista este tipo de lectura que solo se encarga de
decodificar el código lingüístico, sino que en esta no hay un proceso cognitivo subyacente como es el
de la comprensión. Ahora bien, la lectura comprensiva corresponde a un proceso complejo mediante
el cual el lector otorga sentido a lo que lee y le proporciona una interpretación personal. Es a partir de
este tipo de lectura que Casas propone cinco tipos de comprensión al momento de leer un texto:
comprensión literal, fragmentaria, interpretativa, inferencial y trascendente. A continuación se
procederá a desarrrollar sobre tres de dichos tipos que figuran como los más relevantes en el proceso
de comprensión lectora.
1 Esta corresponde a una “actividad de simple reconocimiento de las palabras o de las frases en
función de su estructura lingüística” (Casas, 2004, p.13)
Cabe mencionar, además, lo expuesto sobre la comprensión por González (2016), quien
afirma que esta se constituye como uno de los procesos más complejos, gracias al cual se adquiere
conocimiento. En este sentido, es posible agregar que la comprensión de un texto ya estaría altamente
calificada como un proceso que no es realizado exclusivamente a partir de la información explícita
que en este es entregada, sino que también se logra mediante el trabajo de reconstitución por parte del
lector de la información que se encuentra implícita para luego poder realizar una elaboración
adecuada y coherente de una representación del texto por medio de inferencias.
Por su parte, Casas (2004), siguiendo a Anderson (1993), plantea que la interpretación es
ejecutada por la memoria de producción al momento que la comprensión activa un procesamiento, el
cual consiste en la recuperación de la información de la memoria operativa sobre la base de la
memoria declarativa. Lo anterior significa que dichas producciones interpretativas están siendo
modificadas constantemente a medida que se avanza en la lectura de un texto, y al ser un proceso tan
dinámico, después de un período puede llegar incluso a alcanzar ciertos niveles de autonomía.
De acuerdo con lo ya planteado, para lograr una apropiada comprensión resulta necesaria la
construcción de representaciones del significado de un texto, a partir del proceso inferencial de
elaboración de un modelo mental situacional (García-Madruga, 2006). Para el estudio sobre los
procesos de comprensión en un individuo se propone que los conocimientos se organizan de formas
particulares en la llamada Teoría del esquema. Esta “it is a theory about how knowledge is represented
and about how that representation facilitates the use of the knowledge in particular ways. According
to schema theories, all knowledge is packaged into units. These units are the schemata” (Rumelhart,
año, p. 34). El conocimiento se organiza de este modo en esquemas para su uso, en el que “a schema,
then, is a data structure for representing the generic concepts stored in memory” (p.34). Además, los
esquemas poseen variables que el sujeto debe rellenar para lograr una óptima comprensión, lo cual
puede realizarse a partir de la información ambiental, la almacenada en la memoria, o bien, mediante
inferencias, procesos sobre los que se profundizará más adelante.
Ligado a la teoría de esquemas existen también los llamados guiones, que corresponden a
conocimientos de los individuos sobre ciertas situaciones convencionales organizados de manera
temporal, es decir, secuencial. A partir de los guiones un lector puede generar expectativas correctas
sobre un texto y solucionar problemas de referencia (García Madruga, 2006).
Además, para la teoría de esquemas la comprensión opera en base a dos modos básicos de
actuación, que corresponden a: el procesamiento de abajo - arriba, el cual está guiado por la entrada
sensorial; y el procesamiento de arriba - abajo, el cual está guiado por el conocimiento de tipo
conceptual, tratando de hacer coincidir este con los esquemas que han sido activados. De esta manera
ambos tipos de procesamiento operan de forma opuesta para conseguir una interpretación que sea
1
consistente con la información dada, iniciando el proceso con la activación del sistema sensorial y
produciéndose las inferencias necesarias para lograr la comprensión.
3. Inferencias
Para comenzar con el estudio sobre inferencias, según Escudero y León (2007) toda la
actividad mental que es generada por los seres humanos al momento de comprender un discurso,
cualquiera sea la naturaleza de este, requiere de un proceso de activación de inferencias. Por lo tanto,
es posible afirmar que estas últimas median en la comprensión del discurso y en consecuencia su
estudio contribuye a analizar los procesos mentales que intervienen en la comprensión e interpretación
del mismo.
También cabe mencionar que para la comprensión de un texto resulta necesaria una
representación mental del discurso en el lector. Sin embargo, los textos en ocasiones presentan
información ambigua o imprecisa, que el lector deberá completar por medio de procesos cognitivos.
Esta compleja actividad mental “capaz de conectar la información explicitada en el discurso con la
implícita se produce gracias a lo que denominamos inferencias” (Escudero y León, 2007, p.2). El
mecanismo de inferencia se define como “un proceso natural que sirve para deducir la información
implícita de un texto. Para operar con inferencias, es vital que el lector establezca esquemas de
interpretación y cuente con información suficiente. Al hacerlo, puede establecer una relación en
términos de premisas y conclusión.” (Casas, 2004, p.19). En otras palabras, las inferencias realizadas
durante el proceso específico de la comprensión, permiten que se establezcan conexiones entre el
conocimiento que se posee de forma previa y lo nuevo que aporta el texto. Es así como, finalmente, el
lector puede apropiarse de la información que adquiere. Sumado a lo anterior, las inferencias son las
encargadas de construir la coherencia en las representaciones mentales, puesto que “permiten cubrir
las lagunas en la estructura superficial global del texto” (p.20). Este último aspecto se manifiesta y
justifica por la teoría del esquema, ya desarrollada en el apartado anterior.
