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Derecho Penal del Enemigo

"El Derecho Penal del Enemigo es una reacción excepcional a casos de


extrema peligrosidad, para situaciones normales está el Derecho Penal del
Ciudadano" Su afirmación de que "no todos los ciudadanos son personas", sino que
hay "personas y enemigos", le ha válido al catedrático alemán Günter Jakobs una
lluvia de críticas de parte de sus colegas y del colectivo de derechos humanos. Sin
embargo, hasta sus más acérrimos detractores reconocen sus aportes al mundo del
Derecho Penal

El Derecho Penal del Enemigo, según explicó, son una serie de normas que
existen en la mayoría de los ordenamientos jurídicos, las cuales buscan sancionar
conductas peligrosas, incluso antes de que éstas se conviertan en delitos. ¿Cómo?
En muchos países se permiten por ejemplo allanamientos o escuchas telefónicas
sin autorización judicial para combatir crímenes graves como el terrorismo y/o el
tráfico de drogas.

Uno de los principales criterios de este tipo, cuya presencia es posible


constatar en gran parte de las constituciones vigentes, es el principio de la dignidad
humana. En este contexto, que nos permitiría incluso hablar de un
constitucionalismo garantista y dignatario, propuestas como el Derecho Penal del
Enemigo presentan notorias incompatibilidades con el concepto de dignidad
humana y por tanto, en virtud de lo ya descrito, serían también inconstitucionales.
Para alcanzar tal cometido, resta únicamente que constatemos algunas tensiones
y/o incompatibilidades entre el Derecho Penal de Enemigo y la dignidad humana.

Una primera incompatibilidad entre el Derecho Penal del Enemigo y la


dignidad humana consiste en que este promueve una segmentación de los
miembros de la sociedad. Se trata de una regulación jurídica de las relaciones
sociales y de las instituciones sociales que tiende excluir del acceso de ciertos
bienes - específicamente del ejercicio de algunos Derechos Fundamentales - a
ciertos individuos, todo ello, como una medida para proveer una aparente seguridad
al colectivo social. En este caso, la privación de los derechos fundamentales de los
enemigos, y por tanto los enemigos en sí, son vistos como medio para un fin.
El debate sobre un Derecho penal del enemigo, sólo puede plantearse y tiene
sentido en relación con el derecho de sociedades democráticas que reconocen y
garantizan derechos y libertades fundamentales y que depositan el poder en
auténticos Estados de Derecho, eso solo es posible en el socialismo donde se
respetan los principios a la autodeterminación de los pueblos y a la no injerencia en
los asuntos internos. Los Estados totalitarios no pueden reconocer a ningún Estado
de Derecho.

Es responsabilidad de los Estados y de la comunidad internacional empezar


a trabajar en serio y con urgencia, a través de la promoción de políticas sociales,
económicas, educativas, sanitarias que generen igualdad de oportunidades y
tengan como destinatario al ser humano.

No debemos olvidar que el Derecho Penal, como sistema de control social,


sólo podrá tener eficacia si va acompañado y apoyado por otros sistemas de control
social, en específico el control informal, que tiene su inicio en el núcleo familiar,
entendido como célula fundamental de la sociedad; en la comunidad; en la
educación; en las asociaciones civiles; profesionales; religiosas; etc.

El Derecho penal del enemigo está destinado a combatir peligros a través de


medidas de seguridad y no a reestablecer la vigencia de la norma mediante una
pena. Así mismo, la pena no es aplicable a los enemigos, porque su imposición
supone de la vinculación del sujeto con la norma, es decir, el reconocimiento del
sujeto como destinatario de la norma, y por lo tanto como ciudadano.

Se puede decir que el Derecho penal del enemigo es característico del


llamado Derecho penal moderno, por lo que, su tendencia en la actualidad es
expansiva del Derecho penal y por tanto viola los principios y las garantías jurídico-
penales de un Estado de Derecho, lo que trae como consecuencia un grave
problema social al estar presente un alto grado de inseguridad ciudadana.

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