A partir de la definición propuesta por García-Madruga (2005), las inferencias pueden ser
analizadas desde dos aristas: “como procesos de recuperación de información de la memoria a largo
plazo, bien como procesos de generación de nuevos conocimientos que no están previamente
almacenados en la memoria a largo plazo del lector.” (p.74). Además, Escandell (2005) siguiendo a
Sperber y Wilson plantea que una inferencia corresponde a un proceso deductivo, y que una inferencia
bien realizada se debe a la existencia de restricciones específicas sobre la formación y confirmación
de supuestos y que, en estos casos, la comprensión al igual que otro tipo de mecanismos
cognoscitivos, funciona a partir de razonamientos que no pueden ser falseables. (p. 114)
A lo largo de los años, el estudio de las inferencias ha demostrado que estas se pueden
clasificar de múltiples y diversas formas. En su mayoría, cada estudioso clasificó dicotómicamente las
inferencias para facilitar su estudio, aunque según García (2006), es solo una dimensión variable que
suceda este fenómeno. Sin embargo al analizar el listado (tabla 1) se puede deducir que no existe un
continuum en cuanto al estudio de las inferencias, ya que cada autor propone su propia e única
clasificación distinta a las de otros autores. Cabe señalar que, según Escudero (2010), si existen
criterios similares en los que se basaron para determinar los tipos, como lo son el grado de
probabilidad en oposición a la certeza, curso temporal en la realización, recursos cognitivos
empleados, dirección de la inferencia, necesidad o requisito para comprender, coherencia local y
global, tipos de contenido, fuentes de información, nivel de representación, y operaciones que se
llevan a cabo en la memoria.
2
(Kintsch, 1993)
(e.g., Clark y Haviland, 1976; Necesarias u obligatorias: las elaborativas :inferencias hacia
Reder, 1980 “puente”, la repetición de delante o proactivas, las
argumentos, las inferencias instrumentales y las predictivas
anafóricas y las antecedentes
causales
local global
3.2 Teorías
Cada clasificación propuesta o que se elija ante un estudio de inferencias está apoyada por
una teoría o hipótesis, que abarca el concepto de inferencias a nivel macro, y que apunta a describir
los procesos implicados en la lectura de una inferencia. A continuación se presentarán las dos teorías
más relevantes, “acerca, principalmente, en el momento en que se generan los diversos tipos de
inferencia.” (García, 2006, p.92)
3.2.1 Minimalista
Una de las teorías en torno al estudio de los tipos de inferencias es la minimalista desarrollada
por McKoon y Ratcliff (1992). Esta, como puede verse en la tabla expuesta, se enfoca en dos tipos de
inferencias distintas: las automáticas y las estratégicas. Por un lado, las primeras corresponden a
aquellas que se producen durante la lectura, mientras que por el otro, las segundas “son fruto de la
aplicación de procesos estratégicos, controlados por los propósitos o metas de los sujetos” (cita texto
eve). Se propone que solo dos tipos se encontrarían en esta primera categoría, pues “according to the
minimalist position, only the two classes of inferences, those based on easily available information
and those required for local coherence, are encoded during reading” (McKoon y Ratcliff, 1992, p.441)
3.2.2 Constructivista
Otra de las teorías que analizan las inferencias es la constructivista, que plantea la
comprensión basada en las inferencias a partir de los modelos mentales de un individuo a la hora de
3
enfrentarse a un texto. Esto, pues “cuando se usa un modelo mental como referente para las
construcciones lingüísticas, ese modelo guía la interpretación, controla las inferencias que se hacen e
influye en el grado en el que el texto es valorado como coherente” (Glenberg, Meyer y Lindem en
García-Madruga, 2006, p. 93). Esta teoría analiza los componentes básicos de la comprensión desde
una clasificación de inferencias de tipo online y offline. La primera de ellas corresponde a inferencias
que se realizan durante la lectura, mientras que las segundas refieren al proceso posterior de
recuperación. Además, se plantea la comprensión como una búsqueda del significado que se realiza a
partir de cuatro componentes. El primero refiere a motivos y propósitos del lector, el segundo intenta
precisar el tema principal, el tercero alude a inferencias respecto de los componentes de un texto
narrativo en específico y, por último, el cuarto se vincula con el esfuerzo del lector para comprender el
texto (García-Madruga, 2006).
La inferencia dentro de la lectura puede tomar diferentes formas, por ello es que Casas (2004)
sistematizó los distintos roles que estas pueden tomar en la lectura, y propone las posibilidades más
relevantes y reiterativas en el proceso.
5. Bibliografía
4
Escandell Vidal, M. (2005). Conceptos básicos de Pragmática y Sperber y Wilson y la Teoría
de la relevancia. En Introducción a la pragmática (2ª ed.) (pp. 24 - 39) (pp. 109 - 133) Barcelona:
Editorial Ariel, S.A. pp.
Inmaculada, I. (2010). Las inferencias en la comprensión lectora: una ventana hacia los
procesos cognitivos en segundas lenguas. En Revista Nebrija de Lingüística Aplicada, 7. pp.1-32.
Rumelhart, D.E. (1980). Schemata: the building blocks of cognition. Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum.